http://dx.doi.org/10.15446/ideasyvalores. se desprenden del tema que aquí nos
v65n162.59714 ocupa: la disponibilidad de la historia, Respuesta al comentario de Carolina la condición del hombre moderno y la Sánchez. “Notas sobre la promesa en el caracterización de las tensiones que in- pensamiento de Friedrich Nietzsche y volucra una promesa hipotética. Hannah Arendt.” Ideas y Valores 65.160 Respecto del primer eje, cabe seña- (2016): 279-283. lar que la limitada disponibilidad de la historia tiene consecuencias específicas La indagación conceptual sobre la pro- para pensar la acción y, por ende, tam- mesa en dos grandes intelectuales, como bién la política. Tanto por Nietzsche Nietzsche y Arendt, pone en movimiento como Arendt, sabemos que conocer la una serie de interrogantes sugestivos para totalidad del proceso histórico impli- el pensamiento contemporáneo. Esto, caría la eventualidad de acceder a una no solo en cuanto exploración endógena objetividad que no le es dada al ser hu- que se dirige en particular al estudio de mano. Quien se arrogue el privilegio de la obra de los escritores de marras, sino poder leer íntegramente toda dimensión más bien como puntapié de reflexiones temporal, es quien sufre la vana ilusión que abren una serie de digresiones teó- del Nachkommen (epígono), y pretende ricas más amplias. Así, su pertinencia desde esa posición juzgar la historia de no se fundamentaría en una utilidad la humanidad (cf. Nietzsche 108). Esto procedimental, cuyo contenido vendría equivale a decir que tanto dirigiéndonos a responder a la capciosa pregunta –ya hacia el pasado como hacia el presente y impugnada por Deleuze (2008)– “¿para el futuro, nunca nos será posible acceder qué sirve?”, sino en una intervención a una plenitud de los sucesos históricos, atenta a apuntalar un pensamiento críti- ni sus posibles interpretaciones y resigni- co. Esta última tarea implica no rechazar ficaciones. De ello se sigue que, incluso fricciones por antonomasia, puesto que el relato en el que los sujetos fundan su una inclinación tal redundaría sin dificul- identidad, estará siempre truncado y que, tades en el ejercicio, muchas veces poco en todo caso, la respuesta a la pregunta fecundo, de conferir clausuras. De modo por quiénes somos no podrá sino estar que la práctica teórica en que aquí nos habitada por una cierta imposibilidad. inscribimos se aboca más bien a discutir Mas, en lugar de pensar este presupuesto entrecruzamientos habitados por tensio- como una falta, conviene interpretar su nes, sin pretender una resolución final fuerza. Al mismo tiempo, al asumir un para ellas. Habiendo ya transitado este escenario en el que, según la descripción tema con anterioridad (cf. Svampa 2014), de la condición humana de Arendt, no y tras anoticiarme de comentarios que tenemos autores de acciones, sino acto- surgieron al respecto (cf. Sánchez 2016), res que participan en un entramado en quisiera retomar algunos de los aspectos el que confluyen múltiples constelaciones que habitan este terreno, entendiéndolo que formadas por las consecuencias de como un campo controversial (cf. Nudler las acciones, la soberanía individual se 2009). Dicho esto, me concentraré en lo ve sin duda lesionada. La autonomiza- sucesivo en tres (re)focalizaciones que ción y el carácter procesual de la acción
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señalan la contingencia de una even- formaciones culturales pueden derivar en
tual separación entre las intenciones del la modificación de algo que se muestra agente y los resultados de la acción, que como una condición casi permanente de de cierta forma se independizan de él. lo humano (cf. Arendt 15). De modo que nuestra restringida par- Esto nos lleva de inmediato a nuestro ticipación en los infinitos procesos de tercer asunto para pensar la promesa: su representación y lectura de los efectos carácter hipotético. Que la promesa sea de nuestras acciones, opera de modo hipotética implica que está condicionada, tal que nos despoja de la posibilidad de esto es, que no es categórica. Vale la pena tener completa seguridad de su devenir. aclarar que esta es una propiedad a la que En segundo lugar, recordemos aquí Nietzsche apela en un texto distinto de muy sucintamente que Arendt ubica en aquel en que menciona das Gedächtnis la vida de la polis la posibilidad de inter- des Willens (la memoria de la voluntad), cambios discursivos en el foro público, a saber, Menschliches, Allzumenschliches. regidos por la igualdad, pero, a su vez, De cualquier modo, sin esta particulari- fundamentados por