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CHARLES BAUDELAIRE,

«TABLEAUX PARISIENS»»

Traduccion alemanacon un prologo


sobre la tarea del traductor"™

Al parecer, Benjamin empez6 a traducir poemas de Baudelaire hacia 1914/1915. En


Les
1920 decidié concentrar sus esfuerzos en Tableaux parisiens, segunda seccion de
fleurs du mal, y en octubre de 1923 publicé en la editorial Richard Weissbachel libro:
Charles Baudelaire, «Tableaux parisiens>. Deutsche Ubertragung mit einem Vorwort tiber die Aufgabe des
Ubersetzers von Walter Benjamin. E] libro contiene un prélogo sobreLatarea del traductor (del

que Benjamin dijo en 1940 que era «el primer fruto de mis reflexiones en el campo
vol. VI)
de la teoria del lenguaje>; Curriculum vitae Dr. Walter Benjamin, en Obras completas,
mal figuraban enla
Y los dieciocho poemas que en la segunda edicion deLes fleurs du
mendiante rousse) ,
seecion Tableaux parisiens (a los que se afiadié en la tercera edicién A une
481 como el poema La Lune offensée (texto que fue afiadido enla tercera edicién, pero
completas
a. Ctra seccién). [Nuestra traduccién al espafiol del volumen IV de las Obras
los ete Benjamin incluye solamente, como es ldgico, el prdlogo compuesto pare
lectores interesados
en estudine dee no la traduccién alemana de los poemas. Los
alemang i. ichas traducciones de Walter Benjamin pueden consu ms ne ies
65-89. ha estas Obras completas, vol. IV, pags. 22-63. En ese mismo vo umen,pie
traducidos por Benje :)
en el 1 y vemticuatro poemas masde Les fleurs du mal
N. del T.]
vorumen VII, pags. 824-829, otros varios poemas todavia.
LA TAREA DEL TRADUCTOR

[in lo que corresponde a conoceruna obra dearte o una forma artis-


tica NO resulta fecundo tomar en consideracion al receptor. No sdélo
porque al referirnos a un publico determinadoo a sus representantes
nos vamos apartando del camino, sino porque el concepto de receptor
«ideal» es perjudicial directamente para la teoria del arte, que no
debe jamas presuponer sino la esencia y la existencia propias del ser
humano en cuantotal. Y es que el arte mismo presupone la esencia
corporal y espiritual que le corresponde al ser humano, mientras que
ninguna de sus obras presupone sin duda su atencion. Pues ningun
poema existe en razon del lector, ni ningancuadro por el espectador,
ningunasinfonia porsu oyente.
dltxiste la traduccion porlos lectores que no entiendenel origi-
nal? [sto parece explicarlo suficiente la diferencia de rango que se da
en el quees el ambito del arte entre original y traduccion. Pero, ade-
mas, parece serla unica raz6én que pueda darse para decir <lo mismo»
nuevamente. gQué nos «dice> un poema? {Qué es lo que el poema
comunica? Muy poco a quien lo entiende. Porque lo esencial en un
poemano es la comunicacion ni su mensaje. En consecuencia, una
traducci6n que lo que se propone es transmitir no podra transmitir-
nos otra cosa que esa misma comunicacion, es decir, algo inesencial.
Esto es siempre un signo distintivo propio de las malas traducciones.
Pues, lo que aparte de la comunicacién viene contenido en un poema
(y hasta los malos traductores admitiran que eso es lo esencial), gno es
en general considerado lo incomprensible, lo misterioso, lo «poé-
tico>, con lo que, en consecuencia, el traductor no puede reprodu-
cirlo en modo alguno mas que escribiendo poesia? De aqui se deriva
justamente lo que es un segundo indicador propio delas malas traduc-
ciones, ése que podemos definir como la imprecisa transmision de un
contenido inesencial. Tal es y sera la situacién mientrasla traducci6n
quiera ponerse como tal al servicio del lector. Pues si la traduccion
debiera estar destinada al lector, también deberia estarlo porsu parte
lo que es el mismo original. Y si éste no existe por el lector, tal como
dijimos, é6como podra entenderse la traduccién desde esa relaci6n?
La traduccién sin duda es una forma. Para entenderla asi, hay que
volver al original, cuya traducibilidad siempre contiene la propialey

TO BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISIENS»

