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Manual de comentario de textos históricos

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

DIÁLOGO CON EL PASADO


A TRAVÉS DE LAS FUENTES
Manual de comentario de textos históricos

Berta Gilabert (coordinadora)

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Manual de comentario de textos históricos

DIÁLOGO CON EL PASADO


A TRAVÉS DE LAS FUENTES
Manual de comentario de textos históricos

Berta Gilabert (coordinadora)

Luisa Durán y Casahonda


Rolando Hugo Neri Vela
Luis Javier Cuesta Hernández
Clementina Battcock
Jhonnatan Alejandro Zavala López
José Rubén Romero Galván
Jorge Eugenio Traslosheros Hernández
Alberto Soto Cortés
Miguel Enrique Soto Estrada
Cristina García Hallat
Guadalupe Gómez Aguado
Lucrecia Infante Vargas
José Roberto Gallegos Téllez–Rojo
Lázaro Luis González
María de los Ángeles Castañeda Valdés

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Página legal

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Manual de comentario de textos históricos

PR ES ENT A CIÓN

El éxito de una buena obra de Historia depende en gran medida de la selección, valo-
ración y debida interpretación de las fuentes sobre las cuales está fundamentada. Éstas
pueden ser tan variadas como lo es la realidad misma, ya que cualquier vestigio del pa-
sado puede convertirse en una fuente de la cual el historiador o científico social puede
extraer información para documentar sus estudios.
Las fuentes más comúnmente usadas por el historiador son los documentos manus-
critos, tales como cartas, reportes, expedientes judiciales, informes, estados de cuenta, así
como impresos, entre ellos libros, revistas y artículos periodísticos. Pero, también se vale
de obras iconográficas, objetos de la vida diaria, manifestaciones culturales, como cantos
y danzas, entre muchos, otros. La selección depende del enfoque, objetivos y temporali-
dad de la investigación que pretende realizar.
Una misma fuente puede utilizarse para muy diversos fines. Por ejemplo, el mapa
de México–Tenochtitlán, de ca. 1550, resguardado en la Universidad de Uppsala, puede
analizarse desde la geografía histórica, la cartografía española e indígena, la nomencla-
tura, la urbanística, el medio ambiente, la botánica, la zoología, las actividades urbanas y
rurales de los habitantes, la interrelación entre el sector español y los barrios de indios,
PRESENTACIÓN

entre muchos otros enfoques, a la vez que puede servir para extraer de él información
puntual sobre la traza de determinada avenida, barrio, iglesia, canal, animal o planta.
Dado que la información que proporcionan las fuentes suele ser fragmentaria y de
índole diversa, el investigador requiere valorarla e interpretarla debidamente. El pre-

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

sente libro, coordinado por Berta Gilabert, propone una metodología útil para lograr
dicho fin. Consta de un apartado teórico con un ejemplo aplicado a un caso concreto,
así como de 13 estudios monográficos, a cargo de diversos estudiosos, que muestran
diversos acercamientos a las fuentes. Los ensayos se refieren a distintas áreas de la Histo-
ria: económica, social, política, jurídica, social, de la religión, diplomática, cultural, del
arte y geografía histórica, y muestran el tratamiento metodológico de distintos tipos de
fuentes: documentos de archivo, impresos antiguos, un mapa, una pintura, una estampa
y una fotografía.
Sirva este trabajo a los estudiantes, profesores e investigadores del campo de la His-
toria y, en general, de las Ciencias Sociales, así como a todos los interesados para mejorar
la calidad de sus trabajos.

Gisela von Wobeser


PRESENTACIÓN

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Manual de comentario de textos históricos

Índice


Presentación 7

Introducción 13

PRIMERA PARTE 15

Guía rápida para realizar un 17


comentario de texto
Berta Gilabert Hidalgo

Locuciones de un demonio en una criatura 41


Berta Gilabert Hidalgo

SEGUNDA PARTE 57

La luz, de Roberto Grosseteste 61


Luisa Durán y Casahonda Torack
ÍNDICE

Francisco Bravo y su obra Opera medicinalia 79


Rolando Hugo Neri Vela

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

¿Mapa, plano o pintura? Comentario 87


al mapa de Uppsala (México, ca. 1550)
Luis Javier Cuesta Hernández

La Crónica mexicana de Hernando Alvarado 91


Tezozomoc: El desafío a la memoria
Clementina Battcock y
Jhonnatan Alejandro Zavala López

La interpretación de un texto y el 113


esclarecimiento de una idea de historia
José Rubén Romero Galván

El singular y curioso caso de un juicio 125


contra unos gusanos “negros y larguillos”.
Arzobispado de México, año de 1653
Jorge Eugenio Traslosheros Hernández

Real Palacio de Aranjuez de Domingo 139


de Aguirre y Juan Minguet
Alberto Soto Cortés

Las cuestiones pendientes entre los dos 147


países. Dos perspectivas sobre el origen
de la guerra de México y Estados Unidos
Miguel Enrique Soto Estrada
ÍNDICE

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Manual de comentario de textos históricos

En nombre de Dios 207


Cristina García Hallat

El caso de José María de Jesús Pinzón, fraile 221


carmelita juez del registro civil o de cómo
plantear la lucha Iglesia–Estado en la sexta
década del siglo xix a partir de un
documento privado
Guadalupe Gómez–Aguado de Alba

Prensa decimonónica. Una portada: 239


Las hijas del Anáhuac (1887–1889)
Lucrecia Infante Vargas

Una imagen de Madero en 1910 249


José Roberto Gallegos Téllez–Rojo

Análisis de la “Enmienda Platt” 261


y su anexo“Convenio para estaciones
carboneras y navales”
Lázaro Luis González y
María de los Ángeles Castañeda Valdés
ÍNDICE

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

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Manual de comentario de textos históricos

INTR ODUCCIÓN

En agosto de 2015 cumplí 30 años de docencia; al menos durante la mitad de ese tiempo he
buscado libros que me ayuden a realizar mi labor como historiador y que sean también
un auxiliar en mis clases, para introducir a los alumnos en el arte de la interpretación de
fuentes históricas. La mayoría de las veces, esta búsqueda ha sido infructuosa y los libros
sobre comentario de textos editados en español son muy pocos, repetitivos y –en ocasio-
nes– poco adecuados para la circunstancia mexicana, lo que me llevó a escribir este manual,
que espero sea de utilidad.
Un documento no se comenta porque sí, de manera arbitraria, sino porque lo requeri-
mos para llevar a cabo una investigación, lo que implica que cuando tengamos el docu-
mento en la mano deberemos tener ya claro qué es lo que buscamos en ese fragmento de
pasado; sin embargo, también se puede realizar un comentario general como parte de la
valoración de la fuente, es decir, en algunas ocasiones sólo requerimos sopesar el docu-
mento para establecer su utilidad y valor histórico, sin pretender construir conocimiento
a partir de él, de modo que el comentario que hagamos será único y probablemente no
sea sumado ni contrastado con el de otros documentos.
O pensemos, por ejemplo, en una pieza que será exhibida en una exposición: necesita
ser valorada y analizada para poder hacer la cédula correspondiente, para ubicarla con
precisión dentro del guion museológico, para curarla adecuadamente, para incluirla en el
catálogo, para fijar el monto del seguro, para valuarla…
Cuando se trata de una investigación que involucra varios documentos, al final del pro-
ceso de análisis de fuentes se logrará un panorama detallado del problema, al sumar el

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

comentario de todos los textos de nuestro corpus. Lo anterior quiere decir que no puede
haber investigación sin comentario y que esta labor es el sustento el trabajo del historiador.
En mi trabajo docente veo cómo cada vez es más frecuente que las tesis de licencia-
tura se reducen a la glosa y paráfrasis de las fuentes, donde las citas textuales se emplean
únicamente para ilustrar lo que ya se dijo, en lugar de que haya en estos trabajos de titu-
lación la construcción de conocimiento que se espera, y esto se debe principalmente
–creo yo– a que el estudiante no sabe cómo comentar de manera apropiada un texto; el
presente trabajo es una propuesta para resolver dicha carencia.
Este libro pretende ser entonces una guía sencilla y de fácil comprensión para que
el estudiante universitario aprenda a realizar comentarios de texto, base de toda inves-
tigación. No es de mi interés plasmar aquí sesudísimas teorías sobre hermenéutica o
heurística sino presentar el punto de partida para quien comienza a adentrarse en el
emocionante mundo de la Historia, ofrecer casi una receta base que se puede seguir
para realizar muchos postres distintos, cambiando o haciendo énfasis en algunos de
los ingredientes. La primera parte contiene esa receta, mi sugerencia de un proceso or-
denado para acercarse a las fuentes y extraer de ellas información útil. En la segunda
parte, el lector encontrará una serie de ejemplos, textos comentados por especialistas en
diversas áreas, para que se vea cómo se comenta un texto en casos concretos. Cada uno
de los autores tiene su propia forma de acercarse al texto, al que ha llegado después
de muchos años de experiencia; cada comentario es adecuado para los distintos tipos
de fuentes; cada ejemplo constituye una manera de comentar personal tan válida y útil
como la que propongo, porque la labor del historiador es un asunto individual e íntimo
que cada uno construye según sus propios intereses y manera de asumir el mundo.
Esta segunda parte, por otro lado, representa para mí la oportunidad de rendir un
sencillo homenaje y agradecer a colegas cuyo trabajo aprecio y admiro y que han sido
para mí maestros invaluables.

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Manual de comentario de textos históricos

PRIMERA PARTE
Guía rápida para realizar un comentario de texto

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

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Manual de comentario de textos históricos

Por “comentar” entiendo interpretar una fuente y por “texto”, me refiero a cualquier ves-
tigio histórico, sin que necesariamente se encuentre escrito; es decir, tomo como texto lo
mismo un documento escrito que un mapa, que una pintura, que una entrevista grabada…1

Pasos:

1. Primer nivel de comprensión: leer


La primera lectura que se hace de un documento es siempre diagnóstica. Se trata de una
revisión general para hacernos una idea del contenido y detectar algunos puntos de interés
o si resulta que esa información nos es inútil para el asunto que estamos trabajando. Este
diagnóstico inicial también nos permite saber si necesitamos un diccionario especializado,
una máquina enigma, la ayuda de otras disciplinas, o cualesquiera otras herramientas que
nos permitan entender cabalmente el contenido.
Parece una cuestión obvia, pero no lo es: cuando un investigador novato se en-
frenta a una tarea, suele tener la mala costumbre de intentar resolverla de inmediato:
se lanza frenéticamente a la caza de datos duros y precisos, como si se tratara sólo de
responder a una pregunta simple y cerrada. El sistema educativo empleado en diver-
sos países, centrado en criterios de eficiencia, productividad e inmediatez, entrena al
alumno para cubrir tareas específicas, muy limitadas en su alcance, fuera de contexto
y sin análisis de por medio. Este tipo de lectura no sirve de nada para enfrentarse a un
texto histórico –en este caso– que requiere de una mirada más aguda, cuidadosa, de-
tallada y analítica. Vaya, es como tratar de entrar a una alberca por el fondo en lugar
de hacerlo por la superficie: es imposible. Por ello es que esta primera lectura, aunque
cuidadosa, no busca aún respuestas, su única pretensión es enterarse grosso modo del
asunto general del texto y de los actores involucrados, sin más. Poco a poco se tran-
sitará a niveles más profundos de comprensión, pero debemos empezar por un nivel Pasos ı PRIMERA PARTE
meramente informativo.

1
Vid. el cuadro de clasificación de fuentes.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Cuando hablamos de fuentes iconográficas, leer es otra cosa; hay que ver de manera
general toda la obra y hacer un diagnóstico con las mismas características que el de un
escrito, tomando en cuenta que muchas obras tienen también letras en ellas y forman
parte integral de la imagen.
En el caso de fuentes orales, lo primero es registrarlas en una grabación para después
proceder a la primera escucha del testimonio completo, para hacer el mismo dictamen.

Primera lectura ¿Qué evaluar?


1º nivel de comprensión: • ¿Cuál es el asunto?
diagnóstico • ¿Me sirve?
• ¿Necesito un diccionario?, ¿uno común?,
¿uno especializado?
• ¿Hay fragmentos en otra lengua?, ¿necesito
un traductor?
• ¿Necesito una tabla de equivalencias de pesos,
medidas y/o moneda?
• ¿Necesito mapas o planos?
• ¿Necesito equipo especial: lupa, bocinas,
ecualizador…?

2. Primer nivel de comprensión: ¿qué dice el texto?

a. Búsqueda de palabras desconocidas


Después hay que hacer una segunda lectura más cercana, que se ocupe de verificar que se
entiende todo el contenido: palabra por palabra y frase por frase; imagen por imagen; soni-
PRIMERA PARTE ı Pasos

do por sonido. Otra vez, parece una verdad de Pero Grullo frente a la que el estudiante sue-
le levantar los ojos al cielo… para percatarse después de que el lenguaje del pasado no es
el que usamos hoy y de que hay palabras que se conocen con un significado que no tenían
hace 300 años. Un ejemplo simple tomado del periodo virreinal novohispano: si se lee que
“en el Paseo del Pendón estuvieron presentes todas las religiones”, de ninguna manera
se quiere decir que asistieron católicos, protestantes, sintoístas, musulmanes, judíos… lo
que hay que entender es que participaron franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas,

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Manual de comentario de textos históricos

carmelitas… Lo anterior supone que la lectura debe ser hecha dentro de un contexto
específico, tomando en cuenta la época, la circunstancia, el lugar, el asunto.
Como siempre, hay que contar con las herramientas adecuadas para llevar a cabo la
labor y, en este caso, la tecnología nos ha facilitado enormemente las cosas y ha puesto a nues-
tro alcance una buena cantidad de diccionarios que hace un par de décadas hubiera sido
complicado consultar, v.gr. en la página de la Real Academia Española de la Lengua podemos
encontrar el Nuevo Tesoro Lexicográfico, que contiene desde la edición de 1495 del Diccionario
de Antonio de Nebrija, hasta la edición de 1992 del Diccionario Usual.2
Hay también muchísimos diccionarios de iconografía, de emblemática y de símbolos
que ayudan a identificar los elementos presentes en una imagen. Para mí han sido de mu-
chísima utilidad el Chevalier, el Réau y, por supuesto, La leyenda dorada, de Santiago de la
Vorágine,3 pero ni son los únicos ni son siempre los más adecuados para todo tipo de imá-
genes; hay que buscar el o los más convenientes para el caso. Cuando hablamos de obras
de arte abstracto, la cosa se complica, pero así como para poder leer un texto lo primero
que hay que hacer es hablar el idioma en el que está escrito, enfrentarse a imágenes no
figurativas o a manifestaciones contemporáneas requiere, necesariamente, estar familiari-
zado con esos códigos y lenguajes. Para los fines de este manual y dado que está dirigido
a alumnos de los primeros semestres, estaré hablando siempre de imágenes reconocibles
para cualquier persona, es decir, lo que me interesa es facilitar las herramientas adecuadas
al principiante, para que después pueda afinar su manera de trabajo y elegir su campo de
estudio, para el que requerirá de la adquisición de nuevo y más especializado herramental.

b. Autor y destinatario
Mientras más información tengamos sobre nuestra fuente, mejores herramientas tendre-
mos para su interpretación. Explicitar los datos completos del documento nos permite
reconocer los faltantes o detectar cualquier inconsistencia de catalogación, a la vez que

Pasos ı PRIMERA PARTE


es una guía para la investigación.

2
Disponible en http://www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios–anteriores–1726–1992/nuevo–tesoro–le-
xicografico.
3
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder, 1986; Louis Reau, Iconografía
del arte cristiano, 2 tomos, 6 vols., Barcelona, El Serbal, 2000; Santiago de la Vorágine, La leyenda dorada, Madrid,
Alianza, 1982.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Lo primero es saber quién generó el documento que tenemos en las manos, lo cual
no siempre es tan claro como podría pensarse.
No todos los documentos están firmados; no todos han sido emitidos por una persona
sino que su autoría corresponde a una institución o a una corporación; en ocasiones la auto-
ría es colectiva y en otras es completamente anónima. Cada uno de los casos anteriores tiene
sus peculiaridades, es decir, el que el Acta de Independencia del Imperio Mejicano esté firmada
por varias personas no quiere decir que cada uno de esos individuos escribió un renglón, ni
siquiera implica que cada uno haya aportado una de las ideas vertidas en el papel, lo que sí
podemos inferir es que todos suscribieron el contenido del acta a pesar de sus diferentes per-
sonalidades e, incluso, a pesar de las distintas posturas políticas que pudieran haber tenido
anteriormente. De igual modo, un documento institucional o corporativo refleja la postura
del órgano de que se trate y que está representado por su Director, quien no necesariamente
es el autor del texto, pensemos –por ejemplo– en el Reglamento de Tránsito: es claro que
no fue redactado por el Secretario o el Jefe del Ministerio, sino por un cuerpo colegiado
encargado de tal tarea.
Aun cuando el texto esté firmado por una sola persona, es inocente suponer que el
informe de gobierno fue redactado íntegramente por el Presidente de la Nación; detrás de
ese contenido se encuentra un cuerpo de asesores y no la cabeza del mandatario en turno.
Es el caso también de los documentos que llevan la firma “Yo el rey” y que no garantiza, de
ninguna manera, que el Rey en persona lo haya escrito. Lo más probable es que sea autoría
de alguno de los Ministros y que el Rey ni siquiera haya posado sus nobles ojos en ese papel.
Más aún, supongamos que tenemos en las manos una carta escrita y firmada por
Venustiano Carranza, ¿es una misiva privada o pública? Es decir ¿fue escrita por él como
individuo o como el Presidente de México?, ¿su contenido es personal, es de interés na-
cional o es de interés institucional?
Yendo un poco más lejos, el que veamos la firma de alguien en un papel no es prueba
PRIMERA PARTE ı Pasos

irrefutable de autenticidad; ¿ustedes nunca falsificaron la firma de sus papás en la boleta de


calificaciones? Si la respuesta es sí, esa boleta debe estar en los archivos de la Secretaría de
Educación Pública y dentro de unas centurias, algún historiador inocente la tomará como
un documento histórico y veraz. ¿Qué hacer en esos casos? Si hay algún resquicio de duda,
hay que cotejar con otros documentos del mismo autor, comparar estilos de redacción,
tipo de letra, preguntarnos por qué se falsificaría ese documento o por qué no, etcétera.

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Manual de comentario de textos históricos

Otro caso que puede generar dudas es el de un testamento, instrumento que suele
estar escrito por un notario, aun cuando exprese la voluntad del testador, ¿quién es el
autor?; más aún, la parte inicial y la última son machotes que se emplean en todos los do-
cumentos de este tipo, ¿consideramos como autor a quien escribió estas fórmulas? Claro
que no, el autor es la persona que está expresando su última voluntad en el testamento.
Resumiendo: es muy importante que conozcamos o que al menos tengamos una hi-
pótesis razonable del autor del documento porque ello nos da una cantidad bárbara de
información que nos ayudará a interpretar el texto en su justa medida y avanzar inferencias
sobre intenciones y propósitos. Todo lo dicho en estos párrafos aplica igualmente a la figu-
ra del destinatario, y una vez que se han determinado el autor y el destinatario, es siempre
conveniente realizar una historia contextual4 para poder comprender mejor las motivacio-
nes y pretensiones del contenido; para poder precisar la ideología contenida en el texto y
los intereses que se persiguen con él.5
La autoría también es un asunto complejo cuando hablamos de imágenes ya que
durante una buena parte de la historia las obras no se firmaban. Durante la Edad Media y
Moderna, el trabajo se organizó en un sistema gremial que resultó en la colectividad de la
factura: en la producción de un edificio, de una escultura, de una pintura, participaban
aprendices, oficiales y el maestro de taller, por lo que aunque acostumbremos decir “esta
es una obra de Giotto”, lo que en realidad estamos diciendo es que esa obra fue hecha en
el taller de Giotto. Esta circunstancia provoca que no todas las obras de un taller tengan
las mismas características ni calidad, pues la intervención directa del maestro dependía
de la magnitud e importancia del encargo.
Dado lo anterior, se tienen que tomar en cuenta muchos factores para identificar
una obra. Primero, hay que ver si hay o no firma, si no la tiene, si alguien ya la atribuyó
a algún taller o autor después de analizar sus características: pincelada, paleta, estilo, so-
porte… Si estamos frente al hallazgo de una obra nueva o no atribuida, entonces habrá
Pasos ı PRIMERA PARTE
que hacer estos análisis cuya especialización, muchas veces, escapa al historiador y hay
que mandar la obra o una pequeña muestra a un laboratorio que determine la fecha de
factura, capas pictóricas, materiales…

4
Véase el punto 4.
5
Enrique Moradiellos, El oficio de historiador, 6ª edición, Madrid, Siglo xxi, 2008, p. 149.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

En el caso de las estampas, es frecuente que se encuentren firmadas por dos per-
sonas, quien hizo el dibujo y quien elaboró la placa y la impresión. Ambos deben ser
tomados en cuenta e historiados.

c. Lugar
Lo mismo sucede con los sitios de emisión y destino de los documentos: no siempre se ex-
plicitan, pero es importante conocerlos. Pensemos, por ejemplo, en una serie de partes de
guerra: los lugares desde los que se emitieron nos dan el curso de los conflictos bélicos, dan
información sobre las estrategias de batalla, sobre las prioridades de los bandos, entre otras
cosas. Un lugar es mucho más que su sola localización en un mapa, es su geografía, sus
recursos, su gente, su posición estratégica, su postura política, su configuración étnica, su
gastronomía, sus costumbres…
Habrá que tomar en cuenta también la zona geográfica en donde el documento
tiene incidencia, es decir, es muy importante saber en qué lugar se generó el vestigio que
estudiamos, pero también si tuvo vigencia e impacto en una zona geográfica mayor o dis-
tinta; por ejemplo, una merced de tierras en Tunja (hoy Colombia) otorgada en España,
pero cuyo titular reclama esos derechos en un sitio tan remoto como la Audiencia del
Perú. Esta información constituirá una parte importantísima del contexto del documen-
to y será parte primordial en la interpretación que de él se haga.
Para cubrir este paso se necesitan mapas y planos históricos y detallados, así como
vistas satelitales que nos ayuden a comprender el entorno físico del lugar. Algunas veces
no será necesaria una búsqueda exhaustiva y nos bastará con saber las condiciones gene-
rales de Madrid o Buenos Aires.
Tenemos una buena cantidad de ejemplos interesantes que reflejan la complejidad
de este asunto, entre ellos el de la ciudad de Al–Usbuna, cuyo nombre aparece en una
buena cantidad de documentos a partir del siglo viii, pero si el investigador busca su
PRIMERA PARTE ı Pasos

ubicación en los mapas actuales, no encontrará ni rastro de ella, a menos que piense
en Lisboa. Los sitios cambian de nombre según sus ocupantes, el periodo histórico, las
reconfiguraciones económicas o políticas.
Otro caso que se presta a confusión es el de la ciudad de Oslo, llamada así desde su
fundación en el año 1000 hasta el siglo xvii y de 1925 a la fecha; el asunto es que si uno
está consultando un documento de, digamos 1856, lo que se encontrará es el nombre de

20
Manual de comentario de textos históricos

Christiania. Esto es interesante porque puede mover a engaño; por ejemplo si nuestras
referencias son 1312 y 2010, podría parecer que la ciudad ha tenido siempre la misma
denominación, de modo que si encontramos de repente el nombre de Christiania o Kris-
tiania, podríamos pensar que se trata de otro sitio.
También está el caso de las ciudades que dejaron de existir no sólo por un cambio
de nombre sino porque alguna catástrofe natural –o no– la borró del planeta, v. gr. Saef-
tinghe, que alguna vez estuvo en los Países Bajos y que en 1584 quedó bajo las aguas del
río Scheldt.
De igual forma, no es lo mismo hablar de la República de Yucatán, del Territorio de
Yucatán o del Estado de Yucatán. Cada nombre nos habla de una circunstancia histórica
específica que hay que tomar en cuenta a la hora de realizar el análisis del contenido.
Conocer el origen de una obra pictórica, escultórica o gráfica para el principiante
puede reducirse a confiar en el trabajo que ya otros han hecho y dar por bueno lo asenta-
do en la cédula o el catálogo, y eso basta por ahora. Ya se apuntó, en el inciso b, que hay
que tomar en consideración las características técnicas y estilísticas para poder corrobo-
rar o plantear una hipótesis sobre autor, lugar, fecha…

d. Fecha
Usualmente, cuando consultamos un documento, solemos tener una idea bastante clara de
cuándo fue emitido, por eso lo estamos revisando, sin embargo muchas veces está indicada
la fecha pero necesitamos un dato más preciso. Pensemos en un certificado de venta de
acciones fechado en octubre de 1929 y nada más; nuestra interpretación será muy distinta
si descubrimos que el día preciso de emisión fue el 22 de octubre, a la que elaboraríamos
si la fecha fuera 28 de octubre, el Lunes Negro.
Es importante decir que no basta con discernir la fecha de emisión lo más precisa-
mente posible, sino que siempre es deseable indagar sobre la vigencia del texto6.

Pasos ı PRIMERA PARTE


En términos reales, lograr una datación precisa requiere de una serie de elementos
–materiales, conceptuales y de formación– que casi nunca tenemos a la mano; habría que
hacer los análisis físico y químico del soporte y del vehículo, el análisis de la morfología
para que no quede la menor duda. De nuevo, esta tarea suele ya haber sido hecha o su-

6
Ídem.

21
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

puesta por las personas que trabajan en el repositorio en el que se encuentra el vestigio,
por ejemplo. Sólo como información complementaria, hay que decir que los documen-
tos no llegan a los archivos o a los museos de manera individual y por obra y gracia del
Espíritu Santo: los fondos fueron donados o vendidos y ese camino recorrido también
tiene su historia, y ésta ya da varias pistas que ayudan al archivista y al catalogador a datar
y atribuir los objetos.
En el caso de estampas, por ejemplo, es común que una unidad forme parte de un
corpus más amplio que debemos tomar en cuenta para su correcta ubicación, es decir
que si la encontramos en un álbum, no debemos desvincularla de su contexto material,
ya que seguramente fue pensada como una fracción de un discurso más amplio. Sucede
lo mismo con las obras que componen un retablo: fueron concebidas para contar una
historia y cada una de las imágenes es sólo “un párrafo” del texto. Uno de los problemas
se presenta cuando las encontramos desmembradas pero sabemos que formaban parte
de algo más complejo; reconstruir y comentar en estas circunstancias exige mucha mayor
acuciosidad, amplitud e imaginación en la investigación.

e. Tipo de texto
Los textos pueden clasificarse de una gran variedad de formas, todas son útiles o inútiles
según lo que se pretenda, empezando por los binomios fuente primaria–fuente secundaria,
documento público–documento privado, hasta un sinnúmero de divisiones que dependen del
contenido o de la intención. Propongo aquí el siguiente cuadro7 que de ninguna manera
es exhaustivo, pero que –me parece– es lo suficientemente incluyente para dar una idea de
lo que estamos hablando.
PRIMERA PARTE ı Pasos

7
Para hacer este cuadro me basé en el publicado en: http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historia-
demexico1/unidad1/investigacionHistorica/recoleccionInformacion
consultado el 23 de diciembre de 2015, y le añadí algunos otros tipos de fuente que me parece hay que considerar.

22
Manual de comentario de textos históricos

Pasos ı PRIMERA PARTE

23
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Ubicar un documento en alguno de estos rubros es importante porque nos ayudará a


explicitar las herramientas que requeriremos para hacer una interpretación mejor argu-
mentada y sólida, lo que quiere decir que no se analiza de la misma manera una pintura
que un artículo periodístico; un diario suele contener más apreciaciones que hechos, al
contrario de un documento legal que, además, suele tener una estructura dada.
Después, hay que hilar más fino y determinar qué clase de vestigio tenemos en las ma-
nos en cuanto a su contenido; aquí el asunto se vuelve más complejo porque aun cuando el
contenido general puede meterse en un cajón, es muy probable que de él pueda extraerse
información que no se corresponde necesariamente con eso; pongamos por ejemplo algo
de la vida cotidiana: la nota de la compra semanal, ¿cómo podemos clasificarla? De ahí pode-
mos obtener datos económicos, hábitos de consumo, tipo de alimentación de una familia
promedio, hábitos de higiene… luego entonces ¿será un documento de contenido econó-
mico? Sí, claro, pero no exclusivamente: dependerá de qué necesitemos obtener de él.
Por ejemplo, Enrique Moradiellos apunta someramente la división entre documentos
“jurídicos (leyes, tratados, protocolos…), políticos (discursos, proclamas, manifiestos…),
testimoniales (cartas, diarios, memorias…), económicos (contratos, catastros…)”8 a los que
se podría añadir una larga lista; sin embargo, me parece que el punto ya ha quedado claro.
Una vez que se ha extraído toda esta información, habrá que hacer una tercera lectu-
ra que nos ayude a fijarla y estructurarla de forma sólida y coherente, para poder realizar
el siguiente paso con algunas certezas que facilitarán la tarea de síntesis.
PRIMERA PARTE ı Pasos

8
Enrique Moradiellos, op. cit., p. 149.

24
Manual de comentario de textos históricos

Segunda lectura ¿Qué busco?


1º nivel de comprensión • ¿Entiendo todas las palabras y frases y, por lo
tanto, el contenido del documento de acuer-
do con la época?
• ¿Quién generó el documento?, ¿quién lo
escribió?
• ¿A quién va dirigido el texto?
• ¿En dónde se emitió y a dónde está dirigido
el documento?
• ¿Cuál es la fecha exacta o aproximada en
que se elaboró el texto?
• ¿Qué tipo de texto es?

Tercera lectura ¿Qué busco?


1º nivel de comprensión Visualización total de la información contenida
en el documento y certeza acerca de los datos
duros contenidos en él.

3. Segundo nivel de comprensión: síntesis

Este paso tiene como objetivo realizar una lectura más, pero esta vez enfocada a detectar

Pasos ı PRIMERA PARTE


las ideas principales, los ejes sobre los que gira el texto y cómo estas ideas principales son
fundamentadas por el autor. Los siguientes puntos son herramientas para lograr este
extracto.

25
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

a. Clasificación de párrafos
Todo texto tiene una estructura visible que se desarrolla a lo largo de todo el discurso;
suele haber uno o varios párrafos introductorios que, en ocasiones, son protocolarios y
en los que se presentan los antecedentes del hecho y una explicación somera del asunto
a tratar. Después el autor describirá los pormenores del asunto y explicará las razones que
los sustentan, para finalizar con las conclusiones de la cuestión.
Frecuentemente esta estructura no es del todo clara, pero podemos hacernos una
idea bastante cercana de cuál es el meollo del asunto.
Cuando abordamos fuentes visuales tenemos que ver si la imagen que tenemos en-
frente es una sola escena o se trata de una secuencia y el tipo de composición que se
empleó para organizar los objetos en el espacio. Es importante tener en cuenta que la
estructura compositiva refuerza el contenido de la obra y por eso es que es importante
desentramar esta retícula.9

b. Detección de ideas principales


Una vez que se ha comprendido la estructura, será más fácil saber cuáles son las ideas
principales, el argumento que se intenta defender. Usualmente lo más importante del
documento no se encuentra en la parte introductoria, sino en los párrafos explicativos.
De igual manera, las ideas principales no suelen ser muchas, apenas una o dos y el resto
del documento estará enfocado en la sustentación de ellas.
Suele no ser complicado saber cuál es el tema principal en una fuente visual, pero hay
que tener los referentes suficientes para poder identificarlos de manera correcta. Cuando
hablamos de imágenes religiosas, es imprescindible al menos tener nociones de historia
sagrada, catecismo y vidas de santos. Si el tema es laico, las nociones tendrán que ver con
historia, paisajes y personajes, mayoritariamente.
PRIMERA PARTE ı Pasos

c. Vinculación de las ideas principales con sus respectivos argumentos


La o las ideas principales que se hallaron en el paso anterior, en muchas ocasiones están
fundamentadas en una serie de razones que las hacen válidas. En la realidad no siempre
están los argumentos inmediatamente después de la idea central y tendremos que poner-
los en orden para entender cabalmente lo que el autor quiso transmitir.

9
Hay varios sistemas para componer un espacio, pero los más comunes a lo largo de la historia son los llamados
“cruz de san Andrés” y “zonas áureas”. Para más información al respecto, consultar cualquier tratado de pintura.

26
Manual de comentario de textos históricos

Cuando se ha hecho esto, entonces comenzaremos a tener una idea clara de lo que
estamos leyendo y, si es uno de los documentos que requerimos para nuestra investiga-
ción, sabremos cómo abordarlo.

Síntesis ¿Qué busco?


2º nivel de comprensión • Establecer la estructura del texto.
• Identificar las ideas principales y los argu-
mentos que las sustentan.
• Adentrarme en la comprensión, ya no del sig-
nificado, sino del sentido del texto.

4. Tercer nivel de comprensión: contextualización


Ningún vestigio histórico apareció de la nada, lo que implica que su creación respondió a
una serie de factores que le dieron razón de ser y ese es el proceso que los historiadores pre-
tendemos reconstruir porque da razón de acontecimientos mayores y explica una fracción
de pasado. Cuando del documento nos separa una distancia temporal cualquiera, tenemos
que rehacer el camino a la inversa y averiguar todas las circunstancias que se conjuntaron
para que el vestigio que tenemos en las manos existiera y llegara hasta nosotros.
Es común que el principiante se remonte a los orígenes del universo para contextualizar
un vestigio y huelga decir que esto no es necesario, sino que hay que centrarse en aquellos
hechos que sí tuvieron un impacto real en los sucesos contenidos en nuestra fuente.

a. Detección de actores
Tenemos ya definidos al autor y al destinatario, sin embargo suele haber muchas otras personas
que intervienen en los procesos. En páginas anteriores había puesto el caso de un informe

Pasos ı PRIMERA PARTE


presidencial, que seguramente no fue escrito directamente por el mandatario: ¿quién deci-
dió qué temas eran importantes?, ¿quién ideó la estructura?, ¿de quiénes y a quiénes se está
hablando en ese informe?, ¿qué instituciones son mencionadas y/o participan?
Pongamos otro ejemplo contenido en el libro María Rita Vargas, María Lucía Celis.
Beatas embaucadoras de la colonia10: un fragmento contiene el diario de María Lucía Celis,

Edelmira Ramírez Leyva, María Rita Vargas, María Lucía Celis. Beatas embaucadoras de la colonia, México, UNAM,
10

Coordinación de Humanidades, 1988, 288 pp.

27
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

pero como ella no sabía escribir, su confesor, Antonio Rodríguez Colodrero, escribe por
ella; en el relato aparecen –literalmente– la Virgen, Cristo, Dios Padre, el Diablo. ¿Quién
es el autor, la Celis o Colodrero?, ¿quiénes interactúan? Podemos asumir la postura de
que los sujetos de las apariciones son imaginarios y por lo tanto, no cuentan como seres
interactuantes, pero el asunto es que en el tiempo en que fue escrito, lo narrado podía ser
perfectamente creíble, luego entonces el Demonio y Cristo son figuras que tienen un papel
preponderante en los hechos. Además de los anteriores, que están mencionados explícita-
mente en el texto, tenemos otros actores que intervienen implícitamente: la denunciante,
el Tribunal del Santo Oficio y un primer confesor de María Lucía Celis. Todos son impor-
tantes para reconstruir el contexto del documento y para comprenderlo a cabalidad.

b. Ubicación del texto con respecto a los acontecimientos que lo generaron


Si seguimos con el ejemplo anterior, es necesario que entendamos que ése no fue un caso ais-
lado sino que respondía a necesidades específicas generadas por un entorno cultural, social
y religioso específico que provocó y sustentó este tipo de discursos. Primero hay que vincular
el diario con las propias historias de María Lucía Celis, María Rita Vargas y de Antonio Rodrí-
guez para acercarnos a los motivos que tuvieron para verter esos acontecimientos al papel.
Después habrá que investigar cuáles fueron las circunstancias históricas que posibi-
litaron que ese texto fuera así y no de otra manera, cuáles eran los pasos para nombrar
santo a alguien, cuál el papel de los directores espirituales y de los confesores, cuál el de
los feligreses.

c. Vinculación de las ideas principales con otros acontecimientos externos al texto


Fuera de estos hechos cercanos a nuestro documento, hay otros que inciden sobre él, por
ejemplo, la abundancia de beatas que tenían visiones y que la comunidad tenía en alta
estima, la necesidad de que fuera evidente el apego a la religión y qué sé yo cuántos más,
PRIMERA PARTE ı Pasos

pero que habrá que documentar y vincular.


Si llevamos a cabo lo indicado en estos tres incisos con precisión y cuidado, entonces
tendremos nuestro documento encuadrado en su espacio–tiempo, de manera que dis-
cernir lo que se encuentra entre líneas será mucho más sencillo y así podremos construir
una explicación del proceso histórico y no únicamente una mera descripción.

28
Manual de comentario de textos históricos

Contextualización ¿Qué busco?


3º nivel de comprensión • Ubicar el texto en un espacio–tiempo con-
creto y vincularlo estrechamente con él,
para discernir su importancia, significación
y lugar dentro de un proceso histórico.
• Identificar a todos los actores que intervi-
nieron en el proceso.
• Establecer conexiones entre el hecho narrado
en nuestro documento y los acontecimientos
externos a él, pero que lo influyeron directa-
mente.
• Establecer relaciones directas entre lo ex-
presado en el texto y otros acontecimientos
que estaban sucediendo pero que no son
mencionados explícitamente en nuestro
documento.

5. Cuarto nivel de comprensión: ¿qué quiere decir el texto?


Hay diversos niveles de lectura, para el más superficial no se requiere prácticamente nada
más que saber leer, en él sólo nos interesa el sentido literal de las palabras y discernir el
contenido que evidentemente está plasmado en el texto, pero las lecturas más profundas
requieren de un grado de especialización que permita leer entre líneas, comprender los
significados implícitos del texto, lo cual sólo puede hacerse de manera eficiente cruzan-
do la información con su contexto y con otros textos paralelos.

Pasos ı PRIMERA PARTE


a. ¿Qué?
Descifrar “qué” dice el texto comienza con el primer nivel que mencionamos antes, pero
tiene que ir más allá, a los contenidos que no se dicen de manera explícita pero que están
ahí, escondidos entre el lenguaje. Pongo un ejemplo extremadamente simple: cuando
una madre pregunta a su hijo con mirada retadora “¿qué hace eso ahí tirado?” evidente-

29
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

mente no es esa la información que quiere obtener, sino una declaración de arrepenti-
miento de la persona que dejó los zapatos a medio camino y la promesa eterna de que eso
no volverá a suceder. No es necesario enunciar literalmente la pregunta para que los demás
entendamos el significado real, porque –en este caso– está enmarcado muy claramente en
nuestra cultura y se ha repetido durante generaciones y generaciones. El problema con los
textos es que, en la mayoría de los casos, hemos perdido esos códigos culturales que nos per-
miten dar significado a las palabras más allá de su contenido literal; por eso se requiere que
haya historiadores que puedan descifrar el lenguaje del pasado, por eso necesitamos estudiar
iconografía y paleografía, entre otras cosas, como herramientas para la comprensión de los
mensajes contenidos en los vestigios.
Así pues, cuando preguntamos “¿qué dice el texto?” la respuesta que buscamos inclu-
ye el sentido literal y el implícito.

b. ¿Por qué?
El siguiente paso consiste en dar cuenta de las razones que subyacen al discurso vertido
en el vestigio: ¿por qué se tuvo la necesidad de decir eso, de esa manera, en esa circuns-
tancia? Recordemos que nuestra labor consiste en tratar de explicar el pasado, de modo
que “por qué” es de los asuntos más relevantes en nuestro quehacer profesional. De
nuevo, volvemos al ejemplo simple, el escenario vuelve a ser el par de zapatos tirados en
cualquier parte y la pregunta de la madre “¿pero por qué haces eso?”, la respuesta que
busca no es precisamente la razón del desorden sino que se trata de la incomprensión
absoluta de los procesos de razonamiento del adolescente al que se le ha repetido 800
mil veces que guarde sus zapatos en el armario; lo que busca es una señal divina que le
indique cuándo acabará ese martirio y su hijo se convertirá en un adulto responsable,
aun cuando sabe que la respuesta es “nunca”.
Primero hay que responder esta pregunta de manera general, como ya se dijo, expli-
PRIMERA PARTE ı Pasos

cando la existencia misma del vestigio, para después buscar otros porqués más específicos.
Otra vez, esto es imposible de lograr si no tenemos claro el contexto.

c. ¿Para qué?
Digamos que buscar “por qué” tiene que ver con el pasado del documento, con su origen,
y el “para qué” está relacionado con el futuro, con el destino de ese texto; es decir, ¿qué se

30
Manual de comentario de textos históricos

logró con ese documento?, ¿cuáles fueron las consecuencias que generó y a quiénes afec-
tó? Como se ve, cada vez ensanchamos más el círculo alrededor del texto que estamos
comentando, para abarcar elementos externos pero que están comunicados y unidos por
una finísima telaraña.
La respuesta a esta pregunta casi nunca es explícita en las fuentes, el investigador tiene
que inferirla de información extra textual o de sutiles referencias dentro del texto. Aquí
un ejemplo claro puede ser la clásica pregunta que se le hace a la víctima de los estragos
del alcohol al día siguiente de la fiesta: “pero ¿para qué bebes tanto?” Hay que buscar la
respuesta mucho más allá, evidentemente que el sujeto no se emborrachó para tener al
día siguiente la boca reseca y la cabeza con la consistencia de una calabaza vieja sino para
experimentar una sensación que 8 horas antes le parecía agradable, para divertirse a la par
que sus amigos, para pagar una apuesta o para mil objetivos más. Lo más seguro es que en
este caso el por qué haya sido mucho más importante que el para qué.

d. Problematización
Esta es, quizá, la parte que a los alumnos se les complica más, pero es la más importante
porque es la que hará la diferencia entre una simple descripción de los hechos y la expli-
cación de un fenómeno histórico, aquí es en donde está el meollo de la investigación. Esto
es lo que posibilita que haya incontables estudios sobre el desembarco en Normandía, por
ejemplo, y que cada uno aporte interpretaciones distintas que ayudan a tener el rompe-
cabezas lo más completo posible.
Cuando los maestros hablamos de interrogar al texto11, estamos hablando de este paso
crucial. Pensemos en el entramado histórico como una enorme colcha tejida, de esas que
tienen unidos diferentes cuadros, pero esta colcha tiene muchísimos huecos de diversos ta-
maños y partes que están hechas nudo. El asunto es ir deshaciendo los nudos para rellenar
los agujeros de manera coherente: problematizar implica encontrar esos nudos y la inves-

Pasos ı PRIMERA PARTE


tigación tiene por objeto deshacerlos, aunque sea parcialmente. La pregunta que siempre
me hacen los alumnos es ¿cómo se hace eso?, pues bueno, procuraré dar una explicación
clara y sencilla de cómo se problematiza, pero el lector debe tener presente que no hay
recetas precisas y que lo que se requiere es un constante trabajo intelectual. Vamos allá.

11
Es importante recordar que “texto” viene de la palabra latina textus, que significa trama o tejido. Justamente lo
que el historiador debe hacer es desentrañar la trama del vestigio analizado y, a la vez, entretejerla con otras tramas.

31
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Un problema es una pregunta cuya respuesta no tenemos y no saberla nos impide cono-
cer algo más importante que su respuesta12; por ejemplo, el saber con certeza quién asesinó a
John F. Kennedy nos permitiría conocer mejor el entramado político de los Estados Unidos
en ese tiempo crucial, es decir, conocer el nombre del homicida no es tan importante como
las consecuencias a las que saberlo nos lleva. Las consecuencias de la respuesta nos llevan
a un lugar distinto de aquel en el que empezamos; a construir conocimiento nuevo a
partir del propio conocimiento. Lo anterior implica que hay preguntas que no se harán
problemas porque su respuesta no nos lleva a conocimientos más relevantes; pongamos
por caso preguntarnos de qué madera estaba hecha la pata de palo de Antonio López
de Santa Anna, cuya respuesta no nos lleva, después, a ninguna parte, no nos ayuda a re-
construir ningún proceso histórico. Generalmente las preguntas se responden con muy
pocas palabras, una o dos, mientras que los problemas se responden con una explicación
amplia que incluye datos duros e interpretación de los hechos, pero que no son lo pri-
mordial, sino que sólo están para fundamentar ese razonamiento.
Por ejemplo, viendo el Acta de Independencia del Imperio Mejicano, si lo que nos interesa es
la lista de nombres podemos preguntar quién la firma y responder fácilmente; pero si lo que
nos interesa es saber qué papel jugó cada una de esas personas en el proceso de indepen-
dencia y cómo se coaligaron para suscribir el acta, para discernir el entramado político y los
intereses ocultos detrás de la proclamación, entonces estaremos ante un problema.
El ejemplo que dan Booth, Colomb y Williams es muy claro: la primera parte de un
problema es algo que no sabemos, pero queremos averiguar y se puede formular como
una pregunta directa: ¿cómo han cambiado las películas románticas en los últimos 50
años?, o como una pregunta indirecta: quiero averiguar cómo las películas románticas
han cambiado en los últimos 50 años. Si alguien cuestiona qué pasaría de no respon-
derse esa pregunta, la respuesta tendrá que ver con algo más importante que no puede
saberse a menos que se conteste la primera pregunta. Al no saber cómo han cambiado las
PRIMERA PARTE ı Pasos

películas románticas en los últimos 50 años, entonces no podremos saber una cuestión
más relevante: cómo han cambiado las representaciones culturales sobre el amor ro-
mántico. Si nos preguntan entonces ¿y qué pasa si no sabemos cómo han cambiado esas
representaciones culturales?, de nuevo la respuesta tiene que llevarnos a un punto más

12
Wayne C. Booth y otros, The Craft of Research, 3a edición, Chicago, The University of Chicago Press, 2008, p. 36.

32
Manual de comentario de textos históricos

lejano: si no sabemos cómo han cambiado esas representaciones, entonces no sabremos


cómo nuestra cultura da forma a las expectativas de los jóvenes sobre el matrimonio y
la familia.13 Es decir, a través del cine estamos haciendo historia cultural, desatando un
pequeño nudo de la colcha y uniendo ese pedacito de estambre con otros de alrededor.

¿Qué? ¿Por qué? ¿Para qué? Problematización


(sentido) (Pregunta de investigación)

¿Qué quiere decir el texto? ¿Qué busco?


4º nivel de comprensión • Comprender no sólo el significado, sino el
sentido del texto.
• Establecer las razones profundas que están
detrás del contenido del documento.
• Entender los propósitos que pretendían al-
canzarse con este vestigio.
• Plantear una pregunta relevante que me
permita dar un paso más delante de lo que el
texto a simple vista muestra.

6. Quinto nivel de comprensión: ¿qué no dice el texto?

a. Interpretación (comentario)
Ahora sí, ¡por fin hemos llegado al comentario de texto! Es aquí en donde, a partir de la
problematización y con el contexto, comentaremos la fuente que nos interesa. Pasos ı PRIMERA PARTE
Lo que hay que escribir aquí es el desarrollo y fundamentación de la respuesta que hemos
dado a la problematización. Siguiendo el caso del Acta de Independencia del Imperio Mejicano, es
aquí en donde hablaremos de los personajes que intervinieron, cómo se relacionaron, los in-
tereses que tenían, los objetivos que perseguían, cómo el documento refleja esos intereses…
13
Wayne C. Booth y otros, op. cit., p. 57–58.

33
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

En muchas ocasiones el investigador novato hace aquí una glosa o una paráfrasis del
texto y no es eso lo que queremos sino la interpretación que, como historiador, se da a
este vestigio histórico, lo que se busca es que, como fruto del análisis y la reflexión, se
construya conocimiento nuevo que logre explicar un fragmento, aunque sea minúsculo,
del pasado. Huelga decir que este comentario deberá estar fundamentado con hechos,
con datos contenidos en esa y otras fuentes.
A estas alturas, después de haber realizado concienzudamente los cinco pasos ante-
riores, ya se debe tener una idea muy clara no sólo de lo que el texto dice palabra por
palabra, sino de la información que podemos inferir a partir de esas palabras o imágenes
concretas; a esto se llama “leer entre líneas” y lo que deduzcamos de esta lectura debe ser
parte del comentario también.
En una primera instancia, ya se dijo antes, se puede hacer el comentario de un texto
suelto con fines diagnósticos: constatar que me sea útil en una investigación más amplia,
divulgar el contenido del documento, crear una cédula para una exposición o catálogo,
valorar la importancia de ese vestigio dentro de las fuentes disponibles para tal o cual
asunto… Sea cual sea el propósito, el comentario explicitará de manera clara y ordenada
esa información requerida y ahí muere. Los comentarios incluidos en este manual son
un ejemplo claro de ello: cada uno es una unidad completa que tiene como fin el pre-
sentar de forma sencilla cómo cada uno de los historiadores involucrados construye un
comentario de texto y nada más.
El otro propósito para hacer el comentario de una fuente es como parte de una in-
vestigación mayor. En este caso el comentario de cada vestigio deberá vincularse con los
demás para ir entretejiendo una explicación de un proceso más amplio. Es decir, comen-
tamos el contenido de nuestra fuente a la luz de un interés claro, marcado por el objetivo
de nuestra investigación y por el problema que queremos resolver.
En este paso debemos poder unir toda la información que hemos recabado en los
PRIMERA PARTE ı Pasos

pasos anteriores y elaborar un análisis propio tanto del contenido del texto como de su
ubicación e importancia dentro de las fuentes disponibles para nuestro asunto.

34
Manual de comentario de textos históricos

¿Qué no dice el texto? ¿Qué busco?


5º nivel de comprensión • Vincular toda la información para tener un
todo coherente.
• Construir una explicación fundamentada
acorde con el objetivo y problematización.
• Establecer la importancia de la fuente en
un marco historiográfico amplio.

7. Conclusiones
Este último paso suele representar un problema porque en la mayoría de las ocasiones, el
alumno pone un resumen de todo lo anterior y no debe ser así. En las conclusiones sólo
se escribe el resultado final de todas las disquisiciones y reflexiones que se hicieron en el
comentario; deben contener la respuesta final (no porque sea definitiva, sino porque por
el momento no podemos llegar más lejos) a la problematización.
En las conclusiones decimos de manera concreta qué conocimiento nuevo estamos
extrayendo de la fuente y por qué es importante; cómo este documento es relevante para
comprender un proceso histórico dado porque es evidencia de tal o cual hecho, forma
de pensar, manera de asumir el mundo…
Uniendo los comentarios de todos los vestigios que conforman nuestro corpus docu-
mental, tendremos el cuerpo de la investigación, y al unir las conclusiones de todos los
comentarios tendremos, para empezar, herramientas para validar los resultados, ya que
si las conclusiones individuales son contradictorias nos daremos cuenta de que hay que
revisar de nuevo nuestra interpretación; si las conclusiones no cuadran con el contexto
que hemos armado alrededor de nuestro objeto de estudio, algo está mal. Finalmente, la

Pasos ı PRIMERA PARTE


conclusión final, que ya ha pasado por varios filtros de validación, es nuestra aportación
al conocimiento histórico y a la comprensión de un evento del pasado, que puede servir
de arranque para investigaciones futuras.

35
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Colofón
Esto es todo: una serie de pasos concretos que hay que seguir con rigor, orden y ética.
Cada una de estas etapas debe ser construida con base en la evidencia que arrojan los
vestigios, debe ser fundamentada con razones y explicaciones claras, plausibles, lógicas.
Como dije al principio de este texto, se trata sólo de una propuesta entre mil, que
puede ser modificada según las necesidades, las personalidades y los intereses. Ya verán
en los ejemplos que se presentan a continuación cómo hay coincidencias y divergencias
pero en todos los casos hay una base común: un trabajo serio, consistente y metódico.

Fuentes
Banner, James M., Being a Historian. An Introduction to the Professional World of History,
New York, Cambridge University Press, 2012.
Booth, Wayne C. y otros, The Craft of Research, 3a edición, Chicago, The University of
Chicago Press, 2008.
Howell, Martha & Walter Prevenier, From the Reliable Sources. An Introduction to Historical
Methods, Ithaca, N.Y., Cornell University Press, 2001.
http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad1/investiga-
cionHistorica/recoleccionInformacion
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/diccionarios–anteriores–1726–1992/nuevo–
tesoro–lexicografico.
Moradiellos, Enrique, El oficio de historiador, 6ª edición, Madrid, Siglo xxi, 2008.
Ramírez Leyva, Edelmira, María Rita Vargas, María Lucía Celis. Beatas embaucadoras de la
colonia, México, unam, Coordinación de Humanidades, 1988.
PRIMERA PARTE ı Pasos

36
Manual de comentario de textos históricos

LOCUCIONES DE UN
DEMONIO EN UNA CRIATURA
Berta Gilabert
(Facultad de Filosofía y Letras, unam)

37
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

38
Manual de comentario de textos históricos

Locuciones de un demonio en una criatura1


Berta Gilabert

Yo, Lucifer, Príncipe de todo el infierno, juro a Dios todopoderoso y a esta santísima cruz
que tengo en la mano izquierda de esta criatura, y a ésta que hago con la mano derecha y
a aquella santísima cruz de aquel relicario, que es voluntad del Altísimo, mi creador y de
todo el mundo, que diga para gloria suya lo siguiente: y si no dijere verdad, pido a Dios
me envíe todas las penas de todos los condenados y todas las que su divino poder puede
enviarme y que venga la ira del juez airado sobre mí y me castigue, como a perjuro.2
Entramos en el cuerpo de esta criatura mil demonios: yo, Lucifer, asisto en el co-
razón, Caín en la mano derecha, los demás repartidos por el cuerpo. No entramos por
culpa suya, sino que estando ella pidiendo a Dios se hiciese en ella su santísima voluntad y

Berta Gilabert ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


que le diera trabajos si la convenían, nos envió el Altísimo y todopoderoso Dios para que
la ejercitemos, que ella lo lleva con mucha resignación y se le aumenta la corona3, a noso-
tros el tormento, que si no hubiéramos entrado, ya se la hubieran llevado mil demonios.
Digo asimismo que cuando hablo en la iglesia, en el comulgatorio o confesionario, no
lo hago por mi querer sino por voluntad de Dios, que me lo manda para mayor gloria suya
y aumento de mis penas, ¿qué saco yo de haber entrado aquí?, ¡maldita sea la hora en que
aquí entré!, bástame el haber perdido aquella hermosa silla de la gloria; no me atormentes
más, ¿qué más quieres que estar condenado? Mira que me haré pedazos, que me estre-
llaré, pero no puedo resistirme al Altísimo, mi creador, que me lo manda decir y a aquel
Soberano Niño que me compele; y digo que aquel Niño es su esposo, que ella es doncella,
que si la he levantado testimonios ha sido para mayor corona de esta criatura y para mayor
tormento mío, por la resignación con que lo lleva.

1
Archivo General de la Nación, México (en adelante agnm), Inquisición, vol. 527, exp. s/n, fs. 466v–468r.
2
Para que la lectura sea clara se han modernizado la puntuación y la redacción.
3 Para que sea claro el inciso a del punto 2: búsqueda de palabras del método sugerido, se han resaltado en este
comentario.
En este contexto se refiere a la corona de virtud que tienen los santos, es decir, Lucifer supone que lo que la
posesa está sufriendo aumentará en tal medida su virtud, que puede acercarla a la gloria del cielo. Vid. “Corona”
Diccionario de autoridades, 1729, www.rae.es, p. 601, consultado el 15 de marzo de 2016. http://ntlle.rae.es/ntlle/

39
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

De los mil que entramos, ninguno ha salido, ni saldrá, hasta que sea voluntad de
Dios. Y los que dicen que han salido para entrar en otras, es mentira: juran falso los
demonios que lo han dicho, son demonios viles. También digo que es voluntad de mi
creador que la exorcicen, que en ello ejercitan los sacerdotes la caridad, cumplen con
su obligación, la criatura es aliviada, yo padezco los tormentos: me lo manda Dios que lo
diga: que la comida exorcizada le aprovecha, el hábito de San Francisco y el estar junto a
la Santísima Cruz de Milagros, que ya ven que en su casa se pasaban los meses sin confesar
ni comulgar y aquí no, que la ayuda la santísima cruz.
También digo, debajo del mismo juramento, que no hay ministro determinado para
echarnos, que cuando fuere voluntad de Dios, su majestad divina dará virtud al ministro
que ha de ser; no sabemos por cuánto tiempo; estamos pidiendo a Dios que mejor será
salir que padecer tantos tormentos. Y el no haber declarado esto hasta ahora no ha sido
voluntad de Dios, ahora llegó la hora y la virtud divina me compele. Y digo que juro a
Dios y a esta santísima cruz, y a las demás que he dicho, y debajo de las mismas penas que
pedí, que obedeceré al padre fray José Diez y al padre fray Francisco Frutos, sacerdotes
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

y ministros de Dios y padres espirituales de esta criatura, en todo lo que me mandaren,


que sea para mayor gloria de Dios y utilidad de esta criatura.
Asimismo digo que cuando la cierro la boca, nadie que no sea sacerdote la podrá
hacer comer, que esa virtud dio Dios a los dedos consagrados y que el modo de aliviarse
esta criatura será haciendo la cruz sobre su corazón, sobre el vestido o hábito, y mandan-
do que si es voluntad de Dios ejecute lo que la mandan, pues Dios me obliga entonces a
obedecer; no la quiten el mérito tan grande que tiene padeciendo, miren que no saben
lo que es padecer por gozar de la vista de Dios.
Todo lo que he dicho es verdad, y lo vuelvo a jurar debajo de las mismas penas que
he pedido y vuelvo a pedir de nuevo, y digo que ninguno se ha sustituido en mi lugar
mientras lo he estado diciendo. Yo soy Lucifer, príncipe de todos los demonios y causa
de todos los condenados, y para mayor certificación de todo lo dicho, beso estas cruces.
Esto juró una noche y yo lo saqué en limpio, sin poner las preguntas concernientes
a lo referido, aunque mucho o lo más decía sin preguntarle, después del conjuro (digo
en la misma ocasión conjurándole); en otro conjuro se lo leí de verbo ad verbum4, y pre-

4
Al pie de la letra, sin quitar ni añadir nada. Vid. “De Verbo Ad Verbum”, diccionario.leyderecho.org. 05, 2016.
Consultado en junio de 2016. http://diccionario.leyderecho.org/

40
Manual de comentario de textos históricos

guntado si tenía algo que quitar o añadir, respondió que no tenía qué quitar, antes sí
que añadir (como después lo pondré) y tomando una cruz con la mano izquierda de la
criatura, dijo: yo, Lucifer, príncipe de todos los demonios, juro a Dios, mi creador y juez
de vivos y muertos, y a esta santísima cruz, y a la de ese santísimo relicario (es la santa cruz de
este colegio) y a ésta de la mano derecha, que es verdad todo lo que está escrito en este
papel, y si no lo fuere pido a su Divina Majestad me castigue con todas las penas de todos
los condenados, que han sido, son y serán, y de todos los demonios, y que la ira del juez
airado venga contra mí; y para mayor confirmación, beso esta santísima cruz, y la adoro,
aunque sea contra mí.
Asimismo, juro debajo de las mismas penas que esta criatura no consintió en el ma-
leficio, antes sí, estándole dando aquella hierba endemoniada5, decía a su esposo que
no quería consentir, pidiéndole con ansias la ayudase y escupiéndola. Mira (me decía)
que vuelvas por su honra, predícalo, persuádelo, es voluntad de Dios, mira que la tienen
deshonrada, dicen mucho de ella; yo me pondré en público y diré que esto es verdad,
aunque me llamen el demonio predicador, llévenme al Santo Tribunal.

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


Ya sé que fuiste llevado de la caridad a convertir a la hechicera (fui el día de santa
Catalina al hospital donde está presa) y ella lo negó, conviértanla, que si ella se convierte, se
deshará el maleficio y que éste esté o no, poco importa para el ejercicio que Dios quiere
que tenga esta criatura; que cuando fuere voluntad de mi creador que salgamos, saldrá el
maleficio. Hay viles demonios que hacen pacto con las hechiceras, no es lícita esa hierba
ni es lícito el venderla; la adoran y la mezclan con cosas sagradas, siendo así que no hay
más que un Dios.
No duden que soy Lucifer, Dios me ha puesto aquí para tormento de estos demonios
y para justificar su causa; está Dios muy irritado contra el mundo, le tienen muy enojado:
¿cuánto ha que no sale Lucifer del infierno? Ahora me envió Dios para que entiendan que
es justo, quien no quiere dar crédito, será mayor su condenación (esto no diría quien no
quiere dar crédito a que soy demonio, sino en cuanto a volver por la honra que han qui-
tado a esta criatura los que dicen tantos enredos contra ella, pues no estamos obligados a

5
Se refiere a la yerba llamada pistzintli. El vocablo quiere decir “pequeño”, pero no se ha logrado identificar
con certeza de qué planta se trata. Según Vetancurt se tomaba para no sentir cansancio aunque también tenía
el uso ritual de propiciar la adivinación y ayudar a interpretar los sueños. Véase Mercedes de la Garza, Sueño
y alucinación en el mundo náhuatl y maya, México, Instituto de Investigaciones Filológicas, unam, 1990, p. 80.

41
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

creer que es demonio, aunque sí a no levantar falsos testimonios, ni decir sin fundamento
que lo finge). Harto (prosiguió) se abate mi soberbia en obedecerte ¡oh, que perdí (decía
cuando le nombraban la pureza de María santísima) el ver la hermosura de aquella sobe-
rana señora!, debajo de sus pies estoy, ya me quebrantó la cabeza; no quisiera estar aquí
porque no me acordarais esa señora.
Acabado de escribir esto y ratificado el juramento, le mandé diese señal preternatural
para que le pudiésemos dar crédito; respondió que no tenía licencia de Dios, que cuando
la tuviese, la daría, que muchos demonios la daban, pero que estando, como están, por
ejercicio, no lo permite Dios por ahora, y que si era voluntad de Dios que a otro día la diese,
delante del Santísimo Sacramento la daría, y si no lo era lo juraría que no era voluntad de
Dios. Vino a la Iglesia a otro día y estando presente la comunidad de este santo colegio y
los reverendos padres Secretario de la Provincia de Michoacán6 y Guardián del convento de
nuestro padre San Francisco7, descubrimos con toda solemnidad el Santísimo Sacramento
dentro de su tabernáculo cantando el tantum ergo 8, e hincada la criatura.
Ojalá estuviera presente todo el mundo, o a lo menos los herejes sacramentales, que
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

conocieran la virtud de este Divino Sacramento, la recurrencia con que hablaba y asistía
el demonio y el poder con que se sujetaba este soberano señor mejor lo explicaran las
lágrimas de los circunstantes que la pluma. Comencé el exorcismo que para este fin
trae Remigio9 y era tanto el sentimiento que mostraba, que cada palabra parecía una
saeta porque todo el exorcismo habla con Lucifer. ¡Oh, miserable de mí! (decía), ¡oh
desdichado de mí!, ¡oh, abatido!, que me veo obligado a estar en este cuerpo para mayor
tormento mío Soberano Señor Sacramentado, sácame de aquí y envía otro demonio para
este ejercicio, que me atormenta tu presencia.
Mandele en virtud de aquel Santísimo Sacramento que para confirmación del jura-
mento diese la señal que le mandaba. Volviose al Señor (cerrados los oídos de la criatura)
y dijo: tú Señor, que me mandas estar en este cuerpo, dame licencia para que dé la señal

6
Fray Domingo de Ojeda, ofm.
7
Fray Pablo Sarmiento, ofm.
8
Se trata de la última parte del himno eucarístico Pane lingua, compuesto por santo Tomás de Aquino. Como
puede apreciarse a lo largo de todo el documento, hay una especial devoción al Santísimo Sacramento.
9
Se refiere al manual Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, del P. Benito Remigio Noydens, impreso en
Barcelona en 1688.

42
Manual de comentario de textos históricos

que tú quisieres. No digo yo una señal, pero muchas diera si fuera tu voluntad, pero no
me lo permites, inescrutables son tus juicios, o envía un demonio que la traiga, fácil es,
aunque sea de lo último del mundo, pero no quieres tú.
Mandele que jurase si no era voluntad de Dios que la diese y volviendo a leer lo con-
tenido en este papel tomándole en la mano izquierda de la criatura dijo: yo, Lucifer, prín-
cipe del infierno, juro por aquel Soberano Señor Sacramentado (aunque sea para mayor
tormento mío el nombrarle) que es verdad todo lo que está escrito en este papel y que no
es voluntad de Dios que dé la señal que me mandan; y si esto no fuere verdad, que me
castigue Dios con todas las penas de todos los condenados, que son y serán y de todos los
demonios. Hicímosle alabar al Santísimo Sacramento y la Purísima Concepción de María
Santísima, señora nuestra, y aunque lo repugnaba mucho por último lo hizo, y le ligué 10.
La función dicha fue domingo 9 diciembre de este año de 1691, pasó delante de los ya
referidos padres, no había seglares, sino una niña que le asiste y para que conste los firmo
en 11 de dicho mes.
Fray José Diez.

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA

En este contexto se utiliza por conjurar al espíritu que posee a la criatura para retirarlo a algún lugar del cuer-
10

po, usualmente al pie izquierdo, para que no haga daño al poseso. Cfr. María Elvira Buelna Serrano (coord.),
Heterodoxia e inquisición en Querétaro, México, Universidad Autónoma de Querétaro, Universidad Autónoma
Metrtopolitana, 1997, p. 99. Vid. “Ligar” Diccionario de autoridades, 1734, www.rae.es, p. 404, consultado en marzo
de 2016. http://ntlle.rae.es/ntlle/

43
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Comentario

Asunto general El Archivo General de la Nación resguarda un pro-


ceso de, por lo menos, 170 fojas que describen los
casos de unos seis endemoniados y la defensa o de-
nuncia que sobre estos sucesos realizaron diversas
personas.

Autor El documento objeto de este comentario forma


parte de ese expediente y es la transcripción que
fray José Diez ofm, adscrito al Apostólico Colegio de
Propaganda Fide de Santa Cruz de Querétaro, hizo
del exorcismo que realizó a Francisca de la Serna, de
modo que recoge las palabras que, bajo la coacción
del exorcista, Lucifer expresó, por boca de la posesa,
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

a lo largo de la ceremonia. Es decir, aun cuando las


palabras escritas sean del mismísimo Diablo, el docu-
mento fue emitido por el fraile franciscano.

Destinatario El destinatario, en primera instancia, es el calificador


del Tribunal del Santo Oficio, para documentar
con precisión el caso y armar el expediente.

Lugar, fecha y tipo de texto Esta transcripción está firmada en Santiago de Que-
rétaro, el 11 de diciembre de 1691; es uno de los
muchos oficios que conforman este proceso, es un
documento manuscrito, público, de índole jurídica,
con dimensión religiosa.

Clasificación de párrafos El documento está estructurado según la forma ju-


rídica en uso con respecto a las declaraciones en
interrogatorios: hay un párrafo introductorio en el
que Lucifer se identificó explicitando su jerarquía

44
Manual de comentario de textos históricos

–Príncipe de todo el Infierno–, para después hacer


juramento de decir verdad, como si se tratara de un
declarante cualquiera.
En los párrafos siguientes, el interrogado respondió
a las preguntas hechas por el exorcista, fray José Diez,
y dio razón de su presencia en el cuerpo de Francisca
de la Serna, explicó cuándo y cómo saldrían él y los
999 demonios que le acompañaban; se quejó de sus
múltiples sufrimientos causados por el contacto con
objetos benditos, la mención de la virgen María, la
presencia de los sacerdotes, las oraciones y los exor-
cismos; aclaró que no estaba en esa situación por su
propia voluntad sino porque Dios así se lo había man-
dado para fortalecer el alma de la posesa y ejercitar a
los frailes en la caridad, así como para escarmiento

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


de toda la población que estaba sumida en el vicio;
explicó que no era voluntad divina que diera alguna
señal preternatural para que se le creyera.
Posteriormente, Lucifer juró de nuevo que decía la
verdad y puso a Dios por testigo.
En la última parte, fray José Diez le pidió que rati-
ficara su testimonio, cosa que el Príncipe del Infier-
no hizo de buen grado, repitiendo sus juramentos.
Finalmente, Diez asentó la fecha del exorcismo y
la de la transcripción de esta singular declaración,
certificando lo dicho con su rúbrica.

Detección de ideas La idea principal a lo largo de todo el documento


principales y vinculación es que Lucifer y sus 999 compinches estaban dentro
con sus argumentos de Francisca de la Serna por voluntad de Dios y para
beneficio de la posesa, quien solicitó a su Creador
que la pusiera a prueba para ejercitar su virtud y
fortalecer su alma.

45
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Lo anterior fue argumentado por el demonio


denunciando el enojo que Dios sentía por la pobla-
ción queretana en razón de sus vicios, muestra de
lo cual era que alguien le dio a Francisca de la Serna,
contra su voluntad, la yerba conocida como pistzintli.
Toda la declaración está reforzada con los juramen-
tos que Lucifer hace en repetidas ocasiones.

