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Gonzalo G Mateos
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All content following this page was uploaded by Gonzalo G Mateos on 29 May 2014.
1.- INTRODUCCIÓN NA
En los primeros años de la moderna producción animal, los esfuerzos para mejorar las
técnicas productivas y el desarrollo científico relacionados con la alimentación animal, tenían
como objetivo principal mejorar la eficacia productiva para lograr un adecuado abastecimiento
D
de alimentos. Estos objetivos iniciales se han cumplido, como lo demuestra el alto consumo de
productos de origen animal en países desarrollados.
tema de interés.
NA
Los componentes del huevo son: yema, albumen, membranas y cáscara. Las
proporciones relativas de cada uno de los componentes varía en función de numerosos
factores. En el cuadro 1 se indican los valores medios, el rango de variación y composición
en materia seca de cada componente.
Cuadro 1.- Proporción y porcentaje de materia seca de los componentes del huevo
(adaptado de Shenstone, 1968 y Sauveur, 1988)
Existe pues una importante variabilidad entre datos. Además ha habido un notable
incremento en los últimos años de la proporción de albumen en detrimento de la yema,
como consecuencia de la mejora genética. Así, el porcentaje medio de albumen y yema en
la revisión de Shenstone (1968) fue del 58,5 y 31,0 respectivamente, mientras que 20 años
más tarde (Sauveur, 1988) eran del 61,5 y 29,0. Esta tendencia ha sido contrastada
recientemente (Sauveur et al., 1993) al comparar datos de composición del huevo de una
estirpe comercial actual y de dos estirpes ancestrales. Por tanto, el incremento en el tamaño
del huevo logrado en los últimos años ha sido debido fundamentalmente a un incremento
en la cantidad de albumen.
2.1.- Albumen
sobre sustancia seca, de los cuales casi un 30% son fosfolípidos. Estos lípidos de la yema
son pues fuentes fácilmente dispersables en agua y con gran capacidad para emulsionar
otras sustancias.
Cuadro 3.- Composición química de la yema del huevo (adaptado de Parkinson, 1966;
Shenstone, 1968 y Noble, 1990)
% total
Componente
Materia seca Lípidos Fosfolípidos
Lípidos 63,0
Triglicéridos 63,1
Fosfolípidos 29,7
Fosfatidil colina 69,2
Fosfatidil etanolamina 23,9
Fistatidil serina 2,7
Enfingomielina 1,0
Otros 3,2
Esteres colesterol
Colesterol libre
Vitaminas y pigmentos
Proteínas
Livetina
Fosvitina
Vitelina (en H.D.L.)
Vitelina (en L.D.L.)
Minerales
NA 33,0
4-10
5-6
4-15
8-9
2,1
1,3
4,9
1,0
Vitaminas 1,5
D
Glucosa libre 0,4
mineral y vitamínica del huevo. Excepto sodio, potasio y cloro que están presentes en forma
libre, los demás minerales están ligados a proteínas o fosfolípidos. El fósforo es orgánico casi
en su totalidad y forma parte de las fosfoproteínas y fosfolípidos de la yema.
Cuadro 4.- Composición en ácidos grasos del huevo en % relativo al total de ácidos
grasos (adaptado de Guardiola et al., 1994)
Cuadro 6.- Composición mineral de los componentes del huevo, mg/100 g de huevo
fresco (Sauveur, 1988)
Vitamina
Vitaminas liposolubles
A, U.I.
NA
Cuadro 7.- Composición vitamínica de los componentes del huevo (/100 g de huevo
fresco) (Sauveur, 1988)
Albumen
-
Yema
800-2500
Huevo entero sin cáscara
250-700
D3, U.I. - 110-450 35-150
D
E, mg - 3,5-10 1,1-3,5
K, mg - 0,05-0,15 0,02-0,06
Vitaminas hidrosolubles
Colina, mg - 1250 410
FE
Dada la diferente composición química de las fracciones del huevo, cualquier factor
que afecte a la relación yema/albumen incidirá sobre la composición del mismo. Así, el
incremento en el porcentaje de albumen, consecuencia de la mejora genética, ha producido
huevos con un menor contenido en materia seca, lípidos, calorías y colesterol, en relación
con los huevos de hace unos años. Simmons y Somes (1982) indican que los huevos de
gallinas Araucana tienen un 23% más de yema, 9% menos de albumen, 9% menos de
cáscara y 10% más de materia seca que los huevos de gallinas Leghorn. Algo similar
ocurre con peso de huevo y edad del ave. Los huevos de mayor tamaño tienen menor
porcentaje de yema para una edad dada (Fletcher, 1983). En huevos de igual tamaño
puestos por gallinas de edad diferente, el porcentaje de yema aumenta con la edad del ave
(Fletcher, 1981; Grobas et al., 1996).
