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«TABLEAUX PARISIENS»»
que Benjamin dijo en 1940 que era «el primer fruto de mis reflexiones en el campo
vol. VI)
de la teoria del lenguaje>; Curriculum vitae Dr. Walter Benjamin, en Obras completas,
mal figuraban enla
Y los dieciocho poemas que en la segunda edicion deLes fleurs du
mendiante rousse) ,
seecion Tableaux parisiens (a los que se afiadié en la tercera edicién A une
481 como el poema La Lune offensée (texto que fue afiadido enla tercera edicién, pero
completas
a. Ctra seccién). [Nuestra traduccién al espafiol del volumen IV de las Obras
los ete Benjamin incluye solamente, como es ldgico, el prdlogo compuesto pare
lectores interesados
en estudine dee no la traduccién alemana de los poemas. Los
alemang i. ichas traducciones de Walter Benjamin pueden consu ms ne ies
65-89. ha estas Obras completas, vol. IV, pags. 22-63. En ese mismo vo umen,pie
traducidos por Benje :)
en el 1 y vemticuatro poemas masde Les fleurs du mal
N. del T.]
vorumen VII, pags. 824-829, otros varios poemas todavia.
LA TAREA DEL TRADUCTOR
puscar una mera semejanza con respecto al original. Pues éste cambia
en su supervivencia (que no podria recibir su nombresi no fuera
mudanza y renovacion dealgo vivo). Las palabras escritas nunca termi-
nan su maduracion. Lo que en vida de un autorfue la tendencia pro-
pia de su lenguaje literario puede caer en desuso con el tiempo y,
desde aquel texto al que él dio forma, alzarse nuevas tendencias inma-
nentes. Lo que en aquella época era joven puede masadelante encon-
trarse agotado; lo que en aquella época era simplemente habitual
puede resultar después arcaico. Buscar sin mas en la subjetividad pro-
pia de los lectores posteriores, y no en la vida del lenguaje y de sus
obras, lo esencial de estos cambiosy de los cambios constantesigual-
mente a que se sometesu sentido significaria -aun admitiendoel psi-
cologismo mas extremo— confundir lo que es el fundamento con la
esencia misma dela cosa; dicho con masrigor: es negar unode los
procesos hist6ricos mas extraordinarios y fecundos, y ello tan sdélo por-
que al pensamiento le ha faltado vigor. Y aunqueen efecto lograramos
hacer con el Ultimo trazo del autor el gran golpe de efecto de la obra,
tampoco salvariamos con ello esa teoria muerta de la traduccién. Pues
comoel tonoy el significado de las grandes obrasliterarias cambian
por completo con los siglos, también ha de ir cambiandopor su parte
la lengua en que se mueveel traductor. Mientras que la palabra del que
escribe perdurara en aquella que es su lengua, hasta la mas lograda tra-
duccioén se destina a integrarse en el crecimiento de su lengua, y a
perecer cuando ésta se renueve. La traduccién noes en absoluto la
conexioén hueca entre dos lenguas en tanto lenguas muertas, de modo
que la forma que a la traduccién le corresponde consiste en ir lla-
mandola atencién sobre el proceso de maduracion dela palabra ajena
y ese dolor de parto que la palabra propia nos produce.
En la traduccién se manifiesta el parentesco existente entre las
lenguas, pero no por la vaga semejanza entre la copia y el original. Y
es también evidente que la semejanza no se da de manera inmediatay
necesaria cuando existe dicho parentesco. Por tanto, en tal contexto,
el concepto de dicho parentesco concuerdaa su uso estricto, pues la
igualdad de la procedencia no basta a definirlo en ambos casos, por
mas que, por supuesto el concepto de dicha procedencia se hace
imprescindible para determinarese uso estricto.
éDénde hay pues que buscar el parentesco existente entre dos
lenguas, al margenya del parentesco histérico? Ni en la semejanza
*
14. BAUDELAIRE, «TABLEAUX PARISIENS»
* Martin Lutero
ute (:14.82-164.6) traduj Heinrich Voss
aalo al seman la Biblia; Johann
y Avistofanes: Avan Lalheas
Hi arios textos de Ovidio, Vir rili rack iodo
(1751-1826), La lala
Calder6n de la Been yale Schlegel (1767-184.5) See etre textos
“a, de Sof
textos dede pi;Pindaro Dante y de phakespeare;
Shakespez Friedri
Fried diderli
glderlin. Oo"
3), textos
1843),
1038 ‘at
de Dante, Shakespeare,» Be ‘ mt B68
Solocles; y, en fin, Stefan Cecnek, 651999)
Baudelaire, Mallarmé, Verlai
, Verlaine y Rimbaud. [N. de! }-
LA TAREA DEL TRADUCTO
R
17
ue la intencionde
la literatura (a un
cosa a lenguaaltomaad
a ademasde , es difeoP rente: la intencién d
da
{ino oques
junt
en su con-~
partir de una obra, una obra de a rte, escr
ila en otra lengua
),
el escritor es‘ ‘
yimera y sensible, mientras la intencion
1 + + ae . ° una In SE ~
. .
ry, Paris:
Stéphane Mallarmé, Oeuvres complétes, ed. H. Mondory G. Jean-Aub
de Mallarmé, Madrid:
Gallimard, 1989, pags. 363-364; cfr. Edison Simons, Postica r del Prado y José
Editora Nacional, 1977, pag. 88, y S. Mallarmé, Prosas, trad, Javie
Antonio Millan, Madrid: Alfaguara, 1987, pag. 235- [N. del T.]
SIENS»
ABLEAUX PARI
BAUDELAIRE, «T
18
presenta a esta los caming.
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les al discutirque, s trad Ina
sana teor ia en la traduccion, va buscando otra cosa queJ,
mo su empleo habitualve , este.
reproduccion del sentido. Por lo mis s, équé podri,
den tro de un des acu erdo irremediable. Pue
conceptos
ese sentido? La fidelidad en
la fidelidad por la reproduccion de plenamente e] sentid,
no reproduce nunca
traduccion de una palabra Pues, de acuerdo a su sign
ificad,
original.
que tiene esa palabra en el
original, el sen tido por cierto no se azots
literario en lo que hace al
o que obtiene su significado litera.
en lo que el aut or quiso decir, sin
mo do e n el cual lo que se qui so decir esta enlazado con al
rio por el
modo concreto de d ecirlo mediante una pal
abra y no con otra. S,
abras, por suparte
suele expresar esto CO n la formula de que las pal
tienen un tono sentimen tal que las dis
tingue. Ademaas, la literalidad
a co n des-
del sentido y amenaz
-en la sintaxis arruina el repr oducirse
embocar en lo simplemente incomprensible. El siglo XIX vio en
s
efecto en las traducciones de S6focles por Hélderlin los monstruoso
ejemplos de esta literalidad de la que hablamos. Por ultimo, esbien
obvio quela fidelidad que se consigue en la reproducciondela forma
dificulta la reproduccién de su sentido. Por consiguiente, la exigen-
cia de literalidad no se puede derivar del interés en conservar el sen-
tido. A tal conservacion le vendra mejor (y por supuesto, muchopeor
a la literatura yal lenguaje) la libertad total con que se emplean en su
trabajo los malos traductores. Asi tenemos que entenderesa exigencia
aa
“curs justificacion salta a la vista, mas cuyo fundamento esta escon”
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Jad, lala mane ra en el ne la lengu
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LA TAREA DEL TRAD
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Cerni, Tarrasa: CLIE, 1990-2002, 4. vols.; 0 el Nuevo Testamento
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