Tepatitlán
Amunches fueron bien
recibidos en Tepatitlán
Tepatitlán, Jal.- Los Amunches están aquí, Germán,
Patricia e Inti llegaron a la ciudad y quieren compartir con los
tepatitlenses su experiencia de vida. Originarios de Argentina
y tras haber iniciado un viaje que ya lleva más de 16 de años,
en los cuales han recorrido el continente americano a través de
su peculiar bus que se ha convertido en su hogar, ahora tocó el
turno de hacer una parada en los Altos de Jalisco.
“Comenzamos el viaje en una camioneta chiquita y
viajamos durante cinco años y medio, sin ningún tipo de
adaptación, solo una carpa sobre el techo, en Texas tomamos
la decisión de vender la camioneta porque Inti estaba a punto
de llegar y comprar tal vez una Westfalia, pero pensamos que
también iba a ser chica y optamos por un autobús y adaptarlos
a nuestras necesidades” comentó Patricia mientras Germán
junto con Inti le daban de comer y beber al nuevo integrante
de la familia, Aurora, una cachorra labrador que con apenas
tres meses de edad ya se ha adaptado a su nueva familia y al
autobús.
Con rumbos impredecibles, la familia Córdova-Fehr
llegó a Tepatitlán después de haber pasado varias semanas
en Guadalajara, la invitación llegó de manos del oftalmólogo
Rafael Franco quien les ofreció las instalaciones del Vivero
Japonés para poder instalarse junto con su autobús, y aunque
también les ofreció un techo para poder descansar, lo cierto es
que la familia disfruta de dormir en su bus.
La inseguridad en México es algo que no se puede ocultar,
pero los Amunches señalan no haber tenido problemas graves
hasta ahora, además de no dejarse llevar por el miedo, “La vida
está llena de dificultades, nosotros no estamos de vacaciones,
pero si hay algo que no hacemos es nunca viajar de noche,
además siempre preguntamos a la gente, porque ellos son los
que saben, donde se puede estacionar, donde es más seguro y
también la energía… te das cuenta, llegas a un lugar y sentís
una vibra que sabes que es mejor no estar ahí”, señala Patricia.
Los tepatitlenses al saber del proyecto de Amunches y de
la familia argentina que tiene viajando desde hace 16 años,
se interesaron de inmediato, cientos de mensajes a sus redes
sociales, invitaciones a comer, muestras de cariño y preguntas
han recibido por parte de los Alteños, sobre todo el cómo le
hacen para vivir y viajar por el mundo, es por eso que ante tan
positiva reacción, German, Inti y Patricia decidieron realizar
una conferencia gratuita en la ciudad y así contar su historia e
inspirar a los demás a quitarse los miedos y llevar a cabo las
cosas para que dejen de ser sueños.
“Si mi viejo fue abogado y mi papá también… yo puedo
ser cocinero, entender que la vida te da posibilidades, que hay
un sacrificio, una perseverancia, que vas a tener que superar,
habrá muchas cosas difíciles pero se pueden lograr y cuando
hablamos de nuestro viaje a veces la gente se entusiasma”
comentaba Patricia, “Nosotros no tenemos nada, todo lo
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generamos nosotros, ni tenemos ninguna pensión, nuestra agave, no saben si alguien les permita entrar a uno, pero confía
familia es de clase trabajadora, nos ha costado trabajo pero en no irse sin haber capturado algunas imágenes de estas
sabemos que se pueden hacer las cosas, sabemos que es real, y actividades.
si quiero poner mi propio negocio o quiero hacer esto, hazlo, “Nuestro viaje siempre estuvo destinado a conocer
date la oportunidad y no esperes un momento perfecto” agrega comunidades originarias, así que fui a una biblioteca de
Germán. Córdova, ahí me dieron un diccionario de la lengua indígena
“No hay como una receta, es un proceso que cada uno tiene guaraní, que inmediatamente cerré porque es muy difícil su
que ir haciendo porque cada uno somos diferentes y cada uno pronunciación, así que seguí con el de Mapuche, de inmediato
tiene una realidad, pero lo que sí es en común es el tema del leí “Amunches, amun significa andar y che, hombre, era la
miedo, es lo principal, es dejar el miedo y hacerlo, lo quiero traducción de hombre viajero, me gustó y dije ya está, ese
hacer realmente, lo hago”. es nuestro nombre del proyecto, aunque alguno creen que es
Veracruz, Oaxaca, Nayarit, la ciudad de México son nuestro apellido” ri Patricia y fue así como finalmente hace
algunos de los lugares que aún les falta por conocer, pero 16 años comenzó el proyecto de Amunches que continuará
insisten en que si no generan dinero las cosas se complican, su camino, no sin antes haber recibido la hospitalidad de los
por eso aprovechan la oportunidad cuando van a algún lugar tepatitlenses.
y dan conferencias o realizan muestras de sus
fotografías, impulsan su libro porque es la
única forma en la que ellos pueden generar
ingresos, sin embargo Tepatitlán es una de las
ciudad que decidieron hacer una conferencia
gratuita debido a la gran cantidad de muestras
de cariño que les dieron los tepatitlenses sin
siquiera haber llegado a la ciudad.
