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Fecha: 08 de ENERO 2020

Tema: Uniendo a Judíos y Gentiles


Lectura Bíblica: Efesios 2:11-22
Libro de Meditación: EFESIOS (Los hermanos de Éfeso)

En Efesios 1:19, Pablo pidió a Dios que concediera a los creyentes en Éfeso la habilidad de
comprender la grandeza del poder de Dios. El plan de Dios es salvar a millones y millones de
personas en todo el mundo, y formar un solo pueblo, unido en Cristo (Efesios 1:9). Dicho plan
enfrenta dos grandes problemas. En primer lugar, el ser humano está espiritualmente muerto,
y no le interesa el plan de Dios (Efesios 2:1, 5). Y, en segundo lugar, hay tanto odio entre
judíos y gentiles, que sería muy difícil añadir a los gentiles al antiguo pueblo de Dios (v.11).
En los v.1-10, Pablo indica cómo el poder de Dios obra para superar el primer obstáculo
(v.1-10); ahora él muestra cómo el poder de Dios supera el segundo obstáculo (v.11-22).
La condición de los gentiles era muy seria (v.12). No había forma de integrarles con el
pueblo de Israel. Sin embargo, lo que era imposible para los hombres hacer, Dios lo hizo
“en Cristo” (v.13a). Notemos el doble uso de la palabra, “Pero…” (v.4, 13), para indicar la
solución divina a los dos grandes problemas mencionados en v.1-3 y 11-12.
Por medio del perdón de los pecados (“la sangre de Cristo”), los gentiles han sido
reconciliados con Dios “habéis sido hechos cercanos” (v.13). Y al acercarse a Dios,
forzosamente se acercaron también a los judíos, para quienes el perdón de los pecados se
otorgaba en la misma manera. De este modo, Cristo efectúa la paz entre judío y gentil (v.14a).
Lo hace, por medio de las siguientes acciones:
- “derribando la pared intermedia de separación” entre judío y gentil (v.14b).
- “aboliendo…las enemistades” entre ambos pueblos, generadas por la ley de Dios
(v.15a). Por ejemplo, la ley que exigía de los judíos la circuncisión; algo que
inmediatamente generaba barreras entre los judíos y los gentiles.
- Creando de los dos pueblos “un solo y nuevo hombre” (v.15b).
- Reconciliando con Dios a ambos pueblos, “en un solo cuerpo”, la Iglesia (v.16a).
- Matando las antiguas enemistades entre judíos y gentiles, haciendo que ambos sean
integrantes de la Iglesia, el cuerpo de Cristo (v.16b).
Las “buenas nuevas de paz” que Pablo menciona en los v.17-18, es la paz con Dios, y la
paz entre judíos y gentiles. Pero también se aplica a cualquier otra división histórica entre la
raza humana (árabe/judío; protestante/católico; hindú/musulmán; rico/pobre; etc.).
Pablo concluye esta sección detallando los grandes beneficios que el evangelio trae,
particularmente para los gentiles (v.19-22). Los hace “conciudadanos de los santos”,
y “miembros de la familia de Dios” (v.19). Los edifica “sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas” (v.20), incluyéndolos en un edificio (la Iglesia) que va creciendo en
todo el mundo (v.21). Y hace que ellos también sean la “morada de Dios en el Espíritu”
(v.22).

Reflexión:
Es importante notar cómo el plan de salvación requiere el accionar de las tres Personas de la
Trinidad. La reconciliación y la paz se efectúan con Dios el Padre (v.16, 18b); pero se efectúan
por medio de Dios el Hijo (v.13-15), quien es también el que anuncia la paz (v.17), y es a la vez
“la principal piedra del ángulo” (v.20). Sin embargo, es Dios el Espíritu quien obra para que el
plan de salvación funcione (v.18b), y es Él quien mora en la Iglesia (v.22).

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