Contextualización El franciscano Colegio Apostólico de Propaganda


Fide de Santa Cruz de la ciudad de Querétaro fue
fundado en 1682 con la autorización del Papa Ino-
cencio xi, mediante el breve Sacrosancti apostolatus
officium, siendo nombrado para su dirección fray
Antonio Linaz, quien llegó al año siguiente a tomar
posesión del cargo, junto con otros 24 franciscanos
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

y con la obligación de permanecer ahí al menos


durante diez años. Este colegio fue el primero de
su clase y tenía como principal propósito, como su
nombre lo indica, la propagación de la fe, lo que
implicaba necesariamente renovar la labor misione-
ra en Nueva España, mediante la formación especí-
fica de evangelizadores.
Para el último tercio del siglo xvii, la primera
etapa de la evangelización tenía mucho tiempo de
haber finalizado, sin embargo, aún existían zonas a
las que el cristianismo no había sido llevado, espe-
cialmente al norte de la Nueva España, en razón de
que muchos territorios ni siquiera habían logrado
ser pacificados. Por ello, era necesario adecuar la
labor a las circunstancias concretas de ese momen-
to y reanudar la labor evangelizadora con miembros
mejor preparados y con las herramientas adecuadas

46
Manual de comentario de textos históricos

para poder comunicarse con aquellos indígenas cuya


circunstancia era tan distinta a la de los de los conjun-
tos urbanos de las zonas centro y sur del virreinato.
La Sierra Gorda de Querétaro era uno de estos
territorios en los que la presencia de grupos seminó-
madas había dificultado la conquista y evangelización
en los primeros tiempos, de modo que aún era consi-
derado tierra de misión.
Fray Antonio Linaz, de la provincia de Mallorca,
ya estaba en tierras americanas trabajando en la pro-
vincia de san Pedro y san Pablo de Michoacán; él fue
quien tuvo la idea de crear un centro en el que los
misioneros pudieran formarse de manera adecuada
en la labor que tendrían que desempeñar.
En este convento se mantuvo una estricta ob-

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


servancia y se puso énfasis en el aprendizaje de las
lenguas indígenas de las todavía tierras de misión.
El método que se enseñaba tenía su fundamento en
la prédica adecuada a los indígenas y un profundo
espíritu misional.
A partir de este centro, se fundaron custodias
misioneras en lugares tan alejados como Nuevo Mé-
xico y Texas.
Es importante destacar que la renovación de la
evangelización también traía a las órdenes religio-
sas una serie de beneficios tales como la prórroga
de sus derechos a la administración de parroquias,
beneficios difíciles de conservar de regresar a la
labor propia del clero regular. Es por ello que es-
tos territorios de misión eran disputados entre las
tres primeras órdenes que llegaron a estas tierras:
franciscanos, dominicos y agustinos. En el caso que

47
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

me ocupa, fueron los dominicos quienes querían


hacerse cargo de la evangelización de los habitan-
tes de la Sierra Gorda, sin embargo, los franciscanos
habían invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo
en hacerse con el control de la zona a través de una
década de ardua labor en el Colegio Apostólico de
Propaganda Fide de Santa Cruz de Querétaro.
La llegada de estos franciscanos significó, por otro
lado, la vigilancia constante de la conducta de los
pobladores, quienes comenzaron a ser amonestados
por su gusto por los saraos y los divertimentos.11
Otro asunto que hay que tomar en cuenta es que
la ciudad de Querétaro era parte del Camino Real
de Tierra Adentro, es decir, era un centro impor-
tante de actividad económica que reunía muchas
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

oportunidades y en la que confluía una población


–fija y flotante– que le daba vida a la ciudad: comer-
cio, fiestas, espectáculos, religiosidad…
En estas circunstancias es que un mal día del mes
de octubre de 1691, el reverendo padre fray José de
Olvera, de la Orden de San Francisco, cura y ministro
de doctrina de la ciudad de Querétaro,12 tuvo noticia
de la primera de las muchas endemoniadas en dicha
ciudad;13 era el nombre de la doncella –que el docu-
mento asienta que sí lo era– Francisca de la Serna.

Fray José tuvo a su cargo conjurarla y exorcizarla, si-


guiendo las indicaciones del Ceremonial Romano y
de la Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, del P.
11
Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México 1571–1700, México, Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 508.
12
Agnm, Inquisición, vol. 527, exp. s/n, fs. 466v–468r.
13
Para mayor información sobre los signos que puede presentar una persona poseída por el demonio según la
Iglesia católica y el ritual del exorcismo, vid. Rituale romanum, Roma, Typographia Cameræ Apostolicæ, 1617, p. 342.

48
Manual de comentario de textos históricos

Benito Remigio Noydens, entre otros manuales. En


una primera instancia se pensó que una hechicera de
nombre Catalina –también conocida como la Chupa-
rratones– le había hecho maleficio, dándole a beber
una hierba conocida como pistzintli pero después,
Lucifer en persona dijo que la razón por la que se en-
contraba en el cuerpo de Francisca, era que ella pidió
a Dios que le diese trabajos para purificar su alma y
el Creador consintió para mayor gloria suya, aunque
–quizás en un momento de confusión o cansancio–
también mencionó la intervención de la yerba.
En algún momento el padre fray José Diez asumió
la responsabilidad de expulsar al Demonio del cuer-
po de Francisca de la Serna, lo que no logró en va-
rias sesiones. Pero en una de ellas, llevada a cabo

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


en la iglesia del convento de la Santa Cruz, frente al
Santísimo Sacramento, logró que Lucifer hablara
prolijamente y explicara quiénes estaban dentro del
cuerpo de Francisca de la Serna, por qué, para qué y
cuándo saldrían para dejar por fin en paz a la pobre
criatura.14
Hay que mencionar que muchos de los miembros
de la comunidad queretana, religiosos y seglares, no
creyeron que el Demonio anduviera suelto. Algunos
adujeron locura y otros más, incapaces de entender
cabalmente lo que sucedía, humildemente pidieron
consejo al Tribunal del Santo Oficio. Parece ser que
los únicos que creyeron firmemente en la acción
demoníaca fueron los franciscanos, tanto los del
convento de San Francisco, como los del Colegio
de Propaganda Fide de la Santa Cruz.

14
Agnm, Inquisición, vol. 727, exp. s/n, fs. 490v–493v.

49
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Como ya se dijo antes, se trata de un proceso que


involucró, al menos, a cinco endemoniados más, a seis
sospechosos, a los miembros de varias de las órdenes
religiosas presentes en Querétaro, principalmente a
los franciscanos, y a los funcionarios del Santo Oficio.

Qué quiere decir el texto Locuciones de un demonio en una criatura es un docu-


mento singular porque, según fray José Diez, con-
tiene los dichos literales del Príncipe del Infierno
expresados a través de Francisca de la Serna y coac-
cionado por la fuerza del exorcismo.
A lo largo de todo el documento, Lucifer insis-
tió en su subordinación al Altísimo y en su falta de
interés por estar dentro de la criatura, ya que esto
le provocaba un indecible sufrimiento. Asimismo,
en varias ocasiones manifestó la inocencia de De la
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

Serna así como su intención por purificar su alma y


acrecentar su virtud.
Llama la atención que, si damos por cierto lo
expresado en el documento, Lucifer se aleja de la
imagen que usualmente se tiene de él como un ser
esencialmente malo y en algunos momentos, hasta
resulta digno de compasión; se trata de un demonio
muy devoto, que ha dejado de lado su rebeldía pri-
migenia para ser sumiso, casi hasta la indignidad.
En una época en la que los casos de intervención
demoniaca eran abundantes y en un lugar en el que la
vida religiosa tenía una extrema importancia, la incre-
dulidad de tantos miembros de la sociedad queretana
–religiosos y laicos– es curiosa, a la vez que y como con-
secuencia de ello, tanto Lucifer como fray José Diez se
esforzaban demasiado por hacer creíbles sus dichos. Es
como si las desavenencias y los conflictos motivados por

50
Manual de comentario de textos históricos

el control de la evangelización de la zona y las limos-


nas de la población criolla tuvieran también expresión
en un asunto de tanta gravedad como el peligro en el
que estaba el alma de los poseídos, y la perdición de la
población queretana, tan dada a los placeres. Una cir-
cunstancia de este tipo, debió haber unido a todos los
religiosos para erradicar a los demonios de la ciudad y,
sin embargo, los separó todavía más.

Comentario Es evidente que la fundación del Colegio de Propa-


ganda Fide de Santa Cruz de Querétaro y la llegada
de este nuevo grupo de frailes de estricta observancia
causó un gran impacto en una población muy activa,
acostumbrada a la vitalidad de una ciudad que era un
paso comercial situado en una zona de producción
agrícola, ganadera y minera. Había la suficiente movi-

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


lidad económica para permitir que la vida social fuera
rica en actividades que no fueron bien vistas por estos
nuevos religiosos, quienes se empeñaron en instaurar
conductas más conservadoras y piadosas.
Estos intentos, encabezados por fray Antonio Linaz
se tradujeron en la represión constante y especial-
mente en la crítica (desde el púlpito y en las calles),
al comportamiento femenino, exigiendo la presen-
cia diaria de las mujeres en la iglesia y por tiempos
prolongados, sin importar que por ello descuidaran
a sus maridos e hijos, imponiendo penitencias exce-
sivas y censurando cualquier actividad mundana.15
Si a lo anterior sumamos el que llegaron a dis-
putar un territorio que planteaba una nueva etapa
en el proceso de evangelización, que volvía a abrir
15
Agnm, Inquisición, vol. 527, exp. s/n, fs. 482v y 483. Carta de fray Manuel de Jesús María al Santo Oficio, 3 de
enero de 1692.

51
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

una tierra de misión que además prometía benefi-


cios materiales y la conservación de privilegios, es
comprensible que –en general– otros miembros de
la Iglesia se negaran a dar apoyo a los franciscanos
en cualquier circunstancia.
Ambos hechos constituyeron un perfecto caldo
de cultivo para el surgimiento de estos casos de po-
sesión diabólica. Otras de las declaraciones que con-
forman este expediente inquisitorial se refieren a
dos mujeres, Juana de los Reyes y Francisca Mejía,
quienes estaban embarazadas por obra demoniaca,
lo que parece el pretexto idóneo para encubrir un
comportamiento licencioso, muy lejano al que la so-
ciedad, pero sobre todo los franciscanos, esperaban
de estas dos criollas de familia decente.
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

Constituyó también una buena coyuntura para que


los recién llegados encargados del Colegio de la San-
ta Cruz evidenciaran su compromiso con la sociedad,
su eficacia para detectar y contener el mal, el favor
divino del que gozaban y, por lo tanto, su idoneidad
sobre las otras órdenes para encabezar la evangeliza-
ción de esta tierra de misión de la Sierra Gorda.
Bajo estas premisas, la insistencia tanto de Lucifer
como de fray José Diez en la veracidad de las decla-
raciones y por ende, de las posesiones, adquiere un
nuevo sentido frente al ataque continuado de los
dominicos.
Cuando el Príncipe del Infierno expresó que a
Francisca de la Serna le hacía bien el hábito de san
Francisco, veladamente estaba dando evidencia de
la efectividad de la Orden y de la santidad de sus
miembros. Cuando dijo que el exorcismo y la ayuda

52
Manual de comentario de textos históricos

a la posesa eran una forma de ejercitar la caridad,


dejó claro que estos frailes estaban dispuestos a tra-
bajar en beneficio de la comunidad.
Más aún, el demonio acusó expresamente a los que
no creyeron en las posesiones y a los que levantaron
falso testimonio contra las víctimas, y los responsabi-
lizó de esa crisis en la que la voluntad divina sumió
a Querétaro, como castigo a sus muchos pecados.
Este discurso era por completo coincidente con la
prédica constante y la represión que ejercieron los
franciscanos recién llegados.

Conclusiones Es evidente que Locuciones de un demonio en una criatura


constituye un refuerzo a la política de los frailes del
Colegio de la Santa Cruz, a la vez que evidencia –para-
dójicamente– la necesidad de la sociedad de escapar a

Pasos ı LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA


los férreos controles que pretendieron imponerles.
Sólo los franciscanos tenían la lucidez y la pu-
reza de alma para ver con claridad las intenciones
de Dios y someterse a sus designios socorriendo a
los endemoniados de Querétaro; sólo ellos tenían
oídos para escuchar lo que los demonios tenían que
decir para mayor gloria de Dios y sólo ellos estaban
dispuestos a luchar sin descanso para expulsarlos
y devolver al redil a las ovejas queretanas que las
demás corporaciones religiosas no habían sido ca-
paces de mantener en una vida virtuosa.
Este documento es importante porque constituye
una muestra clara de cómo la sociedad encontró la
manera de emplear las mismas armas de la repre-
sión para abrir una válvula de escape y poder conti-
nuar con la vida a la que estaban acostumbrados.

53
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Es también evidencia de las fricciones existentes


entre las distintas órdenes para hacerse con el con-
trol de una nueva tierra de misión, a la vez que de-
vela lo que es una verdad de Pero Grullo: la Iglesia
no es una institución monolítica e inamovible, en
su interior caben distintas interpretaciones sobre la
acción de lo sobrenatural y la manera de interac-
tuar con ello, en beneficio de intereses específicos.

Fuentes
LOCUCIONES DE UN DEMONIO EN UNA CRIATURA ı Pasos

Agnm, Inquisición, vol. 527, exp. s/n, fs. 466v–468r.


Agnm, Inquisición, vol. 727, exp. s/n, fs. 466v–493v.
Alberro, Solange. Inquisición y sociedad en México 1571–1700, México, Fondo de Cultura
Económica, 1988.
Arricivita, Juan Domingo, Crónica seráfica y apostólica del Colegio de Propaganda Fide de la
Santa Cruz de Querétaro en la Nueva España, México, Don Felipe de Zúñiga y Ontiveros,
1792.
Buelna Serrano, María Elvira, “Las endemoniadas de Querétaro” en María Elvira Buel-
na Serrano (Coord.), Heterodoxia e Inquisición en Querétaro, México, Universidad Autó-
noma de Querétaro, Universidad Autónoma Metropolitana, 1997.
Garza de la, Mercedes, Sueño y alucinación en el mundo náhuatl y maya, México, Instituto
de Investigaciones Filológicas, unam, 1990.
González Marmolejo, Jorge René, Estructura, organización y vida cotidiana de los Colegios
Apostólicos de Propaganda Fide, siglo XVIII, México, inah, 2009.
Rituale romanum, Roma, Ex Typographia Cameræ Apostolicæ, 1617.
Román Gutiérrez, José Francisco y otros, Los colegios apostólicos de Propaganda Fide, su
historia y su legado, México, Gobierno del Estado de Zacatecas, Universidad Autónoma
de Zacatecas, H. Ayuntamiento de Guadalupe, 2004.

54
Manual de comentario de textos históricos

SEGUNDA PARTE

55
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

56
Manual de comentario de textos históricos

SOBRE LA LUZ,
DE ROBERTO GROSSETESTE
Luisa Durán y Casahonda Torack
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)

57
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

58
Manual de comentario de textos históricos

Traducción libre de De Luce o Sobre La Luz


de Roberto Grosseteste

La primera forma corporal a la que algunos llaman corporeidad es, en mi opinión, la luz.
La luz (lux), por naturaleza propia, se difunde hacia cualquier dirección, de tal manera
que un punto de luz producirá instantáneamente una esfera de luz de cualquier tamaño,
a menos que un objeto opaco se interponga en su camino. Ahora bien, la corporeidad

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


es la extensión de la materia tridimensional, a pesar de que tanto la corporeidad como
la materia son ambas sustancias simples, carentes de dimensión. Sin lugar a dudas, una
forma que es en sí misma simple y sin dimensión, no podría introducir dimensión hacia
cualquier dirección, a no ser que se multiplique y difunda a sí misma de manera instan-
tánea hacia cualquier dirección, y así extienda la materia por su propia difusión. Pues
la forma no puede abandonar la materia porque es inseparable de ella, y la materia no
puede privarse de la forma. Sin embargo, he propuesto que la luz posee, por naturaleza
propia, la función de multiplicarse a sí misma y difundirse de manera inmediata hacia
cualquier dirección. Lo que lleva a cabo esta operación es la luz u otro agente que actúa
en virtud de su participación en ella. Por eso, la corporeidad es o la luz, u otro agente
que introduce la dimensión en la materia en virtud de su participación en la luz, y actúa
a través del poder de la luz misma. Pero la primera forma no puede introducir dimensio-
nes en la materia a través del poder de otra forma. Por lo tanto, la luz no es una forma
consecutiva a la corporeidad, sino que es la corporeidad misma.
En la opinión de los filósofos, la primera forma corporal es la más elevada y de una
esencia más noble y excelsa a todas las formas que la suceden. Además, tiene una mayor
semejanza con aquellas formas distintas a la materia. La luz es la corporeidad más excelsa,
y de una nobleza y esencia excelentes. Tiene, además, una mayor semejanza con las formas
incorpóreas, como serían las inteligencias. La luz, por tanto, es la primera forma corporal.
Por consiguiente, la luz, que es la primera forma creada en la primera materia, por
naturaleza propia se multiplicó a sí misma en un número infinito de veces y se extendió
de manera uniforme hacia todas las direcciones. Así, en el comienzo del tiempo se exten-
dió también la materia, que no podía quedar atrás, para crear junto con ella una masa

59
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

del tamaño del universo material. Esta extensión de la materia no pudo ser producida
mediante una multiplicación finita de luz, porque la multiplicación de un ser simple un
número finito de veces no puede producir una cantidad, como lo mostró Aristóteles en
su De Caelo et Mundo. Más aún, la multiplicación de un ser simple un infinito número de
veces debe producir una cantidad finita, porque un producto que es resultado de una
multiplicación infinita excede aquello que lo produce de manera infinita. Ahora bien,
un ser simple no puede exceder a otro ser simple de manera infinita, pero sólo una canti-
dad finita puede exceder un ser simple de manera infinita. Es decir, una cantidad infinita
excede a un ser simple de manera infinita. De este modo, cuando la luz –que es en sí
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

misma simple– se multiplica un infinito número de veces, debe extender la materia –que
es también simple– en dimensiones finitas.
Sin embargo, es posible que una suma infinita de números esté relacionada con otra
suma infinita, ya sea numérica o no. Y algunos infinitos son más grandes que otros infi-
nitos, otros más pequeños. Por lo tanto, la suma de todos los números, tanto pares como
impares, es infinita. Es, de igual manera, más grande que la suma de todos los números
pares, que son infinitos, a la suma de todos los impares, que también son infinitos. Tam-
bién, la suma de todos los números, empezando con el uno y continuando doblemente
con cada número sucesivo es infinito; de manera similar la suma de todas las mitades
correspondientes a los dobles es infinita. La suma de estas mitades debe ser la mitad de
la suma de sus dobles. De la misma manera, la suma de todos los números iniciando con
el uno y multiplicando por tres sucesivamente es tres veces mayor a la suma de todos los
terceros correspondientes a esos triples. Asimismo, está claro que todos los tipos de pro-
porciones numéricas finitas posibles tienen su proporción finita e infinita.
Pero si proponemos una suma infinita de todos los dobles empezando con el uno,
y la suma infinita de todas las mitades correspondientes a esos dobles, y si uno u otro
número finito se sustrae de la suma de las mitades, entonces al cabo de la sustracción no
habrá una proporción de dos a uno entre la primera suma y lo que queda de la segunda
suma. De hecho, no habrá ninguna proporción numérica, porque si una segunda pro-
porción numérica se dejara de lado de la primera como resultado de la sustracción del
miembro menor de la proporción, entonces lo que se sustrae es, necesariamente, una
parte alícuota, de una parte alícuota, de aquello de lo que se sustrae. Pero un número
finito no puede ser una parte alícuota, de una parte alícuota, de un número infinito. De

60
Manual de comentario de textos históricos

este modo, cuando sustraemos un número de la suma infinita de mitades no resultará


una proporción numérica entre la suma infinita de dobles o lo que queda de la suma
infinita de las mitades.
Al ser esto así, es evidente que la luz se multiplica de manera infinita a sí misma y
extiende la materia en dimensiones finitas, pequeñas o grandes, de acuerdo a ciertas pro-
porciones que tienen con respecto a cada una, en específico numéricas y no–numéricas.
Pues si la luz, a través de la multiplicación infinita de sí misma, extiende la materia en
una dimensión de dos codos, por la duplicación de esta misma multiplicación infinita se
extiende en una dimensión de cuatro codos, y al dividir esta multiplicación infinita a la

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


mitad se extiende en la dimensión de un codo. Así se procede de acuerdo con propor-
ciones numéricas y no numéricas.
En mi parecer que este fue el sentido de la teoría de aquellos filósofos que pensaron
que todo está compuesto por átomos, y que los cuerpos están compuestos de superficies,
y éstas de líneas, y las líneas de puntos. Esta opinión no contradice la teoría que la magni-
tud está compuesta sólo de magnitudes porque por cada significado de la palabra todo,
hay un significado correspondiente de la palabra parte. Por eso decimos que la mitad
es parte de un todo, porque dos mitades hacen un todo. También, que un lado es parte
de un diámetro, pero en sentido figurado, porque no importa cuántas veces se tome
un lado, éste no será el diámetro, éste siempre será menor que el diámetro. También
decimos que el ángulo de contingencia es parte del ángulo recto porque hay un número
infinito de ángulos de contingencia en un ángulo recto. Y cuando este ángulo de contin-
gencia es sustraído del ángulo recto un número finito de veces, el segundo se reduce en
tamaño. Ahora bien, en otro sentido, cuando una línea contiene un número infinito de
puntos y se elimina un número finito de puntos, la línea no se acorta.
Ahora, regresemos a nuestro tema. Cuando la luz, a través de su infinita multiplicación
extiende la materia igualmente hacia todas las direcciones, lo hace en forma de esfera; y, en
consecuencia, aquellas regiones de la materia que están más alejadas están más extendidas
y más rarificadas con respecto a la materia del centro. Y así como las regiones más alejadas
están rarificadas en un grado superior, las regiones más internas tendrán la posibilidad de
una mayor rarificación.
Así, la luz, al extender la primera materia en forma esférica y al rarificar sus partes más
alejadas al grado máximo, actualiza por completo la potencia de la materia de la región

61
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

más externa, y deja a esta materia sin potencia para duplicarse. Por eso es perfecto el pri-
mer cuerpo de esta región de la esfera, llamado firmamento, porque lo único que tiene en
su composición es primera materia y primera forma. También es el cuerpo más simple con
respecto a las partes que constituyen su esencia y con respecto a su cantidad, que es la
máxima en extensión. Difiere del cuerpo genérico en tanto que la materia está actualizada
completamente sólo a través de la primera forma. Pero el cuerpo genérico, que está en este
y otros cuerpos, tiene la esencia de la primera materia y la primera forma, y se separa de la
materialización a través de la primera forma y de la disminución de la materia a través de
la primera forma.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

Cuando el primer cuerpo, el firmamento, se ha actualizado, difunde su luz (lumen)


desde todas las partes de sí mismo hacia el centro del universo porque la luz (lux) es la per-
fección del primero cuerpo y, de manera natural, se multiplica a sí misma desde el primer
cuerpo, que es difundida al centro del universo. Y así como esta luz (lux) es una forma com-
pletamente inseparable de la materia en su difusión desde el primer cuerpo, se extiende
con ella la espiritualidad de la materia del primero cuerpo. De este modo, procede la luz
(lumen) desde el primer cuerpo, que es un cuerpo espiritual, o, si se prefiere, un espíritu
corporal. Esta luz (lumen) a su paso no divide el cuerpo al que traspasa, y pasa de manera
instantánea desde el cuerpo del primer cielo hasta el centro del universo. Aún más, su paso
no ha de ser entendido como algo numérico –pues esto es tal vez, imposible– sino a través
de la multiplicación de sí misma y la infinita generación. Esta luz (lumen) expandida y con-
gregada desde el primer cuerpo hacia el centro del universo, reunió la masa existente bajo
el primer cuerpo; y como el primer cuerpo no podría reducirse por ser completamente
actualizado e incambiable –y también, porque no puede haber un solo espacio vacío– fue
necesario que en la congregación de la masa de las regiones más alejadas del centro ésta
se extendiese y disgregara. Por consiguiente, el centro de esta masa es más denso y las
regiones más alejadas más rarificadas. Y fue tan fuerte el poder de esta luz (lumen) congre-
gándose (y, en este mismísimo acto de congregación, separándose) que las regiones más
alejadas de la masa contenida debajo del primer cuerpo fueron sumamente elaboradas y
rarificadas. Así, en las partes más alejadas de esta masa se creó una segunda esfera, actua-
lizada completamente y no susceptible a cambios. Esta actualización, y la perfección de la
segunda esfera, consiste en que la luz (lumen) nace de la primera esfera, y que la luz (lux)
que es simple en la primera esfera, se duplica en la segunda.

62
Manual de comentario de textos históricos

Así como la luz (lumen), generada de la primera esfera, completó la actualización de


la segunda esfera y dejó una masa más densa por debajo de ella, la luz (lumen) generada
de la segunda esfera completó la actualización de la tercera esfera y dejó una masa más
densa por debajo de ella. Este proceso de congregar y separar de manera simultánea
continuó hasta la actualización completa de las nueve esferas y por debajo de la novena
hubo una masa densa que constituye la materia de los cuatro elementos. Pero la esfera
más baja, la esfera de la luna –la cual también da luz (lumen)–, por su luz (lumen) con-
grega la masa contenida bajo sí y la reúne, la adelgaza y la expande hacia sus partes más
lejanas del centro. Sin embargo, la potencia de esta luz (lumen) no es tan grande como

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


para extender sus partes al máximo. Por esta razón, cada parte de la masa se dejó imper-
fecta, capaz de congregarse y disgregarse. La región más alta de esta masa se expandió,
aunque no al máximo. Por su expansión se originó el fuego, aunque, sobró materia de
los elementos. Este elemento dio luz (lumen) de sí mismo y, al congregar masa por debajo
de él, extendió su región más externa, pero no más allá que la región del fuego; y así se
produjo este. Sin lugar a dudas el fuego dio luz (lumen) al congregar masa por debajo de
él y extendió su región más externa; y así se produjo el aire. El aire también dio de sí un
cuerpo espiritual o un espíritu corpóreo, y al congregar lo que tiene dentro de sí y masa
por debajo de él, extendió su región más externa, produciendo el agua y la tierra. Pero
como el agua contiene un mayor poder de congregación que de disgregación, tanto el
agua como la tierra tienen el atributo del peso.
De este modo, las trece esferas del mundo sensible se produjeron. Nueve de ellas,
las esferas celestes, no son susceptibles al cambio, incremento, generación o corrupción
porque están completamente actualizadas. Las otras cuatro esferas son contrarias, puesto
que están sujetas al cambio, aumento, generación y corrupción porque no están actuali-
zadas por completo. Es comprensible que cada cuerpo superior, en virtud de la luz (lu-
men) que le procede, es la forma y la perfección del cuerpo que viene tras él. Y así como la
unidad es en teoría cada número que viene tras ella, de igual manera, el primer cuerpo,
a través de la multiplicación de su luz, es cada cuerpo que viene tras él.
La tierra es el cuerpo más superior porque todas las luces llegan a ella. Por esta
razón, la tierra es llamada Pan por los poetas, es decir, “el todo”. Y también es llamada
Cybele, que es casi como cubile, de cubo, es decir, un sólido. La razón de esto es porque
la tierra, es decir, Cybele, es la madre de todos los dioses; es el cuerpo más compacto

63
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

porque, aunque todas las luces llegan a ella, no operan desde la tierra, sino que la luz
(lumen) de cualquier esfera puede ser educida de ella en acto y operación. De este modo,
cada uno de los dioses serán procreados por ella, como una especie de madre. Los cuer-
pos intermedios tienen una doble relación; hacia los cuerpos inferiores tienen la misma
relación como el primer cuerpo lo tiene con todos los otros cuerpos. Y, asimismo, están
relacionados con los cuerpos superiores como la tierra lo está con los demás cuerpos. De
tal manera, cada cuerpo contiene todos los otros cuerpos.
La forma y la perfección de los cuerpos es la luz (lux), pero en los cuerpos más altos
es más espiritual y simple, mientras que en los más bajos es más corporal y multiplicada.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

También, todos los cuerpos no tienen la misma forma a pesar que todos provienen de
la luz, ya sea simple o múltiple; así como los números no son todos de la misma forma,
a pesar de que todos derivan de la unidad mediante una multiplicación mayor o menor.
Esta discusión puede esclarecer el significado de aquellos que dicen que “todas las
cosas son una por la perfección de una luz”; y también el significado de aquellos que
dicen “las cosas que son múltiples, son múltiples a través de la multiplicación de la luz
en diversos grados”.
Puesto que los cuerpos inferiores participan en la forma de los cuerpos superiores,
los cuerpos inferiores reciben su movimiento del mismo poder motor incorpóreo del
cual se mueve el cuerpo superior. Por esta razón, el poder incorpóreo de la inteligencia
o del alma –que mueve la primera y más alta esfera con un movimiento diurno– mueve
todas las esferas celestes inferiores con el mismo movimiento diurno. Pero, estas esferas
inferiores reciben, en proporción, su movimiento en un estado más debilitado porque,
en proporción, mientras más inferior la esfera, la pureza y la fuerza de la primera luz
corpórea se disminuye en aquella.
Pero, aunque los elementos participan en la forma del primer cielo, el movimiento diur-
no de éste no los mueve. Si bien participan en esa primera luz, no están sujetos al poder del
primer motor, ya que su luz es impura, débil, y muy alejada de la pureza del primer cuerpo;
y también porque poseen la densidad de materia, principio de resistencia y terquedad. Sin
embargo, hay quienes piensan que la esfera de fuego rota con un movimiento diurno, y dan
como ejemplo el movimiento rotatorio de los cometas. También dicen que este movimiento
se extiende a las aguas marinas, de la misma manera en que las mareas provienen de él. Pero
todos los filósofos confiables dicen que la tierra está exenta de este movimiento.

64
Manual de comentario de textos históricos

Asimismo, las esferas que vienes tras la segunda esfera –aquella que llamamos la
octava si contamos de la tierra hacia arriba– comparten el movimiento con esta segunda
esfera porque participan de su forma. En efecto, este movimiento es propio a cada una
de ellas sumado al movimiento diurno.
Pero como las esferas celestes están actualizadas por completo y no son receptivas
a la rarefacción y condensación, la luz (lux) en ellas no inclina las partes de materia al
centro para condensarlas, o hacia fuera para rarificarlas. Las esferas celestes tampoco son
receptivas de un movimiento hacia arriba o hacia abajo, sino circular gracias a un poder
de movimiento intelectual; que, al dirigir su destello sobre ellas de una manera corpórea,

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


provoca que las mismas esferas giren en un movimiento corpóreo circular. Pero debido
a que los elementos no están del todo actualizados y están sujetos a la rarefacción y a la
condensación, la luz (lumen) que está en ellos, los aleja del centro para rarificarlos, o los
acerca al centro para condensarlos. Y, así, son capaces, de manera natural, de moverse
hacia arriba o hacia abajo.
El cuerpo más alto, el cual es el cuerpo más simple, contiene los cuatro constituyentes
llamados forma, materia, composición y compuesto. La forma es la más simple, y sostiene
la posición de unidad. Pero la materia, debido a su doble potencialidad –a saber, su suscep-
tibilidad a impresiones y a su receptividad a ellas– y también a su densidad –que pertenece
de manera fundamental a la materia, pero que es primero y antes que nada representativa
de una cosa que es una dualidad–, se le asigna con razón la naturaleza dual. La composi-
ción tiene una trinidad intrínseca debido a que en ella aparece materia informada, forma
materializada y aquello que es distintivo de la composición; la cual se encuentra como
un tercer constituyente distinto de la materia y la forma. Y aquello que es el compuesto
correcto, por encima de estos tres elementos, es clasificado como un cuaternario. Por lo
tanto, en el primer cuerpo en el que los demás cuerpos existen de manera virtual, hay un
cuaternario y, por eso, la cantidad de cuerpos restantes no asciende a más de diez. Cuando
se suman la unidad de la forma, la dualidad de la materia, la trinidad de la composición y
la cuaternidad del compuesto, suman un total de diez. Por esta razón, diez es la cantidad
de cuerpos de las esferas del mundo porque la esfera de los elementos, si bien está dividida
en cuatro, es, sin embargo, una por su participación en la naturaleza corruptible terrenal.
A partir de esta reflexión, queda claro que diez es el número perfecto del universo
porque cada todo perfecto tiene algo en él que corresponde a la forma y a la unidad, algo

65
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que corresponde a la materia y a la dualidad, algo que corresponde a la composición y


a la trinidad, y algo que corresponde a lo compuesto y a la cuaternidad. Ni siquiera es
posible añadir un quinto a estos cuatro. Por esta misma razón cada todo perfecto es diez.
Por este motivo, es evidente que sólo cinco proporciones encontradas en estos cuatro
números –uno, dos, tres, cuatro– son apropiadas a la composición a y la armonía que
brinda esta habilidad a cada compuesto. Por esta razón estas cinco proporciones son las
únicas que producen armonía en melodías musicales, en movimientos corporales y en
medidas rítmicas.
Este es el final del tratado Sobre la luz del Obispo de Lincoln.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

66
Manual de comentario de textos históricos

Sobre La Luz, de Roberto Grosseteste


Luisa Durán y Casahonda Torack

Por lo general, cuando un individuo se enfrenta a la lectura obligada de textos antiguos


o medievales le antepone sus propios prejuicios contemporáneos. Sin importar edad,
género o inclinaciones, tendemos a apropiarnos de los contenidos “a nuestra manera”.
Pero en tanto más viejos los textos, más difícil o ardua será su apropiación.

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


En particular, el alumno universitario prefiere, en el mejor de los casos, una literatura
que le permita comprender de manera simple y rápida el contenido de ésta para solucio-
nar las preguntas generadas por su profesor o su asignación escolar. ¿Cómo abordar un do-
cumento que fue escrito, originalmente, en latín, griego o copto?, ¿cómo hacer a un lado
las múltiples traducciones que se han hecho a lo largo de la historia, y que posiblemente
han tergiversado el significado original?, ¿cuáles son los puntos de encuentro entre estos
textos y nosotros? Éstas son algunas de las preguntas más comunes que nos hacemos al en-
frentarnos a esta literatura y, de no conocer las lenguas antiguas o no poder estar en contac-
to directo con los textos originales, muchas veces hemos de partir de lo que tenemos frente
a nosotros; de ahí que cada vez encontramos menos lectores de estas pródigas bibliotecas.
Pero no todo está perdido: actualmente hay modos de entenderlos y disfrutarlos.
Desde la década de 1970, con el redescubrimiento de la Historia Cultural1 y la creación
de la Nueva Historia Cultural (NHC)2 una década después, los académicos especializados
en los Estudios Medievales aprovecharon la coyuntura intelectual para crear su propia
metodología, llamada la “Nueva Edad Media”, basada principalmente en una aproxima-
ción interdisciplinar3. Así, desde la antropología hasta la historia del arte, el objeto de
estudio fue (y ha estado) sometido a constantes revisiones.
1
Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, Barcelona, Paidós, 2006.
2
La ventaja de la NHC, sobre otras aproximaciones, es que permite hilvanar metodológicamente varias disci-
plinas para crear nuevas miradas interpretativas sobre el objeto de estudio.
3
A pesar de que el término fue acuñado inicialmente por Umberto Eco desde 1973 en su ensayo La Nueva Edad
Media, Madrid, Alianza, 1973, no fue sino a partir de las décadas de 1980 y 1990 cuando la nueva metodología
rindió frutos hacia todas las disciplinas interesadas en el periodo medieval. Vid. Stephen G. Nichols, “Writing
the New Middle Ages”, en PMLA, Vol. 120, No. 2, Marzo, 2005, pp. 422 – 441, disponible en version digital en
JStor: http://www.jstor.org/stable/25486169

67
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Como podrá imaginarse el lector, la tarea de casar distintas disciplinas es difícil –pues
hay que saber de mitología, historia de la religión, técnicas de escritura, entre otros tópi-
cos– mas no imposible. Así, lo que pretendemos a continuación es una revalorización de
estos textos a partir de esta metodología que intenta dinamizar la lectura y redefinir los
contenidos para un lector contemporáneo.
El caso que utilizaremos para este ensayo es uno del siglo XIII. Nuestra frontera inte-
lectual es la Universidad de Oxford y nuestro autor es Robert Grosseteste4 (c. 1170–1253),
un franciscano inglés. Nuestro tratado De Luce (Sobre la Luz) (c. 1225–1230) se inserta
dentro de un grupo mayor de documentos de Grosseteste. Entre sus otras obras conta-
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

mos con: De Sphera (Sobre el cosmos), De iride (Sobre el Arco Iris) y De accessu et recessu maris
(Sobre las olas y mareas). En la actualidad hay traducciones de nuestro tratado en varios
idiomas; entre ellas las encontramos en alemán, inglés y español5. La versión que utiliza-
remos para este estudio será una traducción libre realizada por la autora, sin embargo,
para una lectura más fiel del tratado se sugiere consultar una de las tres traducciones
ofrecidas en las notas.
Muchos podrían ser los caminos para comprender nuestro texto, pero la lente con
la que leeremos el nuestro será más histórico–estética, pues lo que nos interesa es saber
a quién leyó nuestro autor, qué textos conocía o cuál fue su bagaje literario al elaborar
su estética de la luz. Lo que pretendemos aquí es entrever algunas de las fuentes que
generaron el conocimiento plasmado en un tratado medieval porque ellos, al igual que
nosotros, construyeron el conocimiento a partir de todo lo que vieron, leyeron o experi-

4
Entre los varios méritos de Roberto Grosseteste están haber sido maestro y canciller de la Universidad de
Oxford y obispo de Lincoln. Además, fue responsable de introducir y traducir los textos aristotélicos, que
circulaban por la Europa latina, a Inglaterra durante el siglo XII. Vid. James McEvoy, Robert Grosseteste, Oxford,
Oxford University Press, 2000.
5
La primera traducción a un idioma moderno fue al alemán, del año de 1912: Die Philosophischen Werke des Robert
Grosseteste, traducido por Bischofs von Lincoln, Münster i. W., Aschendorff, 1912, pp. 51 – 59, disponible en
línea en https://archive.org/details/ldpd_7395671_000. La primera traducción al inglés es de 1947: Robert
Grosseteste, De Luce – On Light, traducido por Claire C. Riedl, Milwaukee, WI, Marquette University Press, 1942,
pp. 10–17. Disponible en línea en http://www.boscarol.com/wikipdf/Riedel_1942_Grosseteste_On_Light.pdf.
En español también se puede consultar la traducción de Juan J. Padial de la Universidad de Málaga (Robert
Grosseteste, De Luce (DL) o La Luz –o la incoación de las formas–) en versión digital en www.leonardopolo.
net/docs/De_luce.pdf.

68
Manual de comentario de textos históricos

mentaron. Nuestra metodología, por tanto, podría tomar uno de dos posibles cursos: el
macroanalítico o el microanalítico6. El que nos interesa es este último, ya que intentare-
mos echar un vistazo exclusivamente a la biblioteca neoplatónica de Roberto Grosseteste
y unir el “qué” con el “quién”7 de su estética de la luz.
Lo primero que hemos de hacer, después de una detenida lectura del breve tratado,
es identificar ciertas palabras clave que nos dan el tono del texto. En este caso, las pa-
labras forma, materia, corporeidad, dimensiones, proporción numérica, nos dicen que
el texto es de corte “científico”. Pero hemos de preguntarnos si nuestro concepto de
Ciencia es idéntico al medieval. Una rápida lectura sobre el periodo nos revelará que

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


no; lo que nosotros consideramos como ciencia, no coincide con el concepto de aquella
época8. Paralelamente, hemos de considerar sus tintes místicos o espirituales: las esferas
celestes, lux–lumen, la perfección del universo, el espíritu corporal, entre otras. En otras
palabras, no podemos insertar el texto nítidamente, ni en los de carácter científico, ni
tampoco en los religiosos. He aquí nuestro primer aparente obstáculo.
Para solventar este inconveniente inicial, hemos de despojarnos de la idea de que
nuestras categorías académicas son las mismas que en otros tiempos. Si, con la moderni-
dad, hemos creado fronteras disciplinares, no significa que en el pasado haya ocurrido lo
mismo. Dicho de otro modo, si en la actualidad nuestra currícula escolar está claramente
dividida entre ciencias naturales, ciencias exactas, ciencias sociales, humanidades, entre
muchas más, en el pasado esto no ocurrió; en especial durante el periodo medieval,
cuando todo el saber emergía del conocimiento teológico (“el estudio de Dios”). En ese
entonces, el conocimiento se lograba por medio de dos caminos hilvanados e insepara-
bles: el conocimiento del mundo natural y del divino. Para ellos, esto era Ciencia y, al
igual que para nosotros, se desarrollaba por medio de un método definido: después del
siglo XI, se le conoció como Escolástica. Para el intelectual medieval, en especial después
de este siglo, el empirismo fue tan valioso como la aproximación teórica para conocer
el funcionamiento del cosmos; algunas escuelas, centros o universidades preferían los
métodos empíricos, como la Universidad de Oxford, y otros, los metafísicos, como la

6
Robert Darton, “Historia de la lectura”, en Formas de hacer historia, ed. Peter Burke, Madrid, Alianza, 2009, p.
192.
7
Íbidem, p. 196.
8
Vid. David C. Lindberg, Science in the Middle Ages, Ed. Chicago, Chicago University Press, 1978.

69
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Universidad de París. Para nuestro autor, su predilección por los textos aristotélicos la
encontramos en su referencia literal al De Caelo9. Pero no por ello desdeñó la tradición
bíblica. En el texto podemos leer entre líneas el pasaje del Génesis:

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos


y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de
Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: “haya luz, y
hubo luz”. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de
la oscuridad, y llamó Dios a la luz “Día”, y a la oscuridad “noche”.
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

Y atardeció y amaneció: día primero10.

O el pasaje del evangelio de Juan:

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y


la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se
hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella
estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en
las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron (Jn. 1:1 – 5).

Una vez superada la tentación de encasillar el texto en una temática reconocible para
nosotros, veamos de qué trata el texto en sí. En él se explica el origen del universo como
una especie de “gran explosión” donde la luz emanó desde un solo punto y de ahí se
multiplicó y extendió hasta crear todo lo existente en el universo:

Así la luz, que es la primera forma creada en la primera materia,


se multiplica por su propia naturaleza un infinito número de
veces en todas las dimensiones y se extiende uniformemente en
cualquier dirección11.

9
DL, p. 2.
10
Génesis 1:1 – 5, en Nueva Biblia de Jerusalén, revisada y aumentada, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1998.
11
DL, p.2.

70
Manual de comentario de textos históricos

La luz, portadora de forma y materia, dispersó la materia hacia todos lados para crear
el universo esférico y tridimensional que conocemos. La multiplicación de la luz pudo
ser entendida, según Grosseteste, por medio del modelo matemático de la infinitud ya
que, desde un solo punto, sin dimensiones espaciales, se creó la tridimensionalidad. Es
decir, la luz fue considerada infinita pero contenida en un mundo finito y material12. La
perfección del universo dependió, por tanto, de este equilibrio entre lo espiritual y lo
material, entre el tiempo y el espacio, entre lo finito y lo infinito.
Ahora bien, después de saber de qué trata el documento, continuemos con nuestro
recorrido interpretativo. Este tercer paso consiste en analizar el texto parte por parte (o

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


en su defecto sólo una sección) con la finalidad de conocer las fuentes que utilizó nues-
tro autor para elaborar su tratado. He aquí otro obstáculo más.
Es imposible realizar una identificación precisa de los libros que le pertenecían a
Grosseteste en su biblioteca personal, o calcular los que leyó a lo largo de toda su vida.
Al igual que nosotros, nuestro conocimiento académico no sólo proviene de los libros
que tenemos en casa, sino que además contamos con los libros de las bibliotecas públicas
o los prestados por amigos, fotocopias de las asignaciones escolares, entre muchas otras
fuentes. Así, saber con exactitud todo lo que leyó nuestro autor es imposible. Sin embar-
go, sí contamos con listas de aquellas obras que tradujo del griego al latín.
Por lo tanto, sabemos que leyó a Aristóteles, a Plotino, a Pseudo–Dionisio y a Juan
Damasceno13. También sabemos que leyó a Avicebrón, Alpetragio, Avicena y Averroes14,
porque los cita en varios de sus escritos. En otras palabras, Grosseteste leyó todo tipo de
libros sin importar si eran cristianos o musulmanes, aristotélicos o neoplatónicos. Por
esta razón, identificamos una diversidad de textos en su De Luce. Pero que la complejidad
bibliográfica de este tercer paso no disuada a nuestro alumno, porque hay formas de
identificar las fuentes que utilizó nuestro autor.
Primero dividamos nuestro texto en secciones. De manera tradicional se han identi-
ficado dos segmentos en el tratado: el primero corresponde a una explicación sobre las
propiedades de la luz y la naturaleza de las sustancias materiales (pp. 1– 6); y el segundo
podría denominarse como una “filosofía del Génesis”, en donde se explica el origen del

12
Op. Cit. McEvoy, p. 88.
13
Ibidem, p. 90.
14
Ibidem, p. 122.

71
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

cosmos a través de la luz (pp. 7 – 14)15. Lo que llama la atención de ambos es la búsqueda
por comprender la creación del cosmos en términos más “científicos” o empíricos (sin
perder de vista, por supuesto, los tintes espirituales). Evidentemente, el inicio que calcula
Grosseteste nos es familiar hasta cierto punto; ya en el siglo xx se creó una teoría sobre
la creación del Universo o el Big Bang y ésta se antoja similar a la de nuestro tratado. Sin
embargo, tendremos que ser cuidadosos al querer imponerle al texto nuestra propia his-
toria. Grosseteste jamás pensó como un científico en el sentido moderno de la palabra.
Para él, por ejemplo, la corporalidad y la materialidad fueron sustancias, y las explicó
en términos lumínicos. En este sentido, es hijo de su época porque cuando el medieval
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

identificó la luz, lo hizo pensando primero en Dios y el evento del Génesis, y luego en
otros textos; como aquellos de la tradición grecolatina del Timeo y la República de Platón16
, o el De Caelo de Aristóteles. En cuanto a estas fuentes filosóficas, retomemos –por razo-
nes de espacio para este ensayo– sólo a algunos pensadores neoplatónicos que conoció
Grosseteste para continuar con nuestra breve exégesis.
Releamos la segunda sección del tratado de Grosseteste, la que trata sobre el génesis
del cosmos por medio de la luz y las diferencias entre lumen y lux, con el objetivo de en-
tender su estética de la luz. Al leerlo tendremos que entresacar aquellas palabras o frases
que nos recuerdan la filosofía neoplatónica: como la creación del cosmos a partir de un
evento único y ordenador; o la colocación de la Tierra en su centro y su identificación
como un cubus, un sólido; o la división del universo en lo material y lo espiritual.
En esta segunda parte podemos entender que la luz fue, para su autor, el elemento
unificador entre lo visible y lo invisible, lo material y lo espiritual, el microcosmos y el
macrocosmos17, porque la consideró como fuente de calor, dadora de vida y energía,
tanto al cuerpo como al alma; además de ser el equilibrio de los humores del universo.

15
Robert Grosseteste, De Luce – On Light, traducido por Claire C. Riedl, Milwaukee, WI, Marquette University
Press, 1942, pp. 5 – 6.
16
En el libro x de su República, Platón la describió como: “el vínculo del cielo, el que sujeta todas sus revolucio-
nes, a la manera de las ligaduras de los trirremes” (616c). En el Timeo, su descripción en más astronómica “El
dios encendió una luz en el segundo circuito contando desde la tierra, la que actualmente llamamos sol, con la
finalidad de que todo el cielo se iluminara completamente” (39b5 – 8).
17
Para estos pensadores medievales, la luz se identificó tanto con Jesús, “la luz del mundo”, como con el Sol. En
este sentido, la luz contenía dos naturalezas, la divina y la terrestre.

72
Manual de comentario de textos históricos

También mostraba la verdad y la realidad absoluta18. En otras palabras, para Grosseteste


la luz emanaba desde Dios hasta el hombre y, al moverse y traspasar el cosmos completo,
ésta se transformaba de ser espiritual a ser material; pero no por ello podemos decir que
se degeneraba o corrompía, sino que al hacerse visible, era posible ver la Gloria de Dios.
Es decir, para Grosseteste esta luz tuvo un doble principio, uno formal y otro mate-
rial, que distinguió en dos tipos: lux y lumen.

Cuando el primer cuerpo, que es el firmamento, ha sido, de


este modo completamente actualizado, difunde su luz (lumen)
desde cada parte de sí mismo al centro del universo. Pues des-

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


de este momento la luz es la perfección del primer cuerpo y se
multiplica naturalmente a sí misma desde el primer cuerpo, y es
necesariamente difundida al centro del universo. Y como quiera
que esta luz (lux) es una forma por completo inseparable de la
materia en su difusión desde el primer cuerpo, extiende consigo
misma la espiritualidad de la materia del primer cuerpo. Así es
como procede desde el primer cuerpo la luz (lumen), que es un
cuerpo espiritual, o si lo prefieres, un espíritu encarnado19.

En otras palabras, lux fue la manifestación espiritual del Verbo; lumen, la manifestación
de lo material. Así, el Espíritu de Dios separó los dos principios del Cosmos desde la
creación: lo luminoso o espiritual (lux o sustancia espiritual de Dios) y lo material o tene-
broso (lumen o sustancia material de Dios)20.
Por tanto, según el tipo de luz (lux y lumen), se separó al universo en el Macrocosmos
y el Microcosmos. El primero correspondió al espacio donde habitó la luz física pura
(lux) y el segundo, donde habitó la materia corrupta (lumen); aquí la luz no penetró fácil-
mente dada la masa de la materia21. Para nuestros pensadores bajomedievales, el primer
tipo de luz reveló la presencia de Dios en el universo22.

18
Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Paidós, 1998, p. 22.
19
Grosseteste, DL, p. 7.
20
Para leer más sobre la importancia de la luz en la Edad Media, vid. Víctor Nieto Alcalde, La luz, símbolo y sistema
visual, Madrid, Cátedra, 1997; Jean D’Espagnet, Alquimia, Argentina, Cetiles, 1980, pp. 14 – 17, y Zolla, p. 539.
21
Edgar de Bruyne, La estética de la Edad Media, Madrid, Visor, 1994, p. 80.
22
John D. Bernal, La ciencia en la historia, México, Patria, UNAM, 2001, p. 325.

73
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Como elemento unificador de todo el universo, la luz creaba, guiaba y protegía. Por
tanto, fue una cuestión fundamental en la filosofía medieval por tratarse de la manifesta-
ción más clara de la presencia de Dios sobre la Tierra. Pero esta luz no sólo se manifestó
entre nosotros, también el cosmos compartió de ella. De ahí que fuera posible ver los
planetas y las estrellas fijas, aunque fuera la luz del sol durante el día, la que predominara
en el firmamento.
Como puede apreciarse, el tratado es una extraordinaria síntesis de otras propuestas
más antiguas sobre la luz. Veamos ahora a quiénes leyó Grosseteste.
Por un lado, sabemos que leyó a Plotino (neoplatónico pagano del siglo iii d.C.),
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

de quien extrajo su filosofía del “Uno”, ya que el Uno causó que la forma universal se
difundiera como la luz lo hace sobre la materia, para que la forma se materializara (prima
forma substantialis)23. En De Luce,

la luz (lux) es una forma por completo inseparable de la materia


en su difusión (la cual) en su paso no divide el cuerpo a través
del cual pasa (…) sino que su paso tiene lugar a través de la mul-
tiplicación de sí misma y la generación infinita de luz (lumen).
DL, p.7

De él también retomó la separación de los dos tipos de belleza: la suprasensible o inte-


lectual y la sensible o material. La primera consistió en la relación, “en la medida, en la
regularidad matemática, en las proporciones adecuadas y en la mutua conformidad de
los elementos entre sí”24. La belleza sensorial, por otro lado, fue “un reflejo de aquella
otra suprasensible”; es decir, aquella que era perceptible por medio de los sentidos. Para
Plotino, “la belleza (provino) de un mundo suprasensible, mas también que se (reveló) en
el mundo sensorial, definiendo la belleza como un reflejo del mundo suprasensible en el
mundo sensorial”25. La belleza fue entonces “la única propiedad perfecta, ya que (estuvo)
directamente vinculada con el mundo perfecto”26. La luz, para Plotino, formó parte de esta

23
Op. cit., McEvoy, p.90.
24
Tatarkiewicz, Historia de la estética II. La estética medieval, Madrid, Akal, 1989, p. 328.
25
Ídem.
26
Ídem.

74
Manual de comentario de textos históricos

segunda belleza sensorial. En otras palabras, la identificó como un elemento sensible, pero
que reflejaba la belleza del Macrocosmos. Para Grosseteste, la lux se asemejaba a la belleza
suprasensible; mientras que el lumen era reflejo de la belleza sensorial.
Por otra parte, también sabemos que conoció y tradujo los textos de Pseudo–Dioni-
sio, un neoplatónico cristiano del siglo v d.C. preocupado por la luz en sus tratados. Para
el griego, la luz estuvo relacionada tanto con Cristo ("la luz verdadera que viniendo a este
mundo, ilumina a todo hombre”, Jerarquía Celeste, capítulo 1), como con la belleza mate-
rial; por tanto, la identificó con la estética porque sólo a través de la luz se podía admirar
la belleza de la Creación. Es decir, Grosseteste identificó la luz con la perfección de Dios y

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


su creación, puesto que la luz, al multiplicarse y generarse a sí misma de manera infinita,
se replicaba constantemente poniendo de manifiesto el continuo acto de creación de
Dios. Si para Grosseteste Dios era luz, y su mundo era visible gracias a ella, el acto creacio-
nal era continuo y no se limitaba exclusivamente a los seis días explicados en Génesis 1.
En otras palabras, en De Luce vemos ambas filosofías neoplatónicas entretejidas. Para
Grosseteste, la creación del cosmos se dio gracias a una misma luz, pero vista desde lo
sensible y lo suprasensible, o lo material y lo espiritual.
Otro gran pensador neoplatónico conocido por Grosseteste fue san Agustín de Hipo-
na. Para él, la belleza y la luz también estaban íntimamente conectadas: “la belleza era una
propiedad objetiva de las cosas, pero se admitió que el hombre la percibe de un modo sub-
jetivo”27; sólo a través de la luz podía verse (y sentirse) la creación de Dios, su belleza, su no-
bleza y su calor en el mundo28. De su Del Génesis a la Letra podemos extraer la siguiente cita:

¿Pero qué cosa es la luz aquella que fue hecha? ¿Es algo espiri-
tual o corporal? Si es espiritual, ella puede ser la primera criatu-
ra, la cual primeramente fue llamada cielo cuando se dijo en el
principio hizo Dios el cielo y la tierra, de tal modo que al decir
Dios hágase la luz, y la luz fue hecha, fue hecha perfecta, porque
se entiende que por estas palabras la llamó hacia sí el Creador, y
convirtiéndose a Él fue por Él iluminada (DGAL, i, iii, 7).

Ibidem, p. 237.
27

De Bruyne, p. 78 – 85. Para leer más sobre la importancia de la luz como creadora del Universo vid. Elémire
28

Zolla, Una introducción a la alquimia. Las maravillas de la naturaleza, Barcelona, Paidós, 2003.

75
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

En el texto de Grosseteste se vislumbra una filosofía similar cuando identificamos la


doble naturaleza de la luz; aunque aquí Agustín de Hipona cuestiona su naturaleza: ¿es-
piritual o corporal? En el caso del inglés, su discurso es mucho más puntual (¿o científi-
co?) sobre la forma y el movimiento de dicha luz. Es por eso que podríamos catalogar de
“empirista” el tratado. Por otra parte, también podríamos identificar que la emanación
de esta primera luz se da desde el firmamento (o cielo) gracias al acto de un solo ser.
Sobre este punto, Grosseteste no quiere nombrar a este creador y se limita a decir que
la primera forma corporal es la luz; y de su primera aparición, la luz corporal emana y
se multiplica de manera infinita hacia todos los rincones del cosmos. Sin embargo, para
SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE ı Luisa Durán y Casahonda Torack

nuestro autor, Dios es “luz de luz”; por lo tanto, podríamos afirmar que para Grosseteste
la luz es Dios (o mejor aún, Dios se manifiesta por medio de la luz). Recordemos lo dicho
con anterioridad: la luz es perfecta y es la responsable de la creación. Al ser perfectos el
creador y su creación, la luz (y el mundo que muestra) es bella, buena y verdadera.
Así, con este brevísimo ejercicio exegético podemos entrever un esbozo de la estética
de la luz de Grosseteste. En una breve sección del tratado podemos leer entre líneas las
diversas fuentes empleadas por nuestro autor. El método para identificarlas es lento,
pues hay que leer otros textos; sin embargo, como se dijo al inicio de este ensayo, el
camino no es imposible.
A manera de conclusión, es necesario declarar la importancia de saber con qué lente
vamos a leer un texto. Los caminos son innumerables, pero mientras tengamos claro cuál
es el nuestro, los documentos antiguos o medievales pueden mostrarnos una invaluable
mirada sobre quiénes fueron sus autores, qué leyeron y qué pensaron sobre su objeto de
estudio. En nuestro caso, nos hemos concentrado exclusivamente en la estética de la luz
de Grosseteste, pero igualmente podríamos analizarlo desde su nuevo lenguaje “cien-
tífico”. Es decir, el caso de nuestro autor –aun siendo hijo de su época– trascendió su
propia generación y contribuyó al desarrollo de un pensamiento cada vez más dinámico y
empírico. Aunque su tratado sigue empapado de tintes espirituales, su lenguaje permitió
que futuros lectores y alumnos pudiesen romper con el vínculo entre teología y ciencia.
Los productos más claros de esta separación los veremos unas generaciones después con
Copérnico, Galileo y Newton.

76
Manual de comentario de textos históricos

Fuentes

Bernal, John D., La ciencia en la historia, México, Patria, unam, 2001.


Bruyne, Edgar de, La estética de la Edad Media, Madrid, Visor, 1994.
Burke, Peter, ¿Qué es la historia cultural?, Barcelona, Paidós, 2006.
D’espagnet, Jean, Alquimia, Argentina, Betiles, 1980.
Darton, Robert, “Historia de la lectura”, en Peter Burke, Formas de hacer historia, Madrid,
Alianza, 2009.
Eliade, Mircea, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Paidós, 1998.

Luisa Durán y Casahonda Torack ı SOBRE LA LUZ, DE ROBERTO DE GROSSETESTE


Grosseteste, Robert, De Luce (DL) o La Luz –o la incoación de las formas–, traducción de
Juan J. Padial Málaga, Universidad de Málaga, s.f.
Lindberg, David C. (ed.), Science in the Middle Ages, Chicago, Chicago University Press,
1978.
McEvoy, James, Robert Grosseteste, Oxford, Oxford University Press, 2000.
Nichols, Stephen G.,“Writing the New Middle Ages”, en PMLA, vol. 120, núm. 2, marzo,
2005.
Nieto Alcalde, Víctor, La luz, símbolo y sistema visual, Madrid, Cátedra, 1997.
Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1998.
Tatarkiewicz, Wladislaw, Historia de la estética II. La estética medieval, Madrid, Akal, 1989.
Zolla, Elémire, Una introducción a la alquimia. Las maravillas de la naturaleza, Barcelona,
Paidós, 2003.

77
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

78
Manual de comentario de textos históricos

FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA


OPERA MEDICINALIA
Rolando Hugo Neri Vela
(Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina,
Facultad de Medicina, unam)

79
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

80
Manual de comentario de textos históricos

Francisco Bravo y su obra Opera medicinalia*


Rolando Hugo Neri Vela

Este artículo trata de una fuente primaria para la historia, tanto de México como de la
medicina, y de la prensa médica mundial.
Francisco Bravo debió haber nacido en los primeros años de la década de los treinta
del siglo XVI, pues para 1553 ya había terminado su carrera como médico. Nacido en

Rolando Hugo Neri Vela ı FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA


Sevilla, en la Universidad de Osuna obtuvo su título como médico.
La primera noticia de su presencia en la Ciudad de México se encuentra en los Libros
de Claustros de la Universidad de México, cuando el 13 de enero de 1570 se asienta que el
doctor Francisco Bravo, médico, graduado licenciado y doctor en la Facultad de Medici-
na de Osuna, pidió se le incorporase a la Universidad de México1.
Cuando, ya establecido Bravo en la Ciudad de México, aparece su Opera medicinalia,
constituye un gran acontecimiento en su vida, al salir a la luz el 12 de septiembre de ese
mismo año de 1570, en que también recibe su incorporación a la Universidad.
En 1587 Francisco Bravo es designado junto con el doctor Gerónimo de Herrera
para actuar como protomédicos de la Ciudad. Este nombramiento se repitió en 1592, 93
y 94, y en el intermedio, con fecha 30 de diciembre de 1589, se encuentra que el Cabildo
trata en su sesión “de la enfermedad general que hay en la ciudad y el peligro de muertes
que de ella resulta”, motivo por el que se aceptan rogativas, procesiones, plegarias; así
como llamar a los doctores Pedro López, Herrera, De la Fuente, Diosdado, Bravo y Urie-
ta, para “tratar del remedio que se ha de procurar”. En el acta del día siguiente, aparece
el doctor Bravo como uno de los cuatro únicos asistentes a la junta médica2.

* Dada la extensión de la obra, no se reproduce aquí, pero puede consultarse en biblioteca la edición de 1994,
publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. De igual modo, en el Fondo Reservado de la
Biblioteca Nacional de Mëxico, bajo la clasificación RFO 082.1 GUE.2 puede consultarse el original de 1570.
N. del E.
1
Alberto María Carreño, Efemérides de la Real y Pontificia Universidad de México, México, UNAM, vol. i, 1963, p. 35.
2
Acta de Cabildo, México, Ed. Del “Municipio Libre”, 1889, vols. viii y ix.

81
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Su interesante obra se publica bajo el título de OPERA ME//dicinalia, in quibus//


quam prurima extant//scitu medico ne–//cessaria in 4 libros di//gesta, quae pagina//versa conti-
nentur.//Authore Francis//co Brauo Orsunen//si doctore, ac Me//xicano medico.//Mexici, apud
Petrum Ocharte//Cum privilegio, 1570; traducido, este título es Obras médicas en las cuales hay
muchas cosas necesarias que el médico debe saber, distribuidas en cuatro libros cuyo contenido está en
la página de la vuelta. Autor Francisco Bravo doctor de Osuna y médico en México. En el pie de
imprenta se indica está impreso: En México, en casa de Pedro Ocharte, con privilegio, 1570.
El libro es pequeño, impreso en octavo (11 por 15 centímetros), en letra gótica, con
algunas excepciones; ocupa 303 folios numerados, a los que deben añadirse cuatro hojas
FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA ı Rolando Hugo Neri Vela

de preliminares y una de colofón sin numerar.


Otra característica tipográfica de la obra consiste en la enorme profusión de erratas, le-
tras invertidas, inclusión de tipos romanos en el cuerpo impreso en letra gótica y a la inversa,
etc. Los errores de foliación son muchos y algunas de las cornisas aparecen también equi-
vocadas. Como indica el título, en el reverso de la carátula está impreso el índice de la obra.
Se trata de cuatro volúmenes, cada uno de los cuales está dedicado a un tema mono-
gráfico de la medicina sin relación con los otros tres. El primero se ocupa del tabardillo
o tabardete, hoy llamado tifo exantemático, enfermedad entonces recientemente iden-
tificada y cuyo estudio tenía enorme interés en aquellos momentos para los mexicanos,
víctimas durante esos años de varias epidemias de dicha entidad patológica, tema que
ocupa los folios 1 al 90.
En el folio 90v inicia el segundo volumen de la obra, consistente en un diálogo sobre
la vena que debe sangrarse en los casos de pleuresía. Este segundo trabajo acaba en el folio
164. El tercero está formado por un estudio sobre los días decretorios, comenzando en el
folio 168v, para terminar en el 258. El cuarto y último volumen está dedicado al estudio de
la zarzaparrilla, notable planta mexicana sobre la que presenta un estudio completo.
El libro termina con un colofón situado en un folio sin numerar, colocado inmedia-
tamente después del 303 en que acaba el estudio de la zarzaparrilla. El colofón dice “En
alabanza a nuestro salvador Jesucristo a su gloriosísimo padre y a la Virgen María, fue
acabado este libro en México en la casa de Pedro Ocharte tipógrafo, el día 12 del mes de
septiembre del año de mil quinientos sesenta”.
La historia de esta publicación encierra un gran interés. El tomo que trata de la
sangría y su teoría sobre los días decretorios probablemente fueron redactados en Es-
paña donde por esos mismos años eran temas a discutir. El capítulo del tabardillo pudo

82
Manual de comentario de textos históricos

comenzarse en España, recabarse allí los datos sobre su etiología, conocimiento de los
antiguos, descripciones de Fracastoro, añadiendo en México los pocos datos que en el
capítulo octavo tienen referencia al tabardillo mexicano. La parte sobre la zarzaparrilla
parece haber sido redactada en su totalidad en México, ante el entusiasmo que esta plan-
ta había producido en los médicos por sus múltiples aplicaciones terapéuticas y el error
con que a su juicio la empleaban3.
Sobre la existencia de la obra, parece que en el mundo entero solamente se conocen
pocos ejemplares; uno de ellos, en la Biblioteca Lafragua de la ciudad de Puebla, en México.
Para uno de los estudiosos del tema, Jarcho, la medicina mexicana del siglo xvi re-

Rolando Hugo Neri Vela ı FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA


flejada en la Opera medicinalia es fuertemente tradicionalista, pues los escritores griegos
y árabes son estudiados con gran detalle y objeto de interés intenso y discusión vigorosa.
Los autores modernos no estaban excluidos, pero usualmente eran refutados a favor de
los griegos, y la escena contemporánea daba materia para temas nuevos, tales como las
enfermedades epidémicas o las plantas indígenas, que estaban incluidos dentro de las
viejas formas del pensamiento4. Somolinos demostrará que esto es falso, pues acusar a
Bravo de “fuertemente tradicionalista” no es exacto; Bravo tuvo formación galénico–ará-
biga, como todos los médicos de su tiempo, y más los españoles herederos de la cultura
árabe después de ocho siglos de convivencia, pero además Bravo se ocupa de temas que
estaban en plena controversia o estudio, como el del tabardillo y el de la sangría5.
Al examinar la Opera medicinalia, la parte titulada Primus liber in quo de morbo (tabardete
vulgariter dicto), qui p(er) hanc Mexicanam provinciam vulgariter grassatur copiose agitur, con-
siste en un tratado completo de la enfermedad conocida en la actualidad con el nombre
de tifo exantemático, en que se repasan en forma ordenada desde la descripción de la
enfermedad hasta los detalles más nimios de su tratamiento; tiene una descripción al
estilo hipocrático del cuadro clínico del tifoso, y en los capítulos siguientes analiza el co-
nocimiento que sobre dicho padecimiento tuvieron los árabes y los griegos. Más adelante
demuestra que la enfermedad forma parte del género de las entidades ardientes y de las

3
Germán Somolinos D’Ardois, “Francisco Bravo y su Opera medicinalia”, Boletín del instituto de Investigaciones
Bibliográficas, núm. 4, jul–dic 1970, pp. 337–388.
4
Saul Jarcho, “Medicine in sixteenth century New Spain as illustrated by the writings of Bravo, Farfan, and
Vargas Machuca”, Bulletin of the History of Medicine, vol. xxxi, 1957, pp. 425–441.
5
Somolinos, op. cit.

83
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

pestilentes porque es contagiosa, muy mortal, no guarda relación con las estaciones del
año para manifestarse y produce erupciones y pústulas; y afirma haber visto en Sevilla en
1553 una epidemia tan maligna y tan espantosa que en ocasiones no daba tiempo para
aplicar al enfermo medicina alguna.
En el capítulo vi trata de las petequias o manchas y emite la teoría de que son be-
neficiosas y de buen pronóstico, pues indican que la enfermedad hace crisis y elimina el
humor maligno hacia el exterior. En el capítulo vii repite más ampliamente los signos
físicos de la enfermedad y dedica el viii a señalar las causas por las que esta enfermedad
es tan frecuente en la Ciudad de México: una cadena montañosa que circunda por com-
FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA ı Rolando Hugo Neri Vela

pleto la cuenca donde se levanta la población, barrera natural que evita la libre circula-
ción de los aires, viciados por las muchas emanaciones pútridas que salen de las aguas
corrompidas de las lagunas que rodean a la capital; y añade que otra posible causa del
tabardillo es el consumo alimenticio de peces obtenidos en los fangales y orillas de las
lagunas, cuya venta debía ser prohibida.
Los siete capítulos siguientes se ocupan del tratamiento de la enfermedad, que bus-
caba la evacuación del humor patógeno y la regresión de los síntomas; se usaron purgas,
sangrías, enemas, baños, bebidas refrigerantes, fricciones.
El trabajo concluye con cuatro estudios específicos sobre cuatro complicaciones o
estados a los que llama accidentes, que pueden presentarse en el transcurso de la enfer-
medad, uno es el sueño profundo, otro el estado de enajenación y frenesí.
En el capítulo xix se ocupa de la vigilia irreductible para la que aconseja narcóticos.
El último capítulo trata de aquellos casos en los que se presenta sed insaciable, en ocasio-
nes acompañada de lengua oscura y áspera.
Las autores citados por Bravo en su Opera medicinalia son Galeno, Hipócrates, Avi-
cena, Razes, Mesue, Ali–Abbas, Aetio y Paulo de Egina, Oribasio, Celso, Alejandro de
Tralles, Arquígenes de Apamea, Rufo de Éfeso y Platón, cuyas obras estaban ampliamente
difundidas tanto en manuscritos como en ediciones producidas desde fines del siglo XV,
libros de uso indispensable en las facultades de medicina; pero también se encentran au-
tores modernos, como Jerónimo Fracastoro, Francisco Valles, Francisco Valleriola, Dioni-
sius Fontanonus, Nicolás Monardes, Lorenzo Joubert, Leonardo Fusch, Amato Lusitano,
Giovanno Manardi y Vesalio.
El estudio de Bravo acerca del tabardillo representa tal vez la primera aportación
monográfica dedicada a su estudio que sale de la pluma de un médico español. El tabar-

84
Manual de comentario de textos históricos

dillo era una enfermedad “nueva” en la nosografía del Renacimiento. La observación


clásica de esta enfermedad es la de Fracastoro en su obra De contagione et contagiosis morbis
aparecida en Venecia en 1546.
En España se supone que el mal fue identificado algunos años más tarde, pues aun-
que Luis de Mercado afirma que existió en 1532 y García de Cepeda la fecha en 1544, pa-
rece ser que no fue sino hasta 1557 cuando el problema comenzó a preocupar a los mé-
dicos españoles, que a partir de entonces la identificaron en sus escritos con los nombres
de fiebre pintada, fiebre punticular, tabardillo, tabardillo pintado, pintas y tavardete6.
El segundo de los temas tratados en este libro es De venesectione in pleuritide ac omnibus

Rolando Hugo Neri Vela ı FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA


aliis corpis inflamationibus. En éste, Bravo proporcionó a la medicina mexicana la primera
ilustración anatómica que se imprime en toda América, ya que se trata de un grabado
donde se representa en forma muy esquemática la circulación torácica y la entonces lla-
mada vena impar, según Galeno, más tarde denominada vena azigos. Somolinos dice que
este grabado tiene en la historia de la medicina especial interés, pues la primera vez que
se utiliza este mismo esquema de la circulación torácica para argumentar en la polémica
de la sangría es cuando Andrés Vesalio en 1539 interviene en la cuestión y modifica por
completo la forma escolástica en que hasta ese momento se había desarrollado7.
En el tercer tratado de su obra, formado por 18 capítulos, es más partidario de
la posición hipocrática y en varias ocasiones ataca las ideas galénicas; también rechaza
la astrología. En el capítulo iv propone cinco hipótesis para conocer los días críticos,
emitiendo con este motivo una teoría propia sobre los días críticos o decretorios en las
enfermedades agudas.
El último volumen de su obra representa para la historia de la medicina mexicana
el primer documento americano impreso del proceso de fusión médico–cultural que
caracteriza toda la medicina de su primer siglo después de la Conquista.
Añade Somolinos que “para el conocimiento de la figura del doctor Bravo es tam-
bién, con excepción del capítulo octavo del tratado del tabardillo, la única ocasión en
que se desprende de su revestimiento doctoral europeo para interesarse por un tema
mexicano. Bravo se ocupa de la zarzaparrilla al modo europeo. Descubre, en los médicos

6
Ídem.
7
Ídem.

