Tiempo y lugar para Dios: libro

hacia el
crecimiento
2
espiritual

Parte 1I:
Gracia, obras y hábitos
módulos 5, 6, y 7
Publicado por el
Centro por la Excelencia en las Organizaciones
de Eastern University,
Rama educativa del movimiento
Asociados Internacionales por el Desarrollo

1300 Eagle Road

St. Davids, PA 19087 USA
Tel. +1-610-341 1566 / Fax +1-610-341 5910
E-Mail: dai_coe@eastern.edu
© The Center For Organizational Excellence, 1997
Indice

Páginas

Presentación del curso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1-2

¿Cómo realizar este curso? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Tiempo y lugar para Dios hacia el crecimiento espiritual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Modulo 5: La espiritualidad: lo que es y lo que no . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5-20

Módulo 6: El aspecto espiritual de las disciplinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21-38

Módulo 7: El duro trabajo de las espiritualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39-52

Presentación del curso
Propósito del curso
Estás a punto de iniciar el estudio del primer módulo
del curso titulado Tiempo y lugar para Dios: hacia el
crecimiento espiritual. Este curso ha sido diseñado para
animar, mejorar y engendrar patrones y hábitos de disciplina
que nos abren a Dios, y para promover una vida espiritual
saludable por medio de la lectura semanal, el estudio, la
aplicación y la práctica de las disciplinas espirituales clásicas. Al
final de este curso, el estudiante habrá diseñado su propio plan
de acción basado en su situación particular y en su experiencia
con las disciplinas espirituales y podrá avanzar en los
siguientes años de su crecimiento espiritual. Ésta es nuestra
esperanza y nuestra oración.
El método
En este curso te ofrecemos algunas lecturas
necesarias para desarrollar cada módulo, así como la
enseñanza del módulo (en letra cursiva). También encontrarás
preguntas para contestar en el manual de trabajo que te
ayudarán a aplicar a tu situación particular lo que estás
aprendiendo. Puede ser que necesites comprar algunos libros
de texto para seguir las lecturas que llamamos Lecturas del
libro de texto. Al final de esta presentación encontrarás
información de otros cursos disponibles y de otros formatos
de presentación distintos al aquí usado.
Libros de texto adicionales
• Devocionales Clásicos, Richard Foster y James Smith.
• Thirsty for God (Sed de Dios), Bradley Holt.
• Alabanza a la disciplina, Richard Foster.
• To Love as God Loves (Amar como Dios ama), Roberta Bondi.
• Camino a casa, Henri Nouwen.
Maestros
La sección de enseñanza de este curso proviene
originalmente de las grabaciones de audio-casete hechas por
el Dr. David Fraser y por el Dr. Chris Hall. La transcripción de
su grabación se presenta aquí en cursiva.
El Dr. David A. Fraser es decano de la Escuela de
Liderazgo y Desarrollo Internacional, y director del
Centro por la Excelencia en las Organizaciones de Eastern
University en St. Davids, Pennsylvania, donde anteriormente
trabajó como profesor de Sociología y Estudios Cristianos.
El Dr. Fraser es acreedor de diversos títulos
universitarios: bachiller con honores de Columbia Bible
College and Seminary (en Biblia) y de Stanford University (en
1
antropología). También posee títulos de posgraduado de
Harvard University (en sociología), Fuller Theological
Seminary (en teología y misiones) y de Vanderbilt University
(en ética teológica).
Previamente a su ingreso en Eastern en 1986, el Dr.
Fraser obtuvo una experiencia práctica y significativa al servir
en dos posiciones a nivel mundial. Primero, fue el miembro
del personal de mayor antigüedad del Departamento MARC
de Visión Mundial Internacional, con la responsabilidad
por los pueblos no alcanzados. Luego trabajó con el Centro
de Recursos y Formación Misionera (Mission Training and
Resource Center) durante tres años, y ahí, ayudó a
desarrollar programas de estudio y modelos para una
formación y orientación más efectivas de las personas
llamadas a un ministerio transcultural.
La experiencia docente del Dr. Fraser incluye la
enseñanza en confraternidades en las Universidades de
Harvard y Vanderbilt, al igual que en las facultades de
Columbia Bible College and Seminary, Eastern Baptist
Theological Seminary y en Eastern University. También ha
dictado cursos en Fuller Theological Seminary, Azusa Pacific
University,Trevecca Nazarene University y Daystar University
College (Nairobi, Kenya). Ocasionalmente sirve como
profesor visitante en Nairobi Evangelical Graduate School of
Theology (Kenya).
Algunas de sus publicaciones son: Planning Strategies
for World Evangelization (Planificación de Estrategias para la
Evangelización Mundial), escrito conjuntamente con Ed Dayton,
ahora en su segunda edición; y su libro Sociology Through the
Eyes of Faith (La Sociología a través de los ojos de la fe), escrito
conjuntamente con Tony Campolo. Su actual investigación y
sus escritos se centran en la cultura del Nuevo Testamento
como base y modelo para asuntos contemporáneos, con el
propósito de encarnar la fe cristiana en las diversas culturas en
el movimiento cristiano mundial.
Por su parte, el Dr. Christopher A. Hall es
actualmente profesor asociado de estudios bíblicos y teológicos
en Eastern University en St. Davids, Pennsylvania.
El Dr. Hall posee título de Bachiller de la University
of California en Los Angeles (en historia), y títulos de
posgraduado de Fuller Theological Seminary (en estudios
bíblicos), de Regent College en Vancouver, B.C. (en teología) y
de Drew University (en teología histórica y sistemática).
Antes de su ingreso al Eastern University, el Dr. Hall
estaba afiliado a la Christian Associates International, un
ministerio de implantación de iglesias en Los Angeles,
California; él además ha estado involucrado con la
implantación de iglesias en el sudeste asiático y en Europa.
Durante cinco años fue pastor asociado en Crossroads
Evangelical Church en Ferney-Voltaire, Francia. También ha
sido parte del equipo pastoral de Granville Chapel
(Vancouver, B.C., Canadá), y por varios años fue director del
cuidado pastoral del Centro Geriátrico Hagedorn, el único
hospital gero-psiquiátrico de Nueva Jersey.
Es el autor de varios libros, entre los que se
encuentran: Religion and Health: A Bibliographic Essay (Religión y
salud: un ensayo bibliográfico) -Templeton Press-, Ancient
Christian Commentary on Scripture: The Gospel of Mark
(Comentario del cristianismo primitivo en la escritura: el evangelio
de Marcos), escrito conjuntamente con Thomas C. Oden
(Intervarsity Press), y Reading the Scripture with the Church
Fathers (Leyendo la Escritura con los padres de la iglesia)
–Intervarsity-. El Dr. Hall trabaja también como editor
asociado del Comentario sobre el cristianismo primitivo en la
Escritura, una serie de comentarios de 27 volúmenes acerca de
la exégesis de los patriarcas. A su vez, contribuye
frecuentemente con la sección de “Libros y Cultura” en la
revista Christianity Today, de la cual es editor principal (senior
editor). Uno de sus futuros proyectos de publicación es su
libro sobre la doctrina de la trinidad, el cual será escrito
conjuntamente con Roger Olson (Eerdmans).
Otros cursos que ofrece el Centro por la
Excelencia en las Organizaciones:
• “Primero lo Primero -El Reino de Dios”: fundamentos
teológicos sobre los cuales edificar nuestra vida y
ministerio.
• “Ser Líder: Capacitar a otros para ser productivos”:
métodos de liderazgo que siguen el modelo de Jesús.
• “La multiplicación de la cosecha: cómo edificar un
ministerio efectivo según el modelo de Jesús”:
pensando y planificando estratégicamente.
Para más información contactar con el
Centro por la Excelencia en las Organizaciones
en Eastern University:
COE at Eastern University
1300 Eagle Road
St. Davids, PA 19087, USA
Tel: +1 (610)-341-1566, Fax: +1 (610)-341-5910,
E-mail: coe@eastern.edu
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¿Cómo realizar este curso?
¡Lee primero estas instrucciones!
• Este curso titulado Tiempo y lugar para Dios:
hacia el crecimiento espiritual está conformado por trece
módulos que se dividen en cuatro grandes secciones:
I. Fundamentos de la formación espiritual,
II. Gracia, obras y hábitos,
III. Identidad, éxito y fracaso y
IV. Diseñemos una espiritualidad perdurable.
• Inicia cada módulo con oración, para que Dios te dé
entendimiento específico según aplicas los principios
aprendidos en el curso.
• Repasa el diagrama de los trece módulos de este
curso, para tener una visión general de todo lo que va
explicándose.
• Completa las lecturas del módulo antes de
comenzar con el manual de trabajo. Concéntrate en captar los
puntos principales de la lectura y reflexiona sobre las
implicaciones que éstos tienen para tu vida espiritual.
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• Sigue los pasos del manual de trabajo. Éste contiene
preguntas de reflexión y proyectos por realizar.
• Disponte a detener la lectura cada vez que
encuentres una pregunta, para pensar y aplicar lo que estás
aprendiendo. Las preguntas están diseñadas para desafiarte en
maneras prácticas. Nuestra meta es proveerte continuamente
la ocasión de parar, pensar y aplicar.
• Realiza el proyecto al final del módulo y compártelo
con una persona que te sirva de mentor-a, alguien que esté
disponible para ser tu amigo-a y consejero-a y haga todo lo
posible para ayudarte a aplicar lo que estás aprendiendo.
• Piensa en maneras en que puedas usar este material
para capacitar a otros-a; ha sido diseñado para que lo puedas
usar con tal propósito.
Tiempo y lugar para Dios:
hacia el crecimiento espiritual

I Parte: Fundamentos de la formación espiritual

1. Sed de Dios:
¿cómo restaurar nuestra pasión por Dios?
(retiro y silencio)

2. Imágenes de la formación espiritual:

¿cuál es la meta de la vida en Cristo?
(estudio)

3. El ABC de la formación espiritual:

un repaso a los fundamentos
(oración)

4. Obstáculos:
¿por qué no estamos viviendo en victoria?
(ayuno)

Gracia, obras y hábitos

5. La espiritualidad:
II Parte lo que es, y lo que no es
(servicio)

6. El aspecto espiritual de las disciplinas

(meditación)

7. El duro trabajo de la espiritualidad

(sumisión)

III Parte: Identidad, éxito y fracaso

8. Persona, posición y provisión
(celebración)

9. Los pecados cardinales:

soluciones radicales para pecados radicales
(simplicidad)

10.Perdón y reconciliación:
remedio para la persona y la comunidad
(confesión)

IV Parte: Diseñemos una espiritualidad perdurable

11.Una vida de integridad:
discernimiento, fidelidad y franqueza
(guía espiritual)

12.Crisis y adversidad:
¿cómo enfrentarlas?
(una semana sin las disciplinas)

13.Preparación para el resto de la vida

(adoración)

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módulo 5

La espiritualidad:
lo que es, y lo que no
(servicio)
módulo 5
La espiritualidad:
lo que es y lo que no
(el servicio)
Páginas
Manual de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7-18

Disciplina enfocada en este módulo . . . . . . . . . . . 19-20

El servicio: la inversión de “nuestros bienes y nuestra fuerza
para promover activamente el bien de los demás y la causa de
Dios en nuestro mundo” (Willard, p.182).

Lecturas:

Del libro de texto:

• Bondi, To Love as God Loves (Amar como Dios ama) capítulos
5-6 (págs.78-109)

• Willard, The Spirit of the Disciplines (El Espíritu de las

disciplinas) capítulo 7 (págs. 95-129).
• Devocionales Clásicos, págs.154-160 (M. Lutero), págs.268-275
(de Caussade), págs. 291-297 (W. Temple), págs. 326-332 (J.
Wesley)
Ejercicio para tu diario personal:
La disciplina en enfoque de este módulo es el
servicio. Muchos de nosotros estamos sirviendo a tiempo
completo en el ministerio. Algunos estamos en posiciones de
apoyo, otros de liderazgo; unos trabajan en el ministerio a los
niños, otros a los enfermos o a los ancianos. Cualquiera que
sea el enfoque principal de tu ministerio, los ejercicios para tu
diario en este módulo te ayudarán a entender lo que Dios
quiere que seas y hagas en tu servicio a los demás. Esto tiene
que ver con tus relaciones con las personas que te ayudan en
el ministerio y también con sus respectivos beneficiarios. Es a
menudo en los desafíos del servicio donde se nos despierta el
deseo de profundizar espiritualmente, al ver nuestra propia
necesidad de crecimiento y madurez.Te pedimos que a lo largo
de este módulo, pienses en el papel que el servicio regular
tiene en tu vida actual

Objetivos del módulo:

A lo largo de este módulo podrás:

1. Examinar la teología y la práctica de la formación

espiritual en la vida del apóstol Pablo.

2. Pensar con mayor detenimiento sobre el lugar del

cuerpo en la práctica de las disciplinas espirituales.

3. Comenzar a explorar tus hábitos personales para

identificar posibles áreas de fortaleza o debilidad.

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Manual de trabajo
transcripción del audio-casete:

Chris Hall
(El maestro de este módulo es Chris Hall).

Al comenzar este módulo, me gustaría pedirte que hagas un ejercicio sobre el cuerpo humano y su relación con nuestra vida
espiritual. Para algunos, éste es un concepto nuevo, por lo tanto, vamos a ir desarrollándolo a lo largo del módulo.

La espiritualidad y el cuerpo:
El propósito que nos hemos trazado en este módulo es aclarar lo que significa el concepto de “espiritual” y
“espiritualidad”. Cada uno de nosotros proviene de una cultura diferente y de diferentes tradiciones, las cuales tienen conceptos
variados sobre lo que es la espiritualidad. Nuestra intención aquí es fundamentar nuestro punto de vista en lo que la Escritura
nos enseña sobre lo que es espiritual. Una de las luchas más grandes dentro de la Iglesia primitiva tenía que ver con la relación
entre las cosas espirituales y el cuerpo físico. Así que, queremos comenzar pidiéndote que pienses y disciernas tus propios
sentimientos y actitudes al respecto:

¿Cómo percibo mi propio cuerpo? (¿positiva o negativamente?) ¿Cuál es mi entendimiento en cuanto a

la relación que tiene mi cuerpo con mi vida espiritual? ¿Qué efecto ha tenido “mi yo corporal” en mi desarrollo
espiritual?

?
Anota aquí tus pensamientos respecto al papel que tu cuerpo ha tenido en tu vida espiritual. Incluye tanto lo que
consideres positivo como lo que pienses es negativo.

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Chris Hall cosas que hizo en la plenitud de su madurez; cosas que nos
El cuerpo y la vida espiritual. ¿Existe un vínculo entre la sirvan de ejemplo a nosotros, sus seguidores e imitadores? A
vida de “mi yo corporal” y la formación espiritual? ¿Ayuda o impide continuación, hay una lista de pasajes de la Escritura que te
mi desarrollo espiritual el hecho de poseer un cuerpo? El ejemplo ayudarán, pero no estás limitado a ellos. Está atento para ver
de Jesús nos puede ayudar para comenzar a examinar la relación qué papel cumplió su cuerpo.
entre “mi yo corporal” y mi crecimiento espiritual.
El escritor de los Hebreos comenta en el capítulo 5, Te pedimos que tomes una hora y media para leer y
versículo 8 que aunque Jesús “era Hijo, por lo que padeció, aprendió reflexionar en lo que estos pasajes te sugieren sobre la vida
la obediencia”. Es decir que la encarnación -la entrada del Hijo de histórica de Jesús:
Dios al mundo, nacido de la virgen María como un bebé- significó,
aun para Jesús, el tener que aprender por medio de experiencias Mateo 3:13-4:11.
concretas. ¿Cómo aprendió Jesús? ¿Qué prácticas de vida espiritual
ejercitó para ayudarle a participar de la vida abundante del Reino Mateo 8:3, 14-15; 9:10; 29:34 (Marcos 10:13).
de Dios, en su condición de genuina humanidad?, ¿cómo puede
servirnos de ejemplo la vida espiritual de Cristo? Mateo 8:23-27.
El autor Willard dice: “Las prácticas regularmente usadas
por nuestro Señor forman el núcleo de esas actividades que a lo Mateo 11:16-19.
largo de los siglos han permanecido como disciplinas de la vida
espiritual. Nos parece sencillamente lógico imitar sus acciones Mateo 14:1-25.
diarias, ya que él practicaba perfectamente la vida espiritual. Por
tanto, ¿no es lógico que veamos en esas disciplinas las actividades Mateo 9:35; 13:1, 54; 21:23.
específicas que nos guían al yugo fácil, la carga ligera y la vida de
abundancia y poder? Mateo 26:6-13.
La obediencia, aun para él, era algo que debía ser
aprendido. Ciertamente, nosotros no podemos esperar cumplir con Mateo 26:17-21a.
sus obras sin adoptar su forma de vida. Y no podemos adoptar su
forma de vida sin practicar sus disciplinas -incluso más que él- y Mateo 26:36-46.
añadiendo otras, necesarias por causa de nuestra condición
humana mucho más débil” (Willard, The Spirit of the Disciplines, Mateo 26:57-68; 27:11-50.
p. 29).
La condición corporal, incluyendo el estado Marcos 2:15-20.
encarnado del Hijo de Dios, parece conllevar la necesidad
de ser entrenados en una forma de vida capaz de Lucas 2:46-52.
“proveer para el Espíritu”.
Esta idea puede hacernos sentir incómodos a algunos de Lucas 4:42; 5:16; 6:12-13; 9: 18-22, 28-29.
nosotros. Debido a la tendencia de ver nuestro cuerpo de una manera
negativa, como un impedimento en vez de una ayuda al desarrollo Lucas 10:21-22.
espiritual, nos distanciamos de la genuina humanidad de Cristo.
Nosotros no somos los primeros cristianos en hacer esto. Ya temprano Juan 3:22.
en la historia de la Iglesia, encontramos “la herejía docetista”,
enseñanza de algunos maestros cristianos primitivos, que decían que Juan 2:23; 5:1; 7:10.
Cristo sólo tenía un cuerpo humano “aparente” (Gr. dokeo).
Willard dice al respecto: “Esta forma de pensar continúa Juan 13:1-15.
viva y activa actualmente en el corazón y mente de muchos que
dicen que Cristo era tanto humano como divino, pero que de hecho David Fraser
no creen, ni tan siquiera pueden imaginar, que él tuviera un cuerpo Como bien lo señala Willard, los eventos fundamentales
humano en el pleno sentido de la palabra No pueden imaginarlo de la fe cristiana fueron eventos del cuerpo. ¿Hubiera podido haber
por su tendencia a pensar que el cuerpo y sus funciones no es más una encarnación, crucifixión o resurrección si Cristo hubiera sido
que un impedimento a nuestro llamado espiritual, y que no aporta sólo un “espíritu”? El mayor sacrificio de Cristo dependía de su
nada positivo a nuestra redención o participación del gobierno de disposición a entregarse a sí mismo -y por tanto entregar su
Dios” (Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 30). cuerpo- por nosotros en la cruz. Willard dice que “lo que es cierto
de los fundamentos no es menos cierto de la estructura que se
Cristo y la espiritualidad levanta sobre éstos”. Es decir que de la misma manera que Cristo
Tomemos ahora un momento para considerar la vida se ofreció a sí mismo en la cruz por amor a la humanidad, sus
histórica de Jesús. ¿Qué hizo Jesús para cultivar su relación discípulos son llamados a ofrecerse a sí mismos en entrega y
con Dios? ¿Cómo se fortaleció en las realidades de la vida sacrificio a él.
espiritual? ¿Contamos con ventanas que nos permitan ver las

