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Nombre del Alumno: Gerson Villa González

Materia: Tendencias Internacionales de la Educación

Asesor: DR. FERNANDO GONZÁLEZ LUNA

Actividad Integradora: Trabajo integrador. Elaboración de un blog.


 
 
Introducción

La educación debe participar activamente en la vida y el crecimiento de las


sociedades. En todas las épocas, las sociedades presentan cambios que requieren
de una actualización educativa que le permita al individuo acondicionarse a las
nuevas exigencias del mundo moderno, generar las normas válidas para una vida
armónica y social más acorde a tales exigencias y, sobre todo una formación para
lograr la estabilidad de las relaciones sociales y políticas como sucede en la
actualidad.

En consecuencia, la educación representa el sentido de la vida llámese social o


individual, es la que ayuda a orientar el quehacer para nuestra existencia común. El
modelo educativo centrado en el humanismo debe formar al hombre y a la mujer
para aplicar principalmente un servicio hacia la sociedad y a la vez, para alcanzar
su propia felicidad.

Por lo tanto, los educadores de hoy no podemos pasar sin ver la realidad actual: no
se vale navegar con la bandera de la ingenuidad. Estamos obligados a recrear las
problemáticas del momento, a echar mano de nuestra capacidad, así como de
nuestra experiencia, a generar un nuevo modo de ver y actuar en la realidad; es
importante generar un pensamiento más axiológico que dé sustento a una
educación con elementos formativos y que tenga como finalidad a la conducta ética;
la educación tendría como objetivo formar sujetos éticos que tiendan a realizar
valores sociales fundamentales como la libertad y dignidad humana.

Con respecto a las Tecnologías de la información

Los valores ciudadanos que deberíamos fomentar en las escuelas tendrían que ir
en una dirección muy distinta si en realidad queremos que sepan vivir en una
sociedad democrática. El ciudadano de hoy tiene que ser muy crítico con la
información que recibe, pues los medios de comunicación mayoritarios privados
pertenecen a unos pocos grupos empresariales con estrechos lazos con ideologías
políticas, y los medios públicos son en general la voz del gobierno o de los grupos


 
 
de poder vigentes, por lo que el ciudadano tiene que saber distinguir los hechos de
las conclusiones que se le muestran.

El objetivo para ser un ''buen ciudadano'' (Martínez, 2006) no debería ser satisfacer
las expectativas del profesor tanto como satisfacer las de la sociedad; es decir, el
diálogo con el otro, la solidaridad, la justicia social y la participación social tienen
que ser valores fundamentales que deberían promocionarse de forma explícita y no
implícita en el sistema educativo tradicional. Otro valor fundamental para los
ciudadanos del siglo XXI es la necesidad de tener iniciativa propia, de contar con
capacidad crítica, de ser capaces de plantear proyectos y cuyo único recurso ante
un posible despido no sea irse a casa y esperar que alguien vuelva a contratarlo. La
sociedad es cada vez más cambiante (pensemos que Internet se implantó en los
hogares hace unos diez años y los cambios en todos los aspectos, social,
económico, político, han sido tremendos) y no es posible predecir, ni siquiera
imaginar, cómo será la sociedad dentro de treinta años. Por eso, los conocimientos
y aptitudes que hoy son necesarios pueden ser obsoletos e innecesarios en el
futuro. Sin embargo, la capacidad de tener iniciativa, de saber evaluar con espíritu
crítico, analizar la realidad evitando prejuicios y buscar los datos más fiables para
tomar decisiones son habilidades que siempre serán útiles y que el sistema
educativo debería estar promocionando de una forma muy activa.

He aquí que un cambio profundo en la institución educativa es muy necesario si


queremos preparar a la ciudadanía para una sociedad sobre la cual sólo podemos
especular acerca de cómo será y dónde están las herramientas para enfrentarse a
lo que hoy podemos considerar como incertidumbre.