85
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

mexicanos que la utilizan, un error en la apreciación de sus cualidades y trata de enmen-


darlo o por lo menos de imponer su criterio”8.
Este cuarto libro está formado por 14 capítulos (en realidad trece, pues el tercero está
repetido), donde el autor en forma ordenada presenta primero la noticia del error que ha
observado en la apreciación y el uso de la zarzaparrilla entre los médicos españoles que
ejercen en México. Después describe la planta llamada zarzaparrilla producida en “regio-
nibus que hispano nomine Nueva España, Perú, Honduras”. Bravo expone detalladamente sus
diferencias, hasta llegar a una conclusión, nostra salsaparrilla non est smilax aspera dioscorides,
sed diversa planta.
FRANCISCO BRAVO Y SU OBRA OPERA MEDICINALIA ı Rolando Hugo Neri Vela

Continuando con el comentario al cuarto volumen, Bravo demuestra que la zarza-


parrilla es una planta clasificable como caliente y seca, y refiere a continuación el estudio
del efecto de la zarzaparrilla en los enfermos bubosos tratados con mercurio, pues una
de las condiciones de esa práctica consistía en hacer beber al paciente grandes cantida-
des de agua de zarzaparrilla durante los días que duraba el tratamiento.
El último capítulo del tomo y de la obra está dedicado a la manera de preparar la
zarzaparrilla para su uso medicamentoso.
El texto de Francisco Bravo no ha sido estudiado en forma exhaustiva; en los últimos
años el médico mexicano Gaspar Cortés Riveroll, en la ciudad de Puebla de Zaragoza, ha
hecho la traducción al castellano y el estudio de una parte de la obra, pero falta mucho por
hacer para comprender en su totalidad a este médico renacentista y su Opera medicinalia.

Fuentes
Acta de Cabildo, México, Ed. Del “Municipio Libre”, 1889, vols. viii y ix.
Carreño, Alberto María, Efemérides de la Real y Pontificia Universidad de México, México,
unam, vol. I, 1963.
Jarcho, Saul, “Medicine in sixteenth century New Spain as illustrated by the writings of
Bravo, Farfan, and Vargas Machuca”, Bulletin of the History of Medicine, vol. xxxi, 1957.
Somolinos d´ardois, Germán, “Francisco Bravo y su Opera medicinalia”, Boletín del institu-
to de Investigaciones Bibliográficas, núm. 4, jul–dic 1970.

86
Manual de comentario de textos históricos

¿MAPA, PLANO O PINTURA?


COMENTARIO AL MAPA DE UPPSALA
(MÉXICO, ca. 1550)
Luis Javier Cuesta Hernández
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)

87
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

88
Manual de comentario de textos históricos

¿Mapa, plano o pintura?


Comentario al mapa de Uppsala (México, ca. 1550)
Luis Javier Cuesta Hernández

Afirmación metodológica

Este comentario sobre una de las piezas icónicas de la cartografía mexicana del siglo xvi
constituye una aportación a la historia de la cartografía. Esa aproximación se hará desde
una historia antropológica de las imágenes, que parte de la consideración de la cartografía
como productora de objetos primariamente humanos y por lo tanto históricos (políticos,
funcionales, ideológicos…), insertables y solo analizables en el marco de una historia
de la cultura, a la que contribuyeron con su específica construcción de una cultura de
imágenes, y no exclusivamente como productos de una historia en tanto que sucesión

Luis Javier Cuesta Hernández ı ¿MAPA, PLANO O PINTURA?


autónoma de objetos cartográficos, sin conexión con (todos) sus diferentes contextos.
Cuando en 1998, Richard Kagan y Fernando Marías publicaron su libro Imágenes
urbanas del mundo hispánico, 1493–1780, nos ofrecieron un vistazo fundamental sobre las
posibilidades que las vistas de ciudades presentaban a la hora de distinguir entre el sim-
bolismo o la moralización de los mapas, y su exactitud topográfico/cartográfica (Kagan,
1998: 9). Entender esta cuestión desde un punto de vista histórico permitía profundizar
sobre toda una serie de tópicos (la evolución histórica de la representación geográfi-
ca en el contexto de los reinos hispanos; la diferencia entre la visión “corográfica” y la
“comunicéntrica”; o la relación entre las vistas indígenas), que, cuando menos, conver-
tían el mapa/plano/vista urbana en un documento histórico de creciente complejidad;
complejidad que podía y debía ser deconstruida a la luz de las nuevas herramientas de
investigación histórica.
En el otro extremo del universo epistemológico, el Atlas of the European Novel de Franco
Moretti (publicado un año después, en 1999) introdujo toda una serie de cuestiones cru-
ciales sobre la geografía y la topografía cultural, que deberían constituir también hoy una
referencia obligada, en estos tiempos de geografías históricas (véase si no el inusitado éxito
del Towards a Geography of Art de Thomas Dacosta Kaufmann)

89
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Parece necesario reconocer aquí también mi deuda con El realismo circular. Tierras, es-
pacios y paisajes de la cartografía novohispana. Siglos xvi y xvii. En este estudio, la profesora de
la U. de Columbia, Alessandra Russo, bosqueja un acercamiento al problema de la parti-
cipación de cartográfos indígenas en la construcción visual del nuevo continente, cues-
tión claramente fundamental en el estudio que nos encontramos a punto de abordar.

El objeto, su origen y su devenir histórico

El conocido como Mapa de Uppsala, Mapa de Alonso de Santa Cruz1 o más recientemen-
te, Mapa de México–Tenochtitlan y sus contornos es un plano dibujado con acuarela
sobre pergamino de 75 x 114 cm que representa el Valle de México ca. 15502, y que se
conserva en la Biblioteca de la Universidad de Uppsala en Suecia.
En su esquina inferior derecha existe una cartela con una inscripción en latín, difícil
de leer por lo borroso del texto3. El marco es un follaje ornamental pintado en azul sobre
fondo rojo. Calles y calzadas están representadas en sepia, canales y acequias en azul.
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández

Escenas costumbristas, personas y animales están representados de manera detallada. El


Norte se encuentra a la derecha de la imagen.
Por lo que respecta a sus orígenes, recientemente Carmen Medina defiende que "las pre-
guntas centrales sobre el origen del mapa (…) siguen estando abiertas". Así por ejemplo, se
ha debatido sobremanera la autoría de Santa Cruz ya que consta una dedicatoria suya para el
emperador Carlos v en la cartela del plano. Aunque el plano aparece en un inventario de 1572
de "los papeles (…) a la muerte del Cosmografo Real Alonso de Santa Cruz", (Toussaint, 1990:

1
Alonso de Santa Cruz fue Cosmógrafo Mayor del emperador Carlos v y el más importante cosmógrafo de la
Casa de la Contratación en Sevilla.
2
Aunque Tovar quiere adelantarlo hasta 1530–1540 (Tovar, 1985: 11). Recientemente Pilar Moya Olmedo
coincide con este lapso hablando de 1537–41 (Moya, 2014: 81).
3
La traducción, según Carmen Medina, sería: (Cosmógrafo) del emperador de toda España Carlos V /Alfons de S Cruce
(saluda a Su Majestad) /Le ofrecemos que /de más cerca contemplar esta ciudad Tnuxititan, (hasta ahora) no vista ... /...
de cortesía por nuestra parte, que para así decirlo, augurar felicidad para el futuro... / ...la gracia de Su Majestad para con
esta ciudad... / ...curso y / ...en lo que estamos de la opinión que sería agradable que ... fuese contestado/ ... es un placer ..
/...de ver un cuadro de esta...(conquistada)ciudad... /...después /(atestigua) la clemencia de Su Majestad ... /...demostrar
el sitio,(las aguas) y los alrededores /... de aspecto /(ilegible)/ ... comprendiendo. Carrera Stampa ofrecía una traducción
con algunas diferencias; vid. Manuel Carrera Stampa. Planos de la Ciudad de Mexico: desde 1521 hasta nuestros días.
México, Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, 1949, p. 342.

90
Manual de comentario de textos históricos

163), ya tanto el propio Toussaint como Miguel León–Portilla habían ya planteado la posibi-
lidad de que Alonso de Santa Cruz sólo hubiera tenido en sus manos el mapa, sin que fuera
necesariamente el autor: "lo tuvo en su poder y lo aprovechó en España el célebre cosmógra-
fo real, el sevillano Alonso de Santa Cruz y no fue pintado por él", (León Portilla, 1986:30).
De otro lado, recientemente se ha postulado en repetidas ocasiones que la factura
del mapa debe ponerse en el haber de tlacuilos indígenas del colegio de santa Cruz de
Tlatelolco. Sin ir más lejos, León–Portilla y Carmen Aguilera lo hicieron en 1986 (León–
Portilla, 1986: 23), pero sigue sin haber pruebas contundentes sobre ese punto. Según
Tovar y de Teresa, el plano respondería a las inquietudes urbanísticas del virrey Antonio
de Mendoza, quien lo habría enviado a España antes de emprender viaje al virreinato
del Perú (Tovar, 1985: 13). Lo que es evidente tras muchos años de investigación sobre
la imagen es que los artistas provenían de la misma Tenochtitlán, siendo probablemente
aztecas con algún tipo de educación europea. Una revisión somera del plano debería ha-
cernos pensar sobre la presencia de topónimos náhuatl que definen buena parte de los
espacios en él contenidos (León–Portilla, 1986), pero también en algunas características

Luis Javier Cuesta Hernández ı ¿MAPA, PLANO O PINTURA?


que no pueden ser atribuidas más que a alguien con una formación visual europea (la
descripción de edificios como la Catedral, por ejemplo).
Nos movemos en similar incertidumbre respecto del destino posterior del mapa has-
ta fines del siglo xviii en que el mapa fue “redescubierto” en Suecia. Se supone que al-
guien debió llevarlo allá, y se baraja frecuentemente el nombre del erudito sueco Johann
Gabriel Sparwenfeld (1655–1727); aunque se apunta también la posibilidad de que las
tropas suecas pudieran haberlo robado como parte del saqueo de Praga de 1648. En 1790
consta ya en poder del historiador, legislador y religioso (obispo de Härnösand entre
1805 y 1812) Carl Gustaf Nordin, quien lo regaló al rey Gustavo iii. A mitad del xix, esa
parte de la colección real fue donada a la Universidad de Uppsala. El plano fue dado a
conocer en forma de reproducción en 1889 y recientemente ha sido digitalizado en alta
resolución por la Universidad de Helsinki.

Características lingüísticas (¿formales?) y contenido semántico

Como bien comenta Toussaint (Toussaint, 1990: 142), a primera vista puede apreciarse
en el mapa de Uppsala un carácter no europeo por toda una serie de razones: los glifos

91
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

toponímicos (Carmen Aguilera profundizó sobre este asunto en un artículo titulado “Gli-
fos toponímicos en el mapa de México–Tenochtitlan hacia 1550”); la estilización de las
viviendas comunes (que no de los edificios principales, pero sobre este punto volveré
más adelante); la presencia de discos, señal prehispánica de autoridad en algunos de los
edificios oficiales (Toby Evans, 2005: 13); la presencia de españoles junto con tamemes
("se ven también algunos españoles a caballo y otros conduciendo a los tamemes que
llevan pesadas cargas". Toussaint, 1990: 157); todas esas características formales pondrían
al mapa de Uppsala en la órbita de los códices poshispánicos.
Pero no podemos perder de vista que en estas representaciones cartográficas comen-
zaban a asomar de forma más o menos tímida al principio, con mayor rapidez después,
convenciones como las formas de representar la tridimensionalidad, el dibujo del paisaje
en términos naturalistas y la introducción de una representación del espacio indepen-
diente tanto de tiempo como de cosmovisión, lo cual era completamente antinatural
para los tlacuilos.
Y es que como bien mencionan Kagan y Marias, el mapa de Uppsala sería, sobre
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández

todo, un "famoso ejemplo de la cartografía 'híbrida' o 'mixta' de la Nueva España en el


siglo xvi. Este mapa combina un mapa de estilo europeo con glifos que utilizaron los
tlacuilos para representar sus tierras y su historia". (Kagan, 1998: 96)4

Comparando el mapa. Fuentes de inspiración

A la hora de buscar referencias formales tomadas del Mapa de Uppsala, lugar de honor
debería dársele sin duda al Mapa de Tenochtitlan que aparece en el Islario general de todas
las islas del Mundo, de Alonso de Santa Cruz, terminado ca. 1556 cuyo único ejemplar se
encuentra hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid. La pobreza y los errores en el plano
madrileño se han esgrimido frecuentemente como las razones que harían imposible la au-
toría de Santa Cruz sobre el Mapa de Uppsala (la última en pronunciarse en ese sentido ha
sido Carmen Medina). Pero además, el hecho de que el mapa de Uppsala estuviera entre
los papeles personales de Santa Cruz y no haya sido reproducido más que una vez en su

4
Sobre el concepto de cartografía “híbrida” o “mixta” consúltese también Serge Gruzinsky, “Colonial Indian
Maps in Sixteenth Century Mexico. An Essay in Mixed Cartography” en Res, 13, 1987, pp. 46–61.

92
Manual de comentario de textos históricos

Islario, así como el haber estado en paradero desconocido hasta fines del siglo xix, provocó
que el plano no disfrutara de epígonos. Como dice Russo, "¿Podríamos satisfacernos con
responder que (…) el Mapa de Uppsala y el Códice Mendoza salieron muy rápidamente
para Europa?"(Russo, 2005: 43)
Es significativa la diferencia con uno de sus principales contemporáneos (¿tal vez
el principal?), el famoso Plano de Nüremberg que apareció publicado en 1524 acom-
pañando la segunda carta de relación de Cortés y que disfrutó de un éxito visual sin
precedentes a lo largo del tiempo. Esa vista cartográfica fue "la primera ocasión que tuvo
Europa de contemplar la urbs americana" (Kagan, 1998: 146) y será copiada/variada/
redibujada en multitud de ocasiones sólo en el siglo xvi, a saber en el Islario de Bordone
(1528), la Cosmographia de Munster (1550), los Viaggi e navegationi de Ramusio (1556), el
mapamundi de Ortelius (1564), el Civitatis orbis terrarum de Braun y Hogenberg (1572) o
el Speculum orbis terrarum de Gerard de Jode (1578) (Kagan, ibid.).
Buena muestra de esta situación será la aparición de la imagen en el Universus terra-
rum orbis de Girolamo Savonarola publicado en Padua nada menos que en ¡1713!, "buen

Luis Javier Cuesta Hernández ı ¿MAPA, PLANO O PINTURA?


testimonio de la larga vigencia del mapa–vista de Cortés de 1524, y de la falta de otras
imágenes para ilustrar la nueva ciudad" (Kagan, 1998: 148). Y es que, mientras transcu-
rrían esos tres siglos, el mapa de Uppsala transitaba oculto de la visión pública, inaccesi-
ble primero en la corte española, después en manos de eruditos suecos.

Referencias históricas para contextualizar el plano

Una referencia histórica fundamental la ofrece Toussaint, para cualquier estudio sobre
el mapa:

en el acta del cabildo que celebró el ayuntamiento de México el


25 de octubre de 1555, se dice que la ciudad estuvo con el virrey
don Luis de Velasco para hablar de cómo convendría hacer su
reparo de la ciudad y sus señoría dijo que el Ayuntamiento lo
mirase y le diese respuesta de ello “y dio a esta ciudad una pin-
tura hecha de los indios en que está esta cibdad figurada con el

93
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

alaguna questa junto a esta cibdad, rrios de aguas y acequias de


aguas que entran en esta cibdad” (Toussaint, 1990: 142).

Aunque el autor se apresura a deslindar ese acontecimiento en particular de la factura


del plano, no queda duda que problemas de esta naturaleza, muy puntuales, originaron
fuentes similares, tales como el Codice Osuna, cuyo origen se encuentra en las quejas sobre
la conducta del visitador Valderrama, de los indígenas que habían participado en la cons-
trucción del albarradón.
Por otro lado, y dada la coincidencia de las fechas, no me resisto a mencionar "una
pintura perdida efectuada [en 1555] por los indios en la que se representa esta ciudad
junto con el lago, ríos, arroyos y acueductos" (Kagan, 1998: 147). Asimismo, no pueden
dejarse de lado las dos magníficas vistas parciales de la Plaza Mayor de México de la se-
gunda mitad del siglo xvi que guarda el Archivo de Indias en Sevilla.
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández

¿Qué preguntas plantea hoy el mapa, y que respuestas podría aún ofrecernos?

Hay aún muchas cuestiones que el mapa plantea y que no han sido respondidas todavía,
o que incluso, tal vez no hemos sabido formular de manera correcta.
Entre estas sin duda la principal debería ser aún hoy el problema de su función.
Tengo pocas dudas que el mapa debe insertarse en ese tráfico de información entre
indígenas y autoridades virreinales de mediados de siglo xvi (documentos de quejas)
y no estaría por tanto demasiado de acuerdo en la teoría de Tovar de Teresa según la
cual se trata de un documento pensado por el virrey Mendoza para ser enviado a Corte
(¿Consejo de Indias?), pero esto no podrá ser dilucidado al menos hasta tener más claro
su contexto de producción.
Desde el punto de vista de la representación y las imágenes, creo que hay aún mucho
campo abierto a la interpretación. Entre esos campos se me antojan al menos:

• El intercambio de influencias entre iconografía europea y cosmovisión nahua en la


cartografía novohispana en el siglo xvi y en particular en el mapa de Uppsala. Este
vaivén queda excelentemente retratado en la pregunta que plantea Russo:

94
Manual de comentario de textos históricos

¿cómo explicar que en las manos del grabador renacentista del


Mapa de Tenochtitlan (Nüremberg, 1524), pocos años antes, se ha-
bía fijado la representación de la urbe mexica según un esquema
cosmográfico en gran parte prehispánico, y que cincuenta años
después los pintores indígenas se habrían dejado inspirar por los
planos renacentistas durante la creación de las imágenes de las
Relaciones geográficas, mapas que llegarán a Felipe ii […] (Russo,
2005: 43).

• La representación de la arquitectura y sus convenciones a mediados del siglo xvi.


Desde la interacción formas europeas–glifos nahuas (Toby Evans, 2005), hasta las
formas fortificadas y militares en la representación dibujada (Moya, 2014).
• La representación de actividades económicas básicas en el siglo xvi en el Valle de
México (pesca, caza, agricultura, ganadería, pastoreo, transporte de bienes. Como
decía Justino Fernández: "la región que circunda la ciudad y laguna de México […]

Luis Javier Cuesta Hernández ı ¿MAPA, PLANO O PINTURA?


está representada como una región habitada, con gentes caminando, trabajando o
dedicadas a la caza." Toussaint, 1990: 157), así como sus circuitos espaciales respecti-
vos ("el tráfico entre las poblaciones de la región que estudiamos debió ser intenso en
esas fechas, pues los caminos se multiplican sin dejar prácticamente un lugar donde
aparezcan", Toussaint, ibid). Las implicaciones ideológicas de estas representaciones
no dejan de resultar fascinantes ya que como dice Alessandra Russo: "es asombroso
el acento puesto en todas las escenas sobre el trabajo indígena ¿Otro documento más
para demostrar la utilidad y el éxito de la conquista" (Russo, 2005:43), lo que conver-
tiría esta parte del mapa en un imaginario claramente autoidentitario y justificatorio
de la Conquista.
• La representación de algunas actividades ligadas históricamente a determinados es-
pacios y para las que las imágenes son escasas, cuando no inexistentes: "en el hospital
de Santa Fe, fundado por el señor Quiroga, están los indios recibiendo instrucción al
aire libre" (Toussaint, 1990: 157)
• La cuestión semántica entre mapa y pintura, que como menciona Russo (Russo,
2005: 35), tiene implicaciones muy serias en cuanto al carácter de la representación.

95
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Fuentes
Carrera Stampa, Manuel. Planos de la Ciudad de Mexico: desde 1521 hasta nuestros días.
México, Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, 1949.
Dacosta Kaufmann, Thimas. Towards a Geography of Art. Chicago, University of Chicago
Press, 2004.
Fernández Christlieb, Federico y Gustavo Garza Merodio. “Cultura y territorialidad en
la ocupación de un mismo espacio: México–Tenochtitlan y la Ciudad de México en el
siglo XVI” en Geotropico, num. 5 (2), Articulo 4, 2011.
Gruzinsky, Serge, “Colonial Indian Maps in Sixteenth Century Mexico. An Essay in
Mixed Cartography” en Res, 13, 1987.
Kagan, Richard y Fernando Marias. Imágenes urbanas del mundo hispánico, 1493–1780. Madrid,
El Viso, 1998.
León Portilla, Miguel y Carmen Aguilera. Mapa de México–Tenochtitlan y sus contornos
hacia 1550. México, Celanese Mexicana, 1986.
Linné, Sigvald. El valle y la ciudad de México en 1550, Estocolmo, s.e.,1948.
¿MAPA, PLANO O PINTURA? ı Luis Javier Cuesta Hernández

Medina, Carmen. “De Tenochtitlan a Uppsala – La historia del Mapa de México” en


http://www.naua.se/Mexico07/Pub/Documentos/Carmen_Medina_P.pdf consulta-
do el 19 de marzo de 2016
Moretti, Franco. Atlas of the European Novel, s.l., s.e.,1999.
Moya Olmedo, Pilar. “Algunos dibujos de la primera arquitectura de Nueva España: ma-
pas, planos y proyectos de arquitectura del siglo XVI” en P+C, 05, año 2014, pp. 75–88.
Mundy, Barbara. “Mapping the Aztec Capital: The 1524 Nurnberg Map of Tenochtitlan.
Its Sources and Meanings”, en Imago Mundi, vol. 50, 1998, pp. 11–33.
Russo, Alessandra. El realismo circular. Tierras, espacios y paisajes de la cartografía novohispa-
na. Siglos xvi y xvii. México, iie/unam, 2005.
Toby Evans, Susan. “The Aztec Palace under Spanish Rule. Disk Motifs in the Mapa de
Mexico de 1550 (Uppsala Map or Mapa de Santa Cruz)” en Susan Kepecs The Post-
classic to Spanish–Era Transition in Mesoamerica. Archaelogical Perspectives. Albuquerque,
University of New Mexico Press, 2005.
Toussaint, Manuel. Planos de la ciudad de México, siglos XVI y XVII. s.l., s.e., 1990.
Tovar de Teresa, Guillermo. “Antonio de Mendoza y el urbanismo” en Cuadernos de
arquitectura virreinal, num. 2, unam, México, 1985.

96
Manual de comentario de textos históricos

LA CRÓNICA MEXICANA DE
HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC:
EL DESAFÍO A LA MEMORIA

Clementina Battcock
Jhonnatan Alejandro Zavala López
(Dirección de Estudios Históricos, inah)

97
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

98
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


CRÓNICA MEXICANA1

Por Don Fernando Alvarado Tezozomoc

Tomo XII

[Foja 1]

Advertencia

Del Padre Colector

[Sello: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN MÉXICO]

Don Fernando Alvarado Tezozomoc fue, sin duda, uno de los investigadores más diligentes
de las antigüedades mexicanas. Ilustrado de particulares conocimientos, los comunicó por
medio de sus obras en que presenta útiles, curiosas y agradables noticias de su nación, que
pueden ocuparse dignamente en la Historia Universal.
Clavijero se aprovechó de muchas noticias de Tezozomoc para su historia; lo mismo hizo
Don Mariano Veytiapara las que compuso en la Puebla de los Ángeles. Que Tezozomoc es-
cribiese por el año de 1598, parece, lo persuade una expresión del Capítulo 81: véase al folio
(354.)2 a la vuelta.
Dos partes escribió Tezozomoc: ésta, que es la primera; y la segunda, que según el
orden cronológico, debería tratar de la entrada, y conquista de los españoles, se ha per-
dido. El hábil Boturini, que hace particular memoria [Foja 2] de esta primera parte de
Tezozomoc en su catálogo, solicitó la segunda, y no la pudo conseguir.

1
Hernando de Alvarado Tezozomoc, Crónica mexicana, Archivo General de la Nación, Ramo Novohispano,
Fondo Historia, vol. 12, expediente 1.
2
209 fte.

99
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

De la crónica manuscrita que fue de Boturini sacó don Mariano Veytia un ejemplar
por el año de 1755; y del ejemplar de Veytia se sacó la presente copia, a que se aplicaron
las atenciones que debía inspirar el conocimiento de la importancia de la obra.
Certifico que esta Crónica se ha copiado exactamente de un ejemplar que fue de
don Mariano Veytia. México, veinte y uno de noviembre de mil setecientos noventa y dos.

Fray Francisco García Figueroa [rúbrica]

[Foja 3]

[De la foja 4 a la foja 23 “Tabla de contenidos de este tomo”.


Índice de los 110 capítulos de esta obra]

Capítulo Primero. Aquí comienza la Crónica Mexicana. Trata de la descendencia y linaje,


venida a esta Nueva España de los indios mexicanos que habitan en este nuevo mundo,
el tiempo en que llegaron a la Ciudad de México Tenochtitlan, asiento y conquista que
ella hicieron, y hoy habitan, residen en ella, llamada Tenochtitlan.
La venida que hicieron, tiempos y años que estuvieron en llegar a este nuevo mundo,
adelante se dirá, Y así, ellos propios persuadiendo a los naturales por la estrechura en que
estaban, determinó, y les habló su dios, en quien ellos adoraban Huitzilopochtli, Quetzal-
coatl, Tlalocateutl, y otros, como se irá tratando. La venida de estos mexicanos muy anti-
guos, de la parte que ellos vinieron, tierra y casa antigua llamada hoy día Chicomoztcoc,
que es casa de siete cuevas cavernosas. Segundo nombre llaman Aztlan, que es decir
asiento de la garza. Tenían en las lagunas y su tierra Aztlan un Cu, y en ella el templo de
Huitzilopochtli, ídolo, dios de ellos: en su mano una flor blanca en la propia rama del
grandor de una rosa de castilla, de más de una vara de largo, que llaman ellos Aztlantlaca.
Otros les llamaron Aztecas Mexitin, que este nombre de Mexitin quiere decir mexicano:
como más claro decir al lugar manantial de la uva, así Mexi, como si del maguey saliera
manantial, y por eso son ellos [Foja 24–Folio 1] ahora llamados Mexicanos, como anti-
guamente se nombraban Mexica, Chichimeca, Mexicano, serranos montañeses; y ahora
por el apellido de esta tierra y Ciudad de México Tenochtitlan el tiempo que a ello llega-

100
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


ron viniendo huyendo desbaratados de los naturales indios3 de Culhuacan, su vecino,
que ahora es a dos leguas de su ciudad, persuadidos del demonio Huitzilopochtli; llega-
ron a la dicha ciudad que es ahora México Tenochtitlan, porque el día que llegaron a esta
laguna mexicana, en medio de ella estaba, y tenía un sitio de tierra, y en él una peña, y
encima de ella un gran tunal, y en la hora que llegaron con sus balsas de caña y carrizo,
hallaron en el sitio la hoja, piedra y tunal, y al pie de él un hormiguero, y estaba encima
del tunal una águila comiendo y despedazando una culebra, y así tomaron el apellido,
armas y divisa, el tunal y águila que es Tenochca o Tenochtitlan, que hoy se nombra así;
y al tiempo que llegaron a esta ciudad habían andado y caminado muchas tierras, mon-
tes, lagunas y ríos. Primeramente de las más de las tierras y montes que hoy habitan los
Chichimecas, que es por Santa Barbola, minas de San Andrés, Chalchihuites, Guadalaja-
ra, Xuchipila, hasta Michoacan, y otras muchas provincias y pueblos; y en las partes que
llegaban, si les parecía tierra fértil, abundosa de montes y aguas hacían asiento cuarenta
años, y en partes treinta, otras veinte, o diez, y en otras tres, o dos, y un años, hasta en
tanta disminución, que de veinte días luego alzaban el sarro por mandato de su dios
Huitzilopochtli, y les hablaba, y ellos respondían, y luego a su mandato les decía: adelan-
te mexicanos que ya vamos llegando al lugar, diciendo caza achitonca ton nenemican
mexiatl. Trayendo [Foja 25– Folio 1 verso] ellos siempre su matalotaje, las mujeres carga-
das con ello, los niños, los viejos y los mancebos cazando venados, liebres, conejos, rato-
nes, y culebras que venían dando de comer a los padres, mujeres e hijos. La comida que
traían era maíz, frijol, calabazas, chiles, jitomate, y miltomate que iban sembrando y co-
giendo en los tiempos y partes que descansaban, y hacían asiento como dicho es, y como
liviano que era el chian y huauhtli lo traían cargado los muchachos, pero sobre todo en
las partes que llegaban lo primero que hacían era el Cu o templo de su ídolo dios Huitzi-
lopochtli, y como venían cantidad de ellos, que eran de siete varios, cada uno traía el
nombre de su dios, como era Quetzalcoatl, Xomoco, Matla, Xochiquetzalm Chichiltic,
Zentutl, Piltzinteuctli, Meteutl, Tezcatlipoca, Mictlanteuctli, y Tlamacazqui, y otros dio-
ses, que aunque cada barrio de los siete traía señal de su dios, traían así mismo otros
dioses con ellos, y los que más hablaban con los indios eran Huitzilopochtli, Tlazolteutl,
y Mictlantleuctli. El uno de los barrios se llamaba Yopica, y Tlacochcalca; el tercero barrio

3
[Apostilla] Se vino de México Tenochtitlan viniendo de camino.

101
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

Huitznahuac, Cihuatepaneca, Chalmeca, Tlacatecpaneca, y el séptimo barrio se llama


Izquiteca. En las partes que llegaban, que era tierra inútil dejaban conejos, liebres vivas y
se multiplicaban; y en partes que los apellidaban sus dioses a caminar, dejaban en mazor-
ca el maíz, en partes en flor, y en partes la llevaban recién cogida la sementera, de mane-
ra que venían caminando y haciendo labores, y casas, y torres a sus ídolos, hasta que lle-
garon a Culhuacan, Jalisco y otras muchas partes y lugares que les iban poniendo
nombres, hasta llegar a Michoacan y hacer asiento en él, dejando y sembrando [Foja
26– Folio 2] siempre de su descendencia y generación; llegaron a Malinalco, y llegados
primero a Michoacan hombres y mujeres comenzaron a retozar en el agua de gran con-
tento, a donde es ahora Patzcuaro, y los otros mexicanos viendo cantidad de mujeres se
quedaron, les tomaron por fuerza sus mantas, y atapador de sus vergüenzas, maxtli; a las
mujeres sus huipiles y naguas, de manera que los varones quedaron sin taparse sus ver-
güenzas, y las mujeres con la prisa hicieron a manera de capisayo, o capote vizcaino, que
llaman ellos zicuilli, que hoy día los traen puestos por el calor que allí hace; los varones
usaron el traje a manera de huipil con su hombro labrado. La hermana mayor que allí
quedó con ellos llamada Malinalxoch, que se intitulaba ser hermana del dios Huitzilopo-
chtli, venía con ellos, después de haber consolado a los que quedaron en la parte de Mi-
choacan, los padres antiguos de ellos, los más ancianos, la traían en guarda y habiéndose
quedado dormida en un monte, la devoraron por ser de mala desistión , con muchos
resabios, usando con ellos sus artes con que mataba a muchos de ellos, pues mirando a
una persona otro día moría y le comía vivo el corazón, y sin sentir comía a uno la panto-
rrilla estándolo mirando, que es lo que ahora llaman entre ellos teyolocuani tecotzarra
teixcuepani que mirando a alguno, y el que miraba si a un monte o río le transformaba
la vista, que le hacía entender ver algún animal grande o árboles, y otras visiones de es-
panto, y durmiendo una persona, lo traía de su dormitorio cargado a cuestas, y hacía
venir una víbora, u otra sierpe, y se la echaba a alguno, o tomaba un alacrán, cientopíes,
arañas, u otros animales ponzoñosos para hacer muchos males con ellos, causaba muchas
muertes, [Foja 27 – Folio 2 verso]y usaba del arte de bruja, con que se transformaba en
ave, o animal que ella quería, y por esta causa el dios Huitzilopochtli permitió no traerla
en compañía de los mexicanos, que la dejaron dormida en un camino, siendo como era,
y se factaba de ser hermana de la Malinalxoch del referido Huitzilopochtli dejándola él y
los viejos dormida, y a esto dijo Tlamacazqui Huitzilopochtli a los viejos que la solían

102
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


traer cargada (que se llamaban Cuauhtlonquetzque, y Axoloa el segundo, y el tercero
llamado Tlamacazqui Cuahcoatl y el cuarto Ococaltzin), no es a mi cargo, ni mi voluntad
que tales oficios y cargos tenga mi hermana Malinalxoch desde la salida hasta aquí; así
mismo también fui yo mandado de esta venida, y se me dio por cargo traer armas, arco,
flechas, y rodelas, mi principal venida y mi oficio es la guerra, y yo así mismo con mi pe-
cho, cabeza, y brazos en todas partes tengo de ver y hacer mi oficio en muchos pueblos y
gentes que hoy hay: Tengo de estar por delante y fronteras para aguardar gentes de diver-
sas naciones, y he de sustentar, dar de comer, y beber y allí les tengo de aguardar y junta-
llos de todas suertes de naciones, y esto no graciosamente. Primero he de conquistar en
guerras para tener y nombrar mi casa de preciada esmeralda y oro, adornada de plume-
ría, adornada la casa de preciada esmeralda transparente como un cristal, de diversos
colores de preciada plumería, a la vista muy suaves, y estimadas; y así mismo tener y po-
seer géneros de preciadas mazorcas, cacao de muchos colores, así mismo tener todas
suertes de colores de algodón e hilados, todo lo tengo de ver y tener pues me es mandado
y mi oficio, y a eso vine. Ea pues, padres míos, recoged [Foja 28 – Folio 3] cantidad de
matalotaje para este viaje, que allí es donde llevaraos nuestra determinación y asiento; y
así con esto comenzaron a caminar, y llegaron a la parte que llaman Ocopipilla, en este
lugar no permanecieron mucho tiempo, y vinieron al lugar que llaman Acahualcingo, y
allí asistieron mucho tiempo, y estuvieron hasta el postrer año que llaman bisiesto, o
acabamiento de una vida, o término de tiempo justificado que llaman Inxiuh molpilli en
nueve términos de signo, o planeta de años Chicnahui acatl , el término de años de estos
antiguos mexicanos. Y salidos de Ocopipilla y Acahualzingo partieron de allí y vinieron a
la parte que llaman Coatepec, términos de Tonalan, lugar del Sol.

[Fin de capítulo 1]

103
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

La Crónica mexicana de Hernando Alvarado Tezozomoc:


El desafío a la memoria
Clementina Battcock
Jhonnatan Alejandro Zavala López

Hasta el día de hoy nadie ha visto el original de la Crónica Mexicana; de hecho, se ignora
siquiera si hay una versión ológrafa del propio Tezozomoc, o si el primer texto fue obra
de amanuenses a los que él dictó el contenido. En cambio, sí se tienen noticias de distin-
tos manuscritos, copias de ese escrito “original” cuyo paradero se ignora.
El inicio de este magnífico texto, cuya copia se conserva en el Archivo General de la
Nación, nos remite a una forma de narrar la historia propia de su época: la crónica, un
estilo de narrativa que preserva en papel los hechos históricos que la memoria humana
no puede transmitir verbalmente en su integridad. Su objetivo es permitir, mediante la
lectura, que quienes no han atestiguado lo que en ella se describe –sean coetáneos o
generaciones futura– logren enterarse de los sucesos acaecidos en el pasado4.
La metodología que empleamos para trabajar este documento virreinal, y otros que
le son afines, partió de una contextualización teórica e histórica que permitió establecer
rangos de inteligibilidad de la fuente, es decir, los criterios intelectuales adoptados por
los autores para escribir el texto. Lo narrado en la crónica está inscrito en horizontes
de comprensión del espacio y del tiempo que se encuentran en las discusiones teóricas
sobre la escritura que deben perfilar una contemporaneidad de pensamiento al texto,
es decir, que eviten el anacronismo y que brinden los recursos críticos que permitan
discernir los procesos socioculturales de los que da cuenta, siempre y cuando se cumpla
una buena transcripción paleográfica del original, y se contextualicen los campos de
conocimiento humano de los que trata.
Si bien la tradición de la crónica arranca en el Medioevo, la incipiente consolidación
de las monarquías europeas hizo de ella una obra “oficial”. Así, desde principios del xvi,

4
Walter Mignolo, “Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista” en Historia de la literatura
Hispanoamericana, t.1, Madrid, Ediciones Cátedra, 1982, pp. 75–76.

104
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


en la corte española empezó a designarse a un funcionario encargado de escribir la histo-
ria de la monarquía, se trataba del cronista o “coronista” real. Trabajando por encargo y
por consigna, su deber era conservar y enaltecer la memoria de la grandeza de la Corona
y de los hechos de los españoles, para lo que tenía libre disposición a toda la documenta-
ción oficial y administrativa que se resguardaba en los reales archivos.
El hallazgo del Nuevo Mundo, acontecido más o menos por esta época, dio lugar a la
proliferación de multitud de historiadores y cronistas aficionados. Soldados, religiosos y funcio-
narios de diverso rango que, sin nombramiento formal del monarca, se sintieron impulsados a
tomar la pluma para describir el mundo inédito y maravilloso que se ofrecía a sus ojos.
Aparte de pintar la novedad con tonos grandilocuentes, la motivación inmediata de la
labor de los cronistas americanos de tradición española era mostrar la obra que los euro-
peos (laicos o religiosos) habían realizado en las nuevas tierras y, para efectos de su correcta
valoración, tenían que ofrecer previamente la “verdadera imagen” del mundo indígena.
El marco histórico providencialista común a todos ellos exigía que esto se hiciera en
el contexto de una historia universal de la cristiandad –de la que los indígenas forzosa-
mente tenían que formar parte–, así que muchos de sus esfuerzos se orientaron a insertar
la historia ancestral de los amerindios en este mismo decurso, y de paso, demostrar que
sus logros culturales o civilizatorios eran iguales o superiores a los de otros pueblos del
mundo, antiguos o modernos. De cualquier forma, y pese a estos esfuerzos de “divulga-
ción”, lo cierto es que entre fines del siglo xvi y principios del xvii Europa seguía sin
conocer realmente la realidad americana5.
Manuscritas o impresas, subsumidas en la crónica real o ignoradas, de manos laicas
o clericales, estas historias que se confeccionaron a lo largo de casi 300 años abarcan un
amplísimo espectro espacio–temporal y una cantidad incuantificable de materias histó-
ricas, por lo que son fuentes primordiales para el conocimiento del mundo americano
bajo la dominación ibérica.
En el siglo xvi –como lo había sido en los anteriores y como sería aún en los dos
subsecuentes– en el mundo hispánico el sentido de la historia era providencial. Su funda-
mento principal era el agustinismo, que proponía que, a partir de la redención divina del

5
Elsa Cecilia Frost, “El plan y la estructura de la obra”, en fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, vol. vii,
México, Universidad Nacional Autónoma de México–Instituto de Investigaciones Históricas, 1983, pp. 70–72.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

hombre pecador, el sentido de la historia era la salvación; así el devenir de la humanidad


en el tiempo simplemente consistía en la aceptación o el rechazo, es decir, en la lucha
secular entre el bien y el mal. Además, por su postura ética, el influjo de Cicerón también
gravitó con fuerza sobre la experiencia cristiana de la historia. Según el ciceronismo, la
historia tenía un sentido eminentemente político y se dirigía a la praxis, pues su función
era preservar la memoria para la supervivencia del orden de la república y debía enseñar
la virtud a partir de los modelos antiguos, para lo cual, era preciso presentarla de un
modo elocuente6.
De ahí que las crónicas indianas confeccionadas dentro de este marco conceptual
tuviesen, invariablemente, el trasfondo del relato moral y pedagógico, pues la historia debía
instruir y edificar, incitar al bien, además de hacer perdurar la memoria para ejemplo de
todas las generaciones, presentes y venideras. A causa de esos objetivos morales, las obras pro-
ducto de la pura invención, la fantasía o la imaginación eran consideradas inútiles y nocivas,
ya que fácilmente podían inducir a sus lectores al error al mostrarles ejemplos indeseables.
En el otro extremo estaban aquellos textos que fomentaban la fe, al presentar mo-
delos de vida cristiana y verdades esenciales. No está de más subrayar que el criterio de
verdad no era forzosamente la mera adecuación racional de un predicado a los hechos
objetivamente apreciados, sino la aproximación del hombre a la virtud, que es lo que
conducía a Dios. En la medida en que Dios y su voluntad eran causa de los sucesos, era
natural que estos relatos históricos incluyesen –y de hecho se esperaba que lo hicieran–
acontecimientos prodigiosos (lo que hoy llamaríamos mitos o leyendas), que no eran
sino manifestaciones de lo divino en la existencia humana. Muchos de ellos se relacio-
naban con los orígenes de los pueblos y su desarrollo, y recogían las vidas y hazañas
de reyes, jefes militares o líderes cuyas acciones se proyectaban como paradigmas en el
gobierno, en la guerra o en la vida ordinaria.
En gran medida, a causa de las diferencias esenciales entre los conceptos que los
antiguos cronistas tenían de la “verdad” y de la narración “histórica” respecto de los
nuestros, desde la primera mitad del siglo xx los especialistas empezaron a preguntarse

6
Sobre san Agustín: Karl Löwith, El sentido de la Historia; implicaciones teológicas de la filosofía de la Historia, Madrid,
Aguilar, 1973. Sobre Cicerón: Paolo Desideri, vid. “Cicerón, la historia y la política”, Antiqua. Jornadas sobre la
Antigüedad, Roma la invención del Estado, 27–28 de noviembre 1997. http://antiqua.gipuzkoakultura.net/pdf/
desi4.pdf (consultado el 16 de junio de 2016)

106
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


por la condición literaria o histórica de las viejas crónicas de Indias7. Y en el transcurso
de las últimas dos o tres décadas, en parte por el surgimiento de nuevas tendencias en la
crítica histórica, el debate ha vuelto con mayor intensidad al seno de los llamados estu-
dios coloniales latinoamericanos.
Para contribuir a estas polémicas y deslindar fronteras, en el análisis de las crónicas
resulta indispensable restituir el contexto de producción (su dimensión histórica), exa-
minar en detalle las “creencias” de cada escritor y cada escrito (la articulación cultural y
material) y apreciar en él el despliegue de un modelo “virtual” (mediante los usos retó-
ricos y formales).
Al aplicar estas herramientas metodológicas se revela de inmediato la complejidad y
riqueza de dichos materiales, saltan a la vista los entrecruces entre la tradición, la experien-
cia personal y los nuevos modos “de decir”, lo que, además, permite restablecer el vínculo
entre historia y poética, característico de aquellos escritos. Desde luego, para nosotros hay
en ellas un límite –por impreciso que resulte– entre la ficción literaria y la historia, aunque
esto no significa en modo alguno que haya que categorizarlas de novelas o fantasías.

Las crónicas novohispanas de tradición indígena

Desde los últimos años del siglo xvi, pero sobre todo en los inicios del xvii, algunos
descendientes de los antiguos nobles indígenas de la Nueva España fueron educados
–virtualmente– a horcajadas: por un lado en las tradiciones prehispánicas, que aún so-
brevivían, y por el otro en la cultura europea. Unos cuantos de ellos se dieron luego a
la tarea de escribir, siempre usando los caracteres latinos, a veces en español, a veces en
náhuatl u otra lengua autóctona, historias que relataban el devenir de los centros de

7
Véase al respecto, entre otros, Catherine Poupeney Hart, “Literatura colonial hispanoamericana. En torno a
la reorganización de un área disciplinaria”, en Scriptura, Nº8–9, 1992; Rolena Adorno, “Reconsidering colonial
discourse for Sixteenth– and Seventeenth–century Spanish America”, en Latin American Research Review, 2001,
pp. 135–145; Valeria Añón, Tramas de la identidad y usos del pasado en crónicas de la conquista de México, Buenos
Aires, 2010, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires; Valeria Añón,
La palabra despierta. Tramas de la identidad y usos del pasado en Crónicas de la conquista de México, Buenos Aires,
Corregidor, 2012.

107
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

poder que habían gobernado sus ancestros8. A estos cronistas son a los que conocemos
propiamente como los escritores de tradición indígena y con ellos, por primera vez, apa-
rece el principio o la práctica de la autoría, esto es que, ya en el cuerpo mismo del texto
ya en la portada, consignaron sus nombres.
Las historias que escribieron se sujetaron a los lineamientos de las obras europeas de
contenido histórico y sus autores las ordenaron en capítulos, a la manera de las homólo-
gas del Viejo Mundo que, posiblemente, tuvieron a su alcance9.
Es posible afirmar que las crónicas de tradición indígena ofrecen el panorama de
una escritura histórica que busca ser reparación o sutura del trauma de conquista, y tam-
bién convertirse en espacio textual singular para la supervivencia de memorias en riesgo
de extinción. Hay en ellas un ubicuo tono de nostalgia, particularmente perceptible en
el tratamiento de lo perdido: memorias, saberes, pinturas, grandes personajes, espacios
(palacios, puentes, mercados, ciudades enteras), todo vinculado a la historia del antiguo
estrato nobiliario. En ello se advierte el funcionamiento de la narración como estructura,
que hace inteligible la experiencia y que permite incluso la comprensión de lo inverosí-
mil, al colocarlo en las nuevas coordenadas occidentales del espacio–tiempo, además de
incorporar nuevas causalidades, más allá de la profunda herida que supuso la ruptura
social y cultural posterior a la conquista.
La obra de Hernando Alvarado Tezozomoc puede inscribirse en el rubro de las his-
torias de los antiguos centros de poder en las que los autores exaltaban la gloria bélica de
sus propios grupos, en este caso el grupo mexica. Por supuesto que Alvarado Tezozomoc
no es él el único que trata este tema, pero entre los criterios para su elección hay dos que
consideramos fundamentales: primero, el autor era un miembro de la antigua nobleza
autóctona formado en los moldes de la cultura europea, lo que supone su inmersión en
los parámetros culturales de ambos mundos. Segundo, su texto es una fuente inexcusa-

8
José Rubén Romero Galván [coord.], Historiografía mexicana de tradición indígena, vol. I, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, p. 16.
9
Danna Levin y Federico Navarrete, Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España,
México, uam Azcapotzalco (Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades), 2007, pp. 55–96.
Véase también Yukitaka Inoue Okubo, “El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de
obras indígenas del centro de México”, Tesis de doctorado en Internacional cultural studies, University of Fo-
reign Studies, Kobe City, 2005, p. 269; Ilus, Yukitaka, Inoue Okubo, “Crónicas indígenas: una reconsideración
sobre la historiografía novohispana temprana”, en Levin y Navarrete, op. cit., p. 55–96.

108
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


ble para el conocimiento de la historia de la expansión mexica; ha sido y es imprescindi-
ble –no sólo desde el punto de vista histórico sino también arqueológico– en todo lo que
compete a las guerras tenochcas.
Por añadidura, sus dos obras históricas –la Crónica mexicana y la Crónica mexicayotl– las
escribió en los últimos años del siglo xvi y los primeros del xvii, la época más crítica del
proceso de disolución de la nobleza indígena como cuerpo social. Sin echar mano de
la denuncia o la condena al régimen español, la Crónica mexicana se esfuerza particular-
mente en destacar las excelencias y proezas del otrora pujante grupo mexica y plasma
un pasado ideal, en el que la valentía y pundonor de los antepasados en la guerra les
forjaron honores y grandes riquezas.
Hernando Alvarado Tezozomoc nació del matrimonio formado por Francisca de
Moctezuma y Diego Alvarado Huanitzin10, la primera era hija de Moctezuma Xocoyot-
zin y el segundo nieto de Axayácatl; es decir, que Hernando era pipiltin, noble mexica
tenochca. Aunque no se ha logrado precisar su fecha de nacimiento, la propuesta más
aceptada gira en torno a los años de 1538 o 153911 y se cree –aun en ausencia de prueba
documental– que vino al mundo y vivió en la Ciudad de México, ya que su padre, Diego
Alvarado Huanitzin, fue gobernador de Tenochtitlan hasta su muerte en 1542.
Si bien se le ha vinculado al Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde se
educaron los niños nobles indígenas tras la conquista, no hay acuerdo sobre la institución
en la que se formó debido al desconocimiento de su fecha de nacimiento. Sea como fuere,
Alvarado Tezozomoc fue formado en los cánones de la alta cultura europea, la de las artes
liberales, disciplinas básicas del currículo de las universidades medievales, que incluían la
enseñanza del latín (en el trívium: gramática, retórica y lógica) y que, en efecto, se impar-
tían en la Santa Cruz de Tlatelolco, pero posiblemente también en otros sitios.

10
Para mayores detalles sobre el linaje de sus padres, véase Esteve Barba, op. cit., pp. 268–269, y José Rubén
Romero Galván, Los privilegios perdidos. Hernando Alvarado Tezozomoc su tiempo, su nobleza y su Crónica mexicana,
México, Universidad Nacional Autónoma de México–Instituto de Investigaciones Históricas, 2003, p. 82.
11
José Rubén Romero Galván, Ibid, p. 86.

109
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

La crónica mexicana

Esta crónica está compuesta por 110 capítulos titulados y fue escrita en castellano. La
temporalidad en la que se inscribe el relato no está fijada realmente en la cronología,
sino que es la de un pasado heroico previo al arribo de Cortés; sin embargo, el discurso
tiene un ordenamiento en secuencia temporal, aunque sólo en su capítulo lxxxi apa-
rezca una fecha: la de 1470 que marca la inundación ocurrida en tiempos de Ahuizotl.
La concatenación que presenta es ininterrumpida, salvo por los cortes que marca cada
capítulo con su respectivo título; tales cierres sirven para introducir en el cuerpo discur-
sivo principal, otros hechos que se agregan y se articulan a él.
Se perciben en ella varios niveles; esto es que, de manera consciente o inconsciente, el
texto ofrece distintos relatos, por ejemplo: el primero de ellos versa, de manera escueta, so-
bre el origen, migración e instalación definitiva (Cap. i al iv) del grupo; en este bloque las fi-
guras centrales son la deidad Huitzilopochtli y las acciones del grupo. El segundo trata sobre
la guerra contra Azcapotzalco, hecho que les permite consolidarse como el grupo y núcleo
más poderoso de la Cuenca de México durante el Posclásico Tardío (Cap. V al Xvi). El terce-
ro habla de los centros rivales de Chalco (Cap. xxi al xxvi) y Tlatelolco (Cap. xli al xlvii).
El cuarto aborda las distintas conquistas que les permiten hacer tributarios a otros pueblos
y consolidar su poder expansivo. Finalmente, figuran, desde los presagios del advenimiento
de los españoles, hasta la llegada de Hernán Cortés y su hueste a Tlaxcala (Cap. cii al cx).

El capítulo 1 de la Crónica mexicana

La primera parte de este texto corresponde a la paleografía del capítulo 1 de la Cróni-


ca mexicana. Con la finalidad de facilitar su lectura, se modernizaron la ortografía y las
abreviaturas, además de señalar la estructura física del texto en negritas (fojas–folio), así
como las anotaciones al margen (apostillas) colocadas a pie de página, y los subrayados
(locativos) en formato de cursivas.
La estructura narrativa se compone del esquema mítico de la migración mexica, des-
de su salida de Chicomoztoc–Aztlan, misma que se encuentra representada gráficamente
en la primera lámina de la Tira de la peregrinación–códice Boturini, (Figura 1) y en su corres-
pondiente del códice Ramírez.

110
Manual de comentario de textos históricos

Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala ı LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC


La inscripción en el texto de las cuevas de las que parten, y otros sitios por los que avan-
zan hasta su llegada a la cuenca lacustre donde se fundaría Tenochtitlan, está acompaña-
da de las presencias de sus deidades, siendo fundamental para el grupo la de Huitzilopo-
chtli, que indica la ruta y las estancias a realizar en los diferentes sitios.
Esta correspondencia entre las narrativas gráficas de los códices citados, y su trans-
cripción alfabética realizada por Tezozomoc, indudablemente responde a la utilización
de fuentes similares que encriptaron la memoria prehispánica hasta finales del siglo xvi,
misma que se complementó con la oralidad de tradición indígena presente en el pa-
rentesco que envolvía al autor, es decir, memoria de la nobleza mexica que se mantenía
apenas vigente dentro de la estructura de gobierno virreinal.
La narrativa mítica que estructura el relato hace que emerja la complejidad de la
cosmovisión mexica, no sin que se encuentre inmersa en un correlato hispano en donde
aquellas estructuras de poder a las que apela la narración han sido desdibujadas por la
irrupción del sistema ideológico occidental, que va desde la transformación de los cua-
dros de organización social hasta el avasallador resquebrajamiento de la estructura del
pensamiento político y religioso, censado puntualmente por los organismos eclesiásticos.
La lectura y análisis de la Crónica mexicana impone al historiador dotarse de una gran
cantidad de recursos que contextualicen las procedencias, intenciones y esquemas dialó-
gicos de la obra con otras fuentes históricas. Es, sin lugar a dudas, una obra cuyo análisis
está lejos de agotarse.

Fuentes
Adorno, Rolena, “Reconsidering colonial discourse for Sixteenth– and Seventeenth–
century Spanish America”, en Latin American Research Review, 2001.
Alvarado Tezozomoc, Hernando de, Crónica mexicana Archivo General de la Nación,
Ramo Novohispano, Fondo Historia, vol. 12, expediente 1.
Añón, Valeria, La palabra despierta. Tramas de la identidad y usos del pasado en Crónicas de la
conquista de México, Buenos Aires, Corregidor, 2012.
––––, Tramas de la identidad y usos del pasado en crónicas de la conquista de México, Buenos Aires,
2010, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA CRÓNICA MEXICANA DE HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC ı Clementina Battcock – Jhonnatan A. Zavala

Desideri, Paolo, “Cicerón, la historia y la política”, Antiqua. Jornadas sobre la Antigüedad,


Roma la invención del Estado, 27–28 de noviembre 1997. http://antiqua.gipuzkoakul-
tura.net/pdf/desi4.pdf (consultado el 16 de junio de 2016)
Frost, Elsa Cecilia, “El plan y la estructura de la obra”, en Fray Juan de Torquemada,
Monarquía Indiana, vol. vii, México, Universidad Nacional Autónoma de México–Ins-
tituto de Investigaciones Históricas, 1983.
Levin, Danna y Federico Navarrete, Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historio-
grafía en la Nueva España, México, uam Azcapotzalco (Serie Estudios, Biblioteca de
Ciencias Sociales y Humanidades), 2007.
Löwith, Karl, El sentido de la Historia; implicaciones teológicas de la filosofía de la Historia,
Madrid, Aguilar, 1973.
Mignolo, Walter, “Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista” en
Historia de la literatura Hispanoamericana, t.1, Madrid, Ediciones Cátedra, 1982.
Poupeney Hart, Catherine, “Literatura colonial hispanoamericana. En torno a la reor-
ganización de un área disciplinaria”, en Scriptura, Nº8–9, 1992.
Romero Galván, José Rubén [coord.], Historiografía mexicana de tradición indígena, vol.
i, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Históricas, 2003.
–––––, Los privilegios perdidos. Hernando Alvarado Tezozomoc su tiempo, su nobleza y su cróni-
ca mexicana, México, Universidad Nacional Autónoma de México–Instituto de Inves-
tigaciones Históricas, 2003.
Yuritaka, Inoue Okubo, “Crónicas indígenas: una reconsideración sobre la historiogra-
fía novohispana temprana”, en Danna Levin y Federico Navarrete, Indios, mestizos y
españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España, México, uam Azcapotzalco
(Serie Estudios, Biblioteca de Ciencias Sociales y Humanidades), 2007.
–––––, “El escribir colonial del pasado prehispánico: Análisis historiográfico de obras in-
dígenas del centro de México”, Tesis de doctorado en Internacional cultural studies,
University of Foreign Studies, Kobe City, 2005.

112
Manual de comentario de textos históricos

LA INTERPRETACIÓN
DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO
DE UNA IDEA DE HISTORIA

José Rubén Romero Galván


(Dirección de Estudios Históricos, inah)

113
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

114
Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
La interpretación de un texto y el
esclarecimiento de una idea de historia
José Rubén Romero Galván

Detrás de cada escrito que surge de los afanes de un historiador por conocer algo del
hombre actuando en el pasado, subyace una idea de la historia. Esta idea rige lo que es-
cribe producto de sus indagaciones. Muy pocos de ellos la expresan, pero sus textos son
como una invitación para, tras realizar una serie de operaciones de análisis e interpre-
tación, llegar a descubrir las peculiaridades de su pensamiento respecto del pasado del
hombre y del ejercicio de su explicación.
Brevemente aquí se tratará de una de las maneras como es posible proceder para
interpretar un texto, comentarlo y extraer de él ideas que, muchas veces, son poco evi-
dentes en una primera lectura. Numerosas obras de contenido histórico que han llegado
hasta nosotros se conservan manuscritas. De ellas hay buenos ejemplos en las más impor-
tantes bibliotecas del mundo.
Otras, por diferentes razones, llegaron a las imprentas y fueron publicadas, e incluso
algunas han conocido repetidas ediciones y es fácil adquirirlas. Otras más sólo fueron
editadas una vez y han quedado como verdaderas joyas bibliográficas en diferentes acer-
vos. Manuscritas o publicadas, todas ellas constituyen ejercicios de explicación histórica
forjada desde las circunstancias de su autor y son testimonios de incuestionable valor
para conocer algo más de la época en la que surgieron.
Todo texto, después de salir de la pluma de su autor, puede permanecer tal cual o
bien sufrir manipulaciones, ya de mano de un copista que afanosamente se haya dado
a la tarea de hacer de él un traslado, ya de un editor cuya labor haya sido pasarlo a las
prensas para reproducirlo innumerables veces. Otro tanto puede ocurrir cuando un tex-
to original y antiguo es objeto de una transcripción paleográfica para que, trasladándolo
a la escritura moderna, sea más accesible al lector de nuestro tiempo. En todos estos
casos lo escrito por el autor corre los peligros de sufrir variaciones formales que pueden
introducir cambios en el sentido del que lo dotó el autor.

115
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván

Con excepción de las obras que se conservan escritas de mano de su autor, que nos
ofrecen la seguridad de que aquello que allí leemos ––aún con posibles fallas–– salió de
la pluma del historiador, los textos que han llegado hasta nosotros son traslados. Ya sea
conservados manuscritos, ya publicados, todos presentan diversos problemas cuando nos
acercamos a ellos para devolverlos, en la medida de lo posible, a su estado original, y para
acercarlos a la voluntad que el autor tuvo cuando los escribió. A esta labor la llamamos
ecdótica, constituye en ocasiones la antesala de la publicación del texto y siempre es el
antecedente de su interpretación, tarea de la que queremos hablar aquí.
Cuando estamos ante la edición de una obra o ante un traslado manuscrito, y es posible el
acceso al original de la misma escrito por el autor (esto ahora es posible gracias a que muchos
repositorios han digitalizado infinidad de documentos y los han puesto a disposición a través
de sitios de internet), es deseable, si se quiere lograr su correcta interpretación, un cotejo con
el manuscrito primigenio a fin de fijar el texto despojándolo de los errores que presenta.
La operación que sigue a la labor ecdótica es la interpretación del texto. La llamamos
hermenéutica y procede en primer lugar realizando un análisis lingüístico y filológico a fin
de descubrir el sentido de lo escrito. Concluido este primer paso, cuyo carácter involucra el
valor y el significado de las palabras –siempre teniendo cuenta la época en que fue escrito
el texto de que se trata, pues se debe ser consciente de que a lo largo del tiempo las pala-
bras, en muchas ocasiones, cambian de significado–, el estudioso estará entonces en situa-
ción de penetrar el texto en cuestión y descubrir en él el sentido del que lo dotó su autor.
Esta fase del trabajo es delicada. Se trata de una verdadera disección, a través de la que se
establece un diálogo entre el hermeneuta –aquél que interpreta– y el autor, a través del texto.
Este último se convierte por ello en el espacio de encuentro de ambos –hermeneuta y autor–,
cada uno con sus circunstancias y sus peculiaridades. Así, quien analiza encontrará las frases
y expresiones que encierran el significado que lo conduce a descubrir el sentido del texto.
La exposición de los resultados tiene que ser cuidadosa y convincente, pues debe contener
la propuesta de la interpretación que se ha logrado, expresada con corrección y claridad.
Por supuesto aquí me he referido a un proceso que tiene como finalidad el descubrir
el sentido de un texto. Esta labor puede constituir un fin en sí misma. Es la tarea que
cumplimos quienes nos dedicamos al análisis historiográfico. Sin embargo, en la inves-
tigación histórica estas operaciones se realizan como una parte importante de las tareas
cuyo objetivo es recuperar datos e ideas que se encuentran en las historias escritas en otro

116
Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
tiempo. Es un hecho que la hermenéutica es parte esencial de la crítica a la que se deben
someter todos los materiales que el historiador utiliza para la producción de nuevos co-
nocimientos respecto del actuar del hombre en el pasado.
A manera de ejemplo, el lector encontrará en seguida los comentarios a tres pasajes
de la “Octava relación”, obra que forma parte de las llamadas Diferentes historias originales
que el cronista indígena Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Cuau-
htlehuanitzin escribió a principios del siglo xvii.
Desde el siglo xix, la Biblioteca Nacional de Francia guarda los originales de esta
extensa crónica y, durante los últimos lustros del siglo xx, varios investigadores del Ins-
tituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México,
entre ellos Víctor Manuel Castillo Farreras, reconocido nahuatlato, tradujo íntegramente
y publicó en edición bilingüe las Diferentes historias.
Chimalpahin, como de manera abreviada suele llamarse a este autor, nació en Amaque-
mecan Chalco, la actual Amecameca, en 1579. Siendo aún niño fue a vivir en la Ciudad de
México y, finalmente, cuando tenía quince años se instaló en la ermita de san Antonio Abad,
en el barrio indígena de Xóloc, hacia el sur y a extramuros de la capital de la Nueva España.
El resto de su vida trascurrió en ese lugar, donde afanosamente se ocupó de su servicio.
Desde Xóloc pudo establecer vínculos con la Ciudad de México, urbe en la que
fraguó relaciones con distintos personajes y encontró interlocutores adecuados que in-
fluyeron en él y bajo cuya dirección realizó, con toda seguridad, lecturas diversas, a través
de las cuales pudo adentrarse en el conocimiento del pasado y la geografía de Europa,
así como de la historia sagrada.
Por otro lado, es un hecho que conservó un vivo interés por el pasado prehispánico de
los señoríos de su región de origen y por aquellos que habían existido en el Valle de México
antes de la llegada de los españoles. Tanto los conocimientos que pudo allegarse sobre estos
tópicos como sus vínculos con la Ciudad de México se conjugaron para que dedicara sus días
a la tarea de escribir, en su mayor parte en lengua náhuatl, la obra que, desde el siglo xix,
se ha denominado Diferentes historias originales, compuesta de ocho relaciones y el “Memorial
breve acerca de la ciudad de Culhuacan”. Estas partes contienen la historia prehispánica de
distintos señoríos del Valle de México y, en algunos casos, lo ocurrido en los años posteriores
a la conquista española. Las excepciones son la “Primera relación” y la “Segunda relación”
en las que aborda, respectivamente, la creación del mundo y del hombre por Dios y el adve-

117
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván

nimiento de Cristo; así como la “Octava relación” cuyas características son distintas: en ella el
autor da cuenta de su genealogía, de las fuentes que tuvo al alcance para escribir algunas de
sus relaciones e incluye en diferentes páginas párrafos alusivos a la idea que tenía de historia.
A continuación el lector encontrará el análisis de tres de estos párrafos. Allí podrá
apreciar tanto las expresiones que usó el autor chalca para tal efecto, como la forma en
que me he acercado a los textos antiguos para interpretarlos. Estos textos surgieron del
original y de su transcripción paleográfica, la traducción correspondiente es de quien
escribe. Originalmente formaron parte del último capítulo de mi tesis de licenciatura, pre-
sentada en 1975. En dicho capítulo se aborda in extenso la idea de historia del autor chalca,
a partir del análisis de los pasajes de la “Octava relación” en los que el cronista expresó
su idea sobre el carácter de la historia como conocimiento y discurso sobre el pasado del
hombre. Posteriormente, esta parte de la tesis mencionada se publicó como artículo en el
volumen 84, número 2, del Journal de la Société des Americanistes, en París, en 1998.
Casi al principio de la “Octava relación”, inmediatamente después del enunciado en
español donde Chimalpahin da a conocer el asunto a tratar en ella, encontramos un pá-
rrafo que permite entrever el concepto de historia que rige no sólo la Octava relación, sino
el conjunto todo de las Diferentes historias originales. El autor se expresa de la historia como:

El muy conveniente y provechoso discurso referente al funda-


mento, a la base, al principio y a la fama, a lo que se dice y cuenta
de la antigua forma de vida, de la llamada Crónica, según el fun-
damento, la base y el principio, la antigua palabra, el discurso de
la antigua forma de vida, la suma de la fama, la suma de lo que
se dice y cuenta.

In cenca cualli in cenca nezcaliltlahtolli in itechpa tlahtohua in inelhua-


yo, in itepecho, in itzintica, in itauhca, in itlahtollo in ipohualoca in
huehuenemiliztli, motenehua Crónica, in yuh nelhuayotica, in yuh tzin-
titica, in yuh peuhtica, huehuetlahtolli, in huehuenemiliztenonotzaliztli,
in icemihtauhca, in icentlahtollo in icenpohualoca.1

1
Chimalpahin, Octava relación, fol. 225–225 v.

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Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
Para Chimalpahin el trabajo historiográfico es “El muy conveniente y provechoso discur-
so”, In cenca calli in cenca nezcaliltlahtolli. La conveniencia y el provecho de la obra histórica
residen en su función de preservar el recuerdo de los antiguos acontecimientos que confor-
man la identidad propia de cada pueblo. El conocimiento del pasado a través de la obra histo-
riográfica es conveniente y provechoso para aquellas nuevas generaciones que, no habiendo
vivido los momentos más importantes del proceso histórico del pueblo al que pertenecen,
sienten la necesidad de encontrar aquello que integra su ser, que lo identifica y lo diferencia
de otros y que tiene su fundamento en el pasado trascendente, esto es, en la historia.
Aquello que será expuesto en el trabajo historiográfico es definido por Chimalpahin
como lo referente “al fundamento, a la base, al principio”, in inelhuayo in itepecho in itzin-
tica. Términos de alguna manera sinónimos, que nos llevan a considerar que el objeto
sobre el que versará la labor del historiador, son los hechos del pasado que trascienden
en el tiempo y que son la base y el principio de un proceso, histórico por excelencia, que
genera el ser de los pueblos y sustenta y fundamenta su identidad.
El discurso también se referirá “a la fama”, in itauhca. En este caso, lo que se dice y
piensa respecto a una nación es la idea que sobre sí mismo posee un pueblo, conformada
sobre aquello de lo que se ha dejado constancia en las memorias. Así, la fama está relacio-
nada con la historia y con el pasado, base y principio de un sinnúmero de características
que hacen que ese pueblo sea lo que es y no otro, diferente en su esencia.
Chimalpahin señala también que la historia es “lo que se dice y cuenta de la antigua
forma de vida”, itlahtollo in ipohualloca in huehuenemiliztli. El primer término, itlahtollo, que
hemos traducido como “lo que se dice de…”, presenta cierto interés. Proviene de tlahtollotl,
que Miguel León–Portilla traduce como “palabras recuerdo”2, abstracto de tlahtolli, “pala-
bra o discurso”, que aparece repetidas veces en la Octava relación en composición con las
radicales de otros términos. Como ejemplos citaremos los siguientes casos: huehuetlahtolli,
vocablo que Josefina García ha definido como “la antigua palabra”3; huehuenemiliztlahtolli, li-
teralmente “la palabra o el discurso de la antigua forma de vida o de la vida en antigüedad”,
es decir, la antigua tradición; y altepehuehuetlahtolli, “la antigua palabra de la ciudad”. En
2
Miguel León–Portilla, “La historia y los historiadores del México antiguo”, Memorias de El Colegio Nacional,
México, t. 7, no. 2, 1971, pp. 146–164.
3 Josefina García Quintana, “El huehuetlatolli –antigua palabra– como fuente para la historia sociocultural de los
nahuas”, Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 12, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Históricas, 1976, pp. 61–71.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván

estos casos el término tlahtolli, “palabra o discurso”, alude al relato del acaecer trascen-
dente. Sin embargo, existen algunos otros casos en la Octava relación donde el abstracto
de tlahtolli, tlahtollo, en composición con otros elementos que, junto con el contexto en
que aparecen, transforman su significado de “lo que se dice” o “palabras recuerdo” en
“gobierno”. Por ejemplo cuauhtlahtollo, que significa gobierno militar, y tlahtolloyan que se
traduce en la Octava relación como el lugar “donde se gobierna”.
Itlahtollo aparece pareado con ipohualloca, “lo que se cuenta acerca de…”. Aquello que
por la importancia que tiene para el grupo, se ha conservado en la tradición. El pueblo
solamente guarda en su memoria, sólo dirá y contará lo que, habiendo sido importante en
su tiempo, cobra mayor realce por los efectos que en épocas posteriores llega a producir.
Esta serie de hechos integran la llamada “antigua forma de vida”, la huehuenemiliztli propia
de cada pueblo, donde están contenidos el fundamento, la base, el principio y la fama.
El concepto del quehacer histórico al que Chimalpahin alude en lengua náhuatl tiene
una equivalencia en castellano: Crónica. Vale la pena recordar que en el siglo xvii, crónica
e historia, en tanto hacían referencia a hechos pasados, se entendían como sinónimos.
La historia que Chimalpahin relata alude, como hemos dicho, “al fundamento, a la
base, al principio”, a los acontecimientos importantes del devenir chalca. La rememora-
ción de ellos, a fin de que cumpla la función de integrar el ser del indígena, debe estar
fundamentada. Así, el discurso que la contiene deberá hacerse in yuh nelhuayotica in yuh
tzintitica in yuh peuhtica, esto es, precisamente “según el fundamento, según la base, según
el principio” que están contenidos en el huehuetlahtolli, “la antigua palabra o el discurso
de los ancianos”, y en el huehuenemiliztenonotzaliztli, “el discurso de la antigua forma de
vida”; según también “la suma de la fama”, in icemihtauhca, y “la suma de todo lo que
se dice y cuenta”, in icemtlahtollo in icempohualloca. Conceptos, todos estos, que apuntan
muy concretamente a la veracidad. Si lo que “se dice y cuenta” es la historia y se relata si-
guiendo con precisión los hechos del pasado, “según el fundamento, la base”, etc., luego
entonces lo que se referirá será verídico.
Otro texto de la Octava relación que viene a completar lo que hasta aquí hemos dicho
del concepto de historia de Chimalpahin, es el siguiente:

Pero esta antigua vida señorial, este libro del antiguo discurso
señorial que aquí se dirá, se referirá, se contará, no es solamente
fábula, ni invento, ni hablillas, es cosa bien ordenada, puesto

120
Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
que todo es verdad, todo fue dispuesto, ya que así lo dijeron
precisamente, así nos dejaron establecido su antiguo discurso
los viejos, las viejas, los tlahtoque, los pipiltin tenancas de Tezacual-
titlan, nuestras abuelas, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos,
nuestros tatarabuelos, que aquí vinieron a vivir; de esta manera
vendrá a cumplirse la disposición que nos dejaron. Estas pláticas
de la ciudad y el linaje señorial, que con negro y rojo están escri-
tos, están representados en el papel, jamás desaparecerán, jamás
se olvidarán, por siempre serán guardadas.