NA
1979).
Naber (1979) clasificó los nutrientes del huevo en base a su respuesta a cambios en
la dieta (cuadro 8). Desde esa fecha varios estudios han complementado y modificado esta
clasificación pero sus principales conclusiones siguen siendo válidas. La mayoría de los
nutrientes (proteínas, aminoácidos, grasa total y macrominerales) muestran escasa
variación al cambiar la dieta. Microminerales, vitaminas y ácidos grasos son los más
influenciables por cambios dietéticos. El efecto es más o menos pronunciado en función
del nutriente en cuestión.
D
Cuadro 8.- Clasificación de nutrientes encontrados en el huevo por su respuesta a
cambios en la dieta (Naber, 1979)
FE
Stadelman y Pratt (1989) revisan los factores que modifican la composición del
huevo e indican que el nivel de proteína en el huevo aumenta ligeramente al incrementar la
proteína y la energía de la dieta. La fuente de proteína de la dieta no tuvo efecto alguno
sobre el nivel proteico del huevo. La cantidad total de albumen depende del equilibrio en
aminoácidos de la dieta. Una deficiencia en lisina o metionina reduce el peso del albumen
NA
y disminuye la concentración de todos los aminoácidos libres (Sauveur, 1988).
dietético en torno a 2-4 veces las recomendaciones del NRC (1984) mientras que la
vitamina B12 continúa aumentando por encima de esas dosis (Squires y Naber, 1992;
Squires y Naber, 1993a; Naber,1993). La eficiencia de transferencia de las vitaminas de la
dieta al huevo varía también para cada vitamina. Naber (1993) calcula estas eficiencias a
partir de varios trabajos publicados por diversos autores utilizando niveles de 1 a 2 veces
las recomendaciones del NRC (1984). Este autor concluye que la vitamina A tiene una
eficiencia alta (60-80%), mientras que otras vitaminas como la K, la tiamina o la folacina
la tienen baja (< 10%). Riboflavina, ácido pantoténico, biotina y las vitaminas B12, D3 y E
presentan eficiencias del 20 al 50%. La vitamina E se tratará con especial atención más
adelante en este trabajo.
Las aves pueden sintetizar ácidos grasos de hasta 18 átomos de carbono e introducir
dobles enlaces en las posiciones 7 o 9 de la cadena carbonada (contando a partir del grupo
metilo), mediante la acción de un enzima denominada ∆9 desaturasa, dando lugar a las
familias del palmitoleico (n-7) y del oleico (n-9). Sin embargo, los animales no poseen
enzimas capaces de insertar dobles enlaces entre el carbono 9 y el grupo metilo terminal
NA
por lo que los ácidos grasos con dobles enlaces en esa reglón son necesarios en la dieta y
se denominan ácidos grasos esenciales (Enser, 1984). El ácido graso esencial más
característico es el linoleico (C18:2 n-6), precursor de la familia n-6 de ácidos grasos
poliinsaturados. Actualmente también se considera esencial el α-linolénico (C18:3 n-3)
prototipo de la familia n-3 de ácidos grasos poliinsaturados. Los ácidos grasos
poliinsaturados son componentes estructurales de las membranas celulares (fosfolípidos,
ésteres de colesterol) y sirven de precursores de las prostaglandinas, lencotrienos y
tromboxanos.
