Sei sulla pagina 1di 4

¿QUÉ ES LO POPULAR DE LA EDUCACIÓN POPULAR?

Pablo Pineau.

“Educación popular” se define en referencia a los sectores analfabetos, trabajadores,


grupos étnicos, sectores marginados de la sociedad, a los conocimientos a impartir
(saberes vinculados al mundo del trabajo, a saberes “nacionales”), a sus finalidades
(cambios políticos, justicia social, etc.), a sus formas y métodos (asistemática, no
formal, activa, dialógica, participativa, etc.) y a las entidades educativas que la
imparten (escuelas, sindicatos, comunidades de base, partidos políticos, asociaciones
de inmigrantes, clubes de barrio, etc.)

En primera parte, lo popular ocupa el lugar del alumno, del receptor, del “a quien se
habla”. En segunda, ocupa el lugar del contenido, del mensaje, del “de qué se habla”.
Finalmente, en tercera parte, se refiere al docente, al emisor, a “quien habla”.

EL PUEBLO COMO ALUMNO: LA TENTACIÓN DE LAS PRÁCTICAS BANCARIAS

En el siglo XIX se impuso una concepción de educación popular asociada a la


escolarización, donde el pueblo ocupaba exclusivamente el lugar del educando.

Sarmiento: su obra construyo un imaginario pedagógico que tuvo larga vigencia en el


país, al punto de haber sido adoptado por posiciones políticas como el liberalismo o la
izquierda internacionalista.

Sarmiento parte de establecer categorías totalizadoras, irreconocibles ordenadas


valorativamente: “civilización y barbarie”. La primera estaba integrada por los sectores
urbanos cultos, de buena posición y los inmigrantes de Europa. Estos tenían la misión
de civilizar a los sectores barbaros. La barbarie, por su parte, estaba integrada por los
grupos rurales, los gauchos, los indios amigos, los sectores urbanos pobres e incultos
y los inmigrantes internos. Estos sectores eran posibles de ser redimidos por la
civilización y de esta forma convertirse en participantes del progreso.

La estrategia principal propuesta fue un sistema educativo formalizado que combinaba


elementos provenientes principalmente de los modelos norteamericano y francés. Este
tuvo en sus orígenes como finalidades principales disciplinar e integrar
consensualmente a los sectores populares y funcionar como una instancia de
legitimación y formación política para las elites gobernantes. Para tal fin produjo una
fusión entre los conceptos de Educación Popular y de Instrucción Pública.

Propone que todos los sujetos posibles de ser civilizados debían concurrir a la escuela
en igualdad de condiciones. Esta política explica la rápida difusión de la escuela así
como la acelerada elevación de la tasa de alfabetización.
Instrucción pública se torna sinónimo de Educación Popular al referirse al sistema
educativo oficial en todos sus sentidos, dirigido a los ciudadanos civilizados, a sujetos
destinados a actuar en cierto marco político y jurídico determinado. (Ley 1420)

El “afuera” escolar, es el lugar donde habita el pueblo cuando no es alumno. En ella se


ubican dos opciones: la posición más optimista comprende el afuera como el desierto,
no hay nada allí, solo territorio para dominar. La escuela se ubica en un vacío a llenar
con disciplina, autoritarismo, democracia, etc.

La otra opción, más pesimista, lo comprende como el espacio de la barbarie, el lugar


donde se encuentra un enemigo amenazante contra el que hay que luchar.

Desierto es el concepto que comprende el siglo XIX argentino. Con ese significante se
buscaba hacer referencia a un espacio vacío que se ofrece virgen al avance del
progreso. Este espacio debía ser llenado por los productos de la civilización.

Sarmiento, en su Facundo, comprende la falta de civilización argentina como un


producto de su situación natural. Hay que poblar el vacio con civilización para
garantizar el avance del país.

La llegada de la escuela es la que marca el comienzo de la historia en ese lugar, hasta


entonces capturado por la naturaleza.

El afuera escolar es solo un recipiente que debe ser llenado con los frutos escolares.

Por otra parte, se construye la concepción del afuera escolar como barbarie. En el
imaginario sarmientino, la barbarie era el resultado de la combinación nefasta de la
naturaleza americana signada por el mal de la extensión. Es el pasado el que debe ser
erradicado para permitir el progreso.

A diferencia del desierto natural, la barbarie tiene una capacidad productiva y se


vuelve más peligrosa, por lo que no debe ser eliminada. Sarmiento mandaba: la
barbarie debe ser extirpada en áreas del progreso.

Para esta posición, el afuera escolar no es ya un lugar vacio a ser llenado con lo que
la escuela emite, sino un espacio dominado por un enemigo poderoso cuya identidad
se construye con las significaciones negativas de los estructurantes escolares. En esta
concepción, el vínculo pedagógico es un vínculo bélico, una pelea de ocupación de
territorio mediante el desalojo del oponente. Rodolfo Senet llamaba a la especificidad
del trabajo docente la “táctica escolar”.

