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[412] Diálogos

http://dx.doi.org/10.15446/ideasyvalores. se desprenden del tema que aquí nos


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ocupa: la disponibilidad de la historia,
Respuesta al comentario de Carolina la condición del hombre moderno y la
Sánchez. “Notas sobre la promesa en el caracterización de las tensiones que in-
pensamiento de Friedrich Nietzsche y volucra una promesa hipotética.
Hannah Arendt.” Ideas y Valores 65.160 Respecto del primer eje, cabe seña-
(2016): 279-283. lar que la limitada disponibilidad de la
historia tiene consecuencias específicas
La indagación conceptual sobre la pro- para pensar la acción y, por ende, tam-
mesa en dos grandes intelectuales, como bién la política. Tanto por Nietzsche
Nietzsche y Arendt, pone en movimiento como Arendt, sabemos que conocer la
una serie de interrogantes sugestivos para totalidad del proceso histórico impli-
el pensamiento contemporáneo. Esto, caría la eventualidad de acceder a una
no solo en cuanto exploración endógena objetividad que no le es dada al ser hu-
que se dirige en particular al estudio de mano. Quien se arrogue el privilegio de
la obra de los escritores de marras, sino poder leer íntegramente toda dimensión
más bien como puntapié de reflexiones temporal, es quien sufre la vana ilusión
que abren una serie de digresiones teó- del Nachkommen (epígono), y pretende
ricas más amplias. Así, su pertinencia desde esa posición juzgar la historia de
no se fundamentaría en una utilidad la humanidad (cf. Nietzsche 108). Esto
procedimental, cuyo contenido vendría equivale a decir que tanto dirigiéndonos
a responder a la capciosa pregunta –ya hacia el pasado como hacia el presente y
impugnada por Deleuze (2008)– “¿para el futuro, nunca nos será posible acceder
qué sirve?”, sino en una intervención a una plenitud de los sucesos históricos,
atenta a apuntalar un pensamiento críti- ni sus posibles interpretaciones y resigni-
co. Esta última tarea implica no rechazar ficaciones. De ello se sigue que, incluso
fricciones por antonomasia, puesto que el relato en el que los sujetos fundan su
una inclinación tal redundaría sin dificul- identidad, estará siempre truncado y que,
tades en el ejercicio, muchas veces poco en todo caso, la respuesta a la pregunta
fecundo, de conferir clausuras. De modo por quiénes somos no podrá sino estar
que la práctica teórica en que aquí nos habitada por una cierta imposibilidad.
inscribimos se aboca más bien a discutir Mas, en lugar de pensar este presupuesto
entrecruzamientos habitados por tensio- como una falta, conviene interpretar su
nes, sin pretender una resolución final fuerza. Al mismo tiempo, al asumir un
para ellas. Habiendo ya transitado este escenario en el que, según la descripción
tema con anterioridad (cf. Svampa 2014), de la condición humana de Arendt, no
y tras anoticiarme de comentarios que tenemos autores de acciones, sino acto-
surgieron al respecto (cf. Sánchez 2016), res que participan en un entramado en
quisiera retomar algunos de los aspectos el que confluyen múltiples constelaciones
que habitan este terreno, entendiéndolo que formadas por las consecuencias de
como un campo controversial (cf. Nudler las acciones, la soberanía individual se
2009). Dicho esto, me concentraré en lo ve sin duda lesionada. La autonomiza-
sucesivo en tres (re)focalizaciones que ción y el carácter procesual de la acción

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señalan la contingencia de una even- formaciones culturales pueden derivar en


