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Con menos frecuencia, la cistitis aparece como una reacción a determinados medicamentos,
a la radioterapia o a irritantes potenciales, como los aerosoles de higiene femenina, los
geles espermicidas o el uso prolongado de un catéter. La cistitis también puede aparecer
como una complicación de otra enfermedad.
Los antibióticos son el tratamiento frecuente para la cistitis bacteriana. El tratamiento para
otros tipos de cistitis depende de la causa de fondo.
Síntomas
Molestias pélvicas
Fiebre baja
Para los niños pequeños, tener nuevos episodios de orinarse accidentalmente durante el día
puede ser un signo de infección urinaria. Mojar la cama a la noche cuando están solos
probablemente no esté asociado a una infección urinaria.
Busca atención médica de inmediato si tienes signos y síntomas frecuentes de una infección
renal, por ejemplo:
Fiebre y escalofríos
Náuseas y vómitos
Si tienes la necesidad constante de orinar o dolor cuando orinas durante varias horas o más,
o si ves sangre en la orina, llama a tu médico. Si te diagnosticaron una infección urinaria en
el pasado y tienes síntomas parecidos a una infección urinaria anterior, llama a tu médico.
En el caso de los hombres que no padecen otro trastorno, la cistitis es poco frecuente y debe
ser investigada por el médico.
Causas
El sistema urinario comprende los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Todos ellos
son importantes para eliminar los desperdicios del cuerpo. Los riñones, que son un par de
órganos con forma de frijoles ubicados hacia la espalda en la parte superior del abdomen,
filtran el desperdicio del cuerpo y regulan las concentraciones de muchas sustancias. Los
tubos denominados «uréteres» transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga, donde
se almacena hasta que sale del cuerpo a través de la uretra.
Cistitis bacteriana
Las infecciones de las vías urinarias suelen ocurrir cuando las bacterias que se encuentran
fuera del cuerpo ingresan en las vías urinarias a través de la uretra y comienzan a
multiplicarse. La mayoría de los casos de cistitis se producen por un tipo de bacteria
Escherichia coli (E. coli).
Las infecciones bacterianas de la vejiga pueden aparecer en las mujeres como resultado de
las relaciones sexuales. No obstante, incluso las jóvenes y mujeres que no son sexualmente
activas están expuestas a infecciones urinarias más leves, ya que la zona genital femenina a
menudo alberga bacterias que pueden causar cistitis.
Cistitis no infecciosa
Aunque las infecciones bacterianas son la causa más frecuente de la cistitis, diversos
factores no infecciosos también pueden hacer que se inflame la vejiga. Algunos ejemplos
son los siguientes:
Factores de riesgo
Algunas personas son más propensas que otras a padecer de infecciones recurrentes de
vejiga o de las vías urinarias. Las mujeres son uno de esos grupos. Una razón clave es su
anatomía particular. Las mujeres tienen una uretra más corta, lo que acorta la distancia que
deben viajar las bacterias para alcanzar la vejiga.
Las mujeres que presentan un mayor riesgo de infección de las vías urinarias son aquellas
que:
Son sexualmente activas. Como resultado del coito, las bacterias se pueden impulsar
por la uretra.
Usan ciertos tipos de anticonceptivos. Las mujeres que usan diafragmas presentan
mayor riesgo de una infección de las vías urinarias. Los diafragmas que contienen
agentes espermicidas aumentan más el riesgo.
Uso prolongado de una sonda en la vejiga. Estas sondas pueden ser necesarias en
personas con enfermedades crónicas o adultos mayores. El uso prolongado puede
provocar un aumento de la vulnerabilidad de infecciones bacterianas y un daño del
tejido de la vejiga.
Complicaciones
Cuando se tratan rápida y adecuadamente, es poco común que las infecciones de vejiga
tengan complicaciones. Pero si no se tratan, pueden convertirse en algo más grave. Las
complicaciones pueden ser las siguientes:
Infección renal. Una infección de vejiga que no se trata puede convertirse en una
infección renal, también denominada «pielonefritis». Las infecciones renales pueden
dañar permanentemente los riñones.
