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DISCURSO mSTORICO y TRADICIONES CRITICAS:

POSIBILIDAD DEL ECOFEMINISMO y


LA DESOBEDIENCIA

Josemi Lorenzo Arribas


Universidad Complutense de Madrid

Para Insumissia"

Vamos a incidir a lo largo de esta reflexión en cuestiones ya


conocidas, por un lado; y en otras más novedosas, casi inéditas,
diría, por otro, con un tono más deliberadamente ensayístico que
académico. Después de dar un repaso a algunos de los problemas
que hoy tiene planteados el ecofeminismo, incidiendo en su peligro-
sa inofensividad -peligrosa para quienes considerarnos urgente plan-
tear respuestas eficaces al orden de cosas imperante- continuaremos
con algunas reflexiones sobre lo que es el discurso histórico, tenni-
nando con la parte más original: anticipos de lo que podían ser pre-
cedentes del ecofeminismo con el fin de comenzar a construir una

• lnsumissia. paisaje desobediente, es un espacio radiofónico que desde 1995 lleva


conlrainformando durante dos horas semanales sobre resistencias y desobediencias
en una radio libre del Sur de Madrid (Onda Latina). A mis compañeros/as de Redac-
ción, a quienes nos escuchan, y a quienes han pasado por el cuchitril de emisión les
debo muchos de los planteamientos de este articulo, por lo que esta dedicatoria es
mas un agradecim iento , por tantas noches imaginando despertar aman eceres
libertarios.
Mlljeres y ecología. HiSfon'a, pel/:iOmiel!IO, sociedad. M. L Cavana. A. H. PuJe<l YC. Segura (coords.)
Madrid, 328 pp. ISBN 84-87090-3 1-1
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JOSEMI LORENZO ARRIBAS POSiBILIDAD DEL ECOFEMINISMO y LA DESOBEDIENCIA

