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La arquitectura y el urbanismo son técnicas humanas empeñadas en modificar la

naturaleza para crear espacios para la sociedad. Un aspecto distintivo de los


hombres como especie ha sido tanto la preocupación por adaptar nuestro entorno,
creando herramientas, como la inclusión en la sociedad de miembros que podían
aportar al grupo capacidades no tan evidentes.

Respecto a la accesibilidad estamos en una fase temprana de concienciación y


acción tanto a nivel social como profesional. Sin embargo, este parece un buen
momento para reflexionar sobre cómo queremos el futuro, cómo a través de estas
profesiones podemos crear espacios inclusivos, ampliando el espectro de las
personas para las que diseñamos nuestro entorno.

Ampliar la diversidad de los usuarios en arquitectura y urbanismo significa introducir


la dimensión social, hacer protagonista al usuario. Si el medio urbano o
arquitectónico heredado no se ajusta a las necesidades de la sociedad, parece
lógico modificarlo, no considerándolo un fin, sino un instrumento al servicio de la
sociedad.

Desde la disposición de las dotaciones en la ciudad, a la dimensión del espacio


público, el urbanismo siempre ha pretendido servir a la sociedad. Un nuevo enfoque
sobre la escala y posición de los elementos urbanos permitiría, desde el punto de
vista de la accesibilidad y la sostenibilidad, un diseño más ajustado de nuestras
ciudades. Es necesario reducir el enfoque, también en el urbanismo, para hacer
ciudades para las personas, a una escala realmente humana.

La arquitectura maneja normalmente una mayor definición en el destino del edificio,


con soluciones más individualizadas. La accesibilidad debería ser introducida en las
fases tempranas de diseño, en la propia esencia del edificio.

Los siete principios básicos del Diseño para Todos propuestos por el “Center for
Universal Design” en la North Carolina State University son perfectamente
aplicables a las diferentes escalas de la arquitectura y el urbanismo:
Los valores principales del trazado urbano son la comprensibilidad y la claridad, que
ayudan a orientarse en la experiencia urbana. La percepción inequívoca nos debe
hacer reconocer elementos urbanos tan importantes como son la puerta de un
hospital o de un colegio. Siempre que hay una relación entre partes y un todo,
estamos ante un modelo conceptual de funcionamiento. En los espacios
construidos, debemos tener claro este modelo conceptual, y como en un buen
proyecto, controlar los elementos arquitectónicos pensando en el uso de los
mismos.

Así como jugamos con el espacio y la luz, deberíamos controlar la experiencia


arquitectónica en todas sus dimensiones. El reto es pensar en todos y cambiar los
procesos habituales: reducir el foco del diseño para ampliar los usuarios a los que
nuestras acciones van dirigidas.
En la India hay dos edificios, cercanos en el espacio y alejados en el tiempo,
que incluyen –sin pretenderlo - soluciones actuales de accesibilidad universal. Son
dos edificios obras maestras de su época que siguen siendo útiles hoy en día:

En Jaipur se encuentra el Hawa Mahal o Palacio del Viento, del siglo XVII. En él
vivía la emperatriz junto a sus cortesanas. La emperatriz, por su alto rango, no debía
caminar. Los diferentes niveles del palacio están unidos por rampas, para que la
emperatriz pudiera ser transportada en su palanquín.

Al norte, en el edificio del Tribunal Superior de Chandigarh, obra de Le Corbusier,


existe un sistema de rampas que, ante el nulo mantenimiento de los edificios
públicos en India, ofrece una alternativa útil y efectiva al desplazamiento vertical
para todos los usuarios.

Estos dos ejemplos nos sugieren la importancia de pensar en todos los usuarios
aplicando criterios de accesibilidad universal y diseño para todos cuando
proyectamos un edificio que queremos que sea útil y duradero en el tiempo.

Accesibilidad y sostenibilidad
Los espacios públicos urbanos deben facilitar, entre otras características, la
accesibilidad al resto de la ciudad. La accesibilidad garantiza el contacto final entre
el espacio urbano y los espacios fragmentados (particulares o privados). Esta
publicación intenta poner de manifiesto algunos ejemplos positivos sobre el
tratamiento de espacios públicos urbanos relativos sobre todo a los espacios libres
y a comunicaciones peatonales especiales.
Esta accesibilidad, sin embargo, ha ido ampliando su noción en la medida en que
se ha incrementado el acervo de tipologías del espacio urbano. La idea de
peatonalidad, por ejemplo, ha ido desplazando la estrecha imagen de comunicación
rodada que parecía exclusiva de la accesibilidad hasta hace poco tiempo. La
introducción de paseos de ribera como tipología de parques también ha supuesto
un reto a resolver para que todos puedan disfrutar de tales espacios.
El libro trata, por tanto, de ofrecer unas experiencias donde se manifiestan otros
parámetros de alto interés. Y es que la accesibilidad otorga libertad de decisión y
acción, permite la relación verdadera entre espacios públicos de distinta categoría,
nos comunica con el territorio y, con mayor importancia de lo que se piensa, confiere
vitalidad al espacio urbano, clave de su seguridad, de su ambientación y de freno a
su posible deterioro social.

