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Subvirtiendo la concepción tradicional de la historia, que situaba en primer plano las hazañas de
los personajes ilustres, el marxismo hace hincapié en la vida material de las sociedades. Para Marx,
el primer hecho histórico es la producción por los grupos humanos de su propia existencia social.
Para producir los bienes necesarios para su subsistencia, los hombres emplean cierto número de
medios materiales. Esos medios de producción son primero, elementos que se dan en la
naturaleza: tierra, bosque, mar, etc. Otros permiten transformar mediante el trabajo materiales
brutos en artículos de consumo.
A esos elementos asigna el marxismo el nombre de fuerzas productivas. Tales son las herramientas
y todas las fuerzas motrices utilizadas por el hombre (aire, agua, electricidad, energía atómica,
etcétera). Pero hay que incluir también entre las fuerzas productivas todos los procedimientos
laborales, el agrupamiento de los obreros en fábricas o talleres y luego en complejos industriales,
la división del trabajo y su racionalización, entre otros. La ciencia interviene en la formación de las
fuerzas productivas.
Dentro de la concepción marxista, las fuerzas productivas están necesariamente en conexión con
un tipo determinado de relaciones entre los hombres en la producción e incluso con un conjunto
de la formación social. Para Engels, el escasísimo desarrollo de las fuerzas productivas en las
sociedades primitivas tenía por consecuencia la falta absoluta de propiedad privada de medios de
producción y la inexistencia de clases antagónicas. Ese tipo de sociedad habría conocido un modo
de producción que Engels denomina comunismo primitivo. No obstante, las fuerzas productivas no
sufren una evolución independiente. Ésta puede verse obstaculizada o favorecida por el sistema
de las relaciones de producción y por las superestructuras políticas e ideológicas. Las fuerzas
productivas son las que organizan, ya que son las bases del trabajo con las que cuenta una
sociedad o una nación.
RELACIONES DE PRODUCCION
Por relaciones de producción se entienden, dentro del marxismo, las relaciones que los distintos
seres humanos mantienen entre sí en tanto que son agentes del proceso de producción. Estas
relaciones se establecen en función del lugar que ocupan los agentes respecto a si son poseedores
o no de los medios de producción.1
El término relaciones de producción aparece por primera vez en textos de Karl Marx2y es
constitutivo para la teoría de los modos de producción social. La categorización de cada modo de
producción requiere que las relaciones económicas se definan como un tipo de relación social,
específicamente: entre los hombres respecto de las cosas, y no de los hombres con las cosas. En el
materialismo histórico de Marx, cada formación social específica cuenta con unas determinadas
relaciones de producción y, a la vez, un grado especial de desarrollo histórico de las fuerzas
productivas materiales. Existen relaciones de producción primitivas, antiguas, feudales, y
capitalistas, cada una de ellas correspondiente a diferentes formas de división social del trabajo y
propiedad de los medios de producción.3
Definiciones
El grupo puede ser étnico o de afinidad, una institución social u organización, una clase social, una
nación, familia, etc. La relación social no es entonces idéntica a la relación interpersonal o la
individual, aunque cada una presupone a las otras.
relaciones de propiedad y control, a menudo legalmente validadas, pertinentes para los activos
socialmente producidos (p.e.: inmuebles, vehículos, máquinas que se utilizan en la producción).
En el último capítulo del tomo I de El capital, Marx desarrolla el concepto en relación a la teoría de
la colonización de Edward Gibbon Wakefield's:
En primer término, Wakefield descubrió en las colonias que la propiedad de dinero, de medios de
subsistencia, máquinas y otros medios de producción no confieren a un hombre la condición de
capitalista si le falta el complemento: el asalariado, el otro hombre forzado a venderse
voluntariamente a sí mismo. Descubrió que el capital no es una cosa, sino una relación social entre
personas mediada por cosas. El señor Peel nos relata Wakefield en tono lastimero llevó consigo de
Inglaterra al río Swan, en Nueva Holanda, medios de subsistencia y de producción por un importe
de £50.000. El señor Peel era tan previsor que trasladó además 3.000 personas pertenecientes a la
clase obrera: hombres, mujeres y niños. Una vez que hubieron arribado al lugar de destino, sin
embargo, "el señor Peel se quedó sin un sirviente que le tendiera la cama o que le trajera agua del
río". Infortunado señor Peel, que todo lo había previsto, menos la exportación de las relaciones de
producción inglesas al río Swan!
Combinadas con las fuerzas productivas, las relaciones de producción constituyen un modo de
producción históricamente específico. Karl Marx contrasta las relaciones sociales de producción
con las técnicas; en el primer caso son las personas (sujetos) las que están relacionadas, mientras
que en el segundo, la relación es entre sujetos y objetos en el mundo físico que ambos habitan
(dichos objetos son, lo que Marx llama medios de producción o de trabajo).5
Sin embargo, Marx agrega que con el crecimiento de la economía de mercado, esta distinción se
vuelve oscura y se distorsiona. En el capitalismo se definen, simbolizan y manipulan las relaciones
entre objetos, producidos por sujetos (personas), abstrayéndose de las relaciones sociales y
técnicas subyacentes. Marx dice que esto conduce a la reificación (cosificación o Verdinglichung)
de las relaciones económicas, y ve en el fetichismo de la mercancía un ejemplo primario.6
Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es decir, por
la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones de producción, el
papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que
desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones-
conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el
proceso de producción de la riqueza. Unos la producen y otros se apropian de una porción de la
misma. De esa relación no cabe esperar sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y
explotadores.7
A lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Grecia
y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la
sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un
lado y siervos por otro.
La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde no existan ni
explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la abolición de la propiedad privada, es
decir, la socialización los medios de producción, evitando la mera sustitución de los antiguos
propietarios por otros nuevos.
MODOS DE PRODUCCION
Relaciones de producción: Se refieren a las relaciones sociales y técnicas, las cuales incluyen la
propiedad, el poder y el control de las relaciones que gobiernan los recursos productivos de la
sociedad, a veces codificados como leyes, formas de cooperación y de asociación, relaciones entre
las personas y los objetos de su trabajo, y las relaciones entre las clases sociales.3
El término fue utilizado por primera vez en el libro, inédito en vida de los autores, La ideología
alemana de Karl Marx y Friedrich Engels.
Para Marx el misterio de cómo y por que existe un determinado orden social y sus cambios debe
buscarse en el modo específico de producción que domina esa sociedad. Sostiene también que el
modo de producción da forma al modo en que se produce la distribución, la circulación y el
consumo, todo lo que constituye la esfera económica. Para entender el modo en que la riqueza es
distribuida y consumida es necesario saber cómo se produce.
Un modo de producción es para Marx históricamente distinguible porque constituye una totalidad
orgánica, un todo que se autoreproduce durante siglos o milenios más o menos en las mismas
condiciones iniciales. Realizando una determinada forma de plustrabajo social en un determinado
sistema de relaciones de propiedad las clases trabajadoras reproducen constantemente los
fundamentos del orden social.
