Sei sulla pagina 1di 3

NIÑA

La vida sexual de la mujer se descompone en dos fases, la primera tiene carácter El clítoris de la niñita se comporta al comienzo como un pene. Nota el
masculino; la segunda es femenina. pene de un hermano o un compañerito de juegos, lo distingue como
En la niña, la madre también es su primer objeto. La fase de la ligazón-madre superior a su propio órgano, pequeño y siente este hecho como un
exclusiva, que puede llamarse preedípica. Al final de esta primera fase de la perjuicio y una razón de inferioridad. A partir de ahí cae víctima de la
ligazón-madre emerge como el más intenso motivo de extrañamiento de la hija envidia del pene. Durante un tiempo se consuela con la expectativa crece,
respecto de la madre el reproche de no haberla dotado de un genital correcto, de es en este punto donde se bifurca el complejo de masculinidad de la
haberla parido mujer. La madre, que echó al mundo a la niña con una dotación mujer.
insuficiente, es responsabilizada por esa falta de pene. Otros motivos de
extrañamiento son que la nutrió de manera insuficiente, la forzó a compartir con Pero la niña no comprende su falta actual como un carácter sexual, sino
otro el amor materno, no cumplió todas las expectativas de amor y, incitó que lo explica suponiendo que tuvo un miembro grande pero porque
primero el quehacer sexual propio y luego lo prohibió. perdió por castración. No atribuye esto a las demás mujeres. Explica esto
Cuando reconoce su castración y, así, la superioridad del varón y su propia mediante el supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente
inferioridad, pero también se revuelve contra esa situación desagradable. grande, y después lo perdió por castración.
De esa actitud bi-escindida derivan tres orientaciones de desarrollo.
A. Suspensión de toda vida sexual que lleva al universal extrañamiento de la Cuando descubre que no tienen todas las otras mujeres entra en una
sexualidad. La niña, aterrorizada por la comparación con el varón, queda ecuación simbólica, del pene al hijo. El Edipo culmina en el deseo de
descontenta con su clítoris, renuncia a su quehacer fálico y, con él, a la sexualidad. recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo. El complejo de Edipo
B. La porfiada hiperinsistencia en la virilidad: retiene la masculinidad es abandonado después poco a poco porque este deseo no se cumple
amenazada; la esperanza de tener alguna vez un pene persiste hasta épocas nunca. Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo,
tardías, es elevada a la condición de fin vital, y la fantasía de ser un varón sigue permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con fuerte
persistiendo. También este «complejo de masculinidad» de la mujer puede investidura y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior
terminar en una elección de objeto homosexual manifiesta. (+) papel sexual.
C. Esbozos de la feminidad definitiva, desemboca en la final configuración El conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos esfuerza a la
femenina que toma al padre como objeto y así halla la forma femenina del niña pequeña a apartarse de la masculinidad y del onanismo masculino
complejo de Edipo. El complejo de Edipo es en la niña el resultado final de un (masturbación en el clítoris sería una práctica masculina), y a encaminarse
desarrollo más prolongado; no es destruido por la amenaza de castración, sino por nuevas vías a la feminidad. En este momento el Edipo entra en juego,
creado por él. la libido de la niña se desliza a lo largo de la ecuación simbólica pene = hijo
a una nueva posición. Resigna el deseo del pene para reemplazarlo por el
En el análisis encuentra que en las mujeres persiste una intensidad de la ligazón- deseo de un hijo, y con este propósito toma al padre como objeto de
padre y el deseo de tener un hijo de él, además que supone que esta fantasía es la amor. La madre pasa a ser objeto de los celos, y la niña deviene una
fuerza pulsional del onanismo infantil. Estos casos, muestran algo diverso: que el pequeña mujer.
complejo de Edipo tiene una larga prehistoria y es, por así decir, una formación
secundaria. Las repercusiones del complejo de castración le preceden y lo
preparan. Debe realizar un doble movimiento cambiar de objeto (madre a padre)
y de zona erógena (clítoris a vagina).
Edipo: Mientras que el Edipo del varón se va al fundamento debido al complejo de
castración, el Edipo de la niña es posibilitado e introducido por castración. La niña En el desarrollo de las indagaciones el niño llega a descubrir que el pene
entra al Edipo con la aceptación de la castración consumada y el niño sale del no es un patrimonio común de todos los seres semejantes a él.
Edipo por miedo a la posibilidad de la consumación. Concluyen que fue removido.
La falta de pene es entendida como resultado de una castración, y se le
En la fase fálica sólo desempeña un papel un genital, el masculino (premisa plantea al niño la tarea de enfrentarse con la castración de su propia
universal del falo). No hay un primado genital, sino un primado del falo. El persona
descubrimiento de esta premisa hace salir o entrar en el Edipo. Unificación de las El niño cree que sólo personas despreciables del sexo femenino
pulsiones bajo el primado de los genitales: pero se diferencia de la org genital en perdieron el genital ya que incurrieron como el a mociones prohibidas.
la pubertad porque niño y niña reconocen sólo un órgano. Después cae sepultado, Pero las personas respetables, como su madre, siguen conservando el
sucumbe a la represión, y es seguido por el período de latencia. Se va al pene. Pero luego cuando pregunta por su génesis y el nacimiento de los
fundamento a raíz de las dolorosas desilusiones acontecidas. En la fase genital la niños concluye que sólo mujeres pueden parir hijos, también la madre
oposición es genital masculino, o castrado. Con la culminación del desarrollo en la perderá el pene y, se construyen teorías para explicar el trueque del pene
época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino. Lo a cambio de un hijo.
masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo femenino, el
El Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción, una activa y
objeto y la pasividad. La vagina es albergue del pene, recibe la herencia del
una pasiva. Tomar el lugar del padre y mantener comercia con la madre,
vientre materno.
o sustituir a la madre y hacerse amar por el padre.
Complejo de c: fantasía de castración que aparecen en la niña-o a partir de Con la aceptación de la posibilidad de la castración y entender que la
esbozar alguna rta posible al enigma de la diferencia anatómica. mujer es castrada, pone fin a las dos posibilidades de satisfacción.
Ambas conllevan la pérdida del pene; la masculina, en calidad de castigo,
y la femenina, como premisa.
Niño
Estalla en el Edipo el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del
La madre es su primer objeto de amor, ya que es el la que provee el suministro de cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos paténtales. El Edipo se va
alimento y del cuidado del cuerpo, y lo seguirá siendo hasta que la sustituya un a fundamento por la angustia de castración, por el interés narcisista hacia
objeto de su misma esencia o derivado de ella. los genitales.