8
Chris Hall
Me gusta la forma como Willard lo describe: “La entrega
de mi ser a él es inseparable de la entrega de mi cuerpo a él, para
que pueda servir como una morada, tanto para él como para mí.
Éste es el testimonio que encontramos en Juan 14:23, 1ª Corintios
6:15-20 y Efesios 2:22. La vitalidad y el poder del cristianismo se
pierden cuando fallamos en involucrar nuestro cuerpo en esta
práctica de entrega, a través de una elección inteligente y
consciente y una intención perseverante. Es con nuestros cuerpos
que recibimos la nueva vida que nos es dada al entrar a su Reino”
(Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 31).
Willard también pregunta: “¿De qué otra manera puede
la salvación incidir concretamente en nuestras vidas en este
presente “entre-tiempos” -entre la primera y la segunda venida de
Cristo- si no involucrando nuestros cuerpos?”.
“No puede ser de otra manera. Si la salvación ha de
incidir en nuestras vidas, sólo puede hacerlo involucrando
nuestros cuerpos. Sólo podemos participar del Reino de Dios a
través de nuestras acciones.Y nuestras acciones son físicas—vivimos
sólo a través de los procesos de nuestro cuerpo. Sustraer nuestro
cuerpo de la religión es excluir la religión de nuestras vidas. Nuestra
vida es una vida corporal, aunque esa vida sólo puede ser vivida en
unión con Dios” (Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 31).
La espiritualidad: ¿qué es?
Ahora, seamos específicos: escribe una definición de
lo que es la espiritualidad en este espacio en blanco.
Asegúrate de describir lo que consideras como aspectos
principales, es decir, las características que conforman la
?
espiritualidad.
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Chris Hall
Entonces, ¿qué es la espiritualidad? La definición que
ofrece Willard nos puede sorprender: “La espiritualidad en el ser
humano no es un tipo de existencia extraordinaria o ‘superior’. No
es una corriente oculta de una realidad separada, una vida aparte
que corre paralela a nuestra existencia corporal. No consiste en
actos ‘internos’ especiales, aunque tiene un aspecto interior. Es
más bien una relación de nuestro yo corporal con Dios
que tiene el efecto natural e ‘irreprimible’ de hacernos
vivos al Reino de Dios—aquí y ahora en este mundo
material” (Ob. Cit. Willard, p. 31).
¿Por qué nos es tan difícil crecer y madurar en la fe
cristiana? Willard afirma que un factor puede ser nuestro fracaso
“en cultivar esos comportamientos corporales de la fe que hacen
de la existencia humana concreta algo vitalmente completo—
tomándolos como una parte de la vida total en el Reino de Dios”
(Willard, Ibid, p. 32).
La salvación –señala Willard- aunque incluye la realidad
vital del perdón de pecados, también incluye “el concepto de la
redención como el hecho de impartir una vida…”.
“La semilla del acto redentivo de Dios hacia nosotros es
la comunicación de un nuevo tipo de vida; como la semilla -uno de
los símbolos favoritos de Dios- lleva una nueva vida a la tierra que
la abraza. Apartarse del camino antiguo con fe y esperanza en
Cristo es la primera expresión natural de la nueva vida impartida.
Esta vida tiene el potencial de tener la misma calidad que la vida
de Cristo, porque es de hecho la vida de Cristo. Realmente él
continúa expresando su vida en nosotros; y de esta manera la
encarnación continúa” (Willard, Ob. Cit., p. 38).
Parte de la dificultad que podemos tener en entender la
contribución positiva que nuestro cuerpo hace al desarrollo
espiritual, tiene su raíz en nuestra desconfianza de la “carne”. En
este sentido, nos puede ayudar la explicación que Willard da de la
“carne”, la cual complementa nuestra explicación anterior de
“sarx”.
Willard enfatiza acertadamente que el término “sarx” o
“carne”, no siempre es usado negativamente por los autores
bíblicos, porque no sólo se refiere al cuerpo como tal, sino también
a los poderes inherentes en el organismo vivo del cuerpo. “Este
término bíblico esencial se aplica a la sustancia física natural de
una persona… y se refiere a la reserva de poderes finitos
independientes, inherentes al cuerpo humano, como un ‘ser vivo’
entre otros seres vivos” (Willard, Ibid, p. 54).
Al caer en pecado el hombre, los recursos y el poder del
cuerpo se han convertido en anfitriones del pecado en vez del
Espíritu de Dios. La “carne”, tanto “la materia física del cuerpo”
como “los poderes naturales que esa materia exhibe, sirve ahora
como el principal anfitrión del pecado. Sin embargo, no es la carne,
sino su condición deformada la que es ‘la naturaleza humana
caída’. En esta condición, la carne se opone al espíritu, hace lo malo,
y debe ser crucificada para restringirla (Gálatas 5:16, 19ss.)”
(Willard, Ob. Cit., p. 90).
“La naturaleza humana caída -explica Willard- es una
manera en que los poderes buenos, depositados en nuestra carne
humana en la creación, son tergiversados y organizados en contra
de Dios. Esto se lleva a cabo en procesos que son sociales e
históricos, y también individuales” (Willard, Ob. Cit., p. 91).
 Como resultado de la entrada del pecado en el mundo, el
hombre se ha puesto a sí mismo en el centro del universo y de esta
manera confiamos más en nosotros que en Dios. “…Suponemos…
que, como no existe un Dios con quien podamos contar en nuestras
vidas, debemos tomar las cosas en nuestras propias manos. Esto
es lo que significa tener una mente carnal. Es la mente carnal, y
no la carne, la que tiene enemistad con Dios y es incapaz de
sujetarse a la ley” (Willard, Ob. Cit., p. 91).
Por la gracia de Dios y el poder del Espíritu, podemos
escoger la vida -la que viene de Dios y nos es impartida por el
Espíritu de Cristo-. La alternativa sería restringir nuestro
pensamiento y vivir sólo para la carne, cuyo resultado sería la
muerte. Pablo lo escribe en dos pasajes importantes, según lo
anota Willard:
“Los que viven en el nivel de nuestra naturaleza inferior
tienen una perspectiva moldeada por ésta, y esto significa la
muerte; pero los que viven en el nivel del Espíritu tienen la
perspectiva espiritual, y esto es vida y paz. Ya que la perspectiva
de la naturaleza inferior es enemistad con Dios; no está sujeta a la
ley de Dios; de hecho no puede estarlo: Los que viven en tal nivel
no pueden de ninguna manera agradar a Dios” (Romanos 8:5-8,
traducido de la New English Bible).
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: Pues todo lo
que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que
siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si
no desmayamos” (Gálatas 6:7-9).
El comentario de Willard es el siguiente: “Esta elección es
trascendental, por causa de las consecuencias que conlleva; por lo
tanto, debemos asegurarnos de entender lo mejor posible lo que las
alternativas significan. Mi propósito en estas páginas es
ayudarnos a entender que nuestras elecciones afectan los
procesos específicos de crecimiento o decadencia espiritual;
y que Dios no interviene a favor nuestro para hacernos
exentos de la ley de estos procesos” (Willard, Ibid. p. 89).
El cuerpo como base de poder y libertad
Lee cuidadosamente el siguiente comentario de
Willard:
“… éste es el concepto central acerca de nuestra
naturaleza, el cual necesitamos entender para poder hablar
sobre la redención. Procuremos aclarar este punto cuanto
más podamos, ya que en la teología práctica, todo gira a su
alrededor. Al crear al ser humano a su semejanza para que
gobierne como Él quiere, Dios le dio cierta medida de poder
independiente. Sin este poder, en absoluto podríamos
asemejarnos a Dios en la manera en que Él se propuso, ni
podríamos ser colaboradores suyos. El contenedor, o
depositario, de este poder necesario es el cuerpo
humano. En términos teológicos, esto es lo que explica la
razón por la que de hecho tenemos un cuerpo. Este
cuerpo es nuestro principal campo de poder y libertad; y
por tanto, de responsabilidad” (Willard, The Spirit of the
Disciplines, p. 53, cursivas añadidas).
¿Por qué considera Willard que los conceptos de
poder y libertad tienen una relación directa con nuestra
condición corporal? ¿Cuál es la conexión entre ellos? ¿Por qué
obtenemos poder y libertad en el orden creacional de Dios,
por la virtud de poseer un cuerpo? ¿Por qué considera Willard
que el hecho de ser una criatura corporal es un concepto
central? No continúes hasta que tengas por lo menos un
entendimiento mínimo de lo que quiere decir Willard en este
punto. Reflexiona sobre esta relación y este concepto central
y escribe tu entendimiento en el siguiente espacio en blanco.
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10
Chris Hall
¿Escogeremos, por el poder del Espíritu, volver a poner el
poder independiente que Dios nos dio (nuestro cuerpo) en sus
manos? Es necesario que entendamos que la principal fuente de
poder que independientemente poseemos, reside y opera en
nuestro cuerpo.
“El cuerpo humano es el principal campo de
libertad y poder independiente que Dios ha dado al
hombre. Dicho sencillamente, si no hay cuerpo, no hay
poder. El hombre posee un cuerpo por una razón: para
poder tener a su disposición los recursos que le permiten
ser una persona en comunión y en cooperación con un
Dios personal” (Willard, Ob. Cit., p. 92).
Por el uso de este poder, tenemos libertad para
apartarnos de Dios. Ésta es la historia trágica del pecado en gran
escala y en los dramas individuales menores de nuestras propias
vidas. ¿Usaremos este poder para apartarnos de Dios, o pondremos
nuestro yo corporal bajo el reinado de Cristo, para así descubrir el
propósito original para el que fuimos creados?
“. . . éste es el concepto central acerca de nuestra
naturaleza, el cual necesitamos entender para poder hablar sobre
la redención. Procuremos aclarar este punto cuanto más podamos,
ya que en la teología práctica, todo gira a su alrededor. Al crear al
ser humano a su semejanza para que gobierne como Él quiere,
Dios le dio cierta medida de poder independiente. Sin este poder,
en absoluto podríamos asemejarnos a Dios en la manera en que Él
se propuso, ni podríamos ser colaboradores suyos. El contenedor, o
depositario, de este poder necesario es el cuerpo humano. En
términos teológicos, esto es lo que explica la razón por la que de
hecho tenemos un cuerpo. Este cuerpo es nuestro principal campo
de poder y libertad; y por tanto, de responsabilidad”. . . (Willard, The
Spirit of the Disciplines, p. 53).
Durante nuestros “años concedidos”, Dios por su gracia
nos da la oportunidad de moldear lo que somos y lo que llegaremos
a ser. ¿Cómo lo hace? Primeramente, proveyéndonos con la materia
prima necesaria—aunque defectuosa por causa de la caída.
Parker Palmer escribe:
“El hecho es que siempre tendremos que ser creadores.
Hay una materia prima en nuestra vida que debe ser
adecuadamente trabajada y moldeada; de hecho la oportunidad de
trabajarla es uno de nuestros mayores dones. El hecho de tener
vidas dotadas no significa que todo lo que necesitamos nos viene
como maná del cielo. En un sentido es legítima la necesidad que
tenemos de hacer carreteras y casas y comidas, aun amigos, dinero
y el amor. Pero tenemos que volver a examinar la verdad sobre
cómo hacemos estas cosas, para ver cuán intrincadamente
entrelazados están nuestro hacer y nuestros dones. Tenemos el don
de la materia prima misma, la cual nosotros no manufacturamos.
Tenemos el don de la libertad para imaginar formas que esta
materia puede tomar. Tenemos el don de habilidades y
herramientas para hacer la obra, y el don del poder para usarlas.
Si podemos entender que somos seres dotados, nuestro hacer no
tendrá la carga de la imposibilidad que al final conduce a la
desesperación” (Parker Palmer, The Active Life, p. 52).
A lo largo de los años, hemos escogido usar el poder que
Dios generosamente nos dio en diferentes maneras; algunas buenas
y otras malas. Hemos hecho elecciones y las hemos repetido. Como
11
hemos visto, en ocasiones hay una continuidad entre nuestro
intento consciente y nuestras acciones. En otras ocasiones, hacemos
aquello que realmente aborrecemos. Como todos sabemos, los
hábitos que formamos son extremadamente difíciles de romper.
De hecho Willard argumenta que nuestros patrones de hábito en
realidad revelan lo que somos; es decir, nuestro carácter.
“Una pequeña parte del poder en potencia en nuestro
cuerpo está a la disposición de nuestro pensamiento consciente,
nuestra intención y nuestra elección. En esencia, el carácter del
individuo no es otra cosa que el patrón de las maneras habituales
en que usa su cuerpo; bien sea conformándolo a sus intenciones
conscientes o no” (Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 53).
¿Qué piensas tú? ¿Tiene razón Willard? ¿Alguna vez has
escuchado a alguien decir con frustración:“Éste nunca cambiará de
carácter; siempre será así”? ¿Qué se quiere decir con esto?
Realmente lo que se está diciendo es: “Le he visto hacer lo mismo
vez tras vez. He orado que deje de hacerlo, pero sigue haciéndolo”.
Los patrones de hábito y el carácter parecen ser inseparables,
incluso idénticos.
Hábitos buenos y malos
Piensa por un momento en esta última semana.
¿Tienes un patrón regular en las actividades de tus días de
semana y fin de semana? ¿A qué hora te levantas? ¿Qué es lo
primero que haces y cómo comienzas el día? ¿Cómo arreglas
tu apariencia personal para enfrentar la vida con los demás?
¿Cuándo comes, escuchas la radio, ves televisión, lees o
estudias la Biblia, oras, pagas los recibos o haces la compra,
lavas la ropa, preparas los niños para el colegio, etc.? ¿Puedes
notar patrones generales en tus actividades y reacciones (en
el trabajo, con los miembros de la familia, en tu vida
devocional)? ¿Cuáles son esos hábitos?
Haz una lista de tus hábitos buenos y malos.
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Chris Hall
Es bueno que examinemos en mayor detalle las
reflexiones de Willard en cuanto a la importancia fundamental de
la formación de hábitos en nuestro desarrollo o decadencia
espiritual.Veamos, por ejemplo, su análisis de Pedro en las páginas
71-74 de The Spirit of the Disciplines. Aunque Jesús ha predicho
que todos los discípulos huirán en el momento de su crucifixión,
Pedro se niega a creerlo. Quizás los demás discípulos huirán, pero
él no. Aún así, Jesús advierte a Pedro de que antes de que el gallo
cante tres veces, le negará. ¿Cuál era la base de la debilidad y el
auto-engaño de Pedro? ¿Por qué tantos amigos cercanos a Jesús le
abandonaron en el momento de su mayor necesidad?
La experiencia de Pedro
Nos gustaría pedirte que repases algo que leímos en
la sección de lecturas del módulo anterior, donde Willard (Ob.
Cit., págs. 70-74) resume los eventos de la vida de Pedro.
Vuelve a leer estas páginas.
Tratemos de imaginar los sentimientos de Pedro. Su
Señor muere sobre una cruz romana y él se encuentra en una
situación difícil, pero pronto se encuentra con el Cristo
resucitado. Más tarde, Jesús comisiona a Pedro, diciéndole:
“apacienta mis ovejas” y “sígueme” (Juan 21:17, 19, 22). Se
envía el poder desde el cielo sobre la pequeña comunidad de
creyentes reunidos en Jerusalén (Hechos 1:13-14). Ponte en
el lugar de Pedro. ¿Cómo te hubieran afectado estos eventos?
¿Cómo hubiera sido ser Pedro durante ese tiempo?
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Chris Hall
Volvemos a preguntar: ¿Por qué tantos amigos cercanos a
Jesús le abandonaron en el momento de su mayor necesidad?
Willard dice que por lo menos parte de la respuesta la
encontramos en las palabras de Jesús registradas en Mateo 26:41.
Cuando los discípulos se dirigen del aposento alto al Huerto de
Getsemaní, Jesús les pide: “Velad conmigo”. Sin embargo, pronto se
quedan dormidos. ¿Por qué? “El espíritu a la verdad está dispuesto,
pero la carne es débil” (Mateo 26:41, RV). Willard hace el siguiente
comentario:
“Jesús justamente reconoce el elemento en ellos
que verdaderamente estaba en contacto con Dios, ‘el
espíritu’. Pero los poderes naturales de su cuerpo, los de
‘la carne’, en ese momento no se alinearon con su
espíritu; y por tanto, su carne fue débil en aquello hacia
lo que su espíritu estaba verdadera y correctamente
dirigido” (Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 71).
Miremos de cerca las acciones de Pedro en el momento
de la traición de Jesús. Por un lado, sus intenciones eran buenas;
realmente esperaba permanecer fiel a Cristo. Por otro lado, vemos
su proceder. Impulsivamente corta la oreja del siervo del sumo
sacerdote. Luego huye, pero a un lugar cercano. Aparece en el patio
del sumo sacerdote para ver cómo termina todo. Sin embargo,
como dice Willard,“pronto se hizo claro que a este punto el Espíritu
tenía más control de sus piernas que de su boca”. Pedro niega tres
veces que conoce a Jesús. ¿Por qué? Willard afirma:
“Todas sus buenas y sinceras intenciones -aunque había
sido específicamente advertido por las palabras de Jesús pocas
horas ante- no pudieron mantenerse ante las tendencias
automáticas arraigadas en su carne y activadas por las
circunstancias. ¡Aquella noche Pedro obtuvo de primera mano un
tremendo conocimiento de ‘las pasiones pecaminosas, que obran
en nuestros miembros llevando fruto para muerte’! (Romanos
7:5)” (Willard, Ob. Cit., p. 72).
Pero Jesús no abandona a Pedro cuando sus reacciones
habituales pecaminosas se manifiestan, sino, como lo concreta
Willard, providencialmente introduce a la vida de Pedro
experiencias específicamente diseñadas para cambiar sus
reacciones enraizadas. “En las horas y días siguientes, Pedro
fue sometido a experiencias que sintetizaban todo lo que
había aprendido en sus años de caminar con Jesús, lo
cual fue profundamente grabado en las tendencias
gobernantes de su cuerpo” (Willard, Ob. Cit., p. 72).
Claramente vemos que el carácter de Pedro comenzó a
cambiar. “Esa vieja mano que automáticamente alcanzaba la
espada para matar, las piernas que espontáneamente se daban a
la fuga, la detestable lengua que olvidó su inspirada confesión del
Mesías y, como si tuviera una vida en sí misma, negó toda relación
con Jesús, maldiciendo a Dios ‘para probarlo’ -todos estos
miembros ahora eran de un carácter enteramente diferente-”
(Willard, Ibid, p. 73).
El nuevo nombre de Pedro,“Roca”, comienza a reflejar su
realidad cuando le vemos levantarse en medio de la comunidad
judía y predicar que Cristo ha resucitado de los muertos (véase
Hechos 2: 41-47). Aunque todavía habría baches en el camino
(véase Gálatas 2:11-14), la “carne [cuerpo] de Pedro
permanecería fuerte a favor del Espíritu”.
12
 “Es en Pedro, y en los que son como él, que empezamos
a vislumbrar un poco de lo que realmente es capaz la vida
humana. Podemos ver lo que la gran restauración de la vida
humana a su centro original en la vida espiritual, puede significar
para el llamamiento divino a la humanidad de tener dominio de la
gloriosa tierra; para su propio bien y para el placer y gloria de Dios”
(Willard, Ob. Cit., p. 74).
Las disciplinas y la plena redención de las
personas
En The Spirit of the Disciplines, la sección sobre “El
papel de las disciplinas en la plena redención de la persona”
(Willard, págs. 91-93) es un material esencial. Tenemos que
asimilar de tal manera sus pensamientos que se convierten
en parte de nosotros mismos.
Durante esta semana aparta algunos días para volver
a leer, hacer un bosquejo, repensar, memorizar y meditar en
sus temas principales.
especialmente los tejidos nerviosos, parecen dotados con
un extraordinario grado de este tipo de plasticidad; para que
podamos sin reserva declarar… que el fenómeno del
hábito en el ser humano se debe a la plasticidad de
los materiales orgánicos de los cuales se compone
su cuerpo” (James, citado por Willard en Ob. Cit., p. 92).
5. Si el cuerpo humano posee inherentemente este
tipo de plasticidad, ¿cuál es la función de las disciplinas
espirituales? Willard apunta:
“El papel que cumplen las disciplinas tiene su base
en la naturaleza del ser humano corporal—éstas deben
moldearlo y formarlo. Y nuestro papel en nuestra
redención es, por medio de actividades apropiadas y
específicas, ceder la sustancia plástica de la que
estamos formados a los hábitos de esa nueva vida
que nos es impartida por la obra del Espíritu”
(Willard, Ibid, p. 92; el énfasis es mío).

Presentamos aquí nuestro propio bosquejo de este Chris Hall

material:
1. La redención en el Nuevo Testamento es
presentada como un asunto directamente relacionado con
“la naturaleza humana corporal y los propósitos de Dios
en la creación” (Willard, The Spirit of the Disciplines, p. 91).
2. Dios ha puesto en nuestro yo corporal -lo que
Willard llama nuestro “organismo humano carnal”- habilidades
innatas para servir “como vehículo de nuestra vocación”. En el
pensamiento de Willard, como ya hemos dicho, el cuerpo es
“el principal campo de poder independiente y libertad
que Dios ha dado al hombre”. Su poder y sus recursos
“nos permiten ser personas en comunión con un Dios
personal” (Willard, Ibid, p. 92).
Quizás tú digas,“Muy bien. Estoy de acuerdo con Willard,
por lo menos en cuanto a la evidencia bíblica de que con la
conversión se debe producir un cambio concreto. Por años he creído
en el mensaje del evangelio, pero en muchas maneras sigo siendo
la misma persona de hace veinte años. He creído en Cristo, incluso
he probado muchos programas devocionales e ideas diferentes,
pero he visto poco cambio. Me siento seco, aburrido, quemado. Si
existe una vida abundante, para ser honestos, reconozco que no la
he experimentado. Y me temo que otros han percibido mi
insatisfacción y frustración, y como resultado, se han apartado del
Señor”. El siguiente ejercicio te ayudará a enfrentar estos
sentimientos.

3. Nuestros cuerpos “son moldeados en un

carácter específico, y dotados con habilidades y tendencias
específicas por nuestras experiencias, incluidas las que
voluntariamente iniciamos… la sustancia de nuestro
cuerpo sólo será transformada completamente por
actividades y eventos en los que escogemos
participar día a día” (Willard, Ibidem, p. 92).

4. La sola gracia no garantiza nuestra

transformación. Debido a la “plasticidad de nuestro
cuerpo”, éste puede ser moldeado y dirigido a la práctica
tanto del bien como del mal. Notemos la definición de
plasticidad que da William James:
“Plasticidad... significa poseer una estructura lo
suficientemente débil como para ceder a una influencia,
pero lo suficientemente fuerte como para no ceder todo de
una sola vez. En esta estructura, cada fase de equilibrio
relativamente estable está marcada por lo que podríamos
llamar una nueva serie de hábitos. La materia orgánica,

13
La entrega de los miembros de nuestro cuerpo a Dios
En el pasado, ¿cómo has intentado “entregar los miembros de tu cuerpo” a Dios, en vez de al pecado?
¿Concretamente qué es lo que hiciste? ¿Fue hacer una oración, pasar al altar para consagrarte en una reunión, la imposición
de manos y oración de alguien, la práctica activa de una disciplina que involucró ese miembro de tu cuerpo? ¿En qué medida
la entrega de ese miembro de tu cuerpo produjo cambios concretos?, ¿actuó o se comportó de manera diferente ese
miembro de tu cuerpo después de la entrega?

