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La Toma de Corral y Valdivia

- 3 y 4 de febrero de 1820
Con la toma de Valdivia, Cochrane no tan sólo
reivindicó sus pocas afortunadas actuaciones contra
las fuerzas navales españolas de El Callao, sino que
además, consolidó el dominio del mar para Chile y la
independencia de la nación.

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El escaso éxito alcanzado en el desarrollo de la expedición, llevó al


Almirante Cochrane a tomar la decisión de regresar a Chile, sentía que
no había cumplido su objetivo.

Concibió entonces la idea de llevar a cabo una empresa descollante,


que pudiera borrar la mala impresión del fracaso de su expedición y
decidió operar sobre la plaza fuerte de Valdivia.
Dejó instrucciones al Capitán Spry para que con el “Galvarino” y
“Pueyrredon” se mantuviera en acecho de la “Prueba” y regresara
después de dos meses a Chile. El 19 de diciembre salió con el resto de
sus buques en dirección al sur. Envió a la “Lautaro” directamente a
Valparaíso y él, con la “O’Higgins puso rumbo a Valdivia, con el
objetivo de reconocer las fortificaciones de la bahía.

En 1820 el poderío militar español en Chile estaba concentrado en


Valdivia; allí se habían reunido las tropas realistas vencidas y era el
único punto por donde podía iniciarse una nueva reconquista. Chiloé
era también una fortaleza española, pero su condición insular, no se
prestaba para una acción de tal naturaleza.

Valdivia era considerado el puerto mejor fortificado de las costas


americanas del Pacífico sur. La estrecha boca contaba con baterías a
ambos lados, las que estaban reforzadas por castillos, fuertes y
baterías que dominaban completamente el fondeadero. En total había
118 cañones con una guarnición de 1.500 soldados, entre ellos el
famoso regimiento Cantabria.

El 18 de enero de 1820, llegó Cochrane a Valdivia, izando la bandera


española en todos los mástiles de la “O’Higgins” para entrar a puerto.
Los defensores realistas, confundieron la nave con la “Prueba” y no
impidieron su paso, pudiendo ingresar al fondeadero, informándose
que se esperaba el arribo del bergantín “Potrillo” con los fondos para
pagar a la guarnición. Luego de reconocer ampliamente el puerto
capturó al bergantín en cuestión a su recalada al puerto, empleó el
mismo ardid de la bandera. Apreciada la situación, Cochrane llegó a la
conclusión que podía apoderarse de Valdivia y con ello contrarrestar
su falta de éxito en El Callao.

Decidida la toma de Valdivia, Cochrane se dirigió a Talcahuano para


solicitar el apoyo al Jefe Militar de la Provincia de Concepción, Coronel
Ramón Freire, quien acogió de inmediato el plan del Almirante,
aportándole 250 soldados al mando del Sargento Mayor Jorge
Beauchef, sus mejores oficiales y los buques que tenía en la bahía,
bergantín "Intrépido" y goleta "Moctezuma". A la fuerza militar aportada
por Freire, se agregaban los Infantes de Marina al mando del mayor
Guillermo Miller, que como parte de la Escuadra permanecían
embarcados en la “O’Higgins”.

A mediodía del 28 de enero zarpaban los tres buques rumbo al sur.

El 03 de febrero, se iniciaba el asalto, pese a que durante la travesía


varó la "O'Higgins" y que hubo de vencer enormes dificultades para
zafarla. Cochrane se vio obligado a cambiar su insignia a la
"Moctezuma" y redistribuir la tropa embarcada en los buques menores.
El "Intrépido" y la "Moctezuma" recalaron a la vista del enemigo y
fondearon frente al fuerte Aguada del Inglés, a cuyo pie había una
pequeña caleta que facilitaría el desembarco. Nuevamente los buques
izaron la bandera española, pidiendo un práctico y pretendiendo que
venían de la Península agotados tras una extenuante navegación. En
tierra, las autoridades recelaban y exigieron que enviaran un bote. Se
le respondió que en el Cabo de Hornos habían perdido todas las
embarcaciones menores. Las sospechas de los defensores, los
llevaron a dar la orden de concentrar tropas en la playa. En ese
momento sucedió un imprevisto. Uno de los botes cortó su amarra y
apareció a la vista del enemigo, ante lo cual el fuerte Aguada del Inglés
rompió el fuego, alcanzando al "Intrépido" con dos proyectiles. Lo
anterior, llevó al Mayor Miller a dar inició de inmediato a la primera
oleada de desembarco con 44 soldados de Marina y tres botes, en uno
de los cuales se embarcó el Almirante Cochrane.

