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LA ASOCIATIVIDAD EN EL CONTEXTO AGROPECUARIO COLOMBIANO

ASSOCIATIVITY IN THE COLOMBIAN AGRICULTURAL CONTEXT

Nancy Cristina Sanabria Neira1

RESUMEN

Esta ponencia compila los aportes teóricos formulados por diversos autores, con la intención de comprender la
evolución del concepto de Asociatividad y su contextualización en el sector agropecuario. El concepto de
asociatividad data de la época romana con las uniones de artesanos y pescadores y con el transcurrir del tiempo
se ha enriquecido con los saberes y posturas teóricas acorde con las dinámicas mundiales. Es así como las
nuevas tendencias de la economía se basan en el arte de compartir, estrechando vínculos de solidaridad y unión
de fuerzas para desarrollarse en aras al logro de objetivos comunes. En este sentido, se exploró en la revisión y
evolución del concepto a nivel universal, pasando por los estudios latinoamericanos hasta profundizar en el
pensamiento colombiano, identificando los diferentes procesos y modelos asociativos aplicados tanto en el
sector industrial como en el agropecuario. El contexto agrario colombiano prioriza la asociatividad como
mecanismo para desarrollar la operación productiva y comercial de los pequeños y medianos productores
rurales, con el fin de disminuir la problemática de acceso a recursos productivos, la articulación a los mercados,
la capacidad de negociación y el incremento de ingresos.

Palabras clave: Modelos asociativos, productores agropecuarios, cooperación, cadenas productivas

ABSTRACT

This paper compiles the theoretical contributions formulated by different authors, which allow to understand
the evolution of the concept of Associativity and its contextualization in the agricultural sector. The concept of
associativity dates from Roman times with the unions of artisans and fishermen and over time has been enriched
with theoretical knowledge and positions in line with global dynamics. This is how new trends in the economy
are based on the art of sharing, strengthening ties of solidarity and union of forces to develop in the pursuit of
common goals. In this sense, we explored the revision and evolution of the concept at a universal level, going
through Latin American studies to deepen Colombian thought, identifying the different processes and
associative models applied in both the industrial and agricultural sectors. The Colombian agrarian context
prioritizes associativity as a mechanism to develop the productive and commercial operation of small and
medium rural producers, in order to reduce the problem of access to productive resources, articulation to
markets, negotiation capacity and the increase from income.

Keywords: Associative models, agricultural producers, cooperation, productive chains.

1. REVISION BIBLIOGRAFICA
Acorde con la exploración documental y como base para la construcción del concepto de Asociatividad, se toma
el pensamiento de Bourdieu, (1985, p.248) el cual expresa que la asociatividad establece una red perdurable de
arreglo mutuo.

Así pues, el paradigma de la asociatividad aparece como respuesta al nuevo saber económico generado por la
internacionalización de los mercados, para la explotación y participación en procesos primordiales de la

1
Docente. Administración de Empresas agropecuarias, Universidad Pedagógica y tecnológica de Colombia-
Duitama. E- mail: nancycristinasa@gmail.com
empresa. La asociatividad se ha ido convirtiendo en una “práctica común y exitosa entre empresas de variada
naturaleza, transformando a muchos países en grandes economías de negocios”. Narváez y Cols (2009).

Hacia 1997, Dini señala que el concepto de asociatividad es la modalidad sofisticada y contemporánea avanzada
de integración empresarial, puesto que en un sentido amplio se define como el proceso de cooperación entre
organizaciones independientes, y se fundamenta en la complementación de recursos entre diferentes empresas
relacionadas y orientadas al logro de ventajas competitivas que no podrían ser alcanzadas en forma aislada.

Romero, (2002) entiende la asociatividad como una estrategia empresarial encaminada a optimizar las ventajas
comparativas, mediante la participación lograda a través de alianzas con otras empresas, con el propósito de
ejecutar acciones dentro de la cadena de valor, desde la provisión de materias primas e insumos hasta la
comercialización del producto o servicio en diferentes escenarios.

La asociatividad según Bustamante (2007, p. 9), es “una forma de cooperación que involucra a actores de
diferente naturaleza entorno a procesos de carácter colectivo, los cuales parten del conocimiento de que “solos
no salimos adelante”; de naturaleza social o cultural, permite activar y canalizar fuerzas dispersas y latentes
hacia el logro de un fin común”.

