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miércoles, 15 de enero de 2020

Jesús es el Hijo de Dios


Texto: Marcos 15,6-15

Tema: Pilato libera a Barrabas & entrega a Jesús

Introducción
Después de ser interrogado por el gobernador romano Poncio Pilato, Jesús recibe
la sentencia de muerte por crucifixión. Pero antes de ser sentenciado a muerte por el
procurador (cf v15), se busca dar libertad de la sentencia de muerte solicitada por los
judíos. Debemos señalar que, esta intención de liberar a Jesús no tiene como fin
justificar a Pilato, sino continuar probando la inocencia de Jesús. Tal como el apóstol
Pedro escribe inspirado por el Santo Espíritu de Dios: “Porque también Cristo padeció
una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la
verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu…” (1 Pedro 3,18)

Los versículos que nos atienden el día de hoy (vv6-15) mencionan a un hombre
llamado ‘Barrabas’, quien de verdad era un criminal que cometió el delito de asesinato
y sedición - digo de verdad ya que, estos eran los cargos de los que Jesús era acusado
por los judios ante Poncio Pilato (cf Lucas 23,2) - Barrabas se menciona en la historia
de los evangelios con el propósito de resaltar el cumplimiento de las profecías sobre
Jesús anunciadas en el A.T (cf Isaías 53,12): “Nuestro Señor Jesucristo fue contado
con los pecadores, tomando sobre sí mismo la maldad de todos nosotros,
humillándose hasta lo sumo, aceptando la muerte de cruz, cuál criminal.”

1. Solicitud de amnistía para el hijo del padre vv6-8


6   "Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. 7   Y había
uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido
homicidio en una revuelta. 8    Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como
siempre les había hecho.”

Marcos nos habla de una costumbre, practicada por Pilato, de poner en libertad a un preso,
que todavía no estuviera sentenciado, al que el pueblo pidiera (v6). Pilato continua sin
convencerse de la culpabilidad de Jesús y quiere, por esto, ponerle en libertad. Pero al
intentarlo deja por un lado la Justicia y se entrega al capricho de aquella multitud presente.

Entre los presos sin sentencia, se encontraba uno famoso de nombre ‘Barrabas’. Esté
hombre era un delincuente político, que esperaba su sentencia en la cárcel. En realidad
sabemos muy poco o casi nada de este Judio fanático. Solamente lo que los Evangelios
mencionan de él. Se encontraba preso junto con aquellos que, con él, habían participado en la

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revuelta o, levantamiento contra el gobierno (gr. ἐν τῇ στάσει ) No cabe duda que este hombre,
Barrabas, era un criminal incorregible, ejemplo perfecto del hombre sin Dios en su corazón.

Estos hombres sediciosos habían cometido homicidio durante su revuelta, y es lamentable


como aquella multitud pide la amnistía para un asesino antes que para el dador de la vida. Es
aquí donde se equivoca nuevamente Pilato. La justicia jamás debe confiarse en las manos de
la multitud. Nuestro país ha sido testigo de casos donde la justicia es aplicada por las
multitudes; e inocentes han sido asesinados cuando la veleidad (capricho o cambio de estado de
ánimo sin una causa justificada) de las masas se apodera de la justicia.

El versículo 8 inicia con la frase: “Y viniendo la multitud…” (gr.  καὶ ἀναβοήσας ὁ ὄχλος) La
idea es que aquella multitud ‘subió’ los escalones que conducían al lugar donde Pilato estaba
juzgando; y comenzaron a pedir la gracia que se les concedía cada Pascua de liberar a un
preso famoso.

Pilato estaba consciente de la fama de Jesús en el pueblo; unos cuantos días atrás había
entrado a Jerusalen montado en un pollino, y la multitud aclamando le como rey (cf. Marcos
11,1-11) Por tanto, Pilato se sentía seguro que la multitud escogería a Jesús y no a Barrabas.
Y cuando esto sucediera, no habría nada que el concilio judío pudiera hacer. Entonces Poncio
Pilato mantendría la justicia y al mismo tiempo conseguiría congraciarse con el Pueblo.

Mis queridos hermanos, las Escrituras enseñan que nuestro Dios es soberano. ¿Qué
entendemos por soberanía de Dios? Entendemos que: Él tiene el cien por ciento de autoridad
sobre todo. El universo no es una democracia, es un reino regido por Dios. Y no solamente Él
predestinó todo lo que sucedería en el tiempo, sino que, a través del tiempo, Él guía
soberanamente todas las cosas por la providencia (cf Rom. 8:28; 11:36; Ef. 1:11). Dios es quien
gobierna el universo y no el hombre, porque el universo le pertenece. Por esto Dios hace como
a Él le place, siempre como al Él le place, solamente como a Él le place; y el hombre no puede
hacer absolutamente nada contra eso. El hombre jamás podrá estorbar los planes de Dios.
(Esto no significa que Dios actúa de manera caprichosa con su creación, Él siempre actúa de
manera coherente con su naturaleza.)

