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Teorías Clásicas I
Catalina Isaza
Noviembre, 2019
Introducción
En el texto de Paula Sibilia “La intimidad como espectáculo” nos podemos encontrar con
varias reflexiones y estudios acerca de las transformaciones en la subjetividad
contemporánea, cuando millones de usuarios de internet se lanzan a la aventura de hacerse
presentes en el nuevo “espacio público” de la web, mediante blogs, chats, cámaras y
plataformas de redes sociales, siendo esto también y claramente, una nueva forma de
relacionarse con el otro.
Resalto este párrafo del texto para dar cuenta de todos los valores y características
particulares que abarca el fenómeno de las redes sociales. Subimos únicamente lo que se
nos apetece, dejamos atrás lo que probablemente no gustará a los demás, o sencillo, lo que
no quiero mostrar de mí, lo que de algún modo e inevitablemente nos impulsa a mostrar
una faceta de la vida egocéntrica, excéntrica y megalómana. Nuestros perfiles en las redes
sociales terminan reduciéndose al alter-ego. Podría estar generalizando, claramente; pero
desde lo que me ha tocado vivir dentro de ellas y lo que escucho y conozco es todo lo que
siento que es.
Considero importante resaltar esto para luego articularlo con el tema que planteo en este
trabajo: el vínculo emocional con las redes sociales, Instagram y Facebook. Claramente,
las redes no tienen nada más para ofrecernos que personas exhibidas, más que vínculos
entre lo mejor de cada uno. De esto surge una pregunta que me hago constantemente,
siendo evidente lo apegados que estamos actualmente a las redes sociales, algo deben estas
causar en nosotros, más allá de una dependencia física, y considero que el daño que causan
es aparente. Por ejemplo, puedo ver repetidas veces que la gente cierra temporalmente sus
cuentas de Instagram o Facebook para “concertarse” o “estar más tranquilos”, incluso lo he
hecho yo. Considero que es importante no desconocer los efectos que las redes sociales
tienen en nosotros emocionalmente y a partir de ello poder llegar a poner algunos limites y
pensarse como sujeto social dentro de estas plataformas. También, recientemente Instagram
actualizó sus políticas de seguridad y quitó una de las herramientas que permitía ver los
“me gusta” de los demás, justificando esto bajo la explicación de que esto nos hacía
“inseguros”. También podemos ver como las recientes políticas de estas redes sociales
comienzan a censurar cualquier contenido que pueda llegar a ser “incomodo” para otras
personas. Como, por ejemplo, la exhibición de los senos, el pene o la vagina, como por
ejemplo las críticas políticas, artísticas o sociales que se consideren controversiales o
irrespetuosas, e incluso el contenido grafico explicito de cualquier marcha, abuso policial, o
denuncia publica acerca de cualquier cosa. A este punto nos afectan las redes, a tal punto de
que estas tengan que censurar por nuestro “bienestar”. La corrección política obliga a estas
plataformas a actuar de tal manera, poniendo en duda a los sectores progresistas dentro de
las mismas, pues son quienes, políticamente, “más incomodan”.
El simple hecho de ver y vivir como comenzamos a necesitar de las redes sociales, y como
nos adaptamos a las dinámicas que estas mismas manejan para vivir de otro modo las
formas en las que nos relacionamos y vivimos con los otros, nos demuestra que las redes
tienen algún efecto, físico y emocional. Pero ¿cuáles podrían ser estos efectos? ¿a qué se
deben? Son preguntas a las que pretendo responder con las investigaciones que he
encontrado al respecto.
Hipótesis
Las redes sociales, como Instagram o Facebook nos hacen en mayoría mas ansiosos y
tristes. Dado las perfectas vidas, ideas, y personas que encontramos allí. Quizás no se trate
solo de encontrarse con cosas perfectas, sino también con cosas incomodas, nos
relacionamos constantemente con gente y con opiniones de todo el mundo, que en un clic
pueden convertir un día que venia bien, en un día quizás no tan bueno. Nos enteramos de
un montón de cosas que nadie hubiese imaginado podríamos encontrar en un solo lugar.
Las redes sociales nos hacen inseguros, incomodos y aislados.
