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LA CASA DE ASTERIÓN

La casa de Asterión publicado en 1949, en el volumen de cuentos titulado El Aleph. En este


cuento, Borges despliega una estrategia textual al mantener en el anonimato la identidad de
su personaje central, “Asterión”, hasta la última frase del texto.
Asterión era un rey y el minotauro es el hijo de una reina que lleva el nombre del rey sin ser su
hijo legítimo. Lo curioso es ver a estos dos seres como uno solo, al hijo y al rey, por su nombre
como un tributo. Interesa ubicarlo en el espacio físico y en su condición humanizada.
En el cuento en cuestión, se menciona la naturaleza celeste/divina del personaje como
distractor; cito:
“Quizás yo he creado las estrellas y el sol ya la enorme casa, pero ya no me
acuerdo”—Dice Asterión.
Asterión menciona su condición terrenal de hombre – toro con lo que a pesar de su amnesia
no se define dónde debe situarse o donde deben situarlo los otros, incluyendo el otro Asterión
que él mismo inventa para jugar.
La más profunda esencia de Asterión, es él mismo, su soledad, su no ubicación, su
incomunicabilidad y su amnesia.
La prisión de Asterión, su verdadero laberinto, es la monstruosidad física sobre todo espiritual
que lo encierra trágicamente en la soledad. El lugar que Asterión habita es la prolongación de
sí mismo, ser extraviado en el dolor y la locura, interiores en sombra, confusas galerías, ser
nostálgico de vida, pero incapaz de ella, no puede salir de su encierro, él es solo.
Asterión, aunque lo niegue, es un prisionero:
…"Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas
(cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los
animales. Que entre el que quiera (...) Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy
un prisionero ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una
cerradura?”…

No es prisionero de puertas, si no de su propia individualidad definitiva: perderse sin remedio


en el laberinto del propio yo. Un día salió al mundo y este huyó despavorido.
"Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo
hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y
aplanadas, como la mano abierta.

Él debe desandar el camino hacia su encierro, pero no lo hace sin revestirse de su habitual
actitud de magnificencia: …“No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el
vulgo, aunque mi modestia lo quiera”... Ante este rechazo de los demás, el monstruo reacciona
con soberbia, rechazando a su vez. La soberbia es su único aliado que ayuda a soportar la
soledad. Comprendemos ahora la parte de verdad que llevan las acusaciones con que se inicia
el texto: …“Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales
acusaciones (que yo castigare a su debido tiempo) son irrisorias”…

Asterión es un ser radicalmente solo. Se atrinchera voluntariamente en su diferencia,


engrandeciéndola, y se aísla. Desprecia a los demás y desprecia inmediatamente la
comunicación con ellos:

"El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a
otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de
la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu,
que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una
letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a
leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos"

El rechazo de Asterión hacia el lenguaje le condena a recluirse en su soledad, a ser un


fragmento aislado en el universo de los seres. No solo está vedado el trato físico con sus
contemporáneos, sino que además por su propia voluntad, carece de la posibilidad de trato
espiritual con la humanidad desde la escritura. Defiende al verbo como forma de expresión
pero añora no saber leer. En medio de los interminables días y noches está ausente el libro, y si
algo le envidia al hombre es la posibilidad de leerse leyendo. Es su única salvación y la
desprecia, jamás podrá oír el mensaje de otro ser ni hacer ori el suyo a través del tiempo y del
espacio.
La postura de Asterión es particularmente egoísta, comportamiento derivado de su propia
soledad y de la soberbia, que le permite pensar en todo instante que él no es cualquiera, que
no se identifica con la masa y que el resulta superior a todo lo que lo rodea., salida definitiva
del laberinto de la vida
Asterión, "artífice" del laberinto personal en que vive, se condenó a sí mismo a la
multiplicación sin fin, porque el tiempo es eterno y todo se repite trágicamente, no hay
término que libere, retornarán infinitamente la monstruosidad, el inmenso dolor, la muerte
misma. Asterión es un ser desdichado sobre el que pesa el más terrible condicionamiento,
nacido para ocultarse y matar, está marcado por un destino diferente, estirpe real pero bestia
temida por todos. Asterión es víctima pero desde otra perspectiva también es culpable pues la
soberbia, según vimos, le ha llevado a congratularse en su soledad, ensanchándola. Si existe el
eterno retorno, y la sugerencia vuelve inquietante el relato, Asterión es responsable del horror
de su condena definitiva, ser siempre para el sufrimiento y la muerte, sin redención posible.
Pero Asterión, olvidado de la eterna repetición temporal, llega a concebir la Muerte como
salvación. La muerte es paz, alivio, salida definitiva del laberinto de la vida, paraíso de la nada.
Se pierde la vida y se va el dolor. En la inexistencia -desea Asterión- no hay laberintos,
traspasamos la puerta hacia la dicha del no ser.

(...) uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi
redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al
fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo
percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas.

Asterión cumple su deseo: muere. Teseo se asombra ante Ariadna de la mansedumbre del
monstruo en el momento supremo. "-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El Minotauro apenas
se defendió"

La muerte de Asterión es real, salida cierta a su sufrimiento.