Las nuevas fuerzas productivas pueden entrar en conflicto con el modo de producción existente;
Marx continúa en el Prólogo citado:
Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad
entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la
expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto
hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en
trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se
revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.
Marx utilizó para sus análisis diversos modos de producción, y la literatura marxista suele
reducirlos a modo de esquema, la siguiente sucesión de modos de producción a través de la
historia de la humanidad:
Comunismo primitivo
EXPLOTACION
La explotación laboral se define como recibir un pago inferior al trabajo que se realiza, lo que
incluye desde pequeños abusos hasta los talleres de trabajo esclavo. Karl Marx desarrolló su teoría
de la economía del capitalismo con base en la idea de explotación laboral (esa diferencia que no se
le paga al trabajador, y que se la queda el capitalista, es llamada plusvalía). Aunque un trabajo mal
pagado para lo que se realiza suele ser lo que define a la explotación laboral, en sentido amplio
puede abarcar diferentes situaciones, desde el abuso por parte empleador hacia el empleado h
Teorías de la explotación laboral
El ideario marxista ha mantenido que la explotación del trabajador, cuando este no es dueño, hace
entender de una forma imparcial los niveles de precio y empleo. Los economistas liberales
juzgaban que los precios eran la consecuencia de un intercambio que irradiaba las distinciones
individuales de interesados compradores y proveedores. El conflicto que se da en la teoría
impersonal, objetiva, es que se explica con mecanismo de precios las relaciones de la explotación
de la fuerza de trabajo por parte del capitalismo, el cual reside en la diferenciación cultural y
auténtica del coste de producción asociado a los trabajadores, abarcando el valor de enseñanza en
destrezas, habilidades, artes, maestrías o en relaciones humanas (capital cultural humano).
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es
"externo" al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se
afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física
y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente
en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando
trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, "trabajo forzado". Por
eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las
necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan
pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la
peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio,
de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que
éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí
mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo.
Los trabajadores tendrán derecho a un descanso mínimo semanal, acumulable por períodos de
hasta catorce días, de día y medio ininterrumpido que, como regla general, comprenderá la tarde
del sábado o, en su caso, la mañana del lunes y el día completo del domingo. La duración del
descanso semanal de los menores de dieciocho años será, como mínimo, de dos días
ininterrumpidos.
Horas extraordinarias.
Mediante convenio colectivo o, en su defecto, contrato individual, se optará entre abonar las
horas extraordinarias en la cuantía que se fije, que en ningún caso podrá ser inferior al valor de la
hora ordinaria, o compensarlas por tiempos equivalentes de descanso retribuido. En ausencia de
pacto al respecto, se entenderá que las horas extraordinarias realizadas deberán ser compensadas
mediante descanso dentro de los cuatro meses siguientes a su realización.
2. El número de horas extraordinarias no podrá ser superior a ochenta al año, salvo lo previsto en
el apartado 3 de este artículo. Para los trabajadores que por la modalidad o duración de su
contrato realizasen una jornada en cómputo anual inferior a la jornada general en la empresa, el
número máximo anual de horas extraordinarias se reducirá en la misma proporción que exista
entre tales jornadas.
5. A efectos del cómputo de horas extraordinarias, la jornada de cada trabajador se registrará día a
día y se totalizará en el período fijado para el abono de las retribuciones, entregando copia del
resumen al trabajador en el recibo correspondiente.
El trabajo efectivo que preste el trabajador en la empresa deberá estar relacionado con las tareas
propias del nivel ocupacional, oficio o puesto de trabajo objeto del contrato.
Impago o retraso de los pagos (cobrar el mes siguiente lo que tendría que haber cobrado el mes
anterior)
El trabajador y, con su autorización, sus representantes legales, tendrán derecho a percibir, sin
que llegue el día señalado para el pago, anticipos a cuenta del trabajo ya realizado.
La documentación del salario se realizará mediante la entrega al trabajador de un recibo individual
y justificativo del pago del mismo. El recibo de salarios se ajustará al modelo que apruebe el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, salvo que por convenio colectivo o, en su defecto, por
acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, se establezca otro modelo que
contenga con la debida claridad y separación las diferentes percepciones del trabajador, así como
las deducciones que legalmente procedan.
El trabajador tendrá derecho: a) Al disfrute de los permisos necesarios para concurrir a exámenes,
así como a una preferencia a elegir turno de trabajo, si tal es el régimen instaurado en la empresa,
cuando curse con regularidad estudios para la obtención de un título académico o profesional.
Hacer trabajos durante el descanso del trabajador (llevarse el trabajo a casa sin estar estipulado)
ALIENACION
Etimología
Etimológicamente, se deriva del latín ălĭēnātĭo, ōnis: alejamiento, privación, procedente a su vez
del adjetivo ălĭēnus: propio de otro, extraño a uno y ajeno.23
Definiciones
Para Tomás de Aquino (c. 1224-1274) la alienación es la posesión del cuerpo del hombre por el
demonio y la libertad es anterior a su alienación por el demonio posesor. En la Edad Media el
demonio está ligado solo a la carne por lo que el fuego libera al espíritu de su cuerpo poseído. Se
trataría de un fenómeno que anula el libre albedrío del individuo.4 Tomás de Aquino atribuye
ciertas alienaciones mentales a lesiones orgánicas, de las que se sigue un impedimento para el
perfecto uso de la razón.5
Para la teología, y más en particular para la cristología, el término latino alienatio traduciría el
griego κένωσις: «vaciamiento», kénosis o vaciamiento de la propia voluntad para llenarse de la
voluntad de Dios, para ser completamente receptivo de su voluntad. Esto tiene que ver con el
mismo concepto de religión o religación. El catolicismo, en oposición al marxismo, sostiene que la
razón profunda de la alienación no es simplemente el desorden económico, sino la división interna
del hombre por el dolor, la enfermedad y la manifestación suprema de alienación, la muerte.6
Para la medicina, designa la alienación mental, una patología psiquiátrica o «trastorno intelectual,
tanto temporal o accidental como permanente».3
Para la psicología, se trata de un estado mental que se caracteriza «por una pérdida del
sentimiento de la propia identidad», esto es, de la autoconciencia o autorreferencialidad, pues la
identidad o ego sería la facultad de considerarse uno ajeno del mundo o de la realidad en sentido
absoluto.3
Alienación política
Alienación económica
Alienación subjetiva
Pinel
Aulagnier
Para la psicoanalista Piera Aulagnier, la alienación mental es un concepto que sólo es pensable
para un observador externo, en tanto que el sujeto alienado en su pensamiento desconoce
totalmente lo que le sucede.7
Esta alteración implica encuentro de dos individuos: uno con deseos de alienar y otro cuyos
pensamientos son alienados o alienables, ambos con deseos de aniquilar al pensamiento que está
presente en uno y otro. Los objetivos son:
Exclusión de toda duda del conflicto intrapsíquico.