Por tanto, por más que Pilato se esforzara por liberar a Jesús, por más influencias y ‘poder’
político que este hombre tuviera, no iba a lograrlo. ¿Por qué? Porque la muerte de Cristo en la
cruz, ya estaba decretada por Dios desde la eternidad (cf. Génesis 3,15; Marcos 9,31; 10,33)
Así iba a ser, porque Dios así lo había decretado desde el principio. Y todo esto tenía como fin
la salvación de la iglesia; el sufrimiento de Cristo era a favor de nosotros, no había otra forma
de lograr la redención, solamente por medio de la cruz (cf Marcos 14,32-42) Y Pilato, ni ningún
ángel, ni demonio, ni hombre podría estorbar al plan que Dios había trazado en la eternidad
para efectuar nuestra salvación. Por tanto, guardemos en nuestro corazón las palabras de
Pablo en Romanos 8:31-39:

Romanos 8:31-39 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? 32   El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33    ¿Quién acusará a los escogidos de
Dios? Dios es el que justifica. 34    ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más

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aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede
por nosotros. 35    ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36  Como está escrito: Por causa de
ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37    Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38    Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, 39   ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

2. Solicitud de muerte para el Hijo del Padre vv9-14


9    “Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?
10    Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes.
11  Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien
a Barrabás. 12   Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga
del que llamáis Rey de los judíos? 13    Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
14    Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más:
¡Crucifícale!”

Como ya hemos explicado antes, el gobernador romano Poncio Pilato, quería


deshacerse de la responsabilidad de tomar una decisión con respecto a Jesús.
Recordemos que Pilato no sentía inclinación alguna por el pueblo judío, además,
conocía que las motivaciones de los principales sacerdotes al pedir sentencia de
muerte para Jesús, no era precisamente por lealtad a Roma, sino por envidia (ver
verso 10). Por estas dos razones, Pilato pone resistencia a la solicitud de muerte para
el Hijo de Dios. Por ello, se apoya en la costumbre de otorgar amnistía a un preso en la
fiesta, para salir bien librado del caso. Por tanto, la pregunta que encontramos en el
versículo 9: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? es realmente una sugerencia
de parte de Pilato para que los judíos pidan la libertad de Jesús.

Esta actitud es terriblemente presuntuosa. Que Jesús, sea tratado como si también
perteneciera a la misma clase de criminal que Barrabas, y que se eligiera entre Jesús
y él, como si uno de ellos pudiera ahora recibir la misericordia de Pilato y de la
multitud, es terrible. Pero, cuando el Espíritu de Dios, nos revela por medio de las
Escrituras, el plan de salvación que Dios trazó en la eternidad, entonces entendemos
el hecho de que Jesús se sometiera a esta terrible ofensa en lugar de pedir a las
huestes celestiales que vinieran a destruir a sus enemigos, con cuánta disposición y
devoción cumplió la obra que el Padre le había encomendado.

Amados hermanos, Pilato en realidad quería dejar libre a Jesús, esa era la razón que
él tenía para decir: “¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?” es decir, si lo hubiera

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podido hacer, esto no significa que no pudo por causa de la multitud, recordemos lo
antes explicado: LA SOBERANA VOLUNTAD DE DIOS ESTA DETRAS DEL JUCIO DE
JESÚS. Las palabras de Jesús a Pilato respecto a esto lo confirman: “Ninguna
autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba…” (Juan 19,11) Pero en
verdad, Pilato había resuelto liberar a Jesús. El apóstol Pedro, en el pórtico de Salmón,
después de sanar a un cojo por el poder de Dios, confirma el deseo de Pilato: “El Dios
de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo
Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había
resuelto ponerle en libertad.” (Hechos 3,13)

Mientras que se espera la elección por parte de la multitud, de acuerdo al evangelio


de Mateo, se produce una interrupción. La esposa de Pilato le envía un mensaje: “No
tengas nada que ver con este justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por
causa de él” (Mateo 27,19)

La esposa de Pilato, cuyo nombre era: Procla, había tenido una pesadilla, acerca de
Jesús. Ella le llama “ese justo”. La mujer estaba horrorizada al entender que su marido
estaba a punto de convertirse en el responsable de condenarlo a muerte: “No tengas
nada que ver con este justo…”

Mientras Pilato atendía el mensaje de su esposa, los principales sacerdotes y los


ancianos del pueblo persuadieron a la multitud que pidieran la libertad de Barrabás y la
muerte de Jesucristo:

v 11  “Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más
bien a Barrabás.”

