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El manglar es un área biótica o bioma, formado por árboles muy tolerantes a las sales existentes en la
zona intermareal cercana a la desembocadura de cursos de agua dulce en latitudes tropicales y
subtropicales. Así, entre las áreas con manglares se incluyen estuarios y zonas costeras. Tienen una gran
diversidad biológica con alta productividad, encontrándose muchas especies de aves como de peces,
crustáceos, moluscos y otras.
Su nombre deriva de los árboles que los forman, los mangles, el vocablo mangle (de donde se
deriva mangrove en alemán, francés e inglés) proviene de una voz caribe o arahuaca, quizá guaraní] y
significa árbol retorcido. Normalmente se dan como barrera motivos de desarrollo, la costa ha sufrido una
rápida erosión. También sirven de hábitat para numerosas especies y proporcionan una protección natural
contra fuertes vientos, olas producidas por huracanes e incluso por maremotos.
Los manglares son biotopos (conjuntos de hábitat) tropicales y subtropicales, hábitats anfibios (con
características acuáticas y terrestres), localizados en la zona intermareal (entre pleamar y bajamar), de
costas protegidas o poco expuestas -golfos y ensenadas, marismas y estuarios o desembocaduras de
ríos- con fondos blandos (de arenas, limos o arcillas, nunca rocosos) y que reciben periódicamente agua
dulce por escurrimiento. Los manglares están caracterizados por la predominancia, en un sitio dado, de
unas pocas especies de árboles (4 mangles) pertenecientes a diversas (3) familias, a las cuales se
asocian muchas otras especies de plantas herbáceas y leñosas; todas ellas poseen en común la
propiedad de tolerar condiciones extremas de salinidad y bajas tensiones de oxígeno en aguas y suelo,
para lo cual han evolucionado adaptaciones especiales fisiológicas o anatómicas.
Los manglares desempeñan una función primordial en la protección de las costas contra la erosión eólica y
del oleaje. Poseen una alta productividad, alojan gran cantidad de organismos acuáticos, anfibios y
terrestres; son motores generadores de vida, son hábitat de los estadios juveniles de cientos de especies
de peces, moluscos y crustáceos. Son hábitat temporal de muchas especies de aves migratorias
septentrionales y meridionales.
Hábitat de especies migratorias, principalmente aves que pasan en los trópicos y subtrópicos la
temporada invernal septentrional o meridional.
Hábitat de estadios juveniles de muchos peces pelágicos y litorales, moluscos, crustáceos,
equinodermos, anélidos, cuyos hábitat en estadios adultos son las praderas de fanerógamas, las
marismas y lagunas costeras, los arrecifes coralinos u otros, incluso de aguas dulces en el interior de
los continentes (aproximadamente el 70% de los organismos capturados en el mar, realizan parte de
su ciclo de vida en una zona de manglar o laguna costera).
Por su condición de ecotono entre los dos grandes tipos de biomasa, los manglares alojan gran
cantidad de organismos terrestres y marinos.
Poseen una productividad primaria muy alta lo que mantiene una compleja red trófica con sitios de
anidamiento de aves, zonas de alimentación, crecimiento y protección de reptiles, peces, crustáceos,
moluscos, entre otros.
Importancia ecológica
Los manglares protegen el litoral del golfo contra la erosión costera que deriva del oleaje y las mareas,
como consecuencia de la estabilidad del piso litoral que las raíces fúlcreas proveen; de otra parte, el
dosel denso y alto del bosque de manglar es una barrera efectiva contra la erosión eólica (vientos de
huracanes, etc.), aún durante las temporadas de fuertes tormentas
Los manglares son un paliativo contra posibles cambios climáticos no sólo por ser fijadores de CO2,
sino además porque el manglar inmoviliza grandes cantidades de sedimentos ricos en materia
orgánica.
También mediante este mecanismo, los manglares atrapan contaminantes (v. gr., compuestos
orgánicos tóxicos persistentes y metales pesados)
Los ambientes hipóxicos de los manglares (y de las marismas y lagunas costeras) purifican las aguas
cloacales transportadas por los afluentes y disminuyen el cambio climático mediante la oxidación o
reducción del óxido nitroso (gas de efecto invernadero) -producto de la descomposición anaeróbica de
la materia orgánica-a óxido nítrico o a nitrógeno molecular respectivamente.
Se estima que por cada especie de manglar destruida se pierden anualmente 767 kg de especies
marítimas de importancia comercial
Importancia sociocultural
Los manglares desempeñan un papel importante como fuente de recursos insustituibles para muchas
poblaciones campesinas en los trópicos.
Y son justamente estos productos los que se encuentran en este recinto y que son manejados por los
pobladores locales para satisfacer sus demandas básicas. Tanto el cangrejo del manglar (Ucides
occidentalis), los langostinos (Penaeidae.), así como la concha negra (Anadara tuberculosa) encuentran
protección en el SNLMT.
