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2 Timoteo 2:7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.

Las siguientes palabras las escribo motivado a las múltiples expresiones de interés público
relacionadas con las elecciones del próximo domingo. Hemos escuchado reiteradamente en
la calle que estos son, quizás los comicios más importantes en la historia reciente de
Venezuela. Esto quiere decir que nadie debe quedarse sin ejercer su oportunidad de elegir
porque este es un derecho con carácter de obligatoriedad, incluido en el pacto de
convivencia ciudadana llamado Constitución.
Como institución, la iglesia es una institución determinantemente apolítica, ya que en ella
incluimos a todas las personas sin discriminación de pensamiento o conciencia política,
creemos que solo cuando el Espíritu Santo ejerce su señorío en el corazón de las personas
puede traer convicción.
Como pastor que soy en la iglesia y administrador por la gracia de la verdad revelada en las
santas escrituras, a la cual debo ser fiel y por causa de los tiempos y las ocasiones, siento
el deber de compartir en amor las presentes palabras a todos mis amigos de la red y a
todos los hijos de Dios a quienes tengo el privilegio y la honra de conocer.
Ejercer el derecho al voto, no es un simple acto de obediencia a la constitución y a las leyes
a las cuales todos debemos respetar como ciudadanos, por el contrario, es algo que puede
comprometer tu conciencia y te responsabiliza directamente de los actos ejecutados por la
persona a quien eliges. Este principio está claramente revelado en el “manual” en el
siguiente consejo apostólico:
1 Timoteo 5:22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados
ajenos. Consérvate puro.
No hay nada que se parezca más a votar en la Biblia que la antigua práctica de Imponer las
manos: en el contexto bíblico significa ungir a una persona para realizar una tarea en tu
nombre. La responsabilidad bíblica de alguien que confía en otro al delegarle una función, le
convierte en fiador y co-rresponsable con quien ha puesto su confianza. El voto es una
delegación de autoridad. Por esto, en el mundo espiritual votar no es una inocente
participación en una fiesta democrática, es un acto que puede afectar integralmente tu vida
espiritual y una oportunidad para establecer las puertas del reino en la atmósfera donde te
mueves.
Conservarte puro, no quiere decir que como hijos de Dios seamos seres pasivos frente a
nuestra responsabilidad como ciudadanos. Miremos con detenimiento el siguiente principio
fundamental entregado por Dios a su pueblo en materia eleccionaria.
Deuteronomio 17:15 ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere;
de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero,
que no sea tu hermano.
Este consejo está regulado por dos principios fundamentales: un consejo protector de tu
obligación de elegir a gente con la misma unción que reposa sobre ti y en el segundo lugar,
conformar una mentalidad e identidad de lo que somos como la nación santa y el pueblo
adquirido por Dios para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su
luz admirable.
Que el Señor te dé entendimiento en todo.

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