2. Discurso hist6rico obediente. Discursos históricos desm7e,liei"tei'>: de un arclúvo que detrás de la pancarta en una manifestación. Es
más, muy posiblemente no hay una distinci6n entre ambas hlstonas.
Pero también queríamos hablar de la desobedienciaa ,C~~il~VI:'~I"t~~::j;:: Hay sólo una como uno es el mundo en que vivimos, el mismo para
que aparece en el título de esta intervención de manera S. hombres y mujeres, para ricos y pobres, para seres humanos y no
correcta, pero políticamente impropia. La desobediencia civil nó humanos . El ecofeminismo se ha encargado de defender la
un sistema de pensamiento o una ideología política como tal globalización en el espacio: todas/os vivimos en el mismo planeta y
modo de ecologismo, feminismo, antimilitarismo ... ), sino un por ello hay que defenderlo para todos!~s (MIES,.1998): Desde una
so o uua estrategia al alcance de ellas. Pero estimo que esta historia comprometida debemos tamblen globalizar el tIempo, por-
mienta se muestra lo bastante poderosa como para hacer que sigue siendo siempre el mismo mundo del que hablamos.
e~ofeminismo una arista punzante más que perturbe y amenace El discurso histórico, además, es un discurso sexuado en mascu-
dISCUrso triunfalista post-histórico amañado por fukuyamas, pS1euclo- lino por sus amanuenses, intérpretes, protag?nistas ~ también por la
democracias liberales y capitalismos de tendencias so,cia:l-d,~mócra: cosmovisi6n que representa; se entiende aSI por que las tradiCIOnes
tas, presentados como únicos paradigmas posibles, pensables y del:iblles·.l críticas a este panorama netamente androcéntrico han quedado del
y por tanto, mminentes, si no triunfantes. mismo modo relegadas a la marginalidad historiográfica, si no eli-
¿Y qué tiene que ver el discurso histórico en todo esto? Mucho, minadas directamente (VV. AA, 1997; VV.AA, 1998). Una de ellas y
porq~e. él define !as lecturas de lo que presuntamente ha pasado, . de las más punzantes ha sido el feminismo . Pero además de
condICIOnando aSI nuestra actitud ante lo que haya de pasar. Si no " androcéntrico el discurso histórico es también antropocéntrico, que
tenemos más referentes que los inmediatos, difícilmente podremos ' no es lo mism~, y antropocéntrico casi diríamos que por definición,
hacer. otra cosa que no sea seguir perpetuando estos últimos. Lit ;' qua tal. Se nos ha dicho que lo históricamente relev~nte han SIdo las
hlstor~a es una herramienta e~caz de construcción de imaginario , acciones, procesos, contextos ... humanos en el mejor de los casos,
colectivo y, manejada como esta por los sistemas hegemónicos, tam- como si sólo nuestra especie existiera en el mundo, con unos excesos
bIén es, un difusor efic~ de miedo y un agente desmovilizador (l'a de autorreferencialidad que dejan corto el mito de Narciso, que al
co?sablda ?isculpa: .¿q~~ sentido tiene hacer algo si siempre ha sido menos empleaba un elemento natural, el agua, como espejo. de su
aSI?). El dISCurso hlstonco tiende a ser teleológico, narrativo y li- apariencia. Nuestra manera d~ narrar la Iústona ha. prescmdldo de
ne~, haCIendo de los procesos, sucesivos capítulos que tienden nece- espejos naturales de contrastaclón. La ?atur?-,eza ~a SIdo un decorado
~arJamente a un fin , uno y no otro, uno y no múltiples. Las grandes necesario pero ajeno a la acción del sohloqu.lO. El uruco pro.tagorusmo
Ideologías precisan objetivos unívocos. Así, el discurso histórico se que ha tenido ha sido funcional, como objeto que ha ~tlmulado la
empobr~~e, pero. añade efectividad a su mensaje político y a la ' ¡ capacidad y las estrategias dominadoras de nuestra especIe.
cosmov!SJón occIdental del mundo. Menos paradójicamente de lo Después de este panorama, no demasiado esperanzador, ¿hay
que pudiera parecer, la historia-disciplina frecuentemente deshistoriza, posibilidad de pennanencia del ecofeminismo?, ¿y de la desob~­
naturaliza su versión, dando a entender que poco se puede hacer ante diencia civil? Entiendo, y enlazo con algo a lo que ya me he refen-
factores supra:humanos. Esto nos lo enseñó bien hace treinta años la do que el feminismo, desnudado de sus planteamientos más trans-
historia ~e las mujeres nombrando y desontologizando categorías fo:madores y reducido meramente a "rasero igualador", ábaco so-
como genero, patnarcado y tantas otras. Las tradiciones ciológico que confunda la injusticia o la justicia con ténninos pura-
historiográfic~s críticas también nos han mostrado cómo interpreta- mente aritméticos, el feminismo institucional, puede llegar meluso a
mos l~ hlstona (rdato del pasado) del mismo modo que hacemos imponerse como arbotante necesario del nuevo disc?rso d01Illnante
histona (~uestra ~Ida). Salvo casos esquizofrénicos, el esquema que que habrá de surgir con el nuevo paradigma de la h.lstona. RedUCI-
nos pennlte relaCIonamos con el mundo es el mismo ante el legajo dos los discursos críticos a engrasantes que perfeccIOnen el funcI~­
namiento de los engranajes teóricos, científicos, políticos, econó1Ill-
~ Ya en fase de publicación de este trabajo han aparecido en el mercado editorial dos
tlt,ulos fundamentales para rastrear y entender los origenes y desarrollo del movi-
cos ... de este sistema, la trivialización de la moda eco- no creemos
miento de desobediencia civil más importante y articulado del Estado español post- que tuviera demasiados problemas para establecerse en ese núcleo de
franquista: la insumisión (MOC. 2002~ OLlVER. 2002). lo hegemónico.

