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~lucidación

9e Lacan
charlas brasileñas

Jacques-Alain Miller
ELUCIDACIC)N DE LACAN
Colección Orientación Lacaniana COLECCIÓN ORlFNTACIÓN LACANIANA
Publicación de la Escuela de la Orientación
Lacaniana - EOL J acques-Alain Miller

Directora responsable: D«dy Bieger


Director de la publicación: Marín Inés Negri
Directora adjunta: C r«ciel«M«s«cbi
Comité editorial: Silvin Br«<di<ti, Adri«na L«ka, M« rinn
Recalde, Pablo R«sso, Ln<rra Vi@<ola.

PI.U( IDACIÓN DE LACAN


Charlas brasileñas

La Escuela de ia Orientación Lacaniana (EOL), 4 Éc<rle dela Cnr<-


se fre«die««r.'(ECF), la Escuela del Campo Freudiano de Caracas
(ECFC), la Escuela Europea de Psicoanálisis (EEP) y la Escoln
Hr«sileirn <l<' Psicrn<rílise (EBP) son rniernbros institucior<ales de ia ppL • PAJDÓS
Asociación Mundial de I-'sicoanálisis (AMP). Buenos Aires —
Barcelona - México
© Coppight dc >o<las lascoalicione
s
/seques-Alain Miller

S upervisión t<icnica de la trad<>cci(>n< M >recio Canosas

Fatal>lccimicnto úel texto: María inés IVegri

Cubierta dc fhxslavo Macri

l>resentaciórt, GLRtvt < iq I.t>OI>otl30 GARclh


Prrjaeiv, JAC(2ttgS-A>.Atta Mtuir tt . 17

ta, edid<(n, 199S I. Estructura


f>rese>rtacio>t,Jot«-.R Fotwgs 23
El »>alente><dido 27
El deseo . 49
Impreso en la Arge<>tina — I rinteá in Argentina f~ psicosis 79
Queda hech<> el depósito que pr<.vienela Ley l 1.723
ra
El signi ji >tte . 101
ll>t caso clfnico de neurosis obsesiva 125
El psicoar>ólisis en la ll>>iversi<ta<t l49
Ps(conndlisfs y psiqt<intrín . 16'J
Editorial Paidós SAICF
Defensa 599, Buenos Aires II. I.ógica, ética
Pi«oanatts>sy f6g>ca 185
Ldiciones Paidós ibérica S.A. Sobre "Ka>rt coa Sade" 201
Mariano Cuhf 92, Barcelona
III Clinica y cultura
Editorial Paidós Mexicana S,A. Freuá y ln teoria de la cultura 283
Rul>én Dario l l 8, México D.F. Sobr< la el>t>
tca pstconrt>tlfttca 30 I
Patotogfa de la ética . 335

IV La logtca del analisis


I.,a reproducción total o parcial úc estelibro, en cualquier Forma que sci, idéntica n L>ea>n>táay deseo . 409
<»ndíf>cada, escrita a m(>quina, por ei sisten>a " 431
muítigraph "¡¡ nnmengra
>nímengraf<> impreso Et feto barrado
por f<nocopia. Fo<o<luplicación, etc„no su>oriunda pnr Jnseditores, violao,derechos 455
Qbjeto y castl ació>>
rese>mados. Cualquier utilixici(>n <lebc ser previa<ncn<e sotiritada.
Ln lit>>tesis <lel resto 483

V. Las paradojas del psicoattalista


I<íIIN 950-12-7804-2 l,a Escuela áe Lncnn . 513
8 Í>iúice

Affectio societatis
549
Real»testasde lu puruúoíu .
559
I ~g J sENTAcIÓN
Vh Punto de almohadillado
Lo iiniaqen reina

Documentos
Psi coandlisisy psi ituiat ría
i'sicoanálisis y ttí>t,icn, 6DS
iVnfn sobreiii or~>n»i zacitín del libro . 609
Nota aclnrutoria n lu versión castellana 615
617

El hechoesque cada escritorcreasiisprecursoie.'.


Su labor niodifica nuestra concepcicíii ilel pasiido co-
mo hn de modif icar etfuf iiro,
j, L, 80RGzs

Además de sus otras virtudes, este libro condensa cn tin vo-


lumen más deuna década de intervenciones, de manera que el
lector tiene una rrtttestra de lo r e a l i zado p or J acques-Alain
Miller desde el momento en que tuvo que interpretar el legado
de Jacques Lacan y actuar en consecuencia. Es verdad que era
mucho lo que había escrito y enseñado ante., pero también es
cierto que conoció t tna verdadera "ascensión a los extremos" a
partir de ese momento crucial para el psicoanálisis.
Cuando en 1997 se publicó en Brasil Lacnit eiucidndoel pe-
riodista M. José Castello le pregunta a Jacques-Alain Miller
sobre Ia difusión de Jacques Lacan en ese país: "...la primera
vez que vine a l3rasí1 — responde-, en. 1981, alrededor de un
mes después dela muerte de Lacan, me escuchó un grupo de
colegas v'enidos de todas las regiones del país que no llegaban
a 70. Hoy, en el seminario brasileño del Campo Freudiario, or-
ganizado porel mismo Jorge Forbes, me han seguido casi700
personas. Es un dato objetivo. Otro indicador, el número im-
presionante de publicaciones" (ll»o por ll»o, n" 45).
En la lectura de este libro sorprende la consistencia de un
" rograma" que se despliega año tras año, realizando el do-
progra
ble objetivo de descifrar la enseñanza de Jacques Lacan y g- e-
!0 Ce nada Leopoldo Corcíe ' pre~er(lacios 1t

nerar las condiciones para la creación de la futura Escoln bra- La versión castellana de Lncnn elwcidndodifiere de la origi-
sileirn de psiconnálise, cuya fundación ocurriói ele 30 d e ab ril' d e nal en lengua portuguesa, publicada en Río de Janeiro en
1997. Las clases de Curitiba sobre el método psicoanalítico y
las de Salvador de Bahía sobre el deseo de Jacques Lacan cir-
culan, en sendos libros, en nuestra lengua. Un recorrido de
catorce años (1981/1995) publicado en un tomo en la lengua
Consegu! en Brasil la versión origin.al de este libro y como
portuguesa, es ahora tres libros en lengua castellana.
El lector de psicoanálisis que ha frecuentado la enseñanza
am ién se callar en portugués -es decir, sólo leo esa lengua-
me encontré con un prefacio que, al igual que el de los Lcrits,
de Jacques Lacan encontrará interesante esta t ransformación
comienza con el proverbio "el estilo l h b ". El de uno en tres, más si está advertido de que "s6lo se puede
siguiente dice que "este principio, por ser parodia, no de'a de
hablar de una lengua en otra lengua". Digamos, al pasar, que
son tres las lenguas — la francesa, la portuguesa y la castella-
Uno advierte cle inmediato que ese líb í ro ed seiscientas pági- na- atravesadas por un vocabulario, e] del psicoanálisis.
nas -por su formato, su color blanco yy.su dise'. no d espojado
' d — re- Las clases sobre el método psicoanalítico contienen, en su
mite al famoso volumen de Jacques Lacan.'Se trata de
'ón Es verdad que Newton da Costa no es Jean H versión castellana, otras intervenciones realizadas en Argen-
li tina y España — que con Brasil suman tres países —y comienzan
y que Jacques-Alain Miller no es Jacques Lacan -la prueba es l a
con una presentaciónde Miquel Bassols, que es de lengua ca-
ausencia en su libro de un "Índice razonad d
yores" —, pero talnbién es cierto que la renovada enunciaci6rl de talana.Estas lenguas y países, que se anudan en el vocabula-
aquella enseñanza está abierta a lo incalculable. rio del psi.coanálisis, tienen sus vasos comunicantes con otras
A medida que avanzamos en su lectura se nos impone, con lenguas y otros países que también se reúnen en la Asociación
discreción y irmeza,
f i r m e zaun gusto por la demostración q Mundial de Psicoanálisis (AMP).
t
o contraste con las paráfrasis superfluas l os l En cuanto a la versi6n castellana de las clases sobre el de-
que seargumentan de cualquier manera. seo de Jacquaw Lacan, por suerte más que por mérito,tienen
N o sería de buen. gu sto dar cátedra en esta presentaci6n un prefacio mío donde puntualizo algunos encuentros con la
sobre el terna del gusto -del que se ha dicho mucho desde producción de Jacques-Alain Miller y llamo la atención sobre
Kant a Galvano della Volpe, sin olvidar a Montesquieu —, bas- la compleja realización institucional que convierte en un he-
ta recordar que en más de una oportunidad Miller se refirió a cho histórico la "reconquista del campo freudiano" propues-
ese tema a propósito de la posición que conviene al l' t ta por Jacques Lacan. Se trata de una empresa que no puede
an o o r m a parte del concepto de inconsciente". Hay lu- reducirse al punto de apoyo de los seminarios establecidos
gar, dice Miller en 1979, para una especie de educación del (arduo trabajo, con más beneficiarios que los dispuestos a
gusto. Asunto de tiempo, incluso de "control". reconocerlo).
ara mi gusto, el argumento de Miller sobre el gusto se en-
cuentra erl su artículo "Uo no hay m t l r
'

" d'f'
os que elabora la trad ición a partir del si ~lo XVIIl (en 1
o uno puede inferir que el gusto es una exigencia del uso del Estoy entre los que encontraron en Jacques-Alain Miller
lenguaje, una manera de tratar lo que es pura ura sus.'t raccion en —
primero a través de la lectura, después en seminarios, cursos
ia perspectiva del materna). y conferencias en ]as más diversas ciudades — una orientación
12 Gernsiía Leopoldo García (>resntryrí(a l3

decisiva en el psicoanálisis. (l':s por eso que, frente a ia al ter-


i xclusión de cualquier enunciación colectiva y la exigencia de
natiVa del m aestrO ínsuStituible y el p r o f esOr que Se puede
n spuestas particulares.
sustituir, surgió de alguno de nosotros la figura del mentor,
Una de las respuestas de Miiler se encontrará cn este libro,
con sus particularidacles históricas.)
i uanüo dice "Lacarr era considerado oscuro' hasta por sus
Orientación decisiva además, porque no se trato sólo de
descifrar la enseñanza d» Jacques Lacan, sino de extraer sus
alumnos. I.l enigma exigía un descifrador. Es lo que yo lui
Sin duda era necesario, para poder 'comunicar' a Lacan, ai-
c onsecuencias institucionales. Fs decir, de entender qu e " e l
guien que amase el estilo de Montesquieu y el de Stendha .
momento cartesiano" enque Jacques Lacan redujo el psicoa-
ui tidez, rapidez, precisión",
nálisis ai acto de enunciación de su seminario, fue el antece- 'lanto el término "oscuro" como "comunicar" están entre
dente cuya consecuencia fl uyó Una Evacue)a, 'u ., l o que• unp lica un uso en algíín sentido l'igurado.
rl'l uuuas~
La disolución de esa escuela, la adopción de lo que llamó Además, Miller no define, como su audiencia, su estilo por l a
la escuela cle sus alurnr los, fue el hiato en que su palabra de- "claridad". Porque, después de todo, la "claridad" y la "oscu-
finitiva hizo un ll amado deamor a las que deberían ser pro- 'd a" - como e l mmurciélago
riaaa ure" de la fábula — suelen mutarse en
nunciadas por quienes iban a sucederlo.
Io opuesto, Y hasta confundirse en la brillante oscuridad.
Qiw. alguien pueda crear sus precursores es algo menos
Vl estilo calificado de nítido, rápido y preciso, supone ar-
misterioso de lo que parece, si tenemos en cuenta el inevita-
ia la írltima palabra al receptor sin ceder en la. lógica de la ex-
ble anacronismo del receptor,
poslcion : "Nin>' r i m p e rativo d e i n vestigación científica
Jngííxl
Nuestro acapite de 13orges encanta porque alude a una irn- --leemos en eate librO —,ninguna preparación dialéCtica, ningu-
posible anulación de la línea del tiempo, a una realización on-
tológica del "futuro anterior".
na reserva
na re
' ' '
'

'f
epistemológica jamás r~frenara n en mí e limpulso
. D 1 .
r etórico. we r oi smo m o c Ro COrno siempre preparé el materi.al
La creación de los sucesores es más ardua, puesto que im- de miS intervenciOneS, Siempre depoSité COnfianza también
plica sancionar a rusos como elegidos, entre todos aquellos
en io que ocurre en el momento, en aquello que el oyente ex-
que responden al llamado. II

perimenta cornu dicho para él en eae instante .


Jacques Lacan se abocá a esa tarea, frente a una multitud
impaciente por tornar el relevo, por gozar de los beneficios de
esa enunciación singular sin tener qüe responder a nadie por
el valor de los propios enunciados,
¡ Víírtealas (It y 11)
g cornpilan en nuestra lengua varios artícu-
t.eMonde puclo entera rse, el 24 de ene.rode 1980, de lo que
los de la época de Cahiers l~our l'Analyse (sobre diversos pro-
Jacques Lacan deseaba dejar en claro: "A fin que se sepa que
blemas de "epistemología") y algo de lo aparecido en Orni-
nadie a mi lado aprendió nada, para hacerlo valer. Si, el ana-
carz (una publicación ya orientada por el ps icoaná)isis).
lista tiene hoíror de su acto. Al punto de que lo niega, deniega
Recordernos, sin embart;o, que en 1971 la editorial Siglo XXl,
y reniega -y m a l dice a quien se Io recuerda, Lacan )ac-
ue después editaría los Escritos dc Jaccíues Lacan, publicó un
ques; para no nombrarlo, incluso se indigna con Jacques- libro bajo el título de Ciencias sociales: ideoh>gííly conocimiento
Alain Miller, odioso por demostrarse el al-menos-uno que lo
I t a dos t r a bajos de Thomas Herbertel artícu-
lee. Ya sin las contemplaciones debidas a los "analistas esta- lo "Acción de la estructura", de Jacques-Alain MiHer. La pre-
blecidos". Me parece que la afirmación "nadie a mi lado
sentación firmada por Oscar Landi explica el interés político
aprendió nada" no es un rechazo dirigido a cada uno, sino la
de esa traducción, tanto como el clima althusseriano que a
Presentación 15
14 Gervufíí Lropotdo Gnrcín

impuLsa, Por la misma época y en la misma editorial, por su- t»o Escuela, porque pensamos que no sería posible sacar la
gerencia de Oscar Masutta, se publica "La sutura". escuela y el pasede la enseñanza de Lacan. Consecuentemen-
Aquel Miller "autor" de artículos deja paso al que publica 1e, tratamos de demostrar que esos conceptos son parte inte-
conferencias y senunarios, a partir de las dictadas en Caracas • nmtes. de laí enseñanza de Lacan, y que sustraerlos
gral Il es desco-
en 1979. Tenemos, entonces, un recorrido de casi dos décadas I
trocer, en verdad, toda la lógica de su enseñanza.
Es posible que el lector tenga que recordar la falacia gené-
que se realiza en castellano y en diversas ciudades y países. El
producto de esa actividad ha sido difundido en parte por re- lica y la falacia de lo colectivo que la psicología ha difundido
vistas y libros del Campo freudiann, como testimonio de un en el ámbito analítico, para calibrar el peso de las palabras an-
Work in Progressque se realiza en nuestra lengua. teriores y las que a continuación cito: "Por 1o tanto, nosotros
La tarea de reseñar la enseñanza de Miller en castellano no deseamos — ni los otros ni Lacan — continuar con ia Escuela y
(no po-
será fácil, lo que da un valor particular a la muestra que nos con el pase. Sería una escuela para nuestra generación
11 ega de la lengua portuguesa. Se parte, como corresponde, dríamos hacer de ningún modo la Escuela de 25 anos atras).
del
e malentendido mismo que es de estructura para avanzar l>ebím»s hacer una Escuela sin Lacan, cuando antes sólo se
hacia la lógica y Ia ética, la clínica y la cultura. conocia la Escuela hecha a la medida Lacan. TrabajamosIl mu-
Las paradojas del psicoanálisis nos introducen ert el terna cho y practicamos mucho más que entiempos de Lacan .
de la Escuela de Lacan: encontramos en ese momento conclu- Elttcidctción de Lacctttse lee con gusto, sólo hace falta que ca-
sivo el precipitado de la enseñanza que el conjunto del libro da lector se tome su tiempo, lo que implica dar crédito a lo
expone. Se trata de la Sitf(ichkeii, de la tnoralidad objetiva de que ocurre en estas páginas.
Hegel, en tanto est<'t en juego la particularidad de la cíausa GF t<tvtAx LcoFot.~ C I~+"+
analítica, Esas últimas cincuenta págums -últimas, aunque Buenos Aires, mayo de 1998
anteriores a la puntada final de la imagen reina y los docu-
mentos correspondientes- ponen ert juego el conjunto de los
problemas que se plantean en el pasaje de urta versión carte-
siana del saber hacer, a la composición colectiva de una Es-
cuela.Resumen, en pocas líneas, problemas cuya resolución
consumió décadas de tropiezos que el mismo Jacques Lacan
no pudo evitar.
II T
Luego de la desaparición de Lacan (no voy a decir des-
pués de Lacan, porque no creo que estemos después de La-
can) — dice Miller —, de su dirección política de1 psicoanálisis I
sus alumnos tuvieron que tomar una posición frente a la Es-
cuela, al concepto dc escuela y al de pase. Y hubo allí un gran
clivaje, lo que es un hecho objetivo. I a gran mayoría de esos
alumnas decidió continuar sin Escuela y sin pase y sólo un
pequeño grupo, yadesde el comienzo, decidió continuar con
la Escuela y con el pase y formó la Escuela de la Causa Freu-
diana, lo que es urt hecho l~stórico. Deseamos continuar co-
PREFACIO

"El estilo es el hombre" dice Buffon, La frase se convirtió


en proverbio. Es el hombre pero, corri.ge Lacan, "...aquel a
q uien nos d i r i g i m o s " .
Este principio, por ser parodia, no deja de ser menos fun-
damental. Para ser comprendido por el otro tengo que hablar R.
%0
su lengua. Y por lo tanto es el oyente, el lector quien tiene el <
poder en la comunicación (por eso los medios no se cansan de ©~g
sondearlo para saber qué quiere).
L]evdndoto al extremo, es el lector uien escribe, el o ente Q
uien habla o r m i boca, el r o i o r ece to r en e m i t e el
menea e.
~
Nada mejor que la presente recopilación para comprobar
esa inversión de la comunicación. No hay aquí una sola pala-
bra. impresa que no haya sido dicha en 13rasil y que los brasi-
leños no me hayan hecho decir. Sólo vine a decirlas aquí, a lo
largo de todos estos años, por iniciativa de los brasileños. Si
mis afirmaciones no hubiesen sido grabadas, transcriptas,
conservadas, ocasionalmente publicadas en alguna región
por ellos, esta recopilación no existiría, como tampoco existi-
ría si todo eso no se hubiese reunido, corregido y ahora edita-
do. Esto también se lo debo a los brasileños, En suma, éste es
un libro brasileño, hecho por y para brasilenos (y no soy sino
el lugar de paso, la ocasión, el n>édi um}.
Digamos que me presté al deseo del Otro. 'Há vase tu vo-
~ tt t sd! Aún es preciso elegir a nuestro Otro... Mejor elegirlo a
n uestro gusto, lo que para mí qu iere decir: con bast~ t e d i s -
cernimiento como para que éste no desee hacernos o no nos

i 4<Xtbagds„Q VOLEO g j
lfi 1acqrres-hlai>r
IVri7I<.> P +facio 19

haga demasiado mal. De (casi todos) nos Otros brasileños lo r r>unciado suyo alcanzasen a uno o a otro, que diera en el
único que puedo es vanagloriarmc, ytambién de haberme l>4nco e incitase al desciframiento. El texto de Lacan no se lee
confiado a ellos. EI Otro p rimo
rdial es el auditorio, y siempre
tuve en Brasil auditorios talentosos. No hay palabra de esta
cr>mo un rostrr>. No es que tenga una máscara, no, sino que
vchiculiza un saber al mismo tiempo fuera de las sendas ha-
recopilación quc no haya pronunciado mirándolos fijamente, l>i! ualcs, y que toca lo más íntimo dc cada uno. En suma, exi-
cscrutando sus emociones -interés, tedio, diversrón — quc con- ~~c una íntcrpretaciórr. Lacan era considerado
Il Il
o ficuro h a s t a
h
dicionaban, momento tras momento, el fluir de mi discurso. pr>r sus alumnos. El cnigrrra exigía un descifrador. Es Ic> que
Espiaba en especial las señales de incomprensión, que me ha- yo fui. Sin duda era necesario, para poder "com u n i car" a La-
cían inventar nuevos argumentos, hasta que el malestar diese c an, alguien que amase el estilo de Montcsquicu y el d e
paso a la satisfacción y que yo sintiera que acordaban con lo Stendhal: nitidez, rapidez, precisión. Y la frase con la que el
que les estaba diciendo. auditorio siempre me recibe (cn Brasil y en otros lugares) es:
Por lo tanto, bajo estas líneas hay un conjunto de rostros, "!Qué claro quc es usted!". Mc gustaría quc cl lector dc hoy
ceños fruncidos, sonrisas, también aplausos, y si tuviera quc pensara lo mismo — y, en ese caso, nada de preguntas y res-
responder de qué genero literario deriva esta obra, diría sin puestas...—.
dudas del arte de la oratoria. Ningún imperativo de investi- Al hojear las pruebas dc galera de este libro, transmitidas
gación cien.tífica, ninguna preparación dialéctica, ninguna vía í>rterrie4 mc sorprendió un tono alegre que no puede des-
reserva cpistemológica jamás rcfrenaron en mí el impulso re- n>entirsc. Vco allí un mérito, en el caso que se imayne que lo
tórico. Del mismo modo corrro siempre preparé cuidadosa- quc da responsabilidad al analista es el dok>r úe existir: impo-
mente el material de mis intervenciones, siempre deposité tencia, angustia, sín toma, malestar, desgracia. No siempre ad-
conflanza también en lo que ocurre cn el momento, en aqúe- vierto esa jovialidad en París. Reconozco quc también esto se
llo que el oyente experimenta como dicho para él cn csc ins- ln debo al Otro brasileñtx
tante. De allí el riesgo que asumí en cada momento -cada vez No me preocupa haber hablado en vano, ya que poco a po-
que me orienté por el deseo del Otro —. Confirmo cso: fui acep- co se íue formando una comunidad y esta recopilación se ha-
tado tal cual. ce en elmismo momento en que una Escuela despunta en
De allí, incluso, lo no consumado que se evidencia de esas Brasil, asegurando la formación psicoanalítica dentro de la
afirmaciones, que, sin embargo, se consumaban siempre a la oricntació>n que llamé "lacaniana", que es la que yo preconi-
hora fijada por los programas dc los seminarios, jornadas, co- zo. Este libro cierra un período, sella una fundación. Al rnis-
loquios. Y lo no consumado es Io que las valoriza, porque es mo tiempo, les quita a los especialistas una exclusividad, con-
la falta, la hiancia, lo que excita, lo que estin>ula el pensamien- vocando al lector desconocido, cuyo rostro es para mí ilegible.
to. Me voy contento cuando dejo comr> huella el contorno de
un agujero.Y dejé muchos dc esos agujeros para que se viera JACQUES-ALA&l MII.LER
que eran piedras. Pnris, 17 de febrero de 1997
¹A qué debo esos vibran tes auditorios que nunca me falta-
ron desde 1981? Yendo directamcn.te a lo esencial, lo que ha-
llo cs esto: el enigma de Lacan. Ya se lo conocía en Brasil, pe-
ro no mejor que en Francia. Sólo lo suficiente como para que
la in>agen de su personaje no impidiese que este o aquel
I. ESTRUCTURA

San Pablo, 1981


VRF.sENTAclÓN

Mi primera visita a Brasil está asociada a la


persona de Jorge l'orbes, quien quiso que yo vinie-
raa San Pablo y supo encontrar las palabras para
convencerme. Fue a partir del senunario, en la ca-
lle Wanderley, que todo comenz(x Jorge hale ei pri-
nrer director (1995-97) de ia Escuela Brasilena de
psico
análisis,
I,-A.M

Creo que tanto la producción teórica dc Jacques-Alain Mi-


ller como los títulos que viene acumulando en el devenir de
su vida profesional son sobradamente conocidospor todos
los aquí presentes, lo que me ayuda a evitar llevar a cabo la
tradicional presentación de un conferencista.
Antes de dar apertura a este curso de cinco conferencias,
quisiera decir dos palabras sobre la historia de este encuentro.
La invitación que le formulé a Jacques-Alain Miller data ya de
un año y tres meses. Fue a raíz de un enCuentrO que tuvimos
en el Congreso de Caracas, en julio de 1980. En aquel momen-
to, y después de mucho conversar sobre los rumbos del psi-
coanáliSis en Furopa y en Am é rica latina, lO invité a que Vi-
niera a hablar aquí a BraSil,máS preCiSamente a San Pablo,
pensando que era importante traer un discurso que se uniría
a los que tanto brasileños como extranjerOS prOfieren aquí en
nuestro medio, preocupados por el desarrollo delpsicoanáli-
sis, en especial por las contribuciones de Jacques Lacan. Cada
persona qne habla es portadora de una especificidad, de un
24 Jorge Forbes Presentación 25

estilo. Jacques-Alain Miller es conocido por el brillo de su Recife, Brasilia, Salvador, Río de Janeiro, San Pablo, Curitiba
pensamiento y por la excelencia de su didáctica, Un produc- y l'orto Alegre, testimonia que, desde aquel]a conversación en
tor teórico que tanto y tan íntimamente convivió con Jacques Caracas, no estábamos solos al pensar que era interesante que
Lacan.. Sus contribuciones — sea en el establecimiento de los viniera a Brasil, para poder debatir juntos temas de nuestra
textos de los seminarios o en sus particulares y enriquecedo- área corníín de trabajo y de investigación,
ras formulaciones psicoanalíticas — ya son notables. Luego de Le cedo la palabra.
ese encuentro en Caracas y después de haberle hecho la invi-
tación, conversamos mucho sobre la mejor forma de realizar Jozc;E FnEoEs
este curso; estas conversaciones se continuaron en París este
año, en enero, cuando discutimos el programa a seguir en San
Pablo, en este octubre de 1981. Fue grande y extenso el esfuer-
zo para que esto ocurriese, y hubiese sido más difícil si no hu-
biera contado -en las diferentes etapas de preparación duran-
te este año y medio — con la ayuda de varios amigos psi-
coanalistas Algunos desde el primer momento, otros se su-
maron luego yotros son amigos nuevos. A todos, en este mo-
mento, quisiera decirles: muchas gracias.
También quisiera agradecerles a las dos instituciones a las
que recurrí y a las que les ofrecí una conferencia abierta de
Jacques-Alain Miller. Hablando con él, pensamos en una con-
ferencia abierta en la universidad, dirigida a la comunidad
universitaria, a sus estudiantes y profesores y, también, otra
conferencia en un hospital psiquiátrico, para discutir con los
médicos. Querría, pues, agradecer al Departamento de Psico-
logía de la Universidad dc San Pablo, donde Jacques-Alain
Miiler dará una conferencia el día lunes '19, a las 15 horas. B
tema será "Psicoanálisis en la universidad". También quiero
agrade er al profesor doctor Carol Sonnenreich, director del
Servicio Psiquiátrico del Hospital del Empleado Pííblico Esta-
dual, y al doctor lgor Sérgio Prujansky, presidente del Grupo
de Estudios Psiquiátricos del mismo hospital, por haber reci-
bido de tan buen grado la propuesta de realizar una conferen-
cia que tendrá como tema "Psicoanálisis y psiquiatría", la que
se realizará el miércoles 21 a las Zl horas en el Auditorio "A"
de dicho hospital;
Finalmente, desearía expresarle a usted, Jacques-Alain,
que la presencia hoy, en este auditorio, de psicoanalistas de
EL MALENTENDIDO

Una reflexión objetiva sobre el escaso tiempo de mi perrna-


nencia con ustedes — un apretado fin de semana — me llevó a
desistir de dar las conferencias programadas, prefiriendo en-
tablar conversaciones rn5s largas, mhs articuladas y, al mismo
tiernpO, informaleS. BaSta la eleCCión del térnlinO "COnveraa-
ción" para irnap n ar el tono y el estilo de nuestro encuentro.
ES éSta mi primera viSita a BraSil, Cuya lengua deSCOnOZCO,
como ignoro la literatura en lengua pottuguesa.Aquí estoy,
respondiendo a una invitación. muy especial de Jorge Forbes,

San Pablo

Estando en Brasil por primera vez, me resultó muy agra-


dable el hecho de comenzar por la ciudad de San Pablo, que
me trae un recuerdo muy especial; y como estamos conver-
sando, novoy a dejar de decir lo que me evoca elnombre de
la ciudad, Permanecíjunto a Lacan hasta el fin de su vida. Sin
embargo, durante tres anos estuve alejado, después de los
acontecimientosde mayo del '68. En un sem inarioen el que
yo no estaba presente entre los oyentes, Lacan usó una expre-
sión,sin nombrarme, pero con suficientes indicios como para
que vinieran a repetírmela. Me COmparó COn San Pabln, di-
ciendo que me caeria del caballo a causa de una revelación
pO) ítiCa. Ante tal observación, Cambié el rumbO de mi exiSten-
Cia. Monté de nueVO, COmn San Pablo, catavez sobre el caba-
llo lacaniano, yendo ahora aíín mas lejos que el apóstol. Co-
28 íncqlces-AIaio Miltcv Fl rslak»(feiufidO 29

mo San Pablo, tomé la posición de organizar d f te, sino que es estructural. Intrínseco a la comunicación, con-
, en a i s toria del cristianis mo,fueportador,orga- lleva indirectamente el sentido; y vale la pena saberlo cuando
nizador y propagador de la verdad de Cristo. Fn este viaje, en sc inicia una conversación.
Argentina yy ahora en Brasil ,hhasta podrla I/egar
'

.
. a irnaginarmcc La enseñanza de Lacan, y ciertamente alglmns de ustedes
ser San Pablo...... pero si digo esto es para prntegermc de dicha han tenido ya la ocasión dc descubrirla y comprobar !a difi-
idea ypara que no haya conhisión, La verdad dcl psicoanáli- cultad de intrnducirsc en ella, tiene en cuenta este malenten-
sis no tiene nada que ver con la verd d d . I E dido de estructura, lo que les evita creer que se la comprende
sea laa razón
ra por la cual esa verdad no es a a dablc n o p r o - de inmediato: al especular sobre lo que leyeron, descubren un
mete salvación. maienteudidn y esto los involucra.
L a sa!a
s.! ddonde estamos, en la clíluc ' ' a ce3 Jorge
J Forbes,
.b es Vsn condujo a muchos lacanianos a refugiarse en la nscu-
acogedora, favorece la proximidad diré u e in l ridad, aunque ustedes ya se habrán dado cuenta dc que ésc
s es muy úti para acortar no es mi método. No me identifico con el doctor Lacan. !Sufi-
a i stancia que de hecho noss separ p a r a a u s ted
t es y a mí,; nnue cientecon que haya habido uno y que no fue uno cualquiera!
n unca tuvimos oportunidad dee habl ra a.r D . eb o d ecir que nn sé No utilizo los recursos irlhercntes a la dificultad de expresión.
cómo es la prácticadel psicoaná!isis en B" rasi,'I,me faltan refe- En el fondo, al discurso que especula sobre su propio dificu]-
r encias y para estab!ecerlas debería escucharl os . argamcnte
! a tad com iene que le corresponda otro que especule sobre I i
fiin de tener una idea consistente de vuest rns dichos; ' h . ; pero, en propia claridad: espero mantenerme en esa dimensión y ha-
vez e e so, me toca a mí hablar. Me gustaría co nocer sus in- blarcon todasimplicidad,
quie u es sobre el psicoanálisis, Como contrapartida, les cn- El inconsciente en el sentido de Freud, tal como Lacan ln
r nentaré lo que
u c me ocupa en este momento ,teñid
eñic o para mí retorna y!o demuestra, está hecho, está entramado de ma-
por a muerte
or la nl reciente c!el doctor Lacan. !entendidos que se depositaron, se inscribieron en el sujeto
y de manera singular determinaron lo que puede ser deno-
minado — a partir del psicoanálisis - "su destino", A partir
Malentendírlo del psicoanálisis se podrá recuperar lo que de repente se
comprende oblicuamente, lo que permite rcsituar al sujeto
U ti! icé la palabra "conversación" b ast ante poco lacaniana,
. l. en su senda.
pues cn el íondo nn se puededdisimular que la conversación,
lejos de permitir la comprensión mutu a, al'imenta el malen-
tendido. Snlo un tipo de conversación tiene posibilidades de Lhr casoclínico
conversacion analítica, evidentemente mu es-
ecia! en su dis nsitivo Traigo como ilustración un caso del cual tuve conocimien-
E! Inalentendído entre los seres haiblan tes. y losI hablados to en Buenns Aires, en un control, la semana pasada. Sc trata
( esis de Lacan) explica la ambigüed d t b ., de una mujer a quien su padre le dijo, en un contexto cual-
cual a
cua
CIÓI'l
ción en
L can creó el término pnrletre (ser hablante), cu a traduc-
cn portugués (fnln-ser),me han dicho hace unos instantes,
quiera, probableem
nte anodino: "Nunca serás nada". Ella es-
cuchó esta frase y entendió que la misma le marcaba !a posi-
evoca sentidos que mndl lla l I sdde manera va!insac la expres'
p AS l n ll ción fundamental en su existencia. Silo saberlo, se apegaba a
fra
c nce. a, ese ma!entendido que n i esaccidental a lni contingcn- esc dicho paterno; todo lo que presentaba como síntnma lo-
30 /neqwes-Alain Miller pi nrplentendido 3 1

graba ordenarse a partir de ese dicho, del cual ella había he-
finido, donde ninguna sustancia es atrapada. nsl es el estilo
cho su propio síntoma.
de vida de la paciente. Si ella dejara a ese analista, después e
Ya se había psicoanalizado varias veces y ésa cra su depen-
b teni'do y a o tros tres s e gu irá de an a l i sta en a na li sta,
l .aocr
n
dencia esencia1. El gran problema de su vicla era cl vértigo,
ues a medida que en análisis su síntolna adquiere consisten-
una cuestión evanescente, pues todo giraba en torno al llliedo
ll hu e de los analistas, a los que ve como en
de tener vértigo. Actualmente lo que más la inquieta es la au-
serie, sin detencrsc cn ninguno, porque no quiere saber que
sencia del míe:fode tener vértigo. Su vida adquiría consisten-
hay en el fondo de la cuestinn. Frecuentó a uno de los ana is-
cia a partir de ese síntoma, hablaba de él a su analista como si
d
tas aurante cinco años siempre con cl mismo problema, e
fuese una persona (dicho esto por el propio analista). Ella de-
cual desapareció con el desvanecimiento, la fuga dc la propia
cía: "mi s í n to ma, 1ni síntoma desapareció, mi síntoma va a
acir nte. Lo interesante dcl caso, repito, es el dcsvanrwimicn-
volver, mi síntoma estáahí", como si fuese un companero.
to, no hay otra cosa.
Podernos escribir a ese sujeto afirmándose en su depen-
dencia almodo de Lacan, con una S mayí íscula y tomarlo co- Traigoeste caso clínico como ej«ripio de ]a eficacia del ma-
lentendido. Finairrrcnte es posible aislar la p alabra determi-
mo fórmula de partida. Lo interesante del caso es el extrcmís-
nante de la esencia de su vida y el significante que la coman-
mo de la posición subjetiva. de asunur, hasta las ííltimas
da. En «~ consiste la experiencia analítica. Su padre tenía ta
consecuencias, ese nndaproferido por la boca paterna, tomán-
importancia para eella que tpodría haberle abierto el camino
a que
dolo al pie de la letra. He aquí el malentendido. En ese senti-
ara la histeria, que la libraría del síntoma, curándola. Hay
do, e] hecho sobrepasa sensiblemente las intenciones cons-
otro obstáculo, que es la relación dcl padre con el saber: siem-
cientesque el padre había puesto en eso. Después de «xpo-
pre que la hija le hacía una pregunta, e l pa dre le daba un li-
ncrme e J caso en v e i n te m i n u t o s, i n t e ntamos r ealizar u n a
bro. La fórmula del discurso de la histérica en Lacan, indica-
construcción y verificar si cl material traído la confirmaba. En
ría que ése cra el obstáculo para que ella pudiera — como una
ese momento el analista me dice: "Ah, sabe, mc acuerdo de
histérica — referirse a un significante amo, para hacerle produ-
una frase del padre, que ella mencionó". La consistencia del
cir ese saber que ya lc llegaba hasta el cuello.
síntoma indicaba la negación de ese punto decisivo. Lo inte-
resante del caso es saber cómo ese síntoma se constituyó. El
vértigo no es verdaderamente el síntoma,pues d«hecho ella
Sillrcr demasíildo
tiene miedo dc tener vértigo. Pienso que allí se puede distin-
guir un síntoma 1, que sustenta el síntoma 2: miedo de tener
No se debe saturar a los otros con saber, es preciso mode-
vértigo. Y, en definitiva, cuando cHa llegó a este último ana-
ración, no atmigarlos, impidiéndoles vaciarse... Ésa es mi
lista, el síntoma era la ausencia del mi«do de tener vértigo,
pleocupacl 6n :: so oca
f o c a rlos con una serie de cinco conferencias
que la aterrorizaba porque su miedo de tener vértigo era, si
en dos días, causando la incomodidad de forzarlos a una in-
puedo decirlo así, lo que la sostenía.
gestión de saber. Tengo que cuidarmc para mantener el estilo
Éste es un caso sobre cl cual he meditado desde quc me fue
relatado. Y si continué en el vacío dc mis pensamientos es
Esta ííltima semana tuve el privilegio de escuchar a Borges
porque el síntoma está constituido por el vacío, por la vacui-
dad del sujeto, que no tiene sustancia, presenta algo de eva-
chaba, pero tuve el cuidado de no hacerle preguntas sobre
nescente y dc vertiginoso. EI vértigo está en el retroceso inde-
psicoanálisis pues no lo tiene demasiado ccn cuenta, De cual-
32 facón<'s-Alrriir lklllh.'r g( lllrlir.rr i<llrfilio

quier modo, su conocimiento sobre la materia es anterior a la cesa de los años '60? Él fue notorio internacío-
ceguera y no contiene referencia alguna a la obra del doctor rnento en que• a1 1'nfl uenc'
• ' d l
Lacan, que con certeza desconoce. Indagué sobre su relación los estructur is as pa b
ab
con la literatura francesa, a lo que resporrdió de buen grado. hecho como un tren, han pues o a
Debo reconocer que había un nexo entre 'fu d'ien dos t del
mis preguntas y sus dado a viajar,difur<
opiniones, aunque é4 visiblemente, no conociera la situación d 1 .
' nes en donde as cosas d ja d i f di .
del otro para oírlo. ¡Es algo difícil para un ciego! Pero a él no ) ldo I 'unto
Todo era irunediatarnenmentep re-compren<. i
le importa: parece que cuando el diálogo se lleva razonable- ienza, sin embargo, a perci ir ue
mente bien, le gusta hablar indefinidamente. Cantó un tango, interés or él per dura hace 1Mti
recitó versos de Mallarnlé, a quien, por otra parte, encuentra o í n í bi
l ación al malenten d.i d o
o .T d
de mat gusto; tuvo una palabra malintencionada para con 1
aspcctos, no han ogra <o
1 <1 '1
n
Joyce, habló de su familia. Es lo que Lacan denomina el dis- robable,ue su i scurso
curso corriente: los interlocutores se alternan, dándole la
oporhlnidad de reiterar lo que se presenta como una especie esario colocarlo en una
ituar a La<al < sca necesario
'opos 'on s, la < ue atañe al signi'íic t
de discurso interior, cuyo oyente es siempre el al - o l .or
mismo, pues le e
es difícil individuallzar la presencia que le traen, no teniendo
está en la diferenc'ia. El si edificante Lacan v
.

otra posibilidad más que la de reanudar


' '

discurso. siempre e l mismo cl an MelanieKlein a psicoan'


" tera
'
- pu t as que practican 1
'
cl
• p
Lacan decía:"Todos monologan". Es eso lo que implica el r po ia todas las prácticas que invo
malentendido; que definitivamente todos monologan. Sólo en omo las dro as, por ejem
tado de conciencia, como
cl psicoanálisis, debido a la manera en que el otro se presen- s necesaria „ara situar a acan
p '' n
ta,existe una pequeña chance de monologar de otro modo, itúa en Urasil? ¹La re e op
para ser prudente y no elogiar la operación, en ocasiones ver- Éste es el tipo e p
rá construida o deshecha?
es ec
tiginosa. r cu as respuestas son de e mi interés.
'
Generalmente se comprende a la persona ya antes de co- 1 1 d'd
Hace ya m.ás de un año que me preocupa
menzar a hablar, y allí está el malentendido, la pre-compren-
acerca de Lacan.
sión,
Cargo un cierto número de significantes gracias a los cua-
les sepuede aislarmi persona; se espera er
ltonces que yo co- Aiín Lacnn
rresponda a mi reputación, sin importar si es aduladora, co-
rno la que escucharon en la ir 1troducción de mi amigo Forbes, malentendi'oo no ti'ene ninguna importancia:
o si aterroriza. Esperar que yo me comporte conforme a lo que ' icoexce ciona.l En ocasió .i'n de s m < . t un
a
se presupone ya estácomprobando la existencia del malen- .iatría no, sicoan i sta, qu o ' ió l.
't
'
'

tendido. Debo decir también que el lugar es determinante; ' ven n residente me coment ba d
o
por ello es que aprecio este lugar retirado, donde podemos '
aún continuaba están o od I c es
l scl
respirar libremente. l i '1 i o 1
anos, por cl cuidaado,, la precisión, a vigi an
¹Lacan no habrá llegado a Brasil como parte integran te de seguía a sus d ocentes en el hospita . o es
34 /aeqnea-A/ain Moler El rnaleniemt<do s5

que un charlatán, como a veces lo califican, hubiese podido se detuvo como si ya hubiese dicho todo. Se percibe clara-
permanecer practicando el psicoanálisis en París durante cin- »1ente que debe haber existido una especie de síntesis que lo
cuenta anos, atendiendo al mayor número de pacientes jamás i»>pulsó indefinidamente. Fso es lo que nos debe interesar.
confiado a un analista desde el nacinliento del psicoanálisis. Es el caso del desarrollo de las consecuencias de su hipóte-
ra censurado por sus sesiones cortas, pero debe verse el la- sis de partida, de la cual proviene todo el inconsciente estruc-
do positivo de las cosas. En la cííspide de su carrera, él aten- t<ir<>do como un lenguaje. Esta fórmula la escribí yo: toda la
día desdelas 6:30 de la mañana hasta las 8:30 de la noche, y < nseñanza de Lacan es el desarrollo de esa hipótesis inicial.
no estoyexagerando. Solanlente con una pequeña pausa pa- I h.spués de escribirla, no obstante, tengo deseos de corregir-
ra almorzar y llevando a cabo sesiones cortas. Por lo tanto, es I.1 pues ella lleva a pensar en un desarrollo homogéneo y uní-
posible hacerse una idea de lo que pod..ía ser su expe voco mientras que, en verdad, suenseñanza fue hecha de
s posi e imaginar un charlatán practicando el psicoaná- < onstantes rectificaciones, de c<>nfrontación entre las conse-
lisis durante cincuenta años, teniendo mr<chísimos pacientes <,u <.'Il c las.
y habiendo sido los titulares de todas las sociedades psicoa- He aquí el Lacan que se debe abordar: no el Lacan eterno,
na íticas de l rancia, ligadas o no a la Internacional, ex-anali- n<> cl Lacan teórico que daba respuestas en términos que na-
zantessuyos? ¹No seríamás razonable tener una idea de rec- r lie comprendía, sino el Lacan frente a sus problemas que pro-
titud, de constancia única en su género? %ido eso me parece
o. <> <.uraba no esconder., demostraba sus enojos e inquietucles, pe-
evidente, n> no a simple
vista, Logró tanlbién popularizar algunas de
Son preocupanteslos malentendidos sobre su enseñanza. sus expresiones yesquemas. Por ejemplo, la metáforapater-
Así, estoy interesado en r<wtificar la puntuación que se hace na, esencial para constituir un mundo normal para el niño: el
de Lacan, pues ese proyecto nos interesa a todos. f'.l ha sido metaforizar el Deseo de la Madre por el significante del Nom-
resumido, simplificado, como si fuese tan sólo el teoriz
rizad or llre del Padre. Fuerte y robusta como construcción, pero bien
simple en el fondo. Es esencial que el padre sea un verdadero
orme hecho en liorna en un congreso, en septiembre de 1953, p1dre, legislador. Sin embargo, es complicado que un padre
titulado "Función y campo de la palabra y el lenguaje en psi- sea idenhficado con un legislador, con el Nombre del Padre.
coanálisis", No significa que no estuviera trabajando desde l'so, en general, produce un psicótico en la familia. Es la lec-
antes, sino que esa fecha marca <u>corte, el momento en
n< enque ción que se puede extraer del caso Schreber: un padre educa-
él de hecho, habló e>l nonlbre propio, dejando dc ser un pos-
é, dor en la sociedad, que asumió la posición del Nombre del
treudiano para abrir una nueva dimensión.
si . F. s a escansió>n ini- Padre y lo encarnó con un resultado desastroso, La metáfora
cial donunó efectivamente toda la comprensión que se inten- paterna demuestra que es mejor que el padre no se considere
tó hacer de su enseñanza. padre eterno, que tome distancia de ese significante y que se-
Hay en Lacan mucho más queese aspecto. Y esto no es crí- pa que no hay incompatibilidad entre el matriarcado y el
tica, sino al contrario, él mismo rectificó y desarrolló su orga- Nombre del Padre, estructura secreta que toda familia cono-
nizacion inicial, Continr<ó su enseñanza durante casi t>vínta ce. Allí también surgen graves malentendidos Los consejos se
años, con un seminario semanal durante m~cho tiempo y lue- volvieron una especialidad internacional y un a i n dustria:
go cada quince días. "C<>mo educar a su hijo". Y es extraordinario cómo, a medida
E s necesario encontrar el resorte impulsor de esa enserlan- que el discurso de la ciencia se difunde en el planeta, los se-
za, quesiempre lo hizo avanzar. En ningún momento Lacan res llamados hu>llanos son situados como ignorantes, todo
36 tacques-Agria Afilier Et mttlentc'tendido

debe ser objeto de educación, es necesario enseñar todo. Sólo q afirme esa tesis i1o d b ser considerada como una inven-
se les da consejo a las madres, a los padres se los aconseja mu- «ión, pues una vez 1 anza da p asa a ser la evidencia que con-
cho menos. Mejor, porque así el malentendidono causa tan- . t c, taa l como lo constituyó"1"reud No exis-
xis-
'

«'
«ierne al inconscien
.

tos estragos. Hay un. ejemplo típico de malentendido sobre la más que el enguaje. a
te otra cosa en la experiencia
ext analítica
obra de Lacan, un bello caso de psicosis que fue presentado L' '
i v eriencia anaiitica es tá l 1ec echa de todos Los n1edios de
en Buenos Aires en e) Hospital Italiano. i uales el analista se priva , t . e todo
o < a ln que él renuncia, de
Fue un padre que se tomó muy en serio el Nombre del Pa- darle a l inaditas en la espalda al paciente, de manejar su
dre, un malentendido también. Es dramático el caso de ese
hombre de 66años que se desmoronó Su nombre de pila es- a á mamá, niños... ..., N oacepta
ac la terapia fam1iiir. E
tá plenn de sentido al igual que el de dos de sus h ermanos, p sicoanálisis es una terapia familiar, tn a a a
son nombres degeniales inventores de la humanidad. Eso sn-
lo da una idea de cómo era su padre. Como Schreber, él escri- trajera su casa.
bió sus memorias y las divulgó. 1 unción y campo de la palabra y de cnguaje es ' d-
Si hubiera interés, trataré de rever este caso. Por cl n1o- bra cuandn se saca casi todo. Por ln tanto
• esa, roposición de
,
,

n1ento, vuelvo a lo que me parece esencial. L.acan


- de b aunq ue haya allí inu-
e ser tomada cnmoevidcncia,
Lacan nn sc fijó a la posición p e ha
y qu ie n
roclama
da en el Informe de
Roma. Esn aparece en su texto principal, el más difundido
'e
«has otras cosas,, Nadie
a es ''
está obligado a analizarse,

justamente por haber interesado a mucha gente que estaba porque


po ii sí; no es necesario, como en los Esta os ni os, ui
por fuera del psicoanálisis. tcr apia ,
especial para pasear r
por p y <.
t.
' ~

Este texto, nacido de la orientación del Informe de Roma, 'ó del cuerpo dé resultados en cu;'1i1 to a la. ops i -
m anipu aci n e c
se denomina "Instancia de la letra", por cierto muy conocido a r o aap-a-
ción subjetiva. ¹.Por ué no? Esas terapias, sin embargo,
or qu
aquí, y donde desarrolla la metáfora yla metonim ia, a partir i entras ue e! s i -
de la oposición aislada por Jakobson. Son figuras de retórica eo í de L n
coanáliis'is viene resistiendo. Existe una
conocidashace siglos, que Jakobson hizo funcionar una en re- l' ' ' 11 en r i m c r p l a n o
sicoana isis, quI ue precedió a la instauració11 en p ' p
lación a la otra. Lacan senaló en La interpretación atc lossueños la
cómo funcionan. esos dos mecanismos esenciales, permitien- d'mensión esencial del psiquismo. Pnr. en e, a esis,
'j y
do simplificar, retraducir, abordarlos de nuevo de manera le como evidencia,no es elcon1ienzo de,n qu
más sólida,
aunque simple, a través de pequeños maternas o 11Ó.
fórmulas; cn fin, articular lo que l'reud había descubierto con
]a Traumdeututig.
Creo que la comprensión, el malentendido sobre Lacan es- Estatho dcl csptlo
tá marcado en ese texto; no se trata de criticarlo sino de estir-
diarlo, coino recientemente hicirnns en París, durante todo un No voy a rehacer la h 'is tor i a del pensamiento de Lacan, pe-
año. 'n sobre el es-
rn comentare al go d cl c om i e nzo de su exposición sobre e es-
Por otro ladn, eso indica un Lacan no suficiente para noso- tadin del espejo que fue resistido.
tros. Con el Informe de Roma, él introdujo la tesis, aún domi- n hizo su entrada en el psicoanálisis presentando una
nante, del inconsciente estructurado como un lenguaje. Como observacion en e
38 ln í q<(ec-hi«ia kfi(1<r
SJlu<rt<ar<'r><tido 39

morn.ento, Ernest Jones le impidió seguir hablando, alegando


que ha ían terrninadO los diez minutOS q ii rsaje de una identificación. a otra, haciendo suponer que la
. que t enía oara hacer- inlagen tiene efeCtOS realeS La prueba, Segírü LaCan, eStá en la
lo. Lacan tuvo siem p re, lcasta el
' final, un resentimiento
.
'

contr
,
n ocon r etologíaanimal, que demuestra de modo claro la realeficacia
<le h imagen. En los F scri toses posible encontrar referencias a
ejra su comunicacion, y Freud que d
h ubieraa po
o di i dootornar
r la pa loma, a ia langos ta y a otros a n i males. Enel fondo, adrni-
conocimiento de el<la,nunca
~,
nunca la
a le
e yó.
o .Hee
tirnos que esa teoría tiene consistencia, aunque sepamos bien
aquí loS encuentroS frustradoS.
A partir de la concep tualización de "El, estadio < riel es el obstáculo con el que se topa: no todas las idcntifica-
es a rocdel
el esoe
esveto", < iones son equivalentes.
vvivio otras' experiencias
< muy impo i r antes.
t Asistió
.A '. al p rimer complejod e Edipo, existe una nueva idenhfica-
'

SCminariO en Francia sObre Hege l a cargo


• de
Al salir del
ege, í K '
Kojeve, del cual ción del sujeto que le permite constituir su mu ndo de manera
estable y tener buena relación con los objetos. ¹Dónde está la
ue un momento importante en lah'is 'toria' de l a intekxtuali-
cliierencia en ' e Sas íáentífieaciOneS? ¹POr quéla Segunda tie-
d ad
df franco~.

ne ese mérito? Cómo se fórmula la preSencía de la imagen en.
el inconsciente? Una coSa eS tomar Cjernplos en la etOlOgía ani-
Heref, el estadio del espejo rl m6s allí í Inal, sin necesidad de tener una hipótesis sobre el inconscien-
te, donde estamos en presencia de hechos con caracteres de
L'n automatismo, obse] vables hasta en algruras especies de peces:
Ln esa época, Hegel estaba absolutamente proscrito: la
ir>s congéneres se reconocen, existe la relación de los sexos, de-
universidad no admitíacursos sobre•e,1,Sól o a pa r t ir de l940
-por iniciativa cle Merleau-Ponty be haber una fórmula por la cual el macho se relaciona con la
nty,qa . r tre e H ypp o l i te- — Hegel
g
hembra y viceversa. Allí puede suryr la simuh<ción y todo
-

se volvió un autor reconocidoo porr os l . fi oso


l os académicos
f ranceses. El estadio del espejo no es ciertamente una ex ~e- puede desarrollarse bien, basta con destacar los rasgos perti-
riencia pura, y si Lacan tuvo la se nentes, Allí está la. relación sexual en el sentido de Lacan, no
' nsi'b'1i i dad necesa.riay la teo-
rizó es
rrzo es porque
orc ue ya estaba en su cabeza las relaciones sexuales sino la relación como fórmula que, se-
. celesquema
es ]ue hegeI iano

'
-

dcl amo y del esclavo, Ei estadio del gíín. su tesis, no existe en nuestra especie anímaL
a io e es p e joes aparer)temente
una experiencia, aunque en verdad es . un f. Vi, si no me equivoco, el volumen de Desrnond Morris en.
fenómeno empírico,
un paradigma del amo y del esclav ia mesa de la casa de porbes. Ese etólogo ya fue sabio en otra
vo.. eD- i n m ediato el ego
'

ocasión., antes de comenzar a realizar cosas dirigidas al gran


p rasi ario, o se trata, publico, como E! rrrorro des rrrrdo.Es siempre divertido confron-
• go, e rehacer ahora la historia: lo int in eresante es íla
tenria que Lacan exhajo de allí tar la especie humana con la especie animal. Ll intenta escri-
a í, a t"irman d o que lo esen.cial en
e psicoanálisis es la función
'. 3e bir tratados sobre el comportamiento humano, tomando co-
s < l-as : 'd
'

, t f'rcaciones, lo que
i e r tti
constituye su teoría antes de evidenciar la fu nci ón del si< nifi- mo molde el comportamiento animal. Es exactamente en el
cante. Ll sujeto durante toda su vid (ema del sexo donde reside el obstáculo; respecto a la sexua- »
a as cuales se identifica sucesivamente y, por lo tan to, su e o lidad no es posible aislar los rasgos pertinentes a cada espc
e s, como dice Frcud en uno de .sus cie. No se puede decir que el h ombre desea a la mujer en las
sust ex tos,. un mercado perca
enti 'f'
i d- icaciones q ue p u e d e n Ser COntradietoriaS mismas condiciones que los animales.Es por ello que todos
'
'

'<. - entre
re síSí. buscan secretos, se apasionan por el problema, pero no es po-
Los momentos esenciales de la vi da están marcados por el
sible preguntarle a cada uno y revelar i ndividuam
lente losca-
40 )«cqnes-A/ni n ivii liar
Ei nra!ester«tMO

sos, E íínico rasgo p ertinente a


l género humano aislado has-
FVOltiCión ríe ln ertSCRnnzn dr Lacnn
ta ahora es la dilatación de la pupila: minuciosas experiencias
de psicólogos habrían demostrado que el hombre, en general,
considera más erótica a la mujer cuya pupila esta dilatada.' Es lo que él dice de un texto que figura en los Lscrítas, po-
¹por qué todas las identificaciones no son equivalentes y co comentad o, y que comt complementa el informe de Roma. Uti-
subsisten en el inconsciente como imágenes? El inconsciente liza aHí frases singulares, pues al lado del amplio Informe e
tiene oídos y es allí donde se complica, por el malentendido. l953, donde introduce la función y el ca inpo cle la palabra y
Por otro lado, incluso en el detestable esquema de la segunda el lenguaje, ese texto parece valer poco; en sólo una decena de
tópica de Freud, criticado por Lacan en Caracas en su ítltimo p áginas formula algunos conceptos s ex
p resadosen El Seminn-
seminario pííblico, hay una especie de orejitas. l'reud senala- vío li U~s ctintro coriceptos fii(tdnnientales de/ psiconnnlisis. Nadie
ba que el superyó estaba formado por residuos auditivos, E1 ünagina que ese pequeno texto apunta a equilibrar el „rime-
inconsciente tiene orejas y no ojos, aunque no escuchen con- ro: veo allí el inicio de la recti ficación en Lacan, cuando la fun-
sejos y sea éste el motivo de la existencia del psicoanálisis, ción del objeto en psicoanálisis toma un lugar esencial en su
Lacan, en una época, para dar cuenta. de la subsistencia de teoría. Fue el énfasis puesto en el deseo la base de su discur-
la imagen en el inconsciente, utilizaba el término indago.Eso so durante diez años y continíía siendo un término relativa-
no era,sin embargo, muy ventajoso. La palabra era ambigua l ; -l d ' n oposicióna lademanda, Es en ese
momento que d.icho énfasis se desplaza sobre otra cosa, que
entre la imagen real y La imagenq
ue subSistía en el incons-
no ticn.e la misma ley de f uncionam iento,quees el goce. o
ciente, Ya mostré que al introducirse la función simbólicase
separan los dominios: por un lado, lo imaginario — lo quc es se llegó a observar como Lacan cam b'ó i ' la p un t uaciónentre
efectivamente del orden de la imagen —, por el otro, lo simbó- cleseo y goce, 1o que exp xplic
ic.a qu e fue llevado a r@elaborar La
t' ' d - l goce femenino, que desde los debates de Los años
lico — Lo que esclel orden de la inscripción significante -. A par-
tir de allí es posible distinguir las identificaciones imagina- '20 '30 permanecieracomo una incógnitapara .reu y p
rias, siempre agresivas, como en el estadio del espejo -el otro, muchos psicoanalistas,
a quien me identifico, soy yo mismo —, estructuradas sobre un: La cuestion de l deseo atorrnentó muchisimo a Lacan, pues
"el otro o yo". Son id entificacionesguerreras, queno traen es- sería abreviar demasiado buscar una definición dada por él
tabilidad ni paz.
En segundo lugar están. las identificaciones simbólicas, No es de este modo como se lee a l acan; es preciso sa cr que
quereposan sobre lam ediación de lapalabra y que operan de de un lugar a otro procuró delimitar algo. Ese deseono exis-
modo totalmente distinto. Fue como surgió lo simbólico en tió desde siempre, por el contrario, siendo una definición su-
L@can, para resolver La situación de la guerra imaginaria con-
bien los hechos clíni-
tenida en el narCísíSmO.
Fxiste, por así decir, una verdadera novela que se desarro- c<~,
.

r sosconcept os se van transformando muy suti lm ente.


.. é, .

11a a partir de ese punto y un corte en la enseñanza de l~lean, ireciso, incluso, estar a tertto a lasru p t u ras quc puede infligir
que él mismo señaló yque nunca fue notado. a suS ideas. TOdo eso eStá Cn loS Escrítna; eS un librO muchO
lllás voluTB inoso d eLo que parece como si fuese tusa bibliote-
' l Líu
c a en un solo ' bro,, con rta. nsf or m a ciones extrcmadamente su-
1. Por eso mismo, las "damas romanas" usaban jugo de "heltadona"
i iles y minuciosas.
para dilatar la pupi ta y volverse más atractivas (t<t. del T.).
Preciso decir aítn una palabra antes de darles la opor tuni-
42 /ncqras-Alnin Miller Fl ntnlentendtdo 4 3

dad de decir la suya. Estoy de acuerdo en cn frentar ahora con quc Freud escribió sus famosos "Cinco psicoanélisis" (que no
ustedes la cuestión del significante, que es mucho más com- tienen el mismo estatuto porque no analizó directamente a
plicada de lo que sería si fuese sólo un fonema o una palabra Schreber, tampoco al pequcno Hans, lo que hizo fue publicar
y que supone la reducción clc la interpretación analítica a un su trabajo) y que Lacan no publicó casos clínicos. ¹Existe al-
juego de palabras. Se puede pensar así al leer "La instancia de guna explicaciónpara esto?
la letra...", y sin duda esa dimensión está presente cn el inter-
pretar analítico, pero manejare1 significante es más complejo J.-A.M.: ~Sería formidable que I acan Io hubiera hecho! Ex-
que jugar con palabras. Lacan lo introduce, al principio, como ceptuando el hecho de que tenía publicado un interesante ca-
función mediadora esencial — una manera bastante optimista so psiquiátrico en su tesis, defendida en 1932 -él entonces era
de concebir elsignificante —, Tomemos como ejemplo de pala- psiquiatra — ; a partir de allí se comprometió con eI psicoanáli-
bra mediadora, de palabra plena, la conocida frase: nTú eres sis y realmente no escribió casos clínicos.
mi mujer". Para establecerme como marido debo antes darle Sc trata de una paciente que había escrito sobre sus deli-
al otro su identidad, de donde vendrá la mía. ¡Qué maravilla! rios y l 1can se encontró frente al mismo tipo de material que
Sin embargo, el Lacan posterior hubiera sonreído a raíz de es- l reud había tenido en relación a Schreber.
te ejemplo, que aparenta inscribir la relación sexual a nivel de Frecuentemente, tenemos una idea un tanto simple de lo
lo simbólico. que es uncaso. l. o vemos como la novela de una vida: ante-
La religión dice lo mismo, utiliza csa ausencia y la explota cedentes, desarrollo y eventual resolución.
para proponer cn su lugar un artificio de relación sexual, a En el psicoanálisis existe aún otra dimensión que, siendo
condición de realizar algunas operaciones simbólicas rituali- etimológica, es la quc se ajusta y, cn sentido psicoanalítico, las
zadas. ¹La diferencia de los sexos podrá ser colmada por pa- formaciones del inconsciente pueden suscitar casos. Estamos
labras mediadoras? El Lacan de 1970 se habría burlado del hablando de los cinco grandes psicoanálisis de Freud, pero Io
Lacan de los años '50, el Lacan que terminó diciendo que el que él toma en la Psi copa tología dela vida cotidiat t tl o en La i n ter-
hombre y la mujer cn la especie humana son dos razas dife- pretaciórt de los stterlos son casos, cosas que suceden en la vida.
rentes, especia! mente las mujeres, que están allí para encarnar Es necesario extender nuestro concepto de "caso", para in-
el Otro para los hombres. Ese Lacan no podría promover más cluir los lapsus, los actos fal1idos. Lacan consideró y analizó
el "Tíí eres mi mujer" como la resolución mediadora de un ra- cse género dc tr1grnento. En los Escríh~s,sin embargo, existe
cismo es! ructura1. un bello ejemplo en el texto "La dirección de la cura". Consi-
En este sentido, proseguiré mariana partiendo dcl deseo en derar eso es importante para poder conceptualizar qué es un
Lacan y de sus transformaciones. Caso
En el psicoanálisis hubo, sin embargo, una crisis de relato
de casos. Tal vez esa practica sea relahva a un cierto mornen-
Debate to, hasta que se percibió quc un caso psicoanalítico es siempre
el caso del analista mismo.
P: Mi pregunta es sobre aIgo curioso: siempre pensé que Freud retorna.el caso Dora para decir: "Me equivoqué cre-
había una gran diferencia entre Freud y Lacan Éste, cronoló- yendo...". ¹Sc equivocó sobre qué? Fl supuso que cl Sr. K y
gicamente hablando, t1l vez haya trabajado como clínico más luego él m i s m o d e b e rían a t r aer a D o r a a p a sionadamente.
tiempo que Freud. Noto como gran diferencia entre ambos Creía en la relación sexual, en la fórmula sexual: la joven con
44 /ncques-Alaia A tiller
pi >igtentcndrdü 4s

el joven, la mujer con el hombre. Se equivocó, pues a Dora le


interesaba la mujer, como hiStérica que era. Y resolveríamos lo que atane a la discreción que, a veces,
impide que se publiquen los casos en el propio país.
La histérica testimonia contra la relación sexual. Ella está
concernida por una relación esencial a la mujer, por Son ésas algunas de las consideraciones esenciales que hi-
1nedio de ce el año pasado s1.
o b r e aquello que pertr1rba al psicoana ista:
la cual hace tambalear a los hon ores o por lo menos intenta q ue el paciente vaya a leer su propia historia pu i c a a . i n
hacerlo.
duda el Hombre de losLobos estaba encantado leyendo su
El caso Dnra, al ser expuesto por I reud, se vuelve cl caso I

casoI de saber que existía pero, en verdad, eso no le hizo ien.


Freud.
La interpretación delos sueros (Traanrdentung) y la Psicat
iata- P: Mi pregunta es clínica. La fórmula lacaniana de la psi-
logía dela vida cotidiaitn nos permitieron escribir cl caso Freud,
cosis a través de la forclusión, de la Verwerfung, se postula co-
Existe algo verdaderamente indicativo: aunque el psicoa-
mo función del inconsciente no semejante a la de la represión.
nalista se rehúse a publicar casos porque sabe que se expone
¹C'
¹ Cómo se pu ede n c o m p r ender las funciones rnetonímica y
y ese miedo explique en gran medida su abstención, la clíni-
metafórica del objeto a, sin ejemplos de casos clínicos?
ca psicoanalítica es de transferencia y nadie más que Lacan la
elaboró y rcelaboró. Todas sus innovaciones teóricas tienen
consecuencias o fueron elaboradas simultáneamente con Ja J.-A.M.: Se puede, sin contar con los detalles de nuevos ca-
teoría de la transferencia. sos clínicos. Lacan retornó lo descubierto por Freud.
No se identificó con él, ni creyó que había inventado e psi-
En los textos de Freud es impresionante csa riqueza que
sobrepasa su propio saber. Tales textos requieren escritura, de c oanáii s'is .. En u n movim i e nto de relectura y de cr1tica, extra-
tal modo que ella es interminable, nos dio los nutos del siglo jo lo que podía transmitir y la lógica de su enscnanza. I-Iacien-
do un chiste dijo que había hecho de la enseñanza dc Freud
XX: el pequeño Hans, el presidente Schrcber, el Hombre de
los Lobos, el Hombre de las Ratas; son nuestra Odisea,nues-
tra llíada. llegan a suministrar expresiones como "Aquiles d mó una enorme cantidad cle literatura psicoanalítica para de-
pie lig< ro". el mostrar. sus conceptos.
Lacan no luzo como Frcud, con quien esa vía se había ago- No habiendo sido el pionero del psicoanálisis, surgió en el
tado. momento exacto en que la obra de reud lle ~aba a su fin. No
t rabajó solamente en la enseñanza, sino tambiénién en lo que su-
En la revista Ornicar? quisimos abrir una sección sobre for-
maciones del inconsciente, con pequeños fragmentos. Es muy cedía enla época de Freud y alrededor de éste.
difícil conseguir contribuciones, incluso teniendo en cuenta Intentó precisar el punto de aplicación sobre Dora, el
Hombre de las Ratas, el l-lombre de los Lobos, Schreber, el pe-
que yo n1ismo aún no he contribuido. En la Escuela de la Cau-
sa Freudiana hoy nos plantean si sería posible reencontrar la q ueño Ha ns y ca da un o de
e los ci n co psicoanálisis. Esta última.
obra fue el tema de un año de trabajo y extrajo, siguiendo a
gran vena clásica. Esa fue también la preocupacion que inspi-
texto de cerca, las funciones quc le parecieron clínicamente
ró el tema del encuentro de febrero que fue aprobado por La-
can -"La clínica psicoanalítica, casos y formaciones del in- esenciales. Fue el primero cn Francia en interesarse por Mc a-
consciente"-,suponiendo que pudiésemos exponer casos n ie Klein, en traducir a Winnicoft en 1955, en divulgar a a -
lint s i e mpre apreció críticamente a Francis Álexan er.
actuales o retorna.r los clásicos. Es a través de ese intercambio
cUnico quc podríamos sernos más útiles los unos a los otros. En su obra existe el privilegio de los casos clásicos que to-
os conocen,
dos conocen que todosanalizaron, no pudiendo decirse que
f ueron inventados por el propio psicoanalista para ajustarse a
caer. Allí se situó cl objeto a, aclarando una serie dc cuestio-
su tesispor eso sirven aún más como prueba.
nes, inclusive la del goce del presidente Schreber.
En cuanto a la diferencia entre la forclusión y la represión
Allí esté, en la mortificación y en el sufrimiento, pero al
y la posición del objeto a con respecto a la metáfora y la me-
mismo tiempo en eigoce: élnada en el goce cuando está.ves-
tonirnia, intentaré elaborar respuestas más detalladas,
tido de mujer,el espejo refleja para él la mujer esencial, la n1u-
C uando Lacan. articuló Ia metáfora y la metonimia en "La
jer de Dios.
instancia de la letra..." aíín no había inventado el objeto a, Fs
Lacan dijo que La mujer no exislc, a no ser en la psicosis.
verdad que Freud sólo acentuó la castración, de manera deci-
i a, en os anos 20, Y mucho del trabajo de Lacan consistió
La mujer Schreber existe.
en retornar temas anteriores de Freud, reordenándolos a par-
P: Nos interesa saber cómo puede ser transmitido el psi-
tir de la problemática de la castración, Lacan hizo
lu1a lectura coanálisis, considerando que el. discurso de Lacan nos ensenó
retroactiva.
a pensar la diferencia y no la analogía. Si nos ocupamos por
Es preciso estar atentos a hechos que sólo d er1
' aparecer
. o puc
qr Lacan i situar casos clínicos como ejemplos, me parece que aún esta-
a partir de las categorías extraídas por como: sujeto ba-
mos pensando analógicamente. Por otro lado existe la preocu-
rrado, objeto a, significante 1, significante 2; las cuales le
er- pación por translnitir el psicoanélisis en. muchas personas.
mitieron estructurar los cuatro discu sos. N
d ¹Cómo se pueden comprender los rnatemas por fuera de rm
tales categorías puedan concerrurle a la psicosis.
pensamiento analógico?
Recuerdo haberle preguntado en la Sección Clinica — ue
por otro l ado esta p u b l icado en u n n ú m er o de Or l t i<.ar? —
si
j.-A.M.: No e~tendí muy bien lo que usted llama analogía.
esas categorías eran aplicables a la psicos
si r sis,, V
neral, respondió que sí; entonces Ic pidieron
ara sorpresa ge- ¹Lo podría p recisar
?
p que l1abla r am .á
ás
sobre elln,, yy él
' di'o:
.'j:"Q Queda para una próxima vez" y nunca P; Entiendo por analogía un razonamiento que parte de un
mas volvió sobre el asunto. Fue muuy gen '
e til d e su parte no ha- punto de referencia fijo, una referencia considerada absoluta;
ber respondido, porque durante todo el ano de trabajo en la
mientras que 11 metáfora sería un deslizamiento, una sustitu-
ecciór1 Clínica, i ntentamos hacerlo y también aislar la fun-
ción del obj eto a en la ción y url movimiento diacrónico continuos.
• psicosis, en particular en el caso del pre- En "l'unción y campo de la palabra y el lenguaje", Lacan
sidente Schreber.
dice que analogía no es metáfora.
Lacan, cuando habló sobre psicosis, subrayó en cl texto del
presidente Schreber, la función del objeto a, aunque no lo ha-
J.-A.M.: No existe analogía para la experiencia analítica. En
ía nombrado. Se manifiesta cuando el presidente Schreber se
deja perder, rrlomento crucial en que fue dejado caer. ella, toda referencia está suspendida. Preud intentó verificar
actihrdes y dichos de sus pacientes; la única referencia fue el
Es asr que Lacan caracteriza al objeto a en una de sus fra-
ses: precisamente el objeto que cae de la articulación sirnbóli- propio dlscur'so, sin los pl'lrlcrpros de lllalogí I qul nos ocu-
ca, el objeto que se desprende de ella. Uno dc los momentos pan. Se puede tener, como máximo, consistencia significalrte,
cruciales de ese delirio es cuando el presidente es un objeto y lo que hace el papel de referencia es la lógica y la topología
del significante. Para espíritus empiristas, es insuficiente. Pe-
que caede lapalabra divina y se separa de ella.Es m ás
una identificación con el objeto: él es el propio objeto dejado ue ro, ¹qué demuestra la experiencia del psicoanálisis? Que las
personas no saben lo que dicen; cuando les repetimso una pa-
JnDIues-Alain ldlilles

labra importante de lo que acaban de decir, pueden sentir un


efecto extraordinario, Lacan partió de loo .'siguiente:
' ' t : ¹qué' d EL DESEO
debe
ser el lenguaje? ¹Qué debe ser el sujeto para que las personas
no sepan lo que dicen?
Uso grandes referencias y se dedicó a los caso cl' '
.reu, ya toorizados por cl autor, e hizo otra lectura.ínlcos
Es mu-d
cho mejor prueba que traer un caso para apoyar su tesis, y de-
, d
'

mostrar que los casos clel propio Freud la apoyan,


Los casos de Freud aún son de una escritura clásica, son
as íiltimas novelas del siglo XIX. Nosotros somos post-jo-
ceanos, post-James Joyce — al que Lacan le consagró un semi-
nario — y no podemos contar más las historias como se conta- Interrumpimos la charla ayer a la noche porque teníamos
ban alltes. necesidad de comer y dormir. Toda la cuestión es ésta. ¹Exis-
te realmente la necesidad de comer y dormir? En psicoaȇli-
San Pablo sis, no se sabe nada sobre la base de la necesidad. Admitamos
16-10-SI al ser hablante hecho de deseo. l'ara mí, es evidente que no
fui acenar por necesidad, sino por eldeseo de entrar en con-
tacto con Brasil. En cuanto a dormir, es cierto que se duerme
para encontrar los sueños. l'odríarnos haber continuado ha-
blando, pero otros deseos atravesaron la charla.
El deseo esun concepto complejo, que segíín Freud puede
serreprimidoy realizado en los sueños y, sobre todo, puede
ser modificado en la experiencia analítica. En verdad, la cues-
tión teórica es saber qué es el deseo, De acuerdo con Freud, es
la esencia misma de la demostración de su experiencia: el de-
seo es sexual. Ahora bien, éste está presente en los animales,
en los que se observan ciclos dc comportamiento que ellos si-
guen para realizar el encuentro entre los sexos. Por lo tanto,
ese deseo puede estar relacionado con los ciclos de comporta-
miento cuyo término se da en la satisfacción, pudiendo el de-
seo ser considerado apaciguado.
El deseo sexual, en la medida que determina un ciclo de
comportamiento observableno es lo mismo que el deseo que
se interpreta en psicoanálisis; hay allí un hiato. El deseo que
se interpreta en psicoanálisis es un deseo que por defini-
ción no se conoce; la ignorancia del propio deseo es un efec-
to producido por cl dispositivo analítico,
Si cl sujeto entra en el dispositivo, por ese hecho se coloca
en posición de scr interp retable, se separa de su deseo que se su imagen. como deseable, Se tra ta de captar el deseo en la ex-
le torna enigmático, Antes ya lo era, pero en el lí mite. La dis- periencia analítica, sin desplegar el encanto de la imagen. Si
tancii con el propio deseo es inducida por el dispositivo que hay seducción transferencial ésta pasa por abstenerse del la-
coloca al sujeto en posición de desconocimiento y, por lo tan-
to, en posición de que este deseo le se;r revelado, La i n lerpre-
do imaginario
y no por acentuarlo.
La tesisdc l.acan, una especie de axioma, es quecl deseo
tación Íreudiana se ocupa de eso: de desalojar «l deseo clue cn el género humanO debe haCerse reConocer.
habita en el síntonra, el lapsus, el sue>no y el ;reto fallido. Es bastante ex traño el hecho de que Lacan haya subrayado
La cueStión eS entOnCeS; aquí quiere decir que el deSeO Se- ese término filosófico, extraído dc la lectura de I-legel hecha
xua] está presente en estas formaciones? ¹Cuál es la relación por Kojeve, diciendo que de todas las figuras que se desplie-
entre el deseo que inviste, formando el lapsus, el acto falliclo, gan en la Fe>nOrrre>rrolagírr dr l eSpiritrr (de Hegel), la central Sería
el sueño... y lo sexual que determina un compor
tamiento tam- el par del amo y el e~lavo, cuyo nudo central se propuso cs-
bién en el Ser humanO? El Ser hurnanO Se perpetíía, termina clarcccr. Lacan permaneció fiel a esa referencia, que lo acom-
conducido a ello de manera extremadamente complicada, lo pañó a lolargo de toda su enseñanza como un materna al que
que p ermite que la especie con.tin ííe. Hay allí un hiato que se le va dando, en diversos momentos, sentidos diferentes, La
desplaza enla enseññanza de Lacan, no forzosamente colma-
do, en las dos vertientes en que el deseo se presenta: la de l "I
mayoría de las veces, es eso lo que hace difícil captar hasta
qué punto la enseñanza de Lacarr se modificó durante su vi-
imagen, que tenemos en común con el animal, aunque se ma- da, aunque él haya permanecido fiel a los mismos paradig-
nifieste en nosotros de modo d i f erente, y la vertiente en que mas, las mismas expresiones. Él utiliza, por ejemplo, !a ref e-
-
apareceligado al otro,Las dos pueden confundirse cuando se rencia al amo y al esclavo antes del lnfornre de Roma. Y
trata. del otro semejante, especular o im a ginario, siendo dis- cuando construye los cuatro discursos en 1970, entre los cua-
tintas si se trata del Otro simbolico. En ese contextoesimpor- les está el discurso del amo, con el lugar del amo y del escla-
tante situarse entre la dimensión imaginaria del d.eseo y la di- vo, lugar que puede ser ocrrpado por diferentes significantes
rnensión simbólica. que permutan: continúa operando con el mismo paradigma
~Cuál es la pregunta clínica dc Lacan con respecto al de- hegeliano. Existe allí un hiato en la enseñanza de Lacan entre
seo? Explicar, demostrar e inventar su estructur a: en la medi- la economia de ciertas referencias esenciales y la riqueza de
da en que el anáLisis puede operar sobre el sujeto. Lacan, al las significaciones.
COmienzo, enCOntró el dispOsih VO analíticO y un determinadO En la Fenorrrenofogfrr del espíritu, se sitúan. trente a frente dos
nílmero de efectos rro r.'calrzó una trarrsformaci()n, aunque ia COnCienCiaS que deben haCer, pOr Sí SOlaS, laS mismas opera-
propia construcción lo había vuelto más puro. Su trabajo fue ciones, pues sólo se distinguen por ser dos.
extraer la razón dc dichos efectos. Al comienzo tienenlas mismas propiedades, y Hegel
Tra tándosc del deseo, ¹qué r1ebcser esa x de la experiencia muestra que la confrontación no implica
una situación esta-
para que éste pueda ser modificado en un dispositivo que no ble; cada una debe querer dar tnuerte a la otra, Tomada en
prevé que se despliegue «l ciclo del cennportamiento sexual? forma pura, la relación dual no puede llegar a un acuerdo,
Dispositivo construido sobre l'l abstención de t;rl compor- pues al final cada una debe querer la supresión de la otra: en
tamiento y que no está basado en el manejo íle la imagen, ese sentido, aparece allí un "el otro o yo" esencia I. En esa idea
El análisis se retira de esa dimensión, su fuerza es que és- se apoya Lacan cuando considera la paranoia como la estruc-
ta no se presente, que no pueda captarse el deseo ofreciendo tura clínica de base para todo sujeto. En cierto modo, la para-
52 Jrrcqua:-Alrrirr
lvíilíer g desea

noia es inactiva y debe


cmos comprender queen elfondo no no lo-
. -

cl os somosp aranoicos y Regamos a rnan ten-el'd trs ancla nara < lavo no sea reconocido. Por el hecho de reconocer al otro, pa-
no atacarnos los unos a los otros, ra íl existe la dimensión del reconocimiento que le hace posi-
Yeso ble fundarse en el otro.
es a causa de esa incompatibilidad de las conciencias
que, Segíín Hegel, Se termina dividiend o en amo y esclavo: el Es una construcción al mismo tiempo seductora y equivo-
amo Se Cnírenta COn la muerte y 1 s la ca, se encuentra en el grafo de l.acan.
d Es lo que inscribe ia célula primordial del grafo de Lacan.
e a m u erte, porque reconoce al otro pero no es leconocid
conocr o l'or ejemplo, si coloco aquí a un sujeto y allí a otro, es sola-
por íl.
La deíiniCión de amO y esClavO eS: rnente con la condición de que uno reconozca al otro.
': eI esc avo reconoce al
He aquí la célula básica del grafo de Lacan, que puede ser
esencial es que en definitiva dialécticamente el esclavo triun- iriilizado cn varios trabajos de diferentes rnanerasr escribir el
fa por haber reconocido al otro y es susce circuito del reconocimientocon la ayuda de este esquema.
eptible
i e dee ssertambién l )ebo, en un primer momento, reconocer al otro para ser reco-
reconocido simetricamente, y por dedicarse al traba'o se vaaa
a ajoseva rrrrcido por él. Sólo puedo ser reconocido en mi identidad con
e a historia. EI amo se afirma en no
cer al otro la condición de f u n d a r me en un ot r o. Ese esquema sostiene
muerte. Se aparta del trabajo, ante la cuestion de su dominio. ltrs frases en que Lacan veía los ejemplos de palabras verda-
En tanto el esclavo se dedica al trabajo
' y• aI goce, el. amo oer- r loras, como "Tír eres mi mujer". Eslo supone que yo funclo
o
al o(ro, mi mujer, para poder existir como nrarido. No puedo
rnanece contem
plando
,

. d ornuuo y al mismo tiem-


el asum ir su
rlecir "yo soy", porque sólo puedo saberlo si el olro concuer-
po se vuelve un elemento fuera de toda dialéctica.
Fue éSa la fiCCión que inSpiró a MarX, pues contiene la ro- da con el lugar que le propongo. Solamente en el retorno nü
mesa deqrreel futuropertenecerá al essc
. 1 avo, a aquel que pro- identidad puede emerger. Otro ejemplo es "Tír eres mi rnaes-
lro": lo será, si yo puedo decir que soy su discípulo, Ahora
duCe, ES un puntO Clave en Hegel, Sería interesante ara los
bien, eS un eSquema equívOCO, pOrque eXige Simetría; perO Si-
os e s i ncretismo que se imaginase trazar sobre el
mismo punto las vías de Freud d M tíra al OtrO en una poSición aSirnélriCa en relaCión a la prime-
d L
arx, a partir de la posición variable del amo y de] esclavo. ra, la pura instancia del otro. Fn el esquema, las dos posicio-
¹Qué Se aprende con esta CueStión? Q ue no p d ser recono- nes pueden ser diferenciadas. Si el otro consiente, elesquema
cido en mi humanidad como un suje ' o
uedo
t ver d ad se vuelve simétrico. Es equívoco, porque puede leerse de dos
d e ro, a no s er maneras: "Usted me presenta el esquema pero, de cualquier.
que reconozca al otro, que de este modo t am b i e n m e re cono-
cera., forma, es otro", y la segunda, "Usted mc presenta un esque-
Hay, entonces, un circui.to del reconocrrniento. ma que funciona igualmen.te para nosotros dos". Ase es un es-
No está le'os querna simétrico, Si se lo ve a nivel de las poSiciones, corn-
j del "el otr
-

otro o yo, pero es el punto en donde


puesto de dos posiciones asimétricas, que no f u ncionan
el "el otro o yo"" i a sa por. el" el otro y yo": soy yo porque el
otro es. La p ' '
o s i ción del exaCtamente de la miSrna manera. Si pnnemOS el énfasiS en
amoimplicaq ue él no reconozca a na-
die y que no pueda de estaforma ser reconocido por nadie, una lectura u otra, obtenemos cosas sensiblemente diferentes.
FS neCeSario que leS aclare, y a mí rniSmO también, eSte pun-
pues incluso el s ujeto que lo reconoce como
clamo
e,el 'escl avo,
no lorcc
no o reconoce
n en su humanidad, su reconocir - t d.
c para é, • amo es efectivamente inhumano, en tanto el es- 1. t.acarr opera con la hornoforua errtre las expresiorresTrr esrrraferrr rrre
("Tír eres rrü mujer" ) y Trrer rrra Prrnrre("h4atar a mi rnrrjcr"). (N, del T.)
54 Jacques-A/ai n JVbller
f:,Ide eo 5s

to de Lacan quc más tarde él mismo rechazó: no es necesario


¹Qué inventó Lacan? Una creación teórica:que el deseo en
que el deseo sea de reconocimiento.
ue o en la experiencia analítica, el deseo sexual, se inscribe
Desde el punto dc vista hegcliano, csa historia no es una
en el registro dcl rcconocimü n to, está dentro dc ese circuito y
cuestión sexual: es preciso que yo reconozca una mujer como
depcnd» de la mediación constitutiva. Lo que sucede en un
fal para que sea reconocido como hombre por ella. I%o cs tan
unto depende de la mediación, no es un punto aislado, no
claro como para que p odamo
sarticularlo así, ya que sería ins-
cribir en el registro del reconocimiento la diferencia de los se-
hay mónada. I o que sucede en el punto 1 sólo puede ser al-
canzado por cl sesgo del punto 2, por su mediación, por su in-
xos. El "amo y el esclavo" funciona para la humanidad: reco-
termedio.
nocer al otro como humano es muy diferente de reconocerlo
Se vc algo así cuando Lacan explica quc hay una clinica del
coxBo sex Uacl o.
reconocimien
aocimientoo y que hay un deseo cn una estructura especial
Para el pequeño Hans, eso sería muy simple:cn su concep-
'amuy
(]Ue i.rlcald
"

muy biencon cso, no siendo una invención com-


ción, h!dos los seres animados poseían un pene. Para él había
letamente suya. Eso se observa en la estructura clínica del
un significante de humanidad que podía funcionar. Allí está cl
histérico. I acan considera. como fó r m u l a g eneral del d e seo
equívoco dc la frase "Tíí eres mi mujer", escrita en el nivel de
— punto de partida de su Informe de Roma — que su función, en
la atribución simbólica, aunque estemos en cl nivel del pacto,
cl ser humano, es Ia de hacer reconocer cl propio deseo. Ins-
Es bien diferente de "eres una mujer", expresión que Lacan no
cribe el deseo en una relación intersubjetiva y así pudo expli-
co!nentó, pero fue la dirección hacia la cual se desplazó su en-
car por qué la experiencia analítica puede operar sobre cl de-
señanza. Gstc, sin embargo, no es el problema del "Tíí eres mi
seoI si éste fuera intersubjetivo, cn un análisis tarnbiín inter-
rnujcr". La cultura halló inuchas formas de decir eso, Por otro
subjetivo.
lado, "eres una mujer" es mucho más complejo. En cl estadio
¹Cuál es la definición que Lacan nos da sobre cl deseo?
del espejo, el otro en cuestión, cl otro especular, es del mismo
Un deseo evancscente, cuyo único objeto y única satisfac-
sexo, Lo que secreta mente habita csa primera construcción d
e ción es scr reconocido por el otro. No tiene ninguna sustancia:
Ldcan es una ausencia de consideración de la diferencia de los
lo que lo dominaría, lo encuadraría, lo habitaría, sería el de-
sexos, ya sea de modo especular o filosóficamente. I..os filííso-
seo de reconocimiento.Dc extrema sofisticación, en ese con-
fos siempre tuvieron grandes dificultades para
integrar
sideración del hecho dc que existan dos sexos. Podemos leer la
la con- cepto algo está en un círculo lógico. ¹Qué es el deseo? Es e
deseo de hacer reconocer su deseo,
Crítica de la razón pura, ...de la razón práctica, o del j i<icio,de Kant,
Es un círculo vicioso: desde el punto dc vista lógico, no se
sin sospechar que existan dos sexos. Obviamente, en la doctri-
puede definir al deseo sino por él mismo. Esta definición le
na de las costumbres él considera la existencia dc los dos se-
conserva el estatufo de x y muestra quc él se enfrenta sola-
xos, En la antropología también sc toma cn cuenta que existen
mente con faltas, como el vértigo dc ayer a la noche. Tiene el
dos sexos. I os filósofos tienen gran dificultad en admitir eso,
mismo aire de infinitud, de pseudo-infinitud que el síntoina
existiendo incluso aquellos que construyen una dimensión
de ayer. Eso no le da nacla sustancial, ningún objeto con sus-
donde fal diferencia no se presenta, por lo cual se les hace ne-
cesario explicar que existen pequeños sexos o multiplicidad de tancia:
clpropio deseo no esnada más quc elreconocimiento
del deseo. ¹De cuál deseo? Del des. o de reconocimiento, he
ellos. Esto testimonia la dificultad filosófica cn poder dar
aquí el círcu1o.
cuenta de eso, El propio Lacan comenzi! Por ahí, por extraer
Existe un índice que se puede tomar para situar esta cons-
una dimensión enque eso se diluye.
trucción cn Ia cnscñanza de Lacan: retornar ese otro para ig-
56 Jacq«es-Alrria lkli(tar El deseo

rnaque lo acorn pana a lolargo de su enseñanza, elfort-dn.l,a- pertarnos, luego de un pequeno viaje enca.ntado. También yo
can retorna decenas de veces y de un modo un poco di feren- soy sensible a esa fascinación absolutamente especial. En fin,
te cada vez, el momento quel lreud aisló con un carre
tel,elni- eso no deberíaimpedirnos pensar por nosotros mismos, com-
no con su carretel. En el I nforme de Roma, ¹cómo presenta el parar un texto con otro, o cuando vemos tres o cuatro expre-
fort-ría? gQué parvce indicar el modo como lo presenta? Hay siones en páginas diferentes de un mismo texto que intentan
lo que élllama un campo de fuerza del deseo, eso no es mu.y encontrar algo. hay algo que no es satisfactorio en sus esfuer-
claro, y hay un deseo de cierto modo preliminar, un deseo zos, Por ejemplo, la expresión del altar-egoque lo domina es
bruto. El fort-da marca el momento en que ese deseo bruto justamente una expresión bastante inestable.
— admitamos allí el Deseo de la madre, en la medida en que sc- Una función que es tura nega tivización. ¹Qué quiere decir?
J
na bruto —, se encuentra en la operación del fort-da sofisticado, Lacan la retornará en otro momento. Lo dice de manera bas-
negativizado,dado que de ahora en adelante lo que será re- tante hegeliana, evidentemente, muy patética. 'el símbolo es la
querido es el retorno del carretel y ya no más el de la madre. muerte de la cosa. ¹Qué implica eso7 Es lo que quiere decir el
Y en ese momento, dice Lacan,<en que él percibe elfort-dn elefante en la tapa del seminario. Cuando digo elefante, inclu-
' /
f l leo-
J
riza esa accion, la considera supropio objeto. El deseo bruto SO Si él nO está aHi en Su presencia, cn Verdad eSté allí cn fOr-
es de cierta manera negativizado y sustituido, yo diría, por ma descarnada,puedo hacerlo entrar por medio de palabras.
una auto-reflexión dcl deseo, AI rnisnro tiempo muestra al En el momento en que lo nombré como sustancia, él desapa-
otro implicado cn ese deseo, y él lo f ormula aHí, a ese otro, al rece.Los hombres saben que los elefantes existen y comenza-
decir que era un alt<:r-ego. ron a darles un nombre, el nombre elefante, el nombre que los
NO eXtrajo aíín al OhO que Seré inmediatamente un puntO elei-'antes no conocen, los elefantes no saben q ue son elefantes
clave de su teoría -ciertamente podría encontrar la cita —, Enel para nosotros. Ello no impide que tenga un gran efecto sobre
momento del fort-d<t,el niño eleva su. deseo a una segunda po- sus existencias, que nosotros sepamos y que los hayarnos
tencia por su acción, que negativiza el campo de fuerza del nombrado. Los elefantes como especie, cuando comienzan a
deseo para volverse su propio objeto. En la soledad, el deseo ser nombrados, no sobrevivirán por' mucho más tiempo.
del niño se vuelve el deseo de un otro, de un alter-ellaque lo Siempre exaltamos ese pasaje de la Biblia: "ellos les dieron
donuna, hay alli un ntter-egoque es una figura dual y a Ja vez nombres a las especies, etcétera". ;Qué lindo! Los pequenos
lo domina,eso supone que estarnos en un nivel superior de la pájaros... l'or Otra parte, siempre nos preguntamOs en qué len-
alteridad, es el equívoco supuesto en el esquern.a y cuyo obje- gua eHos les dieron esos nombres. Tod.o eso es maravilloso,
to dedeseo es su propio pensamiento. pero el momento en que Adán da lindos nombres a toda la
Ls difícil que veamos a Lacan escondiendo algo. Su estilo creación, eHa está condenada al exterminio. Todos los dias
es formular las cosas de tnanera afirmativa, Estamos frecuen- constatamos que es así conao nos desenvolvemos nosotros y
temente frente a ese texto que eran las tablas de la ley, las con- todos los ecologistas del mundo, tan simpáticos, tan conscien-
SideramOS en primera línea y luegO hay una manO autOritaria tes del efecto dcl progreso del discurso de la ciencia, no pue-
que nos torna y nos conduce por su camino y seguimos hasta den hacer nada contra esa lógica. El símbolo es la muerte de
el final, hasta la ííitima linea, Y la mayor parte del tiempo, la cosa, también materialmente, y nuestra propia especie tra-
cuando comentamos a Lacan, lo seguirnos como una gallina ta de encontrar )os medios para ponernos en peligro como es-
tascinada, seguimos la línea del texto hasta el final —rnomen- pecie, pero no encontramos los medios para poner en peligro
to en elque nos encontrarnos exhaustos—, y finalmente des- a los individuos, incluso a grandes coiectividades. Ahora sa-
ss /arquea-Akin &filiar El d(reo 59

bemos, espe
cialmente con esas cositas que hacemos con nues- La teoría del informe de Roma es equívoca: por un lado tc
tras células, que tenemos algo a partir de lo cual llevar al lími- ncmos al deseo cotno deseo de reconocimiento, y por e] otro
te la muerte de 'Ia cosa, la cosa que nosotros mismos somos. tenernos al deseo eterno en el sujeto, eternizado en él a partir
ESO es siempre patéticO de deCir. de Ia negativización significante. Son dos construcciones que
La ditnensión que se introduce con la negativización del no tienen la misma lógica, que será necesario hacer coincidir
significante, permite la anulación de la referencia sustancial. en t'.se punto. Evidentemente, la expresión que Lacan a partir
Lo cual le hace decir a Lacan, pot ejemplo, en su Scrninario de allí promoverá, "El deseo es el deseo del Otro" — expresión
Aítn, en el '72-'73: "El lenguaje no tiene referencia". Todos se extrernadamente seductora - según
la perspectiva desde la
quedaron sorprendidos: "¡Qué novedadl ¡Cómo dice eso La- que se la considera, puede tener sentidos diferentes. En prin-
can!". Para mi es lo mismo que dijo en el informe de Roma, cipio puede ser de orden simplemente imaginario, deseo lo
que el símbolo es ia muerte de la cosa. Es otra manera de de- que desea el otro, sólo deseo porque el otro desea. Lacan ilus-
cirlo, La primera, hegehana; la segunda, una. manera lógico- tra esa rivalidad con el ejemplo de Carlos V y Enrique VHI,
positivista. Es la misma cosa. la que se intenta decir, "1O que mí hermanOquiere, también yo lo quiero". ¹Sería és-
Es la nega tivización del significante lo que le da una chan- ta una expresión de acuerdo o de rivalidad? Es difícilsabcrlo,
ce de captar un rasgo que no es rtpriari explicado por el circui- piensO que ocurre lo rnismO en pOrtugués. Set'a una expresión
to del reconocimiento. El deseo, en el sentido f r e u d i ano, es de rivalidad, o tal vez, por el contrario, ana expresión de
eterno, en sí mismo no tiene su fin. Eterno entre comillas, pe- acuerdo, y según se escriba al otro con "o" (otro) o con "O"
ro un deseo que no es justamente del tipo de esos deseos que (Otro), nos situamos en una dime nsión ima ginaria, de rivali-
encuentran su Satisfacción al lérmino dc un ciclO de CompOr- dad, o en una dimensiínr simbólica. Por otro lado, a partir del
tamiento sexual. Ll problema del deseo en el sentido treuclia- momento en que Lacanefectivamente escribe al Otro y sitúa
no es que nO hay SatisfaCCión y que él, en el inconsciente, es- lo simbólico, las dos dimensiones que expuse, las dos vertien-
t á en c i e rt o m o d o e t e r n izado, s u p on e I a d e s aparición d e l
objeto. Si el deseo tuviese un objeto determinado, podríamos
tes, se pueden encontrar.
Ustedes tienen un. buen ejemplo de esos equívocos, de la
imaginar que, capturado, podriamos satisfacerlo, y es alli manera como se desarroHan, precisamente en el primer semi-
donde Lacan, opone lo naturala io simbólico. Si el deseo del nario de Lacan, hasta hoy el único que fue trad.ucido al portu-
que SetrataeS un deSco natural, podríamoS decir; "Bien, pue- gués, el íínico publicado en Brasil, me pregunta por qué.
de enconlra r su satisfacción consumada", Si consideramos el Es posibleque sc lea menos a Lacan que a Maud Manno-
hambre como una necesidad,se come y después se Hega a la ni, eS una láS tima para BraSit. PenSé en aprOVeChar mi eStadía
SaCiedad y despuéS Se puede COmer de nueva. DOrmimOs aquí para buscar a los editores en cuestión, y averiguar lo que
cuando estamos cansados y luego permanecemos
despiertos. los motiva a no publicar otros seminarios,'-
Tenemos funciones que conocen un ciclo de desper tar y de sa- UstedeS verán, eSpeCialmente en la parte central -que él
tlsfacciÓn,. llamó "Más allá de la psicología" —, que en los tres capítulos
La satisfacción de la que se trata, scgíín Freud, en el deseo, "I.a báscula del deseo", "Las fluctuaciones de la libido" y "Ll
es otra cosa, no ternúna, y esto es verd.ad para el deseo y tam-
bién para la pulsión, Tratándose del deseo, la única cosa que
2. En la actualidad, abril de 1997, ya se encuentran publicados en
lo satisface son las cosas que no existen. El sueAo es ia realiza- portugués por Jorge Zahar Editor, los Seminarios 1, 2, 3, 4, 7, 8, I1, 17 y
ción del deseo, quo satisface cosas que nn existen. 20.
60 Jacque.'-hlain Miller El rieseo 61

níícleo de la represión", se puede verificar hasta qué punto nos distingue a nivel de lo imaginario. Es cl lugar esencial de
estas cuestiones no estén resueltas. Vean por ejemplo, en el ca- la imagen de sí mislno, imagen del propio cuerpo, todo lo que
pítulo 13, p. 253 (de la edición castellana): "En e] origen, antes es de] orden de lo imaginario en nosotros puede ser reducido
del lenguaje — dice Lacan —, el deseo só]o existe en el p]ano úni- a esto: es lo que Freud llama narcisisrno. Nuestro propio sem-
co de la relación imaginaria del estadio cspewu]ar; existe pro- blante es lo que nos interesa, todas las f ormasimaginariasson
yectado, alienado en el otro. La tensión que provoca no tiene dc hecho deducibles de esa imagen. Es ésa la teoría que Lacan
salida. Es decir que no tiene otra salida -Hegcl lo enseña- quc pone en su lugar.
la destrucción del otro". Él evoca: "En esta relación, cl deseo Continílo co n l a e n u m e r a ción d c l o s t i e m p os ; el t e r cer
del sujeto sólo puedeconfirmarseen una competencia, en una íiempo sería aquél cn cl quc cl deseo se simboliza, se mcdia-
r ivalidad absohlta con el otro, por cl objeto hacia el cual tien- tiza, que es la cxprcsión que emplea Lacan, Vean;
de "En el sujeto hun1ano, el deseo cs realizado cn e] otro, por
Ahora bien, ¹qué retener de ese pá rrafo?Fsahistoria,"en e]
origen, antes del lenguaje, el deseo sólo existe...". Claro, Lacan
el otro — en caso del otro...", capítulo 14, p. 263 de la edición
castellana. "Éste es e] segundo tiempo — dice — c] tiempo espe-
vio más allá : no es el ser cronológico, él no se interesócn el de- cular [...] A partir de entonces -he aquí el tercer tiempo- el de-
sarrollo. l..a consideración tanto del estadio del espejo como seo del otro, que es el deseo del hombre, entra en la mediati-
del fort-da tiene algo interesante, una cierta consideración del zación del lenguaje [...] entra en la relación sinlbí)lica [...] en
desarrollo; sin embargo, él no se ocupó de la crono]ogía sino una re]ación de reconocimiento recíproco y de trascendencia,
de Ja lógica de la cuestión, lo quc viene a dificultar más las co- cn el orden de una ley ya preparada para incluir la historia de
sas. Fn esa época, para él hay un estatuto del deseo previo al cada lncllviduo
lenguaje, dicho con todas las letras. Lo quc veremos luego de Tenemos allí al Lacan humanista, que dice que, definitiva-
esta construcción, y para resolver dificultades teóricas preci- Incnte, la comunidad humana encuentra su consistencia en lo
sas, cs que Lacan plantea que, por el contrario, no hay deseo simbólico.
sino a partir del lenguaje, como efecto del lenguaje. Aquí, esa He aquí la definición que da úc la palabra, p. 266: "La pa-
construcción está aíln sustentadaen la suposición de un deseo labraesesa rueda delmol ino donde constantemente se mcdia-
anterior, lógi
camente anterior al lenguaje, que impondría -en tiza cl deseo humano al penetrar en el sistema del lenguaje".
íí]tima instancia como un segundo e incluso un tercer tiempo- Les mostraré que ]o quc sigue a esta construcción es corn-
la mediatización del deseo. Si poctcmos construir a]]í, será r
plctamente difel ente. Mo se trata del deseo en el orden del
acerca delo que élva bordeando en esos seminarios, que son lenguaje sino, por el contrario, como efecto del lenguaje. Es
selninarios de investigación. No son seminarios del sujeto que una inversión completa a la cual Lacan va a ser conducido.
sabe y que desde lo alto de la ITlontaña dice: "Es así". Él se Hay un sesgo "pastoral" en el seminario. Por ejemplo, cuan-
rompe ]a cabeza para lograr sostener en conjunto sus planteos. do dice que entre el hombre y la mujer las cosas podrían mar-
Si comprendemos su teoría, el primer tiempo en un senti- char. Vean lo que dice, por ejemplo, cuando comenta el texto
do lógico es el de un deseo quc sería bruto, en cierta n>anera ú» Ha]int: "Si el amor está totallnente capturado y adherido
un impulso vital, un instinto; cl segundo tiempo sería el dcl exige en su forma
deseo como imaginario, que encuentra su estructura en el es-
en esta intersubjetividad imagi
naria[...]
acabada la participación en e] registro simbólico, el intercam-
tadio de] espejo y que evidentemente ya es distinto en el ani- bio libertad-pacto, que se encarna en la palabra dada".
mal, pues al animal no le importa su propia imagen, lo que ya Éste es un fragmento de sermón, de prédica, por lo tanto
62 /» cq>rey-Al»i» iM>tler H d>.~c» 63

m< nte palabra del sujeto, pues que es siempre f undándolaen


es extraOrdinariamente oplirnista, LO que es Singular -me
pregunté qué eS lO que IO llevó a eSO,en eSta teoría en la que ia mediación de otro sujeto como ella opera, y puesto que por
señalo los rasgos fantásticos — es que no se reconoce al Lacan ese camino está abierta a la cadena sin fin [...] de las palabras
al cual uno está habituado. Diría que es porque en el fondo lo donde se realiza concretamente en la comun i dad h u m ana la
que él atribuye al inconsciente en esa época, son las leyes de d ialéctica del reconocimiento" .
Ll paL>bra. Vara él, el circuito del reconocimiento constituye el Se esboza en el horizonte de dicha construcción esa comu-
dominio de las leyes de la palabra, El inconsciente estructura- nidad humana, esegran discurso universal que sabe por to-
do según tas leyes de la palabra. intento poner orden en ese
das las palabras dónde cada sujeto encontró su lugar. Diría
laberintode su enseñanza en el que me debato desde hace que entre eso y el sarcasmo lacaniano de losaños '60 y '70, po-
muChO tiempo.E Videnternente, lO lograré Si SuperpongO a dríamos tener la impreaión de que estarnOS frentC a dOS auto-
esas expresiones otras expresiones de Lacan; el sentido de esa
r es diferentes. Vor estar totalmente obnubilados por l a i d e a
ensenanza no puede provenirsino de otra,no en posicion de del autor permanecemos insensibles a esa extraordinaria va-
metalenguale, sino capaz de operar una retraducción de cier-
riación, incluso esas leyes de la palabra permiten situar la psi-
tos términos. Yo me aboque de manera intensa, Io que es algo
cosis, como forclusión de estas leyes. En el marco Je esa con-
muy difíCil dC haCer, y Sigo en esa Vía Cautelnsamente. Lacan
cepción considerará al psicótico; éste rechaza cse circuito del
atribuyó al inconsciente las leyes de la palabra y lo que cam-
reconocimiento. El psicótico es aquel que rechaza la ley del re-
bió justamente con "La instancia de la letra.„" f ue atribuir a l
conocimiento. En "Variantes de la cura-tipo" precisa la accion
inconsciente no ya las leyes de la palabra sino las del lerrgua-
del psicoanalista: "Pero si, conforme a la ley de la palabra, es
je. Entonces se puede ver que cambia su conceptualización. en él en cuanto otro donde el sujeto encuentra su identidad,
En un primer momento de ese circuito del reconocii mento,íl es para mantener en elLa su ser propio", Ll analista está en el
lo a tribuye al propio inconsciente, y en un segurido momento
lugar del Otro de acuerdo con ia ley de la palabra; de este mo-
son las leyes del lenguaje que funcionan como >netáfora y me-
do, la experiencia analítica respeta la estructura de la ley de la
tonimia, que no obedecen a ese circuito. Evidentemente, es un
palabra, el analista situado en ese lugar permite al sujeto en-
golpe magistral haber conseguido presentar el mismo esque- contrar su verdadera identidad. Es una teoría completa de la
ma para las leyes de la palabra y del lenguaje, lo que final-
experiencia analítica. Totalmente diferente de la idenbficación
mente permitió nuestra comprensión. Pero no se debe recibir
narcisística, pues es justamente una identificación por la me-
eso como un objeto, como las tablas de l'> ley precisamente. diación al Otro y no por la fusión identificatoria, "porque la
ate es el resultado de un trabajo teórico extremadamente
identificación narcisistica deja al sujeto en una beatitud sin
complejo y heterogéneo. Para fijar las ideas en. el p unto en que
medida, más ofrecido que nunca a esa figura obscerta y feroz
est~ba Lacan, considero que el texto más claro sobre este l ema que elanalista llama su Superyó, y que hay que entender co-
e s "Variantes dc la cura-tipo" .
rno el boquete abierto en lo imaginario por todo rechazo (Ver-
Me gustaría leerles dos o tres citas, pues creo que ahora
pueden comprender todoel valor que encierran, Luzcan expre- era
rr> »g) de los mandamientos de la palabra".
Cualquier rechazo cle ia mediación constitutiva del cleseo,
sa en la pégina 352 de lOS ESCritaS, ediCión. franCeSa, "FS que
y la palabra "rechazo" será traducida más tarde por "forclu-
también el hombre, en la. subordinación de su ser a la ley del sión", en alemán Veru>e~firrrg, prc~ipita al sujeto directamente
reconocimiento", Esto implica las leyes del reconocimiento,
ante esa figura, ya no más preso en el reconocimiento: éste es
Dice tan~bién "...que ninguna verdadera palabra es única- el valorque Lacan leda al superyó freudiano. Es verdad que
el otro que está presente en la psicosis schreberiana no es un sas. Así logra articular la dimensión irna.ginaria a la dimen-
otro gentilmente situado en el circuito del reconocimiento, un sión simbólica del deseo. Una vez que alcanzamos este pun-
otro que hace bien su trabajo derivando las cosas en direcció~ to, vemos que lo que va a interesarle a Lacan es la di mensión
al sujeto, para quc él encuentre allí, digamos, su identidad per- real de la cosa, y para ello necesitará transformar una vez más
dida. Entonces, desde esta óptica, se trataría de que el sujeto ~ sa construcción. Es cierto que las cosas deben ser situadas a
encuentre su identidad perdida como sujeto de su deseo, partir de esas dos d imensiones.
Retornando, Lacanarticula esencialmente dos cosas: arti- Ahora bien, ¹de qué vamos a ciar cuenta? De lo que irnpli-
cula el deseo con la función de la imagen, más precisamente
con el narcisismo. El deseo se re4ciona con la dimensión de
ca la teoría del narcisisrno en Freud: que «l deseo se aferra a
formas narcisísticas. Lacan lo desarrolla nuevamente en El Se-
lo imaginario por la vía del narcisismo, En segundo lugar, el IIrinar(O í, cu a n dO Se ocupa d e l a m O r a p r i m e r a V i S ta d e
deseo como algo inextinguible — esa dimensión se volverá ca- W crther por Charlo tte, que acunaba maternalmente a un n i -
da vez más importante en la psicosis — dar cuenta, como sea ño. La coincidencia del objeto con. [a imagen fundamental. Po-
posible, de que el deseo inconsciente está eternizado, De csa. demos dar cuenta de eso por el hecho de que él mismo sc si-
manera, el deseo se relaciona con la función simbólica. Es po- tíía en la imagenque le presenta la idea del otro, que él ubica
sible incluso imaginar q ue a veces hay un acento más desta- el amor a primeravista como una metá(ora del deseo scxuaL
rimer
cado que otro. En p lugar, el cleseo se relaciona con la di- Su deseo va a fijarse allí sólo si coloca su propia imagen en el
mensión de lo imaginario; en segundo lugar, el deseo se CSpeCtáCulO que se le preSenta. TenemOS ahí un paradigma de
reiaCíOna con la dimensión SimbóliCa, QuierO deStacar una Co-
sa: queIa ensenanza de Lacan no dejó de transformarse, hay
la fijación i maginariadel deseo a parhrdel cuadro que se nos
presenta. Lacan concluye que es el narcisismo el que envuel-
un punto de síntesis provisoria, de referencia para él. Lacan ve las formas del deseo, que marca la dependencia primera
con ese gran grafo — ustedes saben el gra(o de dos pisos — nos del deseo del sujeto con relación a su imagen.
proveyó del elemento y de lo que vendrá: cuál es la función por un lado existe esa dimensión, la de un modelo imagi-
que Lacan aislará en I-'reud precisam.ente para mostrar esa do- nario -como en la expresión de Lacan-, y por otro lado, la di-
ble relación con el deseo; relación con la di mensión imagina- mensión de la repetición del deseo, del deseo inextinguible.
ria y con la dimensión simbólica. Es realmente necesario ha-
Cer esa rmOnStrucción para Comprender pOr qué prOmn Vió de
Es p recisam
ente lo que Lacan llama la rernemoración perrna-
nente del deseo cn el síntoma. I-lay ur~ juntura que (alta en-
tal manera ese tí'rmino de Freud, el fantaSma. La preValenCia, tre esas dos dimensiones. Lacan intenta valerse de eso dicien-
la importancia capital del fantasma en la enseñanza de Lacan clo en "La cosa freudiana": "La insistencia repetitiva de esos
proviene de que en éSte, preCiSamente, la funCión imaginaria deseos en la transferencia y su rememoración permanente en
se presenta donde el deseo se sostiene. Y, al mismo tiempo, un significante del que se ha apoderado ia represión, es decir,
una función simbólica, ya que se trata de un escenario que de donde lo reprimido retorna, encuentra su razón necesaria y
hecho dará la construcción que seguirenlos, suficiente, si se admite que el deseo de reconocimiento domi-
¹Qué prOpOrCiOnala fórmula que figura en el, grafO de La- na en esas determinaciones al que queda por reconocer, con-
can: dpara deseo, ~ una flecha, 9 barrado, 0 punzón, a-mi- servándolo como tal hasta que sea reconocido".
nítscula (d m 9 0 a) que es la fórmula que él da para el fan- Mientras no haya reconocimiento del deseo por parte del
tasma? Esto es una solución de hecho provisoria para todas t )tro, el deseo se conserva indefinióamente, y eso explica lo
las dificultades que encontrarnos en la articulación de las co- que Freud había dicho. N o es muy convincente, porque no es
66 J«<q«<s-~ti«<~<
lvfill<'r El desea 67

posible suponer que e] deseo es suprimido por el reconoci-


<» una construcción to talmente especubativa y q u e s u p o n e ,
mientn riel Otrn. Sería CnnServadO Comn tal porrlue no eS re-
justamente, que lo que hay que retener es eso que está re-
conocido, como exigencia de reconocimiento. En cl nEomento
<resentado en el i nConSciente, porque ésa es toda la c u e s-
en que es <Vc<>noeidn, de CiertO mOdO Ser ía suprimido. En eSe
tión: lo qu e eS físiCO, anatómiCO o natu r al, n l O que exiSte
peque<aro párrafO, uStedeSVen que él enSaya una fórmula que e» la realidad, ¹qué de todo eso está presente en el incons-
a él <nisrn<o nO le pareCemuy COnvinCente, pOrque él preferirá
cien te?
construcciones de más y de menos, que figttran en la intro-
Enel tondo Iel descubrimi ento de Freud — traténdose de las
ducción de "La carta robada". El esquema elemental. -varias
rc!aciones de los seXOS — es que la mujer no eSté repreaentada
generaCioneS se rompierOn la cabeZa a cau»a de él- eS un ejer-
<'n el inconsciente como el hombre. De hecho, es una ventaja
cicio de lógica bastante elemental, un ejercicio de combinato-
cle la <nujer, aunque en ese sentirlo hay un defecto en cl signi-
rias; efectivamente, preferirá esa f orma, Podemos imaginar,
l'i cante: el significante no refleja lo que creernos qr<e es el mun-
CaSi de manera cibernética, qué eS la permanenCia de un sig-
<lo, en ese sentido, l,a ciencia nos permite crear la relación se-
nificante que se repite, sin que sea necesario, por otro lacio, in-
xual y nos permite describir la relación del espermatozoide
volucrar allí al deseo de reconocimiento.
<.on el óvulo, tenemos a!ii una fórmula científica de la relación
Agregaré que en el eSCritO que Se Hama "La COsa freudia-
na", exiSte una teOría muy Simp <i tiCa para explicar pOr qué es »cxual. l'ero eSa fórmula nO eSté en el inCOnSCiente, EntOnCeS,
u»tedes ven q«e lo qu e es preCiSO Subrayar de eSe pérra fo O,
el deseo sexual — y no el hambre- el que estaría representado
en el inconsciente. Existen dos grandes deseos en la h<unani- li. 432, es la idea: ¹qué se encuentra, en verdad, representado
en el inCOnSciente? ¹Qué Se encuentra, en Verda<i, in»cripto?
dad: elhambre y el deseo sexual. Solamente el deseo sexual
l.a relación sexual puede estar. inscripta en el discurso de la
está representado en el inconsciente. ¹Por qué? Porque la pri-
ciencia, sólo si prescindimos en cierto modo del individuo: es
nrera comhinatoria de i ntercambiode mujeres se apoya en la
relación sexuaL Es la relación sexual entre los dos sexos la <lue lo que se llama inseminación artificial, cuando se elimina al
individuo paterno, cuando se eluruna lo superfluo. Fn fin, és-
da su sustancia, su materia, sus objetos, a la co<nbina toria del
la sería la idea; aí<n no lo realizamos completamente, eliminar
intercambio de mujeres. Intenta explicar lo que él hace riel ori-
al otro, al otro incl ir iduo, al individuo materno, ya que es una
gen üe la relación entre el deseo y ci. significante; la combina-
u tOpía. PerO Se lO buSCa, Se trabaja en ellO, no exi»te ninguna
ción eS ésa, la Combinatoria del significante. Lo que Sucede eS
razón que lO impida, Aq uí vemOS bien una eXpresión enCar-
quc la relación sexual da su m a teria, sus objetos, a la combi-
natoria significante. Él dice, por otro l <ido; el hambre no está nada de la relación sexual; encarn.ada, es decir, cornpletamen-
te deSencarnadn. PerO toda la CueStiOn eS: ¹qué eXiSte en el in-
r epresentada en c l i n c o nsciente po r que sólo c oncierne a l a
conscient<? l.o que veremos en la ensenanza ile Lacan es
conservación del i n c livid u o, Tan só lo s<' presenta d el l a d o
imaginario, en la l u c ha h a s ta la m u e r te i m <aginaria, la del hasta qué punto es complejo el problema de ~Par cuenta de la
de!a
duracion del deseo en el inconsciente, d< duración sin fin
!a d
aran-esclavo, que se trata de vida y de muerte, Es muy ele-
del deseo en el inconsciente, de su anclaje en el significante.
gante como distribución, captar el hambre en definitiva, pero
reflejado en la dimensión imaginaria, en la lucha a. muerte, Durante Cierto tiempo él trabajó SObrc otrO aspectO, y cuandO
on. "La instancia de 4 l e t r a..." clefine al deseo como metoni-
mientras que el deseo sexual está simbolizado por el hecho de
rniaa<es ese aspecto que domina, el aspeclo del deseo como li-
que la primera combinatoria se apoya sobre los nrateriales de
gadO al signifiCante y al mismo tiempoque élda eSa defini-
la relación sexual, es decir, la relación de los sexos Asimismo
ción,existe otra que va a aparecer en elplano imaginario, Es
ós /acqrres-Alai>rMlller F.J deseo 69

algo delo que no habíamos oido hablar en su enseñanza has- ! )rbrrte


ta entonces y que no está hecho para entrar inmediatamente
en esahistoria delreconocimiento. P.:Aprovechando su exposición sobre Hegel y por ende de
Vemos su es tuerzo para ciar cuenta de la dtu ación. inextin- la lectura de un. filósofo, pensaba cómo se puede comprender
guible del deseo a par tir de la cadena significante. Al mismo I > idea que Lacan tenía del discurso filosófico — o sea, un dis-
tiempo, la problemática del deseo sobre el plano imaginario <'urso que trabaja en la abstracción — y el hecho de que Lacan
deberá dar cuenta dc un elemento que no es absolutamente <leja de lado casos particulares durante un cierto tiempo y to-
compatible,que no esta de ninguna manera establecido por < Ia su preocupación clinica, en especial para estudiar la. psico-
esa construcción, y que es el falo como objeto del deseo. Has- sis. A partir de esto, le pregunto cómo comprender ese discur-
ta ahora hemos permanecido en una di m ensión b estante aje- so de LaCan SObre el deseo Si Su d i scurSO eSI:aría aún m á S
na a eso.pelean elinforme de Roma y vean donde Lacan ha- próximo a tus discurso filosófico (por lo tanto, a un discurso
bla del falo. Es muy importante el faio, y casi no habla de él. «batracio), haciendo difícil su aplicación a casos parhculares,
Es necesario que lo relean buscando una vez más; no es difi- < s decir, el estudio de un problema cluuco sobre la psicosis o
Cil percibir en un texto palabras que nO eStán en él. No todaS s«bre la neurosis
las palabras son tan interesantes cuando no están en el texto.
Su ausencia lo destaca, me di cuenta de ello mucho más tar- J.-A.M,r Está muy bien lo que usted señala. Esa parte de la
de. Necesito releer el texto, recomiendo que alguien lo haga. i nseñanza de I acan es la más filosófica. Y lo que ia distingue
Pero eso surge en su enseñanza, cn todo caso, en un mornen- <le una pura construcción filosófica es que Lacan utiliza esos
to correlativo a la profundización de la relación del deseo con ata teriales extraídos de Hegel para intentar dar. cuenta de la
la cadena sigo if lea nte. ~ xperiencia analíhca. Eso permite en un primer tiempo expli-
A la sesión. dc esta mañana le he dado un aspecto l <>horio- carr por qué se puede esperar, conversando con alguien o es-
so. %fe guStaría que me disculpaSen por seguir lOSmeandruS < uchándolo hablar de cualquier cosa, modificar algo del de-
d c esas cuestiones sobre la s c u ales y a r e f l e xioné m u c h o , seix Esa es una idea loca, Cuando Aristóteles hablaba de
meandros que yo mismo seguí otra vez para intentar rc encon- iiteros como una cosita que se encontraba en el organismo de
trarlas en la enseñanza de Lacan. 4 mujer, de ningún modo podría conducir a la idea de que
Espero ir mas rápido esta tarde, pero no veo c()mo evitar la esa tal cosa tenía orejas y se podía conversar con ella para mo-
dificultad de esta cuestión. Evidentemente, es más denso que impl
<li l'icar el anclajo del deseo. Existe la necesidad de icar al
si yo continuara hablallclo cle las verdades primeras; constru- otro en el deseo para dar cuenta de la experiencia analítica.
yo uncamino entreustedes y yo,loscimiento sde la enseñan- I ue la primera forma que Lacan encontró y es una f orma, una
za de Lacan, sobre los cuales él. misrtto elevó construcciones ~»anera, una explicación filosófica, Y a eso se le opone otra
Sorprendentea. JuStamente allí paseamOS pnr lOSlup crea más vi r tiente, la de dar, cuenta de,que el deseo puede modificar-
oscuros conuna pequeña linterna, encontramos algunos vie- se, pero también de su perm'a-nene'ia inextinguible,
I
jos conceptos que hace mucho tiempofueron relegados al ba- ES<tOy de aCuerdO en térier i n Cuenta laS referenCiaS Clíni-
zar de antigüedades, pero espero que cuandu ttstedes lean los < as, pero lo interesante es que Lacen las considerará c'.special-
Escritos de Lacan se sientan más familiarizados. mente cuando construya el anciaje del deseo en el significan-
te. El primer ejemploqu e considera es el nuevo análisis del
sueño de la "bella carnicera" en "D i rección de la cura". Tene-
70 J<>c<t><rs-Alai» rvtttlcr El <tos<u í'1

mos pistas de cómo se debe entencler el deseo: es el deseo del i»uy agradable e instructivo, hicimos ese ejercicio en Buenos
GtrO, eXpreSión que Se apliCa eSpeCialmente en la ClíniCa de A i res dtu.ante un día entero; a la manana fue el equipO médi-
las histéricas. c<i en el hospital psiqulátl ico que presentó ull caso y Q la tar-
Lo que desarrollé esta mañana fue la primera filosofía de ile, cuatro casos sucesivamente, io que n os p r o po rcionó u n
Lacan. Lo importan(c es darse cuenta que él no se quedó en iii,i mu y c o m p l e to. E n t onces, me p a r ece muy posible quc
eso, LI hubiera podido quedarse, sus amigos filósofos lo .il ii >rdemoS un caso clínico durante eSte iin de semana.
aplaudían. Laca n tuc amigo de filosofos durante un período,
personas como Hyppolite, Merleau-Ponty, etcétera; en cam- l!: Usted expuso un a secuencia lógica relativa al d e seo:
bio los filósofos que vinieron después tuvier iin una relación lirimero en est<ado bruto, luego im <~ginarizado y f i n a lm en te
diierente con él, una relación que sería en verdad de hostili- > i>»bolizado. Po> otro lado, las psicosis se escapan de esa se-
dad, de a gresivi dad. i iiencia a causa de una posicióiii estructural de la Verwerfuttg,
l i li>rclusión, En tercer lugar, el análisis apunta a un a te f or -
P.: Existe una cierta repeticióin <.n el grupo, hay un c i e rto i»ul;icií>n a nivel del deseo. Me pregunto acerca del futuro de
síntoma sobre la cuestión de la clínica, esa diferencia entre la i ite propósito del análisis en lo que concierne a la estructura
filOSofía y el pSicnanáliSiS. EStoy un pOcO detcnidO' en ese sín-
tOma. 1 a pregunta que quierO hacer, y nO sé Si tiene algíín sen-
< li la psicosis. ¹Es que se podría p roponer trabajar en el nivel
> ti, ta Verwerf>utg, de la forciusión, abriéndole al sujeto psicóti-
hdo, se relaciona con un filósofo que también está ligado a La- cii ei curso por ese camino, ese paso de lo bruto a lo irnagina-
c an, Althrlsser- Es la cuestióin de M a t a r a mi mujer", porque iii> y de lO hriaginario a lo SímbóliCO?
Althusser se analizó con Lacan, o con un lacaní<1no desde la
épOCa de ese intentO de Pensar, esta Cuestión. ).-A.M.: LoS tres tiempOS lógiCOs que diSti~g~í SOn relati-
Cuando 1 sean trabaja lo real en 1974, sabemos que Althus- viii a un momento de la ensenanza de l.acan : el de El Se>>ti tta-
ser mató a su mujer. Ayer, usted habló sobre la cuestión del >ii> 1, POdría demoStrar en la SeCuenCia CórnO Se reSitíia. HOy
Nombre del Padre para el psicótico. i ie esquema no me parece muy satistactorio para una retie-
Me gustaría pensar ese problema de los filósofos o de la fi- xii>n sobre la psicosis. Pero ya tenemos las preliminares de ia
losofia y de ls clinica psicoanalítica a partir de "Matar a mi lei>ría de Lacan., él situa la psicosis a partir de una forclusión
mujer", gEs posible efectuar una articulación COn el síntOma
que se sitúa en el registro simbólico. zLa cuestión es saber co-
del grupo? inii define ese registro sunbólico? En esa época, lo esencial del
n'gistro simbólico está dado por las leyes de la palabra, el cir-
J,-A,M„Se nota que el mal gusto no asusta, Es verdad que cuito del. reconocimiento. En primer lugar, el psicótico se rr.-
Lacan jugó COn 1a homOfOnía en fr anCés de Tir i.'S ma fe>nme híisa, es rechazado, él se excluye del circuito del reconoci-
("Tu eres mi mujer") y Tuer >aa fernme(" Matar a mi mujer"), lo nñento. Habla enti>nces de la Verwer f irrtg, d e1 Nonibre d e l
que le pernrite en cierto sentido reunir en el mismo juego de l'odre, Verw>er f (utg de las leyes de ta palabra. Cuando Lacan
palabras el evento simbólico de la nominación y el asesinato cambia su definición del registro de lo simbolico, ya no lo de-
implicado en toda significación.. t'ine por las leyes de la palabra sino por las leyes del lenguaje.
Sobre Ia Clinica, ine quedaría cOntentO si entre uStedes que I.a Verrt>erftarg se fornrula como Verw< >rfut>g del Nombre del
son é0 o 70, alguien, esta tarde o manana por la mañana, pre- Padre, no de las leyes de la palabra sino Vi'rwi>rfr>ng d» la me-
SentaSe un CaSo y 1O diSCutiéramOS durante una hOra, Sería téfOra. paterna. Lacan 1O pudO COnCebir como metáfora porque
72 J<reques-Al«<» M<ller LI <f<~<e«73

para él el inCOnSCiente paSa a eStareStruCturadO pur las leyes p<isición, sus preguntas se volvieron las mías. Todos esos fIlo-
del lenguaje. Pero si hacernos nuevas investigaciones sobre »ientos, ese instante del deseo bruto, ese instante del psicóti-
las psicosis, nos podemos preguntar a partir de cuál defini- «f que es anterior a la ley del padre, de ese cuerpo despeda-
ción del orden simbólico vamos a proceder para situar su zado que sabemos que es la propia imagen del psicótico. Me
d eSfalleeimientO. FxiSten m u chas CueStiOnes que eStén im - 1<regunto dónde se inscribe el cuerpo en la psicosis. La mujer
plicadas alílI en un purlto muy posterior de la enseñanza de <l»e no está inscripta como el hombre en el inconsciente, es el
l.acan. A partir dcl momento en que Lacan implica el goce cn primer cuerpo. Fs en esa relacion de real donde Lacan lo ins-
el orden simbólico, estamos obligados a decir que es preciso < ribe, pero cuando se habla de psico <análisis del cuerpo, íiue-
operar desde ese punto. Existe allí una relación con los trata- <la sobreentendido que se habla. del objeto rf, sobreentenílién-
mientos clínicos ya que dependen de una hipótesis sobre ia <lose que se habla de todo lo que usted presento hoy y
eshuctura del inconsciente. La posición del analista es sus- s<~breentendiéndose tam b ién e specialment<= en la psicosis.
ceptible de cambiar segíín lo que él supone acerca de la. es- ¹Cómo se inscribe ese cuerpo en el inconsciente?
tructura. Por ejemppl, Lacan. de ninguna rnancra mantuvo la
idea de que no existe C?tro para «l psicótico. No la mantuvo P„Me gustaría decir algunas palabras més sobre la psico-
pues en el esquema que él hace de Sciuvber, incluso si hay sis. Lo escuché a usted decir que el psicótico está fuera del
agujeros que se introducen, manl iene esas estructuras la rela- <l iscurso. ¹Usted piensa que existe alguna. posiM i d ad de ins-
ción entre el yo y su semejante; éldice: en verdad, consíclelo <'ribir ese discurso o no?
que si Schreber se sostiene de dos maneras, muy claras, es
porque él continúa teniendo una relación de afnistad conyu- J.-A.M.: Dc hecho, son tres preguntas relacionadas. Lacan
gal con su mu jer y, en segundo lugar, es claro que Schreber se se dedicó a la cuestión de la psicosis en "Dc una cuestión pre-
dirige a alguien, se dirige realmente pues quiere hacer de su liminar...", que está en sus Fscrítos; no. obstante, allí no termi-
caso clínico, la clínica Schreber, No se lo puede reprobar él nó su rela.ción con la psicosis. Continuó, por ejemplo, con la
/

quiere dejar su clínfca para la h u m a n i dad c i entítica". Decir presentación deenfermos, Pero desde ese gran texto no hubo
el psicótico esté tuera úc las leyes de la palabra" es un poco «ada comparable entoda su ensenanza, Fue cuestionado en
radical. una época, hace cinco o seis años, por un pequeño gf upo que
se reunía en la Escuela Freuíliana. Le pregunté por qué no ha-
P.: Sosteniendo que lo simbólico debería definirse a partir bía hecho otros avance» sobre la cuestión de la psicosis. lkes-
dcl Nombre dede] Padre, pienso que mi pregunta permanece en. pondió gentilmente que era parque nO había ViStO baStanteS
suspenSO: ¹Cuál Sería el íuhuO en ctrantO a la pOSició~ pOSible psicóticos y no tenía experiencia suficiente para adoctrinar
del analista en relación a esa falta del Nombre del Padre? correctamente en cuanto a ese terna; señal de una gran humil-
dad clíniCa. Le prepfn t amOS Si babia tenidO pSiCótiCOS en aná-
J.-A,M.r ¹Ustedes quienln q ue prifnero responda ésta o de- liSiS. DijO "Sí". 1 e preguntamOS Si 1OS había CuradO. ReSpOn-
Sean agregal' OtraS preg UntaS? dió que esohabía sucedido pero que no sabía cómo lo h.abía
hecho. Él nos habló de la cura, la cura de los niños psicóticos,
P: Me parece fnejor hacer mi pregunta ahora. Cuando us- como Maud Mannoni. En general, eso co~siste en detenerse
ted comenzó a pensar en las fisuras que existen en una lectu- en un mOmentO del rzlatO, a mí me g uStaría saber qué pasó
ra como la que usted hizo, especialmente en el final de su ex- dos añOS O unano deSpués. No estoy convencido de que se-
74 /ncqu(~cAI<zw Alillcr El de@c) 75

pamns de una manera tan segura acerca de la cura. La pre-


gunta es: ¹es posible por un forzamiento, pnr un injerto, reins-
( s la pnlicía quien hace la selección en lns hospitalesp
siquiá-
Iricos: la pnlicía y las familias. Al sujeto se ln conduce allí
cribir al psicótico en el orden simbólico del cual fue rechaz (- <«ando nn s e e n c u adra e n l a s e x i g encias d e s o ciabilid ad,
do? Es lo que Melaníe Klein intenta cnn los .niños, el f amoso ( (<ando fracasa en relación al lazo social. No tiene nada de ex-
forzamiento edípico que ella Ileva a cabo con el pequeño Dick Iranrdinario decir que ía psicosis está básicamente fuera de1
del que Lacan habla cn E! Seuii((@río í..Fila mete el simbolis- ( liscurso. Eso nn quiere decir fuera del lenguaje. Fl discurso es
mo en él diciénd nle cómo irá a estructurar las cosas cnn su pa- (<na cnncreción del lenguaje, especial, institucionalizada.
dre, su madre, siendo él el pene. Eso constituye una imposi- Ahora, en cuanto al psicoanálisis dcl cuerpo, cs preciso ser
ción forzada de lo simbólico para que él se encuentre. Parece < laro: no hay psicoanálisis del cuerpo. Ll cuerpo está inscrip-
algo escandaloso; los filósofos encuentran escandalosa la in- 1<( y representado en el inconsciente. ¹Cómo está representa-
tervención de Melanie Klein. Es tnejor que arrndiiíarse frente <ln? 13ajo la forma despedazada, representado esencialmente
a un esquizofrénico creyendn que esn es realmente la posición l<(>r los cuatro objetos i nvolucrarlos en el circuito de la pul-
subjetiva suprema, ln que de hecho es un delirio irresponsa- sión: lossenos, las heces, a lns quc Lacan agregó la voz y 4
ble. Nn era a ese trabajo filosófico al que me refiero; Fl Ai(ti- <airada, cuatro desechos del cuerpo que tienen función en el
Edipo no es un trabajo para tomar en serio. E1 propio autor de- inconsciente. Se agrega la forma imaginaria que se imprime
cía que no tenía una respuesta para ln que había formulado «< el inconsciente, al cuerpo del hombre, que se llama falo. Es
allí.Es normal pues, que nadie ha va pensado verdaderamen- así el cuerpo en el inconsciente: nn es la carne, es lo que hace
te en practicar esquizo-ar<álisis, ni ellns mismos, los primeros. < ue no haya relación sexual en el inconsciente. Por un l ad o ,
1 sean ciertamente no tomó una posición teórica respecto a ( xiste la represer<tación de un único sexo, en relación a la cual
ello, se sabe que existen muletas imaginarias para esas fallas )<is dos sexos tiener( que determinarse, ambos en relación al
simbólicas. Estas le permiticrnn al presidente Schreber man- <\l lsmo símbolo sexual.
tenerse hasta lns cincuenta y un años cnn la falla esencial, que Y, pnr otro lado, hay cuatrn objetos, sustancias del objeto a,
nadie percibe. »bjetos asexuados. Hay en realidad dos sexos, pero en el in-
Hay muletas imaginarias que la vi ila, la existencia, le ofre- consciente hay un único símbolo para los dos' en. cuanio al
cen al psicótico, pero que lo c<>lncan en una dependencia ex- r('sto, es asexuado, lo que nn le hace más fácil la vida al cuer-
trema a esa contingencia. Si la vida retira esas muletas, se que- p(i. Podemos soñar siempre con reencontrar la armnn(a con el
da sin apoyo. Cuando esa falla se revela, se puede intentar < uerpo, cnn reintegrar el sujeto a su cuerpo. Para esa separa-
inventar muletas imaginarias, nuevas muletas. Ls verdad que (i((n pluralizante que acabo de evocar, nn hay remedio; cuan-
el anclaje de esa o aquella relación psicoterapéutica puede <ln el discurso de la ciencia era menos virulento que hoy en.
fu<icionar así, no obstante nn se sutura la fnrciusión. E inclu- día, era posible encontrar una forma clara para acomodarse
so aunqu(. se haya curado algn, es una actividad de sostén (nejnralgoce delcuerpo.Había sabiduría, un saber hacercon
que ofrece apoyo suficiente para que, cnn esa herida abierta, ( I goce del cuerpo. Claro que soñamos, sólo hacemos eso, no
el sujeto cnnsiga incluso así más o menos mantenerse, p<xlemns practicarlo, y a medida que el discurso de la ciencia
Es muy difícil constituir la psicosis en lazo social; ella no se expande, se profundiza, esn se pierde, esa sabiduria se
genera lazo social, escapa al lazo social. ¹A quiénes llevamos pierde irremediablemente. A medida que el malestar se ex-
a los hospitales psiquiátricos, al menns en Francia? A las per- tiende, al mismo tiempo el psicoanálisis extiende su empresa,
sonas que no están estabilizadas en el lazo social, finalmente resiste desde ese punto de vista. Claro que según los lugares
7ó Jacque.'
;Alabar lk
fiIk'r E(de eo 77

del mundo, según la penetración de esa entidad abstracta que implica que bésicamente es hablado a la vez que es hablante,
es el discurso de la ciencia. Y los lugares donde no se adapta- y que es incluso más hablado que hnblante pues está determi-
ron completamente a ese discuto, serian lugares en donde nad.o por un significante que le es exterior, l'.so lo conducirá
aparentemente esa armonía con el goce sería posible, Es la le- inclusive a Ia expresión: "habla nte-ser", qrre expresa al mismo
yenda que creamoc en l=rancia sobre Brasil, que habría más fa- tiempo, ser hablante y ser hablado. Ahora bien, en el Informe
cilidad aquí con el goce. Se dice eso o porque está lejos o por de Roma tiene una posicirm diferente, acentuando el carácter
eXOtiSrnO, PerO la preSenCia de uatedeS aquí, practicanteS del de actividad del habla, y ello acompaña esa teoría del recono-
psicoanálisis, muestra que no se trata de eso, Ll psicoanálisis cimiento pleno y entero d e la identidad. del sujeto en su deseo.
gana. Se trata de un pu nto de r u p t u ra capital en su enseñan': a i s -
lar el rnornento en que Lacan renuncia a la id.ea de reconoci-
P„Me guStaría haCerle una pregrrnta en relación al deSCo. miento del deseo. Fs un punto clave a partir del cual Lacan re-
En la primera de las teorías de las pulsiones en Freud, las pul- comienra, y espero poder conducirlos hasta ese punto antes
s iones de autoconservación y la s p u l siones sexuales, el pri - Ge pasar a otras cosas.
me] modelo de con f licto entre p u l sión de a u toconservación Plantearé cuestiones respecto de la clinica. 1 a clínica, la clí-
-o pulsión del yo- y las pulsiones sexuales es superado por nica pSíqui<é triCa, la chniCa de Obaervación, no es un dato bru-
otra oposición: pulsión de vicla, Eros, versus la muerte, Thana- to. La gran clínica psiquiátrica que se constituye a lo largo del
tOs. Lo que veo en LaCan sería eso: tenemoS también el yo y la siglo XIX, espc.cialmente en Francia. y en Alernarúa, eran dos
oposición en relación al deseo; el deseo es lo que desborda, escuelas con una cierta relación de rivalidad, de complernen-
pone en jaque al yo, tariedad. Eso terminó, extrajimos cie ella todo lo que pudi-
I.uego esa OposiCión se inSCribe en otrO término de cOnfliC- mOS. Terminó en lOSañOS 1920, 1 930, deSptréS nO Se enCOntró
to que sería el goce. La función del deseo en cierto modo se- una nueva enlidad. Con los medios propios de la clínica psi-
na la de cernir hasta preservar una cierta unidad narcisística, quiátrica se arribó a. u» cuadro satisfactorio que essu comple-
tud. La última gran tesis psiquiátrica de la escuela francesa es
J.-A,M : l' u ede ser que esa Simetría Sea l(n pOco ar tifiCial, la tesis de Lacan, en 1931, el último suspiro de la clínica psi-
que no haya sirnetria entre el término sexualidad, tal como quiátrica. Un joven psiquiatra que no es lacaniano, Paul Ber-
usted expresa en p rimer
término, y el de~o que figura en se- cherie, publicó su tesis Fu»diii)ienfos de lri clí»irn, en la cual in-
gund otérmino. Estoy de a. cuerdo con eso,ego x deseo. En el tenta demOStrar que la c líniCa pSiquiátriCa terminó haCe
pun to al que arribamos respecto a la construcción del concep- cincuenta años.Desde entonces,evidentemente, por un lado
tode deseo en Lacan, por el contrario,ésteaparece en un mo- la psiquiatría continíía, y por otro lado también, la biología
mento hgado al ego imagina ri, que es lo que i
mplica p
reci-
samente la teoría del narcisismo en Itreud; que el deseo en el
molecular, p rometiendo llevar a cabo en breve el lin de la psi-
quiatría, o reducir la psiquiatría a la asistencia social, pues es
ser humano está conducido por las vías del narcisismo, que es preciso decir que ya esté, en muchos lugares, reducida a eso,
más hablado quehablante, Vean entonces que en la época del A partir del momento en que se inventó el medicamento pa-
Informe de l<oma, Lacan torna muy en serio el hecho de que ra las enfermedades mentales, ¹cuál clínica necesitamos? La
el hombre seahablante; y dice que cuando él es hablado, está clínica de los efectos del medicamento. 1)e la gran clinica clá-
loco. Ustedes verén que es muy diferente de lo que va a decir sica, que era tan fina, tan llena de matices, han qrredado sen-
más tarde, cuando considera que justamente el inconsciente cillamente eleme» tos que p ermitendecir que tal medicamen-
78 Jncqr(cs-Alaiii h Jiller

tO tiene O nO tal efeCtO. ES ttna ClíniCa que SC COnStruyó a pai-


tir dc la eficacia ilel medicamento. Mientras que la clinica psi-
Lz vsrcos<s
coanalitica no esté cerca del fin, se distingue de la otra por el
hecho de que el propio paciente enuncia su síntoma; la dife-
rencia fundamental es que su síntoma es el que lo conduce al
anéliSiS. A par tir d e l m O m entOen que el SíntOtrta llama a l
complemento del psicoanalista, éste viene cn la experiencia
analítica a unirse al síntoma. Eso da identidacl. el síntomato-
ma forma propia, lo que dice l'reud al afirmar que es sólo en
la experiencia ana litica que los suitomas adquieren
su forma
consistente en. la enunciación que es hecha, I a clinica psicoa- Intentaré retornar el tono de la charla que había dejado de
nalítica tiene ese rasgo particular que la torna difícibmenl e ob- lado para comunicarles mis preocupaciones con respecto a los
jetivable, difícilmente transmisible, pues inchiye a aquel que cambios de la ensenanza de Vacan. Durante estos tres prirne-
se dice observador y lo incluye de manera esencial. Tainbién ros encuentros sus observaciones fueron tomando una cierta
esto es verdad para la clínica psiquiétrica. Sabemos que Char- consiStencia: no exactamente la que yO eSperaba, pero Sí la
cOt tenía algo que Ver con la demostraCión de sus histériCas: que había previsto a pesar dc l.OdO.
ctl'lnto más el interlocutor de la histérica hace de sujeto su- Yo esperaba el malenten.dido,
puesto saber, cuanto más im ita al sujeto supuesto saber, inés un l aad
Intentaré hablar de lo q ue n os p r e ocupa: por un d o la
se agrandan las manifestaciones de la histeria, más crecen, eso psicosis y por el otro la t ransmisibilidad del psicoanálisis.
ofrece teatro puro. i3e parte del analista puede ser. necesaria lday un punto en el que la psicosisy cl materna se recortan. Se
cierta deflación, si él no desea q«e la histérica se agite excesi- iecortan precisamente en el escrito; no hay transmision inte-
vamente. Pero no exiSte la Clínica bruta en pSicoanálisis. La gral.
siemprede transferencia; en ella no
clinica psicoanalitica cs Son escritos de difícil lectura y, a causa de la imposibilid ad
puede abstraerse la cuestión de la posición de] rinal ista, Todo de leerlos, seré un verdadero hallazgo si toda esa producción
lo que es un caso está siempre
rna rcado, clebe ser marcad o por termina apareciendo en las librerías. Fso no impide que acu-
esa suspensión. En el relato del casr i analitico, se trata siempre mulen papeles. Lo mismo sucede con los escritos especifica-
de un analista que explica la iclea que él tiene de su lugar. De mente cientifiCOS, no heChOS paraser. leídOS, cOntrariamente a
alli deviene la forina en que él teoriza el deseo, el goce, la se- lo ue sucede con las novelas, hechas para ser leídas. No obs-
xualidad., el harnbn; etcétera. Cuando Lacan nos habla del tante, algo puede ensenarse a partir de esos escritos, algo que
deseo, del goce, del reconocimiento, lo que él está haciendo es se sostiene sin ayuda de la traducción. Allí no hay riesgos de
ClíniCa. Nos muestra CómO Se aprehende pur Sí miSmo el fenó- malentendidos, porque en una fórmula lógica no hay nada
menO de la experiencia analítiCa, que entender,Como se habla "sobre", se habla a partir"de lo"
eSCritO, allí también ComienZan laS inquietudes. ESO parece
San Pablo singular: la tesis de Lacan es que incluso lo real, que en laex-
e-
perienCia ana lítiCa iiO tiene nada qtle Ver COn 1O COnCretO,
pendo de la escritura, No se lo puede captar y aislar sino a
partir de una red de significantes. Lo real se diferencia del res-
ss /n oques-AlrtiliA&l/er tg paros>~ 81

to, especialmente porque presenta lo imposible difícil de ser significante de la propia experiencia analítica, de la cual el ob-
alcanzado. Consicien.rnos el tiempo que precede al surgi- jeto a eS un p r n d uCtO. Una VeZ eXtraídO pOr la experienCia
micnto del discurso científico en el siglo XVll — con la física- analítiCa perO en SentidO propiO, eS 1O que Se espera a partir
matemática — y hace un corte con el estilo que prevalece hasta rle la formalización significante que la constituye.l.l resulta-
el siglo XV1, marcando toda una diferencia, A partir del mo- <lo es que eso nos proporciona otra vía de abordaje de la rela-
J
mento en cluC la fíSica Se vuelve rnatentátíCa, Surge 1O impOSi- ción entre psicosis y ciencia, psicosis y transmísion; en cierto
ble, C:on las doctrinas de la analogía, del macro y microcos- inodo, la ciencia depende de una forclusión, es t ambién una
mos — referencias que alguien trajo aquí ayer — no hay nada forma de pSiCOSiS, está en el límite. Y 1O eS pOrque Supone al-
irnpos.ible. Todo puede relacionarse con todo, no hay allí real go bastante sorprendente: que haya un significante articulado
ptopiamente dicho; lo real depende de aislar un impos
ibley
éste depende de la lógica, para decirlo en pocas palabras, Es
i n el propio real y que en realidad se puede leer allí el lenguaj-
ec matemático en el cual la naturaleza se expresa como Ciali-
necesario plantear de forma lógica "lo imposible" para que lo leo. Lacan dice que lo que escandalizaba a los contemporá-
real emerja; CategOría eSpeCial para LaCan, cliferente dC lO que neos de Ne wt on e ra la i d ea de q ue íns astroS COnncían suS
se entiende por realidad. La realidad depende de] sentimien t- íórmulaS matemáticas, lo que leS parecía impensable: supo-
ooque se tien.e de ella y si partimos del estatuto del deseo, tal ner que las fórmulas están en lo real. Es bastante distinto de
COmo evoqué ayer, eS siempre pOCa para el Sujeto en tantO ha- lo que Ocurría antea, 1Os cielOs cantaban la glOria de DiOS y se
blante. Es estricta en su dependencia del fan tasrna y si no con- la pucdc cantar también ahora. Ya no hay reino de la analogía
sideratnos una excepción al supuesto de que nos alcanza a porque esas f ormulas, esas escrituras, son inscripciones en lo
través de los cinco sentidos, para el sujeto la realidad es su rcaL Una suposicion, si imaginamos quc estamos generando
fantasma. Y lo lleva a definir el fin del propio psicoanálisis «n cierto número de objetos que se crean por el discurso dc la
por el atravesamiento del fantasma, por la caída de vuestra «icncia y que Cada día son más y más nu m e rOSOS,Miren lo
idea de realidad, Alguien me preguntó ayer a la noche qué es- que ustedes tienen puesto en las orejas, por ejemplo. Cada
peranza y qué Consuelo traía el psicOanálisis. Tuve bastante vez tenemos más de esos objetos que caen del discurso de la
dificultad en responder que la esperanza principal que trae es ciencia, del saber en lo real y nosotros mismos comenzamos a
un pequetLO plus de " en tuSiasmo" — no Sé Si eStO quecla pOr
fuera del consuelo filosófico — una vez que el fantasma, que
ser un congloem
rado de esos objetos.
En la psicosis existe otra forma de situar el saber en lo real,
constituye el marco de aprehensión de la realidad, se encuen- el automatisrno mental, categoría que ustedes conocen. Para
tra ya caído. Ya aliviado dc dicha realidad, haberse vuelto lo el sujeto psicótico se trata del funcionamiento puro en lo real
que reSta de Su propia realidad, tiene Sus ventajaS. ¹Qué dife- cle un saber que le habla — que él ya poseía anteriore mnte y
rencia a lo real, del símbolo y de la i m a gen? La ausencia de funcionaba de forma pura —, saber que nosotros decimos que
transformación; se pued e calificar como real en la experiencia eStá en Su Cabeza, Sin embargO él diCe que eStá afuera, en lO
analítica, a. todo aquello que resiste a la dialectica. Lacan ha- real. Esto le sucede al paciente sobre el que ks voy a hablar,
bla de dialéctica del deseo, siempre ligado al Otro: el dcweo no CuyO CaSOCOnOCí en el HoSpital Italiann, en BuenOS Aires, el
Se define en eSe scntidO por Ser real. El gOCe eS un término Sin
juevespasado.Flrepite que no está enfermo psíquicamente
dialéctica. Fn ia experiencia analítica se puede hacer ttn real sino por causas ex ternas y, en el fondo, tiene razón; es preciso
dcl goce como no dialectizable, que hace decir que el objeto a, considerar esto al pie de la letra: se enfermóde un saber que
como plus clegoce, es un real que depende de la articulacion le es exterior. Es exactamenteése el problema de fondo de la
$2 Jncqrrr<-A/ai
<rMiller La p' r<rsis 83