Además la familia busca realizar un
documental en Europa, un proyecto que tienen
en mente, pero aún no está plasmado del todo,
por lo que todo está en veremos. “Quisiéramos
mostrar allá todo lo que hemos rescatado a
nivel fotográfico en América Latina, llevarlo
para que la gente pueda ver las raíces desde el
punto de vista que las vimos nosotros, mostrar
las cosas lindas que hay acá pero llevar un bus
a través de un barco cuesta y mucho, así que
por lo pronto todo es proyecto” comentaba un
alegre Germán.
Mientras tanto disfrutan México, donde
aseguran que el día de muertos en Michoacán
es lo más lindo e impresionante que han visto
en el país, además la parte humana de las
personas, darse cuenta que hay más gente buena
que mala y encontrarse con la solidaridad de
la gente, cuando por naturaleza las personas
somos desconfiadas y los invitan a quedarse en
casa, a comer.
Patricia quiere tomar fotografías de charros,
no lo ha hecho, no ha visto a ninguno en vivo,
les dijeron que en Capilla de Guadalupe podría
haber charreadas pero el fin de semana de
puente se atraviesa y quizá no haya, así que
también quieren estar cerca de un plantío de

SUMARIO
Irracionales
+ Seguidores de AMLO matarán a opositores
+ Este domingo la agresión fue sin armas, aún
Yo lo vi, no me lo contaron. Yo los escuché, sus gritos
retumbaron en mis oídos porque los tenía en ocasiones
a medio metro de distancia, o a un metro, o a dos porque
lastimaban mis oídos y me retiraba.
Intenté acercarme hasta donde forcejeaban, se
empujaban y se abofeteaban, lo cual me dificultaba el cerco
de camarógrafos de televisión que, mejor armados que yo
con sus cámaras que yo con mi celular, me impedían llegar
hasta el punto exacto de los tortazos.
Al primer empujón que me dieron y que fui a caer a tres
metros de distancia, desistí de grabar los guamazos. ¿Qué
necesidad tengo -me pregunté- de registrar este testimonio
de la barbarie, si al final las marchas de protesta no van a
resolver nada?
Me retiré un poco pues, al momento en que la Caravana
por la Paz encabezada por el poeta Javier Sicilia y los
hermanos Le Barón, pudo por fin avanzar sobre la plancha
del Zócalo de la Ciudad de México, luego de haber sido
impedida por los reventadores enviados por Andrés Manuel
López Obrador.
Había llegado yo a la Plaza de la Constitución por
Madero, justo en el momento en que marchaba la parte
media de la caravana con intenciones de rodear el Zócalo
hasta llegar por la calle Corregidora para entrar a la Plaza
al dar vuelta frente al Palacio Nacional. Avancé por media
Plaza, sin integrarme a la Caravana, hasta llegar justo al
punto en que ya había problemas porque los seguidores de
AMLO no dejaban entrar al Zócalo a los acompañantes de
Sicilia y los Le Barón.
Ya ni tiempo tuve de ir, después de bajarme del trolebús,
al Barrio Chino para comprobar si había millones de curiosos
queriendo acercarse a los dragones como la noche anterior
para celebrar el Año Nuevo Chino de la Rata Metálica como
era mi intención; la noche anterior fue más lo que sufrí por
mi curiosidad, porque no se podía dar un paso y en pleno
brote del Coronavirus en China, no me atreví a ponerme un
cubrebocas para prevenir la contaminación, me dio pena
porque nadie andaba embozalado (aún no sé si pesqué ya
dicho virus entre tantos chinos y chairos que me empujaban
o me hacían retroceder.
Mi intención era darme una vuelta para ver si en el día
estaba más desahogado en domingo que la noche anterior del
sábado, pero al llegar a la esquina de Madero y Eje Central
en la ciudad de México (contra esquina del Palacio de Bellas
Artes), miré hacia el Zócalo y alcancé a notar que ondeaban
ya algunas banderas de México de buen tamaño. “Ya está
llegando la caravana pensé” y aceleré el paso para llegar al
chisme y perderme de éste lo menos posible.