de la traduccién. Yes que la cuesti6n de la traducibilidad de una obra


tiene un doble sentido. En efecto, puede significar: éencontrar4 |,
obra a su traductor competente entre sus lectores? Pero, mas Propia-
mente, puede ademas significar: gconsiente la obra, POF su esencig
traduccion, y portanto la exige (en conformidad conel significado de
esta forma)? A la primera pregunta sdlo se la puede responder de
modo problematico; en cambio, a la segunda, apodicticamente. Sélo
un pensamiento superficial negara el sentido aut6nomo que posee a
ultima pregunta, declarando que ambas significan lo mismo. Pero
frente a él hay que indicar que algunos conceptos derelacién obtie-
nen su sentido (0 incluso su mejor sentido) cuando no han sido
puestos de antemano enrelacién tan s6lo con el hombre. Asi, podria
hablarse de una vida 0 de un instante inolvidable aunque todos los
hombres lo hubieran olvidado por completo. Si su esencia exige el no
ser olvidada, ese predicado no contiene nada queseafalso, sino sim-
plemente una exigencia que no satisfacen los seres humanos, con la
alusién a un 4mbito distinto en quese satisface esa exigencia: la alu-
sion a la rememoracion de lo divino. De la misma manera, la tradu-
cibilidad de las configuraciones del lenguaje se habria de tomar en
consideracién aunque éstas fueran del todo intraducibles paralos
seres humanos. Y si aplicamos un conceptoestricto de lo quees en si
traduccién, gno lo seradn hasta cierto punto? Desde este punto de
vista hemosde plantearnos la pregunta desi hay que exigir la traduc-
cioén de ciertas configuraciones del lenguaje. Pues hemos de seguir
este principio: si la traduccién es una forma, la traducibilidad en
cuantotal ha de ser esencial en ciertas obras.
Quela traducibilidad sea en efecto propiedad esencial de ciertas
obras no significa que su traducci6én sea esencial para ellas mismas.
sino que unasignificacién determinada que es inherente a los origi-
nales se manifiesta en su traducibilidad. Pues es evidente que wna tra-
duccién, por buena que sea, nada significa para el original. Sin
embargo, se encuentra estrechamente conectada conél gracias Justa”
mente a su traducibilidad. Tal conexiénes especialmente estrecha,
porque para el mismo original nada significa. Podemos denominar@
“natural> 0, con mas precisién, <conexion de la vida>. Asi com? las
manifest de la vida se hallan estrecha conectad con ©
vivo, masaciones mente as
sin que porello signifiquen nadapara él, la traducci©
brota del original. Pero no de su vida, sino antes bien de su “SUP
LA TAREA DEL TRADUCTOR
IT

yivencia>- Puesla traduccion, que en todo caso es posterior al origi-


nal, en aquellas obras importantes que no pudieron tener buen tra-
ductor en la época de su redaccion marcael estadio de su superviven-
cia. En efecto, la idea de la vida yla supervivencia de las obras de arte
es preciso entenderla de manera nada metaférica, objetiva. Que nose
nede atribuirla vida a la corporalidad organica tan sélo, se ha acep-
tado hasta en tiempos de maxima confusiondel pensamiento. Pero la
cuesti6n no es ampliar lo que es el dominio de la vida bajo ese débil
cetro que aparece empuniado por el alma, tal como Gustav Fechnerlo
intento"; ni tampoco definir la vida haciéndolo a partir de los
momentos (menos determinantes todavia) de lo animal, comola sen-
sacion, que solamente puede caracterizar a dicha vida de modo mera-
mente incidental. Al concepto de vida sélo se le puede hacer justicia
reconociendo vida a todo aquello de lo que hay historia, y una que no
es solo su escenario. Pues, al fin y al cabo, el perimetro dela vida hay
que trazarlo a partir de la historia, no a partir de la naturaleza, y aun
sin duda mucho menos de una naturaleza vacilante, como lo son la
sensacion yel alma. Surge asi para el filésofo la tarea de comprender
la vida natural desde la vida (mas amplia) de la historia. gY al menos,
la supervivencia de las obras no resulta mas facil de conocer quela
supervivencia de las criaturas? La historia de las grandes obras dearte
va estudiando su origen en las fuentes, su elaboracién en la épocadel
artista, y el periodo de su supervivencia, que es eterna en lo funda-
mental, en las generaciones sucesivas. Si esto se da, significa gloria. Y
asi también las traducciones, cuando son algo mas que transmisiones,
surgen cuando la supervivencia de una obra haalcanzado su época de
gloria. No estan pues al servicio de su gloria (como dicen los malos
traductores), sino que existen gracias a la gloria que es propia delas
obras. Y, a través de dichas traducciones, va renovando unay otra vez
su despliegue tardio lo quees la vida del original.
En cuanto a ese despliegue, en la medida en que pertenece a una
vida elevada y peculiar, se encuenta a su vez determinado poruna fina-
lidad peculiary elevada. Vida y finalidad: su conexion, una quees pal-
maria en apariencia pero queal tiempo casi se sustrae al conocimiento,