psicosis; el psicolico tiene sobre nosotros la ven t'aja de saber Ln verdad el psicoanálisis gana, pues avanza al existir rm
que el significanle está afuera, que no se trata de hacer psico- discurso de la ciencia utilitarista a la cual le gustaría que se
logía de )as profundidades como dicen 1os junguianos, que luidiera reciclar al psicótico, que es evacuado como un dese-
imaginan el significante mriy profundo, Ayer t ambién alguien <'hodel bien social:estamos cada vez más motivados para in-
me dijo que en Brasil hay un especial aprecio por Jung, ese h ntar reciclarlo, como se hace con todo. Antiguamente se lo-
psicoanálisis quc nació en los Alpes suizos y que encuentra graba encontrar nn espacio, una función social para los locos,
un campo de expansión crr un pafs totalmente dtferei>te en to- siii intentar Curarlos. NOS volVimOs fil íntrOpos a partir de de-
do. li rrninado tnomento; es por eso que nos ocupamos de "tera-
El movimiento junguiano es anlrerior al discurso de la cien- peutizar" lo psíquico, como decía Lacan, lo que no está claro
cia: es por eso que se interesó tanto en la astrología; escribió es que sea necesario. Cuando nos ocupamos de la psicosis lo
el psicoanálisis de la astrologia, hizo del psicoanálisis mismo 'liacemos a partir de la estructura de la neurosis como referen-
una astrOlogía, Operó Con la COrrespOndenCia univerSal. Fue a
< ia,pues se supone que el psicoanálisis sabe tratarla, I:s el ses-
través de la astrología que lung pretendió restr tuir la relacion go que tomamos, está marcado cn los /: scritos de Lacan, cuya
del micro y del macrocosmos, Ll punto cle partida cle Freud y referencia es la "Cuestión prelim i n a r" . A bOrdando eSe texto,
de I.acan es diferente: el sujeto de la ciencia eslá en el inundo, vemos que el primer esquema que figura allí es el de la eStruc-
nació y no podemos deshacernos de eseparásito.Soñamos lrira de una neurosis del cual él obtiene el esquema de la psi-
con hacerlo, soñamos volvernos lriimo iintiirri, Sin embargo, no ciisis, a travéS Je su mOdificación., apoyándose en la Corriple-
se avanza n>uchodiciendo que ese retorno es sin esperanza y nrentación de cl i c ho e s q u e ma. E sa nada qu e s e c r e a n.os
que tenemos que lidiar con los efectos de la ciencia que se muestra que l'reud también aborda la psicosis a partir de la
multiplican siempreen desventaja para el sujeto que sonros, neurosis, ya que en el psicoanálisis es una condición tener re-
envueltos en las consecuencias que eso implica, concernientes (erencias. Pero eso hace necesario invertir el punto de vista,
a nuestro goce. Fl surgimi ento de la idea de estructura es de para que se pueda adinitir que la psicosis es rm dato inicial y
O tra época, en la m e d id a qu e está construida po r f ó r m u l a S Io que llamamos normalidad es la sobreimposición de un sín-
que nOScapturan y q ue Sin ellas, nO podría funcionar la es- loma sobre la psicosis. Es preciso hacer esa conversión para
tructura del lenguaje. Como lo demuestra la menor experien- iio ser e) terapeuta ingenuo y filántropo que nos invitan a ser,
cia de la psicosis, nadie se expn.sa cuar>do habla; hablar supo- saber que Sólo tenemOS un SíntOIna par i prOpOner Ie al psicó-
ne una pérdida que se extiende a todo, se habla a experisas del tico. Fue lo que Lacan marcó, en ia época de la presentación
goce, Lste se presenta en nueslra época como una falta a col- en el hospital psiquiátrico, frente a un cierto tipo de loco, pa-
mar, y sc produce cada vez rriás, es insaciable, y nosotros, era ra lo cual se le pidió su opinión. Y él dijo: "¡Pero él es coinple-
todO el planeta, entrarnoS en esa eCOnOmía ¹Y pOr qué eSOno tarnente normal!". Es paradójico, sin duda, pero es una invi-
tendría relación con el psicoanálisis? Estarrios ante la eviden- tación al pííblico a "despegarse" de las evidencias. Mo es
cia de la inanidad de nuestro consumo. La producción, por cueStión de ser mayOría, de que tengarnOS COinCidenCiaS pnr-
ser incapaz de coinpletar la falta de goce que ella suscita, nos que compartimos el mismo síntoma. N o es por ser más nume-
deja insatisfechos. Pero hacemos clasificaciones, como decir rososdesde ese punto de vista que debamos imponer nuestra
que todo el planeta está en desarrollo y se estimula a aquellos ley al OtrO. ConSiderarlo aaí es máS importante que Sentirse o
que aun no entraron compl
etamente en. la máqi.iina de la fal- mostrarse ingenuamente filántropo en relación al loco.
ta de goce a precipitarse en ella. 'intentaré hablarles un poco sobre cl caso N, cuyo renom
bre
b4 luequcwhluiu Aliller Ln psicosis 85

propio es el de rm gran inventor cuyo legado produjo un vi- los tratos de los que es víctima. He aquí que ese hombre que
raje en el curso de la historia. Este paciente autorizó Ia u ti liza- hasta los 66 anos estaba muy bien, comienza a ceder cn su
ción de su caso. Pero tiene su precio: no existe razón, bajo el personalidad y a presentar desórdenes. Reconstruyendo los
pretexto de que es loco, para que no se le pregunte la opinión. acontecimientosa través de su círculo más cercano, sabemos
Me hubiera sido más fácil prcsentarles el caso si desde que lo que lo que había precedido a la lase vegetativa habría sido un
conocí hubiese tenido tiempo de trabajar en él. Sin embargo, ederna pulmonar que apareció por primera vez en junio de
no fue posible por cl estilo de vida que he llevado desde en- 1980 en una persona quejamás se había enfermado, y a cau-
tonces, pero creo poder extraer las Iincas más fuertes. Espero sa dc cso, N tuvo quc pasar una semana cn el hospital. Fue
tlaba]ar en él en breve, pues cn la institución estuvieron de allí que las cosas corncnzaron a cambiar y él sc lanzó a escri-
acuerdo en remi t i rm e el texto de sus memorias, su autobio- bir una autobiografía.
grafía completa. Ya existen datos en csa secuencia. Considero las cosas más
El caso es interesante por ser cl de un hom bre que sc hun- simples puestencmns quc demostrar de nuevo por qué con-
de de manera brusca a los 66 años. Acontecimiento relativa- s ideramos la cuestión del m od o en qu c lo h acemos. Hay u n
mente tardío, a Schreber le ocurrió a los 51 años, pero N tenía período de evolución y aparentemente una causa, una contin-
quince anos más. En octubre de 19% se comenzó a observar
gencia. Pero si a partir de L i causa contingente hay un perío-
una modificación de sucomportamiento: de hombre activo, do de evolución, se lo puede aislar porque el propio paciente
pasa a estar todo el t i e mp o acostado, con ideas de pers iwu- Io dice, sin ser forzado dc ninguna manera. No llegué a verlo
ción y de ruina. Vale la pena notar que ese período llegó a ser a K, leí el documento que un servicio psiquiátrico me remitió;
calificado de "vida vcgctativa", pero no es muy acertado lla- hay, por lo tanto, un cierto carácter de demostrativa autentici-
marlo así. 6stc tcrrnina cl d í a 2 d e a g osto cuando abr up ta-
dad. E] propio paciente aísLv. su momento de franqueamiento:
m ente N c a m bi a d e c o n d u c ta, sale de casa d u r ante el d í a, lo califica de una manera irnprcsionante, "había nacido de
vuelve alas once de la noche, cuenta cosas graciosas, chistes... nuevo", una especie de modificación de su identidad. Es un
A la familia él le explica que nació dc nuevo, y pasa a vivir ba- viraje, no algo que viene evolucionando, es un movimiento,
jo un ritmo frenético, pasando largas horas fuera de su casa, un instante aislado, en el que el sujeto pasa para cl otro lado.
Comienza a reorganizar papeles comerciales (relativos a su No se puede descuidar ese momento en beneficio de la evo-
profesión), pues teme ser objeto de control fiscal. Cree que lución de la enfermedacl. Todo sc vuelve inexacto desde el
aíui se mantienen ]os controles fiscales en
Argentina, q
ue pa-
recen ser especialmente rigurosos — en realidad, también de-
punto de vista mental y es preciso ocuparsc dc lo que el pro-
pío paciente dice cuando se lo examina, especialmente de la
ben serlo en Brasil, pues hacen llenar una pila de papeles certeza que tiene de que un día algo cambió. Oe lo que se tra-
cuando uno llega aquí —. Esto se transforma seriamente cuan- ta es de buscar la certeza del paciente -que está en otro lu-
do piensaque en su casa hay micrófonos colocados por la po- gar-, un elemento del diagnóstico de las psicosis. Adoptar co-
licía, por el FN, por la Gestapo, y esté convencido de que tie- mo regla esa idea evita confundir la histeria y la psicosis. Es
ne papeles que lo van a comprom
eter. Un determinado día, se sensible la fluctuación clínica en las presentaciones de casos
desorienta y no sabe más dónde esté su casa ni en qué día vi- colectivos o individuales en Argentina. Fl elementode certe-
ve. Tiene vértigo, náuseas, sensación de que lc flotan las pier- za que tiene el paciente, tanto de la entrada en otra fase de su
nas y teme perder el equilibrio. Reta a sus hijos porque no, lo existencia como de que sus alucinaciones están en lo .real, se
comprenden y, dice que se va a quejar a la policía por los ma- diferencia por completo del estilo de la histeria. No puedo
86 f««1«<s-Al«i«kfill<r l,«l<<icasis 87

imaginar que haya locura cuando una histérica viene a verme bcr. Sólo tengo el material escrito, nn vi ni interrogué a nadie,
con el sentimiento de la realidad modificado, porque ya nn Se constatan las tres generaciones que se necesitan para hacer
sa ie más si está despierta o soñando: muchas ideas fantásti- un verdadero psicótico: cn este caso como cn Schrcber, tene-
cas le están pasando por la cabeza. Cuanto mayor es su incer- mos las tres generaciones. La psicosis es una cultura, necesita
tidumbre de si está soñando o está despierta, más alejada tradición, es eso, por otro lado, lo que se llama superyó cn psi-
queda la posibilidad de una verdadera psicosis, que se carac- coanálisis. Fl superyó no es simplemente la identificación con
teriza por la certeza dcl paciente y nn por ia idea de uc cl los padres, con las prohibiciones patcntales, sino que conden-
mundo giraen torno a él,de que desconoce su lugar y quc in- sa en efecto Ias tradiciones existentes.
tenta identificarse con c1 mundo para fijarse. Éste no cs el es- Ln Argentina me hablaron úcl caso dc una paciente presa
tiio de la psi.cosis. de Ia tradición m aterna. Hace tres generaciones las mujeres
Así como es posible aislar esc momento úc certeza, es típi- dc la familia se dcscmbarazan úel homble con regularidad, Es
co de la psicosis esa fase aparentemente dc "vida vegctaliva", un caso quc cnmcnzn el tratamiento hace poco. Fl analista
aunque, cn v e r d ad, es v id a i n t ensa. Si la p ersona pasa tres tendrá que hacer una gran l abor, pues en este mo m ento, cl
meses acostado es porque reflexiona sobre la preparación dc destino dc Ia paciente esta totalmente determinado e inscrip-
su nuevo nacimiento. Tenemos un testimoni o espec
' 'íf'co
i en las
I to. Está casada hace dieciséis meses, tiene un hijito y piensa en
Memorias de Schreber, que nos dice dc qué se ocupaba al a- Ia manera dc I ibrarsc de su marido, y parece que lo va a lo-
sar días y días acostado en la cama. Ese momento estático no grar. El psicoanálisis no hace milagros, el analista puede ape-
es nada comparable a Ia fatiga dcl neurótico, no es depresión nas intentar colocarse entre el hecho y Ia paciente, pero cs
sino vida intelectualmente intensa, que ln absorbe ente- muy difícil
ramente. Ésta fuc una digresión para hablar del destino de familia,
Volviendo al primer elemento, la autobiografía, es caracte- El padre de N no era violento, según él mislno expresa, pero
rístico c1 recurso al escrito para aprehender ío real ue talnpoco era afectuoso. I.a madre tenía buen genio, pero a la
s urgir á . vez sufría üe una enfermedad mental y h abía sido internada
Por qué nledio vamos a implicar allí al significante? Va- tres veces. ¹Qué imagen sc puede inferir del propio N? l".'n su
mos a implicarlo porque hay este momento de franqueamien- familia, al decir de sus hijos, él era muy duro, poco afectuoso,
to, momento quc debeser pensado cn términos de elemento excepto con la hija mayor, y hacía reinar una dura ley sobre la
y úe sustracción del lnismo. l'ero no sólo por eso, pues el familia, Dos o tres elemen.tos de lo que se reveló en el examen
hombre se llama N, cs su nombre propio. Tiene dos hermanos psiquiátrico que tengo aquí frente a mis njos: "Cuando lo vin
con nombres propiosbanales y tiene otros dos más con nom- el psiquiatra, su gran preocupación era poner sus papeles en
bres propios de famosos inventores, lo que demuestra quién orden, Lso vuelve a aparecer cn algunas entrevistas que están
era su padre: tenía relación con las grandes figuras de la hu-
manidad, a la cual soñaba reconstruir con su propia familia.
en e] dossier:es importante el hecho de si sus papeles están en
desorden, palB él cs necesario ponerlos al día, Está también
El prilner resultad.o es el nombre propio N, era un ingeniero convencido deque no se ocupaban de él con la atención nece-
que trabajaba con explosivos. Se pasó la vida haciendo inves- saria y afirma lo siguiente: "Yo no tengo problemas psíquicos,
tigaciones en eso. EI psiquiatra señaló que la figura valoriza- mis problemas son externos".
da de Ia familia era el abuelo paterno, que cra profesor. Íste Les puedo dar además e! diagnóstico aproximativo del
le trasmitió a su hijo, el padre de N, un gran respeto pnr el sa- hospital: psicosis mixta involutiva. Personalidad pre-mórbi-
88 /acques-Alnin Miller ja psicosisS9
da, paranoide, narcisista. Eactor detonante: "estadía en el hos-
qué punto loangustiaba la idea de que estaban en desorden,
pital, cn junio del ano pasado, vivida como una situación de l'1 terapeuta intenta decirle que todo no es más que un senti-
dependencia, con mucho miedo a la muerte" El psiquiatra
~niento interno, a lo que el paciente le responde quc no, que
piensa que puede realizar un buen diagnóstico a partir del es- sc trata dehecho de cosas externas, objetivas.
tado actual, lo que no coincide con.nuestra impresión sobre el Es un caso muy lindo. Nada en este caso fue forzado para
asunto, ya que tenemos un punto de vista estructural. No es
i nostrar cómo l o c o r relativo a ese mom ento agud o d e f r a n -
un pacienteque no deba salir,pero no en un breve lapso. Lo-
queamiento significante cuestiona su propia identidad y -co-
graron controlarlo con medicamentos. E incluso realizaron al- mo verán en la autobiografia— su propio nombre que tuvo
gunas sesiones de terapia familiar que consistieron en llevar
evidente importancia cn su vida, incluso en su actividad pro-
hasta allí a la familia para hacerles entender quc no sería más
fesional, Fl momento dc franquearniento es correlativo, sensi-
como antes,pero quc "no por eso había que desembarazarse ble aldesmoronamicnto de un mundo, ¹pero marcado por
de él", Esa terapia se basa en actividades de contención, Lo
qué? ¹Qué csafectado de manera sensible? Lo que concierne
central en el episodio del paciente es el mal estado o la pérdi- > la palabra, su palabra, ya que él está convencido de quc ln
da de sus papeles. Puedo citar aCín dos o tres cosas y después
escuchan realmente a través de micrófonos, y al mismo tiem-
pasaremos a la reflexión.
po, es afectada la escritura. Lo clue se evidencia en el perma-
Él estaba convencido de que ése fue el momento en quc su nente retorno de que hay desorden en los papeles, cn las ór-
delirio retrocedió, o tal vez haya experimentado un cierto
denes depago, en las deudas, en todo loquc sustenta el orden
aplacamiento. "Yo tenía la impresión de que mc perseguían,
significante dc su mundo. Él no dice que tiene una psicosis in-
que me tenían localizado y que toda nu actividad podría ha- volutiva, sino que está enfermo del significante y del desor-
cermc pasar por un elemento subversivo, por elhecho de que
den de éste; podemos agregar, en estos dos registros: de la pa-
eventualmente usamos explosivos de gran potencia. Yo traba-
labra y de la escritura. Debemos preguntarnos ahora por la
jaba con el permiso especial de los militares. Podrían pensar causa. Qué hizo que en la época de la hospitalización, se le ha-
q ue yo iría a u t i l i zar los explosivos como terrorista". N o se
ya presentado un elemento no integrablc, un elemento que
podría probar inmediatamente que eso es un delirio. "Yo te- fue suficiente para hacer ir a pique la armadura de su mundo.
nía miedo deque tomasen mis papeles,quc no estaban en or-
l',stamos solamente en las hipótesis, pero son éstos los térmi-
den, sino 'traspapelados'". ¹Se dice así en portugués, "traspa-
nos en que se debe plantear la pregunta: ¹Qué elemento se
pelados" ? <No? Es una bonita palabra, no sé si española o
presentó como no integrable a su universo significante? ¹Qué
argent . >a. Española, "traspapeJados". Es para expresar que elemento lo " t raspapeló" ? ¹Quién efectuó el " t raspapela-
los papeles están en desorden, unos por encima de los otros,
miento"? ¹Cuál es el elemento "traspapelador"? No fue por
es una expresión bonita que no existe cn hancés. Y además
azar que llegamos a esto, esta palabra existe realmente en la
una cita: "Una vez oí un ruido muy especial, un sonido fuer-
lengua cspanola.
te cn la casa, y me explicaron que eran ruidos de autoalimcn-
Tenemos una tendencia a imaginar, aunque los testimo-
tación que se producen cuando los sistemas de micrófonos es-
nios existen, que él era "una personalidad fuerte", forma ele-
tán grabando". Estaba realmente convencido de que se
gante de decir lo que se revela en «l dossier; quc cra un tirano
grababa permanentemente desde todas partes y eso lo enfer-
doméstico, un padre de familia que hacía reinar a su alrede-
maba,
dor una ley de hierro. Todos sus hijos lo ubican dcl mismo
Con.tinuando con el tema de los papeles, él explica hasta
modo, como un hombre duro que los oprimía. En su posición
subjetiva era un amo, él mismo clice cuán duro era en su tra- ta afuera, somos nosotros los que imaginamos que está en
bajo, duro para con él mismo; su vida transcurrió en tensión. nuestras cabezas, donde en el límite intentamos colocar ese
De un. padre terrible, al que todos los hijos le temen y que era real. Consideremos a Ch<»nsky, por ejemplo, indiscutible-
especia) mente afectuoso con la hija, se dice: he aquí una ver- rnente un sabio, pero un sabio delirante. En sus íltirnos escri-
sión moderna, un poco degradada, del p adre de Ia horda. I-le tos está obsesionado por el hecho de que lo real del lenguaj»
aquí al amo de todo el goce. Ls una reconstr<icción, pero vuel- lo tendríamos en la cabeza, exactamente en el cerebro. Es por
ve comprensible este caso, pues l a primera hospi talizacion de Io tanto un sabio lingüístico, Por otro lado, él lo explica c<m
su vida pudo producir el desencadenamiento de manera bru- muCha Seducción. Lo eSCuChé recientemente en ParíS, duran-
tal. Es un amo elevado a Jo que llegcl llama "el amo absolu- te uno de sus viajes; es m<ly simpático, pero eso no IH1píde
t o, es decir, la muerte. Si reconstruimos su posición subjeti- que sea dehrante. Él manifiesta que el significante existe afue-
va coherentemente podernos comprender la em ergencia del ra, como pala N, o sea, que viene del exterior. Sale por la bo-
significante amo absoluto, la muerte, que de hecho entró con- ca, pero está afuera. 1 o que ahora sale de mi boca, para mu-
tra tocio el fundamento de su posición subjetiva. Tiene, al me- chos de ustedes no es importante -pues es Ia voz f emeninacle
nos, valor de hipotesis para hacer comprender la articu.iaci<)n las intérpretes lo que escuchan, que habla, que cuenta el sig-
posible entre la personalidad descrita y la incidencia extrema nificante en cuestión.—, ya que manana cualquiera podrá d.elei-
de la emergencia del desencadenamíento, la hospitalización y tarse con mis palabras tanto como q ui e ra, gracias a este pe-
después el estado en que él se encuentra dentro de la familia. queño aparato, He aquí como el significante se sustenta fuera.
í.as seSiOnes de terapia f amiliar' nOS hacen ver COnCrudeZa del sujeto, esmás sagaz que nosotros. Este psicótico lo expli-
que él pasó de la posición cle amo a la de esclavo, de la cual ca en su autobiograiía, a la que llama "Mi v i d a ", de la cual só-
renaCer<éen la posiCión inverSa, de aSiatidO. NO p<VemOS Si- lo conozco algunas p <íginas, pero al salir íle Argentina hice el
quiera imaginar que sea recuperable, no se puede curar a un pedido y el Servicio me envió el texto completo, Él se sitíía en
holMbn. <le C)í) a110s; despues de un episodio así me sorpren- rel<lción a la conlpu tador a 1BM; si existe ligo que presenta un
dería que lo dejasen trabajar con explosivos. saber independiente del sr<jeto y que existe en lo real es esa fi-
Cuandn VemOS un CaSO COmO éate nO debernOS precipitarn- gura moderna: la compu
tadora, La ciencia hace «lgo por la
oss a decir que vamos a curarlo, sabemos que estamos frente psicosis, le garantiza que no es un sueno.
a lo imposible de recuperar, es un caso de escuela. Di una cla- l,a Iorma c<rmo presenta su autobiografía está relacionada
se a partir de él, incluso es io mejor que se puede hacer. Pero con el situarse a sí mismo en relación a la computadora.
tengo estima por <,'l trabajo hecho por los psiquia tras, que es- "Recuerdo mi existencia, hasta la séptima vida terrena
tán visiblemente interesados en ser precisos, no lo trataron a computada porIasmás modernas computadoras lBM, octava
Ia ligera. No puedo, sin embargo, estar de acuerdo con su idea generación, cn el buen aflo del Senor cle 'I 9HO por la gracia de
de que puede tener un buen pronóstico, ni veo lo que en di- Dios Nuestro Senor, Autor N X, pero el equivalente de la X no
cho caso puede llegar a ser "el buen pronóstico". Si desean está, porque no está su nombre, Autor. N, alias Félix, y su so-
decirsimple
menteq ue elmomento agudo pasó y que se pue- brenombre familiar: (Gato)."
de controlarsu humor, de acuerdo, pero no veo cómo recupe- Él eataría entOnCeS, en Su Séptima Vida, mientraS que la
rar ia estructura en cuestión, computadora está en la octava generación, y eso solo ya cons-
Concuerdo con elpaciente cuando él considera que sóio tituye una dilerencia, I.s un nombre muy interesante, el famo-
tiene problemas externos porque, en efecto, el significante es- SOFélix. Él rniSrnO lO COmenta:
92 /t>ofnes-Alnfn fVfiffer
fn f>sien:is

dice que lo que lo perturbó, In preocupó, fue cl hecho de que


El autoraclara expresamente que L.,nombre de guerra (en
franees en el texto), arriba setaalado, nn es frutt> de un capricho, no existía la habitación número 13. Su malestar, se centra so-
Fue impuesto en exuat>as circunstancias en la primera infancia, bre el significante, es 1a ausencia dcl número 13, quc él supo-
por uo desconocido„. Que no logró posiblemente investigar al- ne no le dan por superstición; allí se advierte un agujero en el
gúnnancestro europeo narido en las famosas p significante que lo perturba esptwiaimente. l'ero él evoca su
laniciesde la Man-
cha, La razón con<>eida hasta ahora es su identificación con la ra- estadía "feliz", y hay otro momento en el relato en que vuel-
za felina de Félix, cuyo origen pn>viene de la quinta de la resi-
ve a aparecer la palabra "feliz": "la felicidad" cuando él esta-
dencia paterna, en la calle... etcétera. Así el nombre Félix, que el
ba en 1a escuela, con sus anugos, y a causa de una pérdida de
destino -o alguien allá arriba que clomina las marionetas que ha-
bitamos en este valle de lágrimas-, le fue i mpuesto desde la más la estructura, designa a su goce psicótico con este nombre, Fé-
tierna edati, se identificí> en los juegos de ninos con centenas de lix. Goce dcl cual Schreber nos habla con tanto énfasis sin los
gains y gatitos instalados en la extensa quinta del solar citado. límites que le colocamos. Un goce que puede ser intolerable,
YI os gatos d>spnnibles hasta esta fecha,aíín incompletos ali- que es ln que vincula la locura y la mujer, lazo que se conoce
I
mentaron ef horrendo vientre electrónico de una nueva compu- desde hace mucho tiempo, que lleva a pensar que las mujeres
tadnra RM. En homenaje a la memoria de mi padre adorado,
estarían locas, porque lns locos en algo snn mujeres. Es posi-
Lfun Ramiro, a quien ef autor debe no sólo su existencia, el ran>
nombre, w>feo en el mundo, sino también, y que es lo más im- ble buscar siempre on los locos ese punto de goce especial y
portante, la actual profesión de geofisico especializado en petró- excesivo: Schreber es el ejemplo paradigmático. Lacan escri-
leo, minerales e hidrología. bió el materna'. el efecto clel "empuje a ia mujer", Ln frartcés
tenemos la expresion "empuje al crimen",' que significa que
Éste es el inicio de la autobiografía de nuestro personaje, alguien lleva a otro a cometer crímenes. Lacan sustituyó "em -
que debe leerse teniendo al lado el texto de Schreber que es puje al crimen" por "empuje a la mujer", un efectn de fcmini-
un paradigma de la psicosis. Una expresión como "las rnarín- ración del loco que traduce muy especialmente la forclusión
nctas qu«habitamos en este valle de lágrimas", es algo que de1 Nombre dcl Padre. Freucl había cletectadn el prnblema
ustedes no. oyen.-en una histérica; es necesario saber de qué analítico y por eso no sabía qué era lo que la mujer quería, por
habla el paciente, hay
casos difícil<w, fronterizos, que, sin em- parccerle que on ella el superyó> no era como en el hombre; en
bargo, no autorizan a hablar de psicosis histérica, lo cual es la mujer no hay límites. Es lo que los maternas de Lacan inten-
una contradicción cn los tórrninc>sdesde e1 punto dc vista es- taron e<scribir; el no-tt>do dc la mujer, como dice L<lean, es la
tructural. escritura de la ausencia de limites en la mujer, no hay límites
Del mismo mt>óo, la evocación del d estino, o dc a l g u i en en lt) que una mujer puede hacer por un hombre, por ejemplo.
que desde las al tu ras "ónmina este valle de lágrimas, domina Pero Féfiüx brilla, como "el solar",' con todo el goce que le
as marionetas que habitamos", es también típica óe la psico- queda a N. l'.I se perturbó por cl desorden de los papeles, pe-
s]s, ro nos convencieron de que en alguna parte de su autobiogra-
bs muy linda la calificación que hace del saber,en lo 'real: f ía, encotntrarernos expresamente su identificación con las . ,
".e1 horrendo vientre elcctrónicó". Debernos pregunt
<sr de
dónde viene,qué cs para él esp nombre Félix,ese riombre que
suplant~i' al suyo> Podemos ser guiados hacia ~11í por 1o que él
evoca más acielante, "r' feliz estadía" en eí hospital, donde se l ..En francés f>t>usa.'hfn feuuney pousse áce>tifc,
2. Antigua vivienda de familia (M. del T.),
94 Jacsincs-Ataín tVtfiicv Ls psicosis 95

centenas de ga tOSy gatitOS, rnuChíSimOS gatitOS: eS« multitud ESperamOS muChO delEnCuentrO en febrern, en ParíS, que
-y tne atrevO a decir lO en francés —
Chtr tOyanfe (fulgurante), una fue convocad o por el propio Lacan en e'I último que se realizo
multitud í u l g t trante.' en Caracas. Esperemos, pues es gracias al intercambio de ca-
Y ése es su recurso. Podríamos escribir este caso a partir sos clíruCOS comO pOdremOS Ser máS íítiles a 1OSotroS, nn so-
del discurso del amo en l.acan, pues consideramos como hi- lamente comparl.iendo reflexiones teóricas sobre Lacan. M e
pótesis que N era amo, y el discurso del amo supone la iden- puso muy contento encontrar en A r g entina m ateriales clíni-
tificación del sujeto con un significante amo. Partimtxs de ia cosy no v o y a d ejarlos en el fondo de un cajón.
idea de que ese significante, que nosotros suponemos debe Quisiera plantear una ú rltima cuestión. ¹P or q u é u n o n o
haber sostenido su existencia, fue el nombre N, ¹y por qué debe hipnotizarse con la terapia? Porque hay una autoterapia.
no.'7l 7ues se trata del p a d r e j u stamente en e l i nomento d e l Una vez pasado el momento agudo, de vida vegetativa,se
tranqueamiento. Uste sign
ificante
a nro dominado por el signi-
ficante absoluto que es la muerte, en tanto ella hace irrupción operauna restitucion y sc establece un nuevo equilibrio, una
nueva metáfora se reconstituye, lo que Lacan llama metáfora
en su existencia con su edema pulrnonar. Ll significante que deliranl:e. Es una metéfora que deVira Je manera diferente del
solo lo suplantó de repente, sttelta los diferentes elementos de deliriO cle la metáfora paterna. l'Or eso nO eS preCiSO deSeSpe-
este discurso, especialmente el saber, que se pone a. vivir su i'arse tanto y, en este caso, es preciso aprender a respetar. Io
propia vida en lo real, que cesa de estar ligado al significante itnposible, Ls difícil,
amo, que seencuentra separado, Lse es el desencadenamien- Voy a detenerme aquíy reSpOnderé a laSpreguntaS que me
tO. LntOnceS,¹qué queda? POr tus lado, unúniCO nOmb re,pOr- quiera n h a cer.
que de ahora en més está separado del significante anro, el sa-
ber se separa, el propio sujeto se separa, y ni s t e ur>a función
que tendremoS que encontrar en algún lugar: «dí inde eS que Oi'ÓGtc
se va su goce, que escribirnos con una ct minúscula. l'.l nombre
que él p ierde en esa transformación, K, lo s ustituye por u n O
que fabrica con su goce, el nombre Felicidad, y a partir. de allí
P.: Su presentación me gustó mucho, p arti
cularmentepor
dOS CueStiOneS: la prim era Sería que el de SenCadenarnientO
va, eventualmente, a poder reconstruir tin delirio estable, Tal del delirio, qtie la psiquiatría clásica denominaba irrupción
como sucediócon Schreber, quien se cura por cl propio goce, de] irante, aparece, tanto en N como en Schreber, bajo la forma
porque le causa gOCe mírame en el espejO y ver allí retlejada d» irrupción irónica, una enorme ironia en relaciíén a los idea-
urta bella moler. les del padre. Tanto uno como el otro intentaban ironizar la
LO interesante en eStc paCiente es, en prineíplO, tndO ln clt<e determinación y los ideales paternos, siendo eso un elemento
les dije, pero son t«n sólo hipótesis. Lspero volver a parís pa- que se repite con frecuencia en!a eclosión de cu.alquier psi-
ra leer toda su autobiografía y allí veré clttémod i ficar en la hi- cosis.
pOtesiS que turné COmOpunlO de partida. En segundO lugar, Por otro lado, la evoluciíni del delirio parece ser, sin duda,
el paciente de 66 años está en buen estado de salud y podre- el trabajo de producción de un l trgar del sujeto, Da la impre-
mos verificar cómo va a evolucionar, tenemos esperanza. sión de que el psicótico necesita un. amo, pero no un amo que
lo domine, sino otro. 1".'I encuentro con ese otro amo -Ia muer-
3 En la iraducción se pierde Ja homofonía entre cAniot(ante(fulgu- te- en r l caso de Sdareber es con la impotencia que lo lleva a
rante: proviene det reflejo del ojo (tel gato) ycfiat (gato). (R. ctot T.) no engendrar hijos. Todo el delirio puntua y busca ese amo;
podríarnos decir q ue el psicótico, al menos elparanoico, como cesario retornar las cosas por el principio, por ia hisioria de
N y Schreber, buscan al amo como se busca a la mujer. Ellos los términos, no olvid'indose que el p~opio psicoanálisis está
se encuentran,pero no en posición de amo sino de mujer. en el origen del términO esquizofrenia, y que ese término Se lo
Hace ya mucho tiempo que pienso sobre esto. podríamos debemos a 8leuler. Basta leer la correspondencia de Freud y
decir que el delirio es una tentativa de constituir un discurso, l ung para verificar hasta qué punto es en relaCión a lO que en-
sin éxito? ¹Seria un discurso en el sentido iacaniano? ¹Discur- senaba I'reud que Bieuln f o r j ó el concepto úe esquizofrcnia,
so del amo, de ia universidad o incluso de la histérica? Sin du- que es en verdad un problema que compromete alcuerpo,
da, nO queremOS aSoCiar eSOs diSCursOS a la nosolOgía. ¹Pero en qué sentido? l,acan lo explica de este modo: caracte-
riza la relación entre el órgano y la función en el scr humano.
roblema
j,-zi.M,: Existe un p e n decir que se trata de la ten- '[encnros los órganos, precisantos encontrarles sus funciones.
tativa de constituir un discurso en el sentido lacaniano, el cual Desde el punto de vista biológico los órganos ya tienen fun-
se funda en la ausencia de la relación sexual. Son cuatro dis- ciones, pero siempre aparecen p equeñas cosas clue pensamos
cursos, existen, están instituidos y responden a la ausencia de que no habremos d.e usar cn lo innrediato, y de cuya utilidacl
relación sexual. Ahora bien, en el fondo, ¹qué constituye el sólo tenclrernos conciencia más a delante. Dur a nte un b u e n
delirio de Schreber, por ejemplo? Hablarnos de él porque lo tiempo nOS pareCió que laS amígdalaS Sólo SerVían para Ser
conocemos como caso clínico en toda su extensión. El delirio
de Schreber tiende, por el contrario, a constituir, iarelación se-
gicamente;hoy las extirpamos con menos
extirpadas quirúr
lreCuencia pueS COrtOCernOS Su función eSpeCífiCa,
xual, incluso a dar una relación sexual mayor, un casamiento Esto es desde el punto de vista biológico, La otra cuestión
sagrado. Un verdadero casamiento sagrado como se Io cono- es desde el punto de vista del significante, El hombre inventó
ce en la mitol
ogía antigua y que era practiCado pOr laS gran- funciones significantes para sus organos. Aunque haya idio-
des monarquías japonesas o chinas, e incluso en las occiden- tas como Bernardin. de Saint-l'ierrc y sus ideas de que el mar
t ales — la pareja real representando la u n ión d e l o s d o s cXiste para COlOCar en él barCOS y que tenetnOS nariZ para apo-
principios esenciales de la vi d a, q ue hoy conocemos de un yar losanteojos. No obstante, es verdad que nos ocupamos en
modo degradado —. Cirando el príncipe Carlos se casa con hacer significar a nuestros órganos, a las partes de nuestro
lady Diana,de una forma ya no es más sagrada sino publici- cuerpo, y es por eso que se tnodifica el uso. <Los lóbulos de
taria, queda algo de ese imaginar la relación sexual, Ahora las orejas habrán sido inventados pata colocarse aros? La pre-
bien, Schreber se vuelve tnujer de Dios, es la prometida cie gunta está planteada.
Dios y en el futuro — pues lo postetga al futuro- de esa unión l:xisten invenciones extraordinarias, como por ejemplo la
saldría una nueva raza de hombres, Su discurso está dado pa- de la religión judía, que logró hacer significar -mr%ante la
ra situa~ la relación sexual, para hacerla existir,' yo tendería a ablación de una parte riel cuerpo- la alianza fundamenlal con
dejarlo como debería estar,fuera del discurso, la ley divina. Existen también muchas otras formas, a veces
Usted tiene raZón en definirlO aSí, paranOiCO, pOrque la eS- más secretas en cuanto a su utilización, de sigmi ficantizar los
quizofrenia es diferente. Hay una. vieja cuestión que hace va- órganos,
riOS anos Se Viene plan.teandO en la SeCción. ClíniCa: cOnSagrar l~>can, en verdad, caracteriza como esquizofrénico a aquel
un día, un ano, a ia esquizofrenia; pero siempre nos echarnos que tiene dificultad en encontrar las funciones de sus órga-
atrás, precisamente como ocurrió hace tres anos. Es necesario nos. El propio deseo encuentra esa dificultad debiendo hacer-
decirtambién que Lacan habló muy poco sobre eso. Sería ne- los significar, dado que no están presos en una relación insti-
98 Jncq>asc-
jl Inia Miiler I,s psicosis 99

tuida, De cualquier manera, en la esquizofrenia, eso no llega P: c pero por qué Schreber me pide que realice la lectura y
muy lejos, ciertamente no indica ninguna vía de tra tamiento, saque conclusiones?
aunque sea la forma hablante, pues todo el asunto reside en
que los órganos se ponen a hablar, cada uno por su cuenta. J.-A.M„' Hay casos en que puede haber demanda, pero es
Forma hablante de marcar la posición. fuera del discurso, pe- preciso subrayar c]ue esa denl tncla, constituida o no, se trat I
rO no fuera del lenguaje Clel eSquiZOfréniCO. ya de un elemento a ser consideraclo con precisión. Fn sí mis-
I='stoy satisfecho con lo que podemos, nosotros, los analis- mo, ya es mucho poder demandar. El obsesivo, por ejemplo,
tas, decir de la esquizofrenia, pero no totalmente aún, dado es perfectamente capaz de demandar un a n á lisis, pero en el
que esta cuestión es fundamental ciertamente. Desde nuestro transcurso del m ismo p u e de n.o ser capaz de demandar d e -
punto de vista, hablamos muy bien de la paranoia, mucho masiado, pide un otro queresponda automáticamente a la de-
mejor que los psiquiatras. De ia esquizofrenia los psiquiatras manda, pero no mucho más que eso.
no dicen mucho, Si no hay otras prcgun,tas, nos veremos en la úl t im a r eu-
DC Cualquier manera hay allí ulán CampO abierto. nión-conversación, a las tres de la tarde, donde veré si hablo
sobre un casO de neurosis obSesiva. Mc gustaría también de-
P.: Me pregrmto si ia posición del psicótico es cloble: fuera cir algo sobre los grupos analílicos, petO verenu.xc cótnO Se Va
del discurso y dentro del lenguaje. En su delirio, N afirma que desarrollando.
hay relación. I%o obstante, dice: "M i p a d r e er a l o co, quería San Pablo
que yo fuese N", Schreber dice: "Mi padre era loco, quería que 18-10-81
yo l'uese una marioneta bien he~ha, siguiendo su gimnasia,
sus ejercicios, sus imposicioncw". Quiero puntuar la dualidad
en la que m c e n cuentro c uarrdo d i a l ogo con lo s p s icoticos,
que demanclan algo escuchable de muchas maneras,

J.-A.M.:Es necesario examinar cada caso para decirque un


psicótico demanda algo, ésa es la dificultad del proceso,
Cuando se es cirujano, no se precisa ser reconocido por el pa-
ciente. El terapeuta, sin embargo, en tanto se considera como
tal, es necesario que sea constituido como tal por el paciente,
Ln la psicosis no es evidente la existencia de ose lugar. Si uno
de nosotros se presentara frente a Schreber, tendremos todas
las chances de ser ya un condenado. Podemos consideram
os
terapeutas pero no lo selemos para cl. paciente, La única clc-
rnanda que se tiene por parte de Schreber es que lean sus Me-
nroriaspara contribuir con la educación científica de la hutna-
nidad. 9saes su demanda. Él no pide de ninguna manera ser
curado. Toda la demanda de N es la de colocar sus papeles en
orden. Í.sa es su demanda esencial,
LL S1GNIFICANTE

No podemos decir que el deseo del psicótico sea simple,


bruto. Como algui(!n expresó esta mañana, se lo reconocería
«llí donde en un primer tiempo podría ser desprendido del
(tosco bruto, I..eyendo a Schreber, de ninguna manela pode-
mos llegar a tener )a idea de un deseo bruto, sino que,por el
(ontrario, se trata de un d eseo altamente sofisticado. El está
(special(r!ente fijado por la imagen de sí mismo como mujer;
(..omo montaje no parece bru)o sino bastante comp1ejo.
Intento, con un trabajo bastante arduo que hago tal vez pa-
ra mí mismo, quebrar poco a poco el sintaglTla cllsta)izado (le
la enseñanza de Lacan. Como en su articulación esaenseñan-
za es difícil de comprender, subrayamos una especie de blo-
que: la metáfora paterna, el fa)o como significante del deseo,
el goce del Otro.
Todo eso viene enbloque, son como signos de reconoci-
miento, Creo que es necesario quebrar esos sintagmas, esas
fórmulas, y reencontrar la lógica que los anima y que a veces
da lugar a contradicciones.
Yo les había señalado esta mañana la doble articulación del
dese(x por (tn la(10 la d/mensi()n imaglAalla en la (Iue todas
las formas están envueltas por el narcisismo, y por el otro la
simbólica, pues ( s pr(~iso rastrear un significante para expli-
car su permanencia.
Estas dobles articulaciones no )n>piden que se pueda aislar
como característica su " p oco de realidad" , característica del
deseo en el ser humano, a la qu(. Lacan permanecerá fiel has-
ta el final. Ese "poco de realidad" es una expresión surrcalis-
102 Jsayaes-Aiai>iivliiier Si si'»l>firw(le 10 3

ta de André Breton; se trata de un fenómeno en lo imaginario terpretacií)n, a l r lterltal' po ller s u a t c n clófi c n o t r í1 cosíl se
que aparecefragilizando ai deseo, pues está más anclaüo en ionstruyó entonces la teoría de ia agresividad, la segunda tó-
la imagen que en el propio cuerpo. Es decir, eldeseo es sus- pica de Freuú no tue bien comprend ida, Con el tiempo, el sín-
ceptible de ser tomado por artificios. Fs por eso que en nues- toma se volvió más resistente y se debe suponer que el sujeto
tra culto l a pueden existir cosas como la moda., 11 publicidad, se satisface en él, es decir, que le proporciona un goce, Esto
que especulan conei "poco de realidad" del deseo, b astan al-
gunos semblantesbien ubicaiios para que eldeseo s(.' anilne. ifica que se apegue de esta manera y que no se libere de él
just
(on tanta facilidad como e ra de esperar. El goce es como un
Esto sedebe a su "poco de realidad" en lo iinagiriario. No hay
IJ lastre de ese nudo de significantes. Si nos referimos solamen-
Inenos poco de realid'ld en lo simbólico, pues incluso en la
tl ~ te a esta caracteristica evanescente del deseo o a su carácter de
cxplíeslofl d e seo de leconocimiento, Bpalece col110Un círcu-
talta, no lograrernos deducir el lugar prevalente dcl falo en el
lo, como un fenómeno de in l'initild en lo que se tral1smite, na-
deseo, ni percibir que el gran Otro es la madre y que su deseo
da sustancial sino algo que ren1ite (el deseo remite al deseo),
es la función dominante. Eso se Iecirpera por otro lí1do, pues-
ES exaCtalnente lOq«eaf i r nla ia fórmul a " e l úeSeu eS el deseo
del C) tro". to que lo que dolnin a la cuestión es c1 falo de la madre, que
no existe, A partir de alli, eso permite respetar este lazo del
atacan no hará variaciones sobre el "poco de realidad' * del
deSeO, expresión que pern1ite Oponer dedal y goce. Hay "pO- deseo a ia falta.
co de realidad" en el deseo, pero no se puede decir lo mismo Cuanclo luzcan pasó de las ley(.'s cle la palabra a I ls del len-
del goce. Por el contrario, Lacan marca claramente que en ia guaje, apOyándOSe en líl llletáfora y en la metOnilnia Siguien-
experlenclíl analítica sólo tl abí)lanlos con. slistitiltoó
'/ 'slgnlfl-
g do a Jakobson, encontró una solución para algunas cuestio-
cantes que son sustitutos unos de otros y que remiten unos a n eS. COmo d ic e e n " L ; 1 i n stancia ú e I a l e t r a ...", Cl d eaeO
ohos. De alli surge la definición; un significante renute siem- prisenta enigmas para una filosofía natui a1; no encuentra su
pre a otro; es una definición circular. Si en el análisisf como ex- camino de manera reglad1 en la especie hun1ana. l.,a so1ución
periencia significante hubiese algun hpo de sustancia, ésta se- propuesta p í>r &can en "La tnstancia dc. 1a letra.„" es 1igarlo
ría el goce, la ílnica que deja el nudo del significante, a Ia lnetonimia y considerar que c1 deseo freudiano no es mas
En. el lnlorme d(' Roma el síntoma estí t o m ad o ante todo ilue el reenvío il1definido de uo. térn1ino a OtrO,que se Opera
como una articulación significante, tal quepodría par(!cer que en el lenguaje, File lo que c i)menzó a pelicibir en el sentido úe
cuarldo es lnterpretaclo, se suplin1e. File lo qile vinlos con en- cluc (.le hecho II (l p()dría captalse ninguna slgnlflcacl.ón ll(Im-
tusiasmo en el comienzo del psicoanálisis. En esa época el anaa si no se remitía a otra, Dicho de otro lnodo: no existe
analisis
1
no duraba tanto como ahora; e1 paciente llegaba con significante que no remita a otro.
un lastre, con un síntoma en(Irme, y luego de ciar algilnos pa- Ll ejemplo queuso a menudo, porque en este punto es cla-
seos en el jarúin con el doctor Freud sa1ía liviano como un1 ro, es ei del. lógico que dice: "cuando nos hacen una pregunta.
pluma. En. esa época, con s(llo haber paseado tres veces con sobre ei término 'a', ¹cuál es la respuesta? Cuando le pregun-
Freud, hubiéramos podido clecir que eso era un psicoanálisis. tí1mos qué es 'a', la respuesta es siempre: es una 'b', porque no
Eue lo que los avalistas verit'icaron, cuando a partir de un de- se puede definir 'a', un térrninO, SinO par OtrO". He aquí el Va-
terminado mornel1to las cosas comenzaron a no andar t1n 1Or del reenvío, que COnStituye la ley miSn1a del lenguelje. I 1
bien. Hubo una crisis en el psico1n %lisia que ol31igÓ l los psl- solución de l' acan es decir que el deseo no es nada ntás que Ia
CoanaliStaS, una veZ ConCluidO el períOdo IIIilagroSO de la il- investidura, el efecto, de ese valor d e reenvío, o sea, es lo que
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siempre esttr vo cn su enseñanza. ¹Qué sucede si seguimos es- porque cn ese sentido constituye un síntoma y refuerza la
te camino? El Nombre del Padre metaforiza el significante, la función fálica. Lacan piensa la función fálica en relación al go-
ausencia de la marlre escrita a partir de su Deseo, y cl efecto ce, lo que no quiere decir quc el goce»e reduzca a eso. De allí
ya no es de una significación que remite a otra. La x encuen- proviene la pregunta; ¹la interpretación analítica debe ser
tra su significación absn1uta que cs fálica. ¹Qué quicrc decir pensada a partir dc la metéfnra o a partir de la metonimia? He
eso? En un sentido es lo que se produce cada vez que hay una aquí una oposición muy simple. La construcción que haré
metáfora, toda rnctéfora cs metáfora úel falo. Aunque nos aquí se inclinaré cn «l sentido de que la interpretación debe
pueda parecermuy osado como fórmula, es lo que Lacan di- ser rnetonímica y no rnetafnrica, Fs decir, reconducir al sujeto
ce en el famoso texto de los Er.rits, "L l significación dcl falo" . en las vías dc la mctonimia, sin fij trlo cn el síntoma analítico.
¹Qué es la significación del falo? Es Ia írnica en verdad, si no E s así quc M elanie K l ein i n t e r p reta, adhiere el N o m b r e d e l
estamos en un r em i ti r i n d e f ínido. ¹ Qu é es una a? Es una b; Padre e intenta hacer emerger. ia significación fálica con efec-
¹qué es una h? Es una c;¹qué es una c? Es unl d. O estamos tos de rcgulacinn. I.acan, sin embargo, destaca el medio-decir
cn la dimensión mctonúnica del rcnutir indefinido de signúi- de la verdad; creo que alexpresarlo de este modo nos indica.
caciones, o en la metáfora, cuando surge un sentido — tal como
se produce en el juego dc palabras o en el lapsus — se tiene la
precisam
enteq ue hay que interpretar en Ia ver tiente de la me-
tonimia,aunque algunos digan que cso prolonga más tiempo
impresión de que por una vez el lenguaje allí dice la verdad, cl psicoan<élisis.
Justamente porque se la dijo de lacio. l-le aquí el principio de La consecuencia de estasituación del deseo -que se enlaza
la interpretación analítica: decir un poco de lado para estar má» a otro significante que al Otro como tal o quc sólo se en-
donde es necesario. Es lo que Lacan llama el "medin ü~wir", el laza al gran Otro por el sesgo del reenvío al otro significante-
decir a medias, Si se lo clice todo, se falla; pnr el contrario, si. es que no vemos claro ln quc podría querer clecir el reconoci-
se falla un poquito, se tiene la oportunidad de decirlo justo. miento del deseo. El reconocimientodel.deseo sería,creo,que
Cada vez que se aísla un significante, puede ser interpretado él encuentre finalmente su propio significante. De esta mane-
a partir dcl falo. Es ése el milagro del psicoanálisis, del cual ra, cl punto al que Lacan llega en "La in stancia de la letra..."
no se debe abusar: poder interpretar a partir deJ. falo, Fs lo por la vía quc siguió, entra cn conflicto con toda su elabora-
que le da la apariencia de pansexualismo. Sin embargo, de ción inicial. Esa página de los Frrits saltó a mi vista como un
nllncr r <llgunl es panscxul l i srno, pern la produccií)n invaria- instante dc viraje, absolutamente capital cn la obra de I. <lean.
ble de la significación fálica, en cada metéfora, cn cada lapsus, Y luego uno se pregunta cómo no 1a subrayó apenas leída. En
en cada juego dc palabras,en cada salida de la senda de la Bueno» Aires la evoqué vagamente pero no la encontré. Aho-
metonimia, el falo emerge como significación absoluta. Scho- ra, sin embargo voy a dárselas a ustedes: es la página 623 de
penhaucr.' lo sabia a su modo; muestra, en una pégina admi- lo» Ecri ts y está en "I.l dirección dc la cura...". Se las lcn: "Al
rable, que todas las actividades humanas son susceptibles de sentido del sueño le preexiste su lectura, así como a la ciencia
ser entendidas a partir de lo que llama "deseo sexual", Lo su desciframientn, una y otro demuestran que cl sueño está
cual plantea al pasar, una pequena pregrmta a la interpreta- hecho para el reconocimiento. ,". Ocíípense de estas frases.
ción analítica, l..a interpretación analítica funciona, pero fre- "1".1 sueño est<í hecho para el reconocimiento...", "pero nuestra
cuentemente a partir del Nombre del Padre, no sc imagina voz desfallece antes de concluir: del deseo. Porque el deseo, si
nada més allá de eso. Lila apunta allí a producir indefinida- Frcuú dice la verdad del inconsciente, y si cl anélisis es nece-
mente la significación del falo, lo que es muy inquietante, sario, no se capta»ino en la interpretación". Pero sigamos: qa
k(IS /<1<ririeS-rtlrriir Miii<i g vi<t(ii fir<lrit<'. IO9

elaboración del sueño está ali inentada por el d«seo, ~p<ir qué na, Sale de la filosoFía y sólo a partir de allile da sentido a la
nuestra voz desfallece para concluir con el reconocimiento, búsqueda de $; la barra es el sujeto que ya no puede ser reco-
COmO Si Se apagaSe la St gLI»Ciapll'lbra,, que era primerl h a c e »ocido, La problemática no es m'is la del reconocimiento de ia
un monlentO, y reabSorbía a la Otra en Su luz?". identidad del sujeto por la rnediacion del Otro, eso se perdió.
ES Lln paSaje extI'L.nl'lLlaITLÜI(te arttculaCIO, penl rcJUL nos cli- ¹Y viene en!Ugar de qué? De la idea de que el sujeto podría
ce? No me detengo en el contexto preciso del párrafo: "Co- alcanzar su ecuación, reencontrar la famosa identidad por la
mienzo por admiti I' qu«el sueño está h< cho para el reconoci- vía del Otro. Allí Lacan coloca el lí mite estructural en esa uto-
miento y, luego, no nle atrevo a decir deseo, no puedo decir pía de reconocimiento. Ya no se podrá hablar más de la comu-
máS". LO COnaideramOS de nlanera Iru(y linda, 1nuy dranláti- nidad hu m ana y d e Su armOnía, d«SLI par tiCipaCión en una
ca; "nuestra voz desfallece antes de concluir: del deseo". En vasta historia común; no p o drá decir que la. experiencia ana-
Olr<l Vertiente dice; "La L'llboraCión está nutrida por «l cleseo, lítica ea solO interSubjetiVa y que apunta a r«COnCiliar al Suje-
y no pueclo escribir más el deseo de reconocimiento j ...j mi to con el sentido de su. historia, Desde ese momento hay algo
voz, jpo r q Llé desfallece para concluir con «l reconociulien- . para -irremediablemente
clLLe separa — «l deseo de su asuncion
->treme.
tO?". FSe instante, él lo presenta como un mo m e n to d e fndiiig com leta cn la palabra. Es en ese punto que se constituye el
de SU voz dL orador e s el nl o r nento err qLIe rechaxa cirrcu O Lacan que conocemos. el sujeto está oculto en el deseo. l.a
seis anos de sri elaboración s<ibre el deseo A b a n d ona sinlu l- CO1lsecuencia CS clLIC el Sujetn no tIene LI» CleSeoqLle puecl I ser
táncamente la idea d«reconocimiento del deseo y el deseo de reCOnocidO Sino in.terpretado, y ello nO constituye una reCOll-
reconocimiento y lo hace. de modo muy convincente, sinde- ciliación cle1 sujeto con su deseo. Existe un hiato desde el de-
cir quC está negando, Cuestiorlando todri una parte de Su ela- seo hastael deseo del sueno que no se puede collnar. El suje-
</ I!
boración anterior, No es durmiendo como nos hacemos reco- iO diCe "yO" y jamás ning~ín sujetO cornO ese y o p O Clrá ser
nocer. igual a él en Su deseo.
A pal'tir de allí Se p«rCibe que en 1958, pL(eS éSta eS 1a fe- Lacan escribe en el mismo texto, en la p <ágina 634 de 1a edi-
cha, cuestiona toda su elaboración del I n f o r me dc R o ma d e ción francesa, esta Frase: "El sujeto recibe la absolución de una
1953, e incluso antes, pues era hcg«liano y la sustentaba des- palabra que 1O devOlvería a Su deSeO", eS sLI prOpia tCOría an-
de 1936, a partir de B estadio del espejo. Es un paso esencial terior, que él demarLda, pues Lacan soñó con un psicoanálisis
en SLIeJlSenanza qLIe l'l(ni íS ÍLIe aiS!adO COnlu t'll, L'l COnSe- Lue fuera reconciliación, asunción plena del deseo, adveni-
cuencia esque, una vez que se encontró ese pasaje, se confir- miento de una palabra plena. A partir de esa fecha, define el
nl I con todo lo q L Ie se pllede lee1' al respecto, il s'Ib«l; po r deseo como la imposibilidad de la palabra de resti tuirle al su-
ejemplol,o que él dijo antes: "Hacerlo reencontrarse allí como jeto su propio deseo y se desplaza de la posición de partida
deseaflte es lo Co» lrarlo <le hacerlo AKOJlnceI' cOIIlo sllleto cuando furnlulaclue el deseo esincompatible con la palabra.
Vacila entonces, ia idea de un sujeto del deseo, Lejos de que el Ése n.oes el Lacan que se olvida, en la página 641; "Que pues-
sujeto pueda reintegrar su deseo como i(nplicaba la idea de to que no se pone ningíln obstáculo a ia confesión del deseo,
reconocimiento del deseo y del deseo de reconocimiento; el es hacia eso donde el sujeto es dirigido e hlcluso canalizado.
Sujeto aparece como irrem«diablemente SeparadO Líe st( dc~ Que la reSistencia a esa. confeSióln, en Liltirnn análiSis, no pue-
seo. Existe en I.acan la l'dea clínica de que el sujeto jamás po- de consistir aquí en nada sino en ia incompatibilidad del de-
drá alcanzar su identidad de sujeto como deseante. A partir seo con la palabra".
de eSe rnOnlentO cueStiOna Su. filOsOha efectivamente hegelia- Esaincompatibilidad no está queriendo significar que el
ll 0 tr rcrtrres-lltrrirr rvlirle'r ri sigrriprnrr t r' 111

deseo es, pura y simplemente, inefable; que éste sería de una I ac 'In rcspondl(
n t(rvencloncs de g
sustancia inefable. Esto quiere decir que en definitiva todo es- mente: -
l o u e cond u ce e
to quc se articula depende de todo cuanto aquí se articula, pe- glstro del reconocimiento., La a1 articulación dcl ' deseo a1 fantas-
-
'

ro que en sí mismo no es articulable; pues es un efecto, un re- u one la i n t roducción de un a p o sición d e anp iista
chazo, una dcrivación dc la cadena significante. De allí la rente.. l •layi 1 1Í1 u n o t ( I i r ito .
complct1mentc dií ( ' r(,
'
o -
expresión de Lacan "EI deseo está articulado pero no es arti- .Stioncs abstractas tienen un pun o e
q l
culablc; está arliculado cn el sentido dc que depende de la ar- clón lnnlcdlato v a' L,
Iso1(Il o,1 ."s cglln sca su parte cn es p e q
ticulación significante pero, al mismo tiempo, en sí mismo no
es articulable". Esto no constituye un inefable suslancial, sino los (uc están aquí pasaron o 1 'con
'1
el muro invisible que separa al sujeto de su propio deseo. ional t i e nen la'di ead e qu l
Después de cso, Lacan no formuló nunca má» CI final de aná- p.' a ' ' ' " n I.iasa
a ' p'or cl laponamicnto signi ic
lisis en términos de reconocimiento. El pase — que preocupa a ue hace necesario que haya ma en en i
las personas por ser la promesa dc saber qué sería un analis- cnc
encontramos
. . d c"lmismo': o •lado con relación a
ta-, la idea del pase en Lacan, la idea de que una experiencia la instancia internaciona,n al p o r ( , u e en tre e o s n o a
analítica llevada a cabo puede alcanzar dicho momento de tendiclos, todos sc comprenden n1uy bien, sa cn o que
pase, tiene su fundamento a condición de que no se plantee cl
fin dc aná1isis como nvonocin1 iento dcl d~~co. Esa idea supo- Com(l no puedo avanzar' an
tanto col11o nlc gustal ía, lrlc de-
o co
ne que la ílnica consistencia que le llega al deseo no lc viene '
tengo aquí para que converselnos un poco.
del significante, donde el sujeto puede reconocerse como de-
seante, sino de la que se articula al fantasma -q
(lc todavía no
tuve tielnpo dc desarrollar y no sé si algíln día desarrollaré, Debate
pues hay otras cosas más urgentes-.
A partir de «llí ya no se habló más del reconocimiento del un acicnte psicótico llamado B, sc consi-
deseo en el final del análisis, sino de atrave»amicnto del fan- R o b e rt o a r o s — am
' ce: "So
o
tasma. En 1958 se desarrolla esta definición: no es a nivel del (10quc usa un a p arato o r t oop édlco
cantante bras(leno édico —, 1ero
—,pel'o
adera . u '
ra n
n
significante donde el deseo encuentra solución, no hay solu- a rlos si n l a i erna e m d .

miento cambia:: " o y el p aci e n t c e r H , n o s


ción para el significante del deseo, la "solución" del deseo es ás Rob c r
fantasmática y no pasa por ningí lll reconocimiento, cs un pro- to Carlosg mc Uo 1v3B.". Ese paciente presenta plob em,. p
ceso diferente. Ian diferente, que para Lacan, el analista no mí, tengo uchas di' licultades teóricas,
c táfnro , e om
o m
debe ser reconccido por sus pares de este modo. A raíz dc es- < pa
i t e r n a,
-

1. w u c h a b a h a blar dc 'la
' pm c ' a dre se un
ta cuestión, en 1958, Lacan pudo decir que el analista, estruc- d el Padrey d e l a d n t 'ificación
i r i m aria con pa
tnrallncntc se autol Izil e11 sí mismo. No se autoriza en ningíln
r econocimiento, como lo i m p l i caba la idea anterior: adquiri r me eexplicara si considera que e
que me s ínloma ienc
una posición inslitucional, ser analista, dependía de ser reco- con esta megalomanía.
nocido por otro analista, el suyo. Es la posición clásica que La-
can adoptó durante un cierto tiempo como todo el mundo. In- J.-A.M.: Megalon>anía y síntoma an cuenta
c de una cslruc-
cluso en 1953, cuando después de su Informe de Roma hubo t ura bastante d
i f e r e nt e..N o e n tendí bien el caso de su pacien-
l l2 Jacques-Alam Millas El signi ficonlr l l 3

te, ¹mc puede decir algo Inás? ¹Él pidi6 análisis como si fue- pueda ordenar su mundo, loque es bastante equívoco cn la
ra Roberto Carlos? fórmula de Lacan. Esta fórmula, previo a la intervención
del Nolnbre del Padre, confronta al deseo dc 11 nladre con la
P.; Es un paciente internado en <In hospital, quc buscaba x dcl sujeto, ¹Esto qué quiere decir en esa construcción de La-
un analista. Cl me dijo: "Busco a alguien". can? Quiere decir que cl Deseo dc la madre como tal, sin lcy
d el significante, en tanto ella va y v iene y no es enteramente dc]
J.-A.M.: ¹Buscaba un analista considerándose Roberto Car- niflo, abre en él una hiancia. Esto quiere decir que la madre es
los?¹O se consideraba así antes de la terapia? llamada ya que no permanece con él todo el tiempo; cn ese
sentido la posición del niYlo respecto al deseo que la convoca
P.: Antes, Fscribí mi nombre, Hugo, en el pizarrón donde es inest1ble. Es necesario que esa posición se estabilice, que
estaban los nombres de los pacientes, estando escritos sobre intervenga un elenlento transfenoménico que venga a (ijar el
ellos los nombres dc los terapeutas. Debajo de mi nombre es- Deseo dc la madre y permitir al sujeto distinguirse, fijarse, de-
cribí el de él y lc dije "Si usted busca a alguien, puedo traba- siclentificarse dc-1 Deseo dc la madre. Lacan denominó falo a
jar con usted". Él se puso a llorar y cmpez6 el tratamiento, y este elemento que le permite desidentificarse del Deseo de la
fue allí donde me dijo qtle era Roberto Carlos, Me dijo: "Soy madre. Tal como lo empleó a propósito de l.a frase aún equí-
Roberto Carlos, pero sin la pierna de madera". voca en su texto sobre la psicosis, permite al sujeto inscribir-
se bajo el significante del falo. Es una exprcsinn equívoca por-
f.-z/,AI.l ¹Usted escribió stl nombre como Nombre del Pa- que hace suponer que el sujeto encuentra su identidad como
dre? falo, justamcntc cs lo quc no quícre decir, Es por ello que no
cs una frase satisfactoria para Lacan mismo, pero es para re-
P.: ESCribí mi nOmbre, Dr, HugO, COmOtOdOS lOS qIle esta- solver la cuesti6n de esa x, de la identidad del sujeto que La-
ban escritos cn el pizarr6n. can propone esta construcci6n N o e s m ás el reconocimiento
del sujeto dcl deseo en el circuito que acabo de describir, Sc
J.-A.M„A l l í usted hizo un brutal injerto del síntoma. Es supone que esta construcción establece el materna dcl Edipo.
preciso diferenciar la identificación primaria en Freud y la La identificación primaria cle Frcud es otra cosa: implica
metáfora patern, que de ninguna manera están al misnlo ni- de manera muy misteriosa una relación primordial con el pa-
vel. La primera identificación que Freud dishnguc y que pa- dre, independiente de todo lo que es el Edipo, el desarrollo,
rece misteriosa en extremo no tiene relación directa con esa e tcétera. Sc lo puede interpretar de dos maneras. Por ejemp1o,
metáfora, que es la misma metáfora cdípica, tal como Lacan cs la prueba necesaria para interpretar a Freud en términos
la. transcribe. del desarrollo, Llndefinitiva este Nombre dcl Padre siempre
No habléde identificación primaria en mi conferencia — us- estuvo donde lo situamos, desde el principio. l'ero eso no da
ted la Incncionó — y cs importante distinguir el nivelen elcual cuenta cle lo quc Frcud percibió; la relación de incorporación
podemos encontrar cl sentido de Ia identificación prilnaria en
Freud y la metáfora paterna. Ll sujeto no debe de ningún rno-
con el padre. ¹Qué es el p adre como objeto? Es muy diferente
del padre como significante ya que allí hay un nombre, el del
do identificarse con el Nombre deI Padre, nadie debe; ni si- p'ldre. Sería inlportantc continuar con este comentario, pero
quiera cl propio padre. Ll sujeto está supuesto en csa metáfo- tal vez haya otras cuestiones.
ra; es necesario encontrar el significante a parhr del cual
l l4 lr trque
i-Al<ti n h fillei
El significante l l s

P,: Mi pregunta es si el Nombre del Padre, 1a madre en la psicóticos tuvieran sus "changas". l'='n los hospitales psiquiá-
función materna, incluye la metáfora utilizada por l"reud de tricos antiguos, especies de forta]ezas, existía gran domestici-
la identificación con e1 padre, como si el padre estuviese ins- dad. Hoy se hace eso bajo la forma de "amigo-amigo". Uste-
cripto en la madre, cn la función materna níín no significada, des saben que es porque el amo moderno se hizo muy
sofisticado y con mayor frecuencia continuamos haciendo eso
J.-A.M„¹ Hay otras preguntas o señalamientos relativos a con electroshock. Como en la famosa Clínica dc La Borde, la
esta cuestión que será el tema que abordaremos mañan<~? de Oury y Guattari, donde d,cl lado pííblico sc compar te todo
con los psicóticos, y privadamente el elcctroshock. He aquí el
P.: hmisticndo en el tema de la psicosis, quisiera preguntar- significante amo operando en 1a psicosis. Pero se lo puede ha-
le sobre la posición del analista cn la clinica del psicótico, cer operar de manera más sutil, como Melanie Klein al inten-
Quiero saber qué piensa usted a este respecto y también de su tal sacar al pequeño Dick de su mundo salvaje.
texto "Conferencias caraqueñas", en las que habla de la posi- No obstante, existe otra posición adeniás úe ésa — la de la
ción del analista y de la pasividad. Me gustaría que definiese
la posición que tomó en el artículo "Todos lac mianos". ¹Cuál
fuerza — evidentemente heroica: tenemos el ejemplo
de dos
personas quc hablaron de niños psicríticos de manera total-
sería la posición del analista con el psicótico7 mente nueva, En el trabajo sobre clínica psicoanalítica del ni-
no psicótico, la obr a má s i m p o r t ante de lo s í t l t i mos q u i n ce
f;A.M.: Lo que llama la atención es que sea j ustamen
te lo años, apareció el año pasado y es el Nttcintiet tht t&l Otro, de Ro-
que está en el límite del analisis lo que lo apasiona. Admita- sine y Robert Lefort. Ellos fueron a Kío de j aneiro en agosto
mos que quiero decir' .el línute de la interpretación. Ls la prue- 6ltimo, porque van a publicar una continuación el año que
ba dc que la interpretación al psicótico no le va ni le viene, no viene. Son casos de niños muy pequeños, que aun no hablan,
le dice nada, porque él la hace mejor que nosotros, pues ella que Rosine lwfort tuvo en análisis (lo que eHa considera aná-
es su síntoma e interpretarlo sería desconectarlo úe la nusrna. lisis), los cuales supervisó con Lacan, hace doce o quince
El psicótico delirante a causa de la íllterpretación, sabe hacer- años, Ambos estuvieron en la Sección Clínica y tuve oportu-
1a mucho mejor que el analista, y si éste la rcsitíía lo íínico que nidad de tomar conocimiento acerca de cómo ellos ven las co-
consigue es que el delirio del psicótico caiga sobre él. ¹Qué se sas. Lo que está desarrollado en el libro es que Rosinc Lefort
propone como posición? En principio, la posición dc amo, de tiene una posición opuesta a la de Melanie Klein (que es la del
dotninio; mucho de lo que aprendemos de la terapia de las amo): ofrecerse como objeto, ofrecer su propio cuerpo como
psicosis consiste en "dar el signi.ficante amo". Es cl inicio, el objeto n y así aproximarse a la estructura del discurso analíti-
punto de partida; cuando lo encerramos lo retiramos de circu- co dc Lacan. De hecho, es heroico, porque los niños son difí-
lación, ellos mismos quieren hacerlo, colocarse al abrigo del ciles, implicaría un aspecto de "posición masoquista", en el
significante amo. Ll amo moderno puede tener formas muy sentido de que la posición analítica, como dice Lacan, guarda
sofisticadas, puede hasta decir: "Sí, somos todos amigos". El alguna analogía con la posición masoquista quc sucede en lo
hace un club, no va. a utilizar más los azotes, en tanto puede real. Es la posición de todos los quc se ocupan de niños psicó-
dominar con los medicamentos. Así, permite jugar al bridge, ticos, pagan con sí mismos en. esta relación. Son las dos ver-
construir, hacer trabajar al psic(ítico, que pueda estar en el jar- tientes esenciales en el tratamiento: ofrecerse como si@~can-
dín.„ lo cual no cambió mucho. En el hospital psiquiátrico los te amo o como objeto. Este último caso es el más análogo al
nombres cambian pero no el trabajo: siempre dejamos que los discurso analítico. Pero eso no funciona en todas las situacio-
l l6 /n@g>«~-Alnin Miiler Fl <ig>>i
fi<<»»< I l7

nes: Rosinc Lefort no lo esconde. Es difícil decir algo más por- fuertemente en encontrarse de n1odo profesional. Y por eso
que, siLacan consideraba que sobre eltema no tenía expe- consiguen hacer congresos n1ás tranquilos que los que hace-
riencia, no me siento capaz de inventar a pesar de mi desvelo mos nosotros, pues vosotros les digamos su lugar a las histé-
por agradarles. ricas.l ue lo que sucedió en Buenos Aires, cuando hicimos un
homenaje a Lacan: después dc haber tomado la palabra, con
P.: Como abrió un espacio para que sugiriésemos temas l<a sala totalmente llena, vimos florecer el discurso de la histe-
para la próxima vez, mc gustaría oírlo hablar sobre puntua- ria, Debemos asumir las consecuencias: es mejor convocar
ción, ya que hubo algo que me molestó en uno de los últimos l2(N personas quc van a disputarse el lugar como estrellas, al-
ejemplares de Le Moiivel Obserr»1 tei>r,en «l cual entrevistaban gun1» dc ellas l1ístéricas, que hacer scn1inarios entre veinte
a FranI;.oise Bulto. Ella hablo de sesiones cortas y largas, y di- i>bscsivos que no esper 1n nad,1 n1ás de Ia vida.
jo que los avalistas, analizados por Lacan,no hacen puntua- Es esencial que la duración de las sesiones no obedezca a
ción,Aunque no me haya impresionado con sus palabras, me un estándar, eso trae aparejados riesgos, pero son n1enores
gustaría que usted hablara sobre este punto, pues lo terrible que las consecuencias aseguradas del estándar. Cuando digo
es que en Brasil las personas quizás eviten al analista lacania- quc en la II'A son obsesivos, sólo repito sus quejas para con el
no por temor a la falta de pun tu<ación. tipo medio que captan en su red y los llcn1 de tedio. Comien-
zan a buscar objetos lacanianos para distraerse.
j.-A.M.. Es verdad que las sesiones estándar, cn el criterio
de la Internacional, obedecen a las leyes del mercado: se paga l'.: El tema aquí es la psicosis, Mi práctica me hace estar en
la fuerza de trabajo del avalista por c1 tiempo transcurrido. Se contacto con los psicóticos, por lo que me gustaría hacer algu-
teme perder esa protección y que el psicoanálisis escape de las nas preguntas.
leyes del mercado. Pero es precisamente de lo que se trata, de Lacan dijo que la psicosis es la clínica de los efectos de lo
que seescape. Es incluso la condición para que emerja
ce. La forma más simple de Lacan de situar al goce es como
el go- real, que es la condición o el registro, entre los tres (simbólico,
real e imaginario), quc va a poner un cierto orden en lo sim-
opuesto a todo lo que es útil; hay algo en é1 que parece no ser- bólico y ev lo imaginario ¹Por qué usted no habló en ningún
vir para nada. Y es por eso que él habló del plus-de-gozar, en momento de lo real? ¹No lo abordó específicar11ente?
base al modelo de la plusvalía. Lo que tenemos de goce es lo Cuando Freud escribió "El I-lombre de los Lobos", l.o hizo
que nos queda una vez que hicimos elcambio: cambiamos para mostrar que toda neurosis en el adulto aparece en fun-
nuestro goce por el del significante. Fs necesario lograr trans- ción de una neurosis infantil, Me pregunto si sería lo mismo
cender la economía del mercado; es el objetivo del psicoaná- con la psicosis en el adulto, ¹estaría también precedida por
lisis que Lacan llevó al extremo. No todo «l mundo puede ir una neurosis infantil? ¹Qué es lo que lleva al desencadena-
tan lejos, él no pidió a nadie que lo hiciese. Pero en fin, cs ne- 1Tliento dc l<l psIcosls?
cesario vcr lo que implica la posición del analista, estar él mis-
Cuáles la relación, no del psicoanálisis sino de la psicote-
mo sometido a un Otro; es la moral internacion<11 del psicoa- rapia con el uso de nciu'olépticoso psicotr6picos como abor-
nalista. En el fondo, la Internacional, la IPA, hace existir al daje en el. tratamiento de la psicosis?
Otro del Otro, y así pone en movimiento la falla d el dI.'seo. No
es de esta manera como va a desaparecer porque existe una j.-A.M. : La experiencia quc usted tiene no es una. experien-
forma precisa de selección de sus sujetos, los cuales insisten cia a partir del análisis, como bien observó. ¹PoI qué sc habla
l l8 ín eqiie~Alnin Qilter Fl i>gm ficnnt< l l s

tanto de psicoterapia de las psicosis? Justamente porque no co mismo de la psicosis, darse cuenta quc el paciente es pre-
tiene importancia. Cuando no se disponía de neurnlephcos ciso en cuan tn a saber cuándo comenzó su enferinedad. Lacan
para construir el "chaleco de fuerza químico", el diálogo con L1»scn el punto de certeza que el sujeto tiene del instante del
el psicótico se limitaba a la observación clínica. A partir del desencadena miento y, en gener11, no es algo vago sino c xtre-
momento en que se lo pudo dnminar con los medicament s,
o madamente preciso, el momento en que la certeza se cristali-
surgió la posibilidad de conversar cnn él, pero para advertir zó. El psicoanálisis puede ayudar al diagnóstico. El diálogo
que esn no tenía importancia. con el psiquiatra es ln quc se llama psicoterapia, la asistencia
Realmente el blablahlá -palabra que en francés inventó Le social cnn su d i g n i d a d d e p r á ctica, pero que se m u estra en
Cttttord Ettchnitte — desempeña
' el papel de acompanar a la me- duda respecto a lo que puede hacer en esos casos. A los njos
dicaciíén, y puedo decir que la eficacia esencial y determinan- de los psiquiatras dc Francia, directnrcs de los hospitales don-
te, ln que determina la transformación en ese caso, es ese ob- de traL1ajan lns psicoterapeutas, se puede constatar cada vez
jeto científico interesante, el med icamento, y en ese sentido más el interés por la biología, que promete hacerlos desapare-
intentarán hacerlo cada vcz mejor. Los biólogos mole«ulares cer. Uno de mis esfuerzos es intental i e si tuar los num erosos
esperan lograr encnntrar armas aíin más precisas que los n1e- enunciados de Lacan en su lugar y e» orden, co» u»a cierta
dicarncntos, con efectos globales. ¹Dc qué manera el psicoa- lí>gi«a. l.a psicosis es una «línica de lo i inaginario, en tanto no
n álisis se relaciona cnn esn? Con f r ecuencia sc ln con f u n d e dominada por el orden simbólico. Es una clínica de lo simbó-
con la psicoterapia, pero debemos distinguirlos. No está prn- lico, en la medida en que es enusión continua de la voz — en
bado que pueda responder a todas las cuestiones, porque in- Schreber, por ejemplo —, en el sentido del sujeto, que le habla
cluso la mujer más bella del mundo sólo puede dar lo que tie- fuera de él. Tal funcionamiento nos esclarece algo de lo sim-
ne, y el psicoanálisis está lejos de ser la mujer mas bella del L3 Ól ico.
mundo. Sobre el desencadenamiento de 1a psicosis, en ver- Se pucd c decir que todo lo que concierne al au toma tismo
d1d, el psicoanálisis arrojó alguna luz, aunque no química. mental tiene algo que ver con la clúuca de lo simbólico. No
I.acan elaboró fórmulas precisas para detern1inar cl desenca- soy dogmático,no veo inconveniente alguno en que se deno-
detiamientn del caso Schreber. HaLiló de irrupción en ln real, mine clínica de lo real, ¹pero para qué? Me esfuerzo en darle
en el mnmentn en que cl sujeto está en posición de rivalidad un sentido correcto a la expresión, y para responderle seria
imaginaria. Hizo cierto níimero de coyunturas típicas, a par- necesario quc mc dijese cn qué contexto la vio, porque cn lo
tir de las cuales se desencadenan las psicosis. Fn el momento simbólico mismo puede querer decir cualquier cosa.
en quc ciertos soportes imaginarios que permitían obturar la
falta de significante se sustraen, por ejemplo. Y al mismo Pl Mi interés se vincula con la articulación que hizo esta
tiempo un llamado proviene de lo real, quc para responderln mañana, porque me preocupa escribir sobre el psicoanálisis y
es preciso disponer dcl Nombre dcl l'adre y de la significa- el cuerpo. Así, en uno de mis textos, expresé que el cuerpo en
ción fálica. No sé hacer la articulación que allí existe, el el psicoanálisis podría ser. inscripto en los tres registros im1-
psicoanálisis puede responder de csa manera. Puede mostrar- gin1dos pnr Lacan, en lo real, en lo imaginario y en lo simbó-
le al psiquiatra en. que medida es importante, en el diagnósti- lico, tres registros ric> asociados.
Dije también que el cuerpo, para el psicoanálisis, se pre-
1. Nombre de una revistaír<wsccsa (de perfil critico, l'uera dc la senta en un registro simbólico. Las representaciones, en un re-
media oficial). (N. del T.) gistro imaginario. Las ünágenes, en un registro real, en el cual
120 /ncquei-Alaiw hdillet'
E! sig»ifrcnnie 12r

yo colocaba Ja relación dcl cuerpo cnn el sexo, entendiéndolo


susceptibles de variaciones, pasan unas a otras, pueden inclu-
como una actividad de la pulsión, el resto de la actividad pul-
so jugar a que nos dan placer, fumando u oliendo algo, pro-
sional. ¹Podría precisar mejor ese problema de lo r>cal?
ducen cambios agradables y no nefastos a ese nivel, Lo que
concierne a Jo real no es susceptible de metabolismo signifi-
J.-A.M.: Evité hasta ahora hablar de ln real. Es necesario
cante ni de transformaciones imaginarias pues, en ese senti-
ver que Lacan en sus últimas elaboracJnnes nn sitúa de ningu-
do, resiste. La psinnsis es especialmente lo que resiste como
na manera al cuerpo en lo real. Dice lo contrario, eJ cuerpo es
clínica. Es por es<> quc se busca ln que hay de real en la psico-
lo imaginario, y lo afirma cnn precisión. I.o imaginario es el
sis, ln que hay de real en el síntoma que no desliza con el sig-
cuerpo, se opone a nuestra intuición irmi~xJiata porque tene-
nificante; al psicótico el signi Jicante nn le va ni le viene. La in-
mos Ia impresión de que es sólido. Si prestamos atención, ve-
terpretacinn parece nn servir para nada. En e1 acto, se intenta
remos quc desde el principio dc su enseñanza cl cuerpo inter-
operar en otro registro y, al mismo tiempo, permanecer cn lns
viene de esa manera. En el estadio del espejo interviene sobre
límites dcl psicoanálisis. Es así que se puede hablar de lo real
t<>dn como imagen del cuerpo. Y todo lo quc Lacan desarrolló
en juego en la psicosis, y no se puede dogmatizar la propia ex-
a partir de la teoría freudiana del narcisismo
implic
aq ue to-
~ as las formaciones imaginarias son reducibles a Jas imáge-
presión. Es preciso rcsituarla,
nes del propio cuerpo: el sujeto trae una imagen de su cuerpo
P.: Lacan situó cl cuerpo cn la dimensión dc lo imaginario,
para aJJ>nentar a todos sus fantasmas Por lo tanto, el cuerpo
pero en lo real. Tengo la impresió>n de que eso se mantuvo en
no interviene como sustancia ni como lo que retorna al mis-
los 36 años de su enseñanza, A esc cuerpo Ic son dados juicios
mo Jugar. Ésta es una de Jas definiciones de lo real para La-
y atribuciones anteriores al inicio del pensamiento lacaniano,
can, que sc muestra bastante variable segíín e1 registro dc lo
y como el psicótico no llega hasta allí, se crean historias, se
imaginario. Es por eso que es necesario separar, cuando se ha-
fantasea el cuerpo, aunque su referencia no sea real. Continúo
bla dc esa cuestión: no hay que imaginar que, cuando sc tra-
pensando quc cl cuerpo es real, cuya referencia permite ima-
ta del cuerpo, se tocará algo sustancial, que permitirá estar en
ginar, fantasear, atribuir, juzgar... dejando traslucir Jas dife-
Jc> cnncretn. A nivel de Ja experiencia analítica, de ninguna
rencias de estructuras.
manera.
Por qué pudo decir Lacan "la clínica es lo real, cn la medi-
/.-A.M.: Cnnsideremns el cuerpo dc Schreber, Esc cuerpo
da que cs imposible dc soportar", estableciendo allí la rela-
quc según cl se transformó> en mujer: le crecen los senos y le
cion cnn la clínica, que es imposible de soportar, lo cual es
muy relativo porque el psicoanalista está allí para soportarlo.
da placer ver su propia imagen reflejada
en el espejo. ¹Dónde
está lo imaginario y dónde lo real? Lo real es la alucinación de
Se trata en cse caso dc ln real como traumético cn lo simbóli-
Schrcber, pero al mismo tiempo es por la inragen quc él atra-
co. ¹Qué sucede? Lo simbólico está regido por las leyes meto-
pa al cuerpo. Pasa horas frente al espejo contemplándose co-
nímicas: un elemento en ia cadena significante puede ser srrs-
n>n una bella mujer, Es así como goza y también cuando Dios,
tituido por otro. Es lo que permite liberarse del síntoma. Es
un dios simbólico, se le acerca y Jn inunda con una voluptuo-
susceptible de encontrar otro significante para scr rctomadn
sidad sin límites. Ln real, en este caso, pues hay un real de lo
en la cadena significante y después edificado en ella. En el
simbólico, es este goce que él grrarda para sí. En Lacan es pre-
significante eso se transforma. Existe un metabolismo propio
ciso distinguir entre dos reales: uno de ln imaginario y otro clc
del significante a nivel de las imágenes, que son igualmente
ln simbólico, ln que vuelve extremadamente complejo su pen-
122 Jaco))rs-Air)i)) Miller Fl sigr)ificrml'r 12 3

sanaicnto. Pero hace imposible el equívoco entre real y cuer- mucha buena voluntad, creer mucho cn cl significante para
po, porque eso es pura y simplemente un prejuicio sustancia- creer en la resurrección de los cuerpos. Es verdad que la sim-
lista vulgar, que haría del lenguaje u)a bLablablé) y del cuerpo bolización del cuerpo tiene como resultado muy preciso su
un íínico real. Existe una tendencia a pensar así cuando se ha- mortificación, la de separarlo del goce que de hecho se con-
ce naucha psicoterapia de las psicosis; cuando sc verifica que centra cn Ios desechos del cuerpo, Uno se fascina con el cuer-
el significante no es nada, se imagina que todo significante es po. El psicoanálisis se ocupa de los cuatro desechos esenciales
blablablá, lo c1 lal no es así para cl neurótico. dcl cuerpo -que mencione esta ma faana- más esta parte espe-
Cuando se hace psicoterapia de Las psicosis se desvaloriza cial que concentra el goce bajo una forma negativizada que es
al significante y se ponen las esperanzas cn una relaclola d)- e1 falo. Lo quc resta dcl cuerpo naortificado por lo simbólico
recta con el cuerpo, lo que me parece rna punto de vista dis- se refugia en esas partes extremas, incluso caducas, partes
torsionado. que caen. Eso es el objeto cn. psicoanalisis, al que Lacan califi-
ca como real. No e] cuerpo en su conjunto — el cuerpo en su
P.: Pensaba un poco sobre esta cuestión de lo real y c1 lu- conjunto es una f<)rrna — sino lo quc es real dcl cuerpo, lo que
gar del cuerpo, intentando articularlo con otras cuestiones cae de éL Es más agradable reflexionar sobre el cuerpo en su
que no sonclaras.Es por eso que estamos aquí. conjunto, pero eso no es lo real,
La primera metáfora de Lacan sobre lo rca1 fuc las estre-
llas, porque vuelven siempre al mismo lugar, Con cl cuerpo, San Pablo
sin embargo, no es así, él cambia. Por otro lado, conao usted 18-10-81
mismo dijo del elefante, a p artir
del monaen.to en que lo nom-
bramos, comenzamos a matarlo. Cuando todo el cuerpo está
simbolizado hay riesgo de muerte, se enfrenta con la castra-
ción, y eso es terrible, es lo psicó)tico del psicótico. ¹Pe)dría de-
cir algo más sobre este tema?

J.-A.M.: Desde que tenemos un nombre ya estamos muer-


tos. No se lo sabe aíín porque respondemos al llamado de su
propio nombre: uno es llamado por su nombre. l'ero habrá un
momento en qucel nombre permanecerá solo,y nhagíín cuer-
po irá para responder al llamado. Es por eso que el nombre de
Jacqucs Lacan yano nae suena más como antes dc su muerte,
porque era alguien a quien se podía llamar. Aunque yo podía
lLamarlo con más frecuencia, t()dos eventualmente podían ha-
cerlo. Hay un momento en que el nombre permanece solo.
Lacan habló bastante sobre cso: el nombre eterniza al sujeto
pero no a su cuerpo. Porque tenemos nombres somos condu-
cidos a imaginar la resurrección de los cuerpos para quc final-
mente el cuerpo venga a encontrar su nombre. Es necesaria
UN CASO CLÍNICO
DE NEUROSIS OBSESIVA

No veo mejor modo dc comenzar esteencuentro que evo-


cando elsegundo caso que pensaba presentarle».I=s un caso
que escuché hace poco en Argentina. Les pido presten aten-
ción a la presentación porque hay una cuestión diagnóstica
que se plantea, a diferencia dcl primer. caso cuyo diagnostico
era claro, se trataba de una psicosis. Es cl caso de una mujer
joven llamada Virginia. l.a analista que la trató presenta Ia
historia partiendo dc su genealogía. Su abuelo materno era
bígamo y tuvo una hija no con su esposa legítima sino con
otra nrujer. Esta hija es la madn. de Virginia. A su vez el padre
de Virgmnia había sido acusado de violar a una jovencita, ami-
ga de la familia.
l.a pareja se separó muy pronto y Virginia fuc criada por
una tía, Desde pequena cs tristona, palida y tímida: lo opues-
to a su madre, quien se maquilla, se peina bien, tiene ojos bri-
llantes y sonríe con facilidad, incluso en situaciones d.ifíciles.
Madre e hija conforman un evidente contraste.
Desde el divorcio de lo» padres ella concurrió a una escue
la religiosa, lo que motivó que viera a su padre sólo los fines
de semana. Cuando tenía23 años y vivía con su madre, argu-
mentando que ésta la odiaba, le pidió al padre que la llevara
a su casa, pero éste se negó, Es así como siguen viviendo jun-
tas, madre e hija tan contrastantes. Con lo que gana haciendo
tareas administrativas, Virginia paga escrupulosamente una
pensión. Es muy importante para ella ser independiente. Al
mismo tiempo se pelea bastante con su madre, a la que consi-
dera portadora del bien, siendo ella misma Ia portadora del
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lia. El estado final me parece que es la tentativa de producción ),-A,M..' Yo también penSaría que es una hiStérica, aunque
del lugar de los hombres. Sobre ese punto me gustaría avan- en el relato del caso ella presenta signos de obsesión, de de-
zar, antes de concluir en tértninos de diagnóstico, cuya distin- fensas obSeSivaa. CreO que lO que eSt i mujer buSCa eS enCOn-
ción estructural para establecerlo carece de elementos y datos trarse en la condición de ser sexuado, pero como mujer. Me
sobre este punto. parece qur hay en ella un desconocimiento dc su condición
d,emujer,
J,-A.M.: Además cle un relevamiento de datos sobre este Desde su abueL» -no reconocida, pues su abuelo er <a bíga-
punto para establecer el diagnóstico, sería t ambién muy util mo — hastasu madre — sobre cuyo marido hubo sospechas de
elegir antes la direccion a seguir, Hay elenlentos que van a haber tenido relaciones con una jovencita —cuando
; ella busca
confirmar y otros que negarán el diagnóstico in.i.cial, una figura bajo Ia cama, es cn el sentido de rearmar un fan.tas-
Teniendo euwx idea del caso sc constituye un.a hipótesis y, rna, sospecha que ve como una realidad. Mi primera hipóte-
sin cerrarla, se intenta
tos,
compbroarlacon uno, dos o tres pun- siS Sería que eS una paCiente hiStérica que trata de incluirSe en
la condición de mujer, porque no sabe quién es.
A partir de alh se va a los elementos que sirven de suple-
mento o a! os que se oponen a la hipótesis. P.: Jacques-Alain Mitler habló esta man íu>a sobre un caso
¹Qué orientación van a seguir, cle tres generaciones que llevan a la psicosis y, al mismo tiern-
po dijo quc se había considerado la posibilidad de tus neu-
po<
P,; YO la penSaría cOmO una hiStériCa, neurótiCa de mOdO rosis. ¹Es neurosis o psicosis?
general, y en crisis en lo que respecta a la función paterna. Lo
cure mós me llamó la atención, en la secuencia, fueron las prc~ P.: Yo comenzaria pensando en el nombre "Virginia", sobre
yuntas que le hace a. su madre., por no tener otra persona a la virginidad y el miedo a la violación. Y el acto fallido, entre
quien hacerlas, nadie en quien apoyarse, No escucha lo que la los l5 y los 23 ano», al decir que el padre tenía una amante
madre no habla, pues ésta no le dice nada. ídolo alear~a a corn- muy joven, casi nina. Va por ahí: el. camino es la importancia
prender io que la madre le dice respecto de los hombres, prin- cle las tres generaciones.
cipalrnente del padre,
P.: Es necesario "i maginar" oprque ni la analista ni el ana-
].-A,M.: ¹Dónde ve usted que ella no comprende lo que la liZanteestán presenteS ¹Qué eS1O que Se podría imaginar? Yo
madre dice enrelación a los hombres? empezaria por el discurso, la elección del caso, la posición del
padre entre las dos mujeres y la virgen. Recordaría también a
P„' En el cltscuf <so. Afíínna no oír las< plhlbras de la rn<ldle y ! a tia que la crió y que aquí fue olvidada.
repite incansablemente el movimiento de la demanda. Creo
que la cuestión tiene que ver con el hombre que ella busca de- l'.: ¹Cuál es el lugar de esa joven?
bajo de la cama, en el comienzo de la crisis. Ese hombre que Cuando dibujó la historia en el pizarrón, Miller cometió un
declaró que la calidad de las personas era muy ma)a y rlue pr queno lapsus; no dejó claros l.os lugares ocupa.dos por la jo-
la tocó profundamente. Sobre estos elementos punhiados ha- ven, pOr e1 padre y pOr ia madre. ¹Quién eS el padre? ¹Quién
ría mi primera hipótesis. e<s la madre? 'Ial vez "la mujer" debería ser "la otra".
Pero tenemos también la cuestión del maltrato al propio
130 1«(<l<«o-Af«i<< Millt'<' tl« t>>w cll«i@<>
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cuerpo como síntoma nbsesivo, llegando a presentar incluso chas. Hny parece que el gr upo ev ita decir ciertas cosas: q(lc
una enfermedad enlapiel de las manos. El cuerpo es como un
instrumento, Hay en esa joven algo dc histérica, pero también
usted nn habló sobre ln que había prometido, por El ejemplo.
grupo es un poco histérico y parece que el problema está en
algo de psicótica. otra vertiente: usted nn tiene un casn, porque nn tiene una clí-
nicaformalizada y entonces aquí no se escuchan casos suyos
P.: No me compr
ometeríatan rápido en definir si cs una sino de otras. Fs como si así fuese: nadie lo interroga directa-
ps>cos>s o Una. ne(uosls. El caso presenta, «le Olanelya Ir>L>y cla- Incntc sobre cso
ra, el problema del campo oscuro de la sexualidad femenina. Pregunto: ¹por qué no un caso de otro analista? Crcn quc
¹Cu,íl es la relación entre lavarse las manos de manera com- e l problema, el sí>ato»la es del grupo .
pulsiva, la cama y el hombre que está debajo de Ia misma? ¹Y
el "g(>ce clc sueldo" que percibe sin trabajar? Ivle pregunto: J,-yl,M.: Cua»(ln los si»t(>I»a» son serios, no cc>mbian, no
¹cón>o cs la vida sexual de esa paciente? Básicamente, la sepa- son fluctuantcs. El grupo cn sí cs un síntoma: n(> ticn(. u»o, e»
ración dc los objetos de uso personal -uno dc los sí»tornas — lo uno, Vara no considerar el corjju>ato que ustedes forman aquí
relacionaría con la femineidad y la castración; cl goce ln rela- como grupo, haría a cada unn de ustedes -cn tanto relaciona-
cionaría con la masturbación y el papel de~mpcnadn allí por dos al campo freud iano, o practicantes de psicoanálisis o psi-
la tía. coterapia — la siguiente pregunta, hecha ciertamente pnr la
propia analista que siguió el caso, lo cual constituyó un pro-
P.: Fl caso llamado "Virginia aase nos relató como siendo de blema para ella, pues llegó a presentarlo pí>blicarnentc en
una analista que no conocemos. Fue traído hoy aquí cuando Buenos Aires:
esperábamos escuchar hablar de la I elación entre el de asen y el Primero, cs preciso saber cuál es la ley de toda supervi-
goce. ¹Cuál es el discurso analítico que allí tendríamos? El re- sión, En cl psicoanálisis, aunque el estatuto de la supervisión
lato de un caso vuelto a contar tres veces. nn esté tcí>ricamente rcglamcntado, siempre es una cuestión
teórica abierta, Estajmos obligados a constatar que la supervi-
P.: Me gustaría hacer una observación respecto a lo quc sión se vnlvií> tradicional cn. el psicoanálisis, y la realizan tan-
acaban de decir del discurso del discurso del discurso.!>iem- to las sociedades de la Internacional como la Escuela Freudia-
pre se hacen discursos: se t>c>baja sobre un texln, pnr ln t;>nto na de París, Y se admiten ciertos efectos de verdad, la trans-
su pregunta no tiene lugar. Utilizamos textos con mucha fre- misión de saber analítico, posible incluso sin la presencia del
cuencia y así la analista dice lo que Jacqucs-Alain Miller dice. paciente. La psiquiatría quiere la presencia del individuo. El
Podemos hacer ejercicios sobre el texto. psicoanálisis, no obstante, prevé efectos de verdad y transmi-
sión de saber; concibe el carácter indirecto de la presentación,
P.: No entendí muy bien en qué momento la analista entra sin la presencia del individuo, porque en definitiva se sabe
cn esta historia. I a paciente fue internada, había una analista muy bien que lo esencial son los si~~ificantes, cuyos elemen-
que trabajaba en la institución, pero Virginia no pidió su pre- tosesencialesy armadura se destacan, se aíslan. Fso ocurre en
sencia, De esta manera, ¹por qué se plantea tal cuestión? cualquier supervisión, y aquel que supervisa lo hace por la
m ediación del analista, extrayendo conclusiones que ut i l i z a
P„Hay algo aquí quc yo llamaría "síntoma del grupo". en con.f«rcncias y cn sus propias rcflcxioncs. A mí mc piden
Ayer usted dijo seria mente c<ue hay cosas que no deben ser di- justamerjtc esto: que reflexione y saque conclusiones sobre cl
132 Jac<í<<a<-
Ala<«kliííar Ua raS«<:íraí ««ta r««ras«<í<«SiV«133

caso que me presentan. A partir del momento en que saco < ir:"Después de todo, ~dé)nde están sus casos? Ustedes siem-
COncluSiOneS, nO conStituye ningíín tipO de eXceSO haCérselaS pre hablan i n d i rectamente. ..". Y asimismo, el error está en
saber a ustedes. Y, vn mi opinió11, no llega a haber gran dife- pensar que cuando estamos en presencia de alguien, se trata
renCia entre un gradO nEáS O un gradO menos en el caráCter in- de su cuerpo, y de su individualidad. Entonces, para corn-
directo. prender el caso N, sería neccsallo conocel' B sci abtlelo, pero
El discurso del cliscurso del discurso es lo que pasa, es lo <.Omo no creernOS quí los cuerpOS reSuciten... LO más imprir-
que sucede, se creeen él. Fvidentemento si lo esencial fuera el tante de este caso que estamos analizando ocurrió en las ge-
cuerpo de la paciente, Sería necesario que ella estuvieSe aquí. neraciones anteriores. l.o estarnos abordando de modo indi-
PerO como no Se trata de psiCOanálisis del Cuerpo y sí del Sig- reCtO, justanEente pOrque el. SignifiCante está en el exterior. Y
erfe
nificante, ese carácter indirecto está p ctamente
asegurado.
Incluso considerando el dispositivo del pase, que instituyó
por otra parte, frecuentemente es necesario anular la densi-
clad Je la presencia para tratar de llegar a un. punto que está
I.acan y par1 el cual estamOS acoStumbrados a penSar que se más allá, cl punto del sujeto que no se identifica con el de la
necesita la presencia del candidato mostrando la densidad de perSOna. CreO que eS in1pOrtante eSte pequenO debate que tu-
su cuerpo. Sabemos que su paradoja,lejos de hacer que el vinEOS, porque evidentemente se trata de Saber Si partiendO
candidato esté d i rectamente, interpone lo q u e I . acan ll am a de algo tan indirecto, se puecle aruEIransmitir saber y oblener
"Ios pasadores", I..o relatado por el candidato llega al jrlrado < fectos dv. verd<Ed, Y si llegado el caso, dice algo de la delimi-
solamente por su >nediación. Aunque algo se pierda en esa tación del campo propiamente analitico, en tanto evidente-
n1ediaeión, lo eserECial Se prVServa, LaCan deCía que e! paSe lnente eS nEuy diferente de laS exigvnCiaS de otraS diSClplinaS,
tiene la estructura del chiste, pues ní bien los pasadores oyelE
lo que sucede con el candida to, van a contarle al Otro que re- P„Hay una diferxencia nEuy clara en el discurso psicoanalí-
presenta el jurado. Existe un carácter media to, organizado vo- tico cuando se piensa de manera empírica — su crítica al. dis-
luntaria y artifiCialr n e nt, CnmO vn el CaSO "VirghEia": ustedeS < rlrso psiquiatrico- o cuando se habla a partir de lo que dijo
lo contarán y así entrará en el circuito. alguien. Algunos de los presentes trataron de crear hipótesis
Por otro 11dO debemos inEagin<11' cine Freud lEO dudó en eS- s<1bre su discurso. Por mimanera de trabajar, no puedo veri-
Cribir Su textO eSencial SObre la pSicoSiS SObre EuE paCiente que ficar el discurso del significante si no es en la palabra de al-
jalnáS habia viak1 y del Cual SóiO tomó en Cuenta laS mvmOriaS grlren tengO a ll i un Sujeh1 barradO, La preSentaCión cle un Ca-
escritas, Me reliero a Schreber. No obstante haber visto a algu- so en sentido psiquiátrico o psicológico, sin la palabra del
nos pacientes psicoticos y también haber podiclo oir l ela tos cle sujetO, lEOS pOne frelEte a ul1 Oblrtn elE OpOSiCión 11SujetO.
jung, de Abraham... eligió justamente realizar el análisis es-
tructural más profundo sobre el texto de un paciente. Y La- J.-A.M.: Usted imagina que el sujeto es c I ser habl.lnle, pe-
can, que era psiquiatra, dice en su tesis que había por lo me- ro es también el ser hablado. Y allí no vale la oposición filosó-
nos treint1 casos coreo el de. Aimée. Y sólo tr.Etóuno: el lica del sujeto y del objeto, que tendría de un larlo el error
paciente que continuó viendo todo el tiempo en el hospital subjetivo o la actividad subjetiva, y del otro, la caída del suje-
psiquiátrico. Cuando fue a ensefEar sobre la psicosis, eligió las to en la objetividad positivisia. Es la forma fenonEenológica
Memorias de Schreber, ocupándose de rllas y de los colnenta- de hacer oposición, pero no la que utilizamos: el sujeto barra-
rios de Freu<l, E loscuales agrego efectivamen.te un. nivel más JO y el objeto <E,
en el discurso. Se puede reprobar eso en el psicoanálisis y de-
(34 /anq>««~-Alniv
J(1<ll< r len vns<>
<li»<co d< n< ar<>sis <>
bsesivn l35

P.: Cada vez admiro más la gran sabiduría de Lacan: no sc < anos no inventaron hacer sesiones analíticas en que el super-
puede hablar de casos clínicos cuando se quiere hablar de la visor se encontrase detrás de un falso espejo. Es como en las
clínica. De allí la pregunta: si hablo dc un sujeto hablado, ( xpcricncias psicoló>gicas, en las cuales mc parece que llegan
¹qué puedo imaginar en el terreno de las hipótesis o en (ma ,1grabar sesiones analíticas para que alguien las oiga, lo que
I:coría prmoncebida? ('» inconvcnicnte e iníposiblc. Existe n pri(>ri esa limitaci(>n.en
En latransmisión de un caso recordé elartícuIo que escri. ( I propio dispositivo analítico, que hace que no haya más que
bí, cn. c1 cu,al cito lo que usted dice en L<> lettre dc l'École(La <l<>s personils en cse lazo soclill.
carta de la Escuela): que no hay transmisinn sin transferencí@. 'I I
Por el tipo dc elemento» que se advierten y que tiene todas
Por ende, al tratar un caso estamos empleando una teoría pre I ls chal(ces <le pelduf 11; a pesar de las transformaciones y de
concebida,quc todos ya conocen. Es asíque nos preguntamoít Ias partes inducidas por la transmisión, debernns justificar ese
si es psicosis, neurosis, metáfora paterna, esto o aquello. En la I>echo una vez níás. l'uimos llevados a desarrollar (m poco }as
I
supervisinn crcarcmos una teoría y n» tendremos ncccsida ¡ (>bservaciones, y si continuamos no tendré tiempo
de dar mi
del cuerpo físico-biológico; hay sin em bargo otra necesidad¡ (>pinión y contar otros hechos relativos al caso.
la de trabajar el caso. Si usted nos hubiese d<ido su teoría so- ¹Saben qué fuelo que cambió en los mitos Lévi-Strauss?
bre el caso, podríamos trabajar a partir de ella y comprender l>(Atíguamente Se LíuSCaba ln autC(lt(CO, lo prllTlcfn Cn una Se-
su. origen. Y si planteara Ia pregunta: "¹Ustedes qué pien- rie dc mitos. Lévi-Strauss reformuló esa nptica diciendo: "Fi-
san?", lo ímaginario quedaría libre. >(almente considero la serie de nu tos con todas sus transfor-
Pienso que tendríamos mil hipótesis. Recuerdo Ias su}íer» >»acioncs, con t(>d(1s sus varIantes, incluso las lejanas, Y no
visiones, cuando yo frecuentaba la Sociedad de psicoanálisis, I>usco el mito original, a partir del cual todo se transformaría,
Nos preguntaban: "¹Ustedes qué piensan?". Rcspondíamosl 1partir del cual se producirían las transf<>rmaciones. Los con-
"pienso esto, aquello, aquello otro". Y salíamos todos 1r(uy sidero globalmente en sus transformaciones: el mito es todo
contentos, ('s(í junto, sin buscar. cronnló>gicamentc cl anterior". La estruc-
Como dije, no hay analista ni analizante. Entonces nos l«ra se va haciendo clara, de hecho, a partir. de las transforma-
quedó su esquema. ¹l'nr qué cl círculo cn torno al padre? ¹Por «inncs ocurridas en los materiale. El nlito es 1a totalidad dc
qué los actos fallidos? ¹Por qué los olvidos? Lo que quedó. c»a transfor1nación; así pues, en el fondo es — como dice La-
fueron estas preguntas, ya quc no entendemos su opinión so- «.1n — lo que da forma épica a Ia estructura, la cual está allí a
bre la teoría que construyó y sobre el propio caso que expuso, Iravés de lo que se perdió en el relato, Ustedes se verán lleva-
(los otra vez a relatar y, cn definitiva, puede ser legítimo con-
J.-A.M.: De hecho yo terúa la intención de dar mi opinión, »iderar que todo eso es el caso y sus transformaciones. No hay
a1 respecto. Dc cualquier m<anera, es la práctica enigmática y <1((e dejarse hipnotizar pn1' lo quc habría sido la verdad de ori-
discutible de la supervisión. Y, contrariamente a lo que dijo el gen porque sin eso, habrá que bajar los brazos de i1í1r(ediato;
señor a su lado, cn psicoanálisis sc acepta hablar y reflexionar comprensión
1,1 teoría y su pre- y a están presente>. l'ue el ana-
sobre casosque no se vieron u oyeron directamente. Es discu-. lista quien escuchó a la paciente, por lo tanto la teoría está en
tible, pero es un hecho. Y es preciso preguntar por qué Ial cos- ( I hecho de que estamos situados en el dispositivo analítico,
himbre se inscribió en psicoanálisis. Está ir>scripto, pues va Si la paciente hubiese hecho relajación y gimnasia nuestra
contra «l d i scurso euíalítico que el su pervisor esté presente < valuaci(>>í Jcl caso sería diferente, como también si le h1>bic-
durante la sesióín. No se inventó eso, incluso los norteameri- »cn hecho electrnshock Perdernos a priori, si imaginamos que
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Ariliee Uo casoclírrico <ferrerrrl>sis obsesíl~ 139

reivindicación de valores) mc induce a inclinarmc, como hi • úe que se le haga un discurso. Ella pide quc se le repita la mis-
pótesis, por la obsesión. Es algo que uno puede considerar pe- ma cosa porque cn este sentido jamás es suficiente, Esto tiene
ro con mucha precaución, porque la neurosis nbscsiva en I r la misma estructura que el lavarse compulsivamente las ma-
mujer es muy rara, si bien no es totalmente excepcional co llrl> nos, porque jamás estén suficientemente limpias, Ahora co-
sería el fctichismL>, Sin embargo, antes de sitrrar cl caso como rnenzamos a tener unl c i e rta consistencia sintomática, El
neLLlosls obseslva en Lul;r LI1Lrler es convcnicllte tener muchoS' punto en el cua( interrumpí el relato es donde se tiene el peso
més puntos dc apoyn. En principio, no deberíamos seguir la úe la hipé>tesis, que está frente a lo increíble: neurosis obsesi-
dirección de la psicosis, si bien lo írnico quc podría inquietar. va constituida cn la mujer, Mantendremos aún su estatuto de
nos sería el hecho de que se lava las manos hasta arrancarse hipótesis y a corltinuacrón trataremos de saber si hay elemen-
la piel, lo «1ue parece sc.r un poco excesivo. t os qrre la confirmen o no .
Además dc lo quc limita nuestra hipótesis, sabernos qLre Puedo dar más detalles sobre esa demanda de repetición.
tal marlía se encuentra cn la mLrjer, que el fetichismo se en- fi ncmos urr int r resan(e caso traíúr> de 13uerlos Aires por al-
cuentra en el hombre, y nn al revés. Hay allí una barrera. 1. <r guien que se llama Juan C arlos, acerca de lln paciente quc tu-
mujer también cs fctichista cn cierto modo, fetichismo del fa- vo un síntoma obsesivn, del cual nos dio sólo un fragmento,
lo, pero es lnuy diferente del que presenta cl hombre. Es casi ln suficiente, un síntoma bien recortado, muy rico en lo quc
un abuso decirll>. hace a laenseñanza. Es un hombre que espera un llamado te-
En este caso es necesario tener pr u d encia pero como — L<rl lcfóllico de la mujer quc ama. Se queda cerca del teléfono y se
verdad- la tenemos, no me detuve por ahí sino que continué pasa la noche verificando que cstc funcione: levanta c} tubo
hasta hablar de lo que ella llama su "fantasía" que esté, de he- úe manera compulsiva, para oír la señal. I-licimos un análisis
cho, constituida. como síntoma. ¹Cuél es la fantasía? Ella dice: muy interesante úe ese síntoma.. En la acción misma de veri-
"Tengo una fantasía, no puedo quitármela de la cabeza". N, ficar si puede recibir el llamado, imposibilita el recibirlo. Al
sin embargo, no llama a eso "fantasía". Ella cree, no puede de- verificar si el aparato funciona, impide que funcione y hace
jar de cll.cr, "Fantasía" es su expresión, N dice: "No soy Llr> quc c1 buen funcionamiento no sirva para nada. Hay un efec-
enfermo psíquico, estoy enfermo por causas exteriores". En (n imprl.'sionante de anrrlació>n dc la actividad, Es un pequeño
cambio Virginia dice: "Tengo fantasías, nn puedo quitármelas; caso, pero se tra ta dc un paradigma úel obsesivo: soluci L>nó la
dc lacabeza" y cn cl fondo ¹a qué la conduce cso? A quc ella relación scxua1 que no existe sustituyendo a la mujer por el te-
realice una apelación al Otro, a un Otro que le pueda garanh- léfono. Encontrr> el medio de telefonear al teléfono, y tener
zar que eso no es verdad. De lo que surge dcl texto y de la clí « siempre a alguien allí. En cl lugar de la mujer, que en ese mo-
nica, se aísla la funcinn dcl gran Otro de la garantía. Ella le de- rncnto no existe dc ninguna manera, instala un teléfono que
manda al Otro erlcarnado por la madre que le garantice que ' le responde cada vez que llama con LH10 ser>al de perfecto
no es verdad. Y lo que ap,>rece como r>bsesivo es, una vez ob- I unciunamientr>, Creo que vamos a publicar esc caso, agre-
tenida la respuesta, el peclido cL>nstante de que se repita. Ella gándole algunos comentarios: quizá podamos elevarlo a la
está presa allí, en la compulsión de obtener la garantía dcl categoría de paradíglna.
Otro, por lo cual persigue a la madre para quc le diga que na- Tenemos lo típico del obscsivo: tener un Otro, un gran
da de lo que ella teme va a suceder Otro a su disposición, un gran Otro automático, un gran Otro
Slr angustia la lleva a d em and arle at Otro qu c asegure y que le responde lli bien ]n l]ama, aunque exista siempre un
"reasegure". Podríarrros d ar que en la repetición ella no pi- l iesgo fundamental: cl hundimiento dc todo el sistema signi-
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gcncias contradictorias. Tenía pensado al comienzo dedicar
uno de estos encuentros ai problema dcl grupo analítico, al P.; Habiendo hecho el comentario que generó tantas obser-
del pase, al de la asociación analítica y a la situacióíí 1nalítica vaciones, continíío con la misma pregunta respecto a ia super-
tal como se la puede concebir después de la muerte de Lacan, visión, cuestión que no es muy clara para mí, anterior a su ve-
Todo eso formará parte de mis lamentos. Vamos ahora a las nida a S1n Pablo;ese pan ojo, ese sííper ojo... Y aíín más,
pregu ntas. ¹qué hacer con las hipótesis elaboradas a partir de un caso.7
No les pido quc conc1íerdcn con loque enuncié, pueden r'.(híé hacer con el diagnóstico que se trata de dilucidar antes
sospechar que existen otros elementos que irían en contra de o durante el propio proceso analítico a través de la palaura. Lr

eso. Espero que se lcs permita acceder a la publicación del Yo no necesitaba estar allí de cuerpo presente pero tenía nece-
texto, pero de cualquier manera la hipótesis sigue»n pic, aun- sidad — yafín la tengo- de las palabras de Virginia, porque por
que sólo sea uí>a hipotesis. mi propia experiencia analítica -no terminada- el síntoma es
lo que la lleva ai análisis. ¹Lo que se dijo sobre Virginia fue io
que la llevó a análisis?
Debate Otra cosa es que el síntoína mismo en la boca del analizan-
teI es lo que va y viene constantemente. Para situarme en e l
!.: El aspecto depresivo que presenta esa joven es deliran- papel de analista, necesito olvidar ese ojo que me acompaña,
te cuando dicequc no es culpable. ¹Puede ser que ese aspec- ese ojo teórico; en cl momento en que escucho debo olvidar
to llegue a cambiar el diagní1stico por el de una depresión con las referencias teóricas que me harían anticipar lo actual del
manifestaciones obscsivo-compulsivas, pudiendo incluso ser analizante. Como habló de un caso clínico yo esperaba escu-
histérica pero con base depresiva? char lo que la aísalista dijo, pero no lo í~ uché. Me pregunto
entonces, ¹cuál es el lugar del analista? Tal vez sea una expec-
!.-A.iM.: La depresión no es un concepto estructural: en ella tativa que pasó: luego que habló del caso, mc quedé inquieta.
puede incluirse todo. En el momento en que el señor N. pasa Sin duda, sc puede reaiizar el análisis de un texto. í. r caso
tres meses de vida vegetativa, sin duda se trata de depresión, Schrebcr es inagotable, pero su relato es el relato de Schrcber.
J
No se progresa en el diagnóstico cuando se Yo me quedaría allí, en mi momento y en mi camino, a travcs
llegaa un concep-
to puramente descriptivo. La depresión es tal cuando se está del psicoanálisis. Trato de explicar lo que podría ser un traba-
cn el principio del tratamiento, Y se nota que no se mantienen )o analítíco.
l os tonos iniciales, pero no va mucho rllás lejos. Hay en Vilgi -
nía elementos histéricos que abarcan la relación con el padre J.-A.M,: Usted tiene toda la razón en sey.íir su esquema.
y con esc hombre que ronda cerca, capaz de violar4. Todo eso Nadie piensa en descartarlo, dio testimonio de su inquietud,
tiene nlenos consistencia que cl síntonla obsesivo que, erl los de su insatisfacción. No tengo la ambición dc satisfacerla.
momentos de viraje, es lu que da impulso a su vida. En su ca- Concuerdo con usted sobre el hecho de que falta la palabra
sa ella se vuelve iílsoportablc para la madre, a causa de la ob- del analista en este caso, pero fue traído así — si puedo decir-
sesión, Debemos buscar los elementos histéricos que nos fue- lo —, sin las intervenciones de la analista que debía encontrar-
ron presentados. En verdad, no se puede pensar en L1 cura de se, en todo caso, un poco molesta para hacerlo, porque es
una neurosis obsesiva histerizándola. Ls preciso verificar si es muy lindo decirquc no se debe tener ideas preconcebidas, es
posible. verdad. Pero cn fin, es necesario ver que el saber del analista
está comprometido cn toda. interpretacion que hace, Y que cs
ll4 /a cqoes-Alaia iWille< Llil caso <lltil<o <k (leal(5~ <)b<~IM 1 4s

mejor explicitar lo que suponen sus intervenciones que creer Hace poco alguien evocó la palabra "delirio" en relación a
que no se tienen pre-supuestos, F~ mejor sistematizar como i»a paciente. Es un delirio cn el mismo sentido en quc el
medida de autocontrontrol que imaginar que no se tienen precon- I lombre de las Ratas, paradigma dcl obsesivo, delira.
ceptos,
EJ diagnostico, al principio y en el devcnir del análisis, a-
I::1 delirio no impide que sea una neurosis obsesiva bien
I «Iistituida. Los pacientes no son psicóhco» por contar histo-
a la más míníma de las intcrpretaciones. La ri,i» extravagantes. El hecho de contarlas es totalmente com-
posición del analista no es la misma cuando piensa lidi ir con ', Iiatible con la psicosis, la liistcria, la neurosis obsesiva y la
mía iístérica que cuando Io hace con un psicótico. Lo que se
hace en uno y ct-'i I tro
o que se i
it caso tiene un alcance comp)etamente ;
ll«l versión. Lacuestión es saber cuál es el estilo y la consisten-
I i«de esas extravagancias. No son cuestiones psiquiátricas,
diferente, Es lnejor aclarar
l ' bien cso <11 comienzo ~que scr
cr ellev
v -- '1
'
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»I»i cuestione» que tienen la más directa incidencia en la prác-
o ahacerlo después. Un ejemplo: es verdad que aqui»etra- '~

l ira cotidiana del psicoanalista. He aquí mi punto de vista.


ta autérlticamerI te de un psicótico que tiene toda una parte de
la experiencia que lo silstcnta que lo ayu 7 que o
y ca, l a p oya V P.: Quisiera hacer tui comentario: en estos Rías que estuvi-
liay clue ser cuíc1adoso coli eso. Pero sl tienen q
quc tra ar a una I»os juntos tuve varias sorpresas, La primera fue saber que
histérica, ella estaría lista para pedirles ayuda, para pedirles
usted es joven, pues lo imaginaba más viejo. Y verlo analizar
que sean un verdadero hombre, incluso si el analista es una t,intos textos de Lacan, me hace comprender mejor su» ideas.
mujer. í.nisscrfni re, volverse cóniplice dc ese estado medio en- I «1 vez a través de Ia lectura dcl texto, muchas cosas hayan si-
tre dormir y soñar, entre sueño y vigilia. Alentarla a ser atra-
do consideradas de manera diferente.
pacla en su imaginario es una conducta bastante reprochable Su opinión es extremadamente importante como para que
para un analista, Y si se trata de una histéri ca, cle un ii s t e rico,
yo pueda confirmar algunas ideas y modificar otras. Me gus-
se debe hacer algo para separar el sujeto de eso. Para esto sir-
t iría decirle que fue un gran placer escucharlo hablar de la
ven mucho Iassesiones cortas, Escuché '
A I enseñanza de Lacan.
casos dehistericas.Escuchar esc discurso durante 50 minutos
no solo es una fantástica abnegación -podríamo sd ecir que el
l J.-A.M, : Gracias.
analista está allí para eso — sino que t;imbién ce alentar a la
cielite a que continúe enviscándose así ano tras alio. Ls nece-
P.: Quisiera habl <
arlede una cueshón que me preocupa: I,i
sario llamarle la atención acerca del hecho de que hay cosas
Iio»ibilidad de que e) supervisor sustituya el supuesto saber
que valen la pena escuchar y otras quc no. Sin eso, e11ano ten- el el allalísta.
dra razon alguna p <ira despegarse dc su delirio.
La cuestión del diagnóstico, supuesto de la orientación del J.-A.M.: La supervisióin ha sido el fundanientc> de la jeral'-
analista, es muy decisiva, y no sustituye la lógica dc la estruc-
quía analítica y del poder del didacta, de aquel que en las so-
tura sólo dicicnd o que nos valnos a dejar sorprender por Ia
ciedades tradicionales se arroga el monopolio del snvoirfaire
palabra del paciente. Esto también va a suceder, pero no se cn cl análisis. Lacan ya lo había abolido en su Escuela; inten-
puede hacer unimpnsse sobre su saber porque de cualquier tó poner un límite, consideraba didacta a todo analista que
manera tenemos ese saber. Es sienipre mejorc' q u e est e sea do- haya llevado un psicoanálisis hasta su final.
minado, quetenga reglas y que conozca sus límites, en vez de
Sin embargo, es verdad quc se mantuvo un cierto privile-
dejarse llevar.
gio de! supervisor. Es preciso distinguir "la necesidad de su-
í4á /n<q<)<n-Alnir) Íí)íilí<r tlíí nnrn <IÍ>lirn <Íp ))< l)r<)slsDÍ)<<sií)n l@7

pervisión" para escapar a lo que cl analista puede entender Muchas gracias. I.c paso la palabra.
como delirio de a dos. Por otro lado, delegar esa supervisióí>
a una persona, a un analista, puede ser justamente el ejercicio /.-A.M.: También quiero agradecer a todas las personas
de una supervisión múltiple y recíproca. En la Escuela de ]a gracias a las cuales esta conversación fue posible. Especial-
Causa l'reudiana tal como se constituyó, hay actualmente una í ncnte a las tí aductoras, qUe s'lbeíllos coíl qué cUidado i n c l u -
hipótesis de trabajo, formar carteles de supervisión, utilizan. so con qué escrupulosidad, procuraron traducir íín discurso
do la estructura dcl cartel para efectivizar y sustentar esa re. inlprovisado. Les hablé a través de sus vuces, y todo íue de-
laciórí. Un cartel de supervisión en el que sus miembros lleva- positado básicamente sobre ellas, Ya le agradecí a jorge y lo
rían. problemas para ser discutidos por otros tres o cuatro, en líago ahora a ustedes por vuestra atencióírí constante e inintc-
escala al ternada. rrunlpida,
Otra cuestión es saber lo que produce o no ese cartel. En Tuve una idea precisa de lo que debería haberles dicho,
vez de la supervisión confiada a un analista jerárquicamente idea que no tenía en e] inicio. Es ahora cuando podríamos co-
superior, con más experiencia, poclría ser hecha dentro d el ínenzar, cuando justamente necesitamos terminaí'. Simple-
mismo cartel, como otra forma alternativa. mente, les agradezco.
Saber si en cl cartel hay sólo nucmbros dc la Lscuela o no,
es otra cuestión. He aquí una hipótesis que responde a vues- San Pablo
tras preocupaciones. IS-10-81

JoRGE FoRsss: Antes de terminar, quisiera agradecer a to-


das las personas que colaboraron en este encuentro: ldilda,
Augusta, Isabel, Ana María, aquí en la sala, y las intérpretes
María Clara y Judith.
Cuando lleguéaquí hace un rato,después de haber almor-
zado con Jacques-Alain, me di cuenta de que tuvimos cinco
reuniones enmenos de cuarenta y ocho horas. Fue probable-
mente un esfuerzo para. él mtíy grande y, para nosotros, el in-
tentar entender todo — no logré aún terminar mi comprensión,
talvez sea para mí un nuevo camino y no un momento de
conclusión-. ¹Y por qué no cinco conferencias más?
Pensé en decirle aún una ííltima palabra. Vsted nos dio la
nueva palabra "traspapelado", que traspasó la frontera, pues
es intraducible. Cada vez que repetimos "traspapelado" nos
aproximamos más a nuestros amigos de la Argentina. Voy a
dejarle una palabra portuguesa también intraduciblc: saíídade,
Expresa un sentimiento de nostalgia, cuando a uno le gusta-
ría que una persona se quedara aíín más tiempo entre no-
sotros.
Ec vsicowxí ctsis
EN LA U M V E R SH3AI3

Me debo disculpar por no poder dirigirn>e a usteclcs e»


portugt>és: cuando hablan lentamente logro comprender al-
go, pero tod avía n o 1ne siento capacitado p ara h;>bl;u'lo, lo
que me incomoda mucho, Agradezco la invitación del institut-
oo de l'sicología de la Universidad de San Pablo, particuL>r-
mente a Sn direCtOra Sra. María José Aguirre, así como la pre-
sencia del vicodirector, Sr, Arrigo Angelini. El Departamento
de Psicoanálisis de la Universidad de París VHI es aíín más
sensible a esta invi tacií>n ya que ese departamento continíía
sienJo aí>nhoy, diez anos despuéS de Su CreaCión, ímíCO en Su
género y en la de»O> nínaCíón, No >ne vanaglof>o, nle 1nclln>-
ría más a deplorar la ft>lta de seguidores en otras universida-
des francesas y en otros países. Que yO sepa., eS el unicO De-
partarnento d.e Psicoanálisis en el mundo. Es necesario que
me interrogue sobre ese hecho.
El Departamento de Psicoanálisis, íínico en Francia, es una
fOrmaCión del. inCOnSCiente, un lapSuS, un acto fallido y a í ín
hoy tratadocomo u.n caso, un desecho, caído de los aconteci-
mientos de mayo de 1968, ya que su creación fue posterior,
l'or lo tanto, su naturaleza es hacer reflexionar sobre esto.
¹qué podría esperar el gobierno de la época, de tal precipita.-
ción? La universidad está heclta para acoger los saberes y es
necesario prestarle atención al hecho de que no los acoge a to-
d<>s. Sólo lo hacl con los rnoclos cle transmisión, cc>n los >no-
dos desaber que le interesan, que le convienen. Sólo acoge los
saberesque clamo le p ermite, p ues es éste quien sustenta las
relaciones universitarias. Sólo algunas disciplinas continíían
aso tncques-Alain iviilicr El psíci>rinrilisisen iri aiatvrsidnri 151

como universitarias, que nacieron de la carencia de conserva- mente en el poder. La universidad es complaciente por razo-
ción dc la universidad -de recoger, dc ordenar y de transmi-
nes dc estructura dcl saber deshabitado del d es'; el saber ha-
tí.r el saber —como también del examen y de la jerarquía de los bitado por un deseo supo causarleinconvenientes a Abelar-
que saben o creen que saben. do. Fichte, festejado por los estudiantes de la Universidad de
Con todo, no conviene igualar el discurso universitario al Jena, y Michclet, del College de France, fueron momentos glo-
discurso científico, ya quc son absolutamente diferentes. El riosos cn que I» enseñanza universitaria no tomó el deseo co-
universitario está acomodado, congo por ejemplo, la física de rno normalmente lo hace sino que por c1 contrario, Jo desper-
Aristóteles. La filosofía, como posición subjetiva fundamen-
tó. Son excepciones, son los casos perdidos dc Ia universidad;
tal, no esperó a la universidad para existir. Fue la universidad 1a vocación universitaria es la de tocar el deseo. Piensen por
la que cn un determinado momento se apoderó de ella. cjcmplo, en el acogimiento quc tuvo Ia Crítica de Ia razón prác-
Volvamos a los orígenes históricos de la universidad : nació tica dc Kan t. Piensen cn el choque quc causó a sus l ectora, el
de la iniciativa del poder político en la Edad Media, siglo XII.
I.:I progreso de las matemáticas se abstuvo durante mucho
entusiasmo quc trajo, y compá
renlo con Io quc sucede con la
obra en nuestros días, Creo quc tanto aquí como cn Francia es
tiempo dc la inscripción universitaria. Si admitimos qur cl su- simplemente un libro del programa; es bueno, sin embargo,
jeto cartesiano es el mismo quc el dc la ciencia, debemos reco-
quc por lomenos subsista úe ese modo: como un libro para
nocer que élsólo emerge vaciado de todo saber. Es lo que ser trabajado, Vean bien la diferencia con la época en que el
Descartes comprendió en su p rimerame ditación: una opera- deseo estaba implicado allí. El psicoanálisis aún ostenta algo
ción de vaciamiento de saber. de obstinación, y es ésa la razón por la cual no lamento que el
En un movimiento posterior fueron acogidas Ia fisica y la Departamento dc Psicoanálisis de París VIII sea aún el único.
matemática, pero nn sin resistencia, pues lo que las wu v ersi-
En el fondo, espero quc la inscripción universitaria dcl psi-
dadcs propagan es el saber aristotélico, una vieja tradición de coanálisis se vca demorada lo máximo posible. En todo caso,
oscurantismo, Un d e p artamento de física nn ti ene absoluta-
se debe decir que existe antipatía entre el discurso universita-
mente ninguna vocación para formar f ísicos sino profesores
rio y el psicoanalitico, y hay .incluso ciertos n+~los de sentir
de física quc sc dirán físicos. La cuestión es saber si el psicoa-
que son contrarios. Hay sensibilidades d i ferentes, no compar-
nálisis existente constituye un saber propio para ser acogido
ten cl mismo pathos (debemos reconocerlo), pero justamente
por la iuiivcrsidad. Esta pregunta, ciertamente, no se haría si
la fricción entre los dos discursos puede ser fecunda. En todo
el psicoanálisis hubiese caído en desuso, si nadie más lo prac-
caso, el lrathos no es todo en la cuestión, En la universidad se
ticara, sí nadie más sc prestara a su artificio, sl no hubiese más
enseña en nombre de un saber, que no es f orzosamente cien-
sujeto para inscribirse en su estructura, Sería el momento de
cia, pero que está ligado por una coherencia y por relaciones
estar contentos en 1a universidad, ya que en ella estaríarnOS
que implican una cierta estabilidad. I-Iay una exigencia míni-
muy a gusto para tratarla como un hecho social, como un fe-
ma del discurso universitario: quien habla es el profesor, el es-
nómeno de opiníón, Entonces, habría una historia del psicoa-
tudiante se limita a imitar al profesor cuando habla, El es su-
nálisis, una sociología, una liturgia pura, una arquelogía. Lo
puesto saber lo que dice. En el psicoanálisis la experiencia
quc perturba el sosiego de la universidad francesa, lo que in-
está fundada sobre el imperativo inverso, es decir, el sujeto
comoda, es la existencia dcl psicoanálisis y de psicoanalizan-
que habla está desligado del imperahvo dc saber lo que dice:
tes, dc una práctica social que se sustenta en ese saber y que
por el contrario, se l o invita a excluirsc de saber. La regla fun-
conserva algo salvaje, no reglamentado, no encajado directa-
damental de Frcud implica: decir todo lo que pasa por la ca-
152 Jacqaes-Alnin hii ll<a. L'.! paisana<llisis ea l<i anís«rsiáad 153

L>ez<1, que no sepa lo qiic dice; interesante en la experiencia a sus exigencias. En e1 discurso analítico actíia lo controlado
analítica, pero no previsible al comienzo. Lo que pasa por la en cl discurso universitario. Es muy simple oponer la verdad
cabeza de las personas son tontci'ías no previsiblcs, según los al saber; la verdad en estaclo naciente Il saber, en el cual ella
filósofos de entonces. Podríamos pensar quc los matemáticos puede depositarse.Platón ya hablaba de lo que no se puede
se pusieran a soñar para construir sus teorías. Ahora, curiosa- enseñar en cl Menó>i; en el intento dc guardar la verdad de bo-
mente, lo que dice ese discurso desligado del imperativo de crates, escribió libros con sus diálogos. Podemos oponer uno
sabl I se encuentra imantaclo pol' una serie de pun t<)s funda- al otro. Ya existió dicha tentativa. Y Platón desnaturaliza a So-
rnentales. Fs increíble, por ejemplo, el tieinpo que las perso- crates, porque k~ estabiliza como saber. También hago libros
nas pasan hablando de sus fain i l ias. Podcinos lamentarnos, de los seminarios do Lacan y ya están comenzando a oponer-
pero es un hecho de experiencia. me a él, pero él no es Sócrates y yo no soy Pla tón. Siempre nos
El psicoanálisis implica la conversión del sujeto, lo obliga sorprendemos cuando volvemos al punto en quc emerge el
a situarse de otra forma respecto al saber, Como el sujeto dc saber. Lamento que se haya retirado el doctor Angelini pues
Descartes: vaciado, evancsccntc, es un sujeto — por decirlo así- me gustaría hacerle a él la siguiente pregunta.' ¹cn el instituto
"antiunivcrsitario". Di cinco conferencias el fin dc semana, in- dc l'sicología se da lugar a Fechncr? (Alguien desde el púibli-
vitado por el doctor Forbes, cinco conferencias en 48 horas, co responde que sí.) ¹Al Fechncr visionario o al loco? Publica-
En una dc ellas recuerdo haber dicho que el nialcntcnd ido era rnos un artículo sobre el Fechner visinnBlio quc hizo poner los
muy importante, pues se trata del inconsciente, todo hecho de pelos 6e punta cn el Instituto de l'sicología. Les aconsejaría
inalcntcndiclos. E1 saber universitario iinagina quc pu ede re- que traten de lia rl o p u es les perm i t i ría farniliarizarsc con la
sidir en la dimensión del bien-entendido. linposible. Sólo es antinomia verdad-saber.. Fechner no era el único loco, pero lo
posible en un caso como el de la matcn1ática y cn todo saber cra. También era cantante. Esto lo sabemos porque un tal Do-
que puedasermaterna tizado y formalizado. Es una exigencia gcl, de la editorial de la Universidad de Llarvard, acaLia de
que se le impone a la teoría psicoanalítica, causando algunas publicar su biografía el año pasado. Eso no quita nada de su
dificultades; en eso me siento un experto con relación al saber saber aunque él lo haya inventado a partir de la verdad del
universitario, a pesar de lo cual también cl d iscurso psicoana- deseo. En cl psicoanálisis hay una oposición entre verdad cn
1(ticn sufre en esa relación con la ciencia, El sujeto en La expe- estado naciente y saber constituido. Alrededor de Freud — su
ricnc.a psicoanalítica se imagina estar buscando Li verdad, gi'iipo, como Ól clecía- había personas dudosas, marginales,
más acá o más allá del saber. No la encuentra, pero ella sí 1.o personas distanciadas del saber conformista.
encuentra, A eso lo llamarnos lapsus, chiste, acto fallido. Es cl Sin embargo, los ana]istas imaginaron que debían ser per-
momento en que el sujeto se ve sobrepasado por la palabra. sonas respetables y se precipitaron a formar una organización
He aquí la razón por la cual un sujeto sc halla en estado de di- internacional para respetar k> quc llamaban cl stniiánrá. Si hay
visión y no en estado de control, como en el discurso univer- algo que está en oposición al psicoanálisis en su estad.o na-
sitario. Ese sujeto pasa a percibir la verdad como algo transi- ciente es la idea de respetar cl sfn>iánrá. F~ aL~solutamcnte con-
torio, fugaz, enigmático. Ella está también en la interpreta- trario a la experiencia analítica, la que cuestiona el sfn»ánrá,
ción, para la ciial no necesita diccionario; cl sujeto mismo lo desencadena el sujeto y lo encamina al signilicantc. Veamos
deja de lado: algo por sí mismo emite una formación del in- un ejemplo histórico: no hay que olvidar que Newton pasó
consciente y cs por eso que no produce un saber sino que lo mucho más tiempo haciendo alquimia que física. intentaba
equivoca, por lo que es -desde ese punto de vista — contrario arrancar los secretos ociosos nuentras hacía física. Llegó a pu-
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i-Alnin Miller F I pwci>niaflisis nn ln n>ii>x rsidnd 157

nuestra opinii>1i, es llcccsario saber có!no l'reud pretendía ro no l«dio el nombre de "goce", como hubiera siclo rlecesa-
mantener su descubrimiento con la invención del superyó, el rio que lo hiciese. Y por eso el superyó es el origen de la con-
cual tuvo gran i mportancia para Lacan, habiendo incluso si- ciencia moral. Pero la conciencia moral no dice cn qué cree
do su vía de entrada en el psicoanálisis. Lacan, como psiquia- Kant. El superyo fornlula el imperativo de la verdad, lo cual
tra clásico, de buena f<>rmación, fue compañero de Henry Ey, hace quc no nos sintamos muy bien. No está interdicto, pero
el maestro de la psiquiatr ía en Francia hasta su muerte, I.acan obliga. Y I acan formula el imperativo del superyó así: goza.
escribió una tesis sobre la personalidad paranoica, la cual no Este deber es terrible cn el superyó. se transformó cn conoci-
sé si fue traducida al portugués; si no lo fue es una pena, pues miento del asiinto a h avés de los sentimientos irlconscie>ates
constituye cl momento en quc Lacan sc pasó al psicoaraálisis, dc culpa y la necesidad dc punición. Son aspectos limitados.
justamente a propósito del superyá, que 1« permitía concep- La pregunta cs: ¹qué se sahsface en el sujeto a través de1 sín-
tuar cl caso clínico quc estaba presentando. l'ero en esencia, toma'? ¹Por qué el sujeto adhiere al síntoma? ¹Cuál es cl goce
jcuáI sería la intuición esencial de Lacan? Podemos emp1car encontrado en el síntoma? Sin eso, cl síntoma se desvanecería;
aquí el térniino " i n t u i ción"? ¹Seria el inconsciente estructura- por el contrario, Freud constató qu« hay resistencia por parte
do como un lenguaje? Yo no diría eso, pueslo quc él lo formu- dcl sínt(>ma. El sujeto está implicado en el síntoma, no quiere
ló tardíanlente, cuando ya tenía más Je cincuenta años. Creo ser curado e incluso con el sufrim i ento que causa el síntoma
quc su inh iición fu n d am «nta1 cs la divisii>n del siijeto contra obtiene satisfaccií>n. F1 psicoanálisis valol iza la ley; la lcy del
sí niismo, oponiéndose así a una buena parte de lo hecho en padre, por ejemplo, En la secuencia d«l complejo d«Edipo
filosofía, í ntegram
ente p reservado por los psicólogos: «1 pre- hay ciertil ni>rnlalizació>n dc1 des«i> y se imagina que es ésa la
concepto deque el sujeto quiere su propio bien, de que quie- furación del superyó; Freud, sin embargo, le da otro valor, re-
re sobrevivir, de que todo se conjuga para eso y, si así no fue- lacionándolo con la pulsión. El superyó no opera í ínicamcntc
ra, es necesario terapeutizarlo. Suponemos que el sujeto para oponerle barreras a las exigencias, sino que cada renun-
obedece a la ley corlin rechazo de la pi>lsión de muerte, la cual cia a la satisfacción pulsional refiicrza la severidad del mis-
los psicoanalistas no aceptaron de inmediato en la obra de mo, que es insaciable. Él lo dice en Vl malestar e>1la crrltrira, La
Freud, considerando que él espcculaba, quc cra una contra- frase dc Freud cs una paraLloja, si el supcryó es la interdicción
dicción. Con todo, si la pulsión es un instinto, no es posible del goce. Iwcan resuelve esta aparente paradoja, al decir que
comprender Io que quicrr! decir "pu1sión de mi1«rtc"; fórtalu- cl sup«ryií impone el goce; eje este modo elimina la paradoja
1a en 1a que el sujeto está dividido contra sí rlismo, cuestio- freudiana. El superyó va. en contra del deseo, pero porque el
nando la positividad del bien, se introduce en una ética dife- deseo va en contra del goce, siendo una defensa contra «ste
rentee de la ética del bien y muestra la fórmula en que el sujeto úiltimo. Fl goce no es deseable. Es una de las verdades acumu-
se aferra a un bien quc de ninguna m<lncra es su bienestar. Es ladas «11 la experiencia analítica que son desconocidas por-
lo que Freud llamó masoquismo primordial, incomprensible que las escondemos colocándolas en el baúl. En los arlos '20
para los psicoanalistas por ser psicólogos: fuc necesario que los cont«mporáncos de Freiid — Alexandcr, Theodor Reik y
Lacail. les diera sentido a algunos conceptos de Freud. El bien Wilhclm Reich — se apasionaron por el superyó y percibieron
que está 11lás allá dcl bi» nestar, quc puede hacer nla I, es lo que que no cra una instancia social dc normalizaciónsino lo con-
Lacan llanió "goce", que no necesariamei>te da placer e inlp!i- trario, una ley del inconscieiite que no normaliza sino que in-
ca una ética. Kant percibió cso a su >lic>clo eil la Criticar> ~A.
la' ni- trodiicL al sujeto eii uil a d l l ll ensió>l donde el goce está loco,
zó>r 1>rácticn, que el bien como tal era contrario al bienestar, pe- suelto, sin significante, sin nl ed i da. Es necesario respetar tal
158 ft rrqttt's-Attliir llttilirr E/peitwttttltrliSiS t ti lit llllirtóiYisfird 159

dimensión y distinguirla de la del Nombre del Padre, que fue de casos de psicosis especialmente del caso prurccps estudra-
el éxito d.e Lacan, muy aplaudida. Hoy es necesario que la dO pOr Freud. ES un prinCipio tranSfenOrnéniCO, que no Se 1O
Sección Cl ínica restablezca la frrnción del superyó, que llega a puede identificar como simple institución. Es cierto que exis-
constituir un hecho singular en la lustoria del psicoanalisis. ten elementos sociales que pueden, durante algún tiempo, ta-
Los analistas cuestionan ttcrtnanentemente al sutscryó en Pcar ese agujero simbólico. Sin embargo, hay otros que Pueden
la mujer. l"reud ya había comprendido que de ese lado había i — por el c ontr a r io — volverlo e v i d e r1te, como e l p r e s i d e n t e
algo de la conciencia moral que sucedía de muera diferente. Schreber q«e hasta los cincuenta arcos fue un 1nodeln de com-
Fn el momento en que Freud fue infiel a sí mismo, dejeíde portamientO SOCial y reCién Cuando iba a asumir la di g na po-
cdeomprender lo ilimitado de la mujer, las infracciones que pue- sición de l'ressidente del Senado de Ia Corte de Apelaciones de
cometer contra la conciencia moraL Es también el proble- Dresde se refirió a una idea que le pasaba por la cabeza, la
ma de los filósofos de este siglo. Jamás se tuvo certeza de ese cual no estaba de acuerdo con su PaPel social. Un buen dícaco-
punto de vista, de la humanidad de la mujer, Pero el proble- mienza a decir~e que sería lindo ser mujerdurante el coito. Fl
ma del superyó femenino es el de su goce, y Lacan dio cuer>- preaidente de l.a COrte pOdría haSta SOnar COn.eSO, perO para
ta dc las p aradojasq
ue encontró Freud, Desde siempre se sa- él sevuelve real,no es una alucinación, no es un sueno, es lo
be que las rnujeres cometen irrfracción a los mandamientos de que Dios t]uiere de él, y !Dios lo obtiene. Cuando su delirio se
la palabreo, así como los hombres la conciberr. Ls por eso que estabiliza lo su(iciente como pcara poder escribir un libro, está
los hombres jamás dejaron de reflexionar.. convencido de que su cuerpo se ferniniza. ¹Dónde está lo so-
¹Cuál es la vcrd rc1? El. superyó del hombre es la mujer, I-fe cial er'I todo eso? Fl elemento dese11cadenante de su psicosis
aquí por qué eS tan difícil encOntrarle un superyó, LS mucha fue el ascenso a un puesto destacad<x En cierta medida pode
rn ís trabajoso desembarazarse clcl impera tivo que vi( ne dc la rnos decir' que lta enfermedad es social: la "cura" t ambiénpo-
mujer que del que exige la conciencia moral, dría serl.o.

San l'ablo
19-10-81

Debate

P.; Quisiera que dijera algo respecto de la afirmación de


Lacan en el texto "Cuestión preliminar...", en el que habla de
los indicaclores sociales de la falla del Noirrbre del l'adre.