Identificación tierna con el padre, todavía está ausente la rivalidad con el padre a Triunfa el interés narcisista: el yo del niño se extraña del complejo de
quien quiere eliminar. Edipo. La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en
Presente el quehacer masturbatorio con los genitales El onanismo es dependiente el yo, forma ahí el núcleo del superyó (la prohibición marcará la cc moral
del complejo de Edipo y significa la descarga de su excitación sexual. Es sofocada y el ingreso a la cultura), que toma prestada del padre su severidad,
por personas encargadas de la crianza, y se activa el complejo de castración. La perpetúa la prohibición del incesto y, así, asegura al yo contra el retorno
mayoría de las veces, la amenaza proviene de mujeres; cuando buscan reforzar de la investidura libidinosa de objeto. Las investiduras de objeto
su autoridad invocar al padre o doctor, para que consuman el castigo. (resignadas por la angustia de castración o ecuación simbólica) del Edipo
Al principio el varón no presta creencia ni obediencia a la amenaza. son en parte desexualizadas y sublimadas y sustituidas por identificación
La posibilidad de una castración se considera con la observación de los genitales
y en parte son inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas. Con
femeninos, cobra la amenaza efecto.
ese proceso se inicia el período de latencia, que viene a interrumpir el
Esta observación al comienzo, el niño se muestra poco interesado al principio; no
ve nada, o desmiente su percepción, cree que es pequeño y que crecerá. Percibe desarrollo sexual del niño. Además de represión, hay un extrañamiento
la diferencia entre varones y mujeres, pero al comienzo no la relaciona con una del yo respecto del complejo de Edipo, este proceso equivale a una
diversidad de sus genitales. Presupone que todos los otros seres vivos poseen un destrucción y cancelación del complejo.
genital como el suyo. Esta parte del cuerpo que se excita con facilidad ocupa en
alto grado el interés del niño y plantea nuevas tareas a su pulsión de investigación.
El yo y el superyó (ideal del yo)
En la fase fálica resigna un objeto sexual y sobreviene una alteración de lo que
era el yo hasta ese momento. La trasposición así cumplida de libido de objeto en
libido narcisista conlleva, manifiestamente, una resignación de las metas
sexuales, una desexualización y, por tanto, una suerte de sublimación.
Las primeras identificaciones de la edad más temprana son universales y
duraderas.
Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, tras este se esconde la
identificación primera: la identificación con el padre" de la prehistoria.
En el varón: desarrolla una investidura de objeto hacia la madre, que tiene su
punto de arranque en el pecho materno y del padre, se apodera por
identificación.
Ambos vínculos marchan un tiempo uno junto al otro, hasta que por el refuerzo
de los deseos sexuales hacia la madre, y por la percepción de que el padre es
un obstáculo para estos deseos nace el complejo de Edipo.
La identificación-padre se torna hostil, hay deseo de eliminar al padre para
sustituirlo junto a la madre. A partir de ahí, la relación con el padre es
ambivalente.
La salida y el desenlace de la situación del Edipo en identificación-padre o
identificación-madre parece depender en ambos sexos, de la intensidad de
las dos disposiciones sexuales. El resultado universal de la fase sexual
gobernada por el Edipo es una sedimentación en el yo sí, que consiste en el
establecimiento de estas dos identificaciones, unificadas de alguna manera entre
si. Esta alteración del yo recibe su posición especial: se enfrenta al otro contenido
del yo como ideal del
yo o superyó. El carácter del yo tendrá que ver como se sedimenta estas
investiduras de objeto resignadas por un lado y transformados en identificación.
Esta identificación no es solo una sedimentación, pero también una formación
reactiva, que tiene una doblez faz. «Así (como el padre) debes ser», y así como
el padre no deber ser, que comprende la prohibición. Esta doble faz del ideal del
yo deriva del hecho de que estuvo empeñado en la represión del complejo de
Edipo.
El ideal del yo es la herencia del complejo de Edipo y expresión de las más
potentes mociones y los más importantes destinos libidinales del ello. Mediante
su institución, el yo se apodera del complejo de Edipo y se somete al ello.
Mientras que el yo es esencialmente representante del mundo exterior, de la
realidad, el superyó se le enfrenta como abogado del mundo interior, del ello.
Syo como instancia psíquica que contiene, los residuos de las 1 investiduras de
obj, en él se conforma la cc moral se introyecta la posibilidad de lo prohibido y
permitido. Ideal del yo es la expresión potente de los destinos libidinales del ello.

Potrebbero piacerti anche