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FRATERNIDAD MISIONERA SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA

CONSTITUCIONES
SACRA CONGREGATIO PRO RELIGIOSIS ETINSTITUTIS SAECULARIBUS
Prot. n. R. 6 1/84
DECRETO
Los miembros de la Congregación de Jesús y María, cuya casa general se encuentra en Roma, son
llamados también Eudistas por el nombre de su Fundador, San Juan Eudes. De él han recibido el deseo y
los medios de tender a la perfección exigida a un cristiano y a un presbítero para agradar a Dios y trabajar
con fruto en la salvación de los hombres, sea mediante las misiones y otras funciones sacerdotales, sea
en la formación y santificación de los presbíteros, especialmente por los ejercicios de los seminarios.
En acatamiento a los decretos del Concilio Vaticano II, los Eudistas elaboraron un nuevo texto de
Constituciones en armonía con el código de derecho canónico. El superior general, atendiendo el voto de
la asamblea general, presentó dicho texto a la Santa Sede para su aprobación.
La Congregación de Religiosos de Institutos seculares sometió este texto al estudio de los
Consultores y, teniendo en cuenta el voto favorable del Congreso, lo aprueba y confirma con las
modificaciones Pedidas por el mismo Congreso, conforme al ejemplar en lengua francesa que se
conserva en sus archivos, a condición de que se observe todo lo pertinente conforme al derecho.
Este S. Dicasterio formula el voto de que todos los Eudistas puedan merecer la bendición que su
Fundador expresaba en el prefacio de las primeras Constituciones: “Bienaventurados los miembros de
esta pequeña Congregación que observen con fidelidad y de corazón estas Constituciones. Porque
reproducirán los pasos del Hijo de Dios y de su Santa Madre y se mostrarán verdaderos hijos de su
amabilísimo Corazón” (O.C. IX, 64).
Dado en Roma, el 28 de junio de 1984, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
+V. Fagiolo +Fr. Jerónimo Hamer
Secretario Pro. Pref.

1
INTRODUCCIÓN
San Juan Eudes
Juan Eudes nació en 1601, en el pueblo de Ri, en Normandía. Después de sus estudios en Caen, en el
colegio de los Jesuitas, entró a la Congregación del Oratorio de Francia, fundado en 1611 por el Cardenal
Pedro de Bérulle, quien lo recibió el 25 de marzo de 1623. Fue ordenado presbítero el 20 de diciembre de
1625. Durante estos años se impregnó del pensamiento espiritual de Bérulle, centrado totalmente en
Cristo, y compartió su deseo de “restaurar en su esplendor el orden sacerdotal”. Penetrado de este
espíritu, evangelizó como misionero apostólico muchos pueblos y ciudades de Normandía, lle de France,
Borgoña y Bretaña.
Como sentía la urgencia de contribuir a la reforma del clero le pareció indispensable fundar un
seminario en Caen. Para realizar esta obra abandonó el Oratorio y fundó, el 25 de marzo de 1643, con
algunos sacerdotes, una Congregación que se dedicara, además de los ejercicios de las misiones, a la
formación espiritual y doctrinal de los presbíteros y de los candidatos al presbiterado. En el Seminario de
Caen se le añadieron pronto otros sacerdotes y así comenzó la Congregación de Jesús y María.
Hombre de realizaciones, fundó la Orden e Nuestra Señora de la Caridad para acoger y ayudar a las
mujeres y a las jóvenes maltratadas por la vida.
Hizo amar a Cristo y a la Virgen María, hablando sin cesar de su Corazón, signo del amor que Dios
nos da y de la comunión a la que estamos llamados. Para tributarles un culto litúrgico, compuso misas y
oficios e hizo celebrar la primera fiesta del Corazón de María el 8 de febrero de 1648 en Autun y la del
Corazón de Jesús el 20 de octubre de 1672.
Además, con numerosos escritos contribuyó a propagar la espiritualidad de sus maestros del
Oratorio, al mismo tiempo que por su carisma propio le imprimía un carácter personal, hasta el punto de
que se le considera a él también un maestro de espiritualidad.

Murió el 19 de agosto de 1680. El Papa Pío XI lo canonizó el 31 de mayo de 1925.

Los Eudistas

Después de la muerte de san Juan Eudes, la Congregación continuó su desarrollo.


En vísperas de la Revolución Francesa, los Eudistas dirigían quince seminarios junto con algunos
colegios y parroquias.
La Revolución, en 1792, cerró las casas y dispersó a los padres. Cuatro de ellos, encabezados por el
padre Francisco Luis Hébert, coadjutor del superior general, fueron martirizados en París. La Iglesia los
beatificó en 1926.
La Congregación se reconstruyó tardíamente (1826) y con dificultad, alrededor de uno de sus
antiguos miembros, el padre Pedro Blanchard. Los Eudistas se dedicaron principalmente a la tarea,
entonces urgente, de la educación cristiana en los colegios. A partir de 1883, la fundación de varios
seminarios en Colombia les permitió reanudar la
obra tradicional de la comunidad. En 1890 se establecían en el Canadá.
En 1984, la Congregación se encuentra en ocho países y cuenta con cuatro provincias: la provincia
de Francia (Francia, Costa de Marfil, Benin); la provincia de Colombia (Colombia, Ecuador y República
Dominicana); la provincia de América del Norte (Canadá y Estados Unidos) y la provincia de
Venezuela.
Las Constituciones
Cuando san Juan Eudes instituyó la Congregación de Jesús y María, no le dio, al comienzo,
Constituciones precisas. Sin embargo presentó a la Asamblea del Clero de Francia, en 1645, un primer
proyecto de reglamento interno, titulado: “Manera de vivir en el Seminario”, Iluminado por la gracia y
por la experiencia de la vida, comenzó a redactar, hacia 1652, lo que él llamó “Estatutos y Constituciones
de la Congregación de Jesús y María”, obra que terminó en 1658.
Encabezaba esta legislación un opúsculo, terminado desde 1648, al que san Juan Eudes atribuía gran
importancia, las "Regulae Domini Jesu et Sanctissimae Virginis Mariae”. Era una exposición metódica
de los principios fundamentales de la vida cristiana, sacerdotal y comunitaria, mediante la utilización de
fragmentos de la Sagrada Escritura. Estas Reglas, llamadas “latinas” fueron impresas, por primera vez,
en 1841 y han sido reeditadas varias veces; la última edición, acompafiada de una traducción francesa,
data de 1964.
Las Constituciones, aunque vigentes en la Congregación hasta la dispersión de 1792, no habían sido
impresas. Un compendio fue redactado en 1722, bajo el título: “Constituciones de la Congregación de
Jesús y María” que constaba de veintisiete artículos (Actas Asamblea 1725, pp. 63-67).
Después de la restauración de la Congregación en el siglo XIX se volvió a las Constituciones
primitivas. Al ser aprobado el Instituto en 1851 y 1857 fue necesario someterlas a la Congregación de los
Obispos y Regulares. Con este fin la asamblea de 1862 revisó ligeramente el texto primitivo. Esta nueva
formulación fue aprobada por Roma mediante un decreto del 10 de junio de 1864 para un
"experimentum" de diez años1. Las Constituciones se imprimieron entonces, por primera vez, en 1865.
Una nueva revisión, hecha por la asamblea de 1873, fue confirmada definitivamente por Roma el 13
de agosto de 1874 2 Su texto fue impreso en 1875.
La asamblea de 1921 creó una comisión para armonizar estas Constituciones con el código de
derecho canónico de 1917. El texto que redactó dicha comisión fue votado por la asamblea de 1926 y
aprobado por la S. Congregación de los Religiosos el 29 de junio de 1928 3 4.
Dado que este texto era breve y marcadamente jurídico, la asamblea de 1930 aprobó unas “Reglas
Complementarias” que recogían lo que, a su juicio, debía mantenerse

