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Jesús es el Hijo de Dios

La Institución del Sacramento de la Santa Cena


Según Dt. 16,7 la Pascua Judia tenia que ser celebrada en el lugar que Dios había elegido. El
templo era aquel lugar donde se celebraba la pascua con todos los judios que habitaban en
Jerusalén y aquellos que venían de otros lugares a la fiesta – estos eran conocidos como
peregrinos – . Al incrementarse el numero de peregrinos, y ser insuficiente el atrio del templo,
la pascua pasó a celebrarse en casas. El lugar elegido por Dios para celebrar la Pascua
abarcaba todo el territorio de la ciudad de Jerusalen, por tanto, se pasa a celebrar la Pascua
en las casas. Entonces, según la tradición jurídica judía, cada casa viene a considerarse un
bien común para los judios, así que, el padre de familia estaba obligado a poner a disposición
su hogar para que los “peregrinos” la usaran para este fin, sin pedir ninguna retribución a
cambio.

Esto es lo que leemos en Marcos 14:12-16

Marcos 14,12-16 “El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el
cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar
para que comas la pascua? 13  Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad,

Recordemos que Jesús se encontraba en Betania a unos 3 km de Jerusalen, donde pasaba la


noche con sus discípulos. Betania no era el lugar correcto para celebrar la pascua sino la
ciudad de Jerusalen.

y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14  y donde entrare,
decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la
pascua con mis discípulos? 15    Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto;
preparad para nosotros allí. 16  Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como
les había dicho; y prepararon la pascua.”

La Pascua era celebrada en el primer día del año; Dios la había instituido en esta fecha para
que el pueblo judío recordara cada día su liberación de la esclavitud egipcia (Dt. 16,3c) Aquella
liberación manifestaba la fidelidad de Dios a su pacto ratificado en Abraham, confirmándole al
pueblo su gracia y amor. Ellos – el pueblo hebreo – no experimento la ira de Dios. Recordemos
que todas aquellas familias, que las puertas de sus casas fueron marcadas con la sangre del
cordero, recibieron el perdón que proviene por la gracia de Dios. Este es el contexto de la
pascua judía celebrada por Jesús con sus discípulos en aquel aposento alto.

22   Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad,
esto es mi cuerpo.

Ya Judas Iscariote había salido de aquel lugar, y mientras los once discípulos comían la cena
pascual, Jesús toma una pieza del pan sin levadura que era consumido durante la celebración
de la pascua, da gracias a Dios, bendiciendo el pan, lo parte en trozos y les da a comer de él a
sus discípulos mientras les dice: “Tómenlo porque esto es mi cuerpo…” v22 Jesús se ha
ofrecido como el cordero pascual. Al comer el pan, los discípulos hacen suyo el sacrificio de
Cristo por la fe: ¡Su sacrificio es mi sacrificio ! ¡Su obra en la Cruz, se hace mía por la fe !
Ahora, como el apóstol Pablo escribe a los corintios: Cristo nuestra pascua (1 Corintios 5:7) ha
sido sacrificada, para que los creyentes confíen en ese sacrificio perfecto. ¿A que me refiero
cuando digo confíen? Me refiero a que Dios nos ve a través de la obra de Cristo Justificados, y
¿que significa justificados?Sin culpa.

Recordemos que la justa ira de Dios estaba sobre nosotros, el apóstol Pablo escribe en
Efesios 2:3:  “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás.” Pero ahora, los creyentes en Jesucristo, en lugar de
recibir todo el peso de la ira de Dios en aquel día final, Por el sacrificio de Cristo, somos
participantes de las bendiciones que provienen de su muerte en la Cruz: Somos salvados de
Dios mismo, y adoptados como sus hijos para recibir la vida eterna en Cristo Jesús. Por su
gracia no experimentaremos ese horrible día de juicio, porque nuestras vidas han sido selladas
con la sangre de cordero.

Cada día de sus vidas, los creyentes deben vivirlo recordando como y de que han sido
salvados. A la verdad este recordatorio nos humilla al mismo tiempo que nos eleva hasta el
cielo mismo. Nos humilla porque nos restriega en la cara lo débiles que somos. Jamás íbamos
a poder aplacar a Dios, ni aún con la obra más gloriosa, que es dar la vida por otro. ¿Donde
esta el orgullo humano? ¿Donde esta el hombre que se gloria en sus buenas obras? Sus
mejores son como trapos de inmundicia. Me llena de una profunda tristeza ver la vida de
aquellos que confían en sus buenas acciones, aquellos que procuran presentarse delante de
los hombres como buenos. Esto no les funcionará el día del juicio, sus buenas acciones no les
justificaran delante de Dios, Dios los mirará directamente, sin mediador, y escucharán:
¡Apártense de mí malditos, al fuego eterno preparado para ustedes!

Mas gracias sean dadas a Dios por Jesucristo, su Hijo, quien por medio de su sacrificio nos
salva de esta horrible condenación. ¡Tomen, esto es mi cuerpo que por ustedes es partido !
Jesús nos ofrece comunión con él. Es solamente al estar unidos a él que pertenecemos al
pueblo de Dios. La santa cena es una señal del Pacto de Gracia. Y solo aquellos que
públicamente han confesado a Cristo como su Señor, pueden participar de ella.

23   Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24   Y
les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.

Es notable que Jesús toma la copa, da gracias a Dios por ella, y la da a sus discípulos para
que todos ellos – excepto Judas que ya había salido del aposento alto – tomaran de la misma
copa. Así se reforzó la unidad de los creyentes en Cristo.