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2. Discurso hist6rico obediente. DiscurSos hist6ricos de,sol'eGlie¡'tes3. de un archivo que detrás de la pancarta en una manifestación, Es
más, muy posiblemente no hay una distinciónentre ambashistonas.
Pero también queríamos hablar de la desobediencia, (C~iV~il~~:~:~~:~ Hay sólo una como uno es el mundo en .que VIVimos, el nusmo para
que aparece en el título de esta intervención de manera si ' hombres y mujeres, para ricos y pobres, para seres humanos y no
correcta, pero políticamente impropia. La desobediencia civil humanos, El ecofeminismo se ha encargado de defender la
uu sistema de ~ensamienlo o una ideología política como globalización en el espacio: todas/os vivimos en el mismo planeta y
modo de ecolOgismo, feminismo, antimilitarismo ... ), sino un por ello hay que defenderlo para todO~~S (MIES, 1998): Desde una
so. o una estrategia al alcance de ellas. Pero estimo que esta historia comprometida debemos tamblen globahzar el tiempo, por-
mienta se muestra lo bastante poderosa como para hacer que sigue siendo siempre el mismo mundo del que hablamos.
e~ofemini~mo una arista punzante más que pert"u~lr~b;:e;:'Yn::':l:~:'~~ El discurso histórico, además, es un discurso sexuado en mascu-
discurso triunfalista post-histórico amañado por f, lino por sus amanuenses, intérprele~, protag?nislas ~ tambié~ ~or la
democracias liberales y capitalismos de tendencias s~:;;~;-~:~:~~;¡:¡ cosmovisión que representa; se entiende aSI por que las tradICIones
tas, presentados como únicos paradigmas posibles, pensables críticas a este panorama netamente androcéntrlco han que~ado del
y por tanto, inminentes, si no triunfantes. mismo modo relegadas a la marginalidad historiográfica, SI no eli-
¿ y qué tiene que ver el discurso histórico en todo esto? MUlch,); minadas directamente (VV.AA, 1997; VV. AA, 1998). Una de ellas y
porque él define las lecturas de lo que presuntamente ha pas:ad,:i¡ de las más punzantes ha sido el feminismo, Pero ade~ás de
condiciourn;do así nuestra actitud ante lo que haya de pasar. Si androcéntrico, el discurso histórico es también antropocéntnc~, 9ue
tenemos mas referentes que los inmediatos, difícilment.eel~:~~~~t!' nO es lo mismo, y antropocéntrico casi diríamos que por defi~lclón,
h~cer .otra cosa que no sea seguir perpetuando estos ú qua tal. Se nos ha dicho que lo históricamente relev~nte han SIdo las
histona es una herramienta eficaz de construcción de "".¡¡'.ml11\>,!) acciones, procesos, contextos .. , humanos en el mejor de los casos,
c?lectivo y, ';lanejada como está por los sistemas hegemónicos, como si s6lo nuestra especie existiera en el mundo, con unos excesos
blén es un difusor eficaz de miedo y un agente desmovilizador de autorreferencialidad que dejan corto el milO de Narciso, que al
co~sabida ?isculpa: .¿q~é sentido tiene hacer algo si siempre ha menos empleaba un elemento natural, el agua: como espejode su
asl.). El dISCUrso hlstonco tiende a ser teleológico, narrativo y . . ' apariencia. Nuestra manera de narrar la histona ha, prescmdido de
neal, haCIendo de los procesos, sucesivos capítulos que tienden nece- .' espejos naturales de contrastación. La ?atur~eza ~a ,SIdo un deco.rado
sanamente a un fin, uno y no otro, uno y no múltiples. Las grandes ' necesario pero ajeno a la acción del SOliloqUIO, El uruco protagorusmo
Ideologías precisan objetivos unívocos. Así, el discurso histórico se ' que ha tenido ha sido funcional, como objeto que ha e~lImulado la
empobr~~~, pero añade efectividad a su mensaje político y a la capacidad y las estrategias dominadoras de nuestra espeCie,
cosmOVISlOn occ,dental del mundo. Menos paradójicamente de lo Después de este panorama, no demasiado esperanzador, ¿hay
que pudiera parecer, la historia-disciplina frecuentemente deshistoriza, posibilidad de permanencia del ecofeminismo?, ¿y de la desob~­
naturaliza su versión, dando a entender que poco se puede hacer ante ' diencia civil? Entiendo, y enlazo con algo a lo que ya me he refen-
factores suprahumanos, Esto nos lo enseñó bien hace treinta años la do, que el feminismo, desnudado de ~~s planteamiento~ más tranS-
historia ~e las mujer~s nombrando y desontologizando categorías formadores y reducido meramente a rasero I,gualador ,.ábaco so-
como genero, patnarcado y tantas otras, Las tradiciones ciológico que confunda la injusticia o lajusllcla con térrm~os pura-
historio~áfic~s críticas también nos han mostrado cómo interpreta- mente aritméticos, el feminismo instituCIOnal, puede llegar mc~uso a
mos I~ histona (relato del pasado) del mismo modo que hacemos imponerse como arbotante necesario de,1 nuevo disc~sO donunan~e .
histona (~uestra Vida), Salvo casos esquizofrénicos, el esquema que que habrá de surgir con el nuevo paradigma de la ~Istona. Redu~J­
nos perrrute relaCIOnarnos con el mundo es el mismo ante el legajo dos los discursos críticos a engrasantes que perfeccIOnen el funCIO-
namiento de los engranajes teóricos, científicos, políticos, econónu-
~ Ya en fase de publicación de .este trabajo han aparecido en el mercado editorial dos
1lt.ul os fundamentales para rastrear y entender los orígenes y desarrollo del movi- cos .. , de este sistema, la trivialización de la moda eco- no ~reemos
mIento de desobediencia civil más importante y articulado del Estado español post- que tuviera demasiados problemas para establecerse en ese nueleo de
franquista: la insumisión (MOC, 2002; OLIVER, 2002). lo hegemónico,