J.-A.M.: La invención del Nombre del Padre, gran éxito de


Lacan, le sirvió fundamentalmente en la teoría de ia psicosis,
pues partió de esta misma estructura, Lo que él llamó forclu-
sión del Nombre del Padre es lo que tradujo del alemán Ver-
<(terf(lng, término de l-'reud, algo noobservtable.
Es como un principio que se dedujo a partir de exámenes
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Poder Pííblico. Eligen pnr cl paciente. "En general", pues no ííltima cs el sentimiento dcl psiquiatra quc está leorizado cn
siempre es ése el caso. Hay pacientes que eligen el hospital co- el ámbito de la psicología y de la teoría dcl psiquismo con sus
mo un refugio para situarse a resguardo dc la locura. Todos fundamentos escolásticos.
nosotros conocemos esos casos, incluso hay quienes eligen Volviendo atrás encontramos estos fundamentos, que nos
tan bien ese refugio, que cl hospital psiquiátrico se vuelve su nbligan a enumerar, a describir, a clasilicar, distinguiendo cl
enfermedad, y en ese caso todo el esfuerzo debe consistir en síntoma primario del secundario, tendiendo a considerar pri-
ma ü tenerlos afuera dc ést«.. marias las perlurLlaciones que pueden scr comprendidas des-
No es excesivo decir que la selecciáw de los pacientes psi- de el punto de vista neurofisiológico,
quiátricos cs social y que, si «J paciente esté enfermo, «s por Líl idc,ll es qu« la clínica tenga un Inudclo — quc sería la pa-
dificultad de adaptación social; lo cu7I cs cicrtaülcnte»u dile- rálisis general — al cual lamentamos que no obedezcan todas
ma, pero quc no deja dc ser el de Ia sociedad, considerando Ia» enferm«dades n7< nt llcs y quc üo pnd a n ln» encontrar aJlí
quc ésta tampncn sc adapta a éJ, u(7 agente tan "agradabl«" como el trepnnema de la sífilis, cnn
Hoy en día, Ios psiquiatras de todo el mun do se enfrentan dc01c(1clas Iüfccc(os 1s que po dfí<1ü constituIr cl l l l n ( J('lo dc
continuamente con Ia dimensión social y cvcntualnlente polí- una buena clínica. Pero poco importa el orden de la clínica
tica de su trabajo, buscando soluciones sociales y políticas pa- psiquiátrica. La fineza Jos ma tices de la CJíilícaclásica, son
ra su enfermedad. una lección para todos nosotros, Ios psicoanalistas y Ios psi-
Los locos antes tenían un lugar reservado en el orden so- quiatras, qu« p a r ecen igll orar - p o r l o I l l c nos cn Fr ancia — Ja
cial: ni siquiera imaginábanlos cur(7rlos. Esto lo sabemos des- historia dc la psiquiatría. Y a nosotros nos cabe, la mayoríade
de que, por iniciativa de Michel Foucault, se realizaron estu- las veces, recordarles esa hisloria, que nos inleresa.
dios hace unos quince a(7os. La preocupación terapéutica por En cuanto al síntoma psicnanalítico, sólo existe si esté di-
los locos demuestra Jaintolerancia social a la locura. Es un cho por el paciente, pues la clínica psicoanalítica está hecha
círculo, y estamos presos en él, por cl p'lcicnlc, originada en su propio discurso.
LJ más contestatario de los filósoíxls, cuando se vio perse- El síntoma freudi ano sólo existe a partir del d i scurso del
guí In poI' UIla erotólTlanl I c c ( tf lió a la polIcía y Ól llllsmo ter- pílciente, dentro del dispositivo «nalitico, Es pues una para-
minó en un psiquiatra. Fvoco eso para ser realista: la deman- doja, pero la base de Ia clínica psicoanalítica es la autoclínica
da psíqIII ítrlc1 es esencI;Il(77cnlc opllesta 'l Ia p»leo (7nalítica. y no Ia heteroclínica psiquiátricI. Si el síntoma allalítico está
co17shtuido en la experiencia analítica, en que el paciente di-
rige su discurso hacia cl analista, éste cs parte del síntoma, es-
Síntomn tá implicado en su función. l'or este motivo Freud pudo decir
quc el primer momento de Ia experiencia analitica se traduce
Tampoco el síntoma es el mismo en el campo psiquiátrico por una reorganización del síntoma, el cual requiere que el
que en el psicoanalíticn. El psiquiátrico está constituido pnr el psicoanalista esté incluido «n el para completarlo. Fsto vuel-
psiquiatra que lo observa, Jo describe, ln clasifica y le da nom- ve la situación bastante difícil para el analista, cuya relaciéln
bre. Sc trata de una clínica de nbscrvaciíln. ell cuaIlto Il síntortla no cs de exterioridad. No puede mante-
¹Cuál es la referencia de Ins grandes síntomas clásicos, el nerse a distancia ni desconocer eJ hecho de que se encuentra
lIl&U( rislTLO, I,'1 eslcleolípíil, el ü c g a l I V I»111(), l'ls biz,'lrrías, el implicado a ll(.
paradnxismo, Jas discordancias, Jos atipisl77os...? La referencia Charcot, que ignoraba que estaba incluido en el síntoma,
164 íncqit<~c-Aíoí n t«iiíícr Psi<n<r»<ilisis i] p<i<írnatna I 65

nos dejó una serie de cuadros clínicos, una especie de zooló- sacarlos del encierro, un movimiento de liberación de los psi-
gico humano, Bellos cuadros, diseños quc puntrran sus leccio- quiatras. Esto los llevó a suponer quc cl respeto a la locura
nes y quc parecen fotos. Se trata dc una zoología. cnnsistía en imitar a los locos: concurrir a su escuela e incluso
1."n ese aspecto, el psiquiatra desconoce la parte irllplicada identificarse con ellos. Hay, inclusive, un determinado rrúme-
en la producción del objeto dc su estudin. En cuanto al analis- r n dc i n g leses vociferantes defensores de l a a n t i p siqui a h í a
ta, al estar implicado en el cuadro clínico, sc encuentra en una que torllaron esc caIYliI10.
posición menos cómoda, no pirdiendn mirarlo a distancia Idenhficarse con Ios locos no es la or ientación de L acan,
porque forma parte de él. Freud se arriosgó a escribir los cin- motivo por el cu<11 file mal visto por los alltipsiquiatras y pnr
co psicoanálisLs, describiendo tan sólo cl caso Fl~.rrd, que es cl los discípulos franceses de la antipsiquiatría, como Maud
sexto psicoanálisis. Mannoni quien al nlismo tiempo, era miembro de su Escuela,
Lns psicoanalistas jamás dejaron de apasionarse por la clí- Le recriminaban el hecho de seguir siendo psiquiatra, Reto-
nica de lns casos de Freud, pnr lns cinco psicoanálisis, por Lír maré más tarde este tema. Lacan siempre se presentó> como
i»h rprefricir>rr clo los sríerros, pnr la Psiccrpirtniog~íí«fe Io vicíri coti- quien tiene formación médica y psiquiátrica.
dirrrrrr, y por todo ln demás. La clínica dc Freud, de Ll cual él Era ile Lr generación de Henry Ey, uno de los mayores
es nbjetn, constituye la disciplina clínica entera del psicoaná- maestros de los estudios psiquiátricos en Frarlcia.
lisis. Las personas se espantan porque Lacan no escribió casos Henry Ey y Lacan hicieron juntos la residencia en psiquia-
clínicos: no querría que hubiese el caso Lacan cn 1.1 clínica psi- tría y a pesar de la» divergencias -«I orgánn-dirramismo de la
coanalítica. Por otro lado, tal caso existe, pues él se resistió a escuela de Jacksoll y las disciplina» del significante de Jakob-
ser absorbido pnr la Asociación Internacional de psicoa- son — conservaron siempre una relación de respeto y amistad.
nálisis. El mismo Lacan cnntinuól con su presentación semanal (y lue-
Tomando la definición de la clírllca que Lacan propuso: "la go quincenal) de enfermos en cl hospital psiquiátricn de
clínica es lo real como i m p o s ible de soportar", ésí<1 no tiene Saiiite-A»íie. Allí, frente a un grupo de discípulos residentes
— c11 la psiquiatría y el psicoanálisis- cl m i smo p i u lto de apli- y de médicos, presentaba url paciente psiquiátrico cuyo caso
cacrórl. lc era comunicado quince minutos antes Durante urla hora o
En el caso del psicoanálisis, se trata de un imposible de so- una hora y media realizaba la demostración del caso: escu-
portar para el sujeto. En el caso de la psiquiatría, se trata de lo chaba al paciente y le hacía preguntas pertinentes y efectivas.
imposible de soportar para cl cuerpo social. Lstá cLaro qire Mantuvo tal práctica durante todo el tiempo dc su cnserlanza
uno puede recubrir al otro en ciertos punh>» y por esn los psi- psicoanalítica. Ln que expresé se trata tan sólo de un comen-
coanalistas y los psiquiatras tienen interés en trabajar juntos tario, pues mi intención es retornarlo dentro de esta perspec-
en los mismos casos, aunque sus responsabilidades nn sean tiva más adelante.
Ias misrlras, especialmente en cl hospital. Ln que intento demostrar es que el psicoanálisis olvida la
Nn estny a favor dc I.l Intipsiquiatría qire enfatiza la di- psiquiatría, con e1 pretexto de que tanto la demanda como el
rnensión social dcl psiquiatra. Además, ésta es un malenten- síntoma son estructuralmentc distintos en las dos dimensio-
dido. Fn realidad, se trata de un movimiento de psiquiatras nes.
que se concientirlron, no de que encerraban a los locos sino Sc suele pensar qrre el psicoanálisis cnnlprcndería al pa-
de que, haciéndolo, también ellos quedaban encerrados. Lla- ciente en oposición a 1a psiquiatría, y ésta se mar>tendría a
maron antipsiquiatría al movimiento que tiene por finalidad una distancia objetivantc respecto de él. Se suele imaginar
166 Ja« t <s-Al<ti
a< n Milt<<r
P>t<tert<rttirs rt p<t<traatrfa 167

que el nlérito esencial del psicoanálisis sería disolver la fun- cirugía o quicrc. hacerla por sí mismo, termina yendo a parar
ción del diagnóstico. A partir del momento en que las perso-
a un hospital psiquiátrico.
nas comienzan a interesarse por el psicoanálisis, la dimensiórr ' La clínica psiquiátrica, cn esencia, culnunó a l recledor dc
particular de la experiencia analítica los sensibiliza y el psi-
1920, 1930. Fn el plano teórico fue desplazada por el esfuerzo
coanálisis termina teniendo un efecto diso]vente sobre el
de pn.sentar grandes sistemas capaces de afrontar L» cuestión
diagnóstico psiquiátrico. Lleva a los propios psiquiatras a evi-
psicoan<llítica. Fl sistema dc Hcnry Fy es un buen ejemplo de
tar cada vez más el diagnóstico, que crltpieza a scr visto cama
ello, pues los clínicos no estaban preocupados por las grandes
u na responsabilidad muy pesada, un riesgo de objetivación, ' ¡
síntesis filosóficas, aunque hacían observaciones finas, reple-
un etiquetadar. tas de matices, Por nuestra parte, estamos intentando reeditar
Los tres puntos (olvidar la psiquiatría, comprender al pa-
a los clásicos cle la psiquiatría que en su mayoría no se en-
ciente y na hacer diagnóstico) no son exactos, y traduzca aquí
cuentran más, a no ser en donde se venden. libros usados a en
la enseñanza de Lacan tal como la recibí en Sainte-Arme.Pri- algullas l'eediciones hechas cll las Est<ldos Unidos.
mero, la clínica fundamental cs la psiquiátrica, incluso para el Suelo decir a mis alumnos que los psiquiatras no se preo-
psicoanálisis, una herencia de ella (tal vez pesada) de la cual
cupaban por la sistematización: fuc necesario que el psicoaná-
debemos deshacernospero que por ahora está allí.En segun-
lisis planteara esta cuestión para que pudiésemos ver cómo
do lugar, comprender no es psicoanálisis: Freud na cs Jaspers, fructificaban .los esfuerzos par las grandes síntesis sobre cl
En tercer lugar, es del psicoanálisis del que esperamos la ver
psiquisrno. A partir de los anos '20 observamos una regresión
dadera disciplina del diagnóstico.
evidente dc l<l c/ínica psiqui<itrica. l'<ira vc rifica r eso de mane-
ra sistemática, consulté tesis presentadas por residentes en
psiquiatría en l'rancia. Todas son sobre sociología. I!n verdad,
La cltttica psiqttitítrit.a
cada vez es más raro encontrar una tesis clínica. ¹A qué se de-
b» ese movimicnto7 A la incidencia de los medicamentos, los
La constitución de la clínica psiquiátrica se extendió en cl
tratamientos químicos que disolvieron la dínica. No hay más
siglo XIX y comienzos del siglo XX. Fue I l disciplina esencial-
interéw cn pensar los fenómenos clínicos sino a partir de los
mente francesay alemana que nos legó un cuadro muy bien
efectos que se pueden obtener con los medicamentos, que pa-
org<mizado, aunque a veces contradictorio. Constatamos sin
sarori a ser el principio organizador de la clínica, I. l mayor
embargo que esta clínica de observación se halla t erminada
parte de las veces basta con un embrión clírlíca, basta can una
desde 1920, 1930, pues a partir de «Hí no sc descubrieroll m <rs
clínica de rasgos diferenciales extrcmadanlcntc l i mitados,
entidades clínicas de observación, aunque aún se lo intente.
que termina sustentándose en una lectur <l de prospectos. Evi-
Hay uri fenómeno interesante que se desarrolló paralela-
dentemente, esa incidencia dc. Ios medicamentos tiene un
mente a los medias técnicos: por ejemplo, la clínica del tran-
efecto disalutorio del interés clínico.
sexualismo, que no existía anteriormente, responde bien a esa l'ara aquellos quc sabt.n francés debo aconsejarles la lectrr-
oferta, porque existió un perfeccionamiento quiríírgico que
ra del libro de un joven psiquiatra francés no lacaniano, que
suscitó un nuevo abordaje, con nuevas entidades. Desde el dedicó su trabajo a la historia de la clínica. Fue él quien cons-
punto de vista de la psiquiatría, esto constituyó los límites tato que la clínica se detuvo a principios de siglo y que cuan-
propios, pues los pacientes comenzaron a dirigirse al cirujano
do hablamos de ella, nos estamos refiriendo a otra época. Se
y no al psiquiatra. Sólo cuando el paciente no logra realizar la llama Pau] Bercheric y su libro se titula Les fontínrrcnts dc 1tr clí-
168 Jactt tres-Atttirt Millar
Psiconatttisis It ttsiqniatría 169

t tiqtte. Yo lo hice editar en la revista Ortticar?, que se distribu-


Transformó la clínica de la histeria y la propia histeria. Exac-
ye en Francia por Éditions du Scuil. Lamento que no esté tra-
tamente eso cs lo que se manifiesta cn la pregunta: i por qué
ducido alportugués, pero espero que tn sea en breve (pronto
l os grandes síntomas histéricos desaparecieron o, por ln m e -
saldrá cn español) pues merece scr conocido.'
La relación dcl psicoanálisis con la clínica psiquiátrica nn nn», disminuyeron
tanto? Sin embargo, en cuanto a lo demás,
no se puede decir que el psicoanálisis haya cumplido con su
es de exterioridad, pues «1 descubrimiento de Freud está ins-
trabajo; hay aún mucho pnr hacer. Entiendo que hizo surgir la
cripto en categorías utilizables. La entidad polirnnrfa de es-
psiquiatría infantil, quc no tenía consistencia antes de que el
quiznfrenia fue inventacla por Bleulcr a partir de Freud, para
psicoanálisis sc hubiera interesado por los niños. Allí las rela-
responder a la presión del descubrimiento freudiann. Vode-
ciones son dc involución del propio psicoanálisis en la psi-
mos seguir de cerca la presión del psicoanálisis leyendo la co-
quiatría. Fl hecho es quc tenemos que constatar que el psicoa-
rrespondencia entre Fr t ud y Jung. Blculer logró una síntesis
nálisis no puede desconocer que su clínica dc reFerencia es la
m cagistral con su c oncePto des esquizofrenia. Si Pudi é
ssemosl i psicluí á t rica.
ver las cosas epistemológicamente, veríamos al mismo tiem-
po lo queél disimula y esconde en esc concepto-tapón.
Cómo el psicoanálisis construiría la clínica sin tener otra
iVo se debe cotttptettthr ttl pacuttte
más quc la psiquiátrica? Es lo que constituye el basamentn de
sus referencias y tiene un objetivo específico: la clasificación
En lo que respecta a comprender al paciente, privilegio del
de los síntomas.
psicoanálisis sobre la psiquiatría, se trata de lo contrario. Con
Cuando escuché la presentación de un cierto níímero dc
la experiencia psicoanalítica aprendimos que no se debe pre-
casos cn cl Hospital italiano de Buenos Aires, no quedé des-
concertado —aunque í uese Ia primera vez que ponía mis pies juzgar el significado ligado a un siyuficante. Más aún hoy en
si ii —. Los sintomas se parecen entre si, se d iierencian en ias as. día, en que el vocabulario "psi" se infiltró en lo cotidiano.
Cuando el paciente nos dice que tiene depresión, haciendo él
tructurras y, contrariamente a las elucubraciones de las perso-
lnismo el diagnóstico, ¹qué quierc decir? Nn debemos imagi-
nas que secreen contestatarias, hay un nótmero muy pequeña
nar haber comprendido ]o que la "depresión" quiere decir.
de síntomas. Es una idiotez imaginar que la locura o la neu-
Del mismo modo, no debemos contentarnos con el diagnósti-
rosis podrían ser un camino de creatividad. l'or el contratio,
co de histeria cuando el paciente dice tener alucinaciones,
está bastante cstandarizadn, Únicamente quien nunca pisó un
hospital psiquiátrico podría imaginar quc la esquizofrenia y pues el psicótico no dice eso pero las tiene. Por el contrario,
dice quc esn es real.
la paranoia serían el dominio de la gran creatividad equiva-
Éste es uno dc Ios criterios que marcan la diferencia entre
lente a la que se obtiene con la sublimación de Freud Los sín-
el histérico y el psicótico. Si hay una lección para extraer de la
tomas son estandarizados, dando así fundamento a la clínica.
experiencia analítica es que no se debe imaginar que se com-
El psicoanálisis tiene vocación para transformar la clínica.
prende al paciente; sería una elucubración. En la psiquiatría
es de Jaspers, pues conocemos su trabajo sobre la compren-
sión.
1, l'uhlicado en Brasil bajo el título Losfrntdnntetttos ile ln clitttctt, Cuando Lacan dio su seminario sobre la psicosis, su pri-
Historia y estructurit ilel saber psiquiátrico, por Jorge Zahar Editor (N. mer recaudo fue el d e d e m o ler l a i dea d e las relaciones de
del E.).
comprensión, pues cs la idea más peligrosa que se puede te-
l zii /rrcq><e~-A(ni ir iHi llrr Pii< o<r<>
<i(i<is y psiqrri<rirf<r 171

ner; en esenCia, debemoS mantenernOs a Cierta díStanriir rlr I ! icaciones entre el su.eno y el despertar. Tanto el psicoanálisis
Otro. Fl htrmanitariamu que COnSiStiría pura y sin>plemerrlr • i Ii r omo Lacan acentíían que no se debe retroceder frente a un
decir "tu eres ini hermano" es l a vía más opresiva, 'la vía rl< l,r diagnóstico de estrrrctura. Lrr que necesitarnos buscar en el
dOrninaCión. LO que nOS importa eS perCibir el diScurSO dI l examen del psicótico es el punto de certeza.
Otro en Su partiCularidad, Sin prejuZgar' a partir de un aCrIeI
do dealmas o de conciencias.
No debemOS imaginarque términos COmO"Certeza" O "Sa-
ber" sólo son filosóficos. Ll hecho de que sean términos hege-
llanOs O carteSianoS no debería hacer que Ios pSiquiatraS Se
opuSieran al conOCiirriento que aportan. De qué otra COSa sn-
E( ifiagiiósficrr tre el paranoico si no es del saber del Otro? Fue en su propio
texto que eso se hizo perceptible, Esto, por otra parte, lo de-
Sí hay algO que ia eXperienCia analítica puede enseñar « mostré en unO dc loscaSOS que me preSentaron en Argentina
quc existen estructuras y que éstas son sóliclas, no se m~Kllli y que tuve la oportunidad de retornar durante los coloquios
can y no pasan de una a la otra. Solemos pensar que hahrIa clínicos en los quc estuve in v i t ado por cl d o c tor Forbes. Lln
fluCtuaCiOnCSde una eStruCtura a otra, Así, las persOnas Se r Ir
bello caso, bien schreberiano.
t-usiasrnaron por el ll am ado lrnrrlerfiiie, que se volvió un c
<irn Es necesario rehacer la clínica, y los psüquiatras están tc-
límite, particular de la especie. nienclo dificultades err esa área. La psiquiatría, por lo m enos
Freud dice que l'Iay est ructuras, con lógica y tipo de síntri en Francia, se halla en s ituación de gran malestar. l'or un l a -
rna, a veces difíciles de ser revelados: la lógica y el síntom I. do, su autonomía, su dominio, conuerrza a ser invadido por la
Por lo tanto, la lecciórr del psicoanálisis se opone a la idea lr I biología molecular, que propone su desaparición. Por el otro,
bitual que desprecia el concepto de género. En lo que atarte « existen segmentos de interés por el psicoanálisis que acorra-
la pSicOSis y a la histeria, ConviCnC reCOrdar que esO se Vuel Vr lan a los psiquiatras entre dos fuerzas y no les dejan otra al-
maS patente. hay promotoreS de psicOsiS hiStérica. LaCan i II ternativa más que la asistencia social.
sus presentaciones de en(errnos, prestaba mucha atencion iii Lxiste también el poderío del m.edicamento, cuyo progre-
hecho de distinguir, en cada caso, si se trat'rba de psicosis o ile so no está en sus manos y cl intento de los biólogos de alcan-
histeria, lo que muchas veces es difícil de precisar. A pesar de zar un objetivo cada vez más preciso, haciendo imposible el
las dificrrltades, siempre se decidía por una u otra cosa. Ade- establecimiento de relaciones estables con el paciente,
más, justamente el estilo de Ia psicosis y de la histeria no tie- Hay aún otro serio factor para que los profesionales del
nen nada cn comiin. No basta con que el paciente les diga co • área se sientan abatidos: ellos pueden considerarse terapeutas
sas extrañas o q u e l e s p a r ezcan e x t l a ll<as contradictorias
c orl< s< o paiCOterapeutaS, perO lOS pSieórtieoS no lOS COnSideran aaí,
abundanteS en términos imaginariOs, para que Se le at6buy'I A partir de esta realidad, le hacemos una pr'egunta al psi-
iln diagnóstico de psicosis. Vean, por ejeITip)o, en qilé estado COa náliaiS: ¹qué puede hacer eSte pOr los pSiCótiCOS?
de confusión y delirio llega a Freud el Hombre de las Ratas¡ Debemos reconocer que con frecuencia no puede hacer na-
lo que no impide q
«e su neurosis obsesiva sea paradrgrnática, da, que la lecciím del doctor l acan en sus presentaciones de
Fs totalmente insens.r tra ver en ese caso un diagnóstico de psi• enfermos era sólo una lección de humildad. Podemos inten-
cosis, basado en fenómenos imaginarios no indicativos de la tar interpretar los sintomas de los psicóticos deliran.tes, pero
estructura en si. Del mismo modo, una histérica que vi la se- ellos lo hacen mrrrbo mejor. En lrrgar de esto, podemos rnan-
mana pasada en Buenos Aires producía las más locas identi- tener. actividades de apoyo con lnéritos sociales, pero que no
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mentados o incluso imp()estos y, sin mediación., sc hacen oír la revista LL Mí)i()tnilre. S»iv»doi Dalí extrajo dc1» tesis dc LB-
en el interior del sujeto, que así imagina Ja voz del Otro. Nos can su concepto deparanoia crítica. Desde entonces sc creyó
prcgLlntan1O» por qué este concepto no fue creado antes, ya que L»can tenía simp»tía por lo» surrealistas, lo quc es falso:
eran ellos los quc simpatizaban con Lacan.. LI siempre consi-
ll11, Sl su lnflu('.Tlcia fue limitada es porque la teoría quc C1é-
deró cl surrcali»I110 como academlcísta n o h il b i endo creído
rambault elaboró del fenómeno que logró aislar era mccani- jamás en sus virtudes contestatarias y considerando BJ psicoa-
cista y organicista. L»can percibió que el organicismo no cra llállsls nlLlcho n1ás ln tel esa ntc.
más que una metáfora q)le trataba de dar cuenta del carácter lietomando el caso, es asombroso y singular. que el pasaje
real, para cl sujeto, de esa influencia interior, así como el he- al acto haya sido su ficiente como p ara hace) dE sapillccer el
c1o e que su obra es Ja descripción estructuraJ de lo que ha- delirio. La agresión contra las ligur»s del l.ealro logró satisfa-
ce fLI nclo n» l' al d i scu rso.
cer algo. L<1ciln Int( i nlil sabei' qLIé i s, y lanzi) Un principio su-
Toda una parte de la enseñanza de Lacan — que Jo llevó a gestivo, un rasgo preciso deJ joven Lacan psiquiatra: "la natu-
disting(iir entre cl otro»cmejante y el gran Otro, lugar dc J» raleza dcl t r atam iento d e m u estra 11 naturaleza de 1<1 enfer-
palabra — esta apoyada en la experiencia del automatismo medad". Se trata, por lo tanto, de un principiu episleinolí>gi-
ment»J puesto quc allí él esclareció la funció>n gran Otro del
L iscurso, que habla en el interior de la propia identidad.
co notable. >i logramos saber lo que hace de»aparcar
cl deli-
rio, sabremos dc qué sufría ella. De los hechos que Lacan ex-
E» interes»nte observ;lr por cuáles vías L '
'

d '30. pone concluimos que lo qu e 1» curé) no e st» c n e l a c t o


a psiquiatría, llegó BJ psicoanálisis en eJ inicio (Je Jos añns
,

cometido y sí en el castigo inmediato que e» consecuencia de


:u tesis sobiae la psicosis paranoica relacionada con 1» perso- él, Este debería ser entonces cl principio dc su enfermedad. Éi
nalidad es la última gran tesis de la clínica francesa rlásic
i. AI dice: "observo en eJJa el deseo de autopunición. Como el de-
comienzo hay una parte histórica que nos remite a un» biblio- seo de autopunición sc satisfizo, hela curada",
gr ía enorme; la parte central es la monografia "Fl caso Ai- Fue lo que llevó a Lacan al. psicoanálisis. Encontrí> en la
mée", título con el nomL>rc dc la paciente. '.
)c tra ta dc un caso OL1ra de Freud de los anos '20 cl concepto dc supcryó con>o
de deJirio pasional, que tiene como particularidad el pasaje al
' g' u1stancia del mecanismo de aulop u n ición. Y consideró el ca-
»ctodirigidoa Jo l»r
i g(,>ddrl la(.xistencia,a
'

. < travésdepersonajes so dc su p1cicntc como prototipo dc una par»no J» de autopu-


diversos, que termina por afectar a las personas ron dicho 'es
, .

nición, lo opuesto de la reivindicación. l'ue éste su íiltimo in-


s»Je al acto. 1.»can dice qiic tenía treinta casos conu> BqLlél, a-
tento cn la psiqui»trí», Lo importante es la referencia al
ro hizo Ja monografía eligiendo trabajar no con 1» generali- concepto de superyó que implica, en eJ propio análisis, el én-
LJ»d, con el r a sgo c oITlÚn CIC los trclnt a ca»os sino po r e l
fasis dc la divisií)i1 del sujeto: trabaja contra sí mismo, no sien-
contrario, eligió hacerlo trabajanc{o cor) lo particular, con 1o
do una entidad homogénea.
n1 ás p reciso con Sidrl'andO
' 'd ' (]ue tl'1bajalldo i n t ensamente se I-lablar de aLit()punición. es Ja ma)1era sumaria dc c<»piar el
pueden extraer lecciones generales. La lección se perdió com- énfasis de este aspecto: no existe ninguna razón para que el
p Jct1mcntc, pues incl(lso cuando sc intenta hacer una lesis clí- sujeto quiera su propio bien. Creer en esto es ui1 preconccpto
nica, lo que se hace es reunir cierto níímero de casos para en- filosófico y psiquiátrico que muchas veces lleva a los psiquia-
contrar Jas ideas generales, lo que cs un;
1 pena. tras a querer el bien del enfermo. l(especto de eso, es necesa-
Lacan publicó Jos escritos de Ja paciente, en Jos cuales es- rio mantener distancia, evaluar el motivo en el deseo de "te-
tán expresados sus delirios. J a tc»is de L»can fue muy apre-
rapcutizar" a las personas que no lo piden.
cia a en eJ medio surrealista, como miiestran los Brtírulos de
Ls querer imponerles nuestro propio síntoma.
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178 Jnr<tur<-Alnur Mittrr
P<ic<>nuólinin u Í(<i<tuintrln l 79

slcl( rar que il p srcoar1 llisis rlo es una ciencia, crl lo quc tr(.'l1c
segórn Ia resp(resta (castigo o carir1os), lloraba o sonreía, El
toda la razón, ya que sólo encuentra pruebas a su favor, Una
sentido siempre viene del Otro En lugar de la comprensión,
ciencia se caracteriza por Ia posibilidad d«scr talsific1da pro-
L acan postulaba la asin>etría en la c v p «riencia analítica E s
duciendo un hecho quc iría contra su demostración. El psi-
responsabilidad del analista ocupar el lugar del Otro, y el pa-
coanálisis es irrefu.lable — esto divirtió mucho a I.acan- y es
ciente busca el senti Jo dcl sínton1a cn el Otro. No obstante, «l
justamente lo que constituye su debilidad. Nn obstante, da
psicoanalísta no sabe; sc pl1ntea allí una cuestión ética. Deci-
para mucho más. Lacan abordó el pr(>blema dle la psicosis a dir cl sentido dc l síntoma i m p l ica una n eu tralidad, no es «l
partir de la reicctura del caso Schrcber que, lejos de ser un ca-
sc>1tido sino la falta de él k> quc cura el síntoma.
mino oscuro, cs la vía más sólida, más simple, cn cluc sc pue•
1(fe gustaría saber qué sucede en Brasil.
de tratar la cuestié>n.
Queda., sin embargo, la cuestión dc saber si es posible re- P.: Al conocer sus posiciones, quedé agradablemente sor-
cuperar la forclusión del Nombre del Padre e insertarlo en el
prendido. No diría nada llluy d i í c rcntc de la impresión ya ex-
paciente. Fue lo quc intentó Mclanic Kl(.in. presada aquí. Hubo posicion«s que en urr»entido gener al son
Respecto a eso debemos ser pesimistas, pues es cierto que
de gran proxin1idad. Si tuviésemos algo para discutir serían
no tenemos relatos úc tr r t >micntos de '1dultos psicóticos. LI
pequenos puntos referentes a exámenes clínicos, evaluación
propio Lacan,cuando le preguntaron por qué no había ido
de los síntomas, lidiar con cl paciente... o s("a, háL>i tos diferen-
más aiíá de sir esclÍ Í(rcle 1959 sobr« la pslcosís, respondió q(re
tes y no antinomias.
no tenía experiencia suficiente sobre el terna, Y como insistie-
Mc llamó poderosan1«ntc la atcnci(>n la forma de valorizar
ron, agregó: "sí, puúe tratar a algunos psicóticos, pero no sé
algunas distinciones, como por ejemplo que el histérico cuen-
cómo lo hi.ce".
ta quc tiene alucinaciones y cl psicótico no. Nuestros puntos
Lsta lección de humildad debe scr «l corolario d«nuestra
de vista son en este aspecto divergentes. frecuentemente el
conversación sobre psicoanálisis y psiquiatría.
histérico tendría un modo particular de contarnos sus aluci-
naciones, pero el psicótico también nos contaría que las tiene,
pero exponiéndolo úe otra manera. Cn'o que se trata más dc
Debate
un pequeño detalle que no debe ser transformado en una di-
fer«ncia l'ad(cal. No mc guiaría por cl ejemplo. Las divergen-
P.: Esta pregunta es para que se esclarezca un punto de»u
cias son pequeñas y los puntos de referencia, los esquemas
exposición, E» sobre la comprensión, Podríarll(>s pensar que
global«s, parecen muy pn>ximos.
comprender sería el intento de reconstituir el níícleo del pa-
cicr1tc. Si ur>irllos esta corlccpción con su crítrca al concepto de J,-A.M.: l <s un punto esencial en el iiiagnósticn difcrcncial.
ahrcinación (percepción no falsa, que corresponde a un rea]
I a distinción para Lacan recae en la creencia: la histérica no
para el paciente), ¹no estaríamos aproximan
do las dos con-
cree nunca «n Ias voces. I.'.I psicótico tiene una ceri>eza r(.spcc-
cepciones?
to de eso. Si tuviérarnos tiempo, podríamos discutir y habajar
un caso a partir del material dcl discurso. Lo que usted llama
J.-A.M,: Lacan ahí es muy c]aro. La relación de compren-
un detalle es una cuestión fundamental.
sión es reversible. No hay comprensión, lo quc hay cs el ejem.
plo de los dos pequenos: al no entender interrogaba al otro y, Pl Tomo un detalle de lo que fue dicho. Usted distinguió
180 fncqttes-Alaiu Atiltrr Piiaonnrfti<ic ti pisrtuiatt'kt I H l

Ia demanda hacia el psiquiatra y hacia el psicoanalista, La di- J.-A.M„No se le pide al paciente que sea lacaniano. A ve-
rigida al psiquiatra sería social y la dirigida al psicoanalista ces se les pide eso a los analistas, si fuese de buen grado, Una
sería la demanda propiamente dicha. Lo entiendo y hasta vez Lacan encontró en Snittte-Atttte un caso de psicosis en el
concuerdo coneso.Sin embargo, en la medida en que ese in- que el sujeto sufría de "palabras impuestas". El caso se traba-
dividuo trae en sí, se constituye, recibe sentido, ¹podría ser jó bajo ese aspecto — enfatizado por el paciente- y por eso lo
entendido como social? Percibo la diferencia, pero si el psi- designó "psicosis 1acaniana".
quiatra se volviese asistente social, ¹cuál sería la función so- Lo socia1 en «I psicoanálisis es si tí g>ét
trris. Laca n llamó "Es-
cial del psicoanálisis? cuela" a la asociación de analistas, poniendo énfasis en 1a en-
señanza, aunque él nunca aprobo que hubiese un <fi üploma
J.-A.M.: Existe lo social en el psicoanálisis, pero de manera universitario o una prod u ctiv idad social inmediata. En la Fs-
particular, l..a experiencia constituye un lazo social particular, cuela la enseñanza no era obligatoria.
una relación inédita. Por otro lado, los analistas tienen intereses sociales, no son
La psicp>iatrí > es un asunto de Estado, la del paciente en su parásitos sociales. Promueven el avance del psicoanálisis pa-
vínculo social. Por ejemp1o, en Ia Unión Soviética, la psiquia- ra protegerse de los efectos devastadores del discurso de la
tría no fue prohibida, como sí lo fue el psicoanálisis. La rela- ciencia, intentando r esponder a la s c u estiones del d i s curso
ción con el poder del Fstado no es la misma para las dos dis- contemporáneo, El psicoanalista no puede quejarse de 1a ex-
ciplinas. traterritorialidad.

P.: Me gustaría escuchar su opinión sobre las innovaciones San Pablo


clínicas introducidas por el esquizoanálisis. 21-10-81

/.-A.M.: Es la teoría introducida en Francia por l3e1euze y Trtt<t<tcct<5t t: Mnrtt ta Rt.'cttlde


Guattari; eso cayó cn el olviclo. Hay lectores de ese libro, pe-
I

10 como pr íctic s es totalmente desconocida. Observación cu-


riosa: se escuchan más declaraciones edípicas entre los lecto-
res del libro,

P.: Usted dijo que una de las diferencias entre psiquiatría y


psicoanálisis consiste en que en los dos casos hay demandas
diferentes, que la demanda psiquiátrica es social y que el pa-
ciente analítico es analizador, él nusmo hace la clínica. ¹No se
trata de una trampa? ¹Los dos saben y practican el mismo juc~
go? ¹No se tratará de una trampa para decir que la demanda
psicoanalítica no es social, para negar. que el psicoanálisis no
es una institución? ¹Su verdadera función social es su posi-
ción frente al deseo, especialmente Ins pacientes 1acanianos7
San PaE~1<r,1983
RíndeJaneiro,1985
PSICOANÁLISIS Y LÓGICA

Estoy hny aquípara escuchar más que para hablar: voy a


tornar notas. Debo introducir la pregunta del profesor New-
ton da Costa.
El títuln "Psicoanálisis y lógica" es mucho más áridn, a pri-
mera vista, que el de "Síntoma y fantasma", pues ocurren co-
sas extr<añas en el campo de la lógica, especialmente cuando
no se cierra la puerta a las singularidades. Acepté este título
pnr la presencii del profesor Newtnn. da Costa, un nombre de
gran peso. ¹Será él un nuevn Newton?
I.l trató de darle credibilidad lógica a la contradicción, ale-
nuar la inconsistencia de la lógica matemática con la paracon-
sistencia. En lugar de cerrar la puerta de la lógica matemática
a la inconsistencia, trató de domesticar al monstruo y poner-
lo a trabajar mientras fuera él quien hiciese el trabajo. Creo
que lo hizo en contra de la comunidad de los lógicos materná-
ticos y, de este modo, debe haber empleado mucha fuerza y
energía para perseverar en ese camino.
Eso me conmueve profundamente, pues cuandn iíínera
estudiante di una conferencia en el seminario del doctor La-
can cnn la presencia de trescientas personas. Había. leído un
libro de Frege, ln cual no era ni es muy comíín en Francia, El
libro se refiere a. los fundamentos de la aritmética e intenta
producir, a partir de conceptos lógicos, la sucesión de lns nCí-
meros enterns cuya secuencia es' 0, 1, 2, 3...
Hice, con mucho cnraje, una lectura lacaniana de su obra,
io cual no fue bien recibido por mis profesores de filosofía de
la época; fue incluso un escándalo. Me interesó el hecho de
>r
l'src<rniráiist<ri lóq~rcn i87
l«h Jrrc<tiir'<.-Alnirr <Vii(l~

quc Frege esté en el origen de la filosnlía de la l<)gica mateiná- I stá claro que adnlitir esos microbios debilita las l<ígicas y
tica moderna y de la propia práctica de esa lógica. Frege tuvo — podríamos decir — las hace menos poderosas De este modo
grall importancia para llcrtrand lk<lssell, siendo íncluso muy parecen menos poderosas quc las matemáticas, por ejemplo,
respetado poi él. Sin e<nbargo, desgraciadamente, le tenía más necesarias para otros caxnpos de actividadesy para otras
prepDrada u<l<l cállala p IS'IJa: en el ÍllSt lnte erl clue 'Ip;lreeió el drscrplrnas, y pafticL) larnlollte esencral para cl psicoallálisís,
segundo capítulo cle la obra fLLndamental de Frege, Russell Voy a tratar de hacerles percibir eso.
encontro SLI f «)liosa p'lradoja y se l') envío cn. Lull pc<]u< )la Es necesario un pu ilto de vista l<)gico para que se perciba
carta, de apenas una hoja, que le el sujeto del inconsciente, expresión de términos aparente-
impidióterminar su monu-
lllciltal tiabalo. Era algo illi n i n lo, Ll)la nildil, con<o ui'i laps<is nlente COntradiCtOriOS; existe Lin Sujeto del inConSCiente? En
de la teoría, pero fue suficiente para hacer vacilar toda la am- psicoanálisis llama~os sujeto al término que designa aquello
plitLid del saber elaborado por t-rcge. Por otro lado es intcrc- a lo <]Lic apLlntarllos con nL<estro tI'lbiljo y nO a Llfl hnmbre,
sante la respuesta de Frege a l<ussell, pues admite la peqL)erla una persona, un individuo o seres que — agrupados — ocupan
paradoja y, con mucha digil id ild, dice que va a intentar com- un determinado espacio y son un determinado níirnero de
poner su sistema. personas. No se trata de la individualidad del cuerpo vivien-
rege, eil sus F<iir<Arruerrt<)sde ía arílr)iéíica, hace funcionar t< con sus cualidades y defectos en el sentido l<ígico, tampoco
un elemento no idéntico a sí mismo — la idea de no identidad- de sus almas, o del indiv i duo a través del cuerpo, o- c omo en
plrl po d e i p r o d u c ir el prin ler objeto de su construcción arit- Ia filosofía idealis/a- del sujeto dc la representación, o inchiso
rnética, es decir, el propio concepto dc cero, loO que el de. 1« comunicación, de la intoxmación.
que ilo
llO hay Io
1<1yr
quc no existe. Lo que no hay, dc todos modos, es susceptible Sólo operamos a partir cle lo que Freud llanló asociación li-
bre, la invitaciíln hecha a una persona para que diga todo lo
d e ser simb oI Izado ta n s usceptible clue de <11lí se
toda la si.icesión de los números,
de«p)elide quc solepase por lacabeza, C onstatamos, de manera general,
Eso me parecía tundarnental pira cnteilcl<.J''11 SLijeto del quc eso no cs posible en lópca matcnlática, pues, cuando pe-
dimos a las personas que d<g«i.) lo <.ILle lcs pasa por Ia cabeza
psicoanálisis, cl sujeto barrado, i:al como lo escribe
i l L a c a n „q
funciona sin estar allí, Dc esta forma se pu<'.de eiltcnder como
ue no hacen literatura, ni lógica, ni iingi iística: dicen necedades,
puedeoperar lo queno existe. Podríamos pensar que estarnos tonterías, bivialidades y, muchas veces, tienden a hablar del
papi y de la manlá.
cn cl nivel mlstico, pues los lógicos tienen, al r<)ntrario de lo
que se piensa, mucha relación con los místicos.Para trabajar Esto nos da Lula cier ta idea no muy alen.tadora de la. huma-
csO erl AuCStr<) cpOC"i CS ilCC<Satia la l<)giC«matemátiCa. MiS nidad, Si cl sujeto comienza a h lblar un poquito más poética-
pn>pios profeSOreS de filOSofía eStaban atónitoS perO de nin- rnente, el analista lo fuerza a volver al dicho anterior. Incluso
gíin )nodo eso me descorazon<), tenía para apoyarrnc «l doc- ]o import<lnte es la asociaci<ín l)brc que pernlite descubrir que
ior í acan. Por lo tanto, continué leyendo lógica matemática y ella misma no es libre en absoluto. Por el contrario, está res-
comencé a percibir, tal vez un poco tarde, que cl lógico que yo h ingida, Se deSarrOlla a partir Cle CiertOS Ilx)OIQ<l« eSCOndidOS
estaba esperando vivía exactamente en 13rasil, aquel que lle- cn el sujeto y el fantasma cs el axioma tLi ndaxeenta,
vaba hasta el londo las paradojas de la ló)gica esforzándose Entonces, q ué esel material analítico? Es la cadena signi-
por Inodificarlas al punto de ajustarJas a la lógica clásica y ficante con su sujeto y nada más, ¹Quién es ese sujeto? IUo lo
dando un lug<lr civtl a esos fenómenos -hasta podría dcwirse- conocemos coln<) podría hacerlo un psicólogo, no tenenlosla
para legalizarlos. más mínima idea de sus talentos, sus posibilidades, su memo-
ria, su tolerancia al cansancio; no oper<lmos con niraguna de preciso tcl)er en rnenk' ')lgo que no tlcnc relación con el mun-
estas medidas. No sabemos siquiera. si es o no inteligente. Di- do: (~ preciso confiar en el significante. En el sentido úe La-
cen que la inteligencia es una facultad anh)lal y el doctor La- can, la fé)rmula de Newk)n es el cobmo del estatuto úcl sujeto
can agrega que no es algo para ser. abordado por el psicoana- por no tener ninguna referencia a Ia experiencia humana, es
lisis sino, tal vez, una forma de conocer la capacidad nluscular puramente significante.
dcI ll)dividuo. Es posib/e escuchar durante mucho tiempo a Lso quierc decir que el sujeto del psicoanélisis, aquel que
un sujeto en análisis, sin saber de qué es capaz afuera, en el Freud tomó en serio, constituyó y creó) al inventar el psicoa-
mundo. Existera personas brillantes en la vida social que se nálisis, sería impensable sin el estatuto científico, sin una se-
presentan como nulas en cl diván, al punto de sorprender al paracié)n de la experiencia sensible. E1 sujeto del psicoanalLsis
analista cuando conoce la vida social de esa persona. En cuan- no ('.s el sujeto patológico en cl sentido de Kai)t, no está liga-
to a esto, la práctica de la asociación liLare cs extrernadamente do a la experiencia sensible, ni a Ia afcctividad; es un sujeto
democrática, incluso igualitaria. que puede ser llamado matemático.
Tengo un amigo que cslógico,cuyo nombre no vr)ya men- El primer obstáculo para que pueda admitirse que hay una
cionar, y que vive en los Esta(los Unidos. )vle contaba cuán in- relacié)n entre lógica y psicoarlálisis es l < a frase de Freud: "L I
soportable Ic resultaba la expansión dcl psicoanálisis cn una i nconsciente no conoce la co n t radicción". L o i l u s tr ó con I a
determinada epoca y me decía: "Usted sabe, hasta las secreta- anécdota del caldero agujereado, que permite al sujeto res-
rias se analizan". No tenía Ia menor idea de que la secretaria ponder: "En primer lugar usted no me prestó el caldero, en
en la experiencia analítica pudiera ser mucho más interesante segundo lugar ya lo devolví y, cn tercer lugar, ya estaba agu-
que él. jereado". Si Ias tres fórmulas nos hacen reír cs porque son in-
Se los cuento como una anécdota, pero es necesario tomar- compahbles, inconsistentes. Sin embargo, existe una relación
la seriamente, pues el sujeto del psicoanálisis esté total)llente entre el inconsciente y la inconsistencia que puede aL)reviarse
desligado de I;) relación del hombre con el mundo. Para que con la fór'l1)ui<a ICS.
el psicoan<élisis sea posible es preciso que haya una separa- Pero, ¹eso querrá decir (Iu( el principio de contradiccié)n se
c ión de 11 experiencia hu m ana, contrariamente a l o q u e se e ncuentra suspendido en c l i n c ()nscientc? Mejor sería decir
piensa. que a través dc eso y de las ditcrcntes interprctaciones posi-
Al doctor Lacan Ic gustaba dar eJ cjc)nplr) de la gravedad, bles de Ia lnisma forlllacr()rl del inconsciente el sujeto del psi-
que no corresponde anada sensibleen la experiencia huma- coanálisis esté dividido, no esté hecho de un solo bloque, de
na; supone una acción a distancia de las enormes y minííscu- tal forma que puede aparecer ora aquí, ora allá, al mismo
las masas, Io que parecía impos
ible de ser con)prendido por tiempo en dos lugares, en niilguno de ellos, o cn ocasiones en
los contemporáneos, los cartesianos, que creían que est'iban todos Ios lugares. Y también ése es el valor del $ de I.acan, el
volvi end al ocultismo y a la magia. $ estáen lugar de la fórmula S= S, sujeto no idéntico a sí mis-
La pregunta es: cómo sabe un astro y calcula su distancia mo, que no aparece dos veces en el mismo lugar. Hegel ya ha-
de los otros astros. ¹I~ c u erpos celestes conocen Ia fórmula bía hecho alusiórl <1 la posibilidad dc escribir dos veces el nlls-
de Newto)), sólo posible en el campo de la ciencia? Que supo- mo simbolo, ¹Pero serLa el mismo, cuando se escribe dos
ne que yano nos ocupamos sólo dc lo que vemos y sentirnos, veces? Existe una parte interesante de su Ciencin de ln lógicn
como en la física de Aristóteles donde las cosas caen como Ia con respecto a esto. Nosotros decimos: "Es igual", y estamos
lluvia y suben como el humo. Para aceptar que todo cae es esperando algo nuevo, algo sorprendente, pero encontramos
190 la<q«es-Ai«in iVtiiler
r<iicnnn<iiisis ii IA~i<w 191

al mismo S cle1 otl-o lado, Eso no ea muy honesto,! o ííni c<r in-
Uno y no es PI Uno. De este m<rdo, cl Otro de Lacan no cs sim-
tereaante que podríamOS deCil' eS que S cS igual a T y tendría-
plemente el otro dcl Uno, es el Otro cn rela.ción a sí mismo.
mos así algo nuevo.
,Pura retórica? Río, de ningún m o do, pues existe aHi el fenó-
En el pSicoanáliSiS el Sujetu no eS identiCO a Sí lnismO pOr-
meno lógiCO que Russd>l escribió en su carta. a Flvge y que eS-
que si existe un concepto q<le ha sido banalizado es el de
tá estrictanlcnte construido y eatructurad o comO ConjuntO de
identifiCaCión. Un sujetO CapaZ de identifiC lí'SC a otla COSa nO
todos los conjuntos que n.o se contienen a si mismos.
tiene identidad. Y de este modo cl concepto imp l i ca ilue hay
Tal paradoja puede describirsc y explicarse fácilmente, in-
una falla de identidad. Ln el psicoanálisis p»den>os sofocar con
cluso un nirío de cinco aíéos puede entenderlo — se lo expliqué
COmpletar eSa falta, perO es impOSible pueS es cOnStitutiVa del
a mi bija cuando tenía csa edad y obtu.ve (rptirnos resultados,
suj( to dcl significante, apenasrepresentaiio p<Ir el significan-
Cs nluy buenií en rnatenlátlcaS-. Biísta e'.Icf ib<l la dctillici(Ul de
te, sin valor en sí mismo; sólo vale cn la relación con otros sig-
un conjunto que no esté contenidO en Si ínisrno. Palia abreviar,
nificantes, l'or lo tanto, a nivel de la cadena signi licante, el su-
A Sería la caractcrístiCa de rrO contcnerSe a Sí miamO, pnr ejem-
jeto jamás encuentr >su identidad.,
plo, l(ís catálogos de libros que no contienen sus propios títu-
UI sLljet<1 no es una sustaltcia en el sentid<r fíl(ísófico del tér-
mino. í O COlníln entre loS dOS térlríinOS es algO que eStá su-
los.Damos una ojeada y cuando el catálogo
se presen ta sin su
pr'opio título lo apartan1os diciendo que él tiene la propiedad
puestamente abajo, algo que se encuentra abajo y sustenta
A. ¹Se entiende. En general nos volvi'mos menos ir>te! igentes
predicados y cualidades, pues Aristóteles fue mal cornplcndi-
después de los cinco alios, de todos modos tengo la impresión
óO. E1 Sujetu nO eS lo miSlnO que "<lliSf r ", palabra q(íe 1OSlati-
de que estO CS Silnple. NO Se preOCupen, la inteligenCia nO lo
nos, lnás tarde, traducirán congo sustancia. Y < n realidad, el
es t<ldo cn la vida, es apenas una facultad animal.
sujeto cs producido p(>r el discurso, muy diferente al indivi-
Cuando un ('onjunto tiene la propiedad A üo es elemento
duo cuyo funil amento es el cuerpo viviente con identidad nu-
cle sí lnismo, así el ciatál.ogo c((yo títuk) no está en su conteni-
méléICa. Ll primero es el efecto que se prOduCC Cn el cuerpO vi-
do llo es elernent(r áe Sí miSnlo. ES un ejernplO típiCO. gSe en-
vi('n te en t <ntO que h a bl í y n í d a ti e n e ( l re v c l C O n l a
tiende?
concienciiu es una etapa dcl fu ncionamiento dol significante,
Vamos a penSat ahOra en lln COnjuntO eSpeCíflCO. Fi COn.-
eí1 el sentido tradicional del téí'<nino "sujeto".
juntO n) es el nOrnbr<e de un determinadO CatélOgo cuya plO-
Justaínente allí, Lacan se dCmueatra más despiertO. Llaman-
piedad partiCular CS la Siguiente: un. Conjunto n<r furn1a parte
do a ese efecto "sujeto" ilnpide, por medio de su propia lengua,
de Sí miSmO y pOr COnSiguicnte perteneCe a Ia categoría al'ri-
que el térrninO Se vaCíe y hace que aun sin entender,, 1OSlacania-
ba citada, entonces vamos a escr ibir su título en el conjunto y,
nos, llevados por el lenguaje de l acan., se hayaís acostumbrado
si no l(rrma parte dc Sí lnisínO, forma parte de (a
a llamarlo de ese modo, permitiéndose olvidar totaln1ente al
Esto fue SufiCiente para deSmOronar tOdO el n~OvilnientO
viejo Sujeto de la filosOfía. Pero, eS necesario trabajar COneSe Su-
<3e Frege. ¡Apenas dos líneas! Después, podemos preguntar
jeto no idéntico a sí mismo. Y eSO aíln nO eS tOdo.
qué haCer con un cnnj íínto que no f<rrma parte de Sí mismo.
De m a neí a correla I i va, ¹Cl COnjunto dc IOSSignifiCantes re-
Tendrá q(íe fOrmar p 1rte (ie Sí rniSmO; lo que también funciO-
presenta un tOdO?¹Puede Ser penaadn COmo un Círdig(>? NO
na del lado in v erso. Es el modo l n 'ís económico, una puerta
puedo describir aquí t()das las etapas de la demostracion óe
de entrada al reino de l a l ó gica matemática, y decirlo no es
Ia tesis de Lacan pero, en síntesis, el conjunto de los signifi-
una paradoja, En, la base de la lógica existe, según la expre-
cantes no forma el Uno y por eso Lacan lo llama Otro; no es
sión Je l acan, un nudo de paradoja.
¹Dónde está cl error que nos dn ln contradicción? ¹En qué dcl saber inconsciente EJlí no se encaja, no puede ser situado
nos equivocamos al escribir estas tres líneas? No existe unn en esa relación. Por otro lado, podernos constatar que ni si-
sola respuesta sino varias y, por eso no existe unn sola teoría quiera n partir dc todos los seres podernos formar un todo. En
de los conjuntos sino varias. Para curar al monstruo, Bertrand la especie humana hay una buena ventaja que resiste a la for-
Russcll se rompió ln cabeza durante casi diez años inventan- maci6n del todo, exactamente atribuida a las mujr res, motivo
do cuatro o cinco teorías al respecto. por el cual Lacan estructuró ia sexualidad femenina basándo-
l.lay varios axiomas de ln teoría dc los conjuntos, de acuer- se cn este hecho: no existe un ejército de mujeres, Lrn la mito-
do con el método adoptad(> como tentativa de curar ln herida. logía fue concebido uno, llamado "las amazonas", y para in-
Por ejemplo, po(lomos decir quc no t od a d c fu>ición pernEite gresar cn él c m n c ccsario cortarse los senos, realizar la
construir el conjunto, Mientras tanto, en general, unn cláusu- castración en el cuerpo para formar el todo, haciéndolas pa-
la puede pernEitir dividirlo. Dividamos a lns personas: las quc snr parn el lado hombre.
nacieron antes de 1945 y las que nacieron después. Es una Pero, La mujer, el todo de las mujeres, no existe; y Lacan
propiedad que p e r m ite construir do s clases pero, aparente- forrnul6 eso de manera bastante pnrad6jica. Basado en esa ló-
mente, hny otras quc no corrcspnnd(n n conjuntos de este ti- gica, dijo que La mujer no existe y sí lns mujeres. Fs preciso
po. ktn cs una de las n>aneras de abordar el problema, res- abordarlas una por una, siendo cso lo que hace que el ideal de
tringiendo las cláirsulas quc permiten producir un conjunto o ln mujer se encuentre en el coraz6n del problema analítico, en
drstrnguieIEdo dos tipos de colEjilnk>s. ln médula del problema Jcl ser,
I.os conjuntos quc sc comportan bien pueden tigurnr n in No voy n entrar en la cuestión de ln función y la variable,
izquierda o a la derecha de este sínEbolo y a los quc llamarnos que ie debemos a l'rege. Sólo voy n decir quc ia distinción en-
"rE>nlcrindos", que sólo pueden figurnr a l<1 derecha, p<@le(11os tre variable y función nos da el estatuto rnodcm o dc l scr, di-
hacerlosformar parte como elenEentos, aunque no pueden co- ferente al de laantigüedad.
Un lógico americano, Quíne, dice
mo tales forITlrar' parte dc otro; no pueden, en ese sentido, cso dc manera muy bonita, como lo diría un griego: "Ser cs
constituir un conjunto. Fue lo que nos mostré> la teoría de los ser el valor de un a v a riable". Es una de esas frases que po-
conjuntos: no existe unn única solucié>n verdadera. Es más drínmos atribuir n I-Ieráclito o a Varménidcs. I.ncnn lo llevó al
que un "lnpsus" de la teoría, pues no se intentó producir la re- extremo de lo serio. Y Nevó ton da Costa lo tiene muy en cuen.-
fracción de ln teoría de los conjuntos y en psicoaIEál isis, cl con- ta. He aquí nl sujeto del psicoanálisis: "ser e] valor. dc uIEn va-
junto de todos los significantes tiene ln estructura de (n, lo riable", una variable ligada al cuantificador. La cuestión es sa-
cllnl produce un efecto muy especial sobre el sujeto. Vamos a ber de qué función es la v ariable. El psicoannlisis dn ln
disenar la deconstrucción circunscribiendo el conjunto (r> y su- respuesta: es la variable de la función fálica; sólo así podemos
poniendo introducir el tiempo en la equivalencia escrita ante- explicar las paradojas encontradas en Freud. Voy n detenerme
riormente, a la cual (i> pertenece o no como elemento de sí aquí Ya tenemos una idea general de esa función, aunque to-
mismo. Si introducimos el tiempo, el elemento (r> for'111n pr1Ite dnvía queda mucho por hacer con respecto n esta paradoja.
de ese conjunto, o no. Así se comporta el sujeto de la cadena
significante, oscila cn unn posición dc v Eivén y sc prcscntn co-
mo e1 sujeto del lapsus, apareciendo inesperadanEelEte; antes
y después di cse moIEEcnto exacto no está allí, Esc compor ta-
nuento nos pernute tornar lógico al sujeto del lnpsus, pues el
194 Jrrcrtrres-tlt<rrrrtrrtrttcr
Psi<vnrrrttiSiS ri t<tgie<r 1'rS

Dellate
sibilidad, como, por ejemplo, ocurrió hace veinticinco arcos
j.-A,M.: Yo diría que el problema articulado por e! profesor con a l gimos precursores,
Newton da Costa produjo un. sistema que es una contradic- Algunos lógicos, como Quine, no reciben con agrado la lo-
ción t >n evidente conro la que existe en la paradoja de l(usseLL, gica paraconsistente, no admiten la lógica ncocl<ésica, l'ero las
una equivalencia entre dos fórmulas, una de las cuales es ne- fuerz<ls cambian Iel'rta.mente. Hov en la Ur l i ón S oviética, cn
gaciíln de la otra, Un SiStema cl.onde eso Se produce, segíín la Polonia, en los Estados Unidos, en Francia, hay mucha g ente
fórmula clésica, es un sistema infectado, dentro del cual todo estudiando y dedicárrdose a la lógica paraconsisten.te. Tengo
ptlede ser demostrado: t(%lo es lo contrario de todo. Ko es una concepción historicista dc la cien.cia; la lógica paraconsis-
muy íltil y el profesor dijo que era una trivialidad del sistema tente existirá como u n á r ea d e l a r n a ternática donde h abrá
tratar de aplicar fórmulas contradictorias. Vara aceptar for- personas que se dediquen a su desarrollo. BLa e»corrtró re-
mas contradictorias es necesario distinguir niveles donde Cientemente las primeraS apliCaCiOneS en la teoría de la com-
put'1ción. Ptle nnly b u enO que eSto OCufrlela, l'n eSpeCkal,I<r
puedan producirse las contradicciones, pero donde puedan
talnbién ser corrstruidas ciertas barreras, las rnilrallas del sig- aparición de otra equivalente a la paraconsistente. Fue algo
nificante, que impiden la infección que se extiende pero que lrliIV llrlpnt'tanto en lnl VíCl.a,
admiten al mismo tiempo la validez de seres contradictnriós, Hago una observación: mis trabajos en. lógica no están to-
l'odemos distinguir aún varios tipos de relación. dos en el campo de la lógica paraconsisten.te, también hc ela-
La cuestión es la fuerza de esas lógicas que pueden ser borado ternas con otros modelos. Tengo la certeza de que es-
consideradas tantrl más generales que las clásicas, teniendo a tamos llevando la lógica paraconsistente hacia el universo de
éstas como rrn caso parhcular, como —al mismo tiempo — todo la lógica clásica, pues quien estudia la clásica está entrando,
el precio a pagar por las generalidades puede convertirse cn sin saberlo, en la paraconsistente. Aquélla es iln caso particu-
una flaqueza. lar de algunas de las lógicas paraconsistentes,
El hecho es que el estudio de las lógica.s par aconsistentes, Hay una pregunta eSpecífica: una lógica úe ese tipO a qué
material se aplicaría, La lógica intuicionista estudia las regu-
que se está desarrollando hoy, especialmente en América lati-
n a pero correl<rtivanrente en Lrstados Un i dos y e n l ' o l o n i a, laridades, las relatividades de la matemática inluicionista; en
continua siendo un estudio m i n o r i t ario dentro de las lógicas pocas palabras, ¹a qué se aplicaría? ¹Habría necesidacl de más
matemáticas,sin que esto sea un argumento en su contra, iie un<r lóglea?
Antes del debate, mc gustaría que el profesor Uewton da
Costa nos hable úe sus relaciorles con los otros lógicos. e Có- J.-A.M..' 1 acan se preocupó nrucho con la lógica en estos
mo reciben sus i»vcstigaciones? térrninOs, él la conocía y le parecio muy irnpOrtante COnOCer
irn sistema cn el. que la dOble negación no fuese neCeSaria-
Nntrhlu da COSfa.Cua~du Cntneneé a trabajar Ia lngiCa pa- mente una afirmación. TOdOSSaben qrre en el lenguaje Comíln
raconsistente me invitaron a hablar en una clase en la Lrníver- nO eS lO mismo de -ir sí que no deCir nO. Hay un ejemplo muy
conocido: el nivel para formalizar fenómenos semánticos im-
sidad de San Pablo, pero al mencionar cl titulo de mi confe-
rencia me impid ierOn comenzar, TiempO despuéS, entré COrno plica algo difen nte d.e la lógica clásica, a fin de dar respuesta
a la retórica. No son sólo los dichos los que requieren ser for-
profeSOr titu4r. Al prinCipiO encontré muCha resistencia, ab-
solutamente terrible, sin ningíln lógico que admitiese esa po- rnalizados, no se trata dc cambiar La lógica por la lengua co-
míln, se trata también, para Lacan, de formalizar la estructu-
196 jn rquei-Alnin Millrr l>cia,ei5rr5lisistl h5giu 1 )7

ra de la sexualidad masculina y femenina. De este Inodo, for- diera decir lo quc es posible porque hay imprL!vistos quc son
malizar dónde se coloca el sujeto frente a la posición fálica, variables ontológicas, semejantes a compromisos ontológicos
posibilitando dos maneras dc inscribirsc como variable cn es- quc «xisten solamente cuando l a c l asificación está sujeta al
ta función. contexto del sistema lógico, Eso, sin embargo, es como un di-
Lacan partió de la definición -cntrc otras — de la arquitcc- cho BUcvo, co!YLO la cxpfesi()n ITLod»rna del sentido d»l scr, a
tur1 de las neurosis y d e l a s p sicosis. Dijo cómo Ut i l izar la 1a cual podríamos no adherir si no fucsc c1 cambio lo quc nos
LTLisIYLa Iclcil, cl illi s l no C;1lTUI1o dcl sujeto quc sc ins ci'ta coIYLO impide retornar al sentido antiguo dr I scr, y también a otros
variable en la función fálica, no sólo para diferenciar la sexua- sentidos de la época dc la ciencia, en que "ser" significa aque-
lidad sino tal))bién para diferenciar las estructuras clínicas, lo llo que existe, en que las computadoras cambian para propo-
que la lógica permite. Para formalizar mejor Ias posiciones ner cl desarrollo de la nación, »poca cn que el sentido nuevo
histérica, obscsiva, psicótica, perversa... fóbica... podría intro- del ser es ser variable de algun<1 función, es ser verdadera-
ducirse una nueva función lógica, o un nuevo modelo para lnente variabl«, En psicoanálisis, el estatL5t() moderno, dificilí-
clasificar de acuerdo con lo s l o g icos clásicos, influencia ex- simo, es el sentido nuevo del estatuto del ser y, desde la épo-
traordinaria de l a clasificació)n Lle la li)gica matemática mo- ca d» Freud, el analista recubr» cl nuevo estatuto de sujeto del
derna. 'Ioúo eso puede estudiarse en conjunto. En la misma ten- ser en la función ser la variable, tener función y valor de va-
Lativ5a
d»l fund1dor del principio, Frcgc, fue muy divertido riable, que Lacan recorta en el análisis.
formalizar la lengua en la biblioteca de la Lscuela Normal Su-
p crii)r. New ton d a C o sta for in alizó cl fLU1cionamicnto dc k ) I". Segun Octave Mannoni el ob]etivo de la ciencia cs la
que se llama sujeto creativo en actividad maternátic1, a partir lucha contra la ignorancia. El trabajo analítico, por ser una lu-
dcl desairollo de los números reales. l-lasta qii» un lógico, cha contra la resistencia, impide situar el psicoanálisis en el
Kreisel, lector de los textos de Lacan, formalizó el sujeto crea- campo dc la ciencia.
dor, cn los años '60, con ese tipo de r«fl»xión. Scgur;imente
Kreisel no tiene mucho que ver. con la pai'aconsistencia, sin j.-A,M.; Mo sc trata dc situar el psicoanálisis en el campo
en)balgo li( ne »ll sLI I»f lexl()n Un cail1lno comLin qL1» podiia dc la ciencia. L.',1 psicoanálisis no sería posible sin la emergen-
Hevar a un lugar más amplio, a las conexiones entre lógica, cia previa del campo de la ciencia y de la posición científica,
biología y psicoanálisis. la cual permite la diferencia con las supuestas evidencias sen-
sibles de la experiencia humana. Lacan lúzo declaraciones
N»i»ti)ii da Costli: Sólo una observación. Mc gusta «1 dicho provocativas, tales como. "El sujeto del psicoanálisis es el
de Quine en el que trabaja con la lengua: "Ser es ser el valor Inismo que el de la ciencia. el sujeto cartcsiano". Un sujeto
d» Liila vaiiilblc en li n g i i aje . l 'o r o t lx) lado, es 10 nlisiTIL) quc puntual y evancscentc. No se trata dc decir que cl psicoanáli-
decir: "Ser es ser el valor de una variable en un deternunado sis es una ciencia, sino de una dialéctica con la ciencia.
número, cn un d e t e rm i n ado lc il gUalL! Con L)n 5 d»tel'!1)lnada
lógica". P: Con respecto a la formalización en psicoanálisis, ¹pilede
quedar algo excluido cor)1o es propio del discurso analítico?
f;A.M.. Es necesario indicar un1 variable f)ente al proble-
ma n frente a un dato dcl p r oblema qu«. no indique una ten- N»ii>ti)5! da CL)sta: Naturalmente hay d i f e rentes forn1aliza-
dencia y por el cual, en el aprieto, en vez de un camino, se pu- ciones de La lógica y éstas son más precisas, más rigurosas de
198 Ja<rirr<'!-Alain Mitler P<rr«air<ítiaia<i l<lgira 1<)<i

aCuerdO COn Su realidad. PerO SOlalEEeIEt«!el analiSta en Su j.-A.Af.: L1C111«lediCó u» Seminario «.»tufo <1 la llEguStla i<E
práctica, en su actividad cotidiana podrá responder con la ex- consideraba aparte de los otros atectos, En cuaIEto a la angus-
perieIECia Si SieIEIprequería algO eXCluid<>, l,a lógiCa intent1 tia propiamente dicha está siempre bien ubicada; la «ngustia
al máximo decir todo sobre determhEado tema. l,a form1liza- es loque no engana cuando se produce. El mismo Freud, dis-
CIÓIE,pasa pf ÍCtiCalrtelEte pol' t()dO 1O «file eS esel lrial. ) n llsic'l tingue ese afecto dándole un estatuto especiai.
las formalizaciones captalE absolutamente todo lo que se dice. La semiótica no separa la sintaxis de la semántica, Me gus-
taría saber, por «I prolesor Newton, si desde el punto de vista
p: ¹Y el sujeto de la emoción? lógico eso es posible; si podemos hacer tal comparación. Ade-
más, ¹el inconsciente tiene un estatuto lógico? O yendo más le-
J.-A. M„Es verdad que tenernos emociones, no se puede jos, ¹el inconsciente podría ser una lógica? ¹Y cómo es la rela-
negan ¹CómO dejarse guiar en la experie<nCia ancdítiCa por las cion «ntre ia lógica del siglEífícante y la del fantEsma? ¹Existe
emoci'ones? Tws emociones entran en la experiencia <Enalítica relación entre ellas? Y otra pregunta: quisiera que usted habla-
en la. IEu.'dida en que son habladas. l'uedcn ser senales, están se con respecto a la psicopatología, una Je las posibilidades
incluso codificadas y a veces signific<Entizadas. Fn la historia que tiene la teoría de pensar la perversión, la neurosis y sus di-
de las ideas, en cierta epoca estuvo cie nEoda llorar, entre los ferentes clasificaciones. Lacan nos deja I<E formalizacion de Ia
siglos XVlll y XIX, Fxisten emociones de moda. histeria, ¹podr íarnos ir más aliá7 Y todavía una pregunta más
Ln el ser huma no, las enEociones no sorI naturales, están sobre la aplicación de la lógica del predicado.
determinadas por el O t ro. Ln el an i nl al, el afecto lo ayud.E a Fn la formalización de los bcríts de Lacan, publicados en
sobrevivir; no es el caso del animal doméstico, neurótico gra- 1966, se verificó que el inconsciente depende puramente de la
C I a S<1»OSO t rOS. lógiCa< Clel Slgn]f lean te, Eso ITIC pca rece! iu llE ICSpueSta C<ltegíEri-
Ln la experiencia analítica constatamos emociones despla- ca. Fso no quiere decir que el inconsciente sea una lógica, pe-
zadas. Es 8 caso de una jovi'n muy perjudicada por el afecto, ro sí que depende de la d.irnensión lí>gica, La posición lógica
3on. risotadas que le ocurren en momentos inadecuados, sinies- fundamenta la posición cientifica, ia posición ética. "La lógica
trOS. FS un SíntOma «Iue la haCe Sufrir, Freud nO niega la eXiS- del Significa»t«" es ulE<E expresilln IItilizad«1 pnr mí en laS COn-
I:encia «lel afecto, pero afirma que éste se presenta desplazado. tribuciones que hice al primer seminario de La.can.
En cuanto a I.E lormalización, no creo que todo pueda ser A propósito de Frege, la proposición no da. lugar. al objeto
formalizado. Lacan no cpsiso formalizar todo en psicoanálisis, rl, el término en sí no es significante, La lógica clel fantasma, al
1E.Iy una parte del Saber paiCOanalítiCOque Se enCuentra afue- contrario, integra esa función.
ra, Fl psicoanálisis se constituye con profundas fórmulas ma- Fn relación a. Ia perversión, el perverso no acepta la falta
en el Otro, Ia duda en el Otro. Intenta hacer que el Otro sea
tem<Eticas, pero hay una p arte
de la teoría psico<1IEalítica hecha
consistente. Volver lógica, de este modo, Ia rechazada castra-
por el contacto directo entre un joven analista con el analista,
eS la SuperViSión. Ya eS difíCil peIESar en eSO para dar lln Cur- ción del perverso, l'odriatEEos proseguir y hacer lo nEismo con
so, mucho más formalizar el psicoanálisis. la forclusión del Nombre del Padre y seguir así.

P, Más allá de la risa o el llanto me refería a la angustia de San Pablo


castra.ción. 10-08-83
So~m " K A N T CON SADE"

Voy a hablaren castellano. Creo que hay aquí más persa~


nas que entienden castellano que francís, Hablo castellano
desde hace poco tiempo, aún es reciente para mí. Pero por
ejemplo, la semana pasada di una conferencia en l3uenos Ai-
res -de seis horas — en castellano. Así que me parece posible
ser entendido en este idioma, 1o que me da més Facilidad pa-
ra relacionarme con los seres humanos, aquellos que quieren
perder rm poco detiempo escuchéndome. Vamos a seguir de
esta manera, ¹de acuerdo? Y cuando haya dudas, cuando me
falten las palabras (mi vocabulario es bastante reducido), el
traductor daré la traduccinn en portugués.
Se trata de un seminario en sentido propio, pues para mi
hay una di ferencia entre conferencia o curso y seminario. Fl
último exige de los oyentes una participación más activa, Te-
nemoscomo punto de partida un texto difícil de Lacan; un es-
crito que no es de los más utilizados. Y hace un aho, en París,
comenzamos a leerlo en mi seminario del. Tercer Ciclo que se
realizw en la Universidad, con algunas personas que ustedes
conocen, como Alain Gnisrichard, Colette Soler, Eric I aurent,
Michel Silvestre,amigos del grupo un poco reducido de la Es-
cuela de la Causa Freudiana que está en relación con la S~w-
ción Clínica.
¹Por qui' elegir este afxo este texto de Lacan? No es sola-
mente un esnobismo: es un texto un poco olvidado y seria
conveniente estudiarlo, porque es tema de un curso que sc
202 fnc<t«<~-Rtnit< Mill< r Sobre "Knut <nn Sn<fe" 203

l]ama "Del síntoma al fantisina". Mi intento, este año, fue ción cle Sade»n l'arís. Era difícil encontrarlo. l';I editor jean-
<acentuar la importancía teórica y práctica»n la enseñanza de Jacques Pauvert fue lo suficicr<ten1eiatc audaz para publicar
L<ac<aiI, cn IQ conducci<>n d cl tl<a lamí«Ato J l s t l n g uíc<I<30 Ios 'tocl<a su obra 1>orque »II esa época p<ar«cía Ilna Id«<a total<1acll-
dos términos: síntoma y fantasma. A través de ellos podemos te loca. Ésa fue, según recuerdo, cuando tenía 17 años, su idea
decir qii» el estatuto, la estructura, la p o sición dc l a n alista para conseguir dinero y no estoy muy seguro si se permitía Ia
frente a cada uno es fundamentalmente distinta. Es un punto venta a los menores de 18 anos. Había una cierta ansiedad por
esencial en la práctica del análisis que fu« compl«tamcntc comprar algunos dc esos textos. No era un objeto como los
abandonado por muchos años, ap«sar de su import <aiacia, cn otros, no era un libro como los otros. Hubo una prohibición
la obra dc Lacan, l=u«< 1 tema Je mi curso, así como el dcl s»- de est<a obra hasta los anos Y>0 en l'arís, No hace tanto tiempo.
n>in<ario. Flegí cst« texto por scr el paradigm<a l<ac<aniano con Es <.<n ejemplo de cierto rechazo social e institucional, que es
r«spccto al fantasma, a través del cual p o d »mos verificar la <in buen ejempl<>, tambiín, dc Ia d i f i cultad dc situar los tan-
esencia de Io quc estamos ti ca talldo. Es ÜII el<.'mplo del fantas- tasmas en el orden social, doride los síntomas se sitíían mu -
ma y, al mismo tiempo, un ejemplo a partir del cai<ai pueden c o más fácilmente. En cierto IIIodo r o d ea>os decir los sínto-
desarrollarse las articuLaci<>ncs dc la esencia de1 fant <asma. No mas constitu e n e l r o i o o r d e n s o cial, No ha v n ad a m e or
es tan evidente en un primer mom en to, pues es un texto don.- ara la or a n i z ación soci a u c o s s í n t o mas obsesivos si se
de hay muchas referencias erudit<as, Flay toda una bibliotec <a u ede coJocarlos có>modamente en l a a u t o m a t i z a c ió n d e
en estas páginas, toda una biblioteca de literatura y de filoso- nu»stras activI a d «s. Lstos síntomas pucd«n ser < Üaa ayu a
fía que nos impide aproximarnos a Ia medida clínica de Ia
cuestión. pletamente. l'ero el fantasma es mucho más difícil d» locali-
También es interesante pensar en el paradigma freudiano rar. También h a f a n t a smas del mi smo or den social — es una
del fantasma que está en el texto "Pegan a un nino". Hay l ínea —.l.antasmas e ut o í a s. El a n tasmas a i a n o , s i n e m b a r -
otros textos de I r«ud sobre el fantasma, por ej<.mplo, uno de go, tuvo su localización en cl orden social precisamente cn la
1908 que se 1Lama: "Fantasías histéricas y su relación con la bi- BastilLa donde fue encarcelado, «nc«rrado dentro de las pare-
sexualidad". Sin embargo, el mayor «jemplo paradigmático des naás fuertes del IIaundo. Fstc era «1 centro: Ia Bastilla esta-
es el primer texto: "Pegan a un IIÜao". Se puede hacer una ba dentro de París como símbolo del discurso del amo, Sím-
comparación entre el paradigma del fantasma de Frcud y cl bolo dcl amo qu e fu c d estruido. Es sabido que no son
de Lacan. F1 texto de Freud se refiere estrictamente a su prác- frecuentes esas destrucciones de edificios. Por ello, la idea de
la lkcvolución Fi' lnces<l cle 1789 fuc colltr ' ' cli '> coi
tica, toma solamente casos de su propia práctica (seis casos)
en los que encontró el niismo fantasma. El texto de Lacan es símbolo, a l d estruirlo 'no u e rían d a r nada! Con odio la
exactan>ente lo contrario, porque nunca toma cl paradigma tención era demostrar cl vacío, lo sin im >ortanci<a
fantasmáhco de su práctica. Podemos afirmar que lo toma de ha a<ii. Podemos decir que e c o n cierta pasión porque este
Kant y de Sadc. ediiicin mnia un significado esencial para ia gente. Ahora,
Sade es conocido aquí, se Io puede encoiatrar en las ]ibre- cuando alguien va a París, ya no puede ver la 13astilla. Sólo se
rí<as, l oi' eso, debe intefesai' Lua poco menos, ya que cl suceso, vela Plaza de Ia Bastilla, ya que no se construyó nada más, só-
el éxito de Sade, su fundamentación, fue durante siglos la di- lo una columna. Son los símbolos los que comandan — tene-
ficultad de encontrar sus libros Pu<Qo r«cordar que a finales mos que decirlo- a los seres humanos, ya que la construcción
de mis años de escuela secundaria era mu y m a l a la r ep uta- de ese edihcio se produjo cuatro siglos antes de su destruc-
Z04 /acqaai-A!aiii h li!iar Sobra "Kaal cara Sa<i<'" 20S

ción. Hay funciones,pocas cosas, dc las que podamos decir cn la Francia del '56. Mucho después, otro editor emprende el
que tienen una característica hiunana. Por eso, construir co- proyecto de hacer una gran edición -las de Pauvert eran libri-
lumnas, cosas indirectas, es una característica humana, Vea- tns azules, cn un papel feo, más o menos como una edición pi-
mos..., por ejemplo, solamente cn el campo cercano de Gui- rata —. LI proyecto de los años '60, de otro editor, era una gran
trancourt donde está Ia casa de campo del doctor. Lacan. Al edición de volúmenes negros, cn bello papel, presentada pnr
final de "Kant con Sade" están las letras R.G. Creo que es "R" grandes intelectuales franceses de la época. Ése fue el mo-
de 14>ma y "G" de Guitrancnurt. Son las últimas palabras, lle- mento de un cambio. I.acall pidió hacer Ia presentación de la
gamos al final del texto. Por ejemplo, cerca de Guitrancourt obra. Ln interesante para la historia de las ideas es que el tex-
hay (y nn es un edificio) una piedra histórica que se ll >mapie- to de l.acan fue rechazado pnr cl propin editor. El pedido fue
rre dressé e,piedra erigida. Es ema piedra muy grande que fue escribir para. la edición de Sade. El editor dijo que nn pudo en-
colocada verticalmente por los hombres prchistóricos. Esto es tender nada del texto y, de ese modo, no podría publicarlo,
un discurso a propósito de la Bastilla. .. es un poco al estilo de Pnr lo tanto, era ponerlo a Lacan, y no sólo a Sade, en la Bas-
mi seminario en París. Lstá conformado a partir de cursos ya tilla. ¹Dónde poner a I acan? En Francia, la idea -la conoce-
realizados, a partir de divagaciones. El seminario es el lugar rnos pnr la IPA — era poner a Lacan afuera; Ia versión de los he-
donde nn se permite asociar libe'.mente sino, a partir de un chos es diferente, en general, para Ia 1PA. Quiero decir, las
punto, abrir un sendero en la selva., caminar en la selva. Es personas en la IPA se cierran ellas mismas en una pequeña
una linda expresión del texto "K-S": "en la selva". Más preci- Bastilla, Ia propia IPA es una pcqucña Bastilla. Creen que.„
samente "en la selva del fantasma". Es una linda expresión. cuando ponen a la gente afuera, están expulsadas del mun-
Lacan toma la cuestión del fantasma a partir de la "obra li- do... Lacan dice algo así en Scilicel, a propósito de la Plaza dc
teraria" de Sade y no a partir de su experiencia clínica, Ln in- 1a Concordia, en París. Fn la Plaza de la Concordia hay, hoy
teresante se ve luego Tal vcz u stedes conozcan el scnunario también, un obelisco; alrededor hay una reja. Cuando alguien
de l.acan sobre James Jnyce, unn dc los últimos. En este serni- esté adentro, fuera de las relaciones del espacio desde el pun-
nario, Joyce fue la m a y o r r e f erencia li teraria y, sim u l t ánea- to de vista topológico, puede convertirse el adentro cn afue-
mente, Lacan dio una conferencia: " Joyce el Síntoma". Pode- ra. Y el mismo espacio, adentro, el e u eno espacio, n el es a-
mos decir quc lo que él estudia en el texto "K -S" es, en cierto cio exterior, son exactamente equivalentes, ues no sc trata e y
modo, Sade y el fantasma, pues dc eso se trata: toda Ia litera- cantii a , e mc ros y c m e i as s i no solamente de transfor-
tura dc Sacie a par tir d e l a r e construcción ú e s u f a n t asma, macinnes, c un espacio que puede trmwfnrmarsc. Si cn la es-
Por qué?Cómo podemos explicar,de entrada, por qué Lacan fera se hace un pcqucnn c>rcu o en la superficie o un globo,
toma las cosas a propósito del fantasma — su ejemplo mayor- desde el punto de vista topológico está pernutido atravesar el
a pal tir de eso; parece un hecho cultural: ¹hay o nn hay opo- círculo pequeño. Dc este modo, un punto que estáadentro dcl
sición entre cultura y clínica? Ese texto parece cl.ecir que no es círculo permanece adenlro úel círculo, sin embargo, el círculo
tan simple I s relación entre cultura y clínica. puede crecer y tomar casi lodo el espacio de1a cs(cra, n un pe-
l'odernos decir que hay una dimensión de azar en todo queño círculo de otrolado, Sobre esas cuestiones úe afuera y
eso,"K-S" es un texto de los años '60-'62. En los años '50, Jean dc adentro hay cosas més difíciles.
Jacques Pauvert era un editor muy querido por los intelectua- Así es que el texto de Lacan fue rechazado en la edición de
les, clitistas o no, Publicó la oL~ra de Sade, Io hizo en cl '55 y las obrascornplctas de Sade y después su propuesta cra pu-
no era cierto que la justicia y la policía permitiesen esa edición blicarlo en la Noiivelle Rn>i<e i=raníaise,la mayor revista de li-
20í> Incftffeg-Alnin iVtittev
Sobre nt<n>íííen»Sndt'" 207

teratura de Francia, quc fue dirigida cn esa cpnca por Juan


que nn conocíaantes, a que a al uien lc su»te or c'em lo la
Poulanc, menos conocido, pero una autnriúad en las letras
o ra de Picase~o. Son ustos de nivel de a rohación diferente.
francesas y un amigo de Lacan. Sin embargo, esta revista tam-
Se enticnf. e que a alguien le guste una comida y no otra — y así
bién rechazó el texto de Lacan. Antes úe conocer a Lacan, ha-
se dice en francés: "el ~usto no se discute". Ivíientras alguien
bía leído "K-S" en la revista Critifl«e, Creo que fue publicado
puede pensar acerca dc Picasso: "eso es ielln", hay otras per-
allí porque era una revista fundada por Georges Bataille y el
sonas a las que no les gusta Picasso, seguramente. Sin embar-
director en <íquc1 momento cra Jc <an Piel, cuidado de Lacan,
go, cuando al 'uicn dice c ue una obra es bella, es diferente a
Creo que por esas relaciones familiares, el texto de Lacan "K-
S" pudo ser publicado cn aquella época. Entonces, toda esa
de c ue ese rimer 'uicio es universal, es ara toda la humant-
historia está presente cn el texto, tiene un peso sobre él. Es di-
~F » p n s i ble discutir sobre la apreciación de Picasso ( tcas-
vertido, para mí, pensar; Bien, eso Íuc escrito en el 62, esta-
so no es cl c'cm iln de Kant, ciertamente). A pesar de csn hay
mos ahora veinte anos después y ese pcquer>n texto rechaza-
t.>n ~resu o s iciór> de universalidad La cuestión filosófica es:
do pnr todos lados tiene interés, interesa a cuarenta personas
cuá cs «l estatuto dcl juicio dcl gusto, del juicio estético, có-
en Río de Janeiro". Eso demuestra cómo camina el significan-
rnn puede haber universalidad supuesta del juicio estético e
te. ¹Quién lee hny los textns de la No«t>rlle Rniue Frnrlíaisedel
'62? Podríamos tomarlos — es una idea: tomar los textos publi-
mostrar si alguien dice: "dos y dns son cuatro", hay una un>-
caelns cn el '62 cn la Na «vf.'llf' Rf.'v>fe Fra«í'.llise —
para quc vea- I
v ersalid a e cs a . o r m u a . cro cuando alguien > ce : c o ,
mos sihay un solo texto que conozcarnos ahora.
hav cnrnn una universo > a ar>hcipa a . . ín embar« o, nn n -
En la cnscnanza dc l'arís, durante un ahn, tratamos de 'V
d emos demostrarla, s o n o s o r o s o sabernos; sin embargo,
pensar esto para hacer un estudio. "Cómo a ' i-
ser filósofo es, también, tomar en serio esas preguntas que
cautt", es así como comienza el texto: a propósito de ln que
camina. Esta frase de Lacan siempre me pareció muy justa,
ued s e rr e c hazadas como sin inrportancia ara a vr a úe
Qg
muy exacta (podcrnns deckt; tina cierta clínica de l t cultura,
' filósofos. Ellos también toman cn serio errores que alguien
porque ¡hay una!): "lo u e camina en las r s del puede cometer cn cl uso del lenguaje. Los 1<apsus... se pndri<a
~
u,'to". No confundir"profundidad<a dolgusto"con olgus- de artida
decir que los lapsus son tonterías. Kant es
tar, el que gttste o nn guste, es decir, cuando alguien quiere n
de cada una dc la» ríticas. De este modo, son puntos de par-
no quiere las cosas. El ustn es tma f>.m.' ' i u c fue anali a
tida muy específicos. Después de desarrollados, tenemos que
~ or Kan t. Su tercera Critica es la crítica del gusto. Sms tres lib- decir: "La obra filosófica dc Kant es una ruptura en la histo-
ron» cnmpleincntarios: la Crítica de Ia razóll I>«ra, la Critica de
ria de la filosofía; era su idea hacer una ruptura iy así fue!".
Ia razrir> I> rá ctica y la Cnticft de Infac«lfnd dej l lzgar —la tercera es
Descartes también cs una ruptura; sin. embargo, los tiempos
la obra más misteriosa-, l-lay un profesor en San Pablo, Ge-
modernns comenzaron con Kant. Es el límite de dos mundos.
rard Lebrun, amigo de Alain Grnsrichard, cuya tesis sobre
Son consideraciones generales sobre la historia dc las ideas
Kant es excelente. El r o b l em a de Kant en ese libro es ue no
que no pertenecen al campo freudiano. El punto de vista de
e s lo mismo decir u e a a l u i e n l e usta cnmn e u cn a s co-
Lacan es exactamente el contrario: tenemos quc leer, y leer
sas como un f ui«di>«,' q ue a r a m í f u e un ob eio úel mu n d o
más, la primera página de este texto y ver precisamente que
cl psicoanalisis sólo es posible con Kant, cnn Ia rupt<>rra kan-
' Postre típico brasileño. tiana y con lo que se manifiesta en la obra de Sade. No tene-
208 ll r«t1i«'b-rilrrí ii ttrri lit r Sobre eKrrrlt lttri Slrltt." 209

mos necesariamente quc conocer a Kant y a Sade, porque ta segregación dc los analistas. No tenemos que ser compla-
ellos están presentes en la práctica. La tesis de Lacan es: tene- cientescon eso como en la JPA, pero es verdad que hay un
mos que estudiar las condiciones de osibilidad del s icoaná- movimiento de sr.grcgación, de difcrcnciación dc los analistas
l isis todo lo u e a la ló ica del sicoanálisis, a par- en todas partes.
tir cle la vida cn Viena a fin del si lo X1X. Para estudiar las Entonces, vamos a abordar lo que "camir(a en las profun- t
condiciones de posibilidad del psicoanálisis, todo el mundo didades del gusto", expresión de I acan en 1a primera página
lee los libros que Frcud leyó, sus profesores dc mitología, del t(XtO. 1CnemOS máS que Ver COn la» eSCu(sia» de filo»ofía 4
etcétera, Lacan los leyó — antes de la moda de volver a todo griega, no regidas por el modelo universitario La universi-
eso —. Sin embargo, cs una forma mucho más estrecha de con- dad es tma invención posterior, de la Edad Media. Podemos
siderar las condiciones de posibilidad del análisis. El minan estudiarlo: las univers '-
- momento da-
término "condiciones dc o sibilidacl" es kantiano. Enton.cs, d o a la Yo l t ex í ícl t a d e l o d e ( ' dnl
( arl).o, una volun ta
el tema de a tercera crítica kantiana es sobre las condiciones d on c r l a o sobre lca elaboración de saber. La elabora-
de osihilida el ' u (cioestético. La rirnera la Crítica de ln ra- ción del saber sc inició afuera, sin c con tr o ir c c t o dcl amo y
zón ura, es sobre las condiciones de o sibilidad de los "'ui- la universidad fuc una invención extraordinaria pcara sornctcr
cios s(n e reos a prior i" , y e n i a Cr í t ica (íe la rárnbr r á cticn o a losque elaboran el saber. Y cuando eso se hace de manera
cuesti'n es e 'uicio moral. eficaz, funciona durante siglos. La conjunción de las universi-
Otra cosa es estudiar esas "condiciones dc posibilidad" en- dades, del di s curso u n i v e rsitario como e s t ructura, permi t e,
ter)didas como las in f l u encias sustentadas por Fr cud y v e r ciertamente en nuestros días, conducir cs la gente «lue el()bora
más lejos. A partir de allí, s(.' nota quc hay un estilo de inter- el saber. Permite un control completo sobre el "tiene que lu-
ca(r(bio entre las universalidades. Si una universidad. indica el har" o "tiene que poseer una lcrarquía", o "tiene que tener
nombre de un profesor, obo profesor del mismo nivel va a ser un ermiso ara ensenar, o o o e m u n d o no u e e n s e-
indicado por o t ra. Fsto define un c i erto tip o d e i n t ercambio ' o 1 s licenciados . esp u es, organizar intercambios
regulado, N o s o t ros, a n alista», tenemos f o r n )as d i f e rentes. mundiales entre los pro esores, dar becas de investigación. o
¹Cómo es el tipo de agrupación alrededor dc k)s significantes no, y t o e e ucI) o m u ndo b a ila la m u sica e am o .
de Lacan? En verdad, somos ur)a pequer(a secta que se rnulti- Cuando se elabora la estructura de una manera co e rente, sI-
plicacn ciertos puntos dcl mundo y, poco a poco, hay un cam- gios después puede continuar funcionando. Esta invención
bio muy inxportante hace alrededor de cinco anos. La univer- de Carlo Magno se produjo entre el siglo XI y el siglo XII con
sidad sc ubica más cn torno a un significante, y hay personas las primeras universidades dc Bolonia y París,
que son alcanzadas, en un momento darlo, por un rasgo y no Es verdad que el modo analítico de trasmitir las cosas es
se bautizan en nuestro ambiente. También es cierto que tene- diferente, hay clases, cursos... tiene un peso sobre nuestra so-
mos la propensión a hacer nuestras propias publicaciones, no ciedad, sobre el mismo lazo social analítico, sobre el lazo um-
compartimos la vida intelectual en general. ver»itario. Sólo por eso, el todo del análisis no se puede tras-
Tenemos que abrir las puertas. Sin embargo, las puertas mitir. Primero porque e1 analizante elabora su propio saber en
también tienen una cierta propensión a cerrarsc. Por ejemplo, la experiencia, Incluso la comunicación entre analistas no
Lacan ofrece ese texto extraordinario a la revista literaria Nou- puede estar toda en ese nivel de generalización. Las conferen-
velle l<evue FI«rugnise y ella lo rechaza, Podemos abrir mas el cias cn Buenos Airi ss sc dieron para seiscientas personas, pa-
círculo. l3e todos moclos, hay un círculo, se produce una cier- ra que la escuchen doscientas. Hay un movimiento natura]
zlu rg-Alrii l Afíl(rl
/a rqtit

textO pnrque Se trata, en cl mismn períOdn, de la eXpreSiórl


que es hablar cofr uil illicrófono, Con una audiencia menor,
lunfarda "sin calzón", que quiere decir "los que no tienen ro-
más reducida como ésta, nuestro modo de d.iscurso, de con;
pa interior", y significa que alguien que dice eso... tiene que
trol, de supervisión, o lo que llamamos así, es un tipo de co-
tener cojones. Y por esa razón tiene que cubrirse con ropa in-
municación, de trasmisión de saber que no es del tipo univer-
sitario. Sc trata de un tipo de relación que fue lbandonado por terior. l'ara decir q ue hay un discurso <lnalítico al mismo nivel
del discurso del Amo o del discurso uruversitario, tenemos
la universidad : la conexión, la vinculación verdaderamente in-
dividua lizada. En la uilivei'sidad cada uno debe valerse por sí que tener cojones. No son esos los términos que usó Lacan en
"K-S", sin embargo, hay una referencia a la escuelas griegas
mismo, y esto toca a los estudiantes Fstoy en la práctica del
en la primera p;igina, I.a pobrre práctica analítica frulciona con
psicoanrálisis, pero al mismo til.'mpo tengo iula íunción irniver-
un casi nada en una época en que para hacer la menor. cosa
sitaria en el Departamento de Psicoanálisis de París VIII. Hay
una tensión entre esas dos actividades porque hay un ú eber hay que tener inatrunlentOS, fOndOS, etCétera. Vara praCticar el
cuando un universitario va a hacer una tesis, va a hablar de su análisis, cuanto menos se tiene mejor, bastan un diván y un si-
llón, Y nuestra práctica analítica se confunde coil la psicotera-
tesis en ol nivel en donde se habla de las tesis, esto es, en el ni-
vel de un cierto tr.'abajo, pero también cs allí donde sc escon- pia, por las mejores razones del mundo. Éstas son siempre las
den un poco las cosas importantes para el sujeto.
en este texto: la cueshón de saber si el bienestar es, en sí mis-
Hay entonces, de cuando en cu<lndo, una autonomía del
mo iul ob eiivo Ina oi' del sí c o a nciiísísc omo ta, co m o p o -
discurso universitario, Cuando el pedido se hace al analista
d ir el bienestar. Es verdad' que existe esta dimen-
que al mismo tiempo es universitario, ¹qué es exactamente
sión„sin embargo, eiLi está dofuuda por' la sociedad. l3ienestar
ese pedido? Siempre nos interrogamos sobre el sentido, el fu-
es poder trabajar, ésta es una definición: las personas enfer-
turo dc esos pedidos: es un pirnto dc vista amplio sobre la his-
inas no pueden trabajar. Esto se ve en. esta delicada disciplina
toria s ese tipo cle retaaón fue abandonada por siglos por el
que se llama "medicina. dcl trabajo". ¹Qué es esto'? Esto pue-
discurso universitario y se nlantenra, S eguramentep
orque,
de Ser eil tendido úe rnuChas maneraS; que en Sí miSmii el tra-
por ejemplo, el SujetOhistérico necesita, para SuStentarse, otro
bajo es una enfermedad (tiene esta dimerlsíó>l). Sirl embcirgo,
tipo de discurso que no es el universitario. El modo del dis-
esa medicina, definida precisamerlte, percibe las enfermeda-
curso analítico es un rrioclo reciente, no llene atan u11siglo, ila-
Ció a COmienZOS de eSte Siglo. FntOrlCeS, para l aCan tenernOS:
d.es como lo que conceptualnlente serían las enfermedades
el discurso analítico, el del m el de la Uiiiversidad y el de producidas por el trabajo, que el trabajo produce; en las mi-
nas, por ejemplo, hay silicosis. Tenemos que vei cómo funcio-
la histeria El <liscurso dci yuno tiene siglos y siglos, y uc in-
na con el correr de los anos alguien que es médico del traba-
ventado en los tiempos prehistóricos. Et de la Universidad es
jo, Dirá por ejemplo: "Bien, no está tan inal, usted puede
un cllscurso Inveil'tado cn la Ldacl IVieclla. Eil psicoanálisis, el.
trabajar" y es así como los inineros permanecen en sus ocupa-
discurso es una voluntad por el futuro que Freud destacó, ar-
ciones. El médico del traba o no estudisa las entermedades
ticuló, y Lacan explicó, matematizó; iin discurso que puede
durar siglos con la misma presencia en el mundo que tiene roducidas or el trabajo, sino aquellas que impiden el traba-
ahora el discurso del Amo o el de la Universidad. jO. Quiero deCir que es un pape rc~ rva O a m éc iCo joven.
En Francia hay personas muy progresistas que no aceptan ese
En la Revolución Francesa, estuvieron los sir ris culot tes, co-
nocen los culattes, los revolucionarios que eran tan pobres que pap..l, sin embargo, es muy difícil para ellas resr'stir a la ver-
dadera función de la fuerza del dinero.
no tenían ropa interior? I.a palabra "sin calzón" aparece en el
212 Jn<ituc><-Ahiiri
r«tiiirr Sobre "Karri coirSeis" 2' t3

El punto de par tida: "las profundidades del gusto", con al- velcle salud lnent<al clue esperan cie stls pacicrrtes, Errtonces,
gunas divagaciones. A pesar de ello, segui la misma direc- eso puede serun chiste, o también debe ser conocer a losana-
ción. Esta meta, "las profrrndidades del grrsto", ¹de qué se tra- llst'as,
ta? El poquito de partida para Lacan; nuestra pobre práctica; ¹POrqué la jerarquía eS tan intereSante? ¹POr quéen la IPA
recibir gente todos los días, escucharla, escuchar cosas más o el contacto con el analista fuera de las sesiones está conside-
menos significativas, Se pierde el tiempo. Es una práctica co- rado más o menos difícil o prohibido? De esa forma el pacien.-
m(r toda profesión. También hay en. esta profesión ttna dirnen- te puede ignorar los rasgos neuróticos de su propio analista.
sión de odio. Para Lacan, cuando las cosas se vueh en un po- ¹Y cómo se relacionan los analistas entre ellos? Generalmen-
co odrosas, son serias; cu rndo hay er'rtusiasrno, est,l brerl. te, en laS aSOCiaCiOneS leS un hOrrOr! NO Sé pOr aquí, Letra
Cuando un discurso penetra en el mundo como profesión ha- Freudiana es una <rsociación joven. Generalmente, tla vida de
ce verlas cosas razonablemente. Este texto es muy valioso, asociariórr entre analista» es un in fierno! N o p o d e mos decir
ilumina un poco la pobre práctica, posicionándola en la lusto- que estárr curados áe la agresividad al prójimo. Por el contra-
ria. Podernos ser diferentes al médico del traba'o tío s ' - s rlO, hay utl OdlO que CirCuta en el ambíerLtfiü analrtlco y tll vC ex-
esclavos de la fin li dad social general. No es tamos en la luna periencia de ello errando fue la disolución de la Escuela Freu-
en un alar ta como piensan a veces los ana,listas, ni estamos diana d Paríspor Lacan. Hubo un momento álgido dc dos o
e n la Bastilla a r a a c e en social, tres meses en el cual cien, doscientos miembros de la Escuela
Ll analista debe aceptar la tesis de l.acan de que funda- Freudiana — entre los seiscientos que había — rfirmaron, escri-
mentalmerrte el análisis, ia práctica del análisis, tiene una fi- bieron cartas de odio contra mf! Bueno, pero por no estar en
n<slid<ad inco
mpatible, distinta d» las otras prácticas sociales, la Edad valed ia no hay posibilidad de que nos coman los pe-
Éste es el texto que dice eso. No se trata simple
mentede cu- rros.El írnico hecho que me puso contento en ese período es
rar al paciente, porque el mismo n.ivel do la experiencia irnpli- no haber respondido jamás esas car tas. Resolví estudiar todo
ca una dimensión de lo u e no se cura e s o es propio del aná- eSO y aprender a través de eSOSmnvimientoS. No sé si los ac-
lisia. Freud o ama " ''
"

Ca a v e z m a s > a en a tOreS de esa época reciente tienen verguenxa ahOra.. prrede


medicina algo <. ue no se cura l una for- Ser, DeapuéS de eSe mOmentrr de p<ániCO general en tOrno a las
ma de o r e a, dificultades de Lacan, de su edad, y después de su muerte, es
posible que ahora se les haya despertado un cierto pánico. Es
rna, porque se trat:a d C u r ar el Síntpma El S íntoma produ c e posible. Sin embargo, también sé que cuando uno de ellos
la dimensión de la terapéutica, En cambio, no se trata de cu- viaja, por ejemplo a Brasil o a otros países, se permiten decir
rar los fantasmas; er a cu ando tratamos el farrtasma, estarnos
en el nivel ~ro io del análisis. Y es a ruvel e f a n t asma y no
CalumniaS que nO Se p ermiten.hOy en l'aríS, Pienaan que eStar
en Buenos Aires o en }Clo les permite decir tonterí<rs. Yo tam-
es i n t oma donde Lacan sitúa la cuestion ó.el fin. de análisis. bién viajO y puedO reCOger-un poco de SuS entreviStaS, ReCien-
Situar la cuestión del final de análisis a nivel del síntoma era temente vi en Buenos Aires un > entrevista de mi amiga.Marrd
lo tradicional; los analistas deberían estar compl
etamente cu- Mannoni, Digo amiga porque hace dos meses me man.dó un,a.
rados para funcionar como tales, Freud dice, como ustedes sa- carta en París: "Querido Jacques-Alain Miller„,", Sin en>bar-
ben, en el articulo "Análisis terminable e interminable", que go, a la entrada de mi curso en Buenos Aires se distribuyó una
el problema ora que los analistas nr) se curan de la misma ma- reviStita con Su entreViSta y OtrOS textOS. Srr entreviSta deCía
nera que eSperarían lO hiCieran SuS paCienteS, No tienen el ni- que yo ahora era de la institución llamada SERP, Puede ser
214 /»cq»tu-Al»i» 1>d!
i!t > 5»b>v "ft.'»»L ct»> St>>!t'a 2l 5

quc esa entrevista haya sido hecha en enero dcl '82 y leída re- quc firmarlo para decir: "estoy de acuerdo". En el análisis nn
cién ahora.El SERP ya no existe más, hace más de un año. Fue se firma ln que se dice porque en la asociación libre la fr<ase si-
POr eSe infiel Lln LlrltrLLal que hubO una diSOluCión y Ia furma- guiente puede ser. "nn, yn nn pienso así". El analista no ticnc
ción de nueve o diez pequeños grupos, Entonces, la querida obligación de decir: ";Ah, nn! En la sesión ~asada usted decía
Maud cs extraordinaria, Tengo cierta ternura por ella, pero es- que esta a contento, ahora no; no se iuedc entender nada si
tá tan agitada y revela la vieja idea sobre los >Lor>>>aliens,los u st es t a c am biar>do todo el tiem n " , ' Nn h a ue s e r m u
nntrnalistas, estudiantes de la Escuela Normal Superior. que esclavo de ia irmai Hay quc ser esclavo dc su firme eo todo tras P
se volvieron lacanianos hacia e1 '64, período del Se>nin>lrío ríe
lOSCL>a! rO CO>leel>fOS...: "LnS >lOr>l>alieiiS nO Snn el mejnr mat verial
lo social, en todos lns compromisos: seguram
ente ! Vnr ejenI-
plo, venir aquí era continuar un viaje úc Buenos Aires a Cara-
humano para el psicoanálisis". Es una frase curiosa, "material
cas,cn el recnrridn me quedaría dos o tn.s días aquí para en-
huLIla>10 es u>la expfcsLÓLI de Stalin. bsta es la "d elicadeza" contrarme con los que se interesan en Lacan. Una hora antes
cuando ella se refiere a los >Lori»aliens. Fn la Fscuela de la Cau- d e dejclL Vclrís para ir a B u r n o s A i r es, recibo un l l a m ado ü e
sa Freudiana hay solamente dos: Alain Grnsrichard, quc no es Caracas, de LILLestro amigo del Ateneo, cancelando la cita por
analista, y yo. Sí, me parece necesario ese plural... Entonces, causa de un mal entendido entre mis alll i gos dcl A t encn dc
tiene el mismo sentido, no tomar la ex e r i c ncia analítica a tra-
' Ca.racas y el Congreso de Lógica al que ta>nbién estaba invi-
's de ln ue s n 1o u e n n s e cura.
Es poresa razón que Lacan, cuando habla del fin dc análi-
tado. ¡Una hora <Intcs! Todo se firmA con e1 comprom
iso
de
venir aquí,Estoy aquí,no vengo de Caracas sino de Buenos
sis no ln hace a partir de Ia cura de lns síntomas sino dcl atra-
Airea, y si eso fuese la primera idea, no sería exactamente el
vesamicnto dc l f a n tasma, A t l a v csa>' (fuc ULIo de Lnis te>IIas
mejor momento porque ustedes podrian estudiar una semana
del ano) significa no curar, Nn sc trata de curar, tenemos quc más, como mi anIiga Colcttc. Pero, al.rr>ismn tiempo, puede
definir otro moviLIIicnto a propósito del f antasma. En ese tex-
ser lo Inejor,
to Lacan nn t i ene todavía la Fórmula dc a travesamientn dcl
Lacan dice una frase esencial cn "K-S": "En la ética dcl si-
fantasma. Es sobre ese camino que se produce una defiLIíción
coanálisis, no se debe ceder en su deseo". Es una frase c ave
vcrdacleramcntc nueva cn Lacan, siíuablc a través dc la opo-
que uc genera mente entendida como que se permitía hacer
sición — que está en Lacan, sin embargo, no la llevó adelante- lo que se quiere en cualquier momento, que es como obede-
entrc síntoma y fantasma, Las "profundidades del gustn" ter- cer la lcy dc sus elucubraciones, obedecer el gusto del mo-
minan en eso y esapenas el comienzo del texto.
mento. No se trata de esn el "no ceder en su deseo". Durante
Fstudiamos todo cl añn, L>n poco con nuestro estilo dc de- LIii curso dije quc la mejor maner<a dc cntcnderln es pensar
rivaciones y no llegamos al final del texto. l'uede notarse aquí que "nn ceder en su deseo" tiene una relación muy estrecha
la tesis dc Lacan sobre "el origen del psicoanálisis". Podemos con hacer su deber. Ln cl final del curso trahsIjamos esa ecua-
hacer una difetenciaciónimprovisada, basada en un año de ción o casi ecuación entre "no ceder en. su deseo" y "hacer su
trabajo, pnr lo tanto, improvisando con alguna seguridad. No deber", y las posibilidades de cambiar pnr: nn ceder su deber.,
se tiene quc tomar todo lo que dign aquí como una palabra hacer su deseo... Los movimientos son así, principalmente los
quedebeserabsorbida sinreflexionar,porqueclseminario es movimientos Femeninos. Parecen scr una ecuación, Las muje-
un lugar en el que se pueden decir cosas conservando su pro- res parecen una ecuación discutible.
pia aprobación a lo que se dice. ¹Cómo entender esn? Para al- Dc allí la p r eg unta de Fr c ud : no sabía cnn certeza si las
quilar una casa es necesario un contrato. Después tenemos mujeres tenían superyó. Puede ser que cuandn se usa la pala-
216 /neiirirg.Alniíí Milier Sobre "Knn! eoaSaóe" 217

-s bra "deber", ella ya estuviera allí como una diligencia dc su


deber. ITenemos que entender ese deber! Vamos también a
condiciones de posibilidad dc los juicios estélicos. La segun.- ~
da es a propósito de la moralidad de la acción, de lo que al- <:>
+
ver esto en "K-S", sin enlbargo, mi idea es qLIc esa cuasi cscua- guicn debe hacer, y si existe una regla LLnivcrsal dc esa accióll.
'
ción se refiere mucho más a decir: "no hay más seres del de- e o se trata. Induda e, Q
Z ber que las mujeres". Esto sc ilustra muy bien en el teatro ha i nicie tcs en los cuales el sufrimiento también es no cono- ~ ©
'''
griego, en Antígona, ejemplo hegeliano-lacaniano. cersu deseo, En s es recisamente donde se g ~W
I a su posición del si x lo XVlll es u e • sólo quede a nula cl r o b le aci«ntc decía: "Yo no co-
tener un bienestar un estado me'nrcuando es bueno. Lo ue nozco mi deseo - eseo? Mi deseo siempre es-
interesa a Prctíd no «s «1 bienestar, cs c! malestar cn la civi i- tLlvo anulsldo íol.' nll Padre
. zacion, u e n o e r m i t e e1 sueño de una armoníapastoral. Sin
embar o, h a ar a n o s o t ros ' a O Lula límit;lCipn. dcsc o. No parece Inal ubicada I;l pa!abI'a deseo cn csc sentido,
Hasta aquí, esto fue apenas una introducción desordenada el de una vinculación totalmente estrecha con los ideales del
'

' ~'oso. Tal vez c e


dc este texto; pues, lo que Lacan trata cn " K - S", como todos ~ adre, q uien era un homb re u e ~ .
saben, tiene una vinculación estrecha con la función del fan- una re lg>on no moderada, más aguda, como el protestanhs-
tasma en cl seno de ia literatura, pero también en la. experien- mo, que pernlitc a los sujetos una vinculación personal con
cia analítica, No sé si ustedes ya leyeron el texto dc Lacan. Po- las sectas. La diferencia de la Iglesia católica y de las diferen-
demos ahora inte
rrumpiresta exposición y retornarla con tes sectas d«l protestantismo es muy interesante cn cl campo
dci discurso. i.sean decia u e h e u n a ú n i ca rc~li ión, ia cató-
preguntas.
lica, lo que permite que ella no sea sólo e texto de la Biblia, lo
que sería muy poco. Lo esencial es la tradición l s i
la . En a oca e los i n -
'

Debate ciones nacid.


tér retes autorizados ' y g t c má x i í~no e]~Pa a, ~
P: Hable un poco más sobre "ceder en su deseo" u e tiene una función de intalibilidad .
T o sólo a enfrentarse con 1 hecho de G >
J,-A.M.: El deseo no produce una anarquía del deseo y to- ueha r fice ue encarna al Otro no barrado,
dos tes(ís textos, con su Icf«rcncia a Kant, l'lnlpoco. lista pllc- LInto absoluto dc realidad c ue sabe certeramente cuando s
de ser, aún, urla dimensión ética, completamente dishnta de pue e cambiar un o c o la situación. El lacanismo está más
lo que a usted le gusta y dc lo quc a usted no le gusta. Es la cerca dcl protestantismo porque puede funcionar -no es una
bíísqueda de la ética. La búsqueda de la ética es la pregunta recomendación, no es un consejo — como lo requiere una l3i-
kantiana cn el comienzo de la Crítica de la razcIII priíctica, que blia, Es importante vcr cómo evolucionaron para llegar cll
es la referencia de Lacan en este texto. La cuestión es si existe Nuevo Testamento..Es verdad que cada uno que está tocado
por la pasión dc Lacan «n la autenticidad cle la investigación
que debe hacerse. St existe una regla que me ermite saberlo es completamente diferente de los otros que repitieron más o
quca u sen e e a c e ren Ia v1 a. ése es el unto e a r t > a. nlenos bien a FreLIcl, sc lcsfIcafcn Q eso y consideran clue caída
La cuestión de la p rimera
Crítica... no es una pregunta. s uno es ígua] a cada uno. Ks verdad que existe ese cuerpo ofi-
cial de los intérpretes aLItorizados, la jcrarqLIía cclesiéstica.
una pregunta sobre cl conocimiento como tal, sobre las condi-
ciones de posibilidad del conocimiento, La tercera es sobre las Hay una tendencia sectaria en el lacanisrno que se ve en
218 Jae(/ll'-Alall) iHiller Sobre eKnal roa Sarln 21 9

Buenos Aires, por ejemplo. Cada uno, cuando puede, después Cííando Lacan fundó laEscuela Frcudiana de París,para no-
de un cierto aprendizaje se dice: "¹Y por qué no yo? ¹Por qué sotros el significante Escuela fue tomado de la Escuela Nor -
ní) volvermc intérprete dc Lacan por n>i cuenta y tener mi mal Superior.En esa época, Lacan fundó su Escuela y cl sig-
propia asociación?". Cada vez que vuelvo a Buenos Aiívs se nificante Escuela es derivado de la Escuela Normal Superior.
Crearorí clllí dOS O tles nL1(.VaS a»OClaciOI1CS, ESO Va a Colltlnlíar
Mi opini ón » obre nu papel cn ese moínento es que no íue tan
durante mucho tiempo porque creen que es un testimonio de fácil porque estaba el efecto dc i a i n t e r p retación d e L a can.
vitalidad, Yo lo considero diferente; como la insí)ficicnte vita- I-lay necesidad verdadera d« un a orientación de csa apertura,
lidad úe las instituciones, de diferencias personales, etcétera. si no puede hacerse una lectura como la dc la Escuela Frcu-
Es más fácil desempeñarse cn cl exterior, presionar un poco
diana, por ejemplo, detenerse en una cierta frase de Lacan, re-
de manera que las diferentes corrientes puedan establecer petirla de ur) modo o dc otro y después seguirla, sin rever ja-
— sería m 3s correcto decir los diferentes feudos, como se dice más las r e f erencias d e t o d o e s o En t o n c es, e s n e cesario
en. Buenos Aires — lo intercambiable entre ellos, No odiarse de-
-aunque clc otro modo — ese Iugar vacío: cl lugar de una inter-
mra»iadí) unos a ot ros e» n)ás fácil para la v i d a e x terior, en
pretación autorizada Ies también un h í gar vacío! I Vacío para
América latina quc en París, donde seguramente hay perso- cl lacaríismo! Lacan no pretendía ocupar ese lugar de intér-
na» que yo nunca más p<)dría ver después dc la disolución.
prete autorizado de su p r o pia obra. Fra claro, cuando había
Bien, como esetexto podemos decir que hay una propen- un problema cn los seminarios de Lacan — una taquigrafía po-
sión a la dispersion dc la diferencia en los lacania)vos, al tomar
co clara —, él muchas veces no sabía ya exactamente lo que ha-
eso como una Biblia, sin intérpretes autorizados, Pueden pre-
bía dicho veinticinco años antes. Él afirmó una vez: "Usted
guntar de qué modo soy el intérprete autorizado. Cada vez sabe ínucho más ue yo de lo u e se trata en ese texto". Esta
más debo diferenciarme de ese lugar a donde soy llamado, el ea una rn~anera de de ar vario ei iu 'ar donde ei aii niiicanie er-
del intérprete autorizado que — por más que existan razones-
no puede rechazar toda esa situación y tiene que aislarse un
taría completo.
No creo L1LIc todas las intcrprctacioncs sean iguales. Hay
poco de eso.
una lucha de in terpretaciones en Lacan porque también fu e
Pero no se trata dc los seminarios publicados: cada frase,
LIn hombre, escritor, dc muchas facetas. A propósito dc ese fe-
la escribí yo. Cada frase publicada en los seíninarios, en los li-
nómeno carioca:Magno, Yo lo conocí en París. Fue, creo, un
bros, fuc a partir de la taquigrafía de mi escritura. Mi punto mcs y medio a vcr a Lacan, no Irícás, y después volvió a Río.
de vista no es necesariau)ente el íínico; sin embargo, mi apre-
Por lo que pude escucharlo en París fue una catástrofe de opa-
ciación tiene cierto peso. Esc libro es así por pedido dcl doc-
cidad, sin sentido... Aquí su papel me parece comprometedor
tor Lacan,en la publicación conocida. En aquella época no se para I.acan. Fse tipo fue a ver a Lacan unas veinte veces, no
leía a Lcícc)n, Eíí cl '66, ]os pr<)pios discípulos río conocíalí lo»
más. Fue, ciertamcntc, tocado por un clcmcnto que también
textos deLacan, LJ era un hombre exigente, sin embargo an-
existía en Lacan: un rasgo espectacular, En Lacan hay un
tes que Iíada era un maestro. Fu«ron los ní)riiiiliíclls los quc -la
acento de un t rabajo ro n t inL«) y auténtico sobre las ciencias,
querida Maud los odia tanto — percibieron en la obra de Lacan un trabajo de todos los días, una responsabilidad frente a los
una enseñanza.Lacan redacta también un seminario a causa
paci«ntes que no llene nada que ver con las prácticas de Mag-
de esos normiíliens que daban cuenta de que se trataba de una no... Al mismo tiempo, hay otra faceta de Imcan que es espec-
en»eñanza. Porque para nosotros cl Línico ambiente en esta tacular. Él no tenía necesidad Je vestirsc dc la misma manera
época era el de la Escuela Normal... escuela de nivel superior. todo el ti empo y de poderatender en la oscuridad o con un
o
220 Joeqiite~-Alabl Mi((t r SObre "Ktln( CO»Satle 221

refleCtnr en el motrlentu en que eStaba en la tribuna. jN1lníal No es una interdlcclórl. El Supefyó organiza los síntOIArlS~ 10
Solamente con su palabra, era como si para la audiencia sur- ue eS una tesis clásica Or ue e n e S u1toma también ha un
giese un haz de luz cuando í'l ap<arecia. No es lo mismo pro- gOCe que es la raZón de nuestra faacinacron or él y de nues-
ducir ese efecto con las palabras que producir ese efecto como tra vmcu Ación con él. Eso fue algo sobre la alabra tocador y
tu> shvrv-bi>SiiiCSS.Aunque también pu< dc11 ser laa mííltipies v Li otf,
fa ce t asde La can. Durante nuestro curao volverclrlos a eSto despuéS que re-
CreO que hay un a f ó r m u l a q u e e n contramoa en A11inial Situemos esta CueStión del Superyó L l t é r r n inO aparece sólo
Farr», de George Orwell. Todas las interpretacíones son igua- rin(a vez en este texto, cuando se trata de una orden del supcr-
les, aunque hay i n t e r p retaciones n1ás iguales que o t r as. Y yó, noción yadescubi.erta por Freud. Hay un pequeño texto
bien, en cierto modo, creo que mis interpreta.ciones de Lacan cle Freud sobre elhumor donde especifica que alguien puede
— mías, porque son diferentes, y a veces cambiantes- son más pensarSe pequeno y losOtrOS también. LOS 1notivos de riaa
iguales, están dentro de las más iguales, frente a los tro iezos de los seres humanos deben ensarse a
En una frase cle Lacan se dice que con Kant y Sade, entre artir del su er ó. No pensamos e s u er ó s ó l o c o mo u n
los dos, entre la publicación '
de la Crífi ca de la razíi» práctica,de amo feo .

rle dice: " Tiene c ue traba ar!". Fl superyó es


Kant, y Lafi losa@a del tOCarfOr tranSCurrió pOCO tietnpO. YO fui a nn ser amable... el su er ó es un tocador. El su er ó no so o
ver esa palabra en el d.iccionario para preparar y ver cómo se tiene unCión u n i t i v a SinO tambien función de dulZura, nOeS
traduCe bOliríoír: encontré tOCadOr. Pero ¹de dónde Viene toca- sólo la fi ura obscena f e roz de la ue también a la Lacan,
dor? l.s CuriOSO, en tranCéS eS llo»rlair y en CaSteHanO tOCadOr...
Ln francéSbaudvir Viene del verbO baurfer que SignifiCa que Se podría situar el papel de la mujer de otra manera. Sería
alguien está descontento, que puede llorar. La palabra en preciso desviar el seminario, aunque no lo desviemos aquí.
francés significa el cuándo y el dónde la mujer tiene su lugar ASí eS que — inSiSte LaCan — eXiSten OChO anOS entre la primera
propio, su cuarto para prepararse, para rlln'glarse en el tOca- publicación de la Crítica de ia raztín pr iíctíca y Sade, hay un
dor. Por ello, ia pataiara tiene una tunetón es uncial~pato e conjunto entre esos dos elementos que constituye una ruptu-
en el Ca.
'

'1 O e SenCial de un Caaalnlcntu ' S ra subtcrránea, ruptura "de gusto"que camina, y el psicoaná-
también una encarn e ó a r a l O S hOn1bres. La lisis es como una consecuencia de esta ruptura.
encarnación del su e r ó 't es eS iii mu el' COn No hay límite para el conocimiento en psicoanálisis. Lacan
necesitóa Freud y eso produce muchas otras consecuencias.
el famoso problema teórico en Freud, del superyó femenino, Y SeneCeSitl1 de I acan p<1ra leer a Freud retrOaCtiVamente. POr
porque su idea es que tal vez no exista el superyó femenino. eso en aquel momento, fin del siglo XVHl -todo eso se produ-
Mi respuesta a la famosa pregunta teórica de Freud sobre cía en torno de la l(evolución Francesa — se produce una rup-
la existencia o no del superyó femenino es: la mejor encarna- tura que camina en las profundidades hasta el fin del siglo
ción del superyó femenino para los hombres es, procisarnen- XIX. Y les dice, de alguna manera, ya en la primera parte, al
te, una mujer, y el bo»rirlir eS un cuarto que denuncia eaa fun- dar un pequeño resumen de eso,de dos siglos de literatura y
ción. Ln todos los sentidos, supcryó no es ia prohibición. Eso de gusto, El siglo XVH1 y el siglo XlX son diferentes por eso.
fue desarrollado, por ejemplo, en América latina, en las con- La tesis que caminó durante d siglo XV111, antes de Kant y Sa-

fundamental del s11 eryó, COrnO Lacan entiende es: "¡Goza!". c onvicción 1t ofunda en la bondad natural del hon1bre. Fuera
222 /nt qwre-Alait> lkltller S<4rt "Kata con Sndt'" 223

tesis quc produjo también la Revolución Francesa. Si los hom- Después del período de la Revolución, desarrollé un poco
bres son buenos naturalmente no necesitan de uüt o cerno este tema en mi seminario, el abordaje de la literatura canlbia.
fuerte c ue sca amo de todo,. En el siglo XV)1, lo difícil cs en- D«sde «I li<nii lnticismo hasta 13audelair«no sc trata a de "cs
contrar en la historia de la cultura Ia teildencia a seguir... Us- bueno", se trata de Lasflores del (nal, a mediados del si lo XIX.
tedes deben conocer i H o bbcs, el filósofo inglcs d«l siglo .ntrc can ac ucs o u sseau 13audelairc a no están las flo-
XVII, cuva tesis es "el hombre es el lobo del hombre"; esta fa- res del bien, estén las flores del inal. Los personajes están an-
inosa frase constituye e u n am c n t o d e su f i l oso ia política. gustiados, son malos, representantes dcl diablo: Mcfistófeles
Si el hombre es el lobo del hombre necesitamos un obierno y l'austo, de Goethe, pertenecen a esa vertiente, El diablo es
fuerte a r a cr m i t i r u n a conviv encia u n v i v i r ' u n tos Nlecesi- un personaje, hay una especie de úiabolización dc la literatu-
tamos , Su axioma dc base era: la moldead ~la a ~ c s i v i - ra. Hay una enorme tesis publicada e n Ios anos '50, no muy
dad fundanlcntal del ho m bre en relación al otro. Puede fun- conocida, llamada "El d i ablo cn la literatura francesa" sobre
e l tema del diablo d e l mal durante el si lo XIX; el mal u e
e xiste en la humanidad, snl arinon ' ina tesis "de
or cl contrario, durante cl siglo XVIII la tesis progresista usto" en la literatura.
fue eilcarnada porJean ]acques Rousseau. La bondad natural ara Platón n a a c s c s o i l t á neamente nlalo. No h.ay sus-
introduce un nuevo ti ~o de filosofía o l í t i ca. De una manera tancia del mal, ha sólo c r sonas que son ma as or u e n o sa-
o de otra e r m ite también luchar contra el od er olítico de ben; si lo su iesen serían buenas, . ma prevalece sobre el
su tiern o. Luchar ) I uc lona l'I a. bien. Estel es la tesis de todos los ro cs i s tas
Por ejemplo, hay un personaje de una obra de teatro de Di- ay un escritor muy i n l p o r t ante — no sé si Laccul se refería
derot, cuyo título interroga si él es bueno o m'llo: "C'est tu be~i a eso- Kant In conocía pues fuc por cso qu« K a n t se refería a
ou e'est tn mécharrt?" —¹Eres bueno o eres malo? —. En cierto la religión en los límites de la razón. Lo estudió como un es-
modo, en la filosofía del siglo XVIII siempre la respuesta fuc: cándalo, aunque también tratando de darle estatuto de mal
absoluto. La cuestión es si puede existir una sustancia del mal
contrar el sustantivo mal, uila literatura sobre todo an « chica, considerando, por ejemplo, la divinidad. Ustedes conocen la
En la novela de Jean Jacques Rousseau, La nouvelle Heloise, to- tesis de Leibniz: todo lo que aparece como mal en el mundo
do el mundo es bueno; Julic, su inarido y cl joven, cuyo per- permite otro bien quc no conocemos, El mral es apenas una
sonaje encarna elpropio Jean Jacques Rousseau: Devienne apariencia para nosotros. En realidad, es un inedio de un bien
que ama a Julie, I.o que se produce no es la fórmula dc una mejor y una nlancra de pensar la vinculación de la divinidad
dramatización terrible. Al contrario, todo está bien y van a vi- con el inundo. No se puede decir "Dios es bueno". Allí el es-
vir los tres juntos — no exactamente cil tln a(coge 0 trois, ilo t<1 tuto dcl mal es siempre un estatuto derivado, un estatuto de
exactamente en un matrimonio de tres —. No está de más decir apariencia. Y es por esa misma razón que, cuando se piensa la
que Julie es illuy tierna con el personaje que encarna Jenn Jac- sustancialidad del bien, del nlal, el personaje del diablo gana
ques y el marido sabe eso y, en cuanto a él, considerando los existencia autónoma frente al bien.
idctlles elevados de los dos, no los nlol«stabl de ni n g u ila ma- En psicoanálisis, Lacan nos da un resumen dicicndn que
nera Julie es un modelo de virtud y no de... puta. Hay una hay, durante todo ese siglo XIX, un crecimiento del tema de la
cierta idealización fantasiosa. Es sólo un ejemplo; iremos to- "felicidad dcl mal". Quiere decir quc el mal tiene una sustan-
mándolo y desarrollándolo más. cia y que hay una felicidad propia — no una contradición — del
224 la< qííe.'-Abíi n lí<tiller Sobre 'Knnt eoíí Sade" 225

mal. Está muy próximo al título de un pequeño relato de una


escritora Francesa del siglo XIX, Madame Reviquy: el libro,
constituido por seis relatos de mujeres, Las diabólicas,son seis J.-A,M.: ¹I-lay preguntas sobre algún punto dcl texto de La-
relatos diabólicos y uno de ellos se llama "La felicidad en el can?
crimen", Cuando Lacan pone entre comillas, en la primera
página, el tema de la felicidad en el mal, es un eco del título P: 1',n el texto, en la traducción española de "K-S", en la pá-
dc Madamc Rcviquy. gina 340, cn el comienzo del segundo párrafo, Lacan dice:
Propongo, en mi seminario, retornar ese texto. Puedo reco- "Convendremos en cpíe a todo lo largo de la Crítica ese obje-
menzar la lectura de este pequeño relato dc Barrais porque cs to se hurta". Se refiere a la Crítica dn larazóíl práctica... "pero sc
íína excelente literatura y hay mucho que decir sobre este ti- le adivina por el rastro, que deja la implacable continuación
po de escrito. En psicoanálisis, se supone Ia aceptación de no- que aporta Kant para demostrar su híírt <amientíí y cuya obra
armonía de la personalidad humana, No hay ningún Papá retira cse erotismo, sin duda inocente, pero perceptible, cuyo
Noel fundamental de la h u maxudad, las cosas no caen bien, carácter bien fu n d ado v a mos a d em ostrar por l a n a t u r aleza
no hay ninguna señalde armonización en el ser humano. Se del susodicho objeto," Mc gustaría entender más la cuestión
supone que la filosofía de la bondad natural dcl hombre sea del objeto escondido.
un optimismo, como también lo es la concepción de que todo
puede curarse. Es muy cierto quc toda csa fantasmagoría sc J.-A.M.: Es una frase muy importante úe este texto y está
extiende alrededor dc Frcud, en el comienzo dcl siglo XX,
ubicándolo como un personaje de la literatura del siglo XIX,
perf
ectamente cn el punto. Quierc decir que no podemos ol-
vidarlo al leer el texto de Lacan y entender su intención. La
un personaje diabólico, dividido, escondido cn su consultorio vmculación de Kant con Sade tiene conío finalidad permitir
e n Viena, con todos los misterios que envuelven el alma h u - que el objeto escondido en la Crítica dela razón yrácticn —escon-
mana. Quiere decir quc, en cierto modo, Freud también es un dido, vamos a saber por qué- pueda aparecer a través úe Sa-
personaje de es» siglo. Y es de este extremo último que pode- de. La tesis de Lacan está fí.índada en el propio texto de Kant,
mos ver, cn los escritos morales de la época., en los escritos cn su Ética. La característica de la Ética kantiana es que no
eróticos, la descripción dc un paraíso del goce. El siglo XVIII, hay objeto, Es lo que quiere Kant, porque cuando se trata de
cn Ia nueva literatura, con las pequenas novelas eróticas que objeto no sc puede dar una regla universal a la acciór í hurna-
son también lo contrario de una novela santa. La novela mo- na. De aHí su tentativa de determinar el objeto de su ética. Y
ral es lo mismo que una santa, siempre se proponen la prome- Lacan dice: "Bien, en realidad se trata de un cierto objeto en
sa de la vida, de la felicidad con su pequeno amo, su novio, esa Crítica, Y se puede ver cuál a través del fantasma sadia-
su novia. Esto es lo quc podemos oír en la ópera cuando las no", Es un párrafo clave porque conjuga la cumbre de la mo-
voces responden una por vez y después en conjunto. Es ver- ralidad en el sentido habitual y la cumbre de la inmoralidad.
daderamente encantador; cuando tína se produce aquí, la otra Vincular las dos y decir quc Sade puede manifestar la verdad
responde y las voces se mezclan. quc hay en Kant, fue un escándalo filosófico. De un lado, la
Freud y el psicoanálisis tienen una dimensión opuesta a la cumbí c de la moralidad filosófica, dcl otro lado, esc perverso
pas toral. e inmundo Sade diciendo la verdad. La cumbre de la morali-
úad es la perversión sadiana. Eso cs un efecto de humor que
no puede desaparecer... Es muy difícil ver cuál objeto descu-
226 /«cq«<s-Al«t Ivfitt<.r
< Sabr< "K«at r<v<Sn<tr" 227

bre Lacancn ese texto.Lrs difícil,aunque no debemos olvidar da uno, sin excepción, tiene ese derecho. De tal modo que la
la promesa de Lacan de revelar el objeto escondido en la Éti- fórmula hecha. por Lacan de ese "imperativo sadiano" no di-
ca. Es una frase íínica, una de las frases clave de este texto, ce: "yotengo derecho a gozar", pues eso puede implicar q«e
t Hay otras preguntas? el otro no tiene el mismo derecho si la frase se dice con el "yo"
como sujeto. De este tnodo, Lacan prefiere formular el "impe-
P: En cuanto a la rotación que Lacan realiza del primer es- rativo sadismo" de un modo diferente de: "tengo derecho a
quema al SegundO, ¹pnr qué el realiSmO tiene que ver c<ni la gozar del cuerpo de cualquiera", porque de acuerdo a este
causa? Me parece que esa ubicación tiene que ver con la pri- iexto cualquiera podría decirme: "tengo derecho a gozar de tu
macía que Lacan concede al objeto a en el goce. En este texto cuerpo". Y esto nos dcnruestra la form ulación mi sma de un I
Lacan define el goce, laj otrissance, como «n derecho... palabra a la cual estoy yo mi smo sometido. ¹Fntendieron es-
to? Cualquiera puede decirme, todos podemos dcwir: "tengo
J.-A.M.: Fs como un derecho al goce. En 1 > vida, usted tie- derecho", porque en esa formulación se nota que el enuncia-
ne derecho Q goza.r del cuerpo de otra persona soL1I1Ecnte con dor que dice ser "yo" es el otro y de este modo, yo soy el otro
su permiso. Hay varios problemas sociales si usted usa el de- de ese otro. l,o que vemos desarrollarse en ese parágrafo es
recho a gozar sin permiso clel cuerpo del otro, como usted tie-
ne.derecho a gozar de su propio cuerpo, La posibilidad cle go- zar de tu cuer o, u e d e decirme u i e n u i e ra..." (pág. 340),
zar de su propio cuerpo tiene un lugar en la
impor
tante Es muy importante ese "puede decirme quienq<,uera", ya que
clínica analítica. Existe una. pr»blemática del derecho a go- realiza el efecto que esa palabra hene para cada uno, vía cl
zar... ;Existe en la práctica comun! El acento especial, el acen- Otro, introduceesa dimensión <luehace que, de este modo,
to sadiano sobre ese derecho a gozar es quo cla el sentido de sea yo también el otrode esa máxima; "...y ese derecho lo
derecho a ello, Es por eso que, en la FQoso
fia del tocador, Sade ejercere, sin u e ni n í í n lí m i te me de ten a en el Ca ric hO de
ex one la id.ea de ue cada uno tiene derecho a ozar d~l ts exaccioneS que nle venga en anas saciar en él . Y Lacan
Cuer O e O t r o sinsu er n u s o. HaV mííltipleS im l i C aCiOneS,
sinembar o es verdaderamente a pro lemáticasadian.a,La na", porque el límite de su capricho en el uso del cuerpo del
rOblemátiCa e er e CXOa gOZar eS tam ién an t i a n a;taleS otro es morir. Ls difícil pensar una sociedad con esa ley. l'are-
arado'as a arecen a raves e a re ormulaci.ón la.caniana en ce que si cada uno tiene ese derecho, es difícil concebir u.na
rmula del llamado "imperativo sadiano" en oposición al con.tinuación de los acontecimientos sociales y de una socie-
e rativo kanttano . a can or m ae t p cr< a v o sa l ' l - dad entera. Por eso Lacan habla de "paradoja sadiana". "Esos
no" que es e er t o d e cada uno a gozar del cuerpo del dos i mper
ativos[. ..] nos son impuestos en la paradoja sadia-
otro sin SupermiSO y ha ata e] límite que quiera", Ustedes pue- h na conro al Otro, y no como a nosotros mismos." De este mo-
den leer en la filosofía def tocador la demostración por parte de do, tenemos una dirección de la paradoja cuando formula: la
Sade de que se puede hnagln Ir una soctedad donde cada uno voz vienedel exterior de cada uno, Cada uno que quiera pue-
va a hacerlas cosas de este modo, con derecho. Así como hay de decirlo, Así fomulado no se encuentra en el texto de Sade,
derecho a la libertad, hay derecho al goce, ;El «tro puede de- es una cortstrucci()n lacarti ana. El imper
ativosadian o debe
Cir lO miSmO de mí! ¹Se trata de un déspota que diCe: "yO ten- cOntrastarSe COn el "irnperativO kantianO". ESte ííltimO eS mO-
go derecho a gozar del cuc rpo de cada uno de mís sítbditos?". ral y Se enCuentra en Ia Critica <íe IarnZ<ítt prrirttCa, Cn la Cual
;No! En la filosofía sadiana se trata, preCiaamente, de que ca- hay una fraseclave de Kant que hace que aparezca como el
228 iú<qrfeú-Al<ril<riJll< r Sú&tE Kúfft c <rfr Sú<ic M 9

principio mayor de la moralidad. Vamos a saber cuál, y va- or u á más r ó x i m o a r e a l izar su fantasía
mos a saber por qué no hay objeto en esa Ética. ue un neurótico. La fantasía del neurótico es un1 especie dc
La fantasía que le interesa a Lacan en este texto, cs la fan.- es cctáculo r i v a d o . Co n s erva u na d i s t a ncia r epe a e e
tasía perversa. Més aíín: es la fantasía cn la perversión. Y aún f1nt«sm« c om o l u gar de eh1bolación, como m e di o d c g o z ar.
más porque las fantasías son un hecho clínico, las f«nt,ísías de El perverso demuestra de una manera abierta su tantasía. Lo
los neuróticos son fantasías perversas, son también fantasías VemOS Cn COP«Cahana, POr CjenEPJO. VemOS tiPOS eXtraOrdin e1-
cn relación con el goce. Un ejemplo; una paciente cuya fanta- rios que parecen mujeres, hay un cierto ritnío al caníinar, etc.
sía es ser golpeada por varios hombres que, luego, en contra Todo eso cs una demostraciórn «cerca de lo que es una fanta-
dc su voluntad, gozan de su cuerpo. Es« fantasía no hace de sía cuando se realiza, que no es pensar en eso sino hacerlo.
ella una masoquista. Es muy r ara la perversión eíE las muje-
res. La crversión es un rasgo masculino, una acentuación del
No es frecuente ver, creo, a esas p ersonasen
análisis.+c) sé ~ g

d eseo masculin o or u e a c o n h t u c lo n m l a -. eseo es- tad de o ce, una voluntad decidida a o z ar, realizando su
u lino. La estructura mi sma de e eo a fantasma.
contiene Ja estructura erversa en cl hombre, Hay hombres cn Cuando 1 seandice:"ar ui se puede babia r de deseo como
voluntad de oce", es una. forma osible de deseo perverso.
cióü en los hom u eres: ele 'r la forma n1«sculi- Lldcsco neurótico está e'os de l<1 voluntad de voce. O r eso,
lE'í o la forma femenina de la sexualidad. No se trata de 11omo- cuando un hombre uede calninar or Co acabana vestido
sexuales. Es un hecho clínico: 11 «usencia, cn general, de l« de mu'cr, acentuando todos l l ls rasgos dc Ja femineidad , a l
per version elí el sentido clínico, en las lnujeres. De este modo, m ismo tiem o , conservan o o e s enc t e sus a t r i b u t os
esas fantasías no conducen a estas mujeres al níasoquismo. Su culinos, caminar como un otro comp e u e tiene los rasgos
vida nada tiene que ver con la estructura perversa. No es su- esenciales del otro sexo, esas ersonas son io ses.
ficiente querer llorar para ser masoquista. Tenemos quc dife- El ciempio amaso en Jeatt Genct se i<etna Divina. Es inte-
renciar completamente el uso común del lenguaje y el uso téc- resante tratar el fantasma a partir de la perversión porque las
nico-clínico de las palabras. ¡Esa muer en la v ida es un« propias fantasías neuróticas son fantasías perversas y, en se-
feministal Puede ser también una causa de sufrimiento a gundo lugar, porque en la perversión son más abiertas. Fn
O OSíclo u e retcnde construir en la vi~ y tercer Jugar, tomar un camino a través de la litcr«tura porque
esa fantasía. Eso fue, para m.í, uno de los pr.uítos d.e partida, esas personas nunca vienen a análisis. Fstn es fund am ental
de reflexión de este ano: se úíE Freud, la fantasía es cl más es- para crEtcnder por qué en ese texto J«entrada en la clínica es
llna entrada cultural o literaria.
tO híbla CleSuS SíntOmaS COn rnuCha faCiiida1J al PlinCIPiO. L1 Es verdad queFreud toma casos dc su experiencia, pero no
trama de la experiencia analítica consiste en íuEa lamentación son casos de perversos. En "Pegan a un rEirEn" hay seis casos,
sobre el síntoma, Cllando alguien se acerca «l pulEto límite y no son casos de perversos: son casos dc neuróticos con la
donde la fantasía se vincula al goce, hay una reticencia muy Inisrna fantasía pcrvcrsa, l« m i sma fantasía s«clo-m<1soclulsta;
grande dcl síljeto, que puede ser muy poco tenida en cuenta son neuróticos. Ls verdad que hay perversos que pueden ve-
por el analista. nir al consultorio, pero no esos. Esto puede ser la prueba. Es
I as fantasías neuróticas son fantasías perversas, aullquc una ventaja para mí poder preguntarlo a los analistas que tra-
son muy d i s t i n tas de las fantasías de un p e r v erso. Primero, bajan en Río, porque es un testimonio que aquí nadie tiene
230 iaeya~-Alain Miller Sobr< Knnl <on S«<t< 231

una persona así en análisis, un testimonio que voy a comuni- ne una positividad y todo su problema es cómo alguien pue-
car en París. Está confirmado que en Río no se analizan los de querer algo más que su bienestar.
t ravestis brasileiros, en París también son m u c hos (hay u n a La er ver i6n esuna dcurostració» — es su nobleza — dc ue
gran importación). ha cosas ue al '

-
- u ercr más uc el bienestar u e
Es verdad que el perverso p
ucdc entrar en análisis, pero en el bienestar no es el valor su remo. Ls también a través de mi
estos casos hay rasgos neur6ticos. Y cuando su reiación con el pcqueno comentario que ya ustedes quizá puedan cntcndcr
goce está cn ocasiones pcrturbada, lcs sobrevienen síntomas. '
la vinculación mbre de l m la
Un resultado del análisis pucdc scr permitirles regular los perversión. Es una característica común d e 1 s dos — ervcr-
p roblenias que t i enen con e l g o ce p e r verso, no se t r ata d c sron m o r a i a d — c uerer al o má s u e c l b i enestar. La mora-
cambiar el modo dc gozar. Lo que permite el análisis dc la lidad implica,porejem~lo el sa 'ii : '

'a-
obra de Sade es articular el fantasma en la perversión de una
manera más completa.Por cso, es clcaso de un hombre que vida Tiumana e n u < ue
no puede ir a análisis, por razones de estructura. Ésa es la de-
mostración de Lacan: por qué un perverso no puede ir a aná- s ión. Fn t a h a u n a sa - . e esr o — ue, precisa-
lisis. ''
mente u e d e e abrir una ' Alá del bie-
l lablarcmos un poco de ese objeto escondido en la Crífícn Qr.
de la razón práctica, Es el plano de entrada. ¹Qué hay en ese Vemos así, en los propios ejemplos de Kant transformados
texto? Hay una introducción general donde toda esa historia pof Lac ln, que S Ide está llrás allá de la moralidad, más allá
de las ideas prepara el análisis. Lacan dice, en la primera pá- que el propio Kant. Vamos a iatomar esto luego.
gina, de una manera muy perspicaz a propósito dc la formu- l'ara abordar el objeto escondido cn la Crítica áe la razórr
lación de Frerrd en su "principio del placer", que es un prin- prnctica, sería preciso retornar Ia Crítica de la razón pura, para
cipio vinculado a la repetici(>n, al "más allá", que contiene darles una cierta idea, para su investigaci(in. Tengo aquí unas
"un más aHá". Fsto es también una disarmonía fundainental, referencias de Kant y de cómo desarrollarlas. La investigación
cn oposición a todo lo que expone la historia dc la filosofía y, kantiana tiene como referencia la investigación fundada cn
para decirlo en términos de Lacan (en la primera página del los hechos de discurso: ¹Es posible una formulación como
texto, en el tercer párrafo), dond» sc trata del "...prejuicio in- "dos y dos son cuatro"? ¹C(>rno puecle tener esta formulaci(rn 7
controvertido de dos rnileruos, para recordar la atracción que una aprobación universal? El " s dos s o n cuatro" no de-
preordena a la criatura con su bien...". iQué significa eso, "lo +'.nde dcl momento dc la historia, no de ende del lu ~ar. "Dos
que preordena a la criatura con su propio bien"? dos son cuatro" es verdad a u í • al ro l a d o d e l A t l á n tico.
Hay un preordenamiento entre la criatura y su bien. La te- Es verdad que, en ocasiones, hay un esfuerzo para cambiar ~
sis anterior, anterior a Freud, es cad a un o u i ere su bien. eso. También es un ejemplo de George Orwe]1, del que hablé
'
Llabría una positividad e r la cual nadie es volun- esta manana y que podemos ver cir l984. Al final — cuando es-
tá el pobre vencido por la orden totalitaria — para mostrar que
tra del propio bien, cn contra dc la salud; por ejemplo,
beber fue vencido cn cl plano burocrático, este pobre viene y dice a
mucho, De allí que se piense el hacer cosas contra el propio 13ig Brother: "Cinco". Dice "cinco" y ve "cinco". Esta es una
bien de la criatura como r ' e r r o r , un hecho accidental, y de- parte del libro que me encanta. Se tr der dominar lo
be poder ordenarse. Quiere decir que ninguna perversión tie- más seguro dcl discurso, dominar cl si 'ficantc — el matemá-
232 ll mttítas-Altiva Afillet Sobre "Ktqtí( rttíí Sííde" 2SS

i u rso —im oniendo la le d el amo sobre la mate- blar directamente de sus p roblema
s, hay una posibilidad de
mítica. El ejemplo de Orwell es impor tante: el esfuerzo de ese ser profeta, Aunque es más difícil ahora que antes. Hay una
hombre moderno en dominar la lengua, la memoria y la ma- posibilidad de ser profeta, una santa como Juana de Arco.
temática, es una condicion de percepcion. Sin embargo, es co- Ahora hay una posibilidad más para ello: el hospicio psiquiá-
mo sl ya no hubiese rclos y dos son cuatro trico.
l.a primera pregunta kantiana: cómo hay un tipo de cono- Generalmente no tenernos una experiencia de la divinidad
cimiento queno depende de laexpesriencia, que no úí!pende y la cuestión de Kant es que no podemos iensar más allá de
de ninguna experiencia decada uno. ¹Puede eso ser del orden "" " " ' "' " " " t' - ' " " " " '

del "me gustao no me gusta"? l-Iay siempre verdades que son esta confinada a un cierto campo: no se puede conocer dircw-
menores. Vna persona que desembarca en Francia — es un t amente l a e s t r u ctur a d e l a l m a , l a f i n a l i da d d e l m u n d o ,
ejemplo ingk!s — ve una mujer rubia y dice "voh eré a Inglate- etcétera. ESOnO lO pOdemos ver, no eStá Verdaderamente f cw.-
rra para decir que todas las mujeres en Francia son rubias". dadO. La rnetafíaica es un enganO, una iluSión que nos hace
Eso esuna verdad, sibien depende de la experiencia un poco penetrar en el pensamiento divino, como Leibniz, Es una olu- g
limitada del caso, Esa persona cree que la mujer existe, ve una cubractón,pues no podemos pensar una tey así.Sería una re-
y piensa que está ahí, que aSí eS la mujer en Francia, Sin em- ílextón sobre la estruct m is m a de la ex eriencia. l-
bargo,í~a es una verdad de la experiencia, debemos decir, y una imensron donde no podemos situarnos de manera~
todas las verdades de la experiencia dependen de cada uno. Jífica. Es m u e l e r nen a, rnen; s o, sí
No ocurre lo mismo con la verdad "todo cuerpotiene un pe- nOS tratan de entrar en la Crítica í r «r aZóri « r a verán~al O de
SO". ESOeS verdad en fíSiCa, en general, y nO impOrta la exiS- a manera d r de K a n t u ee stá expresa a en ia histo-
tencia. El humo también tiene un peso desde el punto de vis-
ta físico. Es un error de la física aristotélica pensar que hay La Crítica ríe la razón práctica es el segundo libro de Kant, a
dOS tipOS de CuerpOS: lOSque Caen y lOS que Suben., LS una fí- partir del comienzo de las Críticas, pues ya antes tenía tocla
sica fundada sobre fenómenos. En la física científica, rnatemá- una obra.La segunda es un libro mucho menor.
tica, todos los cuerpos caen. Ciertamente, estamos todos ca- A partir de la Crítica dela razái< prííctica, Laca n introduce la
rninandO en el SentidO de la tíSiCamatemática. cuestión de la perversión. Es un libro pequeño, no tiene tan-
La pregunta kantiana: ¹cómo son posibles los tipos de co- tas ideas y ade>nás éstas se repi ten un poco, ¹De qué trata? Es
nocirniento a priari, esto es, sin referencia a una experiencia, o una tentativa de ver si hay principios a priori del conocimien-
sea que tienen una vincuiación independiente de la experien- to, principios a priari, independientes de la experiencia. Es
cia? Y la pregunta de su primera Crítica era a propósito de la una tentativa de un sistema de moralidad pura, sin referencia
existencia: ¹cómo puede existir una matemática y una física a la experiencia. Puede tomarse como princi io de la morali-
matemática? No voy a desarrollar la cuestión abierta por esa dad, or e em l o , el r i n c i i o ' ta o sea, el principio de
problemática de si podernos pensar más allá de los límites de que Cada unO e e O btenerSu plaCer. TenernOS que Ver Si éSte
la experienCia, La matemátiCa y la fíSica, en cierto modo, dan es, para la humanidad en general, un principio a priori, Kant
una iclea de lo que es pensar más allá de los l imites de una ex- dice que no lo es, porque el placer de cada uno es diferente.
periencia. Es en esa dimenston quena ocamos a t b nm a por De este modo, hay una diversidad del placer, o lo que es lo
l't cual tto tcnclrtos — silto s onlos ltttsbcos o crttuslastas- ul ta nusmo: lo que p roduce
p
lacer una vez no produce placer una
experiencia directa de ia divinid ad, Si la divinidad viene a ha- segunda vez.Un ejemplo: comer un poco excesivamente, des-
234 i«<'<l
uis-Al<t& r Mi II<r Sobre "K«nt c<i«sndsxe 235

pués no hay placer sino displacer. Hubo intentos de fundar vez la conciencia con su frase. Tenemos que ver cón>o cada
moralidades sobre el placer. Hay en Kant un estudio de puris- palabra en Lacan fue pensada y eso es, precisamente, una des-
m n o de
historicismo,etc.,«lemostrandn que cada uno no tie- cripción. Es por ello que se trata de ética sin objeto. La tesis de
ne universalidades. No puedo retnmar aquí cada crítica hecha Lacan es que através del fantasma sadiano podemos saber
a esas moralidades, sin embargo, de manera general, como que ha también un ob'eto en la ética kantian;>, sin embargo,
los objetos de la experiencia cambian, son diferentes, una mo- no es un ob eto de la ex eriencia. Es a artir de ese ob'eto es-
ralidad — es decir una regla de acción fundada sobre una rela- con de
ción del sujeto con los objetos del mundo —, una moralidad así, riencia. I-Ia un ob'eto es el ob'eto a. a arecer la con-
nn tiene universc>lidad y nn tiene necesidad porque en la pt.'n- ~rrac icción co o s io s b ' e cos r<e ia ex eriencia. Es o e
pia experiencia las cosas cambian, no hay un principio <t prío- da también en la ex eriencia de la e r versión. Precisamente
ri y universal, Pueden entender esto? Es pnr esta raz<>n qu» esn e» lnque dice Kant, que nn ha un ob'eto absoluto, Los
de cierto modo, para form u lar una ética <t prí<>ri que tenga un o bjetns snn modificables di f rentes, etcétera. n a p e r v e -
valor para toda la humanidad, tenernos que abandonar las re- s>on tenemos la idea de un nb'<ttn absnlutn a r a un su e o
laciones cnn lns objetos, podemns hacerlo sin objetos, o sea, s ujeto u e n o u e d e d e sear sin z a patos si n I a resencia de
sin referencia a los bienes y al placer. Es lo maravilloso en las unos dos o tres zapatos. El fetichismo es la demostración de
primeras páginas de la Crítica de l<t razótt prrictic<t: todo desa- ello, Ese es so n un p e v>s a u n poco conocido pnr el
arece,estamos en un lugar donde no podemos apoyarnos cual podemos introducir, podemos vincular esa moralidad en
obre al o e m u n d o >a r a o t e n e r u na re a e acc > on. n la perversión.
csc momento, en la desa an ca>n, en a anu aciónd e todo, sur- Las primeras páginas del texto de Lacan se refieren a la es-
e la formulación del im erativn kantiano, en el cua no sc tructura significante de la. fórmula kantiana, un análisis de la
trata e lo s ob etos d o n d e t om a su o s i c ion " u n a verdadera fór<nula. I lay una introducción general, después el análisis de
la fórmula kantiana desde el punto de vista del significante y,
voz de la conciencia: tenernos sólo que escucharla e ir adelan- después, comienza un análisis del fantasn>.a sadiano que con-
te; tenernos que actuar de manera tal que la regla de su acción clt<ye con la presentnció>n del primer. esquema. El primer es-
pueda ser tomada cor<>o máxima de cada uno. querna del texto es el rnatema del fantasma sadiano y después
Con respecto a ese m<>virnientn del pcnsamientr>, Lacan está el segundo esquema que veremos qué significa. Hay to-
(en la pág. 339 de la edición en castellano, en el segundo pár- do un amplio análisis a propósito del psicoanálisis, de la his-
rafo) dice: "l(etengamos la paradoja de que sea en el tnomen- tr>ria, etcétera. Lntnnccw, el movimiento es: análisis d» la fór-
to en que ese sujeto no tiene ya frente a él ningíín objeto cuan- mula kantiana, introducción al p a r alelo d el impe
rativo
do encuentra una ley, la cual no tiene otro fenómeno sino algo sadiano, an ílísis del fantasma sadiano. El análisis de la fó>r-
significante ya que se obtiene de una voz en la conciencia...", mula de la enunciación y del enunciado está construido des-
etcétera. Ese movimiento es ln que estoy desarrollando: cuan- de el punto de vista del significante, Es sólo a través del fan-
do todos los objetos de la experiencia desaparecen porque no tasma sadiano que se introduce la cuestión del objeto: son las
pueden dar una ley universal de la acción, de allí surge la má- dos partes de la articulación. Esto está en la p ígina 338, hasta
xima, una frase, una articulación de significantes, que provie- la mitad de la página. En la página 340, está la formulación de
ne de una ley en la conciencia. l-Iay una suerte de antinomia: la míxima sadiana con su interlocutor y enunciadn diferen-
cuando la dimensión de la experiencia desaparece, surge a la tes. Lacan quiere decir allí que todas las moralidades antes de
236 /n cíiueb-AIni íl Miller Sítbrí "Km>tt:oíí Sndsp' 237

