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Término

CRIMIPEDIA: Entomología forense














2015 
 
 
 

 
 
 
CRIMIPEDIA: Entomología forense 
 
 
 
 
 
ENTOMOLOGÍA FORENSE

PATRICIA JIMÉNEZ GARCÍA

RESUMEN

La Entomología Forense es la ciencia que estudia los artrópodos


encontrados en un cadáver con el fin de poder concluir la fecha y el lugar de
la muerte. Es una ciencia que aplicada a situaciones de índole médico-legal
puede aportar mucha información en diversos casos de homicidios o
muertes naturales y ayudar a la resolución de dichos casos.

En este documento se explicará de grosso modo en que consiste esta


ciencia, cómo surge y como ha avanzado en estos años. Además, se
explicarán los procedimientos generales a seguir para finalmente concluir
con los errores más comunes en la práctica para ayudar a entender de una
mejor manera la actividad que se realiza desde esta ciencia y lo más
importante cómo se debe de realizar para obtener los mejores resultados
posibles.

DESARROLLO DEL TÉRMINO

¿Qué es la entomología forense?


La Entomología es una ciencia biológica que emana de la Zoología y
su objeto de estudio son los artrópodos. Entendemos por artrópodos a
los animales invertebrados dotados de un esqueleto externo con
apéndices articulados, entre los cuales se encuentran los insectos, arácnidos,
crustáceos y miriápodos. Los artrópodos presentan una gran
variabilidad y están presentes en todos los ambientes del planeta. La
palabra “in-secto” significa que su cuerpo está dividido en segmento y a
palabra Entomología proviene del griego, donde tomos significa “parte
cortada” y de ahí: en-tomon (un ser segmentado) y tomo-logía (ciencia de
los seres segmentados).

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Dentro del conjunto en el que se aplica esta ciencia se encuentran


tres ámbitos de aplicación: la Entomología Urbana (relacionada con el
hombre y su hábitat), la Entomología de los Productos Almacenados
(estudio de los artrópodos que se encuentran en los productos alimenticios)
y la Entomología Médico Legal (encargada de estudiar la relación de los
artrópodos con cadáveres para determinar la fecha de la muerte). Esta última
es la que más se relaciona y se conoce comúnmente como Entomología
Forense y trata cualquier característica relacionada con los artrópodos que
involucre algún aspecto de índole legal. (Arnaldos, Luna, Presa Presa,
López-Gallego y García (2006)).

Historia de la entomología forense

Como cuenta en su artículo la autora Magaña (2001) la primera referencia


escrita que se tiene de un caso resuelto por la Entomología Forense se
remonta al siglo XII. Dicha referencia se encuentra en un manual de
Medicina Legal chino que cuenta un caso en el cual apareció un labrador
degollado por una hoz. Para resolver este caso, se realizó un estudio de
todas las hoces de los labradores que podían tener relación con la víctima, y
aquella hoz a la que acudieron moscas atraídas por los restos de sangre de la
víctima fue catalogada como el arma del crimen. Además de esto, son muy
importantes los experimentos realizados por un naturalista del Renacimiento
llamado Francisco Redi. Francisco Redi se propuso demostrar de una forma
científica que las larvas que aparecían en los cadáveres procedían de
insectos que depositaban sus huevos en él y no como la falsa creencia de la
población que defendía que las larvas las producía el propio cadáver. Para
esto Redi realizó el siguiente experimento: expuso al aire libre una gran
cantidad de cajas descubiertas y cada una de ellas tenía en su interior un
trozo de carne (a veces cruda y otras cocidas). A estos trozos de carne
acudieron diversas moscas que devoraron la carne y depositaron sus huevos

