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Curso
Psicología Forense
Especializada en niños, niñas y adolescentes
Mod. I Tema V
Bárbara Straccali
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C.
I. INTRODUCCIÓN
1
II. LA NEGLIGENCIA
NEGLIGENCIA CULTURAL
NEGLIGENCIA CONTEXTUAL.
AISLAMIENTO SOCIAL
a. Marginalidad.
b. Familias monoparentales
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1. Negligencia biológica: el fracaso del proceso de Apego
En este caso, “por múltiples causas no pudo establecerse el encuentro sensorial entre
el adulto y el niño o niña. Adultos y niños son “recíprocamente transparentes” en términos
afectivos, provocado por un marcado rechazo o ausencia de interés por parte de los
adultos hacia la niña y el niño, deficiencia en el tratamiento recíproco de señales química,
físicas y sensoriales, que representan la conexión primordial entre el bebe y su cuidador.
El abrazo, tocamiento y proximidad hacia los niños, infiere mucho más que cuidados
físicos, representan toda la configuración psíquica de pertenencia y protección que otorga
estructura, identidad y sentido de mismidad.
La manera en que los protectores invisten al niño o niña, a través de los sentidos
(reconocimiento de los olores, miradas, escuchas, etc.), determina el tipo de apego y
grado de conexión entre adultos cuidadores y niños.
2. Negligencia cultural
Esta clase de negligencia se inscribe en un modelo de crianza que está sostenido por
“creencias” que perjudican el bienestar físico, y psicológico del niño o niña, provocando
incluso la muerte, por falta de conocimiento y competencias mínimas para preservar al
niño o niña.
1
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la infancia. Ed. Paidós Ibérica, S.A: Barcelona.Pág. 88.
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comunidad, lo que supone una confrontación de criterios entre el respeto de los
componentes culturales de una familia o comunidad, y el riesgo implicado en sus
prácticas para el niño o niña. Ya que no existe un parámetro fijo, o único que contenga
todo lo que necesita un sujeto para desarrollarse sanamente, se dificulta establecer
delimitaciones de negligencia en este sentido, evitando cualquier actitud etnocentrista.
Para valorar en este caso actitudes negligentes por parte de los cuidadores, es necesario
realizar una evaluación exhaustiva del contexto sociocultural, atendiendo el histórico
prejuicio de que si hay pobreza o los códigos de crianza no corresponden a aquellos
aceptados por la mayoría en una sociedad, resulta un modelo de crianza negligente”2.
3. Negligencia contextual
Existen, como se dijo en el caso anterior, parámetros para saber cuándo un niño o
niña está en peligro, sin embargo, no es posible desatender que ciertos cuidados se
consideran “primordiales” en relación a una construcción social que puede provocar
prejuicio y juzgamientos. Signos exteriores de “mal cuidados”, sin contextualizar puede
provocar un error de análisis, además de significar una actitud violenta, que lejos de
propiciar soluciones, agrava la vivencia del niño o niña. En este caso, como en el anterior,
el enfoque debe ser integral, sistémico. Un contexto de pobreza, contiene variables que
inciden de manera directa o indirecta, en la crianza, sin embargo, la familia está inmersa
en la misma situación de indefensión, como subsistema dentro de otro, el social, que la
excluye y discrimina.
2
Barudy, J. (1998). Op. Cit. Pág. 96
4
solo el niño, niña o adolescente víctima sino su entorno dentro de un contexto de
exclusión donde “la pobreza no implica solo falta de recursos económicos, sino también
un conjunto de carencias afectivas y sociales que las familias padecen en su conjunto. Así,
es fundamental abordar el tema de la negligencia en casos en que las familias son
víctimas de un proceso de marginación explícito o implícito, por el hecho de que sus
estilos de vida se desvían de las normas de las clases dominantes, atendiendo su
carácter multiproblemático”3.
3
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la infancia. Ed. Paidós Ibérica, S.A: Barcelona.Pág.97.
5
- Es explotado, se le
hace trabajar o no va
a la escuela.
- Ha sido abandonado.
2. Comportamientos adaptativos:
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conlleva la posibilidad de una frustración. Congelan las emociones, privándose de
relaciones próximas y duraderas. Poco a poco devienen en niños apáticos y distantes.
Otro de los mecanismos de que se vale este perfil de niño o niña, es habitar un mundo de
fantasía donde no necesita a nadie, ya que él es un ser todopoderoso”. 4 Cuando sea este
mecanismos el que está activo, el niño o niña afirmará que “no necesita ayuda”, y que
“puede solo”.
b. Trastorno de comportamiento.
Toda la conducta está orientada a “llamar la atención”, dedicado de manera insistente en
demandar la mirada sobre cualquiera que podría servirle de fuente de cuidado. Aquí
vemos los niños o niñas que sin dar cuenta del contexto, se “hacen los payasos”, se
ridiculizan, o se presentan de menor edad de la que tienen, (conductas regresivas); en
casos extremos pueden hacerse daño físicamente o efectuar robos a sus pares, con la
fantasía de que esos objetos les otorgarán lo que el otro tiene y ellos no, llenando el vacío
en el que habitan.
3. El abandono
En los escenarios en los que ocurre abandono, estamos frente a “una ruptura con las
figuras de apego. Bowlby (1973), propone el concepto de “separación” para describir la
ausencia temporal de las figuras de apego, y la de “pérdida” para la ausencia permanente
de éstas. Los conceptos de “negligencia” y de “abandono” se aproximan al abordar dos
tipos de situaciones: el abandono explícito y el abandono implícito”. 5
4
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la infancia. Ed. Paidós Ibérica, S.A: Barcelona.Pág.105
5
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la infancia. Ed. Paidós Ibérica, S.A: Barcelona.Pág.106.
7
“El niño abandonado, se transforma en un “viejo prematuro”, con comportamientos y
discursos de gigante. (…) debe crearse un personaje, un nombre, una reputación. (…)sino
a través de un falso yo, por medio de una identidad “como si”. 6
6
Ídem. Pág. 111.