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Cordobazo: rebelión popular e insurrección urbana

A 46 años de este hecho histórico la investigadora Mónica Gordillo lo analiza y


recupera su valor simbólico.
Publicado el 29 de mayo de 2015

El Cordobazo fue una protesta obrero-estudiantil, ocurrida el 29 y 30 de Mayo de


1969, en oposición al régimen dictatorial encabezado por Juan Carlos Onganía.
Mónica Gordillo, historiadora e investigadora independiente del CONICET en el
Instituto de Humanidades (IDH, CONICET-UNC), hace un breve recorrido en torno a
los acontecimientos, sus características, causas y consecuencias.

¿Cómo comenzó el Cordobazo?


Las dos CGT nacionales decidieron una huelga general para el 30 de Mayo, porque
Onganía se negaba a restablecer la negociación colectiva y la actualización salarial,
suspendidas en el ´67. En Córdoba lo adelantaron un día y adoptaron la modalidad
propuesta por Agustín Tosco del Sindicato de Luz y Fuerza, que implicaba el abandono
de los lugares de trabajo desde las 10 hs hasta el día siguiente -es decir por 36 hs, en
lugar de 24- y la movilización hasta un acto en el local de la CGT.

¿Cuál fue el carácter distintivo de esta protesta, que se configuraba como un


reclamo obrero más?
La convergencia con la cuestión estudiantil. Este sector venía movilizándose para
reclamar frente a las intervenciones en las Universidades. Los estudiantes de Corrientes
habían sido reprimidos luego de una protesta que culminó con la muerte de uno de ellos
y esto a su vez produjo una serie de marchas del silencio que causaron dos muertes más
en Rosario. Este antecedente posibilita la concreción de otra iniciativa de Agustín
Tosco, la convergencia de un reclamo obrero-estudiantil.

¿Qué ocurrió, entonces, ese 29 de mayo?


Las columnas que marchaban pacíficamente fueron detenidas en puntos estratégicos,
por parte de la policía provincial y federal que comienzan a atacarlos para evitar que
lleguen al centro. Esto desembocó en una generalización de la protesta en lo que junto a
Brennan denominamos en nuestro libro Córdoba Rebelde como rebelión popular e
insurrección urbana.

¿Qué llevó a esta generalización?


La marcha representaba un rechazo al régimen y a la sensación de injusticia
generalizada que afectaba a diversos sectores sociales. Esto despertaba adhesión porque
había un fuerte repudio a las muertes estudiantiles y a la permanencia de la dictadura en
el poder -que no presentaba plazos de restitución democrática ni medios para canalizar
las protestas-. La proscripción del peronismo aumentaba el malestar y desde el
radicalismo no se miraba con buenos ojos a quienes habían derrocado a Illia.
¿Por qué dicen que fue una rebelión popular?
Las columnas que son interceptadas se desbordan por los barrios para llegar al centro.
Allí reciben el apoyo de los vecinos, a través de la protección de los manifestantes,
armando barricadas para que la policía montada no pueda ingresar e incluso se sumaron
a la acción.

¿Y a qué se refieren con que fue una insurrección urbana?


Esto tiene que ver con que se abandonó el objetivo inicial de marchar y concentrarse en
el centro, y la manifestación pasó, en cambio, a ocupar los distintos barrios de la ciudad,
principalmente los estudiantiles, pero también obreros como Alta Córdoba -cerca de los
talleres- o Ferreyra -en zona de fábricas-.

¿Qué ocurrió cuando la movilización se generalizó y se expandió por toda la


ciudad?
La policía se vio desbordada y se replegó en la central. Aquí se da otro rasgo distintivo
del Cordobazo, que es una violencia que se manifiesta en la destrucción de símbolos
que representan el poder político o económico al que repudiaban. Destruyen grandes
concesionarias de autos –la automotriz era una de las principales industrias en Córdoba-
, el Casino de suboficiales o el Círculo de oficiales –que representaban al poder militar-.
Es decir, tiene un fuerte contenido político, en contraste con otras formas de violencia
que se vieron en otros momentos de la historia.

