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(socialmente así es concebido.) Es por ello que cuando algo tiene un parecer feo, no se dice
que sea estético, sino todo lo contrario. Pero esto llevado a la teoría filosófica no es así, pues
en realidad la Estética dentro de la filosofía se trata de cómo las distintas formas de arte son
concebidas y percibidas, y cómo su manifestación se relaciona con los sentidos humanos por
medio de la experiencia estética. Así es como las percepciones del arte en contacto humano
no solo hace referencia a lo bello, sino también a lo sublime, lo cómico, lo grotesco, lo feo,
La experiencia estética.
modus vivendi. Todo el tiempo estamos teniendo constantes experiencias, pues siempre
este modo concebimos realidades y generan sentimientos en nosotros, así las podemos ir
En toda experiencia, sea estética o no, encontraremos dos factores importantes partícipes de
ella: el factor objetivo, que hace referencia al objeto o a lo que estamos percibiendo, la
realidad. Y el factor subjetivo, que se refiere a cómo experimentamos el factor objetivo, la
percepción que tenemos de él y como creamos relaciones entre éste y nuestros sentimientos.
La experiencia estética está basada por completo en la sensibilidad, llega a nosotros por
medio del arte, y los sentimientos que puede mover en nosotros, la percepción que creamos
a partir de él. Llega cuando hacemos el reconocimiento de las sensaciones generadas a través
de la contemplación.
estética que expresa las contradicciones entre el desarrollo social, la persona y la sociedad,
una etapa dada, entre una exigencia históricamente necesaria y la imposibilidad práctica de
dolor en los corazones de las personas, sino, además, goce estético (catarsis), dado que
ejerce un influjo purificador sobre los sentimientos y la conciencia del hombre, educa en él
desarrollo social, del individuo y la sociedad, la lucha entre lo bello y lo feo. En lo trágico
Personalmente nunca me ha gustado ni parecido lo más sensato usar el adjetivo ‘’la loca’’
para una mujer tan sublime que aportó tanto para la historia de España. (Una disculpa por el
juicio de valor.) Sin embargo, es así como es conocida dentro de la cultura popular y a nivel
general es ubicada por este apodo que adoptó a lo largo del tiempo. Entonces con fines de
conocimiento, la llamaré así durante este escrito, aunque no sea lo correcto, a mi parecer.
Juana de Aragón y Castilla, más tarde Juana I de Castilla nació el 6 de noviembre de 1479 en
la ciudad de Toledo. Hija de dos de los reyes más poderosos de su tiempo, Fernando II e
Isabel I creció con la educación común de cualquier princesa europea. Desde niña mostró
dotes de inteligencia que la resaltaron entre sus hermanos y no porque ellos fuesen
intelectualmente menos que ella, pero su hermana mayor y primogénita de los Católicos,
Isabel de Aragón vivió duelo por mucho tiempo a causa del fallecimiento de su primer
en desarrollar su papel como infanta. Y su hermano mayor, Juan de Aragón, quien estaba
destinado a gobernar tierras castellanas y aragonesas pero siempre temió por no creerse
suficiente para el rango que le esperaba, lo cual hizo que se le percibiera como un príncipe
débil que llegada la hora no sería apto para lo que se esperaba de él. Estos dos conflictos
ocasionaron la popularidad de Juana, aunque por supuesto, jamás al punto que se le imaginara
como la próxima gobernante póstuma a sus padres. A pesar de la debilidad del príncipe Juan,
era muy querido por el pueblo y la corte, es por esto también las altas expectativas que se
tenían de él.
A pesar de las evidentes habilidades que Juana adquirió, incluso para reinar y gobernar, ella
siempre manifestó que tal no era su deseo, por lo que no recibió educación para ejercer el
cambiaran. Si esto hubiese sido de manera distinta la historia completa habría sido diferente.
