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PSICOLOGIA FREUDIANA
EDITORIAL PAIDÓS
BUENOS AIRES
Título del original inglés
A P r im e r o f F r e u d ia n P sy c h o l o g y
Publicado por
THE W ORLD P U B L IS H IN G COMPANY
Cleveland y New York
Traducción castellana de
M a r t a M ercader
IMPRESO EN LA ARGENTINA
(PRINTED IN ARGENTINA)
8^ edición, 1978
©
Copyright de todas ías ediciones en castellano
by ED ITO R IA L PAIDOS
C a p ít u l o V — L a P e r s o n a l id a d E s t a b il iz a d a ................. 130
Este libro está dedicado a mis discípu
los, que me ayudaron a escribirlo, y
a la memoria de Sigmiind Freud que
proporcionó las ideas.
PRÓLOGO
Ca l v in S. H all
Departamento de Psicología.
Western Reserve University.
C a p ít u l o I
16 C A LV IN S. H A L L
LA O R G A N IZ A C IO N DE LA PERSONALIDAD
I. EL ELLO
II. EL YO
III. EL SUPERYÓ
BIBLIOGRAFIA
LA D IN A M IC A DE LA PERSONALIDAD
1. ENERGIA PSÍQUICA
II. INSTINTO
VIL ANGUSTIA
B. A n g u s t i a n e u r ó t i c a . La angustia neurótica es
provocada por la percepción de un peligro proveniente de
los instintos. Es miedo a lo que podría ocurrir si las con-
tracatexias del yo son incapaces de impedir que las cate-
xias objetales instintivas se descarguen en alguna acción
impulsiva.
La angustia neurótica puede manifestarse en tres for
mas. Existe un tipo de aprensión flotante que se conecta
rápidamente con cualquier circunstancia más o menos
adecuada del ambiente. Esta clase de angustia caracteriza
a la persona nerviosa que siempre espera que ocurra algo
terrible. Solemos decir que una persona tal tiene miedo
a su propia sombra. Mejor sería decir que tiene miedo de
su propio ello. En realidad teme que el ello, que cons
tantemente ejerce presión sobre el yo, se apodere de éste
y lo reduzca a un estado de impotencia.
Otra forma observable de angustia neurótica es un
miedo intenso e irracional, al cual se suele llamar fobia.
El rasgo característico de la fobia es que la intensidad del
miedo no guarda proporción alguna con la peligrosidad
real del objeto que la persona teme. Esta puede tener
un miedo mortal a las polillas, a las lauchas, a los lugares
elevados, a las multitudes, a los espacios abiertos, a los
botones, a la goma, a cruzar la calle, a hablar ante un
grupo, al agua o a las bombillas eléctricas, para citar unas
pocas de k s muchas fobias que se han observado. En
todos los casos el miedo es irracional, porque la fuente
principal de la angustia se encuentra en el ello más que
en el mundo externo, El objeto de la fobia representa la
tentación de proporcionarse una satisfacción instintiva o
se asocia de alguna manera con una elección objetal ins
tintiva. Detrás de cada miedo neurótico hay un deseo
primitivo del ello por el objeto que se teme. La persona
desea lo que teme, o desea algo asociado con el objeto
temido o simbolizado por éste.
Por ejemplo, una mujer joven tenía un miedo mortal
a tocar cualquier cosa hecha de goma. Ella no sabía por
qué sentía tal miedo, sólo sabía que lo había experimen
tado desde que tenía memoria. El análisis descubrió los
siguientes hechos: cuando era pequeña su padre había
llevado al hogar dos globos, uno para ella y otro para
su hermana menor. En un acceso de ira ella había roto el
globo de su hermana, por lo cual su padre la castigó seve
ramente. Además tuvo que darle su globo a su hermana.
Análisis posteriores demostraron que había sentido mu
chos celos de su hermana, tantos que en secreto deseó
que se muriera y la dejara como único objeto del cariño
de su padre. Romper el globo de su hermana significaba
un acto destructivo contra ella. El castigo consiguiente y
su propio sentimiento de culpa se asociaron con el globo
de goma. Cada vez que entraba en contacto con la goma,
el viejo miedo de desear destruir a su hermana la hacía
huir.
La angustia moral puede aumentar las fobias cuando el.
objeto deseado pero temido trasgrede un ideal del superyó.
Por ejemplo, una mujer puede sentir un miedo irracional
de ser violada porque en realidad desea ser, atacada se-
xualmente, pero el superyó se rebela contra su deseo. En
realidad no tiene miedo de ser violada, sino que lo desea.