Prot. No.7499/6
2 Prot. No.24028/10

3 Prot. No.7204/26 R.6

3
de las Constituciones primitivas y que no había hallado puesto en la edición de 1928. De estas Reglas, la
asamblea de 1953 sacó dos recopilaciones: las “ReglasPrácticas” publicadas en 1955 y el “Directorio
espiritual”, impreso en 1964.
El Concilio Vaticano II ordenó la revisión de todas las Constituciones de los Institutos.de
perfección. Los Eudistas, por su parte, la realizaron en la asamblea de 1969 que publicó: “Constituciones
y Reglas prácticas ad experimentum”. El motu proprio Ecelesiae Sanctae (II, 6) preveía que este
“experimentum” podía durar hasta el siguiente capítulo ordinario, el cual, a su vez, podía prolongarlo,
pero no más allá del segundo capítulo ordinario.
La asamblea general de 1971, reunida para elegir al superior general, no se consideró como “capítulo
ordinario siguiente” (Actas Asamblea 1971, No. 67). Por su parte la asamblea de 1977 decidió continuar
el “experimentum” hasta la próxima asamblea general ordinaria (Actas Asamblea 1977, No. 28, 3).
Así pues, la asamblea de 1983, después de revisar o modificar el texto de 1969 de acuerdo con el
código de derecho canónico recientemente promulgado, votó sus artículos uno por uno y pidió al
superior general y al consejo que lo sometiera a la aprobación de la Santa Sede (Actas Asamblea 1983,
No. 39, 4).
El texto de las presentes Constituciones, junto con el de las Reglas Prácticas, fue, pues, presentado a
la Santa Sede el 20 de enero de 1984. Una vez corregido por el consejo general en el mes de abril
siguiente, conforme a las recomendaciones de los consultores, fue aprobado por el Congreso de la
Congregación de Religiosos e Institutos seculares el primero de junio de 1984, con algunos retoques de
última hora que fueron introducidos y comunicados el 21 de junio. El 25 fueron aceptados por una
comisión “ad hoc” y el decreto se emitió el 28 de junio de 1984, día en que se celebraba en Roma la fiesta
del Corazón de Jesús4.
4
Prot. No.6-1/84
“Que todos los que han sido llamados a esta Congregación y desean alcanzar su objetivo,
escuchen a Jesús, su fundador y, superior, que lesfija estas normas y les habla así:
Yo soy.Jesús, vuestro Padre. Escuchad, hijos, ¡ni enseñanza, prestad oído a mis palabras; abrid
vuestros corazones a los mandamientos de mi amor. Bienaventurado el que escucha mis palabras y las
lleva a la práctica.
Como mi Padre me ha amado, os he amado yo también a vosotros; permaneced en mi amor. Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.
El Padre lo hapuesto todo en mis manos:pero me ha hecho don especial del clero y del sacerdocio real
cuando me dijo: “Tú eres sacerdote perpetuo, en la línea de Melquisedec ”. Ese es mi patrmonio
privilegiado, mi porción escogida y mi herencia preferida.
Por eso, esta Congregación de presbíteros y clérigos me pertenece a título particular. Yo mismo la
hefundado para proveer, mediante los ejercicios de los seminarios y de las misiones, a la salvación de
los hombres que he adquirido con el precio de mi sangre”.
(San Juan Eudes, 0. C. IX, pp 69-70)
“El fin supremo y general de esta Congregación, que le es común con muchas otras, es que sus
miembros se esmeren por realizar las siguientes palabras del Espíritu Santo: “Colere Deum et facere
voluntatem ejus corde magno et animo volenti. Y estas otras: Servire Christo et ejus Ecclesiae in
sanctitate et justitia, coram ipso, omnibus diebus nostris. Por este medio alcanzarán la perfección que
un cristiano y un presbítero deben poseer para agradar a Dios ”.
(San Juan Eudes, 0. C. IX, p. 144)
LA CONGREGACION DE JESUS Y MARÍA
1. * La Congregación de Jesús y María (Eudistas), fundada por san Juan Eudes en
1643, es una sociedad de vida apostólica compuesta de clérigos y laicos.
Está dedicada a la Santísima Trinidad y a la Comunidad de Jesús, María y José5 6 y se empeña en
seguir las huellas de los Apóstoles7 8.
2. * Los Eudistas, obreros de la evangelización, trabajan por la renovación de la fe en
el Pueblo de Dios .
Preocupados porque la Iglesia tenga siempre buenos pastores, colaboran, según sus posibilidades y
el llamamiento de los obispos, en suscitar vocaciones, en la formación y en el servicio a los presbíteros y
demás ministros.
3. Los Eudistas quieren continuar y completar en sí mismos la vida de Jesús9 y, con san Juan Eudes,
reconocen como “Fundamentos”10 de la Congregación:
• la gracia divina, de la cual deben estar colma dos para comunicarla a los demás.
• a voluntad divina, para ser, como Jesús, sus servidores en toda su vida.
• la cruz de Jesús, que toman sobre sí, renuncian do a sí mismos, para caminar en pos del Señor.
• Finalmente, un amor profundo, ardiente y personal a Jesús y María, a quienes la Congregación
pertenece como su familia.
4. Fieles a su fundador, los Eudistas rinden homenaje de adoración al Corazón amantísimo de Jesús11 12
13
que revela a los hombres el amor de Dios.
Bajo la acción del Espíritu, aprenden del Hijo a amar al Padre y amarse los unos a los otros.
Honran el Corazón de María, unido inseparablemente al de Jesús y modelo de esta unión.
5. A ejemplo de san Juan Eudes, los Eudistas no quieren tener otro espíritu que el espíritu de Jesús ,
sumo Sacerdote, adorador del Padre, salvador de los hombres, cabeza de la Iglesia que es su cuerpo
y del cual son miembros.

Nota: El asterisco (*) indica la existencia de una Regla Práctica


El color azul indica las modificaciones que fueron aprobadas en la Asamblea
Geneal de 2007
El color rojo indica las adaptaciones y nuevas concordancias hechas al texto.
6 O.C. IX, p.143
7 O.C. IX, p.273
8 O.C. IX, pp.144-145
9 O.C. I, pp.161-167
10 O.C. IX, pp.69-75,146-149
11 O.C. III,p.268
12 O.C. IX, p.315
13

5
CAPITULO I

6. * La Congregación quiere que sus miembros, realizando su apostolado, se


encaminen hacia la santidad a la que están llamados por la gracia de su bautismo y de su ordenación.
Ella les ofrece la vida de hermanos, llevada en común, que se nutre en la Eucaristía, la Palabra de
Dios y la oración.
También les brinda, junto con todas las riquezas de la tradición de la Iglesia, su propio patrimonio,
de manera especial la doctrina y el ejemplo del fundador y de sus discípulos.
7. a) Los Eudistas se vinculan a la Congregación normalmente dentro de una provincia, mediante una
promesa de fidelidad perpetua, llamada “incorporación”8.
Este acto crea, entre la sociedad y el incorporado, derechos y deberes recíprocos, definidos por las
Constituciones.
b) La Congregación ofrece la posibilidad a laicos y, eventualmente, a clérigos de llegar a ser
“asociados”. Un acto de asociación temporal y renovable se firma, entonces, entre ellos y la provincia en
la cual ellos comparten comparten la espiritualidad y la misión.
8. Como Sociedad clerical de derecho pontificio, la Congregación participa, según su propia
naturaleza, en el misterio de la Iglesia. Los Eudistas profesan a sus pastores, y especialmente al
Papa, respeto, obediencia y adhesión. En todas sus funciones se esmeran por actuar en comunión con
ellos y con toda la comunidad cristiana.
9. De esta manera los Eudistas buscan hacer vivir y reinar a Jesús 9 cada día más y se entregan al
servicio de Cristo y de su Iglesia “corde magno et animo volenti”10.
O.C. IX, pp.321-325 O.C. IX, p.145 O.C. IX, p.144
"Recordad que Dios estableció la Congregación en su Iglesia y que por su gracia os llamó a ella, para
los tres fines siguientes:
1. Para daros los medios de alcanzar la perfección y la santidad que requiere el estado eclesiástico.
2. Para trabajar en la salvación de los hombres mediante las misiones y demás funciones
sacerdotales. Esta fue la obra de los apóstoles y de Nuestro Señor. Es tan grande y divina que
pudiera parecer la más importante: divinorum divinissimum.
3. Sin embargo hay una que las supera a todas y es trabajar por la salvación y la santificación de los
eclesiásticos. Porque significa salvar a los que salvan, dirigir a los que dirigen, enseñar a los que
enseñan, apacentar a los que apacientan, iluminar a los que son la luz del mundo, santificar a los que
son la santificación de la Iglesia... Este es el tercer fin que Dios se propuso al establecer en la Iglesia
nuestra pequeña Congregación y para el cual nos ha llamado Por una misericordia inescrutable, a
nosotros, que estamos infinitamente lejos de merecerlo ”.
San Juan Eudes, O.C. X, p. 417
CAPITULO II

JUNTOS PARA LA MISION


Artículo I
Vivir la misíon de la Iglesia
10. La misión de la Congregación en el seno de la Iglesia es colaborar en la obra de la evangelización y
en la formación de buenos obreros del Evangelio11
11. Al contemplar la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu, en la cual toda la humanidad está
llamada a participar en Jesucristo, los Eudistas se comprometen, en el seguimiento de Jesús, a fin de
que “todoslos hijos de Dios dispersos se reúnan en la unidad” (Juan 11, 52).
12. Jesús, el Hijo de Dios, ha querido compartir la condición humana para revelar al mundo la llegada
del Reino de Dios. Reunió a su derredor a los doce para hacer de ellos sus compañeros y sus
enviados. Unidos a Cristo como miembros a su Cabeza12 los Eudistas se reúnen en comunidad
fraterna, a la manera de los Apóstoles, y ponen su alegría en "hacerlo vivir y reinar" en el corazón
del mundo.
13. Dóciles al Espíritu, participan en la misión de la Iglesia, sacramento de salvación para el mundo,
anunciando "la Buena Nueva a los pobres, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos y la
libertad a los oprimidos” (Lucas 4, 18).
14. Juan Eudes, arrebatado por el amor de Jesús, llevó en su corazón las angustias y las necesidades de
sus hermanos y hermanas. Abrió con audacia nuevos caminos para hacer crecer el Reino de Jesús14.
En él encuentran los miembros de la Congregación su inspiración profunda.
15. En pos de él todos se esmeran por ser testigos fieles de la alianza que han sellado con Dios por su
bautismo15.
Los presbíteros, mediante la respuesta a la gracia de su ordenación, buscan realizar plenamente el
ideal de santidad que su fundador les propone para llegar a ser "pastores según el corazón de Dios"16.
Articulo 2
La comunidad apostólica
16. Los Eudistas responden solidariamente por la vida y el apostolado de la Congregación.
11
12
13
14
15
16

O.C. IX, P.144


O.C. IX, p.84
O.C. IX, p.145
O.C. I, passim
O.C. II, p.210
O.C. IX, p.587

7
17. * Por hallarse la Congregación establecida en regiones y culturas diferentes, las
provincias, dentro de la plena fidelidad a la inspiración eudista, fijan sus propias prioridades en la
elección de sus compromisos. Se muestran solidarias las unas de las otras y se esmeran por acrecentar
sus víncu los fraternos y su mutua colaboración.
18. En cada provincia, los Eudistas, atentos a las necesidades de la Iglesia y del mundo, orientan sus
esfuerzos en función de las prioridades que conjuntamente han descubierto.
19. Buscan desarrollar las cualidades que favore cen la vida y el trabajo en común: apertura de espíritu,
respeto a los demás, capaci a para escu char y dialogar.
20. Viven en comunión con la Iglesia particular dentro de la cual trabajan. Bajo la dirección del obispo,
ejercen, en espíritu de corre spo nsabilidad, los ministerios que les son confiados. Aceptan
plenamente seguir las orientaciones diocesanas, regionales y nacionales.