El Santuario custodia el majestuoso bosque de manglar y protege una alta diversidad biológica, además
de incentivar la recreación y aumentar las corrientes turísticas en los lugares aledaños. El manglar es un
tipo de ecosistema de zonas tropicales que toma su nombre del mangle, un árbol adaptado fisiológica y
anatómicamente a las aguas con mucha salinidad y que crece solo en lugares inundados alternadamente
por el mar y la desembocadura de alguna fuente de agua dulce. En Tumbes se encuentra desde el delta
que forma la desembocadura del río Tumbes hasta la Punta Capones, en la frontera con el Ecuador.
2. Árboles fuertes
Los árboles y arbustos de los manglares se encuentran en marismas en zonas tropicales o subtropicales y
dos veces al día se ven inundadas por agua marina. Las plantas de los manglares consiguen sobrevivir a
aguas unas 100 veces más saladas que las que pueden soportar la mayoría de plantas de agua dulce.
Más aún, proveen un hábitat para una variedad de especies –de cangrejos a pájaros– y un vivero para
muchas especies de pescado, incluso pulpos. Los alevines de diversas especies de pez de arrecife pasan
varios meses en madera agujereada por gusanos marinos.
Las especies de mangle derivan de más de 20 familias de plantas. Su único denominador común es el
ambiente salado, limoso y empapado en que viven. La especie ha elaborado una variedad de métodos
para sobrevivir. Algunas han desarrollado un sistema de filtros interno para evitar que la sal del agua
marina entre en su sistema radicular. Otras excretan la sal que se filtra en sus células por medio de
glándulas de sal en sus hojas. Además, los manglares tienen raíces aéreas –algunas crecen hacia el
cielo– que ayudan a la planta a absorber oxígeno.
4. Sumideros de carbono
El hábitat manglar “estabiliza el sedimento fino” que se desliza por el suelo, las raíces de los mangles
sirven de filtro, evitando que el hábitat de pasto marino y delicados corales costeros trópicos se ahoguen.
De hecho, los tres hábitats –manglares, arrecifes de coral y praderas marinas– forman lo que Hendry y
otros investigadores suelen llamar la “santísima trinidad” de los ambientes marinos tropicales
Según un estudio reciente sobre las causas de la deforestación de los manglares, entre los años 2000
y 2012 el sureste Asiático perdió unas 100 000 hectáreas de manglares. Un tercio de dicha deforestación
tuvo lugar para abrir paso a la acuicultura, aunque en ciertas zonas la agricultura tuvo un papel más
importante. En Indonesia, la cría de camarones es la causa del 44 % de la deforestación de los manglares
del país. Sin embargo, lo que queda aún constituye una quinta parte del área global cubierta por
manglares. La deforestación en la planicie aluvial de Myanmar dejó espacio a los arrozales. Los
investigadores también expresaron la preocupación de que el desarrollo de plantaciones de aceite de
palma pudiera afectar pronto a los manglares intactos en los litorales de la provincia indonesia de Papúa.
Incluso las áreas que cuentan con hábitats costeros relativamente impolutos se encuentran amenazadas.
Los científicos marinos de Cuba están preocupados por la posibilidad de que los manglares y otros
hábitats costeros se degraden por el desarrollo de puertos y centros turísticos en este país casi abierto.
8. Un futuro incierto
El aumento de las temperaturas globales resultará en un futuro más incierto; precipitaciones más erráticas
y aumentos en el nivel del mar. Estas nuevas condiciones serán arduas, incluso para los manglares que
toleran la sal –sin embargo, la gente necesita su protección más que nunca.
Por ejemplo, un aumento en el número de tormentas en América del Norte, además de en otras áreas de
latitudes tropicales septentrionales, incrementará la necesidad de manglares protectores. A la vez, es
probable que los manglares en lugares como el delta del rio Misisipí, que cuenta con uno de los índices de
aumento del nivel del mar más altos del mundo, se extingan a causa de una exposición prolongada al
agua salada. Los manglares solo sobrevivirán si se trasladan al interior.
Ostras crecen sobre mangles en el Santuario de Mamíferos Marinos Estero Hondo en la Republica Dominica. (Foto:
Tiffany Roufs).
9. Puntos positivos
Además, en Sri Lanka e Indonesia, por ejemplo, las ONG Seacology y Wetlands International han
vinculado la repoblación de manglares y proyectos de conservación con micropréstamos. Como parte de
este sistema de incentivos, los aldeanos ayudan a sembrar matorrales costeros. Si consiguen mantener
vivos los terrenos durante dos años, las ONGs les condonan sus préstamos. Significa no solamente
menos daño potencial de tormentas costeras sino también que los aldeanos pueden acceder a dinero
tanto para comprar vacas y cabras como para emprender un pequeño negocio.
Jóvenes esrilanqueses repueblan manglares. (Foto: Seacology).