Movilidad y accesibilidad: un escollo para la sostenibilidad urbana.


El tráfico y la movilidad en sus expresiones motorizadas forman parte de lo que se
ha venido en denominar el núcleo duro o menos moldeable de la crisis ecológica de
la ciudad. Primero porque parecen eludir la discusión racional acerca de su
compatibilidad con los recursos disponibles o con la habitabilidad de los lugares que
les sirven de soporte; simplemente se admite con frecuencia que el tráfico crece en
número y velocidad y que ello contribuye a satisfacer los deseos y necesidades de
la población.

Y segundo, porque son la causa principal de los aspectos más conflictivos del medio
ambiente urbano tales como la contaminación, el ruido, el consumo excesivo de
recursos o la ocupación extensiva del espacio. Sin transformar la movilidad no
parece posible racionalizar o hacer más habitable el entorno de nuestras ciudades.

Por eso cabe calificar figuradamente de escollo a esa tarea ingrata y difícil que
supondría contrastar las ventajas del tráfico y la movilidad motorizadas con sus
consecuencias ambientales. No sólo con el fin de establecer mejores condiciones
de habitabilidad y una mayor racionalidad en el uso de los recursos escasos, sino
con la meta de garantizar su sostenibilidad, es decir, de su perduración en el tiempo.

El concepto de sostenibilidad que se ha mencionado al principio de este catálogo


exige, obviamente, el análisis global de los flujos de materia y energía, de los ciclos
completos de recursos implicados en un proceso. De esa manera, no puede
calificarse como sostenible una práctica que reduce los inconvenientes ambientales
locales pero los traslada hacia otros lugares o multiplica los perjuicios ambientales
globales, de escala planetaria.

Esa propensión a calificar como sostenible una actividad que expulsa hacia el
exterior de las ciudades algunos de los perjuicios ambientales de la actividad urbana
puede ilustrarse con ciertas propuestas ligadas a la movilidad.

La aplicación, por ejemplo, de fuentes energéticas alternativas en el transporte


urbano ha de analizarse no sólo a través de las ventajas locales que supone -
disminución de la contaminación atmosférica-, sino también en el cómputo de sus
repercusiones globales; el empleo de energía electrica en la propulsión de vehículos
elimina buena parte de las emisiones a la atmósfera urbana, pero implica la emisión
de contaminantes en el lugar de generación, generalmente fuera de las ciudades.

La sostenibilidad también exige la consideración de las facetas sociales del uso de


los recursos; apelar a la responsabilidad con el futuro no puede ser más que fruto
de un compromiso con el cambio en relación a los conflictos sociales presentes. La
exigencia de transformaciones en la manera en que se utilizan los recursos está
vinculada necesariamente a cambios culturales y sociales sobre los que hay que
pronunciarse. Es inaceptable calificar de sostenible una práctica que reduce los
inconvenientes ambientales locales o globales a costa de la equidad, la autonomía,
la comunicación social o la igualdad entre géneros.
Desde ese punto de vista, es insuficiente señalar que el tráfico y la movilidad
representan buena parte del núcleo duro de la crisis ecológica de la ciudad, pues
realmente son la clave también de múltiples distorsiones sociales y culturales
presentes en las ciudades: el peligro y el riesgo de las calles y vías, la ruptura de la
multifuncionalidad del espacio público, la reducción de la comunicación vecinal o la
pérdida de autonomía de los grupos sociales más débiles.

En definitiva, se puede considerar que el tráfico y la movilidad, en sus expresiones


motorizadas, representan un conflicto crucial, un verdadero escollo, para la calidad
de vida urbana en su acepción más amplia, para la sostenibilidad ambiental y
también para la sostenibilidad social de las ciudades.

El significado de la movilidad y la accesibilidad sostenibles.

Si el tráfico y la movilidad motorizadas arrastran una pesada carga de


consecuencias ambientales y sociales la pregunta inmediata es ¿cómo aligerarla?
Obviamente no todas las respuestas parten de las mismas premisas ni se orientan
a los mismos fines. De entrada, la sencilla pregunta se puede responder desde dos
puntos de vista completamente diferentes.

