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En efecto VS., tal como podrá apreciar en el desarrollo del presente litigio, no existió
realmente un vínculo de relación laboral entre mi representada y el demandante de autos
propiamente tal; sino que más bien una mera figura de representación para ciertos casos
puntuales y específicos, en razón de lo pactado con su verdadero empleador para todos
los efectos legales, esto es, la sociedad Grupo Eulen Chile S.A.
Así las cosas, lo cierto es que en virtud del principio de primacía de la realidad será
acreditado en autos que el demandante de autos no percibió remuneración alguna por
Con todo ello, al no haber existido un vínculo de relación laboral concreto y específico
entre mi representada y el Sr. Moller, ya sea como empleador o como parte de una
unidad económica; es que se viene en interponer la correspondiente falta de legitimación
pasiva respecto de mi representada de todas las acciones deducidas en autos.
Ahora bien VS., previo a entrar en el fondo de la denuncia por supuesta vulneración de
derechos fundamentales alegada por la parte demandante, así como la acción de despido
injustificado interpuesta por el actor, corresponde de forma subsidiaria a la excepción de
falta de legitimación pasiva, oponer la excepción de finiquito y transacción respecto de la
acción declarativa de unidad económica pretendida por el Sr. Moller y la solicitud de
adquisición de un vehículo en el caso de marras, en base a los siguientes fundamentos de
hecho y de derecho.
Con fecha 22 de octubre del año 2019, se puso término al contrato de trabajo entre el
actor y su empleador directo, bajo la causal contenida en el artículo 160 N°7 del Código
del Trabajo.
Posteriormente, las partes de dicha relación laboral, es decir, Grupo Eulen Chile S.A. y el
ex trabajador Sr. Andrés Moller Cantín, suscribieron y ratificaron ante el Notario Público
de la Cuadragésima Notaría de Santiago, don Oscar Peluchonneau, quién actuó en su
calidad de Ministro de Fe (inciso primero del Artículo 177 del Código del Trabajo), el
documento denominado "Finiquito de Trabajador" (en adelante también el finiquito).
“En consecuencia, ANDRÉS MOLLER CANTÍN nada se le adeuda por los conceptos antes
indicados, así como por ningún otro, sean de origen legal o contractual derivados de las
prestaciones de sus servicios, de su contrato de trabajo o de la terminación del mismo”.
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A mayor abundamiento, en la cláusula Cuarta del mismo documento ya indicado, ambas
partes formularon la siguiente declaración:
"En virtud de lo anterior, don ANDRÉS MOLLER CANTÍN renuncia a cualquier demanda,
acción, reclamo o derecho que tuviere o pudiere corresponderle en contra de GRUPO
EULEN CHILE S.A., en relación directa o indirecta con su contrato de trabajo o que diga
relación con derechos fundamentales y/o de índole tutelar o a algún derecho que derive de
un fuero laboral que la ampare, asimismo, respecto de indemnizaciones de cualquier
naturaleza, por conceptos de lucro cesante, daño emergente, daño moral y/o cualquier
otro derecho que derive de la ley o el contrato, especialmente en lo relativo con accidentes
del trabajo y/o enfermedades profesionales. También se obliga a guardar la debida
reserva y confidencialidad, de acuerdo a lo indicado en su contrato. Motivo por el cual, no
teniendo reclamo alguno que formular en contra de GRUPO EULEN CHILE S.A. y otorga el
más amplio y total finiquito, declaración que formula libre y espontáneamente, en cabal
conocimiento de cada uno y todos sus derechos.
Tal como señala el artículo 2446 del Código Civil “La transacción es un contrato en que las
partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente, o precaven un litigio eventual”.
Esta figura coincide plenamente con el finiquito que el actor firmó con su antiguo
empleador, con el agregado que fue firmado y celebrado ante la autoridad pública
instituida por la ley como ministro de fe.
Abona lo anterior, la circunstancia que Grupo Eulen Chile S.A., su antiguo y único
empleador, hizo entrega al actor de los montos que se indica en su respectivo finiquito,
recibiéndolos éstos a su entera conformidad.
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El artículo 2.460 del Código Civil establece el valor de un acuerdo como el que
actualmente nos ocupa, señalando: “La transacción produce el efecto de cosa juzgada en
última instancia; pero podrá impetrarse la declaración de nulidad o la rescisión, en
conformidad a los artículos precedentes”.
Al efecto, el artículo 177 del Código del Trabajo ya referido, ha establecido ciertos
requisitos especiales para la celebración del finiquito, la renuncia y el mutuo acuerdo
estos son:
Cumpliéndose con los requisitos antes referidos, el finiquito firmado por el Sr. Moller
tiene "pleno poder liberatorio" respecto de todas las acciones que el actor no se reservó
expresamente en dicho documento, tal como ha sido resuelto por nuestros Tribunales de
Justicia.
“El finiquito legalmente celebrado tiene el mismo mérito que una sentencia ejecutoriada,
por lo que no le es lícito al tribunal entrar a conocer de las prestaciones que dimanen del
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contrato fenecido.” (C. Suprema. Casación, de 2 de mayo de 1994. R.D.J., t.XCI, secc. 3°,
p.65)
Del tenor literal del finiquito en cuestión, no queda duda alguna que la intención de las
partes que pactaron un contrato de trabajo previo, no fue sólo terminar la relación laboral
que las unió, sino que también precaver cualquier litigio futuro cuyo origen sea la relación
laboral que existió entre ellas.
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Así, los profesores William Thayer y Patricio Novoa han señalado que “El finiquito en
cuanto acto jurídico representa una convención y, frecuentemente es de carácter
transaccional.” (Manual de Derecho del Trabajo, Tomo II, pg.120)
Ahora bien, con relación a la mal denominada “reserva de derechos” que el actor estampó
en dicho finiquito, hay que tener presente en primer término que el finiquito es una
convención que supone el acuerdo de voluntades de las partes y que por lo mismo no
puede ser modificado o dejado sin efecto por decisión de una sola de las partes.
Cabe señalar que, si bien el demandante ha efectuado una reserva en el finiquito, ella ha
sido formulada en términos amplios, y sin considerar las acciones que ahora pretende
en la demanda de autos, como es la declaración de una supuesta declaración de unidad
económica entre todas las sociedades demandadas de autos y el requerimiento de
adquirir un vehículo según las políticas de su antiguo empleador.
La reserva en cuestión efectuada por el Sr. Moller, únicamente alude: “al derecho a ejercer
una denuncia por supuesta vulneración de derechos fundamentales, derecho a solicitar la
declaración del despido injustificado, derecho a demandar daño moral, lucro cesante,
nulidad del despido y cobro de prestaciones adicionales o superiores a las contenidas en el
finiquito suscrito con su ex empleador, bono de cumplimiento y remuneraciones impagas”;
sin incluir en dicha reserva la acción de declaración de unidad económica que pretende en
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el caso de marras, ni tampoco la solicitud del vehículo que exige en el petitorio de su
demanda.
La reserva del actor, en el caso de ser válida, debe ceñirse estrictamente a su contenido,
dado que se trata de un acto unilateral de éste, que se manifiesta en el contexto de un
acto bilateral, es decir, un acuerdo de voluntades, cuyo tenor el demandante no puede
pretender desconocer o bien ahora ampliar al momento de accionar en contra de mi
representada a través de la figura de un supuesto único empleador entre todas las
sociedades demandadas de autos.
Es del caso que si SS. llegare a estimar que la pretendida reserva de derechos estampada
por el actor es válida, es decir que hubo consentimiento de su antiguo empleador, Grupo
Eulen Chile S.A., en que dejare estampado en el finiquito la pretendida reserva de
derechos, ello es una calificada excepción al poder liberatorio y valor probatorio que
naturalmente tiene el finiquito, motivo por el cual la pretendida reserva de derechos debe
ser interpretada en forma restrictiva, limitada única y exclusivamente a los derechos
cuya reserva se ha efectuado, y no otras como pretende ahora con su accionar.
Recordemos sobre el particular que el finiquito es una convención y por lo mismo es una
ley para las partes celebrantes, por lo que no se le puede dar un alcance distinto al que
aparece en el contrato.
