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Aunque este concepto tiene cierto grado de certeza, la cruda realidad es que lo
que nuestra especie humana ha considerado atractivo en el sexo femenino
durante decenas de miles de años no ha cambiado tanto como quieren creer
muchos. Ni por las razones que muchos conjeturan.
No es solo moda
En mensajes que promueven la concepción de que la belleza femenina de la
delgadez moderna no es más que tendencia cultural, organizaciones y
personas se quejan de que se promueva en los medios la idea de que una
mujer delgada es más atractiva que una gordita y, aunque sus intenciones
pueden ser buenas, no es razón para esparcir ideas fundadas en todo menos
historia, investigación médica y, lo más importante, principios evolutivos
básicos.
Pero la realidad es evolutiva y, por más que queramos sacarle la vuelta, está
ahí para probarnos histórica y científicamente que sí existen los estándares de
belleza naturales (más técnicamente, las señales atractivas para el sexo
opuesto), y la cantidad de grasa en la mujer es uno de ellos,
independientemente de la cultura o el tiempo.
El BMI es el índice que mide la relación entre el peso y la altura de una persona
para establecer una base que ayuda a medir en una tabla la cantidad de grasa
desde Severamente Baj@ de Peso hasta Extremadamente Obes@. Puedes
conocer más al respecto en un artículo anterior, pero el punto es que el BMI
es una medida general del nivel de grasa en el cuerpo y el ideal ronda entre 18
y 24.
El mito de que el BMI de Miss America ha bajado es solo eso, un mito, debido a
que si analizamos la tabla de promedios desde los años 20’s nos daremos
cuenta de que, de hecho ha subido.
Pero no lo hace por “modas” o por “machismo” ni por ninguna razón similar. Lo
hace dependiendo de la disponibilidad de comida y de los recursos
económicos.
Así, en el espacio como en el tiempo, culturas con menos posibilidades de
buena nutrición calificarán mejor un BMI y un WHR mayor debido a que en una
sociedad donde la mayoría solo puede nutrirse para sobrevivir, serán mucho
más preciadas las mujeres con grasa de más, lo cual les dará más
posibilidades no solo de sobrevivir sino de alimentar a un hijo.
Así que, antes de creer ideas que sólo se preocupan por la “inclusividad” por
razones políticamente correctas, analiza lo que dicta la naturaleza. Puede
parecer cruel, pero si la especie humana existe hoy para esparcir ideas hasta
erróneas, es debido primero a la biología antes que a la política.
1. Francia: naturalidad
Marine Vacth
© kinopoisk.ru © taringa.net
En Francia prefieren la belleza natural. Un mínimo de maquillaje y un ligero
descuido en el peinado del cabello, con un estilo impecable y elegancia casual.
Este es el verdadero enfoque francés de la belleza femenina.
2. Australia: un cuerpo atlético
Michelle Jenneke
© michellejenneke.com.au © si.com
En Australia, la percepción general del estándar de belleza responde
a un cuerpo atlético "para que te quede bien el bikini". A diferencia de Asia,
es obligatorio lucir un lindo bronceado. Esto se debe a que el país cuenta con
muchas playas e islas.
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En Polonia no es necesario contar con una estatura alta, lo más importante
es tener las proporciones adecuadas del cuerpo: caderas y pecho no muy
grandes, rasgos faciales simétricos y cabello largo, liso u ondulado.
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© instagram.com/hedengard/
Suecia es conocida por sus rubias platinas con ojos azules y pómulos
prominentes. Éste es el estándar de belleza de las mujeres nórdicas. Pero,
además de la apariencia, es muy importante el estilo, que debe estar
en armonía con la ropa cara y exclusiva, de colores no muy vivos
y un maquillaje similar. La sofisticación y la simplicidad son los principios
fundamentales en Suecia.
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A pesar de las estrictas leyes en el estilo de sus vestimentas, las mujeres
iraníes tienen sus propios estándares de belleza. Para ellas, son importantes
los rasgos que se describen en el rostro. Por lo tanto, cuidan la línea y forma
de las cejas y la belleza de los ojos. La nariz, con la forma correcta, en Irán
se considera un símbolo de riqueza.
