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brawne.html

Cartas de John Keats a Fanny Brawne

En Julio de 1819, Keats estaba en la Isla de Wight y


su alejamiento de Hampstead motiva la primera de
sus cartas a Fanny Brawne:

Mi señora muy querida:

Me alegro de no haber tenido oportunidad de enviarte


una carta que te escribí el jueves por la noche; se parecía
demasiado a las de la héloisa de Rosseau. Esta mañana
soy más razonable. La mañana es el único momento
apropiado para escribir a la linda niña a quien tanto amo;
porque de noche, cuando el día solitario ha concluido y mi cuarto vacío, silencioso, sin
música, está esperando para recibirme como un sepulcro, entonces, créeme, la pasión
me avasalla; por nada quisiera que vieses los raptos a los que jamás hubiera pensado
que me entregaría, y que muchas veces me hicieron reir en otros; temo que me creerías
o demasiado desdichado, o quizá algo loco. Ahora estoy junto a la ventana de un bonito
cottage, mirando un bello paisaje ondulado, donde se entrevé el mar; la mañana es
espléndida. No sé cuál ágil sería mi espiritu, qué placer me daría vivir aqui, respirando y
correteando libre como un ciervo por esta hermosa costa, si tu recuerdo no pesara tanto
sobre mí. Nunca conocí una felicidad completa que durase muchos días; la muerte o la
enfermedad de alguien siempre la malograron; y ahora, cuando no me oprimen esas
penas, muy duro es, confiésalo, que otra clase de dolor me acose. Pregúntate, amor mío,
si no eres harto cruel por haberme aprisionado, por haber destruído asi mi libertad.
Confiésalo en la carta que escribirás en seguida, y haz lo que puedas por consolarme,
hazla sabrosa como una infusión de adormiera que me embriague; escribe las palabras
más dulces y bésalas, para que mis labios rocen al menos el lugar donde se posarón los
tuyos. No sé cómo expresar mi devoción por una criatura tan bella: necesito una palabra
más radiante que radiante, una palabra más bella que bella, cási desearía que fuéramos
mariposas y sólo viviéramos tres días de estío..Contigo podrías llenar esos tres días con
más deleite del que jamás contendrían cincuenta años comunes. Pero por más egoísta;
como te dije uno o dos días antes de salir de Hampstead, jamás volveré a Londres si mi
destino no me da una carta de triunfo. Aunque podría concentrar en ti toda mi felicidad,
no puedo pretender acaparar tan enteramente tu corazón; en verdad, si pensara que
sientes por mí todo lo que siento por ti en este momento, no creo que pudiera impedirme
verte mañana mismo por el solo placer de abrazarte. Pero no; debo vivir de esperanza y
azar. En caso de que lo peor ocurra, te seguiré amando..pero qué odio sentiré hacia el
otro. Unos versos leídos hace poco resuenan continuamente en mis oídos:

Ver esos ojos que aprecio más que los míos


flechar a otro con favores,
y esos dulces labios, dadores de néctar inmortal,
dulcemente oprimidos por cualquiera, que no por mí..
Piensa, Francesca, piensa qué maldición sería,
inexpresable!"

J."

...........................................

1-7-1819

Escríbeme en seguida. Como no hay aquí oficina de correos, dirige la carta a la oficina
postal de Newport, Isla de Wight,. Sé que antes de esta noche me maldeciré por haberte
enviado una carta tan fría; y sin embargo es mejor que la escriba mientras esté en mi
sano juicio. Sé tan buena como lo permita la distancia en tu

J. Keats

Saludos a tu madre, cariños a Margaret y recuerdos a tu hermano, que te ruego


transmitas.

.......................................

13-9-1819

Volví apresuradamente a Londres por una carta de mi hermano George, que no trae
noticias brillantes. Estoy loco, o no?. Llegué en la diligencia nocturna del viernes, y
todavía no he ido a Hampstead. Por mi vida, no es culpa mía. No puedo resolverme a
mezclar ningún placer con estos días, todos van pasando sin la menor diferencia. Si
fuera a verte hoy, destruiría esta murria seminconfortable de que gozo ahora con franca
perplejidades. Te amo demasiado para aventurarme a ir a Hampstead, siento que no es
hacer una visita sino arrojarme al fuego. Que ferai-je?, como los novelistas franceses
dicen en broma y yo en serio; realmente, qué puedo hacer?. Sabiendo bien que mi vida
está condenada a las fatigas y las preocupaciones, he tratado de arrancarme de ti; porque
a mí solo qué puedo hacerme una desventura?. Por lo que a mí se refiere, puedo
despreciar todo lo que ocurra; pero no puedo dejar de amarte. Apenas sé lo que hago
esta mañana. Me voy a Walthamstow. Volveré mañana a Winchester; desde allí tendrás
noticias en pocos días. Soy un cobarde, no puedo soportar el dolor de ser feliz, es
indiscutible; no debo pensarlo siquiera.

Siempre tuyo,

John Keats.

.......................................................

