Sei sulla pagina 1di 2

La Plata, ciudad de CFK, de Astilleros, de la Universidad...

Cada día una libertad menos y una vergüenza más*1

A cien años de la Reforma universitaria de 1918, nos toca vivir una etapa en la que algunos
enunciados se han invertido y transitamos lo insoportable: un país donde cada día contamos con
una libertad menos y una vergüenza más.

Hace muy poco en esta ciudad caminábamos orgullosxs por las aulas y los pasillos de los nuevos
edificios y de los edificios antiguos de la UNLP, ampliados y arreglados, de los tres colegios pre-
universitarios para sus 5 mil alumnxs; las 17 facultades donde cursan diariamente alguna de las
111 carreras unos 110. 000 estudiantes de grado, -provenientes de diversos puntos del país y del
extranjero-, más los 22.000 posgrado, con 100 cátedras libres, con sus equipos deportivos y sus
espacios para el desarrollo de actividades artísticas, culturales, recreativas y de extensión. Una
actividad de investigación y producción científico-tecnológico y cultural que potencia el
desarrollo productivo de la región y mejora la vida cotidiana de los cerca de 700 mil habitantes y
se proyecta en la región, la provincia de Buenos Aires y la Nación. La Plata fue herida con la
inundación del 2013, pudimos afrontar esa crisis mediante el despliegue de una solidaridad
potenciada por el protagonismo de lxs estudiantes en organizaciones sociales, políticas, y en gran
medida, por la experiencia adquirida al haber sobrevivido al peor terror en los 70, que golpeó
particularmente a la juventud obrera y estudiantil. Tal vez porque guardamos la memoria de esos
breves años en que fuimos Ciudad Eva Perón, a pesar de los esfuerzos de la derecha conservadora
y anti derechos por hacernos olvidar, como si solo fuéramos universitarixs tilingxs, blancxs,
oficinistas, ricachonxs, y no lo que estamos siendo: trabajadorxs, estudiantes, con todos los
colores y todos los matices. Afortunadamente.

Nuestra hermosa ciudad de La Plata, atravesada desde su nacimiento en 1882 por los mitos
fundantes del proyecto de la generación del 80 -y algunas leyendas de masones interviniendo-,
tiembla otra vez. Sede de la capital provincial y con un gobierno local de Cambiemos, que da la
espalda al pueblo. Nuestra ciudad diversa, más grande que sus fronteras legales, más pequeña que
sus sueños emancipatorios; que fue mutando de aquella utopía elitista del cuadrado original a las
múltiples geometrías de la inmigración local y regional, recibiendo cada año a cientos de pibas y
pibes en “la Universidad”, en “la Tecnológica” de Berisso, en los clubes de fútbol, de patín, de
básquet, de rugby, de hockey; acariciando el amor de Perón y de Eva en su casamiento en la
parroquia San Francisco, el germinar del amor y el proyecto político de Néstor y Cristina en los
70, creciendo en medio de esa juventud extraordinariamente heroica, potente y comprometida que
poblaba el comedor universitario, las bibliotecas populares, los pasillos de las facultades, el
Museo, el Bosque, las peñas y los bailes, las pensiones, las unidades básicas, teatros, cines…
Ciudad en cuyas diagonales y avenidas, por las que caminaban Borges, de la estación de trenes a
la Facultad de Humanidades, o Walsh, buscando recuperar de entre los muertos las voces de los
fusilados que todavía vivían, veríamos tanta sangre derramada, tanto tanque, tanto falcon, tanta
metralla reventando las casas de las compañeras y compañeros...Casa de los conejos. Casas que
alumbraron, pariendo a la inversa, a las Madres y las Abuelas: las Hebe, las Chichas, las Estelas,
las Noras. Las madres de lxs Lápices, la porfía de vida de las siguientes generaciones que salimos
una y otra vez a la calle con esas banderas, volvimos en el 84 apenas púberes muchxs de nosotrxs,
“los 16”, “por el boleto”, a resistir, a reclamar, apropiándonos con ese ejemplo de estas gigantes
que hicieron de la maternidad un hecho político de trascendencia internacional. La ciudad
amasijada con saña por los verdugos del Terror, esbirros de Camps y Etchecolatz, con el triste

1
Por Pancho García Laval, Julia Barba, Julián Manacorda, Marisa Olivieri y Cintia Rogovsky.
récord de tener, según algunos, la mayor cantidad de desaparecidos por el Terrorismo de estado en
proporción a su población, delatados por quienes debían cuidarlos, en las aulas de los colegios y la
Universidad, en las fábricas y los sindicatos, en las calles. Aquí, hace unos días, velamos a la
abuela de Clara Anahí, profesora de uno de nuestros colegios pre universitarios, y lo hicimos en
un lugar emblemático: en el pleno centro de la capital provincial, en el Rectorado de la UNLP. Y
mientras miles de nosotrxs, de varias generaciones, despedíamos los restos de Chicha, por la
Avenida Siete, en dirección a la Gobernación, avanzaba la columna aguerrida de lxs obrerxs de
Astilleros Río Santiago, de ATE, de la FULP, de Adulp, de Atulp, 2 de otras organizaciones
sociales y sindicales, y hermanadxs en la lucha obrera, militante, estudiantil, nos encontramos.
Pero pronto la película perdió el carácter épico y se volvió de terror. Un fuerte operativo ordenado
por la gobernadora Vidal empezó a reprimir con una brutalidad pocas veces vista a lxs
trabajadores, a lxs estudiantes, tendiéndoles una emboscada organizada presumiblemente con
infiltrados, policías vestidos de civil, y el montaje de simuladas justificaciones basadas en una
supuesta violencia hacia las fuerzas policiales. Los medios contaron otra historia.

Esta película ya la vimos y todavía nos duele. Esta película tiene culpables que juzgamos y
condenamos con las herramientas de la democracia y la república. En esta película no hay lugar
para la construcción de un mundo más educado, es decir, freireanamente, un mundo donde sea
más fácil amar, convivir con la otredad, donde la patria sea realmente el otrx. Donde no tengamos
que salir cada día a reclamar por Johana y por tantas pibas que secuestra la trata, la violencia
machista o la peor violencia: la del Estado gobernado por quienes no creen en el estado de
derecho, la violencia de las fuerzas represivas sobre el pueblo, y la violencia de la indiferencia
neoliberal hacia el sufrimiento que ocasiona la injusticia.

Hagamos de nuestras palabras barricadas. Hagamos de nuestras barricadas política organizada.


Hagamos algo ya, porque nuestra democracia está en peligro.

2
ATE: Asociación de Trabajadores del Estado; Adulp: Asociación de Docentes de la Universidad
Nacional de La Plata; FULP: Federación Universitaria La Plata; Atulp: Asociación de Trabajadores de
la Universidad Nacional de La Plata.

Potrebbero piacerti anche