Se puede decir que Juana, con el gran ejemplo que tenía de sus padres y con el amor latente
entre ella y sus cuatro hermanos, creció feliz. Ella era feliz y el mundo le abría los brazos a
A la edad de 16 años, fue prometida a Felipe de Habsburgo hijo del emperador Maximiliano,
como parte de una estrategia política de Fernando para aislar el territorio francés. En los
matrimonios nacidos de razones políticas de la época no se esperaba que la pareja fuera feliz
y mucho menos que se amaran, pera era muy común que al final surgieran acuerdos de cariño
Sin embargo, con Juana y Felipe esto fue por completo distinto. Cuentan crónicas de la época
que el archiduque enviaba cartas de amor constantemente a la infanta antes de por fin
conocerse. Llegó el tiempo en el Juana por fin partiría de los puertos de Castilla para dirigirse
hacia Flandes, donde se encontraría con su prometido. Pero, a pesar de las circunstancias, no
eran los mejores tiempos para lanzarse al mar en travesía, lo que provocó que una tormenta
acabara con la mayor parte de la flota y el séquito español, llevándola a ella incluso al borde
la muerte. Esto acontecimiento resonó en los oídos de Europa, y pronto se empezaría a hablar
sobre que lo sucedido no era más que un muy mal augurio para el matrimonio y sobre todo,
Juana llegaría por fin a la corte de Flandes pero no como se esperaba: con su flota y séquito
mermados y la cabeza llena de malos pensamientos, tendría que empezar su nueva vida. Esto
ya torna la vida de Juana al principio de sus tragedias, pues a partir de aquí, sola, en un reino
extraño y con un esposo que no la recibió y tampoco quiso reponer lo perdido (pues como
príncipe era una obligación moral que tenía) todo se volvería más difícil y sus días no
seríanlos mismos. Todo lo que había imaginado la futura emperatriz no correría el curso con
Se cuenta que Felipe no conocería a Juana hasta unos días después en la Ceremonia de la
Rosa, ritual típico que consistía en esconder una flor en el vestido o cuerpo de la novia
extranjera, Dicha flor el novio tendría que buscar y encontrar, para ‘’perfumar el
matrimonio.’’
El rumor de que los dos príncipes europeos quedaron flechados desde que se vieron prosperó
mucho tiempo en la cultura popular europea. El amor nació inmediatamente que cruzaron
miradas, había pasión entre los dos jóvenes y tanto la corte flamenca como la castellana
hablaban de ello. Nadie podía negar que el matrimonio sería todo un éxito y daría como fruto
Lo trágico rodeó la vida de Juana desde su matrimonio, pero también atacó por su familia de
seno. La guerra no daba tregua a sus padres, pero específicamente, su madre Isabel, vería
cómo rápidamente lo que tantos años y esfuerzo le había costado trabajo construir junto a
Fernando, comenzaría a destruirse. Juan, hermano de Juana, contrajo nupcias con Margarita
de Austria (hermana de Felipe) y antes de que pudiera nacer el fruto de dicha unión, Juan
enfermaría terriblemente de viruela, que poco tiempo después acabaría con su vida.
Comúnmente se esperaría que Felipe diera apoyo a su esposa por la pronta muerte de su
hermano, pero el archiduque no movió un dedo por ella: tan pronto como supo frágil al
Juana comenzaría a entrar en una etapa de depresión por lo sola que se sentía, y comenzaría
a mostrar señales de una personalidad muy diferente pero preocupante. Se desvivía por su
esposo y nada fuera de él la hacía feliz; él abarcaba todas las necesidades de Juana hasta que
comenzó a mostrar desinterés por todas las cosas que no tuvieran relación con su cónyuge.
Generó una terrible dependencia que la iría destruyendo poco a poco, a pesar del maltrato
psicológico y físico que él comenzó a ejercer sobre su indefensa y solitaria mujer. Por la
Aragón y Castilla perdían a su heredero, y la reina Isabel comenzaría la etapa final de su vida
llena de turbios caminos. La reina que siempre sería conocida por su ferviente Fe daría
muestras de dudar de ella, ¿cómo el dios al que le había dedicado cada logro de su vida iba a
Tiempo atrás había sido obligada a contraer segundas nupcias con Manuel I de Portugal,
lugar del que ya era reina. Fue convocada a jurar las cortes de su antiguo reino como princesa
No pudo ser de igual forma con el reino de su padre, Aragón, pues la Ley Sálica impedía a
las mujeres poder ejercer el gobierno absoluto. Esto representaría más adelante uno de los
pilares en la desgracia con la que Juana cargaría por el resto de sus vidas, pues su padre no
logró derogar la ley antes de que Felipe consiguiera hacerse con los territorios que
Miguel de la Paz, quien debía ser el heredero de las coronas españolas. Los planes de los
reyes católicos se torcieron tan solo dos años después, luego de que el pequeño muriera. Esto
representó algo totalmente fuera todo lo que se había pensado para el futuro de España. La
vida de Isabel había sido difícil, pero se tornaba aún más trágica cuando vio a sus hijos y su
nieto morir, y a los pilares de su reinado, derrumbarse. Todo el esfuerzo que la reina cimentó
a lo largo de su vida, decaía súbitamente sin poder solucionar nada. A esto, hay que sumarle
que la salud de la monarca empeoraba cada vez más, y para un cáncer de útero en el
Isabel empeoró, y contra todo lo bueno para Castilla, Juana y Felipe fueron convocados a
jurar cortes. A pesar de que los padres de Juana trataron de separarla de su esposo para hacerla
recapacitar acerca de la situación que se vivía. Juana, quien a pesar de los maltratos que
recibía por su esposo, no quiso separarse él, llegando al punto de arrastrarse por el suelo y
a Flandes para reunirse con el hombre que poco la iría consumiendo hasta las cenizas, quien
No pasó mucho tiempo para que finalmente España se vistiera de luto. La reina ha muerto.