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© eskipaper.com © listal.com
No es fácil elegir a una mujer en Estados Unidos que responda a todos los
gustos de los hombres que viven allí, dado que es un país con una cultura
ampliamente diversa. Por lo tanto, puede ser su ideal de belleza una chica,
tanto delgada como con formas, con el pecho grande o pequeño, con el pelo
largo o corto, de piel clara u oscura. También se fomenta el maquillaje llamativo
si se aplica apropiadamente.
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En Pakistán hay muchas mujeres hermosas. Su estándar de belleza responde
a la piel clara, caballo largo y oscuro, y ojos claros.
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En Tailandia, también está de moda el tono claro de la piel. Aquí esos atributos
se consideran de alto estatus en la sociedad. Por lo tanto, muchas mujeres
adquieren cremas especiales de blanqueamiento y se ponen en manos
de cirujanos plásticos. Además, la chica tailandesa debería ser "petite"
(pequeña), y esto no sólo aplica a la cintura, también al pecho.
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En Malasia se valora la piel clara. Cuanto más clara, mejor. Y aún más,
si el rostro adquiere un tono de perla blanca. Además, la mujer debe ser
esbelta, delgada y con el pecho no muy grande.
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13. Serbia: estándares estrictos
Ana Mihajlovic
© anamihajlovic.tumblr.com © alchetron.com
En Serbia, hay normas muy claras en relación al atractivo sexual: tez oliva,
labios gruesos, nariz pequeña, ojos grandes y claros, muy delgada con
pómulos altos. ¡Vaya! Los serbios realmente saben lo que quieren.
© lifeactor.ru © hochu.ua
La belleza exterior de las mujeres rusas se destaca por un cabello rubio
o castaño, de ojos claros (gris, verde claro, azul), de piel clara, rasgos faciales
finos, con un rostro de forma ovalada o ligeramente redonda.
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La belleza a la española refleja la sensualidad y sinceridad en todo: tanto
en la ropa como en la expresión de los sentimientos. Formas curvas, pelo
negro azabache, ojos oscuros, piel oscura, son atributos de atracción
en España. Y, por supuesto, ¡el baile! Aquí, incluso la más opulenta española
es capaz de moverse con gracia y danzar.
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Las mujeres alemanas son atléticas y trabajadores en todos los aspectos.
Su ideal es simple: ojos azules, cabello rubio, rasgos delicados, figura delgada
y ajustada. Su disciplina en la vida ayuda a conseguir cualquier estándar
de belleza. El maquillaje llamativo no es muy popular.
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En India, se aprecia mucho lograr una armonía entre el cuerpo y el alma.
Preferentemente a través del yoga, cosméticos naturales y la alimentación
sana. Aquí, priorizan en el ideal de belleza una apariencia saludable, con
formas redondeadas y pecho grande, lo que asegura la consistencia de una
mujer como madre para futuros hijos. La majestuosidad y movimientos suaves
también aumentan la puntuación en cuanto a la belleza de una mujer.
La belleza, de un tiempo a esta parte, cambió sus cánones y gracias a la televisión y a
Internet ha logrado dar un vuelco en la visión del público en general sobre cómo deben
ser las mujeres para ser perfectas. En esta oportunidad quiero compartir contigo cuáles
son, a mi entender, los 5 estándares de belleza más exigentes que en la actualidad
están vigentes.
JETREL/ISTOCK/THINKSTOCK
#1 Cuerpo 90-60-60
Cuando vemos los desfiles de modas, no podemos dejar de notar lo delgadas que son las
modelos y cómo resaltan sus formas. Esto se debe a que una de las exigencias para
tener un cuerpo perfecto es que las medidas sean 90 de busto, 60 de cintura y 90 de
caderas para formar la clásica figura de reloj de arena. ¿No tienes esas medidas aunque
hayas hecho lo imposible por lograrlo? No te preocupes, pues son muy pocas las
mujeres que lo consiguen luego de someterse a dietas, ejercicios exhaustivos y
diferentes operaciones y cirugías.