Auh inin huehuetlahtocanemiliztli, in huehuetlahtocatenonotza-


lizamoxtlahtolli nican ye mihtoz, ye motenehuaz, in ye mopohuaz,
ca amo zan zazanilli, ca amo zan tlapipictli, amo zan tlahtlaquet-
zalli, inic tlatecpantli, ca mochi neltiliztli, ca mochi omochiuh, cay
uh oquitotehuaque, ca yuh oquiteneuhtehuaque yuh otechtlalili-
tehuaque in inhuehuetlahtol in huehuetque, illamatque, in tlah-
toque, pipiltin Tzacualtitlan Tenanca, in tocihuan, tocalhuan, in
techtonhuan, in tomintonhuan, in topiptonhuan, nincan onemi-
co; in yuhqui in innenonotzal mochiuhtiuh in otechcahuilitiaque.
Inin altepenenonotzaliztlahtolli ihuan tlahtocatlacamecayoneno-
notzaliztlahtolli, in tliltica tlapaltica icuiliuhtoc, machiyotoc ama-
pan, aic polihuiz, aic ilcahuiz, pochipa pialoz.4

La sucesión de los señores, los grandes logros de sus gobiernos, sus conquistas, en suma, la his-
toria política, ocupó un lugar preponderante en las tradiciones y antiguos discursos históricos
que, como hemos visto, fueron las fuentes que Chimalpahin usó para elaborar su obra. Por
ello nos dice, refiriéndose concretamente a lo que tratará en su historia, que ésta versará
sobre la “antigua vida señorial”, la huehuetlahtocanemiliztli, contenida precisamente en
el “libro del antiguo discurso señorial”, el huehuetlahtocatenonotzalizamoxtlahtolli. Chimal-
pahin, noble indígena por los cuatro costados, no pudo eludir el relatar la historia de su
linaje, “la antigua vida señorial”, cuyo recuerdo, parte integrante del ser chalca, no debía

4
Chimalpahin, Octava relación, fol. 235.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván

caer en el olvido. Por su parte, sus parientes, con cierto interés en probar su nobleza a fin
de que la corona les concediera mercedes, mucho insistieron a Chimalpahin para que se
diera a la tarea de escribir la historia chalca.
Chimalpahin manifiesta que en su obra “se dirá, se referirá, se contará” el acaecer
señorial, ye mitoz ye motenehuaz in ye mopohuaz; frase similar a aquélla del primer párrafo
que dice: itlahtollo in ipohualloca, “lo que se dice y cuenta de…”, que alude al relato del
pasado conocido por la gente. Aquí, dos términos que provienen de las mismas raíces de
itlahtollo e ipohualloca, mitoz y mopohuaz, “se dirá, se contará”, reforzados por motenehuaz,
“se referirá”, apuntan concretamente a la historia que el autor pretende relatar, producto
del conocimiento de “lo que se dice y cuenta”.
La historia que “se dirá, se referirá, se contará” debe ser ante todo verdadera. Chimal-
pahin manifiesta la certeza de las informaciones que, extraídas de las fuentes que tuvo a su
alcance, están contenidas en su trabajo historiográfico, diciendo que éste “no es solamente
fábula, ni invento, ni hablillas”, ca amo zan zazanilli, ca amo zan tlapipictin, ca amo zan tlaht-
laquetzalli. Si lo que Chimalpahin pretende es dejar constancia en su obra de todo aquello
que constituye la base, el principio y el fundamento, en suma, la historia de la nación chal-
ca, es necesario que entre las cualidades del relato se encuentre la veracidad.
El autor ha ponderado la veracidad de su historia negando que sea un invento, una
fábula; en seguida lo reitera, diciendo que su relato “es cosa bien ordenada, puesto que
todo es verdad, todo fue dispuesto”, inic tlatecpantli, ca mochi neltiliztli, ca mochi omochiuh.
El orden de los antiguos libros, el relato veraz en ellos dispuesto, es seguido por Chi-
malpahin en la elaboración de su obra. Le hace confiar en este orden el que precisamente
los viejos, quienes vivieron momentos trascendentales de la historia, dejaron constancia de
ellos en los antiguos códices, cuyas transcripciones utilizó en la elaboración de la Octava
relación, “ya que así lo dijeron precisamente, así nos dejaron establecido su antiguo discur-
so los viejos, las viejas, los tlahtoque, los pipiltin…”, aquellos nobles en quienes precisamente
recaía la tarea de registrar los acontecimientos trascendentes.
La actividad que debe desempeñar el historiador, en este caso Chimalpahin, es hacer
que se cumpla lo dispuesto por los antiguos señores: transmitir el conocimiento de la
historia, “de esta manera vendrá a cumplirse la disposición que nos dejaron”.
Así, una de las preocupaciones del historiador indígena del siglo vxii era que no se
perdiera todo aquello que conformaba el ser del pueblo del que descendía. La disposi-

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Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
ción que los viejos habían dejado consistía en que lo registrado por ellos en los antiguos
pictogramas “en negro y rojo” perdurara; a esta tarea se avocaron Chimalpahin y sus
contemporáneos. La seguridad de haber cumplido esta tarea de preservar el recuerdo
del pasado se manifiesta en Chimalpahin cuando dice: “Estas pláticas de la ciudad y el
linaje señorial, que con negro y rojo están escritas, están representadas en el papel, jamás
desaparecerán, jamás se olvidarán, por siempre serán guardadas”.
Chimalpahin hizo para sí una obligación el guardar memoria de todo aquello que
era el principio, la base y el fundamento de la identidad chalca. Prueba de ello es el pá-
rrafo cuya versión transcribimos en seguida.

Nunca se perderá, nunca se olvidará, por siempre será guardado


[este discurso]; nosotros lo guardaremos, nosotros los hijos, los
nietos, los hermanos menores, los que somos tataranietos, bis-
nietos, los que somos hiel [de nuestros ancestros], sus barbas,
sus cejas y uñas, los que somos el color y la sangre, nosotros los
que somos los hijos de los tlailotlaque.

Aic polihuiz, aic ilcahuiz, mochipa pialoz, ticpiazque, in titepil-


huan, in titeixhuihuan, in titeiccahuan, in titemintonhuan,
titepiptonhuan, in titechichicahuan, in titetentzonhuan, in ti-
teixcuamolhuan, in titeteiztihuan, in titetlapalohuan, in titehe-
zohuan, in tlailotlacatepilhuan.5

La historia, lo que fue dispuesto por los antepasados, es de tal manera importante para
entender la identidad del indígena contemporáneo suyo, que Chimalpahin, como otros
historiadores mestizos e indígenas, se afanó por conservarla y se dio a la tarea de escribir
aquello que constaba en los códices pictográficos, en los códices apuntados y en las trans-
cripciones de los mismos. Sólo el haberse preocupado por conservar tal cúmulo de cono-
cimientos históricos llevó a Chimalpahin a escribir: “Nunca se perderá, nunca se olvidará,
por siempre será guardado” el antiguo discurso, Ayc polihuiz ayc ilcahuz, mochilpa pialoz.

5
Chimalpahin, Octava relación, fol. 225. Este texto guarda gran similitud con otro que aparece en la Crónica
mexicáyotl.

123
Diálogo con el pasado a través de las fuentes
LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA ı José Rubén Romero Galván

La manera como Chimalpahin se refiere a quienes con él se encargarían de hacer per-


durar las glorias de sus antepasados, es, además de bella, comprometedora. Como contes-
tando a la imaginaria pregunta de quién se daría a la tarea de conservar el antiguo discurso
dice: “nosotros lo guardaremos, nosotros los hijos, los nietos, los hermanos menores, los que
somos tataranietos, bisnietos, los que somos hiel [de nuestros ancestros], sus barbas, cejas y
uñas, los que somos el color y la sangre, nosotros los que somos los hijos de los tlailotlaque”.
Llama la atención que las expresiones con las que el autor alude a lo que nosotros
llamamos historia hacen referencia a aquello que “se dice y cuenta”, al “discurso”, esto es
a la expresión de lo que se sabe respecto del pasado y no al pasado mismo. Ello coincide
con la definición de historia que en la época era la propia del español. En efecto, el dic-
cionario Tesoro de la lengua castellana de Cobarrubias Orozco, publicado en 1611, asienta
como primera y más importante acepción del término Historia: “es una narración y ex-
posición de acontecimientos pasados…”. Con ello el autor seguía la definición que Heró-
doto expuso por primera vez en sus Historias, según la cual la historia es la relación de lo
indagado. Resulta difícil aseverar que Chimalpahin se haya inspirado en el concepto que
de historia había en la Europa de la época; tampoco nos es dado asegurar que la manera
como se expresa del asunto provenga del México antiguo. Caben ambas posibilidades.
En los ejemplos que aquí se han expuesto, el análisis lingüístico y filológico de los tex-
tos ha sido de capital importancia. Ello se debe a la finalidad que se perseguía al realizar
nuestra tarea. Sin embargo, en todo comentario, en todo análisis de textos, antesala forzosa
de la crítica, deben llevarse a cabo estas operaciones lingüísticas y filológicas. Son la única
vía para penetrar e interpretar lo escrito por autores de otra época. En estas labores, el uso
de los diccionarios es absolutamente indispensable. Sobre todo de aquellos que fueron
elaborados en tiempos cercanos a aquel de la producción del texto que se analiza.
Para finalizar, vale la pena recordar que el ejercicio de la interpretación es inherente
al hombre. Todo lo interpretamos. Es la única manera de hacer nuestro el universo que
nos rodea. Aquí sólo hemos ponderado esa actividad relacionándola con el quehacer del
historiador, cuyo objeto de estudio es el hombre actuando en el pasado.

124
Manual de comentario de textos históricos

José Rubén Romero Galván ı LA INTERPRETACIÓN DE UN TEXTO Y EL ESCLARECIMIENTO DE UNA IDEA DE HISTORIA
Fuentes
García Quintana, Josefina, “El huehuetlatolli –antigua palabra– como fuente para la histo-
ria sociocultural de los nahuas”, Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 12, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1976, 384 pp.
León Portilla, Miguel, “La historia y los historiadores del México antiguo”, Memorias de
El Colegio Nacional, México, t. 7, no. 2, 1971, 210 pp.

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Diálogo con el pasado a través de las fuentes

126
Manual de comentario de textos históricos

EL SINGULAR Y CURIOSO CASO


DE UN JUICIO CONTRA UNOS
GUSANOS “NEGROS Y LARGUILLOS”.
ARZOBISPADO DE MÉXICO,
AÑO DE 1653
Jorge E. Traslosheros
(Instituto de Investigaciones Históricas, unam)

127
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

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Manual de comentario de textos históricos

[Foja de portada]

Ordinario
Año de 1653

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


El alférez Domingo Gómez Polanco
vecino y labrador en la jurisdicción de Chapultepeque*

sobre

Pretender se le despachen censuras para echar a los gusanos de sus sementeras

Juez el Ilustrísimo Señor Obispo Provisor


Notario Público Francisco de Bermeo

[Foja 1]

En 6 de septiembre de 1653 años


Petición

El alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción de Chapultepeque


y hacienda de los Morales, parezco ante Vuestra Señoría Ilustrísima y en la mejor vía y for-
ma que haya lugar en derecho, digo que en la hacienda de labor de trigo que tengo en el
puesto referido, de algunos días a esta parte en las sementeras que tengo sembradas del di-

* El documento que ahora presentamos consta de diecinueve fojas y se encuentra en el Archivo General de la Nación
de México, ramo de Bienes Nacionales, volumen 548, expediente 7. El objetivo de publicarlo es, simple y llanamente,
darlo a conocer y no elaborar un estudio crítico de la fuente en sí misma. Con esto en mente, para su transcripción
(digo transcripción pues difícilmente podríamos hablar de un trabajo paleográfico propiamente dicho para esos
años), hemos seguido tres criterios muy sencillos. Uno, hacer una traslación literal del documento respetando su es-
tructura original, sin ahorrarle letras al curioso lector. Dos, modernizar su ortografía para hacerlo más accesible. Tres,
en la misma lógica y debido a que este tipo de expedientes carecen de signos de puntuación, con excepción del punto
y aparte, hemos añadido algunas comas, puntos y seguido y dos puntos, pensando de manera especial en lectores cuya
lengua madre no sea el español. El lector, entonces, debe considerar su original inexistencia.

129
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

cho trigo ha entrado mucha cantidad de gusanos larguillos y negros que lo van destruyen-
do y talando como lo han hecho y están haciéndolo en otras haciendas de aquella comarca
y aunque se han hecho muchas diligencias y conjuros por diferentes sacerdotes para que
cesasen en tan grave daño, no se ha podido conseguir, antes crece mayor de forma que las
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

varas de dicho trigo están ya cubiertas de los dichos gusanos con que se me sigue gravísimo
perjuicio, destrucción y ruina y al bien común de la república pues la cosecha es para su
abasto y también son menoscabados los bienes de esta Santa Iglesia en cuya consideración,
[Foja 1v] rebeldía, contumacia de los dichos gusanos y atento a que no me ha quedado otro
recurso que de las censuras y demás remedios dispuestos por el Santo Concilio.
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico se me despachen las censuras o el recau-
do que convenga para que los dichos gusanos en su virtud, luego que cesen en el daño y
ruina que así están causando en las dichas sementeras. Juro a Dios y a la Cruz no pedirlas
de malicia que siendo necesario se me reciba información de lo referido.

Firma y rúbrica de Domingo Gómez Polanco

Auto

En la ciudad de México a seis días del mes de septiembre de mil seiscientos cincuenta y tres
años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la
Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de Guadiana, provisor y vicario general
de este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría Ilustrísima mandó que al
alférez Domingo Gómez Polanco, contenido en ella, se le reciba la información que ofrece
la cual cometió a cualquier notario de esta Audiencia arzobispal y así lo proveyó

Ante mí, Francisco de Bermeo, notario Público

[Foja 2]

Auto

En la ciudad de México a seis días del mes de septiembre de mil y seiscientos cincuenta y
tres años, el alférez Domingo Gómez Polanco, contenido en la petición de la foja antece-

130
Manual de comentario de textos históricos

dente, para la información que le está mandada dar cerca de lo que en ella está contenido,
presentó por testigo a un hombre español que se dijo llamar Marcos García, ser vecino de
la Villa de Tacubaya, labrador en su jurisdicción del cual yo el notario recibí juramento y lo
hizo por Dios y la Cruz en forma de derecho, y habiendo jurado prometió decir verdad, y

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


siendo preguntado al tenor del dicho escripto (sic) dijo conocer al dicho alférez Domingo
Gómez Polanco que le presentó por testigo y sabe por haberlo visto que de cinco días a esta
parte en una hacienda de labor que el susodicho tiene junto al retiro de Chapultepeque
sembrada de trigo y cebada, en gran cantidad de sembradura han entrado en ella muchos
gusanos larguillos y negros a modo de langosta según lo que han talado y destruido dicha
sementera y el día de hoy lo van haciendo de manera que no pone duda en que lo conse-
guirán muy breve pues las varas de dicho trigo y cebada están cubiertas de dichos gusanos
y van acudiendo en grande extremo a otras sementeras de aquella comarca y faltarán los
bastimentos si en lo susodicho [Foja 2v] no se pone el remedio que convenga. Respecto
de que pareciéndole al dicho alférez lo sería el conjurar los dichos gusanos, llevó a un
religioso de la orden de san Francisco como lo hizo y sin embargo han crecido más gruesa
cantidad de forma que no se ve lo sembrado de dichas sementeras, por todo lo cual tiene
por cierto y en ello no pone duda se hará servicio a Dios y bien a la república se provea del
remedio que convenga para que lo referido cese como lleva dicho y es la verdad so cargo
del juramento hecho. Declara ser de sesenta años, no firmó porque dijo no saber, declaró
ser de no tocarle ninguna de las generales.**

Ante mí, B de Santa Cruz

En la dicha ciudad, dicho día mes y año, para la dicha información yo el notario de la di-
cha presentación recibí juramento por Dios y la Cruz en forma de derecho de un vecino
español que se dijo llamar Juan Muñoz Polanco, que está [Foja 3] y asiste en la hacienda
de Domingo Gómez Polanco vecino y labrador en la jurisdicción de Chapultepeque y
habiendo jurado y siendo preguntado por la dicha petición dijo que conoce al dicho
alférez Domingo Gómez Polanco, que le presenta por testigo, de mucho tiempo a esta
parte y ha visto que de cinco días a esta parte en una hacienda de labor que el susodi-

** Es una fórmula común, pero incompleta. Debería decir: “Declaró ser de [aquí el lugar] y no tocarle ninguna
de las generales”.

131
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

cho tiene junto al retiro de Chapultepeque, sembrada de trigo y cebada en cantidad de


trescientas anegas (sic) de sembradura, han entrado en ella muchos gusanos largos de
color negro los cuales van talando todo lo sembrado a modo de langosta destruyéndolo
y aniquilándolo y van cargando en tanta abundancia al día de hoy que no pone duda en
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

que consumirán muy breve dicho sembrado por estar como están las varas del dicho trigo
y cebada cubiertas de dichos gusanos. Y ha visto van acudiendo con gran extremo a otras
sementeras de aquella comarca, con que tiene por cierto y sin poner en ello duda que
si no se acude con algún remedio eficaz faltarán los bastimentos de esta república. [Foja
3v] Y habiendo el dicho alférez llamado a un religioso de la orden de san Francisco para
que conjurase dichos gusanos y habiéndolo hecho después acá ha visto han cargado más
cantidad de manera que no se ve, de tantos que hay, lo sembrado. Por todo lo cual tiene
por cierto y en ello no pone duda se hará servicio a Dios y bien a la república se provea
del remedio que convenga para que tan gran daño como ha dicho cese. Y esto dijo ser la
verdad so cargo de juramento y que aunque es sobrino del dicho alférez no por eso ha
dejado de decir verdad y las demás generales no le tocan.

Juan Muñoz Polanco

Ante mí, B. de la Cruz (rúbrica)

En la ciudad de México, a 6 días del mes de septiembre de mil seiscientos y cincuenta y


tres años, el dicho alférez Domingo Gómez Polanco para la dicha información presentó
por testigo a un hombre que dijo ser español y llamarse Alonso García de Tapia, vecino
de esta ciudad al barrio [Foja 4] de la Alameda, dueño de panadería, del cual yo el no-
tario recibí juramento por Dios y por la Cruz en forma de derecho y habiendo jurado y
siendo preguntado por el pedimento:
Dijo que conoce de mucho tiempo a esta parte al dicho alférez Domingo Gómez
Polanco que le presenta y ha visto una hacienda de labor que el susodicho tiene en la
jurisdicción de Chapultepeque que llaman de los Morales, que de cinco días a esta par-
te en el sembrado de trigo y cebada que tiene en ella en mucha cantidad han entrado
mucha multitud de gusanos largos y negros y van talándolo y destruyéndolo a modo de

132
Manual de comentario de textos históricos

langosta y habiendo llamado al dicho alférez a un fraile Francisco para que los conjure
y haciéndolo ha visto que han cargado después acá en tanta cantidad que las varas de
trigo y cebada están cubiertas que no se ven de tantos como hay y van acudiendo a otras
sementeras de aquella comarca, con que es cierto y sin duda se destruirán y faltarán los

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


bastimentos a esta república si en lo susodicho no se pone el remedio que convenga, lo
cual sabe este testigo será servicio [Foja 4v] de Dios Nuestro Señor, porque de no hacerse
tiene por sin duda que dentro de pocos días quedará la dicha hacienda y sus comarcas
destruidas y arruinadas y será de gran perjuicio al bien común y diezmos de la Iglesia. Y
esto dijo ser la verdad so cargo de juramento hecho en que se afirmó y ratificó y no firmó
porque dijo no saber, declaró ser de treinta y ocho años y no tocan las generales de la ley.

Ante mí, B. de la Cruz (rúbrica)

[Foja 5]
Ilustrísimo Señor
El alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción del retiro de
Chapultepeque y hacienda de los Morales, digo que yo pedí censuras contra los gusanos
que han caído en la dicha hacienda por irla asolando y destruyendo y Vuestra Señoría fue
servido de mandar diese información de ello y la tengo dada que es la que presento con
el juramento necesario, por tanto:
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande despacharme dichas censuras
o el recaudo que convenga contra los dichos gusanos como tengo pedido que en ello
recibiré bien y merced con justicia y en lo necesario.

Domingo Gómez Polanco (rúbrica)

En la ciudad de México, a ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cin-
cuenta y tres años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín,
chantre de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya,
provisor y vicario general en este arzobispado se leyó esta petición.
E vista por su Señoría Ilustrísima pidió los autos para los [Foja 5v] ver y proveer lo
que más convenga. Y habiéndolos visto mandó se le de la voz de esta causa al promotor

133
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

fiscal de este arzobispado para que pida lo que viere y convenga. Y nombraba y nombró
su Señoría Ilustrísima por defensor de los gusanos, que esta petición refiere, a Juan de
Ribera el cual haga en la dicha razón las diligencias necesarias y pida lo que convenga, el
cual lo acepte y jure y haga solemnidad acostumbrada y así lo proveyó y firmó
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

Rúbrica del provisor


Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Foja 6]
Defensoría
En la ciudad de México a ocho días del mes de septiembre de mil seiscientos y cincuenta
y tres años, yo el notario leí e notifiqué el auto de la foja entes de esta a Juan de Ribera,
procurador de causas de la Audiencia arzobispal, en él contenido y habiéndolo entendi-
do dijo que acepta el cargo de defensor que por dicho auto se le encarga y juró a Dios
Nuestro Señor y hecha la señal de la Cruz en forma de derecho de usar bien y fielmente
la dicha defensoría y no dejar la causa indefensa, antes hará en ella todas las diligencias
que se requieran y donde su consejo no bastare tomará de letrado y procederá de modo
que por falta de diligencias no quede esta causa indefensa. Y ofreció por su fiador a Lope
de Ribera, vecino de esta ciudad, el cual estando presente lo aceptó y dijo que se consti-
tuía y constituyó por el fiador del dicho Juan de Ribera en tal manera que usará bien y
fielmente el oficio de defensor que tiene aceptado en esta causa y cumplirá lo que tiene
prometido de suyo, donde si por su omisión y negligencia algún daño o perjuicio se cau-
sare al otorgante haciendo como hace de causa ajena suya propia, pagará lo que contra
el dicho Juan de Ribera fuere juzgado o sentenciado por todas instancias y sentencias, sin
que contra el susodicho se haga diligencia [palabra ilegible] cuyo beneficio renuncia y
ambos por lo que les toca obligarán sus personas [Foja 6v] y bienes habidos y por haber
y dieron poder a la justicia que de esta causa puedan conocer para que los compelan y
apremien a la paga y cumplimiento de todo lo que dicho es como por sentencia pasada
en cosa juzgada, renunciaron las leyes de su favor con la general del derecho y así lo
otorgaron y firmaron los dichos otorgantes a quienes doy fe que conozco, siendo testigos
Juan de Anaya y Joseph de Anaya y Bernardino de Amezaga, vecinos de México.

134
Manual de comentario de textos históricos

Firma y rúbrica Lope de Ribera Firma y rúbrica Juan de Ribera


Ante mí, Francisco de Bermeo, Notario Público
Auto

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


En la ciudad de México, a ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cin-
cuenta y tres años, el Ilustrísimo Señor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de
la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de Guadiana, provisor y vicario
general de este arzobispado y habiendo visto la aceptación de juramento y fianza dada
por el Juan de Ribera, procurador de la Audiencia arzobispal de esta ciudad, dijo que
daba y dio poder bastante, el que de derecho se requiere y es necesario al dicho Juan de
Ribera para el seguimiento de esta causa, con libre y general administración y lo firmó
su Señoría Ilustrísima
Firma y rúbrica del provisor

Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Foja 7]

Ilustrísimo Señor
En 8 de septiembre de 1653 años Responde y concluye
Traslado [al] defensor

El Bachiller Juan de Escobar promotor fiscal de este arzobispado en la causa que ante
Vuestra Señoría Ilustrísima está pendiente a pedimento del alférez Domingo Gómez Po-
lanco, vecino y labrador de la jurisdicción de Chapultepeque, por decir que sobre las
sementeras de trigo y cebada ha sobrevenido plaga de gusanos que lo tala y destruye y lo
demás que es la causa de que me dio la voz. Digo que, justicia mediante, Vuestra Señoría
Ilustrísima se ha de servir de nombrar persona eclesiástica que, con comisión y facultad
que se le de, vaya a las dichas sementeras donde estén causando el daño los dichos gu-
sanos y por el orden y forma que Vuestra Señoría Ilustrísima diere, los eche de ella de
manera que cese el daño que hacen y causan en dichas sementeras y las deje libres para

135
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que fructifiquen y se tenga logro de ellas, lo cual se ha y debe hacer con toda brevedad
respecto de que corre mucho riesgo si se causa dilación porque, como consta de la
información hecha de los dichos gusanos, se dan micha prisa en destruir los sembrados
de dicha hacienda y se van aumentando y pasando a otras sementeras y si no se acude
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

al remedio lo destruirán y resultarán menoscabos y pérdidas considerables así de los la-


bradores de la dicha jurisdicción que quedarán destruidos, como los diezmos que ha de
haber la Santa Madre Iglesia, lo cual tiene proveídos en el Manual de remedios contra
semejantes plagas de que en este caso se debe usar.
Por tanto, a Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico sea servido de declarar por su
auto deberse nombrar persona eclesiástica y darle comisión y facultad para que en ejer-
cicio de él vaya a desterrar y echar los gusanos dejando libres las dichas sementeras. Pido
justicia y concluyo definitivamente y en lo necesario.

Firma y rúbrica, Juan de Escobar

[Foja 7v]

Auto
En la ciudad de México, a ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuen-
ta y tres años, ante el ilustrísimo señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre
de la Santa Iglesia catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya, provisor y
vicario general en este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría mandó
dar traslado a el defensor y así lo proveyó y mandó

Rúbrica del provisor

Ante mí, Francisco de Bermeo, Notario público

136
Manual de comentario de textos históricos

[Foja 8]

Ilustrísimo Señor

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


En 9 de septiembre de 1653 años
Traslado a las partes

Juan de Ribera, defensor nombrado en la causa que ante Vuestra Señoría Ilustrísima tra-
tan el promotor fiscal de este arzobispado y el alférez Domingo Gómez Polanco, labrador
en la jurisdicción de Chapultepeque, en razón de pretender que judicialmente y por el
rigor de censuras y con las ceremonias que contiene el Manual se proceda a destierro de
los gusanos que dicen talan y destruyen las sementeras de trigo y cebada del susodicho
y su jurisdicción. Respondiendo a la petición del dicho promotor, de que se me dio tras-
lado, en que pretende que por auto se declare nombrar persona que con plena facultad
y en la forma en que Vuestra Señoría Ilustrísima dispusiere y conforme a las ceremonias
del Manual, eche los gusanos de dichas sementeras por las causas que lega y se contienen
en los autos de esta causa. Digo que sin embargo de la pretensión de contario se ha y
debe declarar no haber lugar, que el dicho alférez y demás labradores limpien la yerba
que se atraviesa entre las plantas de sus sembrados que es el pasto de dichos gusanos, con
que no habiéndola se excusan los temores que tiene y este es el remedio eficaz y no que-
rer introducir medios que no se necesitan y no se han practicado y causarán novedad ma-
yormente [Foja 8v] no haciendo el daño los dichos gusanos que se quiere dar a entender.
A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande declarar y declare no haber lugar la
pretensión de los susodichos y hacer según y como aquí pido con justicia y en lo necesario.

Firma y rúbrica de Juan de Ribera

Auto

En la ciudad de México, a nueve de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres


años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de esta

137
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Santa Iglesia catedral, obispo electo de Nueva Vizcaya, provisor y vicario general en este
arzobispado se leyó esta petición. E vista por su Señoría mandó dar traslado a las partes
y así lo proveyó y mandó.
Rúbrica del provisor Ante mí
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

Francisco de Bermeo
Notario público

[Foja 9]

En 9 de septiembre de 1653 años


Responde en autos
Autos

El alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción de Chapultepe-


que y Hacienda de los Morales, en lo que tengo pedido cerca de que se me despachen
censuras para efecto de que se ahuyenten de las sementeras así de trigo y cebada de
dicha hacienda los gusanos que las destruyen de este presente mes, presentado por el
defensor nombrado por Vuestra Señoría Ilustrísima en que pretende se declare no haber
lugar lo por mí pedido y el promotor fiscal. Digo que, sin embargo de lo que se alega, se
debe hacer y determinar según tengo pedido en rescripto de seis de este presente mes,
por lo que de los autos resulta en mi favor y porque lo alegado por el dicho defensor
no tiene fundamento que justifique el de negarse las dichas censuras, pues consta de la
información que tengo dada el daño y destrucción que causan los dichos gusanos en las
dichas sementeras y que han hecho conjuros y exorcismos por sacerdote para efecto de
que dejen las dichas sementeras y no ha sido posible el echarlos, con que las causas que
alega el dicho defensor no tiene fundamento y siendo como es pública la ruina y contra
el bien común y que necesita de remedio breve por el daño manifiesto que va causando
así en la dicha mi hacienda, como en otras [Foja 9v] circunvecinas en donde va entrando,
restringiendo los términos y supuesto que esto no consiste en prueba, pues no la pide la
parte contraria, ni menos tiene que darla siendo como es el negocio que pide brevedad
y de su naturaleza es breve y sumario, por tanto:

138
Manual de comentario de textos históricos

A Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico que, sin embargo de lo alegado por el
dicho defensor, juzgue y determine según tengo pedida justicia y en lo necesario conclu-
yo definitivamente.

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


Firma y rúbrica de Domingo Gómez Polanco

Auto

En la ciudad de México, a nueve días del mes de septiembre de mil y seiscientos y


cincuenta y tres años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín,
chantre de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya,
provisor y vicario general en este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría
Ilustrísima mandó se le lleven los autos para los ver y proveer lo que convenga y así lo
mandó.
Rúbrica del provisor Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Foja 10]
Ilustrísimo Señor

En 9 de septiembre de 1653 años


Autos

El bachiller juan de Escobar, promotor fiscal de este arzobispado en causa que ante Vues-
tra Señoría Ilustrísima está pendiente a pedimento del alférez Domingo Gómez Planco,
labrador de la jurisdicción de Chapultepeque, sobre que se le despachen censuras contra
los gusanos que destruyen sus sementeras y lo demás que es la causa, respondiendo al
rescripto presentado por Juan de Ribera defensor nombrado de los dichos gusanos de
nueve de este presente mes en que pretende se declare no haber lugar a lo por mí pedido
por las razones que alega que no tienen fundamento de derecho que justifique su pedi-
mento. Digo que, sin embargo de él se ha de hacer y juzgar en esta causa según que tengo
pedido en mi escrito de fojas [anteriores] y por lo que en él tengo dicho y alegado que es

139
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

concluyente de derecho, y lo expresado en dicho rescripto del dicho defensor no tiene


lugar ni fundamento para impedir la pública ruina de dichos gusanos y que pide breve
el remedio, que no se debe impedir por razones frívolas que no conducen al intento, ni
menos consiste en dilación como quiere el dicho defensor y más contando de la infor-
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

mación dada por los dichos labradores de la total ruina que causan los dichos gusanos
a dejar el remedio breve y esta causa se ha de fulminar sumariamente por la necesidad
precisa que requiere por ahuyentar los dichos gusanos de las dichas sementeras, para lo
cual acepto la conclusión pedida por el susodicho.
Por tanto, a Vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico mande, sin embargo de lo
alegado por el dicho defensor, juzgar y determinar en esta causa según tengo pedido en
dicho rescripto de fojas anteriores con justicia y en lo necesario

Rúbrica y firma de Juan de Escobar

Auto
En la ciudad de México, a nueve de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres
años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la
Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de la Nueva Vizcaya, provisor y vicario
general [Foja 10v] en este arzobispado, se leyó esta petición. E vista por su Señoría Ilustrí-
sima mandó que le lleven los autos para los ver y proveer lo que convenga y así lo mandó.

Rúbrica del provisor Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Foja 11]

Auto

En la ciudad de México a nueve días el mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta


y tres años el Ilustrísimo Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la
Santa Iglesia Catedral de esta ciudad y obispo electo de Guadiana, provisor y vicario gene-
ral en este arzobispado por el Ilustrísimo Señor don Marcelo López de Azcona arzobispo
del dicho arzobispado del consejo de su Majestad. Y habiendo visto los autos causados de

140
Manual de comentario de textos históricos

pedimento del alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrado de la jurisdicción de


Chapultepeque y Hacienda de los Morales, sobre pretender se le despachen y disciernan
censuras hasta la de anatema para que mucha cantidad de gusanos larguillos y negros
que han entrado en las tierras sembradas de dicha hacienda de trigo y cebada, con su

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


publicación se vayan y ahuyenten de ellas por decir las van destruyendo y arruinando no
obstante habérseles hecho muchos conjuros por un sacerdote de la orden de san Francis-
co, estándose como se están rebeldes en las dichas sementeras en conocido perjuicio de
los diezmos y bien común. Y visto asimismo lo pedido y alegado en la dicha ocasión por
el bachiller Juan de Escobar, promotor fiscal de este dicho arzobispado a quien se dio la
voz de dicha causa, pretendiendo se de comisión a persona eclesiástica que con plena
facultad vaya a echar y desterrar a los dichos gusanos de las partes donde estuvieren, a
que ha hecho contradicción Juan de Rivera defensor nombrado a los dichos gusanos,
pretendiendo se declare no haber lugar lo pedido de contrario por las razones que tiene
alegadas y lo demás que contienen los pedimentos de las dichas partes.
Digo que, sin embargo de alegado por el dicho Juan de Ribera, defensor de los
dichos gusanos, atento a la información dada por el dicho alférez Domingo Gómez Po-
lanco cerca del daño y ruina que han hecho y van haciendo a las dichas sementeras los
dichos gusanos, para obviarlo en la parte que sea posible y que no pase adelante por ser
como son necesarias las dichas semillas de trigo y cebada para el sustento de los fieles
cristianos y bien común atendiendo al remedio de lo susodicho. Por tanto, su Señoría
Ilustrísima mandaba y mandó se despache comisión en forma para que [Foja 11v] el pa-
dre ministro de doctrina del convento del señor San Francisco del pueblo de Tacubaya,
u otro cualquiera sacerdote secular o regular, conforme a los exorcismos y ceremonias
del Manual continuándolas una, dos y tres veces y las demás que sean necesarias y pena
de santa obediencia se requiera a los dichos gusanos salga de dichas tierras y sementeras
donde estuvieren, dejándolas libres de manera que no hagan en ella el daño referido y
que lo cumplan dentro de tres horas que se les señala y asigna por tres plazos y el último
perentorio. Y en caso de la dicha inobediencia, usando su Señoría Ilustrísima del poder
y facultad que le es concedida en conformidad de lo dispuesto por Nuestra Santa Madre
Iglesia Católica Romana, se amoneste y mande que haciendo lo contrario se procederá
a lo demás que haya lugar por derecho y así lo proveyó y firmó su Señoría Ilustrísima.

Rúbrica del provisor Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

141
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

[al calce de la foja] Diose de todos los autos de esta causa cuatro pesos no más, doy fe, y
de la comisión que se despachó. Rúbrica de Francisco de Bermeo.

[Foja 12]
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

Ilustrísimo Señor

11 de septiembre 1653 años

[Al margen izquierdo]


Autos y vistos el auto despachado
a pedimento del alférez Domingo
Gómez Polanco se entienda
con don Francisco de Orbea y
despache mandamiento en forma.

[Al margen derecho]


Pide que las censuras despachadas
contra los gusanos se entienda
para sus trigos y por haberle caído a ellos
y se despachen recaudos.

Francisco de Orbea, vecino de los altos de Tacubaya, como mejor proceda de derecho,
digo que yo poseo al presente en aquella jurisdicción las haciendas de labor agregadas
a los molinos que fueron del tesorero general Juan de Alcocer difunto, las cuales tengo
sembradas de trigo y cebada y en algunas partes se han metido los gusanos en notorio
perjuicio de las semillas y porque son del sustento de los cristianos y tengo noticia que a
pedimento de Domingo Gómez Polanco, quien tiene unas haciendas de labor linde de
las referidas, en contradictorio juicio Vuestra Señoría Ilustrísima tiene proveído auto en
que manda que los dichos gusanos salgan de dichas tierras con ciertos apercibimientos
y censuras que en los autos en esta razón hechos se contienen y supuesto que es en un

142
Manual de comentario de textos históricos

mismo distrito se ha de servir Vuestra Señoría de mandar se me libre nuevo recaudo por
lo que me toca de dichas mis labores en la misma forma y manera que se despachó al
dicho Domingo Gómez para dicho efecto.
A vuestra Señoría Ilustrísima pido y suplico se sirva de mandar forme despacho en di-

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


cho recaudo cometiéndole al ministro que fuere servido que en ello remedie con justicia.

Francisco de Orbea, rúbrica


Auto

En la ciudad de México, a once días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuen-
ta y tres años, el Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre
de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad y obispo electo de Guadiana del Consejo de
su Majestad, provisor y vicario general [Foja 12v] en ella y su arzobispado, se leyó esta
petición e vista por su Ilustrísima mandó traer los autos para los ver y proveer lo que con-
venga y habiéndolos visto dijo que el auto proveído en la causa que refiere esta petición
se conceda con las sementeras de don Francisco de Orbea y despáchesele el recaudo en
forma que pide y así lo proveyó.

Rúbrica del provisor Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Foja 13]

En 16 de septiembre de 1653
[Margen izquierdo]
Autos provistos agravarse las
censuras y despacharse recaudo
cometido a las personas a que se cometió
el primero.

[Margen derecho]
Acusa rebeldía y pide
se agraven censuras.

143
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Francisco de Orbea, vecino de los altos de Tacubaya, en los autos cerca de que se dieran
censuras para ahuyentar al gusano que destruye las sementeras de las haciendas del te-
sorero Juan de Alcocer que administro. Digo que Vuestra Señoría Ilustrísima fue servido
de mandar librar recaudo para que el ministro de doctrina del dicho pueblo, conforme
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

al Ceremonial Romano, ahuyente el dicho gusano con apercibimiento que se agravarán


las censuras y como consta del dicho recaudo y certificación del dicho ministro, que con
la solemnidad presento, aunque se hizo la dicha diligencia no ha tenido efecto en cuya
rebeldía que acuso:
A Vuestra Señoría Ilustrísima suplico habiéndola por acusada [la rebeldía] mande
agravar censuras en forma para el dicho efecto hasta de anatema, todas insertas en una
por el perjuicio que con las dilaciones se sigue pues está el gusano haciendo notables
daños como es notorio, pido justicia en lo necesario.

Francisco de Orbea

Auto

En la ciudad de México a diez y seis días del mes de septiembre de mil seiscientos y cin-
cuenta y tres años, ante el Ilustrísimo Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín,
chantre de esta Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, obispo electo de Guadiana, provi-
sor y vicario general en este arzobispado, se leyó esta petición.
E vista por su Señoría Ilustrísima pidió los autos para proveer lo que convenga y
habiéndolos visto dijo que mandaba y mandó se despache recaudo y comisión en forma
[Foja 13v] cometido a los curas beneficiados de la parroquia de la Santa Veracruz de esta
ciudad y sin su perjuicio y del derecho parroquial al ministro de doctrina del convento
del señor Santo Domingo de la villa de Tacubaya o a otro cualquiera sacerdote secular
o regular, para que por segundo y último apercibimiento se les aperciba a los dichos
gusanos que dentro de las tres horas que les están señaladas por el auto y recaudo de
doce de este presente mes, luego salgan de las dichas tierras y sementeras donde estuvie-
ren dejándolas libres de manera que no hagan daño en ellas como está mandado y no
lo cumpliendo, los dicho ministros de doctrina y otro cualquier sacerdote, maldigan y

144
Manual de comentario de textos históricos

anatemicen a los dichos gusanos usando para esto de los salmos que se usan contra los
que se anatemizan por nuestra Santa Madre Iglesia, una dos y tres veces, saliendo en la
forma que el Manual lo manda con cruz alta cubierta de luto y cantando el salmo de Deus
laudem meam y el Antiphona media vita y el responso Rebelabum coeli, haciendo las demás

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


ceremonias permitidas para el dicho efecto y siendo necesario, constando de la dicha
inobediencia, su Señoría Ilustrísima los anatemice usando de la facultad que de derecho
le es concedida y con apercibimiento que se procederá a lo demás que haya lugar por
derecho y así lo proveyó y firmó.
Rúbrica del provisor Ante mí, Francisco de Bermeo, notario público

[Al calce de la foja] En 18 de septiembre de 1653 años se despachó recaudo en la con-


formidad del auto de arriba.

[Foja 14]

Nos el Dr. Don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la Santa Iglesia Catedral de la
ciudad de México, electo obispo de Guadiana del Consejo de su Majestad, juez provisor
oficial y vicario general en esta ciudad y su arzobispado por el Ilustrísimo Señor don
Marcelo López de Ancona, arzobispo de dicho arzobispado del Consejo de su Majestad.
A los curas beneficiados de las parroquias de la Santa Vera Cruz y, sin perjuicio del
derecho parroquial, al ministro de doctrina del convento del Señor Santo Domingo de la
villa de Tacubaya, o a otro cualquier sacerdote que con esta nuestra carta fuere requerido
para los efectos que en ella se hará mención, salud y gracia en Nuestro Señor Jesucristo
que es la verdadera salud. Hacemos saber cómo ante nos y en este tribunal metropolitano
de México se ha seguido pleito y causa entre partes, el alférez Domingo Gómez Polanco
vecino y labrador de la jurisdicción de Chapultepeque y el promotor fiscal de este ar-
zobispado por la voz que se le dio. Y reo de mandado, de la otra parte Juan de Ribera,
procurador de causas de la Audiencia arzobispal de esta dicha ciudad, como defensor
nombrado a los gusanos que destruyen y talan las sementeras de trigo de su hacienda y las
circunvecinas, sobre y en razón de pretender el susodicho se le despachen y disciernan
censuras generales hasta la de anatema contra los dichos gusanos [Foja 14v] para que se
quiten y destierren dejando libres las dichas sementeras, por razón de decir que aunque

145
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

por diferentes sacerdotes se han hecho diligencias y conjuros no ha tenido el efecto y el


dicho promotor fiscal pretende se nombre sacerdote que con la forma que está dispuesta
por el Manual ahuyente de las dichas sementeras los dichos gusanos, todo lo cual está
contradicho por el defensor por las razones que alegó y se contienen en los autos de la
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

dicha causa, por los cuales consta y parece que el dicho alférez Domingo Gómez Polanco
en razón de la dicha su pretensión presentó petición ante nos en seis de este presente
mes alegando causas y razones para el discernimiento de las dichas censuras y por nos
vista mandamos que diese información de lo referido y habiéndola dado con cierto nú-
mero de testigos, por petición que presentó dijo que al auto constaba del daño y perjui-
cio grave que los dichos gusanos hacían en las dichas sementeras se les despachasen las
censuras en la forma y para el efecto que las tenía pedidas, sobre que pidió justicia, y por
nos vistos los autos nombramos por defensor de los dichos gusanos en esta causa [Foja
15] al dicho Juan de Ribera y mandamos dar la voz al dicho promotor fiscal el cual, por
petición de este presente mes de septiembre, pidió se nombrase persona eclesiástica y se
diese facultad para que, conforme a lo dispuesto en el Manual contra semejantes plagas,
destruyese y desterrase los dichos gusanos de la dicha sementera por las causas y razones
que para ello alegó, de que mandamos dar traslado al dicho defensor el cual por petición
que presentó contradijo la pretensión del dicho Domingo Gómez Polanco y promotor
fiscal, pidiendo se declarase no haber lugar y que el dicho Domingo Gómez limpiase y
cardase las sementeras en que dijo estaban los dichos gusanos, que era el eficaz remedio
para que se consumiesen, porque el daño que se les imputaba a los dichos gusanos era
siniestro porque no lo causaban en las plantas de trigo como de contrario se daba a en-
tender, sino las yerbas silvestres que crecían y estaban entre ellas, las cuales quebradas
cesarían el temor del dicho alférez, sobre que pidió justicia, y por nos visto mandamos
dar traslado a las partes [Foja 15v] y replicaron instando a sus pretensiones y la causa en
estado y razón de lo alegado por las dichas partes con vista de los autos proveímos uno
del tenor siguiente.

Auto
En la ciudad de México, a nueve días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cin-
cuenta y tres años, el Señor Doctor don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la San-
ta Iglesia Catedral de esta ciudad y obispo electo de Guadiana, provisor y vicario general

146
Manual de comentario de textos históricos

en este arzobispado por el Ilustrísimo Señor don Marcelo López de Ancona, arzobispo
del dicho arzobispado del consejo de su Majestad, habiendo visto los autos causados de
pedimento del alférez Domingo Gómez Polanco, vecino y labrador en la jurisdicción de
Chapultepeque y hacienda de los Morales, sobre pretender se le despachen y disciernan

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


censuras hasta la de anatema para que mucha cantidad de gusanos larguillos y negros
que han entrado en las tierras sembradas de dicha hacienda de trigo y cebada con supli-
caciones se vayan y ahuyenten de ellas, por decir las van destruyendo y arruinando no
obstante haberles hecho muchos conjuros por sacerdotes de la orden del señor San Fran-
cisco, estándose como están rebeldes a las dichas sementeras en conocido perjuicio de
los diezmos y bien común. Y visto asimismo lo pedido y alegado en la dicha razón [Foja
16] el bachiller Juan de Escobar, promotor fiscal de este dicho arzobispado a quien se dio
la voz de dicha causa, pretendiendo se de comisión a persona eclesiástica que con plena
facultad vaya a echar y desterrar a los dichos gusanos de las partes donde estuvieren, a
que ha hecho contradicción Juan de Ribera defensor nombrado a los dichos gusanos
pretendiendo se declare no haber lugar lo pedido de contrario por las razones que tiene
alegado y lo demás que contienen los pedimentos de las dichas partes. Dijo que, sin em-
bargo de lo alegado por el dicho Juan de Ribera defensor de los dichos gusanos, atento
a la información dada por el dicho alférez Domingo Gómez Polanco cerca del daño y
ruina que han hecho y van haciendo a las dichas sementeras los dichos gusanos, para
obrarlo en la parte que sea posible y que no pase adelante por ser como son necesarias
las dichas semillas de trigo y cebada para el sustento de los fieles cristianos y bien común
atendiendo al remedio de los susodichos, por tanto su Señoría Ilustrísima mandaba y
mandó se despache comisión en forma para que el padre ministro de doctrina del con-
vento del señor San Francisco del pueblo de Tacuba y otro cualquiera sacerdote secular
o regular, conforme a los exorcismos y ceremonial continuándolos una, dos y tres veces
y los demás que sean necesarios y pena de santa obediencia [Foja 16v] se requiera a los
dichos gusanos salgan de las dichas tierras y sementeras donde estuvieren dejándolas
libres de manera que no hagan en ellas el daño referido y que lo cumplan dentro de tres
horas que se les señala y asigna por tres plazos, el último por perentorio. Y en caso de la
dicha inobediencia, usando su Señoría Ilustrísima del poder y facultad que le es conce-
dida en conformidad de lo dispuesto por nuestra Santa Madre Iglesia Católica Romana,
se les amonesta y manda con apercibimiento que haciendo lo contrario se procederá a lo

147
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

demás que haya lugar por derecho. Y así lo proveyó y firmó su Señoría Ilustrísima Doctor
don Pedro de Barrientos, ante mí Francisco de Bermeo, notario público.
Y ahora por parte de don Francisco de Corbea, vecino de los altos de Tacubaya, pre-
sentó petición ante nos diciendo que en las haciendas de labor agregadas a los molinos
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

que fueron del tesorero Juan de Alcocer las tenía sembradas de trigo y cebada y que en
algunas partes se habían metido los gusanos con notorio perjuicio de las semillas y que
había tenido noticia que a pedimento de Domingo Gómez Polanco, que tiene sus ha-
ciendas de labor linde a las del dicho molino, en contradictorio juicio teníamos proveído
auto contra dichos gusanos en orden a que se saliesen de dichas sementeras con ciertos
apercibimientos y censuras, [Foja 17] y que supuesto a que dichas haciendas estaban en
un mismo distrito nos sirviésemos de mandar diese dicho auto con sus haciendas y se le
despachase nuevo recaudo en la misma forma que al dicho alférez Domingo Gómez, se le
despachó cometiéndolo a quien fuésemos servido y pidió justicia, y por nos vista la dicha
petición con los demás autos mandamos que el auto proveído por nos en dicha causa
se entendiese con las haciendas del dicho don Francisco de Corbea y se le despachase
recaudo en forma, que es el presente, en cuya conformidad y para que lo contenido en
dicho auto tenga cumplido efecto en virtud de santa obediencia exhortamos, amonesta-
mos y mandamos a los dichos curas beneficiados y encargamos al dicho padre religioso
ministro de doctrina del convento del Señor Santo Domingo de la villa de Tacubaya y a
otro cualesquiera sacerdote secular o regular, que con esta nuestra carta fuese requerido
por parte del dicho don Francisco de Corbea, judicial o extrajudicialmente la acepten y
vean el auto por nos proveído que de suyo va incorporado y en cumplimiento vaya a la
parte y lugar donde los dichos gusanos estuvieren causando daño a las dichas sementeras
y, conforme a lo dispuesto y ceremonias que contiene el Manual, haga los exorcismos
que dicho [Foja 17v] auto refiere según y en la forma en él contenida. Y so los aper-
cibimientos en él expresados hasta tanto que lo contenido en dicho auto haya lugar y
tenga cumplido efecto poniendo por certifocación las diligencias que en razón de ello
se hicieren para que conste que para todo lo que dicho es damos y concedemos a la per-
sona eclesiástica que aceptare esta comisión y facultad tan plena y bastante como nos la
tenemos y por derecho nos es concedida y para este caso se requiere, en testimonio de lo
cual dimos la presente en la ciudad de México, a doce días del mes de septiembre de mil
seiscientos y cincuenta y tres años.

148
Manual de comentario de textos históricos

Firma del provisor

Por mandamiento del Ilustrísimo Señor provisor obispo electo, Francisco de Bermeo,
notario público

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


[Al calce de la foja] Diose en los autos, doy fe, comisión a pedimento de don Francisco
de Orbea para los efectos arriba expresados.

[Foja 18]

En trece días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años, digo
yo fray Cristóbal Arias, vicario y ministro de doctrina de este convento de Atlacuiaya
[Tacubaya], que en cumplimiento del auto del Ilustrísimo Señor Doctor Don Pedro de
Barrientos Lomelín, chantre de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de México, obispo
electo de Guadiana del Consejo de su Majestad, juez provisor oficial y vicario general de
este arzobispado, y por su comisión fui a pedimento de la parte de don Francisco de Or-
bea, vecino de estos altos de Atlacuiaya [Tacubaya] a los sembrados de trigo y cebada que
tiene en las tierras y hacienda de molinos de los herederos del tesorero Juan de Alcocer
difunto que hoy corren por cuenta del dicho don Francisco de Orbea, en los cuales hice
tres veces los exorcismos según y como están en el Manual Romano, para que los gusanos
que están perjudicando la siembre de los trigos saliesen de ellos mandándoselo en virtud
de santa obediencia obedeciesen dentro de tres horas según y como refiere el dicho auto
donde no se procedería contra ellos como inobedientes a los mandatos de nuestra Santa
Madre Iglesia, lo cual hice en presencia de testigos que fueron Cristóbal Gallo de Esca-
lada, Juan Sánchez, Alonso Márquez y otros vecinos de la villa y para que de ello conste
di este testimonio de haberlo hecho según y como refiere el dicho auto y por verdad lo
firmé en trece de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años.

Fray Cristóbal Arias

149
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

El singular y curioso caso de un juicio


contra unos gusanos “negros y larguillos”.
Arzobispado de México, año de 1653.
Jorge E. Traslosheros
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

Nota metodológica a modo de introducción

Decían los sabios maestros de antaño que la primera obligación de un historiador es dar
cuenta clara y fidedigna de lo que dicen los documentos, para lo cual nunca será suficien-
te realizar una simple transcripción. Somos historiadores, no coleccionistas.
Comentar un texto implica, necesariamente, la aplicación de lo más específico del mé-
todo histórico. No importa si el comentario consiste en un sesudo estudio doctoral sobre
la relación de la guerra de las Galias del inolvidable Julio César, o se trate de una sencilla
presentación de la carta del señor Pedro a su amada esposa María antes de partir, con
rumbo incierto, a luchar por la independencia de Tingüindín. En cualquier caso, debemos
realizar tres operaciones: primera, entender el texto por lo que es en sí mismo; segunda,
ubicar el texto dentro de los contextos que le son propios; y tercera, por la convergencia
del texto en su contexto, avanzar en la comprensión del sentido de los actos de los seres
humanos presentes en esos documentos. Texto, contexto y sentido son tres palabras que
un historiador jamás debe pasar por alto.
Además, siempre será necesario elegir una perspectiva, un punto de vista desde el
cual interpretar el texto, lo que depende de la personal elección del historiador. Por
ejemplo, una carta personal de amor apasionado, escrita por un joven romántico de la
Ciudad de México a mediados del siglo xix, nunca podrá ser entendida si la tratamos
como si fuese un discurso político pronunciado por un diputado del siglo xxi, por amo-
roso y apasionado que éste sea. Un texto sólo puede ser comprendido por lo que es,
dentro de su contexto específico, en la intencionalidad de las acciones de las personas
involucradas. Sin embargo, ese mismo texto puede ser abordado desde distintas perspec-
tivas, ya sea la historia de la vida cotidiana, de la literatura, de la juventud, la política, etc.
En nuestro caso, presentamos un breve comentario introductorio a un proceso judi-
cial llevado a cabo en la Audiencia eclesiástica del Arzobispado de México a mediados del

150
Manual de comentario de textos históricos

siglo xvii. Un tribunal también conocido con el menos elegante nombre de Provisorato.
Es un proceso extraño por su materia, pues se trata de un juicio contra unos insectos; pero
común por su forma, pues se trata de una petición de censuras. Lo comentaremos desde la
perspectiva de la historia judicial, es decir, de las instituciones creadas específicamente para

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


administrar justicia, por lo que nos involucraremos en una breve y sustanciosa discusión
con algunos historiadores que también han abordado el problema de los juicios contra los
animales. Sólo me resta manifestar mi gusto por compartir un pedacito de una investiga-
ción de mayor amplitud.

I. Presentación

El 6 de septiembre de 1653, ante la Audiencia del Arzobispado de México, se presentó una


extraña petición. El labrador y alférez Domingo Gómez Polanco solicitó se libraran censuras
en contra de unos gusanos “negros y larguillos” que habían atacado sus sementeras sitas en la
jurisdicción de Chapultepec y Hacienda de los Morales. El provisor y vicario general del Arzo-
bispado de México, Sr. Dr. don Pedro de Barrientos Lomelín, chantre de la Iglesia Catedral y
obispo electo de la Nueva Vizcaya, ordenó se iniciara un proceso de averiguación para deter-
minar si procedía tan inusual solicitud. Para tal efecto les nombró procurador (defensor) a
los gusanos y dio vista al fiscal de la Audiencia. Pocos días después, ante las declaraciones de
los testigos y alegatos del fiscal y del procurador, mandó que los insectos fueran conminados
a abandonar el lugar bajo pena de excomunión, con interesantes matices que harán este
proceso distinto a otros de su clase sucedidos en distintos lugares de la catolicidad.
Por donde quiera mirársele, estamos ante un asunto excepcional en la historia judicial
de la Iglesia del Arzobispado de México. Sin embargo, como es bien conocido, los procesos
contra los animales no fueron una rareza en la historia de la tradición jurídica romano
canónica durante la Edad Media y la modernidad temprana1. No fueron comunes ni muy
frecuentes, pero en manera alguna ajenos ni excepcionales y, en este sentido, tampoco

1
Dos obras son de obligada consulta para empezar a adentrarse en la materia: León Menabrea, De la Forme et de
L’espirit des Jugements Rendus au Moyen–Age Contre les Animaux, Chambéry, Puthod, Imprimeur Libraire, éditour,
1846; y Edward Evans Payson, The Criminal Prosecution and Capital Punishment of Animals, Londres, William Hei-
nemann, 1906. La segunda es, con mucho, la más citada de cuantas han tratado el tema.

151
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

raros. Lo cierto es que llevaron al orden de justicia hasta el límite de sus posibilidades y no
solamente en el Arzobispado de México2.
Los procesos contra los animales, desde pequeños insectos hasta cotidianos mamí-
feros, fueron conocidos así tanto por los tribunales seculares como por los eclesiásticos.
Que nadie se llame a confusión. No se trataba de asuntos en donde algún animal estuvie-
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

ra involucrado, como podría ser su uso en ensalmos y hechicerías, como instrumento de


alguna venganza, objeto activo de un lamentable accidente o, incluso, como instrumento
del crimen de bestialidad. Nada de eso. Se trataba de procesos en donde los animales
fueron indiciados, ya se tratase de insectos, puercos, perros, burros, mulas, vacas, toros
y, en general, la numerosa fauna que entraba en relación con los seres humanos como
resultado natural de sus actividades. Nada que ver con nuestras modernas mascotas, sino
con una relación estrecha de la cual dependía su propia supervivencia.
Por un lado, los procesos ante los tribunales seculares eran de tipo criminal e invo-
lucraban a animales que hubieran dado muerte a algún ser humano y en los cuales se
dirimía la aplicación de la pena capital, lo que parece haber sucedido en la mayoría de
los casos. Por otro, los procesos eclesiásticos se iniciaban, como arriba apreciamos, por la
petición de algún particular o una comunidad afectada por una plaga, con el fin de que se
libraran censuras hasta en grado de excomunión. Su finalidad era que los animales dejaran
de hacer daño, por lo regular, a los sembradíos de los cuales dependía la subsistencia de
poblaciones enteras. No era un proceso propiamente criminal o civil, pues el recurso a las
censuras para lograr ciertos fines se utilizaba indistintamente en ambos casos. Se trataba de
una averiguación judicial para determinar si la petición tenía fundamento, de suerte que
los animales plagosos fueran amenazados con la excomunión para abandonar los lugares
dañados y, de no hacerlo, entonces aplicarles las censuras. Esta es la razón jurídica por la
cual intervinieron los tribunales eclesiásticos y solamente por esta razón.
Bien cabe considerar un punto central que escapa a nuestra experiencia de vida tan urba-
na y tecnológica. En aquellos entonces, las plagas eran temidas como la peste y nos muestran la
fragilidad de las sociedades esencialmente agrarias como las de antaño, o las de hogaño si pen-
samos en las periferias de nuestra humanidad, cuando la pérdida de una cosecha por sequías,

2
Estoy convencido de que el estudio de los tribunales puestos al límite de sus posibilidades nos enseña mucho
sobre su naturaleza e intencionalidad. Es como poner un metal precioso en el crisol y por eso constituye una
de mis mayores curiosidades como historiador. Ya he tenido ocasión de probar con anterioridad lo que digo.
Por ejemplo, Jorge Traslosheros, “Los motivos de una monja. Sor Feliciana de San Francisco. Valladolid de
Michoacán. 1632–1655”, en Historia Mexicana, núm 188, abril–junio, 1998, pp 735–765.

152
Manual de comentario de textos históricos

inundaciones, granizo o diversas y complejas plagas puede significar la ruina de muchos. Un


conjunto de cotidianos flagelos ante los cuales se contaba con algunos rudimentos técnicos de
poca monta, como los dedos pulgares y una buena fogata, la observación práctica para conocer
mejor la naturaleza de los males y así atacarlos o prevenirlos y, por supuesto, la religión.

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


En otras palabras, aquellos hombres y mujeres contaban con el trabajo humano y
con Dios, es decir, con su propio esfuerzo orientado por la razón y la fe. Algo muy co-
mún en sociedades de cultura católica en donde la aplicación de remedios materiales
eran obligados y debían acompañarse, a su vez, de diversos recursos religiosos ordinarios
como oraciones, rezos, procesiones, rogativas, misas, rosarios, bendiciones, conjuros, etc.
Acorde con la metáfora preferida en aquel entonces, la medicina material siempre debía
acompañarse de la medicina espiritual, sin faltar ninguna de las dos. Una aplicación na-
tural, casi instintiva si se me permite la expresión, de la máxima de san Benito de Nursia,
fundador del monacato occidental: “ora, labora et lege” (ora, trabaja y estudia).
Ahora bien, la experiencia en archivos eclesiásticos, más la información con que
contamos, nos indica que se acudía a la instancia judicial en momentos especialmente
difíciles, de gran urgencia, cuando los demás recursos materiales y religiosos no habían
surtido efecto. En el caso que nos interesa, después de años de cosechas perdidas a causa
de alguna plaga de langostas o de algún otro bicho nocivo. Sin embargo, y a contrapelo,
nuestra mexicana plaga de 1653 no fue causa de masivas destrucciones de cosechas esen-
ciales, ni alcanzó dimensiones catastróficas como sucediera en esos mismos años en algu-
nos lugares de España. Tan sólo se acomodó a sus anchas en unas cuantas sementeras del
poniente de la Ciudad de México, concretamente en Chapultepec y Tacubaya. Tampoco
estamos ante alguna alimaña de prestigio y linaje bíblico, como podrían ser las temibles
langostas que tantas páginas y tratados llenaron en aquella época, sino de un simple y hu-
milde gusanito “negro y larguillo”. Su paso no llenó memorables páginas en las crónicas
del tiempo, vaya, ni siquiera mereció una página en el Diario de Gregorio M. de Guijo3.

3
Gregorio M. De Guijo, Diario, 1648–1664, México, Editorial Porrúa, 1986. Es de notar que el mismo Guijo
refiere en ese mismo año cómo, en el mes de junio, bajaron a la Virgen de los Remedios de su santuario a la Ciu-
dad de México, con motivo de “una peste de viruelas y otras graves enfermedades que hay, de que ha muerto mucha
gente por falta de no haber llovido y ser terribles los calores”, pp. 214–215. Y sin embargo, ni al juicio contra la
plaga de gusanos ni a los gusanos, les dedica una sola letra. Cabe sospechar muy fuertemente que no se trató de
algo realmente notable durante ese año. Así considerado, el proceso resulta más interesante todavía.

153
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Tan sólo dejó huella en un expediente de la Audiencia eclesiástica del Arzobispado de


México, el cual alimentó mi curiosidad en el tema, mismo que ahora doy a conocer.
Es importante señalar que, si bien hay memoria de este tipo de procesos a lo largo
de la historia de la Edad Media y la temprana modernidad, digamos hasta la primera
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

mitad del siglo xviii, sólo de manera muy excepcional se les puede encontrar completos
y mucho menos publicados. En lengua española el más conocido, y único completo hasta
el día de hoy, se integró en el año de 1650 en la Abadía de Párraces, España, muy cerca
de Segovia, en territorios anexionados en el siglo xvi a El Escorial. Fue publicado sólo
en sus partes sustanciales, en el año de 1932, por el beato agustino Julián Zarco Cuevas4.
Poca sorpresa, se ha vuelto referencia obligada, casi única, para los escasos estudios que
han abordado el problema en la lengua de Cervantes.
Como podemos observar, el expediente que damos ahora a conocer bien podría ser
el primero de su tipo en publicarse de manera íntegra en español. Además, es importan-
te considerar que, en la historia judicial eclesiástica del arzobispado de México, carece
de antecedentes y tampoco sentó precedentes. Podemos afirmar, sin duda alguna, que
estamos ante un expediente único en su contexto específico, pero claramente vinculado
a la gran historia de la tradición jurídica romano–canónica en su especificidad católica.
Por ello decidí publicarlo en beneficio de la comunidad académica y, por la misma razón,
también decidí convertirlo en el corazón de la investigación que estoy realizando, la cual
espero ver concluida en no mucho tiempo.

4
Julián Zarco Cuevas, “Pleito que se puso en la Abadía de Párraces para el exterminio de la langosta, año de
1650”. en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 100, 1932, pp. 313–348. Zarco señala, al final de su nota
introductoria, que no transcribió el documento completo, “suprimiendo cuanto atañe a meros trámites judi-
ciales, que no quitan ni ponen en el contenido de la verdad histórica”, p. 316. Yo no comparto esa opinión.
Cuando se publica un documento creo que debemos ser fieles, en lo posible, al original en respeto al criterio
del lector. Sólo él puede tomar decisiones sobre las partes de su incumbencia. Un texto tiene, siempre, innu-
merables lecturas.

154
Manual de comentario de textos históricos

II

Los procesos contra animales han sido motivo de la curiosidad de historiadores y juristas
desde hace tiempo y, por lo regular, se les han presentado como muestra de fanatismo
religioso o, por lo menos, de notoria incultura jurídica. No obstante, tampoco ha faltado

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


la voz que pugne por una aproximación más serena e histórica, esto es, más comprensiva
a este capítulo de la historia judicial tan lleno de misterios5.
En fechas relativamente recientes, bajo el impulso del movimiento por los derechos
de los animales, la idea de someter a un ser no humano a la jurisdicción de algún juez
ha pasado a formar parte los debates éticos y jurídicos de nuestros días. En la comunidad
de lengua inglesa esto ha llevado a revisar nuevamente los procesos contra animales en
la Edad Media y la temprana modernidad. Insisto, como un debate principalmente ético
que ha echado mano de su más cercano precedente, pero sin la intención de desarrollar
estudios históricos. En otras palabras, el debate de hoy ha mirado con curiosidad al pasa-
do, logrando así despertar nuevamente la atención de los historiadores6. Junto con ellos,
es justo decirlo, algunos medievalistas han buscado el lugar de estos juicios dentro del
imaginario cultural y jurídico7. Lo cierto es que aún falta un largo camino por recorrer.
El nuestra tradición historiográfica, y con esto quiero decir en lengua española, encon-
tramos principalmente tres autores que se han ocupado de alguna manera de los procesos
contra animales. Nos referimos a Francisco Tomás y Valiente, Juan Cosme Sanz Larroca y
Niceto Alcalá Zamora. No es este el lugar ni el momento para desarrollar detenidamente
un comentario a sus obras. No obstante, considero necesario presentar algún apunte,
5
Estas dos posiciones están bien representadas respectivamente por Evans y Ménabréa, antes referidos en la nota
primera del presente comentario. Podemos decir, con justicia, que son los padres de esta vertiente historiográfica,
en la medida en que fueron los primeros en intentar alguna explicación más elaborada del fenómeno. Si lograron
su intento, y en qué medida, será motivo de una más amplia discusión en otro momento de nuestra investigación.
6
Las referencias podrían multiplicarse. Por ejemplo, Katie Sykes, “Human Drama, Animal Trials: What the Me-
dieval Animal Trials can Teach us About Justice for Animals”, en Animal Law Review, vol. 17, Núm. 2, 2011, pp.
273–31; o Jen Girgen, “The Historical and Contemporary Prosecution and Punishment of Animals” en Animal
Law Review, vol. 9, 2002–2003, pp. 97–133.
7
Entre los más importantes, en mi opinión, se encuentran Michel Pastoreau, Una historia simbólica de la Edad
Media Occidental, Buenos Aires, Katz Editores, 2013, pp. 27–89; Paul Schiff Berman, “Rats, Pigs and Statues on
Trial: The Creation of Cultural Narratives in the Prosecution of Animals and Inanimate Objects”, en New York
University Law Review, vol. 69, 1994, pp. 288–326; Esther Cohen, “Law, Folklore and Animal Lore”, en Past and
Present, Oxford University Press, Núm. 110, febrero, 1986, pp. 6–37.