Con respecto a la Educación por competencias

Más allá de los desafíos de transformación del pensamiento didáctico-pedagógico


y de las prácticas educativas que supone toda reforma del fenómeno de la
educación, lo cual siempre suele poner en entredicho la experiencia, las certezas y
las zonas de seguridad construidas por los profesionales del ramo, sin duda alguna,
las resistencias más importantes de los agentes socio-educativos son de carácter


 
 
ideológico, principalmente, debido al origen de procedencia en que se constituye el
modelo de la Educación por Competencias. De ahí que en su detracción aparezcan
acusaciones tradicionales, tales como que: “el modelo solo tiene el propósito de
formar mano de obra barata para las empresas”, “es un enfoque educativo
neoliberal” y “la propuesta de formación en competencias tiene un carácter
reproductivo del sistema de dominación vigente”, entre otras más; al propio tiempo
que irrumpen nuevas fórmulas acusatorias del gremio, a saber que: “las
competencias inhiben el pensamiento crítico, analítico y reflexivo”, “el desarrollo de
competencias solo pretende la formación de robots humanos para las empresas”,
“el modelo tergiversa e impide el logro de una finalidad educativa inclusiva e integral,
pensada para la formación de una ciudadanía crítica y solidaría”, además de que “el
enfoque solo se propone imponer la racionalidad del mercado en los sistemas
educativos”, por mencionar solo algunas de las más recurrentes.

Con respecto al Financiamiento y educación; Temas económicos en


educación

La ambigüedad que guarda el Estado frente al rezago e inequidad educativos y los


requerimientos financieros que se necesitan para enfrentarlos

Retomando señalamientos realizados por algunas agencias internacionales


(CEPAL/ UNESCO, 2005), cada vez es más frecuente que en México se señale,
con respecto a la educación, que ya no se requiere "gastar más, sino invertir mejor",
resaltando diversos problemas de ineficiencia en el manejo del gasto educativo
(Granados, 2005). Probablemente muchos de estos señalamientos sean
pertinentes y se requiera corregir ciertas cosas para mejorar la eficiencia con que
se utilizan los recursos destinados a la educación; sin embargo, ello no resultaría
suficiente para revertir los amplios rezagos e inequidades que persisten en el
sistema educativo mexicano, lo que hace necesario que se destinen mayores
recursos que permitan afrontar esta situación. Al respecto, las leyes y normas
mexicanas establecen con claridad la responsabilidad del Estado para asegurar el
derecho que tienen todos los mexicanos de acceder a la educación, a lo que habría


 
 
que añadir que ésta debe ser de calidad. No obstante, esta prerrogativa está aún
muy lejos de cumplirse, y afecta principalmente a los sectores de la población de
menores recursos.

Por ejemplo, las entidades federativas con menor desarrollo socioeconómico, como
es el caso de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, tienen los niveles más altos de
analfabetismo y los más bajos en cobertura educativa; asimismo, estas entidades
se caracterizan por tener las tasas más bajas de eficiencia terminal y las más altas
de abandono escolar (SEP, 2011). En cuanto al logro escolar, los alumnos de estas
mismas entidades consistentemente obtienen los resultados más bajos,
característica que comparten los alumnos que habitan en zonas rurales y los que
asisten a las modalidades educativas orientadas a atender a las localidades de
bajos recursos (cursos comunitarios y educación indígena en primaria, y
telesecundarias). En algunos casos, poco más de la mitad de los alumnos afectados
por estas circunstancias no obtiene ni siquiera los conocimientos considerados
básicos para avanzar al siguiente grado escolar (INEE, 2009).

Con respecto a la Evaluación interna y externa

En México ya se han realizado evaluaciones al desempeño de docentes, directivos


y escuelas que detectan fortalezas y áreas de oportunidad, y con ello aportan
información necesaria para construir una oferta de formación continua pertinente.
Pero estas se han realizado con un enfoque de mejora continua que, entre otras,
implica la explicitación del mismo y, con ello, un compromiso del individuo o el
colectivo evaluado. Habrá que esperar a ver cómo hará el sistema educativo para
que los profesionales docentes concilien la evaluación externa, de gran impacto (en
la que está en juego su permanencia en el servicio o la promoción), con una
participación comprometida en un proceso de “mejora continua” (con apoyo en
evaluación interna y externa). (CEE, 2009)