Llegué justo a tiempo. Los que pedían justicia y paz
(unas dos mil personas) eran confrontados y enfrentados
por seguidores de López Obrador (a quienes aún no les han
matado o desaparecen a un ser querido, ya cambiarán de
opinión…) para no permitirles llegar hasta el templete donde
tendría lugar su mitin. Ahí la discusión, los gritos, insultos,
aventones y trompadas estaban baratos, a peso lo más caro.
Ahí lo intenté (grabar) y desistí, si de un aventón fui a
parar a tres metros de distancia, de un puñetazo me hubiera
quedado sin dientes, mínimo, o sin sentido tal vez, así
que dije más vale que digan aquí corrió. Me fui hacia el
templete a donde ya estaba llegando la punta de la caravana
y ya se estaban acomodando los Le Barón, Sicilia y otros
en el presídium, de pie; daban instrucciones para seguir
resistiendo a la provocación de los reventadores de AMLO,
para que todo mundo conservara la calma y dieron inicio al
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Página Siete
Gustavo González Godina
mitin.
Hablaron sólo uno de los Le Barón y Javier Sicilia. Al
primero, hombre no de discursos, sencillo, su elocuencia le
salía sólo del corazón, de su dolor, sin palabras rimbombantes;
el segundo, poeta al fin, dijo que dejaría de lado la poesía
pero no se pudo substraer del rollo, sin embargo fue claro al
dar lectura a una carta abierta que traía para el presidente de
México Andrés Manuel López Obrador.
Por momentos no se escuchaba bien, porque la gritería
de unos 300 reventadores no cesaba de tratar de opacarlo,
así que decidí ir a mezclarme de nuevo con los que aseguran
que “Es un honor estar con Obrador” para entender qué más
coreaban.
Ahí fue donde me convencí de que se trata de seres
no pensantes, incapaces de razonar, acarreados para gritar
consignas sin detenerse a pensar lo que significa lo que gritan.
Lo de “¡Presidente, Presidente, Presidente!” se entiende;
lo de “¡Es un honor estar con Obrador!” también, de tanto
repetirlo ya se lo aprendieron, pero cuando empezaron a
gritar ¡Fuera Sicilia! ¡Fuera Sicilia! ¡Fuera Sicilia! me dio
la impresión de que no saben ni quién es Javier Sicilia, y
luego “¡Sicilia no es mexicano!”, “¡Sicilia no es mexicano!”,
cuando el hombre nació el 31 de mayo de 1956 en la Ciudad
de México…
Pero lo que me acabó de convencer de que se trata de seres
irracionales, fue cuando mientras el Poeta hablaba de que es
necesario modificar la estrategia de seguridad para que cese
la violencia, los asesinatos y desapariciones, los seguidores
de AMLO gritaban a todo pulmón: “¡Mentiras, Mentiras,
Mentiras!”. ¿Cómo podrían saber que son mentiras lo que
está diciendo el otro, si ni siquiera lo están escuchando?
Esto me provocó una reflexión. Los gritos desaforados,
la irritación, la agresividad, la expresión de odio en las
caras de algunos, que se veían dispuestos a exterminar a
los del otro bando, sólo significa que el presidente López
Obrador logró ya su segundo propósito. El primero fue
llegar a la presidencia, el segundo es dividir y enfrentar a los
mexicanos, y el tercero es perpetuarse en el poder.
El enfrentamiento de este domingo 26 de enero en
el Zócalo de la Ciudad de México fue aún sin armas.
El siguiente, en 2021 tal vez, después del fraude que
seguramente va a intentar el dictador para seguir en el
poder, correrá la sangre, y obviamente la Guardia Nacional
apoyará al “pueblo bueno”, es decir, a López Obrador y sus
seguidores. Éstos, creo, van a matar a muchos de los que
protesten contra su amado líder.
Si éstos se dejan, claro está, si no toman las armas
también y se presenta una nueva guerra civil en nuestro país,
que es al parecer lo que está en la mente de Andrés Manuel
López Obrador. Veo muy pocas posibilidades de evitar
esto: una, que algúno o algunos de los ministros de la SCJN
entren en razón y pongan por delante su patriotismo y su
sentido común; y otra, que el Ejército (que no el secretario
de Defensa) haga lo mismo junto con la Marina Armada de
México en la que aún confío. No hay más, según yo ya no
hay más, es tarde para la presión popular, las marchas de
protesta no servirán de nada sin el apoyo del Poder Judicial
y de las Fuerzas Armadas, los hombres y mujeres libres de
México van a ser asesinados por los Testículos de Pejehová.