155
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

pues de alguna manera, representan las tendencias historiográficas que encontramos en


otras latitudes y tradiciones, en particular en lengua inglesa y francesa, mismas que no
comentaremos por ahora.
Francisco Tomás y Valiente abordó el tema en dos textos bien conocidos que, para decir
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

verdad, son casi lo mismo8. En manera alguna analiza los procesos contra animales. Más bien
se limita a transcribir partes del bien conocido proceso de la abadía de Párraces, copiando
de la transcripción del agustino sin referirse al original e intercalando algunos comentarios
deshilvanados, esto es, editorializando al boleo y cargando las tintas con ironías9. En su opi-
nión, se trataría de una demostración más de los límites de un orden jurídico dominado por
la religión, en donde los desplantes de fanatismo e irracionalidad serían comunes. Además,
afirma, esos procesos habrían caído en desuso ante la falta de efectividad en sus resultados. El
comentario sorprende, pues si la eficiencia fuera el criterio judicial más importante, entonces
muy pocos delitos y causas civiles se conocerían en los tribunales de nuestros días.
Tomás y Valiente, célebre por muchas razones, en sus muy breves textos hace gala de
una mentalidad propia de un abogado formado dentro del positivismo jurídico que se en-
frenta a un asunto judicial de índole religiosa. En lugar de intentar comprender, prefiere
sacar a relucir los prejuicios de siempre. Me temo que la ligereza y desgano con los cuales
abordó el problema pudieran ser la causa del desaliento de posteriores historiadores de la
justicia y el Derecho con respecto al tema. Lo digo un poco por experiencia, pues, al ini-
ciar mis indagaciones, cada vez que preguntaba a algún respetable colega sobre el asunto,
sin dudar me refería a los textos de Tomás y Valiente sugiriéndome, además, no investigar
un problema ya resuelto por tan célebre historiador y jurista. Ante ello, sólo me quedaba
guardar respetuoso silencio.
Por ahora baste señalar que, en todo caso, por método, los historiadores debemos ha-
cer un esfuerzo por comprender los acontecimientos del pasado dentro de sus propios
contextos, para explicar la intencionalidad de las acciones de los hombres y mujeres que
protagonizaron aquellas historias. La vieja tríada del oficio de historiar: texto, contexto y
sentido. Por lo mismo, el primer paso para comprender una acción social judicialmente
orientada en un ámbito religioso es la cultura religiosa dentro de la cual se desarrolla y

8
Francisco Tomás y Valiente, Sexo barroco y otras trasgresiones premodernas, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp. 11–33.
9
Según fray Julián Zarco, arriba citado, el expediente se encuentra en la Quinta parte de la Historia de la Orden de
san Jerónimo, de fray Juan Núñez, libro segundo, capítulos iii al ix. Manuscrito de El Escorial, J. I. 8, pp. 422–478.

156
Manual de comentario de textos históricos

cobra vida10. Una verdad que por sabida se ha callado y, de tanto callarla, terminó por olvi-
darse. Es de llamar la atención que, un principio tan propio y común del método histórico
suela pasarse por alto cuando la religión se cruza en el camino. Entonces, suelen buscarse
diversas explicaciones, menos las religiosas, pues son consideradas inapropiadas.

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


Por fortuna, no todos olvidaron. El camino de los historiadores fue seguido por Sanz La-
rroca en su tesis doctoral, transformada ya en libro, así como en un interesante artículo11. Su
intención no fue hacer un estudio de los procesos judiciales contra los animales, sino estudiar
las respuestas religiosas ante los desastres naturales en la España del siglo xvii, en donde lo ju-
dicial se presenta como una excepcionalidad después de sucesivos y letales ataques de langos-
tas o similares. Poca sorpresa, también Sanz termina por ocuparse del proceso de Párraces,
pero con mucha más solvencia historiográfica que Tomás y Valiente. Si bien logra ponerlo en
su contexto y, por lo mismo, hacer interesantes señalamientos, no se involucra plenamente
en las implicaciones judiciales, jurídicas, teológicas y pastorales del suceso. Tampoco creo
que haya sido su principal intención. Mucho debemos agradecer a Sanz Larroca por haber
retomado un camino más sereno y metodológicamente apropiado.
Por último, tenemos un largo, nutrido y poco conocido artículo del gran profesor y
jurista Niceto Alcalá Zamora quien, dicho sea de paso, tiene una de las obras más importan-

10
Considero que el objeto de estudio de la historia judicial es la acción social judicialmente orientada. Lo he
planteado con más amplitud en Jorge Traslosheros, Historia judicial eclesiástica de la Nueva España: materia, método
y razones, México, Ed. Porrúa, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico, 2014, Capítulo tercero. Puede consultarse también en versión digital en Amazon vía Kindle. Entendemos
por acción social, siguiendo a Max Weber, actos humanos referidos a otro, cualquier otro humano, cargados de
sentido explícito o implícito, en donde el sentido orienta el desarrollo de la acción. La acción social sólo puede
ser comprendida a partir de su orientación principal y dentro del contexto específico en el cual se desarrolla.
Puesto que son actos cargados de significado, conllevan ciertas formas de racionalidad que el investigador debe
considerar para lograr una comprensión adecuada del objeto de estudio. Por eso, un historiador del fenómeno
judicial en el ámbito religioso tiene por objeto de estudio acciones sociales judicialmente orientadas en las
cuales el elemento religioso dota de significado y orienta a la acción.
11
Juan Cosme Sanz Larroca, “Las respuestas religiosas ante las plagas del campo en la España del siglo xvii”,
Tesis doctoral, Departamento de Historia Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de
Educación a Distancia, 2008, pp. 45–71.
12
Niceto Alcalá Zamora, Estudios de teoría general e historia del proceso, 1945–1972, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1974.
13
Niceto Alcalá Zamora, “Enjuiciamiento de animales y de objetos inanimados”, Revista de la Facultad de Derecho
de México, Núm. 79–80, julio–diciembre, 1970, pp. 987–1031.

157
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

tes sobre la historia y naturaleza del proceso judicial12. En el texto que aquí nos interesa13,
publicado en 1970, Alcalá Zamora no realiza una investigación histórica ni pretende un
texto historiográfico. Esa no fue su intención. Nos entrega, en cambio, una crítica muy
bien articulada a una serie de prácticas curiosas en donde algunos ministerios públicos, jue-
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

ces y autoridades de primer nivel, quiero decir de primer contacto con la gente, pretendían
otorgar personalidad jurídica a los animales cual si fuesen seres humanos. Lo hace a partir
de su experiencia personal y noticias aparecidas en periódicos y revistas de distintas partes
del mundo, con especial énfasis en México. Con gran sentido del humor, Alcalá Zamora
va elaborando un pequeño y muy ameno tratado sobre la naturaleza del proceso judicial.

Entre sus comentarios hace referencia al precedente histórico de los juicios criminales
y religiosos de la Edad Media y temprana modernidad, aunque entre ellos no refiere el
de la abadía de Párraces. Si bien es cierto que Alcalá Zamora no afina su análisis, pues
adjudica indistintamente a la Iglesia Católica los procesos criminales seguidos ante la au-
toridad civil, como los propiamente eclesiásticos, también lo es que dista mucho de caer
en la ligereza de Tomás y Valiente.
El artículo de Alcalá Zamora resulta ser de la mayor importancia. Sienta el prece-
dente más notable en México, y tal vez en lengua española, de la discusión en torno a
los derechos de los animales. Rechaza concederles personalidad jurídica cual si fuesen
humanos; sin embargo, para lograr su intento, llama la atención sobre ciertas prácticas
de naturaleza judicial presentes en la tradición popular. Cabe preguntarse, entonces, si
esas costumbres serían acaso vestigios de antiguas prácticas judiciales, o la simple falta de
formación jurídica en los agentes que procuraban y administraban justicia al momento
en que escribió su texto. Obvio es decir, Alcalá Zamora se decanta, sin dudar un momen-
to, por la segunda posibilidad. No obstante, aunque no haya sido su intento, don Niceto
señaló un horizonte por demás prometedor para los historiadores de las tradiciones jurí-
dicas y judiciales que es, precisamente, el lugar donde me ubico y desde el cuales escribo
el libro que pronto espero ver terminado.
Si bien el centro de nuestras reflexiones es el proceso de 1653 llevado a cabo ante
la Audiencia del Arzobispado de México, a partir de este lugar extendemos una lectura
comparativa con lo sucedido, en la misma época, en otros lugares de la cristiandad cató-

158
Manual de comentario de textos históricos

lica. Al estudiar estos procesos judiciales descubrimos la existencia de un debate de muy


larga duración, el cual dista mucho de haber terminado. Hoy seguimos discutiendo si
los animales merecen alguna consideración jurídica y, en esta medida, si están sujetos a
la protección del Derecho y los tribunales por sí mismos; es decir, si son portadores de

Jorge E. Traslosheros ı EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS


derechos judiciables en un momento dado, o si esta protección es un asunto de responsa-
bilidad humana, cuya falta sería susceptible de ser conocida por los tribunales. Un debate
que seguirá presente por largo tiempo, tanto como se mantenga viva la tradición jurídica
romano–canónica dentro de la cual tomó forma y de la cual se sigue alimentando.
Nunca debemos olvidar que la Hispanoamérica virreinal, la Nueva España inclui-
da, no fue una realidad marginal a los debates jurídicos y judiciales de la temprana
modernidad. De hecho, fue sujeto activo de los mismos y sus teólogos, juristas y pensa-
dores los compartieron de manera intensa, creativa y por demás propositiva. El caso de
los procesos judiciales eclesiásticos contra plagas de insectos y otros animales no podía
haber sido la excepción.

Fuentes

Alcalá zamora, Niceto, Estudios de teoría general e historia del proceso, 1945–1972, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1974.
–––––“Enjuiciamiento de animales y de objetos inanimados”, Revista de la Facultad de De-
recho de México, Núm. 79–80, julio–diciembre, 1970.
Cohen, Esther, “Law, Folklore and Animal Lore”, en Past and Present, Oxford University
Press, Núm. 110, febrero, 1986.
De Guijo, Gregorio M., Diario, 1648–1664, México, Editorial Porrúa, 1986.
Evans Payson, Edward, The Criminal Prosecution and Capital Punishment of Animals, Lon-
dres, William Heinemann, 1906.
Girgen, Jen, “The Historical and Contemporary Prosecution and Punishment of Ani-
mals” en Animal Law Review, vol. 9, 2002–2003.

159
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Menabrea, León, De la Forme et de L’espirit des Jugements Rendus au Moyen–Age Contre les
Animaux, Chambéry, Puthod, Imprimeur Libraire, éditour, 1846.
Pastoreau, Michel, Una historia simbólica de la Edad Media Occidental, Buenos Aires, Katz
Editores, 2013.
EL SINGULAR Y CURIOSO CASO DE UN JUICIO CONTRA UNOS GUSANOS ı Jorge E. Traslosheros

Sanz Larroca, Juan Cosme, Las respuestas religiosas ante las plagas del campo en la España del
siglo XVII, Tesis doctoral, Departamento de Historia Moderna, Facultad de Geografía
e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia, (2008).
–––––“Excomuniones y procesos judiciales contra seres irracionales en la España del si-
glo XVII”, Espacio, Tiempo y Forma, serie iv, Historia moderna, t. 22, 2009.
Schiff Berman, Paul, “Rats, Pigs and Statues on Trial: The Creation of Cultural Narrati-
ves in the Prosecution of Animals and Inanimate Objects”, en New York University Law
Review, vol. 69, 1994.
Sykes, Katie, “Human Drama, Animal Trials: What the Medieval Animal Trials can Teach
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Traslosheros, Jorge, Historia judicial eclesiástica de la Nueva España: materia, método y razo-
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Zarco Cuevas, Julián, “Pleito que se puso en la Abadía de Párraces para el exterminio de
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160
Manual de comentario de textos históricos

REAL PALACIO DE ARANJUEZ


DE DOMINGO DE AGUIRRE
Y JUAN MINGUET
Alberto Soto Cortés
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)

161
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

162
Manual de comentario de textos históricos

Real Palacio de Aranjuez de Domingo de Aguirre y Juan Minguet


Alberto Soto Cortés

Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
Nota metodológica
El comentario sobre imágenes es una de las tareas más importantes en el mundo de la
investigación histórica. Inconmensurables fuentes visuales, análogas y digitales, se res-
guardan en colecciones públicas y privadas en formatos tan diversos como fotografías,
códices pictográficos, películas, pinturas, daguerrotipos, mapas, planos, cartografías, di-
bujos, impresos, tapices, entre otros. El valor de cada una de estas fuentes es equiparable
a cualquier testimonio escrito, pero muchos historiadores las reservan u omiten debido
a la complejidad que tiene su uso.
Tradicionalmente en la historiografía contemporánea, la imagen ha sido empleada
como una ilustración acompañada o no de pies, motes, descripciones o títulos, como
muestra de la “realidad” descrita en la narración, es decir, la imagen ha sido utilizada
como una “evidencia” para sostener distintos argumentos, y en muchas ocasiones sin
grandes cuestionamientos a su origen, contexto y contenido. Si bien muchos de estos
usos “irresponsables” de la imagen se deben a los afanes preciosistas de algunos editores,
también son reflejo de la inexperiencia en el manejo de las fuentes visuales por los auto-
res de los textos históricos, dando pie en ocasiones a miradas sesgadas y denotando una
mirada positivista sobre el pasado.
El historiador tiene en cuenta que, como fuente, una imagen NO DICE MÁS QUE
MIL PALABRAS. Lo evidente, lo representado, lo que a nuestro parecer es claro, no es
necesariamente el significado de la imagen. Para desentrañar el contenido de la imagen
se debe tener en cuenta el medio físico en el cual fue creado, la intención del creador
y de quien distribuyó la imagen, las habilidades o competencias técnicas implicadas, las
características del público al que fue dirigida, el tiraje, el contexto, la cultura visual que
prevalecía en el creador y en el público, el deterioro y sus restauraciones, entre muchos
otros factores ¿por qué esto altera el significado? Es común que las imágenes estén com-
pletamente fuera de un contexto que nos permita ubicarlas de manera adecuada, por lo
que nuestro análisis y comentario será, en el mejor de los casos, una interpretación que

163
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

podrá ser mejorada por nosotros mismos o por otros historiadores en el futuro. No existe
receta para hacer el análisis y comentario de una imagen, pero sí mínimos indispensables
que deben de procurarse para construir un criterio completo de la misma.
La aproximación a la imagen debe de iniciarse con la identificación precisa del soporte
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés

o vehículo en el cual se encuentra manifiesta, pero también de la técnica utilizada. Hay


que discernir, por ejemplo, si es que se trata de un negativo analógico fotográfico o de un
positivo de la misma imagen reproducido en una revista o bien de un archivo digital. Al
igual que los textos, las imágenes son factibles de ser reproducidas de manera aproximada
al original y detrás de esto existe una intención que puede estar contrapuesta (o no) al in-
terés de su creación. Así, por ejemplo, el análisis de una pintura original del Renacimiento
realizada para un rico comerciante, será diferente al verificado a partir de una imagen di-
gital localizada en algún repositorio de la Internet. En el primer caso estamos hablando de
un soporte específico (óleo sobre tabla) que tiene la característica de ser único, mientras
que en la segunda, la digitalización ha modificado algunas características formales (color,
dimensión, profundidad, resolución, entre otras) lo que da como resultado un objeto dis-
tinto. Siempre vale la pena determinar si lo que se está analizando es la imagen primaria o
alguno de sus derivados.
Así como nos preguntamos sobre las especificidades materiales de la imagen hay que
hacer una serie de cuestionamientos sobre su contenido. Lo representado puede correspon-
der a un momento de la realidad (lo cual no hace que sea la realidad misma) o bien puede
evocar un aspecto histórico, pero también puede manifestar una serie de ideas o conceptos
que se construyen y comunican a partir de la conjunción de distintos signos. Es posible que
el contenido sea producto de una narrativa de ficción y que ésta se figure de manera realista
o bien se construya de manera abstracta. Cada una de las decisiones implícitas en la cons-
trucción de la imagen debe de ser razonada al momento de realizar un análisis de este tipo.

Comentario de estampas (impresos)

Al menos desde el siglo xv, en Occidente, las estampas son comunes y su abundancia es
mayor conforme nos acercamos al presente. Propiamente toda impresión es un estampa-
do, es decir, se trata de la transferencia de una imagen o motivo desde una matriz a un
papel, tela o cualquier otro material.

164
Manual de comentario de textos históricos

Si bien todo impreso y toda imagen que resulta de ella puede ser de interés para el
historiador, en este caso nos referimos a las impresiones a partir de una técnica que re-
produce una imagen realizada sobre un soporte (generalmente madera, metal o piedra)
y transferida a otro (papel, cartón, tela), utilizando para ello distintos métodos que pue-

Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
den ser sencillos o complejos, y cuyo resultado es una imagen que se colecciona y se llega
a apreciar como “objeto de arte”. Muchas personas le llaman a estas impresiones “gra-
bados”. Éste es un uso incorrecto del término pues el papel o cartón que termina con la
imagen sobre su superficie es una “impresión”; el grabado en sí está en el objeto matriz.
Cada una de las estampas resultantes de una matriz son distintas y únicas ya que es
prácticamente imposible que las impresiones sean idénticas, bien porque la prensa o
tórculo deslizan el papel, porque la presión ejercida fue distinta entre una impresión y
la que le siguió, por el desgaste de la matriz, por el nivel de absorción de tinta por parte
del papel (que no resulta homogéneo), etc. Asimismo, cada impresión tiene un destino
distinto, lo que hace que el uso o almacenamiento deje cierta impronta sobre la estampa,
lo cual la hace diferenciable. Las manchas, anotaciones, dobleces, perforaciones, pérdi-
das, rasgaduras, entre otras modificaciones del material, hablan de la historia y usos que
ha tenido cada una de las estampas.
El historiador, por tanto, debe de estar preocupado no únicamente por decodificar la
imagen, lo cual es ya una tarea de gran mérito, sino que tiene que encontrar respuestas claras
sobre su función dentro de un contexto específico; debe de hallar cuáles han sido las distin-
tas esferas o circuitos de difusión/lectura/apropiación de la mencionada estampa, así como
poder explicar las razones de su preservación dentro de un gran mercado de imágenes.

Real Palacio de Aranjuez

La descripción y la imagen en la estampa mostrada en esta nota, corresponde a una de las


caras del Real Palacio de Aranjuez, establecimiento cercano a Madrid, España, que sirvió
como una de las sedes de la corte, tanto de la casa reinante de los Habsburgo como de la de
los Borbones. De acuerdo con los volúmenes de las construcciones y dado que únicamente
se observan un par de puertas de servicio y ventanas en el cuerpo del edificio central (el más
cercano al observador), parece tratarse de la parte posterior del conjunto arquitectónico. A
la izquierda se encuentra representada una gran galera que parece no tener la misma im-

165
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

portancia que el edificio dispuesto de manera central, y que se caracteriza por tener dos
plantas y ático, además de estar resguardado por dos torres con tambor, cúpula y linterni-
lla. Entre el primer plano y el edificio central se encuentra un jardín o parterre en el cual
hay un pequeño aljibe o lago, calzadas, setos y una gran arboleda al fondo. Un foso enre-
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés

jado mantiene fuera de la finca al observador, quien únicamente se conforma con avistar
algunas escenas de la vida al interior del parterre: parejas de personas, principalmente
mujeres, pasean en el interior; un caballero se presenta a un trío de paseantes, al tiempo
que otro caballero interactúa con una niña y una mujer, mientras un joven persigue a un
par de perros. A estos personajes se suman en el interior otros andantes, en tanto que en
el exterior un grupo de cuatro mujeres y un hombre reposan cercanos a la verja del foso.
El movimiento de la escena lo brindan las posiciones de los personajes representados, así
también las posturas de los cuatro perros presentes en la escena y las aves que surcan el
cielo. Las personas del exterior no tienen la misma calidad social que las del interior. Es
posible reconocer la orientación del Palacio a partir de la proyección de las sombras, lo
cual sugiere que está en un eje oriente–poniente y que se trata de un atardecer.

Contexto de creación

El escudo que se encuentra al pie de la imagen es altamente revelador. En 1771 se ins-


tauró la Orden de Carlos iii en torno al nacimiento del primogénito del Príncipe de
Asturias, Carlos Clemente Antonio. De esta manera, el rey Carlos iii utilizaba un evento
simbólico para construir una nueva distinción que le permitiera refundar las bases polí-
ticas del reino. Si bien desde la Guerra de Sucesión se había impulsado la construcción
de un nuevo estilo de ejercicio del poder, construido con rigor a partir de una serie de
reformas profundas que habían iniciado desde el primer borbón en España, Felipe V, fue
con Carlos iii con quien se alcanzó el cenit del absolutismo real. De hecho, la estampa
que aquí nos ocupa es un vehículo que expone la riqueza, la racionalidad, el dominio
de la naturaleza y el poder de Carlos III. Dentro del recinto se encuentra la aristocracia
sometida al rey mientras que en el exterior los individuos útiles podían gozar de la pro-
tección y favor real.
Juan Minguet fue un prolífico grabador formado en la Real Academia de San Fer-

166
Manual de comentario de textos históricos

nando, Madrid. Su educación estuvo a cargo de Juan Fernando Palomino, célebre aca-
démico en ese rubro. Del dibujante, Domingo de Aguirre (ca. 1742 – 1805), se conocen
distintos planos y vistas de los palacios reales de Carlos iii de España. De acuerdo con
Magdalena Merlos, Aranjuez representada en 9 vistas fue parte de la colección de Gri-

Alberto Soto Cortés ı REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET
maldi y también fuente de inspiración para el trabajo posterior de Thomas Robinson
(Segundo Barón de Grantham) en 1775. Aguirre se desempeñaba como capitán de in-
fantería y tenía una formación técnica que le permitió desempeñarse como topógrafo
y dibujante de vistas, por lo que no es extraño que haya participado en el diseño de un
tratado de artillería hacia la época de Carlos iv.

Relevancia

La obra que se comenta se encuentra dentro de la colección del Museo Nacional de San
Carlos y proviene del fondo de origen de la Real Academia de San Carlos de las Nobles
Artes de la Nueva España, institución aprobada en 1783 y establecida formalmente en la
Nueva España en 1785.
Aunque no se tiene una idea clara de cuál fue el proceso de articulación de la colec-
ción, desde que el promotor de la Academia, el grabador Jerónimo Antonio Gil (1732–
1798), inició la enseñanza del grabado utilizando estampas con el fin de que los aprendi-
ces realizaran copias de dibujo antes de emprender el uso de herramientas de grabado.
Siendo contemporáneos, Gil conoció a Juan Minguet en la Academia de San Fernando
y su venida a la Nueva España ocurrió años después de la ejecución del tiraje que repro-
duce distintos escenarios del Palacio de Aranjuez, dibujado por Domingo de Aguirre. Es
muy probable que Gil valorara que las vistas de Aranjuez tenían un alto valor en cuanto a
la técnica de dibujo y de ejecución del grabado, pero al mismo tiempo en cuanto al valor
simbólico de lo representado.
También el primer maestro de arquitectura de la Academia de San Carlos, Antonio
González Velázquez (–†1810), debió de utilizar las estampas de los reales sitios como
material para explicar los usos del espacio arquitectónico y plantear con esto las nuevas
obras que se emprenderían en la Nueva España. Como puede verse, la importancia del
documento se extiende en distintas vertientes y no sólo como material de estudio para

167
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

los dibujantes, grabadores o arquitectos de la Real Academia de San Carlos, sino como
referentes visuales de un nuevo concepto del volumen, de lo funcional, o mejor dicho,
esta estampa es una muestra del nuevo canon constructivo que se intentaba implementar
en la Nueva España.
REAL PALACIO DE ARANJUEZ DE DOMINGO DE AGUIRRE Y JUAN MINGUET ı Alberto Soto Cortés

Es importante pensar el documento no sólo en función de su uso, sino también de


su preservación. Caída en desuso: ¿qué ha permitido la sobrevivencia de esta estampa
dentro de la colección del Museo Nacional de San Carlos? Sin duda es posible establecer
distintas hipótesis al respecto, en torno a la valoración de la arquitectura real española,
a la asociación con la modernización de la Nueva España, al uso que tuvo este tipo de
impresos para diversas generaciones de artistas durante el México independiente, entre
otras. Las evidencias físicas de su desgaste corroboran su uso más o menos continuo du-
rante el tiempo y posibilitan adentrarse en un mundo de educandos, pero también de
conformadores de la nación mexicana.

Fuentes
Álavrez de Quindos y Baena, Juan Antonio, Descripción histórica del real bosque y casa de
Aranjuez, dedicada al rey nuestro señor. Madrid, Imprenta Real, 1804.
Gómez, Julio y Javier M. Atienza. “Aranjuez: de Real Sitio a ciudad industrial en declive.
Oportunidades inéditas de un emplazamiento estratégico”, en Urban, núm. 2, 1998.
Merlos, Magdalena, “Imagen de Aranjuez: Lord Grantham en la corte de Carlos iii”, en
Enlaces, núm.15, diciembre 2013.
Páez Ríos, Elena. Repertorio de grabados españoles en la Biblioteca Nacional. 4 tomos. Madrid,
Ministerio de Cultura, Secretaría General Técnica, 1981–1985.

168
Manual de comentario de textos históricos

LAS CUESTIONES PENDIENTES


ENTRE LOS DOS PAÍSES.
DOS PERSPECTIVAS SOBRE
EL ORIGEN DE LA GUERRA DE MÉXICO
Y ESTADOS UNIDOS
Miguel Enrique Soto Estrada
(Facultad de Filosofía y Letras, unam)

169
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

170
Manual de comentario de textos históricos

Ministerio de Relaciones Exteriores,


Gobernación y Policía.

Circular
[Dirigida a los Gobernadores y Asambleas de los Departamentos]
[México, 11 de diciembre, 1845.]

El motivo del escrito1

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Excelentísimo señor:
Desde que el Excelentísimo señor Presidente tomó las riendas del Gobierno en el
memorable día 6 de diciembre del año próximo pasado2, fijó su atención en la cuestión
de Texas, con todo el empeño que exigía un asunto tan vital para nuestra Patria; y los
diversos incidentes de ese negocio que la Administración del propio 6 de diciembre en-
contró ya a punto de desenlazarse, de la manera verdaderamente deplorable en que lo
ha sido3, están bien al alcance de toda la nación.
Pero han ocurrido últimamente otros sucesos, de que el Supremo Gobierno cree
deber imponer a los Excelentísimos señores Gobernadores y Asambleas de los Departa-
mentos, para que con pleno conocimiento del estado del asunto, se sirvan dar su opinión
sobre la conducta que en las presentes circunstancias pueda observar la República Mexi-
cana en aquella cuestión, indicando al mismo tiempo las providencias y arbitrios que
deben adoptarse, para que una vez abrazada cierta resolución, ésta se lleve precisamente
al cabo, de la manera que corresponde a la dignidad y decoro de un pueblo civilizado.

El Cónsul de los Estados Unidos en [la ciudad de] México se acercó últimamente al Se-
cretario del Despacho que suscribe, con el objeto de saber la disposición en que estaría

1
Los subtítulos de este documento son nuestros. (M. S.)
2
Como consecuencia de la revolución que derrocó a Antonio López de Santa Anna, quien al dirigirse a com-
batir a Mariano Paredes y Arrillaga a Guadalajara sin autorización del Congreso, a fines de 1844, enfrentó a
la asamblea departamental de Querétaro, y después al propio legislativo nacional. En tales controversias, el
presidente sustituto de Santa Anna, Valentín Canalizo y su gabinete –encabezado por Manuel Crescencio Re-
jón– mostraron poco tacto en su trato con la asamblea bicameral, como se verá adelante.
3
Se refiere, por supuesto, a la anexión de Texas a la Unión Americana.

171
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

el Supremo Gobierno, para recibir a un comisionado de la Unión Americana, que a su


nombre hiciese algunas proposiciones, a fin de arreglar pacíficamente el negocio de Texas4.
De acuerdo con todo el Gabinete se contestó al referido Cónsul, que sin que por
este hecho se entendiesen de nuevo abiertas las relaciones entre ambos países, que están
suspendidas, y sin que las conferencias a que se entrase tuviesen ningún carácter oficial,
el Supremo Gobierno estaría pronto a recibir y oír al comisionado que se presentase,
siempre que fuese una persona, cuyos antecedentes no hubiesen excitado prevenciones
contrarias en México y bajo la expresa condición de que anticipadamente se había de
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

retirar la fuerza naval que se encontraba en las aguas de Veracruz. El Cónsul de los Esta-
dos Unidos accedió a todas las condiciones referidas que por mi conducto se le pusieron;
la fuerza naval americana ha dejado, según se le exigió, las aguas de Veracruz; y aun ha
llegado ya a la República el comisionado de la Unión Americana, cuyas credenciales se
están examinando5.
En este estado, si las proposiciones que se hicieren a nuestro Gobierno consistieran
en retroceder de la vía de usurpación cometida; si ofreciesen la esperanza de prescindir
de la agregación de Texas a los Estados Unidos, la Administración de que soy órgano no
vacilaría un momento en admitirlas.
Pero no es este el caso en el que nos hallamos. Todo hace creer, que la Unión
Americana no cederá un punto en sus proyectos de ocupación del territorio de Texas.
El ofrecimiento de una indemnización a la República Mexicana es cuanto, en el estado
actual del negocio, puede esperarse racionalmente que contengan las proposiciones de
que será conductor el comisionado referido.
En tales circunstancias, el Supremo Gobierno no quiere, ni debe ser el único responsable
de la resolución que se adopte. Desea oír acerca de ella a los Gobiernos y Asambleas Depar-
tamentales, para que ya la guerra con todos sus avatares, riesgos, sacrificios y males de todo
género, ya la paz con todos sus inconvenientes, peligros y consecuencias, sean el fruto de una

4
Así es como entendía el gobierno de José Joaquín de Herrera la resolución de las “cuestiones pendientes” entre
los dos países. A menos de advertencia en contra, todas las cursivas de este documento nos pertenecen. (M.S.)
5
Como se verá a largo del texto, la percepción que tuvieron los gobiernos mexicano y estadounidense sobre “las
cuestiones pendientes” fue decisiva y, con otros factores, precipitó el inicio de la guerra.

172
Manual de comentario de textos históricos

opinión verdaderamente nacional, y la expresión fiel de la voluntad de las partes integrantes


de la República, a cuya totalidad toca la adopción de cualquiera de aquellos dos extremos6.

La disyuntiva de México: la guerra o la paz

Al someter a la deliberación de Vuestra Excelencia y Excelentísima Asamblea de este


Departamento (como lo hago al mismo tiempo con las autoridades superiores de los

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
demás) la resolución de un asunto tan grave y delicado, creo de mi deber, y de acuerdo
con todo el Gabinete, llamar la atención de Vuestra Excelencia sobre algunos puntos
que, en concepto del Supremo Gobierno, no deben perderse de vista en la discusión de
un negocio de esta naturaleza.
Vuestra Excelencia, los señores vocales de su Excelentísima Asamblea y los individuos
del Gabinete que en las actuales circunstancias hemos sido desgraciadamente llamados
a ejercer funciones públicas y a tomar una resolución de tantas y tan incalculables con-
secuencias7, no debemos olvidar un solo momento, que de nuestra determinación están
pendientes intereses, y acaso la misma existencia política de la República.
Todo lo que en una deliberación de tal magnitud, pueda contribuir a ilustrar nuestra
conciencia, para emitir un voto verdaderamente patriótico, no debe separarse ni por un
instante de nuestro espíritu. Así será como, cualquiera que sea el juicio que de nuestros
actos formen los contemporáneos ellos sabrán por lo menos examinarlos con indulgen-
cia, si son nobles y puros los principios que nos mueven. La posteridad los apreciará en su
justo valor, y las generaciones futuras, bendecirán los nombres de los que en una cuestión
de vida o muerte para el país, hayan expresado un voto que sólo sea inspirado por los
deseos de la salvación y del bien de la patria.
Para emprender una guerra convienen los políticos en que deben examinarse tres
cuestiones: 1° La de justicia, 2° La de su posibilidad, 3° La de su conveniencia.

6
Aquí está el propósito fundamental de este texto del gobierno de Herrera, firmado por el ministro de Relaciones
Exteriores, Manuel de la Peña y Peña: lograr un consenso entre los gobiernos departamentales para convencer al
Congreso, próximo a reunirse, de una solución diplomática a la cuestión de Texas.
7
Seguramente, una de las virtudes de este escrito de Herrera y Peña y Peña consiste en su realismo; la duda que
surge aquí, sin embargo, es si esta actitud derrotista ante una responsabilidad abrumadora, como la de una gue-
rra, es una alternativa viable para cualquier político.

173
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

En cuanto al primero de estos tres puntos, de ningún mexicano, de ningún hombre,


cualquiera que sea el país de su procedencia, puede esperarse que ponga siquiera en duda
la justicia que asiste a México para hacer la guerra a Estados Unidos. La escandalosa usur-
pación de nuestras propiedades, el ataque brusco y descarado que han dado a nuestros
derechos, apenas encontrarán un ejemplar parecido en los anales de las relaciones inter-
nacionales de los pueblos civilizados. Por lo mismo, si para hacer la guerra sólo se hubiese
de atender a nuestra justicia, vacilar sobre este partido, o sería un crimen verdadero, o una
falta total de sentido común.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Pero vienen después las cuestiones de la posibilidad, y de la conveniencia que hay para
abrir y sostener, con firmeza y con honor, las hostilidades y todas las consecuencias de
una guerra de esta naturaleza.
Una guerra extranjera que se haya de sostener con una nación poderosa, adelantada
en civilización poseedora de una marina respetable, y que tiene una población muy supe-
rior a la de su enemigo, la cual aumenta rápidamente todos los días, por la inmigración
que atrae a ella una grande y no interrumpida carrera de prosperidad, importa inmensos
sacrificios de hombres y de dinero, no ya para asegurar la victoria, sino simplemente
para evitar que se marche a un vencimiento seguro. ¿Serán posibles esos sacrificios a la
República Mexicana en el estado de extenuaciones en que la han dejado tantos años de
errores y desventuras?8 Respóndanlo desde luego el abatimiento en que están la industria
y la agricultura, y la miseria en que se hallan todas las clases. Cuando después de tantos
golpes y desgracias sufridas necesitamos una larga era de paz y de quietud, exclusiva-
mente destinadas a la reparación de todos nuestros males, a la cicatrización de nuestras
profundas e innumerables heridas, ¿cómo arrancar a nuestros campos y talleres, aban-
donados por una serie dilatada de discordias, nuevos brazos que les arrebatasen para
siempre hasta la esperanza de volver a animar nuestra industria, apenas naciente y ya casi
moribunda? ¿Dónde hallar las sumas necesarias para mantener a esos hombres en una

8
Evidentemente se refería aquí Herrera a la inestabilidad del México independiente, que había implicado
el trastorno continuo de las instituciones públicas. Así lo ilustraban los ensayos de un imperio, una república
federal, dos más de tipo central y una dictadura.

174
Manual de comentario de textos históricos

frontera a centenares de leguas de distancia, y no llevarlos a perecer entre despoblados y


desiertos, al marchar a exponer su vida en defensa de la integridad del territorio?
Los esfuerzos de los Estados Unidos por sostener la lucha una vez abierta, serán pro-
porcionados, no a la justicia de su causa, pues entonces no se atreverían a disparar un solo
tiro, sino a la magnitud de los intereses materiales que les ha inspirado la usurpación, y
que han sido bastantes para decidirlos a ponerse en choque abierto con la opinión de
todo el mundo y con la moralidad y la justicia internacional que debieran respetar. Por
esto, lanzarse con tales antecedentes a la guerra es abrir una carrera de interminables

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
hostilidades, y resolverse a sufrir tales sacrificios, cuyo monto y duración no puede medir
la fantasía. La guerra con los Estados Unidos para desbaratar la usurpación de Texas, es
un abismo sin fondo, que se tragará [a] una serie indefinida de generaciones y tesoros,
que no puede calcular la imaginación, y en el que al fin iría a hundirse la República con
todas las esperanzas de su porvenir.
Nuestra hacienda se encuentra en una situación tan deplorable, que después de cedi-
das a los Departamentos rentas que, a algunos de ellos no les bastarán para los gastos de su
Administración interior, el Gobierno General ha quedado en tal estado de escasez que tiene
apuros no ya diarios, sino de cada hora, de cada instante, aun por atender, no con abundan-
cia, sino con mezquindad, a la miserable guarnición de México, a los Cantones de Jalapa y del
interior a la División del Norte, cuyas fuerzas militares son insignificantes, no sólo para em-
prender una guerra juiciosa y prudente, sino aun para que la República tuviese hoy la actitud
respetable en que le convenía presentarse en los momentos precursores de una campaña.
Hace algunos meses que Su Excelencia el Presidente dispuso mandar algunas tropas
para Californias, península que con razón se teme sea uno de los primeros puntos ataca-
dos por la República vecina, en el caso de un rompimiento de las hostilidades; y desde
entonces no se han tenido los recursos precisos para que marche la expedición. Entre-
tanto, la administración del Gobierno General en todos sus ramos está tan poco aten-
dida, a pesar de los esfuerzos y desvelos del Excmo. señor Presidente, que es imposible
que las oficinas puedan marchar por mucho tiempo con la precaria, diminuta y eventual
asistencia de sueldo en que se hallan los empleados que las componen; y es muy probable
que permaneciendo este estado de cosas, se desbarate por sí mismo el miserable sistema
administrativo que tenemos, aunque no sobreviniese el mal terribilísimo de una guerra
constante y destructora de todo el orden social.

175
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Las naciones amigas, de quienes, por razón de sus intereses, pudiera esperarse algu-
na ayuda en nuestra lucha con los Estados Unidos, están muy lejos de hallarse dispuestas
a prestarnos su cooperación. Sus gobiernos han manifestado al Mexicano, que conside-
ran la agregación de Texas como un hecho consumado, y alguna de ellas, la más interesa-
da en impedir el crecimiento de los Estados Unidos, juzga que sus intereses económicos
le imponen el deber de devorar en silencio sus agravios propios, antes que emprender
una guerra en que cree que aquéllos se verán comprometidos.
El Supremo Gobierno tiene por cierto, que la República no está en estado de sufrir las
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

contribuciones y gravámenes que sería necesario imponer para emprender y continuar la


guerra por todo el tiempo largo e indefinido que ella debiese durar. Pero aun suponiendo
que fuese erróneo este concepto, no lo es el afirmar que los productos de los impuestos y
gravámenes, e incierta, eventual y contingente la importancia de su cobro; como tampoco lo
es, que para comenzar las hostilidades y mantener la campaña hasta un término plausible y
honroso, se necesita, sin duda alguna, de que los recursos con que se cuente sean: 1° Prontos
e inmediatos. 2° Reales y efectivos. 3° Bastantes y cuantiosos. 4° Seguros y permanentes. De
otra manera la campaña sería una ruina, y ruina humillante y vergonzosa para la República.
El Supremo Gobierno fue autorizado, hace algún tiempo, para contratar, con este
motivo, un préstamo nacional o extranjero, de quince millones de pesos. Desde el día en
que su autorización se concedió por el Congreso, ha estado el decreto sobre la mesa del
Ministro respectivo, sin que nadie se haya acercado al Gabinete a hacer proposiciones de
ningún género9. Este solo hecho será bastante para hacer formar juicio del estado infeliz
de nuestro crédito, y de la posibilidad que hay de adquirir recursos de aquellas calidades
que se han menester para esta guerra. Por lo demás Vuestra Excelencia y esta Excma.
Asamblea, que están más al cabo que la autoridad central, de los datos de hecho, relativos
a los Departamentos con que en este punto se debe contar, podrán dar a la ligera, breve
y débil reseña que acabo de hacer, todo el valor que por sí misma merece.
Finalmente, para resolver con más acierto el punto respectivo a la posibilidad prudente y
racional de la guerra con los Estados Unidos, y recuperar y mantener nuestro Departamento
9
En realidad sí se había acercado al gobierno un prestamista peculiar: Lorenzo Carrera, quien participaba en
una conspiración monárquica para derrocar al presidente Herrera, y quien le ofreció al gobierno $300 mil, con
la condición que la mitad se dispusiera para San Luis Potosí, en donde su caudillo, Mariano Paredes y Arrillaga,
encabezaría el movimiento para derribar al gobierno establecido. Vid. Miguel Soto, La conspiración monarquista
en México, 1845–1846, México, Editorial Offset S.A., 1988, pp. 59–60.

176
Manual de comentario de textos históricos

de Texas, el Excmo. señor Presidente dispuso, que por mi conducto se exigiesen a los Ministe-
rios de Guerra y Hacienda, los datos que respectivamente debiesen ministrar, para esclarecer
una materia de tanta importancia y gravedad. Sus contestaciones son las que comprenden los
documentos que bajo los números 1 y 2 se acompañan con esta comunicación10. El primero
se contrae a expresar todo lo que, por lo menos, se habrá menester para la campaña, y para
asegurar durante ella los demás puntos de la República que fuera necesario resguardar. El
segundo manifiesta el estado de nuestra hacienda nacional. Ni el uno ni el otro puede
decirse que son exagerados, sino antes bien moderados y aún diminutos11; pero ambos

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
ofrecen un contraste tal que una simple vista deciden el convencimiento sobre el punto de
nuestra capacidad para una guerra de ese tamaño y calidad.
El punto tercero y último, respectivo a la conveniencia de esta guerra, parece que debe
examinarse y resolverse por los mismos principios y datos que su posibilidad. Sin embargo,
acerca de este punto, el Gobierno le hará unas breves y muy sencillas observaciones.
Permitiendo que fuesen posibles, en el estado actual de la República, los sacrificios
inmensos de hombres y riquezas, que tuviese que hacer en la guerra con los Estados Uni-
dos, falta que examinar y decidir si la posesión usurpada de Texas exige por sí misma que
se recupere a costa de tantos y tales sacrificios. ¿Si esa recuperación importara más que la
conservación del buen orden y tranquilidad interior de la República, casi incompatibles
con la guerra? ¿Si esa recuperación pesara más en la balanza de la conveniencia nacional,
que la sangre mexicana que hubiera de derramarse con profusión, que la paralización
del comercio, la destrucción de la industria, la ruina de la agricultura, el aniquilamiento
de todos los giros y miseria y desolación de todos los mexicanos? ¿En fin, si el territorio
de Texas, tal cual ha sido y será en siglos enteros para nosotros, valdrá más que el soste-
nimiento del orden social, y de nuestro sistema de Gobierno, de manera que todo, todo
haya de exponerse para recobrar a aquel perdido Departamento?
Téngase muy presente, que la guerra de Texas, ha servido siempre de pretexto para
las más fuertes y gravosas exacciones, para la dilapidación de los caudales públicos, para
los contratos y las negociaciones más perniciosas, para el libertinaje y desenfreno más arbi-
10
En la propia antología de Peña y Reyes aparecen las respuestas del ministro de Guerra y Marina, Pedro María
Anaya, al ministro de Relaciones Exteriores, Gobernación y Policía, México, 2 de diciembre, 1845; y la de [Pe-
dro] Fernández del Castillo, ministro de Hacienda, al mismo, México, 5 de diciembre, 1845, en Antonio de la
Peña y Reyes, Algunos documentos sobre el Tratado de Guadalupe…, op. cit. pp. 26–30 y pp. 30–34, respectivamente.
11
Modestos.

177
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

trario, para las aberraciones más criminales, y aun para la ruina de nuestras instituciones,
y establecimiento del absolutismo y tiranía. ¿Qué fue lo que se presentó para que apoyase,
con algún aspecto de nacionalidad, la nueva e indefinida dictadura que erigía el decreto
del 29 de noviembre del año próximo pasado? La guerra de Texas, y mientras durase la
guerra de Texas; que fue decir, que la dictadura había de ser duradera para siempre, pues
tal lo sería la lucha de que se trata12.
Considérese también, que el poder y la riqueza de los hombres y las naciones, no
los constituye la extensión material y física del terreno de que son dueños, sino sólo a
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

medida de la atención que le prestan, del esmero con que lo cultivan y lo cuidan, y del
uso, utilidad y aprovechamiento que les produce. La extensión sola de un terreno que
no puede atenderse y cuidarse con dedicación y con empeño, es un incentivo poderoso
para la codicia del extraño, y para excitar proyectos de usurpación de parte del colindan-
te, para agresiones, invasiones y pleitos repetidos, y para inquietudes, cuidados y eroga-
ciones frecuentes, que el dueño tiene que sufrir con el fin de repelerlas y defender su
propiedad; y todo esto, ya se ve, no aumenta, sino que visiblemente disminuye, debilita y
destruye su fuerza, su riqueza, y su poder.
El territorio de Texas se halla en este caso con respecto a México; pues ni su enormí-
sima distancia, ni la necesidad de atender a otros Departamentos también distantes y des-
poblados, le dan lugar y facilidad de cuidarlo y defenderlo con la dedicación y el esmero
que fueran indispensables; ni su población por cuenta de México es obra del momento
ni de pocos años, sino de las generaciones y siglos venideros. La población es la causa
principal del poder y riqueza de las naciones, y la que a su vez defiende victoriosamente
su territorio; y éste nunca o raras veces es invadido cuando se halla bien poblado y soste-
nido, así por brazos e intereses nacionales. El territorio mexicano es imponderablemente
mayor que el de Francia; y la Francia, sin embargo, es incomparablemente más fuerte y
poderosa que nuestra República; he aquí, entre otros innumerables, un ejemplo eviden-
te que confirma aquellas verdades.

12
Efectivamente, esa ley estipulaba que mientras durara la campaña de Texas el ejecutivo gobernaría sin con-
greso y sin oposición en la prensa; sorprendentemente, ¡esto lo planteó el destacado jurisconsulto Manuel
Crescencio Rejón, líder del gabinete! El texto del mandato se incluye en Enrique de Olavarría y Ferrari, México
independiente, en Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, 10 vols., México, Editorial Cumbre, 1983, vol.
VIII, pp. 92–93.

178
Manual de comentario de textos históricos

Y no se haga valer la objeción de que la usurpación del territorio de Texas, no contra-


dicha con la formalidad de una guerra, traería consigo otras invasiones de la misma clase;
porque además de que a esa especie de ocupaciones no se podría abrir puerta más franca,
ni dar más plausible pretexto que con la declaración de la guerra, cuando tales despojos se
repitieran, la nación mexicana habría tenido tiempo de recuperar, en medio del orden y
la tranquilidad, las fuerzas que hubiera perdido en una larga serie de discordias. Entonces,
acaso, se hallaría colocada en una situación ciertamente más favorable que la presente,
para vindicar sus derechos, y oponer una barrera al torrente que por ahora la amenaza. El

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Gobierno no ve medio más seguro para allanar a las águilas anglo–americanas el camino de
invasión contra México, que el emprender hoy, bajo circunstancias tan desventajosas, una
lucha desigual que, llamando su atención por todas partes, debilitaría inconsiderablemen-
te a la República con esfuerzos vanos que la conducirían infaliblemente a una ruina total13.
Pero supóngase por un momento, que la guerra se pudiese hacer; que el éxito de ella
fuese cual lo desea todo corazón mexicano, el más favorable para nuestro país; que nues-
tros soldados obtuviesen en las orillas del Sabina14 las victorias que conseguirían si sólo
el valor fuese el único dispensador de los triunfos, en el estado actual de las sociedades;
que cortasen en toda la superficie del territorio de Texas bosques enteros de laureles; que
como por encanto llovían hombres, recursos, trenes de guerra, vestuarios, municiones y
víveres, que en un momento se hacían dueños nuestros ejércitos del Departamento de
Texas; que los Estados Unidos pedían la paz, y ésta se firmaba en términos los más honro-
sos para la República; aun entonces y después de haber dado tan feliz cima a la campaña,
¿cómo conservar el Departamento reconquistado, sin mantener en él constantemente
un cuerpo formidable de fuerza militar, que al fin agotase todos nuestros recursos, e
hiciese sucumbir a la nación bajo el peso de gravámenes semejantes?
Poblar esa frontera con habitantes nacionales es una quimera, pues nos falta todavía
mucho para tener siquiera medianamente poblado el resto inmenso de nuestro territo-
rio15. Hacerlo, favoreciendo una emigración extranjera de cualquier país que ella fuese, es
preparar para lo futuro los mismos peligros, las mismas cuestiones, las mismas usurpacio-
13
Seguramente éste es uno de los juicios más certeros del texto en cuestión, sobre todo por las consecuencias
que eso traería para el país.
14
La frontera de Texas con Luisiana.
15
Este reconocimiento del factor demográfico en la disputa que se enfrentaba entonces con Estados Unidos
representa un acierto en la visión de Herrera.

179
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

nes de que hoy somos víctimas, y renovar incesantemente para el país, las mismas circuns-
tancias difíciles que hoy nos atormentan. En suma, la cuestión de la conservación de Texas,
una vez reconquistado, no es menos grave, no es menos embarazosa, no está menos erizada
de dificultades y escollos, que la misma deliberación actual sobre la guerra.
Me resta contraer la atención a otro punto que se ha hecho valer mucho en este ne-
gocio. Tal es el honor nacional que obliga a emprender y sostener a toda costa la guerra,
para vindicarlo de los agravios e injurias recibidas con tanta perfidia en la usurpación
de una parte de su territorio. Todo, se dice y clama vulgarmente, todo debe exponerse y
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

sacrificarse por salvar el honor de la nación.


Acerca de este otro punto, me permitirán Vuestra Excelencia y su respetable Asam-
blea, que a nombre del Gobierno exponga también algunas muy breves observaciones.

1° ¿Perderá México su honor y buen nombre, porque obligado por la necesidad, y en


precaución de mayores males, y para evitar desgracias sin cuento ni medida, deje de
emprender una guerra que lo arruinaría, y entre, con cuanto decoro sea posible en
las circunstancias, por un tratado de paz, aunque sea cediendo, bajo condiciones
razonables, una parte despoblada de su inmenso territorio?
2° ¿Será México la nación única en el mundo civilizado, que hubiese observado esta conducta?
3° ¿Será cierto, o más probable siquiera, que emprendida una vez por México y sostenida
la guerra contra los Estados Unidos, quede su honor regularmente vindicado de tales
injurias, y recobrado el Departamento que hasta ahora tiene perdido? O por el contra-
rio, ¿será más probable que entablada una vez la lucha, resentida por ella males y sacri-
ficios de todo género, y experimentadas las fuerzas de una y otra parte, quede México
más ofendido, más perjudicado, más mancillado en sus intereses y en su crédito?
4° ¿Será eterna la guerra que México haya de hacer a los Estados Unidos, o el tratado de
paz que haya de celebrarse será ahora menos conveniente a México que después de
emprendida la guerra, y sostenida en toda su extensión y con todas sus consecuencias?

A la verdad que fijada la consideración en estos puntos, todo buen mexicano debe temblar
y estremecerse para resolver el problema, inclinándose al partido de la guerra. Nadie habrá
que deje de decir y proclamar con el corazón y con la boca: la guerra es justa, justísima hasta
el extremo. ¿Pero será posible? ¿Nos será conveniente en nuestras actuales circunstancias?
¿Cuáles serán sus resultados y su término? ¿Será mayor la suma de males, o la de los bienes

180
Manual de comentario de textos históricos

que ella nos produzca? Sensible y duro es este lenguaje; pero preciso y verdadero. Preciso
es, que la nación entera examine, con todo juicio y madurez, cuestiones tan graves y vitales,
porque ella en su totalidad es la que ha de sufrir o gozar de esa suma de males o de bienes.
Debe contemplar, en primer lugar, que jamás pueden confundirse el rapto de su
entusiasmo o de una ira justa y merecida, con los sentimientos y producciones de un
patriotismo puro, pero profundamente calculado, y de un honor bien entendido. Aquél
es muy natural, y por lo mismo nunca censurable en las personas privadas; mas éste es
el que corresponde ejercer a los funcionarios públicos, a los hombres de Estado, a los

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
directores de una sociedad, cuando se trate de fijar el bien o el mal de la misma.
Jamás será honroso para una nación lanzarse a una guerra que no pueda mantener
con vigor y con constancia. Jamás lo será tampoco, decidirse por una guerra que, aunque
justa, sea evidentemente desigual, por una guerra larga y destructora para la potencia
que la arrostra, por una guerra cuyo término, aun suponiendo que sea próspero, deje en
pie los mismos temores, los mismos peligros, y los mismos gravámenes para conservar lo
recuperado. Nada hay propiamente honroso que no sea cuerdo y prudente. La guerra
más justa para las naciones no es de menos calidad y trascendencia que un grave negocio
para un hombre particular; y ningún hombre cauto y diligente entraría en una negocia-
ción o en un pleito, por justo que fuese, en que tuviese más probabilidades de perder que
de ganar, y más sacrificios que sufrir, que bienes que reportar.
Por otro lado, el honor nacional está hoy mismo bien puesto de nuestra parte. No es
la nación mexicana, sino la de los Estados Unidos la que ha solicitado con empeño estas
conferencias y pláticas de paz16. Ella la que pidió se le admitiese un comisionado con ese
objeto17; y este solo paso envuelve, a los ojos de todo el mundo, una confesión tácita, pero
evidente y poderosa de los derechos de México, de los agravios recibidos, y de la necesi-
dad de su consentimiento para legalizar la posesión, hasta hoy violenta y atentatoria del
16
Ésta es una exageración del ministro de la Peña. Aunque sí fue el gobierno de Polk el que tomó la iniciativa
para tratar de resolver el impasse diplomático con negociaciones, resulta excesivo decir que hizo eso “con
empeño”. Más bien ése era un elemento que la administración de Herrera trataba de capitalizar frente a los
gobernadores de los departamentos.
17
Efectivamente, la respuesta del ministro de Relaciones Exteriores, Peña y Peña, al cónsul Black, fue que el
gobierno mexicano estaba dispuesto a recibir a un “Comisionado… con plenos poderes de su gobierno, para
arreglar… la contienda presente”. La interpretación que cada gobierno le dio al carácter de ese enviado es-
pecial fue distinta y propició en parte el fracaso de la misión diplomática; Peña y Peña a Black, México, 15 de
octubre, 1845, en “La misión de Slidell”, en Diario del presidente Polk…,op. cit. vol. II, pp. 51–52.

181
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

territorio de Texas18. Si en el día el honor de México se halla a cubierto en esta parte, pudiera
suceder que no lo estuviese más adelante, una vez empeñada la guerra y librada únicamente
a ella la suerte de esta cuestión funesta y peligrosísima para México. Y si los Estados Unidos
son los que hoy se presentan haciendo proposiciones de paz y conciliación, pudiera suceder
que México fuese quien aburrido de desgracias y desastres imponderables, las hiciera en
lo sucesivo. En este caso, tan posible y nada remoto, la posición honrosa que hoy ocupa,
quedaría trocada en mengua y envilecimiento. Entonces la paz y el arreglo que se hiciese
para obtenerla, no sería como ahora pudiera defenderse, esto es, en proporción de sus
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

derechos, sino a medida únicamente de las circunstancias de la guerra, que no siempre


favorece a la justicia; pues sólo es un resultado casi seguro del mayor de los poderes y de
las fuerzas. El honor, pues, bien entendido de la patria, exige de sus hijos que no des-
precien estas reflexiones, que no obren con imprudencia y ligereza en asunto tan grave
y delicado, y que tengan siempre fijas estas verdades importantes que recomiendan los
políticos: la deliberación sobre la guerra no es asunto que pueda exponerse a pruebas o
tentativas aventuradas19. Otra resolución voluntaria y oportuna es mucho mejor que toda
providencia forzada y tardía.

Otras naciones ante situaciones similares

Debe, además, considerarse, que el ganar o perder terreno las naciones, no es una cosa
nueva, extraordinaria y singular, sino muy común y frecuente. No habrá nación que hoy
conserve el mismo terreno y los propios límites bajo que fue erigida desde su origen, por-
que las naciones más fuertes y poderosas han estado siempre sujetas, en este punto, a las
vicisitudes del tiempo y a las constantes variaciones de la política. Unas veces por voluntad,
otras por la fuerza, unas por conveniencia positiva, otras por evitar males mayores, unas por
combinaciones y pactos, y otras de maneras diferentes, la historia antigua y la moderna nos
presentan a cada paso ejemplos de sucesos semejantes, sin que ellos hayan verdaderamente
afectado su honor y buen nombre, porque no hay ley que obligue, y la del honor no está ex-
18
Sin duda, como se verá en el siguiente documento, Herrera y su gabinete atribuían intenciones demasiado
nobles a la iniciativa negociadora de Polk.
19
Desafortunadamente, eso fue justo lo que hizo Mariano Paredes y Arrillaga, aun con las reservas de algunos
partidarios suyos, al suceder a Herrera.

182
Manual de comentario de textos históricos

ceptuada de esta regla natural; y sufrir el mal menor por escapar del mayor, es un principio
racional y conservador que liga a los hombres y a las naciones, y que aun dirige al instinto
de los brutos en sus operaciones materiales. ¿Qué hay pues que extrañar, que México que
acaba de hacerse de la posesión pacífica de Soconusco20, por la voluntad y aquiescencia de
sus habitantes, esté a punto de perder Texas, por la ingratitud y perfidia de sus colonos?
Las consideraciones expuestas para rehusar o abrazar el partido de la guerra, no son
escogitadas ni forzadas ahora por el Gobierno, con el preciso objeto de evadir la de los Es-
tados Unidos, o recuperar a viva fuerza el territorio de Texas que nos tienen usurpado. Esas

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
consideraciones están apoyadas en las reglas mismas que los más graves políticos, antiguos
y modernos, nos han dejado consignadas en sus luminosos escritos. Ellos los trabajaron en
medio de la serenidad y de la calma, libres de afectos y resentimientos personales, y llenos
de saber y experiencia. Sus doctrinas y máximas deben, por tanto, ser para nosotros unas
lecciones saludables que debemos respetar y aprovechar, ahora que por desgracia se nos
presenta el caso práctico e indispensable de decidirnos por la paz o por la guerra.
Ni la premura del tiempo, ni la naturaleza de este escrito, ni la conocida ilustración de
Vuestra Excelencia y de esa respetable Corporación, pueden permitirme que me detenga
ahora en el acopio y aplicación de todas esas doctrinas y reglas, vertidas y sostenidas por los
mejores publicistas21 de todos los tiempos y naciones. Me bastará hacer notar a Vuestra Exce-
lencia y a esa Honorable Asamblea que, desde Grocio22 hasta el último publicista de nuestros
días que han tratado de esta materia, no hay alguno que haya dejado de inculcar a los sobe-
ranos y directores de las sociedades, el empeño que deben tomar para evitar una guerra, que
no sea, además de justa, absolutamente forzosa e indispensable; sentando siempre, que es
preferible una paz costosa, a una guerra desigual y peligrosa, porque los sacrificios de la paz
fácilmente se compensan con ventajas innumerables, al paso que los males y desastres de la
guerra, tarde o temprano, causan la ruina total de las naciones más opulentas y poderosas.
De entre los muchos publicistas que pudieran citarse en este punto, sólo contraerá su
atención el Ministro que suscribe23, a dos, cuyas doctrinas son muy claras, muy lacónicas,
y por eso merecen preferirse en este lugar.
20
Efectivamente, la región de Soconusco en Chiapas se incorporó a México en septiembre de 1842.
21
Editorialistas o pensadores, forjadores de opinión.
22
Hugo Grocio, Hugo de Groot (1583–1645), jurisconsulto, político e historiador holandés. Uno de los funda-
dores del derecho internacional en Del derecho de la guerra y la paz .
23
El ministro Peña y Peña.

183
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Es la primera, la del célebre y moderno publicista Gerard de Reyneval24, quien en su


obra muy conocida y recomendada, Instituciones del Derecho Natural y de Gentes, se
explica de una manera tal, que cada uno de sus conceptos y palabras debe considerarse y
pesarse con la más detenida reflexión. Dice así: “En cuanto al soberano que ha sido des-
graciado en la guerra, que ve poca probabilidad de reparar sus reveses, o que solamente
ve alguna que exigiría esfuerzos ruinosos, necesita de la paz, y aun es para él una obliga-
ción el procurarla; porque lo contrario, sería faltar a la nación, exponer la existencia de
ella a la suerte, y seguir el impulso de una falsa dignidad, o de una ciega desesperación,
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

en vez del de la necesidad de la apariencia y de la salvación de la patria.”


En seguida dice: “No hablaremos de los pasos para preparar la paz, ni tampoco de las
negociaciones que deben precederla; porque esta materia corresponde exclusivamente
a la prudencia política, y no puede sujetarse a reglas fijas ni a ejemplos, pues sólo deben
consultarse las circunstancias. Por eso únicamente observaremos, que es benemérito de
la patria y de la humanidad el que, sin atender a un amor propio mal entendido, y a
un fantasma de dignidad, se aprovecha de las ocasiones que pueden hacer conocer sus
disposiciones pacíficas, y dirigir las cosas por el camino de la conciliación; porque sea el
que fuere el éxito de semejantes gestiones, aseguran al soberano que las hace, el afecto
y reconocimiento de sus súbditos, y la estimación y confianza de las otras naciones; pero,
digámoslo con franqueza, semejante conducta es privativa de las almas grandes, o de
aquellos seres privilegiados que tienen el valor de pensar, que la magnanimidad no es
una quimera ni un acto de flaqueza”.
Esta es la doctrina de tan célebre y recomendable publicista. Apliquémosla al caso en
el que nos hallamos. Nosotros, es verdad, no hemos sufrido, hasta ahora, más reveses o
desgracias en la guerra sobre Texas, que la funesta campaña de San Jacinto25. Mas ¿cuán-
to nos ha costado este primer ensayo? Entonces la emprendimos sólo con los ingratos

24
José Mathías Gerard de Rayneval o Reyneval (1736–1812), diplomático y tratadista francés. Además de la obra
citada escribió unas Reflexiones sobre la situación de América, en 1776.
25
Se refiere a la campaña de Texas de 1836, en la que después de tomar El Álamo, las tropas mexicanas, enca-
bezadas por Antonio López de Santa Anna, fueron derrotadas junto al río San Jacinto, el 21 de abril. El signi-
ficado de esa batalla fue que la intervención del ejército estadounidense en el conflicto de Texas, que parecía
inminente, resultara innecesaria. Como resultado de la derrota, el militar y político jalapeño firmó los Tratados
de Velasco, en los que retiraba su ejército al sur del río Bravo y ofrecía influir en el gobierno de México para
que se reconociera la independencia de Texas. Tales acuerdos fueron desconocidos por el Congreso Nacional.

184
Manual de comentario de textos históricos

colonos de aquel rebelde Departamento; hoy tenemos que luchar abiertamente con el
poder entero de los Estados Unidos, cuyos esfuerzos en esta lucha crecerán a proporción
del interés que es preciso tengan en sostenerla. ¿Y cuál es la diferencia que hay entre el
poder de esa República y la nuestra? Enormísima. Y ¿será posible que, cuando la Francia,
la Inglaterra misma han respetado, y aun temido a su vez el poder de la primera, nosotros
no nos detengamos en medir nuestras propias fuerzas con las suyas? ¿Lo será que cuan-
do la Gran Bretaña ofendida y aun insultada por los Estados Unidos, haya preferido el
medio pacífico de las negociaciones, al de la declaración de una guerra, prescindiendo

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
de agravios y querellas de pundonor y delicadeza, y consultando únicamente a su conve-
niencia positiva, nosotros adoptemos una conducta absolutamente contraria?26

¿Y cuántos y cuáles serían los sacrificios que tendría que hacer la República Mexicana,
para emprender y sostener decentemente una guerra formal con la de los Estados Uni-
dos del Norte? Innumerables, ciertamente, y todos ruinosísimos e insoportables, bajo
todos aspectos, en el estado deplorable en que nos hallamos. Aquí no puede menos que
repetir el Ministro de Relaciones, lo que poco antes dejó sentado acerca de la importan-
cia y calidad de los recursos con que debe contarse para una empresa de tal tamaño. Los
sacrificios deben ser prontos e inmediatos, porque la guerra, una vez principiada, no da
lugar a demoras, ni permite entretenimientos al antojo y libre voluntad de una de las
partes beligerantes. Deben ser reales y efectivos, porque los soldados no se alimentan
ni se pagan con promesas, ni la guerra en ninguno de sus ramos se sostiene con puras
esperanzas. Deben también ser bastantes y cuantiosos, porque no siéndolo, el éxito de la
guerra, como el de cualquier otra negociación, no puede corresponder a los fines, con
que se emprende, y en vez de lograrse frutos provechosos, sólo se resienten pérdidas y
desgracias inútiles y dañosas. Debe, por último, contarse para la guerra con recursos se-
guros y permanentes, porque la guerra es un consumo o erogación constante, y sucesiva
de hombres, de armas y de dinero, y exige por lo mismo, su reemplazo, también constan-
te y sucesivo de estos tres artículos esenciales. Así que, los Departamentos, cuya reunión

26
Efectivamente, tras la Guerra de 1812 –que duró tres años– y a la que se considera la “Segunda Guerra de
Independencia”, con sus costos enormes, Estados Unidos y Gran Bretaña pensaron mucho en volver a enfren-
tarse una vez más.

185
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

es la que compone el todo de la República Mexicana, calificarán y expondrán con lealtad


y franqueza, si podrán o no podrán soportar el contingente que les toque, para ocurrir
fielmente a ese mismo reemplazo constante y permanente de aquellas tres necesidades,
tan esenciales para la guerra. El Gobierno Supremo a todo está dispuesto; pero no podrá
resolverse por el extremo de la guerra sin estar antes bien asegurado de la voluntad fija, explí-
cita, eficaz y efectiva de los Departamentos: porque está muy persuadido de que emprender
la guerra sin estos antecedentes, sería una temeridad tan ruinosa como degradante para el
honor de la República.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Resulta de todo, que si los Departamentos no pueden hacer sino esfuerzos ruinosos
que destruirían a todos ellos, por el empeño de recuperar a Texas; si no es justo ni debi-
do exponer la existencia de toda la nación a la ventura y a la suerte, ni seguir el impulso
de una falsa dignidad o de una ciega desesperación; y si, en fin, es preciso sujetarse a la
necesidad, consultar a la prudencia, y procurar sobre todo la salud de la patria, se hallan
en el deber, como asienta Reyneval, de abrazar el partido de la paz; mucho más cuando
los pasos conducentes a prepararla, han sido tan decorosos para México, como que no
es éste, sino los Estados Unidos los que han sido los primeros en provocarla por medio
de su Cónsul, que a nombre de aquel Gobierno se ha presentado al Ministro Mexicano
que suscribe, con el preciso objeto de abrir las negociaciones oportunas. La deferencia
de México en tales circunstancias, será siempre reputada, según dice también Reyneval,
como un rasgo de magnanimidad, y nunca como un acto de flaqueza.

Vista ya y aplicada a nuestro caso la doctrina del tan célebre publicista Reyneval, permi-
tirá Vuestra Excelencia al Ministro de Relaciones, que le recomiende muy especialmente
lo que otros escritores han sentado, con grande juicio y solidez, acerca de esta misma
materia. Tales son los muy sabios y eruditos españoles que trabajaron y dieron a luz, en el
año de 1820, un periódico titulado El Censor27, que ha llegado a formar una obra comple-
ta en la cual aparecen diversas piezas muy recomendables, políticas y literarias, y en que
discuten muchos y muy exquisitos puntos de Derecho Público e Internacional, dirigidos

27
Este semanario español defendió una postura moderada, enfrentando por un lado al conservadurismo de El
Universal y oponiéndose por el otro a la proliferación de las Juntas Patrióticas o clubes políticos que cuestiona-
ban continuamente la labor de las Cortes.

186
Manual de comentario de textos históricos

principalmente a hacer una crítica juiciosa de la constitución política de la monarquía


española. Entre los varios puntos que dieron materia a las tareas de tan recomendables
escritores, hay uno muy análogo y que dice relación a las dificultades que nos ocupan
sobre la guerra, para sostener la subsistencia de nuestro Departamento de Texas, no sólo
invadido, sino ocupado enteramente por el Gobierno Norteamericano. Será convenien-
te transcribir aquí sus discursos, porque aquella obra no es muy común, ni es fácil que
ella haya corrido28 por las manos de todos los señores Gobernadores e individuos que
componen nuestras juntas departamentales. En el número 1° de ese periódico, del sába-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
do 5 de agosto del citado año de 1820 contrajeron su crítica al punto siguiente:

No presentando las juntas preparatorias objetos en que pue-


da ejercitarse nuestra crítica, comenzaremos por la memorable
sesión del 9 [de julio anterior]29 tan importante por la augusta
solemnidad a que fue destinada; pidiendo ante todas cosas nos
sea permitido preguntar respetuosamente cómo debe entender-
se, en la fórmula del juramento prestado por el Rey, la cláusula
que dice: ‘Juro que no enajenaré, cederé, ni desmembraré parte
alguna del reino...’ Sabemos que esta fórmula está consignada en
el artículo 173 del Acta Constitucional, y que en esta parte es una
consecuencia o aplicación del artículo 172, el cual entre otras res-
tricciones de la autoridad del Rey, señala por cuarta la siguiente:
‘No puede el rey enajenar, ceder, o permutar provincia, ciudad,
villa o lugar, ni parte alguna, por pequeña que sea, del territorio.’
Pero esto es cabalmente lo que no entendemos, a saber: cómo la
Constitución ha impuesto al Rey una obligación que no está en
su mano cumplir. Supongamos, y el caso es más que probable,
que un día tenemos guerra con Inglaterra; que en ella, como que
nuestra marina es tan inferior a la suya, somos constantemente
28
Circulado.
29
El Censor, 5 de agosto de 1820. A partir de ese día analiza las sesiones de las Cortes, comenzando “por su
interés” con la del 9 de julio; hay ejemplares de este periódico en la Colección “Biblioteca de José Fernando
Ramírez”, obrante en la Biblioteca Central Pública del Estado de Durango “José Ignacio Gallegos”, Fondo
Bibliográfico Antiguo.

187
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

desgraciados; que agotados los recursos para continuarla, nos es


indispensable hacer la paz a costa de cualquier sacrificio; que el
Rey, en uso de sus facultades, entabla la negociación; que el ene-
migo exige la cesión de Menorca, Puerto Rico o de cualquier otra
posesión, de la cual, a mayor abundamiento, está ya apoderado, y
que sólo con esta condición nos otorga la paz30. ¿Qué ha de hacer
el Rey en este caso? ¿Ceder la posesión perdida? Será perjuro.
¿No cederla? Continuará la guerra y la nación se arruinará, y el
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

enemigo hará nuevas conquistas, y a cada nueva tentativa de paz


impondrá condiciones más duras, y exigirá mayores porciones
de nuestro territorio; y al fin será menester cederlas o perecer.
¿A qué pues, colocar al Rey entre el perjurio y la triste necesidad
de prolongar hasta el exterminio total de sus súbditos los males
de una guerra desoladora?