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en los trozos, los cuales luego se convirtieron en larvas, después en pupas y


posteriormente en individuos adultos. Redi pudo distinguir cuatro tipos de
moscas: moscas azules (Calliphora vomitoria); moscas negras con franjas
grises (Sarcophaga carnaria); moscas análogas a las de las casas (Musca
doméstica o quizás Curtonevra stabulans), y por fin moscas de color verde
dorado (Lucilia caesar). Este experimento de Redi tuvo también su
contraprueba, en la cual se colocaron el mismo número de carnes en cajas
pero esta vez tapadas con unas gasas para que las moscas no tuvieran acceso
a ellas. En este caso obviamente las carnes se corrompían, pero no aparecían
en ellas ninguna larva ya que las moscas no podían atravesar las gasas.
También se observó, que las hembras de las moscas intentaban introducir la
extremidad del abdomen por las mallas intentado hacer pasar a sus huevos, e
incluso algunas intentado depositar larvas vivas, de las cuales dos lo
consiguieron. Redi también demostró que las moscas no cavan la tierra y
que las lombrices de tierra en ningún caso se alimentan de los cadáveres
enterrados. (Magaña, 2011)

A pesar de este descubrimiento, no fue hasta 1850 cuando Bergeret


comienza a utilizar la entomología de forma seria como ayuda en la
medicina legal. Bergeret era un conocido doctor francés, el cual se encontró
ante un caso sobre un neonato emparedado en una chimenea. Bergeret trató
de determinar el intervalo postmortem estudiando las larvas halladas en los
restos del bebé. Aunque sus conclusiones no fueron del todo correctas, sentó
las bases de esta ciencia. Tras esto y casi treinta años más tarde, el Dr.
Brouardel, de la Facultad de Medicina de París, junto al conocido
veterinario pero experto en entomología, Pierre Mégnin estudiaron de una
forma metódica la fauna cadavérica. Este último, publicó dos grandes libros:
La Faune des Tombeaux (La Fauna de las Tumbas) y en 1984, La Faune des
Cadavres (La Fauna de los Cadáveres). Estas conclusiones sobre sus

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estudios siguieron aplicándose hasta bien entrado el siglo XX. (Cohen,


Jesica, Sabina y Rinaldi (2006)).

Tras estos breves comienzos hasta la actualidad han existido diversos


avances en esta ciencia la cual ha aportado infinidad de información en
numerosos casos de índole médico-legal. Por lo tanto, los principales
objetivos de la Entomología Forense son: (Magaña 2001)
 Datación de la muerte a través del estudio de la fauna cadavérica.
 Determinación de la época del año en que ha ocurrido la muerte.
 Verificar que un cadáver ha fallecido en el lugar donde ha sido
hallado o ha sido trasladado hasta el mismo.
 Dar fiabilidad y apoyo a otros medios de datación forense

Clasificaciones y procedimiento común

Cuando una persona muere su cuerpo pierde temperatura, la cual se


equilibra con el medio ambiente en 24 horas, siempre que la temperatura
exterior no sea demasiada baja. Van apareciendo livideces en el cuello y en
las partes declives en la primera hora, mientras que la rigidez cadavérica se
generaliza al cabo de unas siete horas para desaparecer en los posteriores
cuatro días. En este proceso, es cuando las primeras moscas se van
acercando al cuerpo para lamer la sangre y otras secreciones y a su vez
depositar sus huevos. Así es cómo comienza a desarrollarse la fauna
cadavérica, que atraviesa distintos periodos que podrían clasificarse en los
siguientes:
Período Especies Tiempo
1º SARCOFÁGICO Dípteros, Musca 3 meses
2º DERMESTERIANO Coleópteros, Polillas 3-4 meses
3ºSILFIANO Dípteros, Coleópteros 4-8 meses
4º ACARIANO Ácaros 6-12 meses

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Extraído de Cohen et al. (2006).

Además de esta clasificación existen muchas otras que clasifican el


tipo de insecto o el momento de descomposición del cuerpo. Una de las más
destacadas es la clasificación de Leclercq citada en Cohen et al. (2006),
sobre los artrópodos y el uso que le dan al cadáver, siendo la siguiente:

A) Necrófagos: se alimentan del cadáver.