Reducción mínima del sufrimiento psíquico que transfiere al Yo dicho conflicto, para:
La alienación también puede ser social y suceder porque el sujeto esté inmerso en un sistema de
poder social que le impida pensar libremente acerca de ese sistema o de la posición del individuo
con respecto a ese poder y sus referencias identificatorias. La prohibición de pensar libremente
amenaza, «de muerte», al raciocinio del ente humano, que ni siquiera puede reflexionar de sí
mismo su conversión a esclavo al servicio del poder. Se trata de un individuo objetalizado por otro,
cosificado por —e instrumento— del otro, sin derecho al pensamiento, ni a la palabra.
Es siempre en nombre de «una buena causa» que el sujeto se aliena, enajena su pensamiento. El
adepto, combatiente o partidario de una causa atribuye a la fuerza alienante el poder de garantir
la verdad de dicha causa. Se produce una idealización masiva de la función alienante. Por ello se
trata de una patología de la idealización. Si se anula el pensamiento es por un buen motivo.
Suele ocurrir que la fuerza alienante o alienadora lleve a cabo su acción mediante una teoría, que
puede ser religiosa, política, ideológica, científica o de cualquier índole, cuyo autor haya sido un
líder ya fallecido. El individuo alienado puede alienar su pensamiento tanto por una ideología
partidaria minoritaria, de un grupúsculo, como por una ideología dominante mayoritaria
compartida por la sociedad. Esto se logra porque entre el líder y los individuos circula un poder de
muerte.7
Cualquier vecino puede ser delator. Cada individuo posee poder de denunciar a otro, y por ello un
poder de condena a muerte de cualquiera que piense diferente. La relación perseguido-
perseguidor es circular: el perseguido puede convertirse en cualquier momento en perseguidor. El
terror acechante impone una ruptura de la posibilidad de pensar o cuestionar al poder mismo.
El sujeto está obligado a negar tanto la realidad de lo que sucede como cualquier interpretación
personal de lo sucedido. Se le impone al Yo del sujeto la exclusión de lo que podría ver. El
individuo ya no puede considerar al poder como perseguidor porque necesita sobrevivir y no
cuestionarlo. El terror a la muerte se convierte en amenaza de todo lo que el Yo podría pensar,
defunción del pensamiento propio del Yo, otro piensa y decide por él. Ni siquiera es consciente de
ello. Se niegan la realidad y la posibilidad de pensar la realidad.7
El Yo evita pensar la realidad, tanto externa como psíquica, que padece como consecuencia del
terror. Entonces atribuye un valor de certeza al discurso de la fuerza alienadora. La supremacía de
la verdad del argumento dominante es incuestionable, modalidad extrema de idealización de la
sapiencia del alienador. En la psicosis el individuo sustituye la realidad por una fantasía, por un
delirio. En el estado de alienación el individuo sustituye la realidad vivida por el discurso del otro.
Es el líder quien transmuta y define la realidad, lo cual aporta a los sujetos alienados la sensación
de que poseen una «verdad» compartida, pero incuestionable, que los ubica entre los «elegidos»,
quienes «por su bien» deben imponer esa «verdad» a los demás.
Cuando se trata del poder político dominante de la época e impera el terror, pocos individuos
logran escapar a esta alienación.7
Foucault
Según Michel Foucault el siglo XVIII inaugura la idea de la posibilidad de la desaparición de las
facultades más altas del hombre y en el siglo XIX surge el concepto de enfermedad mental.
Alienación mental no debe confundirse con alienación social, ni se debe identificar al conflicto
psicológico con las contradicciones históricas del medio. Para él la alienación social es la condición
de la alienación mental, es la condición misma de la enfermedad mental. La alienación mental es
una consecuencia mítica de la alienación social. Pretender desligar al hombre alienado de sus
condiciones de existencia es mantenerlo en su existencia de alienado. La psicología, como toda
ciencia del hombre, debe tener por finalidad desalienar al hombre.4
Si, para el cristianismo de la Edad Media, la alienación era la posesión del cuerpo del hombre por
el demonio, después del Renacimiento la alienación representa la abolición de la libertad. El
alienado ya no será un poseído sino un desposeído: la alienación es una privación.
Para Foucault esta alienación psicológica no es más que la consecuencia de las contradicciones
sociales mismas en las que el hombre está históricamente alienado. Estas mismas contradicciones
de la sociedad burguesa constituyen la alienación social.4
Alienación objetiva
El concepto de alienación social ha estado presente en muchos debates filosóficos. Así, John Locke
(1632-1704) refiere a los «derechos inalienables» como esenciales para la propia existencia de los
ciudadanos12 y Hegel (1770-1831) formula algunas breves indicaciones en relación al sentido
psiquiátrico del término pero también toma en cuenta la función del Estado con respecto a la
alienación, ya que el Estado es el mediador entre la alienante sociedad civil y el espíritu absoluto.
Extrañamiento no es exactamente lo mismo que alienación. Hegel expone los momentos
constitutivos del trabajo alienado en su tratado sobre Filosofía del derecho. El estado efectúa una
mediación que podría permitirle devolverle el concepto al espíritu extrañado por la alienación de
la sociedad civil. Su idea de alienación remite al marco religioso y metafísico.
Hegel
Fichte
Marx
Hegel tuvo una gran influencia en la teoría de la alienación de Karl Marx (1818-1883), quien
profundiza en este concepto, sobre todo, en sus Manuscritos económico-filosóficos (1844).
Marx se apoya en una antropología del hombre total y tiene una gran presencia en la filosofía
contemporánea, especialmente en la oposición entre Ser y Tener.14
Para Marx el capitalista compra con dinero el trabajo de los demás y los obreros cambian la fuerza
de trabajo, es decir, su mercancía, por la mercancía del capitalista, es decir, la paga o salario. La
fuerza de trabajo para el obrero es su actividad vital que le asegura los medios necesarios para
subsistir. El obrero es libre de cambiar de capitalista, es libre de trabajar, pero no puede
desprenderse de la clase de los capitalistas, a quienes se ha alquilado, sin renunciar a su existencia
misma.15
El trabajador no recoge el valor de lo que produce, es decir, la plusvalía, y esta explotación lo priva
de sus herramientas artesanales. Por causa de esta división del trabajo ignora lo que está
produciendo y eso significa que está alienado. Este desconocimiento es la alienación para Marx.12
Marx estudia la alienación del producto del trabajo considerando que cuanto más se sumerge el
obrero en su trabajo más extraño se le vuelve el mundo y menos dueño es de sí mismo. El
trabajador siente que su trabajo no le pertenece. Esta es la alienación económica que genera
alienación política y es la causa de la alienación religiosa.16
Escuela de Fráncfort
Con su pensamiento crítico, la Escuela de Fráncfort, influenciado por Marx, Freud y Weber,
también trata extensivamente el tema de la alienación.1
Marcuse
Para Marcuse la existencia del hombre es a la vez la alienación y el proceso por el cual el sujeto
vuelve a sí comprendiendo y dominando a la alienación. Marcuse plantea que es posible que la
represión y la alienación se extiendan indefinidamente o que surja un contra-movimiento
internacional que haga explotar esta sociedad. Para Marcuse el hombre no está sometido a la
alienación del trabajo sino a la alienación del progreso de la técnica. Gracias a la técnica la
sociedad tiende cada vez más a la uniformidad de criterios y a pensamiento únicos totalitarios.14
La alienación o contradicción
En su teoría de la alienación, Karl Marx, el cual en distintas obras, sobre todo en sus Manuscritos
económico-filosóficos (1844), analizó con suma profundidad el problema de la alienación, parte de
que ésta caracteriza las contradicciones de un determinado nivel de desarrollo de la sociedad.