En ese sentido citamos una sentencia dictada por la Excelentísima Corte Suprema, en
Unificación de Jurisprudencia causa Rol 638-2014 de 14 de octubre de 2014 que en sus
considerandos cuartos y siguientes expone:
4°.- El punto que suscita esta convocatoria está suficientemente acotado y gira en torno al
grado de eficacia que conduce lo que una de las partes dice "guardarse" en el mismo acto
jurídico que certifica el total acuerdo de voluntades en cuanto a considerar absoluta y
definitivamente sellado el vínculo que las unió;
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5°.- Dígase que no se controvierte que los litigantes suscribieron un finiquito en la
modalidad del artículo 177 del estatuto de fuero, a raíz de la desvinculación generada por
la parte patronal con apoyo en el inciso primero de su artículo 161; que en ése Muñoz
declaró recibir a su entera satisfacción una suma determinada "como la única que le
corresponde percibir a la terminación de sus servicios,... sea por concepto de...
indemnizaciones legales..." (cláusula segunda); que, asimismo, declaró expresamente que
NOVA le pagaba en ese acto "en forma íntegra, oportuna y a su entera satisfacción..."
toda clase de "prestación legal o convencional derivada, directa o indirectamente... de la
terminación..." del contrato, al punto que a la cantidad que recibe en la ocasión "se
imputará cualquier pago o indemnización a que pudiere tener derecho, sea legal o
contractualmente, dándose pagado totalmente con ella de todas las prestaciones
derivadas del Contrato de Trabajo, de su terminación..., entendiendo... que el presente
documento constituye una transacción para todos los efectos legales/' (cláusula tercera);
que Muñoz otorga "el más amplio, completo, total y definitivo finiquito, renunciando
expresamente en este acto a cualquier acción judicial... en lo relacionado al término del"
contrato (cláusula cuarta); y que se obliga a no deducir acción judicial en el futuro en
relación con tales materias (cláusula quinta);
6°.- Sabido es que, por aplicación de las reglas generales, para que una persona se obligue
a otra por un acto o declaración de voluntad es en todo caso menester que ésta recaiga
sobre un objeto, que, a su vez, ha de ser determinado.
De ese contexto no escapa una declaración de voluntad como la que Muñoz plasmó en el
finiquito que se comenta.
Cuando el acuerdo de voluntades ha sido tan rigurosamente estructurado como el que se
investigó en la argumentación que antecede, sometido que sea al imperio del lenguaje
ordinario no puede dejar dudas cuanto a su exacto y verdadero alcance, por manera que al
entendimiento de toda persona con sano ejercicio de la razón significa que y sólo que el
querer de los suscribientes-declarantes no es otro que el de desligarse por siempre,
asumiendo con plena conciencia que nada subsiste pendiente. Las palabras han sido de tal
modo holísticas que no han dejado espacios. Para cualquier persona normal no es
concebible manera otra de finitud. Es el omega.
¿Qué objeto podría tener, entonces, un apéndice del mismísimo acto que rezase 'Me
Reservo el Derecho a Reclamo Posterior?
No se divisa cuál.
La indeterminación no es casual. Es consubstancial. Nada se dejó abierto. Imposible definir
la finalidad y destino del hipotético reclamo ulterior;
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7°.- Pues, ha de reivindicarse para el finiquito laboral de que trata el artículo 177 del
Código del Trabajo el requisito indispensable de recaer sobre cosa determinada o, si de
cantidad se trata, razonablemente determinable, tal como lo sostienen las sentencias cuya
doctrina la demandada blande en su favor”
Por lo anterior, entre el finiquito bilateral y la reserva especifica respecto de “derecho a
ejercer una denuncia por supuesta vulneración de derechos fundamentales, derecho a
solicitar la declaración del despido injustificado, derecho a demandar daño moral, lucro
cesante, nulidad del despido y cobro de prestaciones adicionales o superiores a las
contenidas en el finiquito suscrito con su ex empleador, bono de cumplimiento y
remuneraciones impagas”, no puede dar pie para que ahora el demandante desconozca el
valor jurídico de dicho acto bilateral y pretenda demandar por acciones que sobrepasan
dicha reserva.
Por tanto, el finiquito suscrito por el Sr. Moller Cantín tiene pleno poder liberatorio para
el caso de marras, siendo improcedente pretender revivir relaciones laborales totalmente
extinguidas y válidamente finiquitadas, considerando que el finiquito cumplió, además,
formalmente con los requisitos legales del Art. 177 del CT firmado por el actor, y que
contiene una manifestación de voluntad válidamente emitida debiendo rechazarse
íntegramente la demanda respecto a la declaración de único empleador intentada en
contra de todas las demandadas de autos y la solicitud de adquisición de vehículo de la
empresa; acciones no contenidas en la reserva de derechos estampada en el finiquito
suscrito entre mi representada y la contraria.
Es por ello que, conforme al claro, expreso e indubitado tenor de la cláusulas Tercera y
Cuarta del documento denominado "Finiquito de Trabajador", celebrado y suscrito entre
las partes, el demandante de autos, renunció expresamente a ejercer la acción de
declaración de unidad económica pretendida y la solicitud de adquisición de vehículo de
su antiguo empleador, debiéndose declarase de tal manera por VS., todo lo anterior en el
evento que rechace la falta de legitimación pasiva interpuesta, y que efectivamente
considere que mi representada es un único empleador con el resto de las demandadas de
autos, en razón de la excepción de finiquito y transacción que se opone en contra de
dichas peticiones en particular.
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III. En subsidio, Excepción de Falta de Legitimación Activa respecto de la acción
declarativa de único empleador.
“Dos o más empresas serán consideradas como un solo empleador para efectos laborales y
previsionales, cuando tengan una dirección laboral común, y concurran a su respecto
condiciones tales como la similitud o necesaria complementariedad de los productos o
servicios que elaboren o presten, o la existencia entre ellas de un controlador común.
La mera circunstancia de participación en la propiedad de las empresas no configura por sí
sola alguno de los elementos o condiciones señalados en el inciso anterior.
Las empresas que cumplan lo dispuesto en el inciso cuarto serán solidariamente
responsables del cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales emanadas de
la ley, de los contratos individuales o de instrumentos colectivos.
Las cuestiones suscitadas por la aplicación de los incisos anteriores se sustanciarán por el
juez del trabajo, conforme al Párrafo 3° del Capítulo II del Título I del Libro V de este
Código, quien resolverá el asunto, previo informe de la Dirección del Trabajo, pudiendo
requerir además informes de otros órganos de la Administración del Estado. El ejercicio de
las acciones judiciales derivadas de la aplicación del inciso cuarto, así como la sentencia
definitiva respectiva, deberán, además, considerar lo dispuesto en el artículo 507 de este
Código. Los trabajadores de todas las empresas consideradas como un solo empleador
podrán constituir uno o más sindicatos que los agrupen, o mantener sus organizaciones
existentes; podrán, asimismo, negociar colectivamente con todas las empresas que han
sido consideradas como un empleador, o bien con cada una de ellas. Los sindicatos
interempresa que agrupen exclusivamente a trabajadores dependientes de empresas que
hayan sido declaradas como un solo empleador podrán presentar proyectos de contrato
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colectivo, siendo obligatorio para el empleador negociar con dichos sindicatos. En todos
estos casos, la presentación y tramitación de los proyectos de contrato colectivo se regirán
por las normas establecidas en el Título IV del Libro IV de este Código”. (Lo subrayado es
nuestro).
Por su parte, el artículo 507 del Código del Trabajo, inciso 1º y 2º señala lo siguiente:
“Las acciones judiciales derivadas de la aplicación del inciso cuarto del artículo 3° de este
Código podrán ser ejercidas por las organizaciones sindicales o trabajadores de las
respectivas empresas que consideren que sus derechos laborales o previsionales han sido
afectados.