B) Necrófilos: se alimentan de los necrófagos. Se puede distinguir
entre los Predadores y los Parásitos.
C) Omnívoros: comen tejidos muertos, insectos necrófagos, o
ambos.
D) Oportunistas: usan el cadáver como refugio.
E) Accidentales

Otra de las clasificaciones más destacadas es el Sistema de Mégnin


(citado en Cohen et al. (2006)) sobre las oleadas o “cuadrillas” por el que
pasa el cadáver de una persona, ya sea como cualquier sustrato orgánico o
por la acción de los organismos que viven él. Mégnin distinguió las 8
oleadas siguientes:

1-Cadáver fresco

2-Olor cadáverico

3-Grasas rancias (“fermentación butírica”)

4-Proteínas en descomposición (“fermentación caseica”)

5-Fin de la anterior (“fermentación amoniacal”)

6-Desecación del cadáver por ácaros

7-Cuerpo momificado

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8-Desaparación de los restos de oleadas anteriores

Cuando la Entomología Forense es llevada a la práctica, existen


diversos procedimientos que han de llevarse a cabo. Siguiendo el artículo de
la autora Magaña (2001), cuando un investigador criminalista se enfrenta a
un cadáver siempre ha de plantearse tres cuestiones principales:

1-Causa de la muerte y circunstancias en las que se produjo

2-Data de la muerte

3-Lugar en el que se produjo la muerte

La Entomología no puede aportar respuestas a la primera cuestión,


pero sin embargo tanto en la fecha como en el lugar de la muerte pueden
ofrecer muchas respuestas y en muchos casos las únicas y definitivas. En
muchos casos de homicidio, estudiando el intervalo postmortem se puede
confirmar o refutar la coartada de un sospechoso, y además estudiando la
fauna del lugar donde se encuentra el cuerpo, la temperatura y los
artrópodos encontrados en el cadáver se puede determinar si el cuerpo se ha
movido de un sitio a otro o si ese fue el lugar del crimen. El problema que
surge a la hora de determinar el tiempo transcurrido desde la muerte es
complejo, ya que a veces existen muchos factores desconocidos que
impedimenta que se establezcan conclusiones definitivas. En general, este
tiempo transcurrido desde la muerte es determinado por el análisis de los
restos a través de la observación externa, el control físico-químico y la
estimación del deterioro producido por el paso del tiempo en materiales
como la ropa o los zapatos. La observación externa incluye diversos factores
como la temperatura del cadáver, las livideces que aparecen en él, la rigidez,
lesiones externas, acción por animales e invasión de insectos, etc. El
segundo método incluye técnicas como determinación de elementos
químicos y compuestos como el nitrógeno, aminoácidos y ácidos grasos. Y

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por último, la tercera técnica consiste en la valoración del deterioro de los


tejidos plásticos, nylon y materiales semejantes que se encuentren en los
objetos o ropa que se encuentre. (Magaña, 2001)

Además de esto, después de la muerte hay dos grupos de fuerzas


postmortem que cambian la morfología del cuerpo:

-Un primer grupo que incluyen factores externos como el


crecimiento bacteriano, la invasión del cuerpo por diversos insectos
y mordeduras de animales.

-Un segundo grupo que se compone por los factores que proceden
desde el interior del cuerpo, como por ejemplo el crecimiento de
bacterias intestinales que aceleran la putrefacción y la destrucción
enzimática de los tejidos. Dentro de este proceso de descomposición
del cuerpo se pueden distinguir cuatro periodos importantes:

1ºPeriodo Cromático: en esta fase es cuando se instaura la mancha


verde en la fosa ilíaca derecha (a partir de las 24 horas del
fallecimiento) y se empieza a ver el entramado venoso por la
transformación de la hemoglobina.

2ºPeriodo Enfisematoso: los gases de putrefacción comienzan a


aparecer y además el cadáver empieza a hincharse. A parte de esto,
se empieza a producir el desprendimiento de la epidermis.

3ºPeriodo colicuativo: los tejidos se van transformando en un


magma putrilaginoso y su forma habitual va desapareciendo.

4ºPeriodo de reducción esquelética: desaparecen las partes


blandas.

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Todos estos periodos se encuentran afectados por diversos factores


que pueden acelerar o retardas la descomposición. Dichos factores son: las
circunstancias de la muerte, las condiciones del cuerpo anteriores a la
muerte, la temperatura, la humedad, el tipo de suelo donde se produce la
putrefacción, los insectos y otros animales. (Magaña, 2001)

Durante todo este proceso de putrefacción llegan diversos tipos de


artrópodos al cadáver. Siguiendo la clasificación anterior de Leclercq citada
en Cohen et al. (2006) y el artículo de Magaña (2001), dichos artrópodos
pueden ser:

Especies negrófagas: se incluyen dípteros (Calliphoridae y Sarcophagidae)


y coleópteros (Silphidae y Dermestidae).