Bajo una lluvia de balas desembarcaron en la playa y se apoderaron


de ella a la bayoneta. Inmediatamente después, continuó el
desembarco, y en menos de una hora habían en tierra 300 hombres.
Las unidades navales facilitaron esta operación, con un efectivo fuego
de la artillería embarcada, lo que en gran medida obligó al enemigo a
retirarse de la playa para guarecerse mejor.

No habiendo tiempo que perder, Beauchef organizó tres columnas en


tierra y procedió a la conquista de los fuertes por los dos frentes, lo
que logró materializar al anochecer del mismo día. Los realistas
escaparon y se fueron replegando de fuerte en fuerte perseguidos por
los chilenos en acción nocturna. Cayeron así el fuerte San Carlos, la
batería del Barro, el fuerte de Amargo y el de Chorocamayo.

A la 1.00 de la madrugada del día 04 de febrero, las tropas chilenas al


mando de Miller y Beauchef cayeron sobre el fuerte de Corral, el
primero gravemente herido y ayudado por sus hombres para
mantenerse en pie.

Sorprendidos por la supuesta presencia de fuerzas muy superiores, los


defensores realistas se rindieron rápidamente. Así, fueron cayendo las
baterías de la defensa occidental de la bahía. Faltaba aún la captura
de la ribera norte del río y el lado opuesto de la rada.

Aprovechando el factor sorpresa que hasta el momento le había dado


tan buenos resultados, el Almirante Cochrane dispuso la entrada a la
bahía del "Intrépido" y la "Moctezuma” y el reembarco en ellos de la
tropa, para proceder al asalto de las fortificaciones ubicadas en la
entrada del río.
La súbita aparición de la fragata "O'Higgins" en la boca del puerto,
indicó a los españoles que habiendo sucumbido las mejores defensas,
sin el auxilio de los buques, la sola presencia de la fragata hacía
temerario insistir en la defensa, ante lo cual decidieron evacuar sus
posiciones, retirándose por tierra y río a Valdivia.

Simultáneamente, desde Valdivia, la guarnición hispana había enviado


refuerzos a Corral por el río, pero éstos se encontraron con la retirada
de los defensores del puerto y optaron por regresar para hacerse
fuertes en la ciudad.

Cochrane y sus tropas entraron a la ciudad de Valdivia, donde


restableció el orden y dispuso la elección de un gobernador civil.

Los realistas vencidos fueron perseguidos por Beauchef, quien los


combatió y neutralizó en la acción de la hacienda de El Toro.

La toma de Valdivia fue indiscutiblemente uno de los actos más


extraordinarios de la gesta por la independencia. Además de las
fortificaciones, cayeron en poder de los patriotas el puerto y la ciudad,
gran cantidad de pertrechos militares y el transporte chileno “Dolores”.

Las informaciones obtenidas en Valdivia estimularon a Cochrane a


hacer lo propio con Chiloé; mas, la pérdida del “Intrépido”, la
inutilización de la “O’Higgins” y las bajas producidas en el asalto a
Valdivia, habían reducido notablemente los efectivos disponibles. No
obstante, el Almirante, intentó la toma de Chiloé con la “Moctezuma” y
la escasa fuerza que comandaba Miller. El 17 de febrero de 1820
lograron apoderarse del fuerte Corona, pero fueron rechazados por
fuerzas superiores en el asalto sobre Agüi, principal fortaleza de
Chiloé, debiendo retornar a Valdivia.

Al desembarcar en Valparaíso, el 06 de marzo, Cochrane fue recibido


con las más vivas demostraciones de admiración por parte del pueblo
y sus autoridades.

El Director Supremo, General Bernardo O'Higgins, al felicitarlo por su


triunfo, le manifestó su gratitud y la de toda la nación por la heroica e
increíble toma de Corral y Valdivia.

