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EL DEMONIO

Nicolás López Martínez

EL DIABLO
55
Cuadernos BAC
Nicolás López Martínez
es sacerdote, doctor en Teología y catedrático de
Dogmática en la Facultad de Teología de Burgos.

(C) Biblioteca de Autores Cristianos, de La Editorial


Católica, S.A. Madrid 1982.

Mateo Inurria, 15. Madrid-16


Depósito legal M-18.359-1982 ISBN 84-220-1055-0
Imprime: Mateu Cromo, S.A. Pinto (Madrid)

ANTE LA TRUCULENCIA Y LA NEGACIÓN

En 1843 J. Graesse recogía en su "Biblioteca mágica y


Nicolás López Martínez pneumática" varios millares de obras sobre el diablo.
Desde entonces han aparecido centenares de libros y
artículos sobre el mismo tema. ¿A qué viene ahora este
nuevo folleto? Es fácil de justificar. Ante todo, hay que
El demonio está en el origen de la primera advertir que la frondosa literatura demonológica suele
desgracia de la humanidad; él fue el tentador
tener escaso valor científico. Unas veces peca de
falaz y fatal del primer pecado, el pecado
original. Desde aquella caída de Adán, el
ingenuidad, otras es un filón inagotable para avivar, más
demonio adquirió un cierto dominio sobre el que satisfacer, la curiosidad morbosa mediante
hombre, del que sólo la redención de Cristo narraciones fantásticas, entreveradas de superstición y
nos puede liberar. Es el enemigo número uno, de supuestas artes ocultas; tampoco falta el señuelo del
el tentador por excelencia. Sabemos así que terror, concorde con oscuros delirios y aspiraciones
este ser oscuro y turbador existe realmente, y tenebrosas. En buena parte, esta literatura, más o menos
que actúa todavía con traicionera astucia; es coincidente con algunas representaciones artísticas, se
el enemigo oculto que siembra errores y atiene a una fácil falsilla maniquea de la explicación del
desventuras en la historia humana. mal en el mundo. Al descrédito de tales escritos,
ventajosamente superados hoy por el cine del terror, se
Podremos suponer su siniestra acción allí une actualmente el espíritu cientistapositivista, así como
donde la negación de Dios es radical, sutil y
la difusión de ideologías de fondo ateo, en un clima de
absurda, allí donde la mentira se afirma -
hipócrita y potente- contra la verdad evidente, secularismo intramundano. Es el otro extremo: la
allí donde el amor queda apagado por un negación de la existencia del diablo. Algunos
egoísmo frío y cruel, allí donde el nombre de recentísimos teólogos, inmersos en este ambiente
Cristo se impugna con odio consciente y secularista, dan por supuesto que el diablo es mera
rebelde, allí donde el espíritu del Evangelio es ficción, una personificación del mal, propia de pueblos
adulterado y desmentido, allí donde la primitivos y, por tanto, un residuo mítico del pasado.
desesperación se afirma como última palabra. En estas breves páginas pretendo hacer una
exposición compendiada de datos objetivos sobre la
Pablo VI. 15 de noviembre de 1972. existencia y naturaleza del diablo, sin eludir algunas de
las principales manifestaciones de la acción diabólica.
1
Nadie se extrañe que hable de "datos objetivos". De la mismos se hicieron malos» (DS 2 800). Esta
misma manera que no sirven las afirmaciones carentes puntualización, así como otras similares, de fecha
de fundamento serio, tampoco son aceptables las anterior y posterior, no es sino una exposición
negaciones gratuitas, aunque estén de moda. A autorizada del símbolo de la fe, con motivo de ciertos
propósito de tales negaciones cabría recordar la frase errores de origen dualista, que pretendían poner en plano
de Goethe: «El vulgo no se da cuenta del diablo ni de igualdad al diablo y a Dios, como principios del mal
siquiera cuando éste le tiene cogido por el cuello». Al y del bien respectivamente.
fin y al cabo, como decía Baudelaire, «el mayor éxito
1 PABLO VI, "Enseñanzas al Pueblo de Dios 1972"
del diablo es persuadirnos de que no existe». (Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1973)
Esta persuasión es lógica para quienes profesen el p.184.
ateísmo. Si Dios desaparece del horizonte del 2 La sigla DS se refiere a la obra "Enchiridion
pensamiento o de las aspiraciones supremas del Symbolorum, Definitionum et Declarationum de rebus fidei
hombre, es natural que se esfume también la idea del et morum", editada por H. Denzinger y A. Schónmetzer.
diablo, quien, como veremos, intenta apartarnos de Traducción española: «Enchiridion Symbolorum. El
Magisterio de la Iglesia» (Herder, Barcelona 1976).
Dios. Si fuera cierto que «Dios ha muerto», como
algunos han afirmado con blasfema petulancia, habría
que matar, por incoherente, la idea del diablo. También
No se define la existencia del diablo: se la da por
se explica que nieguen la existencia del diablo aquellos
supuesta, como la de cualquiera otra criatura. El
que, aunque no se proclamen ateos e incluso se digan
Magisterio suele intervenir con definiciones dogmáticas
teólogos, están exclusivamente preocupados por
cuando algunos niegan verdades reveladas por Dios. No
encontrar soluciones intramundanas, ajenas a toda
era éste el caso: ni en la antigüedad ni en la Edad Media
transcendencia; intentan explicar la revelación divina
se niega la existencia del diablo. Los errores surgen, a
como una proyección del espíritu humano, sirviéndose
veces, al explicar la naturaleza y atribuciones del
para ello de métodos exegéticos basados en apriorismos
mismo. Entonces la Iglesia puntualiza cuestiones
racionalistas, que les permitan aplicar sin trabas las
fundamentales relativas al origen, naturaleza espiritual,
teorías subjetivistas según los gustos del momento. Por
pecado, condenación eterna y actividad maléfica del
supuesto, discurren al margen del Magisterio de la
diablo, sin entrar en otros pormenores. La persuasión
Iglesia o lo relativizan a su antojo. Pero así como el sol
general de que el diablo existe no tiene fisuras hasta
no deja de lucir porque yo cierre la ventana, así la
fechas relativamente recientes. He aquí algunos
realidad objetiva está ahí, independientemente de toda
ejemplos de la enseñanza de la Iglesia:
artificiosa negación.
- El sínodo Constantinopolitano del año 543 publicó
un edicto contra algunos discípulos de Orígenes, en el
ENSEÑANZA DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA que se afirma que el castigo de los demonios es eterno,
jamás terminará y no habrá lugar a la «reintegración» de
Según Pablo VI (15 nov. 1972), «se sale del cuadro los mismos (cf. DS 411).
de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niegue a - El concilio de Braga (a. 561): «Si alguno dice que
reconocer su existencia (la del diablo); o bien quien el diablo no fue primero un ángel bueno hecho por Dios
hace de ella un principio que existe por sí y que no y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice
tiene, como cualquiera otra criatura, su origen en Dios; que emergió del caos y de las tinieblas y que no tiene
o bien la explica como una pseudo-realidad, una autor alguno de sí, sino que él mismo es el principio y la
personificación conceptual y fantástica de las causas sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano,
desconocidas de nuestras desgracias» 1. Afirmaciones sea anatema. Si alguno cree que el diablo ha hecho en el
tan rotundas no se hacen a humo de pajas; están mundo algunas criaturas y que por su propia autoridad
avaladas por un amplio Magisterio anterior, basado en sigue produciendo los truenos, los rayos, las tormentas y
las fuentes de la revelación. las sequías, como dijo Prisciliano, sea anatema» (DS
457-458).
En efecto, muchos símbolos de fe de la Iglesia - El concilio de Sens (a. 1140) proscribió, entre otros
primitiva solían comenzar así: «Creemos en un solo errores de Pedro Abelardo, la tesis de que el diablo
Dios, creador de todo, de los seres visibles y de los sugestiona mediante determinadas piedras y hierbas (cf.
invisibles». El Magisterio posterior aclarará que esas DS 736).
criaturas invisibles son los ángeles, algunos de los - En la profesión de fe propuesta a Durando de
cuales pecaron y, por su culpa, se hicieron malos. Así, Huesca y a sus compañeros valdenses (a. 1208) se dice:
el concilio IV de Letrán (a.1215) dirá: «El diablo y «Creemos que el diablo se hizo malo no por creación,
demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados sino por albedrío» (DS 797).
buenos en cuanto a su naturaleza, mas ellos por sí
2
- El concilio de Florencia, en su decreto para los -Pablo VI se refirió en varias ocasiones a la
jacobitas (a. 1442): «Firmemente cree, profesa y enseña existencia y a la actividad maléfica del diablo. En su
que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás homilía del 29 de junio de 1972, pronunció la conocida
librado del dominio del diablo sino por la fe en el frase: «A través de alguna grieta ha entrado el humo de
Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, Señor Satanás en el templo de Dios» 3. Y el 15 de noviembre
nuestro» (DS 1347). del mismo año hablaba así del diablo: «Es el enemigo
- El concilio de Trento afirma en el decreto de la número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos
justificación (a. 1547) que los hombres, tras el pecado también que este ser oscuro y perturbador existe de
original, «estaban bajo el poder del diablo y de la verdad y que con alevosa astucia actúa todavía; es el
muerte» (DS 1521). Al hablar de la perseverancia, enemigo oculto que siembra errores e infortunios en la
advierte que, después de la justificación, «aún les historia humana... Es el pérfido y astuto encantador, que
aguarda la lucha... con el diablo» (DS 1541). Los que sabe insinuarse en nosotros por medio de los sentidos,
pecan después del bautismo se entregan «a la de la fantasía, de la concupiscencia, de la lógica utópica
servidumbre del pecado y al poder del demonio» (DS o de los desordenados contactos sociales en el juego de
1668). A propósito de la unción de los enfermos (a. nuestro actuar, para introducir en él desviaciones,
1551), refiriéndose al diablo, dice: «Aunque nuestro mucho más nocivas porque en apariencia son conformes
adversario, durante toda la vida, busca y aprovecha a nuestras estructuras físicas o psíquicas, o a nuestras
ocasiones para poder de un modo u otro devorar instintivas y profundas aspiraciones» 4. Y añadía:
nuestras almas (cf. 1 Pe 5,8), ningún tiempo hay, sin «Podremos suponer su acción siniestra allí donde la
embargo, en que con más vehemencia intensifique toda negación de Dios se hace radical, sutil y absurda; donde
la fuerza de su astucia para perdernos totalmente y la mentira se afirma hipócrita y poderosa contra la
apartarnos, si pudiera, de la confianza de la verdad evidente, donde el amor es eliminado por un
misericordia divina, como el ver que es inminente el egoísmo frío y cruel; donde el nombre de Cristo es
término de nuestra vida» (DS 1694). Gracias a este impugnado con odio consciente y rebelde...; donde el
sacramento, el enfermo «resiste mejor las tentaciones espíritu del Evangelio es mixtificado y desmentido;
del demonio» (DS 1696). donde se afirma la desesperación como la última
- Inocencio XI, al condenar los errores de Miguel de palabra» 5.
Molinos (a. 1687), afirma indirectamente que Dios no
permite ni quiere que el diablo violente de tal manera al 3 «Ecclesia» 32 [1972] 969.
hombre, que éste no sea responsable de algunos actos 4 Ibid., p.186.
5 Ibid.
pecaminosos (cf. DS 2241-2253; cf. 2192).
- León XIII, mediante decreto del Santo Oficio
Resumen: a) Estos documentos, de índole dispar,
(a. 1887), proscribió, entre otros errores de Rosmini, su
convienen en dar por supuesta la existencia del diablo
intento de explicar el dominio del diablo sobre el
como ser personal. Se trata de un dato de fe. Como
hombre tras el pecado original. La proposición
escribe K. Rahner, el diablo «no puede ser entendido
condenada es ésta: «Como los demonios poseían el
como una mera personificación mitológica del mal en el
fruto, pensaron que, si el hombre comía de él, ellos
mundo, o sea, la existencia del diablo no puede
entrarían en el hombre; porque, convertido aquel
discutirse» ( "Sacramentum mundi" II 249).
alimento en el cuerpo vivo del hombre, podrían entrar
b) El diablo depende radicalmente de Dios creador:
libremente en su animalidad, esto es, en la vida
fue creado por Dios y, por tanto, fue creado bueno. La
subjetiva de este ente y así disponer de él como se
maldad del diablo se debe a que pecó. Se apartó
habían propuesto» (DS 3233).
libremente de Dios y quedó condenado para siempre.
- Pío XII, en la encíclica "Humani generis" (a. 1950),
c) Por permisión divina actúa con astucia, induciendo
censura la actitud de algunos que se planteaban «La
al hombre al mal, aunque no puede anular la libertad
cuestión de si los ángeles (y, por tanto, también el
humana. El hombre, al pecar, cae bajo su dominio
diablo) son criaturas personales» (DS 3891).
maléfico.
- El concilio Vaticano II afirma que «el Hijo de
d) Cristo Redentor nos libera del dominio del diablo.
Dios, con su muerte y resurrección, nos libró del poder
e) El Magisterio de la Iglesia no se compromete con
de Satanás» (SC 6); que el Padre envió a su Hijo «a fin
respecto a otras muchas cuestiones concretas, que
de arrancar por él a los hombres del poder de las
apuntaremos más adelante, como la naturaleza del
tinieblas y de Satanás» (AG 3); y que, en efecto,
pecado de los demonios, el número y posible
«Cristo derroca el imperio del diablo» (AG 9).
jerarquización de los mismos, las formas concretas de su
Aludiendo a Ef 6, 11-13, habla de «las asechanzas del
acción en el mundo y en relación con el hombre. Una
diablo» (LG 48).
vez que rebasamos los datos fundamentales, entramos,
como diría Pablo VI, en «todo un mundo misterioso,
3
revuelto por un drama desgraciadísimo, del que griegos significaba «maledicente», «calumniador».
conocemos muy poco» (1.c.). Como sinónimo, se incorpora también, en época tardía,
el término "demonio", que en su origen no tenía
DATOS BÍBLICOS connotaciones peyorativas. Para Platón, los demonios
son seres intermedios e intermediarios entre los dioses y
«La doctrina del Magisterio de la Iglesia ha
los hombres: «Todo lo demoníaco es intermediario entre
codificado el contenido real de la Escritura en lo
el dios y el mortal... La virtud de lo demoníaco es
relativo a los ángeles (buenos y malos), limitándose
fomentar no sólo todo lo relativo a la adivinación, sino
con cautela a lo religiosamente importante 'para
también el arte de los sacerdotes en lo que atañe a
nosotros y para nuestra salvación' y dejando todo lo
sacrificios e iniciaciones, al igual que los
sistemático al trabajo de la teología» (K. RAHNER, o.c., I
encantamientos, vaticinios en general y magia»
1 68).
("Banquete", 202 e). Fue Jenócrates quien desarrolló la
Es, pues, imprescindible remitirse a los principales
demonología platónica y dividió a los demonios en
datos bíblicos en los que se basa el Magisterio. Estos
buenos y malos. Pero el carácter maligno de todos los
son abundantes y se van clarificando, como suelen ser
demonios es claro en los textos bíblicos, más
habitualmente a medida que avanza el proceso de la
influenciados por la demonología iránica que por la
revelación. Sin embargo, hay que advertir que la
griega.
importancia del diablo en la Biblia es modesta y, desde
Satanás, Satán, hace de fiscal ante la corte divina,
luego, muy inferior a la que le concedían las religiones
imaginada al modo de las cortes orientales: acusa a Job
iránicas, babilónicas, egipcias y griegas, cuya
y obtiene licencia para poner a prueba su fidelidad (Job
influencia sobre los israelitas no puede ser descartada,
1). Zac 3,1-2 le presenta como el acusador del sumo
aunque sea menor de lo que suele suponerse. El estricto
sacerdote Josué, cuyo defensor es el ángel de Yahveh.
monoteísmo bíblico ayuda a interpretar y a depurar en
Desde Cro 21,1, aparece siempre vinculado al mal:
Israel esas influencias, así como las antiquísimas
«Levantóse Satán contra Israel e incitó a David a hacer
tradiciones populares, anteriores a Moisés, relativas a
el censo de Israel», acto contrario a la voluntad de Dios.
los malos espíritus.
Otros nombres que se le asignan reflejan también su
A este propósito, conviene advertir que algunas
maldad e incluyen, casi siempre, menosprecio hacia él,
posibles aportaciones o sugerencias de origen pagano
por ej., "Belial", que indica perversidad (cf. Dt 13,14;
han podido ser asumidas válidamente por la Sagrada
Sal 18;5); "Beelzebú", nombre del dios de Eqrón (2 Re
Escritura. No hay que menospreciar aquellos
1,2.3.6.16) o dios de las moscas; "Azazel", demonio del
«gérmenes de verdad» de que hablaba San Justino
desierto (Lev 16,8); "Asmodeo", «demonio perverso»
(“Apol”. 1,44,10). «La Iglesia católica nada rechaza de
que daba muerte a los maridos de Sara (Tob 3,8), mera
lo que en estas religiones hay de verdadero y de santo»
adaptación del persa "Aeshma daeva".
6. La verdad queda garantizada por el hecho de la
El porqué de la malicia del diablo nunca se da
inspiración bíblica.
directamente en el Antiguo Testamento. Pero hay
6 Declaración "Nostra aetate". Cf. "Documentos del
indicios de que se acepta la narración del libro apócrifo
Vaticano II" (BAC, Madrid 34 1979). de Henoc, según la cual Satanás es el jefe de los ángeles
que se rebelaron contra Dios y que, derrotados, cayeron
Antiguo Testamento desde su esplendor al abismo de la condenación. En esto
parece pensar Isaías en un texto directamente referido al
En los libros más antiguos del Antiguo Testamento rey de Babilonia, cuya caída compara con la de Satanás:
apenas se habla de los ángeles malos. Este relativo «¿Cómo has caído del cielo, astro rutilante, hijo de la
silencio se explica por la obsesiva preocupación de que aurora, y has sido arrojado a la tierra, tú que vencías las
los israelitas no caigan en la idolatría, ya que el diablo naciones? Tú dijiste en tu corazón: 'El cielo escalaré, por
recibía culto entre sus vecinos paganos. En Gén 3 la encima de las estrellas más altas elevaré mi trono...' Por
tentación de Eva es obra de una misteriosa serpiente, el contrario, al seol has sido precipitado, al hondón de la
cuya astucia se pone de relieve y que más tarde será fosa» (Isaías 14,12-15). Al esplendor inicial del ángel
identificada como el diablo: «Por envidia del diablo se caído corresponden los nombres de "Lucifer" y
introdujo la muerte en el mundo» (Sab 2,24); y en el "Luzbel".
Apocalipsis se hablará del «gran dragón, la serpiente El eco de esta explicación llega al Nuevo Testamento
antigua, que se llama diablo y Satanás» (12,9). y a ella podría referirse Jesús: «Yo estaba viendo a
"Satanás" es el primitivo nombre hebreo con que se Satanás, que caía del cielo como el rayo» (Lc 10,18),
le conoce. Significa «el enemigo», «el adversario», «el aunque es probable que se refiriera, más que al momento
acusador» del hombre ante Dios. La versión de los de la caída inicial de Satanás tras su pecado, al
LXX lo tradujo por "diablo", término que entre los hundimiento del poder maléfico del ángel caído, como
4
consecuencia de la derrota que le inflige el Redentor. Los vecinos de Israel daban culto a los demonios
También la Epístola de San Judas, ver. 6 hablará de para aplacarlos o para tenerlos propicios en las prácticas
«los ángeles que no mantuvieron su primacía, sino que de carácter mágico (cf. los magos, brujos de Egipto, Ex
abandonaron su propia morada». Hay alusiones a una 7, 11-12; Ex 8,3; Ex 8 14-15; Ex 9,10 Nota de JABT). Es
lucha entre los ángeles fieles a Dios, capitaneados por un culto que la Biblia considera idolátrico; de ahí que lo
Miguel, y los rebeldes, al frente de los cuales está prohíba tajantemente: «No sacrificarán más sus
Satanás; lucha que se traslada a este mundo entre los sacrificios a los sátiros» (Lev 17,7). Se explica que todo
ángeles guardianes y los demonios (cf. Daniel 10,13. el culto pagano fuera censurado como culto a los
21;12,1; Judas 9; 2 Pedro 2,11). La culminación de la demonios, «porque todos los dioses de los pueblos son
misma se describe en Apoc 12,7: «Y estalló un demonios» (Sal 96,5); Moisés, en su cántico, increpa a
combate en el cielo: Miguel y sus ángeles luchando los idólatras «que ofrecen sacrificios a los demonios»
contra el dragón. Y el dragón luchó, y sus ángeles, pero (Dt 32,17). La carta de Jeremías (Bar 6) ridiculiza, en
no tuvieron fuerza, ni volvió a encontrarse su sitio en el los términos más sarcásticos, a tales ídolos.
cielo; fue expulsado el gran dragón, la serpiente
antigua (que se llama Diablo y Satanás), que engaña al Nuevo Testamento
orbe entero; fue expulsado a la tierra, y sus ángeles
fueron expulsados con él». En el Nuevo Testamento los textos relativos al diablo
Esta escenificación tiene antiquísimos precedentes son muy numerosos. Recogen y aceptan en todo lo
extrabíblicos. Responde a creencias populares, fundamental los datos veterotestamentarios y reflejan, al
influencias por el culto astral de Mesopotamia y por la mismo tiempo que depuran, las creencias del judaísmo
general persuasión oriental del influjo de los astros en sobre los espíritus malignos. En el trasfondo de los
el acontecer terreno. Así, en el canto de Débora por su textos está la persuasión de la unidad del reino del mal
victoria, resuena esta idea: «Desde el cielo lucharon las bajo la jefatura de Satanás, enemigo de Dios y de su
estrellas, desde sus órbitas lucharon contra Sísara» Reino, enemigo del hombre y de su salvación, tentador,
(Jueces 5,20). mentiroso, enseñoreado del mundo pecador, pero
Satanás no está solo: un mundo de ángeles caídos le vencido por Jesús. La terminología que se utiliza es muy
obedece como a jefe. Son los agentes del mal físico y variada: se habla de diablo, demonio(s), Satanás,
del mal moral. El desarrollo de esta creencia es muy Beelcebú, el maligno, el tentador, homicida desde el
notable después del destierro de los israelitas en principio, el que peca desde el principio, el príncipe de
Babilonia (a. 597-538 a.C.). Pero siempre aparecen este mundo, el gran dragón, la serpiente antigua, el
supeditados a Dios, sin que se acepte el dualismo persa; padre de la mentira, el malo, potestades, espíritus
el monoteísmo de Israel sólo admite un principio impuros, espíritus malignos, etc. En cuanto a su
supremo: «Yo, Yahveh, y nadie más, que formó la luz actuación, se hace hincapié en su oposición tenaz, bajo
y creó las tinieblas» (Is 45,6-7). Sólo la secta diversas formas, a Jesús y a la Iglesia.
heterodoxa de Qumrán presenta coincidencias con la Tampoco el Nuevo Testamento habla directamente
concepción iránica dualista, reflejada en la antítesis de la caída inicial de Satanás, ni de los motivos de la
entre «el príncipe de las luces» y «el ángel de las misma. Se acepta el esquema de la ya mencionada
tinieblas». narración apócrifa del libro de Henoc: Satanás y sus
El pueblo imaginaba a los demonios como a seres demonios fueron ángeles buenos, creados por Dios (Col
fantasmales, que moran en las ruinas desoladas, actúan 1,15-16); pecaron y se hundieron en el mal. Lo que
especialmente durante la noche y adoptan formas de interesa a los hagiógrafos es destacar que Jesús vence en
animales que inspiran miedo o repugnancia (macho toda la línea al diablo y que nosotros, unidos a Jesús,
cabrío-sátiro, serpiente, búho, chacal, hiena). A veces, podemos y debemos vencerle.
se les dan nombres babilónicos, como el de "Lilit" (Is El panorama del mundo, hasta la venida de Jesús,
34,14), demonio de la tormenta, representado con estaba entenebrecido por la acción avasalladora del
cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidades Maligno: Satanás era «el jefe del mundo» (Jn 12,31;
de ave nocturna. Como indicio de ruina, se pronostica 14,30). Por eso los evangelistas ponen de relieve la
que los demonios tendrán su morada en Babilonia lucha victoriosa de Jesús contra el diablo. Este, enemigo
(Isaías 13,21-22) y en la tierra de Edom (Isaías 34,11- permanente del Reino de Dios, trata de arrastrar al mal
15). El medio utilizado para hacerles frente era el incluso a Jesús, a quien tienta con la pretensión de que
exorcismo, que no consistía en alguna fórmula mágica se presente como un mesías político, en vez de cumplir
como entre los paganos, sino en oraciones para pedir a la misión salvífica que le había encomendado el Padre
Dios que reprima a Satanás (cf. Zac 3,2), o en algún (Mt 4,1-11 y paralelos). No parece que fuera ésta la
otro procedimiento sugerido por Dios mismo (cf. Tob única ocasión en que el diablo tentó a Jesús. Lc 4,13
6,8;8,2-3). advierte que, tras la derrota, el diablo «se retiró de él
5
hasta su momento preciso». Ese momento será el de la impide que éste siga tentando, individual y
pasión, cuando se pondrá a prueba la fidelidad plena de colectivamente, a los cristianos con intención de
Jesús a la voluntad del Padre (cf. Lc 22,42). La pasión engañarlos (cf. 2 Cor 2,11) mediante sus estratagemas
fue la hora de los enemigos de Jesús y «el dominio de (Ef 6,11) y trampas (1 Tim 3,7), incluso disfrazándose
la oscuridad» (Lc 22,53), es decir, del diablo (cf. Col de «ángel de luz» (2 Cor 11,14), y «ronda como león
1,13; Ef 2,2; 6,12). El «había metido en el corazón de rugiente, intentando devorar a alguno» (1 Pe 5,8).
Judas Iscariote la idea de entregarle» (Jn 13,2), pues Procura sembrar cizaña en el campo del Señor (cf. Mt
«Satanás entró en Judas» (Lc 22,2; cf. Jn 13,27). 13,25.28), zarandea a los apóstoles cribándolos como al
Pero es Jesús quien lleva la iniciativa en la lucha, de trigo (Lc 22,31), suscita persecuciones contra ellos y, en
modo que el fuerte es encadenado por el más fuerte (cf. general, contra la Iglesia (cf. Ap 2,10; 12,17; 13,7);
Mc 3,27) y «el jefe de este mundo va a ser expulsado estorba la predicación del Evangelio (1 Tes 2,18). Al
afuera» (Jn 12,31). Los reiterados ataques de Jesús al final de los tiempos, la venida del anticristo «estará
diablo se ponen de manifiesto en los milagros que señalada por el influjo de Satanás» (2 Tes 2,9), quien
realiza al expulsar demonios de algunos posesos y pondrá a disposición de aquél «su fuerza, su trono y
liberar a enfermos de la influencia de Satanás. El gran autoridad» (Ap 13,2), en orden a «engañar, si fuera
relieve que dan los evangelistas a estos relatos posible, aun a los elegidos» (cf. Mt 24,24).
demuestra, por una parte, la importancia que atribuían a Las tentaciones son siempre superables. No todas se
la acción del diablo en el mundo y, por otra, su interés deben al diablo, pero él puede sacar provecho de las que
por presentar «signos» de la superioridad del Señor y tienen otras causas, por ejemplo, nuestras tendencias
de la instauración del Reino de Dios: «Si yo expulso desordenadas. Para vencerlas, contamos siempre con la
los demonios gracias al Espíritu de Dios, es que ha ayuda de la gracia. Somos libres y, por tanto,
llegado a vosotros el Reino de Dios» (Mt 12,28). responsables de nuestras claudicaciones ante la
Los casos en que se habla de posesión diabólica tentación. Sant 4,7 nos da la fórmula: «Someteos a Dios;
suelen tener manifestaciones físicas tales como en cambio, resistid al diablo y huirá de vosotros». Esta
ceguera, mudez total o parcial, convulsiones, gritos y resistencia es siempre posible, porque «fiel es Dios, que
actitudes furiosas (cf. Mt 9,32; 12,22; 17,14-17; Mc no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras
1,23-26, etc.). En algunos casos podría tratarse de fuerzas» (1 Cor 10,13; cf. 2 Tes 3,3). Hay que revestirse
enfermedades, explicables sin posesión diabólica, pero de la armadura de Dios (Ef 6,11), embrazar el escudo de
hay que tener en cuenta que en el Evangelio se la fe (Ef 6,16) y evitar las ocasiones (1 Cor 7,5; 1 Tim
distingue entre endemoniados y enfermos (Mc 1,34), 3,6). Cumplidas estas condiciones, «el Dios de la paz
aunque, según la mentalidad del judaísmo, se propenda hará pedazos a Satanás bajo vuestros pies rápidamente»
a considerar al diablo como agente de las (Rom 16,20). «¡Feliz el hombre que soporta la prueba!»
enfermedades. (Sant 1,12); cuantos resistan con valentía estarán entre
El dominio de Jesús sobre los demonios es «los que lo han vencido por la sangre del Cordero y por
reconocido por éstos en varias ocasiones (cf. Mc 1,23- la palabra del testimonio que dieron» (Ap 12,11).
24; 5,2-16 y paralelos). Con la venida y la obra de Los que se dejen seducir y caigan en pecado vienen a
Jesús se evidencia que «el jefe de este mundo está ser «hijos del diablo» (cf. 1 Jn 3,10), se sitúan
condenado» (Jn 16,11), es decir, vencido. Como signo voluntariamente bajo su dominio: «Quien comete el
de esta victoria, se habla de la sentencia que en el juicio pecado es del diablo» (1 Jn 3,8); él «actúa ahora en los
final pronunciará Jesús contra los condenados: rebeldes» (Ef 2,2), que optan por someterse a las
«Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado tinieblas, al poder de Satanás (cf. Hechos 26,18), o
para el diablo y sus ángeles» (Mt 25,41). engrosar las filas de alguna «sinagoga de Satanás» (Ap
El ejercicio del poder sobre los demonios es parte 2,9; 3,9). De hecho, el mundo, en la medida en que
integrante de la misión salvífica de Jesús, misión de la rechaza elsuave yugo de Jesús (cf. Mt 11,30), «yace en
que hizo partícipes a sus discípulos, a quienes «daba poder del Maligno» (1 Jn 5,19), a quien San Pablo llega
autoridad sobre los espíritus impuros» (Mc 6,7). Consta a llamar «el dios de este mundo» (2 Cor 4,4). Bajo su
que ellos ejercieron este poder: «Señor, hasta los dominio sólo cabe participar en la mentira y en la
demonios se nos someten en tu nombre» (Lc 10,17; cf. muerte (Jn 8,44; 1 Tim 4,1).
Hechos 5,16; 8,7; 16,16-18; 19,12-16).
En las cartas de San Pablo y en los otros escritos del EL DIABLO CONTRA LA IGLESIA
Nuevo Testamento se nos alerta contra el diablo y se
En la antigüedad
indican los medios para vencerle. Jesús, en la oración
sacerdotal, había pedido al Padre: «No ruego que los
El campo es tan abundoso, que a la hora de espigar
saques del mundo, sino que los guardes del Maligno»
en él sólo podemos recoger aquí algunos apuntes
(Jn 17,15). Porque la victoria de Jesús sobre Satanás no
básicos sobre la teoría y la vivencia a que dan lugar las
6
reflexiones acerca del diablo. Es un personaje que, (ibid., 4,1). La gran victoria sobre Satanás se obtiene en
durante muchos siglos, está en la primera fila de las el martirio.
preocupaciones. Su actuación se ve, se sospecha o se En cuanto a Orígenes, «la existencia de los demonios
imagina en cada eslabón de la inmensa cadena de males es para él un artículo de fe» 8. Son criaturas racionales,
físicos y morales. No sólo se recogen las ideas bíblicas caídas y malévolas, que están organizadas. Atribuye el
sobre el diablo, sino que por influjo del ambiente se le origen de la situación de los demonios al pecado de
atribuyen todas las truculencias, todas las ensoñaciones soberbia, de apostasía y de lascivia (alusión a Gén 6). El
de las artes mágicas, todas las desviaciones doctrinales, diablo era el príncipe de toda la tierra hasta que vino
así como las persecuciones. Pese a que los cristianos Cristo; y sigue siéndolo en la medida en que abunda el
rechazan frontalmente el paganismo, son muchos los pecado. Es el tentador, que fomenta los vicios; somos de
que tardarán en librarse del lastre de supersticiones Dios, pero el diablo nos compra al precio de nuestro
paganas heredadas, en las que se asigna al diablo un pecado. Debemos rechazar sus sugestiones, desconfiar
papel importantísimo. de nuestra debilidad y actuar responsablemente como
En los "Padres apostólicos"7, que llegan hasta seres libres. Dado que el martirio es una victoria sobre
mitad del siglo II, el tema del diablo se aborda, sobre los demonios, se explica que éstos hayan procurado que
todo, al modo bíblico, en relación con las tentaciones y las persecuciones cruentas disminuyan. Su arma
los obstáculos para salvarse. San Ignacio de Antioquía, principal es la tentación.
preocupado por la unidad de las comunidades
cristianas, presenta al diablo como el gran adversario 8 R. TREVIJANO, "En lucha contra las potestades"
de la Iglesia, agente del cisma, de la herejía y de la (Vitoria 1968) p.169.
relajación moral. La pasión de los mártires es
interpretada como culminación de la lucha contra Estas ideas, gradualmente enriquecidas con datos
Satanás: él es el que tortura a los mártires (cf. 5,3); el marginales no bíblicos, son de dominio común en la
martirio es la victoria. Cada cristiano tiene que batirse literatura cristiana antigua. No siempre es fácil distinguir
contra el «príncipe de este mundo de iniquidad» ( en los escritos patrísticos lo que se transmite como
"Bernabé" 18,2). Es uno de los dos espíritus que tiran doctrina revelada y lo que depende de los libros
del corazón del hombre para lograr que vaya por el apócrifos, de creencias populares, de peculiares teorías
camino de la muerte y deje el de la vida. astrológicas y, en general, de residuos del paganismo.
Especial interés tienen a este respecto las narraciones
7 Cf. "Padres apostólicos". Edición bilingüe sobre la vida de algunos célebres anacoretas, que luchan
preparada por D. Ruiz Bueno (BAC, Madrid 4 1 979). con el diablo en la soledad del desierto. Se difunden
profusamente relatos de visiones terroríficas de Satanás,
Los que desarrollan la demonología cristiana son
que adopta formas animalescas y provoca tentaciones
"Tertuliano" (t después del 222) en Occidente y
que los santos vencen mediante el ayuno, la humildad, la
"Orígenes" (a. 185-255) en Oriente. Ambos entienden
oración, el silencio y el trabajo. Ejerció especial
la vida cristiana como lucha contra el diablo. A juicio
influencia la "Vida de San Antonio", escrita por San
de Tertuliano, los demonios son ángeles caídos o las
Atanasio hacia el año 357 y traducida del griego al latín
almas de aquellos gigantes de que habla Gén 6. Tratan
hacia el año 390. Las tentaciones de San Antonio darán
de perder al hombre en cuerpo y alma, le inducen a la
pábulo a representaciones del diablo bajo formas
idolatría, pueden realizar prodigios (por ej. aparición
grotescas y espantosas. La imaginación de los escritores
de fantasmas. Cf. Ex 7, 11-12; Ex 8, 3; Ex 8, 14-15;
y, andando el tiempo, de los artistas del románico,
Ex 9, 10 nota de JABT), fomentan los vicios. «Han encuentra en ellas un filón inagotable, que seguirá
enseñado a las mujeres especialmente el arte de la explotándose durante toda la Edad Media, en la pintura
belleza femenina: el brillo de las piedras preciosas con flamenca y, más tarde, en las composiciones del Bosco y
las que se hacen diversos adornos, los brazaletes de oro de otros muchos.
con los que se aprietan los brazos, los tintes con que La enseñanza patrística da por supuesto que el diablo
colorean las lanas y hasta ese polvo negro con el que es de naturaleza espiritual, pues «aunque perdió la
destacan el entorno de los ojos» ("De cultu fem". 2,1). bienaventuranza, no perdió la naturaleza semejante a la
En tono apologético destaca el dominio del diablo de los ángeles» (SAN GREGORIO MAGNO, "Moral. in
sobre la vida pública pagana: «Las plazas, el foro, los Job" 2,4: ML 75,557). Por tanto, es naturalmente
baños, los establos y nuestras mismas casas no están superior al hombre, de cuya posibilidad de salvación
sin ídolos. Satanás y sus ángeles han llenado el mundo tiene envidia. Esta le mueve a tramar todo tipo de
entero» ("De spect". 8,9). Acuña la frase «pompa del tentaciones para inducirnos al mal moral. A veces,
diablo», que pasó a la liturgia: en el bautismo provoca también el mal físico: «Los dolores corporales
renunciamos «al diablo, a su pompa y a sus ángeles» en muchas ocasiones son provocados por los ángeles de
Satanás; pero no pueden hacerlo sino con permiso
7
divino» (SAN AGUSTÍN, "In Ps". 130,7: ML 37,1708) 9. cosas, pero las atribuyen a intervención del diablo.
Se llega a la convicción de que las enfermedades son Todos proscriben esas prácticas de raíz pagana, pero no
alteraciones somáticas causadas por el diablo. Al logran acabar con ellas.
administrar el sacramento de la unción de los enfermos, Se ha escrito mucho a este propósito sobre el miedo
se unge la parte enferma, al mismo tiempo que se del hombre medieval, que está persuadido de que el
exorciza al diablo para que deje de actuar en ella. Para demonio le acosa. La verdad es que no todo se reduce a
inducir al pecado, actúa a través de su acción en el credulidad, basada en la ignorancia y en la herencia de
cuerpo o en las potencias del alma. Pero no hay que viejas supersticiones. El Medioevo tiene también la
tenerle miedo: «Puede ladrar, puede solicitar, pero no convicción de que el diablo ha sido vencido por Cristo:
puede morder sino al que quiera ser mordido» (SAN eso da la suficiente seguridad para burlarse de Satanás.
AGUSTÍN: ML 39,1820). Para eludir sus trucos tiene Muchos canecillos románicos y no pocas gárgolas del
fuerza especial la señal de la cruz; también se menciona gótico son caricaturas del diablo ridiculizado. Otro tanto
con preferencia la eficacia del ayuno. habría que decir de algunas representaciones teatrales,
de la pintura y hasta de la poesía. Monstruos y bestias
9 Obras de San Agustín. Tomo XXII: "Enarraciones horribles, monos negros, aves de rapiña, sátiros
sobre los salmos". Edición bilingüe preparada por B. repugnantes, casi siempre con gestos de odio o de
Martín (BAC, Madrid 1967) p.423.
envidia, en las representaciones plásticas del desprecio y
de la burla por parte de los cristianos. Hasta nuestros
En la época del Bajo Imperio pululan
días han llegado costumbres populares que, en días de
supersticiones, actos de magia, de adivinación y de
fiesta, manifiestan desde la Edad Media la alegría de
hechicería que, según la mentalidad popular, tienen
apalear y aun quemar representaciones grotescas del
mucho que ver con la actuación abierta o encubierta del
diablo.
diablo. Incluso algunos escritores cultos de aquel
Desde el punto de vista doctrinal, el culto a los
tiempo admiten como posibles ciertas leyendas
demonios en algunas sectas cátaras da ocasión a los
paganas, como que haya hechiceras que mediante
teólogos para reflexionar detenidamente sobre la
determinados alimentos convierten en animales de
naturaleza del diablo y las características de la acción
carga a los hombres, así como que las brujas tienen
diabólica. El dualismo de raíz maniquea rebrota entre
poderes ocultos, conferidos por Satanás, para causar
bogomilos, patarenos, pobres de Lyón, valdenses,
males diversos. Hasta en la corte imperial se practican
albigenses, etc. Satanás, a quien consideran
la magia, la brujería y las adivinaciones. Relatos de los
intrínsecamente malo, es un principio de acción que
hechos más inverosímiles se dan por buenos y
tiene rasgos de divinidad nefasta, autora y rectora de
proporcionarán temas que se encargarán de transmitir
todo lo material. Por eso le denominan a veces
algunos historiadores medievales, por ej., Vicente de
"Satanael" (la terminación semítica "el" designa la
Beauvais. La abundancia de leyes contra las artes
divinidad). En estas sectas suele darse un peligroso
mágicas, por sus implicaciones con el demonio,
fanatismo y una visión negra de la vida, incompatible
demuestra que, sobre todo a partir de las invasiones de
con la doctrina cristiana. Como es sabido, Santo
los bárbaros, todo lo relacionado con la acción
Domingo de Guzmán fundó la Orden de Predicadores
diabólica cobra creciente importancia.
movido por la urgencia de evangelizar a los albigenses.
El peligro social que éstos implicaban contribuyó
En la Edad Media
decisivamente al establecimiento de la Inquisición
medieval. En los turbios ambientes a que dan lugar estas
En la alta Edad Media se multiplican las
sectas renacen y se difunden, bajo formas
prohibiciones civiles y eclesiásticas contra todo tipo de
accidentalmente nuevas, antiquísimas prácticas de magia
magia y de trato con el diablo. Si se prohíbe invocar a
y de brujería. Los relatos acerca de las mismas,
los demonios, realizar maleficios (p.ej., provocar el
generalmente aceptados como verídicos, incluso en
pedrisco sobre las cosechas, enamorar o desamorar,
algunos documentos papales (cf., por ejemplo, la bula de
hacer que se retire la leche de las ovejas o de las vacas,
Gregorio IX dirigida a algunos obispos alemanes en
«echar mal de ojo»), hacer y usar talismanes, preparar
1232: BARONIO, "Anales", a. 1232, n.6), hacen del diablo
venenos, etc., en connivencia con el diablo, es porque
un personaje central, cuyas supuestas manifestaciones,
lo diabólico flota en el ambiente. Se da por supuesto
p.ej., en los conventículos de brujas, son tan fantásticas
que el diablo puede servirse de aquellos que le rinden
como repugnantes. La literatura sobre estos temas
su voluntad como de instrumentos para realizar obras
contribuye a la difusión de cierto espíritu morboso, que
maravillosas, pero nefastas. Los predicadores y
encierra además el atractivo de lo prohibido. Lo real y lo
escritores, cuando abordan el tema, se dividen: unos
ilusorio se mezclan en el caldo de cultivo de la
niegan sin más la realidad de los efectos atribuidos a
credulidad y de la ignorancia religiosa.
magos, hechiceros y brujas; otros dan crédito a tales
8
Las doctrinas cátaras motivaron que el concilio sino a juicio de los hombres, que atribuyen a maleficio
Lateranense IV hablara sobre la naturaleza y el pecado aquellos efectos naturales cuyas causas se ignoran. Pero
del diablo. Por su parte, la teología del siglo XIII, una esto se opone a la autoridad de los santos, quienes dicen
de las cimas de la escolástica, tiene su máximo que los demonios tienen potestad sobre los cuerpos y
representante en "Santo Tomás de Aquino" (t 1274), sobre la imaginación de los hombres, cuando Dios lo
quien desarrolla su demonología a partir de los datos permite». Atribuye esta actitud a falta de fe, «porque no
bíblicos, la enseñanza patrística y la enseñanza del creen que haya demonios sino exclusivamente en la
Magisterio de la Iglesia. El eje de sus especulaciones es opinión del vulgo, que imputa al demonio los terrores
el ya conocido: los demonios son ángeles caídos que, que el hombre se causa a sí mismo por su propia
por permisión divina, inducen al hombre a pecar y, apreciación; y también porque de una imaginación
además, pueden causarle males físicos. calenturienta pueden surgir algunas figuras en los
Trata el tema en diversas ocasiones, pero merecen sentidos, tales como el hombre piensa, y entonces creen
citarse especialmente las cuestiones 63 y 64 de la ver demonios. Pero la verdadera fe rechaza estas teorías.
primera parte de la "Suma teológica", sobre la maldad Por ella creemos que unos ángeles cayeron del cielo -
de los ángeles pecadores, en cuanto a la culpa, y sobre son los demonios - y que, dada la sutileza de su
el castigo de los demonios, cuestiones con las que naturaleza, pueden muchas cosas que nosotros no
cierra su angelología. He aquí un apretado resumen de podemos. Por eso los que los inducen a hacerlas son
su doctrina: La naturaleza angélica, puramente llamados maléficos» ("In IV Sent"., d.34 q.1 a.3; cf.
espiritual pero limitada y, por tanto, defectible, hace "Quodlib". 11 a.10).
pensar al Angélico que el pecado de los ángeles Salvo en cuestiones accidentales, en las que no
rebeldes fue de soberbia, aunque, por vía de entramos aquí, la autoridad de Santo Tomás predominó
consecuencia, pudieron pecar también de envidia: en la teología posterior. Pero, en lo tocante a la acción
quisieron ocupar el puesto del Creador. Por ser física y psíquica de los demonios en el hombre, dejó una
sustancias intelectuales, su naturaleza no puede ser puerta abierta, que algunos aprovecharon abusivamente
mala; toda su maldad les viene de haber pecado, al en siglos posteriores para introducir por ella infinidad de
ejercer desordenadamente su libertad. Piensa que este teorías y de supuestos hechos, que no habría aceptado a
pecado tuvo lugar inmediatamente después de la la ligera el sentido crítico de Santo Tomás. Las muestras
creación de los ángeles. Considera probable que el que ofrece, p.ej., Caro Baroja en "Las brujas y su
principal de los ángeles pecadores fuera el más eximio mundo" son buena prueba de ello. La demonología no
entre todos; éste, Lucifer, persuadió a otros para que se da ya mucho más de sí desde el punto de vista de la
unieran a él en la rebelión contra Dios. El pecado de los especulación teológica, pero se desarrolla más y más en
demonios no cambió su naturaleza angélica; de ahí que el terreno supuestamente práctico, a base de estudiar
conserven su capacidad de conocimiento natural, muy hechos extraños de carácter negativo, atribuidos al
superior a la capacidad del hombre. Al pecar perdieron diablo.
la gracia y, por lo tanto, la capacidad de actos
sobrenaturales propiamente dichos. Son incapaces de Desde el Renacimiento hasta hoy
penitencia y están obstinados para siempre en el mal,
porque su voluntad se adhiere totalmente al objeto Desde la baja Edad Media el diablo sigue jugando un
elegido en este caso, a la rebelión contra Dios, lo cual papel importante en la vivencia popular. Más que como
hace que se adhieran de un modo fijo e inmutable. Por tentador, es temido por sus intervenciones físicas de
consiguiente, no pueden realizar acto alguno carácter extraordinario. La caza de brujas en Europa,
moralmente bueno. Están, por tanto, en estado de buen número de procesos inquisitoriales, las
condenación eterna, apartados culpablemente de Dios, representaciones artísticas e incluso los escritos de
lo cual constituye el mayor de los tormentos. En cuanto moralistas y de autores espirituales reflejan e
al lugar en que sufren su eterna frustración, los indirectamente fomentan la propensión a sospechar la
demonios tienen «dos lugares de tormento: uno por intervención diabólica con excesiva facilidad. Obras
razón de su culpa, y éste es el infierno, y otro por razón escritas para impugnar las prácticas mágicas, como el
del ejercicio a que someten a los hombres, y para esto "Malleus maleficarum artium" (1.a ed. 1486, a la que
deben ocupar la atmósfera tenebrosa... Mas, a partir del siguieron otras muchas) y, más tarde, "Disquisitionum
día del juicio, todos los malos, sean hombres o ángeles, magicarum libri sex" (año 1599), entre otras muchas,
estarán en el infierno» (1 q.64 a.4). contribuyeron a difundir, más que a atajar, el mal. Este
En cuanto a la acción de los demonios mediante los no es tan grave en España como en el resto de Europa,
maleficios, Santo Tomás no comparte algunas pero también se da: lamias, xanas, anjanas y xorguinas
actitudes, más o menos negativas, que ya se daban en encuentran amplio eco en la literatura y en la credulidad
su tiempo: «Algunos dicen que el maleficio no existe del pueblo. "Los procesos de hechicerías en la
9
Inquisición de Castilla la Nueva", estudiados por de tales reuniones; los efectos de ciertos alucinógenos se
Cirac, así como otros más tardíos contra la brujería en atribuyen con frecuencia a intervención de Satanás, así
Navarra, descubren lo generalizada y arraigada que como algunos fenómenos de hipnosis o de histerismo; se
estaba la convicción de que el diablo actuaba en celebran misas negras; se dan casos de satanismo, cuyas
algunas personas y se servía de ellas para sus fines. prácticas suelen ser inversión de los ritos cristianos, a
Especial propensión a ello manifestaron algunos falsos los que se añade, a veces, un crimen ritual; se imprimen
conversos del judaísmo, así como algunos de los en Francia misales para este culto satánico...
implicados en movimientos iluministas. Lutero fue uno de los más convencidos de la realidad
Los escritores, casi siempre moralizantes, van en de la intervención diabólica para explicar cualquier tipo
una doble dirección: a) escepticismo con respecto a la de desgracias. Sin llegar a tanto, los autores católicos
realidad de los fenómenos extraordinarios en materia más representativos mencionan habitualmente al diablo,
de magia y brujería; b) atribuir a engaño diabólico lo aunque cargan más el acento en su papel de tentador,
que, sucedido o imaginado, no pueda tener explicación que dificulta la vida cristiana y, sobre todo, la
natural. perfección espiritual. San Ignacio de Loyola, en la
La descripción de esos fenómenos, de los medios meditación «de dos banderas», dentro de los
utilizados y de sus efectos se encuentra en infinidad de "Ejercicios espirituales", presenta a Lucifer, «mortal
textos. He aquí uno del papa Inocencio VIII. enemigo de nuestra humana natura», como antagonista
«Recientemente hemos sabido con gran disgusto que, de Cristo; le imagina «así como si se asentase... en una
en algunas partes del norte de Alemania, así como en grande cátedra de fuego y humo, en figura horrible y
las provincias, ciudades, tierras, lugares y diócesis de espantosa»; considera «cómo hace llamamiento de
Maguncia, Colonia, Tréveris, Salzburgo y Bremen, innumerables demonios y cómo los esparce a los unos
muchas personas de ambos sexos, olvidándose de su en tal ciudad y a los otros en otra, y así por todo el
salvación y apartándose de la fe católica, cometen mundo...; y cómo los amonesta para echar redes y
abusos con demonios íncubos y súcubos; y con sus cadenas», a fin de que tienten a los hombres hacia la
encantamientos, hechizos, conjuros y mediante otros codicia, el honor y la soberbia y, «destos tres escalones
nefandos, supersticiosos y sortílegos excesos, crímenes induce a todos los otros vicios».
y delitos, ahogan, hacen y procuran que perezcan los San Francisco Javier, al narrar las peripecias de un
niños recién nacidos, los fetos de los animales, las viaje por los mares de China, identifica los ídolos con
cosechas, las uvas y los frutos de los árboles, así como el demonio y advierte que «más se ha de temer la
hombres, mujeres, ganados, rebaños y otros animales desconfianza en Dios que el miedo al enemigo» ( =
diversos; las viñas, huertas, prados, pastizales, trigos, diablo) 10. San Juan de la Cruz alude con frecuencia a
cereales y legumbres; afligen y atormentan con atroces las insidias del diablo en la vida espiritual: «Quiere
dolores y torturas, tanto interiores como exteriores, a que, como él es ciego, también el alma lo sea»
esos mismos hombres, mujeres, jumentos, bestias, ("Llama" 3,3,23) 11 . Parece que en alguna ocasión
rebaños y animales; impiden a los hombres engendrar y actuó como exorcista. Santa Teresa cuenta que en Avila
a las mujeres concebir y que puedan los maridos pagar había sacado «de una persona tres legiones de
el débito conyugal a las mujeres y éstas a sus maridos; demonios, y les mandó en virtud de Dios que dijesen su
además, reniegan de la fe que recibieron en el santo nombre y al punto obedecieron» ("Cartas" 73-5A) 12;
bautismo; no temen cometer y perpetrar, por sin embargo, cuando examinó a una religiosa a la que la
instigación del enemigo del género humano, otros comunidad creía posesa, dictaminó que no tenía
muchos excesos y crímenes nefandos, con peligro de demonio «sino sobra de melancolía». Por su parte,
sus almas, ofensa de la divina Majestad y pernicioso Santa Teresa de Jesús narra cómo la molestaba el
ejemplo y escándalo de muchos» (Bula "Summis demonio con «tentaciones y turbaciones interiores y
desiderantes affectibus", 5 diciembre 1484: Bullar. secretas» y con «otras que hacía casi públicas, en que
Rom., V, 297). no se podía ignorar que era él». Le describe como «un
Durante el Renacimiento y hasta fines del siglo xvii negrillo muy abominable». «Yo, como le vi, reíme y no
abundan los astrólogos y adivinos, a quienes se supone hube miedo» ("Libro de su vida" c.31). No da gran
en pacto con el diablo; se teme o se busca a discípulos importancia a los demonios: «El caso es que yo tengo
ydiscípulas de la "Celestina", duchos en pócimas, tan entendido su poco poder - si yo no soy contra Dios -
conjuros y filtros amorosos que surten efecto por arte que casi ningún temor los tengo; porque no son nada
diabólica; sigue hablándose de brujas que cabalgan sus fuerzas, si no ven almas rendidas a ellos y cobardes,
sobre sus escobas o a lomos de animales inmundos, la que aquí muestran ellos su poder» (ibid.). El demonio
noche del viernes al sábado, para celebrar aquelarres actúa con preferencia en la imaginación; en ella «hace
bajo la presidencia del diablo en forma de macho el demonio sus saltos y engaños» ("Moradas" 5,3,10).
cabrío; corren leyendas acerca de los lugares concretos
10
Los ahuyenta mediante la señal de la cruz y, sobre Es curioso que, a pesar de todo, por obra de algunas
todo, con agua bendita. sociedades secretas y de ciertas aberraciones religiosas,
haya persistido e incluso aumentado el "satanismo". La
10 "Cartas y escritos de San Francisco Javier" (BAC, exaltación del diablo ha tenido portavoces tan conocidos
Madrid 3 1979) p.367. como Hoffman (t 1822) o Carducci (t 1907), autor este
11 "Vida y obras de San Juan de la Cruz". Por C. de
Jesús, M. del Niño Jesús y L. Ruano (BAC, Madrid 10
último de un célebre "Himno a Satanás". En el siglo xix
1978). la figura del diablo ha sido magnificada de diversas
12 "Obras completas de Santa Teresa de Jesús". maneras; la moda en ambientes propios del «siglo de las
Edición preparada por E. de la Madre de Dios y O. luces» explica, p.ej. la estatua del ángel caído, de
Steggink (BAC Madrid 6, 1979) Ricardo Bellver, en el Retiro de Madrid. Pero el
satanismo ha cobrado vuelos en el siglo XX, a través de
sectas que, sobre todo en Inglaterra, Italia y Estados
Sería interesante pasar revista a otros muchos Unidos, agrupan a varios miles de adeptos. Dentro de
representantes de la teología, de la espiritualidad y de una gran variedad de formas de adoración satánica suele
las letras, así como seguir los derroteros de las encontrarse el común denominador de remedar los ritos
corrientes artísticas. La seriedad de los teólogos se ve cristianos y practicar obscenidades 13. También se han
desbordada por la imaginación de los artistas, quienes dado casos en los que ha tenido que intervenir la policía
encuentran en el diablo y sus satélites una cantera con motivo de crímenes rituales.
inagotable para sus composiciones, algunas tan
curiosas como la representación de la batalla entre 13 C.f. G. PRIETO CIENFUEGOS, "El culto al demonio
ángeles buenos y malos, con corazas, armas y en los Estados Unidos": «Ecclesia» n.2001 (1980) 1276.
pertrechos de guerra propios de la época. Por otra
parte, la abundancia de escritos dedicados a reprobar
supersticiones y hechicerías, en cuya trastienda se
afirma o se supone la acción diabólica, indica los
QUÉ PUEDE HACER Y QUÉ HACE EL DIABLO
vericuetos por los que discurría la credulidad del
pueblo. De los datos que hemos aducido cabe concluir que
Desde el siglo XVIII, la generalización de una los demonios, por su naturaleza angélica, tienen una
actitud más crítica, así como la ingenua esperanza de forma de conocimiento y una capacidad de acción muy
explicarlo todo mediante las ciencias positivas, provoca superiores al hombre, puesto que no están
un giro radical. No sólo se ponen en duda y hasta se condicionados, como nosotros, por el cuerpo: son
niegan "a priori" las manifestaciones externas del puramente espirituales. De ahí que haya que evitar
poder del diablo, sino que muchos dejan de admitir la antropomorfismos al pensar en el dinamismo propio de
existencia de Satanás, relegándole a la condición de la naturaleza del diablo. Su actividad y el modo de la
mera personificación del mal. Es un movimiento misma pueden ser juzgados por los efectos, por sus
pendular en el que, por muy diversos motivos, algunos repercusiones en nosotros. Tales efectos siempre entran
sedicentes intelectuales niegan los datos fundamentales dentro de unas limitaciones generales, impuestas por el
de la revelación, en esta materia como en otras. hecho de que los demonios son criaturas - por tanto, no
Es un proceso que culmina en la negación rotunda pueden ser omnipotentes - , dependen de la permisión
que en nuestros días suscriben algunos exegetas y divina y Dios no les autoriza a superar las fuerzas del
teólogos, partidarios de la desacralización hombre en el plano moral (cf. 1 Cor 10,13). Esto
indiscriminada. Aunque el P. Feijoo no exageraba al supuesto, la actividad diabólica es de signo negativo,
decir que entre la gente rústica «es comunísimo atribuir orientada siempre hacia el mal.
a la hechicería mil cosas que en ninguna manera No es el diablo el único inductor de los males del
exceden las facultades de la naturaleza o del arte» mundo: los males físicos, mientras no se demuestre lo
("Cartas eruditas", IV, Madrid 1774, 292) y aunque contrario, se deben a causas físicas intramundanas; y, en
Goya, en sus "Caprichos", se burlara con fundamento cuanto al mal moral, los catecismos clásicos mencionan,
de la tramoya brujeril, lo cierto es que el espíritu con base bíblica, tres enemigos del hombre: el demonio,
volteriano con que muchos hicieron la crítica de lo el mundo y la carne. Es difícil saber en cada caso
diabólico sirvió para negar de raíz los datos ciertos que, cuándo el demonio actúa en solitario y cuándo en
en esta materia, mantuvo y mantiene el Magisterio de colaboración con el ambiente y con nuestro
la Iglesia, máxima censora, por otra parte, de desequilibrio pasional. También puede aprovecharse,
supersticiones y hechicerías carentes de base racional. directa o indirectamente, de los males físicos
Bajo barniz de ciencia se adoptaron y se adoptan (catástrofes, enfermedades, accidentes, reveses de
posiciones cerriles y anticientíficas. fortuna, etc.) para que, con ocasión de circunstancias
11
adversas, el hombre experimente, por así decirlo, el Según todos los indicios, nadie que llegue al uso de
vértigo del mal moral. razón se libra de tentaciones. Por eso la vida del
Acción ordinaria: la tentación hombre sobre la tierra es «milicia» (cf. Job 7,1).
La actividad maligna del diablo puede ser ordinaria Muchos antiguos pensadores cristianos la describieron
o extraordinaria. La forma ordinaria de acosarnos es la como una lucha permanente contra el diablo. Algunos
tentación. Tentar es, literalmente, someter a prueba. El llegaron a sospechar que, así como cada uno gozamos
diablo nos pone a prueba para que caigamos en pecado. de los buenos oficios del ángel de la guarda,
Es su tarea, porque con esta aviesa intención «Dios a tendríamos también asignado el correspondiente
nadie tienta» (Santiago 1,13). Según hemos visto en los demonio encargado de tentarnos. Es una opinión
textos bíblicos, es el tentador por antonomasia; tentó a relativamente extendida entre los Santos Padres, sobre
Eva, a Job, a Jesús, a San Pablo y a los apóstoles todos; la que no hay datos suficientemente seguros para poder
se nos previene contra las tentaciones del «enemigo», pronunciarse. La resistencia a las tentaciones ha de ser
porque constituyen un peligro, razón por la que Jesús activa (cf. DS 2217), aunque en algunas tentaciones,
nos enseñó a pedir: «No nos dejes caer en la tentación, p.ej., contra la castidad, la actividad más prudente es
mas líbranos del mal» (o del Malo) (Mateo 6,13). Se huir de ellas. Ni los contemplativos más avanzados
nos exhorta a estar alerta y a luchar denodadamente (cf. pueden dispensarse de esta lucha (cf. DS 2192). La
1 Pedro 5,8; Efesios 6, 11.16). victoria es posible con la ayuda de la gracia (cf. DS
La táctica habitual del diablo consiste en 1515), gracia que Dios da, porque no manda
acomodarse al modo de ser y a las circunstancias de imposibles (cf. DS 1536).
cada persona. Tiene que respetar la libertad individual Pero la tentación diabólica puede también revestir
y no puede actuar directamente en el entendimiento ni caracteres colectivos, que responden a la dimensión
en la voluntad del hombre. No puede, por tanto, social de la persona. Sería ingenuo pensar que el
suscitar pensamientos o decisiones de la voluntad sino diablo es ajeno a la formación de ambientes en los que
por vía indirecta, es decir, mediante los sentidos y la el odio, la mentira y la injusticia contribuyen a
imaginación. A este nivel inferior, que es para el contaminar más fácilmente a los miembros de la
hombre la puerta por la que entran los datos sobre los sociedad. No es descabellado pensar en tentaciones
que habrá de trabajar después el entendimiento, colectivas, suscitadas por Satanás en orden a invertir la
aprovecha el punto flaco de cada cual: «En aquello en escala natural y cristiana de valores, a difundir tópicos
lo que ve que hay deleite introduce diversas insidiosos contra la verdad, intentar la promoción de
sugestiones», decía San Jerónimo ("Breviar. in Ps.", leyes directamente opuestas a la ley de Dios,
16,20: ML 26,860-861). esclavizar al hombre con señuelos meramente
Los clásicos suelen insistir en esto: «El demonio, materiales, fomentar la degradación moral y la
para sitiar y combatir nuestra conciencia, reconoce irreligiosidad, susurrar de mil modos y maneras la
primero las fuerzas y flaqueza de ella, rodéala con vieja promesa: seréis como dioses. La acción del
ojos solícitos para asentar la artillería do ve más daño diablo consistirá en pudrir el ambiente con criterios
le podrá hacer y entrarla por el lugar donde más flaca discordantes del Evangelio y en sacar partido de la
la hallare» 14. La astucia insidiosa y la mentira, así debilidad humana, para que la sociedad se deje
como el hábil sentido de la gradación, son armas del arrastrar por la corriente de lo fácil.
tentador. Por eso la tentación procede con visos de Especial gravedad reviste la tentación colectiva
normalidad y sería difícil asegurar cuándo y en qué cuando viene provocada directamente por las
medida la tentación ha sido suscitada o mantenida por «estructuras de pecado», amparadas o establecidas por
este agente extrínseco a nuestra propia debilidad. formas de sociedad o por leyes positivas que inducen a
Pero, insistimos, el diablo no puede tomar por violar la ley natural o la ley divina. Estas «estructuras de
nosotros las decisiones, no puede anular nuestra pecado» son fruto del pecado de personas concretas,
responsabilidad personal: nunca hay pecado sin muchas o pocas, que incitan o pretenden obligar a que
consentimiento voluntario y libre. otros pequen. Con razón pueden ser denominadas
diabólicas, por la presión que ejercen sobre la persona
14. S. DE FERMO, "La victoria de sí mismo", trad. para ponerla ante el dilema del heroísmo o la práctica
de Melchor Cano, C.II v. En "Tratados espirituales"
(BAC, Madrid 1962). Cf. Juan Pablo II, Exh. Ap.
del mal.
"Reconciliatio et Paenitentia" (2 Dic 1984) No. 26,
catequesis sobre la "tentación" y las "tentaciones". Actividad extraordinaria
Nota de JABT.
(Cf. Juan Pablo II, Exh. Ap. "Reconciliatio et Paenitentia"
No. 16 sobre "pecado social" y "situaciones de pecado" 2
Diciembre 1984. Nota de JABT)

12
Podemos llamar extraordinaria toda intervención del corporal extraordinaria, p.ej., en cuanto a velocidad,
diablo en el orden material y psíquico mediante fuerza física desproporcionada; alteraciones súbitas de
fenómenos de carácter maléfico que alteren los la vida vegetativa, p.ej., del ritmo cardíaco, del ritmo
procesos naturales en sí mismos o en el modo de de crecimiento; modificaciones en la percepción
producirse. Supuesta la permisión divina, son Varias sensorial, p.ej., visión y audición atrofiadas, o, por el
las posibilidades de que el diablo cause males contrario, agudizadas en grado increíble; capacitación
naturales, especialmente en perjuicio del hombre. asombrosa de las facultades superiores, p.ej., para
Apuntemos algo sobre tres capítulos mayores: la hablar y escribir en lenguas desconocidas, resolver
infestación local, la posesión diabólica y la magia instantáneamente complicados problemas, etc.
negra. Característica habitual: aversión a lo religioso y
"La infestación local". - La naturaleza puramente propensión a actitudes blasfemas, sacrílegas y lúbricas.
espiritual del diablo le hace posible penetrar en las Estos cuadros presentan en ocasiones coincidencia
cosas materiales, conocerlas profundamente y, a la luz con enfermedades como epilepsia, histerismo y una
de ese conocimiento, aplicar su energía angélica en larga serie de trastornos psíquicos. También pueden
orden a causar trastornos imprevisibles de hecho para darse semejanzas con fenómenos objetivos y
el hombre, p.ej., algunas catástrofes naturales, subjetivos descritos por la parapsicología. Ello ha dado
accidentes, epidemias, etc. No puede conocer los actos pie a muchos racionalistas para negar por sistema la
futuros que dependan exclusivamente de la libertad posesión diabólica aun en los casos más inexplicables.
divina o de la libertad humana, pero puede hacer planes Sin embargo, no es científico rechazar la posibilidad
a base de conocer el engranaje de las causas naturales y de la misma. La Iglesia es más prudente. En el "Ritual
de las propensiones de las personas, para provocar Romano" 11,1,3, antes de dar fórmulas para los
hechos o situaciones de carácter maligno en lo material exorcismos, advierte al exorcista que «no crea
y en lo psíquico. fácilmente que alguien está endemoniado»; y el canon
Para pormenorizar en este campo habría que analizar 1151 del Código de Derecho canónico establece que el
hechos que la literatura demonológica aduce con exorcista, que ha de ser un sacerdote «piadoso,
profusión. prudente y de vida irreprensible», necesita para cada
("... los escritores bíblicos sabían que el poder del caso licencia especial y expresa del Ordinario y que
mal obra también milagros, para oscurecer las «no debe proceder a hacer los exorcismos sin antes
intervenciones de Dios. Nótense estos detalles: Ex 7,
11-12; Ex 8, 3; Ex 8, 14-15; Ex 9,10. "La Nueva Biblia haberse cerciorado, por medio de una investigación
Latinoamericana", pág. 86. Nota de JABT) cuidadosa y prudente, de que se trata realmente de un
caso de posesión diabólica». Con estas reiteradas
Ya aludíamos más arriba a algunos, pero es una cautelas, equidistantes de la negación cerril y de la
literatura que, de ordinario, no es muy de fiar. No fácil credulidad, ha autorizado oficialmente, en
todos esos hechos pueden ser descartados de algunos casos, a practicar los exorcismos; es decir, los
antemano; algunos tienen hoy posibles explicaciones conjuros o mandatos imperativos que, en nombre de
que no tenían en el momento en que acaecieron. Por Dios, se profieren contra el demonio, según las normas
principio general, la acción diabólica tiene que ser y textos del "Ritual". El hecho de que, fracasados los
demostrada en cada caso. La certeza de que recursos de la ciencia, haya dado resultado positivo la
determinados desastres, enredos de circunstancias o labor del exorcista, inclina a pensar que se trataba de
hechos que se salen de lo normal sólo pueden ser obra posesión diabólica 15. Por otra parte, también es
del diablo es, casi siempre, muy dificil de establecer. posible la mezcla de trastornos físicos o psíquicos,
Por supuesto, no basta la persuasión basada en la naturalmente explicables, con la posesión diabólica,
credulidad popular. Por otra parte, es dudoso que el que ofrece aspectos científicamente inexplicables.
diablo tenga interés en ser descubierto. Pero hay que Cuáles sean éstos, habrá de estudiarse en cada caso por
dejar abierta la puerta a la posibilidad. personas competentes, no predispuestas a la
"La posesión diabólica".- Consiste en la ocupación credulidad, pero tampoco cerradas de antemano a la
del cuerpo de una persona por el demonio, el cual valoración objetiva de los hechos.
ejerce dominio directo sobre el mismo e indirecto Por analogía, cabría hablar también de posesión
sobre las facultades anímicas, de suerte que el diabólica «espiritual» cuando la persona se obstina
endemoniado deja de tener dominio total o parcial de fríamente en el mal y, a ciencia y conciencia, lucha
sus actos: el maligno actúa a través de él. Puede contra Dios. Se da entonces coincidencia con los
tratarse de un solo demonio o de varios. El poseso no objetivos satánicos, a los que la persona aspira
suele serlo de modo permanente, sino con mediante la reafirmación voluntaria de una soberbia
intermitencias. Los efectos de la posesión pueden ser «luciferina», que se manifiesta en forma de odio y
muy distintos y, a veces, espectaculares: actividad envidia de Dios. Actitudes como las de Juliano el
13
Apóstata, de Nietzsche, de algunos perseguidores de la Algo parecido cabría decir también de las prácticas
Iglesia o de corruptores del pensamiento hacen pensar espiritistas, las cuales, aparte sus famosos fraudes, son
que el diablo se sirve de ellos como de instrumentos perjudiciales para la buena salud mental y religiosa, no
maléficos. por la intervención directa del diablo, sino por su
carácter morboso y porque se trata de una superstición
15 La narración pormenorizada de algunos casos incompatible con la doctrina católica sobre el más
recientes puede verse en C. BALDUCCI, "La posesión
diabólica" (Barcelona 1976) 19-87.
sobre la persona humana y sobre la divinidad de
Cristo. Con razón prohíbe la Iglesia asistir a las
"La magia negra".-Entendemos por magia negra la sesiones espiritistas aun por mera curiosidad y aunque
facultad de obtener efectos sensibles insólitos, se descarte la intención de relacionarse con los
moralmente malos, con medios desproporcionados. espíritus malignos (cf. AAS 9 [1917] 268).
Esa facultad se atribuye a pacto explícito o implícito «Estas pocas razones y autoridades creo que
con el diablo, de quien el mago recibiría poderes abastarán para declarar al pueblo común cuán falsas,
sobrehumanos, a cambio de vender su alma a Satanás, malas y peligrosas son las supersticiones, vanidades y
p.ej., al modo del "Doctor Fausto", de Goethe. Difiere hechicerías entre los cristianos; y cuándo se deben
de la magia blanca, en la que se utilizan medios apartar dellas los buenos siervos de Dios, porque es
naturales, como en la prestidigitación, «trucos» bien cierto que en ellas se ofende mucho a Dios y son
conocidos y hábilmente practicados. Las formas de la pecados que él castiga con mucho rigor y saña» 16. De
magia negra son muchísimas y han sido ampliamente ellas se sirve el diablo, sin necesidad de muchas
descritas ya desde la antigüedad, aunque estén siempre manifestaciones extraordinarias.
envueltas por cierto aire de misterio «religioso».
16 P. CIRUELO, "Reprobación de las supersticiones y
Mencionemos, a modo de ejemplos, los maleficios, hechicerías" (Salamanca 1538) p.79.
cuya finalidad es hacer daño a alguien en su persona,
en su familia o en sus bienes; la adivinación, para -
conocer cosas ocultas presentes o futuras, mediante el •

recurso a ídolos, oráculos, pitonisas, astrólogos, etc.; SUMARIO


la nigromancía o evocación de los muertos; los Págs.
horóscopos, sortilegios, etc. Ante la truculencia y la negación .......................3
En la mayor parte de los casos, la práctica de la Enseñanza del Magisterio de la Iglesia .................... 4
magia se ha convertido en negocio y tiene más de Datos bíblicos ............................................................ 8
Antiguo Testamento ....................................... 9
aparente que de real. La clientela de los magos suele Nuevo Testamento ....................................... 12
aumentar a medida que disminuye la religiosidad. En El diablo contra la Iglesia ....................................... 15
algunas grandes ciudades modernas los magos y En la antigüedad .......................................... 15
pitonisas se cuentan por millares y su clientela es de En la Edad Media ......................................... 18
lo más variopinta. En los pueblos culturalmente Desde el Renacimiento hasta hoy................... 21
menos evolucionados los magos suelen jugar un papel Qué puede hacer y qué hace el diablo ......................... 25
Acción ordinaria: la tentación ........................ 26
similar al de los sacerdotes paganos, y sus prácticas Actividad extraordinaria ................................ 28
adoptan casi siempre caracteres manifiestamente
supersticiosos.
Tampoco ante la magia cabe adoptar actitudes de ---------------
ingenua credulidad, pero no se puede descartar que, Librería del Seminario - Bogotá
en algún caso, pueda intervenir el diablo. Que el Cra. 6 No.10-47
mago esté o no convencido de ello es indiferente. Tels.2429881 Y 2423082
Fundada en 1884
Casos de magia se mencionan ya en el Antiguo
- 18 Nov. 1983 -
Testamento, p.ej., los prodigios que realizaron los
magos al servicio del faraón de Egipto en tiempo del ------------
Exodo (cf. Ex 7,10-12; 22). La Biblia prohíbe la
magia con severas penas (cf. Dt 18,10-12). Pero la
labor del diablo puede ser más bien indirecta, al cf. CLEVES, Magda, entrevista al médico psiquiatra
fomentar por este medio la curiosidad malsana y Hernán Vargas, “El origen del mal. ¿Existe el
cierto sentido del misterio donde no suele haberlo. No Diablo?”, en Lecturas Dominicales, El Tiempo,
deja de ser un diabólico sucedáneo de la fe religiosa Bogotá, 6-Julio-1986, pp. 8-9, 14-15.
para personas que tratan de llenar de algún modo su
vacío interior.

14
Lunes 11-Septiembre-2006, texto escaneado en Canon
CanoScan Lide 20, con OmniPage Professional 15, editado,
corregido y ampliado en Word 2002 por Jairo A. Becerra T.

15
ADVERTENCIAS DEL
MAS ALLÁ A LA
IGLESIA
C O N T E M P O RÁ N E A
Padre ARNOLD RENZ, S. D. S.
Editado por "LIBRERÍA ESPIRITUAL" - Quito - Ecuador – 1979

PREÁMBULOS

Declaraciones sobre este libro

25 de abril de 1977 “...ni siquiera a propósito de pequeñas declaraciones, Los de ahí arriba
permitirían que fuesen falsas. Pero si alguien no quiere creerlo, nosotros (los demonios)
estamos contentos...”

18 de junio de 1977. “..Nosotros (los demonios) esperábamos que el libro desaparecería


antes de que fuera repartido con éxito. Pero ese trozo de papel ha logrado sin embargo la
expansión. ¡Ah! pero solamente por que Los de ahí arriba lo han querido. Desde el punto de
vista humano, ese papelucho (“Advertencia Ultraterrenal”) no hubiera podido pasar...”

13 de julio de 1977 “... Ella (la Santa Virgen)... y la Trinidad... hacen decir que es triste que
tengan que relatar tanto por medio de los demonios, porque no se cree a las almas
privilegiadas”.

Los pastores de la Iglesia, que deberían ser los guardianes de la fe y de la verdad, ya no lo


son en muchos casos. Ya no son testigos y confesores de toda la doctrina de Cristo. Por eso, la
Santa Virgen María obliga a Satanás , "el padre de la mentira", a promulgar la doctrina pura de
la Iglesia, para que los pastores hagan examen de conciencia y para el triunfo del Inmaculado
Corazón de María, Madre de la Iglesia.

Padre Arnold Renz S.D.S.


1
TESTIMONIOS
Basándome en recomendaciones de mi hermano en sacerdocio de la Compañía de Jesús, el Padre
Rodewsky, S.J. he aceptado una invitación proveniente de Suiza, y he realizado exorcismos desde el 10 de
junio hasta el 13 de julio de 1977, conjuntamente con varios sacerdotes, empleando el exorcismo de León
XIII con la posesa de que se trata en el libro «Advertencias del más allá». Por mi experiencia estoy
convencido de que en el presente caso se trata de una verdadera posesión y que las declaraciones de los
demonios se han hecho por orden y bajo la coacción de una fuerza superior. Esto no excluye el que los
demonios intenten continuamente sustraerse a esta coacción.

La pasión extremadamente dolorosa de la posesa durante 24 años, su conformidad con estos sufrimientos
enviados por Dios, las muchas oraciones de un gran número de personas y el contenido de las declaraciones
hechas, dan la garantía de que es así la voluntad de Dios y de María, la Madre de la Iglesia.
Como es fácil de suponer todas las comunicaciones tienen que examinarse desde el punto de vista de la
verdadera doctrina de la Iglesia y de su situación actual. La resistencia contra las declaraciones hechas es
típica de la voluntad destructora demoníaca. El contenido del libro tiende a una prudente renovación de la
Iglesia.

No es nada nuevo que Dios y la Madre de Dios den orientaciones a la Iglesia por mediación de
demonios, como lo demuestra el conocido “Sermón del Diablo” de Niklaus Wolf, de Rippertschwand. El
día de Fátima, 13 de julio de 1977.

Padre Arnold Renz, S. D. S. (1)

Los sacerdotes que se citan a continuación atestiguan que, fundándose en sus conocimientos personales
del caso de posesión, están convencidos de la autenticidad de las revelaciones hechas por los demonios por
orden de la Santa Virgen:

Albert Von Arx, Párroco, Niederbuchsiten,


Arnold Egli, Párroco, Ramiswil,
Padre Ernst Fischer, Misionario, Gossau,
Padre Pius Gervasi O. S. B., Disentís,
Karl Hodener, Párroco retirado, Ried SZ,
Padre Gregor Meyer, Trimbach,
Padre Robert Rinderer, C. P. P. S., Auw,
Padre Louis Veillard, Párroco retirado, Cerneux-Péquignot

Testimonio de un joven teólogo, que ha examinado los textos de este libro antes de la impresión
definitiva:

“Después de una lectura crítica del presente libro, después de haber oído algunas cintas
magnetofónicas, y después de una visita a la señora en cuestión, me vi obligado a testimoniar lo siguiente:
Estoy firmemente convencido de la verdad de las manifestaciones que se publican, según la voluntad de
Dios. Me rindo con mi moderna teología ante la humildad que resalta de estos textos.”

Johannes Denkinger, dipl. theol., Olten

(1) El Padre Arnold Renz, S. D. S., nació en 1911 y fué consagrado sacerdote en 1938 en Passau como miembro de la Sociedad del
Divino Salvador (Salvatorianos). De 1938 a 1953 fue misionero en Fufian (China). De 1954 a 1956 actuó como sacerdote en
diferentes poblaciones y en la Orden. De 1956 a 1976 fue párroco de Rueck-Schippach, San Pío (en el Spessat, Diócesis de
Wurburgo, Alemania). El obispo Stangl de Wurzburgo le encargó del caso de posesión de Anneliese Michel (ver ANEXO 5), en
Klingenberg, y posteriormente fue retirado de la parroquia.

Hay numerosos testimonios con respecto a ese libro. Así, por ejemplo, Monseñor Dr. Harambillet,
abogado en la Rota de Roma: “ADVERTENCIAS..” es un libro que nos lleva a la meditación, y cuya lectura

2
recomendamos. Se obliga al infierno a gritar la verdad. Es un milagro. Es un acto de la Misericordia divina.

INTRODUCCION
Jamás en la historia de la Iglesia se han puesto en duda las verdades de la doctrina por sus propios
miembros y se han conmovido los fundamentos en la conciencia del pueblo de una forma como en nuestros
días. Ya en la Semana Santa de 1969 se quejaba el Papa Pablo VI de que se asistía a la autodestrucción de la
Iglesia por sus propios miembros.

La doctrina católica sobre los ángeles y el demonio se encuentra en entredicho. La actualidad palpitante
de las cuestiones referentes a este tema se ve confirmada, por una parte, por el aumento de la literatura con él
relacionado en el mercado mundial de libros, y por otro lado, por síntomas actuales como el nuevo culto a
Satanás en los Estados Unidos o el éxito de la película «El exorcista» en todo el mundo.

Mientras que profesores católicos de teología proclaman la supresión del demonio y se condena la
totalidad de la institución de la Iglesia, hasta los periódicos liberales de los Estados Unidos publican el rumor
de que el demonio es solamente un producto de la superstición (*1).

En la obra dogmática “Mysterium salutis” en siete tomos, publicada por los teólogos suizos Prof. Dr. J.
Feiner y el Prof. Dr. M. Lohrer, y que ha sido designada por la Editorial Herder en su sección "El mundo de
los libros" como una obra estándar de la teología católica en los últimos treinta años y digna del Concilio, M.
Séemann trata bajo el título general de “El mundo de los ángeles y los demonios como fondo de la historia
religiosa y el medio ambiente de la humanidad” primeramente las cuestiones preliminares de la angeología y
la demonología.

El autor intenta completar los fundamentos bíblicos y dogmáticos con la experiencia humana, y dice:
"Hoy en día es más fácil de comprender o por lo menos adivinar la actividad de Satanás, ya que estamos en un
tiempo en el que el mal, la violencia y la inhumanidad han adquirido una legitimidad pública como nunca
jamás anteriormente, en unos tiempos en los que la psicología de profundidad enseña que las realidades no
pueden ser eliminadas o declaradas inoperantes con la simple declaración, en nombre de motivos racionalistas,
que no existen (*2).

El Catecismo romano dice, y el Concilio Vaticano II ha confirmado, que la Iglesia debe las verdades
reveladas a dos fuentes: La Sagrada Escritura y la tradición oral. La Iglesia, por su Magisterio, está calificada
para declarar las verdades de la fe obligatorias para todos los fieles. La revelación pública ha terminado con la
muerte del último de los Apóstoles.

Con ello tenemos un tesoro de fe, netamente delimitado, el “depositum fidei”. Este tesoro de la fe debe
transmitirlo intacto la Iglesia a todas las generaciones. Precisamente en ellos consiste la función y el deber de
la tradición en la Iglesia. Dentro del marco general de esta revelación pública, la Iglesia reconoce y ratifica la
existencia de revelaciones particulares, sobre todo las de aquellas que tienen un interés general para la Iglesia. El
profesor Karl Rahner dice "que las revelaciones particulares no son un lujo para la iglesia sino un imperativo
que indica como se debe obrar en una situación histórica determinada".

Basándose en estos hechos, parece por lo menos útil, sino necesario, reproducir a continuación, a la
cabeza de las revelaciones sobre el exorcismo, una de las recientes enseñanzas de S. S. el Papa Pablo VI, sobre
la existencia y la acción de los demonios y a continuación la interviú del cardenal Joseph Hoeffner, de Colonia,
con motivo de un caso práctico de posesión, y finalmente mostrar el paralelismo existente entre las visiones de
la estigmatizada Catherine Emmerich y la crisis actual de la Iglesia. El R. P. Arnold Renz vuelve a tratar sobre
esta cuestión en su artículo: "¿Que es la posesión?
3
(*1) Fels, edición del 10 de octubre de 1974, pág. 304.
(*2) Herder-Korrespondenz, "El mundo de los libros" 5 / 1966, página 225.

ALOCUCIÓN DEL PAPA PABLO VI

en la audiencia general del miércoles, 15 de noviembre


de 1972
«Liberación del mal»

¿Qué es lo más urgentemente necesario hoy en día para la Iglesia?

No os asombréis de nuestra respuesta, que podríais encontrar simplista y hasta supersticiosa e irreal. Una
de las mayores necesidades es defenderse contra ese mal que denominamos el demonio.

Antes de precisar nuestro pensamiento, os invitamos a considerar l a vida humana desde una perspectiva
de la fe cuyo inmenso panorama podemos descubrir desde aquí y escrutarlo profundamente. En realidad este
cuadro que estamos invitados a contemplar en toda su realidad, es muy bello. Es el cuadro de la creación, de la
obra de Dios cuya belleza sustancial el mismo admiró, reflejo exterior de su sabiduría y su potencia (Gen. 1,
10).

Interesante es también el cuadro de la historia dramática de la humanidad, de la que resulta la historia de


la Redención, de Cristo, de nuestra salvación, con sus maravillosos tesoros de revelación, de profecía, de
santidad, de la vida elevada al plan sobrenatural y de las promesas para la eternidad (Efesios 1, 10)

Si miramos bien este cuadro, no podremos menos que estar maravillados (S. Agustín, Soliloquios).

Todo tiene un sentido, todo tiene una finalidad, un orden; todo deja entrever una presencia trascendente,
un pensamiento, una vida y, finalmente, un amor de forma que el universo, por lo que es y por lo que no es, se
nos presenta como una preparación entusiasmante y embriagante que nos lleva a algo que es todavía más bello
y todavía más perfecto (1 Cor, 2, 9; 13, 12; Rom. 8, 19-23).

Por lo tanto, la visión cristiana del cosmos y de la vida, es triunfalmente optimista. Esta visión justifica
nuestra alegría y nuestro reconocimiento por vivir, al celebrar la gloria de Dios, celebramos nuestra propia
felicidad (véase el Gloria en la Misa).

LA ENSEÑANZA BÍBLICA

¿Pero es completa esta visión? ¿Es exacta? ¿Somos insensibles a las deficiencias que existen en el

4
mundo, a lo que no corresponde a nuestra existencia, al sufrimiento, a la muerte, a la maldad, a la crueldad, al
pecado, dicho brevemente al mal? ¿No vemos todo el mal que existe en el mundo, especialmente el mal moral,
es decir el mal que se comete simultáneamente, aunque a diferentes escalas, contra el hombre y contra Dios?
¿No se trata de un triste espectáculo, de un misterio inexplicable?

¿Y nosotros que creemos en el Verbo Divino, que exaltamos el bien, no somos los más sensibles, no
somos los más conmovidos por la vista y la experiencia del mal? Lo encontramos en el reino de la naturaleza,
en la que tantas de sus manifestaciones nos parecen corresponder a un desorden; lo encontramos entre los
hombres, en los que vemos la debilidad, la fragilidad, el sufrimiento, la muerte, y aún cosas peores. Nos
encontramos en presencia de dos leyes que se oponen: una que quisiera el bien y otra que tiende hacia el mal.
San Pablo ha hecho resaltar humildemente la evidencia de este tormento, para mostrar la necesidad, la
posibilidad de la gracia que nos salva, es decir, la salvación que nos ha traído Cristo (Rom. 7). Ovidio, poeta
pagano ya había indicado el conflicto en el corazón del hombre: “Video melicra piro boque, deteriora
sequer”, "Veo lo que es mejor, y apruebo, pero hago lo malo" (Met. 7, 19).

Tropezamos con el pecado, que es una perversión de libertad humana y causa profunda de la muerte,
porque nos separa de Dios, fuente de la vida (Rom. 5, 12).

Y el pecado, por su parte, da ocasión y efecto a intervención en nosotros y en nuestro mundo de agente
oscuro v enemigo: el Demonio. Ya el mal no solamente una deficiencia, es la obra de un ser viviente
espiritual, pervertido y pervertidor Se trata de una realidad terrible, misteriosa y peligrosa.

El que se niega a reconocer su existencia, se separa de las enseñanzas de la Biblia y de la Iglesia, lo


mismo que hace de él un principio autónomo que no tiene también, como toda criatura, su origen en Dios, y
también que lo designa como una seudo-realidad, una invención del espíritu para personificar las causas
desconocidas de nuestros males.

El problema del mal, complejo y absurdo para nuestro espíritu racional unilateralmente, es obsesionante
y constituye la mayor dificultad para nuestra concepción religiosa del cosmos. San Agustín, que ha sufrido
durante años por ello lo ha dicho: “He investigado de dónde venga el mal y no he encontrado explicación”
(Confesiones 5, 7, 11, P. L. 32, 736, 739).

De ahí proviene la importancia de la conciencia del mal para ver bien al mundo, a la vida, a la salvación
desde una perspectiva cristiana. Cristo ha hecho resaltar esa importancia en la historia del Evangelio ya al
principio de su vida pública. ¿Quién no recuerda el capítulo del Evangelio, tan significativo, sobre la triple
tentación de Cristo, o también las múltiples escenas del mismo Evangelio en las que el Señor encuentra al
demonio, y que se citan en sus enseñanzas (por ejemplo, Mateo. 12, 43)? Y no se puede olvidar tampoco que
Cristo llama tres veces al demonio, su adversario, “Príncipe de este mundo” (Juan 12, 31; 14, 30; 16, 11).

La realidad de esta presencia nefasta se hace resaltar en varios trozos del Nuevo Testamento. San Pablo
lo llama “el Dios de este Mundo” (2 Cor. 4, 4), y nos advierte que nosotros los cristianos, tenemos que luchar
contra las tinieblas, y no solamente contra un demonio; si no contra una imponente cantidad de demonios:
“Poneos la armazón de Dios, para poder hacer frente a las maniobras del diablo. No tenemos que luchar
contra hombres, si no contra las Autoridades, las Potencias, los Dominadores de este mundo de tinieblas,
contra los espíritus del mal esparcidos por el espacio” (Efesios 6, 12-13).

Diversos pasajes del Evangelio nos muestran que no se trata de un solo demonio, sino de numerosos
(Lucas 11, 21; Marc. 5, 9). Sin embargo uno de ellos es el principal Satanás que quiere ser el adversario, el
enemigo; y con él hay muchos otros que son todos criaturas de Dios, pero criaturas caídas porque han sido
rebeldes y han sido maldecidos (v. Denz-Sch. 800 - 428). Conocemos muy poco de todo este mundo
misterioso conmovido por un drama bien terrible.

EL ENEMIGO OCULTO QUE SIEMBRA ERROR

A pesar de ello, conocemos muchas cosas sobre este mundo diabólico que conciernen nuestra vida y toda

5
la historia de la humanidad. El demonio es el origen de la primera desgracia de la humanidad. Fué el tentador
insidioso y fatal, y el instigador del primer pecado, el pecado original (Gen. 3 - Sab 1. 24).

Después de la caída de Adán, el Demonio ha adquirido un cierto dominio sobre el hombre, del que
solamente la redención de Cristo nos puede liberar. Y esta cuestión continúa todavía. Recordemos los
exorcismos del bautismo y las frecuentes referencias de la Sagrada Escritura y de la liturgia a la agresiva y
oprimente “potencia de las tinieblas” (Lucas. 22, 53 - Col. 1, 13). Es el enemigo número uno, el tentador por
excelencia.

Por esto sabemos que este ser oscuro y perturbador existe verdaderamente y que continúa obrando con
una astucia traidora. Es un enemigo oculto que siembra el error y la desgracia en la historia humana. No
olvidemos la parábola del Evangelio sobre el grano de trigo y la cizaña; resume y explica lo ilógico que
parece presidir a nuestras contradicciones: «Es un enemigo el que ha hecho eso» (Mateo 13, 28).

Jesucristo lo define como el que «desde un principio se ha dedicado a asesinar al hombre... el


padre de la mentira» (Juan 8, 44-45). Amenaza insidiosamente el equilibrio moral del hombre. Es el traidor
pérfido y artero que sabe insinuarse en nosotros por medio de los sentidos, la imaginación, la concupiscencia,
la lógica utópica, los contactos sociales desordenados; para introducir en nuestros actos desviaciones tan
nocivas como aparentemente conformes con nuestras estructuras físicas o psíquicas, o nuestras inspiraciones
instintivas y profundas.

Este capítulo sobre el demonio y la influencia que puede ejercer sobre los individuos, sobre las
comunidades, sobre sociedades enteras o sobre los acontecimientos, tan importante para la doctrina católica,
habría que volverlo a estudiar, porque hoy existe a este respecto un desinterés. Algunos creen poder encontrar
una compensación suficiente en el estudio del psicoanálisis y la psiquiatría, en experiencias de espiritismo que,
desgraciadamente se extienden tanto en algunos países. Se teme volver a caer en las viejas teorías maniqueas o
en divagaciones funestas, fantasistas y supersticiosas.

Hoy en día se prefiere ostentar un espíritu fuerte, sin prejuicios, pero sin embargo se concede crédito a
formas mágicas o populares, o, lo que es peor aún, entregar su alma - su alma de bautizados, que tantas veces
ha recibido la visita de la Presencia eucarística - a experiencias sensuales licenciosas, a las experiencias
deletéreas de los estupefacientes o a las seducciones ideológicas de los errores que están de moda. Son estas
precisamente las ranuras por las cuales se puede infiltrar el Malo fácilmente, para alterar el espíritu del
hombre.

No todos los pecados se deben directamente a la acción del diablo (Cfr. S.Th. 1, 104, 3). Pero también es
verdad que el que no se vigila a sí mismo con cierto rigor (Cfr. Mateo 12, 45 - Efesios 6, 11) se expone a la
influencia del “misterio de la iniquidad” de que habla San Pablo (2 Tes. 2, 3-12) y compromete su salvación.

Nuestra doctrina se hace incierta, porque está oscurecida por las tinieblas que rodean al Demonio. Hay
dos cuestiones que solicitan legítimamente nuestra curiosidad, ya excitada por la certidumbre de su existencia
múltiple. ¿Existen señales de la presencia de la acción del diablo, y cuáles son? ¿Qué medios existen para
defenderse de un peligro tan insidioso?

PRESENCIA DE LA ACCIÓN DEL MALIGNO

La respuesta a la primera pregunta requiere mucha prudencia, aunque algunas veces los signos del
Maligno parecen evidentes (Cfr. Tertuliano, Apol. 23). Podríamos suponer su siniestra intervención dónde se
niega a Dios de una forma radical, sutil y absurda; donde la mentira hipócrita se afirma con fuerza contra la
verdad evidente; donde se ahoga el amor por un egoísmo frió y cruel; donde el nombre de Jesucristo es objeto de
un odio consciente y rabioso (Cfr. 1 Corintios 16, 22; 12, 3); donde el espíritu del Evangelio se ve
desnaturalizado y desmentido por los actos; donde se afirma que la desesperación es única perspectiva, etc.
Pero se trata de un diagnóstico demasiado fácil, demasiado difícil, por lo que por el momento no osamos
profundizar ni autentificar. Sin embargo no está desprovisto de un interés dramático para todos. En efecto
también la literatura moderna le ha consagrado páginas célebres (por ejemplo, las obras de Bernanos estudiada
por Ch. Moeller, “Literatura del siglo XX” I, pág. 397 ss ; P. Macchi: “La cara del mal en Bernanos”, y
también “Satán - Estudios carmelitanos”, Desclée de Brouwer, 1948). El problema del mal sigue siendo para el
espíritu humano uno de los más importantes y de los más permanentes hasta después de la victoriosa respuesta
6
que le ha dado Jesucristo. San Juan Evangelista escribe: “Sabemos que hemos nacido de Dios, pero el mundo
entero yace bajo el imperio del Maligno” (1 Juan 5, 19).

LA DEFENSA DEL CRISTIANO

La otra pregunta es: ¿Qué defensa, que remedio existen para oponerse a la acción del Demonio? Esta
respuesta mucho más fácil, aunque sea difícil ponerla en práctica. Podríamos decir: todo lo que nos protege del
pecado, nos defiende, por este sólo hecho del Enemigo invisible. La gracia es la defensa decisiva. La inocencia
aparece como una fuerza. Y todos recordamos la enseñanza apostólica que ha tomado las armas-del soldado
como símbolo de las virtudes que puede hacer invencible al cristiano (Cfr. Romanos 13, 1 2; Efesios. 6, 11,
14, 17; Thes. 5, 8). El cristiano debe ser militante, vigilante y fuerte (1 Pedro 5, 8,). Debe practicar a veces un
ascetismo especial para alejar ciertos ataques del diablo. Jesús nos lo enseña e indica corno remedio la oración
y el ayuno (Marcos 9, 29). San Pablo sugiere la línea maestra que debemos seguir: “No te dejes vencer por el
mal, más bien derrota al mal con el bien” (Romanos 12, 21; Mateo 13, 29).

Por lo tanto, teniendo conciencia de la adversidad en la que se encuentran hoy en día las almas, la iglesia,
el mundo, nos esforzaremos en dar sentido y eficacidad en las palabras de nuestra principal oración: «Padre
nuestro... libéranos del Maligno!" (Mateo 6, 13) (*1).

(*1) Traducido de la edición alemana del "Osservatore Romano", edición alemana, 24 de noviembre de 1972, No. 47; pág. 1 y
siguientes. (sábado 4-Febrero-2012, 8:50 p.m. ver este documento, original en italiano, completo, en su versión WEB, en los anexos )

http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/audiences/1972/documents/hf_p-
vi_aud_19721115_it.html

ENTREVISTA CON EL CARDENAL JOSEPH


HOEFFNER

http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=3069

Israel declara al cardenal alemán Joseph Höffner


«Justo entre las Naciones»

Por salvar la vida de judíos durante la segunda guerra mundial

COLONIA, 03 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Joseph Höffner, uno de los cardenales


más significativos de la historia reciente de Alemania, ha recibido el reconocimiento de
«Justo entre las naciones» que ofrece Israel por haber salvado la vida de judíos
durante la segunda guerra mundial.

El anuncio del más alto reconocimiento estatal a una persona que no es judía, hecho
este viernes, ha sido confirmado por la arquidiócesis de la que era arzobispo, Colonia.

El reconocimiento del Yad Vashem ha sido otorgado al cardenal y a su hermana Helene


Hesseler-Höffner, por haber salvado la vida a una niña judía de la persecución nazi.

7
Hoffner, entonces sacerdote, y su hermana, a partir de marzo 1943, escondieron y
acogieron a una niña de siete años, Esther Sara Meyerowitz, procedente de Berlín, en
la ciudad de Kail, donde vivían.

En primer lugar, la niña fue acogida en la parroquia bajo el nombre de Christa Koch.
Después de ser nombrado párroco en abril de 1943 de Tréveris, el sacerdote confió la
niña a la familia del agricultor Wilhelm Hechler. Encontró la manera para que nadie
supiera la auténtica identidad de la niña, evitando que quienes la acogieron pusieran
en peligro su propia seguridad o la seguridad de la misma niña.

El cardenal y su hermana más tarde, también en 1943, acogieron a la señora judía


Edith Nowak junto a su marido, que era evangélico, durante seis meses.

El cardenal Joseph Höffner (1906-1987) ha pasado a la historia como uno de los


mayores expertos de doctrina social de la Iglesia de su época. Fue fundador, director y
miembro del Instituto de Ciencias de la Doctrina Social Cristiana de Munich entre 1951
y 1961. Por este motivo, fue consejero científico de tres ministros de la República
Federal Alemana.

Elegido obispo de Munster, en 1962, participó en el Concilio Vaticano II (1962-1965).


Fue nombrado obispo coadjutor de Colonia en enero de 1969 y promovido a arzobispo
un mes más tarde.

Fue creado cardenal por Pablo VI en 1969. Tras haber sido presidente de la
Conferencia Episcopal Alemana de 1976 a 1987, en ese mismo año presentó su
renuncia al Papa por razones de edad.

ZS03110308

DIABLO - POSESIÓN - EXORCISMO


Interviú del Arzobispo de Colonia (desde febrero 1969), Cardenal Joseph Hoeffner, por la Oficina de
Prensa del Arzobispo de Colonia.

Siglas: O. P. = Oficina de Prensa

C. H. = Cardenal Hoeffner

O. P.: En el transcurso del verano de 1976, la muerte trágica de la estudiante de Pedagogía, Anneliese Michel
(ver ANEXO 5) ; fallecida, después de exorcismos, en Klingenberg, ha excitado violentamente los
espíritus. Se ha dicho que es inusitado que en un siglo civilizado como lo es el siglo XX se puede creer
todavía en el diablo y en la posesión. Los sacerdotes que hicieron el exorcismo sobre ella, serían
corresponsables de la muerte de la joven estudiante. El exorcismo debería prohibirse por una ley Señor
Cardenal, ¿cómo juzga usted este caso?

C. H.: Hay que distinguir dos preguntas:

1o ¿Existen los espíritus malignos que llamamos diablos?


2o ¿Los espíritus malignos pueden ejercer influencia sobre una persona humana?

O. P.: Comencemos por la cuestión de la existencia del diablo. El Papa Pablo VI explicó en la audiencia
general del 15 de noviembre de 1972: "Sabemos que este ser oscuro y perturbador existe verdaderamente
y que actúa siempre con una astucia traidora."

8
El 23 de junio de 1976, el periodista de Munich Hannes Burger comentaba como sigue la enseñanza del Papa:
"De una forma general puede uno sonreírse de tales discursos, que desde hace tiempo están calificados
como absurdos, hasta por la teología católica contemporánea".

C. H.: No hablemos del tono de suficiencia con que se expresa el señor Burger. Yo digo solamente que es
falso afirmar que la "teología católica contemporánea" niegue la existencia de los espíritus malignos. Los
profesores Karl Rahner y Herbert Vorgrimler declaran que "la existencia de Fuerza y Potencia extra-
humanas y su acción sobre el mundo" son una "verdad de fe" (*1).

Por su parte, el profesor Leo Scheffczyk, de la Universidad de Munich, declara que "en la predicación de
Jesús, Satán se presenta como el adversario de la obra de salvación" (*2).

El profesor Heinrich Schlier, de la Universidad de Bonn, escribe también: "Las Potencias múltiples, que
solamente hacen siempre desarrollar la única potencia satánica, se presentan como una especie de
Potencia personal" (*3).

En Joseph Ratzinger, de la Universidad de Ratisbona, podemos leer: "El exorcismo sobre un mundo cegado
por los demonios, se adhiere inseparablemente a la vida espiritual de Jesús y al centro de su propio
mensaje, así como al de sus discípulos" (*4). Aún podría citar a otros numerosos teólogos, hasta
protestantes. Pero estos ejemplos serán suficientes.

O. P.: Karl Rahner y Herbert Vorgrimler declaran que la existencia del espíritu maligno cuya personalidad es
un hecho dado, bíblico y de magisterio, es una "verdad de la fe". Señor Cardenal, ¿podría usted
determinar más exactamente el sentido de estas palabras? (*5)

(*1) Karl Rahner y Herbert Vorgrimler: "Pequeño diccionario de teología", 72 edición, Friburgo en Brisgovia, 1968, pág. 49.
(*2) Leo Scheffczyk: "Ciencia cristiana y doctrina sobre el demonio", en "Müchner Theologische Zeitschrift", Año 26 (1975), pág. 392.
(*3) Heinrich Schlier, "Potencias y poderíos en el Nuevo Testamento" (Quaest. disp. 3) Friburgo en Brisgovia, 1958, pág. 63.
(*4) Joseph Ratzinger: “¿Despedida del Demonio?” en "Passauer Bistumsblatt", No 10, 11 de marzo de 1973. (Ratzinger, J. elegido papa
Benedicto XVI, 19-Abril-2005, nota de JABT).
(*5) Vease anotación 1, pag. 68.

C. H.: El cuarto Concilio general de Letrán en 1215, ha resumido de una manera perfectamente clara la
enseñanza de la Iglesia:

“Dios, por su virtud omnipotente, en el comienzo de los tiempos, ha creado de la nada las dos criaturas,
espiritual y corporal, es decir, angélica y terrestre, y a continuación la criatura humana, que en cierto
modo lleva consigo a las dos, puesto que está compuesta de cuerpo y espíritu. El diablo y los otros
espíritus malignos han sido creados por Dios buenos por naturaleza. Pero se han hecho malos por sí
mismos” (*6).

Este texto significativo comprende tres afirmaciones:

1o. Dios ha creado todo de la nada: los ángeles, el universo y los hombres.
2o. Los espíritus malignos han sido también creados por Dios como seres buenos, es decir, como ángeles. El
mal no es una estructura fundamental del ser; no es una fuerza cósmica del ser. 3o. Estos seres se han
convertido en espíritus malignos, al separarse de Dios.

Lo que enseña el cuarto Concilio de Letrán es la doctrina primitiva de la fe católica. En 561, el Concilio de
Braga declaraba:”Si alguien dice que el demonio no ha sido creado por Dios al comienzo como ángel
bueno, y que por su naturaleza no es una criatura de Dios; sino que por el contrario ha salido de las
tinieblas y no ha tenido creador, sino que es por sí mismo el principio y la substancia del mal... que caiga
bajo el anatema. Si alguien dice que el demonio... produce por su propia potencia el trueno, los rayos,
las intemperies y la sequía... que caiga bajo el anatema” (*7).

Aún recientemente, el Concilio Vaticano II, declaraba que Dios, por Jesucristo “nos ha arrancado del
demonio y del pecado” (*8), y que la actividad de la Iglesia tiene por finalidad “la confusión del
9
demonio” (*9).

O.P.: El profesor Haag ha declarado que es antibíblico mantener la existencia del demonio; que el Papa Pablo
VI, en su alocución del 15 de noviembre de 1972 se ha dedicado a la "seudo-exégesis" y que ha
interpolado pasajes de la Escritura, "como no se atrevería a hacerlo ningún estudiante en el primer
semestre".

Cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó en junio de 1975 sobre "Fe cristiana y
demonología", el profesor Haag ha declarado que "una vez más, Roma ha hablado de lado y sin tener en
cuenta su tiempo".

(*6) Denzinger Schonmertzer, 800.


(*7) Obra anterior 457-45 8.
(*8) Gaudium et Spes 22 (Ad Gentes, 9).
(*9) Lumen Gentium, 17.

C. H.: Teólogos autorizados han refutado decisivamente el reproche de que es antibíblico mantener la
existencia del demonio. El profesor Joseph Ratzinger ha escrito: "Haag ha dicho adiós al diablo no como
exégeta, ni como comentador de la Escritura, sino como "hombre de su tiempo", para el que la existencia
de un demonio es indefendible. Por lo tanto, la autoridad es virtud de la cual formula su juicio, es la de su
filosofía moderna, no la del intérprete de la Biblia" (*10).

En la predicación de Jesús, Satán es el gran adversario, que sin embargo "no tiene ningún poder sobre ÉL"
(Juan 14, 30) porque Jesús ha roto su poder: "El príncipe de este mundo ya esta juzgado" (Juan 16, 11).
Satán no es el centro de la predicación de Jesús. Pero "la lucha contra el poder de los demonios" forma
parte de la misión de Jesús, que ha venido a este mundo "para destruir las obras del diablo" (1 Juan, 3, 8)
(*11).

O. P.: El profesor Haag afirma que en todos los pasajes del Nuevo Testamento, en los que se habla de Satán o
del diablo, también puede comprenderse "el pecado" o "el mal" (*12).

C. H.: En ningún caso. En la Santa Escritura podemos leer: “El diablo peca desde el principio” (1 Juan, 3, 8).
No se puede decir que "el mal peca desde el principio" porque solamente una persona dotada de espíritu
y de inteligencia, puede pecar, y no "el mal".

O. P.: El profesor Haag afirma que en la Santa Escritura, el demonio es una "figura secundaria, sin entidad
propia" (*13); que en el Nuevo Testamento, el diablo aparece como "la representación del mal según la
mentalidad de la época"; que Jesús y sus apóstoles se movían "dentro de esta mentalidad de la época,
como todo el mundo que les rodeaba" (*14).

C. H.: En los tiempos de Jesús, la creencia en los ángeles y los demonios no formaba parte, de ninguna forma,
del universo espiritual. Los saduceos, especialmente, afirmaban que “no hay resurrección, ni ángeles, ni
espíritu” (Hechos. 23, 8).

Hay que hacer notar, que la Santa Escritura ha condenado severamente la magia, y el sortilegio, que estaban
expandidos universalmente en el mundo antiguo. El Deuteronomio dice:”Que no haya en tu casa nadie
que haga pasar por el fuego su hijo o su hija, que se dedique a la adivinación, a los augurios, a las
supersticiones y a los encantamientos, que haya recurrido a los encantos, que consulte a los evocadores
y brujos, y que interrogue a los muertos. Porque todo hombre que haga tales cosas, es abominado por el
Señor” (Deuteronomio 18, 10-12). Me parece que esta advertencia del Antiguo Testamento es válida
para mucho de los" hombres cultivados" del siglo XX, que son partidarios de tantas supersticiones.

(*10) Joseph Ratzinger, “¿Despedida del Demonio?”, en "Passauer Bistumsblatt", No. 10, 11 de marzo de 1973. (El 19 abril 2005, elegido
papa con el nombre de Benedicto XVI, nota de JABT)
(*11) Véase obra anterior
(*12) Herbert Haag, "Despedida del Demonio", Einsiedeln, 1969, pág. 48.
(*13) Herbert Haag,"La creencia en el diablo", con colaboraciones de K. Ellinger, B. Lang, M. Limbeck, Tübingen 1974, pág. 205.
(*14) Herbert Haag: "Despedida del Demonio", Einsiedeln 1969, pág. 4

10
O. P: ¿Pueden ejercer los malos espíritus una influencia sobre los hombres?

C. H.: La Santa Escritura, en su Nuevo Testamento, responde afirmativamente. En efecto, menciona muchos
poseídos, que Jesús ha librado del mal Espíritu. Los profesores Karl Rahner y H. Vorgrimler escriben
que no hay que admitir la influencia de los demonios donde existen "fenómenos extraordinarios" sino
que también existen "en la naturaleza y en la historia, una cadena normal, natural y explicable de
acontecimientos, una dinámica de las fuerzas demoníacas orientadas hacia el mal" (*15).

El profesor Heinrich Schlier, declara que las fuerzas demoníacas "pueden dominar al hombre y al mundo en su
espíritu y hasta lo corporal, a fin de mostrar en ellas y por ellas su poder; que esas fuerzas tienen un
cómplice en mí: mi tendencia egocéntrica y mi repugnancia con respecto a Dios y al prójimo"; que
precisamente en nuestros días, no puede uno renunciar al sentimiento de que el problema del mundo y de
la historia está mal presentado" (*16).

Entre el cielo y la tierra hay muchas cosas de las que nuestros "hombres cultivados" no tienen la menor idea.

(*15) Pequeño diccionario Teológico, pág. 49.


(*16) Heinrich Schlier, "Reflexiones sobre el Nuevo Testamento" volumen II, Friburgo en Brisgovia 1964, pág. 146, 148, 157. Fue
Cardenal Joseph Hoffner, Diablo, Posesión, Exorcismo, en: "Cuestiones teológicas", No 10, octubre de 1976, Año 29. Editorial
Josef Kral 3423, Abensberg.

¡Piensa, o potentísima Reina, en el maravilloso poder que te ha


concedido sobre el mundo la Santísima Trinidad! Llenos de confianza
en tus méritos, te rogamos que nos concedas tu misericordia. ¡Celeste
tesorera de todas las mercedes, sobre las que puedes disponer, según la
voluntad de Tu Hijo para la salvación de todo el mundo, concédenos la
gracia de que nos confiemos totalmente la dirección de tu compasivo
corazón; porque tu eres nuestra Madre, y nuestra salvación está en tus
manos. Augusta Reina del Universo, escucha favorablemente nuestros
ruegos y serviremos con alegría a Cristo Rey.

¿QUE ES LA POSESION?
Padre Arnold Renz, S. D. S.

Pruebas de la existencia del demonio


Son: la enseñanza de Cristo en la Santa Escritura; la enseñanza del Magisterio eclesiástico; las
enseñanzas del Papa, representante de Cristo. Estas enseñanzas concuerdan: el demonio existe.

La acción del demonio

El demonio ejerce un gran poder, no solamente por su acción íntima sobre los hombres y por la
tentación, para hacerles caer en el pecado y apartarlos de Dios, sino también por su dominio sobre

11
determinadas personas, por medio de la posesión.

Numerosos sacerdotes han realizado el exorcismo a la oprimida poseída.

Hay testimonios de doce sacerdotes, entre ellos tres doctores en Teología y en Derecho Canónico, que
expresan su convencimiento de que los demonios, durante el exorcismo, tenían que prevenir a la humanidad en
nombre de la Santa Virgen.

El que rechaza la existencia del demonio y la posibilidad de una posesión, está en contradicción con las
claras enseñanzas de la Iglesia y de hechos innegables.

La posesión
Aunque la posesión no pueda ser ni probada ni negada por la ciencia, lo arriesga sin embargo, saliéndose
así de su competencia (psicología, parasicología). Hay que admitir la posesión. Aunque se haga abstracción
del Magisterio y de la Santa Escritura, resulta de la experiencia de los santos (por ejemplo San Juan de la
Cruz, el caso de una religiosa en la vida de Santa Teresa de Ávila, el Santo párroco de Ars, y muchos otros
santos).

La historia de la Iglesia suministra un gran número de casos de posesión, que no se citan aquí. Desde
luego hay que ser prudentes en la creencia de la posesión, porque existen enfermedades psicológicas que se
parecen mucho a los casos de posesión. Hay diferentes fenómenos o manifestaciones que prueban que se trata
de una posesión. Pero la mejor prueba es la reacción ante el exorcismo, lo que se puede expresar de una forma
exclusivamente mental: el exorcismo probativo. Pero aún en este caso es posible que los demonios se
escondan, que no se manifiesten, que no reaccionen. Pero el que no reaccionen, no prueba que no estén
presentes. Pero si reaccionan prueba que hay posesión. Un indicio importante es el comportamiento ante los
objetos benditos, las reliquias, el agua bendita, las medallas... Pero en este caso no debe saber la persona
anticipadamente, que los objetos han sido bendecidos. El comportamiento ante el agua corriente y el agua
bendita es un indicio a la presencia de los demonios. Algunas personas, tienen el don de distinguir el agua
corriente del agua bendita, pero su reacción no es un rechazo furioso, que no se puede explicar naturalmente.

Otro signo que prueba la existencia, es el éxito del exorcismo. Solo citaremos un caso: los niños de
Illfurth (*1). Los demonios pudieron ser expulsados. Después de su expulsión, que duró dos años, los dos
niños pequeños, se mostraron completamente normales.

¿El fracaso del exorcismo puede ser un indicio negativo?

a.- Si no existe una posesión real, el exorcismo no puede tener éxito. Por lo tanto, el caso puede
empeorar.
b.- Hay casos de posesión que tienen un objetivo particular, por ejemplo, la purificación de una persona
que vive en pecado, o el castigo por una vida pecaminosa. Esto sucede especialmente en aquellos casos en que
las personas se han entregado al Diablo. Tales casos son muy frecuentemente largos y exigen un esfuerzo
laborioso del exorcista, pero existe una esperanza, sobre todo si la persona tiene buena voluntad. (Magda, con
el Padre Rodewyk (*2).

(*1) El Párroco P. Sutter: «La acción y el poder de Satán», Editoriati Stegfried Hacker, D-8031, Grobenzell, 7a. edición, 1975, pág.
15-122. Los niños poseídos de IIIfurth. Consultar también Corrado Bálducci, «Sacerdotes Magos, Sicópatas» 65 - 83 edición alemana en
la editorial Paul Pattloch D-8750, Aschaffenburg, 1976.
(*2).P. Adolt Rodewyk, S.J.: «Posesiones demoníacas hoy en día» (El caso Magda). Editorial Paul Pattloch, D- 8750
Aschaffenburg.

c.- Un caso particular de posesión lo constituye el que se llama "posesión expiadora". Tales personas no
son personalmente culpables. Por ejemplo, pueden haber sido maldecidas. Pero continuará siendo un misterio

12
por qué en algunos casos la maldición ha sido efectiva y en otros no. Si ciertas personas aceptan sufrir por los
demás, esto puede adquirir la forma de la posesión. La posesión lleva consigo un sufrimiento terrible. La
historia muestra que los poseídos que han sufrido mucho, no llegan a la ancianidad (los niños de Illfurth).

Hay personas que sufren por los hombres en general, por la Iglesia, o por un grupo determinado de
personas, por ejemplo por los sacerdotes.

d.- Cuando se consideran casos como el de Niklaus Wolf, de Rippertschwand (*3), o el de Altötting (*4),
puede pensarse que estos casos tienen una misión especial que cumplir para la Iglesia: no solamente por sus
sufrimientos, sino también por sus revelaciones. Se podrían añadir el caso de que trata el presente libro
«Advertencias del más allá» e igualmente el de Klingenberg (*5). Las revelaciones hechas en estos casos
deben ser para la Iglesia un testimonio y un socorro para los tiempos tan difíciles por los que pasa.

Estos casos de posesión se resisten al exorcismo hasta que se haya cumplido. En el caso de Klingenberg,
el sufrimiento llegó hasta la conformidad con Cristo y la muerte en la cruz. Anneliese murió de hambre y de
sed.

«Advertencias del más allá» dice sobre el caso Klingenberg: “Dios ha sometido a esta familia y a todos
los que han tomado parte, a una prueba que no se puede expresar. Se ha llevado a lo alto esta pobre alma
sufriente, para finalizar con su vida miserable y tan dura que pueda gozar de la beatitud eterna”.

En «Advertencias del más allá» los demonios han confesado: “Aunque no haya llegado inmediatamente
a la felicidad eterna, han llegado sin embargo muy alto, muy alto” (10 de junio de 1977).

La muerte de Annelise ha sido un permiso de Dios y no un fracaso del exorcismo.

En qué consiste exactamente la posesión

En los casos de posesión, el demonio no toma solamente posesión del alma de una persona, como sucede
en los casos de pecado grave o “pecado mortal”, toma posesión del cuerpo y de las capacidades psíquicas, de
manera que la persona poseída ya no puede disponer libremente de su cuerpo, ni de las fuerzas de su espíritu ,
ni de su voluntad. Otro, él o los demonios, se ha apoderado de ella. La persona poseída no puede oponerse
efectivamente a lo que los demonios quieren hacer por medio de ella. Sin embargo, la inteligencia y la
voluntad pueden oponerse íntimamente a todo el mal a que los demonios obligan a esta persona. En este caso
está libre de culpa.

(*3) El Párroco Johann Erni: «Sermón del Diablo» (Niklaus Wolf, de Rippertschwand). Editorial Siegfried Hacker, D-8031
Grobenzell, 1975.
(*4) «Sermón del Diablo» de Alfotting. Publicación: "Benedikt Günthner", Zweigstrasse 6, D-8047 Karlsfeld-Rothschwaige.
(*5) Sobre los hechos de Kliengenberg no existen...

Aún menos puede hablarse de culpa si en la "crisis" después de ella, la persona no se acuerda de nada.
Este fue el caso de los pequeños poseídos de lllfurth, que posteriormente no se acordaron de lo que había
pasado. durante todo el tiempo de la posesión.

Especialmente en los casos de “posesiones expiadoras” existe lo que se denomina la “posesión lúcida”:
es decir, que la persona poseída sabe total o parcialmente lo que hace y dice. Nos encontramos en estos casos
en presencia de un sufrimiento particularmente penoso que soporta con pleno conocimiento.

Motivo de las posesiones

Expresado en breve: puede haber un pecado, un pecado grave, que abre la puerta a los demonios. Puede
suceder que la persona en cuestión se haya entregado al demonio por un pacto firmado con su sangre; hay el
caso de una monja en la vida de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz (*6), o que se haya librado a

13
prácticas ocultas. o que haya sido maldecida, o que Dios tenga una intención especial, como penitencia o
reparación.