8
21. Se empeñan en buscar el bien de todas las iglesias. Su pertenencia a una Congregación que se halla
presente en varios continentes los ayuda a penetrarse del sentido de la catolicidad en la Iglesia dentro
de la cual trabajan.
22. Su comunión en una misma ¡e y en una misma solicitud apostólica manifiesta el poder del Espíritu
de Jesús14 15 que une a los hombres: ella es el signo del nacimiento del mundo nuevo, inaugurado por
la resurrección, en el que la plenitud de la Ley es el Amor.
A. La obra de Evangelización
18
“Los ejercicios de las Misiones”
23. Los Eudistas trabajan en el anuncio del Evangelio y en la renovación de la fe, mediante el testimonio
de su vida, la oración, la enseñanza y el desempeño de las diversas tareas pastorales.
24. Entre todas estas tareas atribuyen una importancia especial a aquellas que les permiten participar
mejor en la Evangelización, para hacer conocer “al mismo Jesús, Evangelio de Dios”16.
25. Testigos de un Reino de justicia y de libertad, los Eudistas, prestando oído a los más pobres, aceptan
ser la voz de los que no tienen voz. En armonía con las directivas de los obispos se comprometen a
promover entre los hombres una repartición más justa y fraternal de los bienes de este mundo. Son
conscientes de que el Evangelio tiene el poder de realizar la liberación integral del hombre.
26. Frente a todas las angustias, sean ellas fruto de la injusticia, de la soledad, de la ignorancia, de la
miseria moral o del pecado, se esfuerzan por apropiarse la mirada de Jesús y su actitud
misericordiosa que revela la ternura infinita del corazón de Dios.
27. * La Palabra de Dios tiene poder para impregnar todas las culturas y transformar
las estructuras sociales. Por consiguiente los Eudistas proclaman la fuerza del Evangelio en lo más
profundo de las alegrías y las esperanzas, de los sufrimientos y angustias de los pueblos entre los cuales
viven.
28 a) Proclaman con valentía la palabra de salvacion a quienes no la han escuchado todavía; se
preocupan por aquellos que, después de haberla escuchado, se han apartado de ella; se esfuerzan por
hacer evangelizadoras las comunidades de las que son responsables.
b) Al mismo tiempo tienen el cuidado de abrir estas comunidades y los demás grupos en que trabajan a la
acción transformadora del Espíritu Santo, favoreciendo con todas sus fuerzas el crecimiento de la fe, la
profundización de la vida espiritual y sacramental y la participación en las responsabilidades pastorales.
29. La obra de evangelización está totalmente orientada hacia la reunión de los hombres en Iglesia, de la
cual la Eucaristía, misterio del amor y de la salvación, es el signo aquí en la tierra. En esta
perspectiva, los Eudistas quieren vivir la misión.
B. La formación de buenos obreros del Evangelio
“Los ejercicios de los Seminarios”17
30. Para que la evangelización produzca frutos duraderos, san Juan Eudes se entregó con todo su ser a la
formación de los presbíteros. A ejemplo suyo, los Eudistas trabajan con los medios a su alcance, para
asegurar la calidad del servicio pastoral dentro de la Iglesia.
31. Toman parte activa en las búsquedas y experiencias que se proponen renovar los diversos
ministerios de la Iglesia.
32. Se preocupan por descubrir y guiar a aquellos y aquellas a quienes Dios llama a un servicio de la
comunidad cristiana, a la vida religiosa o al apostolado misionero.
Atentos a la voluntad de Jesús de no dejar a su pueblo sin pastores, buscan ayudar a aquellos que
consideran aptos para ejercer la tarea pastoral y recuerdan a los demás cristianos sus responsabilidades
en el despertar de las vocaciones.
33. Se comprometen en la formación y el seguimiento de los presbíteros y demás obreros del Evangelio.

14 O.C. IX, p.150


15 O.C. IX, p.145
16 Pablo VI,"Evangelii Nuntiandi",7
O.C. IX, p.144 O.C. IX, p.174

9
• En los seminarios, o en las demás modalida des aceptadas por los obispos, contribuyen a preparar a
los futuros presbíteros y diáconos.
• Según las necesidades de las Iglesias locales, colaboran en la formación de laicos con miras a las
diversas tareas apostólicas.
34. En toda ocasión comparten la vida de los presbíteros y traban con ellos relaciones amistosas. Con
ellos exploran las formas de apostolado y el género de vida más adaptados a su tiempo; se esfuerzan
por ayudarlos, en todas las formas, para que vivan generosamente al servicio del Evangelio.
Artículo 3
La comunidad fraternal
35. Como responsables solidarios de una misma tarea apostólica, los Eudistas se
obligan a la vida comunitaria y quieren vivirla como hermanos, a fin de que su
21
comunidad sea “una escuela de santidad para todos los que a ella llegan”.
A. Unidos en la oración
36. Son conscientes de que su bautismo los con sagra, como a todos los cristianos, al servicio de Dios,
para adorarlo juntos, en nombre de la creación entera y para
continuar y completar la oración de Jesucristo , al que están unidos como los miembros a su Cabeza23.
37. Por eso consideran la oración como “su primera y más importante ocupación . La oracion está en el
corazón mismo de su apostolado y, a su vez, el apostolado alimenta su oración personal y la de su
comunidad.
38. Honran los estados y misterios de Jesús en su oracion personal y mediante la celebración litúrgica.
Contemplan la vida y el reino de Jesús en María su Madre26, y unen en un mismo amor el Corazón de
Jesús y el Corazón de María.
39. La Eucaristía es a la vez la fuente y la cumbre de la vida y del ministerio de los Eudistas. Por eso les
agrada celebrarla todos los días. Y cuando pueden hacerlo juntos, ven en ello un signo privilegiado
de la reunión de la comunidad alrededor de Cristo.
40. Celebran fielmente con toda la Iglesia la liturgia de las horas y en lo posible lo hacen en común; pero
en este punto no tienen otras obligaciones que las señaladas en el derecho universal (Canon 276 § 2,
n. 3).
41. Para que la oración impregne toda su vida, leen y meditan asiduamente la alabra de Dios; consagran
cada día aproximadamente una hora a la meditación, a la adoración eucarística, a orar a la Virgen
María según la tradición propia de la Congregación, al rezo del Rosario y a otras formas de la
oración privada.
42. La comunidad prevé tiempos de recuperacion espiritual en común, y cada uno se reserva anualmente
la gracia de un retiro.
43. * La comunidad nutre su oración con la espiritualidad eudista. Sus fiestas propias
son las del Corazón de Jesús, del Corazón de María y de San Juan Eudes.
B. Unidos en el compartir
27
44. La caridad es “la norma suprema y el alma de la Congregación” . Ella debe inspirar todos los actos
de la vida comunitaria.
45. La caridad entre los Eudistas se manifiesta mediante relaciones sencillas y cordiales: ellos se aceptan
y se apoyan; se prestan los múltiples servicios que ocasiona la vida diaria; comparten
recíprocamente las alegrías y las penas; toman parte en las actividades y en los descansos comunes;
se ayudan mutuamente en su búsqueda espiritual o intelectual; hablan entre sí de sus actividades
apostólicas; oran los unos por los otros; saben perdonarse.
22
23
24
25
23 27

O.C. I, p.195
O.C. IX, p.84
O.C. IX, p.188
O.C. IX, p.176
O.C. I, p.432
O.C. IX, p.211

11
46. * Recuerdan en su oración a los hermanos que descansan en la paz de Cristo y
cumplen fielmente los sufragios prescritos por ellos.
47. * A fin de vivir como hermanos, los Eudistas ponen en común el fruto de sus
trabajos, en espiritu de desprendimiento y de mutua participación. Entregan íntegramente a la
comunidad los estipendios de sus actividades y no reclamanjamás la menor parte de ellos como bien
personal. La comunidad proporciona a cada uno, con gran caridad, todo lo que le es necesario y
conveniente18. En lo concerniente al vestido y a la sencillez de vida, los Eudistas están sometidos a las
obligaciones comunes de los clérigos (can. 284, 282 y 739).
48. * Los Eudistas conservan la propiedad y la administración de sus bienes
personales; usan de ellos en espíritu de pobreza evangélica.
49. * A ejemplo de san Juan Eudes, sus hijos se esmeran por demostrar gratitud19 a sus
bien hechores y por perdonar a quienes hubieran podido causarles algún perjuicio.
50. * Los Eudistas practican generosamente la hospitalidad con todos y
particularmente con los sacerdotes. Con especial solicitud acogen a los pobres.
51. Solícitos por no traicionar el Evangelio, examinan a menudo la calidad de la vida fraterna de su
comunidad. Saben, en efecto, que en la unidad y en el mutuo amor de sus discípulos se revela
Jesucristo. Y porque quieren anunciar plenamente a Jesús Salvador se esmeran humildemente por
amarse los unos a los otros.
C. En pos de Cristo
52. Jesús exige a quienes convoca para la misión que mueran al pecado para vivir de su vida. Resueltos,
pues, a seguir las huellas de Jesús, los Eudistas se proponen:
• renunciar al pecado y a todo cuanto puede contrariar al Espíritu de Jesús.
• darse a El para
compartir sus sentimientos y dejarse animar por su
Espíritu20 21.
53. Los Eudistas, conscientes de que tienen cons tante necesidad de la misericordia de Dios, acuden con
frecuencia al sacramento de la reconciliación.
54. A imitación de Jesucristo que quiso tomar su parte en el sufrimiento de los hombres, los Eudistas dan
lugar en su vida a la penitencia voluntaria y se esfuerzan por acoger generosamente, como medios de
participar en la cruz de Cristo y en los sufrimientos de sus hermanos, las molestias físicas y morales
que acompañan toda existencia humana.
55. Saben que la humildad es “la madre, la guardiana y la nodriza de las demás
31
virtudes” y piden al Señor Jesús, bondadoso y humilde de corazon, que los

18 O.C. IX, p.268


19 O.C. IX, p.239
20 O.C. IX, p.151
21 OC IX, p.252 16
haga partícipes de su humildad.
56. A imitación del Señor Jesús, obediente hasta la muerte, los Eudistas quieren vivir una obediencia
exacta, pronta y perfecta 22 . Reconocen la voluntad de Dios en los acontecimientos y en las
decisiones tomadas por los superiores legítimos, conforme a las Constituciones, y buscan cumplirla
de todo corazón, uniéndose a la obediencia de Cristo.
57. En la Congregación, todos se esfuerzan en búsqueda común, por conocer y cumplir la voluntad de
Dios. De esta manera autoridad y obediencia concurren a desarrollar la libertad de los hijos de Dios,
ya que el que manda y el que obedece se reconocen hermanos.
58. * En la Congregación, los Eudistas aceptan como señales particulares de la
voluntad de Dios:
• las prescripciones de las Constituciones y demás reglas de la Congregación;
• los ministerios y funciones que les confian los superiores;
• las decisiones tomadas por la comunidad, la provincia o la Congregación, con miras a los
compromisos apostólicos y a la vida fraterna.
59. Por amor a Jesucristo los Eudistas han optado vivir la castidad perfecta y perpetua dentro del
celibato. Saben que es don de Dios y se lo imploran por el bien de la Iglesia. Velan por vivir su
celibato en la prudencia, la ascética, y la súplica humilde y confiada a Cristo y a la Virgen María. Su
madurez afectiva se afirma en la entrega apostólica, en la cordialidad de Ja vida fraterna y en las
relaciones sencillas y sinceras con los hombres y las mujeres que tratan.
60. Llamados al seguimiento de Cristo que quiere continuar en cada uno de ellos su vida y su misión, los
Eudistas no cesan de darle gracias por enviarlos juntos, como hermanos, a su viña y a su mies.
D. Las comunidades Eudistas
61. Los Eudistas tratan de vivir y de promover el espíritu de la comunidad apostólica doquiera sean
enviados.
62. Su comunidad es ante todo la comunidad local adonde los envía el superior provincial para que
vivan en ella juntos bajo la autoridad de uno de ellos. Cualquiera que sea su ministerio, se esfuerzan
por vivir una verdadera fraternidad de oracion, de caridad, de mutua participacion, y comparten con
la mayor frecuencia posible, la mesa y el techo.
63. * La provincia - y eventualmente cualquier otra estructura de gobierno y de
animación - son también para los Eudistas el marco de una vida fraterna y apostólica ampliada. Todos en
ella son responsables de la elaboración y puesta en marcha de las orientaciones comunes; todos se
muestran atentos y solícitos con
32

O.C. III, p.296, IX, p.258

13
sus hermanos y participan gustosamente en los encuentros, asambleas, retiros y actividades apostólicas
comunes.
64. La Congregación, por su parte, es la familia espiritual en la que todos han sido acogidos. Por eso los
Eudistas se preocupan por el bien común de la misma. Se consideran como responsables de sus
hermanos, tanto de los más lejanos como de los más cercanos, los sostienen con sus plegarias, los
acogen y muestran interés por su misión, su vida y su cultura. En efecto, todos se consideran hijos de
un mismo Padre y de una misma Madre, Jesús y María23, a los cuales san Juan Eudes ha consagrado
la “pequeña Congregación”24 fundada por él.