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Procura ser tan específico como te sea posible. Anota fechas, situaciones, tentaciones, éxitos o fracasos. Escoge uno
o dos miembros de tu cuerpo que han sido especialmente difíciles de manejar.

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14
Chris Hall
Si miramos más de cerca el análisis de Pablo sobre cómo
cambiar los patrones de hábito, quizás no nos sentiremos tan
frustrados, y tendremos una nueva esperanza de pronto ver una
transformación concreta. ¿Cómo ve Pablo “el cambio de hábitos de
pecado por hábitos de justicia”? (Willard, The Spirit of the
Disciplines, p. 114). Veamos un texto paulino clave en el
entendimiento de este proceso:
“Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado
como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos
a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a
Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13).
Willard cree que “si entendemos esta afirmación,
entenderemos cuál es nuestra parte en cambiar nuestros hábitos”.
¿Cómo se lleva a cabo esto?
1. Pablo comienza Romanos 6 con la asombrosa
afirmación de que los cristianos están “muertos al pecado”. “Para
emplear una sencilla metáfora mecánica; ya no podemos funcionar
con pecado, porque nuestro motor ha sido cambiado a otro tipo
superior de combustible. No podemos funcionar un poco
con este combustible y un poco con el otro. No podemos
vivir de Cristo y del pecado al mismo tiempo” (Willard, Ob.
Cit., p. 114).
Pablo describe este cambio de fuente de poder con el
lenguaje del bautismo. El creyente ha sido bautizado en Cristo, y
gracias a esa unión entramos a una nueva forma de vida, una vida
que “provee no sólo nuevos poderes para nuestro yo humano; sino
también provee, según crecemos, un nuevo centro de organización
y orientación para todos los impulsos naturales de nuestra vida
corporal” (Willard, Ob. Cit., p. 115).
En Cristo, los deseos y poderes naturales que habían
servido de anfitriones “al mundo, a la carne y al diablo” ahora se
unen a Cristo; en esta unión personal “tienen una alternativa real
al pecado y al sistema de pecado del mundo como la orientación
y motivación para los impulsos naturales”. Willard ve esta nueva
perspectiva como un elemento que incluye una condición
psicológica “establecida en nosotros por el influjo de la vida de
Cristo…”, la cual capacita al creyente para ver el pecado por lo
que realmente es. Sin embargo, aunque podamos “vacilar” o ser
tentados a volver al pecado, podemos escoger no hacerlo. “. . .
Tenemos una nueva fuente en nuestro interior que nos provee con
otra alternativa. En este sentido, somos libres del poder del pecado,
aunque todavía no seamos libres de su presencia” (Willard, Ob.
Cit., p. 115).
2. La segunda fase en la redención, según Pablo en
Romanos 6, tiene que ver con “considerarse”. Por causa de
nuestra nueva unión con Cristo, debemos considerarnos muertos al
pecado y vivos para Dios. ¿Cuál es la dinámica involucrada en este
“considerarse”? La dinámica es que comenzamos a “ver”, cuando
antes estábamos ciegos. Nuestros gustos e inclinaciones
comienzan a cambiar. En Cristo descubrimos que ya no
estamos atrapados por nuestros patrones habituales de
pensamiento, hechos según un molde extraño (porque en
el pasado el mundo nos “metió en su molde”). Ahora
podemos elegir tener nuevos pensamientos.
15
“Con la vida que esta visión nos imparte, amamos lo que
vemos, y por ello somos atraídos. En esta visión, y en el poder que
provee, se encuentra nuestra libertad para determinar lo que debemos
ser… El poder psicológico para dirigir lo que pensamos, tiene su
aspecto positivo en nuestra conciencia viva de Cristo. Pero en gran
medida, ese poder es usado para reducir pensamientos originados en
esta estructura de motivaciones de la vieja vida. Sabemos que los
hábitos antiguos son difíciles de romper, pero la decisión de abrazar o
no cierto pensamiento es la libertad que se nos ha conseguido por
nuestra visión de Cristo” (Willard, Ob. Cit., p. 116).
3. En la tercera fase del análisis de Pablo,
concretamente ofrecemos nuestros cuerpos a Cristo
“como instrumentos de justicia”. Es decir, que buscamos
maneras de usar nuestros cuerpos para extender el Reino de Cristo
en vez de impedirlo. Inicialmente esto no sucede de forma natural,
mas tampoco debe sorprendernos ya que hemos pasado toda una
vida entrenando nuestros cuerpos para obedecer a otro rey y otro
reino.Willard lo explica así:
“Después de la conversión, nuestra voluntad e intención
consciente obedecen a Dios, o a ‘lo espiritual’… Pero capa tras
capa de experiencia de vida arraigada en nuestro cuerpo -como
organismo vivo, nacido y criado en un mundo que está contra o sin
Dios- no obedece directa e inmediatamente al cambio en nuestra
voluntad consciente. En gran medida nuestro cuerpo se mantiene
con las tendencias con las que por tanto tiempo ha vivido” (Willard,
Ob. Cit., p. 86).
Sin embargo, con la práctica -según cedemos la
“plasticidad” de nuestro cuerpo a prácticas específicas y
según cultivamos nuevas disposiciones- lo que en primera
instancia se tiene que practicar con mucha diligencia,
llega a convertirse en parte de nuestra misma naturaleza.
Oswald Chambers describe bien esta dinámica:
“La formación de hábitos sobre la base de la gracia de
Dios es algo muy vital… Si rehusamos practicar, no es la gracia de
Dios que falla cuando nos viene una crisis, sino nuestra propia
naturaleza. Cuando viene la crisis, le pedimos a Dios que nos ayude;
pero él no puede hacerlo si no hemos hecho de nuestra naturaleza
un aliado. La práctica es nuestra responsabilidad, no la de Dios”
(Oswald Chambers, citado por Willard en, Ob. Cit., p. 118).
Pablo claramente espera que la persona que siga estos
tres pasos sea emancipada del pecado y hecha esclava de Dios
(véase Romanos 6:17-18). No es el propósito divino que vivamos
vidas frustradas, derrotadas y en descontento. Quizás, por lo menos
para muchos protestantes, hemos experimentado poco crecimiento
espiritual significativo porque hemos identificado la “práctica”
involucrada en el aprendizaje de una nueva forma de vida con “las
obras” o “el legalismo”.
Recordemos que la práctica de una vida espiritual
disciplinada no nos hace “merecedores” de nada de parte de Dios.
Todo lo que Dios nos ha dado en Cristo es resultado de la gracia,
el favor inmerecido de Dios para nosotros. Dios no ama a las
personas espiritualmente disciplinadas más de lo que ama a las
indisciplinadas. El amor de Dios por nosotros no se basa en el
hecho de ser o no ser espiritualmente disciplinados. Sin embargo,
nuestra experiencia del amor de Dios puede estar relacionada con
la práctica de ciertas disciplinas. ¿Por qué? Quizás porque los
medios que Dios ha ordenado para acceder a una experiencia más ?––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
profunda de Cristo están inseparablemente vinculados con la ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
oración y la meditación bíblica, con el estudio de la Escritura y la
adoración. Dios no me fuerza a hacer ninguna de estas cosas. Pero, ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
¿debería sorprenderme si mi salud espiritual declina por la
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
negligencia de los medios que Dios diseñó para nutrir mi vitalidad
espiritual? Así que, las disciplinas espirituales son medios ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
que Dios usa para ayudarme a practicar y desarrollar
nuevos patrones de hábito, para reemplazar los viejos y ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
para entrar en la vida plena y abundante de su Reino. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
‘La práctica’ que nos capacita para vivir rectamente
incluye no sólo el ejercicio mecánico de nuestro cuerpo en acciones ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
directamente ordenadas por nuestro Señor, sino también el ejercicio ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
de cualquier otra actividad que nos capacite para cumplir con sus
mandamientos, pero no sólo cumplirlos sino hacerlo con fortaleza, ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
eficacia y gozo. Es aquí donde cumplen su papel las disciplinas
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
espirituales clásicas.
Si la vida de Cristo continúa siendo vivida en la vida ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
corporal del creyente, ¿es de sorprendernos que las mismas
disciplinas espirituales practicadas por el Señor encarnado también ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
nutran su vida en nosotros? ¿Exactamente qué son las disciplinas ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
espirituales y cómo deben ser practicadas? En próximos módulos
exploraremos ampliamente esta pregunta. Por ahora, nota las dos ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
palabras de la frase “disciplinas espirituales”; son “disciplinas” y son
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
“espirituales”.
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

16
Tu proyecto
para este módulo

Recordarás que en una página anterior te pedimos que realizaras un ejercicio sobre un comentario de Willard. Por favor
haz un repaso de la página 15 (“Las disciplinas y la plena redención de la persona”), antes de realizar este proyecto final. Asegúrate
de hacer primero este ejercicio y de pasar un tiempo en la reflexión, incluso memorizando los puntos principales.

Cuando hayas hecho las lecturas asignadas y terminado los ejercicios de la disciplina espiritual en enfoque, responde a
las siguientes preguntas:

Usa una hoja para responder a la siguiente pregunta, que es de Devocionales Clásicos, página 330:“En la sección 2,Wesley
escribe acerca de la tendencia que muestran algunos a esperar alguna bendición espiritual (por ejemplo, conocimiento o fuerza

?
espiritual) sin ningún trabajo espiritual de su parte (por ejemplo, orar, leer la Biblia, oír la predicación de la Palabra o recurrir al
compañerismo cristiano). Cuando usted considera su vida, ¿qué bendiciones espirituales le gustaría obtener de Dios? ¿Qué medios
espirituales podrían ayudarle a recibir estas bendiciones?”.

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17
 En una segunda hoja, describe lo más específicamente posible las luchas personales que experimentas para encontrar el
equilibrio en tu vida cristiana. En nuestros días, muchos cristianos -especialmente los que están sirviendo en el ministerio a tiempo
completo- se encuentran tremendamente ocupados. Cuanto más suben de posición en su iglesia, organización paraeclesial o

?
empresa, tantas más demandas hay sobre su tiempo y energía. ¿Cómo encuentras tiempo para lo que estás aprendiendo que son
las prioridades mayores de la vida en Cristo? Evalúa tu actual éxito (o tu fracaso) en tu intento de apartar tiempo y lugar en tu
calendario para lo más importantes que Dios te ha dado para hacer.

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18
La disciplina enfocada en este módulo:
el servicio
Anteriormente en este estudio nos referimos al
entendimiento de Agustín y Lutero sobre la naturaleza
humana caída como “incurvatus in se”, esto es,
“inclinado o encorvado en sí mismo”. Agustín creía que
la naturaleza humana era drásticamente torcida o desviada de
Dios y hacia sí misma.
Tanto Agustín como Lutero estaban profundamente
convencidos de la inclinación humana de ponerse a sí misma,
en vez de a Dios, en el centro del universo. Aparte de la gracia
y el amor de Dios, todos nosotros queremos ser el rey o la
reina. En nuestro interior acecha una bestia que
continuamente gruñe por prestigio, reconocimiento y estatus.
Los discípulos de Cristo no eran diferentes a
nosotros. Examinemos Marcos 9:30-32. Marcos nos dice que
Jesús y sus discípulos iban pasando por Galilea. Jesús quería
mantener su paradero en secreto, “porque enseñaba a sus
discípulos” (Marcos 9:31a, RV). ¿Cuál era su enfoque especial
en ese momento? “El Hijo del Hombre será entregado en
manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto,
resucitará al tercer día” (Marcos 9:31b, RV).
Estos eventos se han convertido en algo tan familiar
para nosotros los cristianos, que solemos olvidar cuán
sorprendente fue esta enseñanza para los discípulos.
¿Traición? ¿Sufrimiento? ¿Muerte? ¿Resurrección? ¿De qué
estaba hablando Jesús? ¿Qué tipo de Mesías era éste? Ésta era
una enseñanza extraña e inesperada. “Pero ellos no entendían
esta palabra, y tenían miedo de preguntarle”
Ejercicio para tu diario personal:
¿Por qué piensas que los discípulos tenían miedo de
preguntarle a Jesús sobre el significado de su enseñanza en
cuanto a su próximo sufrimiento, muerte y resurrección?
En vez de preguntar a Jesús sobre su enseñanza, los
discípulos habían estado discutiendo en el camino sobre quién
de ellos sería el mayor (Marcos 9:33-34). Aparentemente la
gloria y el honor eran temas mucho más apetecibles e
interesantes que el sufrimiento y la muerte. William Lane
comenta lo siguiente:
“En Marcos… la disputa sobre la grandeza indica el
grado en que los discípulos habían fallado en entender la
afirmación solemne de Jesús en cuanto a su entrega a la
voluntad de los hombres (Marcos 9:31ss). También muestra
cuan impregnados estaban de su cultura, donde siempre
19
surgían asuntos de preeminencia y rango” (Lane, “The New
International Commentary on the New Testament”,
Commentary on the Gospel of Mark, p. 339).
Adolf Schlatter por su parte, argumenta que la
enseñanza de Jesús afirma la posibilidad de gloria y grandeza,
pero localiza en otro sitio el lugar donde la gloria genuina se
manifiesta. “Jesús estableció un nuevo patrón en las relaciones
humanas que no da lugar a la contienda u oposición de unos
contra otros. Los pensamientos de los discípulos
estaban en el momento de gloria, cuando los asuntos
de rango parecían apropiados… Jesús los redirigió a su
insistencia en que el camino a la gloria va a través del
sufrimiento y la muerte” (Schlatter, citado en Lane, p. 340).
Este enfoque cultural en el estatus como señal de
grandeza, lo vemos reflejado en la parábola de Jesús sobre el
banquete de bodas. Jesús, “observando cómo escogían los
primeros asientos”, les advirtió del peligro de exaltarse a uno
mismo. Una persona mayor podría llegar al banquete, a quien
uno tendría que ceder su lugar. Mejor es tomar el lugar más
humilde, y ser exaltado después (véase Lucas 14:7-11).
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se
humilla, será enaltecido” (Lucas 14:11, RV).
Jesús ilustra su intento de reorientar el pensamiento
de los discípulos sobre la grandeza, tomando a un niño en sus
brazos (Marcos 9:36). “El que reciba en mi nombre a un niño
como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me
recibe a mí sino al que me envió” (Marcos 9:37 RV). ¿Por qué
menciona Jesús a los niños en medio de una discusión sobre
la naturaleza del servicio y de la grandeza? Quizás porque en
el orden cultural de su día, los niños eran pasados por alto. La
atención prestada a un niño no podía ayudar al ascenso de
nadie en la escala social. El niño no tenía nada que ofrecer a
cambio; no era nadie “importante”, como para recordar lo que
había recibido para devolver más tarde el favor. Los niños no
eran “gran cosa”. Pero, como dice Lane, Jesús instruye a sus
discípulos a “identificarse con los niños y volverse
como ‘los pequeños’ que no tienen un fundamento
para presumir de grandeza” (Lane, Commentary on the
Gospel of Mark, p. 340).
Otras narraciones en el registro del evangelio
enseñan el mismo principio. Por ejemplo, la madre de Santiago
y Juan se acerca a Jesús y pide que a sus hijos se les conceda
el honor de sentarse a su derecha y a su izquierda en el Reino
(Mateo 20:20-21). Cuando los otros discípulos oyeron esta
petición, “se enojaron contra los dos hermanos” (Mateo
20:24). A raíz de la petición hecha por la madre de Santiago y
Juan y la respuesta de los otros discípulos, Jesús vuelve a
enseñarles sobre la grandeza.
“Los gobernantes de las naciones se enseñorean de
ellas. Más entre vosotros no será así…” (Mateo 20:25-26, RV;
el énfasis es mío). Tanto katakurieuo como katexouziazo son
dos verbos que denotan mucha fuerza; los dos se refieren a
usar el poder para enseñorearse sobre alguien, o tiranizar a
otra persona. Los discípulos de Cristo no deben procurar
posiciones de poder y autoridad por el estatus o la influencia
que tales posiciones ofrecen.
Debían ejercitar autoridad, pero reorientada por
Cristo a una disposición de servicio a aquellos en la periferia
de la sociedad, a aquellos que tienen poco que ofrecer a
cambio. Como Bernard de Clairvaux lo expresa: “Aprende la
lección que, si vas a hacer la obra de un profeta, lo que
necesitas no es un cetro, sino una azada” (citado en Foster,
Alabanza a la disciplina, edición revisada, p. 140). O, como Foster
mismo acota:“Por tanto, la autoridad espiritual de la cual
hablaba Jesús no era aquella autoridad que se halla en
una posición o en un título, sino en una toalla” (Foster,
Ob. Cit., edición revisada, p. 142).
Jesús ejemplifica el principio del servicio basado en la
autoridad al lavar los pies de sus discípulos en la última noche
con ellos antes de su crucifixión (Juan 13:1-13). Notemos la
llamativa yuxtaposición entre la introducción de Juan al pasaje
y el acto mismo de Jesús. “Sabiendo Jesús que el Padre le había
dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios,
y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y
tomando una toalla, se la ciñó” (Juan 13:3-4).
Por un lado, Juan enfatiza el hecho de que Jesús sabía
que “todas las cosas” le habían sido dadas en sus manos;“había
salido de Dios, y a Dios iba”. El mayor servicio de Jesús, una
obra que conllevaba sufrimiento y humillación indecibles, se
llevaría a cabo en pocas horas en la cruz. Sin embargo, Juan
enfatiza que esta obra no es ajena a la autoridad o posición de
Jesús como Dios encarnado. En este respecto, Leon Morris
escribe lo siguiente:
“Nuevamente Juan enfatiza el dominio que Jesús tiene
de la situación… Pero Juan no ve la cruz como el observador
casual la puede ver. Éste es el lugar donde una gran obra divina
se llevó a cabo, y donde la gloria divina se manifestó.Así que, la
describe desde la perspectiva de cómo el Padre da todas la
cosas al Hijo… La referencia al Padre es importante. Él no es
un espectador pasivo en la pasión, sino que lleva a cabo su
voluntad en ésta… Juan está a punto de escribir un acto en el
que Jesús toma un lugar muy humilde. Pero no pierde de vista
en ningún momento la verdad de que el lugar más alto posible
es suyo por derecho” (Morris, “New International
Commentary on the New Testament”, Commentary on the
Gospel of John, p. 615).
Juan parece decir que la gloria divina se manifiesta
primero cuando Jesús lava los pies de los discípulos y, en el
supremo acto de condescendencia con nuestra debilidad y
estado desesperado, muere en la cruz. Juan dice que así es
como Dios obra. El poder divino se deleita en manifestarse en
las situaciones y acciones menos esperadas, por lo menos
desde la perspectiva de “la carne corporativa” que lo rodea.
Desde la perspectiva de la cultura que le
rodeaba, las acciones de Jesús eran muy inapropiadas.
Los esclavos gentiles y los siervos lavaban los pies de
las personas, no el Mesías prometido (véase Morris,
Commentary on the Gospel of John, nota 23, p. 617). Parece que
Pedro se sentía confundido, y quizás ofendido, por la acción de
Jesús. Cuando Jesús se dirige a él para lavarle los pies, Pedro le
dice:“No me lavarás los pies jamás” (Juan 13:8).
¿Por qué dijo eso? ¡Porque las grandes personas, las
importantes y distinguidas, no lavan los pies! Estas personas
tienen asuntos mucho más importantes que atender.
De una forma dramática, Jesús enseña que la
verdadera grandeza se descubre y se manifiesta en acciones
tales como ésta. Si el Señor y Maestro ha lavado los pies de los
discípulos, ellos “deben lavarse los pies los unos a los otros”.
Observemos en qué punto promete Jesús la bendición. Es
cuando los discípulos “hacen” lo que él les ha enseñado que
serán bienaventurados (Juan 13:17). El conocimiento aparte de
la acción concreta, sencillamente no es suficiente.
Recuerdo la experiencia de un antiguo alumno
llamado Bill S. Él había estado asistiendo a la clase que yo
enseñaba sobre la formación espiritual en Eastern University.
Según avanzaba el semestre, Bill parecía sentirse cada vez más
frustrado y deprimido. Me expresó que estaba “aprendiendo”
mucho en la clase. Que las lecturas eran excelentes y las
enseñanzas muy inspiradoras. Sin embargo, a medida que
pasaban las semanas, Bill se veía más deprimido. Pero casi al
final del semestre, le ocurrió un cambio significativo.
Una mañana, Bill llegó temprano a la clase y me dijo
que durante el fin de semana había ido con dos amigos a visitar
a personas sin hogar en Philadelphia. Habían empaquetado
alimentos y los habían llevado a personas de la calle. Bill
recordaba especialmente la respuesta agradecida de un anciano
que había encontrado en un callejón. “¿Puedo compartir estos
alimentos con Ud.?” -le preguntó Bill al anciano-. “Por
supuesto que sí, hijo mío. Tengo hambre” -respondió el
hombre-. Según Bill se alejaba, se dio la vuelta para despedirse,
vio cómo el anciano inclinaba su cabeza para orar por los
alimentos, las lágrimas corriendo por su rostro.
La capacidad de Bill para asimilar lo que estaba
aprendiendo en mi clase aumentó de forma notoria cuando
actuó de forma concreta sobre el conocimiento obtenido por
el estudio. El estudio por sí mismo no es suficiente.
20
módulo 6

El aspecto espiritual
de las disciplinas
(meditación)
módulo 6
El aspecto espiritual de las disciplinas
(meditación)
Páginas
Manual de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23-35
Disciplina enfocada en este módulo . . . . . . . . . . . 36-38
La meditación: escuchar para oír la palabra de Dios, reflexionar
sobre las obras de Dios, recordar y revivir los hechos de Dios,
rumiar la ley de Dios, y más. (Foster,Alabanza a la disciplina, p. 27)
Lecturas:
Del libro de texto:
• Willard, The Spirit of the Disciplines (El espíritu de las
disciplinas) capítulos 8 y 9 (págs. 130-192)
• Devocionales Clásicos, págs. 35-42 (Francisco de Sales); págs.
125-131 (Kierkegaard); págs. 171-178 (Teología Germánica);
págs. 214-220 (Tomás de Kempis); págs. 247-253 (Catalina de
Génova); págs. 261-267 (Ignacio de Loyola).
Ejercicio para tu diario personal:
La meditación nos ayuda a pausar en la presencia de
Dios, para que en nuestra oración y reflexión podamos
asimilar lo que hemos leído y para que nos sirva de nutrición.
La meditación nos concede el lujo de poder asimilar y digerir
la comida espiritual que hemos recibido de la rica mesa del
banquete de Dios. Dedica tiempo para escribir en tu diario
sobre tus experiencias en la meditación.
Objetivos del módulo:
A lo largo de este módulo podrás:
1. Repasar lo que significa “la gracia” y el lugar que
ésta tiene en la vida llena del Espíritu y en el desarrollo del
líder cristiano.
2. Examinarte a ti mismo a la luz de tres “crisis” que
ocurren cuando practicamos una disciplina espiritual aparte de
una vida llena de gracia:
• Auto-inflación (legalismo, juicio a los demás, auto-
justificación, orgullo espiritual).
• Auto-denigración (desánimo, desesperanza,
depresión espiritual).
• Auto-engaño (conceptos falsos, racionalización,
falsa autoimagen).
3. Identificar áreas donde puede ser que estés
experimentando un verdadero “desengaño”, porque Dios está
quitando tu ceguera espiritual y te está haciendo ver quién
realmente eres y el nivel en que estás en tu proceso de
crecimiento espiritual.
22
Manual de trabajo
transcripción del audio-casete:

David Fraser ¿Por qué se le llama disciplina espiritual? ¿Qué hace

que algo sea una disciplina? ¿Es la actividad en sí misma, o la
dificultad que ésta conlleva? ¿Es la frecuencia e intensidad con
Vamos a continuar en este módulo en la misma línea de

que se practica la actividad disciplinada, o es la actitud con que

pensamiento del módulo anterior.Vamos a ver qué es lo “espiritual”
la enfrentamos? ¿Por qué se le llama disciplina en vez de
de las disciplinas espirituales y por qué éstas son “disciplinas”. El
ejercicio, actividad, hábito o hobby?
siguiente ejercicio resultará útil para este propósito.

Escribe tus respuestas en este espacio en blanco.

“Disciplinas espirituales”: ¿qué son?
He aquí una verdad extraña: casi cualquier asunto se

?––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
puede convertir en un instrumento de Dios, o puede ser
usado por él para fortalecernos y hacernos madurar. Sin
embargo, Dios nos da algunos instrumentos específicos -que a
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
lo largo de la historia han sido útiles para los creyentes-como
medios para recibir la gracia y revitalizar nuestras vidas. Estos ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
instrumentos se conocen como “disciplinas espirituales”.
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Queremos pedirte que reflexiones sobre esta ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
pregunta: ¿qué es lo “espiritual” de una disciplina espiritual?
¿En qué se diferencia de una disciplina física como el ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
levantamiento de pesas, o una disciplina mental como la
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
memorización de un discurso por pronunciar o una disciplina
emocional como la relajación u otra actividad para ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
tranquilizarse y reducir las tensiones del estrés?, ¿qué es lo
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
espiritual de una disciplina espiritual?
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Escribe tu respuesta en este espacio en blanco.
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23
Chris Hall
No existe una respuesta definitiva a estas preguntas.Y la
razón es que todo lo que Dios nos da como instrumentos para realizar
su obra puede convertirse en un obstáculo a la misma. A lo largo de
los siglos, los cristianos han descubierto la existencia de patrones que
nos permiten abrirnos a la obra del Espíritu Santo de una forma
regular y constante. Estos son conocidos como “disciplinas” por dos
razones principales: en primer lugar, porque requieren un alto nivel
de compromiso para mantener su práctica mes tras mes y año tras
año. No son fáciles de practicar. Sólo aquellos que tienen dominio de
sí y que son altamente disciplinados en su vida personal se
comprometen a practicarlas a largo plazo. En segundo lugar, son
disciplinas porque uno de los objetivos de muchas de estas actividades
clásicas es castigar alguna parte de nuestro cuerpo que no es fácil de
gobernar, para hacernos conscientes de cuán cautivos somos de los
hábitos y maneras de pensar no saludables, no santos y no
espirituales. La disciplina penetra hasta lo más profundo de nuestras
inclinaciones pecaminosas y desordenadas para traer orden, salud,
fortaleza; en una palabra, traer disciplina a nuestras vidas.
Lo único que hace de cualquiera de estas disciplinas un
asunto espiritual es la obra del Espíritu Santo. Con las disciplinas, lo
que nos proponemos es crecer en santidad, no ser legalistas, fariseos
o rígidos. Ser conformados más y más a la imagen de Cristo es algo
que ocurre sólo con la presencia del Espíritu y su actividad en
nuestros ejercicios espirituales. De lo contrario, dichos ejercicios harán
de nosotros personas más ordenadas y fuertes, pero no más
parecidas a Cristo.
Puede que tus respuestas anteriores difieran de lo que
acabamos de decir; si es así, no importa. Lo que nos proponemos al
pedirte que reflexiones sobre esto es que reexamines tus
fundamentos para descubrir maneras de practicar la vida de Cristo
que sean más bíblicas, adecuadas y maduras según continúas
profundizando en el proceso de crecimiento espiritual. De hecho,
puede haber muchas otras respuestas que sean acertadas, e incluso
mejores que las que nosotros damos. Por tanto, sigue pensando clara
y cuidadosamente.
En muchas maneras, la formación espiritual es como
caminar en la cuerda floja. ¿Pero no es esto igualmente cierto de la
teología? Pensemos, por ejemplo, en los temas de la gracia y las
buenas obras. ¿No somos a caso salvos sólo por gracia? Sí. ¿Hay algo
que podamos hacer para ganar nuestra salvación? No. Y entonces,
¿qué de las buenas obras? Algunos, por enfatizar la enseñanza bíblica
de la salvación sólo por gracia, raramente o nunca hablan de la
importancia de las buenas obras en la vida cristiana. Piensan que al
hacerlo están desvirtuando la infinita suficiencia de la obra de Cristo
por nosotros en la cruz.
Sin embargo, el énfasis en la gracia de Dios a veces ha
llevado a una inapropiada separación del don de la salvación y las
actividades comunes de nuestra vida diaria. Es decir, que si somos
salvos sólo por gracia, poco importa cómo vivimos. Otros,
reaccionando contra esta separación entre la gracia y el
comportamiento, han enfatizado la importancia de las buenas obras.
Algunos arrinconan tanto la gracia, que terminan poniendo sobre los
hombros del creyente la responsabilidad por su propia salvación, lo
cual pronto produce un fruto de desánimo y desesperación. Richard
Foster comenta sobre lo difícil que es mantener un equilibrio sabio y
apropiado entre la gracia y las obras:
“Cuando desesperamos por lograr la transformación
interna por medio de los poderes de la voluntad y la determinación,
es cuando estamos accesibles a una nueva y maravillosa
comprensión: la justicia interna es un don de Dios que ha de
recibirse por gracia. El cambio interno que necesitamos es obra de
Dios, no de nosotros.” En el momento en que captamos este
entendimiento maravilloso, estamos en peligro de caer en un error
en el sentido opuesto. “Estamos tentados a creer que no hay nada
que podamos hacer. Si todos los esfuerzos humanos terminan en
bancarrota moral (habiéndolo probado, sabemos que así es), y si la
justicia es un don gratuito de Dios (como lo dice claramente la
Biblia), entonces ¿no es lógico sacar la conclusión de que tenemos
que esperar que Dios venga a transformarnos?” (Richard Foster,
Alabanza a la disciplina, p. 20).
Lo que Foster describe aquí son las dinámicas que operan
a menudo en la vida espiritual. Por un lado, si fallamos en colocar un
fundamento saludable en la gracia y el amor de Dios,
inevitablemente perderemos nuestro equilibrio espiritual, y
tendremos problemas. Por ejemplo, quizás empecemos a pensar que
el amor de Dios por nosotros aumenta en proporción directa a
nuestra capacidad de vivir una vida disciplinada. Inconscientemente
empezamos a creer que el amor de Dios por nosotros depende de
nuestra capacidad de vivir vidas espiritualmente disciplinadas.
Cuando esto es así, debemos decir claro y alto la verdad de que Dios
no ama a las personas disciplinadas más que a las indisciplinadas.
¿Por qué? Porque el amor de Dios no se basa en nuestra capacidad
de orar, ayunar, estudiar, o servir; es un don gratuito que se nos
ofrece en Cristo Jesús.
Por otro lado, el amor de Dios por nosotros no nos exime
de la responsabilidad de desarrollar patrones de vida que nos
ayudan a abrirnos a la obra del Espíritu de Dios. Y esto requiere
mucho trabajo.
Las disciplinas espirituales y la gracia de Dios:
Escribe aquí tu definición de lo que es “la gracia” de
Dios. ¿Exactamente qué es la gracia de Dios? ¿Es “la gracia”
diferente a la misericordia o la bondad de Dios? Sé lo más
específico posible.
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24
 ¿Cómo se ha manifestado la gracia de Dios en tu Constantemente debemos recordar el lugar
vida? ¿Por cuáles medios? ¿Cómo puedes saber que esa gracia absolutamente fundamental de la gracia en el crecimiento
ha hecho una obra en tu vida? espiritual. ¿Por qué? Porque el crecimiento espiritual es

?––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
dificultoso. El cambio es duro. La formación de hábitos es un
trabajo difícil y en ocasiones fallaremos. ¿Dejará Dios de
amarnos cuando comencemos a tomar nuestra relación con él
con mayor seriedad e iniciemos un proceso de formación que

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
inevitablemente conlleva dificultad, esfuerzo, y posible error? Si la
gracia de Dios es su favor inmerecido para nosotros en Cristo
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Jesús, ésta no se puede ganar.

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Por su parte, el amor de Dios para nosotros no se

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
puede incrementar o mejorar; es infinito en su amplitud y
profundidad. Sören Kierkegaard habla de la iniciativa del infinito
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– amor de Dios de una forma conmovedora:

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
“¡Padre que estás en el cielo! Tú que nos amaste
primero; ayúdanos a que no olvidemos que tú eres amor, y que
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– esta segura convicción pueda triunfar en nuestros corazones

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
sobre la seducción del mundo, sobre la inquietud del alma, sobre
la ansiedad por el futuro y sobre el miedo del pasado, sobre el
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
dolor del momento… ¡Tú nos amaste primero, oh Dios!
Nosotros hablamos de ello en términos de historia, como si tú
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– nos hubieras amado primero, pero sólo una vez; en lugar de eso,
sin cesar y a lo largo de toda nuestra vida” (Kierkegaard, The
Chris Hall Prayers of Kierkegaard, citado en Devocionales Clásicos, p.
¿Cómo definiste el término “gracia”? Gracia (Gr. charis), 126).
en el mundo griego secular tenía un amplio abanico de
significados, incluyendo: favor, hermosura, acción de Tres manifestaciones clásicas de las
gracias, gratitud, deleite, y bondad (véase H. H. Esser,“Grace”,
Dictionary of New Testament Theology, vol. 2, p. 115). Cuando
disciplinas espirituales sin gracia
Si dejamos de lado el aspecto de la gracia en las
disciplinas -es decir, su fundamento en la infinita gracia y
el apóstol Pablo usa esta palabra, se enfoca de manera particular
amor de Dios-¿qué resultado producirán éstas en nuestra
en el carácter no merecido del amor y la bondad de Dios para
vida? Lo que veremos son ciertas características negativas y
nosotros, demostrados en Cristo (Romanos 3:24, Efesios 2:8-9).
desagradables que rápidamente se desarrollarán en
Pablo pone de relieve este amor de Dios lleno de gracia al
nosotros. En este módulo, vamos a considerar tres de ellas:
decir que cuando éramos “débiles”, “impíos”, “pecadores”, y
primeramente las características que afligen a los que
“enemigos de Dios”, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:6-8). ¿En
consideran que están muy bien espiritualmente; en segundo
el futuro, Dios nos amará menos de lo que nos ha amado en el
lugar, las características que afligen a quienes piensan que no
pasado? Ninguna lección de discipulado que tengamos que
pueden hacer nada bien y finalmente, las características de
aprender en el futuro, es nueva para Dios. Dios conocía cada una de
quienes están pasando por la crisis de perder su ceguera
nuestras debilidades cuando nos llamó al Reino de Cristo.Aunque de
espiritual y empezar a ver lo que realmente son.
vez en cuando nos sorprendamos, o nos sintamos deprimidos por lo
Llamamos a estas actitudes: crisis de auto-inflación,
que somos y por lo que somos capaces de hacer Dios, por su gracia,
crisis de auto-denigración y crisis de auto-engaño.
permanece incapaz de sorprenderse con nosotros.
Comenzaremos con aquellos que creen que son estrellas
Ahora bien, el primer elemento de las disciplinas
espirituales, que van muy bien en su peregrinaje espiritual,
espirituales, el “espiritual” de las disciplinas, puede ayudarnos a
encaminándose hacia su crecimiento y madurez y
reflexionar sobre el vínculo que existe entre la gracia de Dios y el
profundizando en el Espíritu. ¿Cuáles son algunas de las
crecimiento espiritual. ¿Qué son las disciplinas “espirituales”? Son
características que poseen tales personas cuando la gracia
aquellas ordenadas, animadas y avivadas por el Espíritu
no llena la práctica de sus disciplinas espirituales?
Santo. Las disciplinas son medios específicos que Dios ha
diseñado y ordenado para que nos podamos abrir a la
obra del Espíritu. Éstas no pueden ser practicadas de forma
segura y sana aparte del poder y la gracia de la obra del Espíritu
A. La crisis de la auto-inflación

Se encuentra determinada por las siguientes características:

en nosotros. De hecho, sólo podemos practicar la vida disciplinada
1. El legalismo (convertir las disciplinas en leyes,
estando bien afirmados en el amor y la gracia de Dios. De aquí
basar mi relación con Dios en cuán bien estoy
nuestra insistencia en el último módulo de que Dios no ama a las
actuando o progresando).
personas espiritualmente disciplinadas más de lo que ama a las
indisciplinadas.