Se dirá, tal vez, que en este caso, las Cortes le autorizarán para
que ceda lo que pide el enemigo. Pero, en primer lugar, el Rey
no necesita de la intervención ni el consentimiento de las Cortes
para hacer o ratificar la paz, y las Cortes usurparían la prerrogativa
real, si antes de hecha y ratificada interviniesen en ella. En segun-
do lugar, aun cuando el Rey les pidiese su anuencia para ceder
territorios, ellas no podrían autorizarle para que lo hiciese, por-
que ni las Cortes ni nadie pueden dispensar de un solemnísimo
juramento ante Dios sobre los Santos Evangelios. Siendo evidente,
además, que la conservación del territorio no depende de lo que
está escrito en un papel, sino de las bayonetas: ¿de qué servirá que
en nuestra Constitución se diga que no se cederá, permutará, ni
enajenará parte alguna del territorio, si un día nos obliga a ello la
dura necesidad? Fuera de esto, ¿no puede llegar el caso en que sea

30
Justo ésa había sido la situación entre España e Inglaterra en 1763 con motivo de la captura de La Habana y
que en el Tratado de Paz se intercambió por la Florida, como se dijo en la introducción.

188
Manual de comentario de textos históricos

de nuestro interés permutar una de nuestras posesiones por otra


de otra potencia? Si la Corte del Brasil nos propusiera la permuta
del Portugal por alguna de las posesiones que tenemos en la Amé-
rica del Sur, o si circunstancias favorables nos permitiesen a noso-
tros exigirla como condición de una paz ¿qué español habría, que
si conoce los verdaderos intereses de su país, no votara porque se
hiciese al instante tan preciosa adquisición? Sin embargo, el Rey
tendría atadas las manos por un terrible juramento para hacer a

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la nación el inestimable beneficio de darla por límites en Europa
los mares y el Pirineo.

Lo mismo sucede con la enajenación o venta de alguna parte del


territorio, la cual puede a veces, sernos ventajosísima y tal vez el
único recurso que tengamos para hacer frente a las urgentes ne-
cesidades del Erario. Si teniendo, como tenemos, en la América
Septentrional, inmensos terrenos casi desiertos, que no pode-
mos poblar en el día, ni podremos tal vez en muchos siglos, los
angloamericanos nos quisiesen31 alguna parte, y nos la pagasen
bien ¿qué mal haríamos en enajenarla? Si hoy nos diesen por las
Floridas y por la provincia de Texas treinta o cuarenta millones de
duros, ¿nos vendrían mal para empezar a reparar el ruinoso edi-
ficio de nuestra hacienda? Acaso este es el recurso más pronto y
más expedito de que se puede echar mano32.

Nosotros prescindimos de los inconvenientes políticos que pue-


dan tener semejantes enajenaciones, hablamos sólo de lo útiles

31
Pidiesen.
32
Aquí aparece la razón de ser de este editorial del periódico hispano en 1820: en las Cortes de Madrid estaba
por discutirse la ratificación del Tratado Adams–Onís, con el cual España cedía la Florida a la Unión Americana
a cambio de 5 millones de dólares. Por otra parte, resulta significativa la mención de Texas en tales debates,
pues cinco lustros más tarde representaba un espaldarazo al gobierno de Herrera –con argumentos similares–
en su intención por reconocer la pérdida de ese enorme territorio.

189
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que pueden ser consideradas en sí mismas. No se nos oculta lo


que han declamado algunos filósofos contra las cesiones, permu-
tas y enajenaciones de territorio, tan comunes en todos tiempos,
y tan útiles y aun necesarias en muchas ocasiones, y las razones
que alegan para reprobarlas. Los pueblos, dicen, no son como
una grey o una hacienda de campo que el propietario puede
a su arbitrio enajenar, ceder o trocar por otra que le sea más
productiva. Vender o permutar una parte del territorio es ven-
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

der los ciudadanos que la habitan, es tratarlos como rebaños, es


hacer de ellos un tráfico que la humanidad reprueba. Palabras
huecas que al oído parecen algo, y nada significan en realidad.
El Gobierno que por necesidad o mayor conveniencia cede, ena-
jena o permuta una de sus posesiones, no pone a sus habitantes
bajo el dominio del otro, como se traspasa el de una porción de
bestias destinadas al trabajo o la muerte. Consiente solamente,
que habiendo pertenecido a una nación culta, pasen a formar
parte de otra igualmente civilizada, y estipula siempre en favor
suyo condiciones ventajosas: la conservación de sus propiedades
particulares, de su religión y libertad personal; alguna vez son
más felices en la nueva patria que los recibe, que lo eran en la
que primero tenían.

Mas aun suponiendo que bajo el nuevo Gobierno sean menos


afortunados, éste es un sacrificio que están obligados a hacer por
el bien general de la sociedad de que eran miembros; y ésta tiene
el derecho de exigirlo de cualquiera de los individuos que la com-
ponen. Si en el cuerpo humano es permitido perder una mano o
una pierna para conservar las demás partes, y en los cuerpos políti-
cos porciones muy considerables de sus miembros están obligadas
a derramar su sangre, y aun a perder su vida por la conservación
de todos, ¿cuánto más obligados estarán esta o aquella parte de
sus individuos a pasar a serlo de otra sociedad, cuando así lo exija

190
Manual de comentario de textos históricos

el bienestar de la primera? Esta es una de las condiciones tácitas


que se suponen en toda asociación política, la de hacer por el bien
de la comunidad, todos los sacrificios personales que sean nece-
sarios y aun simplemente útiles a la mayoría de los coasociados.

Cesen, pues, los escritores superficiales de clamar contra seme-


jantes sacrificios, y sobre todo, de prohibirlos por leyes funda-
mentales que a cada paso será necesario quebrantar. Mientras

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
haya guerras en el mundo, y por desgracia las habrá todavía
luengos siglos, siempre el vencedor ha de quitar al vencido, éste,
mal que le pese, habrá de consentir en perderlo. ¿A qué, pues,
proclamar principios teóricos, a que es preciso faltar continua-
mente en la práctica? ¿A qué prohibir por la ley lo que no puede
menos que hacerse? ¿A qué establecer vanos derechos que infali-
blemente han de ceder al irresistible del más fuerte?

Nos hemos detenido tanto en este asunto de las cesiones, permu-


tas y ventas de territorios que se hacen de nación a nación, porque
no ha sido hasta ahora bien discutido ni presentado en su verda-
dero punto de vista; y porque era importantísimo rectificar en esta
parte la opinión del público, refutar los sofismas anárquicos de los
que condenan semejantes transacciones, y reducir a su justo valor
la exagerada filantropía de algunos declamadores. No será inútil
prevenir a nuestros lectores, que si con este motivo nos hemos
permitido tocar al arca santa de la Constitución, no ha sido nues-
tro objeto desacreditar a sus autores, ni menos debilitar el respeto
con que los ciudadanos deben mirar todos y cada uno de sus
artículos mientras subsistan en vigor33. Nuestra intención es que
si las Cortes, o en esta sesión como lo desean muchas personas
inteligentes y muy patriotas, o pasados los ocho años que ella

33
Efectivamente, en 1820 radicales y moderados en España debatían la viabilidad del código liberal proclamado
en 1812, cuya aplicación implicaba miles de aristas a cual más complicada.

191
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

prescribe, se deciden a variar o corregir los pormenores de algu-


nas de sus disposiciones, porque el fondo y las bases principales
deben siempre quedar intactas, puedan los señores diputados
aprovecharse de estas observaciones, si les pareciesen fundadas.
Lo mismo decimos de cualesquiera otras que se nos ofrezcan
sobre otros puntos, y que siempre expondremos con tanta fran-
queza como respeto y sumisión a la sabiduría del Congreso.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Esta es la doctrina de tan célebres escritores, y ella misma nos está presentando algunas
verdades tan apoyadas en la razón, como confirmadas por la experiencia de todas las
naciones. Los mexicanos debemos tenerlas a la vista, para decidirnos en la cuestión que
actualmente nos ocupa sobre el Departamento de Texas.

1° Que la inferioridad de fuerzas, y la necesidad de cuidar de la propia conservación, ha


obligado y obliga siempre a las naciones a procurar la paz a costa de sacrificios.
2° Que entre estos sacrificios tiene muchas veces lugar el de la cesión, venta o permuta
del territorio propio, a fin de evitar el exterminio o ruina total de los súbditos con la
prolongación de una guerra desoladora.
3° Que las condiciones o calidades de una transacción o de un tratado de paz entre dos
naciones beligerantes, son siempre proporcionadas a las victorias obtenidas o reveses
sufridos en la campaña.
4° Que toda potencia, sea cual fuere la forma en que se halle constituida, porque en
ninguna deja de ser soberana y libre, y dueña absoluta de su territorio, tiene una
autoridad indisputable para disponer de alguna parte del mismo, ya sea en el caso de
una forzosa necesidad, o ya en el de una positiva utilidad.
5° Que en tal caso, ninguno de los súbditos, ni aun de los comprendidos en el territo-
rio enajenado, tiene derecho para oponerse y contradecir la enajenación; porque es
condición tácita, pero esencial de toda asociación política, la de hacer por el bien de
la comunidad todos los sacrificios personales que sean necesarios, y aun simplemente
útiles a la mayoría de los coasociados.

192
Manual de comentario de textos históricos

6° Que las potencias, al hacer esta especie de enajenaciones, regularmente estipulan


condiciones favorables a los súbditos que permanezcan en el territorio cedido, como
la conservación de sus propiedades particulares, de su religión y libertad personal.
7° En fin, que siendo indudable que toda nación tiene un derecho incuestionable para
exigir, por medio de sus supremas autoridades, de todas las porciones que la com-
ponen, que contribuyan de todos modos a la conservación de la comunidad, aun
derramando su sangre y perdiendo la vida para asegurarla, lo tiene mucho mayor,
para disponer, con igual objeto, de los intereses particulares de sus súbditos, porque

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la vida es la primera, la más preferente y sagrada de todas las propiedades.

En explicación de verdades tan importantes debe agregar el Ministro que suscribe, que el
principio de que las supremas autoridades de las naciones tienen un derecho incuestionable
para disponer a ocupar las propiedades particulares de sus súbditos, cuando así lo exige la
necesidad o la utilidad común de las mismas, está reconocido por todas las legislaciones del
mundo civilizado; que está sentado por todos los publicistas desde los más antiguos hasta
los más modernos; y lo que es más, que se halla sancionado terminantemente por las leyes
fundamentales que en diversas épocas han regido a nuestra República.


El marco legal mexicano

Así es que el Artículo 112, restricción 3° de la Constitución Federal34 establecía lo siguien-


te: “El Presidente no podrá ocupar la propiedad de ningún particular ni corporación, ni
turbarle en la posesión, uso u aprovechamiento de ella; y si en algún caso fuere necesa-
rio, para un objeto de conocida utilidad general, tomar la propiedad de un particular o
corporación, no lo podrá hacer sin previa autorización del Senado, y en sus recesos, del
Consejo de Gobierno, indemnizando siempre a la parte interesada, a juicio de hombres
buenos, elegidos por ella y el Gobierno.” El mismo principio está consignado en el Artí-
culo 9°, 13 de nuestras Bases Orgánicas.

34
Se refiere a la Constitución de 1824; Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México 1808–1983, México,
Porrúa, 1983, p. 184. Paradójicamente, ese código también establecía una restricción tajante en la Sección
Séptima, “Reglas generales a que se sujetará en todos los Estados y territorios de la federación la administración
de justicia”; el artículo 147 estipulaba: “Queda para siempre prohibida la pena de confiscación de bienes”.

193
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Verdad es que por las mismas Bases Orgánicas (Artículo 89,4) se prohíbe al Presiden-
te de la República enajenar, ceder, permutar o hipotecar parte alguna de la República;
pero es evidente en las propias Bases Orgánicas, que esta prohibición está hecha sólo al
Presidente de la República, y por eso forma la cuarta de las restricciones de sus faculta-
des; y no al Congreso que es la Representación Nacional, y quien, por serlo, puede hacer
lo que la misma nación hiciera, si pudiese toda reunirse para deliberar sobre sus propie-
dades e intereses; y por eso aquella prohibición no está comprendida entre las cuatro
restricciones respectivas al Congreso, y que fija el Artículo 6735.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

La razón de la diferencia es bien obvia y manifiesta, como que se deriva de los principios más
triviales de nuestro Derecho Público Constitucional. El Presidente es el que ejerce el Poder
Ejecutivo de la Nación, es el supremo administrador de sus intereses; pero ningún adminis-
trador, sólo por este título, tiene autoridad para enajenar los bienes que administra, a no ser
que su dueño le haya concedido esa facultad; en cuyo caso no lo hará como administrador,
sino como apoderado o representante del mismo dueño, de los bienes. El Congreso General
obtiene la representación nacional, es decir, es el apoderado o representante legítimo de
toda la nación, para deliberar y obrar plenamente en todo cuanto a ella toca y pertenece, sin
más excepciones que las expresamente consignadas en la ley fundamental de su institución.
De aquí es que el Presidente no tiene autoridad para enajenar parte alguna del terri-
torio mexicano, como ciertamente lo tiene la Representación Nacional36; y esto es tanto
más evidente, cuanto que la primera de sus facultades se dirige a dictar las leyes a que debe

35
Las restricciones aludidas aquí se referían a la imposibilidad del legislativo de suspender la prohibición de
introducción de textiles sin contar con el visto bueno de dos terceras partes de las asambleas departamentales;
proscribir a un ciudadano; dar efecto retroactivo a alguna ley, y suspender las garantías individuales por moti-
vos no contemplados en el artículo 198 de las propias Bases; vid. Bases Orgánicas de la República Mexicana…, en
Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México…, op. cit. p. 415.
36
Efectivamente, de acuerdo con el artículo 89, sección IV, de las Bases Orgánicas el ejecutivo no podría “enaje-
nar, ceder, permutar o hipotecar parte alguna del territorio de la República”. Sin embargo, como se reconocerá
más adelante, cualquier tratado diplomático que firmara el presidente –incluida una cesión territorial– debería
contar con la aprobación del Congreso, (artículo 66, sección ix); Bases Orgánicas… op. cit., en Tena Ramírez,
Leyes fundamentales de México…, op. cit., pp. 420 y 415, respectivamente.
Más bien a lo que aspiraba José Joaquín de Herrera con esta Circular era obtener un consenso de los gobiernos
departamentales con el cual –aunque lo niegue– presionar al Congreso, próximo a sesionar entonces, para que
autorizara una solución diplomática del conflicto.

194
Manual de comentario de textos históricos

arreglarse la Administración Pública en todos y cada uno de sus ramos, como se ve sentado
en el Artículo 66 de las propias Bases Orgánicas o como estaba redactado en el Artículo 49
de la Constitución Federal, con estas palabras: “Las leyes y decretos que emanen del Con-
greso General tendrán por objeto: 1° Sostener la Independencia Nacional y proveer a la
conservación y seguridad de la Nación en sus relaciones exteriores. 2° Conservar la unión
federal de los Estados, y la paz y el orden público en lo interior de la Federación”.

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Conclusión
De todo lo expuesto resultan estas dos verdades importantes: 1° Tanto en los cuerpos físi-
cos como en los políticos, hay cierto género de males que no pueden curarse sino a virtud
del remedio sensible y doloroso de perder alguno de sus miembros, para salvar la vida y la
existencia de todo el cuerpo; porque la buena razón, la sana moral, y aun solo el instinto
común, exigen y demandan que no se exponga a perecer el todo por la parte. 2° Tanto en
los cuerpos físicos como en los sociales, los directores o encargados de su salud y felicidad,
deben estar al alcance de sus dolencias y necesidades respectivas, y facultados para aplicar
oportunamente el remedio que hubiesen menester para su bien y conservación.
El Ministro de Relaciones debe de paso hacer notar a Vuestra Excelencia en este lu-
gar, que aunque por las Bases Orgánicas está autorizado Su Excelencia el Presidente para
dirigir las negociaciones diplomáticas, y celebrar tratados de paz, amistad, alianza, tregua,
neutralidad armada, y demás convenios con las naciones extranjeras, jamás excederá sus
facultades, ni contraerá compromiso alguno que quite o coarte la libre deliberación del
Congreso General; porque está muy distante de desconocer, ni dejará de tener presente,
que ningún acto del Gobierno, en materia de tratados con potencias extranjeras, podrá te-
nerse por consumado, ni será capaz de producir efecto alguno obligatorio, sin que preceda
la aprobación expresa, única que concluye definitivamente esta clase de negocios.
Sin embargo, por la parte iniciativa que en ellos tiene el Supremo Poder Ejecutivo,
Su Excelencia el Presidente desea con ansia explorar la opinión muy respetable, y la
voluntad explícita, franca y eficaz de todos los Gobiernos y Asambleas Departamentales
de la Nación. La opinión que Su Excelencia el Presidente desea examinar, no es la de
nuestra justicia en la lucha pendiente con los Estados Unidos, porque está tan penetrado
de ella, que más no puede ser. Tampoco desea saber la voluntad opinión simple y sencilla
de los Departamentos, porque está bien persuadido de que no hay mexicano que no

195
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

quiera recuperar el territorio nacional que se nos tiene usurpado, y destruir y aniquilar a
los usurpadores. Lo que desea es saber cuáles y cuántos sean los recursos, medios y arbi-
trios con que pueda hacerse efectiva y eficaz esa misma voluntad; porque ésta sin aquellos
sería estéril y vana enteramente.
El Excelentísimo señor Presidente, al proponer a todos los Departamentos la cues-
tión de paz o de guerra, no pretende que se decidan por un extremo determinado37; y si el Minis-
tro que suscribe se ha detenido en presentar los inconvenientes y dificultades de la gue-
rra, es porque conoce bien que de parte de ésta se hallan la justicia evidente de nuestra
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

causa y nuestra inclinación natural, que no necesitan demostrarse.


En suma, Su Excelencia quiere el mejor acopio de luces, para lograr el acierto en ma-
teria tan vital para la patria; y con tal objeto previene al infrascrito dirigir a Vuestra Exce-
lencia y a esa Honorable Asamblea, la presente comunicación, esperando sea contestada
a la mayor brevedad, y de la manera categórica, decisiva y terminante que queda expresada38. Esta
ocasión me es muy satisfactoria para reiterar a Vuestra Excelencia las protestas de todo
mi aprecio y consideración.

Dios y Libertad. México, 11 de diciembre de 1845.

37
Sin duda eran muchos los temores que Herrera enfrentaba de ser acusado de traidor por tratar de evitar la
guerra, como en efecto sucedió, lo cual culminó en su derrocamiento. Su postura pacifista representaba un
viraje sustancial frente a las actitudes que los gobiernos de México habían sostenido hasta entonces: la anexión
de Texas significaría la guerra; por ejemplo, vid. Juan N. Almonte a Ashbel P. Upshur, Washington, 3 de no-
viembre, 1843, en Carlos Bosch García, iii. El endeudamiento de México, en Documentos de la relación de México con
los Estados Unidos, 5 vols., México, unam, 1984, vol. iii, p. 626.

196
Manual de comentario de textos históricos


[La perspectiva estadounidense]38

Departamento de Estado,
Washington, 10 de noviembre, 1845.

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Al señor John Slidell,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México

[Instrucciones del Secretario de Estado James Buchanan para tratar con México el arreglo
de las diferencias entre ambos países.]

Señor,

Con la presente trasmito a usted copias de un despacho dirigido por mí con fecha 17 de
septiembre de 1845 al señor John Black, cónsul de los Estados Unidos en la ciudad de
México; de una nota escrita por dicho cónsul al ministro mexicano de Relaciones Exte-
riores fechada el 13 de octubre de 1845, y de la contestación de ese ministro con fecha
15 de octubre de 184540.

38
Más allá de paradojas o incertidumbres sobre la intención de este escrito, aquí aparecen la verdadera urgen-
cia que enfrentaba Herrera y la petición de ayuda a los gobiernos departamentales. Como se dieron las cosas
esta petición no obtuvo respuesta, pues cuatro días después, el 15 de diciembre de 1845, Mariano Paredes y
Arrillaga lanzó el plan de San Luis y en dos semanas derrocó al presidente moderado, acusándolo de estar dis-
puesto a vender parte del territorio nacional, evitando con ello “una guerra necesaria y gloriosa”.
39
Como se dijo al inicio, este texto se incluye en la antología que Cabrera añadió al Diario del presidente Polk…,
vol. II, op. cit., pp. 55–69. Aquí mantuvimos los subtítulos que agregó el editor y sólo añadimos éste. En general
hemos seguido la traducción de Cabrera, salvo algunos términos como norteamericano por americano; tam-
bién hemos conservado las cursivas del editor y sólo cuando nos corresponden lo hemos señalado; las llamadas
a pie de página con un asterisco también son de Cabrera.

197
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Por estos documentos se enterará usted de que el Gobierno mexicano ha aceptado


la insinuación del presidente para arreglar todas las cuestiones pendientes en disputa entre las
dos Repúblicas por medio de negociaciones; y que por consiguiente, ha llegado el caso de que
surta sus efectos la aceptación de la Comisión ofrecida a usted por el presidente. Deberá
usted por consiguiente acudir sin demora a su puesto y presentarse al gobierno mexica-
no como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos40.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Objeto de la misión

En la presente crisis de las relaciones entre los dos países, el cargo para el que usted ha
sido escogido es de vasta importancia. Los principales propósitos de su misión serán con-
trarrestar la influencia ejercida por las potencias extranjeras contra los Estados Unidos
en México y restaurar las antiguas relaciones de paz y buena voluntad que anteriormente
habían existido entre los gobiernos y los ciudadanos de las Repúblicas hermanas. La
desastrosa condición de los asuntos internos de México y la mala inteligencia que existe
entre su gobierno y los ministros de Francia e Inglaterra, parecen hacer propicio el actual
momento para la realización de esos propósitos41. El presidente espera que podrá usted
conseguir mucho en sus tratos con las autoridades y con el pueblo mexicano, dado su
perfecto conocimiento del idioma del país, su bien reconocida firmeza y habilidad, y su
inclinación y talento para las cuestiones sociales. La decidida actitud que desde un prin-
cipio tomaron y mantuvieron el pueblo de los Estados Unidos y su gobierno en favor de
la independencia de las Repúblicas Hispanoamericanas en este continente, les ganaron
su gratitud y buena voluntad. De entonces a acá, acontecimientos desafortunados nos
han enajenado las simpatías del pueblo mexicano. Dichas Repúblicas deberían sentirse

40
Cabrera, Diario del presidente Polk…, op. cit. vol. II, pp. 49–50 y 51–52.
41
Como se verá después, el carácter que el gobierno de Polk le dio a su enviado como Ministro Plenipoten-
ciario representó un problema, pues las autoridades mexicanas estaban dispuestas a recibir a un Comisionado
Extraordinario para resolver la controversia de la anexión de Texas y no a un Ministro Plenipotenciario que
implicara la reanudación de las relaciones diplomáticas. Según David Pletcher, Polk actuó conscientemente al
enviar a Slidell como Ministro Plenipotenciario, provocando con ello una reacción negativa de la parte mexi-
cana; ésa fue parte de su táctica de fuerza, misma que lo llevó a la guerra. David M. Pletcher, La diplomacia de
la anexión…, op. cit. p. 510.

198
Manual de comentario de textos históricos

seguras que su prosperidad es la nuestra y que no podemos tener más firme deseo que el
de verlas elevarse bajo un gobierno republicano libre y estable a un alto rango entre las
naciones de la tierra.

Celos de Europa

Las naciones del continente americano tienen intereses que les son peculiares42. Sus for-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
mas libres de gobierno son totalmente distintas de las instituciones monárquicas de Euro-
pa. Los intereses y la independencia de esas naciones hermanas exigen que se establezca
y mantenga un sistema americano de política para su propia protección y seguridad, en-
teramente distinto del que por tanto tiempo ha prevalecido en Europa. Tolerar cualquier
injerencia de parte de los soberanos europeos en las controversias de América; permitir
que apliquen el gastado dogma del equilibrio de poder a los Estados libres de este conti-
nente, y sobre todo consentir en que establezcan nuevas colonias suyas entremezcladas con
nuestras repúblicas libres, sería hacer hasta cierto punto el sacrificio voluntario de nuestra
independencia43. Estas verdades deberían grabarse en el espíritu público en todas partes y
a través de todo el continente americano. Por consiguiente, si en el curso de las negocia-
ciones de usted con México, ese gobierno le propusiere la mediación o garantía de alguna
potencia europea, deberá usted rechazar esa proposición sin vacilar. Los Estados Unidos
jamás podrán proporcionar con su conducta el más ligero pretexto para ninguna injeren-
cia de esas potencias en los asuntos americanos. Separados como estamos del viejo mundo,
y alejados todavía más de él por la naturaleza de nuestras instituciones políticas, la marcha

42
El ministro francés Alleyè d’ Cyprey había protagonizado un zafarrancho en el Baño de las Delicias, en la Ciu–
dad de México, en junio de ese año de 1845, el cual culminó en el rompimiento de las relaciones diplomáticas.
En cuanto al ministro Pakenham, en 1843 enfrentó una crisis con el gobierno mexicano al desplegar éste en
una ceremonia una bandera inglesa con las de otras entidades que México había combatido. Aunque ello causó
resquemor y una protesta airada del ministro Richard Pakenham, dos años después, sin embargo, ese incidente
había quedado atrás y no está claro a qué se refería aquí Buchanan; vid. Antonio de la Peña y Reyes, El Barón
Alleye de Cyprey y el Baño de las Delicias, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1926; Peña y Reyes, Incidente
diplomático con Inglaterra en 1843, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1923.
43
Como se verá, el párrafo está profundamente impregnado de la Doctrina Monroe; ésta fue una de las prime–
ras veces que un gobierno estadounidense la utilizó para resolver una crisis diplomática frente a otra nación
del continente.

199
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

del gobierno libre en este continente no debe verse estorbada por las intrigas e intereses
egoístas de las potencias europeas. En este punto debe dejarse que la libertad produzca sus
naturales resultados, y éstos, antes de mucho tiempo, asombrarán al mundo.

Ni siquiera es de interés para esas potencias implantar colonias en este continente. Ningún
establecimiento de esta naturaleza puede durar mucho tiempo. La energía expansiva de
las instituciones libres pronto se extendería sobre ellas. Los colonos mismos romperían sus
ligas con su madre patria para convertirse en Estados libres e independientes. Cualquier
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

nación europea que implantara una nueva colonia en este continente, estaría por ese mis-
mo hecho sembrando la semilla de perturbaciones y de guerras, cuyos perjuicios, aún para
sus propios intereses, excederían considerablemente a las ventajas que pudiera esperar de
semejantes establecimientos.

Reclamaciones

El primer asunto que requerirá la atención de usted es el de las reclamaciones de nuestros


ciudadanos contra México. Sería inútil trazar aquí la historia de esas reclamaciones y de los
ultrajes de donde surgieron. Los archivos de su Legación proporcionarán a usted toda la in-
formación necesaria sobre este punto. Ninguna historia de una nación civilizada presenta
en tan corto espacio de tiempo tal número de protervos ataques contra los derechos de
las personas, y contra la propiedad, como han tenido que sufrir los ciudadanos de los Es-
tados Unidos de parte de las autoridades mexicanas44; estos ataques nunca habrían sido
tolerados por los Estados Unidos de ninguna nación de la faz de la tierra, a menos que
fuese una República hermana y vecina.

44
El equilibrio del poder era una visión geopolítica enarbolada especialmente por el Primer Ministro francés,
François Guizot, destacado historiador. Por otra parte, este rechazo estadounidense a cualquier intervención
europea representaba un repudio parcial cuando menos a la Convención diplomática rmada por México y Es-
tados Unidos en 1843, la cual designaba a un dignatario europeo como posible intermediario para resolver los
diferendos sobre las reclamaciones diplomáticas de ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano.
De hecho, más adelante en este documento se le alude sólo como “el árbitro”, sin identi carlo; al respecto vid.
“Protocolo No. 4”, México, 25 de octubre, 1843, en Carlos Bosch García, iii. El endeudamiento de México..., op.
cit. vol. iii, pp. 620–621.

200
Manual de comentario de textos históricos

El presidente [Andrew] Jackson, en su mensaje al senado el 7 de febrero de 1837, usa


el siguiente lenguaje con gran justicia y verdad:

El largo tiempo trascurrido desde que algunos de estos agravios


han sido cometidos; las repetidas e inútiles peticiones de repara-
ción; el carácter protervo de algunos de los ultrajes a la propiedad
y las personas de nuestros ciudadanos, a los funcionarios y a la
bandera de los Estados Unidos; sin contar con los recientes insul-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
tos a este gobierno y al pueblo por el último ministro extraordi-
nario mexicano45, justificarán a los ojos de todas las naciones, la guerra
inmediata46.

45
Ésta es una exageración. Estados Unidos utilizó entonces las reclamaciones de sus ciudadanos en diferentes
países para obtener compensaciones económicas diversas; evidentemente, dada la situación geopolítica de
México, éstas cobraron una dimensión distinta. Un par de ejemplos son: con Francia, “Convention Regarding
Claims and Regarding Duties on Wines and Cottons, signed at Paris, July 4, 1831”, y con el Reino de las Dos
Sici– lias, “Convention to Terminate the Reclamations of the Government of the United States for the Depre-
dations In icted Upon American Commerce by [Joachim] Murat during the years 1809, 1810, 1811, and 1812,
signed at Naples October 14, 1832”; ambos en Hunter Miller, Editor, Treaties and Other International Acts of the
United States of America, 7 vols., Washington, United States Government Printing Of ce, 1933, vol. III, pp. 641–
651 y pp. 711–721, respectivamente. Como demostró Clayton Charles Kohl en su momento, las reclamaciones
estadouni– denses sirvieron de pretexto a Polk para enardecer al público y a los miembros del Congreso a n
de declararle la guerra a México; vid. Charles Kolh, Claims as a Cause of the Mexican War, Nueva York, New York
University, 1914. Por otra parte, Glenn W. Price plantea que justo cuando el gobierno de Polk usaba esas recla-
maciones de $ 5 millones como una justi cación para la guerra, Estados Unidos adeudaba más de $200 millones
a diversas naciones europeas y ninguna rompió las hostilidades por ello; Glenn W. Price, Los orígenes de la guerra
con México. La intriga Polk–Stockton, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Popular, 124), 1974, p.
47. El tono beligerante que se utiliza aquí por la falta de pago de reclamaciones es similar al que utilizó Francia
durante la llamada “Guerra de los Pasteles”; vid. Faustino Aquino Sánchez, Intervención francesa, 1838–1839. La
diplomacia mexicana y el imperialismo del librecambio, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997.
En realidad la desproporción de esta parte del texto de Buchanan–Polk representa un recurso retórico que
pretende allanar el camino a sus planteamientos subsecuentes.
46
Manuel Eduardo Gorostiza, quien, efectivamente, con motivo del cruce no autorizado de la frontera de Texas
por parte de tropas estadounidenses debido a la rebelión de los colonos, protestó airadamente; vid. Antonio de
la Peña y Reyes, editor, Don Manuel Eduardo de Gorostiza y la cuestión de Texas, México, Secretaría de Relaciones
Exteriores, 1923.

201
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Sin embargo, no quiso acudir a este último extremo sin dar a México una oportunidad
más de reparación por lo pasado antes de hacernos justicia por nuestras propias manos.
Por consiguiente recomendaba “que se expidiera un decreto autorizando represalias y el
uso por el ejecutivo de la fuerza naval de los Estados Unidos contra México, para hacerlas
efectivas, en el caso de que el gobierno mexicano se rehusara a llegar a un arreglo amis-
toso de los asuntos controvertidos entre nosotros cuando otra petición de esa naturaleza
se hiciera desde uno de nuestros barcos de guerra frente a las costas de México”.
Este mensaje fue turnado a la comisión de relaciones exteriores, el cual, en 19 de
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

febrero de 1837 rindió un dictamen al senado enteramente de acuerdo con el presidente


respecto a los ultrajes y agravios cometidos por México contra los ciudadanos de Estados
Unidos. Recomendaba sin embargo que se hiciera al gobierno mexicano otra demanda
de reparación en la forma requerida por el artículo 34 de nuestro tratado con México
[de 1831] y que el resultado de ella se sometiera al congreso para su decisión, antes de
que se autorizaran hostilidades efectivas. La comisión dice:

Después de semejante demanda, y si el gobierno mexicano rehusa


hacer pronta justicia, podemos apelar a la opinión de todas las
naciones, mostrándoles no sólo la equidad y moderación con que
hemos obrado hacia una República hermana, sino también la ne-
cesidad que en ese caso nos obligaría a procurar la reparación de
nuestros agravios mediante una guerra en forma, o por medio de
represalias. El asunto se someterá entonces al congreso al princi-
pio del próximo periodo de sesiones en una forma clara y precisa;
y la comisión no puede dudar que se adoptarán inmediatamente
las medidas necesarias para vindicar el honor del país y para ase-
gurar una amplia reparación a nuestros conciudadanos afectados.

La resolución con que terminaba este dictamen fue adoptada por el senado por unani-
midad de votos el 17 de febrero.
El dictamen de la comisión de Relaciones Exteriores, rendido ante la cámara de re-
presentantes el 24 de febrero de 1837, revela el mismo espíritu que el del senado.
De acuerdo con la sugerencia de la comisión de relaciones exteriores del senado, se
envió un mensajero a México para formular una demanda final de reparación, con los do-

202
Manual de comentario de textos históricos

cumentos requeridos por el artículo 34 del Tratado. Esta demanda fue hecha el 20 de julio
de 1838. La contestación que se dio a ella estuvo llena de hermosas promesas una y otra vez.
Finalmente, el 11 de abril de 1839 se celebró un convenio “para el ajuste de las re-
clamaciones de los ciudadanos de los Estados Unidos de América contra el gobierno de
la República Mexicana”.
La junta de comisionados que debía resultar de esta convención no se integró [sino]
hasta el 15 de agosto de 1840, y conforme a sus términos, estaban obligados a terminar
sus trabajos dentro de dieciocho meses a partir de esa fecha. Cuatro de esos dieciocho

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
meses se gastaron en discusiones preliminares con motivo de las objeciones suscitadas
por los comisionados mexicanos; y en cierto momento se estuvo en peligro de que la
junta se disolviera sin oir o decidir un solo caso. No fue sino hasta el 24 de diciembre de
1840 cuando [los comisionados] comenzaron el examen de las reclamaciones de nues-
tros ciudadanos, quedando catorce meses únicamente para examinar y decidir todos
estos numerosos y complicados casos.

Las reclamaciones falladas por los comisionados


sin necesidad de acudir al árbitro47, ascendían, con
principal e intereses, a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . $ 439, 393.8248

La suma fallada posteriormente por el árbitro


tercero, incluyendo principal e intereses fue de . . . . $ 1,586, 745.86

$ 2,026, 139.68

Encontrando difícil el gobierno mexicano pagar la suma fallada, ya fuese en dinero, o por
medio de una emisión de pagarés de la Tesorería, de acuerdo con los términos de la con-
vención, en 30 de enero de 1843 se celebró otra nueva convención entre los dos gobiernos
con el fin de relevar a México de este embarazo. Conforme a sus términos, los intereses ven-
cidos sobre la suma fallada deberían pagarse el 30 de abril de 1843, y el principal, con los
intereses acumulados, se acordó pagarlo en cinco años en abonos iguales cada tres meses.

47
En este caso la argucia retórica de Jackson contra México obedecía a su intención de reconocer a la República
de Texas, la cual fue planteada al Congreso justo en los últimos días de su gestión presidencial.
48
Aquí está la mención al árbitro, que consistía en un dignatario europeo.

203
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Conforme a este nuevo arreglo hecho en favor de México, los reclamantes sólo han
recibido hasta ahora los intereses hasta el 30 de abril de 1843 y tres de los veinte abonos
pactados.
Pero esto no es todo. Cuando la Comisión terminó sus labores quedaban pendientes
todavía, para resolución del árbitro, varias reclamaciones con valor de $ 928, 627.88 que
habían sido examinadas y resueltas por los comisionados norteamericanos. El árbitro se
rehusó a resolverlas, alegando que sus facultades habían terminado, lo cual era una rara
interpretación del Tratado, pues si hubiera resuelto que sus obligaciones no comenzaban
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

hasta que se hubiesen concluido las de los comisionados, esto habría constituido una
interpretación más natural.
Con objeto de obviar esta injusticia, y de proceder a la decisión de las otras reclama-
ciones de los ciudadanos estadounidenses, que ascendían a $ 3,336, 837.05, las cuales
habían sido presentadas demasiado tarde para que pudieran ser estudiadas por la Junta,
se firmó en México una tercera convención el 20 de noviembre de 1843 por el señor
Waddy Thompson, por parte de los Estados Unidos, y los señores [José María] Bocanegra
e [Ignacio[ Trigueros, por parte de México. El 30 de enero de 1844 esta convención fue
ratificada por el senado de los Estados Unidos con dos enmiendas: una que cambiaba el
lugar de las reuniones de los comisionados, de México a Washington; y la otra que supri-
mía el artículo 16, el cual disponía que las reclamaciones de naturaleza pecuniaria que los dos
gobiernos pudieran tener uno contra el otro, deberían someterse a los comisionados, con ape-
lación a un árbitro, en caso de que la mayoría de ellos no pudieran ponerse de acuerdo.
Estas enmiendas eran manifiestamente razonables y necesarias, pues el obligar a los re-
clamantes que eran todos ciudadanos de los Estados Unidos a ir a México con sus documen-
tos y testimonios, habría frustrado considerablemente el objeto de la comisión. Además, la
nueva comisión no era de hecho más que una continuación de la antigua, y sus deberes
consistían sencillamente en terminar en la ciudad de Washington los negocios que habían
quedado sin concluir.

Era algo novedoso en la historia de las naciones soberanas someter sus reclamaciones mutuas
al arbitraje de una Junta compuesta por sus propios ciudadanos, con el derecho de apelación
ante un súbdito designado por un soberano extranjero. La dignidad de los Estados soberanos

204
Manual de comentario de textos históricos

proscribía semejante procedimiento. Además, nunca se había sugerido que cualquiera de los
dos gobiernos tuviese reclamaciones contra el otro, o que pudieran existir otras reclama-
ciones que no fuesen las de los ciudadanos estadounidenses contra México.*
Es difícil concebir por qué esta convención, que se apartaba de la del 11 de abril de
1839, debiera incluir esa disposición o por qué habría de tratarse de reclamaciones de
los ciudadanos de México contra los Estados Unidos, cuando nunca se había alegado que
existieran tales reclamaciones.
Al trasmitir estas enmiendas al gobierno de México éste interpuso las mismas evasi-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
vas, dificultades y demoras que siempre habían caracterizado su política hacia los Estados
Unidos. Nunca ha resuelto aquél si querría o no querría acceder a ellas, aun cuando el
asunto fue sometido repetidas veces a la consideración de nuestros ministros.
El resultado de todo esto es que los agravios y ultrajes cometidos por las autoridades
de México contra ciudadanos norteamericanos, que en opinión del Presidente Jackson,
ya desde febrero de 1837 habrían justificado que se acudiera a la guerra o a represalias
para su reparación, quedaran sin embargo totalmente irresueltas, exceptuando solamen-
te la suma comparativamente pequeña recibida conforme a la Convención de 1839.
Será uno de los deberes de usted hacer sentir al gobierno mexicano, dentro de un
espíritu prudente y amistoso49, su gran injusticia hacia los Estados Unidos, así como la
paciente tolerancia que nosotros hemos tenido. Esta paciencia no es de esperarse que
dure mucho tiempo más, y esas reclamaciones deben arreglarse ahora de una manera
satisfactoria. Ya es demasiado tiempo el que ha trascurrido sin que el gobierno de los
Estados Unidos haya obtenido reparación para sus ciudadanos agraviados.

Límites con Texas

¿Pero de qué manera puede desempeñarse este encargo, dentro del espíritu amistoso de
la misión de usted? Es demasiado bien sabido en el mundo, que el gobierno mexicano no está
en condiciones de satisfacer estas reclamaciones pagándolas en dinero. A menos que el gobierno

*
Es incalificable el criterio unilateral del gobierno americano, que no admitía un árbitro extranjero para las
reclamaciones contra Estados Unidos, mientras que sí lo había admitido para las reclamaciones contra México.
49
El tipo de cambio entonces entre el peso y el dólar era de 1 a 1.

205
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

de los Estados Unidos se hiciera cargo de la deuda, las reclamaciones no podrían recibir
lo que justamente se les debe. Afortunadamente la resolución conjunta del congreso,
aprobada el 1° de marzo de 1845, “para anexar Texas a los Estados Unidos”, ofrece los
medios de satisfacer estas reclamaciones en forma que sea consistente con los intereses, y
al mismo tiempo con el honor de ambas Repúblicas. Ha quedado reservado a este gobier-
no el ajuste de “todas las cuestiones de límites que puedan surgir con otros gobiernos”.
Esta cuestión de los límites puede por consiguiente arreglarse entre las dos Repúblicas de
modo que el peso de la deuda a los reclamantes norteamericanos recaiga sobre su propio
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

gobierno sin perjudicar a México50.


Con objeto de llegar a una justa conclusión en este asunto, es necesario exponer breve-
mente cuáles son los derechos territoriales de las partes en la actualidad. El congreso de Texas
por decreto del 19 de diciembre de 1836, ha declarado que el río [Bravo] del Norte, desde
su desembocadura hasta sus fuentes, es una de las fronteras de esa República.
Respecto a los derechos de Texas a la frontera del río [Bravo] del Norte desde su des-
embocadura hasta El Paso, no puede haber, se comprende, ninguna duda seria. Sería fácil deter-
minar, conforme a la autoridad de nuestros más eminentes estadistas en una época en que
la cuestión de límites de la provincia de la Luisiana se entendía mejor de los que se entiende
ahora, que, cuando menos hasta ese punto, el río [Bravo] del Norte era su límite occidental.
Los señores Monroe y Pinckney51, en su comunicación del 28 de enero de 1805 a don Pedro
Ceballos52, a la sazón ministro español de Relaciones Exteriores, afirman en términos vigo-
rosos que los límites de su provincia son el río Perdido al este y el río Bravo al oeste. Y dicen:
50
Ironías aparte.
51
Obviamente, el gobierno de Polk se proponía seguir con Texas el mismo procedimiento utilizado en la com–
pra de Florida en 1819.
52
James Monroe se desempeñaba en 1805, lo que se alude enseguida, como diplomático ante el gobierno
hispano; en los años que siguieron fungió como secretario de estado de James Madison y luego como quinto
presidente de la Unión. Paradójicamente, la “doctrina” que lleva su nombre resultó un desplante de su secre–
tario de estado John Quincy Adams, quien aprovechó un ofrecimiento inglés para realizar una declaración
conjunta en contra de las intenciones restauracionistas de la Santa Alianza en el continente americano, y lanzó
el famoso mani esto como una declaración exclusivamente estadounidense; vid. Ernest R. May, The Making of
the Monroe Doctrine, Cambridge, Massachussetts y Londres, The Belknap Press of Harvard University Press, 1975.
Charles Cotesworth Pinckney, diplomático estadounidense que rmó el Tratado que lleva su nombre o “Tra–
tado de Amistad, fronteras, comercio y navegación, entre los Estados Unidos de América y el rey de España”,
27 de octubre, 1795, en los años siguientes sostuvo varias negociaciones con representantes españoles tras la
compra estadounidense de la Luisiana.

206
Manual de comentario de textos históricos

“Los hechos y principios que justifican esta conclusión son tan satisfactorios para nuestro
gobierno, que nos convencen de que los Estados Unidos no tienen mejor derecho a la isla
de Nueva Órleans conforme a la cesión...[de Luisiana] del que tienen sobre el distrito cuyo
territorio se describe arriba”. El señor Jefferson era entonces el presidente, y señor Madison
el secretario de estado, y usted sabe bien cómo debe estimarse su autoridad.53 En la subse-
cuente negociación con el señor Ceballos, los señores Monroe y Pinckney terminantemente
reivindicaban el derecho de Estados Unidos hasta el río [Bravo] del Norte. Y hasta la termi-
nación del Tratado de Florida54 los Estados Unidos afirmaron su derecho a esa extensión no

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
solamente con palabras, sino con hechos. Habiendo sabido este gobierno en 1818 que un
cierto número de aventureros, principalmente franceses, habían desembarcado en Galves-
ton con el declarado propósito de establecer una colonia en sus alrededores, despachó al
señor George Graham con instrucciones para advertirles que desistieran de esa empresa. Lo
siguiente es parte de esas instrucciones fechadas el 2 de junio de 1818:

El presidente desea que usted se dirija con toda la prisa posible a


ese lugar [Galveston], a menos de que, como no es improbable,
usted supiera en el curso de su viaje, que han abandonado o han
sido echados de ahí. Si ellos se movieron para Matagorda o para
algún otro lugar al norte del río Bravo, y dentro del territorio re-
clamado por los Estados Unidos, usted se dirigirá allí sin exponerse
sin embargo a ser capturado por una fuerza militar española. A su lle-
gada hará usted saber en forma apropiada al jefe o caudillo de la
expedición, las facultades que le ha conferido el gobierno de los
Estados Unidos y manifestará la sorpresa con que el presidente ha
visto la posesión que han tomado sin autorización de los Estados

53
Pedro Ceballos (1759–1839), ministro de Estado de Carlos iv, contrario a los franceses y a la política de
acerca– miento de Godoy hacia ellos, con motivo de la invasión napoleónica de 1808 fomentó la insurrección
y escribió varias obras en defensa de los reyes de España.
54
Thomas Jefferson fue el tercer presidente de la Unión Americana y bajo su gestión se adquirió la Luisiana
de Napoleón Bonaparte en 1803, lo cual le representó un fuerte choque con el Congreso por actuar sin su
consentimiento al concluir esa transacción. James Madison, en efecto, fungía en el momento de emitirse el
acuerdo referido como encargado de la diplomacia estadounidense y después sucedió a Jefferson al frente de
la Casa Blanca.

207
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Unidos de un lugar que está dentro de sus límites territoriales, y


en el cual no puede establecerse legalmente ninguna colonia sin
la sanción de dicho gobierno. Los requerirá usted para que se ma-
nifiesten explícitamente con qué autoridad nacional pretenden
obrar, y tendrá cuidado de que se haga el debido apercibimiento a
todo el conjunto, de que ese lugar está dentro de los Estados Uni-
dos, quienes no permitirán que se haga allí un establecimiento
permanente bajo cualquier autoridad que no sea la suya.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

No puede negarse, sin embargo, que el Tratado de la Florida, de 22 de febrero de 1819


cedió a España toda la parte de la antigua Luisiana que quedaba dentro de los actuales
límites de Texas, y la investigación más importante ahora es la de la extensión de los
derechos territoriales que Texas ha adquirido por medio de las armas en su justificada
resistencia contra México.

En las negociaciones de usted con México debe considerarse como un hecho consumado
la independencia de Texas, y no debe ponerse en duda.
Texas realizó su independencia en la planicie de San Jacinto en abril de 1836, por
medio de una de las más decisivas y memorables victorias registradas en la historia55.
Convenció entonces al mundo por su valor y su conducta, de que merecía contarse en-
tre el número de las naciones independientes. Para usar el lenguaje del señor [Daniel]
Webster, secretario de estado, en un despacho a nuestro ministro en México fechado el

55
Conocido también como Adams–Onís en razón de quienes lo suscribieron: John Quincy Adams y Luis de
Onís. Por él España cedió las Floridas oriental y occidental a la Unión Americana y reconoció la reclamación
estadounidense de contar con una salida al océano Pací co, es decir la transcontinentalidad, en el paralelo 42°.
A cambio de ello el gobierno de Washington asumía el pago de reclamaciones pendientes de sus ciudadanos
contra la corona hispana hasta por cinco millones de dólares y supuestamente renunciaba “para siempre jamás”
a cualquier reclamación de territorio al oeste del río Sabina. Como se ve, tal pretensión no duró mucho; vid.
“Tratado de Transcontinentalidad”, en Ángela Moyano Pahissa y Jesús Velasco Márquez, Editores, EUA Docu–
mentos de su historia política, 8 vols., México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1988, vol. I,
pp. 380–381; Robert H. Ferrell y “The Transcontinental Treaty”, Foundations of American Diplomacy, 1775–1872,
Nueva York, Harper & Row, 1968, pp. 132–136. No fue poco mérito de Lucas Alamán, por cierto, lograr que los
términos de ese Tratado de Límites –entonces ya entre México y la Unión Americana– se rati caran en 1832.

208
Manual de comentario de textos históricos

8 de julio de 1842: “Desde la época de la batalla de San Jacinto, en abril de 1836 hasta el
momento actual, Texas ha dado las mismas señales externas de independencia nacional
que México mismo, y con bastante estabilidad en su gobierno. Prácticamente ha sido
libre e independiente, y reconocido como entidad política soberana por las principales
potencias del mundo; ninguna planta hostil se ha asentado dentro de su territorio duran-
te seis o siete años; y México mismo se ha abstenido durante todo ese periodo, de nuevos
intentos para restablecer su propia autoridad sobre ese territorio”56.
Finalmente, el 29 de marzo de 1845, México consintió en la forma más solemne, me-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
diante la intervención de los gobiernos británico y francés, en reconocer la independencia
de Texas siempre que ésta se comprometiera a no anexarse o convertirse en vasallo de ningún otro país57.
Pudiera sostenerse, sin embargo, de parte de México, que la verdadera frontera occiden-
tal de Texas es el río Nueces y no el río [Grande] del Norte. No necesito proporcionar a usted
argumentos para refutar esa pretensión. Usted ha estado perfectamente familiarizado con
este punto desde sus principios, y sabe que la jurisdicción de Texas se ha extendido más allá
de ese río, y que los representantes de la comarca entre él (el Nueces) y [río Grande] del Nor-
te, han participado en las deliberaciones tanto de su congreso como de su Convención. Ade-
más, esta porción de territorio estaba incluida dentro de los límites de la antigua Luisiana.*

56
Una muestra más del tono retórico de este texto. Sin duda se trató de un combate súbito y decisivo, pero
considerarlo como uno de los triunfos militares “más memorables de la historia” resulta desproporcionado.
57
Daniel Webster (1782–1852), abogado que devino en un político destacado, representante de intereses empresa-
ria– les. En su momento defendió los derechos de los estados frente al gobierno de Andrew Jackson en su disputa
sobre el Banco Central; con los años cambió su postura. Sin embargo, abogó por los intereses particulares sobre los
del Estado y como tal fue cofundador del Partido Whig. En los meses en que expresaba ese juicio sobre el supuesto
des– interés mexicano por Texas, concretó con Inglaterra el Tratado Webster–Ashburton, que estableció los límites
entre Maine y Canadá, y supuestamente impidió el comercio de esclavos. También en ese año de 1842, una fuerza
mexica– na incursionó en Texas y llegó a San Antonio, lo cual, no tuvo mayores consecuencias en la disputa texa-
no–mexicana.
* Como argumento diplomático, los funcionarios norteamericanos siempre habían venido sosteniendo que
Texas había quedado incluido en la compra de la Luisiana. Desde el punto de vista histórico y cientí co, esta
a rmación no tiene ningún fundamento. El hecho de que España hubiera estado en posesión de la Luisiana
durante algún tiempo, no podía producir el resultado de que al devolvérsela a Francia se hubiera llevado
consigo la extensa provincia de Texas que había sido de España independientemente de las contingencias de
la Luisiana [Hasta aquí L. Cabrera]. Lo cierto es que el Tratado de la Luisiana no especi caba límites precisos
para la misma; en términos generales establecía que la provincia, “con todas sus posesiones aledañas”, sin decir
cuáles, pasaba a formar parte de Estados Unidos; “The cession of Louisiana”, 30 de abril, 1803, en Henry Steele
Commager, editor, Documents of American History, Nueva York, F.S. Crofts & Co., 1944, pp. 190–191.

209
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Nuevo México

El caso es diferente con respecto de Nuevo México. Su capital, Santa Fe, fue fundada por
los españoles hace más de dos siglos, y esta provincia siempre ha estado en poder de la
República de México. Los texanos nunca han conquistado o tomado posesión de ella,58 ni
su pueblo ha estado representado en ninguna de sus asambleas legislativas o convenciones.
El largo y estrecho valle de Nuevo México o Santa Fe, está situado a ambas riberas del
curso superior del río [Bravo] del Norte y está limitado a ambos lados por montañas. Está ale-
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

jado sin embargo muchos cientos de millas de las demás partes pobladas de México, y debido
a su distancia es difícil y costoso defender a sus habitantes contra las tribus de los feroces y
belicosos salvajes que merodean en la comarca circunvecina. Por esta causa ha sufrido las
consecuencias de esas incursiones, y México tiene que gastar más en defender una posesión
tan distante, de lo que pueda sacar posiblemente de provecho al continuar reteniéndola.59
Además, es muy de desearse que nuestra línea divisoria con México se trace ahora de
tal manera que excluya todas las dificultades futuras y disputas entre ambas Repúblicas.
Estando una gran porción de Nuevo México a este lado del río Grande y hallándose in-
cluida dentro de los límites que ya reclamó Texas, puede en lo sucesivo, si México conser-
va esa provincia, convertirse en un motivo de disputa y en una fuente de resentimientos
entre aquellos, que según espero, están destinados en los futuro a ser siempre amigos.

58
Efectivamente, el gobierno de José Joaquín de Herrera convenció al Congreso de reconocer a la República
de la Estrella Solitaria a cambio de la condición referida, con un claro objetivo franco–británico de contener el
expansionismo estadounidense. Tres meses después, sin embargo, el referéndum texano determinó su incor-
po– ración a la Unión Americana que llevó al impasse diplomático motivo de estas comunicaciones.
59
Esto no había sucedido, pero no por falta de ganas. En 1841 y 1843 sendos intentos se habían hecho para
conquistar esa provincia; vid. Inés Cerón García, "Expediciones texanas a Santa Fe de Nuevo México", tesis de
licenciatura en historia, Facultad de Filosofía y Letras, unam, 2006; Joseph M. Nance, Attack and Counter–attack.
The Texas–Mexican Frontier, 1842, Austin, University of Texas Press, 1964.

210
Manual de comentario de textos históricos

Por otra parte, si al ajustar las fronteras60 de la provincia de Nuevo México se incluyera
ésta dentro de los límites de Estados Unidos, esto alejaría el peligro de futuras colisiones.
México se desprendería de una provincia remota y separada, cuya posesión nunca podrá
serle ventajosa, y quedaría relevado de la molestia y gastos para defender a sus habitantes
contra los indios. Además, adquiriría por este medio una garantía contra los ataques de
los indios, en sus otras provincias al poniente del río [Bravo] del Norte, puesto que sería
desde luego obligación de los Estados Unidos contener a las tribus salvajes dentro de sus
fronteras e impedir que hicieran incursiones hostiles contra México61. Por estas consi-

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
deraciones, y otras que fácilmente ocurrirán a usted, parece igualmente de interés para
ambas potencias, que Nuevo México pertenezca a Estados Unidos62.
El presidente desea sin embargo tratar a México con liberalidad. Queda usted por consi-
guiente autorizado para ofrecerle que asumiremos el pago de todas las reclamaciones justas
de nuestros ciudadanos contra México, y pagaremos además cinco millones de dólares en
caso de que el gobierno mexicano esté conforme en establecer una línea divisoria entre los
dos países, desde la desembocadura del río Grande, siguiendo la corriente principal, hasta el
punto en donde toca la línea de Nuevo México, y de allí al oeste del río, a lo largo de la línea
exterior de esa provincia, de manera que se incluya toda ella dentro del territorio de Estados
Unidos, hasta que vuelva a cortar el río; de allí, siguiendo la corriente principal del mismo
hasta sus orígenes, y luego hacia el norte hasta cortar el paralelo 42 de latitud norte.

60
Estos argumentos peculiares y los que se expresan en los párrafos siguientes sobre los supuestos bene cios para
México al deshacerse de una provincia “complicada y con ictiva”, repiten lo que en su momento había sostenido
Andrew Jackson con respecto a Texas, particularmente en sus instrucciones al encargado de negocios en México, An-
thony Butler, ante la posible adquisición de Texas, al iniciar su gestión diplomática en 1829; vid. "Notes on Poinsett´s
instructions", Washington, 13 de agosto, 1829, en John Spencer Bassett, Correspondence of Andrew Jackson, 6 vols., Was-
hington, Carnegie Institution of Washington, 1931, vol. iv, pp. 58–61. A pesar de su título, este texto estaba pensado
para que Butler lo pusiera en práctica, pues Poinsett ya iba de salida. En todo caso, resulta clara la in uencia de “Old
Hickory” –el Viejo Nogal– de Tennessee (Jackson), en “Young Hickory”, como se le llamó a Polk.
61
Las cursivas son nuestras, sólo para destacar el eufemismo, (M.S.)
62
Precisamente esta obligación estadounidense se incorporó de manera textual en el artículo XI del Tratado de
Guadalupe Hidalgo y fue algo que Washington nunca cumplió, al grado que cinco años después, en el Tratado de la
Mesilla, logró eliminar tal compromiso; vid. “Tratado de Guadalupe Hidalgo” y “El Tratado de la Mesilla”, en Álvaro
Matute, México en el siglo XIX. Antología de fuentes e interpretaciones históricas, México, Universidad Nacio– nal Autónoma
de México, 1973, pp. 50–72. El artículo en cuestión está en la p. 458, y las pp. 473–77; igualmente, el artículo que
corresponde se ubica en la p. 474.

211
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Y aún sería preferible prolongar la línea desde el ángulo noroeste de Nuevo México
a lo largo de la cadena de montañas hasta cortar el paralelo 42.
Si las autoridades mexicanas se muestran renuentes a extender nuestra frontera más
allá del [río Bravo] del Norte, en ese caso queda usted autorizado para ofrecerles que
asumiremos el pago de todas las reclamaciones justas de los ciudadanos de Estados Unidos
contra México si ellos estuvieren conformes en que se establezca una línea divisoria conforme
al decreto del congreso de Texas aprobado el 19 de diciembre de 1836, a saber: comen-
zando en la desembocadura del río Grande, y de allí siguiendo la corriente principal
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

de ese río hasta sus fuentes, y luego hacia el Norte, hasta el paralelo 42 de latitud norte.
Difícilmente puede suponerse sin embargo, que México dejara de tomar cinco mi-
llones de dólares y prefiriera retener la angosta faja de territorio en el valle de Nuevo
México, al oeste del río Grande, colocando así bajo dos gobiernos distintos los pequeños
establecimientos estrechamente identificados unos con otros, que se hallan en ambas
márgenes de ese río. Además, todas las inconveniencias que resultaran de retener Nuevo
México y que he mencionado antes, se agravarían seriamente por el hecho de que Méxi-
co continuara reteniendo la pequeña porción que se encuentra el oeste del río.

California

Hay otro asunto de gran importancia para los Estados Unidos que requerirá la particular
atención de usted. Por informes que posee este Departamento, se teme seriamente que
tanto Gran Bretaña como Francia abriguen propósitos respecto a California. El punto de
vista del gobierno de Estados Unidos sobre este asunto lo encontrará usted expuesto en
mi despacho al señor Thomas O. Larkin, nuestro cónsul en Monterrey, de fecha 17 de
octubre de 1845, copia del cual le trasmito inclusa63. Por él verá usted que mientras este
gobierno no se propone intervenir entre México y California, se opondrá vigorosamente
para impedir que esta última llegara a ser una colonia británica o francesa. Tratará usted

63
Sin duda esta autocomplacencia estadounidense es la que corresponde a toda sociedad en proceso de ex–
pansión; así lo hacían ver los mexicas a sus vecinos con las “Guerras Floridas” que organizaban para obtener
cautivos a sacri car, y también lo hicieron los conquistadores españoles al considerar que lo mejor que les había
pasado a los aborígenes americanos era haber sido sometidos por la metrópoli hispana.

212
Manual de comentario de textos históricos

de cerciorarse de si México tiene alguna intención de cederla a una u otra de estas po-
tencias, y si existen tales designios, usará usted de todas sus energías para impedir seme-
jante acto, que si se consumara, estaría lleno de peligros para los mejores intereses de los
Estados Unidos. Sobre este asunto se comunicará usted libremente con el señor Larkin,
teniendo cuidado de que las cartas de usted no caigan en manos inconvenientes.
La posesión de la bahía y puerto de San Francisco, es muy importante para los Estados Unidos.
Las ventajas que para nosotros derivarían de su adquisición son tan palpables que sería
perder el tiempo en enumerarlas. Si todas estas se volvieran contra nuestro país por

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
virtud de la cesión de California a la Gran Bretaña, que es nuestro principal competidor
mercantil, las consecuencias serían de lo más desastrosas.
El gobierno de California depende ahora sólo nominalmente de México, y es más
que dudoso que éste pueda restablecer allí su autoridad. En estas circunstancias, desea
el presidente que emplee usted sus mejores esfuerzos para obtener la cesión de esa pro-
vincia de México a los Estados Unidos. Si usted pudiera realizar este propósito, prestaría
un inmenso servicio a su patria y se crearía una envidiable reputación. El dinero no sería de
importancia comparado con el valor de la adquisición64. Sin embargo, el intento debe hacerse
con prudencia y precaución, y en forma tal que no suscite las suspicacias del gobierno
mexicano. [¡¡!!] Si usted, después de sondear a las autoridades mexicanas sobre este
punto, descubre una probabilidad de éxito, el presidente no vacilaría en dar, además de
asumir las justas reclamaciones de nuestros ciudadanos contra México, veinticinco millones
de dólares por la cesión65. Si usted lo considera prudente, queda autorizado para ofrecer esta
suma por la línea divisoria que partiendo hacia el oeste de la extremidad sur de Nuevo
México o de cualquier otro punto del lindero occidental [de Nuevo México], llegara
hasta el océano Pacífico, de modo que abarcara dentro de nuestros límites a Monterrey
[puerto del Pacífico que lleva ese nombre, al sur de San Francisco]. Si Monterrey no
puede obtenerse, usted podía en caso necesario, además de asumir las reclamaciones,
ofrecer veinte millones de dólares por una frontera, que comenzando en cualquier pun-
to de la línea occidental de Nuevo México y siguiendo hacia el oeste hasta el Pacífico,

64
Ese documento también se incluye en la antología de Cabrera, Diario del Presidente Polk..., op. cit. vol. ii, pp.
17–21.
65
Estas cursivas son nuestras. (M.S)

213
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

incluyera la bahía y puerto de San Francisco. Mientras más extenso sea el territorio al sur de
esta bahía, será mejor. Por supuesto, cuando hablo de algún punto de la frontera occidental
de Nuevo México, se entiende que desde el río [Bravo] del Norte hasta ese punto, nuestra
frontera correría conforme al primer ofrecimiento que está usted autorizado a hacer.
Apenas necesito agregar que al autorizar el ofrecimiento de cinco millones de dólares,
de veinticinco o de veinte millones de dólares, éstas deben entenderse como sumas máxi-
mas. Si usted puede realizar alguno de los propósitos proyectados por una suma menor,
tanto más satisfactorio será esto para el presidente.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Conclusión

Las miras y los deseos del presidente son ya conocidos de usted, y ultimadamente mucho
tiene que quedar a su propia discreción. Si usted puede realizar alguno de los propósitos
específicos que se le han trasmitido en estas instrucciones, queda autorizado para con-
cluir un tratado a ese efecto. Si no puede [hacerlo] usted, después de cerciorarse de lo
que sea más práctico, pedirá nuevas instrucciones y se le comunicarán inmediatamente.
La misión de usted es una de las más delicadas e importantes que se hayan confiado
jamás a un ciudadano de los Estados Unidos66. La nación ante quien usted será enviado,
es proverbialmente celosa y ha estado irritada contra los Estados Unidos por los recientes
acontecimientos y por las intrigas de potencias extranjeras, y para obtener éxito, es indis-
pensable que usted se gane su buena voluntad. No necesito prevenirlo contra el peligro de
herir la vanidad nacional de los mexicanos, y probablemente tenga usted que soportar sus
injustos reproches [¡¡!!]67 con ecuanimidad. Sería difícil suscitar un punto de honor entre
los Estados Unidos y una potencia tan débil y degradada como México. Esta reflexión le
conducirá a sufrir y soportar muchas cosas con tal de realizar los grandes propósitos de su
misión. Estamos sinceramente deseosos de ponernos en buenos términos con México, y
el presidente deposita implícita confianza en el patriotismo de usted, en su sagacidad y en
su habilidad para restablecer las antiguas relaciones de amistad entre las dos Repúblicas.

66
Efectivamente, como destacan las cursivas de Cabrera, aquí aparece la verdadera intención del gobierno de
Polk y su interpretación peculiar de los asuntos pendientes entre ambas naciones.
67
Ése era el caso, pues los 5 millones de pago por las Floridas y aun los 15 millones por la Luisiana, se quedan
cortos ante 25 millones que estaban dispuestos a pagar entonces por California.

214
Manual de comentario de textos históricos

Con la presente recibirá usted también plenos poderes para celebrar un tratado,
juntamente con dos mapas, uno de Arrowsmith y otro de Emory, en los cuales están indi-
cados los límites de Nuevo México.
Mantendrá usted informado al Departamento [de Estado] de sus adelantos, con la
frecuencia que permitan las oportunidades de hacerlo con seguridad.

Queda usted enterado de que el congreso, en su última sesión, decretó la siguiente


autorización:

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
“Para pagar los abonos de abril y julio de las indemnizaciones
mexicanas vencidas en 1844, la suma de 275 000.00 dólares;
siempre que se tenga la seguridad, a satisfacción del gobierno
norteamericano, de que dichos abonos han sido pagados por el
gobierno mexicano al agente nombrado por los Estados Unidos
para recibirlos, de tal modo que libren de toda reclamación al
gobierno mexicano y que dicho agente sea responsable de la
remisión del dinero a los Estados Unidos”.

Toda la transacción hecha entre el señor Emilio Voss, agente de los Estados Unidos y las
autoridades mexicanas68, está envuelta todavía en un misterio que este gobierno no ha es-
tado en posibilidad de descifrar. Usted tratará con la menor demora posible, de cerciorarse
del verdadero estado del caso respecto al supuesto pago de estos abonos por el gobierno
mexicano a nuestro agente, y dará al Departamento [de Estado] la más pronta información
sobre el asunto. Será necesario obtener, si es posible, una copia del recibo del agente.

Soy, señor, muy respetuosamente, su obediente servidor,


James Buchanan
[Secretario de Estado]

Sin duda, esta expresión de autocomplacencia estadounidense y la que viene enseguida rayan en el cinismo
68

más descarnado y resultan singulares.

215
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Las cuestiones pendientes entre los dos países.


Dos perspectivas sobre el origen de la guerra
de México y Estados Unidos.
Miguel Enrique Soto Estrada

Durante el segundo semestre de 1844, la campaña presidencial de James K. Polk enarbo-


ló una plataforma de expansión territorial conjunta para las dos secciones de la Unión
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Americana: Texas para el sur y Oregón para el norte. Con ello, se abrió una posibilidad
de resolver el diferendo entre ambas regiones que había llevado a rechazar la anexión de
Texas ese verano69. Así, el ejecutivo saliente, John Tyler, apoyado por varios líderes políti-
cos, promovió la emisión de una resolución conjunta con la que una fracción del Senado
y otra de la Cámara de Representantes invitaron a Texas a incorporarse a la Unión; con
ello evadían el obstáculo insalvable de reunir dos terceras partes de la Cámara Alta re-
queridas para lograr la anexión70. Aunque tal procedimiento implicó un intenso estira y
afloja, por fin se concretó en marzo de 1845, justo antes de que concluyera el mandato
presidencial. Entonces, los vientos soplaron favorablemente a la anexión.
Todo ello dio pie en los meses siguientes –en julio, con Polk en la Casa Blanca– a que
los texanos realizaran un plebiscito en el que votaron de manera contundente por su in-
corporación a la Unión Americana. Esto condujo a la suspensión de las relaciones entre
México y Estados Unidos y al origen del esfuerzo diplomático objeto de los dos documen-
tos que se presentan por aquí: la “Circular” del 11 de diciembre de 1845 del presidente
José Joaquín de Herrera para los gobernadores y las asambleas de los departamentos71; y
las “Instrucciones a John Slidell, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los

69
El rechazo de la anexión de Texas en el Senado ocurrió el 8 de junio de 1844. Sobre la campaña de la expan–
sión territorial conjunta, vid. David M. Pletcher, La diplomacia de la anexión. Texas, Oregón y la guerra de 1847, 2
vols., trad. de Jorge Brash, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1999, vol. i, p. 279; Charles Sellers, James K. Polk
Continentalist, Princeton, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1966, p. 99.
70
David M. Pletcher, op.cit., vol. i, pp. 311, 328 y 330.
71
Antonio de la Peña y Reyes, Algunos documentos sobre el Tratado de Guadalupe y la situación de México durante la in–
vasión americana, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1930, Archivo Histórico Diplomático Mexicano,
pp. 3–26. El redactor del texto fue probablemente el propio ministro Manuel de la Peña y Peña, quien era un
jurisconsulto destacado y partidario de las ideas paci stas del presidente José Joaquín de Herrera.

216
Manual de comentario de textos históricos

Estados Unidos en México”, emitidas por el Secretario de Estado, James Buchanan, en


nombre del presidente James K. Polk, el 10 de noviembre del mismo año, 184572.
Antes de abordar tales documentos, un breve recuento histórico permitirá su ubica-
ción en una perspectiva adecuada.
Durante el periodo colonial, Texas compartió con Luisiana y Florida una condición
de punto de interés secundario para Francia, España y, en menor medida, Inglaterra73. Al
carecer de yacimientos de oro o plata, esas provincias se convirtieron en complementos
de otras posesiones de las potencias en el Caribe. Ello redundó en una competencia para

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
ganarse a los grupos indígenas de la zona y combatir con ellos a sus enemigos. El carác-
ter precario de tales asentamientos derivó en una situación peculiar de antagonismo y
dependencia recíprocos, pues aunque se reconocían como contrarios, en ocasiones no
podían abstenerse de intercambiar mercancías, ya fuera maíz o naranjas, pieles de nutria
y de bisonte, también pólvora y armas, e incluso seres humanos a los que se vendía como
esclavos. Así, desde el siglo xvi esas regiones inmensas se convirtieron en zonas de con-
trabando e ilegalidad.
Algunos rasgos destacados de los procesos de colonización en estas provincias fueron
la eficacia de las misiones y presidios hispanos para penetrar en los territorios indígenas,
así como su menor efectividad para mantenerse en ellos; la aptitud francesa para descu-
brir y controlar las rutas fluviales más importantes de Norteamérica, los ríos Mississippi
y San Lorenzo, con lo que “acorralaron” las posesiones inglesas en un momento dado,
antes de la Guerra de los Siete Años, y un tercer elemento que a la postre resultaría
decisivo en el trato con las otras naciones: el potencial demográfico inglés –y después
norteamericano– que siempre fue en aumento.
Una consecuencia de todo ello es que más de una vez el destino de esas provincias
se decidió por tratados internacionales que obedecían a intereses y prioridades de las
potencias europeas en otras partes del mundo.