Relaciona la alienación con la existencia de la propiedad privada y de la división antagónica del
trabajo. Entendida de este modo, la alienación abarca toda la actividad humana, pues cada tipo de
dicha actividad se convierte en monopolio de un grupo aislado de personas, cuyo hacer es extraño
a todos los demás miembros de la sociedad.
Para Karl Marx, el hombre es un ser natural, es decir, el hombre es un ente que necesita estar en
contacto directo con la naturaleza para poder satisfacer sus necesidades. La relación del hombre
con la naturaleza es esencial, ya que desde el punto de vista objetivo, el hombre es físicamente
sensible y limitado, y por tanto es un ser pasivo y dependiente, tal como los animales y las plantas,
es decir los objetos en la naturaleza que existen fuera e independientemente de él, le son
indispensables porque son objetos de su necesidad. Esta relación del hombre con la naturaleza no
representa una alienación, sino una relación esencial y directa entre ellos, es decir es una relación
vital. La alienación surge, cuando el producto del trabajo del hombre, en lugar de satisfacer sus
necesidades, se vuelve algo ajeno, es decir el producto cobra una existencia totalmente
independiente del hombre que fue quien la produjo, una vez que ese producto cobra su
independencia, se genera el trabajo alienado, a través del cual el hombre se vuelve esclavo cada
vez más y más de las cosas que produce. Es decir, mientras más produce y mayor es su actividad,
el trabajador tendrá menos, su vida ya no le pertenecerá a él, sino al objeto, el objeto cobra vida
propia y se opone al trabajador de forma autónoma. Marx hace una analogía, con la religión
basado en los estudios de alienación de Feuerbach, y explica que el mismo proceso se da cuando
el hombre religioso se subordina a su dios (idea abstracta del mismo). En esta etapa, ya no existe
la misma relación que tiene el hombre con la naturaleza, pues esta etapa es el resultado de la
estructura de la propiedad privada, en la cual se acumulan productos y se instaura la división del
trabajo, de allí se tiene que el trabajo alienado es el resultado de la propiedad privada y la
propiedad privada el resultado del trabajo alienado. Posteriormente entre 1845 y 1846 en La
ideología alemana, acotaría que de la división del trabajo se deriva la propiedad y el trabajo
alienado.12
Para Marx el capitalista compra con dinero el trabajo de los demás y los obreros cambian la fuerza
de trabajo, es decir, su mercancía, por la mercancía del capitalista, es decir, la paga o salario. La
fuerza de trabajo para el obrero es su actividad vital que le asegura los medios necesarios para
subsistir. El obrero es libre de cambiar de capitalista, es libre de trabajar, pero no puede
desprenderse de la clase de los capitalistas, a quienes se ha alquilado, sin renunciar a su existencia
misma. El trabajador no recoge el valor de lo que produce, es decir, la plusvalía, y esta explotación
lo priva de sus herramientas artesanales. Por causa de esta división del trabajo ignora lo que está
produciendo y eso significa que está fragmentado, o alienado.
En sus obras clásicas de las décadas de 1850 y 1860, Marx sustituye la categoría de alienación, que
figuraba en sus primeros trabajos, por todo un sistema de conceptos, entre los cuales la alienación
también aparece como característica concreta de las relaciones de producción del capitalismo.
Véase: fetichismo de la mercancía.
Tipos de alienación
Hemos considerado el acto de la enajenación de la actividad humana práctica, del trabajo, en dos
aspectos:
la relación del trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno y que lo domina.
Esta relación es, al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible, con los objetos
naturales, como con un mundo extraño para él y que se le enfrenta con hostilidad;
la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo. Esta relación es la relación
del trabajador con su propia actividad, como con una actividad extraña, que no le pertenece.
[...]
4. Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto de su
trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del hombre respecto del
hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta también al otro. Lo que es válido
respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo mismo,
vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del trabajo del
otro.
Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos, Primer Manuscrito: IV. El trabajo enajenado
El diseño del producto y cómo se produce no es determinado por los productores —los
trabajadores— ni por los consumidores del producto —los compradores—, sino por la clase
capitalista que, además de apropiarse de la manufactura, también se apropian del trabajo
intelectual del ingeniero y del diseñador industrial que crean el producto, para satisfacer el gusto
del consumidor de modo tal que compre bienes y servicios a un precio que garantice un máximo
beneficio. Aparte de los trabajadores que no tienen control sobre el proceso de diseño y
producción, la alienación —Entfremdung— describe ampliamente la conversión del labour —
trabajo como actividad— que se realiza para generar un valor de uso —el producto—, en una
mercancía, a la que se puede asignar un valor de cambio. Es decir, el capitalista gana el control de
los trabajadores y los beneficios de su trabajo, con un sistema de producción industrial que
convierte dicho trabajo en productos concretos —bienes y servicios— que satisfacen la demanda
del consumidor. Por otra parte, el sistema de producción capitalista también reifica al trabajo en el
concepto "concreto" de "trabajo" —trabajo como empleo—, por el cual se paga al trabajador
salarios —a una tasa lo más baja posible— que mantienen una tasa máxima de rentabilidad de la
inversión del capitalista; esto es un aspecto de la explotación, la actividad productiva se reduce
únicamente a ganar el suficiente dinero para subsistir. Además, con un sistema reificado de
producción industrial, el beneficio generado por la venta de los bienes y servicios que se podrían
pagar a los trabajadores, es apropiada por las clases capitalistas: el capitalista funcional, que
gestiona los medios de producción; y el rentista, dueño de los medios de producción.