La posesión y la ciencia

Satán y la posesión proceden de lo sobrenatural. La ciencia no tiene acceso a lo sobrenatural; se ocupa de


los fenómenos (manifestaciones). Si discute sobre Satán y sobre la posesión; se sale de los límites de su
competencia y no merece crédito. Esto es válido Igualmente para la psicología, la parapsicología y la
medicina.

Es razonable y recomendable, cuando se tiene la sospecha de una posesión, pensar primeramente en las
causas naturales, y también en las enfermedades psicológicas. Pero la razón exige también que se considere la
posibilidad de una posesión. Un profundo examen del caso debe establecer las causas del estado de la persona.
La inutilidad de los esfuerzos de la medicina en el tratamiento del caso, puede ser un indicio de posesión.
Cuando la medicina abandona la partida, es necesario que se mantenga abierto el camino del exorcismo, el
remedio que aporta la Iglesia, de acuerdo con la orden de Cristo: “Expulsad los demonios” (*7) (Mateo 10, 8).

La doctrina errónea según la cual Cristo hubiera sido influenciado por la mentalidad de su tiempo en lo
referente a los demonios, es contraria a su divinidad y tiene que ser rechazada.

(*6) Padre Bonifatuis Gunther, O.C.D. «Nuestro mayor enemigo Diablo», pág. 31 Editorial Veritas, Viena, Linz Passau.

(*7) Mateo, 10, 8: "Curad a los enfermos ... expulsad a los demonios"

¿Es la posesión una enfermedad?


Fundamentalmente, la posesión no es una enfermedad. Sin embargo, puede ir acompañada de una
enfermedad. Frecuentemente, las enfermedades de los poseídos desaparecen cuando desaparece la influencia
del demonio y no pueden ser combatidas por la medicina.

¿Qué es el exorcismo?
El exorcismo es el remedio de la Iglesia que se esfuerza en expulsar al Demonio por medio de la oración,
por lecturas de la Santa Escritura, por abjuraciones, por las señales de la cruz, por la imposición de la estola,
por la imposición de las manos. Sería un error creer que los demonios abandonarían el lugar después de un
solo exorcismo, por una única conminación. Se trata de un combate duro entre el exorcista y los demonios.
Los demonios dicen continuamente al exorcista: “Todavía no estamos obligados a marcharnos”. Por eso, también
aquí, hay que afirmar: Dios tiene la última palabra.

HE VISTO LA IGLESIA DE SAN PEDRO

Visión de la venerable Ana Catalina Emmerich


(vivió entre 8-Septiembre-1774 y 9-Feb-1824, beatificada por Juan Pablo II el 3-Oct-2004),
contada a un peregrino (el célebre poeta Clemente Brentano) en el transcurso de los años
1819 y 1920.
http://www.corazones.org/santos/ana_catalina_emmerick.htm

14
Extracto de la obra Ana Catalina Emmerich, "Visiones", publicada por el Padre Karl Erhard Schmoeger, Editorial Paul Pattloch,
Aschaffenburg, Imprimatur 1910, 4a. edición, pág. 104 y siguientes.

(Ver Anexo 8)

"Vi a una enorme cantidad de gente que estaban ocupadas en demoler la iglesia de San Pedro.
Pero también ví a otras que trabajaban en reconstruirla. Vi los hilos de las maniobras que se
extendían por toda la tierra, y me quedé asombrada de la unidad de todo el conjunto. Los
destructores arrancaban partes enteras, y entre ellos había particularmente numerosos miembros
de las sectas y apóstatas.

"Había gentes que demolían como siguiendo un plan o una orden, tenían delantales blancos con
bolsillos, y un ribete de cinta azul, y la pala de albañil en el cinturón. Por otra parte tenían vestidos
de todas clases y entre ellos habían hombres grandes y distinguidos en uniforme, que por su parte
no trabajaban, sino que se contentaban con marcar con su pala los sitios de los muros que los
obreros debían demoler y la forma.

"De vez en cuando, si no sabían inmediatamente como demoler, para estar seguros, se
aproximaban a uno de los suyos, que tenía un gran libro, como si ese libro contuviese toda la
ciencia de construir y de demoler. Después marcaban con su pala nuevamente un lugar
determinado, y rápidamente se desmoronaba. Estas gentes demolían con calma y seguridad. Y todo
sucedía a escondidas y en secreto.

"He visto al Papa orando. Estaba rodeado de falsos amigos, que frecuentemente hacían lo
contrario de lo que él decía. He visto a un laico pequeño y negro, en plena actividad contra la
Iglesia.

"Mientras que por una parte de la Iglesia se demolía, por el otro lado se reconstruía, pero sin
energía. He visto a muchos eclesiásticos y uno de ellos fue, sin dejarse apartar, en línea recta a
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través de los demoledores, y mandó que se parasen y reconstruyeran. He visto a otros sacerdotes
leer su breviario negligentemente y, mientras tanto, llevar bajo su manto o pasar a otros una
pequeña piedra como si fuese algo muy raro. Todos parecían que no tenían ninguna confianza,
ningún gusto, ninguna directiva, y no saber en absoluto de que se trataba. Era lamentable".

Desde principios de agosto hasta fines de octubre de 1820 Ana Catalina se dedicó a orar y
suplicar por el Santo Padre, determinada por una visión de conjunto:

"Veo nuevos mártires, no de ahora, sino del futuro pero veo que ya se apresuran".

"He visto, continúa, a gente que continuaba su trabajo de demolición en la gran Iglesia; y vi
cerca de ella una bestia monstruosa que había salido del mar. Tenía una cola como un pez, garras
como un león, y muchas cabezas que rodeaban una gran cabeza como una corona. Sus fauces eran
grandes y rojas. Tenía unas rayas como un tigre, y estaba completamente familiarizada con los
demoledores. Frecuentemente se acostaba entre ellos mientras trabajaban. Ellos por su parte
entraban con ella en la caverna en que se escondía algunas veces.

"Durante este tiempo vi aquí y allá en el mundo entero mucha gente piadosa y buena, y
especialmente eclesiásticos que eran aprisionados, torturados y oprimidos y tuve la sensación de
que un día se convertirían en nuevos mártires.

"Cuando la demolición de la iglesia estuvo ya bastante avanzada, hasta el punto de que no


quedaba mas que el coro y el altar, vi a los demoledores penetrar en la iglesia con la bestia,
encontrando allí a una Mujer, grande y llena de majestad. Parecía estar encima, porque marchaba
lentamente; a su vista, los enemigos quedaron estupefactos y la bestia no pudo dar un solo paso
más. Tendió furiosamente su cuello en dirección a la Mujer, como si quisiese devorarla. Pero la
Mujer se volvió y cayó con su faz sobre la tierra. Entonces vi a a bestia huir hacia el mar, y los
enemigos huyeron en desorden; y entonces vi grandes círculos a lo lejos, alrededor de la Iglesia,
que se acercaban tanto en la tierra como en el cielo".

El 10 de agosto, contó: "Veo al Santo Padre en una gran tribulación. Habita en otro palacio y no
deja pasar a su presencia más que pocos familiares. Si el partido malo conociese lo grande de su
fuerza, hace mucho tiempo que se hubieran desencadenado. Temo que el Santo Padre tenga que
sufrir grandes tribulaciones antes de su fin. Veo a la Iglesia negra usurpadora ir creciendo y ejercer
una influencia desastrosa en la opinión. El desamparo del Santo Padre y de la Iglesia es tan grande,
que hay que rogar a Dios noche y día. Yo he sido encargada de rezar mucho por la Iglesia y el
Papa...

"Esta noche fui conducida a Roma, donde el Santo Padre, muy afligido, está todavía escondido
para escapar a malas exigencias. Está muy débil y agotado por el dolor, la preocupación y la
oración. Está escondido principalmente, porque hay muchos en los que ya no se puede fiar. Pero
tiene junto a sí a un anciano sacerdote, simple y muy piadoso, que es su amigo. A causa de su
simplicidad se ha juzgado que no valía la pena alejarlo del Papa. Pero este hombre recibe muchas
gracias de Dios. Ve y nota muchas cosas, y se las comunica fielmente al Santo Padre. De esta
forma, éste está advertido contra el que, hasta ahora, lo hacia todo, pero que ya no hará nada. El
Papa está tan débil que no puede andar solo".

1º de octubre: "La Iglesia, se lamentó, está ante un gran peligro; se me ha ordenado que pida a
todos los que vienen a verme, que recen por ella un Padrenuestro. Hay que suplicar a Dios que el
Papa no se aleje de Roma, porque esto causaría un daño incalculable. Hay que suplicar a Dios que
reciba el Espíritu Santo".

4 de octubre:"Esta noche, en una visión del Papa, he visto a San Francisco llevar la iglesia, y
después vi a un hombre pequeño que tenía en sus facciones algo de judío, llevar sobre su espalda
la Iglesia de San Pedro. La situación parecía muy peligrosa. María se mantuvo en la parte norte de
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la Iglesia, y extendía su manto protector. El hombre pequeño pareció hundirse. Los doce, que
considero como los nuevos apóstoles, debían ayudarle a llevarla. Pero llegaban un poco demasiado
lentamente. Parecía sucumbir cuando por fin llegaron todos y se unieron a él, y muchos ángeles
vinieron a ayudarles. No quedaba otra cosa que el suelo y la parte de detrás, todo el resto había
sido demolido por las sectas secretas y por los mismos servidores de la Iglesia. Llevaron la iglesia a
otro lugar y parecía que varios palacios caían ante ellos como si fueran campos de espigas.

"Cuando vi la Iglesia de San Pedro en ruinas, y que tantos eclesiásticos tomaban parte en la
obra de destrucción, sin que ninguno de ellos quisiera reconocer con respecto a los demás que
también tomaban parte en la obra de destrucción, me entró tal pena, que me puse a gritar con
vehemencia hacia Jesús, para que tuviera compasión".

"Y vi a mi celeste Esposo ante mi como. un hombre joven, y me habló largamente. Me dijo que
este cambio de lugar de la iglesia significaba que aparentemente se desmoronaría por completo,
pero que reposaba sobre sus soportadores, y que resucitaría por su obra; que aunque solamente
quedase un solo cristiano, la Iglesia podría vencer de nuevo, ya que no estaba fundada sobre la
inteligencia y los consejos de los hombres".

A continuación me mostró cómo jamás le habían faltado a la Iglesia almas orantes y sufrientes.
Se me mostró igualmente que no parecen quedar casi cristianos con el viejo espíritu. Estoy muy
afligida por esta imagen"

7 de octubre. "Cuando atravesaba Roma con Santa Francisca y otro Santo, vimos un gran
palacio (el Vaticano) que estaba totalmente en llamas. Tenía un gran temor de que sus habitantes
pereciesen carbonizados; nadie apagaba el fuego; pero al acercamos, cesaron las llamas y la casa
estaba negra y quemada. Atravesamos muchas salas magníficas y llegamos hasta el Papa. Estaba
sentado en la oscuridad y dormía en un gran sillón; estaba muy enfermo y agotado y ya no podía
andar.

"Veo a la Iglesia completamente aislada, como si estuviera abandonada por completo. Parece
que todo el mundo huye ante ella. Todo lo que hay alrededor de ella se encuentra en guerra. He
visto en todas partes un gran apuro, odio, traición, exasperación, desorden, dejadez y una
ceguedad completa"

10 de octubre. "Vi la Iglesia de San Pedro demolida excepto el coro y el altar mayor. San Miguel
descendió a la iglesia equipado y armado y cerró el camino a muchos malos pastores que querían
entrar en la iglesia.

La parte anterior de la iglesia había sido derruida y solamente quedaba el Santo Sacramento.
Entonces apercibí a una dama majestuosa, que atravesaba la gran plaza delante de la iglesia. Había
recogido bajo sus brazos su amplio manto y se elevó lentamente por el aire. Y se detuvo encima de
la cúpula y extendía a lo lejos, por encima de toda la plaza de la iglesia, su manto protector como si
fuera de oro.

"Los demoledores se había parado un momento. ¡De nuevo quisieron volver al trabajo, pero les
fue imposible aproximarse al manto protector de María!

"Sin embargo, por otra parte, se manifestó una extraordinaria actividad de los reconstructores.
Llegaban muchos, gente vigorosa, gente joven, eclesiásticos y laicos: llegaban también mujeres y
niños. Llegaban igualmente hombres de edad muy avanzada, inválidos y olvidados. Y el edificio fue
reconstruido.

"Entonces vi llegar un nuevo Papa, con una procesión. Era mucho más joven y más severo que
el precedente. Fue recibido con gran solemnidad. Parecía que iba a bendecir la iglesia, pero oí una
voz que decía que no era necesario bendecirla, puesto que el Santo Sacramento había permanecido
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en su sitio.

"Debía tener lugar una doble fiesta religiosa muy grande: un jubileo universal y la restauración
de la iglesia. Antes de comenzar la fiesta, el Papa había preparado a su gente, que expulsaron de la
asamblea y alejaron, sin encontrar resistencia, una multitud de eclesiásticos, importantes y
modestos, y vi que abandonaban la asamblea furiosos y murmurando. Y tomó a su servicio gente
completamente diferente, tanto eclesiásticos como laicos. Y entonces comenzó la gran solemnidad
en la iglesia de San Pedro."

30 de diciembre. "De nuevo vi la iglesia de San Pedro con su alta cúpula. San Miguel se
mantenía por encima, resplandeciente, con un traje de color rojo sangre, teniendo en la mano un
gran estandarte de guerra. En la tierra tenía lugar un gran combate. Verdes y azules luchaban
contra los blancos, y los. blancos, que dominaban una espada roja, llameante, parecían sucumbir
por completo; sin embargo, no todos sabían por qué luchaban. La iglesia era también de color rojo
como la sangre, igual que el Ángel, y se me dijo:"Será lavada con sangre". Mientras más duraba el
combate, más desaparecía el color rojo de sangre de la iglesia, y cada vez se iba haciendo más
transparente.

"Pero el Ángel descendió y se unió a los blancos, y le vi emplearse de diferentes maneras ante
todas sus cohortes. Entonces se sintieron animados por un valor maravilloso que no sabían de
donde les llegaba; era él que golpeaba en medio de los enemigos, que huyeron en todas las
direcciones. Entonces, la espada de fuego había desaparecido de encima de los blancos victoriosos.
Durante el combate, tropas enemigas se pasaban continuamente a su lado, y una vez se pasó una
gran cantidad. Por encima del combate aparecieron también tropas de Santos, que mostraban lo
que era necesario hacer y hacían signos con las manos; eran completamente diferentes entre sí,
pero estaban inspirados del mismo espíritu y obraban con el mismo espíritu.

"Cuando el Ángel descendió del techo de la iglesia, vi encima de él una gran cruz luminosa de la
que estaba suspendido el Salvador y de sus heridas manaban haces de rayos luminosos que se
extendían por todo el mundo. Las heridas eran rojas y parecidas a las puertas resplandecientes
cuyo centro era dorado como el sol.

"No llevaba corona de espinas, pero de todas las llagas de la cabeza salían rayos que se
esparcían horizontalmente sobre el mundo. Los rayos de las manos, de los pies y del costado lucían
en color del arco iris, y se dividían en líneas muy tenues, algunas se reunían en haces y se dirigían
hacia los pueblos, las ciudades, las casas, a través del mundo entero.

"Los vi por aquí y por allá, a veces lejos, caer sobre toda clase de gente que sufría, y aspirar sus
almas, las que penetraban en las llagas del Salvador introduciéndose en estos rayos coloreados. Los
rayos de la llaga del costado caían sobre la iglesia situada debajo en un raudal muy amplio y ancho.
La iglesia estaba iluminada por completo, y por esta irradiación vi entrar en el Señor la mayor parte
de las almas.

"Pero también vi planear en el cielo un corazón rojo, luminoso, del que salía un raudal de rayos
blancos que iba a la llaga del costado, y otro raudal de rayos se esparcía sobre la iglesia y sobre
otras regiones; y estos rayos aspiraban almas muy numerosas, que a través del corazón y la vía
luminosa entraban en el costado de Jesús. Me fue dicho que este corazón era María.

"Cuando terminó el combate en la tierra, la iglesia y el Ángel, que desapareció después, habían
adquirido un color blanco y luminoso. También desapareció la cruz y ocupó su lugar sobre la iglesia
una gran Dama luminosa, que extendía su manto, reluciente como el oro muy lejos por encima de
la iglesia. Por debajo de la iglesia aparecieron la Humildad y la Reconciliación mutua.

"Vi a obispos y pastores aproximarse a intercambiar sus libros; y las sectas reconocieron a la
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iglesia, gracias a su milagrosa victoria y a las luces de la Revelación que habían visto irradiar sobre
ellas mismas. Estas luces provenían de los rayos del manantial del lago, que venían de San Juan.

"Cuando vi esa concordia, tuve un profundo sentimiento de la proximidad del reino de Dios.
Apercibí en la naturaleza un esplendor y una vida superior, así como una santa emoción en todos
los hombres, como en los tiempos del nacimiento del Señor; comprendí que el Reino de Dios estaba
próximo, dé tal forma, que me sentí forzada a correr a su encuentro con gritos de alegría.

PARA MEJOR COMPRENSION Y PARA QUE SEA


TENIDO EN CUENTA

El cielo obliga a los demonios a hablar sobre la Iglesia y su situación actual, contra su voluntad, y de tal
forma, que su decir daña a su reino y favorece al reino de Cristo. En su cólera, los espíritus infernales evitan la
mayor parte del tiempo pronunciar el nombre de María, la Bienaventurada Virgen Madre de Dios. La llaman:
"La de allá arriba". No dicen: "María lo quiere", sino que dicen "Ella lo quiere", "Ella nos obliga", "Ella hace
decir". De la misma forma evitan el nombre de Jesús y de Dios. La mayor parte del tiempo subrayan sus
palabras con un gesto del dedo de la poseída hacia lo alto.

Cuando los demonios exigen oraciones, por ejemplo, como dicen que hay que rezar primero una u otra
oración antes de hablar, está bien claro que esta exigencia no es un deseo del Infierno, sino del Cielo que se
expresa por medio de los demonios.

Hay que tener en cuenta que durante las revelaciones hechas por su boca, la poseída estuvo atormentada
frecuentemente por dificultades de respiración, por calambres, por alteraciones cardíacas y crisis de ahogo. De
ello proviene el carácter frecuentemente irregular de sus frases.

Como estas comunicaciones contrarían al infierno, los demonios se negaron frecuentemente a continuar
hablando. Por otra parte, hacían muchas veces diversas objeciones, refunfuñaban, gritaban o reían
sarcásticamente. La mitad de estas intervenciones, sobre todo en la segunda parte, han sido suprimidas por
razones de brevedad y de simplificación. Pero en su totalidad, la lucha fue mucho más dura y más larga de lo
que el lector se puede imaginar. Hay que conservar esto en la memoria, para evitar la impresión de que estas
revelaciones graves para la Iglesia, han sido obtenidas fácilmente..

En este caso no se trata del caso de Zurich, y no tiene nada que ver con el mismo.

Bondadosísimo Jesús
Te rogamos
por tu Santo y último
pánico y terror,
que no nos abandones nunca,
especialmente en la última hora de nuestra
muerte.
Amén.

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EXTRACTO BIOGRAFICO DE LA POSEIDA
Juventud

A petición del autor, la poseída ha redactado un “curriculum vitae”. A pesar de que la mujer, por
razones de salud, y la gran distancia existente entre su municipio campesino y la ciudad con escuelas
superiores, no ha podido tener más que la enseñanza primaria, tiene una inteligencia superior a la media, es
de rápida comprensión y tiene buena memoria. De su corta biografía, escrita por ella misma a máquina,
extraemos los siguientes párrafos (omitiendo, por discreción, los nombres de los lugares, y acortamos las
descripciones para no prolongar la narración):

"Mis padres habitaban una pequeña finca. El lugar estaba muy aislado. He nacido, en la Suiza de habla
alemana, en 1937, el domingo del Santo Escapulario. Me bautizaron el martes siguiente. Según dice mi
madre, cuando todavía mamaba, gritaba de una forma increíble y no dormía casi nunca, o excepcionalmente
poco. Ya entonces, mi estado de salud era causa de preocupaciones. Parecía ser que había una irregularidad
en el funcionamiento de los intestinos, pero esta suposición no justificaba, al menos por completo, mi estado
de salud.

"En la primavera del año 1944 fui por primera vez a la escuela. Era una niña muy tímida y muy tranquila.
Aprendía fácilmente. Especialmente leer, escribir y contar no representaban ningún problema para mí. Mi
sitio preferido de estar era la orilla del arroyo, junto a las flores y las yerbas. Frecuentemente venían mis
compañeros de juego, metíamos nuestras piernas en el agua, y hablábamos sobre las muchas cosas de que
suelen hablar los niños de esta edad.. .También hablábamos frecuentemente y con amplitud de cuestiones
religiosas y también sobre el cielo, el infierno y el purgatorio. Entre el segundo y el tercer año de mi
asistencia a la escuela tuvo lugar mi primera comunión. Tomé esto muy en serio y me preparé lo mejor
posible. Por otra parte hay que decir que mi asistencia escolar transcurrió sin ningún incidente de
importancia. Ya en estos primeros años acompañaba a mis padres al campo, y probaba hacerme útil.
También mis hermanos pequeños exigían mucho tiempo y mucho trabajo.

"Desde mi primera comunión iba casi diariamente a la Santa Misa y a comulgar. Pero sentía que la
Gracia era menor si me descuidaba en el devocionario o rezaba menos. Pero con 13 años tuve que soportar
un ataque de los otros niños, más o menos fuerte según mi opinión. Se murmuraba que era una "beata" y
que seguramente querría ingresar en un convento. Estaba profundamente avergonzada, pero mi abuela me
dijo: "No te preocupes por los otros niños. No saben lo que dicen. Importante es solamente como estás ante
Dios". Por lo tanto procuraba olvidar las murmuraciones de mis condiscípulos, pero me habían herido
fuertemente.

"Me gustaba mucho ir a la iglesia, y cuando, en la misa mayor, el coro cantaba, estando los altares
decorados, las flores y el humo del incienso embalsamaba el ambiente tenía la impresión de que todos,
nosotros, todos los que estábamos en la iglesia, estábamos muy próximos al cielo".

La noche oscura

"Algún tiempo después de la muerte de mi abuela llegó para mi un tiempo de duras pruebas.
Bruscamente se apoderaron de mi alma unas angustias y unos escrúpulos, que no había conocido jamás. No
se trataba de un mal pasajero, si no que el sufrimiento se prolongó de una forma terriblemente inquietante.
Ya no era yo misma: quiero decir que mis ideas fundamentales y mi actitud con respecto a Dios continuaban
siendo las mismas, pero todo mi universo mental comenzó a tambalearse y me vi sumergida en una gran
confusión. Mis sentidos estaban embotados y sin interés interior. Pero en cambio, el malestar y los
sufrimientos los sentía de una forma agudizada hasta tal punto, que a veces me sentía casi destrozada. Las
ideas se iban y venían. Pero pensase lo que pensase, no veía luz por ninguna parte. Y lo peor de todo era que
no podía deshacerme de estos pensamientos. Todo estaba embotado y apagado. Un día - creo que era el día
de Todos los Santos de 1952 (o sea con 15 años) - le dije muy triste a mi madre: "Madre tengo la impresión

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como si viviera bajo un fuerte hechizo". Me dijo unas palabras de consuelo y me dijo que ya se arreglaría.
Pero era necesario que yo misma tuviese la fuerza de voluntad y que debía buscar la alegría. Pero
precisamente esa era la dificultad: aunque la buscaba con todas mis fuerzas no la encontraba. En cuanto a la
fuerza de voluntad, hubiera dado cualquier cosa con tal de volver a tener mi anterior libertad. Pero estaba
fuera de mi poder.

"Mi temor seguía en aumento, hasta el punto de que no podía soportar estar sola en mi dormitorio. Mi
padre cambió de habitación, y pude ir a dormir con mi madre. Pero a pesar de que estaba directamente
junto a mí, la angustia y el terror me oprimían la garganta. Los latidos de mi corazón resonaban hasta el
cuello; estaba poseída de un terror sin fondo, hasta el punto de que apenas si podía hablar; la angustia y el
terror interior me minaban, y una hora me parecía la mitad de la eternidad.

"Pero independientemente de ello, tenía el sentimiento de que Dios quería que aceptase estos
sufrimientos, por la salvación de las almas. Me esforcé en aceptar. También en la misma noche sucedió algo
extraordinario que me movió a aceptar estos sufrimientos. Y si digo aceptar, creo que fue esta noche.
Posteriormente quise repetidamente rehuir estos sufrimientos, y frecuentemente pedí al cielo que me
concediese nuevamente el sueño y la salud del alma. Pero no me fue concedido, por lo menos durante largo
tiempo.

"Se trataba solamente del comienzo del insomnio total, y me resultaba más fácil aceptarlo como Dios
quisiera. Más tarde, comprendí que me volvía y revolvía en esta cruel oscuridad, sin encontrar ninguna
salida. Este tormento era mi suerte, día y noche, y nadie podía venir en mi ayuda. Mi madrina fue conmigo a
ver al médico, acompañándome en el largo camino durante horas. El médico dijo que tenía una infección de
los riñones y de la vejiga, y que el sistema nervioso estaba también contaminado y en muy mal estado. Me
dió unas medicinas, pero mi estado empeoró, y al cabo de cierto tiempo el médico me llevo a un hospital".

De esta forma, esta pobre criatura estuvo sometida desde la edad, de quince años a los más duros
martirios. Los años siguientes los pasó como doncella, interrumpiendo su trabajo a causa de tratamientos
médicos y cortas estancias en el hospital. Como si estos sufrimientos no fueran de por si suficientes, tuvo
que dejarse extraer sus hermosos dientes por orden de un médico que creía que eran ellos la causa de sus
sufrimientos. Pero su estado no sufrió el menor cambio, sino que la pobre mujer tuvo un sufrimiento
suplementario. La divina Providencia le procuró entonces un hombre, sin fortuna, pero fundamentalmente
honrado. Se casó con él en el año 1962, a la edad de veinticinco años, aunque al principio su familia había
intentado disuadirla.

Esta esposa, que tiene hoy cuarenta años, dió a luz cuatro amables niños. Pero ni durante sus
embarazos, ni durante sus partos sintió el menor alivio de sus inexplicables sufrimientos. Al contrario, aún
más débil, tuvo que ingresar de nuevo en clínicas y sanatorios. Pero los especialistas la despedían como
mentalmente sana aunque como caso inexplicable, últimamente por una clínica muy renombrada.

Inyecciones, electro-choques y los tratamientos, le ocasionaron un aumento de intolerables


sufrimientos, interrumpidos por fugitivos rayos de esperanza.

Hacia el año 1972, hubo una corta mejora. A este respecto escribe: "Se descubrió por casualidad que
sufría de una ausencia casi total de fósforo. Me dieron algunas cápsulas y efectivamente tuvo lugar una
mejora de mi estado general. No puedo decir la parte que en la mejoría tuvo el fósforo, ni la parte que tuvo
Dios, que me procuraba por fin algún alivio. Pero pude, ya que no dormir, si puede hablarse de dormir, por lo
menos, adormilarme, y hasta, si iba bien, llegar a adormecerme. Los estados de angustia se hacían mucho
más raros, de nuevo tenía ganas de reír y, también de nuevo, preocuparme del menaje, aunque no fuese de
una forma brillante.

"Mi marido estaba contentísimo, pero sin duda nadie estaba más aliviado que yo misma. Nuevamente
pude tener conmigo a dos de mis hijos, lo que me procuró una inmensa alegría. Alababa y bendecía a Dios de
que por fin me hubiese liberado. Sin embargo, comprendí y creí comprender, que el sufrimiento era una

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gracia, por duro y oprimente que fuese. Y pensaba frecuentemente que Él sabría bien por qué me había
conducido a través de las tinieblas".

En el año 1974 hubo una recaída grave. "Mi hermana me llevó a ver a un buen hombre, que había
ayudado ya a muchos. En su presencia, sentí una sacudida en el brazo, aunque no lo hubiera movido: De
repente, el hombre gritó: "Creo que es usted una poseída". Entonces fui a visitar a un sacerdote, que se
mostró muy escéptico, pero que, sin embargo, hizo un exorcismo, declarando que existían todos lo signos de
una posesión.

"Por fin, después de laboriosas abjuraciones y largas oraciones, un exorcista experimentado logró
romper la barrera. Después de repetidos exorcismos, demonios angélicos y humanos tuvieron que
desenmascararse con intervalos, y hasta se llegó a una liberación temporal, pero todos los demonios
volvieron. Se solicitó a un obispo la autorización de realizar un exorcismo oficial, y que asumiese la
responsabilidad. El 8 de diciembre de 1975, cinco exorcistas recibieron la autorización de realizar el gran
exorcismo. Siguieron otros exorcismos, en un marco más restringido, asistiendo casi siempre tres sacerdotes.

Las revelaciones hechas en el transcurso de estos exorcismos por los demonios, por orden de la
Santísima Virgen, para la salvación de las almas y para la Iglesia, en la situación crítica en que se halla, han
sido publicados en la primera parte, (que es idéntica con la primera edición) del libro «Advertencias del
más allá». En la segunda edición se completa con nuevos exorcismos. Estos se realizaron el 25 de abril de
1977 en presencia del Prelado Prof. Dr. Georg Siegmund, de Fulda, el 10, 11 y 18 de junio (fiesta del Corazón
de María) y 29 de junio (los apóstoles San Pedro y San Pablo) así como el 13 de julio de 1977 en presencia y
bajo la dirección del Padre Arnold Renz S. D. S. así como otros sacerdotes y el autor de este libro.

La poseída no está liberada todavía, porque su misión no ha terminado todavía. Sus padres han
confirmado en frases sencillas y cortas las declaraciones de su hija. Lo mismo que su afligida hija ignoraron
hasta 1974 el origen de los indecibles sufrimientos de ésta. Habían intentado todo lo que podía
proporcionarle un alivio o una curación por medio de la medicina y la psiquiatría. Pero en vano. Lo único que
podían hacer es buscar consuelo en la plegaria.

Lo que más impresiona en los padres es su simplicidad y su antipatía ante todo lo que parezca
maravilloso o espectacular. Para ellos, el origen de los sufrimientos de su hija es inexplicable, y se someten
en la plegaria y en una tranquila confianza, a la incomprensible voluntad de Dios en su bondad.

Los numerosos documentos - cintas magnetofónicas, fotografías, hechas durante los exorcismos, y
también cartas - están a la disposición de la Iglesia para una investigación posterior. Pero todo el mundo
comprenderá que en este libro no figuran ni nombres de personas ni nombres de lugares, ni ilustraciones,
por no atraer a esta mujer atormentada ni a sus padres una ola de visitas y de molestias, tanto más cuanto
que la divina Providencia, ha querido que ni sus amigos ni sus vecinos se hayan enterado de nada. Su
posesión solamente se manifiesta en su vida interior. Mientras que durante noches enteras se ve cruelmente
atormentada, durante el día puede ocuparse de los menesteres de su casa. Desde el año 1975 no puede
asistir a la misa, ya que en diferentes lugares de la misma, e igualmente en las bendiciones y en el contacto
con reliquias y objetos benditos, los demonios se muestran alterados. Siempre que existe una posibilidad, la
visita una vez por semana un sacerdote y puede recibir los Santos Sacramentos.

Los sufrimientos expiatorios que esta mujer acepta con tanta generosidad, la angustia interior y el
abandono que tiene que soportar, especialmente en los días que siguen a los exorcismos, unidos a los
sufrimientos de Cristo, a su última agonía y su abandono, servirán para la salvación de las almas inmortales.
La gran preocupación de esta alma reparadora es no obstruir por falta suya, las revelaciones hechas para
nuestro tiempo por los demonios, por orden de la Reina del Cielo y de la tierra, y no dejar, por ligereza o
negligencia, que almas que hubieran podido ser salvadas de esta forma, vayan a su pérdida eterna.

Por ello se recomienda especialmente a todos los lectores de estas líneas la oración especial para esta
alma expiatoria.

22
El autor

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PRIMERA PARTE

ADVERTENCIA ULTRATERRENAL
Sobre la Iglesia en nuestro tiempo
Testimonios de los demonios del 14 de agosto de 1975 al 30 de
marzo de 1976

Texto literal de las revelaciones hechas por los demonios Akabor, Allida, Judas Iscariote,
Veroba y Belcebú en el transcurso de los exorcismos

14 de agosto de 1975

E = Exorcistas
A = Akabor, ángel caído, del Coro de los Tronos.
Al = Allida, ángel caído, del Coro de los Arcángeles.

Preparativos: las oraciones prescritas, bendiciones y consagraciones, salmos, tres rosarios (gozoso, doloroso
y glorioso), letanía de todos los Santos, exorcismos, etc. ...

E: Demonio Akabor, nosotros, los sacerdotes, como representantes de Cristo, y en nombre de la Santísima
Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te ordenamos, en nombre de la Santa Cruz, de la
Preciosa Sangre, de las cinco Santas Llagas, de las catorce estaciones del Vía Crucis, de la Santísima
Virgen María, de la Inmaculada Concepción de Lourdes, de Nuestra Señora del Santo Rosario de Fátima,
de Nuestra Señora del Monte Carmelo, de Nuestra Señora de la Victoria de Wigratzbad, de los Siete
Dolores de María, del Arcángel San Miguel, de todos los Nuevos Coros de los Espíritus
Bienaventurados, del Ángel Erabel, Ángel Custodio de esta mujer, de San José, terror de los malos
Espíritus, de los Santos Patronos de esta mujer, de los Santos Ángeles Custodios y Ángeles, de los
sacerdotes, de todos los Santos del cielo, especialmente de todos los santos exorcistas, del santo Párroco
de Ars, de San Benito, de los servidores y servidoras de Dios , Padre Pío, Teresa de Konnersreuth,
Catalina Emmerich, de todas las almas del Purgatorio, y en nombre del Papa Pablo VI, te ordenamos
Akabor, como sacerdotes de Dios, en nombre de todos los patrocinios que acabamos de nombrar e
invocar, y en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: ¡tienes que
volverte al infierno!.

El infierno es terrible

A: Tengo que hablar aún.

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E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de
la Inmaculada Concepción...!

A: Si, en su nombre y en nombre de los Tronos de que procedo, tengo que hablar aún, tengo que hablar.

E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad, no tienes derecho a mentir, en nombre...!

A: Yo estaba entre los Tronos. Yo, Akabor, tengo que decir (su respiración se hace agitada y grita con una voz
terrible) ¡que el infierno es terrible; que es mucho más terrible de lo que se cree. La justicia de Dios es
terrible, terrible es la justicia de Dios (grita y gime).

E: , ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de la


Inmaculada Concepción, di lo que Dios te manda!

A: El infierno es bastante peor de lo que pensáis en vuestra ligereza, la justicia... naturalmente existe la
misericordia... pero hace falta mucho, hace falta mucha confianza, hacen falta muchas oraciones, hace
falta la confesión, hace falta todo, según el antiguo estilo. No hay derecho a admitir simplemente, a la
ligera, las innovaciones. El Papa dice la verdad.

E: ¡Continúa en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de la Inmaculada Concepción,


continúa en nombre de los Tronos, continúa!.

El rebaño está en peligro

A: Los lobos están ahora...

E: ¡Di la verdad, di la verdad en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de la


Inmaculada Concepción y en nombre de los Tronos!.

A: Los lobos están ahora en medio de vosotros, hasta en medio de los buenos.

E: ¡Di la verdad, exclusivamente la verdad! ¡Te lo ordenamos en nombre...!

A: Como ya he dicho, están también" entre los obispos, y aún más alto, entre los cardenales.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santísima Virgen y Madre de Dios, en nombre...! ¡Continúa
diciendo la verdad, toda la verdad que debes decir, en nombre...!

La juventud está en peligro

A: ¡Digo todo esto a pesar mío, digo esto a pesar mío! Hasta la juventud...se engaña a la juventud. Cree que
podrá con algunas...

E: ¡Di la verdad en nombre de los Tronos, no tienes derecho a mentir!

A: … (Cree que podrá con algunas…)… obras caritativas llegar al cielo; pero esto no es posible, no, jamás.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de los Tronos, la verdad entera, en nombre de...!

A: Tienen -aunque lo sienta- tengo que decirlo...

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad! ¡Tienes que decirla en nombre de...!

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La Santa Confesión y la Santa Comunión

A: Es necesario que reciban los sacramentos, como es debido... la verdadera confesión, no solamente
participar en ceremonias penitenciales, y la comunión. En ésta, el sacerdote debe decir tres veces: "Señor,
yo no soy digno", y no solamente una vez. Deben recibir la comunión en la boca y no en la mano.

E: ¡No digas más que la verdad, en nombre de la Preciosa Sangre, de la Santa Cruz, de la Inmaculada de
Lourdes, de Nuestra Señora del Rosario de Fátima...!

A: Hemos debatido largamente allí abajo (señala hacia abajo), hasta que hemos conseguido introducir la
comunión en la mano. La comunión en la mano... la comunión en la mano es muy buena para nosotros en
el infierno, pueden creerme.

E: ¡Te ordenamos en nombre de... decir solamente lo que el Cielo te ordene! ¡Di solamente la verdad, toda la
verdad, no tienes derecho a mentir, sal de ahí y vete!

A: ELLA (señala hacia arriba) quiere que diga...

E: ¡Di la verdad, en nombre ...!

A: ELLA quiere que diga... que si Ella, la Gran Señora viviese todavía, recibiría la comunión en la boca, pero
de rodillas, y se inclinaría profundamente, de esta forma (lo muestra con un gesto).

E: ¡En nombre de la Santa Virgen... y de los Tronos , por orden de los Tronos, di la verdad!

A: Debo decir que no se debe tomar la comunión en la mano. El mismo Papa da la comunión en la boca. No
quiere en absoluto que se de la comunión en la mano. Esto proviene de los cardenales.

E: ¡En nombre de... por orden de los Tronos di la verdad!

A: Después esto pasa a los obispos, y los obispos se figuran que se trata de obediencia, y que hay que obedecer
a los cardenales. Luego pasa a los sacerdotes, y éstos, a su vez, se figuran que deben someterse, porque la
obediencia se escribe en mayúsculas.

E: ¡Di la verdad, no tienes derecho a mentir, en nombre ... !

A: No se debe obedecer a los malos. Hay que obedecer al Papa, y a Jesucristo y a la Santísima Virgen. Dios no
quiere en absoluto la comunión en la mano.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de.. !

Culto de la Santa Virgen

A: Los jóvenes deben ir de nuevo más frecuentemente de peregrinación. Deben volverse más hacia la
Santísima Virgen, no deben eliminarla. Deben... deben reconocer a la Santísima Virgen y no vivir según
el espíritu de los innovadores. No deben aceptar absolutamente nada de ellos (grita furiosamente). Son
ellos, los lobos, ya los tenemos, ya los tenemos.

E: ¡Continúa, di la verdad, en nombre ...!

A: Los jóvenes creen hoy en día que hacen algo extraordinario si han realizado algunas obras caritativas y se
han reunido entre ellos. Pero eso no es casi nada. Frecuentemente es muy fácil, si sienten simpatía los
unos por los otros, pero así no se hace nada. Deben volver a hacer sacrificios, deben renunciar, deben
rezar. Deben aproximarse a los sacramentos; deben tomar los sacramentos por lo menos cada cuatro

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semanas. Pero también son importantes la oración y el sufrimiento. Ante todo, tengo que decir también...

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de ... ! ¡Dilo que te ordena la Santa Virgen!

Imitación de Cristo

A: ... Ante todo, el mundo de hoy, hasta el mundo católico, no se ha dado cuenta, no se ha dado cuenta en
absoluto, que es necesario sufrir por los demás. Ha caído en olvido que formáis todos un Cuerpo Místico
de Cristo y que debéis todos sufrir los unos por los otros (llora lamentablemente y aúlla como un perro).
Cristo no lo ha hecho todo en la cruz. Desde luego os ha abierto el cielo, pero los hombres deben hacer
penitencias los unos por los otros. Las sectas dicen, desde luego, que Cristo lo ha hecho todo, pero esto
no es verdad. La pasión de Cristo continúa; en su nombre continuará hasta el fin del mundo. (gruñe)

El sentido del sufrimiento

E: ¡Continúa en nombre de la Santa Virgen, y di lo que Ella te ordena decir!

A: Es necesario que continúe. Es necesario que sufran los unos por los otros, y que estos sufrimientos se
ofrezcan en nombre de la cruz de Cristo y de los sufrimientos de Cristo. Hay que sufrir en unión con la
Santísima Virgen y con todas las resignaciones que tuvo que sufrir en su vida, es necesario unir sus
propios sufrimientos con los terribles sufrimientos de Cristo en el Huerto de los Olivos, que fueron más
terribles de lo que creen l o s hombres. Cristo ha sufrido en el Huerto de los Olivos no solamente como
creéis vosotros. Ha sido aplastado por la justicia de Dios, como si El mismo hubiera sido el mayor de los
pecadores, y como si hubiera tenido que ir al infierno. Ha tenido que sufrir por vosotros, los hombres,
sino, no hubierais tenido salvación. Ha tenido que soportar los más terribles sufrimientos, y llegó hasta
pensar que tendría que ir al infierno. Eran tales los sufrimientos, que se sentía abandonado por su celeste
Padre. Llegó hasta sudar sangre, porque se sentía totalmente perdido por el Padre y abandonado por Él
(llora lamentablemente). Fue aplastado de tal forma, como si hubiese sido uno de los mayores pecadores.
Esto es lo que ha hecho por vosotros y debéis seguirle. Estos sufrimientos tienen el mayor valor; estos
sufrimientos, estas tinieblas, este terrible abandono, en el que se cree que todo está perdido y que hay que
suicidarse. No quisiera decirlo, no... (respira fatigosamente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad... por orden de los Tronos!

A: Precisamente estos sufrimientos, en los que todo parece perdido, cuando uno se siente completamente
abandonado por Dios y en que se cree ser el último de los hombres, la última de las criaturas, entonces,
precisamente Dios puede tener sus manos en el juego. Estos sufrimientos, estos terribles sufrimientos, en la
oscuridad, son de los más preciosos que existen (grita y aúlla terriblemente). Pero eso no lo sabe la
juventud. La mayor parte de los jóvenes no lo saben, y eso es nuestro triunfo.

La vocación del sufrimiento

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de ...!

A: Muchos, la mayor parte se suicidan entonces cuando se creen abandonados de Dios y los últimos hombres.
Porque por oscura que sea la noche, Dios está muy próximo de ellos, pero ellos no lo sienten. Es como si
Dios ya no existiese. En efecto, momentáneamente, no sienten su presencia. Pero a pesar de ello deben
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imitar los sufrimientos de Cristo, y sobre todo aquellos que ha cargado de demasiados sufrimientos. Hay
muchos entre ellos que creen entonces que quizás ya no sean normales. Pero se trata de una trampa
nuestra. Les inspiramos estos pensamientos para que ingresen en las clínicas.

E: ¡Continúa hablando en nombre de...!

A: Y entonces, cuando se ve o se cree que ya no son normales -la mayor parte sigue siéndolo a pesar de todo-
entonces capitulan, capitulan mucho más fácilmente; entonces creen que tienen que suicidarse, porque la
gente ya no los comprende. Es nuestro triunfo. La mayor parte va sin embargo al cielo, pero a pesar de
ello, es nuestro triunfo, porque...

E: ¡Continúa hablando en nombre de ...!

A: .. no han cumplido todavía su misión, y deberían seguir viviendo.

E: ¡Continúa hablando en nombre de... el mensaje de los Tronos!

A: Hoy en día, esparcidas por todo el mundo, hay cruces extremadamente pesadas, es Ella la que lo hace decir
(señala hacia arriba). Estas cruces a veces son ya casi imposibles de soportar. Frecuentemente es más
fácil cortar las cruces que son visibles, como cáncer, los achaques, deformaciones, que las terribles
angustias o noches del alma, que tienen que soportar hoy muchas personas. Ella, allá arriba (señala hacia
arriba), hace decir, como Ella lo había hecho ya decir por su alma privilegiada: “enviaré a mis criaturas
sufrimientos, sufrimientos grandes y profundos como el mar”. Las personas en cuestión que tienen que
soportar estas terribles cruces - algunas están predestinadas- no deben desesperar.

E:. ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, habla Akabor, y di lo que la
Santa Virgen te encarga de decir!

A: Las cruces de las que acabo de hablar, mientras tanto, son cruces que parecen inútiles y absurdas. Pueden
conducir hasta la desesperación. Muchas veces son prácticamente insoportables, pero son de lo más
precioso. Yo, Akabor, tengo que decir nuevamente que Ella (señala hacia arriba) quiere decir a los que
soportan estas cruces: “¡Valor. No os descorazonéis”. En la cruz está la salvación, en la cruz está la
victoria. La cruz es más fuerte que la guerra.

E: ¡Continúa en nombre... el mensaje de los Tronos!

El modernismo

A: El modernismo es falso. Hay que separarse completamente del modernismo. Es nuestra obra, la obra del
infierno. Los sacerdotes que difunden el modernismo, ni siquiera están de acuerdo entre ellos mismos.
Nadie se pone de acuerdo. Ya este signo debería serles suficiente.

E: ¡Continúa en nombre de la Inmaculada Concepción. Di la verdad, en nombre de... toda la verdad que tienes
que decir por orden de la Santa Virgen!

A: El Papa está atormentado por sus cardenales, por sus propios cardenales ... está rodeado de lobos.

E: Di la verdad en nombre de...!

A: Si no fuera así, podría decir aún más. Está como paralizado. Ya no puede hacer gran cosa, creedme, no
puede hacer gran cosa, ahora. Tenéis que rogar al Espíritu Santo, volver siempre a rogar al Espíritu
Santo. Entonces sentiréis en vuestro interior lo que hay que hacer. En todo caso, no abandonar ni la
menor pizca de la antigua fe. Yo quiero, yo tengo que decir, que este segundo Concilio Vaticano no ha

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sido ni siquiera muy bueno. En parte, ha sido l a obra del infierno

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Trinidad ... !

La Santa Misa

A: Existían algunas minucias que hubiera habido que cambiar, pero no la mayor parte. ¡Creedme!
Prácticamente no había nada que cambiar en la liturgia. Ni siquiera las lecturas y el Evangelio hubieran
debido decirse en lengua popular. Sería mejor, que la Santa Misa fuese leída en latín. Observad
solamente la consagración, únicamente la consagración; es algo típico. En la consagración se emplean las
palabras: "Este es mi cuerpo, que he sacrificado por vosotros" y a continuación se dice: "Esta es mi
sangre, que será vertida por vosotros y por muchos otros", como ha dicho Jesús. (cf. Mateo 26, 28;
Marcos 14, 24; Lucas 22,20)

E: ¿No es correcto decir "por todos"? ¡Di la verdad en nombre de ...! ¡No debes mentir!

A: No, precisamente no. Las traducciones no son exactas, y ese es el caso de “para todos”. No se puede y no
se debe decir “para todos”; habría que decir “para un gran número”. Cuando el texto no es correcto ya
no contiene la plenitud de las gracias; el canal de las gracias no corre ya más que parsimoniosamente. Y
la Consagración no lleva ya consigo tantas gracias como en el caso en que el sacerdote hace las cosas
correctamente, según la tradición antigua y según la voluntad de Dios. Hay que decir "para vosotros y
para un gran número", como el propio Cristo lo ha dicho.

E: ¿Pero Cristo no ha vertido su Sangre por “todos”? ¡Di la verdad en nombre de...

A: No. Hubiera querido verterla por todos, pero en realidad no ha corrido por todos.

E: ¿Porque muchos se han negado? ¡Di la, verdad en nombre de...!

A: Naturalmente. Pero por lo tanto no ha corrido para todos, por que no ha corrido para nosotros en el infierno.

E: ¡Di la verdad, en nombre de...!

A: El nuevo orden de la misa -los obispos han cambiado la misa tridentina- la nueva misa, como la quieren
allí arriba (señala hacia lo alto). Pronto se llegará a un punto en que toda la misa no será válida.

E: ¿Cómo es la misa tridentina, la antigua misa, la que ha prescrito el Papa San Pío V? ¡Di la verdad, en
nombre de.. y no tienes derecho a mentir!

A: Es la mejor que existe, es la misa tipo, la verdadera, la buena misa (gime).

E: ¡Akabor di la verdad en nombre y por orden de la Santa Virgen! ¡Te ordenamos decir lo que Ella te encarga
decir!

A: He dicho todo esto contra mi voluntad, pero he sido obligado. Ella, allá arriba (señala a lo alto) me ha
forzado (refunfuña).

E: Tienes que decir algo más, en nombre de... di solamente la verdad.

La obediencia

A: Muchos sacerdotes se refieren a la obediencia. Pero ahora, en nuestros tiempos, no hay que obedecer a los
obispos modernistas. Ahora ha llegado la época de la que ya había hablado Cristo: "Se presentarán
muchos falsos cristianos y falsos profetas" (Mateo 24, 24). Los falsos profetas son ellos. Pero no se
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debe, y no se tiene derecho de creerles, próximamente no podrá creérseles, porque.. porque... han
aceptado tantas innovaciones. Nosotros estamos en ellos, nosotros los de ahí abajo (señala hacia abajo) los
hemos excitado. Nosotros hemos deliberado ya mucho para lograr destruir la misa católica. Ya hace más
de cien años, Catalina Emmerich decía: “era en Roma…” ... Era una visión del Vaticano. Ella lo vio, y
había una profunda fosa alrededor, y fuera de la fosa estaban los incrédulos. En el centro de Roma, en el
Vaticano, se encontraban los católicos. Echaron sus altares, sus estatuas, sus reliquias, en esta profunda
fosa, profunda, hasta que estuvo casi repleta, . Y eso, ese tiempo, lo tenemos ahora (grita con una voz
terrible)! Y entonces, cuando la fosa estuvo repleta, los de las otras religiones pudieron atravesarlas. La
atravesaron, vieron el Vaticano, y vieron como los católicos, los católicos de hoy en día, que la misa
moderna no podía ofrecerles gran cosa. Oscilaron la cabeza, se volvieron y se fueron. Y muchos entre
ustedes los católicos son lo suficientemente tontos para tolerarlos, mientras que ellos no dan ni un solo
paso hacia vosotros.-Tengo que decir algo más.

E: ¡Di la verdad en nombre ... !

La liturgia

A: En la misa, la verdadera misa, la misa tridentina, se hacían antes treinta y tres signos de la cruz, mientras
que ahora solamente se hacen muy pocos: algunas veces dos y quizás tres en el mejor de los casos. Y en el
último, en la bendición, ya no es necesario ni siquiera arrodillarse (grita y llora desesperadamente)!.
¿Sabéis como nos pondríamos de rodillas... como nos arrodillaríamos, si pudiéramos? (Gime y llora)

E: ¿Es exacto que deben hacerse treinta y tres signos de la cruz durante la Santa Misa? ¡Di la verdad en
nombre!

A: Naturalmente que es exacto y hasta obligatorio. Entonces ya no estábamos dentro; entonces estábamos
obligados a huir de la iglesia, pero ahora seguimos dentro. También debería restablecerse el “Asperges
me”. (2) Al hacerlo, estábamos obligados a- huir ante el agua bendita y el incienso. También debería
volverse a quemar incienso. Y también se debería volver a decir, después de la santa misa, la oración de
San Miguel Arcángel, y las tres Aves y el Salve Regina.

E: ¡Di la verdad, di lo que tienes que decir, en nombre de...!

A: Los laicos no deben dar la santa comunión (grita de una manera espantosa), de ninguna forma. Ni siquiera
las religiosas ¡jamás! ¿Creéis que Cristo hubiera confiado esto a los apóstoles, si pudieran hacerlo las
mujeres y los laicos? (Gime). ¡Qué haya tenido que decir esto! ¿Allida (otro demonio angélico, de rango
menos elevado, y que también está presente en la poseída), has oído? ¿Allida, has oído que he tenido que
decir esto? ¡Allida, tu también puedes hablar! (El otro responde colérico): "¡Habla tú!".

E: ¡Akabor, ¿has dicho ya todo? en nombre de...! ¿Has dicho todo, has dicho toda la verdad?

A: Ella allí arriba (señala hacia lo alto) no permite que el Viejo (Lucifer) me atormente porque yo haya tenido
que deciros por vosotros y por la Iglesia. ¡No lo permite... afortunadamente! Pero no ha sido bueno para
los de allí abajo (señala hacia abajo), para todos nosotros, para todos nosotros (grita y gime).

E: En nombre de la Santa Virgen, continúa. ¿Tienes que decir algo más? Por orden de los Tronos, tus antiguos
compañeros ¿tienes algo más que decir?

(2) asperges. (Del lat. asperges, rociarás, primera palabra de esta antífona). m. coloq. Antífona que dice el
sacerdote al rociar con agua bendita el altar y la congregación de fieles. || 2. coloq. hisopo (? utensilio usado
en las iglesias). || 3. coloq. hisopo (? manojo de ramas). || 4. fest. coloq. Rociadura o aspersión. ||

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quedarse alguien ~. fr. coloq. desus. No lograr lo que esperaba. Biblioteca de Consulta Microsoft®
Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

(Después de siete horas de oraciones y seis horas de exorcismos, sin comer ni beber, algunas de las personas
presentes están fatigadas).

A: No, pero vosotros os podéis ir ya. Estaremos contentos si os vais. ¡Estaremos contentos! ¡marchaos!

E: ¡Continúa tu discurso! ¡En nombre de la Santa Virgen, habla! ¡Di lo que Ella te manda decir, en nombre...!

A: Porque ya he dicho, porque he tenido que decir lo que he dicho, Ella me deja todavía un momento. Tenéis
que rezar tres veces el "Santo, Santo, Santo...".

(las personas presentes rezan la oración)

E: ¡En nombre de la Rosa Mística...Akabor, di lo que la Santa Virgen te ha encargado decir!

A: Ella me ha encargado decir lo que he tenido que decir y que he dicho; he dicho esto a pesar mío (llora
horriblemente).

E: ¿En nombre de... lo has dicho todo?

A: Si.

Expulsión de Akabor

E: ¡Ahora te ordenamos, Akabor, en nombre de la Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de la
Santísima Virgen María, del Corazón Inmaculado de María, de los Santos Arcángeles, de los Santos
Coros, de los Espíritus bienaventurados, que digas si nos has comunicado todo lo que el Cielo te había
encargado de decirnos! Di la verdad, en nombre de la Preciosa Sangre!

A: Si hubiese sido vertida también por nosotros, hubiéramos sido hombres; pero nosotros no éramos hombres.
Si hubiéramos sido hombres, no hubiéramos sido tan tontos. En el fondo, tenéis todavía más suerte...

E: ¡En nombre de los Ángeles Custodios, en nombre del Ángel de la Guarda de esta mujer... ¡Akabor, vete,
vete al infierno para siempre y por la eternidad, y no vuelvas jamás!

A: ¡No puede ser...!

E: ¡Akabor, vete en nombre...! Tu discurso se ha terminado, tu misión ha terminado! ¡Grita tu nombre y


vuelve al infierno!

A: Todavía no estoy obligado a partir. Ella me concede un corto plazo.

E: ¿Tiene que irse contigo otro demonio?

A: No. Yo, Akabor, debo irme primero; pero es necesario que recéis antes siete "Ave Marías" en honor de los
Siete Dolores de María. Por orden suya (señala hacia arriba), os los voy a enumerar:

 El primer Ave María, por su dolor cuando Simón le predijo: "Una espada atravesará tu corazón"
 Después, la huída a Egipto, considerando las lágrimas y tormentos que tuvo que sufrir.
 El niño Jesús perdido en el templo, y representarse la angustia que la acogió, porque era el Hijo de Dios.
 Encuentra a su Hijo en el camino del Calvario: la humillación en que vio a su hijo.
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 Lo horrible, lo más horrible; la crucifixión y la muerte en la cruz: lo que tuvo que sufrir, sus lágrimas, sus
angustias y su descorazonamiento.
 El descendimiento de la cruz; el cuerpo tan horriblemente desfigurado que llevaron juntos al sepulcro, y
como tuvo que asistir a toda aquella escena.
 Y por último, la colocación en la tumba; su gran dolor, su tristeza. Ha sufrido enormemente.

A: (Terminadas las plegarias grita con inquina): Ahora, tres veces el "Santo, Santo, Santo".. .(Las personas
presentes lo rezan).

E: ¡En nombre de la Santa Trinidad... en su nombre, debes irte ahora para siempre al infierno, Akabor!

A: (gime y grita con una voz terrible): Si...!

E: ¡En nombre de ...grita tu nombre y vete al infierno! ¡Vete, en nombre de tus antiguos compañeros, los
Tronos, que sirven a Dios, porque tu no has servido a Dios!

A: (gimiendo). Yo bien quería servir a Dios, pero Lucifer no ha querido que sirviese a Dios.

E: Ahora tienes que irte. Nosotros, los sacerdotes, te lo ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad, del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo... Tienes que irte ahora, en nombre del Santo Corazón de María y en
nombre de los Siete Dolores de María.

A: (grita desesperadamente).

E: En nombre... vete al infierno ¡Grita tu nombre!

A: A-ka-bor (grita su nombre llorando). A-ka-bor.

E: ¡Vete al infierno y no vuelvas jamás, en nombre de...!

Allida: Ahora habla Allida.

E: En nombre de la Santísima Trinidad, Allida, te ordenamos decirnos si se ha marchado Akabor.

Al: Ya no está aquí, se ha marchado. Lucifer y toda su compañía han venido a buscarlo.

Advertencia: Este capítulo ha sido acortado. Se han hecho resaltar, sobre todo, las revelaciones hechas por
Akabor durante el tiempo de su expulsión, y no la propia expulsión.

14 DE AGOSTO DE 1975

E = Exorcista.
J = Judas Iscariote, demonio humano.

Existencia del Infierno.

J: ¡Si la hubiera escuchado! (señala hacia arriba). Estaba a mi lado. (Se queja con una voz terrible). E: ¿Quién
estaba a tu lado? ¡Habla en nombre de...!

J: Ella, la de ahí arriba (señala hacia arriba), pero yo la he rechazado.

E: ¡Continúa, Judas, di lo que tienes que decir en nombre de la Santísima Virgen! ¡Di la verdad y solamente la
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verdad!

J: Soy el más desesperado de todos (gime).

Descenso al infierno.

E: ¡Judas Iscariote, ahora tienes que marcharte!

J: ¡No! (gime).

E: ¡En nombre de esta Reina que tu has rechazado, en su nombre -de Nuestra Señora del Monte del Carmelo-
es necesario que te vayas ahora al infierno.

J: Es necesario que recéis el Rosario de los Dolores, y el Credo. (Mientras decíamos; "Y descendió a los
infiernos", Judas habla):

J: Descendió hasta nosotros.

E: ¿Fue Cristo al limbo? ¡Dila verdad en nombre de .. !

J: Vino al infierno, y no solamente al limbo, donde esperaban las almas.

E: ¿Por qué fue al infierno? ¡Di la verdad en nombre de ...!

J: Para mostrar que también había muerto por nosotros fue terrible para nosotros. Vino al Reino de los
Muertos, pero también vino al infierno, realmente, verdaderamente al infierno. Fue necesario que Miguel
y los ángeles nos encadenasen, para evitar que nos precipitásemos sobre El (señala hacia arriba y gruñe).
Porque yo -no me gusta decirlo, no me gusta en absoluto oírlo- porque yo soy el culpable de la traición a
Cristo, debéis cantar: "Te veo ¡oh Cristo! silencioso..." y "Quiero arrepentirme de mis pecados "; estas
dos estrofas y después una estrofa del “Stabat Mater”. Estaba la Madre Dolorosa".

(Las personas presentes cantan los dos cánticos).

J: (Durante el canto lanza unos horribles gritos de desesperación)... ¡Si me hubiese arrepentido! ¡Si me
hubiese arrepentido!

E: ¡Judas Iscariote, nosotros, los sacerdotes, te mandamos en nombre de la Santa Trinidad... que te vayas al
infierno!

J: No... no me quiero marchar (gruñe). Me encontraba bien dentro de esta mujer. Me encontraba bien dentro de
esta mujer. Ella estaba obligada a compartir mi desesperación, en gran parte.

E: ¡Judas en nombre de... es necesario que salgas fuera de ella y te vayas al infierno, a la perdición eterna,
donde está tu puesto, en nombre de...!

J: Pero yo no quiero.

E: ¡Sal de ahí, Judas Iscariote, en nombre de la Madre de Dios!

J: Ella (señala hacia arriba), si pudiera, tendría piedad de mí, aún ahora! Me ha amado, ¡Me ha amado, me ha
amado! ¿Sabéis lo que es eso? (Suspira terriblemente).

E: ¡Grita tu nombre, Judas Iscariote y vete, en nombre de ... !

J: Yo sé que Ella me ha amado (gruñe lastimosamente).

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E: Tú no lo has querido; tú no le has obedecido. Ella quería salvarte para la eternidad, para el cielo. ¡Tenía tan
buenas intenciones con respecto a ti! ¡Vete ahora, en nombre de Nuestra Señora de Fátima!

J: ¡No! (grita desesperadamente)

E: Judas Iscariote ¡grita tu nombre y vete! ¡Vete ahora al infierno en nombre del Salvador Crucificado, que has
traicionado, en nombre de sus sufrimientos , en nombre de sus horas en el Huerto de los Olivos!

J: ¡Es necesario que digáis tres veces: "Santo, Santo , Santo..." (Las personas presentes lo recitan, y cantan
"Bendice tu María". Durante este tiempo Judas grita con una voz terrible: ¡No¡ ¡No¡").

E: ¡Te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad...! (Judas rasga la estola de un sacerdote). ¡En nombre
de Jesús deja de hacer tales cosas, Judas Iscariote ¡En nombre de todos los coros de los Espíritus
Bienaventurados, en nombre del Ángel de la Guarda de esta mujer, es necesario que ahora te vayas,
nosotros te lo ordenamos!

J: ¡No! (con un voz terrible).

E: ¡En nombre de la Santa Patrona de esta mujer, es necesario que te vayas ahora, Judas Iscariote!

J: Es necesario que coloquéis todas las reliquias sobre la plancha; no se me puede obligar tan fácilmente a irme.
Yo soy el... (grita terriblemente).

E: ¡Nuestra Señora de la Victoria te lo ordena!

J: Si la hubiera escuchado.

E: ¡Te ordenamos en nombre de la Santa Virgen, de la Iglesia Católica...!

J: Eso no tiene objeto (gruñe potentemente con una voz profunda).

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad...!

El i nf i e r n o e x i s t e .

J: ¡Si hubiera tenido una esperanza! ¡En el infierno es terrible! ¡Si hubiera esperado! (aúlla de desesperación,
de forma que hace estremecer).

E: La Santa Virgen te ordena que te vayas, en nombre del Crucificado, en nombre de la Preciosa Sangre¡ J:
Dejadme todavía algún tiempo en esta mujer.

E: ¡No¡ ¡Sal de ahí en nombre de todos los Santos Apóstoles, en nombre de.. !

J: No quiero, ¡No! ¡No¡ (grita odiosamente).. pero van a venir pronto (los espíritus infernales) (grita
horriblemente).

E: Es necesario que salgas ahora, Judas Iscariote, en nombre de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Ella te
manda que te vayas al infierno, a la condenación eterna.

J: (Un larguísimo y terrible grito). ¡No¡ ¡Nos... (suspira con una voz terrible y emite sonidos desesperados).

E: ¡Es necesario que salgas ahora! En nombre de los Siete Dolores de María, en nombre de la Santísima
Trinidad... vete al infierno!

J: ¡Pero no quiero, no quiero! (aúlla terriblemente).


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E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, te ordenamos que
vuelvas a Lucifer!

J: (Gime prolongadamente) No. (aúlla terriblemente de desesperación) ¡No, no! No me quieren tener en el
infierno. (De pronto, Judas grita con desesperación): "¡Socorro, Lucifer!"

(Los sacerdotes oran nuevamente un exorcismo y dos letanías).

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... te ordenamos que te vayas al infierno P o r toda la eternidad!

J: ¡Vosotros, espíritus infernales, ayudadme! ¡Ayudadme para que no me vea obligado a irme! ¡date prisa,
Akabor! ¡Ayudadme... Oh, oh daros prisa, daros prisa! (gime lamentablemente).

E: ¡Judas Iscariote, vete en nombre de...!

J: ¡Lucifer, tu me has enviado, tienes también que ayudarme!

E: Nosotros, los sacerdotes , te ordenamos, Judas Iscariote: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre...!

J: (Grita con desesperación): Vendrán... vendrán pronto... ¿Sabéis como les temo? ¿Lo sabéis? (se refiere a
Lucifer y sus ayudantes).

E: ¡Nosotros, sacerdotes de la Iglesia Católica, te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santa


Cruz, de la Inmaculada Virgen y Madre de Dios, María de Lourdes, de Nuestra Señora del Santo Rosario
de Fátima... vete, Judas Iscariote!

A continuación, los sacerdotes rezan tres veces el "¡Santo, Santo, Santo!" y el Gloria. (En este momento Judas,
en la boca de la poseída, adquiere una voz masculina).

J: No. ¡Oh, oh! (gime)... Si por lo menos pudiéramos matarla inmediatamente (se refiere a la poseída).
Quisiéramos matarla. Hace ya mucho tiempo que hemos decidido que era preciso matarla.

E: ¡Te ordenamos que no la mates, en nombre de la Santísima Trinidad...Cede ahora tu puesto, cede el puesto
en nombre de la Santa Virgen, de todos los Santos Ángeles y Arcángeles, y especialmente de San
Miguel!

J: Miguel no, tú no puedes...(aúlla como una fiera y gime terriblemente). ¡Vienen!... ¡Vienen!... ¡Vienen!...

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, grita tu nombre, Judas Iscariote, y vete!

J: Yo... ¡Vienen! Yo... Judas Iscariote... Yo... tengo que irme... ¡Tengo que irme! ¡Tengo que irme!... tengo...
tengo... tengo que irme! ¡Vienen!... ¡Ya están aquí! (Chilla terriblemente y grita con una voz terrible) ¡Ya
están aquí los espíritus malignos! (llora).... ¡Lucifer, Lucifer!... ¡Vete, Lucifer, vete, Lucifer!...¡Te tengo
miedo, vete! (grita terriblemente)

E: ¡Ahora tienes que salir, Judas Iscariote, en nombre de...!

J: ¡Viene... viene!

E: ¡En nombre de la Santa Virgen, vete para siempre al infierno y no vuelvas jamás!

J: ¡Vienen!... ¡Ya están aquí. Ya están aquí¡ (Grita y gime horriblemente). ¡Es necesario que me vaya... Me
acogen!

E: ¡Vete ahora, en nombre de la Santísima Trinidad... y grita tu nombre!


35
J: ¡Ya lo he gritado... Yo mismo, Judas Iscariote, tengo... yo... tengo que irme!

E: ¡En nombre de Nuestra Señora del Santo Rosario de Fátima, en nombre de la Inmaculada de Lourdes, vete!
¡En nombre de la Inmaculada de Lourdes, Vete! ¡En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
ahora es necesario que te vayas!

J: ¡Judas Iscariote! (Se oyen quince gritos prolongados, horribles y pavorosos. ..No... No... No... ¡No, no quisiera
irme!

E: ¡En nombre de la Iglesia Católica, en nombre de la Santísima Trinidad...!

El infierno es más terrible de lo que se cree.

J: ¡Oh esa desesperación! ¡Esa terrible desesperación! ¡Vosotros no sabéis en absoluto lo cruel que es el
infierno! ¡Vosotros no sabéis en absoluto lo horrible que es ahí abajo! ¡No sabéis lo que es eso!

E: Es tu propia culpa. ¡Vete, Judas Iscariote en nombre de...!

J: (Grita y se lamenta): ¡Tengo un rincón horroroso! Ahí abajo tengo un rincón horroroso. ¡Oh... oh! ¡Decid a
todos que tengo un rincón horroroso!... ¡ Vivid honestamente!... ¡Es horrible!... ¡Por el amor del Cielo.
Haced todo lo que podáis para llegar al Cielo, aunque tengáis que ser torturados durante mil años, con los
instrumentos de suplicio... (grita). Escuchadme, tengo que decir aún esto: Aunque tengáis que pasar mil
años con los instrumentos de suplicio, ¡resistid, resistid¡... ¡El infierno es horrible, es horrible¡ ¡Nadie sabe
lo horrible que es el infierno¡ ¡Es mucho peor de lo que podéis creer¡... ¡Es terrible, es terrible!... (todas
estas palabras las pronuncia Judas con una voz estremecedora, a golpes, lastimada, de una desesperación
inexpresable).

E: ¿Has dicho ahora todo, en nombre de Jesús?

J: Tengo que decir, aunque preferiría no decirlo: Hay jama gente que no cree en el infierno... pero...
pero...(amenazador)... ¡Está ahí! ¡Hay un infierno y es horrible!

E: Si, hay un infierno. ¡Di solamente la verdad en nombre de...!

J: ¡Oh... el infierno está ahí! ¡Es terrible! Será preciso que me tenga que ir pronto, pero tengo que decir aún
esto (aúlla y gime como un animal).

E: ¡Pero ahora es necesario que te vayas en nombre de...! ¡Sal de esta mujer!

J: ¡El infierno es mucho más terrible de lo que se piensa!... ¡El infierno es mucho más terrible de lo que se
piensa! ... (grita ensordecedoramente)

E: ¡Habla en nombre de...!

J: (Gime y aúlla) ¡Oh!... ¡si pudiera volver... ¡si pudiera volver! ¡Oh! ¡Oh! (grita inexpresablemente).

E: ¡Sal de ella, sal de ella, en nombre de...!

J: ¡Oh! ¡No quisiera ir allí abajo! Tened misericordia...! ¡Dejadme aún en esta mujer!

E: ¡No, no! ¡En nombre de... vete!

J: (Suspira). Estaba mejor en ella. Ella estaba obligada a soportar una gran parte de mi desesperación.
Dejadme aún en esta mujer... Es terrible para mí. Es terrible para mí en el infierno (suspira y se queja).
¡Oh, dejadme todavía en esta mujer!
36
E: ¡No! ¡En nombre de...!

J: Sin embargo, todavía me puede soportar (con una inmensa desesperación). Todavía podría tenerme.

E: ¡Sal de ella, en nombré de...!

J: ¿Qué creéis?... ¡Allí abajo es todo mucho más horrible! ¡Allí abajo es todo mucho más horrible! ¡Oh, Oh!
(grita). Pero decir esto... decid esto a toda la juventud, a todos los heréticos, absolutamente a todos: ¡existe
un infierno! (Con una voz penetrante, que hace estremecer) ¡Oh! (grita). Es execrablemente terrible...
¡Oh! ¡Es execrablemente terrible! Si hubiera escuchado a la Santa Virgen y no me hubiese pasado la
cuerda alrededor del cuello. ¡Si hubiese tenido esperanza, si hubiese tenido esperanza! (con una voz
desesperada).. .Pero eso lo dicen todos, todos los hombres condenados, todos dicen lo mismo cuando
vienen a nosotros. Pero entonces es demasiado tarde. No lo creen hasta que es demasiado tarde.

E: ¡Tienes que irte en nombre de la Santísima Trinidad, en nombre de todos los santos Ángeles y Arcángeles y
del santo Arcángel Miguel.

J: Y Miguel es horrible para nosotros. Miguel es terrible (aúlla rencorosamente).

E: ¡Vete en nombre del Santo párroco Vianney, en nombre de todos los santos exorcistas y en nombre de la
Iglesia Católica!

J: (Grita) ¡Ju-das Is-ca-ri-o-te! ¡Es necesario que me vaya! (Con un rugido terrible).

E: ¡Ahora tienes que irte, Judas Iscariote, en nombre de la Trinidad, es necesario que te vayas al infierno para
toda la eternidad, que vuelvas a la condenación!

J: ¡Vienen, vienen! (Gime y llora desesperadamente). ¡Ya están aquí ! ....¡Adiós!, adiós, hombres
felices..felices! ¡Me voy ..., Porque me obligan... porque me obligan! ¡Grita y llora conmovedoramente)

E: ¡Nosotros te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
En nombre del Arcángel San Miguel, vete ahora! ¡Grita tu nombre y vete al infierno!

J: (ruge de desesperación como un león): ¡Yo... yo me voy... ! ¡Ju-das Is-ca-ri-o-te!

E: ¡ Sal ahora y vete al infierno, en nombre del Arcángel San Miguel y en nombre de la Santísima Virgen... en
nombre de ...!

(Emite continuamente gritos penetrantes, estremecedores y de desesperación). Repentinamente señala con el


dedo hacia arriba y dice:

J: "Ella me concede aún un corto aplazamiento. Su misión (la de la poseída) no se ha cumplido todavía"

17 de agosto, de 1975

E = Exorcistas.
J = Judas Iscariote, demonio humano.

Situación de la Iglesia Católica en la actualidad.

E: ¿Cuando tienes que irte? ¡Habla, Judas Iscariote! ¡Habla ahora, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre,
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del Hijo y del Espíritu Santo...!

J: ¡Yo era apóstol (habla con una voz profunda y ronca, como la de un hombre).

E: ¡Continúa hablando en nombre de Jesús ... !

J: Yo he sido traidor.

E: ¡Continúa hablando... ya lo sabemos... habla en nombre de Jesús...!

J: Hoy existen traidores hasta entre los obispos, pero con una sola diferencia. Yo he traicionado abiertamente, y
ellos pueden camuflarse.

E: ¡Es esa la verdad, en nombre de...!

J: ¡Si!

E: ¿No mientes? ¡En nombre de .. !

J: No. ¿Crees que digo esto por mi gusto?

E: ¿Has tenido que decirlo en nombre de ..? ¡Di la verdad!

J: Sí.

E: ¿En nombre de quien?

J: En el maldito nombre de la de (señala hacia arriba)... A mi pesar.

E: ¿Cuando te irás? ¡En nombre de la Santísima Trinidad... di la verdad!

J: Tengo que decir aún más cosas.

E: ¡Di entonces lo que tienes que decir, todo lo que tienes que decir, en nombre de Jesús!

J: Entre los obispos de hoy en día, hay algunos que no son menos traidores de lo que yo lo he sido, y si no...
E: ¡No todos! ¡Di la verdad, en nombre de ..!

J: No todos, pero muchos. Es más fácil caer en sus redes que en las mías.

E: ¡Continúa diciendo, Judas Iscariote, lo que tienes que decir en nombre de la Santísima Trinidad...!

No todos los obispos se encuentran por el buen camino ... A éstos no hay que obedecerles.

J: -Tengo que decir que muchos de los actuales obispos no se encuentran ya por el camino, y a éstos no es
necesario obedecerles. La obediencia tiene una gran importancia. Hasta en el cielo, la obediencia se
escribe con mayúsculas. Pero ahora son los tiempos de los lobos que aúllan.

E: ¡Continúa hablando, Judas Iscariote, en nombre de la Inmaculada Concepción, en nombre de ...! ¡No tienes
derecho a mentir, en nombre de ...!

J: Ninguna oveja se mete en la boca del lobo. No se puede obedecer a los lobos.

E: ¡En nombre de Jesús, continúa, continúa en nombre de... en nombre de los Santos cuyas reliquias, están
colocadas sobre tu frente y que no han sido traidores! ¡continúa hablando!
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J: Cualquier hombre huye cuando se acerca el lobo. ¡Desgraciadamente, este es el tiempo de los lobos!
Muchos obispos se han convertido en lobos rapaces, que ya no saben lo que dicen; y a estos no hay que
obedecerles. En estos casos ni en el cielo se exige la obediencia.

E: ¡Continúa hablando, Judas Iscariote, en nombre de la Santa Virgen...!

J: Solamente hay que referirse al Papa.

E: ¡Continúa hablando en nombre de Jesús..!

J: Este no puede presentar sus documentos, porque son desmentidos y falsificados.

E: ¡Continúa en nombre de.. !

J: Hay que rezar diariamente al Espíritu Santo, de lo contrario se cae en la fosa o en las fauces de los lobos.

E: ¡Continúa hablando, Judas Iscariote, en nombre de Jesús! ¿Qué más tienes que decirnos con respecto al
Papa? ¡Dilo que tienes que decir en nombre del Cielo! ¡No queremos saber más, solamente lo que quiere
decir el Cielo!

J: ¿Crees que digo otra cosa? ¿Crees que quiero decirlo?

E: ¡Habla, en nombre de Jesús y no digas otra cosa que la verdad del Cielo, la verdad de la Celeste Madre!

Écône (1) se encuentra por el buen camino. Muchos lo buscan.

J: Écône triunfará.

E: ¿Qué has dicho? ¡Vuelve a decirlo Judas Iscariote! ¿De quién has hablado? En nombre de Jesús, vuelve a
decirlo, di la verdad y solamente la verdad!

J: Écône triunfará después de una larga lucha.

E: ¡Habla en nombre de Jesús!

J: Si digo por el buen camino, no quiero decir que no haya nadie más que se encuentre por el buen camino;
pero el camino que sigue Écône es el único buen camino. Eso es lo que quería decir. No hay muchos
caminos que sean buenos, pero hay mucha gente que va por el buen camino. Écône va por el buen
camino, y mucha gente que no conocen Écône buscan la verdad, y por lo tanto también se encuentran por
el buen camino.
E: ¡Continúa, en nombre de... di lo que tienes que decir!

J: El arzobispo Lefevre tendrá que sufrir aún, pero es bueno.

E: ¡Es buena la liturgia que sigue? ¡Di la verdad, en nombre de Jesús!

J: La liturgia que sigue es la única buena.

E: ¿Es verdad, en nombre de Jesús?

J: Es toda la verdad.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... ¿Has mentido?

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J: No. Es toda la verdad.

E: ¿De donde proviene? ¿Quién te manda a decir esto? ¡Habla en nombre de..!

J: Es Ella (Señala hacia arriba) la que lo dice; son ellos, los de ahí arriba, los que lo dicen. La verdad viene de
ahí arriba. Los de ahí arriba no quieren la nueva liturgia. En ningún caso debería haberse modificado el
antiguo misal... Pero digo esto a pesar mío (grita y suspira): En la época, no se debe obedecer más a
todos los obispos.

E: Existen todavía buenos obispos. ¡En nombre de... di solamente la verdad!

J: ¡Existen todavía algunos a los que se debe obedecer, pero no a todos! Akabor ya ha hablado de esto (suspira
y casi no puede respirar).

(1) Marcel Lefevre (1905-1991), religioso francés, máximo representante del integrismo católico tras la
celebración del Concilio Vaticano II.

Nacido en Tourcoing, en 1929 se doctoró en Teología y fue ordenado sacerdote. Tras ser vicario en un suburbio
obrero de Lille, en 1932 ingresó en los padres del Santo Espíritu y se trasladó a África, para ser misionero
en Gabón junto a su hermano mayor hasta 1946. Posteriormente fue nombrado obispo (1947), delegado
apostólico (1948) y arzobispo de Dakar (1955-1962). Durante su estancia en este continente fundó 21
diócesis y participó en la formación del clero africano. Llamado a Francia en 1962, dos años después de la
independencia de Senegal, fue designado obispo de Tulle y, tres meses más tarde, arzobispo in partibus
infidelium (en tierra de infieles, un título meramente honorífico) de Synnada (Siria).

Tras inaugurarse las sesiones del Concilio Vaticano II, en 1962, se opuso a las renovadoras ideas que éste
apuntaba, por lo que fundó la “Caetus Internationalis Patrum” (Reunión Internacional de Sacerdotes),
caracterizado por su carácter conservador y fiel a la ortodoxia. Contestado en su propia orden, dimitió al
frente de su generalato en 1968. Un año después creó el Seminario San Pío X (en memoria del papa san
Pío X, que en 1910 había impuesto un juramento antimodernista) y en 1970 fundó en Écône (Suiza) la
“Hermandad Sacerdotal de San Pío X”. Su negativa a celebrar la misa según las disposiciones
conciliares le valió la hostilidad de la Santa Sede. Pese a ser prohibida en 1975, la Hermandad Sacerdotal
de San Pío X siguió ordenando sacerdotes y fundando distintas sedes (entre ellas, el Seminario de Albano,
cerca de Roma). Sus obras, muy especialmente “Lettre ouverte aux catholiques perplexes” (Carta abierta a
católicos perplejos, 1985), así como la consagración de cuatro obispos en 1988, provocaron que fuera
excomulgado este último año. En 1991, atendiendo a una queja de la Liga Internacional contra el Racismo y
el Antisemitismo (LICRA), Lefevre fue condenado por incitación a la discriminación y por difamación.
Falleció ese mismo año en la localidad suiza de Martigny.

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derechos.

31 de octubre de 1975

E = Exorcistas.
J = Judas Iscariote. Demonio humano.

Judas habla sobre el Papa y los abusos en la Iglesia.

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E: Judas Iscariote, nosotros, los sacerdotes, te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, de la Bienaventurada Virgen y Madre de Dios, María, de la Inmaculada
Concepción, de todos los santos Ángeles y Arcángeles, de los nueve Coros, de los Espíritus
Bienaventurados, de todos los Santos de la Corte celeste, dinos: ¿Estáis verdaderamente obligado a iros?
¡Di la verdad, Judas Iscariote, solamente la verdad! ¡En nombre de estas invocaciones tienes que decir la
verdad y solamente la verdad, y también en nombre de las sagradas reliquias que reposan sobre tu frente!

J: Tengo que decir. Tengo que decir. De cierto modo formo parte de los demonios angélicos. Es ahí donde
estoy colocado. Yo estaba alto. Yo estaba alto, yo era obispo.

E: ¡Di la verdad! ¡Continúa! ¡Di lo que tienes que decir, en nombre de...!

J: Estoy por encima de los otros demonios humanos. Ya he dicho una vez que tengo en el infierno un rincón
terrible oscuro, tengo un rincón terriblemente oscuro. Les tengo envidia... a esos demonios humanos! Los
otros se encuentran bien con respecto a mi. Yo tengo un rincón sucio.

E: ¡Continúa¡ ¡Di lo que tienes que decir, en nombre de ...!

J: Ella (señala hacia arriba) me advirtió, me ha advertido. Pero no la he escuchado (gime terriblemente).

E: ¡Di la verdad, dilo que tienes que decir, en nombre de la Santísima Virgen!

J: ¡Si la hubiera escuchado! En cierto modo la he despreciado! Yo no la he amado, no la he amado, esta...

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santísima Virgen! ¡Di la verdad, Judas Iscariote, di lo que
tienes que decir en su nombre!

J: En realidad, desde un principio no había venido a causa de Jesús. Había esperado el poder y la realeza, y al
no realizarse esto, estuve decepcionado.

E: ¡Continúa diciendo lo que tienes que decir sobre la Iglesia en nombre de la Madre de Dios! ¡Continúa
diciendo lo que tienes que decir, toda la verdad, en nombre de..!

La situación de la Iglesia Católica.

J: La Iglesia católica está en una situación grave. Si los de ahí arriba (Señala hacia arriba) no intervienen, no
hay salvación posible. Pero es necesario que se cumplan las palabras: “Yo estoy con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20) ¡Habrá una depuración total, una terrible depuración, que no
queremos, que no queremos en absoluto ¿Oís?

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de.. !

J: Ahora estamos alrededor, sobre todo en estos últimos meses todavía, como no hemos estado jamás alrededor.

E: ¡Continúa! ¡Di la verdad en nombre de ..!

J: En todo caso, jamás desde mil años.

E: ¡Continúa diciendo la verdad y solamente la verdad! ¡En nombre de la Santa Virgen, di la verdad sobre la
Iglesia!

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La situación del Papa Pablo VI

J: El Papa, el Papa... es un mártir. Por decirlo así, está por los suelos y quisiera morirse, no quisiera seguir
viviendo en estas condiciones. Está torturado por la idea de que lo que dice no se hace público a través
del mundo, y que precisamente lo que él no quisiera, lo hacen público los cardenales. En todo caso,
muchos cardenales, no todos, pero muchos; son así. Tiene muchísimo que hacer. Se encuentra en una
prisión que es mucho peor que una verdadera cárcel. Nosotros azuzamos, hacemos lo que podemos. Ya
hemos hecho mucho.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de... y di solamente la verdad!

J: Está privado de su libertad... y por lo tanto no puede hacer casi nada. Por eso nosotros hablamos de un
lución (gusano) que lo único que puede hacer fácilmente es arrastrarse por la tierra, pero que no tiene
nada que decir ni a la derecha ni a la izquierda, ni hacia adelante ni hacia detrás. Eso lo hacen los otros,
los falsos, los que quisieran que desapareciese.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, toda la verdad y solamente la verdad por orden de la Santa Virgen! ¡Continúa
diciendo lo que tienes que decir de parte del Cielo!

Es un gran Papa, pero está atado de pies y manos

J: Hay que rezar por el Papa. Su situación es mucho peor que la de un mártir. Preferiría ser apedreado. Como
San Esteban. Es un gran Papa a pesar de que tiene que callarse. Lleva una cruz. Pocos llegan a su altura a
pesar de que pase por ser pequeño e importante. Es un gran Papa. Al principio ha cometido algunas
faltas, pero ya hace mucho tiempo que se ha dado cuenta, y ahora está atado de pies y manos y hasta su
lengua. Grita al cielo que quisiera de nuevo la nueva liturgia -la misa tridentina-; lo quisiera ... pero está
atado de pies y manos. No puede hacer nada.

E: ¡Di solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen! ¡Di la verdad, y solamente la verdad, sobre la Iglesia y
sobre el Papa Pablo VI!

J: Desde luego que el Papa Pablo VI quisiera volver a introducir la misa tridentina! Si veis en la televisión, o
veis o leéis en alguna parte algunas novedades, no son de él de donde provienen.

E: ¡Di la verdad en nombre de...!

El propio Dios intervendrá

J: Hacen con él lo que quieren. Son lobos que aúllan según el viento que sopla... Lo que ellos quieren y como
lo quiere el pueblo moderno, la masa. Entonces se hacen populares. En los últimos tiempos hasta los
buenos sacerdotes "tradicionalistas", que antes tenían duda de lo que pensaba el Papa, son inducidos a error.
Pero ahora, las ideas del Papa ya no son las suyas. Ahora en estos terribles tiempos de desorientación, el
Papa ya no puede hacer prácticamente nada. Ahora es necesario que el propio Dios intervenga... e
intervendrá, intervendrá pronto, en breve.

E: ¿Qué quiere decir: en breve? ¿Dentro de algunos años? En nombre de ... di toda la verdad!

J: No, no es eso. Está más próximo de lo que creéis.

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E: ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen, sobre la Iglesia y el Papa! ¡Continúa diciendo lo que tienes que
decir, solamente la verdad!

J: Lo más terrible para el Papa es ver como hasta los sacerdotes tradicionalistas dudan de sus ideas y de su
voluntad. No puede hacer nada: le escamotean todo. Si quiere hacer pasar algo al exterior, no llega a
salir. Se lo escamotean antes de que llegue al correo.

E: ¿Por qué no habla en las audiencias, en las públicas? En ellas podría hablar libremente. ¡Dila verdad sobre
el Papa Pablo VI!

J: Muchas veces ni siquiera quiere; ni siquiera quiere más. Algunas veces ni siquiera sabe lo que dice. Y por
eso se cometen entonces esos terribles errores y confusiones. Es un pobre Papa. La Santa Virgen lo
compadece y Cristo también. Pero es necesario que soporte su martirio. Ya hace mucho tiempo que
preferiría que lo linchasen sus propios cardenales, que seguir viviendo así, hace ya mucho tiempo. Sabe
que están en contra suya. Lo siente, es demasiado sensible. Tiene los nervios muy sensibles. No es un
Papa agresivo, pero ahora no se necesita un Papa agresivo. Lo hubieran expulsado ya hace tiempo.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santa Virgen, di' la verdad! ¡En nombre de ... te prohibimos
mentir!

J: Los planes de Dios eran hacer ocupar el puesto por un Papa humilde, sumiso, sin intereses propios, en estos
momentos en que la situación es tal como es. Es necesario que se cumpla la Escritura, la Escritura por
eso era necesario que viniese ahora el Papa Pablo VI. Efectivamente estaba designado. Solamente ellos
(señala hacia arriba) le tienen compasión. Pero esto no durará mucho tiempo. Su martirio se acabará
pronto, pero para él dura todavía mucho, porque para él, los días son como semanas, y a veces hasta
como meses. Hay que rezar por él, hay que rezar mucho más. Para él es horrible ver que la Iglesia se
hunde y que, todo se altera. Creedme, él querría que todo siguiese como antes. Hubiera preferido que este
Concilio no hubiese sido convocado. Se apercibe que tiene consecuencias terribles, devastadoras,
catastróficas, que ya no pueden encauzarse, ni siquiera por la oración.

E: ¡Continúa. Di lo que tienes que decir, de parte de la Santa Virgen sobre la Iglesia y el Papa!
J: Habría que decir a todos los obispos, que el Papa se encuentra bajo influencias. Pero no lo creen porque
ellos mismos están cegados. ¿De qué les sirve su doctorado y su inteligencia si están tan cegados y no
quieren creer? Nosotros sabemos más, nosotros sabemos más que los obispos.

E: ¡Dila verdad y solamente la verdad, en nombre de la Santa Virgen...!

J: Se tienen miedo los unos a los otros. Todos tienen miedo del pueblo, de que los expulsen. Cada uno quiere
bailar según el violín del pueblo, a pesar de que el violín emite sonidos falsos.

E ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santa Virgen!

J: Este violín está tan desafinado, que pronto no saldrá ni un buen tono. ¡Y esto quiere llamarse Iglesia! ¡y esto
quiere todavía llamarse Iglesia! Esto es una Iglesia maldita, perversa, desazonada, que pronto no podrá
llamarse Iglesia.

E: Pero esto no es de la Santa Virgen, si dice: "es una Iglesia maldita".

J:. Eso es nuestro. Esta frase es de nosotros.

E: ¡Di solamente la verdad y solamente lo que quiere la Santa Virgen!

J: A pesar de todo es la verdad. Hasta cierto punto es Ella la que quiere que lo diga.

E: ¡Habla en nombre de la Santa Virgen solamente la verdad y toda la verdad!

J: Se está llegando al punto en que las sectas serán pronto mejores que vuestro catolicismo. La sectas estarán
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en breve en mejor posición, porque no tienen esa ciencia y no las guía el Espíritu Santo, como ha sido
guiada siempre la Iglesia. Las sectas dicen que es el Espíritu Santo, pero e n realidad son sus propias ideas
las que quieren exportar a través del mundo, como ellas quieren. Aún hay algunas, que no quisieran
esparcir estas ideas y que quisieran que todo continuase como antes. Todavía lo quieren, pero son
demasiado cobardes. Su cobardía las acusa, hasta arriba, hasta arriba el Alto (señala hacia arriba).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de...!

J: Si se reza mucho, algunos llegarán a comprender, pero para muchos es ya demasiado tarde. Eso lo lamenta
el Cielo, eso lo lamenta la Santa Virgen, eso lo lamenta el Papa. Los tres están de acuerdo: Cristo, la
Santa Virgen y el Papa; solamente ellos están de acuerdo en el momento actual. Los cardenales - en todo
caso, muchos- no están de acuerdo. Operan y hacen lo contrario de lo que quieren los de ahí arriba
(señala hacia arriba) y lo contrario de lo que quisiera el Papa ¡El Papa está en una situación horrible,
terrible!

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santa Virgen, continúa y di todo lo que tienes que decir en
nombre de...!

El propio Dios derribará el modernismo

J: Tememos al Papa, es decir, en el fondo no tenemos porqué temerle tanto ahora, porque su Vaticano está
dirigido por los cardenales. El Papa sufre durante todo el tiempo, pero en el fondo, puede de esta manera,
y visto a la larga, salvar más almas y hacer más de lo que quisiéramos.

E: ¡Di la verdad de parte de la Santísima Virgen, solo toda la verdad, continúa hablando!

J: Llegarán las cosas a un extremo, que el propio Dios estará en la necesidad de echar abajo todo, echar abajo
el modernismo. Se volverá a comenzar donde ya se estaba, en lo antiguo, en lo tradicional, en lo que tiene
que ser y lo que quieren Los de allí (señala hacia arriba) y no lo que la humanidad se crea por si misma.

E: ¡Continúa diciendo la verdad por orden de la Santa Virgen, y solamente la verdad!

J: Si el Papa no estuviese bajo secuestro, y espiado constantemente a derecha e izquierda y a su lado, podría
todavía gobernar lo suficiente para que sus palabras llegasen al exterior. Pero en estos últimos meses la
situación ha llegado a ser terrible. Prácticamente, no llega nada al exterior, y lo que quisiera aún salir, es
desmentido inmediatamente, sustituido, modificado y hasta falsificado. Se falsifica. Ningún medio es
demasiado vulgar para hacer salir al exterior lo que ellos- los cardenales- tienen en sus cabezas. Nada les
perece demasiado vulgar, porque están llegando los últimos tiempos. Si nosotros no dirigiésemos el
timón de esta forma,. y no tuviéramos de esta forma a los cardenales bajo nuestro poder, entonces se
controlarían mejor. Pero como nos agitamos tanto, y tantos adeptos de la magia negra continúan todavía
sus maniobras, de momento tenemos a los cardenales totalmente bajo nuestro dominio. Lo mejor es que
recéis mucho al Espíritu Santo. Como ya se ha dicho una vez, por mí y por Akabor, sobre la obediencia -
yo lo he dicho, yo Judas-, ya no hay que obedecer más.

La obediencia en la Iglesia.

E: ¡Di la verdad sobre la Iglesia, continúa hablando en nombre de...! ¡No debes mentir, en nombre de..!

J: Es divertido: por decirlo así, jamás se concedió tanta importancia a la obediencia como en estos momentos.
De repente se presenta la obediencia! (ríe sarcásticamente).

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E: ¡Di solamente la verdad, solamente la verdad, por orden de la Santísima Virgen!

J: De pronto todos se refieren a la obediencia, ahora que es fácil

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, y no lo que vosotros, los demonios, queréis en nombre de...!

J: Esto viene de lo alto. Tenemos que decir la maldita verdad. Ahora en que es muy fácil obedecer, en cierto
sentido -para los que tienen la mentalidad moderna y que quieren tener mucho dinero y todo- ahora
vuelve a aparecer la obediencia de repente, como una granada de cañón. Antes, no tenía ya la menor
actualidad, y ahora, de repente, sí.

E: ¡Di la verdad de parte de la Santa Virgen, solamente la verdad!

J: A nosotros esto nos gusta. ¡Qué continúen de esa forma! Pero a Los de ahí arriba (señala hacia arriba) no les
gusta. Tienen otros planes, y en el fondo podrían ser otros, pero es necesario que se cumpla el Evangelio,
es necesario. Todos sus planes deben realizarse, hasta durante grandes catástrofes, y durante los mayores
desconciertos y conflictos de los pueblos.

E: ¡Di la verdad! ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santa Virgen!

J: Cada uno se refiere al obispo, mientras que los obispos no pueden referirse al Papa, porque todo eso no
proviene del Papa. Creo que pronto habré terminado de hablar.

E: ¡Di' la verdad, toda la verdad, de parte de la Santísima Virgen di lo que Ella quiere decir por tu intermedio,
Judas Iscariote! ¡Continúa hablando, di todo lo que tienes que decir, y solamente la verdad, por orden de
la Santísima Virgen.

Forma de la Liturgia.

J: El 14 de agosto, Akabor tuvo que hablar de la misa, y que debería volver a introducirse al principio de la
misma, el "Asperges me ". Eso es verdad, es exacto, entonces tenemos que abandonar la Iglesia.

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, di la verdad por orden de la Santísima Virgen!

J: Si no, estamos dentro. El sacerdote debería -como era costumbre antes- ir entre el pueblo, desde la primera a
la última fila, con el hisopo. Esto nos hará huir. También nos haría huir del pueblo y de la gente.

E: ¡Di la verdad, por orden de la Santa Virgen, solamente la verdad!

J: También intentamos enredar entre el pueblo. Si el sacerdote va con el hisopo desde delante hasta detrás, los
hombres pueden rezar mejor. Además, eso aleja las ideas y el poder de la magia negra.

E: ¡En nombre de la Santa Virgen, di la verdad...!

J: Debería volver a establecerse en absoluto el “Asperges me”, los treinta y tres signos de la cruz, tres veces
el “Señor, no soy digno”, y por fin, al terminar la misa el "Santo Arcángel Miguel", las tres Ave Marías,
la “Salve Regina” (*1). Su supresión es nuestra obra y hasta cierto punto la de los cardenales que están
bajo nuestro poder.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, de parte de la Santa Virgen!

(*1) Elementos de la Misa Tridentina, ver más en el ANEXO SEIS (nota de JABT, lunes 13 de Febrero de 2012, 1:45 p.m.)

¿Misa tridentina o una nueva misa?

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J: Y además -como ya se ha dicho-Los de ahí arriba (señala hacia arriba) prefieren la misa tridentina a la
misa en alemán o la nueva misa, porque no se puede traducir todo exactamente.

E: ¿Quieres decir la misa tridentina en latín? ¡Di la verdad, di la verdad, Judas Iscariote, solamente la verdad,
por orden de la Santísima Virgen!

J: Los textos latinos son difíciles de traducir al alemán. Y así resultan los textos falsos, que aportan menos
bendiciones a la misa. Todo lleva consigo menos bendiciones si no se dicen exactamente como Cristo lo
quiere. Especialmente la consagración, las palabras de la consagración deben ser dichas de una manera
perfectamente exacta, no se debe cambiar ni una sílaba. Tiene que ser todo perfectamente exacto. ¿Sabéis
cómo para nosotros todo está perfectamente regulado? Ni siquiera en la Iglesia católica está
reglamentado todo tan exactamente como para nosotros.

E: ¡Continúa 'diciendo la verdad por orden de la Santa Virgen, solamente la verdad, continúa!

Las fiestas católicas.

J: ¡Las fiestas... las fiestas católicas! Todo se ha cambiado y alterado; se han cambiado las fechas, y la gente ya
no sabe qué hacer. Antes el pueblo podía prever: "Ahora viene esta o la otra fiesta", y ahora...! (ríe
irónicamente).

E: ¡Di la verdad de parte de la Santa Virgen!

J: Ahora, la mayor parte de la gente ni siquiera sabe cuando tienen lugar esas fiestas, ni en qué fechas se
celebra esta o la otra fiesta. Es una gran ventaja para nosotros, pero una pérdida insensata para los otros;
porque había fiestas para las que la gente se preparaba con semanas de anticipación. Ahora, ya no lo
hacen, o solamente lo hacen muy raramente, porque ya no tienen fijadas las fiestas en la memoria, y en
cada calendario están fechadas de otra forma. ¿Cómo queréis que se preparen? Porque no pueden ir a la
iglesia, a los obispos y sacerdotes, y celebrar la fiesta tal y tal día y de tal o tal manera, y después
celebrar en su casa para ellos solos la antigua fiesta, en la antigua fecha.

E: ¡Di la verdad por orden de la Santa Virgen!

J: Pero podéis creemos, hasta para nosotros en el infierno continúa en vigor las antiguas fiestas. Están en vigor
más, bastante más que para vosotros en la tierra. Eso ya podéis verlo en la fiesta de Nuestra Señora del
Monte Carmelo (16 de Julio).

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad, en nombre de la Santa Virgen!

Todos los Santos, Todos los Difuntos y las Almas del Purgatorio.

J: Habría que restablecer todas las fiestas en el lugar que les pertenece. Y además, todos los difuntos, es una
cosa idiota.

E: ¡Dila verdad, por orden de la Santísima Virgen!

J: Las almas del purgatorio están terriblemente perjudicadas. Antes, se iba al cementerio. Cada oración que se
rezaba obtenía una indulgencia, un alma podía llegar inmediatamente al cielo. Hoy en día, ya no se va; es
decir, todavía se sigue yendo, pero la gente está desorientada. El clero lo ha suprimido. Dicen que estas
indulgencias ya no valen, solamente queda una válida, la del día de “Todos los Santos”. ¿Qué queréis
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que hagan las almas del Purgatorio con una sola indulgencia? ¡Ah! Antes se libraban miles y miles de
almas, debería decirse millones... ¿y ahora? Ahora, eso significa para ellas una terrible pérdida. Gritan
solicitando una ayuda y no la reciben. Ahora viene de nuevo esa fiesta. Habría-que decírselo a toda la
gente, pero no lo creerían! (ríe fuerte e insidiosamente).

E: Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen...!

J: Era una cosa bien sencilla: ir simplemente al cementerio, y echar agua bendita diciendo: “Señor, dales el
reposo eterno”, y a veces rezar un “Padre Nuestro” o cualquier otra oración que se le ocurriera a la
gente. Si la decían con una seria intención, a cada plegaria se libraba efectivamente un alma. Hoy en día,
hasta los buenos que todavía lo creen, se ven inducidos a error, cuando se les dice: "Tu no puedes ya
obtener esta o la otra indulgencia, ya eso no es válido". Esto es muy bueno para nosotros en el infierno!
(ríe insidiosamente).

E: ¡Habla solamente por orden de la Santísima Virgen, sólo la verdad, toda la verdad!

J: Para esta gran indulgencia que se puede ganar aún (con los sacerdotes modernos), hay mucha gente que
encuentra los seis Padrenuestros, etc. .. demasiado largos. Además, con esta única indulgencia no se
liberan muchas almas.

El propio Dios -ese de ahí arriba- (señala hacia arriba), ya les pondrá la cabeza en su sitio. Pero para, muchos
será entonces demasiado tarde.

Tengo que decir además, que esto de las fiestas de los Santos tiene más importancia de lo que se cree. Estas
fiestas, y también y sobre todo las de la Santa Virgen, han sido desplazadas casi todas. El 8 de diciembre
se ha mantenido, pero eso no es nada, hay otras grandes fiestas. Citemos solamente las de “Nuestra
Señora del Monte Carmelo” y algunas otras grandes fiestas y días conmemorativos. Si la gente no va en
esos días a misa, y si ruegan por la ayuda de la Santa Virgen para conducir su vida, reciben también
menos gracias. Para vosotros esto es una gran pérdida y para nosotros una magnífica ganancia.

E: ¡Habla solamente por orden de la Santísima Virgen y solamente la verdad!

Gracias para los sacerdotes.

J: ¡Si no tuviera que decirlo! ¡No quisiera decirlo!

E: ¡Continúa hablando en nombre de ... toda la verdad!

J: No quisiera en absoluto seguir hablando.

E: ¡Continúa hablando en nombre de la Santísima Virgen, solamente la verdad, en nombre de..!

J: Es muy verdad el proverbio (alemán) que dice: "solamente el que nada siempre contra la corriente puede
tener agua fresca". Muchos sacerdotes se encontrarán en breve en un caldo infecto, maloliente,
desagradable, y ni siquiera lo notarán. Dejan que ese caldo bañe su cuerpo, y lo que es peor, su espíritu,
hasta que terminan por perecer. Es difícil, desde luego, nadar contra la corriente, pero se tiene agua
fresca. Hasta cierto punto, estas son las gracias, y eso es lo que quieren Los de ahí arriba (señala hacia
arriba), que se reciban. En este caso son sobre todo las almas a las que se refiere. Se consiguen más
almas en la misa tridentina o misa latina, que las que obtiene los sacerdotes que ya no dicen la misa
como es necesario, porque esto no obtiene tantas bendiciones. No hay la plenitud de bendiciones en estas
Iglesias, porque nosotros estamos dentro; danzamos alrededor, y pronto más que la gente.

E: ¡Di la verdad, por orden de la Santa Virgen y en nombre de .. !

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J: Pronto seremos nosotros más numerosos danzando alrededor, que la gente que hoy contienen las Iglesias (risa
sarcástica e insidiosa).

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen, en nombre de..!

J: Para cada persona, podemos delegar dos, tres (demonios) o más, si la persona es un poco más piadosa (risa
insidiosa).

E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad!

Las mujeres en el coro y en el púlpito.

J: ¡Y esa "lectura frente al pueblo" es una ventaja loca para nosotros, pero todavía es más loco cuando las
mujeres están delante en el coro! (ríe insidiosamente).

E: ¡Di la verdad, en nombre de Jesús, Judas Iscariote!

J: Porque cuando las mujeres están delante, las gentes que aún son piadosas -mujeres y hombres- y quisieran
rezar bien, piensan más bien: “¿Qué vestido lleva? ¿Cómo le está el sombrero? ¿Se ha hecho hacer un
nuevo peinado...?” (una fuerte carcajada de alegría insidiosa).

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Trinidad...!

J: ¿Tiene zapatos según la última moda? ¿Está obligada a estar tres o cinco centímetros más alta en los
antiguos? (ríe a carcajadas). ¿Lleva medias negras o claras?"

E: ¡Judas Iscariote, di la verdad y solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen!

J: ¿No hay un pico de su enagua que sobresale? (ríe sarcásticamente).

E: ¡Di ahora solamente lo que la Santísima Virgen quiere decir, di eso y nada más! Ahora has hablado hasta
cierto punto de vosotros.

J: De cierta forma estoy obligado a decir eso. Tengo que decir eso como complemento. Es efectivamente así.
Es lo que piensan, y sobre todo miran la cara. Eso está bien claro. Antes, las mujeres llevaban un velo ,
pero ya hace tiempo que no lo llevan. Pero ya que no están veladas, su sitio no está en el coro de la
Iglesia. El Papa, y Los de ahí arriba (señala hacia arriba), no lo quieren.

E: ¡Di la verdad, en nombre de la Santísima Virgen, solamente la verdad!

J: ¡Lo peor es cuando se encarga a las mujeres de distribuir la comunión. Entonces ya no hay muchas
bendiciones, no hay muchas gracias porque no se trata de manos consagradas, sino de manos de mujer.
Quiero decir que esto, en sí, no importaría, el que fuesen manos de mujer, pero no están consagradas.
Cristo ha designado sola y únicamente a los hombres para el sacerdocio, y no a las mujeres. Pero es
solamente el orgullo, el orgullo, el pecado original de los Ángeles.

E: ¡Continúa diciendo la verdad por orden y en nombre de la Santa Virgen!

J: La cosa es así. Estas mujeres están orgullosas de poder estar delante y accionar. Creedme, los sacerdotes,
hasta los modernos, que van a ver pronto como todo se hunde, ven ya ahora, que con todas sus teorías y
sus innovaciones pulidas no llegan a nada. Sin embargo, no quieren apartarse del camino que han
escogido. Además pronto ni sabrán cómo dirigir los asuntos, para complacer a la gente. Y por eso
muchos sacerdotes colocan a una mujer en el coro. Entonces todavía tienen una posibilidad (ríe de
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satisfacción) de que la gente venga de nuevo, puesto que sus iglesias solamente están ocupadas en una
tercera parte.

E: ¡Judas Iscariote, continúa hablando por orden de la Santa Virgen y solamente toda la verdad!

J: Efectivamente están próximamente más cerca del protestantismo; es decir, que el protestantismo es hasta
cierto punto mejor que la Iglesia católica moderna.

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen!

J: ¡El protestantismo! ¡No saben otra cosa, no saben otra cosa, pero desde que las cosas han llegado a este
punto... pero los católicos!

E: ¡Continúa hablando, Judas Iscariote, por orden de la Santísima Virgen!

J: Precisamente. Los protestantes están casi más cerca de Dios que el catolicismo moderno. Como acabo de
decir, no saben otra cosa, pero hasta cierto punto lo saben de cierta forma. Los tipos inteligentes
reconocen que la iglesia católica - la buena, podría decirse - sería la verdadera Iglesia. Por eso muchos se
convierten. Pero en el punto en que se encuentra la Iglesia católica hoy en día, diría - o mejor dicho,
nosotros diríamos en el infierno - que el protestantismo se encontrará en breve en mejor posición.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad!

J: ¡Y además, el sermón! Hay sitios en que los sermones los dicen las mujeres. El de arriba (señala hacia
arriba) no lo quiere.

E: Continúa diciendo la verdad y únicamente la verdad, por orden de la Santa Virgen!

J: Dios quiere que el sermón lo diga un hombre consagrado, porque así tiene más efecto sobre los fieles. Una
mujer no consagrada, no puede tener, ni con mucho, la misma eficacia, sin tener en cuenta con que la
gente no se concentra en absoluto sobre el sermón. Una mujer que predica, ya no es buena, no puede
predicar seriamente, porque si fuera buena y si tuviera todavía un espíritu serio, no predicaría. La
imitación de Cristo, las virtudes, la cruz y los santos: estas cuestiones apenas si se citan hoy en la misa o
en los sermones. En la mayor parte de los sitios, ni siquiera los sacerdotes consagrados las tratan.

E: ¡Continúa diciendo la verdad por orden de la Santísima Virgen, no digas más que la verdad!

J: Si esta mujer no llega a la profundidad del asunto en su predicación, ¿cómo puede sacar un fruto el pueblo?
Lo más que puede suceder, es que tengan ideas extrañas, aunque no siempre; pero en todo caso,
semejante sermón no sirve para nada.

E: ¡Di la verdad por orden de la Santa Virgen y solamente la verdad. ¡Di lo que la Santa Virgen quiere decir por
ti!

El altar cara al pueblo.

J: Los altares cara al pueblo tampoco son buenos, sobre todo para las mujeres. Es lo mismo que acabo de decir
sobre las mujeres en el coro. Las mujeres piensan: “¿Qué pelo tiene, está bien peinado, ha ido ya al
peluquero? Ahora tiene el pelo rizado, antes no lo tenía. También tiene unos dientes hermosos...” (ríe
irónicamente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santa Virgen y únicamente la verdad.!

J: “La sotana le sienta bien. Todavía es joven, lástima que sea sacerdote...” (ríe alegremente)... etc. Pero si

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celebrase la misa cara al altar, las mujeres no tendrían tales ideas. Cuando se volviese después de que
hubiesen rezado, ya no tendría ninguna importancia. Por eso Dios sabe bien por qué debe leerse la misa
con la espalda vuelta al pueblo, es decir hacia delante.

E: ¡Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen, solamente la verdad, continúa hablando:

El Tabernáculo debe ser digno del que en él reside.

J: El tabernáculo debería estar en el centro, ¿qué es eso de que cuando se entra en una Iglesia moderna, se esté
obligado primero a buscar donde está el Tabernáculo? No se sabe si está delante, detrás o a un lado. En
muchos lugares se construyen ahora tabernáculos en los que no se sabe de qué se trata, como si se tratara
de la cueva de un zorro " (fuerte risa mal intencionada) ...

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad por orden de la Santísima Virgen, Judas Iscariote!

J: ...o de una caja fuerte!.. .(apenas si puede contener la risa).

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, solamente la verdad, en nombre de la Santa Virgen!

J: Hay ahora mucha gente, que hace los tabernáculos con cualquier clase de hierro; podrían ser también vías de
ferrocarril (ríe horriblemente) sobre las que la gente anda o está en pie.

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad en nombre de ...!

J: ¡Un tabernáculo -¿me oís?- debe ser dorado! Quiero decir, que ni siquiera el oro ni las piedras más
preciosas podría contener lo que el contiene. Y ni siquiera sería digno de lo que alberga. Es una
vergüenza, tenemos que decir hasta nosotros, los de ahí abajo, es una vergüenza ver la clase de iglesias y
de tabernáculos que el pueblo construye.

E: ¡Di la verdad, cesa de reír, di la verdad en nombre de la Santa Virgen!

El baile en las iglesias.

J: ¡Y también esas iglesias en las que se dice misa por la tarde o por la mañana y a continuación se organizan
bailes! Tengo que hablar de sexo y no solamente de baile, porque donde hay baile hay, la mayor parte de
las veces, erotismo. Se puede decir que no hay un solo baile en el que no se cometan pecados, sea de
cuerpo, sea de espíritu. O bien proporcionan la ocasión de cometerlos más tarde. El baile solamente
viene de nosotros. Pero ahora, hasta los sacerdotes católicos recomiendan estas fiestas y estos bailes. Para
que la gente vaya, es necesario que les ofrezcan los bailes. Entonces, la palabra de orden es: Cervecería,
baile con la orquesta tal y tal! (ríe nuevamente a carcajadas).

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad en nombre de...!

J: Se llega hasta el punto, o mejor dicho, ya se ha llegado, en que ciertos sacerdotes - que se llaman católicos,
pero que ya hace mucho tiempo que no lo son - hacen venir a sus iglesias gentes de ciertas sectas, como
por ejemplo la Misión de Pentecostés, etcétera ... para que den conferencias sobres sus cosas. Si no rige
el Espíritu Santo, somos nosotros los que regimos, o sea que hasta cierto punto, es la magia negra la que
rige. Y las gentes están cegadas hasta tal punto, que ya no saben ni siquiera donde está el este ni donde
está el oeste. Como es natural, para nosotros eso es "un prado segado". Esos son los sacerdotes que
tenemos hoy. Hasta la consagración será suprimida en breve, lo esencial de la misa... lo esencial ¿me
entendéis? (suspira).

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E: ¡Continúa hablando por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad y únicamente la verdad, por
orden de la Santísima Virgen!

Arte religioso.
J: ¡Sí, la Santa Virgen! ¡Eso también es algo! Se coloca su estatua por completo en un rincón, o bien al fondo,
de forma que se la vea lo menos posible. Desde luego a veces hay una pequeña virgen de bisutería, lo que
aún se podría comprender (ríe sarcásticamente). Pero en las estatuas modernas, ya no se sabe si se trata
de la mujer de un gangster, o si pertenece ahí arriba (señala hacia lo alto).

E: Por orden de la Santa Virgen, di la verdad!

J: Dónde hay todavía bellas estatuas de la Santa Virgen, la gente está mejor inspirada para la oración, por eso
quieren los de ahí arriba que...

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santísima Virgen, di todo lo que tienes que decir por su
orden!

J: ... que se expongan bellas obras de arte, y en todo caso bellas estatuas que le gusten a la gente. Como ya he
dicho, el tabernáculo tiene que estar en el centro, y ricamente dorado -si es posible- de tal forma, que
todo el aspecto sea armonioso. Y que no se parezca a una casita de perro, casi quisiera decir, a una cuadra
de cerdos! (ríe sarcásticamente).

E: ¡Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen, deja esas expresiones, que vienen de abajo!

J: Vienen de abajo, pero se me ha permitido que las diga (respira fuerte y penosamente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, todo lo que tienes que decir, por orden de la Santísima Virgen! Continúa
hablando.

El Santo Sacramento del altar.

J: ¡El.. Santo Sacramento del altar, si se supiera qué se le adora; está colocado por completo de lado. Las
exposiciones del Santo Sacramento son hoy en día una rareza. Se efectúan todavía en las ceremonias de
reparación y por los tradicionalistas, pero si no es más bien una excepción. Pero este sacramento ... ¡si
supierais lo grande que es!

E: ¡Continúa en nombre de ... !

J: ¡El Santo Sacramento del altar, si se supiera qué bendiciones irradia, cuando antes estaba expuesto en el
tabernáculo el pueblo hacía ante Él la adoración reparadora! ¡Esto tenía una gran eficacia para los
pecadores! Todo eso ya no existe; por eso se salvan menos almas. No quisiera seguir hablando, no
quisiera seguir.

E: ¡Sigue hablando, por orden de la Santísima Virgen, todo lo que tienes que decir di todo, y solamente lo que te
ordena decir!

El Santo Rosario

J: También tengo que decir (respira fatigosamente), que la mayor parte de los sacerdotes están cegados.

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Nosotros los cegamos. Pero con un poco de buena voluntad, y rogando mucho al Espíritu Santo,
terminarían, con el tiempo, por darse cuenta. El Rosario sería un remedio universal, pero en casi todos
los sitios ha sido suprimido. Ya no está de moda. Como se dice vulgarmente, ya está pasado.

E: ¡Continúa hablando por orden de la Santísima Virgen y di-toda la verdad, continúa diciendo lo que tienes
que decir!

J: El Rosario de los Misterios Dolorosos pudiera ser el que tiene el mayor valor de los tres; pero hay que decir
que los tres tienen un gran valor. Pero el Rosario de los Misterios Dolorosos es el que más contribuye a
salvar las almas. Por eso, Los de ahí arriba (señala en alto), lo consideran como el que tiene el mayor
valor.

E: ¿Y los otros Rosarios? ¡Habla en nombre de...!

El Rosario y “ L a i m i t a c i ó n d e C r i s t o ”

J: También son buenos. Naturalmente, son muy buenos, sobre todos los misterios gloriosos, que contienen la
ley “Que nos ha enviado el Espíritu Santo". Todos son buenos. Pero el de los Misterios Dolorosos es
bueno y de gran valor, porque es inseparable de la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos, de la
flagelación, de la corona de espinas, de la carga de la cruz y de la muerte en la cruz. El libro "La
imitación de Cristo ", sería trigo, sería una alimentación, sería un pan para la humanidad. Pero lo han
rechazado, como han rechazado los mejores libros que existen. Citemos por ejemplo los de María de
Jesús de Ágreda, Catalina Emmerich, etc. Muchos otros libros , sobre la vida de Santos, han caído en el
olvido... Pero Catalina Emmerich y María de Jesús de Ágreda tienen la ventaja de poner la vida de Cristo
ante los ojos de la gente, de una manera muy impresionante, y de mostrarles la extraordinaria pobreza en
que han tenido que vivir la Santa Virgen y San José. Si la gente comprendiese esto con el corazón, no se
convertirían en gente de dinero, como lo hacen, y no se dejarían cegar de tal forma por el orgullo. Verían
que las únicas cosas benditas por el cielo son: la humildad, las virtudes, las obras de misericordia -como
bien se dice- y sobre todo la perfecta imitación de Cristo y la entrega a los de allí arriba (murmura).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, y solamente la verdad, en nombre de la Santísima Virgen!

J: Lucifer me paraliza. No puedo más; no puedo más. He tenido que decir demasiadas cosas. Ya no quiero
más, ya no quiero más. He tenido que decir demasiado, yo, Judas Iscariote (respira fuerte y
fatigosamente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Judas Iscariote! ¡Prohibimos a Lucifer que te cause mal! ¡Lucifer, es
necesario que te vayas por orden de la Santísima Virgen, para que Judas pueda seguir diciendo lo que
tiene que decir, por orden de la Santísima Virgen! , ¡Lucifer, es necesario que te vayas! ¡Vete (la
respiración es fatigosa).

J: La imitación de Cristo sería un bien. La cruz sería un bien. En la cruz está la salvación; en la cruz está la
victoria; la cruz es más fuerte que la guerra. ¡Oh! ¡Lucifer me atormenta porque digo eso!

E: ¡Continúa diciendo la verdad! ¡Lucifer, vete, sal de esta mujer! ¡No tienes derecho a hacer mal, en nombre
de...!

J: Está aquí cerca.

E: ¡Vete Lucifer! ¡No tienes nada que hacer por aquí! ¡Judas Iscariote continúa! ¡Lucifer no tiene derecho a
hacerte mal, en nombre de...!

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J: Me atormenta. Únicamente gracias a La de ahí arriba (señala hacia lo alto) -que me ha amado mucho no me
tortura más terriblemente en el infierno por esto, ese viejo, ese loco, ese monstruo repelente.

E: ¡Continúa diciendo la verdad por orden de la Santísima Virgen, y Lucifer no debe estorbarte, no debe
hacerte daño, en nombre ...!