Especies predadoras y parásitas de necrófagos: coleópteros como


(Silphidae, Staphylinidae e Histeridae), dípteros (Calliphoridae y
Stratiomydae) e himenópteros parásitos de las larvas y pupas de dípteros.

Especies omnívoras: se encuentran grupos como las avispas, las hormigas


y los coleópteros que se alimentan tanto del cuerpo como de los otros
artrópodos.

Especies accidentales: por ejemplo Collembola, arañas y ciempiés.


Además, algunas familias de ácaros pueden alimentarse de hongos y moho
que crecen en el cuerpo.

Usando la evidencia de los artrópodos en un cadáver, se puede


determinar el tiempo transcurrido desde su muerte, utilizando dos métodos.
El primer método se basa en estudiar la edad de las larvas y su tasa de
desarrollo. El segundo, por otro lado utiliza el estudio de la sucesión de
insectos en la descomposición del cuerpo. Ambos estudios se pueden
utilizar tanto por separado como en conjunto dependiendo del cadáver que
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se esté estudiando. En las primeras fases de descomposición las


estimaciones se basan en el crecimiento de una o dos especies
(particularmente dípteros), mientras que en las fases más avanzadas se
utiliza la composición y el grado de crecimiento de los artrópodos
encontrados en el cuerpo y se comparan con patrones conocidos de sucesión
de la fauna del lugar. (Magaña, 2001)

Los parámetros médicos se utilizan también para determinar el


tiempo transcurrido desde la muerte, pero pasadas las 72 horas la
Entomología Forense puede ser más exacta y muchas veces el único método
para determinar el intervalo postmortem. Existen casos de homicidios en
que los cuerpos de las víctimas son cambiados de lugar o el asesinato se
produce en lugares remotos donde es muy difícil encontrar el cuerpo. En
estos casos la Entomología Forense es de vital ayuda para determinar el
momento de la muerte. A pesar de esto, la Entomología estudia la actividad
de los artrópodos y en muchos casos la fecha que determina el entomólogo
puede ser distinta a la que determina el médico forense. Esto puede deberse
a diversos factores, como que los insectos no han podido acceder al cadáver
en el momento de la muerte o por ejemplo en casos de niños y ancianos que
sufren malos tratos y son abandonados pueden existir heridas que por falta
de higiene son colonizadas por los insectos antemortem. Así pues y
siguiendo a la autora Magaña (2011) para realizar una correcta estimación
del intervalo postmortem hay que tener en cuenta que cada caso es único y
diferente a los demás aunque el proceso siga una secuencia general. Dicha
secuencia según Magaña (2011) fue presentada por Catts & Haskell en su
monografía "Entomology and Death : A Procedural Manual" y es la
siguiente:

 Determinar la fase o estado físico de descomposición en que se


encuentra el cuerpo.

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 Realizar un estudio exhaustivo de los insectos que se encuentran


sobre el cadáver así como de los recogidos debajo de él para
descartar la posibilidad de que el cadáver haya sido trasladado de
lugar. Si se tiene alguna sospecha sería necesario un examen
adicional tanto de los restos como de las áreas cercanas.
 Clasificar los especímenes recogidos tanto de los restos como de la
escena del crimen lo más exactamente posible. Criar los estados
inmaduros hasta el estadio adulto para su correcta identificación.
La conservación de estos estadios inmaduros debe ser correcta para
no afectar al tamaño que poseen en el momento de la recogida. La
distribución estacional, geográfica y ecológica de cada grupo debe
ser determinada bien por la literatura o por alguna persona
cualificada para ello.
 En los cadáveres encontrados al aire libre, es imprescindible
recolectar datos como la temperatura, pluviosidad, nubosidad, etc.
además de factores como vegetación, arbolado, desniveles del
terreno etc. Para las escenas en el interior es igualmente necesario
anotar temperatura, existencia de calefactores automáticos,
posición del cadáver con respecto a las puertas y ventanas, así como
cualquier otro detalle que nos pueda dar información de cómo y
cuándo han llegado los insectos al cadáver.
 Durante la autopsia es importante tomar nota de la localización
exacta de los artrópodos en el cuerpo, así como de la causa y
manera de la muerte. También es importante anotar si existe
evidencia de la administración antemortem de algún tipo de drogas
o productos tóxicos dado que la presencia de este tipo de sustancias
puede alterar la tasa de desarrollo y los patrones de insectos que se
hayan alimentado de los restos.