23 O.C. IX, p.211


24 O.C. IX, p.241 18
“Nada hay tan perjudicial a las Comunidades y Congregaciones como la excesiva facilidad para
admitir a quienes a ellas se presentan. Por eso se usará de extrema cautela y degran diligenciapara
escogerlos acertadamente. Para ello se tendrán en cuenta los puntos siguientes:
Como los verdaderos superiores de la Congregación son Nuestro Señor y su Santa Madre, a ellos
corresponde recibir a quienes han sido escogidos para estefin. Cuando se presente, pues, un aspirante,
a ellos se les encomendará encarecidamente este asunto para que lo conduzcan según su santísima
voluntad y para que no. permitan que se admita a nadie que ellos no hayan llamado.
Cuando el aspirante se presente a una casa, el superior lo entrevistará y examinará repetidas veces
y hará que lo traten también sus asistentes y aquellos miembros de la comunidad que se distingan por
su unción y discernimiento, para que expresen luego su parecer sobre el candidato.
Se le dará a conocer el carácter y el fin de la Congregación, sus empleos y ejercicios, la perfección
de vida que exige y cuáles son las cosas de más penosa y difícil observancia ”.
San Juan Eudes, 0. C. IX, pp. 292-293.

15
CAPITULO III
La formación Eudista
65. Jesús, enviado por el Padre, empieza por reunir en comunidad apostólica a los que había escogido
para hacer de ellos sus enviados.
Vive con ellos, en medio del pueblo, les enseña a orar y les revela el amor del Padre.
Progresivamente los envía a proclamar en su nombre la Buena Nueva de que ha llegado el Reino de
Dios.
66. A ejemplo de Jesús y con el fin de hacerlo vivir y reinar25 en el corazón de los hombres, mediante
“los ejercicios de los seminarios y de las misiones”26, Juan Eudes reúne a sus primeros compañeros
y funda la Congregación de Jesús y María.
Juntos, sostenidos por la oración, el estudio y la vida fraterna, se entregan al servicio de Cristo y de
su Iglesia27 28 29.
La Congregación, rica por la doctrina y por el testimonio de su fundador, ha visto crecer su
patrimonio espiritual por los ejemplos de santidad y de vida apostólica de los que, desde los orígenes, se
han comprometido a seguir los pasos de san Juan Eudes.
67. Conscientes de la gracia recibida del Señor, los Eudistas le piden cada día que inspire a muchos
cristianos el deseo de compartir su vida.
Le ruegan humildemente que continúe sirviéndose de la Congregación de Jesús y María para
extender su Reino.
68. * La Congregación desea proporcionar obreros calificados y numerosos para el
servicio del Pueblo de Dios, y todos sus miembros se preocupan por ello, juntando a la oración y a la
palabra el testimonio personal y comunitario de una existencia vivida en el servicio y en la alegría.
Cada provincia se preocupa por despertar vocaciones: toma las providencias necesarias para
presentar el ideal eudista a los adultos y a los jóvenes deseosos de entregar su vida al servicio de Cristo
y de su Iglesia y para acompañarlos en sus progresos humanos y espirituales.
69. * La probación, llamada así por san Juan Eudes , es el período inicial de la
formación para la vida eudista. Su finalidad primordial es formar para la vida apostólica en comunidad.
Este período dura por lo menos cuatro años y se vive totalmente en el seno de comunidades eudistas.
Incluye un tiempo especial de aproximadamente un ano, reservado a una formación espiritual eudista
más intensa; el responsable de este tiempo especial es un presbítero incorporado.
70. * Para admitir a un candidato en la probación debe manifestar un deseo profundo de vida cristiana y
de servicio apostólico, buena salud física y psíquica, suficientes dotes intelectuales, juicio recto,
sólidas cualidades morales y la aptitud para asumir las exigencias de la vida apostólica en
comunidad. Debe también llenar las demás condiciones exigidas por la Iglesia.
71. * Es competencia del superior provincial admitir a la probación, como también
despedir a un candidato antes de la incorporación.
72. * La formación a lo largo de la probación se propone lograr el progreso integral de
la personalidad del candidato, dentro de una coherencia cada vez mayor entre su fe y su vida, a fin de
favorecer la plena realización de su vocación según el plan de Dios.
Orientada, ante todo, a profundizar la vida espiritual, incluye los siguientes aspectos: formación
humana, iniciación a la vida de la Iglesia, aprendizaje de la vida comunitaria y apostólica, formación
intelectual.
Se trata al mismo tiempo de descubrir y aceptar la Congregación como una familia, con su fundador,
su historia, su herencia espiritual, sus Constituciones, su fisonomía actual y sus proyectos.
73. * Cada provincia elabora un directorio para la formación, que tiene en cuenta las
circunstancias concretas de tiempos y lugares.

25 O.C. IX, p.145


26 O.C. IX, p.144-145
27 O.C. IX, p.144
28 O.C. IX, p.144
29 O.C. IX, p.298 20
Este directorio es presentado al superior general, el cual vela para que las pautas trazadas aseguren
una formación conforme a la naturaleza, el fin y el espíritu de la Congregación.
74. * Es el superior provincial, con el asentimiento del consejo, el que designa a los
responsables directos de la probación.
Estos formadores, conscientes de la importancia de su labor, la desempeñian con generosidad y se
entregan frecuentemente a Jesús para que los haga partícipes de sus intenciones y disposiciones.
75. * Al término del período de probación, la incorporación señala la entrada definitiva
en la Congregación para el servicio de la Iglesia.
La incorporación es la respuesta que da el que desea formar parte de la Congregación de Jesús y
María, al llamamiento que le dirige el Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu Santo.
Por este acto ratifica la elección que ha hecho de esta sociedad para realizar en la Iglesia su vocación
a la santidad, mediante la adoración y la alabanza, y dentro de una vida apostólica vivida en comunidad.
Por la incorporación se establece, entre el incorporado, los demás Eudistas, y la Congregación, un
compromiso reciproco de fidelidad:
• el que se incorpora se compromete a vivir y morir en la Congregación para servir en ella a Cristo y a
su Iglesia30, a observar las Constituciones y a realizar las tareas que le serán confiadas;
• los que ya están incorporados lo acogen como a hermano y comparten con él los riesgos de su
compromiso, sus esperanzas, sus alegrías, sus penas y sus esfuerzos;
• la Congregación se compromete a proporcionar al incorporado los medios de santificación previstos
en las Constituciones, a dedicarlo al servicio de la Iglesia y a proveer a sus necesidades temporales.
• La incorporación es, por su naturaleza, un compromiso perpetuo, pero el superior general puede
dispensar de él, con el consentimiento del consejo general. En virtud de la incorporación los clérigos
quedan incardinados a la Congregación de Jesús y María.
76. Para que un candidato sea admitido a la incorporación, debe haber dado señales de auténtica vida
cristiana, de afecto sólido a la Congregación, de observancia leal de las Constituciones, y de
obediencia generosa a los superiores. Debe haber manifestado también aptitudes para el apostolado
en comunidad y real madurez humana.
77. * Cuando un candidato hace la petición de incorporación:
a) esta petición da lugar a un voto de la comunidad a la que pertenece;
b) el superior provincial la comunica a todos los miembros de la provincia, los cuales pueden expresar
su parecer;
c) el consejo provincial la examina, y se pronuncia sobre ella mediante voto deliberativo;
d) finalmente se transmite al superior general, el cual toma la decisión después del voto deliberativo
del consejo general.
78. * El que ha sido admitido a la incorporacion se compromete ante la comunidad
pronunciando la fórmula compuesta por san Juan Eudes u otra equivalente, aprobada por el superior
mayor, la cual debe contener, de todas maneras el texto siguiente:
“Yo declaro con toda libertad que quiero vivir y morir en la Congregación de Jesús y María para
servir en ella a Cristo y a su Iglesia, con la mayor perfección posible, siguiendo, no mi propia voluntad
sino la de Jesús, manifestada por los superiores y las Constituciones.
Me entrego a Jesús para que, por la intercesión de todos los santos, me conceda la gracia de guardar
este compromiso. Me entrego a la Virgen María para que me reciba en el número de sus hijos y me
obtenga la gracia de la fidelidad”31.
En seguida coloca su firma junto a la de todos los incorporados presentes, al pie del acta oficial que
contiene las cláusulas del compromiso eudista.
79. * Los Eudistas se preocupan vivamente por adquirir las capacidades y aptitudes
requeridas por las funciones que deberán desempeñar según los ministerios a que son llamados.