Estas acciones podrán interponerse en cualquier momento, salvo durante el período de
negociación colectiva a que se refiere el Capítulo I del Título II del Libro IV de este
Código; si el procedimiento judicial iniciado sobrepasa la fecha de presentación del
proyecto de contrato colectivo, los plazos y efectos del proceso de negociación deberán
suspenderse mientras se resuelve, entendiéndose para todos los efectos legales
prorrogada la vigencia del instrumento colectivo vigente hasta 30 días después de
ejecutoriada la sentencia, día en que se reanudará la negociación en la forma que
determine el tribunal, de acuerdo con lo dispuesto en la ley (…)”. (Lo subrayado y
destacado es nuestro).
Como SS., bien podrá apreciar de lo dispuesto en las normas anteriormente transcritas, la
acción de declaración de un solo empleador para efectos laborales y previsionales
necesariamente requiere que el actor haya sido afectado en algún derecho laboral y/o
previsional, tal como lo exige el legislador en el inciso 1° del artículo 507 del Código del
Trabajo.
Pues bien, lo cierto al caso VS., es que la contraria no ha indicado en ningún pasaje del
libelo de demanda de qué manera supuestamente mi representada o cualquier de las
demás sociedades demandadas, hayan afectado algún derecho laboral y/o previsional del
Sr. Moller, para los efectos solicitar a VS., la declaración de único empleador pretendida
en autos.
En efecto VS., la propia historia de la Ley N°20.760 que tuvo por objeto regular aquellas
afectaciones de derechos laborales y previsionales de los trabajadores con ocasión de la
multiplicidad de entidades jurídicas creadas por el empleador, dio origen a la normativa
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establecida en el artículo 3° y 507° del Código del Trabajo, con miras a resguardar dichas
instancias particulares.
De la propia discusión parlamentaria respecto a la ley N° 20.760 que regula la figura de las
declaraciones de único empleador, se aprecia el espíritu que buscaba regular el legislador,
producto de ciertas alteraciones societarias que buscaban eludir el cumplimiento de
derechos laborales y/o previsionales de los trabajadores.
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disposición constitucional subrayo el término relacionada con el derecho a sindicación, de
manera de negociar, con posterioridad, en forma colectiva.”1 (Lo subrayado es nuestro.)
Así las cosas, la modificación del artículo 3° en relación con el artículo 507 del Código del
Trabajo, pretenden resguardar alteraciones societarias que puedan efectuar los
empleadores a lo largo de relación laboral, con miras a debilitar o perjudicar el ejercicio de
derechos individuales o colectivos de los propios trabajadores.
Pues bien VS., en el caso de marras la parte demandante pretende abusar del derecho y
accionar a través de una acción de declaración de unidad económica, de la cual no solo
rechazamos tajantemente su imprecisa fundamentación; sino que también argumentamos
que la misma no cumple con los requisitos mínimos indicados por el propio legislador al
tenor del inciso 1° del artículo 507 del Código del Trabajo.
En efecto., cuando dicho precepto legal establece que “podrán” ser ejercidas las acciones
contenidas en el inciso 4° del artículo 3° del Código del Trabajo, por parte de aquellos
trabajadores que “consideren que sus derechos laborales y previsionales han sido
afectados”, necesariamente obliga a que la parte que pretende dicha acción establezca de
qué forma y qué derecho laboral y/o previsional en particular, ha sido supuestamente
vulnerado o alterado como consecuencia del accionar de las sociedades cuya declaración
se está solicitando como un responsable solidario para todos los efectos legales.
Así, el inciso 1° del artículo 507 del Código del Trabajo, otorga el derecho a poder accionar
bajo la figura que se pretende en autos, a los trabajadores y las organizaciones de las
empresas que consideren que sus derechos laborales y/o previsionales han sido
afectados; y el demandante de autos no es trabajador de ninguna de las sociedades
1
Historia de la Ley N° 20.760 página 14/15
https://www.bcn.cl/historiadelaley/fileadmin/file_ley/4271/HLD_4271_9ffd40617cd5d85d61c9a58fb036b1b4
.pdf
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demandadas de autos, ni tampoco representa a ninguna organización sindical vigentes
de dichas sociedades.
En este caso en particular entonces, nos encontramos en presencia de una persona que
no tuvo una relación laboral con mi representada, por ende, sin posible afectación de
ninguno derechos laborales o previsionales y que solicita la declaración de una acción de
único empleador, sin cumplir con los requisitos mínimos legales que exige el legislador
para acceder a dicha declaración de un supuesto único empleador entre las 7 sociedades
demandadas, incluida mi representada.
“SÉPTIMO: Que el inciso primero del artículo 507, estatuye lo siguiente: "Las acciones
judiciales derivadas de la aplicación del inciso cuarto del artículo 3o de este código podrán
ser ejercidas por las organizaciones sindicales o trabajadores de las respectivas empresas
que consideren que sus derechos laborales o previsionales han sido afectados".
Que a la luz de la disposición legal transcrita precedentemente, se establece claramente
que quienes pueden ejercer las acciones establecidas en el inciso 4° del artículo 3 del
Código del Trabajo, esto es, la solicitud de declaración de unidad económica, serán las
organizaciones sindicales o trabajadores de las respectivas empresas.
Que atento lo anterior, y por no detentar la actora ninguna de las calidades que le
facultan para ejercer la acción consagrada en el artículo 507, en relación al inciso cuarto
del artículo 3 del Código del Trabajo, la demandada deberá necesariamente ser
rechazada, por carecer la demandante de legitimación activa para incoar la presente
acción”. (Lo subrayado y destacado es nuestro).
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representante de una organización sindical, según lo exigido por el inciso 1° del artículo
507 del Código del Trabajo, para todos los efectos legales.
En atención a lo dispuesto en el artículo 420 del Código del Trabajo, norma especial que
rige la competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo, así como también en virtud de
lo dispuesto en el artículo 108 del Código Orgánico de Tribunales, y los artículos 6 y 7 de la
Constitución Política de la República, el Tribunal de SS, a consideración de esta parte, es
incompetente para conocer de la indemnización por daño moral solicitada por la contraria
en un procedimiento de denuncia por supuesta vulneración de tutela laboral; el que no
ha sido ocasionado bajo los supuestos de la Ley N° 16.744.
Sin embargo, con el avance de las discusiones dicha competencia se eliminó, quedando la
competencia de los Juzgados del Trabajo remitida a aquellas materias que se encuentran
expresamente establecidas, al día de hoy en el artículo 420 del Código del Trabajo.
Se suma a lo anterior el hecho que la competencia viene otorgada de forma expresa por
ley, y en este caso específico por el artículo 420 del Código del Trabajo.
“La competencia es la facultad que tiene cada Juez o Tribunal para conocer de los negocios
que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones”.
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Así las cosas, al no encontrarse establecida por ley la competencia para conocer de la
indemnización por daño moral alegada como consecuencia de la desvinculación del actor,
no puede conocer de dicho elemento este tribunal; máxime si no se ha invocado un
procedimiento fundado en la ley Nº 16.744, el cual corresponde al único supuesto en el
cual se puede conceder una indemnización por daño moral como la requerida, tal y como
lo ha indicado nuestra reiterada jurisprudencia.
En efecto VS., el 1° Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en causa RIT T-212-2010,
según sentencia definitiva del 8 de noviembre de 2010, estableció en su considerando
quinto, lo siguiente a citar:
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Dicha circunstancia, se confirma a su vez, bajo la sentencia de la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Santiago, de fecha 19 de abril de 2010, RoI Nº 6.503-2.209, mediante la
cual dicha Corte sentencia que:
“El régimen de indemnización en el contrato de trabajo esta reglado o tasado por la ley y
el Código del Trabajo nada dice acerca del daño moral o extra patrimonial. Es más, cuando
el legislador quiso contemplar una indemnización de esta naturaleza en materia laboral lo
hizo expresamente, como sucede, por ejemplo, con la ley 16.744 de accidentes del trabajo
en la letra b) de su artículo 69”
4° Que luego siendo este acto jurídico uno especialmente reglado por la ley, como ya se
señaló, debe entenderse que no es procedente el pago de ninguna otra indemnización
que no sea de aquellas que el legislador laboral específicamente contempló” (Lo
destacado es nuestro).
