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Madurez sexual

La madurez sexual es la edad o el momento en el cual un organismo obtiene la capacidad para llevar
a cabo la reproducción. Es a veces considerado sinónimo de la adultez a pesar de ser dos conceptos
distintos. En los humanos, el proceso de maduración sexual es llamado pubertad.
La mayoría de los organismos multicelulares son incapaces de reproducirse sexualmente luego del
nacimiento (o la germinación), y, dependiendo de la especie, puede tomar cuestión de días, semanas
o años hasta que su organismo esté apto para tal fin. Adicionalmente, ciertos casos pueden provocar
que el organismo se vuelva sexualmente maduro. Esos casos pueden ser externos, como la sequía, o
internos, como el porcentaje de grasa corporal (estos casos internos no deben ser confundidos con la
influencia de hormonas las cuales pueden producir el desarrollo de la madurez sexual directamente.)
La madurez sexual es llevada a cabo como consecuencia de la maduración de los órganos
reproductivos y la producción de gametos. Puede ser acompañada también por un crecimiento
repentino o proporcionalmente más rápido, o por otros cambios físicos que distinguen un organismo
inmaduro de su forma adulta. Estos cambios se denominan características o caracteres sexuales
secundarios, y habitualmente representan un incremento en los dimorfismos sexuales. Por ejemplo,
antes de la pubertad, todos los niños de la especie humana tienen pechos planos, pero luego los
individuos femeninos desarrollan senos mientras que los masculinos no; siendo ejemplo efectivo de
un dimorfismo sexual, donde el individuo masculino difiere de alguna manera del femenino más allá
de la mera producción de células sexuales masculinas o femeninas respectivamente. Sin embargo,
existen excepciones en este caso de dimorfismo en los cuales un hombre puede desarrollar senos a
causa de la obesidad o por desbalances hormonales como la ginecomastia.
Luego de llegar a la madurez sexual, es posible que ciertos organismos se vuelvan infértiles o incluso
cambien de sexo. Algunos organismos son hermafroditas, cuya denominación para un individuo
humano es intersexual, y pueden o no producir descendencia viable. También, mientras que en muchos
organismos la madurez sexual está vinculada a la edad, muchos otros factores están involucrados y es
posible para algunos desarrollar la mayoría o todas las características de la forma adulta sin ser de
hecho sexualmente maduros. En la situación contraria, es posible incluso para los organismos en su
forman madurez reproducirse (ver progénesis.)

Paternidad-Maternidad Responsable

Es un concepto mucho más amplio, profundo y rico que ser “responsable” para decidir el momento y
el número de hijos de acuerdo con las diferentes circunstancias que a cada “pareja” le toca vivir, y,
consecuentemente, usar un “buen anticonceptivo” cuando se trata de posponer o evitar un nuevo
nacimiento.
Es una “misión” de los “esposos”, que actualmente hay que asumir seriamente. Compromete la vida
matrimonial, es decir, el amor conyugal, en todos sus aspectos y la capacidad de ser padre o madre,
es decir, la prolongación de la vocación de amor a las personas más queridas: los hijos. Está
íntimamente relacionada con lo más propio del ser personal: el amor y la vida.

Ejercer la misión de paternidad responsable “exige”

una integración permanente de toda la persona, es decir, de la esfera biológica, psicológica y social,
dado que cada cónyuge es un organismo integrado, que para “crecer” sanamente tiene que ir
armonizando cada uno de estos elementos. Para poder describir mejor la riqueza de esta visión, creo
necesario explicitar mejor el significado de la misión, el concepto de responsabilidad,
la integración de lo biológico, psicológico y social, y para terminar, referirme someramente
al impacto que he observado, que tiene este estilo de vida en la vida matrimonial, familiar y social.

PATERNIDAD RESPONSABLE es una actitud de compromiso profundo asumido por la


pareja, referida a su capacidad de transmitir la vida a otro ser y de entender que el desarrollo
del hijo es una tarea común del padre y de la madre.
La paternidad no se limita a la función biológica de transmisión de la vida. Es una expresión del amor
entre un hombre y una mujer, la cristalización del amor de pareja, sostenido en su profunda unión.

Los padres al formar una familia, debieran

considerar los siguientes aspectos:

- Dar vida y recibirla es un hecho de máxima trascendencia y, como tal, implica una responsabilidad
que debe ser asumida y compartida por la pareja.

- Se deben reunir ciertas condiciones de salud y de madurez, tanto individual como de pareja, parca
alcanzar plenamente el papel de padres.

- Hay que suministrar a los hijos los medios

materiales necesarios para que puedan desarrollarse en forma integral.

En los adolescentes la capacidad biológica para ser padres aparece antes que la aptitud y
responsabilidad para asumirla; por lo tanto:

Formando una familia


La familia es una comunidad que surge del matrimonio entre un hombre y un mujer, basado en el
amor mutuo que lo hará durable. Es en este amor conyugal donde se apoya toda la responsabilidad de
ser una familia.

LA FAMILIA es la unidad básica de la soci edad humana, y núcleo fundamental de la vida


afectiva y moral de las personas.
La familia constituye el pilar fundamental de la existencia humana. Veamos algunas características
del amor conyugal:

· Es humano. Esto significa que es sensible y espiritual al mismo tiempo, destinado a mantenerse y a
crecer a través de las alegrías y Ias tristezas de la vida diaria.