Los adultos mayores y niños pequeños son los que corren más riesgo de sufrir daño
renal debido a infecciones de vejiga, ya que sus síntomas suelen pasarse por alto o
confundirse con los de otras afecciones.
Sangre en la orina. Cuando tienes cistitis, es posible que tengas células sanguíneas
en la orina que solo se ven con un microscopio (hematuria microscópica), lo cual
suele resolverse con tratamiento. Si aún hay células sanguíneas después del
tratamiento, el médico puede recomendarte ver a un especialista para determinar la
causa.
La sangre en la orina que puedes ver (hematuria macroscópica) es poco frecuente con
la cistitis bacteriana típica, pero es más frecuente con la cistitis inducida por
quimioterapia o radiación.
Prevención
Como remedio casero, evita tomar jugo de arándanos rojos si estás tomando el
medicamento anticoagulante warfarina (Coumadin). Posibles interacciones entre el jugo de
arándanos rojos y la warfarina pueden provocar sangrado.
Sécate de adelante hacia atrás después de evacuar los intestinos. Esto evita que las
bacterias de la región anal se extiendan a la vagina y la uretra.
Lava suavemente la piel que rodea la vagina y el ano. Hazlo todos los días, pero no
uses jabones ásperos ni lo hagas vigorosamente. La piel delicada alrededor de estas
zonas puede irritarse.
Vacía la vejiga lo antes posible después de tener relaciones sexuales. Bebe un vaso
lleno de agua para ayudar a eliminar las bacterias.
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cystitis/symptoms-causes/syc-
20371306
Diagnóstico
Cistoscopia femenina
Cistoscopia masculina
Si tienes síntomas de cistitis, consulta a tu médico lo antes posible. Además de analizar los
signos y síntomas, así como tu historia clínica, el médico puede recomendar determinados
análisis, tales como:
Cistoscopia. Durante esta prueba, el médico inserta un cistoscopio (un tubo pequeño
con una luz y una cámara) en la vejiga a través de la uretra, para ver las vías
urinarias en busca de signos de enfermedad.
Análisis de orina
Cistoscopia
Tratamiento
La cistitis causada por una infección bacteriana generalmente se trata con antibióticos. El
tratamiento de la cistitis no infecciosa depende de la causa oculta.
Tratamiento de la cistitis bacteriana
Los antibióticos son la primera línea de tratamiento para la cistitis causada por bacterias.
Qué medicamentos usar y durante cuánto tiempo depende de tu estado de salud general y
de las bacterias halladas en la orina.
Infecciones que aparecen por primera vez. Los síntomas suelen mejorar de forma
significativa en un día aproximadamente con un tratamiento con antibióticos. Sin
embargo, es probable que tengas que tomar antibióticos de tres días a una semana,
según la gravedad de la infección.
Las mujeres posmenopáusicas pueden ser especialmente propensas a padecer cistitis. Como
parte del tratamiento, el médico podría recomendarte una crema vaginal con estrógeno, en
caso de que puedas usar este medicamento sin aumentar el riesgo de padecer otros
problemas de salud.
Tratamiento de la cistitis intersticial
Procedimientos que manipulan la vejiga para mejorar los síntomas, como estirar la
vejiga con agua o con gas (dilatación de la vejiga) o cirugía
Aunque la cistitis puede ser dolorosa, puedes tomar medidas para aliviar el malestar:
Usa compresas calientes. Las compresas calientes colocadas en la parte inferior del
abdomen pueden aliviar y minimizar las sensaciones de presión o dolor de la vejiga.
Mantente hidratado. Bebe mucho líquido para mantenerte hidratado. Evita el café,
el alcohol, los refrescos con cafeína y los jugos cítricos, así como los alimentos
picantes, hasta que desaparezca la infección. Estos productos pueden irritar la vejiga
y agravar la necesidad frecuente o urgente de orinar.
Toma un baño de asiento. Sumérgete en una bañera con agua caliente (baño de
asiento) durante 15 a 20 minutos para aliviar el dolor o el malestar.
Cuando las infecciones de vejiga son recurrentes, conversa con tu médico para elaborar una
estrategia para reducir las recurrencias y el malestar que puede provocar la cistitis.
