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El Oficio de Prima constituye la oración oficial de la santa Iglesia, para pedir a Dios libre a sus

hijos de cuanto pueda dañar su alma, especialmente durante las luchas cotidianas. U t in
diurnis actibus nos servet a nocentibus. Con estas palabras, que leemos en el Himno de
Prima, nos propone con toda claridad el fin de esta primera plegaría diurna. La vida del
cristiano es la de un combatiente. Cada día debemos sostener la lucha contra nuestros
enemigos espirituales. Así como ellos no cesan de hacernos guerra, así ni un solo día deja la
santa Iglesia de rogar a Dios, de pedir su auxilio, su fuerza para no sucumbir en la lucha. El
Himno, así como los Salmos y las diversas Oraciones de Prima, constituyen un comentario
sublime, ferviente, luminoso y no interrumpido de la plegaria que pone la sagrada liturgia en
boca de sus ministros al principio de cada una de las Horas de que consta el Oficio divino: “
Señor, acudid en mi auxilio” . Cual Madre la más solícita del bien espiritual de sus hijos, la
Iglesia santa, en la Hora de Prima, no se cansa de pedir que el Señor Dios Omnipotente, con su
virtud, con su gracia, defienda, y salve y libre a los fieles de todo pecado, de todo desorden en
sus palabras, pensamientos y obras. La santificación del día es uno de los más vivos anhelos de
la liturgia. Y este anhelo, casi nos atreveríamos a afirmar que culmina en el Oficio de Prima.
Para fortalecer a sus hijos, la Iglesia nos propone la Oración, nos propone el ejemplo de los
Santos en el Martirologio; y tiene especial interés en que acudamos a la que es Madre de la
divina gracia, la Madre de Dios, para que ayudados con su intercesión seamos ayudados y
salvos por el Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Salmo 1 17

Alabad al Señor, porque es bueno, * Me cercaron todas las naciones;* pero yo


porque hace brillar eternamente sus en el nombre del Señor tomé venganza de
misericordias. ellas.
Diga ahora Israel que el Señor es bueno, * Me cercaron estrechamente; *pero me
y que es eterna su misericordia. vengué de ellas en el nombre del Señor.
Diga ahora la casa de Aarón,* que es Me rodearon como abejas, y ardieron en
eterna la misericordia del Señor. ira como fuego que prende en espinos; *
Digan ahora los que temen al Señor, * que pero en el nombre del Señor tomé de ellas
su misericordia es eterna. venganza.
En medio de la tribulación invoqué al A empellones procuraban derribarme, y
Señor, * y me atendió el Señor amplia y estuve a punto de caer; * mas el Señor me
generosamente. sostuvo.
El Señor es mi sostén; * no temo nada de El Señor es mi fortaleza y mi gloria; * el
cuanto pueda hacerme el hombre. Señor se ha constituido salvación mía.
El Señor está de mi parte; * yo despreciaré Voces de júbilo y de salvación * son las
a mis enemigos. que se oyen en las moradas de los justos.
Mejor es confiar en el Señor,* que confiar La diestra del Señor hizo proezas; la
en el hombre. diestra del Señor me ha exaltado, * triunfó
Mejor es poner la esperanza en el Señor, * la diestra del Señor.
que ponerla en los príncipes.
No moriré, sino que viviré, * y publicaré Salvadme, oh Señor, concededme, Señor,
las obras del Señor. un próspero suceso; * bendito el que viene
Severamente me ha castigado el Señor; * en el nombre del Señor.
mas no me ha entregado a la muerte. Os hemos bendecido desde la casa del
Abridme las puertas de la justicia; y Señor; * Dios es el Señor, y él nos ha
entrado en ellas tributaré gracias al Señor: iluminado.
* esta es la puerta del Señor, por ella Celebradle con enramadas de árboles
entrarán los justos. frondosos, * hasta los lados del altar.
Os cantaré himnos de gratitud, porque Tú eres mi Dios, y a Tí tributaré acciones
me habéis oído * y os habéis constituido de gracias: *
mi Salvador. Tú eres mi Dios, y ensalzaré tu gloria.
La piedra que desecharon los Te cantaré himnos de gratitud, porque me
constructores, * esa misma ha sido puesta has oído, * y te has constituido mi
por piedra angular del edificio. Salvador.
El Señor es quien lo ha hecho; * y es una Alabad al Señor porque es infinitamente
cosa admirable a nuestros ojos. bueno, * porque su misericordia es eterna.
Este es el día que ha hecho el Señor: *
alegrémonos y regocijémonos en él.

Salmo 118 i2

Bienaventurados los que proceden sin ¿Cómo enmendará el más joven su


mancha, * los que caminan según la ley del conducta? * Observando tus palabras.
Señor. Yo te he buscado con todo mi corazón: *
Bienaventurados los que examinan los no permitas me desvíe de tus
testimonios del Señor; * los que de corazón mandamientos.
le buscan. En mi corazón deposité tus palabras, *
Porque los que cometen la maldad, * no para no pecar contra Tí.
andan por los caminos del Señor. Bendito eres Tú, oh Señor; * enséñame
Tú mandaste * que se cumplan fielmente tus justísimos preceptos.
tus preceptos, ¡Ojalá que vayan Mis labios han anunciado * todos los
enderezados todos mis pasos * a guardar oráculos de tu boca.
tus justísimas leyes! En seguir el camino de tus preceptos, *
Entonces no seré confundido,* cuando me he deleitado más que en todos los
tuviere fijos mis ojos en todos tus tesoros.
preceptos. Medito tus mandamientos; * considero
Con sincero corazón te alabaré, * porque tus sendas.
aprendí los juicios de tu justicia. Tengo en tus preceptos mis delicias; * no
Tus justos decretos observaré; * no me olvido tus palabras.
desampares jamás.
Salmo 118, n

Concede a tu siervo la gracia * de que viva Pegada está contra el suelo mi alma; *
y guarde tus palabras. vuélveme a la vida según tu palabra.
Quita el velo a mis ojos, * y contemplaré Te expuse mis caminos, y me escuchaste:
las maravillas de tu ley. * enséñame tus justificaciones.
Peregrino soy yo sobre la tierra: * no me Enséñame el camino de tus
escondas tus preceptos. justificaciones, * y contemplaré tus
Ardió mi alma en deseos de amar tu ley maravillas.
justísima * en todo tiempo. Se adormeció de tedio mi alma:*
Increpaste a los soberbios: * malditos los fortaléceme con tus palabras.
que se desvían de tus mandamientos. Aleja de mi la senda de la iniquidad, * y
Aparta de mí el oprobio y el menosprecio; por tu ley, compadécete de mí.
* pues he guardado fielmente tus Escogí el camino de la verdad; * no he
testimonios. olvidado tus juicios.
Hasta los príncipes se sentaron y Me apegué, Señor, a tus testimonios: * no
hablaban contra mí; * pero tu siervo permitas que sea confundido.
contemplaba tus justísimos Corrí por el camino de tus
mandamientos. mandamientos, * cuando ensanchaste mi
Pues tus testimonios son mi meditación, corazón.
* y tus justas leyes mi consejo.

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