· Es total. Es una forma especial de amistad en

la que se comparte todo sin reservas o cálculos egoístas. Quien ama a su cónyuge lo ama por sí mismo.

· Es fecundo. Está destinado a tener y a educar a


sus hijos.

La paternidad responsable es un compromiso por el cual debemos tener el conocimiento y la


disposición de la paternidad por medio del cariño, amor, etc. Todos aprendemos en la práctica; cuando
se inicia la familia piensan que ya se tiene la madurez para hacerlo, y para poder ser responsable es
necesario cubrir ciertos requi

sitos:

 Estar dispuesto a trabajar durante 24 hrs.


 Estar dispuesto a desvelarse sin previo aviso y sin esperar algo a cambio.
 Tener el tiempo y el dinero para atender al hijo.
 Capacidad inagotable para que aceptar un hijo es prestado y dejarlo ir para formar su propia
familia.
Elementos para tener un hijo:

 Independencia tanto económica como emocionalmente


 Compromiso de la relación con la pareja
 Definir las normas que harán satisfactoria la relación.
 Si se tiene una buena negociación en las actividades diarias.
 Comunicación, alegría para resolver problemas.
 Espacios y tiempos para le hijo y tener horas libres para dedicarlas desde los primeros años
de vida que son fundamentales para ellos.
Responsabilidad educadora

 Tener la comprensión y el respeto a los hijos


 Reconocer que los hijos valen lo mismo tanto los pequeños, así como los adolescentes y
adultos.
 Proponer cambiar lo que no está funcionando
 Ayudar a los hijos a tratar de comprender que la independencia y la libertad van de la mano.
 Dejar de dominar a los hijos.
 Desarrollar expectativas realistas que permitan a los hijos establecer sus propias reglas.
 Crear una relación en la que los hijos se sientan estimula
 dos para desarrollar sus propias metas y perseguir objetivos positivos.
 Uno de los problemas que se tiene con los jóvenes es la comunicación que significa saber
 escuchar y ser merecedor de esa atención.
 Protección, seguridad e higiene, mantenerse alerta de todos los peligrosas y malas
influencias.
Valores

Solidaridad: disposición de dar y recibir

Gratitud: don de la vida

Confianza y lealtad: ambiente de cordialidad en el seno familiar

Responsabilidad

Amistad

Honor y nobleza
Sexualidad biológica

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con la
expresión sexual. se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el cerebro
que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta sexual humana.
los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión así
como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada, junto
con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. los órganos genitales, que se integran en
esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los aspectos placenteros de la sexualidad en
detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales como la piel. esto, que es muy evidente
en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad de las
zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la hace más sensible a estímulos táctiles como
besos y caricias.

La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada un agente


erógeno de capital importancia

cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones provenientes
de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los sexos. los estímulos
auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer sutilmente más que en el hombre, mientras que
en éste juegan mayor papel los visuales.

también se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo sexual
y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. desde el nacimiento, la infancia, la pubertad, el
tiempo en el que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se pierde se sigue viviendo
como ser sexuado. integra también los distintos aspectos relacionados con la respuesta sexual humana,
que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro organismo (nervioso,
endocrino y vascular).
Sexualidad psicológica

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que será
facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por otras de su
entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su información, sus
creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en
su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima realidad. Desde la
infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo permanecen inalteradas, se basan en lo
que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores y educadoras, así como de
compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno social mediatiza de manera
importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando
surgen problemas sexuales, por leves que sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad,
inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas
actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o irritación- pero que en general no suelen
dejarla indiferente.

Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos (emociones, ideas,
actitudes personales) con factores sociales (influencia del entorno social) y su evaluación es muy
importante porque con ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos sexuales.

Sexualidad sociocultural

La actividad sexual en los humanos es una forma natural de intimidad física.

Puede ejercerse con el propósito de la reproducción biológica, trascendencia espiritual, para


expresar afecto o por placer y entretenimiento (conocido en este contexto como "gratificación
sexual").

El deseo por el sexo es una de las motivaciones básicas del comportamiento humano.

Todas las especies animales que tienen reproducción sexual, y todas las culturas humanas, tienen
una serie de conductas que se dividen en: cortejo, intimidad y actividad sexual.

El comportamiento sexual humano es por lo tanto el comportamiento que desarrollan los seres
humanos para buscar compañeros sexuales, obtener la aprobación de posibles parejas, formar
relaciones, mostrar deseo sexual, y el coito.

Este comportamiento se estudia en dos grandes áreas: la antropología (las prácticas de diversas
culturas), y la informativa(conocimientos que pueden ser útiles a los individuos que pueden
involucrarse en este tipo de comportamientos, o que consideran la posibilidad de llevar a cabo una
actividad sexual).

El comportamiento sexual humano es una expresión muy amplia. Se refiere tanto a


comportamientos usuales como a los menos frecuentes, e incluye toda una serie de comportamientos
sexuales desde las relaciones matrimoniales hasta el abuso sexual. Aunque en muchos casos el
comportamiento sexual se dirige o se lleva a cabo dentro de una relación, no es un elemento
imprescindible, y hay muchos comportamientos sexuales fuera de una relación interpersonal.

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