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. Otra cosa bien distinta es toda esa carga política opue,;ta . licmpo para comenzar a desentrañar cuál ha sido la contribución
SIgue conservando y desarrollando el feminismo y que tarlibiéfi ! femenina y masculina al ecofeminismo en la historia. Pero con esto
sora la ecología política. Sus planteamientos denuncian la ím'lat)Jjj'di : no basta. Como en tantas otras ocasiones, no se trata meramente de
del modelo capitalista occidental, descubren las mentiras de Integrarlo, sino de reconocerlo, concederle autoridad eyV.AA, 1999).
cusas legitimadoras, y cuestionan muchos de los presuntos .; La integraci6n es el ofrecimiento con que la Academia en sus ver-
que desde el siglo XVIII hasta hoy han sido abanderados : tientes más progresistas pretende captar los conatos potentíalmente
todopoderosa idea de progreso: cuestionan en definitiva peligrosos, y quien en este contexto ruce Academia también dice
noció? de avance y de progreso. Esta impugnación a nnn ,¡" Mercado. Una vez más, ciñéndome a mi campo de reflexión, a lo
tradIcIOnales motores que se dice que han movido la historia que se aspira es a cambiar el enfoque de los acercamientos rns.tóri-
de progreso) cuando en circunstancias coyunturales cOJicneta:shl cos, que el ecofeminismo impregne el más o menos honrado ~ mte-
adquirido cierto relieve se ha demostrado también una he,rra:mi,oI\Ú resada ramillete de cuestiones, métodos, preguntas y planteanuentos
desestabilizadora eficaz. La respuesta contra esta amenaza ~U~ "',C,- políticos con que ellla historiador/a se enfrenta a su tarea.
suntamente se cc;miría sobre el sistema de pensamiento he,geln6ni~d: y pongo un ejemplo histórico que quizá suene a provocación,
o Pensanuento Umco, ya la estamos viviendo, desde la porque voy a traer a colación a Hildegarda de Bingen, abadesa bene-
los resortes mediáticos o desde las tribunas académicas. dictina del siglo XII, como un posible ejemplo de precedente
" ecofeminista. Esta mujer, de ser una figura prácticamente descono-
cida fuera de Alemania, en estos últimos años ha pasado a ser casi un
3. Genealogías ecofeministas
talismán comercial o un icono cultural, invocado para casi todo lo
que tenga que ver no ya con el siglo XII o la Edad Me~ia, sino con
. Pero ~sí como el feminismo disfrutó pronto de crNI"'" la historia de las mujeres lato sensu. No obstante, qUIero plantear
histonografico entre las historiadoras a través de la historia de una cuestión que me parece interesante y que nuevamente haría de
mujeres, no conozco trabajos históricos que s<, re:cl,",um ,,,,oferniil"s~ils~; esta mujer renana una pionera de nuevas reálidades; en est,: caso,
Quizá es demasiado pronto para que sus categorías penoeen los quiero justificar su inclusión como ejemplo de conciencia
minios de CHo, o quizá la historia de las mujeres está de:,"crollandcí< ecofeminista que hace además de la desobediencia civil una estrate-
u~ inmellso potencial apuntado hace algunos años más y no se gia de lucha de cara a restablecer un orden ginecocéntrico, origin~
Clan con el mismo detenimiento las nuevas tendencias teóricas. lectura del sentido del cosmos, orden dotado de su propia mtegn-
ahora el ecofeminismo queda circunscrito a la práctica política, dad. Y a pesar de que el merchmulising también esté haciendo de
las llamadas ciencias sociales: política, economía, sociología etc. ella, hoy, un nuevo objeto de consumo.
que sí que habría, en cambio, serían interpretaciones hü;tó,ric:as Es conocida su vertiente naturalista, plasmada en los numerosos
subsumibles bajo ~a corriente pero inrertas en lo que enteDldemc>s:) libros que escribió sobre animales, las propiedades de las piedras y
como fenumsmo SlO más. Localizar ejemplos y precedentes en ' de las plantas, además de sus profundos conocimientos sobre el cuerpo
que llamamoS la historia no se antoja una tarea demasiado rufíciI; .. humano, sus enfermedades y sus curas, datos por sí solos insuficien-
habIda cuenta de la mayor cercanía entre las mujeres y la Naturaleza tes para deducir de ellos una sensibilidad que podríamos denonunar
por la división sexual del trabajo y por los modos distintos, ecologista (LORENZO, 1996). Pero no voy a establece~ esa frágil
culturalmente aprendidos e históricamente transmitidos, de inter- vinculación ecofeminismo-historia en apoyos pOSibles pero
pretar y estar en ,el mundo que se han desplegado sobre mujeres y , epistemológicamente débiles, como podría se[su conocid~ sensibili-
varo~es. Hay mulaples ejemplos de mujeres (y también varones) dad naturalista o la relación de su monasteno con el medIO, presun-
relaCIOnándose respetuosamente con la naturaleza, defendiendo los tamente muy ecológica, como en casi todos los cenobios medieva-
bosques, la limpieza de las aguas, planteando conductas distintas les. Pretendo ir un poco más allá al reladonar la conciencia ecológica
"más humanas", hacia los animales, cuidando de su entorno qu~ con uno de los principios transversales de toda la obra hildegarruana
elIas saben vivo como si efectivamente lo estuviera. Con las (el otro sería la feminización de cualquiera de sus expresiones: la
metodologías aprendidas de la rnstoria de las mujeres sólo faltaría teol6gica, la musical ... ): la armonía. Si entendemosla ecología como