O.C. IX, p.323


31 O.C. IX, p.323-324 22

17
En esta perspectiva los superiores garantizan a cada uno la formación adecuada, teniendo en cuenta
las necesidades apostólicas, las capacidades individuales y las legítimas preferencias personales.
En lo concerniente a los estudios y a la preparación de los candidatos a las órdenes se tendrán en
cuenta las normas del derecho universal (canon 736).
80. No se puede amar a los hombres sin tratar de conocer, comprender y asimilar las culturas de los
pueblos. Iluminadas por la luz del Verbo, estas culturas, bajo todas las formas, pueden ser un camino
hacia la contemplación de Dios. Ellas son también lugar de comunión indispensable con los
hombres, por el cual pasa necesariamente el anuncio del Evangelio. Los Eudistas tienen, pues, la
preocupación permanente de asimilar las culturas y las situaciones de aquellos a quienes son
enviados. Esta experiencia del encuentro de las culturas comienza en el interior mismo de la
Congregación de Jesús y María.
81. El progreso de los conocimientos y la creciente profundización espiritual deben ir siempre
acompasados. Estudiar sin orar, u orar sin estudiar son dos actitudes peligrosas para quienes tienen
por mision anunciar el Evangelio de la salvación.
82. * En un mundo cambiante . y dentro de una Iglesia que se renueva continuamente
bajo la acción del Espíritu, los Eudistas prosiguen su formación a todo lo largo de su vida. Renuevan
incesantemente su vida espiritual, sus conocimientos y su experiencia pastoral; desarrollan lo mejor
posible la calidad de sus relaciones fraternas y los dones recibidos de Dios para ponerlos a su servicio.
Para ello la Congregación los ayuda con todas sus posibilidades.
40
“La regla suprema es la caridad. Ella debe ser el alma de la Congregación, que anime, conduzca y
regule todas sus actividades.
Por eso, que cada uno se esmere con especial empeño por preservarla con mayor solicitud que las
pupilas de sus ojos y que tema, por encima de todo, el herirla hasta en lo más mínimo. Si por desgracia
lo hace, que repare con prontitud, humildad y generosidad, por el amor de aquel que es todo caridad.
Que se consideren mutuamente como miembros de una misma Cabeza y de un mismo cuerpo y
como hijos de un mismo Padre y de una misma Madre. Con este convencimiento se amarán
recíprocamente con afecto santo, fuerte, cordial, tierno y respetuoso. Sobrellevarán y excusarán los
defectos, temperamentos y debilidades de sus hermanos y se mostrarán prontos para servirles y
ayudarlos en toda ocasión, en espíritu de caridad”.
San Juan Eudes, 0. C. IX, p. 211
CAPITULO IV
El gobierno de la Congregación
83. Las estructuras de gobierno y de animación tienen como fin ayudar a los miembros de la
Congregación a vivir juntos la misión y a testimoniar en comunidad apostólica la acogida hecha al
Evangelio de Jesucristo. Ellas favorecen la participación de todos en el gobierno y una auténtica
caridad fraterna dentro del respeto de las diversidades.
84. * Recordando que “el que gobierna debe ser como el que sirve” , todos aquellos a
quienes se confían funciones de autoridad las ejercen en espíritu de servicio y de respeto a las personas.
Apelan a la cooperación y a las capacidades de todos, y propician así una obediencia activa, creativa y
responsable.
85. * La participación de los Eudistas en la vida de la Congregación se realiza ante
todo en el seno mismo de la comunidad, dentro de la cual colaboran en la búsqueda común de la
voluntad de Dios y en la puesta en marcha de las decisiones que se han tomado.
Se realiza también por la atención que se presta a la vida de la provincia y de la Congregación, por la
diligencia en responder a las consultas y por la participación en los encuentros y las elecciones para
integrar los consejos y asambleas.
Artículo 1 La Comunidad
86. * La casa o la comunidad es la célula básica de la Congregación y comprende por
lo menos tres miembros. Está formada por hermanos que el superior provincial reúne allí bajo la
autoridad de uno de ellos llamado superior local.
87. * Es competencia del consejo provincial, después de hacer las gestiones canónicas
ante los obispos respectivos, (Can. 733), erigir las casas y constituir las comunidades, o suprimirlas. El
superior provincial informa de ello inmediatamente al superior general.
88. * Corresponde al superior provincial, solo o con el asentimiento del consejo,
reglamentar las ausencias de la casa o de la comunidad, según las normas de las Reglas prácticas (Can.
740.)
89. * La comunidad misma establece su plan de vida comunitaria que contempla tanto
las diversas actividades espirituales y apostólicas como la administración y el uso de sus bienes. Este
plan, que debe ajustarse a las Constituciones y a las Reglas Prácticas, se revisa cada año y se presenta al
visitador. Ella determina además los lugares de la casa reservados a los miembros de la comunidad.
90. a)* La comunidad elige un asistente, presentado por el superior, para un
42
O.C. IX, p.465 y 491
período fijado por ella misma y que no debe exceder al del superior. Este asistente secunda al superior en
su cargo y lo reemplaza en su ausencia.
b) * La comunidad puede también, si lo juzga conveniente, constituir un consejo
integrado, además del superior y del asistente, por uno o mas consejeros elegidos por ella.
c) La función de este consejo es velar para que las orientaciones elaboradas en común sean
llevadas a la práctica y tomar las decisiones que no pueden ser debatidas cómodamente por todos.
d) La comunidad misma fija la duración del período de los consejeros en el momento en
que procede a su elección.
e) Si la comunidad no ha constituido un consejo es ella misma la que ejerce las funciones
atribuidas al consejo por el derecho universal y el derecho propio.
91. a)* El superior local debe ser clérigo y tener al menos un año de incorporación. Lo nombra el
superior provincial, por un período que no exceda los tres años y renovable por una vez con las
mismas condiciones, con el voto deliberativo del consejo provincial y, en la medida de lo posible,
después de consultar a la comunidad.
La prórroga en su cargo de un superior local para un tercer período o más, requiere la aquiescencia
del consejo general.
b) * El superior ejerce su función según el derecho universal y el derecho propio, con la
preocupacion constante de informar a sus hermanos y de dialogar con ellos. Anima espiritualmente la

19
comunidad. Hace observar el plan de vida com unitaria elaborado por todos. Vela por la unión fraterna,
soluciona con los hermanos los problemas personales, distribuye lo mejor posible los trabajos, después
de consultar a los interesados y cuida de que se cumplan. Convoca y preside las reuniones de comunidad
y de consejo.
c) * Sirve de enlace con el superior provincial a quien informa a cabalidad sobre el estado de la
comunidad, de las personas y de las obras; se ajusta a las recomendaciones de él recibidas y le manifiesta
con sencillez y sin exageraciones las necesidades de la comunidad.
d) Se mantiene estrechamente vinculado con los responsables de la pastoral de la diócesis
o de la región.
92. * Un ecónomo, elegido por la comunidad bajo presentación del superior, para un
período fijado por ella y que no debe exceder al del superior, administra los bienes de la comunidad
según el plan que ésta se ha trazado y bajo la dirección del superior.
Artículo 2 La Provincia
93. * Todas las casas, todas las comunidades y todos los miembros de la Congregación
pertenecen a una provincia o a una viceprovincia, que puede tener o no un territorio (cf. CIC 621), con
excepción de la casa general y de los miembros de la administración general residentes en ella.
94. * Corresponde al consejo general erigir nuevas provincias o viceprovincias, unir
entre sí provincias ya existentes o modificar los límites de su territorio. Todas las comunidades situadas
en el ámbito de una provincia pertenecen a ésta. De igual manera, todos los hermanos unidos
definitivamente o “ad tempus” a una provincia hacen normalmente parte de esta provincia.
95. Toda nueva fundación será asumida, en principio, por una provincia ya existente; puede ser la que
tuvo la iniciativa, o la que recibió la solicitud de la fundación o cualquier otra provincia designada
por el consejo general.
96. La asamblea provincial, el consejo provincial y el superior provincial ejercen en la provincia las
diversas funciones de gobierno.
A. La asamblea provincial
97. * La asamblea provincial tiene lugar al menos cada cinco años, preferentemente en
el año anterior a la asamblea general. Después de que el consejo provincial decide su celebración, el
superior provincial la convoca y la preside.
98. * La asamblea provincial precedente o, eventualmente, el consejo provincial
determina la composición de la asamblea provincial. Fuera de los casos particulares previstos por las
Reglas Prácticas, la asamblea incluye un solo miembro de derecho, que es el superior provincial, y una
representación que se elige.
Las elecciones se ciñen, con las debidas adaptaciones, a las normas electorales fijadas por las
Constituciones para la asamblea general y según las modalidades previstas por la asamblea provincial
anterior, o, en su defecto, por el consejo provincial.
99. El consejo provincial se encarga de la preparación de la asamblea, pero los reglamentos y el
procedimiento son aprobados por la misma asamblea.
100. a)* La asamblea provincial trata todos los asuntos que tienen un interés general para la
provincia.
b) * Elabora las Reglas Prácticas y normas diversas valederas para la provincia, como
complemento de las Constituciones y de las Reglas Prácticas generales, especialmente las concernientes
a las modalidades de las elecciones para las asambleas generales y provinciales.
101. * Las decisiones de la asamblea provincial solo pueden ser promulgadas por el
superior provincial después del “nihil obstat” del consejo general.
B.
El consejo provincial
102. * El consejo provincial está compuesto por el superior provincial, que lo preside, y por cierto
número de consejeros provinciales elegidos por los incorporados de la provincia.
103 a) El consejo provincial es responsable solidariamente con el superior provincial y conforme al
derecho universal y al derecho propio, de la vida de la provincia y de sus grandes orientaciones.