Gustav TheodorFechner (1801-1887), fundadordela


psicofisica y dela psicologia
experimental, [N. del T.]
ENS»
BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISI
12

solo sale a la luz si no bu


scamos dentro de la esfera de la vida, sing en s
pe ri or , aq ue ll a me ta a la que se dirigen todaslas meta
unaesfera su ios
da . As i, en ulti mai ns ta ncia, los fenémenos Prop
concretas de la vi : n, notie.
mo fi
e ti en en un a me ta y su propio | caracter co
de la vida qu cia, la expo-
expresi6n misma de su esen
nen Ja vida como meta, sino la met,
sicion de su significado.Y asi también la traduccion tiene por
aunque no
ultima expresarla estrecha relaci6n entre las renguas Ylta , si podra
ecer aquella misma re aconocu
puede manifestar ni establ
germina esta exposicidn
exponerla al realizarla de manera intensa O
iva, mediante el germen de
de algo aludido mediante lo que es su tentat
n y peculiar, del que
su establecimiento, es un modo de exposici6 mu
iistica. Pues
dificilmente existe ejemplo en el 4mbito de la vida nolingi
én
ésta tiene en las analogiasy los signos unos tipos concretosdealusi
, icadora.
que se distinguen de la realizacién intensa, anticipadora ind
cia
Tal relacién pensada entre las lenguas es relaci6n de una convergen
te en quelas lenguas
que viene dada en lo particular, y una que consis
a com-
no son extranaslas unas a las otras, sino que ya a priori y con un
, an empa-
pleta independencia de los contactos hist6éricos concretos est
rentadas poraquello que pretenden decirnos.
on, la argumen-
A través de este intento de encontrar una explicaci
tacién pareceir desembocando, tras dar algunas vueltas, en la teoria
habitual en cuanto se habla de la traduccién. Si el parentesco entrelas
lenguas se acredita con las traducciones, gc6mo podria hacerlo sinoal
ir poco a poco transmitiendo, con la mayor exactitud posible, forma y
sentido del original? Por supuesto que esta teoria no sabe qué decir
sobre el concepto de esa presupuesta exactitud, no sabiendo explicar
qué es lo esencial en las traducciones. En verdad el parentesco entre las
lenguas se manifiesta en una traduccién con mas determinacion y pro-
fundidad que enla superficial e indefinible semejanza que haya entre
dos poemas. Pues, en efecto, para comprender la auténtica relacion
que se presenta entre original y traduccion habra que hacer una refle-
xion cuya intencion resulta andloga a los argumentos conlos cuales
trata la critica del conocimiento de explicar la imposibilidad de una
an sin
teoria de la copia. Mientras que los dichos argumentos muestr
duda que el conocimiento careceria de objetividad y ni podria preten”

slpln demspor maeparte que a ree 2°


der ser objetivo cuando consistiera meramente en copia como tal de lo

su esencia ultima consistiera lisa y anamente en


LA TAREA DEL TRADUCTOR 13

puscar una mera semejanza con respecto al original. Pues éste cambia
en su supervivencia (que no podria recibir su nombresi no fuera
mudanza y renovacion dealgo vivo). Las palabras escritas nunca termi-
nan su maduracion. Lo que en vida de un autorfue la tendencia pro-
pia de su lenguaje literario puede caer en desuso con el tiempo y,
desde aquel texto al que él dio forma, alzarse nuevas tendencias inma-
nentes. Lo que en aquella época era joven puede masadelante encon-
trarse agotado; lo que en aquella época era simplemente habitual
puede resultar después arcaico. Buscar sin mas en la subjetividad pro-
pia de los lectores posteriores, y no en la vida del lenguaje y de sus
obras, lo esencial de estos cambiosy de los cambios constantesigual-
mente a que se sometesu sentido significaria -aun admitiendoel psi-
cologismo mas extremo— confundir lo que es el fundamento con la
esencia misma dela cosa; dicho con masrigor: es negar unode los
procesos hist6ricos mas extraordinarios y fecundos, y ello tan sdélo por-
que al pensamiento le ha faltado vigor. Y aunqueen efecto lograramos
hacer con el Ultimo trazo del autor el gran golpe de efecto de la obra,
tampoco salvariamos con ello esa teoria muerta de la traduccién. Pues
comoel tonoy el significado de las grandes obrasliterarias cambian
por completo con los siglos, también ha de ir cambiandopor su parte
la lengua en que se mueveel traductor. Mientras que la palabra del que
escribe perdurara en aquella que es su lengua, hasta la mas lograda tra-
duccioén se destina a integrarse en el crecimiento de su lengua, y a
perecer cuando ésta se renueve. La traduccién noes en absoluto la
conexioén hueca entre dos lenguas en tanto lenguas muertas, de modo
que la forma que a la traduccién le corresponde consiste en ir lla-
mandola atencién sobre el proceso de maduracion dela palabra ajena
y ese dolor de parto que la palabra propia nos produce.
En la traduccién se manifiesta el parentesco existente entre las
lenguas, pero no por la vaga semejanza entre la copia y el original. Y
es también evidente que la semejanza no se da de manera inmediatay
necesaria cuando existe dicho parentesco. Por tanto, en tal contexto,
el concepto de dicho parentesco concuerdaa su uso estricto, pues la
igualdad de la procedencia no basta a definirlo en ambos casos, por
mas que, por supuesto el concepto de dicha procedencia se hace
imprescindible para determinarese uso estricto.
éDénde hay pues que buscar el parentesco existente entre dos
lenguas, al margenya del parentesco histérico? Ni en la semejanza
*
14. BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISIENS»