La experiencia muestra que los procesos de mejora continua deben ser abordados,
por lo menos en cinco pasos:


 
 
 la explicitación del perfil de desempeño para cada tipo de personal,
 el establecimiento de los parámetros respecto a los cuales se va a evaluar,
la medición, con su evidencia,
 la evaluación, que es la comparación del desempeño respecto al parámetro
(que incluye la autoevaluación, ya que en este enfoque es fundamental que
el actor de la mejora se evalúe),
 la explicitación del trayecto de mejora (que incluye el compromiso de
emprenderlo), y
 el seguimiento y acompañamiento al actor respecto a su trayecto de mejora.2

Conclusiones

Generalmente hasta el momento a mi parecer no se ha venido llevando una línea


lógica entre la evaluación y los recursos tecnológicos que se pueden utilizar y lo que
nos transmiten en los discursos educativos y curriculares, los cuales habitualmente
van por un lado y los discursos evaluadores van por otro. Se pretende que se
adquieran competencias básicas, se no habla de habilidades y destrezas,
procedimientos, procesos de enseñanza y aprendizaje, contextos educativos,
valores, etc., en las evaluaciones se habla únicamente de rendimiento en las
disciplinas instrumentales, en un nivel determinado, dejando fuera el resto de los
elementos del currículo. Se resume que la enseñanza del currículo y las
evaluaciones no van en la misma dirección, con lo cual difícilmente se pueda decir
que la evaluación que se está llevando a cabo sea realmente la adecuada.

Es obvio que hay que evaluar los resultados académicos de los alumnos, pero no
única y exclusivamente eso, también son importantes otras dimensiones e
indicadores. La evaluación debe integrarse dentro del discurso educativo y evaluar
lo que verdaderamente se considere que es importante en educación.

Una evaluación adecuada debe incluir múltiples dimensiones que consigan un


equilibrio entre sí para que la valoración y reflexión de los datos obtenidos nos
ayuden a producir cambios que mejoren el sistema. Para ello se deberían de
replantear cuestiones como ¿Qué evaluamos? ¿cómo evaluamos? ¿Con que fin

 
 
evaluamos? Y que hacemos con la información obtenida de la evaluación. Además
de los recursos económicos mal aprovechados y no transparentes que se utilizaron.

Bibliografía

1. Centro de Estudios Educativos (CEE). (2009). Evaluación externa e interna


Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México), vol. XLIV, núm.
3, 2014, pp. 5-9 Centro de Estudios Educativos, A.C. Distrito Federal, México
Consultado el 30 de enero del 2020. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27032150001
2. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/UNESCO
(2005). Invertir mejor para invertir más. Financiamiento y gestión de la
educación en América Latina y el Caribe, Santiago de Chile,
CEPAL/UNESCO, Serie Seminarios y Conferencias, núm. 43. Consultado el
30 de enero del 2020. Disponible en:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/13107/1/S0510010_es.
pdf
3. Granados Roldán, Otto (2005). Educación: el dinero no es el problema
central. Consultado el 30 de enero del 2020. Disponible en:
http://www.observatorio.org/colaboraciones/granados.html
4. Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) (2009). El
aprendizaje en tercero de secundaria en México, México, INEE. Consultado
el de enero del 2020. Disponible en:
https://www.inee.edu.mx/wp-content/uploads/2019/01/P1D224.pdf
5. Martínez, M. (2006). Formación para la ciudadanía y educación superior.
Revista Iberoamericana de Educación (42), 85–102. Consultado el 30 de
enero del 2020. Disponible en:
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/9316/article%20Miquel%
20Martinez.pdf
6. Guzmán Marín F. Problemática general de la educación por competencias.
Consultado el 30 de enero del 2020. Disponible en:
https://rieoei.org/historico/documentos/rie74a04.pdf

 
 
7. Secretaría de Educación Pública (SEP) (2011). Principales cifras, ciclo
escolar 2010-2011, México, SEP. Consultado el 30 de enero del 2020.
Disponible en:
https://www.planeacion.sep.gob.mx/Doc/estadistica_e_indicadores/principal
es_cifras/principales_cifras_2010_2011.pdf


 

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