Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La acción liberadora de Dios comenzó a realizarse con hechos y palabras en la historia del pueblo
de Israel, al que Dios eligió como su pueblo para revelar en su historia los designios de su voluntad
salvífica (Cf. LG 9; Rm 12)
Jesús propone este Reino, destinado a todos los hombres, desde la óptica de los pobres, como
salvación y liberación: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer buenas nuevas
a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver” (Lc. 4, 18).
La liberación que propone el Reino apunta a salvar todas las dimensiones de la persona hu mana y
a transformar las relaciones en la sociedad, para liberarla del mal en todas sus formas (Cf. Rm. 15)
mediante la conversión.
En su caminar histórico la Iglesia, signo e instrumento del Reino de Dios, penetra en la historia de
cada pueblo (cf. LG 9) como:
1
Cf. Ibid. p.19-27
* Instrumento de liberación integral
* Germen de justicia, paz, solidaridad e igualdad
* Promotora y decidida defensora de la vida y de los DDHH, para que en cada pueblo se haga
realidad el Proyecto de Dios.
En la historia de cada pueblo, la Iglesia ofrece esta salvación del Reino, pero también la discierne
presente y actuante en las semillas del Verbo y en los signos de los tiempos y, por eso se
compromete con todos los hombres y mujeres de buena voluntad a promover un hombre y una mujer
nuevos, en una nueva sociedad.
Por nuestra inserción social y geográfica en medio del pueblo, asumimos tanto su situación de muerte
como los signos de vida que afloran en él. Y con nuestra forma peculiar de vivir allí el Evangelio
promovemos y apoyamos sus procesos de liberación con simplicidad y sencillez, buscando que el
mismo pueblo llegue a ser sujeto activo y protagónico de dichos procesos.
Allí en medio del pueblo pobre, construimos la nueva forma de ser Iglesia como CEBs., siguiendo las
opciones de Medellín y Puebla. Impulsados por la fuerza del Espíritu que las anima, vivimos en ellas,
la “experiencia de nuevas relaciones interpersonales, en la fe, la profundización de la Palabra de
Dios, la participación en la Eucaristía, la comunión con los pastores de la Iglesia particular y un
compromiso mayor con la justicia en la realidad social de su ambiente” (Cf. Puebla 640).
Descubrimos particularmente en las CEBs. la riqueza de la presencia de la mujer y su potencial
evangelizador e igualmente la emergencia de nuevos ministerios y servicios de los laicos. Estas
CEBs. se convierten en células de reestructuración eclesial, focos de Evangelización y motores de
desarrollo. Commented [PC1]: Recomendamos la revisión de este
párrafo, dado que, en la actualidad las CEBS, ya no son la
única opción de la Provincia y hoy nos anima el magisterio
3.1.5 María, mujer del pueblo, Servidora y Realizadora del Proyecto Liberador de Dios del Papa Francisco, que no aparece contenido en este
párrafo.
Por su obediencia a la Palabra de Dios, María, representante y modelo de los pobres de Yahvé,
mujer del pueblo, que “conoció el dolor y la pobreza”, se convierte en santuario del Dios liberador,
sacramento de los rasgos maternales de Dios, modelo del seguimiento de Jesús e imagen de la
Iglesia, y su presencia sencilla y atrayente fascina al pueblo pobre y despierta hacia ella una cariñosa
devoción.
El canto del Magníficat es asumido por muchas mujeres y hombres que, desde nuestra realidad de
muerte, creen y van haciendo cumplida la promesa del Señor que “derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes” (Cf. Lc. 1, 52).
Ella ingresa en la historia de nuestros pueblos, al presentarse a los indígenas y gente sencilla como
madre protectora y alentadora de sus anhelos más profundos, con lo que se granjea el cariño y la
devota veneración en los múltiples santuarios de nuestro continente, y promueve la gestación de una
Iglesia amerindia.
3.1.6 Espiritualidad y Teología
Desde esta nueva espiritualidad que va naciendo, vamos descubriendo con el pueblo e iluminados
por sus teólogos, una nueva manera de hacer teología latinoamericana de la liberación. Valoramos
la reflexión y el estudio de la misma y las elaboraciones que se van fraguando en el proceso, y nos
sentimos impelidos a sistematizar y a dar a conocer a otros nuestra experiencia de Dios en medio
del pueblo.
Somos conscientes de que las concreciones históricas del Reino, no lo agotan en sí mismas, como
realizaciones legítimas y genuinas, aunque parciales, que apuntan a la configuración definitiva del
Reino escatológico.
Nuestra mirada no se queda anclada en el más acá, sino que se relanza de continuo hacia la plenitud
en Cristo.