72
James Buchanan, Secretario de Estado, “[Instrucciones] Al señor John Slidell, Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México”, Washington, 10 de noviembre, en Diario del Presi-
dente Polk, [1845– 1849... con numerosos documentos anexos relacionados con la guerra entre México y Estados Unidos],
2 vols., recopilación, traducción, prólogo y notas de Luis Cabrera, México, Antigua Librería Robredo, 1948,
vol. ii, pp. 55–69.
73
Los párrafos siguientes abrevan mucho en David Weber, The Spanish Frontier in North America, New Haven, Yale
University Press, 1992. Existe traducción al español, La frontera española en América del Norte, México, fce, 2000.

217
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Así, a causa de la Guerra de los Siete Años, que en realidad duró en Norteamérica
de 1753 a 1763, España cedió a Inglaterra la Florida para revertir la ocupación inglesa
de la Habana. También como parte del tratado de paz, Francia le otorgó a España la
Luisiana, incluida Nueva Orleáns. Esto, aunado a la cesión de Canadá a Inglaterra,
implicó la expulsión de los franceses de Norteamérica.
La ocupación inglesa de Florida duró apenas dos décadas, pues en 1783, con mo-
tivo de la independencia de Estados Unidos, Inglaterra se la devolvió a España; sin
embargo, fue sólo una ocupación nominal, ya que la provincia continuó como tierra
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

de nadie y tanto grupos indígenas como aventureros de distintas nacionalidades la


utilizaron de base para lanzar incursiones y ataques contra establecimientos vecinos.
Años después, en 1800, tras la Revolución Francesa y bajo la égida de Napoleón
Bonaparte, con el tratado secreto de San Ildefonso, España devolvió Luisiana a Francia
y, aunque ésta se comprometió a no traspasarla, ante los apuros financieros del estratega
corso por sus campañas europeas, acabó vendiéndosela a Estados Unidos en 1803 –su-
ceso que es referido varias veces en los documentos analizados aquí. Un problema fun-
damental de esta última transacción fue que no estableció límites precisos del territorio
transferido, lo cual propició largos debates sobre la posible inclusión total o parcial de
Texas en la compra.
En los años que siguieron, durante la guerra de independencia de México, entre
1810 y 1821, Texas fue escenario de diversas incursiones militares; la principal fue en
1816, bajo el mando de Xavier Mina, liberal navarro que se dirigió a Nueva España para
combatir al régimen absolutista. Tras pasar por Baltimore y Filadelfia, Mina llegó a Gal-
veston, en donde organizó un ejército multinacional con el que realizó una sorprenden-
te campaña desde Soto la Marina, en Tamaulipas, hasta las puertas de Guanajuato, en el
centro de México. Finalmente, el navarro fue sometido y ejecutado.
Como consecuencia de estas incursiones y de las campañas entre ingleses y nortea-
mericanos durante la guerra de 1812 en Florida y Luisiana, el gobierno español firmó
el Tratado Adams–Onís en 1819; por él España cedió la Florida a la Unión Americana
a cambio del compromiso estadounidense de saldar hasta 5 millones de dólares en
reclamaciones de sus ciudadanos contra la corona de España. Además de la concesión

218
Manual de comentario de textos históricos

territorial referida, España reconoció por primera vez la transcontinentalidad de Estados


Unidos, es decir, una salida al océano Pacífico en el paralelo 42°74.
En plena lucha contra la invasión napoleónica en España, los representantes de todo el
imperio se reunieron en Cádiz para redactar un Código liberal, promulgado en marzo de
1812, que reducía de manera sustantiva la autoridad real. Tras la derrota de Napoleón, el
rey Fernando regresó a España y de inmediato derogó ese régimen de gobierno; también
desató una persecución feroz contra los diputados liberales que lo habían producido.
Las cosas cambiaron sustancialmente seis años después. El comandante Rafael de

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
Riego se rebeló para obligar al rey a reinstaurar la Constitución liberal, ello sacudió a
todo el imperio y abrió la posibilidad de promulgar en México el plan independentista
de Iguala al año siguiente. Consumado ese proceso político, las autoridades del nuevo
país temieron que Texas sirviera para atentar ahora contra la soberanía nacional.
A fin de paliar tal amenaza, otorgaron concesiones de tierras a colonos extranjeros, sobre
todo norteamericanos, pues ellos representaban un potencial demográfico enorme como
resultado de las migraciones ocasionadas por las guerras europeas75. Aunque la intención
mexicana era que los colonos defendieran su nuevo país de cualquier ataque extranjero, a
la vuelta de los años, ante su total falta de integración a México y azuzados por afanes espe-
culativos, optaron por rebelarse promulgando su propia independencia, como República de
Texas, en 1836. Un pretexto ideal para ellos fue la centralización del sistema político, pero en
realidad, independientemente del régimen, los colonos no estaban dispuestos a permitir la
intervención del gobierno nacional en lo que consideraban sus asuntos internos.

74
Esa contienda anglo–estadounidense se prolongó hasta 1815; “Tratado de Transcontinentalidad”, en Ángela
Moyano Pahissa y Jesús Velasco Márquez, Editores, EUA Documentos de su historia política, 8 vols., México, Insti-
tuto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1988, vol. I, pp. 380–81. Para una versión completa del texto
véase Luis de Onís y John Quincy Adams, “Tratado de Amistad. Arreglo de diferencias y límites entre S[u]
M[ajestad] C[atólica] y los Estados–Unidos de América”, Washington, 22 de febrero, 1819, en Vicente Filisola,
Memorias para la historia de la guerra de Tejas, 2 vol., México, [Secretaría de la Defensa Nacional, 1987, (Biblioteca
del Oficial Mexicano 9 y 10), vol. i, pp. 89–98.
75
De acuerdo con los cálculos que hizo el Inspector General de Texas y Comandante de los Estados Internos
de Oriente, Manuel de Mier y Terán, habían ingresado a Texas entre 1825 y 1829, cerca de 18 mil extranjeros.
Esa cantidad representaba una proporción aproximada de seis a uno frente a los tres mil habitantes de origen
hispano que vivían entonces en la provincia; Jack Jackson, Texas by Terán. The Diary kept by General Manuel de
Mier y Terán on his Inspection of Texas, editado por Jack Jackson, trad. de John Wheat, Austin, University of Texas
Press, 2000, pp. 206–207.

219
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

La colonización de la enorme provincia texana entre 1821 y 1835 devino en una pro-
longación de la sociedad esclavista del sur estadounidense. Por ello, en cuanto se erigió la
República de la Estrella Solitaria surgió en Estados Unidos una decidida oposición abolicio-
nista a su incorporación, pues representaba un serio riesgo para el equilibrio establecido
entre el Sur y el Norte con el Compromiso de Missouri, firmado en 1820.
Tras ocho años de discusiones, en junio de 1844, esa oposición logró que el Senado
rechazara la anexión texana; entonces, la campaña de “expansionismo conjunto” de Ja-
mes Polk abrió la posibilidad de incorporación territorial, así como la crisis diplomática
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

que aquí revisamos.


Una vez que el proceso de anexión de Texas se echó a andar con la expedición de
la resolución conjunta en marzo de 1845, el ministro mexicano en Washington, Juan
N. Almonte, solicitó sus pasaportes para abandonar el país; lo propio hizo el agente
norteamericano en México, Wilson Shannon. Ante tal suspensión de relaciones diplo-
máticas, el gobierno de Polk tomó la iniciativa y a mediados de septiembre le ordenó al
cónsul estadounidense en la capital del país, John Black, que consultara con el gobierno
mexicano si estaría dispuesto a recibir a un enviado “revestido de plenos poderes para
arreglar todas las cuestiones en disputa entre los dos países”76. El resultado es lo que se expone
a continuación.
Aunque la postura de México ante la crisis, plasmada por el gobierno de José Joaquín de
Herrera, es del 11 de diciembre, y por lo tanto posterior a las instrucciones recibidas el 10 de
noviembre por el enviado John Slidell, optamos por incluirla primero. Los motivos para ello
son: primero, el lapso que tardaría el diplomático estadounidense en trasladarse y dar a co-
nocer el propósito de su misión; segundo, la concepción de cada gobierno sobre el diferendo
que enfrentaban y su profunda disparidad al respecto, misma que se subraya con este orden
de presentación. Por otra parte, las instrucciones al enviado norteamericano demuestran
la inevitabilidad de la guerra y esbozan las condiciones que se impondrían en su desenlace.

76
Como se verá a largo del texto, la percepción que tuvieron los gobiernos mexicano y estadounidense sobre
“las cuestiones pendientes” fue decisiva y, con otros factores, precipitó el inicio de la guerra.

220
Manual de comentario de textos históricos

Epílogo

Desde luego, lo primero que salta a la vista en la lectura de estos documentos es el con-
traste diametral sobre la noción de “las cuestiones pendientes entre los dos países” que
cada gobierno se hizo. Mientras que para el de José Joaquín de Herrera la controversia
giraba exclusivamente alrededor de la pérdida de Texas y la manera en que Estados Uni-
dos debería compensarla, para el gabinete de Washington ése ya era un asunto resuelto;
si acaso habría que reiterarle a México que la delimitación fronteriza era el río Bravo

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
(del Norte) y no el río Nueces: el objeto de la posible negociación para la perspectiva
norteamericana respondía a otros factores.
Tal y como había hecho con otros países al momento de abrir una negociación,
Washington anteponía las reclamaciones de sus ciudadanos –en este caso contra el go-
bierno de México– a fin de subrayar la mala disposición de los mexicanos hacia los es-
tadounidenses. Puesto que ese país no estaba en condiciones de saldar sus deudas con
dinero, la manera de resolver las diferencias entre las dos naciones era por medio de otros
territorios: Nuevo México, pero, sobre todo, California. A cambio de ésta, el gobierno
de Polk estaba dispuesto a cubrir los 5 millones aproximados de reclamaciones de sus
ciudadanos (cuya justicia y monto definitivo aún estaba por comprobarse) y pagar hasta
¡25 millones más!
Con esto quedaba claro cuáles eran las prioridades estadounidenses.
Ahora bien, para facilitar la comprensión del desarrollo de los acontecimientos sub-
secuentes y mostrar la relevancia de los dos textos en ellos, conviene destacar algunos
aspectos de cada uno.
Como se dieron las cosas, el gobierno de Herrera había expresado su disposición
para llegar a un acuerdo con Washington y con ello evitar la conflagración; con miras
a lograrlo, sin embargo, necesitaba preparar el terreno en el ámbito político nacional.
A fin de evitar el estigma de traidor, requería crear un consenso entre los gobiernos
departamentales y en el congreso para enfrentar una negociación diplomática. Con ese
propósito el presidente moderado desplegó una notable capacidad discursiva.
Sin duda, su texto oscila entre un realismo descarnado y un conjunto de buenos
deseos sobre la sociedad mexicana y su relación con Estados Unidos. Empezando por los
últimos, resultaba iluso suponer que el gobierno de Washington pretendía restablecer
las relaciones diplomáticas admitiendo una responsabilidad –así fuera parcial– por el

221
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

despojo de Texas. En cambio, su reconocimiento sobre la escasez nacional de recursos


para enfrentar un conflicto armado representaba un acierto notable. Como lo era tam-
bién destacar la incapacidad demográfica de México para –en el caso hipotético que se
pudiera recuperar la provincia en disputa– poblarla de una manera efectiva: mientras
que la avalancha de inmigrantes estadounidenses continuaba cada día, la población del
vecino sureño crecía muy lentamente, lo que le llevaba a mantener regiones extensas
prácticamente vacías.
Por otra parte, la Circular consideraba que los problemas de Texas se agudizaban
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

dada su “enormísima” distancia del centro del país. Paradójicamente, esa lejanía –y sus
implicaciones– habría que duplicarla para el caso de California, así como su escasez de
pobladores mexicanos. De hecho, la guerra misma demostró lo expuesta que estaba esa
provincia, ya que con una avidez que recuerda a los conquistadores iberos de siglos antes,
los soldados y colonos estadounidenses hallaron muy pronto las minas de oro, lo que
disparó una inmigración masiva de gambusinos y aventureros.
En todo caso, las advertencias que planteaba la Circular sobre los desastres que po-
dría acarrear la guerra para México resultaron proféticas y una parte importante de ellas
se cumplió con exactitud; sobre todo, al arriesgarse a una contienda sin recursos, en
la que todo –la existencia misma del país– se aventuraba al desenlace de una campaña
militar. Por desgracia, eso fue lo que hizo Mariano Paredes y Arrillaga quien, desoyendo
las recomendaciones de sus partidarios que promovieron la rebelión de San Luis Potosí,
supuso inesperadamente que Estados Unidos no estaba dispuesto a llegar a la guerra
[¿?]; pero, si lo estuviera, decía, el ejército mexicano, “restauraría el honor nacional” en
el campo de batalla77. Por supuesto, el desarrollo y desenlace de la guerra demostraron
lo errado que andaba ese jefe militar.
En todo caso, ante la consulta del gobierno de Polk, en octubre de 1845, la adminis-
tración de Herrera manifestó su disposición para recibir a un Comisionado Extraordina-
rio a fin de negociar de manera exclusiva las cuestiones pendientes entre los dos países,
no a un Ministro Plenipotenciario que pretendiera reanudar las relaciones diplomáticas

77
Emilio Voss participó en varios negocios de las principales compañías que operaban en México, en ocasiones
como mexicano en otras como alemán, según lo registran los protocolos notariales de la capital del país, en
ese año de 1845.

222
Manual de comentario de textos históricos

de ambos. El gobierno de Polk mandó a John Slidell precisamente como un Enviado Ex-
traordinario y Ministro Plenipotenciario, con lo cual el Consejo de Gobierno en México
rechazó sus credenciales78.
Además, la llegada intempestiva de Slidell hasta la capital misma del país a fines de
noviembre, tomó desprevenido a Herrera, quien no había tenido oportunidad de comu-
nicarse al respecto con los gobernadores de los departamentos.
Por todo ello, Herrera le pidió a Slidell que solicitara a Washington una modificación
de su calidad diplomática, lo cual le daría tiempo a él para obtener el consenso deseado.

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
En realidad, aunque el gobierno de México no recibió al enviado estadounidense, como
ya había ocurrido en otra ocasión, el objeto de la misión de Slidell trascendió a la prensa
y la oposición clamó contra el presidente mexicano por estar dispuesto a recibir a un
enviado que venía a “comprar el territorio nacional”79. Esto y las afanes por concretar un
proyecto monárquico derrocaron a Herrera.
Ante el ascenso del nuevo gobierno, el de Mariano Paredes, Slidell esperó dos me-
ses en Xalapa antes de consultar si sería recibido con sus credenciales originales. Para
entonces, conviene señalarlo, la flota estadounidense había vuelto a Veracruz y las tro-
pas bajo el mando de Zachary Taylor avanzaban hacia el río Bravo. Con ello, las nuevas
autoridades de México también rechazaron al enviado de Polk. Según David Pletcher,
todos estos movimientos del presidente estadounidense formaron parte de una “política
firme y emprendedora” hacia su vecino80, pues con el rechazo mexicano, Polk se dispuso
a declararle la guerra a México; de hecho, en eso trabajaba en los primeros días de mayo
de 1846 cuando recibió las noticias del enfrentamiento inicial de las tropas de Taylor
78
Lucas Alamán y el ministro español Salvador Bermúdez de Castro estuvieron detrás de la rebelión de Paredes,
quienes contaban con el apoyo del gobierno español, pues su intención era establecer una monarquía en Mé–
xico; vid. Miguel Soto, “Mariano Paredes y Arrillaga”, en Will Fowler, coordinador, Gobernantes mexicanos (1821–
2000), 2 vols., México, Fondo de Cultura Económica, 2008, vol. i, pp. 185–201; la cita proviene del vol. i, p. 196.
79
Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. I, pp. 510–511.
80
La voz del pueblo, 3 de diciembre, 1845, citado en Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. ii, pp. 82–83.
Algo semejante había ocurrido en 1829, cuando el presidente Andrew Jackson mandó a Anthony Butler a adquirir
Texas; en cuanto llegó a México, el periódico El Sol difundió el propósito del atónito agente en la capital del país.
Ambos ejemplos muestran que las ltraciones en el más alto nivel del gobierno estadounidense no son exclusi-
vas de WikiLeaks u otros medios de nuestros días; El Sol, 9 de enero, 1830, citado en Carlos Bosch García, Butler
en Persecución de la Provincia de Texas, en Documentos de la Relación de México con los Estados Unidos. 5 vols., México,
Instituto de Investigaciones Históricas, unam, 1983–1991, vol. ii, p. 182.
81
Pletcher, La diplomacia de la anexión..., op. cit. vol. I, p. 510.

223
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

con fuerzas mexicanas en el rancho de Carricitos81. Con ello atizó el celo patriótico en
su mensaje al congreso, al exclamar que “sangre norteamericana” había sido derramada
en “suelo norteamericano”82. En medio de ese fervor se le declaró la guerra a México.
En lo que se refiere a las propias instrucciones a Slidell y la forma en que reflejan a
la sociedad estadounidense, es indudable que captan de manera excepcional el fervor
expansionista que se vivió en ella a partir del verano de ese año de 1845 y que incluyó
–entre otras cosas– la acuñación del concepto de “destino manifiesto”, lo cual significaba
expandir las instituciones estadounidenses por todo el continente.
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

Así, el gobierno agresivo de Polk concibió que ante la incapacidad mexicana para
solventar sus deudas y el rechazo de Washington a cualquier intento de intervención
europea en el continente –con Doctrina Monroe en ristre– los problemas con México
se podrían solucionar mediante un “ajuste” de las fronteras entre ambas naciones. Sin
embargo, el entusiasmo expansionista sólo duró hasta que empezaron las batallas y la ru-
tina de los cuarteles enfrió considerablemente ese ímpetu inicial83, de hecho, la sociedad
norteamericana pronto enfrentó otros problemas más serios.
Aunque con el Tratado de Guadalupe Hidalgo el gobierno de Polk obtuvo los territorios
que había asentado en las instrucciones a Slidell, en realidad el supuesto “expansionismo
conjunto” de Norte y Sur nunca funcionó. Pues mientras que por una parte se incorporó el
enorme territorio de Texas, por la otra, apenas se obtuvo una porción limitada de Oregón
–una cosa era lidiar con México y otra, muy distinta, hacerlo con la Gran Bretaña. Además,
en cuestión de semanas, se aprobó una nueva tarifa arancelaria claramente benéfica al Sur,
y algunos norteños del propio partido Demócrata de Polk le hicieron ver rápidamente su
82
Carricitos se ubicaba a treinta kilómetros al norte del río Bravo, cerca de Matamoros.
83
Antes de la rma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, Abraham Lincoln cuestionó que ese enfrentamiento
hubiera ocurrido en suelo norteamericano, pues ésa sólo era una pretensión texana que las autoridades de
México rechazaban; vid. Lincoln, "Discurso en el Congreso de Estados Unidos, 12 de enero, 1848", en Builders
of American Institutions. Readings in United States History. (Seventeenth Century Through Reconstruction), editado por
Frank Freidel, Norman Pollack y Robert Crunden, 2 vols., Chicago, Rand McNally & Company, 1963, vol. I, pp.
261–267. Un análisis provocador sobre trayectorias políticas destacadas a partir de la guerra es el de Amy S.
Greenberg, A Wicked War. Polk, Clay, Lincoln, and the 1846 Invasion of Mexico, Nueva York, Alfred Knopf, 2012.
84
En ese verano, la Democratic Review de la ciudad de Nueva York publicó un artículo sobre la anexión de Texas y
ahí se mencionó el término por primera vez; vid. Juan A. Ortega y Medina, Destino manifiesto. Sus razones históricas y
su raíz teológica, México, Secretaría de Educación Pública, 1972, [reeditado en 1989 por Conaculta y Alianza Edito-
rial Mexicana]. Para una visión novedosa sobre la elaboración del término, vid. Linda S. Hudson, Mistress of Mani-
fest Destiny. A biography of Jane McManus Storm Cazneau, 1807–1878, Austin, Texas State Historical Association, 2001.

224
Manual de comentario de textos históricos

molestia por lo que consideraron una política seccional84.


A tres meses de iniciado el conflicto con México, ante una petición del ejecutivo
al Congreso para obtener recursos con qué solventarlo, un diputado de Pennsylvania,
David Wilmot, sujetó la adjudicación de dinero a una condición: prohibir la esclavitud
en los territorios que se adquirieran de México –aparte de Texas, pues ésta ya la consi-
deraban suya. Esta petición levantó un revuelo enorme y a lo largo de toda la guerra
hubo constantes recriminaciones de una y otra secciones de la Unión85. Después de las
elecciones en las que los Demócratas perdieron la mayoría del Congreso primero y luego

Miguel Enrique Soto Estradas ı LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES
la presidencia, y tras un intenso cabildeo, se llegó al Compromiso de 1850. Con él, se
admitió a Texas como estado esclavista y a California como estado “libre”, propiciado por
la llegada masiva de gambusinos tras el oro, lo que disparó las cifras locales de unos miles
a cerca de cien mil habitantes.
Sin embargo, el diferendo de las secciones de la Unión Americana se agudizó, pues el
resto del Compromiso referido establecía que los otros territorios adquiridos de México –que
además de California y Nuevo México incluyeron Nevada, Utah, Arizona y parte de Wyoming
y Colorado– se declararan sujetos a la “fórmula de la soberanía popular” al igual que otros
territorios; esto es, que conforme se poblaran, sus habitantes decidieran si serían esclavistas
o “libres”86. Así sucedió, y en cuanto los territorios de Kansas–Nebraska se abrieron a la colo-
nización, cada sección envió colonos armados a defender su punto de vista. Ahí iniciaron los
enfrentamientos entre las dos secciones en los años cincuenta que derivaron en la Guerra
Civil con la elección de Abraham Lincoln a la presidencia y su toma de posesión en 1861.
Lo que este cruento conflicto87 evidenció fueron los límites del sistema político esta-
dounidense. De hecho, aunque se abolió la esclavitud, se mantuvo la “supremacía blanca”
de la sociedad sureña por medio de los ¨Códigos –electorales– negros” y otras formas de
control; ello perduró durante un siglo, hasta que el Movimiento de los Derechos Civiles
redujo sustancialmente la segregación racial.
85
Ésta es la visión crítica del ejército estadounidense que presenta James McCaffrey, Army of Manifest Destiny.
86
David M. Potter, The Impending Crisis. 1848–1860, concluido y editado por Don E. Fehrenbacher, Nueva
York, Harper Torchboks, 1976, p. 20. Finalmente el suministro de recursos se aprobó sin la condición propuesta
por Wilmot, pero para llegar a tal solución corrieron mucha tinta y discursos altamente incendiarios de ambas
secciones; véase también Charles Sellers, Polk Continentalist..., op. cit. p. 481.
87
Potter, The Impending Crisis..., op. cit. pp. 97–112.
88
Mientras que en la guerra con México el ejército estadounidense registró poco más de once mil muertos, en
la Guerra de Secesión la cifra ascendió a seiscientos mil.

225
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Colofón

Sólo unas palabras más. El motivo que determinó el rechazo de la misión diplomática de
John Slidell por los gobiernos de México fue desde luego la cuestión de sus credenciales.
Sin embargo, aun el gobierno pacifista de José Joaquín de Herrera, que expresó su con-
vicción por evitar la guerra con Estados Unidos, en el supuesto caso de haber recibido al
emisario estadounidense y oído las nuevas demandas territoriales de la administración de
LAS CUESTIONES PENDIENTES ENTRE LOS DOS PAÍSES ı Miguel Enrique Soto Estrada

James Polk, habría rechazado tales pretensiones; pues el territorio que estaba dispuesto
a sacrificar era sólo el de Texas, ninguna otra de las provincias del norte. Con ello, efec-
tivamente, las condiciones políticas y diplomáticas de los gobiernos de ambos países los
condujeron a una guerra inevitable.

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228
Manual de comentario de textos históricos

EN NOMBRE DE DIOS
Cristina García Hallat
(Departamento de Arte, Universidad Iberoamericana)

229
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

230
Manual de comentario de textos históricos

En nombre de Dios
Cristina García

El trabajo de la Historia del Arte es convertir en relato la experiencia sensible que se


tiene frente a una obra de arte, entretejiendo las características materiales y formales
del objeto artístico con otras categorías conceptuales que intervienen en los procesos
culturales. De modo que de una imagen pueden hacerse diferentes lecturas según la
experiencia de los distintos receptores y la metodología que éstos elijan1.
La pintura Alegoría de la Constitución de 1857, realizada por Petronilo Monroy en 1869,
ha sido interpretada por conocidos autores de esta disciplina, Fausto Ramírez y Esther
Acevedo por ejemplo, como el símbolo del triunfante liberalismo2. Stacie G. Widdifield
se acerca a esta pintura desde una perspectiva de género: “el cuerpo simbólico de la na-
ción es femenino”, e intenta ver más allá de su filiación política3. En el presente texto, el
propósito es insertar la obra de Petronilo Monroy en la tradición de pintura heredera de
la cultura judeo–cristiana, que otorga a las leyes una connotación de permanencia suge-
rida por su inscripción en piedra y, principalmente, por el carácter de precepto sagrado
dada su procedencia divina y el cumplimiento estricto que se espera de ellas.
Petronilo Monroy (1832–1882), distinguido alumno de la Academia de San Carlos

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS


de México, pintó La Alegoría de la Constitución de 1857 para el concurso de tema históri-
co convocado en 1869 por Ramón Alcaráz, director de la recién renombrada Escuela
Nacional de Bellas Artes, y celebrar con él la victoria de la República sobre el Imperio.
La imagen en que vemos a una bella joven de suave apariencia, flotando por los cielos,
sostiene en una mano las tablas de la ley, como lo haría Moisés con el decálogo, con la

1
Karen Cordero, “Relatos artísticos, construcción de realidades: crítica, historia e historiografía”, en María
Cristina Ríos Espinosa, Reflexiones en torno al ser del arte, México, uia, 2013, p. 69.
2
Fausto Ramírez, “Cinco interpretaciones de la identidad nacional en la plástica mexicana del siglo xix, (1859–
1887)”, México, Arbor, vol. 185, núm. 740, 2009. Consultado el 22/02/2016 en arbor@csic.es . Esther Acevedo,
“Petronilo Monroy”, en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura. Siglo xix, t. ii, 2009, pp.
53–57.
3
Stacie G. Widdifield, “La nación mestiza: una unión engendrada”, en Karen Cordero e Inda Sáenz (compi-
ladoras), Crítica Feminista en la Teoría e Historia del Arte, México, uia, fonca, conaculta, Conaculta, Curare
2007, pp. 229–247.

231
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

leyenda Constitución de 1857. La pintura parece nutrirse de esa tradición en que las
leyes provienen de Dios, pese a que la Constitución de 1857 en nuestro país se redactó y
promulgó en un ambiente abiertamente anticlerical4.
La conquista de la Independencia de México no fue un hecho glorioso ni terminó
con la guerra fratricida que había caracterizado los años previos de lucha. El país se con-
virtió en un Estado soberano sin un claro proyecto de nación por lograr. El concepto de
nación basado en componentes objetivos como idioma, religión, cultura, territorio, en
razón de los cuáles se es capaz de formar una comunidad que se diferencia de individuos
externos, no fue suficiente para dar solidez a la nación recién independizada. En ese con-
trovertido concepto no intervino un componente subjetivo que se refiriera a la convic-
ción de los miembros del grupo de pertenecer a la misma nación, es decir, al sentimiento
de pertenencia que aglutina esa comunidad. La sociedad mexicana estaba dividida en
clases sociales antagónicas, con diferencias profundas en valores culturales, morales, eco-
nómicos y raciales, de modo que el sentimiento de unidad no estaba presente.
Tras no pocos conflictos, incluso bélicos, en las primeras décadas de México inde-
pendiente, se fueron radicalizando dos propuestas de nación–estado, contradictorias y
simultáneas, el proyecto de los conservadores y el liberal. Élites de ambos bandos se valie-
ron de distintas estrategias e instituciones para orientar las expectativas de la población
en sus diferentes formulaciones nacionalistas, inculcar el sentido de comunidad, lealtad
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat

y apoyo al proyecto político que de dicha concepción nacional se derivara5.


Los conservadores sentían orgullo de su origen español, estaban convencidos de su su-
perioridad racial y estrechamente vinculados con el clero católico. Nostálgicos de la bonanza
de la era virreinal, promovieron la formación de un Estado centralizado y fuerte que con-
servara privilegios, leyes, tradiciones, religión y trataron de evitar a toda costa romper con el
pasado. Vieron la lucha de los insurgentes como la revuelta de una turba que ponía en peli-
gro su estabilidad; en cambio, a Agustín de Iturbide lo veían capaz de concretar sus deseos.
Ellos, la “gente bien”, eran los garantes de la “independencia, unidad y religión” en
un nuevo reino cristiano (sin España), dado que el elemento integrador de la sociedad

4
Fernando Zertuche Muñoz, El Proceso Liberal y las Leyes de Reforma, México, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2011, pp. 31–52.
5
Beatriz Zepeda, Enseñar la nación. La educación y la institucionalización de la idea de la nación en el México de la
Reforma (1855–1876), México, conculta, fce, 2012, pp. 13–75.

232
Manual de comentario de textos históricos

sería la religión. Desconfiaron del modelo federal de la República de los Estados Unidos
de Norteamérica que promovía la desunión de las provincias y consideraba la incorpo-
ración de las clases bajas en el proyecto político democrático. La invasión de los Estados
Unidos a México y la mutilación del territorio que a manos de ellos sufrimos, sirvieron de
bandera a sus planes políticos para oponerse al proyecto republicano laico6.
El grupo liberal se sentía desvinculado de la herencia colonial y recelaba de la inter-
vención religiosa en la operación política de la nación; respondiendo a la influencia de los
Estados Unidos de Norteamérica, planeaba una república federal y confiaba en acceder a
la modernidad a través de la educación de los ciudadanos. El conocimiento, proponían los
liberales, capacitaría a los individuos para la vida laboral y cívica. La sociedad requería de una
comunicación explícita, el ciudadano debía hacerse de la lectoescritura para que a través de
un lenguaje estandarizado pudiera conocer las leyes, reclamar sus derechos y cumplir sus
obligaciones. La educación debía ser pública y laica, y el Estado, teniendo el control de la
enseñanza, enfatizaría la igualdad con base en una educación compartida por la nación7.
Estas diferencias irreconciliables estuvieron en el fondo de las luchas que se sufrie-
ron en el país a partir de la consumación de la Independencia. El fallido proyecto impe-
rial de Iturbide, su vinculación con el clero, la actitud antidemocrática con la disolución
del Congreso, alentaron el proyecto republicano y la división de poderes, para separar al
Estado de la injerencia católica8.

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS


Los nombres de José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías se asocian a las re-
formas liberales desde la primera Constitución de 1824, que establecía una República
Federal y dio inicio a la lucha acérrima para arrebatarle a la Iglesia el poder de la educa-
ción. La errática actuación política del general Antonio López de Santa Anna y sus nexos
con el clero católico desde la Independencia del país hasta el derrocamiento del general
en 1855, contribuyeron más al desprestigio del proyecto conservador y la oposición se
hizo con el poder a partir del Plan de Ayutla. Entre los liberales se fueron destacando
personajes: además de Benito Juárez, Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada, José
María Iglesias, Guillermo Prieto, Ponciano Arriaga, José María Lafragua, junto con otros,
fueron quienes promovieron leyes anticlericales para restringir los privilegios al clero,

6
Timothy E. Anna, et al., De Iturbide a Juárez, en Historia de México, Barcelona, Crítica, 2001, pp. 41–81.
7
Zepeda, idem.
8
Timothy E. Anna, et al., idem.

233
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

desamortizar sus bienes, limitar los aranceles parroquiales, excluir a los eclesiásticos de
los puestos públicos, promover la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, suprimir
los fueros eclesiásticos y militares; declarar la libertad de expresión y de imprenta, la
libertad de cultos y la creación del Registro Civil. Todas éstas, medidas que lograron ser
promulgadas en la Constitución de 18579.
La radicalización del proyecto liberal provocó a su vez la reacción conservadora que
por cualquier medio quería abolir la Constitución de 1857. Estos conflictos derivaron en
la guerra civil que llevó a las armas a los distintos contendientes en la Guerra de Reforma
(1856–1863). Incluso contando con la ayuda financiera del clero, el grupo conservador
perdió la guerra; Benito Juárez ocupó la presidencia en 1861. La situación financiera del
país era tan caótica que el gobierno no podía sostenerse ni con la venta de los bienes
eclesiásticos. En ese contexto fue que el presidente Juárez suspendió los pagos de deuda
pública, dando motivo a la intervención militar de extranjeros10.
La presencia de los franceses en el país reavivó el sueño de algunos conservadores
para el establecimiento de un imperio mexicano bajo la protección de Europa. El proyec-
to apoyado por Napoleón iii se realizó con la llegada de Maximiliano de Habsburgo. El
Segundo Imperio Mexicano tuvo corta duración, de 1863 a 1867, y nunca pudo consoli-
darse; el emperador, vencido militarmente, fue fusilado y junto con él murió el proyecto
político conservador y el poder del clero se habría de desmoronar. Por ello, desde 1867
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat

se celebra el triunfo de la República y el restablecimiento de la Constitución de 1857, en


la que ahora sí se aplican con toda fuerza las antiguas Leyes de Reforma y se crea la Ley
Orgánica de Instrucción Pública por la que la educación primaria y media obligatoria
estaría a cargo del Estado11. En este contexto histórico es en el que la Academia de San
Carlos recibió el nombre de Escuela Nacional de Bellas Artes y se convocó al concurso en
el que participó Petronilo Monroy con la Alegoría de la Constitución de 1857.
Las leyes rigen la conducta social, derivan del común consentimiento de la sociedad
y promulgadas por la autoridad competente establecen las obligaciones de los ciuda-
danos para vivir en paz y justicia. Así también establecen las sanciones a que se hacen
acreedores quienes las incumplan.

9
Fernando Zertuche Muñoz, op. cit., pp. 11–52.
10
Ibid., pp. 53–71.
11
Timothy E. Anna, et al., idem.

234
Manual de comentario de textos históricos

Entre los códigos de leyes más antiguos que conocemos, provenientes de las antiguas
culturas del Medio Oriente, se puede citar el Código de Hammurabi, del siglo vii a. C.
Dicho conjunto de leyes está esculpido en una estela de piedra, en cuya parte superior
aparece en escena el rey babilónico que recibe del Dios Shamash las leyes que habrían
de regir la vida cotidiana. Las leyes inscritas en la piedra sugieren permanencia e inmu-
tabilidad, pero lo interesante es que sea Dios quien se las otorga al mandatario, de modo
que si el cumplimiento de la ley es obligatorio y conveniente porque de ello deriva el bien
común, que estén prescritas en nombre de Dios les confiere una fuerza notable, incluso
sagrada. La cultura judeo–cristiana, heredera de esta tradición, incorporó el carácter
sagrado de las leyes al recibirlas Moisés, también de Dios, en el monte Sinaí y con ellas
sellar la alianza entre el pueblo elegido y el Señor. Innumerables obras de arte en Occi-
dente se han servido de este pasaje iconográfico.
Petronilo Monroy junto con Joaquín Ramírez (1839–1866), Rafael Flores (1832–
1886), Ramón Sagredo (1834–1872), José Salomé Pina (1830–1909), Primitivo Miranda
y Santiago Rebull (1829–1902), entre otros, es distinguido representante de la escuela
claveciana en la Academia de San Carlos, reestructurada en 1843.
La antigua escuela de arte fundada durante la era colonial había entrado en franca
decadencia a partir de la pérdida del patrocinio real con la Independencia. A instancias
de una élite ilustrada del grupo conservador, se decidió impulsarla y se logró el apoyo

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS


del presidente Antonio López de Santa Anna, quien les autorizó los fondos de la Lotería
para este propósito. La nueva Academia promovería la producción de un arte de con-
tenido moral que pusiera en escena, como toda pintura de carácter histórico, dignas
conductas que contribuyeran a la regeneración de la sociedad12.
Para la implementación artística de este proyecto se eligió el idealismo romántico de
la Escuela Purista Nazarena, proveniente de la Academia de San Lucas de Roma. El maes-
tro Pelegrín Clavé (1811–1880) vino a nuestro país y permaneció por 22 años enseñando
a los alumnos el oficio de la pintura de historia. El bien que se esperaba de la producción
artística de los puristas tenía como fundamento teórico un concepto de belleza vinculado
con la verdad y el bien. Para suprimir criterios subjetivos de belleza, los académicos se
aplicaron en el aprendizaje de un sistema de representación de orientación clásica, per-

12
Fausto Ramírez, “Pintura e Historia en México a mediados del siglo XIX: el programa artístico de los conser-
vadores”, en Hacia otra historia del arte en México, t. I, México, Conaculta, 2001, pp. 82–104.

235
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

feccionado por el trabajo científico. El énfasis del aprendizaje se puso en el dibujo como
herramienta de la claridad y el orden,aunque nunca olvidó la inclusión de las emociones
que conmovieran a los espectadores13.
La Academia de San Lucas se había nutrido del anhelo de jóvenes exalumnos de la
Academia de Viena, que buscaron la resignificación del arte clásico con el estudio de
maestros artísticos italianos de fina hechura renacentista, capaces de expresar su propia
sensibilidad y religiosidad14. Los Nazarenos, como fueron conocidos, encontraron en la
“estética purista” (caracterizada por el dibujo impecable de figuras humanas bien propor-
cionadas, composiciones equilibradas, colores serenos, sin sobresaltos de claroscuros y
gran dominio de ejecución) una técnica pictórica compatible con su anhelo. Eligieron pa-
sajes iconográficos de las Sagradas Escrituras por considerarlas fuente inagotable de valo-
res morales que inculcar e invitaron al espectador a la serena contemplación de episodios
de la Historia Sagrada; se esforzaron por provocar una experiencia estética en términos
de belleza pero también apostaron por la función didáctica, pues las lecciones morales
para el “pueblo elegido” eran igualmente convenientes para el resto de la humanidad15.
El programa de la Academia de San Lucas era afín a los intereses conservadores de la
Junta de Gobierno de San Carlos. Los miembros de la Junta de Gobierno, convencidos de
que la pintura hacía el oficio de la historia y que el purismo era una opción artística de gran
prestigio, trajeron a México maestros que enseñaran a los alumnos a producir un arte que
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat

“honrara a la nación”16 y que convenientemente apuntalaba su programa político17.


Petronilo Monroy, como alumno de la Academia, recibió en 1857 la pensión que la
institución otorgaba a los alumnos aventajados. Bajo la dirección de Pelegrín Clavé pintó
la figura de Isaac en 1858 y Ángel custodiando el sepulcro de Jesucristo en 1862.

13
Eloísa Uribe, “El dibujo en la Real Academia de San Carlos de Nueva España y las polémicas culturales del

siglo xviii”, en Arte de las Academias, Francia y México, Siglos xviii–xix, México, Antiguo Colegio de San Ildefonso,
1999, pp. 45–58.
14
Artistas como Cimabue, Simone Martini, Fra Angelico, Pietro Perugino, Filippino Lippi.
15
Luis Martín Lozano, “Renovación estética en la Academia de San Carlos: el purismo en la pintura de media-
dos de siglo”, en Arte de las Academias. Francia y México, Siglos xviii–xix, pp. 59–76.
16
Juana Gutiérrez, “Estudio Introductorio. La generación del desengaño y el abatimiento”, en José Bernardo
Couto, Diálogo sobre la historia de la pintura en México, México, cnca, 1995, pp. 9–64.
17
Fausto Ramírez, “Pintura e Historia en México a mediados del siglo xix: el programa artístico de los conser-
vadores”, en op. cit., pp. 82–104.

236
Manual de comentario de textos históricos

De 1862 a 1863, por invitación del Padre Epigmenio de la Piedra, realizó para la
iglesia del Calvario de Tenancingo las imágenes de cuatro heroínas del pueblo de Israel18.
La Biblia se refiere en el Libro de Ester a una mujer prudente y confiada en la provi-
dencia divina. En el Libro de los Jueces se señala a Débora como la inteligente profetiza
que comunicaba sus revelaciones bajo una palmera. Jael también es protagonista de una
narración en el Libro de los Jueces, en la que heroicamente mata al enemigo de Israel
con un cincel que le clava en la cabeza (Jueces 5, 23–27). Judith es la protagonista de
una narración considerada apócrifa por los hebreos, canónica para los católicos, que
nos refiere las acciones de una valiente mujer capaz de decapitar a Holofernes, general
invasor de su pueblo. Jael, Judith, Débora y Ester fueron representadas por Monroy en
las pechinas de la iglesia como matronas romanas, situadas delante de escenografías que
les dieran sustento a sus acciones, con elementos iconográficos que permitieran recono-
cerlas como creyentes y portadoras de una misión sagrada.
De modo que durante el periodo de la Guerra de Reforma (1856–1963), la obra de
Monroy nos sugiere su vinculación personal al grupo conservador, cercano al clero, dan-
do forma a las narraciones bíblicas mencionadas.
Durante el Imperio, Maximiliano, como príncipe ilustrado que era, confiaba en que
“hacer ver es hacer recordar” y se valió del arte como herramienta de su política de Es-
tado. Entre los proyectos artísticos que solicitó a la Academia de San Carlos, Petronilo

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS


Monroy colaboró con los retratos de Agustín de Iturbide y José María Morelos para la Ga-
lería de los Héroes del Palacio Imperial, retratos realizados con gran maestría que siguen
los lineamientos de retratos principescos en los que los personajes son reconocibles por
una serie de atributos19. Junto con Santiago Rebull colaboró también con la creación de
una de las bacantes que decorarían la residencia imperial en Chapultepec. La joven baila-
rina atribuida a Petronilo Monroy destaca ligera y luminosa con su vestido amarillo sobre
fondo oscuro, simula correr apoyando la punta de un pie mientras el otro se levanta, da
la impresión de volar junto con las telas de su vestido vaporoso, con una mano se cubre
el seno y con la otra levanta el tirso cubierto de vid con el que las bacantes celebraban
los ritos en honor a Baco. Esta imagen, junto con las otras de Santiago Rebull, remite a

18
Las pinturas se conservan en la iglesia de El Calvario, Tenancingo, Estado de México.
19
Esther Acevedo, “La historia y las bellas artes: imagen de un proyecto imperial”, en Testimonios artísticos de un
episodio fugaz, 1864–1867, México, munal, inba, 1995, pp. 87–102.

237
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

una intención decorativa sin referencia alguna al terrible castigo que se impondrá al rey
Penteo, para el cual son convocadas20.
La caída de Maximiliano significó el final del proyecto conservador. La República
fue restaurada junto con la Constitución de 1857. Las consecuencias para la Academia de
San Carlos, anterior reducto de conservadores, eran de esperarse: la primera, el cambio
de nombre a Escuela Nacional de Bellas Artes, desechó las referencias religiosas; tras
ésta, la salida del país del maestro Pelegrín Clave; la pérdida de autonomía al retirársele
los bienes de la Lotería, el mayor control por parte del Estado, la obligación de alumnos
y maestros a colaborar en los proyectos estatales y –a través de la institución– imponer un
nuevo modelo de nación laica.
La Alegoría de la Constitución de 1857 de Monroy debería de responder a la ideología
liberal dominante y sin embargo vemos en ella el empleo de una iconografía más afín a
la tradición cristiana al mostrar el código de leyes en brazos de lo que, a primera vista,
parece un ángel flotando por los cielos.
La historia del arte ha recurrido con suma frecuencia al estudio de la interacción del
fenómeno artístico con el poder político. En esta pintura efectivamente reconocemos la
imagen como la personificación de la patria en actitud triunfante, celebrando el liberalis-
mo pero también podemos advertir que un decreto gubernamental no puede desterrar
las tradiciones pictóricas entrañables a una comunidad de artistas creyentes.
EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat

Una de las estrategias más comunes en el arte académico fue el uso de la alegoría, figu-
ra generalmente humana, para hacer visible un concepto. A través de la alegoría el público
accede de forma agradable a una verdad ética, expresada con claridad y elocuencia, es la
forma “como la moral presenta a los hombres verdades consoladoras y preceptos útiles”21.
Aunque el pensamiento de Johann Joachim Winckelmann, teórico del pensamiento aca-
démico, al afirmar la superioridad del arte clásico consideró el cuerpo masculino como
código portador de valores, especialmente la unidad y la armonía22, la tradición alegórica
había frecuentado más el cuerpo femenino para dicho efecto. En México, la figura de

20
Esther Acevedo, “Petronilo Monroy” en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura. Siglo
xix. T. II, 2009, pp. 53–57.
21
María del Carmen Alberú, Introducción a Iconología, trad. Gravelot y Cochin, México, uia, 1994, p. 13.
22
Moshe Barash, Clasicismo y academia en Teorías del arte de Platón a Winckelmann, Madrid, Alianza Editorial, 2001,
pp. 249–300.

238
Manual de comentario de textos históricos

América como mujer vestida con faldilla y penacho, la Libertad con túnica blanca y gorro
frigio, sirvieron para personificar a la patria emancipada y bendecida por la abundancia
de flores y frutas. La Constitución se imaginó como una severa matrona romana similar a
aquélla con la que se representó la Constitución de 1812 en España. La combinación de
estos referentes seguramente influyeron en las imágenes que hizo Petronilo Monroy para
las mujeres bíblicas, portadoras de las virtudes valoradas por el pueblo elegido.
Las características de las pinturas de Monroy nos permiten insertarlo en dicha tradi-
ción pictórica, pero en la Alegoría de la Constitución de 1857 encontramos ciertas peculia-
ridades que la sustraen del idealismo homogeneizante característico del lenguaje alegó-
rico y nos da una representación más corpórea, incluso sensual, de la figura femenina.
Podríamos interpretar el aspecto mundano de esta imagen a la luz del pensamiento de
Alexander Gottlieb Baumgarten (1714–1762) que seguramente era del conocimiento
entre el alumnado académico. Este filósofo centró su reflexión sobre la belleza en el
arte; en su estética revaloró el conocimiento sensorial a través del cual se puede llegar a
la aprehensión de lo bello en el arte23. Seguramente la belleza de la joven que sirvió de
modelo real al artista contribuyó a la experiencia estética del creador.
En el intento de comprensión del fenómeno artístico podemos considerar múltiples
variables que pudieron haber intervenido en la conformación del objeto que, además de
invitarnos a la contemplación, nos sorprende con detalles. Para el tiempo en que Mon-

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS


roy pintó la Alegoría, llevaba muchos años cerca de Pelegrín Clavé, de quien aprendió la
teoría y la práctica en la pintura, pero de quien también aprendió la factura de retratos.
Este aprendizaje quedó documentado en la elaboración de los retratos de Iturbide y Mo-
relos, y pensamos que esa maestría retratística también está presente en esta obra, como
podemos observar en la representación individualizada de la joven modelo de la Alegoría.
Evidente parecido encontramos entre la Alegoría de la Constitución de 1857 y el pro-
yecto de la Bacante del “palacio pompeyano” de Maximiliano: excelencia en el dibujo
anatómico, cualidad corpórea y volátil a la vez, vestidos flotantes, equilibrio compositivo.
Sin embargo, pese a similitudes formales, la Alegoría trasciende el carácter decorativo
de la Bacante. La Alegoría lleva en su mano derecha una rama de laurel simbolizando

23
Mateu Cabot, “Introducción La Importancia de los estudios estéticos del siglo xviii”, en A. G. Baumgarten,
JJ. Winckelmann, M. Mendelssohn, J.G. Haman, Belleza y Verdad. Sobre la estética entre la Ilustración y el Romanticis-
mo. España, Alba Editorial, S. L., 1999, pp. 7–22.

239
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

el triunfo a la manera clásica, en el lado izquierdo sostiene las tablas de la ley de 1857
como si fueran los mandamientos concretados en el azul celeste; el impecable blanco de
su túnica, unida a su capa roja y ceñidor verde, nos remite a la pureza indiscutible de la
patria mexicana. La victoria flota por los cielos, etérea y real, a la vez histórica y atempo-
ral, portando las leyes humanas y divinas, impuestas en nombre de Dios y por voluntad
de los hombres, en un poético discurso polisémico, el lenguaje propio de las imágenes.

Fuentes
Acevedo, Esther, “La historia y las bellas artes: imagen de un proyecto imperial”, en Testi-
monios artísticos de un episodio fugaz, 1864–1867, México, munal, inba, 1995.
—, “Petronilo Monroy” en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura.
Siglo xix. T. ii, 2009.
Alberú, María del Carmen, Introducción a Iconología, trad. Gravelot y Cochin, México,
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EN NOMBRE DE DIOS ı Cristina García Hallat

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Barash, Moshe, Clasicismo y academia en Teorías del arte de Platón a Winckelmann, Madrid,
Alianza Editorial, 2001.
Cabot, Mateu, “Introducción La Importancia de los estudios estéticos del siglo xviii”,
en A. G. Baumgarten, JJ. Winckelmann, M. Mendelssohn, J.G. Haman, Belleza y Ver-
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Manual de comentario de textos históricos

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Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2011.

Cristina García Hallat ı EN NOMBRE DE DIOS

241
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

242
Manual de comentario de textos históricos

EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS


PINZÓN, FRAILE CARMELITA Y JUEZ DEL
REGISTRO CIVIL O DE CÓMO PLANTEAR
LA LUCHA IGLESIA–ESTADO EN LA SEXTA
DÉCADA DEL SIGLO xix
A PARTIR DE UN DOCUMENTO PRIVADO
Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba
(Centro de Enseñanza para Extranjeros, unam)

243
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

244
Manual de comentario de textos históricos

Documento

Fr. José del Corazón de Jesús, sacerdote profeso de nuestra sagrada religión, y ex predicador
de nuestro Convento del Carmen de Querétaro, ante V. R. humildemente digo: que estando
viviendo en nuestro expresado convento de Querétaro con el R. P. Fr. Luis de San José, me
ordenó que fuera yo a esconderme lejos de dicha población, porque estaba por entrar a ella
el general Márquez quien me persiguió de muerte en Guadalajara: testigo, el R.P. Fr. Felipe
de la Concepción. En efecto, P. N., obedeciendo la orden del expresado R. P. Fr. Luis, salí hu-

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


yendo de Querétaro, y pasados veinte días, regresé a mi convento porque supe que las fuerzas
liberales ocupaban la plaza de aquella ciudad. Pero ¿cuál será mi sorpresa al encontrar el con-
vento cerrado, las llaves dadas a guardar en una casa de vecindad, mi compañero Fr. Manuel
de Jesús María en una hacienda del General Mejía, los criados del convento con orden de no
darme ni un centavo? Yo hice al convento de Querétaro servicios de mucha consideración, yo
curé al R. P. al grado de haberlo dejado muy restablecido de sus enfermedades; y al ver tanta
ingratitud sin haber dado motivo, confieso P. N. ante Dios y ante V. R. que sin dar lugar a la re-
flexión, inmediatamente me presenté al general Arteaga manifestándole que obedecía y me
sujetaba a las leyes de reforma. Fue admitida mi proposición, yo quedé secularizado, hecho
juez de registro civil y capellán de la brigada Arteaga, viviendo en mi mismo convento, el que
al ser intervenido, salvé ocultamente cuatro cajones de libros: ornamentos y vasos sagrados
no, porque ya los R. P. habían dispuesto de todo. Desde esos momentos me introduje en la
política escribiendo en favor del registro civil y demás instituciones liberales, y en contra del
venerable clero de Querétaro; por la persecución del general Mejía me fui a Guanajuato, y el
señor Doblado, gobernador entonces de aquel estado, me hizo capellán del tercer batallón,
y me dio el convento del San Francisco para que allí administrara los sacramentos a todos los
liberales: por último me mandó de capellán de toda la división a la guerra de oriente; llegué a
México, se lo manifesté al Señor Presidente D. Benito Juárez, y este señor me concedió la gra-
cia de que no fuera yo a dicha guerra. Me fui a Morelia, me presenté al señor Conejo, gober-
nador de aquella sagrada Mitra, y porque me exigió que le hablara por medio de un escrito,
me incomodé, me presenté al general Huerta, y me nombró juez del registro civil en Tancíta-
ro: al poco tiempo dejé el destino y me pasé al pueblo de los Reyes, en donde sin ejercer el mi-
nisterio, me mantuve ejerciendo la medicina, enseñando Gramática y Filosofía y escribiendo
contra el imperio y los franceses, de esto resultó que me persiguieron terriblemente, al grado

245
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que fui sentenciado a muerte en la corte marcial de Santa Clara del Cobre. Al ver mi vida en
tanto peligro, me refugié en la costa grande en donde a pesar de haber manifestado que no
tenía licencias para ejercer el ministerio, no obstante, por súplicas de aquellos pueblos, lo
ejercí dos años y medio. Por último, la sabia y adorable Providencia dispuso que sin pensarlo,
me hallo ahora en Chilapa con el Illmo. Señor Obispo dr. Dn. Ambrosio Serrano y Rodrí-
guez; y solo diré a V. R. que en la amable persona de este sabio y virtuoso prelado, he hallado
un verdadero padre, y que compadecido de mis yerros y extravíos, me ha abierto sus brazos
perdonándome tantos delitos, y tratándome con el amor con que un padre trata a su hijo. Sí
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

amado P. N., he manifestado a V. R. todos mis delitos sin ocultarle nada, y juro a V. R. in verbo
sacerdotis, haber dicho la verdad en todo lo expuesto. Se me pasaba decir a V. R. que estuve en
Uruapan de capellán de la brigada del General Salazar, en Zamora con el mismo empleo de
los lanceros de Huerta, y después el señor Arteaga me nombró Capellán General del ejército
del centro, pero jamás estuve en ninguna acción, ni anduve expedicionando con la tropa.
Por último, antes de presentarme con el Illmo. Señor Obispo, estuve en Chilpancingo cosa
de dos meses, redactando el periódico La Paz, por orden del General en Jefe de las fuerzas
expedicionarias sobre el Sur. Estos son todos mis delitos sin ocultar nada absolutamente. En
virtud de esta sincera manifestación que he hecho de mis delitos a V. R. suplico humildemen-
te por la sangre de N. S. Jesucristo, por N. Sma. Madre, y por los méritos de nuestra Santa
Madre Teresa de Jesús, me haga la caridad de perdonarme y concederme al mismo tiempo
su bendición y licencia para quedarme en este lugar con mi amado Padre el Illmo. Señor
Obispo, suplicando a V. R. lo faculte para que me absuelva de todas las censuras en que por
desgracia he incurrido. Yo manifesté al Illmo. Señor Obispo en un ocurso de tres de enero
del presente año, y lo mismo a V. R. que en todo me sujeto a los sagrados cánones y estoy
pronto a cumplir la penitencia que V. R. me imponga. Mi arrepentimiento es verdadero y
deseo con ansia estar en el seno de N. M. la Santa Iglesia, de quien ingrato me aparté por mis
errores. Dios nuestro señor guarde a V. R. muchos años, como desea su más humilde hijo y
obediente súbdito que lo ama […] Fr. José el Corazón de Jesús, Chilapa, Mayo 29 de 1869.
No voy personalmente a postrarme a los pies de V. R. porque carezco de recursos. También
en la respetable persona de V. R. pido perdón a todos mis hermanos, por el escándalo y mal
ejemplo que les di con mi apostasía.1

1
Archivo Histórico del Arzobispado de México (aham), sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada
Mitra de Chilapa, Lic. Don José Joaquín Díaz”, Caja 041, exp. 010, 1869.

246
Manual de comentario de textos históricos

El caso de José María de Jesús Pinzón, fraile carmelita y juez


del Registro Civil o de cómo plantear la lucha Iglesia–Estado
en la sexta década del siglo XIX a partir de un documento privado
Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


Introducción, o metodología para hacer un comentario de texto histórico

Los historiadores frecuentemente nos encontramos con documentos cuyo contenido e


intencionalidad no siempre son claros y requieren de una interpretación o explicación
adicional. Por ello se recurre al comentario de textos, que según la propuesta de Federico
Lara Peinado y Manuel Abilio Rabanal2, debe comprender los siguientes pasos:

1. Clasificación del texto, es decir, definir quién fue el autor, en qué momento histórico
se elaboró, en qué lugar se hizo, a quién va dirigido y qué tipo de documento es.
2. Análisis de los hechos y las ideas expuestas. Explicación de las ideas principales.
3. Comentario, que debe responder a cuestiones como el origen de lo que se narra, la
ideología dominante en el contexto histórico del documento, antecedentes de las
ideas que se expresan, causas de los hechos, consecuencias.
4. Crítica del texto. Los elementos que debe contemplar son su autenticidad, su objeti-
vidad y el interés que tiene como documento histórico.

Es evidente que no a todos los documentos pueden aplicárseles los mismos métodos de
análisis o hacerles preguntas similares; según el tipo de documento –que puede ser jurí-
dico, literario, historiográfico, teórico, político, personal– serán las preguntas que se le
hagan para esclarecer su contenido con fines de explicación histórica.

2 Federico Lara Peinado y Manuel Abilio Rabanal, Comentario de textos históricos, Cátedra, Madrid, 1997.

247
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

1. Clasificación del texto: definir quién fue el autor, en qué momento histórico se
elaboró, en qué lugar se hizo, a quién va dirigido y qué tipo de documento es.

El texto a comentar fue escrito por el fraile carmelita José María del Corazón de Jesús
Pinzón, religioso del Convento del Carmen de Querétaro, quien a partir del decreto de
exclaustración que se puso en práctica en 1861 a raíz de la promulgación de las Leyes
de Reforma, salió de su convento y vivió una serie de peripecias en medio de la guerra
de intervención que enfrentó a liberales y conservadores a principios de los años sesenta
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

del siglo xix mexicano. Por lo demás, la provincia del Carmelo de México tenía escasos
miembros, mexicanos muy jóvenes, debido a que, en la década de los veinte, por el de-
creto de expulsión de españoles, los miembros de la orden –todos de origen hispano–
salieron de México.
Sobre fray José de Jesús no puede decirse mucho, ya que es uno de tantos personajes
anónimos que vivieron en el México decimonónico. Pero sí puede reconstruirse parte de
su historia a partir de lo que nos dice el documento que se comenta. A decir de Ethel Co-
rrea Duró y Roberto Zavala Ruiz, “la secularización acelerada impidió la observancia del
recogimiento. En honor a la verdad debe decirse que hubo religiosos que andaban muy
gustosos sin saber de clausuras. ‘A juzgar por los libros de la comunidad –escribe Dionisio
Victoria Moreno– la vida de observancia eremítica dejó de tenerse con la exclaustración
de 1861. Desde entonces se desmembró la comunidad que ya era reducida’.”3 Y al anali-
zar lo que el fraile Pinzón vivió en los años en que fue exclaustrado, puede decirse que su
experiencia es un ejemplo del desmembramiento sufrido por las comunidades religiosas
a partir de ese año.
En términos generales se trata de un documento muy interesante porque presenta
una imagen distinta a la de una Iglesia monolítica, que presentó un frente común de
cara a la política liberal. Como se verá en el análisis del texto, no todos los miembros del
clero apoyaron el discurso de la jerarquía católica –que llamaba a impedir la aplicación
de las Leyes de Reforma y a defender a la Iglesia–, e incluso colaboraron con las fuerzas
liberales de diversas maneras. Además, es importante diferenciar a los miembros de la

3 Ethel Correa Duró y Roberto Zavala Ruiz, Recuento mínimo del Carmen Descalzo en México, México, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, (Colección Divulgación), 1988, p. 87.

248
Manual de comentario de textos históricos

Iglesia: hubo clero regular y secular, fieles, jerarquía eclesiástica, y cada grupo vivió de
manera distinta los cambios que se suscitaron en esos años. En el caso que nos ocupa,
José de Jesús fue miembro del clero regular.
El texto fue escrito en Chilapa, Guerrero, en mayo de 1869, es decir, ocho años des-
pués de que salió de Querétaro. Fray José de Jesús acudió al cabildo de la Colegiata de Gua-
dalupe porque la provincia de los carmelitas estaba acéfala, ya que no se había nombrado
a un provincial por los conflictos que enfrentaba el país. Pinzón creyó que la Colegiata era
la instancia pertinente para tratar el caso y pedía perdón por sus acciones pasadas. Como

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


aquélla no tenía jurisdicción sobre el caso, se envió el expediente al obispo de Chilapa, ya
que Pinzón llevaba varios años residiendo en las cercanías. A su vez, Ambrosio Serrano,
titular de la diócesis, pidió al arzobispado de México que le enviara toda la información re-
lativa a Pinzón, quien ya había promovido un caso en la curia. El documento que se analiza
es la narración que el mismo fraile hace sobre sus problemas con la Iglesia y su actuación
durante la intervención francesa, que se llevó a cabo entre 1861 y 1867.
El documento es una declaración judicial de carácter autobiográfico dirigida a una
instancia judicial de la estructura eclesiástica, cuyo autor buscaba conseguir el perdón
por actos contrarios al espíritu eclesiástico, según lo que dice él mismo. Se turnó a la
curia del arzobispado porque ahí se presentaban diversas demandas contra eclesiásticos,
casos de conflictos conyugales, disputas entre párrocos y habitantes de los pueblos, di-
versas declaraciones de los curas y todo tipo de conflictos. La curia estaba conformada
por una Secretaría Arzobispal –que emitía los documentos del prelado y su secretario– y
un juzgado eclesiástico llamado Provisorato –que se encargaba de dar seguimiento a las
causas seguidas por los fieles y sacerdotes que demandaban ante el provisor la reparación
de daños materiales o espirituales–.
Las funciones del arzobispo consistían en regular la vida de seminaristas y eclesiás-
ticos sujetos a su jurisdicción; emitir la correspondencia dirigida a autoridades civiles y
eclesiásticas; promover las prácticas devocionales de los fieles y dar seguimiento a trámi-
tes matrimoniales4. De ahí que el caso del religioso fuera puesto a consideración de los
jueces eclesiásticos en el tribunal del arzobispado.

4
Gustavo Watson Marrón, Berenise Bravo Rubio y Marco Antonio Pérez Iturbe, Guía del Archivo Episcopal de
Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. 1863–1891, México, Archivo Histórico del Arzobispado de México, 2006,
pp. 15–16.

249
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

2. Análisis de los hechos y las ideas expuestas. Explicación de las ideas principales

Como se ve en el documento de archivo, se trata de la declaración de un fraile carmelita


que, después de haber abandonado su convento con motivo de la exclaustración de las
órdenes religiosas decretada por el gobierno de Benito Juárez, decide unirse a las filas
liberales; aunque no abandona el ministerio sacerdotal, sino que sirve como capellán
de la tropa. Después de la guerra de intervención se oculta en Chilapa, en donde sigue
ejerciendo el ministerio sacerdotal a pesar de no tener las licencias para ello. Finalmente,
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

pide perdón a la Iglesia y se arrepiente de todo lo que hizo en esos años.


Las ideas principales en este documento son, en primer lugar, que se trata de un
fraile que se une a los supuestos enemigos de la Iglesia católica; que es nombrado juez
del registro civil; que escribe textos contra la Iglesia en periódicos de corte socialista;
que se oculta varios años y sigue ejerciendo el ministerio sacerdotal a pesar de no tener
las licencias para ello, y que finalmente se arrepiente de sus actos y pide ser admitido de
nuevo en el seno de la Iglesia.

3. Comentario, que debe responder a cuestiones como el origen de lo que se narra,


la ideología dominante en el contexto histórico del documento, antecedentes de las
ideas que se expresan, causas de los hechos, consecuencias

En primer lugar, debe analizarse el origen de la narración, es decir, quién es el personaje


que escribe y por qué lo hace. Hay hechos que no es posible dilucidar porque la infor-
mación es escasa, pero con lo que el personaje narra es posible reconstruir lo sucedido
y situarlo en su contexto. Para ello deberán investigarse los antecedentes y al final hacer
un análisis de las consecuencias de lo narrado.
Como se dijo antes, el de las órdenes mendicantes que llegaron a la Nueva España en
el siglo XVI; el convento de Santa Teresa del Carmen de Querétaro se fundó en 1661 y fue
cerrado en 1861 a raíz de la expedición de las Leyes de Reforma en julio de 1859.
El decreto de promulgación decía en su artículo 5º:

Se suprimen en toda la república las órdenes de religiosos regula-


res que existen, cualquiera que sea la denominación o advocación

250
Manual de comentario de textos históricos

con que se hayan erigido, así como también todas las archicofra-
días, congregaciones o hermandades anexas a las comunidades
religiosas, a las catedrales, parroquias, o cualesquiera otras iglesias.5

Al suprimirse las órdenes religiosas, los frailes quedaron bajo las órdenes del clero secular y
tuvieron que abandonar sus conventos, ya que éstos pasaron a ser propiedad de la nación.
A decir de José María de Jesús, en el momento en que él huyó del convento aún no
se había nacionalizado. Para que eso sucediera, la propiedad debía ser intervenida por el

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


gobierno del estado, según decreto del presidente interino Benito Juárez, promulgado el
13 de julio de 1859, que en su artículo 5º decía que en cada lugar en donde hubiera bienes
eclesiásticos “nombrará la primera autoridad política uno o más peritos para que dentro
del preciso término de ocho días, formen planos de división de los edificios que ocupaban
las comunidades suprimidas, y los sometan a la aprobación de dicha autoridad. En estos
planos se excluirán únicamente aquellos templos que se destinen por el gobierno para que
continúen empleándose en el servicio divino…”.6 Si se toma en cuenta que dicha naciona-
lización ocurrió hasta 1861, es claro que no se respetó el término de ocho días que según la
ley debía transcurrir para que se nacionalizaran las propiedades. En el año que nos ocupa,
y que comienzan las aventuras de Pinzón, el conflicto entre conservadores y liberales había
continuado, y fue precisamente en 1861 cuando comenzó la intervención francesa. Es ima-
ginable que dado el contexto tan complicado en todo el territorio nacional, no había sido
posible acatar al pie de la letra los decretos del presidente.
Pinzón menciona en su narración al general Leonardo Márquez, quien lo persiguió
en Guadalajara. Éste fue uno de los generales conservadores que apoyó la intervención
francesa y fue lugarteniente del segundo Imperio7. Como el fraile se unió a las filas libe-
rales, Márquez se convirtió en uno de sus enemigos. En cuanto a José de Jesús Pinzón, en
mayo de 1869 se puso en contacto con las autoridades católicas varios años después de

5
Leyes de reforma que afectan al clero, Puebla, Imprenta de N. Bassols, 1869, p. 35.
6
Ibid., p. 44.
7
Leonardo Márquez fue conocido como “el Tigre de Tacubaya” porque en la guerra de Reforma mató a un
grupo de prisioneros liberales. Cuando cayó el gobierno imperial, Márquez partió al exilio a Cuba y regresó al
país veintiocho años después, durante el gobierno de Porfirio Díaz, vid. Arturo D. Ríos A., La prensa como arena
política. El polémico retorno de Leonardo Márquez a México (1895), México, Instituto Mora, 2015.

251
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que salió de Querétaro a raíz de la exclaustración. Fray José de Jesús acudió al cabildo de
la Colegiata de Guadalupe porque la provincia de los carmelitas estaba acéfala, ya que no
se había nombrado a un provincial por los conflictos que enfrentaba el país. Pinzón cre-
yó que la Colegiata era la instancia pertinente para tratar el caso y pedía perdón por sus
acciones pasadas. Como aquélla no tenía jurisdicción sobre el caso, se envió el expedien-
te al obispo de Chilapa, ya que Pinzón llevaba varios años residiendo en las cercanías. A
su vez, Ambrosio Serrano, titular de la diócesis, pidió al arzobispado de México que le
enviara toda la información relativa a Pinzón, quien ya había promovido un caso en la
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

curia. En el documento del arzobispado, el fraile narra sus problemas con la Iglesia y su
actuación en la Guerra de Tres Años y en la intervención francesa. Dicho documento es
una declaración autobiográfica8.
Fray José María del Corazón de Jesús Pinzón expone diversos hechos sucedidos en
los años en que salió del convento del Carmen de Querétaro. Primero narra un enfren-
tamiento con el general conservador Leonardo Márquez, por cuyo motivo su superior le
dio la orden de esconderse cuando aquél llegó a Querétaro. Pinzón regresó a su convento
cuando las fuerzas liberales ya habían ocupado la ciudad, encontró el convento cerrado y a
los cuidadores con órdenes de no dejarlo entrar. Entonces, a decir de él mismo, ofendido
porque no se le permitía regresar al convento, decidió unirse a las filas liberales bajo el
mando del general José María Arteaga y declaró su sujeción a las Leyes de Reforma.
Al quedar “secularizado”, aceptó el nombramiento de juez del registro civil y capellán
de la tropa liberal. Afirma haber participado en política al escribir en favor de las institu-
ciones liberales y del registro civil y en contra del clero de Querétaro, como consta en su
artículo publicado originalmente en La Idea Progresista, cuyos redactores decían que el pres-
bítero era “digno de elogio [porque] comprendiendo bien el cumplimiento de sus deberes
procura difundir las luces de una sana moral, así como las máximas puras del Evangelio”.
Dicho artículo titulado “Registro civil” fue reproducido en un panfleto en 1861, en el que
escribió su opinión sobre “la sabia ley de bautismos, entierros y matrimonios civiles”. A de-
cir de Pinzón, la población estaba infundadamente escandalizada por dicha ley a causa de
“la falta de civilización en que yacen sumergidos todos los pueblos de la República, domi-

8
aham, sección Provisorato, “Sobre el padre José del Corazón de Jesús Pinzón, religioso profeso y predicador”,
caja 041, exp. 010, 1869.