El primero se corresponde con la intención de paliar los inconvenientes del tráfico a


través de la sustitución de unos medios de transporte motorizados por otros de
mayor eficacia ambiental y social, en particular, la potenciación del transporte
colectivo como alternativa al automóvil privado.

El segundo punto de vista supone reducir las consecuencias ambientales y sociales


del tráfico mediante la disminución de la movilidad motorizada, tanto en lo que se
refiere al número como a la longitud de los desplazamientos. Los cambios se
orientan a facilitar las conexiones peatonales y ciclistas o la propia reducción de la
necesidad de los vehículos a motor.

Esta bifurcación de respuestas se corresponde bastante aproximadamente con la


distinción teórica entre los conceptos de movilidad y accesibilidad manejados en la
planificación del transporte. Una distinción ya clásica por cuanto su formulación
clara data de hace más de veinte años.

En efecto, la movilidad es un concepto vinculado a las personas o mercancías que


desean desplazarse o que se desplazan; se utiliza indistintamente para expresar la
facilidad de desplazamiento o como medida de los propios desplazamientos
realizados (pasajeros-km, toneladas-km). Mientras que la accesibilidad es un
concepto vinculado a los lugares, a la posibilidad de obtención del bien, del servicio
o del contacto buscado desde un determinado espacio; y por extensión se utiliza el
término para indicar la facilidad de acceso de clientes y suministros a un
determinado lugar. La accesibilidad, por consiguiente, se valora o bien en relación
al coste o dificultad de desplazamiento que requiere la satisfacción de las
necesidades, o bien en relación al coste o dificultad de que los suministros o clientes
alcancen el lugar en cuestión.

A la luz de esa diferenciación conceptual los conflictos del transporte o del tráfico
cobran un nuevo aspecto. Si el objetivo del transporte y del tráfico es facilitar el
movimiento de personas y mercancías, indudablemente la sostenibilidad se ha de
procurar a través de la promoción de los medios de transporte que faciliten los
desplazamientos con un menor impacto ambiental y social. Pero si el objetivo del
transporte es facilitar el acceso a bienes, servicios y contactos, la sostenibilidad
puede repensarse a partir de la reducción de las necesidades de desplazamiento
motorizado y del aprovechamiento máximo de la capacidad autónoma de
transladarse que tiene el ser humano andando o en bicicleta.

Habiendo mencionado que el tráfico y el transporte forman parte del núcleo duro de
la crisis ecológica, se puede entender que, en las primeras etapas del camino hacia
la sostenibilidad, sean imprescindibles, en dosis equilibradas, esfuerzos dirigidos
hacia los dos objetivos: hacia la creación de alternativas de menor daño ambiental
en el marco de la movilidad existente y, también, hacia la mejora o incremento de la
accesibilidad sin el concurso del motor.

En ese sentido no debería escandalizar que, en dichas primeras etapas, el balance


ambiental y social de alguna de las medidas arroje algún resultado globalmente
poco satisfactorio. Como suele decirse, muchas veces con un afán conservador que
aquí no se quiere trasmitir, "lo mejor es enemigo de lo bueno"; las mejores prácticas
de sostenibilidad urbana pueden ser tan extemporáneas que no sean buenas.

Lo importante en todo caso es establecer los cimientos de un cambio de orientación


más hondo, la preparación de las siguientes etapas del camino a la sostenibilidad,
en las cuales habrá que poner más el acento en la accesibilidad y en su significado,
y menos en la mejora de la eficacia ambiental de la movilidad existente.

Alcance de la movilidad y la accesibilidad sostenibles.

Desde el concepto de accesibilidad se perciben con nitidez las otras facetas que
cualifican la sostenibilidad y, en particular, la propia generación de necesidades de
bienes, servicios y contactos que da lugar a su vez a la necesidad de
desplazamiento.

La accesibilidad sostenible se convierte así en un enfoque de mayor calado y


envergadura que la movilidad sostenible. Al facilitar la reflexión sobre las
necesidades, facilita la reflexión sobre la construcción de las relaciones urbanas y,
por tanto, la reflexión sobre el modelo de ciudad. Se pone así, de nuevo, sobre el
tapete la conveniencia y urgencia de explicitar los objetivos y propósitos del sistema
urbano.

No se trata del rescoldo nostálgico de las utopías urbanas o, peor aún, de las
supuestas rigideces teóricas de algunos periodos de la planificación y "ciencia"
urbanística, sino de la imperiosa necesidad de comprender la contrautopía urbana
en proceso de desarrollo y de contrastarla con la idea de sostenibilidad.