Lograr una piel suave y lisa es importante debido a los estándares de bellezaactuales. Sin
importar la edad, las arrugas están totalmente prohibidas. A la menor insinuación de marcas
alrededor de la boca o de patas de gallo, recurren a los quirófanos y a las cirugías plásticas
tratando de detener el paso del tiempo que, a pesar de todo, resulta irreversible.
#3 El thigh gap
Esta es una moda que se está imponiendo de un tiempo a esta parte y que se puede
observar en redes sociales como Instagram, Facebook y Twitter. Consiste en presentar
una separación entre los muslos al lograr piernas extremadamente delgadas, o que al
juntarlas, presentan un espacio entre los muslos. Este estándar de belleza tan
exigente es muy peligroso, pues puede llevar a episodios de bulimia o anorexia
nerviosa.
#4 Rostro perfecto
La exigencia de belleza de la actualidad, nos indica que nuestro cuerpo debe estar
siempre trabajado y con cientos de hora de gimnasio y dietas. Esto puede ser bueno pero
a la vez contraproducente, pues puede desembocar en diferentes patologías que
provienen del exceso de ejercicio. Hacer gimnasia está muy bien siempre y cuando sea
en su justa medida y sin exagerar.
Estos son los cinco estándares de belleza que, a mi entender, son los más exigentes en
la actualidad. ¿Conoces otros? No dudes en contarnos.
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10 Octubre 2018 - Actualizado 20 Diciembre 2018, 10:38
PEPA LÓPEZ
Nos guste o no, esa presión existe. Basta con ver el fenómeno
Kylie Jenner y el boom de los rellenos de labios. Si a esta
inundación de roles beauty le sumamos los haters y
comentarios negativos que ahora pueden bombardearnos de
forma anónima, el efecto ya de por sí multiplicado se eleva aún
más. En definitiva, la perfección es la meta. Muchas mujeres
necesitan estar impolutas y sin un solo defecto para competir
con el mismísimo Photoshop.
Si bien son necesarios para la sociedad, el modelo de belleza actual que los medios de
comunicación difunden, deberían ser replanteados. Si bien las empresas se benefician por el
consumo que éstos implican, tiene consecuencias negativas para la integridad de muchas
personas, tanto individual como social.
Desde siempre las personas se han preocupado por su aspecto físico. El cabello, la
vestimenta, la piel libre de granitos, las arrugas, los kilos “de más”, el bronceado… muchos son
los tips que tanto mujeres, en mayor proporción y hombres, están atentos para estar “más
lindos”. En la actualidad este interés por la apariencia física ha aumentado notoriamente.
Desde hace ya algunos años, la persona parece valer más por lo que tiene o por como se ve
estéticamente que por lo que es. Cirugías estéticas, dietas, pastillas, hasta productos de venta
televisiva son hoy diseñados para que la persona llegue a su objetivo: la figura perfecta, sin
importar cualquier tipo de consecuencias negativas o riegos que puedan ocasionar a su salud.
Pero ¿de dónde proviene esa idea de perfección? ¿Qué implicaciones tiene seguir ese
modelo? ¿Qué consecuencia tiene en las personas?
El hombre siempre ha ido creando estereotipos, si bien se fueron modificando con el tiempo
dependiendo de la cultura de las sociedades de cada época, responden a la necesidad de
generar modelos consensuados por la sociedad, que las personas aceptan y tienden a seguir,
que sirve como canon para categorizar a individuos de acuerdo con sus apariencias,
comportamientos y costumbres.
Antes de profundizar sobre el tema, dejemos en claro qué es un estereotipo: según la Real
Academia Española (RAE), el estereotipo define a una imagen o idea aceptada, por lo general,
por un grupo o sociedad con carácter inmutable.
En cuanto a los estereotipos de belleza, nos marcan un modelo estético a seguir que a su vez
implica todo un modo de vida que se crea en el +mismo devenir de perfeccionarlo y
conservarlo.