dada entre las obras literarias ni en la semejanza ensus palabras


Mag
bien, el parentesco suprahistérico dado entre las lenguas se } asaas en
que cada una, en su conjunto, se refiere alo mismo, lo cual nog esta
al
alcance de ninguna, sino sdlo dela totalidad de sus intenciones
son complementarias entre si: a saber, al lenguaje puro. Mientras
elementos individuales propios de cada lengua diferente (las palabras
las frases y los nexos) se excluyen entre si reciprocamente, dichas len.
guas son complementarias en aquello que son sus intenciones, Para
entender esta ley, que es sin duda de las mas fundamentales en filoso-
fia del lenguaje, hay que distinguir en la intencién aquello a lo cya]
nos referimos y la forma concreta en que lo hacemos. La palabraale-
manapara Brot y la francesa pain sin duda se refieren alo mismo, pero
la manera en quelo hacen noes la mismasin duda. A la manera pues
de referirse se debe que estas palabras signifiquen algo bien diferente
para alemanes y franceses, no siendo intercambiables paraellos, y
que, en ultima instancia, aspiren a excluirse mutuamente; por el con-
trario, aquello a lo queesas palabras se refieren hace que, tomadas de
manera absoluta, esas dos palabras signifiquen algo mismoe idéntico.
La manera concreta de referirse en estas dos palabras es asi contra-
puesta, pero se complementa en las dos lenguas a las que ellas mismas
pertenecen: en ellas, la manera de referirse queda complementada
con aquello a que nos referimos con aquellas. En las lenguas no com-
plementadas, aquello a lo queellas se refieren no posee autonomia
relativa (cosa que, en cambio si sucede en cuanto a las palabras o las
frases concretas), sino que esta cambiando de continuo, hasta surgir
como lenguaje puro desde la armonia que componen todas esas
maneras diferentes que hay de referirse. Pero mientras tanto estara
oculto en el interior de dichas lenguas. Si éstas siguen creciendohasta
el final mesidnico que seria el propio desu historia, la traduccion
(una quese inflama con la eterna supervivencia de las obras y el rena-
cer inagotable de las lenguas) va a examinarunay otra vez ese sagrado
crecimiento de las lenguas para con ello averiguar cudn lejos S¢
encuentra aun dela revelacién lo quese halla oculto en dichas lenguas
y cuan presente podra llegar a estar en conocerdichalejania.
De esta manera hemos admitido que la traduccién tan solo es un

modo provisional de confrontarse con la extrafieza de las lenguas-


Una solucién de esta extrafieza que no sea provisional y tempora 1, 0,
a saber, una solucién tan instantanea como definitiva, le ha s ido
LA TAREA DEL TRADUCTOR
15
negada al ser humano, 0 al meno s no debe ir a buscarla de manera
medi
4

;nmediata. De manera ata, al contrario, el]