Ya me convencí este domingo de que son seres
irracionales, que no piensan, que no razonan. Yo lo vi, nadie
me lo contó. yo los escuché y vi en su mirada las ganas de
matar a quienes no acepten la destrucción del país por parte
de López Obrador. Que Dios nos agarre confesados.
La salud
no es broma
Por Ramón Muñoz de Loza
La semana pasada Tepatitlán se puso, o lo pusieron, en el
ojo del huracán, al expresar, no sabemos quién, que aquí había
3 posibles casos sospechosos del alarmante coronavirus,
mismo que en Asia trae de cabeza a las autoridades sanitarias.
Pues acá en cuestión de minutos, después de tres timbrazos
de la alarma se hizo viral, en todos los medios, nacionales o
locales, serios y de broma, formales e instantáneos, en todos,
Tepa se volvió tema de interés, y todo por 3 personas que
fueron señaladas de ser posibles portadoras de un posible
virus que posiblemente podría haber traido un viajero alteño
y que posiblemente habría contagiado a una mujer y a una
niña; posiblemente familiares entre ellos, pues nunca nadie
aclaró cual era la relación entre las tres personas.
Y luego, todo el mundo a hacer memes, muy divertidos
por cierto, sobre lo que era, pareciera o podría haber sido el
coronavirus.
No faltó el debate en las “benditas redes sociales”, si el
tema era serio o simple cortina de humo; si era un complot
de la 4T contra Alfaro por no haber firmado el convenio del
nuevo Instituto de Salud gratuita que el gobierno federal,
etcétera.
Todo el mundo pues, hablamos del coronavirus la semana
pasada.
Y aunque se aclaró el fin de semana que no, que no hubo,
ni hay, ni pudo haber coronavirus en Tepatitlán, el tema nos
debe abrir el espacio para reflexionar sobre los servicios de
salud que tenemos en la Región alteña, incluido Tepa.
Y es que, desde hace varios años que los usuarios del
IMSS se quejan por la tardanza en la atención, en lo mucho
que esperan para citas de especialidad y ya no se diga para las
operaciones quirírgicas. ¿Y cómo les va con los medicamentos
a los del Seguro social?, noo, de ese tema ni hablar, saquen
ficha y corran apuestas, a ver a quien le responden primero.
Eso es en el sistema del IMSS, donde hay cuotas
obligatorias. Y que a ningún patrón se le ocurra dejar de pagar
porque así le va; pero del servicio médico para los empleados
nadie o casi nadie responde.
Por las cirugías pospuestas, por las citas hasta dentro
de un año y por las medicinas que no hay, por eso nadie
responde.
Y eso es en el IMSS, pues si nos vamos a los hospitales
regionales o a los centros de salud, ahí la historia es otra,
igual de espinoza, de dolorosa para el ciudadano.
Con el Seguro Popular, con el INSABI, con dinero y
sin dinero, el tema de la salud para los habitantes de Los
Altos es espacio prohibido, pues si teniendo “el derecho” a
ser atendidos como en el IMSS es difícil acceder a servicios
expeditos, oportunos y eficientes, qué podríamos contar
de los servicios gratuitos o por cooperación de las otras
instancias. Ahí sí que ningún partido, ningún movimiento,
ninguna transformación ha propiciado el derecho a la salud
como se espera.
Y es que la salud no sólo son hospitales, medicinas
y cirugías. Ahí ya sabemos que no hay dinero. Pero en la
prevención de enfermedades, tampoco lo hay. Tampoco
vemos dinero en estrategias contra la contaminación del
agua, del aire o del suelo. No vemos estrategias específicas
para evitar enfermedades intestinales por tanto puesto
callejero que no cumple las normas mínimas de higiene, ni
en la preparación ni en la entrega de los alimentos. Tampoco
vemos acciones de gobierno para evitar el consumo de
embriagantes (las autoridades son promotoras del vicio en
cada fiesta pueblerina, ¿o no?).
En fin, entre supuestos, memes, bromas, tardanzas, citas
pospuestas, cirujías no aplicadas, contaminación y yerros en
la prevención de las enfermedades, ahí la llevamos. Nadie
nos atiende, pero todos hacemos bromas, ayer del VIH,
hoy del coronavirus, mañana de algún otro virus, bacteria o
enfermedad.
Al mal tiempo, buena cara -dicen-; a la mala atención
médica, memes, o fotomontajes -dicen.
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