El Espíritu Santo es el encargado de enseñarnos a vivir conforme a nuestra nueva identidad
Romanos 8.15–16 (RVR60)
15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Una mujer bajo el Poder del Espíritu Santo está atenta a esa Voz tierna del Espíritu.
Juan 14.26 (RVR60)
26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo
os he dicho.
Una mujer bajo el Poder del Espíritu Santo esta capacitada
para atraer lo nuevo de Dios
Romanos 8.26 (RVR60)
26Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Una mujer bajo el Poder del Espíritu Santo recibe la revelación
del Padre 1 Corintios 2.9–10 (RVR60) 9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
Una mujer bajo el Poder del Espíritu Santo le da vida ha todo lo
que ha muerto
Romanos 8.11 (RVR60)
11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Una mujer bajo el Poder del Espíritu Santo es completamente
libre para servirle a su Dios
2 Corintios 3.17 (RVR60)
17Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí