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Hageo 1:1-11 “En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino

palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y
a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: 2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos,
diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea
reedificada. 3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es para
vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está
desierta? 5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6
Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os
vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. 7 Así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. 8 Subid al monte, y traed madera, y
reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. 9 Buscáis
mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de
los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10
Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. 11 Y llamé la
sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre
todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de
manos.”

Es la convicción de la sesión de esta iglesia y de su pastor que este libro del profeta Hageo
es importante para la vida de esta iglesia. Ya hemos estudiado este profeta cuando estuvimos
estudiando los profetas del AT. Hoy damos inicio a una pequeña serie de sermones acerca de este
libro importante. Será pequeño en cantidad de capítulos y versículos, pero es grande en contenido.
Veamos los primeros tres versículos para entender el contexto del libro.

V.1 “En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes”. Hageo es
uno de los profetas menores. Y estos se le llama así por el hecho de lo poco que escriben. Hageo
solo consta de dos capítulos si los comparamos por ejemplo con Isaías que contiene 66 capítulos.
Lo interesante de estas palabras de inicio es que Hageo nos da la fecha exacta del comienzo de su
profecía dada en forma de cuatro sermones. Y nos dice que su mensaje profético se dio “En el año
segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes”. Este rey Darío de Persia es Darío
Hyptases quien reinó Persia entre los años del 522-486 A.C. Por tanto, si es el segundo año
estamos hablando del año 520 A.C. El mes sexto en el calendario babilónico lo es agosto y el mes
primero lo es el 29. Así que Hageo ubica su profecía en el 29 de agosto de 520 A.C. Y esto es
importante par poder entender la profecía de Hageo. Significa que si el rey Ciro de Persia dejó ir a
los cautivos de Babilonia en el 538 A.C. entonces han pasado casi veinte años desde que los judíos
han llegado a Israel. ¿Para qué regresaron? El libro de Esdras nos dice en Esdras 1:1-3 “En el primer
año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías,
despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por
escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me
ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está
en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en
Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.” Dios movió
el corazón de un rey pagano para que dejara ir a los judíos a Jerusalén para que “edifiquen la casa a
Jehová Dios de Israel”. Su misión principal es la de reconstruir el templo de Salomón que
Nabucodonosor había destruido. Pero han pasado veinte años y eso no ha ocurrido.

El proyecto se inició y se construyó el altar de sacrificios. Pero al poco tiempo la obra se


detuvo. ¿Por qué? Porque los samaritanos y otros pueblos se opusieron al proyecto. El pueblo se
desanimó y abandonaron la tarea de reconstruir el templo.

Entonces nos dice el versículo 1 “vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo”.
¿Quién es Hageo? Aparte de lo que leemos en este su libro y lo que aparece en el libro de Esdras
no sabemos nada más. Hageo no menciona como otros profetas su tribu, ni su padre, ni su
profesión. Sabemos que es uno de los profetas de la restauración, uno de los profetas pos-exílicos.
Pero lo importante no es el vaso de barro sino su contenido. Ha Dios le ha placido poner su tesoro
en vasos de barro para que la gloria sea solo suya.

Nos dice además este versículo primero a quién fue dirigida este primer sermón de cuatro.
“vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de
Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:” El mensaje es dirigido en primer lugar a
los líderes del pueblo de Israel: a Zorobabel quien era gobernador de Judá nombrado por el rey, y
quien era descendiente del rey David. Es dirigido también a Josué quien era el sumo sacerdote y
quien era descendiente del sacerdote Zadoc, nombrado por Salomón. ¿Por qué a ellos? Porque
ellos, como líderes del pueblo son responsables, en primer lugar, de poner por práctica la palabra
de Dios y buscar que el pueblo de Dios obedezca a esa palabra. Pero el mensaje no se limita a ellos.
El mensaje es para la iglesia de Dios. Este mensaje es para ti.

¿Cuál es el contenido de este primer sermón de Hageo? El contenido lo es desde los


versículos 2-11. ¿Qué dice Dios?

V. 2 “Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el
tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.” Dios se queja de las actitudes de su
pueblo. El pueblo de Israel dice que todavía no ha llegado el tiempo, el momento adecuado, el
momento perfecto para que cumplamos la voluntad de Dios de reconstruir el templo. Oh
hermanos. El tiempo de obedecer a Dios es ahora, no es mañana, ni pasado. Es ahora el momento
de servir a Dios. Todo tiempo es el tiempo perfecto para obedecer a Dios. Hermanos, Dios no
aprueba cuando obedecemos con el freno puesto. O cuando somos lentos en obedecer. Por eso en
la oración del Padre nuestro Jesús nos dice que debemos orar: “Sea hecha tu voluntad en la tierra
como en los cielos”. ¿Y cómo se hace la voluntad de Dios en los cielos? Con rapidez, con prontitud.
Por eso los ángeles son descritos con alas que indican lo veloz que son en cumplir con la voluntad
de Dios.
Hermanos, Dios nos llama a ser celosos de su palabra, a ser celosos en obedecer. A no dejar
para mañana lo que debes hacer hoy. A demostrarle a Dios que El no nos ha redimido en vano. En
ver que es un gran privilegio el servir a tan maravilloso Dios que nos salvó para sí.

El profeta Hageo nos dice que no veas la reprensión del Señor como algo negativo sino todo
lo contrario. Dios reprende la dejadez de su pueblo para estimularlos al deber. Y esto es también
un acto de misericordia. Dios no nos deja andar sueltos como cabetes. El nos dice cuál es su
voluntad.

¿Cuál es entonces su voluntad?

V. 3-4 “Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es para
vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está
desierta?” La voluntad de Dios es: ponme a mí como tu prioridad número uno. Dios les dice:
ustedes no tienen tiempo para mí, pero yo veo que si tienen tiempo para vosotros. No tienen
tiempo para reconstruir mi casa, pero sí tienen tiempo no solo para construir las suyas sino para
decorarlas a esplendidez. Yo no “puedo” habitar en mi casa, pero ustedes habitan en “casas
artesonadas”. “Mi casa está desierta”, o en ruinas, pero sus casas están bien construidas. Ustedes
dicen que no tienen tiempo que siempre están ocupados, pero yo veo que sí tienen tiempo para
ustedes.

Pero Jehová les dice: tus prioridades están equivocadas. No hay tiempo para reedificar mi
casa, pero sí hay tiempo para construir las tuyas. No hay tiempo para empañetar mi casa de
adoración, pero si hay tiempo para hacerlo para tu casa. Mi casa está desierta y la tuya bien
construida “casa artesonada”, es decir, con todas las comodidades: pintada, la grama recortada,
con varios televisores, con la nevera que necesitas, con el abanico que lograste conseguir, sellaste
el techo, compraste un nuevo acondicionador de aire, la silla que querías, etc., pero para mí, para
mi casa no has sacado tiempo.

Hermanos, en esto los felicito. Felicito a toda la iglesia porque se ha pintado el templo, se
compraron sillas nuevas, se limpió el estacionamiento, se compraron baños nuevos, se le compró
al pastor una silla nueva, se compraron dos carpas, se compró una nevera nueva, tenemos una
nueva estufa, se compraron dos acondicionadores nuevos. Todo eso era necesario hacerlo. Y los
felicito porque procuraron adornar el templo. Sigan así. No dejen que este santuario se nos caiga
encima. Hay que estar encima de él todo el tiempo. Pero todavía hay cosas que hacer. La obra no
se ha terminado.

Y la obra de edificar la casa de Dios no se limita ni consiste únicamente en pintar la iglesia,


comprar sillas, etc. Ni es la prioridad número uno tampoco. La iglesia es el pueblo del Señor. La
iglesia son las ovejas de Cristo, por quienes él dio su vida para rescatarlas. La iglesia somos
nosotros. Y por tanto la tarea principal de la iglesia es la de discipular a los creyentes. Es la de
edificarnos unos a otros. Jesús lo dijo así en la Gran Comisión en Mateo 28:19-20 “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Dios no nos llama a hacer meros convertidos sino a
hacer discípulos. Y esos discípulos tienen que ser discipulados hasta que partan de esta vida. Hay
que enseñarles que guarden todas las cosas que Cristo ha mandado. Y eso es mucho trabajo. Hay
mucho que hacer porque hay mucho que aprender. Y hay mucho que poner en práctica.

Nuestra prioridad número uno debe ser edificar la iglesia de Cristo. Cada uno de nosotros
está llamado a edificar a su hermano. No solo los pastores tienen esa responsabilidad. Todos
somos responsables en edificar la iglesia de Cristo. Busquemos 1 Tesalonicenses 5:9-11 “Porque no
nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10
quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con
él. 11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” Porque Dios
nos ha escogido para salvación por medio de Jesucristo quien murió por nosotros para que ya sea
que estemos vivos o muramos siempre estará con nosotros, entonces, por la salvación que nos ha
dado y la unión permanente que tenemos con Cristo, animaos unos a otros y edificaos unos a
otros.

¿Cómo yo lo hago?

Yo como miembro de la iglesia de Cristo lo hago de varias maneras:

1. con nuestra presencia en todos los cultos de la iglesia. Cada culto ha sido diseñado para tu
edificación. Y la presencia de todos los hermanos nos anima. De igual manera su ausencia nos
desanima. Pero Dios nos llama a animarnos unos a otros como agradecimiento de que Dios no nos
ha puesto para ira, es decir, para ir al infierno. ¿Cuán agradecido estás de que Dios no te haya
puesto para ir al infierno? Dios no te ha puesto para ira no porque lo bueno que tu eres, lo
honrado que eres, la buena madre que eres, el buen ser humano que eres. No porque nos lo
merecemos sino por su libre voluntad. El no estaba obligado a hacerlo. Tenía todas las razones del
mundo para no hacerlo. Pero te escogió por que le agradó hacerlo así. Romanos 9:16 “Así que no
depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.”

Los cultos de los jueves dan pena. Allí es el lugar perfecto para cumplir la voluntad de Cristo
cuando él al añadir a la iglesia los que han de ser salvos como dice Hechos 2:47, vemos que la
iglesia poseía estas marcas Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Y en las oraciones se
refiere a los cultos de oraciones. ¿Cómo lo sabemos? Porque Lucas está hablando lo que la iglesia
hacía en conjunto. En conjunto: tomaban la Santa Cena (partimiento del pan), compartían juntos
(comunión unos con otros), escuchaban sermones (perseveraban en la doctrina de los apóstoles) y
se reunían juntos a orar (en las oraciones).

2. En servir como maestros y en enseñar la palabra. ¿Por qué los maestros de la iglesia son los
mismos de siempre? ¿Acaso Dios no sigue dando dones a la iglesia? Todo creyente anhela conocer
más y más a su Dios que lo ha salvado. Anhela aprender más y más de la palabra. Anhela dar a
conocer a Cristo a los pecadores. Pero hoy día vivimos vidas muy cómodas cuando se refiere a la
iglesia de Cristo.

En apoyar la escuela dominical. Hay hermanos que en vez de subir se quedan abajo
hablando. Lo mismo hacen los jueves.

3. En pintar, en cuidar, arreglar el templo que Dios nos ha dado. Pero ¿acaso no nos alabaste por
ello? Sí los alabo. Pero todavía podemos mejor en esto. El trabajo recayó nuevamente en pocas
manos, en pocas manos. Y siempre son los mismos. ¿Pero es que no tengo tiempo? Eso mismo
dijeron los judíos en este pasaje y Dios los reprendió por ello. No hay tiempo para mi casa, pero sí
para su casa.

Hermanos, sin que crea que los creyentes se salvan por las buenas obras hay que decir esto.
Hay que admirar a Doña Mery. Porque aún con sus dificultades para caminar y moverse ella trabaja
físicamente en la casa del Señor. Ella saca tiempo para limpiar las copas cuando se da la Santa
Cena. Ella asiste los jueves al culto de oración. Ella ayudó por una semana completa a cocinar
cuando vinieron los misioneros en el verano hace dos años atrás. No me vengan a decir que no se
puede. Que es difícil, que no tengo tiempo. Dios nos dice Yo, mi casa, mi reino, mi iglesia, debe ser
la prioridad número uno de nuestras vidas.

Dios les dice algo adicional. El les dice no esperen mi bendición si no lo hacen así. V. 6
“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os
vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.” V. 9-11 “Buscáis
mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de
los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10
Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. 11 Y llamé la
sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre
todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de
manos.” Hermanos, no podemos esperar la bendición en todo lo que hacemos si no le damos a
Dios la prioridad número uno en nuestras vidas. Trabajaremos y el dinero se nos escapará como el
agua en las manos. Nos esforzaremos en ahorrar y será en vano. Lo poco que ahorramos se van en
reparar la nevera, la planta eléctrica, el televisor, el carro, etc. No saldremos del plato.

¿Qué Dios espera de nosotros en este mensaje? Que meditemos en nuestros caminos. V. 5
“Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.” Y lo repite en
versículo 7. Cada uno de nosotros debe meditar y preguntarse si Dios, su reino, su iglesia, su
servicio es la prioridad número uno de sus vidas. Y debemos preguntarnos que si lo es así en
nuestro corazón. Y también si lo es así en lo que hacemos.

¿Por qué yo debo darle la prioridad número uno? Porque solo así Dios es honrado. V. 8
“Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré
glorificado, ha dicho Jehová.” Dios es honrado cuando El es la prioridad número uno en nuestras
vidas. Cuando su reino, su iglesia es la prioridad número uno por encima de la nuestra.
¿Es Dios y su iglesia la prioridad número uno en tu vida? Yo espero que sí.

HAGEO 1 – ORDENANDO LAS PRIORIDADES

A. Dios exhorta al remanente que regresa debido a sus prioridades fuera de orden.

1. (Hageo 1:1) Introducción.

En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová
por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de
Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

a. En el año segundo del rey Darío: La profecía de Hageo nos da un punto específico cronológico
(Hageo 1:1, 15; 2:1, 10, 20). La profecía comienza en Septiembre, 520 a.C.

i. Esto convierte a Hageo en el primero de los Profetas Menores después del exilio. De los 12
Profetas Menores, los primeros 9 hablaron antes de que Judá fuera llevada cautiva, exiliada hacia
Babilonia. Los últimos 3 Profetas Menores (Hageo, Zacarías y Malaquías) cada cual habló hacia
aquellos que habían regresado del exilio de 30 años.

ii. “Ya se había ido la gloria pasada del reino y del templo. Ya no estaba la gran población. Todo lo
que quedaba eran los escombros de Jerusalén, el remanente del pueblo, y la tarea de
restauración.” (Boice)

iii. En 538 a.C. el Rey de Persia Ciro permitió que los judíos exiliados regresaran a Jerusalén
después de 70 años de cautividad. Dos años después (536 a.C.) comenzó la construcción en el
templo, dirigida por Zorobabel. La obra se detuvo después de dos años (534 a.C.). Después de 14
años de descuido, la obra en el templo fue puesta en marcha en 520 a.C. y fue terminada cuatro
años después, en 516 a.C. (Esdras 6:15)

iv. Notamos que las fechas son contadas con un rey pagano debido a que no había rey sobre Israel.
Pero la fecha es aún importante para Dios. “Hay un tiempo fijo para cada uno de sus mensajes
hacia los hombres, y Dios haría que escucharan el mensaje tan pronto como les fuera dado. Si no
prestan atención, él mantiene la cuenta de los días de su retraso.” (Spurgeon)

b. Vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo: En los años difíciles del retorno del exilio
Dios habló con Su pueblo por medio del profeta Hageo.

i. Hageo también es mencionado en el Libro de Esdras, el sacerdote que supervisó la obra de


reconstrucción del templo:
Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en
Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron
Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que
estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban. (Esdras 5:1-2)

Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y
de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por
mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. (Esdras 6:14)

ii. El nombre de Hageo es probablemente una forma de abreviación de la frase, “Festival de


Yahveh.” Algunos especulan que él nació en un día de fiesta principal en Israel.

c. Zorobabel…Josué: Hageo introduce dos figuras de liderazgo en Jerusalén durante estos días
difíciles de reconstrucción del templo. Zorobabel era el gobernador de Jerusalén, y un
descendiente del último gobernador legítimo de Judá (Jeconías). Josué era el sumo sacerdote.

2. (Hageo 1:2) Una excusa para no construir el templo.

Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el
tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.

a. No ha llegado aún el tiempo: Hageo dio la primera palabra en Septiembre 520 a.C. En aquel
tiempo los exiliados habían regresado a Jerusalén hace algunos 18 años – pero la obra de
reconstrucción del templo estuvo inactivo por los últimos 14 años.

i. La obra comenzó de manera gloriosa: Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los
cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de
Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. Y
cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre
es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová
porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. (Esdras 3:10-11)

ii. A pesar del comienzo glorioso, después de dos años la obra se detuvo, mermada en desaliento y
descarrilada por una falta de enfoque. Cuando Hageo profetizó los cimientos del templo fueron
echados y el altar fue reconstruido, pero el templo aún no estaba reconstruido.

b. Este pueblo dice: El pueblo de Dios – los ciudadanos de Jerusalén – se dijeron a si mismos que
no era aún el tiempo para resumir la obra del templo. Habían algunas buenas razones del porqué
ellos pudieron decir esto, y del porqué la obra de reconstrucción del templo era difícil:

· La tierra aún estaba desolada, después de 70 años de ser descuidada.

· El trabajo era arduo.


· Ellos no tenían mucho dinero (Hageo 1:6) o mano de obra.

· Ellos sufrían fracasos de cosechas y sequías (Hageo 1:10-11).

· Enemigos hostiles se resistían a la obra (Esdras 4:1-5).

· Ellos recordaban tiempos más fáciles en Babilonia.

c. No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada: El pueblo hizo
que su excusa sonara espiritual. Ellos no podían hablar en contra de la idea de construir el templo,
así que hablaron en contra del tiempo. “No es el tiempo de Dios para reconstruir el templo.”

i. Debido a los grandes obstáculos en contra de la obra, el pueblo de Dios comenzó a racionalizar y
decidir de que no era el tiempo para realizar la reconstrucción. “Si es tan difícil, evidentemente,
Dios no quiere que lo hagamos – al menos no en un tiempo cercano.”

ii. Ellos pudieron haber dicho “no ha llegado aún el tiempo” debido a que ellos pensaban que los
70 años de cautividad mencionados en Jeremías 25:11-13; 29:10 aún no se habían cumplido. De
acuerdo con la cronología de Usher de estos eventos, ellos estaban en el año 69 desde el último
sitio de Jerusalén. Aun en esto, el pueblo de Dios estaba falto de fe. Hubieron tres “oleadas” de
cautividad – 605 a.C., 597 a.C., y 587 a.C. En la oración de Daniel en Daniel 9, él fue lo
suficientemente audaz para pedir a Dios que tomara un serio punto de partida para determinar los
70 años – y Dios lo hizo. La incredulidad hizo que estos cautivos que regresaron pensaran que la
misericordia de Dios no podría llegar a Israel sino hasta 18 años después.

d. Este pueblo: Nunca nos gusta escuchar cuando Dios habla de Su pueblo de esta manera –
diciendo, “Este pueblo” en lugar de “Mi pueblo.” él dijo esto porque él vio sus excusas y débiles
prioridades, y notó que no estaban viviendo como Su pueblo.

i. Deberíamos de recordad que estas no eran “malas personas” – ellos eran el remanente que
regresó de Babilonia. Cientos de miles de personas fueron hacia la cautividad a Babilonia y
solamente unos 50,000 regresaron. Aquellos que si eran los más comprometidos con Jehová y la
restauración de Jerusalén.

3. (Hageo 1:3-4) Hageo expone sus equivocadas prioridades.

Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo,
para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?

a. Entonces vino palabra de Jehová: Dios vio y escuchó sus excusas y malas prioridades – y él tenía
algo que decirlos por medio del profeta Hageo.

b. ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas? El pueblo
decía que no era tiempo para reconstruir el templo, pero sus acciones decían que si era tiempo
para vivir en bonitas casas reconstruidas.

i. “Salomón primero construyó una casa para Dios, y después para él mismo.” (Trapp)

c. Y esta casa está desierta: Este era el verdadero problema – no que el pueblo de Dios viviera en
casas artesonadas, pero que ellos vivían en tal comodidad personas y con lujos, mientras que la
casa de Dios estaba desierta.

i. El problema era sencillamente un mal orden de prioridades. Ellos estaban contentos el dejar que
la causa del Señor sufriera a costas de su propia comodidad. En lugar, ellos debieron de sentir
ansiedad hasta que la casa de Dios fuera tan prospera como sus vidas personales, y debían estar
tan dispuestos para sacrificarse para la obra de Dios como lo estuvieron para su propia comodidad
y lujo personal.

ii. Es fácil el ver como esto sucedió por más de 14 años. Primero detienes la obra porque es difícil y
algunos obstáculos en la construcción previenen el progreso de la misma.
· “No podemos hacer mucho en el templo, y estoy cansado de vivir en un cuchitril. Es tiempo de
comenzar a remodelar la casa.”