En octubre escribió tres cartas a Fanny, la últimas anteriores a la crisis de su


enfermedad. Estas cartas son breves y tensas. El júbilo por haber visto a Fanny
tiene aquí la misma calidad de deseperación que su angustia frente a la maraña
que lo cerca.
11-10-1819

Hoy vivo en ayer; me sentí bajo un embrujo el día entero. Estoy a tu merced. Escríbeme
unas pocas líneas, dime que jamás serás menos buena de lo que fuiste ayer conmigo. Me
deslumbraste. No hay nada en el mundo más brillante y delicado. ¿Cuando tendremos
un día sólo para los dos?

..........................................

13 de octubre de 1819.

Mi queridísima niña:

Me he puesto a pasar en limpio algunos versos, pero no me da ningún gusto trabajar.


Tengo que escribirte una o dos líneas y ver si eso me ayuda a alejarte de mi espiritu
aunque sea por unos instantes, no puedo existir sin ti. Todo lo olvido salvo la idea de
volver a verte. Mi vida parece detenerse ahi: más allá no veo nada. Me has absorbido.
En este mismo momento tengo la sensación de estar disolviéndome...Si no tuviera la
esperanza de verte pronto me sentiría en el colmo de la desdicha. Tendría miedo de
separarme, de estar demasiado lejos de ti. Mi dulce Fanny, no cambiará nunca tu
corazón?, Amor mío, no cambiarás? Alguna vez me asombró que los hombres pudieran
ir al martirio por su religión. Temblaba de pensarlo. Ahora ya no tiemblo; podría ir al
martirio por mi religión- El amor es mi religión-, y podría morir por él....Me has
cautivado con un poder que soy incapaz de resistir; y sin embargo lo era hasta que te ví;
y desde que te he visto me he esforzado a menudo en razonar contra las razones de mi
amor. Ya no puedo hacerlo, el dolor sería demasiado grande. Mi amor es egoísta. No
puedo respirar sin ti....

.....................................

19-10-1819

Al despertar de mi ensueño de tres días ("Lloro por soñar de nuevo"), encuentro a unos
y otros asombrados de mi holganza y mi descuido. Anoche me sentí desdichado, pero la
mañana siempre reanima. Debo trabajar o tratar de hacerlo. Tengo varias cosas de que
hablarte mañana por la mañana. Creo que la señora Dilke te dirá que me propongo vivir
en Hampstead. Debo imponerme cadenas yo mismo, no seré capaz de hacer nada. Me
gustaría echar suertes entre el amor o la muerte. No tengo paciencia para nada más...Si
alguna vez decides ser cruel conmigo como dices en broma, aunque quizá sea en serio,
hazlo ahora...y yo... Estoy temblando. No sé que escribo.

Siempre tuyo, amor mío

.......................................

Fanny crece en sus sueños como un juego de agua, y le escribe esta carta de
soledad y pasión:
Mayo de 1820

Ayer te escribí una carta, esperando ver a tu madre. Seré lo bastante egoísta para
enviártela aunque sé que te apenará un poco, pues quiero que veas lo desdichado que

soy por amarte, y cómo lucho todo lo posible por


convencerte de que entregues tu corazón a aquél cuya entera existencia está suspendida
de ti. No podrías dar un paso ni parpadear sin que mi corazón lo recibiera de lleno.
Estoy ávido de ti, no pienses en nada más que en mí. No vivas como si yo no
existiera...No me olvides..Pero tengo derecho a decir que seas desdichada por mi
causa?. Me lo perdonarías, si supieras con cuánta pasión deseo que me ames.. Y para
amarme como yo a ti, no debes pensar sino en mí, y no escribir una frase como ésa.
Ayer y esta mañana me ha obsesionado una dulce visión: te veía todo el tiempo con tu
disfraz de pastora. Cómo sufrieron mis sentidos!, cómo te ha seguido mi corazón!,
cómo se me llenaron los ojos de lágrimas! Creo firmemente que un amor verdadero
basta para ocupar el corazón más dilatado...Cuando me enteré de que habías ido sola a
Londres, tuve un choque...aunque lo esperaba..Prométeme que no lo harás por algún
tiempo, hasta que yo mejore. Prométemelo y llena la página con los nombres más
cariñosos. Si no puedes hacerlo de buen grado, entonces dime, mi amor, dime lo que
piensas, confiesa que tu corazón está harto, encadenado a lo mundano. Quizá entonces
yo pueda verte con más distancia, y no te sienta tan próxima a mí. Si tu pájaro favorito
huyera de la jaula, cómo sufrirían tus ojos mientras alcanzaran a verlo!. Pero a penas se
perdiera en la distancia, te recobrarías un poco. Quizá si tú quisieras confesarme, si tal
es el caso, cuántas cosas te son necesarias aparte de mí, yo podría ser más dichoso al
sentirme menos atormentado. "Ah!", exclamarás, "qué crueldad!, no dejarme gozar de
mi juventud, desear que sea desgraciada". Debes serlo si me amas..por mi vida te digo
que no me contento con otra cosa. Si realmente puedes divertirte en una fiesta, si puedes
sonreír en la cara de las gentes, y desear que te admiren precisamente ahora...ni me has
amado ni me amarás nunca. Para mí la vida no es más que la certeza de tu amor.
dámela, mi más querida. Si no llego a convencerme de ello, me moriré de angustia. Si
nos amamos, no debemos vivir como otros hombres y mujeres; no puedo tolerar el
veneno de la moda, la ftuidad y el chismorreo. Debes ser mía, hasta morir en el
tormento si yo lo quiero.
No pretendo tener más sensibilidad que mis semejantes, pero deseo que releas
seriamente mis cartas, amables o no, y consideres si la persona que las escribió es capaz
de soportar por mucho más tiempo las agonías y las incertidumbres que tú sabes crear
con tu especial manera de ser. Recuperar la salud no me servirá de nada si no has de ser
enteramente mía cuando esté bien. Por el amor de Dios, sálvame..o dime que mi pasión
es demasiado terrible para ti.. Una vez más que Dios te bendiga.....J.K.