V. Contesta demanda.
i. Negaciones previas.
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niega, controvierte y desconoce la relación de hechos expuestos en el libelo de demanda y
la procedencia de sus fundamentos y de las pretensiones económicas reclamadas.
1. Negamos que exista una o se cumplan los requisitos legales para los efectos de
declarar una unidad económica entre mi representada y las sociedades
demandadas de autos.
2. Negamos que entre mi representada y el demandante haya existido un vínculo
de relación laboral, ni tampoco una relación de subordinación y dependencia.
3. Negamos que la gestión del demandante en el cargo de Gerente General haya
tenido buenos resultados por 10 años, según lo indicado en el libelo de
demanda.
4. Negamos que mi representada haya vulnerado garantías constitucionales del
demandante
5. Negamos que exista una misma dirección laboral común entre mi representada y
las demás sociedades demandadas, como asimismo negamos que exista una
necesaria similitud o complementariedad en los giros que ejercen las empresas
demandadas de autos.
6. En general, negamos que existan indicios suficientes argumentados por la
contraria que den lugar a una supuesta vulneración de las garantías
constitucionales del demandante de autos.
7. Negamos que las mismas personas seleccionan al personal de cada una de las
sociedades demandadas en autos.
Ahora bien VS., tal como indicado precedentemente y por efectos del principio de
economía procesal damos por reproducidas las argumentaciones respecto a la falta de
fundamentación por parte de la demandante indicadas en la excepción de falta de
legitimación activa; respecto a la ausencia de una relación laboral entre mi representada y
el actor, la supuesta afectación de sus derechos laborales y/o previsionales, todo lo
anterior para los efectos de solicitar la declaración de un único empleador entre todas las
demandadas de autos.
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Pues bien VS, lo anterior afecta no solo la falta de legitimación activa de la cual carece el
demandante de autos para ejercer la acción de declaración de único empleador; sino
adicionalmente a ello la falta de dicha argumentación necesaria sobre la supuesta relación
laboral entre mi representada y el actor; y bajo el supuesto anterior, algún derecho
laboral o previsional afectado que exige el legislador para los efectos de perpetrar dicha
acción declarativa en particular; vulnerando de esa forma los requisitos básicos que toda
demanda debe contener, y específicamente para este caso en particular, transgrediendo
lo establecido en el numeral 4° del artículo 446 del mismo cuerpo legal.
Con todo, estimamos que dicho defecto altera el fondo de la acción deducida y por ende
debe ser considerado de esa forma. para los efectos de rechazar la acción de único
empleador deducida en todas sus partes, al encontrarse ausente el elemento primordial
de lo que pretende resguardar el legislador bajo la figura de la declaración de un único
empleador.
Por una parte, los indicios de la supuesta vulneración de derechos fundamentales que se
encuentran enumerados en la página 18 y 19 del libelo pretensor, hacen alusión a hechos
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particulares del demandante durante el transcurso de su relación laboral, y especialmente
con ocasión de su despido con su antiguo empleador; y por otra parte los imprecisos
hechos en que se funda la acción de único empleador, que se encuentra indicados en la
página 21 del libelo de demanda, hacen alusión a la manera en que operan
organizacionalmente las demandadas de autos.
Comprenderá VS., que, en el caso de marras, al no provenir de los mismos hechos las
acciones de tutela de derechos fundamentales y acción de único empleador según el
propio relato efectuado en el libelo de demanda; vulnera lo indicado por el propio
legislador en el último inciso del artículo 489 del Código del Trabajo, y por ende debe
entenderse como renunciada la acción de único empleador interpuesta.
“Si de los mismos hechos emanaren dos o más acciones de naturaleza laboral, y una de
ellas fuese la de tutela laboral de que trata este Párrafo, dichas acciones deberán ser
ejercidas conjuntamente en un mismo juicio, salvo si se trataré de la acción por despido
injustificado, indebido o improcedente, la que deberá interponerse subsidiariamente. En
este caso no será aplicable lo dispuesto en el inciso primero del artículo 488. El no ejercicio
de alguna de estas acciones en la forma señalada importará su renuncia”.
Así, el Juzgado de Letras del Trabajo de Concepción, en causas Rit T-148-2015, T-4-2016,
T-8-2016 y T-9-2016, razonando sobre los mismos fundamentos previamente expuesto,
han fallado:
Luego, atendida la restricción legal del artículo 487 del Código del Trabajo y no
encontrándonos en la situación de excepción contemplada en el artículo 489 inciso final,
primera parte, del mismo cuerpo legal, queda claro que la pretensión de declaración de
único empleador ejercitada por la contraria de manera conjunta con la tutela, resulta
improcedente en términos procesales y sustantivos, por expresa disposición de lo
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dispuesto en los citados artículos 487 y 489, razón por la cual la acción declarativa de
único empleador debe ser rechazada en todas sus partes, y/o declararse renunciada por
no haberse ejercitado conforme a la ley, de acuerdo a lo expresamente dispuesto por el
inciso final del recién citado artículo 489 del Código del Trabajo.
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a tramitación la acción de declaración que varias empresas sean un solo empleador y
subterfugio del artículo 3° del Código del Trabajo, deducida conjuntamente con las
acciones principales de esta causa. (Contreras fuentes, Iván con Banco BCI y otras, Rit: T-
130-2016 del JLT de Concepción del 13 de julio de 2016.)
De igual forma VS., y pese a todas las alegaciones efectuadas precedentemente, la acción
de único empleador debe ser rechazada en todas sus partes, por no configurarse en la
realidad una “dirección laboral común” entre mi representada y demás entidades
demandadas de autos.
El objeto propio al legislar la figura de unidad económica se traduce en el interés que tenía
el legislador de prevenir situaciones mediante las cuales dos o más personas jurídicas
ejecuten facultades compartidas para delimitar “derechos individuales y colectivos”,
siendo que en estos autos el actor no solo no alega ninguna de dichas circunstancias, sino
que tampoco estipula específicamente de qué manera supuestamente ha existido este
régimen de mando compartido entre las demandadas de autos respecto a todos los
trabajadores.
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“todas estas empresas constituyen una sola unidad económica y de gestión, toda vez que
desarrollan el mismo negocio o actividad o actividades complementarias entre sí, conexas
o coordinadas con el negocio o la actividad principal y se comportan como un único
empleador en el ejercicio del poder de dirección laboral”.
Luego continúa indicando que: “en cambio en materia laboral lo que debe primar, a la
hora de determinar si un conjunto de entidades debe considerarse como una sola, es si
finalmente estamos en presencia de un solo empleador respecto del ejercicio del poder de
dirección laboral…”.
En el segundo informe de la Comisión del Trabajo y previsión Social del Senado, hay
diversas intervenciones de la Sra. Ministra del Trabajo que clarifican aún más la cuestión.
En efecto VS., legalmente la idea de una dirección laboral común de un mismo empleador
debe entenderse relacionada con los ejecutivos o cargos de mando en todas las empresas
demandadas, que imparten instrucciones a los trabajadores de éstas sin importan la
diferencia de giros y labores que ejecutan, los supervisen, los contraten, despidan,
amonesten, dirijan y se confundan unos con otros, lo que no ocurre respecto de mi
representada en relación con las otras demandadas de autos.
Este criterio se repite al observar lo señalado por la Dirección del Trabajo en su Dictamen
N° 3406/054 de fecha 3 de septiembre de 2014.
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Dicho dictamen indica, en lo referente a la Dirección Laboral Común, que:
“La propia Dirección del Trabajo, en Ord. Nº 2856/162, de 30.08.2002, ha definido el poder
de dirección laboral como "una serie de facultades o prerrogativas que tienen por objeto el
logro del referido proyecto empresarial en lo que al ámbito laboral se refiere, y que se
traducen en la libertad para contratar trabajadores, ordenar las prestaciones laborales,
adaptarse a las necesidades de mercado, controlar el cumplimiento y ejecución del trabajo
convenido, y sancionar las faltas o los incumplimientos contractuales del trabajador." Por
su parte, dirección laboral común será en consecuencia, cuando estas facultades o
prerrogativas están más o menos compartidas o coordinadas, en diversas empresas,
relacionadas por un vínculo de propiedad. No resultando suficiente el sólo vínculo
propietario, toda vez que debe existir el ejercicio conjunto de la potestad de mando
laboral en relación a los dependientes de las empresas vinculadas”.