El 6 de noviembre de 1504 Isabel partía de la tierra y el mundo que observó durante 53 años
después de su madre. Juana ahora estaba sola, fuera de las manos de quienes la protegían,
con una corona en su cabeza que le costaría 55 años de su vida apartada del mundo,
traicionada y con una fama que nunca se podía quitar, aún en la eternidad.
A partir de aquí, entramos en un terreno más novelesco. Es importante mencionar que a pesar
de que Martín Maurel respeta la historia oficial de España, sí que hay broches de oro puestos
alrededor de la historia con fines de entretenimiento y ficción histórica. Sin embargo, puesto
Fernando escribiría: «Su muerte es para mí el mayor trabajo que en esta vida me pudiera
venir, y el dolor por lo que en perderla perdí yo y perdieron todos estos reinos me atraviesa
las entrañas» en las cartas que enviaría a sus hijas Juana, María y Catalina en sus respectivos
reinos. El rey trató de ocultar por algún tiempo la muerte de su esposa, pues no quería que su
encontraran en el desgobierno el punto débil para atacar Castilla. Maurel nos da una visión
muy completa sobre cómo Fernando luchando contra todo lo pactado quiso hacerse durante
varios años con la Corona que un día le perteneció a su esposa, porfiando a toda costa por no
dejar que Felipe pudiera coronarse. Esto provocó que Juana quedara fuera del juego, como
solo una pieza más que ahora era inservible para todo. Confabuló Fernando con el cardenal
Cisneros, quien había servido durante años a la difunta reina. Se sumergieron en una guerra
política que tiempo después acabaría con cansar al aragonés y declarar su derrota. Pero en
este tiempo la situación de Juana ya se encontraba mermada al punto de que la reina vivía
encerrada en palacio, sus hijos le habían sido apartados y las condiciones en las que estaba
no eran más que de subsistencia. Era tratada como la peor escoria humana, la obligaban a
comer, a asearse, a realizar actos de fe, cosa que nunca tuvo o había perdido mucho tiempo
atrás. El brillo en los ojos de Juana había desaparecido y ahora lucían opacos y llenos de
tristeza, nostalgia, dolor, enojo, rabia e impotencia. Pero también se veían perdidos, con
Juana recordaba constantemente las palabras que su madre le repitió el día que por fin
«’’No prolongaré más vuestra desdicha – le decía su madre con voz serena, acariciando el
rastro de las lágrimas derramadas, besándola la frente y las mejillas --, este es vuestro reino,
mas no vuestro sitio. Partid.’’ Y con la irrupción de un súbito e imposible amanecer
primaveral, Juana despertaba extrañamente liberada, para tomar conciencia instantes
después de que lo había hecho en la casi siempre fría madrugada bruselense» (La Corona
Partida, 2017)
La archiduquesa se sabía perdida de todo lo que tenía en su reino natal, con su familia y con
las personas que la profesaron amor tan verdadero. Esos días no volverían, pero ella sabía
que ahora, por cariño a su madre, no podía dejar perder lo que le había entregado, así que con
la fuerza de la nostalgia había algunos días en los que Juana lograba formarse un brillo triste,
pero especial que le daba fuerza para afrontar la desgracia que atravesaba, con la esperanza
de un día poder recuperar todo aquello que por derecho era suyo.