No, mi dulce Fanny...estoy equivocado. No quiero que seas desdichada...y sin embargo
lo quiero, es necesario mientras haya una belleza tan exquisita...Mi más querida, mi
adorada, adiós!. Te beso..Oh Tormento!"

.......................................

Unos días antes de abandonar la casa de Hunt, John escribió su última carta a
Fanny. Con estas palabras se cierra la correspondencia del poeta y su prometida,
es el adios.

Agosto de 1820?

Mi niña más querida:

Quisiera que inventarás algún medio para hacerme feliz sin ti. Cada hora me concentro
más en tu persona; el resto no sabe a nada en mi boca. me resulta casi imposible ir a
Italia..es que no puedo dejarte, y no gozaré jamás de un minuto de contento mientras la
suerte no se digne dejarme de verdad vivir contigo. Pero en esta forma no saldré
adelante. Una persona sana como tú no puede concebir los horrores que sufren unos
nervios y un temperamento como los míos. A qué isla proyectan retirarse tus amigos?
Me sentiría feliz de ir allá contigo, pero solos; las calumnias y los celos de los nuevos
colonos que no tienen otra ocupación que ésa para distraerse, son insoportables. Los dos
últimos años saben amargos a mi paladar. si no puedo vivir contigo, viviré solo. No creo
que mi salud mejore mucho mientras esté separado de ti. Y por todo eso no quiero
verte...no puedo soportar los rayos de la luz y volver luego a mis tinieblas. No me siento
ahora tan desdichado como lo estaría si te hubiera visto ayer. Ser feliz contigo parece
tan imposible..Requiere una estrella más afortunada que la mía...No lo será jamás.
Incluyo aquí un pasaje de una de tus cartas que desearía que modificaras un poco..Deseo
(si así lo quieres) que la cosa me sea dicha con frialdad. Si mi estado lo tolerara, podría
escribir un poema que ronda mi memoria, y que sería un consuelo para mentes en la
misma situación que yo. Mostraría a alguien tan enamorado como yo, de una persona
viviendo con tanta libertad como tú. Shakespeare resume siempre las cosas del modo
más soberano. El corazón de Hamlet estaba henchido de la misma desdicha que el mío.
Cuando dijo a Ofelia : "Vete al convento, vete, vete". Si quisiera renunciar a todo de
una vez, quisiera morir. Estoy asqueado del mundo brutal en el cual sonríes. Odio a los
hombres y más a las mujeres. No veo más que un futuro de espinas...Donde quiera que
yo esté el invierno próximo, en Italia o en ninguna parte, Brown seguirá viviendo cerca
de ti, con su conducta inconveniente...No veo perspectiva alguna de reposo. Supón que
esté en Roma..pues allí, como en un espejo mágico, te estaré viendo ir y volver a la
ciudad a toda hora..Quisiera que pudieses infundir en mi corazón un poco de confianza
en la naturaleza humana. Yo no puedo alcanzarla..el mundo es demasiado brutal para
mí. Me alegra saber que hay tumbas...estoy seguro de que sólo en la mía conoceré el
descanso. En todo caso tendré el gusto de no ver nunca más a Dilke, a Brown, o a
cualquiera de sus amigos. Quisiera estar en tus brazos, lleno de fe, o que un rayo me
fulminara.

Dios te bendiga, J.K. (Agosto de 1820?).

CARTAS DE JOHN KEATS.


En la vida personal de John Keats, la presencia de Fanny Brawne marca el punto más
alto de su tensión vital, del proyectarse en la vida ilimitadamente. Las cartas ayudan a
repasar la actitud inicial de John frente a la mujer. siempre recatado en materia personal,
no es hombre de confidencias eróticas, y de su adolescencia., de desnudarse ante un
espejo y apoyar suavemente un cuchillo en la piel que enguanta el corazón.