25
 2. El externalismo y el juicio (juzgar a otros según mis
propias leyes; es decir, ¿quién da la medida y quién no?),
3. La auto-justificación.
4. La competición espiritual y el orgullo (una auto-
estimación inapropiada y exagerada).
Foster nos advierte del peligro de convertir las
disciplinas en leyes (Foster, Celebration of Discipline, p. 10):
“Si hemos de progresar en el camino espiritual de tal
modo que las disciplinas sean una bendición y no una
maldición, tenemos que llegar al punto de echar de sobre
nosotros la perpetua carga de tener que manejar a los demás.
Esa necesidad, más que cualquiera otra cosa, nos llevará a
convertir las disciplinas espirituales en leyes.Tan pronto como
hemos echo una ley, tenemos una “norma externa” por la cual
podemos juzgar quién la está cumpliendo y quién no. Sin leyes,
las disciplinas son esencialmente una obra interna, y es
imposible controlar una obra interna. Cuando creemos
genuinamente que la transformación interna es una obra de
Dios y no nuestra, podemos hacer que descanse nuestra
pasión por enderezar a los demás.” (Foster, Celebration of
Discipline, p. 24).
San Juan de la Cruz se refiere a la auto-justificación y
el orgullo como tentaciones que sufren especialmente
aquellos que están comenzando la práctica de las disciplinas:
“Los que se inician en la vida espiritual están
dispuestos a ser muy diligentes en sus ejercicios. El gran peligro
al que se enfrentan es estar satisfechos con ellos mismos y con
sus obras religiosas. Es fácil que desarrollen una clase de
orgullo secreto, el primero de los siete pecados capitales” (San
Juan de la Cruz,The Dark Night of the Soul -La noche oscura
del alma, citado en Devocionales Clásicos, p. 44).
Totalmente
cierto
** Legalismo: convertir las disciplinas en 1 2
leyes, basar nuestra relación con Dios en
cuán bien estamos actuando o
progresando
** Externalismo y juicio: juzgar a los 1 2
demás con base en nuestras leyes; es decir,
quién da la medida y quién no. Manifestar
una actitud de rivalidad espiritual.
** Auto-justificación: considerarnos a 1 2
nosotros mismos justos ante Dios por
nuestra propia disciplina y logros en la
práctica de ciertas actividades espirituales.
** Orgullo: tener una auto-estimación
exagerada e inapropiada de nuestra 1 2
importancia y condición espiritual.
1 = totalmente cierto de mí 2 = probablemente cierto de mí
4 = ocasionalmente cierto de mí 5 = absolutamente no cierto de mí
San Juan enseña que el orgullo espiritual se manifiesta
de varias maneras desagradables:
A. Tiende a ser “muy espiritual”. “Le gusta hablar de
‘cosas espirituales’ todo el tiempo”.
B. Condena a otros desde su base de auto-justificación
pues “se siente satisfecho con su crecimiento. Prefiere
enseñar a los demás en vez de ser enseñado. Condena
a los que no son tan espirituales como él. Es como el
fariseo que se enorgullecía, y despreciaba al publicano
que no era tan espiritual como él”.
C. Desea ser visto por otros y “…practica los
ejercicios espirituales para ser estimado por los demás.
Quiere que otros reconozcan cuán espiritual es”.
D. No está dispuesto a ser honesto con sus
debilidades.“Teme la confesión ante otros, porque ésta
arruina su imagen; por tanto, suaviza su pecado cuando
hace confesión, para parecer menos imperfecto”.
Según San Juan, la persona espiritualmente humilde
reconoce que puede hacer poco por Dios. Le agradece por sus
dones, pero no los publica. “…centrarán su atención en lo
grande y digno que es Dios y cuán poco es lo que pueden
hacer por él. El Espíritu de Dios reposa en estar personas,
apremiándolas a guardar dentro de ellos mismos, en secreto,
sus tesoros en secreto en su interior” (San Juan de la Cruz,The
Dark Night of the Soul, citado en Devocionales Clásicos, p. 44).
Estos peligros son indicadores importantes para
mostrarnos que nos estamos alejando de la práctica de las
disciplinas espirituales con una actitud de gracia. En el siguiente
recuadro verás estos indicadores. Toma un momento para
leerlos otra vez, en una actitud de oración, y pídele a Dios que
te dé claridad para ver si hay gracia u orgullo espiritual en tu vida.
No estoy seguro Absolutamente
falso
3 4 5
3 4 5
3 4 5
3 4 5
3 = no estoy seguro
26
La práctica de las disciplinas espirituales sin
gracia:
Sin la gracia de Dios manifestada en el poder de su
Espíritu, varios defectos aparecerán en nuestra práctica de las
disciplinas espirituales. Los vemos en el siguiente recuadro.
Considera estas áreas en oración delante de Dios, e indica lo más
acertada y honestamente posible el lugar donde te encuentras.
Chris Hall
A veces nos cuesta ver claramente lo que somos. Quizás te
pasa a ti lo mismo que a mí al hacer este tipo de ejercicios aún caigo
en la trampa de evaluarme peor de lo que soy para así sentirme
justificado y bueno, porque eso es lo que siempre se me ha enseñado.
Francisco de Sales habla de la ceguera moral en la auto-justificación.
Los que sufren de este pecado son prontos para exponer las
debilidades ajenas, pero fallan en reconocer sus propias faltas.
“…cada uno define la devoción de acuerdo con sus
propias pasiones y fantasías.Alguien dado al ayuno cree que es muy
devoto ayunar aunque su corazón esté lleno de odio. Muy
preocupado por la sobriedad, poco le importa mojar su lengua con
vino o aun con agua, pero no vacila en beber hasta el fondo la
sangre de su vecino al denigrarlo por medio del chisme. Otra
persona se cree devota porque recita diariamente un gran número
de oraciones, pero después de decirlas profiere toda clase de
palabras desagradables, arrogantes y dañinas en su casa y entre
sus vecinos. Otro, saca alegremente una moneda de su bolsa para
darla a un pobre, pero no puede sacar bondad de su corazón para
perdonar a sus enemigos.
…De la misma manera, hay muchas personas que se
visten de ciertas acciones externas relacionadas a la santa devoción
para hacer creer a la gente que son verdaderamente devotas y
espirituales, mientras que, de hecho, no son sino copias y fantasmas
de la devoción.” (Francisco de Sales, Introduction to the Devout Life
-Introducción a la vida devota-, citado en Devocionales Clásicos,
págs. 35-36).
El orgullo espiritual, ¿cómo enfrentarlo?:
Supón que un amigo o conocido viene para pedirte
un consejo y una palabra de ánimo. ¿Por qué? Porque tiene una
gran lucha personal con el orgullo espiritual y la auto-
justificación. ¿Cómo puedes ayudarle con su problema?
Anota cinco pasos específicos que darías como
consejo a esta persona en cuanto a cómo vencer sus luchas.
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27
Chris Hall
Veamos la respuesta que Jeremy Taylor daría a esta
pregunta. En vez de la ceguera moral y la auto-justificación,Taylor
nos aconseja cultivar una opinión honesta de nosotros mismos. Él
dice:
“Primera, no tengas de ti un concepto muy alto por las
circunstancias externas que llegan a tu vida. Aunque podrías, a
causa de los dones que te han sido dados, ser mejor en algo que
otro (como un caballo que corre más rápidamente que otro), debes
saber que es para el beneficio de los demás, y no para ti mismo…
Segunda, la humildad no consiste en criticarte, llevar vestiduras
raídas o conducirte sumisamente a donde quiera que vas. La
humildad consiste en una opinión realista de ti mismo, es decir, que
eres indigno” (Jeremy Taylor, The Rules and Exercises of Holy
Living -Reglas y ejercicios de la vida santa-, citado en
Devocionales Clásicos, p. 312).
Notemos la sana y madura perspectiva personal de
Taylor. Él mantiene unido lo que nosotros tendemos a separar. Por
ejemplo, nos recuerda que somos indignos. Dios no nos debe nada.
No es esencialmente por nuestra dignidad que Dios envió a su Hijo
a morir por nuestros pecados, sino que Cristo murió por sus
enemigos, por quienes se alejaban de él a la velocidad de la luz en
la dirección opuesta. Al mismo tiempo, aunque somos indignos,
Taylor advierte en contra de una falsa sumisión o una crítica auto-
inculpatoria que sólo ve nuestras faltas y debilidades.
Taylor ofrece también varios antídotos prácticos y
potentes para el veneno del orgullo y la auto-justificación, los cuales
anotamos abajo en forma de cinco sugerencias.Te pedimos que las
repases y las compares con las cinco sugerencias que anotaste en
el ejercicio anterior como consejo para quien estaba luchando con
su orgullo espiritual.
Sugerencias de Jeremy Taylor para enfrentar
el orgullo espiritual:
A. Haz tus buenas obras en secreto.
“Conténtate con ir por la vida sin recibir alabanzas y no
atormentarte cuando alguien te ofende o menosprecia”.
B. Evita ir a la caza de elogios. Taylor advierte:
“Nunca digas nada, directa o indirectamente, que provoque
alabanza u obtenga halagos de los demás… No preguntes a
otros acerca de tus faltas con la intención o propósito de que
te hablen de tus buenas cualidades. Algunos hablan
humildemente de sí mismos para hacer que los demás se den
cuenta de su bondad. Están buscando elogios solamente y, sin
embargo, son ellos los que terminan tragándose el anzuelo,
hasta que, por beber las aguas de la vanidad, se inflan y estallan”.
C. Practica conscientemente la alabanza, en
vez del descrédito. “Toma parte activa en la alabanza a
oíroslos demás, ponderando sus virtudes con deleite. De
ninguna manera te entregues al deseo de denigrarles,
disminuir su alabanza o hacer objeción alguna. Jamás pienses
que por oír un buen informe de alguien más, de alguna manera
se disminuye tu valor”. [Éste es un buen antídoto contra la
competencia espiritual.]
 D. Evita la comparación y la competencia
espiritual. “Nunca te compares con los demás a menos que
sea para mejorar la impresión que tienes de ellos y disminuir
la que tienes de ti mismo”.
E. Identifícate compasivamente con las
debilidades de los demás. “…Considera [sic] con mirada
de perdón sus debilidades [las de los otros]. La persona
verdaderamente humilde tratará de ver cómo las acciones
pecaminosas de los demás fueron cometidas porque carecían
de la luz suficiente o estaban engañados, concluyendo que si
tuvieran los mismos beneficios y ayudas que ella tiene, no
habrían cometido un mal así, sino que habrían hecho mucho
bien” (Jeremy Taylor, The Rules and Exercises of Holy Living,
citado en Devocionales Clásicos, págs. 312-318).
B. La crisis de la auto-denigración
David Fraser
Ahora nos encargaremos de quienes tienen un concepto
demasiado alto de sí mismos a su contraparte. Hay personas que
creen que nada de lo que hacen está bien (y tal vez en alguna
medida sea así). Pero, ¿qué de la persona que activamente busca a
Dios y procura servirle y hacer su voluntad, pero constantemente se
enfrenta a lo que llamaremos una “crisis de auto-denigración?”
Puede ser que en estas personas no se vean las
características obvias de los que se inflan; pero igualmente son
personas que no tienen el cimiento firme de la gracia de Dios.
Intentar vivir la vida espiritual disciplinada de esta manera lleva a
lo que podemos llamar la “depresión espiritual” y produce
desánimo, desesperanza y un sentido de alejamiento de Dios.
Algunas personas oscilan entre la auto-inflación y la auto-
denigración. Si no estamos firmemente plantados en el terreno del
amor divino, especialmente en lo relacionado con nuestra
autoestima, podemos ser presa fácil del desánimo y de la
desesperanza. ¿Podremos llegar a enfrentar el cambio necesario en
nosotros para experimentar la vida abundante si no estamos
cimentados en el amor de Cristo? C. S. Lewis escribe sobre la
necedad de intentar seguir los dictados de la conciencia aparte de
la gracia de Dios:
“Porque si en realidad estamos tratando de cumplir con
todas las demandas que se imponen sobre nuestro “yo” natural, no
quedará suficiente para que este “yo” natural se sustente. Mientras
más obedezcamos a nuestra conciencia, más será lo que ella nos
exigirá.Y nuestro “yo” natural, que por tal motivo está hambriento,
acorralado y preocupado, se irá enojando más y más.”(C.S. Lewis,
Mere Christianity -Sólo cristianismo, citado en Devocionales
Clásicos, p. 14).
El desánimo espiritual:
¿En qué situaciones concretas tiendes a sentir
desánimo espiritual? ¿Existen patrones en cuanto a tu
desánimo o sentido de alejamiento de Dios? Es decir, ¿cuáles
aspectos de tu vida espiritual son una continua causa de
desánimo? ¿Por qué? Reflexiona y escribe aquí tus respuestas.
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David Fraser
Algunos luchamos con el desánimo durante toda la vida.
Debemos entender que, aunque la falta de un cimiento en la gracia
de Dios es un factor importante, puede haber otros aspectos en
juego. Por ejemplo, la genética, el trasfondo familiar, las experiencias
del pasado, el tipo de personalidad y las circunstancias adversas del
presente también pueden ser factores que contribuyen a nuestro
desánimo espiritual.También debemos distinguir entre el desánimo
experimentado cuando las dificultades de la vida pesan sobre ella,
y el desánimo espiritual en sí mismo. ¿Acaso no hay diferencia entre
el desánimo sufrido cuando se nos avería el automóvil y la
depresión espiritual que sentimos cuando sucesivamente varias de
nuestras oraciones no son contestadas? Debemos cuidarnos de no
ser demasiado simplistas en nuestras soluciones para nosotros o
para los demás.
Puede ser que algunos no hayamos luchado con la
depresión, o desánimo espiritual. ¿Por qué no? Tal vez la respuesta
no tenga una relación directa con una causa espiritual o teológica.
Quizás tenemos la fortuna de haber crecido en un ambiente
familiar de amor y afirmación. Posiblemente en la providencia de
Dios hemos sido guardados de tragedias de dolor y de sufrimientos
que otros sí que han experimentado. Es probable que estemos
viviendo en un auto-engaño, es decir, que estamos sufriendo, pero
28
no podemos o no queremos enfrentar nuestro dolor y sus causas.
O simplemente puede ser que estemos evitando la vida misma.Tal
vez no hayamos experimentado desánimo o profunda depresión
porque nos hemos estado protegiendo y no nos hemos aventurado
o arriesgado por nada. No sabemos lo que es el desánimo o la
depresión espiritual porque no nos hemos atrevido a salir de
nuestra “zona de seguridad” para extender el Reino de Dios o para
crecer espiritualmente.
Sí, es verdad que el camino del discipulado puede resultar
descorazonador. Pero, ¿cuál es la alternativa? Willard nos recuerda
que la vida sin discipulado también lleva a la desesperanza:
“No ser discípulo cuesta no poseer la paz
duradera, la vida saturada por completo por el amor, la
fe que lo ve todo a la luz del gobierno primordial de Dios
para bien, la esperanza que se mantiene firme en las
circunstancias más desalentadoras, el poder para hacer el
bien y resistir las fuerzas del mal. En pocas palabras cuesta
carecer de esa abundancia de vida que Jesús dijo que vino a traer
(Juan 10:10)… La perspectiva correcta es ver el seguir a Jesús no
sólo como una necesidad, sino como el cumplimiento de las más
altas posibilidades humanas y como vida en el plano más elevado.”
(Willard, The Spirit of the Disciplines, citado en Devocionales
Clásicos, p .23).
No hay duda de que las dificultades inherentes en el
crecimiento espiritual nos pueden desalentar y crear temor.Tomás
de Kempis nos aconseja que seamos pacientes con nosotros
mismos, particularmente en los momentos de tentación. Sin
embargo, es imposible cultivar esta paciencia aparte del seguro
cimiento del amor y la aceptación de Dios.Tomás de Kempis dice:
“No debemos desesperarnos cuando somos tentados,
sino que debemos buscar más fervorosamente a Dios; pidamos su
ayuda en este tiempo de tribulación… La paciencia es necesaria
en esta vida, porque buena parte de ella está llena de
adversidades. No importa cuánto nos esforcemos, nuestra vida
nunca se verá libre de luchas y pesares” (Tomás de Kempis, The
Imitation of Christ—La Imitación de Cristo, citado en
Devocionales Clásicos, págs. 215-216).
Catalina de Génova por su parte, sugiere como posible
antídoto al desánimo, la rendición a Dios. Sólo Dios, dice ella, puede
librarnos de lo que somos. Es mejor rendirnos a nuestro Libertador
que pasar los años pensando que podemos librarnos a nosotros
mismos.
“Entonces vi que otros combatían contra sus malas
inclinaciones y se esforzaban por resistirlas. Pero noté que
mientras más luchaban contra ellas, más se involucraban e ellas.
Así que les dije: ‘Tienen razón en lamentarse por sus pecados e
imperfecciones, y yo me lamentaría con ustedes si no fuera por el
hecho de que Dios me sostiene. No pueden defenderse como yo
no puedo. Lo que debemos hacer es renunciar al cuidado de
nosotros mismos ante Dios, que puede salir en defensa de nuestro
verdadero yo. Sólo entonces Dios podrá hacer a nuestro favor lo
que no podemos hacer’” (Catalina de Génova, Life and
Teachings—Vida y Enseñanzas, citado en Devocionales
Clásicos, págs. 248-249).
29
¿Es que Catalina vivió una vida espiritual pasiva, separada
del servicio activo y el compromiso? Por supuesto que no. Ella
mantuvo una vida espiritualmente disciplinada de servicio a los
pobres y a los enfermos de Génova. Pero las obras de caridad de
Catalina y su vida disciplinada fluían de su consciencia del amor de
Dios para con ella. Sabía que Dios la estaba “sosteniendo” y que él
era su defensor y escudo. Este cimiento fundamental era la base de
su disciplina y servicio. Catalina afirma que separados del amor y
cuidado de Dios, fácilmente nos convertimos en personas afanadas,
frenéticas y estresadas.
Kierkegaard, San Juan de la Cruz, Jeremy Taylor, Francisco
de Sales y Catalina de Génova son unánimes en su enseñanza de
que el crecimiento espiritual y la transformación interior son el don
de Dios. A su vez, Ignacio de Loyola enseña que la “desolación”
espiritual a veces tiene su origen en que:
“él quiere darnos un verdadero conocimiento y
comprensión, de modo que podamos percibamos en verdad que
no está en nosotros el poder para adquirir o retener una gran
devoción, amor ardiente, lágrimas o cualquiera otra consolación
espiritual, sino que todo esto es un regalo y una gracia de Dios,
nuestro Señor. Ni Dios desea que afirmemos como nuestro lo que
pertenece a otro, permitiendo que nuestro intelecto se alce en un
espíritu de orgullo o vanagloria, atribuyéndonos la devoción u otros
aspectos de la consolación espiritual” (Ignacio de Loyola, The
Spiritual Exercises of St. Ignatius—Los Ejercicios Espirituales
de San Ignacio, citado en Devocionales Clásicos, p. 262).
Ya estamos llegando al final de esta sección sobre las
disciplinas espirituales practicadas sin la gracia de Dios. Hemos
visto lo que pasa cuando nos inflamos y nos creemos súper
estrellas espirituales; también lo que pasa cuando caemos en la
auto-denigración -la obra de Satanás, ese gran acusador- al
acusarnos a nosotros mismos, en el mismo acto de buscar la
santidad y el amor de Dios por medio de los medios espirituales
que él nos ha dado.
C. La crisis del auto-engaño
Chris Hall
Como hemos dicho antes, el desánimo espiritual y la
desesperanza pueden estar relacionados con una variedad de
situaciones, circunstancias y experiencias. El auto-engaño está
relacionado tanto con la sobreestimación como con la
subestimación de nosotros mismos. Tenemos una estimación de
nosotros mismos muy alta y al mismo tiempo muy baja. Cuando
iniciamos una práctica más seria de las disciplinas espirituales,
comienzan a caerse las escamas de nuestros ojos, permitiéndonos
ver cuándo tendemos a lo uno o a lo otro.
Sin embargo, a menudo el desánimo es más bien un
resultado natural de este proceso de crecimiento. La pregunta es:
¿Podemos crecer en la auto-consciencia -la libre admisión de
nuestras faltas y errores- aparte de un firme cimiento en el amor y
la gracia de Dios? El crecimiento espiritual inevitablemente conlleva
el exponer nuestra oscuridad personal a la luz del amor y la
sanidad de Dios. Parker Palmer llama este proceso “el camino del
desengaño”:
 “A muchos nos cuesta la contemplación, porque hemos ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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pasado demasiado tiempo en el engaño. Incluso a veces pareciera
que estamos casados con el engaño, como una forma de
supervivencia. Al mirar mi propia vida, me asombra ver los engaños ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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que he albergado sólo para poder llegar al final del día—engaños
sobre mis motivaciones, habilidades y deseos. Me siento horrorizado
por el dolor que mis engaños me han causado a mí y a otros, y por ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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el pensamiento de que ahora mismo albergo engaños que no puedo
ni tan siquiera nombrar, porque dependo de la idea de que son
realidad” (Palmer, The Active Life -La vida activa, p. 25).
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Hace poco yo mismo pasé por este proceso de ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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“desengaño”. Me gustaría vivir la ilusión de que soy una persona
paciente y amorosa. Ésta es una ilusión que fácilmente puedo
mantener en la universidad donde enseño teología. Pero en la ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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realidad, en mi corazón lucho con la impaciencia; puedo esconderla
de mis colegas y alumnos pero no de mi familia. ¿Por qué? Porque
ellos están conmigo por mucho más tiempo y me ven en mis
momentos menos “espirituales”. De hecho, precisamente la Chris Hall
semana pasada, mi hija por su frustración me enfrentó con amor
Sí, reconocer que somos menos dotados, menos santos, y
diciendo: “¡Eres la persona de más mal genio que conozco!”. Mi
menos dignos de alabanza de lo que imaginábamos pincha el globo
reacción natural fue pensar que esto no era cierto, que yo soy
de nuestro auto-engaño. Por eso solemos evitar a toda costa este
amable, amorosa y generosa. Pero pensándolo con más honestidad,
entendimiento de nosotros mismos. Cuando, por la gracia de Dios,
veo que en cierta medida mi hija tiene razón.
finalmente abrimos la caja fuerte de nuestros secretos ante la luz
¿No había estado aprendiendo precisamente esta verdad
reveladora de Cristo, lo que experimentamos es un cierto tipo de
en la disciplina del ayuno? ¿Por qué es que cuando no podía tener
muerte. Como lo dice Parker:
lo que quería cuando lo quería (por ejemplo, la comida), tan
“…pasamos por cierto tipo de muerte. Pero el mismo
fácilmente me irritaba e impacientaba? El ayuno me servía como
nombre que damos a estos momentos nos deja ver que algo
un abrelatas divino, que con insistencia quitaba la tapa de mis auto-
positivo está surgiendo de nuestro dolor. Decimos que estamos
engaños, para reconocer mi herida y presentarla a Cristo. Me costó
siendo ‘desengañados’. Es decir, que estamos siendo
muchísimo reconocer esta debilidad. Fue sólo por el suave proceso
despojados de las ilusiones que tenemos de la vida, de
de “desengaño” de Cristo que pude ser sanado y experimentar
otros, y de nosotros mismos. Cuando se quita nuestro engaño,
crecimiento en mi vida.
como se quitan las barreras de un camino, tenemos vía libre para
proseguir hacia la verdad. En vez de sentir conmiseración con tu
El desengaño espiritual:
Quizás en este punto del curso de formación
amigo que te cuenta que está desengañado, y querer servirle de

espiritual, ya estás experimentando lo que Parker Palmer llama

consuelo, lo que debes hacer es felicitarle, celebrarlo, y preguntarle

“el desengaño espiritual”. ¿Podrías precisar tres engaños

cómo puedes ayudar para que el proceso vaya aún más profundo”
(Parker, The Active Life -La vida activa, págs. 26-27).
específicos que han salido a la superficie de tu consciencia?
¿Puedes identificar las causas de dichos engaños? ¿Para qué
Roberta Bondi también nos advierte del peligro de permanecer en

necesidades profundas han estado supliendo estos engaños?

nuestro engaño:

Por un lado más positivo, ¿cuáles realidades positivas pueden

“Los monásticos entendían que todos nos conocemos a

reemplazar estos engaños en tu propia experiencia?

nosotros mismos en una medida mucho mayor de lo que queremos

?––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
admitir. No importa cuánto nuestras pasiones nos puedan cegar
respecto a nosotros mismos, a otros y a Dios; siempre hay algo en
nosotros que puede ver la verdad. Sin embargo, a menudo no

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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queremos verla; y empleamos mucha energía escondiéndonos de esa
parte de nosotros que ve, y negando lo que ve. Pero somos
conscientes del daño que nos estamos haciendo a nosotros y a otros
por nuestra ira, odio o glotonería” (Bondi, To Love as God Loves—
Amar como Dios Ama, p. 89).

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– No hay duda al respecto: una vida espiritual basada en

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– una disciplina separada de la gracia de Dios pronto se convierte en

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
una carga. De hecho, a “la carne corporativa” del mundo a nuestro
alrededor le gustaría convencernos de que la espiritualidad es una
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
tarea dura y sombría que produce personas rígidas, quebradizas y
antipáticas. Francisco de Sales escribe a Filotea:

30
 “Los que desalentaron a los israelitas para que
entraran a la tierra prometida les dijeron que era una tierra que
‘devoraba a sus habitantes’… Es de esta manera, mi querida
Filotea, que el mundo deforma la santa devoción tanto como
puede. Describe a la persona devota como aislada, oscura y
hosca, y afirma que la devoción provoca depresión y un humor
insoportable.” (Francisco de Sales, Introduction to the Devout
Life, citado en Devocionales Clásicos, p. 37).
Al ir terminando este módulo, te pedimos que prestes
especial atención a cuatro diferentes tipos de personas
mencionados por el autor de Teología Germánica. Cada uno de
Cuatro motivaciones diferentes en la vida
espiritual:
Foster y Smith (p. 176 de Devocionales Clásicos)
proponen varias preguntas útiles de reflexión, basadas en la
lectura de Teología Germánica. A continuación te las
presentamos para que las respondas.
1. De los cuatro tipos de personas que intentan vivir
una vida ordenada y moral, ¿a cuál te pareces más (al
compelido, al buscador de galardones, al totalmente auto-
engañado o al amante de Dios)?

?––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
estos tiene una motivación diferente para llevar una vida
espiritualmente disciplinada.

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
1. El primer tipo de persona lleva una vida
disciplinada por un impulso externo.
“Algunos llevan una vida ordenada pero no por amor a ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Dios ni por un deseo personal particular, sino simplemente
porque están obligados. Hacen lo menos posible y todo se les
vuelve amargo y gravoso.” (Teología Germánica, citado en ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Devocionales Clásicos, p. 172).
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2. El segundo tipo de persona es el que se
disciplina con la esperanza de obtener un galardón.
“Estas son las personas que creen que es posible ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
ganarse el Reino de los Cielos y la vida eterna. Ellos piensan que
una persona es santa porque guarda muchísimas reglas. La
persona que descuida aún la regla más insignificante, así creen ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
ellos, está perdida. Muestran gran seriedad y diligencia en
guardar estas reglas. Sin embargo, después de cierto tiempo todo
se les vuelve amargo y gravoso” (Ibid, citado en Devocionales
2. El autor de Teología Germánica hace hincapié en la
Clásicos, p. 172).
importancia de ser motivado desde dentro, no sólo desde
fuera. ¿Qué tipos de motivación interna y qué tipos de
motivación externa te impulsan a practicar las disciplinas
3. El tercer tipo de persona está totalmente
espirituales?
auto-engañada.