La accesibilidad sostenible es así un concepto a partir del cual se pueden filtrar,


analizar y criticar las construcciones teóricas que hay detrás de la planificación
urbanística y territorial e incluso detrás de la gestión cotidiana de las
administraciones implicadas en la ciudad, desbordando el estrecho campo de
análisis que habitualmente encorseta a quienes se ocupan del tráfico y del
transporte.

En efecto, la planificación urbanística se traduce en determinadas necesidades de


desplazamiento motorizado y en un patrón de accesibilidades concreto. La
segregación/integración de actividades en el espacio, la ocupación del mismo por
las infraestructuras de transporte, la distribución y tamaño de los equipamientos,
son factores clave en el modo y frecuencia de los desplazamientos, es decir, en las
exigencias de movilidad motorizada y en las posibilidades de acceso sin recurrir a
los vehículos de motor.

De la misma manera, la gestión urbana no sólo concreta y matiza las grandes


decisiones de la planificación, sino que además interviene en la accesibilidad a
través de múltiples instrumentos complementarios: desde los incentivos
económicos a las políticas de descentralización administrativa, pasando por las
regulaciones y ordenanzas de todo tipo que, sin tener que pertenecer al
planeamiento urbanístico, establecen el marco para muchos comportamientos
colectivos ligados a la accesibilidad.

Objetivos y estrategias para la movilidad y accesibilidad sostenibles.

En el marco de interpretación teórica señalado más arriba, y también a efectos de


la mayor comprensión de este catálogo de "buenas prácticas", la movilidad y la
accesibilidad pueden configurar dos subáreas diferenciadas.

La primera, la movilidad sostenible, presenta como objetivo principal la reducción


del impacto ambiental y social de la movilidad motorizada existente, es decir, la
búsqueda de la mejora en la eficacia ambiental y social de los desplazamientos
motorizados que se realizan en las ciudades.

Para la consecución de ese objetivo la estrategia más directa es la sustitución de


desplazamientos realizados en los medios de transporte de mayor impacto -
singularmente el automóvil privado-, por desplazamientos en transporte colectivo.

Entre las políticas que conforman una estrategia de sustitución de desplazamientos


en automóvil privado por desplazamientos en transporte colectivo destacan:

 Mejora y coordinación de las redes de transporte colectivo.


 Liberación de espacio viario para su uso por los vehículos del transporte
colectivo.
 Mejora de las estaciones y terminales del transporte colectivo para aumentar
su atractivo.
 Mejora de la imagen pública del transporte colectivo y de sus cualidades
sociales y ambientales.
 Reducción del consumo energético, de las emisiones contaminantes y del
ruido producido por los vehículos del transporte colectivo.

Por su parte, en el subárea de la accesibilidad sostenible formula como objetivo


principal la reducción de la demanda de desplazamientos motorizados. Para ello se
recurre a dos estrategias simultáneas e interrelacionadas.

La primera es la reducción de los desplazamientos urbanos de larga distancia que


requieren el concurso del motor para su realización. Y la segunda es la creación de
unas condiciones favorables para que se desarrollen los desplazamientos no
motorizados, andando o en bicicleta.

La primera estrategia se sintetiza en lo que podrían denominarse políticas de


creación de proximidad, de las que pueden ser ejemplos las siguientes:

 Acercamiento/descentralización de las grandes unidades de servicios y


equipamientos hasta el radio de acción de las personas andando o de la
bicicleta.
 Recuperación de la habitabilidad integral del conjunto o de partes del tejido
urbano, con el fin de evitar la especialización en alguno de los usos y la
expulsión del resto.
 Rehabilitación/creación de alguna de las funciones urbanas (empleo,
comercio, zonas verdes y de esparcimiento) en piezas concretas de la
ciudad, con el fin de eludir su satisfacción a través de desplazamientos
lejanos.

Otra variante de las políticas de creación de proximidad consiste en la regulación


de los usos del suelo con el fin de evitar la creación de nuevos grandes polígonos
monofuncionales que incentivan el uso del vehículo privado.

En cuanto a la segunda estrategia, la que facilita o incrementa la accesibilidad


peatonal y ciclista se nutre de distintas líneas de actuación:

 Promoción e incentivos para los desplazamientos andando y en bicicleta.


 Creación de redes de itinerarios peatonales y ciclistas.
 Supresión de barreras para peatones y ciclistas.
 Rehabilitación cultural de los desplazamientos peatonales y ciclistas.