En los versículos 12-14 vemos la lucha entre Pilato y la multitud:

Marcos 15,12-14  “Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que
haga del que llamáis Rey de los judíos? 13   Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
14  Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más:
¡Crucifícale!”

Amados hermanos, Pilato con la preocupación de la ley romana en su mente y con


la advertencia de su esposa resonando en sus oídos, procedió a actuar sin justicia,
aun cuando reconoció que aquel juicio era un asesinato. ¡Soltaron a Barrabás y
mataron al Autor de la vida !

3. Libertad para el pecador, muerte para el Justo v15

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15 “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después
de azotarle, para que fuese crucificado.”

¿Qué influyó en Poncio Pilato para tomar la decisión de condenar a muerte a Jesús, y dar
libertad al rebelde Barrabás? Las Escrituras deben darnos una respuesta:

Juan 19:12 “Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo:
Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.”

Fueron estas palabras las que provocaron la preocupación de Pilato. Miró que estaba a
punto de perder su prestigio, posición, posesiones, libertad, y tal vez incluso su vida. El texto
dice: “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo…” Cuan diferentes son estas palabras a las
encontradas en Hechos 4,19: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes
que a Dios…”

Lo que el pueblo le expresaba a Pilato implicaba: “Presentaremos una queja contra ti. Le
diremos al emperador que tú perdonaste una alta traición contra el gobierno; que dejaste en
libertad a un hombre que fue culpable de sedición continua, y que se le permitió tomar el título
de rey. Te acusaremos de ‘ser blando con los rebeldes’. Entonces, ¿Dónde irás a parar?”1

Antes de querer agradar a los hombres, la iglesia de Cristo debe buscar agradar a Dios con
la verdad. No debe promoverse dentro da la iglesia el favoritismo, ni por amistad, ni por lazos
familiares. La Biblia nos llama a juzgar rectamente, nuestro juicio no debe nublarse por temor a
la reacción de las personas, ni por temor a perder la amistad de algunos o de muchos. Cuando
juzgamos fundamentados en las Escrituras, no es falta de gracia, es Gracia (Hebreos 12,7-12)
Deuteronomio 1;17 dice: “No hagáis distinción de persona en el juicio; así al pequeño como al
grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios…” Poncio Pilato se
equivocó, se preocupo por complacer a la gente. Pero, ¿Qué esperamos de un hombre sin
Dios en su vida?

Después de dictar la sentencia, soltar a Barrabás y entregar a Jesús, se procedió a la


flagelación:

“Los azotes solían darlos con un instrumento conocido como flagelo, que consistía de un
mango de madera con largas correas de cuero adheridas. Las correas, a las que incrustaban
afilados trozos de hueso y metal, estaban diseñadas para rasgar la carne hasta los huesos. La
víctima era atada a un poste con los brazos extendidos por encima de la cabeza y las piernas
suspendidas del suelo a fin de que el cuerpo se habituara. Cuando el látigo destrozaba la
espalda, los músculos se laceraban, las venas se cortaban, y los órganos internos quedaban al
descubierto. Planeada para acelerar la muerte en la cruz, la flagelación en sí a veces era fatal.”2

Podemos imaginarnos a Jesús después de sufrir el ‘flagelo’, con terribles heridas, su cuerpo
lleno de sangre, laceraciones, moretones y verdugones. Los azotes eran una tortuga

1 Hendricksen W. Comentario al Evangelio de Marcos.

2 MacArthur J. Comentario al Evangelio de Marcos.

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espantosa. Sin embargo debemos tener presente que el sufrimiento de Cristo fue vicario: En
lugar nuestro.

1 Pedro 2: 24 “…quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados.”

Para nuestra espiritualidad


Amados hermanos: Nuestro consuelo es saber que detrás de Pilato estaba Dios mismo. Claro
que él, Pilato, era el responsable del asesinato de Cristo, así también los Sacerdotes y
Ancianos judios. Pero todo lo que ellos hicieron, estaba dentro del decreto eterno de Dios. Las
Escrituras confirman esto:

Hechos 2:23  “…a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento
de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole…”

Entonces, esto nos garantiza la seguridad de nuestra salvación que es por medio de
Jesucristo. El pasaje - Marcos 15: 6- 15 - nos da un simple, pero elocuente testimonio: Cristo
Murió para salvar a su pueblo de sus pecados (cf. Mateo 1,21)

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