Cabe señalar que nuestros Tribunales han adoptado el criterio antes indicado, en el
sentido de que la dirección laboral común constituye la potestad conjunta de mando y
dirección por parte de las empresas respecto de las cuales se sostiene la existencia de una
unidad económica.
“11.- Que es de suyo importante fijar el concepto de lo que debe entenderse por “dirección
laboral común”.
La Dirección del Trabajo ha definido el poder de dirección laboral como “una serie de
facultades o prerrogativas que tienen por objeto el logro del referido proyecto empresarial
en lo que al ámbito laboral se refiere, y que se traducen en la libertad para contratar
trabajadores, ordenar las prestaciones laborales, adaptarse a las necesidades del
mercado, controlar el cumplimiento y ejecución del trabajo convenido y, sancionar las
faltas o los incumplimientos contractuales del trabajador.
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Por su parte, dirección laboral común será en consecuencia, cuando estas facultades o
prerrogativas están más o menos compartidas o coordinadas, en diversas empresas,
relacionadas por un vínculo de propiedad. No resultando suficiente el sólo vínculo
propietario, toda vez que debe existir el ejercicio conjunto de la potestad de mando laboral
en relación a los dependientes de las empresas vinculadas” (Ordinario Nº2856/162, de
30.08.2002 y Nº3406/054 de 03.09.2014).
También puede agregarse que la dirección laboral común importa la existencia de
instrucciones impartidas por una jefatura única o que éstas son iguales para todos los
trabajadores, a pesar de estar contratados por sociedades diversas. Sin ello no es posible
considerar a las empresas como un solo empleador.
12.- Que el elemento obligatorio e imprescindible que debe acreditarse para determinar
la existencia de un solo empleador está constituido por la dirección laboral común…”. (Lo
destacado y subrayado es nuestro).
Por último, sobre este mismo punto, citamos fallo dictado por la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Concepción, Rol N° 76-2015, que, en rechazo de los recursos de nulidad
planteados, estableció lo siguiente:
“14.- Que es necesario tener presente que la ley deja muy claro que la mera circunstancia
de participar en la propiedad de las empresas no configura por sí sola alguno de los
elementos o condiciones de la dirección laboral común. El solo vínculo propietario no es
suficiente para ello, ya que el legislador exige el ejercicio conjunto de la potestad de
mando laboral en relación a los trabajadores de las empresas vinculadas, para lo cual es
requisito fundamental la existencia de trabajadores en actividad en ambas empresas. La
potestad de mando laboral se concreta en impartir instrucciones, ordenar la ejecución
de prestaciones laborales, controlar el cumplimiento del trabajo, sancionar los
incumplimientos contractuales de los trabajadores y las faltas, para lo cual se requiere la
presencia de trabajadores en las empresas relacionadas.” (Lo subrayado y destacado es
nuestro).
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Sobre ello, importa destacar lo determinado por el Juzgado del Trabajo de Antofagasta, en
causa Rit O-173-2018, según lo siguiente a citar:
“DECIMO: Que, lo que se viene diciendo entonces es que el acento principal de la Ley que
introduce la posibilidad de entender como “un solo empleador” a dos o más empresas
viene dado por la “dirección laboral común”, siendo los otros elementos que consulta la
norma en análisis tales como similitud o complementariedad de los productos o servicios
que elaboren o presten, o la existencia entre ellas de un controlador común, una referencia
meramente ejemplificativa de los indicios que pueden acompañar a ese elemento
fundamental.
UNDECIMO: Que, revisado entonces el panorama legislativo de manera general sobre el
tema, es posible señalar que lo que buscó la Ley N° 20.760 inicialmente era evitar que la
descentralización productiva a través de múltiples razones sociales terminará perjudicando
a los trabajadores que pertenecían a un mismo conglomerado empresarial, conjunto que
mediante la división de sus patrimonios y estructuras organizativas podía evitar el ejercicio
de derechos colectivos del trabajo o la ejecución de derechos subjetivos individuales de
naturaleza laboral, mediante precisamente la parcelación de sus identidades. De allí el
nombre de ley “Multirut” de como se le conoció popularmente.
DUODECIMO: Que, esa lógica de “grupo de empresas” es conocida como “patológica” en
la doctrina, por la razón de que carecen de sustrato real, al estar todas las decisiones
económicas del supuesto grupo -entre ellas las laborales- transferidas al controlador
común del mismo, teniendo además en no pocas ocasiones su creación una finalidad
reñida con la Ley, al perseguir lesionar intereses de terceros como sus acreedores (entre
ellos los trabajadores) o, quebrantar principios de otras ramas del derecho como el de la
libre competencia o, bien la obtención forzada de beneficios tributarios.
DECIMOTERCERO: Que, esa concepción únicamente patológica del grupo de empresas en
la actualidad va cediendo terreno a una lógica mucho más amplia, evolucionando hacia
una perspectiva denominada como “fisiológica” en la literatura comparada, que busca
superar el estudio de los “grupos de empresas” únicamente desde la consideración
fraudulenta o ilícita, propendiendo más bien al reconocimiento y regulación jurídica del
fenómeno del “grupo de empresas” generado sin un fin patológico sino como una
necesidad de adaptación al actual modelo económico que superó la visión taylorista de
organización y producción empresarial en un único ente, que abarcaba vía división
departamental todas las tareas del proceso de producción empresarial o giro del negocio,
a uno diversificado vía conglomerado de empresas.
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DECIMOCUARTO: Que, aquí entonces nace un nuevo desafío para el derecho del trabajo,
el de cumplir con su finalidad ante estos nuevos “grupos de empresas” fisiológicos,
generados como moderna lógica de organización y producción empresarial, que reformula
los intereses sociales en juego que concilia el derecho laboral, alterando la dinámica del
conflicto entre trabajadores y empleadores al cambiar la figura del empleador, desde uno
taylorista que ejerce vía división de funciones en cada departamento la potestad de mando
respecto de sus trabajadores, a una concepción distinta, pero que de todas maneras debe
conciliar el conflicto social inherente y necesario que surge siempre donde una persona
natural trabaja subordinado a otra persona natural o jurídica, especialmente desde el
punto de vista de los derechos colectivos laborales que potencialmente puedan ejercerse.
DECIMOQUINTO: Que, por lo tanto, es en este panorama donde debe buscarse y llenarse
el contenido del concepto “dirección laboral común”, que ya no puede sólo identificarse y
circunscribirse exclusivamente a la “potestad de mando o poder de dirección” que se le
reconoce al empleador conforme se ha explicado, sino que debe corresponder a una
noción más amplia y realista, debiendo ser comprensiva más bien de una dirección unitaria
que incida en la organización del trabajo dentro del “grupo de empresas”. Se pone como
ejemplo en la literatura de esta dirección unitaria a una “política laboral única” para todo
el grupo de empresas. Así, si existen directrices comunes para la toma de decisiones dentro
del grupo que reflejen la personalidad de la compañía y que pueda ser percibido como
normativas de la administración hacia los empleados, entonces, habrá “dirección laboral
común”. (Lo subrayado es nuestro).
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Así las cosas, será desvirtuado en estos autos, que todas las sociedades demandadas
ejercen un giro similar o de necesaria complementariedad, como pretende establecer el
Sr. Moller para los efectos de la declaración que intenta en autos.
En efecto VS., yerra la contraria al señalar que todas las demandadas ejercen un giro
complementario o similar, toda vez que será demostrado a lo largo del presente
procedimiento, que las demandadas de autos, ejercen en la realidad giros opuestamente
distintos y de los cuales no existe complementariedad ni similitud; siendo completamente
independiente el ejercicio del giro de seguridad con respecto al giro de aseo, y el giro de
servicio transitorios, y así con el resto de los giros ejercidos en los hechos por cada una de
las sociedades demandadas.