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el estudio de las relaciones que median entre los organismos y .. tmnonie celestium revelatiollwll (Sinfonía de la armonía de las revela-
entorno, incidiendo en las cuestiones de mutua interacción TIe.gruno ciones celestes), es lo que el pensamiento actual ha denominado orden
a un concepto clave: el equilibrio u homeostasis, que viene simbólico. La armonía es orden simbólico. Y romper esa armonía, es
que Hildegarda nombró como armonfa. Más tarde, Kepler lo decir, condenar al silencio; es decir, impedir la inhumación del cuerpo
ciría en términos cientffico-naturales trunbién como "ley de de un hermruno; es decir, runteponer intereses particulares a los univer-
nfa" y, ~a en el siglo XX, Paul Tillich lo aplicaría al crunpo sales, esa ruptura de la armonía es desorden simbólico.
(MARTINEZ CORTÉS, 1993: 344). Entre los constructores que andrun diseñrundo desde posiciones de
Uno de los sucesos más frunosos de su longeva vida, acaecido izquierda las bases del nuevo paradigma historiográfico se alzan voces
año antes de su muerte, cuando contaba con ochenta años, fue que reconocen cierto predicamento a la "historia ecológica" y a la
excomunión y la prohibición de cantar en el oficio divino por "historia de las mujeres/género", junto a los ya grandes constructos
se a exhumar un cuerpo enterrado en el recinto monacal. El casti"o consagrados como la historia social y la historia de las mentalidades.
se extendió a toda su comunidad al solidarizarse con la l¡bade!;a ..:Este , Parece nuevamente que el discurso ecofeminista se muestra posible,
episodio se presta, a mi parecer, a una interpretación desde exorcizadas las jeremiadas triunfalistas del "fin de la Historia". Pero
ecofeminismo y la desobediencia civil. La respuesta de Hilde,grurda para que alcance el estatuto y la presencia que merece tendrá que
no se hizo esperar y conminó a los autores del interdicto, los refinar sus redes categoriales, sus conceptos específicos y explicar
dos de Maguncia, a revocarlo apoyándose en una idea fUlndluuental:": bien qué novedades cualitativas añade.
la excomunión rompía la armonfa al impedir que una comunidad de .
religiosas elevara su plegaria a Dios. Y dicha ruptura traería .'
serie de desgracias terribles si no se subsanaba (Hildegarda •. 4. UIl símbolo para !lila tradici6n historiográfica ecofeminista
facultades visionarias desde muy niña). El orden cósmico, expresa_ ·•.•:
do en el universo, en el cuerpo humruno, en las leyes naturales, en las . Quiero, para terminar, ofrecer un ejemplo que bien puede ser UlO
proporciones de la música ... , debfa ser respetado a toda costa, y resumen de esta intervención o una personificación de lo que el
contrano era una irresponsabilidad gravfsima. Son cuestiones de in-o eco feminismo conlleva. Si antes hablábamos de una figura propia-
terés general las que se runteponen. ¿Ese respeto a la naturaleza y los mente histórica (Hildegarda) y mencionábamos otra mítica
seres y objetos que en ella se hallan comprendidos no es la versión (Antfgona), unimos runbas naturalezas, correspondientes a dos
contemporánea de esa necesidad metarracional de mantenimiento de metarrelatos o narraciones occidentales en un fascinante personaje
la armonia entre los diversos seres vivos o inertes que componemos literario, trun real como mítico, ubicado en el altiplano peruruno de
el plruneta? . los Andes. Se trata de la figura de la runciruna doña Añada, ciega y
La firme postura de Hildegarda (no es éste el momento para humillada por el altivo juez Montenegro, que la expulsó de la ha-
discutir si era más valiente que interesada) nos remite a otro de los cienda donde le habfa servido toda su vida con el pretexto de su
grrundes referentes femeninos de la cultura occidental, en este caso propia ancianidad. La comunidad de Yrunacocha, a la que pertenecía
perteneciente a la tradición mítica griega, metarrelato fundante de la vieja sabia, la acoge y ella pagará esa hospitalidad tejiendo, ur-
una buena parte de nuestra mrunera de pensar, Antígona, otra mujer diendo unos ponchos adornados con motivos historicistas. Pero "en
desobediente que desacata el mandato positivo impuesto por Creonte, su ceguera, doña Añada se había extraviado. En lugar de tejer, como
rey de Tebas, para no contradecir el mrundato natural (divino) man" quería, los desastres y triunfos del pasado, tejió los desastres y triun-
tenedor de una armonía necesaria, imprescindible. Haciendo pública fos por venir" (S CORZA, 1984: 124). Doña Añada, esa mujer con-
su postura, decide enterrar el cadáver de su hermruno Polinices pese fidente de los cuyes y las flores, conocedora de las leyes de la natu-
a la prohibición expresa. Vemos cómo Creonte puede ser el raleza, hiló la historia de su pueblo, en un trasunto rundino de la
pseudónimo de los crunónigos maguntinos; Hildegarda podía vestir mediterránea sibila, pero carente de las desactivaciones patriarcales
trunbién clámide tebruna. Yendo todavfa uIÍ poco más lejos, no es que sufrió la semi divina mediadora de origen griego. En la figura de
muy difícil imaginar que esa armonía, que la abadesa desarrollaría una anciana vemos la encamación de la identidad de UlO pueblo-
musicalmente en su portentosa colección intitulada Symphonie naturaleza que ha de resistir a los manejos despóticos y arbitrarios