Kant estaban fundamentadas en la idea del amo, de un orden guOS. POr ellO, eS un ValOr -Segíín Kant- que nO tiene neCeSi-
prestablecido del hombre d e l bien, d e la armonía entre el dad, universalidad:para cada uno depende de muchos facto-
ien moral el b i e nestar,'si al uien sigue la regla de su bien, res, Así, en Lacan podemos encontrar. "No ceder en su deseo
'enestar. Tiene ue c onocer su r en n es una seguridad para la infelicidad, en cierto modo". Y cuan-
Freud, al contrario, ha un en s a mientode un más al á del do dice que ése es el principio esencial de ia ética analítica, es
pnncrpio del l a cer, es decir, un más allá también decir que la felicidad no es una promesa analítica, Es
om pare de su bien, Esto hace una diferencia tambien entre una prortresa, por ejemplo, de nuestros amigos de Nueva
el psicoanálisis y otros ti os de tera ia fundadas en el orden York, llamados ortodoxos, que prometen la felicidad conyu-
del hombre de su bien.De este mo o, si ay gal, la felicidad del érxito en la l«cha por la vida, el desarrollo
un desvío de la relación del hombre con su i e n , pu e e c re- de la personalidad y t o das esas cosas maravillosas que pue-
sírse esa relación o b t ener un bienestar. ;es unc amen al den venderse a lahumanidad. Esas cosas se venden a la hu-
en elcampo freudiano que haya esa vinculación e as s manidad desde la antigüedad. Lo interesante es que los ana-
C listas pueden vender otra cosa. Vender, como dice Lacan, la
Ennant, precisamente, la operación es escribir el Bien así: destitución subjetivas no el desarrollo de la personalidad. Lo
H. La B esun símbolo para el Bien y la operación l<antianaes interesante es que la destitución subjetiva pu ede interesar a
barrar esa 8 mayúscula. No es el A barrado, es la R barrada. muchas personas:es una seguridad también porque da una
El Bien está barrado como fundamento de la moralidad y tie- cierta posición absoluta en la vida.
ne, p~i a arnente, eSa diferencia también en la lengua alema- Bien, podemos discutir un poco, I-Iagan preguntas, consi-
na. La diferencia entre Wohl, que es el bien en el sentido del deraCioneS, sería íítíl para mí saber qué leS íntereSó. No es fá-
bienestar y G@te,que es el Bien en el sentido moral. Seguir el ci] para un prtmer seminario tomar estetexto entre cultura y
Bien como valor moralno da ninguna seguridad de que va- clinica: es un esfuerzo.
mos a estar bien, Entonces, en cierto sentido, hay un más allá
en el propio Kant. Es el más allá del bienestar. El bienestar no
es una noción moral: depende sólo de lo que se encuentra en Drbnte
la experiencia, El bienestar tiene un carácter contingente. Oe-
pencle de lo que alguien come, de lo que alguien encuentra, P. Quería preguntar lo siguiente: el texto se llama "Kant
depende de muchos factoresque no tiene~ ninguna universa- con Sade",¹por que "con"? No es una analogía, Al ir desarro-
lidad ni necesidad. La bírsqueda de la moralidad en sí misma llando el texto, y por lo que usted va diciendo, no veo una
obedece al principio de actuar como si el principio de su. ac- analogía entre Kant y Sade, Hay otra relación allí, distinta, en-
ción pudieSeSer eSa máxima, etcétera.; esa máxima no permi- tre las dos prod.ucciones, ¹no?
te saber nada sobre los efectos efectivos que puede producir
en el bienestar.ES S61O deCir: aCtíía como si tu acción fuese J,-A.M.: Paralelo es la formulación que permite ver las di-
programada por todos losseres humanos. Podemos decir ferencias con las fórmulas del imperativo. No, no se trata de
más, porque seguramente cuando alguie~ decide seguir esa eso. Se trata del punto destacado en ese párrafo srnalado en
regla sólo puede producir efectos de malestar en su vida. En el comienzo. Si tenemos como punto de partida el texto de
cierto modo, es trna regla bastante limitada que no produce Kant, nueStra teSiS eS que en eaa étiCa Sin ObjetO hay un Obje-
felicidad, y la felicidad fue un valor esencial para los anti- to escondido. Para verlo, para descubrirlo, es necesario agre-
Stt(>re"Kír»l <íltj Sí>de" 2%
238 /í lcq>ípg-yéílai» Millí'>

garle a Kant, Sade. No se puede vcrln cuando se lee cl texto cuerpo del olro. IIay una distinción cn psicoanálisis: gozar
de Kant sin embargo, si alguien toma esa huella de Sade pue- del propin cuerpo y gozar del cuerpo del Otro. No es el mis-
de verse el objeto escondido cn Kant. El objeto sc ve con ]a mo goce, la diferencia no es física, es material.
ayuda de Sade, y "Kant con Sade" significa esn: Sade es el ins- Sin embargo, está perfectamente bien constituido; es cier-
' to que el gozar del cuerpo del Otro, contiene un elemento de
trumento u e e r m ita ver lo asco Kant~YLacan r tce
de manera muy precisa en sii texto: Sade es utilizado pnr no- formar parte de ese cuerpo. En la poesía Les!Jlnsoris d'nmottr
sotros como instrumento en referencia a Kant. Dice que el es- (Lns blasones dcl amor), los poem <as tratan sobre las partes
tatuto de instrumento conviene muy bien a Sad e porque en su del cuerpo femenino: uno sobre la boca, uno sobre los ojos,
propio fantasma, él no cs nada más que un instrumento. "con otro sobre las rodiHas, Las partes del cuerpo h umano me
Sadell t i ene un sentido mu y p r eciso que es 1a hinción de ins- agradan en castellano, pero las palabras referentes a ellas, en
trumentode Sade para ver loescondido cn Kant. Sadc nos da castellano, son muy feas.
la verdad de] discurso dc Kant. Esn es ln quc I ~can dice en c] La propia poesía erótica realiza la separación de las partes
final de la página 337, la primera p.igina del texto: "La filoso- del cuerpo y la perversión dc] deseo mascu]inn, es la caracte-
fía... da la verdad de la Crítícn". La fórmula de "Kant con Sa- rística de ese tipo de partición, causa del deseo mascuhno. En
de l/ primeramente presenta un cierto acuerdo enlre los clos yy r cuanto al deseo, hay una relación con ciertas características,
cn un segundo m o m e nto, Sade completa la Crítica de ln razó ii como pndemns veren Sade, comenzando desde la desagrega-
práctica porque nos da 'el objeto escondido y así, la verdad, el ción dcl cuerpo de] Otro. De todos modos, es un principio ge-
verdadero sentido de ese texto. neral. Es en esn que la perversión es tan humana como la psi-
cosis, pues las características no son de i nhumanidad; a]
P:Fn ese enunciado de Lacan al estilo dc Kant,"el derecho contrario, la locura, como ]a perversión, son ambas posibi]i-
de gozar del cuerpo del otro lo ejerceré sin ningún límite en dadcs humanas,
mis caprichos", no existe otra fórmula. No sé si cn el Se)ninn- Lacan diceen cl seminario sob l a an i stia o es el
rio, en el cual es bastante preciso, afirma que se refería a una sufrimiento del otro — la sou rniic» de l'nutre — lo ue busca Sa-
'
dc,sino s u a n u s t i a..Cómo e sarelaciónsielcuer- ~ Q
parte del cuerpo de] otro y nn a la totalidad. l'.] derecho del ti-
rano, de Sade; el derecho a matar al otro, de hacerlo desapa- po está lodo cortado, pues el fantasma sadiano debe fra men- aJ
recer, figura en algunos de sus libros. tar todo el cuer o, lo ue s e busca es Lz an ustia, es]o quey +g
Lacan articula de la relación de Sade con e otro.
J.-A.M,:Es verdad. En Sade está la idea dc quc no pode- Vamos a ver lo que signi.fica buscar la angustia del otro.
mos pretender gozar de] cuerpo completo, sino que debemos Cuando se trata de la fragmentación de] cuerpo del otro nn tal
dividirlo. Ue allí sus víctimas — ;pobres víctimas de la novelas podemos decirquc busca eso; sin embargo, cuandn alguien
de Sade! —, cuando salen de sus manos generalmente ya no tie- t oma el brazo y después los ojos, el resuhado es una íragmen- g
nen muchas cosas,por ln menos ya no tienen un cuerpo ente- tación. No podemos decir quc sea esto ln que busca Sade, pe-
ro. Con ello si.irge la parte. Hay otra pregunta de Lacan: ¹Có- ro sí busca ta angustia del otro. Para obtenerla, hay ciertas co-
mo o zar del cuerpo dcl otro? Tocarlo, penetrarlo es ~ sas ctue se hacen, y an Sede ls angustia se produced>or medio sp
de las amenazas, Fs mu i m or t a nte para los verd en
actividad de apre ension. ími t e e s destruirlo. Hay algo
impensable cn gozar del cuerpo del otro. Se goza dentro de su Sade, decir antes a la víctima lo c ue va a asar] les interesa
propio cuerpo sólo de manera física, nadie goza dentro del mu o em o s trar a a victima que hacen omismo con otra
víCtima cso r Od u C e an u S tia. Sin e mbargO, Cuandn Se cuentra un caballero gentil y obscsivo: después, es otro sádi-
arranca un br'azo, la angustia por el otro brazo es más fuerte. CO.. ESa eS la hiStOria de Justine que nO Sé CómO atravieSa tO-
No hay contradicción entre esa fragmen tación y buscar la an- do eso y sigue viva. Y al final, para acabar verdaderamente
gustia, la producción de angustia. Y bien, era una respuesta a con ella, tenemos que ir a la historia de Juliette, Hay una tor-
la pregunta sobre la relación entre gozar del cuerpo y de una rnenla extraordinaria y el fuego dcl cielo alcanzará a Justine
parte de éL para que su cuerpo sea separado en dos por el rayo. Decir que
En el.fctichismo, esverdad, sólo ha una parteque no puc- no tiene su. lugar cn cl mundo ¹y terminar cómo' Como suje-
to barrado.
Lac'ln ell Ufl texto, ltúe J~tlet a L JUL o 0 1 ' sl mlslll"I. L I P11tc,
en ei tetictásmo, es só o úna parte; sin elntsart;o, ttenn iúncio- P.: A partir de c ierto tiempo de l ectura, cada uno va v o l -
viéndose una especie de pequei>o interpretad«r del texto,
el objeto a, que es en sí mismo una parte, pero ¹una parte de Pensaba qu.eesa formulación que hace Lacan ubica una cues-
qué7 ES mejOr deCir: a parte eS una parte, Sin ernbargO rtpar- tión de la siguiente naturaleza: quc cl dolor es un elemento
te. Esta es la posición correcta. buscado por el propio sujeto, dentro de una formulación nar-
Pero debemos observar enlas novelas de Sade que todo cisistica, autoerótica propia del dolor.
termina enfragmentación. Lacan subraya que las víctimas tie- La tendencia sádica es buscar la angustia del otro, porque
nen una resistencia extraordinaria, lo cual es necesario en su el dolor es algo que el propio sujeto b«se<s como una referen-
fantasma para. el crecimiento de la angustia. En la historia de cia autoerótica. Porque, cuando formula la idea en Ainr de
juliette hay locuras horribles. Sufre durante treinta días y al que el goce essiempre
gozar dcl cuerplo dcl Otro, rnc parece
final, pobre, ciega, con hambre, camina sobre el hielo y cae, que el dolor tiene una posibilidad de entrar en esa formula-
golpeánd.oselos dos brazos, y aún viva, yace. Vemos cn ia ción que hace 1.acre.
fragmentaüón que hay mucha resistencia, de esa sola rnane-
ra, destacando paso a paso todas las partes dcl cuerpo, como J,-A.M Podernos hablar un poco sobre elautoerotismo.
Tenemos que ver si es tan "auto", porque siempre está funda-
angustia. Vemos m<ts adelante todo eso en forma dc amena- do sobre partes destacadas del cuerpo. En el centro dcl crotis-
zas. Antes de hacer algo lo corn«nica al sujeto. Fsa es la pro- mo hay una separación del propio cuerpo. Es a p artir
de la di-
pia operación. del fantasma sadiano: ob(cncr que su angustia mensión dclgoce que podernos decir:cn loshombres y en las
caiga sobre todo el cuerpo, En la historia de la pobre Justine, mujeres el goce fálico es la parte comíín a los dos sexos. No es
al f@M de la novela n~ amplia que sería la historia dc Juliettc, rui tema tan Iunplio como los síntomas, por ejemplo, l-lay u.na
ell<ses la víctima por excelencia, Justine es Ia santa víctima, cierta discreción sobre ello en análisis. Podernos decir quc ese
sieinpre víctima, la virt ud irdor t«nada; cl subtítulo cs f os iii- goce no puede obtenerse inés que alterizando el propio cuer-
fortuniosríe ln Virtiid. Esa novela es u na tesis kantiana. En Kant
tambien, si alguien se da la regla moral no encontrará su bie- cuerpo conlleva otrO Cuerpo, incluso Si éSte nO eS t.é físicamen-
nestar necesariamente Q u i erc decir que en K ant hay u n i n - tc presente. E su et o i e n e o s m e i o s e s u ' et i v a r el o c e .
fortunio necesario de la virt ud m o r a l, Sade acierta cn ello. La o rne gusta muevo ar elemp os e nu práctica, pero hay
pobre Justine es la víctima por excelencia en cuanto busca, pi- una paciente cuya fantasía coinporta eso: q«e ella no puede
de ayuda, el cura dice "Si, pobrecita", y es un cura sádico, con gozar. del hombre sino por una artunana especial de su fanta-
sus colegascuras también sádicos y bien...ella escapa y en- sía que no es habitual. su fantasía no es coinún, ser penetra-
242 /nt que'-Alttia Millt'.r r
Sttíar Knttt nta Snde" 24 3

da por un hombre fantasmático al mismo tiempo en que es


penetrada por su marido, su novio, etc. La maniobra de su
fantasía, la subjctivación dc su goce, cs más compleja porque En el "centro" dc ese escrito -si pudiéramos definir uno-
para gozarcon un hombre debe pensar que es otra mujer la está la estructura del fantasma sadiano. El paradigma lacania-
que hace el «rnor con él. no del fantasma es un fantasma no descubierto en la expe-
Ausentarse del oc e a r a u e el goce sea efectivo: ése es riencia analítica sino a través de la literatura. Por razones clí-
unejcm lo ar a mostrarlos refinamientos e a s u c t v a cton nicas escogidas por él es un fantasma cn la p erversión.
~eo c e . Y e autoerotismo, para Freurt, realmente no es tan De este modo, ese "centro" del texto es el p rimer esquema
"auto", porque sólo cl hecho dc gozar a causa dcl fantasma ya propuesto por Lacan:
introduce al Otro. No es o dcl cuer o mismo sino
una derivacíón a través del fantasma; ya cl otro no es nucs ro V
cuerpo físico sino que a está r esente en ese oce nusmo. i S: sujeto bruto del placer
e emos situar unn di erencia, podcmcxsco ocar eso cn a rú- $: sujeto del inconsciente
brica del goce fálico. El goce fálico es recisamente el oce del V: veIo
d~ a: c a tegoría
ces de las mujeres son testimonios discretos o confusos. Lacan de causalidad
nos dice que tenemos que entender lo que una mujer dice
exactamente sobre su manera de gozar o no: hay tm goce, sin
embargo, ¹dónde lo sitúa?
En psicoanálisis, las psicoanalistas dan una ci n t a o r i enta-
Las máximas son dos reglas dc acción, dos máximas éticas
ción a esa diferencia entre el goce vnginal y el goce clitoridiano;
que tienen mucho en común. En el sentido de Lacan, la máxi-
sin embargo, se trata de la dif rencia entre el oce fálico en las
ma sadiana pcrnsitc descubrir cosas escondidas en la máxima
mujeres y cl Otro «occ. Ustedes saben, Lacan trató de dar fór-
de Kant, en el punto mismo de la enunciación. Primerarnen-
mu as a los dos goces. Encontré recientemente una paciente
te, el análisis de la mnxima dc Kant y cn segundo lugar, cl dc
que goza solamente en sueños y nunca con un hombr tc, aunque
1a rnáxirna sadiana y, tercer punto, la introducción del fantas-
quiere mucho hacerel amor. ¹Qué podemos hacer con esa de-
ma sadiano, Dc este modo está compuesta la entrada en ese
claración? Es verdaderamente para ella una manera de expre-
sar esa imposibilidad de situar el Otro goce, Fs un goce que no texto.Después vamos a analizar el segundo esquema y luego
viene «I final dcl texto, quc es un texto más amplio.
puede subjctivar:no puede decir "mi goce"; es un goce quc se
Lo importante es recordar la articulación de la dos máxi-
produce. Hay una modalización de esa experiencia dcl goce
que es mucho más compleja cn las mujeres que cn los honores. mas, lo que surge de la diferencia de enunciación. En la má-
T o u c d e c i r u c l o s h o m b res, c n c r almente, saben dónde xima kantiana, Kant se presenta a sí mismo como la máxima
ozar ylas mu'eres también saben dónde ozan los hombres enunciada ~or la voz de la conciencia, y csa presentación per-
Sin em argo, ni los hombres ni las rnu eres saben dónde ozan mite olvidar que se trata de una enunciación; es como metá-
fora de la voz dc la conciencia ue se im onc al su'eto.Es una
~las mu eres. Eso, creo, no son generatiúaúes vacias. Son cosas necesidad lógica, a los ojos de Kant, cuando alguien busca
dc lo más cotidianas cn la práctica.
universalidad y necesidad en la moral, l>ay una necesidad ló-
gica que conduce aesa fórmula donde se formula la acción
244 /n ctttt s-Aldi
t t t llfiltv y sobre "Knttt t.nnsttde" 24s

r-n' 1in ún ob'eto. Eso porquc r dice Lacan de una En la máxima sadiana el Otro está encarnado, no es la voz
manera muy exacta, la enunciación de la máxima es sólo su de ningún lugar. Es la voz de esa función llamada "quien
sustancia, se trata solamente de actuar de manera tal que quiera que sea". Y de ese modo, se justifican las palabras de
cualquier hombre debe y podría hacer lo mismo, No se trata Lacan, (pág, 343 de la edición en castellano, segundo párrafo) :
de una máxima que tiene un consejo u obligación. No se tra- "Es pues sin duda el Otro en cuarlto libre (el discurso sadiano
ta de no robar, no es una moral como son los Diez Manda- es el discurso 'yo tengo derecho de gozar de su cuerpo' ), es la
mientos. No es una moral específica que dice lo que alguien libertc1d del Otro lo que el discurso delderecho al goce Pone
debe hacer frente a objetos que no son cualesquiera. Sabemos como sujeto de su enunciación". Quiere decir u e la máxima
que en lo» Diez M and am ientos se trata de lc1. n1adre, del pró- sadiana nodice "yo ten o derecho e yozar de su cuer o",si-
jirno, y Lacan tiene una Fórmítla para los Diez Mand1mientos, n o " o t e n g o erecho -puede decirme uien quieraque sea-
dice que son las leyes úe la palabra. Para desarrollar este pun- u Cuer O • e a r S l l l ' e u e cl n1rlx Imana eS uílc1
to tenemos que circunscribir u n p o c o las cosas en esta reu- m áxima u e s e i m o n e a c ua l u i e r s u e t o a ar t i r d e l O t r o ,
nión, incluir un p oco el aporte clínico de Lacen. í ue no es la voz de nin ú n l u « r s in o la voz del Otr o r e s e n -
De este modo, la máxima kantiana no concierne a ningíín
objeto preciso sino a una ley quc carece de reciprocidad y a manifiesta la experiencia analítica —. Esa enunciación dividida
una ley fuera de la dimensión infinita. Parece que esa máxima no se refiere aquí a un sujeto unitario, sino que se trata de una
que allí se impone, está verdaderamente lejos de esta diníen- enunciación dividida que se manifiesta en la compejidad del
sión, parece dicha desde ningúín lugar. Eso es lo que parece "yo tengo derecho,puede decirme quien quiera que sea",que
cuando hay una demostración matemática, una razón lógica: hace que ese mundo de la enunciación se manifieste. Lsa es la
es como si estos dichos lógicos se dijeran desde ningún lugar, diferencia en la primera comparación, y es de ese modo que
como si ellos dijeran por sí mismos. — desde el punto de vista de la enunciación — la máxilna sadia-
Ahora, La1can consagra precisamente la tercera parte a Sa- lla es Hlás ]10ncsta que la ínáxinía kantiana, Es 10 que Lacan
de, mostrando que setrata de una enunciación escondida, por nos dice.
ejemplo, en esa voz de la conciencia. Por lo tanto, se trata so- La máxima kantiana c1punta a. ser ur1a ley de la compatibi-
lamente de una metáfora. lidad entre los hon1bres. Sí, precisamente, es no actuar sino en
I-lay un pasaje en el propio texto de I sean para decir que no- referencia a la posibilidad de que el otro haga lo mismo. De es-
sotros conocemos tales voces, que son las voces de la psicosis, te modo, es por excelencia una ley de la compatibilidad huma-
por ejelnplo. I.".n la psicosis son esas voces las que tornan su inde- na, al contrario de la máxima sadiana "yo tengo derecho — pue-
pendencia: eso da una suerte de realización ciínica de esa enun- de decirme ql.íien quiera que sea — de gozar de su cuerpo, sin
ciación externa. El texto tiene una incidencia, que para un analis- límite, a mi capricho". Pero ésta se presenta, en cierto modo,
ta escuchar la voz de la conciencia supone subrayar e indicar que de la misma manera; esto es, como una ley universal, Sin em-
se trata de un cierto modo de enunciación. Precisamente, la má- bargo, ¹de qué manera podría hacerse de esta úíltima máxima
xima sadiana formulada por Lacan hace surgir ese problema de la ley de una sociedad? Sade describe que sí, sería perfecta-
la enunciación porque dice: "yo tengo derecho, puede decirme mente compatible con la sociedad actuar así. Debemos decir
quien quiera que sea". Así, como dice Lacan, la máxima sadiana que eso es una paradoja. Lacan utiliza también la paradoja sa-
es más honesta que la máxin1a kantiana, porque hace surgir al diana. No podernos decir, por otro lado, que la máxima kan-
enunciad r cine yace escondido en ia tnáxtrna kantiana. tiana sea una paradoja. Ésta es una diferencia entre las dos.
~
246 Jac<tijcr Altjiii Milltr Snttrc "1<ajlt coil Sn<tc" 247

TerCCr niVel de COmparaCión entl re laS dOSrnáXimaS, EJ ter- del Evangelio, etcét«ra) tiene la virtud dc instaurar' a la vez
cer nivel trata lo que es igual en las dos; en Kant, hay un re- tanto ese rechazo radical de lo patológico (esto es fundarnen-
chazo -para fundar la ética- de toda evidencia, que l(ant ta)), de tndO nEiramientO nl<EnikxtadO a un 13ien (CStO eSun
llama patológica. patológica no siyufica aquí enfermedad; bien barrado), a una pasión, incluso a una compasión (porque
pa tológico es todo lo que p«r tenece a la dimensión de I.l afec- no se trata de una simpatía, de una religión, etc., en la máxi-
tividad, de la sensibilidad, del placer o del displacer. Lo fun- ma; se trata solamente de algo muy a bstracto: actuar de ma-
danlental de la etica kantiana, es decir, c]ue ningíln elenEento ner<E tal que...a etcétera)r o .aca el rechazo por' el (lue K<1lltlibe-
-tomado de la dimensión de la sensibilidad o de la afectivi- ra el campo de la ley moral, colno la forma de esa ley que es
dad- puede admitirse en la ética como tal; que regirse en Ia también su írnica sustancia". ESo — que introduje en mi prOpiO
vida sólo por el principio del placer., por ejemplo, hacer lo que conlentario — parece claro porque no hay un o b jeto así: es un
da placer no puede prokiucir una regla general, universal, purO nlatema, en cierto modo es una pura formulación lógi-
constantepara laconducta humana. Quiere decir que, alcon- ca.
trario de las morales antiguas, el principi.o d«1. placer no pue- Vamos a ver lo qlje podemos decir de la máxima sadiana,
de funcionar como un principio moral, un principio de con- áe dónde se toman nuestras objeciones a la misma. Nuestras
ducta. Podernos decir que la ética kantiana está fundada objeciones son objeCiones patológiCaa pOrque nO Se<ría hulna-
sobre un rechazo de lo patológico en el hombre, en el sentido nn tratar a los seres humanos así, Sin embargo, en cierto mo-
que paf/IIIS,en griegO, «S tOdn SentimientO, af«CtiVidad, dife- do, si estamos en el campo de la ley moral, no tenemos nin-
rente de lagos, De la misma manera, podernos hacer una opo- g íIn f u n d a m e nt o p a r a o b j e ta r d e s d e e l p u n t o d e v i s t a
sición entre el paterna y el mat«ma. patoklgico. Eso nos dice Lacan, también en el final de la pági-
1 :l materna es la articulación si n i f i cante u r a el at e r n a , na 341, antes del pasaje leído: "Todo juicio sobre el orden in-
al COIEtlar'IO,a a rca. los «l « lrlcntOS eatéticos, IAE;lglllclrlOS, famet que entronizaría nueStra máxima (la máxima Sadiana, O
etcetera. Bien. La moral,ta ética kantiana,<acato ta a jo el re- sea, todas las objeciones sobre la infamia de la máxima sadia-
chazo úe lo patológico y <por qoé noaceptar la máxima aaúia- na): es, pues, indiferente en 11 nlateria, Llue es r«conocerle o
na si la dimensión pura de la ética no comprende ningíln ele- negarle el carácter de una regia aceptable como uni v e rsal en
mento d« lo patológico? Quiere de>cír que la nláxima sa.diana nEOral, la nEOral recOnOcida deSde Kant ComO uIEa práctica in-
está fundada sobre el rechazo en el nivel puro de su forrnula- condicional de la razón"; y despues dice — en el párjafo antes
ción.e sobre el rechazo de lo patológico. l'odernos entender esa leído — que, de ese nlodo, hay rjna sirnilii.ud entre esas máxi-
similitud entre las dos máximas. Eso es lo que l.acan dice rnas. 1~1similitud es ei rechazo radical de lo patológico y la
tanlbién... hay varios pasajes sobre esto; por ejemplo, hay dos formalidad de la ley sin ninguna referencia a ningíuE objeto
( pógin<a 338, segundo párrafo, a partir del f i n al, en la íll t i m a
fraae):"...ASí Su peso (el pesO de la máxima kantiana) no apa-
peculiar,
De este modo, con esos tres puntos destacados, ustedes tie-
rece sino por excluir, pulsión o sentimiento, todo aquello que nen las referencias esenciales para localizar esa parte del tex-
puede padecer el sujetO en Su interés por u n o b j eto, lO qu« to.Vamos a ver de qué modo hablaremos del superyó en este
Kant por eso designa como 'patológico'". F..sta es una frase texto, porque de eso se tra ta. De quí modo se localiza cl I acIo-
también muy clara ahora, esclarecida para ustedes. Tanlbién cinio de esa inatancia externa que formulan eSaS máximaS: la
en la página 342, seylnd o párrafo a partir del final, dice: "...su instancia L ue formula la le moral se llama clásicamente en el
solo anuncio (de la fórln uta kantiana; su solo anuncio quiere sicoanálisis su er ó.
d«Cir Su kciigriiér, pal<Ebra griega utlllz<1cl'l por la allullcIaClón Generalnlente 1OS an<EliStaS deSpuéS de Fr«ud t i e nen l a
248 /arqu(s-Alriíii tHiliir Soto' "Ka>ti con Sefr" 249

idea de que el superyó es censura, conftindiéndolo con la ley Ahora, después de ese trabajo, podemos decir que Lacan es-
social, Sin embargo, el su er ó freudiano es una instancia de tudió desde el punto de vista del sitmificante, desde el punto
humorcuecom lica la vi a e1hombre queno está en«ni- de vista de ia articulación de las fórmulas cuasi formalizadas
vel de la armonía del ser humano, conce tualiza a ue o co- de Kant yde Sade. Cuasi formalizadas porque sus formas son
mo a instancia que permite re ularizar al Filo, Por e! con- Jas únicas sustancias de las cuales se trata,
trario, en el obsesivo es la matriz de su com o r tamiento Vamos a comenzar con una cierta ruptu ra, la parte a pro-
recisamen e asocia, i i c i e r e c ucir al orden social. EJ su- pósito del fantasma, sin embargo, ésa es la precondición para
, El super-
'

peryó no es e maestro de la escuela, no es la ver el texto. Eso está tratado en las páginas 344 de la edicion
yo -a ravés de esteanálisis en "Kant con Sade"- aparece en castellano y 773 de Ja edición en fiancés; abajo úe: "pero
exactamente como lo contrario. Efectivamente, como un pun- lpfuitt! Shwarniereieri,negros enjambres, os mandarnos lejos
to exterior, un punto que manifiesta la división del sujeto, que para volver a la función úe la presencia en el fantasma sadia-
impone una ley -debemos decir — una ley absurda, una ley no", Esa cs una frase muy importante en el texto. En la pági-
que abarca el alma y el cuc rpo humano. Tenemos cine vcr esto na 343,Lacan dice: "suspendamos del decir su resorte para
en Freud y en Ja elaboración deJirante de los llamados ortodo- recordar que el dOlOr que proyecta aquí su prOrneSa de ignO-
xos que presentan un superyó s<x.ializado en los seres huma-
minia...", etcétera. Con este "pf uitt" COmienza la construcción.
nOS. NO Se trata de eSO en la ex erienCia analítiCa. Se trata de
delesquema del tantasma sadiani>, que se desplaza -dos pá-
los deberes absurdos ue se im onen a los seres umanos en
ynas antes- de la parte propiamente del silmificante a la par-
los síntomas e n sus fantasmas. Y, asi, uscar a moralidad
te que va hacia cl fundamento del objeto. Esa parte es un aná-
kantiana en tanto ue , de s de este u n t o e vi st a , no es una
lisis de la relación significante de las dos máximas, pero de lo
mOra de SentidO Camíín. La étiCa kantiana nO tiene na a que
queaqu i se trata es, más esencial inente, del objeto y delasrc~
ver,en ese sen i o,con una moral comíín de más o menos. No
laciones entre el objeto y el sujeto. Hay un desplazamiento en
se trata, en ese campo de la ley, de más o de menos: se trata
el texto.
de un absoluto.
Esa parte del texto la vamos a ver paso apaso, no todo el
Godiuo: Tengo una. pregunta. Por lo que dice el texto, exis-
texto, pero sí ciertas páginas. Lo leemos paso a paso en parís
ten dos frases en el párrafo que comienza en la edición fran-
con personas casi todas de lengua f r ancesa y con p e r sonas
cesa.
que tienen conocimiento preciso de psicoanálisis, de ortodo- En la página 771 diCe: "imagíneSe una cOntinuaCión [...]
xia, de la obra de Lacan, de Freud, etcétera: Alain Crosri-
ves, la has rota, dice designando su pierna. Rebajar el goce a
chani, Colette Soler, Serge Cottet, Eric Laurent, et.cétera; tra-
la miseria de tal efecto en el que tropieza su bíisqueda, ¹no es
bajamos las págiiias y despui's los párrafos, condificultacl
convertirlo en asco?". La frase problema es Ia siguiente: "En
sobre las marcaciones del texto, con partes de algunas frases
Jo cualse muestra que elgoce es aquello con que se modifica
que parecen difíciles de entender y ese texto nos parecía, a no- la experiencia sadiana". ~Cómo funciona ese goce, cómo cau-
sotros, una suerte de p roblema
p
ara no entender. Yo digo eso
sa la modificación de la experiencia sadiana?
para que seentienda que no se pueden aclarar en todo mo-
mento todos los problemas del texto. Ustedes comentan aquí
J.-Fl.M. : Bueno, allí está verd aderamente la transición entre
y ahora (creo) ciertas referencias que son el resultado de un e sas dos partes del texto que se vuelve más definida con l a
trabajo agudo sobre este texto, lo que nos p ermite incluirlas.
parte "„ ,;pfui tt! Shiuariuereien...". Lacan coriuenza con la pre-
~NO /a<íiííts-Alnin Mil(er !toitrr "Katít <@<t S<Irte" 251

gunta sobre el goce, porque éste es un el»m»nto que no apa- como lllidlo para su propio goce. Tenernos que ver que ese
rece en la máxima kantiana. El goce aparece sólo en la máxi- dolor es, también, un momento de goce del cuerpo del otro.
ma sadiana, Fntonces, de lo que se trat'1 de una man»ra nluy De este modo podemos entender que ese dolor tiene valor»n
clara es de gozar, del derecho de gozar — derecho sadiano —, y Ia experiencia sadiana: se trata siempre
de obtener el dolor
se trata de los Inedios dc obtener el goce, un valor fundamen- del otro.
tal de Ia experiencia sadiana. Obtener el goce, no se trata de Ahora, si decimos el otro, tenemos que ver qué es el otro.
obtener IB simpa
tía de los otros seres humanos o d». asegurar Lacln compara»l valor mismo del dolor en el fantas!lla sadia-
el progreso de Ia hLInlanidad, obtener el progreso de la huIna- no con el estoicismo, una de las grandes escuelas morales
nidad hacia un futuro de felicidad, de igu;lldad, de libertad o fr»nte al epicureísmo; "inlaginen si la víctima -JB víctima de g
de riqueza... Bien, todos los fantasmas que conocemos, gene- Ios seviciadnres sadianos — fuese un estoicc)". El estoico recha-
ralmente están representados en nuestr ls sociedad»s — a veces za la subjetivación del dolor, su posición ética es retirars». de P
por los partidos políticos o, a veces, por Ias Fuerzas Armadas; lo que pasa frente BI propio cLLerpo, un pu nto de v ista de es- h.
son algLulos fantasmas-, pectador frente BI propio cu»rpo. Eso también es la demostra- 4
Ciertamente r hay fantasmas más simpáticos que otros, sin ción de IB independencia del sujeto con respecto BI propio P
embargo
tenemos que vertambién lo que hay en cada uno. El cuerpo. En el estoicismo se puede aislar esto y, de ese modo,
fantasnla sadiano no p e r m ite construir Lln partiLlo político B el dolor cle como algo sin ninguna subjctivación del sujeto
su alrededor, Ls verdad que puede ser el fantasma escondido aislado. El ejemplo es este: Epicteto, con la pierna cortada por
en algunas otras fantasías que se presentan con otro aspecto. el sadiano, por Sade, dice: "mire, la cortó", o sea, "así soy", Es
El fantasIna sadiano desde ese punto de vista, es más hones- sólo una ficción, una h i storia, creo, casi famosa. Siempre es
to. D» la misma manera que Lacan dice que la máxima sadia- así,sin embargo. S i las v l s son e pi c a s dicen: "Escier-
na es más honesta que la kantiana, el fantasma sadiano tam- to de hech a" n o se roduce el oce sadiano. El goce
" "" " " W " " " *' " sadiano es d *l d i .I 'lclon u e s L< roL Llce
oce. No se tr~ta tanto del deseo. El modo coIno arece obte- del otro lado, del lado de la víctima. La ex eriencia, a mo a-
n»r Sadc L~ voce en su fantasma es el paradigma del fantas- lidad propia e a ex ~ericncia sadiana, de la experiencia cr-
ma en a e r v ersión. Estu iamos ese Bntasrna — su ervó — en versa, c 'camente depende deesa re acion, Itenemos como
sLI tornla kan la na o sa i a n a p a r a » n t r ar en IB estructura del Ie erencIB a o r n l LI '1 'lc lniana L e B n t asTIlI, el SLIjeto barra-
~ asma. do en relación con cl objeto llamado objeto íl: 9 O a. Esto pue-
De C}LIÓfOf!TIB SesObtiene el gOC» figuradO, preSentadO en la de ser el centro de I l problemática en el fantasma.
obra misma de Sade,cuando sus personajes dicen: "estoy go- Dónde está el su eto en el fantasma sadiano? O nle or Bíín:
zando" y»s, verdaderamente, unl tempestad el momento de ¹quién es el su'eto»n el fantasma sadiano? ¹Dón L e se ro d u -
goce en los personajes de Sade. La cumbre del goce es un mo- ce la 'visión del su'eto, la sub etivación, la experiencia de la
m ento tan brutal, que produce -en oL . . ,u» e el
-

falta? Debetnos d cir L ue el su'eto etl e Bntasma es la vícti-


parte<aire Así como .esos personajes que Sede representa en ma, no es el verdu o. La a r ado a del fantasma en la erver-
sus novelasobtienen ese goce, puede obtenerse ci goce por sion en Sade, como el iarad i ma de Lacan, es Lue el sujeto no
medio de la producción del dolor en otras personas, eso se co- es a uel L ue tiene la fantasía. La maniobra propia e esos an-
noce en la clínica antes de I.reud. Es también la imagen popu- tasrnas es construir las cosas e In. ; , L , L s u r ge
lar del sádico, el que provoca dolor, el que hace sufrir a otro e su]e o, surge en tanto barrado, del lado del pnrteIirnre. so
252 / ttcq«es-Altjt ti JVfillet Snl~jr "Ktjja ~ wi Sntlr" 2 5 3

eS reCiSamente el Su er ó Pr p d u C ir anruStia en el parteilaire, lógico, Producirl» dolor es su manera de obtener el punto pu-
es roducir en él la manifestación de su fa ta, arran o o, es ro del sujeto, más allá de todo lo patológico. Persigue esa apa-
la vacilación com leta i uese mantiene el ma or ti»m in ~nsi- rición pura del sujeto a través del dolor, separando «I sujeto
ble. Este es un punto esencial de la maniobra perversa y tiene de todo lo patológico como para mantener, obtener esa apari-
Ta misma estructura que: "tengo el derecho de gozar de su ción pura de su vacilación, De este modo, es esto verdadera-
cuerpo, puede decirme quien quiera que sea". Quiere decir mente lo esencial del análisis de Lacan, el punto determinan-
que es producir desde t l »xterior tma di v i sión del sujeto o el te, l(econstruimos así toda la gravitación del texto, siendo
surgimiento del sujeto en el parteriaire,el surgimientn de la tndn el resto preparaciones n consecuencias de ello
función del sujeto como función barrada,
Al contrario, del lado de los verdugos, no hay nada de eso: Verdugo a V V oluntad de goce
no hay nada deangustia,no hay nada de vacilación Los ver-
dugos snn inalterables, siempre persiguiendo el goce de una
manera cierta, dura, como una encarnación de fuerza y de vo-
luntad frente a las víctimas. Los ver s en el fa n t a s ma sa-
diano, no son su'etos, no tienen lo esencial, no tienen la falta. S re sto
También»sn u i ere decir — lo sabemos por n» e r versos — re-
chazar la castración. i n embargo,
tenemos que verlo encar- El campo del fantasma sadiano está constituido por el ob-
nado en»l fantasma: estamos muy cerca de la clínica. No es jeto como encariaación de lo verdadero y el personaje de la
sólo rechazar la castración: esa fórmula u iere decir u e l a víctima. Los otros térnunos no están mod i f icados. ¹Cómo se
'
vub'ettv~aci n iu tnttentu de la subjetividad, asid del manifiesta la voluntad del verdugo»n Sade? Se manifi»sta de
lado del iartenaire ue e l v e rdugo como re resentacion e una manera privilegiada, como voluntad de goce, a pesar de
Sade, como»n n del ' ersn no tiene nada cue v r todos los inconvenientes que csn puede significar para él, pa-
con la castración, con el sujeto, con la barra, etcétera. En la fór- ra la sociedad, para la víctiina. La venganza es el resultado de
mula del fantasma lo pecu iar»s que e perverso i»ne el lugar la operacióin sadiana, es decir, si. hay un resultado; porque, a
del objeto y no el lugar del sujeto, Este es un análisis extraor- veces, cuando las victimas son obligadas a saltar al Vesubio,
dinario de Lacan, porque no es el más común sobre la pei'ver- nn hay all í nada más. lle este modo, aquí»l verdugo, como a,
sión. Podemos tomar, como ejemplo, un análisis interesante en la posición de objeto, se manifiesta como voluntad de go-
de Jean l'aul Sartre en F1 sery la nada; sus famosas páginas so- ce y, surge así el punto puro del sujeto barrado en su. diferen-
bre el sadismo y el masoquism
o.
Hay una intuición muy co- cia, con el resultado que es el sujeto patológico. Creo que ca-
mún de que el sádico trata al otro como un objeto. La demos- da uno de ustedes tiene ahora la idea de la estructura de ese
tración lacaniana es exactamente lo contrario, si damos a las fantasma que, para Lacan, es verdaderamente la estructura
palabras un sentido clinicamente exacto: ya que en Sade, se del fantasma perverso, Nn hay diferencia entre el sádico y el
trata, en su fantasma, del partenaire como sujeto. El lugar del masoquista, tampoco hay una correlación entre los dos. El
objeto, como tal, representa un real en el sentido lacaniano, maso' uista no es Uila víctima fantasmática del sadismo, ian
como un pedazo, una punta de real. Es decir, inalterable en la a una reversión en el mecanismo maso tus a. so es mu-
ley, en las reglas qu» impone al sujeto y obtil:ne que, precisa- cho m.ás preciso en Lacan que en Freud: el maso uista tam-
mente, el sujeto surja, se manifieste más allá de todo ln pato- ien r i z a l a c a s traci o es e u i en t i e n e t o dos los hilos
254 /<kY/ll<s-<4II1Í
I< vt<7l('r Sol<i< Knt<tr nn snii< 2 5 5

de la situación. Podemos verlo muy bien en una obra que te- sobre el ploblenaa cle la perverstón con el objeto, n>i pregunta
se refiere a la relación de la mujer con la perversión; porque
soch, W<anda Sacher-Masoch. e/la se ubica en la condíción de ser objeto de un deseo del
El nombre "sadismo" está tomado del Marqués de Sade. El Otro; o mejor, en el momento en que el hornbn. o l. mujer asu-
nombre "masoquismo" est<1 tomado cle un hombre del siglo men la pOSiCión femenina, Sí hay eSa relaCión de la mujer COn
XIX,de comienzos del siglo, que se llamaba Sacher-Masoch,
ES intereSante que, en la ClíniCa, eSa perVerSiOn Se lla nra Sa-
la perversión, porque Freud hablaba de un masoquiso
m
fe-
menino también.
dismo debido a Sade, masoquismo es también llamado así de-
bido a un escritor, Sacher-Masoch es un escritor de libros en
los que describe que para gozar se debe ubicar como esclavo
J.-A.M.: Sí; sin embargo,
Freud hablaba en su texto sobre el
problema económico del masoquismo. El problema económico
de una mujer que debe tener una posición de autoridad l'ren- no tiene nada que ver con la crisis económica., ni con ia dificul-
te a él; hay un famoso libro que se llama Lrr Venus delas Pi< >es. tad de pagar a los i~aitertrrires. La cuestió~ de golpear es siempre
Parece que es una posición complelarnente inversa a ia posi- un problema masoquista -tengo que decir — entre pagar y gol-
cion sádica, sin embargo, eso no es exacto. Fn la realidad, el
'! Q
pear, No se trata de pegar y pagar en el p roblema
económico del
nmsoquismo, a no ser desde el punto de v ista económico del
tasmática u .eél ro d u c e ar a s er tOrnadO también como ob- análisis. Sin embargo, la fórmula que Freud llama masoquismo
jeto. moral no es ]a fórmula de la estructura, cluuca de la perversión
En lasmemorias de la senora Sacher-IVlasoch vernos que a
ella no le gustaba nada vestirse con pieles y golpear. a su ma-
maso
quista. Lo c ueFreud ll
ama maso uisrno moral es una m.a-
n era de hablar del sto i r el su. rirniento
e s e n t i m i ento e
rido. Esono le gustaba para nada, pero fueron las dem.andas cul a sin embar~o, es diferente de la wrversión maso 'sta
insistentes de su tnarido y las pruebas de su amor de esposa l'odemos encontrar, reencontrar al masoquista moral en las
las que le hicieron lo mar esa posición, pero ela Una posición
muy angustiante para «lla. Ln la fantasía masoquista, él apa-
neurosis p recisam
ente,etcétera, Es muy diferente -eso es im-
portante — de la perversión sadiana o óe la perversión maso-
rece como una victima y la mujer cotno el verdugo, Sin em- <.) u l sa,
l
bargo, lo su.stancial de la relación es lo contrario, él se hace Cuando habla de masoquismo femenino,bien -eso es un
amo del otro al manifestarse como un ob'eto rechazado, como supuesto —, es una supuesta facilidad, una propensión de las
un obeto ex erirnental, como un ob eto de oc o valor. Hay mujeres a ubicarse en situaciones en las cuales deben sufrir.
variedades de ese esquema, con otras significaciones, otras fi- Í'.sa es Ja idea de Freud; que hay una propensión.en las muje-
guraciones imaginarias. ESe materna Vale también para el ma- res a esa posición. Eso no le parece verdadero a Lacan. El ha-
soquismo. Estamos ya del otro lado, no en la mitad de las pá- bla más del supuesto roa socluis)Tlo femenino, riel lla muelo
ginaS, SinO en la mitad de loS conceptos. AhOra me guStaría "masoquismo femenino", De todas maneras,no se trata de
escuchar un poco iavoz, no de sus conciencias, sino de sus una categOría, de una estructura Clínica. Tenemos que diferen-
preguntas, ciar tOdO eSO de lo que Se trata aquí, eStO eS, de la perVerSión
sádica, de la perversión masoquista, que es una estructura clí-
P:Tengo una pregunta. Cuando Lacan habla de las fórmu- nica completamente d iferente de la estructura neurótica, fun-
las de la sexuación, ubica a la mujer próxima a la estructura dada sobre unrechazo de lacastración que se manifiesta en el
psicótica, diciendo )a n.o toda. Con la relación que usted hizo fantasma sadiano o en los fantasmas masoquistas.
256 /rícqírr~-Alríirr Mi(ír.'r S rrírl(' "Krilrí (>írí 5(A(t' 2 5 7

j Hay o no hay n>asoquismo femenino? l l pensamiento de porque para la ética clínica, cso ya no importa. Ahora los psi-
Lacan dirá que no, que es una ilusión masculina; la propen- quiatras son, si podemos decirlo, de los laboratorios.
sión dc las mujeres a aceptar el papel propuesto en el fantas- Hablamos de ello hace dos días. Sobre la» dificultades de
ma masculino no es masoquismo, Hay una cierta relación en- tener encuentros internacionales porque pagamos todo. Son
tre la perversión y l a estructura del deseo n>asculino, El. los analistas, lo» oyentes, los quc pagan toclo cn esos encuen-
supuesto masoquismo femenino es más la aceptación (even- tros, muy diferente de los Encuentros de Psiquiatría, donde
tual) de la docilidad (eveí>tu >l) de la mujer para aceptar cl pa- todo lo pagan los laboratorios. No sé, podríamos pedir ayuda
pel preparado para ella en el fantasma del hombre. Sin em- a los fabricantes de divanes. ¡No es justo! Después de nuestra
bargo, una mujer no es ma»nquist,> porque llora, no por ello discusión, compré la selección s( n>anal I n ten>>ücIolral LC Mo/I-
es una masoquista; esto puede ser un medio para n>andar. Pa- de, Ilabía un pequeño artículo que era la confirmación de
n uestra discusión aq uí. Es m u y i n t e resante, trata sobre u n
'
una escena fe í na fi u r a c ión femenina, sin embar o Congreso Internacional dc Psiquiatría, en Viena, quc sc rc'>Ii-
no creo u e d e ba>»os creer demasiado cn «llo, ¡no n>uc >o. o zó a fines de julio. Esa parte se llama "Ll papel de la industria
difícil para ustedes e e s e r. o m i smo en Argcnhna, cn Amé- tarmacológica": "El Congreso de Viena, por sus gastos y su
rica latina — para entender a Lacan, cl problema reside en que orgaI>izacióí>, no podría tener lugar sin el poderoso concurso
hay una falta dc clínica, una falta de discusiones del registro de la industria faro>acéutica, «rganizadori> durante la reunión
de la estructura clínica. Porque Francia fue un lugar de un de- de numerosos simposios y principal financiadora de los gas-
saríullo muy importante de 1a clínica psiquiátrica, Hay dos tos con»idcrablcs provocados p«r una n>aí>ifc»tación de esa
países en el mundo que estaban al frente de la elaboración dimensión [...] la industria farmaceutica está muy interesada
pfopiall>ente clínica en cl siglo XIX: Francia y Alemania, con cn las consecuencias industriales de la psicofarmacol«gía [...]
sus estilos propios. Más conceptuales en Alemania y más des- Algunas cifras: venta de tranquilizantes, un billón y medio de
criptivo» en Francia, También hay una Escuela italiana, me- dó>lares; seiscientos bil]«1>es en antidcprcsivos; 500 billones en
nos importante sin embargo. Y el discurso de Lacan, como el neurolépticos; 250 en psicoestimulantes...". Eso también es un
texto de Freud, fue en la misn>a época de la sistcmatizació>n dato l'undamcntal para nosotros. En csc Congreso de Viena, la
clínica de Kraepelin. Lacan está alrededor de esa tradición clí- tesis propuesta por un psiquiatra fue que el papel histórico
nica francesa. Como él dice, su único maestro en psiquiatría del Psicoanálisi» ya había terminado. ¡En Viena! 1Fue esPecial-
fue de Clérambault, gran psiquiatra francés; y la tesis de La- rnente a Viena para decir eso! Ahora, los psiquiatras no son
can sobre la psicosis paranoica fue uno dc los últimos grandes más que di»tribuidorcs de medicamentos y vemos cl estanca-
trabajos de la clínica psiquiátrica francesa, porque después de 1»iento de la clínica psiquiátrica. Esa discusión fue con res-
la Segunda Guerra, cn t«dos los países, hay un estancamien- pecto a la dificiíl tad de hacer encuentros internacionales por-
to completo de los trabajos clínicos. que hay muchos gastos como la traducción, el local, etcétera,
La clínica psiquiátrica tcrmin<>; es un hecho quc los psi- y no hay otro n>edio de pagarlo si no cs con la contribución de
quiatras ya no saben clínica: saben ahora los efectos de los la audiencia. Es completamente diferente cuando hay una
n>cdicamentos y tenemos ahora s(>lo una clí»ica c!el medica- subvención de un poder, poder del Estado o industrial. Sin al-
mento. Una clínica muy lin>itada que sólo sigue un razona- guna ayuda económica, no se puede hacer eso.
miento: "¹Cuáles son los mcdicament«s a dar?". No existe lday una dificultad en la cue»tión clínica. Vara Lac<>n, para
más una clínica refinada de 1os síntomas como había antes, nosotros en Francia, hay estnícturas c!ínicas muy diferencia-
258 Jncttwes-Alnitt Mlíler Soí>rt "Knut uun Sntte" 259

das y muy distintas. La psicosis es una estructura, la neurosis lrluy rápidamente. No sc trata de decir que el verdugo está en
es otra y la perversión es otra estructura, la Crítica de la razón prííctica, sino que nn se puede operar si no
Podemos decir que para nosotros ]as ca tegorías transclíni- cs con la presencia escondida dc cse objeto como separador.
cas, como el masoquismo mora] y otros, están entre comillas. Ante», ese texto era muy poco leído en la Fscuela Freudiana
hay un probl«lna de forn1ación básica, creo, en América lati- dc París, poco citado. La estructura dc este texto, tal como lo
na porque no hay esa base que, por ejemplo, existe en Alema- estoy desarrollando para ustedes, creo que fue una cosa cnm-
nia y en Francia. Es necesario estudiar la tradici6n clínica clá- plctamcnt« n u eva en París, tar31bién, durante el ano. Esta fue
sica, cnnncer ins elementos detrae eiin, ins más dificiies de
encontrar son los de de Clérambault, porque sus libros en
una motivación para eshldiar este texto.
Vemos en todos los textos escritos a propósito de Lacan
Francia están agotados y es un proyecto muy difícil el de ree- que esa estructura dcl fantasma cn la perversión no está cita-
ditar sus obras.' hay dificultades de derechos, hay que buscar da, íue intcrdicta, El objeto escondido y el objeto a del fantas-
a la familia, etcétera. Sirl embargo, publicamos regularmente ma pervcrsn. No cs decir que Kant es pervcr.so. No, no ln »a-
en París, en la revista híttllytú.a, los grandes textos clásicos. En belrtos. Sin embar o, la se a r a ción u e r o one e » a lnáxiína
San Pablo, tc31gn que hablar sobre la psicosis y, eventualmen- no es n s i ble si nn es 1 ón esc o n d i d a dcl nb etn. Es
te, voy a hablar un poco sobre la diferencia entí'c paranoia y sólo con la presencia de tal ob'eto i ue o demos se arar esos
esquizofrenia en el c a mp o a n a lítico. Es asl que, to das esas d os «ementns: cl su eto i l .lrn, como su eto de la falta c o m o
cuestiones son materiales esenciales en el campo clínico, para su'etn de una vacilación esencial, sin vitalidad, , del otro la-
una sección clínica, Vemos, con la cuestión de la perversión, do, toda la dimensión llamada at olól ica.
que no debemos confundir p e rversión, colno estructura des-
tacada con los fantasmas perverso» n cnn una posición que P.: Página 347 (versión espallola): "Se verá que hay una es-
acepta o busca el sufrimiento para el inundo, por ejemplo, el tática del fantasma pnr la cual al punto de afánisis, supuesto
suFrimiento psíquico, en 9, debe hacérsele c11 la imaginación retroceder infinitam«n-
Ahora tenemos la Iv»puesta a la primera pregunta sobre el te". Después habla de una monotonía de la relación del suje-
objeto escondido de la Crítica dc la tazótí prííctica, Lacan da esa to y dcl significante, dc una capacidad d«variación del obje-
respuesta, tan rápido sin embargo,q ue generalmente nadie la to, el verdugo. Yo no entendí la primera frase — esa "estática
ve. Lo vilnos cn l'arís: propongo la pregunta: ¹cuál es el obje- del fantasma" — y ese "retroceder". ¹Vsted podría comentar
to escondido? Ln las dos primeras reuniones, nadie sabía ver- un poco sobre eso?
lo en el propio texto de l.acan, sin embargo, hay una respues-
ta. La tesis de Lacan del objeto escondido en la Crítica rle la J,-A,M.: La estática del fantasma es un punto muy impor-
razótí ptacticrí es la separación entre el sujeto y su dimen»ión tante y sería necesario rctnmar insistentelnente esta expresiéln
patológica para obtener el campo de la ética sin objeto, el para pensar que se trata, clínicamente, de algo importante. Se-
campo de la ética pura. 1.a operaci6n kantiana se efectíía in- ría necesario retnmal' los ternas del curso dcl allo, nn de1 se-
dependientemente deLacan. La tesis de Lacan es que esa se- rninario sino del curso sobre "El súltoma y el fantasma". No
paración cntr««I sujeto y lo patolólgico, el sujeto puro y la pclcdo h le«l'lo allnra, sin clrlbargo, mc pal ecc qu( pil a enten-
afectividad, etcétera, supone la acción de una ética del objeto der esa estática del fantasma, podernos primero entenderla a
escondidn en la raz6n práctica. partir dcl m i smo. Porque se trata, en Sadc, de una misma si-
Bien, no tenemos que decir lnuy fuerte, lo que Lacan dice tuación que se repite, de manera más o menos semejante. Es
decir, que los personajes pueden cambiar: a veces es u» cura, significante solo, no quiere decir nada. Tenemos que pensar
a veces un caballero, a veces es una mujer coro.o verdugo; sin todo lo que Lacan no dice para decir esa expresión, Cada ex-
embargo, fundatnentaln1ente, se repite sietnpre una situación presión se destaca sobre «l fondo de lo que no fue dicho. Hay
idéntica. En otras novelas vemos cambios de situaciones, evo- una colección en Francia que se llama "Lo que Freud dijo ver-
lucioncw. Vean, por ejemplo, l as novelas que se llainan de dader unente", "Lo q ue Jung dijoverdaderamente", "Lo que
agent wcré (agente sagrado) en el siglo XVTTT y tal vez en el si- T,enin dijo verdaderamente", etCétera; esos son loS títulOS, Sin
glo XIX. no se, Goclhe y otros, donde se trata del desarrollo embargo, lo más importante cs lo que Lacan no dijo. Y, en.c~
de la "personalidacl", del desarrollo de alguien. que entra en ejemploe,stática del fantasma es lo contrario de dinámica del
un inundo fuera de su familia, aprendiendo progresivamente sí»torna.
cómo se manejan las cosas del munclo o aprendiendo las rela- Ha también una nota
de I.acan en elpárrafO, ue diceCó-
ciones con las Inujcresr con c'.1Poclei'., con las costumbres con rno las victimas sa i anas son e m i s m o t i o s i e m r e . C u an.-
el saber, etcétera, Nado de eso está en Sade. c o . a e as re re s enta, lo hace siem ~re iar<adir máti amente
Los otros conocen 4s 320 jornacias cn Sodoma, No hay Ia mu'er 'oven, de las más lindas ue o d c r nos ima i n a r, con
progresión entre la prime ra jornada y lqnílti m<a. Se trata, du- la piel, los o os, etcétera, a v eces, noha adjetivos, sólo tres
rante los 120 días, con ínfimas variaciohes, siempredel mis- untos sus enstvos para decir e c o m o e la du l z u r a,
mo fantasma. etCétera. Y Laca» i c e u e t i e n e í L e u t a e S 18ra
De este modo, podemi>s entender esa estática a partir cle la sueto de si ' icante, el sueto de una u ra función un un-
obra deSade. Debemos decir que hay ya'una monotonía, creo to ur o c. ue, en la clescri ~cíón de
la víctima de Sade, tal mo-
que hay una cierta decepción para ~3 lector de Sade que pri- notonía rn.uestra cómo el sujeto del si 'cante que es un su-
Inerc) pareCe ser ítnicO, perO deSpuéS eS Siempre 1OmiSmO: nO
es tan divertido. Fso sí, es divertida esa expresión la "estática
ten<nena '' iverstdad. es un unto ~aro,las<u<lid<des
vtenen despues. hs por esa razon, por elemp o, que cuan o +
del fantasn1a". Sin en1bargo, está también la experiencia ana-
lítica rnisrna doncle, al contrario del síntoma, el fantasma ees na, nos asustan. Lacan se interesaba mucho en los pequeños,
una instancia que no cambia, Ls verdad que lo que Lacan lla- cu ando él hablaba de ellos era siempre con gran respeto.
ma "la selva del fantasma", "la selvafantasmática", con la di- Siempre los consideró sujetos de derecho, sujetos que me-
versidad de los personajes posibles, puede rc<ducirse durante recen esa posición porque, desde el punlo de vista del sujeto,
un análisis, no obstante el níímero, ia base permanece igual cuando está constituido, no importa la edad, el saber, la posi-
Es decir, en el materna del fantasma la selva puede reducirse ción social, etcétera.
a uno fundamental, diferente de la selva del fantasina. Ll fan- Tenemos que conservar eso: dirigirnos al sujeto del signifi-
tasma fundatnental no cambia, es estático, y de estemodo ca» te en la experiencia ana lítica.. Lacan nota que, por el contra-
OpuSe a la eStátiCa del fantaSma la dinámiCa del SíntOma. POr- rio, los verdugos tienen una personalidad más precisa en Sa-
que hay en la experiencia analítica una dinámica del síntoma; de, que cada uno tiene una pecuiiaridad. una función: la
los síntomas cambian, o deben cambiar, pero, al contrario, monotonía de la víctima y la diversidad, Ia variedad de la tro-
hay una inercia del fantasma. 1;so es verdad, como muchas de pa cle los atormentactores. Ese concepto de l »can diverge de
las expresiones de Lacan: no tenemos sólo que fascinamos los textos mismos de Freud y eso podernos entenderlo, Aquí,
con la expresión, Tenemos que pensarlas frente a otras, es u.na no podre desarrollarlo, es lo conhario del fantasma frcudiano,
ley del significante: los significantes no se piensan solitos; un El fantasma freudiano de "Pegan a un niño" t i e ne una di-
262 Jacqttl,'n-Altriit Millrr Subir "Ktitit a >it Stidt " 2 6 3

versidad posible de ia víctima, del niho, hay una nota de ctada frase de Lacan tiene una fundamentación formalizaclca,
Freud diciendo quehay muchos, diversos ninos; sin embargo, Creo que esonunca fue elaborado antes de este seminario y
una cierta unidad de los "verdugos", Podernos proponer nos da una formulación distinta de la. perversión que consis-
como inversos el paradigma lacaniano y el p a r adigma te en la unilateralización del sujeto del lado del Otro, La per-
freu dia»o. versión es unilateralizar la división del sujeto en el Otnx Ln-
Debemos dividir el
esquema en dos campos. De ese modo tienden exactamente por quétenemos que leer esa cuestión
podernos decir. que el campo de!.sujeto del fantasma está cada vez en la estructura significante: ¹cómo se sittla la rela-
aquí, ytenemos que poner al Otro de ese lad.o.Es eso lo que cion al Otro? Vemos allí la maniobra del fantasma perverso,
no dice Lacan. De un cierto modo, es una frase muy impor- <lel sujeto perverso, rechazar la división del sujeto de sí para
ta n', hacerla surgir en el Otro,

Vci
IV

P„Mi pregunta es en relación al deseo y a la voluntad Je


goce en el saclismo, ¹Cuál sería l<a función del deseo en el lcan-
tasma sadiano? ¹Se igualaría a la voluntad de goce? Pensan-
<io en el cuarto párrafo de la página 345 (versión española)
cuando l acan dice: "El deseo, que es el soporte de esa rajadu-
ra del sujeto, se avendría sin duda a decirse voluntad de go-
ce, l'ero esa apelación. no lo haría más digno de la voluntad
que invoca en el Otro, manteniéndola hasta el extremo de su
división respecto de su pal has; pues para eso, parte ya venci-
do, prometido a la impotencia".

J.-A.M.: interpretando ese párrafo de Lacan vernos lo que


Creo que ahora ustedes tienen los elementos para enten- significa y que no es tan evidente. La figura, el estatuto del
der la frase, por ejemplo, antes del primer esquema, en el ter- deseo en la perversión no es semejan,te al estatuto del deseo
cer párrafo antes del esquema 1, Lacan dice: "...lo cual sólo se en la neurosis. Es en la perversión donde el deseo merece la
obtiene a condición de que su agente aparente se coagule en .nominación de "voluntad de goce". Hay allí semejanza entre
la rigidez del objeto..." "Coagulado" significa esa posición, el ei deseo y ia voluntad. La cuestión del deseo, en ei cam o de
"agente aparente" es el verdugo, "el agente aparente se coa- l acan tiene la fórmula " Qué me u i ere?" o"Che (>ll)
gula en la rigidez del objeto, en la mira en que su división de "'Qu é u i e r O?", eS Su eX reSión. El deseo eSla vOluntad máS
sujeto le sea entera desde el Otro devuelta". Esto es, que tenc~ allá delo que podamos conocer conscientemente. :n a neu-
mos que entender esos dos niveles en los cuales ese sujeto se rosrs, sin em argo, e deseo está en cierto modo articulado a
coagula cn la rigidez del objeto, de manera que su propia di- una felicidad. A partir de eso sc constituye ia neurosis. Es una
visión de sujeto le sea devuelta a partir del Otr o. Vemos que pregunta sobre el deseo lo que lo constituye como neurótico.
264 Jn< qi<r<-Al<iia lkliller Snbn' "K<a>l<a>i S<i<le" 265

Es por eso que, cuando el neurótico ubica esa pregunta en el iillá de Ia hoineostasis. Es un ideal obtener un estado de ho-
análisis, es porque su propio deseo ya tiene la estructura de
esa pregunta, Ll neurótico es un sujeto que se interroga acer-
meostasis p ermanne
te. Puede ser iin ideal también de los es-
toicos: Lahomeostasis se obtendr ia por una verdadera sabidu-
ca de su deseo, • esta pregunta constituye su deseo. ría por la cual todo lo excesivo sería puesto de lado para
S ul enibai'go, tiene la respuesta; e e s e nlantener La llolrieostasls del placer, que no l
una re un ta sino una res uesta u e s el erso sa be lo sign
ificalos exce- 4y
sos, etcétera sino, al contrario, mantenerse en la circunferen- Jg
r ue quiere y eso debe ser la base do la arro ancia e r v er -a, cia del equilibrio.
ue lo haceestar convencido de saber la verdad e cond ¹Qué poclemos decir del goce? Que no está cn la dimen-
Lacan dice, clert<i vez c (le <ira el perverso no existe el s «ilJ- sión del placer, es exceso, una infracción del principio del pla-
ficarite del Otro barrado, sino no barrado, No h a f a l t a ar a cer, está m<és del lado de la pulsión de muerte -en palabras de
oc ernos ver t<1Jnbíén el esfuerzo a r a i b e r arSe de Iafal- l'reud — que del lado de la vida, Puede ser el ideal de los hom-
ta...Voluntad de goce es una denominación que me parece, breseseestado de homeostasis,
segun ini lectura, propiamente del deseo perve >rso. Para el de- En españole stá mal traducido el párrafo que sigue al re-
seo como volu ntad de goce, es difícil igualar!o a la voluntad cién citado donde Lac<indice; "...la homeostasis (...) encontla-
como tal. Es difícil porque en el cairuno hasta Li cumbre del da (...) de la tensión con que mal vive.„"; "mal vive" es vivir
goce hay un obstáculo, para cualquier persona, no sólo para nW1, NO eS eSO;"í1 Vi VOte" en franCéa eS tal ver una palabra po-
los perversos.Los perversos tienen una experiencia más agu- co usada: vivir en el nivel más bajo. Con ese dinero no se pue-
da porque están dirigiclos por una voluntad de goce, Fl obs- rle rea]mente vivir: "il vivote". Es casi "sobrevivir", pero no es
táculo en el camino hasta el goce es el placer muy exacto, Allí se trata d.e la homeostasis del viviente, de un
No me parace escandaloso seis<al<ar las dificultades cn los organismo que vive — porque el principio del placer concierne
escritos de Lacan, Exactamente, en los clos párrafos siguien- il viviente —, del organismo y el umbral más bajo de la ten-
tes, vemos la antinomia necesaria en la experiencia analítica, Siíín. De eSte inndO, "mal vive" nO eS aprOpiadO. Quedaría
en la vida humana también, La oposición entre el goce y el mejor "sobrevivir" en vez de mal vivir.
placer no está aclarada cn este texto. Es el principio de! placer el que lleva al organismo al nive)
Pero puede ser que ustedes conozcan el texto, por ejemplo,
de F/ Seiiii itario 2 de I.acan, su anélisis de ese momento preci-
inés bajo de tensión. El goce, al contrario, impulsa al viviente
;i maS tenaión y aquí hay una OpoSición cierta entre plaCer y
sarnente a propósito de la repetición, su comentario de Atrás goce. Ls difícil para los seres humanos vivir ia homeostasis.
allri (tel priiicipio de plncer, que es una oposición entro dos di- '.ie cla el caso de una mañana en que estamos tranquilos al sol,
mensiones, Esté la dimensión del principio del placer, donde hasta el momento de ir al agua y eso ya es duro: ir del calor
se trata para el su'eto de retornar su e uilibrio: eso es verda- ilel sol al frío relativo del agua y sentir una diferencia de ten-
derainente e principio del placer freudiano. Es un principio sión; y el oc e — si
ha uno — esté reci.samente en el cairibio. Es
lo que ocurre cuando vamos al saui os cal()1' a s()l'-
an o a go perturba el equilibrio, hay un pprlnci- emos calor. de allí vamos hacia el a ua totalmente fría he la-
pio que permite volver al equilibrio de las funciones neui oló- da, he a uí este "algo más". El o o e se r o c l uc e> en el cambio
gicas. El bienestar está en este nivel. La tesis freudiana es que, Cambiar. muchas veces
en l<s vida hu!ln<an<1, hay un más allái del principio clol placci; ac o —
me gusta mucho hacerlo- os una ex erien ' ' bio
siempre hay algo que impide esa hoineostasis, que está más de tensión. se ese pro ema e camino del goce, se n La-
266 ll t rfltfpg-étlal j f IVllllpr

can, en el párrafo siguiente. El deseo como voluntad de goce del sexo m<asculino. "Siempre precoz, la recaída del ala con
parte vencido, prometido a la i m p o t enCia, mientraS que una que lees dado poder rubricar la reproducción de su forma";
parte de él eStá. SOmetidO al placCr. no puede ser más claro que eso. Evoca también el velo eleu-
La volu etida al l a c e r tiene limite, Eslo siano que vela la forma fálica en los misterios de Eleusis. Tra-
ue dice Lacan: cajnbiar es el r i n c i io de l a ú n, del eftcorc; si ducirnos así la función del fantasma en ese lugar. El fantasma
'
ha ne c esidad e l a í í n, d,ele11core,p roviene del hecho de u e .ermite ir más allá, hasta cl oce P travesar ese obs-
la le d e l l; 1 cer es acatar a vo u n ta d e g o c e. Es un principio tacu o c e placer y Ios límites del placer. EI primer privilegio
de separación. Ha una idealización de la voluntad de ~oce .. e fantasma sa rano esir más a á gracias al dolor, porque es
ésta tiene Su SirnbOlOima i n a ri O,el al o r e u d i a n o , q u e e n t en- un hecho orgánico el dolor cornie11za cuando «l plac«r tern1i-
dido en su posición de simulacro se hacía presente encirn<a de na, Podemos hacer cualquier coSa que dé placer,perO un pO-
las puertas de los burdeles romanos, Podemos verlo cuando co má.s y estarnos ya en la vertiente del dolor. Qué podernos
van1os a Pompeycl San SínrtgalOS de una volllllttld permanen- hacer con un cuerpo, al presionarlo dice Lacan: un poco más
te de goce. y ya estamos en la v«rtiente del dolor. Eso permite, de cierto
Lamentablemente hay una cierta distancia entre los falos mod o, ir rn ás a ll á.
gloriosos y aquellos de los cuales podemos disponer en la vi- Ll dolor es la r i m e r a manera de at ravesar los limites del
da hurnan,a, la parte correspondiente en el cuerpo ln1sculino placer, de r o d u c ir un exceso, A veces no sabernos si es placer
nO tiene ese nivel de permanenCia, POr el COntrariO, Si tuviéSe- o dolor. El goce amalgama, puede hacer eclosión a traces e l
mos un hueso en ese lugar, sería más semejante a cse símbo- dolor. El supuesto masocju tsmo femenino es también una ma-
lo. Sin em.bargo, las cosas son así. Estoy informado de que nera un poco más grosera de entrar en eaa zorra donde n.O eS
ahora se hace un hueso en ese lugar,
se puede con una cirugía fácil decir algo, donde es difícil para las mujeres decir lo que q
pertenece al dolor y al goce, donde hay una mezcla que pue- ~4
poner unmetal de manera que se obtenga una rigidez perma-
nente. Escuchó historias sobre ello en París: que hay algunos de parcwerun masoquismo, un placer en el dolor, pero es más
prínCipes de A r a bia qu e v i enen eSpeCialrnCnte a ParíS para especificidad del goce femenino que se impone
en ese mo-
hacerse esa operación que, a veces, tiene ci«rtos resultados mento,
muy modernos,totalmente exitosos; hay menos investigación La fórmula lacaniana en ese texto, la fórmula del fantasma
sobre eso que sobre el cáncer o la cirugía del corazón., pen1 eso es: el fantasma hace al placer apropiado para e! deseo. La pa-
no cambia, fundamentalmente, la verdad de las cosas. Desde labra deseo no es la mejor en este lugar, es mejor decir el fan-
el punto de vista analítico, no cambia las cosas. Bien, hay una tasma hace al lacer apropiado pare el oce o para cl desear
encarnación muy precisa en ese párrafo de Lacan Se trata de COrnO vOluntad e go c e. e r m r t e relaCiOnar plaCer ygOCe,per-
ese funcionamiento "en eclipse" del órgano masculino. rnite sobrepasar la antinomia del placer y del goce, función
¹Cuáles son los emblemas de la volurrtad de goce'? Esa par- clásica del fantasma.
te idealizada del cuerpo masculino o el cu«rpo entero, la for- l'reud en su texto "Pegan a un niho", comienza por el fan-
ma femenina como tal que tiene una cierta p erman
encia,
Hay tasrna vinculado a la actividad de la masturbación, permitien-
un límite en el camino hasta el goce y es así que 1 sean dice de do obtener un goce p lacentero.
Es un aliento obtener un goce
manera un poco velada; "siempre precoz ia recaída del ala". placentero, pero el estatuto fundamental del goce como más
Está también.r por ejemplo, en los p oemas de Mal)armé; allá del placer es más displacer, y se necesita del fantasma pa-
a ve-
ces el ala es una metáfora — metáfora clásica, debetnos decir- ra que el placer pueda ser apropiado para el goce. Fn el párra-
to siguiente: ...demuestra clue ol dolorcs d e un ciclo más ia r- etcétera. Ls cierto que no están al mismo nivel de percepción;
go desde todo punto de vista que el placer, puesto que un es- sin embargo, t odo el esfuerzo de Lacan es demostrar a nivel
timulo lo provoca en el punto donde el placer termina". Y di- del materna la similit«d cle Io» dos,
ce, después, que el fantasma es una posibilidad vital para f a. pregunta está un poco más desarrollada en el semina-
obtener el paterna,y el fantasma lo aprovecha. Hay ciertas po- rio Lrr r tr(YIrf( l J)sien<r/rri Iisi s. l t idea de Laca n es a propósito de
sibilidades que están, de hecho, en el funcionamiento biológi- la función de la belleza, Qué es ia función de la belleza? ¹Por
co, fisiológico d el cuerpo, pero que elsigin
ficante,el fa n tasma qué tiene eSa prevalrenCia en nueatrO irnaginariO? LaCan en eSe
o el deseo aprovechan esa posibilid.ad para sus m.aniobras, momento cita a Antígona exactamente anteS de la manifeSta-
para sus dialécticas, etcétera, c]ón del coro: q u é e lhcallt<), qué bella es Antígr)na". Para La-
can, es precisamente con ese efecto — la belleza máxima — ue
P: Hay rrna referencia eri la página l'l6. "Fn la tragedia an- se r o d uce el ííltimo obstáculo antes del horror. Y dice: "Si, to-
tigua hay una especie de [...j la funcion de la belleza...", pero das las víctimas en Sade son bellas, ¡bellísimas!", Fs la misma
la referencia al texto es una referencia a Eros, ¹Es lo mismo esa función en Sófocles, es el ííltimo obst;iculo antes del horror' lo
función de la belleza y la función de Fros? que se produce en Sade. Es una nota im o r t a nt e o r u e l o be-
llo tiene una función esencial en el fantasma. Por ejemplo, po-
fsidoror Tengo algunas dificultades también con el objeto a demos pensar el fantasma con el cual comienza Ia psicosis de
como lugar delverdugo y después como agente del discurso Schreber: "qué belio seria ser una mujer haciendo el amor".
d el analista, Y, después el problema del f enómeno; como lo Allí está esa palabra también en el texto schreberiano: Sch(in,
que ocurrecon los personajes sádicos, o sadianos, que son Eso tanrbién es Inuy lln pol tante en el fantaSlna< eSa pOSicrón:
más o menos fenoménicos ensu descripción y el problema de ~
~ o ~ ~e o
esconder el objeto en Kant. Quiero decir., ¹cómo es ese pasaje En su sernrnario sobre la ética, Lacau da tres conferencias
del fenómeno al noumeno? Usted describe a los personajes, el sobre AntígOna; aquí SOlamente en un párrafo hace alusión a
rayo que cae sobre Justine, entonces ella se vuelve un sujeto ella.No debemos olvidarnos que laintención de Lacan no era,
divididO. Ha y u n a Cierta ConfuSión fenOménic<i de Ia COsa cuando daba sus seminarios, publicarlos. Duranle veinte
cuando está Sade, con Kant, para discuhr esefenóm.eno. años, todoese montón de textos, de inveshgaciones, perma-
necieron er> su constrltorio, circulando un poco a tra.vés de sus
f.-A.M.: Usted no es kantiano, porque seguram
ente Kant discípulos, sin publicación. Por cada párrafo de los escritos,
noaceptaría
ser visto desde el punto de vista lacaniano y hay hay un montón de textos. Si podemos estudiarlos por tanto
una distancia evidente entre las novelas de Sade y la ética de tiempo, es porque hay una concentración extraordinaria de
Kant. En las novelas, hay personajes. Hay en esas novelas la investigación. Lacan da tres conferencias sobre Antigona y
más infame inmoralidad.Podemos decir que Kant y Sade son aquí hay sólo tres frases y en la universidad se podrían hacer
dos personas que noti enen nada en común, eso es trn punto trestesis con el mismo ma ferial. Ésa es la razón por la que hay
de vista general. Nadie antes de Lacan pensó, intentó utilizar mucho más en ese libro que en ochocientas páginas, o un po-
a Sade para entender a Kan t. Es surrealista eseencuentro. Por co más de ochocientas; hay un volumen in>posible de contar,
un lado, un tratado normal de filosofía que tiene la reputación No quiere decir que el seminario es difuso; también es muy
de ser muy abstracto y donde los únicos personajes son con- denso.
ceptos y,del otro, hay verdugos, reyes, jóvenes muchachas, La oha pregunta era sobre el objeto rr, es una cuestión cru-
270 (oct)ms-Alttitr Ivliiler Sttttr< "Ktittt rort Sede" 271

cial, No vamOS a decir que el discurSO analítico tiene fa miS- tución -a trivés del lenguaje — dela pérdida que hay en todo
rna estructura del fantasma perverso, porque los maternas uso "libre" de la pal'ibra, Experiencia de ese deslizamiento in-
permiten significaciones diferentes, Sin embargo, es verdad ces<inte de fa paiabra, de esa ausencii de sí mismo que se pro-
que el d iSCurSO analítiCO — en Su eStruCtura laCaniana — eStá duce en Li asociación libre, etcétera, El analista, cuando fun-
fundado sobre el f<ini:asma. ¹Ustedes conocen la tórmula de ciona, no es un sujeto. El an<ilista funciona más conio la causa
ese discurso analítico? Es verdad que la relación del analista B
con el analizante est<A formuLida así: sión de
+l en J a riáI'iz<intéÁv eces, eso se pone ya a funcio-
nar en el rnornento de la entrada en el consultorio del analis-
ti. Vs tcdes, conio arii l i z a ntes o c o mo < inalistas, s<iben que
Si sólo con el acto de entrar en el consultorio, sólo con este acto,
surgen ntuchas ideas para el sujeto, pues éste olvida, en ese
En relación a esta pregunta que elanalista tiene el lugar rnoniento, muchas cosas de la vida. Podemos ver varios fenó-
del objeto <r y el analizante es el sujeto, de una manera ciega menos úe esa acción separadora del objeto, del analista como
podernos decir c{ue está fundada sobre la estructura del fan- objeto tr.
tasma. Esmuy esclarecedor comparar los dos. I-lay una razón No debemos ir niuy lejos en la c omparación dc l<i p(rv c r -
precisa de por qué un verdadero perverso, un pe~rerso deci- sión y el análisis, No estaría mal ir más allá. l.acan decía que
dido, no entra en análisis; porque él ya está en posicion de ob- lamentablemente el análisis no permitía inventar runguna
jeto a y al mismo tiempo está, por sí inisino, en posición de perversión nueva, Deleuze diceque no hay una sexualidad
Sujeto supuesto Saber. ma.sculina o femenina SinO pequeñas Sexualid,adeS, ¡qué ma-
Ef perverso se consideri c o m o un s u ' eto u e s a be la ver- ravilla si fuese verdad! Sin embargo,
lamentablemente, la lis-
d ad e ~ < i i e s ta de los fantasmas humanos es muy pobre. Las perversiones
sabe lo ue ui e re, u e tiene de resiones... Ha un des recio son un<i categoriz<ición c]ínica. Evidentemente, hay una cier-
e er v e r so or l a s de r e s iones neuróticas. Podemos enten- ta inVenCión ClíniCamente maSOquiSta, un teatrO pObre. Debe-
der también iOr c ué en el fin de análiSiS un ncurótíCO ue e mOS ver eSOcuando ira taniOS el CaSOClínico. Podernns ver, nO
vo verseanalista,ace tarser un instrumento con el cual otro sé, en las calles de París, si en las prostit.utas que dearnbulan.
va <i<analizarse. Es Bce tlr ser un instrumentodel cleseodel existe ese fantasma, Entonces, lamentablemente, el psicoaná-
~t r o. Ahora, ia neurosis es, rectsarnente, rechazar esa post- lisisno agregó nada a ese registro y no vamos a decir que e!.
ción, rec azar e f antasma. De ese modo e tren teca izado, analista lacaniano es un perverso, no sería verdad: el <inalista
esencia el análisis de un neurótico es volverse analista, Pa- lacaniano es, en general, un rieurótico más o menos curado,
ri el perverso, al contrario, es muy difícil l<i constitucion del un neurótico analizado, Fi<ay algunos que son psicóticos, pero
Sujeto supuesto Saber, por la convicción de que ya sabe lo que que no obstantepueden ocupar ese lugar, a veces con ciertas
desea. El fetichista sabe lo c ue desea; ara él el deseo no es dificultades,
una pregunta, a es una res uesta. Segíín el. modelo de la TVA,el analista es un obsesivo un
e este modo, esa forrnulacíón permite entender el obs- poco regulado; en la IVA esoda una cierta segurid<id, Se pro-
táculO al análiSiS de un perverSO, permite Ver de qué Se trata. duCe también unCiertOapurO en laenSeñanza, en la vida...En
En un analisis, el sujeto está unilateralizado del lado del ina- Nueva York,eiano pasado, no hubo un solo candidato sano,
]izante, Es el analizante el que hace la experiencia de la desti- Seguramente hay más lugar para los sujetos histéricos en el
272 Jacrtses-Atnitr ivtitki sobre "Kttnt a~tt Sade" 27s

campo lacaniano que en la IPA. Esa diversidad es también en esos pocos lugares de este texto, que no está muy desarro-
una razón de ia vivacidad del movimiento lacaniano. Los llada esa antinomia de] placer y del goce, Por ejemplo, en el
analistas de la IPA tienen miedo de las histéricas, para ellas se texto sobre Schreber hay dos o tres referencias solamente
inventó la categoría de borderittre,para protegerse dc una his- -creo que dos — que Lacan hace del goce imaginaria, de la ima-
teria que puede preSentar una fenomenOlOgía muy COmpleja gen de sí mismo en el espejo, y del goce transexualista de
y resistir a la rutina del encuadre analítico. Y, así, todo eso se Schreber. También es verdad que hay en "Subversión del su-
pone como iturtieriitte, nosotros no podemos hacer nada por jeto„," consideraciones sobre el goce, Consideraciones no
ellos, incluso en el análisis, la histeria es una enfermedad pe- muy desarrolladas y, efectivamente, está la definición del falo
ro también es el estatuto fundamental del sujeto como significante del goce; esto es, del falo como semblante,
El sujeto histérico es el sujeto sometido al significante has- símbolo de la voluntad de goce. No está, de ninguna manera,
ta en su cuerpo. Lacan dice: el analista nunca debe retroceder en oposición a eso.
frente a la psiCoSiS, ES neCeSariO deCíraela a nueatros COlegaS
norteamericanos: el analista nunca debe retroceder trente a la P: Fse sujeto barrado qtte se coagula en el objeto, yo pre-
histeria, Eso es el abc del análisis, ciertamente. Vemos en eso guntaría si eso es una operación imaginaria; si cada fantasma
la razón analítica de la decadencia de la IPA. La razón analíti- es unafrase,sieso es una cara simbólica del fantasma. Y siese
ca es la de querer gentequ. eno causeproblemas. Elresultado fantasma es lo real, 1vle gustaría situar eso en los tres registros.
lo podemos ver en los signos de interés, en la transferencia ha-
cia el análisis en los lugares en que Irabajan. 1 orque si hay J.-A.M.: Creo que ya hablamos de eso. Fn Caracas, en el
transferencia, no se t r ata sólo d e u n a t r a n sferencia con u n afro 80, hay un texto publicado. Sin etnbargo, desarrollé eso a
analista u otro. Fw irnportantc construir, proteger, clesarrollar propósito dc mi curso, a propósito del sintoma y del fantas-
la transferencia al psicoanálisis. ma. El fantasma está presente en los tres registros. lo Real, lo
Simbólico y lo I maginario.
P; Fl deseo neurótico no es el mismo que el del perverso, El fantasmacomo imaginario es lo más claro; fue así que el
En relación al goce, el goce perverso permanece del lado del fantasma como ensueño diurno fue descubierto en el análisis
o bjeto. Cuando L acan trabaja en " Su bversión del sujeto..." , de Aruu> O, que lo llamó "mi teatro privado". Y cuando se tra-
coloca el goce del lado dcl significante, el sif~uficante que fal- ta de fantasía c< esa dunensión, la selva del fantasma, con to-
ta, del S(4). Yo pienso que es como si existiese un goce tam- dos esos personajes que pueden ir y venir; la ubicación irna-
bién para cl neurótiCo y un goce para el perverSO. Se puede gina ria de] fantasma depende siempre del estadio del espejo.
pensar también esto: rhay un deseo para el neurótico y un de- Segundo, está también la dimensión simbólica del fantasma.
seo para cl perverso? Es precisamente así como Freud trata el fantasma en su para-
digrna "Pegan a un nino", porque el fantasma es una frase
J.-A,M.:Es seguro que se trata, podemos decir, del nusmo que podemos estudiar a partir de ciertas modificaciones gra-
goce. Laelaboración de Lacan sobre el goce es un camino maticales, y en ese texto l'reud distingue tres tiempos
del fan-
muy amplio. El goce no es una categoría tnuy trnportante en taSma segíín laS transformaCiOneS irramatiCaleS. Sin embargO,
los Escritos; fue una categoria desarrollada, podemos decir, al mismo tiempo, hay una localización del fantasma en lo
luego de supublicación. En ocasiones, hay una.presencia re- real, en tanto en la experiencia analítica el fantasma es estáti-
ducida delconcepto de goce y es en esos pocos fragmentos, co,no cambia, es im posiblecambiarlo, Podemos hablarde cu-
274 Jric<l<r>-Al@i<r A1iir1~ Salte KtlltlA )lr SB<tr 2 7 5

rar el síntoma, pero no el fantasma, Y sólo en el fin de análi- /,-A,M.: Es verdad que cada vez que se trata del fantasma
sis se trata de cambio de posición del sujeto frente a su fantas- hay una cierta prevalencia del problema económico. Es así co-
ma, Este cambio I.acan lo llama "atravesarniento del fantas- mo Freud también sitíía la cuestión.; "Elproblema económico
ma", que no es curar el fantasma sino ir a ver la máquina que del masoquismo". Primero, hay un problema de alimenta-
lo construyó, el materna del propio fantasnaa, podemos decir, ción, dedónde viene 4 energía de todo eso; en todo psicoa-
Para mí, el ano '80 fue verdaderamente el comienzo de un nálisis hay un. problema de alimentación cuando hay finali-
nuevo ciclo de mi gran trabajo, porqtte durante los años '70 dad y una estática, se trata más úe una fijación real que se
hice uncurso semanal de dos horas con Lacan, Desde el'71- m antiene. Tenernos que explicar su inm o v i l i dad y n o su m o -
72, fue tus ciclo de aproximadamente 7 años, Después fue la vimiento. Cuando hay un auto que frurciona, debernos pensar
disolución, etcétera. Esa intervención en el '80, fue el inicio de de dónde viene la energía de su movimiento; cuando hay un
un nuevo ciclo de trabajo, exactamenl:e sobre ese pu n t< x ver la auto parado, si no hay nafta en el auto, no hay diferencia. El
oposición de síntoma y f antasma en Lacan, No era tan claro punto de vista estructural en el análisis no considera las cosas
para mí el
mOmento en que eso variaba, y que el p roblema
eS- a partir d e lo s p r o b l emas pseudo econónucos de alim en ta-
taba en el fin de análisis; para T.acan está a nivel del fantasma ción„, Podemos decir u e h a s ó l ou n a cosa u e a l i m e nta to-
y no a nivel del síntoma. Ln «l síntoma, se trata de terapéuti- do eso u .e al ir.enta. el fantasma e l s í n t o ma, eS la caStraCión.
ca. Y sólo en el nivel del 6ntasma podemos pensar el fin pro- La castración no es una inercia: es un lu a r. I la o t r a manera
pio del análisis, e responderlo, no hay r~a respuesta urraca, clogmática, Me
Fn la tesis de Lacan, que se encuentra en el texto "Kant con gusta más la respuesta a la manera del pc.scador del ejemplo
Sade", l eemos: "Sade, realiza el atravesanuento de su propio freudiano: p rimero,"nunca pedí p reStadO eSe caldero"; se-
fantasma". En esas palabras, antes del esquema 2, vernos que gundo, "ya lo devolví", y tercero, "ya estaba. agujereado",
Sade noes engañado por su fantasma. En la página 78ó de la porque eS aSí también COn el inCOnSCiente.
edición francesa, en la edición castellana página 358, donde Si hay una alimentación, la ri.nica en psicoanálisis, es el go-
Lacan habladel fantasma dice: "Esos límites sabemos que en ce mismo. El f ntasma siem re se l' r e nta con una sola sus-
su vida Sade los rebasó". Sería quizás excesivo hablar de atra- ancia la "sustancia del oce". Podemos curar los síntomas en
vesamiento del fantasma a propósito de Sade, sin embargo, el SujetO Sin tOCar de manera algrura suS fantaSmaS, También
deberíamos pensar que Sade, como escritor, conocía algo del el fantaarna eS al ~o muy difí C » • s ~ rase
materna de su fantasma porque no fue sólo un sádico; se tra- cerrada, al mismo tiern o, son varias. Podemos presentarlo
ta siempre de lo sadiano, no de lo sádico. El Marqués de Sade con una cierta variedad, Un analista sabe que elanálisis no
nO eS un SádiCO COmO OtrOS, pOrque fue también un escritOr, puede todo.
La cuestión seríasi esa literatura es sublimación. Crteslión di-
fícil, sin embargo, debemos pensar que él sabía algo de su Godirio: El problema del trabajo chmco con respecto al fan-
propio fantasma de manera que podía elaborarlo en obras tasma. Supnnía que sería muy fácil pensar en un paCiente clue
que pueden ser consideradas como obras de arte: las novelas tuVe, COn rma práctica que nO pOdríamOS llamar eStrictamen-
de Sade son obras de arte, te perversa. Lscribia a los dia rios, seescribía COn perSOnas cine
escribían en diarios, mujeres que solicitaban compañía rnas-
isidoro: ~Cuál es la relación entre el éxtasis y la estática fan- Culina... Tenía el tantasma de correO y una correspondencia
tasmática? enorme, en artículos. Era una práCtiCa imagi
nariaq
ue cornen-
276 /acqaes-AlainMiller Sobre "Kani conSa<k" 277

zaba y luego pasaba. Allí, el fantasma se manifestó con mu- tasma, pero sobre el fantasm1 fundamental todo lo quc apa-
cha claridad. Durante mucho tiempo del análisis se pasó dis- rece es siempre uno.
cutiendo algo ligado a ese fantasma. ¹Cuál sería la Función del Está el Amazonas de los fantasmas y sus relatos son infini-
análisis en el caso? La escucha de tal fantasma ¹implicaría la tos, pern si aparece cualquier cosa del fantasma básico, este es
simbnlizacinn a partir de él? También se dio la desaparición un pedazo de real inmutable: está aquí, allá... y creo que nn es
de los síntomas, los fantasmas surgen sin su anterior fuerza. poco importante la Fugacidad de tal manifestacinn en la expe-
¹Se aplica csc caso al trabajo que estamos viendo sobre «I riencia. Es, por el contrario, el p<u>to dc referencia del analisis,
fantasma? ¹Ocurriría 1n nusmo con pacientes en los cuales el en mi opinión. Es necesario desarroHar esto desde el cornien-
fantasma, aparecepuro, y no sólo privado? ¹Cómo debe ope- zo, desde el punto cn que fuc construido... Lo quc mc interesa
rar el análisis a11í? Al oírlo hablar dc fantasma es fácil para mí de la pregunta es que cada vez que elaboramos esa definición
pensa.r en esa persona, pues sería un cuasimodelo de laexpre- clínica dcl síntoma y dcl fantasma, surgen las repuestas dc los
sión fantasina. Pero cn términos de cambio de estructura, analistas, a veces en forma de preguntas, pero siendo de ana-
¹qué pasa? Si estuviera reprimida, ¹ ése fanlasma podría ser listas tocan un punto esencial de la experiencia del análisis.
objeto de represión, u objeto de repudio y de otras elaboracio- Tenemos que trabajar el fantasma, Comn en "K ant con Sa-
nes en la neurosis? ¹A Lacan le interesaba clínicamente? de", trabajar cl síntoma con el fantasma. 1Es lindo! Mi título
del año íuc "Del síntoma al fantasma y clcl fanlasma al sínto-
j;A,M.: iVimos esn aquí! Al hablar situamos la clínica con ma". Podría haber sido: "El fantasma con el síntoma, el sínto-
repccto al síntoma y 11 fantasma; entonces, hay una respues- ma con el fantasma".
ta fuerte de los analistas por ser un problema en Lacan. Estoy
un poco cansado de hablarde cso, porque fuc c1 tema de to- P: La obra de Sade ilustra la fórmula de Lacan: "no ceder
do elano en mi curso y en mis conferencias en Buenos Aires, en su deseo representa una etica", por la cual él presta gran
pero voy continuar unpoco en San l'ablo,hay como una in- parte de su vida. Lo importante es saber cuándo se usa ese es-
versión entre síntoma y fantasma en la experiencia, el sujeto quema en la clínica, porque hay una analogía en la automuti-
se vuelve muy explícito sobre cl síntoma y rcticcnte sobre el lación de ninos autistas... psicóticos, con tendencia a destruir
fantasma; esto es un hecho clínico. En mi práctica y, secunda- un órgano, una superposiciónentre dolor y goce que hace
riamente cn ln que yo pretendo acerca de ia ensenanz<1 de La- pensar en el fantasma dc la madre de esos ninos, que toma co-
can y Freud, me pareció así. Lacan habla de "Pegan a un ni- mo real el fantasma de 1a madre; ¹representa el nino la fun-
Ao", la frase está también en el texto frcudiano; hc encontrado ción verdugo y la madre la función víctima? De esa manera,
en varios pacientes ese fantasma: "Nn sé, pero pegan a un ni- mantener la castración es mantener el fantasma como objeto
ño", Ll pu nto l í m ite del fantasma se prescnla así: "No sé, pe- del Otro no barrado, I 1 situación dcl nitro no responde al in-
centivo de la madre de gozar, lo que ella podría escuchar en
ro...". Y podemos seguir hablandn dcl fantasma por un dato
forma invertida: "puedes gozar", pcrmiticndo nacer el fantas-
clúuco de observación fenomenológica de la experiencia ana-
ma de la madre en su deseo, visto en relación al déficit de me-
lítica: la reticencia. Es posible elaborar más allá, hay razones
táfora dcl falo.
de estructura para el silencio constante sobre el fantasma fun-
damental. Podemos hablar, a veces, de lns diversos fanlas-
j.-A.M.: A propósito de Sade, esny de acuerdo en que nbe-
mas, nosólo una selva sino un verdadero Amazonas del fan-
decía ala máxima "no ceder en su deseo...".Su vida, desde es-
278 Jricq<tes-ht~>ia leal/ll<r Sabr< R«nt «n>S<rd< 279

te punto de vista, puede ser admirable en la voluntad. Un es- P: En realidad, 61 habla de "un derecho al goce", una rela-
critor surrealista, Gilbert Lély — hay una referencia en el texto ción hecha por Sade,
de 1.acan-, dedicó buc.na parte de su propia vida a recoger to-
dos los documentos a propósito de Sade, Escribió una biogra- J,-A,M.: No siempre hay una respuesta posible para una
fía, eS un librO Verdaderamente apaSiOnante, máS que biOgra- pregunta. Lacan dice que ese esquema es el de la vida de Sa-
fíaS de polítiCOS, de reyeS, de aCtriCeS de cine; eS rm ejemplo de, pues hay oposición entre los dos esquemas, el de la obra
cle tenacidad, de no ceder en su deseo, y de la vida. Su obra es leída como soportada por el fantasma
La terapia familiar es un error sobre el sujeto. Para el psi- en el primer esquema y, en el segundo, es como se produce el
coanálisis, sin embargo, es la m.u~ra de tocar el punto en que esquema del fantasma en la vida normalizada. En la tesis de
adres,
el nino pu.ede ser, tener el lugar de síntoma de sus p man-
ifestarr la vcrd.ad escondida de sus relaciones y, la dependen.-
Lacan se lee una frase muy linda antes del esquema 2: "Vea-
tnos más bien quc Sade no es engañado por. sufantas~a, en
cia frente al fantasma materno, de manera priv ilegiada. Es la la medida en que el rigor de su pensamiento pasa a la lógica
manera de estudiar las en.fermedades mentales de los niños, de su vida". Esta frase me encanta, hablé de ella en mi curso,
de articularlas al análisis a partir dcl fantasma materno, para "el rigor de su pensamiento pa.sa ú la lógica de su vida". Per"
ver dónde está localizado cn cl fantasma y a qué tipo de obje- rnite vivir una v ida que tiene su lógica, tiene un acuerdo en-
to está identificado por el fant<asrna materno, tre el rigor de su pe!nsarniento y la lógica ole su vida. Fue el ca-
El niño a utista permitiendo a la madre la urulateralidad de so delpropio Iwcan. Hay una lógica en la vida de Lacan, de
la función subjetiva, quedando sólo cn el lugar del objeto a. Es expulsi(>n, de escisiones, de expurgación, de exclusiones, has-
u.na idea válida, estoy de acuerdo con esa orientación, ta el fin de su vida y por culpa de algunos de sus discursos.
Lsa lógica Se repetía en Su vida de lnanQr<a ímplacabk. Y Sa-
l': YO quería retornar la pretor.ruta que Se hiZO sobre el eS- de, diceLacan, no es engañado por su fantasma porque su vi-
quema 2, yaque nos encontramos en ese punto, ¹Por qué pen- da tiene una lógica común con su fantasma. Esa, lógica co-
sar la rotación en el espacio a fin de explicar el desplazamien-
to de la causa? Los términos son los mismos, pero hay un
rnún, sin embargo,no le realiza el f a n t asma. Es un p u n t o
delicado, Sade no l'ue un verdugo y si una víctima, y es por
cambio de dirección, No entiendo por qué ocurrió este des- esa razón que hav un hastocamiento de los mismos términos,
plazamiento, una permutación muy bonita lógicamente, como Lacan lo ha-
ce. Esto es, esa estructura misma. Sólo podernos entenderlo
J.-A,M,: Me parece muy bien como última pregunta, Pero sobre la base del trabajo que le permite saber donde está el
anteS hayOtra:~eSquema de qué? SabemOS, ahora, que el eS- Otro y el sujeto, Es de este modo, t ambién, con el esquema 1
quema 1eseldelfantasma sadiano,¹De qué es el esqu,ema 2? del fantasma, que produce la permutación de los términos,
Podernos decir que no hay cambio porque para que haya
V S a V un cambio debe haber un punto fijo: si se cambia todo, no hay
cambio, Hay una cosaque cambia cuando alguien pone la d
minííscuia del deseo; no vamos a entrar en eso. No vemos un
cambio sino cuando alguien piensa — como yo los introduje-
en la separación de las dos dimensiones del sujeto y del Otro.
Esquema l Esquema 2 Cuando alguien in troduce esa separación, el cambio aparece
280 tarq»es-Alai>r tklitlav

iru~ediatamente, es decir, cada término toma una nueva sig- III. CLINICA Y CULTURA
nificaciónón.
La voluntad en la vida de Sade, la voluntad en su vida en-
carnada en el Otro -dice Lacan- es lo que se encarna, por Belo Horizonte 1998
ejemplo, en la voluntad de su suegra. Ella no fue una comple-
San Pablo,1989
ta enemiga de Sadc, sin embargo -dice Lacan — esa voluntad,
en la convicción moral ejercida impl
acablementep or la pre-
senciade su suegra, no está del lado fundamental del sujeto
sino del lado del Otro. Y tainbiín dice: "lo patológico en su vi-
da es encarnado por la devoción qiie Sade recibió de parte de
su esposa, de la hermana de su esposa, que fue también su
amante, y una devoción de los familiares de Sadc". Es muy
difícil de entender s i alguien piensa a Sade como un hom b r e
monstruo. Fue un hombre protegido por las mujeres de su
ambiente.
Del otro lado, la posición de la víctima es la posición de Sa-
de. Debemos ver en su vida lo que es eso realnente. Fue a
buscar ayuda de las pobres mujei~ e n l as calles dc iVIarsella,
dándolesalgunos bombones con una sustancia supuestamen-
te erótica y, después, golpíandolas un poco, les daba unos
golpes, hacía el amor con ellas y después dos golpes, también
les daba rnedicarnentos; era muy cuidadoso para las costum-
bres de la í poca. Sade era un gran señor, de la más alta noble-
za: hacer cositas así, pagaiido a las chicas ies de iula inocen-
cia„,! Debemos pensar solamente que fue un poco inal visto
en su actuar social. Sin embargo, quince años o inás en la Bas-
tilla por cosas de esa naturaleza... se ve que no fue un tipo
sanguinario, de ningúnmodo. Durante la Revolución France-
sa, no fue partidario de la pena de muerte; Lacan explica eso
también: por qué Sade no fue partidario. De este modo, la
opinion de que fue víctima está fundada en la objetividad de
SU vida,
Rio de Janeiro
1985

Traducción: Si'>ia Baudini


FREUD Y LA TEORÍA
DE LA CULTURA

Hoy voy a hablar frente a un pííblico variado, Mis anti-


guos compañeros: Jorge Forbes, Antonio Ch i n o Cabas, Ber-
nardino l-lorne y otros, que también participan
de las elabora-
ciones del Campo Freudiano. Está aquí Jorge 7ahar, que
merece verdaderamente el título dc editor de I.acan y dcl
Campo Frcudiano en Brasil. Otros companeros más rccicntcs
del Campo Freudiano, del Simposio del Campo Freudiano de
Bcio l-lorizonte, como Célio Garcia, muchos lectores agudos
de los escritos de Freud y Lacan, y los universitarios de Belo
Horizonte, que colaboraron cn l a p r e p aración dc este colo-
quio y se interesan por ei psicoanálisis.
El público más prnblemático es la multitud. Ese público
para mí es desconocido y como tal, para un analista, tiene una
atracción muy especial, pues es exactamente dc cso quc debe-
ría hablar un psicoanalista, de lo desconocido para cada uno,
a propósito de sí mismo. La dificultad es que cn la sesión ana-
lítica no se aceptan grandes cantidades de personas, sino sólo
una a la vez. El psicoanálisis es la experiencia dcl analista con
una persona, por lo que se hace difícil hablar de éste frente a
multitudes. l.a contradicción que existe entre la exposición
pública sobre psicoanálisis y la experiencia privada, es la mis-
ma que existe entre los diferentes públicos, Esta contradicción
podría resolverse en. forma sencilla : hablar a los desconocidos
dc l3elo I-Iorizonte exactamente como cn París, donde le hablo
a un público conocido y familiarizado con los escritos funda-
mentales del psicoanálisis.
Voy a continuar aquí, exactamente, con lo que estaba cons-
284 Jtrc<tat s-yítni>fMil!e> Frertá if la f<.t>rttt tte ft>culta>y> 285

truyendo en nai curso en París la semana pasada, tornando co- movimiento "sex pol" —sexualidad política-, que preconiza el
mo punto de partida el tema de esta noche, la teoría de la cul- deber de reivindicar la liberación del sexo contra lo social. vi-
tura desde el punto de vista freudiano, lo que hace surgir in- gente. Como este cainbio sometía la sexualidad al dominio
mediatainente el térizuno antitético "naturaleza", al que se le político, por parte del Estado, de la burguesía, podremos con-
opone el término cul tura. No es éste un tema exclusivamente cluir quc habría coacción, Ln realidad, cl deseo sería prisione-
freudiano, pues los filósofos ya afirmaban que el hombre es ro de 1o social y no se tendría, de este modo, derecho a la re-
un animal "no natural", calificándolo como animal afectivo, lación sexual. La id< a de Rcich es quc todos nosotros éralrios
con lo cual denotaban la desnaturalización del animal huma- prisioneros de la cárcel social, política, sin tener conocimien-
no. Decir que el hombre es un animal Político z o <ui animal to del hecho. Como si el sexo estuviese a nivel de lo natural.
que habla, es decir que en la humanidad, Ia naturaleza fue Freud, sin embargo, no habla de coacción sino de Verdrün-
recmplazacla por la. cultura. 1 i idea t<e esa sustitución o dc la gnn >, re resion u c e s i cr cn t c e a r e r cs i o n s ocial P a r a
dominación de la cultura sobre la naturaleza puede escribirse e, la idea de Verdrüngnng supone la existencia e una cer>su-
asl: ra, un;i barrera que le impediría al inconsciente emerger al ni-
vel de lo conscicntc.
Cultura
Naturaleza Consciente
1nconsciente
En la filosofía existieron intentos dc pensar que a! hombre
lc sería necesario volver 'i la naturaleza, pues todas las enfer- En el concepto freudiano de Verdrüngnng hay algo que no
medades humanas eran consecuencia dc la cultura; por lo es similar a las ideas anteriores. Primero, porque lo reprimido
tanto, sería oportuno volver a la supuesta armoní d e l ser hu- siem re retorna siem re se manifiest . a: a tra-
mano con la naturaleza. I.a cscue a de Diógencs torna esa po-
sición: ia dei retorno a a n a t u r aleza en ei campo de ia sexua- Freud ya expresó en la La interpretación delos sffeAos, por qué
lidad. El método de Dióg«nes sc hizo famoso en toda la la rcprcsión no sería la coacción dc nin una instancia, sino al-
historia. practicó la masturbación púiblica para demostrar que o mas misterioso: cómo a atraccion e i n c o n s ciente, atrae a
el honibrc debería mantenerse cn armonía natural. lasideas, a las ia a ras a m i s m o tiempo, hace que e sule-
Podemos constatarque para los animales no hay ningún to olvide.
incom enicnte en hacer el amor con los p adres,con los herma-
nos y hermanas e incluso con los abuelos, Existe, por lo tanto,
'1-~alud utilizo la teoría de la cultu.ra no para dar una visión
general de la ciudad o del Estado, sino para entender lo que
el sexo quc sería de orden n itural y «n este caso las exigencias ocurría en la experiencia analí!.ica, Ln ese momento, Frcud no
de orden social sustituirían a la naturaleza del instinto sexual. habla de represión o de Vfvdrangwng,sino de sublimación.
Como este tipo dc pensainiento está fundado en la historia de <por qué utiiiza este ttltimo concepto y no ei prin iero cuan<ce
la cultura, Freud fue leído como un liberador de la sexualidad se refiere a los objetos de la cultura? Ciertamente porque ~
humana repriinida, y el psicoanálisis, tomando partido por el piensa ue ia sexualidad esté reprimida por io social, Realiza
instinto sexual, anunciaba una nueva época: la de la libera- otro tipo de construcción. Dira que e sexife neb —traduci o
ción del deseo, como i n s h n to s «xu a, a u n t. uc sería m e ' or t r a u c i r o c o n i o
Esa concepción fue tomada por Wilhelm Reich, creador del u sión sexual — tiene lo sexual como objeto, pero que uede
286 fnc<iffeq-Alniff Millf r I-'rt'llú il ln ttqtrin únllr nlrlirfrn 287

satisface(se con otros ob'ctos, como nr e jemplo la cultiira Il• un término, conservándolo en un nivel más alto, ele-~
Encontramos allí una sustitución. Que no es o mismo acer v Í lldolo,
s l'or otro lado, si admitimos que la nietáfor'i es la sustitu-
como Proust, quien buscaba el tiempoq
ue perdió sin hacer el ión de una frase o a l a b r a, p o a m o s e c t r q u e l a b a rra es
ainor. l.os oh'ctos dc la cultura sustituyen a los puramente se- iii(a m ctafonzacion. Por clcmp o, a cu u r a m e t a ori za a n a -
xuales (ilrileza. Somos animales sexuados, algíin día vamos a morir
~< par a d oja de la tesis freudiana es que el serorrl
"ftá lr pue- y (cncmos algo indefinido, la vida. A cada función de la natu-
de satisfacerse con los objetos de la cultura. I.acan dice en un (.ileza Ie damos un si i fi c a d o c ul t u r a l. Un h i jo es un hecho
seminario: "rjo estoy haciendo el am or, estoy hablándoles a ~»«logico, pero por o tr o Lid o es un d e ber asegurar su n aci-
ustedes. Y hablarles puede darme el mismo goce que hacer el f»ierjto cul(ural. Tal producto biológico debe ser declarado al
antor". Si no f u ese así sería incomprensible que tanta gente l'.staclo conio la producción de un ser huinano, debe tener una
perdiese tanto tiempo con los objetos de la cultura. Tenemos i< lcntidad, coino también símbolos propios: quién es cl padre,
que suponer que hacer oescuchar filosofía, hacer o vcr escul- <luién cs la madre. Así, un h echo dc l a n a t u r aleza, un naci-
turas, proporciona un goce profurjdo. Fl concc t o de scxu niicnto, debe scr mctaforizado cultural y socialmente. La me-
dad cn Freud es nuevo or ue tiene como com onente esen- I l l»rización del sexo es uno de los problemas de la psicopato-
cial uc la sexualidad puede satis acersc con palabras, con o l«gía, pues se puede tener un sexo biológico y uno psíquico,
iii(e no se corresponden Terininé por explicar cómo se puede
t ' " " *" " ' "" ' " " " ' " '—' ' " " " j((ilizar el término inctáfora, hablando de la barra, A partir de
el psicoanálisis es o s i b le. <Por ~gllLa pulen permmtecena du- allí podemos reflexionar sobre un espacio peculiar que tiene
l'ante añios en cl trabajo dc investigación del inconsciente, si iiuportancia esencial cn psicoanálisis: la familia.
no hubiese un goce vinculado al hablar, a la palabra? Es por Hace un momento hablé de la existencia de un goce a ni-
f~ qu e los tratamientos analíticos empezaron a durar cad<1 vel de la palabra, de la sublimación, lo que se desnuda en el
v ez más tiempo. La ráctica analítica desnudó un tipo de o- análisis, experiencia en la cual el sujeto habla de lo que quic-
ce uc se encuentra cn p a l abra
inisma. ioc y quc nunca fue vivida antes de l'reud. Se podía pensar
El concepto de sexualidad en r eud no está a nivel de la que el sujeto, no coaccionado, hablaría de filosofía, de núme-
naturaleza, no se trata di.. un ins(intu, pues si así fuese no po- r«s divinos, de Dios o dc la belleza y el arte, Pero no ocurre
dríamos comprender el '1 rieb, que obtiene satisfacción a través eso: el sujeto habla de cosas menos dignas, No habla de las
de la cultura, sin Verdrri j(g
r (ii(g. ideas de l'latón, o de los objetos a propósito de los cuales Só-
Hay un símbolo muy importante en psicoanálisis, temati- crates respondió a Pitágoras, a Parménides. Es una constata-
zado por l..acan: la barra. Saber utilizarla cs algo muy íitil, pe- ción cruel en la especie humana que el sujeto goza de su pa-
ro en ciertas ocasiones suele ser bastante complejo, porque los labra con un gran costo, y como pasaje obligatorio, habla de
principiantes no saLien reconocerla cn los maternas de Lacan, la tamilia, del padre, de la madre, de los hermanos, de los
Podemos escribir este síinbolo así: una barra horizontal, even- abuelos, etcétera ¹Qué ocurre para que el ser humano esté tan
tua!mente inclinada /, o vertical I. ¹Qué significa? Una susti- vinculado a la historia f<familiar? Ciertamente, la familia tiene
tución. Un térm
inosustttuidodroro ro pue e~si ni to
car ueel una base biológica, padre, madre, hermanos, que viene sien-
do atacada cn los ífltimos 5, 10 años. El discurso de la ciencia
fica también, como en Hegel, Aiifliebui(g, es decir la supresion como producción de la cultura interviene en la bioiogía a tra-
rn-hlnin Miller
288 Jncqu< Freffdy ln f<oria dn ln cnltfárn 289

vés de la producción de seres humanos. La familia es también <1<rc parece algebraica en el caso del Hombre de los Lobos. La,
una institución social. Lacan, en cl texto "Los complej<xs fami- visión de la mujer agachada, a la que se le ve la parte poste.
liares", se refier a Durkhcim y a la sociología de ia familia, f ior dcl cuerpo, hacienilo un trabajo humilde, hacía que el
porque le parece esencial para cl psicoanálisis afirmar que la I l<imbre dc los Lobos se apasionara inmediata y compulsiva-
familia es una metáfora de la biología, El desarrollo de la en- n rente. Ln relación a ello, al Zraaná, Freud habla clel auioma-
señanza de Lacan incluye t ambién las estructuras elementales iirmo de re e l i c ión or el cual el au eio e. iá forzado ai ena.
de parentesco de Claude lwvi-Strauss, las cuales demuestran u ><>ramiento cu and o e n c u entra l a ór m u a i d e a l i z ad a d e l
el vínculo con la cultura.
Existe en el psicoanálisis la presencia constante de la fami- L<'vy-Strauss, y estar escondida en el inconsciente dcl sujeto.
lia. Freud creó la Asociación 1nternacional alrededor de su fa- La condición deamor del Hombre de losLobos no parece
milia, de la misma forma que la Fundación del Campo Freu- fnuy elevada y es casi la misma que está presente en Goethe.
diano estaba nuclcada en torno a la familia dc Lacan. IVcr ther ve a la joven Charlotte cn cl rnom cnto cn quc acari-
Ll espacio social de la fam i lia h u m ana es difcrcntc del de < ia y alimenta a los niños quc están a su alrededor. Inmcdia-
la familia animal, porque en la prunera. hay interdicción. Co- ia mente se enamora, porque ve cn Charlot te la imagen subli-
nocernos, a partir de la experiencia analítica, el rol fundamen- <nada de la madre. Goethe no sufre la misma compulsión
tal que puede tener en los hijos la visión de los órganos sexua- < rótica del Hombre de los Lobos. Por cl contrario, dicha subli-
les de los padres, En el caso del Hombre de los l.obos, Frcud niación le da inspiración para una de las mejores obras de la
destaca el papel del coito p arental, observado por el sujeto. < u ltura occidental.
Considera que hay allí un tr auma que determina su destino ¹Cuál es exactamente el di ascubrimiento de Freud? Que los
sexual. A p a r ti r d e l a o b servación iíel acto sexual, el sujeto <lbjetos primariamentc libidinizados que encontramos en el
puede resignarse a la castración de la madre, a su falta de pc- espacio familiar posibilitan las condiciones para el amor y la
ne, pero no a sir propia castración en el sentido simbólico. «lección del objeto. El trabajo de análisis apunta a elegir un
La experiencia analítica nos muestra que no se trata sólo objeto nuevo. La n o v edad i n t r o d u cida po r F r eud n o e s tan.
de las obsevaciones ole los genitales de los padres, sino dc to- teórica, es un nuevo objeto ofrecido al amor: el psicoanálisis,
C) das las si nihcaciones del deseo de los a dres, de todos los que permite elucidar la fórmula de la condición de amor, es
si nos del oce, Podernos concluir quc cn el es acio familiar decir, tanto el psicoanálisis como la familia establecen una in-
- ~(Q ha varios o 'etos sexuales posibles, ar rculados a las estruc- terdicción a las relaciones sexuales. El hecho de que la relacio-
t uras elementales d.c.ar e n e sco. x s i a r n er r ccron e as nes sexuales no estén permitidas en el análisis lo convierte cn
relaciones sexuales con los padres y la obligación de encon- una cierta repetición de la familia. No se puede esperar del
trar el objeto sexual fuera del espacio familiar. En cuanto a las análisis la cura del amor, sino solamente i ue el su'eto reco-
culturas prrmitivas, estudiadas por Lévy-Strauss, los datos nozca su fórmula escondida de enamoramicnto desdoblaia
-equivalentes a formas algebraicas —son los que determinan los cn un ob'eto valorizado y en otro desvalorizado. Es necesario
objetos sexuales posibles fuera de Ia f amilia. Se puede cons- entender por qué el sulcto esta vincu ado al espacio de la fa-
truir gráficos quc indiquen Ios objetos de interdicción y los rnilia, y cómo cso rcformula la idea quc tenemos de la sexua-
objetos posibles. lidad h u mana.
Freud descifra en el análisis las condiciones de la «lección Hay una condición de amor inconsciente quc determina
del objeto sexual y las llama "condición de amor", fórmula cómo y porqué elserhumano elige su objeto sexual, que po-
290 Jar<tseg-A t@i
H Mi fler Frbu<ty la tr<trfir <(t In c<<tt<<m291

dría ser concebida con el modelo de las fórmulas algebraicas A lnlvés de la relación de los padres se puecle deducir qué es
de Lévy-Strauss, las q tte señalan cómo el hombre se puede re- la alujer y qué es el hombre, o incluso cómo se da la relación
lacionar COn la mujer y córnn éata puede relaCiOnarS«.COn él. ln• tre el hombre y la mujer..Ll trauma sexual es Ia consecuen-
Es como si existiese una fórmula. matemática que expresase la t.ia del hecho clue «l sujeto haya asistido a la relación de los
relación entre el h.ombre y Ia mujer, es decir, la relación su- l xld res, y en algunos casos, impide que se formule la propor-
puestarnente algebraica del vínculo s«xual. l it'n> entre hOmbre y mujer. Hay una fórnlula entre padre y
madre, que no es sólo la del matrimonio, la de la cohabita-
I-l O M l ión, sino que el sujeto dtrclaa de que se trate realmente' de una
nslarión sexual. Para algunos, es increíble, o escandaloso, que
Es lo que Lacan llama le rnpport sexnel, que no se traduce lxul re y madre tengan relaciones sexuales,
por relacióln sexual, sino por proporción sexual. En el caso del A vocea, es en la experiencia analítica donde se irá a corn-
I-fombre de los Lobos y en ia experiencia arralítica encontra- l lrender que los padres tienen efectivamente relaciones sexua-
mos, a veces, algo diferente: cula condición de amor valoriza- l< s, la revelación de la sexualidad de Ios padres es traurnática.
da a nivel individual y no a nivel de la. especie humana, La N o Sólo al obServar directanlente e acto, srno t<lm ié n o r a
fórmula nl atemática funciona para el H o m br e de los Lobos, tel ce Cl ce entre ellos.
que se enamora de untipo muy especial de mujer, y sólo en l)n animal reconoce al otro sexo en su especie, pero en el ge-
una determinada posición. iu. ro humano, aquello que Freud llama condición de amor y
l odemos pensar al respecto en el personaje de Don juan, l, cucan f<anta»ma fundamental, es peculiar para cada uno.
que pOdía mConocer lo femeninO en tOdaSlaS rnujereS y efn:- Lacan escribiíí la condición de amor de manera p seu doma-
tivanlen.te tenía una condiCión de amOr tan am «lia ue basta- h mática, diciendo ciue la fórmula del fantasnla fundamental
ba corl ser mujer para Se ucu O. Vieja, jOVen, Viuda, rnOrena, ~u>ex resa la relación del hombre y Ia mu'er, sino la de un su-
en fin, tOC aS, COmO dice la ópera de MOZart. ESta pOdría haCer r to con su goce mu ec u r ar, e scubíerto o r el s i c oanáli-
del Don Juan un suerlu femenino, en el cual podría existir una »i», c e Sr na O i a r í S te con e n Orn re dC Ob eto oral y anal.
mujer determinada, de manera tal que hubiese una extensión Lacan amplió el concepto con el ob eto escó ico mirada a
del concepto de mujer, en el que toda» podrían entrar, lo que voz. or o tanto,en e tnconscíente n.ohay una fórmula que
nO Se CorreSpande con la eXperienCia, ¹Qué eSexaCtamente lo v incule al hombre y a la mujer, sino tan sólo el vínculo del su-
rue S rnduCe n t r n a en e l H n m b xtuuaubua Cuandp j«lo a un goce Hamado n, ue como tal no está sexualizado en
observa to se x u al de lo: padres? tpreud se pregunta el cuanto al otro sexo.
orquéde un trauma, n e momento en qt eocurre no es uri
trauma, stno nnc ifrüg rc, apn'» cortar, n posteriori, cuan o torna SOn
Sentr O a r a e S u jetO. PueS no exiStenlOttVO para que la ob-
servación del acto sexual de los pad res produzca un trauma. Fl objeto n oral, o anal, o vocal y el escópico son extranos
' n-
Segíín Freud, se transforma en trauma cua objetos descubiertos por Freud y Lacan, y no suponen rela-
ta dar un senti o 4« acto s 'Qué sentrdo lll- ción entre hom bre y m u j er, sino entre sujeto y g oce, en una
tenta dar el Sujeto a ese aCtO7 hltenta traducirlo en térrninOS proporciónfundamentalmente perversa,que significa que no
d e caStraeiíu1, dc cOdificarlO en tl'rmi n s e Coma a Clr hay relaciórl con el otro sexo corro tal. Freud descubrio la per-
como símbolo, Qué se puede deducir observand o ese acto?
292 ll i c i iilei AliiiII hatillo'r Firr<d gi iii íeOría ifc ld c'llllur<i 293

versión polimorfa del »ino, relación con el goce en el cual no l',Sta SOCiología un poCO simple noS perl»ite entender por
entra el otro sexo, i ll ll' I l psicoanálisis se difundió a través del mundo, F» la ex-
La pareja parental sno puede fundar Ia relación sexual en.- <i l iI lícia anal.ítica, el analista no traba'a s ólo controla la ex-
tre hOmbv y m u j e r, La CX e rienCia níueStra u e e l a nípr O r ii l II »Cla, tOma la reS aOnSabilidad d '1 CtOa nalíticO, e r o e l
la madre es un obstáculo al acceso del hombre a la mujer, y I l'.I iajlí e e s e i f r am i ento lo haCe el analizante, que le a a a l
ue el amor or el o d r e es un obstáculo al acceso e a Inu- au.l Isla por el tra a u e e e a n zan e 1ce. l an a l i s ta se
er al hombre.. Para Frcud lo ue funda la re ación de los ía- a iviadO en el l u g a r ú e l a m O, pOrque efectivar»ente
dres es ue el s - í sc identifica con uno o con otro; esta re-
'

Iaci<ín, sin embar o, no define céítno debería ser el acto scxua i < r<i»d, él no ocupa el lugar del amo como un amo, y no tra - R
en tre h » ' m u 'er , li,liar úe manera ad eCuada Cn Ja experienCia analítiCa eS un
l-lay una I»a»era clásica dc codificar, en térníinos de poder, l I srclídízajc difícil, Muchos analistas no pueden soportar esta
la relación entre hO»íbre y mujer, cnmo si existiese una fórIrlula l i<>sición
y comienzan a hablar en lugar dc los analiz Intew,
inconsciente. Crlalído Freud h<íbla de activid1d para el hombr i si>rquese sienten culpables. Lo mejor es ciar pruebas de que
y pasividad para la mujer (lo que no sea refleja en la vida cotidia- .I tlabaja híera de la Sitil»Ciíín analíticlí.
na, porclue gencr Iilnente las mujeres trabajan mucho más que las Iílíalistas klcini<ínostienen la costumbre de habl<aral
los hombres), en realidad, es una codificación de Jos sexos en l l lismo tienípo q ue los aníliZanteS, a puntO tal que estOS íl,lti-
términos de poder. La relación, que no existe, puede ser: lllils piden un pOCO deSilencio en laS SeSiOneS de análiSiS. El
.lll,llista nO SólO debe eStar preSente: debe interpretar, interVe-
Padre Mad re llil', llO COrnO traba O, Sl'nO CO»10actO,
~
Si S~ l:reu tom1ba el lug<1r dcl padre el analiza»te en la expe-
(Ja flecha síglíifiea relaciólí de poder) l il »Cia analítica. LOS analiStaS nlOderrlOS VierOlí que éSe no
i la el lugar adecuado y adoptaron el úe la níadre. El tema de
EJ hombre, en Jas culturas androcén!.ricas, es el amo, y l a l.l ll ansferencia materna está desarrollado por los kleínianos,
iesclavrtud de la »1<1úre eS r»1 tema muy deba tidO pOr el ferrli- l irincipalrnente por V<"rnnicott. Hay en ello una ciert1 verdacl,
niamo mOdernO. En eSta fíírrnula, 1<í COdificaCión en térrninOs lícl'() Lacan tomó una posición más compleja: el analista no sc
cle pocler sustituye,1 la fórrnufa Hombre/Mujer, que no seen- ll,lce padre, ni madre, sino objeto a, como en la fórmula del
c uentra en el inconsciente. Allí cl n i río está dcl m i sm o l a d o l,ll ltasma fundamental, Melarue Klcin había percibido algo de
eso, pueS Su práctica analítiCa COnsistía e» alimentar al anali-
wanie~es sndio o a una i<loción sesua~laun ue s61<i seasocial rante como si le estuviese dando el pecho, Lacan va a decir.
Aciuaimenic sc habla muchu de ia decadencia de is ima- il ue hay en juego una cuestiíín de objeto erí la experiencia ana-
gen n>oderna del padre, que en otra época tenía poder sobre I l tlca.
la familia. No sin protestas, hay sospechas de que los hombres Volvamos a la pareja parental, en llí cual existe una reJa-
ya no son lo que eran. antes. Hoy, cl padre real trabaja en un I ión mí t e r natiZada, perO nO SCXu11, A travéS de IOS mitos,
eníp leo y, de este moclo, no es adecuado como significante, no l'reud presenta «l Edi o como una relación fija, maternatiza-
colma las necesidades estructuralcs de este código. El a d r e Ila, entre la funciOn dcl cuadre de 1 mac re entre Jos sijnifi-
írimitiv o n e F r c u d i m a g in a no t r aba a s t oda la f a mi l a <,íntes, porque se trata de fruiciones. Habianíos de significan-
haCe pnr dJ, Es un glgOló e la familia te para I s t » í g t lir 4 f u n c ió n e a . perSOna que la ejerce, pues,
294 lecq«ee-Afain bfilA.i Fnuid lf fe LeLrfe de f«eiii(ara 2<ls

a veces, quielE soporta la función dcl padre es l<1 mad n.. Lacan l<sta es ia fórmLLia típica del 'Ldipo masculiLEopara l'reud.
propone lafórmula edípica de los padres, que describe su re- I 'ara la niña, sin embargo, el objeto fundamental puede ser el
laCión, en dOnde vamOS a enCOntrar nLLcvaLTLCnte la barra. l 'll<ira y de ese LEEOdOeS la LlELdLc quien tiene fuLEción de in-
'Si.Í
l' p Qm f. t~Q
I< rclictnra. Cuando la m adre soporta la fun ción in terdictora,
I >uede provocar r(!ivindicaciones de parte de ia hija, y que és-
Q I.l sirnta reSentimientO haCia la prngenitOra., heChO que puede
~ ~ M 5iGm EL"@ó'+ i lllrar toda la vida. En los casos en que la hija está coüEpieta-
lll<nte frustrada con relación a la madre, generalmente el pa-
Fs la fórmula más simple quese le puede dar al Edipo. l'ar1 i Ire tiene su responsabilidad, porque tuvo c ierta complacen-
Lacan, se trata de la rüetáfora paterna, la sush tución del signifi- < ia en el papel de objeto.
cante de la madre por el deI padre, Es lafórmula que expresa de pero si utilizamos <ll Edipo masculino conto norma, pudre-
manera automática cómo los padres se relacionan, una sustitu- llllxs deCir qLLe, en CuantO a la hija, el padre eS quien tiene la
ción que Lacan <acribe barrando < I significant< de la madre, I < u<cióü y la Lnadre es el objeto fundameLEtal, La fórmula

p ~7 ~ + ~ g+
M ~ +~<,gv) ~ )~fe QP
Eso se traduce de la siguiente forma: el Nombre del l'adre v,lic para alnbos SexOS auLEque erl cada CaSOeS Llecesarro ve-
metaforiza el deseo de Ia madre. Podemos traducir términos <l llcar cómo se distribuyen las funciones del ob'eto
l,i< <<lo. Lo que llamarnos si nificante del adre o Nombre del
políticos en forma de m etáfora,, como se sugiere en el orden
anárocéntrico, en el cual e1 niño y l a m a d r e e stán efectiva- ~ t , l a e es tin a u l '
' ' '
'
' '' > 'Lts< nta <'. Ols-
'
+
merrte separados por l a f u n c ión p a t erna, A l os n i ñ os se los I ul o trente al. ob'eto funcíamcmtal. La madre es el significan- ~
a arta del seno materno se l o s envíaal mund<x escuela uni- I<' del ob eto >rimnf l < l l
Ll sujeto del in consciente no es un n i ñ o , n i t a m p oco un
e
v ersidad., fuerzas armadas o r u LEa le c o m í í 'latón pensa-
ba que era neceSario realizar eaa Separación lO LEEáS tretrrpranO l<i<lltO, Sinu el Su'etO del deSen inCOnSCiente, que nO COnOCe
posible, a pesar de las protestas Lnaternas contra las imposi- lle<L<po ni e a y p e r m a n e ce igua u r an t e to a l a v i d a, Ln.el
ciones que hacían que perdiesen su prodLlcto. "so ~ara 1 acan ll atan1ientO analítiCO Se eStudia Cón1O Se diStribuyen 1OS rO1OS
es ubicar la función del a dre como interdictor. El niño se <l< obstáculo y de objeto en la e xistencia del sujeto. Lo u e
rige al <LbjetO primordial que eS la madre, y el padre viene a l<'nrre cn 1 cs e h i 'o s es la historia de cómo el sL 'et<> ue
'
cortar esa Lviación. EJ sujeto del inconsciente, el 0 (cero) del ;< Earado de 1 rirnordial, ué tr a umas s u f r i m ientos
'' s l a ar a <.. g j
sujeto puede identificarse a estos tres lugares: > lfectaron L ué si nific 1
>ué fantasías sur i e ron en ese momento y cónEo aparecro en
< l,1nálisis la relación
296 la crl ueg-Ríirírr Ml ller F reuif y la teoría áela errl rura 297

Freud señala que la t ransformaciónde lo sexualy lapater- Iir, v es la alabra Ia que efectúa Ia re rcsión l a sublimación
nidad son, ambos, hechos que permiten ser sirnbolizados. No I .I >echo de estar»itrrar os Pn e en g u aje nos vuelve enfermos,
se puede dudar de ia ma ternidad, en tanto que para el padre r i<r»coloca fuera de la naturaleza. El tratamiento de esa enfer-
es necesaria una declaración oficial para acreditarlo. Él es rui clad se da a través de la propia enfermedad, por el acto de
siempre simbólico, mientras ue la madre es fundamental- Iu palabra. ¹Y a qué conduce el tratamiento analítico? A la po-
mente rea . p e sar de todas las transformaciones, a pa erru- rrii ión del analista, a rusa posición silenciosa cn el campo del
dad es unainvención sociaL Teruendo ia madre una base bio- l< r>y,«aje. Por esta razón, el analista siempre tiene un s enti-
lógica, nada impide que la cultura humana introduzca en Ia »ri< nto de culpa.
maternidad el papel de la incertidumbre. Consecuentelnpl lt( , I zs doy la palabra a ustedes. Agradezco a Joseph Alonso y
de nuevo encontramos la barra de la metaforización como se r ('é)io Garcia, a quienes debemos en gran parte este evento,
presenta. en el análisis, i I i oioquio en Belo l-lorizonte.
Entre los analistas era común reforzar»u papel de interdic-
tor y aconsejarle al analizante no tomar ningrna decisión im-
portante durante el análisis, porque sus investiduras libidina- I >i'latir
les podrían transformarse p rofundam
ente, y las consecuencias
de esas transformaciones eran de temer. Esto cra admisible l'. Cuando habló del fantasma fundamental, usted lo arti-
cuando los análisis duraban 6 meses. ¹Pero cuando duran 9 o rrli'r al goce del objeto tt. ¹Sería posible articular el goce del
10 años? No casarse, no cambiar de profesión... durante 9, 10 i ll ijr Io a al goce fálico cn el campo de la perversión?
años, es mucho más difícil. No sólo eso: los analistas también
pensaban qup deberían tener el papel dc padre y separar efec- I,-A.M: Esta pregunta proviene de alguien que leyó a La-
tivamente al sujeto del objeto. No obstante, la interdicción I,r». I-;I distingue modalidades del o ce, y el roce fálico es el
proveniente del análisis no proviene de ninguna prohibición ir~c de Dió ene», un occ autoerótico. a cuestión del goce
dei analista, sino de este imper
ativo
único: ¡hable! Hable de ti'lrlenlno ue una de las más discutidas por las mujeres psi-
cualquier cosa. La exigencra de hablar separa por sí sola. En «i,rnalistas, con la intención dc localizar el goce cn su cuerpo.
I' rra cl hombre cl goce fálico parece estar bien localizado. Sin
nal del analista sino de la '
de la obli-
'

r r»l>argo, sc sugirió que la mu er también odia tener


-.

atorredad d simboliz<rr su experiencia ~de at ~ rg i r I ílico, eventualmente clitoridiano. cro de qué se trata?
sar el r de su o ce, que al ser hablado, I 4 <m goce au oerótico que a Freud le pareció primitivo. El
per ue se roduzca una sustitución metafórica
de~e <r r ji to gorw de su propio cuerpo. Es difícil pensar que alguien
por ei lenguaje. I rueda gozar del cuerpo de otro. De cierto modo, el oce sicrn-
in es del r o i o c u c r o . Gorar c!el cuerpo e otro no es lo

r rce del Ot o an o t a r Io con una " A " .


l'.n la historia analítica es necesaria una interdicción preci-
•r.r ilel padre: "No d' tu e n e" , a r a con-
El verdadero padre, que Freud nos presentó de una mane- ' l Otro a fin de obtener el o c e . Es-
'

<lucirr al su eto en
ra mítica, es la palabras; el sujeto dcl inconsciente es su efec- t,i e» a estructura elementaI dcl goce. Del mismo modo, "No
2<)H /n<ques-Aiair< Miiler Frt u</<i/« teetrfa de iu <ulturu 29 9

debes encontrar tu ob'eto sex s! en la familia". Es por esta ra- P: [naudible.


zón que I.acan va a decir que el oce dcl Otro es Ia metáfora J.-A./lví: 1.os objetos que no veo coexisten
o no? l arece cier-
del oce del r o i o cuerpo, El goce del Otro puc< e meta ori- t<t que los objetos que no veo p u eden existir p erfectamente.
zar el goce autoerotico..n El Sewiinnii<r 20,Aun, Lacan abor- llasta tomar térm inos abstractos como inconsciente, Vere/rr}íi-
da, justamente, la 1netáfora relativa a ia sustitución del goce. <twli<>,p ara obtener palabras que i n d i c an objetos quc n u n c a
v<>y a ver como los veo a ustedes ahora. Puedo verlos sin co-
P.' El materialismo histórico habla de Estado sin poder. ll<tccrlos y, no viendo a la Ver</rangt(iig, c onocerla muy b i e n .
¹Cómo sería la relación naturaIeza/cultura con la evolución }',sl<xs son conceptos abstractos. Ayer fuc la primera vez quc
dcl comunismo? <»lCdeS lne VierOn, PerO yO eXiSh<l P<ll"1 uStedeS anteS de eSO.
Existía desde el m o m ento en qu e el si m p o sio colocó cn su s
/,-A,M: El Est<ado futuro sin poder es <In bello horizonte y }papeles: "Mi l lcr c n B e l o" . I .stas palabras fuerorl suficientes
simpatizo con la idea. Al mismo tiempo, las relaciones socia- ~t;lra hacerme existir sin ser visible. Fl lenguaje permite que
/g< les producidas por este idea1 no parecen responder, en la ac- l<<s <tbjetos llo visibles existan para el sujeto.
Q( tualidad, a la idea de un Estado sin poder. l'ocas sociedades
presentan una idea tan fuerte dcl poder como las inspiradas /': Me gustaría escuchar su definición de ética del psicoa-
por el materialismo dialéctico. La disolución dcl poder pre- ll,ílisis. Es un tema polé>mico y extenso, ¹pero hasta qué pun-
vista por Lenin en su libro sobre ei Imperialismo parece no lll cs singular, propia, específica, dentro d» la ética universal,
haber tenido lugar. Nunca se vio un estado sin poder en la ,lristotélica, teológica? C<amo sena Ia ética del psicoanálisis?
historia humana. Ln cl futuro de la hum1nidad podrá haber
todo tipo de sorpresas posibles. Por razones estr l ral el /,-A,M: ¹Se refiere a la ética dcl psicoanálisis como particu-
s cr humano cs mu d i f í l animal hablantc, un l,ll cn contradicción con la ética universal? ¹Es ésta su pre-
Estado sin or u ' l engua'e impone un po-
}'tilota?
der, desde la relación m í n i ma: Sl- Sz El t é r m in o " a m o " e s tá Cuando l.acan habla de ética del psicoan ilisis está hablan-
< l<l dc la ética de la práctica analítica. No es una ética para to-
ta su ver.tir el Esta ene. <lil el mundo, universal, Es una ética de los anaHstas y de los
dcl no habla ,l»alizantcs, una ética dcl discurso analítico. No es peculiar a
hablar Se trata de subvertir la relacion dc poder, no hasta qtl< <,ll.la analista, es la ética de la praxis. Hay una ética de la uni-
desaparezca, pues quien dirige e1 tratamiento es el analista. versidad donde hay una transmisión generalizada dirigida al
Dirige el trat.1miento de manera tal, que debe obtener la des- p<íblico, En Francia, por ejemplo, es obligatorio cn cada exa-
trucción de su propio poder, de la transferencia, El análisis es l11cn rn la universidad abrirle las puertas a cualquiera. Es una
el único vínculo social donde el que tiene lugar de amo, tiene n glamentación dc la ética de la universidad en Francia; no es
como objetivo la destrucción de su propio poder. 13cbe permi- I.l ética del psicoanálisis, pues las p uertas de los consultorios
»! » » r. I l< I pued en abrirse al pííblico. Al contrario, en los consultorios
~se arar e de ella Cuando esto se rcatiza, se produce un au- <I< psicoanálisis las puertas deben estar cerradas, porque im-
téntico final de análisis. i'uedo responder, sin modestia, que ~tlica una in t i m i dad qu e n o d e b e ser d i cha a t o d os. Conse-
el ílnico estado sin poder. del scr humano es el final de < «cntcmcnte, la ética de la practica universitaria y ía psicoa-
análisis. llalítica son distintas.
300 Jmyaes-Ak<in Mitler

l.a ética propia del análisis tiene quc ver con cl amor. No Sobra aw ccixrcA
la de conducir al ser humano a la verdad universal a través
del amor, Lacen dice: "Sócrates fue un preanalista". í a ética VSlCOAN.ALÍTJCA
del psicoanálisis rechaza el amor, cn vez de generarlo, para
permitir que se desnude la fórmula del fantasm I fundamen-
tal. La palabra ética tiene un fundam.ento: no rechaza el d.e-
seo, va en su dirección. Sergio de Castro dijo ayer que, en la
obra de Freud, el sentimiento de culpa es de tal orden ue
da vez ue al u>en acc a as tn rus<ones c su suéter ó, de-
e ir más le'os en la erección ue éste indi ' or el contrano,
a étíca del psicoanálisis <.ice que sise puede cul ar (de al oj
a • u i n ' de no ir en la i r e cc~on u.ciesea
La ética peculiar a cada individuo, víncuL~da al f antasma Voy a hablar dc este lado porque necesito cl pizarrón, quc
fundamental, es una manera de manejar la relación del sujeto cs como una representacion familiar del lugar del Otro, por-
con su goce y con el Otro. En los términos analíticos dc Lacan, <lue sobre su superficie se pucdcn escribir símbolos, signifi-
se puede hablar de 1<íchefé,de cobardía del sujeto obsesivo cantes. Este desplazamiento que me conduce hacia un lado
frente al deseo. Se puede también hablar dc coraje, y todos los dcl pizarrón cs habitual, pues siempre estoy hablando desde
valores tradicionales tienen una traducción para cada uno con un. lado,A veces, me parece que estoy conversando con el pi-
respecto al goce. A partir de allí, sc puede hacer la metáfora zarrón. Ésta es la primera y la tercera vez que estoy habLll1do
propia que se relaciona al goce del Otro, Honestidad, cobar- < n Hclo Horizonte sobre psicoanálisis, Es la primera de dos
día, coraje: todos esos valores se refieren a modalidades del c<conferencias con el título: "Consideraciones sobre la clínica
goce. Podernossuponer que elcoraje sería la m ayor arma de p iicoanalítica"; cn r ealidad, cs la t e rcera, porque ya di u n a
los hombres en la guerra, de los militares. profesionales de la «niferencia pííblica en el coloquio de "P s icoanáhsis y cultu-
violencia y dcl coraje. Lacan, a prop~isito de los militares fran- ra", a partir del tema "Teoría dc la cultura en Freud", y esta
ceses, expresa que si alguien elige la carrera de las armas, del n<añana, la segunda, p ar a u n a a u d i encia m á s r e struLgida,
coraje profesional, lo hace por miedo a las mujeres. «impuesta por miembros del Simposio del Campo Freudia-
no, cuando hice un extenso comentario improvisado sobre un
Ueto Horizonte caso de psicosis, presentado por Celso R. Lima cn la Sección
20-3-88 Clínica. De este modo, al mismo tiempo, voy a recomenzar y
c<>ntinuar, teniendo en cuenta el hecho dc que la audiencia
aquí presente es más profesional, más comprometida con el
psicoanálisis, y supuestamente más erudita cn Freud y Lacan.
e<. S< Se QCCc) z <,gl )e<c el' qk(oQ s Al mismo tiempo, tengo que considerar que este lugar pa-
rece más serio que el del coloquio. A veces, las multitudes, de-
masiadas personas para el lugar disponible, tienen su venta-
>EG44w %s 3<.'~o <,r ~ uA ja, por una razón estructural: habiendo en un local menos
c4c <44xdw ( q ~ <lit ~o» lugares que personas, hay un plus de goce. Esto no debe en-
302 /nr<íi«c-Aítriii ilrlííí<,r 1 ítr <lllrí<:il pSir<trrii<rííílC<r 303
5<ibr<

tnenderSe inmediatamente. Hay cosas diChas para ser COm- g Irse, Sinlplemente, es para avanzar con laS ideas qrle estoy
sn
pl ndidas de inmediato y otras para dar idea de Un cierto t«nlando la obra de Freud de la manera aceptada por todos
llllstello a sCr etUCklado. Es lln1 Coertii>fl ll11tclll,ltiCU: llll ill- Juntando las dos vertientes, podríamos tener lo que se l la-
gar para cada persona o más personas que lugares. »<s, en el lenguaje de la física-matemática, la teoría unificada
Ciertamente, estoy hablando para ustedes, que pueden <l< I campo freudiano. Fste es actualmente el camino de mi
verme y oírme en el presente. Al mismo tiempo, sin embargo, lrensamiento; la teoría unificada del campo freudiano consti-
debo confesar que hablo pala nlr rnisrno, porque continí ío mi lllyc Ia baSe de Ia clínic<l analítica, y podemOS adoptar como
trabajo. En la práctica no hay diferencia entre trabajar en Pa- I<sis que tal unificación se funda en el uso generalizado de la
nS, cn un CurSO, Cn un SeminariO, O haCerlO afuera, COrnO ahO- h lr!,l y que este camino está indicado por 1 acan en la kctura
ra en Belo Horizonte.No es mi costumbre perder una o dos >
d<' l'l eud y en la práctica analítica. Esta barra proyectada en el
horas repitiendo lo que ya fue dicho. Prefiero aprovechar el ll</,<llTÓn eS, CILI'tanl< nte, rul SlgnlflC'lnte, pOrque rlO tiene Serl-
tielnpo disponible dando continuidad a lo que ya fue inicia- I ir I<! en sí misma. Podría ser sólo la tenta tiva de verificar si se-
do, De este nlodo, voy a trabajar ahorrl con las cosas que mo «.I p<~sible escribir algo sobre el pizarrón, A veces, para ase-
preocupan eneste momento, y que., eventualmente, expondré >,l«arse de q ue u n a l a p i c era f un CiOna, se hacen m a rCaS y
en París cuando regrese. la < l'l'as sifl ningún sentrdo a llo 5< r el de saber si hay o no tin-
Como par ticiparnos de un seminario, tengo algunos textos I,l < n la lapiCera, lnclusO eSta barra es un SignifiCante sin sen-
d e F re ud para comentar, t <d<>,y lo recibirá de nus palabras, no uno, sino varios, mien-
Voy a continuar a parhr de la barra,, que constituye este lu- tras contimía siendo la misma barra, El hecho de que asuma
gar, el lugar del significante, lo que me ultercsa de ella. La ba- t livcrSOS Sentidos impide Su uso autOm.ltlCO, Como en la mú-
rra, aqu.i horizontal, puede ser inclinada y t a m b i én v e r tical.
Corresponde a un v e r d a d e ro s í n lb olo o p e r a tivo, u t i l i z a do
sica,por ejemplo,
l a barra hOI'lzOntal es de Srlstltuclórl s í r llbOIO lndicatrvo
como tal pOr Lalca n en SuSmaternas. ES un Sí mbolo laCaniano, <ie que en lugar de un t e rm i no v i e ne otro, Al c cl r lno
a veCeS mal tranSmitidO, porque apareCe er!.tre OtrOSSírnbOlOS ye a o ro, entramos gra ua r<en e —
como srem re es
que esconden su función, Transcribe, sin embargo, con perfec- llceeSario h )- en e te r r e n o e a Og <Ca e sl n i f i Cante
ción loque puede llamarse funcionamiento conceptual de la l la allí enarnientO CrOnO Olr rCO. eC rmOS ru r<erarllen-
teoría freudiana, Es un SímbnlO que, deStaCadO COnlO tal, pel'- I(' r tIC hay Unu; en Se undo lu 'l l ' c ue lla Ot l 'OSuatituyendo
rnite que se lo use como generalizador y unificador de la teo- primero. o d e m o s de ar escrito esto erl un. rincon e l za -
ría anaUtica. En Freud podría presentarse dividido entl se dos l'<t
vertientes: la prilnera, los complejos de Edipo y de castración; Esta simple
escritura, 2/l, expresa que el segundo sustitu-
y la segunda, usualmente llamada metapsicologia. ye al prinlero, Ya d irnos un paso de mucho peso, bien freudia-
Por un lado, hablarnos de la madre como objeto primor- »<r, que nOs perlnitirá preguntar Si hay Originalidad en LaCan
d ial, dcl p a d l te conlo interdictor, como castrador y también ,Il decir que el Otro es primario; el Otro ya está siempre cons-
COmO objetO de identificación prim aria; aSí eStá en ei capítulO tituido y, de cierta manera, el sujeto vierte en segundo lugar,
Vil de la Psi c<rlrrgfn ik>4s llínsas(MnSS<.ripsycfba!Ogie), Por otrO l a- Y seguimos advirtiendo que el esquema tan simple de la sus-
do, hablamos del aparato psíquico, del pensamiento, de la litrlcíón im l i Ca u e el UnO, SuStituidO por el OtrO, eStá Su ri-
percepción, del principio del placer, de la realidad en la di- l»ido, esta barrado, cro en otro sentido, ue sconstituy~eel
menSión pSíquica.EStO, dicho cOn prudencia, nO puede ne- sr<porte ZeTsegundo, Podemos leer también c ue el r i m ero
V 364 Jne<i«es-Alai>tttrll<ll<r Sobre In cllni< n ysieonr<nii<ic<> 305

soporta al se undo. Esta reducción tan simple podría expli- <»»ivtáforas, sólo hay unas pocas, como por ejemplo que el
carse a os niños de escuela primaria. <Es mi ambición para el >< >!'l<>
I de MBfília es la 'flor del jazmín' ' ejemplo que real-
futuro del psicoanálisis! Cuando las cosas son realmente se- <»«>te,para entrar en la metáfora no nos sirve tanto. Voy a re-
rias, no necesitan la cultura universitaria, no necesitan cone- «rvar para mañana un poco de tiempo para leer Maiv7ia de
xiones con la cultura general para ser bien comprendidas, l ii r«.' il y verificar por qué tiene tan pocas metáforas. Hay algo
Evitando algunas dificultades, la teoría de los conjuntos de < ilraii<>: al abrir el l i b ro, cl p r i m e r p o ema m e p a reció total„-
Cantor, inventada poco antes de la publicaci6n de La lliierl>re- »><i<iv construido dc manera de no contener metáforas poéti-
tació n de l<is siie>los,puede enseñarse a l os niños de siete y ocho «>", al contrario de los poemas de Góngora, por ejemplo.
añosde edad. Sabiendo realmente de qué se trata cl psicoaná- I léaspués de Lacan, la metáfora tiene una función toma-
lisis, hay elementos de Ia lógica del significante que t ambién 'v e la
< I,> «>mo tal, r o d u c e u n e t e r m i n ado resultado
padrían enseñarSC aeSa edad. ES máS un hOrizOnte que una »ílicación. Si verificarnos cómo se traduce a nivel del signi-
realidad. l<,«l<>, la cscribireinos:
Con estas consideraciones tomemos la estructura de Ia me
t<<ora, contruida por Lacan a partir ct~ >akotsson Có mo sa !S S
presenta o cómo se puede dar la estructura de la metáfora, S
partiendo de una cadena significante? Cuando la cadena ya (S
esta articulada, podemos representarla en su orden néunérico.
En ella un significante viene a sustituir al primero. Podemos I )v esta forma, trailucimos la función en términos de signi-
escribir la sustitución así: Il< «Io por un traspaso de la barra entre significado y signifi-
<»<tv. Al decir esto, le damos un segundo sentido barra de re-
Sn.... .....Sn+l ... .....Sn+2
t i><t«icia entre significante y significado. Y al haber metáfora,
»i>,> sustitución significante, se produce el traspaso de la ba-
< I'r<,
El resto, que es siinilar, forma cl contexto que nos permite No voy a desarrollar lo que ocurre cuando, al contrario de
asegurar que hay sustitución de un elemento y, porque es fi- I l »>l'l ífora, ha me t o n i m i a , es decir, cuando no ha sustitu-
jo, podemos significarlo con una letra solamente. Así es la f6r- t l»» sino conexión » ránciose otra órmu a. on t i n uemos,
rnula de la metáfora que encontramos en el ese<'ito de Lacan I»i<s, hablando de la metáfora, de la segunda metáfora sobre
"La instancia de la letra...": I > estructura mínima ci< la. sustitución; a partir de ese argu-
»<v>ito tan simple Lacan intr<xlujo la metáfora paterna como
I < l<»rmalización del Edipo freudiano. Lo que él llana metáfo-
<,> paterna es, en primer lugar, la madre, y en segundo, el pa-
<Irv. Ls una simplificación que introduje en el coloquio y que
l><><Iv<nos encontrar en los Esn'it<>sde Lacan, debiendo desta-
Compré un libro del poeta brasileño Gonzaga, un libro de t »i; sin embargo, que se trata efectivamente dcl padre y de
poemas, Marilia de L)irceil, pues fui a Ouro Preto y leí algo so- I,»»adre como significantes. En Lacan, tanto el padre como la
bre él y su obra. Para mi sorpresa, a pesar de no ser un gran »iadre (ésta en el exacto sentido de la metítora paterna) son
conocedor delportugués, me pareció que el poema era pobre l<.>t»dos como significantes.
306 1<>r<lms-ít
l<>i»ívtíller s<>b><
l«clí)>i<<<l><íc<><>>><>ii(i<a 307

P Nombre > I< montos, padre y madre, Todo el pensamiento se resume en


Q) no hay un materna de la relación entre el significante
M Deseo úe la Madre l«»»l)re y el si g n i f icante n)ujer. Todos los traumas sexuales
lu<' l'reud encontró en su,s casos clínicos pueden leerse de la
En la metáfora, el deseo de la madre es al ~o muy reciso: >. >í;» ionte forma: «l sujeto, a partir de ia relación padre-madre,
es el hecho de ue, a veces, la madre está al lado del hi o > ¡ui< re deducir un materna de la relación sexual, pero no logra
otras veces, no lo está. A este hec o, .a ar icu acion tntsm«del »1 >i <orlo;
n dispone sólo de un término; el falo, a par tir del cual
I >u> de intentar escribir ese m.atema. Pero tampoco Io l o g r a .
cante func>onaen la alternancia de m;)nera binaria, y cuando '>»l<> se logra que cada sexo, cada su eto, se relacione con la
habla del deseo de la madre, se refiere p recisame
nte
a la apa- ><><><>on e a o e m an e r a ar t i c u l a r. No ha r e l a c ión deun
rición y a la desaparición d» ésta como significante; es como >i) el otro. M e entend<erc.
. n, 1 odeinos decir, por apro
significante que habla. il><>;>ción, que cada sujeto está casado con la función del falo
¹Qué traduCe la fórmula V/M? y»< > <on el otro sexo, A p arí.ir de allí, tenen<os una di mensión
El hecho de que la le • del adre (parece una canción laca- v«> <»)<)cida, o por lo menos ya ordenada, del casamiento.
iu<una) sus t)tu e cl. <.osco sm Ic de i <l madr( Y <de hecho <esa. I lay una tercera versión de la barr a: el deseo de la madre,
sustitución si if i c ante respondea lo que vincula a la madre < l • ig<)ificante DM. Nuestra tesis es que no se sabe el signifi-
Q con e a re. Y l a r e s puesta, en la teoría analítica por lo me - > a<l<> de sus movimientos, de sus apariciones y desaparicio-
nos, se l ama falo. l.a fórmula anterior, aun con su sirnplici- u<". ,'i<gíín Luzcan, el significado del ir y venir maternos se re-
dad, tiene una ventaja teórica máxima, pues periiute <uuficar
I «s<>)ta con una X, y d e l a m e t áfora -que sustituye el
los complejos de Edipo y de castración, demostrando cómo se »<1<,ni l icante de la madre por el del padre. surge la significa-
vinculan el uno con el otro, lo que nos permite decir que l.ene-
l<»> l.ilica. Debajo de la barra hay un "no sé qué"; no sé qué
mos allí un materna, una fórmula cuasimatematizada, el ma- ». I< > que causa el deseo, no sé c]ué goce h.ay en ello, En el mo-
tema de la relación padre-madre, que constituye una estruc- <»<ul•<> de la sustitución significante surge lo que estaba por
tiira. <1>'1>ajo; el "no sé qué" Se SuStituye pOr la lunción fálica, Se eS-
> > ll><' <1sí'.

p~ü
S w Falo

Es muy importante percibir que la relación padre-madre X ~ ~


es un materna, porque nos perrn i te en tender lo que La can qt>i-
so decircuando afirmó que no hay relacion sexual, no hay Antes había "no sé qué", un no sé qué de deseo, de goce,
fól 1T>ula de la reiaci<)n sexual. Repetí esto en el coloqi1/<x l ero I >< r» al final está la función del falo, que escribiré sin entrar cn
nO haCe rnuChO tiempO que empecé a enlender esta afirma- I»" < lotalles de la escritura:
ción de L)can. Es algo que presenta una gran dificultad en ser
comprendido: no hay relación sexual. Podemos colocarlo en
contraposición con la metáfora paterna y ésta, efectivamente,
nos da un materna, una relación matematizada entre los dos
308 Jacqffes-yliain Mitler Sobre la clínic» psicoanalítiea 309