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Estas personas quieren ignorar sus propios pecados y
faltas, y “se apresura a decirte qué perfecta es. Creen que no
necesitan de reglas y leyes y, de hecho, se mofan de cualquier
conversación acerca del ‘orden’” (Ob. Cit., citado en
Devocionales Clásicos, p. 172). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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4. El cuarto tipo de persona ha aprendido a
responder a Dios por amor.
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“No practican la vida ordenada esperando alguna
recompensa. No desean adquirir nada por la motivación del
galardón, ni esperan segar algún día algún premio a causa de ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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ello. No, en la vida ordenada hacen lo que hacen por amor. No
están tan preocupados por el resultado, ni les inquieta lo que
obtendrán si siguen una conducta particular. Tampoco les ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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preocupa qué tan pronto o seguido ocurrirá. Les preocupa más
que las cosas funcionen bien, en paz y con facilidad interna.Y si
a veces algunas reglas menos importantes se descuidan, no ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
están perdidos en la desesperación” (Ob. Cit., citado en
Devocionales Clásicos, p. 172). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

31
 3. Todo nuestro mundo se mueve por un sistema de
premios y castigos; por ejemplo, solemos obedecer el límite de
velocidad por temor a ser multados. Pero el autor sugiere que
la obediencia debe ser amada por lo que es, no sólo por sus
galardones o por temor al castigo. ¿Qué lugar ocupa la gracia
de Dios en la lucha entre lo uno y lo otro?
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4. El ojo derecho del alma mira hacia lo eterno,
mientras que el izquierdo mira hacia las cosas de este mundo.
Valiéndonos de esta metáfora, ¿cuál de los ojos domina en ti?
¿Qué patrones en tu vida indican cuál es el “ojo” dominante?
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32
David Fraser
Gregorio de Nisa también enseñaba desde antiguo que
una vida espiritual fundamentada en una relación de amor con
Dios produce un hermoso fruto de vida. De hecho, Gregorio sugiere
que una vida disciplinada puede ser practicada mejor si
recordamos que Dios es nuestro amigo y no un amo duro que
ansiosamente espera a que fallemos para castigarnos.
“Esta es la verdadera perfección: no evitar una vida mala
porque nosotros, como los esclavos, tememos servilmente al castigo,
ni hacer el bien porque esperamos recibir recompensas, como si
sacáramos provecho de la vida virtuosa por alguna clase de arreglo
formal. Al contrario, no haciendo caso de las cosas por las que
esperamos y que han sido reservadas por la promesa, consideremos
que caer de la amistad de Dios es la única cosa terrible que podría
sucedernos, y que llegar a ser amigos de Dios es lo único digno de
honor y anhelo” (Gregorio de Nisa, The Life of Moses -La vida de
Moisés, citado en Devocionales Clásicos, p. 182).
Permite que Dios te ame como a un amigo
querido:
Foster y Smith sugieren un buen ejercicio, que al
término de este módulo nos puede servir para poner en
práctica las palabras de Gregorio. “Esta semana, fortalezca su
amistad con Dios. Pase tiempo con él y compártale cada vez
más de su vida, sus esperanzas, sueños y sus fracasos, y permita
que Dios lo ame como un amigo querido” (Foster y Smith,
Devocionales Clásicos, p. 184).
Chris Hall
La amistad con Dios es lo que finalmente acabará con
nuestra tendencia a la auto-inflación, la auto-denigración, o el auto-
engaño. En nuestra propia experiencia, y en la de otros líderes
cristianos, éstas han sido las tres luchas interiores más marcadas,
cuando se ha dejado de lado la gracia de Dios. Cualquier paso que
demos tiene que convertirse en un hábito de vida. Una amistad se
fortalece al pasar tiempo con la otra persona, al evaluar juntos la
realidad y la percepción de las cosas para asegurarnos de que
realmente existe la comunicación que pensamos que existe, al
disfrutar del tiempo juntos, y al compartir los asuntos más íntimos
y las luchas más personales.
A veces solo necesitamos una tarjetita en el bolsillo que
diga: “En este mismo momento, Dios quiere ser el mejor de tus
amigos”. Podemos sacarla a la hora de la comida para que así
como Dios nos da alimento para nutrir nuestro cuerpo, derrama su
amor en nosotros por su Espíritu Santo. Debemos reconocer y fijar
nuestra mente en la realidad de que ese amor está fluyendo hacia
nosotros continuamente.
Hay muchos ejercicios prácticos y sencillos que podemos
hacer para experimentar la amistad de Dios. Esperamos que hayas
anotado algunas buenas ideas al respecto.
Finalmente, te pedimos que realices Tu proyecto para
este módulo, después de haber terminado todos sus respectivos
ejercicios y prácticas. Por favor, hazlo con diligencia.

Anota cuatro pasos prácticos que puedes comenzar

a dar para fortalecer tu amistad con Dios.

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33
Tu proyecto
para este módulo

Cuando hayas terminado las lecturas asignadas y los ejercicios de la disciplina espiritual, responde a las siguientes
preguntas:

En esta primera página, reflexiona sobre tus propias tendencias en el pasado a cualquiera de las tres crisis que
caracterizan la vida espiritual cuando las disciplinas son practicadas aparte de una experiencia llena de gracia (la auto-inflación, la

?
auto-denigración y el auto-engaño). ¿Cuáles dirías que son las áreas de mayor tentación que te atan a una práctica infructuosa y
dañina de las disciplinas (o que te impiden practicarlas)?

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34
 En la segunda página: estamos más o menos a la mitad de este curso. Por tanto, te pedimos que hagas una evaluación de
las motivaciones y hábitos que actualmente son parte de tu vida según procuras crecer en gracia y fe. Escribe una breve
“autobiografía espiritual” de tu experiencia durante este curso. ¿Qué ha estado ocurriendo en tu vida según has intentado cumplir

?
fielmente con los ejercicios asignados y la práctica de las disciplinas? ¿En tu opinión, qué debes hacer para usar lo aprendido en
este curso para profundizar o para reavivar tu pasión por la piedad?

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35
Disciplina enfocada en este módulo:
la meditación
El Salmo 1 es un buen texto bíblico para exponer los
elementos y los beneficios de la meditación: “Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha
sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley
medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no
cae; y todo lo que hace prosperará” (vv. 1-3). No estamos
hablando simplemente de meditar, sino de meditar en lo que
deleita a la persona interior.
Según Foster, en Alabanza a la disciplina: “En la
sociedad contemporánea, nuestro adversario se especializa en
tres cosas: ruido, premura, y multitudes. Si él puede
mantenernos empeñados en la cantidad y en la muchedumbre
descansará satisfecho” (p. 27).Al final nos quedamos con poco
tiempo para descansar, meditar y asimilar lo que Dios nos
quiere enseñar. Un ejemplo de esto es la historia de María y
Marta (Lucas 10:38-42), donde vemos el contraste entre un
servicio ocupado y sentarse a los pies de Jesús.
¿Qué es la meditación? Es un llamado a escuchar y a
reflexionar. Peter Abelard lo define con la imagen de una vaca
rumiando. Con la meditación, hacemos que nuestras raíces se
profundicen en la Palabra de Dios, o en ciertos aspectos de la
naturaleza, nuestro mundo, nuestras vidas, las vidas de quienes
nos rodean, ciertos eventos, etc.
Foster también habla del Otium Sanctum, es decir, el
“ocio santo”. “Se refiere a un sentido de equilibrio en la vida,
a una capacidad para uno estar tranquilo en medio de las
actividades del día, una capacidad para descansar y tomar
tiempo para disfrutar la belleza, una capacidad para regular
nuestros pasos. Con la tendencia que tenemos a definir a las
personas en función de lo que producen, haremos bien en
cultivar el ‘ocio santo’” (Ob. Cit., pág. 36).
Debemos tomar en serio las palabras de Foster. En
los Estados Unidos, se evalúa a las personas en términos de lo
que hacen y no de lo que son –en otras palabras, en términos
de su producción en vez de sus virtudes-. La meditación
servirá como freno a esta tendencia nuestra, y nos forzará a
re-evaluar nuestros valores y prioridades.
Puede ser que tengamos que aprender a distinguir
entre lo urgente y lo importante. Al respecto, Henri
Nouwen escribe en Camino a casa: “…tengo que vigilar
cuidadosamente la diferencia entre las cosas urgentes y las
cosas importantes. Si permito que las cosas urgentes dominen
mi día, nunca haré lo que es realmente importante y siempre
me sentiré insatisfecho… La cuestión no es dónde estés, sino
cómo vives, dondequiera que estés. Para ti esto significa una
elección constante de lo que es importante y una disposición
para aceptar que las cosas urgentes pueden esperar o dejarse
sin hacer” (p. 100). “Es tan fácil dejar que lo que necesita ser
hecho tenga prioridad sobre lo que necesita que ser vivido”
(p. 114).
En la meditación comenzamos a ver lo mismo
que Dios: la belleza y las maravillas por las que a menudo
pasamos de prisa, pero también el sufrimiento y la necesidad
que a menudo ignoramos. “Señor, déjame ver lo que tú ves—
el amor de Dios y el sufrimiento de la gente—para que mis
ojos puedan ser más como los tuyos, ojos que pueden sanar
los corazones heridos” (Ob. Cit., p. 75).
Así que el llamado a la meditación es para hacer una
pausa, reflexionar, escuchar, ver, ser renovado y recibir en lo
más íntimo de nuestro ser. “Siento dentro de mí una tensión.
Sólo tengo un número limitado de años de ministerio activo.
¿Por qué no usarlos bien? Sin embargo, una palabra
pronunciada con un corazón puro vale por mil en un estado de
confusión espiritual. El tiempo otorgado a la renovación interna
nunca será malgastado. Dios no tiene prisa” (Ob. Cit., p. 32).
Principios de la meditación
1. La disciplina de la meditación, como todas
las demás disciplinas, debe ser alimentada y cultivada
en la gracia de Dios. Merton, citado por Foster, nos enseña
este principio:“¿Cómo recibimos el deseo de oir su voz? ‘Este
deseo de volver es un don de gracia. Cualquiera que imagine
que simplemente puede comenzar a meditar, sin pedir el
deseo y la gracia para comenzar la meditación, debiera
tomarse como una promesa implícita para las posteriores
gracias’” (p. 35).
2. La meditación es una forma de deleite:
“Bienaventurado el varón . . . [que se deleita en la ley de
Jehová]. . .” (Salmo 1). En lo que nos deleitamos, en eso
pensamos y eso buscamos. Nuestras vidas gradualmente se
centran más y más en los deseos de nuestro corazón. ¿Cómo
describirías tu relación con las Escrituras? ¿Qué puedes hacer
para que tu relación con la Palabra de Dios se parezca más a
la que tenía la persona que en el Salmo 1 meditaba (“Es como
árbol plantado junto a corrientes de aguas”)? ¿Dónde estás
plantado tú?, ¿en qué tipo de suelo? ¿Al lado de qué río?
36
Cuando soplan los vientos, ¿eres desarraigado? ¿Qué tipo de
fruto estás produciendo?, ¿qué relación hay entre el fruto, las
raíces, y el suelo? Si tuvieras que elegir un tipo de árbol, flor o
planta para describir tu vida espiritual, ¿cuál sería?
3. Cuando meditamos en lo que nos deleita,
pronto entendemos que la meditación es un llamado
a arrepentirse y a obedecer (V. Salmo 119:97, 101-102).
Pienso en una ilustración impactante. Una mujer enseñaba de
lo importante que es ser cuidadosos con lo que ponemos en
nuestra mente, con lo que usamos para moldear nuestra
mente, y con lo que ponemos en la mente de nuestros hijos.
En su enseñanza usó una ilustración impactante de algo que le
había ocurrido. Iba caminando por un lugar, y vio un
excremento de vaca en el camino. “Toma y come”, parecía
decirle la voz divina. Ella se echó atrás, sintiendo repugnancia.
“Entonces, cómo es que puedes leer lo que lees, mirar lo que
miras, deleitarte en lo que te deleitas? Te niegas a llenar tu
boca con lo que ves allí en el camino, y sin embargo
llenas tu mente con esa misma cosa toda la semana”.
Así que, la meditación quiere decir abstenerse de
ciertas cosas, y abrazar otras.
Aprendamos a meditar: la imagen del árbol
Es necesario comenzar reconociendo los diferentes
tipos de literatura que contiene la Escritura: ley, historia,
narrativa, poesía, proverbios, profecía, evangelios y epístolas.
La pregunta que debe hacerse quien medita es:“¿Cuál
es la manera más efectiva de entender o de apropiarme de la
verdad que se me presenta aquí?”. El tipo de literatura en
enfoque determina en gran medida la estrategia de disciplina
con que me debo aproximar para meditar en ella. Por ejemplo,
normalmente nos acercaríamos a las cartas del Nuevo
Testamento de una forma exegética. Con la poesía o los
evangelios, la aproximación exegética puede ser
complementada con una aproximación más imaginativa y
menos intelectual.
Sobre las imágenes bíblicas de la meditación:
“Estas imágenes son figuras de lenguaje; no de
nuestra propia invención, sino dadas por Dios en su Palabra…
Quizás estamos acostumbrados a ver las imágenes como una
ilustración mental vaga, en vez de como una fuente valiosa de
información… puedes profundizar más en la verdad. . . y la
Escritura se profundiza más en ti” (Thomas McCormick y
Sharon Fish, Meditation: A Practical Guide To A Spiritual Discipline
-La meditación: una guía práctica a una disciplina espiritual,
InterVarsity Press, 1983 p. 68).
“El pensamiento, cuando se nutre de la meditación, es
como el árbol que, según crece hacia arriba y extiende sus
ramas a los lados en busca de aire y luz, profundiza cada vez
más sus raíces y multiplica incesantemente las miles de
ramificaciones que se extienden por la tierra para alimentarse
y obtener nuevas fuerzas para resistir los vientos en la
superficie exterior” (Joseph McSorley).
37
El que medita:
1. Reflexiona en lo que el salmista no hace (Salmo 1:1).
Formula con tus propias palabras lo expresado allí,
considerando la aplicación a tu propia vida en la sociedad actual.
Ahora bien, en contraste, ¿qué hace activamente el salmista?
(paralelismo antitético, observa el término “sino que”).
2. Convierte las declaraciones negativas del versículo
1 en positivas, para mantenerlas como marco de referencia en
este proceso de concentración.
3. ¿Cuál es el objeto específico de la meditación del
salmista (versículo 2)? ¿Cuándo medita?, ¿dónde? La respuesta
a la última pregunta está implícita en los versículos 1-3.
4. Reflexiona sobre la actitud del que medita en Dios
y en las cosas de Dios, específicamente en su ley. ¿En qué te
hace pensar la frase “está su delicia”? ¿Cuáles serían otros
sinónimos de delicia? ¿En qué te deleitas tú?, ¿qué te motiva a
deleitarte en todo esto? ¿En qué se diferencia tu deleite en
cada caso? Recuerda el peligro de deleitarse en cosas malas.
El árbol:
5. Lee otra vez el Salmo 1:1-3 y piensa en la imagen
del árbol. ¿Cuáles son los tres verbos usados en el versículo 3
para describir el árbol? ¿Cuáles son los calificativos asociados
con cada verbo?, ¿de qué forma se asemeja la persona de los
versículos 1 y 2 a un árbol? Fíjate especialmente en la última
frase del versículo 3.
6. Lee Jeremías 17:7-8. Comparándolo con el Salmo
1, ¿qué similitudes y diferencias puedes ver? ¿De qué forma
aclaran y aumentan estas diferencias tu entendimiento y
enriquecen tu aprecio por esta imagen?
7. Otros aspectos de esta imagen del árbol son
usados en otras partes de la Escritura. Por ejemplo, considera
Juan 15:1-11, donde Jesús usa la imagen de la vid. ¿Qué
similitudes ves entre la vid y el árbol? ¿Qué dice Juan 15 sobre
“llevar fruto”? (versículos 2, 4-5). En este pasaje, ¿cuáles son
los medios, o la fuente, usados para llevar fruto?, ¿cuál es la
fuente en el Salmo 1?, ¿y en Jeremías 17? ¿Cuál es el propósito
de llevar fruto en Juan 15? (versículo 8). ¿De qué tipo de fruto
se habla aquí? (véase Gálatas 5:22). (Estos ejercicios han sido
adaptados de McCormick y Fish, Meditation:A Practical Guide to
a Spiritual Discipline).
¿Cómo puede la meditación ayudarnos a
cambiar?
Trae la realidad de Jesús a nuestro corazón. A
menudo es importante el uso de la imaginación santificada
para practicar el meditatio scripturarum. Para la mayoría de
nosotros, una aproximación meramente intelectual resulta
abstracta e impersonal. En la meditación sin embargo,
vemos a Dios dirigiéndose personalmente a nosotros.
Es una palabra que se me dirige a mí y puedo interiorizar. Por
tanto, debemos sentirnos libres de usar todos los recursos
que como seres humanos tenemos (la razón, la imaginación,
los sentidos) para entender la verdad que se nos presenta.
“Nuestra tarea no es tanto estudiar el pasaje, sino ser
iniciados en la realidad de lo que éste habla” (Foster, p. 42).
Nos adentramos en la Escritura como participantes
activos, no como observadores pasivos:
“…con la imaginación ungida con aceite santo, abres
otra vez tu Nuevo Testamento. En un momento, eres el hijo
pródigo… en otro, eres María Magdalena, en otro momento
eres Pedro en el patio… Hasta que todo tu Nuevo
Testamento es una autobiografía tuya” (Alexander Whyte).
Sí, nuestra imaginación puede ser engañada o
manipulada por factores como la fatiga, la dieta, los
medicamentos, etc. Pero corremos el mismo riesgo si
adoptamos una aproximación a la Escritura meramente
intelectual. Si hacemos esto, ¿no estamos olvidándonos de que
somos seres corporales y no sólo mentes racionales?
Aprendemos de otras maneras, no sólo por la simple analítica.
Quizás somos llamados a una aproximación más sintética.
Recordemos nuestra absoluta necesidad de confiar y depender
de Dios y de conjugar la meditación con la disciplina del estudio.
Dios nos ha creado para tener comunión e intimidad
con él, por eso, no está lejos de nosotros. Empero, parte del
problema que enfrentamos es nuestra dificultad en reconocer
y experimentar cuán verdaderamente cerca está él de
nosotros en todo tiempo, y cuán íntima es nuestra unión con
Cristo. Dios nos ha creado para su intimidad. Desea que
nos acerquemos a él; a cambio, él se acercará a nosotros.
(Santiago 4:8: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”).
Es él quien ha diseñado e iniciado esta relación. Por
decirlo así, él quiere florecer en nuestro interior,
produciendo en nosotros el fruto de su semejanza (véanse
Colosenses 1:27, Juan 14:15-21; 17:20-23 y Lucas 17:21).
Si realmente reconociéramos cuán cerca está Dios
de nosotros, ¿nos atreveríamos a hacer algunas de las cosas
que hacemos en su presencia? Cuanto más nos acercamos a
Dios, tanto más conscientes somos de nuestro pecado y de su
amor (V. Lucas 5, donde Pedro de repente se da cuenta de su
pecado, pero sin embargo desea seguir a Jesús. Pedro quiere
permanecer con él).
Consejos prácticos para la meditación
1. Busca un lugar donde puedas estar en silencio y
sin interrupción. Ten en cuenta lo que te distrae, para
encontrar el lugar donde puedas tener quietud. Aquieta tu
mente y tu espíritu. Lleva contigo papel y lápiz para anotar
cualquier impresión o entendimiento que recibas. Si es
posible, procura apartar una hora específica. Sé creativo.
Procura crear un ambiente que aquiete tu corazón y que te
ayude a concentrarte.
2. Empieza con un tiempo de recogimiento.
Siempre necesitamos de unos momentos iniciales para
aminorar nuestro ritmo y para calmarnos. Si ves que te
distraes, te frustras, te pones ansioso o temes algún asunto o
circunstancia, ponlo por escrito al principio de tu tiempo de
meditación. Al escribir estas inquietudes tienes la tranquilidad
de que más tarde podrás ocuparte de ellas. Sé muy específico
al anotar tus preocupaciones y este tipo de asuntos. Si no
somos específicos, una nube de ansiedad puede
interrumpirnos en lo que hemos sido llamados a hacer.
Podemos meditar en otros temas y no en la Escritura.
Nuestras propias ansiedades también nos pueden enseñar
mucho sobre nosotros mismos y nuestra relación con Dios.
Está atento a patrones que pueden salir a la superficie.
¿Existen ciertas circunstancias, tipos de personas, etc. que te
son una continua fuente de ansiedad y temor o de pecado?
3. Usa tu imaginación para permitir la
interiorización. Recuerda que al meditar estamos
reconociendo que el objeto de la meditación es un llamado
directo de Dios a nosotros, el cual debe ser interiorizado. Bien
sea una imagen conocida de la Escritura, como puede ser el
árbol o una historia del evangelio, aproxímate a la realidad que
ésta te presenta como un participante activo, no como un
observador pasivo.
4. Combina la imaginación con la aplicación y
la memorización. Puedes emprender un proyecto para
conocer bien un personaje bíblico, como por ejemplo, Pedro
o David. Procura ponerte en su lugar y vivir sus experiencias.
O quizás quieras pasar tiempo en un libro específico de la
Escritura o en una sección, como en los Salmos, el Sermón del
Monte o el evangelio de Lucas. Probablemente desees más
bien emplear la memorización como parte de tu meditación.
Usar la imaginación para memorizar puede facilitarte las
cosas.
5. Busca un guía espiritual para evitar el auto-
engaño y el error. Alguien en quien confíes y sea más
avanzado que tú en su peregrinaje espiritual, que esté
familiarizado con la obra del Espíritu, y demuestre integridad
y una vida espiritual genuina.Alguien que entienda los peligros
que podemos encontrar en nuestro camino hacia Dios.
6. Pide continuamente la gracia necesaria para
llevar una vida de meditación. Envuelve todo el proceso
de contemplación en oración. Permite que tus meditaciones te
dirijan a la oración; a menudo la meditación provee el
contexto y la dirección para tus oraciones. Recordemos las
palabras de Foster: “Cualquiera que imagine que simplemente
puede comenzar a meditar sin pedir el deseo y la gracia para
comenzar la meditación, pronto abandonará su intento”
(Alabanza a la disciplina, p. 35).
38
módulo 7

El duro trabajo
de las disciplinas
(sumisión)
módulo 7
El duro trabajo de las disciplinas
(sumisión)

Páginas
Manual de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41-50

Disciplina enfocada en este módulo . . . . . . . . . . . 51-52

La sumisión: la sumisión permite que otros determinen lo que
debemos hacer con nuestro tiempo y energía. Es tener la
libertad de quitarse de encima la terrible carga de siempre
tener que salirse con la suya.