· “Dios quiere que preste atención en el hogar – la casa esta primero.”

· “Yo participaría con más dinero en la construcción del templo pero todo mi dinero esta
comprometido con la renovación de mi casa.”

· “No estoy viviendo de manera extravagante – ¡mira todas las otras casas de mi vecindario! ¡Mira
los carros en sus entradas!”

· “Alguien debería de comenzar a trabajar en el templo. Espero que alguien pase adelante y tome
la obra – Yo necesito terminar de artesonar mi sala.”

· “El templo no ha estado abierto para el negocio por más de 50 años – un poco más de tiempo no
importará.”

· “Este no es el tiempo correcto – después será mejor.”

· “El altar esta allí y al menos podemos sacrificar para Jehová. Allí la estamos llevando.”

iii. Las excusas suenan familiares – pero Dios vio a través de ellos en los días de Hageo, y él ve a
través de todo el día de hoy. El profeta Hageo era como una alarma – mal recibida pero necesaria.

iv. “Muchos Cristianos son como esos Hebreos de antaño, de alguna manera convenciéndose a si
mismos que la economía en construir edificios de iglesias es del todo necesario mientras que al
mismo tiempo no se refrenan en adquirir lujos personales.” (Alden)
d. Casas: “Parece muy cómodo que algunos de ellos tenían más de una casa, una en la ciudad y
otra en el campo, y mientras la casa de Dios estaba desierta; así ellos gastaban su riqueza en
conveniencias mundanas personales, pero cargaban su rencor en contra de la casa de Dios…
¿Tienes una gran deuda hacia ti mismo, pero poco hacía tu Dios?” (Poole)

4. (Hageo 1:5-6) Considera tus caminos – y el resultado de ello.

Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y
recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis;
y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.

a. Meditad bien sobre vuestros caminos: La manera figurada de hablar Hebrea para esta frase es
literalmente “pon tu corazón en tus caminos.” Hageo le pide al pueblo de Dios que consideren en
que dirección se dirigen sus vidas, y si en verdad quieren que continúe de esa manera.

b. Sembráis mucho, y recogéis poco: La causa de sus dificultades financieras eran sus equivocadas
prioridades. Ellos sufrían retrocesos tras retrocesos debido a que las bendiciones de Dios no
estaban en sus carteras.

i. Hageo describe una doble maldición. En lugar de mucho, poco era segado; y eso poco, que era
traído a casa, se desvanecía de hacer cualquier bien (recibe su jornal en saco roto). “No conozco de
ningún pasaje en la Biblia que describe de una mejor manera la ferviente, pero aún inefectiva
actividad de nuestra propia era.” (Boice) Todo esto tiene la idea de, “Mientras más rápido voy, más
atrás me quedo.”

ii. Estos juicios son un cumplimiento de las promesas de Dios hechas cientos de años antes en el
tiempo de Moisés(Deuteronomio 11:16-17). El pueblo de Israel estaba siendo juzgado y ellos ni
siquiera lo sabían – ellos probablemente escribieron todo como mala suerte o tiempos económicos
difíciles, pero Dios estaba intentando decirles algo.

iii. Algunas veces nuestras prioridades están fuera de orden y al parecer no padecemos dificultades
económicas. En tales momentos jamás debemos de presumir de la misericordia de Dios – debemos
de volvernos a él y ordenar nuestras prioridades antes de que él necesite usar una crisis para llegar
hasta nosotros.

c. Bebéis, y no quedáis satisfechos: Si nuestras prioridades están mal, nada nos satisfará. Cada
logro pronto revela que debe de haber algo más, algo que realmente pueda satisfacer. Nada llena
el vacío con forma de Dios en nuestra vida, excepto el ponerle a él en primer lugar.