J: Me estorba y me hace daño, pero me da igual. Estaría contento si no tuviera que decir esto. Este no hace
más que recordarme mis propias fechorías. Yo quisiera volverme atrás, poder volverme atrás (suspira
lamentablemente).

E: ¡Continúa diciendo lo que tienes que decir, por orden de la Santísima Virgen!. Lucifer no debe hacerte más
daño, es necesario que parta, es necesario que se vaya, por orden de la Santísima Virgen.

La devoción a la Santa Virgen .

J: La congregación Mariana, era buena. Pero ahora ya no es buena. En los lugares en que existe todavía ya no
es buena, y por otra parte no existe ya en casi ningún sitio, porque en gran parte se ha eliminado a la
Santa Virgen de las iglesias. Solamente muy pocas personas obran según su voluntad y sus deseos. Hay
pocos que la imiten, y aún menos que practiquen el “Tratado de la verdadera Devoción a la Santísima
Virgen María” según San Luis María Grignon de Montfort. Hay que decir que es difícil. La perfecta
devoción y la entrega de sí mismo no es fácil. Nosotros, queremos impedir todo eso. Para las gentes, eso
sería la mejor cosa que se puede hacer; por lo menos una de las mejores. Ella, (señala hacia lo alto) tiene
gran poder, protege a sus hijos como me hubiera protegido a mi, si solamente lo hubiera
querido….(suspira de desesperación).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Judas Iscariote! Lucifer no te debe hacer daño ni impedirte hablar. ¡ Di. lo
que la Santísima Virgen quiere decirnos por tu mediación! ¡Tienes que hablar por orden suya, en nombre
de...!

J: Los cánticos a la Santa Virgen, en las iglesias modernas, sólo se oyen una vez en los años bisiestos (suspira
dolorosamente, como si fuese atormentado).

E: ¡Lucifer, no debes hacerle daño a Judas Iscariote, ni estorbarle, para que pueda hablar!

J: No se las oye más que una vez cada año bisiesto: y si se oye una, es una canción que no va a lo profundo del
alma, que no causa reacción. Eso es una gran ventaja para nosotros, ya que por los cánticos a la Santa
Virgen, muchos se han salvado o han vuelto a tener mejores pensamientos. Tomemos por ejemplo el
cántico “Para amar a María” (“María zu hebén”). Se dice: “Tú eres la Madre, tu hijo quiero ser; a ti
sola, en la vida y en la muerte, pertenecer”. (Suspira lamentablemente).. No, eso no quiero decirlo.

E: ¡Di la verdad en nombre de ...!

J: Quiero callarme.

E: ¡Por orden de la Santa Virgen, es necesario que hables, en nombre de...!

J: Quiero callarme... Muchos de los textos alemanes han sido ya cambiados por los obispos. El cántico: «Milde
Konigin, gedenke» (Recuérdate, dulce Reina) es también uno de los que tememos, porque contiene la
hermosa frase: «¿El más pobre de tu hijos, debería abandonarte sin ser socorrido?» Esto ha llevado a
muchos a tener buenos pensamientos, o los ha retenido en el último momento. Y también cuando se dice:
«Mírame, pobre y gran pecador» . ..Pero para nosotros, en el infierno, es bueno que ya no se cante más;
es bueno, es más que bueno.

E: ¡Di la verdad por orden de la Santísima Virgen, y solamente lo que quiere la Santísima Virgen!
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J: Y además, los cánticos al Santo Sacramento: «Komrnet lobet ohne End» (Venid, y alabad sin fin); «¡Oh
Stern im Meere, Fürstin der Liebe» (Estrella de los mares, Soberana del Amor) Hay y habría cientos de
cánticos hermosos y buenos. Pero la Iglesia moderna sabe perfectamente, es decir, que nosotros sabemos
muy bien lo primero que debemos destruir en la Iglesia Católica. Estamos obligados a hacerlo, el viejo
(Lucifer) lo quiere, el viejo habla, el viejo lo reclama. Ahora hemos llegado por fin, hemos llegado a lo
que queríamos. Se ha llegado a un punto culminante. Nos encontramos en el punto culminante. En su
cumbre ya solamente falta la advertencia. La advertencia falta todavía.

El s a c e r do t e pr e di c a do r y s u a u di t o r i o .

E: ¡Di la verdad por orden de la Santa Virgen, Judas Iscariote, di lo que ella quiere decimos por tu mediación!

J: A mucha gente le falta la humildad. A la mayoría de los sacerdotes de hoy en día, les falta la humildad,
porque si tuvieran humildad no serían tan cobardes. Si la tuviesen osarían levantarse con los buenos, y
con todo lo que ellos deberían representar, aún corriendo el riesgo de que se les humillase. Es por ahí por
dónde podemos cogerlos, ahí podemos cogerlos. Muchas cosas dependen de esa virtud. La humildad se
escribe en letras muy pequeñitas, tan pequeñitas que apenas si se pueden leer. Ya hay muy poca gente
que la escriba, y poquísima la escribe en grandes caracteres, la virtud de la humildad. Naturalmente, si
ya no se predica sobre ella, ¿cómo quieren ustedes que la gente aprenda la humildad o las otras virtudes?
¿Dónde encuentran la materia, dónde encuentran la inspiración, el buen espíritu que debería reinar, sino
en los sermones? Un gran Santo ha dicho: «Cuando el demonio quiere apoderarse de alguien, no le
deja ir a los sermones». Pero a los sermones de hoy en día, el demonio puede dejar tranquilamente
que vaya la gente... (ríe a carcajadas insidiosamente).

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Virgen, y cesa de reír!

J: Porque son más bien anécdotas o elucubraciones conciliarias, lo que dice allí delante, o se portan más como un
conferenciante... (ríe a carcajadas) que como un predicador: A pesar de ello la gente está pendiente de
sus labios. ¿Pero cuanto durará esto?

E: ¡Di la verdad en nombre de ...!

J: Están pendientes de sus labios, y creen sin dudar todo lo que dice, porque es sacerdote, y ha obtenido su
misión del obispo. El lo dice, lo lee cada domingo, no desde lo alto del púlpito, sino desde abajo,
naturalmente, para que naturalmente la gente... eso también es algo... (vuelve a reír fuertemente).

J: Un sacerdote tiene… (apenas si puede hablar, como si se estuviera ahogando)... no quiero decir eso.

E: ¡Fuera de aquí, Lucifer! ¡No tienes derecho a hacer daño! ¡No tienes derecho a impedir a Judas! ¡Judas, di
la verdad en nombre de...!

J: …Un sacerdote tiene más eficacia si habla desde el púlpito, que desde abajo, ante un micrófono. Antes, los
sacerdotes tenían una mayor eficacia, cuando hablaban desde lo alto del púlpito, con su propia voz, que
hoy en día con cincuenta altavoces.

E: ¡Di. la verdad, toda la verdad, por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad; di lo que Ella
quiere decir por tu mediación Judas Iscariote!

J: Es así, esa es toda la astucia de la cuestión. Cuando la gente estaba obligada a mirar hacia el púlpito, -y
hasta cierto punto es moral que se mire al que habla- no veían todos los sombreros, y todos los cabellos,
y todas las chaquetas y todas las corbatas. Estaban obligados a fijar sus ojos en la boca, o por lo menos en
la cabeza del predicador. Ahora eso ya no existe. Miran hacia delante, y los otros los distraen.

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E: ¡Di la verdad, de parte de la Santa Virgen! Lucifer no debe estorbarte.

J:. Esa es toda la astucia, que se han organizado las cosas de forma que los sacerdotes ya no hablen desde lo
alto del púlpito. Se trata de una cuestión capital, es una gran ventaja para nosotros que hablen delante en
la iglesia. Se trata de algo que ha sido arreglado por nosotros; también esto es lo que nosotros queríamos.
Lo hemos conseguido. Lo conseguimos todo. Si, ahora, conseguimos todo, absolutamente todo lo que
queremos; todo, absolutamente todo lo que queremos todo, absolutamente todo lo que queremos! ... (ríe
triunfalmente).

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen, y Lucifer no debe interrumpirte, Judas
Iscariote! ¡Habla en nombre de...!

J: Nosotros llegamos a conseguir, y hemos conseguido, que hasta las mujeres -quienquiera que fuese- puedan
ir a la misa con trajes descuidados, sin que ningún sacerdote las echase. Al contrario, hay sacerdotes que
dicen que hay que practicar el amor al prójimo...

E: ¡Habla! ¡ Di la verdad, en nombre de ...!

J: .... que hay que practicar el amor al prójimo. Que no se debe juzgar por los vestidos de la gente, aunque no
sean buenos! ... (risa mal intencionada) ... que lo que hay que hacer es considerar los sentimientos del
corazón, etc.

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen, solamente la verdad!

J: Antes era mejor. Entonces, una persona semejante -podríamos decir una persona fracasada- era expulsada de
la iglesia por el sacerdote. Antes existía el orden. Pero hoy puede entrar cualquier "puerco"! (ríe
descaradamente).

E: ¡Di lo que la Santísima Virgen te encarga decir, Judas Iscariote, solamente la verdad, solamente lo que la
Santísima Virgen quiere decir por tu mediación!

J: Lo que pasa entonces, es lógico, si se encuentran un par de personas en la iglesia ………(cesa de hablar)

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de... !

J: ... Si se encuentran en la iglesia unas cuantas personas de esta clase, las cabezas se vuelven de derecha a
izquierda, y hacia delante y hacia atrás, y se vuelven y estiran los cuellos para ver mejor lo que quieren
ver! .... (ríe fuertemente). Y de esa forma, desaparece también la oración!... (ríe descaradamente).

E: ¡Di la verdad en nombre de...!

J: Entonces la oración se cuelga de un clavo o de un caza-moscas! . ..(ríe irónicamente).

E: ¡En nombre de la Santa Virgen, di lo que quiere decir la Santa Virgen!

J: Con eso, la oración ni siquiera puede agitarse en el caza-moscas, lo más que puede hacer es agitarse en las
redes del sexo. (Cesa de hablar).

E: ¡ Di. la verdad en nombre de..!

El t r a j e d e l o s e c l e s i á st i c o s .

J: Sería necesario que los sacerdotes volviesen a ponerse sus trajes negros. Ya hemos tenido que decirlo una
vez, demonios humanos lo han dicho. Si un sacerdote va en traje corriente, con una camisa con corbata

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llamativa, nadie puede saber si se trata de un reportero!... (ríe irónicamente).

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen, solamente la verdad!

J: .. .Un diplomático, o quizás un director!... (ríe a carcajadas), o un conferenciante, que...

E: ¡Di la verdad de parte de la Santísima Virgen! ¡Solamente la Verdad!

J: .. .que quiere! ... (ríe irónicamente).

E: ¡Di la verdad por orden de la Santísima Virgen, cesa de reír, deja de hacer piruetas! ¡Habla ahora por orden
de la Santísima Virgen!

J: .. o si se trata de cualquier otro asno que anda por ahí a la pesca de bombas eróticas.

E: ¡Di la verdad, solamente lo que quiere la Santísima Virgen!

J: Eso pertenece al cuadro, pertenece al cuadro!... (Continúa riendo insidiosamente).

E: ¡Di, la verdad en nombre de la Santísima Virgen, di lo que quiere decir, Judas Iscariote!

J: Eso es precisamente ... (gruñe)

E: ¡ Habla en nombre de Jesús...!

J: No quiero hablar.

E: ¡Tienes que decir la verdad, habla, Judas Iscariote!

J: Es precisamente eso.

E: ¡Tienes que hablar, por orden de la Santísima Virgen!

J: Cuando un sacerdote semejante, aparece con una camisa deportiva, posiblemente hasta llamativa, cualquier
"clueca" podría pensar que la quiere a ella. ¿Vaya un ejemplo para un sacerdote, qué ejemplos da?
¡Cuantos errores han tenido lugar en estos últimos años, nada más que a causa de eso! Todo eso se podría
evitar, si los sacerdotes llevasen todavía su verdadera, su primitiva, su antigua, su buena, su tradicional...
(gruñe)

E: ¡Di la verdad por orden de la Santísima Virgen, si lo que tienes que decir, habla!

J: .. .no solamente bueno.. .(suspira).

E: ¡Di la verdad, habla, di la verdad, toda la verdad, habla Judas Iscariote, en nombre de ...!

J: ... su traje tan conveniente, o...

E: ¡Continúa en nombre de...! ¡Lucifer, no tienes derecho a atormentarlo!

J: ... en su sotana de sacerdote, su traje... o no se cómo decir. Tomemos por ejemplo los Benedictinos. A
muchos sacerdotes les iría mejor el hábito de San Benito, que un traje corriente, vulgar, que no podrá
representar jamás lo que debería representar. O examinemos el hábito de San Francisco, con su capucha!
¡Cuantos laicos volverían a tener buenos pensamientos a la sola vista de este hábito, aunque solamente lo
vean de lejos. Ni siquiera sería necesario que estuviese a su lado! ¡Cuántas veces, la salvación de un alma
depende de eso! Para muchas personas nace entonces la idea de que hay todavía sacerdotes, que Dios
debe existir a pesar de todo, porque si no, esas personas no llevarían el hábito.

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E: ¡Continúa diciendo la verdad de parte de la Santísima Virgen, di lo que tienes que decir, lo que la Santísima
Virgen te encarga de decir, solamente la verdad!

J: Y entonces la persona piensa: “Si hay todavía un Dios, debería concentrarme. ¿Qué es lo que debería
hacer?” Y entonces, eso trabaja, "trabaja" en el alma de esa persona durante toda la noche. Y a fin de
cuentas, encontrará el camino que la conducirá a un religioso en hábito, o a uno que lleve la sotana negra, o
a un sacerdote en hábito de Benedictino... ¡Qué sé yo cómo se llaman todos!. Esto sería para vosotros y
para el mundo entero un gran triunfo. Sería un triunfo para las almas. Millares y millares de almas se
salvarían solamente con eso.. En los ferrocarriles, en los lugares públicos, en todos los sitios a los que
vayan y en los que se encuentren, cuantas mujeres, cuantos hombres se mantendrían más decentemente,
menos negligentemente, digamos: se comportarían de otra manera (se calla).

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, di lo que te encarga decir la Santísima Virgen, y solamente la verdad, en
nombre de..!

J: Cuantos rayos de salvación descenderían entonces sobre el alma de estas gentes, con este pensamiento: “El
sacerdote representa la bendición divina, el Santo Sacramento, tiene todo el poder. Dios debe estar tras
él, de modo que no podemos hacer nada, tendremos que morir un día...” Podría ser así, tal como acabo
de decirlo. Vuelvo a repetirlo una vez más, porque...

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, di lo que la Santísima Virgen te encarga de decir; Lucifer, no tiene derecho a
impedir a Judas Iscariote que hable, ni a molestarlo en nombre de...!

J: . ..Porque es horrible cuando una mujer en minifalda se encuentra sentada frente a un sacerdote en civil y no
sabe que se trata de un sacerdote. En su mirada, y en todo su comportamiento, puede ver que debe haber
algo superior. Lo siente de una cierta manera, y tanto más intenta aproximársele. Esto no pasaría si
llevase la sotana o el hábito religioso. Tales hechos han desviado ya a muchos sacerdotes, y les han
llevado a celebrar matrimonio y a desertar sus funciones sacerdotales. La iglesia católica está en muy
mala posición. Ha llegado al punto cero.

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote! ¡Lucifer, no tienes derecho a impedir a Judas Iscariote que hable, ni a
molestarle! ¡Judas Iscariote, di lo que la Santa Virgen te encarga decir!

J: (Solamente se perciben sonidos guturales indefinibles, y una impresión de ahogo).

E: Habla, Judas Iscariote, en nombre de ... ! ¡Lucifer, no tienes derecho a molestarte, vete en nombre de ... !

Solamente la intervención de Dios puede salvar a la Iglesia Católica.

J: Solamente la intervención del propio Dios, del de ahí arriba (señala hacia lo alto) puede salvar la Iglesia.
Está completamente en nuestros lazos. Está a punto de perecer, está dislocada. Está acorralada en los
modernismos, en las ideas de los profesores, de los doctores, de los sacerdotes que se creen más
inteligentes que los otros. Solamente las plegarias y la penitencia pueden ayudar, pero hay pocos que lo
hacen... (respira profundamente, con esfuerzo).

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote! ¡Lucifer, no debes molestarle! ¡Vete, Lucifer, deja hablar a Judas Iscariote,
en nombre de...!

El infierno en todo su horror

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J: Para nosotros es un gran triunfo que muy pocos sacerdotes hablen todavía del infierno. El infierno -en todo
su horror- habría que pintarlo sobre las paredes. Quiero decir, que aunque se pintase en las paredes, no
daría jamás una idea de su horror. ¿Dónde se ve hoy en día un sacerdote que predique sobre el infierno,
la muerte, el purgatorio, o cualquier otra cuestión en ese género?! ¡Quedan muy pocos! ¡Estos pocos
sacerdotes no son suficientes para el ejército, para la masa de las gentes que van por el camino de la
perdición.

E: ¡Sigue hablando, Judas Iscariote! ¡Lucifer, no debes molestar a Judas Iscariote, ni impedirle cuando habla!
¡Tiene que hablar y decir lo que la Santísima Virgen le encarga, en nombre de ... !

J: Eso es también uno de los principales motivos...

E: ¡Continúa diciendo lo que la Santísima Virgen te encarga decir, Judas Iscariote!

J: . ..un gancho al que nos podemos agarrar. Para nosotros es una gran ventaja que ya no se predique sobre el
infierno. Debería predicarse sobre el horror del infierno en toda su extensión, y ni siquiera esto seria
suficiente. Ya lo he dicho: el infierno es. mucho más terrible de lo que se . ..piensa comúnmente .. .(suspira
y llora).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Judas Iscariote, en nombre de...!

Misiones populares y verdadera renovación.

J: Si por lo menos se dijese esto a la gente desde lo alto del púlpito, y si volvieran a tener lugar las misiones
populares, volvería a ir mucha gente, masas de gentes, a la confesión. Ahora, no lo hacen. También
hemos dicho ya anteriormente, que las ceremonias penitenciales no reemplazan jamás una confesión.
Tememos como a la peste a las misiones populares, porque han salvado demasiadas almas. Los
predicadores de las misiones populares predicaban, sobre todo, el infierno, el purgatorio, la conversión y
la muerte. Eso encendía en muchos el fuego sagrado, era una especie de mecha que los sacerdotes
podían aproximar a los hombres. Y eso les permitía intervenir, porque nadie ama a la muerte, nadie ama
al diablo. Todos se retiraban asustados, y cada uno pensaba: “Si eso es así, voy a tener que volver a
coger el hilo del bien. Tiene razón”.

Cuando un sacerdote sigue la buena y vieja tradición -como lo quieren Los de allí arriba- (señala a lo alto),
cuando celebra todavía convenientemente la misa, y está guiado por el Espíritu Santo, y les reza mucho,
entonces tiene una gran potencia de bendición y una influencia mayor sobre la gente. Esto también tiene
validez para sus sermones. Muchos sacerdotes ya sólo predican superficialmente. Ya sus misas no
otorgan más que pocas bendiciones, en todo caso menos que en las misas de los buenos sacerdotes. Y
esto es lógico.

Digamos que viene del cielo el que un sacerdote que quiere realmente el bien, que se deja guiar por el Espíritu
Santo, se entrega totalmente a Dios y no hace más que lo que Él (señala hacia arriba) quiere, tiene
muchísima mayor eficacia, y ejerce una mayor irradiación sobre la gente que frecuenta la iglesia.

Hasta con la lectura del Evangelio y las otras lecturas -desde el principio de la misa hasta el fin- tiene un gran
poder de bendición, mayor y más extendido, que un sacerdote corriente o tibio, o casi apóstata. Estos
últimos ya no quieren esto, o son demasiado cobardes para leer la misa y para hacer el bien, como lo
quieren los de allí arriba... No quiero hablar más, no quiero hablar más.

E: ¡Judas Iscariote, di la verdad, di lo que tienes que decir por orden de la Santísima Virgen! !Lucifer, no
tienes derecho a molestar a Judas Iscariote, tienes que irte al infierno donde está tu puesto! ¡Continúa
diciendo lo que la Santísima Virgen te encarga decir, Judas Iscariote! ¡Di toda la verdad y solamente la

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verdad, di lo que tienes que decir!

J: (Suspira).

E: ¡Lucifer, vete! ¡No tienes derecho a molestar ni ha impedir que Judas Iscariote hable! ¡Judas Iscariote,
continúa, en nombre de...!

J: Es necesario que se presenten sacerdotes valientes. Naturalmente que sería mejor el que los obispos se
levantasen contra los abusos en la iglesia. Tendrían que agruparse. Sería necesario repetirlo en los
sermones, debería gritarse desde todos los tejados. Seria necesario que se gritase desde lo alto de los
pulpitos, todo lo que yo, Judas, acabo de decir. Pienso sobre todo en el "Asperges me" y en la bendición al
final de la misa, durante la cual hay que ponerse de rodillas.

Naturalmente hay que ponerse de rodillas, de pie no se reciben tantas bendiciones. A Dios no le gusta nada de
eso. Es una ofensa a Dios quedarse de píe durante la bendición, y que ni siquiera se rece y dejar colgar
los brazos. Es horrible. Nosotros, en el infierno, nos sublevaríamos -si pudiéramos-, pero desde luego
todo eso nos gusta. Eso nos gusta.

E: Pero habla ahora en nombre de la Santísima Virgen y di solamente lo que quiere decir!

La antigua misa tiene infinitas gracias.

J: Si se tuviera nuevamente los treinta y tres signos de la cruz, que por otra parte están en relación con la vida
de Cristo, todo está calculado por adelantado. Es Jesús el que ha organizado todo eso por medio del
Espíritu Santo, por el Papa, por su Iglesia. Es Él el que lo ha querido. Si se restableciese todo eso, desde
el "Asperges me" hasta la oración a San Miguel Arcángel, y se celebrase la misa como Cristo lo ha
querido... no quiero decirlo.

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, tienes que decirla, por orden de la Santísima Virgen! ¡Lucifer, no tienes
derecho a molestarle! ¡Tienes que irte!

J: . ..entonces se salvaría millones de almas, que no están salvadas, que van a su perdición eterna. El mal
proviene de la misa, principalmente de la misa. Había una oleada de bendiciones en la misa, cuando se
leía convenientemente. La misa es el factor principal.

La misa y la comunión es lo más grande que hay para vosotros los católicos. Todos los místicos, todas las
apariciones de la Santísima Virgen, tienen que cederle el paso. La Santa Misa tiene un valor infinito, un
valor inimaginable. El propio Cristo sube al altar con toda la plenitud de gracias que odiamos tanto. En
una misa que todavía se celebra bien, tenemos que huir. Tenemos que huir desde el principio, desde el
"Asperges me ". Hablando figuradamente, lo único que podemos hacer es mirar temerosamente por
una rendija. Por el contrario, en la misa moderna, podemos regodeamos completamente, hasta que... No
quiero decirlo.

¿Está Cristo presente todavía en todos los Tabernáculos?

E: ¡Di la verdad, di lo que la Santísima Virgen quiere decir, solamente toda la verdad!

J: . ..hasta en el coro podemos regodeamos, hasta delante del tabernáculo. Porque ya no es en todos los
tabernáculos donde.. .No quiero decir eso, no quiero decir eso (gruñe fuertemente).

E: ¡Dila verdad, tienes que decírnosla, Judas Iscariote, por orden de la Santa Virgen! ¡Lucifer no tiene derecho
a molestarte!
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J: En el cielo deploran que la hostia consagrada no se encuentre ya en todos los tabernáculos.

E: ¿Por qué no? ¡ Di la verdad en nombre de...!

J: Cuando, durante la misa, el sacerdote ya no cree en las palabras de la consagración y no tiene la intención de
consagrar, entonces la hostia no estaba consagrada. Entonces se trata solamente de pan, como lo dicen
los protestantes y las sectas. A la mayor parte de los sacerdotes les importa "un pito"; no hacen otra cosa
que lo que el pueblo manda. Quieren ser adorados en su modernismo y en su presunción, que casi les
sale de los poros de su cabeza (gruñe).

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad, di lo que tienes que decir en nombre de la Santísima Virgen, Judas
Iscariote!

J: Lo más triste de todo para Los de allí arriba (señala en lo alto) es que la gente cree recibir a Cristo en la
hostia... y solamente es pan. Efectivamente, ya no es Cristo. Eso representa para ellos una pérdida de
gracias, y por lo tanto se salen fácilmente del buen camino. Sus propios sacerdotes los engañan.

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, en nombre de...!

J: Tengo que decir que ellos (señala hacia arriba) no quieren, no quieren que se empleen hostias morenas.
Solamente se toleran en casos de extrema necesidad. Normalmente, hay que emplear preferentemente el
pan blanco, ya por el hecho de que Jesús es la inocencia personificada (respira fatigosamente).

E: ¡Continúa, Judas Iscariote, di ahora todo lo que tienes que decir de parte de la Santísima Virgen! ¡Lucifer no
debe molestarte de ninguna forma, debe marcharse al infierno, que es donde pertenece! ¡Judas Iscariote,
continúa hablando, en nombre de..

J: Cuando el Papa aparece sobre su podio (quiere decir en su balcón), en el que tiene la costumbre de hablar-,
si pudiera decir todo lo que debiera y quisiera decir, sin estar influenciado, entonces los hombres
volverían atrás. Entonces, todavía sería a tiempo, pero precisamente eso es lo que se impide. Si pudiese,
una sola vez más salir y decir lo que quisiera, pero sería... (murmura).

E: ¡Dila verdad de parte de la Santísima Virgen, en nombre...!

J: Lo harían callarse si rabiase libremente. Sabe que no puede dar un paso en falso. En esta situación, quisiera
poder morirse. Pero sabe perfectamente que debe mantenerse hasta el fin. Tiene que vivir su martirio
como un verdadero discípulo de la cruz de Cristo. Tiene que vivir la pasión hasta el fin, que quiera o no.
El Papa tiene que pasar por la misma prensa por la que ha pasado Jesús, no en la misma medida, pero a
pesar de todo, tiene que pasar por ella.

E: ¡Continúa, Judas Iscariote, di solamente lo que la Santísima Virgen te encarga decir! ¡Lucifer no tiene que
molestarte, tiene que dejarte hablar, en nombre de...!

J: No se cree que el Cielo anuncia por almas privilegiadas, lo que Ella (señala hacia lo alto) encarga de
anunciar a las almas privilegiadas, en nombre de Jesucristo; o cuando el propio Jesús aparece, no se cree.
Jesús y su Santa Madre han dicho-ya suficientemente, que ahora todo está podrido en la iglesia, pero
precisamente, los obispos no lo creen. Ya que los lugares de peregrinaje, tanto los recientes, como los
más recientes, ya no están reconocidos. Lourdes y Fátima, etc., todavía se cree a la ligera, pero en eso ya
no hay gracias suficientes, puesto que los mismos sacerdotes ya no leen la buena misa. Hay... (se calla).

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, en nombre de ...!

J: ... Allí hay ya ciertos sacerdotes, que quisieran leer una misa de invención- como podría decirse- y eliminar
a los otros sacerdotes. Fátima se encontrará pronto en el primer lugar, y pronto será Lourdes...

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E: ¡Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen! ¡Lucifer no debe molestarte, ni impedirte hablar!

J: .. .próximamente Lourdes no estará mucho más atrás. Por otra parte, muchos católicos ya no van a Lourdes,
porque encuentran que está pasado de moda honrar a la Santa Virgen o ir de peregrinaje.

E: ¡Por orden de la Santa Virgen, continúa diciendo la verdad, di todo lo que tienes que decir ahora, lo que la
Santa Virgen te encarga decir!

Er r o r e s s o br e l a di r e c c i ó n d e l a I gl e s i a .

J: Si todos los sacerdotes, sin excepción, reconociesen en un rayo de inteligencia donde está la Iglesia y cual es
la situación general; estarían aterrorizados. Se volverían inmediatamente, o por lo menos un gran
número de entre ellos. Pero no tienen este rayo de inteligencia, aunque crean que la Iglesia está guiada
por el Espíritu Santo.

E: ¡Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad!

J: Estos sacerdotes se concentran sobre la nueva Iglesia. Consideran que, al fin y al cabo, ellos son la Iglesia,
y que se puede modificar lo que les parezca bien, puesto que el Espíritu Santo está también en ellos.
Pero de esa forma, olvidan que desobedecen al Papa, el jefe de la Iglesia, y que todo eso no proviene de
él. Porque solamente por las palabras del Papa vendría la inspiración del Santo Espíritu, y no por las
palabras que ellos quisieran reformar, y volver a su gusto (gruñe).

E: ¡Continúa Judas Iscariote, di, por orden de la Santa Virgen, lo que Ella te encarga decir, en nombre de...!

J: Naturalmente, lo que nosotros difundimos por medio de los cardenales, no viene de ninguna manera del
Espíritu Santo.

E: ¡Judas Iscariote, di la verdad, di lo que la Santísima Virgen te encarga decir, continúa, en nombre de ...!

J: Algunos de ellos serán eliminados, como la hierba que perece -como se dice muy bien en el exorcismo- pero
no todos serán aniquilados. Algunos comprenderán todavía... Y los obispos -esto es también un hierro
candente- los obispos...

E: ¡Di lo que tienes que decir por orden de la Santa Virgen!

J: Yo he sido obispo. Si pudiera volverme atrás, yo haría mi tarea mejor, mil veces mejor. Los obispos...

E: ¡Continúa por orden de la Santa Virgen!

J: Sería mejor, que muchos obispos no fuesen obispos. Sería mejor, que fuesen de los más ínfimos laicos, en
lugar de tener la palabra y llevar el báculo episcopal, porque para ellos, eso es más bien un camuflaje, y...

E: ¡Di la verdad, en nombre de... di lo que tienes que decir de Su parte!

J: ... llevan la máscara de lo bueno, pero debajo no hay más que gusanos y podredumbre. Hasta para nosotros,
es...

E: ¡Di la verdad por orden de la Santísima Virgen, di lo que Ella quiere decirnos por tu mediación, Judas
Iscariote, en nombre de...!

J: Pero no quiero seguir hablando, no quiero hablar más.

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E: ¡Tienes que hablar por orden de la Santísima Virgen y en nombre de...! ¡Lucifer no debe impedirte el que
digas toda la verdad!

J: Estoy harto... (murmura)

E: ¡Habla, habla en nombre de la Santísima Virgen! ¡Tienes que decir todo lo que quiere decir hoy por tu
mediación!

J: Ya he hablado lo suficiente, he hablado lo suficiente. Era lo más importante de lo que tenía que decir. Sería
necesario agruparse, y Écône triunfará a pesar de todas las persecuciones. ¡Ese maldito Écône, triunfará!
(gruñe)

E: ¡En nombre de Jesús, deja de hacer eso! ¡Di la verdad! ¡Di lo que la Santísima Virgen te encarga de decir!

J: ¡Triunfará a pesar de todo! ¿Qué creéis? ¿Dónde encuentran tantos candidatos? ¡Quizás en el infierno! Esos
candidatos ven muy bien dónde está el bien, y cómo tienen que ir las cosas. Sienten perfectamente que es
solamente ahí donde se encuentra, en la renuncia, en el sacrificio, y en el camino de la cruz, la imitación
de Cristo y el verdadero sacerdocio. Esto lo saben perfectamente, y esta es la razón por las que tienen
tantos candidatos al sacerdocio. Tienen más que los otros, que quisieran jactarse de lo que tienen... pero
pronto habrán terminado de jactarse.

E: ¡Continúa diciendo por orden de la Santísima Virgen, lo que tienes que decir!

J: Los modernistas ven desde luego, que pronto habrán terminado de tocar su música, y que Écône está por
encima de ellos. Por eso lo combaten! ¡Esa es la cuestión y por eso lo combaten (suspira).

E: ¡Cesa de arrancarnos la estola! ¡No tienes derecho a hacernos daño! ¡Continúa, en nombre de Jesús!

J: En realidad, somos nosotros, que estamos en ellos, los que combatimos contra Écône. Ellos nos secundan
como buenos instrumentos. Son unos buenos y útiles instrumentos, que no quisiéramos tirar enseguida.
Sus teorías son muy valiosas para nosotros en el infierno.

E: ¡Di ahora la verdad en nombre de la Santa Virgen, y no lo que os gusta a vosotros!

J: Tenemos que decir también esto. Tenemos que agregarlo para que haya un cuadro completo. Hay que
subrayar cómo se relacionan las cosas, para que todos lleguen a comprenderlo. Pero ahora ya no quiero
más, ya no quiero hablar más.

E: ¡Di lo que tienes que decir de parte de la Santísima Virgen, llega hasta el final!

J: No quiero hablar más, no quiero hablar más.

E: ¡Lucifer no debe estorbarte! ¡Continúa diciendo lo que la Santísima Virgen te encarga decir, en nombre
de...!

El celibato.

J: Y luego la confesión... y el celibato. ¡Esta es otra de las cuestiones! Si un sacerdote vive en celibato,
entonces todas las mujeres, y también los hombres, tienen mucha más confianza en él, que sí estuviera
casado, especialmente en la confesión. Podría suceder que una de esas brujas... (ríe irónicamente)
interrogase a su marido de lo que éste o el otro ha confesado. Le interesaría saber lo que éste o el otro ha

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dicho, sobre todo si corresponde a sus proyectos. Pero si el sacerdote vive y persevera en el celibato, y si
imita la vida virginal de Cristo, entonces cualquier "asno" tendrá que reconocer o cualquier persona
pensará: “Aquí puedo venir. Aquí puedo vaciar todo el saco. Eso quedará entre nosotros dos y no saldrá
a relucir. Sin son tan buenos que aceptan el celibato, entonces también son capaces de callarse” . Pero ya
no piensan así con los que están casados, sino que piensan todo lo contrario: “Este se ha casado, lo que es
señal de que no ha podido observar el celibato, por lo tanto, ¿cómo quiere... (ríe insidiosamente). Cómo
quiere callarse; cómo quiere cerrar la boca, si ni siquiera es capaz de dominar su cuerpo? ".

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen!

J: Cristo quiere el celibato. No hay que apartarse de él ni una pulgada, no hay que variar ni una jota. Los que
se han casado, tienen que volver, y arrepentirse de sus faltas... Lo mejor de todo seria que cada uno de
ellos se volviese atrás, y reconociese sus faltas, pero... precisamente...

E: ¡Continúa diciendo lo que la Santa Virgen te encarga decir, Judas Iscariote! ¡Lucifer no debe estorbarte,
tiene que irse! ¡Continúa, di lo que tienes que decir por orden de la Santa Virgen, y solamente la verdad!

Las posibilidades de la confesión.

J: Aunque la gente quisiese confesarse, existen muy pocas ocasiones. Como máximo, solamente durante una hora
hay ocasión de confesarse. Por lo tanto, no van más que algunos viejos!... (ríe irónicamente).

E: ¡Di la verdad, continúa, di lo que tienes que decir de parte de la Santísima Virgen!

J: Entonces, el sacerdote se siente en ridículo. Se pregunta: “¿Solamente tan pocos y solamente ancianos? Si
esto sigue así, pronto no tendrá objeto venir al confesionario. ¿ Vamos a estar obligados también a
celebrar ceremonias penitenciarias?” Estos sacerdotes abandonan el confesionario cuando los
confesados no han terminado de rezar sus oraciones, de forma que los que aún esperan creen que ya no
pueden ni siquiera confesarse, sino se precipitan rápidamente hacia el confesionario. Entonces no
pueden... (ríe a carcajadas)...

E: ¡Di la verdad por orden de la Santísima Virgen, cesa de reír!

J: ... por miedo a que el confesor se les escape, ni siquiera pueden prepararse convenientemente, como lo
hubiesen hecho normalmente!... (ríe a carcajadas).

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen, dí la verdad!

J: No quiero seguir hablando, no quiero seguir hablando.

E: ¡Sí!. ¡Tienes que hablar, tienes que decir lo que la Santísima Virgen quiere! ¡Tienes que decir hasta el final,
lo que la Santísima Virgen quiere, y nada más!

J: Si los sacerdotes oyeran, como antes, las confesiones durante horas, si hablasen de la muerte de Cristo,
podrían en esta ocasión hablar también de la muerte del hombre. Podrían recordar que todos tenemos que
morir, y que cada uno debe preparar su alma para eso. De esta forma, miles de almas serían salvadas del
infierno (se queja lamentablemente).

E: ¡No nos molestes, no tienes derecho a tirar de la estola, en nombre de...!

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J: No quisiéramos, pero estamos obligados; Belcebú y Lucifer quieren que os molestemos.

E: ¡Belcebú y Lucifer tienen que desaparecer! ¡Judas Iscariote, habla tu solo en nombre de la Santísima
Virgen, y en nombre de...!

J: Nosotros sembramos la cizaña por todas partes. Desde que Belcebú está aquí, nosotros tenemos de todas
formas un gran poder. Va de una parte a otra, y siembra la cizaña donde puede.

Oración del Ángel de Fátima

Dios mío, creo en ti, te adoro, pongo mi esperanza en ti, y te amo.


Te pido tu perdón para los que no creen en Ti,
que no te adoran, que no tienen su esperanza puesta en Ti, y que no te aman.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro desde el fondo de mi alma,
y te ofrezco el muy Precioso Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
que está presente en todos los tabernáculos del mundo,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias que le ofenden a Él mismo.
Por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón,
y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María,
te pido la conversión de los pobres pecadores.

12 de enero de 1976

E = Exorcista
V = Veroba, ángel caído del Coro de las Potencias

Preocupación de la Santísima Virgen por la humanidad.

E: ¡Te ordenamos, Veroba, en nombre de... tienes que decir la verdad, exactamente lo que quiere decir la
Santísima Virgen!

V: Hasta los buenos combatirán a los buenos. Antes no era así. Antes, los buenos estaban unidos. El desorden
ha comenzado ahora y va hacia su paroxismo. Pero todavía vendrá algo peor.

E: ¡Continúa en nombre de...!

V: De repente, en el momento actual, los hombres ya no leen tan frecuentemente las Santas Escrituras. Por
otra parte, en todos los sitios, se la explica de una manera diferente, y hasta está deformada y combinada
de otra forma, como a cada uno le conviene. Solamente la Santa Escritura no falsificada, la buena y

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antigua Santa Escritura tradicional es la que sería necesario mantener. Todo lo demás es solamente
combinación, y podría decirse que está envenenado.

E: ¡Continúa diciendo la verdad! Habla en nombre de la Santísima Trinidad, de todos los santos Ángeles y
Arcángeles y en nombre de la Inmaculada!

V: La Alta Señora quiere salvar a todos los que pueda. El mundo es tan perverso que ya no puede salvar la
gente en masa. Sin embargo, quiere hacer todavía todo lo que puede. Ama a sus hijos, los ama más de lo
que muchos de ellos hubieran merecido.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de...!

V: ¡Si solamente nos amase todavía con una décima parte de este amor! (Se lamenta horriblemente). Ama a
sus hijos como solamente una madre puede amar a sus hijos. Por eso es necesario que muchos buenos,
también laicos, obren: todos deben rezar, pero también tienen que sufrir por y para la salvación de otras
almas, que de otra forma se perderían o se hundirían aún más por los caminos de perdición. El desorden
es espantoso y todavía llegará a ser peor. ¡Pero tenéis que cumplir todo lo que Ella quiere!

E: ¿Qué quiere la Santísima Virgen? ¡Habla, en nombre de ...!

V: Que perseveréis por este camino, y no os desviéis ni una pulgada, aunque el propio diablo acudiese sobre
zancos.

E: ¡Di .lo que tienes que decir, di la verdad, por orden de la Santísima Virgen y en nombre de la Santísima
Trinidad!

V: Os podéis consolar con el Papa que aún sufre más que vosotros. Ya hace mucho tiempo que quisiera que
todo terminase. Pero tiene que continuar orando y haciendo sacrificios. Tenéis que secundarle. Los laicos
también tienen que ayudar. Precisamente en este momento se necesita un mejor discernimiento, para
contrarrestar los mejores juicios, porque cada cual cree tener un mejor juicio, aunque sea falso.

E: ¡Continúa diciendo la verdad! ¡Tienes que decirla en nombre de la Santísima Virgen! ¡No tienes derecho a
mentir!

V: Si Ella no estuviese en el cielo.. .y si aún pudiera descorazonarse... estaría ya hasta la coronilla. ..pero tiene
paciencia. Tiene una paciencia inmensa, más que todos los hombres juntos. Si tuviese... si pudiese...
ejercerla también con nosotros... (Suspira terriblemente). Nosotros, los del infierno, hemos terminado de
esperar. Ahora ya no podemos hacer nada, a no ser que hagamos revelaciones para vosotros. ¡Ah! ¡Qué
aún tengamos que revelar lo que no quisiéramos!

E: ¡Continúa diciendo la verdad! ¡Tienes que decirla en nombre de la Santísima Virgen, Veroba! ¡Tienes que
decir la verdad!

V: En breve, Jesucristo ni siquiera estará presente en todas las misas. Ya en el momento actual no está
presente en todas partes. Hay muchos sacerdotes que no creen ya en la presencia sacramental de Jesucristo
en la consagración. Esto es lamentable; ya no hay gracias, o apenas si las hay. Si todos los que se titulan
sacerdotes leyesen convenientemente la misa -la tridentina- el mundo cambiaría de una manera
sensacional. Pero desgraciadamente no es así. Por eso hemos tenido que insistir ante los cardenales, a
continuación ante los obispos y después los sacerdotes, finalmente ante los laicos. Un cardenal, y obispo,
un sacerdote, tiene siempre mil veces más importancia que un laico, en todo caso para nosotros.

E: ¡Veroba, continúa! ¡Di lo que tienes que decir por orden de la Santísima Virgen, en nombre de...!

V: Si la Gran Señora pudiese llorar todavía -puede hacerlo todavía en sus apariciones- si pudiese llorar en el
cielo, toda la tierra estaría mojada por sus lágrimas. Todavía tiene piedad de esos miserables gusanos de
la tierra; todavía les tiene compasión, procura llamarlos o retenerlos. Pero los hombres no quieren;
cegados van a prenderse en los hilos de esas marionetas, que no son otra cosa que nuestra insignia y
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nuestros carteles publicitarios. Pero no se cree. ¡Ese es nuestro gran triunfo, que ya no se cree!

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Veroba, en nombre de la Santa Virgen, que sufre tanto en el cielo, y en
nombre del Santo Padre, el Papa Pablo VI!

V: ¡Hasta Judas, con su odiosa traición, fue menos malo que muchos de los sacerdotes de hoy en día. Judas no
ha obrado de tal forma a escondidas. Sentía que Jesús estaba al corriente de su falta. Después se ha
arrepentido y ha tirado sus treinta dineros en el templo. Y ha dicho: “He traicionado la Sangre inocente”
(Mateo 27, 4) ¿Hay un sacerdote de hoy en día que haga lo mismo ? Los de hoy en día son mucho más
perversos . Ninguno se arrepentiría del mal que ha hecho. Es una epidemia. Están infectados hasta la
médula y todos se ayudan mutuamente de tal forma, que todo pueda ser y permanecer ocultado. ¿Pero
por cuanto tiempo todavía?. Cuando todo salga a relucir ya no seremos nosotros los que tengamos las
ventajas, sino la iglesia. Lo que la Iglesia ha representado hasta el día de hoy, no puede echarse por la
borda después de siglos, y tirarse como si se tratase de un viejo zapato usado, o como un viejo chaquetón
usado, que se puede arreglar con algunos zurcidos o parches.

E: ¡Sigue diciendo la verdad en nombre de la Santísima Trinidad!

V: Para la Gran Señora y para el Cielo lo triste es que tantas personas buenas que Ella quiere tanto y que irían
mano en mano con el Cielo, estén paralizados actualmente. Muchos ya ni siquiera saben lo que pudieran
hacer en medio de este desconcierto y lentamente puede surgir para ellos el peligro de caer en el error. Por
esto es por lo que tengo que decir yo, Veroba: ¡Tenéis que rezar mucho más al Espíritu Santo! ¡Jamás se
podrá rezar lo suficiente al Espíritu Santo!

E: ¡Di la verdad, Veroba! ¡Di todo lo que tienes que decir de parte de la Santa Virgen!

V: ¡No hubiera querido decir eso! ¡No quiero decir nada más!

E: ¡Tienes que decir ahora lo que debes decir de parte de la Santísima Virgen, en nombre de la Santísima
Trinidad!.

V: Ella me hace decir: “No desesperéis, ni aunque los justos se equivoquen con respecto a vosotros”. Jesús ha
predicho: “El tiempo vendrá en que al que os mate, creerá rendir un servicio a Dios” (Juan 16,2) ¡Este
tiempo ha llegado! No os matarán inmediatamente; se ha matado ya a muchos, pero no vosotros. Es
necesario que sufráis ciertas persecuciones. Pero la situación empeorará aún más.

Esto no durará más de diez años. Ni siquiera nosotros mismos lo sabemos exactamente. Solamente sabemos
que está próximo. Cristo mismo ha dicho: “No sabéis ni el día ni la hora en que llegará el Hijo del
Hombre” (Mateo 25,13) Esto, vale también para los castigos y no solamente para el fin del mundo. Él
quiere decir con esas palabras, que comprende también los castigos y la muerte de cada hombre en
particular. La advertencia está incluída en el castigo. No será muy fácil. Con la advertencia comienza
ya el castigo; por decirlo así, será la primera parte.

E: ¡Di la verdad, Veroba, di lo que tienes que decir, y solamente la verdad!

V: No durará ni siquiera diez años. Según nuestros cálculos, sería posible que la “Advertencia”.. .pero como
ya he dicho, nosotros, en el infierno, no lo sabemos .. .(gruñe terriblemente). Los numerosos orantes son la
causa de que el Cielo retenga todavía el Castigo. De hecho es paradójico continuar orando. El desconcierto
sigue en aumento debido al retardo de la Advertencia y del Castigo. Pero a pesar de todo hay que rezar.
Ella lo quiere así, porque de esa forma, todavía hay almas que se pueden ser salvadas... (rugido
estremecedor).

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5 de febrero de 1976

E = Exorcistas
Al = Allida demonio angélico del coro de los Arcángeles

Virtud y vicio.

E: ¡Di la verdad, Allida, en nombre de la Santísima Trinidad!

Al: Les estamos reconocidos a los de ahí arriba, de que hasta ahora no se haya llegado al castigo. Con ello
ganamos aún algún tiempo para movernos. Los de ahí arriba (señala a lo alto) tienen todo en la mano,
todo está en sus manos. Nosotros, los de ahí abajo (quiere decir el infierno) tememos que la gran
Advertencia venga pronto.

E: ¡Di la verdad en nombre de.. !

Al: En breve habremos terminado de deliberar.

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen y en nombre de ... di la verdad!

Al: Porque todos los signos que aparecen ahora en el mundo entero - en el clero, en la naturaleza, parecen
indicarlo directamente; tememos que.. ¿Qué creéis? También nosotros sabemos lo que dice en el
Apocalipsis: Si se comparan las cosas, cualquier “asno” tiene que admitir que ha llegado el momento...
aunque con pequeños retrasos, debido a que los de ahí arriba tienen piedad durante todo este tiempo.

E: ¡Di la verdad, Allida, habla, en nombre de ..!

Al: Tenemos que decir, porque los de ahí arriba así lo quieren, que no perdáis la cabeza, que seáis firmes como
el granito y duros corno el hierro y el diamante. Defended en todo momento lo bueno, lo tradicional. Ya
se ve a qué conduce lo nuevo. Por ejemplo muchos niños están ya adelantados, que saben todo sobre las
cuestiones del sexo, ya antes de haber abandonado el orinal. Pudiera decirse que se les plantan esas ideas
en el cráneo, de forma que con cuatro o cinco años no tienen otra cosa en la cabeza. Existen
instituciones, como guarderías infantiles, colegios, etc. que no conocen nada mejor, ni más inteligente,
que meterles el sexo en el cráneo a golpes de mazo. ¿Y qué pasa entonces con los jóvenes que se
encuentran en la pubertad? Los padres no saben qué hacer. Apenas si se atreven a hablar con el
sacerdote y protestar en contra. Se dicen: “Es sacerdote, por lo tanto sabe lo que se hace”...
(gruñe).

Se pervierte a la juventud, hasta antes de que se sepa tenerse sobre sus piernas. Por eso, la última y la
penúltima generación no producirá jamás verdaderos soldados de Cristo, a menos que tenga lugar un
cambio completo. Estarían mejor en campos de concentración que en esos centros de educación, en los
que se les inocula el sexo como un veneno. Y para colmo, esto se hace resaltar con un recurso de
cristianismo moderno.

En Sodoma y Gomorra, esto era más visible. En aquellos tiempos no se inoculaba el veneno gota a gota
(gruñe). En Sodoma y Gomorra era desde luego grave, pero por lo menos sabían que pecaban. Lo
sentían. Los niños de hoy en día no saben frecuentemente, ni siquiera que están pecando. Se dan cuenta
demasiado tarde de que se les ha precipitado en el pecado. Los sacerdotes, maestros, educadores, que
serían los responsables, no saben frecuentemente más que de una manera confusa, que su manera de
obrar es culpable. Unas veces perciben todavía la voz de su conciencia, y otras veces se figuran que es el
Espíritu Santo.

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E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción, de Nuestra Señora del Monte Carmelo,
del santo párroco de Ars y de Catalina Emmerich, continúa diciendo lo que tienes que decir.

Al: Jamás ha existido un desconcierto como el actual. Desde luego, en tiempo de la Reforma hubo una gran
crisis, pero entonces se trataba más bien de una escisión. Los buenos permanecieron del buen lado y los
otros pasaron simplemente al protestantismo. Pero los luteranos aún eran mejores que los malos
católicos. Entonces, esto fue para la iglesia una gran pérdida; pero ahora todo se encuentra en una
situación mucho más funesta. Entonces, la masa de la gente sabía, hasta entre los protestantes, que habían
obrado mal.

Cuando estuvieron divididos en tres grupos - Lutero, Calvino y Zwinglio - comprendieron rápidamente que
esa no era la verdadera Iglesia, tanto más, cuando que los tres hombres estaban en conflicto entre sí.
Entonces vieron que el catolicismo estaba en crisis. Pero al mismo tiempo veían que los buenos, por lo
menos, tenían una unidad. Hubieran querido entonces volverse atrás, en todo caso Lutero, pero era
demasiado tarde. Nosotros, los de abajo (señala hacia abajo) los habíamos enlazado ya demasiado
fuertemente.

E : ¡Habla en nombre de... lo que tienes aún que decir. ¡Allida!

Al: Somos nosotros los que hemos inspirado a Lutero, y el viejo (Lucifer) ha inspirado a Zwinglio. A éste, fue
necesario que lo tomase por su cuenta el viejo, hasta que se irguió como una planta en un invernadero,
que crece como si fuese mala hierba. Ni siquiera tienen necesidad de mucha lluvia. Como es sabido, el
mal crece mucho más rápidamente que el bien. Crece y se expande, y apenas se puede recortar. El bien
es siempre más duro y más difícil. El bien no se levanta, y hasta cuando ha crecido mucho y el
interesado se cree que está muy alto, puede caerse de repente y rodar por media montaña y tiene que
comenzar de nuevo. Por el contrario, el mal crece y pulula como las malas hierbas, sin caerse jamás.
Crece, sube, y nadie puede detenerlo. La perversión es como una montaña siniestra, que oscurece todo,
que lo empesta todo y lo infecta todo. Cuando el mal aparece, es como si fuera una epidemia existente
en el aire, que arrastra consigo multitudes enteras. En cambio, la virtud tiene muchas más dificultades
para crecer. No es tan fácil, ni tan atrayente, y no está tan extendida. ¡Pero nosotros no queremos
decirlo! ¡Pero nosotros no queremos decirlo! ¡Que tengamos que decir esto! (gruñe furiosamente).

¡María, Reina de todos los Ángeles,


acepta bondadosamente nuestra súplica a tus servidores,
poderosa intercesora, Mediadora de todas las Gracias,
y hazla llegar al trono del Altísimo,
para que podamos conseguir gracias, salvación y ayuda!

¡Oh grandes y santos Ángeles! ¡Dios nos os ha dado para nuestra protección y ayuda!
¡Os conjuramos en nombre de la Santísima Trinidad,
acudid rápidamente en nuestra ayuda!
¡Os conjuramos en nombre de la Preciosa Sangre
de Nuestro Señor Jesucristo, acudid rápidamente
en nuestra ayuda! Amén.

30 de marzo de 1976

E = Exorcistas
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J = Judas Iscariote, demonio humano
B = Belcebú, demonio angélico, del Coro de los Arcángeles

E: ¡En nombre de Jesús,... decidnos quien tiene que hablar!

J: Judas Iscariote es el que tiene que hablar.

E: Demonio Judas Iscariote, nosotros, los sacerdotes, te ordenamos como representantes de Jesucristo, en
nombre de la Santísima Trinidad... decimos: ¿cuándo tienes que irte? ¡Judas Iscariote, en nombre de
todas estas invocaciones y en nombre de la Iglesia, tienes que hablar!

J: Para comenzar, esta es una pregunta superflua. Primeramente vuestra cuestión tiene que estar en orden
(gruñe).

E: ¡En nombre de Jesús. ..¿Qué cosa tiene que estar en orden?

J: Esa maldita cosa de la publicación de ese librito (gruñe nuevamente). Y eso no es todavía todo, todavía no
es todo.

E: ¿Qué quiere decir: ¿y eso aún no es todo? ¡Di la verdad, tienes que hablar! ¡Di la verdad en nombre de...!

J: No queremos hablar, no queremos hablar.

E: ¡En nombre del Santísimo Sacramento del altar, que has traicionado después de la última cena, ahora tienes
que hablar!

J: Si lo hubiera sabido, no lo hubiera traicionado nunca.

E: ¡En aquella santa tarde, has traicionado a Jesús, y ahora tienes que hablar, en su nombre, y en el de todos
los Apóstoles y Papas que no han traicionado a Cristo! ¡Di ahora la verdad, y nada más que la verdad!
¡Tienes que hablar, Judas Iscariote!

J: Lo que ha sido impreso, está en orden, pero eso no es todavía todo.

E: ¿Qué es lo que falta aún? ¡Di la verdad en nombre de ...!

J: Precisamente eso es lo que no queremos decir. Iros a casa, marchaos...

E: No, ahora no nos vamos a casa. ¡Ahora tenéis que hablar, Judas Iscariote y Belcebú! ¡Os ordenarnos que no
digáis más que la verdad! ¡En nombre de... tenéis que decir lo que la Santísima Virgen María quiere decir
por vuestra mediación! ¡Tenéis que hablar por orden suya! ¿Qué hay que añadir aún?

J: ¡Cómo La odiamos! (señala hacia arriba). ¡Oh! ¡Cómo La odiamos!

E: ¡Sí, pero en su nombre, en nombre de Nuestra Señora del Monte Carmelo, tenéis que decirlo!

J: ... (suspira) ¡No podéis pedirnos eso!

E: Sí. Ella es vuestra Reina y Señora. Todo el infierno tiene que obedecerla.

J: Precisamente Ella (señala hacia arriba) precisamente Ella tiene... (gime lamentablemente). Ella está aquí con
su corona y su cetro. Está aquí con su corona y su cetro, y sobre la corona tiene la cruz, la cruz insensata,
¡la cruz maldita! (grita de una forma estremecedora). ¡Oh ¡Cómo la tememos!

69
E: ¡Dinos en nombre de la Santa Virgen, y en nombre de la Santísima Trinidad lo que tienes que decirnos y
solamente la verdad!

J: No queremos que una mujer nos domine, no queremos eso.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad del Padre... di la verdad entera!

J: En parte tengo que repetir cosas sobre las que ya se ha hablado anteriormente, y en parte tengo que decir
cosas nuevas.

E: ¡Judas Iscariote, di ahora lo que la Santísima Virgen te ha encargado decir, en nombre de la Santísima
Trinidad...!

J: En términos generales, Veroba ha dicho que es paradójico en sí, el que recéis, porque si no la Advertencia
ya hubiera venido. Pero el motivo consiste en que se salven algunos hombres.

E: ¡Continúa diciendo lo que la Santísima Virgen te ha encargado decir, y solamente la verdad! Es Ella la que
te manda, Judas!

J: La Santa Virgen desea que esa maldita porquería de librito, se reparta ampliamente. Pero eso es
precisamente lo que nos faltaba, que todo el mundo sepa lo que está pasando. Podrían cambiar de vida, y
ciertamente comenzarían a dudar de lo que nosotros propagamos por Roma. Volverían a la antigua
tradición. Eso es lo que nos falta, eso es precisamente lo que nos faltaba.

E: Continúa, por orden de la Santísima Virgen, di lo que ella te ha encargado decir, y nada más! ¡Habla ahora!
¿Es eso todo?

J: Naturalmente que Ella (señala hacia arriba), quiere aún más.

E: Tienes que decir la verdad en nombre de...! ¡Habla ahora, Judas Iscariote, tienes que hablar para la Iglesia!

J: Demasiado para la Iglesia, para esa caja de basuras.

E: Habla ahora para la Iglesia, para la Santa Iglesia, que no desaparecerá, en nombre de...!

J: No voy a tener más remedio que hablar.

E: Si, las puertas del infierno no podrán dominarla. No tenéis ningún poder para destruir la Iglesia.

J: Lo que concierne a la Iglesia vendrá todavía, pero primeramente tengo que mantener mi tema. Ya vendrá,
vendrá aún.

E: ¡Entonces, Judas, habla! ¡Di lo que quiere decir la Santa Virgen, en nombre de...!

J: Ahora quiere simplemente que se añada la cuestión del sexo y la cuestión de la juventud. Quiere hacer
recalcar que es necesario que se proclame desde lo alto de los púlpitos; que hay que predicar sobre las
virtudes .. .(respira dificultosamente), hay que proclamar que la culpa es muy pesada... ¿Me entendéis?...
¿lo pesada que es y a dónde conduce?

E: ¿Qué falta? ¡Habla en nombre de...!

La culpa de los pecados del hombre.

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J: Toda la culpa de los pecados, de cada pecado en particular. Se pueden mencionar estos pecados
separadamente, en distintos sermones, o algunos juntos en un mismo sermón, como cada cual piense que
es más útil, pero antes hay que invocar al Espíritu Santo.

E: ¡Judas Iscariote, habla en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre...! ¡Judas, habla!

J: Es necesario poner mucho más a la vista de la juventud, a la vista de los fieles, lo grave que es la culpa, lo
terriblemente grave y funesta que es, de dónde proviene, a dónde nos lleva, cómo viene, cómo se podría
preservar, lo que habría que hacer para poder atenuarla o hasta extirparla por completo... (gime).

E: ¡Judas Iscariote, continúa diciendo la verdad por orden de la Santísima Virgen, de la Rosa Mística...!

J: Ante todo hay que decir, que la oración es una de las anclas más sólidas en la vida religiosa. Hay que
decirlo desde lo alto de los púlpitos y no al micrófono. Mil micrófonos no reemplazan el púlpito.
Cuando el sacerdote habla desde el púlpito, los fieles están pendientes directamente de la palabra de
Dios. Entonces no miran ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni a sus lados, que son motivos de
distracciones posibles. Ven directamente lo que viene de arriba y se pueden concentrar mejor.

E: Pero todo eso ya se encuentra en el librito que quiere la Santa Virgen.

J: Sí, eso ya figura, pero es necesario que lo diga una vez más, y es necesario que se escriba una vez más.

E: ¿Cuándo lo has dicho, Judas Iscariote, te acuerdas todavía? Habla, en nombre de ...!

J: Sí, el 31 de octubre.

E: ¡ Sigue hablando, sigue hablando en nombre de...!

J : La culpa, es mucho mayor de lo que podéis describir. La cosa es así: Nosotros, los demonios, somos
terribles, y hasta nos tememos mutuamente. Tenemos un aspecto terrible. Ni siquiera podemos olernos
mutuamente. Si por lo menos no tuviéramos que mirarnos, pero tenernos que hacerlo. Durante toda la
eternidad tenemos que vivir en ese diabólico cenegal y tendremos que mirarnos los unos a los otros.
Pero el pecado, la culpa, si estamos obligados a verla en los hombres, nos vuelve a hundir siempre en un
terror horrible. Ahora podéis considerar lo pesada que es la culpa, si es capaz de hundirnos a nosotros
los demonios, que estamos habituados a tantas cosas, que nos encontramos día y noche en un horrible
tormento, que tenemos que contemplar hora por hora y minuto por minuto este espectáculo terrible entre
los más terribles - vuelvo a repetirlo - , a hundirnos en el terror. Si consideráis esto, os podéis imaginar
lo que es, lo que representa la gravedad de la culpa, sobre todo ante Él, ahí arriba (señala hacia lo alto),
cuya majestad sobrepasa todo. Eso aún tenía que decirlo ... (gime lamentablemente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Judas Iscariote, y solamente la verdad, en nombre de... en nombre de la
Inmaculada Concepción...!

B: ¡Si supiéseis la majestad que Él (señala hacia arriba) tiene! No es Judas el que dice esto, sino Belcebú, soy
yo. Soy yo, Belcebú.

E: ¡Bien, tu has reconocido mejor que Judas, la majestad que tiene Dios. Habla, en nombre de...!

L a M a d r e de D i os , M a d r e de l a I gl e s i a.

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B: Judas no ha visto la majestad de Dios, es decir, que ha visto la humanidad de Dios y ha podido percibir
muchos fragmentos de su majestad, pero no lo ha visto a Él mismo en su completa majestad (suspira).
¿Sabéis lo que es eso? Yo lo he visto, es decir, no lo he visto como vosotros lo veréis. Pero podía
comprenderlo, y sentí y ví una gran parte. No estábamos todavía en la beatitud completa, perfecta, pero
nos encontrábamos ya en una potente beatitud. Nos encontrábamos en una beatitud potente y general,
pero no queríamos dejar el placer a una mujer como Ella (señala hacia arriba). No queríamos dejarle el
placer de dominarnos o gobernarnos, y de ahí proviene todo lo que tiene que venir.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, Belcebú, por orden de la Santa Virgen que te ordena hablar, y solamente la
verdad!

B: ¡Precisamente, está por encima de nosotros. Está terriblemente por encima de nosotros!

E: ¡Habla Belcebú, en nombre del Padre... por orden de la Inmaculada Concepción!

B: Soy precisamente yo, el que Ella ha escogido (señala hacia arriba), para decir esto; podría haber escogido a
Allida, pero soy precisamente yo, el que Ella quiere.

E: ¡Ahora tienes que hablar, Belcebú, en nombre de...!

B: Ahora tenéis que escuchar muy bien. Tengo que decirlo, Ella me obliga.

E: ¡Sí, está bien, habla en nombre de... !

B: Ella está ahí con corona y cetro. Está ahí, casi me aplasta. La cosa fué así: al principio, en su tiempo, con
los Apóstoles, cuando Ella, la Madre (señala hacia arriba) vivía todavía, tenía, por decirlo así, que
ordenar los principios de la Iglesia. Tenía que orar para que se desarrollase como debía ser, para que se
desarrollase como …(suspira)...

E: ¡En nombre del Padre, del Hijo... di la verdad!

B: ... como debía desarrollarse según el Espíritu Santo. Ella ha estado día y noche de rodillas, orando porque
la Iglesia llegase a esa forma, y que se desembarazase de lo antiguo, es decir, la ley mosaica y que se
suprimiese la circuncisión. Veía que la circuncisión había sido conveniente en una cierta época, y que
según la ley de aquella época había sido necesaria. Pero después de Jesucristo y de su obra, ya no era
necesaria. Jesucristo aún se había sometido a la circuncisión, pero no quería que continuase así. A partir
de ese momento, estaba el Santo Sacrificio de la Misa… (suspira)

E: ¡Belcebú, continúa por orden de la Santísima Trinidad, del Padre... de la Inmaculada Concepción por cuyas
órdenes tienes que hablar hoy!

B: La Santa Virgen estaba presente cuando los Apóstoles celebraron la Santa Misa por primera vez. Después
de la Ascensión de Jesucristo, la Santa Virgen tomaba siempre parte en la misa de los Apóstoles y recibía
la Santa Comunión. Se preparaban durante horas para sus misas. ¿Existe hoy en día alguien que haga lo
mismo?... No muchos. Los Apóstoles se han preparado frecuentemente durante días enteros para
celebrar una sola misa. La Santa Virgen se ha retirado una vez durante diez días y ha rezado día y noche.
Entonces fue llamada al cielo y vió la infinita majestad de Dios. Dios, la Santa Trinidad, nos ordenó, a
nosotros los de ahí abajo, que subiésemos al cielo (señala primero hacia abajo, y después hacia arriba).
No era todavía la perfecta escena celeste, pero era ya una esfera superior. Tuvimos que subir y tuvimos
que ver a esta criatura, que lo quisiésemos o no. La Santa Trinidad nos obligó a verla en su majestad casi
perfecta. Tenía una mayor majestad y esplendor, como no lo habíamos visto antes. La. Santa Virgen ha
vencido. Nos ha vencido. La vimos revestida de sol, en todo caso la vimos en una gran majestad, la luna
a sus pies, es decir, el mundo. La luna que tiene bajo sus pies significa el mundo entero, y como
adversario la serpiente, que es nuestro símbolo. ¡Cómo hemos suplicado a Dios, cómo hemos suplicado
a su majestad que nos evitase esta vista! Hasta le hemos suplicado que nos precipitase inmediatamente
en el infierno, para que pudiésemos volver a las esferas infernales, por lo pesado que se nos hacía
soportar su mirada. Pero no nos ha dejado marcharnos. Hemos tenido que soportarla aún un rato, esa
72
terrible mirada!... (gruñe desesperadamente).

E: ¡Habla en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre...!

B: ¿Sabéis cuánto tiempo hemos tenido que deliberar para llegar a saber cómo podríamos debilitar o degradar,
aunque no fuese más que por una pequeña parte, esta criatura? (Señala hacia arriba). Pero nada tuvo
éxito. Quedaba victoriosa en todos los sitios y era soberana sobre todo. Durante años, durante siglos,
hemos deliberado para ver lo que podíamos hacer y lo que podríamos hacer cuando estuviese allí. Y
cuando estuvo allí, ni siquiera la hemos reconocido enseguida...

E: ¿Que no la habéis reconocido enseguida?

B : .. .no enseguida. Ya habíamos notado que tenía que ser Ella. Hemos sentido qué criatura extraordinaria,
increíblemente virtuosa tendría que ser, una criatura sobre la cual no teníamos ningún poder. Pero
porque no hemos sabido inmediatamente... (gruñe y suspira con vehemencia)...

E: ¡Tienes que hablar ahora, Belcebú, continúa en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre... De la
Inmaculada Concepción, por orden de la que tienes que hablar ahora!

B: ... Y lo que se encontraba detrás. Yo, Belcebú, y Lucifer, hemos convocado todo el consejo. Cuando por
fin hubimos adivinado que era Ella, hemos deliberado mucho tiempo, día y noche, para ver lo que
podríamos hacer para dañarla. Por eso hemos convocado a los mejores magos. Les hemos ordenado que
tenían que dañar en su cuerpo y en su alma a Ella (señala hacia arriba), para que no siga siendo tan
fuerte, para que su oración no siga siendo tan funesta y que no pueda seguir ejerciendo ese poder.
Porque hemos visto que sería Ella la que más tarde tendría a la Iglesia en sus manos. Hasta Pedro caía a
sus pies cuando era necesario... (gruñe). Tiene un poder inmenso, porque ha sido la criatura de Dios más
amable y más perfecta. Ha sido una criatura de una perfección increíble; después de Dios, está mil y mil
veces por encima de todas las criaturas. Hasta su esposo, San José, que estaba mil y mil veces por
encima de todos los hombres, era aún mil y mil veces inferior a Ella.

E: ¡En nombre del Padre... en nombre de la Inmaculada Concepción, de la Santa Virgen, continúa diciendo la
verdad! ¡Continúa, Belcebú adelante, continúa, y di solamente la verdad!

B: Entonces hemos deliberado, y los magos querían dañarla. Querían hacer todo lo posible para dañarla, pero
Ella continuaba orando. Se ha mantenido. Se ha dado cuenta, pero no se ha podido hacer nada. No
podíamos dañar a ésta criatura única, porque no estaba sometida al pecado original como el resto de los
hombres. Ni magos, ni encantadores podían hacer nada que pudiera dañarla, fuese quien fuese.
Solamente podemos dañar a los hombres, y especialmente a los poseídos, e igualmente los magos negros.
Pero sobre Ella (señala hacia arriba) los magos diabólicos no tenían ninguna influencia. Por lo tanto, nos
entró un furor infernal, un furor loco, un furor del que solamente el infierno es capaz, cuando hemos
visto que todos ellos juntos, tampoco podían hacer nada contra esta criatura incomprensible, predestinada
por Dios. Entonces nos hemos precipitado sobre los encantadores y los magos, y de rabia, les hemos
dañado a ellos. Recibieron el doble del mal que hubieran debido hacerle a Ella (señala hacia lo alto)...
(Gime).

E: ¡Sigue hablando, Belcebú, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en nombre de la Inmaculada
Concepción, por cuya orden tienes que hablar ahora. Di la verdad!

B: Para mí es una penitencia loca, que yo, precisamente yo, tenga que hablar sobre estas cosas.

E: ¡Adelante! ¡Continúa diciendo la verdad, y solamente la verdad! ¡No tienes derecho a mentir!

B: ¡No queremos hablar más! ¡No!

E: ¡Sí! ¡Vamos! ¡Habla!

73
B: ¡Dejadme en paz! La mujer (se refiere a la poseída) casi tiene una crisis cardiaca. ¡Dejadme en paz!

E: ¡La Santa Virgen te ordena hablar para la Iglesia, en nombre de...!

B: No.. Dejadme tranquilo... (gruñe).

E: ¡Tienes que hablar ahora en nombre de la Santísima Trinidad... en nombre de la Inmaculada Concepción, de
la Santísima Virgen María, tienes que hablar ahora!

B: Bueno. Es imposible describir el furor del infierno, cuando hemos visto que nuestro golpe había fracasado.
Como eso no tenía posibilidades de éxito, hemos reflexionado de nuevo cómo podríamos dañarla, pero a
nuestros perversos esfuerzos y todo lo demás, los ha hecho huir. Estaba muy por encima, porque era una
criatura escogida por Dios, escogida muy especialmente. Mientras la tierra subsista hasta el fin del
mundo, no encontraréis jamás nada de semejante, y jamás, desde el comienzo del mundo hasta la
eternidad habrá ninguna criatura que pueda igualarla. Y El de lo alto (señala hacia arriba), no podía
imaginarse nada que fuese más atroz, no podía encontrar nada más vergonzoso, que hacernos subir hasta
esa esfera para presentarnos a esa criatura. Para nosotros fue un desastre terrible .. .(habla con voz
llorosa). Hubiéramos preferido permanecer en el fondo del infierno, en medio del más cruel de los
fuegos, que contemplar ésta... No podemos decir lo que queremos, pero quisiéramos emplear los
calificativos más injuriosos si pudiéramos. Pero Ella no lo permite.

E: ¡Di la verdad, tienes que hablar en nombre de la Santa Virgen, en nombre de la Santísima Trinidad!

B: Estar obligados a contemplar a esta criatura revestida de la más alta santidad, con corona y cetro, elegida
por el Altísimo... (grita terriblemente), fué terrible para nosotros! Tengo todavía el espectáculo ante los
ojos, esa mirada: ¡me vuelvo nuevamente loco!... (grita). Me parece que eso ha pasado hoy en día, y a los
otros también. Todavía saltamos de rabia. Cuando hemos tenido -era más bien un permiso que una orden-
que volver al infierno, nos hemos peleado mutuamente de mera rabia. Quiero decir, que nos hemos
maltratado mutuamente, porque no podíamos soportar vernos los unos a los otros. Estar dominados por
esa criatura, por una mujer, es ya el colmo, es la locura. En relación con esta maldita cuestión, tengo que
decir aún... (grita y se lamenta terriblemente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad... !

B: Cuando, en su tiempo, ayudó a formar la Iglesia fundada por su Hijo, se hundía de tal forma en la oración,
que el Todopoderoso la hubiese llevado continuamente en sus manos, tan grande era su satisfacción.
Entonces vino el apóstol Bernabé, acompañado de otro apóstol, y se prosternaron ante Ella y se dieron
cuenta de que había llegado el momento en que era necesario escribir los Evangelios para la Iglesia. Por
mucho tiempo han invocado al Santo Espíritu, y han perseverado durante días enteros en la oración.
Semejantes oraciones ya no se hacen hoy en día, o solamente en circunstancias y lugares
extremadamente raros. Sí, durante días enteros han orado y han implorado al cielo con sus rezos, para
saber quienes serían los seleccionados para escribir los Evangelios. Y entonces, la Santa Virgen, ha
escogido a ese Lucas, a ese Juan, a ese Marcos y a no sé quién más, para escribir esos puercos textos.
Hay que ver lo que nos contraría el que todavía existan . ¿Sabéis lo que eso ha sido para nosotros,
cuando salieron esos textos de Matías (Mateo), Marcos, Lucas y Juan? ... (Gruñe furiosamente). Pensad
que esos cuatro fueron los elegidos por la Trinidad y por la Santa Virgen, con su loca majestad. No fue
Pedro el que recibió el encargo, no fué él. Él era la piedra, tenía la supervisión sobre todo, y la Iglesia
fue fundada sobre él. Sin embargo, la redacción de los Evangelios fue confiada a los cuatro apóstoles.

E: ¡Di la verdad en nombre...!

B: Entonces el Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre ellos, y vieron que eran esos cuatro los que
habían sido designados. Todos los demás lo vieron. Pero ya no quiero hablar más.

E: ¡Sí! ¡En nombre del Padre... en nombre de la Inmaculada Concepción tienes que hablar ahora, Belcebú.
Adelante!

74
B: Cuando Bernabé y otro fueron a visitar a la Santa Virgen, Ella les dijo: “Tenéis que contar principalmente
la vida de Cristo. ¿Me comprendéis? Es Él el que debe ser glorificado; Él en primer lugar, dejadme a mí
atrás. De mí, solamente tenéis que relatar el nacimiento y la Encarnación de Cristo, es decir, lo que es
indispensable. El resto lo dejáis de lado”. Aunque estuviesen al corriente, y hubiesen visto cosas
convincentes y muy grandes, y muy elevadas, no pudieron escribirlas. Ella quería retrotraerse por
humildad, para dejar en el primer plano al Hijo de Dios, su Jesucristo; sobre Él había sido fundada la
Iglesia. Pero Ella, la Madre de Dios, es el gran Signo de Dios; en cierta forma simboliza la Iglesia. Él
(Jesús) ama a la Iglesia como una esposa. Ella ha dicho también a esos dos apóstoles, para que no se
entristeciesen, que más tarde Cristo hablaría de Ella a través de la humanidad, o a través de quien fuese...
(grita horriblemente).

E: María de Jesús de Ágreda lo ha dicho. (Ver ANEXO 7)

B: (Vuelto hacia el sacerdote). Lo has adivinado. María de Jesús en la ciudad de Ágreda. Nosotros sabemos
más que vosotros los hombres. Sí, hemos maldecido esos libros, les tememos. ¡Que haya tenido que
decir eso! .... (murmura y grita ansiosamente).

E: ¡Continúa diciendo la verdad, y solamente la verdad! ¡Por orden de la Santa Virgen es necesario que hables
ahora, y en nombre de...!

L o s c o mi e n z o s de l a I g l es i a .

B: Me había parado en los malditos comienzos de la Iglesia. La Santa Virgen y los Apóstoles han sido los
instrumentos. Ella (señala hacia arriba) ha tenido una parte determinante, ha sido decisiva en una
proporción extraordinaria. Nos ha domesticado. Frecuentemente ha rezado día y noche por los
Apóstoles, para que hiciesen bien las cosas. Para que no pudiéramos caer sobre los Apóstoles, ha rezado
frecuentemente día y noche. Ha estado algunas veces día y noche de rodillas, sin comer... (gruñe
ansiosamente), por eso tiene ahora un poder tan amplio. Estamos obligados a deciros altas verdades.
Hubiéramos preferido que ese librito hubiese salido sin esta parte ... (gime como un perro).

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de...!

B: Hubierais podido hacer ese librito (“Advertencias”), hace algunos meses, sin este exorcismo. No queremos
decirlo, no queremos... y no queremos hablar más. Yo, Belcebú, no quiero seguir hablando.

E: ¡Tú, Belcebú, tienes ahora que seguir hablando, en nombre de la Santísima Trinidad, en nombre de la
Virgen Inmaculada!

B: Ella dijo entonces, que quería retirarse. Sólo lo quería por humildad. No quería aparecer en ninguna parte
en primer plano, aunque fuese una criatura con un gran poder. Nosotros mismos tenemos que
reconocerlo. Ella estaba y está muy por encima de nosotros, muy por encima de los Ángeles. Y si digo
muy por encima, esto no significa una distancia en leguas, sino una distancia que se pierde en el infinito.
Esto quiere decir, tan lejos, que hay una distancia gigantesca entre los Ángeles y Ella ... (gime). Es una
criatura terriblemente majestuosa, pero quería retirarse. Lo quería, para mostrar a los hombres cómo
ellos también deberían retirarse ... (refunfuña), cómo también ellos deberían ser humildes. Pero los
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hombres no lo hacen. No realizan ni siquiera el menor grano de arena comparado con lo que Ella ha
realizado, y de lo que se ha hecho gracias a Ella...

E: ¡Di la verdad, en nombre de...!

B: Aunque los hombres no pueden hacer eso, y aunque no sean nada, quieren sin embargo que se hable de
ellos mucho más que de esta criatura infinitamente predestinada, que no quería que se hablase de Ella.
Por lo tanto, se retiró. Pero esto fue para nosotros una gran ventaja. A partir de ese momento
aparecieron las sectas ... (risa mal intencionada), y éstas no reconocieron a ésta criatura. Si hubiera dicho
sin restricciones lo que Ella era, y si los Apóstoles hubiesen escrito los grandes milagros que tuvieron
lugar gracias a Ella, y si esto se hubiera indicado en los Evangelios, esas sectas no hubieran podido
crecer y difundirse como la hierba ... (Gime). Han aparecido millares de sectas; entre ellas las hay que
combaten ferozmente la Santa Virgen, y que combaten a los católicos únicamente porque estos
reconocen a esta criatura predestinada. Por eso precisamente combaten a esa mujer, porque creen que
Cristo ha sido relegado. Y sin embargo no ha hecho más que servir a Cristo. Ella ha elevado a su Hijo
hasta las nubes, todo lo que ha hecho, lo ha hecho solamente por Él y por la Iglesia. En todas partes se
retiraba, lo que fue para nosotros una gran ventaja.

Pero, en cambio, era una desventaja el que con su forma de obrar enseñase la humildad. Pero eso solamente lo
saben los buenos católicos. Por amor a su Hijo quería retirarse, para que su Hijo reinase aquí y tuviese la
preferencia. Hasta en lo que se refiere a los sufrimientos, solamente aceptó un papel secundario, lo que
era indispensable. Pero los Apóstoles tenían que ver continuamente cómo se humillaba, de qué forma
extraordinaria lo preveía todo, lo que sufría, lo que tenía que soportar y lo que tenía que sobrellevar. Está
demasiado poco considerada en los Evangelios. ¡Si no hubiera sido tan humilde! Pero nosotros hemos
tenido la ventaja de que, por ello, han nacido las sectas. Pero también era un permiso de Dios.

E: ¡En nombre del Padre... de la Inmaculada Concepción, de la Rosa Mística, tienes que decir ahora, Belcebú,
la entera verdad!

B: A partir de ahí, nacieron las sectas, que pensaban que María era solamente un personaje marginal, que no
había sido escogida más que como recipiente del de ahí arriba (señala a lo alto), y que por lo tanto podía
ya irse como una vieja... No se me permite decir la palabra.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de ...!

B: Nosotros somos distinguidos. Nosotros no decimos palabrotas muy fuertes. Eso sólo lo hacen los
demonios humanos. Nosotros somos más distinguidos que ellos (se pavonea). Es necesario que os diga
una cosa que me viene precisamente a la memoria. Cuando Judas ha tenido que hablar el 31 de octubre,
no ha sido Judas el que ha reído por medio de esta mujer (la poseída). Judas no ríe absolutamente nunca.
Como ya lo hemos dicho, Judas está en el rincón más oscuro. Es la desesperación personificada.
Cuando Judas ha tenido que hablar, no ha sido Judas el que reía por medio de esta mujer, eran los
demonios humanos los que reían con una risa mal intencionada ... (grita). Eso tenéis que anotarlo
también. Judas no ríe, es la misma desesperación. No ríe nunca. Esto teníamos que decirlo también.
Esta observación forma parte de toda la cuestión de Judas del 31 de octubre.

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E: Y ahora ¿qué tienes que decir aún? ¡Continúa por orden de la Santísima Virgen y de la Santísima Trinidad...!

B: Si esa charlatana... si no fuera eso y se dijese más sobre Ella... Y ahora llego al punto central... Pero no
quiero decir eso, no quiero decirlo.

E: ¡Belcebú, habla en nombre de la Santísima Trinidad, Catalina Emmerich y María de Jesús de Ágreda.

B: A propósito de los comienzos de la Iglesia, tengo que decir aún, que los Evangelios contienen muy poco
sobre la Santa Virgen. Pero más tarde, grandes santos fueron inspirados por el cielo o recibieron en
visiones y revelaciones aclaraciones sobre la vida y la obra de La de ahí arriba (señala a lo alto). Una de
las mayores entre ellas es Catalina Emmerich, que ni siquiera ha sido santificada ... (Ríe
malintencionadamente) (Beatificada por el Papa Juan Pablo II el 3-Octubre-2004, Ver ANEXO 8, por
JABT). No es solamente una de las más grandes almas sufrientes, silenciosas y misionarias que existen,
sino una de las mayores santas del cielo. Y la segunda, es María de Jesús, de la ciudad de Ágreda. Ha
vivido en Ágreda. Ha sido abadesa. Ya sus padres se retiraron al convento (gruñe)... se habían creído
obligados a ir al convento. Han sido los que consiguieron para su hija, su preferida, la gracia de estas
visiones.

E: ¡Habla ahora en nombre de...! ¡Habla sobre ese punto central que nos has anunciado!

B: Porque en los Evangelios hay demasiado poco sobre la Santa Virgen, desea ahora, sobre todo en estos
tiempos de desasosiego, que se recomiende desde lo alto de los púlpitos, que se lean estos libros de esta
María de Jesús de Ágreda. No deberían faltar en ninguna familia católica. Deberían tener todos los
volúmenes!... (un grito horroroso). Primeramente ha habido un volumen, ahora hay, si se habla con
precisión, cuatro volúmenes azules, y en la encuadernación roja hay ocho volúmenes! . ..(gruñido).

E: ¡Continúa hablando en nombre de la Santísima Trinidad... en nombre de la Inmaculada Concepción. Tienes


que hablar por orden suya!

B: Entonces hay que decir, que Ella desea que los sacerdotes digan en sus sermones que estos libros no deben
faltar en ninguna familia católica, que hasta habría que recomendarlos a los protestantes. Cuando los
lectores tengan conocimiento de toda la riqueza de estos libros, no tardarán mucho en comprender que...

E: ¡Continúa en nombre de la Santísima Trinidad...!

B: ... que es una criatura elegida y predestinada, una criatura de tal grandeza, que jamás ni pie ni cabeza de
hombre podrán alcanzarla. Los sacerdotes deben hacer saber a la gente que se deberían repartir por el
mundo entero estos libros tan instructivos, comenzando por leerlos. En ellos aprenderéis nuestro desastre
en toda su extensión y su totalidad, y toda la grandeza de esta criatura... (rechina), que nos aplasta la
cabeza.
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E: Tienes que hablar, en nombre de... de la Inmaculada Concepción, en esta octava de la Anunciación, tienes
que hablar ahora, Belcebú, y también en nombre del Arcángel San Miguel!

B: Ella quiere (lanza un grito terrible)... hablo a pesar mío, a pesar mío (ruge)... Al fin y al cabo yo no puedo
apoyar encima a La de ahí arriba (señala a lo alto), si tengo que apoyar lo que quiere el viejo (Lucifer).
¡No quiero hablar!

E: ¡Pero tienes que hablar ahora, en nombre de ... en nombre de la Inmaculada Concepción, en nombre de la
Anunciación de la Santa Virgen, en nombre del Arcángel San Miguel, para la Iglesia!

B: Eso no tiene nada que ver con nosotros, ni es cosa nuestra. Tenemos la misión de seducir a los hombres.
No queremos dirigirles hacia mejores caminos. Por medio de esos libros, precisamente, los hombres
serían precipitados por mejores caminos! ... (grita).

E: ¡Continúa! ¡Tienes que hablar en nombre de la Inmaculada Concepción, en nombre de Nuestra Señora del
Monte Carmelo! ¡No tienes derecho a mentir! ¡Continúa!

B: Bueno, en esos libros podéis aprender lo que la Virgen ha hecho en su vida y en su muerte, y ya antes. Para
comprender los planes eternos de Dios hasta donde los hombres pueden conocerlos, esas son fuentes
seguras y dignas de fe. Ahí los fieles pueden ver cómo están y cómo se desarrollan las cosas.

E: ¡Di la verdad en nombre de...!

B: Verían en Ella (señala hacia arriba), una criatura universal. Deberían inclinarse ante tanta humildad y tanta
dignidad. Hasta nosotros la tememos, hasta nosotros tenemos que rendirnos ante tanta humildad y tanta
dignidad. Tanto más criaturas como sois vosotros los hombres, que no sois todos más que basura ¡No
valéis ni un céntimo! ¡Nosotros estábamos mucho más alto... ¡Tanto más Ella!... (señala hacia lo alto)

E: ¡En nombre de... continúa!

B: Si vierais solamente la décima parte de su dignidad, os echaríais en el polvo .. .(gime), pero eso lo digo
contra mi voluntad. Nosotros la hemos visto, hemos tenido que verla, hemos tenido. No deseamos que
también vosotros la veáis. Quisiéramos que os precipitaseis hacia abajo, y no hacia arriba. Gente instruida,
hasta académicos deberían ser informados sobre esta María de Jesús de Ágreda, mejor que luchar contra
los tradicionalistas entre los sacerdotes.

E: ¡Di ahora la verdad, en nombre de ...!

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B: Hasta los tradicionalistas están todavía muy lejos, extraordinariamente lejos de poder comprender tal
dignidad, ni siquiera de una forma aproximada, aunque lean esos libros. Pero es necesario que los leáis, en
nombre de Dios. No podéis esquivaros, ni siquiera los laicos. Vosotros los sacerdotes los debéis
anunciar a las gentes. Tengo que decirlo una vez más: hay que proclamarlo desde lo alto de los púlpitos.
La de ahí arriba (señala a lo alto), quiere que estos libros sean llevados a los cuatro rincones del mundo.
Después viene la segunda: Catalina Emmerich, esa servil expiadora. Estaba siempre echada sobre sus
espaldas, porque estaba herida de dolores y sufrimientos. No tenía gran cosa que decir durante su vida, y
sin embargo, todo Dulmen estaba en llamas cuando murió. Cuando todo el mundo acudió de toda la
región con las bombas de incendio, debería haberse visto en ello un signo del cielo..., pero los hombres
son tontos, terriblemente tontos. ¡Qué saben los hombres! ¡No comprenden nada!... ¡Son troncos tontos y
sucios!

E: ¡En nombre de... di la verdad!

B: Un tronco aún es más listo. Echa por aquí y por allá una hojita verde. Pero en los hombres sólo hay
porquería y paja.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de... de la Inmaculada Concepción, en nombre de la


Bienaventurada Virgen María, del Arcángel San Miguel!

B: Esta Catalina Emmerich ha tenido que hablar para la Iglesia. Ha hecho predicciones para la Iglesia, ha
sufrido y orado continuamente por ella. Ya como niña pequeña, ha sufrido mucho. Nosotros teníamos
un furor terrible contra ella. Ya como niña pequeña, ha hecho su vía crucis e imitaba a la letra la
humildad de La de ahí arriba (señala a lo alto), y la cruz, como La de ahí arriba. Era una gran santa. Le
teníamos un gran miedo, y por eso queríamos destruirla, pero no hemos logrado conseguirlo. Se
escapaba siempre, aunque haya sufrido enfermedades mortales, por otros, para que estos pudiesen
todavía tener la gracia de convertirse. Solamente murió cuando Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) lo
quisieron realmente, por que tomaron su venerable alma, su santa alma... era un alma santa... para
llevarla al Cielo. Hay muchos santos en el Cielo - me refiero a los santos canonizados por Roma- que
son menos santos y menos grandes que ella. ¡Ah, que tenga que decir esto!

E: ¡Continúa diciendo la verdad, en nombre de...!

B: Si es canonizada, hemos reflexionado nosotros, sus libros serán conocidos. Entonces ya no hay nada que
hacer. Eso lo hemos pensado durante años. Y por eso no hemos dejado que se llegase a ello.

E: ¡Di la verdad, continúa, en nombre de...!

B: Se la considera como venerable, pero no ha sido canonizada. Mientras no haya sido canonizada, esos libros
no pueden tener mucha aceptación. Esa es la razón por la que los obispos no quieren oír hablar de ello.
Quizás haya alguno que los lea, pero eso queda sin consecuencia. Tengo que decir aún esto: es una santa
poderosa!... (llora). Sus libros deberían haber sido esparcidos por los cuatro rincones del mundo, ya
desde hace mucho tiempo. Es necesario que lo proclaméis desde lo alto de los púlpitos. Pero ahora ya no

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digo nada más, nada más!.... (aúlla como un perro).

E: ¡Habla, en nombre de... en nombre de la Inmaculada Concepción, de la Bienaventurada Virgen María, en


nombre del Arcángel San Miguel, es necesario que hables ahora!

B: Entre estos libros es sobre todo el volumen: «Vida y muerte de la venerable Catalina Emmerich» el que
debe repartirse entre el público. Sería necesario que se atase estos libros a la espalda de los niños, para
que aprendan a marchar con la cruz que el Señor pone en su camino. Esta santita iba, a la edad de cuatro
años, a hacer el vía crucis, con sus piececitos heridos, ensangrentados, hasta por la noche, en honor de su
Rey, crucificado. Por la mañana, su madre le vendaba los pies. Ni siquiera sabía a qué se debía. La
pequeña no ha dicho nada!... (llora). Catalina ha sido un gran alma sufriente. En su habitación hacía un
frío glacial porque pertenecía a la clase pobre. Hasta cuando sus sábanas estaban heladas y tiesas, y
sudaba de fiebre en esta frialdad, no pedía que se le cambiasen las sábanas. Quería llevar su pasión,
ofrecerla humildemente. ¿Dónde se ven aún tales almas? Religiosas compasivas le han cambiado
entonces sus sábanas. Catalina, ni siquiera lo había pedido, antes se hubiera muerto de frío. Soportaba
todo por su Señor crucificado. Es inimaginable todo lo que ha hecho por Él. Es una Santa poderosa, que
hemos temido siempre. Estas gentes que renuncian a todo y siguen voluntariamente su vía crucis y
sufren pacientemente por los otros, nos contrarían mucho. Hay muy grandes Santos, que hacen muchos
milagros y que son muy grandes ante los ojos del Señor, y que leen en las conciencias, lo que, desde
luego, también hacia ella, pero lo que quería decir es que lo hacen aún manifiestamente, de tal forma, que
atrajeron a millones o por lo menos a millares de gentes, son, desde luego, seguramente grandes santos
también, pero muchos, muchos, no pueden igualarla y no la igualan. Era un alma sufriente, escondida,
apasionada de Dios. Dios la ha amado y glorificado especialmente, y es precisamente por eso por lo que
quisiera que fuese canonizada.

E: ¡Continúa en nombre de...!

B: Hace ya mucho tiempo, y no solamente ahora, que hubiera debido ser canonizada. Es necesario que
informéis a la gente sobre sus libros y sus numerosas visiones y revelaciones. Es necesario que lo hagáis
por amor a la amarga pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Ella también lo desea, y hasta el propio Dios,
Jesucristo, lo desea. De estos textos, debéis citar en primer lugar: «La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor
Jesucristo». Tampoco este libro de la Dolorosa Pasión debería faltar en ninguna familia, sobre todo en
una familia que se llama católica... (suspira). Pero ahora, ya no quiero hablar más.

E: ¡Sí! En nombre del Padre... en nombre de la Inmaculada, en nombre de la Bienaventurada Virgen María,
del Arcángel San Miguel, de todos los santos Ángeles, tienes que hablar ahora, Belcebú!

B: Jesucristo y la Santa Virgen han dado y concedido estas grandes visiones y revelaciones a estas dos grandes
santas, a esta María de Jesús de Ágreda, y a esta Ana Catalina Emmerich, para que esas revelaciones y
visiones lleguen al conocimiento de los fieles. Estos tienen que recibirlas en su corazón y seguirlas y
transmitirlas a los demás. No se trata de una broma. Es un tesoro. Es algo extraordinario que la Santa
Virgen ha pronosticado ya a los Apóstoles: “Dios proveerá, el Cielo proveerá, de que mi nombre, en el
tiempo, en el tiempo fijado... ” (aúlla como un perro)...

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E: ¡Di la verdad, en nombre de...!

B: “...sea aún glorificada y puesta en relieve, y lo que debe ser revelado sobre mí, sea revelado en su tiempo
”. Ahora ha llegado el momento. Ahora ya estamos en pleno Apocalipsis. Y Ella (señala hacia arriba) es
el gran signo. Por eso es por lo que las gentes tienen que leer esos libros, porque en los libros de la
Emmerich, pero especialmente en las declaraciones de María de Jesús de Ágreda, se habla del
Apocalipsis, del gran signo de la Santa Virgen.

E: ¡Continúa diciendo la verdad, di lo que tienes que decir de parte de la Santa Virgen, de la Inmaculada, del
Arcángel San Miguel y de todos los ángeles y arcángeles!

B: Si leyesen esos libros... (emite sonidos de queja), deberían comprender pronto la hora que ha sonado.
Comprenderían gran parte del Apocalipsis y lo que sobre él está escrito en la Biblia. Sois unos tontos...
(se queja), los hombres, son supertontos. Dejan que tales tesoros se pierdan, se disipen y se
enmohezcan!... (ríe fuertemente con mala intención).

E: ¡Di la verdad en nombre de...!

B: ... Permiten que estos tesoros preciosos, de un valor infinito, se oxiden y queden ocultos. Y lo que debería
quedar oculto, lo sacan a relucir... (ríe sarcásticamente) como por ejemplo biblias, que ya no son biblias,
y vidas de santos que no tienen nada de religioso. Esta clase de libros está dirigida más bien por los de
ahí abajo, que por los de ahí arriba... (risa sardónicamente). Todos son enanos de choza. Hasta un asno o
un caballo es más inteligente frecuentemente, porque siente de alguna manera lo que quiere su dueño.
Pero ahí abajo (sobre la tierra) no lo sienten, solamente cuando ya es demasiado tarde, se dan cuenta de
que posiblemente pudiera existir algo, que también pudiera hacerse de otra manera. ¡Ah! Para nosotros,
estos textos de Emmerich y de María de Jesús de Ágreda son libros malditos que tememos desde ya hace
tiempo y que hemos temido siempre. Nosotros, los de ahí abajo, deliberamos desde hace no se cuánto
tiempo para ver lo que podríamos emprender en contra... y los hombres ni siquiera los leen... (ríe
sarcásticamente). Ni siquiera los que se llaman buenos católicos, los tienen en sus casas!... (una larga
carcajada).

E: ¡Di la verdad ahora en nombre de... de la Inmaculada, de la Bienaventurada Virgen María, del Arcángel San
Miguel, de San José, de todos los Coros de los Espíritus bienaventurados!

B: Tenéis que explicar esto a todo el mundo. Todos los sacerdotes, todos los "tradicionalistas", y hasta los
modernistas, deberían proclamar desde lo alto del púlpito, que sería necesario difundir estos libros por
todas partes, lo más rápidamente posible, para que sean leídos. Si fuesen leídos y se siguiera su
contenido, aunque no fuese más que aproximadamente, habría una gran cantidad de santos!... (grita
terriblemente).

E: ¡Continúa hablando en nombre de la Santísima Trinidad...!


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B: Porque la Emmerich tuvo las visiones sobre la Dolorosa Pasión de Jesús, para que se conociese de una
manera más próxima y más profunda, ya que los Evangelios solamente contienen fragmentos. Aunque
los Apóstoles hayan sabido más, han resumido mucho. En las visiones de esta gran santa, hay pasajes
condensados y resumidos, que para nosotros aparecen como enormemente completos. Por ejemplo se
aprende en ellos a tener una buena contrición, lo que es muy importante para la confesión. También se
aprende a no ofender tanto a Nuestro Señor, que ha sufrido tanto por vosotros. Sus sufrimientos están
descritos de una manera más profunda que en cualquier otro libro... (gruñe). Deberían tenerse en todas
las estanterías de las librerías, en todo caso en las estanterías católicas. Deberían tenerse en cantidad, no
solamente un ejemplar.

E: ¡Belcebú, dinos algo sobre los sufrimientos secretos de Cristo, el Jueves Santo, en nombre de...!

B: No queremos hablar de ello. Pero puesto que es el tiempo de la Cuaresma, Ella quiere que por lo menos
algunas frases...

E: ¡Por lo tanto, habla de los sufrimientos secretos de Cristo, como tu lo has visto, en nombre de ... !

L a P a s i ó n d e C r i s t o.

B: No hemos mirado demasiado, no queríamos verlo de ninguna manera. Hemos dado vueltas y hemos
saltado como las flechas, y nos hemos herido mutuamente de cólera y de rabia... (grita). Naturalmente
sabíamos lo que pasaba. Naturalmente sabemos aún más. Pero a ésta, a la Emmerich, le ha sido
mostrado de una manera positiva. Así, por ejemplo, ha visto que Nuestro Señor Jesucristo, en el Huerto
de los Olivos ha sufrido mucho más terriblemente de lo que ni siquiera se puede imaginar. Ya durante su
vida había sudado sangre de angustia. Nosotros, los demonios, lo hemos perseguido terriblemente en el
Huerto de los Olivos. Ha visto llegar sobre Él nuestra horrible multitud. Habíamos tomado la forma de
los pecados que los hombres deberían cometer más tarde. Con la visión de este horror, queríamos quitar
al Hijo de Dios el valor de soportar esta pasión. Vio un horror inmundo que le hizo salir de los poros el
sudor de sangre. Ante esta oscuridad y este horror monstruoso, pensaba que su pasión, que no era jamás
la de un hombre - como se comprende, también era Dios -, pero en aquel momento solamente se sentía
hombre- no sería suficiente para anular y expiar un pecado tan enorme. Quería retirarse, se estremecía
bajo la violencia del sufrimiento. Pero entonces llegó el Ángel con el cáliz que debía fortificarle.
Aunque, en realidad, este cáliz no significaba nada más que la aceptación de este sufrimiento. Al beber
este cáliz, confirmaba que aceptaba su pasión... (suspira) y que bebería todo el cáliz hasta su fondo...
(gime). Gracias a eso, vosotros, malditas basuras, veréis un día el Cielo que nos está cerrado... (furioso).
Más tarde, Cristo fué desgarrado. En la flagelación, fue desgarrado y lacerado hasta los huesos. Cuando
fue crucificado, ni siquiera tenía ya la mitad de sus cabellos. Casi todos le habían sido arrancados, pero
para Él eso estaba bien. Tenía cabellos color marrón, tirando a rojizo Tenía un tipo muy fino, y pies de
caminante. A fuerza de marchar a pie, tenía la piel dura y con callosidades. Las manos eran muy finas,
demasiados finas para poder llevar aquella horrible cruz... (grita). Si hubiéramos probado su Sangre
derramada por todos los sitios, si hubiéramos podido tomar una milésima parte, nosotros también, nosotros
también lo adoraríamos para toda la eternidad... (llora). Pero ya no nos lo permite. Para nosotros, ya es
demasiado tarde... (suspira). Entonces, en la cruz, cuando estaba suspendido de la cruz, eso lo ha hecho

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por vosotros. El que lo haya hecho por los hombres, desencadena el furor de los infiernos. Cuando
estaba suspendido de la cruz, era como un gusano, como ya lo ha dicho Akabor: ya no era un hombre ...
¡por vosotros! ¿Por qué ha hecho eso por vosotros? ¡Por nosotros ya no hubiera hecho eso!... (gime
estremecedoramente). ¡Un gusano, y ya no un hombre, que había sido destrozado por todos!... (llora).

Era como si hubiese estado cargado con los pecados de toda la humanidad; le parecía que era el mayor de los
criminales. Le parecía que había sido rechazado por Dios Padre. Sus verdugos le habían azotado,
destrozado, flagelado, y lo habían dejado tirado sobre su sangre... (gruñe). ¡Qué haya hecho eso por
vosotros! ¿Por qué no hemos podido impedir eso?... (Llora). Si el propio Señor ha hecho tanto por
vosotros, tanto más deberíais hacer penitencia mutuamente, para impedir que otros hombres vayan al
infierno. Si Él, que era Dios y no tenía ningún pecado, ha realizado una cosa tan desmesurada, una cosa
que ningún hombre realizará jamás, si ha aceptado tan atroces torturas, vosotros deberíais pasar toda
vuestra vida como bajo el hacha del martirio. Eso no sería demasiado para vosotros, es lo que hubierais
merecido. Pero los hombres no lo comprenden. Se figuran que tienen que llevar una buena vida, aunque
su Maestro haya marchado ante ellos con la cruz y el buen ejemplo, y haya soportado tan infernal y
horrible tortura. Era una tortura infernal, la que ha soportado, pero no demasiado tiempo. Nosotros
mismos lo admiramos, lo admiramos dentro de nuestra rabia de que haya hecho eso por vosotros. No
hubiéramos creído jamás que hubiera sufrido algo tan grave para tales basuras. Ya lo habíamos adivinado
pero no hubiéramos imaginado jamás que hubiera llegado hasta esa enormidad. Con todo esto, tengo que
decir, que es necesario proclamar desde el púlpito, especialmente durante la Cuaresma, que es necesario
hacer penitencia con Cristo, Nuestro Señor Jesús. Ha ayunado durante cuarenta días, como jamás ningún
hombre ha ayunado... también El ha sentido el hambre...

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... por orden de la Bienaventurada Virgen Inmaculada y Madre de
Dios, continúa diciendo la verdad, di lo que la Santa Virgen quiere decirnos, en nombre de los Santos
Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de todos los Coros de los Ángeles y de todos los Santos del Cielo!

La Cruz y el Santo Sacrificio de la Misa abren el Cielo.

B.: …se ha preparado durante cuarenta días para su vida pública y también para su gran sacrificio. Sabía que
sería un sacrificio vasto como el mundo, de una eficacia universal, que Él, Dios, debía ofrecer al
Todopoderoso para la reparación de la culpa del pecado, con el fin de que vosotros pudieseis llegar a la
visión eterna de Dios.

Sin eso, en el mejor de los casos, hubierais llegado a ver el Paraíso, y nada más, y eso es el caso de que
hubierais podido verlo. También hubieran llegado muchos más hombres al infierno, porque no hubieran
podido participar en las gracias que lleva consigo el Santo Sacrificio de la Misa. Del Sacrificio no
sangriento de la Cruz se desprenden incalculables gracias, y al ofrecer el mismo, la Sangre de Cristo
vuelve a correr.

Nosotros los de ahí abajo, (señala hacia abajo), odiamos este Sacrificio de la Misa, que se celebra diariamente
en muchas iglesias. También es verdad que ya no se celebra convenientemente en muchas de las casas
de Dios. En su tiempo, para nosotros era una locura cuando se celebraba el verdadero, el antiguo
sacrificio de la Misa. Efectivamente, es de nuevo el sacrificio de Cristo en la Cruz, que borra los pecados y
proporciona gracias maravillosas para la salvación de las almas que, sin eso, se perderían a millares y
vendrían con nosotros.

Aún tengo que decir esto: que me obligáis … (gime). No digo nada, no quiero seguir hablando…!

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E: En nombre de la Santísima Trinidad, de la. Santísima Virgen y Madre de Dios, María, de la Inmaculada
Concepción, en nombre del Arcángel San Miguel, de todos los Santos Arcángeles, en nombre de San
José, Patrono de la Iglesia, y en nombre de Catalina Emmerich, di la verdad, di lo que la Santa Virgen te
encarga decir!

B: No quiero decirlo. Ya no debo hablar más. Si tengo que hablar, tenéis que rezar nuevamente un pequeño
exorcismo. Lucifer está rabioso. Quisiera ahogarme, no debería decirlo. Si sigo hablando, me cogerá
por el cogote, cuando vuelva allá abajo.

E: (Después de la recitación del exorcismo). ¡Por orden de la Santísima Virgen, Lucifer no tiene derecho a
hacer eso porque tu has hablado para la Iglesia!. ¡No tiene derecho a dañarte más!

B: Yo era un gran Ángel, era el segundo en grandeza. Esa es la razón de que Lucifer se ponga furioso y diga:
“¡Puesto que eres tan grande, deberías saber que no debes decir tales tonterías. Deberías tener más
sesos!”. Eso es lo que va a decir (chirría violentamente con los dientes).

Ella (señala hacia arriba) me ha ordenado que hable, porque yo ya estaba presente en la caída de los Ángeles.
Yo era el segundo en dignidad, y por eso me obliga a hablar sobre esa porquería. Todavía tiene poder
para dirigirnos a los de ahí abajo (gruñe vehementemente).

E: ¡Belcebú, por orden suya tienes que hablar ahora y decir solamente la verdad!

Sobre los nombres de los demonios angélicos

B: También tengo que decir esto: Al escribir estas revelaciones tenéis que mencionar mi nombre. Tenéis que
citar mi nombre. También cuando hablan los otros demonios debéis indicar siempre quien ha dicho esto
o lo otro. Es necesario que lo hagáis. No decimos inútilmente quien habla. ¿Qué os creéis?

E: ¡Belcebú, tienes que hablar por orden de la Santa Virgen...!

B: Ella permite que digamos nuestros nombres... el que habla, y también quiere que se anote quien ha hablado.
Sobre todo en las cuestiones importantes, quiere que se sepa qué demonio ha escogido, y quién ha tenido
que hablar...

E: ¡Belcebú, tienes que hablar ahora en nombre de...!

B: ... precisamente porque soy muy conocido, es necesario que se cite mi nombre, desgraciadamente.

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen y Madre de Dios, María, del Arcángel San Miguel, de todos los Coros
de los Ángeles, de San José, Patrono de la Iglesia, de todos los Santos en el Cielo y de Catalina
Emmerich, tienes que hablar ahora, y solamente la verdad!

La estupidez humana.

B: Ya Veroba ha hablado, el 12 de enero de 1976, de la “Advertencia” y de la catástrofe. Entonces dijo


expresamente, que esto había que citarlo también en el librito. También ha dicho por qué la
“Advertencia” no ha tenido lugar hasta ahora, y que era paradójico rezar. Vosotros, los hombres, no

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valéis nada (ríe sarcásticamente), no sois nada y no seréis nada. Sois unos grandes burros, se os puede
repetir siete veces lo mismo. ¿Tenéis un cerebro de mosquito, o tenéis quizás como cerebro un colador?

Si El de ahí arriba (señala hacia lo alto) no existiese, vuestros esqueletos se derrumbarían; es solamente Él el
que lleva la osamenta en cada segundo, de lo contrario, no seríais más que restos y trapos. Esa es la
razón por la que nosotros, los de ahí abajo, no podemos comprender cómo es posible que profesores,
doctores y quién sabe cuantos otros, tengan una presunción loca. No comprendemos que se pueda tener
tal presunción, cuando no son más que basura que se comerán los gusanos.

E: ¡Belcebú, continúa, en nombre y por orden de la Santísima Trinidad... de la Inmaculada Concepción y


Bienaventurada Virgen y Madre de Dios, María, del Arcángel San Miguel, de todos los santos Ángeles y
Arcángeles, y de todos los nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados y de todos los Santos del
Cielo...!

B: A propósito de esa presunción, Ella quiere que se diga aún esto: Encuentra desplazado (sic) que esa gente
se exalte tan desmesuradamente. Para el Señor son abominables. Ella encuentra esto completamente
desplazado (sic), mientras que ella se ha comportado con perfecta humildad.

Tenía motivos para llevar la corona bien alta y agitar el cetro. Tenía todos los motivos. ¿Pero lo ha hecho
alguna vez? ¡En todo caso no sobre la tierra! Después, ha sido elevada según la Escritura, porque Jesús
ha dicho: "El que se baja, será elevado, y el que se eleva será rebajado" (“Pues el que se ensalce, será
humillado; y el que se humille, será ensalzado”, Biblia de Jerusalén, Mateo 23:12) . Es decir, que el que
se eleva a sí mismo, será rebajado enseguida de una forma extraordinaria, no solamente de un grado, sino
de innumerables grados.

¿Comprendéis lo que queremos decir? Si uno se eleva a sí mismo, no será rebajado solamente hasta el punto
desde el que se ha elevado, sino un millón de veces más, y aún más todavía. Pero el que se rebaja a sí
mismo, por muy alto que esté colocado, nosotros somos sabios, nosotros sabemos lo que decimos
(subraya sus palabras con gestos de los dedos) -según la parábola del banquete de la boda, en la que Jesús
ha dicho: "El que se coloca en el último lugar, será colocado quizás por el maestro del festín, en el
primero" (“Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que,
cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Y esto será un honor para ti delante
de todos los que estén contigo a la mesa” Biblia de Jerusalén, Lucas 14:10).. .Con eso quiero decir que
los que se rebajan de esa forma, no serán elevados lo mismo, sino que serán colocados un millón de
veces más alto de lo que estaban antes... y eso para toda la eternidad.

Tengo que decir que es una paradoja y una estupidez monumental elevarse a sí mismo sobre la tierra. Tengo
que decirlo porque es abominable para el Señor. Si los hombres supiesen lo que hacen, se aborrecerían a
sí mismos (ríe sardónicamente).

E: ¡Belcebú, en nombre del Padre... de la Inmaculada Concepción, de la Santísima Virgen y Madre de Dios,
María, del Arcángel San Miguel, de los nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados, de todos los
Santos del Cielo, de todos los Santos exorcistas y de Catalina Emmerich, ahora tienes que hablar por
orden de la Santísima Virgen!

La humildad, virtud fundamental.

B: Si Ella no se hubiese colocado siempre en el último lugar, y hasta por debajo de San José, quién, sin
embargo, reconocía altamente su dignidad, y si no hubiera sido tan humilde, no tendría hoy en día,
nunca, nunca jamás, el poder que tiene sobre la Iglesia y sobre el mundo. Entonces no tendríais esa
Madre que hace todo por vosotros y que os procura esas gracias inexpresables que os puede procurar
ahora, si no os hubiera dado primeramente el ejemplo.

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Ha ejercido la humildad, en todas las partes, de todas las virtudes, hasta el último grado de heroísmo. Si no
hubiera ejercido esas virtudes, y especialmente esa maldita virtud de la humildad, nos hubiéramos podido
arrastrar hacia Ella. Nos hubiera debido ser posible. ¡Que diablos! ¡Una vez más! (grita amargamente).

E: ¡Belcebú, continúa hablando, en nombre de la Santísima Trinidad ...!

B: Y lo mismo sucede con los hombres. Está claro como el día. Si un hombre no es humilde, de ahí resultan
todos los vicios. Podemos dominar a un hombre desde el momento en que su propia sabiduría - o el
nombre que queráis darle- se le sube a la cabeza . ..Desde hace mucho tiempo, ya el hombre no es
inteligente, desde hace mucho tiempo tiene el cerebro de un mosquito. Aunque se crea inteligente, y
entonces se eleve un poquito, cae rápidamente, según el espíritu de La de ahí arriba (señala a lo alto).
Pero no quiero decir eso. Lo sé bastante bien, porque es lo que nos ha sucedido a nosotros. Hemos
caído, mil veces mil, ¡qué diablo! y aún mucho más! (llora lamentablemente).

E: ¡Continúa hablando, Belcebú, en nombre de ...!

B: Esa es la razón por la que vosotros, los sacerdotes debéis hablar desde el púlpito, del pecado original, del
orgullo. Os tendrías que esforzar en promover la virtud de la humildad. Hablad de los Santos que han
practicando en un grado eminente esta perfección divina, por ejemplo Catalina Emmerich, y miles de
otros Santos, y Santa Teresa del Corazón de Jesús.

Predicad sobre el Santo Juan María de Vianney. Se alimentaba de patatas, durante quince días se ha
alimentado de patatas agrias, que ya tenían nuevas raíces (suspira). Ni siquiera quiso acostarse en el
lecho que le habían preparado. Encontraba que era demasiado confortable para él.

No teníamos el poder de influir sobre esa gente que tiene una idea tan lamentable de sí mismos, que ni siquiera
se quieren acostar en un lecho, y que no lo hacen porque quisieran mostrarse ante los hombres, porque
quisieran decir: "Veis, no me acuesto en el buen lecho, sino que me voy al peor lecho". Ellos lo ocultan
ante los hombres, Juan María de Vianney ocultaba siempre que no comía convenientemente. Tenía la
verdadera humildad.

Igualmente Catalina Emmerich: no quería mostrar lo mal que estaba, ni lo que llevaba sobre su cuerpo.
Solamente cuando la gente vino y dijo: "Pero está en un estado lamentable, es necesario hacer algo",
solamente entonces se dejó trasladar, porque era absolutamente indispensable; y aún después ha querido
permanecer en una pobreza absoluta. Hasta se ha acostado en una cama miserable, casi rota. Quería
vivir siempre retirada; por eso los pájaros del cielo venían y se le posaban sobre los hombros. Estos son
los favores que tienen los santos, pero sobre todo los santos humildes. Tienen grandes ventajas allí arriba
(señala hacia lo alto), suben rápidamente al cielo, mientras que los otros tienen que arrastrarse
lamentablemente, paso a paso, sobre el duro camino que conduce hacia allí.

La virtud de la humildad tiene que ser predicada, ante todo, nuevamente en los púlpitos; solamente después de
ella vienen las demás.

A continuación viene la virtud de la pureza. Bien adaptada a nuestro tiempo (respira fatigosamente), después
la veracidad, y todas las demás. Hay que decir a lo que eso conduce. También hay que citar ejemplos.

E: ¡Lucifer, es preciso que te vayas! ¡Tú, Belcebú, es necesario que hables de la parte de la Santísima Virgen,
en nombre de la Santísima Trinidad... de la Santísima Virgen y Madre de Dios, María, del Arcángel San
Miguel!

B: En primer lugar hay que denunciar el vicio del orgullo. Hay que decir que la virtud de la humildad debería
escribirse con letras mayúsculas. A continuación vienen, desde luego, la cólera, el robo y todo lo demás.
Hay que procurar siempre citar comparaciones y ejemplos vividos, citados y comprobados en la vida de
los Santos (grita horriblemente). ¡Dejadme!

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E: ¡Continúa Belcebú, continúa en el nombre del Padre... de la Inmaculada y Bienaventurada Virgen y Madre
de Dios, María... (aquí, le interrumpe Belcebú):

B: Está bien hecho lo que hacéis, está bien hecho, pero debéis hacerlo con mayor insistencia, debéis señalar
con mayor insistencia el efecto devastador del pecado. Sobre todo, en estos tiempos de Cuaresma, tenéis
que hacer resaltar la gravedad del pecado, que sobrepasa todo lo imaginable. Tenéis que hacer conocer
las consecuencias del pecado con toda claridad. El pecado es mucho más horrible de lo que podéis
describir. Tenéis que describir el pecado, y debéis tratar de explicar muy claramente cuales son sus
consecuencias. Vosotros lo habéis oído ahora, pero los otros sacerdotes deben hacer lo mismo, lo que he
dicho no es solamente válido para vosotros. Si no lo hacen, quizás porque se vean obligados, sufren una
gran pérdida, y se privan, tanto ellos mismos como también a los que de ellos dependen, de muchas
gracias. Todos sus fieles padecen por ello, y no reciben las gracias que podrían recibir.

E: ¡Belcebú, habla de parte de la Santísima Virgen, en nombre de... y di solamente la verdad!

B: A propósito de estas virtudes, tengo que decir también, que ese puerco libro “La Imitación de Cristo”, de
Tomás Kempis, que nosotros, ahí abajo, tememos tanto, ese condenado libro (gime como un perro),
debería ser difundido y sería necesario que se leyese. No debe faltar en ninguna casa católica, y debe
leerse. Lo mejor sería leer un capítulo todas las tardes y esforzarse en cumplir con lo leído. Dentro de lo
posible, se debería leer la antigua edición, no corregida, de “La Imitación de Cristo”. En la edición
reciente, ya se ha encontrado el medio de cambiar algo. Pero es que cambian todo continuamente. Por lo
tanto, tenéis que buscar los viejos ejemplares. Si no hay suficientes, sería necesario que se editasen
nuevos. En todo caso, también vosotros deberíais predicar sobre la "Imitación de Cristo", utilizar y
desarrollar las cuestiones de que se trata, e inculcarlas en el corazón de los fieles. La “Imitación de
Cristo” es verdadera simiente; no el desperdicio del trigo, y viene del Cielo. El Cielo la quiere y la
recomienda, aunque solamente fuese porque muestra la cruz de Cristo de una manera concreta, y porque
dice cómo se puede seguirla e imitar la Cruz de Cristo. De esta forma, el hombre aprende cómo ha
sufrido Cristo, y cómo debe hacer él mismo, si quiere avanzar un paso o un decímetro, siguiendo a
Cristo. Y saber que, a pesar de ello, todavía está muy lejos de ser un santo, que tiene que seguir teniendo
una pequeña opinión de sí mismo. Eso es lo que tenéis que decir en absoluto. Porque hay millares de
gentes, y hasta podría decirse millones, que creen que son buenos porque han hecho lo uno o lo otro.
Pero eso no es, ni con mucho, suficiente. Solamente serán buenos cuando todavía no se consideren como
buenos, y piensen que han hecho demasiado poco y que podrían hacer mucho más. Solamente serán
buenos cuando estimen que son muy poca cosa y hagan todo lo que puedan por Cristo.

E: ¡Belcebú, en nombre de... la Santísima Virgen y Madre de Dios, María, de San Miguel Arcángel, de todos
los santos Ángeles y Arcángeles, de todos los Coros de los Espíritus Bienaventurados, de San José, del
terror de los malos espíritus... di la verdad!

Los deberes de la mujer vistos por la Santa Virgen.