Acorde con esta definición, la asociatividad surge como un elemento de cooperación entre empresas para
aumentar esfuerzos que generen creación de valor, solución a sus problemas de tamaño reducido, desarrollo de
una misión conjunta, a fin de ser más competitivas, absorber tecnología, ampliar cobertura de mercados, acceso
a información y logro de objetivos estratégicos comunes.

Desde otra perspectiva, Poliak (2001), expresa que la asociatividad es una estrategia de participación colectiva,
relacionada con empresas específicas, encauzando esfuerzos cooperados para el logro de objetivos comunes,
que facilitan la solución de problemas Bajo esta mirada, se propone la agrupación, con el propósito de
concentrar e incrementar la producción, para disminuir costos fijos por unidad, mejorar capacidad de
negociación y optimizar los recursos disponibles, a través de las economías de escala; concepción validada por
Ottaviano et al (2002), al afirmar que este tipo de organizaciones permitirán mejorar los beneficios para los
productores. concernientes a la incorporación de nuevas tecnologías, capacitación del talento humano, acceso
y posicionamiento en los mercados, acceso a la información y mejoramiento de los procesos productivos y la
calidad de los productos.

En la actividad empresarial se hace más arduo lograr el éxito al actuar individualmente, (Pérez y Múnera, 2007,
p.44) y definen la asociatividad empresarial como” la capacidad de una cadena productiva para trabajar juntos,
mediante el desarrollo de esquemas de trabajo que permitan obtener beneficios en cuanto a disminución de
costos y sincronización de la cadena para el aumento de la competitividad”. De otra parte, (Zevallos, 2007;
Riera, 2013) plantean la asociatividad como un conjunto de habilidades, proclives a la competitividad, en donde
cada uno de los actores conserva su naturaleza jurídica y la autonomía gerencial en la toma de decisiones,
aplicadas al logro de objetivos comunes y empresariales.

En este orden de ideas, la Asociatividad es “un mecanismo de cooperación entre empresas pequeñas y medianas,
en donde cada empresa participante mantiene su independencia jurídica y autonomía gerencial y decide
voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes en la búsqueda de un objetivo
común” (Rosales, 1997, p.2).

Según los métodos de operación, las formas asociativas se clasifican en: a) Cadenas productivas basadas en
acuerdos y convenios integrados verticalmente y sin el rigor de la ley comercial; b) Redes empresariales en que
los integrantes se articulan horizontalmente, además de forma vertical para conseguir ser competitivos; c)
Alianzas estratégicas usadas para que cada asociado maximice sus fortalezas, minimice sus debilidades, reduzca
el efecto de las amenazas y aproveche las oportunidades; d) Clústeres que admiten la concentración espacial y
sectorial de las compañías; y e) Distrito industrial es un esquema cooperado para fortificar un sector productivo
compartido o en una zona geográfica concentración de varias empresas, se basan en el concepto de economía
de aglomeración de pequeñas y medianas empresas expertas en un producto y mejoran su colocación en
diferentes mercados (Sepúlveda, 2008).

Desde el punto de vista jurídico se tipifican en: a) La Unión temporal, está constituida por dos o más personas.
Esta organización presenta en una misma oferta la adjudicación, celebración y ejecución de un contrato, y es
responsable solidariamente por el cumplimiento total de la propuesta y del objeto contratado. Las sanciones por
el incumplimiento de las obligaciones derivadas de la propuesta y del contrato se impondrán de acuerdo con la
participación en la ejecución de cada uno de los asociados del proyecto; b) El Consorcio, está constituido por
dos o más personas. De igual manera, presenta una misma propuesta para la adjudicación, celebración y
ejecución de un contrato, respondiendo solidariamente por todas y cada una de las obligaciones derivadas de la
propuesta y del contrato. Las actuaciones, hechos y omisiones que se presenten en el desarrollo de la propuesta
y del contrato, afectarán a todos los miembros que lo componen (Gutiérrez, 2012, p. 90).

La asociatividad en el sector agropecuario genera un efecto sinergia al maximizar las fortalezas de todos sus
participantes y minimizar sus debilidades, por medio de la articulación de los eslabones de la cadena de valor.
Es decir, la integración es la clave para obtener rentabilidad, competitividad y sostenibilidad en los productores
rurales articulando voluntades para alcanzar metas comunes (Mielgo, 2005).