El estereotipo pretende que a través del consumo, lleguemos a la “perfección física”, que
cambia según pasan los años y las sociedades. Quienes toman el rol de presentarnos este
canon son la publicidad, la moda, el marketing, y los medios de comunicación que mediante su
invasión constante y reiterada nos imponen una imagen ideal que tomamos como “normal”
cuando, en realidad, este modelo está lejos de ser natural.
A su vez estos estereotipos nos brindan parámetros que utilizamos para categorizar a las
personas. Frases como “las rubias son tontas”, “los hippies se visten mal”, “esa chica es una
tirada por no vestirse bien para salir”, “ese chico es porque no se cuida” y “aquella chica es
flaca porque no come”; son algunos de los ejemplos de prejuicios que la sociedad adquiere
mediante los estereotipos. ¿Son verdaderas estas creencias? En realidad no existe ningún
parámetro que pueda utilizarse para confirmar dichos prejuicios. Entonces, ¿“ese chico
simplemente es porque no se cuida y la chica flaca porque no come”? No necesariamente,
debemos saber que existen otros factores que provocan dichos resultados como pueden ser
problemas de ansiedad, herencias biológicas y genéticas, enfermedades, situaciones sociales,
entre otros.
Si bien los prejuicios nacen y se desarrollan dentro de las sociedades así como los
estereotipos, estos últimos adquieren mayor trascendencia cuando comienzan a ser difundidos
por los medios de comunicación. Esto ocurre debido al rol importante y significativo que tienen
para la sociedad los mass medias[1], adquirido a partir del siglo XX con el desarrollo de la
tecnología. Son las empresas beneficiadas con el consumo que conllevan los estereotipos, las
que se encargan de indicar lo que los medios de comunicación deben difundir en referencia a
algunos programas y publicidades. Podríamos tomar la novela para jóvenes de Cris Morena
“Casi Ángeles” como un hipotético ejemplo. Partiendo de la suposición que el programa está
realizado con el objetivo de beneficiarse con el consumo proveniente de los estereotipos.
Desde este punto podríamos decir que además de imponer o por lo menos presentar un
modelo de belleza reflejado en todos los personajes, también imponen una moda y todo el
consumo que ésta implica. Podríamos estimar que los televidentes de este programa no sólo
querrían llegar al modelo físico que presentan los personajes, sino también a consumir las
marcas de ropa que publicitan y todos los productos de merchandising propios del programa
(revista, cds, dvd, obras teatrales, indumentaria).
Lejos de actuar como una herramienta educativa que permita el desarrollo de la capacidad
crítica de las personas o de fines netamente recreativos, los medios de comunicación se
centran en la difusión de los estereotipos de belleza con el fin de insertarlo e interiorizarlo en la
sociedad, para que ésta lo convierta en una necesidad y en consecuencia generar más
consumo. Tanto la televisión como las revistas, mediante distintas estrategias nos invaden
constantemente con el modelo de belleza, imponiéndonos este prototipo como el correcto y al
que todos debemos aspirar. La presión ejercida es de tal magnitud que lleva a crear en la
sociedad una necesidad de querer ser lo que ellos nos imponen.
Una de las herramientas más utilizada para persuadir a las personas y así implantar este
estereotipo es la publicidad. Mediante estrategias asocia los beneficios del producto con
aspectos influyentes en la sociedad como pueden ser la belleza, la juventud y la felicidad. Las
publicidades del desodorante Axe son un ejemplo clave de esto, asocian la cualidad y el uso
del producto con la conquista de mujeres que responden al estereotipo de belleza; a su vez el
hombre que utiliza el mismo también responde al mismo estereotipo.
Vemos como la publicidad refuerza el estereotipo de belleza catalogándolo como normal para
influir en las motivaciones, necesidades y el consumo de las personas, si bien todas somos
vulnerables a la publicidad en diferentes escalas, lo que muchas veces estas generan es la
insatisfacción con uno mismo por no “cumplir” con ese patrón de belleza.
Aquel patrón de belleza que es vulnerado, manipulado y manejado por las empresas, "incluye"
otro concepto que también nos venden: la moda, que se encuentra presente en todas las
sociedades.