Creemos en la acción plenificante del Espíritu Santo, que paso a paso, y con nuestra participación,
nos va haciendo “hijos en el Hijo” hasta alcanzar la estatura y madurez del Resucitado. “Porque la
restauración prometida que esperamos ya comenzó en Cristo, es impulsada con la misión del Espíritu
Santo y por Él continúa en la Iglesia... Pero mientras no lleguen los cielos y la tierra nuevos donde
mora la justicia“(Cf. 2Pe. 2, 13) “gemimos con dolores de parto en espera de la manifestación de los
hijos de Dios” (cf. Rm. 8, 19–22; LG 48).
En esta atmósfera espiritual y social, un hombre, Francisco de Asís, encuentra a Jesús pobre y
crucificado entre los excluidos y encarna el Evangelio en desapropiación, en fraternidad cósmica, en
minoridad, lo que atrae a muchos otros a hacer causa común con él y a constituirse en fermento de
transformación socio-eclesial, lo que da origen a la FRATERNIDAD de LOS MENORES.
Su labor pastoral, que se pliega a una u otra tendencia eclesial de las que se dieron en nuestro suelo,
conserva algunos rasgos genuinamente franciscanos, como la itinerancia, la inserción entre los
indígenas y la pobreza.
En la década de los sesenta, por influencia de los movimientos de renovación social, eclesial y
franciscana (Vaticano II, Medellín, Constituciones Generales) comienza a cobrar fuerza un
movimiento de renovación al interior de la Provincia, de búsqueda de nuevas formas de presencia,
de nuevas maneras de estar en medio del pueblo.
Este movimiento intraprovincial consigue, a fines de 1979, un gran apoyo del gobierno general de la
Orden el que le permite ubicarse en aquellos lugares y ambientes que a juicio de los mismos
hermanos reclamaban su presencia propia y prioritaria.
Así comenzó un “éxodo” como GRUPO SAN PABLO en el año de 1979, grupo que se convirtió a
partir del 15 de julio de l982 en la VICARÍA FRANCISCANA de SAN PABLO APÓSTOL.
Esta nueva entidad en nuestro país, decide optar por vivir en medio del pueblo pobre, inserto en él,
en un franco compromiso de liberación, de formación de comunidades y de implementación de una
nueva evangelización.
3.2.2. Los valores franciscanos Commented [PC3]: En el desarrollo de este apartado, seria
bueno explicitar el enunciado de los valores franciscanos que
están descritos en los parrafos siguientes.
La Provincia Franciscana de San Pablo Apóstol, procura que, desde el inicio del proceso formativo,
los hermanos menores, insertos entre los oprimidos, profundicen el encuentro personal con el Señor
Jesús, y procuren así ser hoy sus seguidores y testigos según la forma de Francisco de Asís, en
Colombia, en la tarea de construir el Reino, trabajando por una sociedad que acoja a todos los
hombres en una dinámica de justicia, fraternidad y paz.
Buscamos que el hermano viva la vida fraterna desde la fe (“el Señor me dio hermanos”) y
experimente la minoridad situándose entre los menores de hoy (empobrecidos-oprimidos), asuma
sus condiciones de vida y se solidarice con sus luchas y esperanzas por la vida (inserción).
Así, mediante una “vida de penitencia” – conversión continua – el hermano menor llegará a ser una
criatura nueva en Cristo y al igual que la de Francisco, toda la vida del hermano llegará a ser
gradualmente una oración que alaba y celebra la amorosa presencia de la acción de Dios en todos
los aspectos de su vida.
Finalidad de la vivencia de los valores franciscanos. Commented [PC4]: Sugerimos que se separe los parrafos
El hermano menor entra en un ininterrumpido proceso de formación con miras a realizar en sí el siguientes a partir de este u otro enunciado.
hombre nuevo en Cristo: un hombre que se va haciendo libre y liberador, que va siendo reconciliado
y se va haciendo reconciliador, pacífico y artífice de la paz, que se sabe acogido y sabe acoger; un
hombre alegre, cortés, desapropiado, hermano y servidor de toda criatura en la lucha por la justicia.
En una actitud minorítica de sencillez que lo compromete con la suerte del pueblo y sus conquistas,
sin ánimo protagónico ni vanguardista.
Esta vocación del hermano menor que tiende a actualizar y asimilar los valores del Reino en la
realidad de la Colombia de hoy, lo debe llevar a sensibilizarse y luchar por erradicar toda forma de
injusticia y toda estructura deshumanizante en el seno del pueblo colombiano, en actitud de apertura
al diálogo con todas las etnias y culturas, religiones e ideologías, con el fin de promover la justicia, la
solidaridad y la fraternidad entre todos, y ser levadura de Cristo en la masa.