D
Durante el metabolismo normal se producen interconversiones entre ácidos grasos
mediante desaturaciones y elongaciones. Estas reacciones tienen lugar siempre en el grupo
carboxilo permaneciendo el otro extremo de la molécula inalterado, por lo que los ácidos
grasos poliinsaturados de las familias n-6 y n-3 son independientes y no intercarribiables
FE
(Whitehead, 1984). Ambas familias son moditicadas por los mismos complejos
enzimáticos, por lo que los productos finales dependen de la afinidad de las ∆4, ∆5 y ∆6
desaturasas por sus sustratos y la competición o inhibición entre los sustratos de las
diferentes familias (Enser, 1984). Según Watkins (1991), la enzima ∆6 desaturasa,
limitante en la conversión de linoleico y α-linolénico a ácidos grasos poliinsaturados, tiene
el siguiente rango de preferencia de sustratos: linolénico>linoleico>oleico.
En la mayoría de los países con un elevado nivel de vida, la grasa de la dieta constituye
más del 35% de la calorías consumidas. Durante los últimos 20 años se han publicado
numerosos trabajos acerca del papel de la grasa de la dieta como factor de riesgo en las
NA
enfermedades coronarias. La opinión general de los organismos que marcan las
recomendaciones dietéticas es que la incidencia de tales desórdenes se reduciría y la salud de
los consumidores mejoraría disminuyendo el consumo total de grasa. Más específicamente,
los efectos beneficiosos se derivarían de una reducción en el consumo de colesterol
acompañada por un cambio en la ingestión de grasas, evitando las saturadas en favor de las
insaturadas (Noble et al., 1990).
5.2.- Manejo
NA
A medida que aumenta la edad de la gallina se incrementa el contenido en colesterol
del huevo, a pesar de que disminuye su concentración en la yema (mg/g yema). Esto es debido
a que el incremento de peso de la yema es mayor que la disminución de su concentración en
colesterol (Jiang y Sim, 1991). El factor que determina el contenido de colesterol del huevo es
el peso de su yema.
NA
de colesterol plasmático se relaciona con el tipo de grasa ingerida y no con la cantidad de
colesterol en el alimento. Parece pues interesante analizar el perfil de ácidos grasos de los
lípidos del huevo y estudiar las posibilidades de modificarlo.
Las grasas de origen animal son popularmente consideradas como saturadas y las
de origen vegetal insaturadas. En realidad, los dos tipos de grasa contienen ácidos grasos
D
saturados, monoinsaturados y poliinsaturados, aunque los porcentajes varían en cada caso.
NA
proceden de los ácidos grasos de la dieta (Naber y Biggert, 1989). Aún con diferencias
importantes en el porcentaje de grasa de la dieta, el porcentaje de grasa en la yema
permanece estable en torno al 33% (Noble et al., 1990).
Cuadro 9.- Acidos grasos en la dieta y en la yema del huevo usando diferentes fuentes
FE
Cuando se añaden a las dietas grasas ricas en ácidos grasos saturados de cadena
corta (caprílico, C8:0; cáprico, C10:0 y láurico, C12:0), como sucede por ejemplo con el aceite
de coco, sólo el láurico se deposita en el huevo, y siempre en porcentajes muy bajos (< 2%
del total de ácidos grasos). Los ácidos grasos de cadena corta suministrados por la dieta
son rápidamente catabolizados o convertidos por la gallina en ácidos grasos de cadena más
larga (Sim y Bragg, 1978). En cambio, los ácidos grasos saturados de más de 14 átomos de
carbono sí son depositados en la yema. Niveles elevados de ácidos grasos saturados en la
dieta modifican escasamente el perfil de ácidos grasos del huevo. En el cuadro 10 se
detalla el perfil en ácidos grasos de seis dietas utilizadas para estudiar la composición en
ácidos grasos de la yema del huevo. Las modificaciones logradas se muestran en el cuadro
11. Una de las dietas se utilizó como control por no llevar grasa añadida mientras que en
las otras se incorporó una de las siguientes grasas al 7,5%: sebo, aceite de oliva, aceite de
soja, aceite de linaza y aceite de pescado. La mayoría de los comentarios que realizaremos
en el presente trabajo se pueden contrastar analizando los datos de estos cuadros.