Cualquiera que sea el carácter de la conciencia de una persona, su existencia social está
condicionada por sus relaciones con el pueblo y las cosas que facilitan la supervivencia, que
depende fundamentalmente de la cooperación con los demás, por lo que la conciencia de una
persona está determinada intersubjetivamente —colectivamente—, no subjetivamente —
individualmente—, porque el humano es un animal social. En el curso de la historia, para asegurar
la supervivencia individual, las sociedades se han organizado en grupos que tienen diferentes
relaciones básicas con los medios de producción. Un grupo social —clase— poseía y controlaba los
medios de producción, mientras que otra clase social trabajaba los medios de producción; en las
relaciones de producción de ese status quo, el objetivo de la clase propietaria era beneficiarse
económicamente tanto como fuera posible del trabajo de la clase obrera. Por otra parte, en el
curso del desarrollo económico, cada vez que un nuevo tipo de economía desplazaba a un viejo
tipo de economía —el feudalismo agrario reemplazado por el mercantilismo, a su vez reemplazado
por la Revolución Industrial— el orden económico reorganizado de las clases sociales favorecía a la
clase social que controlaba las tecnologías —los medios de producción— que hicieron posible el
cambio en las relaciones de producción. Del mismo modo, se produjo un reordenamiento de la
naturaleza humana —Gattungswesen— y el sistema de valores de la clase propietaria y de la clase
trabajadora, lo que permitió que cada grupo de personas aceptara y funcionara en el status quo
reorganizado de las relaciones de producción.
El capitalismo reduce la actividad productiva a una mercancía comercial que puede ser
comercializada en el mercado de trabajo, más que como una actividad socioeconómica
constructiva que forma parte del esfuerzo colectivo común realizado para la supervivencia
personal y el mejoramiento de la sociedad. En una economía capitalista, los empresarios que
poseen los medios de producción establecen un mercado de trabajo competitivo para extraer del
trabajador tanto trabajo -valor- como sea posible, en forma de capital. El ordenamiento de las
relaciones de producción de la economía capitalista provoca un conflicto social al oprimir al
trabajador contra el trabajador, en una competencia por 《salarios más altos》, alejándolos así de
sus intereses económicos mutuos; el efecto es una falsa conciencia, que es una forma de control
ideológico ejercida por la burguesía capitalista a través de su hegemonía cultural. Además, en el
modo de producción capitalista, la connivencia filosófica de la religión para justificar las relaciones
de producción facilita la realización de la alienación del trabajador de su humanidad; es un papel
socioeconómico independiente de que la religión sea. «el opio de los pueblos» .
Aspectos filosóficos
En la teoría marxista, la alienación es una proposición fundamental sobre el progreso del hombre
hacia la autorrealización. En el Oxford Companion to Philosophy (2005), Ted Honderich describió
las influencias de Georg Friedrich Wilhem Hegel y Ludwig Feuerbach en Karl Marx:
Para Hegel, la conciencia infeliz está separada contra sí misma, separada de su «esencia», que ha
colocado en un «más allá».
Es usado por los filósofos Hegel y Marx el verbo entäussern —separarse de uno mismo— y
entfremden —volverse extraño— para indicar que el término alienación hace referencia a un
autoalienación.3 Por lo tanto, la alienación es una falta de autoestima, la ausencia de sentido en la
vida de uno, consecuente a ser coaccionado para llevar una vida sin oportunidad de auto-
realización.4
En Fenomenología del espíritu (1807), Hegel describió las etapas en el desarrollo del Geist o
espíritu humano, por el cual los hombres y las mujeres progresan de la ignorancia al conocimiento
del yo y del mundo. Karl Marx afirmó que los polos del idealismo —ignorancia espiritual y
autocomprensión— pueden ser reemplazados por categorías materialistas, por lo que la
ignorancia espiritual se convierte en alienación y autocomprensión se convierte en la realización
del ser humano de su Gattungswesen —naturaleza humana—.
Las cosas han llegado a tal punto que los individuos deben apropiarse de la totalidad existente de
las fuerzas productivas, no sólo Para lograr la autoactividad, sino también, simplemente, para
salvaguardar su propia existencia.5
Que los seres humanos necesitan psicológicamente las actividades de la vida que conducen a su
autorealización como personas sigue siendo una consideración de relevancia histórica secundaria,
porque el modo de producción capitalista eventualmente explotará y empobrecerá al proletariado
hasta obligarlos a la revolución social para sobrevivir. Sin embargo, la alienación social sigue
siendo una preocupación práctica, especialmente entre los filósofos contemporáneos del
humanismo marxista; en The Marxist-Humanist Theory of State-Capitalism (1992), Raya
Dunayevskaya discute y describie la existencia del deseo de autoactividad y autorrealización entre
los trabajadores asalariados que luchan por lograr el nivel elemental de objetivos de la vida
material en una economía capitalista.
Alienación y las clases sociales
En el capítulo 4 de La Sagrada Familia (1845), Marx dice que capitalistas y proletariado son
igualmente alienados, pero que algunas clase sociales experimenta la alienación en una formas
diferentes:
La clase propietaria y la clase del proletariado presentan el mismo enajenamiento humano. Pero la
primera clase se siente a gusto y fortalecida en este autoalejamiento, reconoce el alejamiento
como su propio poder, y tiene en él la apariencia de una existencia humana. La clase del
proletariado se siente aniquilada, esto significa que dejan de existir en extrañamiento; ve en ella
su propia impotencia y en la realidad de una existencia inhumana. Es, para usar la expresión de
Hegel, en su abatimiento, la indignación en ese abatimiento, indignación a la cual está
necesariamente impulsada por la contradicción entre su naturaleza humana y su condición de
vida, que es la negación absoluta, resuelta y comprensiva de esa naturaleza. Dentro de esta
antítesis, el dueño de la propiedad privada es por lo tanto el lado conservador, y el proletario el
lado destructivo. De los primeros surge la acción de preservar la antítesis, de ésta la acción de
aniquilarla6
LUCHAS DE CLASES
Lucha de clases
La lucha de clases es un concepto o una teoría que explica la existencia de conflictos sociales como
el resultado de un conflicto central o antagonismo inherente a toda sociedad políticamente
organizada entre los intereses de diferentes sectores o clases sociales. Para muchos tal conflicto
resulta un cambio o progreso político y social.
Posteriormente, ese conflicto comenzó a verse como basado en clases sociales, entendidas como
relaciones de propiedad. Así, por ejemplo, Jean-Jacques Rousseau -en 1754- argumenta: “El
primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir ‘Esto es mío’ y encontró a
gentes lo bastante simples como para hacerles caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad Civil
“.4 Se ha alegado que Rousseau analiza el tránsito del hipotético estado de naturaleza al estado
social como una degeneración (no un progreso) producto de las desigualdades sociales que surgen
con la propiedad privada, el derecho para protegerla, y la autoridad para que se cumpla ese
derecho. Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que defienden al poderoso,
al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad, a los pobres. La propiedad privada y
el derecho han creado un abismo entre dos "clases" jerárquicamente diferenciadas entre sí: la
clase de los propietarios, de los poderosos y de los amos, frente a la clase de los no propietarios,
pobres y esclavos. Esta situación no es superable, según Rousseau, pero puede ser mitigada a
través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la
independencia del hombre.5Poco después (1758) François Quesnay publica el primer tratado
fisiócrata, en el cual divide la sociedad en la "clase productora" (las basadas en las actividades
agrícolas) y las clases no-productivas y explotativas (militares, académicos, funcionarios políticos y
estatales, los nobles y privilegiados políticos, etc).