En este sentido, Moyano (1988) considera que las particularidades del campo exigen la creación de formas
asociativas, en razón al modo de producción que emplean, caracterizado por un alto nivel de individualismo y
dispersión, cultivo de los mismos productos que genera sobreoferta y por ende baja en los precios, por tanto, la
organización campesina favorece la posibilidad de solucionar esta problemática. Este mismo autor, clasifica las
organizaciones en dos: a) Las asociaciones de orden reivindicativo, para proteger los objetivos del grupo social
al que figuran y las organizaciones de carácter económico, solo benefician a sus asociados.

Así pues, las asociaciones de productores simbolizan un ejercicio colectivo de los granjeros que poseen
objetivos de producción y comercialización homogéneos, rivalizan entre sí, pero simultáneamente cooperan y
favorecen la obtención de utilidades sociales y económicas para todos sus integrantes (Brasier et al., 2007).
Estas se constituyen en una herramienta clave para la obtención de información de precios y mercados, permite
la absorción e intercambio de conocimiento y al mismo tiempo facilita la formación de vínculos y relaciones
sociales con todos los miembros de la asociación (Katungi et al. ,2008).

El sector agropecuario de un país se logra robustecer implementando la asociatividad como elemento integrador
de los pequeños y medianos productores, que por su naturaleza demandan el apoyo de diferentes actores que
garanticen su competitividad, pues la economía nacional se debe cimentar en el sector rural, adaptándose a los
cambios generados por los procesos globales que se han venido dando en el contexto económico, social,
político, tecnológico y ambiental, que exige reorganizar los procesos productivos, comerciales, manufactureros
y de consumo de productos y servicios, que le otorgan un papel protagónico al desarrollo local (Elizondo, 2015).

2. MATERIALESY METODOS
El presente trabajo muestra una descripción estructurada con respecto a la temática de asociatividad, donde se
consultaron fuentes documentales obtenidas en bases de datos científicas de revistas indexadas Web of Science
(WOS) o Scopus, consulta a páginas WEB a través de buscadores electrónicos (Google académico), donde la
información analizada provino directamente de artículos y libros electrónicos.
Se utilizó el enfoque cualitativo, con un tipo de estudio descriptivo y diseño documental que acude a la
búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos de fuente secundarias con el fin de comprender
la temática estudiada.

El trabajo se desarrolló en las siguientes etapas, de acuerdo con lo planteado por Páramo, (2013).

 Etapa preparatoria y de recopilación, en ella se estudiaron los antecedentes históricos de la asociatividad.

 Etapa descriptiva-analítica-interpretativa, en la que se realizó el ejercicio de análisis de los tópicos


relacionados con la evolución del concepto de asociatividad.

 Etapa de divulgación y publicación, en la que se sistematiza el resultado de la revisión documental con


relación a la asociatividad en el contexto del sector agropecuario (ponencia).

3. RESULTADOS

3.1 Evolución del concepto de Asociatividad

La asociatividad hace parte del registro histórico de la época primitiva, donde el hombre como ser social
tuvo la necesidad de agruparse de diferentes maneras, para lograr sus objetivos y obtener los medios de
subsistencia; en ese entonces era la alimentación y la convivencia social; de esta manera la asociatividad
se ha desarrollado considerablemente, creando diferentes modelos sociales que permiten en la actividad
buen funcionamiento operacional y organizativo de los grupos que se unen para buscar fines comunes.

Esta se remonta a la época primitiva, ya que por supervivencia las personas tuvieron la necesidad de integrarse
en colectivos para obtener el alimento y la aceptación social; desde entonces se han generado diversos modelos
sociales, como estrategia para unirse alrededor de un objetivo común: su desarrollo socioeconómico, como lo
manifiestan Sánchez, A. y otros (2016).

Así pues, desde la perspectiva de la evolución del pensamiento epistémico sobre asociatividad, surge en la
época del Imperio Romano donde ya existían las agrupaciones de artesanos y pescadores hasta el período
feudalista. La asociatividad vuelve a ser sustancial en la Segunda Guerra Mundial, con la reconstrucción de
Europa, con el propósito de emprender nuevos negocios, tales como los distritos industriales en Italia,
considerados como una agrupación de pequeñas unidades de producción ubicadas en un territorio definido,
posteriormente nacen los consorcios como uniones empresariales con el fin de obtener beneficios financieros,
de comercialización y gestión (Marshall, 1920).

