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LITURGIA DE LA PALABRA

Monitor: El amor de los esposos es un don de Dios, y merece ser reconocido como tal, para dar gracias, y
pedir ayuda para que se mantenga fuerte. Esta lectura del libro de Tobías narra la oración de dos esposos el
día de su boda.
LECTURA DEL LIBRO DE TOBIAS 8, 5-10

Lector. - La noche de su boda, Tobías dijo a Sara:


Padrino. - “Somos descendientes de un pueblo de santos, y no podemos unirnos
como los paganos que no conocen a Dios”.
Lector. - Se levantaron los dos y, juntos, se pusieron a orar con fervor. Pidieron a
Dios su protección. Tobías dijo:
Padrino. - “Señor, Dios de nuestros padres, que te bendigan el cielo y la tierra, el
mar, las fuentes, los ríos y todas las criaturas que en ellos se encuentran. Tú hiciste a
Adán del barro de la tierra y le diste a Eva como ayuda. Ahora, Señor, tú lo sabes: si
yo me caso con esta hija de Israel, no es para satisfacer mis pasiones, sino solamente
para fundar una familia en la que se bendiga tu nombre por siempre”.
Lector. - Y Sara, a su vez dijo:
Madrina. - Que los dos juntos vivamos felices hasta nuestra vejez”.
Lector. – Palabra de Dios.
Palabra de Dios.

A MANERA DE SALMO (Madrina)


Vamos a compartir
los abrazos y besos de este instante,
los gozos y tropiezos del camino,
los latidos de nuestro corazón
y este horizonte que se nos abre.
Vamos a compartir
los poemas y canciones que nos emocionan,
la prosa que nos acompaña cada día,
la danza, los gestos y la palabra sagrada,
y las yemas que nos quedan de la infancia.
Vamos a compartir
la sabiduría de nuestras andanzas,
el calor de un hogar fecundo,
las redes de nuestro trabajo en grupo
y las madejas de todos nuestros sueños.
Vamos a compartir
lo que parecen locas intuiciones,
nuestras pocas e inseguras verdades,
las sendas y las caídas al origen
y las cabañas que nos acogen y protegen.
Vamos a compartir
el cuerpo y el alma,
el tiempo y la casa,
las caricias más humanas
y todo lo que nos encanta.
Vamos a compartir
Nunca la última palabra,
nunca presunción de superior sabiduría,
nunca sentar cátedra,
nunca verdades absolutas;
sólo los destellos y brillos del amor,
Vamos a compartir
y la penumbra de la ciencia
y de la fe, de la caridad y de la esperanza,
de la pobreza y de la gracia y del gozo y la risa humana.
Y así, somos y nos vamos haciendo, compartiéndonos.
Vamos a compartir

PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba
allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo:
«No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha
llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían
unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron
hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El
encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los
sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen
vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado
el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de
Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.

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