Sarmiento sentencia que el progreso del país es inviable si no se elimina la barbarie,


pero a la vez sostiene que dicha tarea es imposible. Por más que parezca muerta, la
barbarie resiste agazapada y lista para volver e imponer sus reglas.

La concepción de educación popular como lugar donde se educa al pueblo se vuelca


peligrosamente hacia posiciones bancarias, ya sea por negarle su condición de sujeto
como por comprenderlo como un sujeto que debe ser continuamente vigilado para
evitar la irrupción de lo siniestro. En ambos casos, debe ser educado por un tercero en
nombre del progreso.

LO POPULAR COMO EL CONTENIDO: EL PROBLEMA DE LA CULTURA PLEBEYA.

Una segunda posición sobre la educación popular hace el hincapié en los contenidos,
en la adscripción social de los elementos culturales que se busca enseñar. Esta
mirada concibe a la cultura como un todo homogéneo y compacto.

La existencia de diferentes formas culturales en un mismo espacio social da lugar a


situaciones muy complejas. En la práctica, la cultura es un importante campo de
batalla.

El valor diferencial de los distintos capitales culturales configura una jerarquía cultural.
Se diferencia entre una cultura culta, de buen gusto, y una cultura baja, vulgar
denominada plebeya, que ocupa puestos menores o subordinados en la escala
cultural y circula por los espacios educativos de menor prestigio.

Los distintos sectores sociales pugnan para que sus formas culturales se vuelvan
“cultura de estado”, “cultura publica” o “cultura oficial”. La que triunfe se vuelve la
cultura legítima del colectivo.

En la modernidad, el sistema educativo fue uno de los lugares principales donde se da


esta lucha. Los saberes que la escuela transmite son considerados valiosos por el
conjunto. Esos conocimientos constituyen la cultura oficial de la sociedad en ese
momento dado.

Otra forma de comprender a la educación popular se basa en tener en cuenta aquellas


prácticas en la que los contenidos con los que se trabaja provienen de la cultura
plebeya. Esto permite que la cultura baja pelee el mismo reconocimiento social que la
cultura alta mediante procesos de fortalecimiento identitario de los grupos
subordinados.

Existen dos estrategias al respecto: una de ellas, la complementariedad con el sistema


hegemónico de distribución de saberes, aceptándola condición de saberes menores.
La segunda, propone la inversión en la jerarquía cultural previa mediante la
curriculizacion de la cultura plebeya. (“Alpargatas si, libros no”).

La propuesta educativa peronista buscó convertir la cultura baja en los puntos


estructurantes de sus políticas educativas en un creciente marco de imposición
ideológica y partidaria. La peronizacion de los libros de texto a partir de 1952 y la
sanción de “la razón de mi vida” como texto obligatorio.

La educación popular se anuda alrededor del rescate de la cultura de los sectores


subalternos ubicándola en el centro de la tarea pedagógica. Sus riesgos radican en la
tentación de llevar a cabo lecturas románticas y folklóricas sin una evaluación política
consideradas correctas solo por el hecho de ser populares, así como producir formas
educativas incapaces de poner a disposición de los sectores populares bienes
provenientes de otras formas culturales.

EL PUEBLO COMO EDUCADOR: LOS RIESGOS DEL BASISMO.

Tercera posición, la de que lo popular en la educación popular se centra en la idea del


pueblo en lugar de educador, enseñándose a sí mismo y a otros sectores sociales.

Durante el primer peronismo, el rector de la Universidad Obrera Nacional debía ser un


obrero argentino, egresado de la Escuela Sindical, por lo que los obreros no solo eran
educandos sino también educadores.

Discurso pedagógico de Eva Perón, subvertir la concepción de vanguardia por los


olvidados (los niños, los cabecita, los obreros, etc.). Estas nuevas posiciones
planteaban que las estrategias de liberación debían ser construidas por los oprimidos.

Surgió la necesidad de crear estrategias educativas alternativas fuera y opuestas a la


forma escolar.

Bajo la máxima “el pueblo se educa a sí mismo”, los últimos años de la década del 60
y los primeros de la década del 70 estuvieron impregnados de prácticas educativas en
diversos espacios e instituciones sociales de los sectores populares. Esta nueva
concepción se acerco a los sectores populares como sujetos reales, no interpelados
desde la carencia, sino como constructores y portadores de una vida rica y compleja
en términos personales, familiares, culturales, políticos, laborales, sindicales, etc.

En muchos casos, la idea de pueblo educador se puso en acción mediante el rescate


de las capacidades educativas de las llamadas asociaciones populares.

Pero en otros casos, se constituyó una idea basista que idealizó al pueblo y a su
relación con los intelectuales. El pueblo se presenta como incontaminado y solo en él y
a partir de él es posible construir armas de cambio.

No existe la falsa conciencia ni la conciencia invertida, sino que se trata de verdades


enunciadas no sobre el pueblo sino por el pueblo. Esto lleva a la construcción de una
pedagogía antropológica con tintes románticos y culturalistas que busque rescatar las
prácticas culturales populares, limitando la acción educativa a su continua
preservación y repetición.

Potrebbero piacerti anche