Con la caída de Valdivia, perdió España uno de los bastiones en que


se sustentaba la continuidad de su presencia en Chile y su poder naval
debió prescindir de una posición privilegiada para ejercer el control de
las comunicaciones marítimas del Pacifico sur oriental. Por ello, con la
toma de Valdivia, Cochrane no tan sólo reivindicó sus poco
afortunadas actuaciones contra las fuerzas navales españolas de El
Callao, sino que además, consolidó el dominio del mar para Chile y la
independencia de la nación.
Historia de la Toma del Fuerte de
Corral – Valdivia
Por
Héctor Alarcón Carrasco
-
07/01/2014
4083

Un 4 de septiembre de 1544 dos pequeñas naos la San Pedro y Santiaguillo,


se hacían a la mar en el puerto de Valparaíso. Iban al mando del Capitán
General don Pedro de Valdivia, gobernador de Chile y del navegante genovés
capitán Juan Bautista Pastene, llevando como asesores a Jerónimo de
Alderete y Rodrigo de Quiroga.

Su derrotero les llevaría hacia el sur del país, con el fin de integrar tierras
desconocidas entre Valparaíso y el Estrecho de Magallanes.

Fue así como dos semanas más tarde encontraron un puerto del que tomaron
posesión en nombre del rey Carlos V y de su vasallo el gobernador Pedro de
Valdivia.

Sobre la inmensa bahía desaguaba un gran río llamado “Ainilebo” en cuya


desembocadura se hallaba un poblado llamado “Ainil”. Los españoles,
bastante prácticos, bautizaron el río y el puerto con el nombre de “Valdivia”,
regresando a Valparaíso sin sospechar que a pocas leguas río arriba existía
una rica y poblada aldea de los naturales de la región.

Recién el 12 de febrero de 1552, luego de haber efectuado un reconocimiento


del río pudieron tocar tierra en un lugar poblado donde los naturales del lugar
poseían extensos terrenos dedicados a la agricultura. Allí se fundó la ciudad
que, en 1599, sería totalmente destruida por los mapuches.

Hay que recordar que el año anterior ellos habían dado muerte al gobernador
Martín García Óñez de Loyola, en un enfrentamiento que pasaría a la historia
como “desastre de Curalaba”, en las cercanías del río Lumaco.
En 1602 se funda el fuerte “Trinidad” en un esfuerzo por repoblar la ciudad,
la que debió ser abandonada dos años más tarde.

Recién en 1644 una costosa una expedición de doce galeones solventada


desde el Perú por el virrey Pedro de Toledo y Leiva, marqués de Mancera, la
que venía al mando de su hijo Sebastián, logra anclar en la bahía de Corral
y procede a fortificar la isla de Constatino –Mancera-, Niebla y Corral.

En su fortificación se ocuparon presidiarios. La colonia se concentró en la isla


de Mancera, en la que además de la fortificación se construyeron 36 casas
con piedra y argamasa y techos de totora; instalándose en ella un hospital y
el convento de San Francisco.

La defensa de Valdivia ante cualquier ataque por mar se estimaba poco


probable, ya que estaba protegida por los fuertes o castillos de Niebla,
Amargos y Corral. Además se hallaban en Mancera los castillos de San Pedro
de Alcántara y el castillo de San Francisco de Baides, en el extremo sur de la
isla.

Hubo otras fortificaciones y baterías que en un total de quince se perfilaban


en las inmediaciones de la bahía y parte del río, lo que permitía un fuego
cruzado desde las fortificaciones, provocando la nula oposición de barcos
enemigos, lo que daba al lugar el ostentoso nombre de “El Gibraltar del
Pacífico”.

Lord Cochrane
Es a fines de 1817, cuando el agente del Gobierno de Chile en Londres don
José Álvarez Condarco, propuso a Lord Thomas Cochrane 10º conde de
Dundonald, para hacerse cargo de la organización de la escuadra marítima
de Chile. Se trataba de quitar a los españoles el dominio del Pacífico, que
aún subsistía amparado en fortificaciones como El Callao, Valdivia y Chiloé.
Puntos de apoyo que le permitían abastecer sus embarcaciones y la conexión
con el preciado virreinato del Perú.

Recién el 28 de noviembre de 1818, Cochrane arriba al puerto de Valparaíso.


Muy pronto asumiría el mando de la naciente escuadra chilena con el grado
de Vicealmirante, cargo que el Director Supremo Bernardo O’Higgins creó
especialmente para el Lord, quien se había distinguido en la marina real
inglesa en diversas correrías por el Mediterráneo.

Como una forma de reafirmar su prestigio en el país, luego de una infructuosa


campaña en el Perú, arribó a Valparaíso a bordo de la fragata O’Higgins, en
la que tomó rumbo a Valdivia con el fin de apresar el navío español San
Telmo, del cual se tenían noticias podría estar anclado en ese puerto del sur.