Las dos estrategias resumidas ahora no parecen suficientes para afrontar con vigor
y urgencia el cambio de tendencias en la accesibilidad y reclaman aplicación de una
tercera: la moderación del tráfico en su doble faceta de reducción del número y
reducción de la velocidad de los vehículos.

La reducción del número de vehículos en la ciudad se muestra como una condición


necesaria para la mejora de la accesibilidad peatonal y ciclista. Sin ella, la mera
competencia por el espacio escaso acaba con la ocupación de éste por los modos
motorizados de transporte en detrimento del que da vida a los no motorizados.

Hace falta, por tanto, una discriminación positiva hacia dichos modos alternativos,
es decir, la penalización del uso del automóvil tanto desde el campo económico
como desde la propia regulación de la circulación y el aparcamiento. Se trata
entonces de suprimir los privilegios y posiciones dominantes que permanecen en
favor de la movilidad motorizada en la administración del espacio como
aparcamiento o en las regulaciones, normas y ordenaciones de la circulación
favorables a los vehículos a motor y penalizadoras de los peatones y ciclistas.

Por último, al repensar la accesibilidad desde los medios de transporte no


motorizados surge otro requisito de la accesibilidad sostenible como es el del control
de la velocidad de la circulación motorizada. Se reconoce cada vez con más fuerza
que la velocidad es un parámetro clave para la habitabilidad de las calles y para la
gravedad de los impactos ambientales del tráfico.

El establecimiento de nuevas jerarquías del viario urbano fundamentadas en


velocidades de diseño inferiores a los 50 km/h. es una estrategia básica de
recuperación de la habitabilidad urbana pero, además, en la medida en que reduce
la peligrosidad de las calles, facilita la circulación peatonal y ciclista y reduce el
dominio de los vehículos motorizados, es también una estrategia ligada a la
accesibilidad sostenible.

La creación de áreas de 30 km/h de velocidad máxima o la implantación de las


denominadas áreas de coexistencia de tráficos, con limitaciones de velocidad aún
más estrictas y en las que se invierten las prioridades de diseño y función de la vía
en favor de los modos no motorizados, suelen ser los primeros pasos en pos de esa
nueva jerarquía viaria del conjunto urbano.

Desequilibrio

Desde TYS Magazine seguimos con los listados de conceptos básicos, en este
caso sobre urbanismo y ordenación del territorio.