En este sentido, Gutiérrez (2012, p.50), señala que la constitución y ejercicio de los consorcios y distritos se
fundamenta en la confianza mutua entre los copartícipes, forjando colaboración y cooperación entre los
colaboradores
.
Liendo y Martínez, (2001), comentan que en España coexisten conjuntos de pequeñas y medianas empresas
orientadas al mercado internacional, con una organización común para exportar, con la colaboración del
gobierno a través de subsidios, con el propósito de abastecer las necesidades de los consumidores extranjeros.
Igualmente, en Alemania las compañías se alían para la comercialización, concentrándose en nichos de mercado
donde sus productos ostentan ventajas comparativas; con el propósito de ampliar su intervención y crecimiento
en el comercio exterior.
Por su parte, Japón implantó redes de subcontratación de carácter vertical, modelo apropiado a las condiciones
de los países del sudeste asiático, respetando sus particularidades culturales, económicas, políticas, con la ayuda
económica del Estado, lo cual incentiva la participación de los empresarios en el consorcio, basado en los
principios de confianza y respeto mutuo.
Estados Unidos de América se establecieron las franquicias como estrategia de cooperación para la mejora de
la empresa privada, igualmente formularon políticas gubernamentales de lineamientos tributarios e incentivos,
para facilitar la acción a las pequeñas empresas (Gutiérrez, 2012).

Caporali y Volker, (2006), argumentan que en Brasil bajo el auspicio de la SEBRAE-Servicio brasileño de
apoyo a las PYMES, se crearon las Aglomeraciones de Productores Locales, APL, para articular al sector
público con el privado y contribuir con el desarrollo regional y la competitividad de las pequeñas y medianas
empresas, vía clúster y cadenas productivas. Con esta figura empresarial se aprovechan las ventajas
comparativas, se expanden los mercados, se funda capital social, se integran los actores de la cadena de valor,
se conserva el medio ambiente, se reducen los costos, se despliegan procesos de investigación y desarrollo
tecnológico, se generan un clima organizacional favorable, salarios justos y se forman alianzas público-
privadas.

Desde otra visión, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD (2000), estableció una
fundamentación para la asociatividad en el informe de desarrollo humano para Chile, ayuda a construir el
concepto a partir de la forma como se debe responder a las necesidades, para fortalecer las relaciones sociales
en Chile. Así pues, los cambios sociales, económicos, políticos y culturales generados por la globalización
exigen nuevas formas de relación entre individuos capaces de fomentar y mantener su crecimiento. Estas
relaciones se pueden considerar como asociatividad en la medida en que se hable de “una organización
voluntaria y no remunerada de individuos o grupos que establecen un vínculo explicito, con el fin de conseguir
un objetivo común”

En Perú, se presentan experiencias asociativas rurales a través del proyecto PRA, patrocinado por USAID
(Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), que busca contribuir a la reducción de la
pobreza a través de la generación de empleos en zonas del interior del país, y la Alianza Cacao-Perú, con el fin
de facilitar la articulación de las competencias productivas de los pequeños empresarios de la serranía y la selva,
con las demandas de mercados internacionales. Esta estrategia pretende integrar los esfuerzos de la cooperación
internacional con el sector privado y las instituciones públicas y de esta manera fortalecer las dinámicas de
desarrollo de la cadena productiva del cacao fino y de aroma en la provincia de Iturrios. (2015).

Del mismo modo, Ecuador ha entrado en la temática de la asociatividad en el sector rural, plasmada en las
Organizaciones Económicas Campesinas-OECs, conquistando la inclusión en los mercados en función de las
capacidades y la forma de articularse de sus socios con la comunidad y las instituciones públicas y privadas,
como lo manifiesta Unda, (2008).

La corriente de asociatividad ha tomado impulso en las últimas décadas, como una herramienta de avance
particular y colectivo entre pequeñas y medianas empresas, al igual que con los proveedores, con el Estado y
con la academia, a fin de afrontar los retos que la globalización y la competencia generan. En este argumento
(Perego, 2003, p.16), expresa que la asociatividad “surge como uno de los mecanismos de cooperación entre
las empresas pequeñas y medianas que están enfrentando el proceso de globalización de las economías
nacionales”.

Pues el siglo XXI trajo consigo la globalización; situación que crea interconexión y acceso al mundo en todos
los aspectos (sociales, económicos, tecnológicos, políticos y ambientales), este panorama no se aleja de los
pequeños productores agropecuarios y de los cambios que esto implica para el desarrollo rural de los países
(Buse, 2012). En este sentido, las propuestas de mejora se fundamentan en nuevos modelos basados en la
integración de las unidades de producción agrícola, cimentados en el uso de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, con la finalidad de lograr altos niveles de rentabilidad, competitividad y
sostenibilidad.