El 17 de enero de 1820 avistó Punta Galera en la gran ensenada valdiviana.


A la mañana siguiente, mediante señales pidió un práctico, engañando a la
guarnición con la bandera española que lucía la fragata. Muy pronto llegaron
al barco el práctico con un oficial y cuatro soldados encargados de darle la
bienvenida creyendo se trataba de la fragata Prueba, la que debía arribar en
esos días al puerto.
En cuanto abordó la delegación fueron apresados e interrogados sobre la
dotación de hombres y armas de las fortificaciones, a la vez que con el
práctico se recorrían las costas y se hacían sondajes para conocer las vías de
navegación por el río hacia Valdivia. En esta oportunidad, a pesar de que a
última hora se le hicieron algunos disparos, Cochrane puso sacar su nave
hacia el norte y de paso se apoderó del bergatín Potrillo, que llevaba en sus
arcas una gran cantidad de dinero con el pago para la guarnición.

Además: Identifican Calendario Incaico en el Desierto de


Atacama

A fines de ese mes, nuevamente el marino inglés navegaba hacia el sur. Esta
vez con el apoyo de Ramón Freire, intendente de Concepción quien le facilitó
250 hombres que fueron embarcados en la O’Higgins, la goleta Moctezuma
y el bergantín Intrépido.

El 2 de febrero estaban a 30 millas de Valdivia y luego de trasladar todos sus


hombres a la Moctezuma y al Intrépido e izar bandera española, dejaron la
O’Higgins lejos de la vista de los fuertes.

En la tarde del día siguiente los dos pequeños buques avanzaron hacia la
costa enfrentado la caleta Aguada del Inglés, sin despertar sospechas en un
primer momento.
Con los soldados y los botes de desembarco escondidos intentaron una
sorpresa que sólo funcionó a medias, pero a pesar de todo Cochrane impulsó
al combate a sus hombres que debían enfrentarse a una guarnición defendida
por 10 baterías que contaba con 110 cañones de bronce en su mayoría de
calibre 24, colocados estratégicamente para destrozar cualquier embarcación
que se arriesgara a entrar al fondeadero.

Con 250 hombres al mando del mayor Beauchef y 60 infantes de marina


iniciaron la toma del Fuerte Inglés, quienes encontraron una enconada
resistencia de los soldados realistas que lo defendían, quienes luego de
encarnizada batalla trataron de escapar y los que no pudieron hacerlo, se
rindieron.

El fuerte San Carlos fue tomado casi sin resistencia por parte de sus
defensores; siguiendo los soldados chilenos con la toma de los fuertes del
Barro, Amargos y Chorocamayo. Pánico y desconcierto entre los defensores
dio lugar a que algunos fuertes fueran entregados prácticamente sin luchar.

Cae Corral
Corral era un fuerte inexpugnable, era el más importante en ese sector y
residencia del gobernador de la plaza y su Estado Mayor. Beauchef fue
informado que esa fortificación poseía tres puertas y ordenó efectuar los
ataques por esos tres lados y por un forado que se había originado al
desplomarse una muralla.

Luego de una lucha rápida y violenta los chilenos se adueñaron del fuerte y
tomaron numerosos prisioneros, incluido el Gobernador coronel Fausto del
Hoyo, quien con una botella de ron esperó la llegada de lo que creyó era un
ejército numeroso. Cuando fue informado que sólo 310 hombres habían
participado en esta batalla, no podía creer que tan pocos hombres habían
logrado vencer las temibles e inexpugnables fortificaciones de las que tanto
se enorgullecía el imperio español.

Pero todavía quedaba por tomar las fortificaciones del lado norte del río la
isla Mancera y el pueblo de Valdivia, lo que se logró con un mínimo esfuerzo
de los soldados de la Escuadra, ya que la desordenada acción de los soldados
que huían impidió a los españoles planificar una defensa oportuna.

En un primer instante Cochrane había pensado destruir las fortificaciones, ya


que no podía dejar soldados en el lugar en caso que los españoles decidieran
recobrarlos. Sin embargo desechó la idea, al considerar que jamás se podría
reconstruir un baluarte semejante.
Gracias a esta decisión de Cochrane hoy en día podemos ver algunas de estas
fortificaciones como lucían en todo su esplendor, como son Niebla y Corral.