Cuando hablamos de moda nos referimos al uso, modo o costumbre que está en boga en un
determinado tiempo y lugar en relación a la vestimenta, accesorios, adornos, etc.
Constantemente va cambiando y se genera en la sociedad un aumento de consumo que sólo
beneficia a quienes los crean, que son una minoría. De la misma manera que pasa con los
estereotipos, tomamos a la moda como un acuerdo social cuando, lejos de serlo, son unos
pocos los que la determinan.
Éstos poseen cierto poder y un gran alcance económico gracias a las estrategias de mercado
que no sólo llaman al individuo a consumir, sino que toman al cuerpo de las personas como
objeto de mercado, desvalorizándolo y otorgándole de esta manera un valor económico. Estas
estrategias se centran en la imagen de las personas ya que atraen más la atención de los
espectadores y generan un mayor impacto en éstos, que luego se ve reflejado en el consumo
de los productos, estereotipos y moda.
Con la difusión de las distintas imágenes, videos, informaciones de los medios de
comunicación hacia todo el mundo, se ha ido conformando una nueva cultura popular
radicalmente mercantilizada. El rol de las empresas en esta nueva cultura es la de difundir
productos, modas, hábitos, valores y conductas homogeneizados para que sean consumidos
por todos los adolescentes. Estos mensajes son muy rentables para estas empresas pero poco
positivos para la cultura de la sociedad, ya que conllevan una visión simplista, reducida e
idealizada de la realidad, incompatible con la complejidad de la misma y todos sus problemas.
El mercado a partir de la década de los noventa, descubrió en los adolescentes su
potencialidad de consumo y un poder adquisitivo manejable, en el cual las empresas han
encontrado un nuevo y gran mercado donde vender sus productos. Esta postura consumista de
la mayoría de los adolescentes y la aceptación e internalización de los estereotipos, nos
convierte en protagonistas de todo este mercado. Nosotros somos parte del ciclo de
producción, ellos mediante la publicidad nos ofrecen productos muchas veces innecesarios a
través de estrategias persuasivas y constantes; por otro lado nosotros frecuentemente
tomamos esos productos como necesidades las cuales satisfacemos mediante el consumo.
Con esto podemos decir que nosotros como demanda, somos parte y hacemos posible todo
este círculo mercantil; que probablemente no se concluiría si con nuestra capacidad de
discernir analizamos si esos estereotipos que aceptamos están bien o no, si pensamos cada
vez que compramos, si a ese producto verdaderamente lo necesitamos; si estuviéramos más
atentos para no ser fácilmente persuadidos por las publicidades y así evitar consumos
innecesarios, la aceptación de estereotipos muchas veces negativos para la sociedad; y lo más
importante aceptar la belleza real de cada persona.
Podemos ver que los adolecentes somos los más influenciados por los medios masivos y los
estereotipos, esto se da porque es esta etapa, la apariencia física juega un rol importante, por
todos los cambios físicos y biológicos que se suceden y en la conformación y aceptación de la
imagen corporal para la evaluación de nosotros mismos y la de los otros. Es en este periodo
donde nace una gran preocupación por la apariencia, la belleza y el atractivo físico.
Otra característica importante de la adolescencia que aumenta este interés por la imagen
corporal es la constante atención acerca de los pensamientos de los demás hacia nosotros
mismos, el constante interés a las respuestas y evaluaciones de ellos sobre nuestra apariencia,
nos lleva a pensar que las otras personas están tan interesadas como nosotros de nuestros
comportamientos y apariencias, cuando en realidad no es así.
Esta preocupación por la apariencia que encuentra su punto máximo en la adolescencia, hace
que tanto mujeres como hombres acepten a los estereotipos como imágenes naturales, que
reflejan los estándares de “mujer/hombre ideal” y al que todos debemos proyectar y seguir.
Pero en este camino de gran importancia hacia el cumplimiento de las exigencias del
estereotipo establecido, comienzan a surgir consecuencias negativas para la integridad de la
persona tanto individual como social.