Abastecimiento de Agua: La suma de actividades e infraestructuras urbanas que


garantizan el suministro de agua necesaria a una población.
Accesibilidad: Capacidad potencial de establecer contactos físicos y/o sociales que
posee un cierto lugar o grupo social urbano con respecto al resto de la ciudad. Las
vías de circulación y los medios de transporte son su principal forma de expresión.
Aluviales: Procesos vinculadas a los ríos.
Amenaza: Probabilidad de ocurrencia de un fenómeno natural, tecnológico o
provocado por el hombre, potencialmente nocivo para las personas, bienes,
infraestructura y/o el medio ambiente, dentro de un período específico y en un área
delimitada.
Bienes inmuebles: Se trata de aquellos que tienen una situación fija y no pueden
ser desplazados sin ocasionar daños a los mismos.
Calidad de vida: Situación de la población considerada en función de un conjunto
de indicadores relacionados con la satisfacción de sus necesidades, incluyendo
entre otros, aspectos socioeconómicos, culturales, ambientales, de seguridad y de
su entorno espacial.
Calificación del suelo: Determinación del planeamiento urbanístico consistente en
detallar o establecer pormenorizadamente el destino del suelo previamente
clasificado. Con ella se determinan los usos y la edificabilidad (intensidad de
ocupación pro edificaciones y tipologías edificatorias que deben realizarse en cada
tipo de suelo).
Ciudad: Espacio geográfico donde se desarrollan las funciones de residencia,
gobierno transformación e intercambio en todos los niveles; ocupada por una
población cuya densidad y heterogeneidad permiten los contactos sociales, con un
grado de equipamiento que asegure las condiciones de la vida urbana y
manifestándose, en la generalidad de los casos, con un paisaje construido cuyas
características son la continuidad y contigüidad.
Clasificación del Suelo: Determinación del planeamiento urbanístico que consiste
en diferenciar tres grandes tipos de usos en el suelo de un municipio. Se diferencian,
según su relación con el proceso de urbanización: suelo urbano, suelo urbanizable
y suelo no urbanizable.
Comarca: Unidad territorial supralocal intermedia respecto al municipio y la
provincia o región. Se la considera integrada por varios municipios y se fundamenta
en criterios geográficos, económicos y sociales.
Conurbación: Unión física de dos o más ciudades como consecuencia de su
crecimiento.
Delimitación: Acto de establecer los límites de un ámbito cuya función se ha fijado
previamente. Se trata de una operación esencial en el conocimiento y comprensión
del espacio geográfico y los territorios si se la entiende como el acto que culmina
cualquier propuesta de realizar una distinción de parte en aquéllos y, por tanto,
también de la regionalización en su más amplio sentido.
Desarrollo local: Desarrollo socioeconómico sustentable, cuyo ámbito territorial
corresponde al área de influencia de servicios locales, el que se apoya en la eficaz
utilización de los recursos del entorno, físicos, humanos, de capital, etc. y en cuya
orientación general tiene un protagonismo importante la comunidad local. Los
recursos utilizados podrán ser propios del área, en un desarrollo endógeno, o
parcialmente provenientes de otras áreas.
Desarrollo Territorial: Proceso de cambio progresivo, que propicia la armonía entre:
el bienestar de la población, el uso del territorio, la conservación y protección de los
recursos naturales, y de las actividades productivas; a efecto de lograr el
mejoramiento en la calidad de vida de la población, bajo un enfoque de auto-
sustentación.
Desequilibrios Territoriales: Desigualdades sociales inaceptables entre áreas con
significación propia de una misma entidad política unitaria.
Determinaciones: Cada una de las diferentes normas, criterios y orientaciones,
tanto de carácter escrito como gráfico, que se contienen en los instrumentos de
ordenación del territorio, planeamiento y gestión urbanística.
Dominio Público: Bienes de que disponen las administraciones para satisfacer los
fines que tienen asignados. El territorio de dominio público es inembargable e
invendible y forman parte de este concepto los ríos y lagos, la zona marítimo-
terrestre y el propio espacio marítimo, los montes públicos y cualesquiera otros que
se consideren necesarios para mantener las condiciones naturales, así como el
conjunto de vías públicas; también lo son los puertos y aeropuertos por sus
funciones básicas al servicio público.
Edificabilidad: Se define la edificabilidad total de un polígono como el total de metros
cuadrados construibles dentro de su perímetro. La edificabilidad media se obtiene
como cociente entre la edificabilidad total del polígono y la superficie total del mismo.
Equipamiento: Espacio o edificio destinado a proveer a los ciudadanos de los
servicios sociales de carácter formativo, cultural, de salud, deportivo recreativo y de
bienestar social y a prestar apoyo funcional a la administración pública y a los
servicios urbanos básicos de la ciudad.
Escenarios: Conjunto de variables estructuradas en escenas descriptivas de una
situación de origen y de los acontecimientos intermedios que conducen a una
situación final, de modo tal que ese conjunto de variables y acontecimientos sean
coherentes.
Figura de Planeamiento: Expresión que se utiliza en urbanismo para referirse
genéricamente a los distintos instrumentos de planeamiento, tanto general como de
desarrollo.
Intermodalidad: Expresión utilizada para aludir a la regulación de las relaciones
entre modos de transporte.
Legislación Urbanística: Conjunto de normas, estatales y autonómicas que regulan