Este proceso culmina con Adam Smith, quien concluye -en 1776 - al presentar el resultado de sus
investigaciones acerca: “De las causas del adelantamiento y perfección en las facultades
productivas del trabajo; y del orden con que su producto se distribuye naturalmente entre las
diferentes clases del Pueblo” que “Todo el producto anual de la tierra y del trabajo de una nación
... naturalmente se divide, como ya se ha observado, en tres partes; la renta de la tierra, los
salarios del trabajo, y las ganancias del capital (stock en el original), y constituye un ingreso a tres
órdenes diferentes de personas; los que viven de rentas, los que viven de salarios, y los que viven
por la ganancia. Esas son los tres órdenes originarios, y principales partes componentes de toda
sociedad civilizada, de cuyos ingresos esos de todos los otros órdenes últimamente se derivan”.6
En esa época se consideraba obvio y natural que los "órdenes" o "clases" -generalmente conocidas
como estados- y entendidas como “tipo” o “clases de propiedad” -aristocrática, eclesiástica-; la
“nueva forma de propiedad que estaba apareciendo en las ciudades o Tercer Estado” y el resto del
Pueblo llano sin o casi sin propiedad- tienen intereses que están en conflicto, opuestos por su
diferente naturaleza.
Por ejemplo, James Madison escribía en 1780, como parte de su análisis de las facciones (sus
opiniones, sus pasiones y sus intereses), que dentro del grupo de los poseedores libres de la nueva
propiedad privada (cuya base en Estados Unidos estaba constituida por una mayoría agraria de
clase media7 y que en ausencia de pasado feudal no convivía con ningún estamento), incluso la
"protección de facultades diferentes y desiguales para adquirir propiedad, produce
inmediatamente la existencia de diferencias en cuanto a la naturaleza y extensión de la misma; y
la influencia de estas sobre los sentimientos y opiniones de los respectivos propietarios, determina
la división de la sociedad en diferentes intereses y partidos."8
Sin embargo -y a pesar del criticismo, a veces bastante explícito, de lo anterior- tal conflicto (o sus
consecuencias) se veía generalmente como positivo, dando origen a la libertad responsable y
estableciendo las bases de la supremacía del poder de los monarcas. Esa visión se puede trazar al
dicho de Heráclito : “Los opuestos acuerdan, y de la discordia resulta la mejor armonía9 (esta
sugerencia es conocida como "Doctrina de la armonía de los intereses").
“En vuestros antiguos estados Uds. tenían esa variedad, toda esa combinación y toda esa
oposición de intereses, teníais toda esa acción y reacción que, en el mundo natural y político, a
partir de la lucha reciproca de poderes discordantes, extrae la armonía del universo. Esos intereses
opuestos y conflictivos, que Uds. consideran una falta grave en vuestra Constitución pasada y la
presente, interpone un saludable balance a toda resolución precipitada, transformando la
deliberación en una materia no de gusto sino de necesidad, hace todo cambio un asunto de
compromiso que naturalmente engendra moderación... A través de la diversidad de miembros e
intereses la libertad general tiene tantas seguridades como hay diferentes versiones en los varios
órdenes, mientras que manteniéndose bajo el control de un monarca, las partes mismas son
prevenidas de desviarse y alejarse de sus posiciones correspondientes”.10
Partiendo de lo anterior, Burke avanza a producir una justificación política práctica acerca de la
necesidad de un poder real: Nadie -alega- puede ser juez en su propia causa. Por lo tanto, las
clases tienen necesidad de un poder externo, superior, que pueda -si es que las clases no pueden
llegar a acuerdo- adjudicar sin estar comprometida con parte. Ese poder es el rey. (Burke: op cit).
Desarrollo pos-revolucionarios
La Revolución francesa marcó la irrupción a órganos del poder estatal no solo de esa nueva forma
de propiedad, sino también la aparición de un nuevo actor político-social: aquellos que carecían de
posesiones materiales, en la medida que empezaron a acumular poder a través de alianzas ya sea
con un sector u otro de las clases posesoras. Empezó también a cambiar la percepción general del
resultado del conflicto a uno cuyos intereses. Exactamente en la misma manera que se pueden
establecer clases y categorías dentro de la nación, en esa medida habrá, también, oposición de
intereses y guerra interna ya sea abierta o secreta, incluso si solo considera el aparato industrial" .-
11
Quizás el primer teórico liberal que no solo comprendió que la irrupción de las "clases
desposeídas" tendría profundas repercusiones políticas sino que las examinó fríamente fue John
Stuart Mill: “La discusión que ahora se requiere es una que debe ir a los principios mismos. Las
doctrinas fundamentales que una vez se asumieron como incontestables por las antiguas
generaciones son de nuevo puestas a juicio. Hasta el presente la institución de la propiedad, en la
manera que nos ha sido legada desde el pasado, no había sido, excepto por algunos escritores
especulativos, seriamente cuestionada, porque los conflictos del pasado habían sido entre clases,
ambas de las cuales tenían un interés en la constitución existente de la propiedad. No será posible
continuar de esta manera. Cuando la discusión incluye clases que poseen casi nada y están solo
interesadas en la institución en la medida que es de interés público, ellos no permitirán que nada
sea asumido, ciertamente no el principio de propiedad privada, cuya legitimidad y utilidad es
cuestionada por algunos de los pensadores que miran desde el punto de vista de las clases
trabajadoras... Esas clases ciertamente demandaran que el sujeto sea examinado desde su
fundación”.12
Concepción conservadora
La lucha de clases da origen a los movimientos sociales, a través de los cuales las "clases bajas"
buscan "ascender" socialmente.13
La revolución francesa se originó en la “colonización del Estado” por uno de esos sectores sociales
(la burguesía) En general, tal colonización dará origen primero a “estados dictatoriales” y, como
reacción, a revoluciones que solo conducirán a otros “estados dictatoriales”. La única solución es
la existencia de una “monarquía social” -muy cerca a la posición burkeana- que debe actuar en el
interés común, introduciendo las reformas necesarias para evitar desorden y confrontación social.
Concepción anarquista
Los anarquistas fueron quizás quienes se mantuvieron más cercanos a la concepción original -la de
Maquiavelo- acerca del problema. Desde este punto de vista, la lucha de clases es, en general, lo
que determina las formas políticas de una sociedad14 y, desde un punto de vista “revolucionario”,
la lucha del pueblo contra toda opresión en general y el Estado en particular.15 Proudhon, por su
parte, sugiere "Habiendo sido desde un principio la guerra y la desigualdad de fortunas la
condición de los pueblos, la sociedad se divide naturalmente en cierto número de clases:
guerreros o nobles, sacerdotes, propietarios, mercaderes, navegantes, industriales, actores
sociales que se apoderan o conquistan el poder a fin de dominar otros". Es alrededor de esas
clases gobernantes -aquellas que detentan el poder- que se forman -y debido al “derecho de
conquista”16- los privilegios plutocráticos, gerontocráticos y burocráticos en general. Principal
entre esos privilegios es el de la explotación económica.17 (ver, por ejemplo: Orígenes y función
del dinero en Chartalismo). Parafraseando, se podría decir que ser oprimido es ser explotado, pero
-y crucialmente- no se puede ser explotado si no se es oprimido.