En el trasfondo del cuento de la metáfora paterna, donde i i>,«I que debe ser significantizado. Freud dice que el sexo es-
la madre aparece y desaparece,. hay una sustitución: se cons- I,i significantizado por el falo. Cuando Lacan, para sorpresa
tata el hecho de que e~non rimar momento hay una X, eni - I ,l iicral, habla de la sexuación — término ni español ni p o r t u -
I;iiís, ni siquiera francés, sino lacaniano —, lo que quiere decir 6
féfica, res uesta a este "no sé clué". Es como sl fuese otra me- l x,ictamente es que un sujeto se cuestiona sobre cómo signifi-
ta ora, cnnsecuencia de la primera. Dentro de la metáfora pa- t,»atizar su sexo biológico; y sabemos perfectamente que no
terna hay otra producida por ella: antes un goce desconocido Ii,iy allí una determinación absoluta. Hay un margen entre el
después un significante, algo de orden e e n u a j e. Esta i Il iucnto real del sexo biológico y la significantización de es-
arra noestá entre ossr m >can es, ues a X d esi na el "no Il sexo, que es bastante variable. Es lo que Lacan llama "se-
sé ué"; es, e este modo, una barra de si nificantización, en h>;>cií>n":exactamente, significantizar el sexo para cada suje-
tanto hace pasar e no seque a nivel designificante, ya es- I l >; existe, pues, un margen que propicia sentir que hay
to a c l ames i r can z' t o n o si m o i za c i ó n . lil>L rtad en este aspecto, sentimiento proveniente de la signi-
a primera sería la sustitución de un no significante pnr un i i ; nmización, lo que le permite a Lacen hablar de elección del
significante, lo quc está dentro de la metáfora paterna, lo que r sr si y n i f i r ; uriizauo, algo q u e n o s p a r e e e x t r a ordi n ario.
es su secreto. Podemos incluso decir que este tipo de metáfo- I l,iy sujetos que, una vez eegr o e s exo signi 1can 1zado
ra se sitúa entre una supuesta naturaleza y la cultura. ¹Qué ll I>«esto al biológico, tratan de transformarlo en biológico, es
encanto tienen para mí los análisis de Levy-Strauss? Il >l I«c llamamos transexualidad, cambio innecesario para que
Vamos a tratar de imaginar una geografía simple: la mon- iiii Iiombre se sienta una mujer. Me parece una exageración
taña y el valle donde habita un pueblo, una población que vi- i l s«rvar lo obsesivo para lo masculino y la histeria para lo fe-
ve en ese contexto geográfico, ecológico. Una roca aquí, más iiii iiino. En análisis, algunos de los sujetos más interesantes
adelante un río. En la montaña hay águilas y en el río, peces, »>ii hombres histéricos. El hecho de tener su sexo significan-
que están allí desde la prehistoria, aunque no tengan ningíin I iradn por lo femenino, de ningún modo les impide tener re-
conocimiento de que son elementos naturales, ecológicos, I,i< ii>nes con mujeres. En su análisis, sin embargo, encontra-
geográficos y de que están presentes en el sistema de los mi- iiii>»siempre, de manera análoga, la seducción histérica.
tos. Esos elementos reales, naturales, toman, no obstante va- l'oco tiempo antes de viajar a Brasil un hombre histéricn
lores significantes, es decir que podemos contruir una oposi- iii« contó lo siguiente: al salir de mi consultorio, vio a una per-
ción significante entre el río y las rocas, los peces y las águilas: sf>t>a sentada en la calle. Cnmo tenía la pierna extendida, mi
a partir de los elementos de la naturaleza, elevarlos al sistema I>,icicnte imaginó que sus pies estarían en la extremidad del
de la cultura. I>i,izo.Se acordó, entonces, de una foto de cuando era niño, en
Un pez no sabe nada del significante, a pesar de lo cual I,i cual el padre lo cargaba en brazos, y éste estaba con el bra-
puede dar soporte material a su constitución. Puede ser el rf> extendido. Asustadn, casi en pánico, me dijo que pensó
símbolo de los primeros cristianos, completamente significan- t I«c no podría haber estado sentado en el brazo extendido del
tizado. Porque, en el contexto material, se toman diversos ele- I>adre sin que éste sintiese sus genitales. Muy conmovido,
mentos ya significantizados, son elementos reales que absor- lli scribió una escena efectivamente masculina, una escena en
bieron otros valores dentro del sistema simbólico. I,i cual su propio padre lo seducía, lo violaba sexualmente. No
Lo mismo ocurre con nuestro propio cuerpo. Cuando ha- l s necesario que sea un t r a nsexual. Aun t e n i e ndo u na v i d a
blamos de sexo, está supuestamente implícito el sexo biológi- iii>rmal en cuanto al sexo, la violación de su intimidad sexual
310 /actiaes-Alai a lWller stiit>e la clallca psicoanaittlca 311

por parte del padre se halla en el centro del movimiento de t,ilmente separado del goce, como se escribe en la inetéfora
sus representaciones. Esto fue tan sólo una digresión. ling
üística. Lacan define A como lugar — dijo exactamente terre
De este modo, la metáfora de significantización introduce lll<in, depósito significante — vacío de goce.
para nosotros un esquema, en el cual escribiremos goce con la Fse lenguaje reciente de Lacan, en el cual habla, por ejem-
letra J (jouissance), así como escribiremos Otro con la letra A ~plo, del saber (que es un conjunto de significantes)y, eventual-
(Autre). Generalizando el hecho, podremos decir que en el lu- l»ente, del A como lugar del saber del goce, está soportado a
gar en que había goce, ahora hay significante. Traduciendo la partir de la estructura homóloga por la función del Nombre
si nificantización: el falo simbólico es el si nificante del oce. <lel Padre sobre el deseo de la madre. Hay una completa ho-
Po remos utilizar una escritura un poco i f erente, escribien- lnología de estructura entre esos términos, ¹me comprenden?
do, en lugar de S, la letra A, como el lugar de todos los signi- l',stoy planteando de otra manera la metáfora paterna, expre-
ficantes. Vainos, paso a paso, a través de las fórmulas, barran- s indo en términos de saber y goce lo que estaba dicho en tér-
do el goce. lninos de padre y madre. Las construcciones en términos de
saber y goce son una generalización y una desimaginariza-
<b~ S ~ A < i6n del Edipo freudiano, cuyo materna cs un su p c r m atcma
t ~ur hace desaparecer los elementos imaginarios de la propia
t«>ría de Freud. Es por ello que dije en el coloquio, de mane-
ni un poco misteriosa, que en realidad el padre es la palabra,
<l el padre es el lenguaje. a
PADR E NP = A Saber

MADRE Goce
Hemos dado un paso muy impor
tantep orque, con lo que
escribí, estamos en el nivel de lo que podemos llamar la me- Lo que está dentro de la familia, haciendo interdicta a la
táfora, según la lingüística. La A tiene el valor del lugar de los
madre en la ley paterna, se convierte en la fórmula "el goce
significantes o del lenguaje y la J el del goce primario; sobre esté rohibido", cuyo sentido fue ciertamente explicita o e
la J escribimos lo que Lacan — a partir de Freud y Heidegger- el seminario e Lacan La ética del psicoanálisis, que se publica-
llama "das Ding", "la cosa", y utiliza el alemán ara demos- rá en breve, con una traducción al portugués de nuestro ami-
trar que se trata e a go sm nom re, a go que estaría antes del
go Quinet. La fórinula de Lacan debe, sin embargo, ubicarse
si«m icante, como ta , e er i a ser si i icantizado. Y, como < n su lugar correcto: siendo la madre el das Ding. Podemos
habitamos en el lenguaje, ese algo estaría ya perdido para niuy bien decir por qué es tan complicado hablar de das Ding.
siempre. Me preguntaron acerca de la relación entre das Ding En tanto que, de la madre, todos saben de qué se trata. No es
y el objeto a como algo que estuviera perdido. No es un obje- < I valor de la palabra, sino que en la teoría analítica, la inter-
to perdido, lo <ue sí a está erdido para siempre es el oce, dicción fundamental del goce a causa del hecho inismo del
cuando habitamos en el len uaje. Y a ora, po remos caminar
lenguaje fue abordada a partir del acento sobre la interdicción -
un poco mas rapi o. enemos un cortocircuito conceptual del incesto, que se da con la madre en ambos sexos; en este
que nos permite entender inm ediatamente las elaboraciones
sentido, ella es la metáfora del barramiento del goce por el be-
de Lacan enlos años '70,cuando dice que A está fundamen-
«ho del lenguaje, y por ello, Lacan afirma: el goce está prohi-
312 Iacques-Alninlklillcr Sobrelu clínicu psicounulíticu 313

bido a quien habla. Para un sujeto que se sitúa en el lugar del S> Cuerpo
Otro, el goce ya está siempre barrado. Carne
Veamos las diferencias entre los animales salvajes y los do-
mésticos. Estos últimos fueron llevados a vivir en un mundo
J l.acan, en su seminario de los años '70, sorprendió a todos
estructurado por el lenguaje. Sufren, pues, de una disminu-
<«iciendo que, en verdad, el A es el cuerpo. Con tal esquema,
ción de la vitalidad salvaje, ya que entraron en el lenguaje,
se entiende inmediatamente que el cuerpo, el organismo sin
con la pérdida de goce que esto implica. <Son mucho más be-
llos cuando son salvajes«
%( Iender or u é las culturas ri mitivas hacen inscripciones so-
Cuando todos nuestros órganos están tomados comn sig-
«ireel cuer n: estánhechas ara se arar elcuer o humano e
nificantes, ciertamente han perdido la vida. Éste es un comen-
«a carne ar a r n h i bir el o c e r i m a rin,para extraer el goce
tario de la afirmación de Lacan en los años '50: lo simbólico es
< e la carne tr ansformarlo en cuer o humano. bs muy cono-
la muerte de la cosa, es el asesinato de das Di@g.Es la muerte
< ido hasta qué punto esas culturas, muy >maginativas, ex-
del goce como ta, y esto está presente en Freud, en toda la
Iraen el goce del cuerpo. No sé si conocen la resección que se
tcona del Edipo y d e la castración. Es una fórm ula generali-
practica en las mujeres, que consiste en extirparles un peque-
zada de Lacan, y la misma homología se presenta al hablar de
i ><i trozo del cuerpo. Ellas gozan mucho más que los hombres.
la representación del sujeto por el significante, que se verifica I'<>r eso es necesario humanizarlas, a través de una operación
efectivamente en razón de la muerte del sujeto.
< m poco dura; es como extraer el gusto del cuerpo.
Ya la nominación es muerte. Cuando desaparecemos como
Esta extirpación realizada en el cuerpo femenino es el me-
vivientes, ¹qué va a ocurrirle a cada persona de esta sala?
j<>r ejemplo que se puede dar de la ex c c ión del objeto a del
¹Qué va a quedar? Lo que no va a cambiar nada es el signifi- < ;impo de la realidad. Hay muchas otras cuestiones ~ c a cfee
cante que la representa, pues ya estaba antes de su nacimien-
tn. Su nombre, eventualmente, fue decidido antes de nacer, o
<«e los derechos del ser humano, de los derechos de la mujer,
por lo menos una parte, el apellido, que es inmortal, porque
«instituye algo indiscutible. A la vez, no podemos estar segu-
el sujeto del significante no está vivo, está muerto por el sig-
n>» deque tengamos el derecho de imponer lasleyes de nues-
nificante, que introduce la cuestión de saber si va o no a repre-
I ra cultura a una cultura muy distinta, y en cuanto a esto exis-
sentarlo para cua«quier otro. Pero eso es otra historia.
Ie algo que nos cuestiona profundamente. En las culturas
La comprensión de esto permite entender la cuestión del
cuerpo, que no es simple: oponer el lenguaje de las ideas al «irimitivas hay ceremonias de iniciación que consisten siem-
pre en marcar el cuerpo, asegurando la extirpación. Es el tra-
del cuerpo, lo cual puede ser opuesto a otro término que se I,>< oce ara marcar la entrada en lo social. El cuen-
encuentra en Lacan, la carne, la chair. No sé como es en portu-
I<> de la familia, del pa re y e a m a dre, es la metáfora de la
gués, pero en francés la carne que se come es lavíande, y para < uenta de cómo el goce se sustituye por el significante. La his-
hablar, por ejemplo, de los pecados de la carne, se usa Ia chair,
I<>r ia del padre y de la madre es como si fuera la metáfora de
término mucho más significativo.
«,i cuenta según la cual el goce se transforma en significante,
Si queremos situar el cuerpo en la simple estructura de la
y estn es lo que se ve en los casos más famosos de Freud, co-
sustitución podemos hacerlo diciendo que existe la carne del
<no en el Hombre de las Ratas. El obsesivo cuenta el goce con
goce y el cuerpo, carne que goza significantizada en contrapo- «;i mediación del s' ' ' s
l

ra a. a a vez u e a c e e amor,
sición a la carne que goza.
cuen a una rata, sin saber por qué. Es realmente en la obse-
C ~ ~g á3
314 Jacqucs-Alnin Afilie? Sobre la clínica psicout?alítica 315

si ón donde vemos el esfuerzo por transformar siem re el o - u<ralización de ese intercambio. Plus-de-goce es el resultado
ca en significante. Pero se ve también en Sede, cn ei perverso. < lo una sustracción. Como no sé hace cuánto tiempo que estoy
Sabernos por sus declaraciones y por registros policiales que hablando,voy a parar y recomenzaremos mañana.
marcaba cada coito con una pequeña barra, que podría lla- Voy a interrumpir con la fórmula de la diferencia, goce me-
marse barra sadiana. El roblema es ue el «oce, el roces de s«>s A, que es igual a plus-de-goce, Debo decir que esta fórmu-
intercambio, nunca termina, pudiendo constatarse ue ha la me encanta porque son mis iniciales.

ue acan o llama o 'eto e u eño a, resto de la cuenta del


«oce en e significante.
Es como sr e <stofeles le hubiese propuesto a la especie
humana cambiar el goce por el significante, por el lenguaje. J-A = M
Sería un lindo cuento para desarrollar: Mefistófeles propo-
niéndole a cada especie abandonar su goce para disfrutar de
la cultura; diciéndole al pez, a la ballena, que ab cu<donen su
goce en el agua, del cual no sabemos mucho, pero que talvez
tenga que ver, en el caso del pez, con abrir y cerrar la boca, co-
mo nosotros, aunque sin emitir los sonidos del habla, y en I le leído Marília de Direeucon las dificultades de tener po-
cuanto a la ballena, con el placer de lanzar chorros de agua, i » tiempo y de no saber mucho portugués. En el transcurso
Tanto la ballena como el pez continúan con su goce. Propo- t I< esta exposición, me plantearé un desafío a mí mismo: en-
niéndole a la ostra, a cambio de hablar, abandonar su perla. <<intrar metáforas, una que esté en Ma rília de Dirceu. Es sólo
Aunque la ostra pueda estar muy bien preparada para hablar, < i<va digresión.
ella y cada especie animal rechazan la propuesta, pero el mo- Ayer representé una serie de sustituciones:
no, el estúpido mono, decide cambiar su goce por el lengua-
je. Rápidamente pierde sus pelos, y con ello nos encontramos, P
en pocos siglos, con el psicoanálisis. Abandonamos el goce
por el lenguaje de modo de conservar lo que no podemos con-
vertir en significante. Así es la humanidad, éste es su Dasein,
para que entendamos por quéLacan habló del plus-de-gozar, I a primera es la fórmula del Edipo freudiano simplificada
plus-dej oui r. ~ ror Lacan. La segunda es la significantización del goce deseo-
¹por qué un plus? tQué es esteplus? «<~< ido, es un secreto dentro de la metáfora paterna. Y la últi-
El trabajador trabaja y el pago del salario sustituye su tra- i un cs igual a la segunda generalizada, que también se refiere
e
bajo, intercambiado por el dinero recibido; resta, sin embargo, , < Ia significantización del goce, Esta serie de tres fórmulas nos
y la plusvalía, la diferencia entre los dos. Es una paradoja: el ~tormite entender cómo Lacan lee a Freud.
'tt trabajo se paga en su justo precio, pero a pesar de ello sobra Vn la presentación de la clínica, podemos ver desde formu-
la plusvalía, como si hubiese aún una parte de él no pagada. la<.iones del psicoanálisis en términos de complejos familiares
Lacan no vivió para hacer la conexión entre el surgimiento del on el vocabulario freudiano: padre, madre, niño, castra-
psicoanálisis y el advenimiento del mercado capitalista, la ge- < i<in...— hasta las formulaciones lacanianas en términos de sig-
316 factiues Alain Miller Sobre la cllntca pstcoanalrt tca 317

nificante y goce, lenguaje y goce, saber y goce. El significante ~( 1ué sería el cuerpo considerado como una carne completa-
A puede tener distintos sentidos: A es significante como tarn- »>i nte "significantizada"? No quedaría ningún goce. Es decir,
bién lugar de significante; es el A del lenguaje y el A del saber. »» cuerpo muerto que sólo es significante. Se sabe que en la
Ésta es una clave de la lectura que Lacan hace de Freud. Si- i .i (>eciehumana el cuerpo es significante puro. Contrariarnen-
guiendo el camino de las sustituciones, podríamos escribir tt a los animales, tenemos tumbas, sepulturas. Cuando trata-
así: »»>»de descubrir las culturas del pasado, desaparecidas, por
»>tdio de la arqueología — una de las pasiones de Freud —, bus-
Lacan t' 1>nos las tumbas.
(Freud sustituido por Lacan) I:,n lo imaginario, eventualmente pensamos que e] cuer o
Freud »>uerto continúa animado por el goce, lo que motiva e surgi-
imi icnto dei fantasma de tos~ antasmas: Lef"sntasme dufstrto-
Ésta es la metáfora actual del psicoanálisis, la que, no obs- llli ". En portugués es la misma palabra, pero en francés es di-
tante, no hará desaparecer a Freud. Por el contrario, Lacan, en It rente, no hay homofonía. Los fantasmas serían lo que queda
su retorno a Freud, trataba de desci frarlo y meta forizarlo nuc t lt la voluntad de goce en los muertos. Es difícil localizarla, pc
vamente. Siempre consideró que había en Freud un plus que >t>se sabe que en todas las culturas existen rituale a a-
permanecía y que podía alimentar la reflexión de los analis- >i uar l o s m u e r os o u e p o n a ue i tadd~e o -
tas. Ese "plus a leer" seguramente nos hace leer a Freud y La- , tise esquema nos ob iga a > erenciar dos tipos de goce:at
can, y esta fórmula permite decir que leemos a Freud a partir
de Lacan. Aunque el primero permanezca, su lectura inme- ti>> Lacan dice goce, se pueden admitir muchas interpretacio-
diata, directa e ingenua ya no es posible a partir de Lacan, in- »t s diferentes, conforme sea una u otra forma de goce, sin con- ( g&
cluso para aquellos que pretenden conservar todos sus térmi- I,» con las demás interpretaciones. El plus de goce podría
nos. Ésta es mi opinión. ti> l'inirse como el resultado de la transformación del gocepri-
Debemos tomar este último materna como susceptible de »>,>rina causa del lenguaje. Como recordé ayer, el Otro ya es-
varias lecturas. AI mismo tiempo que articula la interdicción l,i dentro de la especie humana, nacemos dentro del lenguaje
de la madre, como ocurre en el Edipo freudiano, permite en- y t I goce primario está perdido, sólo existe utópicamente.
tender que esta interdicción es homóloga a la prohibición del ¹Por qué se escribe el plus de goce como n? l'ara diferenciar
goce autoerótico. Les recuerdo lo que dije ayer: la sustitución t I sí>nbolo del significante, que es S, el mismo S que entra en
del goce del Oíro por el significante del goce no hace desapa- I,> composición de las fórmulas Si - S, como también g, equi-
recer todo el goce, ro,plante ai significante menos. Utilizamos ei símbolo a para in-
En los p rimeros intentos por describir el Edipo, Freud, en
su "Proyecto de una psicología científica", trata de presentar,
licar oce es ai o diferente det stgn~><catttt
n siste a la "si nificantización". Algo distinto e ro c o m o
de manera cronológica, cómo se da en el desarrollo del ser hu- h>gar de los significantes. s un producto de la operación del
mano el goce que va perdiéndose en cada etapa. En Freud, li- l»aguaje sobre el goce prirrario, que está perdido para siem-
bido sexual es la palabra más cercana a goce. ~>re, y no puede encontrarse en los seres hablantes.
En Freud, en la teoría de los estadios oral y anal, se ve que l'aso a paso podemos entender en qué sentido a se vincu-
ciertos objetos se condensan en la relación libidinizada, lo que Ia con g, la falta en el Otro como lugar del significante, pues
Lacan traduce en términos de objeto a, como plus-de-gozar. »i>es un significante sino un ob'eto, y como tal puede no en-
318 Jac<1«es-Alain Mi(íer
Sobre lac(ínica psicoanalííica 319

contrarse en la realidad. No siendo si n i f i cante es, sin embar-


ll« l> ese trabajo en el Otro por vía del significante, el sujeto
o, una ob'eción a él, un objeto de objeción. Al mismo tiempo
I<ll <,lll,>otra cosa, el amor del "i n t é rprete".
iror ser crndtroducto del Otro, sólo uede encontrarse a través
I ul< ll», en el SeminariO SObre la tranSferenCia, utiliZó la me-
*' • ' -
I,ll«l,l iilatónica de A l cibíades, en el Banquete, para expresar
cuentro directo con ellol)eto a.
¡ll«'si<..buscaba en Sócrates el "agalma" escondido dentro
I< i I . S<>crates hace filosofía, l a n t e a r s es el sujeto
Z üsi Rn i i icante. n e s tare presentación I e<Otro e s u e -
I <. v,<,»uscar en e o que pue e causar su deseo. Estas fór-
En Lacan,hay fórmulas que parecen opuestas, porque ex-
il llll.l.'; por o a n o , t i e nen una aplicación muy p r e cisa: orde-
plican varias cosas al mismo tiempo. Para el psicoanálisis, es
il, l l l l l l<s tra experiencia.
un problema encontrar posiciones lógicamente incompati-
' i< l»pre hubo oposición entre dos ejes. El amor de transfe-
bles, marca del trabajo inconsciente, como lo señaló el mismo
li l<ii,l, «I comienzo, produce un obstáculo al trabajo interpre-
Freud.
I,ll I«>, 'l'raducir textos es un trabajo que debe hacerse con ob-
Hace dos años propuse otra manera de escribir, q»e pudie-
se orientarme. El Otro como conjunto, lugar de significantes, Ii I>< l<I,>d, con diccionarios, correspondiéndole l u ego a u <<a
«<ll><,é<><> decir si las traducciones están bien hechas. Fue con-
y a, que no es elemento de A (sólo los significantes son ele-
i lll< I<> Ii»r Freud como un t r a bajo científico. Esta colabora-
mentos), como lo que no puede ser encontrado en el Otro.
Iilll < i< ntífica puede hacer que el d i scípulo se enamore del
¡ i«1 <;».r de interpretación. En la historia del psicoanálisis, hu-
ae A I <i,lll,>listas que querían mantenerlo como trabajo y otros co-
lll< l,l»l<>r. Ferenczi, por ejemplo, lo realizaba como amor: ter-
Señalé también que otro símbolo de la teoría de los conjun-
illll l y c o m p r e nsión h a cia el p a c iente. Cuando el a i n or d e
tos se encuentra como parte de íí, es decir, que la diferencia
I I ll <NI( rcncia surge en forma desnuda, otros prefieren mante-
entre las relaciones de pertenencia y de "inclusión" podría
l<< l «<» un c a m po m á s s eguro, el de l os o bsesivos, no d e -
dar cuenta de la fórmula opuesta a la que utilizamos, la cual
i,ll><I<> otra cosa que trabajar. Esos dos ejes existieron siempre
no se traduce por pertenencia.
I ll i,l »1< la historia del psicoanálisis y llevan a muchos analis-
I,l», «>l»o por ejemplo los americanos clásicos, a rechazar o a
< i<» i<lerar psicóticos algunos casos que tratamos como h i s -
I<'I I I.
El Otro esté, al mismo tiempo, separado y vinculado al
l' ll<l completar esta élgebra, hay una oposición entre el
plus de goce. El psicoanálisis no sería posible si no hubiese
I ll<<l «>mo lugar de significantes, completo por definición, y
vínculo del O~tro al ius d~
co c a. < I iIt, l',llta de goce que vuelve incompleto al Otro, desde el
Freud primero creyó que el psicoanálisis era un puro tra-
¡«ll>1<> <Ie vista del propio goce, inconsistente — pues esta falta
bajo significante, método de descifrado del inconsciente, mé-
l»lI <Ii< «una inconsistencia fundamental — e incluso inexisten-
todo de interpretación, un operar dentro del Otro. Trató de re-
Ii, < gí<n Lacan, al afirmar en un seminario que el Otro no
conocer y traducir los significantes de los sueños y vio nacer
< ~ l I<, luego de haber hablado de él durante años y años. En
al psicoanálisis el amor de transferencia, a través del experi-
«» tido sólo existe el goce. La filosofía cínica, que tomó al
mento que él mismo comenzara. Para su sopresa, percibió
I <I«' I<' Ia letra que el Otro no existe, rechazaba la cultura y
320 Jacqííes-Alain Miller Sobre la clínica psicoanalítica 321

practicaba la masturbación. Es la consecuencia normal del »i,itit<.nerse. También existe el placer de comprar, que funcio-
pensamiento cuando se toma al pie de la letra que el Otro no ii,i «imo un agujero, en el cual el significante amo del dinero
existe. De todos modos, el lenguaje lo hace existir. A los cíni- ,i< i»pre desaparece. Es necesario entender en análisis la pul-
cos también se los llamó perros, porque en el límite de la po- 'la<iii inconsciente de comprar, eventualmente agresiva con el
sición subjetiva había un ideal de ser viviente sin el lenguaje, Iiiiiiibre. Una variacion interesante es la figura terrible de l a
Cuando el a se completa, el Otro adquiere la apariencia de iiiiijer rica, que sufre de avidez por tener y nunca experimen-
completud. Podemos utilizar esta categoría para ordenar la I,i <I sentimiento de que le falta algo. Necesita tener cada vez
clínica. En la histeria, el su'eto se resent c omo falta, como iii,is, con un orgullo y una agresividad dirigida a los que no
aquel queno sabe. Y a partirde esa posición surge un supues- Ii«i< n, que constituye realmente un papel devastador. En
to.~aran cfi~r a, en ancas, que Sócrates ue s c u co, pues e - iiiál isis es la figura más terrorífica que podemos encontrar: la
cía: "yo no sé nada", y andaba por la ciudad cuestionando a iiiiij<r que se conecta con la riqueza. Ese principio de seduc-
los que pretendían saber, con el propósito de demostrar que l ii<ii sc iguala con el tra tar de descubrir en la f a l ta en ser la
este saber era inconsistente. La gente no sabía lo que estaba «»I;id del plus de goce.
diciendo y, entonces, se los obligaba a trabajar para producir I „i histérica, en el esquema lacaniano, puede identificarse
un saber. Podemos reconocer allí a Sl y S~, o sea, lo esencial del
Otro como lugar de significantes. La demostración socrática
es que el sujeto que se presenta como aquel que nada tiene, en g ~ S<
verdad es dueño de algo precioso, que el Otro no puede des-
truir. Lo que caracteriza al sujeto histérico es el hecho de ubi-
car ei ouojeto pítrs t<e ggoce fuera e si mismo. s l íci en en-
Sz
como vacío, pero que e ice a ro: u tenes to o , t o o e
Allí, el sujeto es como un agujero que separa al Otro del
la ley del significante. I,<t«. l'odemos comparar esta posición con la del sujeto per-
Evidentemente, hay una identidad entre la feminidad y la
histeria. A nivel biológico, el propio cuerpo le hace más fácil
al sujeto mostrarse como aquel que no tiene, llevándolo a la Sujeto Otro
posición histérica. Los cuerpos biológicos está.n completos, y
el "menos" del lado femenino puede pensarse sólo cuando la I I i steria g
metáfora de significantización operó. A pesar de ello, existen
hombres histéricos.
El Hombre de las Ratas, según lo señala Lacan r también
encarna algo presente en el fantasma, la función erótica de la I'<irverso a
mujer pobre, cuya pobreza es compatible con la posición de
no tener. A~lunas histéricas se vuelven pobres no anan di-
nero;~la Peminid~ad arece estar vincu ada con esta o stíon , S» nota la diferencia en el esquema del sujeto perverso,
pues es la forma de tener cjue pedir lo que no tienen, a fin de ¡ l< l» Iiie,
según Lacan, conserva de su lado el plus de goce, pe-
g o ole)t"> ~
d, q< sd> h-e,'L<><
<>3 <I >
322 Jacques-Alain l>fliller+
k Sobre la clínicn psicoanalítica 323

ro no la íunción subjetiva, colocándola en el Otro. Es paradó- i < ><»Ire su punto de horror, aquello que en los sueños lo hace
jico, pero en el texto "Kant con Sade", Lacan interpreta la po- I >«r tar para no encontrarse con el horror. Las pesadillas se
sición de Sade como aquel que quiere hacerse objeto y, a par- I t«><lucen en los sueños que van más allá del punto en que el
tir de esa posición, coloca sobre el Oho el eso de la barra. Esto »j< I«debería haber despertado. Por esta razón, Lacan dice
es difícil de entender en e esquema e Lacan. s u l e o pone t I<>« I despertar es el continuar durmiendo con los ojos abier-
la función subetiva en el Otro, es decir, busca en~él su fa ta en ll>~, Izara evitar el punto de lo real que puede encontrarse en
t I . «eño. Hay analizantes para los cuales los sueños son fun-
un torturador quiere destruir a la víctima y ésta resiste. Nor- < lrul>entales. Para o t r os, no . P ero e s i m p o r t a nt e c o n t i n u ar
rnalmente, las mujeres lindas son víctimas de torturas, como «>.>n<I« el sujeto entra en esa dimensión en la que anterior-
por ejemplo Marília de Dirceu, que habiéndole sid.o arranca- » ><l>te se despertaba.
da la piel y cortado el brazo, aun así resistía, lo que acabó lle- I',I objetivo de esta noche sería comentar los dos principios: cf
vándola a la muerte, pues el torturador se cuida de sentir o < Ii I I>lacer y de Ia realidad. Fl recorrido seré saber dónde se
emocionarse, busca la completa desaparición del Otro, Es así iii;i I <ice el rechazo de la castración, dónde
está fundamental-
como el perverso busca la falta en ser en el Otro, iatcraliza la i»<»t» prohibido el goce autoerótico, el más íntimo, según el
barra del lado del otro y niega la suya propia. Esto en la teo- «><>< opto de Lacan, quien partió de este punto para desarro-
ría analítica se conoce como rechazo de la castración. II,>l < I concepto de "extimidad". Íntimo puede llamarse "éxti-
El torturador sádico busca en el Otro el punto de horror, »>«", punto íntimo, al misrr<o tiempo excluido. Para Lacan, lo
como por ejemplo, cierta muchacha que pide protección al l l <,lsíntimo del autoerotismo se concentra en la función félica.
padre: primero será violada por el torturador, y en seguida, I,> I>n>hibición del goce se traduce -<I>. La interdicción del go-
veré que matan a su padre. Ei torturador hace lo contrario «se hace por debajo del significante fálico y toma el valor -<I>
a uello ue el su'eto pide. Y es uh esarro ar aquí el tema de
a defensa en la obra e reud: algo más originario que la Ver-
ílrüngttng. Se trat e ele ir l a o s i ción subjetiva primaria
frente al oce, anterior a la re resión. La e ensa, en ciertas
ocasiones, se encuentra a flor de piel en la hi 'teria. Los vómi-
tos, por ejemplo, son un modo de defensa muy primario. El I )<.'. esta manera, Lacan puede decir que el órgano es "éxti-
perverso hace que el Otro encuentre el asco y se angustie, y es »>«", simboliza el lugar del goce.
justamente allí donde el perverso se identifica con el goce que
falta en el Otro, y se hace instrumento de ese goce horrible de
este Otro. Es una paradoja, pero el e r v erso esté al servicio
del «oce del Otro, se esfuerza por hacer renacer en el Otro el AI mismo tiempo, la pérdida de goce, al realizarse por de-
oca del cua esta un amante ment~ese arado. l l,lj«del lugar de los significantes, puede tomar el valor de S
Esto hace surgir una homología entre la estructura de la (l;ignificante barrado).
perversión y la del discurso analítico, tal como fue señalado
por Lacan.
L a experiencia analítica consiste en hacer que el sujeto en-
324 tac<ii<es-Alnin Miller Sobre la clíiiicn psicoa<inlíticn 323

es decir, la pérdida primaria — debajo del significante fálico- I I< tl ' I < i<,i «l sujeto en lo más íntimo de sí, pidiendo a veces al-
del plus de goce al -<p. Por lo tanto, debajo de A toma el valor I t i ii«<i»prcnsible como el sacrificio de un h i j o. Hay u na d i -
de S (significante barrado) y es por ello que Lacan dirá que el lt i ii< i,i entre el dios de Descartes y el dios que exige el sacri-
sujeto está en el lugar del goce. I i I<i I, . Iuuy cierto que, finalmente, es sacrificado un anima l
i ii Iiil,,ii del hijo, pero a veces, como en el caso Schreber, dios
A
t «iiilenta con tener un animal en su lugar. Le exige el sa-
I II l< i<i de la virilidad y su transformación en mujer. Schreber
iii i iwlixn mu b i e n u e c i d i o s ue encontró no ros e t e a
Hay varias frases de Lacan que no pueden llegar a ser en- «I I<'II <Iel inundo, a pesar de su tentativa de hacer ue com-
tendidas directamente, es necesario reconstruir el complicado it ii< i< s» que un r e s z e n te de la se yunda d
aparato que hay en ellas. Só'o estoy señalando la manera de eman no od ría trans orzriarse en mu'er, ues eso
desarrollarlas. i i t tii i,i,il «o indecente e n d e s a cuerdo con el orden simbóli-
Una palabra sobre las psicosis. Por medio del texto de La- I.tt <I< I i»undo. Como le f alta e g o ce, preten e o t e n e r lo d e
can, "Cuestión preliminar", sabemos que en la psicosis fraca- 'tt lit<'I«'l'. Esto u s t i f ica la ' e tnzcion e aca n : e a r an o i c o
•s•
só la metáfora paterna; en vez de una barra sobre el DM, hay j,l i <l<ii<a cl o c e e n e l l u a r e t ro .
una barra sobre NP. Es necesario averiguar también qué ocu- l',ii,i (<.<minar, me gustaría decir una palabra sobre el tex-
rre en la metáfora lingüística. Tenemos: it t tI< I'i < ud. Hay en Marília de Dirceu un poema con metáfora
I I ii«I< i< reconocer que no se trata de una invención mía:

l'Iiil«iii, Marília, os poetas


DM J 'I inii iiienino vendado
i '<<iii ii«ui nlj av<z de setas
La construcción del Nombre del Padre se traduce en el fra- Ii«i «inpunhado na nzao
caso de la metáfora lingüística, en la que el significante no pu- l.igii nis asas nos onzbros
do apaciguar los movimientos del goce que existen en la psi- I I I<I ilo corpo despido
cosis, en aquello que el sujeto experimenta como goce sin ley. I <li «nlor ou de cupido
Schreber, en ciertos momentos, se siente poseído por»na ola "ii< i <is iionzes iilue llze dñ o.
de intenso goce femenino, quc pronto desaparece. byste es un
goce sin tey. Este r>< ermita escribir el Dios de gchreber. l'<n<'ní eu, Marília, nego
' osofo Pascal, en e szg o , zs mguió dos dioses. (,lll<' «SS1171
Seja aniOi;
No estoy hablando del dios de los filósofos, sino del dios de l'<iis «le izezn é nzogo
Abraham, Isaac y Jacob. El de los filósofos es el de Descartes Ni iil é cego
o Spinoza, un dios racional, que funda el cálculo metódico, N<iii setas neni asas leen
que creó el mundo, pero que no es el dios de los milagros. El I Ini pois, eu vozzfortlzar-Ilze
dios de los filósofos sustenta y permite que la ley del mundo I liii retrato niais perfeito
funcione, es como A, puro significante. El dios de Abraham, (.In<«lejá feriu niezi peito:
Isaac y Jacob es un dios que exige la desaparición del goce y l'<il isso eu conize<,o benz,
326 la crtaes-Alain Miller Sobrela ctíttica l)sicoanalítica 327

hste es el retrato de los diversos elementos del mundo, y el l,il()i a: en el lugar de -(l), Marília de Dirceu como la única mujer
poeta concluye:
3x.Px ~ (A w H )
Tit Marílin, agora vendo
De anior o lindo retrato, Marília
Cotztigo estarás dizendo
Q(te é este o retrato teli
Si seguimos a Lacan ciegamente, éste indicará que es el
Si»i, Marília, a cópia é tua igiiificante el que crea objetos interdictos, pues este valor no
Qite cupido é Deus suposto vi( iie de los propios objetos, construcción que se verifica en
Sehá cupido, é só teu rosto, i ala» dos estrofas del poema. Marília viene al lugar de la cas-
Que ele foi clttetn tne venceu.' i i,ición y, por ello, no puede ser tocada. Hice la construcción
iii( luso antes de descifrar la siguiente estrofa, pero vale para
Fs una metáfora a propósito del amor, pues sc trata de sus- v( riticar:
tituir el znuchacho ciego — que es la representación habitual
del amor —, elemento por elemento, por Marília. Es la metáfo- ( otzheío os si nais e, logo
ra constituyente del texto, donde el hombre es sustituido por R»i rnado da esperaría
la mujer: en lugar del muchachito ciego, surge la muchacha. l<tisco dar uni desafogo
Hay también una paradoja con relación a la posición de Dir- R(t cansado cara(„ao
ceu (extraño título: Marília de Dirceu). "Pintan, Marília, los l'igo eln seus dedos nevados
poetas aun muchachito vendado", es decir,todos los que son I querendo dar-lhe»m bei ja
poetas pintan al amor como hombre, pero Dirceu, a pesar de Cobriu-se todo de pej o
ser poeta, pinta al amor corro mujer. l fugiu-lhe coni a niao.'

Vx. Px ~ (A =H ) F
Se ubica como excepción, Resignificar a través de la me-
muchachito ciego

l. Pintan, Marilia, los poetas/A un muchachito vendado/I leva una l.a intención de estas dos conferencias era repensar la uni-
cesta dcsaetas/Arco empuñado en la mano/Suaves alas cn los hom- I icación de la teoría analítica desde la teoría de los complejos
bros/Su cuerpo no está vestido/Y suelen llamarlo amor/O le dicen, li,isla la metapsicología. La. fórmula A/J se encuentra en el
pues, Cupido. //Pero yo, Marilia, niego/Que sea así el amor/Pues él no
es joven ni ciego/No tiene alas ni saetas/Por lo tanto, tc daré/Un retra- l( xto de Freud, en el que distingue, a raíz del sexuel Trieb,el
to más perfecto/ Puesto quc ya hirió mi pecho:/Dc allí lo conozco bien. l ti('breprasentant y la idea. de la Aff~ktquote, la cuota de afecto.
2. Tí(, Marilia, ahora viendo/De amor cl lindo retrato/Contigo
estarás diciendo:/Éste es cl retratc mío. //Sí, Marilia, es copia tuya/ Un
Dios prcsunto es Cupido/ Si hay Cupido, ése cs tu rostro/Fue éste cl 3. Conociendo las señales/Y animado de esperanza/Busco dar un
que me ha vencido. i I( H )hogo/Al corazón ya cateado/Tomo s(.(s dedos nevados/Y deseando
i I,)i lc un bcso/Por pudor sc cubrió todo/Y sc escapó con su mano.
Sobrela clínica pniconnalíticn 329
328 Jncques-Alain Miller

Kant, en su tesis sobre los juicios en términos de ciencia,


Cuando Lacan opone el significante al goce, retorna de mane-
ra lógica el vocabulario de Freud en la separación del Triebve- s< ñala que es posible la experiencia del mundo y que eso es
pvüsentnnt y del goce significante de la libido, que deviene el n al, porque las estructuras del ser humano y de la experien-
significante de la pulsión. Con ello tenemos ima forma de re- < ia son las mismas: toma como punto de partida la armonía
tomar la metapsicología freudiana de manera comprensible. < nlre el espíritu humano y la experiencia del Otro. La filoso-
Freud formula o matematiza la relación entre el principio del I ía siempre parte de la armonía.
placer, Lust Pvinzi p, y el principio de realidad, Reali tüt Pvinzi p, l reud,de acuerdo talvez con Nietzsche, toma como pun-
señalando que hay un dominio del ííltimo sobre el primero. I<> de partida lo contrario, alegando que la estructura mental
Entre los años 1920 y 1924, desarrolla la idea de que existe una s< dirige hacia la alucinación., hacia cl punto de placer, quiere
pérdida de realidad tanto en la neurosis comn en la psicosis. I,<>zar y no trata de conocer lo real, lo verdadero. El organis-
En el texto de los dos principios, Freud teoriza sobre la mane- <»<> no satisface la necesidad sino que la alucina y, como con-
ra por la cual el sujeto se desvía de la realidad, y es notable ;.< cuencia, considera que es necesario un proceso para co-
porque establece continuidad entre los dos principios, pen- «<ogir esto. Se trata de un a r ectificacinn secundaria: lo
sando en la separación estructural de las neurosis y las psicn ¡>«>blemático de Ia realiclad fundamenta la interpretación or-
sis con la misma fuerza de Lacan. En Buenos Aires tendremos I<>pédica de l"reud, que asegura, en el análisis, el cambio del
la oportunidad de ver que la separación estructural de los dos I>rincipio del placer por el de la realidad. Es la tesis america-
principios es el fundamento de la clínica lacaniana. <>,> típica, que tiene un ciertn fundamento en ese texto, pues
En su estilo propio I reud extiende esta consideración a to- l'roud dice que es necesario que el principio del placer sea do-
da la humanidad. Partiendo de la psicopatología afirma que minado por el de realidad, lo que hace que los analistas con-
cualquier ser humano se desvía de la realidad, porque ella es < I «yan que el trabajo de análisis sería completar la sustitución
para éste un poco problemática. <I< un principio por el otro, en tanto ésta no habría logrado
No se trata de clasificar al neurótico y al psicótico como «><npletarse. Ésta es la cuestión fundamental de cada análisis.
enfermos diferentes, sino de buscar en Ias estructuras psicn- I 'roud introduce, pues, un proceso dirigido por el principio de
patnlógicas la posición subjetiva. Freud habla de proceso pri- n alidad, que permite un juicio imparcial de la misma, no go-
mario y secundario, lo que ya es la estructura de la metáfora I>< rnadn por el principio del placer.
en la metapsicología freudiana. El proceso primario tiene co- l,a instancia del principio de realidad y el "A" lacaniano
mo ley el principio del placer. En el nivel primario los crite- I i< nen muchos fundamentos identificables.
rios son de placer o displacer, mienlras que en el proceso se-
cundario los criterins son verdadero o falso. Freud, en La P. realidad A
interpretación de los sueños, capítulo VIII, muestra cómo el su-
jeto rechaza todo el displacer a. nivel del proceso primario, a
P. placer J
tal punto que cuando el displacer surge en el sueño, la res-
A través del vínculo de la realidad con la conciencia surge
puesta es el despertar. En los sueños, el sujeto va a encontrar I, > l'unción de la atención, un sistema de marcas, necesario tan-
una satisfacción alucinatoria. Freud la describe como estímu-
I> 1>ara pensar la función de la memoria como para repetir los
los de los funcionamientos del principio del placer, mientras
„ignificantes de la palabra cel Otro. Hay, en el texto de Freud,
que Lacan destaca, en el seminario La ética del psicoanó lisis, ca-
,><><>taciones en el sentido de que el pensamiento fue original-
pítulo II, cómo para Freud, en el movimiento inicial del ser
<»< nte inconsciente, conectándose a restos de palabras. Por
humano, hay una adecuación del instinto a la realidad.
330 tac<t<<es-A/ain Mitler son. t«chn<cn p~<coan<a<nea 891

otro lado, la necesidad del Realitñt Prinzi p de dominar al Lust


x «< les y el fantasma existe la condición de que éste continúe obe-
Prinzi p efectiviza la educación del ser humano. La pedagogía
< l< ciendo al principio del placer. El fantasma de Hentham, cuyo
alienta la conquista del Lust Prinzip por parte del Realitñ t Prin-
I «»a, al no obtener de la realidad la conquista de su objeto, se sa-
zip y, segíín Freud, renunciar al Lust Pnnzip es un sacrificio
lisface contando pequeñas historias fantásticas. A pesarI/ de la
del sujeto, un sacrificio del goce. La gratificación por el sacri-
;.«síitución, algo del goce permanece. Lo que llamamos resto"
ficio es el amor del Otro. La condición de amor del Otro es
,.< encuentra en Freud cuando dice que la sustitución de un prin-
aceptar la ley del significante para recibir su amor. Freud, en
El malestar en la cultura, dice que éste es el principio de la reli- < i1iio por otro nunca hace desaparecer completamente elLust.
l'odría terminar señalando esta lectura falsa de Freud, cu-
gión: por el sacrificio del goce se obtendrá el amor del Otro.
y«análisis representa el principio de realidad. La interpreta-
Freud, en ese texto, teje algunas répidas consideraciones so-
< i<ín correcta toma en cuenta la Wirklichkeit, la Ersatzung del
bre religión y ciencia. En esta última, el hecho se realiza me-
I.ust Prinzi ppor el Reali tat l'ri nzip, la sustitución de uno por el
jor, pues el goce del saber se encuentra constituido en ella, la <>Iro. No se trata de destruir el Lust Prinzip, La frase funda-
cual abre algunas puertas, més alié de la psicología.
urental de Freud en toda la metapsicología dice que todo or-
El Lust Ich se vuelve Realitat Ich, y a nivel sexual se trans- iI< n de A, de 1o simbólico, que sustenta el campo de la reali-
forma el autoerotismo en aloerotismo. La madre y el cuerpo
<la<1, es una barra para proteger el a, el resto de goce. El a es el
propio, ambos como objetos primordiales, deben formar par-
y,can<iga del deseo del Otro, y el orden simbólico se sitíía en
te del mismo materna según Freud, cuya teoría articula la sus- l«<'no a él. El n es el producto de la sustitución de uno por el
titución del Reali tat Ichpor el Lust Ich y del aloerotismo por el <ii<<i, y el residuo a la vez que anima la realidad causa el mo- l
autoerotismo en la psicopatología. A partir de la dos sustitu-
v i <niento del Otro. El principio de realidad está al servicio de
ciones, Freud muestra cómo se producen las diversas estruc-
l,«sl Prinzip. Es el A el que debe hacer Lust Ich para conceder
turas psíquicas: habla de Ersatzung, de sustitución entre los
Ia satisfacción pulsional y obtener el "yo". De un lado sepa-
dos principios, y de que, en las enfermedades mentales, las < ar, extinguir el goce por cuenta del significante no justifica
conquistas del Lust Prinzip no están terminadas para el suje-
<1ue todo su mundo tenga como causa el objeto a. Cuando La-
to. El análisis trata de hacer que domine el principio de reali- < «n dice que el analista esté en el lugar del objeto a, apunta a
dad, el principio de la ortopedia mental, que hace del analis-
<1ue éste no es el representante del principio de realidad sino
ta el representante del principio de realidad.
<1ue, por el contrario, esté en el lugar alrededor del cual se
Sabemos qué esverdadero y qué es falso, qué es real y qué
<nueve la palabra del paciente, en el A.
no lo es, restándole al analipante ser e1 representante del prinri- comienzo aldebate.
Ahora podemos dar
pio de realidad y, en ese casp, el anélisis sería una invitación a la
pedagogía y nos conduciríA a una falsa lectura. Freud habla de
percibir, de sustituir, pero j~más de suprimir el Lust Pri nzíp. I )< bate
Las pulsiones sexuales como autoeróticas se satisfacen en
el propio cuerpo del sujeto. El sexuel Trieb, la pulsión sexual, P: Mi pregunta se refiere a la cuarta y la quinta frase del tex-
se distingue de las otras, del Ich y del yo, y de este modo, duran-
l<i de Freud. En cuanto a las estructuras psicótica y neurotica,
te el desarrollo, el sujeto permanece mucho més tiempo domina- l'reud habla, en verdad, como si estuviese puntuando una cier-
do por el Lust Pri nzi p,teniendo lugar una demora estructural de 1a graduación de la neurosis hacia la psicosis. En la cuarta fra-
la sexualidad comparada con el resto del desarrollo. Hay algo s» "Los neuróticos se apartan de la realidad por hallarla inso-
'1
detenido en el Lust Prinzip: el fantasma. Entre las pulsiones se- Il
portable", el término realidad es Wirklichkeit. Continuando, el
332 fncqaes Alaín Milíer Sobre la clínicn psiconanlítícn 333

tipo més extremo del avance de la realidad se ve en algunos ca-


<>bjeto fóbico con el objeto plíís de goce en la histeria, y saber
sos de psicosis alucinatoria"; en este segundo momento, Freud
si el objeto fóbico está en el campo del Otro.
utiliza el término Realitü t.Sabemos de su cuidado para con los
conceptos, y mi pregunta es respecto a este matiz. J.-A.M.: Corrío señaló Freud, en las histéricas hay una dia-
léctica y una relación con el Otro, en tanto que el obsesivo es
J.-A.M.: Parecería que Freud no utiliza estas dos palabras
reactivo, incluso en su pensamiento. Con relación al objeto fó-
como muy distintas. No sé si podría hablar sobre eso.
hico; el fóbico presenta una falla del Renlitüt Prinzip, en la cual
P.: Wirlclichkeit se refiere a una realidad fáctica y Realitüt a
el objeto está excluido, sin embargo, no está prohibido o inter-
dicto. Ese permiso el sujeto lo consigue por medio de un ob-
la realidad del sujeto. ¹Freud no estaría situando a la neurosis
jeto fóbico y cuestiona el campo mismo de la realidad; lo que
en lo real y a la psicosis en lo simbólico?
se ve en las entrevistas preliminares, cuando el sujeto busca
análisis y dice que todo está bien, pero le teme a los animales
J.-A.M.: Wirklichkeit para Freud es la realidad opuesta a
pequeños. uan
. . Cuando el sujeto trata de mantenerse en el nivel e
Realitüt, ya que Wirlkichkeit es mucho más del orden simbóli-
la realidad es porque hay algo escondido.
co y a Realitüt se la emplea para designar a la realidad psíqui-
ca. Si hay que darle un sentido, se refiere a la afirmación de P.: "En el texto Las pulsicnesy sus vicisitudes, Freud habla de
Freud de que el neurótico se desvía de la Wirklichkei ty el psi- un "yo de la realidad original" anterior al "yo del placer pu-
cótico de lo real. Este punto no es interesante porque toma el
rificado". Al separar el placer de la realidad habría un resto,
Realitüt Pri nzi pcomo equivalente al l.ust Prinzip. No es intere- al ue compara con una reserva forestal, que funciona exclu-
sante favorecer el punto de vista donde Renlitnt es diferente
sivarnente por el principio del placer, y de donde hasta los
de la Wi rklichkeit psicótica.
p sicóticos
l extraerían material para sus delirios, así como el ar-
Realitrit engloba a Wi rklichkeit como concepto y no como
tista para su obra. ¹Sería ése el "yo del placer puri.ica
oposición, Realitüt designa Wirklichkeit como realidad simbó-
e Cómo se relacionaría con el objeto a? ¹Habna a ih algo relati-
lica más el objeto a. Realitüt, en términos lacanianos, sería el o a la sublimación? ¹Habría un pasaje directo del "yo de la
campo de la realidad, en tanto el objeto a no haya sido extraí- II '
realidad original" hacia el "yo del placer purificado . P
do. Es una discusión escolástica, pero hablar de Renlitüt impli-
ca la dimensión simbólica de donde se extrae el goce. Pero, a
J.-A.M.: El texto de Freud permite elucidar que el objeto a
veces, Realitnt puede designar Wirklichkeil: una oposición pue-
de designar los dos, de la misma forma que significantes y
no es significante, pero t ampoco es algo utópico. El objeto u
como plus de goce supone todo lo simbólico y, no siendo sim-
significados pueden cambiar er. cierto contexto.
bolizado, será respuesta al goce, que es posterior y no anterior
al Otro. La dificultad con el término a está justamente en el
P.: Mi pregunta es acerca del objeto fóbico. En "El Semina-
hecho de que, a la vez que está separado del Otro, es su pro-
rio 10", el sujeto fóbico es aquel que cuestiona el campo de la
ducto. Lacan, en los Cuatro conceptos fundaruentales,hace un
realidad, porque aparece en el lugar de -íi> como unheilulich.
comentario muy preciso sobre ese texto de Freud.
Usted dijo que en la histeria el objeto plus de goce estaba en el
campo del sujeto. Sabemos que el discurso fóbico y el de la Belo Horizonte
neurosis obsesiva no existen. Me gustaría saber la relación del 31-3 y 1-4-88
I 'h'i'()l,OGÍA DE LA ÉTICA

Al,< adezco la presencia de todos ustedes a esta hora de la


«<,«'<.«w. Tal vez vuestra presencia d< m»<'stre la insistencia, el
~««l«, la fuerza del superyó, pues no creo que sea sólo el
~ ««< ipio del placer el que los lleve a trabajar, a participar tan
i««p< ano de un seminario.
('<><uenzaré por el propio título: "Patología de la ética".
I < i<i< ntemente, no es un buen título, porque parece que las
< l«; palabras no combinan. "Patología" choca con la palabra
'< ti<,>". No es la fórmula conveniente, pues en ella hay una
I,<Il,< de concordancia, una disparidad entre las dos palabras;
I,<l vez sea una catacresis, un disparate.
V»mos a delimitar el porqué del malestar de esta fórmula
y «< «llo me siento del mismo lado que ustedes —. ¹Pero por
< ~«<' me surgió tal título? ¹Qué puedo hacer con él? Creo que
< I <»»lcstar de este título tiene que ver con el hecho de que las
~<,<labras "patología" y "ética" no están en el mismo campo
<«<»ántico. A pesar de que Kant utiliza en la Crítica de Ir< razón
l<r<i< licala palabra "patológico" en un sentido que le es pro-
~ <i<>, la palabra "patología" no pertenece al campo semántico
< I< la ética, sino al de la medicina. Lo patológico se refiere, en
««dicina, a un estado del cuerpo, en el cual se puede obser-
v,<r sufrimiento, desorden, pérdida de armonía — disfunción
"<»mática — porque uno o más órganos no funcionan bien. Allí
.< justifica el empleo de "patología" y de la aserción "patoló-
)' Ico
336 Jac<f<<ea-Alaia Miller Patologfadela ética 337

De todos modos, la palabra patología no se emplea sola- iii,is íicnen un órgano que sirve a su vida. Estos animales for-
mente en referencia a lo físico, sino también a lo psíquico: se i»,iii parte de un todo con el medio ambiente que les corres-
pueden presentar los trastornos mentales bajo la forma de ) ><>Ii< Ie.
una "psicopatología". l'ero ¹cuál es la condición necesaria pa- I lay adecuación de la mente y del físico del animal con el
ra permitir la presentación de los trastornos mentales bajo la »»l>iente, de manera que se puede extender el concepto de
forma de psicopatología? Voy a proponer una respuesta: los <><l,;>nismo más allá de los límites del cuerpo del individuo.
trastornos mentales pueden presentarse en forma de psicopa- I l« icrto modo, el organismo, en sentido estricto, incluye el
tología, en tanto lo psíquico, lo mental, sea considerado como iii>l>iente necesario para la vida del cuerpo individual. Es un
un órgano esencialpara la adaptación del ser humano, como »~<>lacaniano llamar organismo a una zona que va más allá
ser vivo, como especie animal, a la realidad. Dentro de esta > I< l<>s límites de un cuerpo.
perspectiva, a lo mental se lo considera como un organo espe-
cífico. Hoy, la ciencia contemporánea tiende a reducir toda
emplear
I',s difícil, no es simple, tales categorías en referen-
< i,i,il hombre, ya que parece que él tiene una cierta tendencia
patología, toda psicopatología, a la ciencia, a la bioquímica i < I< struir su propio ambiente y, en un sentido más amplio, su
del cerebro, lo que no es una estupidez ni un disparate. Y di- ¡ >i <
>~>i<> organismo. I.a autodestrucción del organismo hu m a -
go más, desde nuestro punto de vista — freudiano reformula- ii<>stá< relacionada con la patología de la ética.
do por Lacan, repetido, ampliado y adelantado por nosotros
a través del Campo Freudiano-, lo mental propiamente dicho Antes de continuar este camino que estoy siguiendo voy a
es un órgano no reservado sólo a la humanidad, pues existe I»,« r un pequeño desvío. No es un camino simple: es intere-
también una dimensión menta' en los animales. Se puede de- i iiit» trazar un laberinto de tal modo que, en poco tiempo, los
cir que a partir del momento en que existe en un ser vivo un > ~<i< se perdieron estén contentos de situarse en él. Pero pro-
aparato sensorial — hay captación visual, se escuchan ruidos, v<i<,indo un pequeño cortocircuito, sería muy i nteresante,
se siente el ambiente (lo que parece no ser el caso de todos los iiiiiy divertido incluso, imaginar un ser vivo sin aparato sen-
seres vivos) —, existe lo mental. Y puede decirse que lo mental ~><>i i,>l, sin ningún aparato mental. Porque un ser vivo sin sen-
completa lo físico del ser vivo; que los aparatos sensorial y il<l<>»r sin ningún aparato mental, sería un organismo que se
mental juntos les permiten a los seres vivos sobrevivir en su ~ «><Iría guiar, dirigirse hacia lo real puro, sin ninguna repre-
ambiente. La mosca busca loque quiere: no sabemos qué, >< iilación, sin ningún símbolo. Y, para decirlo en cortocircui-
porque no podemos preguntarle. En el análisis, sin embargo, I< >, Lacan presenta su mito de la libido como una ameba, un
se ve que quien puede responder, no sabe o no sabe bien lo >I<'l vivo de puro real. Inventa un mito para presentar el goce
que quiere. En fin, sin aparato sensorial la mosca no podría «>iii<>un organismo que no quiere, no puede saber nada. Y
buscar en el ambiente lo que necesita para sobrevivir. El ani- i s<> le da forma a la intuición freudiana de la pulsión, precisa-
mal que está bien — cuando no lo cazaron ni lo domesticaron iiii iite. Dije que había un cortocircuito y creo que, en el curso
(cuando lo domesticaron no está tan bien como nosotros) —, el <l«stas cuatro reuniones, tendremos oportunidad de volver
animal libre, en su hábitat, testimonia una adecuación entre lo ,i I «>ncepto de pulsión en Freud y en la experiencia analítica.
mental y lo físico. Lo que puede ser el ideal. Era nuestro ideal, l)e esta forma, para volver al mismo camino, es evidente
formulado en la antigüedad: "«nens sana in corpore sano".Un < ¡<i<la ética nada tiene que ver con la bioquímica; no encontré
ser in natura realiza ese ideal. Tanto las ratas como las palo- ,i »,>die, ni siquiera a mi amigo Changeux — no sé si fue bien
l»,ducido su libro E1 1tombre neuronnl,título que yo le había
338 Jac<t«es-Alain Mfller
Patologta dela ética 339

dado —que hubiera pensado en buscar el imper


ativocategóri- < I,><
loro en la ciencia confluya hacia el "bien". La opinión de la
co de Kant en el sistema neurotransmisor. A pesar de toda la » >,>yoríaparece ser el progreso, el interés por la verdad — todo
extraordinaria ambición de los bioquímicos modernos, por el ,><
~«ello que es tan valioso, como amar la verdad, querer bus-
momento no hay ninguno que busque el imperativo categóri- < >< los secretos de la naturaleza —, que son valores importan-
co en el sistema neurotransmisor: piensan que no pueden en- l< s de nuestra cultura. l'ero hay algo más que una simple sos-
trar en un nivel tal de la ética. La ética es otro nivel de reali- ~>«ha. de que la búsqueda de la verdad por ese camino trabaja
dad, el nivel en que surge la patología. La ética tiene que ver ~ >,>ra la destrucción, para el "mal". Aunque para las masas del
con el hombre, no como ser vivo sino como ser racional, como »><ludo parezca que tal búsqueda está dirigida al "bien", en
ser espiritual, como ser que tiene una "chispa" divina. n,> lidad está dirigida al "mal". Quizá Freud lo haya anticipa-
¹Por qué entonces el título "Patología de la ética"? Voy a <I<> a partir de su pequeña experiencia. La significación del
tratar de demostrar que, a pesar de todo, hay aquí un sentido. ~ >n>blema de la ética en la experiencia analítica tiene que ver
Podemos constatar que hay ocasiones en que la ética atravie- «><>la raíz de lo que hoy se les muestra a las masas. Hoy, es
sa la biología, la medicina. En. Francia existe un Comité Esta-
/ ~ ><>sible la destrucción de la humanidad a través de la ciencia,
tal de Etica — no sé si existe en Brasil — para impedirle, precisa- I<> que anteriormente era impensable. Debemos recorclar que
mente, a miamigo Changeux seguir avanzando demasiado I I llfftlestftr en In culturn de Freud existe desde la época de Ens-
en su investigación bioquímica; para impedir el desarrollo de I< i<>. La ciencia da testimonio del desarrollo patológico de las
la medicina científica, impedirle molestar, poner en peligro a I,>< ultades mentales de la humanidad, de tal modo que ame-
la humanidad. Es una tentativa contemporánea -de los últi- < n>za con destruir el ambiente en que vive. Como resultado de
mos cinco o diez años — en la que se ve el esfuerzo de la cultu- < II<>, ahora vemos una protesta ecologica contra los efectos
ra moderna por restringir el desarrollo de la ciencia en. nom- < I< slructivos de la investigación científica de la verdad, lo que
bre de la ética. Parece que el malestar en la cultura, como I,> rnbién forma parte de dicho proceso. Por ello, todos los paí-
decía Freud, hace atemorizar a los propios poderes estatales. s< s tratan de imponer límites éticos a la ciencia cuando se la
En este fin de siglo, es un hecho que ya no tenemos esa con- ,><ivierte como patológica. Si un científico cuyo "bien supre-
fianza positivista en la ciencia, confianza de la cual da testi- <»<>" es la investigación estuviera dispuesto a sacrificar todo
monio la bandera brasileña nos parece que se trata más bien ~ ><>r ella, sería el gran perverso moderno.
de: progreso sí, pero con desorden. Contrariamente a lo ocu- l'ronuncié la palabra "perverso": es una palabra clave,
rrido a fines del siglo pasado, cuando todo el mundo pensa- l'< rversión designa una categoría clínica psiquiátrica, pero
ba ( Qué todo el u<undu? ) — Ius pensadores, los científicos, la
<~<>c tiene un sentido indudablemente ético: antes de su uso
opinión iluminada, la opinión "inteligente" — que el progreso ~>siquiátrico, hay un uso ético de la palabra perversión. Éste
del conocimiento trabajaba de por sí por el bien de la huma- < s <'l punto donde la psicopatología incide claramente sobre la
nidad. Hoy, nosotros tenemos dudas sobre ello; según la opi- <'I ica; perversión es la patología de la ética; la perversión del
nión común, ya no existe más en la dox<t," ya no existe esa s< ntido ético. Por esa razón, ahora, los clínicos, los psicotera-
confianza en que la ciencia de por sí trabaja por el bien de la ~>< utas, los psicoanalistas tratan de borrar esa categoría. En
humanidad. Ya noestamos para nada seguros de que lo ver- l<>s Estados Unidos, por ejemplo, hay un importante "ll>bbyde
l<>s gay" que hace que los analistas tengan miedo de utilizar la
' Su emblema es Orden y Progreso (N. dcl T.). ~>;>labra "perversión". A causa de la connotación ética desa-
"En griego: Creencia, opinión (N. del T.). l,radable, mejor inventar otra palabra o aclarar: "Voy a utili-
340 fac<l<<es-Alain Mitler >índe l<>ítica 341
Patoloq

z ar la categoría sin r>inguna connotación ética". N o tengo < t i< a a partir de la norma; como la dimensión del discurso en
tiempo de realizar citas de autores norteamericanos, a pesar < I• <~ue se proponen normas éticas, normas de conducta, nor-
de que son cultas y muy divertidas, sobre el malestar por el «>,>»de buen comportamiento. Por lo tanto, existe una cone-
uso de la palabra perversión. Es una de las maneras de tratar xi<'>n entre la medicina y la ética: la norma. Ahora voy a decir
la cuestión: retroceder frente al problema que se ha plantea- l<>«>ntrario de lo que dije al principio. La dialéctica es así: se
do. Retroceder frente a la conjunción psicopatología/ética se- ~ >n guntan cosas y se dan respuestas, una primero y después
ría afirmar: "Somos científicos y la ciencia de los trastornos < >Ir,>, tal vez una es contraria de la otra, tratando de buscar un
mentales no tiene nada que ver con la condena ética". ;Bravo! ~ >«»to de equilibrio para saber dónde estamos: existe todo un
Pero hay otro punto de vista: no sólo la perversión sino in- <,>tupo, toda una historia que establece una equivalencia para
cluso la neurosis y la psicosis también tienen que ver con la « I >asta el límite dc la ética y la salud.
ética. Lo etico es una dimensión clínica mucho más segura I ia antigua ética de los griegos y de los ro1nanos le fascina-
que lo psíquico o lo mental. Lacan dijo una vez que en lugar I >,> a otro profesor mío, ya fallecido: Michel Foucault. La ética
de la palabra psicosomático sería mejor hablar de "epistemo- ,><>tigua tenía mucha afinidad con la medicina. Puede decirse
somática". No se trata, en lo psicosomático, de la incidencia < ~«<.la medicina sería casi un capítulo de la ética; tanto la me-
de lo supuestamente psíquico en lo sómatico, sino de la inci- < li< ina como la ética dictaban reglas de buen comportamien-
dencia del saber inconsciente en lo somático. I <>, decían cómo co m p o r tarse para estar en a r m o nía con el
De la misma forma, podría decirse "ético-patológico" en <»undo, conservar el cuerpo en buena forma y con buena sa-
p n
lugar de psicopatologico. Quizá no tengamos tantas posibili-
/

l«ú. Hoy los canales de televisión norteamericana nos mues-


dades: o hacemos clínica desde el punto de vista mecánico I l>,>n que debemos levantarnos temprano y hacer gimnasia.
mecanicista, determinista, o hacemos clínica desde el punto l!i<..n, es la forma moderna de la ética de la antigüedad, no
de vista ético. Toda clínica verdaderamente del sujeto
su}e o,es
es de- ~>< nsar en Dios por la m a ñana sino ejercitar y d esarrollar el
cir, toda clínica psicoanalítica auténtica, es una clínica desde ~ >r<>pio cuerpo. Tengo aquí notas de los últimos libros de Fou-
el punto de vista ético. Y, aíín más, la ética es la dimensión <,>ult. No voy a retornarlas, a pesar de ser muy interesantes,
constituyente de la experiencia analítica. Me adelanté dema- ~>< ro voy a decir que está en la presentación de Foucault que
siado, porque el uso que hago de la palabra ética no tiene na- I,> ética antigua propugnaba normas de moderación; advertía
da que ver con el uso comí ín. Vamos a tratar, sin embargo, la «>ntra los excesos como destructores del medio ambiente, del
cuestión paso a paso. <><
ganismo y del cuerpo. Era un deber ético mantener la salud
Puede decirse que la perversión, con la discordancia de su y «s lo que ahora retorna en los programas de gimnasia: "De-
campo semántico entre diagnóstico puramente científico o l>es conservar tu cuerpo saludable". Es un imperativo categó-
condena tnoral, revela la conexión secreta entre clínica y ética, > i< o, pero no se dice con la misma sutileza que en la antigüe-
Tanto la medicina como la ética — que anteriormente presenté <I >d, una ética de las clases superiores de la sociedad. Lo que
como dos campos semánticos completamente opuestos — ha- ,>hora se da — a través de la televisión, en el modo contempo-
cen referenciaa una regla,quizá no muy buena. Cuando Can- < áneo universal reformulado segí<n Kant — es un consejo de la
guilhem, mi profesor de filosofía y de historia de la ciencia, s,>biduría antigua, que fascinaba a Foucault porque precisa-
escribió una tesis famosa sobre lo patológico, utilizó "nor- <nente se trataba de la ética prekantiana, y él, que había leído
malIl como concepto opuesto a "patológico", El concepto de ,> l.acan, sabía muy bien la conexión de la ética de Kant con el
normalidad contiene la norma. Se puede definir también a la <I<.scubrimiento de Freud. Su manera de ir más allá del psi-
342 facqaes-Alain Miller Patología de la ética 343

coanálisis era elogiar la ética antigua, a la que creía reconocer ~>sicoanálisis, es muy importante entrar, salir y también vol-
en la California moderna. El secreto de la antigiiedad en Fou- ver. Volver es esencial para el orden público. Si uno de los
cault es la figura de la California moderna, donde efectiva- i ónyuges no volviera a dormir a casa, se legitima el divorcio.
mente se renueva la conjunción de la ética con la buena salud, l,a cuestión central de la salud mental, de sus trabajadores, es
pero de modo forzado, en la fascinación por la gimnasia, que ii podemos dejar salir a fulano o si debemos retenerlo aden-
no tiene mucho que ver con la modalidad antigua. Ustedes lro. Actualmente, este tema se ha distendido un poco: sí, va-
pueden desarrollar este tema y ponerlo en cuestión. En lo que i»os a dejarlo salir, siempre y cuando vuelva a tomar la medi-
respecta a Foucault, creo que es verdad: en nuestros días la sa- i ;ición. Es cierto que los trabajadores de la salud mental son
lud tiene un valor ético. Traté de definir la salud mental. ¹Có- "vecinos" de los de la policía y los de la justicia. No deseamos
mo definirla en relación a la patología de la ética? También es ver claramente esa proximidad. Preferimos mirar para otro
muy difícil definirla a partir del psicoanálisis. Me parece que lado, pero ese mismo movimiento ya es una confesión. Y al
la salud mental, tema que veremos esta tarde, de hecho ten- uúsmo tiempo, debemos reconocerque no podemos conten-
dría que ser comentada frente a un representante del área. Es Iarnos sólo con 1a equivalencia entre la salud mental y el or-
mejor definirla pr im ero pues ine parece que iio hay otra defi- i li n público. Existen aquellos que perturban el orden públ i c o
nición más que la del orden público. Seguramente, en esta sa- i~ue atañen a los trabajadores de la salud mental y otros que
la hay trabajadores de la salud mental, podrán hacer sus ob- ,iíañen a la policía y a la justicia. ¹Cuál es el criterio para de-
jeciones más tarde si las hubiera; creo, sin embargo, que no li rminar que alguien tiene un problema de salud mental o un
hay criterio más evidente de la pérdida de la salud mental ~ problema de orden público, para que sea tratado por la polí-
que una perturbación del orden público. En la cultura moder- i í i o la justicia? Se puede decir que esto pone en juego el con-
na, lo más importante es andar por la calle. Es muy difícil i i pto de responsabilidad. ¹Qué es la responsabilidad? ¹A par-
atravesar las calles en San Pablo sin peligro de que a uno lo l ir de qué se define el concepto de responsabilidad? Se define
aplasten. Y vemos que en el campo, donde no existen calles ,i partir del castigo: cuando hay o no hay justificación para el
— no me refiero al Campo Freudiano —, cuando no había autos castigo. El castigo está relacionado con el derecho y con la éti-
en el campo, los niveles de salud mental eran mucho mejores: i i, Lacan dice: "El castigo es una característica esencial de la
se podía aceptar más fácilmente la convivencia con el loco de idea de hombre que prevalece en una determinada sociedad".
la familia. Pero hoy, en las ciudades modernas, donde hay S» puede encontrar en los É cti ts de Lacan una conferencia, un
una circulación intensa de los autos, los niveles de salud men- n lato entero sobre criminología. l'orque la experiencia más
tal son mucho más exigentes. Existen algunas personas que hnportante del concepto de salud mental es la decisión sobre
también conocen esepeligro, ya no salen y se quedan en su l,i responsabilidad del individuo: si puede ser castigado o no
casa. Eso también molesta al orden público, pero a nivel fami- i s responsable. Un hombre con buena salud mental puede ser
liar; molesta a la portera, figura muy importante para los ni- castigado por sus actos. Existe una vinculación no muy anti-
ños en Francia, pues ella es quien conoce realmente los crite- ~",iia, incluso hasta es actual, sobre la ética, el derecho y la sa-
rios de salud mental, ya que si alguien no sale de su casa, va lud mental. Por ejemplo, el dictador de Rumania, Ceauseas-
a buscar a la policía o llama al hospital psiquiátrico. Cuando ~ «, a quien los periodistas irresponsables llaman paranoico,
se trata de salud mental, se trata del buen uso de la puerta. La tiene una perfecta salud mental, porque es posible castigarlo.
salud mental es una cuestión de entrar y salir y también vol- Si ustedesdicen en Rumania que Ceauseascu es un paranoi-
ver, para que no tengamos fugitivos. Lo mismo ocurre con el < o, los encarcelarían. De este modo, no responsabilidad signi-
344 Jncques-Atnin tMilter
Pntotogínd<'ln éticn 345

fica que los demás deciden en su lugar, significa no ser más


l al; sólo puede evocar la salutación, es decir, puede saludar al
un sujeto del derecho, no ser más un sujeto ético, jurídico. Ésa
es la definición del totalitarismo. Es la política clínica. En los 1raciente que llega al consultorio donde el analista está, en
totalitarismos siempre decide el otro. Y en Rumania todos son < i< rto modo, encarcelado. En lugar de salud m ental da el sa-
l <tdo analítico. ¹Y por qué? ¹Por qué esa puesta entre parénte-
locos; la prueba es que no pueden salir del país. El no respon-
sable esaquel que no puede dar cuenta de sus actos, que no ii», básica desde el punto de vista de la salud mental? Porque
< 1 psicoanalista, como tal, se dirige al sujeto de derecho; siem-
puede responder. l'recisamente, es la respuesta lo que define
1ir» al sujeto, ético y de derecho. Puede tratar todas las enfer-
la responsabilidad y la posibilidad de responder. Las llama-
das enfermedades mentales plantean hasta qué punto se le <»edades mentales siempre que exista el sujeto ético y de de-
n «ho, un sujeto que pueda responder. Responder, ésa es la
debe impedir al sujeto el derecho; al sujeto ético-jurídico.
«mdición de la experiencia analítica: que el sujeto pueda res-
Ciertamente, existen trastornos mentales muy graves, per-
fectamente compatibles con el orden público. La neurosis ob- ¡><hender sobre lo que hace y lo que dice. Sujeto es un término
< I< 1 derecho.
sesiva, por ejemplo: un juez que piensa todos los días en el
Hace dos años, en Curitiba, en la Primera Jornada del
acto sexual, pero no lo dice frente al público; el neurótico ob-
( 'ampo Freudiano, había presentado precisamente al sujeto
sesivo puede funcionar muy bien. Los neuróticos obsesivos
< le la experiencia analítica -creo que eso se encuentra en el nú-
son, en cierto modo, soportes de nuestra cultura, de nuestra
organización social. La neurosis obsesiva fue reconocida t»oro 2 de la revista Falo —como el sujeto de la enunciación,
< ¡<te no se confunde con el sujeto del enunciado. Había afir-
siempre como una enfermedad ética. Freud la estableció co-
mo una categoría clínica, una entidad que lleva la ética hasta t»ado que el sujeto en análisis puede decir: "Dije eso", y agre-
lo patológico. Tener escrúpulos por la propia conducta es el 1;arle una modalidad propia. Puede tomar distancia de lo que
principio mismo de la ética: preocuparse por lo que alguien < lijo y proseguir: "Dije eso... pero es una broma"; "Dije eso....
1i< ro pienso lo contrario". ¹Qué significa el sujeto de la enun-
hace o no hace y en qué condiciones. Se llama neurosis obse-
< iación? Es aquel capaz de juzgarse a sí mismo en relación a
siva al soporte de los escrúpulos éticos llevados hasta el pun-
l«dicho. Precisamente, el sujeto de la enunciación — que, en
to de impedir el propio funcionamiento del individuo. De he-
I.acan, parece un término lingüístico o técnico — siempre es un
cho, el propio concepto psicoanalítico de neurosis obsesiva
s<tjcto ético, que juzga lo dicho. Si falta eso, la experiencia
fue cor<struido a partir de un punto de vista ético. No así la
atralítica no se realiza.
paranoia, porque el paranoico es aquel que dice: "Estoy per-
l".1 hechn Ae q»e el suj<.tn de la experiencia analítica, e1 su-
leclatnente sano tnentalmente". Esta frase la escuché hace po-
j< to de la enunciacion, sea al mismo tiempo un sujeto ético,
co tiempo, y esta persona tenía razón. Fsa es la perfecta salud
1i< tede captarse en cortocircuito; si alguien piensa en la impor-
mental.
tancia de la función del sentimiento de culpa, en Freud, que
El psicoanalista no es un trabajador de la salud mental. En
l<i encuentra en todas partes, éste sería el pathos de la respon-
cierto modo, el secreto del psicoanálisis es no concebir la sa-
.,«bilidad, sería la patologí- de la responsabilidad ética. ¹Qué
lud mental en oposición a lo patológico médico; no se trata de
.,ignifica el sentimiento de culpa? Significa que me siento res-
armonía del sujeto con su ambiente, con su organismo, por-
1ninsable por... no sé qué. El sentimiento de culpa es, por ello,
que el concepto mismo de sujeto impide pensar su armonía
< tn afecto del sujeto como tal, como sujeto ético; es el funda-
con cualquier cosa del mundo. Ese concepto es inarmónico
<»ento mismo del lazo social, significa que tenemos un sujeto
con la realidad. El analista no puede proporcionar salud men-
< apaz de responder.
346 Jac>t ues-A lain Al í7ler Patología de la Plica 347

El sujeto es allí lo visible a través de la equivalencia posi- I »> ii'»dolo de manera un poco dramática, el sujeto del in-
ble entre el sujeto y la respuesta. Él es una respuesta. Es lo que »» >sciente es siempre un "acusado" y, por ello, es tan impor-
dice Freud cuando presenta la visión psicoanalítica sobre la l,» >I> el concepto de superyó en la teoría analítica. ¹Qué si'-
sociedad humana. Inventa un mito para explicarla, pero no » licc,> precisamente? Que al nivel más profundo, el sujeto es
cualquier mito, inventa el crimen primordial. Y urde conside- »»,>cusado. ¹Qué define a la paranoia? ¹Qué es lo que cons-
raciones acerca del asesinato del padre, origen mismo de la llluye la buena salud mental de la paranoia? El paranoico
ley. Todos son culpables. El tema de la criminología, el tema j >,> n>
comenzar una clínica de la paranoia — desde el punto de
ético, no es algo secundario, sin justificación, sino algo que es- » l,> ético, es aquel que no acepta ser un acusado a nivel in-
tá siempre presente y condicionando la experiencia analítica. «»>sciente; toma entonces la posición subjetiva del acusador,
Por ello Lacan trabaja el concepto de rechazar al canalla en la >«>«nsidera perseguido por culpa de los otros y él es inocen-
experiencia analítica. ¹Qué es un canalla? Alguien que inven- lv,,> unque haya matado a treinta personas hace un momento.
ta siempre excusas para lo que hace. Alguien que se disculpa Cuando un perverso clínico (no se trata sólo de un com-
de todo. ¡»» ta miento perverso ) viene a análisis, trae un sentimiento de
Otro ejemplo es la "rectificaciú» subjetiva". También escu- i u lj>a, siente necesidad de responder, dc dar testimonio de su
ché en Curitiba, hace dos años, varios trabajos del Simposio «»»portamiento a pesar de la connotación peyorativa y ma-
del Campo Freudiano de Belo Horizontesobre la expresión I> l ica que tiene en el lenguaje la palabra perversión, que toda
empleada por Lacan en su texto "La dirección de la cura..." I,> l>nena voluntad no sería capaz de extinguir.
Hace algunos años, en París, yo le había dado una cierta im- I lay una frase importante, voy a decirla en francés: "Le per-
portancia a esto y, para mi sorpresa, en Curitiba había toda i > rs vient en nnalyse, qnaníi il ne s'excusepas ole ce ílu'il ne peut
una escuela de la "rectificación subjetiva", gente que realmen- >'mil>echer de faire". "El perverso viene a análisis, cuando ya
te había desarrollado el concepto. Lacan presentó la "rectifica- »» se disculpa por lo que no puede abstenerse de hacer". Por
ción subjetiva" en aquel momento, como algo que condiciona p, <> puedo decir que no encontré en mi práctica sujetos más
o acompaña la verdadera entrada en análisis, como el primer > tic'>s, más responsables, No lo son todos, pero los que real-
momento de esa entrada. El ejemplo es el caso Dora, la cual »>inte están en análisis, a veces durante años, son las perso-
llega a análisis quejándose de los demás: "la culpa es de mi »,>»más éticas, porque no se disculpan por lo que no pueden
padre", "la culpa es de ese hombre que me persigue", "la cul- ,>l>stenerse de hacer y vienen justamente para responder y dar
pa es de esa mujer que no se preocupa por mí". Dora tiene li stimonio de ello.
que darse cuenta, antes de entrar verdaderamente en análisis, Hay algo en la teoría analítica que responde a esa dimen-
de que todo de lo que se queja es de su exclusiva responsabi- sii>n de no poder abstenerse. Es la pulsión inventada por
lidad. Lacan considera que, en Freud, hay un primer momen- l'reud, que parece designar un nivel acéfalo, como un vector
to en que el sujeto que viene al análisis para quejarse de los ,in cabeza, un nivel en el cual existe una suspensión del suje-
demás, debe darse cuenta de su responsabilidad subjetiva h> de derecho. Freud emplea la palabra pulsión cuando el su-
personal: "aquello de lo que te quejas es tu culpa". ji to no puede responder por ese nivel. El deseo, en cambio, es
Es muy sorprendente, si alguien piensa que el psicoanáli- un pregunta, una interpretación, confluye con el discurso. Pe-
sis es el aprendizaje de la disculpa: "Es inconsciente. No soy n> parece que la pulsión designa un nivel tal, que el sujeto co-
responsable de nada". Por el contrario, lo que se aprende en >no respuesta queda anulado. I.a pulsión designa, pues, un ni-
análisis es a ser responsable de todo lo que a uno le ocurre. vel donde el sujeto parece estar bajo una demanda, de la cual
Pnlologíncie la ético 349
348 Jacqr~es-Alain Miller

Si S
no puede deíenderse. Es lo que tal vez mañana a la ínisma ho-
ra continuaré exponiendo. Mi amigo Jorge Forbes me pidió d
que hablase una hora y media.Tal vez mañana tengamos
tiempo para las preguntas. ¡Gracias! «ll»o algo que circula entre los elementos de articulación me-
s,l»ica y que no responde al mecanismo.
Además, esa distinción es homogénea, homóloga a la que
ll,lceínos entre el enunciado y la enunciación:

La primera conferencia, ayer, fue para producir algunos E


malentendidos.La segunda, hoy, es para corregirlos. Una vez l /
que he hablado, me puedo hacer la pregunta: ¹qué estoy di-
ciendo? Ayer, hablé sobre lo que se puede llamar (y destacar)
la posición subjetiva, la posición del sujeto que juzga sus pro- l'.xisten varias ciencias del enunciado: una lingüística, una
pios dichos. Recordé que ya había desarrollado ese tema en liit;ica... Reservamos, sin embargo, otro lug a r: el de la enun-
un seminario en Curitiba. Dar un seminario implica el mismo i 'Ic Iel ón.

proceso: luego de una escansión, de un corte, quien lo da se Lacan hacía también una distinción homóloga entre la de-
pregunta: cde hecho, qué estoy diciendo? La pregunta está I»,l»da y el deseo:
hecha para que se diga lo que se dice de otra manera: para tra-
tar de captar algo que nos lleve hasta el meollo de lo que se (D
está exponiendo. Fue lo que hice con el título mismo. La pri-
mera cuestión me llevó a tratar de justificar este curioso títu- ' d r
lo: ¹qué dije cuando titulé "Patología de la ética?".
Aunque no sea completamente amo de lo que dije, lo fun- Y la matriz de todas esas distinciones es la distinción pr i -
damental es que la clínica analítica no es ínecanicista, la es- »Iaria entre significante y significado:
tructura no es puro mecanismo. No tenemos una posibilidad
! S SS E D
de elección tan amplia: si la clínica no es mecanicista, se trata
de una clínica desde el punto de vista ético. Es lo que implica ! d e d
la manera por la cual ubicamos el término "deseo" en la ex- I

periencia analítica.
Podemos concebir la estructura como mecanismo, a nivel l'odemos construirlas porque cada una de ellas tiene su
del significante, de los elementos diferenciales que se articu- ~ ilx>pio valor, pero reservamos siempre una dimensión no me-
lan unos con otros y que escribimos, de forma reducida: Si S ; l'clniclsta
Si se articula con S~. Existe a ese nivel, entre los elementos, El concepto de estructura que utilizamos a partir de Lacan
una articulación que podemos considerar como mecánica. Lo ,Iunque exista una estructura a nivel mecánico o "pseudo-
que llamamos deseo esalgo que no ponemos a nivel del sig- I»I..cánico"- incluye dos niveles: el mecánico y el no mecáni-
nificante sino debajo de esa articulación: < «, que nos impide creer en cualquier previsibilidad para la
i xperiencia. Primero, lo que podemos aprender en una super-
350 Iac<i<<es-Alain Miller
Patología<ieIa ética 351

visión es que, sea cual fuere el saber del supervisor en el diag-


«<l«i hacer muchas críticas al psicoanálisis respecto de este
nóstico que se hace en la dirección de la cura, existe un factor
de imprevisibilidad en la experiencia que ningún "saber" me-. I> «<a: la experiencia analítica sirve para producir la transfe-
< ««<ia y luego las personas continúan en análisis durante mu-
cánico puede reducir. El intento de Lacan, con el concepto
mismo de estructura, fue dar un lugar, inscribir, reservar y si- < I«>» años debido a la transferencia producida como artificio.
tuar ese elemento mecánico. Hubo algunas tentativas. Por, Eventualmente, la ética médica puede parecer un fraude.
ejemplo, cuando los saussureanos distinguieron significante. , N<> estaremos demasiado inquietos a p r o p ósito de l a é t ica
de significado y cuando Lacan distinguió la estructura signi- ««<lica? Ayer, en la sesión de discusión, a la que infelizmente
ficante. No obstante, si inven.amos paralelamente una estruc- «;,lieron poquísimas personas, escuchamos al Secretario de
',<l«<l del Estado de San Pablo explicar que la ética médica
tura del significado, no va a funcionar. Fue un intento de Mi-
chel Foucault e n s u i n t r o d u cción p a r a El n n c itttientode la »«v< más para la protección de los médicos que de los pacien-
ciírticct, libro extraordinario al que tatnbién hizo referencia La- l< .. Iiealmente, me parece notable que un profesor de medici-
can en sus Escrí tos. «,<,c<in las responsabilidades que tiene, haya percibido eso.
Alguna vez d e n o m in é a l a c l í n ica analítica "cl ínica bajo I ti j<> también que forma parte de la ética médica no criticar a
transferencia". Creo que ese texto esté publicado en cl libro ««< niega. En psicoanélisis es diferente: muy por el contrario,
< ~ <ina pasión analítica criticar al colega. Se dan entre ellos fe-
Clínica In<rtnianct, de Jorge Zahar, volumen que incluye otros
textos clínicos. Al decir "Clínica bajo transferencia", quise «<><»unos transferenciales, que toman la for ma d el a mo r, del
<><Ii<>, etcétera. Los fenómenos transferenciales tienen un a s-
acentuar el hecho de que la clínica analítica incluye al analis-
ta, si no a su persona, por lo menos a su lugar. No es, por en- j >« (<i muy claro de artificio.
de, una clínica objetiva con la sustracción del lugar del Otro. Un capítulo entero de Lit interpretación delos stteños trata de
I< >s sueños producidos para un analista, eventualmente para
Es preciso señalar que la clínica ya era no mecanicista.
Una clínica bajo transferencia incluye rasgos, característi- «<gañarlo. Vamos a plantear una pregunta pero no la vamos
cas de la persona del analista. Utilizo la palabra "rasgos" por- < n sponder ahora: ¹el propio inconsciente freudiano no sería
l,«ubién un artificio de la experiencia analítica? Seguramente,
que es la que se utilizaré en el próximo Encuentro Internacio-
nal. En el mejor de los casos, esos rasgos y características < I«< «nte la experiencia analítica, el inconsciente se manifiesta
< ««un cierto placer: cuanto més se lo interpreta, más consis-
forman, no obstante, parte de las condiciones de amor del pa- .

ciente. Hay siempre que descubrir en un análisis cuáles fue- i«<cia toma. De tal m anera que hay, a veces, una retracción
< l i< a que consiste en decir: "N o q u i ero i r en esa dirección" .
ron los rasgos del analista que coinciden con las condiciones
de amor del paciente. El tema freudiano de la elección de ob- N<> voy a afirmar que el inconsciente freudiano sea un artifi-
< i<de
> la experiencia analítica: sólo hice una pregunta que me-
jeto debe funcionar también a nivel de la relación analítica. Fn
la elección de este o aquel analista ya están en juego esos ras- «<x que se la trabaje.
l.a perspectiva de la clínica que incluye al analista tiene co-
gos. Digo esto para señalar que no es sólo el lugar del analis-
«< lación con la perspectiva que pone otro tipo de acento, que
ta el que está en juego, sino que también se trata de rasgos de
su persona, rasgos subjetivos del analista. <l»arda la clínica del sujeto. Este tema parece interesarles es-
El acento que yo había puesto en una clínica que incluye al j >< cialmente a nuestros amigos de Bahía, que trabajan o quie-
«<ntrabajar el texto de 1 acan "Subversión del sujeto...". La
analista puede hacernos ver en qué sentido, aunque limitado,
la transferencia analítica es producto de la experiencia. Se «<>vedad de Freud en la medicina de su tiempo, tan simple co-
<»<>fundamental, fue la de no descalificar lo dicho por el pa-
352 J<><<t«es-Ala<t> M<lfcr Pnt<>l<><
;í<> <te l<>ética 353

ciente sino incluir el testimonio del paciente en la clínica. Pa- ~ «><


>,,>ble por las tonterías, vulgaridades e injurias que dije en
ra la medicina moderna, en tanto quiere ser científica, lo di- 'i < 's
<on
cho por el paciente apuntará hacia el cuerpo, donde siente el Y en el propio seno de la irresponsabilidad de lo dicho en
dolor. La verdad, sin embargo, debe surgir de la investigación ,«»,l iris, paso a paso, a menudo se constituye o aparece el sen-
objetiva, en la cual se interroga el diagnóstico del aparato: il«<i< nto de culpa. Hay <ma vinculación no señalada que me
"Estoy mal aquí, més allá... rayos X". De este modo, la nove- ¡,>« ce esencial entre la asociación libre como irresponsabili-
dad freudiana, tan simple, fue la de situar un nivel donde lo I,><l y el sentimiento de culpa. l'or eso, no afirmo que la ex-
dicho por el paciente es lo fundamental, es la materia misma ' ~»< ~i<>n freudiana "sentimiento de culpa" sea una expresión
de la clínica. «><»~>letamente feliz: al propio Freud esta expresión le trajo
Entonces, para la pregunta "¹quién sabe en la experiencia ' I I <i<I u ltades, pues no le parecía aclecuada, ya que él mismo di-
analítica?" no hay una respuesta simple. En un sentido, la res- )<> <~«e se trataba de un sentimiento inconsciente y que todos
puesta es: el paciente, pues él habla. I< >., sentimientos deben ser conscientes. Es cl mismo fení>me-
Es por eso que Lacan. habla de "analizante", poniendo el ' «< >~«e
< ocurre con "patología de la ética", donde hay algo que
acento en su actividad (es ur<a posición activa, no pasiva). En «< > l'«nciona bien. A través del vínculo esencial entre li> "aso-
otro sentido, el que sabe es el analista, razón por la cual e1 pa-
,
< >,««>n libre" y e l s e n t imiento de culpa", Freud observa
ciente lo busca. Al mismo tiempo, el analista nada sabe de lo .<i«»pre que este ííltimo es fundamental en la experiencia. Del
que sucede con el paciente y por eso debe escuchar para «<i..<no modo que se habla de "amor de transferencia", se
aprender. El paciente, por su parte, habla sin saber dónde se ~ ><
>«le considerar la "culpa de transferencia". No lo voy a de-
esconde la verdad, desconociendo el valor de sus propias pa- <,><
>'<>liar, lo comento sólo como introducción al tema de hoy.
labras. Y el analista sabe que el paciente sabe sin saber, sabe . La clínica del sujeto es aquella que tiene por base al sujeto
sin poder decir: "yo sé". Así está definido el inconsciente. «><»<>falta-en-ser, quien al entrar en anélisis está en déficit. La
Lacan define al acto analítico: el analizante se autoriza del >,>lla-en-ser toma también la forma de la culpa. Por eso, la
analista, éste le da la autorización. También a ese nivel se :, < >«<r<>sis se expone, se explica en análisis, como el intento, por
plantea la pregunta: ¹Quién autoriza al analista? Lacan res- ~ »,<1»del sujeto, de justificar su existencia. Eso ya define la
ponde: "El analista se autoriza de sí mismo". Esa frase, tan ««>rosis como entidad ética: justificar su existencia, tener ra-
amenazadora para todas las jerarquías en el psicoanálisis, es >,<
><>es para vivir. Un ser vivo sin lenguaje no tiene que inven-
correlativa de "el analizante se autoriza del analista". Esto . I,>«> buscar razones para vi; ir, simplemente vive. 13uscar ra-
permite que el paciente diga: "Usted me dijo que hablara". Y s<><>es para vivir, justificar su existencia y c onsiderar si
es por eso que ese autorizar condiciona la asociación libre. ,>lt,«ien tiene o no derechos, qué derechos se tienen, derechos
"Como paciente, estoy diciendo tonterías, vulgaridades, pa- ,> <~ué: he aquí la neurosis. Tener o no derechos a algo forma
vadas. Hablo mal de usted, de su mujer, de sus hijos, de su ~»,rtedel debate neurc>tico, debate jurídico y ético, parte de la
suegro... pero fue usted quien me dijo que hablara." ¡>n>p>a experwncta.
La autorización, que condiciona la asociación libre, intro- No hay una teoría del análisis que pueda evitar plantearse
duce al paciente en una cierta irresponsabilidad que le permi- I,> pregunta: "¹Qué es lo que sustenta el esfuerzo subjetivo en
te poder decir algo sin ser responsable por lo que dice. En ese I.> < xperiencia?". Podemos decir que es el sufrimiento del su-
sentido, el inconsciente admite una cierta irresponsabilidad: i<'I<>, <.1ue íl desea ver curado. l'ero cuando se observa un efec-
"Lo dije, sí, pero usted me dijo que hablara y yo no soy res- I<> ierapéutico, se plantea para el sujeto la cuestión de si vale
354 lac<
«ues-Rlai«Miller Pat«log<a<ie la et<ca >55

la pena ir más allá en la experiencia. Puede decirse que es un ) «««,I< rencia como amor, el amor de transferencia explícito,
secuencia fija de los elementos de la experiencia analítica: su ««capítulo conocido, siempre sorprendente, en el trabajo
frimiento, beneficio terapéutico y pregunta sobre el deseo de ««lllic~>; un capítulo poco trabajado pero que merecería ser-
ir más allá o no. Esta cuestión puede aparecer muchas veces, I««<.i». Propongo la expresión "amor al i nconsciente": el
cada vez que se obtiene un beneficio terapéutico. A tal punto «««< al inconsciente que se puede observar y que es un fac-
que Freud descubrió que, a veces, cuando el beneficio tera-« I««I< Ia continuación del análisis. Existen sujetos, tal vez to-
péutico es muy importante y parece que fuera la curación, pa-- I«, «< algún momento, que tienen amor por su propio in-
ra justificar el deseo de continuar, el sujeto debe reinventar el ««~i iente, y para los cuales interpretarlo, darle un lugar, les
síntoma, lo que se llama: reacción terapéutica negativa. No I««<luce una satisfacción que merece ser llamada amor. La
hay una teoría del análisis en la que no se plantee esta pre- I,<v< de este amor al inconsciente es quizás el juego entre la
gunta: ¹qué sostiene el esfuerzo del sujeto en análisis? I«< sI <onsabilidad y la culpa. En cada sesión analítica, el suje-
Freud habló de Wisstrieb,puisión de saber, pulsión en di- '
l««<Ira con quejas pero también con culpa inconsciente, co-
rección al saber, o pulsión "epistemofílica". Es una pulsión «««Iocía Freud. En la sesión, por la propia irresponsabilidad
que se dirige al saber, fundada en. la curiosidad sexual infan- < I< I,< «sociación libro, es como si el sujeto se aliviase de la cul-
til. Ésta sería el sostén de la experiencia analítica. Es muy in- ¡«,, l'.s como si cada sesión fuese una manera de exoneración,
teresante esa unión del saber con la pulsión: cambia un poco ««n pctir el Juicio Final y una forma de haber escapado de él
la idea que se tiene sobre la pulsión freudiana como "instin- «« < a vez... hasta la próxima sesión. Y, así, se puede vivir sos-
to". Lacan tenía otro punto de vista, no siempre repetía a I«<i<'ndose en esa continua y repetitiva exoneración. Se trata,
Freud y nunca encontró la Wísstrieb.A Lacan no le parece que I ««ahora, sólo de una indicación.
la Wisstviebsea el sostén fundamental en la experiencia analí- I )onde Freud y Lacan están de acuerdo sobre lo que sostie-
tica, porque dice que la pasión más profunda del ser humano «« I esfuerzo del paciente en el tratamiento es en la fórmula
no es el saber sino la ignorarcia. Eso se ve en la experiencia j I ««<.liana Wo Es wnr, so11Ich werden. Allí, efectivamente, el soII
analítica, donde la pasión por la ignorancia toma la forma del ' (< I "deber") está presente. Esta fórmula se traduce: "Allí don-
amor de transferencia. Amar en vez de saber y de trabajar en :, <I< l',llo era, el yo debe advenir". Existen varias traducciones
la experiencia. Así, Freud encontró por primera vez la trans- ¡«<sibles. La palabra soll, el "deber", define el esfuerzo del su-
ferencia. Para él, el trabajo analítico era la interpretación y de- I< I<>como ético, como un mandato ético y como una exigencia
bía ser hecho con una persona que fuese seria y que estuvie- < I< subjetivación. El Es, el Ello, es algo impersonal. Y en ese lu-
ra sufriendo. "Vamos a trabajar para descifrar lo que usted «,,«de impersonalidad, el sujeto tiene el deber de advenir. In-
dice." «Sorpresa! La primera entrada de la transferencia en la ««iliatamente se puede traducir ese lugar de impersonali-
experiencia analítica fue a través de la sorpresa: en lugar de <la<I, el Ello freudiano — en cortocircuito —, como el lugar del
trabajar seriamente, científicamente, el paciente quiere abra- «;<>ce pulsional. Lii oi i í:a j oldf, Ich, c'est-n-dire, le j e clue parle, doi t
zar al médico. ¹Qué lugar tiene eso en nuestro ámbito cientí- <lrloollir. Allí donde Ello goza, el yo que habla debe advenir. El
fico? Con frecuencia, tenemos que elegir entre dos teorías po- < I< ber define el esfuerzo del sujeto como un deber decir, que
sibles acerca de qué sostiene a un análisis: o la Wisstrieb o el I>< rmite entender en qué sentido Lacan dijo que la finalidad
amor de transferencia. Muchas veces hay oposición entre am- < I< Ia experiencia analítica es un bien decir.
bas. f:s sumamente importante que consideremos a la clínica
Para concluir con la introducción, hay que decir que la < I<.
sde el punto de vista ético, en la medida en que la clínica de
356 facq«<'a-Alai«Aríiííer Patología de ía étíca 357

Lacan sistematiza y radicaliza la de Freud. En Freud, no hay A v< ces, es imposible saber la localización del sujeto, pero,
visiblemente un mapa de las categorías clínicas. Freud parece
¡«i i ig<>r, siempre se debe saber su ubicación en una de estas
haber cambiado respecto a eso: su clínica es una Amazonia, I «>«,> tegorías estructurales.
kitsclz. Lacan pone la clínica freudiana en. orden: traza las ca- ' < ti ata de estructuras clínicas. No es suficiente observar
lles rectas y todo se ordena como si fuese una pequeña París. «» I< iiómeno comí<n en uno u otro lug ar, porque tanto en la
Lacan es allí un Haussmann -el gran arquitecto parisino del i >«>n>sis como en la psicosis hay alucinaciones, lo que no jus-
siglo XIX- de la clínica de Freud: la simplifica enormemente. l<ll<,> pensar que haya una combinación homogénea entre
¹Qué es lo que dice? ¹Cómo es el sistema de su clínica? Sim- <i»l >,is. Cada elemento observable en una estructura tiene va-
ple. Mucho más simple que la clínica propuesta por los anglo- l»> s<'>I<> en la articulación con otros elementos. De manera tal
sajones. l'ropone hes categorías clínicas: neurosis, psicosis y l<>s fenómenos superficiales no sirven como diagnóstico
perversión. Esas categorías son opuestas cn tanto estructuras <" I«« tural. Por ejemplo, un delirio es un fenómeno superfi-
y sin continuidad, no habiendo posibilidad de pasar de una a < I >I y es necesario adentrarse en su constitucion, su temática,
l a otra: "l'or el m o m e n to, terminé con la neurosis, voy a v e r ,
»<>I «ncionamiento, para saber si es un delirio neurótico o psi-
qué sucede en la psicosis y luego volveré a la neurosis". Así ' «<t i«>. Lo mismo ocurre con la alucinación. Yo desarrollé de-
es como se presentan,a veces, los casos anglosajones en los ' <.> IIl,><lamente este tema en Curitiba.
que, ocasionalmente, se piensa que se curó una psicosis, por- ; I.,> clínica de Lacan incorpora elementos de la clínica de la
que no se la diferencia de la histeria. Es sólo una sátira: como ' ~ < i<~«iatría clásica que, para toda una parte de la teoría de la
una puerta a través cle la cual se pasa y se circula fácil y rápi- ,

¡«i«>sis, incluye a Kraepelin, Clérambault, etcétera.


damente por la clínica. Con Lacan se trata de estructuras. Co- I.,ican simplifica a Freud atribuyendo a cada estructura clí-
mo en París, hay una ribera del río Sena, otra ribera y, entre ' ««,> un mecanismo propio. En Freud, hay páginas que pare-
ambas, una isla. No se circula entre las categorías concebidas . ««<ludosas, no totalmente concluidas. Lacan simplifica todo
como estructuras separada
s. < «> < liciendo: el mecanismo esencial en la neurosis es la repre-
i<»>,Verde ngung; en la psicosis es la forclusión, Verwerfimg; y
< i>Ia perversión es la renegación o desmentida, Verlengnuríg.
Se podría, por lo tanto, hacer un manual de clínica lacania-
<i,> ;>partir de la distinción estructural de las tres categorías,
,<i < ib»yendo a cada una de ellas un mecanismo central. No to-
Neurosis Perversión Psicosis < I« l'reud va con esto: en Freud el uso del vocabulario es más
«><> l'uso y es Lacan quien viene a simplificarlo.
l':1 peligro es la tendencia a tomar la clínica de Lacan como
<»<cánica. Precisamente allí debemos hacer una rectificación:
<i» todo en la clínica es significante.
Verdraíiguííg VerIeiígiztííí<r Verzverf iíííg El propio sujeto, que escribimos con el famoso $, inscribe
«i>a discontinuidad en sí mismo, una ruptura de causalidad.
N<> hav en la clínica ninguna causalidad mecánica. Si tenemos
«na causa, que llamamos <í, es sólo una causa suplementaria.
N<> permite reconstituir una causalidad continua, que sólo se
358 Jacq«es-Aíai>< Mi liar í>at<>togía de la <ética 359

justifica porque hay algo que no va y que no se puede rcsti ll«>< l<>gar; donde se anula toda pérdida de nbjeto. Es una éti-
tuir de manera mecánica. < ¡>l<<»><lc la perfección y la realidad son sinónimos, nada fal-
Es importante reservar el lugar del (g), para quc no exista I,><»»ada. La propia nnción de falta es considerada por Spi-
a »«i,> «>mo imaginaria. Es un sistema donde no hay lugar
el peligro de una clínica, desde el punto de vista ético, que i«><,> I<> imaginario, un sistema que lo reduce, No existe tam-
pensara que el sujeto es la causa. o «a>'<l<> real, porque no hay allí ningíín i tupnsseen. el mecanis-
Una clínica desde el punto de vista ético es aquella donde' t»«< I< la razón geométrica axinmatizada. Lo único que queda
hay términos de responsabilidad. Hay una frase terrible de I< simbólico;
> es el hinco a lo todo simbólico. Y se llama Éti-
Lacan: "De nuestra posición de sujeto somos siempre respon- «t, ~»<cisamente, porque responde a un Wo Es W<tr, soll Ich
sables". Eso impide imaginar que el psicoanálisis permite la «< «l<'tt. Donde el Es es Dios o la naturaleza, cn su impersona-
irresponsabilidad. Debemos recordar a los analistas que, a ve- l>< l,><l simbólica, y se traduce: Wo Deus wrtr, soll Ich wer<lett. Fl
ces, son bastante irresponsables y, por la pasión de herir al «l <>< rzo de la ética es permitirle al sujeto advenir a ese lugar
otro, amenazan la subsistencia del psicoanálisis mismo. Si "de < I< I l<>do simbólico.
nuestra posición dc sujeto somos siempre responsables", ¹en l',» <»i seminario en París recordé lo que aprendimos cn cl
qué sentido soy responsable de mi psicosis, de mi perversión l<l >n <l
>c Rnudinesco: que Lacan, en su juventud — a los trece n
y de mi neurosis? ¹Qué significa esta responsabilidad? Fso < (>>ll>cc años —, hacía el mapa de la ética de Spinoza sobre las
podría llevarnos a pensar al sujeto como causa dc la estructu- ¡»» «lcs de una casa. l'arece que hay una cita de Spinoza en la
ra clúaica, como si hubiese una elección libre de su clínica por ¡ <»»< ra página de su tesis de psiquiatría, su punto de parti-
parte de él. Cuando, en realidad, es el goce cl que elige al su- < la, <» la cual creo que Lacan realmente se ubica como clínico
jeto. <~>i<»>zista (no voy a desarrollar esto). Sólo en un segundn
Cuando se toma en cuenta el sentido en el cual el indivi- »><»»unto Lacan percibe que, a pesar de la fascinación por la
duo vive sus cosas, no se puede evitar el concepto de sujeto. < ll<,>, de la veneración que podemos tener por el hombre que
En eso, sin embargo, el sujeto es un efecto de significación y I.> «>ncibió, donde se trata de ir hasta el todo simbólico, hasta
no causa de significación. La responsabilidad es más clara en <»>,> estructura donde todo sería significante — la naturaleza
la neurosis, cuando el sujeto sitúa la cuestión de su ser: "¹Por <i>i»nzista —, Kant es más verdadero.
qué yn?". No es la cuestión metafísica "¹por qué existe algo y Kant habla del sacrificio de lo patolngico y de la exigencia
no nada?", sino: "¹Por qué existo yo en vez de nada en mi lu- <»> ivcrsal de la ley moral, con el valor, la necesidad de sacrifi-
gar?". Ésta es la pregunta de la neurosis obsesiva. O bien, co- >l' lodos los intereses patológicos por respeto a la ley. En el
mo pregunta histérica: "¹Por qué soy así,mujer, y no hombre, «> I rimiento, Kant es más verdadero.
hombre y no mujer?". ¹Qué es la clínica de las preguntas sino 'lcngo un indicio de ese movimiento de Lacan, desde Spi-
una clínica fundamentalmente ética? »< >za hacia Kant: sc encuentra en las últimas páginas de su se-
Y se puede decir que la cuestión neurótica es lo que enno- <»i»ario Los cuntro conceptosfunrittntetttrtles del psicottttálisis.
blece a la propia filosofía en la búsqueda del ser. Es éste un co- < '<»npara a ambos para introducir la noción de sacrificio, ex-
mentario del objeto perdido, con la utopía de anular la pérdi- [>r<'sando su admiración por el Atttor lrttellectualis Dei de Spi-
da. »<>za y, al mismo tiempo, diciendo que debemos reconocer co-
Y la Eticn de Spinoza — que aquí tengo, pues es fascinante »><> analistas que no hallamos esa concepción de ética en la
para el analista — es un sistema dnnde le maníitte,la falta, no < xpcriencia. ¹Cuál es la finalidad de la ética en Spinoza?
360 Jncques-híaíff <Víiííer 1>ntoío<rínde ín étícn 361

¹Cuál es el sentido del soll ích werden de Spinoza?, ¹advenir a i i l<><l<>s". ¹ Quién puede estaren contra de eso? Sabemos, no
Dtos7 Splnnza lo dice, por ejemplo, en la Proposición XX >li' » l«l,iiite, cómo se t r a d uce la l i b ertad p ar a t o d os: en serv i -
del Libro V de la Ética, donde formula e intenta demostra <l«»>bre para todos. La igualdad tiene como traducción prác-
que, necesariamente, hay en Dios una idea que expresa la ll<,i iina disparidad tan grande como nunca fue vista en la his-
esencia de tal cuerpo humano con una suerte de eternidad. Iiiii.i del mundo, la disparidad entre los países o entre las
Piensa que en Dios esté la esencia de Spinoza al nivel eterno)
i ¡,i<>i>es de estos países. En cuanto a la fraternidad, no sé si
del todo simbólico, que hay un significante que representa a'
.il< la pena hablar de ella. Es lamentable celebrar el aniver-
Spinoza: el S. Nosotros utilizamos el P para decir que no hay,
,ii i<> de la "Libertad, Igualdad y Fraternidad" con servidum-
en lo simbólico el significante de Spinoza en especial. Así,,"
I i<, ciisparidad y rivalidad excesiva, pero creo que también
c uando en Splnoza -desde el punto de vista de la eternidad- .
<l«l>L mos ese hnmenaje a los creadores de la Declaración de
somos todos inocentes, en Kan< somos todos, de hecho, culpa-
bles, porque el axioma de su ley moral es: "Actuar siempre de i '( I» i l )erechos 1-lumanos. Debemos tener más que reverencia,
Il'>« I( bemos la verdad... No es por casualidad que en el 1no-
modo tal que la máxima de tu acción pueda ser el principio
iii<iiln en que se celebra ese aniversario en París, en forma fes-
de una leglslaclnn universal". ¡Es tan exigente decir quc cada i
llv,i, yo prefiera estar en América latina.
uno debe actuar de modo tal que todos puedan hacer lo mis- '

l'.»a era mi introducción al segundo seminario: precisar de


mo! Digamos, sin contradicción, haciendo de la ética el crite-
rio de lo que es válido para todos; vamos a escribirlo así b'x, ] < iii<' inanera puedo entender la clínica desde el punto de vis-
l,i <'ticn. Me parece útil aclararlo y en primer lugar a mí mis-
con el significante lógico del todo. Para todos: ésa es la sigla
de la ética de Kant. Eso destruye toda particularidad. iii<i, ya que me sorprendí preguntándome si estaría hacien-
<lil iin elogio al s entimiento de c ul p a. Un e l o g io p a ra d e cir
Ayer, en el debate cultural (ética y ley, ética y arte, ética y
salud) puedo decir, confidencialmente, hubo una ruptura en < iii< es necesario el sentimiento de culpa en la experiencia ana-
el mundo, en la historia, antes y después del valnr del "para llli<ii. Tenemos que corregirla, sin embargo, porque conoce-
todos". Ése es el emblema de la ética kantiana, en la época de iii<>»también lns excesos del sentimiento de culpa. Los cnno-
las luces, con el surgimiento del discurso de la ciencia en el « iiins en el duelo patológico: el duelo que un sujeto no resuelve
mundo práctico, que cambió el derecho, el arte, la salud, la < ii,indo está aplastado por la culpa,
medicina y todo ln demés. A partir de ese momento, efectiva- i La melancolía es un punto clínico interesante: en ella se
mente, estamos en un mundo que cnntinuamente destruye ' liiipnne la presencia masiva del sentimiento de culpa. Y, cuan-
las particularidades y que está sometido a una universaliza- < I<I<>
> melancolía es verdadera, impone la presencia no dialec-
ción. l ira>ble del sentimiento de culpa. Un sujeto muestra su indig-
Precisamente, a medida que progresa esa universalización iii<lad (nada vale la pena, no vale nada, etcétera) de manera
del significante científico, paso a paso, se constituye un resto, «iinpletamente fija, sin discusión, Se puede tratar de curar a
que no puede ser atrapado por la red del significante univer- i iii verdadero melancólico con el psicoanálisis... iBuena suer-
sal; más se constituye y el resto toma consistencia. Es la épo- l<! 1'ero es interesante la reticencia que, de hecho, muestran
ca en la cual Lacan puede oponer el significante y el objeto a li >» clínicos para inscribir la melancolía en la psicosis, porque
como resto, la época en que queremos tener leyes iguales pa- < ii,indo hay sentimiento de culpa se siente de tal manera la
ra todos, que los jueces aplican de manera mecánica. Antes, la i >i>esencia del sujeto responsable, que se esté en la cumbre de
ley daba más lugar a la interpretación: "queremos libertad pa- l,i responsabilidad. Los clínicos no incluyen compl
etamente
la
362 Jaeques-Alain Milíer Patologíade la ítíea 363

melancolía en la psicosis. Existe todo un debate sobre ese, ttario en el tratamiento, con el evidente riesgo de producir ca-
punto. «ia «las, Se trata de curarlos del sentimiento de culpa, al mismo
Con la paranoia sucede lo contrario: tomemos el ejemplo «ii mpo que dirigen la cura. No hay tratamiento posible con
de Schreber, que es claro: el culpable es Dios. En la paranoia, i «i «pa. Y si el analista no está curado del sentimiento de culpa,
la presencia de la culpa está localizada en el Otro. En la para- ,:iómo hará que le paguen su "no hacer nada"? Realmente es
noia existe una confusión entre el lugar del Otro y la culpabi- ut cesario curarse del sentimiento de culpa para que le pa-
lidad: el no ético cs el Otro. Schreber protesta, a través de su «,uen por no hacer nada, sólo recibir y apropiarse de la plus-
delirio, contra ese Dios culpable que no lee, suficientemente, valíaa producida, siendo el otro el que produce, el que trabaja.
la Ética de Spinoza. Si el Dios de Schreber hubiese leído la Éti- Se trata de curar al analista del sentimiento de culpa, en
ca, no habría querido transformarlo en una mujer. «anlo actúa en la cura, no en tanto sujeto. Y es por eso que tra-
Lo interesante es que si se le da tal valor al sentimiento de «tajamos mucho, para hacernos perdonar por la manera en
culpa esporque sólo podemos pensar en un sujeto de dere- i «ue nos ganamos la vida. Por eso, Lacan trabajó tanto duran-
cho. Y entonces, se introduce la pregunta: "¹Tengo derecho?". «' tantos años. Es cierto que debería pagar una deuda enorme
Además, lo que se llanta Estado de derecho es indispensa- «iara hacerse perdonar. Y hacerse perdonar es el resultado pa-
ble para el psicoanálisis. Éste no se puede instalar si no hay na nosotros, que trabajemos como lo hacemos. Éste es el co-
un Estado político de derecho. Sólo ahora, cuando existe la t»ienzo del tema del II Seminario, que presentaré el tercer día.
idea de transformar la URSS en un Estado de derecho, se pue- No sé si tenemos tiempo para intentar deshacer los malenten-
de pensar en abordar el psicoanálisis en ese país. Por ejemplo ' ilidos de hoy.
en Bulgaria, la práctica siempre siguió existiendo, pero en for-
ma secreta. Existe allí toda una asociación analítica. Ahora
hay pensadores que quieren traducir a Lacan. Creo haber oí- I «eltate
do que elex ministro de Educación, o de Cultura, tradujo un
texto de Lacan. Tal vez lleguemos a ver cosas muy divertidas. Célio García: Tal como las cosas se presentan, si el "para to-
En Yugoslavia, en Eslovenia Íson dos millones de habitantes) ilos" es una sigla, una marca divisoria, lo que viene antes es
tradujeron casi todo Lacan. En los debates políticos, donde la primera etapa y lo que viene después es la tercera etapa. Lo
hay juventud, las cosas se tratan en nombre del Otro, de la po- <«ue viene antes del "para todos" de Kant es la etapa en que se
sición del falo y de la posición subjetiva. tevela la particularidad. A final de cuentas, en el debate de
Hay muchas maniobras transferenciales del paciente — en «yer, quedó demostrado que en la medicina, el médico de fa-
fin, es una manera codificada de decirlo —, se puede descifrar »úlia atendía la particularidad, que el tirano buscaba el placer
la posición subjetiva del paciente en la experiencia, según lo y, por consiguiente, manifestaba la particularidad. En tanto
que él hace para producir el sentimiento de culpa en el analis- que el "para todos" de Kant marca definitivamente la univer-
ta. Hay una parte de la queja del paciente que tiene como fi- salidad. Ahora, nosotros nos encontrarnos seguramente en
nalidad producir un sentimiento de culpa en el analista para una etapa posterior a Kant. Y es por eso que la medicina traí-
ver si él está curado del sentimiento de culpa. En Bahía habla- da ayer intenta recuperar alguna cosa que no esté únicamen-
remos de la formación del analista, entre otras cosas, Se pue- '

«e registrada en lacompu
tadora o en el seantler. El doctor Pi-
de decir, cn tono de chiste, que el núcleo de la formación de notti pretende renovar la práctica de salud, introduciendo
los analistas es curarlos del sentimiento de culpa. Eso es nece- una decisión ética para cada caso. Así, también el arte, el ar-
364 laeques-Aínin Millar ílatolo~ía de laítica 365

tista que no se somete al Estado, quiere mostrar que no est;( A! >1>ra, doctor Pinotti, secretario de Salud, un h o m bre ad-
en la universalidad. Hasta el derecho pretende, gracias a Mi • ' 1«I1,11>lc, realmente lúcido, dice que debemos reservar siem-
guel Reale, decirnos que el juez tenía condiciones para deci • ¡11, 1n Ia nueva medicina científica, en el nuevo régimen cien-
dir fuera de la universalidad. Y en las ciencias, como cn la fí- I ll >1 1>
l!e la medicina, un lugar para la medicina tradicional. Fn
sica hoy en día, para hablar de Prigogine, hay tantas persona 11!.>1ión a eso, soy escéptico. La medicina tradicional como un
interesadas por la singularidad, característica fundamental de 1>l >sl,irulO a la mCdiCina CientífiCa Será un ObjCtO de muSeO. Ln
nuestra era, etapa posterior a Kant. Por consiguiente, ¹en qué 1<,>l iilad, a medida que la medicina científica progresa, lo que
medida nuestra etapa se aproxima al psicoanálisis? 1'
II 1111,1consistencia en nuestro mundo es el psicoanalisis, que es
«I I> il;ar donde se puede situar la peculiaridad dcl deseo. Pero
J.-A.M.: Estoy de acuerdo con todo lo dicho por Célio Gar- 1I i»icoanálisis sólo será efectivo si los psicoanalistas no son
cia. Sí, es famoso el corte epistcmológico. A través dc los tra- 111111I>lctamentc tontos. El psicoanálisis ocupará ese lugar si los
bajos de Alexandre Koyré, retornados por Bachelard y des- I » i< l>analistas son dignos de él. Si cn el lugar de Wo, el Es mo-
pués por Althusser y Foucault, existe como una notoriedad 111111», está soll el psicoanalista werdcn. Si el psicoanalista rs ca-
del corte epistemológico. Creo que el trabajo básico fue hecho
¡ 1,>r.iic advenir en cl lugar donde se cor>stit»ye el ello moder-
por Koyré sobre Galileo para demostrar que hay en un rno- «11,l)csde cl comienzo de la historia dcl análisis siempre
mento un cambio del régimen
de la producción dcl saber, un I1,>nció que los analistas no son dignos de él, que no lo mere-
cambio del régimen de las relaciones entre la verdad, e] saber «11. Son pocos los que están en el nivel del psicoanálisis: se
y lo real, que hizo aparecer la física-matemática en el siglo 111slacan Frcud, Lacan... Y nosotros, creo que debernos tener
XVIII. Nuestro mundo ahora está definido esencialmente por 1111,1 idea muy elevada del deber de los analistas en cl m>urdo.
el progreso, por la aplicación de la ciencia a la física, la quími- I, ésta la medida de nuestra intilnidad, de nuestro número re-
ca, etcétera. Conocemos el corte epistemológico. Creo que La- 11111
ido, aunque las personas, en este momento, digan:
Il , ~
¡ T anta
can nos hizo ver el corte ético. El corte epistemológico respon- ,1111>tc en el psicoanálisis!", debería ser solamente cl comienzo.
de a Galileo, a Descartes. El corte ético es el corte kantiano y I , I I>sicoanálisis representa un polo esencial en el mundo m o -
responde a Newton. Está relacionado con ellos, como Lacan 1!11no. Fs una idea exaltada, pero no un entusiasmo excesivo.
lo señala en su seminario sobre la ética. Él obedece al movi-
miento que Koyré denominó "del mundo finito al universo I?: Lo escuché decir que el paciente se sostiene en análisis
infinito". Efectivamente, existe el mismo sin límite en la ley ,> I ravés del sufrimiento, del exorcismo de la culpabilidad, dcl
kantiana, el nuslno que no viene de ningún lugar. El acento de "<!1>icro saber" y del amor de transterencia y del "no quiero
Lacan es que el psicoanálisis depende del corte ético. ,>l>cr". Me pareció curiosa la antinomia: "quiero saber de
Para responder a su pregunta — en rigor, un comentario —, I s<>", "no quiero saber" nada de eso. Tengo la impresión de
efectivamente y paso a paso avanza la universalización, y a 1I«r hav momentos cn que el sustento es el "quiero saber" yI I
medida que se estructuran todas las actividades se calcula to- Il 1
1>Iros en que es el amor de transferencia, el ' no quiero saber
do loque hacemos, que la propia salud cs una comodidad es- 11,>da de eso. ¹Cómo es la relación con el saber cn el final del
tatal, que se calcula según los gastos y beneficios cuando se 1» 'í lis ls?
universaliza y significantiza todo, vivimos en una época en
que el resto toma consistencia. Antes, la peculiaridad estaba J.-A.leal.: Me parece un discurso muy bien desarrollado,
en todos lados. Estamos en la época del objeto a. 1»uy bien dicho. Hay momentos de "quiero saber" y otros
366 Jacques-Ataiu Mitler Putotoq>adc lu < t>ca 367

donde, por el c o n trario, dentro del " q u i ero saber" existe el > Iel I;s — lo que abre la puerta —. La tesis dc Lacan es que se de-
"no quiero saber". I«e «ncontrar una senal para eso.
Para utilizar la barra — que le interesó a Célio, de Belo Ho- I"..I fue muy prudente cuando habló del final del análisis,
rizonte —, hay un "quiero saber" que se puede presentar enun- ¡>i»que sabía muy bien que todos iban a imitarle la señal. Así,
ciado como una demanda, cuando el deseo secreto es "no t>i> es suficiente con leer toda una biblioteca, los autores A, B,
quiero saber" nada. (, I3... para adquirir y testimoniar el entusiasmo por el saber.
f Iay finales de análisis bien diferentes. A veces, el resulta-
"Quiero saber" > I<>
es: "no quiero saber más nada"; el discurso, el significante
t>i> tiene más importancia. Ahí, gozar es la verdad un i v ersal,
"No quiero saber" d l>t<e-btie saber, adiós, chau. Hay una salida de la experiencia
,>nalítica a través del cinismo.A la salida cínica se puede opo-
Podemos decir que es en sí la fórmula de la Verdt llngttn l>er una salida por la sublimación.
l
de la represión. Existe el "quiero saber", que es la fórmula de Lacan testimonió su salida de análisis a través de la consa-
la insatisfacción del sujeto en la cura: "Q u i ero saber y usted !,ración de su vida a la práctica y la teoría del psicoanálisis: él
(el analista) no me hace saber suficientemente". De manera I>ensaba que el final último de un análisis debería ser la pro-
que el pobre desgraciado se puede sentir culpable. < Iucción de un analista, practique o no.
Lacan, en su enseñanza, decía que el analizante luchaba Eso le da miedo a la IPA, Asociación Internacional, cuya
contra el "no quiero saber". Sin embargo, toda enseñanza pro- li oría es que el psicoanálisis debe quedar en manos de una
pia debe tornar como soporte el "¹Qué es el 'no quiero saber'?". i Iite de analistas, con su saber escondido. Están furiosos con
Mi movimiento en el seminarioes decir algo,y preguntarme >»>sotros, pues nuestra idea del futuro del análisis es la opues-
acerca cfe lo que dije. ¹Qué significa, realmente, lo que yo dije? Ia, O esos analistas están al nivel del malestar en la cultura de
O ¹qué evité decir? l Es una lucha! Como es posible imaginar, I:reud, que nunca fue tan grande como en nuestro fin de siglo,
no es una cuestión de retórica, de oratoria. A veces pienso
nsoque
que, i>ésa es una pseudo-elite ignorante y recalcitrante, encerrada
si puedo tener interés en escuchar lo que estoy diciendo, es en sí misma. Fue por eso que hace diez años dije: ;finalmente,
porque puedo tener la honestidad en luchar contra mi propio 1<>dos serán lacanianos!
Il
no quiero saberI/. Es lo que sucede en un analizante.
Hay varias teorías sobre el final del análisis. El de Lacan no
se trata, necesariamente, del último m o m ento, cuando se cie-
rra la puerta para no volver jamás. El hecho es que debe emer-
ger del sujeto un entusiasmo por el saber que determina la su- Entre las diversas charlas que tuv e en estos dos días, se
premacía del "quiero saber" sobre el "no quiero saber". Como destacaron para mí dos preguntas: la primera, de una señora
dice Lacan,es una conquista, un momento fundamental sobre que me pedía que en el seminario dijera algo más difícil de
el "no quiero saber" en el atravesamiento del fantasma. entender. No sé si seré capaz de producir algo así, cuando to-
El "no quiero saber" abre la puerta, da permiso al "quiero do mi esfuerzo, toda mi pasión es seguir hasta un punto de
saber", aliviando así al sujeto, permitiéndole encontrar un transparencia, la mayor parte de las veces sin lograrlo.
nuevo "no quiero saber", que no será más de su vida perso- Un senor se inquietó y preguntó si yo, en mi práctica, ha-
nal, de él como sujeto, sino el "no quiero saber" de la teoría, o bía comprobado que todos los perversos están dotados de vir-
368 tac<l<<es-hlni» l>liller l'atologíade ln ética 369

tud. Voy a comenzar por ese lado dc la cuestión y después in-


l,l,>xioma Wo Eswar, soll i h werden ilustra muy bien lo que
tentaré decir algo tal vez más difícil de entender. ><,>I
><><le decir, pues en ese caso el sujeto no logra advenir en
Ayer, comencé a desarrollar la oposición entre mecánico y < I I<>l,ar del Es, experimentando u na r e s istencia constante,
ético.
1
«><><¡«e continúe el análisis, a veces, por. años y años.
En Lacan hay un nivel casi mecánico que se presenta en su l'u< do decirles, cn cuanto a mis pacientes, que siento ad-
enseñanza como "pseudomecánico". Es el nivel de los mate- <»><,><ión por esa continuidad y consistencia: homosexuales
mas, de los gráficos esquemáticos, que abre la puerta a mu- ><»,.,<ulinos y femeninos vienen a análisis. No ocurre lo mis-
ch>simo trabajo: entender cómo se articulan y cómo se trans- < >«>
«>n los sádicos, los masoquistas, los voyeuristas y los exhi-
forman los signilicantes de un esquema entre sí, alcanzando I<I< I<»>istas. En una supervisión, escuché algunas sesiones de
otra distribución significante en otro esquema. Existe en tor- «» < xhibicionista que, como todos ellos, no se detiene en aná-
no a la variabilidad de esos mecanismos unadimensión nece- Il <>s. l',1 analista que se dispone a atender analizantes homose-
saria, explicativa y un otro nivel, que remonta a Freud, muy <»,I< s debe poner en cuestión su juicio más íntimo, reflexio-
útil para el habajo analítico, en el cual se debe hacer un vacío. >«>y evaluar sus propios preconceptos, para entonces actuar
No debemos tomar como acabado un esquema o un.materna < < ><
»<>tal. recibir homosexuales ohl iga a I analista a prc guntar-
a fin de rodear y de hacer el plano gráfico de Lacan con sus « .,i Ia vida de casado con niños es el bien supremo para el
dos pisos, mirarlo desde una u otra perspectiva y concluir ¡»>i< «análisis o si él es capaz de no pretender normalizar, de
que allí no hay nada, no justificando situarse la primera, la se- «>ii'icar su propia capacidad de suspender toda la contra-
gunda y la tercera piedra. Los términos surgen, poco a poco, I<,»>slerencia en su acto, en favor del deseo del analista pro-
de los datos más elementales de la experiencia analítica; como I>I.»uente dicho, que implica la suspensión de la creencia y
fenómenos humildes, tal vez conocidos por todos, pudiendo < I< I c<>nocimiento.
justificar esa construcción vacilante, siempre a ser rectificada. I '>i el caso de la homosexualidad queda expuesta, más que
Conectar el hecho de la asociación libre, esa irresponsabi- »<»>ca, la cuestión de la expectativa del analizante: ¹qué espe-
lidad, y la problemática de la responsabilidad y la culpabili- », < I sujeto? Y, por otro lado, la promesa: ¹qué puede prome-
dad es algo simple que, sin embargo, da mucho trabajo en ser I«< I analista? El sujeto que se afirma homosexual define su
destacado, a fin de que no se tome el sentimiento de culpa en I ><
>sici<>n subjetiva en referencia a lo que Freud llamaba Obj ekt
Freud, sin pasar por todas las aristas del concepto, haciéndo- IV<<h(, elección de objeto. Tal definición se refiere al sexo de la
lo renacer. Lo que se presenta como lo más simple es lo que
I >< rsona, o de las personas de las cuales se espera una gratifi-
necesita d<'. mayor trabajo. Tengo la costumbre de con<e«tar <,>< i<>n sexual. Ese sujeto puede esperar el cambio de la elec-
los esquemas y maternas de Lacan, y esa reconstrucción — pa- < I<»> de objeto con el tratamiento del síntoma y la consecuen-
so a paso — me orienta en el trabajo. I« lisipación de la ansiedad y de la depresión. Es imposible
Ahora, voy a tomar la pregunta del señor. El perverso co-
I»,ra el analista responsable prometerle al sujeto, a través del
mo analizante ético. Seguramente, no son todos ellos modelos ,><>,ilisis, el cambio de su elección de objeto. Puede ocurrir, pe-
de virtud. Algunos de ellos son clínicamente perversos con «»>o es totalmente seguro.
respecto a la elección de objeto. En mi experiencia, algunos l'.n ese lugar se destaca la diferencia entre la posición sub-
homosexuales masculinos se mantienen en análisis durante I< Iiva del neurótico y la "posición perversa", dado que tiene
años, interrogando su modo de gozar, incluso cuando la elec- »»portancia para diferenciar deseo y goce — pregunta que ayer
ción de objeto permanece siendo la misma. <»<hizo Antonio Carlos, de Bahía —. Más que diferenciar deseo
370 Ene<t>>es-Atni» Millar
Patología <tela ética 371

y goce lo que se debe entender es por qué estamos intentan-


I»>»><>sexualidad, es de la categoría de la perversión, aunque
do diferenciarlos, pues no se trata de cosas que se vean en una
> l< s<le el punto de vista de la elección del objeto sea pere-ver-
experiencia empírica sino términos empleados para ordenar l»ll.
el trabajo analítico. El neurótico tiene incerteza en cuanto a la l',s sabido que la homosexualidad puede encontrarse en la
gratificación sexual: no sabe dónde ir a buscarla.
j >si«>sis y debemos admitir que también en la neurosis: cuan-
Fl perverso, por el contrario, tiene certeza acerca de los, >I<> <>n perverso homosexual está en análisis durante años y
medios para obtener tal satisfacción, sabe adónde ir a buscar-
,»><>s,es un neurótico con elección perversa de objeto.
la, de manera lógica y ética. A tal punto que un perverso ver-
dadero no espera nada del analista, no pide un análisis. Se de-l
muestra también en cortocircuito que el e fecto llamado loSE
"Sujeto supuesto Saber" sólo surge en el lugar d.el goce, cuan-i
E-I
do hay una x; si hay certeza, no puede surgir. Así, el perverso
es aquel que tiene la respuesta que demuestra lo real de su go-
l',s algo xnuy difícil de hacer entender cuando discutimos
ce como constante, asegurado y siempre listo para ser utiliza-
> <>»los psiquiatras, porque la dificultad de categorización es
do. El deseo, sin embargo, es diferente: es la espera, la nostal-
»» etecto del discurso analítico, Cuando no existía el psicoa-
gia, supone una tolerancia de la ausencia, del hecho de no
»,>Iisis, no existía la categoría del perverso en análisis. Desde
tener. Es la condición de ver en qué sentido el goce es una res-
I»,<'e cien años, a partir de Freud, podemos observar un cliva-
puesta, que podemos renovar y entender con mayor profun->
didad. Lacan defineel deseo como una pregunta: deseo Che í> < n la vieja categoría de perversión.
I lay perversos analizables: analizantes de pleno derecho.
vttoi... Definiéndose al deseo como pregunta, lo esperado es,
I, I <iscurso
I analítico reconoce la especificidad clínica del ana-
que el sujeto tenga la respuesta: a ésta la llamamos "goce". El
lizante perverso. Y la psiquiatría se permite algo similar cuan-
problema es que la respuesta es anterior a la pregunta y no es-
>I<> se descentra e incorpora una nueva clínica, conforme los
,

tá de acuerdo con ella, las dos son disarmónicas.


< I< ctos de sustancias químicas. Es la introducción, en el cam-
Las posiciones neurótica y perversa, definidas así, colocan l
a ><
>clínico, de algunas sustancias materiales que pueden hacer
al perverso en análisis como paradojal. Esa paradoja, cuando
»»a diferencia entre los seres humanos a partir de la introduc-
funciona, hace de él un paciente destacado, por cuanto puede '
< i<>n de algo producido por el discurso de la ciencia. Introdu-
expresar certeza en cuanto adónde ir a buscar y obtener goce.
En el neurótico, por el contrario, están mezclados: desear, no < it>xos el discurso analítico como articulación material, signi-
li<ante, y tenemos como efecto la diferenciación clínica. El
desear, dudar del deseo. El perverso tiene certeza pero, para-
í >sicoanálisis será, cada vez inés, una clínica de los efectos del
dójicamente, parece no estar satisfecho con su propia satisfac-
<liscurso analítico sobre los seres humanos. No es ésta una
ción. Al mismo tiempo, duda. Existen por lo tanto, para él,
«testión que se considere resuelta: esté abierta, se discute
dos niveles distintos entre deseo y goce, y allí se define un
,>l><>ra entre nosotros, también en París, y es de suponer que se
splitting del sujeto.
v,i a discutir a nivel internacional, el año próximo, con el te-
El deseo, en el perverso en análisis, se puede presentar es-
»>a "Los rasgos de perversió>n en las estructuras clínicas". No
condido, perplejo, inhibido o como un deseo que va y viene;
s< trata de tener un "concilio" internacional para decidir la
a tal punto que se puede preguntar si un perverso en análisis
< I ínica, sino de discutir con personas que se refieren a los mis-
es realmente perverso. Y ademés impide que se diga: si hay .
>»os textos, los mismos conceptos, a Freud y a Lacan... Discu-
372 Jacqt >es-Aía»> M tllcr Patologíade la ético 373

tir cómo se Presentan, en la experiencia analítica, los rasgos


>~>«t><> podernos contar como perversión a las fantasías per-
de perversión que implican que la homosexualidad sea consi >'I.'ia>s.
derada no correlativa con la posici6n subjetiva perversa pura, l,s necesario un comportamiento sexual activo con un des-
Así,poco a poco, suavemente, los he hecho acostumbrarse a > t» > I» los fines normales de la sexualidad humana para que
pensar con naturalidad que el perverso es un sujeto de plen<> I> n}, I>) los perversión, que cuestiona lo propio de lo que sena
derecho, concepto fundamental en la concepción analítica de >«»t>>al en la sexualidad humana. Podemos preguntar: ¹cuál
la perversión, que tiene como tesis el reconocimiento del per' «sa norma? Hay un intento de decir que es una norma so-
verso como un sujeto. El psicoanélisis no considera la perver » >Il>ásica. En ciertas sociedades es el casamiento monogami-
sión como in frasubjetiva. » >,nn otl'as el poligámico. En la antigüedad griega, la homo-
En Freud, no queda claro si el perverso es un sujeto de pie '»;>lidad masculina era aceptada, por ende, no se trataba de
no derecho, En el texto Tres ensayos sobre feorías sexuales i fan'-
n ¡» >v> rsión ya que estaba de acuerdo con la norma social. Ls-
tiles, cuando Freud comienza a pensar. la perversi6n, dice que I» > s la referencia sociológica de la cuestión. También está la
ella representa sólo un instinto sexual positivo, natural, que, 'I> I.> biología, que considera que la norma biológica de la se-
r
no conoce la modificación de la defensa, la cual hace surgir la t »,>lidad humana cs la reproducción. La perversion esta asr
neurosis. Trata a la perversión como un instinto puro, anterior > l,»1>tnente redefinida por el psicoanélisis, demostrando la
a la intervención de cualq;rier defensa. Aunque el sentido.' >t>l<>nomía del campo freudiano. incluso en Tres ensayos...
profundo del texto "Pegan a un niño" de Freud, es el recono- t I »»d propone que, desde cl punto de vista analítico, el indi-
cimiento de una estructura compleja en la perversión: no la de, v>> h>(> llo tiene vinculación necesaria con el otro sexo: para e l
un puro instinto que va a su objeto, sino una estructura muy' «»,Ii.és es tan sorprendente que los hombres quieran a las mu-
sofisticada, no se trata de ut1 instinto bru to. Como decía La-".
)»1s como a otros hombres. Esta declaración de Freud, más
can, tiene una complejidad de "compromiso" con la neurosis. . >II,> rle progresista, define la autonomía de la clínica psicoana-
La teoría de la perversión para Lacan va en ese sentido. El lll i«a, siendo ése el fundamento para cuestionarse la elección
perverso, aunque pueda presentarse como objeto, se sitúa co- > l»>bjeto, que el ser humano elabora de manera problemáti-
mo >u1 sujeto durante toda su operació>n perversa. Eso impide ~
,

». I l punto clave es que el anélisis no considera al individuo


que se compare la perversión como inferior a la neurosis, t >11«leterminado a una sola finalidad sexual. Freud indetermi-
siendo algo inmediato, sin dialéctica. »,>i» esencial del individuo, no consideréndolo prometido al
Hay una dialéctica propia de la perversi6n. Para admitir a »h1> sexo . Partiendo de esa nota de los Tresensayos..., se de-
la pcrversi6n en el « ampo cl'nico de un análisis, es necesario >h» c inmediatamente la frase de Lacan: "No hay rapport se-
cambiar el concepto heredado. i».>I", es decir, "No hay relación sexual". Parece muy simple,
Partiendo de rura observación clínica objetiva del fenóme- ¡» tx> Lacan esperó que transcurriesen veinticinco años de en-
no, la perversión es un concepto que se puede aplicar a varios « >>unza para formularlo a í, para llegar a tal simplicidad. Es-
corr>portamientos sexuales anormales, aberrantes, atípicos, t,> I rase demuestra que, en análisis, no podernos hablar de in-
donde la sexualidad esté "desviada". Si el diagnóstico esté fun- >lividuo definido, que tiene la promesa del otro sexo y se
dado sobre datos objetivos, podemos hablar de perversión ca- víncula con él, pues sólo la conexión de los dos sexos permi-
da vez que encontramos trastornos de la relación sexual con el t>,> la especie sobrevivir. Por eso, Lacan escribe g, que signi-
otro sexo, aunque las inhibiciones de la relación sexual no sean I i> ;> el sujeto barrado por todas las determinaciones y, de ese
connotadas como perversión. Debemos también considerar »»>do, introduce la indeterminación. Es a partir de eso que se
374 Jacqaes-Aloi a Miller pntiitogtade ta et tea 375

puede iniciar la investigación de las determinaciones psíqui- ilirehender al explicar la pulsión, Lacan inventó el concepto
cas del comportamiento sexual. La barra sobre el sujeto es i li goce, teniendo en cuenta que los objetos de la pulsión son
aquella que anula determinaciones. Ayer, al g lo denominé, i llversos y variables. Cuando se busca la constante de la pul-
ruptura de continuidad y de causa, una discontinuidad en lo t iiin y de lo que se realiza a través de las diversas actividades,
que deberíaconducir alsexo opuesto. Cuando se pone en jue- si concluye en que la constante es la satisfacción, última me-
go el concepto biológico de sexo, de complementariedad, de I,i según Freud.
una especie de ser vivo sexuado, recomienza la problemática l'reud considera la meta sexual inhibida cuando la pulsi6n
de laperversión, porque se puede descubrir que todos buscan~' ii<i la alcanza y parece no realizarse la satisfacción sexual.
una satisfacción que no sea con el partenai rebiológico normal. I'iioud dice que en la sublimación no se realiza la finalidad se-
Es en el punto en que escribimos Q — sujeto indeterminado — e xiial y hay inhibici6n de la meta. Suponemos, de acuerdo con
introducimos la discontinuidad en la causa, que Freud sitúa l I roud, que esos procesos contienen satisfacción parcial.
su concepto de libido, el primero de los términos que utiliza " Eso está. mucho más cl-ro en la vigésima segunda de las
para el goce. Nttevas conferencias de infrotiucció» al psicoanálisis, cuando ha-
lltillza la p a labra " l i b i do " p a r a d e n o m i nar un a s atisfac- ',
lila del cortocircuilo. Eso es fundamental cuando, por corto-
ción sexual que puede o no ser realizada con un parfenaire del,' i i rcuito, entendemos la creación del objeto a y del concepto de
sexo opuesto. ¹Cómo utiliza el concepto de "libido" ? No tie-
l,oce de Lacan. Es un resumen de la teoría de las pulsiones de
ne sentido introducir el concepto de libido, a no ser sobre el I 'i cud. Sobre la pulsión, dijo: un objeto externo está puesto en
fondo de que allí no hay relaci6n sexual fija de un sexo con I
juego para permitir a la pulsión realizar su meta externa. Es
otro. ,ilgo que no figura en el texto de referencia ("Pulsiones y sus
El psicoanalisis introduce en el mundo, en el uso común, ~

i lostinos" ). Pero introduce y distingue la noción de meta in-


una enorme lista de actividades, que pueden ser consideradas l
Ii rna de la pulsión, que permanece invariable y sin cambiar
sexuales. El concepto de libido permitió a Freud ver la "libidi- i iirporalmente, vivida como satisfacción. Ésta es la verdadera
nización" de las actividades h umanas: gozar no es sólo hacer iiicta interna constante de la pulsión, aunque parezca ser tal
el amor. Es también comer, defecar, hablar, pensar, escribir, an- Iiersona o cosa. Lacan introdujo, simplificando a Freud, la sa-
dar. Es la conexión entre sublimar y pervertir. Una parte del l isfacción como cambio corporal, meta interna de la pulsión,
descubrimiento freudiano, tan popular, es que la satisfacción i iiyo nombre lacaniano es objeto a.
sexual está fuera de lo que se creía que era la actividad sexual Según Freud, la satisfacción pulsional es algo que se pro-
común: la relación sexual con el otro o con el mismo sexo. iluce en el camino de su fuente a su meta y que debe ser es-
Encontrándose la libido en los más diversos lugares, fue i rito en el interior de ese circuito.
propuesto un concepto -tal vez el más peculiar y difícil de
Freud —, el de la pulsión, Concepto que Lacan inscribe como
uno de loscuatro fundamentales, cuyo manejo por parte de
los analistas, hoy, no está claro. Cuando se habla de pulsión,
se consulta el seminario de Lacan, el texto de Freud y se orga-
niza la distinción entre: Drang, Ziel, Obj ekt, Quelle (empuje,
meta, objeto y fuente) y al mismo tiempo el mecanismo freu-
diano de la pulsión. Simplificando lo que Freud intentaba Fuente Meta
376 Jncttttes-Atnín Miííer Patología dela ética 377

Lacan concluye que el verdadero objeto interno pulsional, Y que significa concebir a la pulsión satisfecha sobre el mode-
es la satisfacción. Y de esa intuición formula el concepto de ob- lo de efectos de significación en una cadena significante.
jeto n. El modelo utilizado por él es el único que tenemos des- La manera de concebir la gramática de la pulsión está jus-
de la experiencia analítica en el campo del lenguaje, el modelo (ilicada cuando Freud presenta transformaciones de la pul-
de la palabra: cuando los signi%cantes se articulan, se produce sión como cambios gramaticales, mostrando que ésta no es un
un efecto de sentido S~ S~ a lo largo de la cadena formada. Instinto natural salvaje, sino que cuenta con una estructura de
lenguaje.
Es algo que atraviesa toda la enseñanza de Lacan: es el
Iirincipio de su grafo con los dos vectores, dos cadenas signi-
No es lo mismo cuando se articulan significantes en una I icantes. El grafo de los años '50:
frase: allí hay efecto de significaci6n.

cadena significante
S efecto de sentido ~ p u l si ó n
efecto de significación > palabra

La hip6tesis de Lacan es muy simple: concebir a la pulsión A pesar de llamarse "grafo del deseo", está construido en
de manera hom6loga a una cadena significante inconsciente, Ia articulación entre palabra y pulsión; siendo el principio de
donde se produce el sentido y el goce. Hay producción de ob- su presentación, el sujeto en el lugar del significado del dis-
jeto a en lugar del significado. i urso inconsciente: Si S (construcción de los años '60).
a
Así, atravesamos todos los períodos de elaboración de la
i nseñanza de Lacan. Tenemos un mapa para entender cómo
s» vinculan la autonomía del campo freudiano, la indetermi-
tiación del sujeto, el concepto de libido y la pulsión como ca-
iI una significante inconsciente.
Es con el concepto de goce que podemos verificar cómo Ia
fuente meta
i nseñanza de Lacan se vincula a Freud. Se imaginó, por mu-
i ho tiempo, que Lacan quería aparecer vinculado a Freud por
Iirestigio personal, y que cualquier otro fulano con una cierta
Este es el principio de la construcción del grafo de Lacan que
Invención podía también pretender un lugar comparable. La-
justifica el desdoblamiento de la cadena significante Si S~
i an se inscribió en los rastros de Freud. Y muchos de sus con-
d a oeptos son como el paso siguiente de la elaboración freu-
Al mismo tiempo, es también lo que él explica en el texto il iana.
"Televisi6n" enlos años '70:hace un juego de palabras con ¹Cómo comienza la teoría de las pulsiones en Freud? ¹Có-
j ouissnnce,goce, y sens joui, que quiere decir "sentido gozado". mo fue conducido al concepto de pulsión? Él confesó haber
f
378 Jncqnes-Aíaín Miller l>atologínde ta ética 379

encontrado la idea del concepto de pulsión no en la biología


¹Dónde está esto en Lacan? ¹De qué manera él se da cuen-
sino en la poesía, en Schiller. Cuando Schiller dijo que hay dos
la de eso? En el estadio del espejo, con el axioma imaginario
fuerzas que mueven la hurranidad: el hambre y el amor. a — a', fundado sobre la unificaci6n freudiana de la libido, pa-
Freud afirma estar encantado con esa simplicidad binaria, ba-
ra mostrar la correlación entre el yo y el objeto.
se para la teoría de las pulsio >es, que son de dos tipos. Exis-
Ln ese punto de su elaboración, encontrarnos el tercer ni-
ten las pulsiones que conducen a la supervivencia del indivi- vi l de Freud, cuando reintroduce en la teoría de las pulsiones
duo (pulsiones del yo) y las que conducen a la perpetuaci6n uu binario: la pulsinn de muerte y la libido, como si — habien-
de la especie humana, como el amor (pulsiones de objeto). No
i lo unificado las pulsiones — debiese reintrnducir la oposición.
es una caricatura del caminn de Freud: es como él hace el re- l'.se es el tercer y último estadio de la elaboración de Freud y
sumen de la base de su construcción. Ése es el primer momen-
l tte muy mal recibido por la comunidad analítica. Trataron de
to de la teoría de las pulsinnes. La palabra "libido" está reser- anular ese nuevo dualismo o tranquilizarse simplificéndolo,
vada a Ias pulsiones de nbjeto, binario fundamental de las
lrablando de agresividad. Y Freud confirma — debido a su ex-
pulsiones, utilizado en varios textos de Freud. 1-lace una suer-
te de corrección en l a " I n t r o d ucción de l n a r cisismo", hic et ¡ieriencia debía distinguirlas — pulsión de muerte y libido.
¹Cómo entendió eso la egopsychotogy? Puede encontrarse
nunc, porque descubre que esas dns clases de funciones son i u la elaboracinn fundamental de ldartmann, Kris y Lowens-
sólo una; las dos estén interrelacionadas. Lacan lo demuestra
li in, en 1949, en el estudin psicoanalítico de un niño, en "Ob-
con una X (libido) que va del yo al objeto, idea no demasiado
set vaciones sobre la teoría de la agresión", que se trató de un
compleja, Pero Freud posiblemente no tenía señoras que le pi- tsfuerzo consistente y bastante admirable de los tres bus-
diesen algo más difícil.
cando qué hacer con la pulsión de muerte. Llegó a ser consi-
<lorada como una especulación biológica de Freud. I a agresi-
vidad, sin embargo, es algo que se puede verificar. Todo el
artículo esté construido comparando libidn y agresión, tratan-
1 ulsiones del o ulsiones de ob'eto < ln al funcionamiento de las dos de manera simétrica. Todo el
2 hicet nunc
I< xto tiene sólo una escansión: buscan dar cuenta del descu-
brimiento freudiann, elabnrándolo sin embargo simétrica-
libido tnente. Sin duda, no entendieron el binario freudiano.
Lacan se inscribió exactamente como el cuarto momento
Freud ordena toda una clínica con esto: hic et nunc. Dijo,
de la elaboraci6n de Freud. Con el concepto de goce unificó
por ejemplo, que el psicótico, cuando existe un fenómeno de una vez más puLsión de muerte y libido, Todo el seminario L tt
catástrofe mundial, siente como si toda la libido fuese al yo y I ti cade1psicoanálisis muestra, si lo tomamos en términns freu-
así desapareciera el objeto. También en la paranoia de Schre-
dianos, cómo "circula" la pulsi6n de muerte y la libido, repi-
ber,cuando él ve a los hombres diseñados como sombras, es l lendo la operación en que Freud introdujo el narcisismo.
porque la libido fue atraída por el yo, vaciándnse aquella ne-
cesaria para sustentar la percepción del mundo. En la hipo- libido
pulston de muerte
condría, ésta localiza mal o derrocha exceso de libido en el
propio cuerpo del sujeto, Existe, por lo tanto, una única libi-
do. En ese texto, él llama a las dos pulsiones: libido. U
380 lacgaea-Alaín Miller l'nlologínde la ítica 381

Ésta es la fórmula reducida del concepto de goce en Lacan. ill,í de Lacan, pero no lo logro. Tome por donde tome la cues-
No hay circulación sino un nudo entre la libido y la pulsión liiíu del psicoanálisis, por lo menos ahora, él siempre se me
de muerte, como él demuestra. Es, efectivamente, como si no ldi lantó. El día que pueda pensar que he llegado antes que
se pudiese distinguir una de la otra. La libido, pulsión de vi- <'I, no voy a esconder la noticia, se la comunicaré a todos.
da, se encuentra siempre con la autodestrucción, dando sen-
tido al superyó freudiano. l'. :Me gustaría saber sobre ese cuarto tiempo que usted si-
¹Cuál es el secreto que Ereud muestra en El nialestar en la hi<í. ¹Podríamos pensar que cuando Lacan escribe la circula-
cultura? iiilad entre pulsión de muerte y libido está hablando de lo
El descubre debajo de la cara de Eros, el rostro de Thana- situó en El Seirriliario 7, La Ética, cuando trabajó el das
tos. En el momento mismo en que se piensa descubrir la pro- I lillg? ¹Estaría relacionando el das Ding y la constitución del
pia vida y su fuerza, se descubre el rostro dc la muerte, En el iiliji to a, con la decadencia dc das Ding?
momento en que se cree descubrir los niveles más altos de la
moralidad, se descubre la perversión más baja, 1.-A.iM.: Lacan presenta el das Ding dramática y misteriosa-
Fl secreto de Kant es Sade. Y "Kan(, con Sade" es la ilustra- u ii u tc y sin tono conceptual. Das Dhr gcs el concepto límite de
ción lacaniana de Eros con Thanatos: de la libido con la pul- '

uu goce primordial, casi previo al lenguaje. El goce humano


sion de muerte. He aquí por qué nos sirve el concepto de go- nuli rior a la introducción de la cadena significante. Lacan in-
ce en Lacan, el cual se inscriLe como el cuarto tiempo de la i i uta el das Diiig como un poder maléfico. Melanie Klein lla-
elaboración freudiana y va a perdurar en la historia del psi- Il in das Dirlg al goce primordial como el cuerpo de la madre'
coanálisis. uuique sea el soporte de la vida tiene un poder maléfico, la
Me detengo aquí para responder a las preguntas. i isla y la muerte en un nudo. ¹Cómo se articula el objeto a?
Con el goce primordial, que pasa para el aparato lingQísti-
jorge Forbes:Escuchamos desde aquí, desde la mesa, a per- «>, dando como resultado de la operación. al objeto a.
sonas que le agradecían a la señora que habló de la simplici-
dad.
Considero abierto el debate.
Si simplificamos el grafo del deseo, un gran aparato de
li irguaje, allí estaremos introduciendo al goce.
Debate

P.: Al reunificar la libido y la pulsión de muerte en el cuar-


to momento de la dérnarchepsicoanalítica emprendida por La-
can, ¹qué nuevo polo dialéctico se hace necesario?

J.-A.M.: Si yo supiera, estaría muy orgulloso de decirlo.