Lecturas:

Del libro de texto:

• Devocionales Clásicos, págs. 59-65 (Francisco Fenelon), págs.

90-96 (Lancelot Andrews), págs. 228-235 (Teresa de Ávila),
págs. 239-246 (Thomas Kelly), págs. 377-383 (Juan
Crisóstomo).

Ejercicio para tu diario personal:

Una de las paradojas de la vida cristiana es que
cuanto mejor equipados estamos y más maduros somos
espiritualmente, más fácil nos resulta atender a las necesidades
y la agenda de los demás. Ya no necesitamos aferrarnos a lo
nuestro para probar que tenemos valor y que tenemos la
razón. Ahora podemos escuchar el llamado del necesitado y
el llamado de Dios a involucrarnos en un servicio amoroso; o
sea, servir a los demás en vez de querer enrolarlos para
nuestro propio servicio. Para el trabajo de este módulo en tu
diario personal, nota cuándo y de qué maneras puedes -
fácilmente y de buena gana- poner a un lado tus propias
actividades para permitir que las actividades de otros
determinen el uso de tu tiempo y energía.

Objetivos del módulo:

A lo largo de este módulo podrás:

1. Examinar en qué medida estás fuerte y

constantemente motivado a trabajar duro en tu crecimiento
espiritual.

2. Aprender cómo reemplazar los malos hábitos con

hábitos nuevos y a entender el precio que esto conlleva.

40
Manual de trabajo
transcripción del audio-casete:

David Fraser
En el módulo 6, “El aspecto espiritual de las disciplinas”, hicimos hincapié en la importancia de colocar un cimiento firme en la
gracia y el amor de Dios en nuestra práctica de la vida espiritual disciplinada. Un fundamento sano en la gracia de Dios provee del equilibrio,
libertad y gozo necesarios para proteger la espiritualidad disciplinada de las trampas del legalismo, la auto-justificación, la competencia
espiritual y la auto-condenación. Las tareas de la vida espiritual y el rigor de ciertos ejercicios que ayudan en el proceso de la formación de
la imagen de Cristo en nosotros, sólo pueden ser emprendidos de manera segura dentro del contexto de la gracia infinita y la misericordia
de Dios.
Quizás algunos de nuestros estudiantes querrán practicar la disciplina de la meditación a lo largo de todo un año, para profundizar
más en la realidad de la gracia de Dios. Si tú eres uno de ellos, hazte esta pregunta:“¿En cuáles parábolas, enseñanzas y eventos de la vida
de Jesús puedo adentrarme con mayor profundidad, por la práctica de la meditación bíblica, para cultivar una mayor consciencia y aprecio
por la gracia de Dios en mi vida?”. Como recurso útil para aprender a meditar en la Escritura, sugerimos el libro Meditating as a Christian

?
-La meditación cristiana, por Peter Toon (Harper Collins, 1991).

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41
Las disciplinas son espirituales y también
trabajo duro:
Ahora estamos listos para examinar el segundo aspecto
del significado de las “disciplinas espirituales”, es decir, el hecho de
que las disciplinas conllevan un duro trabajo. Para entenderlo,
puede ayudarnos la explicación de Henri Nouwen sobre la relación
que existe entre la vida espiritual como un don y la vida espiritual
como un duro trabajo:
“La vida espiritual es un don. Es el don del Espíritu Santo,
quien nos lleva al reino del amor de Dios. Pero cuando decimos que
ser llevados al reino es un don divino no significa que esperamos
pasivamente hasta que el don nos sea ofrecido.
Jesús nos dice que pongamos nuestros corazones en el
reino. Poner nuestros corazones en algo no sólo implica una seria
aspiración, sino también una fuerte determinación. Una vida
espiritual requiere del esfuerzo humano. Las fuerzas que nos
echan para atrás, sumergiéndonos en una vida llena de
preocupaciones no son fáciles de superar.” (Nouwen, Making All
Things New—Hacer Todas las Cosas Nuevas, citado en
Devocionales Clásicos, p. 111).
La determinación en la vida espiritual:
Nouwen nos habla de la necesidad que tenemos en
la vida espiritual de una “fuerte determinación”. ¿Qué papel
ha jugado la “determinación” en tu vida espiritual? ¿Te resistes
a la idea de usar de determinación para cambiar, debido a tus
fracasos en el pasado? ¿Al pensar en tomar la determinación
de cambiar, y en el proceso que esto conlleva, te sientes
amedrentado o animado?
Anota tres áreas específicas en las cuales sientes que
Dios te llama a ser “determinado” para producir un cambio y
un crecimiento en tu vida en los próximos dos años.
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David Fraser
Quizás debemos comenzar preguntándonos por qué el
crecimiento espiritual conlleva un trabajo duro y disciplinado.
Algunos de nosotros, en especial los que nos convertimos siendo ya
adultos, nos hemos pasado los años desarrollando actitudes,
inclinaciones, disposiciones y patrones de hábito que continúan
obstruyendo la implantación del Reino de Cristo en nuestra propia
vida y en el mundo a nuestro alrededor. Como ya hemos dicho en
módulos anteriores, estos hábitos profundamente enraizados no
cambian automáticamente al convertirnos, sino que en muchas
maneras siguen siendo parte de nosotros, debido a la “plasticidad”
de nuestro ser corporal.
Dallas Willard afirma, por ejemplo, que el sistema
nervioso central del cuerpo humano es directamente afectado por
acciones repetitivas. Por decirlo así, nos convertimos en lo que
repetidamente hacemos día tras día. Este principio se cumplió en
el mismo Jesús. La encarnación -la amorosa entrada del Hijo en
el tiempo, espacio y condición humanas- conllevaba
inherentemente aprendizaje, lucha y sufrimiento. “Y aunque era
Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:8).
Pablo describe este proceso de aprendizaje y crecimiento con el
lenguaje de la siembra. Aunque en el pasado hemos sembrado
para nuestra naturaleza caída, ahora en Cristo se nos exhorta a
sembrar para el Espíritu (Gálatas 6:7-9). Pablo nos anima a “no
cansarnos” en nuestra siembra, prometiendo que la perseverancia
y la constancia resultarán en una rica cosecha, “si no
desmayamos”. El duro trabajo de las disciplinas nos ayuda a
escuchar y obedecer el consejo de Pablo de profundizar la obra de
la gracia de Dios en nuestra vida.
Como también lo dice Foster: “No tenemos que estar
pendiendo de los cuernos del dilema de tener que escoger entre
las obras humanas y la ociosidad. Dios nos ha dado las disciplinas
de la vida espiritual como medios de recibir su gracia. Las
disciplinas nos permiten colocarnos ante Dios para que él nos
pueda transformar” (Foster, Alabanza a la disciplina, p. 21).
El fruto de sembrar para el Espíritu con los medios
provistos por el Espíritu, es la libertad, es decir, la capacidad de
responder con el amor de Cristo a las circunstancias concretas de
nuestra vida diaria. Seremos capaces de hacer lo que debe ser
hecho cuando se debe hacer, porque estamos preparados en el
campo del Espíritu.
¿Qué tipo de oposición enfrentaremos al comenzar a
practicar con seriedad las disciplinas de la vida espiritual? Desde
fuera, “la carne corporativa” del mundo se mofará de nosotros,
tildándonos de ingenuos e infantiles, diciendo que en vano
perdemos nuestro tiempo en ejercicios inútiles. Desde dentro, los
patrones de hábito arraigados y cultivados durante años lucharán
contra el deseo de nuestro corazón de cambiar. Y el diablo
mantendrá una constante presión, urgiéndonos a tomar un camino
más fácil.
Los escritores clásicos de la tradición cristiana insisten
continuamente en la importancia de una vida disciplinada en
gracia como un aspecto irrenunciable en la formación espiritual.
C.S. Lewis nos advierte, por ejemplo, del peligro de la pereza
espiritual. Aquellos aspectos de negligencia hoy, serán más difíciles
de remediar mañana:
42
 “La pereza significa a la larga mucho más trabajo. O
veámoslo en otra forma: En una batalla, o en el ascenso de una
montaña, a menudo hay cosas que hay que tener agallas para
lograrlas; pero también, a la larga es lo menos peligroso. Si no lo
hacen por cobardía, horas más tarde se hallarán en peor peligro. La
cobardía es más peligrosa” (Lewis, Mere Christianity -Sólo
cristianismo, citado en Devocionales Clásicos, p. 15).
Tomar el camino más “fácil”:
¿Estás de acuerdo con la afirmación de Lewis?
Pensando en tu propia experiencia, ¿puedes identificar tres
decisiones que tomaste porque parecían ser las “más fáciles”
o el camino “más llano” a seguir? A la postre, ¿estas decisiones
resultaron ser más costosas de lo que habías previsto? ¿De
qué forma?
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43
David Fraser
Todos luchamos con la tentación de tomar el camino más
fácil, el remedio sin dolor y la ruta más corta para alcanzar el
crecimiento y la madurez espiritual. ¿Por qué? Dicho simplemente,
porque el crecimiento espiritual conlleva trabajo duro. La formación
espiritual suele ser exigente y ardua. A menudo conlleva
incomodidad, dolor y la posibilidad de fracaso. Por eso la evitamos;
a veces escondiendo nuestra pereza bajo el velo de una aversión
teológica a las “obras de justicia”. Sin embargo, en nuestros
momentos de mayor honestidad, nos damos cuenta de que los
malos hábitos que impiden nuestro desarrollo espiritual no se rinden
fácilmente. De aquí que la reflexión cristiana clásica enfatice los
aspectos de la formación de hábitos.
Agustín dice, por ejemplo, que la voluntad humana está
dividida en dos por la fuerza del hábito. Parte de nuestra voluntad
quiere responder en obediencia, pero la fuerza del hábito impide
nuestra capacidad de responder positivamente.
“Por lo tanto, no es un fenómeno extraño querer en parte
y en parte no querer.. Es una enfermedad de la mente que no se
eleva por completo a las alturas adonde es levantada por la verdad,
porque está oprimida por el peso de la costumbre. Entonces, en
nosotros hay dos voluntades; porque no siendo una de ellas total, una
tiene lo que le falta a la otra” (Agustín, Confessions -Confesiones,
citado en Devocionales Clásicos, p. 67).
En otras palabras, los cristianos se ven viviendo en dos
mentes, como lo dice el autor Os Guinness. La nueva mente en
Cristo nos da una perspectiva nueva y asombrosa sobre la vida
presente y la vida futura. Nuestra vieja mente por su parte,
permanece atrapada en pasadas ilusiones y mentiras. De alguna
forma, somos como peces que han desarrollado pulmones.
Anhelamos aire para respirar, pero todavía estamos bajo el agua en
este mundo presente cuando en realidad hemos sido diseñados
para otro mundo. Para usar otra metáfora, nos vemos divididos
entre dos mundos. Como el peregrino que escucha el llamado para
volver a casa, pero sigue cargado con un equipaje que le impide
caminar, somos continuamente tentados a levantar una tienda
permanente aquí.
Duffy Robbins, profesor de ministerios juveniles en
Eastern University, ilustra bien esta situación con una experiencia
personal. Aquel verano estaba de acampada cerca del lago de
una montaña, y una tarde decidió ir en canoa por una o dos
horas. La canoa estaba quieta en las aguas, al lado de un muelle
de madera.
Duffy tomó una decisión no muy sabia, como luego los
hechos lo demostrarían: primeramente desató la canoa del muelle,
para luego intentar subirse a ella. Pero pronto se le complicó la
situación. En el momento en que intentó abordar la canoa con un
pie, ésta comenzó a retirarse del muelle, pero su otro pie
permaneció firmemente plantado en el muelle. En seguida se dio
cuenta de que tenía que tomar una decisión: poner rápidamente los
dos pies en el muelle, o dejar la seguridad de éste y embarcarse en
la canoa. En su interior, todo le aconsejaba permanecer en el
muelle, ya que era un lugar estable, seguro y seco, pero si
permanecía en el muelle, no podría ir a donde quería. Según sus
piernas se separaban cada vez más, sabía que tenía que tomar una
decisión: o quedarse donde estaba, o dejar atrás el muelle. Pero
tenía que tomar una decisión y rápido.
 Agustín relata una situación parecida, pero de mayor
trascendencia. Aunque estaba intentando aproximarse más y más
a Cristo, todavía sentía que sus “ataduras antiguas” le impedían
hacer un compromiso. ¿Sería capaz de dejar atrás su antigua
manera de vivir? “…la costumbre violenta me decía: ‘¿Piensas tú
que podrás vivir sin estas cosas?’” (Agustín, Confessions, citado en
Devocionales Clásicos, p. 69).
Patrones de hábito:
¿Qué papel crees que los patrones de hábito han
jugado en promover o impedir tu desarrollo espiritual? Este
es un asunto que continuamente debemos ponderar. ¿Puedes
identificar tres hábitos que, como lo diría Foster y Smith, “se
quejarían con más fuerza si intentaras romper” con su
influencia en tu vida? En la segunda parte de este ejercicio,
selecciona uno de estos tres patrones negativos como
enfoque especial en esta próxima semana.
para que no ocurra que, quizás, poco a poco, te conduzcan a un
conflicto más grande. ¡Oh, si tan solo pudieras saber cuánta paz
para ti y alegría para los demás podrían traer tus buenos esfuerzos,
creo que estarías más ansioso por alcanzar el crecimiento
espiritual!” (Tomás de Kempis,The Imitation of Christ -La imitación
de Cristo, citado en Devocionales Clásicos, págs. 216 y 217).
¿Cómo reemplazar los malos hábitos?:
Tomás de Kempis nos exhorta a reemplazar los
malos hábitos por otros mejores. Ya has identificado tres
malos hábitos que están impidiendo tu desarrollo espiritual.
¿Qué hábitos buenos podrían comenzar a contrarrestar de
una manera eficaz la influencia de cada uno de los malos
hábitos que has identificado? Piensa en por lo menos tres de
éstos. En segundo lugar, como aconseja Tomás, define tres
pasos concretos “pequeños” que puedes dar este próximo
mes para vencer uno de estos hábitos malos.

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Identifica dos pasos concretos que puedes dar para
romper el poder de este hábito negativo en tu vida.

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Chris Hall
Tal vez dirás: ¡No es justo! Por años he intentado cambiar
estos malos hábitos y todo lo que he probado ha fallado. ¿No me
puedes dar un consejo concreto? Muy bien; quizás Tomás de
Kempis puede hacerlo. Él nos aconseja que reemplacemos los
hábitos arraigados por unos mejores.

“Al principio esto será difícil. Los hábitos antiguos se

resistirán, pero serán vencidos a su tiempo por un hábito mejor,¡si
perseveras!… Es difícil dejar los viejos hábitos, pero es aún más
difícil ir contra la propia voluntad. Sin embargo, si no puedes
superar cosas pequeñas y triviales, ¿cuándo vencerás las difíciles?
Lucha contra el deseo cuando empieza y rompe los malos hábitos,