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Además de este proceso general existe un protocolo a la hora de


recoger muestras. Dicho protocolo se encuentra en el artículo de Magaña
(2001) y es el que se presenta a continuación:

 Recolectar una muestra completa de todos los insectos o ácaros que


se encuentren tanto encima como debajo del cadáver.
 Recolectar ejemplares tanto vivos como muertos, en estado adulto o
larvario. Así como sus mudas.
 En cadáveres recientes, se buscarán los huevos y larvas pequeñas
en orificios naturales así como en las posibles heridas.
 Las muestras se guardarán por separado y convenientemente
rotuladas, si es posible indicando la zona de donde se obtuvieron.
 Parte de las larvas se sumergirán en agua hirviendo para después
conservarlas en alcohol y es conveniente que otra parte se
mantengan vivas, para su posterior desarrollo en el laboratorio.
 Los ácaros, si los hubiese, serán conservados en alcohol de 70ºC.
 Se realizará una estimación de abundancia de cada muestra.
 Se precisarán los datos de fecha y lugar y metodológicos del
entorno del cuerpo.
 Las muestras se enviarán al entomólogo a la mayor brevedad
posible.

A pesar de estos procedimientos y siguiendo el artículo de Arnaldos


et al. (2006) muchas veces existen errores en la práctica de la Entomología
Forense. Existen situaciones diversas donde se puede producir un crimen y a
la hora de estar en el análisis del escenario forense el entomólogo no puede
estar presente, que es lo que suele ocurrir la mayoría de veces en España. En
estas situaciones, es de vital importancia recabar toda la información que
sea posible del escenario forense y sus características ambientales, debido a
la gran influencia que poseen los factores ambientales sobre la fauna

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artropodiana. En estos contextos, cuando el entomólogo no se encuentra


presente la recogida de evidencias entomológicas, en la mayoría de los
casos, es recogida por profesionales formados en áreas de conocimiento
totalmente distintas a la entomología. Estos profesionales utilizan protocolos
y procedimientos muy diferentes, y además, no están entrenados para la
localización de evidencias materiales tan particulares. Los procedimientos
utilizados no son los adecuados, y no solamente para la recogida de las
muestras sino también para su conservación.

El aspecto central del uso de los artrópodos como indicadores en el


ámbito forense se centra en el reconocimiento adecuado de las especies
encontradas, en su recogida, conservación y envío de muestras. (Haskell et
al. (2001) citado en Arnaldos et al. ,2006). La conservación y el envío de
estas muestras son de vital importancia, ya que la identificación de los
ejemplares a nivel especifico sólo se puede lograr si los caracteres
morfológicos de índole taxonómica se han conservado adecuadamente.
Además de la obvia necesidad de experiencia en la recogida de estas
muestras, y lo más importante, sin producir contaminación del escenario
forense, la identificación de grandes evidencias en el escenario es de
trascendental importancia. Por lo tanto, se espera de quien examina el
escenario realice un filtrado de muestras entomológicas relevantes sin dejar
ninguna evidencia importante en el transcurso del procedimiento. No deben
producirse errores por parte de los investigadores y hay que tener muy en
cuenta que el análisis científico depende de todas las evidencias aportadas.
Teniendo en cuenta todo lo comentado, el papel del entomólogo es muy
importante, puesto que al estar entrenado en la búsqueda de evidencias muy
pequeñas, que son fácilmente ignorables y pasables por alto, el entomólogo
es capaz de encontrar, además de las evidencias entomológicas, otro tipo de
evidencias físicas (Haskell et al. (2001) citado en Arnaldos et al. ,2006).

