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EL CULTO DIVINO EN SAN VICENTE DE PAUL

Introducción
Vicente con la misión y la obra de renovación del clero fue, sin duda, uno de los principales
restauradores de la pureza del culto y de la liturgia. San Lázaro, al igual que la iglesia del
oratorio de la calle de Sain Honnore, actuó como escuela de renovación de la disciplina
ordenada por Trento.
Por iniciativa del mismo Vicente los misioneros se establecieron muy pronto en Roma; allí
bebieron en la misma fuente, la pureza y autenticidad de la liturgia, las ceremonias y el canto.
El P. Almeras, superior en Roma, estampo su Manual de ceremonias, mil veces editado y
propagado por toda Europa hasta muy entrado el siglo XIX, y <<que sirvió para que sirvió
para que los misioneros fueran maestros del clero no solo en los ejercicios, sino en las
enseñanzas de las ceremonias litúrgicas>>. D Guéranger dice que <<lo que S. Carlos había
hecho en los concilios de Milán reformando el Servicio divino, lo hicieron en Paris y en toda
Francia tres sacerdotes que habían recibido del cielo la misión de reformar el clero: San
Vicente de Paul, Juan Santiago Olier y Adrián Bourdoise. Los tres se consagraron al
restablecimiento de la liturgia por medio de los libros romanos. San Vicente mereció que su
congregación fuera encargada por los Papas del oficio de vigilar por el mantenimiento de las
tradiciones del Santo Sacrificio hasta en la misma Roma>>.
1. Concepto de Culto y de Liturgia
Vicente no ofrece un conjunto sistemático de lo que es culto y la liturgia. el culto se realiza
a través de la liturgia, y esta se sostiene en tres pilares, la oración, la lectura bíblica y el canto.
El modo como realizar la unión de estos tres elementos se obtiene por las ceremonias y el
rito. A este conjunto llamamos culto. Para Vicente el culto es<<el supremo reconocimiento
de la majestad de Dios y su soberanía absoluta>> (Xll, 148)
2. Uniformidad litúrgica
La conferencia del 23 de mayo de 1659 que habla sobre la uniformidad lleva esta orientación.
¿Por qué la uniformidad? La uniformidad lleva la impronta de S.S Trinidad, de cristo y de la
Iglesia en su liturgia… y es primordial importancia para la vida y práctica de la compañía
Al poner Vicente de relieve la uniformidad lo hace porque ella es la causa de sencillez de la
praxis litúrgica y por ende de la edificación del pueblo de Dios.
3. Valor de las ceremonias
Vicente recomienda el cuidado de las ceremonias: <<estas son muy recomendadas por la
Sagrada Escritura, donde se las considera como mandatos divinos.
4. Obligatoriedad de la enseñanza de ceremonias
El plan de la enseñanza de los seminarios organizados por Vicente entraba el estudio de la
liturgia en su orientación practica: ensayo de ceremonias. Esta enseñanza se extendía también
a los retiros de los ordenandos y a la conferencia de los martes. San Lázaro era un magisterio
vivo.
5. La Misa
Si la espiritualidad vicenciana radica en los misterios fundamentales del cristianismo, el
misterio del Dios Trino y el misterio del Verbo-Encarnado, estos recibirán el verdadero cuto
en la celebración de la Eucaristía. Para Vicente la Eucaristía, ya se la consideré como
sacramento o como sacrificio, resume el <<misterio>> --conjunto de verdades—de la fe, y
constituye el <<CENTRO DE LA DEVOCION>> (Reglas Com., X, 3).
6. El Oficio Divino
He aquí lo que dice la Regla: <<tendremos especial cuidado en rezar debidamente el Oficio
divino, el cual se rezara según el rito romano y en común, aun en las misiones; pero con voz
moderada y sin canto, para que con mayor comodidad podamos dedicarnos al provecho del
prójimo.
7. La Palabra de Dios
Se ha hablado de la Misa, <<centro de la devoción>> o de la liturgia, y el oficio divino,
oración noble por excelencia.
La sencillez y la humildad las ha impulsado a la manifestación de los pensamientos sobre la
oración. La Palabra evangélica, que nos habla de Jesucristo, forma el eje sobre el que gira la
catequesis de Vicente. La alabanza y la oración, como elementos integrantes de la verdadera
homilía, y la bendición final han creado el clima
8. El Año Litúrgico
En los escritos de Vicente de Paul, principalmente sus conferencias, se aprecia un alto sentí
del Año Litúrgico, ya como celebración ya en su sentido ascético de preparación o
introducción. El año litúrgico está centrado en los dos ciclos de la Navidad y de la Pascua,
con un epilogo centrado en el misterio de la Trinidad, que recibe todo el sentido de adoración
y culto que la humanidad ofrece por medio del Verbo-Encarnado en cuanto víctima, y
Espíritu Santo en cuanto don inspirador.
En el capítulo decimo de las Reglas, que habla de las <<practicas espirituales de la
congregación>>, no se encuentra fiesta que se deba celebrar con particular devoción si no es
aquella que se refiere al misterio Trinitario, <<culmen y resumen>>, y el del Verbo-
Encarnado, <<victima cultual>>.

Tomado del Libro: San Vicente de Paul Animador del Culto.


Autor: Jesús María Muneta, C.M.
Presentado por: Andrés Felipe Castillo Lerma

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