44
Chris Hall
Al comenzar a dar pasos específicos para cambiar
nuestros patrones de hábito, pronto descubrimos que nuestros
malos hábitos no se han formado en un vacío. Las malas decisiones
tomadas en un periodo de tiempo extendido, las influencias de
familia, la presión de los compañeros durante mucho tiempo y
nuestra cultura social, han influido en los patrones de vida que
hemos desarrollado. Muchos patrones de hábito han sido formados
inconscientemente y sin reflexión. Por lo tanto, deberíamos hacernos
estas preguntas:“¿Por qué hago lo que hago?”, ¿qué estoy ganando
al practicar este patrón de comportamiento vez tras vez? ¿He
recibido la ayuda o el sentido de realización que estaba buscando?,
¿la “carne corporal” de nuestro entorno nos somete insistentemente
a la presión de un molde extraño. “Si tan solo compras este
producto, alcanzas esta posición, o te acuestas con esta persona,
encontrarás la felicidad que estás buscando”. Pero, como Teresa de
Ávila observa, pocas personas en el mundo parecen tener
contentamiento o una felicidad genuina.
Teresa también observa que no solamente es la “carne
corporal” en torno a la comunidad cristiana la que continuamente
intenta forzarla a un molde extraño, sino que también las
realidades demoniacas se oponen al esfuerzo del cristiano por
cambiar hábitos malos por hábitos buenos. En particular, ella
apunta al hecho de que el diablo concentra un ataque demoniaco
sobre el que está comenzando a tomar en serio su formación
espiritual. Su comentario es:
“Pero, ¡oh mi Dios y Señor! ¡Cómo todo se arruina por los
hábitos vanos en que caemos y la manera en que los seguimos!
Nuestra fe está tan muerta que deseamos lo que vemos más de lo
que la fe nos dice, aun cuando vemos que los que buscan estas
cosas terminan sin otra cosa que el infortunio… Solamente la gran
misericordia de Dios nos preservará. El alma ciertamente sufrirá
grandes pruebas en este tiempo, especialmente si el diablo ve que
su carácter y hábitos son tales que está listo para hacer mayores
progresos, entonces todos los poderes del infierno se combinarán
para hacerle retroceder una vez más” (Teresa de Ávila, Interior
Castle -Castillo interior, citado en Devocionales Clásicos, p. 230).
45
Oposición espiritual:
¿Puedes identificar tres aspectos del sistema cultural
de valores/status/satisfacción/rea-lización en tu entorno que
has buscado intencionadamente y que al conseguir tu meta te
resultaron insatisfactorios e ilusorios? ¿Y qué sobre el aspecto
de oposición espiritual que menciona Teresa? ¿Te has
encontrado con diferentes tipos de oposición al comenzar a
forjar tu camino de formación espiritual en el estudio de estos
módulos? ¿Cómo se ha manifestado dicha oposición? ¿Qué
pasos has estado dando para vencerla? ¿Has tenido éxito, o
has fallado?
Toma una hora para anotar en tu diario personal tus
reflexiones sobre este aspecto de la oposición espiritual.
Puede ser que necesites páginas adicionales, dependiendo de
cuánto escribes.
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Chris Hall
Como los comentarios de Teresa nos ayudan a ver,
afortunadamente no somos las primeras personas en la historia de la
Iglesia que enfrentan oposición espiritual y dificultades en cambiar
patrones de hábito arraigados. También otros en la historia de nuestra
comunidad cristiana han luchado por dejar atrás su pasado, por
cultivar nuevos hábitos para reemplazar los antiguos profundamente
arraigados y por formular respuestas estratégicas a los ataques del
diablo.
Thomas Kelly, un autor cuáquero que escribió a mediados
del siglo veinte, ofrece unos consejos muy útiles a los que están
intentando cambiar sus hábitos de pensamiento. Kelly nos insta, en
primer lugar, a desarrollar “prácticas internas y hábitos de la mente”;
y ve estas prácticas como la envoltura de la centralidad de la
adoración. Él habla de la “respuesta básica del alma a la Luz”
(término comúnmente usado por los cuáqueros para referirse a Dios)
y particularmente se enfoca en la importancia de “la contemplación
interior y el gozo, la acción de gracias y la adoración, la entrega y la
escucha”. Kelly agrega lo siguiente:
“Lo que se precisa aquí son hábitos secretos de orientación
de las profundidades de nuestro ser con respecto a la Luz Interior,
maneras de dirigir nuestra vida interior para que estemos
perpetuamente sumergidos en la adoración al mismo tiempo que nos
ocupamos también en el mundo de los quehaceres diarios. Lo que se
pide aquí son prácticas internas de la mente a los niveles más
profundos, dejándola girar como la aguja, que se orienta a la estrella
polar del alma.” (Thomas Kelly, A Testament of Devotion -Un
testamento de devoción, citado en Devocionales Clásicos, p. 240).
Conciencia de Dios
Examina de cerca los eventos de tu día, hasta este
momento o considera lo sucedido ayer. ¿Ha habido coyunturas
específicas durante el día cuando has visto que tu mente se ha
vuelto a Dios?, ¿por qué? ¿Qué había de particular en esos
momentos del día que te atrajeron a una consciencia de Dios,
de la oración, o de la adoración? ¿Qué eventos, personas,
actitudes, o patrones de hábito apartaron tu mente de la
consciencia o adoración de Dios?
Procura ser lo más específico posible al identificar los
factores diarios que te aproximan a Dios o que te apartan de él.
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Chris Hall
Te has sentido sorprendido, animado o frustrado por el
análisis de tus hábitos diarios, patrones, eventos y encuentros
personales, y cómo éstos han influido en tu consciencia de Dios?
¿Cómo podemos adiestrar la aguja de nuestra brújula interior para
que perpetuamente se dirija hacia la divina Estrella Polar? Kelly
nos enseña que se deben establecer “prácticas internas de la
mente” y menciona el ejemplo del Hermano Lorenzo (véase
Devocionales Clásicos, págs. 239-246) Kelly sugiere el siguiente
ejercicio como un buen comienzo para formar nuevos patrones de
hábito que alimenten y orienten nuestra vida interior hacia Dios:
“Empieza ahora, mientras lees estas palabras, allí
sentado en tu silla, ofrecerte por completo, en total y gozoso
abandono, ríndete callada y jubilosamente a aquel que mora en ti.
En exclamaciones secretas de alabanza, ante tal prodigio, vuélvete
humildemente a la Luz, por más indefinible que parezca. Manténte
en contacto con el mundo exterior de los sentidos y los significados.
No hay disciplina para las distracciones. Camina, habla, trabaja y ríe
con tus amigos. Pero, entre bastidores, mantén la vida de oración
sencilla y adoración interior. Permite que la oración interior sea tu
última acción antes de que te duermas y el primer acto cuando
despiertas.” (Thomas Kelly, A Testament of Devotion, citado en
Devocionales Clásicos, p.242).
Kelly nos advierte que las primeras semanas de este
ejercicio para desarrollar una consciencia continua y una atención
a Dios son momentos “torpes y dolorosos”, pero también traen “una
gran recompensa”:
“Difíciles, porque en el primer nivel se necesita de una
constante vigilancia, esfuerzo y reafirmaciones de la voluntad.
Doloroso, porque nuestros deslices son tan frecuentes, y los
intervalos cuando nos olvidamos de él son tan largos. Gratificantes,
porque hemos comenzado a vivir”.
No permitas que los lapsus o fracasos te desanimen.
Como dice Kelly, “cuando te sorprendas cayendo de nuevo en
alguna falta, no pierdas tiempo en autorecriminaciones, sino musita
una callada oración pidiendo perdón, y comienza de nuevo. Allí
mismo, donde te encuentras. Ofrécele esta sentida oración:‘Esto es
lo que soy a menos que tú me ayudes. No admitas el desaliento,
siempre vuélvete a él y espera en su presencia” (Thomas Kelly, A
Testament of Devotion, ambos textos citados en Devocionales
Clásicos, p.242).
El consejo de Kelly se puede aplicar a la práctica de
cualquier disciplina espiritual, especialmente a las disciplinas que
estamos practicando por primera vez. Recuerda que la gracia, el
amor, el duro trabajo, la humildad y cierta alegría de corazón están
en el centro de una formación espiritual sana. No te tomes a ti
mismo, ni tus errores, tan a pecho.
El comienzo de la práctica de un nuevo hábito
Kelly habla de la necesidad de aprender a atender
simultáneamente a Dios y al mundo que nos rodea. Como él
lo dice, “debemos desarrollar el hábito” de “ordenar…
nuestra vida mental en más de un nivel al mismo tiempo”. ¿Te
parece irrealizable? La próxima semana procura practicar este
ejercicio: al mismo tiempo que cumples con tu calendario
normal de actividades y responsabilidades, repite en tu
46
interior una frase favorita del libro de oraciones de Israel, los
Salmos. “El Señor es mi pastor” puede ser un buen comienzo.
Al principio, tendrás que proponerte repetir intencionadamente
esta oración. Pero según sigues en la práctica de este ejercicio
durante la semana, Kelly cree que esta oración descenderá a tu
consciencia de tal manera que continuarás recitándola casi
inconscientemente, mientras realizas las rutinas normales del día.
Después de haber aplicado este ejercicio durante
toda una semana, registra tus observaciones y comentarios
aquí. Te animamos a dar un buen comienzo a este ejercicio
practicando esta oración durante el siguiente cuarto de hora.
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Chris Hall
-No es fácil desarrollar un nuevo hábito, ¿verdad? En las
primeras etapas, la formación de un hábito puede parecer forzada
y artificial. ¿Por qué? Porque tenemos que hacer un esfuerzo
consciente. Algunos querrán darse por vencidos rápidamente,
especialmente quienes son más dados a la espontaneidad, la
intuición, la creatividad y la libertad. Pero debemos entender que
la espontaneidad y la libertad siempre operan dentro de un marco
conceptual mayor, en una serie de hábitos y presuposiciones que a
menudo pasan inadvertidos.
En la formación espiritual, enfrentamos de manera
intencionada estos patrones subyacentes tan profundamente
arraigados y nos preguntamos si están nutriendo u obstaculizando
nuestro progreso según somos conformados a la imagen de Cristo.
47
Kelly insiste, y creo que acertadamente, que la adoración y la
alabanza fluyen de una consciencia fundamental de Dios y de una
continua orientación hacia él. Al practicar este ejercicio, ¿te pareció
demasiado místico o extraño a tu experiencia, especialmente
debido al uso de terminología cuáquera (Dios como “la Luz”)? Si
así ha sido, te pedimos que esta semana intentes aplicar otro
método más natural de formación de hábitos, de E. Stanley Jones
(véase Devocionales Clásicos, págs. 349-356). Jones dice que
Jesús “hacía tres cosas por hábito”:
1. Jesús continuamente leía y estudiaba las Escrituras.
Basándose en el ejemplo de Jesús, Jones anima a su lector a
desarrollar “el hábito de leer la Palabra de Dios cada día,
preferiblemente por la mañana”.
2. Jesús había desarrollado el hábito de la oración.
3. Jesús transmitía a otros lo que él había aprendido
(Devocionales Clásicos, p. 350). Jones afirma que Jesús refleja
“una ley de la mente… Si no lo compartes, no lo poseerás… Si no
la siembras, no tendrás nada que sembrar. Los que no dan a los
demás están vacíos en sí mismos. El convertido convierte, o no está
convertido. A menos que seas evangelista, no puedes seguir siendo
evangélico” (Jones, Conversión -La conversión, citado en
Devocionales Clásicos, p. 351).
Estudio bíblico, oración y evangelización
Jones menciona específicamente el estudio bíblico, la
oración y la evangelización. ¿Qué patrones de hábito
saludables has desarrollado en estas tres áreas? Menciona tres
maneras en que estos aspectos de la vida espiritual son parte
de tu rutina diaria. ¿Eres atraído a uno de los tres más que a
los otros? ¿Cuál de los tres te resulta más difícil? ¿Por qué?
Menciona dos nuevos hábitos que puedes desarrollar
para cultivar tu capacidad de funcionar en las tres áreas
mencionadas anteriormente.
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Chris Hall
Al acercarnos al final de este módulo sobre el aspecto
del “duro trabajo” de las disciplinas espirituales, haremos bien en
recordarnos del propósito de la vida espiritual. La meta de la
formación espiritual no es convertirnos en personas disciplinadas,
ni aferrarnos a las disciplinas mismas, sino experimentar a Cristo
formado en nosotros por el poder del Espíritu Santo. Willard llega
al punto de decir que “las actividades que conforman las
disciplinas no tienen valor en sí mismas”. Su comentario es:
“El propósito y sustancia de la vida espiritual no es
ayunar, orar, cantar himnos, vivir en frugalidad, etc. Más bien es
disfrutar eficaz y plenamente el amor activo a Dios y a la
humanidad en las actividades diarias de la común existencia
donde hemos sido colocados. La persona espiritualmente
desarrollada no es la que se involucra en muchísimas disciplinas,
como no es un buen hijo el que recibe muchísima instrucción o
castigo” (Willard, The Spirit of the Disciplines -El espíritu de
las disciplinas, p.138).
De hecho, Willard afirma que la necesidad de practicar
una disciplina espiritual es una señal de debilidad que debemos
aceptar en humildad; no es una señal de fortaleza y ciertamente
no debemos enorgullecernos de esto.
“La persona que piensa que es espiritualmente superior
porque practica una disciplina como el ayuno, el silencio, o la
frugalidad, en absoluto ha entendido su propósito. La necesidad de
la práctica extensa de cierta disciplina es una indicación de nuestra
debilidad, no de nuestra fuerza. Incluso, como regla general,
podríamos decir que si nos es fácil practicar cierta disciplina,
probablemente no necesitamos practicarla. Las disciplinas que
debemos practicar son precisamente aquellas en las que no somos
tan buenos, y que por tanto no disfrutamos” (Willard, The Spirit of
the Disciplines, p. 138).
En el estudio de este material, hazte las preguntas:“¿Qué
disciplinas me atraen más?, ¿cuáles me resultan irrelevantes o no
atractivas?” Quizás a éstas últimas debas dedicar tu mayor
atención.
48
Tu proyecto
para este módulo

Cuando hayas terminado todos los ejercicios de la disciplina espiritual y hayas respondido por escrito a todos los demás
ejercicios, completa el siguiente proyecto.

En esta primera página, piensa en los hábitos específicos que practicas semana tras semana y año tras año para vivir cerca
de Dios. Quizás eres una persona desorganizada y no tienes un patrón muy regular; si así es, éste es tu patrón de hábito. O quizás
sigues una rutina de oración, de comunidad y estudio. ¿Cuáles son estos hábitos? Haz un esbozo de los principales hábitos que
has estado practicando durante los últimos años. Luego empieza a evaluarlos: ¿están alimentando tu vida actual con Cristo?
¿Puedes ver un progreso práctico y real en tu capacidad de recibir y dar gracia? ¿Se está fortaleciendo de una manera mensurable

?
tu carácter y capacidad para ministrar? En otras palabras, ¿qué has estado haciendo para crecer en Cristo durante los últimos
años y qué resultados has visto?

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 En esta segunda página responde a la siguiente pregunta: en este módulo hemos estado reflexionando sobre cuán difícil
y desafiante es mantener una vida espiritual. ¿Cuáles crees que son los aspectos principales, los desafíos y la oposición que tendrás
que enfrentar para conseguir un progreso significativo y alcanzar un nivel superior en tu vida espiritual? ¿Son estos asuntos
principalmente externos (el mundo y el diablo) o internos (la carne)? ¿Qué obstáculos puedes enfrentar y cambiar en este
momento? ¿Qué hay más allá de tu control? ¿Cómo puedes llegar a controlar estos asuntos? ¿Qué necesitas hacer en este
momento para dejar de poner excusas y comenzar a dar pasos específicos que marcarán una clara diferencia en el desarrollo de

?
tu vida con Cristo y en tu crecimiento espiritual?

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Disciplina enfocada en este módulo:
sumisión
I. La libertad de la sumisión
1. Foster afirma que cada disciplina tiene su libertad
correspondiente. “¿Qué libertad le corresponde a la
sumisión? La obsesión de exigir que las cosas se hagan de la
manera como las queremos es una de las mayores
esclavitudes de la sociedad humana hoy. Hay personas que
pasarían semanas, meses y aun años en una perpetua
agitación mental por el hecho de que alguna cosita no salió
como querían. Se incomodarían y se irritarían. Se disgustarían
por ello. Actuarían como si su misma vida dependiera de ese
asunto. Incluso, pudiera producírseles una úlcera por esa
causa” (p.124). “Sólo la sumisión puede liberarnos
suficientemente hasta el punto de capacitarnos para
distinguir entre los asuntos genuinos y la terquedad” (p.124).
2. La enseñanza bíblica sobre la sumisión “se centra
primariamente en el espíritu con el cual vemos a las demás
personas” (p.125). Esto tiene que ver más con la mutua
subordinación, que con las relaciones jerárquicas. Quienes
deben dirigir son precisamente quienes han aprendido a
someterse a otros; éste es el liderazgo fruto de la sumisión
y el servicio y no de la ambición personal. Cuando hemos
alcanzado la libertad de poner a otro sobre nosotros
mismos, no necesitamos ser el centro de la atención. Ahora
podemos disfrutar al otro por lo que él o ella es. Es desde
esta postura que podremos recibir el don que esa persona
significa para nosotros. Es también esta postura la que nos
permitirá corregir cualquier deficiencia que percibamos en la
vida de nuestro hermano o hermana; precisamente porque
hemos aprendido a someternos. Cuando una persona
renuncia a la necesidad de salirse con la suya, adquiere la
habilidad de servir y de tener una visión clara. Foster lo
aclara así:
“Con la sumisión quedamos libres al fin para evaluar
a otras personas. Sus sueños y planes se vuelven importantes
para nosotros. Hemos entrado a una libertad nueva,
maravillosa y gloriosa, la libertad de renunciar a nuestros
propios derechos por el bien de los demás. Por primera vez
podemos amar a las personas incondicionalmente. Hemos
renunciado al derecho de que ellas nos devuelvan el amor. Ya
no sentimos que debemos ser tratados de cierta manera.
Podemos regocijarnos por el éxito de ellas. Sentimos tristeza
genuina cuando fracasan. El hecho de que nuestros planes se
frustren es algo que tiene pequeñas consecuencias, con tal
que los planes de ellos tengan éxito. Descubrimos que es
mucho mejor servir a nuestro prójimo que lograr que se haga
nuestro capricho” (p.125).
51
Es en el contexto de la sumisión donde podemos
entender y obedecer el mandamiento de Jesús de amar y
orar por nuestros enemigos, e incluso, de “poner la otra
mejilla” (Mateo 5:44, 5:39).
II. El fundamento de la sumisión
1. El fundamento de la sumisión se encuentra en
Marcos 8:34: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Negarse a sí mismo no
es odiarse, “es un modo sencillo de llegar a entender que no
tiene que hacerse lo que a nosotros nos agrada. Nuestra
felicidad no depende de lograr lo que queremos” (p.127).
Tampoco es una pérdida de nuestra identidad. ¿Perdió Jesús
su identidad cuando emprendió su camino a la cruz? El
negarse a uno mismo no significa despreciarse. “El hecho de
despreciarnos a nosotros mismos es afirmar que no tenemos
valor alguno, y aun si lo tuviéramos lo rechazaríamos. El hecho
de negarnos a nosotros mismos es declarar que somos de
infinito valor y no muestra cómo comprenderlo” (p.127). “El
que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa
de mí, la hallará” (Mateo 10:39).
2. ¿Qué relación existe entre la negación de uno
mismo, la auto-compasión y la auto-indulgencia? “Cuando
vivimos fuera de la negación de nosotros mismos,
demandamos que las cosas se hagan a nuestra manera.
Cuando no se hacen así, revertimos a la autoconmiseración.
‘¡Pobre de mí!’ Externamente podemos someternos, pero lo
hacemos con un espíritu de mártires. Este espíritu de
compadecerse de uno mismo, de martirio, es una señal cierta
de que la disciplina de la sumi8sión se ha echado a perder. Esa
es la razón por la cual el renunciamiento es la base de esta
disciplina; nos salva de la autoconmiseración” (p.128)
(autoconmiseración / auto-gratificación = obtener lo que
quiero cuando lo quiero).
III. Una subordinación revolucionaria
según Jesús
1. “La enseñanza social más radical de Jesús fue la
total reversión que hizo de la idea contemporánea de la
grandeza” (p.129, véase también John Howard Yoder, The
Politics of Jesús -La política de Jesús). Ser líder es convertirse en
el siervo de todos. El máximo ejemplo de este servicio es la
cruz (Filipenses 2:8). Jesús vivió no sólo una “muerte de cruz
sino una vida de cruz” (sus relaciones con las mujeres, el
lavamiento de los pies de los discípulos, su buen recibimiento
de los niños y su disposición a sufrir y morir).
 “Es imposible exagerar el carácter revolucionario de
la vida de Jesús y su enseñanza sobre este punto. Eso abolió
el reclamo de una posición y una condición de privilegio. Eso
creó un nuevo orden de liderato. La vida de cruz de Jesús
socavó todos los órdenes sociales basados en el poder y en el
interés propio” (p.129).
Marcos 8:34: “Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame”.
Marcos 9:35:“Si alguno quiere ser el primero, será el postrero
de todos”.
Juan 13:15 (habiendo lavado los pies de los discípulos):
“…Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he
hecho, vosotros también hagáis”.
Así que la vida de cruz es una vida de sumisión
voluntaria, de libre aceptación de la servidumbre.
IV. Una subordinación revolucionaria
según las epístolas
1. La enseñanza de Pablo a los filipenses en Filipenses
2: 4-7.
2. Pedro también usa el ejemplo de Jesús cuando
llama a la sumisión (1ª Pedro 2:21-23). Antes de enseñar sobre
los deberes familiares, Pablo escribe: “Someteos unos a otros
en el temor de Dios” (Efesios 5:21).
“Es una postura obligatoria para todos los cristianos”
(p.131)… “Se nos ordena a vivir en sujeción porque así vivió
Jesús, no porque estemos en algún sitio específico o en alguna
etapa de la vida. La negación de uno mismo es una postura
adecuada para los que siguen al Señor crucificado” (p.131).
V. Los límites de la sumisión
Notemos que existe un tipo de sumisión destructiva
(“negar la ley del amor tal y como Jesús la enseña es una
afrenta a la sumisión bíblica genuina”) -cfr. Mateo 22:37-39-.
Pedro y Pablo mandan a los creyentes que se sometan al
Estado (1ª Pedro 2:13-14, Romanos 13:1). Pero cuando las
autoridades ordenan a los discípulos que dejen de predicar el
evangelio, éstos se niegan a hacerlo (Hechos 4:19-20; 5:29. Es
necesario obedecer a Dios primero).
“Ellos simplemente entendieron que la sumisión llega
al límite de sus fuerzas cuando se vuelve destructiva. De
hecho, ilustraron la subordinación revolucionaria al negarse
mansamente a obedecer un mandamiento destructivo y a
estar dispuestos a sufrir las consecuencias” (p.134).
¿Cuáles podrían ser algunos ejemplos de una
sumisión destructiva? Notemos la importancia de depender
del Espíritu Santo.
VI. Los actos de sumisión
Ya que la sumisión y el servicio “actúan de una
manera coincidente”, se ofrece más enseñanza práctica al
respecto en el módulo sobre el servicio. Foster nos presenta
7 actos de sumisión:
1. Sumisión a Dios: nuestra voluntad a su voluntad.
2. Sumisión a la Escritura: escuchar y obedecer.
Someterse a la autoridad de la Escritura.
3. Sumisión en la familia: “El primer deber de
sumisión es una dedicación a oír a los demás
miembros de la familia. Su corolario es una
disposición a compartir, lo cual en sí es una obra
de sumisión”.
4. Sumisión a los de nuestro entorno y a aquellos
que Dios providencialmente trae a nuestras
vidas.
5. Sumisión al Cuerpo de Cristo. Nuevamente, el
énfasis está en pequeños actos de servicio.
6. Sumisión a los quebrantados y despreciados.
¿Quiénes son los despreciados en el área donde
sirves?
7. Sumisión al mundo que Dios ha creado: esto es
parte de nuestra mayordomía, al ser hechos a la
imagen de Dios.
¿Cuáles son nuestras responsabilidades
medioambientales?, ¿cuáles son nuestras responsabilidades con
los pobres y los que no tienen techo? ¿Con los que sufren
hambre? “Nuestro acto de sumisión es una determinación a
vivir como miembros responsables en un mundo cada vez más
irresponsable”.
52
 Asociados Internacionales por el Desarrollo

La misión de Asociados Internacionales por el Desarrollo es ayudar a

mejorar la efectividad y la integridad de líderes cristianos en todo el mundo, y
capacitarlos para cumplir su función en la extensión del Reino de Dios y en el
cumplimiento de la tarea de la evangelización mundial. Esto lo hacemos
proveyendo programas de desarrollo de liderazgo, asesoría en la dirección y
apoyo de proyectos.

Dr. James F. Engel, Presidente

Reuben Ezemadu, Presidente de la Junta Consultiva Internacional
Jane D. Overstreet, Director para Norteamérica
Dr. David A. Fraser, Director
Scott Morey, Director

Todos los materiales y artículos de este manual

han sido reproducidos con el debido permiso
de los autores y/o del editor.

© 1998 Development Associates International

P.O. Box 49278
Colorado Springs, CO 80949-9278 USA
Tel. +1(719) 598-7970 / Fax +1(719) 598-1556
E-Mail: 75211.2414@compuserve.com

53
 Declaración de Misión

VISIÓN MUNDIAL es una confraternidad internacional de

cristianos cuya misión es Seguir a Jesucristo, nuestro Señor
y Salvador trabajando con los pobres y oprimidos para
promover la transformación humana, buscar la justicia y
testificar de las buenas nuevas del Reino de Dios.

Procuramos cumplir esta misión por medio de un

compromiso integral e integrado con:

Un desarrollo transformador sostenible

basado en la comunidad, con atención especial a la
problemática de la niñez;

Ayuda en situaciones de emergencia

para socorrer a las personas afectadas por
conflictos o desastres;

La promoción de la justicia
que busque el cambio de las estructuras injustas que
oprimen a los pobres con quienes trabajamos;

Iniciativas estratégicas
que apoyen a la iglesia en el cumplimiento de su misión;

La concientización del público

para que comprenda la problemática de la pobreza, lo cual
conduzca a compartir recursos, comprometerse y orar;

El testimonio de Jesucristo
por medio de la vida, hechos, palabras y señales que
estimulen a las personas a responder al evangelio.

54
 Publicado por:
Visión Mundial
Oficina para América Latina y El Caribe,
Departamento de Compromiso Cristiano
San José, Costa Rica

Dirección de la publicación en español:

Harold Segura y
María Alejandra Andrade

Diseño y producción:
Fernando Otárola y
Carlos Valerín

Edición:
Elizabeth Corrales

Impresión:
Imprenta

Departamento de Compromiso Cristiano

Visión Mundial para América Latina y el Caribe
Telefax: (506) 257 5151
Apartado Postal: 133 2300
San José, Costa Rica

55