Cabe destacar que la historia se desarrolla en el territorio de Creta, actual grecia como
escenario

“…Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar …”
Según Borges el universo se compone por esquemas que siempre retornan y que el hombre no
está en condiciones de captar las diferencias; precisamente por esto último sólo aprendemos
que todo se repite igual que todas las partes de la casa están muchas veces, y a pesar de que
cualquier lugar es otro lugar
“…La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho es el mundo…”
La casa se yergue, además El narrador sostiene primero que la casa posee igual tamaño que el
mundo, pero se corrige y aclara que la casa es el mundo. La ampliación de este sitio laberintico
nos conduce al encuentro de otra enorme metáfora a través de la cual se puede captar, no
sólo que para Asterión ese es el único lugar conocido, sino que también en infinidad de
ocasiones el espacio restringido en que habitamos se vuelve parte de nosotros y nos conduce a
creer que no hay otra cosa fuera de él. Por otro lado, se dimensiona al universo entero como
un inmenso laberinto en que el hombre se extravía a cada instante.

Figuras literarias presentes en “La Casa de Asterión”

Hipérbole.
Cuando el personaje habla de la gente que huía y se prosternaban, dice: “…Unos se
encaramaban al estilóbato del templo de las Hacha, otros juntaban piedras. Alguno creo, se
ocultó bajo el mar…”
“Ocultarse bajo el mar” por el pánico irracional hacia el hombre con cabeza de toro.
“…La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo…” El narrador describe la casa
como algo muy grande, del tamaño del mundo, el lector en aun sin saber de quién se trata el
cuento se imagina una casa tan grande como el mundo, o una casa exageradamente grande.

Humanización.
Asterion, en la versión mitica de Borges, deja su mostruosidad de lado para ocupar el papel de
un ente sensible y reflexivo, con rasgos humanos: soberbia, misantropía, locura, orgullo de su
estirpe, miedo, modestia, posee espíritu, grandeza, humor, esperanza, imaginación, alegría y
soledad.
Desde el titulo aparece como un ser domestico y humanizado que rompe con la tradición
literaria clásica ha impuesto sobre el minotauro, ser monstruoso.

Simil:
El simil se hace presente, cuando Asterión se compara a sí mismo como un carnero: “…
Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar por el
suelo, mareado…·
Igualmente, cuando el protagonista compara con la mano la cara de la gente: “…caras
aplanadas como la mano abierta…”

Auditivas:
Los pasos que se escuchan en las galerías de piedra se ofrecen como una sensación auditiva
muy clara, tanto para el agudo oído del protagonista, como para la captación del lector:
“…Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a
buscarlos…”

Afrontando las circunstancias que le tocaron vivir, el personaje imagina que existe otro
Asterión y que éste lo viene a visitar y él le muestra la casa. De esta forma, momento a
momento vuelve a recorrer el espacio que habita. Por lo que expresa “…A veces me equivoco,
y nos reimos buenamente los dos…”

Visuales:
“…He visto el templo de las hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una
visión de la noche me revelo que también son catorces (son infinitos), los mares
y el tiempo…”
La observación maravillada del universo por Asterion lo conduce a entender que la unidad no
existe y que el templo de las Hachas y el mar son en realidad “los mares y los templos, son
infinitos.

Tactiles:
“…Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme…”

Elipsis:
Tras el párrafo quinto, se evidencia un lapsus temporal en la historia. Es el texto quien ha de
subsanar la laguna del discurso. Si el autor prescinde en la narración del tiempo que transcurre
entre el monologo de Asterion y su muerte es porque resulta inánime la semántica del texto y
porque, además, su ausencia realza el valor del desenlace súbito.

Encabalgamiento.
“Y la reina dio a luz un hijo
que se llama Asterion”

La funcionalidad de la cita es la de justificar el título así como anticipar veladamente el origen


mitológico de la historia que sigue, anuncia al protagoniosta, determina la ascendencia real de
Asterión y familiariza al lector frente al personaje.

Tipo de Narrador:
El relato esta modalizado en Primera Persona correspondiendo al monologo de Asterión. En el
personaje confluyen la voz narrativa y perspectiva. Asterión diserta sobre una historia que le
pertenece en términos de “yo” protagonista y de esta forma, el personaje llega al lector con la
certeza que otorga el conocimiento de uno mismo. Lo que Asterión diga sobre sí mismo o
sobre el mundo son signos de una intimidad que el lector debe ir descifrando con precaución.
La modalidad narrativa elegida ofrece un segundo aspecto significativo importante: Borges
deja que sea el minotauro, quien hable de sí y de sus actos. Quien no tuvo voz ni perspectiva
en los relatos antiguos, las obtiene ahora y, con ello, la posibilidad de explicar y justificarse.
Para finalizar el relato, muy brevemente, el autor pasa a la modalidad de Tercera Persona, en
forma de omnisciencia neutral. El narrador ofrece un primer plano de la espada de Teseo e
inmediatamente da paso a las palabras que este dirige a ARIADNA; POR ELLAS SABEMOS QUE
Asterión ha muerto y que para sorpresa del enemigo, no ofreció resistencia a la espada
asesina.
Narrador Omnisciente: …“El sol de la mañana reverbero en la espada de bronce. Ya no
quedaba ni un vestigio de sangre”…

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