En San Pablo, una periodista recientemente me preguntó l'odemos hablar de eso (5) como un black box,una caja ne-
si yono tenía demasiada veneración por Lacan. Desde elpun- l,ra, donde hay todo un funcionamiento desconocido, pero de
to de vista teórico, quedaría muy satisfecho de poder ir más i iialquier manera permanece sólo un resto de goce robado en
382 Jan<laca-Alaín Miller Pntologíade ln éiicn Sí«S

la operación: el goce pulsional. El nudo dc la libido y de la I«, »ujetos que cuenten la misma seducción, o la misma ex-
pulsi6n de muerte está presente tanto en un (Gp) como en cl l ni i< ucia, pero hicieron de eso algo completamente diferente.
n. La propia palabra goce, en Lacan, significa cl nudo de las
i I « Ii<idcmos anticipar la p o s ición d el h i j o, c onociendo l o s
dos pulsiones: de muerte y de vida. i « «,»» del padre, porque en psicoanálisis estamos siempre sin
Ii«<l«definir secuencias de causalidad. Y eso no nos impide
P.: Hc acompañado su tesis sobre la cuesti6n de la ética dcl I«< ir que el psicoanálisis sca una ciencia, aunque no sea la
psicoanálisis, que estaría implicada en una dimensión impen- I i<vi»ibilidad lo que define a la ciencia. No podemos decir
sable, desde la cual se decide la posición del sujeto que elige, i Ii « tales o cuales elementos reunidos producirán tal efecto.
que escoge; y no pude dejar de considerar que si hay una elec- Y cuando decimos a como causa es en referencia a un suje-
ción, ésta está forzada por la estructura. Usted insiste, sin em-
« <i <Iuc en sí mismo cs i n terrupción de t od a contin u i dad d e
bargo, que incluso así el sujeto puede ser interrogado respec- i ni i,n. Fl n como causa viene en el lugar de la causalidad que
to a cómo se posiciona frente al deseo y el goce. Tomando porl
I < II >.
base su texto "Una clínica sin ética", ¹podría explicar cl vía Su pregunta delicada: la parte de la elección que está en
culn entre el sujeto de derecho en una posición dc elección y
I i <'II<l (Wahl, elección de objeto), el hecho de ser forzada y el
el goce al quc se refirió recién? <lj< l<i como testimonio de eso. Es la cuestión del final de aná-
II is. l',s por eso que Spinoza es fascinante. En un sistema com-
J.-A.M.: El sujeto de la elección forzada, usted supo subra-
I l < tiuncnte determinista, da lugar a l a l i b ertad del h o m b r e .
i
yarlo muy bien. ¹Qué traduce ese grafo? ¹Qué explica Lacan I l< I<i m ina csa libertad, tan d i f í c il de s i t u a r. ¹ C ó mo d e f i n e
con la idea de elecci6n forzada? Es lo que sc encuentra en~ ' I <i«<iza la libertad?: conocer las causas verdaderas.
Freud en el concepto de trauma. El encuentro del ser humano I ia fórmula de Lacan de la causa de deseo y del final de
hablante con el goce cs siempre traumático, significando que ~ <i <n
Ii»is, apoyándose en la emergencia de lo que quedó como
el goce no entra cn su lugar para ocuparlo con total armonía.
n< i»a para cl sujeto, es "neo-spinozista", siempre un Ersntzde
EI sujeto es quien debe definir frente al trauma, para lo cual
i n<l»a. El n es la causa sustitutiva, jamás colma todo.
debe elegir un sentido, aunque la elección sea forzada por el
encuentro. Es lo que cuenta, de manera narrativa, la seduc-
/niro Gerbase:Desearía que me aclarase si Freud cambió de
ción histérica, la cual pone en escena el encuentro traumático I ><>»ición respecto al objeto dc 1915 ("l'ulsioncs y destinos de
con el goce del Otro. A partir de allí, el sujeto que llamamos $ I ii <Isirin" ) hasta 1932, en su Conferencia. En 1915, objeto y me-
es una defensa contra el goce. «n»<>n distintos. Usted parece traer a colaci6n lo de1932, dis-
Lacan presenta así el esquema de la elección forzada:
l l««,uiendn entre meta interna y externa. Parece inclusive es-
a~ $. L a p osición del sujeto está determinada por el res- ln< liroponiendo que el propio Freud alteró su idea de objeto.
to traumático dc goce. ¹De qué modo el sujeto va a dar senti-
do a esa elección? No tenemos ninguna manera de anticipar-
/.-A.M.: No sé. No puedo responder con tanta certeza,
lo: la elección es forzada.
Ii< i<» esa manera de rcpensar la teoría de las pulsiones, el lu-
Y aquí hay una reversión: $ ~ a, p orq u e eln es im- «,ni dcl objeto a y el concepto de goce, hace apenas tres meses
pensable a través de la operación anterior al lenguaje. < I<
i< lo estoy desarrollando, por eso es que no tuve tiempo aún
Esta reversión es la propia fórmula del fantasma, hecho < I< c»tablecerla completamente.
que se encarna en la experiencia analítica: podemos encontrar I'.s bastante claro el acento de Freud, ya en 1915, cuando di-
384 Jae>
«>>es-Atoi>»V«itter Patologfade l» et>ca '%5

ce que la satisfacción no cambia. Los objetos sí, pero la satis- »>«»lar sufrimiento, cn un determinado nivel todo el mundo
I
facción es constante. Hoy, todo el mundo piensa la konstrtntt' »>l,i siempre feliz.
Kraft, fuerza constante de la pulsión. Freud, sin embargo, se
refiere al nivel de la meta, a la constante de la satisfacción, t> l,ttiz Henriqtte Vieíigal: ¹Cómo piensa usted los nombres del
tal punto que en la sublimación, en la que la meta se inhib «>»» cn Freud y en Lacan? Cuando trabaja la cuestión de la
el satisfacerse, en cierto sentido, es parcial. »» la, ¹se dirige hacia ese lado o presenta simplemente la pro-
Y, cn las Nuevas conferenci ns...él es aíín más explícito, cuan- I >l»»ática del goce del sentido? ¹En la presentación de la pul-
do distingue entre meta interna y externa. Es lo quc Lacan re ':.«é»> dc objeto habría algo con respecto al goce del Otro, al go-
toma en Fl Sentit tario 11, refiriéndose sólo al texto de 1915, que,' > c lálíco?
se superpone a la Conferencia de 1932.
El esquema de Lacan demuestra fidelidad, superpone pre~ J.-A.M.: Estaba aún antes de la cuestión de articular el go-
cisando. »» >n el Otro, con el falo... cuando escribí goce primordial
En muchas publicaciones brasileñas, cn cl Simposio del, It 'I>), que entra en la caja negra del fun cionamiento del len-
Campo Freudiano, cn la Letra Frcudiana y en l a Cosa Freu4 «~,» >jc y dcl objelo et. El lugar del lenguaje puede llamarse gran
diana, repite el esquema de El Setttinat to 11: rodear al objeto a. l «ln> (A), de tal manera que este n es el goce del Otro y tam-
I>l>'n cl goce que viene de él.

Gp ~ A ~ tt

Ese esquema seguramente describe l'évitetttent del objeto a. j Así, existe toda una problemática que es el lugar del obje-
La manera dc rodearlo, también esconde en su repetición q ue", «» rt cn relación al A. Es una extensa cuestión a desarrollar y
se trata de producir la cadena de la pulsión como cadena sig- l„ »» sería conveniente, en un seminario cuyo eje es la ética, ha-
ni ficante. » r demasiada escolástica lacaniana: hay una que articula in-
(( > I> l inidamente esos términos.
«I l'.I goce fálico es la relación del goce con el falo: el destino
I >I> I goce —
retornando el término freudiano, las vicisitudes del
j/I «,<>cc —en ese nivel radical, de confrontación del goce primor-
(l ll > llal con el lenguaje, tiene sobre sí toda la elaboración edípica
«»»o una superestructura.
Debemos agregar que el circuito es de cadena significante ; I )eleuze y Guattari describieron un antiedipo, pero el pri-
inconsciente, produciendo el objeto. ¹Qué implica eso, en cor- ~ i'e' l »» >x> que introdujo la perspectiva antiedípica, o la perspecti-
tocircuito? v»>o cdípica, fue Lacan. Todo su esfuerzo en los diez prime-
La tesis de Freud y de Lacan se refiere a por qué el sujeto »>» «ños fue el de construir un nivel más fundamental que el
está siempre feliz. Es la fórmula de Lacan cn "Televisión", » I íli ico.
Porque la satisfacción n no cambia, a pesar de poder experi- ¹Qué dice el Edipo? Corro el propio Freud señala: Edipo

1
386 Jacq<<cs-Rinin iVill<.r
P<>t<>lo<l<a
<ie l<>et«:<> 387

es mitología; y dice lo mismo de las pulsiones: son la mitolt>


J, A.M.: ga fnit benucottp. Su fó rmula sobre lo que se puede
gía analítica. ¹Qué dice el cuento del Edipo? Si alguien nt>
:, I» que no se puede escribir me parece excelente.
puede gozar com.o quiere, es porque el padre dice "no". Hact
I.<> imaginario sirve mucho: primero a nivel de la meta ex-
al padre culpable del hecho de que el sujeto no obtenga lo><
objetos del incesto. I«»a de la pulsi6n, es la condición para buscarla y encon-
I »,<'I >.
Ese nivel (Gp ~ A~ a) e sm.ucho más profundo. Dt.'
cimos que, si el goce primordial está perdido, es a causa del ¹()ué es lo imaginario? Es el efecto del aparato sensorial.
lenguaje. Todo el esfuerzo de Lacan es demostrar que sobre lo I l,>I>lé ayer de esto. Es a través de este aparato y de lo imagi-
t»,< i<>, una consecuencia, que se orienta el cuerpo en el mun-
base (A) nace el cuento del Fdipo, que no permite pensar que
< I<>. Se distingue de la pulsi6n, que es algo vivo, sin aparato
la culpa recae sobre el padre: primero la sitúa sobre el sujeto
~< us<>rial. Es lo que dice Lacan en el mito de la ameba para
y después, a los más o meros hábiles, como decía Pascal, lee
<I< s<.
ribir la libido como viva sin aparato sensorial, conocien-
deja pensar que es del padre, y que se precisa inventar un oe.
den no paternalista para que se goce en el final. Según Laca < I<><Ie este modo sólo lo reaL Entonces, es muy claro que su
<»< I > es interna: la pulsión no tiene nada que ver con lo exter-
el unico modo de hacerlo sería salien<3n del lenguaje. Eso n<>
<><
>, se satisface en su propio circuito. Fsto es lo fundamental:
es posible.
I< > i<»aginario está al servicio de la pulsión. Por ejemplo, para
El lugar donde se sitúa la problemática de la relación del
falo y del goce tiene una elaboración muy diferente. La histo <,>I islacer la pulsión escópica, la meta interna del goce, se ne-
«,il» utilizar un objeto, una meta externa visible para desta-
ria de Edipo cuenta la manera como se perdió el goce prima-
< >« I goce interno. Podemos reducir lo imaginario a lo escó-
rio por medio de la operación del Nombre del Padre, y qut' .

producía sólo la significación fálica. Se puede escribir: I»«>, pues él es todo lo que se percibe. Se debe decir que la
»>< ta externa de la pulsión, como meta imaginaria, es utiliza-
<I,> por ella como ente simbólico para obtener la producción
<I< I goce como real.
Gp ~ NP ~ tp

4<'rgio Laitt: A partir de ese cuarto momento en que Lacan


Pero Lacan se esfuerza al máximo para que este nivel apa-
i<>ln>duce dentro del desarrollo freudiano, cuando a través
rezca:
<I<I concepto de goce hace un nudo, como usted puntuó, en-
) > < libido y pulsiór> de muerte, me gustaría saber un poco más
«>I>re las relaciones entre el deseo y el goce y si uno iría en la
< l i«cción
. del otro, ya que usted también habló de "Kant con
'»,<le", expresi6n del deseo como voluntad de goce.
Dotttinitlue Rngennann: Freud llega a implicar pulsión de~
muerte y libido, que yo escribí del siguiente modo: la pulsión:.
es lo que no cesa de escribirse, la vuelta de aquello que no ce-< /.-A.M.:En "Kan tcon Sade" no hay una distinci6n adecua-
< I,> entre los términos "desee" y "goce", porque en esa época
sa de no escribirse. La obsesión del significante en torno de las
I Roan aún no había daborado eso.
insistencia de lo real, que él mismo creó. Pregunto, ¹para qué
I.'sta es la articulación entre deseo y goce.
sirve lo imaginario? ¹Cómo interviene en el circuito de la pul-1
sion? ¹A qttoi ga serf?
388 lacq<<es-Atai n Miíler Patología<íeiaética 389

a ~ g l',1 describe una presión como la fuerza de la demanda, dis-


plus de goce d e s e o tl»guiendo el momento en que ésta se vuelve interpretable.
como defensa contra el goce I,> interpretación se llama deseo. Debemos distinguir de esto
t
I,>demanda cuando no es más interpretable, porque no está
El goce o plus de goce, lo que queda del gnce primordial < li< ha, no duda, va a su meta interna, y se puede justificar. Ha-
luego de que opera el lenguaje, determina el deseo como de-'í «r m ano expuse aquí mi reflexión sobre ello: saber por qué
fensa contra el goce. He aquí la articulación freudiana. Es po- < I< bemos utilizar las palabras deseo y pulsión, y a qué corres-
sible definir la pulsión y el deseo sobre un continuo, un vec- l><>»den en la experiencia. No sólo hacer referencia a ellos, pa-
tor de presión, de fuerza, etc., como hice en. Belo Horizonte el ><ivamente, en la tenría, sino entender la necesidad de esos
a@o pasado. Hay una parte interpretable de la cadena signifi « <'<>tl ceptos.
cante, donde no se puede decir ln que se quiere. l!n el perverso puro, el deseo es voluntad de goce y se re-
Concebimos un vectorcomo el de la demanda, algo que se <l< <ce a la pulsión, como indica Lacan a propósito del falo. Su
plcle. l><>sibilidad de ser analizante mide exactamente la divergen-
Hay allí una parte que se puede interpretar, porque existe < i > del deseo y de la volun tad de goce. Si esta í<ltima "se co-
sujeto de la enunciación. <»n todo", no hay análisis posible.
Sólo en la medida que hay un vector del deseo es posible
ROD < I análisis.
D ¹Cómo podemos analizar a Sade? Imagi
nemosal Marqués
< I< Sade pidiendo análisis.

!.élin Dins: En cuanto a la Verleugnung como un mecanismo


<l<>e define la perversión, con su estatuto problemático, me
I a parte que llamamos pulsión es 9 O D, de donde surge l >,>rece que es posible encontrar los efectos de ese mecanismo
el sujeto de la enunciación y nada es posible de interpretar' l,>nto en la psicosis como en la neurosis. Mi pregunta es si la
más allá. < i>cularidad de la libido, demostrada en Freud y en Lacan,
Es así que Lacan escribe la pulsión cnmo una demanda. l>«ede ser articulada a ese mecanismo.
que no se puede interpretar, porque es exigencia pura. Es co-
mo se construyó el grafo de.: deseo: un vector, en el cual la J.-A.M.: Hay dos usos para la Verleugnung freudiana en La-
pulsión termina, demanda en estado de deseo y de pulsión, <,>n: la restringida a la palabra definida en "Fetiehismo" de
Fue como Lacan montó el grafn. l'reud, que designa el mecanismo de la perversión pura. Este
< s el uso especializado. Pero hay también un usn generaliza-
pulsión < I<>: la división del sujeto, manera de Lacan de traducir la Ver-
I< ttgttung, que designa la falla interna. Freud sitúa la misma
< lentro del concepto de Verleugnung, En una respuesta rápida,
<»dena las cosas, distingue el uso especializado y el uso co-
>»íín del término.

D
390 /ucques-Atain Miller Patología de lu ética 391

P.: En la teoría psicoanalítica de los conceptos de instinto y iii Ia castración imaginaria y el <I> significante del goce. Sím-
pulsión ¹qué puede decir en términos de concepto de "cuer- I i~ilos presentes en la metáfora paterna.
po ? I)e la tnitología de la pulsión Lacan elaboró la lógica del
iilijcto a. En primer lugar el funcionamiento del símbolo a se-
J.-A.M.: Me parece muy útil distinguir cuerpo y organis- t ta como la lógica de la mitool
gía freudiana de las pulsiones.
mo, tornado a éste como el cuerpo y lo que está a su alrede- I:s obvio que el Edipo es un mito por la referencia al mito
dor, de tal manera que podemos decir que el organismo va I,i i< go. Es una narración que explica que no se puede gozar
mucho más allá de los límites del cuerpo. i tln10 se quiere, que se goza insuficientemente o mal, porque
Ia satisfacción plena fue interdicta por la presencia del Nom-
Iin del Padre (paso a paso, todo se entiende). ¹Qué se conclu-
organisom yt con todo esto? Q ue no se goza como se debería gozar: la
i ulpa es de la ley. Es una paradoja: puede o no ser la ley cul-
Iialile. Se bata de una contradicción en los propios términos:
I,i Iey no puede ser culpable porque define la culpabilidad de
ti It tellos
a quienes se le aplica.
Cotno ejemplo, Lacan dijo que es Io mismo en la "animali- Es Ia propia ley culpable? Es por eso que cl sujeto toma pa-
dad": cada animal tiene un territorio bajo su protecci6n y, nt sí la culpabilidad.
cuando éste está invadido, lucha por él. Y toda una sátira eto- ~ l'reud era más audaz que nosotros. Pensaba que la ley era
16gicadel hombre es presentada del mismo modo. Hay des- i ulpablc: no dice otra cosa en El lltalestttr en ltt cttltttrtt.
cripciones de las estructuras burocráticas en las que se descri- Y por ese motivo se dio el nacimiento del culturalismo
ben los hombres de la misma manera, cada uno defendiendo analítico, la idea, la propuesta de que se podría obtener la li-
su territorio contra el vecino, para agrandarlo o, por lo menos, I ii raci6n del deseo fuera de la marca de la ley, separándose de
preservarlo. Ias exigencias de la moralidad del padre. Lo que permitio a
I'n ud tal interpretación fue el punto de vista de la culpabili-
ilad de la ley. El Edipo freudiano muestra que la interdicción
IV iii I goce viene de la ley (torna, a veces, .Ia figura anecdótica
i li I padre prohibiendo la masturbación ).
Hay dos mitologías en Freud: la del Edipo, del padre; y la Vayamos ahora a la mitología de la pulsión — como el pro-
de Tó ídemy Tnbtt, de las pulsiones. I iio l'reud la llamó — a fin de introducir el paralelo entre padre
El trabajo de Lacan fue el de transformar esas dos mitolo- y pulsión.
gías, la del padre y la de la pulsi6n, en lógicas (tal vez en "mi- l'reud dijo de su teoría de las pulsiones — de gran importan-
tológicas"), pues se trataban de "pseudológicas" o "pseudo- ' ia en su obra, porque fue un fundamento de la metapsicolo-
matemas". I,ia — que se trataba de mitología, aunque parecía que sus fun-
En una visión panorámica de la mitología del Edipo, La-, i I a n1entos eran biológicos.
can elaboró la lógica del significante falo cn sus diferentes l'ero como ya dijimos ayer, allí el fundamento real no es
versiones: con el símbolo rr para el órgano masculino, q para Iiiológico sino poético, pues fue sugerido por Schiller en su
el falo como significante im-ginario positivo, -ti' como índice i I istinción entre hambre y an1or. Y en ese nivel, ni siquiera po-
392 In cítues-Alnin Miller Pntologín de ln óiticn 393

demos decir que son mitológicos. Se trata de biología extre. iiiismo su propio reverso. Creo que ustedes conocen el texto
madamente simplificada por el poeta, exponiendo los facto- "I .i> siniestro" (si no, léanlo). Del mismo modo que Freud pu-
res de supervivencia del individuo y/o de la especie humana. >«>el valor al nivel de la satisfacción, incluyendo el reverso,
Más tarde, Freud unifica los dos tipos de pulsión bajo el I u>can lo mostró a nivel de la satisfacción. hl introdujo con el
nombre de "libido", demostrando la correspondencia "hi-~j I,l >i e la noción de un clivaje interno de la libido, existente des-
dráulica" entre objeto y yo: la libido circula entre los dos. ili l lue Freud intentó distinguir la satisfacción libidinal pro-
En el tercer tiempo lógico de su elaboración, Freud cons
truyó la oposición entre libido, pulsión de vida y pulsión de
J ¡ii,>mente dicha y la de la agresión. Y si seguimos los textos en
iii lalle, notaremos que no difieren tanto, hay conexión entre
muerte, cuando, efectivamente, parece salir de la dimensión li>s dos. Con la palabra "goce", Lacan nos ofrece una sola pa-
biológica, vista como clínica —, porque la pulsión de >nuerte no I >lira para las dos satisfacciones. Y se vuelve central la cues-
puede ser verificada de manera empírica. Allí es que ella en-) lli'»> del sadismo y del masoquismo. Para reflexionar partien-
tra en la dimensión mitol ues para hacerse entender
ógica,p ] i Ii > de un paralelismo, en la egopsychology hay una prevalencia
mejor, utiliza la referencia a Eros para la libido y a Thanatos ( Ii i>rica del sadismo. No es que los egopsychologists fuesen sá-
para la p uislún úe muerte, rlus figuras rle la mitulogíag riega, t: i l le(>s aul>que hclya innumerables anécdotas sobre la manera
Sus discípulos no aceptaron ni la oposición nl el nivel mitológ- i i >que hacían sufrir a los pacientes, en comparación con la at-
icoo de la teoría. iiii>sfera bastante relajada de los kleinianos. En la egopsycho-
Tal vez el fundamento teórico más profundo de la egopsy-]t li>gtí, a propósito de la pulsión de >nuerte, el acento cae sobre
chology haya sido el Mainstrentn,la corriente principal del psi- I I,> satisfacción de agredir al otro, de destruirlo... En Lacan,
coanálisis — ya en vigor en los últimos años de Freud y en los ¡in valece el masoquismo. S endo la libido, pulsión de muer-
que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial — cuyo punto li, se destaca que el sujeto padece de ella. Al pone en eviden-
básico esencial fue el de tratar de traer de vuelta para el cam- i ii> no el hecho de herir al otro sino, lo que parece mucho más
po biológico el tercer nivel de la teoría de las pulsiones. Y, así, : i»>portante, que de la libido el sujeto no goza, padece de ella.
concebir la pulsión de muerte sobre el modelo paralelo a la li-t, l',t> la egopsychology, lo más importante de la pulsión de muer-
bido, que cuenta con una sustancia biológica. li es herir, agredir al otro. Mientras que para Lacan es la auto
Lacan, la otra vertiente en la historia del psicoanálisis des- ,>gresión: herirse a sí mismo. Lo más profundo y esencial es
pués de la muerte de Freud, tiene cierta complicidad con Me- '

iii>eel sujeto no puede gozar sin padecer, sufrir, ser víctima de


lanie Klein, quien, a su modo, aceptó la pulsión de muerte. st t goce, hacerse morir.
Pero Lacan unificó las pulsiones sexuales, la libido y la pul- ,
Fn Lacan, la satisfacción en herir al otro es tratada al nivel
sión de muerte, llamándolas "goce". No se trata allí de redu- ¡ iii lo imaginario: no se sitúa en lo real. Lo que él comenta en
cir a uno: el cuarto tiempo no es sólo repetición del segundo. 'i i I "Estadio del espejo..." es que al herir al otro, el sujeto no tie-
Hay, en Freud, una oposición externa entre dos términos muy i>e otro blanco más que él rrismo, reflejado en el otro.
distintos: pulsión de muerte y libido. Lacan la transforma en Freud descubre ya en 1924, en "El problema económico del
una antinomia interna y, por eso, emplea la palabra nudo de l' »>asoquismo", la paradoja del placer en el dolor, fórmula más
satisfacción y de dolor. El goce es satisfacción y molestia: ma- '

,
lln>xima del goce lacaniano. Freud descubre ese nudo en el
lestar. Lacan inventó con el goce, si no un nuevo tipo de satis- »>asoquismo: placer y dolor, que se extiende al año siguiente
facción, al menos un nuevo concepto de Befrieciigung, la satis- i » Inhibición, sintonía y angustia, cuando define al síntoma, que
facción freudiana, el otro nombre del goce, que incluye en sí ~ lince sufrir primero como signo: hay una satisfacción pulsio-
a la cl>cn 395
Pa(ol<><l<dc
394 frac<
l«cs-Alai>< Millcr
nal que no se produce como resultado de la represión sino c<> «l««lida, es necesario conducirla a través de una secuencia
I« i«co etapas, como mínirr<o: en el primer momento, la ne-
mo modo de defensa contra la satisfacción. Así, hay síntonl<l
¹«I,<d; en el segundo, la demanda; en el tercero, el deseo; en
porque no hay satisfacción pulsional. Y el retorno, el precio,<
< I«<,<rlo, el amor y, en el quinto, la pulsión. Generalmente, la
pagar por la no emergencia de la satisfacción pulsional, de I <
cual el síntoma es el sustituto. Freud descubre — en su teorf« <I«« ión de los comentarios se dirige a la articulación "nece-
de la neurosis obsesiva — que el síntoma se transforma en s,< < I<
I, «I-demanda-deseo". Siendo también imp o r t a nte: "deseo-
s««<><-pulsión". En Freud, el tiempo del amor está en la defi-
tisfacción y que se sitíía en el placer del dolor: masoquismo
del síntoma, que puede ser interpretado a partir. de la intel<' «li i<'>«de la pulsión. Y, volviendo al grafo, el carácter importa
dicción que encarna, el "nc" del padre, interdicción amalga ««« I<o, pues no existe más allá de la pulsión. Lacan nos hace
mada, mezclada con la satisfacción, como defensa contra és< «« I u e la pulsión freudiana, como la cadena significante, es
i <>«siderada en cuanto al goce y la significación que produce.
ta, le toma el sentido, según sus palabras: Bedeutungeiner einer
«>«eso está situada la cuestión de saber dónde se localiza el
Befriedigung, significación de una satisfacción. Y, así, el displa.
cer, el dolor, es la significación original de un síntoma y toma¡ .,««, ¹antes o después del Otro? Lacan decía que se situaría
cn secreto, significaciúr< contraria. iii I I <d<> de la cosa, da Ding. Cuando el deseo es del Otro, pa-
«« implicar la primordialidad del goce respecto al Otro. Pe-
Freud tuvo como punto de partida la idea de defensa con
tra la satisfacción sexual y sobre eso construyó el nuevo con «<,«Iuí se abre otra pregunta: ¹sería él del Otro?
cepto de represión: el no a la satisfacción sexual. Descub I;I grafo de Lacan está construido sobre el paralelismo en-
I«< I significante y el goce.
que hay satisfacciones que son burladas por la defensa, a pe-
sar de permanecer constante. He aquí el goce, momento en;
que se encuentra la satisfacción en la interdicción misma. De-
bemos presentar la pulsion freudiana como la exigencia que
Goce
se satisface a pesar de todo, incluso siendo burlada por la re-
presión.
Fue lo que permitió a Lacan definir la pulsión con respec-
to al objeto a — éste como su producto constante — y de tradu-
cirla, volviendo lógica la pulsión freudiana como una deman < A
Significante
da articulada en el i nconsciente, que prod«ce su propia
satisfacción. De tal manera que la frase "el sujeto está feliz" es
la definición del sujeto.
Es necesario destacar que, en el grafo del deseo de Lacan, Grafo 1
la pulsión no aparece como algo primordial, del primer nivel,
como sería de esperar que se tratara de una necesidad natu-
I.os dos vectores son la cadena significante productora de
ral, una presuposición física. Si la pulsión fuese instinto, po-
dría ser considerada inicial, a fin de que sobre ella fuese posi- ><ll,nificación y de goce. Los dos vectores son paralelos, como
¹i el goce ya estuviera presente, tal como el lenguaje, antes de
ble construir, paso a paso, la complejidad de las cosas. Al
contrario, Lacan la inscribe en el nivel más sofisticado del gra- I.< entrada del sujeto. Lacan escribe en el Grafo 1 la palabra
"goce", término no deducido, primario, estando en el mundo
fo, con un montaje extremadamente complicado que, para ser
396 Jacques-Atain <Mille> Patología de laético 397

d e la misma manera que el significante, el lenguaje. Así, pan. «»»«siendo el falo (y) lo que el perverso quiere ser.. Y Lacan
ce que hay una sincronía, un paralelismo, entre goce y len ll,><»a falo al significante imaginario de la falta de gozar de la
guaje. Hay, sin embargo, otra lectura, teniendo en cuenta qu< «<,><Ire.Fn otra vertiente define al perverso como siendo el
Lacan pone el lugar del Otro en ese nivel. «l>j< to tt, plus de goce. En realidad, éstas son dos maneras de
En un camino subjetivo, el lenguaje en lugar del Otro e» <I« ir Io mismo: el perverso quiere hacer volver el goce al
encontrado antes del vector del goce, haciendo que este graf<> <»»po del Otro.
pueda ser leído a través del paralelismo entre los dos, cuya» N» está permitido decir, en el sentido común, que el per-
presencias son anteriores al sujeto, o diacrónicamente, con el > «»<>niega al Otro, que trata al Otro como un objeto vulgar,
sujeto habiendo encontrado al Otro antes de encontrar al go. «»»íín e instrumento de su propio goce. La tesis de Lacan es
ce. Luego, hay dos acentos y otro valor para el goce: el goctt < ~,>ctamente la contraria: que todo el esfuerzo del perverso es-
precastración y el postcastración. I,><lirigido a ser el instrumento del goce del Otro. El perverso
Eso implica que, si se toma la vertiente de la travesía d<l <>« tsita del Otro, en este caso, su propio cuerpo. Carece, sin
Otro, se traduce siempre por una pérdida de goce, que da «»I>;>rgo,del Otro a fin de >nanipularlo para obtener el goce.
cuenta de la temática del objeto perdido, en Freucl. El u>ito del l,e>. negación del Otro es mucho mayor en el neurótico oh-
Edipo muestra que el objeto de la elección, primario, está per> <»ivo, que goza de su pensamiento sin necesitar de nadie. Se
d i>c!
o, y!a madre necesita decirlo para los dos sexos. Es lo que., I ><ul ría hablar de pulsión mental en la neurosis obsesiva: "tri-
repite el complejo de castración. I»»,r" lo mental para obtener goce, lo que es innecesario, en
La pulsión está por debajo de la marca de la castración; > i»I;> de ser ella una cadena significante.
que escribimos por toda la travesía, de un lado al otro, desde I Iay momentos en que el neurótico obsesivo necesita que
el goce hasta la castración propiamente dicha (Grafo 1). De ta! < ><
>l>aya nadie a su alrededor, necesita soledad para poder go-
modo que el goce del cual hablamos es siempre rescatado de r,» del propio pensamiento. Es la problemática del neurótico
la castración, escapando del propio naufragio. «I>»e»ivo casado, que necesita su espacio, donde el otro no
Así se presenta el cuerpo freudiano, evacuado de la libido. I ««de entrar.. El perverso en ese punto es mucho más sociable.
En las "migraciones" de la libido, Freud trata el tema como si l',I exhibicionista tiene como público electivo a las mujeres,
el cuerpo hubiera estado lleno de libido pero que, poco a po.~ I,> < ncarnación del Otro. No se puede decir que el exhibicio-
co, esta se hubiese concentrado en las zonas erógenas. La eva- < >i»Ia goce de ser el falo: de lo que se trata es de tenerlo y de
cuación de goce deja vacío al lugar del Otro, un lugar de ins- ><><>»trarlo. Así, Lacan lo sitúa como aquel que quiere hacer
cripción, del que Lacan dice: el Otro es el cuerpo, evacuado de <»> I;ir la mirada en el Otro: en la audiencia, en el público, en
goce. I<>» espectadores femeninos. La operación, en el campo del
Alh se puede situar la operación perversa, pues trata de t >l>x>, es la de hacer surgir !a mirada como objeto a.
restituir el goce al Otro, al campo evacuado, de manera tal
que sea el propio cuerpo o el Otro el que hace al perverso go-
zar. Lacan define al perverso como el instrumento del goce
del Otro, se dedica a hacer volver el goce al Otro. I".xhib.
Hay dos versiones del perverso en Lacan, de acuerdo con
el modo como el goce está concebido. Primero, hay una parte
de su enseñanza, donde la posicion perversa está desi ~nada
b
398 la cq«es-Atain <M<ller
patología de la ética 399

Dcl u<ist«o modo qu e en el v o y eurismo, cl sujeto con su


mirada completa al Otro. Hay allí afinidad entre perversión y ¡<,<<ir» muerto es un mito, es la confusión de las dos castracio-
sublimación, entre perversión y arte, en hacer gozar al Otro, II< ;;.Lacan "desedipiza" la castración, a tal punto que, en el I/ II

aunque entre ellas existe mucha diferencia. I<iv»l del Edipo, la ley es culpable por la falta de goce, el no
Pasaremos a un nivel més complejo: aún sobre el goce, "el < I< I padre es responsable de esa carencia. Pensándose, sin em-
supuesto deseo de la madre" -DM — abreviación del problema I <,II go, al nivel de la castración originaria, la ley no es respon-
del goce, que Lacan hace entrar en la metáfora paterna como ",Ilile pero proviene de esa castracion.
un término primordial. I.acan formula, cn "Subversión del sujeto...", que la inter-
Retornando a la fórmula de la metáfora paterna donde, <Ii< ción del goce no viene de la ley (así sería en la teoría e í-
primero, tenemos la relación del deseo de la madre, como sig- I <ica) sino que, al contrario, la ley está fundada en esta inter-
nificante, de significado desconocido y, en segundo lugar, se ~ <Iicción. Yo había leído cse texto muchas veces sin darle su
impone el significante Nombre del Padre, que hace surgir la v,<lor. Esto implica quc hay un nivel originario de la castra-
significación del falo, pero teniendo ya presente el DM, deseo < i<'>n, de la cual lo edípico es una supcrestructura. Por cso, ya
de la madre. La metáfora paterna presentada por Lacan como < II »se texto de los '60, se preparan las tesis de los '70, cuando
dando cuenta de aquello que produce la significación fálica y < I cuadre figura como u<< síntoma. Pero, el hecho de separarse
la castración. Mi proyecto, para este afio, es mostrar que, si se [ <I< I Edipo, una supcrestructura, no significa separarse de la
toma ese significante como primordial, se puede suponer que <,Istración, ligada a la travesía del goce cn el lenguaje. Lo fun-
cl problema está resuelto, porcue significa que hay voluntad <I <mental es que sea posible separarse del Edipo y ser "antie-
de gozar por parte de la madre c implica, punto esencial, la < I ípico" pero, ni por eso, es posible separarse de los efectos de
castración materna. Cuando u t i l i zamos esos términos I,I castración, quc tiene que ver con el final del análisis, supo-
(DM) doo que
I < I»n que el padre
p sea la causa de la castración... En ese ca-
como dados, el deseo de la madre significa que la definimos
s<Is e puede pensar el final del anélisis aceptando la ey e
por lo que le falta.
IIadre, incluso como significante del Otro, Otro del Otro. Si el
La metáfora paterna parece producir el concepto de castra-
"I<jcto se dispone a aceptar la ley del padre, debe organizar lo
ción pero, en realidad, él esté ya escondido en el término "de-
«I» le r e sta con r e signación, la a taraxia, mortificación,
seo de la madre". Pues, cuando sc trata de un mecanismo, es-
< Icétera, y vivir en la paz del Señor. Eso significa identificarse
tamos bajo una ilusión y encontramos al final la castración,
,Il analista como padre muerto. Es sólo lo que queda en la teo-
pues ella ya esté presente en los términos "deseo de la ma- I ía del final dcl análisis en la IPA. Esa muerte está presente en
dre", simbolizar <do lo que le falta, y con el Nom bre del l'adre
< >da sesión cuando se trabaja con reloj, porque significa que
se puede pasar esta falta a la significación del falo, antes de < I malista obedece al Otro. Obedece, aunque haga contraban-
que la castración sea simbolizada por el falo, dentro de la me- <l<>,il enrotte dnns le coins. La hora analítica era de 55 minutos,
táfora paterna. Así es posible demostrar que el Edipo no pue- «rn 5 minutos pottr leur servtce:era la teoría, después pasaron
de dar cuentade la castración, porque la supone ya presente. ,I scr 45 minutos. En Francia, hay una parte de la IPA que ha-
Todo el esfuerzo "antiedípico" de Lacan fuc el de distin- < » sesiones de media hora. Así, obedecen al Otro, pero, al mis-
guir las dos castraciones: la original, que surge de la confron- <I<o tiempo, en los rincones... Ésos son algunos de los resulta-
tación del goce con el lenguaje y la edípica, donde la castra- <Ios cuando se concibe el final de análisis a partir del padre,
ción real se sitúa como simbólica e imaginaria. Esta ú<ltima es «rmo causa de la castración. Existe también el modelo histé-
derivada, secundaria, subordinada a la primera. Y en eso el rico del final del análisis, que sería el inverso del obsesivo. Sa-
400 Jac<iues-Alain <Miller Pntolog<ade la ei<ca 401

bemos bien que ahí no hay Otro del Otro, que el significante I< u de lo que fue dicho? Y ¹quién puede responder acerca del
es arbitrario y que el amo, en realidad, es falso. ¹En qué el mo- valor de lo que ya fue dicho? La respuesta en términos de ver-
delo histérico puede oponerse simétricamente al obsesivo de. < la<l no basta, no es suficiente. Es preciso decir, en términos de
final de análisis? LI produce un sujeto "desencadenado", que l<«lsión o de goce, del valor de lo dicho en Lacan. Entonces,
perdió las cadenas sin prejuicios. Es esto también un tipo de p<>demos reescribir una clínica partiendo de l a p r egunta
final de análisis simétrico al modelo anterior que permanece ",Qué me quiere?". "Si quiere mi goce ¹se lo tengo que dar?
en la referencia al padre, encadenado al objeto perdido. En
)
~'l'< ngo que cederlo por eso? ¹Tengo que sacrificar mi goce
"Subversión del sujeto...", Lacan aclara: "si la í íltima frase del l «<r él?".
análisis fue 'la verdad sea hecha' no existe Otro del Otro", y El perverso se pone al servicio del Otro para restituirle el
si ésta fuera la verdad del análisis, tendremos que inclinarno a. l'ara el perverso, el Otro no quiere y no sabe gozar, y por
a no creer más en la consistencia de la verdad. Y si la respues- l's<)se sustenta en la voluntad de gozar, en la voluntad de ha-
ta para el Che vuoi? (¹Qué me quiere?) fuera "todo eso no tie- «r al Otro gozar.
ne sentido", Lacan dirá — seguramente — : "No". El modelo his-' En la psicosis, el Otro es el perverso: el Dios de Schreber
térico no funciona mejor que el obsesivo y, precisamente, el
final del análisis no puede formularse en términos de verdad.
i ¡<iiere gozar a p esar r! e la ley, la voluntad de goce está en el
< otro, en el Dios de Schreber que quiere gozar como una
La respuesta "Ni Dios, ni amo", eslogan de la anarquía, no es
ll<<<le.l'.
suficiente cuando se infiere que el sujeto sería el amo. No se
l'ara el neurótico hay, en el Otro, voluntad de castración.
trata, en el final del análisis, sólo de que el Otro no existe, de
S< aplica a él el mito del Edipo, el padre muerto no quiere que
que él sería una ilusión y, por esa razón, al final del análisis, "yo" goce. El neurótico, como dice Lacan, imagina que el Otro
estaría producido un sujeto s'n transferencia. Si la teoría de la
l>ide su castración. H e aquí po r q u é e l s u j eto neurótico no
transferencia conduce a esta idea, allí está la definición del ca-
nalla, un sujeto sin transferencia. < l«icre sacrificar nada al goce del Otro. No quiere que cl Otro
El criterio del pase en Lacan, si existe, es el de preservar la 1,<>ce, lo que es válido también para él. El superyó encarna es-
posibilidad de transferencia al final del análisis: una transfe- la pregunta: "¹Qué quiere de mí el Otro?", como si no me qui-
rencia que va más allá. Pero es preciso saber qué tipo de trans- i< se gozando. Lacan hace entender que la verdad del super-
ferencia. Hay una f<uidada sobre el Edipo, sobre el padre y su y<> es el imperativo: >Goza! En realidad, el superyó es el sujeto
metáfora; hay otra fundada sobre el S( $). La transferencia < I< la pulsión.
fundada sobre S(A)(sobre el significante de un Otro comple- Ahora, tenemos tiempo para las preguntas, Lamentable-
to) funciona en la cura sobre la suposición de que hay saber, u<ente, no puedo seguir desarrollando el tema del superyó.
de que el saber ya existe, está establecida sobre el Sujeto su-
puesto Saber. La transferencia fundada sobre S(g) es una pa- '

radoja, fundada sobre el hecho de que nadie sabe a priori so- I l< bate
bre el saber legible pero sin sujeto.
Lacan lo dice de modo fulgurante, no se trata de responder P.: ¹Cómo queda el "para qué" del psicoanálisis en función
en términos de una garantía significante y, en "Subversión del < le la ética, que naturalmente se fundamenta en esa teoría tan
sujeto..." afirma que se trata de responder sobre el valor de to- verdadera y tan atemorizante?
do dicho. ¹Por qué esa pregunta? ¹Cuál es el valor de lo di- La posibilidad del "para qué" del psicoanálisis y de la éti-
cho? ¹Es ésa la pregunta del final del análisis? ¹Cuál es el va- < a, la posibilidad del goce ¹estaría en el lenguaje?
402 facrt«es-Alaia <> liller t>atol<>gíade la ética 403

Es como dijo un humorista brasileño: "la mitad de la vid;> /, A.M.: Es el fundamento del superyó. Fl problema del obje-
se pierde con los padres y la otra mitad con los hijos". I« tt tiene dos vertientes: el objeto a es el goce constante al cual
I > <»>I alude cuando dice: la meta interna de la pulsión es la mu-
J.-A.M.: Sí. La mitad de la vida se pierde con los padres y < I »>z,>en el cuerpo. Hay un aspecto material, físico, del objeto a.
1 a otra mitad con los hijos. Y toda la vida se pierde con las pa- I,,> otra vertiente es el objeto n como gozar. La cuestión es
labras. «>»» se articula el aspecto físico y el "lógico-lingüístico" del
«l>j< I»n. Se podrían hacer allí dos columnas de citas contra-
(
Lttiz Henrit/tte Vic/ignl: Quería pedirle que me aclarara dos ( I>< I«rias de Lacan. Fl término "sentido", en castellano, es ex-
puntos: el primero, volviendo a la cuestión del exhibicionista, < I<» te porque tiene una significación lingüística y designa el
quien extrae la mirada, como objeto del Otro, y hace del Otro » I ido del cuerpo, l'ermite pasar de la vertiente lingüística a
un sujeto, situando una división en su campo. Es importante I > «>rporal, y así entender que el cambio en el cuerpo tiene co-
también el pudor, no sólo la mirada. El seg>mdo punto, se re- » ><>raíz un sentido especial, no entendido, todavía gozado.
fiere a cómo usted concluye respecto al final del análisis para
el exhibicionista, cuando hace reíeret>cia a Joyce, al sinthomeI ("<tallos Cenaro Gattk>: D esearía preguntarle si p o d r í a m o s
como posición de final del análisis. ¹Habría allí referencia a lo I «»s >r en el final del análisis, en el camino, un cierto rasgo de
que sería del orden del goce en la psicosis o Lacan generaliza- I ><versión,
> planteando que la cuestión del goce está ligada al
ría la cuestión del final del análisis, a raíz de lo cual va a tra- </<lliI )ing, el goce primordial. ¹El final del análisis preserva la
bajar en E/ Setttinttrio Joyce, /e sint/totne? ¡><>sibilidad de acceso al saber pulsional sin sujeto?

J.-A.M.: Usted recordó muy bien lo dicho sobre el exhibi- /,-A.M„A llí existe el goce, el plus de gozar, que tiene como
cionismo y no tengo nada que agregar. ¡<> i»cipio el objeto a y no la relación con el otro sexo.
Normalmente, en la definición común del síntoma, el final I,a meta externa de la pulsión puede ser, cuando todo an-
del análisis debe constituir y suponer la desaparición y la te- < I,> Iiien, la persona del otro sexo con la que el sujeto se une.
rapéutica del síntoma. Pero, si éste está visto a partir del goce I.,> i >eterna, sin embargo, no es una persona. El objeto tt es par-
constante y secreto que contiene, eso abre la puerta: define el < I,>l y, en sí mismo, una satisfacción perversa.
final del análisis como la identificación al síntoma, el sujeto I 'reud generalizó el concepto de perversión cuando habló
que acepta su modo de gozar. < I< I niño como perverso polimorfo. Significa que el goce no es
La sorpresa causada cuando Lacan define el final del aná- I»,ra el otro sexo. Para que pueda encontrarse el objeto tt, co-
lisis por la identificación al síntoma desaparece si se piensa en ' »>«causa del deseo en personas del otro sexo, es necesario
el síntoma como un nombre, el propio modo de gozar del su- '
<»», superestructura, un operador de normalización. De este
jeto. »>«do, el goce freudiano es un goce perverso.
sf,
I:n el final de análisis se permite una cierta perversión, se
Antonio Cnrlos Armíj o:Usted dice que existe un goce previo : ,>< opta el modo particular de gozar de otra persona. Y por eso,
y otro posterior a la castración: existe un naufragio del goce y >, I.,>can plantea la pregunta: "¹Qué es la pulsión más allá del
algo que escapa de ese naufragio. Lo que escapa al naufragio ,>I>avesamiento del fantasma?". Es una clave que se puede
del goce es el objeto a, el plus de gozar. ¹Cuál es la relación de l, < >I
ilizar o no. No obstante, hay sólo dos salidas: la interdicción
ese objeto a, plus de gozar, con el superyó? « I'»rzada del Nombre del Padre o el permiso.
404 locqnes-htain Alitter Patología dett>ética 405

Elisa Arreguy Mnia: Pensando a partir de la Verwerfung, ¹el i t»bargo, no da cuenta de otros factores de malestar. De este
sujeto quedaría expuesto, invadido por el goce del Otro? l»<>do, haciendo un paralelo entre los dos textos: Psicología de
¹Cuál sería el cambio del lado pulsional que ocurriría en la ln lltasns„. y El ntalestnr en In cultttrn es posible ver a este últi-
producción, por ejemplo, de una metáfora delirante? ¹Una t»r> como una corrección del primero, que establece el meca-
metáfora que estabiliza al sujeto? Y a partir de allí, ¹cómo se tüsmo de la reunión humana, de la colectividad, a partir del
articula la pulsión en el mecanismo de la Verleugnungen el ignificante del ideal del yo, de "significantizacir>n" que trae
perverso, en el sentido estricto de la estructura perversa? j »,z a la tierra; cuando en El nzalestnr en ln cultura se presenta
Usted habló de la importancia de referirse en las tres es- i I lugar del objeto a, como fundamento del superyó. l'sicología
tructuras a los mecanismos de la Verleugnung,de la Verzoer- t iii lns masas...muestra el todo social a partir del ideal del yo y
f i<ut y deis Verdrerrguag iCu.ii es ia articulación de ia putsión j I:I tnalestar en la cultura, a partir del superyó. El níícleo del
como Verleugnung, en el sentido estricto de la estructura per- idr al del yo es el sibynificante, mientras que el juicio del super-
versa? yt> es el objeto a.

J.-A.M.: La rnctáfora paterna es la misma que la delirante, Angelinn Harttri: Err El Setnitzntio 77, cuando Lacan respon-
y partiendo del nivel de la castración originaria o real, es el do a una pregunta de Miller sobre el objeto de la pulsión, ob-
Edipo freudiano. Lacan traduce la mitología del Edipo utili- f ji to del fantasma, donde el sujeto pasa desapercibido, dice
zando un código lingüístico: descifra el Edipo freudiano a tra-1 qrte la estructura perversa es el efecto inverso al fantasma.
vés de la lingüística, de la metáfora, sin impedirle ser un mi- ~i ; i'<>dría decir unas palabras sobre esta cuestión?
to bajo forma lingüística y, lógicamente, lo orienta para I
concebir luego la metáfora paterna, la función del padre, de- J.-A.M: Me sería útil el texto para comentarlo, ya que se
lirio común de la especie humana, sin darle privilegio sobre I>'ata de una pregunta muy precisa. Es difícil entrar en el de-
las metáforas personales, individuales, de tal o cual sujeto lalle. Entonces, vamos a dejarlo para otra ocasión.
psicótico.
Pero ¹por qué esa metáfora es "colectivizante"? ¹Porque! Fernando Grossi: ¹Podría comentar algo sobre la "libido ne-
reúne a las personas y establece un lenguaje común? Ése es un i gsativa", referencia de Lacan en uno de sus escritos sobre el te-
tema que debería ser desarrollado más. En Psicologín de las ma- >»a de lo imaginario?
sas..., Freud se autorrectificó: percibió bien que no estaba allí
el todo del mecanismo de la sociedad humana. ¹De qué da J.-A.M: ¹"Libido negativa"? No recuerdo ese pasaje: como
cuenta la Psicología delas tnnsns...? Ni de la sociedad ni de la i>r> soy una computadora de la obra de Lacan, espero que us-
unión social de los hombres. ted pueda decirme un poco más, pues no recuerdo la "libido
En realidad, como dice Freud, da cuenta de la constitución j; I >egatrva
del cuerpo orgánico y pacífico entre la Iglesia y las Fuerzas
Armadas, que deben hacer la guerra con los de afuera y man- Fernando Grossi: Usted habló de dinamismo libidinal en el
tener la paz interna, ellas son la paz. Debe haber paz en la . "Estadio del espejo". Y hay una referencia...
Iglesia y en las Fuerzas Armadas; cuando hay malestar, es un
peligro para toda la nación. La Psicología de lns masas... da J.-A.M: ¹En qué texto?
cuenta del bienestar en la cultura militar y en la religiosa, sin
406 ln cques-Aloia Alilier

F. Grossi: No me acuerdo exactamente, pero es cuando ha-


bla del dinamismo libidinal en "Más allá del principio de rea- IV. LA LÓGICA DEL ANÁLISIS
lidad", o tal vez en el propio "Estadio del espejo".

Jorge Forbes:Él dice que se declara forfnit en relación a la Belo Horizonte, 1993
pregunta. Antes de dar por cerrado este seminario, le pido
permiso a Jacques-Alain para destacar un punto: sus contri-
buciones en estas cuatro conferencias, y especialmente en el
cierre, hoy, proponiendo una comprensión del Fdipo o una
comprensión "antiedípica", nos permitió pensar una clínica
no deficitaria — como ocurría hasta ahora —, entenderla a partir
de la neurosis y de la ética del sujeto neurótico, ubicando un
elemento fundante. Esto nos posibilita adelantar, con preci-
sión, una clínica psicoanalítica más abarcativa, que pueda po-
ner manos a la obra para practicarla con el sujeto psicótico,
perverso, neurótico. Por todo esto, muchísimas gracias, en
nombre de todos, por este brillante seminario.

San Pablo
Julio de 1989

Tradacción: Silvia Bnudí»i y Manna Piecaide


I )EMANDA Y DESEO

...El deseoes el rtesfasaje que hay siempre


entreé1mismo y sn causa...

La entrada en análisis no se articula sin la conclusión del


ira tamiento y éste no se articula sin la entrada en análisis.
Sin duda, en la teoría psicoanalítica, sabemos más sobre la
i ntrada que sobre la conclusión. Y por otro lado, parece que
hay más gente entrando que saliendo del análisis. ¹Qué ocu-
i re con esas personas? ¹Desaparecen del proceso analítico? Se
dice que con frecuencia desaparecen aviones en el cielo en la
legión denominada Triángulo de las Bermudas... !Quizás en
i I tratamiento analítico haya un Triángulo de las Bermudas
donde desaparecen los pacientes!
En verdad, hay muchas maneras de salir del análisis. Se
puede salir por cansancio... por asco... por desesperación. O
l'rente a la falta de éxito, de resultado terapéutico o, por lo
contrario, a causa de un éxito terapéutico, por el tratamiento
del síntoma. Pero las salidas verdaderas, más precisamente
lasque llamamos conclusiones de lacura, no son muy nume-
rosas. Y el propio concepto de fin de análisis como conclusión
de la cura es un concepto nuevo, problemático. Lo discutire-
mos en París en julio próximo, en ocasión del Encuentro del
Campo Freudiano.' Aquí, en "Belo", discutiremos la entrada.
l.a entrada en "Belo" y la conclusión en París.

1. VIII Encuentro Nacional delCampo Freudiano, 10 al 13 de julio de 1994,


l'arís. "Conclusiones de la Cura". Variedades clínicas de las s%das de análisis.
410 íac<i«es-Alai>< i>4iller
Deeaa>>day deseo 4I I

La entlada debe discutirse antes de discutir la salida. l'ar


I:» esta perspectiva tan simple, ¹qué sería la conclusión de
ce evidente: la entrada se da antes. Pero es una evidencia má
I,> «>ra? Tal vez la cura concluya solamente cuando el sujeto
cronológicaquc lógica.En verdad, cs necesario tener ya un >
<i>I< de la demanda y ya no espera nada del análisis, ya no le
idea de la salida del análisis para discutir la entrada, para re-
conocerla como tal. t >I<
t<' nada al analista. Sin embargo, esta definición nn es sufi-
< t<»tc. Como dije, se puede salir del análisis por cansancio o
< t« < pción. Puede ser que el sujeto que ya nn espera nada del
>ll> í tisis desplace su demanda a la psicología n a la psiquia-
t > t,>: no pide más análisis pero va a pedir medicamentos, dro-
Entl'ada te>s. Desplaza su demanda hacia las sectas, la biología mole-
Salida
«<l,>r,la política, la Cesfaft, la biocnergética, etcétera. No digo
< t«< todo esto sea lo mismo. Nn lo es. También puede ocurrir
< t«< cl sujeto que ya no lc pide a su analista desplace su de-
Si escribimos sobre un eje cronológico la entrada y la sali- «>,>nda hacia otro analista, y entre así en un reanálisis. De es-
da, es preciso tener una noción de salida opuesta a la eviden- t«nodo, no es suficiente decir que se concluyó la cura cuan-
cia cronológica para saber qué es la entrada y més < I<>
cl sujeto ya no pide más.
~ saíín
aun,para
para
entrar cn análisis. Cuando hablamos de la conclusión de la cura, se trata de
Algunos de nnsotros reconocemos este esquema, el de la <>t ra cosa que no tiene un desplazamiento dc la demanda ha-
retroacción, puesto en evidencia por Lacan en numerosas oca- < i,> otros lugares o hacia otras personas, sino de algo muy mis-
siones. Cuando alguien entra cn análisis, ya tiene una noción , t< rioso: de la desaparición profunda, radical, auténtica e in-
preliminar de la salida. Mi opinión cs que cuando el paciente í «>nsciente de la demanda. Sc trata de la desaparición del
entra en análisis ya tiene una noción preliminar de la salida i t»opio lugar de la demanda, de la posibilidad de esperar al-
aunque seavaga, cnnfusa; una noción de la manera como es- ' , g<> de la demanda hecha a un Otro. Se trata de la desaparición
pera salir del tratamiento. Y en función dc esta manera en que í <Icl Otro como tal y nosotros, alunmos de Lacan, a veces uti-
se espera salir es que se entra cn él, Dc esta forma, la entrada lizamos la grafía Otro con O mayííscula y cn el pizarrón cnn
está sostenida por la anticipación de la salida quc es la deman- ,
A mayúscula, símbolo del gran Otro. Es preciso señalar esto,
da del sujeto, el pedido de aquél al psicoanálisis. Es lo quc pro- t>ues no se escucha la mayííscula cuando alguien habla. Se
pongo para comenzar de nIa<Iera suave y clara. La anticipa- trata del misterioso fenómeno de la desaparición del Otro en-
cion de la salida sc hace activa y sc modifica durante el >no aquel a quien dirigir una demanda.
transcurso del hatamientn. Lo que esté anticipado respecto de 13ien, no se puede decir quc si alguien le pide al vecino
la salida después de algíín tiempo de análisis ya no es lo que "por favnr, páseme la sal", nn haya concluido su análisis; se-
se había anticipado al inicio. Si continuamos en esta perspecti- ría demasiado fácil. En Japón, hay una regla para conducirse
va podemos decir que el sujeto de la experiencia analítica bien en la mesa: nadie debe servirse sake cn su propio vaso, si-
aprende lo que no puede obtener através de la demanda I no servirle siempre a otro y si los otros se olvidan de uno,
aprende a nnpedir més, porque toda demanda es fundamen- nuestro vaso se queda sin snke.Es delicado no pedir sake y ve-
talmente sin salida y porque es preciso desistir de la propia de- rificar si el otro piensa en uno, si piensa en darle sin que uno
manda. tenga que pedir. Si los japoneses, cn la mesa, no piden nada,
412 laeqnes-Alain Aíi Iler Demanday deseü 41S

podemos pensar que todos concluyeron sus análisis; por <.s<> : I«, j >i<ii< ndo un lugar en el Otro, un lugar o un lugarcito, pe-
casi ningún japonés entra en análisis... Disculpen el improvi «j>i< rde toda posibilidad de obtener ese lugar en vista de
sado ejemplo. ¡<>« I propio lugar se perdió.
El pedir, la demanda, es fundamental y con la desapari • fvj< preguntaron si es más fácil o más difícil vivir cuando
ción del Otro a quien pedir, se desvanece la esperanza de po <I < >l n>no existe. Podría responder que es más fácil, pues
der encontrar alguien que le dé lo que le falta a quien lo pide, . «,>u<lo no se puede pedir al Otro que ya r>o existe, cuando
En este sentido, es un dato absoluto que la conclusión de I,> «< >,< puede pedir nada a nadie, el remedio es apoyarse en sí
cura es el desvanecimiento de la demanda. La fórmula sor <ul u><>. Pero por otro lado, es mucho más difícil vivir luego
prendente de Lacan segí<n la cual el Otro no existe, tiene seto I< l <losvanecimiento del Otro, pues implica vivir sin identifi-
tido en esa perspectiva; se refiere al desvanecimiento de la de- .< i<>nes, vivir sin el soporte de las identificaciones a través de
manda al final del análisis -como lo sitíío esta noche — y I,> < uales el sujeto, sin saberlo, se inscribía en el lugar del
apunta a que ya no existe el Otro de la demanda como resul. Qué sería realmente vivir sin identificaciones, sin pedir
tado del análisis. No hay ningún Otro que pueda satisfacerla, ¡< « l<>n, sin disculparse? Una persona que viviera así no sería
Hay una falta que nadie puede colmar, un defecto sin reme- «<> i<uen vecino, no daría explicaciones porque ya no habría
dio y, en este sentido, el desvanecimiento de la demanda es lo <»<iio para recibirlas. Como decía Disraeli,' primer ministro
mismo que consentir y asumir la castración que, cn cierto mo- I > reina Victoria, quien tenía como axioma, como lema:
do, significa que ya no queda a quien dirigir la demanda. N< <>< r cornplain, never explain", no quejarse nunca ni dar ex-
Para llegar a este punto no hay cortocircuito. No se trata l'l <l«aciones.
' No estaría mal para un final de análisis.
simplemente de desistir de las ambiciones locas, de adquirir< l'.l ejemplo de Disraeli nos hace ver que existe algo de c>ni-
modestia, de renunciar, No se puede evitar el desvanecimien «> <n el fin de análisis. Un cierto tipo de soledad cínica. En la
to de la demanda en el final del análisis. En cuanto a eso, La- I <lsl»ria del pensamiento son los cínicos, es la ascesis cínica. la
can dijo, a proposito de lo que llamó "el pase": -"on >>e peut' < ¡«<encarna la posición del sujeto que se conduce como si el
s'en donner les nirs" —que es, como vimos, el desvanecimiento < >lr<> no existiera, permitiéndose así todo, sin pudor, porque
del Otro a quien pedir. Razón por la cual no deja al sujeto <>»está apabullado, limitado por la mirada del Otro. Digo ci-
inerme: lo modifica. De hecho, el desvanecimiento de la de- '
llisnlo porque con él el sujeto vive en el corazón de su ser, co-
manda que es el desvanecimiento del Otro a quien se dirige el, <»<> si el Otro no fuese sino semblante. Son peligrosos esos ti-
sujeto, tiene consecuencias de lo más profundas para este úl- j><>s, salvo que sean como Diógenes — un trauma para la
tirno; él es modificado en el corazón de su ser. En la medida ««<lad griega — que no hacía mal a nadie. Los peligrosos son
en que el sujeto se sostiene en el Otro, en aquello que le pide l«s cínicos con poder.
al Otro, lo que surge del lado del Otro como desvanecimien- l',l analizado, el sujeto en el final de su análisis (durante el
to, como no existencia del lado del sujeto, es una destitución.
r
Así llama Lacan a esa modificación. del sujeto. La destitución
del sujeto es correlativa al desvanecimiento del Otro al final 3. Benjamín Disraeli (1804-81). Político y escritor inglés. Hijo de ju-
del análisis. Con eso se pierde, para el sujeto, toda posibilidad d«>»de ascendencia italiana. Fue primer ministro de Inglaterra en ei
de obtener un lugar en el Otro. El sujeto pasa su vida esperan- l «ríodo de 1868 a 1.880. Consiguió>, en l876, que el parlamento diese a la
< e<n'l Victoria el título de Emperatriz de las Indias y obtuvo ia cesión de
I,> isla de Chipre para el Reino Unido. Recibió, entonces, el título de
2, No se puede presumir de e)lo. «>nde de Beaconsf>cid. (N. de T.)
4>4 loeitiie<-Alnin
Miller Deinanda y deseo 415

análisis hablamos de analizan te- y, y c(.


cuando a operación anali ii ii. l'ero si se dijo, es porque hay allí algo que en cierto modo
tica concluyó, hablamos de analizado), conoce un estad l)i iii que ver con el mecanismo de la forclusión.
a o((
tusiasmo a medida que desaparece el Otro, al que le dab;i
entus ( 'ren que es la razón por la cual los analistas están obsesio-
e poder de aplastarlo. Pero por la misma razón, el analizad ii »aii«» pnr la cuestión del grupo analítico, de la sociedad ana-
conoce también un afecto depresivo cuando descubre la ine lllica. Visto desde afuera, es asombroso el lugar que tiene la
xistencia del O Otro y de todas las pasiones que giraba nasua -I- i iii stinn institucional en el p e nsamiento de l os a nalistas, al
rededor.
re e or. sEspor esa razón que Lacan sitúa los efecto' ). Creo
'bl . i iiiii tn que Lacan los llama los ane ~i liste (burro con lista
e inal del análisis entre manía y depresión, de manera an i iiii si la cuestión tiene un papel quizá demasiado importante
tinómica y cíclica. Lns dos afectos se producen con el desva- i ii I i historia del psicoanálisis, no es suficiente constatarln, la-
necimiento del Otro de la demanda. iiii iitarse, burlarse; hay que entender la ló g ica a la cual res-
Por ello si' esto!o tomamos en serio, entenderemos la im-
, .
i< iiide ese hechn. Cada vez que se plantea con seriedad el pro-
portancia de recomponer un Otro un gr gran Otr o,, para!os ! anal lil< i»a del fin del análisis surge a su vez, cnn insistencia, con
l'- d . Es la cuest'
lizadns..
.ión institucional cn psicoanálisis que tiene
'

iii,encia, el cuestinnamiento de la institución analítica; es de-


sus fund amentos enn!! o c l 'í n ico. Es esencial
' -
-' i ii' < lue cada vez qiie se plantea con seriedad. el problema del
.
-

recomponer un
Otro a medida, un lugar del Otro para los analizados, sin el liii del análisis, a su vez se tnrna insistente la cuestión de ha-
cual los analizados se vuelven locos. Sin ese Otro pueden < ir existir un Otro que pudiera responder por el problema. Es
imaginarse que ellos mismos son el Ot . Y h d iii i problema hacer existir un Otro entre sujetos supuestamen-
más peligroso, más nefasto, nada que bloquee más el análisis ii convencidos de que el Otro no existe. Cómo hacer existir
que el hecho
q - de c] ue el analista analizado imagine que es el i ; i Otro entre sujetos analistas, a los que se supone analizados
Otro. No obstante, una conclusión de la cura puede ser la si- y convencidos íntimamente de que el Otro no existe.
guiente: que al no darse cuenta de que el Otrn no existe, al i I:sa vinculación entre el final del análisis y la institución
buscar al Otro por todos lados sin encontrarlo, como Dióge- ,iiialítica es fácil de entender cuando alguien piensa que ha
nes, concluya que él mismo es el Otro. Ese Otro a medida a- "
lli gado a la conclusión de su tratamiento. Suponiendo que el
r a los analistas analizados (nn es el caso d t 3 . ( )(m de !a demanda desaparecin, queda por pedir una última
) l
llamamos la Escuela. Es la verdad clínica de la Escuela. Y la i»sa, que es precisamente que se reconozca y verifique que
primera razón para que sea una Escuel a, es que c3ebe ser clí- i ii»cluyó. Es paradójico pensar que al llegar al desvaneci-
nica. i»iento de la demanda, queda una última. Lo que Lacan lla-
No es un hospital para los analistas sino un refugio. Es como i»a "pase" no es sólo el momento de concluir, sino también cl
una suplencia del Otro para los sujetos analizados conve d pedido a la institución de que lo verifique. I a demanda de
que e r o n o existe: los analizados tienen algo de inhuma- i>ase es ciertamente paradójica porque se sustenta en la falta,
no, e i nsoportable para los demás y para ellos mismns. Es i » la inexistencia del Otro. Podría ser una trampa, "pido ve-
esencial recomponer un Otro sustituto. Es sun emaaestuciiaren
t ci, i ificar que nn estny pidiendo nada", y el otrn podría respon-
qué medida el desvanecimiento del Otro en el final del análisis iler "No, usted no llegó al punto de no pedir, porque está pi-
tendna algo que ver no cnn la psicosis sino cnn el mecanism.o de iliendo". Esto quiere decir que la. demanda de pase y todo lo
la forclusión. Y cuanto más potente es eel final i n a del análisis
e an a i s i s, más que se refiere al final del análisis tiene algo de paradójico.
presente esta algo que tiene que ver con ese mecanismo. Al Aquellos que mejnr concluyeran sus análisis nunca demanda-
na vez se llegó a decir que el final del análisis es psicótico. No lo rían el pase.
416 facciaes-A/ain kíiller Deraa»da>ideseo 417

Hay también una paradoja en la entrada en análisis, Voy,> »»>s clesituar en el sujeto una exigencia tan fuerte que no de-
tocar ese punto más adelante. Hay una paradoja final que > s
«i>'»de del consentimiento del Otro. Hablamos de "pulsional"
la demanda de pase, y hay también una inicial que veremos »>,»>dohay algo que exige sin preocuparse si el Otro dice sí o
más adelante. »». l',I amor está pendiente del signo de amor del Otro; la pul-
Antes, quiero subrayar que al lado del aspecto instituci». ,I>»> es, en eso, su contrario, Cuando hablamos de pulsion no
nal del fin del análisis con fundamentos clínicos hay un as » ¡» ramos ningú>n signo del Otro, es una exigencia sin ningu-
pecto propiamente clínico de ese final. ¹Qué pasa con un su. »»»ncesión, sin ninguna limitación. La pulsión es exigencia,
jeto cuya demanda se desvanece radicalmente? Para retornar »>)s que demanda al Otro, Y el sujeto está destituido a nivel
a los términos de Lacan que seguramente serán trabajados en «» ls>ional.
estas jornadas, vamos a escribir la demanda con una D ma l- l,a destitución subjetiva es uno de los términos de Lacan
yúscula. Toda demanda se sustenta en una falta y el sujet «»». definir el final del análisis. Ya se lo encuentra a nivel de
que pide, testimonia que le falta algo. Es por eso que pod I,> «>ulsión, razón por la cual Lacan puede decir, por ejemplo,
mos escribir el sujeto barrado debajo de esa D. Toda dcma i «»>• es acéfala. Podríamos definir la pulsión como una pura
da se sustenta en la falta del sujeto. »»>uxión de lo simbólico y lo re al sin ni n g u na i nt erposición
I»»,ginaria. Es por eso que la pulsión no se equivoca. El deseo
D ea > quivoca, el amor se equivoca y engaña. Pero cuando ha-
l>l,»»os de la pulsión en la experiencia analítica tratarnos de
> lis> ñar un nivel donde no hay tretas ni engaños, donde la co-
»> xió>n de lo simbólico y lo realse hace de manera perfecta.La
Precisamente, hay en Lacan una escritura del desvanecl ~»>lsión nunca se equivoca, el deseo siempre lo hace. Y no ha-
miento de la demanda. Él lo escribe colocando los dos térmi I>l> n1os del amor.
nos $ y D en una >r>isma línea, con el rombo, escritura lacania l'.1 sujeto es su falta-en-ser. Y una falta existe cuando al-
na de articulación entre dos términos.
«,»ien espera colmarla. Cuando ella se torna incurable, deja de
»>istir como falta. Es por eso que hablamos de desubjetiva-
SOD > «ó», como si el sujeto aceptase identificarse a su propia falta-
»>-ser, de tal manera que ésta desapareciera como tal y ape-
Sin comentar más esta fórmula, diré que con ella Lacan es- ' »,>s quedara, al final del análisis, su cicatriz.
cribe lo que Freud d enomina pulsión. Es la pregunta central I lablé de la demanda en la charla inaugural, pero hay tam-
de la conclusión de la cura, tal como Lacan lo refiere en el Se- l>ién otro término que está presente en el título de estas jorna-
minario, Los cnatro conceptosfnnde>inentnles del psicoanálisis, al >«,>sr> el deseo. Antes de Lacan, o mejor antes de Freud, el de-
preguntarse qué pasa con la pulsión al final del análisis. Esta «<>podía ser designado como una potencia elemental que se
pregunta surge, justamente, a causa del fenómeno esencial »»bleva en los seres humanos y los lleva a juntarse. Freud
del desvanecimier>tode la demanda y, cuando se da, lo que »>ismo alude al mito de A r i stófancs que nos muestra a cada
surge es la pulsión. ¹Por qué? Porque la pulsión es una de- »» buscando su mitad en el mundo. Esto es el deseo.
rnanda. En Freud, la pulsión es una demanda muy particular:
no pide nada a nadie. Cuando decimos "pulsional" en nues-
tro código,aunque muchas veces sea confuso o vago, trata- 4. Eh IV Encuentro lkrasile>io del Campo Ereudiano tuvo como título:
'í» manda y deseo en la entrada en análisis".
4t>> Jaeq»es-Alain Afilie>. De»>anday deseo 419

En Freud, el deseo se sitúa entre Erns y libido, tomandn,» I <I«»<> tiene. Eso forma parte de la propia palabra "deseo".
dos palabras que nn pertenecen a su lengua, ni tampoco,>l A l l í está la oposición entre deseo y goce. El deseo es siempre
castellano o al portugués, sino a la literatura antigua, en I > >«>l,>mentarse, un deplorar, una nostalgia o un anhelo, de tal
que buscamos términos para expresar lo inés misterioso.!>i» *a que si buscamos la palabra deseo en Freud, la vamos
»>,»>e>
embargo, hay que distinguirlos. Eros es amor, pero emplc > » <»cnntrar fundamentalmente en la palabra "Wuusch", el anhe-
mos la palabra amnr para designar más precisamente el fen<> I«< li>e, segí>n él, esté en cada sueño y allí se satisface. La pul-
meno erótico del sujeto que se vincula a otra persona. Allí s<»> »I<>n no se satisface en los sueños. En verdad, el deseo perma-
dos y surge un problema: una discriminación muy sutil enli< Il«' '<' fundamentalmente insatisfecho. Es pnr ello que Freud
los seres humanos. '<ll >í;> el deseo y su satisfacción en los sueños, de tal manera
Cuando hablamos de deseo,por ejemplo de deseo sexual, < l«< una falta siempre esté en el origen del deseo: su motor y
hay en este caso menos discriminación. Implica tratar de s,> «i causa snn siempre una falta; y si el sujeto se dirige a un ob-
tisfacer el deseo sexual de una manera o de otra, sin la pr< l< I<>, es para colmarla. Pero la dificultad planteada pnr Freud
sunción de exclusividad, tal como sucede cuandn empleamn>< < "«<lue el objeto de deseo, el objeto al cual se dirige el deseo,
la palabra am nr. Los g r i egos hablaban del d i o s E ros com<>
<>«»ca es igu >l a la causa. I-Iay una desigualdad fun d a me ntal
muy discriminativo: con sus flechas tocaba a una persona y «>lro ellos. Falta un objeto que decimos que esté perdido, y lo
otra, vinculéndolas. I-Iay un famoso cuadro de Paolo Verone < s< ncial es que el objeto reencontrado nunca es el adecuado.
se: Marte y Ve>uis, vinculados porel a>uor, donde vemos al p<< N» cs elbueno. Es cnmo si siempre hubiera un equívoco, un
queño Eros rodeando los miembros de lns dos personajes c<»> <I«alagl.', un hiato.
un velo. l'.n ese sentido, ¹qué es el deseo? Es el deseo de un objeto;
Para decliflal esos tér>r>ii>os, hablemos de la p u l sión, que
l >< n> en un segundo sentido, :"undamental, el deseo es el déca-
según Freud y Lacan es lo contrario del amor, dado que el nb '
l>i<,< que hay siempre entre su causa y el objeto deseado. Em-
jeto no tiene allí ninguna importancia. La pulsión, fundamen-; l<l< ;>mos la palabra, deseo para oponerla totalmente a la no-
talmente, no apunta hacia el objeto, pero a través de su trayec ' < i<'>n de satisfacción, de modo que en el uso propio de la
to busca gozar bajo cualquier condición. Entre estos términoS~ l<,>l,>bra la satisfaccinn es antinómica al desen. Y podríamos
ésta es la función menos discriminativa. Freud emplea el tér < I< «ir -es una fórmula que estoy proponiendo — que el deseo es
mino "Eros", a la vez, para el amor y para la pulsión y, pode-
><><insatisfacción. Razón por la cual la histeria tiene un papel
mos decir, casi lo emplea para el deseo. <» el psicoanálisis. Esta estructura clínica caracterizada por el
La libido es la cantidad que alguien puede invertir en unu < I<
seo insatisfecho muestra que el estado primario, originario
u otro objeto — con cambio de inversiones — como las personas <I< I deseo, es la insatisfacción. Por eso, Freud dijo que el níí-
que juegan con las monedas y a veces compran francos fran-', < I< n de la neurosis es la histeria. Pndemos decir, en nuestro
ceses y dólares y los cambian por otras. Hay mil millones de v<>cabulario, que la castración es el nombre fundamental de
dólares por día, donde se hacen inversiones de libido en el <- ;> falta, en tanto que el objeto descubierto por Freud como
mundo. Y esa libido monetaria, que circula cada día, es más l,> ltante y que marca su ausencia en el inconsciente es el faln.
fuerte que cualquier gobierno. Podemos decir que la libido
freudiana tiene que ver con lo que llamamos goce.
Pero el deseo, ciertamente, es otra cosa que el goce, porque
el deseo está en referencia a un no tener. Alguien desea cuan- 5. Dícalage:hiato, n<> coincidencia, desfasaje a nivel del tiempo y del
< ;,l>aci<>.
420 tac<taes-Alain )Ni lter De>nanday deseo 421

La falta, cuyo nombre fundamental es la castración, Laca» I<« ¡>< Ia la articulación freudiana diciendo que en el centro de
escribe con el (-(p) entre paréntesis. Freud también situab l «I «I > <>bjeto o hay (-ll>).La castración está en el centro de cada
deseo femenino en relación a la falta de ese objeto, llamánl.l<> <«
<I<I<>de deseo. No es suficiente darles hijos a las mujeres pa-
lo con una sola palabra: Penisneid. Fl holnbre — si lo consider,> ««,>I<»arias. Por eso, cuando en París me preguntaron qué se-
mos materialmente — debería ser el ser satisfecho; sin emb<>< < «,<»»a verdadera mujer en el sentido de Lacan, respondí: es
go, también en el hombre ese objeto se inscribe bajo u«><« 1«lea. En el momento en que Jasón se va con otra abando-
sustracción, pues su deseo esté siempre bajo una castración «» «I<>a Medea, ésta, que debía permanecer tan sólo como la
Es por eso que en todas las historias de los anélisis contad«>< «<,><I re de los hijos de aquél, aun amando a sus hijos los mata,
por Freud, la castración aparece siempre como una amena s> ¡«>»I«e los sustitutos tenían valor solamente en referencia a
Para aquel que tiene el órgano, la castración es amenaza y pa »<I»< I hombre. Entiendan bien, no estoy d i c i endo qu e cada
ra el sujeto que no lo tiene, la castración es anhelo, nostalgl<I, «r <.Iue hay un divorcio se debe matar a los hijos; me van a
lollgi ng, colno se dice en inglés. I « lseguir. Sin embargo, no pensemos que ser madre es la vía
Para Freud, la mujer es <ul sujeto que en el inconsciente n,> I< Ia autenticidad. femenina. Es esto lo que Medea encarna.
rla»i » a die po dr é satisfacer; ella es, por excelencia, el sujeI<> I «< so, al menos, hay un ac»erdo con las feministas: no nece-
insaciable. Entonces, para tratar de colmar esa falta — que <I<l <«I,»»oshacer una equivalencia entre maternidad y feminei-
miedo a todos y a las mujeres también — les damos niños: pa < I ><I. Ser madre puede ser la máscara, la pseudosolución. Los
ra calmarlas. Y Freud decía que el niño no era més que un sus. I«><»bres, a veces, se ponen muy contentos al situar la falta fe-
tituto. »«»ina, que los persigue, cle ese lado. Hacen equivaler femi-
»<i<lad con maternidad, estableciendo así que todo está bien
Niñ.o <>»eso. La mujer puede imaginar, ilusionarse, pero por lo
»«»os debemos problematizar la relación de la femineidad y
I,«»a ternidad.
Así, comenzamos a cambiar el sentido del d eseo. Cierta-
Como decía Freud, no es más que un Ersntz, no es la cosa < >«»te lo que lo modifica de manera decisiva son las fórmulas
misma. Hay cine Gleichlliig —
una equivalencia, una ecuación-,' < I< I.acan: el deseo es su insatisfacción y, en el análisis, es su
niño igual a falo. I»I< rpretación. l Qué quiere decir eso?
Sin recomponer todos los pasos de Lacan para articular el
Niño = <I> < I< seo con respecto a la demanda, a la relación del sig l<iíicaclo
«>» el significante, diré solamente que en el campo de la pa-
Pero no podemos decir que el niño es la cosa que le falta a l,<I>ra, la insatisfacción fundamental del deseo se traduce en
la mujer. En el niño se reencuentra algo que toma el lugar del I<>s siguientes términos: jamás podemos decir el deseo. Tome-
objeto que le falta, de tal manera que si escribimos el falo co.. »><>»como definición — en el sentido de Lacan — el deseo es al-
mo falta (-ll>), podemos escribir al niño como una metáfora po- T «,<> que no podemos decir, por lo menos directamente. Es lo
sible del falo, pero solamente como sustituto. No podemos <I«e no podemos decir cuando hablamos, Así, eldeseo apun-
decir niño igual a falo, pero todos los objetos de deseo tienen. '

I.> hacia una impotencia de la palabra y, aún més allá, hacia


el lugar de sustitutos de aquél. Es una sustitución (-<I>). «<la imposiblidad. En los términos de Lacan en "La dirección
Cuando Lacan nombra e] objeto de deseo como objeto a, . < I< la cura...", la experiencia analítica no se daría si el sujeto no
l<
De«<n><da
y deseo 423
422 Jnc<iues-Alni>r Miller

se topara, a cada momento, con la impotencia de la pal >I»,< « I >< lt ro que cualquier explicación. La doctrina de Freud es-
con la incompatibilidad esencial del deseo con la palabra, < «n i<>das partes, en todo el mund o .
Llamamos deseo al décnlngeentre lo que se quiere doci<> ( '<>,>ndo un personaje notable, un conferencista, un presi-
loo d'
dicho, como muestra la experiencia del sujeto en el anél iv>< i«>l< -¡cuéntos presidentes escuchamos esta noche! —,'come-
El deseo es propiamente décalage, por definición; de tal ma»< «< >lapsus, en casi todo el planeta sabemos que la verdad es-
ra que Lacan pudo proponernos que el final del análisis sor!« <» r l lapsus. El analista sería quien acepta esto hasta sus
arribar al bien decir. ¹Qué es el bien decir? No es decir el <I< <>lu<»,>» consecuencias. El deseo del analista no viene de sí
seo, pues eso no es posible; es un saber hacer con la met<>ni « II' > <l<>,
sino que es la interpretación — por parte del analizan-
mia, es decir, tomando en cuenta que el deseo no puede s« < I< lo que dice el analista; es lo que el analizantc interpre-
dicho directamente, sino que es dicho siempre entre las pal < «< l< aquello que escuchó del analista. Por lo tanto, ser analis-
bras. Es saber decir de costado, por alusión, es tener un do»>l i«< >l>liga a tratar de situar y de controlar.
nio de lo alusivo y saber decir la verdad a medias, porque I < t '«ando se habla de interpretación -y ése será el tema del
verdad toda, si es dicha, se convierte siempre en mentira o i» I <>««ntro Internacional de 1996, ya programado — se piensa
sultn. Cuando alguien le dice a otro "voy a decirle toda la v< > <>«»preen la del analista, pero la interpretación más impor-
dad", esta amenazando. El bien decir es saber hacerse res ol> l<>«l< «s la del analizante: cuando él interpreta al analista.
se respol>
e la manera en que el otro va a entender lo que se dio < I'n> este sentido, en la entrada en análisis hay también una
Ése es el deseo del analista. ¹Sería analista un sujeto que sah< ! < ><,>rloja. La entrada en análisis requiere ser solicitada, pero
lo que dice? No, nadie sabe lo que dice, nadie sabe los efect<» <>jeto que hace una demanda de análisis no sabe lo que es-
que tiene en el otro lo que alguien dice. Pero el analista serltt ! >! >idiendo. Solamente debe aceptarse una demanda de aná-
un sujeto que sabe que lo esencial esté entre las palabras y n(> Il <i;. si, más allá del análisis que se pide, el analista logra escu-
en las palabras. Un analista — profesión imposible, derfn I>,» lo que el sujeto desea. Fs por eso que no se necesita de
Freud, Lacan habla de la estafa psicoanalítica — ' es un sujeh> «<»,demanda determinada para que se acepte a un sujeto en
que acepta ser responsable de los efectos de su decir más alln ,«»,lisis, sino de un deseo decidido que no tiene nada que ver
de lo que dicey que no se puede disculpar por el hecho dt ««>el imperativo, con la urgencia, con la presión, y que logra
que no era eso lo que había querido decir. Su analizante n« «escuchado entre las palabras.
acepta eso porque la disciplina del análisis implica, precisai
mente, que cuando uno no dice lo que quería decir, lo que di~
ce es més verdadero que lo que uno quería decir. He ahí lo te I >< l><lfe
rrible del lapsus. En el momento en que hay un lapsus
apsus, el
e
sujeto puede explicar que quería decir otra cosa pero todo el /.-A.M.: Una pequeña pregunta, una preguntita... Pido una.
mundo esta convencido, gracias a Freud, que el lapsus es más ! <><
guntita, por. favor, es mi demanda... Gracias.

R>tgelilaa Hnrari: Es una pequeña pregunta, ¡una pregunti-

6. El psicoanálisis es quizás una estafa, pero no es cualquiera -es


Jl

una estafa que cae justo en relación a Io que os el significante, o sea al o ' 7. Alusión a Ia composición do Ia mesa de apertura dci IV Encuentro,
>nuy espcc<a), que tiene efectos de sentido". Clase del 15-3-77(Sea>i>>a <I<>nde estaban presentes varias instituciones representadas por sus
ri
L'ins><...) publicado en Or»icar? 17-18. n spectivos presidentes.
424 /nrfi«rs-Alnin Millrr Demnlrdn <trdeseo 425

ta! Durante la experiencia analítica es paradójico referir» i <<' i »t <<<mina... Es casi com o l a s m u j eres elegantes del s i g l o
un sujeto en proceso de desubjetivación. ¹No podríamos lw. „ ' VI I l, que se colocaban un lunar en el rostro para que se pu-
blar de ese sujeto de otra forma, dado que eso se refiere al «««< ' ,I« i,i apreciar su bella piel. Había que colocarse un defecto,
mento del pasaje a objeto? ¹Cómo podríamos hablar de <»<; .'

iiii p<ico de negro para volverla espléndida y que fuera apre-


sujeto que se desubjetiva? ll«l;<. Ese lunar es casi el sujeto, es como su encarnación.
'< I<»< a, tal vez las computadoras nos estén dando una buena
J.-A.M.: ¹Cómo propone hablar de eso?... Tenemos la pnl« t ll,i de un proceso desubjetivado. Como nos angustian las
bra freudiana "pulsión", si niciéramos equivaler el sujeto i I« t l<i<p«<tadoras de computadoras, las que vigilan a otras com-
falta-en-ser. Durante toda la civilización se ha buscado sah< t í<t«l idoras, se inventó el virus.
hablar. Para los griegos tenía un valor esencial quién sabía hn I,ntre las invenciones más inteligentes de los especialistas
blar retóricamente bien. Freud dice que lo esencial, lo n><1» ii <ximputadoras está la creación de las enfermedades, pues
precioso, es el momento en el que ocurre un accidente de «l!» iii!n>«luciría algo que desangustia a todo el mundo, que mo-
curso. Es una joya. Es por eso que decimos reconocer la v«' Il »I,< a todo el mundo, y al molestar es desangustiante. Sola-
dad del sujeto en el m o m ento de la falta. Si no hay falta, i i<i i iit ii<e habiendo c o m p u t a d o ras, tend r e mo s c o m p u t a d o r a s
hay sujeto.Y para que haya un sujeto en cualquier lugar, i « ««l«<r<as, tratamientos de computadoras, y mañana compu-
preciso que haya desorden. Si hay algo que no funciona, h«<f <rit l<iras en análisis.
sujeto, La idea en el mundo contemporáneo es la de eli<r<ini« r

a los hombres del proceso laboral automatizándolo al máxí I,«iz Henrique V<digal: ¹Cuál sería la relación del síntoma
mo, pues es sabido que donde están los hombres, hay falta<t i<ii lo que usted denominó anticipación de la salida?
Preferimos tener una computadora que vigile a otras compu
tad oras pues «<n hombre se puede dormir, encontrarse con s<< J,-A.M.: Está directamente vinculado. ¹Qué es un síntoma
novia, pensar en otra cosa, leer a Lacan, en fin, hacer otras c<i. < ii,inálisis? El síntoma biológico tiene una objetividad. Por
sas. De esa manera, aunque sea muy difícil, la idea es automa < j< i»plo, cuando murió el rey de Bélgica hace cerca de un
tizar porque los hombres introducen faltas en las cosas. I., i iiii », su hermano — el heredero —, ese hombre de casi 60 años,
pulsión, precisamente, es la idea de algo que funciona perfeg I«z» un discurso inaugural de aceptación del trono. Leí en e l
tamente bien, logra siempre su meta fundamental que es «'I <II irio que él temblaba en el momento de leer el discurso, y
1
goce, el gozar. Y es por ello que Lacan, de manera irónica -e» I«hía médicos que reconocían, en la televisión, el supuesto
magnífico — dice que el sujeto, al menos a nivel del inconscien «<i «Irome de Parkinson del rey. Después fue desmentido pero
te, es siempre feliz. A nivel de la pulsión el sujeto es feliz por 'l-
l<i» médicos, al escuchar y al ver en la televisión al rey de Bé-
que stempre logra satisfacerse, aunque le surja el malestar,, y,«ra hablando, hicieron el diagnóstico. Quiere decir que, su-
Eso es conocido. Se dice que toda enfermedad tiene sus b en' ! >iie»tamente, el síntoma médico tiene una cierta objetividad,
ficios secundarios. Es una manera de decir que bajo la queja,
¡ t< r<i no en el psicoanálisis, en el cual el síntoma es algo de lo
bajo el dolor, hay una satisfacción, un goce. Tenemos la idea < í«< el sujeto se queja. Si el sujeto no se queja de algo en el aná-
de que es un proceso desubjetivado: es algo que funciona per. ll»i», es muy difícil decir que tiene un síntoma analítico. Si vie-
fectamente bien y es siempre muy inquietante. Tenemos tam-", ii<,il análisis el rey de Bélgica que tiembla pero que se consi-
bién un alivio cuando algo no camina, porque cuando cami- tI< ra perfectamente sano, no es el analista quien va a decirle:
na no vemos la falta, pero si es solamente una pequeña cosa "l l»ted tiembla mucho". No piensen que eso es un buen sín-
De>r»»>d»y deseo 42í'
426 Jacques-Al»i» i> filler

> I> usado de su síntoina y, en ese momento, decir "eso t ambién


toma para comenzar. Fn el análisis es fundamental una quej,>
»>y yo". De ese reconocimiento de su ser en lo incurable hay
A su vez, el analista puede situar un síntoma que el sujeto n<>
l,»»bién un efecto liberador, pero eso tal vez no suceda dema-
conoce, pero, si el sujeto no lo pone en juego por la palabra,.
Yo decía, hace algunos años, que un síntoma analítico no so
»i,>dorápidam
ente. No se trata de decir — con su síntoma — des-
~»>ís de poco tiempo "soy mi síntoma, me voy". Esperamos
constituye en la objetividad. No podemos hacer el diagnóstl
> I> I análisis la reducción del síntoma a su parte irreductible. Y
co sin que el sujeto hable.
«»,ndo eso ocurre, no hay más allá.Fn ese momento se pro-
Vamos a descubrir que algunos se quejan de cosas bastan
>l»ce la solución de la cura que Lacan llama "identificación al
te misteriosas: por ejemplo, un ingeniero exitoso que se que.
>ii» toma".
ja de su fracaso. Encontramos siempre personas exitosas qut>
se quejan de sus fracasos, porque los éxitos que tienen no son
Sírgio de Castro: El final de análisis, que produce un saldo
los que querían tener. Hay exitosos en los negocios que que-
> inico, si pensamos cn colocar allí a la pulsión, ¹no produce
rrían serlo con las mujeres. Los donjuanes, que tienen un
l,»nbién un saldo autoerótico en la medida en que prescinde
montón de mujeres, querrían ser felices en los negocios. Y n<>
>l>1 Otro totalmente? ¹No cs eso una contradicción?
se sabe quién lo es antes de que lo declare. Y el que tiene mu-
cho más éxito que su padre, se siente angustiado por eso. Ese
J,-A.M.: Ciertamente, usted conoce bien los textos de Lacan
dcsfasaje del cual hablaba, no puede localizarse sin la decla>
>~»e hablan de saldo cínico y de la reconciliación del sujeto
ración del sujeto. Así, el síntoma es totalmente correlativo dv'
»>n la pulsión, que produce un beneficio para él. A veces, el
la anticipación que hace de su salida, de lo que el sujeto qui '
>a>jeto quiere ir en esa dirección, pero tiene también la posibi-
re obtener en el análisis. Lo que quiere obtener del análisis e
li dad de, en lugar de vivir la pulsión como un síntoma, reco-
como otra cara del síntoma y evoluciona a medida que el sín
»ocerse cn ella y decir "soy la pulsión", porque cuando el su-
toma se transforma. La queja se desplaza y también la antici
j> to reconoce cierto tipo de pulsión es totalmente auténtico.
pación que hace de la salida. ¹Cómo termina esto? No se pue
i',» preciso que nos interroguemos en cuanto a permitirle el
de decir que termina con el tratamiento, pero por lo menos,
termina con la desaparición de la queja, Podemos referirnos,> ,>nálisis a todos. No es correcto hacer permanecer o hacer en-
I > ar en análisis a cualquier tipo de sujeto. Es por eso que La-
alguien que terminó su análisis en cuanto al síntoma, ya no se
> an decía que era necesario seleccionar a los sujetos para per-
queja de éste. Es un chiste, porque nadie se cura del síntoma,
»>itirles entrar en an álisis de acuerdo con u n c r i t erio ético.
Es lo que Lacan llamaba identificación al síntoma: en lugar de
Creo que ese criterio ético tiene relación con la pulsión. Pare-
sentirse diferente de su síntoma, finalmente reconocer en qué
~ e paradójico hablar de pulsión en términos éticos, sin embar-
sentido alguien es su síntoma. Efectivamente, decirlo así pa-l
go, cuando hablamos de cinismos, ciertamente se trata de una
rece una trampa. Pero en la medida en que hay algo que re-
siste al final, existe algo que no se puede solucionar totalmen-'( ~>osición ética. Lo difícil es evaluar cn el comienzo del análi-
sis esos factores que, a veces, no se revelan antes de un cierto
te. Fn el anáhsis hay siempre un desfasaje entre lo anticipado
y el resultado. Ante el resultado condensado del análisis, que tiempo. Es por ello que son tan importantes en la práctica la-
caniana las entrevistas preliminares, antes del acceso a la ex-
Lacan llama objeto a, no hay más remedio que identificarse. ¡
periencia analítica. No se trata solamente de una cuestion de
De Ia misma manera que en el análisis, el sujeto aprende a re- '

diagnóstico sino de ética, de anticipación de la salida del su-


conocer suser en su falta, reconocer su verdad en el lapsus,
jeto.
puede también, reconocer al final del análisis su ser en lo con-
428 faeq<<es-Alain Miller Dema«day deseo 429

Angelinn Harnri: Me gustaría, si fuese posible, oír una arll' J, /1.M.: Por lo menos se puede decir que no se lo puede
culación entre el final del análisis y el aforismo de Wittge11,< < I« i1. Otras cosas no. El pase es la verificación metódica del
tein: "Aquello que no puede ser dicho debe ser callado". I«'<'l<o de que, para el sujeto, el lugar del Otro de la demanda
<I< "apareció verdaderamente.Y puede ser situado a paltir de
J.-A.M.: Creo que ya varias veces conecté el final del an al! «ll,unas coordenadas; puede ser más o menos radical, pero
sis con este aforismo de Wittgenstein: "No hay que hablar <I« ll< 11<relación no sólo con el estado final sino también con el
lo que no puede decirse". Efectivamente, es una posición éll ««<rrido del sujeto.
ca, pero es también una posición no humana, porque nos pA
samos lavida hablando de lo que no se puede decir. Sino, 4nildra Arrwdn Grostei>i: Me gustaría pedir una aclaración.
solamente hay que hablar para decir "dame la sal" y usual l'<>dríamos decir que el trabajo del análisis es un trabajo con
mente, cuando alguien pide sal se le da pimienta. La posición la <lemanda? Para iniciar el análisis, tendríamos que tener la
de Wittgenstein es de gran rigor ético pero significa la muer <I< <nanda y, posteriormente, para finalizarlo, la desaparición
te del deseo. La única cosa que interesa de lo que se habla < ~ <I< la demanda. Entonces, en cierta forma, ¹el trabajo del aná-
lo que no se pu<.<3edecir. Hablamos todo el t i e m po de eso li»i» iría desde la aparición de la demanda hasta su desapari-
porque en las palabras, lo más importante es lo que pasa en <'Í< <n?
tre ellas. En cuanto a la idea 3e Wittgenstein, lo que ocurren'~
que esa práctica hacia la que él apunta, es la escritura lógic'1, J.-A.M.: La aparición de la demanda es muy anterior a la
El tenía la idea de que podría extraerse de la palabra humarN < 11trada en análisis. Todos entramos en el mundo demandan-
su vinculación con lo que no se puede decir y con el resto. Es- <l<1, lo que revela el hecho de ser niños primero y por mucho
cribir fórmulas lógicas. Lo divertido de Lacan, al revés de ti<. mpo. Somos niños todo el tiempo que estarnos vinculados
Wittgenstein, es que él trató de escribir fórmulas de la rela- ,1 la demanda. Tal vez el analista sea el adulto. Eso es discuti-
ción del sujeto con lo que no se puede decir, en lugar de escrl
<
bir fórmulas solamente. Se trata de una lógica retorcida con l 1
I<l» porque hay una fuerza en la demanda del niño que pode-
1»os tomar como ejemplo; la manera en que algunos niños sa-
cual, según la idea de Lacan, lo que no se puede decir tal vez ben pedir y exigir sin timidez, que llamamos "deseo", con sus
se pueda escribir. Es una linda idea. Eso lo llevó a dibujar nu < quívocos. El deseo es una cierta timidez de la pulsión, de
dos y no desnudos. En cierta época, toda pintura mostraba' <nanera que podemos tomar algunos niños como ejemplo de
cuerpos desnudos y Lacan después dibujó nudos. Es algo pa- i xigencia. En ese sentido, Lacan decía que tenía cinco años.
ra evaluar, la posibilidad de escribir lo que no se puede decir. 'l'uvo cinco años toda su vida. Es bueno poder decir eso. En el
A veces, es posible. Cuando a alguien le parece exagerado de- inomento en el que él dijo eso pensé que yo no tenía cinco
cirle a la mujer que la quiere, le escribe cartas de amor, fax de ,1ños,no había conseguido tener cinco años; tengo 17 años pa-
amor. Hay un juego posible entre el decir, el escribir, el di- <a toda mi vida, una edad más problemática... trataré de dis-
bujar. minuirla...
El niño, en psicoanálisis al menos, es ese ser que pasa el
P.: No se trata realmente de una pregunta. Durante el se- tiempo en la demanda. La cuestión es saber qué pide. La idea
minario usted se refirió al iinpassede pedir el pase. En cierta clásica es que pide algunas satisfacciones. Por tener hambre,
forma, ¹eso que acaba de decir no responde a ese in ipasse? Es pide el objeto que lo alimente; por tener sed, pide líquidos; pi-
necesario decirlo para intentar formalizar las entrelíneas. de objetos de su necesidad. Eso fue desarrollado por la teoría
430 /ocqaes-A lain Mi ller

analítica como teoría de la frustración


. ración, d oonnd eel l o m á s i i ll pul•
tante dcl desarrollo del sujeto son las frustraciones que encnu I ', I, l'ALO BARRADO
tró. acan retornó ese concepto — ln recibió de los post-freudi i
nos — para decir que mucho niás importante que los objetos
il<!
a necesidad esla mano que los d~. lomás
• ..o más importante
' t t dc
d Ía
demanda no cs el objeto de la necesidad, sino el hecho de i ii«
el Otro responde dando algo. Más importante que el objeto
i Ii
el signo del amor y la frustración más importante es la frus
tración de amor. Cuando ust des piensen quc e l nino ' esta' íií ••
liz porque está bien alimentado, porque la necesidad le fue ~
satisfecha, en realidad, más que la frustración del amor, él sc
...consecuencias clíiiieas de la sexualidad
compensa satisfaciendo la necesidad. Es' se aura,, cse b
brillo
' ll d<~
' i fe» ie»i»a para todo sujeto...
goce cuando el niño se satisface¡pprovicn d ' f< •
e e que aI satisfac.
ción dc la necesidad compensa lo que' él queria: amor.. kncu-
q '

E
:

I)espués de la sesión solemne de ayer, continuamos nues-


bre su demanda de amor cnn la satisfacción de laa necesida<l.
necesidai .
Eso ocurre desde siempre. El sujeto pasa su tiempo en esn, I ni trabajo bajo el título que le comuniqué a Cclso Rcnnó: "La
en la demanda. La idea dcl psicoanál' Ii>gica de la dirección de la cura" n "La lógica en la dirección
'
' b nrrar cso,
' isis seria .

Efectivamente, esto hace de los analistas tipos raros -se ve cn : ii(' Ia cura
la historia del psicoanálisis — aunque siemp Me dediqué el último mes a terminar la redacción dc El Se-
pre se pueda
d ddecir
que no están perfectamente analizados. ¹Y cómo estar perfec- »ii»ario 4 La relación de objeto,de Lacan, y, al dejar ese trabajo,
tamente analizado? Hay algo raro en esos individuos que vi- pi nsé que se destacaba el tema de "La lógica de la cura".
ven fuera de la demand. Volviendn al Seminario de Jacques Lacan, de 1956-57, re-
anda,f fuera de las exigencias con relación
a los demás. Podemos decir que son más fáciles; sin embargo, Iornamos al nacimiento mismo dc la noción de una lógica de
en relación a sí mismos... hay siempre una exi encia. Nn co- I,i cura. En efecto, la mitad del referido Seminario elabora el
nocí a Frcud, pern conocí a Lacan. tratamiento dcl pequeño Hans, el primer tratamiento analíti-
conde un niño, o la primera investigación analítica sobre un
( lp i>iño, la primera inscripción, si no en cl discurso analítico pro-
Beln Horizonte I '<
piamente dicho, al menos en la relación con el analista. Resta
Septiembre de 1993 ~ ",
s,iber cn el tratamiento del pequeno Hans, quién es el ar ialista.
Hay una particularidad en ese tratamicntn, en esa cura. Al
comienzo hay un síntoma muy evidente,manifiesto,fóbico,
claramente destacado, que le impide a Hans salir a la calle y
que restringe sus movimientos. Eso desaparece, de manera tal
que no sería un abuso hablar dc t ratamientoy de cura. Sin
embargo, es menos evidente quién es el analista. En cierto
modo es cl padre, pues es él quien interrogando al niño, e in-
vitándolo a confesar sus pensamientos con toda libertad, to-
ma las notas sin ejercer ninguna censura sobre los dichos del
432 faeqaes-Alaia Miller El falo barrado 433

niño. Por la actitud del padre, se nota que la producción fan- sea el que nos ensena lo máximo sobre el niño y, tal vez, sobre
tasmática de Hans se acelera. Es como una inundación de fan- la lógica de la cura analítica. Se trata de un período reducido,
tasías y, a veces, tenemos el sentimiento de que para satisfa- j ules todo ocurre entre enero y mayo de 1908.
cer la demanda del padre, Hans inventa más y más. Es realmente una joya de tratamiento, limitado en el tiem-
Así, al leer ese caso clínico, sospechamos que hay una cier- j»i y sostenido por el entusiasmo extraordinario de los descu-
ta artificialidad, como si el padre favoreciera el síntoma infan- bridores. Hay una pasión por el psicoanálisis que, ciertamen-
til. Al mi smo tiempo, esto no debe disminuir la confianza en h , se nota en Freud, pero también en el padre y en la mad r e
el relato. Lo que se observa — y se puede constatar en todo tra- de Hans, felices -podemos decir — de haber ofrecido la fobia
tamiento analítico- es también el aumento de la producción del niño al Moloch' del psicoanálisis. Nótese además, que la
fantasmática. El dispositivo analítico, la relación con el analis- madre del niño había sido paciente de l'reud, lo que tiene su
ta, estén hechos para favorecer la producción de las formacio- hnportancia, porque cuando evalúan la posibilidad de saber
nes inconscientes. si, estando en el cuarto de los padres para dormir, Hans hu-
Lacan considera que las invenciones de Hans — a veces, biera podido observar el coito parental — búsqueda de las es-
cuando estamos frente a ellas, tenemos la impresión de que < enas primarias, tal como se plantea en el caso del Hombre de
engañaba a su padre — se producen siguiendo las líneas prin- Ios Lobos —, el padre niega tal posibilidad. Freud lo acepta y
cipales de la fobia, o sea, no es algo situado al lado del sínto- Irasta podemos suponer que, a través del análisis de la madre,
ma, sino algo que se desenvuelve en la orientación misma de, supiese algo de la falta de relaciones sexuales entre ellos. Por
la fobia, lo que no hace que pueda comprendérsela mejor. Así, l«menos desde la perspectiva de ese tratamiento, el divorcio
a pesar de lo que produjera la intrusión de la demanda del pa- d» los padres de Hans — se separan después del período de
dre, ytambién la demanda de Freud, no debemos sospechar análisis — es un elemento a ser tenido en cuenta cuando se es-
de la autenticidad de lo que se obtiene de ese tratamiento. Ha- i«dia el relato. Claramente, el padre no domina a la madre en
blé de la demanda de Freud porque, evidentemente, el papel Ia configuración familiar; ella hace lo que quiere en su rela-
del analista está dividido entre el padre de Hans y Freud. El i ión con el niño y entre los padres no hay real encarnación de
profesor Freud es la referencia última del padre. Como se sa- la metáfora paterna. La elaboración de Lacan sobre ese relato
be, Hans va con su padre a una consulta, circunstancia en la ' i sté hecha desde una perspectiva lógica, a tal punto que ter-
que Freud asume con una cierta vanidad irónica el papel, va- mina conlos primeros ensayos de una lógica de caucho, elás-
mos a decir, de Otro del Otro. Freud no duda en presentarse ' iica, una comparación que hace Lacan al modo de diferencia
a Hans no tanto como un Sujeto supuesto Saber sino como un i ntre la geometría clásica (métrica) y la topología, en la cual
sujeto que sabe y que sabía, desde antes del nacimiento del ni- i scribimos o dibujamos figuras geométricas sobre caucho, sin
tener en cuenta las distancias. De la misma manera, termina
ño, lo que le ocurriría.
i n las primeras fórmulas de maternas -idea de Lacan desde
De este modo, Freud asume casi una postura divina frente
l956 — con la elaboración de una lógica suficientemente flexi-
al niño y su presencia invade toda esa observación. A veces,
el niño le aclara al padre que es eso lo que debe decirle al pro-
fesor Freud, y la instancia simbólica que él encarna sustenta 1. Moloc o Moloch: entregar los niños a Moloc era quemarlos como
todo el transcurso del relato, de tal manera que, a pesar de no sacrificio a los dioses. Moloc significa "rey" en las lenguas semitas. Este
ser un tratamiento standard —nn podría serlo por tratarse del i imito fue asociadn ai mito de Cronns — o Saturnn- que devora sus pro-
liios hijos. Moloc cs un rey que cxigc obediencia incondicional y confis-
primero, de la ocasión original u originaria —, puede ser que ca todos los bienes, incluso los hijos.
Y
434 Jac<l<<es-Alaia Millar 1
El falo barrado 435

ble como para acompañar la producción fantasmática del s<> l',so llevó a Lacan más allá de El Seminario 4, a ubicar el de-
l
g
jeto y formalizar las diferentes etapas de la investigación ana >«<>»n la articulación, como décalage entre significante y sig-
lítica. Eso cs casi único en la obra de Lacan, por la razón <I< <<i I i<
ado. En El Scininario 4 aíín no lo elabora así, pero a partir
que para una lógica de la cura y para elaborar lo que ocurr<! '

< I< las consideraciones del <iécnlngeentre la falta y lo reencon-


entre la entrada y la conclusión dcl análisis, no hay otra r»f<' I<,>do, localiza el deseo como décnlngeentre significante y sig-
rencia mayor que la del pequeño Hans. Ese relato de Freud y ' <!ili<ado. Eso lo lleva a afirmar que, cuando alguien habla
la elaboración dc 1.acan tienen, en mi opinión, un privilegio, <>«l>ca consigue decir lo qu e quiere: o dice alguna otra cosa
pues es un esfuerzo para dar cuenta, lógicamente, no sólo <l« '! < ~<
>< no es lo que quería decir, o revela que lo que quiere decir
la estructura del discurso analítico sino también de las etapas «- n verdad diferente de lo que está diciendo. Hay allí varias
propias de la cura. «rsiones del décnlngeentre significante y significado, pero sea
Para introducir esta lógica, primero voy a retornar temas «< > l fuere, el deseo se localiza siempre como décalage. Esto se
mencionados ayer por la noche. Retornemos, como punto d» «'><>rdina y vincula dir ectamente con la noción f reudiana de
partida, el concepto de deseo, casi equivalente a dé<.alnge.L»s <,>stración. l.acan hace de ia castración el nombre de la falta
recuerdo m i p r esentación elomer>tal de ayer, según la cual, I! «>damcntal que ningún objeto puede obturar, hecho no tan
dado que el deseo se acciona a partir de una falta, a partir d» < vidente en la l ectura d e Freud. D u r a nte u n t i e mp o L a can
algo quc falta, lo escribimos con un signo menos (-). Todo iría «>nsideró que la castración freudiana, el complejo de castra-
bien si a través del ciclo del deseo pudiésemos llegar a encon- ! < i<>n, tenía cl estatuto de fantasma. Considerando a la casi:ra-
trar un objeto estrictamente adecuado a la falta, de manera d» < '«>n como nombre de la falta fundamental, no se trata de un
repositivizarla. Eventualmente buscaremos otros y obtendrg l,>litasma sino de una constante de la propia articulación sim-
mos así una búsqueda infinita dcl objeto, sin que la falta dc. l><>lica. Dc ese modo, hace girar toda la teoría dcl objeto alre-
saparezca. Eso introduce allí la función dc la falta fundamen- <I< dor de (-<p), escritura elegida para el complejo de castra-
tal, de manera que en su seminario Ln relnción de objeto,lo < i<>n. Lacan opera aceptando el interés por la relación de
primero que hace Lacan es presentar la falta de objeto. Toma <>bjeto, pero reintroduciendo en la teoría lo que le falta, la cas-
el tema de la relación de objeto, de la elaboración posfreudia- I! ación. No hay teoría del objeto en psicoanálisis a no ser en
na en Francia por aquellos años y su primer gesto teórico es n ícrencia a la castración.
hacer girar esa cuestión hacia la teoría dc la falta de objeto, ' i Fs interesante leer los textos de los posfreudianos france-
que estará siempre perdido, como dice Frcud en su elabora- . ses sobre la relación de objeto y constatar cómo la castración
ción en los Ti esensayos de teoría sexunl: el objeto fundamental .- <!«estaba presente en esa !iteratura. Por el contrario, Lacan
es la madre y se pierde. Ése es el trabajo específico de Freud, ,',
!»uestra, conecta el objeto a la castración, lo cual orientará to-
que tiene función tanto en el Complejo de Edipo como en el <la su enseñanza y lo llevará a inventar el objeto n. Su elabo-
período de latencia, período de empujar al sujeto a pasar su :, «>ción de ese objeto cs exactamente la de un objeto capaz de
vida en el intento de reencontrar lo que perdió, de tal manera < ntrar en relación con el (-<p). ¹Cuál debe ser el estatuto del
que la relación de objeto es siempre un reencuentro fallido. Es <>bjeto que se conecta con el (-<p)? ¹Qué propiedades debe te-
lo que Lacan opone a los teóricos de la relación de objeto, el <>»r? Debe ser capaz dc s u stituirlo si n h a cerlo d esaparecer,
cual está perdido y además, como objeto de deseo, es siempre porque no es adecuado que la falta desaparezca, pero sí que
reencontrado pero inadecuado. Así, lo que podemos llamar sc inscriba en ese lugar. Durante años, toda la reflexión de La-
deseo propiamente dicho es siempre el décnlnge. can fue en el sentido de perfeccionar el estatuto del objeto co-
<r>o (-<p).
43ri /ac<iuea-Alain Millar
El fnlo banado 431
Para entender esta ligazón del Otro y del (-qi), Lacan se di -
dicó a extraordinarias elabora "iones topológicas. Para decirli i Si tuviera que decir de qué se trata El Seminario 4, diría que
«kp<)ne las consecuencias clínicas de la sexualidad femenina
de manera aproximada, (-y) es el valor simbólico dado aiiii
órgano en lo Real; hace vivir al hombre bajo amenaza, y a I j i,ini cada sujeto, en la medida en que cada uno es hijo de una
ii iii,i<lre. Siguiendo la inspiración de Lacan en El Seminario 4,
mujer en reivindicación. Como esté en la Biblia, el hombr<
ilij< en Barcelona, hace dos años, cuando me pidieron orien-
tendrá Sodoma y la mujer Gomorra. Como está en Freud, i I
hombre tendrá amenaza y la mujer reivindicación. l,i< i<in para el trabajo del grupo de psicoanálisis con niños,
i jii« lo más importante para trabajar ese tema es la sexualidad
Antes de entrar en la lógica de la cura por el camino d<!I
li in< nina.
pequeño Hans, me gustaría animar a estas abstracciones; s<<
trata de algo inspirado en Fl Sr»ii nario4. Hay un momento, < n Es preciso ubicar el deseo de la madre, en la medida cn
la enseñanza de Lacan, en que él presenta la castración como iju< ella es mujer. A veces, es muy difícil para el neurótico
,ii < ptar que su madre sea mujer. Hay personas que no pueden
un efecto automético del lenguaje sobre el hombre y la mujel,
,i<reptar la idea de la femineidad de la madre. A través de los
y dice que hay castración por el solo hecho de la inscripcióin
del sujeto en el campo del lenguaje y en la función dc la pala- i l i<hos populares y los proverbios, conocemos la especial po-
si< iíin eri que se ubica a la madre en l o qu e respecta a otras
bra. El hecho de hablar, de ser en la palabra, de vivir en la pa
labraimplica castración, pérdida de goce. Es un avance de La- i»iijeres... todas son... excepto la madre. La lección de Lacan
i s que también la madre es mujer. Debemos considerar a la
can generalizar la castración como efecto automético d<l
i»iidre como sujeto correlativo a una falta, no la falta-en-ser,
sujeto al inscribirse en la palabra, de manera que toda la no
ción freudiana de amenaza de castración de las historietas d<! sino la falta de un objeto privilegiado que se escribe 4. Lacan
i »nstruye en torno a la idea de la falta de objeto una tabla,
la infancia, aparece como subproducto de la castración por
parte del lenguaje. El castrador es el propio lenguaje, porque iju« todos conocemos: castración, privación, frustración. Cada
hace perdernecesariamente una parte de goce, vacía alsujeto iiiio de estos términos está localizado respecto de lo Simbóli-
i ii, lo Imaginario y lo Real, como un agente distinto, que los
de goce. Pero eso, que puede ser considerado como un avan-
i <iloca en el lugar del objeto faltante. Y Lacan construye en el
ce en la enseñanza de Lacan, al mismo tiempo hace perder, en
Freud, todo lo dramético de la castración. En El Serninarío4 jiizarrón todo un mecanismo apasionante, que se pacifica en
la lectura, haciendo olvidar la tesis fundamental que él pre-
estamos en esa dramatización de la castración y creo que es
s«ntó en este Seminario: lo determinante para cada sujeto es
útil recuperar algo de ella cuando aparece, no sólo como efec-
to automático sino vinculada a la madre y a su deseo. Ia relación de la mujer, su madre, con su propia falta. No me
liarece un abuso escribir lo que dice respecto de la relación del
Quiero introducir ahora al personaje central de El Semina-
rio 4 de Lacan: la madre. Hay una madre lacaniana, a pesar de sujeto femenino, Sf, con (-q) de este modo:
que el padre lacaniano es más famoso y se lo trate como Nom-
bre delPadre. Es un prejuicio pensar que Lacan no dijo nada Sn C [Sf C'(-<ll)1
de la madre, y que si hizo algo, sólo fue restablecer la digni-
En cada análisis de ninos es preciso verificar cóino el suje-
dad de la función del padre. El Seininario 4 de Lacan es, esen-
t<> niño (Sn) se articula en relación al sujeto femenino (Sf) con
cialmente, una teoría sobre la madre, ubicando allí la unidad
de su investigación. Más adelante, trataré de recomponer la su falta fálica, y cómo se inscribe el niño (Sn) en esa relación.
lógica profunda de dicha investigaci<in. Así, la elaboración teórica central de El Seniinnrio 4 es la de la
frustración. Naturalmente, la que aparece en primer plano es
i t

438 Jaeq<<e~-AI«i«Mi ller


E/ falo bar ra<to 439
la frustración del niño respecto a la madre. Eso llevó a Laca<l
a una nueva elaboración del fort-da freudiano, hasta entonces <lcl hijo, de la madre y del niño. El padre entra como cuarto.
elaborado poniendo en evidencia la función de la repetición, A lo que apunta el deseo de la madre es al falo (q), de tal ma-
En El Sen<inario 2, el fort-dr ilustra la repetición significante. nera que el esquema de Lacan, antes de llegar a componer el
Sin embargo, en El Semittar.'o4, Lacan lo reelabora con el fin cuadrángulo, muestra que la relación madre-hijn está referida
de mostrar que debajo de ia repetición hay frustración, Es ,il falo. Esto se encuentra en una versión del seminario, y así
realmente un desplazamiento conceptual: la experiencia fun- lo conservé.
damental del sujeto-niño con respecto a la madre es la de su',
no tener, es la de la frustración, que Lacan ubica como el ver-
dadero centro de la relación madre-niño. Y aunque ia frustra-
ción del niño — ligada a la madre y dependiente de ella — apa-
rezca en primer plano, lo más importante es la frustración de
la madre como mujer.
A veces olvidamns ese pivote central, pues en <1 famoso
Sen<inario 20 Lacan desarrolló — cn la época del feminismo M<ad re Nino
triunfante — la sexualidad femenina nn tanto a partir de la fal-
ta sino del exceso, del suplemento, del aforismo "la mujer tie-
ne més goce" comparada con. el hombre, tiene otro goce. Pero
este pl«s-de-goce de la mujer es la otra cara de la insatisfac- Esta flecha de la madre hacia el falo apunta en la dirección
cn que el niño debe jugar su partida: apunta a la relación ma-
ción constitutiva del sujeto mujer, d el sujeto femenino. An t e ,
dre-faln. Todo lo que decimos y elaboramos de la relación ma-
la consideración de la sexualidad femenina, que siempre ha-
bía sido elaborada a partir de la falta, cl sujeto sufre más por dre-niño debe, primero, referirse a la relación madre-falo.
la falta. Lacan retnma esto y da un giro para explicar que el Por ello, la madre lacaniana es una fiera, Y para decirlo,
beneficio de la falta félica es ln que se paga, el plus-de-goce. Lacan recurre al latín, q<<arens qt<ettt devoretis:busca algo para
l'ero eso nn impide — pnr cl contrario, implica — que debajo del devorar. La madre es una fiera buscando algo para devorar.
pl«s-de-goce, como su razón y causa, se encuentra la insatis- Así, esta madre en falta tiene como función primaria no el cui-
facción constitutiva. dado ni la atención del niño, sino la devoración. Porque esté
Así, cl capítulo central de Fl Seioinorio 4 me parece que es en falta, busca <devorar. Del lado del ni ño, existe ciertamente
el capítulo XI, que titulé "El falo y la madre insaciable". La no- la relación oral, el devorar a la madre, pero esto inmediata-
ta fundamental del seminario, así como el prnblema central mente se invierte en ser devorado por ella.
del tratamiento del pequeño Hans, me parece que es la madre Lacan insiste mucho en el hecho dc que un significante tie-
insaciable. ne muchos significados y no uno solo. Debería decirse, enton-
El padre esun nombre, entra con su nombre para apaci- ces, que el caballo de la fnbia de Hans es muchas cosas. Pero
guar a todos, como Mozart ayer a la noche. Y la madre es in- si hubiese que elegir la significación esencial del caballo, cier-
saciable. Se dice que el padre es el tercero, pero no lo es: antes tamente se elegiría lo mismo que Hans logró decirle a su pa-
del padre está el falo como tercero, siempre presente cn la re- dre al final del tratamiento, mientras veía los caballos hermo-
lación madre-hijo, pues nn existe cl cara a cara de la madre y sos y orgullosos que pasaban por la calle: "Los caballos mc
recuerdan a ti". Fundamentalmente, lo esencial del caballo es
040 Jacques-Alaiu Millar El falo barrado 441

la mordedura, signo de la mordedura de la madre, par ~ lq liii v de El Seminario 4. No es lo mismo tener miedo de la mor-
cual Lacan inventa en ese Seminario, el símbolo m minúsgu• ili ilora de la madre, encarnada por el caballo, que desmontar
la. Lo esencial de la madre, hf mayúscula, era la m minúscu tl I I inadre, del tal manera que ella entra en el sistema como
la de la mordedura en todos los "rincones" del caso iii~l iii' vlemento movi l izado y equivalente a otros, es decir, es co-
pequeño Hans, como si la fobia del niño estuviese constituido ngo elementarizar a la madre que ya no es una potencia opa-
alrededor del miedo a la mordedura de la madre y de que ~>l i i,~ino un elemento móvil dentro de un sistema de permuta-
mismo pudiese llegar a morder a la madre, te, de
e atal manen
m aneraque
que i ii iu. Ésa es la transformación esencial que se logra en la cura
la cuestion infantil primordial sería algo así como saciar el < Ie. iii I pequeño Hans.
seo de la madre con respecto a la falta fálica. I I Se>ninario 4 trata de la sexualidad femenina, pero no de
la mujer en relación a su goce sino de la mujer en relación al
Ivl m l,clo, el significante que hace de ella un ser en falta. Es un se-
uiinario sobre el niño, en tanto solución posible de la falta fe-
En el transcurso de la lógica de la cura del pequeño Han' I uii nina; pero como dije ayer, sólo como sustitución. Del mis-
Lacan dice e n» na ú ni ca frase que el camb'io' esencial
' 11
logran
en esa cura .fue la elaboración fantasmática del niño l al ace
<i a>o modo que hablamos de la metáfora paterna, podríamos
liablar de la metáfora infantil.
tar transformar la mordedura de la madre en el trabajo d i
destornillar la bañera. No sé si todos ustedes recuerdan bien Niño
ese caso de Freud pero, antes de la fantasía final, aquel episo
dio del instalador desatornillándole el trasero, hay otro «n
que es desmontada la bañera. Lacan apunta a la transforma-
ción esencial que libera al pequeño Hans de la fobia, cuando l'.s una metáfora vacía, que no es en sí misma un punto de
éste logra transformar la mordedura de la madre en el des- capitón, no tiene estabilidad para ser autosuficiente. En ese
monta'e
j de la bbañera. La madre es una amenaza siempre re- si minario, Lacan plantea con mucho cuidado y pormenoriza-
sente para el niño porque, ya en el inicio, aparece para él co- i lamente la cuestión de cómo el niño descubre que él no es su-
mo una potencia opaca, amenazadora, sin ley, que va yy vrene,
ue va viene liciente para colmar el agujero materno — como si de eso de-
y se puede llevar consigo toda la casa. Al lograr finalmente~', pendiera toda la clínica de un sujeto —. Cada estructura clínica
simbolizar ese miedo en el desmontaje aje de
e un aparato que ha- aparece como un intento de solucionar la deficiencia en cuan-
,

bía observado, Hans ya notoma a la madre como una nube to al deseo de la madre: hay incluso toda una clínica que, pre-
opaca sinocomo un desmontaje metódico de un aparato mo- cisamente, depende del hecho de que el niño no es el objeto
derno. Lacan dice que Hans elige la bañ.era porque, como él adecuado para colmar la falta femenina. Pensándolo así, toda
mismo comentó, es una bañera para niños y siendo así, su tra- I i teoría del objeto del deseo se desmorona. Es un punto cla-
sero logra inscribirse en ella exactamente. Cuando Hans está ve para discutir, pues pensar al niño como el íínico objeto ade-
en este lugar — lugarcito, figura del lugar del Otro — podemos cuado para colmar la falta femenina es apartarse de Freud y
decir que toda la problemática fóbica se apacigua con la fan- de Lacan. Ciertamente, el niño tiene relación con el falo, pero
tasía del desmontaje de la bañera. Lacan dice en sólo una fra- no más que cualquier otro objeto capaz de hacer desaparecer
se: "No es lo mismo tener miedo de la mordedura de la ma- la falta. Y toda una clínica gira en torno a eso: no siendo el ni-
dre que desmontar a la madre". Ésa será la única cita que haré ño el objeto adecuado para colmar esa falta, se espera al final
442 fa c<iaea-Ala»> Mrller
El falo barrado 443

la entrada del N o m b r e-del-. adre, como l a caballería de I<»>


Estados Unidos, al final de Ios z<zesterns,cuando no se p««' I<> «» <>»»iño imaginario como equivalente, como sustituto del
más... Cuando los indios van a matar a Ios coroboysse oye» I<»> < >I<
> I',» ese caso, la decepción por no recibirlo, produce un gi-
clarines de la caballería. Hay algo de esto en Ia idea de la»>< <I< la posición clínica del sujeto, que pasa a identificarse
táfora paterna. Es verdad que el vacío de la metáfora infa<>l«l ><> I,> posición masculina. Lacan inscribe ese giro en un gra-
llama al punto fijo en que puede encarnar al Nombre del I' < «>,»> mostrar la permutación lógica de los términos clíni-
dre, pero éste tampoco consigue terminar con Ia falta fálica «< , I,<> esencial de la referencia a ese caso se debe al hecho de
menina. Ese punto clave implica que ha de tomarse en se< I» «»«<» él está puesto en evidencia el papel clínico fundamen-
el hecho de cómo la pareja de la madre lidia con la falta de < I l<« < >I <I<• Ia relacion niño-falo. Hay allí una acentuación del de-
'< >I<'<recibir un niño del padre y, desde pequeña, la joven pa-
como mujer. Es un factor determinante en la clínica de ca<l>«
sujeto, que ordena toda la investigación de Lacan en El Senil » <»«cho tiempo cuidando a una niña real, la hija de una
llario 4, aunque a veces parezca que él no sigue totalmente e; a "« i»a.Todos dicen: "Esta pequeña es ya una verdadera ma-
I« ", felicitándola por sus cuidados, que ya parecen demos-
lógica. ÉI parece buscar algo en los primeros momentos de s«
seminario y al encontrar el caso del pequeño Hans se detie»<> < >» ;,«vocación maternal. Es una sorpresa total que ella haya
en él, ya que lo comenta en diez o doce lecciones. Pero no <-> «»l' ><lo a amante — cualldu su deseo se volvió hacia su madre
así. Desde el inicio hay una Ingica que anima la investigaci<>«> «> <»«jeres de más edad, sustitutas de la madre. Freud distin-
de Lacan, precisamente la cuestión de la metáfora infantil, ««1 antes y eI después: en el momento cn que se intensifi-
que escribo en el seminario como se verá a continuación: I<> ,>I>,> su deseo — el cuidado del niño real como representante
falta y el manejo de la mujer con ella. > I<'I »i@o imaginario que quería tener del padre —, Ia madre tu-
: <> <>tro hijo del padre, un hermano para ella.
I lay en este Seminario, aun antes de que sea abordado el
Niño
»,s<>del pequeño Hans, una serie de consideraciones ordena-
> I >s que ponen en evidencia la función de la relación del niño
(-<«>)
> <>»la falta fálica femenina. l'ri m e ro, el caso clínico de la in-
Puntos como esos se encuentran varias veces en el Semin «,I< sita muestra el (-q) como productor de la fobia. En segui-
rio. Primero, en el caso de la fobia de la inglesita Sandy, > I», «I de Ia joven homosexual evidencia el papel de sustitu-
> i<'><>
del falo por el niño (dei niño al faio). En tercer lugar, se
Ustedes Io conocen: una niña se encuentra en observación en
la Ha>zlpoterzd Clirzic de A r m a F r c u d. A r > alizándolo, L a c an «>n sentan una serie de casos que demuestran el papel del po-
muestra que la fobia se desencadena cuando la madre se ma- i< «»namiento del sujeto-niño en cuanto a la relación de la
nifiesta disminuida en su potencia y aparece su falta, se ma- <»,>dre con el falo, en el origen de las perversiones.
nifiesta el (-q) de la madre, como si Ia niña comenzara inme- Allí el sujeto se identifica al falo imaginario de la madre, o
diatamente a tener miedo a la devoración. La fobia sobreviene ,> la madre como Ia que tiene o no tiene el falo. Se estudian los
directamente de Ia aparición d e (-<I>) <,>sos de perversión porque giran todos alrededor de la rela-
Lo segundo que Lacan examina es el caso clínico de Freud: «<>n madre-falo, el eje utópico del Seminario. Lacan plantea
la joven homosexual. Y Io estudia por ser fundamental, evi- <» todos los seminarios, y en especial en E/ Ser«lilzario11, la
denciando la relación niño-falo. Sigue el análisis de Freud al «><evalencia de lo imaginario en la perversión, en un esquema
percibir el anhelo, el deseo f emenino infantil de recibir del pa- < «< tres y no de cuatro, en el cual prevalecería lo simbólico. Él
«>loca al pequeño I-Ians en ese esquema en la medida en que
444 Jacqíí<s ytlnííí lltrtíller Ei falo bí<rrado 445

existe una completa metáfora paterna al final de la cura, <t>


, l, t ¡iic tiene como f e tiche el cuerpo f emenino, pero no se
realidad, dudosa para Lacan. En verd r ad, p Ia n tea el1 posici<>» í)- ti lt iii» solamente por una prenda.
miento subjetivo del pequeño H ans en re ación 1 a ese es<l»et 5
+
I:I caso Hans es el cuarto y al final de El Seminario 4 esté el
ma, y por ello traté de transmitirlo en el título de uno de Lía titli»lc Lennardo da V i n ci. Para continuar la serie " H ans el
capítu os. Tal como Lacan, años después di'n
p, ijn "JJ n y ce,
, l .el sí»Iii ', < Ii< lic", retornandola obra de Frcud llamé alcaso Leonardo
'

Il
ma, prnponiendo un apodo, yo coloqué en el título de tu><i ' " I t <i»ardo en el espejo". Así, al último capítulo dcl Seminario
de los capítulos:
i , IrHans, cl fetiche". Me parece que eso sitúa ll< Iii t it»lé "De Hans el fetiche a Leonardo en el espejo". Lo que
p osición subjetiva fundamental d eH a n s. .I ac a n d i i o , en i i i i Il tiitcresa a Lacan es poner en evidencia la inversión en Leo-
momento dado de esc seminario,
se que Hans era como un fcll ii,ii ll<i, pero no la supuesta inversión homosexual puesto que
che de la madre. Esto implica q l ii<i .",ibcmos casi nada de su vida sexual. Aparenta haber sido
c fetiche de la madre aunque el papel del Nombre del Padr<t iii<,i vida neutra, cnn varias amistades con jóvenes artistas. Sa-
sea acerleperder esa característica para que no sea absorbi I l< i»<is mucho menos de la vida invertida de Leonardo que de
crece e nona I i ll< Miguel Ángel, por ejemplo. A Lacan le interesa la inver-
bre dee "Hans
an s e
e l f e tiche", lo que no quiere decir "H ans el fcti »tí tii por el hecho de que ésta hace evidente la prevale»cía de
czis a", pnr e contrario. Eso esté muy claro en I ' di I i i l Iación imaginaria, Subraya, como hecho clínico, que Leo-
a ordado por Lacan en el que Hans habla de "el calzón de l li ii,i»lo se dirigía a sí mismo todo cl tiempo cn sus cuadcrnitos,
ma rc". Hubo toda una controversia par
'p p p a s abe r oo u e r e r c ll,ii» índose de tú — "tú debes ir a comprar esto, tú debes..." —,
a, pues, por lo que dice Hans, parccy Ii,il liando de manera recíproca, como hablaría un otro imagi-
ii,irio. Vara Leonardo, el secreto de ia naturaleza no es un gran
para el niño no es io mismo cuando la madre está vestida con t )t<<i, sino un otro simétrico de sí mismn. No p u edo desarro-
el calzón. Lo esencial a saber en la elaboracinn
' ei
d icalzón he- I l,ir esto, pero es lo que Lacan elige en ese caso. Es un caso clí-
cha por Hans es si la madre esté con o sin él. L iii< o famosn por el análisis que hizo Freud de la doble madre
e es que a e e gusta mucho el calzón snbre el cucr o d<t t I< I.conardo, un análisis muy divertido de lns cuadros en que
.¡ '

. Oculta la zona donde puede jugar, de. i st,ín representadas la Virgen y Santa Ana. Un análisis en que
cir que hay un faln escondido allí, Pero cuando el l <,isi no distingue cuál cs cuál, Frcud comenta mucho acerca
e cuerpo de la madre, Hans siente asco por 1. L < Ii Ia doble madre. Así encontramos una anotación clínica que
dijo
' j en al gún
ún mo m entoque con esa orientación primaria del l ix o ha sido muy poco explorada por los lacanianns.
niño, ya po e m o s saber que jamás ser<í un fetichista. Ls real- Nn es casual que Lacan termine cl Seminario cnn el caso
mente un momento primario nn le intere 1 d f I,< onardn pues, al poner en evidencia la representación de la
<. e cuerpo, no la toma cn sí misma como sustituto del cuerpo < I<ible madre, es coherente con lo que pone en evidencia en el
dc la madre, En otros seminarios Locan se . re fiere
' - ai i mismo < iisn del pequeño Hans, donde el tratamiento concluye atri-
momento en el cual, entre dos víass p . 'bles, una üe
posi ü iasi cuales", Ii<iyéndole una función muy importante a la abuela. Si busca-
es el f-etichismo, Hans va hacia ot i <i li d o,, como si' fuese
f una i»os allí el Nombre dcl Padre, sc vuelve muy difícil ubicarlo,
oríentacídn primaria respecto del goce que a u ' , t d ' <» toda su autoridad, en el padre real. Por el contrario, duran-
ici e explicar. Lacan afirma que con eso sabemos ue Hans t< todo el proceso de la cura vemos que Hans no deja de pe-
nunca sería un fetichista; como mucho sería un fetich' t
e ic is a nor- <Iir que su padre sea duro, un padre que le repruebe algo.

, aque para quien el cuerpo femenino tiene el brillo fáli- I lans sabe todo lo que pasa entre su madre y él, que cn esa re-
446 Jnc<l«én-r4laÉ<<
Al<ll<'i' El (alo barra<lo 447

lació» en la que fue absorbic.o por el goce de la madre n««< I Iii«< I< no se puede decir que haya forclusión del Nombre del
taría un corte del padre y no deja de pedirle eso de todas I«t< l' «Ir«pero, en efecto, hay un padre insuficiente. Lacan, en El
maneras posibles. I-lay un pasaje que Lacan llamó "El I» <» <»i<É<nio4, habla de carencia en relación al padre. Colocar
diélogo de Hans con su padre" — Robert Fliess, hijo de Fli«~, > < tarencia en un nivel simbólico eshablar de un padre real
también psicoanalista, anotó esto — en que las palabras del »I . «t »o logra transmitir por lo menos la operación del Nom-
ño resuenan como las de la Biblia: le pide al padre una hi < I Ii<i < Iel Padre. Allí esa transmisión se hace por otras vías y eso
da, un golp«, pide sangre. En otros términos, pide la entr <il i lli »< consecuencias clínicas, como por ejemplo el desdobla-
de la castración. Pero el padre es muy gentil, discute con él, v i <»«»to de la madre en los casos de perversión.
a jugar con el;1 es un padre moderno, tan bueno que se vuel v<t Creo que
asícomo es muy importante elaporte de Lacan si-
deficiente en cuanto a la función bíblica del padre. )»»»do la función de l a o tra m ujer en l a h i steria, existe otro
Al final de la cura, quien emerge como encarnación d« I l i<i<irte, no destacado hasta ahora, que es la función de la doble
autoridad, mucho més que el padre, es la abuela paterna. I.a <ii»ilrc en el campo de la perversión, casos donde no hay for-
can nota en el texto de Freud cómo era muy importante
or an e qu«
qu«, I»sión del Nombre del Padre, pero en los que la transmisión
cada domingo, padre e hijo hicieran una visita a la abuela. l'.» " iii I inismo no pasa por <'I padre real. El niño no delira sino que
esas visitas, fuera de Viena, y en algunos signos en el texto, s« l«v«nta una derivación femenina del Nombre del Padre; de tal
ve que la abuela encarna e! poder en la familia. Así pues <» »«tdo que l.acan pone en evidencia, en el caso del pequeño
u s/
lugar del Nombre del Padre bien constituido, en lugar de I,< I l»»s, cómo éste finalmente apunta a la doble madre, o sea, có-
metáfora paterna bien constituida, Io que tenemos en ei caso
del pequeño Hans escomo un desdoblamiento de la madn
f:: '
»<ii trabaja para realizar la metéfora paterna con los elementos
Ii <»«ninos de su historia. Lacan concluye que, al final de la cu-
I
en la madre y en la abuela. De esta manera, la fórmula que L > <'af I lans en realidad, no sale del dominio imperial de la madre.
can propone al final del caso del pequeño Hans es que no ha
allí la P mayúscula del Nombre del Padre sino una p miní<s.
cula como doble función materna. I )< Ii»te

p (m) (m') /.-A.M.: Los que tienen hambre se van, y los que tienen
I <»mbre de saber, se quedan.
Hay un desdoblamiento de la función materna para suplir
la deficiencia de la paterna. Creo que la clínica lacaniana dejó Ant0nio Carlos: Usted coloca el fundam«nto cle EI Se»<i»«rio
esto de lado. Hay una serie c!ínica esencial: la doble madre de l <.IeLacan sobre la madre y compara la función con el deseo
l-lans, la doble madre de Leonardo da Vinci, la doble madre i » su término décnlage.Sin embargo, me parece que en el caso
de André Gide. <l<.I pequeño Hans sería p-eciso hacer también una cierta
Lacan lee cl caso de André Gide buscando la función de la »proximación con la demanda de castración, pues es como si
doble madre y la encuentra en la división entre la madre, que I lans hiciese un llamado de castración. Me gustaría destacar
es autoritaria, rigurosa, protestante, que sustenta los manda- i I»e aquí mismo, en Minas Gerais y en otra ocasión, al hablar
tos de la moral, y la tía, que encarna una figura cercana al de- iIe la metéfora paterna., usted recordaba que Lacan escribe el
seo. En los tres casos, Lacan pone en evidencia la función de <I< seo de la madre como D rnayííscula, la notación para la De-
bl madre, donde la metéfora paterna esté desviada,
ob!e <»anda.
448 Jac<t«es-Alai>< Millar EI falo i>ar rado 449

/.-A.M.: l'uedo ver que Antonio Carlos recuerda muy I>I<!! • «!<In, pues hay precisamente un momento cn que eso no se
lo que dije hace años. En ciertas oportunidades eso es un I >< <! >I<»ta
< para el niño, porque, en la relación con ella, él se ve
ligro para mí, pero no en este punto, coherente cnn lo qu i < I< «<»I icicnte para colmarle cl agujern. Toda la cuestión gira al
sarrollé hoy. Hablemns un poco de la obra de Lacan. En i,"I ~< «!I! «rio: ¹cómo no quedar soln co! l la niadre?La cuestión la ela-
minario 3, sobre el caso Schreber, él no logra t erminar de siI»,« ' ><,«<n bien descubre que es insuficiente en cuanto a la falta.
la función del padre. Allí la cvidcncia del problema de I««' «' I<!!cm, porque entra en juego su propio pene, que ahora co-
producción es más evidente que el de la función paterna I>!« '!,< vida, y que, en cierto modo, lo desfaliciza. Hans estaba fa-
piamente dicha. l« Ir,« ln cn su totalidad como fetiche de la madre; sin embar-
Es sólo a partir de El Selliiniirio 4 y de las fórmulas fin;! I< a I<!, <!! ando quiere hacerla interesarse por los movim i entos de
y lógicas dc la cura dc Hans (-(p) — juntándoln al caso Sch! < <! < I><»c, ella dice ... eiile chn>einerei ist: es una porquería. Esa es
ber.— que escribe "De una cuestión preliminar a todo tr,!I, ! I.<l vcz su palabra más decisiva. En segundo lugar, esté el na-
miento posible para la psicosis", un escrito que ciertament<"a l<»i< nto de su hermana, la pequeña Hanna. Con esos dos ele-
apoya en El Seininnrio 3 pero tiene una buena parte elabor! <I,< «!<»I<>s ya no puede quedarse sólo con la madre porque hay
en el propio Seniinarin 4. Lacan nn elabora la metáfora pal« l«1<« Iistancia y una amenaza de devoración. Con eso, ya no
na a partir del caso Screber, sino a partir dcl caso del p >II >< dónde está, y su demanda esencial se dirige al padre:
equcA
<
Hans, y la ubica cn lns escritos sobre la psicosis. A nivel clí»I
>
< I! l< éI haga lo quc debe hacer un padre. Podemos decir que Fa
cn es realmente en El Seminario 4 donde se concentra el m« I ll«cncia entre la demanda y el deseo no es lo esencial, dado
mento esencial de la clínica dc Lacan. Al formular la met '! I»< casi dice lo que quiere decir. Cnn certeza, la interpreta-
fnra paterna en el escrito "De una cuestión preliminar...", <!< I<>» nos permite decir que ése es el deseo de Hans dirigido al
efecto, escribe el deseo de la madre como D y M mayúscula!< ¡<,!< I! c: la demanda es que se lo escuche en sus producciones
Siempre me pregunté por qué allí los escribió así, cuando dcs I»!! Iasmáticas. Lo notable es la demanda insistentc de la ma-
pués volverá a escribir el deseo como d minúscula. Entenrll I« iiue lo quiere con ella y llega hasta a ir al baño con el ni-
que hasta ese momento Lacan no había elaborado la diferc!! »<>. Con esto, parecería que su deseo es encontrar a alguien
cia cnhe demanda y deseo, empleando la palabra deseo si!! <I<!< Ia satisfaga. Hans le da a entender al padre que él debe-
distinción. Podemos introducirla, ¹cómo pero se establecerín < l,!<!cuparse un poco més dc la madre, para que ella lo dejase
la diferencia en el caso del pequeño Hans? Esté la dcmand ! ! <'I un poco solo. En muchas oportunidades casi muestra la
de Hans, pero ¹de qué tipo de demanda se trata? Podría ser <»,!<Ire al padre, como diciéndole "ocíípate un poco més del
— pero sin duda no es — permanecer con la madre, Lacan pone < I<',<L
o de ella, para que yo pueda respirar" •
esto cn evidencia desde la conversación de Hans, en un deter l',stoy utilizando la pregunta de Antonio Carlos para bus-
minado momento en que dice que quiere estar solamente con <,<!' cn cada personaje de la historia la diferencia entre deseo y
su amiga Mariedl, y preguntándole si quería estar con ella, < I<!»anda. ¹Y el padre? Realmente, en el tratamiento analítico
responde quc no quería tan sólo estar con Mariedl, quería es- < I iiadre desea satisfacer a Freud més que a la propia mujer.
tar solo con Mariedl. Subraya el "solo con" que es todo el pro- l'< rcibimos que el analizantc quiere satisfacer más al analista
blema. < I« c a su propia esposa, Hay un cierto misterio en el caso, por-
No solamente estar sólo con la madre, sin el padre, sino <I!!< Hans tiene miedo de algo negro alrededor de la cara del
también — casi se podría decir — sin la sombra del falo que per- «, I>allo, que no sabemos qué es. Lacan dice algo muy diverti-
turba sus relaciones. Su demanda no es quedarse solo con la < I<>
«1 respecto: que en ese agujero negro casi se percibe el abis-
450 )n o<i«es-Alni« i<4il l»r El fnlo bnrrndo 451

rno de la falta de objeto. No obstante, también dice < lll«» l l ll,lce de eso un juego de semblante. El fort-daes el sem -
cierto momento, Freud nota los bigotes del padre y h;l««<l» < l»l<I«!e los movimientos de la madre, de tal manera que se
conexión entre ellos y el negro alrededor de la cara d«l «I<» ¡«« I< decir que es una simbolización de la madre. Gracias al
llo. Así, los bigotes serían un elemento y Lacan utiliza e»l<l I <4 ,<l<!,<l <I el fort-da, el niño simboliza a la madre en un juego sig-
ra decir que el padre de Hans es tan estúpido que Frell<I <II .<ll l<,«<t . Es el juego del deseo de la madre, que tanto está con
verlo frente a él en el consultorio, tal vez haya pensa<l«; ¡w I < ll< l«como lo deja. Es eso lo que se escribe como DM, la ma-
una tontería tan abismal la de este padre...! Es el abisl ll«<lp I«silnbolizada. Además, puede decirse que el Nombre del
esa tontería el que hace el agujero negro alrededor de l,l < llN l <l< ln viene en lugar del deseo de la madre, si le damos una
del caballo. Pueden proponerse otras versiones. Algo rel lll<ll <Il l lctura homóloga a los dos términos; es mucho más com-
a la sumisión patética del padre a Freud y de su defici<ll<la ll<,<< I« tratándose de la metáfora del objeto, pues para enten-
como el padre terrible que Hans necesitaría para salir d< I <lll I« l,l lógicamente es preciso que se dé una estructura común
minio de la relación con la madre. <I «I<jeto y a la falta. ¹Cómo hacerlo? Toda la elaboración del
<! <I<
I«o es para dar cuenta de la elaboración de un objeto cu-
Angelino Hnrari: ¹Q u é c o n secuencias podr í amos sac«<» - <l < ;;tructura sea comíín al (-<l,'), Lacan lo explica con una figu-
partir de la posibilidad de confundir el objeto n y el (-<Il) ', <il I <i«
<Ilógica, identifica al (-<p) haciendo un corte sobre esta fi-
pudiéramos pensar el objeto o inventado por Lacan q<l< » l I l I < l.
inscribe en el lugar del (-<Il)< sin hacerlo desaparecer, liberlll l<l !,ato ya está presente en el cuadrángulo de "Para una cues-
mos al hombre de la ameraza y a la mujer de la reivin<ll<» !I«ll preliminar...", pero Lacan continúa elaborándolo para
ción? !<l< ll« sea una palabra vacía, de manera que termina dicien-
I« <Iue en el centro de cada objeto o está el (-<Il). Y concluye
J.-A,M.: Efectivamente, a invención de Lacan del objel<»< «ll < I n sobre el (-<ll).
viene de la idea de que toda la cuestión de elegir el objeto ll<
ne que ver con la falta de falo y que los objetos se suceden «<
mo sustitutos sin lograr acabar con esa falta. Para que un < I<
mento venga en l u gar d e o t r o e s n ecesaria una ci<l l,l
homogeneidad entre los dos elementos. Es por eso que, al l <
cribir la metáfora paterna, Lacan la escribe con la D mayús<,"< l l.a castración es el secreto de todos los objetos de deseo, lo
la y con la M mayúscula también, el deseo de la madre, p<ll «l,ll se ve especialmente en el caso de la joven homosexual,
que si decimos que el Nombre del Padre, un significa<ll< termina dirigiendo su deseo hacia una dama de más
viene al lugar del deseo de la madre, debemos dar una fonll<l «I ld. Precisamente porque no tiene el falo (es un ser castra-
significante a este último. ¹Cómo lo hace Lacan? Fl fort-da Ii« < I«) es que la joven homosexual puede amarla, identificándo-
ne esa función. El deseo de la madre se reduce al fort-da. I l< <»con la posición masculina. Es como si la joven homosexual
cuanto a eso, ¹qué es el fort-da? Según Freud, la experiencl» ll<l<ntara mostrarle al padre que lo más importante en un ob-
del niño es que la madre lo deja, lo retorna, vuelve, no esi« I< I«de amor es el hecho de que éste no lo tiene. Y que, en to-
siempre con él; hay un vaivén de la madre, y el niño torna ll<l < I«objeto, lo importante no es su propiedad positiva sino su
objeto, un caramelo, y con ese objeto repite los mov i m i ent<l< l,llta. La tesis fundamental de Lacan es que el deseo no se di-
de la madre aunque teniendo allí el dominio de la cosa, repl < ige tanto al objeto sino a lo q 1e falta en él, y que es eso lo que
452 Jnori«es-Alnir< Millrr El fnlo bnrrnrlo 453

anima el deseo y el amor. Conocemos el peligro de la rela< i«« l<,«<volvimiento erótico, ella termina convergiendo en eso:
de una mujercon un hombre que no necesita nada. En <-«w I««< cl suyo y que sea solamente suyo.
casos, ocurre que la mujer prefiere a otro que la necesite,,««<
que sea inferior en una corr.paración. Arl «rcel<< Antel<l:Ayer, usted decía que en el momento de la
Siempre debe preservarse una falta en la relación. Si I <l<n< : ««<I usión dc la cura, el sujeto se reconcilia con la pulsión. Mi
fuese tan perfecto como dice la religión, no habría razón I««< ¡«< gunta es si se está refiriendo a la puLsión en el momento
amarlo. ¹Cuál sería la falta de Dios? Es perfecto, omnipotc«I<, «ii< ial, Me parece que en la cura, el estatuto de la pulsión a la
no necesita de nosotros. ¹Por qué Dios pide nuestro amor? I n «<I< ada es muy diferente del que se verifica en cl final. La re-
respuesta de Lacan es que D'os es perfecto, pero tiene un dcl« « «<ci liación tendría que apuntar a esta ííltima, porque, si en-
t o: no cs cierto que él exista. Esta duda sustenta al creyent« n I««l í bien, cn el mome nto de la terminación del t ratamiento
relación a Dios. Él sabe que Dios necesita de la fe para exisli< I l i«stitución viene casi como un elemento necesario.
Angelina tiene una idea para liberar a los hombres d< I«
amenaza y a las mu j e res de la r e ivi n d i c ación. Ciertame«I<, J. A.M,: Ciertamente, en la entrada cn análisis no se puede
d eseamos bastante eso. ¹Cuál es su m é t o do? ¹E l o b jet« n ' < I« i< que la pulsión se pone cn evidencia, pero hablamos de
Pienso que efectivamente con el análisis podemos por lo n« I« l<ulsional para referirnos a la pulsión desubjetivada; el su-
nos atemperar esto. La amenaza para el hombre es el por<l«« l< l«no se reconoce en la pulsión. Hay algo en ella que viene
de su timidez fundamental en comparación con la mujer <I«< < I< I corazón de su ser y, al rnisrno tiempo, parece tener algo
cuando se lanza,no conoce límites.Hay una ti midez en < I < iI < «ño. Reconocemos la pulsión cn la entrada en análisis, ca-
centro del hombre. Los mili:ares, de los cuales no tengo exl« <l«< el síntoma, Allí, ella obtiene algo de sintomático y, cier-
riencia suficiente cn cl análisis — aunque hc podido percibir «< I «»ente, sólo al final dcl análisis podemos decir que el desva-
ellos una cierta timidez a nivel de su vida erótica-, en la esl< «« imiento de la demanda debe, lógicamente, implicar otro
ra privada, a pesar de ir a la guerra, son a veces hombresm<l«' ««<do de relacionarse con la pulsión. Con certeza, es al final
tímidos. Freud notaba la ausencia de timidez en las mujer
«<, <I <Iue mc refiero. E n q u é mo m ento podemos vcr la pu lsión
que denominaba ausencia de superyó, porque ellas no viu< rl entrada? Por ejemplo, cuando un homosexual entra en
bajo amenaza. Eso se verifica también en las historias de g«< «<,ílisis, puede eventualmente sentirse dominado por una
rra, en la audacia de los agentes femeninos. En cuanto a la r< I. I«<lsión que, como sujeto, desvaloriza y lamenta, pero a la
vindicación, según la tesis freudiana, las mujeres nacen a s« «<al no puede dejar de someterse. En eso compulsivo, cn la
sombra, una vía más cómoda, más abierta para ellas que a v<" < I<
<<ja, es donde podemos situar lo pulsional con el mismo es-
ces son artistas de la reivindicación en la relación de parej < I,<luto del síntoma. Pero, precisamente, no es seguro confun-
Eso se apacigua a través de varios fetiches, como se propona <li< Ios dos. La finalidad del tratamiento de un homosexual
en la elaboración del caso del pequeño Hans. Está el fetiche I«<cde ser, claramente, reconciliarse con su pulsión. En cierta
normal de la mujer que es cl niño, pero este fetichismo pued« ««dida, es dejar de hacer de ella un síntoma. No obstante, es-
extenderse al marido, al hombre, y tal vez sea la raíz de la rci • I< «sunto requerirá más detalles.
vindicación de exclusividad, muy vinculada a Ia mujer <n
cuanto al fetiche. No es algo que resista mucho clínicarnenl« Belo Horizonte
decir que eso puede desaparecer con el análisis. Finalment<, Septiembre de 1993
aunque pueda no ser el punto de partida de una mujer en s<l
()BJETO Y CASTRACIÓN

...la vinculación del objeto de deseo conla castracíó n...