20
b) * Se pronuncia por voto colegial sobre determinados puntos importantes
previstos por las Constituciones o las Reglas Prácticas, así como sobre otros puntos para los cuales el
superior provincial solicite este voto.
c) * Además, en algunos casos previstos en el derecho universal y el derecho propio,
el consejo provincial es llamado a emitir votos sea deliberativos sea consultivos.
104. El consejo provincial no tiene competencia para tratar asuntos personales, a menos que éstos
tengan repercusiones públicas en la vida de la comunidad o de la provincia.
105. El consejo provincial se reúne por lo menos tres veces al año, convocado por el superior
provincial. Puede reunirse con más frecuencia, sea por iniciativa de este último, sea por petición de
otros dos miembros. Su quorum lo fija la asamblea provincial. Se admite el voto por
correspondencia. Para lo demás el consejo mismo fija sus reglas de procedimiento.
C. El superior provincial
106. * a) El superior provincial debe ser presbítero y tener al menos tres años de
incorporación. Lo nombra el superior general con voto deliberativo del consejo general, después de
consultar a todos los incorporados de la provincia.
b) Su mandato no debe sobrepasar los tres años pero puede renovarse una vez más por decisión del
superior general previo consentimiento del consejo general y después de consultar a todos los
incorporados de la provincia. Después de seis años el superior provincial no puede ser nombrado
inmediatamente para un nuevo mandato.
107. La preocupación principal del superior provincial es la animación espiritual y apostólica de la
provincia.
108. Convoca y preside el consejo provincial. Pone en marcha bajo su propia responsabilidad las
decisiones tomadas, teniendo en cuenta las situaciones concretas de las comunidades y de las
personas. Trata igualmente los asuntos de su propia competencia después de haber obtenido, en los
casos previstos por el derecho, el consentimiento o el parecer del consejo provincial.
109. El superior provincial sirve de enlace entre 109 la provincia y el superior general, a quien
mantiene con frecuencia al corriente de lo que interesa a las comunidades y a las personas a su cargo.
Somete a su aprobación y a la del consejo general, conforme al derecho universal y a las
Constituciones, algunas decisiones del consejo provincial, en especial las que se refieren a la
admisión a la incorporación, la aceptación o supresión de una obra o de un puesto que compromete a
la provincia, así como un cambio importante de los mismos.
110 a)* El superior provincial asigna a todos los miembros de la provincia la casa
o la comunidad a la que pertenecen y, de manera global, sus funciones.
b) * Realiza cada año, por sí mismo o por su delegado, la visita de las casas, de las
comunidades y de cada persona.
c) Se esfuerza por tener un contacto personal con todos los hermanos dentro de un espíritu
de acogida y de comprensión.
d) Cuida de dar a todos una información tan amplia como le sea posible sobre lo
concerniente a la provincia.
111.* El superior provincial se preocupa por ayudar a los superiores locales, por aconsejarlos y
apoyarlos en el ejercicio de su responsabilidad.
112 a) El superior provincial vela con gran interés por la formación de los miembros de la Congregación
antes y después de su incorporación. Pide el voto deliberativo del consejo provincial antes de
nombrar a los responsables de la formación eudista.
b) Llama a los ministerios no ordenados después de hacer las consultas necesarias,
principalmente dentro de la comunidad a la cual pertenece el candidato y dentro del equipo de
formadores.
c) Llama al diaconado y al presbiterado, después de hacer las consultas necesarias,
principalmente dentro del equipo de formadores y dentro de la comunidad a la cual pertenece elfuturo
diácono o presbítero, y después del voto deliberativo del consejo provincial.

21
d) Tiene el poder de conceder letras dimisorias a los candidatos incorporados para la
ordenación al diaconado o al presbiterado (Can. 1019).
113 a) Se preocupa por mantener contactos con los obispos y los organismos nacionales y diocesanos
encargados de la pastoral. Tales contactos le permiten conocer las necesidades de la Iglesia para
adaptar a ellas el esfuerzo apostólico de la provincia.
b) Participa igualmente de los organismos de coordinación entre las comunidades sacerdotales y
religiosas, a escala nacional o regional.
114. El consejo provincial, previa presentación del superior provincial:
a) nombra un asistente, que debe ser presbítero, para un período que no exceda el del
mismo provincial; su oficio es secundarlo en todas sus tareas, suplirlo en caso de ausencia y asegurar la
interinidad cuando el cargo quede vacante.

22
b) Puede nombrar un segundo asistente y un secretario, a quienes el consejo fija la duración de
su mandato y sus funciones.
c) * Nombra un ecónomo provincial, distinto del superior provincial y encargado de
administrar los bienes de la provincia bajo la dirección de éste y la responsabilidad del consejo
provincial, por un período que no exceda los tres años y que puede renovarse una vez. La prolongación
del cargo del ecónomo provincial para un tercer mandato o más, requiere el acuerdo del consejo general.
Las funciones de asistente, de secretario y de economo provincial son compatibles entre sí y con la
de consejero provincial.
Articulo 3 La Congregación
115. Todas las comunidades y todas las provincias de la Congregación forman juntas un cuerpo que
tiene un mismo espíritu y un mismo32 corazón.
116. El gobierno de la Congregación está asegurado:
• por la asamblea general que goza de la autoridad suprema y en la que todos los miembros están
representados mediante delegados elegidos;
• por el consejo general, presidido por el superior general y que comprende al vicario general y a los
dos consejeros generales no residentes;
• por el superior general que tiene autoridad sobre toda la Congregación.
A. La asamblea general
117. a) La asamblea general es convocada como asamblea ordinaria cuando debe proceder a la
elección del superior general, y como asamblea extraordinaria cuando lo juzgue necesario el consejo
general.
b) La asamblea general ordinaria tiene lugar normalmente cada cinco años o,
eventualmente, antes de este término en aquellos casos en que queda vacante el cargo de superior
general (cf. Cst. 156, c),
c) En ambos casos, la asamblea general ordinaria siguiente se convoca cinco años
después.
Preparación y apertura de la asamblea general
118. * Toca al superior general o a su reemplazo, según las Constituciones, convocar y
presidir la asamblea general.
El consejo general fija el lugar y la fecha de la asamblea y los da a conocer a la Congregación
mediante una circular. Entre la fecha de la convocacion y la celebración de la asamblea deben
trangmcurrir por lo menos tres meses.
119. La asamblea general está compuesta por miembros de derecho y por miembros delegados de las
provincias.
120. Los miembros de derecho son:
a) el presidente;
b) el vicario general y los dos consejeros generales no residentes;
e) los superiores provinciales.
121. * El número de delegados de cada provincia se fija según el número de electores
existente en la fecha de convocación de la asamblea y en la proporción establecida por la asamblea
general anterior, o, eventualmente, por el consejo general.
122. * Todos los incorporados de la provincia son electores y elegibles.
123. * Las elecciones a la asamblea se hacen por escrutinio secreto y según modalidades
que se han dejado a la iniciativa de las asambleas provinciales o, a falta de ello, de los consejos
provinciales.
124. * La preparación de la asamblea general, reglamentada en sus grandes líneas por el
consejo general, es incumbencia de quien la ha convocado.
125. * La apertura de la asamblea general se desarrolla según las normas fijadas en las
Reglas Prácticas. La asamblea no puede reunirse si no están presentes los dos tercios de los miembros

32 O.C. IX, p.218 30


que deben participar en ella.
Elecciones que dependen de la asamblea general
126. * La asamblea general elige, en el momento que crea más oportuno, por escrutinio
secreto, al superior general, al vicario general y a los dos consejeros generales no residentes.
127. El superior general es elegido por cinco años y puede reelegirse para un segundo período de
igual duración.
128. En el momento de su elección el superior general debe ser presbítero y tener al menos cinco años
de incorporación. Debe además poseer ciertas cualidades, especialmente las siguientes: espíritu de
oración, vida ejemplar y celo ardiente por la gloria de Dios y la salvación de los hombres; juicio
excelente, la discreción y prudencia necesarias, espíritu tranquilo y moderado, ciencia sólida;
dedicación decidida a la Congregación y a sus intereses; salud suficiente para soportar las fatigas de
su cargo; firmeza y constancia probadas para mantener la Congregación en sus fines y en su espíritu
mediante la observancia fiel de las Constituciones33.
129. * La elección del superior general se hace por mayoría de las dos terceras partes de
los sufragios válidos expresados. Si después de tres escrutinios no se alcanza esta
44

O.C. IX, pp.445-446

24
mayoría, se realiza un cuarto por mayoría absoluta en el que sólo se mantienen los dos candidatos que
obtuvieron mayor votación en el tercer escrutinio. Estos dos pierden entonces su voz activa. Si
obtuvieren el mismo número de votos se preferirá al más joven de edad y, eventualmente, de
incorporación.
130. Para la elección del vicario general, la asamblea general lo elige por mayoría absoluta, a partir de
la propuesta del superior general, según las normas de las Reglas Prácticas. El debe ser presbítero e
incorporado.
131. Cada elección hecha en regla debe proclamarla el que la preside; se hace definitiva por la
aceptación del elegido, sin que sea necesario esperar otra confirmación.
132. a) Si el superior general elegido no está presente, se le notifica inmediatamente su elección, con
el ruego de que se dirija a la casa donde funciona la asamblea. Mientras él llega, la asamblea, si lo
considera conveniente, continúa sus trabajos.
b) Después de una postulación hecha en debida forma, se pide la confirmación por parte
de la Santa Sede.
c) Si un consejero general elegido se halla ausente, se le llama inmediatamente a la
asamblea, en la cual goza del mismo derecho de sufragio que los demás miembros.
133. Con el fin de recibir luces para su escogencia y de dar su voto con conocimiento de causa, cada
uno puede tomar informes en particular, pero siempre con discreción.
134. Una vez elegido, el superior general hace la profesión de fe pedida por los cánones (can. 833 §
8); inmediatamente después queda constituido presidente de la asamblea.
Asuntos que dependen de la asamblea general
135. * La asamblea, buscando el bien general de la Congregación, toma las decisiones
oportunas sobre todas las cuestiones de interés mayor, tal como se enumeran, a título indicativo, en las
Reglas Prácticas.
136. La asamblea general extraordinaria, se limita al examen de los temas presentados por la
autoridad que la ha convocado, salvo si, después de su convocación, el cargo de superior general
queda vacante, lo cual la convertiría en asamblea general ordinaria.
137. a) Las decisiones se toman normalmente por la mayoría absoluta de los sufragios válidos
expresados, en los que cada miembro dispone de una sola voz. El presidente puede romper el empate
en caso de paridad de votos.
b) El superior general promulga las decisiones tomadas por la asamblea e
indica la fecha de su entrada en vigor.
c) * Además hace publicar las “Actas de la Asamblea”, constituidas por las actas oficiales de las
sesiones plenarias, aprobadas por la misma asamblea.
B. El consejo general
138. a)* El consejo general está formado, además del superior general que lo convoca y lo preside,
por el vicario general y los dos consejeros generales no residentes. Se reúne al menos una vez al año.
b)* Para cada una de sus reuniones se convoca a todos los miembros del consejo. Se admite el voto a
distancia. Para la validez de las decisiones del consejo basta la presencia de dos consejeros, además del
presidente. Si este quorum no se logra es obligatorio acudir al voto a distancia. Para lo demás el mismo
consejo fija su reglamento.
139. a) El período del cargo del vicario general y de los consejeros generales no residentes es el que
transcurre entre dos asambleas generales ordinarias.
b) El vicario general y los dos consejeros consejeros generales no residentes no pueden ser elegidos para
el consejo general por más de dos período consecutivos.
140. * a) Los dos consejeros generales no residentes son elegidos de provincias
diferentes de la del vicario general y son elegidos por la asamblea general a partir de la propuesta del
superior general y según las normas de las Reglas prácticas.
El consejo de Congración
b) El consejo de Congregación participa en la animación de la Congregación. Está compuesto por el
consejo general y los superiores provinciales (RP 140 b).

