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Corrido (México)

Género musicalsaurio
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Este aviso fue puesto el 11 de enero de 2014.
Para el estilo musical español o la localidad italiana homónima, véase Corrido.
El corrido es un género musical mexicano. Se trata de una narrativa popular concebida para
ser cantada, recitada o bailada, la cual se puede encontrar en forma de canción, poesía o
balada. Los corridos también son conocidos como tragedias, mañanitas, ejemplos, versos,
relaciones o coplas[1].

Corrido
Orígenes culturales
Español, indígena, mestizo y mexicano
Instrumentos comunes
Guitarra, guitarra de golpe, vihuela, trompeta, violín, guitarrón mexicano, armónica, arpa,
acordeón,
Popularidad
Su popularidad es media, pero regular, desde la época de la colonia, hasta la actualidad en
toda América. Su periodo de auge es a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, es
decir, durante la revolución mexicana. El subgénero llamado Narcocorrido goza de
popularidad en cierto sector de la población.
Subgéneros
Narcocorrido
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En las canciones conocidas como "corridos" se tratan principalmente temas como eventos
políticos, históricos, venganzas y relaciones sentimentales. Aunque durante su época de
auge, durante la Revolución mexicana, tuvo un valor noticiero al "narrar batallas, hazañas,
muertes trágicas, historias de bandoleros y valentones, asesinatos y ejecuciones, desastres
naturales, accidentes, etc"[2].

El corrido jugó un papel importante en la historia de México, durante las épocas de


coyuntura social y política estas composiciones fueron una fuente de información sobre los
movimientos, las victorias, y las pérdidas que la revolución trajo consigo.[3]Los corridos
continúan siendo muy populares hoy en día en México, han evolucionado mucho y se
pueden encontrar diferentes subgéneros, por ejemplo el Narcocorrido[4]. Cabe destacar que
también Chile ha adoptado elementos del corrido que se escuchan principalmente en las
zonas rurales del sur del país, haciéndolo parte de su folclore nacional.[5]

Origen Editar
Etimológicamente la palabra "corrido" se remonta hasta el medioevo, tal como lo indica
Aurelio González[6], la palabra es ya utilizada por Cervantes en una de sus novelas para
referirse a algunos poemas hechos para ser cantados y se encuentra ya en 1729 en el
diccionario de autoridades bajo la siguiente definición:
CORRIDO. Usado como substantívo es cierto tañido, que se toca en la guitarra o otro
instrumento, a cuyo son se cantan las que llaman Xácaras. Diósele este nombre por la
ligereza y velocidad con que se tañe.[7]
Pero a la hora de hablar del corrido como composición musical y poética se tiene un origen
difícil de rastrear, pues desde antes de la conquista hay quienes aseguran, como José
María Martínez, que los indígenas ya contaban con expresiones musicales similares pero no
fue sino hasta la llegada de los colonizadores que le asignaron el nombre de "corrido"[8].
Por otro lado se considera que el corrido no nace sino hasta finales del siglo XIX con el
estallido de la Revolución mexicana, momento en el cual se consolida con una forma épico-
lírica[9]. Esta forma adquirida por los corridos lleva a que críticos como Diego Catalán,
Aurelio González Ovies y Mercedes Días Roig consideren el corrido mexicano una
adaptación del romance español, o de la balada europea, que se empieza a divulgar desde
la época de la colonia, pero que no se adscribe en la identidad nacional mexicana sino
hasta la revolución.

Historia Editar
Las narrativas de hechos en la Nueva España se desarrollaron desde el siglo XVIII, cuyos
orígenes se remontan hasta la edad media española. Los primeros corridos se tocaban
acompañados de instrumentos de cuerda, como guitarra, bandolón y bajo quinto.

Géneros europeos como la polca y la redova fueron populares, y se usarían para


acompañar los corridos. El conjunto norteño adoptaría el acordeón de origen europeo y el
bajo quinto y sexto, con origen en el sur de México. Posteriormente se le añaden más
instrumentos, como la batería, y se empieza a unir a los relatos mexicanos de esa época,
originando el corrido norteño que conocemos hoy en día, que se compone en tiempo 1/2 o
3/4.

Hasta el arribo y consolidación de los medios electrónicos de comunicación masiva (mitad


del siglo XX), el corrido se utilizó en México como un medio informativo y educativo de
primer orden, incluso con fines subversivos, debido a su aparente simplicidad lingüística y
musical, apropiadas para la transmisión oral y la memorización de los cánticos. Tras
popularizarse la radio y la televisión, el género ha evolucionado hacia un nuevo estado, aún
en proceso de maduración, aunque la mayoría de los especialistas asegura que está
muerto, o por lo menos agoniza desde entonces[10].