Tiene miedo de su propia conciencia moral por abrigar
tal deseo. Es decir, una parte de su personalidad está en
pugna con otea. El ello dice "deseo’'; el superyó dice
"¡qué horrible!” y el yo dice "tengo miedo” . Esta es la
explicación de muchos miedos intensos.
La tercera forma de angustia neurótica se observa en
reacciones de pánico o cuasi pánico. Estas reacciones se
manifiestan repentinamente, aparentemente sin ser pro
vocadas. A veces se lee que una persona enloqueció y
disparó contra diversos individuos a quienes no conocía?,
y que no le habían hecho nada. Más tarde no pudo ex
plicar por qué hizo tal cosa. Todo lo que sabe es que se
sintió tan trastornada y tensa que tuvo que hacer algo
antes de explotar. Estas reacciones son ejemplos del com
portamiento de descarga cuya finalidad es liberar a la per
sona de una angustia neurótica excesivamente penosa, ha
ciendo lo que ei ello exige, a pesar de las prohibiciones
del yo y del superyó.
El pánico es una forma de reacción extrema que a me
nudo se manifiesta en formas menos violentas. Se io ve
cada vez que una persona hace algo que no concuerda con
su comportamiento habitual. Puede ser soltar de pronto
una palabra particularmente ofensiva, robar un artículo
de poco valor en una tienda, o hacer una observación in
sultante sobre alguien. En tales casos se dice que la per
sona está actuando según sus impulsos. Actuar según sus
impulsos reduce la angustia neurótica al aliviar la presión
que ejerce el ello sobre el yo.
Está de más decir que tal comportamiento provocará
un aumento de la angustia real cuando el acto impulsivo
suscita una reacción amenazante por parte del ambiente,
como por lo general ocurre. Un niño es castigado repeti
das veces por seguir sus impulsos, de modo que habitual-
mente aprende a controlarlos. Si no aprende a hacerlo
cuando niño y llega a ser un adulto impulsivo, la sociedad
tiene recursos para tratar con él mediante procedimientos
legales. Aun así, se han conocido ciudadanos observantes
de la ley que la han trasgredido bajo la presión de la
angustia neurótica. Sus controles se quiebran y los im
pulsos dominan el comportamiento. Aunque la gente bien-
controlada usualmente lamenta las acciones impulsivas y
Jas explosiones emocionales, después del estallido experi
menta una sensación de alivio.
La angustia neurótica se basa en la angustia real en el
sentido de que una persona tiene que asociar una deman
da instintiva con un peligro externo antes de que aprenda
a temer sus instintos. Puesto que la descarga instintiva
no acarrea castigo, uno nada tiene que temer de las ca-
texias objetales instintivas. Sin embargo, cuando el com
portamiento impulsivo provoca dificultades a la perso
na, que es lo común, ésta aprende cuán peligrosos son
los instintos. Las palmadas y las zurras y otras formas de
castigo le demuestran al niño que la satisfacción impulsiva
instintiva lleva a un estado de incomodidad. El niño ad
quiere ansiedad neurótica cuando se lo castiga por ser
impulsivo.x
La ansiedad neurótica puede ser para el yo una carga
más pesada que la angustia objetiva. A medida que cre
cemos, desarrollamos medios para dominar o evitar las
amenazas exteriores, e incluso de niños siempre pudimos
huir de objetos o situaciones peligrosas, Pero como la
fuente de la ansiedad neurótica es un sector de la propia
personalidad, es mucho más difícil manejarla y completa
mente imposible huir de ella. El desarrollo de la persona
lidad, como veremos en el capítulo siguiente, está deter
minado en gran medida por los tipos de adaptaciones y
mecanismos que se forman en el yo para enfrentar la an
gustia neurótica y la angustia moral. La lucha contra los
miedos es una de las tareas principales del crecimiento
psicológico, y el resultado influye sobremanera en el ca
rácter final de la persona.
Antes de terminar esta sección el lector debe tener
presente que la angustia neurótica no es posesión exclu
siva de la gente neurótica. La gente normal también expe
rimenta angustia neurótica, pero ésta no domina su vi
da en el mismo grado en que lo hace en la vida de los
neuróticos. Después de todo, la diferencia entre un neu
rótico y una persona normal es sólo de grado, y el límite
entre los dos es muy impreciso.
vIII. RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Conciencia e inconsciente
— (1 9 0 0 ), La interpretación de los sueños.
— (19 1 5 ), "Lo inconsciente”, en Metapsicología.
— (19 2 3 ), El K
yo y el ello.
— (1938), "Esquema del psicoanálisis”, en Revista de
Psicoanálisis, VIII, 1 (Bs. As., enero-marzo
1951).
Angustia
<r
— (1 9 2 6 ), Inhibición, síntoma y angustia.