el proceso de urbanización y la ordenación del territorio.
Litoral: Franja comprendida entre pleamar y bajamar cuya extensión depende de la
amplitud de la marea o de su ausencia y de la conformación y topografía del terreno
en dicha franja.
Localización: Lugar que ocupa un hecho o un objeto determinado. Se trata de un
término que guarda estrecha relación con los de situación y emplazamiento.
Manzana o cuadra: Unidad de división del suelo, delimitada por alineaciones
oficiales de vías públicos.
Mapa tópico o temático: Documento cartográfico conteniendo información
específica, como suelos, vegetación, uso del suelo, topografía, vialidad, geología,
hidrografía, población, etc.
Medio Ambiente: Es el compendio de valores naturales, sociales y culturales
existentes en un lugar y un momento determinado, que influyen en la vida material
y psicológica del hombre y en el futuro de generaciones venideras.
Meta: Objetivo cuantificado en un marco sectorial y temporal.
Municipio: Entidad local básica de la organización territorial del estado. Institución
política representativa dotada de autonomía para la gestión de los intereses de la
colectividad correspondiente y, en consecuencia, de personalidad jurídica y plena
capacidad para el desempeño de sus funciones. La atribución de sus competencias
municipales emana de la legislación del estado y de las comunidades autónomas.
Núcleo de población: Agrupación de construcciones bien identificable e
individualizada en el territorio, que se caracterizan por su proximidad entre si, por la
consolidación de una malla urbana y por necesitar el mantenimiento adecuado de
dotaciones urbanísticas comunes.
Ocupación: Es la relación entre la superficie ocupada por el edificio y la de la parcela
expresada en porcentaje.
Ordenación del Territorio: Política que se ocupa de la presencia, distribución y
disposición en el territorio de aquellos hechos a los que se confiere la capacidad de
condicionar o influir en el desarrollo y bienestar de sus habitantes.
Ordenanzas: Disposiciones con carácter general dictadas en el ámbito de las
Administraciones públicas y dirigidas a los ciudadanos, en virtud de las que se
reglamentan algunos aspectos propios del ámbito de su competencia.
Paisaje: Cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter
sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos
(Convenio Europeo del Paisaje).
Parcela: Superficie de terrenos legalmente conformada o dividida, que puede ser
soporte de aprovechamiento en las condiciones previstas en la normativa
urbanística.
Parcela mínima: Superficie mínima que debe de tener una parcela para que se
puedan autorizar sobre ella los usos permitidos por el planeamiento urbanístico.
Patrimonio cultural: Está constituido por los bienes y valores culturales que poseen
un especial interés histórico, artístico, arquitectónico, urbano, arqueológico,
testimonial y documental, además de las manifestaciones musicales, literarias y
escénicas y las representaciones de la cultura popular.
Periferia urbana: Márgenes de la ciudad en los que la densidad de usos urbanos
decrece. El término periferia se utiliza sobre todo para referirse a aquellos espacios
urbanos semiformalizados que se localizan una vez finalizado el núcleo continuo y
que por lo tanto forman parte de una gran ciudad, una aglomeración urbana o un
área metropolitana legalmente constituida.
Periurbano: Espacio que entorna a las áreas urbanas, en el que la subdivisión
territorial se caracteriza por predios de mayor superficie a los del área urbana pero
menores a los del área rural circundante. Estos espacios funcionalmente se dedican
principalmente a la producción del sector primario en forma intensiva como
horticultura, avicultura, viticultura, floricultura, etc. conteniendo generalmente
viviendas dispersas.
Plan de desarrollo: Instrumento de previsión e impulso de la economía a corto y
medio plazo. El concepto de desarrollo incluye actualmente otros significados
complementarios al desarrollo económico, como el desarrollo sostenible o el
bienestar social.
Plan de Ordenación de los Recursos Naturales/ Medio Natural y/o Rural/es: Es el
instrumento de planificación básico de todo Espacio Natural/Rural Protegido, cuya
finalidad consiste en establecer las medidas necesarias para asegurar la protección,
conservación, mejora y utilización racional de dicho Espacio.
Plan director: Figura de planeamiento poco detallada, principalmente planes
territoriales supralocales, con frecuencia vinculantes para el planeamiento general
municipal.
Planificación territorial: Son procesos progresivos orientados a la asignación de
usos territoriales, sobre la base de diferentes alternativas aplicables a un territorio
determinado.
Plusvalía: Mecanismo que permite la redistribución de los beneficios generados por
el ordenamiento urbano, a través de acciones administrativa constitutivas de hechos
generadores de plusvalía.
Predio: Inmueble deslindado de las propiedades vecinas, con acceso a una o más
zonas de uso público o comunal, el cual debe estar debidamente alinderado e
identificado con su respectivo folio de matrícula inmobiliaria y su cédula catastral
Pueblos Indígenas: Son los habitantes originarios del país, los cuales conservan sus
identidades culturales específicas, idiomas, territorios y sus propias instituciones y
organizaciones sociales, económicas y políticas, que les distinguen de otros
sectores de la colectividad nacional.
Rambla: Paseo principal en muchas ciudades mediterráneas, consistente en un