NA
Cuadro 10.- Perfil de ácidos grasos del extracto etéreo de las dietas experimentales
(% del total de ácidos grasos) (Grobas, Méndez y Mateos, 1996, datos no publicados)
Dietas experimentales
Acido graso, % Control Sebo Oliva Soja Linaza Pescado
C 14:0 0,21 2,04 0,06 0,10 0,08 2,70
C 14:1 - 0,93 - - - 0,78
C 15:0 - 0,24 - - - -
C 16:0 14,87 22,02 9,07 10,22 6,42 15,72
D
C 16:1 0,33 3,25 0,63 0,14 0,16 4,45
C 17:0 - 0,72 - - - 1,48
C 17:1 0,16 0,74 0,13 0,07 0,08 1,33
C 18:0 2,42 26,17 3,81 4,34 4,11 4,62
FE
Cuadro 11.- Efecto del tipo de dieta sobre la composición en ácidos grasos de la yema
del huevo (Grobas, Méndez y Mateos, 1996, datos no publicados)
NA
c c c b a c
C 18:3 n-3 0,37 0,35 0,35 1,80 10,88 0,80 0,17
b cd bc a a cd
C 20:0 0,10 0,07 0,08 0,13 0,13 0,06 0,01
c a c d d b
C 20:1 0,40 0,93 0,48 0,28 0,26 0,63 0,01
a b a a c d
C 20:4 n-6 1,80 1,39 1,84 1,93 0,97 0,71 0,07
3 a b
C 20:5 n-3 nd nd nd nd 0,28 0,77 0,02
b b b a b c
C 22:0 0,14 0,13 0,12 0,19 0,14 0,08 0,01
a b a c bc
C 22:5 n-6 0,42 0,24 0,36 0,13 nd 0,18 0,02
cd d d c b a
C 22:5 n-3 0,12 0,11 0,10 0,21 0,41 0,69 0,03
d cd d bc b a
C 22:6 n-3 0,84 1,05 0,91 1,43 1,65 6,94 0,13
D
ab bc e cd d a
Σ Saturados 32,83 31,77 26,90 30,34 29,19 33,96 0,50
c b a e d d
Σ Monoinsaturados 53,08 56,86 61,31 38,48 44,30 46,56 0,68
d e e a b c
Σ Poliinsaturados 12,88 10,73 10,96 30,54 26,07 18,06 0,54
Σn-6 11,55b 9,23c 9,60c 27,10a 12,85b 8,86c 0,42
d d d c a b
FE
araquidónico (C20:4 n-6) (Hermier, 1994). Según Watkins (1991), el motivo sería la rápida
elongación del γ-linolénico a dihomo-γ-linolénico (C20:3 n-6) y posterior desaturación de
éste para dar araquidónico.
NA
máximo de α-linolénico en huevo que se consigue con una dieta rica en aceite de linaza es
inferior al 15%. No hay una explicación obvia para esta menor incorporación del α-
linolénico que de linoleico en la grasa del huevo (Murty y Reiser, 1961). En estos trabajos
la concentración de oleico en el huevo disminuyó hasta el 25%.
y C22) también se ve reflejada en un incremento de los mismos en la yema del huevo, tal
como sucede al incorporar aceites de pescado a la dieta. Estos ácidos grasos también
aumentan si la dieta es rica en alguno de sus precursores (Jiang et al., 1991). Así, niveles
elevados de ácido linoleico van acompañados por incrementos en araquidónico. La
ingestión de ácido α-linolénico incrementa los niveles de docosahexaenoico y
eicosapentaenoico. En el trabajo realizado por Grobas et al. (1996) utilizando aceite de
soja y aceite de linaza se ponen de manifiesto las interacciones entre los ácidos grasos de la
familia n-3, representados por el α-linolénico, y los de la familia n-6 representados por el
linoleico. Ambas familias usan el mismo sistema enzimático en sus procesos de elongación
y desaturación y por lo tanto un exceso de linoleico, generalmente predominante en la
dieta, secuestra parte de las enzimas para dar lugar a ácido araquidónico, limitando la
conversión de α-linolénico a EPA y DHA. Por el contrario, concentraciones elevadas de α-
linolénico actúan en sentido contrario incrementado los niveles de EPA y DHA en la yema
y reduciendo el de araquidónico.
