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PSICOANALISIS: ENTREVISTA A RENE KAES 20 de Abril de 2002

El dolor social no se cura en el diván

El psicoanalista francés Rene Kaes se especializa en el vinculo entre el psiquismo y las


relaciones institucionales, como las del mundo del trabajo. Opina que los males de raiz
social no se solucionan con Freud, aunque toma nota de que dejan huellas muy fuertes.

Héctor Pavón. DE LA REDACCION DE CLARIN.

Las psicopatologías también cruzan fronteras y culturas. Esta es una clara conclusión que surge de la
conversación que Zona mantuvo con el psicoanalista francés René Kaës. De raíz freudiana, fue invitado
por la Escuela de Psicoterapia para Graduados de Buenos Aires y ofreció una conferencia en la Biblioteca
Nacional. Entre sus libros más conocidos aquí se encuentran Sufrimiento y psicopatología de los
vínculos institucionales; La institución y las instituciones; Transmisión de la vida psíquica
entre generaciones; y Las teorías psicoanalíticas del grupo.

—En el diván, ¿se observan patologías clasificables como "globales"?

—Tal vez haya algo así en el mundo laboral. Se ha observado que la organización del trabajo dentro de las
empresas "neoliberales" prescribe normas y procedimientos para la ejecución del trabajo que son en cierto
modo inaplicables por su extrema racionalidad. Los empleados sufren el conflicto entre obedecer las
nuevas directivas y la necesidad de hacer funcionar su trabajo según su conocimiento y experiencia
anteriores. Ese saber previo es el que los define en su identidad de trabajadores. Suelen ser descalificados
en la medida en la que ese procedimiento no puede ser cumplido. Entonces, no sólo hay un conflicto entre
lo ordenado y lo que es realizable sino que también hay un conflicto interno que toca la identidad, la
iniciativa y creatividad que tiene cada trabajador. Otra situación de sufrimiento común en escenarios
diferentes es la que surge en torno de los refugiados políticos, los "sin papeles", los que piden asilo y cuya
situación precaria les trae una incertidumbre tal que sus posibilidades de inserción en la comunidad están
muy reducidas. Surgen síntomas psíquicos y físicos que demandan, primero, cuidados físicos. Así, no se
pueden trabajar sufrimientos psíquicos en forma aislada.

—¿Cuál es la consecuencia más grave en la psiquis del desocupado?

—En el contexto de los valores en la sociedad contemporánea, el trabajo no es sólo un medio para
ganarse la subsistencia. Es también tener un lugar en la sociedad y participar en un proceso de
producción. Creo que el desocupado es alguien expulsado de su función, que no tendrá existencia de otro
modo, que no puede participar de un proceso social. Lo esencial de los valores de trabajo tienden cada
vez más a la remuneración material del trabajo, no a un valor de creación y participación colectiva. Esto
tiene consecuencias sobre el sentimiento de ser útil o inútil en el proceso social. Su ausencia provoca
sufrimientos que descalifican al sujeto en su lugar en la sociedad, que lo hacen vivir la sensación de que
todo aquello que adquirió como saber hacer, como experiencia, no es reconocido por los otros.

—¿Qué puede hacer el trabajador para defenderse de situaciones así?

—No hace falta psicopatologizar estas problemáticas. El tratamiento psíquico no debe desviar la
movilización de los obreros de la toma de conciencia de los problemas sociales y políticos que están
ligados a las nuevas tecnologías. No se puede decir que su sufrimiento no esté en consideración, pero no
podemos tratar psíquicamente problemas políticos y sociales. Creo que cambia el nivel de análisis. Y en
relación a esto me pregunto algo que no sé si debo enunciar.

—¿Cuál es su pregunta?

—Me pregunto si el desarrollo de la cultura psicoanalítica en la Argentina no ha sido un factor de


disminución en la elaboración de propuestas políticas y sociales, de poner el acento en otra parte, de
desviar la fuerza a esos campos. Es una pregunta que me hago.

—Sin embargo, los profesionales argentinos dicen que se observa un número importante de
somatizaciones...

—Mis colegas argentinos observan cuán importantes son los problemas psicosomáticos. Seguro que hay
que tratarlos pero esto no arregla el origen social del sufrimiento individual. En el diván los analistas son
interpelados. Pero no se puede responder a este nivel sin tomar consideración del origen social y político.
Con todo este dimensionamiento económico del sufrimiento psíquico, los psicoanalistas disponen de pocos
medios para conceptualizar la relación entre el sufrimiento psíquico y la organización social. Otra
problemática a responder, es la de los padres de quienes decidieron emigrar, son preguntas dolorosas que
afectan la relación entre las generaciones cuando parten. Yo soy muy sensible a esta pregunta porque
tiene un paralelo en Europa. Es una experiencia que se transmite generacionalmente. Lo mismo sucedió
con los genocidios, la Shoah, las dictaduras. Se aborda una situación que se transmite a la generación
siguiente porque no pudo ser elaborado por sus padres y abuelos.

—En algunos países, como la Argentina, parece haber renacido cierta idea comunitaria que
deja al individualismo de lado...

—He leído que aquí hay un reaprendizaje de fundamentos básicos de la vida social y política para los
intercambios, es una forma de economía y de sociabilidad elemental. Tal vez sea necesario volver a esas
formas porque aún la sociedad no es solidaria en su conjunto. La noción de "red" es importante para
pensar a la vez los efectos beneficiosos de lo que llamamos globalización a condición de saber que
también permite intercambios que antes no eran posibles. El desafío inmediato es integrar la idea de vivir
simultáneamente en varias comunidades, no en una sola.

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