3.2 La asociatividad en Colombia

Zabala (2016) enuncia que los humanos no solo se dedican al aprovechamiento de la tierra, sino que requieren
de otros recursos (humanos, financieros y materiales) para satisfacer sus necesidades, transformando y
adecuando la naturaleza a las condiciones deseadas; en este propósito las personas aisladamente no logran su
desarrollo económico y social, por lo cual es necesario agruparse en organizaciones empresariales asociativas
que les permita enfrentar los retos que generan la productividad y competitividad en el escenario global.

En esta perspectiva, Castellanos, (2010) plantea la relevancia de la asociatividad para las pequeñas y medianas
empresas (PyMEs), en razón a los requerimientos que tienen estas organizaciones en cuanto a la articulación a
los mercados internos y externos, la disminución de costos, el incremento de ingresos, la adquisición de nuevos
conocimientos, el aprovechamiento de la información y la diversificación de la demanda.

La asociatividad es la estrategia más importante aplicada para potenciar las capacidades de las pequeñas
empresas y desafiar los retos que trae consigo la internacionalización de la economía. Colombia por ser un país
en vía de desarrollo, es susceptible de fomentar e implementar este tipo de procesos; situación que privilegio
esta estrategia constitucional y jurídicamente a nivel nacional.

En este sentido, se hace necesario rescatar los fundamentos de la Economía Solidaria en el país con sus
particularidades, respecto a la terminología utilizada en el sector y las relaciones que se presentan al interior de
las organizaciones solidarias. La doctrina de esta corriente empresarial esta orientada esencialmente por los
principios de justica, equidad y solidaridad con el fin de obtener utilidades de carácter socioeconómico, con
juicio de responsabilidad social.

En este contexto, Pardo, Serrano y Jaramillo, (2006) presentan una clasificación histórica por épocas del
desarrollo del sector solidario:
1. Periodo (1930 a 1945), en el nacieron el mutualismo y el cooperativismo. Así pues, Pardo, Serrano y
Jaramillo (2006, p. 67) expresan que autores como Fabra (1944), Fouquet (1944), Jiménez, García,
Mejía, Naranjo, Ruiz, Vásquez, Rojas, Valero, Salazar y Uribe Garzón; caracterizan el cooperativismo
y formulan aspectos normativos, legales, de educación cooperativa e institucionales que permitieran
crear y poner en marcha cooperativas de ahorro y crédito, agropecuarias y de comercialización y de
consumo, además del surgimiento en 1933 del organismo de control y vigilancia Superintendencia
Nacional de Cooperativas.
2. Periodo (1946 a 1964), promoción y expansión del cooperativismo. Pardo y Huertas (2014, p. 51)
señalan que la época mas favorecida para la economía solidaria se presento entre 1953 y 1962, en la
medida en que el Estado genero ciertos beneficios fiscales. También se fundaron instituciones de nivel
superior como UCONAL, ASCOOP, CECORA, UCOPAN y CENCOA, organismos que articulan “a
las cooperativas de crédito y ahorro; multiactivas y de consumo; agropecuarias de la reforma agraria;
agrícolas de producción y mercadeo y las de caficultores”.
3. Periodo (1965 a 1976), consolidación del cooperativismo. Aquí se crea el Instituto de Financiamiento
Cooperativo-Financiacoop, con aportes del gobierno y vigilado por la Superintendencia bancaria,
igualmente, se reciben contribuciones de Alemania y Estados Unidos con el fin de lograr una
normatividad financiera particular cooperativa.
4. Periodo (1977 a 1990), crecimiento como sector y movimiento social. En ella se estructura el
movimiento como Sector Cooperativo de la Economía, en tres momentos relacionados con “el
fortalecimiento y desarrollo de las cooperativas y de las organizaciones integrativas de grado superior;
creación de la Confederación Colombiana de Cooperativas Confecoop; como organismo nacional de
integración de todos los subsectores del movimiento cooperativo del país, y la expedición de la Ley
79 de 1988, como nuevo estatuto legal del sector cooperativo colombiano” Pardo y Huertas, (2014, p.
53). Esta ley asume como objetivo otorgar al sector cooperativo un marco oportuno para su desarrollo
en la esfera económica nacional y defender la solidaridad y la economía mutua. Proporciona
disposiciones para la creación, consolidación y protección de las Cooperativas, los fondos de
empleados, asociaciones mutuales, empresas de servicios y la administración pública de las mismas.
5. Periodo (1991 a 2010), crisis de la economía solidaria. En esta etapa se dan dos elementos contrarios
un gran crecimiento, al generarse desde la Asamblea Constituyente en 1991 en el artículo 38 el derecho
de libre asociación, la promoción y protección de las formas asociativas y de economía solidaria, al
igual que el derecho a la propiedad asociativa. Por otra parte, se presenta una honda crisis de la
economía solidaria en cuanto a las organizaciones de ahorro y crédito, con la liquidación del organismo
de grado superior, acorde con lo mencionado por las mismas autoras. Con el propósito de mitigar la
crisis en 1998 se formula la ley 454, que contempla el marco conceptual de la Economía Solidaria, en
lo concerniente a principios, fines y prohibiciones para su funcionamiento; determina la participación
de la economía solidaria en la prosperidad del país, a través de los planes de desarrollo generando
sostenibilidad económica; transforma y creación de nuevas autoridades de apoyo, vigilancia y control
del sector: DANSOCIAL (Departamento Administrativo Nacional de la Economía Solidaria),
SUPERSOLIDARIA (Superintendencia de Economía Solidaria) y FOGACOOP (Fondo de garantías
de Entidades Cooperativas), en Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias, (2017).

