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1a
PADRE, PERDÓNALOS
PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN
(Lc 23,34)
2
orar
Padre, perdónalos y perdónanos.
Padre de Jesús y de los pecadores
3
escuchar
2a
EN VERDAD TE DIGO: HOY
ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO
(Lc 23,43)
4
orar
Jesús, Hermano de cruz y de gloria
Señor:
No te avergüenzas de llamarnos hermanos a noso-
tros, los que nos robamos unos a otros los bienes
necesarios para la felicidad de la vida, la honra y
dignidad que pertenecen a todos los nacidos en
esta tierra.
Compartes el sufrimiento injusto que nos acarrea-
mos y cargamos todos.
Viniste al mundo a traernos el Reino de la vida, el
amor y la felicidad.
Con excusas necias te rechazamos hasta el absurdo
de la muerte de cruz
Y así llegas hasta compartir el sinsentido de nuestra
muerte para liberarnos de su sino.
Recuérdanos a cada uno en tu Reino eterno de vida
y de gloria, Compañero de camino y de destino.
Yo te caigo en falta al no quedarme siempre conti-
go. Pero confío en tu promesa fiel: Estarás conmigo
hoy. Para suplicarte en cada momento la compa-
sión que necesito.
5
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3a
MUJER, MIRA A TU HIJO
HIJO, MIRA A TU MADRE
(Jn 19,26-27)
6
orar
Con la madre amada,
discípulos amados
y herederos de Jesús
Jesús Nazareno:
María, la mujer de Nazaret llena de gracia, guarda-
ba toda tu vida en su corazón de madre tuya.
En esta mujer creyente contemplamos la más pura
fe de toda la comunidad del pueblo de Israel.
Y la primera fe en Ti, Jesús, fruto bendito de su
vientre, Salvador de todos los pueblos.
En la hora suprema de tu muerte, Jesús, con tu pa-
labra de hombre entero, nos das como madre a tu
querida madre fiel.
Tu amor a ella pasa a la comunidad de todos tus
discípulos amados, herederos de la nueva alianza
sellada con tu sangre.
Como hijos fieles de tu madre, creemos en tu
amor, Jesús. Queremos corresponderte amándote
y amándonos, como miembros de tu Cuerpo que
es la Iglesia, tu Esposa amada, suplente de nuestras
faltas de amor.
7
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4a
DIOS MÍO, DIOS MÍO,
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
(Mc 15,34)
8
orar
Tu abandono, Jesús,
recoge todos los nuestros
Jesús abandonado:
Amargo es el abandono de todos los humanos a la
esclavitud del pecado y de la muerte.
Más abandonados aún los acorralados por ham-
brunas, torturas, cárceles, asesinatos… y las gue-
rras siempre fraticidas.
Con la impotencia fatal de no poder superar solos
tanto pecado como nos domina, amarga y destru-
ye, por dentro y por fuera.
¡Cuántas veces, parece, gritamos al vacío!
Abandonados como Tú, Jesús, de las manos her-
manas de los prójimos y más abandonados de las
paternales manos de Dios…
Pero el Dios tuyo nunca renegó ser Dios de Ti, ni
de ser Dios nuestro, de cada uno de los humanos…
Al Dios vivo pertenecemos porque Él nos hizo y so-
mos suyos.
Y Dios escuchará nuestros gritos como escuchó los
tuyos, Jesús, al confiarte a sus manos bienhechoras
en la oscuridad total.
9
escuchar
5a
¡TENGO SED!
(Jn 19,28)
TENGO SED
10
orar
Sed del Dios vivo
y de viva fraternidad
Jesús de las Bienaventuranzas:
Tú, el Pobre más grande de toda la historia del Pue-
blo de Dios, has sido el hombre más feliz de toda la
historia humana.
Porque la plenitud del Espíritu de amor de tu Padre
Dios te rebosaba el corazón de felicidad: al abrir tu
boca para proclamar dichosos a los pobres, a los
sedientos de justicia, a los limpios de corazón, a los
misericordiosos y trabajadores de la paz.
Jesús, en tu continua oración confiada al Padre, sa-
ciabas tu sed de ver su rostro.
Y en servir su Reino a las muchedumbres saciabas
tu sed de tener hermanos y hermanas en la nueva
familia de los hijos de Dios haciendo su voluntad.
El que tenga sed, que venga a Mí y beba.
El que beba del agua que yo le daré nunca más ten-
drá sed…Le daré agua viva.
Jesús, que nuestra sed de Ti apague tu sed de no-
sotros, para saciar tu deseo infinito de que vivamos
como hijos de tu Padre y como hermanos entre no-
sotros.
11
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6a
TODO ESTÁ CONSUMADO
(Jn 19, 30)
Consummatum est!
12
orar
A tu vida consumada en la muerte
falta la nuestra
Jesús entregado:
Cumpliste lo que dijiste: No he venido a ser servido
sino a servir hasta dar la vida en rescate por todos.
Tu discípulo predilecto lo confirma: Sabiendo Jesús
que había llegado su hora de pasar de este mundo
al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban
en el mundo, los amó hasta el extremo.
Jesús, para tu amor a los pecadores no hay término
medio. Tu amor más grande solo conoce el extre-
mo de llegar a dar la vida.
Tu vida entregada en tu sangre derramada nos li-
bera enteramente del desamor que nos condena.
Tu amor saca nuestro amor, saca el amor de todo
ser humano nacido para el amor, nacido para Dios
que es amor.
Consumaste tu vida de la mejor manera, Amor de
los amores, con tu entrega amorosa a tu Padre y a
nosotros, tus hermanos.
Ayúdanos a consumarla así contigo.
13
escuchar
7a
¡PADRE, EN TUS MANOS
ENTREGO MI ESPÍRITU!
(Lc 23,46)
14
orar
Entregar la vida al Padre,
Dios de la vida,
de las manos del Hijo y del Espíritu
15
Las 7 palabras de Jesús en la cruz, en cada
Pascua, reclaman a sus discípulos amados
identificarnos con Él, junto a la primera
creyente, su Madre, también nuestra.
Son gritos de entrega confiada al amor del
Padre y al amor nuestro.
Palabras–gritos para escuchar, orar, sufrir,
agradecer y gozar con fe oscura y verdade-
ra, esperanza cierta y amor entero (S. Juan de
la Cruz).