252
Manual de comentario de textos históricos

nada tanto tiempo por la ambición y el fanatismo […] que por todas partes han sembrado
los ministros de la Iglesia, por conservar y defender sus viles intereses […]”9.
Defendió el papel de los jueces del registro civil que según él no habrían de “bautizar a
vuestros hijos, ni han de sepultar a vuestros muertos, ni os han de unir con el vínculo sagrado
del matrimonio”. Afirmó que en los tribunales del registro civil “se os tratará con dulzura y
caridad, no exigiendo de vosotros los derechos gravosos que os pedían los curas según su am-
bicioso arancel, sino unos derechos bastante equitativos, y a los muy pobres, ni un solo cen-
tavo”. Decía que en esos juzgados se les daría a los ciudadanos un “boleto” para que se pre-

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


sentaran ante el cura “para el bautismo, entierro o casamiento”, porque los jueces no harían
nada de eso10. Esta afirmación muestra que en ese tiempo Pinzón aún no ejercía funciones de
juez del registro civil, como lo haría más adelante según propia confesión. En ese momento,
cuando las Leyes de Reforma tenían poco más de un año de haber sido promulgadas, es claro
que no se conocían plenamente las funciones que debían ejercer dichos juzgadores.
Pinzón terminaba su escrito haciendo una profesión de fe católica, pero renegando
de los curas:

Yo confieso ante Dios y los hombres que soy católico, apostóli-


co, romano, que acato, obedezco y respeto las leyes de la Santa
Iglesia, pero no los caprichos de sus ministros: adoro profunda-
mente todos los dogmas sagrados que nos enseña la Religión
Cristiana, pero jamás doblegaré mi cerviz a las leyes de la ambi-
ción, tiranía y despotismo. Soy católico y como católico repito

9
Presbítero José María de Jesús Pinzón, “Registro Civil”, en “El Presbítero Don José María de Jesús Pinzón”,
Querétaro, Imprenta del Gobierno a cargo de Quirino Olvera, 1861. La nota en cuestión fue reproducida por
El Monitor: “El Presbítero D. José María de Jesús Pinzón. Se ha publicado en Querétaro el siguiente impreso
suelto: ‘Como las ideas de que abunda el artículo que nos han remitido para su publicación son en todo confor-
mes a las doctrinas democráticas, nos apresuramos a dar a luz dicha producción, para que el público no carezca
de tan precioso documento, reservándonos el reproducirlo en el próximo número de La Idea Progresista. Digno
es de elogio el Presbítero D. José María de Jesús Pinzón, que comprendiendo bien el cumplimiento de sus de-
beres, procura difundir las luces de una sana moral, así como las máximas puras del evangelio. Recomendamos
por lo mismo la lectura de este artículo’. Los redactores de La Idea Progresista”. “El Presbítero D. José María de
Jesús Pinzón”, en El Monitor Republicano, año xiv, cuarta época, núm. 3866, 12 de marzo de 1861, p. 2.
10
Pinzón, op. cit.

253
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

con toda seguridad de mi conciencia que la ley de registro civil


es una ley sabia, prudente y caritativa, lo probaré cuando y como
gusten, y pueden objetarme todos los que quieran, pues tendré
la mayor satisfacción en responder sus argumentos.11

En el mismo año de 1861, en marzo, el escrito de Pinzón fue respondido por un sa-
cerdote de nombre Luis G. Borja, quien se propuso defender al clero católico de “las
injurias” vertidas por Pinzón. Además de rebatir todas sus ideas sobre la inmoralidad de
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

los sacerdotes, en torno al tema del registro civil contradijo su aserto acerca de los jueces
que según el fraile carmelita no casaban a nadie, y lo acusó de contradecir las leyes que
él mismo trataba de defender. Borja aprovechó su escrito para acusar que la creación de
nuevos funcionarios del gobierno y de más empleos sería oneroso para el erario, cuando
para saber cuántos nacimientos, matrimonios y defunciones había, bastaba con acudir a
los registros parroquiales. Además, afirmó que “los mismos liberales [habían] visto con
bastante desagrado, el que siendo sacerdote ofend[iera], vitupe[rara] y calumni[ara] a
su clase de una manera tan soez e indecente”12.
El apoyo que Pinzón dio al registro civil, no obstante lo dicho por Rojo, rindió frutos
para aquél, pues fue designado juez. Los liberales, según parece, sí estuvieron de acuerdo
con las críticas que Pinzón hizo al clero. Más adelante marchó a Guanajuato en donde Ma-
nuel Doblado, entonces gobernador del estado, lo nombró capellán del tercer batallón y
le permitió vivir en el convento de San Francisco, en donde ejerció funciones sacerdotales
para las tropas liberales. Regresó a México y dice haberse entrevistado con Benito Juárez,
quien le concedió la gracia de no ir a la guerra de oriente, es decir, no ser capellán del
ejército que comandaba Ignacio Zaragoza, en Puebla, a donde lo había enviado Doblado.
De México se fue a Puebla, en donde trató de hablar con el gobernador de la mitra
de Michoacán, pero no lo consiguió. Entonces, Pinzón se presentó al gobernador, general
Epitacio Huerta, y éste lo nombró juez del registro civil en Tancítaro. Después vivió en Los
Reyes, practicó la medicina y siguió escribiendo panfletos contra la intervención y el Impe-
rio. Fue sentenciado a muerte por los conservadores, huyó a la costa y durante un tiempo

11 Idem.
12
Luis G. Borja, Contestación en defensa del clero católico, al presbítero D. José M. de Jesús Pinzón, Querétaro, Tip. de
Mariano R. Velázquez, 1861.

254
Manual de comentario de textos históricos

ejerció funciones sacerdotales a pesar de no tener las licencias necesarias para ello. En ese
tiempo también estuvo en Uruapan, en donde fue capellán de la tropa del general Carlos
Salazar, así como capellán del ejército del centro, bajo las órdenes del general José Ma. Ar-
teaga. Redactó un periódico en Chilpancingo, llamado La Paz13. Finalmente se estableció
en Chilapa, en donde el obispo le concedió el perdón por lo que él llama “sus pecados”.
El 29 de mayo de 1869, cuando buscó la absolución eclesiástica, declaró:

Mi arrepentimiento es verdadero y deseo con ansia estar en el

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


seno de N. M. la Santa Iglesia, de quien ingrato me aparté por
mis errores […] No voy personalmente a postrarme a los pies
de V. R. porque carezco de recursos. También en la respetable
persona de V. R. pido perdón a todos mis hermanos, por el es-
cándalo y mal ejemplo que les di con mi apostasía.14

El presbítero Pinzón desaparece de las fuentes después de esta fecha, cuando su caso fue
turnado al obispado de Chilapa. Sin embargo, su experiencia es útil para ilustrar en qué
medida el conflicto entre la Iglesia y el Estado afectó la vida de los habitantes de México
y dividió opiniones, incluso entre los miembros de la institución eclesiástica.
José de Jesús Pinzón volvió al seno de la institución eclesiástica después de haber apo-
yado de manera irrestricta las medidas liberales del gobierno de Juárez. Si bien no hay
evidencias de los motivos que llevaron a Pinzón a tomar esa decisión, podemos aventurar
la hipótesis de que frente a una situación económica precaria, los sacerdotes que se ha-
bían formado como tales y cuyo único medio de vida era el ejercicio de su ministerio no
tuvieron más opción que regresar a las filas clericales, ya que no había muchas opciones
para subsistir en un entorno complejo como el que enfrentó este religioso. Eso más allá

13
Dicho periódico se publicaba todavía en 1870, como consta en la siguiente nota: “El gobierno del general
Francisco O. Arce, que se había traslado de Tixtla a Chilpancingo en 1870, continúa aquí la publicación del
periódico La Paz, órgano oficial que se editaba hasta 1869 en la cuna del general Vicente Guerrero”. Recupe-
rado de: “El periodismo”, http://www.enciclopediagro.org/index.php/indices/indice–cultura–general/1268–
periodismo–el?showall=1&limitstart. Consulta: 5 de octubre de 2015.
14
aham, sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada Mitra de Chilapa, Lic. Don José Joaquín Díaz”,
Caja 041 exp. 010, 1869.
15
Agradezco a Rubén Ruiz sus comentarios sobre este tema.

255
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

de las razones de conciencia que pudieron llevarlo a tomar esa decisión, pero de las que
no hay constancia documental. Así, lo sucedido a Pinzón es ejemplo de los acomodos y
los vaivenes de la situación política y económica de aquéllos años15.
El documento que comentamos también es evidencia de que frente a la visión mo-
nolítica de la curia católica, hubo clérigos seculares y regulares que simpatizaron con las
medidas reformistas y colaboraron en las filas liberales, de acuerdo con la tradición que
se remonta a las primeras décadas del siglo xix16. También se celebró la promulgación
de las Leyes de Reforma con actos religiosos, como fue el caso del Cabildo de Oaxaca y
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

del Vicario Capitular de Tabasco17.


Otros miembros de la Iglesia aprobaron la desamortización de los bienes eclesiásti-
cos e incluso formaron una Iglesia independiente; este proyecto nació en 1854, pero se
constituyó formalmente en 1859. Los llamados “Padres Constitucionalistas” justificaron
la necesidad de fundar una nueva iglesia por

[…] los abusos de los prelados y alto clero de la nación, que


no respetan ni las Santas Escrituras, ni los Cánones, ni los Con-
cilios [y] son causa del desorden y revolución social”. Por ello
pidieron el apoyo del gobierno liberal de Juárez, y se pusieron a
su disposición para restablecer la paz como Jesucristo “que fue
pobre, humilde, indulgente y amable, no cruel, tirano, rico y
vengativo como lo representan los prelados de México.

16
Francisco Morales, “El clero liberal mexicano. Orígenes, problemas y permanencia”, en Francisco Javier Cer-
vantes Bello, Alicia Tecuanhuey Sandoval y María del Pilar Martínez López–Cano (coords.), Poder civil y catoli-
cismo en México, siglos xvi al xix, México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de Ciencias So-
ciales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, unam, Instituto de Investigaciones Históricas, 2008, pp. 387–402.
17
Algunos de los clérigos que tomaron las armas en las filas liberales fueron, entre otros, Jesús Bustamante,
Manuel González, Jesús Díaz Leal, Juan N. Enríquez Orestes y Norberto Guerrero; vid. José Gutiérrez Casillas,
Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa, 1974, pp. 308–310.
18
Ibid., pp. 308–309. Los fundadores de la “Iglesia católica Apostólica Mexicana” fueron Rafael Díaz, Juan Nepo-
muceno Enríquez, Juan Francisco Domínguez, Manuel Aguilar, Manuel Estrada y Cristóbal González Ríos. “Acta
constitutiva”, en Daniel Kirk Crane, “La formación de una Iglesia Nacional Mexicana 1859–1872”, Tesis de Maestría
en Estudios Latinoamericanos (Historia), Facultad de Filosofía y Letras, Estudios Latinoamericanos, 2001, p. 48.

256
Manual de comentario de textos históricos

Los padres constitucionalistas llamaron “Iglesia católica Apostólica Mexicana” a su con-


gregación. Rafael Díaz Martínez fue de facto el líder de este grupo. Otros miembros fue-
ron José María Arvide, Ausencio Torres, Manuel Aguilar Bermúdez y Juan N. Enríquez
Orestes.18
Casos como el de Pinzón y el de los “Padres Constitucionalistas” ofrecen una imagen
distinta a la de una Iglesia monolítica, que presentó un frente común de cara a la política
liberal; confirman que no todos los miembros del clero apoyaron el discurso de la jerar-
quía católica –que llamaba a impedir la aplicación de las Leyes de Reforma y a defender

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


a la Iglesia–, e incluso, que hubo quien colaboró con las fuerzas liberales de diversas ma-
neras, tal como ya había sucedido años antes cuando hubo manifestaciones de simpatías
liberales entre los clérigos a lo largo de la primera mitad de la centuria19.

4. Crítica del texto. Los elementos que debe contemplar son su autenticidad,
su objetividad y el interés que tiene como documento histórico.

El texto analizado es un documento de archivo, testimonio de primera mano, escrito


para obtener un beneficio específico, en este caso, el perdón de la Iglesia para volver a
practicar el sacerdocio con las licencias debidas. Es probable que José de Jesús Pinzón
haya acudido a la mitra de México a pedir el perdón por sus acciones pasadas –unirse al
ejército liberal, haber sido juez del registro civil, haber publicado escritos contra la Igle-
sia–, porque como se mencionó antes, no tenía medios de ganarse la vida, excepto en el
ejercicio de su ministerio. En los años en que manda su escrito al arzobispado ya había
pasado la guerra de intervención, había caído el Imperio y los beneficios que esperaban

19
Brian Connaughton, Ideología y sociedad en Guadalajara (1788–1853), México, Consejo Nacional para la Cultu-
ra y las Artes, 1992. Kirk Crane afirma que hubo varios clérigos que absolvieron a los compradores de bienes
eclesiásticos en contra de las órdenes de los obispos, como Juan N. Ávila, Anaya, Campa, Valenzuela y José Ma.
Cabrera. Otros fueron capellanes de las tropas liberales, como Manuel Zamora e Ignacio Traspeña, de Guana-
juato; Juan N. Malabear, capellán del Colegio de Guanajuato; Pompa y Santoyo, del convento de Melhado; José
Ma. Peñuñurri de Tulyehualco. Ibid., pp. 52–53.
20
Gabriela Díaz Patiño, “Imagen religiosa y discurso: Transformación del campo religioso en la arquidiócesis de
México durante la Reforma liberal, 1848–1908”, tesis de Doctorado en Historia, México, El Colegio de México,
2010, pp. 179–180.

257
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

obtener sacerdotes como él, que seguramente habían pensado que el gobierno liberal
los ayudaría por haber pertenecido a sus filas, no se habían materializado. Así, existieron
otros casos de sacerdotes que volvieron al seno de la Iglesia cuando el gobierno de Benito
Juárez no les ofreció pertenecer a una organización religiosa de corte liberal20.
El testimonio de Pinzón tiene objetivos muy claros. Por ello es obvio que se justifica y
trata de narrar los hechos tal como sucedieron. Hay que decir que no oculta sus acciones,
que desde el punto de vista eclesiástico son muy graves. Parece que es sincero y que busca
ser aceptado de nuevo en la Iglesia. Aunque él aduce que su arrepentimiento es verda-
EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN ı Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba

dero y “desea con ansia estar en el seno de N. M. la Santa Iglesia, de quien ingrato me
aparté por mis errores”, seguramente buscaba de nuevo una fuente segura de ingresos,
como se mencionó antes.
El documento es muy valioso desde el punto de vista histórico, porque permite cono-
cer un caso de la vida privada de un miembro de la institución católica en una época de
rupturas entre el Estado y la Iglesia, y lo que se puede concluir al analizar el texto es que
más allá del discurso de confrontación entre ambas instancias, hubo militantes católicos
que no se opusieron a la instrumentación de las medidas liberales y que incluso las apo-
yaron, sin que ello significara renegar de su ministerio y dejar de pertenecer a las filas de
la institución eclesiástica. Gracias al testimonio de José de Jesús Pinzón, podemos ampliar
nuestra visión sobre el conflicto Iglesia–Estado en la segunda mitad del siglo xix y cono-
cer a quienes vivieron esa coyuntura y la forma en que enfrentaron las dificultades de la
época, más allá de la visión tradicional que se ha referido a la separación Iglesia–Estado
como una lucha entre dos grupos monolíticos y excluyentes entre sí.

Fuentes
“El Presbítero D. José María de Jesús Pinzón”, en El Monitor Republicano, año xiv, cuarta
época, núm. 3866, 12 de marzo de 1861, p. 2.
“El Presbítero Don José María de Jesús Pinzón”, Querétaro, Imprenta del Gobierno a
cargo de Quirino Olvera, 1861.
Aham, sección Provisorato, “El Señor Provisor de la Sagrada Mitra de Chilapa, Lic. Don
José Joaquín Díaz”, Caja 041 exp. 010, 1869.

258
Manual de comentario de textos históricos

Aham sección Provisorato, “Sobre el padre José del Corazón de Jesús Pinzón, religioso
profeso y predicador”, caja 041, exp. 010, 1869.
Borja, Luis G., Contestación en defensa del clero católico, al presbítero D. José M. de Jesús Pinzón,
Querétaro, Tip. de Mariano R. Velázquez, 1861.
Connaughton, Brian, Ideología y sociedad en Guadalajara (1788–1853), México, Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 1992.
Correa Duró, Ethel y Roberto Zavala Ruiz, Recuento mínimo del Carmen Descalzo en México,
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, (Colección Divulgación), 1988.

Guadalupe C. Gómez–Aguado de Alba ı EL CASO DE JOSÉ MARÍA DE JESÚS PINZÓN


Crane, Daniel Kirk, “La formación de una Iglesia Nacional Mexicana 1859–1872”, Tesis
de Maestría en Estudios Latinoamericanos (Historia), Facultad de Filosofía y Letras,
Estudios Latinoamericanos, 2001.
Díaz PAtiño, Gabriela, “Imagen religiosa y discurso: Transformación del campo reli-
gioso en la arquidiócesis de México durante la Reforma liberal, 1848–1908”, tesis de
Doctorado en Historia, México, El Colegio de México, 2010.
Gutiérrez Casillas, José, Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa, 1974.
Lara Peinado, Federico y Manuel Abilio Rabanal, Comentario de textos históricos, Cátedra,
Madrid, 1997.
Leyes de reforma que afectan al clero, Puebla, Imprenta de N. Bassols, 1869, p. 35.
Morales, Francisco, “El clero liberal mexicano. Orígenes, problemas y permanencia”, en
Francisco Javier Cervantes Bello, Alicia Tecuanhuey Sandoval y María del Pilar Martínez
López–Cano (coords.), Poder civil y catolicismo en México, siglos xvi al xix, México, Benemé-
rita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades
“Alfonso Vélez Pliego”, unam, Instituto de Investigaciones Históricas, 2008.
Ríos A., Arturo D., La prensa como arena política. El polémico retorno de Leonardo Márquez a
México (1895), México, Instituto Mora, 2015.
Watson MArrón, Gustavo, Berenise Bravo Rubio y Marco Antonio Pérez Iturbe, Guía del
Archivo Episcopal de Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. 1863–1891, México, Archivo
Histórico del Arzobispado de México, 2006.

259
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

260
Manual de comentario de textos históricos

PRENSA DECIMONÓNICA.
UNA PORTADA:
LAS HIJAS DEL ANÁHUAC (1887–1889)
Lucrecia Infante Vargas
(Facultad de Filosofía y Letras, unam)

261
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

262
Manual de comentario de textos históricos

Prensa decimonónica.
Una portada: Las hijas del Anáhuac (1887–1889)
Lucrecia Infante Vargas

Documento: Las Hijas del Anáhuac, año 1, tomo 1, no. 4, diciembre 25 de 1887, página 1.
Fondo Reservado de la Hemeroteca Nacional, Colección Publicaciones Periódicas
Mexicanas.

Nota metodológica
La consideración de que la litografía que inaugura el primer número de esta publicación
es sustancial en el análisis del discurso que sobre las mujeres y la representación de lo
femenino promovió esta revista durante las últimas tres décadas del siglo xix en México,

Lucrecia Infante Vargas ı PRENSA DECIMONÓNICA


fue resultado del siguiente proceso:
– Revisión del estado de la cuestión; es decir identificar el sitio que ocupó esta revista
en el universo de las publicaciones periódicas dirigidas a un público lector femenino
durante el Porfiriato, mediante la revisión de las investigaciones que sobre ella se
habían producido en 1990 (cuando comencé a estudiarla).
– Investigación del contexto sociocultural vinculado con las editoras y escritoras de la revis-
ta en publicaciones y bibliografía de la época. (véase apartado de fuentes consultadas).
– Localización de los números preservados en la Hemeroteca Nacional y levantamien-
to de un inventario general.
– Revisión temática de los artículos relacionados con el discurso sobre la identidad
nacional y el papel de las mujeres en la inserción del país a la modernidad, de los
elementos de la litografía vinculados con esta temática.
– Análisis de los elementos y circunstancias que permiten explicar –y comprender– la
relación entre ambos discursos (gráfico y escrito) y ámbito del pasado que nos per-
miten conocer.

263
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Comentario sobre el documento

Un ángel porta una corona de laurel en cada mano y custodia el antiguo Valle de Aná-
huac. Sus inconfundibles volcanes, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, sirven como telón de fon-
do a una iglesia colonial, una hacienda y un tendido eléctrico. A lo largo de esta imagen
se inserta un nombre construido con caracteres semejantes al de un dibujo de herrería
adornado por flores y plantas: Las Hijas del Anáhuac. Debajo de este rótulo, un monolito
que recuerda al calendario azteca, una pila de gruesos libros, un caballete de pintura al
lado de un arpa y un globo terráqueo, una máscara que remite al teatro griego, un pa-
piro, una máquina de coser, la pluma y el tintero. Todo ello, flanqueado por una mujer
que vela el sueño de un niño mientras realiza una labor de costura, y otra que parece
leer un libro a un par de niños. A su lado, cosa nada casual, la imagen de una niña, quien
sostiene entre sus manos un libro que observa, quizá lee, con especial atención.
Tal es la imagen de la portada que en sus primeros ocho números anunció a Las Hijas
del Anáhuac, revista editada por la escritora, poeta y una de las primeras empresarias en
México, Laureana Wright de Kleinhans durante los meses de diciembre de 1887 a enero
de 1889 y, en su última época (febrero–junio de 1889), por la profesora y también escri-
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas

tora Mateana Murguía de Aveleyra.1


¿Qué pueden decirnos del pasado esta imagen y la publicación donde aparece?, ¿por
qué considerar ambos vestigios como un documento, una fuente, una evidencia útil a la
reconstrucción histórica?
La primera consideración al respecto tiene que ver con la procedencia de este re-
gistro, es decir, el origen primario de su existencia, en este caso, con la materialidad
–impresa– y la intención –de comunicación– que caracteriza a lo que hasta el día de hoy
identificamos como prensa, y que de manera sustancial se conforma por el vasto universo
de las publicaciones periódicas.
La prensa representa, entre otras cosas, un registro del acontecer inmediato. Es de-
cir, lejos de lo que suele pensarse, no constituye, como otro tipo de vestigio, un “reflejo”
mismo de la realidad (que sin embargo, en efecto documenta). Este sentido, no debe
olvidarse que la “visión” que dicho impreso brinda del suceso, proceso, acontecimiento,

1
Es decir, del primero de diciembre de 1887 al 22 de enero de 1888, cuando cambio su nombre por el de
Violetas del Anáhuac.

264
Manual de comentario de textos históricos

personaje, situación o lugar comunicado, puede incluso oponerse del todo a la de otro
registro contemporáneo de la misma o distinta factura.
Por otro lado, y de acuerdo con lo antes dicho, en tanto una publicación es un objeto
que se gesta con una intención específica en función de la circunstancia donde se origina
(dar cuenta de algo que sucedió, que ha ocurrido), se trata entonces de un producto de
su tiempo, o para decirlo con toda puntualidad, histórico. En ese mismo orden de ideas,
y tal como señala atinadamente Celia del Palacio: “Los órganos de prensa no deben ser
vistos como algo lejano en el tiempo, sin relación con lo que el día de hoy acontece. En
los periódicos de hoy está impresa la huella de sus antecesores y el germen de los fenó-
menos sociales contemporáneos.”2
Es así que la prensa da cuenta tanto de asuntos particulares: eventos, acontecimientos,
individuos y acciones; como de ámbitos generales y procesos sociales de gran amplitud
y de diverso orden (político, religioso, cultural, económico, etc.). Asimismo, como ya se
mencionó, el registro inmediato (o de corto plazo) que caracteriza la impronta de lo
comunicado en la materialidad de lo impreso, se convierte entonces (si tiene la fortuna
de sobrevivir al paso del tiempo), en una imagen, una idea, un legado útil a la recons-
trucción de ese momento que, desde la distancia temporal, se incorporará también inde-

Lucrecia Infante Vargas ı PRENSA DECIMONÓNICA


fectiblemente al pasado.
En el mismo sentido, la portada que al inicio hemos intentando describir (cuya au-
toría, por cierto, se desconoce), resume de manera elocuente la circunstancia particular
y el conjunto específico de ideas y actores que confluyeron en las páginas de esta revista
durante los últimos 30 años del siglo xix en México: por un lado, un país y un sector de
individuos en transformación, específicamente, mujeres cuyo privilegio de clase y edu-
cación se plasma en la representación ideal (entiéndase por ello idealizada, considerada
idónea) de su papel como madres y educadoras; por otro, la idea del papel que ocupa el
pasado en el proceso de conformación de un futuro que aspira alcanzar las máximas de
la civilización moderna; el arte, la literatura, la ciencia, la técnica y la educación.
En otras palabras, y más allá de la valoración técnica y estética de la litografía en sí,
el discurso que “leer” en dicha representación, nos sirve de ejemplo para considerar, por

2
Celia Palacio, “La Memoria de los días. Presentación”, en Celia del Palacio (comp.), Historia de la prensa en Ibe-
roamérica, México, Universidad de Guadalajara, Universidad de Colima, Universidad de Guanajuato, El Colegio
de Michoacán, Alianza del texto universitario, 2000, p. 11.

265
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

un lado, algunas de las múltiples posibilidades de indagación que este tipo de documen-
to puede ofrecer para observar diversos aspectos del momento y circunstancias en que se
produjo. Por otro, para subrayar el hecho de que, más allá del asunto en particular que
decidamos indagar, existen un par de procedimientos elementales que además de ser in-
dispensables para la consecución de dichas pesquisas, son al mismo tiempo la condición
de posibilidad para que nuestra indagación del pasado cumpla con el requisito funda-
mental del conocimiento histórico: la comprensión del pasado a través del ejercicio de
la interpretación.
El primer procedimiento al que me refiero es el de la contextualización. El segundo,
la formulación de un problema a resolver. Para el propósito esencial de este ejercicio,
abordaré sólo dos de los muchos rubros a indagar que la portada de Las Hijas del Anáhuac
puede sugerir. El primero se vincula con uno de los propósitos e intereses propios de la
historia de la prensa ya mencionado: la reconstrucción formal de los distintos factores y
ámbitos que intervienen en una publicación. Lo cual comprende los aspectos materiales
y de diseño (formato, tipografía, número de páginas, cantidad de ejemplares, precio de
venta, distribución); los relacionados con los contenidos divulgados (secciones, temá-
ticas), hasta la identificación de quienes de diversas maneras intervienen en la vida de
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas

dicho impreso (dueños o inversionistas, editores, escritores, lectores).


La indagación de todo este universo (la precisión temporal de su existencia y tiempo
de circulación), es sin embargo una etapa, o digamos el primer paso para comenzar a
conocer nuestra fuente, sin que ello represente por sí mismo una problemática histórica
a resolver. En otras palabras, la reconstrucción de este marco de referencia elemental
sobre la revista es algo parecido a un primer esquema, o mapa, a partir del cual comenza-
remos a identificar las posibilidades y alcances de lectura de nuestro documento.
Desde esta lógica, saber que el director administrativo de la revista fue al señor Ig-
nacio Pujol, que el precio de la suscripción mensual era de 75 centavos en la ciudad de
México y un peso en las ciudades del interior de la República, que se publicaron setenta
y nueve números (al menos hasta donde han podido referir las todavía escasas investiga-
ciones sobre esta publicación), nos permite esclarecer algunos de los elementos impor-
tantes para comenzar a ubicar nuestra fuente dentro del amplio conjunto de las publi-
caciones del México finisecular, sin embargo, como ya se dijo, el recuento de todo ello
no representa en sí la resolución, ni siquiera parcial, de una problemática o pregunta.

266
Manual de comentario de textos históricos

Ahora bien, si progresivamente insertamos esta primera indagación de contexto en


un intento de comprensión acotado cada vez más por las coordenadas de una proble-
mática a resolver, es decir de una pregunta cuya probable respuesta no sólo involucre
la(s) fuente(s) que revisamos, sino también que genere un conocimiento histórico no
atendido sobre nuestro tema de estudio.
Para el caso de nuestra portada, si a partir de la consideración de la prensa como una
de las plataformas culturales donde a lo largo del siglo xix tuvo lugar la discusión pública
sobre la condición y papel social de las mujeres, y de manera todavía más específica, al
preguntarnos si Las Hijas del Anáhuac puede dar cuenta de este fenómeno, entonces, la
información contextual o del horizonte histórico, nos permitirá comenzar a interrogar
históricamente nuestro documento y a reflexionar asimismo sobre el significado de los
datos que arroja en la formulación de una respuesta a la pregunta formulada.
Desde dicha perspectiva, y la necesaria profundización en el conocimiento de los di-
ferentes contextos vinculados con nuestra fuente, será posible comprender poco a poco
la relación de los distintos elementos que hemos observado en la portada de Las Hijas del
Anáhuac, con el conjunto de ideas que semana a semana, esta publicación difundió, por
ejemplo, acerca de lo que consideraba “los intereses, los derechos y las prerrogativas so-

Lucrecia Infante Vargas ı PRENSA DECIMONÓNICA


ciales” de las mexicanas, y de manera especial, del acceso de las mexicanas a la educación
media y superior como una condición ineludible para conseguir el ingreso de México al
concierto de las naciones modernas.3
Asimismo, los nombres de las mujeres que participaron en este proyecto editorial de-
jarán de ser un dato aislado si, como parte de la reflexión propuesta, constatamos el pa-
pel directriz que las élites decimonónicas jugaron en el lento proceso de transformación
de los entramados culturales que designan los significados de lo femenino y masculino, y
el papel de los hombres y las mujeres en la sociedad.
Para concluir, es necesario subrayar que, como ya se advirtió, la diversidad de lecturas
históricas de la prensa puede ser no sólo inagotable sino impredecible. Desde la propues-
ta aquí sugerida, por ejemplo, las revistas dirigidas a un público lector femenino en el
México finisecular no sólo forman parte de la historia de la prensa decimonónica, sino

3
Las Hijas del Anáhuac, op.cit. año 1, t. 1, no. 1, diciembre 4 de 1887.

267
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

que también participan en otros escenarios con los que a primera vista no parecerían
tener relación, tales como la historia de la educación, de la literatura mexicana, de la cul-
tura material, de la moda, así como de diversos usos y costumbres, o prácticas y espacios
de sociabilidad de aquella centuria.
Sólo me resta compartir una de las razones por las que el caleidoscopio de fragmen-
tos del pasado, que para mí representan las páginas de una publicación, me ha cautivado
desde hace más de veinte años. Como señalé al iniciar estas breves líneas, la prensa busca
comunicar por escrito una idea, una experiencia, una emoción y, al igual que la historia,
confía en que la memoria vencerá al olvido tanto en la permanencia de lo impreso, como
en la infinidad de posibles lecturas para revivirlo.
PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas

Fuentes
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México, Librería de la viuda de Bouret, 1875.
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México, Instituto Mora–unam, 2006.
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México, Imprenta Nueva, 1892.
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268
Manual de comentario de textos históricos

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Lucrecia Infante Vargas ı PRENSA DECIMONÓNICA


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269
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

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en Revista Fuentes Humanísticas, uam–Azcapotzalco, 1er semestre, 1994.
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Sánchez, José “Academias y sociedades literarias de México” Tesis doctoral, Chapel Hill,
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PRENSA DECIMONÓNICA ı Lucrecia Infante Vargas

270
Manual de comentario de textos históricos

UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


José Roberto Gallegos Téllez Rojo
(Insituto de Investigaciones sobre la Universidad
y la Educación, unam)

271
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

272
Manual de comentario de textos históricos

Una imagen de Madero en 1910


José Roberto Gallegos Téllez Rojo

Para comenzar, habrá que decir que una imagen no puede ser decodificada como un tex-
to escrito. Tanto si es plata, colorante o hierro disuelto en algún aglutinante y adherido

José Roberto Gallegos Téllez Rojo ı UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


a una superficie sensibilizada, como si es digital, desde el tamaño natural hasta acercarse
a nivel molecular o de pixeles, sólo podremos ver manchas y transiciones con mayor o
menor saturación de puntos, de partículas. No hay trazos ni códigos reconocibles, nada
que equivalga a una letra, a un número. Sólo partículas, sólo pixeles.
En los documentos escritos, en cambio, encontraremos una serie de signos y de sím-
bolos que podemos decodificar, entender con una clave y en un contexto, y, con las
reservas del caso, es posible acercarse a lo que se dice y a lo que se quiso decir. Incluso se
puede conocer de Gilgamesh a partir de leer la escritura cuneiforme, o lo que está en las
paredes de los templos egipcios a través de la Piedra Roseta. Como se trata de un mundo
que ya desapareció, tenemos que hacer un esfuerzo de interpretación para comprender
lo que se dice, el cómo se dice y lo que se quiso decir. Como mínimo.
Con la fotografía no podemos realizar una tarea similar. No hay en ella signos ni
elementos decodificables que construyan la imagen y que la provean de una sintaxis; se
ha desarrollado apenas desde hace unos 180 años. Desde su gestación, en cualquiera de
las técnicas que se apliquen, estamos tan sólo frente a un juego de manchas o de colores
que se registran a partir de un proceso de concentración de luz y sombra que luego po-
demos asociar e identificar por semejanza como siluetas, formas, rostros. En ese sentido,
solemos prestar toda la atención a lo que hay dentro de la fotografía y la leemos desde
ella misma, o ampliando la perspectiva de quien la captó, a su autor. Pero hay otras di-
mensiones para construir una imagen, máxime cuando su utilización no es la ilustración
sino la comprensión de fenómenos históricos.

273
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

En una primera dimensión, es necesario estudiar el lugar donde está ubicada físicamen-
te la imagen, a partir de elementos de archivística; hacer la lectura e interpretación del
expediente en que se encuentra la pieza de interés, entendiendo su contexto a través de
la serie o sección donde se encuentra, lo que iluminará el sentido del expediente en el
conjunto de un fondo o archivo, dará razón de su sentido y funcionamiento en el con-
texto de una institución, de la obra de un personaje; ofrecerá pistas sobre la procedencia
y el sentido del conjunto –lo que dio origen y contenidos a una obra o tarea–; lo que a su
vez hará comprensible el sentido de la pieza.
Porque los documentos que integran un expediente no fueron compilados por ca-
sualidad y mucho menos por accidente; incluso es razonablemente sencillo saber cuándo
un material es producto de una compilación sistemática, hija del desorden, de la falta de
método o del interés compulsivo, lo que habla de quien reunió el material.
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo

Esa visión sobre el conjunto permite entender la integración de un expediente o serie


y da cuenta de la razón de ser del documento de nuestro interés, del porqué está ahí. Con
estos elementos, es posible construir hipótesis o apreciaciones informadas sobre el momen-
to y el espacio en que esa imagen llegó al archivo y al expediente, y con ello construir parte
de la historia de la pieza para arrojar luz que aclare sus dimensiones fundamentales. No en
todos los casos se utiliza esta información, pero obtenerla, construirla, permite hacer un
hilado fino del sentido de las piezas documentales a analizar. Al tener una mejor compren-
sión de ella, podemos emplearla de mejor manera y con mayor profundidad.
En segundo lugar, se debe leer la imagen a partir de los elementos que hay tanto
alrededor (soporte, anotaciones, técnica) como dentro de ella. Pero no basta con saber
lo que hay ahí, es necesario tratar de ubicar con mayor precisión lo que aparece en dos
dimensiones básicas, tiempo y espacio; o confirmar –si es que existe– la información que
la imagen trae consigo en el frente, el reverso, los bordes o incluso lo que el fotógrafo
podría haber incorporado.
Esto le dará fuerza y sentido a la última parte del proceso, en el que es necesario
definir el papel que una imagen juega en un trabajo de interpretación: porque al igual
que un documento escrito, una imagen sirve para sostener o apoyar una argumentación,
desafiarla, completarla o documentar un proceso en la medida en que construimos con
los pasos anteriores los elementos que le permiten insertarse en el discurso de interpre-
tación, y éste sea capaz de incorporarla y de aceptar su contenido.

274
Manual de comentario de textos históricos

II

En este caso habría que comenzar por decir que ésta es una fotografía que ubiqué duran-
te el proceso de identificación y organización del archivo personal de Martín Luis Guz-
mán. Me di cuenta de su valor cuando hice la descripción, pero construí su significación
cuando colaboré en la edición en línea de El Proceso Judicial a Madero en 1910, que hizo
el iisue/ahunam con motivo de los festejos del centenario de la Revolución Mexicana1.
La fotografía se encuentra en el expediente número 1 de la serie Imágenes de la Revo-
lución Mexicana, subsección Materiales iconográficos de la sección Historia de la Revolución
Mexicana del archivo personal de Martín Luis Guzmán. Físicamente, este expediente se
encuentra en la caja 1662. El referir solamente la ubicación física del documento y citarla,

José Roberto Gallegos Téllez Rojo ı UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


nos dice que antes hay 165 cajas. La información archivística es lo fundamental.
Al recuperarla obtenemos referencias que, en este caso, nos indican que se trata de
un material que recopiló Guzmán para su proyecto de construir una historia de la Revo-
lución Mexicana, un proyecto comisionado por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938,
lo que ya es noticia. Guzmán continuaría trabajando en este proyecto hasta su muerte.
¿Qué escribió para este encargo? Ningún texto que quepa en los cánones históricos:
apenas cuartillas con apuntes; pero con esa investigación redactó en primer lugar Las
Memorias de Pancho Villa (1938–1940), luego Muertes paralelas (1940), que incluye la de
Díaz, la de Madero y la de Carranza. Nunca escribió la segunda serie.
Publicó lo que, según su concepción, era una obra histórica: una selección docu-
mental del juicio a Madero en 1910, en El Universal 3: 40 entregas aparecidas entre el 30
de enero y el 13 de noviembre de 1941. Guzmán poseía el expediente original del juicio
a Madero. Luego, silencio. Siguió compilando información, cruzando correspondencia,
pero no escribió nada más. Es muy claro el interés de Guzmán por Madero.
Si bien no hay anotaciones que indiquen con precisión cuándo podrían haber sido
reunidas las fotografías de este expediente, los materiales de resguardo originales y las
anotaciones en tinta en sus guardas permiten presumir que ingresaron al archivo entre

1
La edición, que es gratuita, puede consultarse en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/.
2
Archivo Histórico de la unam, Fondo Martín Luis Guzmán, caja 166, expediente 1.
3
Pueden verse las referencias en mi estudio a la edición de El Proceso Judicial a Madero en 1910, en http://www.
iisue.unam.mx/ahunam/madero/.

275
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

1938 y 1940, aun cuando las imágenes son anteriores. Si consideramos que para 1941
estaba presentando el material más ambicioso sobre Madero a la prensa, es de suponer
que las fotografías estaban en su poder antes de someterlo a su publicación, antes de 1941;
aunque la foto de referencia no apareció publicada.
En el expediente encontramos que hay fotografías de Francisco I. Madero con su
hermano Gustavo y con su padre; una de Madero con su esposa; de su secretario y pro-
tegido, el taquígrafo Elías de los Ríos; una fotografía de grupo en la que aparece con
Roque Estrada en San Luis Potosí, con quien fue acusado, y sus abogados defensores
Julio Piña y Pedro Antonio de los Santos; una caricatura de Porfirio Díaz del 3 de junio
de 1910; un retrato de Evaristo Madero; una de Henry Lane Wilson; otra de Fernando
Pimentel y Fagoaga, y una fotografía de Madero dedicada, en su prisión en Palacio Na-
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo

cional, en 1913. En resumen, hay imágenes de Madero con su familia, otras de la época
de la prisión en San Luis Potosí y algunas cercanas a 1913, año de su muerte. Los dos
momentos sobre los que trabaja Guzmán, el juicio y la muerte de Madero.
Además de los originales, hay impresiones recientes y negativos tomados de la im-
presión original, es decir, copias para trabajar, material para investigación. Quien revise
el archivo podrá observar en varias carpetas la manera como documentaba cada párrafo
y cómo reunía documentos, imágenes, recortes, testimonios y correspondencia. Así, la
fotografía en cuestión es parte de una investigación sobre Madero. Pero no hay una can-
tidad enorme de imágenes, cuida lo que ingresa. Y tampoco hay mucho disponible. De
hecho, por lo menos, tres son piezas muy raras.
En el expediente no hay información sobre la procedencia de estos documentos.
La caricatura es una fotografía de un diario, las demás no se sabe. Guzmán conoció el
archivo de Alfredo Álvarez, una parte del cual está en el Recinto a Juárez, y el de José C.
Valadés, empero al reverso de la imagen hay un sello con tinta que dice “Piña”, con una
gran rúbrica, quizá un exlibris, que indicaría la posibilidad de que Julio Piña se la hubiese
regalado a Guzmán.
La técnica es plata gelatina sobre papel, lo que significa que estamos frente a una fo-
tografía analógica. Está hecha sobre papel y no hay negativo, no es una impresión directa
hecha en laboratorio. En la parte inferior se curva, lo que me hace pensar que se trata de
una fotografía tomada de un positivo, hay mucho espacio vacío que apoya esta idea. Su
soporte es papel postal, lo que podría implicar que es para su venta; pero el espacio vacío,

276
Manual de comentario de textos históricos

al lado izquierdo, haría que no se pudiera vender. Creo se trata de falta de papel blanco
para impresión, en su lugar es frecuente se venda papel postal a fotógrafos y laboratorios.
Hay muchos ejemplos.
La imagen es poco nítida, seguramente por la distancia, la situación y el poco oficio
del fotógrafo, por lo que el original tiene deficiencias. Éste debió haber sido captado
en negativo de vidrio, pero en las impresiones se perdieron los detalles, la calidad y, de
hecho, artísticamente es una mala fotografía; a lo que se suma que perdió todavía más
en el proceso de revelado de la imagen en poder de Guzmán. No hay anotaciones en el
negativo, márgenes o reverso, como hacían los fotógrafos.
La imagen está en pequeño formato y viene de una impresión más grande, segura-
mente el negativo de vidrio original era 5x7. No podríamos ubicar con precisión cuándo

José Roberto Gallegos Téllez Rojo ı UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


se reprodujo el positivo, ciertamente es posterior a 1910, fecha del original.
¿Qué vemos en la fotografía? Un tren detenido y a su lado una multitud de personas con
diversas vestimentas, lo que hace pensar que se trata del andén de una estación de ferrocarril,
a juzgar por el carro pullman que se ve, de pasajeros no de carga. De hecho, parece tratarse
del último vagón, pero no es el cabús. El fondo de la imagen no se aprecia con claridad, lo
que dificulta la identificación precisa del lugar. La luz que ilumina la escena indica que es
de día. La presencia masculina es abrumadora, a juzgar por los sombreros. Si prestamos
atención a la puerta del vagón, del lado izquierdo, veremos a tres personas, una de las cuales,
podemos identificar claramente como Francisco I. Madero, inclinado. La cámara no presta
atención a ese instante sino a la multitud de cabezas vistas desde atrás; llama poderosamente
nuestra atención un sombrero en primer plano y, un poco más atrás, otros dos sombreros
que miran en distintas direcciones, los de la derecha.
Pero Madero es el centro de atención para las personas, por la actitud de escuchar,
de atender. Pienso que se trata de un acto político, de una serie de personas que lo van
a ver, a escuchar. Un mitin.
Al revisar la biografía de Madero resulta que él realizó cuatro campañas políticas, la
primera en 1904 en su natal Coahuila; no fue candidato, la realizó en Parras para apoyar
la candidatura de un tercero en elecciones municipales. Luego, meses más tarde, en
Coahuila apoyó a Frumencio Fuentes para gobernador; no jugó un papel protagónico y
es difícil que esos instantes hayan sido captados. La cuarta campaña, mucho más breve
pero mejor documentada, fue en el año de 1911, como candidato a la presidencia tras la

277
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

caída de Díaz. La tercera, la más importante y extensa, cubre de 1909 a 1910 y se divide
en dos partes, en la primera promueve la afiliación al Partido Nacional Antirreeleccionis-
ta, y la segunda, entre abril y junio, en que Madero va en busca del voto popular ya como
candidato del Antirreeleccionismo.
El ferrocarril era su principal medio de transporte, utilizaba su propio carro pullman
que era enganchado a una locomotora y cambiaba de vía conforme al destino. Es inte-
resante destacar que en la imagen no se ve a Madero en un templete sino de pie en el
escalón del vagón. Al revisar las notas y reseñas de la edición de sus discursos4, en especial
de la tercera campaña, sólo en San Luis Potosí se da una situación así, que el candidato se
dirigiera a los congregados, de día, desde el estribo del tren, sin bajarse, sin pisar el suelo
de la estación. En el expediente del proceso judicial, un testigo declara que “el carro ya
estaba rodeado de gente y el que habla quedó retirado del carro, y ya estaba hablando el
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo

Señor Madero no oyendo todo lo que hablaba por la distancia pero sí unas frases en que
decía”5; otro testigo declaró que “se colocó cerca de donde paró el último carro y oyó al
Señor Madero que habló dos veces y aunque no puede decir todo lo que el Señor Ma-
dero manifestó en sus discursos […]”6. Había mucho ruido, comprensible para quienes
alguna vez viajamos en tren.

Lo anterior me permite plantear, tanto en lo archivístico como al describir la escena y


ver el contenido, al establecer referencias con los testimonios del proceso judicial, que
se trata de una imagen captada en el momento en que Madero pronuncia su discurso en
San Luis Potosí, el sábado 4 de junio de 1910. Es crucial para la identificación que en el
expediente aparezcan contiguas fotografías en las que Madero aparece con sus abogados
y Estrada; con su taquígrafo, Elías de los Ríos, que tomó la versión auténtica de lo que
dijo ese día.

4
Francisco Ignacio Madero, Discursos, vol. 1, comp. Adela Pinet Plascencia, México, Clío, 2000. Y Francisco
Ignacio Madero, Discursos, vol. 2, editor, Alejandro Rosas Robles, México, Clío, 2000.
5
iisue, ahunam, Martín Luis Guzmán, caja 124, exp. Caso criminal contra Madero y Estrada, cuaderno 01,
foja 006.
6
iisue, ahunam, Martín Luis Guzmán, caja 124, exp. Caso criminal contra Madero y Estrada, cuaderno 01,
foja 009r.

278
Manual de comentario de textos históricos

III

¿Es sólo la imagen de un discurso?, ¿de uno de los 15 discursos de campaña? Podría ser.
¿Tendría algo de significativo este discurso? ¿Esa fotografía implica algo en particular o
es un hecho más con más tintes de irrelevancia en el contexto del descrédito general por
la democracia, su práctica y estudio?
El discurso en la estación de San Luis Potosí fue la pieza clave del proceso que se le-
vantó en contra de Madero y Roque Estrada. El futuro diputado Juan Orcí, en medio del
escándalo del andén y la estación del tren, escuchó, inventó y falseó deliberadamente de
manera magistral las palabras de Madero, dio un testimonio que tergiversó las ideas y esa
declaración sirvió de base al juez Tomás Ortiz para fundar una acusación por los delitos

José Roberto Gallegos Téllez Rojo ı UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


federales de insultos a la autoridad en la figura del Presidente y conato de rebelión. Esto
lo llevó a la cárcel a menos de un mes de que se llevaran a cabo las elecciones, al tiempo
que se perseguía, encarcelaba y golpeaba a los líderes antirreeleccionistas, además de
que se consumaba el fraude electoral de 1910.
Guzmán sabía de la importancia de ese hecho y parte de las imágenes presentes en
el expediente documentan justamente esa etapa: Madero y Estrada con sus abogados,
la familia que lo apoya, la fotografía de Elías de los Ríos, quien tomó en taquigrafía la
versión más fidedigna del discurso, que exculpaba a Madero.

Prácticamente ningún autor se ha detenido a estudiar el proceso judicial en su contra.


Los textos de Sánchez Azcona7 y de Pedro Lamicq8, que atienden a la conspiración de
Corral y Orcí, y los sentimientos que generó en Madero este juicio, respectivamente, han
pasado desapercibidos en el estudio del político coahuilense. Ha sucedido lo mismo con
su dimensión democrática, tanto en sus palabras como en el movimiento democrático
que generó. En realidad, nadie se ha preguntado con seriedad qué significa la democra-
cia en 1910: olvidamos la campaña con o sin Madero y las elecciones, el fraude electoral,
la cultura política y nos centramos en la fase armada de la revolución, como si la demo-

7
Juan Sánchez Azcona, Apuntes para la historia de la Revolución Mexicana, México, Talleres Gráficos de la Nación,
1961.
8
Pedro (Cráter) Lamicq, Madero, pról. Pedro de Alba, México, Talleres de la Cámara de Diputados, 1958.

279
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

cracia no importara; como tampoco la connivencia de los poderes ejecutivo, legislativo


y judicial, del gobierno federal y, por lo menos, de dos estatales y dos municipales para
apresar a Madero, violando abiertamente la ley, rompiendo el Estado de Derecho.
Así, como he escrito en otro lugar9, la Revolución Mexicana no comienza en el
movimiento armado de noviembre de 1910 sino mucho antes, en un proceso de lucha
democrática que involucra a una sociedad y a la respuesta autoritaria del poder que
cancela la vía de la transición. Al violarse la separación de poderes, torcerse la ley y hacer
fraude electoral, reprimir y encarcelar al principal líder de la oposición, estamos frente
a una clara ruptura del Estado de Derecho. Esto inicia la revolución. Es decir, hay un
componente democrático en el origen de la revolución.
Es ahí donde encuentra su mayor relevancia la imagen de referencia: estudiarla
como muestra de una manifestación política en la campaña electoral que abre el siglo
UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910 ı José Roberto Gallegos Téllez Rojo

xx. Entenderla en el contexto del proceso judicial permite valorar los testimonios ofreci-
dos por los testigos así como la declaración de Juan Orcí y la imposibilidad de que Orcí
escuchara nada con claridad.
Más relevante es entender que en esta imagen se materializa un hecho: el instante en
que el poder pone en marcha su maquinaria y la estrategia para deliberadamente rom-
per el Estado de Derecho y mantenerse en el gobierno. Es en esta interpretación donde
la imagen alcanza su importancia real.

Así, la fotografía adquiere una notable relevancia en función de la interpretación, cons-


truida desde su contenido y los datos archivísticos que podemos interpretar, pero que
halla su pleno sentido en la revisión historiográfica y en cómo entendemos la Revolución
Mexicana. En especial, si se coincide con mis ideas de que hay en la revolución un origen
democrático que no ha sido estudiado de manera sistemática.

9
Vid. Estudio en El Proceso Judicial a Madero en 1910, en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/

280
Manual de comentario de textos históricos

Fuentes
Lamicq, Pedro (Cráter), Madero, pról. Pedro de Alba, México, Talleres de la Cámara de
Diputados, 1958.
Madero, Francisco Ignacio, Discursos, vol. I., comp. Adela Pinet Plascencia, México, Clío,
2000.
Madero, Francisco, Discursos, vol. 2., editor Alejandro Rosas Robles, México, Clío, 2000.
El Proceso judicial a Madero en 1910, en http://www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/.
Sánchez Azcona, Juan, Apuntes para la historia de la Revolución Mexicana, México, Talleres
Gráficos de la Nación, 1961.

José Roberto Gallegos Téllez Rojo ı UNA IMAGEN DE MADERO EN 1910


Archivo
Ahunam, Martín Luis Guzmán, caja 124, exp. Caso criminal contra Madero y Estrada,
cuaderno 01, foja 006.

281
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

282
Manual de comentario de textos históricos

ANÁLISIS DE LA “ENMIENDA PLATT”


Y SU ANEXO “CONVENIO PARA
ESTACIONES CARBONERAS Y NAVALES”
Lázaro Luis González Morales y
María de los Ángeles Castañeda Valdés
(Centro de Enseñanza para Extranjeros, unam)

283
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

284
Manual de comentario de textos históricos

Enmienda Platt

Aprobada por el Senado de Estados Unidos de América, el 27 de febrero de 19011; por la Cámara
de Representantes estadounidense, el 1ro de marzo de 19012, y sancionada la Ley por el presidente
William McKinley, el 2 de marzo de 1901.

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
El Gobierno de Cuba nunca celebrará con ningún Poder o Poderes extranjeros ningún
Tratado u otro pacto que menoscabe o tienda a menoscabar la independencia de Cuba, y
en manera alguna autorice o permita a ningún Poder o Poderes extranjeros obtener por
colonización o para propósitos navales o militares o de otra manera asiento en o jurisdic-
ción sobre ninguna porción de dicha Isla.

II
Dicho Gobierno no asumirá o contraerá ninguna deuda pública para el pago de cuyos in-
tereses y amortización definitiva, después de cubiertos los gastos corrientes del Gobierno,
resulten inadecuados los ingresos ordinarios.

III
El Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos puedan ejercer el derecho de
intervenir para la preservación de la independencia de Cuba y el sostenimiento de un
Gobierno adecuado a la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual, y al
cumplimiento de las obligaciones con respecto a Cuba, impuestos a los Estados Unidos
por el Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno.

IV
Todos los actos realizados por los Estados Unidos en Cuba durante su ocupación militar,
serán ratificados y tenidos por válidos, y todos los derechos lealmente adquiridos a virtud
de aquellos serán mantenidos y protegidos.

1
La votación en el Senado fue de 43 votos a favor y 20 en contra. Para más información, vid. Emilio Roig de
Leuchsenring, Historia de la Enmienda Platt, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales (3ª edición), 1974, p. 70.
2
La votación en la Cámara de Representantes fue de 159 votos a favor y 134 en contra. Ibid.

285
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

V
El Gobierno de Cuba ejecutará y hasta donde fuere necesario ampliará los planes ya pro-
yectados y otros que mutuamente se convengan para el saneamiento de las poblaciones
de la Isla, con el fin de evitar la recurrencia de enfermedades epidémicas e infecciosas,
protegiendo así al pueblo de los puertos del Sur de los Estados Unidos.

VI
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés

La Isla de Pinos queda omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución,
dejándose para un futuro tratado la fijación de su pertenencia.

VII
Para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la independencia de
Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno
de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias para carbo-
neras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el
Presidente de los Estados Unidos.

VIII
El Gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un tratado permanente
con los Estados Unidos.

Nota
Con igual texto se aprobó por la Comisión Constituyente el 12 de junio de 1991 como
apéndice Constitucional, con el siguiente añadido:

Por cuanto la Convención Constituyente de Cuba adoptó en ju-


nio 12 de 1991 una resolución agregando a la Constitución de la
República de Cuba que fue adoptada el 21 de Febrero de 1991,
un Apéndice que contiene palabra por palabra y letra por letra
los ocho artículos enumerados por la Ley del Congreso de los
Estados Unidos arriba mencionada.

Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba


286
Manual de comentario de textos históricos

Anexo
Convenio para estaciones carboneras y navales

Convenio de 16/23 de febrero de 1903

Entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América para arrendar a los Estados
Unidos (bajo las condiciones que habrán de convenirse por los dos Gobiernos) tierras en

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
Cuba para estaciones carboneras navales.

Deseando la República de Cuba y los Estados Unidos de América ejecutar en todas sus par-
tes lo prevenido en el artículo VII de la Ley del Congreso del Apéndice de la Constitución
de la República de Cuba promulgada el 20 de mayo de 1902, en los cuales dispone que:

Artículo VII. Para poner en condiciones a los Estados Unidos


de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de
la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba
venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias
para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos deter-
minados que se convendrán con el Presidente de los Estados
Unidos, han celebrado con ese objeto el siguiente convenio:

ARTÍCULO I
La República de Cuba arrienda por el presente a los Estados Unidos por el tiempo que
necesitaren y para el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las
extensiones de tierra y agua situadas en la Isla de Cuba que a continuación se describen:


En Guantánamo (léase la carta 1887 de la Oficina Hidrográfica). Partiendo de un punto
de la costa Sur situado a 4.37 millas marítimas al este del faro de la “Punta del Barlovento”,
una línea que corre en dirección norte (franco) por una distancia de 4.25 millas marítimas;

Partiendo de la extremidad norte de esta línea, una línea de 5.87 millas marítimas al
oeste (franco); Partiendo de la extremidad norte de esta línea, una línea de 3.31 millas

287
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

marítimas hacia el Sudoeste (franco); Partiendo de la extremidad sudoeste de esta última


línea, una línea en dirección Sur (franco) hasta la costa.

Este arrendamiento quedará sujeto a todas las condiciones que se mencionan en el Artí-
culo ii de este Convenio.


ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés

En la parte noreste de Cuba (véase la Carta 2036 de la Oficina Hidrográfica).

En Bahía Honda (véase la Carta 520b de la Oficina Hidrográfica).

Todo el terreno comprendido en la península en que se halla el Cerro del Morrillo y la


Punta del Carenero y que está situado al oeste de una línea trazada desde la costa norte en
dirección Sur (franco) a una distancia de 1300 yardas al este (franco) de la cresta del Cerro
del Morrillo y todas las aguas adyacentes que se confinan con el litoral de la península arri-
ba descrita incluyendo el estero al sur de la Punta del Carenero con jurisdicción sobre las
cabezadas en cuanto sea necesario para fines sanitarios de otro género.

Y, además, toda la extensión de terreno y sus aguas adyacentes al lado oeste de la entra-
da de Bahía Honda comprendido entre el litoral y una línea de Norte a Sur (franco)
hasta donde llegue la bajamar atravesando un punto que está al oeste (franco) y distan-
te una milla marítima de Punta del Caimán.

ARTÍCULO II
La concesión del Artículo anterior incluirá el derecho a usar y ocupar las aguas adyacen-
tes a dichas extensiones de tierra y agua, y a mejorar y profundizar las entradas de las mis-
mas y sus fondeaderos, y –en general– a hacer todo cuanto fuere necesario para poner
dichos lugares en condiciones de usarse exclusivamente como estaciones carboneras o
navales y para ningún otro objeto.

Los lugares dedicados al comercio con Cuba gozarán de libre tránsito por las aguas in-
cluidas en esta concesión.

288
Manual de comentario de textos históricos

ARTÍCULO III
Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la continuación de la soberanía defi-
nitiva de la República de Cuba sobre las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la
República de Cuba consiente, por su parte, en que, durante el período en que los
Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de este Convenio,
los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señoría completos sobre dichas áreas con
derecho a adquirir (bajo las condiciones que más adelante habrán de convenirse por

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
ambos Gobiernos) para los fines públicos de los Estados Unidos cualquier terreno y otra
propiedad situada en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando a
sus poseedores totalmente.

Hecho por duplicado en la Habana; y firmado por el Presidente de la República de Cuba,


hoy día diez y seis de Febrero de 1903.

Firmado por el Presidente de los Estados Unidos hoy día veinte y tres de Febrero de 1903.

T. ESTRADA PALMA THEODORE ROOSEVELT

Gaceta Oficial de la República de Cuba. 12 de octubre de 1903. Archivo del Ministerio de


Relaciones Exteriores de la República de Cuba.

289
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Análisis de la fuente “Enmienda Platt”


y su anexo “Convenio para estaciones carboneras y navales”
Lázaro Luis González Morales
y María de los Ángeles Castañeda Valdés
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés

Origen: Aprobada por el Senado de los Estados Unidos de América, el 27 de febrero de 1901; por
la Cámara de Representantes estadounidense, el 1º de marzo de 1901, y sancionada la Ley por el
presidente William McKinley, el 2 de marzo de 1901.

Propósito: El objetivo del documento es garantizar los intereses de seguridad nacional de


los Estados Unidos, aún en detrimento de la soberanía nacional y la integridad territorial
de la República de Cuba. Además, la fuente también informa acerca de las condiciones
jurídicas y el impacto político y económico que tendrá el mismo sobre la República de
Cuba y los beneficios que obtendrá Estados Unidos.

Valor: Explica las cláusulas legales y los compromisos de la República de Cuba con res-
pecto al poder Ejecutivo de los Estados Unidos de América y los derechos de este país de
intervenir en la política interna de Cuba siempre que lo considerase necesario.

Valor para los investigadores: Esta fuente es gran valor como documento jurídico/histórico
para los abogados relacionados con el Derecho Internacional Público (dip), los analistas
de relaciones internacionales, los historiadores o las personas que lo estudien. El carácter
extraterritorial de su origen, y su connotación impositiva, al no abundar en el dip, le otor-
gan un plus a su valía jurídica/histórica.

Limitaciones:
La fuente adolece de una mayor precisión en su origen, pues solo se precisa que fue apro-
bado por el Congreso de los Estados Unidos de América y del Ejecutivo (presidente) en
1901, pero no se refiere a si la Enmienda fue hecha años antes o ese mismo año (1901),
meses antes de ser aprobada. No obstante, historiadores como Philip S. Forner, Horten-

290
Manual de comentario de textos históricos

cia Pichardo, Emilio Roig de Leuchsenring, Olga Miranda Bravo, entre otros, coinciden en
que fue redactada por el Secretario de Guerra de la administración McKinley, Elliout Root3.

Tipo de fuente: Es una fuente primaria.

Locación temporal: La locación temporal de esta fuente histórica se sitúa en los primeros
días de 1901, cuando la Enmienda Platt –a la Constitución de la República de Cuba–, fue

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
propuesta por el congresista Orville H. Platt. Se corrobora, además, por tres hechos impor-
tantes ocurridos en ese año: 1) el 27 de febrero de 1901, cuando es aprobada por el Con-
greso de Estados Unidos de América; 2) el 1º de marzo de 1901, cuando es aprobada por la
Cámara de representantes de los Estados Unidos de América; y 3) el 2 de marzo de 1901,
cuando es firmada por William McKinley, presidente de los Estados Unidos de América.

Locación espacial: La locación espacial de esta fuente histórica está en el Congreso de los
Estados Unidos de América y en la Casa Blanca, sede del poder Ejecutivo de ese país.

El autor del texto fue Elliout Root4, Secretario de Guerra de la administración McKinley,
y fue propuesto por el senador estadounidense por el Estado de Connecticut, Orville H.
Platt, miembro del Partido Republicano y extremadamente conservador en sus posicio-
nes políticas. Por ejemplo, se oponía a que fueran votadas leyes como la que establecía la
jornada de 8 horas para los trabajadores y la ley contra la creación de monopolios, aun-
que es altamente probable que en la discusión para su aprobación, en ambos espacios
del poder legislativo de los Estados Unidos de América, otros legisladores le realizaran
adecuaciones, hasta convenirse el texto definitivo.

Destinatario: El destinatario de esta fuente histórica es la Asamblea Constituyente cubana


que estaba en sesiones elaborando la Carta Magna de la futura República de Cuba.

3
Olga Miranda Bravo, Vecinos Indeseables. La base naval de Guantánamo, La Habana, Editorial de Ciencias Socia-
les, 2008, p. 42.
4
No es el único caso en la política exterior de Estados Unidos en que una propuesta no lleva el nombre del
autor, sino de otra persona propiciada por las circunstancias. Por ejemplo, la Doctrina Monroe, expresada por
el gobierno de Estados Unidos para sus relaciones con América Latina y el Caribe, durante el mandato del
presidente James Monroe, fue redactada por su Secretario de Estado, John Quincy Adams.

291
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

El texto analizado es una Enmienda y su anexo a la Constitución, aún en fase de redac-


ción y discusión, de la República de Cuba. Por lo tanto, es una fuente histórica primaria y
directa, y según su naturaleza podemos clasificarla como un texto jurídico, con impacto
político, económico y social.

Contexto histórico: El contexto histórico de esta fuente es, de manera general, la emer-
gencia de Estados Unidos como una potencia imperialista a finales del siglo xix, donde
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés

adquirió, como vencedor en la guerra Hispano–Estadounidense–Filipino–Cubana, terri-


torios que lo ubican en el estatus de imperialismo. De forma particular, los Acuerdos de
París de 1898 –firmados entrerepresentantes del gobierno de España y el gobierno de
Estados Unidos– son el refrendo legal de la cesación de los derechos de España, como
metrópoli de Cuba.
La Enmienda constituye la imposición de una potencia emergente de finales del siglo
xix y principios del siglo xx contra un pequeño país que surgía, como Estado–nación, de
la disyuntiva entre la aceptación de tal Enmienda y sus anexos, o una ocupación militar
permanente de Estados Unidos, posiblemente hasta ser anexado a la potencia ocupante,
con lo que se extinguiría la posibilidad de instituirse en Estado independiente
La Enmienda Platt es una aberración desde el punto de vista jurídico por presentar una
proyección extraterritorial, así como por su carácter permanente, siempre según los intere-
ses de una de las partes –Estados Unidos– en detrimento de los intereses de la otra –Cuba–.

292
Manual de comentario de textos históricos

Análisis de fuente

Origen: ANEXO: CONVENIO PARA ESTACIONES CARBONERAS Y NAVALES


Convenio de 16/23 de febrero de 1903; hecho por duplicado en la Habana y firmado por
el Presidente de la República de Cuba el día dieciséis de febrero de 1903; firmado por
el Presidente de los Estados Unidos el día veintitrés de febrero de 1903. T. ESTRADA y

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
THEODORE ROOSEVELT.

Propósito: Ofrecer una visión de todas las cláusulas en materia económica sobre estaciones
carboneras y navales.

Valor: Explica las condiciones económicas sobre límites territoriales, concesiones y arren-
damientos sobre estaciones carboneras y navales.

Valor para los investigadores: Es uno de los pocos ejemplos en el dip (Derecho Internacio-
nal Público), en el que se perpetúa la vigencia legal mientras una de las dos partes lo considere
conveniente. Este tipo de fuente, por ser poco común, es de sumo interés para los aboga-
dos relacionados con el dip, los analistas de relaciones internacionales, los historiadores
o las personas que lo estudien.

Limitaciones: No hay precisión de cómo fue elaborado. Es de suponer que fue concebido
por un grupo mixto de integrantes del poder Ejecutivo y el poder Legislativo –Congreso,
compuesto a su vez por el Senado y la Cámara de Representantes– de los Estados Unidos
de América, o en el poder Ejecutivo de ese país.

Locación temporal: La locación temporal de esta fuente histórica la encontramos en el


mes de febrero de 1903, cuando, ya establecida la República de Cuba (el 20 de mayo de
1902), la Enmienda es firmada por Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Uni-
dos de América, y por Tomás Estrada Palma, presidente de la República de Cuba. Tiene
dos momentos importantes: cuando el duplicado del anexo es firmado en la Habana por
Tomás Estrada Palma, el 16 de febrero de 1903; y cuando es firmado por Roosevelt, el 23
de febrero de 1903.

293
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Locación espacial: La locación espacial de esta fuente histórica se ubica en el Congreso de


los Estados Unidos de América y en la Casa Blanca, sede del poder Ejecutivo de ese país.

El texto probablemente surgió del Ejecutivo estadounidense. Es muy probable que su


autoría pueda atribuirse a la Secretaría de Estado, aunque su estructura y su contenido
finales se hayan perfilado dentro del mismo debate legislativo que lo aprobó en el Con-
greso estadounidense.
ENMIENDA PLATT ı Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés

Destinatario: El destinatario de esta fuente histórica es la Constitución de la República de


Cuba, como un anexo del apéndice constitucional –la Enmienda Platt.

El texto analizado es un anexo de la Enmienda Platt, impuesta a la Constitución de la Re-


pública de Cuba, redactada en 1901, y previa a su declaración formal de independencia.
Por lo tanto, es una fuente histórica primaria y directa, y, según su naturaleza, podemos
clasificarla como un texto jurídico con impacto político, económico y social.

Contexto histórico: El contexto histórico de esta fuente es la consolidación de los Estados


Unidos como una potencia imperialista a principios del siglo xx y una expresión de la
Doctrina Monroe, que busca consolidar el control y la supremacía política y económica
de los estadounidenses. Ambos documentos, uno complementario del otro, colocan a
Cuba como una república mediatizada o una neo–colonia, casi medio siglo antes de que
este término se consolidara en el ámbito internacional. Como se recordará, la Resolu-
ción 1514 de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, en el año
1960, requirió a las potencias coloniales –metrópolis– la independencia de sus colonias5.

El anexo sobre bases navales y carboneras en Cuba fue otra imposición de los Estados
Unidos como potencia imperialista, sobre un Estado–nación.

5
Las potencias imperialistas, si bien dieron la independencia formal a sus colonias, mantuvieron el control
económico –y lo que más les interesaba–, el control de los recursos de los “países independizados”, con lo que
mantenían una gran influencia política. La situación de esos países es lo que se califica como neo–colonias, es
decir, seudo–estados o seudo–naciones.

294
Manual de comentario de textos históricos

Similar al texto principal –La Enmienda Platt–, el anexo sobre el establecimiento de


bases navales y carboneras en territorio cubano está fuera de todas las normas desde el
punto de vista jurídico por las mismas razones que el documento principal: presentar
una proyección extraterritorial, así como por su carácter permanente, siempre según
los intereses de una de las partes –Estados Unidos– en detrimento de los intereses de la
otra –Cuba–.

Lázaro Luis González Morales y María de los Ángeles Castañeda Valdés ı ENMIENDA PLATT
Fuentes
Miranda Bravo, Olga, Vecinos Indeseables. La base naval de Guantánamo, La Habana, Edi-
torial de Ciencias Sociales, 2008.

295
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

La tipografía utilizada en este libro es


ITC New Baskervlle Std.
Este libro se terminó de imprimir
en la Ciudad de México.
Av. del Taller 880, Colonia Tabacalera
Delegación Azcapotzalco, México, D.F.
El tiraje fue de 1000 ejemplares

296
Manual de comentario de textos históricos

Imágenes

Figura 1.– Códice Boturini/Tira de la peregrinación, lámina 1. Original en la Biblioteca


Nacional de Antropología e Historia–INAH, digitalizado en http://www.codices.inah.
gob.mx/.

Fig. 2.– Códice Ramírez, lámina 1. Original en la Biblioteca Nacional de Antropología e


Historia – INAH

Domingo de Aguirre (activo en el último tercio del siglo XVIII), dibujante


Real Palacio de Aranjuez
1773
Tinta sobre papel (original mecánico en lámina trabajada a buril y aguafuerte)
56.5 x 77 cm
Museo Nacional de San Carlos, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Inventario: SIGROA 6637

INFERIOR DERECHA (TEXTO):


“Juan Minguet la gravó en Madrid”

CENTRO (IMAGEN):
Escudo compuesto por torres y leones rampantes coronados, abotonado con tres flores
de lis, inscrito dentro del collar de la orden de Carlos III, con corona real y venera de la
Inmaculada Concepción, del cual emana un resplandor.

CENTRO (TEXTO):
“Real Palacio [IMAGEN] de Aranjuez.
Visto desde la entrada [IMAGEN] por el puente de Barcas
Por D. Domingo de Aguirre Capitán de Infantería [IMAGEN] Ingeniero Ordinario de
los R. E. Plazas y F.

297
Diálogo con el pasado a través de las fuentes

Delineado en [IMAGEN] el Año de 1773.”


Otros ejemplares en: Biblioteca Nacional de España, Universidad Complutense de Ma-
drid

–Petronilo Monroy (1836–1882), Alegoría de la Constitución de 1857. Óleo sobre tela.


2.71 x 1.68 m.1869. Salón de Embajadores, Palacio Nacional, Ciudad de México.

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