crecimiento de las
religiones es eso que en las lengua
s hace que madure| asemilla aun
ocul ta de una Aelengua superior.
: En consecuencia, la traduccién no
niega que se dirige aun estadio ultimo, definitivo y decisivo
, del len-
guaje, si bien (adiferencia de las artes) no puede reclamarla duracién
en lo que se refiere a sus productos.. Pues enella el original va ascen-
diendo hasta un aire superior, y a uno mas puro del lenguaje, en el
cual a la larga, no puedevivir, y ademas nolo alcanza en la totalidad
de su figura, pero al menos lo alude de manera insistente, como
4mbito negado y predeterminado de reconciliacién y consumacién de
las lenguas. El original no alcanza nunca por completo este ambito,
pero en él radica eso mismo que en una traduccién es mucho mas que
comunicacion. De manera algo masexacta, este nucleo esencial se
podria por ello definir como aquello que en unatraduccion a su vez
no resulta traducible. En efecto, podemos sacarde ella todo lo que
era comunicacion y, en consecuencia, traducirlo, pero con ello que-
dara intocable aquello mismo a lo quese dirige el trabajo del verda-
dero traductor. Y eso noes transferible como la palabra literaria que
es la propia del original porque la relacién quese establece entre el
contenido y el lenguaje es completamente diferente en original y tra-
duccién. Mientras de hecho enel original lo que es el contenido y el
lenguaje forman una unidad equivalente a la del fruto la cascara, el
lenguaje de la traduccién va rodeando a su contenido a la manera de
los amplios pliegues del manto de unrey. Puesel lenguaje de la tra-
duccién alude a un lenguaje superior y es en consecuencia inade-
cuado, y violento y ajeno a lo que es su propio contenido. Esta frac-
tura impide en consecuencia la mera transferencia, mientras al
mismo tiempo, la vuelve superflua. Pues la traducci6n hecha de una
obra desde un punto determinado y especifico de la larga historia de
una lengua representa, en lo que respecta a un aspecto de su conte-
nido, a las traducciones enlas otras. De esto resulta que la traduccion
va a trasplantar el original hasta llevarlo a un ambito lingitistico que
es, sin duda, mds definitivo, al menos (dicho sea irénicamente) por
no poderse ya sacar de ahi a través de una nueva traduccion, sino que
ahora ya sdlo lo podemos alzar a ese Ambito una y otra vez y en otras
partes. Por lo demas, no es nada casual que ese término «irdénico>,
recuerde la argumentacion de los romanticos. Estos sobresalian en
»
PARISIENS
E, «TABLEAUX
BAUDELAIR
16 la traduccig
la gs obras, yida de la cual n
r la vida d e lo supieron
r con o c e supuesto, apenas
efecto po s t imont o. Por que es también 1 ,
e a s er el s up! “ e m o te
cin en la critica,
"
vien u aten
; 10 que ellos cen traron s la supervivencia de las obras. Pep,)
sil e menor) : en dirigi <
er d6n
se dirigiera a la traducci
de los romanticos apenas
momento (a un qu
ad de
as das l sent i.
la te or ia on es ib an ac om pa fi
a h a
au n q u e ci an e
m u y gr andes traduc ca que
sus en ve rd ad icha forma. Todo indi
en ci a y dignidad de o que res-
miento de la es
se r es pe ci al mente fuerte enl
ento no habra de e ha de tener
dicho sentimi ae menos espacio qu
n é]
, y tal vez teng cional de que
pecta al escritor ria su gi er e el prejuicio bien conven
en otros. Ni la hi
sto losescritores
tes siempre son escritores y que
rt an
los traductores impo me no re s. Escritores de tanta rele
vancia
uc t or es
sin relieve son trad masnota-
te ro , V o ss o Sc hl egel son sin duda mucho
como lo son Lu cr it or es ; Y algunos de los mas
re s q ue co mo es
bles como traducto or ge, tienen obra tan amplia
es , C o m o H ld er li n y Ge
grandes escritor o lo
a qu e no lo s po de mo s llamar sdlo escritores’, ni tampoc so
y variad ci6n constituye una forma
l mi sm o m o d o q ue la tr ad uc
traductores. De ecuencia
ia, la ta re a de l tr ad uc tor hay que entenderla en cons
prop
tanto hay que distinguirla de la que
como tarea propia y por lo
corresponde al escritor.
ductor consi ste en encontrar una
La tarea que corresponde al tra
en ella despierteel
m anera de dirigirse a la lengua a que traduce que -
traduccion dela lite
eco estricto del original. Este rasgo distingue la
ma lengua en tanto tal
ratura, dado que ésta nuncase dirige a la mis
tot ali dad , sin o mas bie n a determinados nexos
lo que es decir, a su quela literatura, la tra-
Hinguisticos de su contenido. Y, al contrario
°uecion nose encuentra situadaal interior de la lengua, sino que, al
ent rar en ella, esta invo-
le ella Y sin la
cando nloviginal.
desde el solo , expresado en
el eco
puede h oO magar en el que
lengua propia, una obra de
de ly cierto resonar ala que es
otra lengua. La Intencién aduccién nosolo se dirige hacia
otv@

* Martin Lutero
ute (:14.82-164.6) traduj Heinrich Voss
aalo al seman la Biblia; Johann
y Avistofanes: Avan Lalheas
Hi arios textos de Ovidio, Vir rili rack iodo
(1751-1826), La lala
Calder6n de la Been yale Schlegel (1767-184.5) See etre textos
“a, de Sof
textos dede pi;Pindaro Dante y de phakespeare;
Shakespez Friedri
Fried diderli
glderlin. Oo"
3), textos
1843),
1038 ‘at
de Dante, Shakespeare,» Be ‘ mt B68
Solocles; y, en fin, Stefan Cecnek, 651999)
Baudelaire, Mallarmé, Verlai
, Verlaine y Rimbaud. [N. de! }-
LA TAREA DEL TRADUCTO
R
17
ue la intencionde
la literatura (a un
cosa a lenguaaltomaad
a ademasde , es difeoP rente: la intencién d
da

{ino oques
junt
en su con-~
partir de una obra, una obra de a rte, escr
ila en otra lengua
),
el escritor es‘ ‘
yimera y sensible, mientras la intencion
1 + + ae . ° una In SE ~
. .