Así pues, el anarquismo habla de "clases revolucionarias", incluyendo a los obreros, artesanos, los
campesinos y lo que Marx llamaba Lumpemproletariado. Por otro lado también en otros textos se
habla de dos clases: la mayoría conformada por los que producen y una minoría reaccionaria
conformada por los que viven del trabajo de los productores y que además gobiernan.18 Esto ha
dado origen a una rica gama de posiciones, que van desde las concepciones del anarquismo
colectivista a las del anarcoindividualismo. Por ejemplo, los plataformistas, en especial Piotr
Arshinov, hacen mucho hincapié en la lucha de clases. El actual especifismo de la FAU también
hace un fuerte énfasis en lo que, desde el punto de vista de algunos anarquistas modernos, se
concibe como "clasismo".19 Mientras un desarrollo paralelo ha llevado al antiestatismo del
anarcocapitalismo20
Se puede observar entonces que la “lucha de clases” anarquista se basa principalmente contra el
poder político organizado, es decir, contra el Estado. Si se elimina este, se habrá eliminado el
mecanismo que perpetua la opresión y explotación. Proudhon lo pone así: “ Todos los gobiernos
de hecho, cualesquiera que sean sus motivos o reservas, están reducidos a la una o la otra de estas
dos fórmulas: Subordinación de la autoridad a la libertad, o subordinación de la libertad a la
autoridad.” (Proudhon, “Principio Federativo”)
Concepción marxista
Karl Marx fue posiblemente quien se mantuvo más cerca de la concepción de la lucha entre las
clases en la línea que va de Maquiavelo a Burke, pero para él ese conflicto no produce armonía o
libertad sino cambio social o progreso: La historia (escrita) de todas las sociedades existentes
hasta ahora es la historia de la lucha de clases.21 (esto es generalmente conocido como "la teoría
de la lucha de clases como motor de la historia").
En otras palabras, el conflicto entre clases sociales ha sido la base sobre la que se produjeron los
hechos que dan forma a las sociedades. Esta lucha se da principalmente entre las dos clases
sociales antagónicas que -en su opinión- caracterizan cada modo de producción.
Sin embargo, esta lucha de clases se define no solo por las características inherentes a cada sector
social (especialmente los antagonistas centrales) sino también a las relaciones que tales sectores
tengan o establezcan entre sí: por ejemplo: las características del sistema político o de gobierno
que exista en un momento histórico dado, las características de las clases dominantes y las
dominadas, junto a las de otros sectores sociales, el tipo de desarrollo económico social, etc. Esta
lucha ha acabado con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o con la ruina de las
clases en lucha.
Sigue que, de acuerdo a Marx, nuestra época no ha eliminado el antagonismo de las clases; lo ha
vuelto más simple ya que la sociedad se va escindiendo cada vez más en dos grandes campos
enemigos: la burguesía y el proletariado.
Según lo dicho por Marx, se determina que: la burguesía es la clase de los modernos capitalistas,
son los propietarios de los medios de producción y los patrones de los asalariados; el proletariado
es la clase moderna de los asalariados, no son propietarios de medios de producción, se ven
obligados a vender su fuerza laboral para subsistir.
El fin último de la lucha de clases se producirá, según Marx, solo cuando las clases dejen de existir.
Como el mismo escribió (carta a Joseph Weydemeyer, del 5 de marzo de 1852) :
...no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni
la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el
desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía
económica de estas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las
clases solo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha
de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura
no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin
clases...
Estas críticas se pueden dividir en dos visiones generales: las que cuestionan la existencia misma
de las clases sociales como tales - y consecuentemente, cualquier conflicto central a la sociedad
entre ellas- y las que rechazan la función de la lucha de clases como factor determinante (motor)
de la historia.
Así, por ejemplo, Ludwig von Mises cuestiona el concepto de clases, por lo menos en el sentido de
la línea que va de Rosseau a Marx, como basadas o definidos por factores económicos, afirmando
que lo determinante en la oposición percibida es el factor político-ideológico, que habría creado
tal oposición.[cita requerida]
Si se quiere aplicar el término “lucha” a los esfuerzos que hacen las personas que se enfrentan en
el mercado, para asegurarse el mejor precio posible en ciertas condiciones, entonces la economía
es un teatro de lucha permanente de todos contra todos, y no una lucha de clases.
Lo que ha podido agrupar a los trabajadores con fines de acción común, contra la clase burguesa,
es la teoría de la oposición infranqueable de los intereses de clases. Lo que ha hecho una realidad
de la lucha de clases es la conciencia de clases creada por la ideología marxista. Es la idea la que ha
creado la clase y no la clase quien ha creado la idea.22
Por otro lado, Karl Popper estima que conceptos tales como "lucha de clases" tienen una función
interpretativa de la historia (ver "Historiografía como meta-historia" en historiografía). Como tal,
son perfectamente "inobjetables". Pero es fácil caer en el error "historicista" cuando se utilizan
como teorías o factores predictivos del desarrollo futuro de acontecimientos. En otras palabras,
Popper hace una diferencia entre elementos que nos permitan -en una manera más o menos
similar a la que las teorías cumplen en la ciencia- interpretar acontecimientos desde algún punto
de vista que nos interesa (ver "El método científico como método para la eliminación de falacias y
prejuicios" en método científico) y teorías científicas. Tales factores interpretativos tienen, en su
opinión, una diferencia esencial con las teorías de la ciencia: no son falseables o refutables y, por
lo tanto, no se puede decir que constituyen una explicación científica de la historia (en el sentido
de mostrar o descubrir las leyes naturales que determinan el funcionamiento del desarrollo
humano o social) sino más bien serían un focus histórico o narrativa desde un punto de vista
determinado.23
PLUSVALOR
l plusvalor (también traducido como supervalía o plusvalía) es la expresión monetaria del valor que
el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo. Esto es, la expresión
monetaria del plustrabajo.
Este concepto fue creado por Karl Marx a partir de la crítica a los economistas clásicos
precedentes como Adam Smith, David Ricardo, Rodbertus;etc,que ya la habían enunciado pero no
definido formalmente.[cita requerida]
Conviene recordar que Marx dice específicamente, en artículos por él editados, que el concepto
"plusvalía" lo toma de David Ricardo, quien desarrolla hasta cierto punto la teoría del valor-
trabajo, dándole ese nombre. Ricardo toma como punto de partida el concepto de valor
comentado por Adam Smith. Este último es el primer economista conocido, por así definirlo, que
plantea el concepto de "valor" que es la base de la plusvalía o plusvalor y Ricardo criticando a
Smith es el primero en desarrollarlo de manera sistemática. Pero Marx introduce por primera vez
la distinción entre fuerza de trabajo y trabajo, lo cual le permite explicar de manera eficaz la
plusvalía y completar la teoría del valor-trabajo, lo que no habían conseguido los economistas
precedentes.