amplio andén central con arbolado en sus bordes y con determinado amueblamiento
favorecedor de la estancia y el encuentro, como bancos, sillas y quioscos de venta
de artículos varios, como prensa o flores. En ciertas ocasiones el trazado de las
ramblas coincide con la existencia de antiguos cursos esporádicos de agua, que
tienen una denominación idéntica, pero tal coincidencia no es obligatoria.
Región: Área de influencia de un centro de jerarquía regional.
Resiliencia: Grado de reacción del medio receptor y su capacidad de regenerar su
estado inicial luego de recibir el efecto de los agentes impactantes.
Retranqueos: Son las franjas de terreno comprendidas entre las alineaciones
oficiales y las líneas de edificación.
Riesgo: Contingencia o proximidad de un daño, que puede ocasionar pérdida de
vidas humanas, personas damnificadas, daño en propiedades o interrupción de
actividades económicas, debido a un fenómeno natural o de origen antrópico no
intencional.
Saneamiento urbano: Conjunto de actividades e infraestructuras destinadas a la
evacuación y canalización de los residuos, preferentemente líquidos, de la vida
doméstica y las actividades económicas de la ciudad.
Segunda Residencia: Edificio residencial que sólo es ocupado de modo ocasional e
intermitente, sobre todo durante los periodos de vacaciones o fines de semana.
Sector: Delimitación de perímetro de Planeamiento en Suelo Urbano y Urbanizable.
Deberá ajustarse al propio perímetro exterior y a elementos naturales o
infraestructuras (barrancos, caminos, sendas catastradas).
Sistemas de Ciudades: Parte del sistema urbano seleccionada para realizar
políticas de ordenación del territorio, tales como la localización preferente de
servicios públicos o de dotaciones productivas que estimulen un desarrollo
económico territorialmente equilibrado.
Sistemas Generales: Conjunto de suelo reservados para comunicaciones, espacios
libres, equipamientos e infraestructuras de servicios de urbanización, estructurados
para atender las necesidades del conjunto de la población de la ciudad.
Solar: Superficie de suelo urbano apta para ser edificada por estar pavimentada la
vía a que de frente, con arreglo a las alineaciones rasantes y normas técnicas
establecidas en el Planeamiento, y disponer de los servicios suficientes de
suministro de agua, evacuación de aguas residuales a red de saneamiento, energía
eléctrica y alumbrado público.
Suelo: El término suelo es considerado como equivalente al de tierra, sin
desconocer acepciones más específicas que reservan al término conceptos
edafológicos.
Territorio: Espacio geográfico en sentido amplio (terrestre, marítimo, aéreo,
subterráneo) atribuido a un ser individual o a una entidad colectiva.
Tipología edificatoria: Los diversos modos de disponer la edificación en relación con
la parcela y con el uso.
Trama urbana: Forma en planta que en la ciudad presentan el viario y los espacios
públicos. Vista en negativo se relaciona con la distribución del espacio urbano
edificado. Se puede incluir en su definición los patios de manzana y las trazas del
parcelario.
Urbanismo: Es el conjunto de disciplinas que se encarga del estudio de los
asentamientos humanos para su diagnóstico, comprensión e intervención. El
urbanismo utiliza a la geografía urbana como herramienta fundamental, e intenta
comprender los procesos urbanos a fin de planificar las intervenciones para la
cualificación del espacio.
Urbanización: Núcleo de población con características de asentamiento urbano,
morfológicamente diferenciado por su viario y edificación, generalmente separado
del continuo urbano y de funcionalidad esencialmente residencial.
Urbanizar: Acción de dotar un terreno de redes secundarias o de distribución
(primarias) de los servicios de agua, alcantarillado, y energía, además de la apertura
de vías, que conforman un tramado que corresponda a manzanas, en donde
individual o colectivamente se pueda desarrollar la construcción de edificaciones, y
queda pendiente solo las acometidas de conexión a dichos servicios, pero que
además estén incorporados al perímetro urbano.
Usos del Suelo: Conjunto de aprovechamientos y funciones que se dan a la
superficie terrestre. Hay dos grandes tipos: suelo rústico (destinado a
aprovechamientos agrícolas, ganaderos, forestales) y suelo urbano (excluido de las
anteriores utilizaciones y ocupado por la edificación, los solares, el viario urbano y
los espacios verdes urbanos).
 Uso predominante: El uso característico de un ámbito, de tal forma que sea
mayoritario respecto del aprovechamiento total del mismo.
 Uso compatible: Todo uso respecto del cual resulte admisible su coexistencia
con el uso predominante del ámbito de que se trate.
 Uso prohibido: Todo uso incompatible con el uso predominante del ámbito de
que se trate; en suelo rústico, todo uso incompatible con su régimen de
protección.
 Uso provisional: Uso para el que se prevea un plazo de ejercicio concreto y
limitado, sin que resulten relevantes las características constructivas.

Vulnerabilidad: Grado de pérdida de un elemento o conjunto de elementos en


riesgo, como resultado de la ocurrencia de un fenómeno natural o de origen
antrópico no intencional. Se expresa en la escala de cero (ningún daño) a uno
(pérdida total).
Zona de uso: Grandes porciones del territorio rural, que posibilitan el
ordenamiento del suelo en virtud de los objetivos propuestos por el Plan y cuentan
con un régimen de usos.
Zonas verdes: Dentro de los espacios libres públicos, las superficies
específicamente destinadas a la plantación de especies vegetales.

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