nua, P del traductor


° . eg
eS d deri-
0
yada, ultima e ideal. Pues el motivo
dela Integracién delas diversas
numerosas lenguas en un solo lenguaje ver
dadero inspira su trab ajo.
io,
y, en ese lenguaje, las frases y los juicios
individuales no se entiende
por si mismos entre si (por lo que necesitan
traduccidn), pero ‘as
Jenguas concuerdan porque se complemen
tan unas a otras, estando
reconciliadas mutuamente en la maneradesu referirse
. Si hay un
lenguaje como tal de la verdad, y uno en el cua
l los misterios ultimos
porlos que se pregunta el pensamientose hallan conser
vadossin ten-
siones, y ademas conservados en silencio, este lenguaje com
otaldela
verdad es también el lenguaje verdadero. Y este lengua
je, en cuya
intuicién y descripcién consistirala sola perfeccién a la que puede
aspirar el que es filésofo, se encuentra oculto enlas traducciones. No
hay una musa de la filosofia, como no hay unadela traduccion. Pero
ni filosofia ni traduccién son empefior rudos y vulgares, tal como
creen los artistas sentimentales. Pues existe un ingenio filosdfico
caracterizado en el anhelo de ese lenguaje manifiesto en la traduc-
cién. «Les langues imparfaites en cela que plusieurs, manque la supréme:penser étant
écrire sans accesoires, ni chuchotement mais tacite encore l’immortelle parole, la diversité,
sur terre, des idiomes empéche personne de proférer les mots qui, sinon se trouveraient, par
unefrappe unique, elle-méme matériellement la vérité> [<Imperfectas las lenguas
por ser muchas, la supremafalta: pensar siendoescribir sin acceso-
rios, como sin cuchicheo, mas‘atintacita la inmortal palabra, la diver-
sidad de idiomasenla tierra a uno le impide emitir las palabras que,
de lo contrario, encontrarian, de un golpe, materialmente, la ver-
dad» ]*. Si el filésofo puede reflexionar con rigor sobre lo que dice
Mallarmé al emplearasi estas palabras, la traduccion encuentra ahi sus
gérmenes de un lenguaje tal, ese lenguaje entre literatura y teoria. Su
obra tendra menos fuerza que éstas, mas no se graba enlo quees la
historia sin duda con menor profundidad.

ry, Paris:
Stéphane Mallarmé, Oeuvres complétes, ed. H. Mondory G. Jean-Aub
de Mallarmé, Madrid:
Gallimard, 1989, pags. 363-364; cfr. Edison Simons, Postica r del Prado y José
Editora Nacional, 1977, pag. 88, y S. Mallarmé, Prosas, trad, Javie
Antonio Millan, Madrid: Alfaguara, 1987, pag. 235- [N. del T.]
SIENS»
ABLEAUX PARI
BAUDELAIRE, «T
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sana teor ia en la traduccion, va buscando otra cosa queJ,
mo su empleo habitualve , este.
reproduccion del sentido. Por lo mis s, équé podri,
den tro de un des acu erdo irremediable. Pue
conceptos
ese sentido? La fidelidad en
la fidelidad por la reproduccion de plenamente e] sentid,
no reproduce nunca
traduccion de una palabra Pues, de acuerdo a su sign
ificad,
original.
que tiene esa palabra en el
original, el sen tido por cierto no se azots
literario en lo que hace al
o que obtiene su significado litera.
en lo que el aut or quiso decir, sin
mo do e n el cual lo que se qui so decir esta enlazado con al
rio por el
modo concreto de d ecirlo mediante una pal
abra y no con otra. S,
abras, por suparte
suele expresar esto CO n la formula de que las pal
tienen un tono sentimen tal que las dis
tingue. Ademaas, la literalidad
a co n des-
del sentido y amenaz
-en la sintaxis arruina el repr oducirse
embocar en lo simplemente incomprensible. El siglo XIX vio en
s
efecto en las traducciones de S6focles por Hélderlin los monstruoso
ejemplos de esta literalidad de la que hablamos. Por ultimo, esbien
obvio quela fidelidad que se consigue en la reproducciondela forma
dificulta la reproduccién de su sentido. Por consiguiente, la exigen-
cia de literalidad no se puede derivar del interés en conservar el sen-
tido. A tal conservacion le vendra mejor (y por supuesto, muchopeor
a la literatura yal lenguaje) la libertad total con que se emplean en su
trabajo los malos traductores. Asi tenemos que entenderesa exigencia

aa
“curs justificacion salta a la vista, mas cuyo fundamento esta escon”

unos a otros hasta en los letalles odene estos han de acon _


equipararse, la traduceién no lie. ere pe -_ Ee
original, sino que tendra que r ene que volverse similar al sen

ee
Jad, lala mane ra en el ne la lengu
ial dederefer pro
irse aqué
con amor y min aciosidad., espec © ‘
LA TAREA DEL TRAD
UCTOR
IQ

