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Fecha: 03 de ENERO 2020

Tema: La Sabiduría de Someternos a Dios


Lectura Bíblica: Efesios 1:7-10
Libro de Meditación: EFESIOS (Los hermanos de Éfeso)

La tercera bendición espiritual es la “redención” (v.7a). Esta palabra significa “rescatar”.


Si nos preguntamos, ¿De qué necesitamos ser rescatados?, Pablo contesta: de la muerte
eterna; ésta es la paga del pecado (Romanos 6:23). Dios nos rescata de dicha muerte,
perdonándonos nuestros pecados (v.7b). Si nos preguntamos, ¿Cómo nos rescata?, la respuesta
de Pablo es, “por Su sangre”; es decir, por la muerte de Cristo. Porque sin el derramamiento
de sangre no hay el perdón de los pecados (Hebreos 9:22). Y si nos preguntamos, ¿Por qué nos
rescata?, Pablo otra vez vuelve al tema del amor de Dios. Él nos rescata, “según las riquezas
de Su gracia” (v.7c). El amor de Dios no es sólo algo que no merecemos (“gracia”), sino que es
algo abundante “las riquezas de Su gracia”. ¡Qué tremendo es el amor de Dios para con
nosotros!
Esta “redención”, este “perdón de pecados”, estas “riquezas de su gracia” Dios las
“hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia” (v.8).
¡Dios no es mezquino en Su salvación! No sólo hay una “abundancia”, sino una
“sobreabundancia”, en todo lo que Dios hace para salvarnos. Hay también una “sabiduría e
inteligencia” en la manifestación de la gracia de Dios. Esta sabiduría e inteligencia espiritual se
manifiestan en la elección de quienes serán salvos (1 Corintios 1:26-29), y en la manera en que
serán salvos, por medio de la cruz de Cristo (1 Corintios 1:21-24). Nuestra salvación no se ha
dado al azar; hay una tremenda sabiduría en ella, la cual debemos valorar.
Al salvarnos, Dios no sólo nos escoge (v.4), nos rescata del pecado (v.7), y nos adopta como
Sus hijos espirituales (v.5), sino que nos revela “el misterio de Su voluntad” (v.9). Esta es la
cuarta bendición espiritual que Pablo menciona en Efesios 1. La voluntad de Dios no es algo
misterioso, sino algo que es imposible saber a no ser que Dios lo revele (ver Efesios 3:3-5).
¿Cuál es Su voluntad (propósito)? Pablo lo explica en el v.10; es la de “reunir todas las cosas
en Cristo”. El verbo en griego (anakefale) significa “juntar bajo la cabeza de”. En Romanos
13:9, este verbo es traducido, “en esta sentencia se resume”. En otras palabras, todos los
mandamientos que Pablo menciona en el v.9, se pueden resumir en un solo: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”. Todos los demás mandamientos están incluidos y sumados en
este.
Aplicándolo a lo que Pablo escribe en Efesios 1:10, podemos decir que el propósito de Dios
el Padre es reunir todas las cosas, y ponerlas bajo la cabeza de (la autoridad de) Cristo. Estas
cosas incluyen el mundo espiritual (“las [cosas] que están en los cielos”) y el mundo material
(“las [cosas] que están en la tierra”). En este momento, no todas las cosas están unidas bajo la
autoridad de Cristo, como el autor de Hebreos reconoce (Hebreos 2:8b). Sin embargo, Cristo
está reinando con el propósito de un día colocar todas las cosas bajo Sus pies (1 Corintios
15:24-25). Esa es la voluntad de Dios el Padre (Efesios 1:9a).
¿Estaba Dios bajo alguna obligación de hacer todo esto? No, dice Pablo. Este plan de
salvación (que tiene alcances cósmicos) es “según Su beneplácito, el cual se había
propuesto en Sí mismo” (v.9b). Dios es libre para hacer todas las cosas cómo Él quisiera. Él
pudo haber destruido todo lo que había creado, y comenzado de nuevo. Pero decidió no hacer
eso. Decidió poner todas las cosas bajo la autoridad de Cristo.

Reflexión:
¿Hemos colocado nuestras vidas bajo la autoridad de Cristo? Si Él un día será “cabeza” de todo,
sería sabio en esta vida someternos a Su autoridad. No nos pongamos a pelear contra los
propósitos de Dios. Él siempre gana. Nada ni nadie puede frustrar Sus propósitos.

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