B: La Santa Virgen dice: que siempre ha cumplido con los deberes de su casa, que ha realizado siempre con
humildad y por la mayor gloria de Dios, y habiendo servido siempre a Cristo; no conviene en absoluto
que una persona quiera elevarse por encima de su servicio y de sus deberes. Me hace decir que, en su
tiempo, ni siquiera estuvo presente cuando Cristo comenzó su vida pública, a pesar del gran deseo que
tenía de ir con Él. Amaba a su hijo de tal forma, que fue para ella el mayor dolor y el mayor tormento
tenerlo que dejar partir. Podría decirse, que estaba tan unida a El, como si hubiera formado parte de su
propio cuerpo. Estaba mucho más ligada a Él que un hermano con su hermana, o que un padre con la
madre. Solamente se encontraba bien en su proximidad. Pero se retiró y permaneció en su casa. A
partir de este momento, solamente lo vio muy pocas veces. Al obrar así, mostró su humildad, para que
los hombres aprendiesen también a ser humildes. ¿Acaso ha actuado ante un altar, o durante una misa,
como principal actuante? Se mantenía siempre retirada, aunque fuese la criatura más elevada y más
universal. ¡Está muy por encima de todos los sacerdotes y de todos los religiosos juntos! Es la más alta,
escogida por Dios para guiar la Iglesia, y para ser un Signo, para ser el mayor signo y la Madre del
Salvador. También es la Reina de los Ángeles. Pero sería necesario decir a todos los hombres que, a

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pesar de ello, ha vivido retirada en su casa.

A la mujer no le sienta aparecer en las funciones públicas, por ejemplo, como consejera del Gobierno, o
doctora en ciencias; el diablo sabe como llaman a todas esas cosas. No es bueno pavonearse así y, en
cambio, desdeñar los deberes de un ama de casa. Hasta el último y más humilde servicio de un ama de
casa, que sirve a Dios y a su familia con todo su corazón, pesa más que la más brillante, la más bella y la
mejor conferencia de una tal doctora, aunque su discurso sea repetido por todos los micrófonos, anotado
por todos los reporteros y publicado en todos los periódicos. Una mujer tal, vale mucho menos allí
arriba, que una madre que lleva su cruz cotidiana, que educa bien a sus hijos, y que dice sí si concibe un
hijo. Cuando soporta todo con paciencia, realiza humildemente su trabajo, cuida, educa y viste a sus
hijos, limpia y friega, figura mucho más elevada entre toda la pandilla de los tres (la Santísima Trinidad)
de ahí arriba, que una mujer que quiere hacerse la grande. Aquí podría aplicarse la palabra. “El que se
rebaje, será elevado, y el que se eleve, se hundirá como una flecha”. Cuando una mujer no quiere
aceptar los deberes de su casa, y aspira a la grandeza la mayor parte del tiempo, no podrá permanecer
humilde. Todas las mujeres que se quieren elevar, serán rebajadas en el Cielo, todas las que, por el
contrario, se rebajen, van por el buen camino. Obtienen para sus familias y para sus pueblos muchas más
gracias que una mujer que quiere brillar.

Pero al mismo tiempo, existe el aborto, que es una consecuencia del orgullo. No se quiere aparecer como una
muñeca de casa, cuyo menester es educar a los hijos. Quieren ser y parecer otra cosa. Ese es uno de los
motivos por el que muchos niños fallecen por aborto. Hay siempre madres que se encuentran en una
gran necesidad. Debería ayudárselas, tanto con palabras como con obras. Tienen que llevar a sus hijos
hasta el fin. Eso les proporcionará una bendición.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre...!

B: Si las mujeres permaneciesen todavía ante sus hogares, para preparar a sus hombres una buena comida, no
habría tantos divorcios, como sucede hoy en día. Si las mujeres cumpliesen mejor con los deberes de su
casa y preparasen a sus maridos un hogar más agradable, habría muchos menos malentendidos y
separaciones. Si los hombres y las mujeres no viviesen en unión libre, habría muchos más compañeros,
dotados de espíritu de sacrificio, y muchos menos matrimonios fracasados. Si no han aprendido, en la
unión libre, lo que es el sacrificio y la renuncia ¿cómo queréis que funden una familia? A sus ojos, el
matrimonio exige demasiados sacrificios y privaciones. Eso es así, sucede así, y será así. Entre la gente
que han vivido mucho tiempo en una unión libre, y que han vivido juntas con cualquiera, pocos se
casarán mas tarde. Hay que tener en cuenta, que es duro para una persona que ha vivido durante mucho
tiempo a su guisa, echarse atrás y corregirse. Aunque quisiera cambiar de vida, eso le sería mucho más
duro que a una persona que ha vivido normalmente, que no ha podido divagar a derecha y a izquierda,
cogiendo aquí las pasas y allí los rabanitos, a su voluntad.

E: ¡En nombre... di la verdad! ¡Di lo que la Santa Virgen te ordena decir, y solamente la verdad!

Buenas lecturas e imágenes piadosas.

B: Aún tengo que decir esto: el libro “La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo”; los libros de la
Venerable -Santa para el Cielo- Catalina Emmerich, así como de la abadesa María de Jesús, de Ágreda, y
el librito “La Imitación de Cristo”, de Tomás Kempis, tienen un gran valor (gime). No quiero decirlo.

E: ¡En nombre de... di la verdad!

B: Es necesario repartir esos libros. Pero también es necesario que se predique sobre, ellos, y extraer las ideas
que son muy importantes para el mundo de hoy, desasosegado, para los fieles de hoy.

E: ¡Di la verdad Belcebú, cuéntalo, en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, de la Inmaculada
Concepción, del Arcángel San Miguel! Lucifer no tiene derecho a impedirte que hables.
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B: Tengo que decir aún el gran valor que tienen esas dichosas estampitas con oraciones. Ya lo he tenido que
decir una vez. Tenéis que proclamarlo desde lo alto de los púlpitos, y también es necesario que se anote
en el librito. Sobre todo, las imágenes que contienen promesas, tienen un gran valor. Tenéis que dar a
conocer las promesas que se hacen a los devotos. Muchos no lo saben: hasta ahora no lo han leído jamás.

Con la imagen de la Agonía de Cristo, en la que Cristo está arrodillado en el Huerto de los Olivos con el cáliz,
hay una oración a la que van unidas promesas importantes.

Hay que citar también la imagen de Jesús Misericordioso, y del Rosario de Jesús Misericordioso, a las
cuales van unidas también importantes promesas. Sería necesario tener en todas partes estas imágenes en
reserva, en grandes cantidades, y distribuidas, y casi ... no lo digo, lanzarlas, lo que no podéis hacer, pero
atárselas a cada uno a la espalda. Todavía sois más tontos que el burro... tales imágenes, tales promesas,
tales privilegios... y no los utilizáis, en todo caso la masa de la gente no las utiliza.

Hay aún muchas estampitas semejantes, por ejemplo de Santa Brígida de Suecia y del Sagrado Corazón. La
devoción al Sagrado Corazón es, actualmente, mínima. A ella van unidas también importantes promesas,
lo mismo a la devoción al Inmaculado Corazón de María. “La perfecta devoción” (“Tratado de la
verdadera devoción a la Santísima Virgen”) según San Grignion de Montfort, también ha caído en
olvido en una gran parte. Estas estampas que acabo de citar, especialmente las de la Santa Faz, las de la
Agonía de Cristo, las de Jesús Misericordioso, las deberíais tener en un marco de oro, igual que el
Rosario, ¡si supiéseis qué valor tienen! (lanza un rugido terrible).

E: ¡En nombre de... Belcebú, has contado aún más ¿cuáles?!

B: La devoción al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María, con sus importantes promesas, el
Rosario de la Misericordia, la contemplación de la amarga Agonía de Cristo, y la devoción a la Santa
Faz, estas cinco vienen en primer lugar. Difundidlas por todas partes si podéis. Ella (señala hacia lo
alto), lo quiere. Tenéis que hablar de ello en vuestros sermones. Estas devociones llevan consigo
grandes virtudes. Si mucha gente hubiese sabido eso, o si hubiesen rezado siempre, se hubieran
convertido o no hubiesen caído tan abajo (suspira).

E: ¡Belcebú, continúa diciendo lo que tienes que decir por orden de la Santa Virgen, y solamente la verdad!

El Papa y la Iglesia.

B: Actualmente, la situación es grave para el mundo. Por eso el Papa sufre mucho. Por decirlo así, no puede
verlo más. Es un mártir. Sufre más que el mártir San Esteban. Como prácticamente ya no puede decir
nada, tenéis por lo menos que empezar a repartir los libros de María de Jesús de Ágreda y de Catalina
Emmerich, y de “La Imitación de Cristo”. Eso es lo que quieren los de ahí arriba.

E: ¿Qué más tienes que decir, Belcebú? ¡Habla en nombre de la Santísima Trinidad!

B: Naturalmente tendrá lugar un gran combate, un gran combate. Eso también lo sabe muy bien, La de ahí arriba
(señala hacia lo alto).

E: ¡Di la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, del Arcángel San Miguel,
de todos los Santos Ángeles y Arcángeles!

B: El Papa sufre terriblemente a causa de nueva misa. Sabe que el documento referente a la misa no ha sido
acogido como lo había querido, y que la nueva misa... (grita terriblemente).

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, di la verdad!

89
B: ¡ Ah!, no nos gusta hablar del Papa. De momento tenemos otras cosas que hacer. Tenemos que ocuparnos
de los hombres. Ya no nos podemos ocupar tan intensamente del Papa en persona (gruñe fuertemente).

E: ¡Pero, Belcebú, tienes que decir la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen
María, Madre de Dios! ¡Di lo que tienes aún que decir!

B: Ya hemos dicho anteriormente una vez, que el Papa Pablo VI había elaborado y quería promulgar un
documento en favor de la antigua misa. Pasó lo siguiente: el Papa había querido volver a introducir la
misa de San Pío V (Misa Tridentina). Para ello había redactado un documento en buena y debida
forma, que quería hacer público para todo el mundo.

Algunos de sus subordinados deliberaron para ver la forma de evitar la restauración de la antigua Misa
Tridentina. Redactaron otro documento que imitaba al primero de una forma tan perfecta, tanto en el
formato como en la redacción, que en el primer momento no se apercibía que se trataba de un documento
falso. El Papa, el buen Papa (Pablo VI), comprobó el texto, y nosotros lo cegamos hasta tal punto, que
no se apercibió de que la “copia” estaba falsificada. Pero como ese documento llevaba su firma, la gente
creyó... y dijo que realmente provenía del Papa. Y esa es la cuestión (ríe sardónicamente).

E: ¿Por qué permite el Espíritu Santo eso en la Iglesia? ¡Belcebú, dila verdad, en nombre de la Santísima
Trinidad... de la Santísima Virgen María, Madre de Dios!

B: Permite eso, para que se cumpla la Escritura. Ya hace mucho tiempo que se dice que vendrá un tiempo de
gran desasosiego, un tiempo en el que cada uno dirá: "¡Cristo está aquí! ¡Cristo está allí! Hoy día, cada
uno dice: “Esto es mejor, eso es mejor, tal cosa es mejor...”, y nadie sabe lo que quiere. Cada uno cree
que es bueno, que es superior y se coloca a sí mismo en primer plano. Hasta hay gente que sigue a
diversos cristos... y los que no siguen más que a uno, siguen habitualmente al falso (ríe con mala
intención).

E: ¡Sin embargo, la Iglesia Católica está guiada por el Espíritu Santo, en nombre de...!

B: Desde luego, el Espíritu Santo guía la Iglesia, pero si sembramos tal confusión que ciertos cardenales y
obispos no son mejores, no es nuestra falta si se dejan coger en nuestras trampas.

E: Belcebú, continúa, di lo que tienes que decir por orden de la Santa Virgen, y solamente la verdad.

B: En el fondo, la Iglesia no debería atravesar por esta crisis, pero tiene que suceder así, que todo el mundo
tenga que pasar por un tamiz, según la predicción de Cristo. Bien pronto llegará un tiempo en el que no
habrá otra cosa que una derecha y una izquierda, y ninguna situación intermedia. Esto quizás no hubiera
sucedido, si no se hubiese llegado a tal confusión. Es necesario que todo el mundo sea pasado por un
tamiz. Los cristianos que queden al final serán mejores de lo que la Iglesia lo ha sido en los cinco
últimos siglos.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te ordenamos, Belcebú que
digas lo que tienes que decir todavía, por orden de la Santa Virgen!

B: Tengo que decir una vez más, yo, Belcebú que las revelaciones de San Juan en el Apocalipsis, tal y como
están consignadas en la Biblia, las comprenden mal la mayor parte de la gente, porque están escritas en
un lenguaje misterioso. Para comprenderlas mejor, tienen que consultar el libro de María de Jesús de
Ágreda (“Mística Ciudad de Dios”). En él se explican claramente muchas cosas referentes a las
revelaciones. Estamos llegando a los últimos tiempos, y por eso todos los fieles deberían tomar esos
libros y consultarlos. Entonces estarían mucho mejor reseñados sobre todas las cosas.

E: ¡Belcebú, di la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad... de la Santísima Virgen y Madre de Dios,


María, di lo que tienes que decir aún!

90
Almas Privilegiadas, verdaderas y falsas.

B: El tiempo actual es un tiempo-de grandes confusiones y guerras. Lo que los de ahí arriba (muestra hacia lo
alto) lamentan también mucho, es el hecho de que hoy en día se levanten muy numerosas “almas
privilegiadas”, que no lo son. Un gran número de estas almas privilegiadas ya no son auténticas hoy en
día. Tengo que decir también -pero lo diré a pesar mío- muestran la tendencia de seguir con fanatismo a
estas llamadas almas privilegiadas. De todas formas, es más fácil seguirlas que seguir la cruz. Entre las
almas auténticamente privilegiadas, puede observarse sobre todo la cruz, la incredulidad, las oposiciones
y contradicciones. Esto sucede, porque nosotros, los demonios, vamos tras ellas y no queremos lo bueno.
Por eso, la mayor parte de los fieles, en todo caso, muchos entre ellos, tienen la tendencia a seguir, no a
las almas auténticas privilegiadas, sino a las otras, que tienen muchos trucos y que operan con mucho
fanatismo.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad...!

B: Nunca jamás ha habido tantas falsas almas privilegiadas como en el momento actual. Por eso muchos
fieles, y hasta fieles piadosos, son inducidos a error, sobre todo la gente que no es muy inteligente.
Tenemos un gran poder, y lo utilizamos, en primer lugar, para tentar a los buenos. En la actualidad
estamos terriblemente ocupados. Muchos de los milagros que se producen en ciertas sectas y por las falsas
almas privilegiadas, vienen de ahí abajo. (Señala hacia abajo). Pretenden que se realizan en nombre del
Espíritu Santo, pero en realidad se realizan en nuestro nombre (nuevamente vuelve a señalar hacia
abajo), en nombre del infierno. También nosotros podemos transformarnos en ángeles a la luz. También
es posible curar a los enfermos en nuestro nombre, si es una ventaja para nosotros. Es más fácil para la
gente perversa, operar para el infierno, y en su nombre, cosas extraordinarias de lo que pueden obtener
del Cielo las verdaderas almas privilegiadas, cosas extraordinarias y verdaderos milagros. Para estos
últimos, es necesario muchas plegarias y virtud; esa es la razón por la que las almas privilegiadas auténticas
realizan frecuentemente muchos menos milagros visibles. Además, también sucede que auténticas almas
privilegiadas se desvíen hacia la izquierda. Hay que ser muy desconfiado. También en estos casos hay
que recordar la advertencia: “Examinadlo todo y conservad lo que es bueno” (“Examínenlo todo y
quédense con lo bueno”, 1 Tesalonicenses 5, 21).

Los Últimos Tiempos.

B: Cristo ha dicho: “Un tiempo vendrá en el que se dirá: "Cristo está aquí" o "Cristo está allí". Si alguien os
dice: "¡Está en el desierto!" no lo creáis y no vayáis, porque habrá falsos mesías y falsos profetas, para
engañar, si fuese posible, hasta a los propios elegidos” (Marcos 13, 21-22). Estas palabras podrían,
aplicarse ahora muy bien a las falsas almas privilegiadas. Mucha gente se precipita detrás de esas
personas como detrás de los cristos falsos. El Anticristo surgirá también como un falso Cristo, pero estas
palabras se aplican también a lo que acabo de decir.

E: ¡Belcebú, di la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad... de la Santísima Virgen y Madre de Dios,


María, di lo que tienes aún que decir!

B: ¡Estáis atravesando ahora por una prueba, pero la Iglesia resucitará con un nuevo esplendor.

E: ¡En nombre de...!

B: “Escuchad una comparación tomada de la higuera… cuando sus ramas hacen brotar sus hojas, sabéis que

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el verano está próximo. Por eso, también vosotros debéis, cuando suceda todo eso, saber que el Reino
de Dios está próximo” (Lucas 21, 29-31). Ahora, este tiempo está terriblemente próximo".

Ella (señala hacia lo alto) hace decir: “¡Resistid, haced penitencia y convertíos mientras todavía es tiempo”...
porque Su día vendrá (ruge como un león), así como el día de la justa cólera de Dios!

92
Objeciones relativas a la primera edición de “Advertencias”

Reverendo Padre Amold Renz, S.D.S. contesta a preguntas y objeciones sobre las revelaciones demoníacas
contenidas en la primera parte de este libro.

1ª Pregunta

Cristo no ha aceptado el testimonio de los demonios. Les ordenó: "¡Callaos!".

Respuesta:

a) El propio Cristo estaba presente. Todavía no había revelado su divinidad. No tenía necesidad de recibir
el testimonio de los demonios. Su Padre testimoniaba por Él.

b) Cristo ha ordenado también a los Apóstoles que se callasen: después de su Transfiguración en el


monte Tabor ordenó a los tres apóstoles: “No habléis de lo que habéis visto hasta después de la
resurrección” (“Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que había visto,
hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos”) (Marcos 9,9).

c) Cristo ha preparado progresivamente a los hombres a la revelación de Su Divinidad. Por esta razón
ha rechazado el testimonio de los demonios. Pero sin embargo ha permitido que dijesen: “Sabemos
quien sois: el Santo de Dios” (cf Lucas 4, 41). Podía haberles impedido hacer esta declaración, pero
no lo hizo.

2ª Pregunta

Tenemos la enseñanza de la Iglesia, no tenemos necesidad de las revelaciones de los demonios.

Respuesta:

a) Los demonios no nos enseñan las verdades de la fe. Cuando hablan de ellos mismos - especialmente
dicen lo que ellos quieren- mezclan habitualmente y con habilidad, la verdad y el error.

b) No se deben hacer preguntas curiosas. Cuando se hacen, hay que contar con una respuesta
mentirosa. Esto no es solamente válido para los demonios, sino también para los videntes y las almas
privilegiadas. Desgraciadamente se les toma frecuentemente por una oficina de información. Por
ejemplo, se preguntó al párroco de Ars: “¿Mi marido está en el purgatorio?” El contestó: “No puedo
decirlo, no he estado allí”. En cambio, en otro caso, respondió: “El hombre en cuestión se ha salvado.
Ha tenido tiempo de hacer un acto de contrición”. En esto; había siempre un motivo especial. No era
la respuesta a una pregunta de curiosidad.

c) La existencia de los demonios es un hecho. La Santa Escritura nos informa sobre la existencia del
infierno y de los demonios. El Papa habla de la existencia y de la acción de los demonios. Pero a
pesar de ello, muchos no lo creen. Así, la Virgen María, dice a Don Gobbi (página 87 del libro "La
Madre de Dios a sus amadísimos sacerdotes”): "El Papa sufre y reza. Está sobre una cruz que le
consume y le mata. También esta vez ha hablado. Pero su voz ha sonado en un desierto. Mi Iglesia se
ha convertido en algo peor que un desierto (28 de agosto de 1973)". (Ver ANEXO 9)

93
Por medio de los poseídos, es palpable la existencia y la acción de los demonios. Por lo tanto es un
apoyo para nuestra fe.

d) Las verdades enseñadas por la Iglesia, caen, hoy en día, en el silencio. Por ejemplo ¿quién ha
hablado en estos últimos años del infierno y de los demonios? El infierno y los demonios estaban
prácticamente excluidos de las predicaciones en las iglesias, en el Reino de Dios. Ha sido necesario
el caso de Klingenberg, para que este problema volviese a discutirse, a escala mundial. Resultado:
división de los espíritus: unos creen y otros niegan a Satanás y al infierno.

De ello resultó, en consecuencia, por una parte, una negación de los hechos, y por otra parte una
renovación de la fe. Sin embargo muchos se han puesto a reflexionar sobre el infierno y la acción de
Satanás. Esto no hubiera sucedido en tal proporción sin el caso de Klingenberg.

e) No tendríamos necesidad, ni de revelaciones en los lugares de apariciones, ni de las revelaciones de


los videntes y de las almas privilegiadas, si leyésemos más seriamente la Santa Escritura. Así, por
ejemplo, María dijo a Don Gobbi (en la página 168 del libro “La Madre de Dios a sus amadísimos
sacerdotes”): “Mis mensajes se multiplican tanto más, cuanto que la voz de mis servidores se niega a
anunciar la verdad. Ya no se anuncian las verdades tan importantes para la conducta de nuestra
vida actual, por ejemplo, la enseñanza sobre el Paraíso que os espera, sobre la Cruz de Mi Hijo que
os salva, sobre el pecado, que hiere el Corazón de Jesús y el Mío, sobre el infierno en el que
innumerables almas se precipitan diariamente, sobre la urgencia de la oración y de la penitencia."

f) Si los demonios solamente hablasen por sí mismos, sería necesario rechazar sus revelaciones. Pero
precisamente en estos últimos casos de la posesión, la Santísima Virgen muestra su potencia y su
soberanía. Fuerza a los demonios a que expresen las verdades necesarias para nuestros tiempos, a
que hagan revelaciones necesarias a la Iglesia actual, y que es preciso que sean recordadas, tanto las
unas como las otras.

g) Se rechazan las enseñanzas de la Iglesia, igual que los mensajes de la Santísima Virgen en los lugares
de las apariciones, e igualmente las revelaciones de las almas privilegiadas. Se rechazan las lágrimas
y las lágrimas de Sangre de la Madre. Ahora, la Santísima Virgen ensaya todavía con las
revelaciones de los demonios. Pero éstas, a su vez, solamente se reciben donde existe, por lo menos,
un rayito de buena voluntad.

h) También las revelaciones de los demonios son, en sí un favor del cielo, un testimonio del amor, lleno
de solicitud, de la Santísima Virgen.

i) La Santísima Virgen dijo durante las bodas de Caná: "Haced lo que El os dice" (“Hagan lo que él les
diga”) (Juan 2, 5) Pero hoy, ya no se hace lo que Él nos dice. La Santísima Virgen nos repite hoy en
día, de forma imperiosa: “Haced lo que El os diga”. Y nos lo dice hasta a través de los demonios,
para que nos salvemos y salvemos a los demás.

j) Como "Madre de la Iglesia", como la ha llamado el Papa Pablo VI en el Concilio, ha querido hacer
todo lo posible para salvar a sus hijos, que han sido redimidos por su Hijo. ¿Deberían tener menos
importancia para Ella las almas, que las tienen para el infierno, que hace todo lo posible, y trabaja sin
cesar para perder las almas?

3ª Pregunta

Pero, a pesar de todo, los demonios no van a hablar contra sí mismos, no van a hablar en detrimento del
infierno. Solamente pueden querer el daño de la Iglesia.

Respuesta:

a) Naturalmente, los demonios solamente quieren dañarnos. No quieren decirnos lo que contraría al
infierno. No pueden hacer otra cosa que dañar a la Iglesia, por todas partes en lo que les es posible.
94
Pero ya Goethe ha dicho del demonio: "Yo soy la fuerza que quiere siempre el mal y que sin embargo
hace el bien."

b) Precisamente en los poseídos, se expresa de una manera tangible la potencia de la Santísima Virgen,
cuando obliga a los demonios a decir el bien, la verdad.

c) Los demonios no quieren hacer esas revelaciones. Solamente lo hacen forzadamente, bajo la
potencia y por orden de la Santísima Virgen, y por orden de la Santísima Trinidad. Solamente hacen
esas revelaciones cuando se les conmina en nombre de la Santísima Trinidad, en nombre de la
Santísima Virgen, del Corazón Inmaculado de María, en nombre de Jesús, cuando se les conmina a
decir la verdad y solamente la verdad. (En el texto, estas conminaciones hechas a los demonios, en
su mayor parte, están reducidas y omisas, por falta de espacio y para que la lectura no sea demasiado
fastidiosa). Pero sin esas conminaciones, pueden suceder -y ha sucedido- este diálogo:

El demonio: "Ahora te pones impertinente."

Pregunta del exorcista:" ¿Por qué?"


Respuesta: "Dices simplemente: "di la verdad". Si solamente hablas en tu propio nombre, no estamos
obligados a decir nada."

d) Estas revelaciones son un don a la Iglesia. Si se tienen en cuenta, pueden hacer mucho bien; para
muchas almas pueden representar el bien espiritual y la salvación e iniciar una renovación de la
Iglesia. Por eso tienen que sufrir horriblemente los posesos, sufrir hasta el límite de lo posible. Así,
por ejemplo, la joven Annelise Michel (ver ANEXO 5), fallecida después de un exorcismo. “La
hemos atormentado mucho más de lo que puede calcularse” -dice el demonio de “Advertencias
ultraterrenal”- hasta tal punto, que hubiera debido capitular y desesperarse, y estábamos esperando
que se desesperase y cayese entre nuestras manos. Pero hemos fracasado. Se ha mantenido, y
nosotros, los demonios, hemos sido injuriados terriblemente por Lucifer”. Y los demonios tuvieron
que confesar: “Aunque no haya ido directamente al Cielo, ha llegado, sin embargo, alto, muy alto”.

El que conoce la vida de la poseída de la “Advertencias ultraterrenal”, puede hacerse una idea de
los indecibles sufrimientos que ha soportado durante años y que sigue soportando. Tales
sufrimientos y una vida semejante, son una garantía de la autenticidad de esa posesión y de estas
revelaciones. Ha tenido que sufrir por anticipado, con vistas a ese libro y a esas revelaciones. Esa es
la razón por la que ese libro (“Advertencias”) será una obra importante para el bien de las almas y
para la Iglesia.

e) El infierno se agita e intenta destruir este libro. Si la Santísima Virgen y la Santa Trinidad no
hubiesen extendido su vigilancia hasta ese libro, no hubiera sido posible vencer los obstáculos y las
dificultades. El libro no hubiera sido publicado jamás. Los mismos demonios han tenido que
confesarlo. Los que participaron, estaban seguros de ello, hasta sin las revelaciones diabólicas. Estas
no han hecho mas que confirmarlo.

f) Sobre los exorcismos y adjuraciones entre el 10 de junio y el 13 de julio de1977, puedo decir que me
he atenido a las prescripciones del Rituale Romanum, según las cuales, el exorcista no debe caer en
habladurías, ni debe hacer preguntas ociosas o curiosas, sobre todo en lo referente al porvenir y a
cuestiones secretas, ya que esto no entra dentro de su cometido.

g) Toda la cuestión de la “Advertencias” ha mostrado, que la Santísima Virgen –por lo visto, como
última posibilidad- quería decir, por medio de los demonios lo que es útil para la Iglesia y para el
bien de las almas. En este sentido se hicieron las preguntas y se exigieron. nuevas revelaciones, pero
“solamente la verdad y lo que quiere la Santísima Virgen”.

h) Antes de revelaciones importantes, se pidieron determinadas oraciones, “para que nosotros (los
demonios) tengamos (tengan) que decir la verdad”.

i) Si los demonios no hablasen “el lenguaje del infierno”, no sería auténtica una posesión. Los
demonios repiten continuamente su propio punto de vista. El lector reconocerá fácilmente, cuando

95
los demonios expresan su propio punto de vista.

j) Los demonios están ligados al instrumento en su forma de hablar. También existe la posibilidad de
que se infiltren las ideas del instrumento (del poseído). Por eso es necesario examinar las
revelaciones confrontándolas con la verdadera enseñanza de la Iglesia. “Examinad todo y retened lo
que es bueno”, dice San Pablo (cf. 1 Tesalonicenses 5, 21).

k) En unos tiempos en los que los demonios son especialmente potentes -y ese parece ser el caso hoy en
día- parece especialmente oportuno que la Santísima Virgen, victoriosa en todas las batallas de Dios,
que aplastará la cabeza de Satanás, los fuerce, contra su voluntad, a hacer revelaciones para el bien de
los hombres y de la Iglesia. También esto es un triunfo de María.

l) Como exige repetidamente que el libro (“Advertencias”) se publique lo más rápidamente posible
(¿porque queda poco tiempo?) no ha sido posible aclarar las vaguedades por medio de anotaciones.

m) Se ha rezado mucho en el transcurso de la realización de este libro. Hasta los demonios tuvieron que
pedir repetidamente, por orden de la Santa Virgen, determinadas oraciones. “Rezad mucho al
Espíritu Santo”.

Si el lector, por su parte, acepta esta petición, obtendrá ciertamente un gran provecho de su lectura, y tendrá
comprensión para el hecho de que no todas las revelaciones han sido redactadas (y traducidas) con la
deseable claridad.

96
SEGUNDA PARTE

ADVERTENCIA ULTRATERRENAL
Sobre la Iglesia en nuestro tiempo
Testimonios del demonio Belcebú, del 25 de abril, 18 de junio
y 13 de julio de 1977

Texto literal de las revelaciones hechas por el demonio Belcebú en el


transcurso de exorcismos.

97
Confirmación de las revelaciones de este libro.

Después de un verdadero asalto de plegarias por parte de numerosos fieles, después de muchas noches de
penitencia, y el único deseo de los exorcistas de obrar solamente según la voluntad de Dios, tuvo lugar el
nuevo exorcismo del 13 de julio de 1977 antes de la impresión de esta segunda edición aumentada.

En nombre de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción, de los Ángeles y Santos, se ordenó a


los demonios, en virtud de los poderes sacerdotales, decir la verdad y solamente la verdad, que estaban
obligados a proclamar de parte de Dios, de parte de la Reina de los Ángeles, y Madre de la Iglesia, para
nuestro bien espiritual.

¿Han mentido los demonios?

(Textos abreviados del 13 de julio de 1977)

E: ¿En qué textos de los existentes, es decir que ya han sido escritos, habéis mentido? ¿Dónde hay un error? ¡Te
ordeno que nos lo digas, en nombre de...!

B: (grita coléricamente y manifiestamente bajo coacción). ¡Si tuviese que decir eso, no tendría que decir nada! ...
Ella (la Santísima Virgen), hace decir... y la Trinidad... hacen decir: Es triste, es triste que hayan tenido que
hacer decir tantas cosas por medio de los demonios, porque no se quiere creer a las almas privilegiadas. Ha
tenido que decir tantas cosas por mediación de la poseída... y ha concedido tantas gracias por ello... y los
hombres no creen y critican constantemente y quieren saberlo todo mejor.

Cada uno quiere saber algo mejor de los que los de arriba lo saben. (Grita lleno de odio en una cólera terrible):
Ella dice: “¿Es que los de ahí arriba no saben mejor las cosas que los hombres?” Eso es lo que Ella dice y lo
que dice la Trinidad (grita lleno de cólera y de despecho). Hace decir por última vez que tenemos que
repetirnos (esto lo grita con una voz terrible, llena de cólera)... Lo que hemos tenido que decir, es la verdad
entera e irrecusable. ¡Es la verdad y nada más que la verdad!... (con una voz terriblemente jadeante). ¡Qué
hayamos tenido que decir eso!

E: ¿Hay errores en las revelaciones menores? ¿Sí o no? En nombre de... la verdad, y nada más que la verdad?

B: (grita colérico): Tres veces el "Santo, Santo, Santo". (Se rezan las plegarias)

98
E: ¡Di solamente la verdad en nombre de ... !

B: No hay absolutamente ningún error. Es posible que las cosas se hayan dicho algunas veces de una forma algo
incompleta, pero, al fin y al cabo, no se puede hacer imprimir verdaderos diccionarios. Pero lo que está en el
libro (“Advertencias”), debería ser suficiente! (grita con despecho y manifiestamente coaccionado).

Además, los de ahí arriba hacen decir, la Alta y la Trinidad... que es una gran ingratitud por parte de los hombres
criticar sus bondades y no creer. No quieren reconocer la solicitud de la Grande. Cada uno piensa poder
criticar y conocer mejor las cosas, mientras que cada uno debería, por lo menos, recitar algunos salmos en
honor del Espíritu Santo, antes que impugnar la mitad de algunas de las revelaciones.

Y después de haber rezado esas oraciones, debe examinarse, y examinarse de nuevo. Después, cada uno debe
recibir dignamente la Santa Comunión y a continuación debe preguntarse a sí mismo, en su interior: ¿No voy
contra la Grande y el. Cielo, si impugno o critico estas revelaciones?... Eso es lo que Ella hace decir!

(Grita lleno de odio y de cólera). Todos vosotros sois, en comparación con Los del Cielo y los Santos, unos
pequeños y puercos saltamontes. Y esos puercos saltamontes pretenden demoler, frase por frase, todo lo
que Ella ha edificado (señala hacia arriba).

E: ¡Solamente la verdad en nombre de...!

B: ¿Crees tú que tenemos ganas de decir eso?... ¿Creéis que tenemos ganas de decir eso?... Hubiéramos preferido
decir que la mitad era mentira, o que la cuarta parte era mentira. Pero, desgraciadamente, desgraciadamente,
no podemos hacerlo. ¡Esta cuestión es demasiado seria! (Las palabras no salen más que de una manera
entrecortada y fatigosa). Además, Ella está demasiado presente en todo...

E: ¡En nombre de... dinos. ¿Es 1a Santa Virgen la que está detrás de todas estas revelaciones?

B: Ella (muestra hacia lo alto) está detrás de todo y lo sigue estando. ¡Al fin y al cabo, si esto no es suficiente, no
tenéis más que hacer un gran paquete y tirarlo por la ventana! (Gruñe odiosamente).

El sosia

E: ¡Te pregunto en nombre de..; di la verdad! ¿Qué hay del sosia? ¿Nos has mentido en ello? ¿Sí o no? ¡Te ordeno
en nombre de... di la verdad y solamente la verdad!

B: Porque se trata de una revelación muy importante, debéis rezar primero un Rosario, como confirmación y
seguridad de que diremos después la verdad.

Después:
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E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... di la verdad! Se trata de algo muy importante. En nombre de Dios, que
volverá al fin de los tiempos para juzgar el cielo y la tierra, es decir, los vivos y los difuntos, en nombre de
la Madre de la Iglesia, te conjuramos: ¿Es verdad lo que has dicho sobre el sosia? ¡La verdad y solamente la
verdad. En nombre de la Madre de la Iglesia, habla!

B: (grita con una voz terrible): ¡Es la verdad, es la verdad, existe!... (Grita terriblemente un par de veces y emite
unos sonidos horrorosos y gemidos de desesperación).

Indulgencias

E: ¿Qué hay de las indulgencias? ¿No puede un Papa derogar las indulgencias que ha cometido otro Papa? ¡Di la
verdad y solamente la verdad en nombre de...!

B: Puede decir que las indulgencias ya no tienen valor... pero a pesar de ello, siguen estando en vigor.

E: ¿Por qué siguen estando en vigor? Tiene el poder de atar y desatar. ¡En nombre de...!

B: Ella (la Santísima Virgen) hace decir que no existe un completo poder de disolución, si él mismo no lo quería
absolutamente. (Es decir, si el Papa, personalmente no quería realmente derogar las indulgencias).

E: ¡Dila verdad!

B: Es toda la verdad.

Contrariedades

E: Queremos cumplir con la voluntad de Dios y con la voluntad de la Santísima Virgen. Quisiéramos actuar en
honor de la Santísima Virgen.

B: Si, eso es lo que quisierais. Ya lo sabemos, pero os traerá contrariedades. Eso os lo decimos nosotros.

E: Pero queremos vencer esas contrariedades, en honor de la Santísima Virgen.

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B: Tenéis que vencerlas para la Iglesia, en unión con la cruz de Cristo, por y con la Sangre de Cristo, que ha sido
derramada para vosotros... y con el Inmaculado Corazón de María. Tenéis que vencerlas por la Santa
Iglesia... y nada debería seros demasiado (gruñe furiosamente).

E: Queremos dar las gracias a la Santísima Virgen por habérnoslo dicho hoy.

B: Ella (señala hacia arriba) nos hace decir que es algo ingrato. ¡Pero qué es grato?!... ¿Lo fue acaso la muerte de
Cristo en la Cruz?... ¿Era eso algo grato?... Cuando su propia gente, que antes había gritado ¡hosanna! (cfr.
Juan 12,13) tan fuertemente, y después se burlaron de Él y lo llenaron de basura... ¿Era eso grato? Vosotros
sois mucho menos (que Cristo)... La de ahí arriba hace decir, que si Él tuvo que sufrir la muerte en la cruz, si
tuvo que pasar por todo lo que pasó, vosotros debéis seguirle y tenéis que aceptar tales dificultades... hasta
que todo llegue a ser y sea, como lo quieren los de ahí arriba... como lo quiere la Alta expresamente. Eso es
lo que hace decir (respira penosamente).

Sed duros como el granito

E: ¡En honor de la Santísima Virgen, di lo que nos quiere decir aún, en nombre de...!

B: Ella hace decir de nuevo: Sed duros como el granito, y permaneced fuertes como el hierro e inmóviles
como el mármol. Defended paso a paso lo bueno... no miréis ni a derecha ni a izquierda, ni hacia
oriente ni hacia occidente, ni hacia atrás ni hacia adelante... mirad solamente hacia arriba (señala hacia lo
alto) mirad lo que Ella quiere y lo que es la verdad. Y esa es. Eso lo hace decir Ella, la Alta.

E: ¡Continúa hablando en nombre de...!

“Bienaventurados los que no ven y sin embargo creen”. (Juan 20.29)

B: Ella nos hace decir: Todos los que habéis cooperado en ello (en el libro “Advertencias”) y los que tenéis
algo que ver con ello, no debieran convertirse en soldados desertores, que dicen repentinamente: “eso no
podemos creerlo, sencillamente por que todavía no está demostrado plenamente”. Ya se ha dicho:
“Bienaventurados los que no ven y sin embargo creen” (“¡Felices los que no han visto, pero creen!”)
(Juan 20, 29).

E: ¡Di todo lo que quiere decirnos la Santa Virgen...!

B: También se ha dicho: “Te doy las gracias (Padre) que hayas ocultado esto a los sabios e inteligentes, y
que se lo hayas comunicado a los pequeños”. (Lucas 10,21) Esto es lo que Ella quiere decir: Hay que
tener una fe infantil. No se puede creer hoy en esto, y mañana en lo otro, como lo hacen muchos de
101
los sacerdotes actuales… y también muchos laicos. Si uno dice: tú, eso no puede ser, yo he oído ahora
esto y esto y con esa privilegiada está bien... este sacerdote, bueno y competente ha dicho esto y lo
otro... no se puede girar hacia aquí o hacia allá como una veleta. Hay que ser firmes como una encina
(respira fatigosamente).

Ella opina que sois ingratos para lo que Ella os hizo decir por nuestra mediación (la mediación de los
demonios)... sobre todo lo que tuvimos que decir. Porque para nosotros era una terrible obligación
(gruñe furiosamente). Ella nos hizo hablar a veces casi sin interrupción, lo cual no es natural... para
que aumentase la presión. Pero los hombres quieren ensuciarlo todo, estropearlo, devastarlo, destrozarlo
todo y dudar de todo. Eso no es la opinión de La de ahí arriba no es su opinión... no está contenta con
eso. Hay que ser un verdadero soldado de Cristo y demostrar valor.

Y si ahora eso del sosia está en suspenso, y no ha sido comprobado por completo y hasta lo último, Ella
hace decir, que... ¿Cuántas veces voy a tener que repetir que es la verdad y que proviene de La de ahí
arriba? (grita furiosamente y lleno de odio). ¿Cuánto va a durar aún, hasta que el último cerebro
comprenda, y que todos obren como deben? No tienen más remedio que aceptarlo, y hacer lo que Ella
quiere. Se trata de una última posibilidad, una de las últimas posibilidades (gruñe furioso).

E: ¿Has dicho ahora todo lo que la Santísima Virgen quería decir?

B: (grita furioso y con voz colérica): Hemos dicho todo lo que Ella (señala hacia arriba) quería decir. Y
hace decir: ¡Por Dios! ¿Qué espera aún la humanidad? ¿Tiene que venir el fin del mundo, para que al
final se crea?... Eso es lo que Ella (señala hacia arriba) hace decir.

Nosotros hemos sido los que hemos hablado, nosotros.... los demonios, y hemos dicho lo que Ella quería
decir! (grita desesperadamente y con voz furiosa).

Durante los exorcismos se exigió muy expresamente, que las revelaciones sobre el “sosía de Pablo VI”
tenían que ser publicadas en el libro (“Advertencias”).

Aunque el cardenal Seper ha rechazado rotundamente esta versión, ni el editor, ni los exorcistas
pueden ocultárselas al lector, ya que el libro es una documentación sobre las revelaciones hechas
verdaderamente.

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:


sosia o sosias
1. m. Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de ser confundido con ella: la palabra "sosia" proviene de un
personaje de la comedia "Anfitrión",de Plauto.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sosias
El término sosias tiene distintos y parecidos equivalentes en los siguientes adjetivos: dobles,
impostores, imitadores.

La utilización política de sosias fue aplicada en personajes históricos con diversos fines. Casos
renombrados durante la Segunda Guerra Mundial fueron Winston Churchill, Adolfo Hitler, Rudolf
Hess, José Stalin y Bernard Law Montgomery. Posteriormente Nicolae Ceauşescu. En la década de

102
2000 puede nombrarse el caso de Saddam Husein. Existen referencias no confirmadas de sosias
de Isabel II del Reino Unido y Pablo VI.

http://www.avizora.com/publicaciones/misterios_enigmas_curiosidades/0001_misterios_vat
icano.htm

Ciertas revistas de extrema derecha habían acusado de estar afiliados a la masonería al


secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Villot, al presidente de la
Congregación de Obispos, cardenal Baggio, al banquero del Vaticano, arzobispo
Marcinkus y a otros prelados. En 1980, Bruce Marshali fantasea con el tema en su
novela “¿Un asesino para Juan Pablo?”, en la que el Papa Lucíani es envenenado
por la ficticia sociedad de Los Nuevos Apóstoles, cuyos doce miembros se oponen a
los cambios propulsados por el Concilio Vaticano II y apoyan como pontífice al
cardenal Siri. Tres años después en “La verdadera muerte de Juan Pablo I”, Jean-
Jacques Thierry plantea la hipótesis de que Villot sustituyó a Pablo VI por un sosías
y planeó la muerte de su sucesor cuando éste descubrió la infiltración masónica en
las esferas vaticanas, insólita teoría la del doble que aún hoy sostienen no pocos
ultraconservadores. De forma más seria y mejor documentada, Roger Peyrefitte,
buen conocedor de los entresijos de la Masonería y del Vaticano, sostiene en “La
Sotana Roja” la tesis de un complot tramado por algunos prelados que mantenían
estrechas relaciones con mafiosos, financieros y dirigentes de la logia P-2,
encubriendo bajo pseudónimos muy evidentes a personajes que a esas alturas
eran ya bien conocidos. Y describe al Papa como un reformista liberal empeñado en
erradicar la corrupción de la cúpula eclesial, presentando a Villot y a Marcinkus
como instigadores del crimen, llevado a cabo por un asesino profesional con una
jeringuilla envenenada, a fin de evitar su inminente destitución. Ese mismo año,
los fabricantes de best- séller G. Thomas y M. Morgan-Whitts publican “Pontífice”,
una documentadísima investigación sobre las vidas de los tres últimos papas y las
críticas circunstancias en que se desarrollan sus pontificados, en la que sugieren
que la hipótesis del asesinato fue un rumor hábilmente promovido por el KGB
soviético para desacreditar al Vaticano en unos momentos de gran tensión en sus
relaciones con la URSS.

25 de abril de 1977
E = Exorcistas
B = Belcebú

Revelaciones sobre el Papa Pablo VI, el sosía y el Vaticano

E: ¡En nombre de Jesús, di la verdad, Belcebú, en nombre de la Preciosa Sangre de Cristo, habla!

B: Ella (señala hacia lo alto) hace decir; desgraciadamente, desgraciadamente, una parte de los cardenales que
rodean al Papa; son también lobos y ...

E: ¡En nombre de Jesús, continúa! ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, di la verdad, solamente la verdad, di lo que la Santísima Virgen te ordena decir!

B: ... si no fuesen, no podrían mantener en su lugar, con tanto refinamiento a un hombre que representa el
papel de un segundo Papa, o mejor dicho, del primero, porque el verdadero Papa está en el último plano.
103
E: ¡Continúa, di lo que tienes que decir, en nombre de Jesús...!

B: Es triste que hagan eso, porque con ello condenan al verdadero Papa a crueles sufrimientos, que sin ello no
tendría que sufrir.

E: ¡Continúa, en nombre de Jesús, habla, Belcebú!

B: Mientras tanto hacemos todo lo posible para evitar que se note que hay un segundo Papa que actúa.
Nosotros somos más finos que todos los hombres juntos. Hacemos todo para que esto quede oculto...

E: ¡Habla, Belcebú, en nombre de Jesús!

B: Ya he dicho que pueden ocultar esto con un arte refinado, y que hasta los sacerdotes tradicionalistas no
quieren creer ni admitir eso. Pero, desgraciadamente -bien entendido, para vosotros- es así.

E: ¡Habla en nombre de la Santísima Trinidad!

B: Se dice: No existe un sosia, eso no es posible; solamente existe un Papa.

E: ¿Qué tienes que añadir? ¡En nombre de...!

B: Hay que decir: sed prudentes y listos como las serpientes. (“Sean, pues, precavidos como la serpiente, pero
sencillos como la paloma” Mateo 10, 16)

E: ¡Habla, Belcebú, en nombre de Jesús!

B: Sed prudentes y listos como las serpientes, pero no os apresuréis a desmentir, porque... (no le salen las
palabras).

E: ¡En nombre de Jesús, di solamente la verdad!

B: ... porque reina (con voz fuerte), reina efectivamente un falso Papa, una imitación del Papa... Es preciso
que la gente acabe por despertarse, porque casi todos duermen.

E: ¡Belcebú! ¿Qué es lo que tienes que decir aún en nombre de Jesús? ¡Di solamente la verdad, di lo que la
Santísima Virgen quiere!

B: Ahora embrollamos a los laicos, a los sacerdotes, a los obispos y a quien sea. Nos esforzamos por
embrollarlo todo en todas partes, e insinuarles... Podemos hasta cegar los cardenales que entran y salen
del Vaticano. Podemos volver las cosas de tal manera, que ni siquiera llegan a notarlo. La cirugía ha
hecho hoy en día tales progresos, que pronto podrá modificar la cara de un hombre hasta que se parezca a
la de otro como una gota de agua a la otra .. ..(respira fatigosamente). Y cuando una persona reside en el
Vaticano -como es el caso del sosia- los cardenales pueden inculcarle una y otra vez las costumbres del
verdadero Papa, y sus gestos, de forma que no tiene ninguna dificultad en imitar la mímica y lo que sea.
Solamente algunas veces, algunas veces, comete una pequeña falta, pero no lo notan todos.

(Sobre el mismo tema existen las declaraciones del 10 de junio de 1977, que intercalamos en este lugar)

E: ¿Vive todavía el sosia? ¡Di la verdad!

B: Sí, vive todavía. Tenemos todavía esa posibilidad de que vive. Que haya sido asesinado, es una invención
nuestra, para que toda esta cuestión pueda quedar oculta. Pero tenemos que decir, por orden de Ella (de
la Santa Virgen), que vive todavía. El Papa sufre un gran tormento, como hemos tenido que decirlo ya.
Si estuviese solo ante el timón, y pudiera decir lo que quisiera, la iglesia no se encontraría jamás en la
situación en que se encuentra. Vive miserablemente en sus habitaciones, y espera que la situación de la
iglesia mejore. Y todo parece ser en vano. Está atormentado literalmente por sus subordinados, que

104
deberían sostenerle en su tarea y, dada la grave situación en que se encuentra la iglesia, ayudarle y
secundarle en todo. En lugar de eso -no queremos decir eso- en lugar de eso, aún podemos hacer que no
sea ya tan competente. Ya no tiene gran cosa que decir. Es un mártir. Ya lo he dicho una vez. Está en
una situación peor que la del mártir Esteban. Ahí arriba (señala hacia lo alto), lo quieren mucho, lo
quieren mucho. Y de nuevo tenemos que hacer resaltar: no hay que obedecer a lo que proviene de sus
cardenales insubordinados y de ese falso...

E: ¿El Papa Pablo VI sabe que tiene un sosia?

B: En todo caso sabe lo que está sucediendo, sabe... que... que... Sufre indeciblemente, porque de sus
cardenales no llega al mundo ni a la Iglesia, ni a los obispos, lo que quisieran el Cielo y él mismo.

Sabe perfectamente que es como un prisionero, que en cierta forma es el prisionero del Vaticano. Por eso
sufre un gran tormento. Porque los cardenales no le obedecen y además hacen muchas cosas que no
corresponden a la voluntad de Dios, por eso tuvo que decir Judas el 17 de agosto de 1975, que ahora no
se debe obedecer. Judas ha dicho entonces: “No se puede obedecer a los lobos, y ninguna oveja se echa
de por sí en las fauces del lobo. Habría que gritar esto desde todos los tejados. Sería necesario decir a
todos los obispos que lo que proviene de ciertos cardenales no es la verdad, y que por lo tanto no se exige
la obediencia. Pero están todos tan cegados, tan cegados, desde el cabello hasta los dedos de los pies,
que no quieren reconocerlo”.

Y además, hay otro factor: esos tres cardenales superiores. Hay también otros, pero estos son los peores,
porque, en gran parte, están en relación con nosotros, y podemos arreglarlo todo de tal forma, que la
gente no pueda apercibirse. Es nuestra suerte. Estamos contentos de que no se aperciban. ¡Si saliese a
la luz pública lo que esos tres cardenales realizan clandestinamente!... Esto, en el siglo XV, les hubiera
llevado a la pira, como a los brujos. Pero hoy en día -es un fenómeno del tiempo- todos los que predican
y hacen el bien, son víctimas de una discriminación y son atormentados. Por el contrario, los que hacen
el mal, y molestan a sus correligionarios, y actúan de una forma tan diabólica, que actúan de tal forma,
que no pueden ser descubiertos jamás, o muy difícilmente, esos son los que están en una situación mejor.
Para esos, se admite que son buenos y muy competentes, que es necesario obedecerles, y que todo lo que
proviene de ellos es perfecto.

La fatalidad quiere, que en estos tiempos locos y desorientados, nosotros, los de ahí abajo (señala hacia abajo),
hacemos aparecer frecuentemente como bueno lo que es malo y ficticio, y que conduce, o puede
conducir, a la apostasía, bajo la apariencia de la obediencia... Lo que, por el contrario, es bueno, lo
hacemos calificar de desobediencia, de irreligión deliberada y de falta de humildad. Como en el caso de
Monseñor Lefebvre (Ver ANEXO 10).

Entre los comunistas y los franco-masones hay algunos que reciben de nosotros tales fuerzas, que no tienen que
dormir ni de día ni de noche, y que no pueden hacer otra cosa que trabajar sin interrupción, para dañar a la
Iglesia. Nosotros les damos la fuerza, nosotros tenemos la competencia. Nosotros tenemos un tal poder,
que podemos darles, si han hecho alianza con nosotros, la fuerza de dañar a la Iglesia, como no está
indicado en ningún libro. En ninguna parte se indica lo que hacemos, ni lo que traman los franco-
masones y ciertos cardenales.

E: ¿Está informado el Papa Pablo VI sobre los cardenales? ¿Los ha estudiado? ¡En nombre de la Santísima
Virgen, Madre de Dios, dinos la verdad!

B: Ya hace tiempo que los ha estudiado: Lo sabe todo, todo. Pero no puede hacer nada. Como ya lo hemos
dicho, está atado de pies y manos. No puede, le dan inyecciones. El médico - escuchad bien- que trata al
Pala, es manipulado de tal forma, que el Papa recibe ciertos venenos dañinos para su cabeza y para su
espíritu. Pero a pesar de eso, sabe perfectamente lo que está bien.

Por ejemplo, la Santa Virgen no permite que un día dijese: “Excomulgo a Monseñor Lefebvre” Eso no lo
permitiría jamás, Ella (la Santa Virgen).

Pero al fin y al cabo, sus fuerzas están totalmente paralizadas, que ya no tiene el poder de levantarse solo
contra los otros . Y ese es su martirio. Y es también una pesada prueba y un permiso de los de ahí

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arriba. Como ya se ha dicho, es un Papa mártir. El que no lo crea, ya lo verá, sus ojos se abrirán.

¡Qué pérdida significará eso entonces para nosotros! Trabajamos día y noche porque eso no salga a relucir,
muchos lo han notado, pero la mayor parte no.

E: ¡Si Dios lo quiere, eso saldrá a relucir, a pesar de vuestro trabajo! ¡En nombre de... dinos la verdad!

B: La verdad acaba por salir a la luz del día, acaba siempre por salir. Pero entonces habrá mucha gente que
sufrirá terriblemente, como ahora el Papa, el verdadero.

En relación con esto, tengo que decir aún, porque las cosas suceden siempre como lo quieren Los de ahí
arriba, y son también Ellos los que han lanzado ese libro (“Advertencias”)... tengo que decir: que las
revelaciones importantes, y de las revelaciones del libro en general, no hay ni una sola que no haya sido
hecha y redactada como el Cielo lo quiere, y como lo quería y como es la voluntad de ahí arriba. Hasta para
las revelaciones menores, no permitirían que fuesen falsas. Si a pesar de ello, alguien no lo cree, nosotros
nos alegraríamos.

En principio, la Santa Virgen manda siempre contra nosotros. ¡Si solamente no estuviese tan coronada y si no
pudiese agitar su cetro sobre nosotros! ¡Y si no tuviera tanto poder! Nos destruye por completo, quiero
decir nuestra obra.

Pero ella hace decir que su voluntad es que en estos tiempos de un gran terrible desasosiego, que los buenos se
unan y que tengan lo más posible una única forma de hablar y de obrar. No debe suceder que uno diga:
“no hay un sosia, no lo creo”, y que otro diga: “hay un sosia”. Es necesario que haya una unidad.

A este propósito, Ella desea que se publique con fuerza e insistencia: “el sosia existe”.

E: ¿En qué se reconoce al sosia?

B: Ya hemos tenido que decirlo. Tomad en mano los manuscritos, en ellos hay mucho m á s de lo que
hubiéramos querido decir, y reunid todas las revelaciones en las q u e hemos tenido que hablar ya del
sosia. Y leed el libro de Kolberg, “¿Subversión en el Vaticano?”

E: ¿Es exacto lo que Kolberg ha dicho?

B: Es, exacto.

E: ¿Ha escrito Kolberg la verdad? ¿Dice Kolberg la verdad en el libro. ¿Subversión en el Vaticano?

B: Kolberg dice la verdad en su libro; hay solamente algunas menudencias que no son completamente exactas,
pero eso no tiene gran importancia.

E: ¿La prueba del fonograma es auténtica?

B: Esa condenada prueba del fonograma es auténtica. Nosotros (los demonios) hemos sido la causa de que
haya sido rechazada y puesta en duda... La mayor parte de los colaboradores era gente que trabajaba más
con nosotros que con los demás... También hay entre ellos algunos que dicen que eso no es verdad, para
poder destruirle lo mismo que sus declaraciones... ¡Que tengamos que decir eso!

E: ¿Tienes algo más que decir, o ya es suficiente?

B: Ella no quiere decir nada más hoy, solamente que hay que hacer por fin lo que Ella ha hecho decir.

El 12 de enero de 1976 se hizo la siguiente revelación, pero no se citó en la primera edición, relativa al sosia:

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Veroba: Tenéis que decir, en nombre de Dios, que existe en Roma un sosia. Tiene una cara un poco diferente
de la del verdadero Papa: sus ojos no están tan hundidos en las órbitas que los de éste. El verdadero Papa
es débil y enfermizo. Sus ojos son azules, los del falso son verdes. El falso Papa ha estudiado teología.
Está ordenado. Es un buen comediante. No es el único culpable. Los otros, los que lo han puesto en
escena, tienen la mayor culpa.

El cuerpo diplomático se da cuenta de la mistificación, pero muchos no quieren verlo. Pero es raro que los
laicos no se aperciban. Deberían verlo, cuando no está bien maquillado... entonces tiene un aspecto
ligeramente diferente del verdadero Papa. Han sido algunos cardenales los que lo han instalado. Pero lo
han hecho de tal forma, que hasta los buenos son inducidos a error, como lo dice la Escritura. Pero hoy
en día, la gente ya no mira demasiado en la Escritura.

18 de junio de 1977

Juan XXIII y el Concilio.

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen... di la verdad!

B: Juan XXIII comenzó su pontificado en 1958; este Juan, no era sumamente inteligente, no era sumamente
instruido. Sobre esto no quisiéramos hablar.

E: ¿Pero por ahora está alto en el Cielo?

B: Bueno, Ella (señala hacia arriba) quisiera que dijésemos algo sobre él y el maldito Concilio, pero eso es lo que
nosotros no queremos. En todas partes tendréis más facilidades si no habláis del Concilio y seguís
simplemente vuestro camino.

E: ¡En nombre de... di solamente lo que la Santísima Virgen quiere!

B: Quiere demasiado, demasiado quiere (se queja).

E: ¡Di lo que quiere!

B: En 1958 comenzó Juan su pontificado; podría decirse que era una solución de urgencia, pero en todo caso
comenzó. Era piadoso y tenía buenas intenciones, aunque las cosas no hayan pasado siempre como él lo
había previsto. En todo caso, convocó el Concilio, y hubiera sido mejor que no lo hubiera hecho.

E: ¿Desde qué punto de vista hubiera sido mejor que no lo hubiera hecho? ¡En nombre de...!

B: Desde el punto de vista de Los de ahí arriba (señala a lo alto).

E: ¡Dila verdad!

B: Nosotros no queremos decir esto, no queremos predicar.

E: ¿Desde el punto de vista de los de ahí abajo (señala hacia abajo) lo era?

B: ¡Bueno! fue de la siguiente forma: No estaba previsto, ahí arriba, que se vaciase la bañera con el niño. Los
de ahí arriba (muestra hacia lo alto) no lo habían querido. Pero tal y como están las cosas hoy en día,
hubiera sido mejor que el Concilio no hubiese sido convocado. Desde luego, puede decirse que había
ciertas cosas que tenían necesidad de una renovación. Pero estando las cosas tal y como están actualmente,
se ha vaciado la bañera con el niño, y el diablo sabe hasta dónde correrá el agua, y en la bañera
solamente queda la mugre y la porquería del niño que estaba en el baño. Hubiera sido mejor...

E: ¿(Con el niño) quieres decir la Santa Iglesia?

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B: Sí, la Santa Iglesia y el Concilio. Con este Concilio se ha cometido una falta muy grave. Quiero decir que
el Papa Juan no ha dicho sin más en su lecho de muerte... (se interrumpe). Aún hoy en día daría vueltas
en su tumba, si supiera lo que pasa.

E: ¿No lo sabe?

B: Desde luego que lo sabe. Ya lo había visto en su lecho de muerte que la cosa era muy hábil. Pero ya era
demasiado tarde. No sabía que este Concilio tendría consecuencias tan deplorables, tan destructoras, tan
catastróficas, tan terribles. Ha creído obrar bien. Tenía buena voluntad; Creía hacer todo por el mayor bien
de la Iglesia. Quería renovar un poco lo que tenía necesidad de renovación. ¿Podía saber que después,
esos cardenales, esos cardenales imitados, esos malos cardenales, le arrancarían el cetro de las manos, y
hundirían todo en ese terrible estado? ¿Podía saber eso? Ha obrado de buena fe, y por eso a ido al cielo,
en todo caso, se ha salvado.

E: ¡En nombre de... la verdad y solamente la verdad!

B: Era humilde y bueno, pro no tenía mucho talento. En ese momento hubiera habido que instituir un Papa
muy dotado, que hubiese sabido dirigir la Iglesia y tener su cetro de tal manera, que no pudiese ser
falsificado. Pero lo comprendió demasiado tarde. Visto en líneas generales, eso entraba dentro de los planes
de los de ahí arriba (señala hacia lo alto), porque es necesario que se cumpla la Escritura y todo. Toda
entraba dentro de su plan, pero a pesar de ello, es un espectáculo lamentable para los de ahí arriba, ver la
situación actual.

E: ¡En nombre del Padre ...

B: Ha sufrido amargamente en su lecho de muerte, y ha hecho llamar a algunos de sus familiares o de las
personas que creía que le eran adeptas, y les dijo que quería gritar al mundo: “¡Si no hubiese convocado
ese Concilio!” Que ahora veía las terribles consecuencias, pero que ya no podía hacer nada, que estaba
en su lecho de muerte, y que ya no podía hacer absolutamente nada para pararlo todo. Que El de ahí
arriba, (señala hacia lo alto) le sea misericordioso, eso era todo lo que podía decir aunque los otros, los
llamados hombres de confianza, tuvieran la bondad, por el amor del cielo, de hacer saber eso al mundo, y
también al próximo Papa.

E: ¡En nombre de... di la verdad, y solamente lo que la Santísima Virgen quiere!

B: Pero esos llamados hombres de confianza, pensaron: “Está sobre su lecho de muerte, y ya no tiene toda su
lucidez”. Cuando se convoca un Concilio no se puede decir simplemente: “Lo paramos”, como si fuese
un grifo que se abre por completo y que solamente hay que cerrar. Este Concilio no tenía ya ninguna
palanca que pudiese cogerse, o con la que se pudiese frenar. La situación estaba ya demasiada adelantada,
para que se pudiese hacer algo. La palanca se había roto. Ya estaba rota a la muerte de Juan XXIII.
Naturalmente, también estábamos nosotros, los demonios, en este asunto. Intentábamos sacar nuestro
provecho de todo. Naturalmente, habíamos hecho todo porque no se pudiese cerrar ese grifo, o detener el
agua. Esa es la razón por la que tenéis disensiones funestas, catastróficas, terribles, y el diablo sabe
cuanto más.

Sus hombres de confianza, decían: quizás tenga también arterioesclerosis o algo parecido. Según parece, con
la edad es una cosa frecuente. Pudiera ser que tuviese algo así, y no sepa ya todo lo que dice. Los
íntimos se dijeron entre ellos. “Es necesario que eso no se sepa en ningún caso. La situación está tan
avanzada, todo está tan ligado y entrelazado, que ya no se puede sacar el pie del zapato”.

E: ¡En nombre de ...!

B: Entonces vino el Papa Pablo VI inteligente y dotado. ¿Pero qué podía hacer para frenar lo que el otro
había iniciado? Por otra parte, el mismo Pablo VI ha cometido errores al principio. No sabía lo que Juan
XXIII había dicho sobre su lecho de muerte. Llegó a comprenderlo, pero era demasiado tarde. En todo
caso, no lo ha comprendido, con gran daño para él. Y hasta ha llegado a tomar algunas medidas, que han
contribuido al desastre. Su Pontificado dura ahora desde hace casi catorce años, y estos catorce años han

108
sido terribles para él. Ha comprendido lo que el Concilio llevaba consigo de poder destructor, pero era
demasiado tarde. Ahora, sigue un camino terrible, el camino de un mártir, como los otros demonios han
tenido que decirlo antes que yo, de tal forma, que ya no puede hacer nada en la situación caótica que
existe actualmente.

Se dice siempre: es el Espíritu Santo, tiene que ser el Espíritu Santo. Cuando, por ejemplo el falso Papa recibe
a los diplomáticos, y a todos los hombres políticos, como lo quiere, o como lo quieren sus cardenales,
entonces el mundo, o por lo menos el mundo que se denomina fiel al Papa, dice: “¡Sopla el Espíritu
Santo! ¡Tiene que ser el Espíritu Santo!” Pero la mayor parte de la gente, no sabe que el Espíritu Santo
no tiene nada que ver con eso... Ahora ya no queremos hablar más.

E: ¿No queréis hablar más? Pero tu no has dicho todo lo que tenías que decir, Belcebú. ¿Estaba dirigido el
Concilio por el Espíritu Santo o no?

B: Al principio, el Espíritu Santo ha estado algunas veces presente, pero ya en aquel momento, no lo estaba
siempre.

18 de junio de 1977

E = Exorcistas
B = Belcebú

La prueba de los ángeles

Oraciones preliminares: Letanía de todos los Santos (con reacciones de los demonios),
exorcismo de León I I I (En alemán, en grupo).

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, en nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo, en nombre del Corazón Inmaculado de María, cuya fiesta celebramos hoy, te ordeno...!

B: Todos vosotros debéis hacer actos de fe, de esperanza, de caridad y de contrición. Tenéis que rezar. Hoy no
queremos decir nada.

E: ¡Pero la Santísima Virgen lo quiere...

B: No queremos decir nada, no podemos hablar. Lucifer no quiere que digamos lo que Ella (señala hacia lo
alto) quiere...

E: Pero la Santísima Virgen quiere...

B: Pero Lucifer odia a la Grande ahí arriba (señala hacia lo alto). Se pone furiosísimo cuando la Grande obtiene
lo que quiere y lo que tiene en su cabeza coronada.

E: ¡Di la verdad, en nombre de la Santísima Virgen!

B: Ella (señala hacia arriba), está ahí. Naturalmente sigue ejerciendo todavía su alto mando, es que hoy es la
fiesta del Corazón Inmaculado.

E: ¿La Santísima Virgen está ahí?

B: ¡Y cómo está! Casi me aplasta a mí, Belcebú, casi me aplasta. ¡Si la hubiera reconocido! En aquel
momento todavía no existía, pero nos fue enseñada... que vendría.

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen, di la verdad, y solamente la verdad, y solamente lo que quiere la

109
Santísima Virgen!

B: Nos fue mostrada... que vendría un día como grande co-redentora... la Grande, la Grande.

E: ¿Os fue mostrada la Inmaculada Concepción?

B: En nuestra majestuosa grandeza angélica, nos imaginábamos que estábamos muy por encima de Ella... y tan
por encima, que no queríamos admitir que, excepcionalmente, una mujer estuviese más alta que nosotros.
Este fue también un potente motivo que contribuyó a nuestra caída y fuésemos precipitados allí abajo
(señala hacia abajo).

E: ¡Di lo que te ordena la Santísima Virgen! ¡En nombre de...!

B: De día en día fuimos mas tenebrosos. Quiero decir, que en la Eternidad, no se cuenta por días, pero para
hablar imaginariamente y según vuestra posibilidad de medir, nos hemos ido haciendo de día en día mas
tenebrosos, menos majestuosos, tanto que Miguel (el arcángel), que antes era un pequeño angelito... ¡Ah!
¡Miguel! ¡Miguel! Nos volvemos locos, que era para nosotros un pequeño angelito, pueda ejercer un tal
dominio hoy en día, y casi aplastarnos. Casi todo lo que nosotros hemos perdido, lo ha recibido Miguel.

E: ¿El arcángel San Miguel es ahora el más alto de los ángeles?

B: ¡Sí, ahora sí!

E: ¿Ha tomado en el Cielo vuestro lugar, y el lugar de Lucifer?

B: El de ahí arriba (señala hacia lo alto), tenía que darle una posición muy alta, para que pudiese ejercer la
dominación angélica sobre el mundo, como El de ahí arriba (vuelve a señalar hacia lo alto), lo quiere y lo
manda.

E: ¡En nombre de... di la verdad! ¿Tienes que hablar de los sacramentos?

B: Debería, pero Lucifer no está conforme, no debo hablar.

E: ¡... Habla! ¡Di lo que la Santísima Virgen quiere!

B: Pero entonces, Lucifer me va a insultar. Es mejor que me calle.

E: ¿Qué es lo que manda la Santísima Virgen?

B: Es que no gusta oír lo que Ella (muestra hacia arriba), quiere y dice. Pero también hay que decir que Ella
quiere siempre mucho, quiere permanentemente algo. ¡Que se quede ahí arriba (señala hacia lo alto), la
Grande, puesto que nosotros no tenemos mas remedio que quedarnos ahí abajo! ¡Que se quede donde
está! ¡Que no venga continuamente a molestarnos y dirigirnos!

E: Pero también los demonios están en este mundo.

B: En eso tenéis razón, pero precisamente por eso es para nosotros un lugar muy abajo. No es necesario que
venga continuamente a molestarnos y dirigimos.

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... dinos la verdad, y dí lo que tienes que decir, por orden de la Santísima
Virgen...!

B: Para nosotros es una cosa maldita... No quisiéramos hablar sobre ello. No es nuestro sector, no es nuestra
cuestión lo que quiere La de ahí arriba (señala hacia lo alto). No tiene por qué venir a atravesar nuestros
planes...

E: ¡Cállate sobre todo lo que no tienes que decir! ¡Di lo que la Santísima Virgen quiere decir, y nada más! ¡En
nombre de...!

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B: Tiene siempre ideas tan eclesiásticas... Ni siquiera puedo decirlo demasiado alto, porque seríais capaces de
venir con agua bendita y bendiciones.

E: ¡Desde luego que vendremos con agua bendita y bendiciones! ¡Di en nombre de...!

B: Ella dice... Solamente nos faltaba eso, que quiera ahora eso. Dice que tendríais que poneros de rodillas y
decir, primeramente, tres veces el: “Santo, Santo, Santo...” y rezar un “Rosario de lágrimas”. Pero
nosotros decimos: “No hace falta rezar; mientras más recéis, más os combatiremos, porque nos provocáis.
Tendréis una vida mejor si no rezáis y, por el contrario, hacéis lo que nosotros queremos”.

E: ¡No queremos tener una vida mejor! Queremos hacer la voluntad de Dios.

B: Pero entonces solamente tendréis persecuciones, y una extrema mala suerte.

(Se recitan en común las plegarias demandadas: tres veces: “Santo, Santo, Santo... “ y el “Rosario de las
lágrimas”)

B: A este (el “Rosario de las lágrimas”), podemos renunciar fácilmente. (Agrega incidentalmente): En
efecto, “lágrimas de sangre” sería mejor que “lágrimas”, pero no tenéis que decir nada más que
“lágrimas”.

E: ¿Sería mejor que dijésemos: “Por las lágrimas, y lágrimas de sangre”?...

B: ¡Los dos, serían mejor!... (grita)... (se vuelve hacia uno de los sacerdotes). ¿No puedes quitar tus manazas
de ahí? Estas manazas consagradas, no las queremos... y tampoco el rosado (rosario)!

Las almas del purgatorio


El purgatorio
Las indulgencias

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen María, en nombre de todos los Santos, y en nombre de todos los ángeles
de la guarda que invocamos...!

B: También las almas del purgatorio pueden rezar. Aunque no puedan hacer nada más, pueden rezar.
También pueden murmurar algo por la Iglesia, tímidamente. (Belcebú quiere ridiculizar la oración de
las almas en el purgatorio). Pero si las convoca para ello, tienen que hacerlo y lo hacen. Ya saben lo
que ahora está en juego. Eso es porque saben mucho, especialmente las que están en los grados
superiores.

E: ¿Quiere decir eso, que las almas del purgatorio nos quieren ayudar a rezar por la Iglesia?

B: Las que son de los grados más bajos, a las que aún podemos hacer ver -porque, si se quiere, hay muchos
grados- tienen pocas competencias, en su mayor parte están cruelmente atormentadas; las que están en
el grado inferior - cuando han sido personas muy mal intencionadas y han pecado mucho- no saben
muchas veces, si se están en el infierno, o si han sido salvadas. A las que están completamente abajo,
todavía podemos influirlas. Se encuentran en eso que se llama el lago inferior.

E: ¿Y saldrán de ahí?

B: Solamente por medio de una cantidad incalculable de plegarias y de sacrificios... Muchas se quedarán
hasta el fin del mundo, y están contentas... y al fin y al cabo, bendicen a Dios con completa sumisión
de que las haya puesto ahí abajo. Puede decirse que es la frontera entre el infierno y el purgatorio.

E: ¿Pero es todavía el purgatorio?

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B: Es todavía el purgatorio. Pero ahí se encuentran, sobre todo. los que hubieran merecido el infierno, pero
que, gracias a los sacrificios, a los numerosos sacrificios de las personas que se han ofrecido, han sido
salvadas en el último momento... No nos gusta hablar; no es necesario que recéis por las almas del
Purgatorio. No nos gusta eso. Los del Cielo dicen (muestra hacia lo alto).-Judas ha tenido ya que
decirlo el 31 de octubre- que las almas del Purgatorio se sienten ahora terriblemente frustradas (esa es
la opinión de los demonios). ¡Pero que sufran! ¡Que revienten! También nosotros tenemos que sufrir.
No es necesario ya que ganéis las indulgencias que la Iglesia ha concedido cuando oráis. ¡Que revienten!
Nosotros, también tenemos que sufrir atrozmente en el infierno.

E: En nombre de... te pregunto: ¿Puede ganarse todavía la indulgencia “Toties-quoties” (“En cuantas ocasiones
se presenta”, ver ANEXO 11) el día de “todos los Santos” y el día de “Todos los Difuntos”?

B: Lo que un Papa ha establecido una vez, otro no puede suprimirlo pura y simplemente como si fuese un
zapato viejo y sucio y que ya no gusta, y que se lleva a la zapatería.

E: ¡En nombre de ... di la verdad y solamente la verdad!

B: Cuando hacéis un regalo a cualquiera, un regalo muy grande... no queremos hablar de ello... las
indulgencias son regalos de un valor inestimable, son tesoros incomparables para las pobres almas del
purgatorio, son tesoros inmensos, cuando se hace a cualquiera un gran regalo, que le gusta enormemente,
que le procura una alegría inmensa, y con el que se ocupa de una forma durable, y en el que encuentra un
provecho, el donador no puede venir y decir: “Oye, he hecho una tontería al hacerte ese regalo. Ya has
jugado bastante con el. Ahora es necesario que me lo devuelvas...” Eso no es posible. Entonces el
beneficiario respondería: “No, estás fantaseando. ¿Te figuras que te voy a devolver el regalo que me has
hecho?” Diría: “Los años han pasado. Hace ya más de diez años que me lo has dado. Lo guardo, y se
acabó. No me puedes llevar ante los tribunales por eso. Hubieras debido reflexionar, antes de hacerme el
regalo”. Pues lo mismo pasa con las indulgencias. Los de ahí de arriba hacen decir, que las indulgencias
que un Papa ha otorgado, no las puede retirar, pura y simplemente, otro. Por ejemplo: solamente porque
bajo “¡Dulce Jesús dadles el reposo eterno!”, o “¡Sagrado Corazón de Jesús, haced que os ame cada
vez más!”, se había indicado: “100 días”, o “300 días”, o “siete años” o algo parecido, solamente por ese
hecho, no hay ningún motivo para que un Papa suprima esas indulgencias.

Pero, finalmente, eso no ha sido imaginado ni ordenado por el propio Papa. Se quisiera suprimir
absolutamente todo. Entonces se dijo: “La gente no comprende ya esas indulgencias de 300 días, de siete
años, esa indulgencia plenaria ... Creen que la estancia en el purgatorio se abrevia en esos 300 días, o
algo parecido...”

Se podría predicar sobre eso y explicar que esos 300 días son penas eclesiásticas, penitencias eclesiásticas según
el antiguo uso. El nombre (número) de días correspondía al tiempo durante el cual debían expiarse los
grandes pecados, y durante los cuales, los grandes pecadores no tenían derecho a entrar en la
iglesia, sino que debían quedarse a la puerta. La penitencia que hacían, el sufrimiento que
soportaban, eso es lo que representan las indulgencias.

Tenemos que decir aún esto: estas indulgencias de 300 días eran, a pesar de todo, poca cosa en comparación
con lo que los pecadores tenían que sufrir antes por las penitencias eclesiásticas. Era un regalo
incalculable para las almas del Purgatorio, y también para los hombres.

E: ¿Las indulgencias “Toties-quoties” también?

B: Todas las indulgencias son un regalo incalculable. Pero lo que un Papa ha ligado en su tiempo, no puede
desligarlo otro Papa, si no tiene la intención expresa de desligarlo. Aunque haya participado, no ha sido
sólo el Papa, otros también han participado. El no ha tomado parte extraordinariamente; toda la cuestión
ha sido traficada y manejada para que las almas del purgatorio no tengan ya un beneficio de tales
oraciones.

E: ¿Sucede lo mismo con la misa de San Pío V?

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B: ¡No me vengas ahora con la misa tridentina!

E: ¡En nombre de... di la verdad y solamente la verdad!

B: ¡Ah! Que tengamos que decir siempre la verdad y solamente la verdad. Es una cuestión maldita, a la que
quisiéramos sustraernos. ¡Durante todo el tiempo estáis viniendo con la cuestión de la verdad, y con ese
ejemplo!

E: Jesús dice: “Yo soy la verdad y la vida” (Juan 14,6). Nosotros queremos la verdad, y lo que dice Jesús y la
Santísima Virgen. ¡Habla en su nombre, di la verdad y solamente la verdad!

Los sacramentos

B: Los sacramentos... precisamente de eso no queremos hablar. Es una cuestión que no quisiéramos tocar. Hoy
en día, las cosas son como son.

E: ¡En nombre de... di solamente lo que quiere la Santísima Virgen!

B: Que tengamos que decir ahora eso, o no tengamos que decirlo, las cosas son como son, y no podéis cambiar
nada.

E: ¡Eso depende! ¿Qué es lo quiere la Santa Virgen? ¡Di la verdad y solamente la verdad, en nombre de...!

B: ¿Por qué no os habéis quedado en casa? ¿Qué queréis?

E: Queremos cumplir la voluntad de Dios. ¡Dinos lo que la Santísima Virgen quiere decirnos sobre los
sacramentos!

El sacramento de la Penitencia

E: .¡Di lo que dice la Santa Virgen, en nombre de...!

B: El sacramento de la penitencia, eso también es algo. Eso no viene en primera línea del Papa, esas
absoluciones colectivas, esas ceremonias penitenciales. Tampoco ha dicho que reemplazasen una
verdadera confesión. Eso es una invención nuestra (del infierno). Sin una verdadera confesión, la gente
pierde toda conciencia moral. Por lo tanto, pecan mucho más. Por lo tanto piensan. “Si ahora no se está
obligado a arrodillarse delante de un confesionario, ante un viejo, vestido con una sotana... si no se está
obligado a contar sus cuestiones... la vida será mucho más fácil. Entonces sería mucho más fácil permitirse
una escapada, o dar un beso amoroso más, sobre la mejilla de una persona casada. Ya no estaré obligado a
decírselo a un clérigo”... Los de ahí arriba no quieren oír la expresión de clérigo. Pero para nosotros, en
esta situación, son simples porquerías y clérigos. La gente piensa entonces: “Ahora, ya no se estará
obligado a arrodillarse humildemente y de confesar: Oye, he hecho esto y esto en tal y tal ocasión; he
estado con una tal, y con una que estaba casada, y hemos hecho esto y lo otro”. La gente piensa
simplemente que eso se lo pueden permitir hoy en día. Los propios sacerdotes dicen que basta con ir a las
ceremonias penitenciales, y que todo está perdonado. “¿Para qué tenemos que imponernos grandes
penitencias, y hacer todavía grandes actos de humildad? Ahora podemos pecar mucho más fácilmente.
Nos arrodillamos allí delante, o allí detrás, a nuestro gusto, y nos dejamos dar la absolución en las
ceremonias penitenciales sobre todos nuestros pecados. Y entonces todo nos será perdonado, puesto que el
sacerdote lo ha dicho. El mismo sacerdote dice que, ahora, la ceremonia penitencial reemplaza a la
confesión”. Eso es lo que pesa hoy en día. Y vosotros queréis continuar creyendo que, en las ceremonias
penitenciales, la gente hace exactamente lo que debería hacer en una verdadera confesión. Creéis que las
cinco o seis letras iniciales de, por ejemplo, las palabras “rezar, reconocer” ... ¡Ah! ¡No quisiéramos decir

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eso!

E: Oración, examen de conciencia, contrición, confesión, penitencia.

B: Penitencia: no solamente tienen que cumplir su penitencia, tienen que cumplir igualmente el castigo de su
pecados. Podrían hacerlo por muchas, muchas indulgencias. Entonces, los “300 días”; los “siete años” o
lo que sea, les serían aplicables según lo que el Papa ha concedido en su tiempo por éstas indulgencias.
Estas indulgencias son todavía válidas hoy en día. Pero la gente no lo sabe. Sería necesario proclamarlo
desde lo alto de todos los púlpitos.

E: ¡En nombre del Padre, continúa, di lo que quiere la Santísima Virgen!

B: Ella (señala hacía arriba) dice que la ceremonia penitencial no reemplaza jamás la confesión. Ya hemos
tenido que decir lo mismo. Nunca, ni aproximadamente, sustituye a la confesión. La confesión
verdadera, entera, sincera, tiene que volver a ocupar su lugar. Sería necesario decirlo desde lo alto de
todos los púlpitos.

E: ¡En nombre de... di la verdad que tienes que decir, como la Santa Virgen lo quiere! ¡Di lo que tienes que decir
sobre la confesión!

B: Sería necesario preparar mucho mejor a la gente para la confesión. No sería demasiado prepararse durante
una hora entera. Precisamente en la cuestión de la confesión, nosotros (los demonios) tenemos una gran
competencia. Tentamos a los hombres de todas las formas. Intentamos obtener que no tengan una
verdadera contrición.

Si no tenemos éxito, y si el arrepentimiento se apodera del hombre, entonces venimos, u otros tres demonios, y
le presionamos para que no tenga el deseo de mejorarse. Con muchos, tenemos también la intención de
que no reconozcan completamente sus pecados. Para eso delegamos a ciertos demonios.

Cuando todas esas escalas han pasado, cuando el penitente ha rogado bien al Espíritu Santo, ha reconocido sus
pecados -el arrepentimiento de los pecados es parte capital de la confesión- entonces, le tocamos sobre el
firme propósito de no volver a pecar, e intentamos que no tenga el firme propósito y que por lo tanto no
reciba tantas gracias. Cuando un hombre tiene un cierto propósito firme sobre su defecto dominante,
recibe ciertas gracias. Dice el sacerdote su defecto dominante. Es un acto de humildad, y donde hay
humildad, pueden venir algunas gracias, que sin eso no llegarían.

Cuando no hemos podido dominar al hombre hasta ese momento, y cuando ha entrado en el confesionario,
después de tener un firme propósito... entonces empleamos a los últimos demonios, para que en el último
momento... en el momento de confesar sus pecados... le invada un gran terror, tanto que no se atreva a
confesar... aunque solamente se trate de pecados veniales.

En lo que se refiere a los pecados graves es, desde luego, con seguridad, mucho más funesto no confesarlos.
Si en efecto, se callan conscientemente pecados graves, no se puede llegar al estado de gracia. Pero hasta
para los pecados veniales, que se conocen , pero que no se confiesan, se reciben menos gracias, porque
entonces se tiene menos tendencias a cambiar de vida o mejorarse.

Cuando hemos llegado a ese estado con personas piadosas -eso sucede sobre todo con personas piadosas y muy
piadosas- y el penitente está arrodillado en el confesionario y ha dicho efectivamente todo al sacerdote,
según su alma y su conciencia - es más, si ha añadido Dios sabe qué- entonces la confesión es buena.

Y ya que hablo de “agregar Dios sabe qué”, quiero decir que hay gente que se acusa de faltas o pecados, aunque
no estén seguros de que se trate de faltas o de pecados. Si ha pesar de ello, se dicen al sacerdote, lo que
frecuentemente exige mucha humildad, entonces se encuentran inmediatamente más tranquilos. Por esta
humildad y esta franqueza, obtienen además gracias suplementarias (gruñe lastimosamente). Semejante
confesión es buena y merece el nombre de confesión. Entonces el penitente recibe la gran (para nosotros
los demonios) la funesta absolución: “Ego te absolvo”..(“Yo te absuelvo…”). ¡Oh! ¡como odiamos eso!
Aún hoy en día la odiamos.

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(Belcebú habla con una voz más tranquila): Pero ya no tenemos que temer tanto la absolución individual.
Ahora, la ceremonia penitencial ha reemplazado la confesión, y por lo tanto, el sacramento de la
penitencia ya no es tan actual... ¡ Oh! ¡ Que tengamos, encima, que decir eso!

La de ahí arriba (señala hacia lo alto) dice que sería necesario proclamar desde lo alto de todos los púlpitos que se
vuelva a pedir la verdadera confesión. Una ceremonia penitencial, no es una verdadera confesión. Una
ceremonia penitencial es una ceremonia de masas, es como poner algo en escena que da la ilusión de que
todo está olvidado y perdonado.

(Nosotros, los demonios, decimos): Os podéis ir tranquilamente a casa, recibid tranquilamente el Cuerpo del
Señor. Ahora tenéis la paz en vuestras chozas (vuestras almas). Podéis estar tranquilos.

Esto representa una pérdida enorme para los de ahí arriba. Esa manera de ver las cosas es muy perniciosa para
los hombres. Naturalmente, no para nosotros. Mientras menos respeto haya, tanto mejor para nosotros.

25 de a b r i l d e 1 9 7 7

Como este texto pertenece al tema de los sacramentos, se intercala aquí.

E = Exorcistas
B = Belcebú

No debe haber Primera Comunión sin conf esión.

E: ¡Belcebú, te ordenamos en nombre de Jesús, di la verdad, di la verdad en nombre de la Santísima Trinidad,


del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!

B : Ella (señala hacia lo alto) hace decir, a propósito del Santo Sacramento, a propósito de la primera
comunión, que es absolutamente deplorable, y que es un daño inimaginable para un niño, si no se
confiesa antes de hacer la primera comunión (gime dolorosamente). Es necesario, ante un tan grande y
tan digno... ¡No queremos hablar!

E: ¡Habla en nombre de Jesús: di la verdad y solamente la verdad! ¡En nombre del Santísimo Sacramento del
altar, di la verdad!

B: …ante un Sacramento tan grande, y especialmente antes de que Cristo (no) ..vaya por primera vez al alma,
y que se establezca una unión entre el Cielo y el ser humano que vaya a comulgar, es indispensable hacer
una confesión, una confesión válida, entera, integral (respira profundamente y con fatiga). Dónde eso no
tiene lugar, desaparece el respeto del Sacramento, y hasta del Cielo... (las palabras salen fatigosamente,
se tiene una impresión de ahogo).

E: ¡Habla, Belcebú, en nombre de Jesús...!

B: . ..y de todas las cosas santas. Desaparecen, casi por completo, toda piedad y todo respeto. Pero lo que es
aún más lamentable, hace decir Ella, lo que es mucho más lamentable, es que eso dá al niño que comulga
una mentalidad falsa con respecto al Santo Sacramento d e l altar y, de forma general, con respecto a la
Santa Eucaristía. Estos niños tendrán el sentimiento de que se pueden tener tantos defectos y tantos
pecados como se quiera, y a pesar de ello, ir a comulgar, lo que sería admitido.

E: ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de Jesús, y solamente la verdad!

115
B: Cuando falta esta confesión antes de la Sagrada Comunión, falta un elemento de una importancia
incalculable. Se trata de un daño que, en la mayor parte de los casos, o por lo menos en muchos casos, no
podrá ser reparado jamás (respira fatigosamente).

E: ¿Qué tienes que decir aún, en nombre de la Santa Virgen, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del
Hijo, del Espíritu Santo? ¡Di la verdad, di lo que tienes que decir, y solamente la verdad!

B: Hace decir que si los sacerdotes no son más inteligentes, y envían a un niño a la Santa Eucaristía antes de
que se haya confesado, y aún antes de que tenga una noción de pecado, de su perdón y de su remisión,
eso no debería estar permitido. Es una vergüenza -nosotros mismos, ahí abajo (señala hacia abajo),
debemos reconocerlo que se admita a estos niños. Se dice que los niños no tienen todavía defectos, que
los niños son buenos, que no saben lo que hacen y que son todavía inocentes. Pero tienen más defectos y
pecados de lo que se cree. Nosotros tenemos ahí abajo (señala hacia abajo) niños, muchos más niños de
lo que creéis (gime).

E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad, Belcebú en nombre de Jesús, di lo que tienes que decir sobre los
niños! ¡Habla, Belcebú, habla, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo! ¡En nombre de Jesús crucificado, en nombre de la Santa Cruz, en nombre de la Preciosa Sangre,
di todo lo que la Santa Virgen te ordena decir... solamente la verdad, toda la verdad! ¡Habla en nombre de
Jesús!

B: Ella (señala hacia arriba), hace decir que todos los niños que no han sido preparados por sus sacerdotes, y
que por lo tanto no han tenido una instrucción con vistas a la confesión, deben ser dirigidos a otros sitios,
por el amor de Dios, sitios en los que les sea dada esa instrucción... por ejemplo en otra parroquia.
Donde eso no es posible; los propios padres deben tomar el catecismo en sus manos y aprender con el
niño, hasta que sea capaz de recibir un don tan grande como la Santa Eucarística. De lo contrario, el niño
no será jamás guiado por el buen camino. Más larde, se dirá: “Ya en su tiempo, la primera vez, también
fui a hacer la comunión sin confesión”. Entonces, muy numerosos niños llegan... llegan a ese punto
(levanta la voz) que... ¡No queremos hablar más! ¡No queremos más!

E: En nombre de Jesús, di toda la verdad, di lo que la Santa Virgen te manda!

B: De esa manera, muchos niños, y sobre todo los jóvenes, llegan a un punto en que no les importa nada
recibir ese sacramento en estado de pecado mortal (se queja lamentablemente).

E: ¡Di lo que dice la Santa Virgen, di solamente lo que la Santa Virgen ordena y quiere, habla!

B: Esa es la razón por la que hace un llamamiento a todos los padres, catequistas, maestros, para que digan a
los niños que no deben, jamás, nunca jamás (grita lamentablemente) ser admitidos al Sacramento, a la
Santa Eucaristía, a recibir la Santa Comunión, sin haber hecho una confesión, digna, correcta, como debe
hacerse!(respira penosamente).. Si no lo han hecho, vale más que no vayan, porque hay muchas gracias,
una gran cantidad de gracias de menos. Debería también decirse a la gente, que cada vez que hacen una
buena confesión, digna, correcta, como debería hacerse, entonces la Santa Eucaristía, la Santa Comunión,
lleva consigo muchas más gracias, tiene mucho valor, más valor que cuando los fieles reciben el Cuerpo
de Cristo sin confesión.

E: ¡Di la verdad en nombre de Jesús!

B: Cada confesión da y contiene gracias incalculables, que no podéis comprender hasta la eternidad, es decir,
en el lugar superior, ahí arriba (señala hacia lo alto, y se queja).

E: ¡Di la verdad en nombre de Jesús, solamente la verdad, toda la verdad! ¡Belcebú, continúa, di lo que la Santa
Virgen te ordena decir!

B: Ella (muestra hacia lo alto), sufre grandes tormentos y grandes dolores cada vez que El (señala de nuevo
hacia lo alto) es recibido indignamente, o cuando es recibido como si fuese un pedazo de pan u otro
alimento, que se toma, que se mastica y que se come sin pensar lo que es. Pero sufre muy

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particularmente cuando ve a los niños, a los que hacen la primera Comunión, y que se les admite a
comulgar, no solamente sin confesión, sino también sin preparación suficiente para el Santo Sacramento.
Sí, sí... (las palabras salen dificultosamente), ni siquiera tienen una buena, una completa…

E: ¡Continúa, en nombre de Jesús...!

B: ... preparación para la Santa Comunión, no tienen una preparación conveniente, ya sin hablar de la
confesión. Muchos de los que hacen la primera Comunión, ni siquiera saben que es necesario hacer un
acto de fe, de esperanza y de caridad. Se les dice simplemente...

E: ¡Habla en nombre de Jesús, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!

B: … Se les dice simplemente: “Ahora vais a comulgar. Cristo es bueno para todos. Ama a todos los niños,
los estrecha contra su corazón. Vosotros todavía sois inocentes. Cristo ama a los niños como vosotros.
Id a El y abridle vuestro corazón, uníos a Él tantas veces como queráis. Eso le causa alegría, una gran
alegría”... Pero no advierten que no puede tener alegría con todos los niños. No lo ven y lo pasan en
silencio (gime).

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad, Belcebú, en nombre de...!

B: No notan que, frecuentemente, es una abominación para Cristo entrar en un corazón que ya contiene muy
numerosos pecados, y en parte pecados capitales... ¡No queremos hablar más! ¡No queremos!

E: En nombre de Jesús, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en
nombre de Jesús, di la verdad, di lo que la Santísima Virgen te ordena decir! ¡Di la verdad, Belcebú,
continúa!

B: Ella (señala hacia lo alto) lanza un llamamiento y hacer decir que, ante todo, se debería hacer la preparación
a la Santa Comunión de una manera mucho más seria más completa, y más adaptada, lo que no sucede
hoy. Sobre todo, -pero eso ya lo he dicho- es absolutamente necesario que la confesión preceda. Los
padres deben preparar a sus hijos muy, muy cuidadosamente; y además, rezar diariamente con ellos.
Deben hacerles preguntas, y hacer todo lo que puedan para que hagan una buena confesión. No es
necesario que vayan a ver al sacerdote para reprocharle que no lo ha hecho (él), y con ello, provocar una
contradicción. No es necesario que lo hagan; pueden hacerlo, pero no es, en absoluto, una obligación.
Pueden asumir tranquilamente la instrucción del niño, y prepararlo para su primera confesión. En
muchas ciudades, hay varias iglesias. Si viven en el campo, pueden y deben llevar su niño a otra parte, si
les es violento con respecto al propio sacerdote. Al purificar su alma, el niño tendrá el beneficio de unas
gracias mayores. Gracias inmensas, decisivas para toda la vida, se pierden, porque el niño no ha
aprendido a aproximarse a Cristo el día de su primera comunión, con un corazón puro, y hasta cierto
modo, digno de Él (grita). ¡Era necesario que yo dijese eso! ¡Era necesario que tuviese que decir aún eso!
¡Era necesario que esto se inscriba en vuestro “papelucho”!

18 de junio de 1977

E l ayuno e u c a r í s t i c o .

E: ¡En nombre de la Santa Virgen, di la verdad!

B: La cosa es la siguiente: los sacramentos no hubieran debido ser cambiados en absoluto. Eso se ha hecho,
en parte, por las maquinaciones de la franco-masonería. Por otra parte ha sucedido, por ejemplo, para
la Santa Comunión, que el Papa ha dicho que era una ley demasiado dura obligar a la gente a estar en
ayunas durante toda la noche. Sobre todo, en las misiones, sucedía que estaban obligados a permanecer
en ayunas hasta el medio día, o hasta tarde, y eso era, frecuentemente, duro.

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Pero también era una ganancia inapreciable, porque la gente estaba obligada a hacer penitencia, a hacer
muy grandes sacrificios, los cuales, en su totalidad, salvaban millares de almas. Por estos sacrificios,
y estas pruebas, antes, nos han sido arrancadas numerosas almas. Por eso, el cielo no hubiera querido
que se suprimiese el ayuno eucarístico. Y entonces se dijo -el Papa o los cardenales, eso no tiene
importancia- que no se podía dejar la cosa así, y que era preciso aproximarse a los hombres. Y
entonces el ayuno se ha reducido a tres horas, y posteriormente a una hora.

La ley del ayuno integral: Antes no se podía tomar leche, o algo parecido, ni siquiera un líquido estaba
permitido, era una penitencia, pero era agradable al Cielo. Para el Cielo, eso era mucho mejor que lo que
se hace hoy día. Los cardenales, y también, por una parte, el Papa, creían que ahora las multitudes
afluirían a la mesa de la comunión, si se modificaba la ley con esta intención. Al principio, desde
luego, sucedió que alguna gente más, pudo ir a comulgar. Pero ahora, la situación es mucho más grave
que antes de que la ley del ayuno eucarístico haya sido cambiada. Ahora viene menos gente a la
comunión, a la mesa de la comunión, en todo caso gente en estado de gracia, de la gente que venía
antes de que el Concilio haya cambiado la ley. Ahora, la situación es verdaderamente deplorable, y
eso es algo que no les gusta absolutamente a Los de ahí arriba (señala hacia lo alto).

Si aquella ley subsistiese todavía, serían más bien, los que son profundamente piadosos y en estado de
gracia, los que irían a comulgar, porque estarían en ayunas y harían un mayor sacrificio. Pero ya
solamente están obligados a hacer un ayuno por tres horas, después una hora, y hasta se puede tomar
algo, un cuarto de hora antes de ir a comulgar. Eso ya no tiene importancia. Todo el mundo se siente
aligerado: hágase lo que se haga, eso ya no tiene importancia. Lo mismo puede decirse del aborto, y lo
mismo es para lo demás. Hace tiempo - el Papa hubiera debido reflexionar mejor- era, de todas
maneras, mucho mejor, cuando subsistía la ley del ayuno eucarístico. Porque donde ya no hay
sacrificio, ya no hay renuncia, hay muchas menos bendiciones celestes y muchas menos gracias. Y la
gente reflexiona mucho menos, si no tiene otra cosa que hacer que ir hacia delante, como les parezca
bien. Antes, había que pensar siempre: “no debo comer .¿quién viene hoy a mi corazón? El Supremo, el
Santo de los Santos, cuya grandeza y majestad no puede alcanzar ningún ser humano”. Eso es lo que
se pensaba siempre y muchas veces se rezaba ya durante la noche. Muchos siguen haciéndolo hoy en
día, pero mucho menos. Considerándolo todo en general, había, antes de esas facilidades, muchas más
bendiciones divinas (en la Santa Comunión). Y lo mismo puede decirse de la confesión.

La comunión en la mano, en la Iglesia primitiva

E: ¡En nombre de...! ¿Qué hay de eso de la comunión en la mano en los primeros tiempos de la Iglesia?

B: Cristo -nosotros mismos lo hemos visto en su tiempo- cuando rompió el pan, no se lo ha dado a los
Apóstoles en la mano. ¡No queremos hablar más. No queremos hablar más!

E: ¡En nombre de...!

B: ¡No nos gusta decir eso! ¡no nos gusta decir eso ahora!

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen!

B: Cuando Cristo dijo entonces: “Este es Mi Cuerpo”, en la última cena, ha puesto el pan directamente en la
boca de los apóstoles. No hay por qué hablar de la Preciosa Sangre, ya que se bebía, y no se tenía en las
manos. Los Apóstoles que estaban presentes en la última Cena, no han obrado nunca de otra forma. Daban
la Santa Comunión en la boca... Cristo no quería que la tomasen en la mano: más tarde... más tarde se ha
tomado en la mano es que se comprendían mal las cosas... Cristo no lo ha querido jamás. El mismo lo ha
dado en la boca: y hasta la Santa Virgen recibía jamás este sacramento de otra forma, y siempre de rodillas
e inclinándose profundamente... ¡Ah! ¡No queremos decir eso!

Estábamos furiosos contra Ella (señala hacia lo alto), cuando recibía la comunión. Ella ha visto y vivido de una
manera mística todo lo que pasó entonces durante la última cena. Ha sabido siempre casi todo. Estaba

118
destinada a guiar la Iglesia. También estaban destinados para eso los Apóstoles, pero Ella tenía que cooperar
en una gran medida. Ya hemos tenido que decir: Estaba noche y día de rodillas, y rezaba por los Apóstoles,
para que todo se realizase bien en la iglesia de Cristo. Los Apóstoles, que estaban presentes en la última
cena, no han dado jamás la comunión de otra forma que en la loca. Si después ha sido de otra forma, no es
la culpa de los Apóstoles. Y tampoco de Jesús y su Madre. Los de ahí arriba (muestra hacia lo alto) ni ha
instituído ni querido eso. No era en absoluto su intención.

E: ¿Quién ha querido e introducido la comunión en la mano?

B: ¡No tienes que hacer esa pregunta!

E: ¡En nombre del Padre...!

B: Somos nosotros los que hemos arreglado y tramado eso. Nos hemos dicho: “Si pudiésemos introducir la
comunión en la mano ya en los tiempos de los primeros cristianos, se podría decir más tarde: "la comunión
en la mano existía ya en los tiempos de los primeros cristianos". Y así, ese Concilio, así como la gente de
hoy en día debería poder decir: "Los primeros cristianos, comulgaban en la mano, por lo tanto no puede haber
ningún mal en eso. Eran los primeros cristianos, era la época de la vida de Cristo, se estaba muy próximo a
Cristo. Por lo tanto, eso no puede ser un pecado en absoluto." Pero, precisamente, no saben que eso no lo
había querido Dios. Ya en ese momento, nos hemos dicho que si lo conseguíamos resultaría una
pacificación. Pero la comunión en la boca volvió. Almas Santas, y muy grandes doctores de la Iglesia, han
visto como iba la cosa, y que sería mejor, y que habría mucho mayor respeto, si se recibiese Al de ahí arriba
(señala hacia lo alto) en la boca... Si no se podía simplemente tomarlo en sus garras, en sus sucias manos...
con uñas demasiado largas o barnizadas, o manos descuidadas. Ni siquiera podemos decirlo todo. Hasta hay
gente que no se ha lavado las manazas durante el día, cuando van a cierto lugar... ¡No quiero decir eso! Es
una terrible irreverencia. También hay muchos que no creen verdaderamente en Dios. De todo hacen un
símbolo, como también lo hacen en muchos casos los protestantes. Al principio, el Concilio no era así, pero
más tarde se decidió que había que ir al encuentro de los protestantes y los demás. Se trataba de la solidaridad,
estaba bien, se trataba de la caridad cristiana. Y de esa forma hemos podido llegar, en parte con la ayuda de los
franco-masones, a que se diga: “Hay que ser caritativos, solidarios, practicar el amor al prójimo, dialogar los
unos con los otros…” hasta que por fin se llega al extremo de poder estropear y cambiar todo... y arreglar las
cosas de tal manera, que pierden su valor y su profundo sentido. Y de esta manera puede suceder que se pierdan
gracias importantes, porque se va con la gran masa.

Prudencia en el juicio.

E: ¡En nombre de ...!

B: Hay gente de buena fe que creen que eso viene del Papa y que ignoran que existe un socia. Tampoco saben
que es un pecado recibir la comunión en la mano. Tampoco quieren distinguirse de los otros, ni
significarse. Por ejemplo, no saben lo que se dice en ese libro “Advertencia”, ni lo que ya ha sido
dicho por almas privilegiadas auténticas, como que no se debe tomar la comunión en la mano; esta
gente no comete pecado grave, ya que no es su culpa si el sacerdote obra así.

Y además, hay también otra cosa: En muchas Iglesias cuando la gente hace la genuflexión y quiere recibir la
comunión en la boca, son objeto de una discriminación por parte del sacerdote. Tampoco en ese caso
tiene demasiada gravedad el pecado. El de ahí arriba (señala hacia lo alto) y el Cielo juzgan cada
caso. No se puede decir rotundamente que tal persona irá al infierno porque recibe la comunión en la
mano, ya que no sabe que esta práctica no la desean los de lo alto. Estas gentes obran de esta manera
por obediencia y creen que esto proviene del Papa, porque no saben que tiene un sosia y que hay
cardenales infieles al Papa. Marchan bajo la bandera de la obediencia. Quiero decir, que si estos
cristianos reciben entre sus manos hojas o tratados provenientes, ya sea de almas verdaderamente
privilegiadas, o que tienen sacerdotes que les advierten que no se tiene derecho o que no se debería, y si
tienen la convicción interior - que entonces reciben ciertamente de los de lo Alto- y que a pesar de ello
obran en sentido contrario, diciendo: “Me da igual que reciba la comunión en la boca o en la mano, eso

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no tiene ninguna importancia”, entonces el caso es diferente. Entonces, naturalmente, es un pecado. He
aquí lo que aún tenemos que decir. Todo depende siempre del caso particular.

Y lo mismo sucede con la Santa Misa. La Misa de San Pío V, es considerada por Los de ahí arriba, por el
Cielo (muestra hacia lo alto), como la misa predilecta. Pero también sería necesario decir a muchos
sacerdotes que no tienen derecho a excitar a la gente y decirles: “Si no hay misa de San Pío V, no vayáis
en absoluto... decid una misa en vuestra casa para vosotros solos”. Esta actitud no es buena.
Semejante sacerdote no es un buen pastor. Porque ya lo hemos dicho anteriormente: es una gran pérdida
de gracias, desde luego, pero la nueva misa, si se celebra con toda la fe y en parte por obediencia al
obispo, lleva consigo, sin embargo, muchas gracias. Aunque no tenga la plenitud de gracias que tiene
la misa de San Pío V, sin embargo, lleva también consigo gracias. Si la gente se queda en su casa, y
cree que no tiene más que hacer que abrir su devocionario, y que entonces se creen aún mejores y se
alzan por encima de los demás, eso no es bueno.

Hay también cristianos “tradicionalistas” que se elevan por encima de los modernistas. Los de ahí arriba no
quieren eso. No es el Espíritu de ahí arriba (señala hacia lo alto). En el Cielo piensan que se trata de
fariseísmo, que no se tiene derecho a ser así. Ella hace decir que hay también muchos “tradicionalistas”
que están llenos de sí mismos... ¡No queremos hablar más!

Los “tradicio nalistas”.

E: ¡En nombre de...!

B: Hay una multitud de “tradicionalistas”, tanto sacerdotes como laicos, que están repletos de su propia
justicia, y que han llegado a una especie de nuevo fariseísmo. Dicen, y algunas veces predican:
“Nosotros somos los buenos, somos los justos, los otros ya no valen gran cosa. Nosotros iremos al
cielo”. Es, poco más ó menos, como en las sectas, ya que éstas dicen lo mismo. Los de ahí arriba
(muestra hacia lo alto) no quieren, en absoluto, este comportamiento. No les gusta mucho la gente que
son justas a sus propios ojos.

Si ha sido necesario hablar en ese libro de la misa y de la Iglesia, y entre otras cosas, de la misa de San Pío
V, eso no quería decir que ciertos “tradicionalistas” deben alzarse por encima de los modernistas,
como si fuesen los únicos justos, los únicos buenos, y los únicos competentes. No es eso lo que quiere
decir ese libro. En el mismo se denuncian simplemente los abusos de la Iglesia, tal y como existen hoy
en día. Pero, en complemento, tenemos que decir aún lo siguiente: Los sacerdotes que dicen: “Vale
más que os quedéis en casa en lugar de asistir a una tal misa”, cometen un error. Si se degrada la misa
hasta el punto de que el propio sacerdote no cree ya en las palabras de la consagración, y no pronuncia
ya las palabras como deben serlo, si ya no tiene la intención de consagrar, entonces la hostia no está
consagrada, desde luego... pero la gente puede, sin ,embargo, rezar en la Iglesia. Es necesario que diga
aún esto: Han sido frustrados, en Cristo y en la plenitud de las gracias, desde luego, pero ciertas
gracias siguen existiendo._ Especialmente, cuando buenos cristianos, con una fe profunda, van a la
misa y a la comunión, llenos de devoción, con la intención de recibir a Cristo, entonces el Cielo es lo
suficientemente justo para no decir simplemente: “Porque el sacerdote no ha hecho las cosas como debe
ser, no tendrá gracias”, Estas gentes reciben, sin embargo ciertas gracias.

E: ¿Esa gente cumple con su deber dominical?

B: Si los fieles tienen la posibilidad de asistir a una misa de San Pío V, el Cielo lo prefiere, y hasta muy
fuertemente. Pero si no tienen posibilidad, pueden asistir a otra misa. Después de la misa de San Pío V,
en latín, sigue, en segundo lugar, la misa tridentina en lengua popular, bajo la condición de que las
palabras integrales de la misa tridentina, estén correctamente traducidas, en lo que sea posible.
Solamente después en tercer lugar viene la nueva misa. Pero si esa gente no sabe eso, y son de buena fe,
cumplen, a pesar de todo, con su deber dominical, si esa es su intención. Pero, en cambio, si saben
perfectamente, que a un kilómetro de distancia podrían asistir a una misa de San Pío V, y se dicen:

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“¡Bah! Eso es demasiado lejos para mí. No voy a ir hasta allí”, y saben perfectamente que sería mejor,
entonces el caso es diferente. Entonces han perdido enormemente por negligencia. Deberían haber andado
ese kilómetro. (Con una voz llorosa). ¿Sabéis como marcharíamos nosotros si pudiéramos participar aún
en tan grandes gracias? ¡Ah! Andaríamos hasta el fin del mundo si tuviésemos todavía una posibilidad.
Con eso no queremos decir que las otras misas no son buenas. Ya hemos dicho suficientemente la misa
que prefieren Los de ahí arriba (señala hacia lo alto).

Tenemos que revelar un error que cometen muchos sacerdotes. Es un error fundamental inculcar a la gente
que no deben asistir a ninguna nueva misa, porque proviene del diablo, etc... Eso también es vaciar el
baño con el niño, es pasar al extremo opuesto. Esa condena no puede tener lugar bajo el manto del amor
al prójimo. En este caso, hay modernistas que tienen el amor al prójimo, y que son a veces mejores que
tales tradicionalistas, que se alzan por encima de los demás. Eso tenemos que decirlo como
complemento... y todo lo que acabamos de decir sobre los sacramentos y otros asuntos... También habría
que decir que hay muchos “tradicionalistas” que son fariseos, eso también. Sino los modernistas podrían
pensar que es necesario meter en el mismo saco a todos los “tradicionalistas”, que los “tradicionalistas”
son unos fanáticos excitados, y los combatirían con todos los medios... Ahora, ya no queremos hablar
(gruñe).

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen María...!

B: La cosa es, que Los de ahí arriba (muestra hacia lo alto) aman a todos sus hijos, aunque hayan caído en el
error. Si, bajo el manto de la obediencia, y porque ya no saben lo que tienen que hacer, siguen las
directivas de los obispos y de los sacerdotes, entonces no es, en absoluto, falta suya. Si obran de buena
fe, no se les tendrá tan rigurosamente en cuenta, aunque estas circunstancias sean horribles, horribles,
horribles.

Los sacerdotes y la comunión en la mano.

E: ¿Qué hay de la comunión en la mano de los sacerdotes? ¡En nombre de la Santísima Trinidad...!

B: ¿Qué es lo que quieres decir con eso de “la comunión en la mano de los sacerdotes”?

E: ¿Están obligados los sacerdotes a dar la comunión en la mano cuando el pueblo lo quiere?

B: ¡En ningún caso! ¡En ningún caso, en absoluto! ¿Creéis que el sacerdote es la marioneta de su pueblo?
¡Tiene derecho a mandar! De una forma general, tenemos que decir aún lo siguiente: Si los sacerdotes
diesen la comunión en la boca, como lo quieren Los de ahí arriba (señala hacia lo alto), al principio, se
enfrentarían probablemente con una oposición, porque nosotros echamos aceite en el fuego, pero a la
larga, habría muchos más fieles en sus iglesias que dónde se da la comunión de otra manera, donde existe
esa disminución.

E: Y si yo, sacerdote, quiero hacer un servicio a otro sacerdote, en cuya iglesia se da la comunión en la mano,
¿qué debo hacer?

B: Entonces tienes...

E: En nombre de... di la verdad, y solamente la verdad!

B: Entonces tienes que decirle al sacerdote al que vas a ayudar: “Señor Párroco, a mí me parece que la
comunión en la boca es la buena. En ningún caso puedo asumir la responsabilidad de dar la comunión en
la mano. Espero que aceptaréis.” En realidad, estás obligado a dar la comunión en la boca, porque sabes
que hay muchas más bendiciones y mucho más respeto.

En todos los sitios hay gentes que os ponen dificultades. También se produce a la inversa. Pero en el fondo
estarían dispuestos a descubrirse. Con esa gente, la situación es la siguiente: aunque algunas veces

121
contradigan y os molesten, en el fondo, ellos mismos se dicen: “Es posible que tenga razón, todavía sabe
lo que hay que hacer, sigue su camino a través de todos los obstáculos, actúa según su convicción, su
manera de obrar es probablemente la buena”. He aquí lo que ellos piensan en el fondo de sí mismos.

Y en este caso, Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) creen que el que puede hacerlo siempre, el que puede
hacerlo solamente de cierta manera, tiene que dar la comunión en la boca, por el amor del Cielo, porque
es un pecado cuando se sabe y no se hace. “Bienaventurados los que creen sin haber visto.” (Juan 20,
29, “Dichosos los que no han visto y han creído”) Entonces ya no existe esa terrible profanación del
Santo Sacramento, esa es la cuestión.

E: ¿En nombre de la Santa Trinidad... como se debe comportar el sacerdote con las partículas más pequeñas?

B: Lo mejor sería que, después de la comunión, se derrame agua sobre las manos del sacerdote o, cuando ha
dado la comunión a domicilio, que moje sus manos en un vaso de agua y que la beba hasta la última gota.
En eso, todavía habría respeto. Eso aún se hace hoy en día, aquí o allá ... ¡Pero ahora ya no queremos
hablar más!

El Sacramento del Bautismo y la responsabilidad de los padrinos.

E: En nombre de... di la verdad y solamente lo que quiere la Santa Virgen!

B: El bautismo, el bautismo...

E: ¿El bautismo?

B: Ella ha ordenado: el bautismo... ¿Oís? Ella ha ordenado de repente (señala hacia arriba): El bautismo...
¡Pero también está mandando continuamente! ¡Qué se vaya a ahí arriba, a sus siete nubes! ¡Nosotros ya
estamos obligados a podrirnos ahí abajo (señala hacia abajo).

E: ¡En nombre de... di lo que la Santísima Virgen quiere decirnos!

B: Muchos sacerdotes ya no administran convenientemente el bautismo. Ya no se emplea el rito íntegro, con la


abjuración de los espíritus, como debería hacerse. Frecuentemente, ya ni siquiera se dice: “Yo renuncio
al...” Nosotros no queremos pronunciar nuestro propio nombre.

E: “... al demonio, a sus obras y a sus seducciones”. ...

B: Ya ni siquiera se dice eso, y nosotros estamos conformes con ello. Para nosotros es una gran ventaja. No
decir ya eso, es deplorable, en primer lugar para el bautizado. Hoy en día hay muchos poseídos, porque
el bautismo ya no se administra convenientemente... ¡No queremos hablar más! ¡No hablar! ¡Ah! ¡Esto
casi nos aplasta!

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad!

B: Ella casi nos aplasta... Muchas cosas comienzan por ahí, y eso es lo deplorable.

Cuando un padrino sostiene y representa al pequeño bautizado, debe decir: “Yo renuncio, etc...” Los padrinos
deben decir eso en lugar del bautizado; de esa forma, tendrían también durante toda su vida, el deber
grave, importante, pero también magnífico, de asistir a su apadrinado y guiarlo por el buen camino, en el
caso de que se apartase de él.

En lugar de eso ahora admiran el buen aspecto del neófito, los cabellos que tiene, como es la almohadilla, si
tiene bordados o no tiene bordados, miran a ver si el párroco ha decorado suficientemente el baptisterio,
si está la pila del bautismo, si la madrina tiene un vestido nuevo, y como le sienta, si es solamente el
padrino el que tiene un traje nuevo. Ya no piensan en la responsabilidad que contraen. Sujetan al niño y

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dejan que el agua corra sobre su frente, pero muy pocos, hoy en día, piensan en otras cosas.

Antes, eso no era así. Naturalmente que no se puede generalizar. Pero hoy en día ya no hay personas que
tomen el bautismo verdaderamente en serio, y hagan aún las cosas convenientemente: Antes, la mayor
parte de los padrinos tenían plena conciencia de lo que hacían. Un día o dos antes del bautismo, y aún
antes, según el tiempo que les quedaba, se arrodillaban y rezaban por su apadrinado. Tenían plena
conciencia de la pesada responsabilidad de su función. Continuaban rezando por su d apadrinado, y
frecuentemente se esforzaban en su favor, y se preocupaban por la vida de este hombre, hasta que la
muerte se lo llevase. Así cumplían con su deber.

Se preocupaban mucho más de la vida cristiana de su apadrinado, se preguntaban como podrían hacerle algo
bueno con sus oraciones, cómo podían ayudarle mejor con sus plegarias, como podían hacerle el mayor
bien, y cual era la mejor manera de acudir en su socorro si se había separado del buen camino. Ahora
todo es completamente diferente; ahora, eso les tiene sin cuidado, la mayor parte del tiempo, ellos
mismos se han separado del buen camino. Ahora, se preguntan: “¿Qué partido ha hecho mi apadrinado?
¿Es dichoso con su esposa?”... ¡No quiero hablar más!

E: ¡En nombre de... !

B: “ …¿Tiene la novia una buena dote? ¿Es una bella pareja, tienen un niño hermoso? ¿Está lo
suficientemente bien vestido, para poder presentarse? ¿Tiene una buena posición, una profesión que le dé
consideración ante el mundo? Al fin y al cabo, yo quiero un apadrinada que represente. No uno que
vaya en trapos...” ¡Ah! ¡No queremos hablar más! ¡El estar obligados a decir eso, nos destroza.

Integridad del rito en la administración de los sacramentos.

E: ¡En nombre de... dinos aún: ¿pueden, deben y tienen derecho los sacerdotes a emplear el antiguo rito en la
administración de los sacramentos? ¡Di la verdad, y solamente la vendad!

B: Deberían emplear el antiguo rito completo e íntegro. El nuevo rito es una invención de nosotros (muestra
hacia abajo), y de los franco- masones, que así han conseguido manipular a los cardenales, y algunas
veces, hasta al propio Papa, que no se ha dado cuenta a tiempo. Ha habido tal manipulación con estos
sacramentos, con todos los que han sido modificados. Es una maquinación nuestra, hasta para el
sacramento de la extremaunción.

La extremaunción.

B: ¡Nosotros no queremos que se haga la extremaunción con los santos óleos, los cinco órganos de los
sentidos, diciendo las palabras correspondientes, por ejemplo: “¡Qué Dios te perdone todos los pecados
que has hecho por el oído” ... Se concedía una atención particular a los oídos, a los ojos, a la boca y a la
nariz, así como a las manos... Nosotros no queremos que eso siga. Esto concedía a un enfermo grave, o a
un moribundo, gracias demasiado grandes... Nosotros pensamos que si nosotros... Pero no queremos
decir eso.

E: ¡En nombre de la Santa Trinidad... de la Santísima Virgen, dinos la verdad!

B: Habíamos pensado, que si pudiésemos llevar a los cardenales, y a los de Roma, a que solamente se hiciese
una sola unción sobre las manos (y la frente) con los santos óleos, o que, en breve, ya no haya ni siquiera
santos óleos, ya hubiéramos obtenido mucho. Mientras más superficialmente lo hagan, tantas menos
gracias recibe el agonizante. Y entonces hubiéramos, quizás, conseguido atrapar el hombre al borde de la
tumba por una esquina y tirarlo hacia abajo. Eso es lo que habíamos pensado, y por eso hemos organizado
y arreglado las cosas de esa manera; tengo que decir que conjuntamente con los franco-masones.

123
Quiero decir que aún existe una “bendicioncita” de ahí arriba, siempre queda una “bendicioncita”. Pero, en el
fondo, para Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) es una mayor pérdida que si las cosas se hiciesen
todavía convenientemente.