ropia del original, de modo que éste y la traduccion


sean reconoci-
ples cual frag mentos de un lenguaje mayor (como log trozos son reco-
nocibles en tant o quefragmentosadesun jarrén). J
ustament
e por esto,
la traduccion tend
| ra que pre scindir en
muy buena medida de sy
deseo de comunicar, es decir, de
l sentido, siendo el Original sdé
esencial, en lo que hace a lo
ella, en la medida en que
ha liberadoa] tra-
ductor asi
como a su obra del esfuerzo y el or
den que corresponde al
comunicar. Y aun en el ambito de
la traduccién tendr emos igual
-
mente que decir: €v dpxf] Tv 6 Adyos, en el principio era la
palabra.
Frente al sentido, el lenguaje de la t raduccién
ha de lograr que la
intentio del sent
ido ya no resuene como reprod
uccién, sino que su tipo
de la intentio ha de resonar como armonia, como complemento deotra
lengua. Por consiguiente, el mayor elogio que puede
hacerse de una
traduccion (sobre todo en la €poca en la que haya sido redact
ada) no
es que se lea como un original escrito en esa lengua. Mas
bien ahi el
significado que corresponde a la fidelidad, garantizado por loliteral,
es que aquel alto anhelo de complementacién en lo
lingiistico hable
desde dentro de la obra. La verdadera traduccion es transparentesin
ocultar el original, no le quita la luz, sino que hace queel lenguaje
puro, reforzado porla traducci6n, caiga mas plenamentesobrelo que
es el original. Algo que consigue sobre todola literalidad enla trans-
ferencia de cuanto respecta a la sintaxis, que muestra que la palabra y
no la frase es elemento primordial del traductor. Puesla frase es el
muro ante la lengua del original; lo literal es la arcada.
Mientras que desde antiguose ha ido viendo enla libertad y la
fidelidad de la traduccién dos tendencias opuestas, la interpretacién
profunda de una no puede conciliar nuncaa las dos, sino negar sus
derechosa la otra. Pues, ga qué se refiere la libertad, sino a la repro-
duccién de ese sentido que ha de dejar de ser determinante? Ahora
bien, si el sentido de una expresion lingiiistica puede considerarse
como idéntico al que posee su comunicacion, algo ultimo y sin duda
decisivo le queda ahi muycerca y al tiempo muylejos; oculto bajo él;
mas claramente, quebrado por él; 0, aan mas poderosamente, mas
alla de cualquier comunicacién. En toda lengua comoensus produc-
'0s existe, aparte de lo comunicable, algo que no es comunicable, que
segun el contexto en que se encuentre sera simbolizante o sera, si no,
Simbolizado. Simbolizante, tan solo en los productos finitos delas
lenguas; simbolizado, en su devenir. Y lo que intenta exponerse o
ENS»
BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISI
20

r de dichas lenguas es ese nucleo de] e


e | dev eni n © mismo de]DnBUaje
. ...
establecerse €” re se nt e en el se
o. Y , m i e n t ras q ue éste esta P mb ol iz ad o en ey a Vid |
ptir mentario , co mo si
estando oculto y frag la me nte reside por
aNnto tal
aun a co nc re ta so part,
ion lin gitistic ad ultima SU
en la expres s lengua s, la es en ci al id
o s i m b o l i zante. Si, en la co, como tamb
ien eS |
co m a lo li ng ii is ti
esta solo ligada que les Sus|
lenguaje put o on se ca rg a de un se nt id o
en la expresi e n t i d o , hacer de Jo S tan
s d e e s e s
Li berarlas pue
mutaciones,
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esado como ajeno.
si mb ol i z a d o , r e i ntegrar el lenguaje pur q
lo
simbolizante lo seria in c o m p a r a b le facultad que se . © en ¢|
es la
mo yimiento de la lengua, o,; ése qu que ya a nadaseref“es enta
ier,
En el leng aie
uaje pupur
ro
en | a traduccion. y
sino que es la pal abra tan creativa como in
,.
que no expresa nada,
ere n, com unicac i6o n, sentid
se r efi
presiva a que todas las lenguas e, al fin , se encuentran destin
,e
en la qu
intenciO n alcanzan una capa eie,
a bor rarse. Desde aqui se confirma la libertad de la traduc
do s
n o existe gracias al sentido
como der echo nu evo y superior. Porque
municaci én, emancipar del cual esla tarea
ue corresponde a la co
nde. Mas bien, la libertad se acredita en
que a la fidelidad le correspo
lenguaje puro. E] redimiren la
la lengua propia por su tension al
lengua propia ese lenguaje puro que
se encuentra como cautivo enla
preso en la obra mismaal
lengua extrafia, liberar el lenguaje que esta
la cual el traduc-
reescribirla, es la tarea para el traductor. ‘area por
tor rompe final mente las barreras viej
as y podridas de su lengua:
ancharon asi los limites
Lutero y Voss y H élderlin y George ens
impuestos a la suya.
to
El significado que, con esto, le ha quedado al sentido en cuan
exponerse
hace a la relacién entre traduccién y original puede ahora
a través de la comparacion. Igual que la tangente ha de vonarliget®-
e igual que este contacto
mente al circulo solamente en un punto,
(mas no el punto)dicta la ley de acuerdo con la cual la tangente pto-
‘ a también como S¢ ve la
longa su t raza
5 do, como linea recta, ad infinitum, del sen-
do. oreceoat “ original ligeramente en el minimo pu nto
ue le pres
cribe la fidelidad nla ‘ib camino de acuerdo con Ja ley4 la lengua.
EI] significado v od ioertad del movimiento propio de ad lo ha
dejado descrito Rudolf Pannw' corresponde a dicha libert
en algunas frases olf Pannwitz, mas sin mencionarlo ni ex
plicarlo,
4
d que se encu entr an dent ro de su libro ded icado
describir La crisis crisis de la cultura europea, y que junto a otras frases in cluidas
LA TAREA DEL TRADUCTOR
21
or Goethe entre las notas del Diudn* quizd se muestran como
lo
mejor que s€ ha publicado en Alemania sobre teoria
de la traduccion,
Asi Pannwitz escribe lo siguiente: « Nuestras traducciones,
incluidas
sin duda las mejores, parten de un Principio equivocado. Quieren
ue lo indio, que lo inglés 0 lo griego quede conve
rtido en aleman,
on vez de que lo alemén se vuelva indio,
o inglés o griego. Respetan
mas los propios habitos lingiisticos que noel espiritu de la obra
extrafia ... El error fundamental del traductor consiste
asi en fijar lo
que es tan sdlo el estado precario y momentaneo de la que es para é]
Jengua propia en lugar de impulsarla y comnoverla a través de la
extrafia. Y, en especial cuando traduce a partir de una
lengua muy
lejana, el traductor habra de remontarse al ultimo elemento de la
lengua, en el cual la palabra, la imagen y el sonido son lo mismo; ha
de ensanchar y de ahondar su lengua mediante el empleo de la
extraftia. No podemos saberhasta qué puntoes esto posible en reali-
dad, y en qué medida diferente puede transformarse cada lengua.
Una lengua casi se diferencia de otra sélo como un dialecto respecto a
otro dialecto. Y esto no si se toma la ligera, sino precisamente
cuando se toma en serio» ta]
Hasta qué punto podra una traduccién respondera la esencia de
esta forma lo determina objetivamente la traducibilidad del original.
Cuanto menos valor y dignidad tenga la lengua del original, cuanto
mds sea comunicacion, tanto peor sera la traduccién, hasta que el pre-
dominio del sentido, lejos de ser la palanca para unatraduccién llena
de forma, llegue a arruinarla por completo. Cuanto mas elevada es una
obra mas traducible es, hasta en el roce masligero queafecta a su sen-
tido. Mas, por supuesto queesto sdlovalesi se refiere a los originales.
Por el contrario, las mismas traducciones son en todocaso intraduci-
bles, no debido al peso del sentido, sino a la excesiva ligereza con la
que lo llevan adherido. A este respecto y cualquier otro esencial, los
textos que Friedrich Hélderlin tradujo (y en especial los de las dostra-