i. “Ha sido tu poco como el poco del hombre justo, quizás has podido vivir en ello, y haberte
regocijado; pero no tuvo ninguna bendición sobre ello; se marchitó, y se debilitó, y fue vacío, y
tuvo poca ganancia.” (Poole)

5. (Hageo 1:7-11) Lo que ellos deben de hacer: reconstruir el templo.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed
madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice
Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia
casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la
sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre
todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de
manos.

a. Subid al monte, y traed madera: Dios les llama a trabajar. Algunas veces la causa de Dios
necesita trabajo, trabajo que es apoyado por la oración, no trabajo que es descuidado debido a un
pretendido servicio “espiritual.”

i. Era una obra que debía ser abrazado por individuos sin pensar, “Alguien más lo hará.” Cuando
David Livingstone aplicó para una sociedad misionera en Escocia debido a que él quería llevar a
Jesús a áfrica, ellos le dijeron, “Jovencito, cuando Dios vea adecuado el evangelizar en áfrica él lo
hará sin tu ayuda.” Esto para nada es el mismo caso – Dios lo hará, y él quiere y a menudo esperará
nuestra participación.
b. Pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado: Era el tiempo para que el pueblo de Dios
comenzará a preocuparse en agradarle en lugar de agradarse a ellos mismos. En sus bonitas casas y
vidas prósperas ellos tomaban placer y eran glorificados; ahora era el turno de Jehová.

i. Dios también les esta diciendo que lo hagan con el corazón correcto; un corazón que quiere
agradar y glorificar a Dios.

c. Buscáis mucho, y halláis poco: Cuando Dios fue descuidado, nada obraba bien. Ellos eran
capaces de cumplir ciertas cosas (como el construir sus propias casas), pero no les trajo la
satisfacción que debió traerles.

d. Y llamé la sequía sobre esta tierra: Podemos imaginarnos al pueblo de Dios deprimido debido a
la sequía. Ellos pensaban que todo era un ataque de Satanás, y ellos oraban fervientemente en
contra de “la maquinación de Satanás.” Mientras que todo ese tiempo no era la obra de Satanás,
pero la de Jehová quien llamóla sequía sobre esta tierra. El problema no era Satanás, sino sus
prioridades.

e. Sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite: Debido a que ellos descuidaron Jehová, él descuidó
el bendecir estas tres cosechas básicas.

B. La respuesta hacia la profecía de Hageo.

1. (Hageo 1:12) Ellos obedecieron a Dios y temieron Su presencia.

Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del
pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su
Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.

a. Y oyó Zorobabel…y Josué…y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová: La obediencia debe de
comenzar con los líderes. Este no era únicamente un sermón para el pueblo, sino también para los
máximos líderes entre el pueblo de Dios.
b. La voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo: “Pues la palabra de Dios no es
distinguida de las palabras del Profeta, como si el Profeta hubiera añadido algo de su propia
cosecha.” (Calvino)

i. Al señalar a ambos, Hageo se esta distinguiendo entre el autor de la doctrina, y su ministro.

c. Las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios: Su respeto hacia Hageo
estaba basado en su cargo (profeta) y su comisión (le había enviado Jehová).

d. Y temió el pueblo delante de Jehová: Su temor hacia Dios promovió la obediencia. Esto era más
que un respeto básico; era un reconocimiento de que Dios es un juez que lidia con nosotros
justamente.

2. (Hageo 1:13-15) Dios responde a Su pueblo.

Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy
con vosotros, dice Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador
de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del
pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro
del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

a. Yo estoy con vosotros, dice Jehová: Dios estaba allí para animarles, y para fortalecerles para la
obra. él siempre nos fortalece y nos anima para hacer lo que él ordena.

b. Y despertó Jehová el espíritu: ¡Haría Dios tal despertar del espíritu entre Su pueblo hoy en día!
Este despertar comienza con los líderes (Zorobabel…Josué) y se extiende hacia el pueblo (todo el
resto del pueblo).

c. Y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová: El despertar del espíritu no vino y se fue como una
simple experiencia espiritual. El despertar del espíritu floreció en un despertar de la obra.

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