Ahora, es necesario que diga aún lo siguiente: Hay que ungir, completa e integralmente, la totalidad de los
cinco órganos del sentido. Los familiares deben ponerse de rodillas alrededor del lecho, y es necesario
prepararlo todo para el sacerdote. Se necesita agua, una cruz de la buena muerte, agua bendita, cinco
pequeñas bolas de algodón puestas en el lugar preciso. Todos los participantes deben rezar por el
moribundo. Entonces, nosotros no tenemos tanto poder ni tanta fuerza para desconcertar al moribundo y
llevarle al punto en que no sea capaz de hacer acto de contrición. Esto, sobre todo, es válido para un
hombre que no está en estado de gracia. Pero si estuviese bendito en los cinco órganos de los sentidos, si
se dijese: “Los pecados que has cometido con tus ojos”, o “que has cometido con el oído”, o “que has
cometido por la boca”, etc... si las partes correspondientes del cuerpo fuesen nombradas y ungidas,
entonces habría muchas más grandes gracias para el moribundo. Hasta puede suceder que personas en
estado de pecado mortal, se puedan salvar con eso... ¡Que tengamos que decir eso!

E: En nombre de... ¿qué tienes que decir todavía por orden de la Santa Virgen? ¡Pero solamente la verdad!

El Sacramento de la Confirmación.

B: Y la confirmación… también es un capítulo especial. Pero no queremos hablar s o b r e esto!

E : ¡En nombre de la Santísima Trinidad, di lo que el Cielo quiere, ,di ! la verdad, di lo que tienes que decir!

B: ¡Eso es lo único que nos faltaba: que encima estemos obligados a tratar de esto! El viejo (Lucifer) va a
ponerse furioso nuevamente. Va a ponerse a bailar y dirá: “Sois unos gusanos, tontos hasta más no
poder... ¿No podíais callaros?” Pero la Alta (muestra hacia arriba), nos obliga... nos obliga... El viejo ya
lo sabe, naturalmente, pero a pesar de ello se pone loco, loco. Nos atormenta.

E: ¡En nombre de la Virgen María... ¡

B: (vuelto hacia el exorcista) A ti no te podemos ver, con tu gran “rosado” (rosario), con tu gran cruz, que
haces brillar a sol y a la intemperie. No podemos ver eso, cuando hay uno que lleva ese vestido al que va
fijada esa corona (el rosario), y la cruz brillante que se balancea al extremo. No podemos ver eso, a esos
los odiamos. Odiamos eso.

E: ¡En nombre de...!

B: ¡Ah! ¡Confirmación! Confirmación... esa maldita confirmación. Eso sería un capítulo especial. Pero no
queremos hablar sobre ello ahora.

E: Entonces di solamente lo más importante, en nombre de... di lo que la Santísima Virgen te ordena decir y lo
que es lo más urgente para nosotros.

B: Es preciso que digáis antes: “Ven Santo Espíritu, ilumínanos, con vuestra gracia, fortifícanos”. Para ello
debéis arrodillaros, si no, no estamos obligados a hablar de la confirmación. Primeramente tenéis que
cantar un himno al Espíritu Santo, dice La de ahí arriba, la Grande, este sería el momento.

(Se canta el himno en común)

E: “Ven Santo Espíritu, ilumínanos, fortifícanos, condúzcanos; alma de mi alma, dame tus luces”.

B: La Alta (señala hacia arriba), quiere también que recéis una decena de rosarios en honor del Santo Espíritu.
Habrá aún revelaciones, desgraciadamente habrá más, que no quisiéramos hacer en ningún caso.

124
(Se reza la tercera decena de los misterios gloriosos, misterio del descendimiento del Espíritu Santo sobre los
apóstoles).

B: (interrumpe). Y después, además, siete Avemarías, en honor de los siete dolores de María, y tres el: “Santo,
Santo, Santo”...y el cántico: “Que el pacto de mi bautismo permanezca siempre firme”, si fuese posible,
todas las estrofas... La Alta, ¡hay que ver todo lo que quiere! ¡Hay que ver todo lo que tiene en su cabeza,
y que quiere realizar! (gruñe despechadamente).

(Durante el rezo del rosario, al llegar al Avemaría, al “bendita tu eres” Belcebú grita: “¡No bendita! ¡Si
solamente no hubiese sino bendita”. Al llegar a “que nos ha enviado el Espíritu Santo” Belcebú
interrumpe: “Si solamente Ese no hubiese enviado al Espíritu Santo!” (gruñe despechadamente varias
veces).

E: ¡Habla, en nombre de ... !

B: No queremos decir nada. (Volviéndose hacia el exorcista). ¡Y tú vete a otra parte! ¡Vosotros sois tres
criaturas descaradas (los tres sacerdotes), tres descarados es lo que sois.

(Revisión de estilo y nuevas correcciones hasta aquí página 176 del original
versión v072 htch80 jueves 15 Marzo 2012 00:02 a.m.)

E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad... di... !

B: (Volviéndose hacia uno de los sacerdotes), y ese que está haciendo durante todo el tiempo signos de la cruz,
ese del rincón, en todas partes signos de la cruz, y más signos de la cruz. ¡Casi se revienta! (gime) Odio
esos signos de la cruz. Y ese, se hubiera podido quedar tranquilamente en su casa. ¿Por qué era necesario
que viniese a rondar por aquí hoy?
E: ¡Di ahora lo que tienes que decir, en nombre de...!
B: ¡Ah!, la confirmación...
E: Te lo ordena el Corazón Inmaculado de María. ¡Tienes que obedecer!
B: Tampoco la confirmación se administra como debería serlo, por lo menos no en todos los sitios. Ante todo,
Ella hace decir: Si un confirmado quiere recibir la confirmación, debería, primeramente, prepararse bien
durante semanas. Debería siempre, y repetidam e n t e , r e z a r a l iuiSamo y solicitarle muchas gracias.
Si no lo hace así, hay muchas gracias que podría recibir y que no recibe.
Si no reza, y solamente recibe una instrucción superficial sobre la confirmación, como sucede la mayor parte
de las veces, y después se mete en la Iglesia, se armd lila en un reclinatorio... y se adelanta y se deja
hacer un "toquecito" por el obispo... y sale después, sin pensar demasiado... entonces no hay que esperar

125
ninguna gracia. Eso no hace verdaderos soldados de Cristo, como debería ser.
E: ¡La marca indeleble -character indelebilis- permanece sin embargo!
B: Naturalmente que permanece, pero tiene que haber sido hecha como es debido. E: ¿Se hace ahora como es
debido en el rito actual?
B: Ya no se hace como es debido en todas las partes, pero la mayor parte del tiempo, sí. Lo que es esencial, es lo
que pasa en el corazón del confirmando. Como ya lo lie dicho, éste debería prepararse muy bien. Debería
prepararse durante semanas, y suplicar al Espíritu Santo, y a la Alta allí arriba, y a todo el Cielo (señala
hacia lo alto); debería suplicar que rueguen por él, para que sea un verdadero y buen soldado de Cristo.
E: ¿Debe rezar también a las almas del Purgatorio?
B: Puede también rogar a las almas del Purgatorio. Las almas del Purgatorio conceden mucho más a un hombre
que ruega por ellas. Entonces están mejor dispuestas, e intervienen activamente. Se puede rezar a todas.
También para la confesión debería invocarse siempre a todo el Cielo, a todos los Santos y
Bienaventurados, a todas las almas del Nriatorio,y_a. todos los Coros de los Santos Angeles-.
E: ¿Los ángeles de la guarda?
Los Angeles de la Guarda.
B: Esos están todos incluídos, están todos juntos. Naturalmente, se debe invocar especialmente a su propio
Angel de la guarda; o, si se tienen varios, hay que invocarlos a todos. Especialmente vosotros, los
sacerdotes, tenéis más de uno. Hay algunos que tienen dos ó tres Angeles de la guarda... si actúan en una
obra de los Santos Angeles, según las obligaciones que tienen que cumplir. Pero también... No queremos
hablar más.
E: ¡En nombre de...!
B: ... pero también los otros sacerdotes reciben, en la mayor parte de los casos, un segundo Angel de la guarda
con su ordenación sacerdotal, a no ser que tengan una responsabilidad muy reducida, y que tengan suficiente
con uno, grande y competente. Pero en la mayor parte de los casos, los sacerdotes tiene un segundo ángel.
E: ¿Reciben los obispos más ángeles de la guarda?
B: Sí, les son asignados otros ángeles, según la importancia de su función y de su cargo... quiero decir, que los
Angeles de la guarda son todos grandes, pero no todos poseen la misma potencia, ni el mismo poder
tutelar. Hay de todas las clases. Eso está en la mano y en el poder de Dios.
Puede suceder, que el Angel de la guarda de un niño que crece, y que no tiene el poder tutelar de un grande o de un
Arcángel, sea destinado a otro niño, ysle éste hombre que crece, y que está sometido a mayores pruebas,
sea atribuído a otro, más poderoso.
He ahí cómo obra Dios con vosotros, El, ahí arriba (señala hacia lo alto) hace todo I para vuestro mayor bien,
ordena, dirige y lo hace todo, mientras que vosotros no sabéis nada. De esa forma, su ojopaternal vigila
sobre vosotros. Y nosotros, nosotros, ahí abajo (señala hacia abajo) ¿qué tenemos? (con un gemido
terrible.) ¡Ah! No nos gusta hablar de los ángeles.

17.: Has podido decirnos cosas maravillosas sobre los ángeles. ¡Vamos a agradecérselo especialmente a la
Santísima Virgen!
13: Pero Ella también quiere durante todo éste tiempo una cosa, una cosa que va contra nuestros planes.
La oración debe preceder y acompañar a la oración del Espíritu Santo.
E: ¡En nombre de...!
B: Es necesario que vuelva a hablar sobre la confirmación. Si un confirmando no ha rogado previamente al
Espíritu Santo, y todavía menos después de la confirmación, no será, jamás, un verdadero soldado de Cristo.
Seguirá la corriente, seguirá la masa. Ya hoy en día recibe menos gracias de las que hubiera recibido si la
confirmación hubiera sido administrada convenientemente, con la unción íntegra y con todas las
palabras que decían antes.
( También debería el confirmando poner de su parte, en todo lo posible, lo necesario para llegar a ser un
verdadero soldado de Cristo. Entonces no se volvería a la izquierda a la menor bagatela que se le
atravesase en el camino... Ser soldado de Cristo significa, estar de la parte de Cristo y de la Iglesia,
aunque ésto resulte difícil y aún cuando ésto resulte difícil en todas partes.
Hay situaciones, en las que se avergüenza públicamente ante todo el mundo, y en las que no se quisiera mantener
lo que se debería hacer y decir ante los hombres. Pero es necesario, porque Cristo ha dicho: "Al que me
reconozca ante los hombres, yo l o reconoceré ante mi Padre." Esto solamente sucede cuando se hace
verdaderamente lo_ i bueno y cuando se es un verdadero soldado de Cristo.
E: ¡Di lo que quiere la Santísima Virgen! ¡Dinos toda la verdad!
B: Durante toda la vida, hay que r e c o r d a r u e sqe i n d e l e b l e . Si una persona ha sido confirmada, y lleva la
marca indeleble, podemos atormentarlo mucho más en el infierno que el que no ha sido confirmado jamás.
Pero a pesar de todo, el que ha sido confirmado tiene muchas más fuerzas para resistir al m a l y para
hqcerelb.._1 9qi, tleelql~a sido.
E: ¡En nombre de la Santísima Virgen...! El Sacramento del Matrimonio.
B: Y luego, el matrimonio. No se puede decir, ahora ya estamos prometidos, nos vamos a casar de todas las
formas, por lo tanto podemos considerarnos como si ya estuviésemos casados, y por lo tanto, hacer y
permitirnos lo que queramos. ¿No estamos hechos el uno para el otro? Eso no se puede hacer. Los de ahí
arriba (señala hacia lo alto), no lo quieren. Hay que renunciar y hacer sacrificios hasta el día en que
seApr22dmarán al altar, con su prometido o su prometida, para sellar su unión ante el sacerdote y ante Los
de ahí arriba (señala de nuevo hacia lo alto)...ántelákjesia, y ante todos, ante todos los Angeles y Santos...
para toda la vida. Cuando las personas que viven en una unión libre -ya hemos tenido que decir eso- no han
p
rendido a renunciary a hacer sacrificios, tam poco lo podrán en el matrimonio.

Muchos cristianos practican ahora frecuentemente.... que un protestante y una católica, o al revés, va y dicen:
"Señor Párroco, ¿qué podemos hacer? ¿No hay ninguna solución? Quisiéramos contraer matrimonio en la
Iglesia católica." Eso aún lo dicen. Si solamente hubieran reflexionado que el casarse con un protestante es
un peligro... Pero van, y el sacerdote procura ayudarles, y les dice: "Si, tenemos nuestro método. Podéis
venir los dos a la iglesia católica. Haremos una ceremonia ecuménica." Esto le gusta a la gente, y les sabe a
miel. Sobre todo los protestantes, dicen: "Ha sido para nosotros muy hermoso ver algo semejante. Eso nos ha
aportado mucho." Naturalmente, no ven la pérdida de gracias y de bendiciones que el matrimonio mixto
representa para la parte católica. Un buen católico no puede contraer un matrimonio protestante. ¿Qué pasará
más tarde? La suegra, el suegro, se impondrán, etc. y a la parte católica le será muy difícil perseverar. Y
eso, sin tener en cuenta que la vida conyugaltede frecuentemente, r a ser muy difícil, cuando vengan las
cruces y los esposos no se comprendan. Y como no tienen la misma religión, ni la misma confesión
religiosa, es una cruz suplementaria muy Pesada. Frecuentemente eso da lugar a disputas y disensiones. La
vida conyugal ya es, frecuentemente, suficientemente difícil. Tenemos que decir aún lo siguiente ... (señala
hacia lo alto) hace decir que todas las personas, antes de enamorarse de otra, o antes de estar a punto de
hacerlo, debe preguntar inmediatamente al compañero o a la compañera a que confesión religiosa pertenece.
Según el caso, no se debe continuar; hgy que sacar la consecuencia lógica: romper, coma corresponde a un
buen soldado de Cristo.
E: ¿El cielo no quiere los matrimonios mixtos?
B: El cielo no quiere los matrimonios mixtos. Los tolera, pero no le gusta.
E: Creo que esto es lo que tenías que decirnos sobre los sacramentos, a no ser que la Santísima Virgen quiera
decirnos algo más. ¡En nombre de...!
B: El sacramento del matrimonio debe celebrarse lo más seriamente posible. En su tiempo, en Caná, Cristo ha
rogado ante todo por los espesos, los ha exortado y les ha dado consejos sobre ,la vida que debían llevar.
Los había metido en su corazón. Ha querido mucho a quellas personas. También las personas que han sido
invitadas a un matrimonio_deberían rogar especialmente por la joven pareja. Cada vez que se celebra un
matrimonio, todas las personas que asisten a la boda, los parientes y los ami go s, d e b e r í a n
r e z á r , y _ j i o s e sos, para que estén a la altura de su estado, para.que cumplan con sus deberes os hasta
que la muerte los separe. Es necesario que esto se tome mucho más en serio.
E: "¡Hasta que la muerte los separe", en nombre del Padre...!
Ce l i b a t o y s a c e r d o c i o a u t é n t i c o .
B: Porque el matrimonio no es nada fácil. A los sacerdotes católicos les insinuamos. Perdéis mucho si
permanecéis fieles al celibato, si no bebéis hasta el fondo la copa de la alegría. Eso es lo que insinuamos a
los sacerdotes continuamente, con tanta insistencia, con tanta pervererancia, hasta que uno de esos,
sacerdotes... Entonces es suficiente que una... Nosotros no queremos decir nada, no queremos decir nada.
E: ¿Una figura femenina?
B: ... una figura femenina viene a rondar alrededor del sacerdote. Eso le quita el fondo al barril...Les
insinuamos: no leed más el breviario, es tiempo perdido...Pero si aún rezasen todo el breviario, habría
muchas menos tentaciones. Nosotros ya sabemos como tenemos que hacerlo...
E: O sea ¿leer todos los días el breviario?
B: Si todos los sacerdotes, sin excepción, consagrasen todos los días una hora al breviario, como se hacía
anteriormente, entonces tendríamos muy poco poder. Entonces caerían muy pocos, y además volverían
pronto, no estarían cegados hasta el punto de casarse con esa figura femenina. Reflexionarían antes, si
rezasen diariamente su breviario (ríe irónicamente).
E: ¿Y las que seducen a los sacerdotes?
B: En la mayor parte de los casos, tienen una responsabilidad aún mayor... Ellas saben muy bien que se trata de un
sacerdote católico y que abundancia de bendiciones... No queremos hablar hablar más.
E: ¡Tienes que decir lo que quiere la Santísima Virgen!
B: Ellas saben que abundancia de bendiciones tiene el sacerdote y lo elevado de su función. Esa es la razón 101
por la que no deben rondar en absoluto a su alrededor. Esos son pecados graves, muy graves, cuyo castigo no se
apartará de ellas tan pronto.
Si luego se casan esos sacerdotes... muchos se han precipitado ya en la desgracia. Nosotros les sugerimos
especialmente: tendréis medio cielo en esta tierra, si os casáis con esa mujer.
E: ¿La mitad del cielo?
B: La mitad del Cielo. No podemos dar el Cielo entero. Esto está por encima de nuestra competencia. E: ¿Ni
siquiera prometer?
B: No se puede ni siquiera prometer el Cielo entero. Pero la mitad, eso es lo que les soplamos en la oreja. Les
metemos esa pulga en la oreja. Entonces, dejamos rondar alrededor suyo una de esas locas eróticas, y
tejemos todos los hilos hasta que el barril pierde su fondo. Entonces, cuando ya está en estado de pecado
grave, el sacerdote piensa... Entonces ya no lo soltamos tan fácilmente. Entonces hacemos todo lo posible
para que piense: sería hermoso si tuviésemos niños. Entonces les sugerimos también, puesto que habéis
llegado ya a ese punto, nada de lo que podáis hacer más, tiene importancia. Y continúan por el camino del
pecado, hasta que están completamente hundidos en el ciénago, y no saben ni avanzar ni retroceder.
E: ¿Y a esos hay que ayudarles?
B: Y además la cosa es, que encima se figuran que todo irá bien para ellos. Una tal prójima -¡perdón!- pero esa
mujer que tiene bastante poco carácter para enredarse con un sacerdote, la mayor parte del tiempo, tampoco
tendrá carácter en el matrimonio. ¿Creéis que tiene todavía virtudes, que es un ángel de virtudes? Entonces
cae la máscara, y caen los harapos. Y entonces puede verse lo que hay debajo: nada más que barro y... ¡No
queremos hablar más!
E: ¡En nombre del Padre...!
i Muchos sacerdotes se han arrepentido ya amargamente, y ha habido querellas. Porque el sacerdote ha
estudiado teología y tiene una cierta formación, y no es un primitivo, en la mayor parte de los casos, no
quiere querellas. Pero lo que ya no puede cambiarse, hace que en su corazón haya remordimientos. Muchos
sacerdotes se han arrepentido ya amargamente... Tenemos que decir aún esto: Todo lo espiritual, todo lo
que hay de elevado, de religioso, de bueno, está por encima de lo carnal, como lo está el Cielo sobre la
tierra. Eso es lo que la Santa Virgen hace decir. La Carne sólo tiene un corto espacio de tiempo, y eso aún
con ... ¡Ah! ¡No queremos hablar!E
: ¡Con muchas miserias!
B: Lo has adivinado. Pensemos solamente en los_ divorcios, etc... Nosotros les hacemos ver el Cielo en la tierra.
En realidad, muchos de ellos tendrán que pasar por un terrible calvario. Lo carnal e s t á , terriblemente,
mucho más bajo que lo espiritual. ¡Si los sacerdotes supiesen lo que pierden al renunciar a sí mismos! Se
arrancarían los cabellos y andarían muchos kilómetros por alejarse de una mujer semejante, para no entrar
en la tentación. La gracia de Dios, es grande y potente,
más universal y más elevada que todo lo_ carnal y que todos los placeres de la tierra. Pensemos solamente en la
leyenda de Venus, en Tannhauser. Muy pronto habría mejores sermones que los de muchos sacerdotes de
hoy en día. Siempre se vería el profundo arrepentimiento de éste hombre y cómo se derretía casi de dolor
por haberse ido a la montaña, cerca de esa Venus. Eso sería efectivamente un sermón mejor que muchos de
los sermones de hoy en día... Y eso tiene su validez también hoy en día. Los tiempos no han cambiado. En
el Cielo, el tiempo no existe. Es un eterno presente. Todo eso es todavía válido hoy en día. Todo eso tiene
todavía su plena validez -tanto para nosotros ahí abajo, como para Los de ahí arriba (señala hacia lo alto)-...
aunque el hombre de hoy en día cree que tiene que tener la vida más fácil, que se puede pecar como se
quiere... que no se juzgará ya tan rigurosamente. Eso no tiene validez ante el Cielo. Ellos (señala hacia
arriba), tienen una idea completamente diferente, una opinión completamente diferente.
E: O sea ¿no hay dos cielos, uno ahi arriba y otro aquí abajo?
B: Se puede decir que tienes razón. Ahí arriba, tienen la opinión de que el Cielo, como t a l , h a y q u e m e r e c
e r l o p o r c r u c e s y t a n t o l o s sacerdotes como los laicos vuelvan a tener conciencia de ello. El Cielo,
con toda su dulzura y toda su grandeza, no puede merecerse más que por pesadas cruces, por
sacrificios, por renuncias, y todo lo que es enojoso y contrario a propia naturaleza. Pero entonces ha sido
merecido, y concede una belleza y una dignidad infinita a todos los que han seguido el estrecho sendero...

18 de junio de 1977

E = Exorcistas
B = Belcebú

128
"La Dama de todos los pueblos".

E: ¡Di lo que tienes que decir, en nombre de Jesús, de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, y en nombre del Santísimo Sacramento del altar!

B: (suspira). Hay un libro... ya hace muchos años que está en el mercado... que lleva el título (gime): La Dama de
todos los pueblos. Nosotros (los demonios) hemos dicho que se trataba de un alma privilegiada, la cual,
además había sufrido mucho. En la narración hemos intercalado muchas cosas buenas, especialmente sobre
la guerra, el hambre y las catástrofes. Los franco-masones no tienen ningún escrúpulo en el utilizar en
nombre de la cruz para dañar a los otros. La Alta, ahí arriba (señala hacia lo alto), no ha dicho nunca que
ahora fuese necesario aceptar las novedades, que era necesario ir con el tiempo, que el cielo lo quería así...
El libro viene de Amsterdam. Leedlo una vez desde el principio hasta el final. Su estampita se puede
encontrar en muchas iglesias. En ella se dice: "Envía ahora tu Espíritu, etc..." y al final: "Que la Dama de
todos los pueblos, que fue en su tiempo María, se digne ser nuestra intermediaria. "Esta última frase debería
hacer reflexionar. "Qué fue e n su tiempo"... ¿Entonces ya no lo es?... Eso lo hemos manipulado
conjuntamente con los franco-masones, y hemos tenido éxito, han copiado algunos detalles de ciertas vidas
de santos, y han pensado que se debería tejer algo parecido. Pero al mismo tiempo, han hecho siempre
resaltar que la Iglesia debe aproximarse al modernismo. Y hasta/ hemos logrado hacer publicar el libro con
su imprimatur (autorización episcopal de impresión). (Belcebú ríe). ¡Ja, ja!... ¡Eso lo hemos manipulado
nosotros!... Además, en el libro se dice casi siempre: "La Dama" y no "La Madre de Dios" o un título
semejante. Y luego, en la estampita: "Que fue en su tiempo María". ¡Ja, ja! ... Que era en su tiempo para la
Iglesia que ya no cree en eso... Para muchos, lo ha sido en su tiempo... para los que ponen en duda su
virginidad, y no quieren que haya un infierno. Nosotros imitamos mucho de lo que vosotros hacéis por
vuestra Iglesia. Frecuentemente también imitamos las almas privilegiadas. Con nuestras cabezas
inteligentes, conseguimos muchas cosas.
¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
Lunes 16-Julio-2012 12:46 a.m.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_1974
0525_signora-amsterdam_sp.html

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE


NOTIFICACIÓN

Con relación a las presuntas apariciones y revelaciones de la «Señora de todos los


pueblos», acaecidas en Ámsterdam, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la
Fe considera oportuno declarar lo siguiente:
El 7 de mayo de 1956 el obispo de la diócesis de Haarlem (Holanda), después de un
atento examen del caso relativo a las presuntas apariciones y revelaciones de la
«Señora de todos los pueblos», declaraba que «no constaba de la sobrenaturalidad
de las apariciones» y, consiguientemente, prohibía la veneración pública de la
imagen de la «Señora de todos los pueblos», así como la divulgación de escritos
que presentaban las susodichas apariciones y revelaciones como de origen
sobrenatural.
El 2 de marzo de 1957 el mismo Ordinario confirmaba la mencionada declaración,
y el Santo Oficio, con una carta del 13 de marzo del mismo año, alababa la
prudencia y la solicitud pastoral del Excmo. Obispo, aprobando sus disposiciones.
Además, en respuesta a un recurso del obispo de Haarlem del 29 de marzo de 1972,
129
la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe confirmaba, el 24 de mayo del
mismo año, la decisión que había sido tomada con anterioridad a este respecto.
Ahora, como consecuencia de ulteriores desarrollos y después de un nuevo y más
profundo examen del caso, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
confirma con la presente nota que el juicio expresado por la autoridad eclesiástica
competente está bien fundado e invita a sacerdotes y laicos a cesar todo tipo de
propaganda en torno a las pretendidas apariciones y revelaciones de la «Señora de
todos los pueblos», exhortando a todos a expresar su devoción a la Santísima
Virgen, Reina del Universo (cf. Enc. Ad Coeli Reginam:AAS 30 [1954], 625-640),
en las formas reconocidas y recomendadas por la Iglesia.
Roma, 25 de mayo de 1974.

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La Santa Virgen María y la "Advertencia ultraterrenal".


E: ¿Era la voluntad de la Santísima Virgen que se publicase la "Advertencia ultraterrenal"? ¡Responde en
nombre...!
B: Sí, lo es. Cuando la Alta quiere algo, lo consigue siempre, a través de todos los obstáculos. Hace todo lo que
es necesario, hasta que ha obtenido lo que quiere. De todas formas, Los de ahí arriba (señala hacia lo alto),
tienen sus propios métodos... No queremos hablar, no queremos hablar. Teníamos una inmensa alegría, al
ver que las cosas no avanzaban bien para el libro. Esperábamos que el libro fracasase aún antes de estar
verdaderamente lanzado. Pero ese papelucho asqueroso (el libro "Advertencia Ultraterrenal") ha
conseguido abrirse paso. ¡Ah! Pero solamente porque Los de ahí arriba lo querían. Desde el punto de vista
humano, el pepelucho no hubiera tenido éxito. ¡Ay! que haya tenido que salir ese papelucho. Es una
terrible derrota para nosotros. ¡Ah! ese papelucho (con la rapidez de un relámpago, Belcebú arranca la
estola a uno de los exorcistas).
E: La estola es mía, y no es cosa tuya. ¡Continúa hablado en nombre de la Santísima Virgen!
El infierno odia la estola de los sacerdotes.
B: ¡Con qué placer arrancaríamos todas las estolas... y nos las llevaríamos al infierno... y las quemaríamos!
¿Os podéis suponer el placer que sentiríamos si pudiésemos echar sobre un montón todas las estolas y
mitras de todos los sacerdotes y todos los obispos, y meterles fuego? ¡Si pudiéramos hacer eso! Nosotros,
los demonios, prenderíamos fuego por los cuatro costados al mismo tiempo. Eso produciría un humo
infernal que subiría hasta la tierra. ¡Entonces tendríamos de nuevo una de nuestras fiestas!

29 de junio de 1977 (San Pedro y San Pablo)

E = Exorcistas B = Belcebú

El sacramento de la ordenación.

E: ¡En nombre de la Santísima Virgen, di lo que tienes que decir sobre el sacramento de la ordenación! B: Lo
que tenemos que decir sobre este sacramento deberá figurar en el libro.
E: ¡Entonces habla, en nombre de la Santísima Trinidad!
B: Para eso, es necesario que digáis un Rosario de lágrimas, y tres veces: "San Miguel Arcángel..."; y en
honor de San Pedro y San Pablo y de cada uno de los doce Apóstoles, un "Dios te salve María".
Solamente después de ello estaremos obligados a hablar de este sacramento... Y para que sea la verdad, Ella
dice que tenéis que rezar, rezar lo que Ella pida.
130
(Las oraciones exigidas se rezan en común).
E: ¡En nombre de la Inmaculada Concepción, dí la verdad!

El nuevo rito.

A la Alta (la Santísima Virgen) no le gusta mucho la ordenación sacerdotal tal y como se practica hoy en día.
Al Cielo no le gusta el rito actual. Esta nueva ordenación se hace más con vistas al pueblo que con vistas
a Dios y a su Majestad. Es necesario emplear el rito de antes, y acentuar el hecho de que el sacerdote es un
sacerdote del Altísimo, según el Espíritu de Jesucristo, el único y eterno gran sacerdote. En lugar de eso,
es más bien el pueblo el que se tiene en cuenta hoy en día, tanto en la consagración como en el rito. De
ahí viene el que haya muchas menos gracias. Y por eso esos sacerdotes tendrán, más tarde, mucho menos
el sentido del bien y del mal. Si la ordenación sacerdotal fuese administrada como antes, tendrían el
sentido del Espíritu Santo, el sentido de lo que es bueno y de lo que no lo es. Esto comienza ya con la
ordenación. Por otra parte, lo mismo sucede con la confirmación.
E: ¡En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en nombre de...!
B: La ordenación sacerdotal ya no es administrada como debería serlo... y por eso ya no hay la plenitud de 104
gracias... ya no es la ordenación integral. El sacerdote tiene por misión, enseñar, celebrar convenientemente la
Santa Misa, administrar convenientemente los sacramentos, bendecir y consagrar.
E: ¡En nombre de la Santa Virgen, dí la verdad...!
La marca indeleble.
B: La ordenación sacerdotal es un sacramento muy grande, muy elevado , universal,
ante el que nosotros, los de ahí abajo (los demonios), tenemos que capitular. También éste sacramento imprime
en el alma una marca indeleble. Cuando un sacerdote ha cumplido mal con su oficio, ha vivido mal, y viene
al infierno, podemos torturarlo mucho más. Lo mismo es válido para tres sacramentos: el santo _ Bautismo,
la santa Confirmación y la santa Consagración sacerdotal. Estos tres sacramentos imprimen a las almas una
marca indeleble, que ni siquiera podrá borrarse en el infierno. Por eso, esos hombres, esos católicos -como
Judas- sufren en el infierno unos tormentos mucho mayores que si no hubiesen recibido jamás éstos
sacramentos.
Se trata de sacramentos incomparablemente grandes, que aportan al que los recibe gracias mucho más elevadas de
lo que los hombres pueden apreciar. Cuando no se corresponde a esas gracias, ese hombre, ese sacerdote,
ese obispo, será atormentado mucho más, de forma más persistente, que si no los hubiese recibido nunca.
Por esa razón el que quiere ser sacerdote, debe examinarse hacerse examinar c 'dad ur osay_ _ \\ ' '
seriamente, para ver si verdaderamente está llamado a ello.
Hay muchos que se creen llamados al sacerdocio, pero de hecho estarían más bien destinados a otro estado...
(Aquí interviene Lucifer y atormenta violentamente a la poseída).
E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en nombre de Jesús, el hijo de
Dios hecho hombre, muerto por nosotros sobre la cruz, en nombre de la Bienaventurada Virgen María, del
Corazón Inmaculado, y de todos los Angeles y Santos, en nombre de los santos Apóstoles Pedro y Pablo -
cuya fiesta celebramos hoy- dinos ahora la verdad y solamente la verdad, dí lo que la Santa Virgen quiere
decir sobre la ordenación sacerdotal y lo que a ella se refiere!
Ecóne triunfará, a pesar de todo.
B: ¡Ah... ese maldito Ecóne... vencerá! Nosotros maniobramos bien y hacemos todo lo que podemos en contra,
pero tiene el verdadero y único sacerdocio. Tenemos que reconocerlo. Vencerá a pesar de todas las
oposiciones y de todos los ataques. ¡Vencerá! No tendría porqué ser atacado, si no fuese verdadero y
auténtico. A los otros les debería dar igual lo que hacen. Hablan siempre de solidaridad y de diálogo. (Se
queja y respira fatigosamente) ¿Porqué no lo dejan tranquilo? (A Monseñor Lafebvre). ¿Porqué lo
atormentan de tal manera? Eso proviene de que nosotros lo queremos así, porque no queremos la verdad, y
porque tememos que la Iglesia pueda resucitar. No queremos que la Iglesia venza y que resucite para volver a
ser lo que ella debería ser y Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) quieren que sea. No queremos eso. Esa
es la razón por la que tenemos una rabia, además de la que tenemos contra el Papa Pablo VI, una rabia loca
contra el arzobispo Monseñor Lefebvre. El es nuestro segundo odio. Pero en fin de cuentas, los dos
vencerán.
E: ¿Qué quiere decirnos aún la Santísima Virgen sobre la ordenación sacerdotal? ¡Dila verdad, y solamente la
verdad, en nombre de...!

La misión de sacerdote.
B: Los sacerdotes deben enseñar. ¿Lo hacen todavía convenientemente? ¿Predican todavía convenientemente?
¿Instruyen todavía convenientemente a los niños? En la mayor parte de los casos, ya no lo hacen. Deforman

131
muchas cosas y no enseñan ya la verdad como deberían hacerlo. No instruyen ya a los niños, no predican ya
sobre las virtudes y los vicios, ni sobre la forma de practicar las virtudes. Lo que la mayor parte enseña y
predica hoy en día... son anécdotas. Se refieren y extraen muchos de sus argumentos de sus "mini-sínodos",
porque se sostienen mutuamente en su modernismo y quisieran imponerlo al pueblo.
Tampoco el pueblo quiere ya la verdad... quiere seguir el camino de la menor resistencia. Por lo tanto la cosa es
fácil. Hoy en día, ya no se quiere oir hablar de las virtudes ni de la imitación de Cristo. Sufrir, sufrir muc o,
e om re de hoy en día ya no quiere ya oir hablar de eso. No quisiera seguir la cruz de Cristo, como Los de
ahí arriba (señala hacia lo alto) lo quisieran. El hombre de hoy quisiera IN-vivir a su guisa.
Hoy en día, ya no todos los sacerdotes dicen la Santa Misa. Muchos no la dicen más que una ó dos veces por
semana... y el pueblo apenas si se da cuenta, porque ya no asiste tanto a la misa. No tenéis más que ver
vuestras iglesias. Mientras más se hunden en el modernismo, tanta menos gente hay en la Iglesia. Y de esa
forma se hunde la vida religiosa.
E: ¡Habla en nombre de...!
Pérdida de gracias, debida a la falta de respeto a la Misa.
B: Ahora hay hasta sacerdotes que ya no creen necesario hacer la genuflexión a la consagración. Pero cuando,
por ejemplo, el obispo viene a dar la confirmación, o por cualquiera otra circunstancia, entonces, de
repente, doblan la rodilla, porque piensan que causaría una mala impresión al obispo, si estuviesen
solamente de pie,
como un soldado de guardia. Y eso daría una impresión tanto peor, si el obispo hiciese más que una simple
genuflexión.
Entonces, nosotros (los demonios), les insinuamos al oído: Haz algunas reverencias, arrodillate, sino, te
reprenderá el obispo. Eso se lo insinuamos, de forma que el obispo no se da cuenta en absoluto de que no
hacen las cosas como deberían hacerlas en la vida cotidiana.
Pero cuando no asiste más que el pueblo, y no hay ni obispo ni ningún otro superior, no se sienten lo
suficientemente pequeños ante El de ahí arriba (señala hacia lo alto), para tener que hacer una reverencia. Y
aún tienen el sentimiento de que ante El (señala hacia lo alto), se pueden quedar de pie y derechos... que eso
no tiene ninguna importancia. Por lo tanto, tampoco tiene importancia cuando la gente permanece sentada
en la iglesia y no prestan atención a la consagración, y se quedan de pie y tiesos durante la bendición, como
soldaditos de plomo. Eso no tiene ninguna importancia... solamente es El de ahí arriba (señala hacia lo
alto).
Tenemos que decir también -ya hemos tenido que decirlo- que este nuevo orden representa una terrible y una
funesta pérdida para el pueblo y para los sacerdotes. Mucha gente se da cuenta de ello, pero para muchos
está bien así, porque es más fácil si se puede quedar sentado durante casi toda la misa y se tienen
facilidades por todas partes. Si la gente estuviese obligada, todavía, a arrodillarse durante la misa... como
anteriormente... -en muchos sitios aún se arrodilla la gente- pero si en todos los sitios, en el mundo 9ptero,
estuvieran, estuvieran obligados todavía a arrodillarse, y testimoniar Al de ahí arriba el respeto que se le
debe, habría más gracias y más luces. Si volviesen a arrodillarse y a rezar muy niadosameM, se darían
cuenta de que llevan una vida demasiado fácil y demasiado superficial. Esto también vale para los
sacerdotes... y a veces hasta para los obispos.

E: ¡En nombre de... di la verdad!


El buen pastor.
B: El verdadero sacerdote guarda el celibato, hace decir Ella, la Alta. El verdadero sacerdocio guarda sus
distancias con respectoá1 bienestar y al, camino de la menor resistencia. El verdadero sacerdocio se
desenvuelve entera y totalmente por el pueblo, el cual se identifica con Cristo... con el Cuerpo Místico de
Cristo. El verdadero sacerdote se dejaría matar, antes que no cumplir lo que quiere Cristo, como El lo
quiere, y como lo quierenLos de ahí arriba (muestra hacia lo alto)
Ahora, los sacerdotes tendrían muy bien el tiempo de hacer visitas a domicilio. Antes, ni siquiera tenían medios
de locomoción y, sin embargo, consagraban horas enteras a las visitas pastorales. Hacían visitas a horas de
distancias, cuando sospechaban que podrían. convertir un alma. Ningún sacrificio les parecía demasiado
grande. ¿Y hoy?... ¿Mirad en las ciudades... es que aún se visita a la gente? Muy pocos lo hacen aún, y no
por amor al bien de las almas.
Hasta hay mucha gente que se queja de que no se les visite. Mientras más facilidades y medios de locomoción
tienen, tanto menos van al encuentro de la gente.
Y esto proviene de que tienen menos gracias y rezan menos... de que ya no leen el breviario, de que no han sido
ordenados convenientemente, de que no viven convenientemente el sacerdocio de Cristo, la verdadera
imitación de Cristo, la que predica en nombre de Dios, la cruz, el sufrimiento y el sacrificio.
Un verdadero pastor está dispuesto a dar su sangre por cada una de sus ovejas. Busca sus últimas ovejas por

132
perdidas que estén y enredadas en la maleza, bajo sacrificioá-Y renuncias. Cristo ha dicho en la parábola
del buen pastor, que busque su oveja perdida hasta que la encuentre, que la tome sobre sus hombros, y que
entonces hay en el cielo una fiesta. No lo ha dicho así porque sí. Eso lo decía principalmente para los
sacerdotes, para los obispos, para el clero... Es una enseñanza inmutable, que hay que tomar muy en serio, y
si no se hace, entonces ya no es la imitación de Cristo. A Los de ahí arriba no les gustan los sacerdotes que
no quieren ir a la busca de sus ovejas, y que no hacen más que lo que les pasa por la cabeza.
E: ¡En nombre de la Santísima Trinidad, habla!
El santo párroco de Ars.
B: Es necesario hacer sacrificios, como los hacía el párroco Vianney, de Ars. Se pasaba rezando noches enteras
cuando sabía que había ovejas en su redil que no vivían, en ,_absoluto, según la voluntad de Dios. Daba y
sacrificaba todo. Ni siquiera dormía en un verdadero lecho. Frecuentemente, rezaba durante horas ante el
tabernáculo... a veces, para salvar una sola alma. Ha sufrido furiosos ataques de nosotros, los de ahí abajo
(señala hacia abajo), frecuentemente por una sola alma... y eso a pesar de que no era un sabihondo y que
estaba muy flojo en teología y en latín. Los sacerdotes de hoy en día se dicen: "Nosotros somos sabihondos,
nosotros somos doctores, nosotros sabemos mejor todas las cosas." Pero finalmente, no es eso lo que
importa aLos de ahí arriba (señala hacia arriba).
No se fijan en si uno es un sabio, ni en lo que tiene en su cerebro, ni en sus conocimientos de la filosofía o en
matemáticas. Ellos se fijan sobre todo esto: ¿Es un verdadero pastor? ¿Va a la busca de sus ovejas, está
dispuesto a dar su vida y todo por sus ovejas? Eso es lo que miran Losde ahí arriba (señala hacia lo alto), y
el gran mal de hoy en día es que los sacerdotes de estos tiempos ya no lo hacen. Sería necesario volver a
predicar sobre el párroco de Ars y sobre Catalina Emmerich, que en su doloroso Je-cho,solamente sufría
ylogabmor la Iglesia. Muchos otros Santos lo han hecho también. ElradrePío_ha sufrido mucho por la
Iglesia y por los pecadores. Se debería proclamar desde lo alto de los púlpitos, que sería mejor consagrar su
tiempo a imitar a Cristo que a conquistar doctorados.
Ya se sabe algunos son necesarios. Pero en la mayor parte de los casos, sería mejor que no estudiasen filosofía y
matemáticas, o teología, etc. Para muchos sería mejor , que pasasen la mitad de sus noches rezando, e
invocando al Espíritu Santo que viviesen en la imitación de Cristo y en la doctrina mariana de San
Grignion de Montfort, por ejemplo, que se confíen por entero a la Santa Virgen, ,a Corazón, y al Sagrado
Corazón de Jesús, que miren hacia la cruz, y que hagan/ exactamente lo que quieren Los de ahí arriba
(muestra hacia lo alto).
Esto sería mucho mejor que estudiar durante horas solamente para hacer impresión ante el mundo... ¡Qué haya
tenido que decir eso! (grita) ¡Que haya teñido que decir) \ eso!
E: ¡En nombre de... dila verdad!
B: Lenín, por ejemplo, el padre de la revolución rusa, ha dicho que era necesario sacrificar noches enteras y
todo su tiempo por la revolución... Pero muchos sacerdotes no hacen ni siquiera lo que hacen los
incrédulos. Lenín sabía lo que había que hacer para que venciese la revolución. Ha renunciado a todo por
eso... Pero los sacerdotes de hoy en día, hace decir Ella, La Alta, ya no están dispuestos a sacrificarse
enteramente y a sacrificarlo todo por el pueblo. Claro que, también es verdad, tiene que contar con ésto:
mientras más se sacrifica uno, más lo combatimos. Y así ha sido para el párroco Vianney. Hemos
prendido fuego a su cuarto. Pero Los de ahí arriba hacen decir que eso no tienen importancia. A pesar de
todo vencerán la Alta y Los de ahi arriba... y los sacerdotes que practican todavía el verdadero
sacerdocio, conseguirán una victoria incomparable.
Ningún doctorado, ni ningún título pueden e hacen los
sacerdotes que tiene todavía el verdadero sentido de las almas y el verdadero sentido
de los hombres, y que saben caIse en el lugar de cada uno. Estos se preguntan
aún: ¿qué podría haber todavía para salvar a esta gente? ¿Cuál es la mejor manera de
predicar? ¿gules necesario que haga para llevarlos a la práctica de los sacramentos? Naturalmente, es
necesario que, al mismo tiempo, administren los -sacramentos convenientemente y según el antiguo rito,
para quese adjunte la bendición celeste. Sino, han perdido hasta cierto punto, por adelantado. -
El Cielo tiene que ganarse amargamente. Cristo ha ejercido el verdadero sacerdocio con la mayor perfección,
la más pura y la más incomparable, y también sus Apóstoles. No se han preguntado si serían encarcelados
o martirizados. No han tenido miedo. En cambio, nuestros sacerdotes, tienen miedo de perder sus puestos
si no hacen exactam~que dicen muchos obispos, aunque ya no sea la verdad y ya no sea la obediencia
según Los de ahí arriba (señala hacia lo alto). Porque ya hemos tenido que decir, que ahora ya no se puede
obedecer, Cuando no sé manda lo que es necesario... ¡Ah! Es una locura el que hayamos tenido que decir
esto!
E: ¿Puede decirse que es mejor obedecer a Dios que a los hombres? ¡En nombre de...!
B: ¡Hay que obedecer más a Dios que a los hombres! ¿Los Apóstoles, miraron hacia los hombres, los romanos

133
o los de fuera ? Tenían valor. Han sido encarcelados y se han dejado martirizar por Cristo... ¿Dónde está,
en_ los cristianos de hoy en día, el sacramento de la Confirmación, la marca del soldado de Cristotienen
sobre la frente? Los católicos tienen esa marca -y los sacerdotes, además, la consagración sacerdotal- y
tendrían a los Angeles para asistirlos. ¿Porqué no ruegan los sacerdotes a los Angeles, por el amor de Dios,
e invocan los santos Patronos, y San Pedro y San Pablo, y a todos los Apóstoles y santos y doctores de la
Iglesia? Lo que podrían enseñarles e inspirarles, si los invocasen. ¡Y, ante todo, también el Espíritu Santo!
Los Apóstoles no han temido nada, y nada era demasiado para ellos. Han -administrado los sacramentos
convenientemente y les tenían un gran respeto. Eso es lo que hay que mirar, a los primeros Apóstoles, no
lo que ha venido después, esos grupos aislados que ya no vivían ni obraban por completo según el
ejemplo de los Apóstoles. No hay que mirar hacia lo mediocre, lo negativo, sino hacia lo alto, hacia lo
mejor, y hacia lo que han hecho los mejores. De esta forma no puede decirse: estos de aquí y esos de allí
lo han hecho bien... y además, imaginarse que ahora está bien. Eso es un error monumental.
¡Ah! ese párroco de Ars, lo hemos odiado! ¡Teníamos contra él un furor terrible! Era tan tonto, que ni siquiera
sabía convenientemente el latín. ¿Cómo ha podido arrancarnos una multitud semejante de gente, que sin él
hubiera venido al infierno?
¡Ah! Ella hace decir: si solamente hubiese sacerdotes como ese párroco Vianney. No son el dinero, ni los
bienes, ni la inteligencia lo que cuenta. Lo que cuenta es lo que hacen los sacerdotes, lo que cuenta es el
estado de su alma; y la forma en que
cumplen con la voluntad de Dios. Eso es lo que cuenta, aunque fuesen los últimos hombres ante el mundo y,
aparentemente, no ser nada en absoluto y ocupar solamente los últimos puestos. Esos son mucho más
grandes ante Los de ahí arriba (señala hacia lo alto)... que el que tiene una mitra de obispo o un capelo
cardenalicio, o cualquier otra cosa... ¡Ay! ¡Qué hayamos tenido que decir eso!
E: ¡En nombre de la Santísima Virgen, di...!
La gran responsabilidad del cargo pastoral.
B: A propósito de ésto, tenemos que decir todavía lo siguiente: Hubiera sido mejor para muchos
oblpos_vsardenales que hubieran sido los últimos de los laicos, y que no se hubiesen ocupado jamás de
tan altas fu n c i o n e s , a n t es c a r . g q, : o de cumplirlo mediocremente. Tienen una terrible
responsabilidad. Nosotros podemos, caso el de que vengan al infierno, atormentarlos mucho más. Para
muchos de ellos, hubiera sido mejor que hubiesen permanecido laicos, porque una dignidad, es también
una carga aplastante. Para muchos, hubiera sido mejor que, o bien, orasen noches enteras y ayunen como
el párroco de que no hagan más que lo que quieren Los de ahí arriba (señala hacia lo alto). Si hubiesen
rogado al Espíritu Santo, para obtener inteligencia e iluminación... sobre lo que debían hacer, antes de
prohibir aturdidamente los lugares de peregrinaje, o de obrar simplemente según los consejos de sus
vicarios episcopales, o de no se quién. Tienen que imponer su propio punto de vista, aunque tengan que
ser víctimas de una discriminación, y tiene que imponer sus ideas, enfrentándose con todas las ideas y
puntos de vista de esos subordinados, que no provienen del Santo Espíritu. Sería mucho mejor despedir a
éstos, diciendo: perdón, tengo que obrar según mi alma y mi conciencia, y mostrar valor, como los
Santos Apóstoles Pedro y Pablo, que tenían un valor incomparable. ¡Y el valor que tenía Cristo! Fue
perseguido. Sufrió los ataques y los insultos de sus fariseos, hasta su muerte en la cruz. ¿Y, sin embargo,
cedió? Es que acaso dijo: "Si me atacan d e e s t a form a , ren u nc i o a m i misiá! Hacerme crucificar no
tiene ningún sentido. Después, los hombres no obedecerán." Preveía cuantos hombres no le seguirían. Eso
hubiera tenido que descorazonarle por completo. Desde luego, era Dios, pero en el Huerto de los Olivos,
ya no era más que un honibie. En cierta forma,puede decirse que su divinidad se había retirado de El.
Terca que soportar su humanidad con toda su debilidad-y en toda su soledad. Sin embargo, se ha mantenido
hasta el final, y en eso lo han imitado sus Apóstoles. N o dijeron: "Si se nos ataca de esta forma -era algo
con lo que no podíamos contar- tu: podremos aguantar más." No dijeron eso. Se han mantenido hasta el
final. Cristo ha dado hasta la última gota de su Sangre en la cruz, para que se le imite. Y esta imitación se
impone especialmente para el sacerdocio.
Obispos, cardenales, sacerdotes, hace decir la Alta, ¿a dónde vais? ¿A dónde os conduce vuestro modernismo?
E: ¡En nombre de la Santísima-Trinidad, del Padre, del Hijo...!
El ejemplo del sacerdote es decisivo.
B: Entre los primeros cristianos, bajo el emperador Nerón, muchos se dejaron martirizar hasta derramar su
sangre. Seguían a Cristo hasta el punto de no temer la muerte. Pero los hombres de hoy en día, miran el
ejemplo de los sacerdotes, que ya no son lo que deberían y que también siguen el camino de la menor
resistencia. Si los fieles viesen a los sacerdotes dispuestos a todos los sacrificios, y que nada es demasiado
para ellos, ningún sacrifio demasiado grande o demasiado duro, ni considerasen ninguna plegaria
demasiado pesada, en su deseo de hacerlo todo por sus ovejas, serían objeto de una gran veneración y de un
gran respeto. El mal está, en primer lugar, en el clero. Si ellos se pudieran apoyar sobre el clero, si

134
volviesen a oir sermones convenientes, si los sacramentos volviesen a ser administrados con todo el respeto
debido, entonces los sacerdotes abtendrían un tal respeto y tantas gracias, que hasta los laicos encontrarían
mejor el camino de Cristo, y verían que hay que seguir el camino de la cruz y hacer todos los esfuerzos
posibles para no caer en el camino resbaladizo y el largo sendero que conduce al abismo.
Muchos miles de almas volverían a emprender el estrecho sendero que conduce al cielo. Ya hemos tenido que
decir la última vez, a propósito del celibato, cómo hay que merecer el cielo por medio de sacrificios y de
renuncias; y que puede merecerse. El cielo no puede merecerse con autos, televisión, bienestar, dispendios
y banquetes. Exige renuncia, ayuno, cruz, ___________________ imitación de Cristo... ¡No queremos
hablar más! ¡Qué hayamos tenido que decir esto! Por ejemplo, Juan María Vianney, no prestaba
absolutamente ninguna atención a la comida. Y por eso recibía gracias para sus ovejas, porque ayunaba
hasta el extremo y rezaba. Apenas se apercibía de que sus patatas estaban agrias. Comía lo que tenía; ni
siquiera se daba cuenta de que tenía hambre. Naturalmente, no sería razonable que un sacerdote no comiese
nada en absoluto. Es necesario que coma, pero no se debe pasar de un extremo al otro, y hacer una vida
dispendiosa, llegando hasta la glotonería.
A este respecto, tenemos que decir ahora (grita con una voz atormentada): ¡Vosotros los sacerdotes, vosotros los
obispos, vosotros los cardenales, predicad de nuevo la virtud! ¡Seguid el camino de la cruz! ¡Refugiaos en
el Corazón de la Inmaculada! ¡Invocad los Santos Angeles! ¡Invocad especialmente al Espíritu Santo con su
fuerza! ¡Predicad el Evandgelio con su auténtico espíritu -la predicación de la virtud y de la cruz!
E: ¡Di la verdad... en nombre de la Santa Virgen!
El día d e la justa Có lera d e Dio s .
B: ¡Por el amor del cielo! Vosotros, los sacerdotes, volveos atrás, seguid el camino de la cruz... reconoced por fin
que no conducís convenientemente a vuestras ovejas. La Alta hace decir: Obispos, cardenales, laicos,
sacerdotes; realizad por fin la hora que ha sonado. Son las doce y cinco, o las doce diez... las doce ya han
sonado, hace decir. Y hace también decir: Seguid por fin el camino de la virtud y de la cruz, y ved de nuevo
a donde debéis ir, dónde está vuestro puesto, porque ya no lo sabéis haced penitencia, rezad -si es posible
día y noche- y convertíos; haced penitencia y convertíos... porque el día vendrá (grita con una voz
terrible)... el día de la justa Cólera de Dios... El de ahí arriba, que os aplastará si no véis como tenéis que
conducir vuestro rebaño!
¡Vosotros los laicos, rezad también, y haced penitencia por vuestros sacerdotes, que ya no ven el camino que
siguen! ¡Poned e n ello todo vuestro poder y todas vuestras fuerzas, de lo contrario, habrá aún millares de
almas que se perderán!
¡Obispos, sacerdotes y laicos, seguid el camino de la cruz... convenceos de que ya han dado las doce hace
tiempo... Esta es una de las últimas advertencias... advertencia ultraterrenal... que se hace todavía, para que
los hombres se conviertan y vean claro!
Si supiéseis en qué camino os encontráis... Si supiéseis Ja hora que ha sonado y cómo es el infierno, os
crucificaríais vosotros mismos. . os Maiorii -arlis vosotros mismos,,y haríailpenitencia para no ser
condenados... por poder reducir solamente algunos años de terrible pusatorio,_
Eso es lo que Ella hace decir, la Alta y Los de ahí arriba (señala hacia lo alto), eso es lo que hacen decir y repetir.
Para este libro, la segunda parte, he aquí la última palabra: haced penitencia orad y convertíos, porque... la cólera
de Dios os aplastará, si no os volvéis atrás (gime)...
La Alta llora lágrimas amargas, porque vé cuantos de sus hijos, cuantos sacerdotes, obispos y cardenales están
cegados, y no ven claro.
Ella dice y hace decir: ¡Por el amor del Cielo, escuchad por fin la advertencia, la última advertencia ultraterrenal,
y haced lo que Ella desea, Implorad L_Fácia de Dios... volved atrás, antes de que sea demasiado tarde y la
cólera de Dios se abata sobre vosotros... y que Ella venga, y que no se vea obligada a dejar caer el brazo de
su Hijo!
¡Hemos hablado, hemos hablado... el final, hemos dicho las últimas palabras... para la segunda parte de éste
libro!... ¡Que hayamos tenido que decir esto... por orden de la Alta! (aúlla terriblemente).

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19
6

Insertar

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TERCERA PARTE

Verdi Garandieu
UN SACERDOTE DEPRAVADO
PREVIENE CONTRA EL INFIERNO

Este sacerdote depravado había vivido en un pueblo de los Pirineos, en el siglo XVII. Lo que sabemos sobre su
existencia, lo tuvo que declarar el 5 de abril de 1978, en el transcurso del exorcismo, cuya relación aquí
se transcribe.

Declaraciones del demonio sacerdotal Verdi Garandieu durante el exorcismo del 5 de abril de 1978
(1)

E = Exorcistas: Rvdo. Padre Ernest Fischer, antes misionero. Gosssau Suiza.

V = Verdi Garandieu, demonio humano.

Después del exorcismo leónico (fórmula del exorcismo recomendada en general por el Papa León X I ) , y
numerosas oraciones, se hizo oir el demonio de una forma completamente inequívoca, por lo que fue
conjurado a decir solamente lo que Dios, por medio de la Santa Virgen, le ordenaba decir en el día de su
fiesta, y solamente eso. (La fiesta de la Anunciación de María había sido retrasada hasta el 5 de abril de
1978.)

Verdi Garandieu, un sacerdote condenado, tiene que hablar.


E: ¡Tienes que hablar en honor de Dios y para la salvación de las almas te lo ordena San Vicente Ferrer, el gran
cazador de almas, que te ha arrancado tantas!

V: ¡No a mí, no a mí, sino al viejo! (ríe irónicamente).


E: Se las ha arrancado al infierno... gracias a su celo por las almas.
V: Yo solamente soy uno entre muchos. Yo soy un miserable entre muchos (levanta la voz). ¡Hay que ver los
disparates que he hecho! ¡Hay que ver la vida dudosa que he - llevado! ¿Por qué no he sido un sacerdote
140
como los quieren Los de ahí arriba? (Señala hacia lo alto). ¿Por qué no he correspondido a su
misericordia? Por qué he emprendido la vida sacerdotal? (Habla con una voz fuerte y llorando
desesperadamente)... teniendo en cuerna que no era capaz por" lo menos, no me mostré capaz en toda su
extensión, de cumplir con este cargo tan pesado y de tanta responsabilidad (llora desesperadamente).

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, en nombre de Jesucristo, y todo en honor de Dios! V: He pecado por malos
ejemplos. He dado malos ejemplos, como ahora dan malos
(1) Ya en el año 1975, después de la primera comprobación de la posesión expiatoria de la mujer por
un conocido exorcista, se hizo oir Verdi Garandieu . como sacerdote condenado del siglo XVII
proveniente de los Pirineos.
ejemplos miles de sacerdotes. Ya entonces (respira fatigosamente) no he dado una buena enseñanza de la religión.

E: ¡Dila verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad, en nombre de Jesucristo!

Reprobado por indolencia. •

V: Yo he mirado más hacia las faldas que hacia los mandamientos de Dios. He sido
condenado por indolente, El de ahí arriba (señala hacia lo alto), ha dicho en mi caso textualmente: "Quiero
escupirte de mi boca, porque no eras ni caliente_ni_frfo". ...

E: ¡Habla, Verdi Garandieu, en honor de Dios, di todo lo que tienes que decir sobre tu vida! ¡En nombre de...!

V: En mi juventud todavía era bueno. Entonces (grita amargamente), todavía vivía en gracia (llora
desesperadamente). Pero después me convertí en un insloleme. He abandonado el camino de la virtud, y
yano_le_correspondido2 Ja gracia. Desde luego, al principio he confesado de vez en cuando. He querido
retroceder, más de una vez he querido retroceder y luchar contra mis grandes faltas (con voz muy fuerte)
pe ro...

E: ¡Di la verdad en nombre de Jesucristo, en honor de Dios, solamente la verdad!


V: ... pero ya no lo puede conseguir, porque había rezado demasiado poco. No he correspondido lo suficiente a
la voz de la clemencia. Como se dice corrientemente, era indolente. Es decir, que ya casi era frío. Habría
que ser ardiente y caliente, y entonces no les iría a los sacerdotes como mella ickáikk. Pero ahora tenéis a
miles, y hastai cientos de milesde sacerdotes, que lo mismo que-yo, son indolentes y ya no (grita)...

E: ¡Di la verdad! ¡En nombre de...!

V: ... corresponden a la voz de la clemencia. A esos no les irá mejor que a mí si no se convierten y no admiten el
fuego del Espíritu Santo y lo hacen actuar en sí mismos. ¡A mí, Verdi, no me va bien en el infierno! ¡Si
pudiera, no quisiera haber vivido! ¡Y sobre todo, puesto que he vivido, quisiera poder volver y cumplir
mejor con mi misión! ¡Cómo quisiera poder volver y cumplir mejor con mi misión! ¡Cómo estaría
dispuesto a estar de rodillas día y noche y a rezar día y noche Al de ahí arriba (señala hacia lo alto) y pedir
misericordia! ¡Invocaría a todos los angeles y santos para que me ayudasen,wa que no volviese a ir r el
caminoperdición! ¡Pero

ya no puedo volver atrás! ¡No puedo volver atrás (grita con una voz conmovedora), estoy condenado!

Cristo dió el ejemplo de la moderación.


Los sacerdotes no saben lo que significa estar condenado. ¡No saben lo que es el infierno! (con una voz
desesperada). Casi la totalidad sigue en el momento actual el camino de la menor resistencia. Creen que les
tiene que ir bien, que tienen que gozar de la vida todo lo que se puede gozar. Creen que ya no se puede
141
modificar nada en eso de la humanización, del modernismo, ni en eso que se llama ir con el tiempo. Sus
superiores, los cardenales, los obispos y los abades, tampoco les dan mejor ajemplo. ¿,0 es que viven ante
pobres mesas, con escasos manjares, como lo ha hecho Cristo? Desde luego, como se indica en la Biblia,
Cristo también ha estado, en ciertas ocasiones, sentado ante mesas opulentas y ha comido.

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad, Verdi, en nombre de Jesucristo!


V: Cristo lo ha hecho jlor~rójimó,pero nunca ha tomado mucho. Y.eso, sin hablar de los tiempos que no ha
asistido a ninguna festividad. Crisin ha ayunado mucho, mucho más de lo que se cree. La Sagrada Familia
y los Apóstoles han ayunado mucho, sin eso no hubieran recibido esas gracias extraordinarias. Quiero
decir, que Cristo ya tenía en sí mismo la totalidad de las gracias. No hubiera tenido ya necesidad de solicitar
para sí esas gracias por medio de las oraciones. Era la Gracia y la Luz en Persona. Pero tenía que dar el
ejemplo de la moderación a los Apóstoles y ha toda la humanidad, y especialmente (con voz alta), al Papa
y a los cardenales, a los obispos, a los abades y a los sacerdotes. Ha dado el ejemplo de una manera
verdaderamente ejemplar. ¿De qué ha servido?

Ahora, la mayor parte del clero está sentada nuevamente ante Jnesas,~_con
V postre, vino y todo lo demás. Frecuentemente se regalan mucho más de lo que les colvendría para su salud.
Creen que eso corresponde a la forma de vivir cuando s e ocupa un cargo superior. Las cocineras de estas
superioridades eclesiásticas y de ciertos sacerdotes creen con buena voluntad, que hay que presentar en la
mesa esto o aquello, porque corresponden al alto cargo. Pero se olvidan de que esto no corre pende a la
imitación de Cristo. Sena mejor para estas co--"Cineras, si hiciesen notar a los cardenales, obispos, abades
y sacerdotes, que Cristo les ha dado el ejemplo de la pobreza y de la virtud... El de ahí arriba (muestra
hacia lo alto) quiere que se siga la imitación de Cristo (con voz alta) . Lo que sucede hoy es todo, menos la
imitación de Cristo. Eso es ostentación, glotonería y hasta llegar al pecado. Eludo no empieza donde se
realiza. El pecado comienza donde ya no se aprende a renunciar, o cuando no se practica la renuncia. El
pecado comienza y a d o n d e e l Hombre pudiera renunciar, pero no lo realiza. Ño quiero decir que
eFpccado propiamente dicho comience entonces. Pero el camino del pécado comienza ya donde no se
practica la renuncia, donde no se hacen sacrificios y donde se sigue el c a m i n o de la menor resistencia.
Desde aquí, el camino hasta el primer pecado no e s demasiado largo, porque nosotros, los de ahí abajo
(señala hacia abajo), tenemos un gran poder. Hacemos siemrpe todo lo que podemos. Hasta a nosotros, los
demonios humanos, se nos enseña a coger a los hombres donde mejor se les puede coger.

E: ¡Di la verdad en nombre de Cristo, solamente la verdad!

Los escalones de la defección.

V: Nosotros tenemos un juego fácil cuando alguien no ha seguido correcta y perfectamente el camino de Cristo,
el camino de la pobreza y de la virtud, el camino de la oración, de la cruz, de la renuncia y del sacrificio. Si
solamente deja de hacer uno de ellos o lo descuida, intentamos cogerlo por esta parte débil. Aunque no sea
nada más que un hilo de su vestido, ya eso es un hilo, y con el tiempo p o d e m o s envenenar todo su traje
(se queja). ¡No quiero hablar más, no quiero hablar más!

E: ¡Dinos la verdad, Verdi Garandieu, en honor de Dios, sobre tu vida, sobre la v i d a d e l sacerdote como debe
ser! ¡Dr_la verdad en honor de Dios! ¡En nombre de...!

V: La situación de mi sacerdocio fue la siguiente: Desde luego yo creía entonces tener la vocación. Tenía la
intención de ser un buen sacerdote. Pero hay que tener en cuenta que un sacerdote se encuentra en
mayor peligro que un laico de ser seducido por los de ahí abajo (los del infierno). Desde luego, los
laicos también están en peligro, sobre todo si se trata de las más privilegiadas o se trata de personas que
ocupan un cargo importante. Pero como el sacerdote tiene • una consagración m u y alta, y por lo tanto
nos puede dañar enormemente a los de ahí abajo (señala hacia abajo), le atacamos con mayores fuerzas.
Eso también me sucedió a mí (con una voz penosa y desdesperada).

142
E: ¡Di la verdad, Verdi, solamente la verdad, en nombre de Jesucristo, en honor de Dios!

Descuido de las oraciones.


V: Pensaba, ahora ya soy sacerdote. He conseguido mi propósito. Al principio, p u e d e
decirse que he cumplido bien con mis obligaciones sacerdotales. Pero de pronto, me resultó demasiado
monótono. Empecé por descuidar la oración del celibato. Al principio no he rezado ya toda la oración.
Poco a poco, cuando había tenido un día muy ocupado, o que por lo menos así me parecía, no he rezado
toda la oración, o lo he aplazado. Y de pronto.la cuestión había llegado a... ¡No quiero hablar más!

E: ¡Dila verdad, Verdi, en nombre de Jesucristo, en honor de Dios! ¡Dila verdad sobre tu vida para que sirva de
advertencia a los sacerdotes!

V: Llegué a un punto, en que pensé. ¡Ah! Esas oraciones tan aburridas del breviario; me quitan muchísimo
tiempo. Pero hubiera sido mejor que no hubiera pensado eso, porque (con una voz desgraciada), el no
rezar la oración del breviario fue mi perdición. Cuando dejé de_ r~ti caiendósucesivamente en el
pecado. Pero cuando caí en elaeljhQga&nsddac .._=,.9 es natural, ya no he leído la misa con devoción. Y
siguió toda una cadena de reacciones. Cuando ya no leía la misa con devoción, ya no estaba en estado de
gracia. Toda la Biblia, y todo lo que en ella se dice, era un reproche para mí. También eran una
advertencia para mí los diez mandamientos, por que en el verdadero sentido, ya no vivía según ellos.
Porque había sido para mí una advertencia, tampoco quería realizar la_ enseñanza de los niños bien y en toda
su profundidad. ¿Cómo hubiera podido instruirlo sobre lo bueno, si ya no seguía yo ese camino? -17 Vr eso
tengo que decir... ¡Pero no quiero hablar!

E: ¡En nombre de Jesucristo, en nombre del Santísimo Sacramento del Altar, dila verdad y solamente la
verdad sobre al vida de los sacerdotes!

V: Por eso tengo que decir a esos modernistas y humanistas o como se llamen ahora en estos tiempos, les va,
o les irá, lo mismo que a mí. ¿Cómo puedenrpedim a los niños y a los laicos algo, ,que ellos mismos no
siguen en su vida? Tendrían que mentir (gime). No quiero...

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad en nombre de Jesucristo, en nombre de la Santísima Trinidad, del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, del Santísimo Sacramento del Altar... en honor de Dios!

V: Los corazones de muchos se han convertido en verdaderos antros de asesinos. Si todavía no lo son ahora,
ya están infectados. ¿Pero cómo es posible que una manzana, en la que ya vive y existe un gusano,
pueda seguir siendo una manzana sabrosa, e íntegra, y exhalar, a la larga, su agradable aroma? Eso sólo
puede hacerlo un sacerdote que vive virtuosamente y que es virtuoso. Si los sacerdotes de hoy en día
viviesen virtuosamente ante el mundo y ante la juventud, tendríais un mundo mil veces mejor del que
tenéis hoy en día. ¿Cómo puedo yo difundir lo
bueno, si no lo tengo en mí mismo? ¿Cómo puedo predicar sobre el Espíritu Santo, si soy feliz si no lo oigo...?

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, la verdad en nombre de Jesucristo!

Indiferencia durante el Santo Sacrificio de la Misa.

V: ... no lo oigo, porque ya he abandonado el camino que el Espíritu Santo me hubiera detallado y prescrito! Es
algo terriblemente trágico, una tragedia mucho mayor de la que todos vosotros, los hombres, podéis
considerar. La tragedia es tanto mayor, cuanto que su sacerdote (habla insistentemente), que ya no da un
buen ejemplo y abandona el camino de la virtud, lleva tras sí una cantidad de personas, o en todo caso
varias. Y esto ya comienza con la Santa Misa. Un sacerdote no puede leer la misa desde el principio hasta
el final, con la profundidad y la devoción necesarias, si su vida sacerdotal no es la adecuada. Llegará el
momento... en todo caso, así me sucedió a mí (llora)...

143
E: ¡Dila verdad, en nombre de Jesucristo y de la Santísima Virgen!
V: ... llegará el momento, en que se siente contrariado por la Santa Misa, en que
N preferiría que no existiese. Y a pesar de todo, porque es sacerdote, la lee, la tiene que cumplir ante el mundo.
Claro, en mi tiempo, la Santa Hostia se consagraba. Eso también sucede hoy por millares de sacerdotes
que todavía creen en eso, porque Dios es misericordioso y los creyentes acuden con un corazón devoto. No
pueden saber cómo es verdaderamente el corazón del sacerdote... pero ay...

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad, Verdi Garandieu, en nombre de Jesucristo...!

Adaptación a la teoría de la vida cómoda.

V: ... pero ¡ay! (con una voz profunda), ¡ay de los sacerdotes que ya no dicen lo que tendrían que decir, ya no
viven como tendrían que vivir!... y llevan a los creyentes a un camino falso. Sería mejor que declarasen en
público, ante todos los fieles, desde el púlpito: "Perdonadme, he pecado,. ya no me encuentro por el
comino de la virtud. Rezad por mí, para que vuelva a él, y paró que os pueda enseñar la yida buena en el
verdadero sentido de la palabra" Seria mejor que dijesen eso, sería un acto de humildad. Entonces ya no
tendríamos ese poder que tenemos sobre ellos. Aunque algunos los criticasen, al fin tendrían en su interior
un gran respeto ante ese sacerdote. Ese sería un camino mejor que el camino de la falsedad y la malicia
(apenas si puede pronunciar las palabras). Qué sentido tiene estar ante el altar, celebrando la misa cara al
público y decir: "Dios perdona (respira fatigosamente), id a El, El os comprende. Venid al Padre, que es el
Padre de la luz. Si os encontrais en la oscuridad, os comprenderá, y os admitirá nuevamente, con amor, en
su Gracia (irónicamente).

Todos esos sacerdotes se olvidan de que se necesita mucho para que ese Padre de la Luz vuelva a tomar en sus
brazos a los caídos.. Si bien vuelve a admitirlos, es necesario el arrepentimiento, una confesión, y el
propósito de mejora. Si quiero mejorarme, lo primero que tengo que hacer, es eliminar esos caminos del
pecado que son mi perdición. Primeramente tengo que comenzar por mí mismo, y solamente después
puedo ser un ejemplo para los demás. Solamente entonces puedo volver a predicar en toda la profundidad y
la luz del Espíritu Santo lo que tengo que_predicar y lo que se me ha encargado de predicar (habla
fatigosamente).

Ya no hay más que el amor al prójimo y no el amor a Dios.


Se habla mucho, demasiado, del amor al prójimo y se olvida que el amor al prójimo resulta del perfecto amor a
Dios. ¡Para qué hablar del amor al prójimo y de aproximación, y de comprensión mutua, si al mismo
tiempo se olvida el principal mandamiento! El primero y más importante de los mandamientos es: "Tienes
que amar al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas"...

E: ¡Dila verdad y solamente la verdad en nombre de Jesucristo!

V: (se queja)... y solamente después viene "y el prójimo como a tí mismo" Si esos sacerdotes hiciesen las paces
con El de ahí arriba (señala hacia lo alto), como deberían hacerlo si quieren amarle, el amor al prójimo
vendría por sí mismo y sería su resultado. Eso es una... No quiero hablar.

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, en honor de Dios, en nombre de Jesucristo, de la Santísima Trinidad, del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!

V: ... Eso es una perfecta escenificación de la franco-masonería, que dice siempre: "Amor al prójimo, vivir
caritativamente, aproximarse mutuamente, perdonarse mutuamente y ayudarse mutuamente." ¿Hasta
dónde llegar? ¿Hasta dónde se llega con esta ayuda y ésta aproximación? ¡no tenéis más que ver las cifras
de los
- suicidios! ¡Si todos esos hombres viesen cuál es el principal mandamiento! Desde luego en el primero y más
importante de los mandamientos se dice: "Y al prójimo
144
como a tí mismo", pero eso viene después de que se ha dicho: "Tienes que amar al Señor, tu Dios."
Verdaderamente, eso no puede llamarse amor, esa forma en que están viviendo esos sacerdotes desde hace años,
y que no han vivido nunca peor de como lo hacen ahora. Ahí es donde hay que empezar. Hay que volver a
practicar, de la forma más completa y sin límites, el principal mandamiento y las primeras frases. Entonces
también estará comprendido "y al prójimo como a tí mismo". Si se observase eso, no habría necesidad de
hablar continuamente de comprensión, de amor al prójimo de aproximación y cosas parecidas. Durante
todo el tiempo se discute y se habla en las salas de las iglesias y en las conferencias episcopales. Hasta
llegar arriba, a Roma, no se hace otra cosa que hablar, debatir, discutir, examinar, conseguir, tratar, volver
a lavar, volver a tachar algo y nuevamente volver a dejar pasar algo. Y finalmente se ha tachado tanto que
ya no puede aceptarlo El de ahí arriba (señala hacia lo alto). Porque El no es solamente la misericordia,
sino también la inmensa justicia, por lo menos tanto como la misericordia. Eso lo he visto yo, Verdi
Garandieu (habla muy desesperadamente). He tenido que experimentarlo en mí mismo.

E: ¡Habla, Verdi Garandieu, di la verdad, y solamente la verdad en nombre de Jesucristo y de la Santísima Virgen
María!

El verdadero amor al próximo es la salvación del infierno por medio del sacrificio.

V: ¡Si hubiese vivido mejor! ¡Si hubiese_ practicado la virtud, si hubiera hecho penitencia y si hubiese
intentado amar Al de ahí arriba (señala hacia lo alto). ¡ Si hubiera dicho!: "¡Te seguiré en la cruz! ¡Dame
cruces para mis ovejas! ¡Todas las que pueda soportar, para que pueda seguirte!" Pero me olvidé de decir
todo eso, porque ya no lo quería.

Y de esta forma olvidan la mayor parte de los sacerdotes actuales hablar de la imitación de Cristo, del camino
de la cruz, de • ue ha • ue ex • iar hacer • nitenc la por los demás, para que no se pierdan. De eso no se
habla. Tendrían que gritar desde los púlpitos: "¡Vosotros, los laicos, haced penitencia, sacrificaos por los
otros cuando veáis que se hunden en el fango del pecado!" Ese sería el mayor amor al ripStimo. Cualquier
otro amor al Prójimo, como llevar comida, proporcional vestidos, buscar viviendas, desaparece...

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad, Verdi Garandieu! ¡Di la verdad en nombre d e Jesucristo!
V: ... desaparece en el polvo! Desde luego, todo eso es necesario para el mantenimiento de la vida. Pero en la
mayor parte de los casos eso lo da el propio Dios, sobre todo en el tiempo actual y en Europa, dónde la
mayor parte de la gente tiene suficiente para comer, y los niveles de vida y los salarios están tan altos, que
todos pueden ir viviendo. por ello, no es necesario hacer salir a relucir como la cosa más importante,
ayudarse y apoyarse mutuamente. Desde luego hay que ayudar cuando alguien está necesitado, pero a eso
se le da demasiada importancia.

Habría que gritar desde los púlpitos: "Vosotros, los laicos, sacrificaos por esta o aquel alma, porque se
encuentra enpelimde pecar. Rezad por ella, encendelyelas_ benditas. Hace la señal de la cruz sobre ese
alma". Eso también pueden hacerlo los laicos. No tiene el poder de la bendición sacerdotal, pero cualquier
laico puede también hacer la señal de la cruz sobre otros.

Para ello es mejor que utilice una cruz mortuoria altamente bendita o un rosario. También puede salpicar desde
lejos a esas almas con agua bendita. Eso no es exagerado. Eso también trae ciertas bendiciones. No es
necesario que diga: "Yo soy poderoso, puedo bendecir." Lojuede hacer silenciosamente. Porque
semejantes acciones de amor al prójimo llevan consigo bendiciones y nosotros, los de ahí abajo (el
infierno) tenemos que retroceder. Habría que predicar (con voz fuerte)... No quiero hablar.

E: ¡En nombre de Jesucristo, de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Verdi Garandieu,
di la verdad y solamente la verdad en honor de Dios!

V: ... predicar: "Vosotros los hombres, que os queréis llamar hijos de Dios, vosotros que venís a nuestra iglesia,
tomadlo en serio, haced penitencia y sacrificaos por el prójimo. ¡Está en peligro! ¡Rezad mutuamente, para
que no os perdáis, para que resistáis hasta el final y sigáis el camino de la virtud! Vosotros, los laicos, rezad
145
también intensamente por los sacerdotes y todas las instancias eclesiásticas, para que no venza lo malo, y
caiga sobre ellos, para que os pueda guiar bien. "Porque también vosotros los sacerdotes tenéis necesidad
de las oraciones!" (Respira fatigosamente).

E: ¡Habla, Verdi Garandieu, di la verdad y solamente la verdad, en nombre de Jesucristo!

Hay que rezar y sacer sacrificios por los sacerdotes.

V: Ningún sacerdote debería avergonzarse de decir desde el púlpito, que es desde donde

debéis predicar -ya Judas Iscariote tuvo que decir sobre ésto: "Sería mejor que se predicase desde el púlpito"-:
Rezad, rezad también por mí, para que os lleve por el buen camino. Rezad por nosotros, los sacerdotes,
porque el infierno nos tienta mucho más de lo que os pódeis suponer. Rezad para que podamos resistir
hasta la hora de nuestra muerte: Pero rezad también por vosotros mutuamente, para que sigáis el camino de
la virtud hasta vuestra muerte, y no solamente durante algunas semanas o años, o solamente en un asunto
momentáneo. Yo, Verdi Garandieu, tengo que decir que es una terrible insidia del destino cuando se
abandona el camino de la virtud. Yo ya no estoy en el mundo, pero la marca indeleble del sacerdocio
todavía la llevo. ¡Por eso tengo que sufrir horriblemente! (se queja).

E: ¡Dila verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad, en nombre de Jesucristo y de la Santa Cruz!
V: Hay muchos sacerdotes y muchos laicos, que siguieron el camino de la virtud y eran buenos sacerdotes y
laicos, hasta que llegó el momento de la tentación, que los hizo inseguros y por fin cayeron. A esos les fue
como en la parábola de Jesucristo: "Un sembrador fue a sembrar su grano. Algunos cayeron bajo las
espinas... otros sobre piedras..." Durante un cierto tiempo se mantuvieron firmes y fueron buenos
sacerdotes y buenos laicos. Pero en la hora de la tentación fracasaron lamentablemente. Cuando se dijo una
vez que el antiguo camino, que era el camino de Dios, ya no servía, que había que emprender nuevos
caminos, se mostraron inseguros y terminaron por caer. "Y vino el sol, y quemó el grano de semilla y se
secó." Eso es lo que les pasa hoy a miles y miles de sacerdotes. No se muestran firmes. Quizás,
anteriormente, habían mostrado mucho celo por conseguir la virtud, pero les faltaba la firmeza y el valor, y
cayeron.

E: ¡En nombre de Jesucristo, en nombre del Santísimo Sacramento del Altar, di la verdad!...

Oración para tener constancia.

V: Hoy debería rezarse intensamente para conseguir la virtud de la constancia, para que se sigannstante hasta el
fm. Ahora tendría actualidad, si el sacerdote dijese desde el púlpito dos o tres veces por mes: "Sed
constantes, seguir el camino hasta el final, seguid el camino de la cruz. ¿Acaso a Cristo le fue mejor que a
vosotros?" Y hasta tendría que decir desde arriba: "¡Vosotros, los que sois pobres, y no tenéis mucho para
vuestra vida, soportadlo con paciencia, porque vuestro premio estará en el cielo!" Los Santos practicaron
las virtudes en una medida mucho mayor. El santo Párroco de Ars rezó y ayunó hasta el extremo... Para los
laicos que viven
pobremente, habría que decir: "Dad las gracias al Señor y alabadle, porque os ha dado la pobreza para la
imitación de Cristo, como tamillittlyierlisuepracticarla los Apóstoles. Dad las gracias al Señor, porque
puesto que sois pobres, tenéis mucho menos tiempo para la ociosidad." Porque la ociosidad es el comienzo
de todos los vicios.

La pobreza de familias numerosas es una gran bendición.


V: A los que se encuentran en una gran necesidad, y que tiene muchos hijos y tienen que trabajar muchísimo,
por lo que no les queda tiempo para lujos y libertinajes o para diversiones, habría que decirles: "Alabad de
rodillas tres veces diarias al Señor, porque con vuestros hijos os ha dado trabajo. Os ha dado a los
hijoi_para. su educación y que luego sean ciudadanos del cielo. Con cada hijo obtenéis grandes gracias."
En lugar de eso, dicen, en parte hasta lo dicen los sacerdotes, que... No quiero hablar.
146
E: ¡En nombre de Jesucristo, di la verdad, solamente la verdad, Verdi Garandieu, sobre el sacerdocio, en honor de
Dios!

V: En lugar de eso, cuando viene un hombre o una mujer y cuenta: "No nos va bien, hemos tenido el tercer o
cuarto niño... o solamente el segundo: tenemos dificultades con la habitación; tenemos éste o el otro
problema." El sacerdote debería decir: "Resistid, vivir en la antigua habitación con la bendición de Dios
(habla lamentablemente), rezad todos los días y dad las gracias a Dios de lo que tenéis"... en lugar de eso
(llora)... No quiero hablar!

E: ¡En nombre de Jesucristo, sigue hablando, Verdi Garandieu, y solamente la verdad y únicamente la verdad en
honor de Dios!

La píldora lleva al aborto.

V: ... en lugar de eso, esos sacerdotes se convierten en seductores y dan malos consejos a esos pobres. Al fin y
al cabo, esa gente no es pobre, no es tan extremadamente pobre, y no les va horriblemente mal. Y si digo
"pobres", lo digo porque caen en el pecado, y porque el sacerdote les da el mal consejo de que en su caso
especial, no tienen que obrar completamente según los mandamientos de Dios. Frecuentemente se les da el
consejo, de que entonces deberían tomar la píldora, o cualquier otra cosa que existe en este terreno para
éstos casos, o que vayan a un médico, y éste les recete sin dudar esas cosas. La gente no se da cuenta de
cómo se hunden en la desgracia,

porAtifi&i-a de los ieskiakLmcliosar1ticoncepcionistas ya no existe un camino demasiado largo hasta llegar al


abortó. Pero el aborto es ya un asesinato (grita) y un pleadaraortal. Esos sacerdotes lo olvidan
seguramente, o quizás algunos sacerdotes hasta lo sepan. Pero no quieren darse cuenta en estos tiempos del
modernismo y de la apostasía en masa, que sigue estando en vigor, lo que ha estado en vigor durante miles
y miles de años. Desde luego, la humanidad ha aumentado y ya la cuestión no es la misma que en su
tiempo... cuando Dios castigó a Onan con la muerte, pero también hoeyiclía castigaría a cada uno -
desgraciadamente, tengo que decirlo-, que utiliza medios anticoncepcionistas, y le indicaría lo que está en
regla, porque ya eso no está en regla, y mucho menos el aborto. Eso no es el plan de Dios, no es el plan de
su salvación. Y por eso tengo...
E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, y solamente la verdad en honor de Dios, en nombre de Jesucristo!

Las misiones populares deben predicar desde el púlpito la vuelta a lo anterior.

V: ... tengo que decir, porque he sido sacerdote: Por eso, los sacerdotes deberían decir desde el púlpito, desde
arriba, hasta el pueblo -y no solamente los sacerdotes, sino también los obispos y los cardenales, como es
lógico: "Soportad pacientemenic vuestros sufrimientos, porque la vida terrestre no está destinada
solamente a la vida lujosa y a beber y comer. La vida terrestre está destinada a seguir al Señor, y u practicar
la imitación de Cristo. Donde todavía existe la renuncia y el sacrificio, existe también la gracia... donde no
hay ni renuncia, ni sacrificio, ni oración, des parece también la gracia." Dónde ya no existe la gracia, ya
empezamos a entrar nosotros (el infierno)... basta con una pequeña rendija. Si se abre una pequeña rendija,
pronto podremos ampliarla... y pronto está abierta toda la puerta. Y al fin (con voz alta) se derrumba toda
la casa, como sucede hoy con vuestra Iglesia.

E: ¡Di la verdad, Verdi, solamente la verdad!


V: Habría que empezar de nuevo. Habría que organizar misiones populares desde el púlpito. ¿Creéis que no
sería mejor mirar hacia arriba? El púlpito es, hasta cierto punto, un símbolo del cielo. Ya en tiempos
anteriores había escalones en las sinagogas.

E: ¡En nombre de Jesucristo, de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, dila verdad en
honor de Dios!

147
El sacerdote debe dar ejemplo de virtud.

V: Ahora ya no es necesario mirar hacia arriba. Ahora, a lo sumo, se mira hacia delante
o ya se mira hacia abajo, hacia nosotros (el infierno), que os tiramos hacia abajo o intentamos tiraros hacia
abajo. Sería necesario que se celebrasen misiones populares. La irradiación de un buen sacerdote que actúa
sobre el pueblo, debería ser tan grande -y sería tan grande si siguiese todavía el camino de la virtud- que
arrastrase tras sí grandes masas del pueblo. ¿Cómo creéis que fue el caso del santo párroco de Ars?

Su comunidad estaba pervertida y en muy mal estado. ¿Cómo ha conseguido tanto, siendo el único párroco?
¿Lo ha conseguido ante las mesas de los banquetes, ante el televisor, haciendo viajes, en conferencias o en
debates? ¡No! Lo ha conseguido en su silenciosa habitación o ante el tabernáculo de la iglesia, lo que
hubiera debido hacer también yo, Verdi Garandieu. En lugar de eso descuidé mi comunidad y hasta la he
arrastrado conmigo a la desgracia. ¡Hoy en día debería haber miles de párrocos de Ars en vuestro mundo!
Pero ya que no los hay, por lo menos debería imitársele por completo.

También tengo que decir lo siguiente, porque precisamente yo, Verdi, he caido en esa grave falta:
Verdaderamente es así, que se deben evitar las mujeres (con voz atormentada)... y que se debe y se tiene
que rezar todo el brevario, e intentar hacerlo lo mejor posible, ya que si no, no es posible evitarlas. Porque
si un sacerdote que tiene que luchar fuertemente contra su naturaleza, lee diariamente su brevario e intenta
hacer lo mejor posible, entonces, verdaderamente, El de ahí arriba (señala hacia lo alto) le dará la gracia,
para que no caiga en la tentación.

Si, a pesar de ello, el sacerdote, cayese en la tentación, pero siguiese leyendo su brevario diariamente, entonces
El de ahí arriba no será tan severo que no lo vuelva a sacar, y con la gracia del Espíritu Santo, de los santos
Angeles, de la Santísima Trinidad y de la Santa Virgen no le vuelva a colocar en el buen camino. Así
podrá desempeñar su cargo como lo quieren Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) y como debe
desempeñarse. Como ya he dicho, y he tenido que decir, se debería decir en primer lugar a todos los que
sufren y se encuentran en la necesidad: "Llevad vuestro dolor con el espíritu de la expiación. Entonces
tendréis muchas gracias y muchos méritos. Dios se os irá aproximando cada vez más y os guiará." Y
también:"Castiga a los que ama." Esto habría que decirlo desde el púlpito.

Sería mejor que no se ayudase, yo no sé como, a muchos de éstos pobres, y que una serie de asociaciones no les
echase el dinero. Esto ya ha sido la perdición para muchos, y cada vez es mayor su perdición, hasta para
los sacerdotes y para todo el clero. Si es verdaderamente una tal situación que uno es absolutamente pobre
y se pone enfermo por tanta hambre, entonces seguro que intervendrá el Señor -si es necesario para la
salvación de su alma-, para que reciba ayuda de cualquier parte.
Oración de Santa Teresita

¡Oh Jesús! Eterno Supremo Sacerdote, guarda a tu sacerdote al abrigo de tu Santísimo Corazón, dónde nadie le
pueda dañar. Conserva inmaculada sus manos consagradas, que tocan diariamente tu sagrado Cuerpo.
Conserva puros los labios coloreados por tu Preciosa Sangre. Conserva limpio y puro su corazón, que está
sellado con la sublime señal de tu glorioso sacerdocio. Haz que crezca en el amor y la fidelidad hacia ti y
protégelo contra el contagio del mundo. Concédele, con el poder de la transformación del pan y del vino,
también el poder de la transformación de los corazones. Concede muchos frutos a su trabajo y dále, en su día
la corona de la vida eterna. Amén.

Un exorcismo potente y corto


¡Retroceded, espíritus malignos, en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! ¡no
veáis, no oigáis, no deslumbréis, no induzcáis en tentación, no dañéis, no atéis, soltad las ataduras! El Señor,
nuestro Dios, os ordena; Marcháos y no volváis, en nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Las almas caen en el infierno como copos de nieve, porque falta el ejemplo de los sacerdotes .

148
E: ¡La verdad y solamente la verdad, Verdi! ¡En nombre de Jesús, que se vaya todo lo que proviene del
Enemigo Malo!

V: Solamente tendrían que predicar siempre así... y decir la misa de forma que solamente El de ahí arriba
(señala hacia lo alto) sea alabado y sea honrado. Lo otro ya se les añadiría... predican demasiado de la vida
diaria y de pequeñeces. Y con eso se olvidan de lo 'rimero lo más alto, • ue es la imitación de Cristo, en la
• ue -como ya he dicho- también están la expiación y la renuncia, y en primer lugar, la expiación demás.
Si se hiciese así, no se perderían miles de almas, que ahora se pierden en masa y que caen como copos de
nieve sobre nosotros en el infierno, como ya lo ha hecho decir la Alta (señala hacia arriba) por medio de
almas privilegiadas.

E: ¡Di solamente la verdad, Verdi Garandieu, únicamente la verdad!


V: Si los sacerdotes y las instancias eclesiásticas superiores no reconocen pronto que van por el falso camino,
miles de templos de Dios dejarán de serlo... Ya hoy no lo son. Para millares de almas, los sermones de sus
sacerdotes sólo contribuyen a

aplanar y a que renieguen de la Iglesia. ¡Pero los sermones deberían conducir a lo bueno y a subir al cielo! ¡El
verdadero motivo de este fracaso es que el propio sacerdote ya no practica el mandamiento principal... y
porque los propios sacerdotes llevan el gusano dentro... ¡No quiero hablar más!... Si los sacerdotes, y hasta
los obispos y los abades llevasen una vida buena... Si miles y millones de creyentes, guiados por sus
sacerdotes, con sermones y buenas misas, hubiesen rezado y hubiesen organizado cruzadas de oración
expiatoria, y noches de oración expiatoria o por lo menos si hubieran organizado horas de oración u
oficios piadosos, no tendríais hoy el caos que tenéis... (I). Eso tengo que decirlo yo, Verdi Garandieu.

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad...!

Rezar el breviario diariamente, salva al sacerdote.


V: Miles de sacerdotes se han condenado por causa de las mujeres. Pero no lo hubieran sido, si los sacerdotes
rezasen como debieran hacerlo. Debería tomar en sus manos diariamente el breviario como se hacía antes
y creyesen lo que enseñan los Padres de vuestra Iglesia.

Estos seguramente que no han cogido por los pelos lo que declararon entonces. In que enseñaron entonces,
estaba probado. En la vida se ha demostrado que el hacer lo así era lo mejor. ¡ Si se hubiese mantenido 'y
siguiese manteniéndose, no tendrías hoy ese caos!

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, en honor de Dios, en nombre de Jesucristo, de la Santísima Trinidad, del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo!

V: Miles ya no viven en estado de gracia, porque ya no rezan el breviario... como yo, Verdi Garandieu, dejé de
hacerlo. (Grita llorando desesperadamente y aullando). ¡Si yo hubiese rezado! ¡Si hubiese permanecido en el
camino de la virtud! Mi Angel hubiese venido y me hubiera ayudado. Pero tampoco he rezado a mi Angel,
todo lo he descuidado. Y así también he descuidado a la juventud que me había sido confiada, como lo hacen
ahora los actuales sacerdotes. Yo puedo decir, que entonces no descuidé a mi juventud de la forma que lo
hacen ahora muchos sacerdotes.

(1) En el "Osservatore della Domenica" del 7 de febrero de 1953, el fundador del "Movimiento para un
mundo mejor, el Padre Lombardi S.J. informaba sobre su estremecedora conversación con la
Hermana Lucía de Fátima. En contra de lo que esperaba que era, que la mayor parte de l o s
h o m bres de nuestro tiempo van al cielo, Lucia declaró: "Si no se realiza la gran renovación de la
hile sia, y el mundo sigue así (•,1953!) solo se salvará una pequeña parte de la humanidad"..
Sin las almas e x p i a t o r i a s , los s a c e r d o t e s van en masa al infierno.
149
Esto debe ser una advertencia para vosotros, los que todavía vivís en el mundo. Debería ser una terrible
advertencia para los actuales sacerdotes, porque no han emprendido o no emprendieron el buen camino.
Muchos de ellos han sido, como yo, durante un período más o menos corto, buenos sacerdotes o
pasablemente buenos. Pero ahora se encuentran en el amplio camino, en el camino que lleva a la perdición.
Si no reciben una gracia especial, porque un laico cualquiera o un alma expiatoria, a los que habría que
predicarlo, reza por él y expía ... entonces está perdidos. ¡Es una terrible y espantosa tragedia, que ocurra
eso! ¡Yo no puedo modificarlo! ¡Tengo que decir las cosas como son, y como me ha sucedido a mí! No hay
nada que hacer. El de ahí arriba (señala hacia lo alto), no es un hombrecito que cambie de repente todas las
leyes, como quisieran los hombres de hoy en día.

El de ahí arriba (señala hacia lo alto) no da azúcar a las lenguas porque los hombres quisieran gustar el azúcar.
El es siempre el mismo. Desde un principio ha sido siempre el mismo. Ha sido siempre el mismo y será
siempre el mismo. Eso es una terrible tragedia. Eso no puede cambiarse, a pesar de que los hombres do
noy en día, y especialmente el clero, quisieran cambiarlo. Es un hecho definitivo que no se puede cambiar
nada en las leyes de Dios. La terrible tragedia consiste en que el hombre mismo es el que
___ tiene _que modificarse... __ inmediatamente, sin pérdida de tiempo... comenzando
primeramente Porque Cristo ha dicho: "Si tu ojo te causa perdición, arráncatelo y échalo" (con una
voz terrible).

E: ¡En nombre de Jesús, di la verdad y solamente la verdad!


V: ¡Y eso, El no lo ha dicho así porque sí! Eso es verdad en la medida más amplia y completa. Los ojos han
sido la perdición de muchos sacerdotes. Ven demasiado y comprenden demasiadas cosas que no tendrían
que ver y no tendrían que comprender. Eso comienza con la televisión y continúa con...
. 4 . 1 1 ~1 1 ~ 1 ~ 1 ~ . 1 . • ". •
"

E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad, Verdi Garandieu!


V: ... y continúa con las mujeres que,desgraciadamente pueden estar también hoy en día en el coro de la iglesia.
Esto corresponde se refiere a todo lo que puede servir a la seducción. Esto tiene hoy una especial validez.
Ya Judas ha tenido que decir. "Antes, las mujeres llevaban un velo, especialmente durante la misa. Hoy ya no
lo llevan. Pero tienen que volver a llevarlo". Y si no lo llevan, entonces no deberían estar colocado el altar
de cara al pueblo, porque yo, Verdi Garandieu, he leído la misa todavía hacia el altar y no hacia el pueblo.
Y sin embargo, he caído en la tentación.
_ ---------------------

E: ¡Di la verdad, Garandieu, solamente la verdad, en nombre de Jesucristo!

Si tu mano es causa de escándalo, córtala.

V: ... cuyos ojos pueden verlo todo y que comprenden todo lo que no deberían comprender. Cristo también ha
dicho: "Si tu mano es causa de escándalo, córtatela y tírala, porque es mejor llegar a la vida eterna con una
mano" y hasta podría decirse "con ninguna mano" que te echen al terrible fuego eterno con dos manos, dos
ojos y dos pies.

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad en nombre de Jesucristo!


V: Porque los sacerdotes de hoy en día creen que el Evangelio ya no tiene validez, que el Evangelio puede ser
modificado o interpretado como a ellos les conviene. ¿Es que creen que El de ahí arriba (señala hacia lo alto),
lo ha dicho solamente para sus Apóstoles... y para los que vivían precisamente en aquellos tiempos?
¿Creéis que El no lo ha dicho también para el mundo actual, que se encuentra en un gran peligro de ir a la
perdición? El mundo actual se encuentra, por la modificación de las costumbres y por la técnica, en una
terrible tentación... y no hay nadie que pudiese parar este movimiento. Es como el fuego, como las
explosiones, realizan la expansión de verdaderos mares de fuego. Frente a eso, es lo que pueden realizar
aún, es un riachuelo, que no tiene la posibilidad de apagar el enorme fuego.

150
E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad en nombre de Jesucristo, en honor de Dios, solamente la
verdad en nombre de la Santísima Trinidad!

V: Sería necesario que el propio diablo apareciese, para que estos sacerdotes de hoy cn día lo creyesen. El de ahí
arriba (señala hacia lo alto) concede también algo. Cada uno tendría la gracia, y a cada uno le serían
concedidas ciertas horas de gracias, pero si no quiere... cada uno tiene su libre albedrío. Y - • - • 1 .m • - e .
leer más
la1321iya Evaizi

Aún hay que decir lo siguiente: En los tiempos actuales se os han hecho revelaciones, en las que verdaderamente
se puede creer que vienen de ahí arriba (señala hacia lo alto). Pero si no se les da importancia, lo mismo que
se revuelve en el Evangelio y se interpreta según el propio gusto, entonces el cielo... (respira penosamente).

E: ¡Verdi, solamente la verdad, y únicamente la verdad! ¡Continúa hablando en nombre de Jesucristo, la verdad, y
solamente la verdad!
V: entonces el cielo tampoco puede dar una ayuda. Ha hecho lo posible y ha concedido a la humanidad su
misericordia. Pero si los hombres desprecian y quieren despreciar desde un principio, las gracias de la
misericordia y los intentos de misericordia que El de ahí arriba (señala hacia lo alto) quisiera conceder en su
gran bondad, que puede entonces...
E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, la verdad en nombre de Jesucristo, en nombre de la Santa Cruz! ¡Di la verdad
y solamente la verdad sobre el sacerdocio!

Dios quiere la afirmación de la cruz, hasta en un matrimonio difícil.


V: ... qué puede conseguir ya la gracia, si ya no se leen las vidas de los Santos, por ejemplo el Párroco de Ars o
Catalina Enmerich. También el Padre Pío ha llevado una vida muy buena. Y todos ellos se parecen casi
textualmente, porque se han consumido en la expiación para los demás, colo sacrificio propiatorio para El
de arriba (señala hacia lo alto). Por eso fueron aceptados sus sufrimientos y su expiación. También serían
aceptados los de cualquier hombre, si estuviese dispuesto a practicar la penitencia. Muchas veces, Dios,
solamente espera a que un hombre diga: "Yo quiero... me puedes enviar sufrimientos, si los consideras
conveniente. Los quiero soportar por ese o el otro, con tal de que me des tu gracia". Pero,
desgraciadamente. verdad, que si El de ahí arriba (señala hacia lo alto) quiere hacer una prueba, y envía
sufrimientos, el hombre los quiere rechazar por cada fibra de su cuerpo. Se resiste y hace todo lo que puede
para que no tensaALIe

¡No quiero hablar más!


E: ¡Habla, Verdi Garandieu, di solamente la verdad sobre el sacerdocio, en honor de Dios y para la salvación de
las almas, solamente la verdad, únicamente la verdad! ¡En nombre de...!

V: La condición elemental para ello es que los sacerdotes, deberían predicarlo y dar el ejemplo. Si el hombrre se
agita en esos sufrimientos de los que ya he hablado, y que Dios le impone, y los quiere rechazar con cada
fibra de su cuerpo... entonces_ ya no se trata de un sufrimiento completo según el principal mandamiento...
ya iio es perfecto según el principal mandamiento... ya no es perfecto según la voluntad del Padre. Habría
que decir: "Hágase tu voluntad no la mía". compsdijpCristp en el Huerto de los Olivos. Habría que unirse a
la voluntad de Dios, y entonces tenclrI un gran valor. Existen sufrimientos que pueden originar terribles
miedos y resistencia. Pero también en estos casos hay que unirse a la voluntad de Dios, de la mejor

manera posible. Desde luego, hay hombres que quisieran evitar esos sufrimiernos por todos los medios.
Estfliambién es válido para los esposos que ya no pueden aguantar a cus compañeros de matrimonio, y que
quisieran echar, a correr con todas
consecuencias_ noma que aguantar los sufrimientos y con ello podrían realizar d un a expiación. Miles de
p e rs o na s 'a n s u fri o r ~ , yc w w ui r co ri e l l o _ s u c no se pierdan. Esto parece ser que se ha olvidado casi
por completo en vuestra Iglesia católica. Se predica muy raramente sobre estos hechos. Eso es una gran
realidad y muy amplia, porque es la imitación de Cristo. Si El de ahí arriba (señala hacia lo alto) ha dicho:
"Y al prójimo como a tí mismo", no se refería en primer lugar al bienestar material. Claro es que también
éste está incluído. Pero en primer lugar se refería al espíritu, a las almas; para que éstas se salven (habla

151
llorando y desesperado).

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad, únicamente la verdad en nombre de Jesucristo, en
nombre de la Santísima Virgen María, en nombre de San Vicente Ferrer... solamente la verdad en honor de
Dios!

Cristo también sería repudiado hoy en día como agitador popular.


V: Si Cristo volviese a venir hoy en día nuevamente a la tierra, y predicase lo mismo, también habría hoy miles y
miles que lo considerarían como un agitador popular y un chiflado, lo mismo que hoy en día hay miles y
más miles que consideran como locas, como desgraciados o como apartados del camino, a los buenos
sacerdotes, a las buenas almas privilegiadas y a las personas que todavía viven según los mandamientos. En
lugar de ir hacia arriba, se va hacia abajo, porque es más fácil.

Como ya he dicho, muchos sacerdotes no llegan en sus sermones a la profundidad, paque_seda.para_ellas~os un


reproche. Primero tendíaA>nw,emezar por sí mismos_i_wo eso no lo quieren y opinan que no lo pueden. Si
siguiesen ellos mismos el camino de la virtud, entonces sí que podrían llegar hasta las últimas profundidades en
Sus sermones, pero lo que yo vivo y no quiero, pienso que tampoco lo pueden los otros, y tampoco lo querrán.
Como sacerdote, no puedo exigir de mis laicos más de lo aue yo haeo v realizo.Esa es la terrible tragedia que
tenéis hoy en día en vuestras iglesias católicas. Eso abarca desde los sacerdotes hasta, en lo alto, los cardenales
en Roma. Si viviesen su vida todavía como la han vivido Cristo y sus Apóstoles, entonces también guiarían a
sus fieles por otro camino. Este sería mucho más fundamental, profundo, más claro y estrecho, pero que llevaría
al Cielo. Eso es lo que falta. Esa es la principal tragedia que ellos mismos pohasea ...nitenciáy no 1
siielencórly...ertirse. Ya San Juan Bautista ha predicado esto, y el propio Jesús lo ha dicho en diferentes
ocasiones a la gente y a
los Apóstoles (habla fuerte y penetrantemente).

E: ¡Di la verdad, solamente la verdad, Garandieu, en nombre de Jesucristo, solamente la verdad! V: (respira
fatigosamente).
E: ¡En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Verdi Garandieu, di la verdad y únicamente la verdad
sobre el sacerdocio, si esa es la voluntad de Dios!

Haced, con tacto, que se vuelvan atrás los sacerdotes.


V: La mayor parte de los sacerdotes que combaten hoy en día contra lo profundo, lo verdadero y lo bueno,
porque ellos mismos ya no viven de acuerdo con ello. Eso lo hacen porque su corazón se ha convertido en
un antro de asesinos, o bien porque ya van por el amplio camino de las masas. Habría que tener el valor...
(con voz apagada). No quiero hablar.

E: ¡Di la verdad, solamente en honor del Señor, en nombre de Jesucristo, en nombre de la Santísima Virgen María,
la Inmaculada, sobre el sacerdocio, solamente la verdad!

V: ... el valor, de contradecir a los que destruyen diferentes cosas y critican injustamente. Habría que decirles
esto directamente en la cara, y lo mejor sería en una forma que fuese ofensiva. Habría que actuar con una
cierta sensibilidad y tacto, de una forma que les muestre que se les quiere ayudar. Habría que corregirlos
con principios psicológicos.

E: :Di la verdad. v solamente la verdad!

V: Claro que hay que decir que la_psicolvgiá actual ya no es buena, pues precipita a muchos en la perdición,
Pero si he dicho eso, es que pienso en un psicología sana, en la que no se dice precisamente: Eres malo.
Eres terrible, por eso no lo quieres. Habría que preguntar: ¿Ya no lleva usted una vida interior que
corresponde por completo a la verdad, y por eso no predica la verdad, o no se atreve a predicarla? ¿Es que 1
1wciLya ha desaparecido de su interior? Ya sabemos que los demonios ahora andan demasiado sueltos.
152
Quizás necesite usted oraciones, ¿Reza usted mismo? Tiene usted que volver a la verdadera y pura
profundidad, para que pueda usted conducir a su rebaño debidamente. En el caso de hombres que lo pueden
aguantar, y que son más resueltos y de una naturaleza más áspera, se podría actuar más enérgicamente.
Siempre existen hombres diferentes. Ya el Padre Pío trataba a los hombres de maneras diferentes. Pero en
todo caso habría que tener el valor y agarrarlos o sujetarlos por donde hace falta. Existen algunos, muy
pocos, que obran por

ignorancia. Pero la mayor parte predicaría de otra forma y conducirían a su rebaño de otra manera, si estuviesen
dispuestos a vivir mejor y a seguir el camino de la renuncia. Esta es una gran verdad que no puedo ocultar -
aunque yo ya esté perdido y me encuentre en el infierno- porque Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) lo
ordenan (con una voz triste). A mí mismo me ha ido así, como... (no puede pronunciar las palabras).

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, en nombre de...!

Miles de sacerdotes van por el fácil camino de la perdición.


V: Habla desesperadamente, llorando y aullando): A mi mismo me ha ido así, como nunca hubiera creído que me
iría. ¡Con qué gusto viviría de otra forma, si pudiera volver nuevamente! ¡De qué forma estaría día y noche
de rodillas, y suplicar Al de ahí arriba (señala hacia lo alto) en favor de mi rebaño! ¡Nada sería demasiado
para mí, aunque por ello fuese martirizado, martirizado más de una vez, y hasta si tuviese que morir como
mártir! ¡Yo, (llora desesperamente), lo haría con mucho gusto... lo haría con mucho gusto, si pudiese hacerlo
todavía.

Lo há_cría on buena volnntArLy-dispueste-ttl-saerifieio, si El de ahí arriba lo quisiese y fuese su voluntad. Como


primera cosa, procuraría conseguir la primera virtud: "Tienes que amar al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón". Buscaría de encontrar la -fórma de poderle amar, ¿Qué puedo hacer vorEl? ¿Qué es lo que espera
de mí ahora, en este momento? ¿Qué diría de éste o del otro hecho? ¿Cómo me aconsejaría que obrase? Hay
un refrán que dice: "En la duda, lo más difícil". ¿Viven hoy en día los sacerdotes y los laicos de acuerdo con
este refrán? Es un refrán simple que no ha dicho el propio es verdad. Se puede aplicar en alta forma en el
reino de Los de ahí arriba (señala hacia lo alto), porque miles de sacerdotes... No quiero hablar.

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, la verdad en honor de Dios, solamente la verdad sobre el sacerdocio!
V: Miles de sacerdotes siguen el camino de la perdición, porque no escogen lo pesado, porque van por el camino
de la menor resistencia, y porque escogen lo que les parece que es lo mejor y más adecuado para ellos.

Pero no todo lo que a los sacerdotes y a los laicos les parece lo mejor y lo más adecuado,
le parece bueno Al de ahí arriba. Hay que examinarse y volverse a examinar. Ya San
Pablo dijo: "Examinad y conservad lo bueno". Eso también tiene

validez para las cuestiones de la fe y las cuestiones del estado del alma. E: ¡La verdad, Verdi Garandieu, en nombre
de...!
El sacerdote no debe congraciarse con el pueblo
V: Como ya han dicho Judas, y Belcebú y otros demonios, antes que yo _se debe rezar mucho e intensamente al
Espíritu Santo. Una oración superficial no es suficiente.
Hay que examinar su corazón. Entonces se reconocerá el camino que El de ahí arriba (señala hacia lo alto) quiere
para uno y que El ha determinado para uno. Cada hombre tiene un determinado camino y su misión
determinada, y especialmente todo sacerdote que ocupa un cargo elevado, principalmente ante El de ahí
arriba. También debería gozar ante los hombres de una gran reputación. No debería acercarse a los hombres
y procurar congraciarse, sino seguir su camino, el camino que debe seguir y tiene que seguir, porque sino
será su perdición. Los hombres ya no le tienen respeto, aunque quiera congraciarse y unirse a ellos.

Debe existir una cierta, y hasta una gran distancia entre el laico y el sacerdote. Eso lo quiere Dios. Eso lo ha
querido siempre y se ha atenido a ello, porque el sacerdote representa un gran poder de conceder gracias y está

153
en las huellas de Cristo.

Si las representa, tiene que indicar siempre a los laicos el Supremo Sacerdote, de una forma perfecta y completa.
No puede predicar demasiado sobre-el respeto, no puede indicar demasiadas veces la majestad que tiene
Dios y lo trágico que es, si no se inclina uno continuamente ante esa majestad.

Hay que plantar en los corazones de los niños el respeto ante el Santísimo
Sacramento.

E l r e s t o a u n q u e n o t e n g a n m á s q u e dos o tres años. Se les debe conducir ante el


Santísimo Sacramento con el mayor respeto. Hay que ir con ellos a la iglesia. Cuando se está dentro
hay que decirles que a cada rodillazo se debe rezar: "Alabado y adorado sea siempre el Santísimo
Sancramento del Altar." Después deben invocar para que alaben con ellos la majesad de Dios (señala hacia
arriba), al alteza del Cielo y la excelsitud de la Trinidad. ¡Qué clase de Iglesia es esa, que ya no es capaz
de alabar a esta Trinidad Qué clase de Iglesia es esa querAgspkca a Dios por encima, muy por encima de
los hombres y que no hace resaltar siempre lo alta y sagrada que es esa Trinidad, y lo importante que es
complacer a ese Dios (señala hacia arriba), que triunfa con su gran poder, y lo que de ello depende.

S i hoy en día, los sacerdotes ya no lo hacen en la Iglesia, por lo menos tendríase qu hacerlo siempre, y
siempre de nuevo, los padres de esos niños. No se puede señalar demasiado a los niños lo mucho que hay
que alabar y adorar a Dios, hasta cuando no le va bien a uno, o cuando parece que El (señala hacia arriba)
no le quiere a uno. Porque precisamente cuando se sufre,.sise viesen las consecuencias del sufrimiento, y a
gracia y ektriunfo que ocasionan, se darían las gracias a Dios y -se le adoraría de rodillas_~ sufrimientos
que nos ha dado. El sufrimiento purifica el alma y lleva al camino de la virtud. Cuando se quiere evitar el
sufrimiento y cuando se quiere que desaparezcan de su camino hasta las últimas piedrecitas, desaparecen
bien pronto el deseo de la virtud. No hay más que mirar a los sacerdotes de los pasados tiempos. Aún
hoy en día existen unos pocos que yi v e n d e una forma muy modesta. Pero llevan consigo la paz del
Señor, que vale mucho más que todo el esplendor de este mundo. Cristo ha dicho "De que le serviría al
hombre si ganese todo el mundo, pero su sufriese daño su alma."

El verdadero amor al prójimo comienza por el alma.


'Yo, Verdi Garandieu, tengo que deciros: Vuestro tiempo actual está muy m a l informado, vuestra Iglesia actual,
predica al pueblo que hay que ejercer el amor al prójimo, lo que en realidad no es un amor al prójimo. El
verdadero amoral juno comienzacon.. .eLalma_y_no con el cuerpo. Sería mliclomejor que los hombres
muriesen de tuberculosis, de la peste, por la guerra, o por cualquier o t r a enfermedad... y tengan que
aguantar grandes y grandísimos sufrimientos. iCon ello ganan la esplendidez del cielo, y no pierden sus
almas! Por el contrario, los hombres que viven muy lujosamente y que se entregan affirindo, y miran
demasiado a lo Q UP se_tieneimiffiluan pe agro de perder sus almas. Tengo que decir que eso que han
organizado los franco-masones, causa una gran pérdida a vuestra i g l e s i a y a vosotros los hombres. ¡En
realidad, eso no es amor al prójimo! ¡Es hipocresía y moho! ¡Es perdición para las almas! (respira
fatigosamente).

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad!

V: ¡ S i solamente supieran los sacerdotes a qué perdición conducen a sus subordinados con este supuesto
amor al prójimo! Entonces se apartarían de semejantes afirmaciones y hablarían de una forma
completamente distinta. Desde luego, e s necesario ayudarse mutuamente y servirse también mutuamente,
y ayudar con dinero si alguien se encuentra en una gran necesidad. Pero eso no es todo y no es lo
importante. Lo importante es que se permanezca fiel a sí mismo y no se venda el alma. El amor a
........12.101,_..tmo es sise puede_ conducir al otro a un camino mejor y
bueno, o si se es capaz de conducirlo al buen camino, que lleva hacia ahí arriba (señala hacia lo alto)
154
E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad, Verdi Garandieu, en nombre de Jesucristo y de la Santa Cruz!
V: Es un hecho muy triste, que hoy en día tienden demasiados miles de sacerdotes, y hasta cardenales y obispos a
hacer resaltar el amor al prójimo, con lo cual dan la impresión que proviene de Dios y está

155
dentro de la intención de la Iglesia. Pero en realidad es el principio de la apostasía y de la simplificación, porque
no hay verdadero amor al prójimo si no sirve para la salvación del alma del otro (se queja)/

E: ¡Di Verdi Garandieu, di la verdad, solamente la verdad, di lo que quiere la Santísima Virgen que debes decir
sobre el sacerdocio!

Hay que pedir severidad por amor al prójimo, porque existe el infierno.
V: El amor al prójimo existen también donde, de vez en cuando, hay que hacer daño al otro, o dónde
posiblemente hay que hacer daño al que hay que decirlo. Más pronto o más tarde ya verá que, en
realidad, era una medicina lo que, en el primer momento, parece un latigazo.

Los sacerdotes tendrían que estar en el púlpito mucho más con_ el latigo y con palabras resueltas, porque
existe verdaderamente la justicia y la eternidad (con voz alta) y existe el infierno, pero muchos ya no lo
hacen, porque ellos mismos ya no creen en el infierno y tampoco, con verdadera profundidad, en el
cielo y su verdad. Si todavía tuviesen la verdadera fe, no podrían inducir a error a miles de hombres,
que deberían conducir hacia lo alto.

¡Qué clase de sacerdotes son esos! Yo mismo no me puedo alabar, pero ni siquiera yo me he comportado de
tal manera, ni he hablado_ tan superficialmente como lo hacen los sacerdotes de hoy en día. Van hacia
Iapeiición. Para muchos, tengo que decirlo, aunque muchos no lo crean, para muchos ya está reservado
hoy en día ahí abajo (en el infierno) el sitio (grita llorando y con gran desesperación) al que se dirigen.

E: ¡Di la verdad, Verdi Garandieu, solamente la verdad! ¡Te conjuro en nombre de la Iglesia y en nombre de
Dios Todopoderoso...!

V: (le interrumpe). Eso es igualmente válido para los cardenales, los obispos, los

sacerdotes y los laicos. Si solamente pudiesen ver la centésima parte del caos al que se dirigen, dirían mil
veces mil "mea culpa" se cogerían por el cogote, y aniquilarían el gusano que roe sus almas.

No., cesarían de destruir ese gusano, hasta que ya no pudiese poner más huevos. Extirparían con tenazas de
fuego cualquier bacilo, si pudiesen ver lo que éste hace con ellos en el transcurso del tiempo. Y, ante
todo, volverían a practicar nuevamente, en primer lugar, el amor hacia EL de ahí arriba (señala hacia lo
alto)... el amor a Dios... el primer mandamiento... y después el verdadero amor al prójimo dónde se
dice: "A tu prójimo como a tí mismo". Practicarían el verdadero amor al prójimo, y no ese en el que se
dice: "Da a los demás todo lo que necesitan, para que les vaya bien". No se debe decir que si uno se
priva, todo le irá bien. Con eso, frecuentemente, no se le puede ayudar. Frecuentemente, con ello lo
único que se hace es pavimentarle el camino de la perdición (grita desesperadamente y llorando).

Eso tenía que decir, yo, Verdi Garandieu, en el día-de hoy... No quería hablar. Por eso me he resistido tanto
tiempo a decir mi nombre. Pero Los de ahí arriba (señala hacia lo alto) me han ordenado que hablase,
porque a mí me pasó así, porque yo mismo no he practicado mi sacerdocio como hubiera debido
hacerlo. Y esto tengo que decir para terminar: La perdición de muchos sacerdotes de hoy han sido el
sexto mandamiento y el lujo(habla llorando y despesperado con una voz caótica). ¡ Si viesen esa terrible
tragedia!. Harían todo... Se sacrificarían hasta su última fibra y se volverían y harían todo lo que
pudiesen hacer. Comenzarían de nuevo y procurarían conseguir un nuevo comienzo. Invocarían el poder
de todos los santos Angeles, para que les consiguiesen regresar. Porque el reino de la muerte y de la
oscuridad está próximo. Su gusano no se extingue jamás y su tragedia, su terrible tormento dura toda la
eternidad (habla desesperadamente)... dura toda la eternidad!.

Eso es lo que tenía que decir. ¡He hablado, ya he hablado!.

Observación final.

156
La pobre poseída tenía la posesión lúcida, que agrava considerablemente los sufrimientos de la posesión con
respecto a la posesión sonámbula. La poseída lúcida tiene que sufrir todo lo que sucede durante el exorcismo.

223

NUESTRA SEÑORA DE FATIMA • Aparición del 13 de junio de 1917


EL CORAZON DOLORIDO E INMACULADO DE MARIA.

Fátima, 13 de julio de 1917.

Alternativa ofrecida por María, Nuestra Señora:


"Si se atiende a mis peticiones.
Rusia se convertirá y tendréis paz"
" De lo contrario divulgará sus errores por el mundo, provocando guerras
y persecuciones contra la Iglesia.
Los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá
mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas"
Fátima, 13 de mayo de 1967

Cincuenta años después.