Con todo, llama ponderosamente la atención el actuar del Sr. Moller en relación a que
recién una vez desvinculado, intente declarar la supuesta existencia de una unidad
económica entre las sociedades demandadas, considerando especialmente que ejerció el
cargo representativo de Gerente General de algunas de las sociedades demandadas,
según lo acordado en su contrato de trabajo, y que ello atenta contra sus propios actos.
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pretensión actual exista una incompatibilidad o una contradicción según el sentido que,
de buena fe, hubiera de atribuirse a aquélla.
El efecto que produce la "doctrina del acto propio" es fundamentalmente, que habiendo
una persona celebrado un acto jurídico ésta no puede sostener posteriormente por
motivos de propia conveniencia, una posición distinta a la que tuvo durante el
otorgamiento y ejecución del acto; tal como se pretende con la ahora declaración de
único empleador que solicita en autos.
Así, el contrato de trabajo suscrito por el Sr Moller con su antiguo empleador, Grupo Eulen
Chile S.A., señalaba que:
“Las partes acuerdan que en virtud del cargo que desempeña el Gerente, podrá tener que
desempeñar durante todo el tiempo de vigencia del presente contrato, o sólo durante
parte de él, la gerencia general o algún cargo en las sociedades filiales o matriz de la
Empresa, labores que se entenderán comprendidas dentro del presente contrato de
trabajo y que no darán al Gerente derecho a exigir a esas otras sociedades ni a la Empresa,
pago adicional alguno”.
Con todo, el hecho de que la contraria pretenda argumentar, una vez terminada su
relación laboral, en base al cumplimiento de la cláusula contractual citada
precedentemente como supuesto suficiente para declarar una unidad económica en vista
de sus gestiones como Gerente General de alguna de las entidades societarias
demandadas, vulnera no solo el principio de la teoría de los actos propios aludido en el
presente escrito de contestación de demanda, sino que adicionalmente a ello atenta
abiertamente contra el principio de buena fe consagrado en el artículo 1546 del Código
Civil.
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iii. Inexistencia de relación laboral e indicios suficientes respecto de la denuncia
de tutela de derechos fundamentales interpuesta.
En lo que respecta a la denuncia por tutela de derecho fundamentales, tal como ya fue
adelantado en el acápite de las negaciones previas, mi representada no reconoce haber
vulnerado en caso alguno las garantías constitucionales del Sr. Moller, ni con ocasión de la
relación laboral, ni con ocasión de su despido; ya que no reconoce un vínculo de relación
laboral con el demandante
En efecto VS., tal como ya fue señalado precedentemente, esta parte niega y controvierte
la mayoría de los antecedentes en los que supuestamente se basa la acción de vulneración
de derechos fundamentales, toda vez que la contraria ha tergiversado los hechos del
libelo pretensor, con el único propósito de aparentar indicios suficientes de una
inexistente vulneración de garantías constitucionales por parte de su antiguo empleador;
y que a través de la acción de único empleador perpetrada busca intentar responsabilizar
a mi representada de un vínculo jurídico que en la realidad no existió.
Así las cosas, establece la contraria que supuestamente por haber cumplido la calidad de
Gerente General en representación de mi representada, se hubiese generado un eventual
vínculo de relación laboral con mi representada para todos los efectos legales.
Pues bien VS., tal como fue indicado en el acápite de negaciones previas, no existió una
relación laboral entre mi representada y el actor, por medio del cual pueda declararse una
supuesta vulneración de sus derechos fundamentales.
Lo cierto al caso VS., es que mi representada nunca actúo como empleador del Sr. Moller
para los efectos laborales legales correspondientes, no existió pago de remuneración
alguno; sino que únicamente en virtud de la cláusula contractual citada precedentemente,
el demandante cumplió como figura gerencial en ciertas ocasiones específicas y
puntuales.
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Así las cosas VS., no existe indicio alguno en el caso de marras para lo cual pueda
entenderse que se han afectado las garantías constitucionales del Sr. Moller,
especialmente aquellas garantías indicadas en el libelo de demanda como supuestamente
infringidas, esto es, su honra y la integridad psíquica.
Como cuestión previa a las defensas de fondos de esta parte tendientes a dar por
justificado plenamente el despido del actor, cabe hacer presente a S.S. que, a pesar que
formalmente la acción de despido injustificado figura en la presuma y suma del libelo
pretensor como interpuesta en subsidio de la acción de tutela de derechos
fundamentales, en los hechos, esta acción ha sido ejercida conjuntamente con la acción
de vulneración de derechos fundamentales, errando así en la forma procesal establecida
en el artículo 489 inciso final del Código del Trabajo.
Así las cosas, en primer lugar, al momento de individualizar las disposiciones legales en las
cuales el actor sustenta su acción tutelar, indica lo siguiente en la página 2 de la demanda
de autos: “Que, en la representación que invisto y de acuerdo con lo dispuesto en los
artículos 5, 161, 162, 163, 168 y siguientes, 446, 485 inciso 3 y siguientes, 489, 490, 491 y
siguientes del Código del Trabajo, Tratados Internacionales sobre derechos Humanos,
Convenios o Tratados Internacionales sobre derechos Laborales y/o del trabajo, ratificados
por nuestro país, es que vengo en interponer denuncia por vulneración de derechos
fundamentales y declaración de unidad económica…” (Lo subrayado y destacado es
nuestro).
Como verá S.S., el actor cita como disposición legal bajo la cual interpone la acción tutelar,
la norma que por esencia consagra jurídicamente la institución del despido injustificado;
dando cuenta de lo evidente de su intención de alegar conjuntamente ambas acciones.
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relación laboral a contar de la página 5 de su libelo pretensor, esgrimiendo en diversos
pasajes las alegaciones que fundamentan que su despido es injustificado. En efecto, el
actor analiza cada uno de los hechos esgrimidos en la carta de despido.
“No hay duda de que traer a colación dicha amonestación del año 2018, basada en un
informe del año 2013, para justificar un despido de fines de 2019, o al menos señalarla
como conexa y vinculada a los restantes hechos que se le imputan en la carta, es por decir
lo menos impertinente y completamente extemporáneo. A mayor abundamiento, aun
cuando el contenido de las imputaciones sea como mínimo cuestionable, cabe precisar
que, al amonestar al trabajador, el empleador ya agotó la facultad sancionadora, no
pudiendo sancionarlo nuevamente con el despido, sin atentar contra la lógica del sistema
sancionatorio y facultades disciplinarias del empleador. Además, el despido aparece como
una medida absolutamente desproporcionada: Si el día 25 de mayo de 2018 el empleador
consideró que la gravedad del hecho ameritaba una amonestación ¿cómo es posible que el
día 22 de octubre del año siguiente ese hecho permitiera justificar un despido? ¿cómo es
posible que al año siguiente el empleador considere que la gravedad del mismo hecho (no
solo del mismo tipo de hecho, sino del mismo hecho) permite justificar la última ratio del
derecho laboral, como es el despido?
“El despido por estos hechos deviene en una decisión injusta y antijurídica, toda vez que mi
representado no incumplió con sus obligaciones contractuales, al tiempo que se
encontraba trabajando y adoptando decisiones en torno a los hechos. Así, la empresa
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eludió su deber de no desvincular de manera arbitraria, al no realizar una investigación
que aclarara los hechos ni dar el tiempo suficiente a mi representado de hacer su trabajo.
Más bien, utilizar estos hechos como lo hace la empresa, se corresponde con la búsqueda
de una excusa para despedir a Andrés Moller.
Además, respecto de los supuestos “empleados fantasma”, mi representado adoptó una
serie de medidas, tales como controles cruzados en procesos de compra, refuerzo área de
control de explotación, incorporación de sistemas de control, por mencionar lo más
relevante.”
A este respecto, dada la remisión que hace el actor en la acción de despido injustificado a
los argumentos esgrimidos en la acción tutelar, basta con leer los fundamentos que
expone en su libelo pretensor a propósito del supuesto daño moral alega, para darse
cuenta que éste es pretendido por el actor en atención a los supuestos perjuicios
causados por mi representada –los que reiteramos son inexistentes. Ello evidencia
claramente la intención del demandante de ejercer conjuntamente ambas acciones:
despido injustificado y tutela de derechos fundamentales.