Al analizar los estudios realizados se precisan en su ejecución y teorización dos enfoques: el social, como un
instrumento de cooperación para la solución de dificultades mutuas, motivadas en el exiguo tamaño de la
empresa; y el económico, que privilegia el desarrollo competitivo de las regiones y naciones sobre la base de la
revolución tecnológica en la era del conocimiento y la comunicación.

Así pues, en Colombia se han implementado diferentes modelos asociativos acorde con la evolución de los
procesos económicos, sociales, culturales, ambientales y tecnológicos, derivados de la globalización que exige
una amplia competencia de los sistemas productivos; basados en la formulación y desarrollo de estrategias que
generen ventajas competitivas y la vinculación a mercados internacionales, la tabla 1 muestra los modelos
asociativos desarrollados en el país.

Tabla 1. Modelos asociativos en Colombia


Modelo Concepto
Cooperativas Organización empresarial conformada por productores, comerciantes o
consumidores, para producir o comercializar en un modelo favorable para
todos, para lograr objetivos comunes.

Distritos industriales Esquema colaborativo para fortificar un renglón productivo, o una


aglomeración o concentración empresarial en un territorio especifico.
Ejemplo Calzado en el barrio Restrepo en Bogotá.

Cadenas productivas Forma asociativa donde los integrantes son del mismo sector, con trabajo
integrado desde la producción hasta el consumo final, vinculando
empresas públicas y privadas. Es un instrumento de política nacional de
promoción para las PyMEs.
Redes empresariales Grupo de empresas de disímil actividad económica que comparten recursos
y conocimientos, a fin de potenciar las ventajas competitivas. Programa
PROPYME-CDEE. Convenio Universidad Icesi-Proexport.

Clúster Conjunto de empresas de una misma área o actividad económica, donde se


colaboran para mejorar competitividad y afianzar la cadena productiva.
Clúster carrocero en Boyacá.

Asociaciones Integración de personas o pequeñas y medianas empresas, con un objetivo


similar y utilidades comunes, de naturaleza privada o pública. Asociación
colombiana de micro, pequeña y mediana empresa-Acopi.
______________________________________________________________________________________
Fuente: Elaboración a partir de Sepúlveda, (2008); Mincit, (2008); Noguera y Esparcía, (2011); Hernández y
Triana, (2012); Red Clúster, (2014).

3.3 La asociatividad en el contexto agropecuario colombiano

Particularizando la temática de la asociatividad en el contexto agrario se observa que ha sido priorizada como
mecanismo para desarrollar la actividad productiva y comercial de los pequeños y medianos productores
agropecuarios, con el fin de disminuir la problemática de acceso a recursos productivos, la articulación a los
mercados, la capacidad de negociación y el incremento de ingresos; condición asignada tradicionalmente a las
cooperativas, en los últimos años se ha extendido hacia otras formas jurídicas que permitan integrar grupos
desfavorecidos de la población rural.