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141. a)* En el intervalo existente entre dos asambleas generales, el consejo
general es responsable, solidariamente con el superior general, y conforme al derecho universal y al
derecho propio, de la vida de la Congregación y de sus grandes orientaciones. Se esmera por promover
dentro de ella una fidelidad creciente al espíritu de su santo fundador y a la misión para la cual fue
instituída; vela por sus intereses materiales y espirituales; tiene la constante solicitud de afianzar la
unidad entre todos sus miembros. Se preocupa por dar el impulso necesario al progreso espiritual y
apostólico de todas las comunidades y de todos los hermanos.
b) * Además, en ciertos casos previstos por el derecho universal y las Constituciones, el
consejo está llamado a emitir votos deliberativos o consultivos.
c) Las intervenciones del consejo general van señaladas oportunamente en los diversos capítulos de las
Constituciones. Su lista se encuentra en las Reglas Prácticas.
142. El consejo general no tiene competencia para tratar problemas personales, a menos que éstos
tengan repercusiones públicas en la vida de las provincias, de las comunidades o de los miembros de
la Congregacion.
C. El superior general
143. El superior general, bajo la dependencia del Padre Santo, tiene autoridad sobre todas las
provincias, todas las comunidades y todos los miembros de la Congregación y la ejerce según el
derecho universal y las Constituciones en espiritu de servicio y de atención solícita hacia las
personas. A su vez los hermanos le deben respeto, obediencia y afectó.
144. Convoca y preside el consejo general. Pone en ejecución, bajo su propia responsabilidad, las
decisiones tomadas, teniendo en cuenta las situaciones concretas de las provincias, de las
comunidades y de las personas. Trata igualmente los asuntos de su propia competencia después de
haber obtenido el consentimiento o pedido el parecer del consejo general en los casos previstos por
el derecho. Actúa en todo con la constante preocupación de mantener a los miembros de la
Congregación fieles al espíritu del fundador y de promover la unión, la eficacia apostólica y el
progreso espiritual de las comunidades y de los hermanos.
145. El superior general cuida de que se establezcan entre él y todos los hermanos relaciones
personales impregnadas de cordialidad y de confianza.
146. Se mantiene en contacto con los demás superiores generales y con todos los organismos de la
Iglesia que pueden requerir la colaboración de la Congregación o que pueden prestarle ayuda. De la
misma manera actúa con los episcopados de las regiones donde los Eudistas trabajan o son llamados
a trabajar.
147. El superior general no puede desempeñar el cargo de ecónomo general o de superior provincial.
Puede ser superior de la casa general si el consejo general lo juzga conveniente.
148 * Previo el consentimiento del consejo general, a él compete admitir definitivamente a la
incorporacion y desligar de este compromiso a quienes por graves motivos se lo solicitan.
A él corresponde, con el consentimiento del consejo general, permitir a un miembro incorporado,
pasar a otra sociedad de vida apostólica (can. 744).
149. * Corresponde igualmente al superior general, contando siempre con el consentimiento del
consejo general, autorizar a un miembro incorporado, por un tiempo que no supere los tres años,
para que viva fuera de la Congregación. Si se trata deun clérigo se requiere, además, el
consentimiento del ordinario del lugar donde debe residir. Terminado este período de ausencia, el
incorporado debe reencontrar un puesto normal dentro de la Congregación (can. 745).
Para la expulsión de un miembro incorporado se observan las prescripciones del derecho universal
(can. 746).
150. * El superior general, por sí mismo o por su delegado, visita las comunidades de las
distintas provincias cuando lo juzgue oportuno pero al menos cada cinco años.
151. * Puede, si lo considera útil para el bien de la Congregación, trasladar a un hermano
de una a otra provincia, de forma definitiva o “ad tempus”, después de entenderse con los superiores
provinciales respectivos.
152. Reúne a los superiores provinciales cuando lo juzgue conveniente, después de consultar al

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consejo general.
153. El superior general no tiene poder alguno sobre las Constituciones, ni para modificarlas ni para
interpretarlas auténticamente. Puede dispensar de puntos de disciplina en casos particulares y,
temporalmente, cuando la necesidad o la caridad, o la consideración de un bien superior lo exijan;
pero entonces debe actuar con suma cautela.
154. * El vicario general reemplaza de oficio al superior general en caso de enfermedad o
de cualquier otro impedimento transitorio.
155. Si los consejeros generales consideran, por mayoría de votos, que el superior general no se halla
ya en condiciones para gobernar la Congregación, lo comunican a la Santa Sede y se atienen a su
decisión.
156. a) En todos los casos en que queda vacante el cargo de superior general, el vicario general dirige
la Congregación hasta la elección de su sucesor, con el concurso de los demás consejeros a quienes
reúne lo más pronto posible.
b) El vicario general ejerce ex officio el cargo de superior general hasta la próxima
asamblea general ordinaria. El completa a continuación el consejo general según el procedimiento
establecido por las Constituciones.
c) El mandato del vicario general cuenta como primer período de superior general en caso
de que el vicario llegue a ser elegido superior general en la asamblea general siguiente.
157. a)* La Congregación tiene, ante la Santa Sede, un procurador general que la representa en todos
los asuntos que la conciernen. Tiene también un ecónomo general encargado de la administración de
los bienes de la Congregación, bajo la dirección del superior general y la responsabilidad del consejo
general. Tiene también un secretario general.
b) Estos cargos son compatibles entre sí, con el de vicario general y con el de consejero general no
residente. El consejo general designa sus titulares por mayoría de votos, previa presentación hecha por el
superior general, para un período de tres años, pero renovables sin limitación.
“Estoypensando sin tregua en las necesidades que atraviesa su casa; pero no puedo imaginar que
nuestro bondadosísimo Padre y nuestra Madre admirable dejen de manifestar su bondad en este gran
aprieto. Sólo una cosa debemos temer: temer demasiado y no tener suficiente confianza.
Es verdad que la necesidad es urgente: sin embargo, espero que el socorro esté cerca. Por mi parte
no omito para remediarla ningún esfuerzo, ninguna diligencia razonable. Eso sí, gracias a Dios, sin
alarma, sin inquietud y sin apoyarme en mi actividad. Haga usted lo mismo.
Lo que le encarezco por encima de todo es que se esmere para que Dios sea bien servido y honrado
por la observanciafiel y exacta de las órdenes y reglas de la Congregación y de todo lo que Dios me ha
inspirado establecer en ella. Sepa usted, mi querido hermano, que observándolas y haciéndolas
observar lo mejor posible agradará grandemente a Nuestro Señor y a su Santísima Madre y atraerá su
santa bendición sobre nosotros y sobre nuestra Comunidad”.
San Juan Eudes, O.C. X, pp. 428-429.

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CAPITULO V
La administración de los bienes temporales
158. Los Eudistas consideran los bienes temporales como dones que Dios les hace para su
subsistencia y para cumplir su misión al servicio de sus hermanos. Quieren, con estos bienes, dar un
testimonio colectivo de caridad, de pobreza y de justicia social. Por eso quienes tienen la
responsabilidad de administrarlos se preocupan constantemente por servirse de ellos según el
espíritu del Evangelio, como medios para expresar la comunidad de destino que une a todos los
hombres.
A ejemplo de Jesús y de sus discípulos, los Eudistas comparten los bienes temporales con los menos
favorecidos en actitud fraterna de solidaridad. Lo cual les exige un hondo sentido de la justicia, en el
seno mismo de la Congregación y hacia todos aquellos que de cualquier manera trabajan a su servicio.
159. * La Congregación, las provincias y las comunidades, en cuanto personas jurídicas,
tienen capacidad de adquirir, poseer, administrar y enajenar bienes temporales, muebles o inmuebles,
para los fines que les son propios.
Estos bienes, por su carácter de bienes eclesiásticos, deben administrarse conforme a las normas del
derecho universal de la Iglesia y del derecho propio de la Congregación (cánones 634, §l y 635 §1).
160. * La propiedad de los bienes de la Congregación es subordinada, de manera que el
consejo general tiene derecho a controlar la administración temporal de cada provincia y el consejo
provincial ejerce el mismo derecho con cada comunidad.
En el caso de disolución de una comunidad o de una provincia, los bienes de la comunidad revierten
a la provincia y los de la provincia a la Congregación.
161. * El ecónomo local administra los bienes de una comunidad según el plan trazado
por ella misma y bajo la dirección del superior. El economo provincial administra los bienes de una
provincia, como tal, bajo la dirección del superior provincial y la responsabilidad del consejo provincial.
El ecónomo general administra los bienes de la Congregacion, como tal, bajo la dirección del superior
general y la responsabilidad del consejo general.
162. * Los poderes de los superiores, de los consejos y comunidades, así como los de
los ecónomos, en el campo de la administración, y especialmente los concernierites a enajenaciones y
préstamos, y el compromiso en ciertos gastos, se sitúan dentro de los límites fijados por el derecho
universal de la Iglesia y por el derecho propio de la Congregación, teniendo en cuenta la legislación
civil.
163. * En la fecha fijada por las autoridades competentes, la comunidad misma aprueba
el presupuesto preparado por el ecónomo local y lo envía, para su control, a la administración provincial.
El consejo provincial aprueba el presupuesto de la administración provincial, preparado por el ecónomo
provincial y lo envía, para su control, a la administración general. El consejo general da su aprobación al
presupuesto de la administración general preparado por el ecónomo general.
164. * Cada año, al final del ejercicio financiero, cada comunidad aprueba las cuentas
presentadas por el ecónomo local, antes de enviarlas, para su control, a la administración provincial. El
consejoprovincial aprueba las cuentas de la administración provincial presentadas por el ecónomo
provincial, antes de enviarlas, para su control, a la administración general. El consejo general aprueba
las cuentas de la administración general presentadas por el ecónomo general.
165. Además, el superior local, el superior provincial y el superior general pueden, si lo consideran
conveniente, pedir al ecónomo respectivo que presente sus cuentas al consejo.
166. Cuando una provincia tiene una asamblea provincial, el ecónomo provincial presentaun informe
aprobado por el consejo provincial, que da cuenta del estado de las finanzas de la provincia.
Igualmente cuando tiene lugar una asamblea general, el ecónomo general rinde un informe,
aprobado por el consejo general, para dar a conocer el estado de las finanzas de la Congregación.
167. Para favorecer la información y la participación de todos, se comunican en sus grandes líneas a
todos los miembros de la provincia, los presupuestos y las cuentas de la administración provincial
una vez aprobados por el consejo provincial. Igualmente se comunican en sus grandes líneas a todos
los miembros de la Congregación, los presupuestos y las cuentas de la administración general, una