Los ácidos grasos de cadena impar no pueden ser sintetizados por las aves por lo
que su aparición en la yema se debe a su presencia en la dieta. Esto sucede principalmente
al utilizar grasas animales procedentes de rumiantes, como por ejemplo el sebo (Grobas et
al., 1996).
NA
los ácidos grasos saturados sobre el nivel de colesterol en la sangre. Además, pueden
afectar el metabolismo de los ácidos grasos esenciales bajo ciertas condiciones. Parece por
ello importante analizar el comportamiento de estos ácidos grasos en la gallina y la posible
deposición en el huevo por las implicaciones que podría tener en relación con la salud
humana.
los principales ácidos grasos. Estas ecuaciones, aunque han sido obtenidas utilizando una
amplia gama de grasas a diversos niveles, deberían considerarse a títalo orientativo. Como
ejemplo, la ecuación para estimar el porcentaje de linolénico en un huevo sería:
% Linolénico en huevo = 0,085 (± 0,114) - 0,013 (± 0,003) C18:2 + 0,269 (± 0,003) C18:3;
R2 = 0,968
NA
prototipo es el ácido α-linolénico, los más interesantes son el eicosapentaenoico (EPA) y
el docosahexaenoico (DHA). Trabajos posteriores destacan el papel esencial de estos
ácidos grasos en las primeras edades de vida, por su importancia en el desarrollo del
cerebro y del sistema visual, y en la vejez. En ambos casos la razón parece residir en la
escasa capacidad de los humanos a estas edades para transformar el ácido α-linolénico en
EPA y DHA.
desagradable esté exclusivamente asociado a los productos derivados del pescado. Una de
las posibilidades que se apuntan para ayudar a reducir los sabores desagradables y al
mismo tiempo mejorar la estabilidad oxidativa de estos ácidos grasos en la yema, es la
adición de antioxidantes como el etoxiquín o la vitamina E en la dieta.
Cuadro 12.- Ecuaciones para estimar el porcentaje de un ácido graso en la yema del
huevo (% del total de ácidos grasos) (Grobas, Méndez, Mateos y de Blas, 1996, datos
no publicados)
NA
2
(C16:0) -0,032 (± 0,005) 0,001
C18:0 -0,232 (± 0,028) 0,001
C18:3 0,058 (± 0,010) 0,001 0,733 27,7
Esteárico Constante 9,419 (± 0,286) 0,001
Grasa 0,352 (± 0,092) 0,001
2
(Grasa) -0,022 (± 0,007) 0,001
C20:1 -0,324 (± 0,082) 0,001
e
Σ Mono -0,048 (± 0,003) 0,001 0,539 23,4
D
Oleico Constante 70,146 (± 1,213) 0,001
Grasa -3,874 (± 0,216) 0,001
2
(Grasa) 0,184 (± 0,016) 0,001
18:1
C 0,264 (± 0,008) 0,001
FE
2
(C18:2) 0,014 (± 0,001) 0,001
f
Σ n-6 -1,168 (± 0,062) 0,001 0,949 34,8
Linoleico Constante -22,273 (± 0,765) 0,001
Grasa 4,559 (± 0,167) 0,001
2
(Grasa) -0,225 (± 0,012) 0,001
C18:2 0,798 (± 0,040) 0,001
2
(C18:2) -0, 006 (± 0,001) 0,001 0,954 192,9
Linolénico Constante 0,085 (± 0,114) 0,001
C18:2 -0,013 (± 0,003) 0,001
C18:3 0,269 (± 0,003) 0,001 0,968 294,4
a
Acido graso expresado como porcentaje del total de ácidos grasos de la dieta. Grasa
expresada como extracto etéreo de la dieta.
b
Error estándard del coeficiente (n=186).
c
Nivel de significación.
d
Indice de Mallows.
e
Total ácidos grasos monoinsaturados.
f
Total ácidos grasos poliinsaturados de la familia n-6.
Otra posibilidad de enriquecer los huevos con ácidos grasos n-3 es utilizar algas
ricas en DHA. Estas algas son producidas y comercializadas en la actualidad y su
contenido en DHA puede llegar al 12% en peso.