tual separación entre las intenciones del la modificación de algo que se muestra
agente y los resultados de la acción, que como una condición casi permanente de
de cierta forma se independizan de él. lo humano (cf. Arendt 15).
De modo que nuestra restringida par- Esto nos lleva de inmediato a nuestro
ticipación en los infinitos procesos de tercer asunto para pensar la promesa: su
representación y lectura de los efectos carácter hipotético. Que la promesa sea
de nuestras acciones, opera de modo hipotética implica que está condicionada,
tal que nos despoja de la posibilidad de esto es, que no es categórica. Vale la pena
tener completa seguridad de su devenir. aclarar que esta es una propiedad a la que
En segundo lugar, recordemos aquí Nietzsche apela en un texto distinto de
muy sucintamente que Arendt ubica en aquel en que menciona das Gedächtnis
la vida de la polis la posibilidad de inter- des Willens (la memoria de la voluntad),
cambios discursivos en el foro público, a saber, Menschliches, Allzumenschliches.
regidos por la igualdad, pero, a su vez, De cualquier modo, sin esta particulari-
fundamentados por el encuentro de lo dad, cada vez que pronunciáramos una
diferente. Se trata de un estrato en el que promesa estaríamos atados a hipotecar
se produce un nuevo nacimiento cada nuestra vida sin la alternativa de dejar-
vez que el hombre aparece: es allí donde nos afectar por ningún evento ulterior.
le es dado lo milagroso, lo inesperado y Equivaldría a postular un sujeto ina-
los nuevos comienzos como productos movible, es decir, dado una vez y por
de la acción. Esta esfera convive con –o siempre. En este sentido, sería por lo
más bien es posible gracias a– la vida menos dudoso afirmar que a Nietzsche
en el oikos de los hombres, donde estos le interesa “romper promesas”; parece, en
atienden sus necesidades más elementales. cambio, más oportuno retener el hecho
Sin embargo, en la contemporaneidad la de que plantea esa potencialidad como
situación es otra: el desvanecimiento de un presupuesto de la promesa misma.
las fronteras entre lo público y lo priva- Lo anterior no significa que la vida en
do es un síntoma de la emergencia de lo una comunidad esté condenada a la des-
social. Así, la Modernidad trae consigo trucción de todo tipo de confianza, ni al
un apaciguamiento de la novedad, lo olvido absoluto de los contratos mutuos.
que es lo mismo que decir, de la acción. De hecho, la postulación extrema de un
El nuevo contexto reemplaza esta últi- olvido del olvido –con el que Nietzsche
ma por la conducta, ya que solo puede describe la condición del animal– ob-
hacer lugar a lo calculable, a lo que se tura otras perspectivas que ofrecen, por
puede medir y, por ende, prever. En este ejemplo, situaciones en las que hay una
punto no es difícil notar, por un lado, cierta permanencia de un determinado
una afinidad con las condiciones que le acontecimiento, pero de formas menos
corresponden al Herdermensch (hombre ostensibles. De hecho, no es posible rom-
gregario), cuyas potencialidades crea- per una promesa sin antes recordarla.
tivas están harto limitadas; y, por otro Después de todo, si una promesa no
lado, lo anterior nos pone en el aprieto se pudiera incumplir, ¿no estaríamos
de pensar que eventuales cambios en las condenados a la muerte de la acción,

ideas y valores • vol. lxv • n.o 162 • diciembre 2016 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia
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entendida en términos arendtianos? La Bibliografía


promesa, como facultad de la acción, se Arendt, H. La condición humana. Paidós:
hace presente inesperadamente, lo mismo Buenos Aires, 2008.
que el perdón. Se trata de dos enunciados Deleuze, G. Nietzsche y la filosofía.
performativos a los que les corresponde Barcelona: Anagrama, 2008.
por definición ser intempestivos. Y es que Nietzsche, F. Sobre la utilidad y perjui-
justamente ese carácter no se deriva de cio de la historia para la vida. Madrid:
la calculabilidad del rango de acción de Biblioteca Nueva, 2003.
los hombres; proyecta, por el contrario, Nudler, O. Espacios controversiales. Hacia
la inagotable pregunta de quién será ma- un modelo de cambio filosófico y cientí-
ñana quien hoy hizo una promesa. De fico. Buenos Aires: Miño y Dávila, 2009.
modo que aquel que promete se convier- Svampa, L. “Notas sobre la promesa en el
te en deudor de algo que aún no goza, pensamiento de Friedrich Nietzsche y
ni sabe concretamente si lo hará. Una Hannah Arendt.” Tópicos. Revista de
promesa hipotética nos permite tomar Filosofía 46 (2014): 75-93.
ese riesgo, aun cuando no sabemos con
certeza cuáles serán las condiciones que m. lucila svampa
nos rodearán, ni cómo nos afectarán. Universidad de Buenos Aires / conicet
Pero si ese aventurarse no contempla Buenos Aires - Argentina
lucilasvampa@gmail.com
saberse a sí mismo frágil, poder fallar
y ser al mismo tiempo capaz de pedir
perdón, entonces habría que repensar el
sentido del acto realizativo en cuestión.
Si la promesa es una de las facultades de
la acción (cf. Arendt 262), pero luego se la
define no solo como incapaz de dar lugar
a posibles peripecias, sino, además, de
modo que garantice un acontecimiento
de forma inamovible, entonces tenemos,
cuando menos, una paradoja.
Hacerse cargo de la limitada dispo-
nibilidad de la historia, ser conscientes
de las posibilidades que nos ofrece el
contexto contemporáneo y darle un peso
específico no tanto a lo que ya conocemos
en el momento en que formulamos una
promesa, sino a lo que no conocemos
sobre nuestro entorno y nosotros mis-
mos, son acaso algunas de las vías más
controvertidas y no por ello menos pro-
líficas para seguir indagando este tema.

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