Síntomas y causas
Diagnóstico y tratamiento
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Descripción general
Una infección de las vías urinarias es una infección que se produce en cualquier parte del
aparato urinario: los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. La mayoría de las
infecciones ocurren en las vías urinarias inferiores (la vejiga y la uretra).
Las mujeres son más propensas a contraer una infección urinaria que los hombres. La
infección que se limita a la vejiga puede ser dolorosa y molesta. Sin embargo, puedes tener
consecuencias graves si la infección urinaria se extiende a los riñones.
Por lo general, los médicos tratan las infecciones de las vías urinarias con antibióticos. Pero
puedes tomar medidas para reducir las probabilidades de contraer una infección urinaria en
primer lugar.
Síntomas
Las infecciones de las vías urinarias no siempre causan signos y síntomas, pero cuando lo
hacen, estos pueden comprender:
Orina de color rojo, rosa brillante o amarronado (un signo de sangre en la orina)
En los adultos mayores, puede que las infecciones urinarias se pasen por alto o se
confundan con otras afecciones.
Cada tipo de infección urinaria puede provocar signos y síntomas más específicos según la
parte de las vías urinarias que esté infectada.
Náuseas
Vómitos
Sangre en la orina
Causas
Las infecciones urinarias suelen ocurrir cuando ingresan bacterias en las vías urinarias a
través de la uretra y comienzan a multiplicarse en la vejiga. Aunque el aparato urinario está
preparado para impedir el ingreso de estos invasores microscópicos, estas defensas a veces
fallan. Cuando esto ocurre, las bacterias pueden proliferar hasta convertirse en una
infección totalmente desarrollada en las vías urinarias.
Las relaciones sexuales pueden ocasionar cistitis, pero no hace falta ser sexualmente
activo para padecerla. Todas las mujeres están en riesgo de padecer cistitis debido a
su anatomía; específicamente, por la corta distancia desde la uretra hasta el ano y del
orificio uretral a la vejiga.
Factores de riesgo
Las infecciones urinarias son frecuentes en las mujeres y muchas tienen más de una
infección durante sus vidas. Entre los factores de riesgo de infección urinaria específicos de
las mujeres se encuentran:
Anatomía femenina. Las mujeres tienen la uretra más corta que los hombres, lo que
acorta la distancia que las bacterias deben atravesar para alcanzar la vejiga.
Actividad sexual. Las mujeres sexualmente activas son proclives a tener más
infecciones urinarias que las que no lo están. Tener una nueva pareja sexual también
incrementa el riesgo.
Ciertos tipos de anticonceptivos. Las mujeres que usan diafragmas como método
anticonceptivo pueden tener un riesgo más elevado, al igual que las mujeres que
usan espermicidas.
Anormalidades en las vías urinarias. Los bebés que nacen con anormalidades en
las vías urinarias que no permiten que la orina salga del cuerpo con normalidad o
que provocan que la orina retroceda a la uretra tienen riesgo elevado de infecciones
urinarias.
Obstrucciones en las vías urinarias. Los cálculos renales o una próstata agrandada
pueden provocar que la orina quede atrapada en la vejiga y aumentar el riesgo de
infecciones urinarias.
Uso de catéter. Las personas que no pueden orinar por sí solas y usan un tubo
(catéter) para hacerlo tienen riesgo elevado de infecciones urinarias. Esto puede
comprender a las personas que están hospitalizadas, las que tienen problemas
neurológicos que hacen difícil controlar su habilidad para orinar y las personas que
están paralizadas.
Complicaciones
Cuando se tratan rápida y adecuadamente, es poco común que las infecciones de las vías
urinarias inferiores tengan complicaciones. Pero si una infección urinaria se deja sin tratar,
puede tener consecuencias graves.
Daño renal permanente debido a una infección renal aguda o crónica (pielonefritis)
provocada por una infección urinaria sin tratar.
Riesgo elevado para las mujeres embarazadas de tener un bebé de bajo peso al nacer
o prematuro.
Septicemia, una complicación de las infecciones que puede poner en riesgo la vida,
especialmente si la infección se extiende hacia arriba, más allá de las vías urinarias,
hasta los riñones.