En este argumento, Rojas (2013, p. 19) elabora un trabajo en el que identifica los procesos asociativos que
dinamizan las cadenas productivas agrícolas en Colombia y define el proceso asociativo como “todo aquel
procedimiento productivo en el que se ve involucrado, la cooperación, la confianza, y el trabajo en equipo de
diferentes grupos de personas, encaminadas a mejorar el bienestar de los individuos que participan del proceso
de transformación de un bien o servicio, que tenga como fin la calidad en el producto final del cliente”.

El mismo autor tipifico las figuras asociativas que dinamizan y fortalecen las cadenas productivas en el país,
como se observa en la tabla 2.

Tabla 2. Tipificación de las formas asociativas

Forma Asociativa Características


_____________________________________________________________________________________

Cooperativa del sector agropecuario Buscan en los asociados colaboración, ayuda mutua, consolidación,
mejoramiento productivo y competitivo de los eslabones de la
cadena, con el fin de perfeccionar el trabajo de los asociados en
conjunto.

Federaciones Suministran a las cadenas productivas dinámica de producción en


cada cultivo organizado y agremiado del país, tal es el caso de la
Federación Nacional de Cafeteros, Federación Nacional de
Arroceros, Federaciones Nacional de Palmicultores, entre otros.

Asociaciones Unión de personas o instituciones, con un propósito común e igual


beneficio, pueden ser privadas o con participación estatal según su
finalidad, (Alicante, 2010, p. 5). Caracterizadas como organizaciones
sin ánimo de lucro, democráticas, con voz y voto sin distinción, no
depende de otras empresas, nacen de una necesidad de la sociedad civil
alrededor de un procedimiento. Algunos ejemplos de ellas son:
“Asocaña (2011), con proyectos de capacitación y la Asociación
nacional de cafeteros (2013) representación y crecimiento”,
Asohofrucol para el mejoramiento de la cadena hortofrutícola.

Asociaciones mutualistas Se establecen para generar unión en las familias campesinas y en la


agroindustria y son establecimientos constituidos libremente por
personas naturales sin ánimo de utilidad económica, fundadas en la
ayuda mutua y colaboración (Cortes, 2007).

Empresas Comunitarias Campesinas Se originaron en los procesos de reforma agraria, son empresas
asociativas en las que los usuarios de estos procesos ceden su trabajo
y otros bienes en común para realizar tareas de producción,
transformación y comercialización de productos agropecuarios.

Fuente: Elaboración a partir de Alicante (2010), Cortes (2007), Rojas (2013), Mora (2012)
A continuación, se relacionan y analizas las experiencias asociativas más significativas del sector agropecuario
colombiano:

 Cooperativismo, la Confederación de Cooperativas de Colombia “CONFECOOP”, señala que


Colombia ha sido descrita como un país de aptitud agropecuaria por sus particularidades territoriales
(Clima, suelos, topografía y biodiversidad) y las condiciones socioeconómicas. Los objetivos de la
cooperación agrícola son: “ 1) Beneficiar a los agricultores que explotan pequeñas fracciones de tierra,
para alcanzar mejores precios, mayor uniformidad y calidad en su producción 2) Proveer de crédito al
pequeño o mediano productor 3) Prestar asesoramiento legal e impositivo a sus asociados 4)
Aprovisionar al asociado de artículos de uso y consumo 5) Transformar las materias primas de sus
Asociados 6) Brindar alternativas de transporte de productos de los cooperadores 7) Estrechar la
colaboración entre la producción y el consumo, limitando drásticamente la acción de los
intermediarios” (Herrera, 2015, p. 6).

En el país existen 781 cooperativas del sector agropecuario, incorporan un 8,95% de total nacional,
con 148.657 personas asociadas, las cuales se localizan en 26 departamentos (Principalmente en Valle,
Santander y Antioquia) y 229 municipios. El sector aporta el 9% del PIB nacional, 21% de las
exportaciones el 19% del empleo (CONFECOOP, 2014). Las tipologías de cooperativas rurales a nivel
nacional son: cooperativas de consumo agrario, de producción agropecuaria, de comercialización
agraria y de exportación agraria.

 Asociacionismo, la asociatividad en el sector bananero conformada por una serie de asociaciones y


fundaciones que agrupan a productores y comercializadores, así: AUGURA (Asociación de bananeros
de Colombia) productores bananeros del Urabá y Magdalena; ASOPROBAN (Asociación de
parceleros y pequeños productores de banano); y las fundaciones sociales FUNDAUNIBAN,
FUNDAPROBAN, CORBANACOL, FUNDABANADEX Y FUNDEBAN.