La Advertencia solemne y pública del Papa Pablo VI: "El mundo está en peligro"

Porqué no hemos escuchado a nuestra. Señora


Rezad por los s a c e r d o t e s .
Tenemos que rezar más por los sacerdotes

El divino Salvador dijo una vez a María Lataste: "Hija mía, reza mucho, ¡ah! reza mucho por mis sacerdotes.
Los hombres no saben nada de lo que rodea a los sacerdotes de grande y de santo... El que insulta a mis
sacerdotes o los desprecia, comete un sacrilegio".

224
Reza:

Te saludo, María, blanco lirio de la Santísima Trinidad por el Corazón de tu Amado Hijo; te ruego
humildemente, ofrece tú al Padre Eterno las preciosas gotas de agua y sangre que surtieron del
Corazón de Jesús, como sacrificio suplicatorio para que El mande a la Iglesia muchos santos
sacerdotes y muchos ordenados esforzados.

¡Oh, María! madre amada, te suplico por todos los dolores en la muerte de tu Hijo, sacrifica tú al

157
Padre Eterno la sangre de tu amado hijo, en favor de los sacerdotes que sufren y de los ordenados
que se hallan en el Purgatorio. Amén.

Para los sacerdotes fallecidos


(A la Santa Virgen María)

¡Oh, María, Madre del eterno Supremo Sacerdote, Jesucristo tu amas c o n un amor
inconmensurable a los sacerdotes, que continúan en la tierra el oficio de salvación de tu Hijo!
Grande es tu compasión con aquellos sacerdotes que sufren en las llamas del Purgatorio; tú
conoces sus terribles sufrimientos. Te suplico por aquellos siete puñales que atravesaron tu
Corazón, especialmente cuando tu amado Hijo colgaba de la cruz e, inclinando la cabeza,
falleció: ayuda a tus servidores, los sacerdotes en el Purgatorio. ¡Sacrifica tú al Padre Eterno la
preciosa Sangre de tu H i j o en su favor! ¡Paga tú, con la Sangre de tu Hijo su deuda y condúcelos
p o r medio de los ángeles hasta el Cielo!. Y especialmente, suplica tú en f a v o r del alma pobre y
más perdida de un sacerdote en el Purgatorio. Amén.

Ardientes suplicatorios en nombre de Jesús.


¡Por tú Santísimo Nombre, Señor, salva a los sacerdotes renegados!
¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, ilumina a los sacerdotes que se encuentran en el
error!

225
¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, concede a los corazones enfriados de algunos pastores de
almas, la gracia de tu amor!

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, despierta a los indiferentes entre tus elegidos, para que vean
la proximidad del abismo!

!Por tu Santísimo Nombre, Señor, contiene el poder de Satanás, que según las palabras de
Papa, se ha introducido en el "templo"

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, no dejes que triunfe en las iglesias el arte pagano y
vuelve a darnos la cruz! ¡Y los Santos!

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, haz que el Tabernáculo vuelva a ser el centro de nuestras
iglesias y de nuestra vida cristiana!

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, acude a la necesidad de las almas que no tienen sacerdote!

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, te damos las gracias por el inmenso favor del sacerdocio y te
rogamos que nos concedas muchos verdaderos sacerdotes según Tu Corazón para que se pueda
realizar la gran recolecta!

¡Por tu Santísimo Nombre, Señor, haz que todos amemos, a tu Santa Iglesia, como un hijo ama a su
madre, y déjanos vivir en tu Iglesia, y con ella hasta la vida eterna.

158
226

159
INDICE

P RE AMB UL O S
Págs.
Declaraciones sobre este libro ........................................................................................... 3
Testimonio......................................................................................................................... 3
Introducción....................................................................................................................... 5
Alocución del Papa Pablo VI, el día 15 de noviembre de 1972 ....................................... 6
Entrevista con el Cardenal Joseph Hoeffner.................................................................... 11
¿Qué es la posesión? R. P. Arnold Renz, s.d s ____________________________________________________ 16
He visto la Iglesia de San Pedro (A. C. Emmerich 1819 - 1820) .................................... 20
Para mejor comprensión y para que sea tenido en cuenta ............................................... 25
Extracto biográfico de la poseída .................................................................................... 26

PR I MERA PARTE
Testimonios de los demonios del 14 de agosto de 1975 al 30 de marzo
de 1976
14 de agosto de 1975 (Akabor y Allida)
El infierno es terrible ...................................................................................................... 33
El rebaño está en peligro ................................................................................................ 34
La juventud está en peligro.............................................................................................. 34
La Santa Confesión y la Santa Comunión ....................................................................... 35
Culto de la Santa Virgen.................................................................................................. 36
Imitación de Cristo .......................................................................................................... 36
El sentido del sufrimiento................................................................................................ 37
La vocación del sufrimiento ............................................................................................ 38
El modernismo ............................................................................................................... 39
La Santa Misa.................................................................................................................. 39
La obediencia .................................................................................................................. 41
La liturgia ........................................................................................................................ 41
Expulsión de Akabor ...................................................................................................... 43
14 de agosto de 1975 (Judas Iscariote)
Descenso al infierno ........................................................................................................ 45

227
El infierno existe ............................................................................................................. 48
El infierno es más terrible de lo que se cree .................................................................... 50
17 de agosto de 1975 (Judas Iscariote) ................................................................................
Situación de la Iglesia Católica en la actualidad.............................................................. 53
No todos los obispos se encuentran por el buen camino ...
A éstos no hay que obedecerles................................................................................ 54
Ecóne se encuentra en el buen camino. Muchos le buscan.............................................. 55

31 de octubre de 1975 (Judas Iscariote)


Judas habla sobre el Papa y los abusos en la Iglesia........................................................ 56
La situación de la Iglesia Católica .................................................................................. 57
La situación del Papa Pablo VI........................................................................................ 58
Es un gran Papa, pero está atado de pies y manos ........................................................... 58
El propio Dios intervendrá .............................................................................................. 59
La obediencia en la Iglesia .............................................................................................. 62
Formas en la liturgia ....................................................................................................... 63
¿Misa tridentina o nueva misa? ....................................................................................... 64

160
Las fiestas católicas ......................................................................................................... 64
Todos los Santos, Todos los Difuntos y las Almas del Purgatorio ......................................
Gracias para los sacerdotes.............................................................................................. 66
Las mujeres en el coro y en el púlpito ............................................................................. 67
El altar cara al pueblo .......................................................................................................7(
El tabernáculo debe ser digno del que en él reside ...........................................................7(
El baile en las iglesias...................................................................................................... 71
Arte religioso................................................................................................................... 71
El Santo Sacramento del Altar ........................................................................................ 72
El Santo Rosario.............................................................................................................. 73
El Rosario y la Imitación de Cristo ................................................................................ 73
La devoción a la Santa Virgen ............................................................................................
El sacerdote predicador y su auditorio ............................................................................ 76
Los trajes de los eclesiásticos .......................................................................................... 79
Solamente la intervención de Dios puede salvar a la Iglesia Católica............................. 8
El infierno en todo su horror................................................................................................

161
Misiones populares y verdadera renovación ...............................................................
La antigua misa tiene infinitas gracias .................................................................................
¿Está Cristo presente todavía en todos los Tabernáculos'
228
Errores sobre la dirección de la Iglesia ...........................................................................86
El celibato........................................................................................................................89
Las posibilidades de la confesión ................................................................................. 90
Oración del Angel de Fátima.......................................................................................................................91
12 de enero de 1976 (Veroba)
Preocupación de la Santísima Virgen por la humanidad.................................................................91
5 de febrero de 1976 (Allida)
Virtud y vicio ..................................................................................................................95
30 de marzo de 1976 (Judas Iscariote y Belcebú)
La culpa de los pecados del hombre................................................................................1(X)
La Madre de Dios, Madre de la Iglesia • .........................................................102
Los comienzos de la Iglesia.............................................................................................108
Catalina Emmerich y María de Jesús de Ágreda .......................................................... 112
La Pasión de Cristo..........................................................................................................116
La Cruz y el Santo Sacrificio de la Misa abren el Cielo..................................................118
Sobre los nombres de los demonios angélicos ................................................................119
• ...............................................................................................
La estupidez humana 119
La humildad, virtud fundamental ....................................................................................12 I
Los deberes de la mujer vistos por la Santa Virgen.........................................................124
Buenas lecturas e imágenes piadosas ..............................................................................125
El Papa y la Iglesia ..........................................................................................................127
Almas privilegiadas, verdaderas y falsas.........................................................................129
Los últimos tiempos ........................................................................................................130
Objeciones relativas a la primera edición........................................................................131
SEGUNDA PARTE
Testimonio del demonio Belcebú, del 25 de abril, 18 de junio y 13 de julio de 1977

Confirmación de las revelaciones de este libro.


Textos abreviados del 13 de julio de 1977. Extractos .....................................................137
El sosia ............................................................................................................................119
Indulgencias ....................................................................................................................119

. _

229
Contrariedades ............................................................................................................. 140
Sed duros como el granito ...............................................................................................140
«Bienaventurados los que no ven y sin embargo creen».................................................141

25 de abril de 1977 (Belcebú)


Revelaciones sobre el Papa Pablo VI, el solía y el Vaticano...........................................142

10 de junio de 1977 (Belcebú).........................................................................................144

162
18 de junio de 1977 (Belcebú)
Juan XXII y el Concilio.................................................................................................. 148
La prueba de los ángeles................................................................................................. 151
Las almas del purgatorio. El purgatorio. Las indulgencias.............................................. 154
Los sacramentos............................................................................................................. 157
El sacramento de la penitencia 158

25 de abril de 1977 (Belcebú)


No debe haber Primera Comunión sin Confesión ........................................................... 161

18 de junio de 1977 (sigue)


El ayuno eucarístico ...................................................................................................... 165
La comunión en la mano en la Iglesia primitiva ............................................................. 166
Prudencia en el juicio ..................................................................................................... 168
Los «tradicionalistas»..................................................................................................... 169
Los sacerdotes y la comunión en la mano ...................................................................... 170
El Sacramento del Bautismo y la responsabilidad de los padrinos ................................. I72
Integridad del rito en la administración de los Sacramentos ........................................... 174
La Extremaunción .......................................................................................................... 174
El Sacramento de la Confirmación ................................................................................ 175
Los Angeles de la Guarda............................................................................................... 178
La oración debe preceder y acompañar a la oración del Espíritu Santo .......................... 179
El Sacramento del Matrimonio....................................................................................... 180
Celibato y sacerdocio auténtico ...................................................................................... 181

18 de junio de 1977 (Belcebú)


«La Dama de todos los pueblos» .................................................................................... 184
La Santa Virgen María y la «Advertencia ultraterrenal»................................................. 184

230

El infierno odia la estola de los sacerdotes 185

29 de junio de 1977 (Belcebú)


El Sacramento de la Ordenación..................................................................................... 185
El nuevo rito................................................................................................................... 186
Ecóne triunfará a pesar de todo....................................................................................... 187
La misión del sacerdote.................................................................................................. 188
Pérdida de gracias debido a la falta de respeto a la Misa................................................. 188
El Buen Pastor................................................................................................................ 189
El santo párroco de Ars .................................................................................................. 190
La gran responsabilidad del cargo pastoral ..................................................................... 193
El ejemplo del sacerdote es decisivo............................................................................... 194
El día de la justa cólera de Dios ..................................................................................... 195

TERCERA PARTE

T e s t i m o n i o d el d e m o n i o V e r di G ar a n d i e u

5 de abril de 1978 (Verdi Garandieu)


Verdi Garandieu, u n sacerdote condenado, tiene que hablar......................................... 198
163
Reprobado por indolencia .............................................................................................. 199

164
Cristo dio el ejemplo de la moderación.............................................................................200
Los escalones de la defección...........................................................................................201
Descuido de las oraciones ................................................................................................201
Indiferencia durante el Santo Sacrificio de la Misa...........................................................203
Adaptación a la teoría de la vida cómoda .........................................................................203
Ya no hay más que el amor al prójimo y no el amor a Dios ............................................... 204
El verdadero amor al prójimo es la salvación del infierno por medio
del sacrificio ...........................................................................................................205
Hay que rezar y hacer sacrificios por los sacerdotes........................................................206
Oración para tener constancia...........................................................................................207
La pobreza de las familias numerosas es una gran bendición............................................208
La píldora lleva al aborto..................................................................................................208
Las misiones populares deben predicar desde el púlpito la vuelta a lo anterior .................209
El sacerdote debe dar ejemplo de virtud ...........................................................................209
Lucha contra el infierno. Conjuración del Malo ...............................................................211
Oración de Santa Teresita.................................................................................................212

231
Un exorcismo potente y corto ...............................................................................................................................212
Las almas caen en el infierno como copos de nieve, porque falta el
ejemplo de los sacerdotes..........................................................................................212
Rezad el breviario diariamente, salva al sacerdote............................................................213
Sin las almas expiatorias, los sacerdotes van en masas al infierno ....................................214
Si tu mano es causa de escándalo, córtala.........................................................................215
Dios quiere la afirmación de la cruz, hasta en un matrimonio difícil.............................. 216
Cristo también sería repudiado hoy en día como agitador popular................................. 217
Haced, con tacto, que se vuelvan atrás los sacerdotes ................................................... 218
Miles de sacerdotes van por el fácil camino de la perdición 219
Hay que plantar en los corazones de los niños el respeto ante el
Santísimo Sacramento............................................................................................... 220
El verdadero amor al prójimo comienza por el alma...................................................... 221
Hay que pedir severidad por amor al prójimo, porque existe el infierno ..........................222
Observación final .............................................................................................................223
Rezad por los sacerdotes. Tenemos que rezar más por los sacerdotes ........................... 224
Para los sacerdotes fallecidos ...........................................................................................225
Ardientes suplicatorios en nombre de Jesús......................................................................225

INDICE GENERAL ........................................................................................................227

165
232

ANEXOS
1. ANEXO 1 - PABLO VI, Audiencia 15-Noviembre-1972
http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/audiences/1972/documents/hf_p-
vi_aud_19721115_it.html

PAOLO VI
UDIENZA GENERALE
Mercoledì, 15 novembre 1972

«Liberaci dal male»


Quali sono oggi i bisogni maggiori della Chiesa?
Non vi stupisca come semplicista, o addirittura come superstiziosa e irreale la nostra
risposta: uno dei bisogni maggiori è la difesa da quel male, che chiamiamo il
Demonio.
Prima di chiarire il nostro pensiero invitiamo il vostro ad aprirsi alla luce della fede
sulla visione della vita umana, visione che da questo osservatorio spazia
immensamente e penetra in singolari profondità. E, per verità, il quadro che siamo
invitati a contemplare con globale realismo è molto bello. È il quadro della
creazione, l’opera di Dio, che Dio stesso, come specchio esteriore della sua sapienza
e della sua potenza, ammirò nella sua sostanziale bellezza (Cfr. Gen. 1, 10, etc.).
Poi è molto interessante il quadro della storia drammatica della umanità, dalla quale
storia emerge quella della redenzione, quella di Cristo, della nostra salvezza, con i
suoi stupendi tesori di rivelazione, di profezia, di santità, di vita elevata a livello
soprannaturale, di promesse eterne (Cfr.Eph. 1, 10). A saperlo guardare questo
quadro non si può non rimanere incantati (Cfr. S. AUG.Soliloqui): tutto ha un senso,
tutto ha un fine, tutto ha un ordine, e tutto lascia intravedere una Presenza-
Trascendenza, un Pensiero, una Vita, e finalmente un Amore, così che l’universo,
per ciò che è e per ciò che non è, si presenta a noi come una preparazione
entusiasmante e inebriante a qualche cosa di ancor più bello ed ancor più perfetto
(Cfr. 1 Cor. 2, 9; 13, 12; Rom. 8, 19-23). La visione cristiana del cosmo e della vita

166
è pertanto trionfalmente ottimista; e questa visione giustifica la nostra gioia e la
nostra riconoscenza di vivere per cui celebrando la gloria di Dio noi cantiamo la
nostra felicità (Cfr. Il Gloria della Messa).
L’INSEGNAMENTO BIBLICO
Ma è completa questa visione? è esatta? Nulla ci importano le deficienze che sono
nel mondo? le disfunzioni delle cose rispetto alla nostra esistenza? il dolore, la
morte? la cattiveria, la crudeltà, il peccato, in una parola, il male? e non vediamo
quanto male è nel mondo? specialmente, quanto male morale, cioè simultaneamente,
sebbene diversamente, contro l’uomo e contro Dio? Non è forse questo un triste
spettacolo, un inesplicabile mistero? E non siamo noi, proprio noi cultori del Verbo i
cantori del Bene, noi credenti, i più sensibili, i più turbati dall’osservazione e
dall’esperienza del male? Lo troviamo nel regno della natura, dove tante sue
manifestazioni sembrano a noi denunciare un disordine. Poi lo troviamo nell’ambito
umano, dove incontriamo la debolezza, la fragilità, il dolore, la morte, e qualche
cosa di peggio; una duplice legge contrastante, una che vorrebbe il bene, l’altra
invece rivolta al male, tormento che S. Paolo mette in umiliante evidenza per
dimostrare la necessità e la fortuna d’una grazia salvatrice, della salute cioè portata
da Cristo (Cfr. Rom. 7); già il poeta pagano aveva denunciato questo conflitto
interiore nel cuore stesso dell’uomo: video meliora proboque, deteriora
sequor (OVIDIO, Met. 7, 19). Troviamo il peccato, perversione della libertà umana,
e causa profonda della morte, perché distacco da Dio fonte della vita (Rom. 5, 12), e
poi, a sua volta, occasione ed effetto d’un intervento in noi e nel nostro mondo d’un
agente oscuro e nemico, il Demonio. Il male non è più soltanto una deficienza, ma
un’efficienza, un essere vivo, spirituale, pervertito e pervertitore. Terribile realtà.
Misteriosa e paurosa.
Esce dal quadro dell’insegnamento biblico ed ecclesiastico chi si rifiuta di
riconoscerla esistente; ovvero chi ne fa un principio a sé stante, non avente essa
pure, come ogni creatura, origine da Dio; oppure la spiega come una pseudo-realtà,
una personificazione concettuale e fantastica delle cause ignote dei nostri malanni. Il
problema del male, visto nella sua complessità, e nella sua assurdità rispetto alla
nostra unilaterale razionalità, diventa ossessionante. Esso costituisce la più forte
difficoltà per la nostra intelligenza religiosa del cosmo. Non per nulla ne soffrì per
anni S. Agostino: Quaerebam unde malum, et non erat exitus, io cercavo donde
provenisse il male, e non trovavo spiegazione (S. Aug. Confess. VII, 5, 7, 11,
etc.; PL, 32, 736, 739).
Ed ecco allora l’importanza che assume l’avvertenza del male per la nostra corretta
concezione cristiana del mondo, della vita, della salvezza. Prima nello svolgimento
della storia evangelica al principio della sua vita pubblica: chi non ricorda la pagina
densissima di significati della triplice tentazione di Cristo? Poi nei tanti episodi
evangelici, nei quali il Demonio incrocia i passi del Signore e figura nei suoi

167
insegnamenti? (P. es. Matth. 12, 43) E come non ricordare che Cristo, tre volte
riferendosi al Demonio, come a suo avversario, lo qualifica «principe di questo
mondo»? (Io. 12, 31; 14, 30; 16, 11) E l’incombenza di questa nefasta presenza è
segnalata in moltissimi passi del nuovo Testamento. S. Paolo lo chiama il «dio di
questo mondo» (2 Cor. 4, 4), e ci mette sull’avviso sopra la lotta al buio, che noi
cristiani dobbiamo sostenere non con un solo Demonio, ma con una sua paurosa
pluralità: «Rivestitevi, dice l’Apostolo, dell’armatura di Dio per poter affrontare le
insidie del diavolo, poiché la nostra lotta non è (soltanto) col sangue e con la carne,
ma contro i Principati e le Potestà, contro i dominatori delle tenebre, contro gli
spiriti maligni dell’aria» (Eph. 6, 11-12).
E che si tratti non d’un solo Demonio, ma di molti, diversi passi evangelici ce lo
indicano (Luc. 11, 21; Marc. 5, 9); ma uno è principale: Satana, che vuol dire
l’avversario, il nemico; e con lui molti, tutti creature di Dio, ma decadute, perché
ribelli e dannate (Cfr. DENZ.-SCH. 800-428); tutte un mondo misterioso, sconvolto
da un dramma infelicissimo, di cui conosciamo ben poco.
IL NEMICO OCCULTO CHE SEMINA ERRORI
Conosciamo tuttavia molte cose di questo mondo diabolico, che riguardano la nostra
vita e tutta la storia umana. Il Demonio è all’origine della prima disgrazia
dell’umanità; egli fu il tentatore subdolo e fatale del primo peccato, il peccato
originale (Gen. 3; Sap. 1, 24). Da quella caduta di Adamo il Demonio acquistò un
certo impero su l’uomo, da cui solo la Redenzione di Cristo ci può liberare. È storia
che dura tuttora: ricordiamo gli esorcismi del battesimo ed i frequenti riferimenti
della sacra Scrittura e della liturgia all’aggressiva e alla opprimente «potestà delle
tenebre» (Cfr. Luc. 22, 53; Col. 1, 13). È il nemico numero uno, è il tentatore per
eccellenza. Sappiamo così che questo Essere oscuro e conturbante esiste davvero, e
che con proditoria astuzia agisce ancora; è il nemico occulto che semina errori e
sventure nella storia umana. Da ricordare la rivelatrice parabola evangelica del buon
grano e della zizzania, sintesi e spiegazione dell’illogicità che sembra presiedere alle
nostre contrastanti vicende: inimicus homo hoc fecit(Matth. 13, 28). È «l’omicida fin
d a principio . . . e padre della menzogna», come lo definisce Cristo (Cfr. Io. 8, 44-
45); è l’insidiatore sofistico dell’equilibrio morale dell’uomo. È lui il perfido ed
astuto incantatore, che in noi sa insinuarsi, per via dei sensi, della fantasia, della
concupiscenza, della logica utopistica, o di disordinati contatti sociali nel gioco del
nostro operare, per introdurvi deviazioni, altrettanto nocive quanto all’apparenza
conformi alle nostre strutture fisiche o psichiche, o alle nostre istintive, profonde
aspirazioni.
Sarebbe questo sul Demonio e sull’influsso, ch’egli può esercitare sulle singole
persone, come su comunità, su intere società, o su avvenimenti, un capitolo molto
importante della dottrina cattolica da ristudiare, mentre oggi poco lo è. Si pensa da
alcuni di trovare negli studi psicanalitici e psichiatrici o in esperienze spiritiche,

168
oggi purtroppo tanto diffuse in alcuni Paesi, un sufficiente compenso. Si teme di
ricadere in vecchie teorie manichee, o in paurose divagazioni fantastiche e
superstiziose. Oggi si preferisce mostrarsi forti e spregiudicati, atteggiarsi a
positivisti, salvo poi prestar fede a tante gratuite ubbie magiche o popolari, o peggio
aprire la propria anima - la propria anima battezzata, visitata tante volte dalla
presenza eucaristica e abitata dallo Spirito Santo! - alle esperienze licenziose dei
sensi, a quelle deleterie degli stupefacenti, come pure alle seduzioni ideologiche
degli errori di moda, fessure queste attraverso le quali il Maligno può facilmente
penetrare ed alterare l’umana mentalità. Non è detto che ogni peccato sia
direttamente dovuto ad azione diabolica (Cfr. S. TH. 1, 104, 3); ma è pur vero che
chi non vigila con certo rigore morale sopra se stesso (Cfr. Matth. 12, 45; Eph. 6,
11) si espone all’influsso del mysterium iniquitatis, a cui San Paolo si riferisce (2
Thess. 2 , 3-12), e che rende problematica l’alternativa della nostra salvezza.
La nostra dottrina si fa incerta, oscurata com’è dalle tenebre stesse che circondano il
Demonio. Ma la nostra curiosità, eccitata dalla certezza della sua esistenza
molteplice, diventa legittima con due domande. Vi sono segni, e quali, della
presenza dell’azione diabolica? e quali sono i mezzi di difesa contro così insidioso
pericolo?
PRESENZA DELL'AZIONE DEL MALIGNO
La risposta alla prima domanda impone molta cautela, anche se i segni del Maligno
sembrano talora farsi evidenti (Cfr. TERTULL. Apol. 23). Potremo supporre la sua
sinistra azione là dove la negazione di Dio si fa radicale, sottile ed assurda, dove la
menzogna si afferma ipocrita e potente, contro la verità evidente, dove l’amore è
spento da un egoismo freddo e crudele, dove il nome di Cristo è impugnato con odio
cosciente e ribelle (Cfr. 1 Cor. 16, 22; 12, 3), dove lo spirito del Vangelo è
mistificato e smentito, dove la disperazione si afferma come l’ultima parola, ecc. Ma
è diagnosi troppo ampia e difficile, che noi non osiamo ora approfondire e
autenticare, non però priva per tutti di drammatico interesse, a cui anche la
letteratura moderna ha dedicato pagine famose (Cfr. ad es. le opere di Bernanos,
studiate da CH. MOELLER, Littér. du XXe siècle, I, p. 397 ss.; P. MACCHI, Il volto
del male in Bernanos; cfr. poi Satan, Etudes Carmélitaines, Desclée de Br. 1948). Il
problema del male rimane uno dei più grandi e permanenti problemi per lo spirito
umano, anche dopo la vittoriosa risposta che vi dà Gesù Cristo. «Noi sappiamo,
scrive l’Evangelista S. Giovanni, che siamo (nati) da Dio, e che tutto il mondo è
posto sotto il maligno» (1 Io. 5, 19).
LA DIFESA DEL CRISTIANO
All’altra domanda: quale difesa, quale rimedio opporre alla azione del Demonio? la
risposta è più facile a formularsi, anche se rimane difficile ad attuarsi. Potremmo
dire: tutto ciò che ci difende dal peccato ci ripara per ciò stesso dall’invisibile
nemico. La grazia è la difesa decisiva. L’innocenza assume un aspetto di fortezza. E
169
poi ciascuno ricorda quanto la pedagogia apostolica abbia simboleggiato
nell’armatura d’un soldato le virtù che possono rendere invulnerabile il cristiano
(Cfr. Rom. 13, 1 2 ; Eph. 6, 11, 14, 17; 1 Thess. 5; 8). Il cristiano dev’essere
militante; dev’essere vigilante e forte (1 Petr. 5, 8); e deve talvolta ricorrere a
qualche esercizio ascetico speciale per allontanare certe incursioni diaboliche; Gesù
lo insegna indicando il rimedio «nella preghiera e nel digiuno» (Marc. 9, 29). E
l’Apostolo suggerisce la linea maestra da tenere: «Non lasciarti vincere dal male, ma
vinci nel bene il male» (Rom. 12, 21; Matth. 13, 29).
Con la consapevolezza perciò delle presenti avversità in cui oggi le anime, la
Chiesa, il mondo si trovano noi cercheremo di dare senso ed efficacia alla consueta
invocazione della nostra principale orazione: «Padre nostro, . . . liberaci dal male!».
A tanto giovi anche la nostra Apostolica Benedizione.

2. ANEXO 2 - LA IGLESIA DEBE HABLAR DEL DEMONIO

http://www.corazones.org/diccionario/demonio_iglesia_debe_hablar.htm

Cardenal Cottier:
«La Iglesia debe hablar del demonio»
18 enero 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la introducción del cardenal Georges Marie Martin Cottier OP --escrita siendo
aún Teólogo de la Casa Pontifica-- al libro «Presidente degli esorcisti – Esperienze e
delucidazioni di Don Grabriele Amorth» («Presidente de los exorcistas – Experiencias y
aclaraciones de Gabriel Amorth»), recién publicado por «Edizioni Carismatici Francescani»
(www.dioesiste.org).

El padre Gabriel Amorth es exorcista de la diócesis de Roma, fundador y presidente


honorario de la Asociación Internacional de Exorcistas.

3. ANEXO 3 - GEORGES HUBERT: PABLO VI Y EL DIABLO.

http://www.interrogantes.net/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=295

Georges Hubert: Pablo VI y el diablo

¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? »

Ésta es l a pregunta que se hacía el P apa Pablo VI, algunos años después de la clausura

170
del Concili o Vaticano II, a la vista de los acontecimientos que sacudían a la Iglesia.
«Se creía que, después del Concilio, el sol habría brillado sobre la historia de la
Iglesia. Pero en lugar del sol, han aparecido las nubes, la tempestad, las tinieblas, la
incertidumbre. »

Sí, ¿cómo se ha podido llegar a esta situación?

La resp uest a d e Pabl o VI es cl ara y n et a: «Un a potencia hostil ha i nterveni do . Su


nombre es el di ablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta.
¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de est e enemi go de los hombres?».
Y el Papa precisa: «Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo
precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para
impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de
ella misma».

Para decirlo brevemente, Pablo VI t enía la sensación de que «el humo de Satanás ha
entrado por alguna fisura en el templo de Dios».

Así se expresaba Pablo VI sobre la crisis de la Iglesia el 29 de junio de 1972, noveno


aniversario de su coronación.

Algunos periódicos se mostraron sorprendidos por la declaración del P apa sobre la


presencia de Satanás en la Iglesia.

Otros periódicos se escandalizaron. ¿ No estaba Pablo VI exhumando creencias


medievales que se creían olvidadas para siempre?

Una de las grandes necesidades de la Iglesia contemporánea

Si n arredrarse ant e estas críti cas P abl o VI vol vi ó sob re est e t ema cand ent e cinco
meses más tarde. Y lejos de contentarse con reafirmar la verdad sobre Satanás y su
actividad, el P apa consagró una entera catequesis a la presencia activa de Satanás en
l a Iglesia (cfr A udi enci a gen eral, 15 d e n o vi emb re de 1972).

D e s d e e l i n i c i o , P a b l o V I s u b r a yó l a d i m e n s i ó n u n i v e r s a l d e l t e m a : « ¿ C u á l e s s o n h o y
afi rma l as n ecesi dad es más i mportant es d e l a Igl esi a?». La resp uesta d el Pap a es
clara: «Una de las necesidades más grandes de la Iglesia es la de defenderse de ese
mal al que llamamos el demonio».

Y Pablo VI recuerda la enseñanza de la Iglesia sobre la presencia en el mundo «de un


ser viviente, espiritual, pervertido y pervertidor, realidad terrible, misteriosa y
t emi bl e».

Después, refiriéndose a algunas publi caciones recientes (en una de las cuales un
profes or de exégesis invit ab a a lo s cristi anos a «l iq uidar al diablo »), Pabl o V I
171
afi rmab a qu e «s e sep aran de l a ens eñanza de la Bibli a y d e l a Iglesi a los qu e s e ni egan
a reconocer la exist encia del diablo, o los que lo consideran un principio autónomo
que no tiene, como todas las criaturas, su origen en Dios; y también los que lo
explican como una pseudorealidad, una invención del espíritu para personificar las
causas desconocidas de nuestros males».

«Nosotros sabemos prosi guió Pablo VI- que este ser oscuro y perturbador existe
verdaderament e y que está actuando de continuo con una astucia traidora. Es el
enemigo oculto que siembra el error y la desgracia en la historia de l a humanidad.»

«Es el seductor pérfido y taimado que sabe insinuarse en nosotros por los sentidos, la
imaginación, la concupiscencia, la lógica utópica, las relaciones sociales
desordenadas, para introducir en nuestros act os desviaciones muy nocivas y que, sin
embargo, parecen corresponder a nuestras estructuras físicas o psíquicas o a nuestras
aspiraciones profundas. »

Sat anás s ab e i nsi nu arse... para int roduci r... Est as expresio nes, ¿n o recu erd an a las d el
león rugiente de San Pedro que ronda, buscando a quien devorar? El diablo no espera
a ser invit ado para presentarse, más bien impone su presencia con una habilidad
infinita.

El Papa evocó también el papel de Satanás en la vida de Cristo. Jesús calificó al


di ablo d e «p rín ci pe d e est e mundo» t res veces a l o l argo de su mini steri o , t an grande
es el poder de Satanás sobre los hombres.

Pablo VI se esforzó en señalar los indicios reveladores de la presencia acti va del


demonio en el mundo. Volveremos sobre este di agnóstico.

Lagunas en la teología y en la catequesis

En su exposición, el Santo Padre sacó una conclusión práctica que, más allá de los
millares d e fi el es p resent es en l a vast a s al a de l as audi enci as , s e di ri gí a a l os
católicos de todo el mundo: «A propósito del demonio y de su influencia sobre los
individuos, sobre l as comunidades, sobre sociedades enteras, habría que retomar un
capítulo muy importante de la doctrina católica, al que ho y se presta poca atención».

El cardenal J. L. Suenens, antiguo arzobispo de BruxellesMali nes, escribió al final de


su li b ro Renouveau et P uiss ances des t én éb res: «Acabando est as p ági nas, confi es o q ue
y o m i s m o m e s i e n t o i n t e r p e l a d o , ya q u e m e d o y c u e n t a d e q u e a l o l a r g o d e m i
minist erio pasto ral no h e s ubrayado bast ant e l a realid ad d e l as P ot en ci as del mal que
actúan en nuestro mundo contemporáneo y la necesidad del combate espirit ual que se
impone entre nosotros» (p. 113).

En otras palabras, la Cabeza de la Iglesia piensa que la demonología es un capítulo


«mu y i mpo rt ant e» de la t eologí a católi ca y qu e ho y en día se d escuid a demasi ad o.
Exist e una l aguna en l a enseñanza de la teología, en la catequesis y en la predicación.
Y est a l aguna s oli cita s er colmada. Est amos ant e «u na de l as necesidades más

172
grandes» de la Iglesia en el momento presente.

¿Quién lo habría previsto? La catequesis de Pablo VI sobre la existencia a influencia


del demonio produjo un resentimiento inesperado por parte de la prensa. Una vez más,
s e a c u s ó a l a C a b e z a d e l a I g l e s i a d e r e t o r n a r a c r e e n c i a s ya s u p e r a d a s p o r l a c i e n c i a .
¡El diablo está muerto y enterrado!

Raramente l os peri ódicos se habían levantado con una vehemencia tan ácida contra el
So berano Pontí fi ce. ¿Cómo expli car l a vi olenci a d e est as reacci on es?

Que periódicos hostiles a la fe cristiana ironicen sobre una enseñanza del Papa no
suscita ninguna extrañeza. Es coherente con sus posiciones. Pero que al mismo tiempo
se dejen llevar de la cólera, esto es lo que sorprende...

¿Cómo no presentir bajo estas reacciones la cólera del Maligno? En efecto, Satanás
necesita el anonimat o para poder actuar de manera eficaz. ¿ Cuál no será su irritación,
por tanto, cuando ve al Papa denunciar urbi et orbi sus artimañas en la Iglesia? Es la
cólera del enemigo que se siente desenmascarado y que exhala su despecho a través de
estos secuaces inconscient es.

El enemigo desenmascarado

Habría que retomar el capítulo de la demonología: esta consigna de Pablo VI tuvo una
especie de precedente en la historia del papado contemporáneo.

Era un día de diciembre de 1884 o de enero de 1885, en el Vati cano, en la capilla


privada de León XIIII. Después de haber celebrado la misa, el Papa, según su
costumbre, asistió a una segunda misa. Hacia el final, se le vio levant ar la cabeza de
repente y mirar fijamente hacia el altar, encima del t abernáculo. El rostro del Papa
pali d eci ó y s us ras gos s e t ens aron. Acabada l a mis a, León XIII se l evant ó y, to daví a
baj o l os efectos d e un a int en s a emo ci ón , se diri gi ó h aci a s u est udi o. Un prel ado d e los
qu e le rodeab an l e pregu ntó: «San to Padre, ¿Se si ent e fati gado? ¿ Necesit a al go ?».
«No, respondió León XIII, no necesito nada... »

El Papa se encerró en su estudio. Media hora más tarde, hizo ll amar al secretario de la
Congregación de Ritos. Le dio una hoja, y le pidió que la hiciera imprimir y la
envi ara a los obispos de todo el mundo.

¿Cuál era el contenido de est a hoja? Era una oración al arcángel San Miguel,
compuesta por el mismo León XIII. Una oración que l os sacerdotes recitarí an después
de cad a mi sa rezada, al pi e d el alt ar, despu és del Sal ve Regina ya pres crit o p or Pí o
IX:

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la adversi dad
y las asechanzas del demonio.

173
Reprímale Dios, pedimos suplicantes. Y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroj a al
infierno, con el divino poder, a Satanás y a los otros malos espí ritus que andan
dispersos por el mundo para la perdición de l as almas.

León XIII confió más tarde a uno de sus secretarios, Mons. Rinaldo Angeh, que
du rant e l a mis a habí a vist o una n ub e de d emoni os q u e se l anzaban co nt ra l a Ciu d ad
Eterna para atacarla. De ahí su decisión de movilizar a San Miguel Arcángel y a las
milicias del cielo para defender a l a Iglesia contra Satanás y sus ejércitos, y más
especialmente para la solución de lo que se llamaba «la Cuestión romana».

La oración a San Miguel fue suprimida en la reciente reforma litúrgica. Algunos


piensan que, siendo tan adecuada para conservar entre los fieles y los sacerdotes la fe
en la presencia activa de los ángeles buenos y de los malvados, podría ser
rei ntrodu cida, o bi en en l a Lit urgi a d e l as Horas, o bi en en la oración d e l os fi el es en
l a mi sa. Como afirmaba Juan Pablo II el 24 de mayo de 1 98 7, en el s antu ario de San
Mi gu el Arcán gel en el Mo nt e Gargan: «el d emo ni o si gu e vi vo y acti vo en el mun do».
Las hostilidades no han cesado, los ejércitos de Satanás no han sido desmovili zados.
Por lo tanto la oración continúa siendo necesaria.

El 20 de abril de 1884, poco tiempo antes de esta visi ón del mundo diabólico, León
XIII había publicado una encícli ca sobre la francmasonerí a que se inicia con
co nsi deracio nes d e en vergadura cós mi ca. «Des d e qu e, po r l a envi dia del d emo nio, el
género humano se separó miserabl emente de Dios, a quien debía su llamada a la
existencia y los dones sobrenaturales, los hombres se ha dividido en dos campos
opuestos que no cesan de combatir: uno por la verdad y la virtud, el otro por aquello
que es contrario a la virtud y a l a verdad. »

Meditando l as consideraciones de León XIII se comprende mejor la consigna dada por


Pablo VI en su catequesis del 15 de noviembre de 1972: «Habría que retomar un
capít ulo mu y i mport ante d e l a do ctri na cat óli ca (l a d emo nol o gí a), al qu e ho y se p rest a
poca atención».

J u a n P a b l o I I h a h e c h o s u ya l a c o n s i g n a d e s u p r e d e c e s o r . E n s u e n s e ñ a n z a h a i d o
incluso más allá de P ablo VI.

Mientras que éste no dedicó más que una catequesis del miércoles al problema del
demonio, Juan Pablo II ha tratado este tema a lo largo de seis audienci as generales
sucesivas. Y hay que añadir a esta enseñanza una peregrinación al santuario de San
Mi gu el Arcán gel en el Mo nt e Gargan, el 24 de mayo de 1 98 7, y u n di scurso so bre el
demonio pronunciado el 4 de septiembre de 1988, con motivo de su viaje a Turín.

Las instituciones, instrument o de Satanás

En otras ocasiones, Juan Pablo II ha puesto en guardia a los fieles contra las insidias
del diablo, como por ejemplo en su encuentro con 30.000 jóvenes en las islas Madeira
(ma yo de 1 99 1) do nd e citó un pas aj e si gnifi cat i vo d e su mens aj e d e 1 985 p ara El añ o
internacional de la juventud: «La táctica que Satanás ha apli cado, y que continúa
aplicando, consiste en no revelarse, para que el mal que ha difundido desde los
orígenes se desarrolle por la acción del hombre mismo, por los sistemas y las
174
relaciones entre los hombres, entre las clases y entre las naci ones, para que el mal se
transforme cada vez más en un pecado 'estructural' y se pueda identificar cada vez
menos como un pecado personal'».

Satanás actúa, pero actúa sobre todo en la sombra, para pasar desapercibido. Satanás
actúa a t ravés de los hombres y también a través de las instituciones.

¿Es posible imaginar el papel de Satanás en la preparación, lejana y cercana de las


l eyes qu e auto ri zan el abort o y l a eutanasi a?

En un estudio actual sobre Satanás, Dom Alois Mager o.s.b., antiguo decano de la
facult ad d e t eol o gí a d e Salzburgo, afirma q ue el mu nd o s atáni co s e caract eri za p or dos
rasgos: la mentira y el asesinato. «La mentira ani quila la vida espiritual; el asesinato,
la vida corporal... Aniquilar si empre, ést a es la táctica de las fuerzas satánicas».
Aho ra bien , Di os es Aqu el qu e es y q u e d a si n cesar la vid a, el mo vimiento y l a
existencia (cfr Hch 17, 28).

La insistencia creciente de dos Papas contemporáneos sobre Satanás y sus


maqui naciones ¿no es altamente signi ficativa? ¿ No nos invita a una profundización en
nuestra postura sobre el papel de Satanás en la historia, la historia grande de los
pueblos y de la Iglesia y la hist oria pequeña de cada hombre en particular?

Un terreno minado

Sé muy bien que escribi endo estas páginas me avent uro en un terreno minado, rodeado
de mist eri o. Pri mero po r l a mat eri a t rat ad a. Despu és p or el es cepticis mo exist ent e
sobre el tema. Pocos cristianos parecen creer verdaderamente en la existencia personal
de los demonios. Muchos parecen incluso rechazar esta verdad, no porque sea incierta,
sino porque se nos dice «hoy en día la gente no la admitiría». ¡Como si el hombre de
la era atómi ca pudiera censurar los datos de la Revelación! ¡Como si ésta se asemejara
al menú de un restaurante donde cada cliente elige o rechaza los platos a su gusto!

Otros, t ambién irreverentes con la Revelación, compartirían con gusto la posi ción de
este viejo señor que, al fi nal de una agitada mesa redonda sobre la existencia del
di ablo, su gerí a q ue l a cu esti ón fues e decidi da... por un referén dum: «La ma yorí a
decidirá si los demonios exist en o no». ¡Como si la verdad dependiese del número de
opiniones y no de su consi stencia! ¿ Lo que afirman cien charlatanes deberá tener más
peso que la opinión meditada de un sabio o de un santo?

Algunos años antes de la intervención de Pablo VI, el cardenal GabrielMarie Garrone


denunciaba la conspiración del sil encio sobre la existencia de los demonios: «Hoy en
día apenas si se osa hablar. Reina sobre este tema una especie de conspiración del
sil encio. Y cuando est e silencio se rompe es por personas que se hacen los entendidos
o que plantean, con una temeridad sorprendente, la cuestión de la existencia del
demonio. Ahora bien, la Iglesia posee sobre este punto una certeza que no se puede
rechazar sin temeridad y que reposa sobre una enseñanza constante que tiene su fuente
en el Evangelio y más allá. La exist encia, la naturaleza, la acción del demonio
co nstit uyen u n domi ni o profun damente mist erios o en el qu e la úni ca actit ud s abi a
consistirá en aceptar l as afirmaci ones de la fe, sin pretender saber más de lo que la
175
Revelación ha considerado bueno decirnos».

Y el card enal concl uye : «Negar la exi sten ci a y l a acci ón del 'Mali gno ' eq ui val e a
ofrecerle un inicio de poder sobre nosotros. Es mejor, en esto como en el resto, pensar
humildemente como la Iglesia, que colocarse, por una pretenciosa superioridad, fuera
de l a i n fluen ci a b enefact ora d e su verd ad y d e su ayud a».

Es una obra buena armarles

Una decena de años más t arde, una vigorosa profesión de fe del obispo de
Es t rasb urgo , Mons . Léo n Art hu r El chin ger, se hará eco d e l as consid eracio nes d el
cardenal GabrielMarie Garrone. Pondrá, como se suele decir, los punto sobre las
«í es », des afi and o d e est a man era a ci ert a int elli genti a.

«Creer en Lucifer, en el Maligno, en Satanás, en la acción entre nosotros del Espíritu


del mal, del Demonio, del P ríncipe de los demonios, signi fica pasar ante los ojos de
muchos p or i n genu o, simpl e, su persti ci oso . Pues bi en, yo creo . »

«Creo en su exi sten cia, en su i nfl u enci a, en su i nteli gen ci a sutil , en su cap acid ad
suprema de disimulo, en su habilidad para introducirse por todas partes, en su
cap acid ad cons u mad a de ll egar a h acer creer qu e no exi st e. Sí, creo en s u pres enci a
entre nosot ros, en su éxito, incluso dentro de grupos que se reúnen para l uchar contra
la autodestrucción de la sociedad y de la Iglesia. Él consigue que se ocupen en
actividades completamente secundarias a incluso infantiles, en lamentaciones inútiles,
en discusiones estériles, y durante este tiempo puede continuar su juego sin miedo a
ser molestado. »

Y el prelado expone sus razones de orden sobrenatural pri mero y después de orden
natural.

«Sí, creo en Lucifer y esto no es una prueba de estrechez de espíritu o de pesimismo.


Creo porque l os libros inspirados del Antiguo y del Nuevo Testamento nos hablan del
combate que entabla contra aquellos a los que Dios ha prometido la herencia de su
Rei no. Creo porque, con un poco de imparcialidad y una mirada que no se cierre a la
luz de lo Alto, se adivina, se constat a cómo este combate continúa bajo nuestros ojos.
Ciertamente, no se trata de materializar a Lucifer, de quedarnos en las
representaciones de una piedad popular. Lucifer, el Príncipe del mal, actúa en el
espíritu y en el corazón del hombre. »

«Finalmente, creo en Lucifer porque creo en Jesucristo que nos pone en guardia contra
él y nos pide combatirlo con todas nuestras fuerzas si no queremos ser engañados
sobre el sentido de la vida y del amor».

Las cit as s on de “El diabl o h oy”, d e G eorges Hu bert , Edit . Pal abra, 20 00

4. ANEXO 4

176
D I S C U R S O D E J U A N P A B L O I I E N E L M O N T E S A N T O A N G E L , 2 4 M a yo
1987

http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/1987/may/documents/hf_jp-
ii_spe_19870524_monte-sant-angelo_it.html

Dis curs o d e Juan Pablo II en el Mont e Sant ’An gelo (Fo ggi a) 24-Ma yo -19 87

VISITA PASTORALE IN PUGLIA


DISCORSO DI GIOVANNI PAOLO II
ALLA POPOLAZIONE DI MONTE SANT’ANGELO
Monte Sant’Angelo (Foggia)
Domenica, 24 maggio 1987

Carissimi fratelli e sorelle!


1. Sono lieto di trovarmi in mezzo a voi all'ombra di questo Santuario di San
Michele Arcangelo, che da quindici secoli è meta di pellegrinaggi e punto di
riferimento per quanti cercano Dio e desiderano mettersi alla sequela di Cristo, per
mezzo del quale « sono state create tutte le cose, quelle nei cieli e quelle sulla terra,
quelle visibili e quelle invisibili: Troni, Dominazioni, Principati e Potestà » [1].
Saluto cordialmente tutti voi, pellegrini, qui venuti dai paesi che circondano questo
magnifico promontorio del Gargano, che offre allo sguardo del visitatore scorci
deliziosi col suo paesaggio dolce, fiorito e con caratteristici gruppi di ulivi contorti
sopra la roccia. Saluto in particolare le Autorità civili e religiose, che hanno
contribuito a rendere possibile questo incontro pastorale; saluto l'Arcivescovo di
Manfredonia, Monsignor Valentino Vailati, a cui va il mio ringraziamento per le
parole con le quali ha voluto introdurre questa manifestazione di fede. Saluto anche
e soprattutto i Padri Benedettini dell'Abbazia di Montevergíne, che hanno la cura
spirituale di questo Santuario. Ad essi, ed in special modo al loro Abate Dom
Tommaso Agostino Gubitosa, esprimo la mia gratitudine per l'animazione cristiana
e per il clima spirituale che assicurano a quanti vengono qui per ritemprare il loro
spirito alle sorgenti della fede.
2. A questo luogo, come già fecero in passato tanti miei Predecessori nella cattedra
di Pietro, sono venuto anch'io per godere un istante dell'atmosfera propria di questo
Santuario, fatta di silenzio, di preghiera e di penitenza; sono venuto per venerare ed
invocare l'Arcangelo San Michele, perché protegga e difenda la Santa Chiesa, in un

177
momento in cui è difficile rendere un'autentica testimonianza cristiana senza
compromessi e senza accomodamenti.
Fin da quando Papa Gelasio I concesse, nel 493, il suo assenso alla dedicazione
della grotta delle apparizioni dell'Arcangelo San Michele a luogo di culto e vi compì
la sua prima visita, concedendo l'indulgenza del « Perdono angelico », una serie di
Romani Pontefici si mise sulle sue orme per venerare questo luogo sacro. Tra essi si
ricordano Agapito I, Leone IX, Urbano II, Innocenzo II, Celestino III, Urbano VI,
Gregorio IX, San Pietro Celestino e Benedetto IX. Anche numerosi Santi sono
venuti qui per attingere forza e conforto. Ricordo San Bernardo, San Guglielmo da
Vercelli, fondatore dell'Abbazia di Montevergine, San Tommaso d'Aquino, Santa
Caterina da Siena; tra queste visite è rimasta giustamente celebre ed è tuttora viva
quella compiuta da San Francesco d'Assisi, che venne qui in preparazione alla
Quaresima del 1221. La tradizione dice che egli, ritenendosi indegno di entrare nella
grotta sacra, si sarebbe fermato all'ingresso, incidendo un segno di croce su una
pietra.
Questa viva e mai interrotta frequentazione di pellegrini illustri ed umili che dall'alto
Medioevo fino ai nostri giorni ha fatto di questo Santuario un luogo di incontro di
preghiera e di riaffermazione della fede cristiana, dice quanto la figura
dell'Arcangelo Michele, che è protagonista in tante pagine dell'Antico e del Nuovo
Testamento, sia sentita ed invocata dal popolo e quanto la Chiesa abbia bisogno
della sua celeste protezione: di lui, che viene presentato nella Bibbia come il grande
lottatore contro il Dragone, il capo dei Demoni. Leggiamo nell'Apocalisse: « Allora
avvenne una guerra nel Cielo: Michele e i suoi angeli combattevano contro il
Dragone. Il Dragone combatteva insieme con i suoi angeli, ma non prevalsero e non
ci fu posto per essi nel cielo. Il grande Dragone, il Serpente antico, colui che
chiamiamo il Diavolo e Satana e che seduce tutta la terra, fu precipitato sulla terra e
con lui furono precipitati anche i suoi angeli » [2]. L'autore sacro ci presenta in
questa drammatica descrizione la vicenda della caduta del primo Angelo, che fu
sedotto dall'ambizione di diventare « come Dio ». Di qui la reazione dell'Arcangelo
Michele, il cui nome ebraico « Chi come Dio? », rivendica l'unicità di Dio e la sua
inviolabilità.
3. Per quanto frammentarie, le notizie della Rivelazione sulla personalità ed il ruolo
di San Michele sono molto eloquenti. Egli è l'Arcangelo [3] che rivendica i diritti
inalienabili di Dio. È uno dei principi del Cielo eletto alla custodia del Popolo di
Dio [4], da cui uscirà il Salvatore. Ora il nuovo popolo di Dio è la Chiesa. Ecco la
ragione per cui Essa lo considera come proprio protettore e sostenitore in tutte le sue
lotte per la difesa e la diffusione del regno di Dio sulla terra. È vero che « le porte
degli inferi non prevarranno », secondo l'assicurazione del Signore [5], ma questo
non significa che siamo esenti dalle prove e dalle battaglie contro le insidie del
maligno.

178
In questa lotta, l'Arcangelo Michele è a fianco della Chiesa per difenderla contro
tutte le nequizie del secolo, per aiutare i credenti a resistere al Demonio che « come
leone ruggente va in giro cercando chi divorare » [6].
Questa lotta contro il Demonio, che contraddistingue la figura dell'Arcangelo
Michele, è attuale anche oggi, perché il Demonio è tuttora vivo ed operante nel
mondo. Infatti il male che è in esso, il disordine che si riscontra nella società,
l'incoerenza dell'uomo, la frattura interiore della quale è vittima non sono solo le
conseguenze del peccato originale, ma anche effetto dell'azione infestatrice ed
oscura del Satana, di questo insidiatore dell'equilibrio morale dell'uomo, che San
Paolo non esita a chiamare « il dio di questo mondo » [7], in quanto si manifesta
come astuto incantatore, che sa insinuarsi nel gioco del nostro operare per introdurvi
deviazioni tanto nocive, quanto all'apparenza conformi alle nostre istintive
aspirazioni. Per questo l'Apostolo delle Genti mette i cristiani in guardia dalle
insidie del Demonio e dei suoi innumerevoli satelliti, quando esorta gli abitanti di
Efeso a rivestirsi « dell'armatura di Dio per poter affrontare le insidie del Diavolo,
poiché la nostra lotta non è soltanto col sangue e con la carne, ma contro i Principati
e le Potestà, contro i Dominatori delle tenebre, contro gli spiriti maligni dell'aria »
[8].
A questa lotta ci richiama la figura dell'Arcangelo San Michele, a cui la Chiesa sia
in Oriente che in Occidente non ha mai cessato di tributare un culto speciale. Come
è noto, il primo Santuario a lui dedicato sorse a Costantinopoli per opera di
Costantino: è il celebre Michaëlion, a cui fecero seguito in quella nuova Capitale
dell'Impero altre numerose Chiese dedicate all'Arcangelo. In Occidente il culto di
San Michele, fin dal V secolo, si era diffuso in molte città come Roma, Milano,
Piacenza, Genova, Venezia; e, tra tanti luoghi di culto, certamente il più famoso è
questo del monte Gargano. L'Arcangelo è rappresentato sulla porta bronzea, fusa a
Costantinopoli nel 1076, nell'atto di abbattere l'infernale Dragone. È questo il
simbolo col quale l'arte ce lo rappresenta e la liturgia ce lo fa invocare. Tutti
ricordano la preghiera che anni fa si recitava al termine della Santa Messa: « Sancte
Michaël Archangele, defende nos in proelio »; tra poco, la ripeterò a nome di tutta la
Chiesa.
E prima di elevare tale preghiera, imparto a tutti voi qui presenti, ai vostri familiari
ed a tutte le persone care la mia Benedizione, che estendo anche a quanti soffrono
nel corpo e nello spirito.

[1] Col. 1, 16.


[2] Apoc. 12, 7-9.
[3] Cfr. Iud. 1, 9.
[4] Cfr. Dan. 12, 1.
179
[5] Matth. 16, 18.
[6] 1 Petr. 5, 8.
[7] 2 Cor. 4, 4.
[8] Eph. 6, 11-12.

© Copyright 1987 - Libreria Editrice Vaticana

5. ANEXO 5 - ANNELIESE MICHEL (Biografía)

http://es.wikipedia.org/wiki/Anneliese_Michel

Anneliese Michel
Anneliese Michel (* 21 de septiembre de 1952 – † 1 de julio de 1976) fue una joven alemana que se creyó
que fue poseída por seis o más demonios maléficos.

Nacida en Leiblfing, Baviera, creció en la pequeña localidad de Klingenberg am Main, en esta misma región.
Sus padres, muy religiosos, le dieron una educación profundamente católica.

Hospitalización

En 1968, con 15 años, Anneliese comenzó a padecer extraños ataques y se le diagnosticó epilepsia.
Permaneció internada en el hospital psiquiátrico de Würzburg. Cuando salió, fue capaz de completar sus
estudios de bachillerato y matricularse, en 1973 en la Universidad de Würzburg.

Sin embargo, durante todo este tiempo Anneliese aseguró escuchar voces de ultratumba y tener visiones
demoníacas que atribuyó a una posesión infernal. Los médicos que la atendieron no encontraron paliativos
ni una explicación satisfactoria a los padecimientos de la joven, los padres cristianos, optaron por pensar
que su hija estaba poseída. Se dice que los mismos demonios no le permitían comer; eso le provoco una
terrible inanición.

Exorcismo y muerte

180
En 1973, los padres acudieron a la parroquia local solicitando a los religiosos que su hija fuera sometida a
un exorcismo. Al principio, todos ellos lo rechazaron, ya que la doctrina de la Iglesia Católica con respecto a
estas prácticas es muy estricta.

Poco después, el párroco Ernst Alt, considerado un reputado experto en la materia, creyó probar que
Anneliese reunía las condiciones suficientes para considerarse endemoniada y consiguió el permiso de las
autoridades eclesiásticas para realizar un exorcismo siguiendo los pasos del Rituale Romanum.

Durante las sesiones, Anneliese manifestó estar poseída por hasta seis demonios
diferentes:Lucifer, Caín, Judas, Nerón, Belial y Legion. El exorcismo se prolongó durante un año y
finalmente Anneliese murió a los 23 años.

La autopsia de Anneliese atribuyó el fallecimiento a la desnutrición y deshidratación. Antes de eso, se había


destrozado las rodillas en ataques de genuflexión (acción de doblar una rodilla en señal de adoración a
Dios) compulsiva. Este hecho inspiró los filmes: El exorcismo de Emily Rose (2005) y Réquiem (El
exorcismo de Micaela).

Días antes de su muerte

Los padres de Anneliese aseguran haber visto sombras "corriendo" en los pasillos de la casa donde estaba
su hija: «cuando nosotros íbamos a ver a Anneliese veíamos sombras en los pasillos, cerca de la habitación
de nuestra hija».

Días antes de su muerte, Anneliese gritaba en su clase asegurando que: «todos los demonios la seguían»,
esto hacia que hasta sus mejores amigos dejaran de visitarla, excepto su novio: «ella murmuraba que me
alejara de ella, pero nunca la dejé sola».

Quienes estuvieron presentes en los exorcismos de Anneliese, afirmaron que las cruces se volteaban hacia
abajo misteriosamente y las ventanas se rompían como si alguien aporreara algo en ellas. Enrst Alt les
decía a los padres que debían mantener la calma, pues esto sucedía debido a la presencia demoníaca.

Las últimas palabras que la joven le dijo a su madre fueron «madre, estoy asustada», a los sacerdotes les
dijo por última vez «pidan su absolución, Lucifer está cerca, esta tierra está condenada». Desde ese día,
sus palabras han sido vistas como una proyección del Apocalipsis. Y ella dijo, “le pasará a todos” (en latín)-
erit omnibus-

Enlaces externos

 El exorcismo de Emily Rose como caso de cine religioso

 "Requiem (El exorcismo de Micaela)", film basado en el caso

181
Ver video, con fotografías y sonidos reales del exorcismo

http://www.youtube.com/watch?v=x4n9vK0_mdk

6. ANEXO 6 – LA MISA TRIDENTINA

http://www.jesustebusca.com.ar/ES/misa-tridentina.aspx

7. ANEXO 7: María de Jesús de Ágreda.

Sor María de Jesús de Ágreda


Sor María de Jesús de Ágreda (1602-1665), religiosa y escritora española muy influyente en
la corte del rey Felipe IV.

Nació en Ágreda (Soria, España) e ingresó joven en la vida religiosa. Fue nombrada abadesa
del convento de religiosas descalzas de la Inmaculada Concepción de Ágreda, fundado con
donaciones de su propia familia. Fue consultada durante muchos años por el rey Felipe IV; a
su influencia se atribuye que fuera apartado del Gobierno el poderoso conde-duque de
Olivares y confirmó el sobrenombre por el que era conocida, 'María Coronel'. De los 22 años
que duró su relación con el rey, se conservan muchas cartas de consejos para el ejercicio
justo de la autoridad real. Murió a los 63 años en su convento de Ágreda, que no había
abandonado desde los 17. Su obra “Mística ciudad de Dios”, publicada después de su
muerte, fue perseguida y prohibida por la Inquisición, pero a la postre resultó absuelta de
las acusaciones.
Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft
Corporation. Reservados todos los derechos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs_de_%C3%81greda

Página Web oficial de Sor María de Jesús:


http://www.mariadeagreda.org/rdr.php

“Mística ci udad de Dios”


http://misticaci udad.wordpress.com/

Documento: “El B Juan Duns Escoto y la M. María de Jesús de Agreda”, en la página


Web oficial

http://www.mariadeagreda.org/rdr.php?cat=77&n=0

EL B. JUAN DUNS ESCOTO Y LA M. MARÍA DE JESÚS DE AGREDA


182
GASPAR CALVO MORALEJO
OFM

PRESENTACIÓN

El franciscano B. JUAN DUNS ESCOTO, (1265 – 1308), conocido también con el nombre
de doctor Sutil y Mariano, de cuya muerte se celebra el séptimo centenario, es el Maestro insigne
de la llamada escuela franciscana. Está formada por los escritores y pensadores que, tanto en
filosofía como en teología, siguen su pensamiento .Ha sido el iniciador y sistematizador de unos
principios básicos y de su desarrollo en los que se cimienta el llamado escotismo; como el
agustinismo une a los que siguen las doctrinas de S. Agustín, como se llaman aristotélicos y
platónicos a los seguidores de Aristóteles o de Platón y tomistas a quienes tienen a Santo Tomás de
Aquino por maestro.

La llamada escuela franciscana, en la que se integran los seguidores de la espiritualidad


de S. Francisco de Asís, la integran entre otros muchos nombres eminentes, S. Antonio de Padua,
S. Buenaventura, Santa Clara, S. Bernardino de Sena, …por recodar algunos de los más
destacados. Se ha identificado con el nombre de escotista, sin embargo, por haber seguido las
directrices del pensamiento ofrecidas por el principal, sin duda, de los pensadores franciscanos.
Participa de las corrientes del pensar platónico - agustiniano; y con los de esta escuela resalta la
importancia que en la vida del hombre, como persona y como cristiano, tiene el recto uso de la
voluntad, es decir: del querer. Por eso ha llegado a afirmarse. Homines sunt voluntates, los
hombres son su voluntad. Podrá tener muchos conocimientos, ser un gran pensador, filósofo,
matemático, profesional, artista… Pero si no sabe gobernar su vida por la rectitud de su voluntad,
conformada con el mandamiento o querer divino que la ley natural nos manifiesta, si no sabe ser
hombre, no llegará a ser verdaderamente persona.

Fruto de esa voluntad, por la que el hombre es un ser libre, el acto que la distingue, es el
amor. Consecuentemente con esto, afirma S. Agustín: “Ama y haz lo que quieras”; seguro de que
el verdadero y ordenado amor, el verdadero querer, se manifiesta en secundar los preceptos divinos
en nuestra vida. De ahí proviene el primero y principal mandamiento de la ley de Dios: Amarás al
Señor tu Dios de todo corazón y al prójimo como a ti mismo.(Mat.22,37y 39)

La recta voluntad por lo tanto, es decir: el voluntarismo como principio de


comportamiento humano, es peculiar en el pensamiento de DUNS ESCOTO. Y desde ese
voluntarismo se establece la base de sus enseñanzas. No puede confundirse, sin embargo, la
voluntad racional, recta y ordenada por una norma precisa, con el capricho arbitrario que a cada
uno se le ocurra.. Esto llevaría a la persona a unas consecuencias imprevisibles y desastrosas para
ella y para la sociedad. de la que forma parte, como la experiencia demuestra en la anarquía.

Una de las afirmaciones básicas, punto de partida de la doctrina escotista como


pensamiento cristiano, es afirmar con las palabras de S. Juan que Dios es amor (1Jn.4.8). Y como
Dios mismo, en la zarza ardiendo, le manifiesta a Moisés su nombre diciendo: Yo soy el que soy, ,
de estos dos textos Escoto concluye afirmando que Dios es el SER-CARIDAD, el Ser VERDAD
infinita y BIEN infinito. Es decir. El Sumo Amor por esencia, como lo invocaba S. Francisco. Y
por su infinita caridad es el creador de todo cuanto existe, que en nosotros los hombres redimidos
por Cristo particularmente se manifiesta como vida sobrenatural de la gracia, por la que somos, en
verdad hijos de Dios.

183
Por lo que el mandamiento del amor, la caridad, que se nos manda tener entre nosotros,
procede de Dios. Es como un reflejo de su amor divino. Desde esta afirmación de la Sagrada
Escritura, ahora recordada, DUNS ESCOTO concluye: Dios es, de hecho, el amor por esencia;
constitutivamente amor, y no un simple acto que lo manifiesta. Por eso, en su mismo ser divino,
Dios es la Trinidad de Personas toda Santa que libremente y por su caridad infinita y sorprendente
es nuestro Creador y nuestro Padre. El Padre nuestro, que está en los cielos.

Por lo tanto Dios, en su Trinidad de Personas, es un acto continuo de amor eterno e


infinito, en el que nosotros, para poder entenderlo, usando nuestra lógica humana y temporal,
establecemos diversos instantes o momentos sucesivos, que nos ayuden a conocer mejor las
manifestaciones de su amor infinito, que sucesivamente se nos dan a conocer como actos de amor,
conforme a la limitación de nuestra inteligencia humana. Por lo que el Apóstol S. Pablo, como
profundo filósofo cristiano, en su carta a los fieles de Efeso, (1,3-14), bendice a Dios nuestro Padre
porque en Jesucristo su Hijo, nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y nos ha
elegido antes de la constitución del mundo para que seamos santos e inmaculados ante El en el
amor, predestinándonos a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo. Es decir: nos ha manifestado su
Amor dándonos a su mismo Hijo por hermano.

Con estas palabras el apóstol Pablo, en sentir de DUNS ESCOTO, se manifiesta como el
gran filósofo del Amor divino, es decir: de Dios y de su obra por excelencia la Encarnación del
Verbo, su Hijo eterno, centro de toda la creación, en la que el hombre es su coronamiento y cima.
Todo es obra de su amor divino. Y lo primero que Dios ama es a sí mismo, compartiendo su amor
con las otras dos divina Persona, el Hijo y el Espíritu Santo, en su unidad divina; y quiere que los
otros seres que el crea fuera de su misma realidad, con esa capacidad de amar que les concede,
también lo amen., por lo que los predestina a su amor desde toda la eternidad, para su gloria. Esto
es lo que Cristo nos enseña, en las palabras citadas de S. Pablo.

En ellas, a la vez, se nos da a conocer, que, en los diversos instantes de la obra de la


creación, lo primero que Dios ha querido ha sido la existencia de Cristo, su Hijo Unigénito, como
Hombre. Por lo que es el primer ser creado previsto por Dios Padre, como primogénito y centro de
la Creación entera. Y para El, para su alabanza y gloria, crea todas las cosas; los ángeles, el
hombre, el mundo. Por lo que el misterio de la Encarnación tiene su origen en Dios mismo, que así
lo ha querido, y no en ninguna otra circunstancia que se imagine .Y a la pregunta que pudiera
hacerse para saber ¿por qué Dios se hizo hombre?, la respuesta no puede ser otra: por que Dios, en
su Hijo Jesucristo, nos amó y eligió para hacernos partícipes de su gracia y de su gloria.

La glorificación de Dios por la Encarnación de su Verbo, el Hijo. Eterno e infinito, y la


glorificación por el hombre por toda su obra creadora, tendría que liberarse primero de aquella
culpa del pecado y de sus consecuencias Y el hombre solo, por si mismo, no sería capaz de reparar
aquella ofensa cometida contra la grandeza y majestad infinita de Creador Divino..Por lo que este
plan sorprendente de la creación previsto por Dios en el primer momento, no podría realizarse. Y el
Señor tenía ya prevista la solución más conveniente.

Dios sabía desde toda la eternidad, que al crear al primer hombre abusaría de la libertad
que le concedía como un don valioso; y que haciendo mal uso de su querer humano, iba a
desobedecer sus mandatos divinos. Y, como consecuencia, el pecado entraría en el mundo
enfrentando su obra con el mismo Creador, que la había hecho Y como esto iba a suceder, previno
también, a nuestro modo de hablar, el correctivo oportuno. Y su Hijo eterno al hacerse hombre,

184
asumiría su Persona Divina nuestra misma carne, mortal y pasible. Para que fuese compatible con
su ser Divino, estaría libre del pecado y de sus consecuencias, para ser el Redentor de la
humanidad pecadora. Y el Verbo, que se hubiera hecho hombre, independientemente de que el
hombre hubiera pecado, como nos enseña el Credo, “por nosotros los hombres y por nuestra
salvación bajó del cielo y se hizo hombre; y nació de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo”

Cristo, en cuanto hombre, por su naturaleza humana, subsistente en la Persona divina del
Verbo, había sido predestinado por Dios Padre para ser nuestro Salvador. La voluntad, el amor
divino, elegía una criatura intelectual, al mismo hombre y no al ángel, que fuese capaz de darle la
gloria, que le había quitado con su desobediencia, Y determinó en su infinito designio de amor que
su Hijo Unigénito se hiciese hombre en las entrañas virginales de su Madre, María, por el Espíritu
Santo. Para hacerla digna Madre suya, sobre Ella derramó desde ese primer instante de su ser, la
plenitud de su gracia, y la abundancia de sus dones, haciéndola Purísima e Inmaculada...

Para que Cristo fuera el Salvador de los hombres, asumiría su naturaleza humana y pasible,
como Redentor, en el seno de María, concebida libre y exenta del pecado primero,. Iba a
inmolarse en sacrificio por nosotros para ser nuestro Redentor. Y sería, a la vez, el mediador de
una nueva alianza entre Dios y el hombre, que comenzaba con la Encarnación del Verbo divino, y
que culminaría con su Pasión muerte y Resurrección De esta forma nos redimiría del pescado;
sería nuestro Salvador, Glorificador y Redentor, el Príncipe de la Paz y Rey inmortal de los siglos.

Con estas breves indicaciones del pensamiento del B, Escoto, sobre el que se fundamenta
su doctrina acerca del Verbo de Dios hecho Hombre, doy paso ya a exponer la enseñanza de la V.
Sor MARÍA DE JESÚS DE AGREDA en la MÍSTICA CIUDAD DE DIOS, la gran obra en la
que expone su mariología narrativa, es decir: no sistemática para uso de los teólogos, sino
expositiva que escribe por mandato del Señor y de la Virgen, para dar a conocer mejor las
excelencias y grandezas de la bendita Madre. Y como base y fundamento de su exposición tendrá
la explicación brevemente ahora ofrecido, de la doctrina del B. Juan Duns Escoto

EL ESCOTISMO DE LA M. AGREDA

Sabido es, que la M. María de Jesús no tuvo una formación teológica específica: Sabía el
catecismo que en la parroquia le enseñaban; que sus padres, sobre todo con el ejemplo de sus vidas
y con sus explicaciones le ofrecían; por el interés que ella ponía en aprender y practicar sus
enseñanzas. Y al hacerse religiosa concepcionista franciscana en su mismo hogar, transformado en
monasterio por voluntad de sus padres y conformidad de las dos hijas, las lecturas espirituales, las
pláticas, sermones, conferencias que oía, las consultas a sus confesores, y la gran capacidad
retentiva de su memoria fueron proporcionándole un rico caudal de conocimientos religiosos que
oportunamente utilizaría. El ambiente familiar, en el que tan presentes se encuentran los
franciscanos del cercano convento de S. Julián, como amigos y consejeros, a ello también
contribuía. La no escasa biblioteca conventual y los buenos teólogos que constan entre sus
moradores sabrían responder a sus demandas fervorosas-.

Su formación humana y religiosa, por lo tanto se realiza y desarrolla en una atmósfera


particularmente franciscana, como su vida recuerda, y en la que las enseñanzas de DUNS
ESCOTO, de un modo preferente se explican. No sin razón aquellos años pertenecen al también
llamado “siglo de la Inmaculada”. Hay que añadir a esta formación primera los conocimientos
místicos o sobrenaturales con los que el Señor ilustraba a la pequeña María de Jesús ya desde sus

185
años primeros. Y no puede olvidarse, como ella misma recuerda, que entre las gracias particulares
que del Señor recibe, una era la ciencia infusa que sorprendentemente le concedía.

Cuando en ocasiones diversas el mismo Señor le pide escriba la Vida de la Virgen, su


bendita Madre, le promete ayudarla con nuevas iluminaciones y gracias para que conozca los
misterios de su vida, dándole una mayor inteligencia para comprender cuanto enseña. la Sagrada
Escritura. Sobre el cañamazo de sus conocimientos normales tendría que ir ella entretejiendo las
santas doctrinas que recibiría para escribir adecuadamente la “Historia divina y vida de la Virgen”,
y tejer en su narración el tapiz de su historia admirable, que expresamente el Señor y su bendita
Madre le pedían que escribiese para bien de la Iglesia.

En aquel siglo XVII, no sólo entre los teólogos, sino en la devoción fervorosa del pueblo
creyente, que los predicadores formaban y enardecían con su palabra, el tema de la Concepción
Purísima de María y el de su devoción-imitación ocupa un lugar preferente La misma monarquía
española se preocupaba como verdadero interés de Estado, de gestionar ante los papas la
aprobación del culto y la definición del dogma de la Inmaculada, que insistentemente pedían, con
el envío a Roma de Embajadas particulares. Y ante Felipe IV será la M. Agreda desde su
monasterio una incansable mediadora que se lo recuerde, y cuyas indicaciones sigue el poderoso
monarca.

Como española y franciscana, hija de la orden de la Purísima Concepción, fundada por la


santa M. Beatriz de Silva en Toledo, en 1491, sor María de Jesús era una promotora incansable y
decidida del glorioso misterio mariano, cuyo defensor irrebatible y teólogo eminente había sido el
B. ESCOTO- .La monja agredana sintonizaba con entusiasmo fervoroso con la doctrina
inmaculista defendida por el Sutil Maestro y que la Iglesia española propone a la veneración de los
fieles y defiende con entusiasmo. Sor María de Jesús sería paladín incansable en su defensa-. Su
obra la MISTICA CIUDAD DE DIOS es la demostración más evidente.

La enseñanza escotista, que ella conoce por su formación franciscana, la contaba entre sus
adeptos y seguidores, entre los que sobresale por su eminencia doctrinal y santidad de vida. Su
entusiasmo en defensa de la llamada “Causa de la Inmaculada” lo manifiesta en sus escritos y lo
pregona con su vida.. Encuentra en el escotismo el mejor de los sistemas teológicos para explicar la
comprensión de las iluminaciones celestes que recibe sobre el dogma mariano. .Ha merecido, por
eso, ser tenida por la figura española más representativa del escotismo a lo largo del siglo XVII.

Una de las características de la doctrina escotista, que resplandece también en los escritos
de la Venerable es la centralidad del misterio de Cristo y de María, su Madre, en los designios
divinos de la creación y en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Son la fuente en la que
encuentra el fundamento de sus enseñanzas; ya que afirmará con precisión admirable: todos los
misterios de Cristo y su Madre están revelados en las divinas Escrituras (n.1516, p1098). Y como
Maestra de la Iglesia santa tuvo noticia clara de toda la doctrina que había de predicar y enseñar,
de las Escrituras antiguas y futuras y todos los misterios que contienen en los cuatro sentidos,
literal, moral, alegórico y anagógico (n.790, p.719) Por la certeza que la verdad revelada le
ofrece, no dudará en afirmar nuestra concepcionista que entre Cristo y María, el Hijo y su Madre,
existe una relación de proporcionalidad tan sorprendente, que los dones y gracias que Cristo tiene
por naturaleza, María los tiene también por singular modo de gracia, después de Cristo(n,16,
p.1131)

Por lo que enseñará el Concilio Vaticano II: La Santísima Virgen predestinada desde toda
la eternidad como Madre de Dios juntamente con la encarnación del Verbo por disposición de la

186
Divina Providencia, fue en la tierra la Madre excelsa del divina Redentor, compañera
singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor (LG :n.61. Y
de tal modo, para que Cristo fuera reconocido verdadera y propiamente Hijo de Dios e Hijo del
hombre, según la Escrituras (Un. Reint.n.15)

Afirma la M. Agreda que, con anterioridad al pecado de Adán en el paraíso, fue la


determinación divina de criar la humanidad del Verbo, y la materia de que se había de formar,
que era la Virgen; porque Dios, de antemano la había de prevenir, para que no tuviese parte en el
pecado, ni estuviese a el sujeta ( MCD . n.63, p.41). Por lo que en otro pasaje afirma: María es,
por tanto, la única mujer que al mismo Hijo Unigénito de Dios Padre, que en sus virginales
entrañas asume nuestra humana naturaleza, puede llamarlo Hijo, por ser ella su verdadera
Madre. (n.235, p. 107)

Los principios escotistas, por consiguiente, constituyen la sólida base teológica que
sostienen sus enseñanzas. Esta característica, incluso, será particularmente reconocida por los
adversarios de la profunda y sólida doctrina agredana sobre la Concepción Purísima e Inmaculada
de María. En las acusaciones que hacen contra la autora de la MCD, se repetirá como una ofensa
reiterada esta frase de advertencia:
Merece una consideración atenta el hecho que siempre habla conforme a los principios de
la Escuela Escotista en lo que discrepa del sentir de las otras escuelas; y si se aprobaran estas
historias parecería aprobarse también como revelada la enseñanza de Escoto (Mendía Artola. La
Venerable, p.76)

Así afirmaba el dominico P. Jacinto Bianchi , asesor de la Congregación del Santo Oficio,
principal adversario de la M- Agreda y de su doctrina inmaculista. Por otra parte, al pedir la
aprobación de la doctrina de nuestra Venerable, nunca se había ocurrido a los postuladores pedir
tan absurdo reconocimiento, que fuese tenida como doctrina revelada, sino, simplemente como
doctrina conforme a la fe de la Iglesia. Y esas palabras contra Sor María de Jesús se irán repitiendo
en ocasiones diversas. Con esa intervención de la Inquisición de Roma y del Santo Oficio, resume
el P. Artola, se inicia el verdadera Calvario histórico de la MCD (Mend-Art-p-65) Hoy, más que
nunca, confiamos esperanzados que después de tan largo Calvario llegue finalmente la
resurrección triunfante y gozosa.

PREDESTINADACON CRISTO

Recordábamos anteriormente, con palabras tomadas del Concilio Vaticano II, la


predestinación eterna a la gloria de Cristo y de María su Madre, por el designio de Dios Padre. De
esta Madre del Señor, en las enseñanzas de la Venerable, voy a ocuparme ahora. Para DUNS
ESCOTO, la Encarnación del Verbo, es decir: la Unión Hipostática, es la obra de Dios por
excelencia. Para la M. Agreda , esa Unión Hipostática de la segunda Persona de la Santísima
Trinidad con la naturaleza humana, entendí que era como forzoso fuese la primera obra y objeto
a donde primero saliese el entendimiento y voluntad divina ad extra (MCD. n.134, p.71); es decir
:en el mundo creado.

Por consiguiente en ese decreto divino de la Encarnación, en el que está presente María,
como Madre, participa también ella de la excelencia de esa obra divina, de quien es Hijo de Dios y
suyo. De Cristo, dirá S. Pablo, es el nacido de mujer. Por consiguiente toda la excelencia de la
condición de la naturaleza humana de Cristo la asume o proviene de la carne y sangre limpísimas
de su Madre Inmaculada. Por eso, dirá DUNS ESCOTO, Hijo y Madre están destinados

187
igualmente a participar de la gloria eterna desde entonces. Por lo que, la Encarnación de Cristo
solamente depende del querer divino, y del Sí de María en la anunciación del ángel, de la
aceptación por parte de la Madre singular y escogida que le ha dado, Entre el Hijo y la Madre se
establece una relación y afinidad sin semejante. De tal forma, que por esa relación de maternidad y
filiación entre ellos existente, le corresponde a María por gracia la más excelente que pueda
pensarse.

Al determinar Dios Padre la existencia de Cristo Jesús y de su Madre toda santa en el único
y mismo decreto de la Encarnación, ya antes de la creación del mundo, como afirma ESCOTO, se
le concede a María. la Virgen Nazarena, un puesto de singular excelencia junto a su Hijo El es
quien recibe en primer lugar todo del Amor del Padre y María, a su vez todo lo recibe del Amor de
su Hijo, que a ella se le comunica. A ella, por lo tanto, proporcionalmente le corresponde la
primacía de su predestinación .a la gloria, después de su Hijo., por lo que es la primera redimida.

María, la Madre de Jesús, afirma la concepcionista agredana, es simple criatura y sin tener
divinidad fue llena de gracia (Lc.I, 28) inmediata a Dios y superior a todo el resto de las criaturas
(n.13, p. 1130) Por lo que como y cual pertenecía y convenía a la dignidad, excelencia y dones de
la humanidad de su Hijo santísimo y a ella, se encaminó……todo el ímpetu del río de la divinidad
y sus atributos, cuanto era capaz de recibirle una pura criatura y como convenía a la dignidad de
Madre (n-42, p,34). Es decir: en la proporción adecuada que debe tener con la dignidad de su
Hijo.

Cuando Dios Padre pide el consentimiento a María por la anunciación del ángel, para ser la
Madre del Verbo, a la Virgen Nazarena la describe así la Venerable: María
Estaba purísima en el alma, perfectísima en el cuerpo, nobilísima en los pensamientos,
eminentísima en santidad, llena de gracia y toda divinizada y agradable a los ojos de Dios, que
pudo ser digna Madre suya y eficaz instrumento para sacarle del seno del Padre y traerle a su
virginal vientre. Ella fue el poderoso medio de nuestra Redención y se la debemos por muchos
títulos y por eso merece que todas las naciones y generaciones la bendigan y eternamente la
alaben (n.113, p.390)

Por lo que, en consonancia con el pensamiento de ESCOTO, la M. Agreda dirá que


a María su Madre, Dios le dio todo lo que quiso darla, y quiso darla todo lo que pudo, y pudo
darle todo lo que no era ser Dios, pero lo más inmediato a su divinidad y lo más lejos del pecado
que pudo caber en pura criatura MCD ,n-252. p-114

El Concilio Vaticano II enseña que en la santa Iglesia, después de Cristo, María ocupa el lugar
más alto y a la vez el más próximo a nosotros (LG.54), como le corresponde a la que es Madre de
Dios y de los hombres. Consecuentemente con esta doctrina ya la M. Agreda había enseñado con
toda claridad:
Para hacerla Madre suya, la hizo mar impenetrable de su gracia y dones y depositó en ella los
mayores tesoros de su divinidad. (n.2 ,p. 7)

Y explicando las palabras del Apocalipsis sobre la santa ciudad de Jerusalén, que Juan veía
descender del cielo con la claridad de Dios.(21,10), en la que ve simbolizada a María, comenta
nuestra concepcionista:
Desde el punto que tuvo ser María santísima, fue su alma llena y como bañada de una nueva
participación de la divinidad, nunca vista ni concedida a otra criatura, porque ella sola era la
clarísima aurora que participaba de los mismos resplandores del Sol Cristo, hombre y Dios
verdadero, que de ella había de nacer (n.26, p. 1136).Por lo que María será Inmaculada, Purísima

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desde el primer instante de su ser, para ser a su vez, la verdadera Madre de Dios, hecho hombre y a
Él semejante.

La Virgen llena de gracia era clarísima aurora que participaba de los mismos resplandores
del Sol, Cristo, hombre y Dios verdadero, que de ella había de nacer…por medio de la humanidad
de su Hijo unigénito, resultaba una misma luz y claridad en la Madre y en el Hijo, y en cada uno
con su grado, pero en sustancia parecía una misma y que no se hallaba en otro de los
bienaventurados ni en todos juntos (n.28, p, 1136s)

Juan Pablo II, en su encíclica “La madre del Redentor” afirma que como la Estrella de la
mañana juntamente con la aurora preceden el nacimiento del Sol, igualmente María desde su
Concepción Inmaculada , precede como aurora la venida del Salvador, el nacimiento del Sol de
justicia en la historia del género humano (RM-.n.3)

Nuestra concepcionista acudirá a la riqueza del simbolismo de su narrativa barroca para


expresar con mayor claridad su pensamiento sobre la excelencia de la Virgen por esa su
Maternidad divina y afirma:
En la tierra ha de tener el Verbo madre sin padre, como en el cielo Padre sin madre. Y para
que haya la debida proporción y consonancia llamando a Dios Padre y a esta mujer Madre,
queremos que sea tal, que se guarde la correspondencia e igualdad posible entre Dios y la
criatura, para que en ningún tiempo el dragón pueda gloriarse fue superior a la mujer a quien
obedeció Dios como a verdadera Madre (MCD n-194, p.92 s)

Otra proporción y semejanza entre Cristo Jesús y su Madre, María, la explicará Sor María de
Jesús con las palabras siguientes: hay entre ellos como una reciprocidad, un intercambio mutuo; es
decir,
Un divino y singular comercio entre Hijo y Madre, porque ella le dio la forma y ser de la
naturaleza humana y el mismo Señor le dio a ella otro ser espiritual y de gracia, en que tuvieran,
respectivamente, similitud y semejanza como la de su humanidad (790,p.709)
Por lo tanto, hay entre el Hijo y la Madre un intercambio de amor recíproco. Cristo Jesús le
dona a María la gracia de ser su Madre escogida, la maternidad divina; la hace llena de gracia. Y
María, por su parte, le da nuestra humana naturaleza, mortal y pasible, Y a esta donación material
de la naturaleza humana, le corresponde con el nuevo ser de gracia que le pertenece, puede decirse,
para ser su Madre divina. De esta forma hay entre ellos una relación no sólo física, sino también
moral, Su plenitud de gracia es requerida por su Maternidad Santa; Y en esa su maternidad divina
se fundamentan todos los privilegios que engrandecen a Nuestra Señora y tiene su fundamento el
estudio de la mariología.

Toda la explicación que precede es como un comentario a las enseñazas del Maestro
franciscano en un estilo narrativo, no académico, que nuestra Venerable hace al escribir su “Vida
de la Virgen o M C D ´” Cuando sea leída por los seguidores del tomismo, para quienes hablar de
la Concepción Inmaculada de María era referirse a una simple “opinión piadosa ª, propuesta y
defendida por la escuela escotista, por lo que también se denominaba “opinión de los menores” es
decir: de los franciscanos, no era una doctrina de fe, y que podía impugnarse con razones contrarias
y rechazarse, no suponían que no muchos años después, en 1854, sería reconocida y proclamada
como dogma de fe, por el papa B. PIO IX , y que la Iglesia, Madre y Maestra de la verdad, la
tendría en el número de sus verdades de fe y por eso indiscutibles.

Tampoco se imaginaban que un papa como Pablo VI, con sus letras apostólicas “Alma
Parens” en 1966 aprobaría las obras y doctrina de Juan Duns Escoto, porque en ellas no se

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encontraba, como afirmaban sus contrarios, ningún error contra la fe o herejía; y que Juan Pablo II,
en 1993, lo reconocería como beato en la Iglesia Santa- El ´”mártir de la Inmaculada” , como ha
sido llamado, era ya coronado de gloria.

Por cuanto a la Venerable M. María de Jesús de Agreda se refiere, conocida como la gran
mística de la Concepción Purísima, o la “mística mariana del barroco” a pesar de los retrasos
inexplicables de su proceso de beatificación, y por su “Calvario” su obra la MCD, una
declaración oficial de la Congregación para la doctrina de la fe, en 1999 reconocía que en sus
escritos no hay errores ni herejías por los que tuvieran que ser condenados. Habrá no obstante que
esclarecer alguna dificultad para la explicación de su doctrina, antes de que se pueda proseguir su
proceso de beatificación. Y en ello se está trabajando con ilusión y esperanza.
.

CONCLUSION

La primera de las conferencias de este ciclo, conmemorando el séptimo centenario de la


muerte del B Juan Duns Escoto, el Maestro de la Escuela franciscana, sobre “El pensamiento de
Duns Escoto en la cultura de su tiempo” que os expuso el Dr. Pedro Ignacio Utrilla, os ha dado, sin
duda una visión panorámica de su enseñanza y de su influjo e influencia en la historia del
pensamiento cristiano..Os habrá dado a conocer la importancia de su doctrina, aprobada por el
magisterio de la Iglesia, que lo ha beatificado, presentándolo, precisamente, al pueblo cristiano,
como verdadero maestro de pensamiento y de vida.

Me ha correspondido a mí exponeros el tema sobre DUNS ESCOTO Y LA M- AGREDA.


En su desarrollo he ido resumiendo algunos puntos sobresalientes del pensamiento del Maestro
Franciscano con los que particularmente se relaciona la enseñanza mariológica de nuestra
Venerable, seguidora acertada de su doctrina.

El P-Antonio M- Artola desarrollará con su competencia conocida otro aspecto de la


doctrina escotista: “Cristo Redentor y la M.Agreda,” El tendrá necesariamente que hablaros de
nuevo también sobre la Virgen, la primera redimida y Madre de la Iglesia, tratando otros aspectos
de la mariología agredana a los que ni siquiera me he referido por considerarlos más relacionados
con la cristología- Con la exposición de los dos temas conoceréis mejor, sin duda, la maravillosa
enseñanza sobre la Virgen que la M. María de Jesús nos ofrece en la MISTICA CIUDAD DE
DIOS.

Los componentes del GRUPO DE TRABAJO, ”Sor María de Jesús de Agreda” a quienes
tenemos que agradecer la organización de estas conferencias, y el trabajo que realizan por dar a
conocer la gran figura de nuestra Venerable, han tenido un particular sentido celebrando el
SEPTIMO CENTENARIO de la muerte del B. DUNS ESCOTO. Os aseguro que, con toda certeza,
en España no ha habido otra localidad sin rango universitario que pueda equipararse a esta “Villa
de las tres culturas” para honrar al insigne Maestro Franciscano y a su fiel seguidora.. Os felicito

Y honrando al Maestro no os habéis olvidado de su discípula, la Venerable Madre María de


Jesús, la principal escotista española del siglo XVII. Sus nombres están íntimamente relacionados
Y los avatares que sus causas de beatificación han sufrido durante siglos, por sus doctrinas,
particularmente marianas y cristológicas, necesitaron de la intervención del papa Pablo VI, en
1966, con sus Letras Apostólicas “Alma Parens” para que se aprobase su doctrina, reconociendo, a
la vez, su figura gigante de pensador católico, comparándolo con una de esas esbeltas catedrales de

190
la Edad Media., cuyos pináculos emergen sobre las medianías de sus contemporáneos. Fue
reconocido como el teólogo de la Inmaculada y el defensor del Primado de Cristo. Y tuvieron que
pasar más de seis siglos hasta que su doctrina fue aprobada y él beatificado en 1993 por el papa
Juan Pablo II., de inolvidable memoria. Os felicito cordialmente.

Estas palabras, aquí y ahora, como comprendéis fácilmente, quieren ser, a la vez, para
todos vosotros, una llamada a la esperanza, cuando vemos que la Causa de beatificación de
nuestra Venerable parece eternizarse. La presencia reciente entre nosotros del Prefecto de la
Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, hace pocos días, aunque en visita particular,
nos ha dado unas indicaciones muy precisas, que han aparecido en la prensa, señalando algunos
puntos concretos .sobre los que venimos trabajando desde las celebraciones del Centenario de la
M-MARIA DE JESUS ; y que el Postulador General en Roma tendrá que resumir y presentar
oportunamente, para que autoricen pueda proseguirse el Proceso.. Esperamos que así sea.

Toda su andadura en esta etapa que considero decisiva, requiere un incremento de estudios,
publicaciones y trabajos por parte de los consultores en Roma, y sus colaboradores en España, que
conllevan consigo no pocos dispendios a los que es necesario hacer frente. Vuestra cooperación y
la ayuda de todos para encontrar los medios económicos para ello se hace más necesaria. Hay que
ser creativos buscando soluciones para evitar que por esta causa el proceso no pueda concluirse
cuando se reinicie. Hay que ser generosos poniendo nuestro esfuerzo para solucionar esta
dificultad que las hermanas concepcionista, ellas solas, no podrán hacerle frente. Será esta una
forma de manifestar vuestra gratitud y devoción a la Venerable y de dar a conocer vuestro interés
por que su beatificación sea pronto una realidad gozosa para AGREDA, para ESPAÑA, para la
Orden Franciscana y para toda la Iglesia.

MÍSTICA CIUDAD DE DIOS


© Ricardo Romero. Di fusor de la causa de beatificación de la venerable Sor María de
Jesús de Ágreda.

SOR MARIA DE JESUS DE AGREDA


(1602–1665)

PRESENTACIÓN

El título de la obra

El título completo de la obra es desmesuradamente largo para el gusto actual;


obedece, sin duda, al gusto y al estilo de la época en que escribe la autora; con todo,
a nuestro parecer, determina con .mucha precisión el género literario de la obra. He
aquí el título completo: “Mística Ciudad de Dios, Milagro de su omnipotencia y
Abismo de la gracia.–Historia divina y Vida de la Virgen Madre de Dios, Reina y
Señora nuestra, María santísima, Restauradora de la culpa de Eva y Medianera de la
gracia.–Dictada y manifestada en estos últimos siglos por la misma Señora a su
esclava Sor María de Jesús, Abadesa indigna de este convento de la Inmaculada
Concepción de la villa de Agreda. Para nueva luz del mundo, alegría de la Iglesia
católica y confianza de los mortales.” Un breve análisis de este prolongado título nos
191
descubre las características del género literario de la obra que se nos da bajo él. La
obra será, como primera intención, una historia divina y vida de María santísima y
no una exposición teológica. Es una narración y no un tratado ni una vulgarización
de teología dogmática o espiritual. Esto, sin más, es ya un dato notable, que no hay
que perder de vista si se quiere leer a Sor María en su género, aun cuando la autora
haya sido calificada de “teóloga franciscana” y su nombre y sus afirmaciones hayan
estado en los escritos y en las discusiones de los teólogos. Además, esta historia y
vida es una historia divina, una historia de María vista a lo divino; no sólo, pues, en
su dimensión biográfica humanasino también y sobre todo en su dimensión divina, o
sea, en el plano de las intervenciones histórico–salvíficas de Dios y en el plano de la
intimidad personal de María con Dios. No se encierra esta historia y vida en el marco
espacio–temporal de una biografía, sino se abre al horizonte metahistórico de una
personalidad y de una función que trascienden el espacio y el tiempo y se sitúan en
el acontecer salvífico divino y en la vivencia personal y espiritual de María. Pues es la
historia y vida de una mujer, excepcional en todos los sentidos, que constituye un
caso único y singular y ejerce una función especialísima; es la historia de “la Virgen
Madre de Dios, Reina y Señora nuestra, María Santísima, Restauradora de la culpa
de Eva y Medianera de la gracia”, títulos que configuran la función y la personalidad
de María. Lo que Sor María trata de relatar en esta historia y vida es el acontecer de
la constitución y ejercicio de esta función única y especialísima y la respuesta y
actitud espiritual en cada momento del ejercicio de esta función en esta mujer
singular. Todo el contenido religioso, salvífico y espiritual que la teología descubre
en María es biografiado y narrado por Sor María de Jesús. En este sentido, en la obra
de Sor María hay mucha teología y mucha doctrina espiritual, sin que su obra sea no
obstante ni un tratado teológico ni una exposición “ex professo” de doctrina
espiritual. Precisamente lo original de la autora, su género literario propio, es narrar
y no precisamente exponer todo el rico contenido teológico–espiritual contenido en
María. Ahora bien, este “sujeto” de la historia divina Sor María lo concibe,
ateniéndonos al título, como “Mística Ciudad de Dios, milagro de su omnipotencia y
abismo de la gracia”. Estas expresiones indican la experiencia fundamental de la
autora y el enfoque personal de la obra; con ellas nos señala la autora cuál es su
punto de vista, cómo ve y siente a María, cuál es el pasmo maravillado desde el cual
ella contempla a María y traa de comunicárselo así a sus lectores. Estas expresiones
son la síntesis del pensamiento de Sor María sobre la Virgen santísima y el hilo
conductor que vibra en toda su narración. A través de toda la obra la autora tratará
de hacer ver cómo María es la ciudad mística donde Dios habita, cómo ha sido
objeto insuperable de la omnipotencia divina y cómo la maravillosa gracia de María
no puede expresarse sino en términos abismales. Dando un paso más en este breve
análisis del título, vemos que esta historia divina y vida de la que es “mística ciudad
de Dios, milagro de su omnipotencia y abismo de la gracia” se presenta como
“dictada y manifestada” por la misma Señora a la autora. Este es otro hito de su
género literario. Sor María escribirá como quien comunica lo que ha entendido o
192
conocido por una manifestación sobrenatural, sintiéndose como un vehículo que
transmite unos “sacramentos” y doctrinas recibidas de lo alto y no unas reflexiones
personales suyas. Esta manifestación recibida se caracteriza, ateniéndonos siempre
al título, por el signo de lo escatológico, “en estos últimos siglos”, y por el signo de lo
carismático, “para nueva luz del mundo, alegría de la Iglesia católica y confianza de
los mortales”. La obra, pues, se matiza en su género literario por lo escatológico y
por lo carismático, destinado a la ilustración y edificación piadosas. En suma, este
breve análisis del título mismo de la obra nos descubre ya los rasgos esenciales del
género literario de la obra: es una narración de contenido salvífico y espiritual, que
se presenta bajo el prisma de un carisma profético. El análisis de la índole del
contenido de la obra misma esclarece, como lo vamos a ver, los rasgos de su género
literario, indicados ya en el título mismo.

Género narrativo

En efecto, todo el contenido de la obra se presenta en forma narrativa, como el


relato de los episodios que constituyen la historia divina y vida de María. Las
exposiciones doctrinales no narrativas son pocas y siempre esporádicas, accidentales
y como preliminares o explicativas de lo narrado. La narración abarca toda la
trayectoria que va desde que María es predestinada en la mente divina para ser
Madre de Dios hasta que es asunta definitivamente al cielo, donde sigue
intercediendo por nosotros. En esta perspectiva entra toda la historia humano–
divina de María. Para elaborar esta narración Sor María ha hecho acopio de los
datos que le proporcionan los evangelios y la Sagrada Escritura en general; las
tradiciones históricas transmitidas en la Iglesia a través de la liturgia y del arte
sagrado, más o menos influenciadas por los evangelios apócrifos; las
reconstrucciones literarias de los misterios sagrados hechas por los autores de libros
de piedad y meditación, y los datos proporcionados por el conocimiento de la
teología, especialmente mariológica. De todos estos datos con los que Sor María teje
su narración no da preferencia a los episodios externos, milagreros y maravillosistas,
como puede pensar quien se deja impresionar por una lectura superficial de la obra,
sino a los episodios internos, íntimos, si podemos expresarnos así. Su atención
preferente se centra en los episodios que sirven para perfilar y captar en su
profundidad las prerrogativas y la función de María en los planes salvíficos y en los
que descubren la hondura de la vida espiritual de María. Así, se detendrá en
describir por extenso los favores y dones especiales que le preparan espiritualmente
para los acontecimientos más importantes de su vida; los poderes especiales que
Dios le otorga por su condición de Madre de Dios, como, por ejemplo, el dominio
sobre las criaturas irracionales; las gracias místicas que Dios concede a María, como
visiones, arrobamientos, raptos, asunciones al cielo; los episodios de orden
preternatural, como son las intervenciones de los demonios, sus luchas y
conciliábulos, etc. Junto a todo esta, la experiencia espiritual de María, la vida
193
íntima de su alma –historia divina también en este sentido– ocupa un lugar
preferente. Con la particularidad de que Sor María relata los hechos íntimos, las
vibraciones espirituales, como reproduciéndolos desde dentro de María, desde su
propia vivencia espiritual. A lo largo de la obra son numerosísimos los párrafos
puestos en boca de María y redactados en primera persona. La autora, alma
experimentada en achaques místicos, interpreta y reconstruye los sentimientos de
María en cada momento importante de su vida; la experiencia mística de la propia
autora le sirve para hacer una proyección de sus propias experiencias a las que pudo
tener María, haciendo una especie de transferencia que le permite reconstruir la
historia íntima de María. Es éste, sin duda, uno de los aspectos más originales y más
ricos de la obra. En este orden de episodios internos o íntimos se hallan
principalmente los “sacramentos ocultos” que son desvelados o revelados a la
autora: son privilegios espirituales, dones místicos, asunciones al cielo, poderes
espirituales, etc. Los episodios externos, tales como los que gusta contar a los
evangelios apócrifos, se dan también en la obra de Sor María, pero son como
elandamiaje externo imprescindible y, a veces, casi sólo como una justificación y
manifestación de la vida espiritual y de los dones internos de María. Por ejemplo, los
poderes que Dios concede a María como Reina del universo se manifiestan en
algunas actuaciones milagrosas externas. El relato de esta clase de episodios nunca
obedece en Sor María a mera curiosidad histórica que trata de llenar lagunas, sino
se basa en la necesidad de dar forma concreta e histórica al contenido teológico–
espiritual de la vida de María. El maravillosismo de la obra es de origen sobre todo
espiritual y no externo. En cuanto a esto último, tiene la autora cierta sobriedad, al
menos según el gusto de la época en que ella escribe, que era maravillosista a
ultranza. Y si se comparan las narraciones de la Mística Ciudad de Dios con las de
algunos de los evangelios apócrifos, se ve también que la autora es más sobria en los
episodios meramente externos. Para expresar el rico contenido espiritual del alma
de María, la autora recurre en algunos casos, diríamos, a unos “midrashim” que le
permiten dar forma histórico–narrativa a este contenido. Así se deben interpretar
seguramente ciertos episodios, por ejemplo, de curaciones, que sirven para poner de
manifiesto la caridad de la Virgen y sus poderes de Reina otro tanto habrá que decir,
seguramente, de ciertas visiones y ascensiones al cielo que sirven a la autora para
dar forma concreta y narrativa al contenido de algunos títulos marianos; son
“episodios teológicos” más bien que históricos. En definitiva, utilizando un género
literario narrativo Sor María nos describe a la que es “mística ciudad de Dios,
milagro de su omnipotencia y abismo de la gracia”.

Género Profético

La Mística Ciudad de Dios no es una obra escrita al dictado, una mera transcripción.
Sor María se ha valido para su redacción, además de la luz divina que le ha guiado,
“del discurso humano, de otras ciencias que por diferentes caminos ha podido
194
adquirir, de lo que ha oído, visto, leído y comunicado con confesores y prelados”. La
Mística Ciudad de Dios recopila innumerables datos y supone una erudición muy
notable de conocimientos teológicos, bíblicos, históricos, legendarios, etc. Es
evidente que tuvo que informarse para escribir su obra. No es tarea fácil, sin
embargo, la de descubrir. las fuentes inmediatas de información de Sor María, en el
sentido de dependencia literaria, a la hora de escribir su obra. Esta dificultad se basa
en las siguientes razones: Sor María es autodidacta. Fuera de la formación que pudo
recibir en su infancia y en la villa de Agreda, no ha pasado por las aulas ni ha
seguido cursos académicos de ninguna clase. Su información, por lo que se puede
colegir de su género de vida –encerrada en un convento de clausura desde
jovencísima– y por lo que ella misma dice de su trato con confesores y prelados, no
es principalmente de lecturas, sino de conversaciones; no es libresca, sino oral. La
Mística Ciuad de Dios, por su concepción, estructura, ideario, objetivo, estilo y rasgos
fundamentales en general, es una obra original y sin parecido notable con
cualquiera otra que le aya precedido. Además, esta obra ha nacido de un alma que
ha gozado de gracias místicas, al parecer auténticas, y de un carisma profético; lo
cual dificulta él deslindar- ya lo hemos apuntado– lo que hay en ella de inspiración
sobrenatural y de trabajo y estudio natural. La autora presenta la obra, no como
fruto de estudios, ni tan siquiera como fruto de reflexiones o meditaciones piadosas,
sino como fruto de la luz que le guía y como obra perteneciente más al Señor y a
María que a sí misma. Todo esto –es evidente– hace difícil la tarea de hallar las
fuentes de información y de inspiración literaria de la obra. Con todo, hemos
intentado hallar estas fuentes de inspiración. Hemos realizado nuestras pesquisas
confrontando la Mística Ciudad de Dios con los evangelios apócrifos, con vidas de
Cristo y de María, con recopilaciones de relatos apócrifos, con libros de meditaciones
de la vida y pasión de Cristo, con libros de revelaciones, etc.; hemos examinado con
especial cuidado los libros existentes en el convento de Agreda que por su fecha de
edición pudieron estar ya allí en tiempos de la Venerable. Mas nuestras pesquisas no
nos han descubierto, en ninguno de los casos, una dependencia literaria próxima. En
los relatos que no están basados en los textos canónicos, que son los que
principalmente plantean la cuestión, existen, como era de presumir, muchas
coincidencias y un acuerdo fundamental en algunos casos con otras obras del
género, pero todo ello unido a divergencias, diferencias de detalle, y a veces no tan
de detalle; en ningún caso hemos descubierto una coincidencia de tal naturaleza que
autorice a hablar de una dependencia literaria próxima. Sor María lo escribe todo,
desde luego, con su impronta y su estilo personal propios. Con esto no queremos
decir que todos los conocimientos y todos los datos históricos y legendarios que
maneja la Venerable hayan brotado en ella por ciencia infusa o como por generación
espontánea. También aquí nos es imposible distinguir lo que es fruto de una
información sobrenatural, de adoctrinamiento o de ciencia infusa, y lo que es
cosecha personal propia de la autora, fruto de su trabajo de información. Creemos
que la explicación de la amplísima erudición de datos teológicos, bíblicos e histórico–
195
legendarios, manejados por la autora –aparte de la iluminación divina–, hay que
hallarla en la fuente principal de información que tuvo a su disposición: las
predicaciones oídas y, especialmente, las largas y frecuentes conversaciones
mantenidas con sus confesores y prelados con motivo de la dirección de su alma y de
la redacción de la Historia divina. Su información teológica en particular es, sin duda,
fruto de estas conversaciones con los confesores, que, como es sabido, eran buenos
teólogos. No sabemos si leyó por sí misma tratados de teología. Es posible que sus
confesores y maestros se los prestasen. De hecho, en el convento franciscano de San
Julián de Agreda, donde residían sus confesores, quiso su último confesor, el P.
Andrés de Fuenmayor, que hubiese una variada biblioteca en la que “aprovechasen
el tiempo los religiosos de todas clases”. El hecho es, pues, verosímil; aunque nos
inclinamos a creer que fue informada de viva voz más que por la lectura de obras
teológicas. Sor María puso toda su obra a la censura y Juicio de sus confesores, “sin
haber palabra que no la hayan visto y conferido” con ella. Dado este género de
información, no es posible consignar una dependencia literaria directa. Por esta
razón damos en el siguiente capítulo dé esta introducción un amplio resumen de las
ideas teológico–marianas de la autora confrontándolas con los autores de su época.
Creemos hacer así un servicio útil para estudios comparativos ulteriores. En cuanto a
la información bíblica y el uso de la Sagrada Escritura, tan abundante en la obra,
juzgamos que hay que distinguir: la doctrina acerca de los sentidos de la Biblia y las
anotaciones histórico–exegéticas sobre los libros sagrados tienen su origen, sin
duda, en la misma fuente de información oral que sus conocimientos teológicos; en
cambio, el empleo y la interpretación de los textos sagrados es más labor personal
suya, aunque sin excluir el adoctrinamiento. Observamos que la autora conoce y
domina particularmente, además de todo el Nuevo Testamento, los libros
sapienciales, particularísimamente los Salmos y el Cantar de los Cantares, y los libros
proféticos. No creemos estar muy lejos de la verdad si afirmamos que los textos que
la autora mejor conoce, sin ser los únicos, son los utilizados en su tiempo en el oficio
divino en forma de lecturas, salmos, cánticos, responsorios, etc.; esto vale
especialmente para la parte de los libros proféticos que ella utiliza. Véase en el
siguiente capítulo antes referido de esta introducción una indicación de los principios
bíblico–marianos de la autora y alguna otra observación sobre la utilización de la
Biblia por la autora. Sor María conoce el latín de la Vulgata, lo traduce con cierta
libertad, parafraseándolo y un poco como de memoria, y no parece que se atiene a
una versión castellana que tenga delante. Su conocimiento del latín no juzgamos
que necesite una explicación sobrenatural. Vive en una época en que la cultura se
imparte imbuida en el latín o mientras se enseña esta lengua y en que la mayoría de
las obras se escriben en esa lengua; se trata, además, de una religiosa de coro que
emplea muchas horas del día y de la noche en alabar a Dios en latín y dotada ella de
una penetrante inteligencia y perspicacia y con la posibilidad de continuas consultas.
Teniendo en cuenta estas datos, no es extraño que llegase a dominar el latín de la
Vulgata lo suficiente para traducirlo por sí misma. También pudo ayudarla Dios en
196
esto, por supuesto. En cuanto a la información de datos no bíblicos de tipo histórico,
auténticos, tradicionales, legendarios, apócrifos, de origen pío, etc., juzgamos,
asimismo, que hay que hallarla principalmente en lo que hemos dicho: sus
conversaciones con los confesores. Nos referimos a datos específicos y un tanto
pormenorizados, porque debe tenerse en cuenta que la piedad cristiana popular y
básica, las tradiciones y la liturgia misma con algunas festividades de origen
apócrifo, han contribuido a formar en cada época un patrimonio común de creencias
que son el cauce de la formación y de la vida espiritual del cristiano. Este patrimonio
común ha tenido siempre sus adherencias de origen más o menos legítimo. La época
de Sor María es notablemente maravillosista en la piedad cristiana y hasta en la
misma teología. Este fondo común lo recibió sin duda Sor María como todo hijo de
su época. Nos referimos, pues, a un conocimiento mucho más minucioso de estos
datos de tipo histórico y pensamos en las informaciones aportadas por sus
consejeros y mentores. Habría que añadir aquí verosímilmente la lectura de libros de
meditación, de vidas de Cristo, de hagiografías, etc., sin que, sin embargo, podamos
eterminar en concreto cuáles fueron, aunque es sabido que este género de literatura
era muy del gusto de la apoca. Más en particular, la misma autora alude en
contadísimas ocasiones a algunas obras de istoriadores, como el P. Cuaresmio, que
aduce en confirmación de algunas de sus afirmaciones histórico–geográficas. Puede
tratarse de obras que pusieron a su disposición sus confesores. En todo caso, como
ya lo tenemos repetido, la autora narra los hechos, tomados o no directamente de
las obras leídas, de una manera personal, sin que pueda notarse una dependencia
literaria próxima, Por este motivo, hemos prescindido de poner en el texto de la
autora al pie de página las posibles fuentes utilizadas, como fue nuestra intención al
comenzar a preparar esta edición, porque no hemos descubierto en ningún caso una
dependencia literaria próxima. Lenguaje.