* El poemario de Goethetitulado el Divan de Orientey Occidente (1819) tiene un apéndi-


tima
ce con <notas y tratados» para facilitar su comprension; la nota antepenul
entreellas trata el problema dela traduccion. Cfr. Goethe, Obras completas, trad. R.
Cansinos Asséns, Madrid: Aguilar, 1957, vol. I, pags. 1751-1753. [N. del Tr.
2 Rudolf Pannwitz (1881-1969), Werke. Band 2: Die Krisis der europaeischen Kultur, Nuremberg,
1917, pags. 24.0 y 242.
22 BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISIENS»

gedias traducidas de S6focles) pueden ser la mejor confirmacig


ellos, la armoniade las lenguas se hace tan profunda que la len n, En
toca el sentido como el viento toca un arpa edlica. Las traduccion, S6]o
Hélderlin sin duda son estrictos modelos de su forma; Io son inn de
frente a las mejores traducciones hechas de esos textos, como lo tm 480
tra la comparacién con la traducci6n hecha por Borchardt de la tee
Oda pitica de Pindaro. Justamente por eso se da en ellas, mucho mas “Ta
en otras traducciones, el enorme peligro originario quele acecha
toda traduccién: quelas puertas de la lengua asi ensanchada se Cierrer
y que obliguenal traductor a callarse. Las traducciones de Séfocles por
ello constituyen la ultima de las obras de Hélderlin. Enellasse preci.
pita su sentido de un abismo a otro, hasta que amenaza con Perderse
en las simas insondables del lenguaje. Mas sin duda hay un freno, y el
texto unico que lo proporcionaesel texto sagrado, enel cual el sentido
ya no es la linea divisoria que se da entre el torrente del lenguaje yel
torrente de la revelacién. Cuandoel texto pertenece de inmediato, sin
ningun sentido mediador, en su completaliteralidad, al que es el len-
guaje verdadero, a saber, la verdad o la doctrina, es perfectamente tra-
ducible. Y ya no por si mismo, sino sélo por mor delas lenguas. Por
ello, frente a él, la traduccién necesita confianza ilimitada para que
literalidad y libertad se reinan enella sin tensién en forma deversion
interlineal, al igual que se unen en el lenguaje y la revelacién, ya sin
tensiones, en el texto sagrado. Pues todos los grandestextos entre
lineas han de contener en algun grado (y los textos sagrados enel
maximo) su traduccién virtual. La versién interlineal que corresponde
con el texto sagradoes asi el modelo o el ideal de toda traduccién en
cuantotal”.

as
Cfr.
Tr al
al efect cardo
iol, t rad. Ri rjial
efer o,
en nuestro
. caso,
an el Antig
' uo Testamentointe
r rline
| al hebreo-espai
span
Cerni, Tarrasa: CLIE, 1990-2002, 4. vols.; 0 el Nuevo Testamento
oa

interlinealgriego~¢P
Mt ‘

trad. Francisco Lacueva, Tarrasa: CLIE, 1990. [N. del


T.]

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