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Errores más comunes dentro de la práctica

Siguiendo a Arnaldos et al. 2006 se pueden evidenciar varios errores en los


procesos comentados anteriormente. Estos autores han revisado los errores
detectados en casos forenses remitidos a su laboratorio, en relación con la
recogida, el tratamiento y la remisión de evidencias entomológicas. Dichas
muestras fueron obtenidas en casos reales en los que el material
entomológico fue recogido en la escena forense o durante el procedimiento
de autopsia. Estos autores han clasificado los errores en: errores en el
procedimiento previo; errores en la recogida de evidencias entomológicas;
y, errores en cuanto al tratamiento y remisión de las muestras
entomológicas. Dichos errores, se detallan a continuación:

Errores en el procedimiento previo:

En esta fase los principales errores que han encontrado Arnaldos et al .,


2006, hacen referencia a una escasa e inadecuada observación del a escena
forense. Esto infiere a que a la hora de la evaluación de las evidencias
suministradas, no se cuente con las anotaciones e indicaciones adecuadas
sobre las distintas circunstancias en relación con la escena, e incluso, en la
mayoría de los casos no se tenga el adecuado registro gráfico. Entre otras,
muchas indicaciones sobre las condiciones climáticas del momento o
particularidades sobre la insolación del cadáver suelen ser ignoradas de
modo general.

Errores en la recogida de evidencias entomológicas:

Los principales errores detectados en el proceso de recogida se refieren a la


representatividad de la muestra extraída, en cuanto a su calidad, cantidad o
procedencia.

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En cuanto a la calidad el problema principal es que la muestra no


suele representar a las diferentes especies presentes en la escena, ya que sólo
se tiende a recoger a aquellos artrópodos que son más abundantes o fáciles
de capturar. Esto puede suceder por la falta de formación entomológica del
personal encargado de la prospección del escenario, que carecen de los
conocimientos necesarios para diferenciar distintas especies. Muchas
especies pueden parecer iguales a simple vista aunque no lo son, y si no se
recogen todas se origina una gran pérdida de información.

En cuanto a la cantidad, los errores más comunes es que la muestra


recogida no es representativa de la abundancia de cada una de las especies.
Muchas veces se obtienen comentarios acerca de la “abundancia” de
determinados ejemplares, según el criterio personal del observador, pero no
se aportan más evidencias que eso. Para la obtención de conclusiones por
parte del entomólogo forense, es igual de importante el carácter cualitativo
como cuantitativo de las muestras que se encuentren en el escenario.

En relación a la procedencia de la muestra, los errores suelen ser en


la recogida de ejemplares a partir de una sola zona del cadáver. En muchas
ocasiones se suele justificar con la respuesta de que “en todas partes había lo
mismo”, lo que conlleva a una falsa justificación ya que los artrópodos
aunque parezcan iguales pueden no serlo. Otro de los errores que se
encuentran y que pueden tener posibles consecuencias importantes para las
conclusiones del caso, es que muchas veces se reúnen muestras procedentes
de varias zonas en un mismo recipiente.

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Errores en cuanto al tratamiento y remisión de las muestras


entomológicas:

En el tratamiento de las evidencias entomológicas los principales errores


encontrados se centran en las sustancias fijadoras y conservantes que se
utilizan, en la no recogida y conservación de ejemplares vivos de larvas y
huevos, en el tiempo de remisión de la muestra al laboratorio y en el
etiquetado de las muestras.

En cuanto a la conservación y fijación de las muestras muchas veces


se ha encontrado que las sustancias utilizadas no son las adecuadas.
Sustancias como el etanol absoluto o el formol pueden alterar los caracteres
morfológicos de las evidencias entomológicas, y en muchas ocasiones de
esta manera conducir a una conservación inadecuada de los ejemplares, que
con el tiempo resultan inservibles. Se debe de tener en cuenta que estos
caracteres morfológicos que el entomólogo necesita estudiar para la correcta
identificación de larvas y adultos son, en la mayoría de los casos, muy
delicados. Este mismo problema aparece cuando el material en el que se ha
fijado la muestra altera el tamaño de la misma. Por ejemplo, se han recibido
muestras de larvas que se han introducido directamente en etanol o formol y
que este material solo sirve para una identificación, y no para estimar una
data. Según Tantawi y Greenber, 1993 citado en Arnaldos et al. 2006, está
demostrado que una mala fijación y conservación del material puede llevar a
errores de estimación de la data de incluso más de 24 horas.