¿Por qué una movilización pacífica se volcó hacia la violencia?


Fue una respuesta a la represión. Un hecho definitorio fue el asesinato de Máximo
Mena, del SMATA. Cuando esta columna intenta ingresar al centro es interceptada por
la policía con balas de plomo, en lugar de goma. Es significativa la imagen que me
contó un trabajador de Renault que marchaba con él: venía con mandarinas en las
manos y se las arrojaba a la policía. Pero al ver a Máximo caído, dejó las mandarinas y
empezó a tirar piedras y pavimento.

¿Qué ocurrió después del acuartelamiento de la policía?


Para ese entonces, si bien no hay cifras oficiales, había cerca de quince muertos y la
ciudad estaba en manos de la gente. El gobernador pidió la intervención del ejército y
declaró estado de sitio. La ciudad se vació y la resistencia se concentró principalmente
en el Barrio de Clínicas. El sindicato Luz y Fuerza decidió un corte de luz en ese sector
para dificultar el ingreso del ejército y aparecieron algunos francotiradores. Se
produjeron enfrentamientos y finalmente el ejército redujo la resistencia. Tampoco se
informó la cantidad de detenidos, pero hubo muchos, entre ellos dirigentes sindicales,
como Agustín Tosco y Elpidio Torres, entre otros.

¿Por qué en Córdoba?


Las particularidades iniciales respondían a reivindicaciones locales, como el rechazo a
la derogación por parte de Onganía de la ley provincial de Sábado Inglés -que establecía
que este día se trabajaba media jornada pero se cobraba completa-. Esto significó un
gran malestar, asambleas e incluso episodios de represión policial. Además el
gobernador de Córdoba era Carlos José Caballero que tenía un perfil muy conservador,
en oposición a las pretensiones de la izquierda cordobesa. Además durante toda la
década tanto estudiantes como obreros –con sindicatos de tradición muy combativa y
autonomía frente a sus centrales- se fueron organizando y constituyendo en canales de
protesta.

¿Qué vino después?


La acción directa mostró ser exitosa: renunció Caballero y se reabrieron las
negociaciones colectivas. Se inauguró un ciclo de protestas en ascenso y comenzó a
resquebrajarse la imagen de unidad y orden que mostraba el régimen. También tuvo
lugar una crisis de las autoridades en diversos ámbitos, como por ejemplo en las
conducciones sindicales.

Pero Onganía no renunció…


No inmediatamente. Sin embargo para el primer aniversario del Cordobazo Montoneros
hace su primera aparición con el secuestro y posterior ejecución de Aramburu. Esto
culmina con la renuncia de Onganía. Finalmente este ciclo de protesta obrera y la acción
de las organizaciones armadas confluyen y llevan a restituir la democracia y levantar la
proscripción del peronismo.

¿Qué queda hoy del Cordobazo?


Queda una historia de desarticulación del Estado, los colectivos de identificación y los
vínculos de solidaridad; así como el triunfo del consumismo –que son problemas
mundiales-. Pero desde el punto de vista positivo, queda la tradición de la movilización
contra cuestiones que trascienden lo individual y el Cordobazo como símbolo
disponible para ser recuperado como advertencia de lo que la movilización popular
frente a la injusticia puede lograr.

Formación
Mónica Gordillo es historiadora e investigadora independiente del CONICET. Es una
importante referente en el estudio de la historia social contemporánea Argentina y
realizó sus estudios de grado y posgrado en la Universidad Nacional de Córdoba.
Entre sus múltiples libros se destaca “Córdoba rebelde: el cordobazo, el clasismo y la
movilización social”, escrito en colaboración con James Brennan, donde desarrollan
algunas hipótesis en torno este hecho histórico. En la actualidad desempeña sus
actividades científicas en el Instituto de Humanidades (IDH, CONICET-UNC) y es
docente en la Escuela de Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba.

Por Mariela López Cordero. CCT Córdoba

Fuente: https://www.conicet.gov.ar/cordobazo-rebelion-popular-e-insurreccion-urbana/

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