el encuentro de lo dad, cada vez que pronunciáramos una diferente. Se trata de un estrato en el que promesa estaríamos atados a hipotecar se produce un nuevo nacimiento cada nuestra vida sin la alternativa de dejar- vez que el hombre aparece: es allí donde nos afectar por ningún evento ulterior. le es dado lo milagroso, lo inesperado y Equivaldría a postular un sujeto ina- los nuevos comienzos como productos movible, es decir, dado una vez y por de la acción. Esta esfera convive con –o siempre. En este sentido, sería por lo más bien es posible gracias a– la vida menos dudoso afirmar que a Nietzsche en el oikos de los hombres, donde estos le interesa “romper promesas”; parece, en atienden sus necesidades más elementales. cambio, más oportuno retener el hecho Sin embargo, en la contemporaneidad la de que plantea esa potencialidad como situación es otra: el desvanecimiento de un presupuesto de la promesa misma. las fronteras entre lo público y lo priva- Lo anterior no significa que la vida en do es un síntoma de la emergencia de lo una comunidad esté condenada a la des- social. Así, la Modernidad trae consigo trucción de todo tipo de confianza, ni al un apaciguamiento de la novedad, lo olvido absoluto de los contratos mutuos. que es lo mismo que decir, de la acción. De hecho, la postulación extrema de un El nuevo contexto reemplaza esta últi- olvido del olvido –con el que Nietzsche ma por la conducta, ya que solo puede describe la condición del animal– ob- hacer lugar a lo calculable, a lo que se tura otras perspectivas que ofrecen, por puede medir y, por ende, prever. En este ejemplo, situaciones en las que hay una punto no es difícil notar, por un lado, cierta permanencia de un determinado una afinidad con las condiciones que le acontecimiento, pero de formas menos corresponden al Herdermensch (hombre ostensibles. De hecho, no es posible rom- gregario), cuyas potencialidades crea- per una promesa sin antes recordarla. tivas están harto limitadas; y, por otro Después de todo, si una promesa no lado, lo anterior nos pone en el aprieto se pudiera incumplir, ¿no estaríamos de pensar que eventuales cambios en las condenados a la muerte de la acción,
ideas y valores • vol. lxv • n.o 162 • diciembre 2016 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia [414] Diálogos
entendida en términos arendtianos? La Bibliografía
promesa, como facultad de la acción, se Arendt, H. La condición humana. Paidós: hace presente inesperadamente, lo mismo Buenos Aires, 2008. que el perdón. Se trata de dos enunciados Deleuze, G. Nietzsche y la filosofía. performativos a los que les corresponde Barcelona: Anagrama, 2008. por definición ser intempestivos. Y es que Nietzsche, F. Sobre la utilidad y perjui- justamente ese carácter no se deriva de cio de la historia para la vida. Madrid: la calculabilidad del rango de acción de Biblioteca Nueva, 2003. los hombres; proyecta, por el contrario, Nudler, O. Espacios controversiales. Hacia la inagotable pregunta de quién será ma- un modelo de cambio filosófico y cientí- ñana quien hoy hizo una promesa. De fico. Buenos Aires: Miño y Dávila, 2009. modo que aquel que promete se convier- Svampa, L. “Notas sobre la promesa en el te en deudor de algo que aún no goza, pensamiento de Friedrich Nietzsche y ni sabe concretamente si lo hará. Una Hannah Arendt.” Tópicos. Revista de promesa hipotética nos permite tomar Filosofía 46 (2014): 75-93. ese riesgo, aun cuando no sabemos con certeza cuáles serán las condiciones que m. lucila svampa nos rodearán, ni cómo nos afectarán. Universidad de Buenos Aires / conicet Pero si ese aventurarse no contempla Buenos Aires - Argentina lucilasvampa@gmail.com saberse a sí mismo frágil, poder fallar y ser al mismo tiempo capaz de pedir perdón, entonces habría que repensar el sentido del acto realizativo en cuestión. Si la promesa es una de las facultades de la acción (cf. Arendt 262), pero luego se la define no solo como incapaz de dar lugar a posibles peripecias, sino, además, de modo que garantice un acontecimiento de forma inamovible, entonces tenemos, cuando menos, una paradoja. Hacerse cargo de la limitada dispo- nibilidad de la historia, ser conscientes de las posibilidades que nos ofrece el contexto contemporáneo y darle un peso específico no tanto a lo que ya conocemos en el momento en que formulamos una promesa, sino a lo que no conocemos sobre nuestro entorno y nosotros mis- mos, son acaso algunas de las vías más controvertidas y no por ello menos pro- líficas para seguir indagando este tema.
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