Toda esta narración de contenido histórico, salvífico, espiritual y místico, se


encuadra a su vez y se presenta en un género literario profético. Tomamos el
término “profético” en su sentido más general, como lo propio de quien habla en
nombre de Dios y en su nombre instruye y exhorta. Sor María no escribe en nombre
propio, sino en nombre de una voz celestial que le guía, o sea, proféticamente. Esta
voz es de Dios, de María Santísima o de los ángeles, especialmente de María. La
autora escribe como quien transmite “lo que ha entendido” y “como lo ha
entendido” en las “inteligencias” que Dios le da por sí mismo, por María o por los
ángeles. Su obra es una historia y vida “dictada y manifestada” por la Señora. Desde
la primera página hasta la última de la obra está patente y expresamente afirmada
esta actitud de escribir impulsada por una luz sobrenatural. Toda la obra está
escrita, pues, en el género literario profético. ¿Queremos decir con esto que todo el
contenido profético de la obra es puro género literario? Por supuesto que no. Sor
María escribe utilizando el género literario profético, pero no como un mero artificio
literario, sino convencida de que transmite efectivamente lo que ha entendido con la
197
luz divina. ¿Qué es lo que Sor María ha entendido con la luz divina? ¿Cabe distinguir
lo que es fruto de la influencia divina y lo que es aportación de la autora? ¿Qué
pretende decirnos Sor María cuando afirma que la obra le ha sido “dictada y
manifestada”? He aquí el problema el; problema que consiste en descifrar el género
literario profético en que escribe la autora. No pretendemos dar una respuesta
exhaustiva a estos interrogantes, que, por su misma índole de vivencia íntima
personal y de relación de interacción divino–humana, tienen algo de inefable. No
buscamos descifrar un enigma de psicología mística. Vamos a hacer, más
modestamente, unas observaciones sobre el género literario profético que utiliza la
autora, basándonos en lo que ella misma afirma. Comencemos por transcribir el
texto más significativo al respecto de la propia autora. Después de describir diversos
estados místicos de grado superior o de grado inferior en que recibe las
comunicaciones divinas, determina más en concreto cómo recibe la comunicación
divina para escribir la obra. He aquí el texto: “En el otro estado más inferior del que
he dicho, veo a la Virgen Santísima en sí misma y a los ángeles; entiendo y conozco
el modo de enseñarme y hablarme e ilustrarme, que es semejante y a la manera que
los mismos ángeles se dan luz y comunican y hablan unos con otros y alumbran los
superiores a los inferiores. El Señor da esta luz como primera causa, pero de aquella
participada, que esta Reina goza con tanta plenitud, la comunica a la parte superior
del alma, conociendo yo a Su Alteza y sus prerrogativas y sacramentos del modo que
el ángel inferior conoce lo que le comunica el superior… Lo mismo me sucede con los
santos príncipes; y así me lo ha mostrado muchas veces el Señor, que la
comunicación e ilustración con mi interior es como la tienen ellos entre sí mismos. Y
muchas veces me sucede que pasa la iluminación por todos estos arcaduces y
conductos: que el Señor da la inteligencia y luz, o el objeto de ella, y la Virgen
santísima la declara y los ángeles me dan los términos. Otras veces, y lo más
ordinario, lo hace todo el Señor y me enseña la doctrina; otras lo hace la Reina
dándolo ella todo y otras los ángeles. Y también suelen darme la inteligencia sola, y
los términos para declararme los tomo yo de lo que tengo entendido; y en esto
podría errar, si lo permitiese el Señor, porque soy mujer ignorante y me valgo de lo
que he oído; y cuando tengo alguna dificultad en declarar las inteligencias, acudo a
mi maestro y padre espiritual en las materias más arduas y difíciles . A la luz de este
texto, y de otros que se podrían aducir, es evidente que la expresión “dictada y
.manifestada”, que aparece ya en el título, no significa siempre un dictado al pie de
la letra que la autora va transcribiendo, como puede hacerlo una secretaria.
Entenderlo así sería ir en contra de lo que la autora misma afirma expresamente:
“También suelen darme la inteligencia sola, y los términos para declararme los tomo
yo de lo que tengo entendido… y me valgo de lo que he oído”. Al leer la obra se ve
que esta dificultad, de no tener los términos precisos y apropiados y de andar
buscándolos, es casi habitual, pues a lo largo de la misma se lamenta, casi en todos
los capítulos, de que no halla los términos adecuados para expresar toda la
grandeza y toda la hermosura de lo que ha entendido. Con esta observación, sin
198
más, queda descartada la interpretación simplista del profetismo de Sor María como
de un dictado. Aun en los casos en que “se le dan los términos” para declararse, se
trata de un modo de enseñanza y de ilustración “que es semejante y a la manera que
los mismos ángeles se dan luz y comunican y hablan unos con otros y alumbran los
superiores a los inferiores”. Esto lo repite hasta tres veces la autora en el texto
transcrito. En otros lugares de la obra vuelve a hablar de esta manera de
comunicarse los ángeles, de sus distintos modos y de la posibilidad de extender esta
comunicación a algunas criaturas humanas8 Ahora bien, este modo de comunicarse
los ángeles entre sí, de superior a inferior, que se hace extensivo a ella, “no parece se
ha de entender, según el contexto, de conversaciones sensibles, con pronunciación
de palabras determinadas, sino de una iluminación que sugiere los vocablos
adecuados… y siempre se ve obligada el alma a realizar esa traducción del lenguaje
angélico al de las palabras humanas9. Se trata de una comunicación espiritual que
ha de materializarse en términos humanos. Aun en estos casos, de una iluminación
muy clara en que “se le dan dos términos”, difícilmente puede hablarse de un
dictado que se transcribe. En las experiencias místicas el alma se encuentra siempre
en el halo de lo misterioso y lo inefable; es fenómeno común en las almas con
experiencias místicas que aun aquello que ven y entienden con claridad no logran
expresarlo con la misma claridad al verterlo al lenguaje usual humano, y unas veces
encuentran más facilidad y otras veces menos para declararse adecuadamente. La
comunicación angélica que llega al alma, como la de un ángel superior a un ángel
inferior, se hará en “términos” angélicos, necesitados en todo caso de un doblaje
humano. Por otra parte, como lo hemos visto en el texto aducido, Sor María emplea
a veces sus propios recursos para declararse: ” los términos para declararme los
tomo yo de lo que tengo entendido… y me valgo de lo que he oído”. Asimismo, y en
el mismo texto, Sor María confiesa que “cuando tengo alguna dificultad en declarar
las inteligencias, acudo a mi maestro y padre espiritual en las materias más arduas y
difíciles”. Por otras afirmaciones de la autora se ve que esta consulta no se limitó a
“las materias más arduas y difíciles”, sino que se extendió a toda la obra: “Esta
divina Historia, como en toda ella queda repetido, dejo escrita por la obediencia de
mis prelados y confesores; y aunque toda la he puesto a la censura y juicio de mis
confesores, sin haber palabra que no la hayan visto y conferido conmigo, con todo
eso la sujeto de nuevo a su mejor sentir y sobre todo a la enmienda y corrección de
la santa Iglesia católica romana”. Todo esto significa que, junto a lo que se le
comunica en las “inteligencias”, hay que poner en la elaboración y redacción de la
obra, por confesión de la propia autora, su trabajo personal de hallar los términos y
el de las consultas a sus maestros y confesores. Además, a la hora de redactar la
obra, conoce en muchos casos la diversidad de opiniones de los autores e
historiadores; ella, sin embargo, no trata de componer estas controversias. Su
postura, su género literario, no es ése: “Quiero advertir que en muchas cosas de las
que voy escribiendo me consta hay diversidad de opiniones entre los santos Padres y
autores… y otras dudas en cuya declaración no me detengo, porque no es necesario
199
para mi intento y porque yo escribo sólo aquello que se me va enseñando y dictando,
o lo que la obediencia algunas veces me ordena que pregunte para tejer mejor esta
divina Historia. Y en las cosas que escribo no convenía introducir disputas, porque
desde el principio, como entonces dije, entendí del Señor que quería encribiese toda
esta obra sin opiniones, sino con la verdad que la divina luz me enseñaría”. Su
género literario no es el de un teólogo o un historiador, sino el de “una mujer
ignorante” que se deja guiar por la luz divina, aunque reconoce cierta necesidad de
opiniones diversas en teología y en historia12 Ella, como “mujer ignorante”, no
recurre a un método teológico o histórico, sino a la luz que le enseña y le guía y trata
de “escribir esta Historia sin opiniones o para que no las hubiese con la noticia de la
verdad”. Con todo, esta “noticia de la verdad” no excluye su propio método de
trabajo personal en la elaboración de su obra, pues, a renglón seguido, señala los
criterios de trabajo personal que le guían en la composición de la obra: “Y si lo que
escribo va consiguiente y no se opone en cosa alguna al texto sagrado y corresponde
a la dignidad de la materia que trato, no puedo darle mayor autoridad a esta
Historia y tampoco pedirá más la piedad cristiana”. Utiliza, pues, para la redacción
de la obra, unos criterios prácticos de convergencia y consecuencia, de conformidad
al texto sagrado y de tratamiento digno de la materia. Y, lo que es más, da a
entender que el valor de lo que dice depende de la medida en que ha logrado
ajustarse a estos criterios, y esta apreciación la remite a los doctores y maestros: “Y
el juzgar si lo que escribo tiene conveniencia con la verdad de la Escritura y con la
majestad y grandeza del argumento que trato y si tienen las cosas entre sí mismas
conveniente consecuencia y conexión, todo esto lo remito a la doctrina de mis
maestros y prelados y al juicio de los sabios y piadosos”. Como se desprende de las
observaciones que venimos haciendo, basadas en los textos de la autora, su género
literario profético no excluye, sino que incluye un trabajo personal muy intenso de la
autora en la concepción, elaboración y redacción de la obra. Ella misma es muy
consciente de que, en la redacción de la obra, colabora de su parte con la influencia
divina y hasta constituye esto para ella una fuente de preocupación. No hemos
hallado esta idea suya expresada en la Mística Ciudad de Dios, pero sí en otra obra
suya, Leyes de la esposa, escrita bajo el mismo carisma de la influencia divina, y que
juzgamos perfectamente aplicable a nuestro caso. En respuesta a una duda
propuesta por la Venerable el Altísimo le responde: “Y el reparo que haces de
ordinario cuando escribes, que temes si te ayudas con discurso humano o de otras
ciencias que por diversos caminos has podido adquirir, sal de él; y advierte que Jesús
no puedes decir sin mi favor, y es fuerza valerte de lo que has oído, visto, leído y
comunicado con confesores; porque todo va encaminado a un fin y es que obres lo
más perfecto. No quieras inquirir si estos consejos y doctrina es toda revelada;
porque yo obro como quiero y unas veces doy la luz y el conocimiento de que soy el
autor, otras la recibe el alma por modo y camino superior y se lo oculto, otras se
valen las criaturas de lo que han adquirido y oído, porqe no siempre se ha de hacer
por milagro y también ha de ayudar el discurso y entendimiento con lo que alcance.
200
Y así, deja tu temor de que se entenderá de ti más de lo que es, ni par sobrenatural
lo que es natural; advirtiendo que sólo lleves intención de agradarme y cumplir mi
voluntad, la cual te compelerá a hacerlo tanto más cuanto tú lo deseares y negares
tu afecto por cumplir con el mío. Y para que aciertes todo lo que aquí escribes,
ríndela a la voluntad y censura de tus prelados y confesores y a la de mi Iglesia
santa, que está regida por el Espíritu Santo. Y tanto quiero que te rijas por los
ministros de mi Evangelio, que son tus maestros, que has de hacer y poner por obra
antes lo que ellos te ordenan que lo que a ti te parece es luz divina y sobrenatural;
porque en las inteligencias puede haber engaño y yerro y en la obediencia jamás le
hubo, ni para ti lo habrá; porque miro yo al rendimiento de la criatura para dar luz a
quien la rige y gobierna. Y los continuos temores que tienes de acertar y de que esta
mi doctrina sea verdadera, ponla en manos de la obediencia y ella será tu luz y
camino; porque quien a los prelados obedece, a mí obedece, porque están en mi
lugar y en mi Iglesia. Es ésta una de las verdades infalibles”. El texto que acabamos
de transcribir es bien explícito. Sor María abriga sus temores de que en lo que
escribe se ayuda de sus conocimientos adquiridos por medios naturales, de que se
entenderá de ella más de lo que es, de que se tomará por sobrenatural lo que es
natural. La respuesta de Dios no sólo no niega este supuesto, sino que lo afirma;
pero ello no tiene importancia, así tiene que ser. En todo caso, dobe dar preferencia
al dictamen de sus prelados y confesores sobre lo que a ella le parece luz divina y
sobrenatural. Añadamos aún una observación más. El carácter “revelado” de su
Historia divina lo presenta a veces la autora como una aprobación subsiguiente por
parte del Señor o de María de lo que ha escrito. Tal ocurre en las introducciones a las
partes segunda y tercera con respecto a las partes primera y segunda, y en el
capítulo final de la obra respecto a toda la Historia”. Todas estas observaciones no
obstan, por supuesto, para que la obra haya sido escrita bajo el influjo de una
inspiración o de una acción divina especial; ni obstan tampoco para que en la obra
se contengan verdaderas revelaciones como las que ha solido el Señor conceder a
muchas almas santas. Por lo demás, a estas revelaciones o al conjunto de la obra
“dictada y manifestada” la autora misma no pretende dar más valor que el que se
da en la Iglesia a las revelaciones privadas, sin arrogarse la autoridad de la
revelación pública, y lo remite todo al juicio de la Iglesia”. Aunque con estas
observaciones no pretendemos haber dilucidado totalmente el alcance de obra
“revelada” de la Mística Ciudad de Dios, sí juzgamos que aparece suficientemente
claro que el género literario profético que utiliza la autora, junto con las indicaciones
que ella misma hace, no autorizan a dar a la “revelación” de la obra un carácter
absoluto, sino un carácter condicionado a este género, dentro del orden de las
comunicaciones místicas y a la labor personal de la autora que trabaja movida por
Dios. Por lo demás, uno de los pocos cambios que conocemos en la segunda
redacción de la obra respecto a su primera redacción, como ya se ha hecho notar
antes, es precisamente la sustitución del término “revelada”, que aparecía en el
título de la primera redacción, por la expresión “dictada y manifestada”; sustitución
201
llevada a cabo sin duda para aminorar la fuerza de la palabra “revelada”. Teniendo
en cuenta todo esto, cuando se comparan las afirmaciones siempre matizadas y
moderadas que hace la autora misma acerca de que escribe “lo que ha entendido” o
“lo que se le ha comunicado”, con las afirmaciones un tanto absolutas y entusiastas
de los teólogos inmediatamente posteriores, que llegan a aducir sus afirmaciones
doctrinales como “revelaciones”, se saca la impresión de que estos autores
entusiastas creyeron hallar en Sor María más de lo que ella quiso afirmar cuando
dice apoyarse en esta asistencia divina que le guía. Las mismas controversias acerca
de que Sor María “enseña como reveladas las doctrinas escotistas”, dejan ta
impresión de que estos teólogos tenían una credulidad maravillosista y milagrera
que les llevó a discutir la cuestión de “las revelaciones de la Madre Agreda” en un
plano ajeno al que tienen en la autora misma; les faltó a estos autores cierto sentido
de sobriedad que, por el contrario, estuvo muy presente en la misma Sor María, pues
sus propias experiencias místicas, en las que sabía que podían filtrarse engaños, y su
conciencia bien pronunciada de mujer ignorante, le llevaban a desconfiar de sí
misma y a no dar demasiada importancia a sus mismas afirmaciones, que siempre
quería ver ratificadas y sancionadas por los doctos. Un teólogo actual, desde luego,
perfectamente consciente de las cautelas que impone el conocimiento del género
literario aun de los textos sagrados, equipado con los conocimientos de crítica
histórica y de hermenéutica de textos y muy curado de maravillosismos crédulos,
encuentra ingenuas y metodológicamente erróneas estas polémicas y controversias
apasionadas. Sencillamente, no se supo captar el género literario de la Mística
Ciudad de Dios; en cambio, las numerosísimas almas que han buscado en la obra, no
principalmente unos conocimientos teológicos, sino una guía segura y un alimento
de su vida espiritual, han sabido captar mejor el sentido genuino de la obra y su
género propio. En efecto, el profetismo de Sor María es un carisma de edificación
eclesial. Su obra ha sido “dictada y, manifestad en estos últimos siglo para nueva luz
del mundo, alegría de la Iglesia católica y confianza de los mortales”. Estas palabras,
un tanto solemnes, indican a las claras la conciencia y el convencimiento de Sor
María de que su Historia divina tiene una especial trascendencia para la vida de la
Iglesia. Todas las observaciones hechas anteriormente no nos autorizan a minimizar
esta conciencia y este convencimiento de la autora. Pero, por otra parte, estas
mismas palabras apuntan perfectamente cuál es el verdadero objetivo de la obra y
en qué orden de cosas puede la obra tener importancia en la Iglesia. La importancia
de la obra no estará en los nuevos conocimientos teológicos que aporte, sino en lo
que contribuya a fomentar la piedad cristiana. Este es un aspecto que nos lleva a
matizar mejor en qué consiste su género literario profético. Sor María se siente
elegida por Dios, aunque indigna por su parte, para transmitir a la Iglesia y al
mundo un ,mensaje; y así lo confiesa en innumerables lugares de la obra. Su
,mensaje es de ilustración y de exhortación; su género literario profético es didáctico
y monitorio, como ocurre en todo carisma profético. La Mística Ciudad de Dios es
una obra moralizadora y edificante. Lo que en definitiva busca e intenta Sor María
202
con sus narraciones, relatadas en actitud profética, es dar a conocer mejor a María
Santísima, para que ello redunde en la mejora de las costumbres y en la edificación
de los fieles. Su carisma profético lo ha recibido ella “para nueva luz del ,mundo,
alegría de la Iglesia católica y confianza de los mortales”; y esta luz, esta alegría y
esta confianza serán efectivas en tanto se llevan a la práctica los deseos de la Señora
y Reina del cielo, que son la mejora de las costumbres y el aprovechamiento
espiritual. La Mística Ciudad de Dios es un libro de ilustración y exhortación; a eso va
dirigida cada una de sus líneas. Más de la cuarta parte de la obra –los párrafos
finales de cada capítulo– está destinada expresamente a dar doctrina y exhortación
de conducta y aprovechamiento espiritual, que se pone en boca de María. Además la
autora, al hilo de las narraciones, utiliza constantemente las ocasiones para dar
instrucción y exhortación espiritual. Por lo demás, toda la obra tiene esta finalidad:
ante todo, la propia edificación de la autora, que se siente apremiada a poner en sí
misma en práctica la doctrina espiritual que recibe; en segundo lugar, la edificación
de sus propias religiosas de clausura, a quienes va dirigida muy en particular la
doctrina espiritual; y en tercer lugar, aunque por toda la obra, la edificación común
de los fieles. Los “sacramentos ocultos” de María que la autora va desvelando son
para excitar a una mayor devoción e imitación de María y a la práctica de la doctrina
de su Hijo. Entre los episodios de la vida de María que la autora trata larga y
minuciosamente están, como ya hemos indicado, los de su vida íntima, espiritual, los
que descubren la respuesta espiritual de María a las gracias que recibe, o sea, los
que más directamente pueden servir de enseñanza y de edificación espiritual. Sor
María está persuadida de que un mejor conocimiento de las excelencias, de las
gracias y de la santísima vida de María puede ser un resorte eficacísimo para la
piedad cristiana y por eso las relata minuciosamente. Su género literario profético,
didáctico y monitorio está caracterizado por esta preocupación de edificación y por
eso escribe con términos llanos, asequibles, sencillos; y aun cuando emplea a veces
términos teológicos, no utiliza tecnicismos eruditos, como ya lo advertíamos, No
juzgamos necesario insistir en este punto. Es evidente en toda la obra. No es un libro
de teología, ni una mera historia, ni tan siquiera solamente un “libro de
revelaciones”; es un libro de edificación. Añadamos tan sólo que este mensaje de
doctrina y exhortación espiritual tiene cierto carácter de urgencia escatológica que
está en dependencia del conocimiento de los “sacramentos ocultos”. Este matiz
escatológico está indicado en el título, “en estos últimos siglos”, y algunas veces en
el texto de la obra. La autora explica las razones de por qué se han ocultado hasta
ahora estos misterios. Este matiz escatológico –que, por lo demás, es común en el
mensaje aportado por libros de revelaciones, por apariciones marianas que dan
origen a santuarios, etc.– no aparece, sin embargo, muy acusado en la autora, como
ocurre por el contrario en ciertos autores de su época, como es el caso notable del P.
Tenorio. En suma, pues, el género literario de la Mística Ciudad de Dios es el de una
narración profético – edificante.

203
LA DOCTRINA MARIOLOGICA DE LA MISTICA CIUDAD DE DIOS Y LA TEOLOGIA DE SU
TIEMPO

Al escribir su Mística Ciudad de Dios, Sor María de Jesús de Agreda no se propone


otra cosa que narrar sencillamente, “sin opiniones ni contemplaciones”, “sin
disputas”, la vida de la Madre de Dios, “reina y señora nuestra”, “restauradora de la
culpa de Eva” y “medianera de la gracia”, “para nueva luz del mundo, alegría de la
Iglesia católica y confianza de los mortales”. Su primera intención es altamente
espiritual: proponer y proponerse un modelo a imitar, un “espejo donde los hombres
vean sus ingratitudes”, María Santísima. Se trata de una obra en la que su autora
nos narra una Historia Divina comenzada allí en los eternos decretos de Dios y
culminada en el cielo, cuando María es proclamada reina del universo. Creemos que
su núcleo central como ya lo dejamos anotado, viene a ser la narración del acontecer
dé Dios en su “elegida” para preparar en ella a su “ciudad mística”, el “milagro de su
omnipotencia” y el “abismo de la gracia”. Mística Ciudad de Dios e Historia Divina
son los dos títulos que se van conjugando indistintamente, tanto en el lenguaje de la
autora como de Felipe IV, Samaniego y los confesores. Incluso parece como que a
veces prefieren el de Historia Divina al de Mística Ciudad de Dios. Sería, pues, ilógico,
si tenemos en cuenta la intención de Sor María de Jesús, pedirle un tratado de
mariología, puntualizado con la exquisitez conceptual que a estos tratados es
característica. En este apartado vamos a intentar recoger su inspiración mariana.
Queremos determinar así el sentido que la existencia de la Madre de Dios tiene para
la autora. Aunque se trate de una “historia divina”, no es un mero contar hechos de
la vida de la Virgen; tampoco es una concepción mariológica sistematizada. Con
todo, en el marco de la vida de la que es “mística ciudad de Dios,milagro de su
omnipotencia y abismo de la gracia”, nos va dando la Venerable una interpretación
suya de lo que la figura Madre de Dios significa en la historia de la salvación. Unas
veces lo hace expresamente, como cuando interpreta diversos textos de la Sagrada
Escritura, o hace digresiones puestas en boca de Dios, de la Virgen o bajo el amparo
de su propia pluma; otras veces hay que intuirla entre líneas a partir de los mismos
hechos narrados. Para nuestra exposición nos fijaremos en estos elementos
doctrinales, prescindiendo de todo lo que sean datos concretos de la vida de la
Virgen o elementos de tipo psicológico y místico. Principios y figuras bíblico–
marianas Antes de entrar propiamente en la exposición de la doctrina mariológica
de la Mística Ciudad de Dios, queremos recoger, a modo de portada, algunos de los
principios y figuras bíblico–marianas que son como los indicadores que dirigen la
concepción mariológica de la autora. Podíamos convenir con Henri de Lubac en que,
piénsese lo que se piense de la Historia de la Virgen, el título de Mística Ciudad de
Dios aplicado a María es justo y sugestivo. Si el titulo de Historia Divina nos pone en
el contexto de los aconteceres de Dios en torno a la elegida para Madre suya, el de
Mística Ciudad puede darnos el resultado de dicha intervención divina Sor María de
Jesús no nos ofrece una explicación expresa del título que pone a su obra. Designa a
204
la Virgen con el calificativo de “mística ciudad de Dios” especialmente al exponer el
capitulo 21 del Apocalipsis, donde concibe a Jerusalén como el símbolo de la Madre
de Dios por ser el centro y el escenario de las maravillas del Altísimo, al mismo
tiempo que es la ciudad fortificada con una muralla de doce puertas, para significar
el imperio que María tiene sobre la “serpiente”, su virtualidad para comunicar la
gracia de Dios a los hombres y la facilidad que éstos poseen para entrar a la
salvación por la puerta de María. Es,en efecto, la “mística ciudad” de refugio en la
que los hombres pueden encontrar su salvación y apreciar lo que contribuyó a ella en
calidad de reina y madre de piedad. María es la “Mística Ciudad de Dios” por ser la
“casa y corte” del Rey, en la que será “morador en el mundo”, vivirá con los hombres
y se hará su herman. Lo es igualmente porque Dios se recrea en ella comunicándole
la magnificencia de sus perfecciones para construir en su figura un signo de la
naturaleza humana, en la que se alza como mediadora y dispensadora de esas
mismas perfecciones. Es finalmente la “mística ciudad de Dios” por constituir el lugar
de las delicias del Creador y ser el tabernáculo de la Santísima Trinidad. Esta “mística
ciudad de Dios” es el “milagro de su omnipotencia” y el “abismo de la gracia”.
Concebida María como “Mística Ciudad de Dios”, en el doble sentido de signo de
Dios ante los hombres y signo de los hombres ante Dios, la Venerable viene a
encontrar el fundamento de todo cuanto se puede afirmar de la Virgen en la
dignidad que le da su destinación a la divina maternidad. Por esta razón es
predestinada en el segundo lugar de los decretos divinos ad extra. Y ya en la
existencia, Dios la prepara primero la “mima” después con su providencia, ya que su
misión requería entrar en una relación directa con la divinidad; será el “milagro de
su omnipotencia”. Tanta complacencia encontraba Dios en su “mística ciudad”, que
parece como que hubiera entregado a su Hijo para poseer a este “abismo de la
gracia”. Otra idea clave que, junto a esta primera, está obrando continuamente en
la mente de la Venerable, es la de ser María co–principio de Cristo en la redención de
los hombres, puesto que predestinada después de El y con El, en fuerza de la
correlación existente entre ambos, participa íntimamente en su misión salvífica. De
hecho, en la “plaza de esta ciudad se despachó aquel fíat mili que dio principio a la
mayor obra que Dios ha hecho, ni hará jamás”, dando con él al Verbo eterno “cuerpo
humano en que padeciese y redimiese a los hombres, para hacerlos pueblo suyo, su
tabernáculo y morada”, y consagrándose como su compañera “en la forma que
pudo”. Es otro de los puntos de donde arrancan la providencia con que Dios se
vuelca en María y la preocupación de ésta por ser fiel a la iniciativa divina y hacerse
semejante a su Hijo en dignidad y perfección, ya que con El irá a participar en la obra
de la salvación. María es, pues, también la “ciudad mística” de Dios: el ensayo de
una vivencia absoluta de la gracia en la naturaleza humana –”abismo de la gracia”–
para restablecer en ella la antigua perfección que se había perdido por el pecado.
Dios se pasea complacido por esta “ciudad mística”, ya que en ella encuentra plena
correspondencia a la iniciativa de su amor. Hay otra gran idea que viene a ser como
la línea directriz en torno a la cual se organiza la Mística Ciudad de Dios: Cristo, y con
205
él María, es el centro no sólo de la economía salvífica, sino también de toda la
creación. Ambos son los ejemplares en quienes estaban previstos todos los seres y de
quienes “se obligaba el Altísimo para no atender –a nuestro modo de hablar– a todo
lo que el linaje humano podía desobligarlo” Según estos dos “originales” iba
copiando el Señor todo el linaje humano, para que mediante ellos saliera semejante
a la divinidad. Rota la línea por el pecado del hombre, Dios envía a su Hijo “pasible y
reparador”, para restituir a la creación la hermosura de la gracia y amistad de Dios.
Así como era justo que antes de la formación del primer hombre creara Dios todas
las demás criaturas para que constituyeran el escenario y el ambiente en que iba a
aparecer el Rey de la creación y encontrara en ellas “la mesa gustosísima,
abundante y segura del divino conocimiento y amor”; de igual modo antes de llevar
a cabo la gran comunicación de Dios ad extra, era justo que el Creador dispusiese
todas las cosas y acontecimientos para que Cristo se encontrara con una escena
preparada a su llegada a la mortalidad. Con María la preparación de la escena,
antes de la encarnación del Verbo, queda terminada 1–2 . Incluso se encuentran ya
en ella algunos vestigios de la nueva economía. Era una criatura de tal perfección,
que en la “prolija y larga noche” del Antiguo Testamento obligaba, en cierto sentido,
a Dios que decretara la encarnación del Verbo. Era ella la que recompensaba y suplía
nuestra “ingratitud”, “cortedad” y “grosería”, en cuanto de parte de las puras
criaturas era posible. Son múltiples las figuras vétero–testamentarias que a lo largo
de la Mística Ciudad de Dios se aplican a María, además de aquellos textos que la
autora aplica directamente a la Virgen. María es la Nueva Ester, que ocupa el lugar
de Eva, rechazada del reino de Dios a causa de su desobediencia. Es el Arca de la
Alianza, que llevó dentro de sí la “piedra angular (1 Cor 3,11) cortada en el monte de
la eterna generación (Dan 2,34)” y que tenía por misión “unir a los. dos pueblos:
judaico y gentil (Ef 2,20)”. Llevó también en su seno e! maná de la divinidad y de la
gracia y la vara de los prodigios. De esta “arca mística” había de difundirse hacia los
hombres la fuente de las gracias,. “que es el mismo Dios”. No conoció por otra parte
la “corrupción del pecado actual”, ni “la carcoma oculta del original”, antes bien
estuvo revestida con el oro de gracias y dones altísimos. Finalmente es el Arca de la
Alanza, porque Dios no “podía dejar de hacer propiciatorio de esta mística y
verdadera arca”. María es la tenaza de oro (ls 6,6) que arranca del fuego de la
divinidad el ascua que ha de purificar el mundo. Es la Virgen que había de dar a luz
al Emmanuel, la Hija de Sión y visión de paz, el monte a quien en primer lugar debe
venir el Verbo desde la “piedra del desierto” (ls 16,1), es decir, desde el cielo, ya que
el cielo sin los hombres puede ser comparado con un desierto. Es igualmente la
espiga fértil traída de Egipto y que lleva en sí misma el dorado trigo que había de
alimentar a muchos (Lev 23,10)19 .La pequeña nube (3 Re 18,44) que destila una
lluvia saludable para refrigerio de los mortales. La puerta cerrada (Ez 4,42) abierta
solamente para Dios. Figura de María es la mujer que el Génesis anuncia como quien
ha de aplastar la cabeza de la serpiente. La victoria plena sobre la serpiente se da,
sin embargo, con la muerte redentora de Cristo, cuando se cumple el oráculo de
206
Habacuc (3,2–5). Es finalmente la zarza mística que ardía sin consumirse, para
significar a un misma tiempo la unión de la naturaleza humana y divina en el Verbo
sin detrimento de ninguna de las dos y la virginidad perpetua de la madre del Verbo,
no solamente en cuanto al cuerpo, sino también en cuanto al alma, pues aunque
tuviera que proceder de Adán según la naturaleza, de ningún modo debía quemarse
en su culpa. La autora, además de aplicar estas figuras vétero–testamentarias a
María, interpreta también mariológicamente los siguientes textos del Antiguo
Testamento: Prov 8,22–31; Prov 31. Deduce de Prov 8 las ideas o decretos que el
Altísimo tuvo en su mente antes de crear todos los seres. Y lo refiere literalmente a
la persona de Cristo y de María. Ellos eran en Dios los principios activos de todas sus
obras y comunicación ad extra: Cristo como principio eficiente de la creación y fin de
la misma; María como ejemplar y medio para llegar al fin. Basándose la autora en
Prov 31,10ss, ve también en la mujer fuerte una imagen de María, a quien Dios
compró para sí y redimió antes de que existieran las demás criaturas, pagando por
ella a la naturaleza humana el precio, del Verbo encarnado para poseerla con el Hijo
aun cuando los hombres prevaricaran. Ella fue la nave diligente que trajo “el pan
divino” para que “se viese y se comunicase y alimentase a los que le tenían lejos. Era
la vigilante en la noche de la antigua ley, la que extendía las manos de Dios para que
enviara al mundo al Verbo eterno y las manos del Verbo para que distribuyera los
dones de sus méritos entre los homres. Colaborando con Cristo en la reparación del
género humano, plantó la viña de la Iglesia y la viña del paraíso celestial que Lucifer
había devastado28. Por todo esto las criaturas la llamarán bienaventurada y Dios
alabará y proclamará sus obras. Finalmente, del capítulo 24 del Eclo deduce Sor
María la excelencia y grandeza a la que llegó la Madre de Dios bajo la guía y el
magisterio de su propio Hijo. Durante los años de Nazaret fue constituida en
verdadera arca del Nuevo Testamento, para que así sirviera de norma y ejemplar a
los apóstoles, mártires, doctores y vírgene. Entre las narraciones del Nuevo
Testamento son las del “gran signo” aparecido en el cielo (Ap 12) y la del “nuevo
cielo”, “nueva tierra”, “nueva Jerusalén” (Ap 21) las que más llaman la atención de
la autora de la Mística Ciudad de Dios. Quiso Dios manifestarnos con el “gran signo”
la excelencia y magnificencia de la naturaleza humana, que a pesar del pecado de
los ángeles había de crear a su tiempo. Cristo y María le “obligaban” a ello. Pero
quiso significarnos también que había de poner en el mundo un arca de la alianza,
signo del futuro Salvador del género humano. María es en esta alianza la “fiadora”
de los hombres ante Dios, tanto con respecto a la perfección a ellos destinada como
a su redención 30. Vestida del “sol de justicia” y de la “plenitud de gracia”, como con
voz potente, les dio a luz al Verbo eterno, voz que después de ser levantado en la
cruz se oyó en toda la tierra. La imagen del “nuevo cielo”, “nueva tierra”, “nueva
Jerusalén” sirve a la Venerable para darnos una síntesis de su visión de la Madre de
Dios. No vamos a entrar en los detalles de la prolija narración agredana, pero sí
vamos a dar algunas ideas generales, para que se vea la línea de su pensamiento.
Con María hubo un “cielo nuevo” para la divinidad en la naturaleza humana,
207
porque, preservada y libre de la culpa, daba nueva habitación al mismo Dios en la
unión hipostática. Dejó, pues, de existir el cielo primero que Dios había creado en
Adán y que se manchó e inhabilitó para que el Señor viviese en él. Hubo juntamente
un “nuevo cielo” de gloria para la naturaleza humana, ya que, renovado “el
empíreo” con la gloria de Cristo y de María y con los méritos de nuestro Salvador,
pasaron a ocuparlo los hombres. Toda esta novedad tuvo principio en María,
concebida sin el pecado que lo impedía todo. También apareció sobre el mundo una
“nueva tierra”, libre de la maldición de la “tierra antigua”. Pues por la “tierra
bendita” de María, con ella y en ella, quedó bendita, renovada y vivificada la masa
terrena de Adán. En la Madre de Dios comenzaba a resplandecer ya la aurora de la
gracia . La imagen de la “nueva Jerusalén” se aplica a las iglesias militante y
triunfante, pero “señaladamente miró de hito a la Jerusalén suprema, María
santísima, donde están cifradas y recopiladas todas las gracias… y excelencias de las
iglesias militante y triunfante”. Llamamos a María Nueva Jerusalén “porque todos
sus dones, grandeza y virtudes son nuevas; porque fue después de todos los padres
antiguos, patriarcas y profetas y en ella se cumplieron y renovaron sus clamores,
oráculos y promesas; nueva, porque viene sin el contagio de la culpa y desciende de
la gracia por nuevo orden suyo, que es la cosa más nueva”. En ella todos los dones y
todas las gracias son verdaderamente nuevas, como participadas directamente de la
claridad de Dios, pues fue creada no en esta “tierra de pecado”, sino en el cielo y
según el ejemplar del Verbo. Mística Ciudad de Jerusalén, es también María la
habitación santa, el tabernáculo de Dios y el medio para que Dios plante su tienda
entre los hombres. Estando el “tabernáculo de Dios” con los hombres, el Altísimo
enjugará las lágrimas de sus ojos y la muerte y el pecado no existirán más, pues
fueron destruidos ya por la suave medicina de la encarnación del Verbo al ofrecernos
su sangre y sus méritos estrenados en la que nacía inmaculada. Pudiéramos caer en
la tentación de pensar que María de Agreda, embelesada con la figura de la Virgen,
se olvidara del significada preciso de la Madre de Dios en la historia de la salvación,
al atribuirle todas las cualidades y perfecciones que le vienen a la mente. Por eso
creemos conveniente añadir esta frase suya, cuando explica el significado de la
piedra de jaspe: “pero este cristalino jaspe tiene sombras, porque es hija de Adán y
es pura criatura, y todo lo que tiene de resplandor del sol de la divinidad es
participado, y aunque parece sol divino, no lo es por naturaleza, mas por
participación y comunicación de su gracia; criatura es, formada y hecha por la mano
del mismo Dios, pero para ser Madre suya”36. Es también el significado que la
autora ve en la respuesta de Cristo a María en las bodas de Caná: con ella quiso
poner de relieve que el origen del milagro dependía únicamente de la voluntad
divina.; quiso decirle también que la potestad para realizar milagros le venía de esa
naturaleza y no de la naturaleza humana que de ella había recibido; finalmente le
advierte que en la determinación de la voluntad divina no tenía parte en absoluto,
pues era algo que pertenecía exclusivamente a sólo la divinidad. María, “ciudad
,mística de Dios”, fue, pues, elegida en la eternidad de los designios de Dios como
208
Madre del Verbo encarnado y manifestación de su incomprensible perfección ante
los hombres, signo y espejo de la divinidad al mismo tiempo que “fiadora” de la
naturaleza humana. Así prefigurada y descrita la ve Sor María de Jesús en la
Sagrada Escritura. Los autores del sigla xvII interpretan la Palabra de Dios
sirviéndose de diversos sentidos: el literal, místico, espiritual, eminente, acomodado,
etcétera. Y casi de cada una de sus expresiones deducían, según estos sentidos,
algún significado mariológico. También ellos aplican a la Virgen las figuras bíblicas
de la “ciudad de Jerusalén”, “ciudad custodiada” (2 Re 19,34), “ciudad de Dios” (Sal
86,1), “casa o templo de Dios” (Sal 92,5). No hemos encontrado, sin embargo,
todavía quien la llame “Mística Ciudad de Dios”. La Venerable concuerda con los
autores contemporáneos al concebir el Antiguo Testamento como preparación para
el Nuevo 40 . Igual concordancia se percibe con respecto a la opinión de que no
convenía que se hiciese pública la fe en la Madre de Dios hasta que estuviera
arraigada la fe en Cristo. Es curioso que en la Mística Ciudad de Dios no encontremos
una explicación de Lc 1,2, cuando es un texto que sirve a los teólogos
contemporáneos para atribuir a la Virgen tal plenitud de gracia, que sobrepasa a la
de los ángeles y los santos. Por el contrario, si creemos en el testimonio de
Samaniego, parece ser peculiar de Sor María de Jesús la interpretación mariológica
de Ap 21 4–3. Nos ha llamado también la atención, al comparar la obra agredana
con algunas otras obras de la época, el ambiente más histórico y salvífico que en
aquélla se respira. Quizá sea debido precisamente al carácter de Historia Divina con
que su autora la concibe. María, signo de la creación. Dios en su comunicación ad
extra procedió, “a nuestro modo de entender”, según un orden de prioridad y
posteridad, orden que hay que concebirlo “no de tiempo, mas de naturaleza” 4–4 .
Todos los seres son decretados según una gradación de perfección ontológica y
conforme a los ejemplares de Cristo y María, para que todos ellos “saliesen también
mediante estos dos ejemplares semejantes a Dios”. María de Agreda pertenece al
sistema predestinacionista escotista del “summum bonum summe diffusivum” en
virtud de una necesidad de orde moral, según la cual le es “mucho más natural hacer
dones y gracias que al fuego subir a la esfera, a la piedra bajar al centro y al sol
derramar su luz. “Todas las obras ad extra son libres en Dios”, porque su propensión
e inclinación a comunicarse está subordinada a su divina voluntad, no obstante le
fuera como “debido y forzoso”, y Dios, “a nuestro modo de entender”, no estuviera
“quieto ni sosegado del todo en su misma naturaleza hasta llegar al centro de las
criaturas”. “Vio que tan suma bondad era convenientísimo en su equidad, y como
debido y forzoso, comunicarse, para obrar según su inclinación comunicativa y
ejercer su liberalidad y misericordia distribuyendo fuera de sí con magnificencia la
plenitud de sus infinitos tesoros encerrados en la divinidad”. Y dispuso “el orden que
había de haber en lps objetos y el modo y diferencia de comunicárseles la divinidad y
atributos; de suerte que aquel como movimiento del Señor tuviese honesta razón y
proporcionados objetos, y que entre ellos se hallase la más hermosa y admirable
disposición, armonía y subordinación”. “La infinidad impetuosa” de Dios exigió en
209
primer lugar una criatura a la que poder comunicarse en el sumo grado posible. La
unión hipostática sería esa primera manifestación de Dios ad extra, ya porque
“después de haberse entendido y amado en sí mismo, el mejor orden era conocer y
amar a lo que era más inmediato a su divinidad, cual es la unión hipostática”; ya
porque “también debía la divinidad sustancialmente comunicarse ad extra,
habiéndose comunicado ad intra, para que la intención y voluntad divina comenzase
por el fin más alto sus obras”; ya finalmente porque la armonía y subordinación
entre las criaturas había de ser “la más admirable y gloriosa que ser pudiese. Y
conforme a esto, habían de tener una que fuese cabeza y suprema entre todas y,
cuanto fuese posible, inmediata y unida con Dios, y que por ella pasasen todas y
llegasen a su divinidad “. El motivo principal de esta comunicación no fue otro que la
gloria de Dios derivada de esa ,misma comunicación. La Venerable de Agreda, al
igual que otros autores de su época, considera la encarnación como un desposorio
de Dios con la naturaleza humana, “juntándose con ella en aquel gran sacramento
que dijo el Apóstol (Ef 5,32), en Cristo y en la Iglesia”. Matrimonio espiritual, que
mientras en los demás hombres se consumará en el reino escatológico, en María
será llevado “en algún modo” a plenitud, “en el mismo momento en que fue Madre
del Reparador”, para que “quedase como por fiadora abonada de que no se les
negaría el premio a todos los hijos de Adán, si se disponían a merecerlo con la gracia
de su Redentor”5–3 .Para que este desposorio pudiera tener lugar realmente, era
necesaria la existencia de la mujer por quien Cristo había de aparecer en el mundo.
Tres son los motivos que según la autora de la Mística Ciudad justifican la existencia
de María en el segundo lugar de los decretos divinos. El primero podríamos
calificarlo de ontológico, en cuanto que después de la comunicación suma con que
Dios se había proyectado a Cristo en línea sustancial y accidental, parecía necesaria
también la existencia de una pura criatura que fuese media entre Cristo y los
hombres, y recibiera de esté modo la máxima comunicación de Dios “como la
suprema pura criatura y más inmediata a Cristo y en él a la divinidad’. Aparece en
segundo lugar el motivo de la divina maternidad, que en realidad no constituye sino
un mismo motivo con el primero, pues fue “ordenada” y “concebida” esta pura
criatura en la mente divina “antes que hubiese otro decreto de criar cosa alguna…
como y cual pertenecía y convenía a la dignidad, excelencia y dones de la humanidad
de su Hijo santísimo”, encaminándose luego a ella “el ímpetu del río de la divinidad y
sus atributos, cuanto era capaz de recibirla una pura criatura y como convenía a la
dignidad de madre”, “porque sin la madre y tal madre, no se podía determinar con
eficaz y cumplido decreto esta temporal generación” . Finalmente, el tercer motivo
viene aconstituirlo la necesidad existente en nuestra naturaleza de un ejemplar “de
quien pudieran los hombres y los ángeles ser discípulos del amor hermoso”. Dios
creó “tan pura, grande, mística y divina criatura más para ser admirada con
alabanza de las demás, que para ser descrita de ninguna”. María viene a ocupar, por
lo tanto, en la escala de los seres un lugar intermedio entre la unión hipostática y las
puras criaturas. Así lo exigían tanto el orden y armonía con que Dios decretó crear el
210
universo, como la dignidad, excelencia y dones de la humanidad de Cristo. Su
existencia se halla abierta a la doble relación de Dios y de la humanidad: toca la
“claridad de Dios” y se encuentra entre los descendientes de Adán. Contribuye a
“hermanar” estos dos términos en el misterio de la encarnación. Tomando por
principio la dignidad de la maternidad divina, la inspiración poético–mística de la
autora atribuye a la Virgen una participación en las perfecciones divinas”, el cuarto
lugar en la Santísima Trinidad, una especie de afinidad con Dios 6–0, una igualdad
de proporción con la dignidad de Cristo 6–1 . Y le da los calificativos de “esfera de la
omnipotencia divina”, “complemento de Dios”. templo de la gloria de Cristo”. y otros
muchos que pueden verse a lo largo de la Mística Ciudad de Dios. Es, sin embargo,
una pura criatura , pertenece a la misma naturaleza de los descendientes de Adán,
es el “éjemplar” y “espejo” de los mortales. Después de la previsión del pecado,
María aparece en la corriente de comunicación de Dios ad extra de un modo
sustitutivo, quedando así mucho más patente su misión de signo y figura de la
humanidad . Dios, para que no quedase frustrada su primera voluntad de
comunicarse perfectísimamente y del sumo modo posible a las criaturas por la
gracia y la gloria, determina “restaurar” y “ejecutar” lo que ellas perdieron, en esta
sola criatura, “el alma de sus deseos”, “fruto de sus atributos”, “un prodigio de su
poder infinito”, “una obra que es objeto de su omnipotencia” y “muestra de la
perfección que disponía para los hombres”, “el fin del dictamen que tuvo en la
creación”, “la única imagen y similitud de la divinidad”, “el complemento de su
beneplácito y agrado por todas las eternidades”. Desde este momento la figura de
María se convierte en un ser intercesor, relacionado íntimamente con la salvación de
los hombres. Toda su existencia está ordenada ahora a su maternidad, a ser “el
instrumento eficaz” de Dios en su comunicación ad extra, para que por ella y con ella
recibieran todas sus obras el complemento que habían perdido por el pecado. El
hecho de haber concebido la autora su obra como una Historia Divina, le dio sin
duda la posibilidad de exponernos, o por lo menos insinuarnos, una figura de la
Virgen en toda la dinámica existencial que ella lleva consigo dentro de la historia de
la salvación, aunque esto sólo sea perceptible entre líneas en la mayor parte de los
casos. El sentido soteriológico en que toda la narración agredana va envuelta a
partir de la ejemplaridad de María, hace que la encarnación se conciba no ya sólo
coma “sacramento de fe”, sino como sacramento de amor, en el que la Virgen está
de parte de los hombres, ya como la primera redimida, ya como signo de perfección.
“Con ella y en ella quedó bendita, renovada y vivificada la masa terrena de Adán…
En ella se dio principio a la renovación de la humana y terrena naturaleza”. No
insistimos más sobre este punto, porque vamos a verlo como una especie de
estribillo a lo largo de toda la Mística Ciudad de Dios, singularmente a partir del
momento en que María es constituida como verdadera madre de Dios en el mundo.
La autora concibe, pues, la maternidad divina como la corona de la creación.
Mediante ella se restaura la antigua perfección que Dios había asignado a los
hombres. Cristo y María aparecen en la doctrina agredana no tanto baja un prisma
211
escatológico como ejemplarista–dinámico. En la fidelidad, amor, humildad de la
única y singular esposa del Altísimo encontró éste la respuesta perfecta de toda la
creación. A ella encauza la Virgen su propia gracia y méritos para entrar en la
intimidad de la naturaleza humana como germen de salvación. Todo ello como
consecuencia del principio de asociación. María es el signo mediador y ejemplar de
la humanidad por ser pura criatura, hermana de los mortales. Según podemos
observar, la autora de la Mística Ciudad de Dios sigue fielmente los principios de la
escuela escotista respecto a la predestinación de la Madre de Dios. Puestos los
fundamentos por Raimundo Lulio “ad .mentem magistri”, los desarrollan Juan
Basolio y Francisco Mayronis y llegan a su plenitud máxima en los teólogos del siglo
X VII –XVIII “,edad de oro” del escotismo. Para Serrano, el “ordinatissime volens”
decreta en el primer signo de su comunicación ad extra la encarnación del Verbo
“quia hoc summum bonum et Deo immediatius ac carius ex omnibus operibus ad
extra, tum quia est summa Dei communicatio, tum etiain quia ipsi Deo coniungitur in
unitate personae, tum denique quia deliciae Dei esse cum filiis hominum”. En el
segundo signo aparece la predestinación de María como madre del Verbo y
consecuentemente como aquella criatura más próxima a la divinidad por su nobleza
y dignidad. María pertenece a la esencia de Cristo “porpter unitatem carnis” y
porque juntamente con él es cabeza de los justos. En Carlos del Moral, Dios
“summum bonum, summe sui diffusivum” experimentaba una necesidad de orden
moral a comunicarse ad extra del sumo modo posible. Esto sólo lo encontró en la
unión hipostática. Después de comunicarse a Cristo tanto en la línea sustancial como
accidental surge en la idea divina la imagen de la que había de ser madre del Verbo,
para entrar así en comunión del sumo modo posible con una pura criatura,
elevándola terminative al orden hipostático. Cristo se constituye en fin ejemplar y
cabeza de los ángeles y hombres, misión y prerrogativa en la que participa simul
María por los méritos de su Hijo. Urrutigoiti refiere la predestinación de la Madre de
Dios a su divina maternidad, mediante la cual queda ordenada a la gloria y a su
principio: la gracia. De aquí deduce el teólogo zaragozano los principios de su
mariología: principio de excelencia y asociación, en cuyas conclusiones coincide no
poco con María de Agreda. Diego Murillo, zaragozano también como Urrutigoiti,
basa su teoría predestinacionista en la diversa participación de las criaturas en las
perfecciones divinas, elaborando un sistema muy semejante al de la Venerable
escritora. Por el contrario, nos da la impresión de que la idea agredana de María
signo salvífico de la creación flota quizá todavía tímidamente en los autores de la
época. En Murillo leemos que el hombre alcanzó su última perfección según la
sustancia en la encarnación de Cristo, según la naturaleza en la ascensión, según la
personalidad en la asunción de la Virgen, En Vega, que de no ser por la Virgen, Dios
no hubiera creado al hombre. Para Portillo, María es la fiadora de la fe de los
mortales. Gonzalo Tenorio organiza sin embargo su concepción mariológica en torno
a esta idea. Por lo demás, queremos hacer notar que la mayor parte de las
expresiones que el fervor mariano dicta a Sor María pueden encontrarse en la
212
extensa obra de Laurentis Chrisogonus Dálmata. María, Ciudad Santa y Pura Hemos
visto el lugar que ocupa María en la historia de la salvación. Juntamente con Cristo
constituye el centro de toda la providencia salvífica de Dios. Ella es el último paso en
la economía del Antiguo Testamento y el “primero” en la del Nuevo, al aparecer en
el mundo redimida, llena de gracia y como medio para que el Redentor tomara
forma humana. Entramos ahora en el terreno de la realización de los designios de
Dios y evolución de los .mismos hasta llegar a aquel fiat mediante el cual se pone fin
a los caminos de Dios, hermanado ya con la naturaleza humana. La providencia del
Altísimo se cierne ahora sobre la futura madre del Verbo, para ir preparándola al
gran acontecimiento de la encarnación. El siglo en que escribe su obra nuestra
Venerable participaba ya de una difundida tradición inmaculista. El hecho de la
concepción inmaculada de María es fundamentado amplia y firmemente tanto en la
Sagrada Escritura como en los santos Padres y se ilustra con argumentos de razón.
Todo esto, elaborado y sistematizado por los teólogos, viene a constituir el
argumento de “decencia”, a partir de la excelencia personal de Cristo, perfectísimo
mediador, y de la dignidad trascendente de la maternidad divina. María de Agreda
nos expone este privilegio de la Virgen de un modo narrativo, sencillo, sin entrar en
la complicación de las cuestiones escolásticas, aunque haya momentos en que
insinúe las conclusiones de las mismas. No olvidemos que escribe una vida de la
Virgen, Historia Divina, destinada fundamentalmente a fomentar la piedad de los
fieles. Para ella, ser concebida inmaculada, según la sentencia común de su tiempo,
no significaba otra cosa que carecer del pecado original y sus consecuencias en el
primer momento del existir, es decir, estar llena de gracia. Dios la libró, así como a
su Hijo, en el decreto de su predestinación a la divina maternidad de toda
contaminación con la descendenciade la serpiente. Esto, que para el Hijo era
connatural, para la Madre era solamente participado por singular privilegio. Así es
como “halló la gracia que le salió al encuentro y la divinidad que le esperaba en los
umbrales de la naturalez. La dignidad de la maternidad divina, derivada del primado
absoluto de Cristo, es para nuestra autora la raíz y fundamento que explica este
privilegio mariano. Si María fue predestinada juntamente con Cristo ab aeterno,
como segundo grado en la manifestación de las perfecciones divinas ad extra, para
ser madre de Dios, era como “debido” y “forzoso” que también recibiera la justicia
original independientemente de Adán y que fuera creada en el primitivo estado de
inocencia. Ella no dependía de la capitalidad de Adán, para lo que a la gracia se
refiere, ni entraba en el pacto adamítico. Dependía únicamente de la capitalidad de
Cristo y de tal manera que juntamente con Cristo era cabeza del mismo Adán. María
santísima es la criatura más próxima ontológica y relativamente a Dios, y de este
estado se deriva para ella la suma santidad posible. Carece de pecado, mas no por
una repugnancia intrínseca como sucedía en Cristo, sino porque “todo esto era
menos decente para María, Madre y esposa de Dios, y siéndolo para ella, lo fuera
también para él”, es decir, por una repugnancia de orden moral. Aparece de nuevo
en este punto de la Mística Ciudad de Dios el lado ejemplarista de la figura de María,
213
en relación al estado de justicia original en que fueron creados nuestros primeros
padres: puesto que las criaturas “han salido ingratas y rebeldes”, no es conveniente
que la voluntad de Dios quede frustrada. Por eso Dios crea una “muestra de la
perfección” que disponía para los hombres, restablece “el fin del dictamen” que tuvo
en la creación. En María “restaura”, “ejecuta” y “mejora” lo que los hombres
perdieron. A ella encauza la corriente de su bondad y la saca de la “ley ordinaria del
pecado” para que “no tenga parte en ella la semilla de la serpiente”. Aun cuando
con la anterior argumentación concluye ya suficientemente la autora la
conveniencia de la concepción inmaculada de María, vamos a transcribir
brevemente, a modo de complemento, algunos otros argumentos que ella nos
expone. Era justo y debido que la divinidad, bondad infinita, se encubriera en una
materia purísima, limpia y nunca manchada por la culpa. Nada puede oponerse a la
voluntad divina, poderosa y omnipotente. No era, pues, conveniente a la equidad y
providencia de Dios omitir lo más conveniente, perfecto y santo por lo menos
conveniente y santo. Era conveniente que la Virgen fuera inmaculada, por cuanto el
Verbo que había de encarnarse sería redentor y maestro de los hombres y autor de
la perfectísima ley de gracia, donde se establece el mandamiento de honrar a los
padres como causas segundas de nuestra existencia. Era justo que dicha ley fuera
cumplida en primer lugar por el Verbo divino con su madre, haciéndola digna de una
gracia más admirable, santa y excelente que todos los dones creados. Ahora bien, el
máximo honor y beneficio para la Virgen entre todas las gracias era el extraerla
absolutamente de toda enemistad y adversidad con Dios. Y esto se obtenía
liberándola de la incursión en el pecado de origen. El Verbo tendría en la tierra
madre sin padre; en el cielo, en cambio, padre sin madre. Mas para que se diera la
proporción conveniente entre Dios padre y esta mujer madre, era necesario fuera
elevada sobre la naturaleza, de suerte que consiguiera toda la congruencia e
igualdad posibles entre Dios y una pura criatura. Ahora bien, esta elevación de
proporcionalidad parece reclamar en la madre la concepción inmaculada, para que
en ningún .momento pudiera gloriarse el dragón infernal de haber dominado a la
mujer a quien Dios obedece como a verdadera madre. Como a la dignidad de madre
de Dios conviene el que nunca fuera adversaria de Dios, así a la dignidad de madre
del redentor el que nunca compartiera con los enemigos del mismo redentor. Es
decir, debiendo Cristo redimir a los hombres con la carne y, sangre que recibe de su
madre, hubiera tenido que redimir en primer lugar su misma carne del modo que
redime a los demás hombres. Esto naturalmente desdice de tan digno redentor. La
Virgen debió, pues, ser inmaculada. Llega, finalmente, la autora al misterio de la
concepción inmaculada de María a partir de la antítesis que debía existir entre el
demonio y la “mujer”. Unida la Virgen al divino Redentor desde toda la eternidad en
un mismo decreto de predestinación, a una con él y por él hostiga a la venenosa
serpiente con enemistades eternas y triunfa plenamente de ella aplastándole la
cabeza con su pie inmaculado. Aparece ya victoriosa en la misma concepción activa
de su cuerpo, destruyendo la fortaleza de la concupiscencia, donde se guarece el
214
“fuerte armado”93. Es más, apenas concebida, le da Dios tal potestad y dominio
contra todos los demonios, la defiende y asiste de tal suerte, que a sola la presencia
de María los demonios se sienten atormentados. Y, una vez verificada la redención,
Dios traspasa el reino, sujeto anteriormente a la potestad del enemigo, a las manos
de su madre, constituyéndola en reina y señora de todas las criaturas, dispensadora
de todos los bienes celestiales y de todas las gracias, haciéndola sagrado refugio de
todos los hombres y consagrándola en absoluta y definitiva enemiga del demonio.
Viene a fundamentar esta nueva prerrogativa la concepción inmaculada, pues de
otra suerte, no sólo no hubiera existido entre ella y la serpiente aquella enemistad
eterna, sino que, al contrario, hubiera estado sometida a ella, lo cual desdice de tan
excelsa reina. Por lo demás, también están presentes en la Mística Ciudad de Dios
las tradicionales cuestiones de la redención de María mediante los méritos de Cristo
derivados de su pasión y muerte y la de la pasibilidad de Cristo y María. La primera
cuestión la resuelve mediante la redención preservativa en virtud de los méritos
“previstos y aceptados” del Verbo en “esa misma naturaleza y carne”. La pasibilidad
de Cristo y María la sitúa la autora después de la previsión del pecado, para que
ofreciera a los hombres un ejemplo de santidad y de humildad, al mismo tiempo que
un sacrificio aceptable a la divina voluntad. Estas explicaciones vienen, sin embargo,
en el curso de la narración sin más detalles que las precisen. A lo largo de toda la
Mística Ciudad de Dios (Historia Divina), María aparece como creada y formada
desde un principio en una gracia perfectísima y suprema, como la elegida de Dios,
llena del Espíritu Santo, singular en los dones y formada por Dios según una
providencia especial, el “archivo de sus misterios y sacramentos”. En ella se
estrenaron todos los atributos divinos, “sin que se le negara alguno en lo que ella
era capaz de recibir, para ser inferior sólo a Cristo y superior en grados de gracia
incomparables a todo el resto de las criaturas capaces de gracia y de dones”. Como
se deduce de la doctrina agredana sobre la predestinación, María constituye un
orden que se alza sobre todos los ángeles y criaturas, siendo inferior solamente al de
la unión hipostática. Y esto porque el mundo creado exigía una armonía y
subordinación perfectas. Su participación en la gracia es por esto mismo superior a
la de todos los ángeles y predestinados, cuanto el oficio de señora y reina es superior
al de siervo. Estaba asentada in montibus sanctis, pues siendo elegida para el divino
ministerio de Madre de Dios, esto exigía en ella una gracia proporcional a su misión,
como la filiación divina lo exigía en Cristo. Y si la maternidad divina es la dignidad
suprema después de la unión hipostática, así el grado de gracia que a ella
corresponde es inferior únicamente al de la humanidad de Cristo, pero inaccesible
para cualquier otra pura criatura. “Mayor proporción tuvieron las gracias y dones de
María santísima con las de su dilectísimo Hijo, y éstas con las perfecciones divinas,
que todas las virtudes y santidad de los santos con la de esta soberana reina de las
virtudes”. La Venerable de Agreda, en todo lo que se refiere a la gracia y dones de
María, se guía por el siguiente principio: María “bajó adornada y preparada por
Dios, que la dio todo lo que quiso darla, y quiso darla todo lo que pudo, y pudo darla
215
todo lo que no era ser Dios, pero lo más inmediato a la divinidad”102 . Así vino a ser
en el mismo momento de su concepción la “obra” y el “milagro” de la omnipotencia
divina, “el abismo de la gracia” y la criatura más inmediata y próxima al Altísimo.
Sin embargo, la concepción inmaculada de María no es sino el comienzo de su
consagración real a la historia de la salvación. Desde este momento comienza el
misterio de la vida de la Virgen. Nos presenta ahora la autora una figura de la
Madre de Dios en continua evolución mística, como preparación al f iat que un día
había de pronunciar. No entramos en detalles, porque es la parte más prolija de la
Mística Ciudad de Dios. Baste con decir que la doctrina agredana nos recuerda en
este punto lo que los autores místicos narran acerca de la evolución espiritual y
mística de las almas. María trabaja diligentemente por adquirir una “perfección”
conveniente. Es la Virgen plenamente fiel a la providencia de Dios sobre ella, en la
oscuridad de la fe, ya que ignoraba todavía tanto su ordenación a la divina
maternidad del Redentor, como la ausencia de pecado original en que había sido
concebida. Es por otra parte la reina verdaderamente maternal, que intercede ante
Dios por los hombres, bien mediante su propia naturaleza, pues estando ella entre
los hombres, Dios no les podía condenar, bien pidiendo a Dios que no retardara la
redención. Purísima entre todas las criaturas, “epílogo de la naturaleza humana y
angélica”, en ella se recrea Dios con complacencia por sus perfecciones, por su
fidelidad y su pobreza, mediante las que recompensa las imperfecciones de los
hombres. Representa a los hombres ante Dios, quien quiere establecer unas
relaciones nuevas con ellos110, cuyo signo y comienzo es María inmaculada y llena
de gracia. De entre todos los privilegios de la Madre de Dios, es el de su inmaculada
concepción el que más vivo estaba sobre el tapete de la atención de los teólogos del
siglo XVII. Lo consideraban ya en sí mismo, ya en relación con otras cuestiones,
como, por ejemplo, la del débito, predestinación y redención por los méritos de
Cristo. Flota ya en el ambiente el problema de su definibilidad y el grado de certeza a
que había llegado. Reyes, teólogos y el pueblo cristiano buscaban y esperaban la
definición dogmática de dicho privilegio. Quedaba, sin embargo, todavía un cierto
espíritu de lucha y controversia. Admitido casi por todos el hecho de la concepción
inmaculada de María, pasa ahora la fuerza de la discusión al problema del débito y
la redención preservativa. Hacen relación a lo primero las discusiones de Toledo y
Alcalá del año 1616. Creemos poder afirmar que los fundamentos en que se apoya la
Mística Ciudad de Dios para llegar a la Inmaculada, están en la línea teológica de los
autores franciscanos de su tiempo, Basan éstos, en efecto, el citado privilegio
mariano en dos principios generalmente: el de la asociación de María con Cristo,
bien en su predestinación absoluta, bien en la realización de la redención de los
hombres, y el de la dignidad de la divina maternidad. A estos dos argumentos
añaden otros, como el de la plenitud de gracia, la virginidad, asunción, mediación
universal, etc. Entre ellos se encuentran también los que la Venerable expone.
Unicamente el argumento de la armonía que debe existir entre Dios–Padre y María–
Madre, así como el referente a la antítesis demonio–María, no los hemos podido
216
encontrar en la misma manera que ella los expone. Las cuestiones del débito y
redención preservativa, sólo tanteando podemos encontrarlas en la obra agredana.
Téngase siempre presente que aunque la Mística Ciudad de Dios parezca presupone
tales o semejantes cuestiones, se mueve siempre en un ambiente muy distinto al que
ellas exigen. Los autores de los siglos XVI,XVII,XVIII hablan también con particular
detención de la gracia concedida a la Madre de Dios, llegando en su último empeño
a atribuirle una gracia “negative summa absolute possibilis” desde el primer
momento de su concepción. Idea que sin llegar a la síntesis de unos términos
precisos se encuentra también en la Venerable de Agreda. La opinión de que María
cooperó a la propia satisfacción es común entre los mariólogos. Ya en el siglo XII, y
muy especialmente en el sigloXIV, hablan del uso de razón que Dios concedió a la
que iba a ser su madre en el primer momento de su ser, de donde deriva lógicamente
la citada opinión. Con el uso de razón le fueron concedidos también los demás dones:
hábitos, virtudes, etc. No hemos visto todavía en algún otro autor la distinción que
María de Agreda establece entre visión abstractiva y visión intuitiva. Nos parece
justo destacar el ejemplarismo que la autora atribuye a la perfección de María, así
como el sentido salvifico en que va envuelta la narración agredana. Dios quiso
restaurar en su madre, e incluso perfeccionar, la belleza del mundo que los ángeles y
los hombres habían manchado. Ella es el signo y ejemplo intercesor de tal voluntad
de Dios. María, tabernáculo de Dios Preparada María como Mística Ciudad de Dios,
asistimos ahora a lo que era la finalidad de su existencia: introducir a Cristo en el
mundo, dar a los hombres un salvador. En este momento trascendental de la
humanidad, desempeña realmente el oficio de mediadora y de fiadora. María,
madre de Dios, sacramento de la humanidad, queda señalada por este hecho con
una relación real y salvífica con Cristo y con su obra. La maternidad, según nuestra
autora, queda constituida en el orden físico por estos tres actos principalmente:
concebir, engendrar y dar a luz. María concibió verdaderamente, engendró y dio a
luz al Verbo de Dios, por lo que se la llama y es madre de Dios. Pero la encarnación
de Cristo, además de las cualidades humanas en las que intervino la Virgen
directamente, poseyó otra que estaba ajena a su influjo. Fue un parto divino, pura
gracia de Dios, pues en María y de María fue el Verbo eterno quien recibió la forma
humana. Queda, sin embargo, como verdadera madre de Dios, aunque no de la
divinidad, porque el hijo a quien dio a luz es al mismo tiempo verdadero Dios y
verdadero hombre. Para que María pudiera prestar su cooperación al Espíritu Santo,
tuvo necesariamente que ser elevada, pues “para llegar una mujer de cuerpo terreno
a dar su misma sustancia con quien se uniese Dios y fuese hombre, parecía necesario
pasar un infinito espacio y venir a ponerse tan distante de las otras criaturas, cuanto
llegaba a avecindar con el mismo Dios” . Por otra parte, si el hijo participa de las
condiciones de la madre por la semejanza de naturaleza, era necesaria también esa
elevación, ya que no hubiera podido cooperar con el Espíritu Santo en la generación
de Cristo de no poseer alguna semejanza con el Hijo en las condiciones de su
naturaleza. Por lo demás, esta elevación en la mente de la autora no es otra cosa
217
que la preparación de orden moral–místico que ya hemos insinuado. Estando ya
María en el mundo “no se debía dilatar la redención humana y venida del Unigénito
del Padre; pues ya no andaría como de prestado en tabernáculos o casas ajenas,
mas viviría de asiento en su templo y casa propia, edificada y enriquecida con sus
mismas anticipadas expensas”. La autora nos presenta la divina maternidad de la
Virgen, ante todo, como el medio y el camino para la realización de la redención de
los hombres. Es el “instrumento eficaz” del propósito salvador de Dios. Por él fue
puesto el Verbo en el mundo de forma pasible y redentora. Quiso Dios, al determinar
comunicarse a los hombres mediante la encarnación, aparecer en el mundo no de la
nada ni de cualquier otra materia, sino de una mujer plenamente consciente, madre
virgen y pura, que le vistiera de su propia sustancia con la forma de siervo. Y
abandonó Dios los misterios de la encarnación en las manos de la Virgen, a su fe,
esperanza y caridad. Y esperaba su consentimiento para, con ella y por ella, dar el
complemento a todas sus obras ad extra mediante el Verbo encarnado. Dios, en
efecto, admite en sus operaciones ad extra el concurso de las criaturas conservando
su libertad y autonomía. “Ponderó esta gran Señora que de su respuesta estaba
pendiente el desempeño de la beatísima Trinidad, el cumplimiento de sus promesas
y profecías, el más agradable y acepto sacrificio de cuantos se le habían ofrecido: la
redención de todo el linaje humano, la satisfacción y recompensa de la divina
justicia, la fundación de la nueva ley de gracia, la gloria de los hombres, y todo lo
que se contiene en haberse de humanar el Unigénito del Padre”; y vistiéndose de
fortaleza más que humana, pronunció su fiat, con lo que quedó “hecha cielo, templo
y habitación de la Santísima Trinidad, y transformada, elevada y deificada”. Y tanto
fue el ardor con que su caridad hervía ante el misterio propuesto, que se
desprendieron de su corazón tres gotas de sangre, de las cuales, por virtud del
Espíritu Santo, se formó el cuerpo humano de Cristo. Comenzó así nuestra redención
con un acto de amor “real y verdadero” de María. Y todas las criaturas sintieron los
efectos de la misma. La encarnación del Verbo, al mismo tiempo que la más alta
comunicación de Dios ad extra, es la mayor obra y beneficio “que recibió ella y todo
el linaje humano”. Pero “con esta maravilla nunca imaginada se puso Dios en tal
empeño, que –a nuestro modo de entender- no saliera de él con tanta gloria si no
tuviera en la misma naturaleza humana algún fiador, en cuya santidad y
agradecimiento se lograra tan raro beneficio con toda plenitud”. Por esto la
sabiduría divina ordenó la encarnación del Verbo. “Pero como este Señor era Dios
verdadero y Hombre verdadero, todavía parece que la naturaleza humana le
quedaba deudora a él mismo, si entre las puras criaturas no tuviera alguna que le
pagara esta deuda, todo cuanto de parte de ellas era posible con la divina gracia”.
Este papel lo desempeñó María1. Ella con su “perfectísima caridad obligó, en la
forma posible, al eterno Padre para que le diese a su Hijo santísimo para sí y para
todo el linaje humano; porque si María hubiese amado menos, no hubiera
disposición en la naturaleza humana para que el Verbo se humanara”. El mérito de
María con respecto a la encarnación se reduce, según la mente de la autora, a un
218
mérito de congruo. La relación que nace el día de la encarnación entre Cristo–hijo y
María–madre es del todo singular y única: Dios, el ser supremo, y María, la suprema
criatura en perfección son los términos de dicha relación. Tanto es así que llega a
calificarla la autora como de “complemento” de las relaciones existentes en la
Santísima Trinidad. A partir de este momento la vida de la Virgen queda abierta a
una doble perspectiva: es madre de Dios y madre del Mesías. Su hijo es el Verbo
encarnado para redención de los hombres. De aquí su íntima relación con Cristo y
con los hombres. La Mística Ciudad de Dios nos presenta ahora una figura de la
Virgen amante en sumo grado. El amor es un elemento pedagógico en las manos de
Dios para conducir a su “elegida” a la suma perfección posible en una pura criatura.
De este amor nacen en la madre de Cristo su solicitud, reverencia y veneración
creyentes ante su hijo–Dios. Amor, ciencia sublime, plenitud de gracia, viva
presencia de la divinidad, son los elementos sublimes que hacen de la vida de la
Virgen un “cielo intelectual”, el “templo vivo de Dios”, una “peregrina en la tierra y
habitante en el cielo”, pero que al mismo tiempo dejan en su ser la angustiosa
experiencia de su limitación contrastada con la vivencia de la trascendencia de Dios.
Precisamente el reconocimiento de su total dependencia y de su absoluta
inferioridad ante su hijo–Cristo llevaba a la Madre de Dios a adoptar una actitud de
humildad en grado heroico, complemento de la humildad de los hombres. La
humildad era como el sustrato de todas sus acciones, como el ingrediente necesario
que hacía todas sus obras según el gusto de Dios, de tal manera que por esta virtud
Dios se fijó en ella y la eligió. Como complemento al estado psicológico en que María
se encontró después de la encarnación, se fija también la autora en esta situación
peculiar, consistente en tener un Hijo que debe obedecer a su Madre y que al mismo
tiempo debe ser obedecido por ella. Toda la relación de Cristo a María puede
reducirse al amor y a la complacencia. Amor, por ser la madre de quien había
recibido el ser humano. Complacencia, porque veía restaurada en ella la plenitud de
perfección de que hubieran gozado el mundo y los hombres si no se hubieran
apartAdo de su voluntad, porque la consideraba corno fruto suyo único y singular,
porque la veía como el resumen de todas las perfecciones, como forma y ejemplar
del Redentor. Llevado por este amor y complacencia, Cristo la adorna con dones de
gracia, de sabiduría, de gloria, y le manifiesta los afectos y obras del alma del Verbo,
en quien veía todas las cosas. María cooperaba solícita y fielmente con todos estos
dones que la piedad de su Hijo le ofrecía. Las relaciones maternales de María se
completan en esta nueva relación con las demás criaturas. Mediante Cristo tiene con
ellas una relación salvífica. Es el “ejemplar de suma santidad y pureza” para los
hombres, “espejo y eficaz arancel”, “lucerna para que se alumbren en las tinieblas de
su ceguedad”. Es “el instrumento excelso y vivo que nos trae la vida divina”, la
“pequeña nube” sobre la que Dios entró en el Egipto de este mundo dándole
fecundidad, Es la intercesora de los hombres, de tal manera que “este amor a la
salud humana, que concibió María purísima, fue una de las mayores disposiciones
que la proporcionaron para concebir el Verbo en sus virginales entrañas” La autora
219
de la Mística Ciudad de Dios llama frecuentemente a María “madre nuestra”:
porque nos dio la verdadera vida, Cristo; porque nos lleva a la verdadera vida como
puerta de salvación. Su maternidad es el fundamento de su mediación. Y su oficio de
mediadora lo ejerce siendo ejemplar de santidad, medio o instrumento de la
manifestación de Cristo, siendo medio de intercesión y salvación. Sintetizadas
brevemente las ideas que la Mística Ciudad de Dios nos ofrece en torno a la
maternidad divina de María, podemos ver cómo su autora se mueve en el ambiente
de las cuestiones planteadas en su época. Su exposición no se atiene ciertamente al
rigor de los términos científicos, como ya lo hemos dicho otras veces. Escribe una
“historia divina” destinada a alimento espiritual de sus lectores. En realidad, lectores
suyos han sido en todos los tiempos personas de la más diversa condición y nivel
intelectual. Carlos del Moral, por ejemplo, la cita frecuentemente en su obra. María
es verdadera y propiamente madre de Dios, porque engendró activamente a Cristo
de su propia sustancia, con la cooperación del Espíritu Santo. Se le llama en la obra
agredana “instrumento eficaz de la divinidad”. Expresión que la entenderemos
rectamente, si tenemos en cuenta el concepto de causalidad moral de María
respecto a la encarnación. Para que pudiera prestar su cooperación al Espíritu Santo,
necesitó una elevación. Pero nada se dice acerca de la naturaleza de tal elevación: si
fue intrínseca o extrínseca. Como, sin embargo, parece reducirse a una preparación
de arden espiritual, de modo que se encontrara digna ante el acontecimiento en que
iba a tomar parte activa, parece ser que se trate de una elevación extrínseca. La
maternidad divina eleva y santifica a María. Tampoco se dice nada acerca de la
santificación formal y de la esencia de tal santificación. Igualmente nada sabemos
acerca del constitutivo esencial de la divina maternidad. Se entretiene, por el
contrario, ampliamente nuestra autora en la descripción de las relaciones entre
Madre e Hijo y viceversa. Afirma igualmente con insistencia que la maternidad
divina constituye el fundamento de todos los privilegios de María, así como que tal
hecho es el supremo don que Dios puede conceder a una pura criatura. Se trata de
un don de orden moral, no físico. Un don que lleva consigo el privilegio de participar,
en cierto sentido, de la naturaleza divina. Finalmente su maternidad divina nos da la
posibilidad de llamarle también nosotros madre nuestra, reina y mediadora de la
creación en general y de los hombres especialmente. Se complace también la autora
en proponernos a la Virgen en su calidad de ejemplar vivo de las perfecciones del
Altísimo y de la perfección que todas las criaturas habían perdido por el pecado,
pero que, a través de este acto mediador de la Madre de Dios, habrían de conseguir
de nuevo. Ideas que corresponden perfectamente a la misión que la Mística Ciudad
de Dios atribuye a María en cuanto a la salvación del género humano. María,
coadjutora del Redentor Hemos visto el lugar que ocupa María en la economía de la
salvación. Estudiamos ahora cómo se realiza y qué valor tiene su existencia en
constituye el momento histórico de su consagración a la voluntad salvífica de Dios.
La autora de la lo que se refiere a la redención de los hombres. María es verdadera
Madre de Dios. Su fíat a la encarnación Mística Ciudad considera un doble aspecto
220
en el acto redentor: el restablecimiento del orden cósmico y la compensación de la
ofensa, cuyo efecto es la gloria del Eterno Padre y la exaltación de su Hijo, el Señor.
Al pecar el hombre, toda la creación experimentó la angustia del desorden y la
ausencia de Dios; y el hombre, rey de la creación, perdiendo la amistad de su Señor,
perdió también la amistad de las criaturas y resultó ser esclavo del demonio. Esto,
que pudo hacerlo por sí mismo, no lo podrá restaurar, sin embargo, por sus propias
fuerzas, ya que siendo Dios el ofendio, su honor exige que la compensación provenga
de una persona igual en dignidad a la suya. Tuvo que ser Cristo quien restaurara el
orden cósmico y compensara la ofensa hecha a Dios. Elegida María para Madre del
Salvador, participa de algún modo en el misterio del mismo. Es más, siendo
juntamente con Cristo el medio de la comunicación de Dios ad extra y restaurado ya
en su persona el antiguo orden conculcado por el pecado del hombre, debemos
atribuirle también el oficio de mediadora, ejemplar y signo sustitutivo de la
naturaleza humana en la redención. “Sólo en Cristo, que es nuestra cabeza la virtud
y causa adecuada de la general redención.” Cualquiera de las acciones de Cristo era
por sí misma de un valor infinito, suficiente para redimir a los hombres
superabundantemente. Concedió Dios, sin embargo, a la que fue su Madre el
privilegio de compadecer con Cristo y ser su cooperadora en el rescate de los
hombres. Tal cooperación no era ncesaria. Era una pura gracia que “Su Majestad”
otorgaba a su “elegida”. Al igual que otros autores de su época, funda la Venerable
la cooperación mariana a la redención en la elección de María para Madre de Dios.
Predestinada desde toda la eternidad como término correlativo de la predestinación
de Cristo, por su maternidad participa en la suerte de su Hijo, que después de la
previsión del pecado se convierte en signo de redención “para que más se
manifestase y conociese amor infinito con los hombres y a equidad y justicia se le
diese debida satisfacción”. En nada se lo impedía que entrara también entre los
redimidos. La redención particular de que fue objeto constituye un óptimo motivo de
conveniencia para que entrara como cooperadora a la redención y fundación de la
Iglesia. Pues, redimida con redención preservativa, convenía que cuando Cristo
mereciera la gracia “históricamente” se estrenaran sus primicias en María y quedara
así “realmente” redimida antes que todas las más criaturas. Ya hemos advertido en
diversas ocasiones que la concepción mariológica agredana se desarrolla en sus
lineas madres bajo un signo ejemplarista. Podemos ver en esto otro de los motivos
que concurrieron en Dios, según la Venerable autora, para elegir a la Virgen por
compañera del Redentor. Finalmente existe una última razón que viene a confirmar
esta conveniencia de la que tratamos. Hablamos del paralelismo existente entre
Eva–María. De la unidad de principio para el mal entre Adán y Eva se deriva la
unidad de principio para el bien entre Cristo y María. Un motivo de menor
importancia teológica es el de que convenía a la exaltación de la virtud divina que el
demonio fuera vencido por una pura criatura, y mujer, ya que antes había conducido
él al género humano a la ruina mediante una mujer. Elegida María como
cooperadora de Cristo en el misterio de la redención, Dios requería su
221
consentimiento como lo había requerido para la encarnación. Es “el retorno” de ser
Madre de Dios. En el fiat a la encarnación “la más pura y mística” de las criaturas
representaba a toda la humanidad caída y suplicante, dado que Dios nada obra en la
naturaleza humana sin el consentimiento y aceptación de los hombres. La redención
es gracia de Dios, pero no se comunica a los hombres sin su adhesión y cooperación.
En el consentimiento que María presta a la pasión, la Mística Ciudad de Dios se
desenvuelve más pobremente. No se trata sino de un acto de mera educación filial,
mezclado con elementos transferenciales de la personalidad de la autora. María de
Agreda se representa las relaciones entre Cristo y María como una relación filial–
maternal humanamente perfecta, a la que indudablemente le da el valor
soteriológico de unidad y coprincipio salvífico, cada uno desde la situación y actitud
que le era propia. Uno de los aspectos de la vida de la Virgen en que más se recrea la
exaltación mariana de la Venerable es el de su semejanza con Cristo. Concibe toda la
vida de la Madre de Dios bajo esta proyección dinámica, distinguiendo en ella algo
así como dos etapas: primero es Dios quien trata de crearse una pura criatura capaz
de recibirle en su seno, de manera que correspondiera con suma dignidad a la suma
excelencia del Hijo que había de alimentar. Luego es Cristo quien para llevar a cabo
el misterio de la Redención con la proporción debida se dedicó durante toda su vida
oculta a prepararse una fiel “cooperadora y coadjutora”. Son varias las razones por
las que justifica la Mística Ciudad su afirmación, además de la razón de conveniencia
que debía existir entre la dignidad de Madre e Hijo. Cristo pretendía formar una
discípula que fuese la “primogénita de la nueva ley de gracia, la estampa adecuada
de su idea y la materia dispuesta, donde como en cera blanda se imprimiese el sello
de su doctrina y santidad para que Hijo y Madre fuesen las dos tablas verdaderas de
la nueva ley que venía a enseñar al mundo”. Convenía igualmente que María fuese
aquella pura criatura en la que se encontraran en su plenitud todos los efectos de la
redención. Ella había de ser el ejemplar y medida de la perfección de la Iglesia en la
nueva ley de gracia. María había de “estrenar y recibir las primicias de la gracia”
asistiendo al Redentor “en sus trabajos y hasta la muerte de cruz, siguiéndole con
ánimo aparejado, grande, constante, invencible y dilatado”. Convenía que tuviera
una perfección equivalente a su misión para que “fuese la escritura pública donde se
escribiese todo cuanto Dios había de obrar por la redención humana y quedase como
obligado a cumplirlo, tomándola por coadjutora, y no se impidiese ntas
misericordias para el linaje humano”. Todo esto se ordenaba “a mover la voluntad y
las potencias de la misma Señora, para que obrase y cooperase con la propia
voluntad de su Hijo santísimo y mediante ella con la divina, y por este modo había
una similitud inefable entre Cristo y María Santísimos, y Ella concurría como
coadjutora de la fábrica de la ley evangélica y de la Iglesia santa”. Antes de entrar a
estudiar cómo se lleva a cabo el misterio del rescate de los hombres y con qué
características, querernos recordar el eslabón más significativo de la dinámica
interna en que se desarrolla la situación redentora de la Virgen. Nos estamos
refiriendo al problema de unidad de carne y sangre entre Cristo y María, apoyo de la
222
cooperación de ambos a la redención “como único principio”. Creemos que no es
ésta una cuestión como para dedicarle más líneas. Baste con haberla apuntado. Lo
único que de ella nos interesa para nuestro propósito es que María coopera con
Cristo a la redención a modo de único principio en la forma posible a una pura
criatura. Y esto por la unidad que existía entre ambos. La Mística Ciudad de Dios
cataloga la acción salvífica de Cristo en estos tres actos principalmente: la
intercesión ante el Padre, promulgación de la Nueva Ley, el sufrimiento. Por ellos
queda compensada la ofensa y restaurado el orden cósmico. María coopera a estos
tres actos, según convenía a su situación y actitud soteriológica. Uno de los
calificativos que en la obra agredana hoy resulta molesto a nuestra mentalidad
ecuménica es el de “única mediadora de los mortales”. Sin embargo, lo que a simple
vista puede provocar una reacción instintiva de signo negativo, cuando lo
examinamos de cerca y en su contexto propio pierde sus aristas punzantes para
convertirse en una expresión corriente y normal. Después de lo expuesto a través de
estas páginas no creemos sea difícil comprender la expresión agredana en su
legítimo sentido. María es la “mediadora única”, “porque en todo el resto del linaje
humano no había quien le pudiese obligar tanto como haber de tener tal Madre”,
porque “por estar ella en el mundo olvidó el Señor –a nuestro modo de entender– los
pecados de todos los mortales”, y “si María santísima no interviniera entre los
hombres y Cristo, no llegara el mundo a tener la doctrina evangélica ni mereciera
recibirla”. Cristo “pagó nuestras deudas condignísimamente, María santísima… fue
mediadora en cuanto era posible a pura criatura”184. Así es como “la Madre de
gracia había de ser la puerta y medianera para los que se aprovechasen de la pasión
y redención humana”. Los autores agredistas que hemos estudiado clasifican la
doctrina de la Mística Ciudad sobre la mediación redentora de María en los tres
actos señalados por Francisco Suárez: el mérito de congruo con respecto a la
encarnación, su impetración por la salud de los hombres, la concepción de Cristo–
Redentor. A éstos se suman en la Historia Divina otros actos de signo también
mediador. Tales como la oblación que María hizo de sí misma y de su Hijo, el
sufrimiento de María en toda la pasión de Cristo, el ser receptora de los méritos del
Salvador en nombre de la humanjdad y de la Iglesia, su misma existencia. Uno de los
aspectos más expresamente recalcados por la Venerable a lo largo de toda su obra
es el de la intercesión de la “mujer fuerte”, que en la noche de la antigua ley aparece
ya como luz suplicante para que Dios diese “la intacta Sunamitis Abisag, que era su
inaccesible divinidad, a la naturaleza humana, su propia hermana”. Ya desde su
inmaculada concepción las “puertas de esta ciudad mística de María santísima”
estaban abiertas a la intercesión, comenzando así su oficio de mediadora, abogada y
reparador188. Es el “propiciatorio donde el Señor tenía el asiento y tribunal de las
misericordias”. Asociada desde toda la eternidad a Cristo para que, según su
condición, constituyera con él un “único principio” de redención, María sufre con él y
a él está unida de un modo redentor. Entre Madre e Hijo existe una cierta unidad de
carne y sangre, que fructifica en una semejanza integral entre ambos. Tres son los
223
modos como “la fiadora” de los mortales coopera al rescate del mundo: renuncia a
los derechos que cómo madre tenía sobre el Hijo que Dios le había dado,
entregándoselo y entregándose a sí misma con él. le asiste en la predicación de la
nueva ley evangélica; sufre con él la pasión y, en algún modo, la misma muerte de
cruz. En las tres actos encontramos la constante de un dolor físico y moral, porque la
pasión y muerte del Redentor, y con él el de su cooperadora, había de ser el signo de
una caridad inextinguible, un ejemplo para los hombres, el fin de las antiguas figuras
y sacrificios de animales. Es en este momento de la cooperación dolorosa de María al
rescate de los hombres cuando vuelve a aparecer especialmente la fina psicología
femenina de la autora de la Mística Ciudad de Dios proyectándola sobre la Virgen y
ofreciéndonos de ella una figura plenamente materna en los dos aspectos: humano y
místico–soteriológico. El dolor tanto físico como moral de la Madre de Dios arranca
conjuntamente de los afectos maternos con que se veía ligada hacia su Hijo (afectos
que al mismo tiempo constituían para Cristo una especie de evasión psicológica),
arrancan también de la semejanza existente y aún por adquirir entre ambos, de la
comunidad de ideal redentor entre ambos, del principio de cooperación a la
redención a modo de “único principio”, consecuencia de la unidad de carne y sangre
existente entre el Redentor y su cooperadora. Al morir el Redentor, y ofrecer a Dios
Padre la creación sometida ya a sí, María permanece “sola” en el mundo, como
desempeñando de nuevo la misión que le había sido propia en la historia de la
salvación, antes de la encarnación del Verbo. En la cima del Calvario, María asiste a
la muerte de Cristo como representante de la Iglesia, en cuyo nombre recibe la
redención. La recibe y le son aplicados los frutos de la misma. Su concepción
inmaculada y la confirmación en gracia con impecabilidad actual le daban ya una
cierta capacidad para fungir este oficio. Además, como lo hemos visto
anteriormente, el día de la encarnación se celebraron en ella las bodas entre Dios y
la Iglesia, y, en la Iglesia, con la naturaleza humana, con lo cual adquirió ya el
carácter de signo mediador de nuestra redención. En ella se inauguraban los méritos
previstos de Cristo. Por otra parte, la Virgen aparece en el mundo como el esbozo de
la Iglesia: “en ella –a nuestro modo de entender– se ensayó Cristo Redentor del
mundo para fabricar la Iglesia Santa; y anticipadamente la depositó toda en su
Madre purísima para que ella gozase de los tesoros la primera con superabundancia;
y gozándose, obrase, amase, creyese, esperase y agradeciese por todos los demás
mortales, y llorase sus pecados, para que no por ellos se impidiese el corriente de
tantas ,misericordias para el linaje humano”. Fundada ya la Iglesia, la representa
realmente bajo la cruz. “Sola María era entonces toda la Iglesia; y ella sola creía,
amaba, esperaba, veneraba y adoraba al objeto de la fe por sí, por los apóstoles y
por todo el linaje humano. Y de esta manera recompensaba, cuanto era posible a
una pura criatura, las menguas y faltas de fe de los miembros místicos de la Iglesia”.
Y como todo lo que el Padre tenía lo encomendó en las manos de su Hijo, así, lo que
el Hijo poseía lo pasó, a la hora de su muerte, a las manos de su Madre. Pues así
como había sido cooperadora del Redentor, así también debía ser la “testamentaria”
224
y “universal heredera” de su voluntad y tesoros, y el medio de su
ejecución,alzándose en la “nueva Iglesia evangélica”, “como sustituta de su Hijo
Santísimo” María, pues, al pie de la cruz viene a ser, por su fidelidad y humildad, el
signo y vértice de la humanidad redimida. Recibió los méritos de Cristo. Por ella
pasaron a la Iglesia. Por la Iglesia, a la humanidad. Así es como también ella compró
el campo en el que plantó ” la viña de la Iglesia, que Cristo, su artífice, había
fundado”, porque la Iglesia “fue parto de María santísima, no sólo porque parió al
mismo Cristo, sino también porque con sus méritos y diligencias parió a la misma
Iglesia debajo de esta santidad y rectitud, y la crio el tiempo que vivió ella en el
mundo, cooperando con Cristo en las obras de la redención”. Su actividad materna
depende, sin embargo, de Cristo, “en quien y para quien” “engendra y cría” “la
común santidad del espíritu de la Iglesia” Al mismo tiempo que es madre, María es,
según la Mística Ciudad, hija y miembro de la Iglesia, como redimida por la sangre
de Cristo. En la Iglesia vivió peregrina hacia la patria. De ella y en ella percibió el
influjo de la vida de Cristo. Los hombres son sus hermanos. Por ellos intercede con
amor fraterno al Padre y coopera como primera redimida a su redención. A María se
le llama frecuentemente en la Historia Divina “Madre de la Iglesia” y “Madre de los
hombres”. Madre, por su cooperación “maternal” a la fundación de la misma en
calidad de hermana mayor de los hombres por su excelencia y perfección. Quizá sea
éste uno de los puntos más significativos de la obra agredana. María es la “fiadora”,
el “ejemplar”, el signo, la figura de la humanidad, especialmente en el momento
cumbre de la redención. Coopera a la salud de los mortales en calidad de receptora
de los méritos de Cristo bajo el doble aspecto de madre y miembro de la Iglesia. La
cooperación mariana a la redención parece ser una de las doctrinas que en el siglo
de María de Agreda se proponen todavía como “nuevas y desusadas”. Luis de
Miranda acusa igualmente en 1621 la incertidumbre de una verdad no estabilizada
al proponer a María como predestinada para que ayudase a Cristo como
“coadjutora” en la obra de reparación y redención del género humano. Dentro de la
cooperación mediata a la redención señalan los autores del siglo XVII no sólo el
hecho de que María fuese la madre del Dios Redentor, que, como dijimos, constituye
para ellos el fundamento de la cooperación mariana a la redención, sino también el
doble carácter de su consentimiento libre y consciente a la encarnación, fundamento
suficiente ya en la estima de los Padres para llamarle de algún modo causa de
nuestra salvación. Se detienen asimismo en el principio de unidad de carne y sangre
entre Cristo y María, como raíz del ser corredentor de la Madre de Dios. Entre los
autores contemporáneos o inmediatamente posteriores a María de Agreda existe
también una tendencia general a considerar la intercesión de la Virgen en favor del
género humano como uno de los fundamentos para atribuirle el título de
cooperadora a la redención. Vulpes llega a afirmar que cada vez que era asunta al
cielo se le manifestaban los designios de Dios sobre cada uno de los miembros de la
Iglesia para que intercediera por ellos. En Murillo, María no se ofrece a sí misma,
ofrece el sufrimiento de Cristo e intercede para que Dios lo considere. “Todos la
225
llaman comúnmente mediadora de la redención, y esos títulos no se la deben dar
sólo por haber sido intercesora, que también los Patriarcas”. María fue, según los SS.
PP., “redentora” y “reparadora”, y en el mismo sentido, “mediadora por redención”,
sin que se pueda decir por eso que nos redimió con su muerte igual que Cristo, sino
que cooperó a nuestra salvación mereciendo de congruo la encarnación y la salud
orando, pidiendo concibiendo a Cristo, ofreciendo su vida y la de su Hijo, sufriendo
con él. Aluden igualmente dichos autores al “martirio” a que fue sometida la Virgen
inmaculada en la pasión de su Hijo. Por él coopera, en la medida que le era propia, a
la redención del género humano. El valor redentor del mismo lo ponen generalmente
tanto en la unidad existente entre Madre e Hijo en las dolores, como en la
comunidad de voluntades. Durante la pasión, la vida de la Virgen es paralela a la de
Cristo. Y una de las cuestiones que plantean algunos de los mencionados autores en
relación al sufrimiento de la Madre de Dios es la del “espasmo” de la misma,
resolviéndola afirmativamente Quaresmio y otros autores, después de definir el
“espasmo” como animi deliquium. Ponen también de relieve la oblación que María
hizo al eterno Padre de su Hijo. Era algo suyo propio, pero conociendo la voluntad
del Altísimo lo ofrece a la pasión. Este acto de voluntad mariana nos mereció en
algún modo la redención y le dio mayor dignidad. De aquí concluyen que la salvación
eterna se la debamos, no sólo a Cristo, sino también a María. Como antes lo hemos
advertido ya, quizá sea la relación de María a la Iglesia uno de los puntos más
significativos de la obra agredana. En el momento cumbre de la redención, ella
coopera a la salud de los hombres en calidad de receptora de los méritos de Cristo,
bajo el doble aspecto de madre y miembro de la Iglesia. María, Reina y Señora
nuestra. La Mística Ciudad de Dios nos presenta a la Virgen después de la pasión de
Cristo como muerta también y sepultada con su propio Hijo: es ahora la Virgen del
silencio y de la soledad, y en el silencio y soledad vive aquellos tres días esperando la
resurrección, alabando a Dios como cooperadora y madre del triunfador del pecado.
Durante este tiempo desaparece de la mente de la agredana la idea de María signo
de la Iglesia, para reaparecer de nuevo con más fuerza después de la resurrección de
Cristo y sobre todo después de su ascensión a los cielo. Es la madre fiel y humana
que acompaña a su Hijo en la angustia y efectos de la muerte hasta que resucita
victorioso. La resurrección de Cristomarca el comienzo de una nueva etapa, la
definitiva, en la existencia de María. Parecía justo que la que había sido compañera
fiel del Redentor en la pasión lo fuera también en la gloria de su resurrección. Desde
el instante de su inmaculada concepción, “había salido como río caudaloso del
océano de la divinidad, donde en los eternos siglos fue ideada”. En el contacto con el
Señor resucitado, la corriente fiel de su vida llega al remanso final. Creemos
conveniente señalar aquí, por su significado, una visión que se dice tuvo la Virgen
pocos días antes de la ascensión. En esta visión María es asunta al ciel y situada en
un trono junto a las tres divinas Personas. El Padre eterno le encomienda la Iglesia
fundada por el redentor. El Espíritu Santo, como a esposa amada sobre todas las
demás criaturas, le comunica su sabiduría y gracia para que se depositen en su
226
corazón los misterios, obras y doctrina, y lo que el Verbo humanado ha hecho en el
mundo. Le habló también el Hijo, y volviendo ya al Padre, la deja en el mundo en su
lugar, la encarga el cuidado de la Iglesia y la encomienda a sus hijos y sus hermanos
como el Padre se los había encargado a El. En este momento es investida ante todos
los ángeles y santos con el título de “reina de todo lo criado en el cielo y en la tierra”,
“protectora de la Iglesia”, “señora de las criaturas”, “madre de piedad”, “intercesora
por los fieles”, “abogada de los pecadores”, “madre del amor hermoso y de la santa
esperanza’ y la poderosa para inclinar nuestra voluntad a la clemencia y
misericorlia”. En ella quedan depositados los tesoros de la gracia y su corazón será
como las tablas en las que queda escrita la nueva ley de gracia. Es el resumen de los
misterios que Dios ha obrado en favor de los hombres, la, obra más perfecta de sus
manos, a la que se comunica y en la que descansa la plenitud de su voluntad. Recibe
finalmente una nueva participación en el ser, atributos y perfecciones de su Hijo
para que así pueda ejercer su ministerio de madre y maestra de la Iglesia en lugar de
Cristo. La Venerable presenta a María en esta última parte de su obra como la pura
criatura que ha alcanzado la plenitud de perfección. Viva imagen de su Hijo, goza de
un estado semejante al de la visión beatífica, de modo que aunque comparada con
Cristo parecía viadora, comparada con el resto de los mortales parecía realmente
comprensora y bienaventurada. Posee ya habitualmente la visión abstractiva de la
divinidad. Recibe un nuevo modo de conocer, pues en vez de las especies sensitivas
le infunde Dios otras más puras y sutiles. “La actividad de María santísima era
semejante a la del mismo Dios, que es un acto purísima que obra con el mismo ser,
sin que pueda cesar en sus operaciones infinitas… Toda ella parecía una operación
infatigable y continua”. En ella se combinaban perfectamente la vida activa con la
contemplativa. Finalmente, “era espectáculo nuevo y admirable para los ángeles, la
obra perfecta de Dios, en quien no encontraba ningún impedimento, antes bien, el
asentimiento pleno de su voluntad. Por ello aparece ante nosotros como el ejemplar
y signo que encierra en sí misma todos los misterios que Dios había de obrar para
redimir al género humano. Desde este “lugar solitario” María vuela a la Iglesia para
comunicar a sus hermanos los tesoros de que ella está llena. Toda este parte de la
Mística Ciudad está llena de apariciones de Cristo a su Madre y de asunciones de
María al cielo. Tanto es así que la autora cree conveniente justificarse. Estamos
dentro de una Historia Divina, dentro de una evolución mística, cuyo término es una
“ciudad mística de Dios”. Uno de los signos de este proceso al que aludimos
podemos verla en la situación de “conflicto” o “contradicción” que María
experimentaba entre su voluntad y tendencia hacia Dios, a quien anhelaba poseer
en la visión intuitiva, y su amor hacia la Iglesia que la retenía entre los hombres,
conflicto que iba creciendo a medida que se acercaba su vida al final. Para completar
esta descripción del estado en que María se encuentra al término de sus días,
añadiremos otro hecho de importancia en la Mística Ciudad de Dios, por el que
aparece claro el sentido de signo de la Madre de Dios como reina y señora de las
criaturas, madre y maestra de la Iglesia. Se trata de la victoria final y definitiva
227
sobre las potestades de los demonios. María es tentada. En este momento aplasta
realmente la cabeza de la serpiente. Con las victorias de Cristo y María, el reino de
Dios, que es la Iglesia, queda más firmemente establecido. Ella nos merece la fe y su
difusión, nos merece el cúmulo de misericordias y dones adquiridos con la muerte del
Hijo de Dios, pues los hombres, pecadores, no podían merecerlos. En esta
circunstancia María da a luz a la iglesia que Cristo había fundado, como
representante de la naturaleza humana, ora a Dios por los hombres y obtiene con
sus méritos y perfecciones que no retire de ella su rostro. Frente al ambiente
maravilloso en que se desenvuelve generalmente la obra agredana aparecen de
cuando en cuando en sus páginas puntualizaciones que ponen las cosas en su lugar.
Una de ellas la tenemos también en este momento en que María ha llegado a
ocupar existencialmente el puesto que Dios la había asignado en su predestinación
absoluta. Junto al “abismo de la gracia” es también la hija de este mundo que alaba
a la tierra, al cielo, a los astros y a todos los elementos de este mundo y les da las
gracias por el influjo benéfico que de ellos ha recibido. Creada en la tierra y de la
tierra, de la tierra y por la tierra debía subir al Creado. Llegó por fin el día en que
debía entrar en la bienaventuranza del Altísimo a través de la mortalidad. María no
había sido incluida en la ley de los hijos de Adán, no participaba de las consecuencias
del pecado y la muerte nada tenía que ver con ella. Quiso, sin embargo, llegar a la
inmortalidad mediante la muerte corporal: para imitar a su Hijo, para imitar a sus
hermanos e hijos, para que los hombres la consideraran de su misma naturaleza y
vieran en ella un ejemplo; finalmente, para que la misma muerte fuera para ella
fuente de méritos y gloria. Por todas estas causas María murió realmente, vencida
por la tensión de su amor a Dios. A su muerte toda la creación se llenó de tristeza. Y
antes de partir de esta vida encomendó la Iglesia a los apóstoles para que la amasen
y defendiesen. Al tercer día de su muerte, María fue despertada de su sepulcro y
asunta al cielo en cuerpo y alma para que estuviera eternamente a la derecha de su
Hijo. Era la coronación de todos los privilegios que antes había recibido. María
resucitó porque la carne de Cristo es carne de María, en la que él había resucitado.
Resucitó también porque había participarlo con él en las obras de la redención. La
resurrección de la Madre de Dios la compara la autora a una nueva generación.
María engendró a Cristo semejante a sí misma en cuanto hombre pasible. Cristo la
resucita y la hace semejante a sí mismo, coronándola con toda la gloria que una
pura criatura podía recibir. Llena, pues, de toda la gloria posible en una pura
criatura, entra en el cielo, donde es recibida por las Personas de la santísima
Trinidad en un abrazo indisoluble, para que allí donde estaba la suma santidad por
esencia estuviera también la suma santidad por participación. Al lector que desde
nuestra mentalidad se acerca a la Mística Ciudad de Dios, una de las cosas que le
llaman la atención es la frecuencia con que María es asunta al cielo durante su vida,
ya antes de que Cristo realizara la redención y abriera las puertas del cielo. La autora
es consciente de las dificultades que esta opinión plantea y, prudente, teme la
novedad de este privilegio mariano, aunque no ve ningún inconveniente por parte
228
del magisterio eclesiástico para atribuir este milagro al poder divino. Fueron la
humildad y la caridad las puertas que la abrieron la posibilidad de ser exaltada al
trono de Dios, para que allí fuera la consejera de la sabiduría divina en el gobierno
de a Iglesia, Ser exaltada al trono de la Trinidad no quiere decir otra cosa que ser
hecha partícipe, en razón de su condición de pura criatura, de las funciones divinas
del señor, rey, juez, etc Su reino y dominio se extiende a todo aquello que abarca y
comprende el reino de su Hijo, aunque de modo diferente, por participación.
Predestinada María desde toda la eternidad para ser Madre de Dios y adornada en
la tierra con la suma perfección posible en una pura criatura, ofreció a Dios con su
fidelidad la plenitud del amor de que había sido objeto. En este momento de su vida
recibe el premio, siendo constituida señora y reina de todas las criaturas. Antes no
podía gozar plenamente de esta cualidad, ya que su vida fiel estaba en camino hacia
la consumación. Para que pudiera ejercer convenientemente su oficio, Dios la
encomendó todos sus dones y gracias, de manera que todos ellos fueran concedidos
a los hombres por su mediación. La voluntad de María fue hecha una con la voluntad
de Dios, de tal manera que lo que caía bajo el mandato de Dios caía también bajo el
de su Madre, reina y señora nuestra. Mediadora en su predestinación absoluta,
mediadora también en la tierra como hija de Sión para que no se retardara la
redención, continúa siéndolo ahora en el cielo intercediendo por los hombres, sus
hijos y hermanos. La autora de la Mística Ciudad de Dios nos ha expuesto a través de
toda su obra una figura de la Virgen siempre fiel a su oficio de madre integral. Los
autores del siglo XVII distinguen tres momentos en la escatología mariana: la
muerte y resurrección de María, su asunción al cielo y el oficio de mediadora como
reina y señora de todo lo creado. El hecho de la muerte lo justifican, bien diciendo
que poseía una naturaleza mortal, porque aunque participó de la justicia original no
poseyó el estado e tal jujusticia bien afirmando que aunque gozaba del privilegio de
la inmortalidad cedió a sus derechos. Murió realmente para que los hombres no la
tomasen por una diosa, para que apareciera su conformidad con Cristo o para que la
muerte le sirviera de fuente de nuevos méritos, para que fuera ejemplar y abogada
nuestra y las grandes riquezas de su satisfacción aurnentaran los tesoros de la
Iglesia. onvienen todos los autores en que su muerte fue efecto de su amor
vehementísimo. Su cuerpo no conoció la corrupción: la carne de Cristo era carne de
María, preservada del pecado original, siempre virgen. Era además justo que el
tabernáculo de Dios fuera colocado allí donde estaba Cristo. Por todas estas razones
resucitó y fue asunta al cielo. En la asunción, María fue glorificada con la suma
gloria posible a una pura criatura, como correspondía a la dignidad de su divina
maternidad, a sus propios méritos y humildad o a la liberalidad de Dios. Hablan
también todos los autores del trono de la Virgen y de la jerarquía singular que ella
ocupa entre las puras criaturas. Ya en el cielo es constituida reina y señora, madre y
mediadora de todo el universo. Y desde allí puede ejercer eficazmente su ministerio
mediador, pues elevada al orden hipostático por su divina maternidad, ve en el
Verbo las necesidades de todos los miembros de la Iglesia. Su mediación se extiende
229
a todo el universo. La doctrina de la Mística Ciudad de Dios también en este punto es
concorde con la de los autores contemporáneos, en cuyas obras pueden leerse
incluso muchos de los detalles narrados en la Historia Divina. A modo de ilustración,
y para que se vea cómo González Mateo encauza el privilegio agredano de las
asunciones temporales de María, vamos a ofrecer aquí su argumentación. González
Mateo es un agredista, pero es también un teólogo. Es esta última cualidad la que
aquí nos interesa. Considera la doctrina de que María fue asunta al cielo antes de la
ascensión de Cristo como indudable, y cita en su favor a Carlos del Moral. Se basa
para ello en los principios generales de que la Madre de Dios no estaba sometida a
las leyes comunes y que lo que se da en los santos no puede faltar en María. Afirma,
por otra parte, que es una sentencia común entre los Padres y teólogos que María
vio intuitivamente la esencia divina antes de la pasión de Cristo, bien fuera en la
encarnación o en el nacimiento de Cristo. Y argumenta a continuación: es un don
mucho más grande, según todos los teólogos, el que un hombre vea a Dios
intuitivamente en el estado de viador, que el que sea llevado al cielo en cuerpo y
alma, porque la visión intuitiva de Dios es el elemento formal de la bienaventuranza
y el cielo empíreo no es sino el elemento material, el lugar destinado por Dios para
manifestar se intuitivamente a los elegidos. Además, según los teólogos, la pena del
pecado tiende primariamente a la privación perpetua de la visión y fruición de la
divina esencia. Secundariamente, a la exclusión perpetua del lugar destinado a los
bienaventurados. María se vio libre de todo pecado, tanto original como actual. En
consecuencia, la ley que cerraba el cielo a los que habían pecado no era aplicable en
el caso de la Madre de Dios. Este privilegio no deroga el primado de Cristo en la
ascensión, ya que la excelencia y primado de Cristo en este aspecto consiste en que
él fuera el príncipe de la gloria y primogénito de toda criatura, de tal manera que
nadie entrase a la fruición de la visión beatífica, sino por sus méritos y
dependientementede ellos. El es además el que primero entró en el cielo
permanentemente. De aquí podemos deducir al menos una conclusión. Y es que por
más extraño que nos parezca el citado privilegio mariano, hay teólogos que se
plantean la cuestión seriamente y que incluso la ven como “indudable”.
DOCTRINA ESPIRITUAL DE LA MISTICA CIUDAD DE DIOS

Como un apéndice que completa lo expuesto anteriormente sobre el género literario


y la doctrina mariológica de la Mística Ciudad de Dios, ofrecemos unas breves
indicaciones sobre la doctrina espiritual contenida en la obra. Comencemos
puntualizando el sentido del término “espiritual”, que de suyo es sumamente
ambiguo. Nosotros lo tomamos aquí en el sentido que tiene esta palabra en la
denominación técnica “teología espiritual”. Queremos, pues, referirnos a la doctrina
ascético–mística que se contiene en esta célebre obra. Recordemos brevemente
algunas observaciones ya hechas. La Mística Ciudad de Dios es fundamentalmente
un libro de edificación. Enseña cómo debe comportarse el alma en el camino de la
perfección cristiana y religiosa. La fuente de donde saca las enseñanzas es el espejo
230
de la vida de María. La incitación a la virtud, y aun a lo sumo y perfecto de la virtud,
es en esta obra constante. Cada capítulo tiene, además, un apartado, “Doctrina de
la Reina del Cielo”, en que se expone una enseñanza concreta o comportamiento
práctico que guarda relación con el pasaje de la historia de la Virgen que se ha
expuesto en el cuerpo del capítulo. Esta doctrina de la Virgen tiene la particularidad
de que se presenta como dada por María a la autora para su uso particular, y
muchas veces, en efecto, se refiere a las circunstancias concretas de a vida de la
Venerable; así, por ejemplo, le enseña cómo debe comportarse con sus súbditas,
pues era abadesa de un monasterio de clausura, etc. Pero, aun fuera del apartado
titulado “Doctrina de la Reina del Cielo”, casi constantemente se habla de la práctica
de la perfección. Hay también en la obra exposiciones sistemáticas de las virtudes.
No vamos a exponer aquí dicha doctrina. Por lo demás, no presenta originalidad
particular, fuera de la insistencia en la imitación de María, en quien se halla el
modelo más acabado de toda virtud posible a pura criatura. Nos vamos a fijar
especialmente en la doctrina referente a estados místicos, que muchas veces se
expone en la obra, y más que se expone, se adivina como subyacente a la misma.
Dicho con otras palabras: sin que los estados místicos sean objeto de exposición
directa, toda la obra estará como inmersa en un mundo o ambiente que los supone.
La Madre Angeles Sorazu, que se formó ampliamente en la escuela de la Mística
Ciudad de Dios, nos dice en su Autobiografía que a ella siempre le gustaron mucho y
le hicieron mucho bien los libros de la “teología cristiana y divina”; en cambio, sentía
cierto desvío o prevención hacia los de “teología mística”. Con esta terminología un
tanto original, “teología cristiano–divina” por oposición a “teología mística”, quiere
decir algo que a sus ojos es importante, a saber, que para alimentar nuestra vida
espiritual e impulsar nuestra archa hacia Dios los libros preferidos son los que
centran nuestra atención refleja en Dios, en Jesús, en María, etcétera, los que nos
ayudan a adherirnos a ellos y a salir de nosotros mismos. Por el contrario, abriga sus
reservas sobre los libros que con sus análisis de estados, gracias místicas, modos de
oración, grados, etc., fomentan una actitud de mirada refleja del alma sobre sí, con
los inconvenientes y peligros de desviación que esto implica. Desde luego, la Madre
Angeles Sorazu incluye a la Mística Ciudad de Dios entre los liros de la “teología
cristiana y divina”; o sea, entre los libros que por su tema constituyen el alimento
sano y sustancial del alma, que es la exposición del misterio cristiano revelado por
Dios. Esto es, en efecto, la sustancia de la Mística Ciudad de Dios, explíquense como
se quieran las numerosas alusiones que hay en ella a visiones y revelaciones. No
obstante, en esta obra encontramos también mucho de ciencia mística, en parte
expuesto y en parte, y más aún, supuesto. Por la dificultad de incluir doctrina
explícita de estas cosas en la obra, la autora misma nos remite a otra obra suya:
Leyes de la Esposa, ápices de su casto amor. Cuando se lee con alguna atención la
Historia Divina y Vida de la Virgen, tal como la Venerable nos la cuenta, se advierten
en seguida múltiples indicios de un curioso fenómeno: Sor María hace como una
transferencia o traspaso de experiencias místicas propias a la vida de la santísima
231
Virgen. La Venerable fue un alma de vida mística excepcional. Poseía conocimientos
de los estados místicos por haberlos vivido y experimentado, y también por doctrina
aprendida de lecturas y del trato con sus directores. Y así ocurre que cuando describe
la vida de la santísima Virgen le atribuye muchos de estos estados que ella misma ha
pasado y que le parece natural o verosímil que la santísima Virgen los tuviera.
Aparte de esto, existen en la obra curiosas indicaciones sobre estados psicológico–
místicos de la propia autora. Aquí nos vamos a limitar a lo que ella dice de la vida de
la Virgen en cuanto le atribuye estados místicos y una conducta práctica en relación
con los mismos. Nuestras indicaciones, dada la extensión de la obra y la abundancia
del tema, forzosamente han de ser fragmentarias y las vamos a limitar a los
primeros libros, pues con esto tendremos lo suficiente para el objetivo que nos
hemos propuesto. En el capítulo 16 del libro, al hablar de los dones y gracias que se
le dieron a la Virgen en su Concepción, afirma que se le concedió ver a Dios
“abstractivamente con otra luz y vista inferior a la visión beatífica, pero superior a
todos los otros modos con que Dios se puede manifestar o se manifiesta al
entendimiento criado”. Sobre cómo fue esta visión abstractiva que gozó la Virgen ya
en el seno materno hay más pormenores en el capítulo. Posteriormente, la expresión
“visión abstractiva de la divinidad” aparece profusamente repetida en la obra,
atribuyéndola a la Virgen en diversos episodios y momentos de su vida. Como ya
insinuamos anteriormente, con esta terminología la Venerable designa la
contemplación infusa o experiencia mística esencial. Al nacer la Virgen es elevada al
cielo y se le concede un momento de visión intuitiva. Esta visión intuitiva es propia
de los bienaventurados, y sólo en casos contados dice que se concedió a la Virgen: en
el nacimiento, a los tres años al ser llevada al templo, en el momento de la
encarnación, en el nacimiento de Jesús, etc. En cambio, la visión abstractiva, que es
compatible con el estado de viador, se le atribuye con mucha frecuencia. En el
capítulo 23 del libro I nos habla del trato de la Virgen con los ángeles, afirma que
ésta fue una de sus principales ocupaciones cuando fue viadora, detalla lo que
aprendía de ellos, etc. En infinidad de lugares de la obra se habla de relaciones de la
Virgen con los ángeles. También en este particular parece que la Venerable hace una
transferencia de sus propias experiencias, pues en su propia vida mística el trato con
los ángeles ocupó un puesto de primera importancia. En el libro II nos cuenta cómo
María, al cumplir los tres años, es llevada al templo para ser allí educada en un
colegio de niñas bajo una maestra, que no fue otra que Ana la profetisa. Con este
motivo presenta a la Virgen como dechado de la vida religiosa y expone los bienes,
ventajas y finalidad de este estado. Con palabras puestas en labios de María nos
dice que el estado religioso es “ordenado por el Altísimo para que en él se conserve
la doctrina de la perfección cristiana y perfecta imitación de la vida santísima de mi
Hijo”. Es notable la coincidencia con las expresiones del Vaticano II: “Este mismo
estado imita más de cerca y representa perpetuamente en la Iglesia aquella forma
de vida que el Hijo de Dios escogió al venir al mundo para cumplir la voluntad del
Padre y propuso a los discípulos que le seguían”. En el capítulo cuarto del libro II, y
232
también en otros lugares, nos dirá que el sueño no le impedía a María la altísima
contemplación. No son afirmaciones gratuitas, sino abonadas por experiencias que
sin duda ella conoce. De capital importancia para nuestro asunto es el capítulo 14
del libro II, en que de propósito y con detención nos habla de la vida mística de
María. Aunque ella no emplea el término mística en este sentido, sino que abarca
todo este complejo de estados, gracias y fenómenos bajo la denominación genérica
de “visiones y revelaciones”. Expone las ventajas y peligros de este camino que sigue
Dios con algunas almas, no con todas, y a continuación detalla uno por uno los cinco
géneros de visiones que tuvo María, a saber: primero, visión clara de la divina
esencia, en momentos contados; segundo, visión abstractiva de la divinidad, o
contemplación infusa, aunque ella no conoce este término; tercero, visiones y
revelaciones intelectuales; cuarto, visiones imaginarias; quinto, visiones, divinas
corpóreas. Sobre todas ellas se extiende con alguna amplitud y detalle. La doctrina
práctica que la Virgen le da en relación con estas gracias es la necesidad de
someterlo todo al juicio y censura de los directores, el atender a los efectos para
discernir sin engaño y el no buscar los gustos del mundo ni aun en cosas lícitas; ésta
es la ciencia que enseñan las visitas del Altísimo. En el capítulo 15 del mismo libro II
vuelve a su tema favorito del trato de la Virgen con los ángeles, cómo era, qué
aprendía de ellos, etc. Los ángeles eran para la Virgen espejos en que reverberaba la
imagen de Dios. Señala dos maneras de conocer a los ángeles: una de visión
inmediata y otra intelectual por especies infusas, al modo de la visión abstractiva de
la divinidad. En el capítulo 17 toca otro tema típico de los místicos experimentales: el
de las ausencias de Dios. Y en el capítulo 19 nos informa que la niña María, que
estaba de colegiala en el templo, padeció ausencia de Dios por diez años. En el
capítulo 20 nos dice cómo terminó aquella ausencia de Dios con una visión
abstractiva de la divinidad; de ella le quedaron a María especies con las que luego se
elevaba maravillosamente. Todos estos datos son sin duda transposición de estados
y fenómenos similares que ella conoce por propia experiencia, excepto, claro está, la
visión beatífica y las visiones puramente corporales que tampoco debió de tener.
Cuando el Señor manifestó a la Virgen su voluntad de que tomara el estado de
casada, dice la Venerable que ésta fue una de las mayores pruebas para su fe, pues
tenía hecho voto de castidad. Por fin contrae matrimonio con José, que tenía el
mismo voto. Con esta ocasión nos habla del estado de matrimonio y asienta la
afirmación de que es engaño culpar al estado de no ser perfectos, pues Dios nunca
falta. Por fin termina el libro II presentando a María como prototipo de la mujer
fuerte, de que nos habla la Biblia. En el libro III nos presenta la vida de María
después de su matrimonio con José en Nazaret. No ignoraba María –nos dice en el
capítulo primero– los efectos que la mano de Dios hacía con los que trataba: muchos
con sólo verla o hablarla se convertían, salían de pecado, etc. También aquí
seguramente hay transposición de experiencias vividas por ella misma. A lo largo de
nueve días escalonados va preparando Dios a la Virgen para la Encarnación: la
preparación consiste en visiones abstractivas y en diversos dones y potestades con
233
que se le adorna. Pero cuando el arcángel san Gabriel viene a anunciarle el misterio,
Dios la deja en el ser y estado común de las virtudes, a fin de que este misterio se
obre como sacramento de fe. En este estado común confiere con el ángel. También
en el episodio de la pérdida del Niño a los doce años nos dirá que Dios dejó a la
Virgen “aquellos tres días en el estado común que solía tener cuando carecía de los
particulares favores y casi en el estado ordinario de la gracia; porque fuera de la
vista y habla de los santos ángeles suspendió otros regalos y beneficios que
frecuentemente comunicaba a su alma santísima”. El momento de la Encarnación es
otro de los momentos en que, según la Venerable, se concedió a María la visión
beatífica. Atinadamente observa, con todo, la cronista de la Virgen, que sería un
error creer que ésta vivió siempre en delicias espirituales; antes al contrario, a
imitación de su Hijo vivió gozando y adecien dosimultáneamente. Siempre tenía
presente la Pasión de su Hijo, de modo que durante treinta y tres años continuados
estuvo celebrando la vigilia tan larga de nuestra redención. En el capítulo 13 explica
las dotes de los bienaventurados y participación que tuvo de ellas la Virgen. Con esta
ocasión afirma que de la visión intuitiva y de las muchas abstractivas que tuvo,
aunque todas de paso, le quedaban en su entendimiento especies claras con las que
gozaba de una noticia y luz de la divinidad; y cuando se le escondía el Señor usaba
de sola la fe infusa. Los divinos efectos, dice en el mismo capítulo. Se les comunican a
unos por el modo común de la gracia y a otros por orden más sobrenatural y
milagroso. En el capítulo siguiente nos habla de deliquios que la Virgen padecía,
causados por la fuerza y violencia del amor: “Y así sucedía que con la herida
penetrante de esta dulcísima flecha llegaba al extremo de la vida. Sin duda, la
autora piensa en el fenómeno místico llamado heridas de amor. En muchos otros
lugares de la obra nos habla en términos parecidos. El episodio de la visitación de
María a su prima Isabel está contado muy largamente en la obra. María está
informada de las cosas de su parienta por el ángel. Conoce que es voluntad del cielo
que vaya a visitarla; pide para ello licencia a su esposo, pero sin manifestarle la
orden del cielo. Este detalle de la conducta de María, que guardaba secreto de las
cosas que sabía por camino sobrenatural, será insistentemente subrayado por
nuestra autora, deduciendo de todo ello la enseñanza de que el alma debe ocultar
los favores sobrenaturales que recibe, no manifestándolos más que al que gobierna
su vida interior26. Isabel, en el tiempo que estuvo María en su casa, algunas veces
pudo ver a ésta en oración, arrebatada y levantada del suelo y toda ella llena de
divinos resplandores y hermosura. Hablando de los beneficios que María hizo
estando en casa de Isabel, le atribuye el don de penetrar el secreto del corazón y
conocer el estado de la conciencia. En el capítulo, María presenta a Dios en la
oración un deseo de su prima Isabel, pero otro deseo de ésta no se lo presenta,
porque sabe que no es voluntad de Dios. En el capítulo 25 se nos habla de cómo
María preveía el dolor que iba a recibir José al advertir su preñado; y con todo, no le
habló palabra de ello. La razón de este silencio es que no tenía orden de hablar de
esto, aunque tampoco tenía orden de callarlo. Cuando empezaron las perplejidades
234
de José, todo lo que pasaba por su corazón le era manifiesto a María; sin embargo,
ella callaba. La lección de todo esto es que se debe guardar secreto de los favores de
Dios, excepto con el que gobierna el alma. También José vio muchas veces a María
en éxtasis, elevada de la tierra y llena de refulgentísima luz. De los actos fervorosos
le redundaba a la Virgen algún ardor preternatura. Cuando salió el decreto de César
para ir a empadronarse, María estaba ya sabedora de que su Hijo nacería en Belén
como peregrino y pobre; pero nada dijo a José, porque sin orden del Señor no
declaraba su secreto. El nacimiento de Jesús es otro de los momentos en que a María
se le concede la visión intuitiva. El Niño, al nacer, dice a su Madre: “Asimílate a mí.
Este será uno de los grandes temas de la Mística Ciudad de Dios: María es la
discípula por antonomasia de Jesús, su perfecta imitadora, la que se asimiló su
espíritu y fue predestinada por Dios para ser la copia viva y más perfecta posible del
Hijo de Dios hecho hombre. Según la Venerable, María ignoraba si debía circuncidar
al Niño. Preguntarlo por vía sobrenatural al Señor no le parecía prudente, pero al fin
hubo de hacerlo. Luego, cuando habla con José del asunto, nada le dice de la
respuesta que ha recibido por vía sobrenatural. La enseñanza es que no se debe con
vana curiosidad investigar y preguntar por caminos sobrenaturales, tanto más
cuanto que muchas veces es el demonio el que responde, transfigurado en ángel de
luz.Tanto en este capítulo como en general en toda la obra, la Venerable insiste
mucho en la reverencia y respeto al Ser divino de que debe estar penetrada la
criatura en su trato con él, sin pasar a familiaridades y “parvuleces” que olvidan la
distancia que media entre la criatura y el Ser infinito. En el capítulo 15 nos dice que
María sabía que iban a venir los Reyes a adorar al Niño, pero tampoco se lo dice a
José, hasta que dos celestiales mensajeros se lo notifican. En este mismo capítulo y
en otros muchos nos advierte la Venerable de cómo María conocía las operaciones
interiores del alma de su Hijo, que oraba al eterno Padre por el linaje humano. Esta
fue, en estos primeros años de la vida del Niño, la escuela en que aprendió María,
asimilando y reproduciendo los mismos sentimientos de su Hijo. En el capítulo 16 se
nos habla de los Reyes Magos y se nos dan detalles acerca de su virtud y honradez:
“Eran a más de esto hombres rectos, verdaderos y de gran justicia en el gobierno de
sus estados; que como no eran tan dilatados como los reinos de estos tiempos, los
gobernaban con facilidad por sí mismos. Aquí hay tal vez una velada alusión a un
mal conocido de la España de su tiempo, gobernada más por validos que por el
propio rey. Repetidas veces se lo reprochó la Venerable al abúlico Felipe IV. En el
capítulo 17 presenta a los Magos proponiendo dudas y preguntas a María. A todas
contestaba ella confiriendo con el Infante en su interior: “Confería con el Infante en
su interior todo lo que había de responder”. En el capítulo 18 nos informa de nuevo
acerca de este favor que gozaba continuamente, viendo con claridad el alma
Santísima de su Hijo y todas sus operaciones, para imitarlas. Teníala presente como
un espejo clarísimo y purísimo en que se miraba y remiraba. Así llegó a ser la única y
señalada discípula en quien se estampó al vivo su doctrina. Cuando María va al
templo a presentar al Niño tiene allí una visión intelectual. Después se quedan por
235
nueve días en Jerusalén para visitar el templo diariamente, pero en el quinto día, en
el curso de una visión abstractiva, manifiesta Dios a la Virgen que tienen que ir con
el Niño a Egipto. No obstante, María no dice nada de ello a José, hasta que éste es
informado en sueños por un ángel. Mientras la sagrada familia camina a Egipto,
vuelve a hablarnos de la mutua compenetración de almas que había entre Madre e
Hijo: lloraba el Niño a veces, y María sabía que eran lágrimas de amor y compasión
por el remedio de los hombres y por sus ingratitudes; y en esta pena y llanto también
le acompañaba la dulce Madre. Madre e Hijo –dice en el capítulo siguiente,
contando la travesía del desierto camino de Egipto– “se hablaban con el interior y se
respondían”. Aun cuando durante la travesía del desierto Dios les proveía de
alimento milagrosamente, pero no lo hacía hasta que llegara la necesidad al
extremo. Y una vez que están en poblado, cesa la ayuda de los ángeles, y entonces
tienen que recurrir a la limosna, hasta hallar trabajo. María en Egipto dedica todo el
día a las labores de manos pero sin faltar un punto a la contemplación. Las horas
que durante él día solía dedicar a especiales ejercicios las trasladó a la noche, a fin
de trabajar más durante el día. El Niño le dice a la Madre: “Y porque aquí no tenéis
las Escrituras sagradas, cuya lección os era de consuelo, leeréis en mi ciencia la
doctrina de la vida eterna. María era el águia real que podía mirar al sol de la
inefable luz de hito en hito. Cumplía con el fin para que el Verbo divino tomó carne.
Cuando dormía el Niño, la Madre veía “desvelada la parte superior del alma
santísima de su Hijo en obras tan heroicas de viador y juntamente comprensor. La
lección práctica de estos episodios de Egipto es que “cuando por medios humanos se
puede granjear debidamente, no se han de esperar milagros”. En el alma de Jesús
conoció la Virgen lo que sucedió en Belén con los niños inocentes. Deseaba saber qué
había sido del Bautista, pera no se atrevió a preguntar a su Hijo este suceso por la
reverencia y prudencia con que le trataba en estas revelaciones. Mas Jesús responde
al piadoso y compasivo deseo, declarándoselo. Cuando ya el Niño Jesús ha crecido
algo y empieza a andar por sí mismo, estando aún en Egipto, dice a la Madre: “En
vos quiero que se ejecute y estampe la alta perfección que he deseado para las
almas”. A la Madre le eran manifiestas, vuelve a decirnos la autora, las operaciones
interiores del alma santísima de su dulcísimo Hijo60. La Virgen no tenía siempre
visiones de la divinidad, pero siempre tuvo de la humanidad y alma santísima de su
Hijo y de todas sus obras. En Egipto celebró María el aniversario de los misterios de
la Encarnación y del Nacimiento, y esta costumbre conservó toda la vida. La lección
práctica de esto es renovar la memoria de los beneficios recibidos: “Este recuerdo
causará en tu corazón efectos dulces de amor y fuertes para trabajar con diligencia”.
En el alma de su Hijo conoció también María la voluntad del Padre para regresar de
Egipto a tierra de Israel, pero nada dijo de ello a José, hasta que el ángel se lo
ordenó en sueños a éste. Al anunciarnos el contenido del libro V la Venerable asienta
otra vez el mismo gran pensamiento que tantas veces hemos visto repetido en las
líneas anteriores: “Contiene la perfección con que María santísima copiaba e imitaba
las operaciones del alma de su Hijo amantísimo”. Esta fue su ocupación durante los
236
veintitrés años de Nazaret; se deducen en esta cuenta los tres de la vida pública y los
siete de Egipto. A fin de que llegara a ser discípula más perfecta, tanto Dios como el
propio Hijo prueban a María con ausencias66. Esta ausencia se prolongó durante
treinta días. La razón de toda esta conducta de Dios con María es que la Trinidad
señaló y destinó a María por primogénita y primera discípula del Verbo humanado
para que formase en ella como el padrón y ejemplar por donde se habían de copiar
todos los santos Apóstoles, Mártires, Doctores, Confesores, Vírgenes, y los demás
justos de la nueva Iglesia68. Del remanente de su sabiduría y gracia, como de un
mar inmenso, redundó todo cuanto recibieron y recibirán los demás santos, hasta el
fin del mundo. Fuerza es ya detenerse en el examen de la obra. Las indicaciones que
anteceden son más que suficientes para darse cuenta de la índole espiritual de ella y
para advertir el lugar que en la misma tienen los estados místicos. La autora es un
alma que ha pasado por estos estados; algo y más que algo sabe sobre cómo debe
comportarse la persona ante tales gracias. Y todo esto, como habrá podido
observarse, lo ha vertido en su vida de la Virgen. También nos es posible observar en
estas páginas las ideas de la autora sobre algunos puntos controvertidos hoy en
teología mística. Así, por ejemplo, las gracias místicas parecen ser consideradas por
ella como algo extraorinario y milagroso, aparte del orden común; algo que de suyo
no es necesario para la perfección, aunque sean una ayuda poderosa para ésta. Se
habrá notado también la insistencia con que inculca el secreto que debe guardarse
respecto a las gracias recibidas; pero este secreto tiene una excepción: el director, a
quien el alma debe someter todo. El camino de pobreza y humildad, que el Hijo de
Dios humanado venía a recorrer para que fuera nuestro camino de salvación, fue
asimilado y practicado en primer lugar y en eminentísimo grado por su Madre; este
pensamiento capital es una de las ideas directrices de la Mística Ciudad de Dios. La
pobreza y la humildad, como la sustancia y resumen del camino de Cristo, aparece
en muchos lugares de los misterios de la infancia. Precisamente, según la Venerable,
esto fue lo que despistó a Lucifer. Siendo él soberbio, no le cabía en la cabeza que el
Mesías escogiese el camino de la pobreza y humildad, y por esto no se acabó de
convencer que Jesús fuese el Mesías hasta después que éste murió en la cruz.
También el principio de que no se debe esperar milagros cuando se puede granjear
la cosa por medios naturales está expresa y repetidamente formulado en la obra,
como se ha visto. Dígase lo mismo de la doctrina de que no se debe inquirir
curiosamente cosas por vía sobrenatural, el peligro que existe de engañarse en las
respuestas, de que éstas sean del demonio, etc. Un punto que machaconamente
repite, sobre todo en el apartado titulado “Doctrina de la Reina del cielo”, es la
necesidad de que el alma muera o renuncie a lo deleitable y sensible, al amor
desordenado de las cosas criadas, como condición indispensable para darse a Dios.
Al alma se le plantea inevitablemente la alternativa: o el amor de Dios o el amor del
mundo. Es preciso escoger. Morir al uno a fin de vivir para el otro. Por todo ello,
salta a la vista que la obra, en su doctrina espiritual, es firmemente sólida y
concordante en todo con la tradición de mejor cuño.
237
TESTIMONIO

Por: Ricardo Romero

Desde hace años difundo la espiritualidad Concepcionista inspirado por la Santísima


Virgen María Inmaculada que me abrió los ojos del alma cuando escuché algunos
pasajes meditando en oración intensa la revelación privada más amada y
controvertida; la “Mística Ciudad de Dios” Narrada por la Santísima Virgen
Inmaculada a la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda (1602–1665); una Santa en
potencia por gracia de Dios y para la gloria de Dios. Sor María de Jesús de Ágreda. La
Venerable Madre de Ágreda o bién la Dama de Azul como se la conoce en el sur de
EEUU.