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asociada a las supuestas vulneraciones que él alega como cometidas hacia su persona con
ocasión del despido.
Por todo lo antes expuesto, no cabe duda alguna que corresponde que S.S. declare como
renunciada la acción de despido injustificado en los términos establecidos en el artículo
489 inciso final del Código del Trabajo, atendido que, en los hechos, el actor ha ejercido
conjuntamente en juicio la acción de tutela de derechos fundamentales y la acción por
despido injustificado.
En este sentido, cabe citar el fallo de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago de fecha
12 de abril de 2019, el cual rechazó el recurso de nulidad interpuesto por el denunciante
en los autos caratulados “Araya con Radio Bío Bío”, Rol 11-2019, señalando lo siguiente:
“En cuanto al recurso de nulidad deducido por la demandante:
Noveno: Por su parte, el letrado que la representa, como ya se dijo, también dedujo
recurso de nulidad en contra del fallo pronunciado en estos antecedentes, el cual se funda
en dos causales; de manera principal, señala que sobre la base de la situación contenida
en la letra e) de artículo 478 del Código Laboral, cuestiona el fallo por entender que se ha
extendido a un punto que no fue sometido a su decisión, como lo sería al estimar que de la
manera en que se ha planteado la demanda, su parte renunció a la acción de despido
injustificado.
Décimo: En atención al problema planteado, es del caso revisar el escrito de demanda, en
que se señala en la suma, que la acción principal es de demanda de tutela por vulneración
de derechos fundamentales que indica, con ocasión del despido y de cobro de prestaciones
y, a continuación, en el primer otrosí, se deduce demanda subsidiaria por despido
injustificado, nulidad del despido y cobro de prestaciones.
Undécimo: Pero en el desarrollo del escrito, en su acción principal la parte argumenta
respecto de la acción de tutela y, a la vez, entre otros aspectos, acerca de la calificación de
su despido, que según ella no se ajusta a la causal invocada, esto es, al artículo 161 del
texto legal en estudio; luego al plantear la acción subsidiaria, no hay ningún argumento en
concreto en que se cuestione lo infundado de la causal sostenida por su empleador para
desvincularla.
Duodécimo: En este orden de idea, corresponde tener presente que el inciso 7° del artículo
489 del Código Laboral, estatuye que: “Si de los mismos hechos emanaren dos o más
acciones de naturaleza laboral, y una de ellas fuese la de tutela laboral de que trata este
Párrafo, dichas acciones deberán ser ejercidas conjuntamente en un mismo juicio, salvo si
se tratare de la acción por despido injustificado, indebido o improcedente, la que deberá
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interponerse subsidiariamente. En este caso no será aplicable lo dispuesto en el inciso
primero del artículo 488. El no ejercicio de alguna de estas acciones en la forma señalada
importará su renuncia.
Décimo tercero: De lo antes indicado, como se puede inferir, tal como se dedujo la
demanda y los planteamientos desarrollados en la misma, correspondía entenderse que la
parte demandante ha renunciado a la acción de despido injustificado, tal como lo razono
la juez de fondo en la fundamentación décima del fallo que se analiza, al sostener: “…Que
a partir de la página 28 del libelo se aprecia que la denunciante no obstante tratarse en lo
principal de la presentación de una denuncia de tutela por vulneración de derechos
fundamentales; sostiene alegaciones en torno a la carta de despido, su contenido y la
improcedencia del mismo a la luz de lo dispuesto en el artículo 161 del Código del
Trabajo. Así y en el numeral 3° del acápite relativo a las peticiones concretas requiere al
Tribunal la declaración de injustificación del despido conforme a las cantidades que ahí
se detallan. Tanto es así que en la presentación que se hace en el primero otrosí del
escrito se remite en los fundamentos de hecho y de derecho a lo ya relatado en la acción
principal. La denuncia por vulneración de derechos fundamentales y la acción por
despido injustificado son vehículos procesales que operan en planos distintos, con
propósitos y fundamentos diferentes. La acción por despido injustificado pretende
cuestionar la facultad del empleador en cuanto al contenido de la carta despido, causal
y fundamentos. Pero no pone en entredicho en sí la prerrogativa misma. Por el
contrario, la acción de tutela es una manifestación concreta de la cortapisa que el
artículo quinto inciso primero del Código del Trabajo establece a las facultades del
empleador en cuanto ellas no pueden ser ejecutadas o implementadas con vulneración a
garantías fundamentales. El artículo 489 inciso final del estatuto laboral prescribe que
estas acciones, la de denuncia con ocasión del despido y la acción por despido
injustificado deben interponerse subsidiariamente. Siendo así deberá estimarse que la
acción de despido injustificado ha sido renunciada.”
Décimo cuarto: Con todo, como se puede apreciar, el obrar del juez de mérito se sustenta
en una norma legal que le da la facultad de tener por renunciada a la demandante a su
acción de despido indebido y, por ende, no puede darse en este caso el vicio que se ha
denunciado, consistente en que la sentencia se extendió a un punto no sometido a su
decisión.
Décimo quinto: Así, el recurso por la causal principal debe ser rechazado.” (Lo subrayado y
destacado es nuestro).
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En consecuencia, corresponde que S.S. tenga por renunciada la acción de despido
injustificado ejercida por el actor, de conformidad a la sanción establecida en el artículo
489 inciso final del Código del Trabajo, por cuanto ésta se ha interpuesto conjuntamente a
la acción de tutela de derechos fundamentales, en los términos ya expuestos.
Ahora bien, para el improbable evento que S.S. no tenga por renunciada la acción de
despido injustificado conforme a los argumentos de hecho y de derecho antes expuestos,
contestando derechamente la demanda referida al despido del actor, por efectos del
principio de economía procesal, damos por reproducidas todas las argumentaciones
indicadas en el acápite anterior respecto a la inexistencia de una relación laboral e indicios
suficientes para la denuncia de tutela de derechos fundamentales interpuesta en autos.
En efecto VS., tal como ya ha sido relatado latamente a lo largo del presente escrito de
contestación de demanda, mi representada no ha tenido una relación laboral con el
demandante de autos, sino que sólo ha ejercido la figura de representación en virtud de lo
pactado en su contrato de trabajo con la sociedad Grupo Eulen Chile S.A.; generándose
con ello la imposibilidad de responsabilizar a mi representada por la aplicación indebida
de un eventual despido del demandante.
Ahora bien, respecto a la indemnización por daño moral solicitada, como consecuencia del
actuar supuestamente efectuado por su antiguo empleador en subsidio de la excepción de
incompetencia del tribunal interpuesta anteriormente y para el improbable evento que
ésta fuera rechazada por S.S., esta parte solicita su rechazo en base a lo ya indicado
respecto a la inexistencia de un vínculo de relación laboral con el demandante, como
asimismo de un supuesto acto desproporcionado y arbitrario por parte de mi
representada, en base a los siguientes argumentos a saber.
La indemnización de perjuicios por daño moral tiene por finalidad resarcir un perjuicio
que, aunque moral, debe ser cierto, real, efectivo y no eventual en toda su cantidad.
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En este sentido, jamás la indemnización de perjuicios puede tener el carácter de lucrativa,
sino que debe corresponder al daño efectivamente causado en el actor.
Al respecto podemos señalar que nuestro sistema no establece parámetros o topes para
la interposición de demandas que se fundan en reclamaciones que derivan en algún tipo
de daño moral, como ocurre en otras legislaciones comparadas, siendo incluso bastante
debatida aún la solicitud de daño moral respecto de acciones por vulneración de derechos
fundamentales.
Pero el hecho de que en nuestro sistema los jueces tengan la facultad de apreciar en
conciencia el daño moral, no nos permite abusar de la letra, como se pretende el caso de
marras.
En efecto, la indemnización nunca puede ser fuente de lucro o enriquecimiento, sino una
estricta reparación -en el caso satisfactoria- de los perjuicios causados, si es que han
existido algunos atribuibles a mi representada en este caso, lo cual de igual manera se
encuentra tajantemente negado a lo largo de la presente contestación.