«Juana solía recostarse en el lecho hasta recobrar la calma, con ese propósito, por respeto
a la reina y a su recuerdo, se esmeraba en soslayar el anhelo amoroso que motivaba su fuga
de la Medina imaginaria, tan distinto de la triste realidad en que vivía» (La Corona Partida,
2017)
Felipe necesitaba poder coronarse rey, pero para esto necesitaba a su esposa, sana y cuerda,
pero ella en lo absoluto no era así, gracias a que el flamenco se había esmerado tantos años
en destruir su salud y paz mental. Durante mucho tiempo él trató de recobrar la confianza de
Juana, pero ya era muy tarde, ella había tomado conciencia y sabía que no podía ponerse más
«Locura fue confiar en mi esposo y no en mis padres, que vieron en vos al traidor que sois»
(La corona partida, 2017)
Juana se convirtió poco a poco en instrumento de su esposo y su padre, pues los dos la
necesitaban para poder llamarse reyes de Castilla por la cláusula en el testamento dejado por
Isabel que tantos problemas traería, aunque en el tiempo en el que fue escrita se creyó que
Juana no pudiere o no quisiere. Por lo tanto, éste buscaba a su hija para convencerla de que
dejara el gobierno en sus manos y se apartara por siempre de los derechos que eran solo
físico para que pudieran reclamar legítimamente la corona. Maurel nos expone un panorama
evidentemente más extenso de esta situación, narrando a detalle la lucha que vivió la reina
por verse obligada por una parte a desistir, y por otra, a luchar, aunque ella no quisiera
ninguna de las dos cosas. La vida de Juana se convirtió en un juego de dos, despojándola de
ella misma.
El autor nos cuenta cómo el emperador Maximiliano, padre de Felipe, queriendo intervenir
a favor de su hijo (y por solicitud expresa de Margarita, hermana de Felipe, para ayudar a
Juana) llegó a la corte de Flandes para sorpresa del archiduque. Inmediatamente hizo entrar
en cintura a su hijo reprendiéndolo por la mala actitud que había tenido con su esposa. Existe
una escena durante la obra donde el emperador descubre que Juana está encerrada en una
mazmorra y baja para su sorpresa a ver la vida que su primogénito le había otorgado a la
soberana de Castilla. Si bien no tiene bases históricas, esta parte tan única del texto representa
bien el martirio que sufrió la archiduquesa durante tantos años de su vida, tanto físico como
emocional. Maximiliano llega con Juana y ella lo recibe un abrazo consolador, como si viese
El gobernante la reprendió por dejarse hacer tales malicias, y por no querer hacer algo por
recuperar sus reinos. Le habló sobre recuperar el respeto en su relación con Felipe aunque el
amor no hubiese vuelto a nacer entre los dos, y por recuperarse a ella misma.
«-- En verdad no es el amor lo que une a las gentes de nuestro rango, pero su ausencia no
ha de permitir que se instale el odio. (…) Dios os ha impuesto una misión que debéis cumplir
juntos. (…) No podéis darle la espalda a Dios…y tampoco a vuestra madre.
Maximiliano la abrazó con más fuerza al mencionar a Isabel.
--Pensad en ella. Pensad en lo que siempre quiso para vos. Para sus reinos. (…) Adecentad
vuestro aspecto. Si no queréis hacerlo por vos, ¡hacedlo por la memoria de vuestra madre,
bendita sea! (…) Demostrad al mundo quién sois, y el mundo os demostrará cuánta falta le
hacéis…¡Y cuánto os ha echado de menos!» (La Corona Partida, 2017)
Personalmente pienso que no se necesita más cita para describir perfectamente lo que Martín
Maurel quiso transmitir en su obra. Y tampoco hay mejor escena en la ficción histórica que
pueda describir mejor en su totalidad el martirio que vivió la reina de Castilla durante los
años más difíciles de su vida. Y no hay mejor texto que nos puede contar mejor la vida de la
mujer que quedó en la Historia para siempre con un profundo enigma a su alrededor.
Al final, Felipe murió antes de que pudiera ser rey absoluto de Castilla, por lo que Juana
guida por la nostalgia y el dolor en la pérdida de su marido, le terminó cediendo el poder total
(a base de la débil fuerza emocional que ya la había consumido) a su padre Fernando, quien
prometiéndole una nueva vida y libertad, terminaría por encerrarla Tordesillas durante 55
años, hasta su muerte el 12 de abril de 1555, sin ninguna compañía mas que su última hija,
Catalina.
Juana, qué buena reina hubierais sido, si alguna vez hubierais querido serlo.
Bibliografía y fuentes de consulta.