Asociaciones referidas al ramo productivo del azúcar, para el desarrollo del sector azucarero se creó
ASOCAÑA (Asociación de productores de caña de azúcar de Colombia) con el propósito de mejorar
el trabajo del productor de caña y de los ingenios mancomunadamente.

ASOHOFRUCOL (Asociación hortofrutícola de Colombia), reúne los productores y


comercializadores de frutas y hortalizas, con el fin de organizar, representar, defender y fortalecer el
gremio.

ASOCOLFLORES (Asociación colombiana de exportadores de flores), creada para representar,


promover y defender la competitividad de la floricultura colombiana en los mercados internacionales
y nacionales.
 Federacionismo. La producción y comercialización del café en el país se constituyó en el motor del
crecimiento económico en el siglo XX, no obstante el rompimiento del pacto cafetero en 1989, la
disminución del precio internacional, los altos costos de producción, la preeminencia del monocultivo,
el desarrollo de plagas y enfermedades y la ineficiencia en la planificación frente al cambio climático;
estas circunstancias han conducido a este renglón agrícola a la insostenibilidad y a la disminución de
la calidad de vida de los caficultores

La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia FEDECAFE, se creó con el objetivo de “fortalecer


el sector cafetero, asegurando el bienestar de los productores a través de una organización gremial,
democrática y representativa, ofreciendo asistencia técnica a los caficultores para fomentar mejores
prácticas” (Federación de cafeteros de Colombia, 2015, p. 1).

FEDEPALMA (Federación nacional de cultivadores de Palma). Las prácticas asociativas de pequeños


productores de palma de aceite, permiten instaurar alianzas estratégicas con organizaciones
empresariales de gran tamaño, conformando un modelo empresarial para la competitividad de la
cadena productiva, la positiva distribución de utilidades y la disminución de barreras de entrada a los
mercados de bienes y servicios para lograr incrementar la productividad y disminuir los costos de
producción en toda la cadena agroindustrial, a través de la descentralización e integración de las
actividades de la cadena productiva, con el propósito de obtener economías de escala (Balcázar, 2007).

FEDEARROZ (Federación nacional de arroceros), participan los productores y cultivadores de arroz


con el objeto de fortalecer y optimizar el renglón, a través de planes y programas de capacitación y
financiación.

En síntesis, la asociatividad en el sector agropecuario tiene como propósito desarrollar la actividad agraria y
agroindustrial en las regiones y en el país en general, por medio de la cooperación, ayuda mutua y solidaridad,
para enfrentar problemáticas comunes ya sea en los cultivos, en la adecuación, en el procesamiento, y en la
distribución, que permita alcanzar la competitividad de los pequeños productores a través de alianzas
estratégicas que fortalezcan y complementen su actividad individual.

4. CONCLUSIONES

En la literatura no hay consenso sobre el concepto de asociatividad; sin embargo, diferentes autores registran la
asociatividad como una herramienta efectiva para que las pequeñas y medianas empresas consigan penetrar y
mantenerse en mercados cada vez más amplios, abiertos y competitivos. Con este propósito, este tipo de
empresas deben implementar modelos asociativos, que les permita generar rentabilidad, solidaridad, equidad,
sostenibilidad y competitividad empresarial.

El entorno empresarial evoluciona conforme a los cambios sociales, económicos, tecnológicos, políticos y
ambientales y las exigencias del mercado son cada vez mayores; situación que implica una alta competencia y
una organización integrada en grupos empresariales, aliados en redes de colaboración, cadenas productivas,
asociaciones, clúster y cooperativas, para impulsar la competitividad en el mundo globalizado.

La asociatividad en el sector agropecuario se ha señalado como un elemento que apoya el desarrollo de los
pequeños y medianos productores agropecuarios, en tanto que la globalización impone grandes retos que
trabajando de manera independiente no alcanzarían; en razón a sus limitaciones en los recursos económicos; en
la capacidad de negociación, en la infraestructura de mercadeo, producción y transformación y en la incipiente
asistencia técnica y articulación a las tecnologías de información y comunicación. En este contexto, se hace
necesario generar conocimientos, técnicas y modelos de asociatividad que originen trabajo colectivo, a través
de encadenamientos que integren pequeños productores, con el fin de lograr mejores resultados en cuanto a:
acceso a nuevos mercados que garanticen el marketing de sus bienes, obtengan asistencia técnica y de mercadeo,
acrecienten la competitividad y rentabilidad, agregando valor a los productos y alcanzando mejor nivel de
infraestructura.

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