Tomé la desición en el año 2002 de darla a conocer a través de”Primer Cenáculo


Virtual de María Reina de la Paz” y darme cuenta que no era conocida en
Sudamérica esta impresionante revelación, ni siquiera la Orden de la Inmaculada
Concepción; orden a la que pertenecía la Venerable Madre de Ágreda. Fué al poco
tiempo que me contactó una monja Concepcionista quien me manifestó que estaba
asombrada de que diera a conocer su obra en América del Sur… Así fué como
hicimos una gran amistad y, la Abadesa y monjas del Monasterio de Ágreda tomaron
conocimiento de mi sitio web en el cual editaba y difundía la “Mística Ciudad de
Dios” en el Cenáculo Virtual. Me ocurrieron muchas cosas desde ese entonces hasta
la actualidad, envié mi testimonio al Monasterio de Ágreda que fué publicado en el
boletín mensual que se envía a todo el mundo.

Me propuse entonces trabajar desde mis sitios como colaborador y difusor de la


causa de beatificación de la “Venerable Sor María de Jesús de Ágreda”, con mucho
sacrificio. Siempre he contado con la ayuda y aprobación implicita de la Orden de la

238
Inmaculada Concepción. Para publicar y dar a conocer la Mística Ciudad de Dios era
imprescindible presentar a Sor María de Jesús de Ágreda en su biografía; pero a la
véz no podía omitir a la Orden a la a que pertenecía la Venerable; y por ende a su
fundadora; “Santa Beatríz de Silva”, cuya vida fué predestinada por la Virgen
Inmaculada quién salvó su vida y le encomendó la fundación de la Orden de la
Inmaculada Concepción; cuando aún no estaba proclamado el dogma de la
Inmaculada Concepción… Así fué como comencé a descubrir y amar a la Mística
Orden Concepcionista y no deja de soprenderme cada vez más…

Mi testimonio es simplemente sumar colaboración a la causa de sú beatificación


para la gloria de Dios. Trabajar para las cosas de Dios no es facil, pero tampoco es
imposible. Con la ayuda de María Santísima y de nuestro Señor Jesucristo pude darla
a conocer publicando la obra completa. Aún así, les aseguro que siendo muchos,
somos pocos. Agradezco a Sor María Fátima; su colaboración y si disposición en
todo, al Padre Andrés Benites que me impulzó desde el comienzo a dar a conocer la
espiritualidad mariana en la internet con sus sabios e iluminados consejos, al Padre
Verde, sacerdote teologo Dominico y de profunda devoción mariana quien me fué
guiando y bendijo el Cenáculo Virtual junto al Padre Andrés; y a mis amigos más
cercanos que me ayudaron a discernir que esta misión tenía que llevarse a cabo
contra viento y marea. Comencé entonces a publicarla a fines del año 2002 en
mensajes diarios finalizando en 2005.

Es importante tener en cuenta que la lectura en la interrnet es muy agotadora y


quienes estén interesados pueden adquirir el libro comprandolo en el Monasterio
de Ágreda. Es un libro para meditar toda la vida, que nos lleva a profundizar lo
Sagrado, lo ginésico del amor de Dios ya expresado en los evangelios pero
perfumados por lsa doctrinas reveladas por María Santísima, quien nos revela a su
Hijo Jesucristo como Madre de Dios, como Hija de Dios Padre y como Esposa de Dios
Espíritu Santo. Toda llena de virtudes amorosas, Omnisuplicante Potencia, Celestial
Princesa desde el principio, cristalina, pura y exenta de la culpa del pecado original
por voluntad de Dios. Coronada con la triple diadema de Poder; Sabiduría y Amor
por la Santísima Trinidad Maria nos lleva a Dios a través de nuestro Señor Jesucristo
quién murió en la Cruz por nuestros pecados. Para la gloria de Dios.

Ricardo Romero: Difusor de la Orden de la Inmaculada Concepción y de la causa de


la beatificación de la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda, autora de “Mística
Ciudad de Dios. www.mensajeromariano.wordpress.com

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Publicado en Sin categoría on 7 mayo 2010 at 8:26 pm Dejar un comentario

8. ANEXO 8: Ana Catalina Emmerich

http://es.wikipedia.org/wiki/Ana_Catalina_Emmerick

Ana Catalina Emmerick


Beata Ana Catalina Emmerick

240
Nombre Anna Katharina Emmerick

Nacimiento 8 de septiembre de 1774

Coesfeld, Principado-Obispado de Münster

Fallecimiento 9 de febrero de 1824

Dülmen, Reino de Prusia

Beatificación 3 de octubre de 2004 por Juan Pablo II

Festividad 9 de febrero

La Beata Ana Catalina Emmerick, (Coesfeld, 8 de septiembre de1774 - Dülmen, 9 de febrero de 1824) fue una monja agustina
canóniga, mística, estigmatizada y visionaria alemana. Nació en Flamske, una comunidad agraria, actualmente en la diócesis
deMünster en Westfalia, y murió en Dülmen a los 49 años. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004.
Emmerick es el apellido consignado en Alemania.

Desde pequeña decía tener visiones en las que se le aparecía principalmente Jesucristo cediéndole su cruz. Ingresó en un
convento de agustinas. Cuando tenía 24 años le empezaron a aparecer heridas sangrantes, estigmas que se hacían visibles
periódicamente en Navidad y Año Nuevo. La primera de ellas el 29 de diciembre de 1812.

Sus visiones fueron descritas por Clemente Brentano, poeta y novelista del Romanticismo alemán.

Infancia

241
Lugar de nacimiento de Ana Catalina Emmerick en Coesfeld-Flamschen

Sus padres fueron muy pobres y de sencilla piedad cristiana. Fue la quinta de nueve hijos. Bautizada en la Iglesia de Santiago
en Coesfeld. Ya antes de los doce años participó en los trabajos de la granja. Luego fue costurera por varios años. Fue enviada
a estudiar música a la casa de Stöntgen, organistapobre, a quien le dio todo lo que había ahorrado para entrar a un convento y
esperó con ellos varios años como sirvienta.

Vida Religiosa

En 1802, a los 28 años de edad, entró a un convento agustino enAgnetemberg, Dülmen. Sus hermanas de claustro creían que
había recibido facultades sobrenaturales debido a sus continuos éxtasis. Cuando Jerónimo Bonaparte, rey de Westfalia cerró el
convento en 1812, ella fue la última en abandonarlo; se le otorga refugio en casa de una viuda, hermana del padre
dominico Joseph Aloys Limberg, su confesor. Allí los enfermos y los pobres llegaban a ella en busca de ayuda, y según sus
1
contemporáneos, ella sabía cuáles eran sus enfermedades y daba alivio a los necesitados.

Estigmas

En 1813 estando ella enferma en cama, los estigmas aparecen en su cuerpo. Una comisión episcopal es encargada de
investigar su vida y examinar sus signos milagrosos. El Vicario General Orvergerg y tres médicos, uno de ellosprotestante, se
encargaron de su investigación. El procedimiento duró más de tres meses. Al parecer ellos se convencieron de su santidad y la
autenticidad de sus estigmas.

A finales de 1818 Ana Catalina revela que Dios le concede a través de la oración el alivio de sus estigmas; y las heridas de sus
manos y sus pies se cierran, pero los demás se mantienen, y el Viernes Santo todos se vuelven a abrir.

En 1819 Emmerick vuelve a ser investigada otra vez. Ella fue trasladada a la fuerza a un cuarto grande en otra casa y se
mantiene bajo vigilancia estricta durante el día y la noche en un lapso de tres semanas, lejos de todos sus amigos excepto su
confesor. Las grandes pruebas han pasado, la estigmatizada de Dülmen proseguirá su camino.

Visiones

Ana Catalina Emmerick relataba así las visiones de su infancia: “Cuando, hacia la edad de cinco o seis años, yo meditaba sobre
el primer artículo del Credo de los Apóstoles, Creo en Dios Padre, Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra": todo tipo
de imágenes que se remitían a la creación del cielo y de la tierra se presentaban a mi alma. Vi la caída de los ángeles,
la Creación de la Tierra y del Paraíso, Adán y Eva, y la Caída del Hombre. Creía simplemente que todos veían esto, como otras
cosas que nos rodean. Yo hablaba de esto a mis padres, a mis hermanos y hermanas, a mis compañeros de juego, contaba
todo esto ingenuamente, hasta el momento cuando me di cuenta que se burlaban de mí, preguntándome si tenía un libro en el
cual todo esto estuviera escrito. Así comencé poco a poco a callar estas cosas, pensando, sin mucha reflexión que era
inoportuno hablar de tales temas; no obstante, no me hice ninguna inquietud particular en cuanto a eso"

Cuando se efectuó su segunda investigación eclesiástica en 1819, el famoso poeta Clemente Brentano, el Peregrino, fue
inducido a visitarla; para gran asombro de este, ella le dijo que le había sido señalado por inspiración divina como el hombre que
escribiría sus revelaciones y permitiría cumplir con la voluntad de Dios, es decir, a escribir para el bien de innumerables almas la
revelaciones recibidas por ella.

Desde 1819 hasta su muerte en 1824 Brentano registró sus visiones, llenando cuarenta volúmenes con detalladas escenas y
pasajes del Nuevo Testamento y la vida de la Virgen María. Los detalles fueron recogidos con gran viveza, ya que mantienen el
242
interés del lector como una escena gráfica que sigue una a la otra en rápida sucesión, como si fuese visible para el ojo humano.
Brentano tomó brevemente por escrito los puntos principales, y como ella hablaba el dialecto de Westfalia, inmediatamente el
poeta reescribía en alemán estándar. Luego le leía en voz alta y ella le hacia cambios hasta que le daba su completa
aprobación.

Después de 1824, Brentano tuvo sus registros preparados para su publicación y en 1833 publicó su primer volumen, La
Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de acuerdo a las visiones de Ana Catalina Emmerick. Brentano preparó entonces
para su publicación la vida de la Bienaventurada Virgen María de acuerdo a las visiones de Ana Catalina Emmerick, pero él
murió en 1842. El libro fue publicado póstumamente en 1852 en Múnich.

El Sacerdote católico Padre Karl Schmöger editó los manuscritos de Brentano y de 1858 a 1880 publicó los tres volúmenes de
La vida pública de Nuestro Señor en que se describen hechos muy detallados de la vida de Jesús, ya que, lo que se lee en
los Evangelios en unos minutos puede tomar unas horas en las visiones de Ana Catalina. Hechos destacados de Jesús, como
caminar sobre las aguas se habrían repetido, y los mercaderes del Templo de Jerusalénhabrían sido echados fuera varias
veces. En 1881 en una gran edición ilustrada, Schmöger también escribió una biografía de Ana Catalina en dos volúmenes, que
ha sido reeditada en idioma inglés.

Estos textos contienen varios pasajes notables. Las Visiones de Emmerick se usaron durante el descubrimiento de la casa de
la Virgen María en una colina cerca de la ciudad de Éfeso. Ni Emmerick ni Brentano habían ido a Éfeso, y, de hecho, la ciudad
aún no se ha excavado, pero las visiones que figuran en la vida de la Virgen María se utilizaron durante su descubrimiento.
La Santa Sede no ha adoptado ninguna posición oficial sobre la autenticidad de la ubicación, pero en 1896 el papa León
XIII visitó el lugar y en 1951 papa Pío XII declaró la casa como lugar sagrado. El papa Juan XXIIIposteriormente hizo la
declaración permanente.Pablo VI en 1967, Juan Pablo II en 1979 y Benedicto XVI en 2006visitaron la casa, considerada ya
un santuario.

También tuvo visiones de el núcleo de Santísima Trinidad en forma de tres esferas concéntricas integradas - la más grande,
representada al Padre, la del medio al Hijo, y la más pequeña y más iluminada la del Espíritu Santo.

Núcleo de Santísima Trinidad según visiones de Ana Catelina Emmerick

De singular importancia son las visiones que tuvo de santos. San Antonio de Padua (1195-1231), San Ignacio de Loyola (1491-
1556), San Francisco de Borja (1510-1572), San Carlos Borromeo (1538-1584), San Luis Gonzaga(1568-1591), San Estanislao
de Kostka (1550-1568), San Agustín (354-430),San Francisco, Santo Tomás de Aquino (1225-1274), Santa Lutgarda (1182-
1248), Santa Rita de Casia (1381-1457), Santa Clara de Montefalco (+ 1308), etc.

Enfermedad y muerte

En 1812 aparecen sus estigmas y a partir de entonces permanece confinada en cama, murió el 9 de
febrero de 1824 en Dülmen y fue enterrada en elcementerio fuera de la ciudad cuatro días más tarde. En 1975, después de
reiniciar el proceso de beatificación por el postulador de la causa Josef Adam, sus restos fueron trasladados a la cripta de la
cercana Iglesia de la Santa Cruz.

Beatificación

Un primer proceso de beatificación comenzó en 1892, pero se ha prorrogado varias veces, principalmente debido a
diferentes interpretaciones acerca de lo histórico y lo teológico ya que sus visiones y testimonios fueron anotadas porClemens
Brentano. El proceso fue suspendido en 1928, pero se reabrió en 1973 y cerrado definitivamente en 2004. Una curación
milagrosa, ocurrida en Alemania en 1880, fue atribuida a su intercesión. El 3 de octubre de 2004 Ana Catalina Emmerick fue
beatificada por el Papa Juan Pablo II. Al igual que en todos estos casos, la cuestión de sus visiones fue separada del proceso, y
su causa fue juzgada solamente sobre la base de su propia santidad y sus virtudespersonales.

Controversia

243
Actualmente, Ana Catalina Emmerick es admirada por sus visiones entre los cristianos católicos. También ha sido considerada
entre los ortodoxos2 y los grupos protestantes a través del film La Pasión de Cristo.

En el año 2003, el actor Mel Gibson, católico, señaló a Emmerick como fuente alterna al Evangelio para elaborar supelícula La
Pasión de Cristo. Tanto Gibson en su película y Emmerick en su Dolorosa Pasión, han sido criticados comoantisemitas por
la Liga Antidifamación. Los defensores de Emmerick han argumentado que Clemente Brentano,transcribió las visiones de
Emmerick a forma escrita, y que pudo haber embellecido el texto con sus propios complementos.

Bajo este razonamiento el Vaticano no ha considerado a la Dolorosa Pasión en la beatificación, pero, promueve la siguiente cita:

"Sus palabras, que han llegado a innumerables personas de muchos idiomas desde su modesta habitación en Dülmen a través de los
escritos de Clemente Brentano, son una buena proclamación del Evangelio en el servicio a la salvación hasta el día de hoy".
Notas

1. Agencia de Noticias Zenit artículo de 3 de octubre de 2004. CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 de octubre de 2004
(ZENIT.org). 2. Anna Katharina Emmerick vista con los ojos de una ortodoxa. Entrevista a la artista e historiadora libanesa Lina
Murr Nehmé. 3. Liga Antidifamación artículo de 7 de junio de 2004. 4. Servicio de Noticias Católico artículo de 4 de octubre de
2004. 5. Párrafo 18 del Vaticano en línea biografíca Anna Katharina Emmerick (1774-1824)

Referencias

1. ↑ «Anna Katharina Emmerick (1774-1824)».

2. ↑ «Anna Katharina Emmerick vista con los ojos de una ortodoxa».


Bibliografía

 Emmerick, Anna Catherine: La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

 Emmerick, Anna Catherine: Vida de La Santísima Virgen Maria: Según Visiones de Ana Catalina Emmerick.

 Karl Schmoger: Life of Anna Katherina Emmerick. Rockford, Illinois: Tan Books and Publications, 1974. ISBN 0-89555-
061-X (set); 0895550598 (volume 1); 0895550601 (volume 2)

 Paula Frederickson (ed.): On the Passion of the Christ. Los Angeles: University of California Press, 2006.

 Kathleen Corley and Robert Webb (ed.):Jesus and Mel Gibson's Passion of the Christ. The Film, the Gospel and the
Claims of History. London: Continuum, 2004. ISBN 0-8264-7781-X

 Thomas Wegener: Life of Sister Anna Katherina Emmerick: New York: Benziger Brothers: 1898.

 Rafael Lazcano: Ana Catalina Emmerick (1774-1824): icono del Crucificado: Guadarrama (Madrid): Editorial
Agustiniana: 2010. ISBN 978-84-95745-97-2

Enlaces externos

 Visiones y revelaciones en Español por Ana Catalina Emmerick

 La Dolorosa Pasión en español

http://www.corazones.org/santos/ana_catalina_emmerick.htm

244
http://www.devilsfinalbattle.com/span/contents_spnew.htm
Libro “La última bat alla del Diablo”.

Índice de materi as
Preámbulo.............................................................................
Colaboradores.......................................................................
Prefacio del Editor..................................................................
Introducción..........................................................................
Capítulo 1 El Mensaje y el Milagro...........................................
Capítulo 2 Comienza una larga oposición................................
Capítulo 3 El plan celestial de paz, en microcosmo...................
Capítulo 4 El Tercer Secreto..................................................
Capítulo 5 Aparece un motivo.........................................
Capítulo 6 El motivo se mantiene firme...................................
Capítulo 7 La demolición de los baluartes...............................
Capítulo 8 El Mensaje de Fátima contra “La Línea del Partido”....
Capítulo 9 La imposición de la nueva orientación en una Iglesia “Post-Fátima”
Capítulo 10 Revelando los nombres.......................................
Capítulo 11 “El Mensaje de Fátima” del Cardenal Ratzinger.......
Capítulo 12 ¿Se encuentra el Tercer Secreto en dos textos distintos?
Capítulo 13 El Tercer Secreto, enteramente revelado............
Capítulo 14 ¡Oigamos a la testigo, por amor de Dios!..............
Capítulo 15 El cálculo de los costos....................................
Capítulo 16 Preparando una acusación formal..........................
Capítulo 17 Mientras tanto, ¿qué podemos hacer?...................
Capítulo 18 Petición al Sumo Pontífice.....................................
Apéndice: Una cronología del encubrimiento de Fátima...............
Bibliografía Seleccionada
Glosario................................................................................
Índice onomástico y temático..................................................

245
Índice de fotografías..............................................................
Índice genera........................................................................
Para más información sobre Fátima, visite el sitio Web: www.fatima.org

9. ANEXO 9 - El P adre Gobbi y el Movimiento Sacerdotal Mariano

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=9481

Fallece el padre Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano

El sacerdote italiano Stefano Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal


Mari ano (MSM), falleci ó a yer a medio día, según h an i nformad o fu entes
cercanas al movimiento, tras haber sufrido un ataque cardiaco el 19 de junio.
Al MSM están adheridos «algunos Cardenales, más de 350 Arzobispos y
Obispos y 150 000 sacerdotes del clero secular y de todas las órdenes e
institutos reli giosos».

30/06/11 10:39 AM

(InfoCatólica) El sacerdote italiano Stefano Gobbi, fundador del Movimiento


S a c e r d o t a l M a r i a n o ( M S M ) f a l l e c i ó a ye r , s o l e m n i d a d d e l o s s a n t o s P e d r o y
Pablo a las 15 horas, según han informado fuentes cercanas al Movimiento. El
padre Gobbi publicó sus locuciones o revelaciones privadas de l a Vi rgen María
en el ll amado “Li bro azul ”, cu ya p ri mera edición es d el año 1973.

Ent re los miembros de este movimiento sacerdotal hay un gran número de


sacerdotes, y también obispos y cardenales. Preci samente el P. Gobbi tendría
qu e haber p redi cado l os Ej ercici os Es pirit u al es p ara s acerdot es en
Coll evalenza, Umbrí a (Italia) desde el 22 al 28 de junio.

Según fuentes del MSM y la agencia Kath.net, el padre Stefano Gobbi, que
p a d e c í a d e l c o r a z ó n y a q u i e n s e l e p r a c t i c ó u n b yp a s s e n 1 9 9 8 , s u f r i ó u n
at aq ue cardiaco el 19 d e ju nio y fal l eci ó a yer t ras pasar varios dí as en
“situación muy crítica”.

El Movimiento Sacerdotal Mariano y los Cenáculos de oración

E l 8 d e m a yo d e 1 9 7 2 , d u r a n t e u n u n a p e r e g r i n a c i ó n a F á t i m a , d o n S t e f a n o
Gobbi, mientras rezaba en la Capilla de las Apariciones por al gunos sacerdotes
reb eldes cont ra l a Igl esi a, s e si nti ó ins pi rado i nteri orment e por l a Vi rgen Marí a
a invitarles a consagrarse a su Corazón Inmaculado. En el mismo mes, el padre
Gobbi habría recibido también un pequeño signo que confirmaba esa
inspiración, en el Santuario de la Anunciación en Nazaret.

246
El Movimiento Sacerdotal Mariano, tuvo su primera reunión, de 80 sacerdotes,
en septiembre de 1973, y se difundió rápi damente por Italia y luego por todo el
mundo, con el principal obj etivo de fomentar la Consagración al Inmaculado
Corazón de Marí a y la plena fidelidad al Magisterio del Papa, principalmente
por parte de l os sacerdotes. A partir del año 1974, el padre Gobbi viajó por
tod o el mundo apo yand o l a creaci ón d e Cenácul os de Oració n, a imagen de l a
reuni ón de los apóstoles con la Virgen María en el Cenáculo, en espera de
Pentecostés.

De acuerdo con la página web oficial del Movimi ento, http:// www.msm-
mmp.o rg/ D efault.aspx los t res comp romi sos qu e caracteri zan l a Espi rit uali dad
del Mo vi mi ent o Sacerdot al Mari an o s on l a Cons agraci ón al Corazón
Inmaculado de María, la unión con el P apa y con la Iglesia en comunión con él
y conducir a los fieles a una vida de entrega confiada a la Virgen.

Uno de los aspectos controvertidos del Movimiento está constituido


precisamente por las locuciones interiores de la Virgen María que el P . Gobbi
sostiene haber tenido desde 1973 hasta 1997, mensajes que están publicados en
su diario espiritual “A los Sacerdotes, Hijos P redilectos de la Santísima
Virgen”, y que por el momento no han sido reconocidas oficialmente por la
Iglesia.

El libro “contiene las meditaciones o inspiraciones que Dn. Esteban Gobbi


recibe bajo forma de palabras interiores dichas al corazón”, y ha sido el
instru mento po r el qu e “ ya se h an adh erido al Mo vi mi ent o Sacerd ot al Mari ano
algunos Cardenales, más de 350 Arzobispos y Obispos, 150 000 sacerdotes del
clero secular y de todas las órdenes e institutos religiosos, y decenas de
millones d e fi eles”. Muchos de ello s recono cen h aber si do ayu d ado s p or el
MSM a permanecer fieles en épocas de confusión, gracias a la Virgen María.

Una selección de los mensaj es en

http://movimientosacerdotalmarianomensajes.blogspot.com/

10. ANEXO 10 - Monseñor Lefebvre

http://es.wikipedia.org/wiki/Marcel_Lefebvre

Marcel-François Marie Lefebvre C.S.Sp. (Tourcoing, Francia, 29 de noviembre de


19 05 - Marti gn y, Su i za, 25 de marzo de 19 91 ), arzo bispo cat ólico fran cés; tras un a
dilatada carrera como misionero espiritano en el África Francófona, tomó el
liderazgo, dentro de la Iglesia católica del movimiento ultramontano europeo,
enfrentándose con sus compañeros en el episcopado y llegando a desobedecer al Papa
por las reformas doctrinales y disciplinares int roducidas en la Igl esia tras el Concilio
Vati cano II, que a su parecer rompían con la Tradición bimilenaria de la Iglesia

247
Cat ólica e impulsaban el modernismo dentro de su doctrina, acto condenado por San
Pío X1 y Pío XII.2 Fundó la Hermandad Sacerdotal San Pío X.

Vida

Es el tercer hijo de ocho hermanos. Hijo de un fabricante textil llamado René


Lefebvre. Tanto su padre, como su madre Gabrielle eran un matrimonio piadoso. Los
cin co pri meros hij os ent raron en reli gi ón,3 Ren é y Marcel , con lo s padres
espiritantos,4 Jeanne, en las religiosas reparadoras, Bernadette, futura fundadora de la
hermanas de la Hermandad San Pío X y Christiane con el carmelo reformado.

Marcel cursó estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Tourcoing. Padeció la


invasión alemana de su ciudad durante la Primera Guerra Mundi al. Su padre debió huir
e n 1 9 1 5 p o r a yu d a r a l o s p r i s i o n e r o s i n g l e s e s y f r a n c e s e s a p a s a r l a s l í n e a s , p o r l o q u e
la familia sufrió mucho su ausencia agravada con la escasez de bi enes básicos.

Sacerdote, religioso y obispo

La familia Lefebvre en 1908. El futuro obispo Marcel está situado a la izquierda.

Cursó sus estudios de filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de


Roma. Fue ordenado sacerdote en 1929 por Monseñor Liénart, arzobispo de Lille.
Habiendo madurado en él la idea misionera y siguiendo el paso de su hermano, se unió
a l a Con gregaci ón del Esp írit u Santo. Tras su n o vi ci ado (de s ólo un añ o d e duración)
hizo su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1932 fue enviado a África, más

248
concretamente a Gabón, donde se desempeñó como misionero en diversos lugares.

E n 1 9 3 9 r e g r e s ó a B u r d e o s d e s d e G a b ó n . D u r a n t e e l t r a ye c t o s e d e c l a r ó l a g u e r r a . A l
poco de desembarcar fue movilizado y enviado como soldado a África. Así con el
justo tiempo de poder despedirse de su padre, al que no volvería a ver (arrestado en
abril de 1942 por pasar información a Londres y a yudar de esta manera a muchos
prisioneros). Su padre murió en el campo de concentración de Sonnenburg.

Epi scopado

Pío XII lo nombró obispo de Dakar (1948-1962), elevándolo posteriormente al rango


de Arzobispo, y designándolo tambi én Legado Apostólico (una especie de nuncio o
embajador) para toda el África francófona. A la muerte de Pío XII le destinaron sólo
como Arzobispo de Dakar dejando el puesto de Legado apostólico. Ante el paso de la
promoción del clero nativo que impulsara Pío XII, Lefebvre dejó la catedra de Dakar a
s u d i s c í p u l o H ya c i n t h e T h i a n d o u m . A n t e e s t e p a s o J u a n X X I I I , q u i s o d a r l e u n a
diócesis en Francia. P ero las presiones de los obispos y cardenales franceses
obligaron a Juan XXIII a darle una pequeña diócesis, l a diócesis de Tulle, en vez de
un arzobispado aunque reconociéndole su dignidad de Arzobispo. Las otras
condiciones fueron que no podía pertenecer a la Asamblea de los cardenales y
arzobispos franceses (germen de la futura Conferencia de obispos de Francia) y que
estas condi ciones no creasen un precedente o una costumbre para los futuros obispos
de Francia.(5)

Concilio Vaticano II

En calidad de Superior General de los Padres Espiritanos, fue ll amado por Juan XXIII
para formar parte de la Comisión Central Preparatori a del Concilio Vaticano II.

Durant e el Con cilio, fun d ó j unt o a Do m Ant onio de Castro -Mayer, obis po de Camp os
(Brasil), Geraldo Proença Sigaud, obispo de Diamantina (Brasil) y Carli, obispo de
Segni (Italia) el Cœtus Internationalis Patrum, al que adhirieron 450 obispos, con el
249
objeto de defender en el aula conciliar l a doctrina y disciplina tradicional de la
Iglesia. Esto le valió la oposición y enemistad con los obispos franceses y germanos.

La Fraternidad Sacerdotal San Pío X

Artículo principal: Fraternidad Sacerdotal San Pío X

Después de renunciar a su cargo de Superior General de su congregación en 1968 y a


iniciativa de un grupo de seminaristas descontentos con la orientación que habían
tomado los seminarios a los que concurrí an, en particular, el Seminario Francés de
Roma, a cargo de los Padres Espiritanos, fundó en 1971 en Friburgo (Suiza), con la
autorización del obispo del lugar, Mons. François Charrière, la Fraternidad Sacerdotal
San Pío X. La casa de formación que primero funcionó en la Rue de la Vignett az fue
posteriormente trasladada a Écône (cantón del Vales, Suiza), donde la congregación
tiene su principal instituto de formación sacerdotal.

Debido a la creciente concurrencia de j óvenes deseosos de recibir una formación


tradicional en el sacerdocio, rápidamente se granjeó la enemistad del episcopado
francés , q u e l l amab a al Semi nari o d e Écôn e «s eminario s al vaj e». Venci do el t érmin o
de 5 años, durante el cual la existencia de la congregación es puesta a prueba de
acuerdo con las normas canónicas, el sucesor de Mons. Charrière en la sede de
Friburgo, Mons. Pierre Mamie, tras recibi r una solicitud de Roma, no renovó el
permiso para que la misma subsisti era, acto que posteriorment e fue refrendado por una
comisión de 3 cardenales nombrada por Pabl o VI.

En ese estado, Lefebvre interpuso un recurso suspensivo ante el Tribunal de la


Signatura Apostólica, pero su presidente, el cardenal Dino Staffa, se negó a darle
trámite respondiendo -según parece- a un pedido del Cardenal Jean-Mari e Villot,
entonces Secretario de Estado de P ablo VI.

Dado que el recurso suspensi vo de supresión estaba pendiente, Lefebvre consideró


que, a falt a de pronunciamiento sobre un recurso suspensivo, la medida de suprimir su
250
congregación quedaba pendiente de resolución, y por lo t anto, su congregación
continuaría existiendo hasta tanto la Santa Sede no se expidiese sobre el fondo del
asunto.

Con ese razonamiento, no secundó el pedido que se le hiciera de cerrar el seminario y


dispersar a los seminaristas, a los cuales prosiguió formando hast a las puertas del
sacerdoci o.

En 1976 recibió una monición canónica para que no procedi era a la ordenación de la
primera tanda de jóvenes formados en Écône, la cual desoída, hizo recaer sobre él la
sus pensi ón a di vi nis el 2 2 d e j ul io d e 1 976. El 2 9 de agost o de 1 97 6, Mons . Lefebvre
celebró la Misa de Lille6 donde declaró:

"no se puede dialogar con los masones o con los comunistas, no se dialoga con el
diablo!"(7)

Excomunión

Consolidándose l a situación en el ti empo, y por interposición de otros factores, tal el


caso de l a reunió n ecuméni ca d e Asís d e 1 986 , Lefeb vre, ya octo gen ario , avi zo ra qu e
se le acaba el tiempo para nombrar un sucesor en el episcopado que garantice la
prosecución de su obra de sostén de la Tradición. Tras una serie de reuniones con
a u t o r i d a d e s r o m a n a s , d u r a n t e c u yo t r a n s c u r s o s e l e a s e g u r ó q u e e l P a p a J u a n P a b l o I I
no s e op oní a, en prin cipi o , a d arl e un s ucesor, se bos quej ó un proye cto d e acu erdo.
Pero t an pronto como estampó su firma en el documento, el entonces cardenal
Rat zi n ger l e en vi ó u n su b alt erno para soli cit ar d e él un a cart a pi di endo p erd ón al P apa
por lo que había hecho.

Tras su negativa a hacerlo, en el entendimiento que no se ha de pedir perdón por


«h acer lo qu e d eb e hacers e», se desdi ce d el acu erdo y po co d espu és , remiti én dos e a
aquella seguridad que se le había dado de que el Papa no se oponía a darle un sucesor,
decide consagrar 4 obispos escogidos de entre miembros de su congregación: los
251
padres Alfonso de Gal arreta (hispano-argentino), Bernard Fell ay (suizo), Richard
Willi amson (inglés, converso del anglicanismo) y Bernard Tissier de Mallerais
(francés).

Los puntos centrales de la controversia entre Lefebvre y el Vaticano son


esencialmente cuatro: La protestantización del nuevo ritual de la Misa, el
ecu menis mo, l a li bert ad rel i gi os a y l a col egialid ad.

Lefebvre fue excomulgado pública y formalmente por el papa Juan Pablo II, el cual en
su carta Apostóli ca "Ecclesia Dei", escrita el 2 de julio de 1988 en forma de motu
proprio, decía: " Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el
cardenal Prefect o de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el
r e v e r e n d í s m o m o n s . L e f e b v r e y l o s s a c e r d o t e s B e r n a r d F e l l a y, B e r n a r d T i s s i e r d e
Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, han incurrido en l a grave pena
de excomuni ón p revi sta p or l a dis cipli na ecl esi ásti ca" (Códi go d e Derecho Can ónico,
can. 1.382).

La posición ofici al de la Iglesia Católica en lo referente a la situación canónica de l a


Fraternidad San Pío X, recogida en las declaraciones del Card. Darío Castrillón
Ho yos , Prefecto de l a Sagrad a Con gregaci ón para el Cl ero y P resid ent e d e l a Co misi ón
Ponti fi cia Eccl esia Dei , en entrevist a a l a Revist a 3 0 Gi orni ,(8) es qu e «n o s e t rat a d e
un cisma fo rmal ». De igu al manera, en ent revist a concedid a al can al 5 d e It ali a el 13
de noviembre de 2005 indicaba:

No s e p ued e deci r en térmi nos co rrect os , exactos y p recis os , que exist e u n cis ma. Ha y
una actitud cismática en el hecho de consagrar obispos sin mandato pontificio. Ellos
est án dentro d e la Igl esi a. Exi st e úni cament e el h ech o d e que u na t otal, más perfect a
comunión está faltando —como quedó afirmado durante la reunión con el Obispo
F e l l a y— u n a c o m u n i ó n m á s p l e n a , p o r q u e l a c o m u n i ó n e x i s t e . ( 9 )

El hecho de que no exista cisma formal no significa que las excomuniones no sean
válidas, sino que no existe l a i ntención de separarse de Roma, intención que es
necesaria para que se declare un verdadero cisma. La posición de la Fraternidad San
Pío X ha si do siempre de obediencia y sujeción al Romano P ontífice en todo lo que es
magisterio infalible, aunque resisten las orientaciones pastorales que se han realizado
después del Co n cil io Vati cano II, cos a qu e por sí mis ma no constit uye n egaci ón de

252
ni n gú n do gma d e fe. El pro bl ema ent re l a Santa Sed e y l a Frat ernid ad San Pí o X es ,
por tanto, de mat eria disciplinar, no dogmática.

Con todo, las excomuniones a los cuatro obispos ordenados por Lefebvre sigueron en
pie hasta el 24 de enero de 2009, cuando el papa Benedicto XVI levant ó la
excomunión a los cuat ro obispos. Benedicto XVI, según un comunicado del Vaticano,
decidió levantar la excomunión a los cuatro obispos tradicionalistas "tras un proceso
de diál ogo" y después de que el pasado 15 de diciembre el obispo Bernard Fella y SP X,
en s u cali dad d e Su perio r General de l a congregació n, en vi as e un a cart a al Vati cano ,
en nombre propio y de los otros t res prelados, en la que le expresaba el deseo de
permanecer fieles a la Igl esia romana y al Papa.(10)

Marcel Lefebvre falleció el 25 de marzo de 1991, durante la Semana Sant a. Sus restos
s e h a l l a n i n h u m a d o s e n e l S e m i n a r i o d e É c ô n e , b a j o l a l e ye n d a q u e é l m i s m o d e s e a b a
fuese escrita sobre su tumba: Tradidi quod et accepi ("he transmitido lo que recibí").

Su obra y escritos

En opinión de Monseñor Lefebvre, hay tres posturas que se abren paso dentro del
catolicismo a través del Concilio Vaticano II y que hasta ese momento no sólo
contradecían la Doctrina uniformemente profesada por la Iglesia Católica, sino que
incluso estaban condenadas:

El Ecumenismo: Todos los credos —incl uso los no cristianos, animistas o paganos—
son iguales y agradan al único Dios, principio base de la Reunión de Asís 1988 y sus
secuelas.

E l C o n c i l i a r i s m o : L a I g l e s i a n o e s ya u n a m o n a r q u í a , s i n o u n a d e m o c r a c i a d o n d e l a
v o l u n t a d d e l a m a yo r í a g o b i e r n a a t r a v é s d e u n e s t a d o d e " C o n c i l i o P e r m a n e n t e " .

La Libertad religiosa: La Iglesia abandona su bimilenari a vocación misionera y


desalienta en sus miembros la labor proselitista, por lo que se recomienda a los
potenciales conversos a permanecer en su fe.

253
El 21 de noviembre de 1974 hace una declaración(11) que puede considerarse como el
manifiesto que guio a la Hermandad y fue la bandera que empuñó hasta su muerte.

Referencias

1.↑ Pascendi Dominici gregis

2.↑ Humanis generis

3.↑ Hermandad San Pío X (marzo-abril 2001). «Las grandes etapas de una vida
totalment e consagrada a Dios». Tradición católica (nº165): pp. 9.

4.↑ Hay que matizar que Marcel primero fue un sacerdote diocesano que siguió el
ejemplo de su hermano al entrar en la C.S. Sp.

5.↑ Lefebvre, Marcel; traductor:J.Mª Mestre (diciembre de 2001). La pequeña historia


de mi larga historia. Vida de Monseñor Lefebvre contada por él mismo. Morón
(Argentina): Fundación San Pío X. pp. 82-83. ISBN 750-99434-4-4.

6.↑ Emisora sobre la cadena francesa A2, el 29 août 1976

7.↑ Georges Virabeau, Prélats et francs-maçons, Publications Henry Coston, 1978, p.


16

8.↑ Card . Darí o Cast rillón Ho yos . «Vo l ver a acercarse por et ap as sin pri sa, pero si n
pausa». Consultado el 13-04-2008.

9.↑ Card . Darí o Cast rillón Ho yos . «Th ey are wit hin the Chu rch ». Co nsult ado el 13-
04-2008.

10.↑ [1]

11.↑ Puede leerse un extracto aquí Hermandad San Pío X#La primera década

254
Bibliografía

Obra y sermonario

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En francés

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Éditions Clovis. ISBN 2-912642-82-5.

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historia de mi larga historia - Vida de Monseñor Lefebvre contada por él mismo.
Buenos Aires: Ed. Fundación San Pío X. ISBN 750-99434-4-4.

[editar] Enlaces externos

Monseñor Lefebvre en Catholic Hierarchy

Fraternidad Sacerdotal de San Pío X - Casa General

Fraternidad Sacerdotal de San Pío X - Dist rito América del Sur

WikkiMissa: Lugares de misas católi cas tradi cionales St Pío V (en español).

11. ANEXO 11 – “Toties quoties”

htt p:// www.refranes yfras es .com/fl / 28 49/ Toties -quoti es.html

“Toties quoties”: En cuantas ocasiones se presentan

http://exorbe.blogspot.com/2008/08/toties-quoties.html

La indulgencia de la Porciúncula tenía la particularidad de que se concedía "toties quoties", es decir, tantas veces como se
cumplieran con las obras prescritas para lucrar la indulgencia, y todas y cada una de las veces que se hacían con las debidas
disposiciones (una confesión y una comunión bastaban para la toties quoties). Blanco White recuerda las tablillas que se
colgaban en la puertas de las iglesias, con la leyenda "Hoy Se Saca Ánima". Como la indulgencia plenaria era aplicable a modo
de sufragio por los difuntos, se tenía la certeza de que por cada acto cumplido en la Porciúncula, se sacaba del Purgatorio un

256
alma en pena.

12. ANEXO 12 -

13. ANEXO 13 -

//////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

Versiones de “Advertencias” en Internet, “Advertencias del más allá”:

http://holywar.org/txt/complot/manueldearbues/advertencia.htm

“Exorcismo de 31 de octubre de 1975. Habla Judas Iscariote. Libro “Advertencias del


más allá”:

http://profeciasyrevelaciones.blogspot.com/2011/02/interesante-dialogo-entre-el-exorcista.html

Resumen de los textos de las revelaciones en:

http://holywar.org/txt/complot/manueldearbues/advertencia.htm

Viernes 17-Febrero-2012, 8:34 p.m. En el siguiente enlace, varios documentos de la Iglesia


para descargar, entre ellos, “Mística Ciudad de Dios” de María de Jesús de Ágreda.

http://iteadjmj.com/docs/docs.html

257
HOME-CASA-DOMUS: http://iteadjmj.com

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬|

Lunes 16-Julio-2012 12:55 a.m.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19750
626_fede-cristiana-demonologia_sp.html

FE CRISTIANA Y DEMONOLOGÍA*

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha encargado a un experto la


preparación del presente estudio, que recomienda encarecidamente como base
segura para reafirmar la doctrina del Magisterio acerca del tema «Fe cristiana y
demonología».

A lo largo de los siglos la Iglesia ha reprobado las diversas formas de superstición,


la preocupación excesiva acerca de Satanás y de los demonios, los diferentes tipos
de culto y de apego morboso a estos espíritus [1]; sería por esto injusto afirmar que
el cristianismo ha hecho de Satanás el argumento preferido de su predicación,
olvidándose del señorío universal de Cristo y transformando la Buena Nueva del
Señor resucitado en un mensaje de terror. Ya San Juan Crisóstomo declaraba a los
cristianos de Antioquía: «No es para mí ningún placer hablaros del diablo, pero la
doctrina que este tema me sugiere será para vosotros muy útil»[2]. Efectivamente,
sería un error funesto comportarse como si nada tuvieran que enseñarnos las
lecciones de la historia y considerar que la Redención ha surtido ya todos sus
efectos sin que haga falta empeñarse en la lucha de la que nos hablan el Nuevo
Testamento y los maestros de vida espiritual.
Un malestar actual
En este error se puede caer hoy también. En efecto, son muchos los que se
preguntan si no sería el caso de examinar de nuevo la doctrina católica acerca de
este punto, comenzando por la Escritura. Algunos creen imposible cualquier toma
de posición —¡como si se pudiera dejar en suspenso este problema!— haciendo
notar que los Libros Sagrados no permiten pronunciarse ni en favor ni en contra de
258
la existencia de Satanás y de los demonios; con mayor frecuencia tal existencia es
puesta abiertamente en duda. Ciertos críticos, creyendo poder distinguir la posición
propia de Jesús, insinúan que ninguna de sus palabras garantizan la realidad del
mundo de los demonios, sino que la afirmación de la existencia de los mismos,
cuando tal afirmación aparece, refleja más bien las ideas de los escritos judaicos o
depende de tradiciones neotestamentarias y no de Cristo; y dado que dicha
afirmación no formaría parte del mensaje evangélico central, no comprometería hoy
nuestra fe y seríamos libres de abandonarla. Otros, más objetivos, y a la vez más
radicales, aceptan las aserciones de la Sagrada Escritura en su sentido más obvio,
pero añaden que en el mundo actual no son aceptables ni siquiera para los cristianos.
Por esto, también ellos las eliminan. Para algunos, finalmente, la idea de Satanás,
sea cual fuere su origen, no tiene ya importancia y el intento de justificarla no
lograría sino hacer perder crédito a nuestras enseñanzas o hacer sombra al discurso
acerca de Dios, que es el único que merece nuestro interés. Hay que notar que para
unos y otros los nombres de Satanás y del demonio no son sino personificaciones
míticas y funcionales, cuyo único significado es el de subrayar dramáticamente el
influjo del mal y del pecado sobre la Humanidad. Un simple lenguaje, por tanto, que
nuestra época debería descifrar con el fin de encontrar una manera diversa de
inculcar en los cristianos el deber de luchar contra todas las fuerzas del mal
existentes en el mundo.
Estas tomas de posición, repetidas con gran alarde de erudición y difundidas por
revistas y por ciertos diccionarios de teología, no pueden menos de turbar los
ánimos. Los fieles, acostumbrados a tomar en serio las advertencias de Cristo y de
los escritos apostólicos, tienen la impresión de que esta forma de hablar tiende a
cambiar radicalmente, en este punto, la opinión pública; además, quienes conocen
las ciencias bíblicas y religiosas se preguntan hasta dónde podrá llevarnos el proceso
de desmitización emprendido en nombre de una cierta hermenéutica.
Frente a tales postulados, y con el fin de dar una respuesta a los mismos, hemos de
detenernos, brevemente, ante todo, en el Nuevo Testamento, para poner de relieve
su testimonio y autoridad.

EL NUEVO TESTAMENTO Y SU CONTEXTO


Antes de recordar la independencia de espíritu con la que Jesús se comportó en todo
momento respecto a las opiniones de su tiempo, es importante notar que no todos
sus contemporáneos tenían, a propósito de los ángeles y demonios, aquella creencia
común que muchos parecen atribuirles hoy y de la cual Jesús mismo dependería.
Una indicación, con la que los Hechos de los Apóstoles describen la polémica
provocada entre los miembros del Sanedrín por una declaración de San Pablo, nos
hace saber, en efecto, que los saduceos no admitían, contra la opinión de los
259
fariseos, «ni resurrección, ni ángel, ni espíritu», es decir, según la interpretación
dada por los buenos exegetas, no creían en la resurrección y, por tanto, tampoco en
los ángeles o en los demonios[3]. Así, pues, en lo que se refiere a Satanás, a los
demonios y a los ángeles, la opinión de los contemporáneos de Jesús parece dividida
en dos concepciones diametralmente opuestas. ¿Cómo puede entonces sostenerse
que, al ejercer y dar a otros el poder de expulsar los demonios, Jesús —y a ejemplo
suyo los escritores del Nuevo Testamento— no han hecho otra cosa que adoptar, sin
ningún esfuerzo crítico, las ideas y prácticas de su tiempo? Ciertamente, Cristo, y
con mayor razón los apóstoles, pertenecían a su época y compartían la cultura de la
misma; pero Jesús, en virtud de su naturaleza divina y de la revelación que había
venido a comunicar, trascendía su ambiente y su tiempo, escapaba a su presión. La
lectura del sermón de la montaña basta para convencernos de su libertad de espíritu,
a la vez que de su respeto por la tradición[4]. Por esto, cuando Él reveló el
significado de su redención, tuvo evidentemente que tener en cuenta a los fariseos,
los cuales, como Él mismo, creían en el mundo futuro, en el alma, en los espíritus,
en la resurrección; y hasta no pudo olvidar a los saduceos que no admitían tales
creencias. Así, pues, cuando los fariseos lo acusaron de expulsar los demonios con
la ayuda del príncipe de los mismos, Él habría podido sortear la dificultad
alineándose con los saduceos; pero haciendo esto habría desmentido lo que era su
misión. Por tanto, sin renegar la creencia en los espíritus y en la resurrección —que
Él tenía en común con los fariseos— debía tomar distancia respecto de ellos,
oponiéndose no menos a los saduceos.
Sostener, pues, hoy que lo dicho por Jesús sobre Satanás expresa solamente una
doctrina tomada del ambiente y que no tiene importancia para la fe universal,
aparece en seguida como una opinión basada en una información deficiente sobre la
época y la personalidad del Maestro. Si Jesús ha usado este lenguaje, y, sobre todo,
si lo ha puesto en práctica durante su ministerio, es porque expresaba una doctrina
necesaria —al menos en parte— para la noción y la realidad de la salvación que Él
traía.
El testimonio personal de Jesús
También las principales curaciones de posesos fueron hechas por Cristo en
momentos que resultan decisivos en la narración de su ministerio. Sus exorcismos
ponían y orientaban el problema de su misión y de su persona, como prueban
suficientemente las reacciones suscitadas[5].
Sin poner nunca a Satanás en el centro de su Evangelio, Jesús habló de él sólo en
momentos evidentemente cruciales, y con declaraciones importantes. En primer
lugar inició su ministerio público aceptando ser tentado por el diablo en el desierto:
la narración de Marcos, precisamente a causa de su sobriedad, es tan decisiva como
la de Mateo y la de Lucas[6]. Puso en guardia a los suyos en el sermón de la

260
montaña y en la oración que les enseñó, el Padrenuestro, como admiten hoy muchos
exegetas [7], apoyándose en el testimonio de diversas liturgias [8].
En las parábolas, Jesús atribuyó a Satanás los obstáculos que encontraba su
predicación[9], como en el caso de la cizaña sembrada en el campo del padre de
familia [10]. A Simón Pedro anunció que «las puertas del infierno» intentarían
prevalecer sobre la Iglesia[11], que Satanás trataría de pasarlo por la criba como a
los demás apóstoles[12]. En el momento de dejar el Cenáculo, Cristo declaró como
inminente la venida del «príncipe de este mundo»[13]. En el Getsemaní, cuando fue
arrestado por los soldados, afirmó que había llegado la hora del «poder de las
tinieblas»[14]; sin embargo Él sabía y lo había declarado en el Cenáculo, que «el
príncipe de este mundo ha sido ya juzgado»[15].
Estos hechos y estas declaraciones —bien encuadrados, repetidos y concordantes—
no son casuales ni pueden ser tratados como datos fabulosos que hay que
desmitificar. En caso contrario habría que admitir que en aquellas horas críticas la
conciencia de Jesús, cuya lucidez y dominio de sí mismo aparecen evidentes ante
los jueces, era presa de fantasmas ilusorios y que su palabra carecía de toda firmeza;
lo cual estaría en contraste con la impresión de los primeros que la escucharon y de
los lectores de los evangelios. Se impone, por tanto, una conclusión: Satanás, a
quien Jesús había afrontado con sus exorcismos, que había encontrado en el desierto
y en la pasión, no puede ser el simple producto de la capacidad humana de inventar
fábulas o de personificar las ideas, ni tampoco un vestigio aberrante del lenguaje
cultural primitivo.
Es verdad que San Pablo, resumiendo en grandes líneas, en la Carta a los Romanos,
la situación de la Humanidad antes de Cristo, personifica el pecado y la muerte,
mostrando su temible poder; pero se trata, en el conjunto de su doctrina, de un
momento que no es el efecto de un puro recurso literario, sino de su aguda
conciencia de la importancia de la cruz de Jesús y de la necesidad de la opción de fe
que Él pide.
Los escritos paulinos
Por otra parte, Pablo no identifica el pecado con Satanás. En efecto, en el pecado él
ve, ante todo, lo que este último es esencialmente: un acto personal de los hombres,
y también el estado de culpabilidad y de ceguera en el que Satanás trata
efectivamente de meterlos y mantenerlos[16]. De esta manera, Pablo distingue bien
a Satanás del pecado. El Apóstol, que frente a la «ley del pecado que siente en sus
miembros» confiesa su impotencia sin la ayuda de la gracia[17], es el mismo que,
con gran decisión, invita a resistir a Satanás[18], a no dejarse dominar por él, a no
darle entrada[19], a aplastarlo bajo los pies[20]. Porque Satanás es para él una
entidad personal, «el dios de este mundo»[21], un adversario astuto, distinto tanto de
nosotros como del pecado al que él lleva.

261
Como en el Evangelio, el Apóstol ve a Satanás activo en la historia del mundo, o
sea, en lo que él llama «el misterio de la iniquidad»[22]; en la incredulidad que
rechaza reconocer la gloria de Cristo[23], en la aberración de la idolatría [24], en la
seducción que amenaza la fidelidad de la Iglesia a Cristo su Esposo [25] y,
finalmente, en la prevaricación escatológica que conduce al culto del hombre,
colocándole en lugar de Dios[26]. Ciertamente, Satanás induce al pecado, pero se
distingue del mal que hace cometer.
El Apocalipsis y el Evangelio de de San Juan
El Apocalipsis es, sobre todo, el grandioso cuadro en el que el poder de Cristo
resucitado resplandece en los testigos de su Evangelio: proclama el triunfo del
Cordero inmaculado; pero nos engañaríamos completamente acerca de la naturaleza
de esta victoria, si no se viera en ella el final de una larga lucha en la que
intervienen, mediante los poderes humanos que se oponen a Jesús, Satanás y sus
ángeles, distintos unos de otros, además de los agentes históricos. En efecto, es el
Apocalipsis el que, subrayando el enigma de los diversos nombres y símbolos de
Satanás en la Sagrada Escritura, revela definitivamente su identidad [27]. Su acción
se desarrolla a lo largo de todos los siglos de la historia humana bajo los ojos de
Dios.
No sorprende, por ello, que, en el Evangelio de San Juan, Jesús hable del diablo y
que lo defina «príncipe de este mundo» [28]: ciertamente, su acción sobre el hombre
es interior, pero es imposible ver en su figura únicamente una personificación del
pecado y de la tentación. Jesús reconoce que pecar significa ser «esclavo»[29], pero
no por ello identifica con Satanás ni esta esclavitud ni el pecado en que en ella se
manifiesta. El diablo ejerce sobre los pecadores solamente un influjo moral, en la
medida en que cada uno sigue su inspiración [30]: ellos, libremente, ejecutan sus
«deseos»[31] y hacen «su obra»[32]. Solamente en este sentido y en esta medida
Satanás es su «padre»[33], porque entre él y la conciencia de la persona humana
queda siempre la distancia espiritual que separa la «mentira» diabólica del
consentimiento que a ella se puede dar o negar[34], de la misma manera que entre
Cristo y nosotros existe siempre la distancia entre la «verdad» que él revela y
propone, y la fe con que es acogida.

LA DOCTRINA GENERAL DE LOS PADRES


Por este motivo, los Padres de la Iglesia, convencidos a través de la Sagrada
Escritura de que Satanás y los demonios son los adversarios de la Redención, no han
dejado de recordar a los fieles la existencia y acción de aquéllos.
Desde el siglo II de nuestra era, Melitón de Sardes había escrito una obra «Sobre el
demonio»[35] y sería difícil citar a un solo Padre que no haya hablado de este tema.

262
Obviamente, los más diligentes en poner en claro la acción del diablo fueron
aquellos que ilustraron el designio divino en la historia, especialmente San Ireneo y
Tertuliano, quienes afrontaron sucesivamente el dualismo gnóstico, y Marción,
luego lo hizo Victorino de Pettau y, finalmente, San Agustín. San Ireneo enseñó que
el diablo es un «ángel apóstata»[36]; que Cristo, recapitulando en sí mismo la guerra
que este enemigo mueve contra nosotros, tuvo que enfrentarse con él al comienzo de
su ministerio [37]. Con mayor amplitud y vigor San Agustín demostró su actividad
en la lucha de las «dos ciudades», que tiene origen en el cielo, cuando las primeras
creaturas de Dios, los ángeles, se declararon fieles o infieles a su Señor[38]; en la
sociedad de los pecadores él vio un «cuerpo» místico del diablo[39], del cual habló
también más tarde, en su obra Moralia in Job, San Gregorio Magno [40].
Evidentemente, la mayoría de los Padres, abandonando con Orígenes la idea del
pecado carnal de los ángeles caídos, vieron en su orgullo —es decir, en el deseo de
elevarse por encima de su condición, de afirmar su independencia, de hacerse pasar
por Dios— el principio de su caída; pero, junto a este orgullo, muchos subrayaron
también su malicia respecto del hombre. Según San Ireneo, la apostasía del diablo
comenzó cuando él tuvo envidia de la creación del hombre y trató de hacer que se
rebelara contra su Creador[41]. Tertuliano juzga que Satanás, para contrastar los
planes del Señor, plagió en los misterios paganos los sacramentos instituidos por
Cristo[42]. Se ve, pues, que las enseñanzas patrísticas fueron un eco sustancialmente
fiel de la doctrina, y orientaciones del Nuevo Testamento.

EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
El Concilio Lateranense IV (1215) y su contenido demonológico
Es cierto que en veinte siglos de historia el Magisterio dedicó a la demonología sólo
unas pocas declaraciones propiamente dogmáticas. La razón de ello es que la
ocasión se presentó raramente; en concreto, únicamente en dos circunstancias la más
importante de las cuales se coloca a principios del siglo XIII, cuando se manifiesta
un revivir del dualismo maniqueo y priscilianista con la aparición de los cátaros y
albigenses; sin embargo, el enunciado dogmático de entonces, formulado en un
cuadro doctrinal familiar, corresponde muy de cerca a nuestra sensibilidad, porque
entraña una cierta visión del universo y de la creación del mismo por parte de Dios:
«Firmemente creemos y simplemente confesamos... un solo principio de todas las
cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y corporales; que por su
omnipotente virtud, a la vez desde el principio del tiempo, creó de la nada a una y
otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana, y después
la humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo. Porque el diablo y
demás demonios, por Dios, ciertamente, fueron creados buenos por naturaleza; mas

263
ellos, por sí mismos se hicieron malos. El hombre, empero, pecó por sugestión del
diablo»[43].
Lo esencial de esta exposición es sobrio. Sobre el diablo y los demonios el Concilio
se limita a afirmar que, siendo criaturas del único Dios, ellos no son sustancialmente
malos, sino que se convirtieron en tales siguiendo su libre albedrío. No se precisa ni
el número, ni la culpa, ni la extensión de su poder: estas cuestiones que no tocan al
problema teológico, fueron dejadas a la libre discusión escolástica. Sin embargo, la
afirmación del Concilio, por sucinta que sea, es de importancia capital porque es
emanación del mayor Concilio del siglo XIII, y es puesta en evidencia en la
profesión de fe preparada por el mismo, la cual, viniendo poco después de las
profesiones de fe impuestas a los cátaros y valdenses[44], evocaba las condenas
pronunciadas contra el Priscilianismo de algunos siglos antes[45].
El primer tema del Concilio:
Dios, creador de los «seres visibles e invisibles»
Esta profesión de fe merece, por consiguiente, ser tenida en atenta consideración.
Adopta la estructura común de los Símbolos dogmáticos y encaja perfectamente en
la serie de los mismos, a partir del Concilio de Nicea. Según el texto citado, puede
compendiarse, desde nuestro punto de vista, en dos temas unidos entre sí e
igualmente importantes para la fe: el enunciado que hace referencia al diablo y en el
que deberemos fijarnos más detenidamente viene después de una declaración sobre
Dios creador de todas las cosas «visibles e invisibles», esto es, de los seres
corpóreos y angélicos.
Esta afirmación sobre el Creador y la misma fórmula que la expresa tienen singular
importancia para nuestro tema, ya que ambas arrancan de la doctrina de San Pablo.
En efecto, al ensalzar a Jesucristo, el Apóstol dice de Él que ejerce su dominio sobre
todos los seres «celestes, terrestres e infernales»[46], tanto «en el mundo actual
como en el venidero»[47]; hablando por otra parte de su preexistencia, enseña que
«en Él fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra: las visibles
y las invisibles»[48]. Esta doctrina de la creación adquirió bien pronto una gran
importancia para la fe cristiana, debido a que el Gnosticismo y el Marcionismo, ya
antes del Maniqueísmo, trataron largamente de hacerla vacilar. Los primeros
símbolos de la fe especifican ordinariamente que los «seres visibles e invisibles»,
todos ellos, «han sido creados por Dios». Esta doctrina afirmada por el Concilio
niceno-constantinopolitano[49], y más tarde por el Concilio de Toledo[50], se usaba
para las profesiones de fe que se leían en las grandes Iglesias durante la celebración
del bautismo[51]; entró a formar parte de la gran plegaria eucarística de Santiago en
Jerusalén[52], de San Basilio en Asia Menor, en Alejandría[53] y en otras Iglesias
orientales[54]. Entre los Padres griegos aparece ya en San Ireneo[55] y en
la Expositio fidei de San Atanasio[56]. En Occidente, la encontramos en Gregorio
de Elvira[57], en San Agustín[58], en San Fulgencio[59], etcétera.

264
Cuando los cátaros en Occidente, igual que los bogomilos en Europa oriental,
restauraron el dualismo maniqueo, la profesión de fe del Concilio IV de Letrán no
podía hacer cosa mejor que recoger esta declaración y su fórmula, las cuales
adquirieron desde entonces importancia definitiva. Se repitieron muy pronto en las
profesiones de fe del Concilio II de Lyon[60], de Florencia[61] y de Trento[62],
para reaparecer por último en la Constitución Dei Filius del Concilio Vaticano
I[63] en los mismos términos del Concilio IV de Letrán, del año 1215. Se trata, por
consiguiente, de una afirmación primordial y constante de la fe, subrayada
providencialmente por el Concilio IV de Letrán para enlazar con ella el enunciado
relativo a Satanás y a los demonios. Indicó así que el caso de éstos, ya importante de
por sí, se insertaría en el contexto más amplio de la doctrina sobre la creación
universal y de la fe en los seres angélicos.
Segundo tema del Concilio: el diablo
1. El texto
Por lo que se refiere a este enunciado demonológico, está muy lejos de presentarse
como algo nuevo añadido circunstancialmente, a manera de consecuencia doctrinal
o de una deducción teológica; al contrario, aparece como un punto firme, adquirido
desde hace mucho tiempo. Lo está indicando la misma formulación del texto. En
efecto, después de haber afirmado la creación universal, el documento no pasa a los
diablos y a los demonios como a una conclusión lógicamente deducida: no
escribe «Consiguientemente Satanás y los demonios han sido creados naturalmente
buenos»..., tal como hubiese sido necesario si la declaración fuese nueva y deducida
de la anterior; al contrario, presenta el caso de Satanás como una prueba de la
afirmación anterior, como un argumento contra el dualismo. Escribe, en efecto:
«Porque Satanás y los demonios fueron creados naturalmente buenos...». En
resumen, el enunciado que a ellos se refiere se presenta como una afirmación
incontrovertible de la conciencia cristiana: es este un punto importante del
documento y no podía menos de serlo si se tiene en cuenta las circunstancias
históricas.
2. La preparación: las formulaciones positivas y negativas (siglos IV-V)
De hecho, ya en el siglo IV la Iglesia había tomado posición contra la tesis
maniquea de dos principios igualmente eternos y opuestos[64]; tanto en Oriente
como en Occidente, enseñaba firmemente que Satanás y los demonios han sido
creados y hechos naturalmente buenos. «Debes creer, decía San Gregorio
Nacianceno al neófito, que no existe una esencia del mal, ni un reino (del mal), sin
principio o subsistente por sí mismo o creado por Dios»[65].
El diablo era considerado creatura de Dios, buena y luminosa en un principio, que
por desgracia no se mantuvo en la verdad, en que había sido hecho (Jn 8, 44), sino
que se había revelado contra el Señor[66]. El mal, por consiguiente, no estaba en su
265
naturaleza, sino en un acto libre y contingente de su voluntad[67]. Afirmaciones de
este tipo —que se pueden leer equivalentemente en San Basilio[68], San Gregorio
Nacianceno[69], San Juan Crisóstomo[70], Dídimo de Alejandría[71]en Oriente; y
en Tertuliano[72], Eusebio de Vercelli[73], San Ambrosio[74], San Agustín[75], en
Occidente— podían asumir eventualmente una firme formulación dogmática. Se
encuentran incluso bajo forma de condenación doctrinal o también de profesión de
fe.
El De Trinitate, atribuido a Eusebio de Vercelli, lo expresaba firmemente en
términos de anatemas sucesivos:
«Si alguien cree que el ángel apóstata, en la naturaleza en que ha sido hecho, no es
obra de Dios, sino que existe por sí mismo, llegando incluso a atribuirle el tener en
sí mismo el propio principio, sea anatema.
Si alguno cree que el ángel apóstata ha sido hecho por Dios con una naturaleza mala
y no dice que él ha concebido el mal, por su propia voluntad, sea anatema.
Si alguno cree que el ángel de Satanás ha hecho el mundo —¡lejos de nosotros tal
creencia!— y no declara que todo pecado es invención suya, sea anatema»[76].
Tal redacción en forma de anatema no era entonces un caso único: se encuentra ya
en elCommonitorium, atribuido a San Agustín y escrito con vistas a la abjuración de
los Maniqueos. Esta instrucción consideraba como anatema a «aquel que cree que
existen dos naturalezas, que tienen origen en dos principios diversos, la una buena
que es Dios, la otra mala, no creada por Él»[77].
Esta enseñanza se expresaba mejor, no obstante, bajo la fórmula directa y positiva
de una afirmación que hay que creer. San Agustín, al comienzo de su De Genesi ad
litteram, decía así:
«La doctrina católica obliga a creer que la Trinidad es un solo Dios que ha hecho y
creado todos los seres existentes en cuanto existentes, de manera que toda creatura,
ya sea intelectual, ya sea corpórea, o, para decirlo brevemente, según los términos
de las divinas Escrituras, visible o invisible, no pertenece a la naturaleza divina, sino
que ha sido hecha de la nada por Dios»[78].
En España, el primer Concilio de Toledo profesaba igualmente que Dios es creador
de «todos (los seres) visibles e invisibles» y que fuera de él «no existe naturaleza
divina, ángel, espíritu o potencia alguna que pueda ser considerada por Dios»[79].
Así, ya desde el siglo IV, la expresión de la fe cristiana —enseñada y vivida—
presentaba en este punto las dos formulaciones dogmáticas, positiva y negativa, que
volveremos a encontrar ocho siglos más tarde en tiempos de Inocencio III y del IV
Concilio de Letrán.

266
San León Magno
Entretanto, estas expresiones dogmáticas no cayeron en desuso. En efecto, en el
siglo V la Carta del Papa San León Magno a Toribio, obispo de Astorga, cuya
autenticidad no deja lugar a dudas, habla en el mismo tono y con la misma claridad.
Entre los errores priscilianistas condenados por él se encuentran, en efecto, los
siguientes:
«La anotación sexta[80] señala su pretensión de que el diablo no ha sido nunca
bueno y que su naturaleza no es obra de Dios, sino que ha salido del caos y de las
tinieblas: porque de hecho no tiene un autor para su ser, sino que él mismo es
principio y sustancia de todo mal, mientras que la verdadera fe, la fe católica,
profesa que la sustancia de todas las creaturas, tanto espirituales como corpóreas, es
buena y que el mal no es una naturaleza, desde el momento en que Dios, creador del
universo, ha hecho solamente lo que es bueno. Por esto mismo el diablo sería bueno
si hubiese permanecido en el estado en que había sido hecho. Por desgracia, como
hizo mal uso de su natural excelencia y no se mantuvo en la verdad (Jn 8, 44), no se
ha transformado (sin duda) en una sustancia contraria, sino que se ha separado del
sumo bien, al que se tendría que haber adherido...»[81].
Esta afirmación doctrinal (comenzando por las palabras «la verdadera fe, la fe
católica profesa...» hasta el final) fue considerada tan importante como para ser
recogida en los mismos términos, entre las adiciones hechas en el siglo IV al «Libro
de los dogmas eclesiásticos», atribuido a Gennadio de Marsella[82]. En fin, la
misma doctrina será sostenida, con tono magisterial, en la «Regla de fe a Pedro»,
obra de San Fulgencio, donde se encontrará afirmada la necesidad de «mantener
principalmente», de «mantener firmemente» que todo lo que no es Dios es creatura
de Dios, y éste es el caso de todos los «seres visibles e invisibles»: «Que una parte
de los ángeles se han desviado y alejado voluntariamente de su Creador» y «que el
mal no es una naturaleza»[83]. No es extraño, pues, que, en tal contexto histórico,
los «Statuta Ecclesiae antiqua» —una colección canónica del siglo V— hayan
introducido en el interrogatorio destinado a examinar la fe de los candidatos al
episcopado, la siguiente pregunta: «Si el diablo es malo por condición o si se ha
hecho tal por libre arbitrio»[84], fórmula que volverá a encontrarse en las
profesiones de fe impuestas por Inocencio VIII a los Valdenses[85].
El primer Concilio de Braga (siglo VI)
La doctrina era, pues, común y firme. Los numerosos documentos que la expresan,
de los que hemos citado los principales, constituyen el fondo doctrinal dentro del
cual sobresale el primer Concilio de Braga, a mediados del siglo VI. En esta
perspectiva, el capítulo 7 de este Sínodo no aparece como un texto aislado, sino
como una síntesis de las enseñanzas de los siglos IV y V en esta materia y
especialmente de la doctrina del Papa San León Magno:

267
«Si alguno pretende que el diablo no ha sido antes un ángel (bueno) hecho por Dios
y que su naturaleza ha sido obra de Dios, sino que ha salido del caos y de las
tinieblas y que no existe un autor de su ser sino que él mismo es el principio y la
sustancia del mal, como dicen Mani y Prisciliano, sea anatema»[86].
3. El advenimiento de los cátaros (siglos XII y XIII)
Forman parte también de la fe explícita de la Iglesia, desde hace mucho tiempo, la
condición de creatura y el acto libre con que el diablo se ha pervertido. En el
Concilio IV de Letrán bastó introducir estas afirmaciones en el Símbolo sin
necesidad de documentarlas, porque se trataba de creencias claramente profesadas.
Tal inserción, que desde el punto de vista dogmático era posible ya anteriormente,
en aquel entonces se había hecho necesaria, debido a que la herejía de los cátaros
había adoptado algunos de los antiguos errores maniqueos. Entre los siglos XII y
XIII muchas profesiones de fe tuvieron que insistir rápidamente en que Dios es
creador de los seres «visibles e invisibles», que es autor de los dos Testamentos, y
especificar que el diablo no era malo por naturaleza, sino como consecuencia de una
elección[87]. Las antiguas posiciones dualísticas, encuadradas en vastos
movimientos doctrinales y espirituales, constituían entonces, en la Francia
meridional y en la Italia septentrional, un daño real para la fe. En Francia,
Ermengaudo de Béziers había tenido que escribir un tratado contra los herejes «que
dicen y creen que el mundo presente y todos los seres visibles no han sido creados
por Dios, sino por el diablo» y que existía un Dios bueno y omnipotente y un dios
malo, esto es, el diablo[88]. En Italia septentrional un cátaro convertido,
Bonacursus, había dado también la alarma y había indicado con precisión las
diversas escuelas de la secta[89]. Poco después de su intervención, la Summa contra
haereticos, atribuida por largo tiempo a Prepositino de Cremona, anota de manera
más clara el impacto de la herejía dualista sobre la enseñanza de aquella época,
cuando comienza así el tratado sobre los cataros:
«Dios omnipotente ha creado solamente los (seres) invisibles e incorpóreos. Por lo
que refiere al diablo, a quien este herético llama dios de las tinieblas, él ha creado
los (seres) visibles y corpóreos. Después de decir esto el herético añade que existen
dos principios de las cosas: el principio del bien, es decir, Dios omnipotente, y el
principio del mal, es decir, el diablo; añade también que existen dos naturalezas: una
buena, de los (seres) incorpóreos, creada por Dios omnipotente; otra mala, la de los
(seres) corpóreos, creada por el diablo. El hereje que así se expresa se llamaba
antiguamente Maniqueo, hoy Cátaro»[90].
No obstante su brevedad, este resumen es significativo por su densidad. Hoy
podemos completarlo haciendo referencia al «Libro de los dos principios», escrito
por un teólogo cátaro poco después del Concilio IV de Letrán[91]. Adentrándose en
los particulares de la argumentación y basándose en la Sagrada Escritura, esta
pequeña suma de los militantes de la secta pretendía impugnar la doctrina del único

268
Creador y fundamentar sobre textos bíblicos la existencia de los dos principios
opuestos[92]. Junto al Dios bueno —decía— «debemos reconocer necesariamente la
existencia de otro principio, el del mal, que actúa perniciosamente contra el
verdadero Dios y contra la creatura»[93].
Valor de la decisión del Concilio de Letrán
A principios del siglo XIII estas declaraciones, lejos de ser solamente teorías de
intelectuales expertos, correspondían a un conjunto de creencias erróneas, vividas y
difundidas por una multitud de conventículos ramificados, organizados y activos. La
Iglesia tenía la obligación de intervenir, repitiendo enérgicamente las afirmaciones
doctrinales de los siglos anteriores. Lo hizo el Papa Inocencio III introduciendo los
dos enunciados dogmáticos, indicados anteriormente, en la confesión de fe del IV
Concilio Ecuménico de Letrán. Fue leída oficialmente a los obispos y aprobada por
ellos: preguntados en alta voz: ¿creéis estas (verdades) punto por punto?, ellos
respondieron con una aclamación unánime: «Las creemos»[94]. En su conjunto, el
documento conciliar es un documento de fe y, dada su naturaleza y su formación,
que son las de un Símbolo, cada punto principal tiene igualmente valor dogmático.
Se caería en un manifiesto error si se pretendiese que cada párrafo de un Símbolo de
fe deba contener una sola afirmación dogmática: esto significaría aplicar a su
interpretación una hermenéutica válida, por ejemplo, en el caso de un decreto del
Concilio de Trento, donde cada capítulo enseña generalmente un solo tema
dogmático: necesidad de prepararse a la justificación[95], verdad de la presencia
real de Cristo en la Eucaristía[96], etc. El primer párrafo del Lateranense IV, en
cambio, condensa en un número de líneas igual a las del capítulo del Tridentino
sobre el «don de la perseverancia»[97], una cantidad de afirmaciones de fe, en gran
parte ya definidas, sobre la unidad de Dios, la Trinidad y la igualdad de las
Personas, la simplicidad de su naturaleza, las «procesiones» del Hijo y del Espíritu
Santo. Lo mismo ocurre con la creación, especialmente en los dos pasajes que se
refieren al conjunto de los seres espirituales y corpóreos creados por Dios y con la
creación del diablo y su pecado. Se trataba, como hemos visto, de otros tantos
puntos que a partir de los siglos IV-V pertenecían a la enseñanza de la Iglesia;
introduciéndolos en el propio Símbolo, el Concilio no hizo otra cosa que consagrar
su pertenencia a la norma universal de la fe.
También la existencia de la realidad demoníaca y la afirmación de su poder tienen
su fundamento no sólo sobre estos documentos más específicos; no obstante,
adquieren otra expresión, más general y menos rígida, en los enunciados conciliares,
cuando describen la condición del hombre sin Cristo.
La enseñanza común de las Papas y de los Concilios
A mediados del siglo V, en vísperas del Concilio de Calcedonia, el «Tomo» del
Papa San León Magno a Flaviano precisó uno de los fines de la economía de la
269
salvación, evocando la victoria sobre la muerte y sobre el diablo, que, según
la Carta a los Hebreos, la tenía bajo su dominio[98]. Más tarde, cuando el Concilio
de Florencia habló de la Redención la presentó bíblicamente como una liberación
del dominio del diablo[99]. El Concilio de Trento, resumiendo la doctrina de San
Pablo, declara que el hombre pecador «está bajo el poder del diablo y de la
muerte»[100]; salvándonos, «Dios nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos
ha trasladado al reino de su Hijo amado, en el cual tenemos la redención, la remisión
de los pecados»[101]. Cometer pecado después del bautismo es «abandonarse al
poder del demonio»[102] . Esta es, en efecto, la fe primitiva y universal de la
Iglesia, atestiguada desde los primeros siglos en la liturgia de la iniciación cristiana,
cuando los catecúmenos, se disponían ya para ser bautizados, renunciaban a
Satanás, profesaban su fe en la Santísima Trinidad y se adherían a Cristo, su
Salvador.[103]
Por eso mismo, el Concilio Vaticano II, que se ha interesado más por el presente de
la Iglesia que de la doctrina de la creación, no ha dejado de poner en guardia contra
la actividad de Satanás y de los demonios. Como ya habían hecho los Concilios de
Florencia y de Trento, ha recordado nuevamente con el Apóstol que Cristo nos
«libera del poder de las tinieblas»[104]; y, resumiendo la Sagrada Escritura, a la
manera de San Pablo y del Apocalipsis, la Constitución Gaudium et Spes ha dicho
que nuestra historia, la historia universal, «es una dura batalla contra el poder de las
tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta
el día final»[105]. En otra parte, el Vaticano II renueva la exhortación de la Carta a
los Efesios a «vestir la armadura de Dios para poder resistir a las insidias del
diablo»[106]. Porque, como la misma Constitución Lumen Gentium recuerda a los
seglares, «debemos luchar contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra
los espíritus malignos»[107]. Finalmente, no causa ninguna sorpresa comprobar que
el mismo Concilio, queriendo presentar la Iglesia como el reino de Dios ya
comenzado, invoca los milagros de Jesús que, a este respecto, apela precisamente a
sus exorcismos[108]. Efectivamente, en esta ocasión fue pronunciada por Jesús la
famosa declaración: «Sin duda que el reino de Dios ha llegado a vosotros»[109].
El argumento litúrgico
En cuanto a la liturgia, que ya hemos evocado de paso, aporta un testimonio
particular, porque es la expresión concreta de la fe vivida, pero no debemos exigirle
que responda a nuestra curiosidad sobre la naturaleza de los demonios, sus
categorías y sus nombres.
La liturgia se contenta con insistir, de acuerdo con su función, en la existencia de los
demonios y en la amenaza que constituyen para los cristianos; basándose en las
enseñanzas del Nuevo Testamento, la liturgia se hace directamente eco de ello,
recordando que la vida de los bautizados es un combate emprendido, con la gracia

270
de Cristo y la fuerza de su Espíritu, contra el mundo, la carne y los seres
demoníacos[110].
El significado de los nuevos rituales.
No obstante, hoy día este argumento litúrgico debe ser utilizado con mucha cautela.
Por una parte, los rituales y los sacramentarios Orientales, habiendo conocido a lo
largo de los siglos menos supresiones que integraciones, tienen peligro de
desviarnos, sus demonologías son exuberantes; por otra parte, los documentos
litúrgicos latinos, refundidos muchas veces a lo largo de la historia, invitan,
precisamente a causa de estos cambios, a conclusiones igualmente prudentes.
Nuestro antiguo ritual de la penitencia pública expresaba con fuerza la acción del
demonio sobre los pecadores: desgraciadamente, estos textos, que han sobrevivido
hasta nuestros días en el Pontifical Romano[111], hace mucho tiempo que ya no se
usan. Antes de 1972 se podían citar también las oraciones de la recomendación del
alma, que recordaban el horror del infierno y los últimos asaltos del demonio[112] ;
pero estos textos significativos han desaparecido. Sobre todo, en nuestros días, el
característico ministerio del exorcista, sin haber sido abolido radicalmente, está
reducido a un servicio eventual, y de hecho solamente subsistirá si lo necesitan los
obispos[113], sin que se haya previsto ningún rito para conferirlo. Una decisión de
este género no significa, evidentemente, que el sacerdote no tenga ya el poder de
exorcizar, ni que ya no deba ejercitarlo; pero esto obliga a constatar que la Iglesia, al
no hacer de este ministerio una función específica, no reconoce ya a los exorcismos
la importancia que tenían en los primeros siglos. Sin duda alguna, esta evolución
merece tenerse en cuenta.
Sin embargo, no debemos sacar la conclusión de que ha habido un retroceso o una
revisión de la fe en el campo litúrgico. El Misal Romano de 1970 sigue reflejando la
convicción existente en la Iglesia a propósito de las intervenciones demoníacas.
Hoy, como antes, la liturgia del primer domingo de Cuaresma recuerda a los fieles
cómo Jesucristo nuestro Señor venció al demonio: los tres relatos sinópticos de su
tentación están reservados a los tres ciclos A, B, C, de las lecturas cuaresmales. El
protoevangelio, con su anuncio de la victoria de la descendencia de la mujer sobre la
de la serpiente (Gen 3, 15) se lee en el X domingo del año B y en el sábado de la V
semana. La fiesta de la Asunción y el común de la Virgen presentan la lectura
de Apocalipsis, 12, 1-6, es decir, la amenaza del Dragón contra la Mujer que da a
luz (Mc 3, 20-35), que describe la discusión de Jesús con los Fariseos sobre
Belcebú, forma parte de la lecturas del X domingo del año B, ya mencionado. La
parábola del grano y de la cizaña (Mt 13, 23-43) aparece en el XVI domingo del año
A, y su explicación (Mt 13, 36-43) se lee el martes de la semana XIII. El anuncio de
la derrota del príncipe de este mundo (Jn 12, 20-23) se lee el V domingo de
Cuaresma del año B y (Jn 14, 30) se lee durante la semana. Entre los textos de los
Apóstoles (Ef 2, 1-10) está asignado al lunes de la semana XXIX (Ef 6, 10-20) al

271
común de los santos y santas y al jueves de la semana XIII (Jn 3, 7-10) se lee el 4 de
enero, y la fiesta de San Marcos propone la primera lectura de San Pedro, que
presenta al diablo rondando en torno a su presa para devorarla. Estas citas, que para
ser completas deberían multiplicarse, demuestran que los textos bíblicos más
importantes sobre el diablo siguen formando parte de la lectura oficial de la Iglesia.
Es verdad que el ritual de la iniciación cristiana de los adultos ha sido modificado en
este punto y que ya no interpela al diablo con apostrofes imperativos; pero en el
mismo sentido se dirige a Dios bajo forma de plegaria[114]. El tono es menos
espectacular, pero no menos expresivo y eficaz. Es, pues, falso pretender que los
exorcismos han sido eliminados del nuevo ritual del bautismo. El error es tan claro
que el nuevo ritual del catecumenado ha instituido, antes de los exorcismos
llamados «mayores», exorcismos «menores», distribuidos a lo largo de todo el
catecumenado y desconocidos en el pasado[115]
Los exorcismos, pues, permanecen. Hoy, como ayer, piden la victoria sobre
«Satanás», «el diablo», «el príncipe de este mundo» y «el poder de las tinieblas»; y
los tres «escrutinios» habituales, en los que, como antes, tienen lugar los
exorcismos, poseen la misma finalidad negativa y positiva de siempre: «Liberar del
pecado y del diablo» y, al mismo tiempo, «fortalecer en Cristo»[116]. La
celebración del bautismo de los niños conserva también, en definitiva, un
exorcismo[117]; lo cual no quiere decir que la Iglesia considere a estos niños como
otros tantos poseídos del demonio, sino que cree que también ellos necesitan todos
los efectos de la Redención de Cristo. En efecto, antes del bautismo, todo hombre,
niño o adulto, lleva el signo del pecado y de la acción de Satanás.
En cuánto a la liturgia de la Penitencia privada, ésta habla hoy del diablo menos que
antes; pero las celebraciones penitenciales comunitarias han restaurado una antigua
oración, que recuerda la influencia de Satanás sobre los pecadores[118]. En el ritual
de los enfermos —como ya hemos notado— la oración de la recomendación del
alma no subraya la presencia de Satanás; pero en el curso del rito de la unción el
celebrante reza para que el enfermo «sea liberado del pecado y de toda
tentación»[119]. El santo óleo es considerado como una «protección» del cuerpo,
del alma y del espíritu[120], y la oración Commendote, sin mencionar el infierno y
el demonio, evoca, sin embargo, indirectamente su existencia y su acción al pedir a
Cristo que salve al moribundo y lo cuente entre el número de «sus» ovejas y de
«sus» elegidos: evidentemente, este lenguaje quiere evitar un trauma al enfermo y a
su familia, pero no olvida la fe en el misterio del mal.
Conclusión
En una palabra, la actitud de la Iglesia en todo lo referente a la demonología es clara
y firme. Es verdad que a lo largo de los siglos la existencia de Satanás y de los
demonios nunca ha sido hecha objeto de una afirmación explícita de su magisterio.
La razón está en que la cuestión no se planteó jamás en estos términos: tanto los
272
herejes como los fieles, fundándose en la Sagrada Escritura, estaban de acuerdo en
reconocer su existencia y sus principales perversidades. Por eso hoy, cuando se pone
en duda la realidad demoníaca, es necesario hacer referencia —como hemos
recordado hace poco— a la fe constante y universal de la Iglesia y a su fuente más
grande: la enseñanza de Cristo. En efecto, la existencia del mundo demoniaco se
revela como un dato dogmático en la doctrina del Evangelio y en el corazón de la fe
vivida. El malestar contemporáneo que hemos denunciado al principio no pone,
pues, en discusión un elemento secundario del pensamiento cristiano, sino que
compromete la fe constante de la Iglesia, su modo de concebir la Redención y, en el
punto de partida, la conciencia misma de Jesús. Por eso Su Santidad Pablo VI,
hablando recientemente de esta terrible realidad misteriosa y tremenda del Mal,
podía afirmar con autoridad: «Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y
eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia; o bien quien hace de ella un
principio que existe por sí y que no tiene, como cualquier otra creatura, su origen en
Dios; o bien la explica como una pseudo-realidad, una personificación conceptual y
fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias»[121]. Ni los exegetas
ni los teólogos deberían olvidar esta advertencia.
Por eso repetimos que, al subrayar también hoy la existencia de la realidad
demoníaca, la Iglesia no se propone ni retroceder a las especulaciones dualistas y
maniqueas de otros tiempos, ni proponer un sustituto aceptable para la razón. Sólo
quiere seguir siendo fiel al Evangelio y a sus exigencia. Está claro que jamás ha
permitido al hombre descargarse de su responsabilidad atribuyendo las propias
culpas a los demonios. La Iglesia no dudaba en lanzarse contra una escapatoria
semejante cuando se manifestaba, diciendo con San Juan Crisóstomo: «No es el
diablo, sino la incuria propia de los hombres la que causa todas sus caídas y todos
los males de los que se lamentan»[122].
A este respecto, las enseñanzas cristianas, con su valentía en defender la libertad y
la grandeza del hombre y en hacer resaltar plenamente la omnipotencia y la bondad
del Creador, no muestran desmayo. Esas enseñanzas han condenado en el pasado y
condenarán siempre la excesiva facilidad en aducir como pretexto una incitación
demoníaca; ha proscrito tanto la superstición como la magia; ha rechazado toda
capitulación doctrinal frente al fatalismo y toda renuncia a la libertad frente al
esfuerzo. Es más, cuando se habla de una posible intervención diabólica, la Iglesia
deja siempre espacio, igual que con el milagro, a la exigencia crítica. En dicha
materia exige reserva y prudencia. En efecto, es fácil caer víctimas de la
imaginación, dejarse desviar por narraciones inexactas, torpemente transmitidas o
abusivamente interpretadas. En estos, como en otros casos, es necesario ejercitar el
discernimiento y dejar espacio a la investigación ya sus resultados.
No obstante esto, la Iglesia, fiel al ejemplo de Cristo, cree que la exhortación del
apóstol San Pedro a la «sobriedad» y a la vigilancia es siempre actual[123].
Ciertamente, en nuestros días conviene defenderse de una nueva «embriaguez».
273
Pero el saber y la potencia técnica también pueden embriagar. Hoy día el hombre se
siente orgulloso de sus descubrimientos, y, muchas veces, justamente. Pero en
nuestro caso, ¿está seguro de que sus análisis han esclarecido todos los fenómenos
característicos y reveladores de la presencia del demonio? ¿No queda ya nada
problemático en este punto? El análisis hermenéutico y el estudio de los Padres,
¿habrían allanado la dificultades de todos los textos? Nada hay menos seguro.
Ciertamente, en otros tiempos hubo cierta ingenuidad al temer encontrar algún
demonio en cada encrucijada de nuestros pensamientos. Pero, ¿no sería igualmente
ingenuo hoy pretender que nuestros métodos digan pronto la última palabra sobre la
profundidad de las conciencias, donde se interfieren las relaciones misteriosas del
alma y del cuerpo, de lo sobrenatural, de lo preternatural y de lo humano, de la
razón y de la revelación? Porque estas cuestiones se han considerado siempre vastas
y complejas. En cuanto a nuestros métodos modernos, éstos, como los de los
antiguos, tienen límites que no pueden traspasar. La modestia, que es también una
cualidad de la inteligencia, debe conservar sus fueros y mantenerse en la verdad.
Porque esta virtud —aun teniendo en cuenta el futuro— permite desde ahora al
cristianismo dejar sitio a la aportación de la revelación, o más brevemente, a la fe.
A esta fe, en realidad, nos conduce de nuevo el apóstol San Pedro cuando nos invita
a resistir, «fuertes en la fe», al demonio. La fe nos enseña, en efecto, que la realidad
del mal «es un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor»[124], y sabe también
darnos confianza, haciéndonos saber que el poder de Satanás no puede traspasar los
límites que Dios le ha marcado; nos asegura igualmente que, aunque el diablo es
capaz de tentarnos, no puede arrancarnos nuestro consentimiento. Sobre todo, la fe
abre el corazón a la plegaria, en, la cual encuentra su victoria y su coronación,
haciéndonos triunfar sobre el mal gracias al poder de Dios.
Es cierto que la realidad demoníaca, testificada concretamente por aquello que
llamamos el misterio del Mal, permanece todavía hoy como un enigma que
envuelve la vida cristiana. Nosotros no sabemos mucho mejor que los apóstoles por
qué el Señor lo permite, ni cómo lo usa para sus designios; pero podría suceder que,
en nuestra sociedad, prendada por el horizontalismo secular las explosiones
inesperadas de este misterio ofrezcan un sentido menos refractario a la comprensión.
Estas obligan al hombre a mirar más lejos, más alto, más allá de las evidencias
inmediatas; a través de las amenazas y de la prepotencia del mal, que impiden
nuestro caminar, nos permiten discernir la existencia de un más allá que hay que
descifrar, y volvernos hacia Cristo para escuchar de Él la Buena Nueva de la
salvación ofrecida como gracia.
Roma, 26 de junio de 1976

Notas

274
[*] Ecclesia II (1975) 1057 (13) – 1065 (21); Sectas satánicas y fe cristiana,
Ediciones Palabra, Madrid (cfr L’Osservatore Romano, Edizione quotidiana,
26.06.1975, pp. 6-7;L’Osservatore Romano, Édition hebdomadaire en langue
française, 4.07.1975).
[1] La actitud firme de la Iglesia frente a la superstición tiene ya una explicación en
la severidad de la ley de Moisés, aunque ésta no estaba motivada formalmente por la
conexión de la superstición con los demonios. Así, Ex 22, 17, condenaba a muerte,
sin más explicación a quién practicaba la magia; Lev 19, 26 y 31, prohibía la magia,
la astrología, la nigromancia y la adivinación; Lev 20, 27, añadía la invocación de
los espíritus. Dt 8, 10, condenaba a la vez a los adivinos, astrólogos, magos,
hechiceros, encantadores, invocadores de fantasmas y de espíritus y a quienes
consultaban a los muertos. En Europa, durante la alta Edad Media, quedaban todavía
muchas supersticiones paganas, como se deduce de los discursos de S. Cesáreo de
Arles y de S. Eloy, del «De correctione rusticorum», de Martín de Braga, de los
elencos contemporáneos de supersticiones (cfr. «P. L.», 89, 810-818) y de los libros
penitenciales. El I Concilio de Toledo (Denz-Sch., 205), y después el de Braga
(Denz-Sch., 459) condenaron la astrología, como hizo también el Papa San León
Magno en la carta a Toribio de Astorga (Denz-Sch., 483). La Regla IX del Concilio
de Trento prohíbe la quiromancia, nigromancia, etc. (Denz-Sch., 1859). La magia y
la hechicería provocaron por sí solas bastantes Bulas Pontificias (de Inocencio VIII,
León X, Adriano VI, Gregorio XV, Urbano VIII) y muchas decisiones de Sínodos
regionales. Sobre el magnetismo y el espiritismo tratará, sobre todo, la carta del
Santo Oficio del 4 de agosto de 1856 (Denz-Sch., 283-285).
[2] «De diabolo tentatore, Homil.» II, 1; «P. G.», 49, 257-258.
[3] Hch 23, 8. En el contexto de las creencias judías en los ángeles y en los espíritus
malignos, nada obliga a recortar el término «espíritu», sin especificación, a la
significación exclusiva de los espíritus de loe muertos; éste se aplica también a los
espíritus del mal, esto es, a los demonios: esta es la opinión de dos autores hebreos
(G. F. Moore, «Judaism in the First Centuries of the Christian Era», vol. I, 1927, p.
68 ; M. Simón, «Les sectes juives au temps de Jésus», París, 1960, p, 25) y de un
protestante (R. Meyer, «T. W. N. T.», VII, página 54).
[4] Cuando Jesús declara: «No penséis que he venido a abrogar la ley y los profetas;
no he venido a abrogarla, sino a consumarla» (Mt 5, 17), expresaba claramente su
respeto por el pasado; y los versículos siguientes (19-20) confirman esta impresión;
pero su condena del divorcio (Mt 5, 31), de la ley del talión (Mt 5, 38), etc.,
subrayan su total independencia más que el deseo de asumir el pasado y
completarlo. Lo mismo, con mayor razón, se debe decir de su condena al exagerado
apego de los fariseos a la tradición de los antiguos (Mt 7, 1-22).

275
[5] Mt 8, 28-34; 12, 22-45. Aun admitiendo variaciones en el significado atribuido
por cada uno de los Sinópticos a los exorcismos, debe reconocerse su amplia
convergencia.
[6] Mc 1, 12-13.
[7] Mt 5, 37; 6, 13; cfr. Jean Carmignac, Recherches sur le «Notre Pére», Paris,
1969, paginas 305-319. Por lo demás, ésta es la interpretación de los Padres griegos
y de muchos occidentales (Tertuliano, S. Ambrosio, Casiano); pero S. Agustín y el
«Libera nos» de la misa latina orientaron hacia una interpretación impersonal.
[8] E. Renaudot, «Liturgiarum orientalium collectio», 2 vols., «ad locum Missae»;
H. Denzinger, «Ritus Orientalium», 1961, 2 t. II, página 436. Esta parece ser
también la interpretación seguida por Pablo VI en el discurso de la audiencia general
del 15 de noviembre de 1972, porque se habla del mal como principio viviente y
personal (L’Osservatore Romano, 16 de noviembre de 1972).
[9] Mt 13, 19.
[10] Mt 13, 39.
[11] Mt 16,19, así entendido por P. Joun, M. Lagrange, A. Médebielle, D. Buzy, M.
Meinertz, W. Trillinng, J. Jéremias, etc. No se entiende, pues, por qué hoy día
alguien descuida Mt 16, 19, para detenerse en 16, 23.
[12] Lc 22, 31.
[13] Jn 14, 30.
[14] Lc 22, 53; cfr. Lc 22, 3; sugiere, como se ha reconocido, que el evangelista
entiende de manera impersonal este «poder de las tinieblas».
[15] Jn 16, 11.
[16] Ef 2, 1-2; 2Tes 2, 11; 2Co 4, 4.
[17] Gal 5, 17; Rm 7, 23-24.
[18] Ef 6, 11-16.
[19] Ef 4, 27; 1Co 7, 5.
[20] Rm 16, 20.
[21] 2Co 4, 4.
[22] 2Tes 2 7.
[23] 2Co 4, 4, evocado por Pablo VI en la alocución arriba citada.

276
[24] 1Co 10, 19-20; Rm 1, 21-22. Esta es, efectivamente, la interpretación seguida
por laLumen Gentium, n. 16: «Pero con mucha frecuencia los hombres, engañados
por el Maligno, se envilecieron con sus fantasías y trocaron la verdad de Dios en
mentira, sirviendo a la creatura más bien que al Creador».
[25] 2Co 11, 3.
[26] 2Tes 2, 3-4, 9-11.
[27]) Ap 12, 9.
[28] Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11.
[29] Jn 8, 34.
[30] Jn 8, 38, 44.
[31] Jn 8, 44.
[32] Jn 8, 41.
[33] Ib.
[34] Jn 8, 38, 44.
[35] J. Quasten, «Initiation aux Pères de l’Églice», I, Paris, 1955, p. 279
(«Patrology», volumen I, p. 246).
[36] «Adv. Haer.», V, XXIV, 3; «P. G.», 7, 1188 A.
[37] Ib., XXI, 2; «P. G.», 7, 1179 C, 1180 A.
[38] «De Civitate Dei», Lib. XI, IX; «P. L.», 41 323-325.
[39] «De Genesi ad litteram», lib, XI, XXIV, 31; «P. L.», 34, 441-442.
[40] «P. L.», 76, 694; 705, 722.
[41] S. Ireneo, «Adv. Haer.», IV, XI, 3; «P. G.», 7, 13 C.
[42] «De praescriptionibus», cap. XI; «P. L.», 2, 54; «De ieiuniis», cap. XVI; ibid.,
977.
[43] «Firmiter credimur et simpliciter confitemur... unum universorum principium,
creator omnium invisibilium et visibilium, spiritualium et corporalium, qui sua
omnipotenti virtute simul ab initio temporis, utramque de nihilo condidit creaturam,
spiritualem et corporalem, angelicam, videlicet et mundanam, ac deinde humanam
quasi communem ex spiritu et corpore constitutam. Diabolus enim et daemones alii
a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali. Homo vero
diaboli suggestione peccavit...» («C. Oe. D. = Conciliorum Oecumenicorum
277
Decreta», editorial I. S. R. Bologna, 1973, 3, p. 230; Denz-Sch., «Enchiridion
symbolorum», n. 800).
[44] La primera, en orden cronológico, es la profesión de fe del Sínodo de Lyon (aa.
1179-1181), pronunciada por Valdés (edic. A. Dondaine, «Arch. Fr. Pr.», 16 (1946),
después la impuesta a Durando de Huesca ante el obispo de Tarragona en 1208 («P.
L.», 215, 1510-1513) y finalmente, la de Bernardo Primo en 1210 («P. L.», 216,
289-292). Denz-Sch., 790-797 colecciona estos documentos.
[45] En el Concilio de Braga (560-563), en Portugal (Denz-Sch., 451-464).
[46] Flp 2, 10.
[47] Ef 1, 21.
[48] Col 1, 16.
[49] «C. Oe. D.», pp. 5 y 24; Denz-Sch., 125-150.
[50] Denz-Sch., 188.
[51] En Jerusalén (Denz-Sch., 41), en Chipre (referido por Epifanio de Salamina:
Denz-Sch., 44), en Alejandría (Denz-Sch., 46), en Antioquía (Ib., 50), en Armenia
(Ib., 48), etc.
[52] «P. E.» («Prex Eucharistica», ed. Hänggl-Pahl, Fribourg, 1968), p. 244.
[53] «P. E.», pp. 232 y 348.
[54] «P. E.», pp. 327, 332 y 382.
[55] «Adv. Haer.», II, XXX, 6; «P. G.», 7, 888 B.
[56] «P. G.», 25, 199-200.
[57] «De fide orthodoxa contra Arianos»: en las obras atribuidas a S. Ambrosio («P.
L.», 17,549) y a Febadio («P. L.», 20, 49).
[58] «De Genesi ad litteram liber imperfectus», I, 1-2; «P. L.», 34, 221.
[59] «De fide liber unus», III, 25; «P. L.», 65, 683.
[60] Esta profesión de fe, pronunciada por el emperador Miguel Paleólogo,
conservada por Hardouini y Mansi en las Actas de este Concilio, puede verse en
Denz-Sch., 851. El «C. Oe. D.» de Bolonia la omite sin indicar la razón (en el
Concilio Vaticano I el relator de la «Deputatio fidei», sin embargo, hizo alusión
oficialmente, Mansi, t. 52,. 1113 B).
[61] Sess. IX: «Bulla unionis Coptorum, C. Oe. D.», p. 571; Denz-Sch., 1333.

278
[62] Denz-Sch., 1862 (falta en «C. Oe. D.).
[63] Sess. III: 'Constitutio' «Dei Filius», capítulo I: «C. Oe. D.», pp. 805-806; Denz-
Sch., 3002.
[64] Mani, fundador de la secta, vivió en el siglo III de nuestra era. A partir del siglo
siguiente, se afirmó la resistencia de los Padres al maniqueísmo. Epifanio consagró
a esta herejía una larga exposición, seguida de una confutación («Adv. Haer.», 66;
«P. G.», 42, 29-172). San Atanasio habla de ella ocasionalmente («Oratorio contra
gentes», 2; «P. G.», 25, 6 C). S. Basilio compuso un pequeño tratado: «Quod Deus
non sit auctor malorum», «P. G.», 31, 330-354). Dídimo de Alejandría es el autor de
un «Contra Manicheos («P. G.», 39, 1085-1110). En Occidente, San Agustín, que en
su juventud había aceptado el maniqueísmo, después de la conversión lo combatió
sistemáticamente (cfr. «P. L.», 42).
[65] «Oratio, 40. In sanctum Baptisma», número 45; «P. G.», 36, 424 A.
[66] Los Padres interpretaron en este sentido Is 14, 14, y Ez 28, 2, donde los
profetas tratan de desacreditar el orgullo de los reyes paganos de Babilonia y de
Tiro.
[67] «No me digáis que la malicia ha existido siempre en el diablo; al principio no la
tuvo; se trata de un accidente de su ser, que le sobrevino después» (S. Juan
Crisóstomo, «De diabolo tentatore, homil.» II, 2; «P. G.», 49, 260).
[68] «Quod Deus non sit autor malorum», 8; «P. G.», 31, 345 C-D.
[69] «Oratio 38. In Theophania», 10; «P. G.», 36, 320 C, 321 A; «Oratio 45. In
sanctum Pascha», ibíd., 629 B.
[70] Cfr. «Supra», n. 67.
[71] «Contra Manicheos», 16: interpreta en este sentido Jn 8, 44 («In veritate non
stetit»); «P. G.», 39, 1105 C; cf. «Enarratio in epist. B. Judae», en v. 9, ibíd., 1814
C, 1815 B.
[72] «Adversus Marcionem», II, X; «P. L.», 296-298.
[73] Ver en el párrafo siguiente el primero de los cánones del «De Trinitate».
[74] «Apologia proph. David.», I, 4; «P. L.», 14, 1453 C-D; «In Psalmum» 118, 10;
«P. L.», 15, 1363 D.
[75] «De Genesi ad litteram», lib. XI, XX-XXI, 27-28; «P. L.», 34, 439-440.
[76] «Si quis confitetur angelum apostaticum in natura, qua factus est, non a Deo
factum fuisse, sed ab se esse, ut de se illi principium habere adsignet, anathema sit.
Si quis confitetur angelum apostaticum in mala natura a Deo factum fuisse et non
279
dixerit eum per voluntatem suam malum concepisse, anathema illi. Si quis confitetur
angelum Satanae mundum fecisse, quod absit, et non indicaverit (iudicaverit) omne
peccatum per ipsum adinventum fuisse» («De Trinitate», VI 17, 1-3, ed. V. Bulhart,
«CC, SI.», 9, pp. 89-90; «P. L.», 280-281).
[77] «CSEL», XXV, 2, pp. 977-982; «P. L.», 42, 1153-1156.
[78] «De Genesi ad litteram liber imperfectus», I, 1-2; «P. L.», 34, 221.
[79] Denz-Sch., 188,
[80] Esto es, la sexta anotación del memorial dirigido al Papa por el obispo de
Astorga, su interlocutor.
[81] «Sexta annotatio indicat eos dicere quod diabolus numquam fuerit bonus, nee
natura eius opificium Dei sit, sed eum. ex chao et tenebris emersisse: quia scilicet
nullum sui habet auctorem sed omnis mali ipse sit principium atque substantia: cum
fides vera, quae est catholica, omnium creaturarum sive spiritualium, sive
corporalium bonam confiteatur substantiam, et mali nullam esse naturam: quia
Deus, qui universitatis est conditor nihil non bonum fecit. Unde et diabolus bonus
esset, si in eo quod factus est permaneret. Sed quia naturali excellentia male usus
est, et in veritate non stetit (Joan VII, 44), non in contrariam transit substantiam, sed
a summo bono, qui debuit adhaerere, descivit...» («Epist.», 15, cap. VI; «P. L.», 54,
683; cfr. Denz-Sch., 286; el texto crítico editado por V. Vollmann, O. S. B., tiene
solamente variantes de puntuación).
[82] Cap. IX: «Fides vera, quae est catholica, omnium creaturarum sive
spiritualium, sive corporalium bonam confitetur substantiam, et mali nullam esse
naturam: quia Deus, qui universitatis est conditor, nihil non bonum fecit. Unde et
diabolus bonus esset, si in eo quod factus est permaneret. Sed quia natural
excellentia male usus est, et in veritate non stetit, non in contrariam substantiam
transiit, sed a summo bono, cui debuit adhaerere, discessit» («De ecclesiasticis
dogmatibus», «P. L.», 58, 995 C-D). Pero la recensión primitiva de esta obra
publicada como apéndice a las obras de S. Agustín no tiene este capítulo («P. L.».
42, 1213-1222).
[83] «De fide seu de regula fidei ad Petrum liber unus», «P. L.», 65, 671-706.
«Principaliter tene» (III, 25, col. 683 A); «Firmissime tene...» (IV, 45, col. 694 C).
«Pars itaque angelorum quae a suo Creatore Deo, quo solo bono beata fuit,
voluntaria prorsus aversione discessi...» (III, 31, col. 687 A); «nullamque esse mali
naturam» (XXI, 62, col. 699 D-700 A).
[84] «Concilia Gallica (314-506), (CC, SL», 148, ed. Ch. Munier, p. 165, 25-26;
también en el apéndice del «Ordo», XXXIV, en: M. Andrieu, «Ordines Rommani»,
t. III, Lovanii, 1951, página 616.

280
[85] «P. L.», 215, 1512 D; A. Dondaine, «Arch. Fr. Pr.», 16 (1946), 232; Denz-Sch.,
797.
[86] Denz-Sch., 457.
[87] Cfr. más arriba, n. 44.
[88] «P. L.», 204, 1235-1272. Cfr. E. Delaruelle, «Dict. Hist. et Géogr. Eccl.», vol.
XV, colección 754-757.
[89] «P. L.», 204, 775-792. El contexto histórico de Italia septentrional lo describe
bien el p. Ilarino da Milano, «Le eresie medioevali» (ss. XI-XV), en la: «Grande
Antologia filosofica», vol. IV, Milano, 1954, pp. 1599-1689. La obra de Bonacursus
es estudiada por el mismo padre Ilarino da Milano: «La manifestatio heresis
Catarum quam fecit Bonacursus» «secondo il cod. Ottob. lat. 136 della Biblioteca
Vaticana, Aevum. 12 (1938), 281-333.
[90] «Sed primo de fide. Contra quam proponit sententiam falsitatis et iniquitatis
dicens Deum omnipotentem sola invisibilia et incorporalia creasse; diabolum vero,
quem deum tenebrarum appellat, dicit visibilia et corporalia creasse. Quibus
predictis addit hereticus duo esse principia rerum: unum boni, scilicdt Deum
omnipotentem: alterum mali, scilicet diabolum. Addit etiam duas esse naturas: unam
bonam, incorporalium, a Deo omnipotentem creatam: alteram malam, corporalium,
a diabolo creatam. Hereticus autem qui hoc dicit antiquitus Manicheus, nunc vero
Catharus appellatur» («Summa contra haereticos», cap. I, EDC. Josephi N. Garvin y
James A. Corbett, University of Notre-Dame, 1958, p. 4).
[91] Este tratado, que fue descubierto y editado por primera vez por Antoine
Dondaine, O. P., ha sido publicado recientemente en su segunda edición: «Livre des
deux principes. Introduction. Texte critique, traduction, notes et índex, por Christine
Thouzallier, S. Chr., 198, París, 1973.
[92] L. c. n. 1, pp. 160-161.
[93] Ib., n. 12, 190-191.
[94] «Dominus papa, summo mane missa celebrata et omnibus episcopis per sedes
suas dispositis, in eminentiorem locum cum suis kardinalibus et ministris ascendens,
santae Trinitatis fidem et singulis fidei artículos recitari facit. Quibus recitatis
quesitum est ab universis alta voce: Creditis haec per omnia?' Responderunt omnes:
‘Credimus’. Postmodum damnati sunt omnes heretici et reprobate quorumdam
sententiae, Joachim videlicet et Emelrici Parisiensis. Quibus recitantis iterum
quasitum est: 'An reprobatis sententias Joachim et Emelrici?' At illi magis
inalescebant clamando: 'Reprobamus' ('A new eyewitnes Account of the the Fourth
Lateran Council, publicado por St. Kuttner y Antonio García y García, en
«Traditio», 20 [1964], 115-128, especialmente páginas 127-128).
281
[95] Sess. VI: «Decretum de iustificatione, capítulo V, «C. Oe. D.», p. 672; Denz-
Sch., 1525.
[96] Sess. XIII, cap. I, «C. Oe. D.», p. 693; Denz-Sch., 1636-1637.
[97] Sess. VI, cap. XIII, «C. Oe. D.», página 676; Denz-Sch., 1541.
[98] Denz-Sch., 291; la fórmula será nuevamente tomada por la sess. V, cap. 1 del
Concilio de Trento («C. Oe. D», p. 666; Denz-Sch., 1511).
[99] Sess. XI: «Bulla unionis Coptorum», (C. Oe. D.», pp. 675-676»; Denz-Sch.,
1347-1349.
[100] Sess. VI, cap. I: «C. Oe. D.», p. 671; Denz-Sch., 1541.
[101] Col. 1, 13-14, citado en el mismo decreto, cap. III: «C. Oe. D.», p. 671; Denz-
Sch., 1523.
[102] Sess. XIV: «De poenitentia», cap. I, «C. Oe. D.», p. 703; Denz-Sch., 1668.
[103] Este rito aparece ya en el siglo III en la «Traditio Apostolica» (ed. B. Botte,
cap. 21, páginas 46-51) y en el siglo IV, en la liturgia de las «Constitutiones
Apostolorum», VII, 41, edición de F. X. Funk, «Didascalia et Constitutiones
Apostolorum», t. I, 1905, pp. 444-447).
[104] Ad gentes, nn. 3 y 14 (nótese la cita de Col 1, 13, y el conjunto de la nota 19
del número 14).
[105] Gaudium et Spes, n. 37, b.
[106] Ef., 6, 11-12, señalado por la Lumen Gentium, 43, d.
[107] Ef., 6, 12, señalado también por la Lumen Gentium, 35, a.
[108] Lumen Gentium, 5, a.
[109] Lc., 11, 20; cfr. Mt 12, 28.
[110] C. Vagaggini, O. S. B., «Il senso teologico della liturgia. Saggio di teologia
liturgica generale», Roma, 1965, 4, cap. XIII, «Le due città, la liturgia e la lotta
contro Satana», páginas 346-427; Egon von Petersdorff, «De daemonibus in liturgia
memoratis. Angelicum», (1942), pp. 324-339; «Daemonologie», I. «Daemonen in
Weltlan», II. «Daemonen am Werk», Munich, 1956-1957.
[111] Léase el «Ordo excomunicandi et absolvendi», y especialmente la larga
admonición «Quia N. diabolo suadente...», «Pontificale Romanum», segunda ed.
Ratisbona, 1008, pp. 392-398.

282
[112]) Citamos de la oración «Commendote...» «Ignores omne, quod horret in
tenebris, quod stridet in flammis, quod cruciat in tormentis, cedat tibi teterrimus
satanás cum satellitibus suis...».
[113] Así está establecido en el n. IV del «motu proprio» «Ministeria quaedam»:
«Minsteria in tota Ecclesia latina servanda, hodiernis necessitatibus accomodata,
duo sunt, 'Lectoris' nempe et 'Acolythi'. Partes quae hucusque Subdiacono
commissae erant, Lectori et Acolythae concreduntur, ac proinde in Ecclesia Latina
ordo maior Subdiaconatus non amplius habetur. Nihil tamen obstat, quominus ex
Conferentiae iudicio, Acolythu alicubi etiam Subdiaconus vocari possit» («AAS, 64
[1972], página 532). De este modo se suprime el exorcistado y no está previsto que
los relativos poderes puedan ser ejercitados por el lector o por el acólito. El «motu
proprio» declara solamente (p. 531) que las Conferencias Episcopales podrán
solicitar para su región los ministerios del «Ostiario», del «exorcista» y del
«catequista».
[114] El paso a la forma deprecativa se ha realizado solamente después de
«experimentos», seguidos a su vez por reflexiones y discusiones en el «Consilium».
[115] «Ordo initiationis christianae adultorum», ed. typ., Roma, 1972, nn. 101, 109-
118, páginas 36-41.
[116] Ibíd., n. 25, p. 13; y nn. 154-157, página 54.
[117] Así fue desde la primera edición: «Ordo Baptismi parvolorum», ed. typ.
Roma, 1969, página 27, n. 49 y p. 85, n. 221; la única novedad consiste en que este
exorcismo es deprecativo, «Oratio exorcismi», y que a éste le sigue inmediatamente
la «unctio praebaptismalis» (ib. n. 50); pero los dos ritos, exorcismo y unción, tienen
cada uno la propia conclusión.
[118] En el nuevo «Ordo Paemtentiae», ed. typ. Roma, 1974, nótese, en el II
apéndice la oración «Deus humani generis benignissime conditor (pp. 85-86), que, a
pesar de ligeros, retoques, es idéntica de la «Oratio reconciliationis poenitentium»
del Jueves Santo («Pontificale Romanum», Ratisbona, 1908, p. 350).
[119] «Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae», ed. typ. Roma, 1972,
p. 33 número 73.
[120] Ib., p. 34, n. 75.
[121] «Padre nostro... liberaci dal male». Alocución en la audiencia general del 15
de noviembre de 1972 (Pablo VI, «Enseñanzas al pueblo de Dios», -1972, pp. 183-
188). El Santo Padre había manifestado la misma inquietud) en la homilía del 29 de
junio precedente: «Ser fuertes en la fe» (L’Osservatore Romano, edición en lengua
española, de 9 de julio de 1972, páginas 1-2).

283
[122] «De diabolo tentatore», homil. II, «P. G.», 49, 259.
[123] 1P 5, 8.
[124] Pablo VI, ibíd.

Miércoles 7 Noviembre 2012 – 11:29 p.m.

Adquirido libro “SVMMA DAEMONIACA”, Tratado de Demonología y Manual de


Exorcistas, J. A. Fortea, edición Octubre 2007,

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SATAN

I. Sagrada Escritura

284
II. Historia de la teología

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285
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