Prevención
Puedes adoptar las siguientes medidas para reducir el riesgo de infección de las vías
urinarias:
Bebe mucho líquido, especialmente agua. Beber agua ayuda a diluir la orina y
garantiza que orinarás con mayor frecuencia, lo que permite expulsar las bacterias de
las vías urinarias antes de que pueda comenzar la infección.
Bebe jugo de arándanos rojos. Si bien los estudios no son concluyentes sobre las
propiedades del jugo de arándanos rojos para evitar las infecciones urinarias,
probablemente no sea dañino.
Límpiate desde adelante hacia atrás. Hacerlo de esta forma después de orinar y
evacuar los intestinos ayuda a evitar que las bacterias de la región anal se propaguen
a la vagina y la uretra.
Vacía la vejiga poco después de tener relaciones sexuales. También bebe un vaso
lleno de agua para ayudar a expulsar las bacterias.
Evita utilizar productos femeninos potencialmente irritantes. El uso de
desodorantes en aerosol u otros productos femeninos (como las duchas y los talcos)
en la zona genital puede irritar la uretra.
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La pielonefritis aguda se define como la infección de la vía urinaria superior que afecta a la
pelvis y al parénquima renal. Es un síndrome clínico caracterizado por dolor lumbar, fiebre
y escalofríos; sin embargo, sólo en el 60% de los pacientes con esta tríada se comprueba
después que tienen una pielonefritis.
Su importancia se debe a las graves complicaciones que puede originar, si bien la mayoría
de las veces un diagnóstico temprano y un tratamiento precoz posibilitan que el paciente
evolucione de forma favorable. La pielonefritis aguda se divide en complicada o no
complicada, según exista o no un trastorno anatómico o funcional de la vía urinaria que
pueda influir en la respuesta al tratamiento y en la evolución clínica del paciente. La
presencia de cistitis recurrentes, cálculos (piedras) en el riñón o alteraciones en la
forma normal de los riñones o de las vías urinarias aumentan el riesgo de desarrollar esta
enfermedad.
Causas de la pielonefritis
Los microorganismos que con mayor frecuencia producen pielonefritis son las
enterobacterias como Escherichia coli, Klebsiella spp y Proteus spp, siendo E. Coli la
causa más frecuente de pielonefritis en pacientes sin enfermedades urológicas conocidas
(produce más del 80% de los casos).
Por otro lado, en pacientes con factores de riesgo (manipulación reciente de la vía urinaria,
portadores de sondas vesicales, que han recibido tratamiento
con antibióticos recientemente, o que han adquirido la infección en el hospital) son más
frecuentes los gérmenes resistentes a los antibióticos convencionales
Los síntomas más frecuentes que aparecen en los pacientes con pielonefritis son los
siguientes:
Dolor en la región lumbar, aunque en ocasiones puede irradiarse hacia otras zonas
del abdomen. Si el dolor es de tipo cólico (espasmódico, intenso, que empieza y
acaba repentinamente) y se irradia hacia la ingle sugiere la presencia de litiasis
renal (presencia de piedras o cálculos en el riñón).
Dolor de cabeza.
Hasta un 30% de los pacientes presenta síntomas de infección de las vías urinarias
bajas, que pueden preceder en 1 o 2 días a los síntomas propios de la pielonefritis.
Estos síntomas son:
Los antibióticos a elegir dependen de cada caso concreto. Por ejemplo, en aquellos
pacientes con riesgo de desarrollar pielonefritis por gérmenes resistentes se utilizan
antibióticos más potentes que en pacientes que no los tienen. Además, en cada zona del
mundo, la resistencia de los gérmenes a los antibióticos es diferente.
Aparte del tratamiento con antibiótico es importante instaurar medidas generales, como por
ejemplo:
Abundante ingesta de líquidos (unos tres litros al día), para aumentar la cantidad de
orina. En caso de existencia de obstrucción de la vía urinaria la hidratación del
paciente tiene que ser realizada con mucha precaución, porque si no pueden
aparecer complicaciones.
Si existen otros síntomas asociados (vómitos, etcétera) se tratarán estos con los
fármacos adecuados para ello.