NA
Hay pocos trabajos publicados estudiando el efecto del consumo de huevos
enriquecidos en n-3 sobre el perfil lipídico en humanos. Oh et al. (1991) observaron que en
individuos que consumían cuatro huevos diarios procedentes de gallinas alimentadas con
un pienso con un 10% de aceite de pescado (Max EPA), no se incrementó el nivel de
colesterol en sangre y sí que se redujo su nivel de triglicéridos La corta duración del
estudio y el alto nivel de aceite de pescado en la dieta, que daría lugar a sabores
indeseables, limitan el interés práctico de las conclusiones de este trabajo. Recientemente,
Farrell (1995) realizó otro trabajo con voluntarios consumiendo siete huevos enriquecidos
por semana durante 5 meses. Ni el nivel de colesterol en plasma ni el de triglicéridos se
D
vieron modificados de forma significativa. El consumo de estos huevos produjo
modificaciones en el perfil lipídico del plasma similares a las de otras fuentes de n-3,
pasando la relación n-6/n-3 de 12 a 7, próximo al ideal recomendado por las instituciones
sanitarias (en torno a 5).
FE
El tipo y el nivel de grasa así como otras vitaminas liposolubles influyen en la eficacia
de transferencia de la vitamina E del pienso al huevo. Así, la adición de grasa al pienso mejora
la deposición de vitamina E en el huevo. Esta mejora es menor cuanto más insaturada es dicha
grasa (cuadro 13). Por contra, la suplementación extra con vitamina A del pienso, disminuye
la transferencia de vitamina E a la yema (Jiang, et al., 1994; Grobas et al., 1996, datos no
publicados) (cuadro 14).
Tipo de dieta
NA
Cuadro 13.- Concentración de vitamina E (llg alfa-tocoferol acetato/g yema) en
función del nivel de dl-alfa-tocoferil acetato y tipo de dieta (Grobas, Méndez, Carro y
Mateos, 1996, datos no publicados)
dl-alfa-tocoferil acetato
20 Ul/kg 100 UI/kg
Control sin grasa añadida 56,4 191,8
D
Sebo 7,5% 83,3 297,7
Aceite de oliva 7,5% 96,9 334,5
Aceite de soja 7,5% 75,1 254,4
Aceite de linaza 7,5% 58,0 241,1
FE
2
3
Fuente de variación
Vitamina E
Vitamina A
Vitamina E X Vitamina A NA Probabilidad
0,001
0,001
0,315
Valores determinados analiticamente expresados como µg α-tocoferol acetato/g yema.
Valores determinados analíticamente expresados como log (µg α-tocoferol acetato/g yema).
Error estándar de las medias (n=8).
Cuadro 15.- Efecto del nivel de vitamina E (dl-alfa-tocoferil acetato) y tipo de dieta
D
sobre los valores TBA de la yema del huevo para dos tiempos de almacenamiento
(Grobas, Méndez, Alvarez Carro y Mateos, 1996, datos no publicados)
7 días1 30 días
FE
8.- CONCLUSIONES
Utilizar huevos ricos en n-3 (EPA y DHA) como aporte de estos ácidos grasos tiene
varias ventajas respecto a otras posibles fuentes. Los huevos son un alimento natural de
extraordinaria calidad y pueden proporcionarnos una cantidad controlada de estos ácidos
grasos, su vida útil es mayor que la de otros productos frescos, está disponible en pequeñas
cantidades, está presente en todos los puntos de venta a lo largo de todo el año y es
asequible a todo el mundo, siendo una de las fuentes de proteína animal más baratas.
Además su versatilidad permite utilizarlo en infinidad de combinaciones.
NA
Como comentario final, es importante recordar que sería deseable divulgar los datos
actuales sobre el valor nutricional del huevo estándar así como dar consejos sobre su
consumo. Debe huirse de la información sensacionalista que tan frecuentemente recibimos.
Los hábitos de alimentación inteligentes para estar sano requieren mucho más que eliminar
de la dieta alimentos tan nutritivos como los huevos, la carne o la leche.
9.- REFERENCIAS
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