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Obligaciones y sus efectos no imputables al deudor

La culpa o falta

Se considera como culpa todo acto u omisión del deudor, que sin llevar en si la
intención de causar perjuicio al acreedor, produce, sin embargo, el incumplimiento de
la obligación por no poderse satisfacer el objeto propio de ella.

En Derecho Romano se han considerado en la culpa de deudor diferentes grados. En


primer lugar, se clasifica la culpa en grave o lata y leve.

a) Culpa grave: Era aquel hecho u omisión del deudor en que no incurrían ni aun las
personas negligentes o descuidadas.

b) Culpa leve: Era aquel acto u omisión imputable al deudor en que no habría incurrido
un buen administrador de negocios

En los contratos de buena fe el deudor era responsable tanto de su culpa grave como
su culpa leve, si este contrato producía beneficios para el acreedor y para el deudor. Si
este contrato no beneficiaba al deudor, este solo respondía de su grave.

En los contratos de derecho estricto, si la obligación era de hacer, el deudor era


responsable de toda culpa, ya fuera por acción u omisión. Solo el caso fortuito y la
fuerza mayor podían eximirlo de la obligación. Sin embargo, si la obligación era de dar
o entregar una cosa determinada, el deudor no era responsable de sus omisiones o
negligencias, solo era responsable de sus acciones o hechos.

La teoría de los riesgos:

En primer orden, resulta pertinente aclarar lo que debe entenderse por riesgo, así se
puede decir que riesgo o peligro es la situación jurídica que se presenta cuando las
partes de un contrato, o una de ellas, se encuentran en la imposibilidad de cumplir sus
obligaciones o sus prestaciones debido a una causa extraña que no les es imputable.
Esa situación jurídica plantea varios problemas a resolver disyuntivamente: si queda
obligada de todos modos a cumplir la parte cuya obligación se hace de cumplimiento
imposible, o si queda liberada de la misma, no pudiendo el acreedor exigirle el
cumplimiento. En el primer caso, los riesgos los sufrirá el deudor, y en el segundo, los
riesgos los sufrirá el acreedor, en el sentido de que deberá contentarse o resignarse a
aceptar el incumplimiento sin que pueda disponer de ningún recurso jurídico para
impedir tal situación.
De allí pues, que la teoría del riesgo analiza la noción de riesgo en los diversos tipos de
contratos conocidos. El problema a determinar radica en fijar los efectos de la
imposibilidad de la ejecución de la prestación por el deudor y los recursos que el
acreedor puede o no tener para pedir el cumplimiento.
Efectos
La doctrina distingue determinados efectos de la teoría de los riesgos, que se
desprenden de la naturaleza de los mismos y que se pueden sintetizar así:
1° El contrato queda terminado desde el momento mismo en que ocurre la causa
extraña no imputable que hace imposible la ejecución de las prestaciones.
2° No hay lugar a indemnización de daños y perjuicios, ya que el incumplimiento no se
debe a hechos imputables a las partes.
3° Si el contrato se ha cumplido parcialmente y las prestaciones ejecutadas no son
equivalentes, la parte que haya cumplido prestaciones por mayor valor tiene derecho a
que se le restituya lo que haya cumplido demás, dentro de los límites del equilibrio
patrimonial.
En opinión del autor Maduro Luyando, ello sería la solución correcta, porque de lo
contrario se consagraría un enriquecimiento sin causa en favor de la parte que cumplió
prestaciones por un menor valor.

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