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del juez Montenegro (personificación a su vez de la caJea (,sc1ural(je al menos). En la Edad Media no se producen las agresiones
civilización). Trenzando fil3lllentos desobedece y anima a indiscriminadas que vendrían posteriormente, y no sólo se debe ex-
obediencia. La voz de hilos de colores de doña Añada se plicar por falta de recursos técnicos para poder depredar en condi-
baluarte de posibilidad, de resistencia: una voz femenina a (IUlen. ciones: las sociedades no producen lo que no precisan, y la tecnolo-
reconoce toda la autoridad posible pese a ser la persona con gía va asociada a los modelos económicos y de pensamiento Con que
poder de la comunidad. cada sociedad se dota. Por otra parre, las mujeres t3lllbién gozaron
Doña Añada, por tanto, como el resultado de la unión de de unas posibilidades de expresión que con el Renacimiento y, sobre
mito, naturaleza, mujeres, sabiduría y desobediencia, una todo, con la sociedad barroca, reformista o contrarreformista, des-
ción de ingredientes de los que no puede prescindir el eCI)feminisp; aparecieron. Esta investigación que está por hacer no pretende resca-
si aspira a incomodar. Eu este tiempo científico y cientifista, tar antiguas Arcadias o establecer criterios-dogma para establecer
positivista de lo que pudiera parecer, a pesar de -ismos, post- una línea de progreso distinta pero t3lllbién única, verdadera. Es una
quizá no está de más recl3lllar nuestra condición simbólica y herramienta más que, con doble filo, nos puede,permitir rasgar los
dicar t3lllbién la actualidad (desobediente) del pensamiento discursos históricos tradicionales (un gran Relato Unico en este mundo
Un modo de relacionamos con el mundo de una manera aw,matl) posthistórico en boca de FukuY3llla, sacerdote de Clío y broker del
al Pensamiento Único y sus Razones consustanciales: dinero, Capital) y, a la vez, incomodarnos como historiadores/as occidenta-
bilidad, futuro, progreso, biotecnología ... Es decir, el pellsami"nt\ les recordándonos nuestra doble responsabilidad social por razón de
mítico como pensamiento desobediente. Desobediente porque nuestro oficio y por razón de nuestro indiscutiblemente
parte de la capacidad simbólica que tenemos en cuanto seres contraecológico' modelo de vida. .
nos ha caído en desuso en las sociedades postindustriales, sm;ti~uicll~ Termino ya. Eso que hemos estado ll3lllando Historia se ha cons-
por emblemas comerciales e iconos sedantes. Pero de esas narra.cíe)" tituido como uno de los discursos necesarios para perpetuar estruc-
nes fundacionales sí han pervivido, en c3lllbio y con más pn"enC}la;; turas de poder, es decir, estructuras de violencia que aspiran a la
los precedentes legitimadores de las estructuras de única gestión de su monopolio. En otro momento analizaremos las
expresiones de resistencia a los mismos que, más o menos elabolca,', necesarias conexiones que, a nuestro juicio, deben relacionar
dos, no faltan en estas cosmogonías. ecofeminismo con antimilitarismo, insisto que en sus vertientes más
Quizá el cuestionamiento ecofeminista podría servir de md1ca_ • • comprometidas y menos florales, porque la ultima ratio que impone
dar a la hora de establecer la mayor o menor excelencia de las. mre- su lógica es la violencia, expresada caleidoscópic3llleute en prismas
rentes sociedades del presente, y por tanto t3lllbién de las hi~~~~:~:.~;: múltiples que proyectan a su vez más violencia. Violencias repercutidas
Ello implica arrinconar la perversa e interesada noción de en las mujeres, en la naturaleza, en pueblos enteros, en algunos va-
so" como criterio casi único a la hora de mediciones lineales con el rones ... Pero también el discurso histórico puede contribuir a ero-
patrón económico como unidad mensura!. Desde algunas atalayas sionar el propio relato en el cual se encuadra. Un discurso histórico
impugnación se han establecido otros, t3lllbién válidos: la SItlIaC1DIl enunciado desde estas atalayas críticas no seducidas por la idea de
intr3llluros de las cárceles, la de las mujeres, el índice de pobreza, el Poder puede también dejar de legitimar la violencia como motor de
respeto a los animales no humanos etc ... Muchos pueden ser los la Historia. Atalayas desde las que sig3llloS siendo capaces de ver
barómetros porque muchas son las dominaciones. Si aplicamos la más allá (hacia delante y hacia detrás) del mezquino horizonte que
agenda ecofeminista valoraríamos como sociedades más justas y más nos presentan como único, unas atalayas desde las que ir soltando
libres aquéllas en que la libertadJemenina alcanza cotas mayores, a hebras qne engarcen con el bastidor plural de la naturaleza y de la
la vez que la relación con la Naturaleza se establece en términos historia. Doña Añada como metáfora de la historia o como su con-
dialógicos, de respeto. Podría afirmar, aun sm haber profundizado trario, pero siempre yendo más allá de alicortas dicotomías. Si la
con detención en el tema, que un relativ3lllente "buen" periodo hu_
3 Razones obvias nos llevan a denominarlo así. Hasta las políticas. industrias e
biera sido, por ejemplo, lo qne ll3lll3lllOS Edad Media, juicio que ideologías más agresivas hacia la Naturaleza y la sostenibilidad se encubren ~ajo
desde parámetros estrictamente feministas t3lllbién se puede afirmar retóricas y "gestos" ecológicos. Nunca explicitan su anti- de facto, aunque exh1ban
(con respecto a los periodos que vendrían inmedial3lllente después "etiquetas verdes".