Explicación
Según la teoría del valor-trabajo, cada mercancía encierra un valor correspondiente al tiempo de
trabajo socialmente necesario requerido para su producción.2En el caso de un mueble esto
incluye las horas de trabajo necesarias para producirlo y las horas de trabajo que fueron
necesarias para producir cada una de las mercancías involucradas en el proceso de producción
(clavos, maderas, herramientas, etc).
La distinción anteriormente mencionada entre fuerza de trabajo y trabajo permite revelar que las
horas de trabajo son en realidad horas de empleo de la fuerza de trabajo y el salario el valor para
producir esa fuerza de trabajo, no el "valor del trabajo" desempeñado por el trabajador.3 Siendo
la fuerza de trabajo una mercancía, su valor se puede también medir en lo necesario para su
reposición, es decir, lo necesario para que el trabajador —y sus futuros reemplazos— puedan
existir —y reproducirse— así como para volver al trabajo cada nuevo día.
Dicho de otra manera, al obrero no se le paga por lo que produce sino, en principio, con arreglo a
lo que él vale (el valor de su fuerza de trabajo será mayor si tiene una especialización). Además al
obrero, al que se le paga un salario (basado en el valor de su fuerza de trabajo) es diferente al
valor de su fuerza de trabajo por las diferencias de género, edad, las condiciones geográficas del
país en el que vive, al sector en el que trabaja y también con arreglo a ciertas oscilaciones por la
oferta y la demanda de ese puesto de trabajo.
La plusvalía existe porque el trabajador labora más tiempo del necesario para producir y
reproducir su vida. Por lo cual se define como la diferencia entre su jornada laboral y el trabajo
necesario (igual al valor de su fuerza de trabajo) multiplicando a la Expresión monetaria del tiempo
de trabajo (m):
Por ejemplo. Supongamos que el trabajo socialmente necesario para producir los bienes que el
trabajador y su familia necesitan para vivir durante un día es de 4 horas y el salario del trabajador
es igual al valor de su fuerza de trabajo ({\displaystyle m=1}m=1, por lo que {\displaystyle \omega
=4}{\displaystyle \omega =4}).
Teniendo además en cuenta que el capitalista busca alquilar la fuerza de trabajo por la mayor
cantidad de horas posible (aunque la extensión de la jornada laboral dependerá más que nada de
regulaciones legales y de la fortaleza gremial de los trabajadores) y que es dueño de todo lo
producido en su empresa.
La masa de plusvalor es la cantidad de trabajo excedente producida por toda la fuerza de trabajo.
Por ejemplo, si la jornada laboral es de 8 horas y en 4 horas el obrero reproduce el valor de su
fuerza de trabajo, la masa de plusvalor es el valor de lo producido en esas 4 horas de plustrabajo.
Si el capitalista contratara a 10 trabajadores (T) la masa de plusvalor sería 40. Esto es porque la
masa del plusvalor (P) se define del modo siguiente:
En el ejemplo:
El plusvalor absoluto y el plusvalor relativo son las dos formas que posee el capitalista de
aumentar la tasa de explotación y con ello la masa de plusvalor que obtiene.
FETECHISMO DE LA MERCANCIA
El fetichismo de la mercancía es un concepto creado por Karl Marx en su obra El Capital que lo
denomina como algo mental donde, en una sociedad productora de mercancías, éstas
aparentan tener una voluntad independiente de sus jefes, es decir, fantasmagórica.1 Es la
ocultación de la explotación de que son objeto los obreros, al presentarse las mercancías
ante los consumidores sin que ellos la vean.
El resultado del fetichismo es la apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las
personas, lo cual significa que las cosas (en este caso, las mercancías) asumirían el papel
subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los productores de mercancías)y
viceversa.
Explicación
Marx afirma que el fetichismo de la mercancía es algo intrínseco a las sociedades productoras de
mercancías, ya que en ellas el proceso de producción se autonomiza de la voluntad del ser
humano.
El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que
proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter
material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y
como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo
de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen
de sus productores
Marx también argumenta que la economía política clásica no puede salir del fetichismo de la
mercancía, pues considera a la producción de mercancías como un hecho natural y no
como un modo de producción histórico y, por lo tanto, transitorio. De este fetichismo que
se da prácticamente en la producción y el intercambio de mercancías viene la
sobreestimación teórica del proceso de intercambio sobre el proceso de producción. De
ahí el culto al mercado de parte de algunos economistas, que consideran a la oferta y la
demanda como determinaciones fundamentales del movimiento de la economía (ley de la
oferta y la demanda).
Para enfatizar el carácter específico del fetichismo en la sociedad productora de mercancías, Marx
da varios ejemplos de producción social no fetichistas.
Uno de ellos es el de un náufrago en una isla, que debe repartir su tiempo entre los distintos
trabajos útiles necesarios para producir los distintos bienes de subsistencia. Siendo el
único productor y consumidor de estos bienes, claramente estos no son mercancías, y el
náufrago distribuirá su día de trabajo entre los distintos trabajos útiles según lo vea
necesario. El proceso de producción es determinado racionalmente por el propio
productor/consumidor.
Otro ejemplo es el de los siervos de la Edad Media, asignada por la dependencia personal. Aquí el
siervo trabaja para sí mismo y para su señor feudal siempre produciendo bienes para el
consumo directo, y no mercancías. «Las relaciones sociales existentes entre las personas
en sus trabajos se ponen de manifiesto como sus propias relaciones personales y no
aparecen disfrazadas de relaciones sociales entre las cosas, entre los productos del
trabajo».
Otro ejemplo, que ya involucra el trabajo colectivo, es el de una familia patriarcal rural. Aquí los
distintos trabajos útiles se distribuyen entre los distintos miembros de la familia. Pero los
bienes producidos por esos trabajos útiles no son mercancías, y por lo tanto los distintos
trabajos útiles se enfrentan entre sí como distintas funciones sociales de la colectividad
(en este caso, la familia).
Finalmente, Marx expone el caso de una «asociación de hombres libres que trabajen con medios
de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo
individuales como una fuerza de trabajo social». En este caso, tendríamos las mismas
determinaciones del trabajo que en el caso del náufrago, «sólo que de manera social, en
vez de individual». Todos los productos de esta asociación son sociales, de propiedad
común, y por lo tanto no se enfrentan entre sí como mercancías. Sin importar cómo se
regule la distribución del producto social entre los individuos que componen la asociación,
«las relaciones sociales de los hombres con sus trabajos y con los productos de éstos,
siguen siendo aquí diáfanamente sencillas, tanto en lo que respecta a la producción como
en lo que atañe a la distribución». Las relaciones entre las personas son directas y claras,
sin ser mediatizadas por las cosas.