Cuando las personas comienzan a comparar la imagen perfecta e idealizada de la publicidad
con su verdadera imagen corporal, se produce un impacto negativo en el autoestima, el cual se
ve disminuido, aparecen también sentimientos de inconformidad e inseguridad, de vergüenza,
de rechazo hacia el propio cuerpo; sentimientos que sólo llevan a la autodegradación de la
personas. Pero ésta no es la única, también se produce una autodegradación del pensamiento
individual de cada persona, ya que en el objetivo de introducir solamente el estereotipo y sus
estándares, queda de lado y relegada toda posición crítica hacia ellos o nuevas y diferentes
ideas.
Al mismo tiempo, este estereotipo se desvirtúa cando lo aplicamos a nuestro propio cuerpo, es
decir, la autopercepción es generalmente negativa: con frecuencia la correlación entre cómo se
ven de atractiva las personas y cómo la ven los demás, muchas veces es muy baja; lo cual
refleja la inseguridad, inconformidad nombradas anteriormente.
Se plantea la belleza, el estereotipo, como un factor determinante para la autorrealización de la
persona junto con el éxito y la felicidad; y quién no emprende un camino para llegar a la
percepción física, se cree que va en contra de las probabilidades de aceptación y
reconocimiento por parte de la sociedad. Este camino hacia la imitación del modelo, crea
complejos de apariencia que conllevan un compulsivo consumo y uso de cosméticos,
intervenciones quirúrgicas, una obsesión por reducir de peso y con ésta innumerables dietas,
incluidas muchas que omiten cuestiones de salud y fármacos adelgazantes; cirugías plásticas.
Todo tipo de procedimientos que consideraríamos totalmente innecesarios si supiéramos
valorar la buena salud y respetar nuestra belleza real.
Con esta aceptación de los estereotipos se crea una carrera contra la exclusión, porque
muchas veces las personas que no adhieren al estereotipo o quellas que no pueden acceder el
mismo, son discriminadas y muchas veces se les niega el acceso a círculos sociales, laborales;
estableciendo relaciones desiguales y de exclusión. Así mismo, en el otro extremo se
encuentran las personas que crean una obsesión por llegar a esos cánones físicos
establecidos que las lleva a desórdenes alimenticios y a enfermedades como la anorexia y la
bulimia. Este es un ejemplo claro de cómo los estereotipos ejercen una violencia tanto
psicológica como física en las personas.
Para terminar, la posición que deberíamos adoptar todos con respecto a los estereotipos y los
consumos que conllevan, sería la de analizar y tratar de comprender la información que
recibimos de los medios de comunicación, para poder ver si está bien que sigamos estos
modelos y cuáles son las características de ellos: si están desvirtuados, idealizados,
distanciados de la realidad o no; y las consecuencias que acarrean. La cuestión es estar
atentos donde la presión consumista tienda a confundir o a moldear nuestros deseos,
necesidades y comportamientos. El estado debería dictar leyes para el control de los mensajes
publicitarios, y la educación debería enseñar sobre el consumo y enriquecer el paisaje
imaginario de los adolescentes con propuestas alternativas a la de los medios de
comunicación, para evitar esta aceptación e internalización de estereotipos y su consumo. La
familia por su lado juega, a demás de la toma de conciencia de nosotros mismos, un rol
importante debe establecer representaciones que sostengan y reproduzcan desde el discurso y
acciones nuevas propuestas, distintas a la de los estereotipos y más cercanas a lo real.
Como sociedad necesitamos de estereotipos consensuados por ésta como modelo de
referencia para categorizar actitudes, comportamientos. Pero en el caso de los estereotipos de
belleza deberíamos replantearnos el modelo que estamos aceptando y proponer un canon de
belleza más amplio, saludable, tolerante y democrático. Estereotipos basados en la belleza real
de las personas, a los cuales todos podamos acceder respetando y aceptando nuestros
cuerpos, sin la necesidad de acudir a dietas, cirugías ni al consumo de productos innecesarios.
Así como también evitando todas las consecuencias negativas que estos producen como la
autodegradación, la baja de autoestima, inseguridad personal, discriminación, trastornos
alimenticios; factores que evitan que la persona se desarrolle en toda su potencialidad.
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