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vez aprobados por el consejo general.
168. * Cada comunidad se solidariza con las cargas financieras de la provincia, según
las orientaciones de la asamblea provincial y las modalidades fijadas por el consejo provincial.
Igualmente cada provincia se solidarizá con las cargas financieras de la administración general según las
orientaciones de la asamblea general y las modalidades fijadas por el consejo general.
169. El consejo provincial puede ordenar una contribución extraordinaria en la provincia. El consejo
general puede hacer otro tanto en la Congregación.
170. * A petición de la administración provincial y previo acuerdo con ella, una
comunidad puede llegar a verse en la obligación de entregar sus excedentes o, aun, de tomar parte de sus
reservas para remediar ciertas necesidades o cumplir conciertas obligaciones (de caridad u otras) que
incumben a la provincia.
Igualmente, a petición de la administración general y previo acuerdo con ella, una provincia puede
llegar a verse en la obligación de tomar parte de sus reservas para cumplir con ciertas necesidades u
obligaciones que incumben a la Congregacion.
Las comunidades, las provincias y la Congregación, una vez que se han fijado las reservas útiles
para una administración prudente, evitarán atesorar.
171. Las disposiciones de los números anteriores (168-170), se inspiran en la preocupacion por el
bien común y por compartir los recursos. En efecto, las contribuciones de las comunidades a la
administración provincial y de las

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provincias a la administración general, bajo cualquier título que sea (aportes, contribución extraordinaria
o entrega de excedentes), permiten a estas administraciones cumplir, por una parte, su servicio en
beneficio de cada uno y, por otra, aportar una ayuda a las comunidades y provincias menos
favorecidas financieramente.
172. Como contrapartida los consejos provinciales y el consejo general, responsables de la
administración financiera a nivel provincial y a nivel general, deben velar constantemente para que
tenga lugar una repartición equitativa de los bienes entre las comunidades y las provincias.
173. El superior provincial debe tener la solicitud de prestar ayuda, en caso de necesidad y con toda la
discreción requerida, a las familias de los miembros de la Congregación.
174. * La preocupación por repartir equitativamente los bienes dentro de la
Congregación no debe hacer olvidar el deber imperioso, a todos los niveles, de compartirlos con quienes
se encuentran en situación de pobreza y hasta de miseria. Las comunidades, los consejos provinciales y
el consejo general deben pensar en ello con frecuencia, en particular en el momento de preparar y
aprobar el presupuesto anual. Es ésta una condición fundamental para que la Congregación se mantenga
fiel a su misión y para que manifieste que está animada por el espíritu de Jesús y María.
175. El derecho propio de la Congregación de Jesús y María comprende, en primer lugar, las
Constituciones aprobadas por la Santa Sede y que sólo ella puede modificar o interpretar
auténticamente si lo piden al menos dos tercios de los miembros de la asamblea general; luego las
Reglas Prácticas que son aprobadas y pueden ser modificadas por las asambleas generales;
finalmente, las Actas mismas de estas asambleas.
Los Eudistas, conscientes de que la supervivencia de la Congregación, el cumplimiento de su misión
y la perfección de sus miembros, como cristianos y como presbíteros, dependen de la fiel observancia de
este derecho propio, a la cual se han comprometido con toda libertad mediante el acto de incorporación,
imploran con humildad y perseverancia esta gracia a Jesús y María, por la intercesión de su fundador,
san Juan Eudes.
¡VIVA JESUS Y MARIA!
FORMULAS
Fórmula que sefirma al entrar en la Probación
(RP 71, 2).
N... de la diócesis de... de... años de edad, habiendo manifestado su deseo de ser recibido en la
Congregación de Jesús y María, ha sido aceptado y admitido a la Probación por el Padre provincial.
Declara que viene libremente y que no tiene en la Congregación nada que le pertenezca y que nada
reclamará de ella en caso de retiro.

Firmado en... el... de... de...

(Superior) (Candidato)

Incorporación

Fórmula de san Juan Eudes (Cons. 78)


En el nombre de la Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo... declaro ante el cielo y la tierra,
que te reconozco y adoro, Señor Jesús, como al Fundador, Superior y Padre de esta Congregación, a la
que me has llamado por tu gran misericordia, a pesar de mi inmensa indignidad.
Con la ayuda de tu gracia me comprometo a vivir y morir dentro de ella, para servirte y honrarte con
la mayor perfección posible, renunciando totalmente a mi propia voluntad para cumplir la tuya,
expresada por mis superiores y por las Constituciones de la Congregación.
Con este fin me entrego a ti, oh Jesús, de todo corazón; y por amor a ti prometo ser fiel a este
compromiso. Te pido esta gracia por los méritos e intercesión de todos tus santos, en especial de San
José, San Gabriel, San Juan Evangelista, y de todos los santos sacerdotes y ministros.
Que todo sea por amor a ti y a tu Santa Madre. A ella me entrego y me consagro también de todo
corazón y la reconozco y venero como a la Fundadora, la Superiora y la Madre de esta Congregación.
Con toda humildad le suplico que me reciba en el número de los hijos de su amabilísimo Corazón y me
alcance las gracias para hacerme digno de tan alta dignidad.
Y sea todo para alabar, amar y glorificar la Trinidad Santa, contigo, Salvador mío, con tu dignísima
Madre, que es también la mía, y con todos tus santos, ahora y siempre y por todos los siglos. Amén.
Fórmula que sefirma en el momento de la Incorporación (Const. 78)
Hoy, en el día... del mes ... del afí o... NN, nacido en... de la diócesis de... de ... años de edad,
residente en la Congregación de Jesús y María, a la que fue admitido en la Probación el..., después de
haber solicitado libremente su incorporación a ella, para servir y honrar a Dios según las Constituciones
y Reglas Prácticas de la misma Congregación, en espíritu de obediencia a sus superiores, ha sido
recibido e incorporado en la forma prescrita 4 0 por las Constituciones y Reglas Prácticas.
En constancia de lo cual él mismo ha firmado esta acta oficial, junto con el Padre superior de la casa
y varios otros hermanos que se hallaban presentes en el momento de su recepción y de su compromiso.

(el Incorporado) (el Superior)

Fórmula para renovar la promesa de Incorporación


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, renuevo ante ti, Señor Jesús, en presencia de
María, tu santa Madre y de todos los santos, el compromiso que adquirí cuando por tu misericordia fui
incorporado en esta Congregación, de vivir y morir en ella para servirte y glorificarte con la mayor
perfección posible, renunciando a mi propia voluntad para seguir la tuya, expresada por los Superiores y
por tas Constituciones de esta Congregación.
Para ello te pido, oh Jesús, tu gracia, por la intercesión de la Virgen María, de san José, de san
Gabriel, de san Juan Evangelista, de san Juan Eudes y de todos los santos.
Acta después de la instalación de los superiores locales
Hoy... del mes de... del año... NN... presbítero (o diácono) de la Congregación de Jesús y María,
escogido por el Superior provincial para Superior de esta casa, después de hacer las súplicas
acostumbradas a Nuestro Señor y a su santa Madre, ha sido recibido y reconocido por todos los
integrantes de esta comunidad como Superior de la casa.
Para constancia de ello el dicho NN... Superior, ha colocado aquí su firma en este libro, y junto con
él todos los miembros de la Comunidad.
N.B. Las fórmulas de las súplicas compuestas por san Juan Eudes se encuentran en O.C. IX,
484-487.
Acta de instalación de los Superiores provinciales
Hoy... del mes de... del año... NN... presbítero de la Congregación de Jesús y María, escogido por el
Superior general de la misma Congregación para Superior de esta provincia, después de hacer las
súplicas acostumbradas a Nuestro Señor y a su Santa Madre, ha sido recibido y reconocido como
Superior de esta provincia.
Para constancia de ello, dicho NN... Superior provincial ha colocado aquí su firma en este libro,
junto con todos los hermanos que con él se hallaban presentes.
N.B. Las fórmulas de las súplicas compuestas por san Juan Eudes se encuentran en O.C. IX,
484-487.
Acta de instalación del Superior general
Hoy... del mes de... del año... NN... presbítero de la Congregación de Jesús y María, elegido por la
Asamblea general de la misma Congregación, debidamente convocada y celebrada en esta casa de...,
para Superior de la dicha Congregación, después de hacer las súplicas acostumbradas a Nuestro Señor y
a su Santa Madre, ha sido recibido y reconocido por toda la Congregación, aquí reunida en sus
diputados, como su legítimo Superior general.
Para constancia de ello, él ha colocado aquí su firma y junto con él todos los
diputados.
N.B. Las fórmulas de las súplicas compuestas por san Juan Eudes se encuentran en O.C. IX,

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452-455.
Profesión de Fe (Const. 134)
YO,... creo firmemente y profeso todos y cada uno de los artículos contenidos en el símbolo de la Fe,
a saber:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos.
Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación,
bajó del cielo; y por obra del Espíritu se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de p Dricio Pilato; padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día,
según las Escrituras y subió al cielo; y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria,
para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre
y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica.
Reconozco un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. AMEN.
Igualmente admito y profeso todas y cada una de las enseñanzas referentes a la doctrina de la fe y de
las costumbres, tanto las que han sido definidas solemnemente por la Iglesia como las que están
afirmadas y proclamadas por su magisterio ordinario, tal como las propone la Iglesia, particularmente en
lo que concierne al misterio de la santa Iglesia de Cristo, sus sacramentos, el sacrificio de la misa y el
primado del Pontífice romano.
* Esta fórmula se utiliza igualmente en la instalación de los superiores provinciales y locales.
Fórmula de conclusión de las actas de las asambleas
(que deben firmar todos los diputados)
Se leyeron textualmente~las presentes actas delante de todos los miembrbs de la asamblea, los
cuales, después de oírlas y considerarlas, se mostraron de acuerdo. Después de lo cual la asamblea quedó
concluída y terminada, con la presencia y el parecer de todos los diputados, que asistieron a ella desde el
comienzo hasta el final, y que se nombran a continuación.
(Siguen los nombres de los diputados de la asamblea en el mismo orden que se observó en ella:
NN.... Superior general de la Congregación, NN..., NN..., etc.).
Todos los cuales, de común acuerdo, en su propio nombre y en el de toda la Congregacion por ellos
representada, han firmado las presentes actas de la asamblea y,
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prosternados ante el Hijo de Dios, se han entregado a El, para cumplir todas sus santas voluntades sobre
esta su familia que le está para siempre consagrada a El y a su Santa Madre.

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