Entonces Jesús les dice: “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada”. En primer lugar, leemos en las palabras de Jesús, que es su sangre la que sella el
nuevo pacto. Pero ¿A que se refiere con Nuevo Pacto?

Jeremías 31:31 “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la
casa de Israel y con la casa de Judá. 32  No como el pacto que hice con sus padres el día que
tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque
fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33    Pero este es el pacto que haré con la casa de
Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34    Y no enseñará más
ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”

Cuando Cristo habla de “nuevo pacto” no se refiere a uno distinto o diferente al antiguo pacto
(Gén. 3,15; 17.7) Sino al mismo pacto de Gracia anunciado en Génesis 3:15; y ratificado a
Abraham en Génesis 17; se refiere al mismo pacto nacional hecho con el pueblo de Israel
donde los diez mandamientos son su documento de pacto.

Cuando Cristo se refiere al pacto como “nuevo” quiere decir que la amistad con Dios es
ofrecida –como un acto de gracia solamente – no solamente al que es Judio en la carne; sino a
los elegidos de entre todas las naciones. Por tanto, la profecía de Jeremías 31:31-34 se
cumple en Jesucristo. La palabra de Dios ya no estará escrita en tablas de piedra, sino en el
corazón del creyente. Esta obra la hace el Espíritu de Dios quien guía a la Iglesia a toda
verdad.

¿Entonces de que se trata el pacto de gracia?

“Se trata entonces, de un acuerdo de gracia entre Dios y el pecador elegido, en el que Dios se
ofrece a sí mismo con todas sus bendiciones de salvación al pecador elegido, y éste recibe a
Dios y todos sus dones de gracia por medio de la fe. 1”

Dios, desde la eternidad, tenia como fin establecer su amistad con sus elegidos, esto como un
acto de gracia solamente y Jesucristo como el mediador de ambas partes: Dios y los
pecadores elegidos por el Padre que han sido llamados a participar en este pacto unilateral.

¿Que quiere decir Cristo con las palabras esto – refiriéndose al vino en la copa – es mi sangre?

“La Escritura presenta a Cristo como el mediador del pacto. Un mediador, en el sentido general
de la palabra, es simplemente una persona que arbitra entre dos partes opuestas con el fin de
reconciliarlas. Sin embargo, la idea bíblica de Cristo como mediador es mucho más específica
y más profunda. Cristo es mediador en más de un sentido. Él interviene entre Dios y el ser
humano, no solamente para demandar paz y persuadir a las partes, sino que posee plenos
poderes para hacer todo lo necesario para el establecimiento efectivo de la paz. Él es el
mediador que, en calidad de garante, contrae la culpa de los pecadores, paga la pena del
pecado, cumple la ley y, por consiguiente, restaura la relación correcta de los que él representa
con Dios (Heb. 7:22; 8:6; 9:15; 12:24). Pero Cristo es también el que media el acceso a Dios, el
que revela a los seres humanos la verdad acerca de Dios, de la relación que deben tener con él
y de las condiciones para servirle de forma apropiada; el que persuade y capacita a los seres
humanos para recibir la verdad y los dirige y sostiene en todas las circunstancias de la vida, a
fin de perfeccionar su libertad (Ro. 5:2). Para realizar todo esto, Cristo emplea el servicio de
seres humanos (2 Co. 5:20).2”

Por último, debemos atender a las palabras finales de este pasaje: “que por muchos es
derramada…” El sacrificio de Cristo es eficaz, su muerte tiene la capacidad de salvar a toda la
raza humana caída, pero este sacrificio es aplicado solamente a aquellos que el Padre a
llamado a salvación. En palabras más claras: La sangre de Cristo sella solamente a aquellos
que el Señor ha llamado.

“Jesús dice que su sangre es derramada “por muchos”, no por todos. Cf. Is. 53:12; Mt. 1:21;
20:28; Mr. 10:45; Jn. 10:11, 14, 15, 27, 28; 17:9; Hch. 20:28; Ro. 8:32–35; Ef. 5:25–27. Sin
embargo, es “por muchos”, no sólo por unos pocos. Cf. Jn. 1:29; 3:16; 4:42; 10:16; 1 Jn. 4:14;
Ap. 7:9, 10.3”

1 Berkhof L. Manual de doctrina Reformada.


2 Ibbid

3 Hendricksen W. Comentario al evangelio de Marcos.


25    De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo en el reino de Dios.

Con estas palabras Jesús esta asegurando a sus discípulos dos cosas: 1. Su inminente
resurrección, y la garantía de la vida eterna, donde la bodas del cordero serán celebradas, y la
iglesia estará reluciente, glorificada, y lista para estar siempre con su amado.

Para Nuestra Espiritualidad

La cena del Señor es mucho más que un simple recordar la muerte de nuestro Señor
Jesucristo. Es cada día pensar en la razón por la que fuimos salvados, y sobre todo de quien
hemos sido salvados. Es recordar que por la obra de Cristo, hoy tenemos la amistad de Dios, y
somos receptores de los beneficios del pacto de gracia por el sacrificio de la cruz. Los
creyentes adultos y sus hijos participan de estos beneficios. La muerte de Cristo, no solo nos
libra del juicio en esta vida, sino del juicio final, donde la ira de Dios pasara de nosotros, ya que
nuestras vidas han sido marcadas con la sangre del cordero.

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