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TEMA: Los procesos de Dios

TEXTO: Rut 1:19-22

PROPÓSITO GENERAL: Motivar a la iglesia.


PROPÓSITO ESPECÍFICO: Entender que Dios nos hace pasar por procesos con el fin de que
seamos perfeccionados.

PROPOSICIÓN: Dios usa circunstancias adversas para como procesos para fortalecer a su pueblo.

INTERROGATIVA: ¿Cuáles pueden ser los procesos de Dios para nuestras vidas?
ORACIÓN DE TRANSICIÓN: A los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien.

INTRODUCCIÓN

Un hermano en la fe llamado David Bisono dijo lo siguiente;


Dios corta algo en nuestra vida, no para herirnos, sino para nuestro bien. No obstante, el cortar implica
dolor. De hecho, una de las definiciones de cortar es: “Dividir o separar la superficie de algo con un
instrumento o cosa afilada.”

Por ejemplo: (Actividad opcional):


Llevar una hoja blanca con un dibujo a ser cortado con una tijera.

Cuando Dios nos lleva por un proceso en el que corta algo, la sensación que experimentamos durante
ese tiempo, no suele ser de gozo. Simplemente no sería normal sentir placer, a no ser que seas
masoquista.

CONEXIÓN
Hay muchos casos en la Biblia, historias de hombres y mujeres que tuvieron que pasar procesos
dolorosos para que Dios pueda cumplir en sus vidas el propósito para lo cual fueron llamadas, unos
procesos más dolorosos que otros.

Uno de esos casos es Noemí, la historia de una mujer Israelita cuyo relato se encuentra en el libro de
Rut.
Noemí, fue esposa de Elimelec, que la llevó junto con sus dos hijos al país de Moab, a causa de una
gran hambruna en Judá. Los hijos se casaron con mujeres moabitas. Elimelec y sus hijos murieron,
quedando solas las tres viudas desamparadas. Noemí acompañada de Rut, una de sus nueras, volvió
a Belén de Judá.

Cuando llegaron a Belén, Noemí, cuyo nombre significa: “placentera, deliciosa o amable” fue
reconocida por sus gentes y cuando la nombraron ella prefirió que la llamaran “Mara” que quiere
decir “amarga”.

LOS PROCESOS DE DIOS (DIVISIONES)

1. La pérdida de seres queridos


Quizá se pueda decir que uno de los cortes más dolorosos que puede haber en la vida de las
personas es la partida de un ser querido. No hay palabras que puedan consolar a un corazón que
haya perdido a ese ser tan amado. Parece que todo alrededor se derrumba, es como si parte del ser
se haya cortado para ir con la persona a quien se perdió.
No puedo imaginar el dolor de las personas que perdieron a varios seres queridos en un caso de
incendio ocurrido en Paraguay en un supermercado, murieron como 400 personas en pocas horas,
y hasta ahora hay repercusiones por esa pérdida tan grande, hay personas que hasta hoy lo sufren.
Muchos viven en amargura hasta hoy por esa pérdida.

El profeta Ezequiel al morir su esposa Dios le dijo que no llorara por ella ni haga luto, pero había
un propósito en esto.

Ezequiel 24:15-17 “El Señor se dirigió a mí, y me dijo: Voy a quitarte de un solo golpe a la persona
que tú más quieres. Pero no te lamentes ni llores; no derrames lágrimas. Sufre en silencio y no
guardes luto como se hace por los muertos” (DHH).

Cuando los hijos de Dios pasamos por esa situación, Dios lo usa para fortalecernos, para
prepararnos para algo mejor en el futuro. Dios promete dar a aquellos que sufren por esta causa
“oleo de gozo en lugar de luto (Is 61:3).