FANNY BRAWNE:

"Espero no casarme nunca. Aunque la criatura más hermosa estuviera


esperándome al final de un viaje o un paseo....Mi felicidad no sería tan bella:
porque mi soledad es sublime...El rugir del viento es mi esposa, y las
estrellas a través de los cristales de la ventana son mis hijos. La poderosa
idea abstracta que tengo de la Belleza en todas las cosas ahoga la felicidad
doméstica, más menuda y fragmentada. considero que una amable esposa y
unos niños encantadores son una parte de esa Belleza..pero necesito un
millar de esas bellas partículas para llenar mi corazón".

"Día a día, a medida que mi imaginación se fortalece, siento que no sólo vivo
en este mundo sino en otros mil...De acuerdo con mi estado de ánimo estoy
con Aquiles gritando en el combate, o con Teócrito en los valles de Sicilia..Me
diluyo en el aire con una voluptuosidad tan delicada que me alegra estar solo.."

Nada podía ser más terrible para Keats que enamorarse. Su lucidez le durará lo
suficiente para advertir que se ha enamorado de quien, por su condición misma de
mujer, de la manera en que él la entiende, va a luchar por arrancarlo dulcemente de su
mundo total, de la Poesía. Sin quererlo, sin proponérselo, con la inocencia del gato
comiéndose al canario, Fanny le va a exigir que sea otra cosa que lo que es.

Aqui y allá, las cartas recogen este divorcio de belleza y plenitud interior que resiente a
John de un modo casi pueril. De pronto corta por lo sano (eran los días en que Fanny lo
absorbía) y en lo que dice a sus hermanos hay ya, para nosotros, un eco de la entablada
lucha:
" El sábado..cenamos en casa de Mrs. Brawne; no sucedió nada de particular.
En adelante estoy resuelto a no gastar el tiempo con las damas, a menos que
sean bonitas; de lo contrario es perderlo inútilmente. Me disculparé y no iré a
(reuniones) donde no haya alguna criatura bella entre los presentes, y donde la
única distracción consista en (cambiar cumplidos)...cosa ni siquiera lo bastante
aburridas como para mantenerlo a uno despierto. Para conversación amable
tengo la lectura; si mis ojos no encuentran alimento, no asistiré a ninguna de
esas comidas.." (6-23-1818, 4-1-1810).

En Julio de 1819 Keats estaba en la Isla de Wight y su alejamiento de Hampstead


motiva la primera de sus cartas a Fanny Brawne:

"Mi señora muy querida:


Me alegro de no haber tenido oportunidad de enviarte una carta que te escribí
el jueves por la noche; se parecía demasiado a las de la héloisa de Rosseau.
Esta mañana soy más razonale. La mañana es el único momento apropiado
para escribir a la linda niña a quien tanto amo; porque de noche, cuando el día
solitario ha concluído y mi cuarto vacío, silencioso, sin música, está esperando
para recibirme como un sepulcro, entonces, créeme, la pasión me avasalla; por
nada quisiera que vieses los raptos a los que jamás hubiera pensado que me
entregaría, y que muchas veces me hicieron reir en otros; temo que me
creerías o demasiado desdichado, o quizá algo loco. Ahora estoy junto a la
ventana de un bonito cottage, mirando un bello paisaje ondulado, donde se
entrevé el mar; la mañana es espléndida. No sé cuál ágil sería mi espiritu, qué
placer me daría vivir aqui, respirando y correteando libre como un ciervo por
esta hermosa costa, si tu recuerdo no pesara tanto sobre mí. Nunca conocí una
felicidad completa que durase muchos días; la muerte o la enfermedad de
alguien siempre la malograron; y ahora, cuando no me oprimen esas penas,
muy duro es, confiésalo, que otra clase de dolor me acose. Pregúntate, amor
mío, si no eres harto cruel por haberme aprisionado, por haber destruído asi mi
libertad. Confiésalo en la carta que escribirás en seguida, y haz lo que puedas
por consolarme, hazla sabrosa como una infusión de adormiera que me
embriague; escribe las palabras más dulces y bésalas, para que mis labios
rocen al menos el lugar donde se posarón los tuyos. No sé cómo expresar mi
devoción por una criatura tan bella: necesito una palabra más radiante que
radiante, una palabra más bella que bella, cási desearía que fuéramos
mariposas y sólo viviéramos tres días de estío..Contigo podrías llenar esos tres
días con más deleite del que jamás contendrían cincuenta años comunes. Pero
por más egoísta; como te dije uno o dos días antes de salir de Hampstead,
jamás volveré a Londres si mi destino no me da una carta de triunfo. Aunque
podría concentrar en ti toda mi felicidad, no puedo pretender acaparar tan
enteramente tu corazón; en verdad, si pensara que sientes por mí todo lo que
siento por ti en este momento, no creo que pudiera impedirme verte mañana
mismo por el solo placer de abrazarte. Pero no; debo vivir de esperanza y azar.
En caso de que lo peor ocurra, te seguiré amando..pero qué odio sentiré hacia
el otro. Unos versos leídos hace poco resuenan continuamente en mis oídos:

Ver esos ojos que aprecio más que los míos


flechar a otro con favores,
y esos dulces labios, dadores de néctar inmortal,
dulcemente oprimidos por cualquiera, que no por mí..
Piensa, Francesca, piensa qué maldición sería,
inexpresable!"