— (1 9 3 3 ), Nuevas aportaciones al psicoanálisis, Cap. V.
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
I. IDENTIFICACIÓN
\
C O M PENDIO DE PSICOLOGÍA FR E U D IA N A 91
V
F. C a r a c t e r ís t ic a s G e n e r a l e s de los M e c a n is
mos de D efen sa . mecanismos de defensa del yo
L os
son maneras irracionales de encararse con la angustia, por
que deforman, esconden o niegan la realidad y obstaculi
zan el desarrollo psicológico. Ligan la energía psicológica
que podría utilizarse en otras actividades más efectivas del
yo. Cuando una defensa adquiere mucha influencia, do
mina al yo y reduce su flexibilidad y adaptabilidad. Por
último, si las defensas no pueden resistir, el yo no tiene
a quien recurrir y es abrumado por la angustia. La con
secuencia es entonces un colapso nervioso.
¿Por qué existen las defensas si son tan perjudiciales
en tantos sentidos? La razón de su existencia es de ín
dole evolutiva. El yo infantil es demasiado débil para in
tegrar y sintetizar todas las demandas que se le hacen.
Las defensas dei yo se adoptan como medidas protecto
ras. Si el yo no puede reducir la angustia por medios ra
cionales, tiene que utilizar tales medidas para negar el
peligro (represión), externalizar el peligro (proyección),
esconder el peligro (formación reactiva), permanecer en
el mismo estado (fijación) o retroceder (regresión). El yo
infantil necesita y usa todos esos mecanismos accesorios.
¿Por qué persisten después que han cumplido su
propósito en beneficio del yo infantil? Persisten cuando
el yo no puede desarrollarse. Pero una razón por la cual
el yo no puede desarrollarse es que gran parte de su
energía se consume en sus defensas. Se da así un círculo
vicioso. No se pueden abandonar las defensas porque el
yo es insuficiente, y el yo sigue siendo insuficiente siempre
que dependa de las defensas. ¿Cómo puede el yo romper el
círculo? Un factor importante es la maduración. El yo
crece como resultado de cambios innatos en el mismo or
ganismo, especialmente en el sistema nervioso. Bajo la
influencia de la maduración, el yo se ve obligado a evo
lucionar.
Otro factor importante para el desarrollo sano del yo es
un ambiente que ofrezca al niño una serie de experien
cias que se sincronizan con su capacidad para adaptarse.
En ningún momento deben ser los peligros y riesgos tan
grandes como para incapacitar al niño, o tan débiles como
para no servirle de estímulo. En la infancia los riesgos
de la existencia deben ser pequeños, en la primera niñez las
amenazas deben ser un poquito más fuertes, y así suce
sivamente a través de los años de crecimiento. En una tal
serie graduada de ambientes, el yo tendrá oportunidades
para despojarse de sus mecanismos de defensa (en condi
ciones Jdeales nunca deberían aparecer) y de reemplazar
los por mecanismos más eficaces y más realistas.
\
COM PENDIÓ DÉ PSICOLOGÍA FREUDIANA 125
VI. RESUMEN
Identificación
S. (1921), Psicología de las masas y análisis del yo,
Capítulo VIL
(19 2 3 ), El yo y el ello, Capítulo III.
Desplazamiento y sublimación
(1908), El carácter y el erotismo anal.
(1908), La moralidad sexual "cultural" y la nervio
sidad moderna.
(1908), El poeta y la fantasía.
(1910), Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci.
(19 2 3 ), El yo y el ello.
(1930), El malestar en la íuitura, en Obras Com-
pletas, vol. X IX . ós. As., S. Rueda.
Mecanismos de defensa
(1915), "La represión”, en Metapsícologia.
(1911), "Los instintos y sus destinos”, en Meta-
psicología.
(1937), ''Análisis terminable e interminable”, en
Esquema del psicoanálisis y otras obras pos
tumas, Obras Completas, vol. XXI, Bs. As.,
S. Rueda.
(1939), Moisés y el monoteísmo, Obras Completas,
vol. X X , Bs. As., S. Rueda.
El instinto sexual
(19 0 5 ), Una teoría sexual.
(1923), La organización genital infantil.
(1 9 2 5 ), El final del complejo de Edipo.
(1933), Nuevas aportaciones al psicoanálisis, Capí
tulo V.
LA PERSONALIDAD ESTABILIZADA
L
paciones culturales, estéticas y literarias y el estudio de la
naturaleza son sublimaciones adultas representativas.