Los primeros corridos mexicanos que se conocen nacen como versiones transculturadas de
romances españoles. Por ello se encuentran en ambas formas similitudes temáticas, sobre
todo en lo relativo al amor, a la venganza y a los temas religiosos. Y en algunos casos se
conservan no sólo los temas, sino también la mayor parte del romance original que se cantó
seguramente por los colonizadores al llegar a América y se transmitió de forma oral. Entre
estos se incluyen algunos corridos muy conocidos a lo largo del continente americano,
como La Martina[11], La Delgadina[12], Rosita Alvírez[13] y Elena y el francés[14].
Formalmente la relación entre los primeros corridos y el romance es muy clara, pues se
escribe en verso de arte menor, es decir, con versos de ocho o menos sílabas fonéticas
agrupadas en estrofas de seis o menos versos y rima asonante.

Durante la Guerra de Independencia (1810-1821), a lo largo de la Revolución mexicana


(1910-1921) y las revueltas religiosas de la guerra cristera o cristiada (1926-1929), el
género prosperó y adquirió los conocidos tonos "épicos" que tanto se resaltan, así como la
estructura narrativa, produciéndose el grueso de los ejemplares vivos, que se refieren a
líderes revolucionarios, religiosos o populares, así como a sus hechos o, incluso, su
martirologio.

Por esa misma época el corrido mexicano adquirió una función informativa, en la cual
primaba el interés periodístico, pues al no existir las tecnologías con las que contamos hoy
en día la forma más fácil de divulgar un hecho histórico era a través de composiciones
populares simples que fueron transmitidas en plazas y ciudades de forma oral. Además,
como lo menciona la autora Catalina H. de Giménez, tuvo una enorme eficacia ideológica
que ciertamente contribuyó a reforzar la identidad del grupo [participante en el conflicto] o a
movilizarlo en los movimientos de resistencia.[15] Esta cualidad fue utilizada por ciertos
grupos sociales para afianzar su poder político y económico. [16] Al terminar la revolución,
con la toma del poder por parte del ejército norteño, que trae consigo una cultura diferente,
se presenta un cambio temático en el corrido, en el que ahora se ensalza "al valiente, al
individuo bravucón, al ranchero típico pequeño propietario, a su caballo, sus gallos,
etcétera"[15]; con este cambio el corrido da paso a la canción ranchera[15]. Con la
consolidación del Presidencialismo y el éxito de los medios electrónicos de comunicación
masiva, el corrido perdió mucho de su papel informativo, volviéndose, por una parte, un
ingrediente del folclor culto, y por otra parte, la voz de los nuevos subversivos: trabajadores
oprimidos, productores y traficantes de drogas, activistas de izquierda, campesinos
emigrantes sobre todo a Estados Unidos, entre otros.

La vertiente más reciente es considerada por los académicos la etapa decadente del género
pues tiende a descuidar las características estilísticas y estructurales del corrido tradicional
o revolucionario. El narcocorrido es la mayor representación de la decadencia expuesta,
pues se trata de un subgénero que se compone de canciones dedicadas a figuras
relacionadas con el narcotráfico, muchas veces ordenadas y pagadas por ellas mismas a
músicos y compositores. En estas canciones existe sólo un interés temático, lo cual hace
que la forma pierda atención y calidad.

Funciones Editar
El corrido [...] cumplió la función de un medio de divulgación y comunicación de ciertas
facciones y como un reproductor del sistema de valores y códigos de la época y afines a
determinados grupos, principalmente vinculados a la cultura popular. [17]

Función de identidad Editar


Durante la revolución, los corridos se encargaron de fijar una identidad en los soldados, así
como también sirvieron como motivación descalificando a los contrincantes, haciéndolos ver
ridículos. Un ejemplo citado por Lira-Hernández Alberto habla sobre la intervención
estadounidense en tierras nacionales en 1914: "Por ahí vienen los patones, los gringos
americanos, diciendo que han de acabar con todos los mexicanos...". [18][17]

Función informativa Editar


Con un propósito noticiario, destinado a los grupos analfabetos en ese entonces, informaba
sobre la muerte de alguna persona importante para el pueblo, la toma de una ciudad o
sucesos importantes relacionados con la situación bélica que vivía México. El corrido era
para el analfabeto, lo que el periódico para los ricos.

Función formadora de opinión pública Editar


Servía para enaltecer o desprestigiar a ciertos caudillos. Debido a la formación de diversas
facciones durante éste periodo, esta función y la función informativa se unían para hacer
propaganda a los líderes.[17] en ésta función el autor cita un corrido referente a Venustiano
Carranza: "Don Venustiano Carranza tiene palabra de rey, que ha tomado muchas plazas y
también a Monterrey. Don Venustiano Carranza reclama ser presidente y por eso cada día
se le encarga más la gente".[19][17]

Función aleccionadora Editar


Enfocado en la formación moral, con el planteamiento de valores por medio de consejos,
advertencias e historias contadas a forma de ejemplo. El corrido del "Hijo pródigo" es el
ejemplo que pone esta vez el autor: "Recuerda -dijo mi padre- no abandones a tus padres,
porque el que es desobediente va como pluma en los aires [...] También me decía mi madre:
algún día recordarás y vendrás corriendo a verme y ya no me encontrarás".[20] [17] Tuvo
una repercusión y una importancia patente sobre las sociedades en que surgió, pues
arrastra una serie de cosmovisiones y expectativas de conducta afín a los códigos de la
época y del contexto en el que se transmitían.

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