Hablaré una hora, no más. Percibí ayer que, luego de una


I«ira, los oyentes manifestaban cierto cansancio. Continuare-
«<os con preguntas e intervenciones. Trataré de darles una vi-
si<<n panorámica de El Sentinario 4 de Lacan. Si una hora no es
s«ficiente, terminaremos en el último seminario.
Quiero hacer un pequeño anuncio, ya que estas jornadas
««son sólo de temas teóricos de la entrada en análisis y de la
I<igica de la cura. Hay otra preocupación recorriendo el ámbi-
I<> institucional, de la que se habla en los corredores y en los
/<natnis.Mañana tenemos en cl programa un fornnt sobre el te-
nra de la futura Escuela, con la anuencia de Celso Rennó y del
( '<rmité Consultivo de la Iniciativa Escuela. Modificaremos la
l<)rma de esefornnt de modo de no escuchar informes: será un
< I< bate sobre la creación de la Escuela (no quiere decir que va-
yamos a crearla mañana), un debate amplio, sin división por
n giones, por estados. No será una cuestión de la Escuela en
Minas Gerais, ni en Bahía, etcétera. Será la cuestión de la Es-
«<ela Brasileña y su inscripción internacional, pues se la espe-
< a también en Europa, en Argentina, etcétera. No pude asis-
Ii< al primer Forum de la Escuela. Pero mañana estaré en la
I< ibuna con Celso y otros, y haré una presentación introduc-
I<iria de la Escuela Brasileña tal como se la espera en la comu-
«idad internacional. Hablaré entonces sobre el punto actual
< Ie la cuestión. Apenas concluya la exposición, se abrirá el de-
I >ate y cada uno podrá tomar la palabra y expresar preocupa-
456 Jacqnes-/l lai n Mi ller Objetoy castración 457

I,
ciones, sugerencias, objeciones. Dejemos esto para mañana y Quiero recordarles cuál era, hasta esa fecha, la posición del
volvamos al seminario de Lacan. <objeto en la reflexión de Lacan sobre el psicoanálisis. Para re-
El Sena nario 4 consta de 24 capítulos, siendo el último "I h~ sumir, diremos que para Lacan la cuestión del objeto estaba
Hans el fetiche a Leonardo en el espejo". l'uede parecer uu I vasta ese momento situada en el eje imaginario, o sea en la re-
poco exagerado resumir o dar las escansiones esenciales di I lación a — a'. El pivote de la cuestión del objeto, para Lacan,
seminarioen apenas una hora. Sin duda, hay que recomponer l.' i ra su reciprocidad con el yo. ¹Qué quiere decir eso? ¹Cuáles
la lógica interna de la investigación tanto para ese seminario, son los fundamentos de esa concepción? Para Lacan este pi-
como para otros. Sin embargo, aunque esto no le quite el iii- . , vote aparece en la teoría del narcisismo de Freud, que tiene
terés a las investigaciones de los detalles, se hace necesarih Ioda su razón de ser en la c'ínica. El yo — el sujeto como yo- se
una selección, En otros términos, hace algunos meses yo nu iIuiere a sí mismo. ¹Cómo puede ser, entonces, que pueda
podía hacer este resumen porque, a pesar de tener la idea ~li i Iuerer y desear otro objeto que no sea a sí mismo? Es una ma-
todo lo que expuse en estas jornadas, no tenía aún la visión iI~ nera de abordar el problema. Si aceptamos la idea de que fun-
unidad y de lógica interna, de tal manera que poder llevarla~ <I >mentalmente, el sujeto, el yo, se quiere a sí mismo, ¹cómo
a cabo cs cl resultado de un t r abajo de redacción y de re-re ~l irenios cuenta del hecho de que tiene varios objetos de inte-
dacción del seminario. Como esto me ocupó mucho tiempo rés en su vida, que se interesa por otros seres, a veces hasta el
en las últimas semanas, quiero, en esta ocasión, compartir ~ I I i unto de sacrificarse por ellos, pensar en ellos y quererlos? En
esfuerzo con ustedes y ponerlo a prueba. lérminos de objeto podemos ir más allá de los seres, cuando
El punto de partida de Ei Seminario 4 no tiene ambigüed i ~ I yo se interesa por algunas causas por las cuales se sacrifica
des: en él está la apuesta, el desafío. Es un punto de partida y a las cuales se dedica. De este modo, la cuestión es el yo con
contingente, usado como un trampolín: Lacan casi no lo vol- sus objetos.
veré a tocar más; realmente, es puntual en el capítulo 1, par; i La solución freudiana más simple es que originalmente
el cual no busqué un título extraordinario, lo llamé simple- lray una libido en el yo que puede, como el agua, ser vertida
m ente "Introducción" . i n un vaso o en otro, para que cada uno pase a contener una
Ese punto de partida esté relacionado con el volumen pu- cierta cantidad de agua libidinal extraída de la botella, el yo,
blicado en Francia, el año anterior a dicho seminario, con i I y pueda así libidinizar los objetos. Es por ello que, en esa teo-
nombre de Psicoanálisis hoy. Se trata de un volumen colectivo, ría, el estado primario del yo es el otro del narcisismo: toda el
redactado por sus antiguos colegas, miembros franceses de I i agua de la botella. Puede ocurrir que el yo vierta demasiada
IPA, de los cuales Lacan se había separado algunos años an. agua en un vaso yde este modo no le quede para él.Hay allí
tes, més exactamente en el año de El Seminario 1. Tres años una alienación total del yo al otro ser, llegando al punto de va-
después, los franceses de la IPA publican el volumen citado, lorizar enormemente al otro ser y desvalorizarse a sí mismo,
testimonio de la orientación que siguen. Lacan acepta el desa- volviéndose dependiente del otro. Hay algo parecido en la
fío y expone su orientacion con El Seminario 4, que esté anima teoría freudiana del enamoramiento que, para Freud, consis-
do por una lucha teórica e ideológica sobre la cuestión del ob. te fundamentalmente en valorizar al otro más que a sí mismo,
jeto en psicoanálisis. Varios elementos que aparecen allí serán o hacer pasar hacia el otro lado una gran cantidad de libido.
retornados en el escrito "La dirección de la cura...", donde se Así fue el enamoramiento de Freud con Martha, más tarde su
encuentran varias referencias precisas a aquel volumen colec- esposa. Su correspondencia testimonia que conoció un estado
tivo. de enamoramiento con extrema valorización del objeto.
458 Jnc<lues-Alain Miller Objetoy castración 459

Lacan resumía la localización del objeto en el narcisist»«<


<,I< o aquel objeto de deseo. Pregunta que lo coloca como al-
en la teoría de la libido. En esa concepción, el objeto de d<. «<
g«<Iue atrae la libido y que será retornada por Lacan en los
es, en esencia, otro ser concebido en su totalidad. Se trata I «u
«««s 70, quince o veinte años después, cuando sitúa dicho ob-
damentalmente de un vínculo entre el deseo y las imág<,««»
I<'I<> como condensador de goce y, en el período clásico de su
de los otros. Para Lacan, has;a El Setninario 4, el deseo perI<
«<s< ñanza, como causa del deseo. Como algo que atrae la li-
nece a lo imaginario y por eso, lo presenta a partir del esta<l«<
I «< I», condensador del goce, causa de deseo, pero la pregunta
del espejo: así, en el momento en que se inicia el seminari<>, < I
«< siempre la misma.
instrumento teórico fundamental es el esquema Z:
Ahora podemos tocar el punto clave de la cuestión del ob-
I I< i«cn El Seminario 4, la castración, que lo libera del d ominio
a
<I< I narcisismo. En toda la teoría del objeto, a partir del narci-
t<lsmo y de la libido, falta vincularlo a la castración. Allí está
a' niño
< I punto arquimédico del seminario, la vinculación del objeto
««< la castración. He aquí el paso.
I)arlo, implica, en principio que el falo sea el objeto irnagi-
«ario del deseo como primera conexión con la castración: el
l,<Io como objeto imaginario esencial. En segundo lugar, el fa-
madre a
I«, objetoimagi
nariop rimordial del deseo, tendría que existir
«>mo falta, exactamente el falo de la madre. Y es como falo
Si tuviese que situar el deseo en este esquema, tendría q«< <I«e no se puede ver — que está articulado a lo imaginario, en
ser en la vertiente a — <t', y es así que Lacan lo utiliza en tod«
Ia medida que se trata de una especie de anti-imagen, imagen
El Semi nario 4. Precisamente en ese seminario encuentra, en l«
< I«e no se puede ver. Alrededor de eso se agrupan inmediata-
clínica, fenómenos que demuestran los límites del esquema,
lnente muchos datos clínicos: el interés del sujeto, su libido,
La relación imaginaria no es suficiente para dar cuenta de lo«
««está solamente puesta en los objetos y en los seres, o mejor
fenómenos clínicos del deseo. Por eso, Lacan comienza a ela
< I icho, se concentra en la imagen que él no puede ver. Con es-
borar al año siguiente en El Seminario 5, el famoso grafo del
I< giro se entiende que lo más importante en lo imaginario es
deseo. Durante años me pregunté por qué lo llama específic<t'
l«que no sepuede ver,aunque es posible, sin embargo, espe-
mente grafo del deseo, cuando hay tantas otras cosas en ese
rar q«e sea visto, creer que se verá, inventar que se ve. Hay
grafo. Sin embargo, creo entenderlo ahora. Rl lo llama así,
<»uchas posibilidades para conectar lo que no se puede ver
pues habiendo trabajado en todo E1 Seminario 4 la relación de
< «n el campo de lo imaginario. Y en tercer lugar, se ve que el
objeto, se dio cuenta de que el eje imaginario no bastaba, no l'alo del que hablamos es el femenino. Está presente desde el
era suficiente para situar los fenómenos de deseo; de esta for-
comienzo hasta el fin del seminario de Lacan; sería casi como
ma, el giro que se cumple en la reflexión de Lacan en ese año,
ver el falo femenino, casi como ser el falo femenino, como vi-
comienza con el objeto de deseo como imaginario y termina
vir en re]ación al falo femenino.
con su posicionamiento en lo simbólico. La pregunta constan-
Tratándose de una especie de imagen negativa, tiene que
te del seminario, aunque no aparezca explícitamente forrnula-
ver con lo simbólico — en tanto definimos el símbolo, como de-
da — ¹cómo se constituye el objeto de deseo? —, interroga acer-
«ía Lacan en Roma, como el asesinato de la cosa — porque el
ca del modo cómo se deposita en él, cómo o por qué se elige
símbolo implica una barra sobre algo que existe. A veces, la
460 facrt«es-Atain tVt<ller pp¡etoy castración 4S>

formulación de Lacan no es muy rigurosa en cada lecciót>, li« l,acan se dirige a la fobia deteniéndose en el caso del
ro lo es en el transcurso de una investigación. En El Sentittttt t<<
4 se percibe claramente que es como la imagen que no s«<, < l«é la fobia? Por ser ésta un curioso objeto de deseo.
la imagen que falta, que ese falo es un elemento simbólic<>, < I« n«el objeto de un anti-deseo. Es paradójica en el campo del
tal manera que estamos siempre entre aquél como irnagin,« t« < I< seo porque no es el o b'eto
je „ue se busca sino que, por el con-
y aquél como simbólico; pero no se genera una contradic< i«< ¡ '
Il < ario, es
es eel objeto del cual se huye. Hay una lógica pro un a
'

porque se trata de un falo barrado, que por eso tiene alg«<l< «< el hecho mismo de elegir el tema de la fobia aa fin de avan-
simbólico. zar en la cuestion d el de seo, p ues . e smuy difícil dar cuenta de
Es en lo simbólico donde puede existir algo que falta. l'.e,iii la cuestión de la fobia sólo en el eje imaginario.
el famoso ejemplo de la biblioteca tomado por Lacan. En u<t« '1 -' 1 t d lib i d o en el objeto fóbico? ¹Cómo pue-
biblioteca los libros están numerados. Si alguien toma ««« b' t t ractivo sino casi repulsivo? n a o i a ,
quedará un lugar vacío, una falta, porque hay un orden si«< l b' t s lo que el sujeto no desea encontrar. Hay en a o -
bólico. Sólo en un orden sirrbó]ico algo que no está pue<lv l i ia un mie o p o r u n o j e
existir y que se anote: falta aquel libro. Lo más impor lanle l> < t re la angustia y < l miedo fó i co, el cua p u e -
ra el bibliotecario no son los libros que se tienen sino los q«< <le aparecer como un remedio para la primera. n ugar e a
faltan. desconocida, es reconfortante y es
Queda claro en esos tres pasos que el objeto imaginario <I< I
deseo es esencialmente el falo, que ese falo es imagen negal t <lo a los caballos". Desde el primer capítulo Lacan toca el te-
va porque es el falo femenino y, como tal, operando en el imn <na de la angustia, cuyo objeto no es evidente, y por eso trae
ginario humano, es un elemento simbólico. Al año siguient<, a colación la relación de objeto. Lacan afirma que la angustia
Lacan escribiría "De una cuestión p reli
minar a todo t ral <
miento posible de la psicosis", en donde habla del falo com«
b t t a l como lo expresó Freud enln ti ició», síntonta
e j -
ustia.
I/ angilts ta. E ssunapurarelacióndelsujetocon
<. e a a a
significante imaginario. l o.. T
o car e l tem l
e mca de la angustia es reforzar edee la
a falta
a de ob-
Les recuerdo que la "Teoría de la falta ~le objeto" — como j eto.. En
n todo a
o o el seminario, Lacan presenta la o i afobia sobre el
llamé a la primera parte de El Sctninario 4 — cuenta con dos fondo de la angustia, ahora como una estruc tructuración
u del
grandes partes, la última de las cuales trata claramente el ca- mundo que le permite al sujeto situarse.. Los verdaderos fóbi-
.

so delpequeño Hans. Voy a avanzar algunos capítulos para cos son siempre las personas más comp m licadas
' • del mundo. En
mostrarles el hilo de la investigación. la agorafobia, por ejemplo, no pueden sobrepasar algunos
En la "Introducción", capítulo I, Lacan pasa poco tiempo puntos, en ocasiones, d e1 os m m.á s destacados. En París, era co-
criticando el volumen Psicoanalisis hoy.Sólo lee algunos pasa-
jes para que todos se rían, de tan ridículos que parecen. Irune- tre el Bottlevard Saint-Cern<ain, el Bottlevard Saint-Mich
diatamente pasa a los Tres ensayos de teoría sexual. Es la prime- l termina más o menos
Pieds dela Seine y una calle menor que termia
ra referencia, ya que es en la última parte de los Tres ensayos...,
en la división del período de latencia, donde podemos encon-
trar un estatuto del objeto, donde el objeto perdido es, funda- mundo y que lo ha bt a const i' tuiid o g r a cias a la fobia. También
mentalmente, el objeto reencontrado. Bueno, como ya toqué tenía a su analista en ese cua r' rángulo , p o r l o cual no es pa-
algo ese punto voy a dejarlo de lado. ciente m<o.. Por1o qu e sé e stá vivo pero sin muchas s modifica-
m
462 Jacq«es-Alnin AIiiler Objeto<tcnst ración 463

ciones en su comportamiento, a pesar del anélisis. ¡V< i«ly


años! No sé dónde está, ni si está en el cuadrángulo o nn,
La fobia es el tema que I.acan descubre y redescubre en <!i i<t< DM
seminario como una estructura del mundo. Algunas de sus I«
sis sobre esto irán a ser modificadas más tarde. En El Semin « l<l : ««,< f<írmula en la cual, como la metáfora paterna no funcio-
10, sobre la angustia, introducirá que en realidad ésta no ost<ir> ' «« spléndidamente, tenemos que escribir algo como objeto
objeto, como decía antes. ¹Por qué habrá dicho esto si su l<bis, l«l<!en — OF
—sobre el desen de la madre:
fundamental afirmaba que era sin objeto? l'orque en aquel ««<
mento ya tenía elaborada su definición del objeto a. La angusl l4 ' OF
aparece frente a la nada; el objeto a tiene afinidades con la na<>I
I
entonces, puede decirse que, invisible, está presente en ella, DM
El Seminario 4 descubre que el objeto fóbicn es más bien ««
significante y muestra todas las derivaciones del significaul« I.acan, en un momento, casi escribe una fórmula colocando
caballo que, con varios significados y por y a eslar supuesl«, Y mayúscula para el caballo, a partir de la palabra griega
se encarna en los objetos del mundo. El centro de los caball«« I tt<íi; la letra mayúscula apunta al elemento derivado de algu-
escomplejo, es precisamente ese significante que en la fobl« «<)s rasgos de la madre, y que sirve de Nombre del Padre. Es
puede servir para muchas cosas. Además, Lacan subraya al f< ««a paradoja el hecho de que el caballo mismo encarne algunos
nal el carácter necesariamente significante y simbólico del ca < I< mentos de la madre, la mordedura, por ejemplo. También
bailo. ¹Por qué? ¹Qué quiere demostrar finahnente? ¹Por q«< I I <ns fabrica un lugarteniente del Nombre del Padre utilizando
introduce la fobia en el casn del pequeño Hans? Porque la m<- I«» rasgos de la madre. A causa de esta paradoja, ya en la "In-
táfora paterna no funcionó de manera espléndida. Hans nece- l«<ducción", I acan anuncia que va a investigar de manera pri-
sitó del caballo en el lugar que el padre no ocupaba bien, o« vilegiadaa dos objetos, lo más npuestos posible: el fetiche y el ob-
el lugar de la maldad, del castigo, de la castración que espe- j< ln fóbico.
raba del padre. Cnmo éste, demasiado moderno, no le infun- El primero tiene una atracción irresistible para el sujeto; el
día el terror bíblico del que carecía, Hans es llevado a buscar. s< gundo, por el contrario, le causa repulsa. Al mismo tiempo
lo en el caballn que, en ese sentido, juega con el papel del <I«e son opuestos, hay también entre ambos un cierto parale-
Nombre del Padre, papel de un significante. El seminario no I ismo. Según Freud, el fetiche es un sustituto del falo faltante,
decide la cuestión entre objeto y significante. Pero la tónica '1 b'eto fóbico a su manera, también se coloca en el lugar
esencial es, finalmente, que el objeto fóbico es un significante, < n que la madre tiene la falta, tesis que está en el artículo "Fe-
Eso es importante pues tengo la costumbre — por lo menos en llchismo". Ambos están en relación con el deseo de la madre
las ediciones francesas y brasileñas — de ilustrar la tapa con un <> con el (-<I)), pero no de la misma manera, y eso nos da los dos
elemento del seminario. De este modo, en El Seminario 4 de- polos opuestos de una clírica. Son dos maneras opuestas y
bería hacerlo con un caballo. Sin embargo, por ser más un sig- paralelas de relacionarse con la falta femenina, El paralelismn
nificante que una imagen,
m e pareció que debía elegir todo que Lacan toca rápidamente en la "Introducción", se encuen-
menos el caballo, el que no está para imaginérselo. Con todo, lra al final de "La ciencia y la verdad", último texto del volu-
podemos agregarlo al final del seminario, utilizando los tér- men de los Écrits. Hay allí oposición y paralelismo entre el fe-
minos de "De una cuestión preliminar..." tiche y el objeto fóbico. En otro capítulo de El Seminario 4
464 Jncques-Alai n Mi ller Oi>le>oy castrac»Jn 465

Lacan habla de au>bos como mociones del deseo. Las m<» l»


I » omparacir>n. Cuando se compara, se dice que falta algo; si
nes, mojones de la repulsión total y de la atracción i rresistil >I>, »», nunca falta nada. Toda la clínica freudiana se asienta pre-
forman entre sí un espacio, cn donde gira el deseo.
> is,>mente en la comparación: la niña que se compara con el
En el capítulo II, Lacan elabora lo más simple de estas j»l »iAo, el niño que se compara con el padre, ¡a tal punto que
nadas: "Las tres formas de la falta de objeto" — privación, fr»» klcin hablaba de envidial Es un mundo totalmente anti-spi-
tración y castración-, como lo llamé.
»»ziano. Al m>>ndo de Spinoza lo considero superior. Intenté
Una vez subrayado el tema de la falta de objeto, intel>l» vivir según su ética — por eso hice filosofía —, pero el fracaso me
elaborar el concepto de falta en lo Real, en lo Simbolico y > l> »>ndujo al psicoanálisis.
lo Imaginario. Lacan se hace a sí mismo una pregunta: ¹Q»>>
Así, la privación es un agujero real de un objeto simbé>lico.
es una falta en cada uno de estos registros? Por ejemplo, si,>l l;s necesaria una simbolización de lo real para que haya un
guien pierde un brazo, hay algo que seguralnente falta en I,> ,>gujero real; de lo contrario, no existe un agujero en lo real.
integridad de su imagen, pero como eso no implica perder s» I a frustración, en cambio, es imaginaria. Es un agujero
nombre o su identidad, permanece igual a nivel de lo simb(> i>naginario que ignora la queja infinita, pero el objeto de este
l ico. Y si eventualmente pierde ese brazo en alguna circun»
,>gujero imaginario es real. Por ejemplo, el seno es un objeto
tancia de trabajo, de guerra, su nombre estará en fichas de s<
> Ie real necesidad, pero si no se le diera al niño surgiría la frus-
guro, lo que le permitirá recibir una indemnización por I > I ración, que es un agujero en lo imaginario aunque no se pue-
herida. La falta no es la misma encada uno de los
registe
Lacan elabora la diferencia, articulando los términos priv»
>~, da connotarlo todo.
La castración es un agujero simbólico de objeto irnagina-
ción y frustración, tomados prestados de varios autores. P»>
> io, el falo imaginario. En este seminario podemos presentar
ejemplo, de Ernest Jones, rearticulando los dos términos co»
> le manera sistemática, privación, frustración, castración, y así
respecto a la castración y a esos registros, RSI.
definir el agujero, el objeto y el agente.
En la privación, distingue el estatuto del agujero y del ob.
jeto que falta -el segundo produjo el primero- introduciendo
un término más, el del agente que efectuó tal operación. Es > AGEN'l'E
AGUJERO OBJF.'rO
parte es la más conocida del seminario y, por lo tanto, no voy
a perder el tiempo en resumirla. Como todossaben, la priva.
ción seencuentra como un agujero real,de modo que en lo
real puro nada falla, punto de vista de Spinoza que conside-
raba sin consistencia toda idea de falta imaginaria. Decía que
un hombre ciego no tiene más falta que una piedra. Es sólo R S
porque se imagina diferente de lo que se supone en falta. En
el sistema de Spinoza no hay falta, hay sólo grados de perfec-
r
cion. Sena realmente extraordinario poder vivir, sentir y pen-
sar en el mundo de Spinoza. Lamentablemente, no lo logra-
mos. Tal vez él mismo haya conseguido vivir en un mundo
sin faltas. Considerando, empero, que sólo hay lo que hay y En la privación, hay un agujero real de un objeto simbóli-
que toda falta se origina de la comparación, la enfermedad es
co; en la frustración hay un agujero imaginario de un objeto
466 Jacrtues-Atnin Milier Otyetoy cnstrnctón 46í'

real, y en la castración, hay un agujero simbólico de un oiilu l',I esquema R de Lacan -este cuadrángulo — es una revisión
to imaginario. Queda para el agente la tercera combinaciutl
iii I esquema Z. En él encontramos a la madre, M; al niño, a
de tres letras ISR: Imaginario, Simbólico y Real.
i Iuien llama I mayúscula en el sentido del Ideal; y el triángu-
Parece impecable: hay tres formas de falta de objeto, lt«e
lii imaginario (-q) nti. En ese triángulo coloca al yo, tomando
referencias — el agujero, el objeto, el agente-, tres letras qtitt
Iu letra m de tt toi, eti francés; i, que es la imagen del yo (lo que
permutan, de tal manera que en cada línea aparecen una suli l - i scribía antes como a — tt', lo escribe ahora m — i) y e ncima
vez. i I l',tlo (-q).
Lacan saboreaba el sistema totalmente completo que, pot
I.a elaboración de El Seminario 4 se encuentra en el triángu-
ello, nos fascinó durante un cierto tiempo. Es notable que I. t madre, el niño y
loi (-t))tni y también en el otro (-q)MI, entre la
can nunca lo haya puesto en un escrito, pues es un instrumet i
to para pensar. No obstante, no hay que seguir esto como t I
i I íalo. El grafo resume la elaboración. Siempre falta algo
i tiando alguien habla de lo imaginario como dual. Lacan,
fuese un mapa de psicoanálisis. Se trata de un instrumenlu
i li sde el comienzo de su enseñanza, trata lo imaginario como
para ordenar, como dijo Lacan, para comprender la falta tl« t tn triángulo, dado que entre el yo y la imagen está el falo.
objeto y enseñarnos cuán complejo es el abordaje de la clí»i
Ln el capítulo II, que trata del objeto de deseo, Lacan intro-
ca. Así, tratando de ordenar esa complejidad, él propone trt.ti
i luce el objeto transicional de Winnicott, comentándolo varias
faltas, tres agujeros, tres objetos. No obstante, a lo largo r:lt I
v t ces en el curso del seminario. Debe haber sido la p r i m e r a
seminario, en algunos pasajes, no todo encaja en ese instnt.
vez que Lacan introdujo a Winnicott. El objeto transicional es,
mento. Lo esencial, sin embargo, no es eso; es que hasta aqttt
Imprecisamente, un rasgo de objeto y así circula en el campo del
la característica de lo imaginario es la relación dual a — tt', y
ileseo un objeto que no se reduce a la imagen total, que no es
en E/ Seminario 4 Lacan caracteriza lo imaginario a partir tl t
Ia imagen total sino una parte de ella, una estilización de la
tres términos, a partir de un triángulo imaginario, significan
liarte de la imagen que, en su propio estatuto no es puramen-
do que no sería suficiente colocar de un lado a la madre y dt I
te encontrable pero circula, Ese objeto transicional circulante
otro al niño, pues el falo está en una función tercera, cuya idea
llene una función eminente respecto de la angustia. Ya en
se encuentraen el esquema R que Lacan propone en "De un t Winnicott, sobre el fondo de angustia, de la falta, surge el ob-
cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis".
jeto transicional. Por ello, Lacan pudo encontrar y utilizar a
Winnicott: cuando se trata del objeto del deseo como pura-
S mente imaginario no se introduce el fondo de angustia, el fon-
(p
ilo de nada.
El capítulo III, lo titulé "El significante y el Espíritu Santo".'
Lacan dice que no hay un Espíritu Santo en todo eso, y si
Io hay, es el significante. Fue inventado en el lugar — parecía la
cosa más preciosa — en el cual el Espíritu Santo entra al mun-
do con el significante. ¹Qué está señalando Lacan con esto?

1. Se han perdido algunas palabras de Miller cn el cambio de cintas.


R Aquí introducía un comentario de Lacan sobre la obra del Espíritu
Santo y la del significante.
468 Jac<l ues-A !ni n Miller gbl<lo y castrac<on 469

El día anterior, Eran<„"oise Dolto había planteado que l<!


imagen del cuerpo sería este objeto y Lacan comienza ese s<
minario diciendo precisamente: "La imagen del cuerpo no «
un objeto". Lacan se encuentra, en esta cuestión, del lado <I<
Winnicott y opuesto a Dolto. No lo dijo de esa forma, pui<!<
formaban parte de la misma Asociacion hasta ese moment«,
Pero, Lacan se ubica claramente del lado de la elaboración d<
Winnicott, pues en lo que ésta se refiere al objeto transicion <I,
está deacuerdo con el estadio del espejo. Lacan está en cou
tra de la imagen del cuerpo tratada como totalidad, pues < n
correlativa de la idea del objeto de deseo como totalidad im!
ginaria, Todo su esfuerzo va en el sentido de demostrar que < I
En el seminario en cuestión encontramos, no obstante, el
objeto de deseo es algo distinto de la imagen total, de tal mo
do que se puede encontrar, en ese capítulo, una crítica velad« ~>rimer grafo.
Para aquellos a los que les gusta el pensamiento de Lacan,
a Fran<„oise Dolto. En ese capítulo comienza una elaboraci!n!
— que se la puede encontrar regularmente en el transcurso d<'I los que lo respetan y tratan de pensar en la misma orienta-
ción, es apasionante ver con qué elementos mínimos él pen-
seminario — sobre el concepto de significante que desemboca!!
saba las cosas, En ese seminario Lacan habla cada vez menos
rá al año siguiente, con El Sen!inario Lns Forlt!aciones del incoll»
riel símbolo y más del significante. En lugar de hablar del con-
ciente, en la construcción del grafo del deseo. Aquí estamu~
realmente en el punto inicial de la investigación de Lacan, j«nto del orden simbólico, habla de la articulación del signifi-
cante y del significado. Eso sirve precisamente, para sustraer
Porque sabemos dónde desernbocará eso. Es divertido expli
car cómo se inscriben las dos primeras vertientes del signifi poco a poco el deseo del eje imaginario y relacionarlo al sig-
nificante, llevarlo a lo simbólico. Sin embargo, si partimos de
cante y el significado: por un lado, el significante; por el otro,
aquel esquema, tener deseo es ima significación del sujeto:
el significado, como dos líneas que se deslizan una sobre 1<
sentir envidia, tener ganas de hacer algo, tener apetito, es co-
otra.
!no un significado.Y Lacan, en esa ocasión, hace una equiva-
lencia entre deseo y significado, para decir que, en realidad,
significante
el dcsco humano está totalmente marcado por e1 significante.
No es potencia pura, no es sólo la fuerza natural del ser lo que
significado
encarna el deseo. Hay en él un laberinto. El deseo depende to-
talmente de la articulación del significante. Como es necesa-
Sabemos que al año siguiente, Lacan pasará a representar«
rio en esa perspectiva, Lacan insiste en que el Es freudiano no
los de este modo:
es una materia bruta ni una fuerza ciega natural, y correlati-
vamente formula, ante creencias sorprendentes, que el Es ya
«stá marcado por el significante. No sé si eso sorprende toda-
vía hoy, pero era sorprendente en 1956. Creo que ahora, en
1993, todos ya entendemos: el Es, lugar de las pulsiones, de
las tendencias, del deseo, de lo que quieran, esa dimensión
470 Jacques-A(ni>< Miller Objetoy cusírnc<o» 471

misma está totalmente marcada por el significante y orgíí»! <»,cnn el cual no saben lidiar. Lacan dijo que podría ser la
zada como éste, de tal manera que Lacan ya en ese capítí>l<> <,>!>t»ción del deseo masculino en las líneas o en partes del
emplea la expresión "hay significante en lo real", algo qu««í i «< rpo femeninn. En cualesquiera de esos casos hay como
a retornar en Ios años '70. Antes, en el esquema Z, la conc<! > »»,>separación de la imagen del objeto, que aparece como
ción del deseo era que éste no estaba en lo simbólico, sino I<> <i>sgn impensable. Lacan dijo, precisamente, que como es im-
contrario. Lacan tomaba el deseo como ima<>inario,fuera del <'le ¡><>sible extraer la estructura simbólica de esos objetos — en rea-
simbólico. Lacan comienza a construir a partir del falo fem«>í! Il< I,>d ellos no existen solos —, en cada caso es preciso recompo-
nn, que tanto lo simbólico como el objetn de deseo son tral> í »<r la estructura que los sostiene. Hay allí escondida toda una
jados por el significante, aunque en ese capítulo no se advi< >' » l iculación que muestra Freud en "Pegan a un niño" recom-
ta inmediatamente la cnnexión. Comúnmente, el movimie nt<> ! ><
>niendo la historia simbólica del fantasma. Pero como Freud
freudiano que va del primer período de la vida al período <l< I», l>la de un momento que no puede ser recuperado, recom-
latencia se traduce como movimiento para reencontrar los <>I> ! ><
>ne la estructura en su conjunto.
jetos. Sin embargo, ¹cómo se mantienen los objetos en l ate<> No logré ir más allá en el panorama que pretendía trazar en
cia? Se conservan en la meínoria significante por la transmi <» >»hora. Fue un fracaso. Tal vez las preguntas, con pedidos dc
sión significante del objeto; de tal manera que Lacan pud<í < x! >licación y objeciones, puedan complementar mejor el trabajo.
decir que es imposible extraer la estructura simbólica de l<w No sé si las personas que ayer anunciaron que querían to-
objetos de deseo. Dijo eso porque cuando se piensa en el fetl <»,>r la palabra cambiaron de idea. Eran Célio García y Anto-
che, en el vestido, en el zapato del fetichista, aparentemenl< <>i<>Carlos... Célio, ¹de acuerdo? Pero el cable del micrófono
es posible extraer la estructura simbnlica de aquel zapato, nb »<> cs tan largo como para llegar hasta ahí... ah, no es Célio. Él
jeto único, elevado, exclusivo, objeto de amor, que tiene supí:* <»>va a decir nada: ¡es la falta de Célio!
rioridad sobre los seres humanos y surge como distinto a to.
do. Los zapatos, colocados en algún lugar, nn se muev«<>
solos, están a disposición, no se quejan, no quieren casarsy I >< bate
(están casados con su par), no hablan y, sólo a veces, hacen un
poco de ruido. Un ejemplo límite del fetichismo es la imageo Sergio de Castro: En El. Se.niríario 4, en el que el objeto va a
fantasmática, pues ésta también aparece separada del resto y <»contrar un fundamento simbólico, ¹el falo que no existe ge-
el sujetono sabe cómo recomponer al historia de su fantasma.- >í«raliza el objeto como un fetiche o una vocación fetichista?
Con absoluta sorpresa, a las mujeres feministas — fuertes y de i Podemos decir que el objeto en El Seminario 4 — de modo ge-
cididas a competir en la vida social- les sucede que encuen- <í«ral, no exclusivamente en el fetichismo — es el fetiche, dado
tran en su fantasma una sumisinn a los hombres, aquello que <(ue el fundamento simbólico es justamente el falo que no
les permite gozar en la masturbación o en el acto sexual, por- < xiste?
que el discurso de las ambiciones que adquieren en la vida es
activo, no sólo un sueño. Hay mujeres que realmente realizan j.-A.M.: Sí, podemos decir que todo lo relacionado a la fal-
tal discurso en sus vidas. Quedan sorprendidas, en el mo- I» fálica, todo objeto sustituto de esa falta, es un fetiche. Pero
mento del goce, frente a la articulación simbólica explícita; <>tra cosa es saber si es interesante generalizar ese punto. Aun-
hay algo semejante a un rasgo imaginario que surge como <!ue los zapatos sean atractivos, tal vez cn el deseo necesite-
completamente antinómico e irreductible al resto del discur- <nos que el Otro hable. La palabra del Otro no es algo fuera
472 Jnc>lnes-Alain Miller
Oh!>to ycaatrac>on 473
del campo del deseo. Con más frecuencia del lado femel>il>>I
está la palabra del hombre para ella, el hablar del hombre, rt> > i,>i,orar en demasía las diferencias entre un ser y otro, se es-
mo un elemento importante del deseo y del gozar. Es a v»»I I ~ > Iiciendo que es precisamente en las pequeñas diferencias
muy sorprendente para los heterosexuales cuando se entel > I»»de se encuentran el amor y el deseo.
de prácticas homosexuales masculinas en que existe toda una >III
vertiente de goce homosexual masculino, sin palabras. Eu I>e Attfonio Carlos: Pido disculpas, pero voy a regresar al tema
lugares donde se trata realmente de gozar con la mayor»ni > I> Ia demanda. En este seminario Lacan toma a la madre co-
tidad posible de partettai res,las prácticas se desarrollan sin I »1» »»>aquella que tiene algo en falta y la coloca como agente
labras. Fso nos hace entender bien lo que Lacan quiere de> II' »h»bólico para tratar, justamente, la problemática de la frus-
cuando habla de la prevalencia de lo imaginario en la perv> t In>«ión, usando el mismo término de Freud, Versttgttng,pero
sión. Es algo importante: creo que lo que ocurre fuera ole In I» l'i lizmente lo comenta muy poco. En la frustración el objeto
palabra son relaciones con phallus erecttts más que con pet>«> «s real, pero en un segundo momento ese objeto pasa a lo sirn-
nas, más que con el Otro de la palabra. Se da siempre ;> I»> I>í>lico como un don y el agente pasa de simbólico a real. Es
sombra del gran Otro, en una cierta clandestinidad, que sie» »»a problemática que no comprendo bien y le pediría una ex-
d o un elemento del propio goce no es, sin embargo, la única I >Iicación mejor.
vertiente de la práctica homosexual masculina. De acuerd
Lacan, en la homosexualidad hay, además de todos los m >II t»t f.-A.M.: Le agradezco a Antonio Carlos su pregunta que
ces de las relaciones heterosexuales, algunos otros tambiíl> >Iemuestra, como sabemos, que es un muy preciso lector de
La práctica homosexual no se reduce a ese campo que desc> I I „>can. Siempre nos interesa volver a esos puntos que parecen
bí: es capaz de amor, de fidelidad, de todo. Pero también ex I> I>ien conocidos pero que están llenos de misterios. A veces, se
t e todo un campo, toda una serie de relaciones del sujeto c<>u Iiene unconocimiento un poco rápido de Lacan. Conocemos
los objetos del deseo en la cual es necesario hablar, en la cual Ia castración, la frustración... no obstante, debo decir que al
una condición de goce se sustenta en el hablar. Cuando ut»> > stablecer este seminario aprendí muchas cosas que pensaba
mujer se queja: "Tú nunca me hablas; tú te acuestas conmiy >Iue ya sabía, mucho más complejas de lo que se podría pen-
i>
pero no me hablas", es algo que está muy lejos del fetichism<>, sar. Creo que la publicación de este seminario y su traducción
de la relación con el objeto fetiche. Puede decirse que bajo ev a varias lenguas va a ser un soporte para nuestra clínica hoy
ta queja está la necesidad de una condición imprescindibl» y no la de 1950, como suponía Lacan.
del deseo que va más allá de la presencia del órgano en > I Sobre el punto de que Lacan hubiera dicho poco sobre la
cuerpo del Otro. Así, no me parecería muy correcto decir qu<> frustración, no estoy totalmente de acuerdo con António Car-
todo objeto es fetiche. Sería una verdad parcial. Y al general los. Me parece, por el contrario, que hay en este seminario un
zarla, perdemos un poco de efectividad. La clínica autorizad»/t hilo que retorna siempre. Es cierto que las versiones piratas
por Lacan y Freud es una clínica donde se respetan los mati- que existen por allí son, de un modo general, muy confusas,
ces más sutiles, porque es en ellos donde se sitúa el deseo. pero una vez que se recomponen las visiones, está casi todo
'Y allí; al menos en la primera parte del seminario, Lacan cons-
el amor.?Freud cita 2que cuando alguien dice que el amor ev
tantemente reelabora el concepto de frustración.
.AAforismo de Bernard Shaw citado por Freud en Psicología de Ia~ Voy a responder ahora a su pregunta que se refiere, justa-
masas y análisis de! yo: "Estar apasionado es exagerar enormemente I >
diferencia entre dos mujeres". mente, al capítulo IV. Usted me ha pedido que hable sobre el
punto que Lacan llama "dialéctica íle la frustración".
474 ja c qr(es-Alnin Miller
I piel<>y castrnción 475

En la época, había un concepto de frustración co>rI«>lo !


hasta hoy, pues lo que Lacan corrigió de ese concepto»<> < >~ " i l< I »iño, fort-da —madre más imagi«aria que simv n<ica, esta
tró en el sentido común. El sujeto-niño necesita aportes, < >I
>I<> i <>Ia vinculación de lo imaginario con lo simbólico — es la ma-
tos reales de hambre, de sed, que vienen a calmarlo. Esa><»<» > I>< que va y viene si la llaman, que responde y obedece a la
cesidades tienen objetos correspondientes. No se p<>«<IN Ii >I,>braacercándose al niño. Eso es lo que existe en el fort-de<.
calmar el hambre diciendo solamente "pan": hay que dar I >«<I, <.><>iero ser claro. ¹Qué ocurre si la madre no da los objetos
No se puede saciar la sed diciendo "agua": hay que dar al„«<t ><,>les? ¹Qué ocurre si ella no responde? Si no responde a la
a> a/<l<I
Tampoco se puede sustituir uno por otro. Con las palal»><g i I >,>I»bra del niño se torna una potencia real, o sea, escapa a to-
< I > Iey simbólica dejando al niño sin saber si ella, la madre, no
podemos hacer muchas cosas, pero no cuando se trata <I<>l
sentido co<níín, en que el niño necesita de algunos objetos n ¡> > s >nás una potencia cautiva en elfort-da. Se torna una poten-
j
< i,> fuera del juego simbólico; éste es el conmutador para La-
les, padece y sufre carencias si no se Ios dan. Hay
necesida<l«><
con consecuencias patológicas; de este modo, podríamos I><'
'Í e,»>. A partir de ese momento, los objetos que ella dé no ten-
cer una lista de lo que pertenece al orden de lo necesari<> «I <I>án tanto valor por su realidad sino como respuesta de la
desarrollo: los cuidados de la madre, los alimentos el sue»<> »»;úre. Más i mportante q ue la naturaleza o la materialidad
etcetera. Podríamos ir más lejos y decir que el desarrollo <I<'I < Iel objeto dado es el hecho de que la madre responde. Es por
niño se vería comprometido si no tuviera esas cosas. Allí «sl < s<>que, cn ocasiones, el niño pide cosas inútiles, pide otra co-
el nivel de sentido común del concepto de frustración. Per<> ilI<> a;> que no es exactamente lo que necesita, pide más para obte-
»<r la respuesta esencial, la palabra de amor. Con respecto a
que Lacan demuestra es que la frustración esencial no es I<>
causada por los objetos reales, para cuya relación toma co»><> I,> «limentación dada por la >r>adre, si tiene más valor real que
modelo el fort-del, colocando -correlativamente a los objel<»> v,>lor de signo de amor, el niño puede responder con anore-
reales — a la madre del forf-da, a la madre simbolizada en < I xia. Como dice Lacan, prefiere comer nada. De hecho, en la
juego del niño, de la cual podemos decir que es simbólica p<» ,>norexia se encarna el comer nada del amor, de tal forma que
I» tesis de Lacan es que la más importante de las frustraciones
que el niño se dirige a ella con llamados, con gritos, con pal >
bras. A la madre simbólica le pide objetos reales. Lo que <s la de amor. ¹Y cuál es la demanda más importante? Todo lo
introduce Lacan es efectivamente, y como lo he señalado, <»> al I> <Iue Lacan desarrolla en este seminario como teoría y dialéc-
lica de la frustración, retornará en la teoría de la demanda. De
quiasma a través del cual la madre se torna real y los objetos
simbólicos. Lacan lo construyó de esta manera: I
hecho, va a crear la palabra "demanda" e introducirla en el
psicoanálisis en lugar de la frustración. Demanda es el nom-
bre de bautismo — lacaniano — de la frustración. Más tarde, ha-
Madre S Obj. R rá la distinción entre demanda de algo y demanda de amor.
l'or ejemplo, dijimos que después del seminario haríamos un
debate, preguntas y respuestas. Seguramente, hay un inter-
cambio de informaciones: se demanda algo sobre un punto
teórico y el conferencista responde. Es el primer nivel; pero
existe un segundo, en el que lo importante es hacerse recono-
Obj. S Madre R cer, existir como alguien que pregunta.
Seguramente a Antonio Carlos le importa mucho el conte-
La madre simbólica es la que va y viene según los gritos
nido material de mi respuesta. Pero quizá, más que eso, para
476 Jac<tues-Alain Miller Q/jefa y castración 4>>

él tenga gran importancia que lo miremos y que yo rcc««<lp


qu e s ean cicrtaiiiente dos maneras fun-
r <«)s <los pun tos, au n q
muy bien su persona. En todo este intercambio de inf<it «<~< a-
<I «»cntales de colmar el agujero: el fetichismo sustituye a
ciones existe una relación de amor en que lo simbólico <I< lg
I «,< n tantoque e 1o b'j -e tofóbico es una de las maneras de apar-
respuesta queda por encima de la realidad, del conteni<l«<lp ~. NNo hayen los. dos d
I lr y dominar la potencia materna opaca.
la misma. Por ello es quc el niño puede entrar en un pcdi<l<i
«s<>s la misma re lación.
ación. Son maneras distintas. En e! fetichis- l
infinito, porque finalmente ro está pidiendo ese o aquel «l>lit<
««>puede hablarse, realmente, de la relación con la falta de
to, sino amor. Existen padres muy ocupados que, al no t««<f . l hay !!í
Ii ter n o que amenaza devorar; a!!íuna elaboración
tiempo para ofrecer amor en lo cotidiano tratan, evcnl««l i inadre es unaa po
o t c n ci a
,< nital, entre comillas. Fn la fobia, la
mente, de tapar el agujero con regalos. 1 ero no es sólo ««tl
«<c amenaza devorar, allí aparece más la pulsión oral. Que-
cuestión de tiempo sino también de amor. Es una costurnhtW e o je-
< I<'<nonos, entonces, con algo para pensar: la relación
cuando se viaja a otro país, volver a casa con regalos para I<!
I<> <le deseo con la palabra.
familia, con el fin de manifestar amor. Alguien puede no < u
tender bien esa lógica y nada le impide volver a su casa ~it>
j<tiro Gerbase:Con su definición de la fobia como demarca-
llevarlos, pero todo anda mucho mejor si, después de una ««
r i<in del mundo, ese concepto se tornó más preciso para mí,
sencia, hay regalos.
porque Freu d d ice
' que
qu e l efecto de la fobia es restringir a o-
« imoción d e1 s u'j eto.o .Estoy
s tratando también de limitar los ob-
l.uiz Henriqtte Vidignl: Me gustaría volver a la vertiente <I< I
fondo fetichista de! objeto. Me pregunto si no habría, cn i I < tos,
l< tos, sacien
haciendo un catálogo de los fóbicos o los fobígenos, a
demarcación del
partir de !a locomoción del sujeto y de la dem
momento en que Lacan habla de las dos vertientes — la f< II
t»undo. Los objetos fobígenos sólo podrían ser, pues, objetos
chista y la fóbica —, una teoría en que fueran posibles las <l«n 1 locomoción. De este modo, me pareció
caracterizaciones, con un fondo fctichista o con un fondo f«
<lue se podría hacer una diferencia entre el objeto fobígeno de
bico. Así, ¹el precio que se pagaría para que cl zapato habla
I lans y el del Hombre de los Lobos.
ra, no sería tener allí una caracterización fóbica del objeto?
J.-A.M.: Me parece csclarecedor decir efectivamente que la
J.-A.M.: En vez de decir que todo objeto es fetiche, prefic . yuna cierta de-
fobia se relaciona con e! espacio. Fn efecto, ha
ro decir que todo objeto es fetiche o fc)bico, pues así introduz.
limitación del espacio concerniente a la localización del suje-
co una diferencia que torna al asunto pasible de dialéctica. Sl
1 - 1 ag >rafobia y en la claustrofobia. Hans,
todo es lo mismo, no tenemos los mí<l tiples matices de la cl f
nica. I,a verdad es que podríamos hablar de una orientaci<>t> por cjernp lo
o, eli
e ige c om o objeto fóbico un vehículo, un instru-
mento de locomoción; Lacan no lo dice así, pero me parece
fóbica o fetichista para con el objeto, y ahí está el estilo del su-
muy justo decirlo.
jeto. Pero queda una cuestión que se pierde, pues con esos d<>s
objetos no se habla: Hans no habla con cl caballo, sino del ca- T" ' : •V e gustaría que hiciera algunos comentarios sobre
Tanin:
ballo con el padre. El alivio proporcionado es que, gracias al
la cuestión del fantasma en la fobia.
fetiche justamente, en él el objeto se calla. En lo que respecta
al deseo, es conveniente dar un lugar de relieve a toda la tra- dap arte de El
j.-A.M„Esos comentarios son toda la segund
ma simbólica y a toda la trama significante, y no solamente al
Seminario 4, desde el capítulo Xll hasta el XXIII. Es interesan-
hablar con el objeto. Para mí, falta algo cuando se habla de
te que Lacan haya tornado, en los mismos paréntesis, los sue-
478 Jacques-Alain A filler Objetoy castración 479

ños de Hans, sus cuentos, sus discusiones y sus invenci<»>< ~


Toma todo eso, la producción fantasmática y los pensami<~» j»< i,>les. Para ubicar el objeto del tiempo es necesario partir
iI< I <>bjeto a, que es de lo que se trata también en el espacio, y
tos, en un mismo paréntesis. El propio Hans no aceptó la <II
erencia de esas categorías, diciendo "he pensado que". A»< > »II> i<.nemos equivalentes espaciales situables. Sin el concepto
sotros esono nos conviene porque aceptamos que exisi<» il«>bjeto <>, no podemos ver el objeto de angustia; en la fobia,
- ><> embargo, no se carece de ese concepto para captar el obje-
pensamientos en el inconsciente. Yo dije hac
preferible hacer diferencias que tomar una categoría ííni< ¡>, I< >l<>bico. No es necesario tener un concepto de objeto muy re-
ll<»,do para decir que el objeto fóbico en Hans es el caballo,
pero en este caso se da lo inverso. Hay algo esclarecedor en < I
h echo de que 1 'd ~>< ro sin el concepto de objeto a no se puede captar el objeto
e olvidemos un poco nuestras categorías — sueñ<>n,
relatos, cuentos — y de que hagamos un gran paréntesis, <II < I< ;>ngustia, dado que él no existe.
ciendo que son producciones fantasrnáticas. Tal vez sea eso I<> También es necesario un concepto elevado de objeto para
que Lacan no teoriza en este seminario;piensoI no obstant<, <,>ptar el tiempo. ¹Y dónde se capta el tiempo? El tiempo cro-
»<>l<>gico es simbólico. Desde siempre, el hombre trató de uti-
que es un gesto muy esclarecedor de su parte, pues permil>
realmente recomponer l a u n i d a d clel t exto d e o b servaci<í» lir >r, de robar dc la naturaleza, la manera de captar el tiempo.
l'»', tó, por ejemplo, de utilizar el sol como un aparato simbo-
Lacan dice finalmente que lo interesante en los fantasmas <l<
Hans es que son equivalentes a mitos, una mitología indiv> li«> mínimo de líneas para dividir el tiempo. Una manera
d ual. Tanto e.s así, que asistimos a una transformación acel< l>i< n primaria: el tiempo cronológico en partes iguales. Pero el
rada de sus fantasmas. En los adultos, un fantas>na que pre >i<»ipo vivido no es así. Cuando escuchan la conferencia, el
valece se m u estra m ucho más f u e r te , se l i< mpo parece enorme: ustedes se aburren! Si, en cambio, van
. v e m a s Il,, > ,> una fiesta a bailar, dos horas parecen un minuto. Es conoci-
cristalización de algunos de ellos. Lo divertido es que Hans ~<
ocupa del pene con una variedad fantasmática extraordinarit>
1
< I,> y estudiada la diferencia entre tiempo cronológico y tiem-
j><> vivido y es ahí donde se ubica el objeto a, que perturba las
que hace quesea una alegría leer a Hans, un niño genial que,
después, de adulto, se dedicó al arte del teatro. > < laciones simbólicas, no se divide, no obedece a lo simbólico.
('<>nocemos esa perturbación como fenómenos de alarga-
P.: En la elaboración hecha por Lacan de los casos clínicos >»<ento, de contraccion del tiempo y de precipitación. Por ello,
de este seminario, ¹sería posible distinguir algo sobre el tiem- Lacan puede decir finalmente que "la precipitación es un ob-
po? Por ejemplo, el tiempo en la lógica del tratamiento de jeto n". Esto necesita ser estudiado: la precipitacion funciona
I lans. como causa de deseo. Así vemos, por ejemplo, sujetos que no
l<>gran anticipar, que sólo pueden producir cerca del plazo fi-
J.-A.M.: Al escuchar a Jairo poniendo el acento en el espa- nal, hacen lo que tienen que hacer bajo la forma de la precipi-
cio, pensaba si sería posible hablar de fobia del tiempo, si real- lación. Antes, se aburren, intentan una cosa y otra y, recien
mente existiría la fobia del tiempo. En cierto modo, algunos cuando constatan la presencia del límite temporal, su deseo se
fenomenos de angustia paroxística se relacionan con la fobia precipita. La precipitación funciona como causa de deseo.
del tiempo, por ejemplo, el sentimiento de muerte inminente, Voy a hablar de esto en las Jornadas de la Escuela Europea y
Hay mucho por decir, siendo ésta la parte más difícil, por ue de la Escuela de la Causa Freudiana, que serán a fines de sep-
necesitaríamos captar el objeto, en el sentido en que lo em- tiembre y cuyo tema es el tiempo y las estructuras clínicas.
pleamos, a nivel del tiempo y no sólo en sus coordenadas es-
P.: En su texto Síntomn y fantasmtt,usted trabaja la fobia co-
480 Jncques-Alnír»Miller <)t>í1:t»y >>>stració» 481

mn una plataforma giratoria y no como una estructura. ( '»»,


l>i . l',s» es como la plataforma de la clínica, que usted recuer-
la idea del objeto fóbico como significante, ¹el trabaj» c«>t,
. I >, ¡«>rque todas las formas clínicas pueden considerarse ela-
aquél definiría en qué sentido estaría girando la plataf»»»p
ff
En términos de estructura, ¹giraría hacia la neurosis hisié»cí>,"
> i»,» >unes sintomáticas del Nombre del Padre.

obsesiva o hacia la psicosis? l',: l:n El Se>t>i»ario 4, Lacan dice que los objetos tienen un
I
i>l»> dc respuesta de la madre hacia el niño. En el caso de la
J.-A.M.: Creo que Lacan dijo p lataf
ormap ara la fobia c»» .»» >rcxia, lo quc hace el niño es frustrar a la madre, comer na-
lación al deseo de la madre, en cierto modo poco elabor»l«, I >, l',n la frustración simbólica, ¹cómo se organiza esa rela-
casi un testimonio del encuentro con el deseo de la madre, »>
• I»» madre-niño?
tes de que el significante dcl padre intervenga, antes dc l,> I >
licización del objeto de deseo. Fl encuentro con la pote>» >» J.-A.M.: ¹Qué significa para usted este "se organiza"?
primaria de la madre y con su falta bajo la forma de dev»»
ción, es inicial. A partir de ello, el sujeto elige una vertie»l>' l'.:
" C Có mo se daría la relación simbólica frustrante, cuando
Lacan sugiere el probable momento en que Hans hubiera 1» >
lil » »'dre 'le solicita al >llllo que se alimente y este repondc que
dido elegir el fetichismo: o bien concentrado en los calz»»> ">
»» quiere eso, que quiere otra cosa? ¹Cómo se podría hablar
de la madre, o bien cercano a la metáfora paterna complct >.
>I» sa frustración en la relación >cuadre-niño?
No obstante, Hans se detiene un poco antes, inscribién<1»
se en una cierta identificación femenina. En Francia no ("i
J.-A,M.: Usted expresa eso muy bien. Efectivamente, des-
usual el diagnóstico de fóbico o fóbica como en América 1,>l >
» il>c cómo sc organiza esa relación. Es muy difícil operar la
na, loque >ne sorprendió mucho cuando, hace años, to»» »» stión de la anorexia. Cuando se instala, se cristaliza; es
contacto con la clínica de aquí. Reservamos la palabra fóbi>",»
i»»y difícil deshacer cl nudo. Después, todo cl amor no llega
para cuando hay una fobia muy bien caracterizada, como p»> » lcshacer la anorexia. Vemos llegar anoréxicas de 13, 14 o 16
ejemplo, en la agorafobia. Sin embargo, esto no nos puede 11> ,»»>s, vestidas de negro. Fn ese punto, es muy difícil que un
var a pensar que trabajando el significante podrá cambiar > I
,»», lista tenga acceso a sus palabras.
objeto fóbico, ya que es significante. ¹Qué consigue verse c»
el caso del pequeño Hans? Que la fobia, como síntoma, le pcr Belo Horizonte
mite a Hans hacer una suplencia del Nombre del Padre, ,>l Septiembre de 1993
menos del padre terrible que no existe: inventa un síntom'>,
que pasa a ocupar el lugar del Nombre del Padre. Años des.
pués, Lacan concluye que si un síntoma puede tener el lugar
del Nombre del Padre es porque el propio Nombre del Padre
quizá tenga relación con ese síntoma. Fn los años '70 decía
que elNombre del Padre no es más que un síntoma. Esa ela-
boración que sorprendió tanto a sus alumnos, ya está conteni-
da en el análisis de El Sctt>it>ario4. En ese sentido, puede de-
cirse que a través de la fobia, a través del significante fóbico,
es como se ubica el carácter sintomático del Nombre del Pa-
LA GÉNESIS DEL RESTO

...antor y perversión caniittanjuntos...

Es la quinta vez, en seis días, que me presento ante uste-


rlos. Espero que mantengan la atención hasta el final del semi-
nario. Después de haber fracasado en hablar de todo El Setni-
uorio 4 en sólo una hora, intentaré hacerlo, al menos, en dos.
Mejor dicho, voy a completar. mi presentación esta vez en una
hora, dándoles la lógica interna del seminario de Lacan, I.a re-
Iución de objeto.'
Gracias a la pregunta que Antñnio Carlos hizo hace dos
< lías, pienso que no será necesario retornar hoy el capítulo IV
del seminario cuyo título es "Dialéctica de la frustración". Se-
ñalé rápidamente el quiasma entre el objeto y la madre en la
frustración; la transformación del objeto real en simbólico,
signo de amor, y la correlativa mutación de la madre simbó-
lica en madre real, potencia amenazante, de la cual se espera
algo más que la materialidad del don, de la cual se espera lo
simbolico del don, el don como testimonio de amor.
Escuché al final del debate un cuestionamiento sobre la
nominación en la Escuela y el don: ésas también son cuestio-
nes de amor.A veces, la nominación o la "no-nominación" es
vivida de manera mucho más intensa de lo que se debería por

L El seminario "La lógica de la cura" fue dictado en cuatro sesiones,


l~oro durante el IV Encuentro hubo una sesión plenaria sobre la Escuela
do l'sicoanálisis en Brasil, ocasión en la clue J.-A. Miller coordinó los tra-
bajos.
484 Jacques-Alaia astillar La gé»esis det resto 485

ser éstas cuestiones de amor, si la instancia que nomina, en es- como amor y como (-y), Muy sorprendente, porque tinalmen-
te caso la Escuela, es tomada como madre real. Esta es siem- te lo que se quiere, lo que se desea verdaderamente es la cas-
pre un poco madre real. Hay siempre cn ella algo de altttn-nttt- tración, cuyo punto (-(p) puede venir a brillar en esa falta. Re-
ter, lo mismo que se dice de la universidad. Es un componente cordemos la fascinación de la joven homosexual por la dama.
que debemos tomar en cuenta en el registro institucional, pe- Ella se identifica con un hombre, con su padre, haciendo ho-
ro es una digresión respecto de la línea principal que quiero menajes a la dama que no tiene, que tiene la falta, exactamen-
seguir hoy. te aquello más valioso en el mundo. Fn cierto modo le da una
Voy a tomar el capítulo IV sólo para subrayar el papel clí- lección al padre y a los hombres, mostrándoles cómo se debe
nico que Lacan le hace jugar al amor. En la frustración de querer a la mujer: cuidar de ella y servirla, justamente porque
amor se trata de amor pe ro no es el amor n arcisista como el ella tiene lo más valioso del mundo, una falta. Se coloca al ser-
enamoramiento, que es fundamentalmente narcisista. Se tra- vicio de la falta. La mujer sabe demostrar una supuesta fragi-
ta de un amor que introduce la falta en el objeto sin las cuali- lidad. La experiencia muestra que existen mujeres bastante
dades, las propiedades del objeto, sino la manera como se lo sólidas en lo real y en lo pragmático, que son efectivamente
ofrece y es el eje en el que se sitúa, no habiendo en él nada ma- artistas en la fragilid ad, demostrando la f a lta para atraer al
terial. A partir de la Revolución Industrial, para saber con hombre al servicio de la falta. Eso prepara, en la teoría de La-
cierta garantía de dónde vienen los productos, en todo cl can, la diferencia entre demanda y demanda de amor, aún no
mundo se les marca el origen diciendo: lltadeitt Brazil, lltndeítt bien explicitada en este seminario. El más allá de la demanda
ltaly. Lacan nos hace ver que, en cierto modo, lo más impor- de algo material es la demanda de la nada del amor.
tante del objeto es ser lltnde tn love, o por lo menos, given toitlt En este capítulo IV, "Dialéctica de la frustración", Lacan
love (dado con amor), lo cual no es material y que cuando f a I- también comenta el caso de la inglesita Sandy. Plantea con in-
ta el valor del objeto cae, no tiene valor o es rechazado. sistencia la pregunta de cómo, en la relación madre-niño, el
Retornando el ejemplo de la anorexia, lo que le falta a I i niño percibe que el amado no es él, sino que en él lo que se
alimentación rechazada es cl c o n d i m e n to, l a p i m i e nta mátt ama es la imagen fálica, Hay como una rivalidad con la ma-
importante: el amor, la sal del amor. Fn este seminario, cl dre, del niño con la imagen fálica. Es como si Lacan, recons-
amor en su doble función (clínica y teórica), tiene que mostrar truyéndola, seññalase también en el desarrollo del niño la im-
que lo más importante está más allá del objeto pero conecta- portancia de ese otro imaginario, el falo. Como si cada niño
clo a él; algo que cs lo más i mportante
de él, que no se puedt! tuviese un hermano en el falo imaginario. No hay niños solos,
encontrar igual, como su gusto, su cualidad, su textura, su pe- siempre vienen con esa compañía que no permite que la rela-
so, nada material. Sin embargo, más allá del objeto hay esa ción madre-niño se cierre en lo dual, pues el fantasma de la
nada que es lo más importante y es para el sujeto como el pro- imagen fálica está allí rodeándolos a los dos.
pio objeto. En este seminario es muy frecuente, al menos en
las primeras partes, la expresión "más allá del objeto". ¡All a aI
está la nada más preciosa! A través del amor, Lacanmuestr ) niño
el valor de la falta y, curiosamente, vincula el amor con la cas-
tración, aunque esto no queda aún concluido en este semina La relación a — lt' permite situar la relación del niño con
rio, donde sólo identifica esa falta — el "más allá del objeto" el falo. En todo este seminario vemos que la rivalidad imagi-
naria que Lacan describió en el estadio del espejo entre el yo
486 faeq))es-Alai n Mi lle)
Lagénesisdel resto 487

y su imagen, es la misma que existe entre el niño y la imagen No vamos a decir, como los posfreudianos franceses, que eso
fálica con relación a la madre. En cierta medida es como si el puede observarse sólo con una mirada, pero quizés, haciendo
niño y la imagen félica pudiesen ocultarse mutuamente bajo un poco de strtndnrd —no sólo de Freud se hace sfandnrd —se
la mirada de la madre. Y en ciertos momentos esenciales del puede percibir en las parejas, la elección del parecido en uno
desarrollo, es como si el niño percibiese que para la madre no y en otro, cuando algo semejante de uno a otro aparece allí. Lo
existe un recubrimiento total, perfecto, fijo, entre él y la ima- r físico, la apariencia, nada significan en psicoanálisis, pero en
gen félica, la que podría desplazarse e iluminar a otro ser en ', esa elección de objeto hay algo que esté en los dos. En la otra
detrimento de la misma imagen. Ciertamente, es algo a explo- elección, señalada por Freud como anaclítica, se hace la elec-
rar en la clínica en cuanto a la descripción de los casos. ción de un objeto que está como situado alrededor de la ma-
El capítulo V l l e v a p o r t í t ul o " D e l a n á l i sis como Bz t)zd- dre, que es un apoyo para cl sujeto, sin ser él mismo, pero es
ling",' palabra inglesa ya utilizada anteriormente por Lacan. una forma del otro que lo apoya y lo quiere. Yo había comen-
[...] ' la imagen fantasmática separada de todo: el sujeto no tado esa diferencia que hace Freud entre los dos tipos de elec-
puede entender por qué eso marca su. deseo. Del mismo rno- ción, diciendo que, por un lado, hay una elección marcada
do, están allí las perversiones transitorias, un i m p u l so, una
práctica que el sujeto no tuvo jamás y que le aparece en un
por lo imaginario — se elige una imagen semejante — y por otro
lado, en la elección anaclítica, hay una relación con el gran
momento del tratamiento, ncting-ouf. Lacan trata de demos- Otro. Lacan comenta esa diferencia a partir de la relación con
trar la lógica que produce esos fenómenos. la mujer. Ubica del lado de la elección narcisística el deseo de
En esecapítulo hay una o dos péginas que nos hacen pen- amar, y del lado de la elección anaclítica el deseo de ser
sar, la relectura sorprendente de la diferencia establecida por amado.
Freud en el enamoramiento entre la relación narcisística o la Es realmente curioso porque, además, critica en Freud el
elección de objeto narcisista y la relación de objeto anaclítica, empleo del término "anaclítica", originario del griego, que no
Seguramente, esa diferencia es conocida. Yo mismo la comen- le parece muy adecuado. Para Lacan, el tipo narcisista se pre-
t é varias veces pero no a partir de la consideración de Lacan. , senta como activo, de elección activa, en la cual lo que le im-
!
porta al sujeto es amar. Si es amado o no, si hay consentirnien-
to, si hay un a señal del amor del o t ro, no i m p orta. Lo
2. Término utilizado por Lacan en su escrito "Función y campo dc l<s
impor
tante es sólo poder amar. Eso puede tomar varias for-
palabra y del lenguaje cn psicoanálisis", en la edición francesa de los
Éerits, p. 308) en la edición argentina, p. 125. mas en los rasos r)e elecciones forzadas, porque no se espera
3, En este punto se han perdido algunas frases de Miller, en Ias ser amado por el otro, sino sólo tener el permiso de amarlo. Si
cuales contaba la historia del b»»dling y las consecuencias de tomar la el otro se somete totalmente, no es preciso su consentimiento:
cura como bt))zdling. El bu»dli)zg es una noche de amor inaeabada, forma quiero amarte, te amo y basta, Por otro lado, el tipo anaclítico
del amor cortés, en la cual no hay relación sexual. Es una costumbre, cn es pasivo, para él ser amado es lo mas importante; sin embar-
la que se ofrece al visitante la hija cel dueño del lugar visitado envuelt<a
go, se muestra más infantil. Esa manera curiosa en que Lacan
en una manta, para que el visitante pase una noche en estado de
dice estas cosas permite entender finalmente que la posición
excitación, pero sin poder llegar al acto sexual. Concebir la práctica
anaclítica tal vez es la que más le conviene al hombre, porque
analítica como una relación del sujeto con el falo imagi nario de la
madre, que no se puede alcanzar, produce perversiones transitorias. su actividad queda satisfecha con la elección narcisista. Se in-
Aquellos que creen observar la pulsión con los ojos, toman la cura como fiere, en la concepción freudiana, que la supuesta pasividad,
bl))zdi))zg. el dejarse amar, estaría del lado femenino. Lacan dice lo con-
La genesisdel resto 489
488 Jacqaes-Alnin Aliller

trario, que al hombre le conviene más la posición de ser ama- tir de la perversión, y no partiendo más de lo imaginario sino
do, puesto que es él quien tiene algo para satisfacer a la mu- también del (-q), el deseo tomado desde la castración, Los ca-
sos que mejor demuestran el vínculo entre deseo y castración,
jer. El hombre, en la posición anaclítica, sabe que la mujer
puede encontrar en él el objeto que le falta. Y Lacan es cohe- entre deseo y falta fálica, son los de los perversos, en los que
rente con lo que va a desarrollar después, en El Senlinario l.a se ve y se sustenta que el objeto de deseo se constituye en la
Transferencia, cuando habla del par Poros y Penia: el hombre, castración. Es un raae in love (hecho en el amor) y, al mismo
Poros, es el que tiene recursos, y la mujer, Penia, es la que ca- tiempo, un nlade irl castration (hecho en la castración), Si este
rece de ellos —aporia — la que no tiene y está a las puertas del nlade in love y este lnade in castration fueran bien entendidos,
banquete. En cierto modo, la idea es ubicar a la mujer como debe quedar claro que el mejor caso de toda la clínica para ex-
madre — la mujer maternal —, correlativa a lo que parece infan- ponerlo es el de la joven homosexual. Hay en él algo perver-
til en la posición masculina. Al mismo tiempo, sin embargo, ~C so al mismo ti empo
q ue es un caso de amor, por eso no es ca-
el olro — sobre el que el sujeto se apoya- mayor, más fuerte, I
1
sual que sea el mejor caso clínico para ilustrar tal vinculación.
I Freud se dedicó mucho a ello. Yo lo leí varias veces y, aparte
gran Otro, en la realidad se invierte porque él es el sujeto que
tiene lo que le falta al gran Otro. De este modo ¹dónde está la de constatar que Lacan toma el caso como el mejor de la clíni-
dependencia? Ésta es una versión de lo que se podría llamar ca para ilustrar esa vinculación, fue un paso adelante deducir
la patología del "Donjuanismo". Lacan no lo desarrolló así, que ése es el caso por excelencia, dada la elaboración concep-
tual. Por lo tanto, la segunda parte, "I.as vías perversas del
pero hay una vertiente del "Donjuanismo" en la cual el suje-
to padece por no poder negarle a la mujer lo que ella le pide. deseo", consta de tres capítulos: VI, VII y VIII, que tienen co-
Bajo la apariencia de seducción, de agresividad masculina ha- mo base el caso de la joven homosexual. En el capítulo VI, La-
tI
can retorna la prirnacía, la prevalencia del falo en la clínica,
cia la mujer, el propio sujeto sufre, padece, por no poder ne-
trayendo como ejemplo el deseo del niño en el lugar del falo,
garle a la mujer el objeto que le falta. Eventualmente, eso se lIf

descubre en el análisis. Así, en esa relación anaclítica, pode- que Freud apuntó enelcaso de lajoven homosexual. En elca-
mos ver surgir además otro tema de Lacan, el poder femeni- pítulo VII compara y articula el fantasma perverso "Pegan a
no, tanto más fuerte porque se funda en la falta. Éste tiene un un niño" ylajoven homosexual, cuyo caso compara con Do-
fundamento, justamente la pobreza, el no tener, y en el nom- ermite
ra, en el capítulo VIII. Es la base que le p ordenar y ha-
bre del no tener, en el nombre de la falta, obtener. Como en to- cer girar toda la clínica.
do lo que Lacan dijo de la relación entre los sexos, se puede La tercera parte, que llamé "El objeto fetiche", acentúa la
leer entre líneas algo que tal vez esté vinculado a lo que lla- perversión del lado del hombre y consta de tres capítulos: "La
función del velo", capítulo IX, es el primero; el capítulo X es
mé, hace mucho tiempo,"
el deseo de Lacan".
un comentario no acabado del capítulo VII de Psicologíade las
Con el capítulo V termina la primera parte del seminario
sobre las relaciones de objeto. Y para ir más rápido, como los masas, en el cual Freud muestra el objeto identificatorio y la
temas se cruzan, antes de la cuarta parte, la de Hans, hice dos masa tomada en identificación. Esa era una parte del semina-
divisiones, la segunda y la tercera parte, para desarrollar con rio que yo no entendía bien, por ser un comentario inacaba-
más claridad la reflexión. do, aunque ese capítulo de Freud haya sido trabajado tam-
A la segunda parte la titulé "Las vías perversas del deseo", bién en El Senlinario 11 y yo mismo ya lo haya comentado
frase que encontré en Lacan, pues me pareció que indicaba varias veces. Antes creía que, no teniendo mucho para decir
bien el acento esencial que él coloca abordando el deseo a par- ese día,Lacan habría buscado un capítulo de Freud para pre-
490 /achines-Almn Miller
La génesis del resto 491

sentar a su audiencia. Finalmente, entendí que ese cnmeííl í


rio, a pesar de no estar terminado, es con certeza el centro <I< I En la segunda parte, Lacan revisa su esquema Z como ma-
capítulo X. Lacan se refiere al capítulo de Freud sobre la i<l< íí Iriz clínica, para probar que puede ubicar los términos clíni-
tificación para poner en evidencia, como lo más importanI<, cos del caso de la joven homosexual en ese esquema.
el que el niño se identifique en parte al falo y en parte a lo <I << Posiciona primero, como relación simbólica fundamental
no se identifica. El capítulo XI, ííltimo de la tercera parte, lo I í para el sujeto, su relación con el padre. En el lugar del Otro
tulé "El falo y la madre insaciable". coloca al Padre. Sobre el eje imaginario escribe la relación en-
Lo que estoy exponiendo de primera ínano, lo escribí V lrc el niño imaginario dadz por el padre y el falo, estando el
elaboré durante todo un mes, sin hablarle a nadie. Ahora ííí< deseo del niño en el lugar del falo, como vimos un poco an-
parece que es casi como si, en la segunda parte, Lacan toíll<l Ies. La relación del sujeto-n.ña con el padre, a nivel simbólico,
se los caminos perversos por el lado femenino y en la tercer,í, espera el don simbólico del padre, espera la nominación del
por el masculino. I-lay allí una dificultad pues, como no exiH padre, espera el regalo y se realiza eventualmente en el eje
te un fetichismo femenino, la homosexualidad de la muj<•í imaginario con el niño de la vecina. Freud ubica el giro de la
nunca se integró a la perversión propiamente dicha y así la <I« posición del sujeto comenzando por la niña que espera el don
la joven homosexual es una perversión entre comillas, porqu< simbólico, del padre hacia la joven homosexual. Allí se intro-
surge en ese caso como fenómeno esencial, el amor. duce el niño real dado por el padre a la madre. El giro de la
En las versiones del seminario la palabra "perversión" se e»- posición del sujeto se muestra cuando pasamos del primer es-
cuentra entre comillas, suponiendo que el tono de Lacan indic;í quema Z al segundo esquema Z, tal como lo demostró Lacan.
ría que debe ser así. En la reescritura de los seminarios de Laca»
me impuse, hace años, la disciplina de no utilizar comillas, por niño (imaginario)
que eso no se escucha. Me gustaría llevar a cabo un empobrecl
miento de los signos de puntuación del seminario de Lacan, pa
ra que el carácter oral de su enseñanza se hiciese sentir. De es«
modo, no utilizo comillas ni paréntesis, ni punto y coma, sólo
padre
guiones. En este sectario, no obstante, debo introducir perver-
sión entre comillas, aunque Lacan no lo haya dicho.
Después del capítulo XI en:ramos en la cuarta parte, sobre
el casodel pequeño Hans. Realmente, esos seis capítulos so»
clama
un camino preparatorio para el examen de la fobia de Hans,
el mejor caso para poner en evidencia la relación del niño y
del falo imaginario para con la madre. El caso comienza por
la observación, por parte de Hans, que busca el falo materno
para asegurarse de que existe, que está allí y que no es él. En
ese momento, después de todo este preámbulo, leer el caso pacl fe pene simbólico
del pequeño Hans se vuelve algo distinto, porque ya se cono- imag
inario
cen todas las coordenadas de la cuestión. Voy a resumir los
seis capítulos finales, del VI al XI, en forma breve,
492 Jnctlues-Atniu Miller Ln g~'nesis det resto 493

La relación simbólica del sujeto con el padre se vuelve cuenta que el inconsciente cs naturalmente mentiroso. No se
imaginaria en el punto donde se pone en escena la relación puede analizar un solo sueño sin introducir ese elemento.
entre ella como hombre imaginario y el (-(p) de la dama. La- Cuando el paciente sueña para cl analista, ya podemos decir
can dijo que el sujeto adopta, exactamente, la posición del pa- que hay algo mentiroso cn el sueño, pero no se lo puede des-
dre imaginario. Y, ordenando el comentario dc Frcud, expre- preciar, muy por el contrario. Esto inquieta, porque si el in-
só que esa relación simbólica estaría puesta en escena, como cnnscicntc estuviera identificado con lo real, éste miente. Es lo
si se convirtiese en imaginaria, cn la escena en que la joven mismo que Einstein pensaba de Dios: cuando casi todo se
homosexual le muestra a su padre cómo se ocupa de otra rnu- complica, por lo menos Dios permanece honesto. Ustedes
jer. Lacan, en un momento, lo dijo así; por otro lado, el pene piensan que lo real no miente, pero deben considerar la tesis
ya no es más solamente imaginario, se vuelve simbólico y el según la cual lo real miente.
sujeto continúa situándose en esa relación. Realmente se apli- Escuché un caso admirable cn 13uenos Aires, hace una se-
ca muy bien al comentario freudiano del caso, pero no puedo mana. Se trata de un niño, considerado retrasado, que decía
desarrollar la razón de cada movimiento, sólo los señalo. Co- dc sí mismo que era un cstítpido, quc no podía caminar bien
mo hasta ahora no hemos utilizado mu cho esto en la clínica, y se golpeaba con cosas. l'or cso ln llevaron a análisis. La ana-
mi interés es que se vea cómo situar en los casos clínicos la lista nos relató cómo ese pequeño de cinco años descubrió, en
proyeccion de las relaciones simbolicas en lo imaginario, de t un momento, que eran los otros los estúpidos y la cuestión se
modo que quede claro que se trata de recomponer la historia invirtió, No pude comentar el caso pues me cortaron la posi-
de un determinado tipo de compo
rtamiento cuando se lo ob- bilidad, ya que había muchos otros casos. Me gustaría haber-
serva en el tratamiento. lo puesto en un grafo como éste. El lo descubre gracias a la
De modo talque no se pueda decir,simplemente, que una analista pues, es preciso decirlo, la considera estúpida. En
relación imaginaria sea falsa: esto es imaginario, esto no pue- cierto momento, cuando termina el tratamiento, dice: "Tengo
de ser. Usualmente, cuando se dice entre nosotrns "esto es cinco años, ¹si continuase hasta los diez años habré pasado la
imaginario", es para opinar que pasemos a lo simbólico, ela- mitad de mi vida en análisis?". Y la analista, claramente estu-
borado, que pasemos a lo real, sólido... Pero es totalmente al pefacta, lo dejó ir. 1El pequeño retrasado dice cosas así! Y fi-
revés: hay que tomar cn cuent = lo imaginario, que puede ser nahnente, al salir del análisis el niño les comentó a los otros:
la otra fnrma de la relación simbólica. Es como si la relación "Y ahora, les ganaré a ustedes hasta la eternidad". A los 6
fundamental se proyectase en 1n imaginario, ole tal m anera años el pequcñn descubrió que podía ganarles a los demás, al
que se hace necesario recomponer la historia. Y eso tiene con- Otro, casi a Dios, pnrque dijo hasta la eternidad. Entendió me-
secuencias en la lógica de la cura. Cuando la joven homose- jor que Einstein que nn había Otro del Otro. Fue casi el caso
xual comienza su análisis con Freud, comienzan varios sue- de la producción de un canalla de 5 o 6 años, Hace pensar jus-
ños; en uno de ellos, que cuenta en el análisis, un hombre la tamente que el verdadero canalla puede ser un retrasadn que,
quiere y ella también lo quiere y van a tener un hijo. Ella, su- con un giro del término est ípido, entendió algo... y listo... to-
puestamente, tiene esos sueños para satisfacer a Freud. Per- dos los demás son los que siempre se equivocan, de por vida.
manece homosexual, pero tiene sueños de admirable hetero- Ese niño de 6 años, argentino, tiene la convicción de que va a
sexualidad, con deseos de maternidad y casamiento. Freud ser vencedor la vida entera y nunca más entrará en análisis.
dice que son para engañarlo e introduce una pregunta: ¹cómo Esto se torna una cuestión fundamental. Hay analistas que
puede engañar el inconsciente? Es muy importante darse no se convencen de que el inconsciente miente y piensan que
La gíttesis del resto 495
494 facttttes-Alain Miller

de él sólo surge la verdad. Pero la verdad miente, porque sin caniana de la A r g entina, y elegimos para las Jornadas de la
I.'OL, en octubre del '94, el tema "Imágenes y miradas". Dis-
verdad no hay mentira, y la verdad no es exactitud, es muta-
ble. Hablamos de efectos de verdad, pues en ella no hay nin- cutí también con los amigos del Comité Consultivo sobre có-
guna sustancia, ninguna existencia, sino el giro que la torna mo sería el próximo Encuentro Brasileño del Campo Freudia-
mentira. Hay cambios: lo que anteriormente era verdadero, no, a fin de situarlo también en torno a la cuestión de lo
ahora puede no serlo. Es importante entender esto: he aquí imaginario. No definitnos aún el título, pero la elección del te-
donde Lacan critica directamente a Freud, porque éste casi da ma está relacionada con plantear el valor de lo imaginario a
a entender que desconfía de los sueños de la paciente no de- partir del seminario de Lacan, como lo estamos haciendo
jándose engañar. Lacan dijo que si Freud estaba tan contento aquí..
en no dejarse engañar, tal vez fuese porque en parte era enga- Va aquí una palabra sobre la comparación del fantasma
"Pegan a un niño"con lajoven homosexual. Lacan toma los
ñado, porque sentía un cierto llamado a ser engañado por la
joven homosexual,tan hermosa. Eso toca algo en Freud, como tres tiempos del fantasma "Pegan a un niño", para demostrar
analista. Lacan dijo que Freud tenía que reconocer que, aun- la comparación. No sólo le interesa saber por qué el fantasma
que los sueños fueran mentirosos, eran para él. Tenía que re- es perverso, sino también por qué se trata de un artículo en e l
conocer que la escena imaginaria del sueño era, precisamen- que Freud recompone en tres etapas la génesis, la historia del
te, una nueva versión imaginaria del deseo primario, dirigido fantasma, en el mismo estilo de artículo que el de la joven ho-
al padre: tener un hijo de él. Es mentiroso, pero si le damos un mosexual, el que elabora en dos etapas. Hay, por lo tanto, al-
giro más, la mentira del sueño es lo más cercano a su relación go similar en la lógica clínica en los dos casos. Y le interesa
además, fundamentalmente, porque dice, en t.uz comentario
fundamental, a su p rimer
deseo. Es una consideración sutil,
rico en detalles, mostrando que el primer fantasma de la serie
pero muy importante para que quien interpreta no se precipi-
te enlo engañoso del sueño o en lo engañoso de que esté he- es muy complejo: "el niño que odio es golpeado por el pa-
dre". Fstá el sujeto, el rival y el padre que le hace algo al rival,
cho para el analista. Hay que saber decirle al analizante: en su
manera de mentir, usted me dice la verdad; en su mentira es- con el fin de que el sujeto piense. En la primera fantasía de la
tá la verdad. serie hay una intersubjetividad rica que disminuye en la se-
gunda forma, mucho más pobre, y la tercera, a su vez, es una
Esa forma de relación entre lo simbólico y lo i maginario
debemos conservarla y trabajarla, pues muestra el valor de lo forma desubjetivada, sin nada de la complejidad de la prime-
imaginario en la cl ínica. Au n que no h ay a sido d eseado por ra. Es el empobrecimiento de lo intersubjetivo. Lacan mues-
Lacan, se produjo en su clínica una desvalorización de lo ima- tra, entonces, que la f o rm a t er m i nal del f a » tasrna se fija. de
ginario. Cuando hizo su nudo borromeo — tan trabajado aquí, modo casi vacío y es como una punta imaginaria de toda la
en "Belo" — fue justamente para dar igual dignidad a lo Ima- complejidad simbólica que lo sustenta. De este modo, en este
ginario, a lo Simbólico y a lo Real. Por esa razón, luego de es- seminario, se podría recomponer una serie simplificada, un
te año en que las Escuelas y los grupos vinculados al Campo sistema, donde hay una complejidad simbólica que, en un
Freudiano trabajan la lógica de la cura, y hasta el Encuentro momento, se proyecta en un solo punto imaginario y queda
de julio del '94, pensamos trabajar el modo imaginario en la sólo eso como el ejemplo del. fantasma perverso, donde toda
clínica. Propuse esto hace poco al Consejo de la Escuela de la la complejidad simbólica tiene un punto desubjetivado en
"Pegan a un niño".
Causa Freudiana, que lo aceptó para las jornadas de la Escue-
la. Discutí con el Consejo de la Escuela de la Orientación La-
496 Jncqrres-Alni rr Miller Lngénesisdelreslo 49í'

lns que me referí, como por ejemplo el de bulimia regresiva.


Lacan nos muestra también otros momentos, como por
r jemplo el del exhibicionisrno reaccional. Un sujeto que tenía
dudas sobre su relación con las nrujeres logra tener una rela-
ción satisfactoria y se para al lado de un tren internacional,
exhibiendo supene. Mme. Schetumberg consideraba que ése
era un caso de exhibicionisrno. Lacan dijo que no, que se tra-
taba de un exhibicinnismo reaccional, porque el sujeto, a pe-
sar de las dudas, realizó el triunfo de lograr una relación se-
1 a punta imaginaria es el fetiche: un objeto, el zapato y ua xual satisfactoria y quiere mostrarle al mundo, ante un tren
da més. No hay historia, pues no se cuenta la historia del za internacional, su gloria. No se trata de exhibicionismo, es una
pato, dónde naci6, con quién se casó primero, cómo es su fa conducta regresiva que él no puede simbolizar y que genera
milia, su manera de hablar: es el zapato y punto. Es un hér<rr su inadecuada pos>ción.
mudo, más o menos intercambiable porque se puede tener r r r r Esté la conducta regresiva, el exhibicinnismo reaccinnal y
afecto especial por él. Pero, aunque haya mucho que decir sr r la desubjetivación como la punta del iceberg en la fantasía,
bre el zapato, no es de una riqueza enorme. Bueno, dependl», donde sólouna imagen surge, En todos esos fen6menos hay
existe una nobleza en los zapatos. Son temas importantes <lr una reducción simbólica que elimina la estructura subjetiva y
pintura, pnr ejemplo. Ustedes conocen Los zapatos de V,rrr deja sólo un resto desubjetivado, Ésta es la manera en que es
Gogh, comentados por Heidegger. Y debo decir que tengo <llr posible aislar el objeto a; no obstante, en este Seminario 4 es
dibujo de zapatos de la autoría de un dibujante moderno, h<r resto desubjetivado que queda de toda una estructura signifi-
morístico, que en este momento me gusta mucho, Me gusl r cante, Lacan simplificaré -;odo esto años después, diciendo
tanto que tal vez encuentre un seminario de Lacan para pn que va a llamar objeto a al resto desubjetivado de toda una es-
nerlo en la tapa. Es un zapato que habla, tiene boca: muy di tructura simbólica. Esto estaré ubicado en las fórmulas esta-
vertido. Así que no podemos decir que ningún zapato habla. blecidas por Lacan sobre el carácter no significante del objeto,
I a relación que les estoy presentandn de manera compac- que es un resto. Pero en eseSeminario 4, lo vemos nacer de los
ta, la reducción de lo simbólico a lo imaginario o a lo real, r s hechos, de los datos clínicos, y no en fórmulas vacías. Lo ve-
uli aporte clínico presente en el seminario en varios lnomen nins vinculado a la clínica más cotidiana, en los fen6menos de
tos. Por ejemplo, cuando Lacan npill cl sobre «órno se lncalizll, red uccinn simbólica, en los cuales, efectivamente, el sujetn en-
en la cura, lo regresivo. Esto es muy importante en la direc- cuentra una especie de significación sin sentido para él, que
ción dc la cura. Son momentos en que vemos que un sujet(r es también lo que Lacan recompone en la génesis del recuer-
llega a la bulimia o a la analidad y nos dice: "lSi éste es el re- dn encubridor,cuyo rasgo remanente deberá recomponer to-
da la historia que había sido eliminada anteriormente. Todo
sultado del análisis, yo estaba mejor a
ntes!". Lo que Lacan ex
eso tiene una estructura cnmparable y, por ello, es un tema
plica a propósito de lo regresivo es que, en un momento del
tratamiento, cuando el sujeto no logra ubicarse en el proceso constante del seminario: la recompnsición de la génesis del
simbólico es como si se proyectase en un punto y, a través de resto. Lacan. busca en Freud todos lns ejemplos que pueden
esa conducta, redujese el momento simbólico que no puedr mostrar cómo esos restos sin significación pueden recompo-
asumir ni subjetivar. Habría, entonces, esos episodios raros a nerse en una génesis. La producción del resto a partir de lo
simbólico es la misma del objeto a, a partir de lo simb61ico.
49S Jncqnes-Alai n Miller
La génesis det resto 499

Lacan, a propósito del recuerdo encubridor, muestra qttt


es como una película que termina justo antes del momento t t t zando así la falta. Sin éste podemos ver directamente y cons-
que ocurre algo y, especialmente en los casos de fetichismo, la tar si hay o no hay. Pero, si existe un velo, diremos siempre
antes del momento de ver lo que hay o lo que no hay. Es pot ijue hay, porque no sabemos si el velo vela algo o la nada y, en
eso que, efectivamente, en los recuerdos del descubrimienh t t ierta forma, el velo vela la nada. Es muy importante velar la
sexual existe una función de vestimenta, antes de develarse, tl toda, quizás más importante que velar el objeto, porque es
otro. En la perversión, el sujeto valoriza especialmente la ima t omo un operador imaginario que realiza la falta. De esta ma-
gen, hay prevalencia del modo imaginario y reducción simbó ttera, el velo tiene afinidades con el deseo, debido a que éste
lica de toda la historia, dándole así al resto la máxima densi se vincula con la falta. Como el amor apunta mas allá del ob-
dad. A este punto Lacan lo llamó objeto tt. Pienso que t. ~ jeto, hacia la nada, el velo tiene siempre una relación con el
preciso estudiar de manera metódica la proyección de lo sim amor. A partir de eso hablamos de amor, pero también de la
1
bolico sobre el eje imaginario o la punta imaginaria de lo si tu perversión, de travestismo, del vestido... I legamos a lo más
~l'
bolico. Creo que en el Campo I'reudiano nunca estudiamos I,t curioso que voy a decir en nuestro seminario: cómo caminan
clínica a partir de esta perspectiva. Quizás el año '94/ '95 se, t juntos, continuamente, amor y perversión.
una buena oportunidad para que le demos una nueva utiji Hay una famosa frase de Chateaubriand a propósito de un
dad y un nuevo valor al modo imaginario. episodio de la historia francesa. Después de Napoleón vino
No voy a poder terminar hoy este seminario. Solamen(t nuevamente el rey Luis XVIII, que reincorporó — en realidad,
voy a vincularlo al punto más simple de la parte llI del semi fue obligado a reincorporar — a los peores ministros de Napo-
nario de Lacan, el capítulo que titulé "La función del velo", Icón, aquellos que lo habían traicionado: Talleyrand, de Asun-
Hay allí un esquema muy simple en el que Lacan introduce t I tos Exteriores, y Fouché, de la Policía, que ya era ministro du-
concepto de velo, precisamente en relación a la falta fálic t, rante la Revolución y había cometido todo tipo de crímenes
Voy a hacer primero el esquema. Es muy simple: el velo, el su- políticos. Con el regreso del rey, Fouché, que había votado por
jeto — reducido casi a un ojo —, el objeto y su vinculación con l t la muerte de Luis XVI, hermano de Luis XVIII, permanece
nada. con el nuevo rey. Nada se modifica, siendo repííblica o mo-
narquía, pues lo que prevalece es la policía. Ésa es una lindí-
sima página de Chateaubriand,porque es un resumen de la
Esquema del velo
historia francesa y de otras historias, pues, siempre que hay
un nuevo poder, inmediatamente se toma 1a mano del minis-
Sujeto tro de Policía y se le dice "Está todo bien", De la página de
Objeto Nada
Chateaubriand, un reaccionario de primera, resurge para mí
ahora: como el traidor Talleyrand tenía un pie torcido, no pu-
Cortina diendo caminar bien, debía apoyarse en Fouché, el ministro
de Policía: "Yo lo vi caminar hasta el Rey, el crimen apoyán-
dose en la traición". La frase es algo así; en francés es bastan-
¹Qué función introduce allí el velo? Ver algo bajo un velo te eufónica.
tiene una propiedad estructural muy simple, pero esencial. El En este seminario de Lacan casi podemos ver el amor apo-
velo tiene la propiedad de hacer existir lo que no existe, reali- yándose en la perversión: los dos caminan juntos. Quizás pu-
diera ser tema para un cuadro; queda de manifiesto en el ca-
500 fa cip<es-Alain Miller La lléiresisdel resfo 501

pítulo sobre la función del velo. No sería un mal punto para Ia impotencia a la imposibilidad. Pero, en el comentario del
terminar, de manera no acabada, este comentario. caso del pequeño Hans, eso es exactamente así. Y también,
Todavía querría decir una palabra sobre la cuarta parte, respecto de Lévi-Strauss, cuando éste presenta el mito como
que abarca la mitad del Seiilinnrio 4, un comentario de Lacan un intento de solución para un problema que no puede ser re-
sobre Hans. Aunque no lo titulé así porque me pareció banal, suelto.
dado que no dejaría ver de qué se trataba. A esa cuarta parte pre- ¡Es un preciosismo de este seminario de Lacan! Indica real-
ferí darle e! título de "La estructura de los mitos en la obser- mente una perspectiva que permanecerá siempre en su ense-
vación de la fobia de Hans", pues el punto clave, la particular ñanza. Más allá de eso, quiero señalar que, al final del texto
perspectiva que Lacan adopta en el comentario, no es una "La estructuras de los mitos", Lévi-Strauss presenta una fór-
perspectiva cualquiera. Al comentar el caso Dora cn su escri- mula para todos los mitos, que responden a una fórmula ma-
to "Intervención sobre la transferencia", Lacan se refirió a la temática muy reducida. Lacan se inspira, para escribir la me-
Fenonienología del espíritud
e l-legel, en la dialéctica de las po- táfora paterna, en el final del artículo de Lévi-Strauss. Escribe
siciones y de la posición subjetiva de Dora. En la perspectiv l algo de la metáfora paterna en los capítulos XXII (" Ensayos
que Lacan toma en la lectura de Hans, lo que me parece esen- de una lógica de caucho") y XXIII. Al año siguiente, irá a co-
cial es que considera las producciones fantasmáticas como locarla en su informe. Si yo hubiese tenido tiempo habría co-
mitos y aplica el método de Lévi-Strauss. Su comentario es, mentado el artículo de Lévi-Strauss y la manera como Lacan
realmente, Freud con Lévi-Strauss. Y como sé que aquí hay se inspira en él, en un intento de aplicar métodos lingüísticos
interés por la antropología, pienso que en relación a la lógic i y matemáticos en las ciencias humanas. Creo que ustedes son
de la cura es preciso hacer la "eferencia al artículo de Lévi- perfectamente capaces de remitirse a ese artículo y verificar la
Sfrauss que señala Lacan. En realidad, lo que sostiene toda la referencia para la concepción de la lóyca de la cura.
mitad de este seminario es ese artículo de Lévi-Strauss, d< Bueno, no creo que pueda ir mucho más allá en esta cuar-
1955, "La estructura de los mitos", que figura en Antropología ta parte. Comienza con dos capítulos sobre el complejo de
estnictiirn1 l. Edipo y el complejo de castración, capítulos XII y XIII. Se tra-
La perspectiva de Lacan es que, para descifrar el caso del ta de una elaboración de Lacan para demostrar el vínculo en-
pequeño Hans, es necesario hacer lo que hace Lévi-Strauss tre los dos: la castración no es un fantasma y se vincula es-
con los mitos. La significación del caballo no está en sí misma, tructuralmente al complejo de E d ipo. Sigue con m enos
es relativa a otros elementos y puede cambiar, es una perspec- escansiones, hace un giro alrededor de algunos puntos clave
tiva estructural. Además hay que colocar en serie las relacio- hasta recomponer, finalmente, la trayectoria de Hans y los
nes de Hans, los episodios con los trenes, con los caballos, cambios, los diversos intentos que el niño hace para verificar
etcétera, y tratar esto, más o menos, como Lévi-Strauss orde- todo aquello que está mal en la relación con la madre, qué ha-
na los mitos. Esto es! o que lleva a Lacan, en su lectura, a con- cer con el falo y cómo separarse de la imagen fálica. Lacan de-
siderar finalmente que si vamos de una forma de la falta i muestra, usando todos los instrumentos lógicos, que el trata-
otra, está allí el tratamiento del síntoma. Como si, ante un m iento pone a d i sposición del sujeto cómo pasar de l o
problema que no pudiera resolver, aun intentándolo de todas imaginario a lo simbólico.!vluestra cómo Hans trató de lograr
las maneras posibles, Hans concluyera: "lNo es posible!". Te- la simbolización, pero su tesis es que Hans no consigue termi-
nemos aquí al Lacan que muchos años después dirá, ya al fi- narla, permaneciendo confuso respecto del falo materno,
nal de su enseñanza, que el tratamiento analítico es pasar de identificado a él. Lacan muestra cómo hasta el final le mien-
S02 Ln génesis det resto 503
Jnc<ines-Alnin iRitler

ten a Hans, diciéndole que él tendrá una descendencia y ser,< h<e del Padre y permanece como elemento perturbador. El
control total en el orden humano es imposible y es necesario
como un padre imag
inario.
Podemos pensar que su destino de creador, su creativida<t localizar aquello que no se deja simbolizar y maniobrar con
en el teatro en tiempos futuros, podría estar relacionada con < llo. El a minúscula es el nombre inventado por Lacan para
esa identificación. La pregunta queda abierta: ¹en toda creati clesignar, como constante, lo que no se deja simbolizar, pero
vidad podría haber algo de ese vínculo? ¹Toda creativida<t <lue puede ser considerado como un objeto y con el cual la
podría estar relacionada con un defecto en la metáfora pater- maniobra es un tratamiento posible. Quizás se pueda decir
na? cEn qué medida la creatividad está vinculada al Nombn <lue toda creatividad tiene relación con el objeto a. Aunque
del Padre? ¹En qué medida ella se articula a la permanenci« ella sea del orden de lo simbólico, toma su punto de partida
de un vínculo imaginario con la madre, más que con el Nom «n una conexión con el objeto a. Se podría hablar de creativi-
bre del Padre? Ya sabemos de la vinculación del genio mat - dad no en términos de que provenga del padre o de la madre,
<máti con la psicosis, donde el defecto del Nombre del Pad n sino de localizar su sostén en el objeto a.
es esencial; pero, tal vez, en toda creatividad se inscriba, se re
lance el vínculo con el falo que no existe. Ana Lydia Becerra: E n el m i to f r e u d i a no le c abe al p a d r e
Gracias. operar la obediencia a la ley y la construcción del fantasma.
l'.n el '58, Lacan retornó el orden hecho entre las tres formas
de la falta de objeto y los tres registros, situando la función del
Debate padre en la metáfora paterna. En los casos de carencia del
proceso de metaforización, usted nos presentó en Hans, Leo-
P.: Me gustaría que usted discurriese un poco más respec nardo y Gide los desdoblamientos de la función materna pa-
to de la articulación de la creatividad con el falo inexistente, r a suplir la falta del padre. ¹Qué consecuencias tendría eso en
la construcción del fantasma?
J.-A.M.: Mi creatividad está un poco cansada, por ahor <.
Retornar, después de todo este tiempo, justamente el últim<i j.-A.M.: ¡Pero qué consecuencia! A través de los fantasmas
punto que abordé, para decir un poco más... Usted lo dic<• es como podemos localizar esos fenómenos. ¹Cómo encontra-
muy bien: es una pregunta para mí, ¹qué hay de apabullant< mos la doble madre en Hans? A partir de lo que él dice: ter-
en el Nombre del Padre? Hay un aspecto en Laran que es u<i mina por darle a la abuela una función. En el caso de André
canto de homenaje al dominio del padre, el cual libera del in Gide también podemos decir que a través de lo fantasmático
fierno de la relación con el falo materno y con la madre. Es u» de su obra Lacan logra recomponer la doble madre. Hay una
aspecto de Lacan, ciertamente. Pero, a su vez, en el defecto relación con el fantasma, pero yo diría quizás que el fantasma
mismo de Hans, en lo inacabado que por suerte se conservó es el manuscrito sobre el que podemos leer a la doble madre.
también en la madurez, más allá de la infancia, vemos el lad<> Es una solución fantasmática para la carencia del papel del
creativo que siempre tuvo. Es un inventor de su fobia todo < t padre en la transmisión del Nombre del Padre. Todo esto es
tiempo. Quizás mi pregunta se dirija a otra cosa que a lo qu< problemático. Alguien ya planteó exactamente la cuestión de
está todo reglamentado por el Nombre del Padre. Éste, feliz transmitir el Nombre del Padre a través del padre real. Sabe-
mente, no logra reglamentar todo. Lo que Lacan llama el ob- rnos de eso porque vemos sus consecuencias en el fantasma.
jeto a es precisamente lo que siempre hace objeción al Nom- Todo eso gira alrededor de la perversión, porque tenemos al-
s04 foe>t»es-Al»i» Miller t,>> g>i»esisdel resto 505

go elemental con la metáfora paterna: la elección de decir ~i


hólico, un padre imaginario,. un padre real. Pienso que la es-
hubo o no hubo, sí o no. Si no hubo, tenemos la forclusión del
(ratificación ya es consecuencia de la opinión de Lacan de que
Nombre dcl Padre que lleva a la psicosis, y si la hubo, tenc
la metáfora paterna puede no completarse. Me gustaría que
mos la neurosis. Lo digo de tnanera simplificada, pero de lo"
hablase un poco de las consecuencias, no tanto a nivel de la
dos modos lo que plantea el problema específico respecto ilv
la metáfora paterna es la perversión, con la que no se pucd i> función paterna, sino a nivel del propio falo, en el que el su-
jeto queda expuesto al deseo de la madre dc tener el falo.
decir quc no haya metáfora paterna, pues la perversión no c>t
la psicosis. Aun así, tenemos allí algo inacabado, algo del ol> ¹Qué consecuencias habría allí, principalmente en el caso del
pequeño Hans? En El Settrinario 4, Lacan dice que la angustia
jeto a, que no encaja bien o se encaja de otra manera. Creo que
dc Hans comienza a hacer eclosión en el momento en que se
hay una zona intermedia de perversión (cntre comillas) — de~-
da cuenta que su pene se vuelve algo real, empieza a tener
de la homosexualidad. propiamente dicha y los fenómenott
movimiento y Hans pasa a masturbarse. Hay cierta presencia
perversos hasta los rasgos de perversión — que es la zona don
del goce en esa parte del cuerpo. En el esquema que usted hi-
de deberíamos tener un instrumento que determinara si no cM
zo del caso de la joven homosexual colocó un pene como falo
forclusión o si no es la metáfora acabada, No encontré hasl >
simbólico. En el caso del pequeño Hans, ¹cuál es cl efecto, a
ahora en Lacan una formalización de esa zona. Puede ser qut
nivel del falo, de ese imperio del deseo dc la madre que lo an-
la dificultad se refiera a la sublimación. No tenemos casos <I>
gu stl a?
perversión porque esos sujetos no vienen al análisis: ocurn
algo y debemos buscarlos. ~A partir de qué elaboramos la st -
J,-A.M.:El problema de Hans comienza cuando, estando
rie dc la madre doble? Hans, a partir de un análisis de niñot>
aíín en el universo de la madre, fue dominado y pasó a fun-
hecho por Freud; Leonardo da Vinci y André Gide, a partir ~l>
cionar como su falo imaginario. El fóbico no era él, sino ella,
sus obras. Tenemos signos indirectos para recomponer esa cll-
que no lograba moverse sin él y que lo llevaba hasta cuando
nica. Naturalmente, hay sujetos que parecen perversos y vii • .
iba al baño y se desnudaba frente a él. Podemos decir que el
ncn al análisis porque tienen un conflicto con su propia pul
niño Hans funcionaba como la metonimia del falo imagina-
sión; hay como un décnlngeentre el deseo y la posición d i I rio. La angustia de Hans se origina en la diferencia entre él y
sujeto con respecto al goce y al deseo. Pero es como si faltase la imagen fálica. ¹Cómo se introduce esa diferencia? A través
algo en la clínica que no nos permitiera esa construcción: poi dc dos elementos: el nacimiento de la hermana, que va a com-
lo menos no existe en Lacan. Es una zona aíín por investigar, partir algo de la imagen fálica con él; y el segundo elemento
Creo que vamos a investigarla en el '94 y '95, cuando hable-
cs la existencia de su pene y su interés por él, como algo dis-
mos de lo imaginario, Me parece algo muy abierto cn la clíni- tinto a la imagen fálica vinculada al deseo de la madre. Lacan
ca quc debe ser elaborado. inscribe el pene con la letra <I>, phi mayúscula, diferente al fa-
lo imaginario (-(p).Y más tarde ya no utiliza eso, introduce el
Jestís Sntttiago: Mi pregunta se refiere al proceso inacabad i> pene real, el goce que él tiene con esa parte del cuerpo. Con el
de la metáfora paterna. Usted abordó, en nuestros primeros falo ocurre algo distinto: el niño es falicizado en su totalidad.
encuentros, lo simbólico que se proyecta cn lo imaginario, t El pene real es una parte del cuerpo, pero la madre lo faliciza
partir de la función paterna propiamente dicha. Sería intere- en su totalidad. No obstante, cuando Hans quiere hacerla in-
sante, entonces, que encontráramos en El Serttinnrio 4 aunque teresarse por su pene, se lo muestra, pide que lo toque y que
más no fuera la función paterna estratificada, un padre sim- se interese, ella responde que eso es una porquería. La pala-
bra que hizocaer a Hans del paraíso, como cuando Dios ex-
Ln gé>tesis del resto 507
506 Jncqttrs-Atnitt .Vtitlet

pulsó a Adán y Eva, es realmente ésta: una porquería. El cayó


del lugar de falo imaginario hacia la elaboración de qué hacer
con esa parte miserable de su cuerpo. Lacan insiste mucho so-
bre la deficiencia del niño, posición que lo obliga a elaborar lo
En todas las otras descripciones del niño y del adolescen-
que va a pasar con esa parte de su cuerpo, que es pequeña,
te Gide hay un cierto aire fúnebre que permaneció casi hasta
pero luego será mayor y, como las cosas crecen, se interesa
por la altura. Hace toda la metafísica, o toda la mitología del su muerte. Tenía un aire dc muerte, como muestra su fotogra-
crecimiento. Es allí donde está la mitología, tratando de resol- fía, un niño con cara de muerto, como si por un lado hubiera
ver la cuestión del crecimiento: cómo algo puede ser de una ese falo sin ley, y por el otro, solamente mortificación. No di-
forma y crecer de otra. Es el problema del crecimiento natu- ce que hayacontinuado masiurbándose toda la vida, pero sa-
ral, la manera como las mitologías resuelven los problemas bemos que su práctica sexual por excelencia era la masturba-
fundamentales de la relación del hombre con el mundo. ción, allí está ese falo. Al observar un coito anal del compañero
La solución sería, tal vez, tener el derecho a funcionar co- de Oscar Wilde, en una ocasión en que viajaron juntos a Ar-
mo un padre. Lacan le da mucha importancia al hecho de que, gelia, Gide describe el asco que le causó. Su práctica sexual
en su última elaboración, Hans haya dicho "el instalador vi- era la masturbación con jóvenes, que continuó siempre: "El
no y retiró primero mi trasero con un par de pinzas y después goce es triunfal, orgástico". Entendí, finalmente, que él habla-
me dio otro trasero, y después hizo lo mismo con mi hace-pi- ba de masturbación placentera de goce fálico, como si Gide
pí", en vez de decir explícitamente "me puso un nuevo hace- gozara como mujer; describe la pobreza del goce fálico como
pipí". Tal como es posible discutir en el texto, para Lacan hay una invasión de goce que lo pone en contacto con la naturale-
allí algo que va en el sentido de lo que usted mencionó, como za, generalmente con una inflación que parece demostrar que
si el falo fuese el indicador de la falta. el goce fálico se hace tan robusto como el goce f emenino. En
También podemos, en el caso de André Gide, interrogat la fábula de La Fontaine, la rana se vuelve tan grande como el
qué viene a hacer la introducción del Nombre del Padre sobre buey; en este caso el goce fálico se hace tan robusto como el
el falo. ¹Viene a negativizarlo, a decir, de cierto modo, que n<> goce femenino. Voy a terminar con un tema que aítn podemos
lo utiliza? ¹O no lo hace de esa manera? O inclusive, ¹viene a desarrollar.
poner un límite al goce autoerótico? Formalmente, el Nom-
bre del Padre limita ese goce, pero en el caso de André Gid< P.: Me parece que si algo se mantiene en Io inacabado, de
podemos ver que eso no funciona. Cuando, cn su caso, se in- «lguna forma eso definiría el lugar del objeto.a. Si es así, crear
troduce la castración, el (-q): no se puede gozar todo el tiem- una Escuela, un lugar para el nuevo amor de los analizantes,
po, es como si él fuese un niño, segíín confiesa en sus memo- ¹sería el tratamiento que el psicoanálisis encuentra como di -
rias, con un erotismo masturbatorio compulsivo y constante, rección del tratamiento para el síntoma del analista?
a tal punto que lo expulsan de la escuela a los 9 años porque
se masturbaba en clase. Eso me parece una respuesta a la pre- J.-A.M.: Es cierto que existe el síntoma del analista. Hay
gunta de Gide: es como si su falo anduviera solo en el mun- una patología analítica, decía Lacan. Ahora que conozco y fre-
do, sin el mínimo orden. Por otro lado, como supuse al tomar cuento a analistas desde hace 30 años, en varios países, aun-
el caso Gide, es como si solamente hubiese el menos. que conozca desde hace más tiempo a los de Francia, puedo
decir que hay una patología y no es sin consecuencias. ¡Hace
508 Jncquen-/llnin Miller i n l7enestsdet resto

un momento, Ana Ly di a habIaba de consecuencias! Pasar vl


iluría que, en realidad, es una pérdida de interes cn cl mu n -
tiempo ante sujetos que podemos percibir que estén tomadott
iIii, cn las ideas o en los objetos de sublimación. Y por otro la-
por sus pasiones, por sus objetos, y tratan de cernir ese obje. sIi>, de manera muy sorprendente, hay veces en que surgen ra-
to con palabras, en el acto de cernirlo lo transforman y en ol .'
n y, en o I>ias més fuertes en el resto de las personas. Es una oscilación
mismo momento, sc quedar. sin él. El analista se vacía de ese i utre sabiduría distante y rabia irruptiva. Cuando esta rabia
relacion con su objeto tt, y eso es Io esencial del acto analítico, "
, iliarece en diez, cien personas, tenemos, por ejemplo, las asam-
aciar su fantasma, de manera que pueda, entre comillas rnI • Iilcas que conocí en I.rancia en torno de la m u erte de Lacan.
I , '

rar, enconhar eso en el sujeto. Primera consecuencia: aunqut I'ucron infernales. Es necesario quedarse cn pequeños grupos.
lo disimulen los analistas, después de un largo
tiempod
practica, hay un cierto desinvestimiento, un cierto vaciamicn.
t I;sta puede ser la manera de cuidar dc los síntomas del analis-
, ~ . '
Ia, porque si ellos fueran muchos más empieza a ser necesario
to de la pasión que aparece en el analizante. Segundo, hay uti lortnar Escuelas, protegiendo siempre también el margen del
cierto déficit narcisista en la práctica psicoanalítica y, aunque objeto tt, que puede scr el propio ttgalnla de la Escuela.
sea nefasto, hay analistas que allí mismo satisfacen ese déficII
narcisista, déficit de goce, porque como analista no se goza, o Dos palabras, solamente,. para agradecer a la organización
no sc debe gozar de la relación analítica, de tal modo que hay tic estas jornadas. Me pareció excelente la acogida que permitió
o que ay
una 1busqueda compulsiva decompensación para cso.Es co a todo 13rasil reunirse aquí. Mi agradecimiento a Celso, que fue,
mo si reintrodujeran la pasión a través de ello. Pero es una pa lodo cl tiempo, un presidente muy firme, muy suave y eficaz.
sión, casi un pánico, como una idea de quc se les va a sacar al Quiero agradecer también, el trabajo de Stélio Lage que,
go; se vuelven locos cuando eso aparece. Es una pasión avara, como coordinador de la Comisión Científica, mc envió a Fran-
Además, hay una inquietud, una angustia, pues la situaciót> cia algunos mensajes, antes de estas jornadas.
de ningun analista está asegurada, No hay una demostra 'ó Quiero también agradecer a los 38 lltineiros que trabajaron
actible pública de su saber hacer que pueda asegurarlo. Uno cn la comisión. Es admirable poder trabajar con tal numero
comenta a Lacan,comenta a Freud, pero eso no prueba nada compartiendo el trabajo. Etectivamente, no es necesario cen-
respecto de su préctica. Y nunca se puede mostrar, en perso tralizar demasiado: el estilo lltineiro de compartir y
de dividir
i
na, lo que se sabe hacer. Por eso, hay también una gran sensí. cl trabajo tiene resultados notables.
bilidad a toda posible amenaza, entre comillas, sobre el pres- Quiero agradecer tarnb'én la presencia de todos y la pa-
tigio adquirido. Toda herida en ese prestigio es una amenaza ciencia de haber tenido que escucharme hablar en una lengua
profesional. Es por ello que hacer objeciones a un colega cs que no es ni la de ustedes ni la mía, el castellano. Eso tal vez
siempre muy difícil, porque es como atacar su reserva de sa- haya generado, a veces, alpinas diticultades. No pude decir
ber supuesto, de la cual él vive. todo lo que me hubiera gustado, pero es siempre así. Estas ho-
Hay una extrema sensibilidad en el ámbito analítico. Los ras de seminario me ayudaron a poner en forma mi lectura
mateméticos pueden ser sensibles, pero al colocar la demos- posterior y a iniciar la redacción de El Sentinario 4, Ln re ttcíón
tracion en el pizarrón, todo el mundo se calla, pues es algo de objeto, de tal modo que, para mí, la publicación de EI Sentí-
bien objetivo. En el psicoanálisis, no. Los psicoanalistas no ttario 4 de 1 acan quedaré vinculada a estas jornadas en Hclo.
creen en las polémicas teóricas, Eso forma parte del síntoma Ciracias.
Bclo Horizonte
del analista. Hay una oscilación, porque en la primera conse-
Septiembre de 1993
cuencia el desinvestirniento es el síntoma, una supuesta sabi-
Tvndttcción: Beatriz lldenio
V. LAS PARADOJAS DEL
PSICOANALISTA

San Pablo, 1992


Río de Janeiroy Salvador, 1994
LA ESCUELA DE LACAN

Estaremos reunidos esta noche, mañana y el domingo por


la mañana, para una tarea concreta, no especulativa, alrede-
dor de los objetivos pragmáticos para debatir acerca de la po-
sibilidad y la m o d a l idad específica de una Escuela Brasileña
de Psicoanálisis del Campo Freudiano, Este objetivo no esta-
ba tan claro para mí en el momento de aceptar la propuesta
de la Sociedad l'sicoanalítica de San Pablo, hecha hace mu-
chos meses; se hizo evidente en julio, cuando nos acercaron la
idea de la Escuela Brasileña de Psicoanálisis del Campo Freu-
dlano.
Lo que ocurrió en Caracas cambió el enfoque, el acento del
Coloquio de estos tres días en San Pablo y no querría retroce-
der frente al p roblema.
Voy a introducir (después de J. Forbes y J. Chamorro) el te-
ma. Voy a tratar de ubicar los problemas más concretos de la
manera más simple, entrando en algunos detalles necesarios.
No quiero dejar escapar esos detalles por razones fundamen-
tales.
Para comenzar, vamos a reflexionar sobre la relación de lo
pragmático y de lo analítico. Pragnin es una palabra griega
respecto de la cual se puede decir mucho; significa 1a chose a
fai re, the thi ng to be doble,"lo que hay que hacer". l.a Cosa 1 reu-
diana (la Chose Freudienne) no es lo mismo que prag~>to,porque
es otra clase de cosa. La causa freudiana, Ia Cosa freudiana y
el prag~nn;ahora bien, la causa querría más prngina, "la cosa
pragmática". A tal punto que como emblema de la posición
analítica podemos tomar a San Juan, de Leonardo da Vinci; su
514 /ac<laas"Ala!
a Mi7ler La Escuelade Lacas< 515

dedo apunta hacia el cielo vacío; es el emblema de la posición Se puede decir que se debe a que para ellos es una dimen-
analítica, Indica un vacío que está en otro lugar. No p resenta
algo del analista, no presenta una cosa, sólo apunta a un v <
sión difícilmente pensable, porque tienen dificultades con lo
grupal, por eso hablan tanto y le dan tanta imp o rtancia.
cío, y la interrogación analítica no es un consejo, no es una in> Creo que si fuéramos a la raíz de la cuestión, encontraría-
posición, un imperativo. mos como fundamento — esté la proposición, la formulación
Una interpretación analítica es algo que hace alusión, qu< que domina toda la cuestión institucional del psicoanélisis — la
hace ver la dirección de otra cosa. Y este gesto que estoy ha. fórmula, la conclusión de que el analista no existe y todos
ciendo es distinto del gesto de decir lo que hay que hacer. l',s nuestros debates sobre la Escuela se refieren a ese fundamen-
muy distinto del imperativo; hay noventa grados de diferen to. El analista, como tal, no existe. Es eso lo que tienen en co-
cia entre ellos. mún el analista y la mujer, en el sentido de Lacan. El analista
Sabemos que para los analistas lo analítico es compatibl< no existe: es una formulación que merecería algunos desarro-
con lo a-pragmético. La situación analítica fundamental s< llos teóricos. Significa que no existe El analista, lo que no im-
sustenta en un no hacer nada. La situación analítica en sí p« p ide la existencia de los analistas. Significa que n o h a y u n
dría definirse como un rechazo a ln pragmético y, a veces, n« concepto de analista, una e encia de analista, una idea, y en
es secreto para nadie, tenemos excelentes colegas, excelení<,i ese sentido los analistas pueden representar al Otro. Más allá
practicantcs que realmente en la vida son poco pragmátic<)s, del hecho de que el analista, la alteridad del analista (no la al-
Una vez que salen del consultorio, parecen perdidos en Ia teridad que llamamos del Otro sino la alteridad del objeto a,
complejidad de la vida moderna. No soy yo un buen ejempl<i que es otro modo de alteridad), se relaciona no con el Otro, si-
de alguien que se sitúa bien dentro de todas esas complejid < no con el Otro barrado (A).
des.Y ese a-pragmatismo es compatible con la posición anah A pesar de usar la palabra "analista", falta el significante
tica y a veces podemos llegar al punto de definir la posici<in del analista como tal. Fl significante analista está estructura-
analítica a partir de un. rechazo de la acción. Esto genera u<1a do como el significante del A barrado.
dificultad cuando, en el ámbito del psicoanélisis, se debe con to rápidamente, son los fu n d am entos de la cues-
látigo es
siderar un objetivo pragmético, tión.Es coherente con elhecho de que elmodo de producción
Además, hacer algo conjuntamente, hacer algo de maner < de un analista es cada vez més particular y sabemos, en lo
colectiva tampoco es muy afín con el discurso analítico. l',I concreto del grupo analítico, que viene de form aciones dife-
discurso analítico no admite el imperativo "todos juntos", f s < rentes: psiquiatría, psicología y en varios países, los que aho-
no es una im p o sición del d iscurso analítico. Existe una anti- ra pasan a ser analistas son personas de formación muy di-
nomia entre la experiencia analítica, cn la cual uno entra sol<> versa y eso viene ocurriendo desde el inicio de la historia del
— la experiencia analítica se hace "uno a uno" —, y todo movi- psicoanélisis. Recordemos que ni A r ma Freud ni M elanie
miento que de por sí es colectivizante. El tema es muy cono- Klein tenían certificado ni diploma. Esto también es una ma-
cido y permite varios desarrollos con sus fundamentos. nera concreta de percibir en qué sentido El analista no existe;
Si consideramos esa antinomia entre lo analítico y lo prag. más bien existe supuestamente algo común a los analistas, de
mático o colectivo, es posible preguntarse por qué los analis- tal modo que es muy simple definir el predicado analista co-
tas están tan preocupados por lo grupal, por lo institucional, mo la perfección del analizado. En ese punto es donde se in-
por lo asociativo. ¹l'or qué dan tal peso, tanta importancia a
esa dimensión?
troduce el desp
lazamiento realizado por Lacan al decir que el
analista es un analizado, el slll>111»lrlldel analizante que fue.
518 /ncques-Rlctin Miller Ln Esciiela de Lncnn 519

a Aristóteles, ¹qué encontramns? La teoría sobre la forma iii Con la paradoja de que lo más importante de la Escuela no
gobierno, los principios del Estado, los fundamentos del Esta es lo que ella sabe sino lo que sabe que no sabe, lo más precio-
do. Pareciera que esto no tiene mucho que ver con el psicoa so del saber de la Escuela es que ella sabe que no sabe.
nálisis. Sin embargo, el psicoanálisis sí tiene mucho que v i •r Esto no hace desaparecer la antinomia de la institución
con el lazo social. Lo que Lacan llama "discurso", la expresióii analítica y de su experiencia. Fsta última, la relación del ana-
misma del discurso analítico, es una forma de lazo social. D i lizante con el par analista-analizante es un vínculo social, dis-
tal modo que su famosa teoría de los cuatro discursos es una tinto del modo asociativo que vincula a los analistas entre sí
política, una teoría de la forma de los lazos sociales. En la ciu- y con los no analistas.
dad del discurso, en la cual esta1nos como ciudadanos y i u ¹De qué se trataba para Lacan? ¹De inventar una institu-
tanto la experiencia analítica es el ejercicio de un cierto tipo ~l i ción que no pusiese obstáculo al discurso analítico?. ¹O que
vínculo social, existe una política del psicoanálisis a nivel d i I pusiese el menor obstáculo posible? Incluso sin pensar que
propio tratamiento, de la propia experiencia. Esa política di I una institución podría estar completamente de acuerdo con el
psicoanálisis a nivel de la experiencia analítica es el capítulo discurso analítico; una institución que pudiese favorecer
de los fines o finalidades del tratamiento analítico. La políti i > e1 discurso analítico. Y de esa manera, no hacer una sociedad
del psicoanálisis en primer lugar es la cuestión de por qué s i de analistas sino hacer una Escuela, constituida alrededor de
hace un análisis, para qué se hace un análisis, qué se trata ~l< un "no saber qué es el analista", pero siempre buscando sa-
obtener a través de un análisis. Es en ese sentido que Lacan berlo. Y en esa medida Lacen pudo decir que, aunque la ins-
pudo distinguir, como sabemos bien ahora, en su texto "La di- titución analítica no fuera la experiencia analítica, era una ex-
rección de la cura...", entre la táctica analítica, la interpret i periencia; y de la Escuela Freudiana de l'arís decía que era
ción, la estrategia de la transferencia — esta última terna del una expn iencia inaugural, no una simple técnica. Y eso se ve-
Encuentro Internacional de Caracas — y la política dirigida l'I l rifica cada vez que se cuenta la fundación de una Escuela, co-
el sentido del final del análisis, De este modo, la política d i I mo lo hizo jorge Chamorro, por ejemplo. Se cuentan las transfor-
psicoanálisis concierne a los destinos del trabajo de transfe- maciones subjetivas en la fundación, en sus consecuencias.
rencia. Pero allí también, de manera complementaria, existi Nunca se trata de algo artificial, nunca fue una técnica, los
otra política del psicoanálisis, la política de la transferencia ~li sujetos que vivieron el proceso de constitución de una Escue-
trabajo referida a la enseñanza del trabajo que se transfiere a la y el de sostenerla, atravesaron una experiencia subjetiva.
otros, cómo otros retornan el trabajo hecho por uno. Es, por Al ser una experiencia que favorece el discurso analítico,
ejemplo, lo que hacemos con e'. trabajo de Lacan. A partir de Lacan define al analista de la Escuela a partir de la propia ex-
esa transferencia de trabajo se constituye, de manera necesa- periencia analítica: lo que favorece el discurso analítico favo-
ria, un grupo de transmisión. Además, el pase instala la insti- rece la importancia del propio análisis. Lacan no dice que al-
tución analítica en el corazón mismo de la experiencia analí- guien se transforma en analista de la Escuela porque enseña
tica, porque en determinado momento hace que el analizante mucho, porque publica mucho, porque tiene muchos amigos,
refiera su análisis a una instancia de la institución analítica, Ja porque sabe decir a otro la palabra que conviene para tener
misma que plantea una pregunta: "¹Qué es un analista?". partidarios. No es haciendo la pequeña política como alguien
Una institución que incluye el pase está constituida alrededor se transforma en analista de la Escuela, sino haciendo su aná-
de una falta, alrededor del A barradó, A, alrededor de un no- lisis. Es esencial que la Escuela mantenga eso: ser un notable,
saber al que Lacan llama Escuela. haber servido bien a la extensión del psicoanálisis, no da nin-
520 Incqwes-Alain Miller La Escuelade Laca» 521

gún privilegio para ser analista de la Escuela. Lacan logró sos- I también. muestra las limitaciones del mismo, Puedo leer esto
tener una institución de esa manera. Realmente, puede decir- i' cn el texto Principios de lafi!osofía del derecho de Hegel, en la
se que tal institución favorece al discurso analítico, por lo tan. nota del párrafo 133, en el cual resume a Kant: "Debo cumplir
to, favorece el análisis. Eso significa no engañarse en lo que l cl deber por el propio deber — cumpliendo con mi deber estoy
respecta a la relación entre psicoanálisis e institución; saber cercano a mí mismo y soy libre". El mérito de la filosofía de
qué es un medio y qué cs un fin. Crear una Lscuela signific l Kant es el de haber puesto en evidencia esa significación del
estar dispuesto, en todo momento, a sacrificar la institución, deber. Pero Hegel, a su vez, critica el imperativo categórico de
si es necesario, en favor del psicoanálisis. Lacan demostró cs. Kant para mostrar el vacío de todo universal, el hecho de que
to sacrificando su Fscuela cuando le pareció quc ya no estaba ningún universal asegura la existencia. Hegel anticipa, de es-
funcionando para el psicoanálisis. Es necesario anteponer los ta manera, el argumento de Polonia que Lacan utiliza en su
intereses del psicoanálisis a los intereses del grupo y, al mis- texto "Kant con Sadc". Hegel, en su nota del párrafo 135, di-
mo tiempo, proponerse que la Escuela sca el lugar adecuado ce que aunque hayamos subrayado el punto de vista sublime
para los intereses de cada uno. Y en el ámbito analítico no fal- de Kant, lo que falta es la articulación con la realidad. La for-
tan las a1mas bellas, no falta el delirio de la presunción, no fal. mulación del imperativo categórico sería muy buena si ya tu-
tan, cn fin, todas esas figuras que se encuentran en la Fe»o»u viésemos principios a partir de los cuales supiésemos lo que
»ología del Espíritud e Hegel y que Lacan incluyó en la clínic >, debe hacerse, porque cuando afirmamos esos principios, ad-
donde figuran personajes hegelianos. Y si me refiero ahora 0 mitimos que esa legislación ya tiene un contenido, y si ese
Hegel es porque me parece esencial en cuanto a la política d«l contenido estuviese ya efectivamente presente su aplicación
psicoanálisis, ser hegcliano, como Lacan lo era, y no kantiano. sería fácil, pero nos falta ese principio. El criterio del impera-
Lngicamente, no se trata aquí del Hegel malo, aquel que to. tivo categórico, es decir, que la acción moral no sea contradic-
dos critican, el del saber absoluto, el Hegel de la reconcili ). toria consigo rnisrna, no da nada porque nada tiene, y de este
ción universal. También existe el buen Hcgel, el que está «n modo no hay contradicción. Ello significa que la crítica hecha
las referencias de Lacan, en los primeros diez años de su cn por Hegel al principio del imperativo categórico no presenta
señanza y, también, antes de su enseñanza. El Hegel del roa ningún objeto al que pueda aplicarse esta regla general. La ex-
lismo superior, si es que puedo decirlo así. Sabemos bien qu i periencia es totalmente de otro orden: podemos concluir,
Lacan criticó a Kant a partir de Sade, pero el primer crítico di pues, que este principio es universal y lógico, pero vacío. Te-
Kant, de la ética kantiana, fue Hegcl. Hegel opone dos niv< nernos luego que tratar de situarnos en experiencias que
les de la moralidad. ofrezcan diversos objetos. Vamos a tratar precisamente sobre
La Sittlichkeit, moralidad objetiva, es la quc nos enseña 11 cso durante estos tres días, lo que le da dignidad a nuestras
go de esa diferencia. I a idea es que la voluntad moral en Kan l preocupaciones, no sólo con el psicoanálisis en general, con el
es un imperativo absoluto ligado a un bien, siempre irrealiz l analista y con los conceptos clínicos, sino también con lo que
ble. Siempre hay en él un "deber ser", un "soll" (que se cn pasa en San Pablo, lo que pasa con la Fscrita, con la Asocia-
cuentra en la frase de Frcud), no realizable, un "soll Ich wer ción Libre y con la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo,
de»" cuyo resultado nunca logramos alcanzar. Hegel concibi Podría preguntarme por qué le dedico tanto tiempo e in-
la Sittlichlceit como una voluntad moral que sc exterioriza y tercambio tantos fax para saber qué pasa en Bahía puesto que
que llega a un resultado. Es así que rinde homenaje a Kanl ahora, en vez de un grupo, existen dos. ¹Por qué en Porto Ale-
por su Ideología del carricter absolulo del deber,a pesar de qu< gre siete personas se dividen en tres grupos? Podría pregun-
522 Jacqrres-/l(ni>r Millar La Eacrre(ade Laca>r S23

tarme si vale la pena conocer todo eso detalladamente, y si cuando había veinte analistas en Francia. Podemos llorar por-
pienso que vale la pena es por esa razón hegeliana, el concep » que ahora existe la decadencia del psicoanélisis, pero en cier-
to, o — como dice Hegel — el espíritu está. en lo particular de I,> to modo ya podíamos hacerlo cn la época dc Lacan. No obs-
experiencia. Esa frase de Hegel es la que le da dignidad a lr> tante, desde el punto de vista de la Si ttlichkeit, sólo asumiendo
que vamos a hacer. El espíritu no sólo exige io universal, co- la realidad efectiva podemos encontrarla, como consecuencia
mo se podría pensar. También tiene derecho a lo particular, y del discurso analítico. A partir de esa situación debemos tra-
es con lo particular con lo que el espíritu se satisface. Creo que tar de orientar el discurso analítico en dirección a los objeti-
esto transmite la más profunda inspiración de Lacan, de tal vos que juzgamos mejores. Esto quiere decir objetivos de apli-
modo que tampoco el analista puede satisfacerse con la mo- cación inmediata en la situación de América latina y en l3rasih
ralidad subjetiva, debe pasar a la Siftlichkeit, a la relación con Podemos llorar por muchos aspectos de la préctica analítica,
la causa analítica. por la incertidumbre, por la falta de anélisis. Algunos pueden
El anélisis es una profesión delirante, en la medida en que hasta enorgullecerse de su propio anélisis comparándolo con
es posible encontrar entre los analistas a aquellos que piensan el de otros...Esto no nos ayuda en nada cuando vamos a ac-
que estén solos, pues la propia experiencia a»alític > lo favore- tuar sobre el conjunto de la realidad efectiva. Por lo tanto, se
ce, por el hecho de que en su consultorio el analista es analis- hace necesario asumir la situación tal como es, para poder
ta sólo cuando analiza; es por eso que los analistas son procli- discutir cómo modificarla. Concuerdo con la crítica hegeliana
ves a llevar su subjetividad a lo absoluto. Más alié de eso, l > de la ironía, en la que habla, por ejemplo, de la ironía de Só-
histeria tiene que ver con el alma bella, aquella que condena crates diciendo que, en cierta forma, la ironía es el punto ex-
el desorden del mundo, sin percibir su participación en eso, tremo de la subjetividad ubicada frente al mundo, como
Punto esencial de la crítica de Lacan a la posición de Dora, I > quien se hace señor de la ley, que demuestra la validez de to-
que muestra un alma bella, la que viene al analista a quejarse dos los contenidos. La ironía hace que la subjetividad se ubi-
del desorden del mundo, hasta el momento en que Freud ] > que frente a sí misma como el juez de todo lo que allí existe.
hace percibir su responsabilidad en ese desorden. O incluso, Es sólo la complacencia consigo mismo, a nivel del estadio del
cuando Lacan comenta El Misrntropo de Moliere y nos mues- espejo. Más alié de la ironía esté la transformación metódica
tra en el personaje de Alceste a alguien animado por un deli- de la realidad. No debemos decir que Lacan es hegeliano des-
rio depresunción, que piensa que puede condenar lainmora- de todo punto de vista — no sé si voy a disponer de tiempo pa-
lidad de todos, sin percibir que él mismo tiene que ver con ra trabajar ese tema pero anticipo algo — : por ejemplo, la críti-
eso. Lacan fue siempre hegeliano y su primera versión de h> ca de Hegel a la conciencia heroica de sí mismo. Aquella
simbólico es una versión hegeliana. Es a través de lo simbóli- conciencia que se hace responsable también por lo que no
co que el sujeto percibe el lugar que ocupa en la conexión de quería y no sabía, definiendo así al héroe. Hegel considera al
las acciones. Es lo contrario de un sujeto encarcelado en su héroe, un estado un poco primitivo; da como ejemplo de ese
propia excelencia que vomita desprecio sobre el mundo a par- héroe a Edipo, y dice que no hay razón para que se haga res-
tir de su superioridad, De tal nodo que la moralidad subjeti- ponsable por aquello que no sabía. Pero en análisis, Edipo es
va, la excelencia propia, no es operativa a no ser que la mora- culpable, y Hegel no nos dice eso. En psicoanélisis, la perso-
lidad pueda pasar a la Wirklicrikeif, a la realidad efectiva. De na es responsable por lo que no quería, por lo que no sabía y
tal forma, también debemos saber qué es lo que un analista por lo que hacía cuando no sabía lo que hacía. Al actuar con
debe quereren el mundo de hoy. No vamos a volver a 1945, respecto a la Escuela, como en análisis, debemos ser respon-
i-/llnin Pvliller
524 Jacqwe La Escwela de Lacan 525

sables por las consecuencias con las cuales no contábamos. nuestro". Debemos preocuparnos por ellas. Entendía a su Es-
Consideré exactamente estos aspectos antes de proponer l i cuela como el"más uno" o como el "menos uno" de esas so-
creación de la Escuela Europea de Psicoanálisis e incluso d~ ciedades, que tocaría el punto neurálgico de la formación ana-
otras Escuelas. Si tenemos en cuenta esas cosas no tendremo~ lítica y movilizaría a las sociedades de la IPA. Lacan dijo,
a quien pedirle disculpas si acaso surgieran efectos nefastos. finalmente, que el pase fue un fracaso, tanto porque el pase en
No podremos pedir disculpas con el argumento "yo no sabí ~ la Escuela Freudiana de l'arís no había alcanzado los resulta-
que...". Esto no vale en psicoanálisis. dos clínicos esperados como porque no había conseguido mo-
Fntonces, vamos a entrar en los detalles: vilizar a las sociedades de la 1PA de ninguna forma; y creo
¹Por qué son ésas las Escuelas? ¹Por qué ocurrió la crea- que la disolución de la Escuela Frcudiana de París consagró
ción de la Asociación Mundial de Psicoanálisis? ¹Por qué dis- ese fracaso.
cutir una Escuela Brasileña de l'sicoanálisis? Si esta Escuela es Luego de la desaparición de Lacan (no voy a decir después
deseable, ¹cómo lograrla? de Lacan, porque no creo que estemos después de Lacan), de
El tema de las Escuelas se refiere directamente a Lacan y al su dirección política del psicoanálisis, sus alumnos tuvieron
rechazo dc la IPA a volver a incluirlo cn sus cuadros en 1963. que tomar una posición frente a la Fsn iela, al concepto de Es-
Ese hecho podría haberse trarsformado en una anécdota y cuela y al de pase. Y hubo allí un gran clivaje, lo que es un he-
Lacan hubiera podido comentarla a partir de su propia subje- cho objetivo. La gran mayoría de esos alumnos decidió conti-
tividad, como si hubiera sufrido una injusticia, y demostrarle nuar sin Escuela y sin pase y sólo un pequeño grupo, ya
al mundo que él era mejor que otros. Podría, tal vez, haber si- desde el comienzo, decidió continuar con la Escuela y con el
do una atractiva aventura personal: un psicoanalista maldito pase y formó la Escuela de la Causa Freudiana, lo que es un
que atraería hacia sí la simpatía que se tiene por las víctimas, hecho histórico. Deseamos continuar como Escuela, porque
Pero ésa no fue la posición adoptada por Lacan; consideró Io pensamos que no sería posible sacar la Escuela y el pase de la
que estaba ocurriendo a partir de la necesidad lógica, reescri- enseñanza de I acan. Consecuentemente, tratamos de demos-
bió los acontecimientos en el desarrollo de la historia del psi- trar que esos conceptos son parte integrante de la enseñanza
coanálisis como la consecuencia del desvío del psicoanálisis. de Lacan, y que sustraerlos es desconocer, en verdad, toda la
Ese desvío, nacido de la convicción de algunos de saber de lógica de su enseñanza.
antemano qué es el psicoanalista, es la convicción de que en Por lo t an to, nosotros deseamos — ni los otros ni L a can-
el campo analítico no se puede producir nada más allá del continuar con la Escuela y con el pase. Sería una Escuela pa-
conformismo. La respuesta de Lacan fue sustituir las Socieda- ra nuestra generación (no podriamos hacer de ningún modo
des por la Escuela, una institución cuya particularidad es la la Escuela de 25 años atrás). Debimos hacer una Escuela sin
de no saber algo esencial, no saber qué es un analista. De ello Lacan, cuando antes sólo se conocía la Escuela hecha a la me-
pueden surgir dos consecuencias: la primera es la apertura al dida de Lacan.Trabajamos mucho y practicamos mucho más
no analista y la segunda convertir esa ignorancia en un traba- que en tiempos de Lacan. Tratamos de neutralizar los efectos
jo: el pase. Por lo tanto, existieron esos dos tiempos en la crea- imaginarios de los cargos administrativos gracias al intercam-
ción de la Escuela Freudiana de París, el primero, el del cartel bio, buscamos no concentrar los poderes institucionales en un
de trabajadores decididos, y el segundo, el del pase. níímero uno, sino, por el contrario, separar en: consejo, direc-
En 1964, Lacan concebía su Escuela en una dialéctica con torio, presidente y director, pasando a ser bastante rápidas las
las sociedades de la IPA. Decía: "Estas sociedades son asunto sustituciones; tener al m i sm o t i e mp o u n a f u e rte estructura
526 Jncques-Alai n Mi l lee La Escuela áeLncan 527

administrativa pero en la cual >nuchos miembros podían ocu- tración, una depuración del grupo, sería un empob
recimiento
par los cargos y hacerlo aceptando el hecho de perder ticmp<> y una cultura de la transferencia.
en discusiones institucionales para obtener un consenso. Esc Decidimos asumir esta responsabilidad y desde el puntn
precio fue pagado, ya que ese tiempo no puede ser utilizad<> de vista francés — porque soy francés y ése esmi punto de par-
en el trabajo clínico n en el trabajo tenrico fundamental, y tida — podemos percibir allí una dialéctica y sus tiempos.
tampoco uno puede preguntarse si ésa es la mejor proporción El primero fue el tiempo de reconocer, el de la invención
entre los diversos tipos de trabajo. Además nosotros, lns del Campo Frcudiano. Decidimos reconocer el trabajo, la exis-
alumnos franceses de Lacan, decidimos responsabilizarnns tencia dc los grupos y el deseo que se operaba en ellos sin ha-
de todos los efectos del discurso de Lacan, de la enseñanza dc cer ninguna censura o irnnía, sino sólo el reconocimiento de-
Lacan, más allá de las fronteras dc Francia. Era una decisión, cidido; lo que implicaba reconocerlos en la autonomía de los
y pensábamos que si realmente queríamos continuar la ense- grupos delCampo Freudiann, en la independencia, en ausen-
ñanza de Lacan, teníamos que asumir la responsabilidad y to- cia de control. Aceptamos reconocer a los grupos como esta-
das sus consecuencias. Incluso aquellas que él mismo sólo co- ban, pero nn mantcncrlos. Dc este modo, nos dispusimos a
rnenzn a perrihir e» 1980, en Caracas; como, por ejemplo, lo trabajar con ellos, leyendo a Lacan, discutiendo temas sobre
que ocurría en América latina. Encontramos formas de orga- la experiencia analítica y su final, el pase, la Escuela y tantos
nización ya hechas, que llamamos grupos, y cs claro que ha- otros.
bía una gran diferencia entre la forma "Escuela" y la forma Mantener. indefinidamente el Campo Freudiano como se
"Grupo". encontraba hubiera sido un impasse,compuesto prácticamen-
En general esos grupos se formaron cn torno a un líder, te por la Escuela dc la Causa Freudiana y la pequeña Escuela
muy destacado como tal, pero el grupo se mantenía a distan- de Caracas: el resto serían grupos. Para salir de ese ilnpasse fue
cia, no juzgaba ni evaluaba la práctica analítica de sus miem- necesario reconocerlos y, simultáneamente, hacerlos desear
bros, mantenía, sin embargo, el interés por el estudio de La- cambiar, hacerlos desear la Escuela.
can y por el psicoanálisis. Fl momento esencial fue en 1988, en el V Encuentro de
l'ero, nn cn todos los grupos sc dio la concentración en tor- Buenos Aires, donde se expusn abiertamente la cuestión de la
no a un líder, El Simposio dcl Campo Freudiano, en la Argen- Escuela, y donde se comer;zó, cn ese mismo momento, la pu-
tina, no era un grupo en torno a un líder sino que contaba con blicación sistemática, cn castellano, de los textos instituciona-
cinco notables, y esn favorecía otro tipo de funcionamiento. A les de Lacan. En la misma época, y gracias a la crisis de la Es-
pesar dc eso, el mayor defecto de lns grupos, en general, era cuela de la Causa Freudiaua, a partir de septiembre de 1989,
que funcionaban a la medida de su líder, lo que generalmen- se me permitió desarrollar la cuestión del "Banquete de los
te contribuía a aislar a los míen>brns del grupo que corrían el analistas" y retornar en forma sistemática los fundamentos de
riesgo de vcr a su grupo transformado en una secta. Mientras la institución lacaniana y el trabajo de diez años...
que en la Escuela existe un imperativo de multiplicidad y La- Le cupo a la Escuela Europea de Psicoanálisis, el 29 de sep-
can, a pesar de su propio peso personal, quiso mantener esa tiembre de 1990, la decisión de hacer pCiblicas mis conclusio-
multiplicidad en la Escuela. Toleraba muy bien a su lado a nes. La Escuela no debería ser la Escuela Española, sino la Es-
Franpoise Dnltn, que tenía sus propios alumnos, porque una cuela Europea,produciendo mucho más rápido de lo que yo
Escuela sin multiplicidad sería un grupo, sería una secta y esa imaginaba la disolución de veinte grupos en toda España.
problemática se repitió en todos los grupos; pues una concen- Veinte grupos, cada uno con su nombre, sus estatutos, a veces
528 Jaques-A
lniu Pvfiller La EscueladeLacau 529

hasta con su sede, sus publicaciones, sus historias, sus líderes, muy profundo en los hábitos franceses y pienso que en poco
sus miembros. Fueron veinte grupos y más de diez ciudades tiempo ciudades de menor importancia en Francia también
de Italia que entraron con grupos más o menos grandes en la tendrán representación en la Escuela de Lacan, La Escuela de
Escuela Europea. A diferencia de la Escuela de la Causa y la Caracas también va a cambiar y va a ampliarse a Colombia,
Escuela de Caracas, la Escuela Europea comenzó como múlti- Ecuador y AméricaCentral.La Escuela Europea de Psicoaná-
ple, en varios países, con tres o cuatro lenguas diferentes y to- lisis, que tiene como sede a España, Francia e Italia, tiene tam-
do el trabajo consiste cn hacer de esa Escuela múl t i ple, una bién una seccion de grupos asociados, el flamenco y el israe-
Escuela única; recién estamos comenzando. Es una Escuela lí, pero tal vez podrá en el futuro, bajo la égida de la AMP,
cuyo anuario apareció el 2 de septiembre pasado, en el mo- tener un grupo en Australia y uno en el Canadá francés, en
mento de su primera Asamblea General en París, anuario en Quebec.
el que era muy difícil contar los nombres porque es un anua- Ahora Brasil, que de manera muy lógica se inscribe poten-
rio cuyo número de miembros y adherentes es de 825 — 213 cialmente como la quinta Escuela que podría unirse a la cua-
miembros y 612 adherentes —, al momento. Ésa es la mayor Es- tro primeras. De tal modo que en América latina tendríamos
cuela del Campo Freudiano y, si hubiese tiempo, podría leer la Escuela de Caracas ampliada: la Escuela del Campo Freu-
los extractos de apertura y los informes de esa Asamblea, que diano de Caracas, la Escuela de la Orientación Lacaniana y la
comentan detalladamente la dialéctica de lo Uno y de lo Múl- Escuela Brasileña, de acuerdo a una lógica. Entramos en lo
tiple en la Escuela Europea. Después de la Escuela Europea, particular y tenemos que considerar un elemento esencial pa-
como todos lo saben y recién fue recordado, se creó la Escue- ra alcanzar este objetivo si admitimos que es deseable: se tra-
la de la Orientación Lacaniana, de la cual el 80 % de sus ta de la Comisión Brasileña del Campo Freudiano.
miembros están radicados en Buenos Aires. E inmediatamen- Esa comisión existe desde 1987 o 1988 y se decidió su crea-
te después fue creada la Asociación Mundial de Psicoanálisis. ción en Curitiba, habiendo sido constituida por la Cosa Freu-
Esas Escuelas indican una nueva época del Campo Freudia- diana de Curitiba, que realizó las primeras Jornadas del Cam-
no, cn el cual anteriormente los únicos miembros eran grupos. po Freudiano del Brasil; por la Sociedad Psicoanalítica de San
La AMI' tiene supuestamente como miembros a las cuatro Pablo, que organizó las Jornadas de 1989; por la Clínica I"reu-
Escuelas existentes en condición de igualdad, y al mismo diana de Bahía, que las organizó en 1991; por el Simposio del
tiempo cada miembro de esas Escuelas es también miembro Campo Frcudiano de Belo Horizonte, que va a realizar el pró-
de la AMP, con la única excepción de la Escuela de la Causa ximo Encuentro en septiembre de 1993 y que en el momento
Freudiana, porque fue creada hace mucho tiempo y se les per- de la creación formaba parte de la comisión de la Letra Freu-
mitió a los miembros decidir si quieren o no ser miembros de diana de Río de Janeiro, que se separó posteriormente.
la AMP. En su enorme mayoría
d.ecidieron que sí y sólo algu- No voy a recordar aquí la historia de esa Comisión que es-
nos más regionalistas decidieron que no. La p rimera Asam-
blea General de la Asociación Mundial de Psicoanálisis está
tá marcada por una cierta agitación, como por ejemplo la sa-
lida de la Letra Freudiana de Río de janeiro, también por al-
prevista para julio de 1994, en París. La creación de la AMP gunas dificultades en la realización y en la difusión de la
produjo cambios en las Escuelas de psicoanálisis ya existen- revista Falo llevada a cabo por la editora Fator y, hasta cierto
tes. Por esa época, la Escuela de la Causa Freudiana, que fue pauato, por el fracaso del proyecto del Encuentro Internacio-
siempre muy parisina, única y centrada en París, decidió abrir nal en San Pablo, en 1992, que fue realizado en Caracas.
secciones regionales en toda Francia, lo que será un cambio Pero a pesar de ello, logramos funcionar con una gran re-
530 facquea-A(ai n <Vi
ller
i Ln Escuelade Lacan 531

gularidad a través de un Consejo de diez personas, un secre demostrado tanta fuerza en varios lugares, lo que no impide
tariado donde los grupos están representados. Además, cí1 l<is que en Brasil hoy la situación sea compleja.
ííltimos años, especialmente en el ííltimo, logramos aprobai' En febrero di una pequeña entrevista para OppñoLacaniana
ampliamente la perspectiva de construir una Escuela di I y dije: "Cuidado"; hay mucha tensión entre Escuela y grupos.
Campo Freudiano, y esa aprobación puede también percibii- Algunos grupos van a tratar de fortalecerse, pero en la dialéc-
se por la aparición de la revista Opgao Lac<ínicíncí, que se ded i- tica actual, puede ocurrir justamente lo contrario y podrían
ca a ser la portavoz de la necesidad de dicha Escuela, con míi- debilitarse, y sólo podrán percibir tal hecho a partir de la ex-
cha perseverancia. Por otro lado, hubo una serie de conferenci ís periencia
y de la lógica.Supongo que estarnos exactamente en
en San Pablo, de las cuales estamos ahora sacando las conclii. esa dialéctica. En Bahía, a partir de una división de la Clínica
siones, y creo que también en varias ciudades del Brasil se ll<- Freudiana, se creó la Red de Carteles; en Porto Alegre, la so-
varán a cabo eventos referentes al concepto de Escuela. ciedad recién creada acaba de entrar en el Campo Freudiano;
Existe un amplio acuerdo de que estamos en un momenl<i en Río de Janeiro no me parece que haya división, pero hay
oportuno, y junto con el Consejo de la Comisión Brasileí'<a, una cierta diferencia interna, por lo que pude percibir en los
llegamns a la conclíísi<ín clo que sería deseable constituir uii i fax que recibí cn París. En San Pablo, la escisión ya había ocu-
Escuela Brasileña del Campo Freudiano antes de julio <I« rrido anteriormente con la creación de Escrita Freudiana.
1994, para que la Escuela Brasileña pueda figurar junto a l,í;< Ahora existe un movimiento de aproximación; en Belo Hori-
otras cuatro en el Encuentro Inten1acional. zonte, la Sociedad Mineira de Psicoanálisis, que sólo reciente-
Se podría decir — pero esto es también una pregunta que I«,
hago — que se produjo un cierto "desplazamiento" de la libid<i
mente se incluyó en el Campo Freudiano, se disolvió para
volver a formar un grupo, Causa de la Escuela.
de los grupos en dirección a la Escuela, aunque la Escu< I,< En febrero, no hubiera podido prever que estos hechos
Brasileña aún no existe. Naturalmente ese "desplazamient<i" ocurrirían tan rápidamente. Podríamos, no obstante, enten-
se produjo demanera desigual: más para algunos, menos p i der estas divisiones como la bíísqueda de una nueva unidad,
ra otros, para algunos con m u cha esperanza, para otros c<iii y como un intento de establecimiento de una relación de fuer-
más miedo. za con la AMP y con el conjunto de las cuatro Escuelas, que
Sería impensable que todos estén en el mismo punto: el hi' daría como resultado el debilitamiento. Creo que es lo contra-
cho de que existan desigualdades es un fenómeno norm;íl. rio; es decir, no intentar establecer una relación de fuerza con
I-Iicieron eclosión varias crisis que traducen la reestructuni la AMP llevará a un fortalecimiento.
ción en marcha.. Al aproximarse a la causa Escuela, surgen Iii~ Detectamos pues, que la situación actual es compleja; de-
sentimientos de odio y de amor, como dijo Lacan; se haceii bemos añadir que Brasil tiene una complejidad continental. Si
más presentes esos sentimientos que, de este modo, dan lug,ii tuviéramos que pensar en los estatutos para una Escuela Bra-
a separaciones, divisiones... que forman parte del proceso <.I< sileña, deberíamos tomar coíno referencia la Escuela Europea,
unificación y que también son dialécticos. o la EOL, para que se constituyera una Fscuela que tenga en
Si el significante Escuela tiene mucha fuerza es porque l;ís cuenta la complejidad continental y lo mííltiple. El segundo
personas son lectoras de Lacan, son amantes de su enseñanzií problema, que es consecuencia de esa complejidad, está en el
y saben ahora que el concepto de Escuela forma parte de es í hecho de que pocos son conocidos por todos. Mientras que en
enseñanza, que constituye una experiencia fundamental y eii- Buenos Aires, por ejemplo, el 80 % de los miembros de la EOL
tonces quieren realizarla. Es por ello que ese significante h;i se conocen entre sí más allá de los límites del Campo Freudia-
532 Jncqwen-Alnin Aliller l,n Encneln A Lncnn 533

no; en Córdoba también todos se conocen. En Buenos Aires


personas, una por una, piden la vinculación directa con la
existe una especie de control de la comunidad sobre sí mism,>, AMP. Ese debe ser. el procedimiento normal. Recibí hoy una
conocen las précticas de los otros, las comentan y se forman
sugerencia de Jorge Forbes para San Pablo en relación con la
una opinión, no científica pero que tiene su valor, y adernát AMI'. Tal vez Jorge pueda leerla.
esto da una cierta seguridad cuando se trata de avalar la prác
tica de los colegas. La tercera d'ficultad es que en Brasil, en re
lación al Campo Freudiano, hubo menos trabajo que en Euro. JorobeForbes: "Nuestra propuesta para San l'ablo: la Sección
E.