J."

"Escríbeme en seguida. Como no hay aquí oficina de correos, dirige la carta a


la oficina postal de Newport, Isla de Wight,. Sé que antes de esta noche me
maldeciré por haberte enviado una carta tan fría; y sin embargo es mejor que la
escriba mientras esté en mi sano juicio. Sé tan buena como lo permita la
distancia en tu J. Keats."
"Saludos a tu madre, cariños a Margaret y recuerdos a tu hermano, que te
ruego transmitas." (1-7-1819)

"Volví apresuradamente a Londres por una carta de mi hermano George, que


no trae noticias brillantes. Estoy loco, o no?. Llegué en la diligencia nocturna
del viernes, y todavía no he ido a Hampstead. Por mi vida, no es culpa mía. No
puedo resolverme a mezclar ningún placer con estos días, todos van pasando
sin la menor diferencia. Si fuera a verte hoy, destruiría esta murria
seminconfortable de que gozo ahora con franca perplejidades. Te amo
demasiado para aventurarme a ir a Hampstead, siento que no es hacer una
visita sino arrojarme al fuego. Que ferai-je?, como los novelistas franceses
dicen en broma y yo en serio; realmente, qué puedo hacer?. Sabiendo bien que
mi vida está condenada a las fatigas y las preocupaciones, he tratado de
arrancarme de ti; porque a mí solo qué puedo hacerme una desventura?. Por lo
que a mí se refiere, puedo despreciar todo lo que ocurra; pero no puedo dejar
de amarte. Apenas sé lo que hago esta mañana. Me voy a Walthamstow.
Volveré mañana a Winchester; desde allí tendrás noticias en pocos días. Soy
un cobarde, no puedo soportar el dolor de ser feliz, es indiscutible; no debo
pensarlo siquiera.
Siempre tuyo, John Keats!". (13-9-1819).

En octubre escribió tres cartas a Fanny, la últimas anteriores a la crisis de su


enfermedad. Estas cartas son breves y tensas. El júbilo por haber visto a Fanny tiene
aquí la misma calidad de deseperación que su angustia frente a la maraña que lo cerca.

"Hoy vivo en ayer; me sentí bajo un embrujo el día entero. Estoy a tu merced.
Escríbeme unas pocas líneas, dime que jamás serás menos buena de lo que
fuiste ayer conmigo. Me deslumbraste. No hay nada en el mundo más brillante
y delicado. Cuando tendremos un día sólo para los dos?" (11-10-1819).

"Me he puesto a pasar en limpio algunos versos, pero no me da ningún gusto


trabajar. Tengo que escribirte una o dos líneas y ver si eso me ayuda a alejarte
de mi espiritu aunque sea por unos instantes, no puedo existir sin ti. Todo lo
olvido salvo la idea de volver a verte. Mi vida parece detenerse ahi: más allá no
veo nada. Me has absorbido. En este mismo momento tengo la sensación de
estar disolviéndome...Si no tuviera la esperanza de verte pronto me sentiría en
el colmo de la desdicha. Tendría miedo de separarme, de estar demasiado
lejos de ti. Mi dulce Fanny, no cambiará nunca tu corazón?, Amor mío, no
cambiarás? Alguna vez me asombró que los hombres pudieran ir al martirio por
su religión. Temblaba de pensarlo. Ahora ya no tiemblo; podría ir al martirio por
mi religión- El amor es mi religión-, y podría morir por él....Me has cautivado
con un poder que soy incapaz de resistir; y sin embargo lo era hasta que te
ví..." (13-10-1819).

"Al despertar de mi ensueño de tres días ("Lloro por soñar de nuevo"),


encuentro a unos y otros asombrados de mi holganza y mi descuido. Anoche
me sentí desdichado, pero la mañana siempre reanima. Debo trabajar o tratar
de hacerlo. Tengo varias cosas de que hablarte mañana por la mañana. Creo
que la señora dilke te dirá que me propongo vivir en Hampstead. Debo
imponerme cadenas yo mismo, no seré capaz de hacer nada. Me gustaría
echar suertes entre el amor o la muerte. No tengo paciencia para nada más...Si
alguna vez decides ser cruel conmigo como dices en broma, aunque quizá sea
en serio, hazlo ahora...y yo... Estoy temblando. No sé que escribo.

Siempre tuyo, amor mío" (19-10-1819).

Fanny Brawne.

LA VIDA POSTUMA:
A la otra Fanny, se lo dice todo:
" La noche en que me enfermé, cuando la sangre me invadió tan violentamente
los pulmones que creí ahogarme...te aseguro que sentí la posibilidad de no
sobrevivir, y en ese momento no pensé más que en ti. cuando le dije a Brown: "
mala suerte..", pensaba en ti..." (10-2-1820).
Y si su poesia vuelve, es con la melancolía de esta cita:
" En mi estado actual me siento demasiado separado de ti, y cási podría
hablarte con las palabras del fantasma de Lorenzo a Isabella:
Tu belleza acrecienta su poder sobre mí, y siento que un amor aún más grande
se adueña de mi ser entero.."