2. El rechazo o el abandono
El ser humano fue creado para vivir en comunidad, y nuestra comunidad más cercana es nuestra
familia. Pero hay veces, como en el caso de mi hermana Lucía, que está en Paraguay, que siendo
de 14 años aproximadamente ella conoció y entregó al Señor su vida. Cuando mis padres se
enteraron le dijeron ella les había cambiado por su “religión” y le dijeron “o nosotros o tu religión”.
Ella les dijo que no cambiaría al Señor Jesús por nada y por nadie, entonces mis padres le dijeron
que a partir de allí ella estaba muerta para ellos. A pesar del dolor en el corazón de mi hermana,
ella permaneció fiel a Dios, y con el tiempo, el Señor tocó el corazón de mis padres, la recibieron
nuevamente a casa sin reclamarle nada, sino por el contrario, cuando ellos se sienten mal, a la
primera que acuden es al Señor, y mis padres reconocen que Dios ha hecho muchas cosas a través
de mi hermana.

Tal vez alguno de los que estamos aquí hemos sido rechazados desde chiquitos, tal vez por los
propios padres, por los hermanos, los amigos, los hijos o por tu cónyuge, no importa, eso es parte
del proceso de Dios para tu vida.

Mateo 19:29 dice que: cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida
eterna.

Tal es el ejemplo de José en el Génesis: José sufrió el desprecio de sus hermanos, lo vendieron
como esclavo, fue acusado falsamente, fue a la cárcel, pero, ante todo, él se mantuvo firme, y es
que Dios lo estaba preparando para usarlo en gran manera, sin embargo, muchos dolores como
dolores cortantes habrán atravesado su corazón durante su proceso.

3. Cortados de nuestros propios apegos


Es tan importante entender por qué Dios corta. El peligro es creer o llegar a pensar que Dios te
está castigando o que estás pagando el precio por tus errores. Es una manera errónea de ver a Dios.

Dios tuvo que cortar varias veces algo en Abraham. Primero le dijo sal de tu tierra (un corte), de
tu parentela (otro corte), a la tierra que yo te mostraré (Abraham ni siquiera sabía a donde ir aún)
(Gn 12:1). Abraham no obedeció en esto porque salió con su padre, cuando su padre muere siguió
con su sobrino Lot, Abraham todavía no estaba dispuesto a aceptar esos cortes que Dios le estaba
pidiendo, y es porque no se estaba dando cuenta que era parte del proceso de Dios para su vida.
Después tuvo que despedir (echar) a Ismael su hijo (otro corte), hasta que Dios le pide a Isaac en
sacrificio (otro corte), y es cuando se observa que Abraham realmente creyó en Dios y confió en
Él.
“El ángel le dijo, no extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, porque ahora conozco
que temes a Dios” (Gn 22:12).

Nosotros también tenemos personas, cosas, actitudes en nosotros que deben ser cortadas: quizá
pecados ocultos, el orgullo, la amargura, el enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia (Ef
4:31).

CONCLUSIÓN

Hermanos, ¿Cuántos cortes les parece que Dios debe hacer en nosotros para prepararnos para lo que
Él desea hacer con nosotros?

TODAS LAS NECESARIAS, porque muchos no queremos aceptar lo que Dios está haciendo. Dios
en su inmenso amor y bondad entiende y sabe que, si seguimos conectado a personas, pensamientos
o relaciones tóxicas, jamás llegaremos a producir o alcanzar lo que Él en su eterna voluntad y amor
se ha propuesto para nosotros.

Muchos quizá como Noemí prefieren darle lugar a la amargura.

Otros como José seguramente van a aceptar o tarde o temprano que es Dios el que está obrando y
como mi hermana van a tomar su decisión de seguir al Señor a pesar de las dolorosas dificultades.

Seguramente algunos van a ser como Abraham que van a necesitar muchos cortes en su proceso de
preparación.

Dios nos capacita, nos prepara y nos lanza, en ese proceso de preparación hay dolor, pero al final hay
gozo.

Hay toda clase de dolores. Hay personas que fueron maltratadas, violadas, torturadas, etc. etc. mucho
sufrimiento, pero cuando todas ellas entregamos en manos del Señor, éstas forman parte del proceso
de Dios. Cuando ya las hemos superado, Dios las utiliza para ayudar a otros que quizá estén pasando
por lo mismo o para ayudarles a no pasar por ellas.

Romanos 8:18 dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

COMPROMISO

Reconocer los procesos de Dios y permitir que haga los cortes que debe hacer en mi vida para que
me convierta en un instrumento útil a fin de que Él cumpla su propósito en mi vida.

ORACIÓN

…..

Amén

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