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Palabras técnicamente correctas pero que implican un punto de

vista
Un gran número de palabras son usadas en el habla habitual y están definidas en el
diccionario, pero son utilizadas en forma de «acusación» más que como simples adjetivos.
Por ejemplo:

 «El gobierno estableció políticas demagógicas para...»


 «Los X son una agrupación racista formada por...»
El uso de esas palabras suele implicar un punto de vista. Por lo general, el que la palabra
sea utilizada para «hablar de...», pero no cuando alguien hable de sí mismo, suele indicar
que es peyorativa o injuriante.
Es recomendable evitar los términos que parezcan opinables o que puedan ser percibidos
así por algún grupo notable, incluso si técnicamente no lo son. Palabras más neutrales son
preferibles, y se pueden encontrar pensando un poco. En general es mejor describir que
poner nombres, o citar neutralmente a una fuente a quien atribuir la opinión en la forma «X
dice Y».
Las oraciones anteriores se podrían reformular como:

 «El gobierno estableció políticas apuntadas a generar una rápida aprobación


popular...»
 «Los X son una agrupación que reivindica la supremacía de Z grupo...»

Palabras controvertidas o con múltiples significados


Insultos o groserías
Se desaconseja utilizar en los artículos palabras insultantes, groseras, vulgares o soeces.
Dado que implican un juicio de valor altamente negativo, no se adecúan al punto de vista
neutral. Es igualmente desaconsejable apelar al lenguaje vulgar con propósitos didácticos,
intentando atraer la atención del lector empleando un lenguaje próximo a este, ya que
tales usos podrían ser malinterpretados o resultar confusos. Simplemente
pregúntese, ¿realmente esperaría que una enciclopedia utilice estos términos?
Por supuesto, al igual que los demás casos, el uso puede ser aceptable en determinados
contextos. Se desaconseja utilizar un insulto pero no hablar de él: qué significa, quién lo
utiliza con quién, en qué circunstancias, de dónde surge el término o quién popularizó su
uso, etc. No hay problemas con obras que empleen groserías con motivos artísticos: si por
ejemplo el disco ¿Dónde jugarán las niñas? de Molotov tiene un tema que se llama
«Puto», esa palabra en ese contexto es un nombre y no un insulto. Las citas de frases
dichas por alguna persona están completamente fuera de los criterios de las palabras que
evitar, y deben reproducirse en forma textual, incluso aunque contengan insultos (sin
embargo, y sujeto a las circunstancias de cada caso, si la frase no es icónica se podría
considerar si no hay otra que ilustre mejor el punto de vista de la persona, o si se pierde
contexto si no se utiliza la cita).
Secta
La palabra «secta» suele tener una connotación negativa. En general debe ser evitada en
frases como «X es una secta»; debe decirse en cambio «en tal libro o ensayo, fulano
sostiene que X es una secta porque...», o «...tal gobierno ha proscrito las actividades del
grupo por considerar que es una secta destructiva».
Fundamentalista
Originalmente, la palabra significaba «quien rechaza adaptaciones rituales posteriores, y
en cambio sigue los fundamentos (es decir las creencias o ritos originales) de su religión».
Sin embargo, el significado ha pasado a ser generalmente sinónimo de «fanático
religioso». En este sentido se usa en los medios de comunicación y en las críticas de
religiones en particular. Un fundamentalista no es necesariamente un extremista, ni
siquiera alguien particularmente estricto en materia moral. La palabra debería ser usada
principalmente para aquellas personas o denominaciones religiosas que se autodescriben
como fundamentalistas (de lo que existen varios ejemplos). Si un grupo lo hace, es
preferible usar la descripción propuesta por el propio grupo, dentro de límites razonables, o
usar una descripción más específica, ya que esto lo representa tal como se ve a sí mismo.
Si existen críticas que tildan de fundamentalista a una persona o grupo, esta circunstancia
debe ser citada y el término debe ser atribuido a su fuente.
En teoría, teóricamente
No debería usarse el término «teoría» y sus derivados para denotar suposición o
especulación. En ciencias e historia existen voces más apropiadas para esto, como
«hipótesis» y «conjetura». Es un error muy frecuente de percepción la creencia en que
«teoría» significa «suposición». En ciencias naturales y otros campos académicos, una
teoría no es en absoluto una suposición, ni siquiera una suposición razonable y fundada.
Una teoría es un sistema de explicación que está de acuerdo con el conocimiento
disponible, que debería haber sido verificada cuidadosamente para intentar determinar si
coincide o no con los hechos perceptibles.
Que las teorías sean cambiantes no significa que no sean aceptadas. La ciencia como
emprendimiento espera que todas las afirmaciones acerca de lo que es «verdadero», sean
teorías, leyes, principios, modelos y de cualquier otro tipo, estén abiertas a un escrutinio
constante. En tanto las pruebas apoyen una teoría, continuará siendo aceptada. Cuando
nuevas evidencias aparezcan, las teorías evolucionarán para incorporarlas. Esto no
significa, sin embargo, que las teorías no sean admitidas.
En ciencias, la teoría es una descripción propuesta, una explicación, un modelo de la
forma en que determinados fenómenos naturales interactúan, capaz de predecir sucesos
futuros u observaciones del mismo tipo, y susceptibles de ser verificadas o «falsadas»
mediante la experimentación y la observación empírica. Las teorías predicen los resultados
de situaciones específicas. La credibilidad de una teoría se refuerza por medio de la
observación. La teoría puede ser descartada si contradice el resultado e observaciones. La
ausencia de evidencia que se oponga y el volumen de evidencia en respaldo de una teoría
es lo que debe ser considerado cuando se decide su admisibilidad.
Los principios científicos se denominan algunas veces «leyes», como en la expresión
«leyes de la termodinámica». Pero una ley científica no es, contra lo que a veces se
supone, una «teoría probada» porque las ideas en la ciencias no están sujetas a «prueba»
en el mismo sentido que lo están las proposiciones en lógica. Una «ley» tampoco es una
«teoría de la que nadie razonable duda», porque la naturaleza inductiva de la ciencias
asegura que siempre existe duda al tratar de describir las reglas generales de la
naturaleza. También es incorrecto dar por supuesta una estructura jerárquica hipótesis ⇒
teoría ⇒ ley. Aunque las leyes científicas se basan en teorías, solo lo hacen en tanto y en
cuanto las teorías expliquen determinados fenómenos. Por ejemplo, las leyes de la
termodinámica son resúmenes breves e incompletos de la moderna teoría de la
termodinámica. Las mejores explicaciones que la ciencia puede ofrecer son las teorías. En
matemática el término «teorema», en el sentido de resultado probado, y «conjetura», en el
sentido de hipótesis propuesta pero no probada, son más comunes como afirmaciones
individuales. La teoría es un cuerpo completo de conocimiento, como la teoría de números,
la teoría de Galois, etc.
En algunas áreas de la filosofía, el término «teoría» es históricamente aceptado para
describir una línea de pensamiento bien definida o un género de especulación filosófica
razonada. Aun en tales casos, «teoría» no es lo mismo que «hipótesis».

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