"Cuando te envíe estas líneas estaré en la sala del frente, mirando cómo te
asomas por un minuto al jardin. Qué barrera pone la enfermedad entre
nosotros!, Si me muriera, no quedaría de mí una obra inmortal...nada que mis
amigos pudieran recordar con orgullo..pero he amado el principio de la belleza
en toda cosa, y de haber tenido tiempo, habría hecho que mi recuerdo
perdurase." (febrero de 1820).

Fanny crece en sus sueños como un juego de agua, y le arranca esta carta de soledad y
pasión que debió de pasar como un huracán por los ojos de su conmovida lectora:

"Ayer te escribí una carta, esperando ver a tu madre. Seré lo bastante egoísta
para enviártela aunque sé que te apenará un poco, pues quiero que veas lo
desdichado que soy por amarte, y cómo lucho todo lo posible por convencerte
de que entregues tu corazón a aquél cuya entera existencia está suspendida
de ti. No podrías dar un paso ni parpadear sin que mi corazón lo recibiera de
lleno. Estoy ávido de ti, no pienses en nada más que en mí. No vivas como si
yo no existiera...No me olvides..Pero tengo derecho a decir que seas
desdichada por mi causa?. Me lo perdonarías, si supieras con cuánta pasión
deseo que me ames.. Y para amarme como yo a ti, no debes pensar sino en
mí, y no escribir una frase como ésa. Ayer y esta mañana me ha obsesionado
una dulce visión: te veía todo el tiempo con tu disfraz de pastora. Cómo
sufrieron mis sentidos!, cómo te ha seguido mi corazón!, cómo se me llenaron
los ojos de lágrimas! Creo firmemente que un amor verdadero basta para
ocupar el corazón más dilatado...Cuando me enteré de que habías ido sola a
Londres, tuve un choque...aunque lo esperaba..Prométeme que no lo harás por
algún tiempo, hasta que yo mejore. Prométemelo y llena la página con los
nombres más cariñosos. Si no puedes hacerlo de buen grado, entonces dime,
mi amor, dime lo que piensas, confiesa que tu corazón está harto, encadenado
a lo mundano. Quizá entonces yo pueda verte con más distancia, y no te sienta
tan próxima a mí. Si tu pájaro favorito huyera de la jaula, cómo sufrirían tus ojos
mientras alcanzaran a verlo!. Pero a penas se perdiera en la distancia, te
recobrarías un poco. Quizá si tú quisieras confesarme, si tal es el caso, cuántas
cosas te son necesarias aparte de mí, yo podría ser más dichoso al sentirme
menos atormentado. "Ah!", exclamarás, "qué crueldad!, no dejarme gozar de mi
juventud, desear que sea desgraciada". Debes serlo si me amas..por mi vida te
digo que no me contento con otra cosa. Si realmente puedes divertirte en una
fiesta, si puedes sonreír en la cara de las gentes, y desear que te admiren
precisamente ahora...ni me has amado ni me amarás nunca. Para mí la vida no
es más que la certeza de tu amor. dámela, mi más querida. Si no llego a
convencerme de ello, me moriré de angustia. Si nos amamos, no debemos vivir
como otros hombres y mujeres; no puedo tolerar el veneno de la moda, la
ftuidad y el chismorreo. Debes ser mía, hasta morir en el tormento si yo lo
quiero. No pretendo tener más sensibilidad que mis semejantes, pero deseo
que releas seriamente mis cartas, amables o no, y consideres si la persona que
las escribió es capaz de soportar por mucho más tiempo las agonías y las
incertidumbres que tú sabes crear con tu especial manera de ser. Recuperar la
salud no me servirá de nada si no has de ser enteramente mía cuando esté
bien. Por el amor de Dios, sálvame..o dime que mi pasión es demasiado
terrible para ti.. Una vez más que Dios te bendiga.....J.K.

No, mi dulce Fanny...estoy equivocado. No quiero que seas desdichada...y sin


embargo lo quiero, es necesario mientras haya una belleza tan exquisita...Mi
más querida, mi adorada, adiós!. Te beso..Oh Tormento!" (mayo de 1820).

Agosto de 1820?:
Unos días antes de abandonar la casa de Hunt, John escribió su última carta a Fanny
Brawne. En las pocas semanas siguientes ella estuvo a su lado y no había razón para
nuevas misivas; cuando embarcó rumbo a italia, su desesperanza no le permitió más que
una despedida indirecta a Mrs. Brawne y a Brown. Con estas palabras se cierra la
correspondencia del poeta y su prometida. Y aunque la muerte física está todavía
distante, nadie puede dejar de advertir que en esta carta se encierra el adiós de John
Keats a su amor.