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JOSEMI LORENZO ARRIBAS

.Historia no contribuye a deslegitimar la violencia (contra la N¡Ltulra-.'


leza, contra las mujeres, contra los varones, contra los derechos
los pueblos, contra la propia violencia), se erige como un impel:ati.4
vo ético contribuir a su desaparición, rechazarla, decirle que no.
Contrapropuestas a la violencia. Propuestas contra la Historia.

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subsistencia, "La praxis del ecofeminismo. Biotecnología, consumo, reproducción", ID
Mies, María, - Shiva, Vandana (eds.), Barcelona, 203-238.
OLIVER OLMO, Pedro (2002): La utopía insumisa de Pepe BeúnUJ. Una objeción TEOLOGIA ECOFEMINISTA PARA LA
subversiva durante el franquismo, Barcelona. ' ECOJUSTICIA
PULEO, Alicia (2000): Ecofeminismo: hacia una redefinición filosófico-política de:
'naturaleza' y 'Ser humano', uF eminismo y filosoOa", Amorós, Celia (ed.), Madrid,
165·190.
VV.AA [C. Cuadra, 1. Lorenzo, Á. Muñoz y C. Segura] (1997): Las mujeres y la
historia: ciencia y política, "La historia de las mujeres en el nuevo paradigma de la
Historia", Segura, Cristina (ed.), Madrid, 13-93.
VV.AA {Á. Mufioz. J. Lorenzo yC Segura] ( 1999): Sobre el discurso de la incorpo-
ración de la historia de las mujeres, "Cambiando el conocimiento: universidad,
sociedad y feminismo", Oviedo, 171-176.