De una manera similar, la red de prohibiciones (con
tracatexia) que es la conciencia moral, también se esta
biliza. Las prohibiciones se debilitan y desaparecen cuando
la experiencia demuestra que los peligros sobre los que
se basan las prohibiciones han desaparecido, mientras que
las prohibiciones que se refuerzan periódicamente por
el temor al castigo se fijan en la personalidad. El yo
se ve forzado a pactar con las catexias del superyó, y lo
hace encontrando un punto medio entre sus propias cate
xias o las del ello y las contracatexias de la conciencia
moral, Este punto medio es responsable de otro rasgo co
mún de la personalidad estabilizada, su moderación. Por
lo común hay mucho menos espontaneidad e impulsividad
en el comportamiento adulto si se lo compara con el de
los jóvenes. Sitl embargo, sí las contracatexias del superyó
son muy fuertes en relación a las elecciones objetales del
ello o del yo, la personalidad estabilizada se caracterizará,
no por la moderación, sino por la rigidez. El que tiene
tal personalidad vive una vida cauta, confinada a estrechos
límites. Su estabilidad es la de una persona con chaleco
de fuerza.
En último análisis, la personalidad estabilizada es la 1
que ha logrado, mediante el aprendizaje y la maduración,
un equilibrio entre las catexias y las contracatexias. La
naturaleza de este equilibrio, es decir, que el mismo se
incline hacia el lado de las realizaciones o hacia el lado
de las restricciones o se quede en el medio, está determi
nada por las influencias que ejercen presión sobre la per
sonalidad en desarrollo. Una preponderancia de prohi
biciones, amenazas, peligros, castigos, fracasos, privacio
nes, coerciones, frustraciones, insuficiencias y déficit, ten
derá a establecer fuerzas bloqueadoras en la personalidad
y a vigorizarlas; en cambio, abundantes éxitos, gratifi
caciones, victorias y realizaciones tenderán a favorecer
la formación de catexias. En general, la presencia de con-
tracatexias fuertes aumentará el nivel de tensión de la
personalidad, ya que las contracatexias impiden que se di
sipe la energía psíquica. Sin embargo, a pesar de la
existencia de considerable tensión, la personalidad puede
ser muy estable en tanto se mantenga el equilibrio de fuer
zas. Algunas personas que parecen estar a punto de esta
llar, conservan su estabilidad porque las fuerzas en opo
sición están bien equilibradas.
La estabilidad también es producida por la resolución
de los conflictos entre las fuerzas instintivas opuestas o
sus derivados. La solución de un conflicto puede ocurrir
de distintas maneras. Uno de los antagonistas puede de
rrotar al otro.
Por ejemplo, el amor puede conquistar o neutralizar el
odio. Esto no quiere decir que el odio desaparezca; puede
continuar existiendo en forma latente o suprimida.
Si se debilitara el amor, el odio volvería a manifestarse
de nuevo. También puede resolverse un conflicto al en
contrar maneras de satisfacer ambos móviles conflictuales,
lo cual puede realizarse mediante diferentes transacciones
con diferentes clases de objetos. Por ejemplo, uno puede
manifestar amistad hacia sus asociados (el grupo interno)
y hostilidad hacia los extraños (el grupo externo). Uno
puede ser deferente para con sus superiores y tratar mal
a sus subordinados. También puede resolverse un conflic
to expresando de modo alternado primero uno y luego el
otro instinto sobre el mismo objeto. A menudo el amor
alterna con el antagonismo en una relación íntima. Esta
forma de solución es como un péndulo que oscila entre
dos polos.
Probablemente la forma más corriente de resolver los
conflictos es la fusión o integración. La persona encuentra
una manera de satisfacer ambas fuerzas opuestas en una
misma actividad. Por ejemplo, una persona que ocupa una
posición de responsabilidad como' empleado asalariado en
una gran compañía, satisface su deseo de dependencia
ai ser miembro asalariado de una organización segura y
más o menos paternalista, y su deseo de independencia al
tener obligaciones y responsabilidades que requieren juicio
e iniciativa independientes. De esta manera, tal persona
no se siente demasiado angustiada por depender en grado
extremo de otros, o demasiado insegura al ser completa
mente independiente. Durante el período exploratorio de
las dos primeras décadas de vida, la persona aprende mu
chas maneras de integrar sus conflictos. Aprende que, a
diferencia del zorro de la fábula, puede tener el queso
y la luna al mismo tiempo, aunque probablemente nunca
obtendrá tanto como desea de ambas cosas.
En resumen, entonces, la personalidad estabilizada es
aquella en que la energía psíquica ha encontrado maneras
más o menos permanentes y constantes de consumirse en
la realización de actividades psicológicas. La naturaleza
precisa de estas actividades está determinada por las carac
terísticas estructurales y dinámicas del ello, del yo y del
superyó, por las interacciones entre los tres, y por su
historia evolutiva.
BIBLIOGRAFÍA