Fuerte Corral en la actualidad


Desde hace algunos años en el fuerte de Corral se han estado haciendo
representaciones de la toma de estos bastiones. En ella intervienen actores
y jóvenes estudiantes de la comuna, quienes dan vida a un espectáculo
bastante atrayente por el colorido de sus uniformes y la cantidad de personas
que integran el espectáculo.

Impresiona llegar a Corral y encontrarse con la guardia formada por soldados


españoles del siglo XIX, los que perfectamente uniformados reciben a los
visitantes quienes pueden apreciar detalles como las voces de mando de la
época, los fusiles y el desfilar de la tropa hacia el fuerte al son de un tambor,
el que por medio de sus redobles nos remonta a los años en que sucedieron
estas acciones que hoy son causa de admiración de turistas de todas partes
del mundo.

Luego en el interior del fuerte se desarrolla la principal parte de la acción en


la que al rumor de los mosquetes se une el tronar de los cañones que
despiertan a la vida luego de tantos años de descanso frente a las aguas del
Pacífico

Valdivia colonial (1552-1820)


Valdivia desempeñó un papel estratégico durante la época colonial. Ubicada en la
desembocadura de un extenso sistema fluvial, reunía condiciones de seguridad y permitía
acceder a un amplio territorio, abundante en población y recursos naturales.

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A lo largo de todo el período colonial, Valdivia desempeñó un papel estratégico y decisivo
no sólo para resguardar la colonización del Reino de Chile, sino también para la defensa
de todas las posiciones españolas en el Mar del Sur; puesto que era el lugar perfecto para
el reabastecimiento de las expediciones enemigas que lograban sortear con éxito la
travesía del Estrecho de Magallanes y donde, además, éstas podían establecer un
peligroso entendimiento con los indígenas de la región.
La fundación de Valdivia data de 1552 y para su emplazamiento se escogió un lugar en la
desembocadura de un extenso sistema fluvial, que reunía condiciones de seguridad y
permitía acceder a un amplio territorio, abundante en población y recursos naturales. Sus
primeros años de vida no fueron fáciles. A la permanente hostilidad de los indígenas se
agregó la escasez de metales preciosos y el reducido aumento de la población blanca, ya
que los colonos hispanos siempre estaban dispuestos a abandonar su condición de
vecinos para partir a otros lugares en busca de fortuna. En 1575, la incipiente villa resultó
seriamente afectada por un terremoto; y dos décadas más tarde fue abandonada, como
consecuencia del alzamiento mapuche de 1598.
El abandono de la ciudad representaba un poderoso atractivo para los enemigos de la
corona española, ya que disponían allí de un sitio para establecerse e introducir una cuña
en los dominios hispanos del Pacífico. La oportunidad fue aprovechada en 1643 por
una expedición holandesa, que intentó sin éxito colonizar la región. La evidencia del
peligro convenció al monarca Felipe IV para ordenar la pronta repoblación de la ciudad y
dotarla de un complejo sistema de fortificaciones artilladas. La tarea fue confiada a
Antonio de Toledo, hijo del virrey del Perú, quien encabezó una expedición de diecisiete
galeones y mil ochocientos hombres, provistos de lo necesario para construir las defensas
costeras, disponer las baterías, poblar el asentamiento e instalar ahí un cuerpo del ejército
del rey. El diseño de la obra fue responsabilidad del propio Toledo, que concibió la
protección del ingreso al estuario del río Valdivia con fuego cruzado de artillería desde el
frente y los costados, proveniente de los castillos-fortalezas de Mancera, Niebla, Corral y
Amargos; los trabajos estuvieron concluidos hacia 1680.
El complejo defensivo valdiviano fue reacondicionado y reforzado a partir de 1764, con
ocasión de la Guerra de los Siete Años entre España e Inglaterra. El estudio y ejecución
del proyecto fue encomendado por Carlos III a profesionales del Real Cuerpo
de Ingenieros Militares, quienes ampliaron y mejoraron las instalaciones hasta convertirlas
en la principal fortaleza hispana del Pacífico. El bastión de Valdivia permaneció
inexpugnable a los enemigos de España durante el período colonial y sólo fue sometido al
final de las guerras de Independencia

Mapa realizado por Levinus Hulsius en 1599 y titulado "Nova et exacta delineatio Americae
(Sección sur)". En él aparecen Valparaíso, Santiago, Concepción y Valdivia.

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