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2º BACHILLERATO
CURSO 2018-2019
Hace tiempo que me preguntan por el libro electrónico, qué opino y cómo veo el futuro, la desaparición del papel los
formatos clásicos y demás. Estoy convencido de que, en un mundo razonable, la oposición entre libro de papel y libro
electrónico no debería plantearse nunca. Lo ideal es que el segundo complemente al primero, llevándolo donde aquél
no puede llegar, como herramienta eficaz de trabajo, por ejemplo.
Sin embargo, no es eso lo que se plantea. Al hablar de libro de papel y libro electrónico, lo usual es oponerlos,
obligarte a elegir, como siempre. Y no es esa, creo, la cuestión. El libro electrónico es práctico y divertido, hace posible
viajar con cientos de libros encima, trabajar consultándolos con facilidad, aumentar el cuerpo de letra o leer sin otra
luz que la propia pantalla. Incluso los hay con ruido de pasar páginas cuando se va de una a otra, lo que no deja de ser
una simpática gilipollez. Además, mientras lees puedes zapear a tu correo electrónico, escuchar música, ver imágenes
y cosas así. Todo muy salpicadito, multimedia.
Pero leer no tiene nada que ver con eso. Me refiero a leer de verdad, en comunión estrecha con algo que educa tu
espíritu, que te hace mejor, que multiplica vidas, consuela del dolor, la soledad y el desamparo, aclara la compleja y
turbia condición humana. Leer así requiere tiempo, serenidad concentrada, ritual.
He dicho que libro de papel y libro electrónico deberían ser complementarios; pero si me obligan a elegir, diré alto y
claro que no hay color. Y que, llegado a ese extremo, la pantalla portátil me la refanfinfla.
Estoy harto de toparme con pantallas en todas partes, hasta en el bolsillo, y me niego a transformar mi biblioteca en
un cibercafé. Con un libro electrónico no puedo anotar en sus márgenes, subrayar a lápiz, sobarlo con el uso, hacerlo
envejecer a mi lado y entre mis manos, al ritmo de mi propia vida. Ninguna pantalla táctil huele como un Quijote, ni
tampoco como un Tintín o un Astérix al abrirlos por primera vez. Y déjenme añadir algo: si los libros de papel han de
acabar siendo patrimonio exclusivo de una casta lectora mal vista por elitista y bibliófila, reivindico sin complejos el
privilegio de pertenecer a ella. Tengo casi treinta mil libros en casa, suficientes para resistir hasta la última bala. Quien
crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la felicidad inmensa de acariciar lomos de piel y hojear
páginas de papel, pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros electrónicos dentro, no tiene ni
idea de qué es un lector, ni de qué es un libro.
Arturo Pérez Reverte, XL Semanal, 14/11/2010 (fragmento adaptado)
2. Analiza las oraciones del texto de Arturo Pérez Reverte que son subordinadas sustantivas
con función de sujeto
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4. Analiza las oraciones del texto de Arturo Pérez Reverte que son subordinadas sustantivas con función de
complemento directo
5. Contesta las cuestiones que aparecen al final de este texto
Es muy hogareño, doctor”, explican complacidos los padres. “Los fines de semana no se va de copas con los amigos, ni
a hacer el gamberro por ahí, él prefiere quedarse en casa”, añaden orgullosos. “¿Y qué hace en casa?”, pregunto
extrañado. Y la respuesta siempre es la misma: “Está a gusto en su habitación, con su televisor, su ordenador, sus
videojuegos…”. ¡Ah, mira qué bien! Acuñé el término botellón electrónico en el 2001, en plena epidemia de chavales
pegados a las redes y a las maquinitas. Lo comparé con el botellón alcohólico, porque por aquellos años también
estaba en auge la ingesta grupal y masiva de productos alcohólicos (y de otras sustancias) para solaz del colectivo
juvenil en los fines de semana.
Mi preocupación por el desmesurado apego a las pantallas de los niños hogareños, no consumidores del clásico
botellón, surgió al observar que presentaban unas conductas que no eran muy distintas a las manifestadas por los que
le daban preferentemente a la botella. Los enganchados a las pantallas exhibían síntomas de embriaguez
(embotamiento mental, amnesias, desorientación, etcétera), similares a los que tenían sus congéneres por los excesos
de calimocho y demás licores de garrafa. El paradigma del consumidor compulsivo de botellón electrónico es la
hiperactividad cognitiva. Término bien acuñado por mi amigo y eficaz pedagogo José Antonio Marina para definir al
usuario que vive colgado en las pantallas (ocho horas de media al día) y que, como resultado del brutal bombardeo
audiovisual a que somete su mente, es incapaz, entre otras cosas, de leer un párrafo de unas pocas líneas sin
distraerse…
El gran peligro del botellón electrónico es que empieza sigilosamente. Él o ella va haciendo acopio en su habitación de
diversos aparatos: televisión, ordenador, tabletas, videojuegos, móviles, etcétera, para su uso estrictamente personal.