"Mi niña más querida:

Quisiera que inventarás algún medio para hacerme feliz sin ti. Cada hora me
concentro más en tu persona; el resto no sabe a nada en mi boca. me resulta
casi imposible ir a Italia..es que no puedo dejarte, y no gozaré jamás de un
minuto de contento mientras la suerte no se digne dejarme de verdad vivir
contigo. Pero en esta forma no saldré adelante. Una persona sana como tú no
puede concebir los horrores que sufren unos nervios y un temperamento como
los míos. A qué isla proyectan retirarse tus amigos? Me sentiría feliz de ir allá
contigo, pero solos; las calumnias y los celos de los nuevos colonos que no
tienen otra ocupación que ésa para distraerse, son insoportables. Los dos
últimos años saben amargos a mi paladar. si no puedo vivir contigo, viviré solo.
No creo que mi salud mejore mucho mientras esté separado de ti. Y por todo
eso no quiero verte...no puedo soportar los rayos de la luz y volver luego a mis
tinieblas. No me siento ahora tan desdichado como lo estaría si te hubiera visto
ayer. Ser feliz contigo parece tan imposible..Requiere una estrella más
afortunada que la mía...No lo será jamás. Incluyo aquí un pasaje de una de tus
cartas que desearía que modificaras un poco..Deseo (si así lo quieres) que la
cosa me sea dicha con frialdad. Si mi estado lo tolerara, podría escribir un
poema que ronda mi memoria, y que sería un consuelo para mentes en la
misma situación que yo. Mostraría a alguien tan enamorado como yo, de una
persona viviendo con tanta libertad como tú. Shakespeare resume siempre las
cosas del modo más soberano. El corazón de Hamlet estaba henchido de la
misma desdicha que el mío. Cuando dijo a Ofelia : "Vete al convento, vete,
vete". Si quisiera renunciar a todo de una vez, quisiera morir. Estoy asqueado
del mundo brutal en el cual sonríes. Odio a los hombres y más a las mujeres.
No veo más que un futuro de espinas...Donde quiera que yo esté el invierno
próximo, en Italia o en ninguna parte, Brown seguirá viviendo cerca de ti, con
su conducta inconveniente...No veo perspectiva alguna de reposo. Supón que
esté en roma..pues allí, como en un espejo mágico, te estaré viendo ir y volver
a la ciudad a toda hora..Quisiera que pudieses infundir en mi corazón un poco
de confianza en la naturaleza humana. Yo no puedo alcanzarla..el mundo es
demasiado brutal para mí. Me alegra saber que hay tumbas...estoy seguro de
que sólo en la mía conoceré el descanso. En todo caso tendré el gusto de no
ver nunca más a Dilke, a Brown, o a cualquiera de sus amigos. Quisiera estar
en tus brazos, lleno de fe, o que un rayo me fulminara.

Dios te bendiga, J.K. (Agosto de 1820?).

El primero de Noviembre desembarcaron en Nápoles. El mismo día John


escribió su penúltima carta.

"Mi querido Brown:


Ayer acabamos la cuarentena, durante la cual mi salud sufrió más por el sire
viciado de un camarote sofocante, que en todo el viaje. El aire fresco me
reanimó un poco, y esta mañana espero estar lo bastante bien para escribirte
una carta breve y tranquila. Si es que puede llamarse así a ésta, en la que
tengo miedo de hablar de aquello en que más quisiera demorarme. Puesto que
lo he dicho, debo seguir otro poco..quizá sirva para aliviar el peso del infortunio
que me oprime. La convicción de que no la veré más me matará. No puedo...Mi
querido Brown, debí hacerla mía cuando estaba sano, y hubiera continuado
sano. Puedo soportar la muerte..pero no soporto dejarla. Oh! Dios, Dios, Dios!
todo lo que en mi equipaje me trae su recuerdo, es como una lanza que me
traspasa. La seda con que forró mi gorra de viaje, me abrasa la cabeza. La
imagino con horrible vividez..la veo....la escucho. Nada hay en el mundo lo
bastante interesante para apartarme de ella un momento. Así ocurrió cuando
estaba en Inglaterra; no puedo recordar sin estremecerme el tiempo que pasé
prisionero en casa de Hunt, y me estaba todo el día con los ojos fijos en
Hamsptead. entonces tenía la esperanza de volver a verla..pero ahora!, Ah!, si
pudiera ser sepultado cerca de donde vive!. Tengo miedo de escribirle..de
recibir una carta suya...Ver su letra me destrozaría el corazón...Incluso una
noticia sobre ella, ver su nombre escrito, sería más de lo que soy capaz de
soportar. Mi querido Brown, qué puedo hacer?. Dónde mirar en busca de
consuelo o alivio?. Si tuviese alguna posibilidad de recobrarme, esta pasión me
mataría..Sí a lo largo de toda mi enfermedad tanto en tu casa como en Kentish
Town, esta fiebre no ha cesado de consumirme. Cuando me escribas, lo que
harás en seguida, dirige la carta a Roma; si ella está bien y es feliz, pon una
marca así +; si..