Otro error muy cometido es que no se han recogido ejemplares vivos


de larvas y huevos para su cría en el laboratorio. Este material es muy útil
para los entomólogos ya que muchas veces es imposible la identificación de
los estados larvarios o ninfales de ciertos insectos, de modo que,
manteniendo ese material hasta la etapa de adultos se puede estimar el
intervalo postmortem con dichas muestras.
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Con el mantenimiento de ese material vivo surge otro problema: la


demora en su envío al laboratorio. Durante ese tiempo la muestra suele ser
mantenida sin alimentar, encerrada en un bote sin ventilación (la mayoría de
las muestras se mueren) y no se mantiene registro, al menos, de las
condiciones ambientales de su mantenimiento. Para mantener una muestra
en las condiciones adecuadas hasta la llegada al laboratorio, se debe de
situar en un recipiente bien ventilado y proveerla de sustrato alimenticio de
carácter temporal (higaditos de ave, comida para animales…). Además de
esto, no se suele prestar mucha atención a la procedencia exacta de la
muestra viva, es decir, el tipo de órgano o tejido del que se estaba
alimentando. Esta procedencia es muy importante ya que se ha demostrado
que al menos ciertas especies presentan un crecimiento diferente según el
tejido corporal del que se alimenten, por lo tanto habrá que estudiarla para
sustituirlo con el sustrato alimenticio más adecuado posible para su estudio.

Por último, los errores referidos al etiquetado de las muestras


recogidas, suelen ser el no etiquetado de todas las muestras y el no reseñar
los datos necesarios en la etiqueta que se incorpora en la muestra. Un
problema muy común, es que se suele escribir estas etiquetas con bolígrafo
o rotulador que en contacto con las sustancias conservantes, los trazos
desaparecen y por tanto son ilegibles. Dichas etiquetas deben escribirse con
un lápiz de grafito, fijarse en el exterior del recipiente, y, en el caso de que
la etiqueta sea igual a una interior debe incluirse en el interior del recipiente.
Así una de ellas al menos llegará al laboratorio en las condiciones
adecuadas. En estas etiquetas se debe reflejar la referencia del caso forense,
el topónimo del lugar del hallazgo del cuerpo, la fecha, la hora, el nombre
de la persona que hace la recogida y además, se debe reseñar la zona
concreta del cuerpo donde se ha recogido la muestra.

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Todos estos errores que se recogen en Arnaldos et al. 2006, son


errores encontrados en la práctica del día a día de la Entomología Forense.
Si se intentan mejorar y de esta manera se elaboran protocolos más íntegros
para todos los profesionales que tengan relación con las muestras recogidas
se llegará a realizar un mejor trabajo que ayudará a facilitar las conclusiones
de los casos forenses encontrados. La Entomología Forense es una
herramienta vital para la solución de muchos casos de homicidios y muertes
en general y por tanto debe preservarse su estudio y práctica de la mejor
manera posible.

CONCEPTOS RELACIONADOS

Entomología Forense, artrópodos, criminología, cadáver, ciencia,


clasificaciones.

REFERENCIAS EXTERNAS

o En la web se pueden encontrar muchos videos o documentales en


relación con la Entomología Forense. Uno de ellos es:
https://www.youtube.com/watch?v=lXJxgRHvmuA

o Existe también una revista electrónica llamada Aracnet sobre la


Entomología Forense, la cual se puede encontrar en el siguiente
enlace: http://entomologia.rediris.es/aracnet/7/editorial.htm

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BIBLIOGRAFÍA

Arnaldos, Luna, Presa, López-Gallego y García, (2006). “Entomología


Forense en España: hacia una buena práctica profesional”. Ciencia
forense, 8/2006, 17-38.

Jesica, Sabina, Rinaldi y Cohen, (2006). “Entomología Forense”. Revista


del Hospital J. M. Ramos Mejías, Edición Electrónica, vol. X1, nº1.

Magaña, C. (2001). “ La Entomología Forense y su aplicación a la medicina


legal. Data de la muerte”. Aracnet, 7, nº28, 49-57. Recuperado de:
http://entomologia.rediris.es/aracnet/7/06forense/.

NOTAS

o En el artículo de Arnaldos et al. 2006, se pueden encontrar diversos


anexos sobre etiquetas y formularios que se deben de rellenar a la
hora de recoger muestras entomológicas. Dichos anexos pueden
resultar de gran interés.

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