Cada vez comparte menos tiempo con sus familiares y amigos de carne y hueso: prefiere el mundo virtual de las
pantallas, que le es más gratificante. La prevención de estas situaciones empieza por fomentar la comunicación en la
familia y controlar que no haya pantallas fijas en la habitación del crío: ningún televisor para uso personal, las
maquinitas con tiempo de manejo dosificado y el ordenador en un rincón de la sala de estar, bien a la vista de todos.
(Paulino Castells, La Vanguardia, 22 de enero de 2015, adaptación)
a. Indica la unidad y la función sintáctica de los tres segmentos subrayados en los párrafos 1 y 2: “qué”,
“la ingesta grupal y masiva de productos alcohólicos”, “de leer un párrafo de unas pocas líneas sin
distraerse”. (1.0 puntos)
b. Transforma las cuatro primeras líneas del texto (hasta “videojuegos”) en estilo indirecto y en tiempo
pasado, suprimiendo o introduciendo los elementos necesarios para la coherencia gramatical y lógica
del fragmento: signos de interrogación o conjunciones, por ejemplo. (1.0 puntos)
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SUPLEMENTO: los verbos que se construyen con preposición obligada pueden recibir
subordinadas sustantivas de suplemento
Juan sueña con que le toque la lotería
OTRAS FUNCIONES: en todos los casos anteriores, salvo en algunas de sujeto, estamos
ante subordinadas sustantivas propiamente dichas: el nexo que las introduce es la conjunción
de subordinación “que”, nexo vacío.
Cuando desempeñan otras funciones se trata de oraciones adjetivas sustantivadas. El nexo es
un pronombre o adverbio relativo.
Desempeñan las siguientes funciones:
Atributo: Ese hombre es el que vino ayer
Aposición: Ese chico, el que está a la derecha, es amigo mío
C. Indirecto: El jurado dio el premio al que se lo merecía
C Agente: El libro era alabado por los que lo habían leído
ACTIVIDADES
1. Comprueba si la proposición subrayada es o no sustantiva:
Esta sentencia demuestra que todos no somos iguales ante la ley
Felicidad es no necesitar de ella
El ventero preguntó a D. Quijote si tenía dinero
No te cierres una puerta si no has abierto otra
Debemos saber cuándo hay que renunciar a una ventaja
Buena es la nieve que en su tiempo viene
Dime con quién saliste anoche
Esta fábula enseña que la gula acarrea frecuentemente muchos males
2. En las oraciones compuestas, hay subordinación sustantiva ¿Qué funciones desempeñan en ellas las
proposiciones subordinadas?
Tuvo una gran alegría de que le escribieras Le ruego que me deje la ventana abierta
Santiago dijo: Hoy no voy a trabajar Estaban dispuestos a que no pasara nadie sin pagar
Los jugadores decidieron hacer declaraciones a la Se quejaban de que tenían una casa muy pequeña
prensa Nos encanta que hayáis venido
Que le den prisa no le gusta Esperaba llegar antes
Se instalaron en la casa sin que nadie les diera permiso Tu ignorancia obedece a que no estudias
Dime qué hora es Querer es poder
Se habló de que entre todos harían una colecta Corre detrás de que lo asciendan
Espero que te dejen venir a la reunión Confiesa que estás disgustada
Preguntaba cuál era el país más poblado de la Tierra Lo he hecho deprisa, con temor de que me faltara
Desconocían con quién iban a cenar tiempo
Este periódico informa que las inundaciones han Acudió seguro de que el premio era suyo
producido muchas desgracias
No sé si podrá dejarte la bicicleta
Le molesta que le tomen el pelo
4. La conjunción que con la que se inicia una proposición subordinada sustantiva de complemento directo
nunca puede ir precedida de la preposición de. Según eso corrige las expresiones que lo necesiten
Pienso de que eso no es verdad Nos explicó de que teníamos derecho a reclamar
Explícale de qué se trata El panadero ha anunciado de que mañana no abre
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