Investigaciones encontradas
Los teléfonos inteligentes se introdujeron en 2007 y para el 2015, el 92 por ciento de los
adolescentes y jóvenes poseían un teléfono inteligente. El aumento de los síntomas
depresivos se correlaciona con la adopción de teléfonos inteligentes durante ese período,
incluso cuando coinciden año tras año, observa el autor principal del estudio, el psicólogo
Jean Twenge de la Universidad Estatal de San Diego.
Durante el mismo período de tiempo, hubo un fuerte aumento en los reportes de estudiantes
que buscaban ayuda en los centros de orientación de las facultades y universidades,
principalmente para la depresión y la ansiedad. Las visitas aumentaron un 30 por ciento
entre 2010 y 2015.
“Mientras menos estés conectado con los seres humanos de una manera profunda y
empática, menos obtendrás los beneficios de una interacción social”
El tiempo de la pantalla se midió preguntando a los alumnos cuánto tiempo por día pasaban
jugando videojuegos, usando redes sociales, viendo televisión y usando una computadora.
Los síntomas de depresión se midieron pidiéndoles a los estudiantes que indicaran en una
escala de cero (nada) a cuatro (mucho), hasta qué punto experimentan siete síntomas
conocidos de depresión, como sentimientos de soledad, tristeza o desesperanza. Esos
síntomas fueron medidos en unidades.
Los investigadores encontraron que los altos niveles de uso de las redes sociales
durante cuatro años se asociaron con un aumento de la depresión, y cada aumento de
una hora en el tiempo promedio que los estudiantes dijeron que pasaron en las redes
sociales se asoció con un aumento en la gravedad de los síntomas de depresión dentro
de ese mismo año.
Siete de cada diez dijeron que Instagram les hacía sentirse peor sobre su imagen corporal, la
mitad dijo que Instagram y Facebook exacerbaban su ansiedad y dos tercios que Facebook
empeoraba el ciberacoso.
Shirley Cramer, que lideró el estudio, concluyó que las redes sociales ahora están
"intrínsecamente vinculadas a la salud mental".
Reflexión y conclusiones
Las tres investigaciones hablan de personas desde los 15 hasta los 25 años, refiriéndose a
años escolares y universitarios. Se refieren únicamente al adolescente, punto que no tuve en
cuenta a la hora de formular mi hipótesis pero que se hace más que obvio. Hablan
recurrentemente de temas como la ansiedad y la depresión, y llegan a la conclusión de que
quienes pasan mas tiempo en estas redes y quienes adaptan las dinámicas típicas de estas,
son quienes más adquieren síntomas ansiosos y depresivos. Anteriormente, mencionaba que
es importante no desconocer de qué forma nos afectan las redes sociales a los jóvenes y
como podemos establecer esos límites, hoy solo pude responder a la primera pregunta, y a
partir de ello, he sacado dos conclusiones: lo positivo y lo negativo basándome en los
síntomas y las situaciones que mencionan las investigaciones.
Lo negativo: percibimos que estar en redes sociales puede afectarnos creando problemas
relacionados con ansiedad y depresión, falta de sueño, percepción de nuestro cuerpo, ciber
acoso y FOMO (fear of missing out, es decir, temor a perderse las cosas, planes que hacen
nuestros amigos y comparten, fiestas a las que no somos invitados). También podríamos
decir que son muchos los aspectos positivos de las redes sociales: podemos acceder a
mucha información (incluyendo temas de salud), sentimos apoyo emocional de los demás,
construimos nuestra propia comunidad, podemos participar activamente a la hora de crear
nuestra identidad y expresarnos, mejoramos y mantenemos las relaciones con sus nuestras
amistades.
Bibliografía (sin los textos del curso)
* Aumenta el riesgo de depresión en adolescentes que usan las redes sociales más de 3
horas al día - El médico interactivo. (2019, 16 septiembre). Recuperado 14 noviembre,
2019, de https://elmedicointeractivo.com/aumenta-el-riesgo-de-depresion-en-adolescentes-
que-usan-las-redes-sociales-mas-de-3-horas-al-dia/
*Jane Wakefield, J. W. (2018, 13 febrero). Los preocupantes efectos negativos de las redes
sociales sobre la salud mental de los niños y adolescentes. Recuperado 14 noviembre, 2019,
de https://www.bbc.com/mundo/noticias-43032001