164
Colección LAYA n.o 25
Directora: Cristina Segura Graíño

MUJERES Y ECOLOGIA:
mSTORIA, PENSAMIENTO, SOCIEDAD

María Luisa Cavana, Alicia H. Puleo, Cristina Segura


(coords.) 2
2222004
2004

Asociacíón Cultural AL-MUDAYNA


INDICE

PRESENTACION
María Luisa Cavana, Alicia H. Puleo y Cristina Segura .............. 5

INfRODUCCION .................................... ............. ....................... 9


María Luisa CAVANA, La relación instrumentalizadora
con la naturaleza ........................ ... .... .... .......... .................. ..... .... 11
Alicia H. PULEO, Luces y sombras, de la teoría
y la praxis eeofeministas ...................... ................... .................... 21
Cristina SEGURA GRAIÑO, Historia ecofeminista .................. 35

r. FEMINISMO Y ECOLOGIA:
HACIA UNA NUEVA CULTURA ECOL6GICA ....................... 51
Val PLUMWOOD, Feminismo y ecología
¿Artemisa versus Gaia? .......................... ,................................... 53

11. A LA BUSQUEDA DE LOS ORIGENES HISTORICOS .107


Katarina LEPPANEN, En paz con la Tierra ........................... . 109
María José GUERRA PALMERO,
¿ Un vínculo privilegiado mujer-naturaleza?
Rachel Carson y el tránsito de la sensibilidad
naturalista a la conciencia, ecológica ....................................... 119
Kaatina KAILO, Desde eldis-curso viril a los
con-cursos fértiles: El ecofeminismo y las mujeres nórdicas .... 129
Josemi LORENZO, Discurso histórico y tradiciones críticas:
Posibilidad del ecofeminismo y la desobediencia civil ............. 153

III. TEOLOGIA ECOFEMINISTA PARA LA ECOJUSTICIA .. 165


Margatita PINTOS, Una tierra que mana leche y miel ....... ... .. 167
Coca TRILLINI, Teoría y praxis de la espiritualidad
ecofeminista en América Latina: una charla entre
polvo de estrellas... ... ........ .........................•.............................. 173

IV. ANALISIS y APORTACIONES CRITICAS ..................... 187


LucHe DESBLACHE, Animalidad e identidad femenina en la
literatura francesa actual: el caso de Maryline Desbiolles ...... 189
Laura TORRES SAN MIGUEl., Simbolismo de género:
naturaleza y feminidad .............................................................. 20 I

345
María Carmen LOPEZ SAENZ, La continuidad del
ecofeminismo con la filosofía de Merleau-Ponty ..................... .
Mercedes LOPEZ JORGE, Karen Warren o la lógica
de la dominación como sustentadora del dualismo· ,
Naturaleza-Cultura .................................................................. .
María Luisa FEMENIAS y María Cristina SPADARO,
. 'da d_o ecoJemmzsmo
¿.Ecopaslvl ".. .? .............................................. .
María Antonia BEL BRAVO,
De la Ilustración al siglo XXI: una propuesta de trabajo ....... .
Wendy Lynne LEE-LAMPSHIRE
"Pero un día el Hombre abre sus ojos"
La política de/lenguaje antropomO/fizante ............................. .

V. PENSANDO GLOBALMEN1E, MIRANDO LOCALMENTE ........ .


Eva ESPINAR RUIZ, Colección LAYA
Consideraciones en torno al ecofeminismo:
¿Podemos hablar de una conciencia ecológica femenina? ..... .
Alejandra del VALLE MORENO, 1. Antonio MALALANA, Escalona medieval (1083-1400),
Género y movimiento de liberación animal: el caso de Galicia ..... . Madrid, 1987,203 pp. (descatalogado).
Isabel FERNANDEZ y Ana SEGURA, - 2. Ángela MUÑoz, Mujer y experiencia religiosa en el marco
Al otro lado del espejo ............................................................ .. de la santidad medieval, Madrid, 1988, 120 pp.
Paula ORTIZ, Mujeres con los pies en la tierra ....................... 313'
Maria Eugenia CARRANZA AGUILAR, __ 3. El trabajo de las mujeres en la Edad Media hispana, Ángela
Educación, género y ecología .................................................. . MUÑoz y Cristina SEGURA eds., Madrid, 1988,345 pp.
4. Juan Carlos de MIGUEL, La comunidad mudéjar de Madrid,
AUTORAS ................................................................................ 339 Madrid, 1989, 143 pp.
5. Las mujeres en el cristianismo medieval, Ángela MUÑoz
ed., Madrid, 1989,505 pp.
6. El Madrid medieval. Sus tierras y sus hombres, Juan Carlos
de MIGUEL ed., Madrid, 1990,258 pp.
7. Religiosidad femenina: expectativas y realidades (ss. VIII-
XVIll), Ángela MUÑoz y Maria del Mar GRAÑA eds., Madrid,
1991,224 pp.
8. Leonor GÓMEZ, Ritos funerarios en el Madrid medieval,
Madrid, 1991, 118 pp.
9. La voz del silencio 1. Fuentes directas para la historia de las
mujeres, Cristina SEGURA ed., Madrid, 1992, 317 pp.

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