Paulista de Psicoanálisis ligada a la AMP estará compuesta


pa y en Argentina. Siempre hubo en Brasil una dificultad eu
por las personas que en este momento están trabajando en los
establecer, con cierta regularidad, el seminario del Campo
grupos de orientación lacaniana en San Pablo. Las actuales
Freudiano, que se m a n t uv o con i n t ensidad d i scutible; ade
instituciones: Asociación Libre, Biblioteca Freudiana Brasile-
més, en lo que respecta al nivel analítico, no existe la mism l
ña y Escrita Freudiana pasan a ser departamentos de la Sec-
integración de las otras Escuelas. Fs un hecho notable que I i
ción Paulista de Psicoanálisis. La Sección Paulista absorberá a
creación de la Escuela Europea se vio facilitada por un gran
la Sociedad Psicoanalítica de San. Pablo, debiendo ésta ser rea-
n úmero de reanálisis y su p ervisinnes que crearon toda un a
provechada en lo mejor que posee, a la Par clue pretendemos
red entre los diferentes países; esto también se produjo en I i
Argentina, aunque cn menor grado. En Brasil no existe esa afirmar esta voluntad que expusimos en la reunión del 26 de
red. octubre de 1992 por la noche. San Pablo, 19 de octubre de
1992. Firman: Marcio Veter de Souza Leite, Luiz Carlos No-
El cuarto punto de dificultad es que se puede cuestionar I i
identidad freudiana de la préctica analítica en Brasil, que es- gueira, Oscar Cesarotto y Jorge Forbes". Gracias.
té preservada en algunos, pero ciertamente no en todos los lu-
gares. Hubo toda una historia en la cual el carácter freudiano Conocí este texto hace tres horas, cuando me lo entregaron
de la préctica analítica era muy discutible, se confundía con como una propuesta. Es algo para que sea discutido no sólo
una práctica concreta de la relación sexual, con la exaltación entre los paulistas, sino también en general porque introduci-
del goce sexual; esto en general pertenece al pasado, pero tie- ría una posibilidad en la cual yo no había pensado, que sería
ne todavía una cierta insistencia que nos suscita preguntas. establecer contratos de asociaciónr estado por estado. O sea,
¹En qué punto nos encontramos ahora? Primeramente, entre la vinculación directa que proponemos ahora y la cons-
en
julio se discutio un formulario de vinculación directa con la titución de una Escuela, hay un gran salto para dar. Podría-
Asociación Mu n d ial de Psicoanálisis; hasta dos días atrás he- mos tener un grado intermedio, un acuerdo, estado por esta-
mos recibido 181 pedidos. Tengo conmigo la lista completa, y d o, con la A MP. Y en u n s egundo momento, ver si l o s
eso seré estudiado con el Consejo de la Comisión Brasileña acuerdos, estado por estado, pueden volverse un acuerdo de
del Campo Freudiano, de modo tal que se pueda visualizar todo Brasil, lo que es algo a discutir. Tal vez en algunos luga-
cuál es el horizonte que se nos presenta a partir de esas 1.81 res las cosas puedan simplificarse, en otros no. De cualquier
personas. Normalmente, esto debería conducir a la creación manera, una Escuela Brasileña de Psicoanálisis debería respe-
de una delegaciónbrasileña de la AMP, como ocurrió en Co- tar. el principio de proximidad, dada la amplitud del país, y
lombia, en menor escala, con 25 o 30 personas. Este proceso, concentrar en un mismo lugar todo lo que pueda. Evidente-
ya en curso, de vinculación directa con la AMP, nada incide mente la creación de una escuela de Psicoanálisis no implica
en cuanto alos grupos, que permanecen como están, y las que para enseñar en Curitiba, estado de Paraná, sea necesario
534 Jncq»es-Afrti>> Millcr Lrr Esc»c(ndc Lacan 535

pedir autorización a Salvador, en Bahía; ciertamenteun si ste- son analizantes. Para tener pasadores es necesario saber quie-
ma así no tiene la menor posibilidad de funcionar. nes son los analistas que les designaron. Estos analistas no
Las decisiones que puedan tomarse regionalmente así de pueden ser ni pasadores ni pasantes. El deseo de pase es a ve-
ben hacerse, y sólo delegar a la Escuela aquello referente a, ces tan intenso que se quiere ser al mismo tiempo pasador,
admisión como miembro de la Escuela, nominación com<> pasante y miembro del cartel del pase. En Europa eso ocurre
analista de la Escuela y también el pase. Podríamos añadir y será igual en Argentina y en Brasil. Tenemos que dar tiem-
que serían necesariamente de ámbito nacional las publicaci<> po para que lagente tome una posición, para que podamos
nes, las jornadas de estudio, etcétera. distribuir esas funciones. La tercera condición es propiamen-
La gran cuestión que debe plantearse, como también lo fue te ética. Fl pase significa que una persona acepta hacer confi-
en Argentina, es sobre la existencia de una unidad central, d< dencias de lo más precioso de su propio análisis a colegas es-
una solidaridad entre aquellos que van a administrar, en 1<>s cogidos al azar; implica hacer pasar a una tercera persona
primeros tiempos. dichos que estuvieron confinados hasta el momento y reser-
En verdad, se trata dc un espacio donde las rivalidades se vados a un encuadre íntimo. Esa persona eligió un analista
entrecruzan y se vuelven más intensas ahora clue nos aproxi- para contarle cosas muy íntimas; ahora se trata de contar, de
mamos a la creación de la Escuela. Pero es una condición si»> h relatar esas cosas a personas que no conoce y que fueron ele-
q>~c»>o»que para que tal creación ocurra, exista un moment<> gidas al azar, personas que tal vez no le gusten. Ese desplaza-
de precipitación de una solidaridad central, ~ t al vez una pre- ,I

miento implica una confianza en la institución, que debe me-


sencia de miembros extranjeros, como se dio en Argentina, recerla. Es necesario que haya un tiempo para que se merezca
podría contribuir positivamente. esa confianza, con la seguridad de la discreción completa de
Estoy esperando que cn estas jornadas ocurra una discu- los agentes y también, supuestamente, con la imparcialidad
sión muy precisa para que se sepa si cada uno está preparad<> de los jurados. Finalmente, no es suficiente la disciplina de al-
para sacrificar el goce de las rivalidades y de las oposiciones gunos, es necesaria una disciplina general porque es funda-
por una Escuela.La pregunta es:¹elgoce que se puede obte- mental que se acepte el juicio hecho en cl pase, que no haya
ner de la Escuela podrá ser más fuerte que el goce que se ob- presión sobre el pase como, por ejemplo, no aceptar >m resul-
tiene al debatir y al herir al enemigo vencido? Tenemos que tado cuando se niega el título. Esa condición ética es necesa-
esperar para ver si eso se produce; antes de eso no podemos ria, en la medida en que una persona de cada diez consigue el
decir nada. título de Analista de la Escuela en Francia, y todas aceptan esa
Puedo añadir algo más sobre el pase, sobre las condiciones condición. Si, por el contrario, sucede que luego de una nomi-
para quese pueda hacerlo.Primeramente, existe una condi- nación arman inmediatamente una insurrección, ya que cada
ción epistémica necesaria para introducir el pase en una Es- uno piensa que es él quien merece el título, esto es descono-
cuela, una discusión extensa y un acuerdo sobre la doctrina. cer que el haberse presentado con anterioridad ante un jura-
El próximo Encuentro Internacional del Campo Freudiano en
julio de 1994 en l'arís, colocó ese tema en el orden del día, con
do supone aceptar la comp
etencia del mismo. Todas ellas
constituyen las condiciones éticas, de discreción, de acepta-
el título "La conclusión de la cura", y es esencial que Brasil ción de las consecuencias de su acto, de presentación ante un
ocupe su lugar en esa discusión. La segunda condición nece- jurado y de aceptación de la respuesta.
saria es institucional: un funcionamiento admi n i strativo para Creo que no estarnos muy próximos a lograr alcanzar esas
introducir el pase, porque éste supone a los pasadores que condiciones, como tampoco lo estamos en Europa, Es preciso
536 Jncciwes-Alnin ACiller !w Escnelnde Lncnn 537

que pase el tiempo necesario. Pero creo que la admisión por ral tal vez, pero Lacan fue muy preciso al ubicar a su Escuela
el pase o, por lo menos, la prioridad en la admisión como en tensión dialéctica con la IPA: en la Escuela podría hacer lo
miembro de la Escuela a través del pase es, realmente, lo que que no podía hacer en las sociedades, que era mostrarles sus
le conviene auna Escuela, y será sólo en el momento en que faltas. Pero eso fue un fracaso, porque había como una espe-
tengamos esa prioridad cuando tendremos una Escuela como cie de muro, una opacidad y, desde el fracaso de esa dialécti-
debe ser. Fue recién a partir de este año que la Escuela de la ca, nos hemos desenvuelto de manera de no pensamos en tér-
Causa Freudiana logró ubicarse a esa altura. Seré más répido minos de dialéctica con la IPA. Ha sido así con el Campo
para las otras Escuelas, pero a la vez es una realidad que Ia Freudiano y con la creación de las Escuelas y de la Asociación
determinación y la decisión de transformar el pase en una Mundial de l'sicoanélisis, No pensamos en términos de dia-
realidad efectiva, de transformar el pase en la Wi rklichkeit he- léctica con la IPA, lo que equivale a decir que a nivel de la his-
geliana, necesita de determinación y de prudencia. Gracias. toria del psicoanélisis no existe una dialéctica.
1odos estamos en ella, pero no actuamos, no buscamos
contacto, no pod emos leer a todos los autores; si bien entre
Debnte nosotros no existe censura, podemos comentar acerca de cual-
quier autor, de la IPA o de otro lugar, pero no practicamos un
J.-A.M.: ice gustaría hacer algunas rectificaciones, porque descuido benevolente en relación. a la IPA porque allí no ocu-
hablé durante dos horas y algunas cosas sobre Brasil y las ciu- rren tantas cosas interesantes. Horacio Etchegoyen, futuro
dades de Brasil las dije rápidamente. Aquellos que quieran presidente de la IPA, es mi amigo. Cuando le preguntaron
rectificar algo de lo que dije, les pediría que lo hiciesen; en ca- cuél era el tema que la IPA va a trabajar cn el futuro, respon-
so contrario, voy a preguntarles. dió: "La diferencia entre transferencia y repetici6n", que es un
punto que Lacanseñaló en 1964 y que élaprendió de mis con-
Cecília l'nrasiiio: Usted habló acerca de qué es el ser del ana- ferencias caraqueñas del '80, lo cual es muy simpático de su
lista y eso me impactó mucho. Dijo que la persona tiene que parte, pero no implica que tengamos tantas cosas para apren-
ver con el lazo social, se refirió a1 fin de análisis como el des- der.. Fstamos con Lacan hace mucho tiempo, y vamos a reci-
ser del sujeto, y que el fin de anélisis tiene que ver con la for- bir bien a los que se aproximan. Hay allí una especie de inver-
mación del analista. Fn ese momento el sujeto busca una nue- sión, porque hist6ricamente la II'A es más antigua que la
va institución como un gran Otro, en el intento de ocupar allí AMP que afín no tiene un año, mientras que la IPA tiene casi
un lugar. También planteó la cuestión de qué quiere el analis- un siglo de existencia, 80 años; una abuela y un nino, un be-
ta en la Escuela y en el mundo de hoy, en oposición a la épo- bé. Pero si pensamos en el trabajo de enseñanza de Lacan, so-
ca de Lacan, en la cual era difícil e] establecimiento de una mos los abuelos, y la IPA, un niñito. Creo que ya no existe más
dialéctica con la IPA. Era ése el punto. Y hoy, ¹cuál es la dia- la relación dialéctica dc la que hablaba Lacan, pero en cuanto
léctica? al mundo contemporáneo, somos parte de él, no podemos te-
ner la posición del alma bella o el delirio de decir que noso-
J.-A.M.: Usted lo percibió bien, subrayando que en 1964 tros, los analistas, vamos a enseñar al m u n d o c óm o ac tuar;
Lacan ubica su Escuela en dialéctica con la IPA, y pregunta: creo que también es necesaria una actitud de modestia, una
¹ahora, con quién es la diaiéctica? En verdad no creo que aho- cierta humildad frente a la complejidad del mundo.
ra estemos en dialéctica con la IPA, en un sentido muy gene-
538 /acqnes-Alniir Miller La Escnelnde Luzcan 539

Angelina Harari: Mi pregunta es más un pedido de confir- parar, pero creo que en conjunto, el movimiento va en una
mación con respecto a la idea de que en este momento, en buena dirección. Habría que conocer lo que piensa la gente de
13rasil, la agitación de los grupos, la división, sería incluso los diferentes lugares. Estoy reconstruyendo algunas cosas a
más exactamente una necesidad lógica para una nueva uni- partir de varias informaciones que tengo. No sé si Jairo Ger-
dad. ¹Se trata de eso? base quiere venir a hablar aquí...

/.-A.M.: Tal vez es algo así. Nunca se puede decir dónde va ]aíro Gerbnse:Quiero preguntarle a Miller si es posible pen-
a ocurrir eso; lógicamente, cuando se precipita, se aproxima la sar que esas divisiones que conocemos en los grupos son, al
Escuela, ocurre eso, ese desequilibrio, aunque no necesaria- contrario de lo que dice, el efecto, la consecuencia del intento
mente en todos lados. Por ejemplo, en San Pablo ocurrió eso de que los grupos se fortalezcan. En verdad, no son efectos de
con la creación de la Escrita Freudiana precedida por una se- la propia Escuela, es el cu. o de un cierto movimiento que se
paración, y ahora vemos que la Asociación Libre, la Escrita estableció en Brasil en cuanto al hecho de ver disueltas las ins-
Freudiana y la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo firmaron tituciones, otros pod rían esperar un p oco h asta la constitu-
algo en conjunto, por pro pia iniciativa. Tal vez la reciente di- ción de la Escuela. Me parece que ese factor está allí: disolu-
visión que se dio en Bahía sea el primer tiempo de una apro- ción de los grupos a partir de la experiencia europea que
ximación. Ln Curitiba, por otro lado, no hay divisiones: cada precipitó en Brasil esas divisiones. En ese sentido, quiero
situación es particular, pero no debe sorprender que en oca- creer, hay algunas artificiales, como una especie de promesa
siones, para unirse, sea necesario primero dividirse. Como di- de que estaríamos listos para la Escuela y que por eso podría-
je, por ejemplo, en el País Vasco, en España, durante años mos dividirnos, comenzar una disolución.
existía un problema entre 13ilbao, que es la ciudad más gran-
de, y San Sebastián, que es una ciudad chica. La gente de 13il- J.-A.M.: En la Escuela Europea y en la Escuela Argentina es
bao quería que la de San Sebastián fuese a Bilbao para los cur- la fuerza del significante Escuela, la fuerza de la palabra Es-
sos y la de San Sebastián quería quedarse en su ciudad. Era cuela, cuando se dirige a las personas que realmente trabaja-
un tema conocido, tema de discusiones infinitas, y en una ron laobra de Lacan. También creo que han seguido a la Es-
ocasión en que fui al País Vasco, en una hora resolvimos sepa- cuela de la Causa Freudiana y sus trabajos. De este modo,
rarlos en dos grupos, uno de Bilbao, uno de San Sebastián, y cuando se aproxima la posibilidad de la Escuela, entramos en
en la segunda hora empezamos a construir. Ahora trabajan un nuevo ambiente, aparecen los defectos de los grupos, o las
juntos mejor de lo que nunca habían trabajado, porque pasa- limitaciones, las personas que antes estaban contentas por ser
ron por esos grupos y actualmente integran la Sección del reconocidas por los amigos, por los vecinos, por los de la ciu-
l'aís Vasco de la Escuela Europea. A veces se tiene que pagar dad, cuando perciben realmente qué es un reconocimiento
ese precio; las cosas no funcionan siempre de la mejor mane- nacional, y hasta internacional, desvalorizan el reconocimien-
ra, pero es posible que en 13ahía la situación sea más tranqui- to local, que a pesar de ser el mismo, ya no tiene el mismo va-
la pues la gente se reííne por afinidades, estructuran una lor cuando se puede estar ligado a una red mucho más am-
coordinación en algunos eventos y se reconocen mutuamen- plia. De tal modo que la primera reacción es para con el grupo
te, Puede ser, es la apuesta, una manera conveniente de pro- como tal. U>o estoy hablando de las personas, porque el gru-
ceder. Incluso cuando en Porto Alegre una sociedad tan pe- po, como tal, tiene un alma y no quiere morir, y se defiende a
queña, tan reciente, se divide, uno se pregunta adónde irá a través de las personas que hablan de eso; es el grupo que se
540 íncriwes-Alnir> hdiller Ln Escneln de Lncnn 541

defiende. También lo vi en Argentina; yo pensaba, en cierto to hacia la Escuela. l'or ejemplo, el Simposio del Campo Freu-
momento, que las personas hab'an entendido que el proces<> diano era, en un determinado momento, el más lento, porque
en el cual estaban involucradas iría a terminar con la disolu- estaba tan vinculado al grupo que no podía dar ese paso. Lue-
ción del grupo, pero durante algún tiempo tuvieron que rea- go, en el momento de la Escuela, se acabó toda la historia, ca-
prenderlo todos los días. Lo aprendían un día, pero al día si- si se olvidó, no hubo más movimiento de los grupos que de-
guiente lo habían olvidado. Que se iba a cambiar de nombre, saparecieron y sólo hay un grupo, la Escuela. Sólo la Escuela
que se iba a cambiar de sede, que no iban a estar juntos sin<> borra el proceso de constitución de sí misma; pienso que es de
que se iba a recibir como colega a alguien que no se conocía esta forma como suceden. las cosas. l'uedo decirlo a partir de
muy bien.Todo eso, sin embargo, debía ser reaprendido to" Europa y de Argentina, no he dicho nada de cómo ocurrirán
dos los días, pues era el alma del grupo que no quería morir,I las cosas en Brasi] y de qué forma. puede haber una Escuela en
que se defendía con todas sus fuerzas. Entonces, los grupos se un país tan grande, donde es necesaria una mayor autonomía
defendían y la gente quería la Fscuela, hasta que cn un m<>- local compatible con los objetivos comunes de la Escuela. Ulo
mento, el significante Escuela es como el picador del toro que sé si en algunos lugares los grupos quieren mantenerse al
cansa al animal, y lo cansa hasta un punto que es emocionan- mismo tiempo que la constit;<ción de la Escuela, no sé si será
te: el toro se echa al piso y eso puede durar más o menos tiem- necesario que haya acuerdos, estado por estado, como el sis-
po. Existenpersonas que no están en grupo, o que salieron de tema que los paulistas están proponiendo para San l'ablo. No
los grupos por conflictos, o incluso que nunca pudieron en" obstante, si bien eso puede hacerse en San Pablo, no nos au-
trar en grupos. Esas personas son las primeras en querer 1,> toriza a pensar que podemos hacer lo mismo en Paraná, Ba-
Escuela, pero, a veces, algunas no son de las que pueden tr;>- hía, Río de Janeiro, etcétera. Ulo sé cual es la opinión de uste-
bajar en equipo. A veces, son las que tienen mayor difi culta<l des sobre esto, es una pregunta: ¹Qué les parece el sistema
para matar a los grupos las que después serán los mejores
bajadores en la Escuela. Porque si se quedan en el grupo es
tr >- sugerido por los paulistas? ¹Qué les parece aplicar tal sistema
a Río de Janeiro? ¹Hay alguien de Río aquí?
porque quieren el grupo, quieren lo colectivo del grupo y, t >I
vez, después en la Escuela encontrarán ese objeto; de tal for- Sara Fucks: Soy Sara Fucks del Corte Freudiano de Río de
ma que le estoy prestando mucha atención a los tiempos, c<>- Janeiro. Vsted habló de un cierto desplazamiento de la libido
mo a las personas que piden primero, las personas que p ide> > de los grupos hacia la Escuela, y me gustaría que usted habla-
después de una semana, después de tres meses, tiene un sel>. se un poco acerca de una cierta concomitancia entre la emer-
tido. Lo vi en Europa: todo se puede interpretar, todos 1<>u gencia del deseo del analista y el deseo de Escuela.
tiempos, cuando se habla de vinculación directa con la AM l',
la gente que pidió esta vinculacinn en Caracas, la gente que 1,> J.-A.M.: Parece tal vez un poco excesivo ubicar en el mis-
pidió dos semanas después, la gente que la va a pedir ahora, mo nivel el deseo del analista, en el sentido de Lacan, y el de-
la gente que va a pedirla en el ííltimo momento, cuando y < seo de la creación de una Escuela. El deseo del analista es lo
hayarnos pasado a otro período. Todo eso, todas esas íunci<>- que opera en la cura analítica; en cuanto a la Escuela, sería di-
nes temporales, tienen una interpretación, pero no signific;> fícil decir que no opera de manera alguna en la cura analítica,
que los primeros serán los mejores y que los últimos serán 1<>s porque opera. A partir del momento en que la gente toma co-
peores; eso en la Escuela se reacomoda completamente. 1,<> nocimiento de que existe el pase, por ejemplo, quieren llegar
hemos visto en la Argentina con las adhesiones al movimien- al pase, ya no se satisfacen con otras etapas de la experiencia
544 tacques-A(ainMiller La Escweln de Lacan 545

un secretariado español; por el contrario, en Italia hay un se- ción que contiene a todas las personas que se quieren vincu-
cretariado nacional italiano. Me parece que en Brasil hay su- lar ala AMP y a un estado.
ficiente unidad: no diríamos que cada estado va a hacer su Es-
cuela, porque eso no se correspondería con la realidad, pero Antonio Qni»et: Sería interesante; tenemos que pensar me-
tenemos que encontrar realmente la fórmula que facilite ol jor en esa Sección estadual, ligada a la AMI', calculando ya
psicoanálisis en este país y no una fórmula que pueda crear cuáles serían los pasos siguientes para la constitución de la
más dificultades. Eso es lo que trataremos de llevar a cabo. Escuela a nivel nacional, es decir: ¹la creación de esa Sección
vinculada con la AMP, al constituirse la Fscuela, sería auto-
Antonio Qninet: Me pareció bastante interesante esta pni- máticamente la Sección local de la misma Escuela? Me parece
puesta paulista, me hizo pensar en la especificidad de la hi»- que se trataríade eso, ¹no es así?
toria del psicoanálisis reciente, aquí en San Pablo, y me pare.
ce una solución bastante interesante y u n i f i cadora. Pero mi J.-A.M.: Tenemos que pensar cómo sería la situación dentro
quedo pensando, por ejemplo, enRío de Janeiro: en 1989, de un año,un año y medio o dos años con ese sistema. Aún no
c uando se i n i ció e l m o v i m i e nto p ar a l a c r eación del C o r h 1n veo claramente en el momer to ac tua1, pero es lo que nos per-
Freudiano, no había ninguna institución ligada al Campo mite pensar sin tener que incluir inmediatamente a todo Brasil.
Freudiano y, en verdad, el Corte Freudiano fue fundado on Tal vez debiésemos pensar en todo Brasil, pero el país es tan
una perspectiva de Escuela; luego de 1988 ya se había lanza- grande que dividir un poco la cuestión y ver estado por estado
do la cuestión de la Escuela, por lo que el Corte se creó con es i cómo está la situación, tiene su interés. Por ejemplo, en Río de
intención. Incluso antes de la constitución ya veníarnos traba. Janeiro, la Letra Freudiana pertenece al Campo Freudiano, pe-
jando todas esas cuestiones relativas a la Escuela. Fn princi ro no es un partenaire activo en el proceso de la Escuela; nues-
pio me parece interesante — estoy pensando en voz alta —, m» tro amigo José Nazar creó su propia escuela, no sé si le intere-
parece que ése es el propósito de esta reunión.. Lo estaba co- saba el Campo Freudiano o si le interesa ahora. Dentro del
mentando con Sandra, q u ien m e h i z o p e n sar l o s i g u i ente• ; Corte Freudiano, hay infla cierta diferenciación que no es una
¹esa vinculación con la Asociación Mundial, grupo por gru división, porque es una diferenciación interna, pero tal vez ha-
po, no estaría en oposición al "uno por uno"? ¹grupo por gru ya también en Río otras personas que no pertenecen a ningún
po o confederación de grupos? grupo y que podrían corroborarlo, en caso de que llegara a
existir la Escuela Brasileña del Campo Freudiano. ¹Es ésa la si-
J.-A.M.: Hay un peligro en eso: me parece imposible la vin- tuación o es aún más compleja?
culación de un grupo con la AMP; la fórmula paulista parece
en ese punto un poco ambigua, pero tiene sus motivos. I. i Antonio Quinet: La situación es la siguiente: la comunidad
Asociación Paulista de Psicoanálisis se vincularía con la AMI' lacaniana en Río de Janeiro está compuesta por más de diez
y los grupos estarían vinculados con esa Asociación Paulista, asociaciones, siendo las más representativas el Corte Freudia-
Para los grupos, el Campo Freudiano. Los grupos se declaran no, la Letra Freudiana, cl M o v i m i e nto Freudiano, la Escuela
al Campo Freudiano, esto no cambia. El único interés de los Lacaniana, el Colegio Freudiano y la Escuela de la Causa
grupos en vincularse con la AMP es la Fundación del Campo Analítica. Sin embargo, hay otras instituciones vinculadas a la
Freudiano, de tal forma que la fórmula paulista no implica Internacional y que tienen una orientación más lacaniana.
ningún contrato de la AMP con un grupo, sino con la Asocia- Puede ser que una Sección de la Escuela agregue personas
546 íacqaes-Alaia A1iller La Lscaela de Lacan 547

que son de estas instituciones, y hay también un grupo inde Mi preocupación es ésta: que no se repita la estructura de
pendiente y grupos de otras instituciones interesados. Sin em- los grupos.
bargo, hace 15 días hicimos un forunl en Río de Janeiro para
debatir: fueron invitadas prácticamente todas las institucio- J.-A.M.: No voy a responder muy extensamente. La propues-
nes, y allí la posición de ellas fue de no interés en cuanto a for. ta paulista tiene el mérito de existir, o sea, de abrir el capítulo de
mar parte de esa Escuela del Campo Freudiano; inclusive en cómo una Escuela Brasileña podría existir en cada lugar.
la víspera, el día 8 de octubre, se reunieron para debatir la Hemos establecido la vinculación directa, uno por uno,
cuestión.
con la Asociación Mundial y esto va a tomar forma.
Pero detodas maneras, er.elmomento dado, las personas
A. Godi>lo: Yo deseaba intervenir sólo para decir que mc vinculadas con la Asociación Mundial deben trabajar juntas
parece buenísima la solución de San Pablo. En la coordina- en algíín lugar. La cuestión es saber en qué momento introdu-
ción del Campo Freudiano vemos la dificultad que represen cir la reflexión sobre lo que ocurre en el lugar. Tal vez la res-
tan las distancias, los desplazamientos y la posibilidad de rea-
puesta no deba ser la misma en cada lugar; estoy de acuerdo
lizar encuentros. Sólo abogué en favor. de una instancia: i I q ue el peligro sería eternizar los gr u p os, cuando se da u n a
níímero 180 de la AMP, porque me parece que representa un
progresiva acción disolvente. De este modo, en la propuesta
contrapunto centralizador. Me parece que Brasil, además de se pueden colocar variados acentos que ayudan a revisar la si-
progresar estado por estado, grupo por grupo, conjuntos de tuación en cada lugar.
grupos por conjuntos de grupos, necesita una integración pa- La respuesta hegeliana sobre el universal donde no hay
ra la garantía y el pase. ningún objeto. Esto ocurre siempre. Cada vez que hablamos
de algo que no existe, estamos en esa situación. Cuando deci-
Guílhernre Ortiz: A cierta altura. de su exposición J.-A. Miller
mos que la Escuela Brasileña debe hacer esto o aquello, o que
dijo que la aplicación de un contenido moral no representa nin- la Escuela Brasileña de Psicoanálisis del Campo Freudiano
gíín objeto y tomó eso como un .principio universal hegeliano, debe hacer esto, nada en la experiencia nos muestra a la Es-
Tal vez esta cuestión se aplique en Porto Alegre. Para no com- cuela Brasileña. Cuando decimos que la Escuela Argentina, la
plicar mucho, ¹podría usted dar una respuesta hegeliana? EOL, debe hacer algo, puede ser una propuesta al consejo de
la EOL, pues todo eso existe. Cuando hablamos de la Escuela
CelsoReil nó: Con respecto a la propuesta de San Pablo, en su Brasileña, hablamos de algo sin que la experiencia nos ofrez-
estructura trae algo bastante interesante, que es como hemos ca ningíín objeto. Pero la respuesta hegeliana es que, hablan-
pensado en Belo Horizonte, estado por estado; nuestra preocu- do de la Escuela Brasileña como lo hicimos esta noche, en ca-
pación es que eso no se transforme nuevamente en una estruc- da minuto hemos contribuido a hacerla. existir. Quiere decir
tura de grupo, reeditando los liderazgos hasta entonces exis- que la palabra no es sólo descriptiva, pues el simple hecho de
tentes. La propuesta de J.-A. Miller en Caracas, de filiación
que estemos en esta sala desde hace seis horas hablando de la
directa a la AMP, dejó bien en claro que sería un movimiento Escuela que no existe, es hacerla existir mucho más. Gracias.
cuyo sentido era acabar con algo de la estructura del grupo, y
colocar los liderazgos como punto central. ¹Cómo hacer para San Pablo
que esta filiación no pase por los grupos sino por la AMP y pa- 1992
ra que esos miembros se organicen de alguna manera?
R.FFECTIO SOCIETATIS

Lo que elegí para hablarles hoy me fue sugerido esta tarde


por Nelisa Pinheiro, en la reunión que tuvimos con los colegas
del Consejo Consultivo y del Directorio. En ese encuentro, yo
daba ideas sobre temas a desarrollar, pero no me surgía ningu-
na idea acerca de qué hablar. Felizmente, Nelisa me propuso,
no sé por qué, tomar como tema estas dos palabras en latín,
«ffectio societatis, que podemos fácilmente entender y traducir
como afecto social, o afecto asociativo. Es una expresión que fi-
gura en los estatutos tanto de la Escuela como de la Sección.
Acepté decir algunas palabras sobre aff<ctio societatis. Tal
vez podría comenzar por una historia, es decir, cómo surgie-
ron esas palabras en los estatutos de la Escuela y de la Sec-
ción. Fue en el momento en que discutíamos los estatutos de
la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo con Jorge Forbes y
existía la necesidad de especificar que los miembros deberían
tratarse bien unos a otros, Deberían poder sentarse, por ejem-
plo, uno al lado del otro sin tratar de quitarle la silla; compor-
tarse como buenos vecinos que, durante las asambleas, en vez
de decir "estás diciendo pavadas", dijeran "yo estoy parcial-
mente en desacuerdo con vos".
Discutíamos esto con Jorge Forbes en presencia de su her-
mano mayor, elabogado Carlos Forbes, que nos ayudaba en
la cuestión estatutaria, cuando nos dijo: "Son dos analistas
buscando una palabra; pero esta palabra existe, hay una ma-
nera simple de decir todo eso: los miembros deben respetar el
affectio societatis". Parecía que toda esa cosa misteriosa, difícil
de decir, podría decirse con un cuasi-materna, en latín.
Affeetio societatis 551
550 Jacques-Atair> >Miller

bra incompatibilidad se refiere a pnthos — una cierta manera de


Es sorprendente que el derecho necesite expresar algo c<»>
sufrir — y no deja de relacionarse con el matrimonio, que tiene
cerniente al afecto, pues no hay nada más lejos del derecl><>
su costado de sufrir juntos y, eventualmente, sufrir uno a tra-
que los afectos. Cuando cerramos un contrato, por ejempl<>,
vés del otro. En el matrimonio, no se trata sólo de un contra-
no podemos decir después: "Bien, como me dejó de gust »
to simbólico, sino de saber si los que se vinculan aceptan o no
esa persona con la que firmé el contrato, éste deja de existir",
El derecho impide precisamente que los afectos cambien l<w sufrir juntos.
En una Asociación, los estatutos son ciertamente impor-
contratos. Éstos deben permanecer a través del tiempo, a pe-
tantes. Pasamos mucho tiempo, tal vez demasiado, discutien-
sar de que los afectos cambien. De esta forma, es rara la pre-
sencia del afecto en el derecho. Tal vez esto quiera decir q<>t do estos estatutos, es decir, las reglas universales que pueden
organizar nuestra vida juntos, nuestro matrim onio asociativo.
el contrato, el comprom
iso simbólico, no es suficiente, que
Sin embargo,esta expresión affectio societnlis indica que tener
hay algo más enjuego en el propio derecho aparte del acuer-
estatutos no es suficiente para una Asociación, así como no
do simbólico, que ciertamente es muy importante.
será suficiente para la Escuela que tenga buenos estatutos leí-
Sabemos, por Lacan y algunos otros, que en el nivel imagi-
dos en todo Brasil, por franceses, argentinos y trrth' rlrinnti. A
nario el "uno" no es muy compatible con el "otro"; en este ni-
pesar de toda esta industria estatutaria que venimos desarro-
vel, la relación típica no es el contrato, sino el asesinato. Ést >
llando en el Campo Freudiano, ello no será suficiente para
es la relación normal, la. relación típica, el "tú o yo", o el "y<>
sostener y dar vida a la Escuela. Pienso que los analistas,
o los demás". El estadio del espejo da cuenta de esa agresivi-
dad que siempre existe, de alguna manera, en el vínculo so- aquellos que tienen una relación con el psicoanálisis, pueden
tener sus dudas con respecto al affectio socie3atís. Sabemos de
cial y que puede surgir cuando las condiciones así lo permi-
la pulsión de muerte, del estadio del espejo; y el affectio socie-
ten. En relación al nivel imaginario, ciertamente el compromiso,
el acuerdo simbólico, es sumamente importante. La expresión latis puede ser una simple ficción latina del derecho legal, sin
incidencia práctica. No obstante, Lacan, al hablar de la Escue-
affectit> societntis indica que hay algo más allá de lo Imaginario
y de lo Simbólico. la, invita a los analistas a ser buenos compañeros. Esto figura
en un texto de la época de la creación de su Escuela, la Escue-
Eso se encuentra, por. ejemplo, en los problemas del casa-
la Freudiana de París, publicado en Onricar?
miento. El casamiento es un contrato. Uno de los motivos de
divorcio en el derecho francés, no sé si es también igual en el No debemos confundir ri despreciar esas dos vertientes:
hrasileño, es la in c onrpnlibilité d'hurrtetrrs —
en castellano, in- lo que se hace solo y lo que hacemos juntos. Son dos vertien-
compatibilidad de caracteres —. tes distintas; existe el "solo" y existe el "juntos".
Ciertamente el psicoanálisis no puede desconocer la digni-
Para tomar un ejemplo famoso — el de Lady Diana y el prín-
cipe Carlos — parece que padecen de tal incompatibilidad de dad de lo que no se hace solo, y sí juntos. El análisis se hace
solo. Si existe un matrimonio muy unido o dividido, no van
manera frecuente y regular; en tanto a ella le gustan los bai-
les, a él le gustan los caballos; se trata de una permanente in- los dos juntos al analista para acostarse en el diván. Podría ser
compatibilidad muy difícil de captar, ocurre cuando los espo- una psicoterapia de grupo, de pareja, pero hasta ahora nunca
oí hablar de analistas que acepten un tipo de enunciación co-
sos tiene diferentes gustos, cuando uno quiere salir, el otro
lectiva del matrimonio en el diván. lal vez no debería hablar
quiere quedarse, y viceversa.
de esto, quién sabe si éste no podría llegar a ser un desvío que
Lacan comentó la palabra "incompatibilidad" en Radio fo- comience ahora.
nín, a propósito de la lingüística y del psicoanálisis, La pala-
552 Jncqwes-Alnin Miller Agfectio societntis 553

El análisis se hace solo (pero con un analista, no existe el neurótico se descuenta. Esta posición de excluirse también
autoanálisis). El analista, en su acto analítico, está solo con el tiene su dignidad, por ser la materia a partir de la cual se ha-
paciente. Puede ser ayudado, relatar su conducción de la cu- ce el analista. Participo desde hace casi cuatro años de los
ra a otro analista en una supervisión, pero tampoco encontra- Carteles del Pase de la Escuela de la Causa Freudiana y una
mos un analizante en el divén y dos analistas detrás para in- de las cosas más importantes que se aprende en la experien-
terpretar. El "solo" tiene su necesidad y su consistencia. Creo cia del pase, cuando se escuchan los testimonios, no necesa-
también que en una Asociación,lo que llamamos "enseñan- riamente de los AE, sino los de aquellos que hicieron largos
za" está más del lado del "solo" que de lo colectivo. Sería un análisis, es que frecuentemente se sintieron marcados por un
peligro colectivizar demasiado la enseñanza. Por eso, debe- rasgo de excepción, y a partir de ese rasgo y de sufrir por ello,
mos entender el valor de la fórmula que tenemos en los esta- se abocaron plenamente a sus propios anélisis, lo que hizo na-
tutos: cada uno enseña por su propia cuenta y riesgo. La Es- cer en ellos algo así como el deseo del analista.
cuela no dauna enseñanza como tal,no existe una intención Fn una Asociación hay reglas universales, reglas del "para
de ortodoxia: lla Escuela dará "la enseñanza y punto"! No se todos", como recordaba Jorge Forbes. Si leemos los estatutos,
trata de eso. Los que com p onen la Escuela enseñan. por su podemos decir que hablan en ese nivel, constituyen el univcr
cuenta y riesgo en el espacio de la Escuela, sin que eso cons- so de la Sección, o de la Escuela, fundan categorías donde se
tituya una garantía, una enunciación colectiva. dice: todos los que hacen eso, o todos los que hacen aquello...
Debemos, pues, proteger la vertiente de la soledad; la so- El estatuto habla el lenguaje de lo universal, en tanto que el ttf-
ledad del paciente, la del analista, la del enseñante, pero tarn- fectio societit tisintroduce un elemento suplementario que indi-
bién, por otra parte, la dignidad de lo que hacernos juntos. ca la falta que hay a nivel de lo universal. El propio derecho
En particular necesitamos juntarnos para tener en psicoa- siente, podemos decir, que lo universal no logra captar lo que
nálisis los instrumentos de trabajo: por ejemplo, las bibliote- ocurre en el vínculo social. Por ello Freud usa la palabra Eros:
cas (aunque existan personas que pueden comprar muchos li- quiere decir que él mismo pensaba que aquello que ocurre en
bros, no se pueden comprar todos los libros que se necesitan). un grupo debe ser entendido a nivel de la pulsión y no sólo a
Necesitamos juntarnos para las publicaciones y también para nivel del discurso. Por eso presentó el factor cohesivo del gru-
reunir las soledades. Necesitamos juntarnos para poder con- po a partir de la noción de identificación. Fs necesario referir-
vocar, para tener la posibilidad de discutir con el otro. De es- nos a su famoso texto; Psicología deltts masasy attálísis del yo, y
ta forma no debemos olvidar el vínculo social que constituye a los comentarios de Lacan sobre el esquema con el que Freud
la relación analítica, ni desconocer en psicoanálisis el valor de finaliza el capítulo VII sobre la identificación.
estar juntos, Para esto es necesario soportar al otro, soportar A partir de eso, alguien puede decir "soy miembro", o
al semejante, al rival, aquel que siempre trata de robarnos "soy adherente". Éstos son significantes amo; en tanto que el
nuestro lugar. Toda comunidad, todo grupo, esté siempre ani- mecanismo de la identificación parece que no logra captar to-
mado por tensiones generadas por la rivalidad que, en cierta talmente lo que sucede en ellos. Es necesario introducir el fac-
medida, puede ser estimulante. Pero también tenemos que tor pulsional, que Freud señala con el término Eros, y también
soportar al Otro, es decir, soportar el conjunto de los demás. lo que se designa como affectio societatís, algo así como el ob-
Cada uno en relación al conjunto de los demés se siente el jeto a en un conjunto.
t
"uno" — están todos los otros y yo —. La posición de "menos E s difícil hablar del objeto tt de una A sociación o de u n a
uno, menos yo" es una posición de goce para el neurótico. El Escuela. Siempre flotará algo misterioso en una reunión de
Affectio socictntis 555
554 Jncqaes-Alnin iWitler

El objeto a, por lo tanto, está presente cn este "se entienden


sujetos que supuestamente quieren lo mismo. Una Asociación
entre sí". Nosotros, en la Escuela y también en la Asociación
es la reunión de sujetos que supuestamente quieren lo mismo,
Mundial, nos entendemos de una manera que nos distingue
de la cual emerge algo parecido a una voluntad general. Es
de los otros, a través de referencias de Freud, de Lacan; nos
por ello que, finalmente, existen votaciones en una Asocia-
entendemos también poralusiones, y eso puede provocar,en
ción. Lo que significa que ubicamos el sujeto supuesto saber
los que no comparten este affectio societatis, la impresión de
en una Asamblea General. La ficción de una Asociación es tra-
que formamos una secta, que tenemos un lenguaje estereoti-
tar a ese conjunto de personas que la componen como un su-
pado, como se dice en francés iuaa langue de bois (lengua de
jeto supuesto saber que se que podría interrogar, y que
madera), Es verdad: cada vez que hay un affectio societatis,ca-
responde cuando se enumeran los votos. Ciertamente el psicoa-
da vez quehay un objeto a en un grupo, existe ese efecto que
nálisis no localiza al sujeto supuesto saber en el mismo lugar,
puede combatirse, pero que nace del acuerdo mismo de los
por ello siempre es difícil hacer una Asociación de Psicoaná-
significantes, más allá de los sujetos. Aquellos que analizan,
lisis.
los que se analizan, los que fueron analizados, tienen un cier-
Aunque pueda ser difícil o problemático hablar del objeto
to saber acerca del hecho de que hablar está vinculado a un
a de una Asociación, me parece que éste es el contenido de la
cierto malentendido, y que la propia transmisión, incluso la
pregunta incluida en el título que me fue ofrecido esta tarde.
transmisión del psicoanálisis, está en el malentendido.
Una manera de justificarlo sería decir que, más allá del dis-
Pienso que una cierta comunidad de expresión en nuestro
curso (como ustedes vieron, por ejemplo, esta noche: viene
ámbito reúne a los que hablan sabiendo que el malentendido
uno, habla; viene otro, habla; ya hablaron seis o siete), lo im-
atraviesa todas las palabras. Explicamos los estatutos, oímos
portante es saber si nos entendernos, y el hecho de pensar que
a los colegas explicarlos en San Pablo, en Curitiba y hoy en
nos entendemos. Hubo, por ejemplo, aplausos en el final, fue
Río, y cuanto más se explica, más oscuro ello me parece. Del
la primera vez que aparecieron los aplausos. En San Pablo no
mismo modo que el pintor francés Bracque decía "las pruebas
se aplaudió. Tal vez en Río podamos decir que existe ese ob-
cansan a la verdad", también de cierto modo las explicaciones
jeto a. Los aplausos también significan que la audiencia parti-
cipa, da testimonio de un cierto placer, un cierto goce.
cansan al objeto a. Lo que importa no es el detalle de tal o cual
cosa, aunque también ello sea importante en los estatutos; por
El objeto a se localiza tal vez en un vínculo o en una rela-
encima de ello se perciben las significaciones que comparti-
ción a nivel de la complicidad, en la que por lo menos com-
mos. Creo que los que hablan aquí esta noche, que improvi-
partamos una cierta significación más aI1á del sentido. La di-
san sobre un tema que fue dado por la tarde, hablan sobre un
ferencia es clara: ayer, por ejemplo, Jorge Forbes comenzó su
fondo de indecible. Hablar verdaderamente en la dirección o
discurso con la frase "La tierra es azul". Yo no tenía la menor
a partir de lo indecible es algo compartido por los que tienen
idea de lo que quería decir eso: podía entender el sentido, pe-
una relación con el análisis.
ro no suvalor.Parece que en Brasiltodo el mundo sabe que
El affectio soeietatis puede tomar una forma un poco fami-
eso viene de Gagarin. ¹Ustedes también lo saben? 1Fantásticol
liar: cuando se trata de personas que se ven todos los días o
Van a entenderse con los de Cu"itiba (risas). Yo entendía el
todas las semanas, que se escuchan unas a otras frecuente-
sentido lingüístico de las palabras, pero no lo que ocurría con
mente; ciertamente el vínculo se carga de afectos, positivos o
Jorge Forbes, con qué bases él se entendía con el público. Era,
negativos. Puede también vincular a cada una con muchas
pues, el objeto a. Por eso me sentía excluido, separado de los
otras físicamente distantes. Esto ocurre en la AMP, donde te-
demás: todosentienden, menos yo, que soy francés.
556 jacques-Alain Miller pff,<-iin socieiatis 557

nemos vínculos con personas que no vemos, que no escucha-


mentales por parte de ustedes, esa trayectoria se concluya con
mos frecuentemente. Por esto, nos queda verlos, de vez en
la transformación de este Sector en Sección Río de la Escue a
cuando, en los Encuentros Internacionales. Los que viajaron a
Brasileña de Psicoanálisis del Campo Freudiano, en forma-
París este año pudieron constatar que ese affecfio societatis
ctón.
existe, así como va a existir también en 13uenos Aires, en 1996,
El funcionamiento, de hecho, es ya el de una Escuela; de
donde se espera la presentación de la Escuela l3rasileña a la
acuerdo con los documentos que Sonia Alberti me pasó, vi to-
comunidad m u n d i al. Había muchos cariocas en París y nota-
I programa do yy t a mbién lo realizado por el Directorio,
uo io
u
mos en la discusión con el Consejo esta tarde que a los cole-
que me parece que ya está con un ritmo y una amplitud de Es-
gas de Río les gusta más viajar que a colegas de otras partes cuela. El Consejo, que funciona claramente como el órgano
de Brasil, quizá por el hecho de que Río ha sido la capital de responsableI elaboró la lista de los miembros y adherentes ~ e
Brasil y es una ciudad internacional. Creo que en el futuro ve-
la Sección. El Comité Consultivo tiene confianza en el Conse-
remos mejor. que lo esencial no es sólo la vinculación de la 'o de Río por haber hecho las cosas correctamente, de manera
Sección con la Escuela, sino que las Escuelas mismas son co-
autónoma.
mo Secciones de la Asociación Mundial. El punto de partida Las próximas fechas son: mañana esperamos a la Sección
es, en realidad, una comunidad mundial que se divide en Es-
Mineira I luego a la Sección Bahía y, para el fin de semana, la
cuelas por razones prácticas. Tenemos una evolución común homologación de lo ocurrido durante la semana; un nuevo
en este fenómeno, a pesar de la di.'erencia de las distancias.
aso en dirección de la Escuela Una en abril de 1995.
No voy a terminar sin agradecer la contribución de Río al
Para terminar, lo único que quería decir es que seguramen-
Campo Freudiano y a la futura Escuela Brasileña. Gracias a te ustedes van a amar a la Escuela, van a odiar a la Escue a.
ustedes, el Campo Freudiano y la Asociación Mundial de Psi- La Escuela será una escena para ustedes, otra escena que tam-
coanálisis están representados en Río de Janeiro. La misión de
bién estará presente en los sueños: las reacciones con los com-
representar al Campo Freudiano había sido confiada al grupo
con los colegas, a veces se sintomatiza, hablar frennte
paneros, con
pañeros
Letra Freudiana, fundado en. 1981 en esta ciudad, justamente
a los colegas, presentar trabajos, no poder hacerlo, preocupar-
el día anterior a mi llegada. Jorge Forbes y yo habíamos acor-
se por si son apreciados o no, todo eso finalmente forma par-
dado un encuentro con Eduardo Vidal, cuando éste nos dijo:
te de la propia trama de los síntomas. Todo eso nara de la Es-
"Ayer fundamos la Letra Freudiana". Letra Freudiana repre-
cuela, tal como dijimos en nuestro lenguaje fuerte, un objeto
sentó al Campo Freudiano en Río desde 1981 hasta 1988, y no
de investidura libidinal.
tenemos ninguna crítica que hacer por la representación que
Mi deseo es que nunca se olvide que la Escuela no es nada
realizaron. Sólo constatamos que la Letra Freudiana había de-
más que un instrumento para el psicoana iisis.
jado esamisión. Es su derecho. No hubo ninguna polémica de
nuestra parte por eso, pero agradezco a lo que fue el grupo Río de Janeiro
Corte Freudiano, por haber retornadola función de represen- 1994
tar al Campo Freudiano y ahora a la AMP.
El propio Corte Freudiano tuvo su trayectoria: fue creado
fuera del Campo Freudiano, luego se incluyó en él, fue el mo-
tor de la transformación en Sector de Iniciativa Escuela y es-
pero que, al final de esta reunión, si no hay objeciones funda-
RESPUESTAS DE LA PARADOJA

Hay algo, en el noreste de Brasil, que creo se llama "desa-


fío": alguien comienza una canción y otro debe continuarla.
Voy a tratar de continuar la canción de cada pregunta. Voy a
responder a todas, pero no voy a seguir el m i smo orclen. To-
maré primero la pregunta que hizo reír a la Asamblea. La
cuestión acerca de lo que mi amigo Indart quiere decir:

Indart dijo que la política de la Escuela Una no es la»tisma de la


Real Academia, en el. sentido de Royale. ¹Usted comprendió lo que
quiso decir?

Siempre es muy difícil comprender lo que alguien quiere


decir, aunque sea posible comprender lo que dice. Hay, pues,
una diferencia entre decir y querer decir. A veces alguien quie-
re decir algo y no logra decirlo. A veces, una palabra, una fra-
se banal, puede tomar un sentido terrible y hostil. Son cono-
cidos, por ejemplo, Ios matrimonios en los que el marido
entra y la mujer dice: "¡Cierra la puerta!". l."s algo habitual. Si
todos los días el marido entra en la casa y la mujer le dice
"¡Cierra la puerta!", será indicio de un caso de matrimonio in-
feliz.
Parece simple entender lo que dice la frase "¡Cierra la
puerta!", pero esto puede querer decir mucho más. "Sales de-
masiado de casa, no te preocupas por el bienestar de la casa,
no te preocupas por mí, ¹por quién te preocupas?", etcétera.
De manera que la distancia entre el decir y el querer decir pue-
de encerrar muchas cosas.
560 lrrcgaes-Alain Miller Respaestrrs de 1npnrodo)n 561

Siendo así, no sabernos nunca con seguridad cuáles son los Juan Carlos Indart tiene razón al decir que no, las dos políti-
sobreentendidos de lo dicho. Circulan alusiones en el discur- cas no tienen nada que ver una con la otra.
so que quierendecir algo que no sabemos y que sólo algunos Nivel II: Tal vez haya un segundo nivel. La gente se pre-
saben. Hay una diferencia entre el deci ry el rlnerer deci r que se gunta: ¹Por qué comparar la Escuela Argentina con la políti-
esconde debajo deldecir. Se puede muy bien entender una ca de la Real Academia? El simple hecho de acercar esas dos
frase, un enunciado, pero nn captarse la intención de este palabras cn una misma frase, hace parecer que se dice lo con-
enunciado. Por lo cual podemos preguntar: "Usted me dijo trario, que tienen algo que ver, pues están juntas en la misma
eso, pero por qué me lo dijo?". frase. Cuando Indart dice: la Escuela y la Academia no tiene
En la interlocución permanente de las parejas también nada que ver, podemos pensar que quiso decir justamente lo
ocurre eso: "¹Pero por qué me dices eso?" Existe allí una es- contrario.
tratificación, una diferencia de nivel cada vez que se habla. Nivel III: La Escuela y la Academia tienen algo que ver una
Decir que existe una diferencia entre el enunciado y la enun- con otra. ¹Qué es una Academia? La palabra nombraba al
ciación equivale a decir que, cada vez que algo es dicho, es grupo de alumnos de Platón, de la Escuela de Platón. Así co-
posible interpretarlo. Éste es el fundamento de la práctica mo el grupo de los alumnos de Aristóteles formaba el Liceo,
analítica. Vamos a encontrar en la Escuela de la Orientación supongo que se la puede emplear para comparar al grupo de
Lacaniana — EOI.— amigos argentinos de muchos años que di- los alumnos de Platón con el grupo de alumnos de Lacan. Al
cen -con estiln — lo que quieren decir. mismo tiempo, sin embargo, el sutil Indart llamó la atención
Hay, pues, mucho querer decir en lo que dice Indart. Lo que acerca del adjetivo "real" — en el sentido de royale —,
del rey. Las
dice puedecomprenderse en un nivel,y se lo puede compren- grandes Academias nacionales siempre han sido fundadas no
der también en otro. En ello reside la sutileza. Esto también por el delegado general de la AMP, sino por el rey, por el po-
nos ayuda aentender lo que es elmaterna. der real. En Francia, Inglaterra, España, siempre era el rey el
El materna, en sentido lacaniar.n,es un enunciado sin que colocaba bajo su égida a las Academias.
enunciación. Cuando hay materna, no es necesario preguntar Podemos hacer una comparación cnn el pr in cipio u n i v er-
lo que se quiere decir. Sólo se dice. En cierto modo, el materna sitario. Según la "Nnta italiana", es en la Universidad donde
es un alivio porque no se lo interpreta. No hay estra tificación. el saber esconde el significante amo. A diferencia de la Acade-
Por eso es mejor ser matemático que ser analista. Supongo mia, la Universidad esconde el a.
que, por esa razón, mi hijo decidió no ser analista y sí mate- Especialmente en la Real Academia, el amo no está escon-
snático. La frase que me presentan: "La política. de la Escuela dido. El amo se muestra a través del adjetivo real y eso es pre-
no es la misma que la política de la Real Academia", es un cisamente lo que le da el sentido de Real Academia. De cierto
enunciado (nn sé si, en el Infornie a In Escuela de la Orientación modo, la fórmula de la Academia es la misma fórmula del
l.acaniana,Indart la enunció de la misma forma como fue pre- discurso delamo: Si S~.Elamo manda en el saber. La Acade-
sentada aquí). Este enunciado se presenta como un enigma. mia, principalmente la Real Academia, lo encarna. Y esa arti-
Tal vez yo me pierda en este laberinto, pero vny a tratar de c ulación académica es lo contrario del inconsciente Sz // Si .
responder a la pregunta de Jairn: Se escribe Sz separado de Si para afirmar que el inconscien-
Nivel l: En un primer nivel se podría decir: Sí. La política te es un saber que no se deja dominar por el amo. Por eso, el
de la Escuela Argentina no tiene naca que ver con la política sutil Indart tiene razón en decir que la Escuela, dedicada al
de la Real Academia. ¹Por qué tendría que ver? Ciertamente, psicoanálisis y a la. práctica cnn el inconsciente, no tiene nada
562 jaeques-Aloin Miller Respuestasde la purndoj n 563

que ver con la Real Academia porque la relación con el saber jo bastante,y me siento más como un esclavo que como un
es opuesta. rey.Tal vez yo me vea más como un ayatolá. Si comprendo
En la Academia, se trata de mostrar un saber en el cual se bien, el papel del ayatolá en Jrán, en Persia, está fuera de la es-
puede mandar, Esto se puede ver, especialmente, cuando se tructura de poder asociativo, aunque tenga una cierta influen-
elabora un diccionario de la lengua, es decir, al ubicar las pa- cia.No se ve eso en este momento porque ocupo cargos orga-
labras en orden, ubicar cada palabra en su lugar y dominar nizativos, aunque no los voy a ocupar para siempre.
los efectos de la significación: una palabra quiere decir eso, Dejaré de ser el Delegado General de la AMP, pero pienso
esto, aquello. Al contrario, el análisis es la experiencia en la conservar efectivamente una cierta influencia.
cual no se puede dominar la lengua que se habla porque no Nivel V: Tal vez podamos descifrar la frase de Indart así: no
hay amo de la lengua. sería bueno que J.-A. Miller se volviera el rey del Campo
Nivel IV: La Academia es presentada como la Academia Freudiano. Y aún más, si J,-A.Miller se volviera el rey del
del rey. Tal vez éste sea el nivel IV de la pregunta. ¹La Escue- Campo Freudiano, yo, Indart, me tornaría un Brutus...
la también tiene un rey? Nivel Vl: Ahora sería el rttomento de plantear la pregunta
La respuesta cs no. Tiene un p r esidente que en este mo- en Bahía. ¹Qué se siente, qué se agita, qué se rn r in a bajo la
mento es Indart, tiene un director y hay, en las Escuelas, un frase de Indart?
montón de presidentes y directores. En París, en la Escuela de El que me hizo la pregunta ahora, en Bahía, debe saber qué
la Causa Freudiana, que existe hace trece años, estoy a veces se agita, qué se cocina bajo la frase de Indart.
en un lugar donde todo el mundo es o director o ex director o Luego de este divertimento, desearía responder a la pre-
futuro director, o presidente. Con la permutación se puede gunta llI.
decir que en las Escuelas, en un momento o en otro, todo el
mundo puede ser presidente o director. La Escuela es una de- En. un izz
forme a la EFP, usted introdujo el término Escuela nttíl-
mocracia asociativa, y no la monarquía que evidencia la Aca- tiple, diciendo que usaba el término en el sentido de Bertrand Rus-
demia. sell, ¹Hay un sentido especial del término "mtíltiple" en Russell?
Quizás el sutil Indart quiera decir que, a pesar de todos ,Podríadesarrollar un poco este sentido, dar alguna referencia?
esos presidentes, directores y permutaciones, la Escuela tiene
un rey, Es una pregunta interesante. Como conozco a Indart Tal vez es la pregunta más difícil de la lista. Creo, no obs-
me parece posible que quiera dec!r, en esa frase, que yo po- tante, que a través de lo que se capta y de lo que trata esta pre-
dría ser ese rey. Especialmente cuando vengo aquí, a Bahía, gunta podremos entender el conjunto de las preguntas y re-
que no es una RealAcademia, sino una pequeña Academia solverlas a partir de la respuesta a ésta.
analítica con su sede, con su biblioteca, las que ciertamente Pienso que ustedes conocen lo que se llama la "paradoja
van acrecer,debo preguntarme: ¹estoy en una posición de rey de Russell". Bertrand Russell fue un lógico inglés, que nació
o no? a finales del siglo XIX y murió, muy viejo, en los años '70. Ga-
Esto me incomoda un poco. Porque estoy más del lado de nó el Premio Nobel de la Paz y marcó la historia de la lógica
los que cortaban lascabezas de los reyes. Pienso que estoy matemática.
más del lado de Brutus, de Cromwell, de Robespierre, o de La paradoja de Russell, en su forma popular, aparece en
Lenin tal vez. Puedo decir que un rey, por lo menos en prin- los juegos de los periódicos. Puede ser relatada a través de la
cipio,no tiene nada que hacer,y a mí me parece que yo traba- historia de un barbero. Hay, en un pueblito, un barbero que
564 Jacques-A lai n iMi llet Respuestas dela paradoj a 565
A'

no puede afeitarse a sí mismo. ¹Quién va al barbero? Aquellos LIBRÓ A LIBRO B LII3RO C


que no se afeitan en su casa. El barbero del pueblo es aquvl ti(' LIBRO B LIBRO A LIBRO A
que afeita a aquellos que no se afeitan. Pero la pregunta os, t<!, LIBRO C LIBRO C I IBRO B
¹cómo se afeita el barbero? Bien, como él no entra en el con. LIBRO D LIBRO D LIBRO D
junto de los que no se afeitan a sí mismos, hay una respuesia LIBRO E LIBRO E LIBRO E
fácil: el barbero es una mujer. No es algo común entre los bar.
beros.¹Por qué? Tal vez se tenga un poco de miedo a una mu- En el libro A no encontraremos su propio título, Lo mis-
jer con una navaja demasiado cerca del cuello de un hombre, mo ocurre con el libro B y el libro C, no se contienen a sr
I
podría tener algún impulso... Es cierto que ésta es una mane- mismos.
ra fácil y popular de presentar una paradoja que se puede for- Vamos a proponer entonces la composición de un libro (o
malizar y llevarnos lejos. (omega). El nombre es un poco raro, por eso va a ser difícil es-
Podemos rescatar esta paradoja tomando el ejemplo de los cribirlo. En este libro tenemos la lista de los libros que no con-
catálogos: una lista de diccionarios, de palabras o incluso una tienen su propio título.
lista de mit'mhros y adherentes que provoca tantos efectos de
significación, hoy, en Brasil, Un catálogo es una lista de libros. LIBRO co
Los libros felizmente no tienen que pagar cuotas, no se suscri- LIBRO A
ben a otras publicaciones y permanecen tranquilos en las bi- LIBRO B
bliotecas, La biblioteca de la Sección sirve para demostrar que LIBRO C
los libros están tranquilos en una biblioteca. LIBRO D
Volviendo al ejemplo del catálogo, éste es un libro que con- LIBRO E
tiene una lista de libros. Hay dos tipos de catálogos. El título
de cada catálogo puede estar en su propia lista, o el título del Tenemos allí a todos, no hay más libros que no contengan
catálogo puede no constar en su propia lista. En el libro A, en su propio título. Tenemos el libro A, el B y el C, que no con-
el cual se encuentran listados el libro B,C,D, etcétera, no se en- tienen su propio título. Tenemos allí a todos, no hay más libros
cuentra el título del libro A. Es un catálogo que no se contie- que no secontengan a sí mismos.
ne a sí mismo. Podríamos, por otro lado, tener un libro B que Pero el libro (o, tal como él es, no se contiene a sí mismo.
contuviese el título B, es decir, un catálogo que contiene su Aunque también debería constar en la lista. Como estamos
propio nombre, conteniéndose a sí mismo. ¹Podemos tener haciendo la lista de los libros que no se contienen a sí mismos,
un libro B que contenga al libro B? O sea, un catálogo que con- vamos a poner a to en la lista,
tenga su propionombre, que se contenga a sí mismo ¹Están Pero lo no se puede contener a sí mismo... ¹tenemos pues
de acuerdo, o les parece algo oscuro? todos los libros'? No. Parece que falta uno... Podemos escribir-
Ilustremos, por ejemplo, en un cuadro. Vamos a buscar, en- lo. ;Oh! Nuevamente un error, debemos subsanarlo. Llega-
tre los libros que tenemos aquellos que no se contienen a sí mos f en suma, a la conclusión de que el libro co es un libro llue
mismos: no puede escribirse. O falta (or o (o está sobrando. Siendo asr, o
lo es menos uno (-1) o co es ntris uno (+1). Nunca se estabiliza.
Está siempre entre el escribir y el quitar.
Tal vez sea éste el esquema sobre el que más reflexionó La-
568 iacqaes-A >ai
n Mi ller Respuestas de la paradoja 569

pios rnatemas, predicados no segregativos. Se demuestra que por uno podré intentar verificar si hay, aquí, un analista, sin
no hay vinculación necesaria entre una cualidad y el conjunto que llegue a ser un procedimiento totalmente objetivo. Es así
de todos aquellos que poseen esa cualidad. Hay predicados que que no hacemos listas de analistas, sino de toda la Escuela.
permiten hacerlo y hay predicados que no permiten hacerlo. Cuando, en la IPA, ellos hacen sociedad de analistas, piensan
Hay un conflicto en menos y en més. Lacan dijo que, en la que pueden hacer una lista de los analistas y decir "en nues-
sexualidad masculina, hay un elemento que se escribe siem- tra Sociedad hay sólo analistas". Por el contrario, Lacan llamó
pre,uno más uno, uno menos uno. La sexualidad femenina se al conjunto de sus alumnos "Escuela", y dijo que la Escuela
expresa cuando no se construye el todo, cuando nos queda- incluye a los no analistas. No se puede pensar que, por un la-
mos en lo mííltiple en el sentido dc Russcll, sin hacer el todo, do, están los analistas, y por el otro, los no analistas. La pre-
Por eso Lacan pudo decir: "La mujer no existe", o sea, cl lado sencia de los no analistas en la Escuela se evidencia en todas
femenino no se constituye como conjunto uno. Sólo existe una partes. Si es una Escuela, tiene la misión de tratar de saber lo
multiplicidad de mujeres. Una mujeres, también, múltiple que puede ser un analista. Buscar, como Diógenes, quién es
para sí misma. un analista. Cada Escuela tiene su Diógenes, no un rey, sino
Son dos las versiones dc la paradoja dc Russcll. La prime- un Diógcnes.
ra consiste en la constitución del uno. El todo uno deberá es- La Escuela está hecha para eso, para movilizar a todos, pa-
tar en n>ás oen menos, si no éste no se constituirá. No se pue- ra aproximarse a una respuesta que — sabemos — no puede ser
de decir que exista un elemento distinto. Falta, sin embargo, una respuesta equivalente a "cner más o menos de 50 años.
el todo. Falta el todo uno. De este modo, la definición de la
mujer no es segregativa. Pregunta VII: Sabe>nos quela Escuela de psicoa>zólisis se crea
Decir "el analista" responde a esa misma lógica. El analis- para dar cuenta de la indagación ziue se hace en torno del significan-
ta como tal no existe. Existe una multiplicidad irreductible de te analista. Considerando zlue la creac>ón de las Secciones está pre-
analistas. Hay varias maneras de definirlo. ¹Cómo verificar cediendoa la Escuela — lo que suele ocurrir de manera co>ztrarin, por
que alguien es analista? La práctica analítica es confidencial, previsión estatutaria, a ejemplo de otras Escz>elas ya fundadas —,me
El único que podría dar testimonio es el analizante, pero su gustaría saber si la inserción del significante Escuela en Brasil, e>z
testimonio sería sospechoso debido a los efectos de la transfe- este n>o>z>ento, tiene alg»n objetivo específico ademas del objetivo
rencia. Ésta es la multi
plicidad irreductible de los analistas. El conceptual.
predicado ser un analista no es segregativo. No obstante, es
muy difícil para los analistas soportar la multiplicidad irre- La Escuela de psicoanálisis se crea para dar cuenta de la in-
ductible, porque no es posible decir "soy un analista", aunque dagación que se hace en torno del significante "analista".
se lo desee, aunque, a veces, se trasladen muy lejos hasta en- ¹Quién hizo esa pregunta? Ah, fue Analícea. Parece muy sen-
contrar un lugar donde no haya analistas y, así, poder ser el sata esa frase. Parece una búsqueda para ubicamos en ese la-
único analista de tal lugar. Se vuelven locos cuando llega otro berinto, donde la identidad del analista no es más estable que
analista a la misma ciudad, a la misma calle. Además, no pue- la posición del significante, imposible de escribirse.
den decir fácilmente "soy un analis-a", pues ese predicado no Por otro lado, no olvidemos que los analistas tienden na-
es segregativo. Cada analista podría cuestionar su propia turalmente a hacer "el" analista. C omo no pueden dar prue-
identidad de analista. bas objetivas, los analistas tienden a tener una posición de
Por eso existe el pase, en tanto apres-coup, a posteriori. Uno mascarada. Eso podemos ponerlo en el capítulo del carnaval
570 Iacqaea-Alaia Miller
>impu
estas de la paradoja 571

de los analistas. Si hablamos de mascarnda femenina, también


hay una nlascaradadel analista. Hace algunos años hice un se- no miembros de la Escuela que de miembros. Los no miem-
zrzinario llamado "El banquete de los analistas"; ahora esta- bros quieren entrar, y por eso se encuentran muchas veces
mos hablando del carnaval de los analistas. tanto más adentro de la enseñanza, en el espacio intelectual
Una vez le preguntaron a un colega que asumió un cargo de la Escuela, que aquellos que se piensan como miembros,
administrativo por qué no hacía más cosas en ese cargo; res- con privilegios y derechos.
pondió: "hago el muerto". Era una manera de demostrar en la Además, puedo agregar que la Escuela, como conjunto so-
vida social que él era un verdadero analista. cial, no será un conjunto cerrado. La Escuela Brasileña tendrá
una Sección internacional, como tiene la Escuela Argentina.
Pregunta II: No siendo la Escuela un llcgnrfísico, ; el n>arco de La Escuela Europea es internacional. Es por ello que habré r

"Brasile>za" no limita una frontern,una posesió>zj> muchos extranjeros — franceses, argentinos — que tcndran v>n-
,en consecuen-
cia, unn exclusió>z?, Puede llablarse de un dentro y de ulzfuera de culos de trabajo con la Escuela 13rasileña. Yo, por ejemplo, es-
la Escuela? taría muy decepcionado si no fuese aceptado como miembro
extranjero dc la Escuela 13rasileña. Por eso hago este esfuerzo
¹Quién hizo esa pregunta? ¡Jairo! Es un diálogo entre no- para verlos, para merecer ser incluido en la lista.
sotros dos y los demés. También nosotros tenemos algunos brasileños que están
Primero: Conocemos la Escuela como un conjunto russe- haciendo su formación como miembros extranjeros. A veces
lliano. Quiero decir, no es znás fácil localizar lo que esté den- tenernos brasileños que se fueron al exterior para hacer su for-
tro y lo que está afuera en esos esquemas. Aquí no hay aden- rnación y luego volvieron, Nuestro amigo Marcelo Veras, por
tro y no hay afuera porque no hay fronteras. No existe el ejemplo, fue a hacer su formación en París. Parece normal que
límite del círculo. Ésa es una primera respuesta. él pueda ser miembro de la Escuela Brasileña. Además, dice
Segunda respuesta: Una vez que hay interior, hay exterior, que va a volver.
De tal modo que no será una Escuela cerrada, constituida
porque existen las listas de los miembros, miembros de la Es-
cuela y adherentes. Si no se está en las listas, no se esté aden- sólo por miembros extranjeros y brasileños que estén en e1 ex-
tro; entonces, ciertamente hay interior. terior, sino también por la adznisión de los no analistas. La Es-
Tercera respuesta: Es muy difícil ver quién está afuera y cuela es un espacio donde se 'ousca un analista y, tal vez, por
quién está adentro. Puede haber zniembros de la Sección, ser el lugar en el mundo donde más se busca un analista es el
miembros de la Escuela, que dicen que no se sienten cómodos lugar donde menos se lo encuentra. Por eso se continúa bus-
adentro, cándolo. Es un lugar de investigación.
O incluso: Los que están adentro pueden decir que están
adentro por casualidad, o incluso, los que estén más adentro Pregz>ntaV: El criterio del paisaje fue usado parn la selección de
tal vez sean los que estén afuera. También existen los que no los PIE y de los miembros de la Ese>lela para reclutar n los AME.
están deacuerdo, que permanecen como miembros sólo por e Llstedva a»snr el >nismo criterio?
el placer de pagar las cuotas y podrían decir "yo estoy aden-
Precisamente el paisaje no es un criterio.
tro pero nunca voy a la Escuela". Estén adentro pero, tam-
'bién, un poco afuera. CQué son los criterios? Los criterios son definiciones de

En Parísse ve en la Escuela un número mucho mayor de propiedades, tales como: para ser miembro es preciso tener
más de 50 años; para ser miembro es necesario soportar las
572 tac»aea-A>ain Millev Rea>»>estasde la »aradoja 573

palabras de J.-A. Miller cuando falta un cuarto de hora para Preguzzta Vl: El próxinzo Ene>>entro brasiletto tiene/ cor»o le>nn,
la med i anoche. lo lnlngizznrio. ¹ Tezzdrá nlgo que ver cozz un cierto cz>lto que el pue-
En suma, esos serían los criterios objetivos. Serían propie- blo brasile>zo le hace a ese registro psíquico? En este sentido,~ tendría
dades, predicados. Por razones estructurales no podemos el pase, e>z la Escuela Brasile>za, >zlgznza especificidnd en función de
funcionar a partir de criterios en la Escuela. esacaracterística?
Por eso se habla de "paisaje". Paisaje, en el sentido dado
por Lacan como respuesta a alguien que le preguntó: "¹Cuá- Eso es una ilusión. Lo Imaginario es un tema para todo el
les son los criterios para que seamos analistas?". Él
/ /ñ T respondió:
»o tenemos criterios. Tenemos paisaje". Parece muy simple
Campo Freudiano durante este año. En Argentina tenemos la
zmp e, próxima semana una jornada sobre "Imágenes y miradas".
pero Lacan era tan sutil como Indart. En esta frasease, paisaje
pazsa]e sig-
szg Tendremos otra en Francia en diciembre. Por eso no veo un
nifica: "no tenemos criterios". Se trata de una diversidad en- vínculo especial del pueblo brasileño con lo Imaginario. Veo
contrada en un paisaje. Sería un poco monótono un paisaje más el vínculo entre lo Imaginario y la noción de pueblo. Se-
cuyos árboles fuesen todos iguales. En el paisaje hay diversi- ría interesante analizar la categoría de pueblo desde el punto
dad, hay mul t i p l i cidad. Sólo existe paisaje porque no se pue- de vista analítico. Más que una categoría imaginaria es una
e decir: Para ser miembro es necesario presentar trabajos. categoría fundada en la lengua. En estos días que he pasado
Todos van a presentar trabajos, tengan o no algo para decir". por distintos espacios brasileños, en comitiva, constaté que en
En este punto tocamos lo que se refiere al malestar. Por Curitiba hace frío y que Salvador de Bahía tiene otro clima. La
ejemplo: ¹cuál fue el malestar en la Escuela Europea? E l unidad en el país no está en la geografía ni cn la sensibilidad
Se
ección francófona éramos todos franceses. Demasiada homo- a las presiones atmosféricas. La unidad de un país es la len-
geneidad. Ésta fue una de las razones por las cuales im/itarnos gua.
a jorge Forbes a formar parte dc esta Sección. De este modo / Es por cso que los reyes se interesaban en dominar la len-
habrza por lo menos un brasileño. Durante algún tiempo, fue gua. Dominando la lengua, dominaban el saber...
e íínico no francés que impedía decir: "Todos son franceses". Con eso llegamos a la segunda parte de la pregunta VII so-
Por eso es necesario que por lo menos uno no sea parecido a bre lo particular de fundar una Escuela a partir de lo mííltiple,
los otros. Aplicar la idea de criterios parece tan natural a todo y no lo contrario, a partir de lo uno.
el mundo que surge la pregunta: "Dónde están los criterios", Gracias a un país muy unificado, los reyes Luis XIII y Luis
como si la Escuela los escondiese en alguna parte. XIV tuvieron condiciones para crear la Academia Francesa. Y
El peligro para la Escuela de psicoanálisis es que, en poco nuestros esfuerzos han sido, a partir de una Escuela «nn, lo-
tiempo, será necesario ser mujer para ser mieznbro. Eso ocu- grar aceptar la diversidad de la Escuela cn todo el territorio
rre porque el paisaje crece, se multiplica el número de muje- nacional.
res y disminuye el de hombres, confirmando lo que decía La- En el Brasil, por el contrario, el punto de partida es la exis-
can, que hay algo semejante entre la posición femenina y la tencia de la multiplicidad de los grupos, de los estados,
posición analítica. Felizmente, hay un nízmero suficiente de etcétera, y tratamos de juntarlos haciendo incidir un poco de
hombres quese destacan por losbigotes, lo uno en este mííltiple.
Por esas razones, aplicar la idea de criterio desmiente lo
que tratamos de construir como espacio dc investigación. Es- Pregz»zta I: Si n>antene>noslas críticas de Lacan de q>le no l>ay
to llama a la pregunta VI. formación, n>ás q>ze del inconsciente, zí los n>>alistas pz>eden con>o
574 ia cques-Alnin Millcr

máximo dar for>nación a una Escueln ig éstos sólo se autorizan por Vl. PUNTO DE
sí nii
srnos,¹ cónico esentonces rlue nosotros,los de laEscuela,podre-
ALM O H A D ILLADO
rnos responder a la denianda deformación que circula en el tnedio
universi tnrio y que viene siendo deseadn por algunos grupos de Ba-
hía?
Río dc Janeiro,1.995
¹Quién hizo la pregunta? Antñnio Carlos. Hay algo de sue-
ño en lademanda de formación porque estén los que piensan
que ser un analista es un predicado. Estos quieren aprender el
saber necesario para ser un analista, de la misma manera que
se aprende en la facultad, donde se dice: "Tíí eres médico, tíí
eres analista".
La respuesta esté en este esquema: cuánto hay de ilusión
en la demanda de fo rm ación, Purclue viene de personas que
creen que "ser analista" es un predicado. Quieren aprender
metódicamente el saber necesario para ser un analista para
que, al final, se pueda decir "Tú eres un analista". "Ser un
analista" es un predicado segregativo.
Es necesario observar que la demanda deforninción viene de
la palabra "forma". La palabra "forma" es del registro de lo
Imaginario. Es el Bild, el aprendizaje, la pedagogía. Pero el
psicoanálisis no es una pedagogía, una formación. Es una ex-
periencia con la cual el sujeto se articula y acepta sus conse-
cuencias. Como dijo Freud: "¹Al final el sujeto tiene consigo
un pasajeque le da derecho a toma" un avión? No".
Sin embargo, hay cosas que se deben saber. Y es preciso te-
ner un espacio analítico para ello. Y se debe tratar de comuni-
carlas en el espacio analítico de la Escuela.
Hay aún dos preguntas sobre el pase y el deseo del analis-
ta. Pero es casi medianoche. Planteamos suficientes cuestio-
nes sobre los criterios. Por eso creo que estas preguntas fue-
ron respondidas. Gracias.

Salvador
1994
Trnducción: Silvia Baudini
LA IMAGEN REINA

La imagen reina. En nuestr- ííltima jornada dc estudios, en


l3elo Horizonte hace dos años, los colegas brasileños me soli-
citaron proponer el título de la presente jornada de estudios.
Casi en el mismo instante so me ocurrió decir: la imagen rei-
na, Voy a decir por qué.
Intento lanzar esta expresión, primero para retornar los
sentidos que María Anita subrayó en la palabra Entnnirf — co-
mo apertura y no como cierre —.'Elegí este título porque las
jornadas iban a desarrollarse cn Río de Janeiro, ciudad donde
el lugar mismo es ya un espectáculo — cuando hay sol — pleno
de belleza.
¹Dónde podríamos estudiar la realeza de la imagen mejor
que aquí? Ustedes vieron Río ayer; no necesito decir nada
más.
La imagen reina no es una categoría que forme parte de lo
que uno de nuestros colegas llamó el lenguaje de nuestra pa-
rroquia. Es interesante, sin embargo, que la frase haya sido
aceptada inmediatamente como título de estas jornadas y que
incluso haya suscitado numerosos trabajos, algunos de los
cuales fueron publicados ya cn el libro del Encuentro. Acaba-
mos de escuchar uno de ellos que me sedujo por la precisión
y por el carácter inesperado.

1. Jacques-Alain Miller se refiere a la comunicación de apertura del


V Encuentro l3rasileño del Campo Freudiano, realizada por María Ani-
ta Carneiro Ribeiro. (N.del T.)
578 Jacqnes-Alain Miller La imagen reina 579

Introduje la expresión "imagen reina" como homóloga, en Ésta es la verdadera cuestión: no quiero responderla en la
lo imaginario, de la expresión significante amo en lo simbóli- conferencia de apertura, al menos completamente. ¹Puede
co. La expresión "significante amo" es un término de nuestra decirse que la "imagen reina" es el elemento del registro irna-
parroquia. Parroquia, además, que tiene muchos parroquia- ginario, así como el "significante amo" es el elemento del re-
nos actualmente. gistro simbólico? En verdad es difícil sustentar esta afirma-
La categoría de significante amo no se encuentra en la obra
de 1"'reud. Fue una invención de Lacan, algo que forjó en for-
ción, salvo si significantizamos la imagen. Sólo podemos
hacer definitivamente de la imagen un elemento del registro
ma artificial. imag
inario, si hacemos de ella un significante.
Ni bien introducimos la categoría significante amo en la Fs un hecho que debe atraer nuestra atención en estos dos
obra de Freud, en la terminología del psicoanálisis, esa cate- días, que las imágenes se significantizan, pueden transfor-
goría atrae, reagrupa y coloca en serie conceptos que hasta en- marse en significantes y pueden ser tomadas como significan-
tonces permanecían desconectados — desde el ideal del yo tes. Aunque más no sea porque las imágenes, como las cosas
(nioi) al Nombre del Padre-, aun cuando el significante amo mismas, sólo son nombrables por las palabras. Las imágenes
designa, hablando con exactitud, al signilicante clislintü por el pueden vo l v erse significantes. Fn este caso, hablaremos de
cual el sujeto busca ser representado en lo simbólico e intro- significantes imaginarios. eUn significante imaginario es tam-
ducido en la cadena significante. En nuestra parroquia esta- bién imagen? ¹En qué condición la imagen se convierte en
mos habituados a hablar de significante amo. significante?
Es preciso decir que es un. término que se comprende por Estas cuestiones son, al fin y al cabo, urgentes. Nos asom-
sí mismo. Tiene efectos de resonancia aun para los que están bramos por emplearlas no teniendo todavía respuestas esta-
fuera de nuestra parroquia. Es verdad también que todo sig- blecidas en nuestra parroquia. Podrían haberme sugerido
nificante puede ir en lugar de otro. En. rigor, no hay signifi- proponer como título de estas jornadas: "Los significantes
cante privilegiado. Ésta es la definición de significante: ele- imaginarios en el psicoanálisis". Preferí, no obstante, "La
mento "x" s usceptible de metáfora y d e m e tonimia. En imagen reina".
verdad no deberíamos hablar de "significante amo", pues hay Sé que hay un mundo de imágenes. Las imágenes abun-
igualdad en los significantes. Así se define el término signifi- dan. Están las imágenes del suefio, que no tienen la misma es-
cante: todo significante puede sustituir a otro. La propia ex- tructura que las imágenes dc la vigilia, que percibimos al des-
presión "significante amo" tiene un carácter paradojal. pertar. (Digo eso para facilitar el t r abajo del t r aductor.)
Es posible sustentar tal categoría por razones de pura lógi- Existen las imágenes del campo perceptivo, donde doniina lo
visual; la pregnancia de ciertas imágenes fue estudiada por la
ca, digamos de casi pura lógica. No entro en el detalle de la
categoría (desarrollaría este punto si hubiese estado previsto psicología de Ia forma, la Gestalt psychology. Esta demostró la
un seminario). Evoco simplemente el término "significante presencia en ciertas imágenes perceptivas, de una formaliza-
amo" para explicar que "imagen reina" es un intento que rea- ción que opera de manera espontánea en la percepción visual.
Hay imágenes que intentamos situar como previas a la objeti-
lizamos en estas jornadas de Río, para ver si nos puede servir
vidad, con las cuales la fenomenología, en particular la de
en el orden de lo imaginario. Si puede haber buen uso del tér-
Merleau-Ponty, intentó describir el mundo. Están las imáge-
mino "imagen reina" en el registro imaginario. Me alegró ver-
nes del arte, mostradas y producidas para liberar una satisfac-
lo funcionar cn la exposición de Antonio Quinet.
ción no tan fácilmente situable. Están las imágenes prove-
Volvamos, entonces, al registro llamado imaginario.
580 Jncques-Alni n iVIiller I n imngen reina 581

nientes cle lo que la psicología de las facultades consideraba Cuando, en el "cara a cara", damos lugar al ver, a la per-
la facultad de la imaginación, y que encontramos en el psicoa-
nálisis con el nombre de fantasía, especialmente correlaciona-
cepción, podemos siemprep regiuxtarnos, y los pacientes se
preguntan, si ellos están o no en el orden del discurso analíti-
das con una satisfacción que es fácilmente situada como mas- c o. Pueden estarlo. Pero existe una in q u i etud cu ando l o v i -
turbatoria. sual, lo perceptivo, insiste en el campo de la operación psicoa-
En fin, existen imágenes en abundancia. Están todas las nalítlca.
mascaradas, las fantasías, los dobles, los simulacros y los feti- En verdad, en cl psicoanálisis no hay nada para ver y hay
ches. Es en ese mundo pleno de imágenes y de teóricos de la todo para decir. Y aún si se hace "cara a cara", es siempre una
imagen., donde entro con el significante "la imagen reina" y invitación al sujeto a abstraerse de la inevitable modalidad de
pregunto: ¹cuáles son las imágenes que dominan en lo irnagi- lo visible y renunciar a la imagen por el significante.
nario, al menos cuando se trata de psicoanálisis? Cuando se En ese naufragio de la imagen, entretanto, algunas subsis-
trata de psicoanálisis, ¹hay aún imágenes? Vale la pena plan- ten. Por la siguiente razón: se concentran allí los dichos del
tear esta cuestión, en la medida en que la operación analítica,
paciente o las deducciones del analista. Es decir, no solamen-
su forma de proceder, parece muy adecuada para deshacer lo te los dichos del paciente la toman como r eferencia electiva
que James Joyce — de quien ciertamente oiremos hablar aquí
por excelencia. A esas imágenes, que sobreviven del naufra-
pues en la publicación del Encuentro hay trabajos que se re-
gio del mundo de la imagen en psicoanálisis, podemos lla-
fieren a él —, en el Ulises, denominó " la ine vitable modalidad
marlas "imágenes reinas" del psicoanálisis.
de lo visible".
Encuentro tres, no más. Son el propio cuerpo, el cuerpo del
Si queremos hablar de modalidad inevitable en psicoaná-
Otro y el falo. Fl propio cuerpo es el cuerpo que me pertene-
lisis, se trata más bien de la modalidad de lo "decible" que de
lo visible. En el psicoanálisis viene antes la modalidad de de- ce, para cada uno, un "mi cuerpo".
cir, después la de ver. Podemos preguntarnos qué estamos ha- En primer lugar, el propio cuerpo, Supongo que todos los
ciendo al ocuparnos de la imagen, comentando cuadros, en que están reunidos aquí saben que Lacan consideró el propio
vez de dejar, tranquilamente, que los historiadores de arte lo cuerpo como una forma visual en suestadio del espejo y que
hagan, pues es su profesión, tal vez también la de los críticos. pretendió indicar que ella es la matriz del yo (nioi). Dio al con-
Aunque Rubens no suscite muchas críticas a su arte. ¹Tiene cepto freudiano de narcisismo su referencia en la imagen del
propio cuerpo, haciendo, de este modo,del yo (iiioi) nada más
algo que ver con el psicoanálisis? ¹Y por qué habría imagen ?
que "laidea de símismo como cuerpo". Sino me equivoco, es
Evoqué hace poco las imágenes del sueño. Bien sabemos
que no son propiamente las imágenes del sueño las que retie- una definición que él da en su seminario sobre Joyce, esto es,
ne Freud, sino el relato del sueño. Nn la imagen, sino lo que en los últimos momentos de su elaboración. Podría desarro-
es dicho, y no lo que habría sido visto en una modalidad muy llar todo lo que concierne a la imagen del cuerpo propio, pe-
especial de lo visible. La experiencia analítica parece, incluso, 10 les evito tal cosa.
prescribir una suspensión, un adormecimiento del campo En segundo lugar, el cuerpo del Otro. Es aquel sobre el
perceptivo en provecho exclusivo de la palabra. Al punto que cual, para Freud, l e emos l a castración. Castración q ue, en
atender al paciente "cara a cara" es siempre un poco inquie- Freud, podemos decir que es una castración óptica. Su refe-
tante para él. Como una concesión extraída de la estructura y rencia a la anatomía -"la anatomía es el destino"- concierne
que se le daría al sujeto, para quien el campo del Otro, como primeramente, no a la anatomía científica, sino al campo de la
tal abstracto, debería recortarse sobre un soporte corporal. visión. Al mismo tiempo, esa forma se presta a una formaliza-
58' j oeqneo-A(ni n iii ller Ln ~inog~ n genio 583

ción significante, pues es el soporte de una presencia y de una imágenes reinas y tres operadores, una serie de operadores de
ausencia; precisamente lo que Lacan subraya como la tercera lo visible que tienen efecto de significante. Y es por eso que
imagenreina. podemos preguntarnos si vale la penc1 sulllar la categoría de
En tercer lugar, el falo, que no es el órgano masculino de la imagen reina si, a fin de cuentas, cuando una imagen es real,
reproducción, pero sí su forma erigida y transformada en sig- ella es significante. Podemos pregL1ntarnos entonces, si debe-
nificante, conservando todas las articulaciones imaginarias. mos contentarnos con la categoría de significante amo.
Fue, incluso, a propósito del falo que Lacan arriesgó la expre- Creo que hay al menos una diferencia entre significante
sión "significante imaginario", sobre el cual podremos inves- amo e imagen reina: las im igenes reinas no representan al su-
tigar más, jeto,pero se coordinan con su goce. Propongo poner en discu-
Del falo derivan los objetos que merecieron, en la clínica, sión el hecho de que esas tres imágenes reinas están investi-
ser llamados fetiche". Allí está, en verdad, lo que me parece d as en el fantas111«l. No nos quedaremos con un m u n d o t a n
que el psicoanálisis extrae del mundo de las imágenes. Tres pobre de imágenes. Entonces, en verdad reuní esas tres imá-
imágenes reinas. Y supongo que, durante estas jornadas, las genes reinas,
y se las presento al fantasma de cada uno.
d;versas exposiciones » b orLlarán algunas de esas imágenes El fantasm11 es, 81 l l LILlL1» en nuestla pa l l o q u 1 a, co11sidera-
re1na s. do como una frase. Sin duda él tiene la función de un axioma.
Quisiera agregar que cada una de esas imágenes trae con- Pero no hayfantasma que no se ofrezca en el orden imagina-
sigo un operador especial que actí1a en el campo de la visión. rio. Al final, la im»gen es una inevitable modalidad del fan-
En primer lugar, el espejo, que redobla y divide el espacio en tasma. Cuando sólo hay una frase, sin que esté ligada una
tres dimensiones. En segundo lugar, el velo que llamamos imagen a ella, una representación, es difícil calificar esta ins-
"vestidos" cuando cubre el cuerpo, y que realiza la conver- tancia como fantasma. En nuestra práctica exigimos un ele-
sión mágica y metafísica de la nada en algo. Velar algo nunca mento imaginario para hablar de fantasma, con el fin de reco-
es tan precioso como cuando es la nada lo velado. Porque ve- nocerlo.
lar la nada es, tal vez, hacerla existir. Además, el velo puede No hay objecióna que yo hable aquí de "frase-imagen", re-
ser designado como velo de la nada, para dejarles la tarea de firiéndome al fantasma. Una frase-imagen, como sabemos, es
revelar, finalmente, algo. Es la operación sutil del travesti. habitualmente una imagen cristalizada. Evidentemente, esta
En tercer lugar... Intento elegir una palabra, tal vez una se- cristalización es m a g n i f icada cuando e stamos embelesados
r:e de palabras, cl apoyo, el pedestal, el encuadre, la grieta, la comentando una imagen como laque vimos hace poco. Una
ventana, en fin, toda una serie de operadores visuales que de- imagen cristalizada, tal vez una imagen-movimiento. Pero
limitan y aislan lo que por su oficio puede ser ofrecido, ex- cuando se trata de una imagen fantasmática, predomina un
puesto como una imagen íínica. Fs en esta serie que encontra- movimiento repetitivo siempre cerrado sobre sí mismo. De
mos los operadores que, de hecho, hacen de la mejor manera hecho la imagen fantasmática es o intenta ser, predominante-
significantes con las imágenes. Eso puede ser igualmente vá- mente, una imagen inmóvil, un elemento suspendido, fijado
l'do cn relación al espejo y al velo: son operadores porque aís- y errático.
lan la imagen, le confieren unidad, manchas de unidad: el va- Digamos que la realeza de la imagen, si ella existe, realiza
lor unitario de 1» imagen. A partir del momento en que hay una captura significante del goce. ¹Es una realeza ííltima?
una imagen íínica, ella es significantizada. Son, sin duda, imágenes que están bajo un imperio. El impe-
He ahí tres imágenes reinas. Me contenté con reunir tres rio de la mirada. Digo imperio porque la mirada no es una
584 Jacques-A lai n Miller La in<agen reina 585

imagen reina. Incluso, en esta definición, la mirada propia- Curiosamente, la misma palabra es usada para "máscara".
mente dicha es "lo sin imagen". Encontramos para ella repre- Pero lamáscara griega, como nos muestra un erudito en una
sentación,suplemento. Retornaré este punto. obra que acabo de leer, no disimula nada. representa e iden-
La mirada es "el plus", no es una imagen reina. tifica. Hay una íínica excepción en tnda la literatura griega,
Tres i m
ágen
es reinas, todas del cuerpo, cuestiones del una única vez, un íínico personaje cuyo rostro es descripto co-
cuerpo. Y que tienen fascinación por el cuerpo; en particular mo tal: Sócrates. Precisamente Sócrates, para quien el rostro
por el propio, lo que es propio del hombre, "parletre". Y deno- sólo es apariencia. El único griego que pensaba que el rostro
ta, en esa prevalencia única de la mirada en comparación con es sólo una apariencia del ser. Y es por eso que Platón subra-
el mundo animal, una cierta falta de armonía del hombre con ya que Sócrates no se dirige al rostro de Alcibíades, sino a su
el ~aundo. En verdad, es de la falta dc armonía significante de alma. De hecho, Sócrates era e. paradigma, el ejemplo perfec-
donde surge la prevalencia del propio cuerpo. to de su teoría, pues tenía una fealdad perfecta, acabada. Po-
Ll cuerpo analítico se distribuye en estas tres imágenes rei- demos decir que su rostro era una máscara, en el sentido que
nas y podemos decir: es el cuerpo, sabemos lo que es; y no sa- entendemos hoy. Esto es, disimulaba la belleza escondida en
bemos lo que es. Si yo preguntase cuál era la imagen reina pa- el interinr. Ustedes saben que él tenía el rostro como la más-
ra los griegos de la antigüedad, por ejemplo, que no cnnocían cara del sileno. La máscara poco agradable del sileno que
el psicoanálisis; los griegos de hoy comienzan a conocerlo, ocultaba, justamente bajn esta apariencia, el objeto precioso,
acompañan además la creación de la Escuela Brasileña de Psi- el ngalnía.
coanálisis. Si planteáramos la cuestión -cuál era la imagen rei- Tal vez allí comience efectivamente, como sugiriera Lacan,
na — responderíamos, o al menos inscribiríamos entre las imá- algo del psicoanálisis. Con el analista que quiere ser un "sin
genes reinas, el rostro. rostro", en tanto disimula la imagen invisible del agalnln, el
La palabra griega para rostro, prosopon, designa lo que pre- objeto al cual esencialmente se le acopla un velo. Un velo que
sentamos a la vista de los ntrns, precisamente por contraste
disimula, precisamente, la nada. Sólo existió Sócrates, entre
con el resto del cuerpo, más o menos velado por la vestimen-
los griegos, para anunciar el psicoanálisis, pues en él se con-
ta. Es exactamente la faz, la parte que se ubica debajo del rríe-
suma la decadencia de la imagen reina del rostro, del proso-
topon, la frente. Aristóteles define exactamente el prosopon co-
pon.Abandonemos el rostro griego a su antigüedad, no es
mo la parte comprendida, en el hombre, entre la cabeza y el
más nuestro. Salvo cuando somos como Sócrates, cajas de
cuello. Él celebra la función del rostro como lo que se presen-
agnlma.
ta al otro. Porque el hombre, como había también observado
Constatamos que las imágenes reinas son el lugar donde lo
Freud, es el íínicn de los animales en mantenerse erguido, mi-
rar hacia adelante y emitir su voz de frente. El rostro griego es imaginario se amarra al goce. Como en cortocircuito, aborda-
aquel que emite al mismo tiempo la mirada y la voz, es aquel ré lo que tenía en mente cuando propuse "la imagen reina" y
que habla y que ve, y al mismo tiempo, eminentemente, aquel mientras tanto pensaba en el esplendor visual de latín, Curio-
que es vistn, en perfecta reversibilidad. samente, es un ejemplo donde reencontramos a los griegos.
De tal forma que dijimos que el prosoport griego era, en ver- Lo utilizo porque todos aquí tienen esa referencia en mente,
dad, el blasón del sujeto. Lo que cada uno trae en sí mismo y la conmoción de Freud en la Acrópolis y el título que el pro-
expone a los ojos de todos, manifestando así la propia indivi- pio Freud le dio: una perturbación del recuerdo. Pero he allí
dualidad. El rostro es, entonces, la imagen como significante el meollo de la cuestión: cuando Freud se conmueve frente al
del sujeto. espectáculo magnífico de la Acrópolis de Atenas, no hay una
586 largues-Alniu Millar La iniogeu reinn 58 7

perturbacion del recuerdo. Lo que l'reud utiliza en su título es la imagen, un júbilo excesivo y por eso mismo interdicto, cau-
el resultado de lo que sucede. Es lo que viene a la conciencia sando la primera división del sujeto, la del sentimiento de ex-
del sujeto Freud y que él anuncia de la siguiente forma: "En- trañeza, del cual el sujeto se defiende con la "perturbación del
tonces: jesto existe realmente, como aprendimos en la escue- recuerdo".
la!-. l-lay, sin duda, como él mismo dice, una culpa ligada a la
Freud constata que ese enunciado implica, en sí mismo, satisfacción de haber hecho tan bien su camino en la vida. Pe-
delante de la imagen espléndida, una esquizia, una divisi6n ro que permanece fijada a un plus-de-gozar visual. Por detrás
del sujeto. "Iday en mí — dice él- por ur. lado, una persona que del mecanismo complejo de la transposición, surge la figura
sabía que esto existía realmente, y por el otro, otra persona (es del padre — Freud llega a evocar el superyo severo — cuya cen-
ésta la expresión: otra persona) que parecía dudar." sura recae cn el plus-dc-gozar visual, y que impide el goce (la
No tendré aquí el placer de seguir el largo análisis, en los paLabra GenuP aparece en su texto). Se evoca a Napoleón en el
recovecos de su confusión, palabra que emplea el propio momento mismo en que esconsagrado, volviéndose hacia su
Freud. Iré directamente a la clave de lo que, para él, resuelve hermano y diciéndole: "¹Qué diría nuestro padre si pudiese
el problema de su anélisis. estar aquí ahora?", es decir, ",si nos pudiese ver?". Así, lo que
1.1 escribe que el enunciado que le vino a la mente implica- per turba la percepción del espectáculo imaginario de la Acró-
ba que hubiese dudado que aquello existiese en efecto. Y que polis en Frcud, es la mirada del padre.
esto era la defensa contra otro enunciado, Dudó de la existen- Los hermanos ven la Acrópolis. La visión los completa. Y
cia de la Acr6polis y evocó una duda antigua, pues se defien- es allí que surge la mirada del padre, que recae sobre ellos en
de de otro enunciado. Y dice: "Cuando tenemos esa llave, cae su goce. Es preciso decir que ellos, los dos judíos de Moravia,
por tierra todo mi análisis". Ese otro enunciado, que Freud no que siguen la tradición donde lo més elevado debe permane-
considera una perturbación del recuerdo, es: "Esto que yo veo cer sin imagen, provocan la mancha en el cuadro donde res-
no es real". La imagen de la Acrópolis evocó en 1"reud ese plandece la belleza griega, Así, la Acrópolis se tornó el equi-
enunciado: "Was Ich da sehe (lo que yo veo allí) ist uicht u>ir- valente de la famosa lata de sardinas que miraba a Lacan.
k!ich(no es efectivamente real)". Todos aquí conocen el ejemplo de El Seiui uario 11. Es también
Aquí no es cuestión de Renlitrit, sino de Wirklichkeil. De tal por eso que Lacan podíadecir que "Freud no precisa verme
forma que, bajo la primera división del sujeto que Freud evo- para mirarme".
ca, una segunda es disimulada. Y podemos nombrarla con el Esa mirada abordada en el texto de Freud — creo no desvir-
término usado para la perversión: Vert wgnuiig. Una verdade- tuar el texto demostréndolo —, esa mirada (también puede ser
ra desmentida que actúa sobre un pedazo de realidad. ¹Cuál leído en el registro de la culpa) surge antes que nada del pliis-
es la causa de esa división? l'rente a la realidad percibida, a
causa de ese sentimiento de extrañeza, no llegó a la expresión,
de-gozar contenido en la i magen
p erceptiva. Es ese pIiis-de-
gozar el que provoca la censura. La propia belleza de la ima-
pues Freud prefiri6 "una perturbación del recuerdo". Evitó gen, que contiene el pltis-de-gozar, esconde la mirada del
así el sentimiento de extrañeza. Pero, ¹cuál es la causa del sen- padre. Además, ¹qué esté velado más allá del horror? El ho-
tirruento de extrañeza contra el cual él se defendio? El texto rror de la impotencia de Freud. En el preámbulo, él se presen-
no es ambiguo en cuanto a ese punto: se trata de un goce. Un ta como un hombre empobrecido,cuya producción se agotó.
placer intenso del orden del "demasiado lindo para ser ver- Atrás del plus-de-gozar, como escribimos en nuestra parro-
dad". De esta manera había, en relación con la percepción de quia: objeto a, está el (-q), la castración. Freud es un hombre
588 /aeqaes-Alaia Miller La iraagea reina 589

que en el final de la vida se presenta revestido del emblema trar, y no son alegorías, que lo que despierta no es la percep-
de la castración — y que la reencuentra —, precisamente la que ción del m~urdo real. Aun cuando se golpea a la puerta, lo que
había sido elidida por el campo escópico. despierta es el objeto ei en el sueño. El encuentro, en el sueño,
No hay mejor ejemplo para comprender que el objeto a, el con un goce traumático. (7ue la percepción no convoca -por
plus-de-gozar, aquí visual, contiene como secreto la castra- lo menos no directamente — el despertar de la conciencia, sino
ción. Freud confiesa que ése es el episodio que lo vuelve a las ocasiones para que el sujeto encuentre el objeto ii en su
consternar en su vejez. El sólo lo descifra — y es ésa la pertur- sueño. Todo ocu.rre en un espacio en.tre percepción y concien-
bación del recuerdo, aquello que no puede dejar de recordar- cia, espacio en el cual, a través de lo que percibimos, del per-
en el momento en que se aproxima al (-q), en que lo encarna ceptuln, de la realidad percibida, se repite la relación del suje-
como el hombre viejo, casi impotente, que necesita la indul- to con el goce. En este sentido es el Triebfreudiano, es la
gencia del otro. pulsión que despierta.
Leemos el ejemplo por este sesgo porque es el que mejor Sería preciso trazar aquí -y lo haré en un seminario — el pa-
indica las condiciones en las cuales se sustenta el campo de la ralelo que se impone entre el sueño del padre, a quien el hijo
realidad perceptiva. Sin duda esa expresión es complicada. El muerto le dice: "Padre, ¹no ves que estoy ardiendo?" y la per
campo de la realidad perceptiva se sustenta en la medida que turbación del hijo traída por Freud en su ejemplo de la Acró-
decimos: "Esto que yo veo es real". No estamos en la posición polis. El hijo cuyo padre, en su dolor, mira en el seno de su
a la que Freud fue precipitado a pensar "Esto que yo veo no propia ausencia. Tanto el sueño de La interpretación de1ossue-
es real". Habitualmente, paseamos por el mundo con la con- Aos como ese ejemplo de Freud giran en torno de lo mismo.
vicción de que "lo que yo veo es real". Así, el ejemplo de Lacan propuso — y es por ese motivo que estamos aquí reu-
Freud nos muestra que ese enunciado habitual supone la re- nidos en torno del tema de la "imagen reina" — una nueva teo-
presión del sujeto, del deseo y de todo lo que Freud fue lleva- ría de la imagen, en la medida en que el campo de la percep-
do a analizar aquí. Y supone, efectivamente, lo que fue recor- ción es interrogado por él a partir del deseo y del goce. Es de
dado: la extracción del objeto a, que vino a i n scribirse en el lo que trataremos durante estos dos días. Ahora bien, hasta
espectáculo como plus-de-gozar visual y como mirada. Supo- Lacan, enlos márgenes de Freud, el campo de la percepcion
ne que la homeostasis se verifica en la percepción y que, cuan- solamente fue abordado a partir de la represión del sujeto,
do lo reprimido cae y el objeto a marca su lugar, tenemos el eludiendo el plus-de-gozar. Es por eso que hasta Lacan, el
enunciado dela extrañeza: "Esto que yo veo no es real". campo de la percepción siempre apareció como el modelo
Vemos que hay allí una antinomia entre el Wirlclich de la mismo de la homeostasis. Lo que comporta una ceguera sobre
percepción, lo real de la percepción, y el Wirklích del objeto a. el goce.
No podemos tener los dos juntos. Es por eso que uno u otro, Si los griegos pudieron elaborar algo como la contempla-
alguno de los dos, puede ser irreal. Ése es el nudo de los ejem- ción, fue en la medida en que el campo de la percepción, es-
plos que Lacan da en su seminario -que usamos como refe- pecialmente el visual, surgió como dominante, donde el plus-
rencia —Los cuatro conceptos fundnmentaíes.Antes de abordar el de-gozar es puesto a distancia, excluido, dominado, nivelado.
cuadro, la anamorfosis, etcétera, cuando toma la cuestión La fenomenología, en nuestro siglo, incluye en el espectá-
"„qué despierta?" — a propósito de un ejemplo de su vida per- culo del mundo la presencia del cuerpo, pero no liberó la
sonal, como a propósito de uno de los sueños de La intcrpretn- proscripción del goce en el campo de la percepción. Se esfor-
ción de los sueAos —
todo su análisis se hace en función de mos- zó en describir el mundo percibido en su pureza, esto es fue-
590 i«c<lues-Al«i«Miller L«<u<ngen >e<no 591

ra del goce, a partir de la pura presencia de aquel que perci- invisible. Entonces, después dc haber situado «1 objeto entre
be. 1 acan restableció que el percepttl»l (palabra latina para de- el significante de la identificación y el afecto de angustia, to-
cir "lo percibido") es, como tal, impuro. Fuc así que Lacan res- mó como paradigma la pulsión escópica. Estas referencias de
tableció la pulsión en el campo escópico y se esforzó en El Seminario 11, así como las del Seminario El objeto del psicoa-
percibir el campo cscópico a partir de la pulsión. nalisis, son nuestras. Al fin de ese recorrido, consideró la pul-
Eso suponía, especialmente para Lacan, una revisión com- sión cscópica como paradigma del objeto a cn el límite de la
pleta, pues cl esfuerzo implicaba — presten mucha atención- experiencia psicoanalítica. ¹Por qué nosotros, todavía hoy,
no "educir lo imaginario, lo escópico, a lo especular, lo que buscamos situar el objeto a en relación a la función escópica?
significa no pensar más a partir del espejo. Pero somos dirigi- Creo quc hay algo, cn términos de la teoría de Lacan, que
dos hacia el espejo siempre que se trata dcl campo de la per- tiene que ver con cl objeto a, y que permanece todavía incom-
cepción. Lacan fuc cl primero en construir los fundamentos prendido entre nosotros. Creemos quc es algo. Pensamos
de ia primera indicación para que se reduzca lo imaginario a sie1npre cl objeto a bajo el modelo del seno y del excremento,
lo especular, lo imaginario al espejo. El espejo introduce, cier- aún del falo, esto es como un objeto pleno en relación al vacío
tamente, una división en el espacio dc tres dimcn" ioncs, cntrc del sujeto. Durante años y sin éxito, intenté extirpar de nues-
el uno y el otro, entre el ser y la apariencia, y eso permite pen- tro uso la expresión "semblante de objeto" que hace creer que
sar las identificaciones del yo (raoi). Pero con el pretexto de el objeto a cs algo diferente del semblante. Ahora bien, si La-
permi
tirp ensar las identificaciones del yo (moi), olvidó, du- can se refiere, efectivamente, a la pulsión escópica tratándose
rante mucho tiempo, un más allá del estadio del espejo. Me del objeto a, es para mostrar, precisamente, que ese objeto a no
parece que, durante estos dos días, trataremos el més alié del es ni cl seno, ni cl excremento, ni el falo, ni la mirada, ni la
espejo. voz, Que el objeto a como tal cs un semblante de ser, que no
Diré dos palabras sobre el recorrido de Lacan que hc estu- existe, quc no es Wirlciicll. Y cuando es real, todo lo restante
diado con minuciosidad en mi curso de este afzo. Lo que con- desaparece.
dujo a Lacan al espejo fue el concepto frcudiano de narcisis- Dado que hemos hablado mucho de lapulsión escópica,
mo, de d onde d edujo qu e l a l i b i d o er a d e n a t uraleza tomaré el paradigrna de la pulsión oral, lo relativo a ella. La-
narcisista. Hay toda una vertiente de la enseñanza dc Lacan can señala el modelo ideal dado por Freud relativo a la pul-
que seapoya en eso, o sea, inscribe cl goce en el orden espe- sión oral. Freud dice: la pulsion oral sería como una boca que
cular. El resultado es que la pulsión es ubicada así como de- se besaría a sí misma. Lacan subraya: una sola boca. En efec-
pendiendo de la imagen. Y que la imagen es reina porque, en to, no es una boca en espejo — una boca y otra boca- sino una
ese orden, parece dominar el goce. boca que se besaría a sí misma. Quiere decir que el objeto pro-
Detallé en mi curso la transcripción simbólica de la libido pio dc la pulsión oral no es nada que se come. El objeto oral
que Lacan intentó realizar con el término "deseo", concibién- como algo que se come sería justamente el señuelo, el falso
dolo como metonímico. Pero cuando advirtió que esa libido semblante de la pulsión oral. Es lo que deja, eternamente, la
no podía ser reducida al deseo, escribió Ln ética del psieoallali- pulsión insatisfecha.
sis y planteó la Cosa frente al Gran Otro, como esté el objeto n Cuando Lacan inventa el objeto a, no es como un doble del
frente al sujeto. Es por esa causa que, después de Ln ética del objeto oral, sino como un agujero, un vacío semejante al que
psicoanálisis, habló en el seminario sobre la transferencia, cen- obliga al impulso de la pulsión a contornearlo, Es preciso
trándola en un objeto libidinal que no vemos, sobre el ngnlma pensarlo a partir del ejemplo topológico del toro, cuyo aguje-
592 Jncqncs-hlnin Miller La imagen reina 593

ro central no llene nada de real pues no es nada uiás allá de la De este modo, como agujero, puede ser equivalente al marco,
fórmula de esa superficie topológica. Lo que impide, si uste- a la ventana, opuestos al espejo.
des trazaran círculos a lo largo del toro, aproximarlos en un No podemos captar el objeto a, especialmente en el espejo.
solo punto. Se trata, simplemente, de esa imposibilidad de Lacan, que pasó tantn tiempo con el espejo, dice eso. Ya que
ap"oximar los círculns en un solo punto. Es por eso que Lacan se trata de la ventana que constituimos nosotros mismos,
recorrió la topnlogía para situar lo que él llamó objeto a. Hay abriendo los ojos. Deberíarnos retener eso en estos dos días,
una topología ideal. pues es de ese objeto a que se trata en la experiencia del pase.
Las i mágenes
p ropuestas por Lacan, las superficies de su No se trata de un objeto a sustancial, sino de un objeto a de
topología, son las imágenes reinas del psicoanálisis. El objeto pura fórmula. Así, la caída del objeto a que connota el pase,
a sólo es localizable en esas superficies, pues en tres dimensio- no debe ser concebida como una renuncia a un tener sustan-
nes se torna imposible. Es una fórmula significante pura. Lo cial. No concierne a ninguna renuncia, a ninguna resignación.
que normalmente llamamns objeto a es simple soporte o en- El pase, como caída del objeto a, concierne al ser y a lo que us-
carnación. de la fórmula del objeto a. Cnmo si la función lógi- tedes son en tanto ventana sobre lo real. El pase quiere decir
ca y topológica que Lacan bautizó objeto a extrajera algo del algo así cnmn vr r la ventana y conocerse como sujeto de la
cuerpo, operara una extracción sobre el cuerpo, necesaria pa- pulsión, esto es, lo que ustedes gozan al cnntornear, en un in-
ra dar el valor de plus-de-gozar. É".ste sería un punto sobre el cesante fracaso.
que me hubiera gustado mucho insistir en un seminario para Dentro de poco ustedes saldrán. Creo que el sol en Río es-
acabar con la expresión "semblante de objeto", que va en el tá ligeramente cubierto. Podrán decir "Lo que yo veo es real"
sentido contrario a la cuestión. —supone una luminosidad frágil, que se asemeja más a París —.
La mirada es precisamente la encarnación del objeto a. Es Y allí dejarán a la imagen reinar tranquilamente sobre uste-
una encarnación material, porque le es necesaria la relación des. Gracias.
con la luz. Por eso en el cuadro de Rubens se buscó el elemen-
to brillante que permite dar sustancia a la función lngica del
objeto a. Debate
La Acrópolis freudiana es, sin duda, una Acrnpolis inun-
dada deluz.Dicho de otra manera, esa función lógica encuen- Angelina Harari: Mi pregunta es acerca de la visibilidad de
tra encarnaciones en el punto luminoso, en el punto opaco, o lo real. Podríamos pensar en articular el inicio y el final de la
en la mancha, pero siempre en relación. a la luz. Sui duda, la experiencia analítica? Pues comenzamos con Ja afirmación:
mirada se puede ver como mirada, de imitada, aislada, agu- "Veo lo real", y terminamos con otra: "No veo lo real".
jereando la métrica del espacio. Lacan sostiene que "si veo la
mirada, no veo el espacio desde donde soy mirado". Por eso, J.-A,M,: Yo diría, preferentemente, que en el inicio hay: "lo
el punto mirada parece siempre salir de otra dimensión. que yo veo es real" y en el final un "lo que yo veo es real", en
Es en la anamorfosis donde se desdobla otra dimensión tanto no sea lo mismo.
del espacio. Está claro en Las meninas, donde es preciso que se
pase por el plano proyectivo para encontrar el objeto invisi- jai ro Gerbase:Es difícil esta cuestión de la sustancia del ob-
ble: (-q). En el objeto a se trata de una elisión de estructura, jeto. ¹Podría usted decir algo más sobre la razón de la pérdi-
que sólopuede representarse por medio de un suplemento. da de sustancia del nbjeto para que se torne objeto a?
594 Jacq(!es-Alain Mil(er
La i mngeu reina 595

J,-A.M.: Yo diría eso de una forma algo diferente. Esta vez porque haya cierto objeto que se interponga, sino debido a la
ir tenté — más hacia el final — insistir acerca del carácter no sus- configuración de la superficie.
tancial de lo que Lacan llamó objeto n. Es un "forzamiento" de
Lacan llamarlo objeto, Conocemos ese "forzamiento" de La-
can en cuanto al "sujeto". Pues siempre empleamos el térmi-
no sujeto en referencia a la subjetividad, al sujeto de la refle-
x'ón, al s ujeto d e l a c o n ciencia que p osee contenidos
representativos. Lacan nos habituó a llamar sujeto a algo que
n> se asemeja a nada de eso. En nuestra parroquia llamamos
sujeto al símbolo $, con una barra, y decimos: es una falta, es
una falta de significante. Lacan a todo eso lo llamó sujeto y
nosotros también lo llamamos así. Lo que nos impide decir la
palabra "sujeto" con otros sentidos. Fn lo que concierne al ob- Más tarde, Lacan repensó los objetos tradicionales de la
jeto a, Lacan hizo una operación exactamente comparable. Lo t eoría analítica y s u
que él llama objeto no se asemeja de ninguna manera a un ob-
impor
tancia p ara el sujeto como sujeto
barrado, a partir de esa función lógica. Como si esa función
jeto, no es en absoluto cosa alguna, es diferente tanto de lo capturase el seno, las heces, el falo y, al mismo tiempo la mi-
que llamamos objeto como del sujeto barrado. Insistí esta vez rada y la voz. Como si pedazos de cuerpo fuesen atraídos y
sobre la sustancia de la fórmula del objeto n, aunque no haya adquiriesen tal configuración.
podido dar todos los f undamentos, los pros y los contras. Pero por un abuso muy habitual del lenguaje, llamamos a
¹Por qué la forma topológica del toro fue utilizada por La- esos "objetos soporte" objeto n. Fl objeto n p
can en relación a este punto? Si usteces están en una superfi- ropiame
nte dicho
es la consistencia de una fórmula topológica. Y sólo se da así
cie plana como la que constituye el cuadro, delimiten un en la topología. Es por esa razón que todas las elaboraciones
campo y así no existirá ningún obstáculo en disminuir pro- de Lacan sobre el objeto n tuvieron, durante mucho tiempo,
gresivamente el círculo dibujado a su alrededor hasta que como referencia la superficie topológica. Podemos discutir si
quede reducido a un punto. Si ustedes están sobre un toro, es una representación o si es la propia estructura, pero en ver-
pueden imaginarlo como un neumático de auto y comenzar a dad, eso quita toda la sustancia de lo que llamarnos objeto a.
hacer círculos sobre la superficie plana, habrá un momento en En ese sentido no es un ser, pero es como si lo fuese. No es
que serápequeño, pero después comenzarán a trazarlodel Wir1clich, y es por eso que Lacan prefiere decir "es irreal". Se
otro lado, y nunca llegarán a reducirlo a un punto. Si ustedes trata, en verdad, de un irreal en relación a lo real.
están sobre ese tipo de superficie encontrarán un obstáculo, Esa es una cuestiónque nos incomoda, que hace mucho
pero que no está en ningún lugar, No encontrarán un muro, tiempo perturba las elaboraciones en el Campo Freudiano. Si
ni al padre que prohibió ir más lejos. Simplemente, dada su quisiéramos servirnos de la categoría del objeto n — podríamos
forma, la superficie no es posible; se gira en torno de ella, pe- muy bien dejarla de lado —, deberemos servirnos como de una
ro no se logra reducirla a un punto. consistencia lógica. Las consecuencias son radicales en cuan-
Ustedes tienen allí la imagen, la representación que Lacan to a la concepción del pase. Pues si creemos que el objeto es
llama objeto a: es la propia fórmula y constitución de la super- algo y hablamos de pérdida, caída, etcétera, el pase es inme-
ficie la que impide que se realicen ciertas operaciones. Y no es diatamente concebido como resignación,como renuncia. En
59(j uegues-
Aiain ktil(er La indagan reina 597

tanto es topológico, la resignación puede ser una forma de pa- nuestra parroquia hablamos tan frecuentemente del objeto a
se, pero de ninguna manera está implicada en su concepto. que lo creemos un viejo amigo de la familia. Tal vez aquí y
Evidentemente, dije las cosas demasiado rápido, pero si no ahora, él se haya tornado un p oco extranjero. Si no tenemos
abordamos ese punto, no comprenderemos por qué Lacan se esa concepción que acabo de evocar,de ese objeto que sólo
detuvo tanto tiempo en la pulsión escápica. f l la torno porque existe en la fórmula que torna imposible reducir el círculo al
f'
es allí donde, aun materializada, el objeto a es más fuga z.. El punto — podemos sustituirlo — ¹qué tenemos? El modelo del
campo de la percepción está hecho para apagar la mirada y objeto bajo un velo, el objeto oculto y escondido. Y con el ob-
así su materialidad es la más evanescente porque es del orden jeto oculto bajo un velo, podemos hacer un cierto número de
de la luz
uz,aunque
aunqu permanezca materia. Es preciso entender cosas, podemos pensar lo particular del objeto del psicoanáli-
por qué Lacan insiste sobre cl hecho que podemos ver la mi- sis, pero además es preciso alguien que haga el papel del que
rada, que ella se encarna, pero que jamás vemos el punto des- oculta. Si el objeto que escapa es un objeto oculto, es preciso
de donde ella mira. No vemos el espacio de la misma forma suponer mala voluntad en algún lugar, es preciso que haya
— si estamos en el toro no vemos el agujero que hay en el me- un engañador.
d o del neumático —. Aquel que está sobre el toro solamente Pero con el objeto n, que es la propia fórm ula de la super-
puede comprender la conformación de su superficie a través ficie, no hay culpables. Es un dato de estructura. Cuando us-
de cálculos matemáticos, pero no ve el agujero. tedes tienen simplemente la falta, el velo, es preciso siempre
un gran responsable, un culpable. Puede ser otro, pero fre-
Mário iUascimento: Por lo que entendí, fue necesario traer la cuentemente son ustedes mismos los culpables. Con ese obje-
función lógica y la topología para que se comprendiese lo to de pura fórmula, sin embargo, se puede pensar en otros
imaginario, lo simbólico y lo real. Mi pregunta, en este mo- términos que en los de culpa. Aún en relación al ejemplo que
mento en que estamos tan preocupados con la Escuela Brasi- utilicé de Freud en la Acrópolis, seguí una vía a lo largo de la
leña, es la siguiente: para entender la teoría, la práctica y a culpa. ¹La significación de la culpa debe ser prevalente en el
Escuela, dentro de la orientación lacaniana, ¹sería necesario análisis?
también el nudo borromeo? ¹Y la topología? ¹Teoría, práctica
Escuela en Lacan son indisociables o no.? Marcelo Veras: Me gustaría plantear una cuestión a partir
de lo que usted dijo sobre la amnesia de Freud en la Acrópo-
J.-A.M.:Es absolutamente cierto. Pero no podemos conten- lis. Algunas frases que usted trajo, como por ejemplo: "Es
tarnos con rediseñar los nudos, es preciso captar por qué ne- muy bellopara ser verdad ", evocan un momento en que hay
cesidad Lacan fue llevado a depreciar el objeto a, aún en esa un encuentro con el goce. Usted dijo también que lo imagina-
concepción extremadamente refinada. Creo, además, que en rio, la imagen reina, es la imagen ligada a un goce. ¹Podría
los trabajos presentados durante estas jornadas, viendo la pu- agregar algo más en relacion al sujeto psicótico? Pienso que
blicación que consulté, hay ciertamente algunos que utilizan precisamente sobre este punto podría decirse algo más.
nudos borromeos. No hay ninguna censura enrelación a los
nudos borromeos en el Campo Freudiano. Hay tal vez menos Adriano Oliveira; Me gustaría preguntar si la crítica que
uso general, pero eso será retornado. usted hizo a la observación sobre el semblante de objeto es ex-
Me permito añadir, en lo que concierne a ese objeto singu- imagen
tensiva al í(a), a la del objeto, y si así fuera, cómo en-
lar, o tal vez que se haya vuelto nuevamente singular, pues en tender aquelesquema que Quinet nos p
resentó en el inicio de
La icnagcnc raina 599
598 /acclcccs-Alain cVlillcr

su exposición, relativo a la hiancia como objeto. El esquema expresión esté en uso. Fs una expresión común de nuestra pa-
rroquia. Supongo que ella tiene sus razones. Si hace años se-
por lo menos colocaba dos formas de completar la hiancia,
ñalo no aceptarla sin llegar a nada, hay ciertamente razones.
una con í(a) y otra con el fantasma. La crítica a la falta de sus-
Espero que, al menos para la creación de la Escuela 13rasileña
tancia del objeto a, si el semblante de objeto se extiende al i(a),
de Psicoanálisis, en el Campo Freudiano, hagamos la diferen-
¹no sería paradojal? Considerando que la imagen del objeto
cs el propio objeto, y éste tapa la hiancia... me gustaría tener cia entre la función del objeto a y las encarnaciones diversas
que él puede recibir.
una explicación sobre esto.
Marcelo Veras planteó una cuestión sobre la psicosis, sobre
Glly Clastres: Creo que acompañé su exposición. A usted la imagen reina y el goce en la psicosis. Tornemos el eterno
ejemplo — que tiene la ventaja de ser conocido por todos — de la
no le gusta la expresión "semblante de objeto" porque ella
sustantifica el propio objeto a por hipótesis, confiriéndole una relación del presidente Schreber con la imagen. Tal como La-
can lee las memorias del presidente Schreber — y él lo hace de
consistencia que él no tiene, salvo la que usted acaba de recor-
una forma muy parcial, por lo menos en cuanto al punto que
dar: consistencia topológica. ¹Aceptaría, aún así, que se con-
mencioné hace muchos años en la Sección Clínica de París —.
tinúe diciendo que el analista hace semblante de objeto n, o
eso también debe ser cuestionado? Dado que el significante amo del Nombre del Padre no opera
sobre el sujeto Schreber, la investidura libidinal máxima inci-
de sobre lo que Lacan llama el goce narcisista. Para Lacan, eso
J.-A. M.: Eso es exactamente lo que me parece que hay que
interrogar. No podremos tener la nodón de que el analista es casi un pleonasmo, porque para él la libido es fundamen-
talmente narcisística, circula entre a y cl', y es abandonada a sí
ocupa la posición de objeto n, si no captamos que el objeto a,
misma. En el eclipse significante es ella la que ocupa ese lu-
en cuanto tal, es un semblante. Así no precisamos hacer sem-
gar,
blante en cuanto a eso; suponer que hay objeto a, el bueno, el
En esa época ya quería añadir que no podemos desconocer
ve dadero, el sustancial, y que, aparte de eso, hacemos "sem-
blante de". Es precisamente eso que me parece un error, ya que al lado del goce de la imagen narcisística, presente en el
caso Schreber — cuando él se satisface en el espejo con su belle-
que implica un uso sustancial del objeto n. Sólo es interesante
za femenina, siempre r o deado d e o b j etos f emeninos,
hablar de objeto n — aúnen sus diferentes encarnaciones o sus-
etcétera —, que al lado del registro que existe del goce narcisis-
tancias — si lo consideramos, en principio, como esa estructura
de superficie, como esa fórmula. ta de la imagen, hay otro registro que es el que va y viene del
goce que penetrasu cuerpo y que es expulsado, lo que lo ha-
No quiere decir que el analista se reduzca, en principio, al
ce sufrir terriblemente en su delirio. Subrayaba, ya en esa
objeto a. Hablamos de comienzo y fin de análisis, es tal vez
época, que eso obedecía a un movimiento defort-da, o sea que
solamente en el fin de análisis que podemos hablar de esa re-
no se trataba de un goce narcisista, sino de un goce ligado
ducción al objeto o.
Me gustaría responder a las otras dos cuestiones. Me pre- fundamentalmente a los ritos de la repetición simbólica. Si lo
leo de ese modo, es porque Lacan en esa época desarrollaba
guntan si mi crítica a la expresión "semblante de objeto" es
1a conexión del goce y la repetición que había excluido com-
una crítica que hago conforme a mí mismo, conforme a lo que
pletamente de su enseñanza durante años. Es un goce ligado
citó Quinet. No, no es de ninguna manera una crítica que me
a lo simbólico. Propuesto el tema de estas jornadas, lo que nos
hago a mí mismo. Ya hace mucho tiempo que busco una for-
interesa durante estos dos días es sobre todo el goce ligado a
ma de tocarelpunto en elCampo Freudiano que hace que esa
600 Jacques-Alnin Millrr La intagen reina 601

la estructura topológica de la imagen, pero evidentemente, la idea de un sujeto reducido a la trayectoria de su pulsión.
ésta no es la totalidad de la cuestión. Pido disculpas por haber sido tan conciso, pero si empleé
la expresión que le llamó la atención, es porque ella fue em-
Dominique Fingerinan: Me gustaría escucharlo un poco más pleada una vez por Lacan y creo que en esos mismos térmi-
sobre la expresión "sujeto de la pulsión", "conocerse como su- I los.
jeto de la pulsión".
Antonio Seg<undol L a i m a gen q ue el c e ro c rea ¹sería u n a
J.-A.M.:Creo que es una expresión que figura una vez en imagen reina? [Hace referencia a "La Suture", texto de Jac-
la obra de Lacan y me permití retornarla otra vez al final. Sal- ques-Alain Miller]. Tomando el cero como aquello que opera
teé algunos comentarios que, sin duda, volverían la expresión en la secuencia de los núme"os, así como el sujeto barrado en
más comprensible. l'odríamos insistir, y Lacan lo hace, sobre la cadena significante, y recordando aun que el cero vela la
el carácter "sin cabeza, acéfalo" de la pulsión y es lo que jus- nada y, en cierto modo, la crea.
tifica que utilicernos este concepto en psicoanálisis. En el fon-
do, utilizamos el de deseo cuando nos equivocamos, y elde Lllia Mahj oub: Me guslaf Ja retornar la expresión "semblan-
pulsión, cuando hay una especie de recta en dirección al obje- te de objeto" sobre la cual usted atrajo nuestra atención. Es
tivo, sin error y sin "errancia". Podemos describir comporta- una expresión de Lacan que se refiere a la construcción de sus
mientos y fenómenos y agruparlos en uno u otro registro, discursos, o sea, es un lugar en sus discursos. Efectivamente,
según haya interferencia de un sujeto que es siempre, final- podemos acompañarlo en la exclusión que usted opera, que
mente, un sujeto del lapsus, del eclipse, de la perturbación, todo lo que viene a ese lugar, que comanda el discurso, ya sea
etcétera. el sujeto, ya sea el amo, ya sea el saber, ya sea el analista, no
Reintroducir el término "sujeto de la pulsión", dado que el se sustancializa. Hay algo allí que no puede ser sustantifica-
uso parece excluir el propio término pulsión, ¹a qué criterio do, hay un impos
ible; ese lugar no puede, justamente, tener
responde? Es preciso que pueda decir eso rápidamente — la cualquier poder sobre lo que pasa. Entonces, ninguna sustan-
homología que hay entre el circuito de la pulsión, si lo descri- tificación, ese lugar de semblante está en falta, en verdad; si
bimos como un ir y venir, como esa boca que se besa a sí mis- nos referimos al semblante, es solamente en el discurso. En
ma —, . na forma de ir y venir y al mismo tiempo de sutura, de eso estamos de acuerdo.
la división del sujeto. Es lo que Lacan elabora en su Selninario
11: la homología entre el recorrido en anillo de la pulsión — que P.:Cuando usted hablaba delsemblante de ser como lugar
hace que su objeto (si quisiéramos verdaderamente pensar el del analista, no entendí si hacía una separación, una disyun-
objeto de la pulsión) no sea nada material, sea una configura- ción, entre lo que sería propiamente el objeto n y n', aquel sig-
ción de la superficie — entre ( ... ) el sujeto del inconsciente y la nificante que no significa nada, que indica que no puede que-
puLsión. dar vacío, como Lacan define en El Seininnno 20. Me gustaría
Es en ese nivel de pura estructura que podemos hablar de que comentase un poco más sobre eso.
sujeto de la pulsión. Es el nivel en que el sujeto no es nada
más que el trazo de la pulsión. Él no es su lapsus, sus pertur- J.-A. M.: Yo no hacía tanta diferencia entre a minúscula y el
baciones del recuerdo; él es la trayectoria de su pulsión. Fs lo objeto n, si es eso lo que me preguntó. No pensé en establecer
que hace que Lacan hable de cinismo en el fin del análisis. Es una diferencia.
602 Jacqaes-Aloia Miller

Sobre lo que dice Lilia. Mahjoub, parece muy pertinente. Al DOCUMENTOS


admitir que el objeto a no es una sustancia y que él es, en tan-
to tal, un semblante de objeto, no tenemos necesidad de agre-
gar el semblante pues éste ya esté incluido en el propio con-
cepto de objeto a.
Me piden además que hable de un artículo que escribí
cuando tenía veinte afros, lo hago de buen grado. Es cierto
que — ¹qué puedo decir desde el punto de vista desde el cual
lo "eo ahora? — el cero se ofrece a una cierta contemplación y
a una práctica. El plus-de-gozar esté especialmente disimula-
do porque esté en el propio ejercicio lógico-matemético del
texto. Es, sin duda, lo que explica que en ese texto yo no tuve
preocupación de situar el plus-de-gozar. Es una construcción,
bajo deter minados p u n tos d e v i s t a, muy apolínea, si se lo
pu de llegar a decir de esta manera.

liío de janeiro
Abril de 1995

Traducción: María Liiján Salgado


PSICOANÁLISIS Y PSIQUIATRíA
Carol Sonnenreich

No estoy muy dispuesto a hacer comentarios. Pues me pa-


rece que a partir de las premisas situadas, el conferencista ex-
puso sus ideas de manera organizada a tal punto que me im-
presionó por la estructura. Diría. que él nos habló dc un cierto
psicoanálisis que no es practicado por la mayoría de los psi-
coanalistas, mejor dicho, los paulistas. Fl psicoanálisis de San
Pablo es predominantemente de origen inglés, vía Buenos Ai-
res (risas). Eso hace que la influencia de Melanie Klein sea
muy fuerte. Las posiciones que surgen de allí no crean entre
él y la psiquiatría una antinomia, sino que crean un antago-
nismo que no existe en Lacan. Escuché muchas veces, y me
llegué a convencer, a psicoanalistas declarando: "No estoy de-
biendo nada, además de los estudios de medicina y de psi-
quiatría, soy médico y la formación y la práctica psicoanalíti-
ca no agregan nada a mi formación médica"...
En la llamada "psiquiatría psicodinámica", en la post-in-
ternación del paciente, aunque el intento del psiquiatra no sea
el de utilizar el método del psicoanálisis, la interpretación del
síntoma -practicada con bastante frecuencia — se basa en los
datos fundamentales traducidos en lenguaje elemental de los
conceptos básicos de Freud. Si no me equivoco, es ésa la situa-
ción aquí: en San l'ablo existe reserva, restricción, separación.
entre psiquiatría y psicoanálisis. La visión que nos fue pro-
puesta, hoy a la noche, es muy gratificante para el psiquiatra
que está utilizando fuentes de Lacan. Saber que existen todos
esos escritos de Lacan... Los psiquiatras saldrán de aquí, esta
noche, alegres y lacanizados.
606 Cnroí Son «earcich
psiconariíisisy psicíníntría 607

Vimos hoy un cierto psicoanálisis... tal vez con otra infor- en el intento de fenomenologizar las críticas hechas a Jaspers,
n.ación... existe una psiquiatría practicada en San Pablo y, con la "comprensión", que me parecen perfectamente aceptables,
certeza, en Francia, que no esté de acuerdo con nuestro invi- no sólo en la versión lacaniana. Por ejemplo en la psicosis,
tado. La separación que él esté haciendo entre el síntoma di- donde se tiene el proceso, lo procesal se opone a lo compren-
cho por el paciente neurótico y el síntoma no dicho pero rea- sible. Como no me parece que se pueda distinguir cualquier
lizado por el paciente psicótico, por ejemplo, causa muchos alteración mental, ese concepto de comprensión es innecesa-
problemas (risas)... ¹Cómo decirlo? ¹de qué modo? El pacien- rio. Escuchándolo hoy, tuve rllla sorpresa: soy mucho más la-
te neurótico no nombra al propio síntoma, aunque pueda de- caniano de lo que suponía (risas),
cir: "tengo miedo de subir en el ascensor, de estar dentro de
un cuarto cerrado", no va a d ecir: "tengo claustrofobia".
Cuando el paciente dice: "estoy oyendo voces", esté diciendo
que esas voces no existen en realidad, existen sólo en su psi-
cosis. Tengo mucha dificultad en separar los conceptos entre
neurosis y p~icnsis, a pesar de aceptarlo, dentro del punto de
vista de posiciones formadas. Fuera de ello, lo encuentro més
difícil. Decir que el psiquiatra o el psicoanalista participa del
síntoma o que el síntoma se crea en la propia presencia del
analista sugiere un concepto de neurosis transferencial, per-
fectamente plausible. Entretanto, afirmar que el psiquiatra
tiene como objetivo estar fuera del síntoma... yo diría que an-
tes de comenzar este siglo el psiquiatra tal vez haya tenido tal
pretensión y objetividad, pero de Heisenberg para aquí, en to-
do el campo de la cultura, se admite que no hay ninguna ob-
servación, ningún conocimiento dc] cual el que conoce no
participe. Aquel que conoce, participa del objeto conocido. El
psiquiatra estaría fuera del circuito contemporéneo de la cien-
cia si pretendiese quedar fuera del síntoma. Tanto cn psiquia-
tría como en psicoanálisis, el síntoma es creado por el pacien-
te frente a un observador. Desde ese punto de vista, no veo
separacion entre psiquiatría y psicoanélisis. Probablemente sí
persista entre los psiquiatras franceses que fueron citados
aquí.
El libro Faííctaaíeíítos de la cIíííica es muy bueno, muy boni-
to. Propone la historia por fases del pensamiento psiquiétrico.
Con seguridad ignora ciertas cosas más recientes.
Estoy apenas dando una vaga información sobre lo que es-
tamos pensando en hacer aquí, El automatismo está presente
PSICOANÁLISIS Y LÓ('ICA
iUezvton da Costa

Como había arreglado, hablaré en portuAol, pero antes qui-


siera agradecer, en portugués, a Jacques-Alain Miller. Sus pa-
labras del inicio me conmovieron bastante y quisiera decir
que es sorprendente para un lógico asistir a una clase tan lin-
da como la que dio.
Voy a hablar apenas lo necesario para iniciar e] debate.
Hace muchos akos que me dedico a desarrollar un tipo de
lógica, no clásica, hoy llamada "paraconsistente". Uno de sus
motivos básicos ha sido realmente la paradoja de Russell, que
nos fue explicada por Miller.
l.as soluciones usuales de la paradoja de Russell, en la ló-
gica clásica, son las que eliminan la paradoja, no tomando en
cuenta el conjunto d e R u ssell como c o nstituyendo en t i d ad
matemática digna de estudio, especialmente porque el con-
junto de Russell tiene propiedades contradictorias y, para la
lógica clásica, en una teoría donde hay una paradoja como la
de él, todo se puede demostrar. Son teorías triviales, que así
son dichas, en la lógica clásica y en muchas lógicas, desde que
hay contradicción.
Ése es el gran obstáculo para el desarrollo de teorías y de
lógicas en las cuales puedan existir entidades con propieda-
des contradictorias. Desde muy joven, cuando por primera
vez estudié la paradoja de Russell, tuve una idea: ¹por qué no
considerar el conjunto de Russell tan digno de estudio como
los otros conjuntos matemáticos, como los otros conjuntos
usuales? ¹Por qué no desarrollar una nueva matemática don-
de estén el conjunto de Russell y muchas otras entidades con
610 recatandnCosta Psicoanritisisy lógica 611

propiedades contradictorias? La lógica clásica y la mayor par- a entrar en detalles. Me gustaría simplemente hacer algunas
te de las comunes no pueden ser utilizadas. observaciones de carácter general, sobre la formalización de
Uno de mis lemas durante toda la vida ha sido la frase de una ciencia, de una determinada teoría. Hay quien no gusta
Cantor, creador de la teoría de los conjuntos: "La esencia mis- de la formalización, pensando que ésta reduciría a esquemas
rna de la matemática radica en su libertad". formas sin relevancia. Eso no es correcto, sería lo mismo que
El motivo principal de mis investigaciones en lógica para- no apreciar el hecho de que las calles de una ciudad tuvieran
consistente es el de desarrollar una lógica donde la existencia nombre y las casas tengan número. Pero la formalización
de contradicciones no implique trivialidad, una lógica que completa y total es, en general, imposible. La formalización es
posibilite elaborar sistemas de teorías de conjuntos, en los importante, significando bajo cierto punto de vista el proceso
cuales el conjunto de Russell pueda existir.. Ha sido un traba- de condensarse en algunos símbolos, en algunas ideas bási-
jo difícil y, cuando digo que hay conjuntos como el de Russell, cas, muchas relaciones y muchas propiedades. Es como utili-
que pueden ser llamados contradictorios o las proposiciones zar un mapa de laregión mapeada. Podemos, por ejemplo,
que expresen sus propiedades, proposiciones contradictorias, formalizar la di aléctica. Formalizar, repito, significa conden-
no estoy diciendo que todo sea contradictorio. sar en un sistema simbólico razonable apenas ciertos aspectos
Sería exagerado afirmar: "Este vaso no está aquí", anulan-
do el principio de no-contradicción. Hay anulacion sólo en al-
importantes como, por ejemplo, sistematizar una ciudad dan-
do nombre a las calles y números a las casas.
gunos "puntos singulares". Ellos son excluidos por la lógica La lógica paraconsistente, como cualquier otra, sirve para
clásica, que es un tipo de lógica menos general que la para- formalizar un discurso, tal vez aquel al cual Miller se refirió.
consistente. Así, la lógica paraconsistente es más general por- Formalizar, insistamos, no significa reducir ni significa trans-
que se aplica también a objetos contradictorios como el con- formar todo en símbolo.
junto de Russell. Estoy hablando en un lenguaje poco riguroso. Voy a haceruna observación: cuando hace unos meses fui
Sin embargo, para los objetos normales con propiedades nor- invitado por Jorge Forbes e Ivete Villalba para trabajar con el
males, vale la lógica usual. grupo lacaniano en San Pablo, me pregunté si en el material
Hay algo interesante: si queremos .'undamentar una teoría intuitivo y no formalizado del discurso que considerábamos
paraconsistente de conjuntos, donde hay conjuntos y objetos sería posible encontrar algunas regularidades simbólicas que
contradictorios, podernos emplear ciertas lógicas débiles, co- pudiesen ayudar a los psicoanalistas en su trabajo. No hay
mo señaló Miller. Con todo, como procedí, las teorías de con- imposibilidad, n priori, en formalizar el discurso analítico u
junlos y las u iateináticas resultantes son más fuertes que la otro cualquiera. La formalización es siempre un instrumento
matemática clásica. Se puede construir un sistema de teoría de trabajo, es una taquigrafía, como un mapa en la búsqueda
de conjuntos en una k)gica más débil pero, adecuando los de un tesoro, Desde el principio no me pareció una tarea im-
postulados, sería — en lo relativo a la parte de conjuntos — mu- posible, aunque sí difícil. Poco a poco comenzamos a trabajar
cho más fuerte que la teoría usual de conjuntos, la cual él con- y me sucedió algo increíble: algunas de las características del
taría como un caso particular y contaría con conjuntos como material presentado por los lacanianos Jorge Forbes e Ivete
el de Russell. Esos sistemas, desde un determinado punto de Villalba tenían unas propiedades formales, interesantes y re-
vista, son tan buenos como los clásicos. lacionadas no sólo a la lógica paraconsistente sino a la lógica
Hay otras motivaciones matemáticas y filosóficas para el paracompleta, en particular a la construccionista.
desarrollo de la lógica paraconsistente. No voy, sin embargo, Después de la palabra de Miller, tengo muy poco que de-
612 ~etetaa dn Costa Psicoatiálisisy lógica613

cir. Podría escribir símbolos, dar una clase de lógica, pero no cas. Es muy interesante que de la combinación de fuerzas en-
es lo que voy a hacer, mi tarea fue bastante simplificada lue- tre especialistas de áreas diversas y lejanas pueda resultar en
go de su exposición. que juntos tengan mucho para decir.
Todos conocemos o ya escuchamos hablar de la teoría ge- Podría continuar hablando sobre lógica. La íínica cosa, sin
neral de la relatividad. Dicen que Einstein fue un gran mate- embargo, que me gustaría expresar es que todas mis motiva-
mático, pero si tomamos esto al pie de la letra, es una idea ciones siempre han sido matemáticas o filosóficas. Cuando,
completamente falsa. í.'1 no fue un gran matemático en senti- por ejemplo, intenté desarrollar la lógica paraconsistente,
do estricto. Fue un físico genial, aunque no dispusiese del ins- procuré saber si la racionalidad se identificaría con alguna ló-
trumento básico para formalizar la teoría general de la relati- gica determinada y ésa fue una de mis motivaciones. Jamás
vidad, pues no conocía cl sistema matemático necesario para trabajé la lógica por la lógica misma, tengo siempre alguna
sistematizar sus ideas. Se acercó a Grossman, uno de sus motivación, en general proveniente de otra disciplina, mate-
grandes amigos — un matemático- y le presentó sus proble- mática o filosófica.
mas. I uego de d i s cutir, veri ficaron qu e se poseía la herra- Estoy absolutamente convencido de que hay un nuevo
m ienta matemática necesaria para la sistematización dc l a s campo de aplicación de la lógica, abierto por los lacanianos,
concepciones de Einstein: el cálculo tensorial y la geometría pero que no voy a discutir ahora pues no soy competente en
ricmanniana. Salvando las distancias, hay algo muy intere- la teoría de Lacan, en la doctrina que orienta a su Escuela.
sante: al leer a Lacan y Freud, y también algunos trabajos de Quiero aclarar que podemos utilizar una o varias lógicas
Miller, llego a la conclusión certera de que hay algunos inva- locales, de naturaleza no clásica, las cuales son — pienso — de la
riantes lógicos en ese material, que son regularidades real- mayor importancia para la comprensión de la doctrina laca-
mente significativas y que hay que hacer con él más o menos niana del psicoanálisis.
lo que Grossman hizo con la intuición de Einstein. Aunque hubiera preparado algo más para decirles, me de-
l.a formalización es absolutamente esencial, se presta para tengo aquí a fin de que tengamos más tiempo para discutir.
condensar ideas, para orientar: es como un mapa. del tt! t.'t lode Les agradezco haber participado de este encuentro, principal-
París. 1nente por las palabras proferidas por Jacques-Alain Miller y
Después de mucho discutir, concluirnos que la lógica del espero que iniciemos un nuevo y p rofundo contacto, con
material que me había sido presentado, era seguramente una grandes consecuencias entre los matemáticos, los lógicos y los
lógica paraconsistente y paracompleta, El problema sería de- psicoanalistas.
sarrollar esa lógica y, como ella tiene muchos niveles (el pro-
posicional, el de predicados y otros), intentamos a través de
lo más simple, el cálculo proposicional, presentar un sistema
que formalizase partes del material considerando cómo se dio
con el cálculo tensorial que caracteriza, de alguna manera, as-
pectos de la concepción einsteniana.
Al principio me costó mucho entender lo que querían los
psicoanalistas, sobre todo los lacanianos. Pero, poco a poco,
me convencí de que había algo muy bonito e, inspirado heu-
rísticamente en sus debates, desarrollé algunas nociones bási-
NOTA SOBRE
LA ORGANIZACIÓN DEL LIBRO
A>tgeli na Harnri

Dar a conocer los primeros pasos y la evolución del movi-


miento llamado Campo Frcudiano en Brasil traduce bien la
trastienda de la compilación de los textos de Jacques-Alain
Miller reunidos en el presente volumen. Al ponernos a traba-
jar vimos que parte de la tarea ya había sido ejecutada: los
textos circulaban entre nosotros, estaban en las bi b l iotecas,
descansaban en nuestras mesas de estudio... Eso en ediciones
pioneras tales como Falo-Revista Brasileira del Campo Freudia-
»o; Cnpítulos de Psicanálise, de la BFB; Corveio do Sirnpósio, o
más recientes como Opino Lncnninna -Revista Brnsileira interna-
cional de Psicoanálisis; Correio dn Escola Brnsileirn de Psicarrálise,
Agente; O Espelho, además de los libros editados por la EBP-
Bahía y la EBP-Minas ( erais.
Enseguida fuimos a la búsqueda de lo restante, tanto del
material en bruto como las notas y las transcripciones en ar-
chivos personales. Un trabajo de investigación, confirmación
de datos, aclararión de du das, confrontación de testimonios,
no sólo de aquellos que, en calidad de público, estuvieron
presentes desde el inicio sino también del propio orador.
El establecimiento del texto trató siempre de encontrar un
término medio para el matiz regional de la lengua portugue-
sa. El resultado final, por lo tanto, no corresponde literalmen-
te a lo publicado en versiones anteriores.
Del conjunto de textos surge la lectura apasionada y minu-
ciosa de Lacan, marca indiscutible del autor, y reunirlos cons-
tituyó un honor.
NOTA ACLARATORIA
A LA VERSIÓN CASTELLANA

Movía les Negvi

Elncidación de Lacan fue realizado en base al texto original


brasileño Lacan Elucidndo que recopila las charlas dadas por
Jacques-Alain Miller en Brasil desde 1981 hasta 1995, fecha de
la creación de la Escuela Brasileña de Psicoanálisis.
La publicación de este libro de Jacques-Alain Miller en
Argentina se inscribe en una serie que comenzara en 1983 con
Dos dímensiones clínicas: sfnionia yfantasn>a, conferencia dada
en Buenos Aires. I uego se sucedieron matemos I y II, que
recopila diversos textos del autor; Lógica de la vida amorosa
que, junto con conferencias dadas en Buenos Aires, incluye la
de San Pablo "Patología de la ética". Recientemente han
aparecido introducción al método psícoanolíticoy EI deseo de
Lacnn, que incluyen charlas dictadas en Brasil.
Cabe destacar, sin embargo, que el presente volumen tiene
una particularidad, el ser un libro de la Colección Orientación
Lacaniana, publicación de la Escuela de la Orientación Laca-
niana en el marco de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
El trabajo de traducción fue íntegramente realizado por
miembros de la EOL y se contó con una supervisión técnica.
En el curso del trabajo realizado intentamos respetar el
estilo coloquial a fin de conservar la vivacidad de estas char-
las. Asimismo ha sido nuestro esfuerzo la búsqueda de las
formas gramaticales y de los términos que mejor se ajustasen
a nuestra lengua.
Importa señalar que para las referencias de Sigmund
Freud — tanto de térm i nos como d e t í t ul o d e t e xtos — hemos
seguido la traducción de José L. Etcheverry.
618 Marírr tné: t legrí

En lo referente a la obra de Jacques Lacan, las traducciones Colección Orientación Lacaniana


que figuran han sido tomadas de los textos publicados en
castellano; Escritos y Sentinarios.
Agradecemos a Jacques-Alain Miller quien con sus certe-
ras sugerencias alentó y posibilitó esta publicación. Títulos publicados
Fn los casos donde no figura nombre de autor se trata de volúmenes
de conjunto.

LA CURA l'SICOANALÍTIC 'A 'lAL COMO ES

LA TRANSFERENCIA TAL COMO ES

LO QUE NO SE SABE EN LA
CLÍNICA PSICOANALÍTICA

LA LÓGICA DE LA CURA

iQUE PSICOANALISIS2
Colette Soler

TRANSFERENCIA E INTERPRETACIÓN

S EXUALIDAD FEM EN I N A

IMÁGENES Y MIRADAS

LA INTERPRETACIÓN
EN LOS CASOS DEL PSICOANÁLISIS

LAS VARIABLES DEL FIN DE LA CURA


Colette Soler
LA PALABRA

EL TIEMPO DE INTERPR.ETAR

DIVERSIDAD DEL SÍNTOMA

S ATISFACCIONES DEL SÍNTOM A

REALIDADES Y ARTIFICIOS

SERIE TESTIMONIOS Y CO1VFERFWCIAS

ENSEÑANZAS DEL PASE

LA VOZ

LÓGICAS INCONSISTENTES

Se terminó de imprimir
en el mes ds junio de 1998 en
Gráfica M. P. S. S.R.L.
Santiago del Estero 338- Lanús
Buenos Aires - República Argentina
"El texto de Lacan no se lee como un rostro.
No esquetengaunamáscara,no,sino quevehiculiza un saber
al mismo tiempo fuera de las sendas habituales, y que toca
lo más íntimo de cada uno. En suma, exige una interpretación,
Lacanera considerado 'oscuro'hasta porsus alumnos.
El enigmaexigía un descifrador. Es lo queyo fui.
Sin dudaera necesario, para poder 'comunicar' a Lacan, alguien
que amase el estilo de Montesquieu y el de Stendhal.
nitidez, rapidez, precisión."

JACQUES-ALAINMILLER

o /

00 ilKM

E OL+ P A I D Ó S

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