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Control de la ira.

¿Dificultades para controlar la ira y la agresividad? ¿Incapaz de controlar tu ira?


Evita la destrucción de tus relaciones laborales y personales. Elimina tus
conductas agresivas.

Todos no sentimos furiosos en algún momento. La ira es una respuesta normal del
ser humano cuando se siente amenazado o frustrado. No obstante, si no se
controla bien, puede convertirse en un problema y poner en peligro tu carrera, tus
relaciones y todos los aspectos de tu vida, la verdad es que es un gran problema
por el que mucha gente sufre. Además suele ser un problema difícil de controlar
sin alguna ayuda externa.

¿Qué es la ira?

La ira es un estado emocional de intensidad variable, desde una ligera irritación


hasta una furia violenta. Es una emoción de tipo violento y agresivo que se
caracteriza por un aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea y de
los niveles de adrenalina y noradrenalina, también suele aparecer sudor,
enrojecimiento, aumento de la tensión muscular, aceleración de la
respiración, aumento de la energía y de la gesticulación. Algunos ven la ira
como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza o daño
percibidos (en este caso sería la versión de atacar). La ira disminuye la
capacidad de razonar.

La ira surge como consecuencia del miedo, la inseguridad, la envidia, los celos,
de no saber cómo actuar, etc. Igualmente surge cuando no podemos controlar
una determinada situación o no podemos controlar las acciones de los demás, o
bien cuando no aceptamos determinados hechos o nos molesta la forma de actuar
de quienes nos rodean. Es decir, resumiendo todo lo anterior la ira o agresividad
surgen ante cualquier situación que interpretamos como amenaza. Se asocia
fuertemente con sentimientos de temor, frustración e incluso fatiga.

Los problemas personales y los recuerdos de hechos traumáticos o situaciones


que nos hicieron enfadar también pueden desencadenar este tipo de emociones.

Nos sentimos frustrados por algo y es esa frustración la que desencadena la rabia
o cólera. Concretamente la cadena sería: Expectativas no cumplidas →
Frustración → Sentimiento de Injusticia→ Dolor
Emocional→ Ira/agresividad (la agresividad sería la manifestación externa de la
ira).

La agresividad y otras emociones

La agresividad y la ansiedad
La agresividad es una conducta similar a la ansiedad y, como emoción, la puede
sustituir y es menos desagradable, aunque puede ser devastadora contra los que
nos rodean o contra nosotros mismos.

La agresividad y la desesperación

Cuando no somos capaces de resolver un problema, nos desesperamos y, para


salir de la desesperación generamos una rabia terrible, que, si no es canalizada
puede ser destructiva.

La agresividad y el poder

Una de las formas de manejar nuestra ansiedad es por medio del poder y la
agresividad genera miedo en los demás y si nos tienen miedo tenemos poder
sobre ellos.

Es importante entender los problemas que esta conducta causa hoy en día.
Debemos concienciarnos bien de ello para poder controlarla. La agresividad nunca
soluciona nada y solo nos llevará a sentirnos peor y agravar el problema.
Debemos tener esto muy claro para empezar.

La ira es una respuesta emocional normal, todos la sentimos en ciertas


situaciones, pero no todos sabemos manejarla igual.

Si el problema de agresividad o ira rebasa nuestra capacidad para solucionarlo o


alcanza grados muy elevados debemos acudir a un psicólogo que nos ofrecerá
técnicas para ayudarnos en el manejo de la situación y que nos entrenará en
habilidades de afrontamiento.

Algunas personas son capaces de expresar su ira de forma controlada y


constructiva, mientras que otras ‘explotan’ de modo agresivo e incontrolado, bien
sea de inmediato o tras la acumulación de muchos sentimientos. El resultado
puede ser una conducta intimidante, violenta o amedrentadora que pone en
peligro a otras personas. La ira puede incluso culminar en autolesiones.

¿Por qué cambiar las conductas Agresivas?

– Perturban, alteran y destruyen las relaciones interpersonales y familiares.

– Tienen un impacto negativo en el desempeño del trabajo y/o los estudios.

– Impulsan a decir cualquier cosa que después nos avergüenzan.

– Disminuye la autoestima.
– Dejan la sensación de que se ha perdido el control y genera sentimiento de
culpa.

Terapia Cognitivo Conductual para reducir la Ira y la Agresividad.

Desde la terapia cognitivo conductual a través del cambio de nuestros


pensamientos e interpretaciones de los sucesos que vivimos conseguimos un
cambio en las reacciones emocionales y del comportamiento y así estar en
condiciones de minimizar y eliminar las reacciones de ira, alcanzado los
siguientes objetivos:

– Aceptar que las personas y las situaciones no necesariamente serán como lo


deseamos o lo consideramos correcto.

– Reconocer que todo el mundo no se rige por nuestras propias leyes o deseos.

– Aprender que nosotros mismos somos los causantes de nuestro enfado, y no los
demás, por lo que modificarlo está en nuestro propio interés y beneficio.

– Mejorar las relaciones sociales por medio del desarrollo de habilidades sociales
asertivas.

– Psicoeducar sobre los efectos perjudiciales de la agresividad, incluyendo los


fisiológicos, psicológicos y sociales.

– Proporcionar estrategias externas y de control de pensamiento para reducir los


estímulos y situaciones que actúan como desencadenantes.

– Modificar los pensamientos y actitudes disfuncionales asociados a la ira para


desarrollar un patrón de pensamiento alternativo y funcional que permita poner en
marcha conductas más adaptativas y la vivencia de emociones más ajustadas.

– Aprender formas de comunicación asertiva de cara a sustituir la agresividad


como forma de lograr objetivos.

En algunos casos será necesario complementar estos objetivos con el trabajo de


la empatía, o la capacidad para ponerse en la situación del otro; la mejora de la
autoestima; el incremento de las habilidades de negociación o el desarrollo de
habilidades de afrontamiento de los problemas cotidianos y el estrés.

No lo dudes y aprovecha todas tus ventajas, no tienes nada que perder, y sí


mucho que ganar!

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