Pese a ello VS., lo anterior se señala por cuanto, a diferencia de lo expuesto por la
contraria, la apreciación pecuniaria no se hace con fines compensatorios, vale decir, para
reemplazar mediante el dinero un bien o valor destruido.
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bajo las acciones reguladas por la ley 16.744, y no bajo las regulaciones establecidas por el
legislador de acuerdo al ordenamiento tutelar de derechos fundamentales.
En el caso de autos, es evidente que los $35.000.0000 (treinta y cinco millones de pesos),
pretendidos por el actor, no solo no corresponden en virtud de la sanción especial que
estableció el legislador para el caso de acogerse la acción tutelar (6 a 11 remuneraciones
adicionales en favor del trabajador), sino que junto con ello, la solicitud por daño moral
excede sobradamente los montos ordinarios fijados por nuestros tribunales sobre la
materia, siendo esta aún bastante debatida en cuanto a la procedencia de ese tipo de
reparación dentro del ámbito tutelar, ya que justamente el legislador ha establecido
exclusividad de indemnizaciones por daño moral para el caso de acciones fundadas en la
ley 16.744 sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
Ahora bien, respecto a la prueba del daño moral y, sin perjuicio de que creemos que el
demandante no debe abocarse a la prueba del daño moral pretendido puesto que la
demanda debe ser desestimada en todas sus partes en los términos expuestos, haremos
referencia a ciertos elementos que a nuestro juicio son relevantes.
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Ahora bien, respecto de la prueba del daño moral, no existen daños morales evidentes, ni
siquiera respecto de las víctimas directas, ello no obstante la extrema dificultad que las
probanzas pudieran originar.
"Pero, todo daño debe ser probado, lo que equivale a sostener que deberán existir en el
proceso antecedentes que revelen inequívocamente su existencia y, a lo menos, las bases
esenciales de su extensión."
"El daño no se presume sino en los casos expresamente autorizados en la ley, como
sucede, por ejemplo, con los intereses y reajustes de una cierta suma adeudada".
Lo anterior es obvio, puesto que quién pretende obligar a otro a indemnizar daños
morales, deberá acreditar primero que experimentó el daño que pretende se le
indemnice, y después de probado lo anterior, debe acreditar el monto de su pretensión;
todo supeditado, por cierto, a la acreditación inicial de la causa del daño.
Tampoco puede el juez presumir el perjuicio moral, pues, como dijimos, no existen los
daños morales evidentes, sin que la parte que lo alega le entregue los medios que lo
acreditan.
El autor don José Luis Diez S. señala que el daño moral debe ser probado por quien alega
haberlo sufrido, agregando que no existen "daños evidentes", por cuanto todo perjuicio es
excepcional y de ocurrencia restrictiva.
No existe norma alguna que determine que el juez debe presumir legalmente el daño
moral, ni tampoco indicios de ello, lo que equivale a dar por demostrado el daño moral
por presunción de derecho, lo que es un absurdo en cuanto viola bases fundamentales de
la Teoría de la Prueba.
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El juez no puede sentenciar extra proceso, sin violar el artículo 160 del Código de
Procedimiento Civil, que obliga al órgano jurisdiccional a fallar conforme al mérito del
proceso, principio ratificado por el artículo 459 N° 4 del Código del Trabajo, que indica
como mención de la sentencia definitiva laboral, el "Análisis de toda la prueba rendida".
Por su parte, la profesora doña Carmen Domínguez Hidalgo, señala que es necesario
abandonar los "resarcimientos en globo", debiendo hacerse una detallada
fundamentación de la evaluación de los perjuicios, siendo ese el único modo de amortizar
la doctrina jurisprudencial y de reducir los posibles excesos a que conduce una aplicación
incorrecta de la discrecionalidad judicial.
Ciertamente VS. una pretensión como la formulada de contrario carece de cualquier base
y sustento, comenzando por el hecho que mi representada no sólo ha cumplido y actuado
dentro del marco legal vigente, sino que adicionalmente a ello porque resulta
improcedente cuantificar un daño moral bajo un estimativo de 35 millones de pesos, sin
justificación o siquiera la existencia de una relación laboral con la parte demandante de
autos.
Por tanto,
1.- Que se tenga por interpuesta, excepción de falta de legitimación pasiva, al tenor de
lo expuesto precedentemente.
2.- Que, en subsidio de lo anterior, se tenga por interpuesta excepción de finiquito y
transacción respecto de la acción declarativa de único empleador y solicitud de
asignación de vehículo, al tenor de lo expuesto precedentemente.
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3.- Que, en subsidio de las excepciones anteriormente indicadas, se tenga por
interpuesta excepción de falta de legitimación activa respecto de la acción
declarativa de único empleador, al tenor de lo expuesto precedentemente.
4.- Que, se tenga por interpuesta excepción de Incompetencia del Tribunal, respecto de
la indemnización por daño moral requerida, al tenor de lo expuesto
precedentemente.
5.- Que, se tenga por renunciada la acción de único empleador interpuesta de manera
conjunta con la denuncia de tutela de derechos fundamentales, al devengar de
hechos diferentes.
6.- Que, se deseche la acción de único empleador interpuesta en contra de todas las
demandadas de autos, por no existir en el caso de marras una dirección laboral
común, ni tampoco complementariedad o similitud en los giros que ejercen cada
sociedad demandada.
7.- Que, mi representada no ha vulnerado los derechos fundamentales del actor,
especialmente, respecto a la garantía constitucional contemplada en el artículo 19
N°1 y N°4 del Código del Trabajo, motivo por el cual se debe rechazar la denuncia
efectuada en contra de mi representada.
8.- Que, en base a lo anteriormente indicado, se debe rechazar la solicitud efectuada
por la contraria, respecto a la indemnización especial de 11 remuneraciones
adicionales.
9.- Que se tenga por rechazada la indemnización por daño moral requerida de $
35.000.000 o la suma menor que SS. solicitada por la contraria, en razón de los
argumentos de improcedencia señalados en la presente contestación de demanda y
por no haber existido una relación laboral con la contraria, como tampoco
vulneración alguna de las garantías constitucionales del demandante de autos.
10.- Que se tenga por renunciada la acción de despido injustificado ejercida por el actor,
de conformidad a la sanción establecida en el artículo 489 inciso final del Código del
Trabajo, por cuanto ésta se ha interpuesto conjuntamente con la acción de tutela de
derechos fundamentales.
11.- Que el despido del Sr. Marín fue ajustado a derecho, debiéndose rechazar la
pretensión del actor referida a las indemnizaciones legales solicitadas y el recargo
legal del 80% requerido.
12.- Que se tenga por rechazada la pretensión del actor en cuanto a la elaboración de un
correo de agradecimientos y disculpas públicas, que deba ser enviado a todo el
personal de la empresa, y que el mismo correo se publique y mantenga en un diario
mural por 30 días visible para todos los trabajadores.
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13.- Que se condene en costas a la parte demandante o en subsidio se exime a esta parte
de su pago por tener motivos plausibles para litigar.
Primer otrosí: Sírvase VS., tener presente que la personería que invoco para representar a
Eulen Empresa de Servicios Transitorios SpA., consta en escritura pública de fecha 23 de
enero de 2020, otorgada ante la Notario Público, doña Verónica Torrealba Costabal,
suplente del Titular de la 33° Notaría de Santiago, don Iván Torrealba Acevedo, la cual se
acompaña con citación.
Segundo otrosí: Que, por este acto, en mérito de la escritura pública de poderes que se
acompaña en el primer otrosí de esta presentación y de mi calidad de abogado habilitado
para el ejercicio de la profesión, vengo en asumir la representación y patrocinio de Eulen
Empresa de Servicios Transitorios SpA., en estos autos.
Tercer otrosí: En conformidad con lo dispuesto en el artículo 442 del Código del Trabajo,
solicito a S.S., notificar a esta parte de las resoluciones que se dicten en la presente causa
a la siguiente casilla de correo electrónico Cristóbal.sarralde@garrigues.com
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Notario Santiago Ivan Torrealba Acevedo
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