"Transmite mis recuerdos a todos. Trataré de soportar pacientemente mis


desgracias. Una persona en mi estado de salud no debería tener que
soportarlas. Escribe unas líneas a mi hermana, diciéndole que tuviste noticias
mías. Servern está muy bien. Si yo me sintiera mejor, insistiría para que
vinieses a Roma. Me temo que nadie pueda traerme ningún alivio. Hay noticias
de George?, Oh, si algo afortunado nos hubiera ocurrido alguna vez a mí o a
mis hermanos! Podría, entonces, tener esperanzas; pero la desesperanza me
ha sido impuesta como una costumbre. Querido Brown, defiéndela siempre,
hazlo por mí. No puedo decir una palabra de Nápoles; no me interesa ninguna
de las mil novedades que me rodean. Tengo miedo de escribirle..quisiera que
ella supiera que no la olvido. Oh Brown, siento un fuego en el pecho. Me
asombra que el corazón humano sea capaz de contener y soportar tanta
desgracia. Nací para este fin?, Dios la bendiga, y bendiga a su madre, a mi
hermana, a George, a su mujer, a ti, y a todos!.
Tu amigo que te quiere, John Keats".

Al día siguiente agrega una breve posdata a esta llaga viva, y luego será la salida de
Nápoles, el terrible viaje a Roma en un carricoche, las habitaciones en la Piazza di
Spagna, el breve y último revivir que permitirá al enfermo recorrer ña ciudad con
Servern, y hasta montar a caballo. Pero a fines de Noviembre presiente la caída final, y
con sus últimas fuerzas se despide de Brown- de nosotros todos-. Se despide con una
carta magnífica de entereza, en la que el dolor se afila y se prisma para reflejar las luces
de una inteligencia no abatida, para no caer de canto en el lamento. Una carta que no es
distinta de las cartas de vida de John Keats; pero sigue conteniéndolo entero, pero ya
transfigurado por la inminencia de la hora.

"Mi querido Brown:

Escribir una carta es para mí la cosa más difícil del mundo. Mi estómago sigue
tan mal que me basta abrir un libro para que empeore...Sin embargo estoy
mucho mejor que durante la cuarentena. Tengo constantemente la impresión
de que mi vida real ha transcurrido ya, y que estoy llevando una existencia
póstuma. sabe Dios cómo hubiera sido...pero me parece que..De todos modos
no hablaré de esto. No puedo contestar a nada de tu carta, que me siguió de
Nápoles a Roma, porque me da miedo mirarla de nuevo. Estoy tan débil
(mentalmente) que no puedo apartar la visión de la letra de un amigo a quien
quiero tanto como a ti.Sin embargo, sigo en la brecha, y en lo peor, aún en la
cuarentena, por pura deseperación amontoné en una semana más juegos de
palabras que en cualquier año de mi vida. Un solo pensamiento basta para
matarme: estuve bien, sano, alerta, paseando con ella, y ahora...La conciencia
del contraste, la sensibilidad a la luz y a la sombra, toda esa información (en el
sentido primero de la palabra) necesaria para un poema, son grandes
enemigos de la curación de mi estómago. Ahí tienes, bribón: te someto a la
tortura. Pero pon a prueba tu filosofía, como lo hago yo con la mía, de lo
contrario, cómo podría vivir?. el doctor Clark me atiende muy bien; dice que no
hay gran cosa en los pulmones, pero asegura que el estómago está muy mal.
Estoy gratamente decepcionado con las buenas noticias de George, porque se
me ha metido en la cabeza que todos moriremos jóvenes...Servern está muy
bien, aunque lleva una vida tan siniestra a mi lado..Escríbele a George tan
pronto recibas ésta, y dile cómo estoy, hasta donde puedas adivinarlo; y envía
también un billete a mi hermana...Anda por mi imaginación como un
fantasma...se parece tanto a Tom. Apenas me es posible decirte adiós, incluso
por carta. Te hago la torpe reverencia de siempre.

Dios te bendiga!, John Keats" (30-10-1820).

El 23 de Febrero de 1821, hacía las cuatro, John recibe la señal. Servern, velando a su
lado, no ha comprendido todavía, y él se lo explica con palabras que sólo el jadeo hace
entrecortadas: "Servern, yo..incorpórame..me estoy muriendo..moriré
tranquilamente..No te asustes, sé fuerte...y gracias a Dios que esto se acaba". El resto es
su cuerpo, privado de conciencia, resbalando suavemente hacia el instante en que el
pecho crece por última vez y cede sin esfuerzo a la quietud. Servern creyó que se había
quedado dormido, como tantas otras veces al cabo de las crisis.
Después fue Adonais, el dolor solitario de unos cuantos que lo habían conocido en toda
su belleza; y lentamente el olvido, también necesario, la noche de John Keats.

Él había murmurado un día:"Pienso que después de mi muerte estaré entre los poetas
ingleses". Cincuenta años más tarde será Mattew Arnold quien confirme el alba: " Está.
Está con Shakespeare".

Referencia:
IMAGEN DE JOHN KEATS
(por Julio Cortázar).

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